ben quiere a anna final

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  • Ben quiere a Anna

    Esto no es ningn prlogo. Slo quiero explicar, en pocas frases, por

    qu cuento la historia de Benjamin Krbel y Anna Mitschek. A veces los

    adultos les dicen a los nios: vosotros no tenis edad para saber lo que es

    el amor. Hay que ser mayor para saberlo.

    Eso significa que han olvidado muchas cosas, no tienen ganas de

    hablar con vosotros o se hacen los tontos.

    Yo recuerdo perfectamente cmo me enamor por primera vez, a

    los siete aos. Ella se llamaba rsula. No es la Anna de este libro. Pero al

    hablar de Anna pienso tambin en rsula.

    Ben quiso mucho a Anna. Y Anna a Ben.

    Peter Hrtling

  • Ben pregunta No te metas el dedo en la nariz, indio, dice madre. Lo dice siempre

    que le ve hurgarse las narices. Ben nunca ha ledo que los indios se metan el dedo en la nariz. Madre tiene una idea muy equivocada de lo que son los indios. Cuando Ben cavila, cavila hasta con la nariz. Madre lo sabe. Y ahora a Ben se le ha ido el santo al cielo.

    Ya no s en qu pensaba protesta. No deba ser tan importante dice madre. Meterse el dedo en

    la nariz! A punto de cumplir diez aos! Conozco gente que lo sigue haciendo a los cincuenta. No me digas. El to Gerhard! Madre le vuelve la espalda y Ben sabe que se est riendo. Al poco

    rato se las da otra vez de seria. Le resulta tan difcil que vuelca el salero. No s cmo se te ocurren esas cosas dice madre. Porque son verdad, Grete le responde Ben. El y Holger la llaman

    Grete. Padre la llama Gretel. Siempre tienes que llevarme la contraria dice madre. Ben hace un gesto de protesta y luego dice: T le dijiste a pap que el to Gerhard se comporta a veces como

    un cerdo. Y eso que no hay cerdos tan viejos. Acab con su paciencia. Madre suspira. Se lleva la sopera de la mesa

    y cambia de tono. Es el que utiliza cuando se pone seria. Ya est bien de perder el tiempo. Ponte a hacer los deberes.

    Cuando llegue Holger dile que te los repase.

    1

  • Holger tiene trece aos y es el hermano mayor de Ben. De los primeros en la escuela, sin que le cueste demasiado trabajo. Las notas de Ben suelen ser bastante peores y madre cree que es un holgazn. No siempre. Pero puede suceder que, por mucho que se esfuerce, la evaluacin salga fatal.

    Madre ahora se apresura. Tiene que ir a la consulta del doctor Wenzel donde trabaja por las tardes.

    Empieza de una vez le grita a Ben al marcharse. Ben no empieza todava. Primero contempla un gigantesco agujero

    en el aire. Luego se mete en su cuarto y regresa con el libro de los animales, profusamente ilustrado. Luego le da de comer a Gertrudis, que es su conejilla de Indias. Luego vuelve a sentarse a la mesa. Luego saca de la cartera el cuaderno y el libro de aritmtica. Luego los abre. Luego coloca la pluma junto al lpiz y el borratintas. Luego se pone a soar despierto. Luego se quita los zapatos y los enva a puntapis hasta debajo mismo del armario de la cocina. Luego vuelve a meterse el dedo en la nariz. Luego empieza, por fin, a resolver los problemas.

    Los deberes le parecen ms difciles que de costumbre. Probablemente porque est pendiente de otras cosas.

    No le salen las cuentas porque piensa en Anna. Y se enfada. Pero vuelve a pensar en ella.

    Y. en realidad, no quiere pensar en ella. Preferira concentrarse en las Matemticas. Eso slo y nada ms.

    Cuando Holger llega a casa, Ben no ha terminado ni siquiera el primer problema. Holger es buena persona. Le ayuda gustosamente. Y Ben logra acordarse de cmo se resuelven. No son tan difciles. Claro que cuando se confunden en su cabeza Anna y las Matemticas, no le salen.

    2

  • Tan pronto como terminan, Ben pregunta en voz baja: Oye, Holger, cmo es estar enamorado? Holger, a punto de meterse en su cuarto, se detiene, vuelve sobre

    sus pasos, le da emocin al asunto y al cabo de un rato dice: Ests chalado, enano? Cuando Holger quiere presumir de mayor le llama siempre enano. Ben se muerde los labios. Holger se da cuenta de que ha hecho mal y le pone la mano en el

    hombro. Lo dije en broma. Perdidamente enamorado? le pregunta. Ben asiente. Y no dice nada ms. Holger se burlara de l. La conozco? pregunta Holger. No! dice Ben casi gritando. Bien dice Holger, cuando ests perdidamente enamorado

    piensas siempre en la chica. Es como si te doliera la barriga. De verdad. Lo que Holger dice es cierto. Ben nota una tensin en el vientre, o en

    el pecho. Siente que le duele todo un poquito. Tal vez sean manas. Ben hace retroceder la silla y le da con ella en la rodilla. Holger grita.

    Eres un imbcil. Primero casi lloras y ahora... Djame en paz le dice Ben. Luego recoge apresuradamente

    cuaderno, libro, lpiz, pluma y borratintas, arrebata la cartera de la mesa y se va a su cuarto. Pone el casete a toda marcha. Las ganas de llorar se las aguanta.

    Le hubiera gustado ir al cuarto de Holger, pero despus del incidente ya no puede. Saca a Gertrudis de la caja y la acaricia. Cuando la conejilla de Indias se siente muy a gusto lanza un silbidito. Y ahora silba.

    3

  • Anna Anna se incorpor a la clase al iniciarse el cuarto ao escolar. Una

    maana Herr Seibmann, el maestro, entr detrs de ella y dijo: Aqu tenis a vuestra nueva compaera. Se llama Anna Mitschek.

    Portaos bien con ella. Lleva slo seis meses en Alemania. Antes viva con sus padres en Polonia.

    Tena un aspecto muy raro. En vez de tjanos llevaba un vestido demasiado largo y pasado de

    moda. Se peinaba con una sola trenza, demasiado larga tambin. Era plida, delgada y se sorba los mocos.

    A Ben le pareci horrible. Algunos rieron disimuladamente. Comportaos dijo Herr Seibmann. Luego hizo sentar a Anna al

    lado de Katja, y Katja se corri un poquito en el pupitre para alejarse de ella. Anna hizo como si no lo notara.

    A Ben le pareci que desentonaba. Volvi a examinarla. Anna levant la cabeza y lo mir. Ben entonces se estremeci. Anna tena unos enormes ojos castaos, inmensamente tristes. Ben no haba visto nunca unos ojos as. Tampoco supo por qu razn le parecieron tristes. Pens que no haba derecho a tener aquellos ojazos. Daban miedo. No volvi a mirarla.

    Durante los das siguientes nadie se preocup lo ms mnimo por Anna. Herr Seibmann exhort a la clase a que se portaran bien con ella. Si al menos llorara, pens Ben. Anna no llor. Katja dijo que Anna le daba asco, que ola mal y que no saba escribir. Que a los diez aos ni siquiera saba escribir correctamente.

    4

  • A lo mejor sabe escribir en polaco dijo Bernhard. Es polaca. No es alemana dijo Katja. Lo ms probable es que no la dejaran quedarse en Polonia dijo

    Bernhard. De tan mal que ola dijo Katja. Fue demasiado para Ben. Cogi a Katja del brazo. Ya est bien! T s que apestas! Katja se solt y grit lo suficientemente alto para que todos los de la

    clase pudieran orlo: Ben la defiende! Ben quiere a Anna! Ben se precipit sobre Katja y le tap la boca. A Katja se le

    congestion la cara y empez a patalear. Djala grit Regine. Djala, que la asfixias! No se haban dado cuenta de que Herr Seibmann llevaba un buen

    rato observndolos desde la puerta. Suelta a Katja, Ben! Herr Seibmann tena un enfado de mil

    demonios. Se le vea. Los hizo volver a sus pupitres. La clase qued en silencio. No se oa ni una mosca y todos se dieron

    cuenta de que Anna sollozaba. Quiso disimularlo. No lo logr. Las lgrimas le rodaban por las mejillas. Se las limpiaba repetidamente y se sorba los mocos.

    Herr Seibmann se dirigi al pupitre de Anna y le dijo a Katja que se cambiara de sitio con Regine. A Regine le dijo que procurara ayudar a Anna. Luego les solt un sermn. Hablaba entre dientes. Se le notaba que hubiera preferido gritarles.

    5

  • Cualquiera de vosotros puede ir a parar a otra ciudad, o a otra escuela. Y todos os sentirais extraos. En el caso de Anna es mucho peor. Ha crecido en otro pas, en Polonia, y all, en la escuela, slo hablaba polaco. En casa, alemn y polaco. Sus padres vivan en Polonia pero son alemanes. Pidieron el traslado a la Repblica Federal y ahora estn aqu. Tienen ganas de sentirse en casa. Anna tambin. Y vosotros le amargis la vida.

