bitacora académica no. 1

51

Upload: universidad-san-francisco-de-quito-usfq

Post on 03-Apr-2016

246 views

Category:

Documents


2 download

DESCRIPTION

Bitacora Académica No. 1

TRANSCRIPT

Page 1: Bitacora Académica No. 1
Page 2: Bitacora Académica No. 1

EnOportada:Ichneumonidae,OCryptinae,OCryptini.OLosErecientesE

descubrimientosEnosEdanEperspectivasEmásEconfiablesE

acercaEdelEnúmeroEdeEespeciesEdeEinsectosEenElaEAmazonia.E

NoEsonEmiles,EsinoEdecenasEdeEmiles.E

ComentariosOacercaOdeOlasOfotografíasOenOtexto*:EnchophoraO(pag.O5).OAunqueEmuchosEfulgóridos,E

incluyendoEestaEespecieEdeEEnchophora,EsonErelativamenteE

grandesEentreElosEinsectos,ElosEdetallesEdeEsusEvidasEsiguenE

siendoEenEsuEmayoríaEdesconocidos.

OrugaO(pag.O10).OLasElarvasEyEotrasEformasEinmadurasEdeE

muchasEespecies,EdesdeElosEartrópodosEhastaElosEanfibios,E

representanEunEenormeEretoEenEelEprocesoEdeEcatalogarElaE

biodiversidadEdeEcualquierElugar.ESeEnecesitanEcoleccionesE

amplias,EincluyendoEtodasElasEetapasEdeEvidaEparaEcadaE

especie,EparaEentenderEadecuadamenteEElasEoportunidadesEyE

responsabilidadesEenElaEconservaciónEdeEcualquierEzona.

Sphaeronycteris toxophyllumO(pag.O15).OLaEespecieE

Sphaeronycteris toxophyllum,EelEmurciélagoEdeEvisor,EesE

sumamenteEraraEyEprácticamenteEnoEconocemosEnadaEdeE

susEhábitos.EEntreEmilesEdeEcapturasEdeEquirópterosEenElaE

EstaciónEdeEBiodiversidadETiputini,EésteEindividuoEesEelE

únicoEdeEsuEespecieEobservadoEenE20EañosEdeEestudios.

Pisauridae,OThaumasia sp.O(pags.O21OyO22),EenEunE

eventoEnormalEdeEdepredaciónEenElaEnaturaleza.

KETodasElasEfotografíasEfueronEproporcionadasEporEKellyE

Swing.

Page 3: Bitacora Académica No. 1

CONSEJO EDITORIAL

EditorAlexis Hidrobo P, Ph.D.

Coordinador del Seminario Socrático Cosmos

Comité Editorial

Editores Asociados USFQ

Editores Asociados Externos

Web MasterJaime Páez Vera

Santiago Gangotena, Ph.D.Rector, Universidad San Francisco de Quito

Carlos Montúfar, Ph.D.Vice-Rector, Universidad San Francisco de Quito

César Zambrano, Ph.D.Decano de la Escuela de Ciencias del Colegio de Ciencias e

Ingenierías, Politécnico-USFQ.

Stella de la Torre, Ph.D.Decana del Colegio de Ciencias Biológicas y Ambientales,

COCIBA-USFQ.

María de Lourdes Torres, Ph.D.Vice Decana del Colegio de Ciencias Biológicas y Ambientales,

COCIBA-USFQ.

Carmen Fernández-Salvador, Ph.D.Decana del Colegio de Ciencias Sociales y Humanidades,

COCISOH-USFQ.

Diego F. Cisneros-Heredia, Ph.D.(c).Coordinador de Biología, COCIBA-USFQ.

Jorge Gomez T, Ph.D.Gabriel Trueba, Ph.D.Esteban Suarez, Ph.D.Fabrizio Noboa, Ph.D.

Nicolás Vásconez, Ph.D.(c).Ximena Ferro, M.A.

COCISOH.COCIBA.COCIBA.

CAD.CAD.

COCOA.

Elizabeth Pabón, Ph.D.Wilson Cardona, Ph.D.Marcelo Albuja, M.Sc.

Yadienka Martinez. Ph.D.Judith Venegas C. MSc.Tox.

Universidad Nacional de ColombiaUniversidad Andres Bello. Santiago de Chile

Escuela Politécnica NacionalNational Research Council. Canadá

CIATOX. Ecuador

Page 4: Bitacora Académica No. 1

GUÍA DE AUTORES

Envió del ArtículoLos manuscritos deben ser enviados al Editor, Alexis Hidrobo, vía correo electrónico a la dirección: [email protected] Al someter elmanuscrito, los autores deben recordar que su trabajo no ha sido publicado o sometido para publicación en otro sitio, y que todos los autores hanparticipado en su desarrollo, lo han leído cuidadosamente y están de acuerdo con su envío.

Revisión del ArtículoTodos los trabajos serán manejados por el Editor, co-editor y los miembros del consejo editorial correspondientes a la respectiva área delconocimiento. Los editores enviarán el manuscrito para evaluación por parte de revisores externos reconocidos (nacionales e internacionales) encada área. Los autores pueden sugerir revisores apropiados (no ligados directamente al desarrollo del estudio reportado). Los comentarios de losrevisores serán enviados para la consideración del autor. Si hubiere correcciones mayores, se enviarán al autor para su aprobación. Los trabajosaceptados serán finalmente enviados a un editor de estilo, previo a su publicación. Los criterios más importantes para la aceptación de losartículos son: originalidad, contexto, relevancia y seguimiento del estilo y formato requerido para la revista. Nuestra misión es indicar a los autoresla decisión tomada en un tiempo máximo de dos meses una vez que se ha recibido oficialmente el escrito.

Formato del ArtículoSiendo que el espíritu de “Bitácora Académica USFQ” es recoger trabajos que reflejen el estado del arte en un área determinada del conocimiento,los artículos enviados contendrán sobre 6000 palabras, y deben dividirse tomando en cuenta las siguientes secciones: (a) Título, nombres de losautores, afiliación institucional y direcciones postales; (b) Resumen y Abstract; (c) Texto - sin divisiones adicionales - , excepto subtítulos ; (d)Agradecimientos (si es pertinente); (e) Referencias bibliográficas y (f) Leyendas de figuras y tablas en caso necesario.

Los autores deben presentar sus manuscritos en Microsoft Word, tomando en cuenta cuidadosamente las siguientes recomendaciones:

• El manuscrito deberá ser escrito usando un tipo de letra Times New Roman con un tamaño de letra de 11 puntos y a espacio seguido. Losmárgenes deben ser de 30 mm a la izquierda y 25 mm a la derecha.

• La numeración de las páginas debe ser consecutiva en todas las páginas.

• El título debe ser conciso y directo, indicando los elementos claves. Debe ser escrito con un tamaño de letra de 12 puntos, resaltado (bold),centrado y sólo la primera palabra debe estar capitalizada.

• Debajo del título del manuscrito y separados por dos espacios van los nombres de los autores, usando comas (,) entre los autores, con untamaño de letra de 12 puntos y resaltado.

• La afiliación completa de cada investigador debe ir asociada con su nombre por medio de superíndices y colocarse separada por un espaciodebajo de los nombres con un tamaño de letra de 10 puntos y sin resaltar. El autor para correspondencia debe ir claramente identificado porun asterisco y se debe incluir al menos un correo electrónico de contacto.

Ejemplo:

Las colecciones científicas: percepciones y verdades sobre su valor y necesidadKelly Swing1*, Judith Denkinger1, Vladimir Carvajal L.2, Andrea Encalada1

1. Universidad San Francisco de Quito, Colegio de Ciencias Biológicas y Ambientales. Calle Diego de Robles y Vía Interoceánica,Campus Cumbayá. Casilla Postal 17-1200-841, Quito, Ecuador.

2. Sección Invertebrados, Instituto de Ciencias Biológicas, Escuela Politécnica Nacional, Quito, Ecuador* Autor para correspondencia, correo electrónico: [email protected]

• Se debe utilizar el Sistema Internacional de Unidades.

• Todo artículo deberá incluir como mínimo un resumen detallado en Español y un abstract detallado en Inglés (en caso de ser necesario sepuede incluir un tercer resumen en un idioma diferente). Cada uno será redactado como un párrafo continuo, y debe contener informacióndetallada de los objetivos, discusiones y conclusiones principales del manuscrito.

• Las referencias en el texto deben ir numeradas secuencialmente y se colocarán al final de la oración correspondiente dentro de un corchete,ejemplo: [5,6].

• Debe cuidar el uso de abreviaciones, las cuales deberán usarse lo menos posible y sin permitir ambigüedad alguna. El significado de todas lasabreviaciones deberá ser indicado la primera vez que se use dicha abreviación.

• Siendo una publicación electrónica, Bitácora Académica USFQ publica figuras o fotografías a color siempre y cuando tengan relación directaal manuscrito, sean de buena calidad y en formato JPG o PNG.

Bitácora Académica USFQ es un órgano de difusión de la Universidad San Francisco de Quito que refleja el espíritu reflexivo,crítico, plural y libre de su comunidad académica. El objetivo primordial es dar cuenta del trabajo científico, académico y humanista através de revisiones actualizadas que se publican en forma electrónica, todo con el fin de acercar el conocimiento hacia la sociedad en suconjunto. Los artículos en Bitácora Académica USFQ refieren “el estado del arte” de una materia en específico. La publicación de losartículos busca fundamentalmente facilitar y promover la circulación del conocimiento, el intercambio de ideas, su discusión y posteriorcomentario, mostrándose como una herramienta esencial para entender acerca de un tema en particular.

Page 5: Bitacora Académica No. 1

2

Las tablas y figuras deberán estar citadas con numerales Arábigos en el orden que aparezcan en el texto; ejemplos: Tabla 1; Tablas 1–3; Fig. 1;Figs. 1,4; Figs. 1–3. Cada tabla o figura debe tener su leyenda explicativa propia, y que será colocada debajo de la tabla o figura respectiva.

Se recomienda usar las tablas con moderación (en caso realmente necesario). Las tablas deberán tener únicamente los datos imprescindibles, con elpropósito de que el lector las comprenda con facilidad. Referencias Bibliográficas.Guía de autores

Referencias BibliográficasLas publicaciones a citar se ordenarán de acuerdo al orden numérico secuencial con el cual aparecen en el texto del manuscrito y su formato debetomar en cuenta los siguientes ejemplos:

• Artículo de una revista impresa:Romo, R. (1999). “Sensing and deciding in the somatosensory system”, Current Opinion in Neurobiology, 9, 487-493.

Cervantes, P.; J. Flores.; L. Montes. (1997). “La crítica literaria en México”, Revista de Literatura Iberoamericana, México, 7, 123-145.

• Artículo de una revista en línea:Bass, M.S.; Finer, M.; Jenkins, C.N.; Kreft, H.; Cisneros-Heredia, D.F.; McCracken, S.F. ; Pitman, N.C.A.; English, P.H.; Swing, K.; Villa, G.; DiFiore, A.; Voigt, C.C.; Kunz, T.H. (2010). “Global conservation Significance of Ecuador’s Yasuní National Park”, PLoS ONE, 5(1): e8767.doi:10.1371/journal.pone.0008767

• Libro:López Austin, A. (1971). “Textos de Medicina Náhuatl, México, SEPsetentas”, núm. 6, México: Secretaría de Educación Pública.

• Capítulo de un libro:Pires, J.M.; Prance, G.T. 1985. “The vegetation types of the Brazilian Amazon”, en: “Amazonia, Key Environments”, G.T. Prance, T.E.Lovejoy (Eds.), Pergamon Press: Oxford, pp. 109–145.

• Recursos en línea:Frost, D. 2009. “Amphibian Species of the World 5.3, an Online Reference”,Enlace: http://research.amnh.org/vz/herpetology/amphibia/index.php, American Museum of Natural History: New York, Fecha deConsulta: 28 Febrero 2010.

IMPORTANTE: Note que cada autor va separado por un punto-y-coma; no hay espacios entre las iniciales de los nombres; no se incluye “y”,“&” o “and” antes del último autor; se deben indicar todos los autores de la publicación y no usar “et al.”; si es necesario diferenciar dos o mástrabajos del mismo autor publicados en un mismo año, se utilizarán letras minúsculas consecutivas al lado del año, en letra cursiva, como en:Fernández (2000a), Fernández (2000b). El año de publicación va entre paréntesis. El título de la publicación va entre comillas, seguido de unacoma; el nombre de la revista va separada del número de la revista por una coma y el rango de páginas va separado por un guión n (–).

Bitácora Académica USFQ ~ ISSN: XXXXXXXRevista académica de publicación continua de la Universidad San Francisco de Quito USFQ

Vía Interoceánica, Campus Cumbayá, Casilla Postal 17-1200-841, Quito, EcuadorTelf Ed. 593 2 297 1700. Ext. 1425

Email: [email protected]://bitacora.usfq.edu.ec

Page 6: Bitacora Académica No. 1
Page 7: Bitacora Académica No. 1

Las colecciones científicas:percepciones y verdades sobre su

valor y necesidad

Scientific collections: perceptions and clarifications on their value andnecessity

Kelly Swing* 1, Judith Denkinger1, Vladimir Carvajal L.2, Andrea Encalada1,

Xavier Silva3, Luis A. Coloma4, Jaime F. Guerra1,5, Felipe Campos Yánez6,

Vlastimil Zak1, Pablo Riera1, Juan Francisco Rivadeneira, Hugo Valdebenito1

1. Universidad San Francisco de Quito, Colegio de Ciencias Biológicas y Ambientales.Calle Diego de Robles y Vía Interoceánica, Campus Cumbayá.

Casilla Postal 17-1200-841, Quito, Ecuador

2. Sección Invertebrados, Instituto de Ciencias Biológicas, Escuela Politécnica Nacional,Quito, Ecuador

3. School for International Training/World Learning’s Comparative Ecologyand Conservation Program-Ecuador

4. Centro Jambatu de Investigación y Conservación de Anfibios, Fundación Otonga,Calles Geovanni Farina 566 y Baltra, San Rafael, Quito, Ecuador

5. Boston University Tropical Ecology Program, USFQ, Ecuador

6. BIOECUADOR, Calles Madrid 1050 y Toledo 7B, Quito, Ecuador

* Para correspondencia, correo electrónico: [email protected]

Recibido: 24/02/2013 Aceptado: 22/05/2014

Revista Bitácora Académica USFQ, Septiembre/2014, N o. 1

Page 8: Bitacora Académica No. 1

Revista Bitácora Académica ­ USFQ, 2014, No. 1

Swing et al.

RESUM EN

A pesar de algunas percepciones erróneas que han llegado a ser comunes en las décadasrecientes, las colecciones de especímenes para investigación siguen siendo esenciales para elavance de la ciencia moderna. En el mundo entero la creciente conciencia sobre las extinciones deespecies ha promovido políticas y leyes para evitarlas. En muchos casos, estas normativas y suestructura burocrática asociada, han obstaculizado o bloqueado el crecimiento apropiado y rápidode las colecciones científicas y la documentación de la diversidad biológica. En parte de lacomunidad científica y de la ciudadanía hay confusión sobre el potencial impacto en laspoblaciones silvestres. En la gran mayoría de los casos y a lo largo de la historia humana, larecolección mesurada de ejemplares para usos científicos no ha estado vinculada con lasextirpaciones ni las extinciones de organismos. La pérdida de hábitats, el cambio climático, lospatógenos emergentes, la contaminación del ambiente y la cosecha dirigida (pesca y cacería) sonalgunos de los principales factores que sí han provocado impactos realmente graves y estántransformando ecosistemas enteros. Estos impactos han desbocado en la sexta extinción masivade especies.

Los reglamentos y una supervisión informada de las colecciones científicas son necesariospara un control eficiente. No obstante, la normativa sobre estas colecciones y su puesta enpráctica ha sido sesgada por sentimientos antropocéntricos extremos y opiniones populares.Consideramos que estos controles deben basarse en principios ecológicos y realidades científicaspara lograr el mejor estado de la situación. Igualmente las entidades reguladoras del estado debeneliminar las trabas burocráticas y al mismo tiempo promover y facilitar el financiamiento,incremento y uso de colecciones científicas en museos de historia natural, bancos de genoma ygermoplasma, centros de investigación, etc. Aunque la recolección y el sacrificio de ejemplares deciertas especies serían totalmente anti-éticos y deben ser sancionados, en contraposición, lacarencia de colecciones adecuadas para uso científico obstaculiza drásticamente nuestra capacidadde catalogar, conservar y usar la biodiversidad del planeta. Si desconocemos las especies denuestro ambiente, no conoceremos los potenciales recursos que ellas nos ofrecen, y no podremosaprovechar de la totalidad de nuestras oportunidades de forma adecuada, y muy probablementetampoco podremos evitar la extinción de muchas de ellas. Como en cualquier campo, la falta deinformación representa una pérdida de oportunidades. Sin un listado y conocimiento exhaustivode las especies y un entendimiento de sus roles en la naturaleza, es imposible comprender elfuncionamiento de los ecosistemas y por lo tanto, la creciente demanda del manejo eficiente delos recursos “renovables” se torna más difícil y menos probable cada día. Sin acceso a coleccionesrelativamente completas y sus innumerables datos y metadatos asociados (incluidos los de sugenoma), es difícil conocer las relaciones filogenéticas entre las varias especies y asignarlascorrectamente en un sistema de clasificación. En Ecuador se han catalogado aproximadamente75000 especies de organismos vivos macroscópicos y se estima someramente que esta cifrarepresenta menos del 10% de la diversidad biótica del Ecuador, la cual alcanzaría más del millónde especies. En países como Ecuador, este problema es relativamente más grave, pues al tratarsede un país megadiverso la escasez de inventarios completos de su diversidad biológica, y por tantode colecciones científicas apropiadas impone serios límites para su investigación, conservación,generación de conocimiento biológico, y en último término socaba el desarrollo y buen vivirhumanos.

Palabras Clave: colecciones científicas, recursos renovables, manejo, biodiversidad

3

Page 9: Bitacora Académica No. 1

Las colecciones científicas: percepciones y verdades sobre su valor y necesidad

Swing et al.

ABSTRACT

Despite widespread recent perceptions, the collection of research specimens remains vital tothe advance of modern science. Around the world, increasing awareness of extinctions hasresulted in policies and regulations that run counter to this necessity. Among the scientificcommunity as well as the lay citizens of the planet, confusion abounds regarding the causes ofimpacts on wild populations and the loss of species. In the vast majority of cases throughouthuman history, rational collection of specimens for scientific study has neither been connectedwith extirpations nor extinctions. Habitat loss, global climate change, emergent pathogens,environmental pollution and targeted harvest (hunting and fishing) have provoked much moreimportant impacts and have already transformed entire ecosystems. These factors have led to thesixth mass extinction.

Undoubtedly, informed regulations and oversight are necessary for efficient and functionalmanagement. Regulation cannot depend upon heartfelt sentiments or popular opinions; instead,controls must be based on ecological principles and scientific reality. While the sacrifice ofindividuals of some species for scientific collections would be totally unethical and should bepunished, the lack of broad collections drastically affects our capacity to catalog the biodiversityof the planet. If we do not know the species in our surroundings, we cannot recognize potentialresources among them, and we can certainly not take advantage of all of our opportunities in areasonable way. As in any arena, the lack of information represents a loss of opportunity.Without a complete list of species and a basic understanding of their roles in nature, it isimpossible to comprehend the overall functioning of ecosystems and in the end, effectivemanagement of “renewable” resources in light of increasing demands becomes more difficultand less likely every day. Without access to relatively complete collections (accompanied by aplethora of data and meta-data including genetic material), it is impossible to recognize andanalyze phylogenetic relationships and to properly position known species into existingclassification schemes. In Ecuador, about 75,000 species of macroscopic organisms have beencatalogued. This total is estimated to represent less than 10% of the existing biodiversity ofEcuador. In megadiverse countries like Ecuador, this problem is of greater relative importancebecause the lack of scientific collections and complete biotic inventories imposes serious limitson possibilities for conservation, generation of biological knowledge, and ultimately diminishespotential for development and access to an improved standard of living.

Key Words: scientific collections, renewable resources, management, biodiversity

4

Page 10: Bitacora Académica No. 1

Revista Bitácora Académica ­ USFQ, 2014, No. 1

Swing et al.

