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  • 8/18/2019 Borradori_Derrida-DECONSTRUIR EL TERRORISMO.doc

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    DECONSTRUIR EL TERRORISMO:DERRIDA

    Giovanna Borradori

    En «La filosofía en una época de terror. Diálogos con Jürgen Habermas y JacquesDerrida ! traducido del inglés por J. J. "otero! "uenos #ires! $aurus! %&&'.

    (ientras que la obra de Habermas )a sido casi e*clusi+amente sobre filosofa social ypolítica! Derrida )a estado contribuyendo desde el comien,o a un amplio espectro deámbitos filos-ficos de la filosofía de la literatura a la lingüística! de la filosofía de la)istoria a la ética y la política. /us puntos de +ista éticos y políticos están contenidos endi+ersos tratados que comen,aron a aparecer en la década de 012&. 3or esta ra,-n secree a menudo que Derrida lleg- a estos temas tardíamente! qui,á como ocurri- conLoc4e! 5ant! /pino,a y Hegel! para quienes las discusiones sobre ética y política s-lo se

    +ol+ieron centrales en la segunda mitad de sus carreras. 3ero se trata s-lo de unaimpresi-n! pues Derrida )a estado sosteniendo implícitamente consideraciones éticas ypolíticas durante todo el tiempo que )a estado escribiendo. La ra,-n de que )aya sidodifícil detectar su contribuci-n a estos ámbitos antes de que la presentara de unamanera más e*plícita y sistemática es que! desde muy temprano! Derrida transform- laperspecti+a de estas disciplinas en tal grado que a menudo sus lectores ni siquiera lasreconocían. «Deconstrucci-n es el nombre que Derrida le dio a dic)a transformaci-n.

    La deconstrucci-n busca desmontar y desmantelar todo discurso que se presente comouna «construcci-n 6i7. Dado que la filosofía es acerca de ideas! creencias y +aloresconstruidos dentro de un esquema conceptual6ii7! lo que se deconstruye es la formacomo ellos se sostienen mutuamente en un esquema dado. # diferencia de lo que sucede

    con un método general o con un procedimiento analítico! la deconstrucci-n es un tipo deinter+enci-n altamente indi+iduali,ado! dirigido a desestabili,ar las prioridadesestructurales de cada construcci-n particular. La ra,-n para que Derrida busquedesestabili,ar en lugar de! digamos! consolidar! es que le parece que las construccionesfilos-ficas dependen irrefle*i+amente de oposiciones netas y pares conceptualesirreductibles espiritual y material! uni+ersal y particular! eterno y temporal! mac)o y)embra son s-lo algunos e8emplos. Estos pares conceptuales muestran una dobledificultad por un lado! como resultado de su e*trema rigide,! todo lo que no se a8usteperfectamente a sus relaciones de oposici-n tiende a ser marginali,ado e inclusosuprimido9 por otro lado! estas oposiciones imponen un orden 8erárquico. 3or e8emplo!en el marco plat-nico que posteriormente adopt- el pensamiento cristiano! la +erdad yla bondad coinciden con el lado espiritual! uni+ersal! eterno y masculino de la oposici-n!a e*pensas del lado material! particular! temporal y femenino.La deconstrucci-n empie,a por sacar a la lu, e identificar la construcci-n conceptual deun campo te-rico dado! trátese de la religi-n! la metafísica o la teoría ética y política!el cual )abitualmente utili,a uno o más pares conceptuales irreductibles. En seguida!resalta la ordenaci-n 8erárquica de los pares. 3osteriormente! in+ierte o sub+ierte suordenaci-n mostrando que los términos ubicados en el fondo :material particular!temporal y femenino! en nuestro e8emplo: podrían mo+erse )acia el tope!8ustificadamente! en lugar de espiritual! uni+ersal! eterno y masculino. (ientras que la

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    in+ersi-n re+ela que la ordenaci-n 8erárquica refle8a determinadas opciones estratégicase ideol-gicas! y no una descripci-n de características intrínsecas de los pares! el cuartoy ;ltimo mo+imiento consiste en producir un tercer término para cada par deoposiciones! lo cual complica la sesgada estructura original )asta )acerla irreconocible./i los dos primeros mo+imientos asumen la descripci-n de una construcci-n conceptualdada! los dos siguientes están dirigidos a deformarla! reformarla y posteriormentetransformarla. Dada la manera tan estrec)a como el traba8o de deconstrucci-n estátallado sobre la especificidad de su ob8eto! a Derrida le gusta referirse a él como una«inter+enci-n .

    "a8o la presi-n de la deconstrucci-n! las construcciones filos-ficas adquieren laapariencia de fac)adas barrocas le8os de ser lineales! a)ora aparecen retorcidas ydeformadas! complicadas internamente por la superposici-n de patrones y un 8uego deperspecti+as sin fin. En definiti+a! se transforman )asta quedar irreconocibles! despuésde que su moti+o original )a sido for,ado )asta sus límites y de que muy posiblemente selo )a e*tendido más allá de éstos. 3ara Derrida! )acer la e*periencia de los límites de lafilosofía cambia positi+amente la manera como pensamos. El reconocimiento de loslímites protege al pensamiento del dogmatismo! lo mismo que de una e*cesi+a confian,aen sí mismo! y le inyecta un saludable sentido de incompletitud sistemática y de duda./-crates acostumbraba )acer eno8ar a sus amigos atenienses precisamentee*poniéndolos a los límites de su propio pensamiento s;bitamente! en el curso de susdiálogos con él! académicos! ret-ricos! poetas! generales y )asta autodenominadosfil-sofos se sentían parali,ados por dilemas! parado8as y aporías. La distinti+a dedicaci-nde /-crates a la filosofía muestra cuánto apreciaba toparse con estos límites! el sentidode desafío y desorientaci-n! el riesgo y la sorpresa que propagaban tan pronto como selos encontraba. La deconstrucci-n sigue a /-crates en esta tradici-n )umana e in)umanade poner a prueba los límites del pensar.

    En nuestro diálogo! Derrida aborda los temas del terror en cuanto estado psicol-gico ymetafísico! y del terrorismo en cuanto categoría política. 00 y el terrorismo global. ?omo +eremos! Derrida define el perd-n como la tareaimposible de perdonar lo imperdonable. Esto e*plica por qué para él el perd-n no sepuede reducir a ningunos límites legales o morales sino que s-lo se lo puede apreciarcuando y como llega.

    La conclusi-n de Derrida acerca del perd-n me dará la oportunidad de e*plorar! en lasegunda secci-n de este ensayo! la significaci-n de los límites y las fronteras en ladeconstrucci-n! 8unto con las relaciones de inclusi-n y de e*clusi-n que ellosestablecen. #clarar el papel de las fronteras es esencial para comprender la

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    interpretaci-n que )ace Derrida del 1>00 como un acontecimiento innombrable! temaque abordo en la tercera secci-n. E*aminaré allí la interpretaci-n que )ace Derrida delterrorismo coma síntoma de una crisis auto:inmunitaria! cuya causa atribuye en parte ala comple8a )erencia de la @uerra Aría! así como también al matrimonio infeli, entre lareligi-n y la red global de informaci-n.

    Bn momento notable de mi diálogo con Derrida lo constituye su crítica de+astadora de latolerancia! en lo cual está en franco desacuerdo con Habermas. /us puntos de +istarelati+os al carácter inadecuado de la tolerancia me permitirán identificar algunoselementos cla+e de su relaci-n con 5ant y la filosofía de la Clustraci-n. (ostraré c-moDerrida se opone a 5ant sobre la base de que la tolerancia es cualquier cosa menos unae*igencia neutra9 y! sin embargo! toma de 5ant los medios mismos para ir más allá de él!mediante el e*pediente de traducir la tolerancia en )ospitalidad.

    En las dos ;ltimas secciones discutiré el pensamiento de Derrida acerca de la naturale,ade la +iolencia! un concepto que es esencial para cualquier apreciaci-n del terrorismo.El problema de la +iolencia abrirá la +ía al tema crucial del secularismo en la política de)oy. Derrida cree que el escenario geopolítico posterior al 1>00 presenta dos entidadespolíticas infiltradas teol-gicamente los Estados Bnidos y su enemigo declarado. Estasituaci-n plantea nue+as posibilidades para el interlocutor político más seculari,ado queél encuentra disponible Europa. (ás allá de los programas alternati+os deleurocentrismo y el antieurocentrismo! que para él no se pueden ol+idar aunque esténagotados! Derrida se ala una tercera +ía no la ?omunidad Europea tal como ella e*istesino el recuerdo de una promesa europea que a;n no )a sido cumplida la democracia yla emancipaci-n para todos. Esto significa! para Derrida! lo mismo que para Habermas!que la Clustraci-n no está muerta. /in embargo! y ésta es la diferencia de Derrida! paraser efecti+os contra el terrorismo es imperati+o que «traba8emos en esta Clustraci-n deesta época! esta época que es la nuestra )oy 6iii7.

    L# DE?< /$FB??CG DEL 3EFDG

    Arente a los sangrientos traumas de la )istoria! desde las traiciones que aparecen en lasguerras ci+iles )asta las masacres terroristas de ci+iles! Derrida llama a una refle*i-nrigurosa sobre la noci-n de perd-n. El rigor que in+oca tiene que +er con el estudio deeste concepto no como una entidad abstracta sino tal como se lo emplea en conte*tos)ist-ricos y culturales concretos.

    En todas las escenas de arrepentimiento! confesi-n! perd-n o disculpa que se )anmultiplicado en el escenario geopolítico desde la ;ltima guerra mundial! y de unamanera acelerada en los pasados a os recientes! uno +e no s-lo a indi+iduos! sinotambién comunidades enteras! corporaciones profesionales! representantes de8erarquías eclesiásticas! soberanos y 8efes de Estado pedir «perd-n . Lo )acen en unlengua8e abra)ámico que no es en el caso del Jap-n y ?orea! por e8emploI el de lareligi-n dominante en su sociedad! sino que se )a con+ertido ya en el modo de e*presi-nuni+ersal del derec)o! de la política! de la economía o de la diplomacia al mismotiempo el agente y el síntoma de esta internacionali,aci-n6i+7.

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    /in la presencia de un dios omnipotente de ancestro abra)ámico! las dos preguntasesenciales del perd-n no encontrarían respuesta! a saber lo que se pide que se perdoney quién pide el perd-n. En el politeísmo de la antigua @recia o en el animismoamericano nati+o! para nombrar s-lo dos estructuras diferentes de creencia religiosa! elperd-n no ocupa un lugar prominente. ?uando los dioses griegos se molestaban por laarrogancia )umana o por sus 8uicios errados! se desquitaban con indi+iduos o ciudadesenteras! e incluso e*tendían el castigo a los descendientes del culpable sin ningunamisericordia. Bna comuni-n profundamente sentida con la naturale,a! más que laenmienda de la conducta impropia! se encuentra en el centro del animismo americanonati+o! en donde la figura del c)amán no e*ige al indi+iduo o a la comunidad actos deconfesi-n o de arrepentimiento.

    /in importar d-nde apare,ca! el perd-n pertenece a una )erencia religiosa específica!que Derrida define como abra)ámica «con el fin de reunir al 8udaísmo! los cristianismosy los Cslams 6+7. Bn acontecimiento notable ocurrido en la escena geopolítica de finalesdel siglo es que conte*tos geográfica y culturalmente muy distantes de las raícesabra)ámicas del monoteísmo occidental lo )an absorbido )asta el punto de moldear superfil internacional en concordancia con él. $al es el caso del Jap-n! quien p;blica:mente se disculp- ante ?orea por el sometimiento se*ual de miles de mu8eres coreanasdurante la /egunda @uerra (undial.