    Ben tena la mirada fija en Anna que haba inclinado la cabeza. Ni siquiera se saba si escuchaba las palabras de Herr Seibmann.

    Qu podramos hacer? dijo Bernhard al salir de la escuela. Nada dijo Katja. Durante los das siguientes volvieron a dejarla

    sola. Hasta Regine renunci a ayudarla. Es tonta dijo. No quiere hablar conmigo. Es tontsima, os lo

    aseguro. Todo empez un buen da con una vieja pelota de tenis. Alguien la

    encontr en el patio de la escuela y Ben, Bernhard y Jens se pusieron a jugar con ella y a arrojrsela mientras corran. Anna estaba debajo del castao. Junto a la tapia. Siempre sola. Como un signo de admiracin. Toda reproches. A Ben le pareci que era una forma de comportarse bastante tonta.

    Es una estpida, pens. Queremos ayudarla y se resiste! Tom impulso, arroj la pelota y le dio a Anna en plena frente. Plasss! Anna solt un breve chillido. Va a echarse a llorar, pens Ben. Y esper a que empezara.

    Los dems haban interrumpido sus juegos y miraban a Anna. Anna guard silencio, se frot la frente y lentamente, muy lentamente, se volvi hacia la tapia.

    6

  • Hiciste mal dijo Regine. Ben se enfad muchsimo consigo mismo. i Bobadas!, dijo

    refirindose a lo que haba hecho. Pareca, sin embargo, que se refera a Anna y a su forma de comportarse.

    Era cierto, quiso darle a Anna. Quiso incluso hacerle dao. Le ha estado bien! Bernhard aplauda como en el teatro o en el

    circo. Se la hubieras tirado t, imbcil! le dijo Ben. Y encima, cobarde...! Bernhard sali corriendo con los otros. Haba

    terminado el recreo. Ben los sigui, arrastrando las piernas, pero no entr en clase.

    Esperaba a Anna. Anna no apareci. Ben volvi al patio. Anna segua debajo del castao. Quiso gritarle: Anna! Pero hubiera sido demasiado. Poda pensar que pretenda algo de ella.

    Lamentaba lo del pelotazo. Eso era todo. Anna! dijo lo bastante alto para que ella lo oyera. Anna permaneci inmvil, dndole la espalda. Si no quiere, pens Ben. La culpa es de ella. Anna volvi la cara hacia l. Tena las mejillas sucias. Se haba secado

    las lgrimas con las manos. Sus ojos parecan an ms tristes. Qu ojazos! Anna fue a su encuentro con las manos unidas sobre el regazo, como si estuviera a punto de ponerse a rezar.

    Perdona dijo Ben. Tampoco es para tanto dijo Anna. Has llorado. Porque no me podis ver ni en pintura. A m me gustas dijo Ben. No quiso decirlo. Uy! grit.

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  • Qu te pasa? pregunt Anna. Nada. Mierda. Acabas de decir... dijo Anna. Ben se tap los odos y empez a

    aullar como una sirena. Vio que Anna le hablaba. No la oa. Por suerte. Estaba hecho un lo y

    trotaba por delante de ella. Volvieron tarde del recreo. Herr Seibmann ni siquiera puso el grito

    en el cielo, como tena por costumbre. Se limit a mirarles inquisitivamente.

    Bueno, ya podemos empezar el dictado. Bernhard suspir. Algn comentario? pregunt Herr Seibmann. La clase dijo que no. Como un solo hombre. Este dictado va a ser una catstrofe, pens Ben. Seguro. La voz de Herr Seibmann reson muy cerca: Benjamin Krbel! Sueas o ests despierto? Ben trat de fijarse.

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  • A Bernhard le lloriquea el trasero Al da siguiente el mundo dej de ser lo que era. Ben suspiraba por

    volver a la escuela. Por volver a la escuela a la que iba tambin Anna. Se levant unos minutos antes de lo acostumbrado. Y no daba pie con bola. Todo le sala mal.

    Madre an no le haba hecho el t y estaba de psimo humor. Holger se quejaba de todo. Padre no poda llevarlo en coche a la escuela porque sala de viaje. Pareca nervioso y se tomaba el caf de pie, junto a la nevera, estirndose constantemente el cuello de la camisa. Debi pillarla demasiado estrecha o se le hinchaba el cuello del enfado. Padre era ingeniero y tena que ir a menudo a las obras. Ben haba visto tres puentes en cuya construccin haba intervenido su padre y aquella profesin le pareca interesante. Pero padre, ahora, no le pareca nada bien. Lo embarullaba todo con sus prisas.

    No bebas tan deprisa dijo madre, vas a quemarte. No se saba muy bien a quin se lo deca. El t de Ben, de todos

    modos, ya estaba casi fro. Ben agarr la cartera con la intencin de desaparecer lo ms

    discretamente posible. Sinti de pronto que algo suceda en sus va-queros. Ech mano al cinturn. La cremallera se haba roto. Solt un grito espantoso. Padre, asustado, dej la taza en el platillo. Quedaron todos boquiabiertos, contemplando a Ben.

    Te sientes mal, hijo mo? pregunt madre. Mira. Le mostr la bragueta abierta. i Mira! Mira! Le dio dijo Holger. Madre frunci el ceo.

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  • Anda, Ben, ponte los otros vaqueros! dijo. Date prisa. Padre se ech a rer. Esto parece un manicomio dijo. Ben estaba ya delante del armario, sacando los otros vaqueros. Los

    que no le gustaban porque le iban demasiado anchos. Pas corriendo por la cocina, sin despedirse. Que se fueran al

    diablo! Le haban amargado la maana. No lleg tarde pero sus compaeros ya estaban esperando delante

    de la clase. Dnde estaba Anna? No la vea. Jens no le dejaba tranquilo. Sultame. Por qu? Porque s quiso escapar pero Jens lo inmovilizaba y se rea. Es

    broma! Para Ben no era ninguna broma. Nadie le dejaba en paz. No

    comprenda por qu tenan que estar todos contra l. Queran provocarle, burlarse de l.

    Le solt a Jens un puetazo en la barriga. Jens empez a gemir. No poda haberle hecho mucho dao pero aquel imbcil sacaba a relucir sus dotes teatrales. Seibmann iba a aparecer de un momento a otro y volvera a armarse.

    Ya est bien, tampoco es para tanto. Animal de bellota le grit Jens. T ms le respondi Ben. Seguan dndose voces cuando vio a Anna, plida y tmida, entre

    Bernhard y Gesine. Le miraba como si le hubiera hecho algo. Apart a Jens de un empujn y se qued solo. En aquel mismo instante apareci

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  • Herr Seibmann. No hizo caso del alboroto, les abri la puerta de la clase y esper a que todos hubieran ocupado sus pupitres. Ben se sent, completamente amodorrado. Era un da fatal. Decidi prestar atencin. Nada ni nadie conseguiran distraerle. Imposible. Su cuerpo pareca un hormiguero. Hubiera preferido irse corriendo de la escuela, calle abajo hacia los campos. Correr y correr hasta despojarse de aquella sensacin tan desagradable.

    Herr Seibmann iba hablando tranquilamente y sin parar. Les explicaba cmo surgieron los primeros pueblos.

    Ben? S? Seibmann le haba pillado. A qu se dedicaban nuestros antepasados antes de convertirse

    en campesinos o artesanos? Tena la cabeza vaca. Ni siquiera le hizo falta pensar en la respuesta.

    Senta que iba a alzar el vuelo de un momento a otro. No estara nada mal. Unas cuantas vueltas por encima de Seibmann y luego huir por la ventana abierta. Saldra en los peridicos: Sensacional, el escolar volante!

    Oy a Regine que se lo soplaba: A la recoleccin. A la recoleccin dijo Ben. Seibmann frunci artsticamente el entrecejo y se encar con

    Regine. T que lo sabes, y a qu ms? A la caza.

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  • En efecto. A la recoleccin y a la caza. Sers capaz de aprendrtelo de una vez, Benjamn?

    Ben asinti. El da anterior lo haba sabido. Ahora, en cambio, no se acordaba de nada.

    Bernhard le solt un empujn y le dijo en voz baja: A m Anna me gusta. A pesar de todo. Ben dej de sentir aquel extrao hormigueo. Ahora eran malvolos

    pinchazos por todo el cuerpo. Hubiera sido capaz de liarse a trompicones con cualquiera.

    A m no dijo Ben. No quiso decirlo. La culpa fue de Bernhard, por cambiar de opinin tan de repente.

