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25 SEMANARIO PINTORESCO ESPAÑOL. 193 BIOGR AFI A ESPAÑOLA. DOW AWTOWIO no de Ion «eres estraordinarios que pro- dujo el «iglo XVIII fue sin disputa al- guna el general Don Antonio Barceló, terror de las lunai agareius. Nació en Palma el dia l.° de enero de 1717; y sus padres D. Onofrc Barecló y Doña Francisca Pont de la Terra, conociendo su inclinación con- géuita al comercio y al arte de navegar, y no queriendo violentar su voluntad, le dieron aquella carrera. Contaba 18 ailos cuando obtuvo la patente de capitan de un javeque cor- roe con que persiguió á los moros que infestaban nuestras cos- tas, haciéndose tan temible que huian de £1 como del mas po- deroso enemigo: el combate que sostuvo con dos galeotas arge- linas acreció tanto su nombradla que en breve fue celebrado por todas partes, y con este motivo en 1738 le nombró S. M. alférez de fragata, ron cuyo destino siguió persiguiendo i los moros, logrando por sus hazañas nuevos triunfos: as- cendido á teniente y luego á capitan, en 1762 se le confirió el mando de los javeques reales, y ocho años después i costa de una herida de bala de fusil que le pasó el carrillo iz- quierdo, logró hacer prisionero al famoso Selim, apresó, echó i pique y represó 19 buques, condujo í los arscuales 1600 prisioneros, y libertó de la esclavitud 1 muchos cris- tianos. En esta ocasión obtuvo de S. M. algunas mercedes, y siguiendo valerosamente el empeño de limpiar estos mares de corsarios berberiscos, adquirió bastante espíritu para distinguirse en 1775 entre los Navias, Romanas y Villeuas, mandando el comboy que pasó ó la desgraciada empresa de Argel. El marqués de Campo-Franco, que escribió un poe- ma en francés de aquel desgraciado suceso dice. Barreta fa it tannar rea territtet etm ani. Et remerse arrete Je ncmkreax etcaJnau Donant Ja enti teta Videe plm par/,lita. (I) Este articulu es de nuestro corresponsal de l’alma D. Joa- qui n Maria Cover. Segunda ae'rie. — TOMO I l i . 8A B C E L Ó (|). Nombrado ron real título de 24 de agosto de 1779 co- mandante de las fuerzas navales destinadas al bloqueo de Gibraltar, sin mas ingenio que el suyo, inventó las famosas lauchas bombarderas, y perfeccionó las cañoneras. E» 1783 mandó otra cspcdiciou contra Argel, cuya plaza bom- bardeó por ocho dias consecutivos, destruyendo mas de 460 casas, y causando otros muchos daños á los argelinos, y hubiera sin duda reducido ó cenizas la población, á no ha- llarse la estación tan adelantada: este fue el motivo por- que no pudo permanecer por mas tiempo en aquellas aguar volvió sin embargo el año siguiente con fuerzas superiores habiéndole ausiliado Malta y Portugal con algunas naves. Luego que vieron los argelinos las desgracias que les ame- nazaban, opusieron todas sus fuerzas para impedir los efec- tos de la cspedicion de nuestro paisano; pero mirando Bar- celó con desprecio los preparativos de los moros, dió a estos un combate que duró muchas horas. Allí fue donde hizo prodigios de valor esponiendo su vida á los mas grandes peligros: lograron los argelinos echará pique el javeque donde iba Barecló, y sin duda habría este perecido á no salvarle el mayor general de la escuadra D. José Lorenzo de Goycoechea; sin embargo, continuó nuestro paisano con la mayor intrepidez mandando el combate; pero fue lauta la resistencia de los argelinos, y la estación era tan con- traría i los nuestros, que tuvieron que retirarse sin conse- guir otro fruto que la destrucción de las naves enemigas. Estos nuevos servicios movieron al monarca para conceder ¿ Barceló durante su vida el sueldo de teniente general em- pleado, para hacerle merced con real despacho de 27 de setiembre de 1"84 de la comandancia general de las fuerzas navales, destinadas al corso de las Baleares y costas de Ber- bería, para declarar con real órden de 15 de noviembre del mismo ano la franquicia de derechos i todos los buques de 20 de junio de I t l i ,

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2 5SEMANARIO PINTORESCO ESPAÑOL. 193

BIOGR AFI A ESPAÑOLA.

DOW A W TO W IO

no de Ion «eres estraordinarios que pro­dujo el «iglo XVIII fue sin disputa al­guna el general Don Antonio Barceló,

te rro r de las lu n a i agareius. Nació en Palma el dia l . ° de enero de 1717; y sus padres D. Onofrc Barecló y Doña Francisca Pont de la T erra , conociendo su inclinación con-géuita al comercio y al arte de navegar, y no queriendo violentar su voluntad, le dieron aquella carrera. Contaba 18 ailos cuando obtuvo la patente de capitan de un javeque cor­roe con que persiguió á los moros que infestaban nuestras cos­tas, haciéndose tan temible que huian de £1 como del mas po­deroso enemigo: el combate que sostuvo con dos galeotas arge­linas acreció tan to su nom bradla que en breve fue celebrado p o r todas partes, y con este motivo en 1738 le nom bró S. M. alférez de fragata, ron cuyo destino siguió persiguiendo i los m oros, logrando por sus hazañas nuevos triunfos: as­cendido á teniente y luego á capitan, en 1762 se le confirió el mando de los javeques reales, y ocho años después i costa de una herida de bala de fusil que le pasó el carrillo iz­quierdo, logró hacer prisionero a l famoso Selim , apresó, echó i pique y represó 19 buques, condujo í los arscuales 1600 prisioneros, y libertó de la esclavitud 1 muchos cris­tianos. En esta ocasión obtuvo de S. M. algunas mercedes, y siguiendo valerosamente el empeño de lim piar estos mares de corsarios berberiscos, adquirió bastante espíritu para distinguirse en 1775 en tre los Navias, Romanas y Villeuas, mandando el comboy que pasó ó la desgraciada empresa de Argel. El marqués de Cam po-Franco, que escribió un poe­ma en francés de aquel desgraciado suceso dice.

B a r r e ta f a i t ta n n a r re a t e r r i t t e t e t m a n i .E t r e m e r s e a r r e te J e n c m k r e a x e t c a J n a u D o n a n t J a e n t i t e t a V id e e p l m p a r /, l i ta .

(I) Este articulu es de nuestro corresponsal de l’alma D. Joa- qui n Maria Cover.

S e g u n d a ae 'rie . — TOMO I l i .