    El primer mo+imiento deconstructi+o es ubicar la raí, abra)ámica en el significado delperd-n! lo cual +incula al perd-n con la posibilidad de la e*piaci-n. Esto lo conducerápidamente a la e*posici-n de +arios pares de oposiciones finito e infinito! inmanentey trascendente! temporal y eterno! reparable e irreparable! e*piable e ine*piable!posible e imposible. Desenterrar estos pares de oposiciones es su segundo mo+imiento.El tercero consiste en mostrar que estos pares están organi,ados en un orden 8erárquico.3ara que se pueda calcular el castigo se requiere que sea finito! inmanente y delimitadoen el tiempo9 en consecuencia! el perd-n se acuerda! de manera limitada! a casose*piables y reparables. /-lo en esas condiciones el perd-n se con+ierte en elfundamento para la sal+aci-n! la reconciliaci-n! la redenci-n y la e*piaci-n. El cuarto y;ltimo mo+imiento de deconstrucci-n consiste en trastornar el funcionamiento de lospares al sugerir que el a*ioma abra)ámico de que el perd-n se aplica solamente a lo quees reparable se funda en una parado8a. /i el perd-n perdona lo que se puede e*piar! Ksetrata realmente de perd-n /i no! Kpodemos perdonar lo imperdonable

    El supuesto abra)ámico del perd-n tiene una profunda influencia en el discurso políticooccidental! el cual define Derrida como «la geopolítica del perd-n . # este respecto citauna declaraci-n )ec)a por Jacques ?)irac! a la sa,-n primer ministro de Arancia! aprop-sito de los crímenes antisemitas cometidos ba8o la Fep;blica colaboracionista deMic)y «Ese día Arancia reali,- lo irreparable . Marios estudiosos del Holocaustoestu+ieron de acuerdo con la posici-n e*presada por ?)irac si no se encuentra uncastigo que sea proporcional al crimen cometido! éste permanece comoimperdonable6+i7. ?laramente! el Holocausto es el e8emplo más puro. Derrida se oponede plano a la simetría entre castigo y perd-n! así como a la organi,aci-n conceptualbinaria que le subyace.

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    /i yo digo «lo perdono con la condici-n de que! al pedir perd-n! usted )aya cambiado yno +uel+a a ser el mismo ! Kestoy perdonando K=ué perdono KN a quién 6...7 K3erdonauno algo! un crimen! una falta! un error! es decir! un acto o un momento que no agota ala persona incriminada! y en el límite no se confunde con el culpable! quien de estemodo sigue siendo irreductible a él K< más bien perdona uno a alguien! de maneraabsoluta! sin marcar más el límite entre el da o! el momento de la falta! y por otro ladola persona tomada en cuanto responsable o culpable N en el ;ltimo caso la preguntapor «Kquién I! Kpide uno perd-n de parte de la +íctima o de alg;n testigo absoluto! deDios! de un Dios tal que! por e8emplo! prescribiera perdonar a otra 6persona7 con el finde merecer ser perdonado a su +e, 6+ii7 K=ué )acemos con el perd-n Derrida cree que lo que puede ser perdonado de maneraauténtica es de )ec)o s-lo lo imperdonable! bien sea que )ablemos de la falta dequienquiera que sea el culpable o del agente culpable mismo. El perd-n! para él!perdona tanto la intenci-n mal+ada quiénI como la acci-n mal+ada quéI por sere*actamente lo que son mal+adas. N ésta es una maldad que! en la medida en que esirredimible! se puede repetir en el futuro. El mal! escribe Derrida! «es capa, derepetirse! imperdonablemente! sin transformaci-n! sin me8oramiento! sinarrepentimiento ni promesa 6+iii7.

    #sí! se pueden distinguir dos tipos de perd-n el primero es el «perd-n condicional !cuya condici-n es la calculabilidad del castigo. Este tipo de perd-n a menudo sigue a unacto de arrepentimiento en el cual el agente culpable promete no +ol+er a )acer 8amásaquello por lo cual pide perd-n. El segundo tipo de perd-n es llamado «incondicionalporque consiste en perdonar lo imperdonable sin condiciones. 3ero Kpuede e*istirrealmente el perd-n incondicional K os es posible perdonar lo que no puede serperdonado

    /i yo digo! como creo! que el perd-n es una locura y que debe seguir siendo una locurade lo imposible! no es ciertamente para e*cluirlo o para descalificarlo. Es incluso! qui,á!la ;nica cosa que sucede! que sorprende! como una re+oluci-n! el curso ordinario de la)istoria! la política y el derec)o. 3orque eso significa que sigue siendo )eterogéneo conel orden de la política o de lo 8urídico tal como se los entiende de ordinario. Bno nuncapodría! en el sentido ordinario de las palabras! encontrar una política o una ley acercadel perd-n6i*7. El tipo incondicional de perd-n pertenece al ámbito de lo incalculable! de lo que no sepuede medir! qui,ás )asta de lo imposible. En principio! es imposible! o al menosinconcebible! perdonar lo imperdonable. Esto podría sonar como el epitafio para toda lacuesti-n del perd-n un concepto que tiene sentido solamente como autocontradicci-n.3ero ésta no es la conclusi-n de Derrida él admite que el perd-n incondicionalpertenece a «la locura ! pero también subraya que «sucede ! en el sentido fuerte dealgo inesperado que sucede como una sorpresa! trastornando el «curso ordinario de la)istoria! la política y el derec)o. /in la e*periencia del perd-n incondicional no )abríaperd-n en absoluto.

    /iempre que se le ponen condiciones al perd-n! un castigo proporcionado! calculable!corresponde a quienquiera o a lo que sea que se perdone. En este sentido! el perd-ncondicional concurre con el derec)o y la política! pero queda reducido a una terapia dereconciliaci-n. /i! en lugar de ello! se )a de mantener al perd-n distinto de la

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    reconciliaci-n! como piensa Derrida que se debe )acer! termina +ol+iéndoseincondicional. ?ondicional e incondicional son dos sentidos netamente separados y! sinembargo! naturales del perd-n. El perd-n condicional pertenece al orden del derec)o yla política! de las negociaciones pragmáticas y las deudas calculables. El perd-nincondicional! el acto de perdonar lo imperdonable! no se puede reconciliar con elderec)o y la política! porque no permite la negociaci-n pragmática ni el intercambioequitati+o.

    El secreto de esta e*periencia permanece. Debe permanecer intacto! inaccesible alderec)o! a la política! incluso a la moral absoluto. 3ero yo )aría de este principiotranspolítico una regla política o una toma de posici-n es necesario también en políticarespetar lo secreto! aquello que e*cede la política o que ya no está dentro del dominio8urídico6*7. /abemos demasiado bien que e*iste una distinci-n entre la reconciliaci-n legal y elperd-n propiamente dic)o y qui,ás solamente pri+adoI. Es muy fácil imaginar un casode una +íctima que ya )aya perdonado al criminal en cuyas manos sufri-! incluso aunqueesté e*igiendo una acusaci-n legal. Del mismo modo! es muy posible que una +íctima8amás perdone! incluso después de un proceso de absoluci-n o de amnistía. Laconclusi-n es que el sentido del perd-n sigue siendo enigmático no podemos reducirlo auna definici-n simple o uní+oca. /u oscilaci-n entre los dos -rdenes de lo condicional yde lo incondicional nos da una indicaci-n de su alcance! así como de su carácterinefable.

    #l indicar un territorio más allá de la )istoria! la política y el derec)o! Derrida logra dosob8eti+os concurrentes e*pone el concepto de perd-n a los límites impuestos por su)erencia :cristiana! 8udaica e islámica: y lo empu8a más allá de sus límites!transformándolo desde su interior! al mismo tiempo que lo complica con el fin de e*)ibirsus m;ltiples implicaciones.

    L

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    inocuas a nadie le importa realmente cuáles piedras o cuáles )o8as de )ierba debenincluirse o e*cluirse de cada país. En contraste! algunas con+enciones no son tanbenignas y )acen resaltar el dolor que pueden causar las inclusiones o e*clusiones. El(uro de "erlín es un e8emplo en el que la e*clusi-n se aplic- más bien a personas quefueron repentinamente separadas de sus familias y amigos.

    Derrida sostiene que la filosofa tradicional tiende a e+adir la doble funci-n de lasfronteras al minimi,ar su contingencia. En su b;squeda de +erdades ;ltimas yconocimiento infalible! la tradici-n filos-fica occidental niega la potencial inestabilidadque es intrínseca a toda frontera contingente. Esta doble supresi-n de la contingenciade las fronteras y de la ambigüedad estructural que pertenece a su doble funci-nacarrea una consecuencia política sustancial.

    ?reer en la contingencia de las fronteras no fue ciertamente un asunto menor para losmiembros de una misma familia que +i+ían en los dos lados opuestos del (uro de "erlín.De )ec)o! afirmarlo era probablemente la ;nica manera de sobre+i+ir a una absurda ein8usta separaci-n que nunca debi- )aber ocurrido. En contraste! piénsese en un altooficial de la antigua Fep;blica Democrática #lemana! quien creía firmemente! cuando seconstruy- el muro en agosto de 01P0! que éste simplemente materiali,aba la ?ortina deHierro! es decir! la idea de una separaci-n esencial y no contingente entre la 8usticia y lain8usticia! entre el futuro y el pasado! el progreso y la decadencia. $omar partido por lainterpretaci-n con+encionalista o esencialista del (uro de "erlín )abría significadorec)a,ar o suscribir implícitamente las relaciones de inclusi-n y e*clusi-n que dependíande él. #bordar la filosofía tal como nos la presenta cierta tradici-n nos inclina a aceptarlos supuestos normati+os que están detrás de su organi,aci-n conceptual sus categorías!distinciones! oposiciones! y la demarcaci-n de áreas como la ética y la política. #sí! a loso8os de Derrida! e*iste una urgencia ética y política de entender qué estamossuscribiendo y de qué nos estamos )aciendo responsables.

    /in embargo! asumir una responsabilidad filos-fica no se reduce a de+elar el significadopolítico de lo que una frontera incluye o e*cluye sino que se e*tiende a cuestionar laforma como entendemos la identidad de lo que ella encierra. El e8emplo del (uro de"erlín es ;til de nue+o. En la mente del oficial de #lemania del este! el muro encierrasimb-licamente la esencia de la promesa igualitaria y emancipatoria del comunismo. Laforma como el muro establece lo que está en su interior el comunismoI es a tra+és de lae*clusi-n de lo que queda por fuera de él el capitalismoI. Bna relaci-n de mutuae*clusi-n se instala así entre los dos mundos! entendidos como totalidadesautocontenidas.