    Y aadi en un susurro: Gallina! Bernhard insisti: Ahora me voy con Anna dijo. Vete con ella, anda dijo Ben. Durante el recreo guard distancias. Vio cmo Bernhard, Jens y Regine cuchicheaban y se rean todo el

    rato. Bernhard le dio a Anna un bocadillo. Y ella, encima, se alegr. A lo mejor me entra fiebre, pens Ben, y puedo irme a casa. Fue el primero en regresar a la clase. Bernhard se puso a

    fanfarronear de inmediato. Era de esperar. T, Anna es de un sitio que se llama Gatowitz. Eso no existe. S que existe. Lo que pasa es que t nunca has hablado con ella. No importa.

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  • Me permito recordarles mi presencia dijo Seibmann. As sola empezar la clase.

    Lo de Bernhard no va a quedar as, pens Ben. O me las paga o reviento. Palabra!

    Se sac de la cartera una pegatina que le haba regalado Holger. Una cara de culo lloriqueante. La despeg de la lmina, debajo del pupitre, y esper. Cuando Bernhard se levantara iba a ponrsela en el banco, boca abajo, para que se la clavara en el trasero.

    Ben tuvo que armarse de paciencia. Por fin le toc a Bernhard salir a la pizarra. Cuando volviera no tena que ver nada sospechoso en el banco. As que Ben hubo de esperar hasta el momento mismo en que Bernhard se sentaba. Logr emplazar la pegatina casi al vuelo. Aquella semana Bernhard se encargaba de borrar la pizarra y tendra que volver a levantarse. Ojal no tardara!

    Demasiado para una sola maana, pens Ben. Y, en efecto, antes de que acabara la hora Bernhard tuvo que

    levantarse una vez ms. La cara de culo haba quedado perfecta. En el mismo centro. A cada paso que daba Bernhard la cara de culo torca el gesto. La pizarra tendra que estar el doble de lejos, pens Ben. Pero era suficiente. La cara de culo haca unas muecas sensacionales. Todo el mundo se dio cuenta. Algunos ya empezaban a morirse de risa. Bernhard no lograba comprender lo que ocurra. Miraba a uno y otro lado. Tampoco Seibmann poda ver aquella extraa cara en el trasero de Bernhard.

    Qu sucede ahora? pregunt Seibmann.

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  • Nadie dijo nada. Cuchicheaban, soltaban malvolas risitas de conejo y se tapaban la boca con la mano. Ben mir lo que haca Anna. Tena los carrillos hinchados y se apretaba el puo contra los labios.

    Ben sinti desvanecerse el hormigueo. Se alegr. Bernhard segua sin enterarse. Dio un gran paso y a la cara de culo

    por poco se le saltan las lgrimas. Regine se rea a mandbula batiente. Ya est bien dijo Herr

    Seibmann. Bernhard cada vez ms perplejo, daba vueltas y ms vueltas sobre su

    propio eje. Bernhard baila grit Jens. Silencio! grit Seibmann. Descubri por fin la causa del

    alboroto y se ri tambin. Qu divertido! dijo. Bernhard, con lgrimas en los ojos, miraba fijamente a Seibmann. Te lloriquea el trasero dijo Herr Seibmann Ven! Le arranc

    la pegatina y la estamp en la pizarra Eso es todo dijo. Y pregunt de pronto, muy severo: Quin ha sido?

    Ben se estremeci. Seibmann estaba ya a su lado. Has sido t, Ben? Ben se levant y dijo que s en voz baja. Por qu? Ben guard silencio. As, sin ms? pregunt Seibmann. As, sin ms susurr Ben. En tal caso, tambin podrs quedarte aqu, sin ms, a hacer los

    deberes de Matemticas cuando termine la clase. Entendido?

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  • Todo le sala mal, en efecto. Menos mal que le dio su merecido a Bernhard. No iba a poder hablar con Anna. Tal vez ella, antes de salir, se acercara a decirle algo.

    No lo hizo. Anna march riendo en compaa de Regine. Y ni siquiera se dign

    mirarlo. Fue Seibmann el que se sent a su lado, le sorprendi con su amabilidad y dijo:

    Ahora vamos a hablar t y yo, de hombre a hombre. Eres un tipo raro, Ben.

    15

  • Holger se chiva Padre volvi a casa agotado. Al principio ni hablaba. Madre le sac la

    cena y el t sin decir palabra. Padre vaci la taza de un trago. Lo peor fue el regreso, dijo al cabo de un rato, con esa lluvia! Ben ni se haba dado cuenta de que por la tarde empez a llover. Haba estado en la cama, pensando y charlando con la conejilla Gertrudis. Holger y madre no le molestaron. Debieron creer que estaba haciendo los deberes.

    Padre se refugi en el cuarto de estar, encendi el televisor y abri el peridico.

    Qu tal? pregunt. Qu tal, quin? le respondi madre. Quin va a ser... t y los chicos. Mucha gripe dijo madre, el consultorio lleno. No me extraa, con este tiempo Padre se sinti ratificado. Y vosotros? Nada de particular respondi Ben. Le tocaba hablar a Holger. Ben presinti la que se avecinaba. Holger

    respir hondo, dndose una terrible importancia. Ben tiene una amiga dijo. El mismo me lo ha contado. Padre dej el peridico. No me digas. Buenas noches susurr Ben. Espera un momentito En la voz de padre no haba el menor

    rastro de burla. La conocemos? No.

    16

  • Katja? madre era demasiado curiosa. No, no es ella. Holger quiso volver a meter baza. Cierra el pico! le grit Ben. Nios! padre y madre les reconvinieron a dos voces. No les

    faltaba prctica. Se llama Anna y es nueva. Eso es todo. Ben se escabull por detrs de Holger que sonrea maliciosamente,

    se encerr en el bao y corri el pestillo. Holger explicaba que Anna era polaca.

    Padre y madre se sorprendieron. Polaca? Cmo es posible? Debe ser una de esas familias de origen alemn que se repatrian

    dijo padre. A Ben no le gust cmo su padre subrayaba una de esas familias.

    No hablara nunca ms de Anna con ellos. Y con Holger todava menos. Y sin embargo, a la maana siguiente, madre se las ingeni para

    hablar con l de Anna. No es que queramos disuadirte de lo de Anna. Tampoco lo conseguirais. No me pareci muy bien por parte de Holger. Da igual dijo Ben. Te gusta? Es muy simptica. Polaca, de verdad? S, es de una ciudad que se llama Gatowitz o as. Querrs decir Kattowitz. S, eso.

    17

  • Madre le acarici la cabeza. A Ben aquel gesto no le pareci oportuno.

    Trela cuando quieras. No s. A madre se le pasaron las ganas de seguir hablando. Hoy no ests muy locuaz le dijo a Ben. No. Ben estaba a punto de cerrar la puerta cuando madre le dijo: Se me olvidaba. El to Gerhard vendr a vernos por Pentecosts.

    Estar tres das. Sensacional! El to Gerhard le gustaba porque era muy distinto.

    Padre sola quejarse de que el to Gerhard se pona muy pesado. Claro que el to Gerhard era el hermano mayor de padre. Y. adems, estaba un poco loco.

    Si Anna quiere, pens Ben, le hablar del to Gerhard.

    18

  • La casa de Anna No hubo clase de trabajos manuales. Acabaron dos horas antes. Ben

    sali corriendo de la escuela para esperar a Anna y se escondi en la entrada de la panadera. Anna no apareci. Volva a hacerse la remolona, Jens, en cambio, fue a comprar caramelos y le descubri. Jens era el ms goloso de la clase.

    Lrgate le dijo Ben. Por qu? pregunt Jens. Quieres pelea? replic Ben. T ests mal del coco dijo Jens, y se meti en la tienda. Si sale Anna, pens Ben. Jens va a darse cuenta de que me he

    quedado a esperarla. Anna apareci poco despus. Iba sola por el otro lado de la calle y no

    poda ver a Ben. Era una ventaja. Haba que esperar nicamente a que Jens saliera de la tienda. As podra seguirla. La vieja panadera tardaba siglos en contar los caramelos que iba poniendo en un cucurucho.

    Son por fin la puerta de la tienda, Jens se qued a su lado. Anda, lrgate Ben le solt un empujn y Jens baj casi rodando

    los tres peldaos. Jens se march. Ben lo sigui con la mirada. Luego empez a contar. Para alcanzar a

    Anna tendra que salir disparado al llegar a veinte. No saba dnde viva ni el camino que tomaba.

    Veinte! Sali a todo correr y pudo ver cmo Arma torca por una esquina.

    19

  • Cuando estaba a punto de alcanzarla se detuvo. Con la lengua fuera. Tena miedo de que Anna le tomara por un imbcil y le mandara a paseo. O se burlara de l. A veces Anna era muy suya.