IN TRODUCCIÓN

Al parecer, existe un conflicto de interesesentre dos grupos que supuestamente compar-ten un mismo objetivo: la conservación de lanaturaleza, la flora y la fauna en conjunto consus hábitats nativos. Mientras un grupo afirmaque la única manera de asegurar el futuro de lanaturaleza es no toparla [1], el otro grupomantiene que un ecosistema o una especie queno tiene ningún valor tangible, económicamen-te medible, no presenta incentivos viables parajustificar su existencia, protección o manejopara el futuro [2]. Las dos visiones, aunque si-guen siendo debatidas, tienen su validez desdela perspectiva de sus proponentes y las co-rrientes filosóficas que las sustentan. Valeseñalar que cualquier presunta falta de valortangible más bien refleja una falta de informa-ción o ignorancia sobre el organismo en cues-tión. Las especies en peligro de extinción, ensu gran mayoría, están en esta situación debidoal impacto del crecimiento poblacional huma-no y nuestras actividades. La mayor parte delos hábitats silvestres se convirtieron en potre-ros, campos de cultivo y ciudades, y se captu-ran animales silvestres sin respetar hembras,juveniles o épocas de veda. En algunos casos,hemos disminuido sus poblaciones hasta extin-guirlas – a pesar de que existían durante millo-nes de años sin manejo alguno, como en loscasos de las tortugas marinas [3,4], los cocodri-

los y caimanes, entre numerosos ejemplos. Espor esta situación que algunos conservacionis-tas modernos han tratado de asignarles valoreconómico para que los humanos puedan en-tender y así apreciar a estas especies [5,6]. Hayfortalezas y debilidades en ambos argumentospero un punto en particular es indiscutible –necesitamos amplia información sobre los eco-sistemas y sus integrantes para poder entender-los, valorarlos, manejarlos y protegerlosadecuadamente ante las presiones actuales yvenideras [7]. Las nuevas amenazas a la biodi-versidad como el cambio climático y patóge-nos emergentes (debidas a la actividad humanaen el planeta) han hecho que la naturaleza ten-ga ya graves afectaciones irreversibles inclusoen áreas naturales consideradas mayormenteintactas, como es el complejo caso de las masi-vas extinciones de anfibios ocurridas desdemediados de los 1980s en áreas protegidas dela región Andina y el mundo [8].

Pensamos que el sacrificio de unos ejem-plares de ciertas especies es esencial para usocientífico y para entender mejor el estado de lasituación. La información y usos inconmensu-rables asociados a las colecciones científicasjustifican su vigencia. Por tanto, hay que aclararalgunos aspectos sobre ellas. Una percepciónpopular es que estas pueden ser nada más que

5

Page 11: Bitacora Académica No. 1

Las colecciones científicas: percepciones y verdades sobre su valor y necesidad

Swing et al.

trofeos para el recolector y que, aunque intere-santes para un observador, no tienen ningúnotro propósito más allá de alimentar el ego deldueño o sirven simplemente para satisfacer la“necesidad” humana de recolectar objetos. Enparte, esto fue cierto en el pasado, especial-mente durante el nacimiento de las coleccionesde historia natural [9]. A pesar de esto, muchasde las colecciones más antiguas presentan hoyen día un valor inmenso. No obstante, en elmundo moderno, y con los avances científicosy tecnológicos, nada podría estar más lejos dela realidad. Las colecciones científicas (y susdatos y metadatos asociados) depositadas enmuseos de historia natural (incluso aquellasrealizadas sin un propósito previo claro), ban-cos de genoma y germoplasma, tienen valoresy usos intrínsicos y extrínsicos enormes; algu-nos de los cuales incluso distan de lo actual-mente imaginable debido a la rapidez deldesarrollo biotecnológico, especialmente enáreas como la genómica. En general, las colec-ciones biológicas sirven como centros de do-cumentación o bibliotecas de la vida. Suimportancia, cuidado, manejo y conservaciónson resumidos por Herholdt [10] y Simmons yMuñoz-Saba [11], quienes además proveen unaextensa lista de referencias bibliográficas.Acosta-Buenaño y Páez [12] y Acosta-Buenaño[13,14] discuten brevemente algunos aspectosrelacionados a las colecciones biológicas enEcuador. A continuación, abordamos otros as-pectos, ahondamos discusiones previas y pro-veemos ejemplos que ilustran su importancia.

Colecciones para catalogar las formasde vida

Desde 1758, tiempo de Carl von Linné(Carolus Linnaeus), el sistema vigente paraaplicar nombres científicos, usado para docu-mentar el descubrimiento de una especie nuevapara la ciencia, depende de la existencia deejemplares testigo depositados en museos. Al-gunos de ellos son designados por el autor oautores de la descripción como “tipos” al queotros científicos puedan acudir para hacercomparaciones, en el caso de tener dudas so-

bre las identificaciones de otros ejemplares[15]. Es imprescindible conectar el nombrecientífico asignado con un(os) ejemplar(es) físi-co(s) de referencia, pues es frecuente la simili-tud morfológica entre las especies en algunoslinajes. Aún para las especies aparentementeúnicas o fáciles de reconocer, también tienesentido designar tipos por la eventualidad dedescubrir parientes cercanos, como fueron loscasos del elefante africano y el bisonte nortea-mericano. Por acuerdo científico, se aplica elsistema de tipos a todos los organismos descri-tos. Sin embargo, hay una tendencia creciente ycontroversial [16,17 y fuentes allí citadas] paradescribir nuevas especies sin requerir un espé-cimen tipo completo, tal es el caso de algunasaves descritas sin especímenes testigo. Consi-deramos que esta tendencia es nociva e incre-menta la probabilidad de confusiones al niveltaxonómico. Sin capturar y recolectar ejempla-res de cualquier especie, flora o fauna, no seríaposible ver, estudiar, entender, documentar,comparar, o compartir información sobre losdetalles de su anatomía; sin tener un ejemplaren la mano o debajo de un microscopio, mu-chos detalles morfológicos simplemente noson discernibles.

Se debe aclarar que un espécimen en unacolección no es simplemente un pedazo deprotoplasma puesto en alcohol o disecado so-bre una cartulina sino más bien, la evidenciatangible (ejemplar testigo) de la existencia deun organismo acompañado de los datos sobrela ubicación geográfica de su captura, fecha,hábitat, y un sinnúmero de otros datos infor-mativos que dependen del objetivo de la reco-lección. Cada muestra es un repositorio deinformación sobre la especie y una fuente paraestudios vanguardistas de su diversidad genéti-ca y aplicaciones de la genómica. Siempre po-demos regresar a los especímenes en losmuseos para confirmar y evaluar característi-cas, para evaluar lo que no vimos en un primerestudio o para compararlas con otros ejempla-res similares, previamente curados o recién ad-quiridos. Al final, los datos que acompañancada muestra tienen relevancia que puede sercrítica para la conservación de la especie.

6

Page 12: Bitacora Académica No. 1

Revista Bitácora Académica ­ USFQ, 2014, No. 1

Swing et al.

Para entender la importancia de las colec-ciones científicas desde otros puntos de vista,solamente hay que revisitar algunos momentoshistóricos en la ciencia de los últimos siglos.Cuando Linnaeus quería documentar la diver-sidad del planeta, en sus propias palabras “enhonor a Dios”, se buscaban y se requeríanejemplares de “todas sus creaciones”. Sin acce-so a tales ejemplares, y sin poder comparar di-rectamente las características de todos, hubierasido imposible ordenar los organismos en gru-pos coherentes. Cuando Charles Darwin re-gresó a Inglaterra con sus colecciones despuésde cinco años circunnavegando el globo, susmiles de especímenes le permitieron acudir alos expertos mundiales en los varios grupospara confirmar y ajustar sus identificaciones[18,19]. Sin esta ayuda por parte de una seriede científicos, sus ideas sobre la evoluciónjamás hubieran fructificado. Así mismo, el en-tendimiento de las aves de Galápagos se hubie-ra quedado estancado. Originalmente, Darwinconsideró que los pinzones del Archipiélagopertenecían a varios grupos taxonómicos – ypor lo tanto, no hubieran provocado ningunanecesidad de explicación. Sin la evidencia tan-gible de los ejemplares en sus colecciones, losespecialistas no hubieran podido evaluar losdetalles necesarios para determinar el verdade-ro parentesco entre las variedades y especies depinzones y no habría la posibilidad de corregirnada después de regresar del campo – o dichoen otras palabras, ¿porqué aceptar las observa-ciones de campo del joven Darwin sin ningunaevidencia? En los 1830s, las intervenciones yperspectivas de John Gould y otros colegas[20], basadas en ejemplares testigo, fueron laúnica razón por la que la teoría de la evoluciónno murió antes de nacer dentro del cerebro deDarwin. Cuando Henry Walter Bates recolectómiles de nuevas especies durante sus 11 añosen la Amazonía (mediados del siglo XIX), laposibilidad de colaborar con expertos de-pendía totalmente de sus colecciones. Sin suscolecciones de mariposas, nunca hubiera podi-do hacer las comparaciones detalladas necesa-rias para distinguir las especies similares queconstituyen los complejos de mimetismo. Lascolecciones hechas por Alfred Russel Wallace

entre Malasia y Australia le permitieron esta-blecer muchos conceptos fundamentales en elcampo de la biogeografía [20,21]. Hoy en día,todas las revisiones taxonómicas, dependen dela accesibilidad a ejemplares de todas las espe-cies involucradas; ninguna especie nueva puedeser descrita y ninguna publicación sobre la cla-sificación de los organismos puede ser redacta-da sin examinar series de ejemplaresalmacenados en una o varias colecciones. Ac-tualmente, cualquier estudiante de ciencias am-bientales conoce la historia vinculada con elimpacto del pesticida DDT en las aves rapaces.Estos estudios se basaron en las colecciones dehuevos que se hicieron antes de la amplia utili-zación de este químico en el mundo entero[22]. Anteriormente las colecciones fueronmuy valiosas para la ciencia, y actualmente sonincluso más importantes [23] pues servirán enel futuro para poder entender la naturaleza, te-ner referencia del estado natural antes, durante,y después de la industrialización y de otroscambios ambientales, e identificar oportunida-des para la conservación y manejo de especiesy ecosistemas.

Explotación histórica de labiodiversidad e impactosantropogénicos versus coleccionescientíficas

La meta principal de la conservación essalvaguardar especies, poblaciones y ecosiste-mas, no individuos [23,24]. Sabemos que cual-quier población funcional produce y pierdeindividuos todo el tiempo como una parte na-tural de su existencia [25-28]. Todos los proce-sos como el envejecimiento, la depredación, laenfermedad, etc. conllevan a la mortandad in-dividual, pero la capacidad de superar estos re-tos al nivel poblacional es justamente lo que hagarantizado el éxito de cada especie durantemiles o millones de años. Reconocemos que lapérdida de alguna proporción de individuos esnormal y que cada especie exitosa ha evolucio-nado desarrollando una capacidad reproductivapara compensar tales pérdidas.

7

Page 13: Bitacora Académica No. 1

Las colecciones científicas: percepciones y verdades sobre su valor y necesidad

Swing et al.

Refiriéndonos a la explotación de recursos,cosechamos lo que deseamos bajo la suposi-ción de que siempre habrá renovación de laspoblaciones a través de la reproducción [29].En muchos casos, hemos sobrepasado esta ca-pacidad natural de reemplazo y como resultadovarias especies se encuentran en peligro de ex-tinción. Por ejemplo, los expertos en manejopesquero suponían que la alta capacidad repro-ductiva de los atunes y otras especies comer-cializadas a gran escala les aportaría mucharesistencia a la sobre-explotación. Sin embargo,en los últimos 15 años, el 80% de la biomasade comunidades pelágicas se ha perdido, sien-do evidente la transformación y deterioro delecosistema marino [30]. Al llegar a un puntoasí de desesperación, en muchos casos, la situa-ción puede ser irreversible [31]. En general,tiene más sentido trabajar en la conservación ymanejo de la especie y su hábitat cuando to-davía quedan suficientes individuos para man-tener su diversidad genética viable. La metahumana siempre ha sido buscar cómo maximi-zar la explotación de una especie sin acabarcon ella totalmente. El concepto de la máximacosecha sostenible [32] se traduce en la máxi-ma ganancia que podemos mantener año trasaño. La pregunta es si realmente somos capa-ces de hacer esto de una forma sostenible alargo plazo.

La cacería de las ballenas durante los1800s ilustra nuestra poca capacidad en el ma-nejo de un recurso “renovable” [26]. En lugarde manejar los cetáceos de forma sostenible,pasábamos de especie en especie cosechandohasta agotar las más codiciadas y luego pasan-do a diezmar la próxima en la lista de priorida-des. Con esta estrategia, hemos llegado a lasituación actual en la que todas las trece espe-cies de ballenas de barba, sin excepción alguna,se encuentran con problemas poblacionales oen vías de extinción [33]. Aunque todas hayanya alcanzado el nivel de extinción comercial[34,35], la cacería de los cetáceos sigue en piepor parte de algunos países bajo la premisa derespetar costumbres ancestrales o de hacer in-vestigación científica. En el caso de estos enor-mes animales descritos y caracterizados desde

hace siglos [33], otras investigaciones puedenrealizarse sin la necesidad de sacrificarlos o uti-lizando ejemplares encontrados muertos en lasplayas [36,37].

En contraste, la recolección de variosejemplares de cualquier especie que cuenta conuna población sana, no representa una amena-za importante sino una buena oportunidad pa-ra aprender a conservarla [38]. Por lo común,el valor de cada muestra bien curada excede in-mensamente cualquier daño a la especie a nivelpoblacional. Si estamos hablando de los orga-nismos verdaderamente comunes, la captura dedocenas de individuos, en el caso de muchosvertebrados pequeños, o cientos de individuosen el caso de muchos invertebrados, no sueleimpactar la especie sustancialmente. En cam-bio, la eliminación de individuos de especiesgrandes suele provocar impactos más significa-tivos, para ellas mismas y para su ecosistema engeneral. Esta situación refleja unos hechosbiológicos básicos en las vidas de los organis-mos. Los organismos pequeños (generalmente“r seleccionados”) suelen tener vidas cortas,mientras los grandes (principalmente “K selec-cionados”) suelen ser más longevos; los pe-queños alcanzan la madurez sexual a una edadjoven y los grandes más lentamente; los pe-queños suelen producir prole en abundanciamientras los grandes no [26,28]. Puede haberexcepciones [39] pero esta información deberíaguiarnos en el manejo general hasta identificary entender tales especies consideradas excep-ciones. Muchas de las excepciones ya son des-tacadas por la Unión Internacional para laConservación de la Naturaleza (UICN) en suslistas [40] y libros rojos [41]. Es importante in-cluir y respetar estas fuentes en la evaluaciónde solicitudes de colección pero debemos re-saltar que esta ONG tampoco posee toda la in-formación específica y actualizada sobre lasespecies que incluye en sus listas [40-43], y engeneral abundan las especies con datos insufi-cientes [44], pues son necesarios más estudios,sobre todo, del estado de las poblaciones engeneral.

8

Page 14: Bitacora Académica No. 1

Revista Bitácora Académica ­ USFQ, 2014, No. 1

Swing et al.

Los humanos solemos consumir principal-mente las especies más vulnerables entre las K-seleccionadas y de alto nivel trófico [45]. Aun-que la cosecha a escala comercial de algunasespecies grandes va totalmente en contra deeste hecho (desde los peces del mar hasta losárboles de la selva), perspectivas sociales, polí-ticas y económicas suelen tomar prioridad enlas decisiones vinculadas con el manejo de es-tas especies valiosas. Estas perspectivas noshan llevado a sobre-explotar muchos recursospesqueros del mundo a una escala alarmante[46-48]. Un cambio de mentalidad radical es loúnico que puede superar esta situación para losatunes, los picudos y los tiburones [49]. Valeseñalar que la explotación dirigida, sea al nivelcomercial/industrial o artesanal y de subsisten-cia, suele extraer enormes números de indivi-duos de una población mientras lascolecciones científicas típicamente incluyen in-significantes proporciones de todos los repre-sentantes de una especie en cualquier región.Por ejemplo, durante el 2005, se cosecharonestimativamente 4,381,377 cangrejos rojos(Ucides occidentalis) en los manglares de Ecua-dor, para alimentación humana [50], mientrasque la recolección de ejemplares de la mismaespecie para estudios de taxonomía, evolución,morfología, filogeografía, entre otras discipli-nas científicas, requeriría no más de 100 a 200individuos, es decir el 0.005% de la menciona-da cosecha anual.

Sentimientos humanos hacia lascolecciones y un contraste a otrosimpactos antropogénicos

Muchas personas no pueden justificar oaceptar el sacrificio de ningún individuo paracualquier finalidad e ignoran o desconocen al-gunos hechos. Primero, todos los organismosen el mundo mueren en algún momento. Lamayoría tienen vidas cortas y son relativamentepequeñas, como por ejemplo, los artrópodos(insectos principalmente). Ellos representanuna proporción enorme de la biomasa terrestredel planeta. Segundo, la muerte en la naturale-za generalmente involucra violencia y sufri-miento, a través de un evento de depredación

o por enfermedades [51] que llevan al infecta-do hacia un estado de debilidad y finalmente, aser depredados. Morir viejo y tranquilo es ex-tremadamente raro en la naturaleza. Podemosdecir lo mismo cuando la vida se termina através de la cosecha - sea artesanal, comercial oindustrial. En cambio, cuando los científicoscapturan y sacrifican organismos, comúnmentees con la intención de usarlos como muestrasde estudio, en buenas condiciones y a perpetui-dad. El proceso necesariamente involucra mé-todos humanamente aceptables, rápidos yeficaces (usualmente a través de sobredosis deanestésicos); son también ética y profesional-mente regulados [52-54]. Tercero, el númerode animales matados intencionalmente en otrassituaciones (a través de la pesca y cacería, eluso de insecticidas en casas y sembríos, el usode trampas contra las plagas como las ratas, eluso de un matamoscas en una vivienda, etc.),es sin duda, miles de veces mayor a lo que loscientíficos podrían provocar en conjunto [55].Cuarto, la cantidad de animales matados acci-dental o colateralmente por un ciudadanocomún o por nuestra simple presencia en unlugar es enorme, aunque las muertes puedancategorizarse como incidentales, indirectas oinconscientes [56]. También nuestras activida-des, vinculadas con la vida cotidiana, la cose-cha de recursos, la agricultura, la construcciónde edificios o carreteras, lo que generalmentellamamos progreso, eliminan organismos engrandes números y arrasan con sus hábitats. Seestima que la pesca incidental, por ejemplo, deanimales no comerciables es igual al tonelaje dela cosecha descargada y reportada, sumandoanualmente 100,000 millones de kilogramos alnivel mundial [48]. Entre la enorme lista depérdidas colaterales, se incluyen aves marinas,tortugas marinas, mamíferos marinos y tiburo-nes. Durante un viaje en áreas rurales en la no-che, cientos o miles de insectos mueren en lamascarilla y parabrisas de cualquier auto y devez en cuando, algún murciélago o ave noctur-na [57]. En el día, la situación es algo diferente;las víctimas son insectos de especies distintas, yde vez en cuando también muere algún ave. Dedía o de noche, otros animales terrestres resul-tan atropellados en la vía [58]. Por ejemplo, se

9

Page 15: Bitacora Académica No. 1

Las colecciones científicas: percepciones y verdades sobre su valor y necesidad

Swing et al.

han reportado atropellamientos del posible-mente extinto sapo arlequín Jambato (Atelopusignescens) durante migraciones masivas de indi-viduos cruzando la carretera Panamericana enlas provincias de Chimborazo y Bolívar (en1958 y 1959) y en la vía Ambato-Guaranda (el15 de mayo de 1985). Durante estas migracio-nes se observaron miles de individuos aplasta-dos a lo largo de hasta 8 kilómetros decarretera [59]. Por sus capacidades como de-predadores, un solo gato doméstico [60,61]que vive suelto en una urbe con áreas verdesmata más pájaros y roedores que cualquier or-nitólogo o mastozoólogo podría capturar enaños [62,63]. Cualquier persona que consumeproductos de papel que, incluyendo la comprade libros, provoca la pérdida de bosques y elhábitat de millones de especies; el vivir en unacasa con estructuras o muebles de madera pro-duce los mismos impactos [64]. El consumode víveres de cualquier categoría depende de laagricultura o ganadería que ha suplantado lacobertura natural de alguna parte del planeta,lo que significa la pérdida de espacios naturalesy la muerte de numerosos individuos de variasespecies; ningún consumidor queda libre deculpa en este sentido aunque no estén cons-cientes del hecho.