    Esta concepci-n de la identidad entra a que ésta sea internamente )omogénea! lo cualconstituye! seg;n Derrida! el error de la metafísica tradicional. # un lado del muro estánla corrupci-n! la in8usticia y la ci+ili,aci-n burguesa! y al otro la utopía emancipatoriacomunista. En este cuadro! un lado es perfectamente inmune al otro6*ii7. 3or elcontrario! ob8eta Derrida! dentro de una totalidad siempre )ay )uellas silenciosas de loque ella e*plícitamente e*cluye. /iguiendo una línea de argumentaci-n derridiana sepodría ilustrar este punto resaltando la presencia de miembros de familias separadas acada lado del muro! pues ellos representan una instancia de estas )uellas. K#d-ndepertenecen K=ué tan le8anos o cercanos deben ser los la,os familiares que 8ustifiquenuna política de reunificaci-n de familias Los grandes monumentos del Cmperio 3rusiano!así como las mallas urbanas de la mayoría de las ciudades de #lemania oriental!

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    plantean preguntas similares Kno re+elan la sedimentaci-n de una estructura burguesaK3odrían estar afectando silenciosamente la manera como )asta los comunistasortodo*os se relacionan entre sí! en situaciones tanto p;blicas como pri+adas

    3ara Derrida! refle*ionar críticamente sobre la naturale,a de los límites y fronterastransforma nuestra bien acomodada manera de pensar acerca de la identidad como unatotalidad )omogénea y cerrada. ?omo lo muestra el e8emplo del (uro de "erlín! unaidentidad dada puede no ser perfectamente )omogénea porque incluye )uellas de lo quee*plícitamente e*cluye. La deconstrucci-n busca estas )uellas y las utili,a para darle+o, a lo que no enca8a en el con8unto dominante de inclusiones y e*clusiones. Lasinter+enciones deconstructi+as destotali,an totalidades cerradas enfrentándolas a sudiferenciaci-n interna.

    K300! Derrida comien,arefle*ionando acerca del significado que tiene denominar tal e+ento con una fec)a. K=uésignifica nombrar un e+ento con una fec)a! se pregunta! mientras que el lugar y elsignificado del e+ento permanecen inefables La fec)a! 1> 00! se repite sin cesar como sisu singularidad fuera tan absoluta que no pudiera ser capturada por ningunagenerali,aci-n. 1>00 le suena como una intuici-n sin concepto! una especie sin género.

    3ara Derrida! al pronunciar «1>00 no usamos el lengua8e en su funci-n referencialob+ia9 más bien! lo urgimos a que nombre algo que no puede nombrar porque sucedemás allá del lengua8e el terror y el trauma.

    3ara Areud! un trauma es el efecto de una e*periencia cuya intensidad no puede serenca8ada por los mecanismos )abituales de respuesta del su8eto6*iii7. Bna e*perienciatraumática entra a terror porque designa un peligro que es a la +e, impredecible y estáfuera del control del su8eto. La repetici-n es una reacci-n com;n al trauma al repetiralg;n fragmento de la situaci-n traumática la +íctima trata! retrospecti+amente! dedominarla. Derrida sugiere que de manera similar nosotros repetimos «1>00 sin siquierapreguntarnos lo que nombra

    3ero no solamente nos lo repetimos a nosotros mismos como si fuera un mantratranquili,ador o un encantamiento ritual! sino que también se nos e*)ortaincesantemente a repetirlo por medio de «una prodigiosa maquinaria tecno:socio:política ! la misma maquinaria que es responsable del bauti,o original de los atentadosterroristas como «1>00 . La ra,-n para esta e*)ortaci-n es consolidar la impresi-n deque )a ocurrido un acontecimiento mayor. Feferirse a un acontecimiento con una fec)ale da automáticamente estatura )ist-rica lo monumentali,a. Llamar a los atentadosterroristas contra el Rorld $rade ?enter y el 3entágono con el nombre «1>00 ali+ia elsentido de responsabilidad por el fracaso en e+itarlos! así como el sentido de+ulnerabilidad que tal fracaso ine+itablemente pro+oca.

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    Derrida desarroll- este argumento sometiendo los dos términos que yo utilicé en miprimera pregunta! «acontecimiento e «impresi-n ! a una inter+enci-n deconstructi+a.

    inguno de estos dos términos! me ad+irti-! es autoe+idente.

    3ara Heidegger! la noci-n de «acontecimiento indica algo que se ofrece a la e*perienciapero que también se resiste a ser completamente comprendido y apropiado6*i+7. Bnacontecimiento nos e*pone a una situaci-n en la que somos incapaces de apropiarnoscompletamente de lo que sucede. $otal impredecibilidad es un rasgo de losacontecimientos! pues si algo no puede ser predic)o tampoco puede ser completamentee*plicado. Esto )ace que el acontecimiento permane,ca irreproducible! singular y! encierto modo! sin ra,-n aparente. La muerte! el perd-n y la poesía son todosacontecimientos en este sentido fuerte ellos nos caen de manera inesperada.

    KAue el 1>00 realmente impredecible o para Derrida. Después de todo! me )acerecordar! el Rorld $rade ?enter )abía sido ob8eto de un ataque pre+io en 011S. #demás!el tipo de ataque que los terroristas lan,aron contra él en %&&0 )abía sido prefiguradocon detalles por la cultura tecnocinemática de nuestra época. Durante muc)o tiempo!películas y +ideo8uegos )abían estado anticipando el destripamiento é+entrememtI y elderrumbe de las dos inmensas torres de (an)attan. Es más! a ade Derrida! ellos nosolamente +isuali,aron literalmente los ataques! sino que también les dieron +o, a lossentimientos que estos dos inmensos e inconfundiblemente fálicos ob8etos estimularonen la imaginaci-n colecti+a sentimientos de amor y odio! admiraci-n y en+idia!sublimidad y +ergüen,a.

    3or todas estas ra,ones! el 1> 00 no enca8a en la descripci-n de un acontecimiento yqui,á! si nos atenemos al n;mero de +íctimas y al +olumen de destrucci-n en el terreno!no parece ser tampoco uno «mayor 6*+7. Derrida me recuerda con cierto pesar que «nose cuenta de la misma forma a los muertos en todas partes. Es nuestro deber recordarlo!sin atenuar con ello nuestra triste,a por las +íctimas de las $orres @emelas! nuestroespanto o nuestra rabia frente a este crimen .

    $odo esto puede ser cierto. N! sin embargo! Derrida admite que la impresi-n de que setrat- de un acontecimiento mayor persiste. Bna mirada más cercana al concepto deimpresi-n e*plica esta aparente contradicci-n. En el +ocabulario de la tradici-nfilos-fica occidental! la noci-n de impresi-n lle+a la ilustre firma de Da+id Hume! elempirista del siglo MCCC que )i,o de ella el centro de su pensamiento. El creía que elmaterial bruto del pensamiento eran impresiones! entendidas como la marca que de8a elmundo e*terno en nuestro sistema ner+ioso6*+i7. /i yo me encuentro pr-*imo a unallama! por e8emplo! me parece que recibo un n;mero de +í+idas impresiones el color dela llama! su temperatura! su forma y su mo+imiento. /eg;n Hume! s-lo después de )aberrecolectado todas estas impresiones podemos darles la forma de la idea de una llama.

    3ara Derrida! las impresiones que el 1>00 de8- en la audiencia global! así como las+íctimas y los que estaban por a)í! caen ba8o dos títulos la compasi-n por las +íctimas yla indignaci-n por las matan,as! y el batir de tambores de los medios de comunicaci-nque de manera obsesi+a calificaron los atentados como un acontecimiento mayor. Elprimer título agrupa las auténticas impresiones! en el sentido de Hume! queinmediatamente nos afectaron como la forma y la temperatura de la llama compasi-n)umana! infinita triste,a ante las pérdidas y el dolor! indignaci-n ante la +iolencia ciegade los ataques. El segundo título agrupa las impresiones inauténticas desde el punto de

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    +ista )umeano! porque no son inmediatas sino construidas por los medios. 3rosiguiendoel argumento de Hume acerca de c-mo se forman las ideas a partir de impresiones!Derrida pregunta Kqué clase de ideas del 1>00 produ8imos sobre la base de estos dosgrupos de impresiones

    El primer grupo de impresiones se cristali,- en la idea de que el 1>00 es un aconteci:miento absolutamente singular en todos los aspectos inenmarcable! impredecible y! en;ltimas! incomprensible. Esta idea coincide con la noci-n fuerte de acontecimientoa+an,ada por Heidegger una ocurrencia que se resiste a su apropiaci-n y a sucomprensi-n. 3ara Derrida! lo que distingue al 1>00 como un acontecimiento de estaclase es que! al final! se resiste a su +irtuali,aci-n y a su reproducci-n mediática.

    En contraste! el mano8o de impresiones inauténticas impuesto por los medios decomunicaci-n a la audiencia global form- la idea de que el 1>00 es un acontecimientomundial de la mayor importancia. ?omo se trata de datos estratégicamente organi,ados!los confundimos con impresiones! cuando en realidad son actos de propaganda.

    osotros! la audiencia global! tendemos a confundir las impresiones reales e inmediatasy las impresiones fabricadas por los medios. #unque Derrida concede quee*periencialmente es imposible mantenerlas netamente separadas! cree que tenemos eldeber moral de separarlas al menos conceptualmente.

    #l recitar «1>00 como una letanía! nos repetimos a nosotros mismos lo que necesitapermanecer en el silencio el sentimiento de dolor incondicional por la pérdida de +idas)umanas y la +ulnerabilidad del sistema que! se suponía! debía protegernos. Estesistema está encarnado por una figura paternal! los Estados Bnidos de #mérica! que sona la +e, el lugar de los ataques y el depositario del orden mundial. Los Estados Bnidos!en su papel de la mayor potencia tecnocientífica! capitalista y militar! simboli,an elorden mundial! la legitimidad del Derec)o Cnternacional y la diplomacia! y el poder delos medios. El orden mundial! dice Derrida! está basado en la solide,! la confiabilidad yla credibilidad de la potencia norteamericana. E*poner la fragilidad de la superpotenciasignifica e*poner la fragilidad del orden mundial.

    $F#B(# N #B$00 es el síntoma de una crisis autoinmunitaria queocurre en el interior del sistema que )a debido predecirla. Las condiciones autoinmunesconsisten en el suicidio espontáneo del mecanismo de defensa que! se supone! debeproteger al organismo de la agresi-n e*terna. /e trata de un mecanismo mediante elcual! como anota Derrida! un organismo +i+o «se aplica a destruir Tél mismoU sus propiasprotecciones! a inmuni,arse contra su TpropiaU inmunidad .

    Derrida cuenta tres momentos en la crisis autoinmunitaria de la que el 1>00 es unsíntoma. El primer momento es la @uerra Aría! una guerra que se libr- «en la cabe,amás que en la tierra o en el aire. /i miramos el 1>00 desde el punto de +ista de sucontinuidad con la @uerra Aría! los secuestradores de los a+iones cometieron dossuicidios en uno el suyo y el suicidio de quienes los entrenaron! quienes a su +e, fueronentrenados por los norteamericanos durante la in+asi-n so+iética de #fganistán. #rmas einteligencia norteamericanas aportaron una contribuci-n esencial a los luc)adores

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    islámicos afganos desde comien,os de la década de 012&! algunos de los cuales secon+irtieron en la élite política talibán que gobern- #fganistán ba8o lo que fue qui,á lainterpretaci-n más e*trema que se )aya )ec)o de la ley coránica. El 1>00! dice Derrida!podría interpretarse como el final implosi+o de la @uerra Aría! muerta por sus propiascircun+oluciones y contradicciones.