    La sigui despacio, guardando las distancias. Si volviera la cabeza me hara un favor, pens Ben. Nada de eso. Anna apret el paso. A lo mejor haba notado que la

    segua. Se anim, por fin. Vamos, Ben! Una breve carrerilla le llev a su

    lado. Hola. Anna! Por aqu no se va a tu casa dijo ella, haciendo como si hubiera

    sabido desde haca rato que l la segua. Ya lo s. Quieres acompaarme un trecho? Anna sola hablar como una

    persona mayor. Ben se haba dado cuenta el primer da. S. Dnde vives? En el Kleiberweg. Pero... Ben se call. Anna termin la frase: S, son barracas. All vivimos, de momento. Pap ya ha presentado

    la solicitud. Y pronto volver a ganarse un sueldo. Es que no trabaja? En Polonia se qued sin trabajo porque queramos irnos a

    Alemania. Y aqu no le dan trabajo porque venimos de Polonia. Yo no s qu pensar.

    Es la gente, que es tonta. Qu gente?

    20

  • Los que no le dan trabajo a tu padre. Con nosotros los de abajo pueden permitrselo, dice pap. Ben no supo qu responder. Tena que hablar primero con padre,

    que nunca se expresaba de aquella forma. Claro que era un caso muy distinto.

    Te lo pasabas bien en Kattowitz? Ben pronunci con esmero el nombre alemn de la ciudad: Ka-t-to-witz. No estaba muy seguro de haberlo entendido bien. Y madre tampoco deba ser una experta en ciudades polacas.

    En Katovice? pregunt Anna. Era con e al final, pens Ben. En Katovice se estaba bien le explic Anna. No muy lejos de

    las montaas y podamos jugar en las minas. Minas? Minas de carbn. Donde lo sacan de las profundidades de la tierra.

    Sabes cmo son? Claro. Bueno. Pues mi pap era mecnico de minas. Bajaba todos los

    das. A Ben le pareci muy interesante y se pregunt hasta qu

    profundidad podran llegar los pozos. Anna le habl de Sonja y Maria, sus amigas de Katovice. Se le

    encendieron las mejillas. Ben la vea de lado. La encontr muy guapa y diferente de las otras chicas que conoca.

    Entras? le pregunt a Ben cuando llegaron. La barraca casi se caa de vieja.

    21

  • Ben hizo un gesto negativo. Quiero presentarte volva a hablar como si fuera una persona

    mayor. Lo tom de la mano. Era la primera vez. La mano de Anna, clida y pegajosa, lo arrastr al interior de la barraca.

    Detrs mismo de la puerta estaba la cocina. O el cuarto de estar. All dentro haba un montn de gente. A primera vista Ben pudo distinguir dos hombres, una mujer y tres nios. Luego descubri a un diminuto beb en un viejo cochecito de madera. Haca mucho calor y ola a comida.

    Quin es se? pregunt la mujer. Deba ser la madre de Anna y tambin ella pareca extranjera.

    Un amigo. Se llama Ben. Un amigo, haba dicho. Ben se dirigi hacia la mujer y le dio la mano. Luego salud a los dos hombres. Y uno de ellos, gigantesco, con el

    pelo corto de color pajizo, dijo: Yo soy el pap de Anna. El otro era un amigo del pap de Anna, tambin polaco. Los nios le

    contemplaban con curiosidad. Luego se fueron a una esquina y empezaron a cuchichear.

    Quieres comer con nosotros? Muchas gracias. Tengo que volver a casa. Mi madre no sabe dnde

    estoy. Lstima dijo la madre de Anna. Su voz le pareci muy hermosa. Anna sali con l. T dnde duermes? le pregunt Ben.

    22

  • Hay otro cuarto dijo ella. Para nosotros, los nios. Pap y mam duermen en la cocina.

    Cuntos hermanos tienes? le pregunt. Seis dijo Anna. Los cuatro que has visto y dos mayores que

    aprenden alemn en un internado. T lo aprendiste tambin as? Yo lo aprend sola, de pap y mam dijo Anna. Deba de estar

    muy orgullosa de ello. Con razn, pens Ben. Volvi a casa a todo correr. Miles de pensamientos se agolpaban en su mente. Anna le haba

    llamado amigo. El padre de Anna tena el pelo de un increble color pajizo. Katovice. Anna era muy juiciosa. Tenan que dormir siete en un cuarto. Siempre salan perdiendo los de abajo. Tena que preguntarle a padre por qu al pap de Anna no le daban trabajo.

    Madre ya haba vuelto y estaba trabajando en el jardn. Por qu llegas tan tarde? le pregunt. He llevado a Anna a su casa dijo. Madre asinti, sin inquirir

    detalles. Ben se sinti decepcionado.

    23

  • Ben escribe a Anna Ensayaban el partido de ftbol para la fiesta de la escuela. La 4b

    contra la 4c. Ben era un futbolista ms bien mediocre. No le importaba demasiado. Tampoco sola importarle que Jens, el mejor de los delanteros, le gritara: Eres incapaz de centrar, calamidad! Pero hoy las chicas presenciaban el partido. Anna de espectadora! Ben procuraba hacerlo lo mejor posible. Corra ms que de costumbre, iba a por el baln con mucha ms frecuencia. Ahora bien, cuando se haca con la pelota no daba pie con bola. Resbalaba, tropezaba con el esfrico, no acertaba y la pelota iba a parar a los pies del contrario. Una catstrofe! Alguna vez tena que salirle bien. Ben insisti en lanzar un crner para su equipo. Jens se llev las manos a la cabeza y Bernhard intent calmarlo.

    Djalo! Lo tiro yodijo Ben. Tom carrerilla, como haba visto en la tele, y le dio al baln de

    forma que en lugar de ir a parar al rea de castigo, rod lamentablemente a lo largo de la lnea de fondo, por detrs de la portera enemiga. A Jens no haba quin lo calmara. Se ech al suelo, patale y empez a chillarle. Hasta Herr Seibmann le dirigi a Ben una mirada de reproche. Lo peor fue Anna: se rea de l. Se rea an ms fuerte que Regine. Las risas de Regine no le importaban, pero Anna se burlaba de l.

    Haz un rato de juez de lnea dijo Herr SeibmannJrgen va a sustituirte.

    Todos se confabulaban contra l. Tampoco de juez de lnea se luca y Herr Seibmann le reconvino en varias ocasiones:

    Abre bien los ojos, Ben!

    24

  • Los tena bien abiertos y era incapaz de ver nada. Hubiera preferido que se lo tragara la tierra. Todo por insistir tanto en lanzar el crner. Ahora era demasiado tarde.

    Despus del partido procur perder de vista a Anna. Era igual de tonta que Regine y Katja.

    Se lo cont todo a Gertrudis, su conejilla de Indias. Gertrudis le escuch tranquilamente y no silb ni una sola vez.

    A continuacin Ben decidi escribirle una carta a Anna. Busc el papel que le haban regalado el da de su cumpleaos. No lo encontr. As que arranc una pgina del cuaderno de Religin. Y puso un cartucho nuevo en la pluma.

    La carta deca as: Querida Anna: Estuvo mal que te rieras. Pasa que no soy tan buen futbolista como

    Jens. El, en cambio, no sabe nadar y yo nado muy bien. Tambin te habras redo si Jens se hubiera ahogado. No me gust nada que te rieras. Te ruego que no vuelvas a hacerlo. Por lo dems me gustas. As que dime si quieres que salgamos juntos.

    Ben Holger les preguntaba siempre a las chicas si queran salir con l. De

    manera que hizo bien en preguntar a Anna. Aprovech el recreo para meter la carta en la cartera de Anna. Ya la

    encontrara.

    25

  • Bernhard sustituye a Anna Todo el mundo esperaba con impaciencia las vacaciones de

    Pentecosts. Me alegro de no tener que veros ni oros durante unos das, dijo Herr Seibmann. Muchas gracias, lo mismo digo!, respondi Bernhard. Fue demasiado para Herr Seibmann. Conden a Bernhard a escribir veinte frases sobre las alegras de un maestro. S cantidad, mascull Bernhard.

    Todo el mundo esperaba con impaciencia las vacaciones. Ben no. Anna no haba contestado a su carta. No le haba dicho nada ni le haba escrito. Ben era incapaz de comprenderlo. No le haba gustado la carta? Hubiera podido decrselo personalmente. Qu significaba tanto silencio? Volvi a sentir aquella tensin en el pecho, en el estmago. Se hart. Y como no quera estar pensando siempre en Anna, reaviv su amistad con Bernhard.

    Vas a venir a casa esta tarde? Bernhard se qued algo perplejo. Procur disimularlo y dijo

    simplemente: Si t quieres. En la mesa del jardn clasificaron los automviles en miniatura que

    coleccionaba Ben. Holger le haba regalado los suyos y padre le traa alguno de vez en cuando. Ben los iba apuntando en una lista y Bernhard pegaba en los cochecitos diminutas etiquetas de colores con los nmeros. Bernhard, de todos modos, consideraba intil todo aquel trabajo.

    Siempre se rompe o pierde alguno dijo. As me doy cuenta dijo Ben.

    26

  • Es peor respondi Bernhard. Slo te sirve para enfadarte an ms.