8 A B C E L Ó ( | ) .

N om brado ron real títu lo de 24 de agosto de 1779 co­m andante de las fuerzas navales destinadas al bloqueo de G ib ra ltar, sin mas ingenio que el suyo, inventó las famosas lauchas bom barderas, y perfeccionó las cañoneras. E» 1783 mandó o tra cspcdiciou contra Argel, cuya plaza bom­bardeó por ocho dias consecutivos, destruyendo mas de 460 casas, y causando o tros muchos daños á los argelinos, y hubiera sin duda reducido ó cenizas la población, á no ha­llarse la estación tan adelan tada: este fue el m otivo por­que no pudo permanecer por mas tiempo en aquellas aguar volvió sin embargo el año siguiente con fuerzas superiores habiéndole ausiliado M alta y Portugal con algunas naves. Luego que vieron los argelinos las desgracias que les ame­nazaban, opusieron todas sus fuerzas para im pedir los efec­tos de la cspedicion de nuestro paisano; pero mirando Bar- celó con desprecio los preparativos de los m oros, dió a estos u n combate que du ró muchas horas. A llí fue donde hizo prodigios de valor esponiendo su vida á los mas grandes peligros: lograron los argelinos ec h a rá pique el javeque donde iba Barecló, y sin duda habría este perecido á no salvarle el m ayor general de la escuadra D. José Lorenzo de Goycoechea; sin em bargo, continuó nuestro paisano con la m ayor intrepidez mandando el combate; pero fue lauta la resistencia de los argelinos, y la estación era tan con­traría i los nuestros, que tuvieron que retirarse sin conse­g u ir o tro fru to que la destrucción de las naves enemigas. Estos nuevos servicios movieron a l monarca para conceder ¿ Barceló du ran te su vida el sueldo de teniente general em­pleado, para hacerle merced con rea l despacho de 27 de setiembre de 1 "84 de la comandancia general de las fuerzas navales, destinadas al corso de las Baleares y costas de Ber­bería, para declarar con real órden de 15 de noviembre del mismo ano la franquicia de derechos i todos los buques de

20 de junio de I t l i ,

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194 SEMANARIO PINTORESCO ESPAÑOL.

su propiedad, y para condecorarle con la cruz de la distin­guida orden de C irios 111. Los elogios que en esta Ocasión tr ib u ta ro n al beroe m allorquín el orador de la patria Don Aulonio Vázquez O rtega en su discurso pronunciado i pre­sencia del senado español, el benemérito D. Vicente G arría de la H uerta en su poema del bomhardco de Argel, y otros sib ios, son u n testim onio honorífico del aprecio con que generalmente era mirado.

Pero las penosas fatigas y la edad decrépita, ya exijian u n descanso para nuestro ilustre m arino; y ascendido coa real títu lo de 18 de febrero de 1785 4 teniente general de la real arm ada, tuvo aun valor cinco años después para m andar las tropas que se le ¡untaron eu A lgeriras; licuó el resto de su larga y brillante carrera con contiuuas y seña­ladas victorias; eternizó su nom bre haciéndolo acreedor del a lto aprecio del rey y de la patria; y fue no obstante, como todos los hom bres grandes, perseguido por la oscura y baja envidia, obligándole en los últim os dio» de su vida á reti­rarse 4 M allorca, m uriendo en su capital el 30 d e enero de 1797 4 los 80 años de su edad.

ISo creemos que nuestros lectores tengan 4 mal el qne copiemos aquí dos décimas que salieron en unidlas pertódi eos de España, en las que se juzga 6 Heredó y deroas gene­rales de m arina de su tiempo.U lloa grande escrito r, B a re e lt na es escritor,C'.rduba gran santulario , Ni fing í ser santulario ,Cortejan gran perdulario , Ni traza de perdulario ,G astón g ran pompa esterior; Ni lleva p A rce muy grande orador,P o n te grande presum ido,C anten grande en el vestido,Todos grandes en hab lar,Pero para pelear.Ni lo serán n i lo lian sido.

epa estertor:Persuade y no es o rad o r.Su aseo no es pcrsuinido, Va como debe i r vestido, Fia poco en el hab lar,Mas si llega 4 pelear, Siempre será lo que ba sido.

DOCUM ENTOS CURIOSOS ( l)inéditos.

U U O H W

d ii t am atto que te levantó en M adri,I e l año de 1766 reinando C drlos I I I , y siendo m in istro de Esleído et m arqués de G rim a ld i, de nación genoves , y m inistro de G uerra y H acienda e t m arqués de Se/udnee, de narran napolitano.

SECUNDO LEVANTAMIENTO

t rey se re tiró después de estar lodo sose­gado , y 4 su h o ra regular que tiene por costum bre 4 recogerse 4 su c u a rto , y lo

mismo su fam ilia, y dió órden secreta para m ar rilar­se 4 media noche, cuino asi se h izo , para e l sitio de A ran juez; salieron p o r una puerta Clisa con el silencio que correspondía a l ca so , y sin la comitiva correspondien­te , qne salo se componía de cua tro roches en que se aco­m odaron e l rey , re ina m a d re , p rín ripe , inCante D . Luis, herm ano del rey , y los tres rata ates y la infanta en tres coches, y en el restante el duque de Medioareli , el dnque d e Areos , e l duque de Iauada , sum iller de C o rp a , y . al m arqués de Sqoilacr; y esto seria como -4 la una d e la noche.

W V¿ del Semanario del domingo aateriuc.

Luego qne am anerió , se fue convocando la gente de los arrabales para i r a l palacio 4 v ito rear al rey , y mas con el motivo de aquella propia noche de haber salido el batallón de w aloncs de M adrid ; lo que con efecto se jun­ta ran en cuadrillas e o s palmas como andaban la noche an te rio r; pero luego que llegaron al palacio , y se bailaron que el rey y su familia se babian ¡d o , tira ro n las palmas que 1 levaban , y empezaron con gran gritería por todo Ma­drid 4 d e c ir : "viva E spaña, y vamos 4 buscar al rey que ae ha ido 4 Aranjuez” ; y de tal suerte se alborotó la gente, q u eac puso en los mismos térm inos que los dos dias antes, discurriendo que quería hacer alguna invasión a l pueblo, y asi lodos generalmente lo tom aron muy 4 m al, y movi­dos de esta soapecba , se fueron convocando hasta mas de 6 ó 7lM)0*hombres, y tom aron la determinación de m ar­ch ar 4 Aranjuez; pero por la incomodidad de la marcha lo soapcm lirnui, y tom aron o tro parecer que fue el form ar u n curdou. por todos los caminos que se podia i r 4 dicho sitio donde estaba el r e y , y detenían 4 cuantos pasaban, pues hasta las camas de las personas reales las hicieron vol­v e r , y basta, los ministros del despacho, y en fin el en tra r en M adrid todos loa que querían , pero salir ninguno.