    El segundo momento de la autoinmunidad lo constituye lo que Derrida dice que es «peorque la @uerra Aría ! tanto )ist-rica como psicol-gicamente. /i bien se )a de entender el1>00 como la consecuencia o! incluso! como el puesto más a+an,ado de la @uerra Aría!)ist-ricamente marcaría también el paso a algo que muy bien podría resultar peor que la@uerra Aría. (ientras que ésta se caracteri,- por la posibilidad de un equilibrio entredos superpotencias! es imposible construir un equilibrio con el terrorismo! pues laamena,a no pro+iene de un Estado sino de fuer,as incalculables y de incalculablesresponsabilidades. La proliferaci-n del arsenal nuclear y la relati+a disponibilidad dearmas químicas y bacteriol-gicas es una realidad que tiene su incidencia en elterrorismo. La proclamaci-n de @eorge R "us) de que todas las naciones a las que acusade amparar el terrorismo constituyen un «e8e del mal )abla de la negaci-n que )acenlos Estados Bnidos de la naturale,a esqui+a de las fuer,as del terror.

    3sicol-gicamente! lo que es «peor que la @uerra Aría trae al primer plano latemporalidad del trauma! el cual está orientado )acia el futuro. $oda e*perienciatraumática afecta al futuro tanto como al presente. Jugando con la palabra francesapara el futuro! a+enir por+enirI! Derrida sostiene que! como la amena,a persigue alpor+enir! en un sentido ella a;n está por +enir V +enirI. Este se alamiento de latemporalidad del trauma es una consecuencia directa de su discusi-n de la significaci-nque tiene el )aber elegido «1>00 como nombre para los atentados. ?omo el ' de 8ulio!reconocido uni+ersalmente como el día de la independencia de los Estados Bnidos! o el0W de mayo! reconocido como el Día del $raba8o en Europa y en la mayoría de países delmundo! el 1>00 tiene la +irtud de monumentali,ar los ataques. 3uesto que estamonumentali,aci-n les con+iene tanto a los medios de comunicaci-n occidentales comoa los terroristas! ello le a ade un pliegue más a la reacci-n autoinmune.

    Este segundo momento de la autoinmunidad despliega otra característica importante. #lmonumentali,ar los atentados terroristas! la fec)a del 1>00 también declara que yaterminaron. #l )acerlo! niega precisamente el carácter futuro de la amena,a! laposibilidad de que lo peor a;n esté por +enir. 3ara Derrida! la informaci-n de los mediosmasi+os se lle+- a cabo de manera sincroni,ada con la denominaci-n de los atentadoscomo «1>00 . ?omo la tragedia a;n se estaba desarrollando! dice! denominarla «1>00re+elaba la ilusi-n de que ya )abía pasado.

    El tercer y ;ltimo momento de la crisis autoinmunitaria es lo que Derrida llama «elcírculo +icioso de la represi-n . Es el más ob+iamente suicida de los tres porquedescribe la forma como la declaraci-n de guerra contra el terrorismo por parte de lacoalici-n occidental engendra una guerra contra sí misma.

    Bna funci-n del concepto de autoinmunidad es la de actuar como tercer término entrelos opuestos clásicos de amigo y enemigo. ?omo )emos +isto! identificar un tercertérmino es un mo+imiento característicamente deconstructi+o! dirigido a despla,ar latendencia metafísica tradicional a basarse en pares irreductibles. #unque la discusi-ne*plícita sobre la autoinmunidad se limita a los tres momentos que acabo de resaltar!

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    ella contin;a de manera implícita cuando Derrida plantea que se cuestione la distinci-nentre guerra y terrorismo.

    Las guerras siempre )an estado contaminadas de terrorismo a tra+és de la intimidaci-nde la poblaci-n ci+il. 3ero aun en el plano puramente te-rico también es imposibletra,ar la distinci-n. /up-ngase! dice mencionando a ?arl /c)mitt! que se dice que unaguerra s-lo puede ser declarada entre dos Estados! mientras que el terrorismo es unconflicto entre fuer,as diferentes a un Estado soberano. La )istoria política del término«terrorismo contradiría fácilmente esta definici-n. Desde siempre los Estadossoberanos )an )ec)o terrorismo contra sus propios pueblos o contra otras poblaciones!en tiempos de pa, lo mismo que en tiempos de guerra. El uso actual del término«terrorismo pro+iene de la ;ltima fase de la Fe+oluci-n Arancesa! durante la cual elllamado Feinado del $error de Fobespierre se dedic- a e8ecuciones masi+as y purgas deciudadanos ci+iles. Fobespierre infligi- terror en nombre de un Estado soberano9además! dado que su ob8eti+o declarado era librar a Arancia de todos sus enemigosinternos! esta temprana )istoria del terrorismo parece se alar precisamente el elementoautoinmune sobre el que teori,a Derrida. Esto no equi+ale a negar el )ec)o de que losterroristas se 8ustifican así mismos presentando sus atentados como respuestas a actospre+ios de terrorismo reali,ados contra ellos por parte de un Estado.

    $odos los terroristas del mundo :obser+a Derrida: pretenden responder en defensa propiaa un terrorismo de Estado pre+io que no dice su nombre y se cubre con toda clase de8ustificaciones más o menos creíbles. 3ara complicar más el asunto! los terroristas pueden ser combatientes de la libertad enun conte*to y simples criminales en el mismo conte*to pero en un momento diferentedel tiempo. Bn e8emplo son las guerrillas islámicas que luc)aron contra la in+asi-nso+iética de #fganistán en los a os 012& y que se con+irtieron en los nue+os líderespolíticos de ese país.

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    Hablando en términos políticos! mientras mas resbaloso es un concepto más fácil esapropiárselo de manera oportunista. Derrida no duda en afirmar que la apropiaci-noportunista más poderosa y más destructi+a del terrorismo consiste precisamente en lautili,aci-n que se )ace del término! como si fuera un concepto autoe+idente! por partede los sectores que están in+olucrados en la luc)a. Estos incluyen lo que él llama «losmedios tecnoecon-micos ! el Departamento de Estado de los Estados Bnidos! losgobiernos nacionales! así como las instituciones internacionales pertinentes.00 están ante la e*trema necesidad de utili,ar el lengua8econ sumo cuidado.

    Derrida se mostr- sombrío también a prop-sito de la dificultad de combatir la dinámicaper+ersa de la autoinmunidad. inguna de las partes in+olucradas en la luc)a contra elterrorismo puede permitirse no )ablar de él! pero mientras más lo )agan más ayudarán ala causa terrorista! otorgándole estatus! +isibilidad y un prop-sito ra,onable. #sí es comolos sistemas informati+o y político! que deberían proteger a los ci+iles de la amena,a delterrorismo global! progresi+amente se debilitan frente al peligro6*+ii7.

    00 es el )ec)ode que constantemente se nos esté recordando el carácter futurista de la amena,aterrorista. De acuerdo con la interpretaci-n del terror como la esencia del trauma queya mencioné! las +íctimas de una e*periencia traumática necesitan reproducirincesantemente el trauma para sí mismas con el fin de sentirse seguras de que ya losoportaron. Esta tendencia autodestructi+a se con+ierte en un arma destructi+a enmanos de los medios! así como de los líderes políticos. Cmagínese! dice Derrida! quedi8éramos al p;blico norteamericano y al mundo que lo que )a sucedido es sin duda uncrimen inadmisible! pero que ya termin-. $odo el mundo se sentiría liberado paracomen,ar su propio duelo! el primer paso para +ol+er la página. $odos los sectoresresponsables tienen que facilitar este tornar la página y de8ar de ser un obstáculo paraello. Esta es una responsabilidad urgente! y e+adirla transforma a los enemigos delterrorismo en sus aliados.

    La necesidad de actuar con responsabilidad por parte tanto de los líderes políticos comodel sistema global de informaci-n se intensificará en el futuro a la lu, de lo que Derridateme que sea el futuro del terrorismo los atentados +irtuales. En su lectura! la«tecnociencia ! como Derrida la llama! )a transformado la relaci-n entre terror!terrorismo y territorio! palabras que comparten la raí, del término latino terror. Desdeeste ángulo!

    el «11 de septiembre» pertenece aún al teatro arcaico de la violencia destinada aimpactar la imaginación. [...] Un día se dirá: el «11 de septiembre» fueron los

    «buenos»! vie"os tiempos de la última guerra. #as cosas aún eran del orden de lo gigantesco: $visible % enorme&

    La ominosa sospec)a de Derrida es que la +irtuali,aci-n del terrorismo borrará losremanentes de la distinci-n entre terrorismo y guerra y entre guerra y pa,. Esto es peor!dice! que dos a+iones comerciales que se estrellan contra unos rascacielos y causan suderrumbe. #l menos! los ataques del 1>00 fueron reali,ados contra lugares determinados

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    y en momentos determinados. Bno sabe e*actamente cuándo comen,aron y cuándoterminaron. 3or el contrario!

    las nanotecnologías de todo tipo son muc'o más poderosas e invisibles( inasibles( seinsinúan por todas partes. )on rivales micrológicos de los microbios % las bacterias. *eronuestro inconsciente %a es sensible a eso( %a lo sabe( % eso es lo +ue da miedo.

    FE/3< /#"CLCD#DE/ FELC@C

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    escribe «Bn cristiano pero también un 8udío! o un musulmánI sería alguien quealbergaría dudas acerca de este límite9 acerca de la e*istencia de este límite o acercade su posibilidad de ser reducido a otro límite 6**i7. /olo con la deconstrucci-n de lareligi-n tal como se la concibe a)ora podremos realmente abordarla tendiendo la manoal otro y rompiendo el círculo de obligaci-n y liberaci-n. Esta apertura singular al otroes muy cercana a la noci-n de perd-n incondicional! al acto de perdonar loimperdonable. «El ad+enimiento del otro s-lo puede emerger como un acontecimientosingular cuando ninguna anticipaci-n lo +e +enir! cuando el otro y la muerte :y el malradical: pueden +enir como una sorpresa en cualquier momento 6**ii7.

    /in duda! )ay una cualidad mesiánica en el an)elo que e*presa Derrida por esteencuentro. /in embargo! como él mismo nos ad+ierte! es esencial que no )aya ning;nmesías! ninguna ;ltima palabra de un mesías que tu+iera que repetirse! que tomarsecomo una promesa o que interpretarse como una obligaci-n. ?omo el perd-nincondicional! esta «mesianidad sin mesianismo 6**iii7 implicaría asumir riesgos! pues elotro podría ser lo me8or o lo peor el otro nos puede acoger o nos puede matar. 3ero!para Derrida! sin un sentido de lo que significa esperar al otro de esta forma no podemosni siquiera comen,ar a discutir de ética o de política.

    Esta dimensi-n mesiánica no depende de ning;n mesianismo! no sigue una re+elaci-ndeterminada! no pertenece propiamente a ninguna religi-n abra)ámica 6...7 Bn deseoin+encible de 8usticia está ligado a esta e*pectati+a 6...7 /-lo esta 8usticia! que yodistingo de alg;n derec)o! permite la esperan,a! más allá de todo «mesianismo ! de unacultura de singularidades susceptible de ser uni+ersali,ada! una cultura en la que laposibilidad abstracta de la traducci-n pueda no obstante anunciarse. Esta 8usticia seinscribe de antemano en la promesa! en el acto de fe o en el llamado a la fe que )abitaen todo acto de lengua8e! en todo dirigirse al otro6**i+7.

