bonfil batalla pensar nuestra cultura

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resumen bonfil batalla pensar nuestra cultura

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La discusin acerca del patrimonio culturalcobra cada da mayor amplitud y alcanza unauditorio cada vez mayor. Sin embargo, todava no hayconsenso sobre dos cuestionesfundamentales: en qu consiste elpatrimonio cultural de un pueblo, es decir,cules bienes tangibles o intangiblesconstituyen ese patrimonio; y en qu radicasu importancia, no slo para el especialistao el conocedor sino, ante todo, para elcomn de la gente. En principio, esnecesario referirse a un concepto clave: lacultura. Esta palabra se empleafrecuentemente en el lenguaje comn paradesignar a un conjunto ms o menoslimitado de conocimientos, habilidades y formas de sensibilidad que les permiten aciertos individuos apreciar, entender y/oproducir una clase particular de bienes, quese agrupan principalmente en las llamadasbellas artes y en algunas otras actividadesintelectuales. El acceso a esa produccincultural limitada exige un tipo particular deeducacin y requiere un conjunto decondiciones individuales, familiares ysociales que slo se dan para un grupominoritario en una sociedad como lamexicana. A partir de este hecho seestablecera una distincin entre personascultas y personas "incultas"; o peor an:entre pueblos "cultos" e "incultos".

La cultura, segn esta manera deentenderla, se convierte en patrimonio deunos pocos; el comn de los mortales debe"elevarse" a los niveles donde est la culturay, en correspondencia, se hacen esfuerzospara "llevar la cultura al pueblo". Asentendida, la cultura no es un patrimoniocomn ni tiene que ver con la vida cotidiana,con el quehacer que ocupa da tras da a lamayora de la poblacin. Por lo general, aesas manifestaciones particulares de lacultura se les llama ahora "alta cultura conlo cual, al menos, se reconoceimplcitamente la existencia de otrasculturas, aunque stas resultaran, porlgica, "bajas culturas".

Frente a esa concepcin elitista de lacultura, existe otra nocin, elaboradaprincipalmente por la antropologa, segn lacual la cultura es el conjunto de smbolos,valores, actitudes, habilidades,conocimientos, significados, formas decomunicacin y de organizacin sociales, ybienes materiales, que hacen posible la vidade una sociedad determinada y le permitentrasformarse y reproducirse como tal, deuna generacin a las siguientes.

Segn la perspectiva antropolgica decultura (y en esto s hay consenso), todoslos pueblos, todas las sociedades y todoslos grupos humanos tienen cultura.

La cultura es dinmica. Se trasformaconstantemente: cambian hbitos, ideas,las maneras de hacer las cosas y las cosasmismas, para ajustarse a lastrasformaciones que ocurren en la realidad ypara trasformar a la realidad misma.

Lascausas de esta dinmica cultural sondiversas y tienen un peso relativo diferenteen cada situacin concreta de cambio. Enalgunos casos pesan ms los factoresinternos, la creatividad de la sociedad y el juego de circunstancias propias que obligana que se modifiquen algunos aspectos desu cultura. En otros casos las causasdeterminantes de los cambios son externas:se alteran de alguna manera las relacionesque mantena una sociedad con otras y estoexige ajustes en su cultura.

toda sociedad va acumulando unacervo de elementos culturales (bienesmateriales, ideas, experiencias, etc.) que hahecho suyos a la largo de su historia(porque los cre o porque los adopt),algunos de los cuales mantienen plenavigencia como recursos para practicar oreproducir su vida social, en tanto que otroshan perdido su vigencia original y hanpasado a formar parte de su historia, o sehan perdido u olvidado para siempre.