Determ inaron luego de i r hasta 500 ó 600 hombres al lugar de Carabonrhcl 4 cercar la casa almacén de pólvora para eu caso de hacer alguu movimiento la tro p a , é impe­d ir la sacasen, y tenerla pron ta en caso necesario para el paisanaje; y ademas de estas prevenciones, de las cuadrillas que andaban p o r M adrid se juntaron algunas de e lla s , y fueron en rasa del gobernador del consejo, y le hicieron que luego lomase el coche para ir 4 Aranjuez para que h i­ciese venir al rey , lo que luego hizo sin poder esc usarse, y se aprestó una gran cuadrilla convoyándole basta que sa­liese de M adrid; pero luego que llegó adonde estaba la de­más gente acordonada, la detuvieron porque tom aron otro parecer de que si iba se quedaría a llí, y no vendría el rey, ron que resolvieron el volver 4 su casa, y siem pre acom­pañándole como una procesión: luego que llrgó le hicieron escribir un mamorial para el rey eu cabeza del pueblo pa­ra que viniese, el que se leyó en público , y uno de los de cuadrilla que alli lu b ia dijo que él le llevaría ; este ae lla­maba bernardo , de oficio calesero, y que traería la res­puesta. Lo que con efecto, m archó con él 4 A ran juez, y no quizo entregárselo 4 nadie dicicudo que solo al rey en su mano y 4 n inguno o tro , lo que cou efecto en tró en su c u a rto , y a c la entregó en m iao s del rey diciéndole con gran descaro que é l e ra uno de los del m otín , que S. M. hiciese lo que gustase con é l , que aquella carta ó m em orial era del gobernador del consejo, y 4 instancia del pueblo para que ae fuese 4 M adrid porque lodos le estaban espe­ran d o , y qne é l iba encargado de llevar la respuesta. Le respondió el rey que se esperase , que se la daría.

Lo restante de aquel día y noche, y hasta el día siguien­te fue todo un albo ro to , de suerte que se en traron en las cuarteles, pidiendo las arm as amenazando que si no querían p o r bien sería p o r mal, loa que se las entregaran sin resisten­cia alguna porque tenían ya órden de au comandante p a n e llo ,y asi basta el centinela entregaba el a rm a, y hasta loa lambones sacaron; y el m e U ro de esta órden fue por no a l­boro tar e l paisanaje, porque la noche que se principió el a l­boroto llegó una cuadrilla de las m uchas que anclaban a l cnartcL qne había en la plazuela de H erradores para que Ies diesen las a rm as, el que estaba cerrado , y riendo que n o querían a b r ir , tira ro n balazos 4 la ven tana , tira ro n 4 los-paisanos, y m ataren dos ó tres y algunos heridos, y p o r tá is acción dieron esta providencia , porque no se d io­se lugar 4 mayores daños. Después de esto acertaron 4 en­t r a r en M adrid unas cargas de fusiles para conducirlos 4 los regimientos; luego que las r ie ro n las hicieron detener

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SEMANARIO PINTORESCO ESPANOI

en 1» calle de la M ontera, en donde hicieron pedazos los cajones, y las repartieron tom ando rada uno su a rm a, y el que no quena de vo lun tad , se le hacia po r fuerxa, de suer­te que con esto y las qne sacaron de los cuarteles, se ha­llaron mas de 3000 hombres con arm as, sin los que en par­ticu la r las tenían soyas, qne sobre el poco mas ó menos se hizo la cuenta que habría hasta 9 ó 10,DUO hombres amo­tinados, con los qne estaban en el campo. A eso del medio dia fiiaron p o r la» esquinas de los parage» públicos carteles por «rdeii del re y para mejor satisfacción del público so­bre los capitula» qne el dia le p ropusieron, y ofreció cum ­p lir lo , cuyo rastel es rom o sigue :

Cartel.-— " Ademas de la perm isión concedida por S. M. en el bando fijado por la sala en su real nom bre, perm i­tiendo el aso «le lamrapas largas, som breros gacho» y todo tro ge espado! i cuálesquiera persona siu in cu rrir en pena alguna; que se barjen dos cuarto» el pan y el aceite, con perdón general de todos los csccsos cometidos hasta su pu­blicación, con tal de que A las seis de la tarde estuviesen todos recogidos en sus rasas , ha tenido A bien S. M. en am pliar sn benignidad m andando . Q ue el pan se venda A 8 «H artos, la libra de tocino A 1 6 , la de aceite y jabón A 1 4 , ron lo qne se verifica la baja de lo» cuatro ruarlos en lib ra : que se quite la junta de abastos, y gobiernen estos como antes ó rom o lo consultare el consejo: que se retiren de M adrid los guanlias v a lo n as , y que se re tire también el marqués dftSquilaee , dándole sucesor español A L>. Mi­guel de Muzqniz : y para que consten y lleguen A noticia «le todos estas providencia», se fija este « arte l de órden de la sala por la que tiene de S. M. M adrid y marzo A 25 de 1766 ."

No se satisfizo el pueblo con esto, porque el objeto prinripal tic este nuevo levantam iento era por haberse ido el rey «le la suerte que se fue: continuaron el alboroto por M adrid formados en cnadrillas, y diciendo solo "viva Es­paña f y disparando A ralos Iss arm as, lla lla mas de inedia noche anduvieron de «»la suerte.

Al o tro día p o r la mañana se fueron juntando en la casa del gobernador del consejo, y no se contentaron el estar en la ralle y zaguan , sino que subierou basta su ru a r lo , y se le llenaron las salas de gente al fin de esperar la respues­ta de la carta 6 m em orial «pie el dia antes se habia envia­do al rey , lo que con eferto vino ron ella el dicho B ernar­do , y juntam ente ron él la gente que estaba en el campo, porque nunca desam pararon aqnellos puestos basta que le vieron v en ir , que entonces le siguieron basta la «asa del gobernador del consejo, y ende se jun taron también loase- flores de él, y lodos vinieron de allí A la plaza m ayor con­voyados de la tu rba con las a rm as , y ademas de esta ha­bia también u n gran concurso en ella , unos de los amo­tinados y otros por la curiosidad «le ver en lo que paraba, y subieron todo el consejo pleno 4 los babones que llaman de la Panadería como asimismo el dicho B ernardo con la carta de la respuesta cu la m ano, la que no quiso entregar hasta entonces: que puestos en el balcón asi el gobernador y todo e l consejo, entonces se la entregó a l escribano de cám ara delante del público, cuya respuesta era del tenor sigu ien te :

" lim o . S r .= E I rey h a oído la representación de V. S. 1. con su acostum brada clemencia, y asegura sobre su real p a lab ra , que cum plirá y h ará ejecutar todo consto ofreció ayer p o r su piedad y am or al pueblo de M adrid ; y lo mis­m o hubiera acordado desde este sitio y cualquiera o tra pa rte donde le hubieran llegado sus clamores y súplicas, pero en correspondencia A la fidelidad y gra titud que A su soberana dignación debe el mismo pueblo po r los beneficios y gracias con que le ha distinguido, y el grande que acaba de dispensarte, espera S. M. la debida tranqu ilidad , quietad

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y sosiego, sin qne p o r titu lo n i pretesto alguno d e quejas, gracias ni aclamaciones se junten en tu rbas n i form en unio­nes, y m ientras tanto no den pruebas permanentes dedicha tranquilidad, no cabe el recurso que hacen ab o ra de que S. M. ae lea presente. — Dios guarde A V. S. 1. muchos anos como deseo, Araojuea A 25 de 1766. M anael de R oda.— Señor obispo gobernador del consejo."