Muchas petroleras mantienen mecherospara quemar el gas natural que es un productocolateral de sus actividades extractivas. Millo-

nes de insectos mueren cada noche en cadauna de estas teas, aparatos que abundan en laAmazonía. Cuando una petrolera o un colonotala una hectárea de bosque, 100,000 especiesde insectos, pierden sus refugios y sitios de ac-cionar [65,66]. Igualmente la “cosecha susten-table” de aunque sea unos pocos árbolesmaderables produce la muerte accidental demiles a millones de animales durante la tala.Como mínimo, millares de individuos sonafectados negativamente, probablemente paramorir en seguida al perder su microhábitat opor falta de refugios o por competencia conotros individuos ya establecidos en el bosqueadyacente hacia dónde huyen, etc. [24] Datosde bandadas mixtas de aves en el Parque Na-cional Yasuní [67] indican que es erróneo pen-sar que al deforestar unas cuantas hectáreas yquitar los territorios en los que las aves se en-cuentran, estas podrán buscar en el “extensobosque” otro sitio para sobrevivir. Se calculaque al desbrozar un solo kilómetro cuadradode selva tropical, se pierden aproximadamente1,900 aves [68], 21,000 anfibios adultos [12,13]y por ende, cientos de miles de juveniles. El in-cendio de tan solo una hectárea de bosque an-dino nativo en un sitio como el BosqueProtector Cashca Totoras (2800-3100 msnm,Provincia de Bolívar) mataría alrededor de 600individuos de la rana cutín (Pristimantis simonbo-livari) [69]. Típicamente, la colección científicaremueve pocos ejemplares, no cambia el hábi-tat o causa daño a la población [70], por lo quepermite la libre recolonización. Entonces, elperjuicio es temporal y de bajo impacto. En

10

Page 16: Bitacora Académica No. 1

Revista Bitácora Académica ­ USFQ, 2014, No. 1

Swing et al.

cambio, la apertura de espacios para el desa-rrollo humano elimina hábitats y la posibilidadde recuperación de poblaciones permanente-mente [24]. En cuanto a las plantas tropicales,también se pierden representantes de más demil especies en un área de igual tamaño [71].Entre ellas son cientos de árboles, lianas, bro-melias, orquídeas, anturios [72] y arbustos, la-mentablemente incluyendo toda su epifauna.Este tipo de destrucción se produce con laapertura de cualquier vía de acceso, como porejemplo, para la extracción del petróleo. Asi-mismo, la contaminación de un río por efluen-tes de las ciudades termina la vida de millaresde especies acuáticas [73]; por ejemplo, en unmetro cuadrado de río, se pueden encontrarmás de 3,000 invertebrados [74]. En el nombredel “progreso”, todo esto es ignorado mientrasla colección de unos ejemplares científicos mu-chas veces ha sido cuestionada y poco com-prendida por funcionarios del estado, quieneshan puesto límites arbitrarios al número de es-pecímenes a ser recolectados sin considerarque esta actividad puede proveer valiosa infor-mación que permita un desarrollo sustentabley la conservación, en vez de solamente destruirespacios naturales para el desarrollo. El pro-greso de la ciencia merece consideración to-mando en cuenta estos hechos; una pequeñafracción de las pérdidas incidentales al desarro-llo seguramente sería justificable en el nombrede los avances científicos.

Un ejemplo relacionado a lo anterior nosmuestra la increíble visión de la comunidadbotánica, nacional e internacional, en los años1990, cuando aprovecharon la apertura de laVía Maxus en el Bloque 16 en el Parque Na-cional Yasuní y recolectaron muestras de cadaplanta que caía ante los tractores y motosierras.En esa ocasión, se documentó la pérdida demillones de plantas, desde las especies diminu-tas hasta los árboles gigantes de 50m de altura,a lo largo de la ruta de esta carretera. Afortu-nadamente, este grupo de científicos tomó elmomento de destrucción como una oportuni-dad de acceso y llegaron a acumular la colec-ción botánica más grande en la historia del

Ecuador. Esta colección representa lo queexiste en un tramo de más de 100km y añadiócientos de especies a nuestro conocimiento dela zona [75,76] y varias especies nuevas para laciencia. Jamás haríamos algo semejante sola-mente para acumular una colección, pero la in-novación convirtió este evento en un transectocientífico invalorable – y justamente en la zonamás diversa del planeta. Esta colección y losestudios subsecuentes en la parcela de 50ha dela Pontificia Universidad Católica del Ecuador(PUCE) [77] han permitido cuantificar unabuena parte de la biodiversidad vegetal del Ya-suní.

Cualquier terrateniente tiene el derecho depreparar sus terrenos para las actividades quele permitan sobrevivir, alimentar a su familia,etc. Una interpretación de la ley ecuatorianaimplica que los terrenos mantenidos y maneja-dos por el sector privado tienen que hacerse“productivos”. En su turno, esto implicaría laconversión obligatoria de la cobertura vegetalnativa en algo manejable y rentable [78]. Du-rante la limpieza de un trozo de bosque, lógica-mente se debe talar los árboles y abrir espaciopara la vivienda y los sembríos y se puede co-sechar o quemar todo que cae. Paradójicamen-te, un botánico sin permiso gubernamental nopuede colectar ningún ejemplar para depositar-lo en un herbario, aunque sea de una especieno identificada y/o nueva para la ciencia. El di-lema para el botánico en un caso así es la elec-ción entre respetar la ley o aprovechar de laoportunidad para contribuir al conocimientocientífico. Estas últimas oportunidades sonrarísimas y los trámites legales son generalmen-te engorrosos y largos. Un buen ejemplo de lovalioso que pueden resultar estas recoleccioneses él de las realizadas por el entomólogo Gio-vanni Onore durante la década de los 1980 enáreas donde la colonización destruía miles dehectáreas de bosques, especialmente en la re-gión de San Francisco de las Pampas, Provinciade Cotopaxi y las plantaciones de palma africa-na se expandían en los alrededores de Coca,Provincia de Orellana. Sobre la base de estascolecciones científicas de insectos y otros in-

11

Page 17: Bitacora Académica No. 1

Las colecciones científicas: percepciones y verdades sobre su valor y necesidad

Swing et al.

vertebrados, anfibios y reptiles se formaron lascolecciones científicas más grandes con las quecuenta el Ecuador [79]. Cientos de especiesnuevas para la ciencia fueron descubiertas[80,81]. Algunas de estas recolecciones, comolas de anfibios, fueron posteriormente utiliza-das por los científicos para indagar las causasde las extinciones catastróficas masivas de anfi-bios ocurridas alrededor del mundo. El uso deestos ejemplares proveyó datos necesarios paraconstatar no solamente la extinción de especiessino para investigar sobre las causas de su re-pentina desaparición [82].

Una interrogante generalizada de personasno familiarizadas con colecciones científicas es:“¿si los animales se están extinguiendo, por quéhay que matar aún más individuos para estascolecciones?” Aunque es verdad que las colec-ciones de animales suman sacrificios (relativa-mente menores), nuestra argumentaciónenfatiza la importancia de estas en los avancesde la ciencia en general y la conservación enparticular. Quisiéramos proveer algo de pers-pectiva sobre las cantidades colectadas en pro-porción a otras pérdidas. Cada especie es unlibro lleno de información sobre la vida y la su-pervivencia; cada especie por descubrir es un li-bro sin abrir y sin título. Lo que aprendemos através de estos restringidos sacrificios científi-camente aprovechados nos da oportunidadesde reconocer los valores ecológicos y comercia-les potenciales; la información resultante com-pilada puede enseñarnos cómo salvar/manejarlas especies enteras y sus ecosistemas o nospuede servir para fortalecer los argumentos pa-ra su conservación ante la opinión popular. Altener listas de las especies presentes en cual-quier lugar, se posibilita atraer su atención paraprotegerlas. Al conocer más detalles sobre losorganismos que han ocupado el planeta duran-te más tiempo que nosotros y consecuente-mente, sobrevivido muchos cambiosclimáticos, es posible encontrar respuestas paralos retos que enfrentaremos nosotros como es-pecie en el futuro cercano.

Salvataje de despojos, esqueletos yconchas

Los animales ya muertos (por causas natu-rales o por la cacería o pesca, atropellamientosu otros accidentes) pueden servir sea como es-pecímenes completos, muestras de tejidos, opor lo menos, de materia ósea dependiendo desu estado. En el mundo entero, las restriccionessobre la colección de material osteológico hancrecido drásticamente con la concientizacióndel público sobre temas relacionados con laconservación. Estamos de acuerdo con que nose debe permitir el sacrificio de animales gran-des con el exclusivo propósito de obtener susesqueletos. Sin embargo, la recuperación de loshuesos de cualquier animal que haya muertobajo otras circunstancias debería ser aprovecha-da por la comunidad científica, y debería serimpulsado por las agencias gubernamentalesvinculadas. Claramente, ya existen ejemplaresde esta procedencia para algunos vertebradosen los museos del mundo pero estas coleccio-nes están lejos de ser completas, en especial enEcuador, particularmente para animales raroscomo el manatí amazónico, el delfín rosado yun sinfín de otros animales de regiones pocoexploradas. Como una ilustración de lo que fal-ta descubrir y podemos aprender a través decadáveres encontrados, dos ballenas rarísimasaparecieron muertas recientemente en una pla-ya en Nueva Zelanda. Aunque Mesoplodon traver-sii fue originalmente descrita en 1872, estos sonlos primeros ejemplares completos rescatadosde la especie. Anteriormente, la única evidenciaque se tenía de su existencia eran fragmentosde dos cráneos y un trozo de mandíbula. Antesde este evento, ni siquiera se conocía como seveía esta especie que alcanza un tamaño quesupera los 5 metros [36].

Mientras los estudios de anatomía y mor-fología son necesarios para nuestro entendi-miento de la taxonomía de los animales y suparentesco, hay otros tipos de información quepodemos extraer de sus esqueletos. La acu-mulación de varias toxinas (en especial los me-tales pesados), puede ser detectada a través delos huesos de cualquier animal. Por lo tanto,

12

Page 18: Bitacora Académica No. 1

Revista Bitácora Académica ­ USFQ, 2014, No. 1

Swing et al.

ejemplares de varios lugares y de todos losaños pueden servir como una de las pocasfuentes de este tipo de información [82-84], lacual podría servir para atraer atención a pro-blemas de posibles contaminaciones crónicas,y para luego ayudar a mitigar y/o remediar losimpactos. El valor de tales ejemplares para de-terminar causas de muerte es imposible de es-timar. Otro ejemplo lo constituyen los 1500delfines varados en la costa peruana en 2012,los cuales dieron evidencia de impactos agudosprovocados por las pruebas sísmicas en la re-gión, en relación a la exploración petrolera[85].

En el caso de los organismos marinos,ningún estudio ha demostrado que el calcio oel carbonato de calcio, los principales compo-nentes de los huesos y conchas, podrían serconsiderados como factores limitantes para elecosistema [86]; su extracción desde el ambien-te no podría ser interpretada racionalmente co-mo un impacto importante al nivel delecosistema. Tan solo con la colección de con-chas desde las playas, se han registrado cientosde diferentes especies de moluscos en la costaamericana [87]. Aceptamos que debe haberalgún control sobre la recolección dirigida parala venta de este tipo de ejemplares, como sonlos caracoles y corales en particular, justamentepor el incentivo económico de matar estas es-pecies en lugar de simplemente esperar sumuerte. La reciente extinción comercial de lasostras gigantes, Spondylus spp., a lo largo de lacosta ecuatoriana, ilustra esta situación [88].Un estudio basado en las conchas de Spondylusdescartadas desde unos restaurantes revelómucha información sobre la comunidadbentónica vinculada a este bivalvo [89]. Bajoestas circunstancias, la comunidad científicadebería aprovechar de tales oportunidades úni-cas de aprender sin sacrificar individuos adicio-nales y para ello tanto los científicos como losmuseos deberían tener las licencias necesarias.Aun así, esta estrategia tendría que limitarse enla práctica a la extracción científica. Por las po-tenciales complicaciones en el control, se en-

tiende que no es aceptable la extracciónturística no regulada por ejemplo en áreas na-turales protegidas.

Hace años durante su primera visita aGalápagos, el primer co-autor de este artículo(KS) tomó una oportunidad entre las activida-des planeadas para subir a la torre de la cister-na del hotel donde se alojaba en PuertoBaquerizo Moreno en la Isla San Cristóbal parasacar un par de fotografías panorámicas. Ob-servó que adentro del tanque, flotaba en elagua, lo que quedaba del cuerpo de un gavilánendémico ya muerto durante algunos días. Co-mo científico formado en la curación de variascolecciones científicas, quería aprovechar laoportunidad para rescatarlo pero entendía quelas leyes no permiten ninguna excepción a laprohibición de la colección de cualquier espé-cimen del Archipiélago. Considerando las posi-bles consecuencias legales asociadas al rescatarel esqueleto, se abstuvo. Luego de la visita, através de la comunidad ornitológica, logró en-tender que éste habría sido el primer esqueletode esta especie entre todas las colecciones esta-blecidas en el mundo [90,91]. Como la pobla-ción estable de esta especie desapareció de estaisla hace aproximadamente medio siglo [92],este ejemplar podría haber sido el único depo-sitado en las colecciones y la tecnología actualhabría permitido la extracción de su ADN. Na-die debería permitir el sacrificio de un animalcon una población tan limitada pero de igualforma, es una pérdida científica no aprobar yaprovechar tales oportunidades. En octubre delaño 2010, nuevamente se presentó la oportuni-dad de recuperar los restos de un albatrosendémico en una playa al oeste de Puerto Vi-llamil en la Isla de Isabela pero una vez más,no existía el mecanismo para hacerlo legalmen-te.

Cualquier persona puede ir al mercado ycomprar todo el pescado que pueda consumir;la industria pesquera y la economía de muchasregiones dependen totalmente de estas activi-dades comerciales. Sin embargo, si un ictiólogocompra el mismo pescado y en lugar de

13

Page 19: Bitacora Académica No. 1

Las colecciones científicas: percepciones y verdades sobre su valor y necesidad

Swing et al.

comérselo, decide mantenerlo en alcohol parausarlo como ejemplar en la docencia o hastaestudiarlo, está cometiendo un delito. En 1998,el dueño de una operación turística en Manabí,Alfonso Pinoargotty, mientras compraba pes-cado, encontró un pescado extraño; sabiendoque el autor KS es ictiólogo, lo compró y loguardó para que hubiera la oportunidad deevaluarlo. Resultó ser una quimera y el primerregistro de esta subclase de vertebrados para elpaís [93]. Parece que su presencia en aguasecuatorianas fue vinculada con el fenómeno deLa Niña. El descubrimiento del celacanto, un“fósil viviente” entre los peces, una pieza claveen nuestro entendimiento de la evolución dellinaje de los vertebrados, ocurrió en África enun escenario muy similar [94,95]. Tales oportu-nidades son rarísimas y no deberían desaprove-charse.

Consideraciones poblacionales

Para tener algo de perspectiva sobre el te-ma de capturas de organismos, deberíamos es-tar conscientes de que actualmente la únicaforma legal de cosecha de fauna silvestre, másallá de las prácticas artesanales e indígenas tra-dicionales, es la pesca bajo ciertas circunstan-cias particulares. Es imprescindible hacercomparaciones entre los números que son des-tinados para las colecciones científicas y la ex-plotación comercial, en relación a lasabundancias de los organismos, sus densidadesnaturales, su mortalidad natural, etc. Los si-guientes ejemplos nos darán contexto para en-tender estas circunstancias.

En Yasuní, cualquier persona caminandoen el interior del bosque puede observar regu-larmente unos sapos de varias especies del gé-nero Rhinella que se camuflan con la hojarasca(todos reconocidos anteriormente bajo elnombre Bufo typhonius o Rhinella margaritifera).Según estudios científicos, entre esta especie yalgunas otras ranas que habitan entre la hoja-rasca, los anfibios tienen densidades de más deseis individuos por cada 100m2 [96]. Entonces,podemos extrapolar que en una hectárea, en

cualquier momento, existe un promedio de 600ranas en el suelo, sin considerar las otras espe-cies arborícolas. Entre el Parque Nacional Ya-suní y la Reserva Étnica Waorani, fácilmentehay un millón de hectáreas que son aptas paraestas especies. Esto significa que el total de ra-nas en la hojarasca del Yasuní es mayor a 600millones de individuos. Aun dividiéndolas ensubgrupos por especie, cada una cuenta con unmínimo de miles o cientos de miles de indivi-duos en la totalidad de la región, dependiendode su especie y abundancia relativa. Para seguirla línea del argumento, los sapos como Rhinellasuelen especializarse en comer hormigas. Cadasapo ingiere entre docenas y cientos de hormi-gas cada día dependiendo de sus oportunida-des. Las densidades de los depredadores (lossapos) y sus presas (las hormigas) han estadoen equilibrio durante millones de años. Estosignifica que hay suficientes hormigas para ali-mentar a todos los sapos, y suficientes reem-plazos para alimentarles todos los días aperpetuidad – mientras permanezca el hábitatintacto. Los sapos también son parte de unacadena alimenticia y sus poblaciones han podi-do mantenerse ante alguna tasa de pérdidas através de la depredación. Algunos estudios so-bre las hormigas nos dicen que ellas puedenocurrir en abundancias altas. En promedio,Mertl et al. [97] encontraron prácticamente unnido de hormigas por metro cuadrado de suelocon hojarasca. Aquí estamos hablando de unnido por metro cuadrado, no una sola hormi-ga. Aceptamos que los nidos de algunas espe-cies son pequeños y no incluyen más de unasdecenas de individuos. Sin exagerar en loscálculos, suponemos que cada nido cuenta conunos 100 individuos [98]. Así, si hacemos elmismo cálculo que hicimos con los sapos, nosda el resultado de un millón de hormigas porhectárea y 100 millones por kilómetro cuadra-do en el suelo, sin considerar los formícidos ar-borícolas. Claramente, en total, estas sondivididas entre cientos de especies [99] peromuchas tienen una buena representación. Elpunto a destacar en estos casos es la posibili-dad de que una especie, o grupo de organis-

14

Page 20: Bitacora Académica No. 1

Revista Bitácora Académica ­ USFQ, 2014, No. 1

Swing et al.

mos, puede soportar la colección científica devarios individuos o varios cientos de indivi-duos sin perjudicar a la población ni a la espe-cie.

De ninguna manera quisiéramos incluir to-das las especies de animales en esta categoría;muchas especies caben aquí fácilmente perootras no. No sabemos con exactitud cómo ca-tegorizar todas las especies pero los ecólogosteóricos y los biólogos de campo experimenta-dos han elaborado criterios sobre cuáles espe-cies serían particularmente susceptibles a sufrirpor la pérdida de poquísimas cantidades de in-dividuos [26,28]. Previamente, se han presenta-do algunas perspectivas sobre los números deindividuos que se pueden colectar racional-mente en cualquier sitio según el tamaño y elnicho ecológico del organismo [24]. Recono-ciendo que no hemos llegado a aplicar unnombre científico al 80% de los invertebradosen lugares como el Yasuní, es evidente que nohay ninguna posibilidad de conocer con certe-za este tipo de información reproductiva/po-blacional detallada de muchas especies. Losprincipios básicos de la biología y la ecologíatienen que guiarnos por el momento. Las co-lecciones bien manejadas y razonables son elpunto de partida para llenar los vacíos en nues-tros conocimientos. Los estudios extensivos deErwin nos da un número total de 3.2 x 1010

artrópodos por hectárea [66]. Aunque algunas

especies grandes son excepcionales en sus ca-racterísticas de reproducción y longevidad, unagran mayoría puede soportar la extracción dedecenas de individuos fácilmente sin impactossustanciales. Los experimentos de Erwin confumigaciones repetidas en varios países neotro-picales también confirman que las poblacionesde artrópodos se recuperan en poco tiempoaún cuando toda la comunidad es eliminada enespacios relativamente pequeños como sonaquellos limitados a un solo árbol a la vez,siempre y cuando la estructura del bosque alre-dedor se mantenga [65,66]. Similarmente, se hareportado que después de una remoción com-pleta del fondo del río con maquinaria pesadapara actividades mineras, se puede recuperar lariqueza, diversidad y abundancia de invertebra-dos acuáticos que originalmente estaban ahí enrelativamente poco tiempo [100]. Es decir, al-gunos ecosistemas tienen alta resiliencia, y através de procesos de recolonización y recluta-miento de individuos, el ensamblaje de espe-cies tiende a recuperarse en poco tiempo,siempre y cuando el resto del río se mantengaen buenas condiciones que favorezcan este re-establecimiento.

En una situación natural, en hábitats mari-nos óptimos, algunas especies de peces pe-queños (por ejemplo los apogónidos, Apogonspp.) pueden tener densidades de decenas deindividuos en un espacio de unos pocos me-tros cuadrados alrededor de las rocas sumergi-das. Cualquier turista que participa en el buceo

superficial (“snorkeling”) en Galápa-gos puede confirmar avistamientosde entre cien y mil de estos pececi-

tos rojos por hora de esta activi-dad. Pero estos no soncomerciales y nunca serían pre-

sas de la pesca dirigida. Para espe-cies más grandes y codiciadas, susdensidades son mucho menores.Para hacer comparaciones, pode-mos tomar en cuenta especies co-

diciadas como son los meros [101].Algunas especies viven en hábitatssimilares pero, por ser depredado-res grandes, tienen densidades

15

Page 21: Bitacora Académica No. 1

Las colecciones científicas: percepciones y verdades sobre su valor y necesidad

Swing et al.

menores. De todas maneras, legalmente unpescador puede colocar una red o unos anzue-los justo al lado de un sitio de estas caracterís-ticas, y podría capturar prácticamente todos losindividuos de un arrecife en una sola noche.Hasta ahora, un ictiólogo podría solicitar unpermiso para capturar 10 ejemplares de una es-pecie pequeña y abundante (como son los ojo-nes o salemas rayadas, Haemulidae, Xenocysjessiae, por ejemplo), y lo más probable es quesu solicitud saldría negada mientras la pesca ar-tesanal podría llevarse cantidades sustancialesde especies grandes que tienen mucho menoscapacidad de reemplazarse. Se ha señalado queactualmente las restricciones para cualquier ti-po de colección científica han aumentado entodo el mundo [102], a pesar de no haber justi-ficaciones contundentes.