    Luego charlaron de las chicas de la clase. Bernhard suspiraba por Katja. Ben no tena ganas de hablar de Anna. Bernhard se mora de ellas.

    Anna dijo Bernhard ha mejorado mucho. Juega a todo. Y no chilla tanto como las otras.

    No s dijo Ben. Al fin y al cabo es una chica. Diferente. Ests mal del coco? Anna es diferente. Se hubieran peleado, sin lugar a dudas, si la madre de Ben no llega a

    pedirles que regaran los arbustos del jardn con la manguera. Ahora mismo, Frau Krbel. Bernhard se las daba de diligente. No pensaba ms que en bobadas. La madre de Ben se ech a rer y

    dijo: Hablas como los nios de las pelculas. Has odo dijo Bernhard, tu madre cree que sirvo para la

    tele. Ben no le hizo caso y desenroll la manguera. Bernhard insisti bastante y Ben le dej que regara. Bernhard se

    meti la manguera entre las piernas y pareca como si meara. Mira, Ben exclam. Ben no se dign mirar. Eres un aguafiestas. Seguro.

    27

  • Bernhard empez a mover salvajemente el trasero. Ahora soy un elefante! Ya est bien dijo Ben. A Bernhard acababa de ocurrrsele otra idea. Delante de la casa del

    vecino, en la acera, descubri el cubo grande de la basura, recin vaciado. Era el de los Leibel que volvan a casa por la tarde.

    Bernhard salt la cerca, arrastrando tras de s la manguera. Vente conmigo, Ben! Vamos a llenarles el cubo de agua. Y cuando

    lo recojan... Bernhard comenz a verter agua en el gigantesco cubo. Ben,

    mientras tanto, vigilaba. Sobre todo para que no les sorprendieran los Leibel.

    Cabe una barbaridad! Bernhard suspiraba de gozo. Haba transcurrido un buen rato y el agua ni siquiera llegaba a la

    mitad del cubo. Ya est bien, no? dijo Ben. Qu va...! Bernhard estaba decidido a coronar su obra. Cabe tanto como en la baera. Casi. Yo dira que ms. Tanta como en una baera y media. Se crecan en el empeo. Ben pens que vala la pena haber

    renovado aquella amistad con Bernhard. El cubo qued lleno a rebosar. Pon la tapa orden Bernhard. Ven, vamos a ver si conseguimos levantarlo dijo Ben.

    28

  • Imposible Bernhard tena razn. Tiraron de las asas. Pesaba como una roca.

    Desaparecieron rpidamente por detrs de la verja. Ben volvi a enrollar la manguera.

    Los dems arbustos puedes regarlos maana dijo Bernhard. Luego esperaron a que llegaran los Leibel. No tardaron mucho. Primero apareci Herr Leibel, en su coche.

    Leibel es un pez gordo en los Ferrocarriles Alemanes, deca padre. Aunque no tuviera aspecto de pez gordo. Pareca ms bien una triste foca. Era bajito, algo rechoncho, sola llevar un traje gris, muy arrugado, y arrastraba eternamente un inmenso portafolios negro.

    El da del cumpleaos de Ben los Leibel siempre le hacan algn regalo. Un bolgrafo o un calendario en los que pona Ferrocarriles Alemanes. La ltima vez Herr Leibel le haba regalado un cenicero con esa misma inscripcin.

    Qu delicadeza dijo padre para ti que fumas tanto. Herr Leibel sali del garaje a pasitos cortos y enrgicos y se dirigi

    hacia el cubo. El cubo le llegaba casi hasta el pecho. Quiso llevrselo y le crujieron todos los huesos. Herr Leibel se encogi y grit: Ay! Huy! Luego se incorpor de un salto, destap el cubo, examin su contenido, lo cerr de golpe y le solt un puntapi con sus brillantes zapatos negros. A continuacin gir en redondo y se encamin hacia ellos pasito a paso.

    No puede vemos susurr Bernhard, no nos ha visto, seguro. Herr Leibel hinc el dedo en el timbre. De haber podido, taladra el

    muro.

    29

  • Voy, voy! grit la madre de Ben desde el interior de la casa. Abri la puerta y se sorprendiEs usted, Herr Leibel Leibel estaba tan enfadado que no poda ni hablar.

    Ejem! Ejem! Ejem! repiti tres veces. Madre se dio cuenta de que algo ola a chamusquina. Pase usted, haga el favor, pase le dijo a Leibel con relativa

    calma. La puerta se cerr detrs de ambos. Yo me largo dijo Bernhard. Ben se qued solo entre las matas,

    imaginndose las lamentaciones de Herr Leibel. Aquello se prolong bastante. A madre no deba resultarle nada fcil

    tranquilizarlo. Se abri la puerta. Ben se acurruc bajo un arbusto. Herr Leibel avanzaba orgulloso por el sendero de gravilla. Haba vencido.

    A Ben iba a caerle una buena. Ben! Madre no perdi un solo segundo. S? Contest tan bajito que madre volvi a exclamar todava

    ms alto: Ben! Madre lo pesc por el pasillo. Sabes la que has armado? Yo, yo... Cmo fuiste capaz de hacer una cosa as? Yo, yo... Sabes perfectamente que tenemos problemas con los Leibel, que

    son la mar de picajosos. S, yo...

    30

  • No puedes prescindir de ese estpido yo, yo...? Es que yo... Herr Leibel se ha hecho dao. A lo mejor tiene que ir al hospital. Es que nosotros, nosotros... Por qu dices de repente nosotros? Bemhard y yo slo, slo... Quisisteis gastarle una broma pesada. Sin intencin... Sin malas intenciones. Ya lo s. Esperemos que no nos vengan

    luego con reclamaciones dijo madre, algo ms pacfica. Es que yo no saba, Grete... Qu es lo que no sabas? Que Leibel estaba enfermo. Madre le dio un empelln. Vete a tu cuarto. Y te quedas all hasta la hora de la cena. I.a

    prxima vez en lugar de Bernhard te traes a Anna. A ella no se le iban a ocurrir semejantes disparates.

    Ahora era madre la que le recordaba a Anna. A l, precisamente, que haba invitado a Bernhard para olvidarla.

    31

  • Anna responde La vspera de las vacaciones Anna le puso un papelito en el pupitre.

    Sin el menor disimulo. Toda la clase se sonri. Ben dej caer la mano sobre la nota y la fue arrastrando lentamente.

    Tienes que leerla en seguida! dijo Anna. Herr Seibmann entr en clase. Ben se meti el papel en el bolsillo. A pesar de todo! le grit obstinadamente Anna. Qu significa a pesar de todo? pregunt Herr Seibmann. Anna le ha escrito una carta a Ben exclamaron todos a coro. S? Y qu? Herr Seibmann se comportaba como si Ben

    recibiera a diario carta de Anna. Anna se levant. Sin hacer el menor caso del jolgorio. Se la ha metido en el bolsillo sin leerla dijo. Herr Seibmann comprendi por fin lo que ocurra. Ah. claro, por eso dijiste a pesar de todo. Vamos a ver, Ben, lenos

    la carta. Y los dems, silencio. Ben se sac el papelito del bolsillo y lo despleg. Le daba mucha

    vergenza. Por qu no se lo habra entregado en el recreo? Primero le haca esperar y luego le tomaba el pelo.

    Que la lea! Que la lea! gritaban todos. Silencio! respondi Herr Seibmann. La correspondencia es

    inviolable. Tendrais que saberlo. Y ahora, empecemos de una vez. Si tantas ganas tenis de leer, sacad el libro de lecturas...

    Ben ley. La carta no era larga.

    32

  • Querido Ben: Recib tu carta y me ha gustado. Tambin me gusta lo que dices. Te

    vas de vacaciones? Si no te vas a lo mejor podemos hacer algo juntos. Anna Ben sinti que Anna le contemplaba fijamente mientras lea. Acabaste? le pregunt Herr Seibmann. S respondi Ben en voz baja. Pues ahora atiende. Despus de la segunda hora tendrs tiempo

    de decirle a Anna lo que opinas de su carta. De acuerdo? Ben asinti. Le herva la sangre. Bernhard le susurraba algo. No lo entendi ni

    quiso entenderlo. Se senta incapaz de seguir la clase. Herr Seibmann se abstuvo de preguntarle. Ben le qued enormemente agradecido.

    Ben pensaba si sera mejor salir con Anna al recreo o adelantarse corriendo y esperarla en el patio. As los otros no podran burlarse.

    Anna se le anticip. Se interpuso en su camino y le pregunt sin preocuparse por sus apuros:

    Os vais de vacaciones? Ben no consegua articular palabra. Hizo un gesto negativo. Anna lo tom de la mano y lo arrastr al patio. Estupendo! dijo. Maana ests invitado. Pap y mam

    quieren que vengas a comer a casa. En Polonia la gente siempre se invita a comer.