Luego que el escribano concluyó de leer la respuesta del rey que vA dicha , empezó e l pueblo con aclamaciones de "viva el re y " , y A convocarse uno» con o tro s , y oriundo pena de la vida al que no volviese las o roías adonde las habia sacado: lo que en efecto las fueron entregando en los ru á r te le s , de suerte que no falló n ad a : basta muchos espadines que se en traron en las rasas d e los espaderos y se los sacaron por Tuerza tam bién se los vo lv ieran , que fue cota p a rticu la r el no fa lla r nada en tre tan ta gente.R rprrsentarion que la rortr de M adrid h a n d su m im ai ra

Don O irlos IJ Í, y de los m otivos que tuvieron su s fie les f 'asaltos p a ra rI m otín levantado e l dom ingo de ram os 23 de m a rzo de 1766.

Señor: — lia sido carácter de la nación española la fide­lidad á su monarca. Siendo esta una verdad que las histo­rias la com prueban, no es del raso ejemplos que la au to ri­cen, cuando el présenle raso lo arredila ron el anbelo de la fcliriilail de V. M . y del reino; parecerá culpable nuestro or­gullo que á impulsos de su relo ha esritado en bis ánimos lo irasresiblc, puniendo pavor á ruau to hum ano se presenta de prim era especie á los ojo». Pites oiga V. M . los lamentos, y disculpará su clemencia, por lo que interesa, el careso, y modo de m anifestar, no las quejas, no las injurias pailcri- das, no los vilipendios & la na« ion, no el fu ror despeñado de una ambición inagotable, no las calamidades que se han su frid o , sino , Señor, una advertencia que im porta , una rrprescntarioii que a r la ra , una prrd irion del re ino , una deterioración de vuestros dom inios, uu menoscabo «le vues­tro erario, una aniquilación de loa pueblos y un des|iotiaina tiránico que un tnal m inistro siu consultar A V. M. se Ira- bia arrogado; para que vistas nuestras fatigas, ansias, que­bran tos, sustos, afanes, y aun esponer la vida al sacrificio «le que lleguen A V. M. los desengaños, repare, atienda y observe, que sin aspirar A o tra cosa clam aba su pueblo. Amante p o r su vista y por lo que A la felicidad de todos convenía, subyugáronse los españoles á cuantos imaginarios arb itrios peusó la codicia, sufriendo que en una guerra dentro de casa muriesen sus herm anos; tolerando que los justos pagos de nuestros vecinos no se hiriesen, y que se «»usasen m uertes, después de mal correspondidos; permi­tieron ver los presidios mal proveídos; vieron sobre la na­ción el despojo de tantos empleados esputólos A laiurlem en- cia; observaron muchas reform as en la» oficinas «le V. 3L; establecimiento de o tra s , sin hacer caso «le los despojados; atendió solo A subir los sueldos del ministerio p o r lo que interesaba. A brum áronse las costillas de toila la nación por la violencia de portear el trigo dejando sin labor los. cam­pos, y los ganados m uertos p o r los caminos; están viendo que las cartas de Indias se las hacen pagar A peso de oro, cuando hay obligación constituida p o r las compañías para su franquicia, no dejando de m ira r la conslitarinn en que se hallan las Indias p o r los nuevos impuestos; están carga­dos de tributos los pueblos; han venido años escasas, y mas apremios para el pago ron notoria ru ina «Irl vecindario; luía sufrido nuevos impuestos para caminos; han tolerado ron m il perjuicios la limpieza de la capital causando m il daños su» empedrados; han aguantado las vilipendios que con palabras ha injuriado A la narion; les lian oprím alo basta quitarles el tra je ; y finalmente, Seflor, ¿que cosa ha quedado libre de la» garra» Je la tiran ía? pues basta las funciones en celebridad de las bodas del principe nuestro

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*96 SEMANARIO PINTORESCO ESPAÑOL.

Señor Tuero» tan 4 cspensas de la vo lun tad , que fueron duplicadas las contribuciones: y ¿quien, Señor, ha causado esto? y ¿cómo lo h a ejecutado? El quién ya es claro, pues gime y llora la opresión con muchas lágrimas de sangre derram adas en m uertes sucedidas; el cómo es (latente; ocul­tando 4 V. M. los daños, y aun en muchos creen, Señor, que sin consultar lo disponía. Pues aun Talla, Señor; hasta aquí ca llaron , sino gustosos, oprimidos con el peso, pero apenas ven que sobre V. M . recae el golpe de todos no pue­den tolerarlo. Venga sobre nosotros cuanto quieran , sobre nuestro rey n ad a : Pues ¿qué vimos sobre V. M.? ; A h , Se­ñ o r! vimos las tesorerías sin dineros, vimos que se rebelan pueblos indianos; vemos irse el dinero de España p o r mi­llones; observamos que la decadencia del continente iba 4 los esterminios de ls aniquilación: la Andalucía llora por falla de comercio; Extrem adura por la de cerdos y labran­za ; Castilla la Nueva con la conducción de trigo 4 la corte K vé sin ganados para la labor, Castilla la Vieja quitán­dole la venta de trigo para M adrid perdidos sus labradores; Aragón p o r lo mismo sin fruto ni labor y todo el reino es- puesto 4 las inclemencias de u n ambicioso, y ¿contra quién, Señor, recae esto? contra V. M. lo miramos, no con­tr a nosotros, con tra V. M., Señor, porque u n rey sin cau­dales es peor que un labrador sin ganados: un rey 4 quien se le rebelan los dominios, es peor que la mas cruenta guer­ra que destruye sus re inos, pues amigos y enemigos lodos son pedaxos de la m onarquía; porque un rey á quien sus tesoros los trasportan 4 otros dominios es peor que dejar u n cuerpo sin sangre; porque un reino 4 quien sus proviu­d a s deterioran con órdenes de tropelías que las arru inan es peor que la langosta que asóla los campos: pues, Señor ¿qué ha sucedido ron vuestros reinos? no solo lo que ma­nifiestan ralos borrones ¿pues qué mas? Aun hay cosa que (■cede 4 todo lo referido, Señor; fallan las voces, oprime el corazón su recuerdo; porque la violencia y falta de. jus­ticia no pueden causar menos en los corazones cristianos: d íganlo , Señor, vuestros tribunales, sin ser oidus ni menos res (telados sus dictámenes, y aun cu voto de justicia: infor­m en los intendentes las órdenes del terrem oto, y se veri cuanto falta 4 la justicia que con violencia procede. Pues, Señor, todo esto ha sido el marqués de Squilacc quien lo ha hecho, y p o r lo mismo couspirahan contra él nuestras vo­ces, para que llegando 4 los oidos de V. M. nuestros cla­m ores, mereciésemos representar no , Señor, nuestros infor­tun ios, sino todo cuanto contra vuestros estados se fragua­b a , y cuanto en térm inos de aniquilarlos se observaba; y asi reconocerá V. M. nuestra ley , pues si algún e rro r cometió nuestro afecto, seria en el modo; pero, Señor, no halló otro modo la industria cuando nuestros escritos no eran oidos; y asi pedido el perdón de la ofensa, solo nos resta el con­suelo de la rem isión, y mas que ella pedimos, Señor, se pidan y lomen cnenlas 4 u n m inistro tirano que 4 V. M. y reino los ha perdido. D íganlo las gacetas estrangeras, y confirm arán la verdad sus escritos, y nosotros conseguire­mos el anhelo y fin de ver 4 V. M. próspero, fe lir , tr iu n ­fante y victorioso con muchos años de vida como desea su corte.”

