bendito el que viene en el nombre del...

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“El Domingo, día del Señor”. Semanario Litúrgico. Con las debidas licencias. Importante: Este subsidio no sustituye el uso de los libros litúrgicos. Editor: Pía Sociedad de San Pablo. Director: Jorge Bruera, ssp. Dirección, redacción y administración: Avda. L. B. O’Higgins 1626, Santiago Centro - Tel.- 227200300; Tel.- Fax: 226728469 E-mail: [email protected] - ISSN: 0717-4896 - www.sanpablochile.cl Impresor: B & B impresores. Tel.- 227578500 - Los Lingues 750, Quilicura. Año XLII, Nº 2.208 Domingo de Ramos de la Pasión del Señor 9 de abril de 2017 4. Por los pueblos que hoy sufren la violencia de la guerra, de situaciones de injusticia y discriminación, para que alcancen la paz y la justicia. Oremos. R. 5. Por todos nosotros, para que cele- bremos esta Semana Santa con un hondo compromiso de fe. Oremos. R. (Se pueden agregar otras peticiones de la comunidad) M. Acoge, Padre, nuestra oración y permítenos acompañar a Jesús en su camino de entrega por la salvación de la humanidad R. Alabanza y Preparación a la Comunión Para las Asambleas Dominicales en Ausencia del Presbítero (ADAP) y la comunión a los enfermos. M. Unidos en la fe alabemos juntos a Dios diciendo: R. Por tu santa cruz, te bendecimos Señor. 1. Por el amor de Jesús tu Hijo, que lo llevó al extremos de la cruz, te bendecimos Señor. R. 2. Por la sangre de Cristo, que nos redime de nuestras faltas, te ben- decimos Señor. R. 3. Por la fidelidad de todos los que nos han precedido en el camino de la fe, te bendecimos Señor.R. 4. Porque nos llamas a acompañar a Jesús en el camino de la cruz, te bendecimos Señor. R. M. Padre Santo, te alabamos por Jesús que nos ha salvado por su entrega de amor. Por eso nos atrevemos a decir: Padre nuestro… Sugerencias de cantos Himno de Ramos /Dios Trino /En tu altar, Señor /El Señor nos ha amado /María mírame /¿Por qué cantas alegre, Jerusalén? Lu 10: Is 42, 1-7; Sal 26, 1-3. 13-14; Jn 12, 1-11. (S. Ezequiel) Ma 11: Is 49, 1-6; Sal 70, 1-6. 15. 17; Jn 13, 21-33. 36-38. (Sta. Gema/ S. Estanislao) Mi 12: Is 50, 4-9; Sal 68, 8-10. 21-22. 31. 33-34; Mt 26, 14-25. MIÉRCOLES SANTO (S. Julio/ S. Arnaldo) Ju 13: Is 61, 1-3. 6. 8-9; Sal 88, 21-22. 25. 27; Apoc 1, 4-8; Lc 4, 16-21. JUEVES SANTO (Sta. Aída/ S. Martín I) Vi 14: Is 52, 13−53, 12; Sal 30, 2. 6. 12-13. 15-17. 25; Heb 4, 14-16; 5, 7-9; Jn 18, 1─19, 42. VIERNES SANTO (Ss. Máximo, Tiburcio y Valeriano) 15: Antiguo Testamento: (1ª) Gn 1, 1−2, 2 (o bien: 1, 26-31); Sal 103, 1-2. 5-6. 10-14. 24. 35 (o bien: 32, 4-7.12-13. 20. 22); (2ª) Gn 22, 1-18 (o bien 22, 1-2. 9-13. 15-18); Sal 15, 5. 8-11; (3ª) Éx 14, 15−15, 1; [Sal] Éx 15, 1-6. 17-18; (4ª) Is 54, 5-14; Sal 29, 2. 4-6. 11-13; (5ª) Is 55, 1-11;[Sal] Is 12, 2-6; (6ª) Bar 3, 9-15. 32−4, 4; Sal 18, 8-11; (7ª) Ez 36, 17-28; Sal 41, 3-5; 42, 34. Nuevo Testamento: Rom 6, 3-11; Sal 117, 1-2. 16-17. 22-23; Mt 28, 1-10. SÁBADO SANTO (S. Crescente) Do 16: DOMINGO DE PASCUA. RESURRECCIÓN DEL SEÑOR. Hech 10, 34. 37-43; Sal 117, 1-2. 16-17. 22-23; Col 3, 1-4 (o bien: 1Cor 5, 6-8); Jn 20,1-9 (o bien: Mt 28, 1-10). En la misa vespertina: Lc 24, 13-35. (S. Flavio) Dios Nos Habla Cada Día EL DOMINGO MARZO - ABRIL 2017 00200720 martirio, de la sangre derramada y no por el blanco de la fiesta. Esta celebración nos introduce de lleno en el misterio de la ceguera humana para acoger con verdad y coherencia al Salvador. Nos entusias- mamos con facilidad, celebramos, aclamamos, y de buena fe promete- mos muchas cosas, pero luego nos olvidamos de todo y volvemos a la misma ceguera en que vivíamos an- tes. No se trata de mala voluntad, sino de una suerte de honda dificultad para hacer concreto aquello en lo cual creemos. Es lo que vivió el pueblo de Jeru- salén en estos días: con sinceridad aclamó a Jesús como el enviado en nombre del Señor; pero ante unas pequeñas presiones de los líderes del pueblo, cambió radicalmente de opi- nión y pidió su muerte. ¿Y nosotros, con cuánta coherencia vivimos nues- tra fe? ¿Cómo pasamos de los mo- mentos de euforia y emoción, al tra- bajo del día a día en el cual debemos hacer carne nuestras convicciones personales? Al caminar con los ramos en las manos revisemos nuestro modo de vivir, a fin de poder acompañar con más verdad a Jesús. Y pidamos a Dios que, con coherencia, podamos decir «¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!». COMISIóN NACIONAL DE LITURGIA C elebramos hoy el inicio de la Semana Santa con el recuerdo de la entrada triunfal de Jesús a Jeru- salén. Un episodio lleno de ambigüe- dades, tal como lo plantea la misma liturgia. Comenzamos la celebración con la multitud que aclama gozosa la llegada de Jesús a Jerusalén; aparen- temente acogiéndolo como el mesías y el salvador. Pero avanzando en la li- turgia nos encontramos con el relato de la pasión; la misma multitud que lo aclamó, unos pocos días después lo está condenando a muerte en la cruz. Por eso mismo, la celebración está marcada por el color rojo del Bendito el que viene en el nombre del Seño r