    Esto no es Polonia dijo Ben. Por fin logr recuperar el habla. T crees que soy tonta? Anna solt una risita. Tengo que preguntar en casa.

    33

  • Hazlo. Tendrs que venir tambin a mi casa, Anna. De acuerdo. Cuando venga el to Gerhard lo ms probable es que salgamos de

    excursin. A dnde? No s. En coche? Cmo vamos a ir si no? Hace tiempo que no voy en coche dijo Anna. No tenis? No. Pap primero ha de encontrar trabajo De repente lo rode

    con sus brazos y lo atrajo hacia s. Todos los que estaban en el patio pudieron verlo. Luego se alej dando brincos y cambiando el paso. Ben se qued patidifuso.

    iHasta maana! le grit Anna. Podramos hablar despus de la escuela. Imposible! Mam me est esperando. Te ha besado? le preguntaron primero Jens y luego Bernhard. No! No! No! Ben pataleaba de ira. Por qu lo habra hecho? Fue muy bonito, de todos modos. Antes de que madre se marchara al trabajo le pregunt si poda ir a

    comer con Anna al da siguiente. Madre no quera que fuera. Apenas les alcanza para ellos dijo. Los padres de Anna quieren que vaya.

    34

  • Bueno dijo madre, los polacos tienen fama de hospitalarios. No son polacos corrigi Ben. Como t quieras respondi madre. Por la tarde se encerr en su cuarto. Holger fue a jugar al ping-pong

    y lo dej tranquilo. Ben, en su escritorio, escriba lentamente, frase por frase: Anna no es tan alta como yo. Anna es alemana y ha nacido en Polonia. Pero es alemana. Yo quiero a Anna. Anna es de Katovice, con e final. Anna tiene el pelo negro y se peina con una sola trenza. Anna es diferente de las otras chicas. Anna es guapa. Por los ojos. Es probable que yo a Anna le guste. A m Anna me gusta mucho. Anna casi me besa. Los ojos de Anna son los ms bonitos. Palabra. Ben reley lo que haba escrito y le dio vergenza. Arrug la hoja y la

    tir a la papelera. No tena que hacer los deberes. Toda la semana sin tener que hacer

    los deberes! Sac la caja de Gertrudis al jardn. A Anna no le haba hablado todava de Gertrudis, su conejilla de Indias. Seguro que iba a gustarle.

    35

  • Ben se pone guapo Ben se despert tarde. Madre no le haba llamado. La vspera le dijo

    que disfrutara de las vacaciones. Ni siquiera Holger, con los discos a todo volumen, haba conseguido perturbar su sueo.

    Madre entr en el cuarto. i Hace sol! i El desayuno est esperando! Grete! Ben se desperezaba sin prisas y madre tuvo que

    amenazar con hacerle cosquillas para sacarlo de la cama. Se acord de que le haban invitado. Tengo que irme! Me esperan a comer. Anna estar impaciente. Madre subi las persianas y Ben parpade al sol. Como en verano! dijo. Exacto dijo madre. Y t durmiendo como una tortuga en

    invierno. No hace falta que te pongas nervioso. Son las diez. Tienes dos horas. Sabes que maana va a venir el to Gerhard?

    Claro. Holger ya haba desplegado todos sus Cachivaches electrnicos para

    que el to Gerhard se los ordenara. Esperemos que no se pasen todo el da con ellos dijo madre. Cuando el to Gerhard se pona a hacer experimentos, madre era la

    nica capaz de devolverlo a la vida social. Lo primero que tienes que hacer es sacar a Gertrudis al jardn

    dijo madre Esta conejilla apesta. Sali corriendo al jardn, en pijama, se sent en el csped con la cara

    al sol. Soplaba una libia brisa. Qu bien se senta! Sin escuela! Un

    36

  • tiempo magnfico. La comida en casa de Anna. Les tena un poco de miedo a los padres de Anna y a toda aquella gente. Holger abri la ventana de par en par, sonri burlonamente y le grit:

    Dormiln! Depredador! le respondi Ben. Holger estaba de tan buen

    humor como l. Dej de fastidiarle e hizo volar una flecha de papel sobre el csped.

    Ben decidi entraren accin y a partir de aquel momento todo fue como una seda. Se ba a conciencia. Se lav el pelo. Se cort las uas. Se sec el pelo con el secador. Se puso sus vaqueros favoritos y la camisa ancha. Con la locin de afeitar de padre se humedeci la frente y las mejillas. Se sent a la mesa de la cocina, le quit a la cafetera la caperuza aislante, se sirvi caf, unt el pan con mermelada y comi tranquilamente.

    Lleg Holger y se acab el idilio. Holger se qued en vilo, como si hubiera echado races, mir fijamente a Ben, alz las manos, abri la boca y empez a dar muestras del ms profundo asombro.

    Grete! jGrete! Ven. Rpido! Tienes que verlo. Extraordinario. Mi hermanito! Es para morirse!

    Madre no se hizo de rogar. Tambin ella se llev las manos a la cabeza y le contempl absorta, como si Ben fuera el mismsimo Superman en persona.

    Increble suspir. Te has lavado el pelo t solo? Te has baado, as sin ms, en pleno da?

    Dejadme en paz murmur Ben contemplando la taza. No! No! No! Esta vez era madre. Huele como una floristera Esta vez era Holger.

    37

  • Ya lo not Esta vez era madre. Cuenta, cuenta... Esta vez eran Holger y madre, a coro. No te habrs puesto mi perfume? Esta vez era madre. Aspir

    profundamente, se le acerc. No, es la locin de Horst, la que usa para afeitarse dijo. S o no?

    Ben asinti de forma casi imperceptible. Haba ido resbalando hasta el borde de la silla, con la intencin de despegar y largarse a toda prisa.

    A Holger no haba quien lo calmara. i Lo locin de padre! Demasiado! Es que tambin te has afeitado?

    S rebuzn Ben antes de desaparecer de un salto. Paaaara! le grit madre. Tengo que darte un ramo de flores

    para la madre de Anna. Espera. No hace falta! dijo Ben. Ms flor que l...! relinch Holger.

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  • Callos a la polaca y la sorpresa de Anna Tambin Anna se dio cuenta. Te pusiste guapo dijo. Por nosotros no haca falta. Ella llevaba unos vaqueros de pana. Ben no recordaba haberla visto

    as vestida en la escuela. Anna lo empuj para que entrara. A Ben le pareci que all dentro

    haba incluso ms gente que la ltima vez. No se esforz por distinguirlos. A Frau y Herr Mitschek ya los conoca.

    Rein el silencio unos instantes. Lo miraron e inclinaron la cabeza para saludarle. Y siguieron hablando, todos a la vez, en alemn y en polaco. Ben se sinti a sus anchas. Le gust aquel alborozo.

    Anna es pobre, pens, pero se lo pasa bien porque esta gente es muy distinta.

    En el centro de la mesa haba dos ollas humeantes y una fuente de patatas. Herr Mitschek era el que serva. Empez por Ben.

    Te pongo mucho? le pregunt. Vio que Ben titubeaba y le sirvi poquito. Luego aadi media

    patata. Si te gusta habr ms le dijo. Era una especie de sopa, espesa y de color parduzco, con pedazos de

    carne blanca. Saba un poco acida pero estaba buena. Y la Carne tambin. Ben no se atrevi a preguntar qu era.

    En el momento menos pensado Anna le dirigi la palabra y Ben se asust. Tanta fue la sorpresa que el tenedor fall la boca y se pinch la nariz.

    Son callos a la polaca, sabes le dijo Anna.

    39

  • Asinti y sigui comiendo. Le dola la nariz. Callos. Madre sola decir que era capaz de cocinar y comer de todo, menos callos.

    Estn ricos dijo. Quieres ms, Ben? le pregunt, Frau Mitschek. Le pusieron un buen plato. Grete, a veces, se equivocaba. Cuando

    acabaron de comer Anna le pregunt: Quieres que te ensee mi escondite? Clarodijo Ben. Atravesaron la sucia plaza que se extenda por delante de las

    barracas y tomaron un sendero entre huertos. Anna conoca perfectamente el terreno. Por aqu anda siempre sola,

    pens Ben. Senta como una especie de envidia. O celos. El sendero terminaba en la va del tren. Los carriles estaban oxidados

    y entre las traviesas creca la hierba. Anna le preceda brincando por las traviesas. Ven! le dijo. A Ben le pareca todo muy grande. Corri detrs de ella, tratando de

    saltar de una traviesa a otra sin conseguirlo. Demasiado! grit Ben levantando los brazos. Es bonito, no? dijo Anna. En seguida llega la sorpresa. La sorpresa se esconda entre la maleza, al lado mismo de la va: una

    casita de madera. Ms alta que ancha. Debi haber servido para guardar herramientas y de refugio para los guardavas cuando haca mal tiempo.

    Anna se detuvo delante de la puerta. Tienes que esperar un poco le orden. Primero voy a echar un

    vistazo. No s si est todo en su sitio.