Cuando hablamos del patrimonio cultural deun pueblo, nos estamos refiriendoprecisamente a ese acervo de elementosculturales, tangibles unos, intangibles losotros, que una sociedad determinadaconsidera suyos y de los que echa manopara enfrentar sus problemas (de cualquiertipo, desde las grandes crisis hasta losaparentemente nimios de la vida cotidiana);para formular e intentar realizar susaspiraciones y sus proyectos; paraimaginar, gozar y expresarse. Ningn actohumano (recordando siempre que elhombre es un ser en sociedad) puedeimaginarse ni realizarse ms que a partir de un acervo cultural previo; aun los actosbiolgicos naturales de la especie seefectan en forma diferente (y se lesotorgan significados diferentes) porqueocurren siempre en un contexto culturalespecfico que les asigna un sentido y unaforma particulares.

El patrimoniocultural no estara restringido a los rastrosmateriales del pasado (los monumentosarquitectnicos, las obras de arte, losobjetos comnmente reconocidos como "demuseo"), sino que abarcara tambincostumbres, conocimientos, sistemas designificados, habilidades y formas deexpresin simblica que corresponden aesferas diferentes de la cultura y que pocasveces son reconocidos explcitamentecomo parte del patrimonio cultural quedemanda atencin y proteccin.

El valor patrimonial de cualquier elementocultural, tangible o intangible, se establecepor su relevancia en trminos de la escalade valores de la cultura a la que pertenece; es en ese marco donde se filtran yjerarquizan los bienes del patrimonioheredado y se les otorga o no la calidad debienes preservables, en funcin de laimportancia que se les asigna en lamemoria colectiva y en la integracin ycontinuidad de la cultura presente.

Las mltiples puertas del laberintoMxico (valga insistir sobre una realidadobvia y, tal vez por ello, frecuentementeignorada) no es una sociedad culturalmenteunificada. Por el contrario: en ese aspectoes un pas caracterizado por las diferencias,adems de las desigualdades. Las causasde las diferencias (y tambin de lasdesigualdades) debemos buscarlas ennuestra historia.

La sociedad mexicana actual se form entonces, apartir de la invasin / conquista, unasociedad de tipo colonial en la que el sectordominante (los colonizadores), de origeneuropeo, se impuso por la fuerza a losdiversos pueblos aborgenes, desdeentonces llamados "indios" por confusin eignorancia de los invasores.

En la sociedad colonial las diferenciasculturales entre los colonizadores y loscolonizados desempeaban un papelcentral: ese contraste permita crear unaideologa que pretenda justificar laexplotacin colonial y la haca aparecercomo una empresa redentora, civilizadora,que hara de los pueblos indios verdaderassociedades humanas con derecho a entraren la historia (la nica historia que seconsideraba vlida: la de Occidente). Parahacer ese malabarismo ideolgico bastabaafirmar la inferioridad de los indios (loscolonizados) en todos los rdenes posiblesde comparacin: se les considerracialmente inferiores; sus religiones noeran tales, sino herejas o supersticionesinspiradas por el demonio; sus idiomas eran"dialectos" (algo intermedio entre el lenguajehumano y las formas de comunicacin entrelos animales); sus costumbres eranbrbaras e incivilizadas, etc. En cambio, porsupuesto, todos los rasgoscorrespondientes del grupo colonizador seconsideraban superiores, los nicosverdaderos y admisibles para el conjunto dela especie humana.

La explotacin colonial se disfrazaba y seintentaba justificar como un generoso empeo por salvar a los colonizados yconducirlos por el nico camino cierto: el deOccidente.Pero las cosas no eran tan sencillas. Ni lospueblos indios estaban dispuestos arenunciar sin ms a una forma de vida (unacultura) que se haba forjado y adaptadolocalmente durante siglos y siglos, ni elpropio orden de la sociedad colonial podallevar a sus ltimas consecuencias elempeo de salvar al colonizado, porque si lohubiera hecho habra dejado de existir larazn aducida para imponer y mantener eldominio colonial.As pues, los tres siglos del rgimen colonialno eliminaron las diferencias culturales en lanueva sociedad novohispana, aunque salteraron muchos contenidos, tanto en lasculturas indgenas como en la variantecriolla de la cultura occidental quepracticaban los coloniza-dores. De hecho, elpanorama cultural se volvi an msabigarrado gracias al aporte de otros gruposde procedencia extranjera, principalmentelos africanos que por decenas de milesfueron importados como esclavos.