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“El Domingo, día del Señor”. Semanario Litúrgico. Con las debidas licencias.Importante: Este subsidio no sustituye el uso de los libros litúrgicos.Editor: Pía Sociedad de San Pablo. Director: Jorge Bruera, ssp.Dirección, redacción y administración: Avda. L. B. O’Higgins 1626,Santiago Centro - Tel.- 227200300; Tel.- Fax: 226728469 E-mail: [email protected] - ISSN: 0717-4896 - www.sanpablochile.clImpresor: B & B impresores. Tel.- 227578500 - Los Lingues 750, Quilicura.

Año XLII, Nº 2.208 Domingo de Ramos de la Pasión del Señor 9 de abril de 2017

4. Por los pueblos que hoy sufren la violencia de la guerra, de situaciones de injusticia y discriminación, para que alcancen la paz y la justicia. Oremos. R.5. Por todos nosotros, para que cele-bremos esta Semana Santa con un hondo compromiso de fe. Oremos. R.(Se pueden agregar otras peticiones de la comunidad)M. Acoge, Padre, nuestra oración y permítenos acompañar a Jesús en su camino de entrega por la salvación de la humanidad R.

Alabanza y Preparación a la ComuniónPara las Asambleas Dominicales en Ausencia del Presbítero (ADAP) y la comunión a los enfermos.