En el bosque húmedo tropical, las aves co-munes del orden Paseriformes, típicamente vi-ven en densidades de una pareja por cada 5hectáreas [68]. Este dato implica que existen20 parejas de estas especies en cada kilómetrocuadrado. Dado el tamaño del Parque NacionalYasuní y la Reserva Waorani, se estima que hayun mínimo de 300,000 ejemplares (entre ma-chos y hembras) de cada especie de pájaros delsotobosque en la zona. Estas especies no sonutilizadas por los indígenas y no sufren porpresiones de cosecha. La amenaza más impor-tante para ellas es la pérdida de hábitat a travésdel desarrollo [103]. Aún en los tiempos cuan-do los científicos estaban colectando muchosespecímenes, era rarísimo tomar la cantidadequivalente a lo que corresponde a una frac-ción de 1km2 de cualquier especie [24]; el pro-medio de especímenes recolectados porespecie era de 3 o 4 individuos. Según esos es-tudios, los impactos provocados por las captu-ras con redes de neblina eran imposibles dedocumentar o cuantificar a una distancia de100m desde el sitio de trampeo, por ser tan in-significantes. En general, es bien conocido quela mayoría de poblaciones de aves se recuperanen poco tiempo [104] después de una interven-ción de este nivel. Aún en situaciones natura-les, sin intervención alguna por parte delhombre, solo el 2% de las aves paseriformes

estarían vivas después de 5 años [24], debido asus expectativas de vida.

Para dar más contexto a la vida de las avespequeñas en la selva, pero a otro nivel trófico,consideramos un día en la vida de un halcón(Accipitridae) que consume aves. Cada unosuele matar un miembro de los paseriformescada día; en 5 años, cada individuo habría co-mido 1825 pájaros, y según su nivel de especia-lización, habrá seleccionado entre sus presas,miembros de unas pocas especies. Este núme-ro supera la cantidad de ejemplares de cual-quier especie en particular reposando en todoslos museos del mundo, combinados. [24]

Perspectivas socio-culturales, pasadasy futuras

En la mayoría de culturas y religiones unser supremo ha señalado, de alguna forma, quetodos los recursos fueron creados específica-mente para servir como provisiones para la es-pecie favorecida, nosotros los humanos. Estaperspectiva no representaba ningún problemamientras nuestras poblaciones seguían pe-queñas y dispersas [105]. Desafortunadamente,hemos mantenido aquellas perspectivas “bíbli-cas” sobre nuestra utilización de los recursosdel planeta a pesar de nuestro crecimiento po-blacional y el reconocimiento de que los recur-sos no son infinitos.

En el mundo moderno, cada vez con ma-yor consciencia acerca del impacto humano so-bre los ecosistemas y sus habitantes, lapreocupación por el bienestar de las especiesen nuestro alrededor crece [5,106]. Esto es ungran cambio considerando que los humanos,desde tiempos inmemorables, han operado ba-jo el pretexto de que todos los recursos delglobo existen expresamente para nuestra ex-plotación. Los esfuerzos de la comunidad con-servacionista durante décadas han servido parainiciar este cambio de mentalidad ante la ex-plotación de las especies silvestres, pero to-davía se hace necesario alcanzar un segmentomás amplio de la población humana [107].

16

Page 22: Bitacora Académica No. 1

Revista Bitácora Académica ­ USFQ, 2014, No. 1

Swing et al.

Sin embargo, la única manera para llegar amanejar nuestra relación con los recursos denuestro entorno depende de un mayor conoci-miento de ellos. Aunque los recursos no reno-vables del Ecuador y el mundo entero, comolos minerales y otros, merecen un tratamientoextenso y exhaustivo, en este ensayo no seránanalizados. Si no conocemos bien lo que existeen nuestro alrededor, no tenemos la capacidadpara manejarlo. Si queremos manejar una tien-da, no podemos hacerlo sin saber lo que existedentro de ella. Sin un inventario de la mer-cancía, estaríamos trabajando en un vacío y sinsentido. De igual forma, no sabríamos dóndebuscar cualquier producto, siendo propietario ocliente, si no conocemos ese producto en par-ticular. Por ser raros, esquivos, voladores, noc-turnos [108], diminutos, etc., muchosorganismos simplemente son difíciles de obser-var de cerca; prácticamente la única manera deobtener información sobre ellos es a través dela captura o recolección y la paciente acumula-ción de datos a largo plazo [109].

Todo esto significa que una prioridad parala humanidad, la especie pensante del planeta,debería ser la compilación de una lista de espe-cies que incluya toda la información posible so-bre cada una y cómo ellas interactúan en lanaturaleza. Es por eso, que en los últimos años,ha nacido un proyecto global que se llama laEnciclopedia de la Vida [110] (EOL por susseñas en inglés), pero el proceso es lento puesaunque la base tecnológica informática estámuy avanzada, existen vacíos enormes de infor-mación. Desde el punto de vista de contar conuna base de datos confiable, podríamos tomardecisiones informadas sobre la posibilidad deexplotar cualquier especie y hasta qué punto esaexplotación pueda ser sostenida. Para contex-tualizar, hasta el año 2012, hemos descubierto ydado nombres científicos a menos de dos mi-llones de especies para la Tierra. El 80% de losorganismos registrados son insectos [111]. Co-nocemos detalles sobre la densidad, comporta-miento, distribución y fisiología para menos del10% de las especies catalogadas; para el resto,no tenemos más que un nombre y su descrip-ción física. Es evidente que faltan observacio-

nes, recolecciones y más estudios para entendersus hábitats específicos y sus roles ecológicos.Se estima que puede haber unos 10 millones deespecies de organismos macroscópicos – y talvez, diez veces de este número son microorga-nismos [112]. En el Ecuador, un estimado muyconservador de especies macroscópicas alcanzaun millón pero hasta ahora, hemos catalogadosolamente 75,000. Estas cifras representan elestado de desconocimiento y, a la vez, una si-tuación alarmante e inaceptable para Ecuador,cuyo desarrollo se espera logre afianzarse enbioconocimiento y biotecnología.

El trabajo de documentar la biodiversidadal nivel del planeta requiere un esfuerzo monu-mental [113,114]. Considerando que este pe-queño país podría contar con la décima partede todas las especies del planeta, se presentauna tarea formidable, y a la vez, una oportuni-dad fantástica, para hacer una contribución es-pectacular. Lógicamente, cualquier país con uninventario establecido que incluye solamente7.5% de lo que se encuentra en su territorio na-cional está, sin duda, perdiendo oportunidades.

Para ilustrar la enorme falta de conoci-miento al nivel de la fauna pequeña en la re-gión, ofrecemos unos ejemplos concretos.Hace pocos años, en 2009, un grupo de aracnó-logos vino al Ecuador durante solamente tressemanas y descubrieron 39 especies nuevas dearañas y tres nuevos géneros [115,116]. Tam-bién aumentando el conocimiento de la faunaecuatoriana, [117] se ha documentado fotográ-ficamente la presencia de 13 géneros demembrácidos no previamente reportadas parael país en un solo punto geográfico, la Estaciónde Biodiversidad Tiputini en el Yasuní. Para se-guir llenando miles de huecos similares, vamosa necesitar miles de expediciones que involu-cren a especialistas mundiales.

En el prefacio de [118], Wilson señala quequizás el 80% de las plantas que producen flo-res y el 95% de las aves son conocidas; sin em-bargo, y en contraposición, solamente unaproporción pequeña de los invertebrados, espe-

17

Page 23: Bitacora Académica No. 1

Las colecciones científicas: percepciones y verdades sobre su valor y necesidad

Swing et al.

cialmente los insectos, ha sido descubierta[119]. Menos del 10% de los hongos y menosdel 1% de los microbios ha sido descrito. Delas especies descritas, menos del 0.1% ha sidoestudiado profundamente – e inclusive en esoscasos, faltan muchos detalles. En el ámbitomarino, se estima que 1% [120] de la fauna hasido descrito, mientras descartamos el 70% dela pesca como incidental o inútil [47,48,121].

Al final, tenemos que estar conscientes delhecho de que nuestra supervivencia en el pla-neta está vinculada directamente al éxito de losotros organismos. Si seguimos acabando conlos recursos naturales y especies como ha sidonuestra historia moderna, en algún momento,tampoco habrá de estos recursos para nosotros[122]. Tenemos las lecciones repetidas de va-rias regiones del planeta. Si queremos evitar elescenario que vivieron los nativos de la Isla dePascua a una escala mucho mayor, debemostomar en cuenta nuestra relación con lo queexplotamos directamente y lo que impactamosindirectamente. Para asegurar una relación sos-tenible con nuestros recursos, necesitamos in-formación sobre ellos [109,123], y tenemosque aplicar la ciencia en el manejo de ellos ex-cluyendo compromisos netamente políticos yeconómicos.

J USTIFICACION ES PARA ESTABLECER,M AN TEN ER E IN CREM EN TAR

COLECCION ES CIEN TÍFICAS DE

PLAN TAS Y AN IM ALES

Aunque el Ecuador no cuenta actualmentecon las facilidades necesarias para tener colec-ciones completas y en buen estado, la comuni-dad científica del país está desarrollando planespara aumentar y modernizar su infraestructura.Tenemos que reconocer que esto representaun paso adelante para el conocimiento de lanaturaleza de la región. Invertir en la investiga-ción es invertir en el futuro. La investigaciónbiológica generalmente depende de un amplioconocimiento de las especies involucradas, em-pezando con bases bien establecidas de su cla-

sificación y parentesco, anatomía, fisiología,ecología, distribución, etc.

Se podría pensar que los ejemplares ya co-lectados en el último par de siglos nos daríansuficiente información para cualquier estudio.La verdad es otra; aunque los especímenes biencurados pueden durar por cientos de años, lainformación anotada con la mayoría de colec-ciones que tienen más de unas décadas no sue-le incluir datos completos. En el pasado, elobtener el ejemplar era la única prioridad. Enel caso de muchos ejemplares colectados en elsiglo XIX, el sitio de captura incluye solamenteel continente o país, lo que es insuficiente paracualquier análisis moderno [24]. Es imperativohoy en día el aprovechamiento completo de lainformación de los ejemplares depositados enmuseos. Tenemos que admitir que medio siglode fuertes restricciones contra las coleccionesha producido esta mentalidad de sacar toda lainformación posible [124] de cada muestra le-galmente permitida. En el pasado, la falta deinformación y conocimiento sobre el verdade-ro valor de las colecciones ha resultado en lapérdida de oportunidades únicas, y por falta deperspectiva, hemos desperdiciado una porciónde los fondos invertidos en realizar esas colec-ciones anteriores. Con esta lección bien apren-dida, se requiere la posibilidad de llenarenormes huecos en nuestro conocimiento. Lascolecciones en los museos del mundo son trá-gicamente inadecuadas para dar respuestas alas preguntas más básicas [24,125,126]. Si nopodemos seguir con las recolecciones y re-esta-blecer una consciencia del porqué hacerlo en-tre la comunidad científica y el público, vamosa seguir dejando una huella indeleble e insupe-rable en la historia de la ciencia. El tiempo co-rre y no podemos retroceder a documentar loque está pasando en el mundo en cualquiermomento; los científicos del futuro se quejaránpor la falta de información o la falta de esfuer-zo para documentar las situaciones durante es-ta época que podría llegar a llamarse una “edadnegra” de la historia científica [24] por esa faltade visión sobre el valor de las colecciones ypor unas percepciones sin fundamentos sobre

18

Page 24: Bitacora Académica No. 1

Revista Bitácora Académica ­ USFQ, 2014, No. 1

Swing et al.

los supuestos impactos negativos de esta acti-vidad.

Documentación anatómica de cadaespecie

Al tener un espécimen de cualquier espe-cie, tenemos un registro de todas sus carac-terísticas morfológicas. El proceso de describiruna especie nueva es un trabajo minucioso querequiere atención a todos los detalles estructu-rales de cualquier organismo. En los variosgrupos taxonómicos, ciertas característicassuelen ser de particular importancia en el reco-nocimiento de especies, géneros, familias, etc.El proceso de descubrimiento y descripción esimposible de completar sin ejemplares para es-tudiar. Aunque la descripción original escrita ypublicada de cada especie obligatoriamente in-cluye información sobre la apariencia del orga-nismo con enfoques hacia los caracteres que seusan para distinguirla de sus parientes cerca-nos, no es humanamente posible anotar todoslos detalles, internos y externos, que existen encualquier individuo. Aún al nivel de la ana-tomía básica, siempre hay oportunidades paranuevos descubrimientos [127].

Un solo espécimen no puede proveer in-formación sobre la variabilidad de una especie.En algunas especies, los individuos pueden serfenotípicamente muy parecidos pero en la granmayoría, la extensa variabilidad entre indivi-duos puede provocar confusión sobre su co-rrecta identificación. Este hecho explica larazón para colectar más de un solo ejemplarpor especie. En muchas especies, los machos ylas hembras son tan diferentes que reconocer-los como una sola especie es un reto. En todaslas especies, hay cambios que acompañan elproceso de crecimiento y maduración[128,129]; las más notables transformacionescorporales asociados con el desarrollo se danen los insectos con metamorfosis completa(huevo, larva, pupa, adulto) y en los anuros(huevo, larva, adulto). Por lo tanto, una colec-ción se hace más útil al contar con ejemplaresrepresentativos de todas las etapas de la vida.

Los juveniles de algunas especies de anurosmuestran colores radicalmente diferentes al delos adultos [130] y si no fuese por la documen-tación detallada de sus ontogenias, sería muydifícil su reconocimiento.

Aunque la variabilidad de cualquier especieno sea visible, esto no quiere decir que no exis-te; varios ejemplares también almacenan estavariabilidad genética al nivel molecular, la cuales conocida como diversidad críptica. Porejemplo, se estima que la diversidad críptica engrupos relativamente bien estudiados como losanfibios alcanzaría entre el 28 hasta 39% [131].Algunos de los genes se expresan de acuerdo aciertas circunstancias especiales (presencia depredador o competencia) y podríamos tenercasos de plasticidad morfológica fenotípica[132]. Al topar el tema de la variabilidad gené-tica, ha llegado a ser común entre los científi-cos y los reglamentos de muchos países lasustitución de la colección de muestras de san-gre, o un dedo (para lagartijas o ranas), o unapata o antena (para los artrópodos) por ejem-plares enteros con la idea de que toda esta in-formación está representada en cada célula delcuerpo de cualquier organismo; en el caso de lasangre, exclusivamente en los leucocitos. Conlas especies que son fáciles de reconocer en elcampo, este procedimiento es bastante confia-ble pero para otras especies, al momento de te-ner resultados difíciles de explicar, se puedepresentar un problema insuperable si no existeun ejemplar testigo o “voucher” [133]. En estecaso, si hubo una equivocación al momentooriginal de identificar el individuo, no existeninguna segunda oportunidad para confirmaro ajustar la identificación [134,135]. En cam-bio, si el investigador tiene el espécimen debi-damente depositado y curado en unacolección, siempre se puede acudir a él paraverificaciones o la búsqueda de explicacionesen el caso de haber anomalías entre los análisiso resultados. Al contrario, si no existe el ejem-plar, la investigación llega a ser dudosa y la in-versión en ella se convierte en un fracaso. Elresultado final en un caso así, sería la pérdidadel tiempo y el esfuerzo del investigador máslos fondos destinados para completar el estu-

19

Page 25: Bitacora Académica No. 1

Las colecciones científicas: percepciones y verdades sobre su valor y necesidad

Swing et al.

dio. Aún para grupos bien conocidos comoson las aves, se ha documentado errores cróni-cos en la identificación de individuos en elcampo inclusive hechos por observadores muyexperimentados [136]; tales equivocacioneshan producido una serie de confusiones im-portantes en particular en la distribución deaves.

Desarrollo de guías de identificación

La identificación del sujeto de cualquierinvestigación científica es imprescindible. Si nopodemos aplicar un nombre al organismo bajola lupa, no tenemos contexto para la informa-ción que se produce. Es por esta conexión quedeberíamos mantener colecciones. Por un lado,ellas sirven para permitir comparaciones direc-tas y por otro, sirven como referencia duranteel proceso de desarrollar guías para la identifi-cación o claves taxonómicas de cualquier gru-po de organismos [137-139]. Claramente unfotógrafo puede ir al campo [140-153] paracapturar imágenes desde la naturaleza para unapublicación sobre las especies que alcanzan untamaño mayor a unos centímetros, pero talesimágenes, simplemente no pueden incluir to-dos los detalles necesarios para distinguir concerteza todas las especies. Para muchas, espe-cialmente entre los artrópodos y nemátodos, senecesita comparar estructuras microscópicas ointernas. En estos casos, la única manera paraincluir los detalles diagnósticos es a través dedibujos derivados desde especímenes en un la-boratorio o museo [87,154-159]. La mayoría delibros de este estilo que han servido durante laépoca moderna son productos de mucha laboren varios museos estudiando las diferenciasmorfológicas entre las especies más semejantes[160,161]. Una fotografía puede darnos unaimpresión de cómo se ve un organismo en ge-neral pero la probabilidad de capturar una bue-na imagen de un animal vivo, silvestre o encautiverio, que demuestra las características ne-cesarias para distinguir hasta los parientes máscercanos es baja. La probabilidad de capturarimágenes de esta calidad [143,162,163] de ab-solutamente todas las especies, grandes y pe-

queñas, comunes y raras, diurnas y nocturnas,mansas y esquivas en cualquier situación natu-ral es prácticamente cero. Además, el hecho detener una fotografía para una publicación nosustituye la necesidad de haber nombrado ydescrito el organismo ilustrado anteriormentedesde especímenes en una colección. El tram-peo sistemático a través de cámaras con senso-res de movimiento y calor da una alternativa alas capturas físicas para contestar algunos tiposde preguntas sobre la vida de especies de grantamaño [164] pero nunca nos proporcionarátodos los detalles para responder preguntas so-bre parentesco genético, morfología interna,exposición a contaminantes, ingestión de toxi-nas, etc.

Las mismas probabilidades son aplicablespara las especies de la flora donde la identifica-ción confiable casi siempre depende de laoportunidad de ver y estudiar las frutas y/oflores. La producción estacional de estas es-tructuras, especialmente en los casos de repro-ducción sincronizada, significa que en algunoscasos, hay un solo día de oportunidad cada unoo dos años para registrarlas. En las especies ra-ras, puede que nadie observe este evento du-rante décadas [165]. Para las especies enormesque producen sus flores y frutas a 50m sobreel suelo, puede ser imposible acercarse para sa-car una fotografía en el momento adecuado.Por ejemplo, si uno tuviera que contar estam-bres para hacer una determinación al nivel deespecie, sería imposible hacerlo trabajando conuna imagen tomada desde una distancia tancorta como de dos metros; si tuviera que con-tar el número de óvulos, es imposible sin unejemplar en la mano para diseccionarlo. Estasson las razones que explican el hecho de que lagran mayoría de guías de campo dependen dedibujos y retratos hechos por artistas[33,139,154,166-168] que tienen la flexibilidadde pintar el ejemplar en casi cualquier posiciónpara lucir los detalles importantes en su identi-ficación. Con una tecnología especializada parala fotografía computarizada en láminas, se pue-de obtener imágenes que demuestran los deta-lles diminutos, que parecen prácticamente detres dimensiones [161,169,170]; así se provee la

20

Page 26: Bitacora Académica No. 1

Revista Bitácora Académica ­ USFQ, 2014, No. 1

Swing et al.21

información necesaria para hacer algunas com-paraciones. El limitante es que, por ser costo-sas de producir, se saca una sola toma desdeun solo ángulo; desde una sola perspectiva, nose puede ver todas las estructuras externas delorganismo – y ninguna interna. Este tipo deimagen solamente puede ser producida en unlaboratorio con un espécimen muerto, necesi-tando ejemplares en una colección sin excep-ción. Para muchas especies pequeñas, existecomúnmente una necesidad de incluir dibujostécnicos [157,171] de estructuras diminutas yen algunos grupos, internas. Para distinguir losparientes cercanos, se requiere la oportunidadde comparar todos los detalles de la anatomía.El mismo proceso sirve como base de las pági-nas web que pueden proveer mayor acceso aesta información.

Docencia

Como nadie tendría confianza en un mé-dico que nunca ha trabajado con humanos vi-vos o muertos, la formación de cualquierbiólogo depende de sus oportunidades de ga-nar experiencia trabajando con ejemplares rea-les de la biota. Admitiendo que se puede llegara conocer muchas especies y sus estructurasdesde dibujos y fotografías, se nota tambiénque la aplicación de las lecciones aprendidas essiempre con ejemplares verdaderos. Si quere-mos formar una generación de taxónomos[172] que tengan alguna posibilidad de manejarla megadiversidad de este país, deberían teneracceso a colecciones gigantescas regularmentepara lograr el nivel de pericia exigida de cual-quier profesional.