    La apertura al otro que impulsa Derrida apunta a una comunidad religiosa en la que lamembresía no esté +inculada al cumplimiento de una obligaci-n sino que más bien seestable,ca por la simple relaci-n entre diferencias6**+7. Derrida admite que unacomunidad de esta clase no proporcionaría una plataforma com;n para establecer unaidentidad religiosa.

    En una comunidad sin obligaciones mutuas se tendría que concebir el concepto deresponsabilidad en nue+os términos. Derrida se +uel+e de nue+o )acia la etimología enbusca de una guía. La resistencia ante la disyunci-n que re+ela el prefi8o «re: queaparece en «religi-n así como en sus dos fuentes etimol-gicas latinas relegare yreligare! emerge de un modo paralelo en «responsabilidad y «respuesta . #demás!ambos +ienen del latín spondeo! que significa garanti,ar o prometer! cercano en cuantoal sentido a religare! o atar! el +erbo que $ertuliano identifica como el origen de lapalabra «religi-n . «Fespondeo! responsum! se dice de los intérpretes de los dioses! delos sacerdotes! de manera notable de los ar;spices ofrecer una promesa en respuesta auna ofrenda! depositar una prenda en respuesta a un don9 es la TrespuestaU de unoráculo! de un sacerdote 6**+i7.

    En la lectura que )ace Derrida! este análisis etimol-gico re+ela que! tal como la mismareligi-n! las nociones de respuesta y responsabilidad están demasiado fuertementedeterminadas por los intercambios econ-micos! trátese de una prenda a cambio de un

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    don o de una promesa a cambio de una ofrenda. Es la misma que8a que Derrida tienecontra el perd-n! el cual se limita a perdonar lo que corresponde a un castigo. Entenderrespuesta y responsabilidad de manera tan limitada a tales intercambios econ-micos! locual casi siempre +a acompa ado de la garantía 8urídica de que el intercambio )a sido8usto! no toca lo que Derrida cree que es el n;cleo de la responsabilidadresponsabilidad frente a lo incalculable! sea )umano o di+ino. Fesponder al llamadomesiánico! lo cual implica deconstruir nuestro sentido familiar dé religi-n y deresponsabilidad! tiene una urgencia política. Esto tiene que +er con lo qué Derridadescribe como él matrimonio infeli, entre la religi-n! en su sentido corriente! y la redglobal dé informaci-n.

    o sé puede negar! en opini-n dé Derrida! qué la religi-n sé afirma por medio de la redglobal de informaci-n! pero tampoco que sus efectos la aterran. $odos los componentesconstituti+os de la religi-n :el respeto por la sacralidad de la recolecci-n! un sentido deobligaci-n )acia Dios y la promesa de +eracidad absoluta: )ablan de la profunda cautelade la religi-n frente al despla,amiento! la fragmentaci-n y el desencarnamiento!características que constituyen las condiciones de e*istencia de la tecnología digital.(ientras que la red global de informaci-n y su soporte tecnol-gico representan lasfuer,as de la abstracci-n y la disociaci-n! la religi-n permanece anclada en la necesidadde inscripci-n y encarnamiento. /i la informaci-n circula en el lengua8e formal de losbits y los bytes! la religi-n se propaga en las formas de e*presi-n dé los lengua8esnaturales inglés! árabe o 8aponésI. La religi-n! escribe Derrida! que se encuentraine*tricablemente ligada al cuerpo y a la inscripci-n lingüística! se siente dominada!sofocada! e*propiada por el sistema global de informaci-n. Esté sentimiento dée*propiaci-n y de autoe*tra amiento e*plica la modalidad primiti+a de las nue+asguerras que sé pelean en su nombre.

    /e toma +engan,a contra la máquina descorporali,adora y e*propiadora recurriendo+ol+iendoI a las manos desnudas! a los -rganos se*uales o a )erramientas primiti+as! a

    +eces a las armas blancas 6...7 #quello a lo que se )ace referencia como «matan,as o«atrocidades :palabras que no se emplean 8amás en las guerras «limpias en donde!precisamente! ya no se cuenta a los muertos misiles guiados e «inteligentes dirigidoscontra ciudades enteras! por e8emploI:se suplanta aquí por torturas! decapitaciones omutilaciones de todas las clases. Lo que siempre aparece es la +engan,a! a +ecescalificada como +engan,a se*ual +iolaciones! genitales mutilados o manos arrancadas!cadá+eres e*)ibidos en p;blico! cabe,as puestas! como se )acía )asta )ace no muc)o enArancia! en estacas procesiones fálicas de las «religiones naturales I6**+ii7. La descripci-n de Derrida se aplica a la mayoría de las guerras declaradas o nodeclaradas de la ;ltima década! entre ellas el genocidio de Fuanda! los conflictos de"osnia y 5oso+o! la guerra ci+il de #rgelia y las interpretaciones fundamentalistas de laley islámica en Crán! #fganistán! 3a4istán! Nemen! /udán y #rabia /audita. $odas ellassugieren que el cuerpo tom- re+anc)a de su propia e*propiaci-n! identificada en ladiseminaci-n global del mercado y la )egemonía capitalista occidental. Bno podríapensar 8ustificadamente en los atentados del 1>00 como una mutilaci-n de ésta clase.

    /i bien es cierto que detrás de las características primiti+as de las guerras contempo:ráneas yace un deseo de +ol+er a instituir al ser +i+o por encima de su reproductibilidad

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    mecánica! lo que muc)os llaman «el retorno de lo religioso es en cambio! para Derrida!la e*pansi-n sin precedentes de la )erencia romana de la religi-n! con la ayuda y ba8o laamena,a de lo que él llama la teletecnociencia! él sistema global dé informaci-n. El usoqué )ace Derrida dé nombres alternati+os para la globali,aci-n :«mondial:latini,aci-n oél término francés mondialisation: resalta su con+icci-n de que un elemento crucial enlo que él llama «mundiali,aci-n es el matrimonio infeli, entre la religi-n y lateletecnociencia! e*portado de manera imperialista a tra+és de todo el mundo. En estaperspecti+a! cada +e, que pensemos en la globali,aci-n tenemos que pensar en ladispersi-n de una determinada forma de construir religi-n de acuerdo con la improntalatina y cristiana.

    Dic)o esto! a pesar de todas las tensiones que caracteri,an a la alian,a entre la religi-ny el sistema global de informaci-n! no )ay duda de que su +ínculo es increíblementepoderoso. 3ara )aber alcan,ado tal escala planetaria de e*pansi-n! este +ínculo debecontar con un fuerte sistema inmunitario que lo protege contra la agresi-n e*terna. /inembargo! como se ala Derrida! no )ay inmunidad sin autoinmunidad! la cual es laautodestrucci-n de las propias defensas. La globali,aci-n muestra tanto su fuer,ainmunitaria como una debilidad autoinmune. N en ésas estamos.

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    frontera que tiene la doble funci-n de incluir un país y de e*cluir al otro! la línea dedemarcaci-n entre la ra,-n y la religi-n tiene para él el mismo papel! entrela,ándolosmutuamente de manera ine*tricable.

    5ant distinguía entre dos tipos de religi-n una es la «religi-n del mero culto ! queense a la oraci-n y el deseo y que no e*ige al creyente que encuentre su propia salidadel pecado persiguiendo una +ida moral. La otra es la «religi-n moral ! la cual prescribeque el indi+iduo se )aga me8or actuando sobre su propio fundamento moral! el cuale*presa 5ant en una forma a*iomática « o es esencial! y por consiguiente no esnecesario! que cada cual sepa lo que Dios )ace o )a )ec)o para su sal+aci-n! pero esesencial saber lo que el )ombre mismo debe )acer con miras a )acerse merecedor de suasistencia 6**i*7.

    En correspondencia con estos dos tipos de religi-n! 5ant describe dos tipos de fe la «fedogmática ! que no opera sobre este principio y no reconoce la distinci-n entrere+elaci-n y conocimiento! y la «fe refle*i+a ! para la cual la salida del pecado nodepende de la re+elaci-n )ist-rica sino de la racionalidad y de la buena +oluntad)umanas. La fe refle*i+a nos ordena «suspender nuestra creencia en Dios y )acer comosi Dios no e*istiera con el fin de probar nuestro compromiso moral. En este te*to!nuestra responsabilidad filos-fica! secular y moral aparece ligada a la e*periencia delabandono la muerte de Dios! silenciosa e ine*plicable! más allá de cualquier narrati+aescriturar.

    Después de tra,ar esta clasificaci-n! 5ant identifica al cristianismo como el arquetipo dela ;nica religi-n moral. En su interpretaci-n! el cristianismo )a liberado a la fe refle*i+ade la espera parali,adora de un mesías para él! la re+elaci-n )ist-rica ya )a tenidolugar! de modo que el proceso de autoedificaci-n puede arrancar basado en la fuer,aindi+idual del creyente! en su carácter y en su dedicaci-n6***7. Esta «fuerte! simple y+ertiginosa conclusi-n! en palabras de Derrida! implica que la pura moralidad y elcristianismo son indisociables si ella es cierta! todo el aparato de la teoría moral4antiana! incluida «la uni+ersalidad incondicional del imperati+o categ-rico! ese+angélico. La ley moral se inscribe en el fondo de nuestros cora,ones como el recuerdode la 3asi-n. ?uando se dirige a nosotros! o bien )abla el idioma del cristianismo! o bienes silenciosa 6***i7. El proceso de seculari,aci-n de la religi-n! que es el ob8eti+o de5ant! resulta de este modo inseparable de la esencia del cristianismo! la religi-n que secomprende a sí misma en términos de la muerte de Dios6***ii7.

    El esfuer,o de 5ant por morali,ar la religi-n lo empu8-! seg;n Derrida! al resultadoparad-8ico de transformar a la moralidad en una empresa religiosa. El concepto detolerancia es el e8emplo más puro de este doble +ínculo 4antiano se presenta a símismo como religiosamente neutro y sin embargo contiene un fuerte componentecristiano. El caso de la tolerancia está configurado de manera casi demasiado fácil por la)istoria cristiana para ser+ir como prueba para el argumento de Derrida.

    La palabra «tolerancia está ante todo marcada por una guerra de religiones entrecristianos! o entre cristianos y no cristianos. La tolerancia es una +irtud cristiana y! eneste caso! cat-lica. El cristiano debe tolerar al no cristiano! pero! sobre todo! el cat-licodebe de8ar +i+ir al protestante. Hoy en día! como se tiene la fuerte impresi-n de que laalegaci-n religiosa se encuentra en el cora,-n de la +iolencia sigo diciendo! de maneradeliberadamente general! «+iolencia ! usted entiende! para e+itar las palabras

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    equí+ocas y confusas de «guerra y de «terrorismo I! se recurre a la buena y +ie8apalabra «tolerancia que los musulmanes acepten +i+ir con 8udíos y cristianos! que los8udíos acepten +i+ir con musulmanes! que los creyentes acepten tolerar a los «infieles oa los non:belie+ers ésta es la palabra que utili,a «"en Laden para denunciar a susenemigos! en primer término a los norteamericanosI. La pa, consistiría en laco)abitaci-n tolerante. La )istoria del concepto re+ela que la tolerancia está siempre del lado del más fuerte!firmemente atada a la figura del soberano que Habermas menciona también en nuestrodiálogo. Desde este punto de +ista! ser tolerante no +a a )acer que aquellos que sesienten de8ados por fuera estén más incluidos o sean me8or comprendidos. Esta era unaafirmaci-n muy fuerte para )acer en las circunstancias que siguieron a los atentados del1>00! cuando los países occidentales se estaban apoyando en la tolerancia como elcompromiso moral que los unificaba.