M. Unidos en la fe alabemos juntos a Dios diciendo:R. Por tu santa cruz, te bendecimos Señor.

1. Por el amor de Jesús tu Hijo, que lo llevó al extremos de la cruz, te bendecimos Señor. R.2. Por la sangre de Cristo, que nos redime de nuestras faltas, te ben-decimos Señor. R.3. Por la fidelidad de todos los que nos han precedido en el camino de la fe, te bendecimos Señor.R.4. Porque nos llamas a acompañar a Jesús en el camino de la cruz, te bendecimos Señor. R.M. Padre Santo, te alabamos por Jesús que nos ha salvado por su entrega de amor. Por eso nos atrevemos a decir: Padre nuestro…

Sugerencias de cantosHimno de Ramos /Dios Trino /En tu altar, Señor /El Señor nos ha amado /María mírame /¿Por qué cantas alegre, Jerusalén?

Lu 10: Is 42, 1-7; Sal 26, 1-3. 13-14; Jn 12, 1-11. (S. Ezequiel)Ma 11: Is 49, 1-6; Sal 70, 1-6. 15. 17; Jn 13, 21-33. 36-38.

(Sta. Gema/ S. Estanislao)Mi 12: Is 50, 4-9; Sal 68, 8-10. 21-22. 31. 33-34; Mt 26, 14-25. MIÉRCOLES SANTO (S. Julio/ S. Arnaldo)Ju 13: Is 61, 1-3. 6. 8-9; Sal 88, 21-22. 25. 27; Apoc 1, 4-8; Lc 4, 16-21. JUEVES SANTO (Sta. Aída/ S. Martín I)Vi 14: Is 52, 13−53, 12; Sal 30, 2. 6. 12-13. 15-17. 25; Heb 4, 14-16; 5, 7-9; Jn 18, 1─19, 42. VIERNES SANTO (Ss. Máximo, Tiburcio y Valeriano)Sá 15: Antiguo Testamento: (1ª) Gn 1, 1−2, 2 (o bien: 1, 26-31); Sal 103, 1-2. 5-6. 10-14. 24. 35 (o bien: 32, 4-7.12-13. 20. 22); (2ª) Gn 22, 1-18 (o bien 22, 1-2. 9-13. 15-18); Sal 15, 5. 8-11; (3ª) Éx 14, 15−15, 1; [Sal] Éx 15, 1-6. 17-18; (4ª) Is 54, 5-14; Sal 29, 2. 4-6. 11-13; (5ª) Is 55, 1-11;[Sal] Is 12, 2-6; (6ª)

Bar 3, 9-15. 32−4, 4; Sal 18, 8-11; (7ª) Ez 36, 17-28; Sal 41, 3-5; 42, 34. Nuevo Testamento: Rom 6, 3-11; Sal 117, 1-2. 16-17. 22-23; Mt 28, 1-10. SÁBADO SANTO (S. Crescente)Do 16: DOMINGO DE PASCUA. RESURRECCIÓN DEL SEÑOR. Hech 10, 34. 37-43; Sal 117, 1-2. 16-17. 22-23; Col 3, 1-4

(o bien: 1Cor 5, 6-8); Jn 20,1-9 (o bien: Mt 28, 1-10). En la misa vespertina: Lc 24, 13-35. (S. Flavio)

Dios Nos Habla Cada Día

EL DOMINGO MARZO - ABRIL 2017

00200720

martirio, de la sangre derramada y no por el blanco de la fiesta.

Esta celebración nos introduce de lleno en el misterio de la ceguera humana para acoger con verdad y coherencia al Salvador. Nos entusias-mamos con facilidad, celebramos, aclamamos, y de buena fe promete-mos muchas cosas, pero luego nos olvidamos de todo y volvemos a la misma ceguera en que vivíamos an-tes. No se trata de mala voluntad, sino de una suerte de honda dificultad para hacer concreto aquello en lo cual creemos.

Es lo que vivió el pueblo de Jeru-salén en estos días: con sinceridad aclamó a Jesús como el enviado en nombre del Señor; pero ante unas pequeñas presiones de los líderes del pueblo, cambió radicalmente de opi-nión y pidió su muerte. ¿Y nosotros, con cuánta coherencia vivimos nues-tra fe? ¿Cómo pasamos de los mo-mentos de euforia y emoción, al tra-bajo del día a día en el cual debemos hacer carne nuestras convicciones personales? Al caminar con los ramos en las manos revisemos nuestro modo de vivir, a fin de poder acompañar con más verdad a Jesús. Y pidamos a Dios que, con coherencia, podamos decir «¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!».