Cuando e l consejo fue 4 la plaza para que se leyese la respuesta del rey serian en tre 10 y 11 de la m añana, y 4 las tres de la tarde ya tenian entregadas todas las arm as, y todo con tan ta tranquilidad que parecia no haber habido tal cosa: p o r la tarde fijaron copias de la respuesta del rey p o r todos los parajes públicos, que es la que vá d icha, y juntam ente tam bién o tro bando que era el siguiente.

Bando . — "M anda el rey N. S ., y en Su real nombre el consejo supremo de Castilla y los alcaldes de su casa y corte , que todos los vecinos y habitadores de esta villa y corte se retiren 4 sus casas y a l trabajo de sus respectivos

oficios y ocupaciones, sin andar en cuadrillas de hombres y mujeres p o r las calles y plazas y plazuelas con palmas n i sin e lla s , con arm as de fuego ni otras ofensivas. Que dejen libres las puertas de la villa y comercio de ellas, para que puedan gozar todos los demas vecinos que se mantienen arreglados y pacíficos en sus casas de las gracias que S. M. p o r su real piedad les ha dispensado, y del indulto que ba concedido y concede de nuevo 4 los que han andado en cua­d rillas, con la precisa condición de que se retiren 4 sus oficios , ocupaciones y casas después de la publicación de este bando. M anda asimismo S. M. 4 los diputados de los gremios mayores, y 4 los diputados ó veedores de los me­nores que prevengan y encargen 4 todos sus individuos, oficiales, mancebos y aprendices se contengan en la debida quietud y tranquilidad dentro de sus casas, que es el modo que mas obligará 4 S. M., para que todos logren el apeteci­do consuelo que su fidelidad y am or desean de volver 4 ver presto en su palacio de esta corte , siendo el medio eficaz de conseguirlo mas prontam ente el que 4 S. M. pueda,dar el consejo noticias seguras de estar todo con la m ayor tran ­quilidad , y no el que ron protesto de aclamaciones n i g ra­cias, de que S. M. se manifiesta satisfecho, continúen en dichas cuadrillas, que es lo que sustancialmcnte S. M. se ha dignado responder 4 la representad j n que le h a hecho el gobernador del consejo en nom bre también de este y de las súplicas del pueblo. Todo lo cual guarden y cum plan puntualm ente hombros y mujeres; y para que llege 4 no­ticia de todos se manda publicar y fijar este liando; y lo señalaron, M adrid y marzo 26 de 1766."

Al o tro día 27 y jueves santo por la mañana salió el marqués de Squilacc con su mujer é hijos del sitio de A ran- juez para Cartajena cu un roche de colleras con bastante d isfraz, por no-ser conocido en los pueblos por donde ha­bía de tr a n s ita r , porque el odio que contra él había se es- teudia po r todos tos dominios de España. En fin llegó 4 dicho puerto de Cartajena : el pueblo luego que lo supo se empezó 4 inquietar formándose corrillos, pero la buena conducta del gobierno lo rem ediaron: se m antuvo allí Squilacc y su familia hasta que el rey dió órden de que se remitiese todo su h ab e r, y el día 22 de abril se hizo 4 la vela para Sicilia.

Es de n o ta r y quedar en perpetua memoria el que des­pués de no haber hecho robo ni latrocinio alguno, ni cosa que de n o ta r sea, y el haberse entrado en algunas iglesias y tocar las campanas 4 rebato , satisfacicron los daños que hicieron que fue el que las cuadrillas de los amotinados que audaba p o r M adrid se en traron en algunas tabernas y aguardenterías, bodegones y panaderías, y comían y bebían sin pagar, y los dueños tenían que callar y franquearlo todo; pero no se quedaron sin satisfacer; pues de allí 4 pocos dias andaban diferentes sugetos por dichas casas con gran silencio y 4 deshoras, sin saberse quien e ra n , averi­guando lo que habían hecho de gasto y los daños y per­juicios bajo su conciencia, y luego lo satisfacían sin dila­ción su im porte.

Va queda dicho como por la m archa del rey 4 A ran - juez se acordonó la gente, pues estuvo allí hasta que vino B ernardo con la respuesta del rey , y no les faltó que comer ni que beber en abundancia, sin haberse averiguado quien proveia p ara ello , p o r lo que se sospechó que el funda­m ento del m otín fue p o r sugetos de clase.

El rey fue tom ando sus providencias, que fue que in ­m ediatam ente viniese e l conde de A randa que estaba por capitán general del reino de Valencia, y le hizo capitán gene­ra l de Castilla la Nueva y presidente del Consejo, y dió ó r­den al obispo gobernador de que den tro de tres horas sa­liese de la córte y se fuese 4 su obispado. Ademas ^ió ó r­den para que viniesen tres regimientos de infantería y uno

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de caballería , y o tro batallón mas del que había de guar­dias españolas, los que ocuparon el cuartel de los «alonas, y los demas regimientos se quedaron en los lugares inme­diatos. No obstante estas providencias amanecían varios pasquines por las esquinas y varios papeles esparcidos en décimas indecorosas; po r lo que el Consejo despachó en bando que todo el que tuviese algún papel de estos que los entregase, rom o asimismo condenándole i gran pena A aquel que se descubriese que los inventaba ó copiaba, co­m o también al que oyesen hablar del m otiu , por lo que pusieron varias espías para que lo celasen ; lo que con efecto cogieron dos soldados solo por haberlos oido hablar del m otiu , y los dieron baquetas. También prendieron a u n hombre llamado D. Juan Autonio Salazar, de ¡lustre fam ilia, natu ral de M u rc ia , que andaba diciendo: que hasta no acabar con el rey y toda su familia no ha Lia de parar. Esto se justificó, y se hizo ejem plar de que sin ser­virle la nobleza le castigaron ignom iniosam ente, pues el 27 de junio á las cuatro de la tarde le metieron en ca­pilla , y el o tro dia & las doce le ahorraron , habiéndole a rrastrado p rim ero , y le cortaron la lengua.

E l Consejo representó a l rey que no le precisaba cum­p lir los capítulos que el pueblo le puso , por haber sillo violeutado 4 ello; pero el rey dijo que se cumpliese como halda dado su palabra , á caccprioii de las guardias w alu- n a s , que volvierou i e n tra r cu M adrid , aunque diferente batallón , y requeridos con graves prtras si «¡ uiclian ton el paisauage : ocuparon au cuartel nuevamente eu fi de ju­lio de dicho a ñ o : adeinaa com edió rl rey per Ion á lodos los que baldan sido motores y cabezas de imitiii.

be recogieron á los vagos y los aplicaron A las armas, y los pobres mendigos los pusieron en el hospicio y cu San F ernando , que está tres leguas de M adrid , y rous fruyeron fabricas de trgidos , y el que podía trabajar en algo le aplicaban A ello.