Por cambios de perspectivas sobre la rela-tiva importancia de varios aspectos de la cien-cia a través del tiempo, la clasificación de labiota y su taxonomía ha llegado a ocupar unpuesto cada vez menor entre nuestras priorida-des. Todos los argumentos que hacemos aquíen relación al valor de las colecciones son tam-bién aplicables a la necesidad de mantener yformar esta clase de profesionales [173].

Page 27: Bitacora Académica No. 1

Las colecciones científicas: percepciones y verdades sobre su valor y necesidad

Swing et al. 22

Page 28: Bitacora Académica No. 1

Revista Bitácora Académica ­ USFQ, 2014, No. 1

Swing et al.23

Documentación geográfica de cadaespecie

Las especies, a lo largo y ancho de sus ran-gos, suelen variar en sus dimensiones, colora-ción, etc. Sin ejemplares representativos desdevarios puntos, sería difícil o imposible interpre-tar la significancia de esta variabilidad. Los es-tudios de este tipo de fenómeno nos han dadomucha información sobre el proceso de la evo-lución de varios organismos ante los retos dela vida en varias regiones geográficas [174,175].Al entender las respuestas de una especie antela variabilidad de climas en varias partes de surango, podemos entender alguno de los posi-bles mecanismos de cómo nuevas especiesaparecen a través de los siglos o milenios. Va-rios estudios [176-178] han documentado cam-bios evolutivos a través del tiempo y de unlugar a otro gracias a las colecciones que pro-veen materia comparativa adecuada, en algu-nos casos a través de tejidos para la evaluacióngenética molecular. Este tipo de informacióntambién llega a ser más importante con el cam-bio climático y otras alteraciones producidaspor los seres humanos. Cualquier cambio en ladistribución de especies nos indica algo sobrela relación entre cada una de ellas y las presio-nes ambientales, naturales o antropogénicas[21]. Sin una colección amplia de especímenescon datos geográficos, no podemos documen-tar la distribución de las especies en cualquiermomento en la historia y jamás sería posibleanotar diferencias a lo largo del tiempo. Esta esuna razón más para seguir colectando ejempla-res después de tener unos pocos en los museosdel país o del mundo.

Para las plantas y los animales, es impres-cindible tener ejemplares representativos desdediferentes partes de sus rangos de distribución[179] y a lo largo del ciclo anual. Una sola es-pecie puede ocupar sitios con diferentes tem-peraturas, tipo de substrato y acceso al agua.Por lo tanto, la apariencia de los individuospuede ser muy diferente de un sitio a otro (va-riación geográfica). Esto puede provocar mu-cha confusión sobre la identificación de

cualquier individuo pero al tener una serie quepermite la comparación directa, es posible do-cumentar la progresión de los cambios con laaltura, con la cobertura vegetal, con el nivel deintervención, etc. y eliminar tal confusión.

Como ejemplo, el puma (Puma concolor) seencuentra desde Alaska en el norte hasta Ar-gentina en el sur, ocupando esencialmente to-dos los hábitats del Nuevo Mundo [180]; eltamaño máximo de individuos en las poblacio-nes equinocciales es mucho menor a sus pri-mos sub-árcticos. Obviamente el animal de lasMontañas Rocosas de Canadá no es exacta-mente igual al animal del desierto de México oel animal de la selva Amazónica. Esta especieha servido como parte de los argumentos so-bre los efectos observados en las proporcionescorporales de los mamíferos en general [103]en relación a la latitud habitada. La posibilidadde cuantificar estas dimensiones a lo largo deltiempo nos puede ayudar a documentar loscambios climáticos. No tenemos que ir matan-do felinos para este propósito pero la colec-ción oportunista de animales muertos porotras causas, así como la acumulación de mate-rial óseo puede proveer mucha información alrespecto.

Para las especies que migran de un lugar aotro durante sus actividades normales, el obte-ner ejemplares en los diferentes sitios utiliza-dos nos puede ayudar a explicar porquéinvierten tanta energía en trasladarse. Esta in-formación es sumamente importante en laconservación y manejo de cualquier especiemigratoria [174,175]. Estas especies son espe-cialmente vulnerables a las intervenciones hu-manas; la pérdida de hábitat en cualquier partede sus viajes puede ser crítica para su sobrevi-vencia. Por ejemplo, las ballenas jorobadas quevisitan las aguas marinas ecuatorianas estacio-nalmente cada año migran largas distancias.Sus migraciones han sido documentadas gra-cias a la estrategia de foto-catálogos de sus ale-tas caudales y a través de investigacionesgenéticas basadas en biopsias de piel [181]. Es-ta información ha permitido entender la co-

Page 29: Bitacora Académica No. 1

Las colecciones científicas: percepciones y verdades sobre su valor y necesidad

Swing et al.

nectividad de poblaciones [182] y el estado po-blacional actual en relación a su estado en épo-cas anteriores a su explotación dirigida[183-185].

En la práctica, se necesita información so-bre la distribución de los organismos para po-der identificar los sitios que deberían recibirmayor atención para la conservación [186]. Pa-ra determinar la ubicación de los sitios de ma-yor diversidad o mayor endemismo, senecesitan colecciones mucho más amplias,geográfica y taxonómicamente hablando[31,66,71,122,179,187-190]. La máxima protec-ción de nuestros recursos naturales, y lógica-mente un manejo adecuado, tiene que empezarcon el conocimiento de la abundancia y distri-bución de las diferentes especies. En este mo-mento de la historia, es innegable que novamos a salvaguardar toda la naturaleza; seríarazonable entonces, enfocar nuestros esfuerzosen lugares específicos que posean las mayoresconcentraciones de especies o en aquellas es-pecies que reconocemos como únicas [162].Esta orientación es lo único que puede servirpara elegir dónde establecer y mantener unareserva [191].

Bancos de tejidos para usos jurídicos

Como es bien conocido, la informacióngenética que se encuentra en cualquier muestrade tejido - músculo, sangre, piel, etc. - aunquesea diminuta, puede ser utilizada para identifi-car la especie a la cuál pertenecía el organismoy hasta el individuo. Este hecho ha sido incor-porado en los sistemas legales del mundo paralos humanos durante un par de décadas y ac-tualmente es usado para condenar o perdonara sospechosos de crímenes. De igual forma, losmismos procedimientos pueden ser utilizadospara la identificación de productos decomisa-dos [84]. En algunos casos, la materia confisca-da es fácil de identificar por tratarse de unanimal entero; en otros casos, se complica laidentificación y el seguimiento del caso podríafracasar por falta de confiabilidad. Si bien esdifícil reconocer a cual especie pertenece un

trozo de carne en un mercado, un pescado en-latado, una aleta de tiburón en un barco, unpedazo de piel incorporada en una prenda deropa, las técnicas genéticas pueden resolvercualquier duda. Por ejemplo, si existe la sospe-cha de que un restaurante ofrece carne demonte, proveniente de especies protegidas porla ley, es posible llevar una muestra desde unplato servido para analizar su origen. Para quefuncione un sistema así, es imprescindible te-ner ejemplares en colecciones para poder hacerlas comparaciones. La confiabilidad de tales in-vestigaciones y el valor legal de esta evidenciadependen totalmente de la calidad de las iden-tificaciones aplicadas a los especímenes en di-chas colecciones. La presencia de ejemplaresde todas las especies en colecciones ya estable-cidas y bien mantenidas es compatible concualquier necesidad de evaluación forense; enel momento de una posible violación, nohabría la necesidad de ir a buscar y capturarejemplares específicamente en relación al casoen cuestión. En la práctica, estas estrategias sir-ven para proteger las especies en peligro de ex-tinción mientras permiten el aprovechamientosostenible de especies que son reconocidas co-mo legalmente disponibles para la cosecha [3].

Estacionalidad de cada especie y larelación con sus recursos

Existe un aspecto de estacionalidad en lavida de todas las especies [192]. Las coleccio-nes permiten acumular datos sobre los cam-bios según la disponibilidad de recursos con laprogresión de las estaciones cada año. Sin co-lecciones de varios ejemplares en una escalamás temporal, sería imposible darse cuenta delos cambios en la dieta de un animal como res-puesta a la disponibilidad de recursos. Al acu-mular ejemplares en una colección, se puededocumentar este tipo de cambio a través delanálisis de contenidos estomacales [193,194].Al diseccionar un espécimen, se puede evaluarel estado reproductivo [24]. Al tener variosejemplares de una planta, se nota fácilmente suépoca de reproducción a través de la presen-cia/ausencia de flores y frutas [154]. Al docu-

24

Page 30: Bitacora Académica No. 1

Revista Bitácora Académica ­ USFQ, 2014, No. 1

Swing et al.

mentar los picos estacionales de reproducción,también tenemos mejores posibilidades deanotar cambios en relación al clima. Ejempla-res que representan diferentes etapas fenológi-cas nos dan mucha información sobre eldesarrollo de estructuras morfológicas asocia-das con la reproducción y otras etapas de vida;esto permite entender mejor su parentesco.Conocimientos sobre las relaciones genéticaspueden señalar oportunidades para producirhíbridos más productivos o resistentes a ciertasenfermedades.

Para muchas especies, no conocemos deta-lles de sus ciclos vitales y por lo tanto, no tene-mos ninguna posibilidad de manejarlas,protegerlas o conservarlas en la naturaleza deuna forma racional. Esta falta de conocimientoes especialmente problemática para las especiesconsideradas raras. Por ejemplo, si una personano tiene mucha probabilidad de ver un ciertoanimal más de un par de veces en su vida, laacumulación de datos sobre su distribución,hábitos, patrones de actividad etc. es difícil ydemora varias generaciones humanas. Con unrepositorio de especímenes y los datos obliga-toriamente conectados, un científico puedeacudir a la colección para concentrar la infor-mación de varias vidas en su conocimiento du-rante un espacio de horas o días. Para lasespecies que cosechamos a una escala indus-trial, el entendimiento de la estacionalidad dereproducción, migración o momentos de espe-cial vulnerabilidad nos da oportunidades paraexplotar estas especies eficientemente y nosprovee oportunidades para aplicar estrategiaseficaces para su manejo [48,195,196]. Paracualquier especie, el sentido común nos diceque la extracción de hembras adultas en el pro-ceso de reproducción es contraproducente; laeliminación de estos individuos en particularno solamente impacta en forma negativa la po-blación actual sino a la siguiente generación y aun nivel más importante aún. Es lógico enton-ces, que las leyes y reglamentos para las indus-trias extractivas deban reflejar lo queconocemos sobre la biología de cualquier espe-cie, evitando la captura específicamente de lashembras preñadas o grávidas, aquellas que

atiendan a un nido, aquellas con crías que de-penden de cuidado parental fuera de un nido,etc. si tenemos la intención de seguir explotan-do la especie [46].

Documentación de nuestroscambiantes impactos ambientales

Las colecciones permiten la documenta-ción histórica de cada especie. Con muchas es-pecies, quisiéramos tener una idea sobre lasalud de su población. Para las especies “indi-cadoras”, dependemos totalmente de la posibi-lidad de hacer comparaciones entre sitios ytiempos. Una colección amplia y bien maneja-da sirve para apoyar este tipo de comparación[197]. Tales perspectivas son particularmentevaliosas en el caso de querer evaluar impactosambientales. Si no entendemos cómo es ladensidad de una especie en condiciones natu-rales o antes de cualquier impacto, se hace difí-cil después desarrollar un argumento aunquetenga fundamentos científicos [198]. La inca-pacidad de relacionar impactos ambientalescon cambios en avistamientos o densidades re-sulta ser una importante debilidad para cual-quier juicio que busca asignar culpabilidad.Hacer comparaciones a través del tiempo seríala única estrategia para entender lo que pasaante los cambios climáticos.

IN TERCAM BIO IN TERN ACION AL DE

EJEM PLARES

En cualquier parte del mundo, en la zonatemplada o tropical, no existen suficientes es-pecialistas que pueden manejar toda la biodi-versidad que se encuentra en sus alrededores.En todos los países, la diferencia entre la canti-dad de expertos y la cantidad de flora y faunaes enorme. Ciertamente la biodiversidad estáconcentrada en la zona tropical pero los taxó-nomos no [199]. A nivel mundial, desde 1979,se describe un promedio de 2300 especies deinsectos por año, principalmente de los bos-ques húmedos tropicales [111]. Para Ecuador,siendo un país megadiverso [200], la carenciade taxónomos es particularmente grande. Aun-

25

Page 31: Bitacora Académica No. 1

Las colecciones científicas: percepciones y verdades sobre su valor y necesidad

Swing et al.

que se fomente la formación de profesionalesecuatorianos, no se puede superar esta falta deespecialistas; siendo realistas, deberíamos reco-nocer que nunca habrá especialistas dentro delpaís para manejar todas las especies ecuatoria-nas. Para avanzar de una forma eficiente yoportuna con la documentación de especies, esnecesario el envío de ejemplares a institucionesen el exterior. No obstante, los envíos de ejem-plares en préstamo o donación se han conver-tido en muchos países del neotrópico en undolor de cabeza para los investigadores y sonuna muralla que prácticamente ha bloqueado eldesarrollo científico en el área de la sistemática[201]. En algunos casos, la legislación de variospaíses es inapropiada [201], mientras que en elcaso de Ecuador, [202] TULAS permite elenvío de los especímenes de museos y herba-rios sin requerimientos especiales o trámitesburocráticos. No obstante, en el caso ecuato-riano la burocracia estatal, en general, ha blo-queado la aplicación del TULAS y la salida deespecímenes, lo cual redujo drásticamente laparticipación de taxónomos foráneos en ladescripción de la diversidad biológica delEcuador, y en numerosos casos, el estudio deciertos grupos taxonómicos quedó abandona-do debido a la carencia de taxónomos naciona-les. El envío de ejemplares tiene que sermanejado con ética, profesionalismo y respon-sabilidad mutua.

Algunas especies (una fracción pequeñadel total pero incluyendo la mayoría de espe-cies grandes de mamíferos y reptiles) están re-presentadas por ejemplares en variascolecciones alrededor del mundo o por orga-nismos vivos en jardines botánicos y zoológi-cos de otros países donde sus científicos hantenido acceso a ellas desde la formación de losmuseos en Europa y América en el siglo XVIII[11]. Por lo tanto, cuando un investigador soli-cita permiso para exportar muestras fecales decualquier especie, el propósito no es de clonar-la. La clonación es un proceso complicado ycostoso, sin mucho éxito hasta el momento; noes una estrategia viable para robar algún patri-monio. En realidad, la materia genética extraí-da de las heces nos puede ayudar a explicar

relaciones genéticas al nivel de individuos y en-tonces, su comportamiento hacia familiaresversus extraños. Sin embargo, la mayoría de or-ganismos no está representada internacional-mente así, y los especímenes son necesariospara las revisiones taxonómicas que realizanlos especialistas. Por lo tanto, el envío de unosejemplares en préstamo, intercambio o dona-ción entre museos e instituciones científicasque trabajan en el inventario de la diversidadtiene enormes ventajas que sobrepasan en mu-cho el riesgo potencial ante la posibilidad deacciones de bio-prospección no autorizada y/obio-piratería. Estas últimas pueden ser contro-ladas a través de otros mecanismos que nosean el control de su salida desde los museos.La reciente legislación ecuatoriana sobre acce-so a recursos genéticos contempla la realiza-ción de contratos marco para bio-prospeccióncon fines comerciales.

En lugar de pensar que la exportación deespecímenes representa una potencial pérdidade bienes, hay que reconocer algunas ventajasen esta estrategia. Al compartir especímenescon especialistas al nivel mundial, se mejora laconfiabilidad de las identificaciones y toda lainformación colateral generada. Este tipo deinteracción incentiva la cooperación interna-cional. Esta cooperación internacional, la cuales un requisito en la legislación ecuatoriana, ga-rantiza oportunidades para capacitar jóveneslocales y nacionales que pueden servir, en sumomento, para aumentar la pericia residenteen el país. Al enviar especímenes en préstamopermanente a otras colecciones, existe una re-plicación de información. En el evento de de-sastres (terremotos, erupciones volcánicas,incendios, etc.) que podrían acabar cualquierdepósito de especímenes aquí, es siempre bue-no tener colecciones de respaldo; es decir,según el viejo dicho, es ventajoso evitar ponertodos los huevos en una sola canasta. Actual-mente el Ecuador y algunos países del Neotró-pico carecen de la infraestructura museológicaapropiada para el almacenamiento de coleccio-nes para uso científico, por lo cual el riesgo dedesastres es mayor. Hasta tener facilidades másgrandes y modernas para la curación de estos

26

Page 32: Bitacora Académica No. 1

Revista Bitácora Académica ­ USFQ, 2014, No. 1

Swing et al.

ejemplares dentro del país, es bueno que exis-tan réplicas en óptimas condiciones en otrascolecciones. Y aún después de que se imple-mente la infraestructura en el Ecuador, las mis-mas ventajas seguirán vigentes. A ello se añadela ventaja de disminuir abusos anti-éticos, elcual puede impedir o limitar que muchos in-vestigadores tengan acceso a las coleccionescientíficas y que es más frecuente en regionescon una actividad científica relativamente re-ciente [203]. Además, los ejemplares que semantienen en museos de otros países no repre-sentan ningún costo para el país de origen. Co-lecciones internacionales se enriquecencientíficamente al tener ejemplares de todo elmundo y se agradece la oportunidad de mante-ner tales especímenes que son consideradosespecialmente valiosos por ser de zonas remo-tas o ecosistemas desconocidos. Esta posibili-dad de compartir gastos de infraestructura,preparación, curación y mantenimiento debecompensar cualquier duda sobre beneficiosversus costos. Es necesario obviamente, que sehaga un acuerdo mutuo y formal entre las par-tes, para que el uso de tales especímenes seapara toda la comunidad científica.

La colección de especímenes es un proce-so que cuesta tiempo, esfuerzo especializado ydinero. Los científicos del mundo moderno, engeneral, no son los mismos colectores de hacedécadas. Ahora, ellos entienden que los paísesde origen deben tener sus propios ejemplaresdepositados en colecciones nacionales o regio-nales; pero ellos también necesitan acceso a es-te material para completar sus investigacionesy para aportar al conocimiento general, que esvalioso para todos, tanto dentro como fueradel país oriundo. Cualquier científico conocelas viejas historias de los colectores anteriores aeste renacimiento; en algunos casos muy anti-guos, ellos se llevaron muchos ejemplares sinaviso y sin ninguna intención de compartir es-tos especímenes ni la información generada.Sin embargo, en tiempos modernos, los inves-tigadores extranjeros y nacionales son cada vezmás proclives a establecer cooperaciones puesse reconoce el mayor impacto que resulta deestos estudios [203]. En esa línea, la legislación

ecuatoriana obliga a que las investigacionesrealizadas tengan una contraparte nacional. Elestablecimiento previo de acuerdos con cadacientífico y con las instituciones sobre la canti-dad o proporción de ejemplares que puedensalir del país, permanentemente o como prés-tamos temporales, deben ser parte de cualquierpermiso de investigación o de exportación pe-ro la determinación de los números acordadostambién debe tomar en cuenta estos argumen-tos. Al compartir especímenes, estamos desa-rrollando lazos duraderos con los especialistasdel mundo [204], individuos que poseen las ca-pacidades de ayudar en la catalogación de la hí-per-diversidad del país. Esta forma decolaboración, más el trabajo y la capacitaciónde nuevos profesionales nacionales en estoscampos, puede producir una sinergia para ladescripción, catalogación y el entendimiento denuestra diversidad. Al poner el tiempo, esfuer-zo y dinero necesario para hacer coleccionesen un país lejano, el científico también merecemantener alguna proporción racional y previa-mente establecida de los frutos de su trabajo,los ejemplares colectados, preparados y cura-dos.

La acumulación de ejemplares en una co-lección puede proveer oportunidades a travésdel tiempo. Cuando un ejemplar llega al labora-torio de un especialista mundial, es muy proba-ble que esta persona esté involucrada en otrosproyectos. Por falta de personal capacitado ypor falta de tiempo por parte de los pocos pe-ritos, es ventajoso mantener algunos ejempla-res en su presencia permanentemente. Valeseñalar que el proceso de evaluar el parentescode los organismos al nivel de la sistemática,muchas veces, representa una serie de pasosque puede, aún en el mejor de los casos, duraraños cuando se trata de grupos diversos ycomplejos [205]. Para algunos linajes entre losvertebrados, conocemos todas las especies vi-vientes sin lugar a dudas (por ejemplo los ele-fantes y los buitres), y ya existen variosejemplares en las colecciones establecidas peropara los invertebrados, especialmente los insec-tos, no sabemos cuántas especies podrán exis-tir. Para analizar adecuadamente el parentesco

27

Page 33: Bitacora Académica No. 1

Las colecciones científicas: percepciones y verdades sobre su valor y necesidad

Swing et al. 28

Cruz caspi (Brownea sp.)ha sido uti l izada durante miles de años como una

planta medicinal . La colección de ejemplares podríapermitir la determinación de sus propiedades

químicas y potencialmente, el desarrol lo deapl icaciones cl ínicas.