Comisión naCional de liturgia

Celebramos hoy el inicio de la Semana Santa con el recuerdo

de la entrada triunfal de Jesús a Jeru-salén. Un episodio lleno de ambigüe-dades, tal como lo plantea la misma liturgia. Comenzamos la celebración con la multitud que aclama gozosa la llegada de Jesús a Jerusalén; aparen-temente acogiéndolo como el mesías y el salvador. Pero avanzando en la li-turgia nos encontramos con el relato de la pasión; la misma multitud que lo aclamó, unos pocos días después lo está condenando a muerte en la cruz. Por eso mismo, la celebración está marcada por el color rojo del

Bendito el que vieneen el nombre del Señor

tigado con una palabra de aliento. Cada mañana, Él despierta mi oído para que yo escuche como un discípulo. El Se-ñor abrió mi oído y yo no me resistí ni me volví atrás. Ofrecí mi espalda a los que me golpeaban y mis mejillas, a los que me arrancaban la barba; no retiré mi rostro cuando me ultrajaban y escu-pían. Pero el Señor viene en mi ayuda: por eso, no quedé confundido; por eso, endurecí mi rostro como el pedernal, y sé muy bien que no seré defraudado. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.

7. Salmo Sal 21, 8-9. 17-18. 19-20. 23-24

R. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?Los que me ven, se burlan de mí, hacen una mueca y mueven la cabeza, diciendo: “Confió en el Señor, que Él lo libre; que lo salve, si lo quiere tanto”. R.Me rodea una jauría de perros, me asalta una banda de malhechores; taladran mis manos y mis pies. Yo puedo contar todos mis huesos. R.Se reparten entre sí mi ropa y sortean mi túnica. Pero Tú, Señor, no te quedes lejos; Tú que eres mi fuerza, ven pronto a soco-rrerme. R.Yo anunciaré tu Nombre a mis hermanos, te alabaré en medio de la asamblea: “Alá-benlo, los que temen al Señor; glorifíquenlo descendientes de Jacob; témanlo, descen-dientes de Israel”. R.

8. Segunda Lectura Flp 2, 6-11

Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Filipos. Jesu-cristo, que era de condición divina, no consideró esta igualdad con Dios como algo

que debía guardar celosamente: al contra-rio, se anonadó a sí mismo, tomando la condición de servidor y haciéndose seme-jante a los hombres. Y presentándose con aspecto humano, se humilló hasta aceptar por obediencia la muerte y muerte de cruz. Por eso, Dios lo exaltó y le dio el Nombre que está sobre todo nombre, para que al nombre de Jesús, se doble toda rodilla en el cielo, en la tierra y en los abismos, y

toda lengua proclame para gloria de Dios Padre: “Jesucristo es el Señor”. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.

Aclamación al EvangelioCristo se humilló por nosotros hasta acep-tar por obediencia la muerte, y muerte de cruz. Por eso, Dios lo exaltó y le dio el Nombre que está sobre todo nombre.Para la lectura de la Pasión no se llevan cirios ni incienso, se omite el saludo y la signación del libro. La lectura está a cargo de un diácono o, en su defecto, del mismo sacerdote. Puede también ser encomendada a lectores laicos, reservando al sacerdote, si es posible, la parte correspondiente a Cristo. Solamente los diáconos piden la bendición del celebrante antes de proclamar la Pasión, como se hace antes del Evangelio.

9. Evangelio Mt 26, 3-5. 14–27, 66

Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.Después de la proclamación de la Pasión, si se cree oportuno, hágase una breve homilía. Puede hacerse también un momento de silencio.Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.

ReflexiónAnte la narración de la pasión enmudece nuestro corazón, impresionado por la hon-dura del amor de Jesús por la humanidad, y por su fidelidad a la voluntad de Dios. Preguntémonos en lo hondo de nuestro corazón por nuestra fidelidad a Dios y por la hondura de nuestro amor a los hermanos.

10. Oración UniversalM. Con mucha humildad, ante la grandeza de la entrega de Jesús elevemos a Dios nuestra oración:1. Por toda la Iglesia de Dios, para que siempre anuncie el amor de Dios y se deje transformar por él. Oremos.R. Por tu pasión y tu cruz, sálvanos Señor.2. Por todos los que día a día cargan su cruz, para que se experimenten acompañados por el Señor. Oremos. R.3. Por quienes ejercen autoridad, para que estén siempre atentos a aliviar las situaciones de injusticia. Oremos. R.