    40

  • Es tuya? pregunt Ben. S le respondi orgullosamente Anna. Anda, te espero. La oy trajinar por la casita. AI cabo de un rato Anna le abri la

    puerta y dijo: Srvase usted pasar, caballero. En el suelo de tablas haba un colchn viejo y por encima del

    colchn, tapando la mitad, una manta de colores. Haba hasta una silla y una estantera con tebeos. Y cinco botes de t, abollados, en hilera.

    Anna sac un pedazo de chocolate de uno de ellos. Luego se sent en el colchn. Anna, aqu, pareca mucho ms segura de s misma que en la escuela. As me gusta, pens Ben.

    Se sent a su lado y se repartieron el chocolate. Ben no saba qu decir. Fue Anna la que habl de la carta.

    Es verdad lo que me escribiste? Qu? Que te gusto. S, es cierto. T a m tambin me gustas. Ben no la mir, masticaba el chocolate. S? pregunt. S dijo ella. De verdad. Tengo sueo dijo Anna dejndose caer sobre el colchn

    chate t tambin. Se quedaron as un buen rato. Ben de espaldas a Anna.

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  • Date la vuelta. Ben se dio la vuelta. La cara de Anna estaba al lado mismo de la

    suya. Ben senta su aliento en la mejilla y en la frente. Cerr los ojos. Anna le pas el dedo por el rostro. Luego, de repente, por los labios. Hacindole cosquillas.

    Mira que te muerdo. Atrvete dijo ella. Ben la atrajo hacia s, sin abrir los ojos, y mordi. Ay! Mi brazo! grit Anna. Ben ri. Siento tu calor dijo. Ahora vamos a dormir dijo ella. Yo no tengo sueo. Yo tampoco Anna ri, se levant y salt por encima de l. Vamos a sentarnos en la va a leer tebeos. Quieres? Todo lo que a ella le gustaba, le gustaba tambin a Ben. Algunos de los tebeos no los haba ledo. Se sentaron muy juntitos y

    se rieron de los dibujos. Ben senta muy cerca la risa de Anna y puso varias veces el brazo sobre sus hombros, pero volvi a quitarlo. Me falta prctica, pens.

    Tenemos que irnos Anna se levant, puso los tebeos en la estantera, alis las arrugas de la manta y cerr bien la puerta.

    Esta vez no corrieron. Caminaron lentamente entre las vas. Te quedas? dijo Anna. No puedo, tengo que volver a casa. Anna se detuvo, parpade y le dijo:

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  • Lo que s que puedes darme es un beso. Se precipit en exceso. Sus labios tropezaron con la nariz de Anna y

    no acert la boca hasta el final. Puh! dijo Anna. Maana vienes a casa dijo Ben. Si me dejan. Por la tarde dijo Ben. Adis. Se le adelant corriendo y atraves la plaza que se extenda entre las

    barracas sin volver la cabeza. De tan absorto tropez y cay al suelo. Se lastim las manos. Le dolan. Mierda, mascull entre dientes apretando los puos. Le dolieron an ms.

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  • Dos visitas Holger se apoder inmediatamente del to Gerhard. A Ben le sent

    mal. Se haba propuesto interceptarlo, pero Holger, una vez ms, se levant primero. En vista de ello, Ben decidi quedarse un rato ms en la cama. Oy la voz de padre. Padre tambin estaba de vacaciones. Toda la familia reunida, i Y encima el to Gerhard! Al to Gerhard lo haba descrito en un ejercicio de redaccin. Herr Seibmann no quiso creer lo que haba escrito. Ya no quedan tos tan raros, dijo.

    El to Gerhard se estaba riendo. Rea como nadie. Y al rer aspiraba el aire y haca juic-juic-juic! Pareca un cerdo saliendo de estampida. Juic!

    En aquella redaccin Ben haba descrito a su to de la forma siguiente. Ms o menos: El to Gerhard es el hermano mayor de padre. A primera vista, nadie lo dira. Cuando se sale de paseo con el to Gerhard todo el mundo se queda mirando, el to Gerhard mide dos metros y es ms delgado que un fideo. Anda como un avestruz y tiene los brazos muy finos y demasiado largos. La cabeza del to Gerhard es un poco demasiado pequea. Tiene el pelo gris y se lo corta siempre a cepillo. Suele llevar vaqueros y chaquetas de colores. A madre le parece una locura Lo mejor es la voz. En lugar de ser aguda es muy fuerte y muy grave. El to Gerhard es qumico, aunque en realidad ejerce de inventor. Dice que inventa cosas que nadie necesita. No hay nada ms bonito, dice. La ltima vez que estuvo en casa ensay otro de sus inventos. Estbamos comiendo la sopa.

    El to Gerhard le ech un granito de no s qu y la sopa cambi de aspecto en un periquete, como l dice. Qued hecha un ladrillo. Este invento mo es una bendicin para todas las Mafaldas y dems enemigos

    44

  • de la sopa, dijo. Madre se enfad muchsimo. A m el to Gerhard me parece extraordinario.

    Madre volva a tener de qu quejarse. Esperemos que no haya los por Pentecosts, pens Ben. Sera una

    lstima. Parece mentira! Hay que verlo para creerlo! A padre no haba

    forma de calmarlo. Ben salt de la cama y corri al jardn. Ya est aqu por fin el dormiln, el incansable, el saltarn, piernas

    torcidas! exclam el to Gerhard. Hurra! Abraz a Ben con sus interminables brazos, lo alz por los aires y le pregunt bajito, muy amablemente: Ests bien. Benjamn?

    Hm. Ven a verlo, Ben le grit Holger. En un cubo de agua creca un

    rbol. Iba creciendo a toda prisa y era de esponja o algo parecido. Al principio ni se vea y ahora se hace cada vez ms grande! Fantstico! Una brujera de lo ms vulgar gru el to Gerhard. Hasta qu altura va a llegar eso? pregunt madre, preocupada. El to Gerhard frunci el ceo. Bueno, como la catedral de Colonia aproximadamente. Eres peor que un nio dijo madre. Tan malos son los nios? pregunt el to Gerhard. Consigui que madre se riera. Me rindo dijo.

    45

  • Padre, Holger y el to Gerhard se re-tiraron a hacer de las suyas. El to Gerhard se frotaba las manos:

    Vamos a ver si fabricamos un po-po superduradero! deca. Por favor! Madre estaba cada vez ms asustada. Un po-po bajito aadi el to Gerhard para consolarla. Ben tena mucho que hacer. Quera ordenar su cuarto y limpiar la

    caja en que viva Gertrudis. Todo por Anna. Al cabo de un rato, en el cuarto de Holger empez a orse un pitido

    suave pero insistente. Anna lleg demasiado pronto. Se haba puesto guapa, igual que Ben.

    Trajo un ramo de flores para madre. A Ben le pareci todo demasiado solemne. Anna, en cambio, lo encontraba divertido. Al entregarle a madre el ramo de flores, hizo una reverencia. Ben se sinti un poco avergonzado. Madre se deshaca en sonrisas.

    Me ayudas a buscar un jarrn donde ponerlas? le pregunt a Anna.

    Anna acept encantada y desaparecieron ambas rumbo a la cocina. Anna vuelve en seguida aadi madre. Como si fuera un

    consuelo. Anna haba venido a verle a l. No? Ben se sent en el alfizar de la ventana de su cuarto y esper. Bastante rato. Madre y Anna no paraban de charlar, como si les hubieran dado cuerda. Cuando Anna, por fin, llam a su puerta, se sinti feliz. Abri de golpe.

    Anna se qued sorprendida. Sensacional! dijo. Vio a Gertrudis y se arroj sobre ella. Qu

    monada de bicho! Se llama Gertrudis.

    46

  • Anna hablaba con Gertrudis y Ben con Anna. Sin saber de qu. Anna acariciaba a Gertrudis y contemplaba el cuarto.

    Tienes un cuarto muy bonito. S dijo Ben. No se atrevi a entrar en detalles. No saba si Anna

    iba a tener alguna vez un cuarto tan bonito. Es una mala pasada que no le den trabajo al padre de Anna, pens Ben. Y que se lo pongan todo tan difcil, slo porque acaba de llegar de Polonia.

    Anna le pregunt si poda ver toda la casa. Y el jardn aadi Ben. Ben hizo de gua. Anna no sala de su asombro. Y Ben estaba cada

    vez ms triste. Hasta que le dijo, en voz baja: A ti tambin va a irte as de bien. Anna no dijo: Cuando a pap le den trabajo. Ni tampoco: Ya nos

    arreglaremos. No, Anna dijo, simplemente: En Katovice era todo ms pequeo pero ms bonito incluso que

    aqu. Tienes ganas de volver a Polonia? pregunt Ben. No s dijo Anna. Las cosas son como son. Ben present a Anna a padre, al to Gerhard y a Holger. Holger la examin con cierto aire burln, pero se vio en seguida que

    Anna haba aprobado el examen. El to Gerhard la arroll de inmediato con una de sus preguntas: Quieres or a una conejilla electrnica? Anna no tuvo tiempo ni de responder. Los mdulos electrnicos

    empezaron a piar encima de la mesa. El to Gerhard se senta feliz viendo

    47

  • la cara de sorpresa de Anna, sacuda sus largos brazos y Bcn temi que de un momento a otro empezara a llover del techo o a crecer hierba en la alfombra.