El acceso a la independencia no cambisustancialmente la situacin.Los grupos que ocuparon el poder tras lasalida de los espaoles peninsularesparticipaban tambin de la cultura criollaoccidental y heredaron los rasgosprincipales de la mentalidad colonizadora desus antecesores. Lassoluciones que se intentaron para el"problema indio" iban desde el exterminio dela poblacin aborigen, hasta la idea de laeducacin redentora, pasando por losintentos de importar inmigrantes blancospara "mejorar la raza".

Ms de siete dcadas despus del triunfo dela Revolucin Mexicana, cuando ya esinminente el arribo del siglo XXI, Mxicosigue siendo un pas tnica y culturalmenteplural.

Una visin a vuelo de pjaro del panoramacultural del Mxico de hoy nos revelara porlo menos los siguientes factores dediferencia: a) la presencia de docenas degrupos indgenas con sus propias culturas;b) la existencia de culturas regionales quese distinguen y se particularizan en muchosaspectos (la cultura nortea, la jarocha, layucateca, por mencionar slo algunas delas ms caractersticas); c) el contrastegeneral entre la cultura rural y la urbana; d)los niveles culturales diferentes quecorresponden a las diversas clases socialesy estratos socioeconmicos y que estnpresentes a escala nacional, regional ylocal.

Todo mexicano est ms familiarizado conuna cierta parte del patrimonio culturalnacional que con otras. Conocemos ms loque es ms nuestro, y por eso loapreciamos. "Nuestro", no en la acepcinjurdica de propiedad, sino porque formaparte del universo ms prximo en el que seha desarrollado nuestra vida. Lo nuestro, eneste sentido, es todo aquello quemanejamos, bien sea material osimblicamente; lo que hace que en unacircunstancia nos sintamos "entre nosotrosy en otra nos sintamos ajenos. Sonmaneras de hablar, de comportarse, dereaccionar de un cierto modo ante unmismo incentivo; es la posibilidad de hablarde cosas o acontecimientos que tienensignificado para "nosotros y tal vez no para"Ios otros: son experiencias y memoriacompartidas.

Si consideramos nuestro un objeto o unconjunto de objetos culturales, se estponiendo de manifiesto, por una parte, quehay una relacin colectiva con estos bienes,que va ms all de la relacin estrictamenteindividual.

Los objetos hechos por "nosotros"tienen, necesariamente, un significado quecompartimos, porque son resultado simultneode nuestra actividad productiva(fabrilidad) y significativa. Es decir, hacemoslos objetos y al mismo tiempo lesotorgamos un significado en el contextopropio de nuestra visin del mundo (queforma parte de la matriz de nuestra cultura).Los objetos ajenos, los que fueron hechospor "los otros", tienen tambin significadopara "nosotros" cuando pasan a formarparte de nuestro universo material ointangible. Pero el significado de esosobjetos ajenos debe estar acorde connuestro sistema de significados, connuestra visin del mundo, con nuestramatriz cultural, por lo que frecuentementeles vamos a otorgar un significado diferentedel que se les asignaba en su condicinoriginal, en el contexto significativo de sucultura de origen. Esta capacidad cultural para dar unsignificado propio y con frecuencia diferentea las cosas ajenas es la que permiteincorporarlas a nuestra vida, porque lodecidimos "nosotros" o porque nos lasimponen "Ios otros".

Otra es la relacin con los objetosoriginalmente ajenos cuando no solamentenos apropiamos del objeto mismo sinotambin de la capacidad para hacerlo.Tomemos un ejemplo histrico: los pueblosmesoamericanos no conocan el hierro, ni elarado, ni la cra de ganado vacuno, antes dela invasin europea; al paso del tiempo,aprendieron no slo a usar el arado sinotambin a fabricarlo y a cuidar lareproduccin de los animales de tiro: elcomplejo cultural "cultivo con arado" dej deser algo ajeno y pas a formar parte de lacultura propia de las comunidadescampesinas. Independientemente del origen(egipcio) del arado, aqu ya no es unelemento de "Ios otros" sino de "nosotros":ha habido una apropiacin del objeto, de susignificado y de la fabrilidad necesaria paraconstruirlo; forma parte legtima de "nuestra"cultura.La apropiacin de un objeto puede ser unacto individual y no colectivo.