    (ientras que en opini-n de Derrida no )ay manera de superar la unilateralidad de latolerancia! el de )ospitalidad es un concepto muc)o más fle*ible.

    /i yo creo ser )ospitalario porque soy tolerante! es que deseo limitar mi acogida!mantener el poder y controlar los límites de «mi casa c)e, moiI! de mi soberanía! demi «yo puedo mi territorio! mi casa! mi lengua! mi cultura! mi religi-n! etc.I. Latolerancia sigue siendo una )ospitalidad escrutada! sometida a +igilancia! a+ara! celosade su soberanía. Digamos que! en el me8or de los casos! forma parte de lo que yo llamo)ospitalidad condicional! la que practican generalmente los indi+iduos! las familias! lasciudades o los Estados6***iii7.

    La +enta8a de la )ospitalidad sobre la tolerancia es que ella se presta! como el perd-n! aque se la ponga en el doble registro de lo condicional y de lo incondicional. De )ec)o! latolerancia es! para Derrida! )ospitalidad condicionada. #l ser tolerante! uno admite queel otro )a sido colocado ba8o nuestras propias condiciones y! por consiguiente! ba8onuestra autoridad! nuestra ley y nuestra soberanía. En lugar de ello! Derrida tiene laesperan,a puesta en una nue+a concepci-n de la )ospitalidad! en cierto sentido muc)omás tolerante que la tolerancia. De manera sorprendente para quienes creen queDerrida es un pensador contrario a la Clustraci-n! su punto de referencia aquí es 5ant. Laarticulaci-n que )ace Derrida de la )ospitalidad incondicional se apoya en la distinci-nque )ace 5ant entre dos clases de derec)os el derec)o de in+itar y el derec)o de+isitar.

    3ero la )ospitalidad pura o incondicional no consiste en una in+itaci-n «yo te in+ito! yote aco8o en mi casa c)e, moiI con la condici-n de que t; te adaptes a las leyes ynormas de mi territorio! seg;n mi lengua! mi tradici-n! mi memoria! etc.I. La)ospitalidad pura e incondicional! la )ospitalidad misma se abre! está de antemanoabierta a cualquiera que no sea esperado ni esté in+itado! a cualquiera que llegue como+isitor absolutamente e*tra o! no identificable e impre+isible al llegar! un enteramenteotro. Llamemos a esta )ospitalidad de +isita y no de in+itaci-n. La +isita puede ser muypeligrosa! no )ay que ocultarlo9 pero una )ospitalidad sin riesgo! una )ospitalidadgaranti,ada por una p-li,a de seguro! una )ospitalidad protegida por un sistema deinmunidad contra el totalmente otro! Kes una )ospitalidad +erdadera

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    #sí como no podría e*istir un sentido del perd-n sin el perd-n incondicional! el cualllega como una sorpresa tanto para los demás como para nosotros mismos! así tampocopodría e*istir un sentido de la +erdadera )ospitalidad y apertura al otro sin la)ospitalidad incondicionada.

    L# MC

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    #sí como el perd-n! puesto en manos de la política y del ámbito 8urídico! se con+ierteen una terapia de reconciliaci-n! y la )ospitalidad! puesta en manos del cosmopolitismo!se con+ierte en el simple derec)o de in+itar! así mismo la 8usticia! puesta en manos delderec)o! queda reducida al simple e*pediente de )acerla cumplir.

    La aplicabilidad! el «cumplimiento obligado enforceabilityI! no es una posibilidade*terior o secundaria que pueda o no ser a adida a la ley como un suplemento. Es lafuer,a implicada esencialmente en el mismo concepto de la 8usticia como derec)o! de la8usticia en la medida en que se )ace derec)o de la ley como «derec)o pues deboinsistir inmediatamente en mantener en reser+a la posibilidad de una 8usticia! incluso deuna ley! que no solamente e*ceda o contradiga al derec)o! sino que también! tal +e,! notenga ninguna relaci-n con el derec)o o que mantenga con él una relaci-n tan e*tra aque pueda también comandar el derec)o que la e*cluyeI. La e*presi-n «obligatoriocumplimiento enforceabilityI me recuerda que no )ay tal cosa como una ley derec)oIque no implique! en sí misma! a priori! en la estructura analítica de su propio concepto!la posibilidad de que «se la )aga cumplir ! de ser aplicada a la fuer,a6***+7.

    Las nociones de e*ceso y suplemento son centrales en la concepci-n derridiana de lapolítica y re+elan una diferencia cla+e entre su pensamiento y el de Habermas! puesellas implican que la política tiene que admitir la e*istencia de algo situado más allá desus límites. 3ara Derrida! la 8usticia es lo que está más allá del derec)o! pues de otromodo quedaría reducida al e*pediente de )acer cumplir las leyes enforceabilityI. Elderec)o la leyI y la 8usticia pertenecen a dos dimensiones diferentes. ?omo el derec)oes el producto de la dinámica social y política! es finito! relati+o e )ist-ricamentesituado. En contraste! la 8usticia trasciende la esfera de la negociaci-n social y ladeliberaci-n política! lo cual )ace que ella sea infinita y absoluta. La 8usticia! paraDerrida! se sit;a más allá de las fronteras de la política! como su e*igencia inagotable.

    E*aminemos más estrec)amente la manera como Derrida llega a esta conclusi-n. /upunto de partida es la e*presi-n en inglés «to enforce t)e laZ . # diferencia de lae*presi-n en francés «appliquer la loi o de la espa ola «)acer cumplir la ley ! «toenforce t)e laZ re+ela un supuesto decisi+o a prop-sito de la naturale,a de la ley! asaber que su enforceability demarca el uso autori,ado de la fuer,a. En una democraciaconstitucional la ley está autori,ada porque ella representa la +oluntad de losciudadanos. En el caso de un sistema político no democrático! la autori,aci-n lecorresponde a la autoridad incontestable de un gobernante o un partido gobernanteabsoluto. /in embargo! en ambos casos el la,o entre la enforceability y la ley permite ladistinci-n entre la ley en cuanto fuer,a autori,ada y la +iolencia en cuanto fuer,a noautori,ada.

    Cnsistiendo en el elemento idiomático! presente en el lengua8e! Derrida se +uel+e )aciael sustanti+o alemán @eZalt! que significa tanto +iolencia! en el sentido de fuer,a noautori,ada! como poder legítimo o fuer,a p;blica. El argumento que quiere defender esque la oscilaci-n semántica que despliega @eZalt no es una rare,a aislada sino una+entana )acia la inestabilidad estructural de la distinci-n conceptual entre fuer,aautori,ada y no autori,ada! la cual se construye casi siempre como un par deoposiciones. Derrida prosigue su argumento a tra+és de una lectura atenta delimpenetrable ensayo de "en8amin «[ur 5riti4 der @eZalt ! traducido com;nmente como«?rítica de la +iolencia ! el cual gira precisamente alrededor de la ambi+alencia de

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    @eZalt6***+i7. ?omo lo muestra claramente la distinci-n entre uso autori,ado y uso noautori,ado de la fuer,a! "en8amin supone que tradicionalmente se )a abordado lae+aluaci-n de la +iolencia a tra+és de su uso o aplicaci-n! de8ando sin e*plorar ladiscusi-n acerca de qué es! en sí misma! la +iolencia.

    K=ué es @eZalt Bn terremoto! un tsunami! una matan,a )ec)a por un animal ocualquier otro e+ento natural es +iolento solamente en un sentido figurado. Miolencia esun concepto que pertenece al orden simb-lico del derec)o! la política y la moral. Dandopor sentado que esto es así! para "en8amin la distinci-n pertinente no es entre fuer,aautori,ada y no autori,ada sino entre «la fuer,a que )ace la ley ! que se refiere almomento fundador del sistema legal! y «la fuer,a que conser+a la ley ! que correspondea la +igencia! o enforceability! de la ley. Derrida recoge de "en8amin esta distinci-n y lautili,a para deconstruir la distinci-n más tradicional entre fuer,a autori,ada y noautori,ada que "en8amin parece de8ar de lado olímpicamente6***+ii7.

    En la lectura de Derrida! lo que "en8amin llama «la fuer,a que )ace la ley ! el acto defundar un nue+o sistema legal! no se puede lle+ar a cabo dentro de fronteras legales. «Elorigen de la autoridad! la fundaci-n! o el fundamento! la posici-n de la ley! no puedenpor definici-n descansar en nada distinto a ellos mismos 6***+iii7. Este pronunciamientosuena tri+ial si se le aplica a la posici-n de un monarca absoluto! digamos Luis CM deArancia! quien es el autor del célebre pronunciamiento «L\Qtat! c est moi . /in embargo!desde la sorprendente perspecti+a de Derrida el caso de $)omas Jefferson y los padresfundadores de la democracia parlamentaria norteamericana no es diferente! pues )astalos principios mismos de la ?onstituci-n de los Estados Bnidos carecen de 8ustificaci-nlegal pre+ia 6***i*7.

    $odas las situaciones re+olucionarias! todos los discursos re+olucionarlos! de derec)a ode i,quierda 6...7 8ustifican el recurso a la +iolencia alegando la fundaci-n! en marc)a opor +enir! de un nue+o derec)o. ?omo este derec)o que )a de +enir )ará a su +e,legítima! retrospecti+amente! la +iolencia que puede ofender el sentido de 8usticia! sufuturo anterior ya la 8ustifica. la fundaci-n de todos los Estados ocurre en una situaci-nque! en consecuencia! podemos llamar re+olucionaria. Ella inaugura un nue+o derec)o! ysiempre lo )ace con +iolencia. /iempre! esto es! aun cuando no )aya )abido esosgenocidios espectaculares! esas e*pulsiones o deportaciones que tan a menudoacompa an la fundaci-n de Estados! grandes y peque os! +ie8os o nue+os! cerca o le8osde nosotros 6...7 Estos momentos! suponiendo que se los pueda aislar! son momentosaterradores. 3or causa de los sufrimientos! los crímenes! las torturas que rara +e, de8ande acompa arlos! sin duda! pero así mismo porque ellos son en. sí mismos! en su misma+iolencia! ininterpretables e indescifrables6*l7. La fundaci-n de un nue+o sistema legal ocurre en ausencia de cualquier parámetro legal.Este )ec)o lo con+ierte! literalmente! en a:legal laZlessI. ?omo consecuencia de ello!dado que el derec)o retiene el monopolio de la fuer,a autori,ada y de la no autori,ada!)asta la más amigable de las inauguraciones de un nue+o orden legal ocurre por encimade la distinci-n entre uso autori,ado y no autori,ado de la fuer,a.

    Derrida es muy cuidadoso al subrayar que la fundaci-n de la ley e*cede los límites de lalegalidad en +e, de +iolarla. ?omo la inauguraci-n de un nue+o orden esinconmensurable con el orden precedente! esta misma ausencia )ace +irtualmente

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    imposible establecer la ilegalidad de la +iolencia fundatri,. De a)í que él crea que losmomentos re+olucionarios son fundamentalmente ininterpretables e indescifrables. Lafundaci-n de todo derec)o permanece opaca desde la perspecti+a del presente! pues sulegitimidad no se puede ofrecer sino retrospecti+amente! es decir! una +e, que elsistema legal ya está establecido y es susceptible de ser aplicado enforceableI. En estamedida Derrida piensa que la dimensi-n moral del derec)o :a saber! la 8usticia: estásiempre por +enir V +enirI. El carácter irreductiblemente futuro de la 8usticia es lo queDerrida! tomando prestada una e*presi-n del fil-sofo francés del siglo MCCC (ic)el de(ontaigne! llama la «fundaci-n mística de la autoridad .