Page 34: Bitacora Académica No. 1

Revista Bitácora Académica ­ USFQ, 2014, No. 1

Swing et al.

de las especies de cualquier género o familia, serequiere incluir ejemplares de todas las espe-cies involucradas en combinación con especiesde otros grupos ajenos [206]. Sin ejemplares detodas las especies, el realizar las evaluacionesno tiene sentido; la historia siempre resultaríaincompleta y el esfuerzo sería en vano. Para es-tudiar linajes desconocidos que son diversos ycon rangos amplios, habría que explorar eco-sistemas enteros, países o hasta continentes.Luego, se requiere juntar especímenes en unsolo laboratorio para completar el análisis. De-pendiendo del nivel de diversidad, esta acu-mulación de especímenes puede costar muchodinero y demorar mucho tiempo. El insistir enla repatriación de todos los especímenes colec-tados en cualquier país es perder oportunida-des a largo plazo. Por tener permanente accesoa ejemplares de diferentes fuentes, es posibleque este experto se dé cuenta de unas sutilezasen coloración o estructura, características que,a lo largo, pueden incitar más investigación di-rigida hacia las inquietudes que jamás hubierabrotado sin las condiciones adecuadas. Aunquedemore años, es importante no perder talesoportunidades en su totalidad. El sapo Rhaeboecuadorensis fue reconocido como una especiedistinta justamente por la presencia de ejem-plares en varias colecciones donde algunos ex-pertos podrían anotar unas dudas y después,colaborar en describir una nueva especie, unaque seguía oculta hasta la actualidad aunque losejemplares ya estaban presentes anteriormenteen algunas colecciones [207]. En un caso simi-lar, un nuevo género de insecto fue reciente-mente descrito, basado en especímenescolectados hace casi 60 años [208]. Hanstruem-pelia ceresina, un membrácido esperaba muchotiempo para ser reconocido y descrito en 2004,aunque los especímenes tipo ya estaban en unacolección en Colombia desde el año 1947. Noes por negligencia; es por falta de personal,oportunidad, tecnología o recursos. En algu-nos casos aparece una nueva estrategia investi-gativa que resuelve una duda persistente dedécadas o siglos, como ha sido la relación entrelos ungulados y los cetáceos [209]. Hace poco,un equipo de entomólogos de todo el mundo

ha reconocido que un grupo poco estudiadode avispas (familia Ichneumonidae) es decenasde veces más diverso de lo que pensábamosanteriormente [210]. En Ecuador, el recientedescubrimiento de dos mamíferos, el olinguito[211] y un “ratón marsupial” o cenoléstido[212], señala la necesidad de intensificar nues-tra búsqueda en la naturaleza y entre las colec-ciones existentes. Solamente en 2013 en Brasil,la lista de mamíferos añadió una especie demurciélago [213], un puercoespín [214], un ta-pir [215] y un ocelote [216]. Este año fue testi-go del reconocimiento de tres especies nuevasde pez gigante (Arapaima spp.) [217,218], co-nocido como paiche en Ecuador. Mientras tan-to, la lista de aves amazónicas creció por unmínimo de 15 especies [219]. Los otros descu-brimientos del último año son demasiado nu-merosos para citar individualmente [220,221].Sin los especímenes en las manos correctas, noserá posible alcanzar a tener una lista completay nunca llegaríamos a lograr entender el paren-tesco de los nuevos descubrimientos.

Para muchos tipos de investigación, el ac-ceso a material comparativo es imprescindible.La rama de biología que pretende ordenar lasespecies en sistemas informáticos que llama-mos clasificaciones se ubica al nivel de la raízpara prácticamente todas las otras investigacio-nes. Cualquier estudio que tiene como objetivoel interpretar el parentesco de cualquier especieentre cualquier linaje requiere varios ejemplarespara hacer comparaciones [222]. Un ejemploecuatoriano es él del científico de la USFQ,Diego Cisneros-Heredia, quien ha descubiertoy descrito para la ciencia varias especies nuevasde vertebrados dentro del territorio nacional.Un 85% de su extensa lista de publicacionessobre la fauna del país, que se acerca a un cen-tenar [223], se basa, directa o indirectamente,en especímenes depositados en colecciones ylas notas de campo asociadas; tales publicacio-nes generalmente dependen de coleccionesdentro y fuera del país. Otros ejemplos sobre labiota ecuatoriana son los trabajos compilato-rios sobre plantas [224], mariposas [151,225],

29

Page 35: Bitacora Académica No. 1

Las colecciones científicas: percepciones y verdades sobre su valor y necesidad

Swing et al.

peces [226-228], anfibios [229,230], aves[139,231], mamíferos [232-234] etc. los cualespresentan datos sobre todas las especies queocurren en el país, y que dependen principal-mente de la posibilidad de ver, estudiar y com-pilar información desde muchas fuentes,algunas históricas, algunas nuevas en combina-ción con sus observaciones en el campo. Laproducción de la única guía de campo para lospeces marinos de la costa ecuatoriana [150] sehizo posible por la previa existencia de colec-ciones relevantes en varias colecciones enEcuador y en Europa. Sin estas colecciones yla información vinculada con cada ejemplar,tales obras con este nivel de detalle serían im-posibles.

Las colecciones del mundo están dispues-tas a compartir sus bienes en la forma de prés-tamos a los científicos respaldados porinstituciones de investigación; algunos museostienen una cierta cantidad de sus fondos ope-racionales específicamente presupuestados pa-ra el envío de muestras. De todas maneras, noes razonable transportar más de unos pocosejemplares; esto se hace más evidente cuandoestamos hablando de las especies de gran ta-maño. Muchos estudios requieren acceso a do-cenas o cientos de especímenes y ningúnmuseo responsable puede arriesgar coleccionesnumerosas o raras a través de encomiendas in-ternacionales.

Con una nueva iniciativa que pretende ca-talogar la biodiversidad del Yasuní, el área conmás especies que cualquier otra, el involucra-miento de todos los especialistas relevantesexistentes del mundo no es simplemente acon-sejable, sino una necesidad. No podemos espe-rar que todos vengan al Ecuador para darnosuna mano; la mayoría ya está involucrada ensus propios proyectos en sus respectivos paí-ses. En general los especialistas están dispues-tos a ayudar pero no tienen la opción desimplemente dejar sus trabajos y vidas estable-cidas para dedicarse a tales obras. Por lo tanto,es necesario eliminar cualquier trámite bu-rocrático que retrase o impida el envío de

ejemplares y facilitar el procedimiento median-te la aplicación del artículo 133 del Libro IVdel TULAS [202]. Lo más probable es que estono significaría cientos de ejemplares sino cien-tos de miles de ejemplares, especialmente enrelación a los invertebrados. Sin esta disposi-ción, la idea de catalogar la diversidad delEcuador o cualquiera de sus regiones, sería na-da más que un sueño. La biodiversidad sola-mente de Yasuní es suficiente para mantenerocupada por décadas a la comunidad mundialde taxónomos.

Se estima la tasa actual de descubrimientode nuevas especies entre todos los tipos de or-ganismos en 18,000 cada año [112,113]. Se es-tima el número total de especies en el planetaen 10 millones. El número descrito hasta ahoraes menos de 2 millones. Mundialmente, hemosdemorado casi 250 años en llegar a una sumaque es apenas el doble de lo que creemos exis-te en el Ecuador. Al nivel global, se estima quese extinguen 27,000 especies anualmente. Ungrupo de especialistas ven esta situación comouna batalla que estamos perdiendo rotunda-mente y algunos biólogos de la conservaciónhan pasado a ser biólogos de la extinción y/otaxónomos forenses, pues algunos de ellosestán describiendo y documentando especiesposiblemente extintas [235,236]. Por los cam-bios climáticos y las extinciones, ellos mismosdicen que deberíamos considerar la situacióncomo de desesperación. Los mismos especia-listas sugieren establecer la meta de catalogarlas especies restantes en menos de 50 años[113]. Esta meta requiere la multiplicación de latasa actual por 11 para poder añadir 200,000especies al año en vez de las 18,000 actuales.Para que funcione, el proceso de catalogar labiota del planeta tendría que ocupar un puestoprioritario entre todas las naciones. Son opti-mistas porque ya existe la tecnología para lo-grar este aumento. Lo clave es diseñar unsistema que permita compartir colecciones einformación de una forma sin precedentes, sinlas trabas tradicionales entre los países e insti-tuciones del mundo. [114]

30

Page 36: Bitacora Académica No. 1

Revista Bitácora Académica ­ USFQ, 2014, No. 1

Swing et al.

BIO-PROSPECCIÓN Y BUROCRACIA EN

RELACIÓN A LAS COLECCION ES

CIEN TÍFICAS

En las últimas décadas, la bio-prospecciónha llegado a ser una actividad común y cadadía se provoca más inquietudes sobre su mane-jo, reglamentación, administración y control.Por los incentivos económicos vinculados, labúsqueda de nuevos productos ha provocadomucha competencia entre los emprendedoresdel mundo. Como en cualquier competencia,algunos salen ganando y otros salen perdiendo.Si vemos a la biodiversidad como un recurso,explotado o potencial, hay que entender la pre-sión para desarrollar sus derivados. Con losavances en la biotecnología, el valor de estosproductos es cada vez más notable y alcanza-ble. Si bien hay un millón de especies en elpaís, hay que reconocer que ochocientos mil omás de ellas son compartidas con los paísesvecinos. Una porción es endémica y ahí tene-mos un monopolio en algún sentido, pero lagran mayoría también ocurren en otros paísesdonde sería posible que sus propios científicosaprovechen de las oportunidades vinculadasmás rápidamente. La bio-prospección presentamuchas oportunidades pero los derechos inte-lectuales asociados presentan muchos retos.Últimamente, existe una tendencia de asociartodas las colecciones con esta actividad en par-ticular. En una minoría de casos, esta conexiónes real pero en la mayoría de instituciones quemanejan colecciones, las prioridades y las posi-bilidades son otras. Un museo puede identifi-car posibles fuentes de fármacos por ejemplo,pero rara vez, tiene laboratorios de químicaorgánica que podrían desarrollar productos co-merciales. Son operaciones y actividades total-mente distintas. Al nivel reglamentario, estadiferencia se expresa cuando los permisos o li-cencias de recolección de especímenes o teji-dos incluyen la prohibición de su uso parafines de bio-prospección comercial o que deri-ven en patentes. En general, esta es un áreaque requiere mucha atención para asegurar unmanejo justo y sostenible. El tema, sin duda, esdemasiado grande para ser tratado en este mis-

mo artículo. No obstante, ha sido tema de dis-cusión amplia en varios ámbitos [237 y citas allíindicadas].

ACLARACION ES Y RECOM EN DACION ES

Puede existir mucha confusión entre loque se ve en una exhibición pública de esquele-tos o conchas o insectos atravesados con alfile-res y lo que significa un museo deinvestigación. Aunque muchos museos tradi-cionales mantienen áreas para recibir y educara sus visitantes, el trabajo de descubrimiento esun proceso dinámico que se realiza general-mente tras bastidores, entre los muros de lainstitución pero también en los páramos, bos-ques, desiertos, ríos y mares del país. Mientraslos museos deben demostrar al público eviden-cia tangible del papel que cumplen, sus enfo-ques tienen que ser la documentación científicade lo que existe en la naturaleza y la difusiónde información generada sobre los bienes y re-cursos de nuestro alrededor. Es necesario reco-nocer que la reglamentación y administraciónde las colecciones ciertamente pueden sercomplicadas pero es imprescindible que seanprácticas. Si podemos definir claramente lospropósitos de las colecciones científicas, se fa-cilitaría la redacción e implementación de re-glamentos concernientes. [238]

En un país megadiverso con una constitu-ción que contempla temas ambientales, el for-talecimiento de las colecciones nacionales debeconsiderarse de alta prioridad. Idealmente, estameta incluiría infraestructura y equipamientode museos y laboratorios más la formación detaxónomos especializados, acompañados porsuficientes para-biólogos de apoyo y adminis-tradores para maximizar el aprovechamientocientífico de las mismas. Es esencial también laincorporación a este proceso de numerosostaxónomos en el mundo, quienes pueden con-tribuir significativamente si se facilitan y esti-mulan sus investigaciones y el flujo deejemplares para usos en sistemática, morfo-logía y otras áreas de la ciencia. Se requiere es-tabilidad en este sistema para que haya

31

Page 37: Bitacora Académica No. 1

Las colecciones científicas: percepciones y verdades sobre su valor y necesidad

Swing et al.

confiabilidad en el estado y accesibilidad de losespecímenes, lo que implica presupuestos ga-rantizados para mantenimiento, nuevas adqui-siciones, crecimiento, sueldos atractivos, etc.Para entender la biodiversidad del país y su po-tencial económico, sería necesario ver este pro-ceso como una inversión para el futuro.

Ya tenemos mucha información confiableque nos permite manejar el proceso de apren-der sobre los desconocidos remanentes. De-beríamos aplicar científicamente lasgeneralidades conocidas a todas nuestras ac-ciones para asegurar “el derecho de la pobla-ción a vivir en un ambiente sano yecológicamente equilibrado” [239]. Los princi-pios científicos de la ecología son fundamenta-les en el manejo y reglamentación de lascolecciones; las decisiones sobre su diseño eimplementación no deben basarse en creenciaso criterios que no tengan una base científicasólida. Se trata de establecer reglas del juegoviables, justas y oportunas, que respeten a losencargados del patrimonio biótico pero quetambién permitan aportar al desarrollo del co-nocimiento universal [240]. Estas reglas deljuego tienen que ser basadas en realidades y noen imaginarios poco pragmáticos.

CON CLUSION ES

En cada ser humano, el interés por cono-cer el mundo que lo rodea es innato. Parte delproceso de conocer lo que nos acompaña eneste mundo es el identificar y categorizar a losotros seres. Para completar este proceso conconfianza en un ambiente con alta diversidad,es imprescindible obtener y mantener repre-sentantes para hacer comparaciones, para norepetir en el conteo y para no omitir varias es-pecies similares. Si queremos maximizar nues-tro conocimiento sobre el mundo, sus especiesy sus recursos, por placer o por negocios, lanecesidad es igual. El no catalogar la vida ennuestro planeta es no tener de dónde partircon las intenciones de entender, manejar oconservar nuestro medio. “En el conocimientode la biodiversidad se encuentran las pistas ha-

cia nuestro pasado y las mejores esperanzas pa-ra el futuro.” [114] Las colecciones deespecímenes son una de las piedras angularesen el proceso de conocer nuestro mundo.Según la historia, la gran mayoría de especiesnuevas se descubren entre las colecciones, nodirectamente en la naturaleza.

Aunque siempre hemos tenido interés encatalogar la biodiversidad del planeta entero, devarios países específicos o “simplemente” dealgún parque en particular, y aunque han existi-do algunos proyectos grandes con financia-miento para hacerlo, ningún proyecto grandeen la historia de la humanidad ha alcanzado sumeta [241]. Mientras vemos más hacia el mun-do microscópico, el reto se pone más difícil ymenos manejable. Podemos ver esta situacióncomo insuperable o podemos verla como unagran oportunidad para el futuro. En un mundodonde la mayoría de especies, todavía en el año2013, no son conocidas hasta el punto de tenernombres científicos, es hora de priorizar la ca-talogación de la vida en nuestro alrededor. Losresultados de una campaña que pretende des-cubrir y nombrar todas las especies del planetadependerán de muchos factores desde la situa-ción económica y el ámbito político hasta losegos de los individuos involucrados; pero co-mo los únicos seres pensantes del planeta, de-beríamos ver en esto el reto que simplementeno podemos resistir.

Este artículo no sirve únicamente para jus-tificar la colección científica de ejemplares sinoseñala una serie de necesidades y oportunida-des vinculadas; no es llanamente una crítica delo que no hemos logrado sino una llamada ainiciar una nueva campaña científica. Con uncreciente interés en mejorar el sistema nacionalde educación, el proceso de documentar y ca-talogar la biodiversidad nacional que puedeproveer docenas de trabajos especializados pa-ra atraer y mantener una nueva generación decientíficos en el país, y a la vez aumentar las ca-pacidades de compartir los conocimientos so-bre los recursos naturales para un mejoraprovechamiento en el futuro. La abundanteinformación conectada a cualquier espécimen

32

Page 38: Bitacora Académica No. 1

Revista Bitácora Académica ­ USFQ, 2014, No. 1

Swing et al.

significa que la colección científica sería una delas pocas posibilidades de que la muerte de unindividuo pueda beneficiar a su propia especie,a su ecosistema y, a la final, a nosotros.

Los conservacionistas, los taxónomos, losbiólogos de campo, los investigadores que ba-san sus estudios en las colecciones del mundoy las agencias gubernamentales vinculadas conlos recursos naturales son aliados naturales yestratégicos en el propósito de conocer, mane-jar y mantener las maravillas de la naturaleza.Por lo tanto, debe haber muchas oportunida-des para colaborar. Teóricamente, Ecuador,por sí solo, podría añadir un millón de especiesnuevas al catálogo de la vida del planeta Tierra.

REFEREN CIAS

[1] McGeehan A. 1994. Enlightenment,not epitaphs. Birdwatch 23:20.

[2] Baskin Y. 1994. There’s a new wildlifepolicy in Kenya: use it or lose it. Science265:733-734.

[3] Smith TB y Wayne RK, eds. 1996. Mo-lecular Genetic Approaches in Conser-vation. Oxford University Press. 483pp.

[4] Rueda-Almonacid JV, Carr JL, Mitter-meier RA, Rodríguez-Mahecha JV, MastRB, Vogt RC, Rhodin AGJ, de la Ossa-Velásquez J, Rueda JN, Goettsch Mit-termeier C. 2007. Las tortugas y los co-codrilianos de los países andinos deltrópico. Conservation International,Bogotá, Colombia, Serie de Guías Tro-picales de Campo.

[5] Daily GC. 1997. Nature’s Services: So-cietal Dependence on Natural Ecosys-tems. Island Press.

[6] Kareiva P, Tallis H, Ricketts TH, DailyGC y Polasky S, eds. 2011. Natural Ca-pital: theory and practice of mappingecosystem services. Oxford UniversityPress. 365pp.

[7] Simberloff D. 1988. The contributionof population and community biologyto conservation science. Ann. Rev. Ecol.Systematics 19:473-511.

[8] Pounds JA, Bustamante MR, ColomaLA, Consuegra JA, Fogden MPL, FosterPN, La Marca E, Masters KL, Merino-Viteri A, Puschendorf R, Ron SR, Sán-chez-Azofeifa GA, Still CJ, y Young BE.2006. Widespread amphibian extinc-tions from epidemic disease driven byglobal warming. Nature 439:161–167.

[9] Bryson B. 2003. A short history ofnearly everything. Broadway Books544pp.

[10] Herholdt EM, ed. 1990. Natural HistoryCollections: Their management and va-lue. Transvaal Museum Special Publica-tion No. 1.

[11] Simmons JE y Muñoz-Saba Y. (eds.).2005. Cuidado, manejo y conservaciónde las colecciones biológicas. Conserva-ción Internacional, Bogotá, Colombia,Serie manuales de campo 1:288 pp.

[12] Acosta-Buenaño, N y Páez M. 2005.Importancia de la colecciones de histo-ria natural del Museo de Zoología de laPUCE. Memorias de las XXIX JornadasEcuatorianas de Biología.

[13] Acosta-Buenaño, N. 2006. La investiga-ción biológica en conflicto con el Minis-terio del Ambiente. Memorias de lasXXX Jornadas Ecuatorianas de Bio-logía.

[14] Acosta-Buenaño, N. 2006. Cero en con-servación. Revista Nuestra Ciencia.Pontificia Universidad Católica delEcuador. Escuela de Biología.

[15] Campbell NA y Reece JB. 2002. Bio-logy, 6th ed. Benjamin Cummings.

[16] Dubois A y Nemésio A. 2007. Does no-menclatural availability of nomina ofnew species or subspecies require the

33

Page 39: Bitacora Académica No. 1

Las colecciones científicas: percepciones y verdades sobre su valor y necesidad

Swing et al.

Las colecciones científicas: percepciones y verdades sobre su valor y necesidad

Swing et al.

Rhinella margaritiferLa especie reconocida como Rhinella margaritifer es

extremadamente variable. Esta situación haprovocado muchas dudas sobre su taxonomía. Tenercolecciones para su estudio y evaluación genética es

la mejor manera de resolver las preguntas.

34

Page 40: Bitacora Académica No. 1

Revista Bitácora Académica ­ USFQ, 2014, No. 1

Swing et al.

deposition of vouchers in collections?Zootaxa, 1409, 1–22.

[17] Donegan TM. 2008. New species andsubspecies descriptions do not andshould not always require a dead typespecimen. Zootaxa 1761: 37–48.

[18] Quammen D 2006. The Reluctant Mr.Darwin. Atlas Books.

[19] Quammen D. 2010. Was DarwinWrong?http://ngm.nationalgeographic.com/ngm/0411/feature1/fulltext.html [1]

[20] Milner R. 2009. Darwin’s Universe:Evolution from A to Z. University Cali-fornia Press.

[21] Cox CB y Moore PD. 2000. Biogeo-graphy: an ecological and evolutionaryapproach. Blackwell Science.