Generalizando, podemos decir que lacultura de los colonizadores era de matrizoccidental, en tanto que el resto provena deuna matriz aborigen mesoamericana. Laseparacin no fue absoluta: huboapropiacin de elementos culturales en unsentido y en otro. Los peninsularesincorporaron en su dieta productos de latierra, palabras americanas en suvocabulario, objetos indios en sus enseresdomsticos; las comunidades indias, a suvez, incorporaron en su cultura, por voluntado por imposicin, muchos objetos yelementos de procedencia occidental. Peroesto no provoc que se unificara elpatrimonio cultural, porque se mantuvo ladistincin bsica entre colonizadores ycolonizados. Y se mantuvo en la sociedadmexicana, con otro nombre y otro ropajeverbal, durante la historia del Mxicoindependiente. Y se mantiene hoy, como loveremos a continuacin, pese a losmltiples esfuerzos que se han empeadoen disolver esa divisin de origen.

Las culturas indias fueron estigmatizadaspor los colonizadores. El estigma fue el dela inferioridad absoluta y la imposibilidad deun futuro propio. A los ojos del colonizador(como ms tarde ante los del criollo y los delmestizo que heredaron, junto con la nacinindependiente, la mentalidad colonial) nadahaba rescatable de las culturas indias: tododeba ser sustituido. No se pens en desarrollar lasculturas aborgenes, porque de antemanose les neg validez y se las considerilegtimas, excluidas de cualquier proyectonacional. Por su parte, los pueblos indios notuvieron la opcin de apropiarse de muchos elementos que les hubieran resultado tilesy que pertenecan al patrimonio culturaloccidental y, en cambio, para sobrevivir,tuvieron que enquistar su cultura propia yreforzar los mecanismos que le permitieranenfrentar los cambios promovidos desde elexterior, porque la experiencia colonial lesmostraba palpablemente que tales cambios,inducidos o impuestos por la fuerza,conducan siempre a una situacin demayor sometimiento y dependencia: laadopcin de la cultura occidental, en el casode que fuera posible, no representaba unaalternativa mejor sino peor.

Para muchas personas y en muchos tiposde discurso, la cuestin del patrimoniocultural puede resolverse muy fcilmente:todo lo que se ha creado y producido enMxico debe ser considerado por todos losmexicanos como su patrimonio comn. Hahabido muchos esfuerzos por negar el conflicto y diluir el problema en el terrenopuramente ideolgico.

De hecho, a partir de la Independencia seplante el conflicto que se pretende ignorarcon esa proposicin. Para el sector de lapoblacin que de inmediato se reconoci yse postul a s mismo como "losmexicanos", esto es, como los ciudadanosplenos del nuevo Estado independiente, lapropuesta no poda ser otra: todos losrecursos, los testimonios histricos, lasriquezas y las potencialidades culturalesque contena el territorio nacional, pasabana formar parte del patrimonio comn de losmexicanos. No slo las riquezas materiales:incluso el pasado, la historia glorificada delMxico precolonial, se asumi como elpasado comn de los mexicanos, as fueranestos criollos por los cuatro costados, tantopor sangre como sobre todo por cultura:ellos tambin se reclamaban herederosdirectos de Cuauhtmoc. En el terreno delos recursos naturales el conflicto aflormuy pronto: muchas tierras "nacionales",que deberan poder ser aprovechadas por"los mexicanos", eran defendidas comopatrimonio ancestral y exclusivo por lascomunidades indias, que no aceptaban ladisolucin de ese patrimonio propio en otroms amplio ("nacional") que se decacomn, pero se concentraba y acumulabavisiblemente en pocas, poqusimas manos.El proyecto de amalgamar en uno solo lospatrimonios culturales de los distintospueblos que coexistan conflictivamente enMxico, para tener entonces posibilidadesmayores de desarrollo nacional quebeneficiaran a todos, tropezaba con dosrealidades no contempladas en el proyecto:en primer trmino, la concepcin del valor yla utilidad de ciertos elementos delpatrimonio (el territorio, por ejemplo) no erala misma para los diversos pueblos ygrupos. Para unos, los que formulaban ytrataban de imponer el nuevo proyectonacional, la tierra era una mercanca, unsujeto de propiedad individual cuya posesinse consideraba un requisito para serverdadero ciudadano segn la concepcinliberal en boga por entonces; para otros, eraun territorio colectivo, de aprovechamiento comn, no enajenable, ligado a la historia ya la cultura propias e inseparable de stas.Dos maneras opuestas, irreconciliables, deentender un elemento fundamental delpatrimonio cultural (el mismo elemento tienesignificados distintos para dos culturasdiferentes). El conflicto era inevitable y losigue siendo hasta la fecha.