El 10 de dicho julio falleció la reina m adre Doña Isa­bel Karncsio cu A ranjucz, y el propio dia pasó el rey y su familia a l Escorial, donde estuvo el novenario , sin que­re r pasar p o r M ad rid , y de nlli se fue & la Granja.

El conde de A randa no se descuidaba en solicitar ron el rey que vinieae & M adrid , y para ello le hizo repre­sentación con el Consejo, nobleza y gremios; pero el rey respondía que no estaba en cae án im o, que lo halda sido ingrato el pueblo de M adrid , y que sabia que estaba muy inquieto. A lo que respondía el conde que estaba mal in­form ado, que era m al iullujo, que todos sus vasallos esta­ban como una cera en la obedieucia del r e y ; p o r lo que hizo pesquisa para saber quien le inform aba tan siniestra­mente , lo que en efecto log ró , y fue este el caso.

Estaba en M adrid u n abate 4 quien llamaban Gándara, e l cual tenia m ucha intim idad con P in i , ayuda de cámara del re y , á quien amaba m ucho , y en las cartas que le es­cribía le aseguraba que el pueblo de M adrid estaba muy inquieto, y que no había que tener seguridad con é l , y estas cartas se las manifestaba Pini a l r e y : lo supo el conde de A ran d a , y justificado que le fu e , dió urden para que n n alcalde de córte con alguaciles y tropa le pusiesen pre­so , é inmediatamente le llevaron a l castillo de Pamplona á media noche.

Después de esto convocó á los diputatados y veedores de todos los gremios á su casa , y luego que los tuvo allí á todos los hizo un interrogatorio como pidiendo p o r aga­sajo el que se pusiesen el som brero 4 tres picos, y que asimismo se lo comunicasen á los individuos de sus gre­mios , lo que luego condescendieron y lo pusieron en prác­tica sin poner e l m enor reparo , y con el ejemplo de estos siguieron todos los demas que no estaban encabezados en g rem ios, como son artes libera les, empleos, etc., obligán­

doles el modo con que el conde se lo p id ió , sin hacer el menor reparo n i inquietud , y este fue el modo como se estableció el uso del som brero de picos generalm ente, lo que tanto repugnaba.

Viendo el conde con la pron ta obediencia qne tuyo el pueblo en la observancia de ponerse los sombreros á tres p iro s , y que en ello se le daba gusto al r e y , fue al sitio del E scorial, donde estaba ya de vuelta de la G ranja , y le volvió á in star para que viniese á M adrid , y hacerle presente como todo era muy al contrario de lo que le ha­bían inform ado, y que asi por la esperienria se lo haría v er, ron que en vista de esta representación que el ronde le h izo , le dijo que de vuelta de aquel sitio vendría á Ma­drid , que ya estaba satisfecho de la lealtad del pueblo.

Visto la respuesta y el ánim o del rey , dió la órden el ronde para que entrasen en M adrid los regimientos que estaban repartidos por los lugares inmediatos , rom o fue- run el regimiento inm emorial del R ey , el de S o ria , el de su iz o s ,e l de voluntarios de A ragón, el de voluntarios de M adrid de caballería , y ademas de estos quedaron repar­tidos dos liatallones de los guardias españolas y «alonas por los lugares inmediatos. Toda esta preveneion se dispo­nía p o r si el rey venia A M ad rid , lo que se verificó á principios de diciembre que en tró S. M., poniéndose toda la tropa sobre las arm as para recibirle.

Quedóse M adrid hecho plaza de a rm as , lo que no era, y todo con tranquilidad , bien que el pueblo español siem­pre esperaba algunas resultas, porque se notaba que se es­taba ¡inprímiriulo á puerta cerrada en la im prenta del rey, sin perm itir que saliese ninguno de lo» trabajadores á co­mer ni & dorm ir 6 sos casas, ni aun á misa el dia de fies­ta , y para esto había nn piquete de soldados, lo que con efecto se v ió , y fue de esta forma.

F.l dia 1.a de abril del siguiente año de 1767 , á las once de la noche salieron piquetes de tropa de los tres regi­m ientos, que viniera u con mucho silencio, y ademas al­guno» alcaldes de córte con alguaciles, y fueron cerrando las rasa» que tenían los jesuítas, romo eran el Colegio im­perial , la Casa profesa , el Noviciado en la ralle Ancha, los escoceses en la de Jacnm ctrezo, San Jorge en la del Príncipe, l a s que se repartieron para que en todas las ca­sas fuese á un mismo !¡rm po, y á eso de las dore hicieron ab rir la* puertas y en tram n ios alcaldes y alguaciles y tropa , según la familia de la casa, y fueron llam ando á los aposentos , y que luego inmediatamente se vistiesen , y no los perm itieron el que llevasen rosa a lg u n a , sino el dinero que rada uno tuviese suyo : luego los juntaron , y los notificaron la órden del rey que luego incontinenti ha­blan de salir de los dominios de E spaña, lo que para ello ya tenían á la puerta coches de camino y calesas. De suerte que antes que amaneciese ya estaban todos fuera de la c ó rte , con tal silencio, que nadie lo sintió.

Se publicó inmediatamente después una pragmática co­mo S. M. habia mandado estrañar á los jesuilas de sus dominios á los del P ap a , dándoles á cada uno coatro reales vellón para su alim ento m ientras viviesen, man­dando también que cualesquiera persona del estado ó ca­lidad que fu e ra , que ocultare ó supiere de alguno qne se venga á España de dichos dom inios, y no lo dclatáre, seria severamente castigado , y al fugitivo se entregaría a l brazo eclesiástico para el castigo, y si fuese lego se le qui­taría la vida por la justicia ordinaria. Se prendieron su­je tos visibles en la có rte , y de los que no se pudo saber su destino , y visto esto se verificó ser estos padres cois estos sugclos los motores del m otín , y dijeron alguno* habian visto i estos padres disfrazados entre la tu rba s ir­viendo de mandones.

Esto es lo acaecido en el caso.

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198 SEMANARIO PINTORESCO ESPAÑOL.

ROMANCE SA TÍRICO.E l presente Tóm am e, cuadro satírico de costum bres de

P a rís , fu e escrito en aquella capita l por el Ccu osoP ab- U i it i , y no habiendo podido tener cabida en e l núm ero de h o y e l articulo continuación de los K zcrzaooí de V iaje , por s u m ucha estension , se in serta en su lugar esta com/iosi- cion d tí m ism o a u to r como análoga tam bién a l propio objeto.

U V A B E L D A D P A A I I 1 E V I I .

- E n la plaza de la Bolsa , de la ta rd e e n lre una y dos, salón de públicas venias del comisario A la voz;

U na de aquestas figuras que de retórica son , hipérboles p o r sn adorno , sincopes po r su valor,

En banquillo de justicia y pública csposicion, se resigna A la sentencia que lia publicado el Prcvóat.