3. Procesión en honor a Cristo ReyDespués de la homilía, el sacerdote, el diácono o un ministro laico, invita a comenzar la procesión.Queridos hermanos: Imitemos a la muche-dumbre que aclamó a Jesús, y caminemos cantando y glorificando a Dios, unidos por el vínculo de la paz.Durante la procesión al templo, se entona un canto apropiado. Se sugieren: Oh Cristo tú, reinaras/ Somos un pueblo que camina/ Que alegría cuando me dijeron/ Pueblo de reyes.

4. Ingreso al Templo o al lugar de la EucaristíaHoy nosotros recordamos el recibimiento triunfal que el pueblo más sencillo hizo a Jesús en Jerusalén. Como aque-llos hombres y mujeres, como aquellos niños, también nosotros lo saludamos con nuestros ramos, lo aclamamos con nuestros cantos. Para mostrar así nuestro firme deseo de seguirle, por el camino que él nos enseñó, por el camino que nos lleva a la victoria en la Resurrección. En la Eucaristía celebraremos el memorial de su muerte y resurrección.Después de la procesión o la entrada solemne, el sacerdote que preside la celebración comienza inmediatamente con la oración colecta.

5. AmbientaciónHoy celebramos el ingreso triunfal de Jesús en Jerusalén. Jesús entra montado en un asno, como rey humilde, rey de paz, que quiere la conversión del corazón, más que las grandes alabanzas y fiestas. Dispongámonos a acompañar a Jesús.

Introducción a las Lecturas BíblicasDespués del ingreso triunfal en Jerusalén, las lecturas nos sitúan ante el horizonte de la cruz. La impresionante lectura del relato de la pasión es preparada por el texto de Isaías que nos habla del servidor sufriente de Dios, y por el texto de san Pablo que nos habla de la obediencia de Cristo hasta la muerte, y muerte de cruz.

6. Primera Lectura Is 50, 4-7

Lectura del libro de Isaías. El mismo Señor me ha dado una lengua de discí-pulo, para que yo sepa reconfortar al fa-

1. AmbientaciónPrevio a la Bendición el sacerdote hace una breve monición en la que invita a los fieles a participar activa y conscientemente en la celebración de este día.

1. Bendición de los RamosDios todopoderoso y eterno, santifica con tu bendición † estos ramos para que, cuantos seguimos con aclamaciones a Cristo Rey, podamos llegar por él a la Je-rusalén celestial. Que vive y reina por los siglos de los siglos. R. Amén.Y rocía los ramos con agua bendita, en silencio.Luego el diácono, o en su defecto el mismo sacerdote, proclama el Evangelio de la manera acostumbrada.

2. Evangelio Mt 21, 1-11

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Ma-teo. Cuando se acercaron a Jerusalén y llegaron a Betfagé, al monte de los Olivos, Jesús envió a dos discípulos, dicién-

doles: «Vayan al pueblo que está enfrente, e inmediatamente encontrarán un asna atada, junto con su cría. Desátenla y tráiganmelos. Y si alguien les dice algo, respondan: «El Se-ñor los necesita y los va a devolver ensegui-da»». Esto sucedió para que se cumpliera lo anunciado por el Profeta: «Digan a la hija de Sión: Mira que tu rey viene hacia ti, humilde y montado sobre un asna, sobre la cría de un animal de carga». Los discípulos fueron e hicieron lo que Jesús les había mandado; tra-jeron el asna y su cría, pusieron sus mantos sobre ellos y Jesús montó sobre él. Entonces la mayor parte de la gente comenzó a exten-der sus mantos sobre el camino, y otros cor-taban ramas de los árboles y lo cubrían con ellas. La multitud que iba delante de Jesús y la que lo seguía gritaba: «¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!». Cuan-do entró en Jerusalén, toda la ciudad se con-movió, y preguntaban: «¿Quién es éste?» Y la gente respondía: «Es Jesús, el profeta de Nazaret en Galilea».Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.

Ciclo C - Color Rojo