Algunos smbolos (la bandera y el himnonacionales, por ejemplo) son reconocidoscomo propios por la mayora absoluta de lapoblacin, gracias a una intensa accineducativa y cvica del Estado; otros hanalcanzado tambin un amplio espectro deidentificacin en segmentos muy diversosde la poblacin nacional como resultado deacciones culturales que no son promovidasdirectamente por el Estado (como la imagende la Virgen de Guadalupe). Amplios sectores de la poblacin mexicanaemplean, en muchos y muy relevantesaspectos de su vida social, los objetosculturales que forman parte de su propiopatrimonio, pero que no son reconocidos nilegitimados como parte del patrimoniocultural nacional: usan idiomas que no hansido aceptados como lenguas oficiales,manejan conocimientos a los que no se lesotorga validez ni veracidad en los crculos dominantes, interpretan el universo y lahistoria segn patrones valorativos y formasde expresin que son inaceptables para lacultura dominante, ejercen prcticassociales diferentes, que son consideradasilegtimas; aprecian objetos culturales queestn excluidos del panten consagrado enel que los grupos dominantes han reunido el"verdadero" patrimonio cultural nacional.

la definicin de unpatrimonio cultural nacional legtimo, del queresultan excluidos muchos objetosculturales que forman parte del patrimonioparticular de los diversos pueblos ycomunidades que componen la nacinmexicana, plantea, por lo menos, doscuestiones de fondo. La primera es laimposibilidad de adoptar una poltica deproteccin que abarque la totalidad de losobjetos culturales que conforman elpatrimonio nacional real; ms an: la nolegitimacin de una parte considerable deese patrimonio implica fcilmente sudevaluacin, su estigmatizacin comoobjetos culturales que tienen una carganegativa de valor porque son diferentes delos objetos homlogos que s sonreconocidos como integrantes delpatrimonio nacional legtimo. La segunda cuestin es complementaria dela anterior. Los objetos culturalesseleccionados para integrar el patrimoniolegtimo no tienen el mismo poder deidentificacin para los diversos pueblos ygrupos sociales. La tenue identificacin conellos slo permite un endeble compromisopara la defensa y conservacin de unpatrimonio cultural que para muchos sepresenta distante, ajeno y hasta contrario asu autntico inters colectivo, a su proyectocultural propio, en tanto significa (el crculo se cierra) la negacin de los objetosculturales que forman su verdaderopatrimonio.