"E n la villa de P arís •y en el silo del Scíior «mil ochocientos cuarenta •se lia prescnlado ante nos

• M adem oiselle H eloisse •de Sans-drvarrt e t Saris-dos ,•hija de padres anóminos ,•n a tu ra l de Cote «Por;

•Y vista la insuficiencia •en que el tribunal la halló ,•p a ra pagar sus empeños «con el concurso screedor,

•E t tribunal la declara •inso lven te , y ordenó •que reunida la junta ,«y prévia declaración,

■Se proceda al inventario «de los restos de valor «para en tregar i sus dueños •p o r vía de transacción."

"Empieza la diligencia ,«A la una , A las dos,•A las tres.... y el m artinete •á este tiem po resonó.” —

U n schal dicho de las Indias y en el hecho de L yon, que ha reclamado en su tiempo M onsieur G agelin mayor.

U n albornoz africano con patente de invención, que falto de pagamento reclama la B arbe d a r.

U n som brero fa n ta sía y un vestido sa tín gros que A madama A lejandrina deben la tela y fueron.—

Gruesas perlas de O v la n en figura y en co lo r; u n camafeo ejipdaco prem iado en la esposicion;

Peines de concha.... de ciervo dijes, marfil.... de m oulon,

y otras diversas preseas de tan sólido va lo r, adjudicanse A su dueño el joyero B ourguignon. —

Diez encajes de Bruselas tejidos en C harenton ; ricas camisas de H olanda , con la marca de C relonne,

Abanicos de la C hina, ob ra de molisieur G ira u d ; píeles de m arta y arm iño cazados en ñlontfaueon ,

Indianas pañolerías de la fábrica de Sean.r , aderezos de oro -sím il, sederías de algodón, y añascóles con el nom bre de m erinos español ,

Con o tros muchos objetos de equivoca producción , que form an el moviliario de mademoiselle Saris-dos,

E ntrégam e y aJjudicau a l respectivo acreedor.—SI hubiere quien mas reclam e, que se presente ante nos.—

Y o reclamo de madama (saltó A este punto una voz) el zapato de dos metros brodn/uin dr p ied m ignon.—

E l fo u rn iseu r de la ópera reclama les m ollets fa u x (en español, pantorrillas) con seis libras de algodón.—

G uantes pide m onsieur M ayer y pellizas P rllenrau lt; falsas Dores C onstantino , rasos bordados Q urprón \—

Mademoiselle Victorine pide el corsé Ju slt-co rp s, con mas h ierro en la arm adura que la del Ciil campeador. —

La fournure voluptuosa que 2 tan to necio embaucó obra es de m i crino lina ,(replica m onsieur O udinot.)—

E l d irector del G imnasio, el coronel A m o rte reclama de aquellos miembros la ortopédica instrucción *

lien m as, diez almohadilla» que oportunas colocó p ara llenar diez vacíos que no negára N cw ton .—

— Esos dientes no sou su y o s , (esclama D esirahodr,) que se los be colocado con mis propias manos yo.—

Pido A mi vez (dijo entonces e l perfum ista D esfam e), cua tro libras semanales de blanquete y berm ellón.

Espuma de Venus, parches, esencias de coliOor, y ; e l prodigio de la quím ica la pom ada del L eó n 1.

A dem as, traigo una nota

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SEMANARIO PINTORESCO ESPAÑOL. 199

de burles. Irru ía y la n d a m x que dice haberla fiado el tesando Iticha lon ( 1 \ —

Llegamos i los cabellos, y la dama se acabó: hay quien pida m as ,? (pregunta el juez adjudicador).—

S i señor (responde al punto u n a hermaCrudita vos, con su cigarro en la hora y abanico en el bolsou) (2 ) ,

Y o r » lamo las ideas que esa dama prohijó , y son de una cierta L e lia , de que soy m adre y au tor.

— Vayan también las ideas y hasta el metal de la voz , que creo le han reclamado la D orus-G ras 6 la JVau ;—

Solo queda el esqueleto—.— Esc le reclamo y o , dijo e l español O r/lla , para hacer la disección.—

De esta atmósfera m entida, en donde no es dia el so l, donde la verdad se viste p ara parecer mejor;

Donde lo blanco n o es b lanco , donde el cuerpo es ilusión, donde el alm a una m en tira , y la palabra un e r r o r ;

Donde e l engaño preside, y reina tan solo el j k , donde el que no es in lrum ento por fuerza es contradicción ;

Donde obliga el t ’ i l vout p ta it p a ra mandaros m ejor; donde el interés os pisa , y luego os dice p a rd o n ;

Donde el am or v i sin venda delante del am ador, y con billetes de banco hace su declaración;

Donde la fachada es todo, donde nada el in te rio r; donde reina la cabeza y obedece e l corazón;

¡C uantas y cuantas bellezas, cuantos autores de p ro ; cuantas famas prestam ecas, cuanto heroísmo ficción,

En la plaza de la Bolsa , de la tarde en tre una y d o s , salón de públicas ventas an te el concurso acreedor ,

En miseros esqueletos transform ados i su voz p ara hacer la anatom ía reclam ira o tro español!

Paria (M i.E l C u n io so P arlaitti.

COSTUMBRES PROVINCIALES-U N A J U S T E D E B O D A .

I ­

t AV es un varón respetable,que habita en u n pueblo de la Serranía de G uadarram a: suele usar una barriga proeminente ¿.im i­

tación de D . J ja ip iin G o n zá lez, conocido por E l hom bro gordo, y aunque su peso especifico es inferior a l de este, tiene el suficiente, sin em bargo, para aplastar los lomos de u n rucio pollinejo, que le trasporta a l molino. Con m otivo de ciertas relaciones comerciales, que no es del raso es poner, se ha pronunciado hace tiempo como un intim o amigo mió: me rem ite de vez en cuando alguna ccalila de huevos, ó al­gunas tortas de aceite; me endosa sus criados y pariente» para que les alverguc en mi casa cuantío vienen 4 la corte, y m e abrum a con cartas em butidas de grasicntos memoria­les y reclamaciones dirigidas ó las oficiuas de rentas de La provincia.