[22] Risebrough RW. 1986. Pesticides andbird populations. Current Orn. 3:397-427.

[23] Foster MS, 1982. The research naturalhistory museum: pertinent or passé?Biologist 64:1-12.

[24] Remsen JV. 1995. The importance ofcontinued collecting of bird specimensto ornithology and bird conservation.Bird Conservation Intl 5:145-180.

[25] Hunter Jr ML, Lindenmayer DB y Cal-houn AJK. 2007. Saving the Earth as acareer: advice on becoming a conserva-tion professional. Blackwell Publishing.

[26] Mackenzie A, Ball AS y Virdee SR.1998. Instant notes in Ecology. BiosScientific Publishers, Springer. 321pp.

[27] Newman EI. 1993 Applied Ecology.Blackwell Scientific Publications.

[28] Levin SA. 2009. The Princeton Guideto Ecology. Princeton University Press.

[29] Everhart WH, Eipper AW y YoungsWD. 1975. Principles of Fishery Scien-ce. Comstock/Cornell University Press.

[30] Myers RA y Worm B. 2003. Rapidworldwide depletion of predatory fishcommunities. Nature 423:280-283.

[31] Bass MS, Finer M, Jenkins CN, Kreft H,Cisneros-Heredia DF, McCracken SF,Pitman NCA, English PH, Swing CK,Villa G, Di Fiore A, Voigt CC y KunzTH. 2010. Global Conservation Signifi-cance of Ecuador’s Yasuní NationalPark. PLoS ONE 5(1):e8767.doi:10.1371/journal.pone.0008767

[32] Ricker WE. 1975. Computation and In-terpretation of Biological Statistics ofFish Populations. Bulletin of the Fishe-ries Research Board of Canada 191.

[33] Watson L. 1981. Sea guide to whales ofthe world. Elsevier-Dutton. 302pp.

[34] Perrin WF, B Würsig y Thewissen JGM,eds. 2002. Encyclopedia of MarineMammals. Academic Press 1414pp.

[35] Gudfinsson E. 2007. WWF/WDCS re-port.http://www.wdcs.org/publications

[36] Thompson K, Baker CS, van Helden A,Patel S, Millar C y Constantine R. 2012.The world’s rarest whale. Current Bio-logy 22(21):R905-R906.

[37] Würsig BG JGM Thewissen. 2002.Encyclopedia of Marine Mammals.Gulf Professional Publishing. 1414pp.

[38] Diamond J. 1987. Justifiable killing ofbirds? Nature 330:423.

[39] Delibes M, Blázquez MC, Soriano L,Revilla E y Godoy JA. 2011. High Anti-predatory Efficiency of Insular Lizards:A Warning Signal of Excessive Speci-men Collection? PLoS ONE 6(12):e29312.doi:10.1371/journal.pone.0029312

35

Page 41: Bitacora Académica No. 1

Las colecciones científicas: percepciones y verdades sobre su valor y necesidad

Swing et al.

[40] CITES página web.http://www.cites.org/esp/disc/species.php [2]

[41] IUCN Red List.http://www.iucnredlist.org

[42] Hines TC y Rice KG. 1992. A report onthe initial survey to assess the status ofthe black caiman Melanosuchus niger inthe Amazonian region of Ecuador. Pp168-175 en Crocodiles. Proceedings ofthe 11th Working Meeting of theIUCN-SSC Crocodile Specialist Group.IUCN: Gland, Switzerland.

[43] Thorbjarnarson JB. 2010. Black CaimánMelanosuchus niger. Pp. 29-39 en Crocodi-les. Status Survey and Conservation Ac-tion Plan. Third Edition. CrocodileSpecialist Group, Darwin, Australia.

[44] Swing, CK. 2013. Inertia is speedingfish-stock declines. Nature, Correspon-dence 494:314.

[45] Primack RB. 2010. Essentials of Con-servation Biology, 5th ed. Sinauer.

[46] Safina C. 1997. Song for the BlueOcean. Owl Books.

[47] National Geographic. April 2007. Spe-cial Report. Saving the Sea’s Bounty.

[48] Food and Agricultural Organization ofthe United Nations, Fisheries andAquaculture Department.http://www.fao.org/fishery/statistics/en [3]

[49] Cosandey-Godin A y Morgan A. 2011.Fisheries Bycatch of Sharks: Optionsfor Mitigation. Ocean Science Series,Pew Environment Group, Wash, DC.

[50] Solano, F. y Chalén X. Aspectos pes-queros, biológicos y socioeconómicosde la captura de cangrejo rojo (Ucides oc-cidentalis) en los manglares del Ecuador.Instituto Nacional de Pesca. Investiga-

ción de Recursos Bioacuáticos y su Am-biente.http://www.inp.gov.ec

[51] Swing CK. 2012. Periodontal abscess ina wild Amazon tapir, Tapirus terrestris.Avances 4(2):B54-B55.

[52] Gaunt AS, Oring LW, Able KP, Ander-son DW, Baptista LF, Barlow JC yWingfield JC. 1997. Guidelines to theuse of wild birds in research. The Or-nithological Council, Wash. DC.

[53] Kunz TH y Parson S, eds. 2009. Ecolo-gical and Behavioral Methods for theStudy of Bats, 2nd ed. Johns HopkinsUniversity Press.

[54] University of North Carolina at ChapelHill, Institutional Animal Care and UseCommittee.http://research.unc.edu/offices/iacuc/index.htm [4]

[55] Pimentel D. 2005. Environmental andeconomic costs of the application ofpesticides primarily in the United States.Environment, Development and Sustai-nability 7:229-252.

[56] Banks RC. 1979. Human related morta-lity of birds in the United States. Was-hington, DC: Special Scientific Report,Wildlife, No. 215, US Fish and WildlifeService.

[57] Pickles W. 1942. Animal Mortality onThree Miles of Yorkshire Roads. J.Anim. Ecol. 11(1):37-43.

[58] Beadnell, C.M. 1937. The Toll of Ani-mal Life Exacted by Modern Civilisa-tion. Proc. Zool. Soc. LondonA107:173-182.

[59] Ron SR, Duellman WE, Coloma LA,Bustamante M y Duellman WE. 2003.Population decline of the jambato toadAtelopus ignescens (Anura: Bufonidae) inthe Andes of Ecuador. Journal of Her-petology 37:116–126.

36

Page 42: Bitacora Académica No. 1

Revista Bitácora Académica ­ USFQ, 2014, No. 1

Swing et al.

[60] Churcher PB y Lawton JH. 1987. Pre-dation by domestic cats in an Englishvillage. J Zool 212:439-455.

[61] Loss SR, Will T y Marra PP. 2013. Theimpact of free-ranging domestic cats onwildlife in the United States. NatureCommunication 4:1396.doi:10.1038/ncomms2380

[62] Winker K, BA Fall, Klicka JT, ParmaleeDF y Tordoff HB. 1991. The importan-ce of avian collections and the need forcontinued collecting. Look 63: 238-246.

[63] Walsberg GF. 1994. The use of wildbirds in research. Condor 96:1119-1120.

[64] Remsen JV. 1993. Emotionalism is theepitaph for enlightenment. Birding25:129-132.

[65] Erwin TL. 1989. Canopy arthropodbiodiversity: a chronology of samplingtechniques and results. Rev. Peru. Ento-mol. 32:71-77.

[66] Erwin TL, Pimienta MC, Murillo OE yAschero V. 2005. Mapping patterns ofß – Diversity of beetles across the Wes-tern Amazon Basin: a preliminary casefor improving inventory methods andconservation strategies. Proc. Cal Acad.Sci. 56:1(7):72-85.

[67] De Vries T, Buitrón G, Tobar M, Pie-drahita P, Iglesias A, Serrano A, ErazoMJ, Ojeda I, Baquero L, y Sánchez P.2012. Composición, estructura, densi-dad, y aspectos socio-ecológicos debandadas mixtas de aves de sotobosquey dosel en una parcela de 100 ha, Par-que Nacional Yasuní, Amazonía Ecua-toriana. Revista Ecuatoriana deMedicina y Ciencias Biológicas. XXXIII(1–2): 88–123.

[68] Terborgh J, Robinson SK, Parker IIITA, Munn CA y Pierpont N. 1990.Structure and organization of an Ama-

zonian forest bird community. Ecol.Monogr. 60:213-238.

[69] Funk CW, Almeida-Reinoso DP, Busta-mante MR y Nogales-Sornosa F. 2003.Monitoring population trends of Eleut-herodactylus frogs. Journal of Herpeto-logy 37:245–256.

[70] Loeb SL y Spacie A, eds. 1994. Biologi-cal Monitoring of Aquatic Ecosystems.Lewis Publishers.

[71] Pitman NCA, Terborgh J, Silman MR yNúñez P. 1999. Tree species distribu-tions in an upper Amazonian forest.Ecology 80:2651-2661.

[72] Kreft H, Köster N, Küper, W, Nieder Jy Barthlott W. 2004. Diversity and bio-geography of vascular epiphytes in wes-tern Amazonia, Yasuní, Ecuador. JBiogeog 31:1463-1476.

[73] Paul MJ y Meyer JL. 2008. Streams inthe Urban Landscape. Urban Ecology207-231.

[74] Mackay, RJ y Kalff J. 1969. Seasonal Va-riation in Standing Crop and SpeciesDiversity of Insect Communities in asmall Quebec Stream. Ecology50(1):101-109.

[75] Neill DA y Ulloa Ulloa C. 2003. Nuevasespecies y nuevos registros para la floradel Ecuador: 1999-2003. P. 157 en Librode Resúmenes, IV Congreso Ecuatoria-no de Botánica, Edit. Univ. Tec. Part.Loja, Ecuador.

[76] Neill DA y Ulloa Ulloa C. 2011. Adicio-nes a la flora del Ecuador: segundo su-plemento, 2005-2010. Fundación JatúnSacha.

[77] Valencia R, Condit R, Foster RB, Ro-moleroux K, Villa Muñoz, et al. 2004.Yasuní Forest Dynamics Plot, Ecuador.En Losos EC y Leigh Jr EG, eds. Tropi-cal forest diversity and dynamism: Fin-

37

Page 43: Bitacora Académica No. 1

Las colecciones científicas: percepciones y verdades sobre su valor y necesidad

Swing et al.

dings from a large-scale plot network.University of Chicago Press.

[78] Constitución Ecuatoriana, CapítuloSexto, Sección Segunda, Art. 320, 321,323 y Sección Cuarta, Art. 334).

[79] Coloma LA. 2010. Cuarenta años dehistoria del área de vertebrados delQCAZ. Revista de la Facultad de Cien-cias Exactas, Físicas y Naturales de laPUCE, Nuestra Ciencia, Quito, Ecua-dor. 12:22–26.

[80] Barragán AR, Dangles O, Cárdenas REy Onore G. 2009. The history of ento-mology in Ecuador. Annales de la So-ciété Entomologique de France, 45(4):410–423.

[81] Coloma LA, Miranda-Leiva A, Lötters Sy Duellman WE. 2007. A taxonomic re-vision of Atelopus pachydermus, and des-cription of two new (extinct?) speciesof Atelopus from Ecuador (Anura: Bu-fonidae). Zootaxa 1557:1–32.

[82] Thompson DR, Furness RW y WalshPW. 1992. Historical changes in mer-cury concentrations in the marineecosystem of the north and north-eastAtlantic Ocean as indicated by seabirdfeathers. J Appl. Ecol. 29:79-84.

[83] Elliot JE, Bishop CA, y Morrissey CA.2011. Wildlife Ecotoxicology: ForensicApproaches, Emerging Topics in Eco-toxicology. Springer.

[84] Wright DA y Welbourn P. 2002. Envi-ronmental Toxicology. Cambridge Univ.Press.

[85] Fraser B. 2012. Scientific American.http://www.scientificamerican.com/article.cfm?id=massive-dolphin-die-off-in-peru-may-remain-a-mystery [5]

[86] Nybakken JW y Bertness MD. 2003.Marine Biology, an ecological approach,6th ed. Pearson/Benjamin Cummings.

[87] Keen AM. 1971. Sea Shells of TropicalWest America: Marine Mollusks fromBaja California to Peru, 2nd ed. Stan-ford University Press.

[88] El Comercio. 21 octubre 2009. Laspondylus está en riesgo de extinción. Re-dacción Manta.

[89] Mackensen A. 2011. Comunicación per-sonal. Universidad de Bremen, InstitutoAlfred Wegener.

[90] Parker III TA. 1990. Comunicación per-sonal, Universidad Estatal de Luisiana.

[91] Remsen JV. Comunicación personal.Universidad Estatal de Luisiana.

[92] Valle C. Comunicación personal. Uni-versidad San Francisco de Quito.

[93] Swing CK y Bearez P. 2006. First recordof an elephant fish (Chondrichthyes, Holo-cephali) in Ecuadorian water during anENSO event. Rev. Biol. Mar. Ocean.41(1):107-109.

[94] Moyle PB y Cech JJ. 2004. Fishes: an in-troduction to ichthyology, 5th ed. Pear-son, Prentice Hall.

[95] Helfman GS, Collette BB y Facey DE.1997. The Diversity of Fishes. Black-well Science.

[96] Deichmann JL, Lima AP y WilliamsonGB. 2010. Effects of Geomorphologyand Primary Productivity on Amazo-nian Leaf Litter Herpetofauna.Biotropica 2010:1-8. doi10.1111/j.1744-7429.2010.00683.x

[97] Mertl AL, Ryder Wilkie KT y TranielloJFA. 2009. Impact of flooding on thespecies richness, density and composi-tion of Amazonian litter-nesting ants.Biotropica 41:633-641.

[98] Mertl AL. Comunicación personal. Uni-versidad de Boston.

38

Page 44: Bitacora Académica No. 1

Revista Bitácora Académica ­ USFQ, 2014, No. 1

Swing et al.

[99] Ryder Wilkie KT, Mertl AL y TranielloJFA. 2010. Species diversity and distri-bution patterns of the ants of Amazo-nian Ecuador. PLoS ONE5(10):e13146.doi:10.1371/journal.po-ne.0013146.

[100] Milner AM y Piorkowski RJ. 2004. Ma-croinvertebrate assemblages in streamsof interior Alaska following alluvialgold mining. River Research and Appli-cations 20:719-731.

[101] GWSG. 2007. Workshop for GlobalRed List: Assessments of Groupers. Fa-mily Serranidae; subfamily Epinepheli-nae. Groupers and Wrasses SpecialistGroup.

[102] Liversidge R. Collecting capers. Bokma-kierie 27:27-28.

[103] Brown JH y Lomolino MV. 1998. Bio-geography, 2nd ed. Sinauer Associates.

[104] Lack D. 1966. Population studies ofbirds. Clarendon Press, Oxford.

[105] Kitchen A, MM Miyamoto y MulliganCJ. 2008. A three-stage colonizationmodel for the peopling of the Ameri-cas. PLoS ONE 3:1-7.

[106] Norton BG, Hutchins M, Stevens EF yMaple TL, eds. 1995. Ethics on the Ark.Smithsonian.

[107] Phillips AR. 1974. The need for educa-tion and collecting. Bird-Banding 45:24-28.

[108] Rex K, Kelm DH, Wiesner K, KunzTH y Voigt CC. 2008. Species richnessand structure of three Neotropical batassemblages. J Linn Soc 94:617-629.

[109] Lundmark C. 2004. UC-Berkeley’s Mu-seum of Vertebrate Zoology turns 100.The importance of scientific collec-tions, from dinos to DNA. BioScience54(8):800.

[110] Encyclopedia of Life.http://eol.org [6]

[111] Lucky A, Erwin TL y Witman JD. 2002.Temporal and spatial diversity and dis-tribution of arboreal Carabidae (Co-leoptera) in a Western Amazonian RainForest. Biotropica 34(3):376-386.

[112] Wilson EO 16 May 2011 Comunicaciónpersonal. Universidad de Harvard.

[113] Raven PH y Wilson EO. 1992. A fifty-year plan for biodiversity studies. Scien-ce 258:1099-1100.

[114] Wheeler QD, S Knapp, DW Stevenson,J Stevenson, SD Blum, BM Boom, GGBorisy, JL Buizer, MR De Carvalho, ACibrian, MJ Donoghue y Doyle V. 2012.Mapping the biosphere: exploring spe-cies to understand the origin, organiza-tion and sustainability of biodiversity.Systematics and Biodiversity 10(1):1-20.

[115] Platnick, N. I., y Dupérré N. 2010. TheAndean goblin spiders of the new gene-ra Niarchos and Scaphios (Araneae, Oo-nopidae). Bulletin of the AmericanMuseum of Natural History 345: 120pp.

[116] Platnick, N. I., y Dupérré N. 2011. TheAndean goblin spiders of the new ge-nus Scaphidysderina (Araneae, Oonopi-dae), with notes on Dysderina. AmericanMuseum Novitates 3712: 51 pp.

[117] Swing CK. 2012. Preliminary observa-tions on the natural history of represen-tative treehoppers (Hemiptera,Auchenorrhyncha, Cicadomorpha:Membracidae, Aetalionidae) in the Ya-suní Biosphere Reserve, including firstreports of 13 genera for Ecuador andthe province of Orellana. Avances4(2):B10-B38.

[118] Wilson, EO 2009. Preface in RR Dunn.Every living thing. 272pp.

39

Page 45: Bitacora Académica No. 1

Las colecciones científicas: percepciones y verdades sobre su valor y necesidad

Swing et al. 40

[119] Ruppert EE y Barnes RD. 1994. Inver-tebrate Zoology, 6th ed. Saunders Co-llege Publishing. 1056pp.

[120] World Register of Marine Species.http://www.marinespecies.org [7]

[121] PEW Charitable Trusts.http://www.pewenvironment.org [8]

[122] Diamond J. 2005. Collapse: how Socie-ties Choose to Fail or Succeed. PenguinBooks.

[123] Hubbell SP y Foster RB. 1986. Com-monness and rarity in a Neotropical fo-rest: implications for tropical treeconservation. In ME Soule (ed.) Con-servation biology, the science of scar-city and diversity, pp 205-231. SinauerAssoc.

[124] Lee DS y Clark MK. 1993. Notes onpost-breeding American Swallow-tailedKites, Elanoides forficatus (Falconiformes:Accipitridae), in north central Florida.Brimleyana 19:185-203.

[125] Parkes KC. 1963. The contribution ofmuseum collections to knowledge ofthe living bird. Living Bird 2:121-130.

[126] Storer 1988. The need for more mu-seum specimens of colonial waterbirds.Colonial Waterbirds 11:123-124.

[127] Bostwick KS y Prum RO. 2005. Cour-ting bird sings with stridulating wingfeathers. Science 309:736.

[128] Alberch P. 1985. Museum collectionand the evolutionary study of growthand development. Pp 29-42 en MillerEH, ed. Museum collections: their rolesand future in biological research. BritishColumbia Prov. Mus. Occ. Pap. No. 25.

[129] Daly HV, Doyen JT y Purcell III AH.1998. Introduction to Insect Biologyand Diversity, 2nd ed. Oxford Univer-sity Press 680pp.

[130] Coloma LA, Carvajal-Endara S, DueñasJF, Paredes-Recalde A, Morales-Mite M,Almeida-Reinoso DP, Tapia EE, HutterCR, Toral E. y Guayasamin JM. 2012.Molecular phylogenetics of stream tree-frogs of the Hyloscirtus larinopygion group(Anura: Hylidae), and description oftwo new species from Ecuador. Zoota-xa 3364:1–78.

[131] Ron SR, Coloma LA, y Cannatella DC.2005. A new, cryptic species of Physalae-mus (Anura: Leptodactylidae) from wes-tern Ecuador with comments on thecall structure of the P. pustulosus speciesgroup. Herpetologica 61(2):178 –198.

[132] Relyea RA. 2002. Local population dif-ferences in phenotypic plasticity: preda-tor-induced changes in wood frogtadpoles. Ecol. Monogr. 72:77-93.

[133] Stiles G. 1983. On sightings and speci-mens. Auk 100:225-226.

[134] Parker III TA y Bailey B, eds. 1991. Abiological assessment of the Alto Madi-di region and adjacent areas of north-west Bolivia. Washington, DC.Conservation International, Rapid As-sessment Working Papers 1.

[135] Cannatella D. 2009. Comunicación per-sonal. Universidad de Texas Austin.

[136] Phillips AR. 1975. Semipalmated sand-piper: identifications, migrations, sum-mer and winter ranges. Amer. Birds29:799-806.

[137] O’Neill JP. 1999. Great Texas Birds.University of Texas Press.

[138] Duellman WE. 1978. The Biology of anEquatorial Herpetofauna in AmazonianEcuador. Univ. Kansas Press.

[139] Ridgely RS y Greenfield PJ. 2001. TheBirds of Ecuador. Cornell UniversityPress.

Page 46: Bitacora Académica No. 1

Revista Bitácora Académica ­ USFQ, 2014, No. 1

Swing et al.

[140] Borror DJ y White RE. 1970. A fieldguide to Insects; America North of Me-xico. Houghton Mifflin. 404pp.