Si cada pueblo y cada sector socialculturalmente diferenciado se identifica enprimer trmino slo con los objetos queforman su propio patrimonio, cmo esperaruna movilizacin general en de-fensa delpatrimonio cultural nacional?; si haycontradiccin entre la cultura nacional y lasculturas particulares, cmo resolver eldilema de rescatar y enriquecer patrimoniosdivergentes? Un primer punto:las diferencias culturales slo se conviertenen contradicciones y oposiciones cuandolos sistemas sociales en que se sustentanestn vinculados entre s por una relacinde conflicto. Dicho de otra forma, es lapretensin de dominio de un grupo sobreotros de cultura diferente lo que convierte alas respectivas culturas en antagnicas ymutuamente excluyentes. La incompatibilidadcultural (la negacin de la cultura delotro) expresa siempre una relacin social dedominacin y, en correspondencia, unaestrategia de resistencia a la dominacinimpuesta. La historia de Mxico, al menos durante losltimos 500 aos, es la de una sociedadmarcada por la subordinacin de pueblos ycomunidades con cultura distintiva ante unsector de la poblacin que practica unacultura diferente. Este sector, que podemosllamar sociedad dominante, ha impulsadosiempre un doble juego frente a las culturassometidas: por una parte, ha mantenidomecanismos sociales que perpetan la diferencia y acentan la desigualdad; por laotra, ha intentado imponer un proyectonacional uniformante que vuelve ilegtimas alas otras culturas. Es ah, en nuestro caso,donde radica la causa de la incompatibilidad cultural.

Por qu no postular quenuestra identidad nacional, la de mexicanos,no descansa en que todos hacemos,pensamos y sentimos lo mismo, sino ennuestra capacidad recproca para aceptar ladiversidad cultural y hacer de ella un recursopara todos en vez del obstculo que resultaser para los menos?El reconocimiento del pluralismo y ladecisin de fincar sobre l el proyectonacional permitira abordar el problema delpatrimonio cultural sobre bases muy distintasde las que actualmente lo empantanan.No se tratara ya de legitimar una porcinprivilegiada de los patrimonios existentespara construir con ella el patrimonio culturalcomn, desechando lo dems. Se tratara,en cambio, de aceptar la diversidad depatrimonios culturales, cada uno igualmentelegtimo para el grupo que lo ha heredado.

Sien las diversas culturas que coexisten enuna sociedad plural est presente esamisma valoracin de la diversidad, lasolidaridad no slo es posible sinoespontnea.Valga insistir en que diferencia no es lomismo que desigualdad. La diferencia existecomo resultado de historias que han dadolugar a diversas culturas particulares; ladesigualdad, tambin producto de la historia,proviene de las relaciones asimtricas, dedominacin/subordinacin, que ligan apueblos con culturas diferentes o a sectoressociales (clases y estratos) dentro de unamisma formacin sociocultural. Aunqueambos fenmenos pueden estar presentesde manera simultnea y a veces coincidircomo lneas divisorias que separan gruposdiversos (un pueblo colonizado es, a la vez,diferente y desigual, porque tiene culturapropia y est en posicin de subordinado),son sin embargo fenmenos esencialmentedistintos: por eso se puede afirmar elderecho a la diferencia y, al mismo tiempo,rechazar cualquier forma de desigualdad.

De todo lo anterior se concluye que elproblema del patrimonio cultural de Mxico(su rescate, su conservacin, su estudio ydifusin, su enriquecimiento) no puededesligarse del contexto mayor que define lasrelaciones entre pueblos y grupos conculturas diferentes. Si por conservacin yvaloracin del patrimonio cultural hemos deentender una movilizacin cada vez msamplia y consciente de la poblacin parapreservar y hacer uso del legado de objetosculturales que la historia ha puesto en susmanos, tal impulso y las accionesconsecuentes slo sern posibles en lamedida en que logremos crear,conjuntamente, una firme conciencia delvalor que representa la diversidad, parasuperar entonces las divergencias, nomediante la uniformidad improbable sino atravs de la solidaridad posible.En el caso de Mxico, como en muchosotros pases que provienen de unaestructura colonial que no ha sido abolida enla prctica social ni en la ideologadominante (aunque lo haya sido en lasleyes), el problema consiste en latrasformacin de esas relaciones sociales yde la ideologa que las expresa y lassustenta. La condicin excluyente y lapretensin exclusiva de la cultura occidentaldominante deben ser eliminadas.