    El reconocimiento de la condici-n de alegalidad que acompa a la fundaci-n de todos lossistemas de leyes es aterrador no solamente porque a menudo tiene lugar en medio deba os de sangre de todo tipo! sino también porque e*cede la oposici-n entre acci-nlegal e ilegal. K$iene la +iolencia en sí misma que +er con este momento fundacionalK/ería esta la +iolencia «pura La distinci-n entre +iolencia autori,ada y no autori,adano sir+e para salir de este atolladero! del que! que para Derrida! definiti+amente no esposible escapar. 3ues la soluci-n consiste en aceptar que la +iolencia es algo interno! yno e*terno! al orden de lo legal.

    "a8o esta premisa! el terrorismo parecería ser la quintaesencia de la +iolenciafundacional. Cncluso en la escala mayor de la mafia o del fuerte tráfico de drogas! elcrimen transgrede la ley con miras a un beneficio particular! de modo que el sistemalegal y el Estado que depende de él no se +en amena,ados en sus fundamentos. 3ero conel terrorismo se trata de una situaci-n completamente diferente! porque lo que seamena,a es el momento fundador de la ley y! a tra+és de él! del Estado. La dificultadpara perseguir legalmente al terrorismo en cuanto terrorismo reside precisamente eneste punto! pues el terrorismo le plantea al sistema legal el mismo desafío que unare+oluci-n o que una guerra. De a)í que Derrida sugiera que la distinci-n entreterrorismo y guerra es muy poco firme. N! sin embargo! Kpodemos realmente«declararle la guerra a algo distinto de un Estado soberano

    Junto a las cuestiones 8urídicas relati+as a la persecuci-n legal del terrorismo seencuentra la cuesti-n moral relati+a a los parámetros de 8uicio. K?-mo )emos de 8u,garal terrorismo si! de )ec)o! su +iolencia no es ni legal ni ilegal Esto fue lo que Derridadi8o en nuestro diálogo

    Lo que me parece inaceptable en la «estrategia práctica! armada! ideol-gica!ret-rica! discursi+a! etc.I del «efecto "en Laden no es solamente la crueldad! eldesprecio por la +ida! el desprecio por el derec)o! el desprecio por las mu8eres! etc.! lautili,aci-n de lo peor de la modernidad tecnocapitalista al ser+icio del fanatismoreligioso. o es sobre todo que esta acci-n y este discurso no abren ning;n futuro! y enmi opini-n no tienen ninguno. /i queremos y podemos poner un poco de fe en laperfectibilidad del espacio p;blico y del campo 8urídico:político mundial! del «mundomismo! entonces no podemos esperar nada bueno por ese lado! seg;n me parece.

    Lo que le falta al terrorismo es la proyecci-n )acia un futuro y el interés en laperfectibilidad del presente! que Derrida identifica con la demanda inagotable de8usticia. En este sentido! el terrorismo simplemente carece de 8usticia.

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    3or eso! si en esta +iolencia desenfrenada y sin nombre tu+iera que tomar partido en unasituaci-n binaria! yo lo tomaría. # pesar de mis reser+as radicales con respecto a lapolítica norteamericana! incluso europea! e incluso! con mayor amplitud! con respecto ala coalici-n «antiterrorista internacional ! a pesar de todo! a pesar de todas lastraiciones de )ec)o! a pesar de todas las infracciones contra la democracia! el Derec)oCnternacional! las instituciones internacionales que los Estados de esta «coalici-n )anfundado y respaldado )asta cierto punto! yo tomaría partido por el campo que de8a! enprincipio! en derec)o! una perspecti+a abierta a la perfectibilidad! en nombre de lo«político ! de la democracia! del Derec)o Cnternacional! de las institucionesinternacionales! etcétera.

    La +isi-n que tiene Derrida de la 8usticia lo lle+a a interpretar el derec)o como uni+ersaly la 8usticia ;nicamente como particular. (ientras que el ámbito legal presupone lageneralidad de reglas! normas e imperati+os uni+ersales! la 8usticia tiene que +er con losindi+iduos! con el carácter ;nico de sus +idas y sus situaciones. En la medida en que elderec)o se organi,a alrededor de la e*igencia de uni+ersalidad :reglas e imperati+os:!opera en el dominio de lo que es posible! a menudo predecible y ciertamente calculable.En lugar de ello! la 8usticia nos presenta una serie de e*igencias imposibles 8u,gar loque es absolutamente singular y distinto de cualquier otra cosa! relacionarse con el otroen su plena alteridad y decidir ante la infinita perfectibilidad de cualquier decisi-n. La8usticia requiere de nosotros que calculemos lo incalculable y que decidamos loindecidible. En suma! la 8usticia requiere la e*periencia de la aporía! ciertamente unae*periencia imposible. N sin embargo! insiste Derrida! «no )ay 8usticia sin estae*periencia! por imposible que ella sea 6*li7. (antener el )iato entre 8usticia y derec)osignifica mantenernos atentos a la imposible promesa de la utopía.

    La concepci-n de la 8usticia de Derrida e*ige un concepto diferente de responsabilidad!que ya emergi- en relaci-n con la religi-n. 3ues si la 8usticia no se puede constre irdentro de las fronteras del derec)o! de lo calculable y de lo uni+ersal! la responsabilidadno se puede concebir ba8o la égida del agente moral aut-nomo! definido como lacapacidad que tiene cada indi+iduo de legislar para sí mismo. Esta concepci-n clásica dela autonomía! e*puesta por 5ant! entiende la responsabilidad como el momentofundador de un orden legal separado. En contraste! Derrida cree que tal momentofundador e*cede la ley que él establece. Del mismo modo como la 8usticia e*cede elderec)o! se necesita que )aya un concepto de responsabilidad que e*ceda laautolegislaci-n del libre albedrío. ?omo la 8usticia! una responsabilidad radicalmenteincondicional es una e*periencia imposible! sin que! sin embargo! no sea posible que no)aya ética y moralidad. /er responsable es responder al llamado del otro otro indi+iduo!otra cultura! otro tiempo. $al respuesta también me )ace responsable del otro «en mímismo .

    3ara ser 8usta! la decisi-n de un 8ue,! por e8emplo! no debe solamente a8ustarse alderec)o! o a una ley general! sino que la debe asumir! aprobar! confirmar su +alor!mediante un acto de interpretaci-n que la +uel+e a instituir! como si en definiti+a nadae*istiera pre+iamente a la ley! como si el mismo 8ue, in+entara la ley en cada caso. 6...7En suma! para que una decisi-n sea 8usta y responsable debe! en su mismo momento! silo )ay! ser a la +e, regulada y sin regulaci-n debe confirmar la ley y también destruirlao suprimirla lo suficiente para tener que in+entarla de nue+o en cada caso! +ol+erla a

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    8ustificar! al menos +ol+erla a in+entar en la afirmaci-n de la nue+a y libre confirmaci-nde su principio6*lii7.

    LA PROMESA EUROPEA

    En la +isi-n de Derrida! después del 1>00 la política internacional y la diplomacia sebeneficiarían enormemente si traba8aran con8untamente con los fil-sofos. (ás quenunca! el desafío de )oy es desarrollar un marco crítico para e+aluar y +ol+er a in+entarel lengua8e de las relaciones internacionales. La filosofía podría cumplir un papel ;nicoen esta coyuntura porque ella sabe c-mo e*aminar los +ínculos entre el sistema 8urídico:político y la )erencia filos-fica que lo produ8o. /-lo mediante la apropiaci-n de estacomple8a red de +ínculos e*plícitos e implícitos ocurrirá la transformaci-n del sistema.?on su acceso pri+ilegiado a ellos! la filosofía puede ayudar a e+aluar el lengua8e que seutili,a en la política internacional y con el tiempo plantear la cuesti-n de laresponsabilidad accountabilityI de quienes la mane8an.

    $ras el 1>00! es necesario +ol+er a plantear desde el principio un n;mero de problemasgrandes y difíciles. Bno de ellos! seg;n Derrida! es el de la soberanía! que constituye laespecial aporía del cosmopolitismo c-mo establecer un Derec)o Cnternacional sin ungobierno mundial. La política mundial parece girar sobre estos go,nes. 3or e8emplo! elproblema de la soberanía domina la discusi-n sobre la legitimidad de declarar la guerracontra el terrorismo. Derrida la llama «una guerra sin guerra . /iguiendo la senda de?arl /c)mitt! Derrida mantiene que una guerra s-lo puede tener lugar entre dos Estadossoberanos. o es s-lo que ning;n Estado )aya ofrecido formalmente ayuda o soporte alterrorismo! sino también que la tesis de la administraci-n "us) de que )ay naciones que«amparan la acti+idad terrorista es difícil de probar! dado que Londres! (adrid yHamburgo )an albergado células terroristas en las que se entren-! adoctrin- y despac)-a numerosos indi+iduos.

    El problema de la soberanía! dice Derrida en nuestro diálogo! afecta las relacionesinternacionales también en otro ni+el el carácter incompleto de los procesos deseculari,aci-n en la política de )oy. La +isi-n de Derrida es que el 1>00 re+el- elconflicto e*istente entre dos teologías políticas. De un lado están los Estados Bnidos! la;nica gran potencia democrática en mantener la pena de muerte y en culti+ar unaimpronta bíblica cristiana en su discurso político. Del otro está su enemigo! que seidentifica a sí mismo como islámico. Derrida obser+a que no solamente está el )ec)o deque estas dos teologías políticas brotan de la misma fuente abra)ámica! sino tambiénque el epicentro de su conflicto! al menos simb-licamente! es el Estado de Csrael unestado 8udíoI y el Estado +irtual de 3alestina.

    El frente! tal como lo +e Derrida! no es el

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    europea! s-lo unos pocos meses después de la caída del muro de "erlín. De manerasorpresi+a! dado su )ábito de abstenerse de )acer declaraciones a*iomáticas! en aquellaocasi-n Derrida ofreci- una que repite mi anterior discusi-n de los límites y la identidaden relaci-n con el muro de "erlín «Lo que es propio de una cultura no tiene que seridéntico a sí mismo 6*liii7. La identidad implica diferenciaci-n interna o! en suformulaci-n! «diferencia consigo mismo . La relaci-n consigo mismo produce cultura9pero no )ay cultura sin relaci-n con el otro. inguna cultura tiene un origen ;nico y esde la propia naturale,a de la cultura el e*plorar la diferencia! el desarrollar unaapertura sistemática )acia los demás dentro de la propia cultura! así como en las otrasculturas.