N o hace muchos dias que al levantarm e de la cam a, y al asomarme al halcón como tengo de cosLumbre, divisé a l pollino de mi am igo, que conducido por el tostado m ucha- chucio encargado de su custodia, se en traba de roudon c n c i portal de m i casa, sin aguaderas n i costales, n i cestas, n i caularillos. T raía en vez de sus aperos ordinarios el unifor­me de g a la , quiero d r r ir , una cabezada uuevccita de la»

m as clrgaulcs que se fabrican en la ralle de T oledo , y una '•njal m a, que no se desdeñaran de llevar sobre tu s hom­bros algunos erguidos gobernantes. Confieso que »1 pronto me sobresalté, acometiéndome la idea de que el rucio galan llegaba i mía purrlaa cu busca de »lujainicuto; pero me sacó de cata angustia uua esquela que puso en mis m auot el im­berbe bagagrro, cu la cual ac me invitaba para Iraaladarm* al lugar aquel mismo día, ó ser testigo, y participar del re­gocijo de uu a /u d r de botín. — Descifrar el papel, calarme e l som brero , dirigirm e al puente de Scgovia, y encaram arm e en uu torna ruedas para m ontar sobre el alazan, fué ob ra de pocos m inutos: curtirm e a l sol, perder la paciencia, rom ­per veinte varas en las felpudas aucas del rucio, y trag ar un celemín de polvo im palpable, fue ya el resultado de nue­ve m ortales horas; de nueve horas que se las diera al que se rebuelca en el lecho del dolor, ó a l prétendiente que espera en los cara ños de una secretaria, y no las recibieran de se­gu ro en descuento de las suyas.

Heme aqui ya atravesando las Iteras, saludando & dies­tro y siniestro 4 las mujeres que vau a l pozo p o r agua, i los pastores que custodian el ganado de cerda, y 4 los be­duinos que paso tras paso miden las huellas del perezoso buey, y cuentan las ondulaciones sonoras que produce a l resbalar sobre las piedras la carreta del carbón. Hago a lto

A la puerta de una erm ita que sirve de cementerio: saludo respetuosamente i la efigie de la Dnlorosa, que está en e l a lta r , mas angustiada al parecer de verse cubierta de telara­ñas y abandonada de los cristianos, que rescutida del do lor de las siete espadas de plomo que taladran su pecho, y d e l recuerdo del mal tra to que recibió de los judíos: rezo mis oraciones, me santiguo, V prosigo mi camino.— Al llegar A ia cum bre de un m oulerillo que domina la población, doy de manos ó boca con tres hombres que se ocupan al parecer con la mayor a lendo» del estudio de los astros: arércome un poco mas sin que reparasen en m i, y logro reconocerlos. U no de ellos envuelto en u n levitón b la inglesa es nada ■senos que el grave y sapientísimo D. Serapio, el Orlenlo del lo g a r, e l segundo Salom ón, el Uonaparte segundo, e l

( ! ) M¡chalen II , hijo y sucesor de Máchalos I , etc. (J) Geargc Sand. ( M a d j m a D n d e v a n lJ .

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200 SEMANARIO PINTORESCO ESPAÑOL.

político por esceleutia, el cmpóreo de la m ediciua, el piná- culo de la galantería y urbanidad. Tenia 17 año* cuando la madre patria le arrancó el arado de las manos, y puso en su lugar un fusil del peso de 15 libras: llegó 1 los ‘22, y la misma palria anadió á este rico don el presente de una vara para que hostilizase con ella 4 las ¡uespertos reclutas de su com pañía, y adornó su brazo con el honroso distin­tivo de u n galón am arillo : rayaba en los 3U cuando una mozucla asturiana que servia 4 cierto gefe de milicias, inter­puso su mediación para que le nombrase sargento; y por últim o i los 25 de servicio, cuando ya la tum ba habia tra ­gado 4 casi todos sus cam aradas, cuando su hoja de méritos estaba roída de la polilla y sus huesos apolillados de rehu - m a , obtuvo el diploma de alférez, con destino A un regi­m iento provincial que se hallaba de ran tou en M eli/la. Cin­co años continuó en este estado, siu que la desfilachada charretera se mudase del hom bro izquierdo al derecho, es- rcplo en aquellos rasos en que el bravo veterano se miraba al espejo, cuando recibió la noticia de haber fallecido una tía que le dejaba por heredero de unos cuantos terrones, de un majuelo y una casa de adoves. Al punto que esto supo solicitó su re tiro , se reembarcó para la amada patria, y fijó sus reales en el pueblo que le viera nacer.

El segundo personage es el Señor V idrieras, profesor de prim era educación y sacristán del lugar, 4 quien el estrepito de las campanas ha entumecido las orejas, y el estudio pro­fundo del F lc u r i y el Culón acortado la vista. Su traje, en general, es el de u n ciudadano campesino, su aspecto el de un filósofo pastor, y su rara la de un B ú , de uno de esos seres fantásticos inventados por las nodrizas para asustar ó los chiquillos.

Finalm ente el tercer individuo de este grupo es el mis­mísimo AV , en persona y en g o rro , con su barriga y su chaleco, ron los ojos en el cielo y las manos en los bolsillos: no habla, porque su imaginación y sus sentidos pareceu em­papados en la contemplación del firmamento, pero sigue ron la vista los diversos movimientos de un anteojo de canipa-

I ua, con que el astrónom o D. Serapio escudriña los astros y examina la forma, el color y dimensiones de la* nubes.

Después de transcurridos algunos m inutos en este ex i­men , el sabio veterano esc lama llevando como por costum­bre la m ano h lc ia aquel sitio donde estuvo en otros tiempos el retorcido vigote. — La cosecha se r i mala ogaño, m uy mala; y si Dios no lo remedia hemos de -indar i balazos por un pan de dos libras, y han de aspillcrarse los molino* y las tercias donde se encierre un solo g rano— ¡ ¡un í! ¿qué dice V.? esclaman i un tiempo sus dos contemplativos com­pañeros, saliendo de la cnagcnarion m ental en que se halla­ban sumergidos.... ¡andar 4 balazos p o r un pan!.... ¡aspi- llcrarsc los molinos!.— — No lo duden VV., y sino reparen en el cerco que tiene el sol, y en aquella mancha de sangre.— — Y a, ya lo veo, prorrum pe el maestro sacristán, accrrin- dosc el telescopio a l verde cristal de sus antiparras.... y for­mando asi una doble m uralla de lentes al rededor del ojo; ya veo el cerco, que se asemeja á una O de cuatro raidos, y tiene el mesmo color de la tin ta de amapolas que gastamos en las planas: ¿y eso dice V. que puede prejndicar 4 la mies, y traernos el ham bre de que Dios nos libre? — ¿Y oiga V ., Señor D. Serapio, aunque llegasen 4 aspillarse los molinos, esto es u n suponer, podría yo e n tra r y salir en el mió con mi rucio 4 hacer las moliendas y recoger la esquilma?—.

A este punto llegaban de su coloquio, cuando el brioso alazau en que cavalgaha mi persona, o ra fuese porque se sintió n om brar, ora porque el o lo r de la cebada penetrase en sus narices, abrió repentinam ente las fauces, é hizo es­tremecer el aire con el sonido de su trom peta. Al instante que mi amigo reconoció la voz de su jum ento , volvióse há- ria m í, y dándome u n abrazo tan estrecho cuaulo se lo per­m itió la obesidad de su v ien tre , me condujo basta su casa, introduciéndome en una habitación, mitad alcova y mitad granero , donde habia una ram a 4 propósito para velar, y una silla columpio en que nadie se puede sentar siu grave riesgo de hundirse y caer por escotillón.

(S e concluirá).

MADRID IMPRENTA DE LA YIÜDA D E JORDAN E HIJOS.