[141] Allen GR y Robertson DR. 1994. Pecesdel Pacífico Oriental Tropical. Univ. Ha-waii Press, CONABIO, Sierra Madre.

[142] Correoso Rodríguez M. 2008. Los Mo-luscos Terrestres y Fluviales del Ecua-dor Continental. La BiodiversidadDesconocida. SIMBIOE, Quito, Ecua-dor.

[143] Dangles O y Nowicki F. 2010. BiotaMaxima: Ecuador, Land of Biodiversity.Imprenta Mariscal.

[144] van Ellenrieder N y Garrison RW. 2007.Libélulas de las Yungas (Odonata): unaguía de campo para las especies de Ar-gentina. Pensoft, Sofía-Moscú.

[145] Fitter J, Fitter D y Hosking D. 2000. Sa-fari Guides. Wildlife of the Galapagos.Collins.

[146] Galvis G, Mojica JI, Duque SR, Caste-llanos C, Sánchez-Duarte P, Arce M,Gutiérrez A, Jiménez LF, Santos M, Ve-jarano S, Arbeláez F, Prieto E y LeivaM. 2006. Peces del Medio Amazonas,Región de Leticia. Conservation Inter-national, Colombia.

[147] Godoy C, Miranda X y Nishida K.2006. Membrácidos de la América Tro-pical. INBio, Costa Rica.

[148] Hickman CP y Zimmerman TL. 2000.A field guide to the Crustaceans of Ga-lapagos. Galapagos Marine Life Series.Sugar Spring Press, Lexington, Virginia.

[149] Humann P y DeLoach N. 2003. ReefFish Identification: Galapagos, 2nd ed.New World Publications/ Libri Mundi.

[150] Jiménez Prado P y Béarez P. 2004. Pe-ces marinos del Ecuador continental.Imprenta Mariscal

[151] Silva X. 2012. Ecología de Mariposasdel Ecuador. Imprenta Mariscal. 216pp.

[152] Swash A y Still R. 2005. Birds, Mam-mals and Reptiles of the Galapagos Is-lands, 2nd ed. Christopher Helm A&CBlack Publishers, Ltd.

[153] Valencia JH, Toral E, Morales M, Be-tancourt R y Barahona A. 2008. Guía decampo de reptiles del Ecuador. Funda-ción Herpetológica Gustavo Orcés,SIMBIOE, Quito, Ecuador.

[154] Gentry AH. 1993. A field guide to thefamilies and genera of woody plants ofnorthwest South America (Colombia,Ecuador, Peru) with supplementary no-tes on herbaceous taxa. University ofChicago Press 895pp.

[155] Hogue C. 1993. Latin American Insectsand Entomology. University of Califor-nia Press.

[156] Maas PJM y Westra LYT. 1993. Neotro-pical Plant Families. Koeltz ScientificBooks.MacDonald G 2003. Biogeography: In-troduction to Space, Time and Life.John Wiley and Sons, Inc.518pp.

[157] Merritt RW y Cummins KW. 1996. AnIntroduction to the Aquatic Insects ofNorth America. Kendall/Hunt Publis-hing Company, USA.

[158] Michener, CD. 2007. The bees of theworld, 2nd ed. Johns Hopkins Univer-sity Press 953pp.

[159] Swing CK y Ramsey JS. 1989. Una Cla-ve para las Familias de Peces Reporta-das de Aguas Dulces Sudamericanas.Occ. Pap. Mus. Nat. Sci. LSU 64:1-73.

[160] Bollino M y Onore G. 2001. Mariposasdel Ecuador, Vol. 10a. Familia: Papilio-nidae. Museo de Zoología, PUCE, Qui-to, Ecuador.

41

Page 47: Bitacora Académica No. 1

Las colecciones científicas: percepciones y verdades sobre su valor y necesidad

Swing et al.

[161] Carvajal V, Villamarin S y Ortega AM.2011. Escarabajos del Ecuador. Princi-pales géneros. Instituto de CienciasBiológicas. Escuela Politécnica Nacio-nal. Serie Entomología, No. 1, Quito,Ecuador.

[162] Oxford P, Bish R y Swing K. 2012. Ya-suní, Tiputini: the Web of Life. Impren-ta Mariscal, Quito.

[163] O’Neill JP. Comunicación personal.Universidad Estatal de Luisiana.

[164] Blake JG, Guerra JF, Mosquera D, To-rres R, Loiselle BA y Romo D. 2010.Use of mineral licks by white-belliedspider monkeys (Ateles belzebuth) and redhowler monkeys (Alouatta seniculus) inEastern Ecuador. Int J Primat 31:471-483.

[165] Woodward CL, Berry PE, Maas-van deKamer H y Swing K. 2007. Tiputinia foe-tida, a new mycoheterotrophic genus ofThismiaceae from Amazonian Ecuador,and a likely case of deceit pollination.Taxon 56(1):1-6.

[166] Hayman P, Marchant J y Prater T. 1986.Shorebirds: an identification guide tothe waders of the world. ChristopherHelm. 412pp.

[167] Canaday C y Jost L. 1997. CommonBirds of Amazonian Ecuador. Edicio-nes Libri Mundi, Quito.

[168] Waller G, ed. 1996. SeaLife: a completeguide to the marine environment. Smit-hsonian Institution Press. 504pp.

[169] Erwin TL y Pearson DL. 2008. A Trea-tise on the Western Hemisphere Cara-boidea (Coleoptera): Their classifi-cation, distributions, and ways of life,Volume II, Carabidae – Nebriiformes 2– Cicindellitae. Pensoft Publishers.

[170] Encalada, AC, Rieradevall M, Rios-Tou-ma B, Garcia N y Prat N. 2011. Proto-colo simplificado y guía de evaluación

de la calidad ecológica y ríos andinos(CERA-s). USFQ, UB, AECID, FO-NAG, Quito, 83pp. ISBN 978-9942-02734-3.

[171] Domínguez E y Fernández HR. 2009.Macroinvertebrados bentónicos suda-mericanos: sistemática y biología. Fun-dación Miguel Lillo, Tucuman,Argentina.

[172] Gould SJ. 1998. Foreword en Margulis,L and KV Schwartz. Five Kingdoms: anillustrated guide to the phyla of life onEarth. Freeman, US pp520.

[173] Hoffman RS. 1994. Expanding use ofcollections for education and research.Pp 51-62 en Rose CL, Williams SL yGilbert J, eds., Simposio Internacional yPrimer Congreso Mundial sobre Preser-vación y Conservación de Coleccionesde Historia Natural. Libro del Congre-so, Vol. 3, Madrid.

[174] DeGraaf RM y Rappole JH. 1995. Neo-tropical Migratory Birds. Cornell Uni-versity Press.

[175] Greenberg R y Marra PP, eds. 2005.Birds of Two Worlds: the Ecology andEvolution of Migration. Johns HopkinsUniv. Press.

[176] Grant PR. 1999. Ecology and Evolutionof Darwin’s Finches. Princeton Univ.Press.

[177] Johnston RF y Selander RK. 1971. Evo-lution in the House Sparrow II. Adapa-tive differentiation in North Americanpopulations. Evolution 25:1-28.

[178] St. Louis VL y Barlow JC. 1991. Morp-hometric analysis of introduced and an-cestral populations of the Eurasian TreeSparrow. Wilson Bull. 103:1-12.

[179] Ruokolainen K, Tuomisto H, VormistoJ y Pitman N. 2002. Two biases in esti-mating range sizes of Amazonian plant

42

Page 48: Bitacora Académica No. 1

Revista Bitácora Académica ­ USFQ, 2014, No. 1

Swing et al.

species. J Trop Ecol 18:935-942.

[180] Emmons LH y Feer F. 1997. Neotropi-cal Rainforest mammals: a field guide,2nd ed. Univ. Chicago Press. 307pp.

[181] Stevick P, Aguayao A, Allen J, Avila IC,Capella J, Castro C, Chater K et al.2004. Migrations of individually identi-fied humpback whales between the An-tarctic Peninsula and South America. J.Cetacean Res. and Management.6(43):109-113.

[182] Baker CS, Flórez-González L, Abernet-hy B, Rosenbaum HC, Slade RW, Cape-lla J y Bannister JL. 1998. MitochondrialDNA variation and maternal gene flowamong humpback whales on the sout-hern hemisphere. Marine Mamm. Sci.14(4):721-737.

[183] Baker CS, Perry A, Bannister JL, Wein-rich MT, Abernethy RB, Calambokidis J,Lien J et al. 1993. Abundant mitochon-drial DNA variation and world-widepopulation structure in humpback wha-les. Proc. Nat. Acad. Sci. 90:8239-8243.

[184] Baker S y Clapham PJ. 2004. Modelingthe past and future of whales and wha-ling. Trends in Ecology and Evolution19(7):365-371.

[185] Hoelzel R. 1992. Conservation geneticsof whales and dolphins. Molecular Eco-logy. 119-125.

[186] ICBP. 1992. Putting biodiversity on themap: priority areas for global conserva-tion. Cambridge, UK: InternationalCouncil for Bird Preservation.

[187] Kress J, Heyer WR, Acevedo P, Cod-dington JA, Cole D, Erwin TL, MeggersBJ, Pogue MG, Thorington RW, VariRP, Weitzman MJ y Weitzman SH.1998. Amazon biodiversity: Assessingconservation priorities with taxonomicdata. Biodiversity and Conservation7:1577-1587.

[188] Tuomisto H, Kalle R y Markku Y. 2003.Dispersal, environment, and floristic va-riation of western Amazonian forests.Science 299:241-244.

[189] Tuomisto H, Ruokolainen O, Kalliola R,Linna A, Danjoy W y Rodriguez Z.1995. Dissecting Amazonian biodiver-sity. Science 269:63-66.

[190] Wilson EO. 2000. A global biodiversitymap. Science 289:2279.

[191] Alonso LE, Deichmann JL, McKennaSA, Naskrecki P y Richards SJ, eds.2011. Still Counting… Biodiversity Ex-ploration for Conservation; the first 20years of the Rapid Assessment Pro-gram. Conservation International.

[192] Wolda H. 1983. Spatial and temporalvariation in abundance of tropical ani-mals. Pp 25-41 en Sutton SL, WhitmoreTC y Chadwick AC (eds.) Tropical rainforest: ecology and management. Black-well Scientific, Oxford.

[193] Galacatos K, Stewart DJ y Ibarra M.1996. Fish community patterns of la-goon and associated tributaries in theEcuadorian Amazon. Copeia 875-894.

[194] Galacatos K, Barriga-Salazar R y Ste-wart DJ. 2004. Seasonal and habitat in-fluences on fish communities within thelower Yasuní River Basin of the Ecua-dorian Amazon. Environ. Biol. Fishes71:33-51.

[195] Pauly D y Tsukayama I, eds. 1987. ThePeruvian anchoveta and its upwellingecosystem: three decades of change.ICLARM Studies and Reviews 15,351pp.

[196] Schemnitz SD. 1980. Wildlife manage-ment techniques manual. The WildlifeSociety.

[197] Llorente-Bousquets JE y Castro-Gerar-dino DJ. 2002. Colecciones entomológi-cas en instituciones taxonómicas de

43

Page 49: Bitacora Académica No. 1

Las colecciones científicas: percepciones y verdades sobre su valor y necesidad

Swing et al.

Iberoamérica: ¿Hacia estrategias para elinventario de la biodiversidad? CapítuloVI en Museos y Colecciones de HistoriaNatural. RIBES.

[198] Suárez E, Morales M, Cueva R, UtrerasBucheli V, Zapata-Ríos G, Toral E, To-rres J, Prado W y Vargas Olalla J. 2009.Oil industry, wild meat and roads: indi-rect effects of oil extraction activities ina protected area in north-eastern Ecua-dor. Animal Conservation 1-10.

[199] Novotny V. 2009. Notebooks fromNew Guinea: field notes of a tropicalbiologist. Oxford Univ. Press.

[200] Mittermeier RA, Robles Gil P yGoettsch Mittermeier C. 1997. Megadi-versity: the most biologically rich coun-tries of the world. ConservationInternational/Quebecor, Canada.

[201] Fernández F. 2002. Filogenia y sistemá-tica de los himenópteros con aguijón enla Región Neotropical (Hymenoptera:Vespomorpha). Pp. 101–138. En: CostaC, Vanin SA, Lobo JM y A. Melic.(Eds.) Proyecto de Red Ibernoamerica-na de Biogeografía y Entomología Sis-temática. Pribes 2002. MonografíasTercer Milenio. Vol 2, Zaragoza.

[202] TULAS Artículo 133 del Texto Unifica-do de la Legislación Ambiental Secun-daria del Libro IV de la Biodiversidad.

[203] Mares MA. 1991. How scientists canimpede the development of their disci-pline: egocentrism, small pool size, andthe evolution of “sapismo”. Pp. 57– 75.En: Mares MA y DJ Schmidly. (Eds).1991. Latin American Mammalogy:History, biodiversity and Conservation.University of Oklahoma Press, 468 pp.

[204] Gast, AP. 2012. Why science is betterwhen it’s multinational. Scientific Ame-rican Forum May 9, 2012, 2pp.http://www.scientificamerican.com/article.cfm?id=boundary-conditions [9]

[205] Svenson G. 2012. Comunicación perso-nal. Cleveland Museum of Natural His-tory.

[206] San Mauro D y Agorreta A. 2010. Mo-lecular systematics: a synthesis of thecommon methods and the state ofknowledge. Cellular and Molecular Bio-logy Letters 15:311-341.

[207] Mueses-Cisneros JJ, Cisneros-HerediaDF y McDiarmid RW. 2012. A newAmazonian species of Rhaebo (Anura:Bufonidae) with comments on Rhaeboglaberrimus (Günther, 1869) and Rhaeboguttatus (Schneider, 1799). Zootaxa3447:22-40.

[208] Sakakibara AM. 2004. A new genus andnew species of Hyphinoini (Hemiptera,Membracidae, Darninae). Revista Brasi-leira de Entomologia 48(4):509-511.

[209] Montgelard C, Catzefelis FM y DouzeryE. 1997. Phylogenetic relationships ofartiodactyls and cetaceans as deducedfrom the comparison of cytochrome band 12S rRNA mitochondrial sequen-ces. Mol. Biol. Evol. 14(5):550-9.

[210] Vaijalainen A, N Wahlberg, GR Broad,TL Erwin, JT Longino y Sääksjärvi IE.2012. Unprecedented ichneumonid pa-rasitoid wasp diversity in tropical fo-rests. Proc. Roy. Soc. B. doi:10.1098/rspb.2012.1664

[211] Helgen K M, Pinto M, Kays R, HelgenL, Tsuchiya M, Quinn A, Wilson D yMaldonado J. 2013. Taxonomic revisionof the olingos (Bassaricyon), with des-cription of a new species, the Olinguito.ZooKeys 324:1–83.

[212] Ojala-Barbour R, Pinto M, Brito J, Al-buja L, Lee TE y Patterson BD. 2013. Anew species of shrew-opossum (Pauci-tuberculata: Caenolestidae) with a phy-logeny of extant caenolestids. Journalof Mammalogy 94(5):967-982.

44

Page 50: Bitacora Académica No. 1

Revista Bitácora Académica ­ USFQ, 2014, No. 1

Swing et al.

[213] Dias D, Esbérard CEL y Moratelli R.2013. A new species of Lonchophylla(Chiroptera, Phyllostomidae) from theAtlantic Forest of Southeastern Brazil,with comments on L. bokermanni. Zoo-taxa 3722(3):347-360.

[214] Mendes Pontes AR, Gadelha JR, MeloERA, Bezerra de Sa F, Loss AC, CaldaraJr V, Pires Costa L y Leite YLR. (2013).A new species of porcupine, genusCoendou (Rodentia: Erethizontidae)from the Atlantic forest of northeas-tern Brazil [10]. Zootaxa 3636 (3):421–438.

[215] Cozzuol MA, Clozato CL, Holanda EC,Rodriques FHG, Nienow S, De ThoisyB, Redonod RAF y Santos FR. 2013. Anew species of tapir from the Amazon[11]. Journal of Mammalogy96(4):1331-1345.

[216] Trigo TC, Schneider A, de Oliveira TG,Lehugeur LM, Silveira L, Freitas TRO yEizirik E. 2013. Molecular data revealcomplex hybridization and a crypticspecies of Neotropical wild cat. CurrentBiology. 23(24):2528-2533.

[217] Stewart DJ. 2013. Re-description ofArapaima agassizii (Valenciennes), a RareFish from Brazil (Osteoglossomorpha:Osteoglossidae). Copeia 2013(1):38-51.

[218] Stewart DJ. 2013. A New Species ofArapaima (Osteoglossomorpha: Osteo-glossidae) from the Solimões River,Amazonas State, Brazil. Copeia2013(3):470-476.

[219] Hance J. 2013. Bird extravaganza: scien-tists discover 15 new bird species in theAmazon.http://news.mongabay.com/2013/0606-hance-15-birds.html [12]

[220] Aldred J. 2013. Purring monkey and ve-getarian piranha among 400 new Ama-zon species.http://www.theguardian.com/

environment/2013/oct/23/purring-monkey-vegetarian-piranha-amazon-species [13]

[221] Butler RA. 2013. Biggest new animaldiscoveries of 2013.http://news.mongabay.com/2013/1223-top-new-species-2013.html?fbfnpg [14]

[222] Jarrín-V, P. y Kunz TH. 2008. Taxono-mic history of the genus Anoura (Chi-roptera: Phyllostomidae) with insightsinto the challenges of morphologicalspecies delimitation. Acta Chiropterolo-gica, 10, 257–269.

[223] Cisneros-Heredia DF. Acceso diciembre2012.http://www.cisneros-heredia.org [15]

[224] Catálogo de las Plantas Vasculares delEcuador. Missouri Botanical Garden.http://www.mobot.org/mobot/research/ecuador/welcomesp.shtml [16]

[225] Piñas-Rubio. Mariposas del Ecuador.web page:http://www.beaep.ec/index.php/2014-03-06-03-01-41/mariposas-del-ecuador

[226] Barriga R. 1992 “1991”. Peces de Aguadulce del Ecuador. Rev. Politécnica, Bio-logía No. 3, Vol. XVI (3): 7–88.

[227] Barriga R. 1994. Peces del Parque Na-cional Yasuní. Rev. Politécnica, Vol.19(2):10–41.

[228] Barriga R. 2012. Lista de peces de aguadulce e intermareales del Ecuador. Re-vista Politécnica 30(3):83-119.

[229] Centro Jambatu 2011–2012:http://www.anfibioswebecuador.ec/anfibiosecuador.aspx

[230] Torres-Carvajal O. y Salazar-ValenzuelaD. (eds).2012. ReptiliaWebEcuador.Versión 2012.1. Museo de ZoologíaQCAZ, Pontificia Universidad Católica

45

Page 51: Bitacora Académica No. 1

Las colecciones científicas: percepciones y verdades sobre su valor y necesidad

Swing et al.

del Ecuador.http://zoologia.puce.edu.ec/vertebrados/reptiles/FichaEspecie.aspx?Id=1777 [17],acceso diciembre 03, 2012.

[231] Castro I y Phillips A. 1996. A guide tothe birds of the Galapagos Islands.Princeton University Press. 144pp.

[232] Tirira D. 2007. Guía de campo de losmamíferos del Ecuador. EdicionesMurciélago Blanco.

[233] Tirira D. 2008. Mamíferos de los Bos-ques Húmedos del Noroccidente deEcuador. Ediciones Murciélago Blanco.352pp.

[234] Tirira DG y Burneo SF, eds. 2012. In-vestigación y conservación sobre mur-ciélagos en el Ecuador. PUCE,Fundación Mamíferos y Conservación yAsociación Ecuatoriana de Mastozoo-logía. Publicación Especial sobre losmamíferos del Ecuador 9. Quito.

[235] Coloma LA, Duellman WE, Almendá-riz A, Ron SR, Terán-Valdez A y Gua-yasamin JM. 2010. Five new (extinct?)species of Atelopus (Anura: Bufonidae)from Andean Colombia, Ecuador andPeru. Zootaxa 2574:1-54.

[236] Mendelson III JR. 2011. Shifted baseli-nes, forensic taxonomy, and Rabbs’fringe-limbed treefrog: The changingrole of biologists in an era of amphi-bian declines and extinctions. Herp Rev42:21-25.

[237] Rojas Díaz DA y Nemogá GR. 2010.Institutional misunderstandings aboutgenetic diversity research. Revista Co-lombiana de Biotecnología. 12(2):9–13.

[238] Ministerio del Ambiente. 2001. Políticay Estrategia Nacional de Biodiversidaddel Ecuador 2001-2010. MAG, Ecua-dor.

[239] Constitución Ecuatoriana, Capítulo Se-gundo, Sección Segunda, Artículo 14.

[240] Fernandez F. 2011. The greatest impedi-ment to the study of biodiversity in Co-lombia. Caldasia 33(2).http://www.icn.unal.edu.co/

[241] Dunn R. 2010. Every Living Thing:man’s obsessive quest to catalog life,from nanobacteria to new monkeys.Harper, Smithsonian Books.

46