    De un lado! no se puede dispersar la identidad cultural europea 6...7 o se la puede ni sela debe dispersar en una miríada de pro+incias! en una multiplicidad de idiomas cerradoso de peque os nacionalismos me,quinos! cada uno celoso e intraducible. o debe y nopuede renunciar a los espacios de gran circulaci-n y tráfico pesado! de grandes a+enidasy +ías p;blicas de traducci-n y comunicaci-n y! con ello! de mediati,aci-n. 3ero! porotro lado! no puede y no debe aceptar una capital como autoridad centrali,ada que!mediante sus mecanismos transeuropeos 6...7 controle y estandarice6*li+7. (ás allá del eurocentrismo y del antieurocentrismo! dos programas que Derridacaracteri,a como «inol+idables pero «agotados ! Kcuál es la identidad europea de laque somos responsables K=ué recuerdo y qué promesa e+oca el nombre de Europa K3orquién y ante quién somos responsables Derrida enumera dos clases deresponsabilidades. Está la responsabilidad )acia la memoria y está la responsabilidadpara con uno mismo. (ientras que la responsabilidad para con uno mismo subyace a lanecesidad de un compromiso personal e incondicional con el proceso de toma dedecisiones! la responsabilidad )acia la memoria e*ige una autocomprensi-n )ist-ricabasada en la diferencia y la )eterogeneidad6*l+7. 3ara ser responsables de esta memoriaeuropea necesitamos transformarla )asta el punto de rein+entarla. De este modo no noslimitaremos a repetir o a abominar su nombre. Esta transformaci-n tendrá lugarsolamente si aceptamos la posibilidad de una imposibilidad! la e*periencia de la aporía.

    Es necesario que nos con+irtamos en los guardianes de una idea de Europa! de unadiferencia de Europa! pero de una Europa que consiste precisamente en no encerrarseen su identidad y en a+an,ar como una +ía e8emplar )acia lo que no es! )acia el otrorumbo o )acia el rumbo del otro6*l+i7. La noci-n de capital aparece en el título que Derrida dio a su bre+e libro sobre Europa$)e

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    numerosas y muy +ariadas e*presiones! tales como los encabe,amientos de un peri-dicoo! en inglés! el título )eadingI de un libro. Europa! para Derrida! es el nombre para ladirecci-n de la cultura! la e8emplar direcci-n para todas las culturas.

    Hacerse responsable de Europa significa responder al te8ido de facetas que constituyensu pasado! su presente y su futuro! y rein+entar sus relaciones. La soberanía! a la queDerrida da el nombre de «discurso de la capital ! es la primera en la lista. 3ara )acerlotenemos que creer en contaminaciones parad-8icas como la de «el recuerdo de unpasado que nunca )a estado presente o «el recuerdo del futuro . Después de todo!se ala Derrida! el mo+imiento de la memoria no está necesariamente atado al pasado.La memoria no es un asunto s-lo de preser+ar y conser+ar el pasado! al estar éstesiempre ya +uelto )acia el futuro! «)acia la promesa! )acia lo que +iene! lo que llega! loque suceda ma ana 6*l+iii7.

    Esta otra direcci-n es el rumbo en el cual Europa! la actual Europa! debería estar+ia8ando. Es también la direcci-n )acia una nue+a forma de soberanía! requerida conurgencia si el cosmopolitismo se )a de con+ertir en una realidad política en el mundoposterior al 1> 00. Este destino no es ni nue+o ni +ie8o! sino la memoria de un pasadoque 8amás )a sido presente. Qste es el recuerdo de una promesa la emancipaci-n! o lapromesa de la Clustraci-n.

    NOTAS

    − 6i7 La elecci-n por parte de Derrida del término «deconstrucci-n emerge de su

    diálogo con Heidegger. ?-mo él mismo lo recuerda! «cuando elegí esta palabra! ocuando ella se me impuso 6...7 creo que fue en De la gramatología! quería traducir yadaptar para mi propia con+eniencia el término )eideggeriano Destru4tion o #bbau.En el conte*to en el cual figuran! estas palabras significan una operaci-ndesarrollada sobre la estructura! o sobre la arquitectura tradicional! podemos decir!de los conceptos fundamentales de la ontología! +ale decir! de la metafísicaoccidental. #)ora bien la traducci-n literal de tales términos al francés tenía ob+iasimplicaciones que le otorgaban un sentido de aniquilaci-n! o de reducci-n negati+a!muc)o más cercano a una Tdemolici-nU niet,sc)eana que a la interpretaci-n)eideggeriana o al tipo de lectura que me proponía en ese momento . JacquesDerrida! «# Letter to a Japanese Ariend ! en Derrida and Différance! ed. Da+id Roody Fobert "ernasconi ort)Zestern Bni+ersity 3ress! 0122I! p. 0.

    − 6ii7 Méase Donald Da+idson! «De la idea misma de un esquema conceptual ! en De la+erdad y la interpretaci-n! trad. de ?uido Ailippi! "arcelona! @edisa! 011&. Laposibilidad de conectar la noci-n da+idsoniana de esquema conceptual con elproyecto de la deconstrucci-n )a sido e*plorada por Forty Méase Fic)ard Forty! «$)e

    ?ontingency of Language !en ?ontingency! Crony! /olidarity ?ambridge Bni+ersity3ress! 0121I! pp. S:%%.− 6iii7 Jacques Derrida! $)e

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    − 6+i7 ?omo un e8emplo de esta orientaci-n entre los te-ricos del Holocausto! Derridamenciona a Mladimir Jan4élé+itc). Méase su L\Cmprescriptible Editions du /euil!012PI.

    − 6+ii7 Cbid.! p. S2.− 6+iii7 Cbid.! p. S1.− 6i*7 Cbid.! p. S1.− 6*7 Cbid.! p. XX.− 6*i7 /in embargo! las fronteras son más centrales para la filosofía que para la mayoría

    de las demás disciplinas! pues tra,ar fronteras conceptuales no es solamente algoque )ace la filosofía sino el ob8eto mismo de su acci-n. La cuesti-n de las fronterasde la filosofía misma )a sido la principal pregunta filos-fica desde los griegos. #tra+és de sus %.X&& a os de )istoria! la filosofía nunca )a de8ado de e*aminar y de8ustificar sus fronteras! tra,ándolas repetidamente de di+ersas maneras. Laincesante negociaci-n acerca de la demarcaci-n de su campo de in+estigaci-n )ale+antado en algunos fil-sofos la sospec)a de que es un error suponer que la filosofíanombra «algo . (ás bien se la debería entender como un método de análisisaplicable a di+ersas cosas! materiales y conceptuales. Qsta es la ra,-n que lle+- a

    Fené Descartes en el siglo MCC a esperar resol+er la cuesti-n de las difusas fronterasde la filosofía. Descartes concebía a la filosofía como una técnica constructi+a«s-lida que garanti,aba que el edificio del conocimiento se construyera sobrecimientos de roca firme. Esto! por supuesto! no lo dispens- de la necesidad de tra,arfronteras entre fundamentos auténticamente seguros y fundamentos poco s-lidos. Lamanera como Descartes resol+i- este paso consisti- en aplicar la «duda met-dica atodas las creencias e in+itarnos a retener s-lo aquellas que fueran indudables.Descartes estaba con+encido de que la duda met-dica! como la que aparece en las(editaciones metafísicas! lle+aría a que la distinci-n fuera autoe+idente!despo8ándonos así de la carga de tener que tra,ar las fronteras entre creenciasdudables e indudables si yo pienso! e*isto! pues aunque esté despierto! dormido oso ando! o into*icado y alucinando! siempre estoy metido en alguna clase depensamiento. ?omo se )a discutido de manera incesante desde Descartes! esteargumento es menos definiti+o de lo que parece. 3rimero que todo! tiene una curiosacalidad temporal! pues yo puedo estar seguro de que e*isto solamente mientrasestoy teniendo ese mismo pensamiento. En segundo lugar! producir un conocimientoob8eti+o que s-lo pueda ser garanti,ado por un fundamento inconmo+ible dependede algo adicional de que el su8eto cognoscente tenga la capacidad de probar lae*istencia de Dios.

    − 6*ii7 (i e8emplo no busca e*cluir el que )aya podido e*istir e*actamente el mismopre8uicio de parte de occidentales de mente estrec)a! con+encidos de que el muroera la frontera entre el bien y el mal! la 8usticia y la in8usticia.

    − 6*iii7 Méase /igmund Areud! "eyond t)e 3leasure 3rincipie! trad. y ed. James/trac)ey! con una introducci-n de @regory [ilboorg orton! 01P0I.

    − 6*i+7 Heidegger traba8- sobre la noci-n de acontecimiento EreignisI a lo largo de sucarrera. La encontramos en relaci-n con la muerte como un e8emplo deacontecimiento que no nos permite apropiárnoslo 6Méase (artin Heidegger! /er ytiempo! trad. de Jorge Eduardo Fi+era! /antiago de ?)ile! Editorial Bni+ersitaria!011]! /egunda secci-n! ?apítulo 0! ^^X&:X%.7 (ás tarde! Heidegger distingui- entreacontecimiento y producto Er,ugnisI 6Méase (artin Heidegger! «Cntroduction to R)atCs (etap)ysics en 3at)Zays! ed. Rilliam (c eill ?ambridge Bni+ersity 3ress! 0112I7 y utili,- la noci-n de acontecimiento que emerge de esa distinci-n para describir la

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    forma como todos los acontecimientos )ist-ricos auténticos implican un cambio en lamentalidad y en la comprensi-n del mundo! de tal modo que no se los puedeconsiderar meras ocurrencias. 6Méase (artin Heidegger! Cdentity and Differente!trans. Joan /tambaug) Harper and FoZ!01]'I.7 La noci-n de acontecimiento dominatoda la obra de Heidegger durante las ;ltimas dos décadas de su +ida! cuando se laasocia con la esencia de la poesía! el lengua8e e incluso el pensar. 6Méase (artinHeidegger! ?ontributions to 3)ilosop)y! tract. 3ar+is Emad and 5ennet) (aly CndianaBni+ersity 3ress! 0111I.7

    − 6*+7 $odo depende del patr-n de medida! sin duda. El ataque contra el R$? en laciudad de ue+a Nor4 es con seguridad el atentado más grande que se )aya cometidocontra una gran área metropolitana en tiempos de pa,.

    − 6*+i7 Méase Da+id Hume! Cn+estigaci-n sobre el conocimiento )umano! trad. Jaime de/alas

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    − 6**+i7 Derrida! «Aait) and 5noZledge ! p. P1.− 6**+ii7 Cbid.! p. 22.− 6**+iii7 5ant! Feligion Zit)in t)e Limits of Feason #lone! translated Zit) an

    introduction and notes by $)eodore (. @reene and Hoyt H. Hudson $)e

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    − 6***+ii7 En aras de la simplicidad! esta formulaci-n pasa por encima del )ec)o deque Derrida deconstruye la distinci-n entre los tipos de +iolencia fundacional yconser+ador y afirma que ambos están mutuamente incluidos o «diferencialmentecontaminados . La fundaci-n de todos los estados inaugura un nue+o derec)o enmedio de la +iolencia! una +iolencia que! para afirmarse! necesita aplicarse!preser+arse.

    − 6***+iii7 Derrida! «Aorce of LaZ $)e T(ystical Aoundation of#ut)orityU ! p. 0'.

    − 6***i*7 Méase Jacques Derrida! «Declarations of Cndependence trad. $om 5eenanand $om 3epper! eZ 3olitical /cience 0X! pp. ]:0X.

    − 6*l7 Derrida! «Aorce of LaZ $)e T(ystical Aoundation of#ut)orityU ! p. SX.− 6*li7 Cbid.! p. 0P.− 6*lii7 Cbid.− 6*liii7 Jacques Derrida! $)e