    Luego se instalaron en el jardn, hasta que madre los llam a comer. Con este calor podramos ir a baarnos dijo Ben. Se sentaron a la mesa. Hace un tiempo magnfico! dijo madre. El to Gerhard en persona se haba encargado de poner la mesa.

    Madre pareca insegura. Deba esperar una explosin o algo parecido. El to Gerhard se comportaba como quien no es capaz de hacer crecer rboles del agua ni fabricar Gertrudis electrnicas. Hablaba con padre de los puentes solitarios que haba visto alzarse en el paisaje.

    Los construs de broma? No. hombre. Todo est planificado. Despus hacemos las

    carreteras. Parecen monumentos brome el to Gerhard. Madre le pidi a Anna el plato sopero. Y se arm! En cuanto la sopa

    tap el fondo del plato empezaron los ruidos, borboteos, burbujeos y chasquidos. Sonaban cada vez ms fuertes. Cric, crac, cruc, pssst, pft, crssst, crec-crec! Madre solt el plato.

    Gerhard! suspir. El to Gerhard contemplaba perplejo el rumoroso plato.

    No pens que fuera a hacer tanto ruido. Debe ser el calor que lo potencia. Colosal!

    Todos se echaron a rer, menos madre. Padre la mir de soslayo y se puso serio. Madre golpe la mesa con el puo.

    48

  • Ya est bien! Son demasiadas tonteras. Esto no hay quien lo soporte. Haz el favor de recoger los platos y lavarlos, Gerhard!

    Son cristales dijo el to Gerhard. Incoloros, inodoros e inspidos. La sopa queda como estaba.

    Haz el favor, Gerhard! Madre no admita negociaciones. El to Gerhard puso cara de afligido. Hasta en aquello era un

    maestro. El rostro se le llen de arrugas. Pareca una manzana milenaria. Al dirigirse a la cocina, con la pila de platos, encorv la espalda y encogi las piernas bastante ms de lo que sola. Igualito que un pelele.

    En la cocina resonaron nuevos estampidos y chisporroteos. Es incorregible! se quej madre. Yo lo encuentro formidable! dijo Holger. Anna y Ben asintieron. La comida transcurri sin mayores incidentes. Padre propuso ir de

    excursin a un embalse cercano. Todo el mundo se mostr de acuerdo. El to Gerhard tuvo que prometer a madre que no hara de las suyas,

    aquella tarde por lo menos. El to Gerhard la mir pro-fundamente a los ojos, baj la voz y musit:

    Lo juro. Luego dividi a la familia en dos carretadas. Anna y Ben iban a ir

    con l. Con tu forma de conducir! Madre se mostraba profundamente

    insatisfecha. Padre le dio un golpecito en el brazo para que se apaciguara. El to Gerhard no cedi en su empeo. He recorrido cuatrocientos mil ochocientos veintin kilmetros

    seiscientos noventa y dos metros sin provocar el ms mnimo accidente,

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  • mi querida cuada dijo. Puedes cederme tranquilamente a esa encantadora parejita.

    Anna y Ben tuvieron que ponerse atrs. Se sentaron, muy juntitos, en el mismo centro del enorme asiento.

    El to Gerhard les espiaba por el retro-visor. Parecis dos pajaritos en la percha dijo. En fin murmur Ben, separndose un poquito de Anna. Anna se le aproxim de nuevo.

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  • Anna y Ben se baan Padre insisti en dar un paseo de dos horas como mnimo. Madre le

    apoy. Holger protest. Siempre igual dijo, toda la familia campo a travs, en fila

    india. Holger prefera quedarse junto al embalse. Anna y Ben tambin. Al

    to Gerhard no le interesaban las disputas familiares. Haca flexiones de rodillas y disfrutaba del aire puro a su manera.

    Padre no quiso ceder. Tuvieron que seguirle de mal humor. Con el tiempo se calmaron los nimos. Holger tallaba flechas de

    madera. Anna y Ben se distraan escuchando al to Gerhard. Contaba cosas sorprendentes. Deca, por ejemplo, que era una de las pocas personas autorizadas a probar la comida de los astronautas. Y que se acordaba perfectamente de la pasta del tubo lila, prevista para la cena.

    Saba a asado de liebre, arenque en escabeche, tarta de manzanas y goma de mascar, todo a la vez.

    Por eso estoy tan delgado. Es lgico, verdad? No le crean una sola palabra, pero le escuchaban muy a gusto. Por qu no te has casado, to Gerhard? le pregunt Ben. Porque me da miedo dijo el to Gerhard. A Ben le asombr aquella respuesta. T? Miedo...? El to Gerhard se detuvo y clav en el suelo el bastn de madera que

    le haba hecho Holger.

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  • Reflexionad un poco, parejita de trtolos. Si Grete, que tiene muy buen corazn, es incapaz de soportarnos, a m y a mis artes mgicas, cmo iba a soportarme una mujer condenada a convivir conmigo da y noche? Por eso he preferido, en fin... Dej de hablar, desenclav el bastn, se puso serio, recuper la sonrisa y dijo solemnemente, ahuecando la voz como si recitara:

    Cmo dice el dicho? Antes de que te cases, mira bien lo que haces! Y ahora largaos. Necesito pensar.

    Huyeron de las fingidas iras del to Gerhard y se adentraron en el bosque. Mientras recuperaban el aliento, entre la maleza,

    Ben propuso acortar camino por la orilla del embalse. Anna no estaba muy convencida y dijo que prefera seguir a los otros.

    No saben por qu nos hemos ido. Nos buscarn. Ni hablar dijo Ben. Pensarn que nos hemos vuelto. Anna le tom de la mano. A Ben le gust aquel gesto. Corrieron entre los rboles, cogidos de la

    mano, y llegaron en seguida a la orilla del embalse. No se vea un alma. Slo unos botes, a lo lejos. Ben se quit los zapatos y los calcetines y chapote en el agua.

    Anna lo imit. Amontonaron ramas secas y construyeron un dique. Ben la salpic de broma y Anna se ech a correr por la orilla del

    embalse. Era tan rpida como l. Se sentaron con la lengua fuera en un tronco. Guardaron silencio.

    Escuchaban su respiracin entrecortada y los sonoros trinos de los pjaros.

    Estoy toda mojada dijo Anna.

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  • Yo tambin dijo Ben. Anna se sac el vestido por la cabeza y lo puso a secar en una rama.

    Ben no saba si quitarse la camiseta. No lograba decidirse. Como se senta apurado y era incapaz de estarse quieto, se levant de un salto, entr corriendo en el agua y se salpic de pies a cabeza.

    Ahora me bao dijo. Se desnud rpidamente y se meti en el agua. Estaba demasiado fra. Me encojo, pens Ben. Me estoy haciendo cada vez ms pequeo.

    Anna lo contemplaba estupefacta. Luego se desnud tambin y brace a su lado. Huy! Est helada! Se agarr a l como un monito. Ben la arrastr bajo el agua, sin

    soltarla. Emergieron juntos, escupieron, jadearon. Era una delicia sentirla como un pez.

    En el agua no peso. Llvame dijo Anna. Ben la sostuvo sin sentirla apenas. Luego empez a mecerla.

    No me mires as dijo Anna. No te miro en absoluto dijo Ben. Y la mir con mucho ms

    detenimiento. Djame dijo Anna. Quiero salir. No. La apret firmemente para entrar en calor. Haz el favor. Ben! Bueno. Se avergonz, de pronto, al verla correr desnuda por delante de l.

    Qued inmvil. Se dio la vuelta y contempl el embalse. No tenemos nada para secarnos se quej Anna.

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  • Echate a correr. Y si nos ven? No digas tonteras. Si aqu no hay nadie Ben se sinti

    terriblemente adulto. La espi. Anna llevaba unas braguitas carmes de algodn rizado y

    daba vueltas en torno a un rbol, haciendo girar los brazos. Ben se puso los calzoncillos y se sent en el rbol con todo el cuerpo

    tiritando. Anna se dio cuenta y le trajo su vestido. Tpate dijo. Se te mojar. No importa. Se sent a su lado. Yo ya estoy seca dijo. Se envolvieron ambos en el vestido. Ben segua tiritando pese a

    todos sus esfuerzos por evitarlo. Anna empez a darle fricciones. Poco a poco entr en calor.

    Te sientes mejor? pregunt Anna. Ben asinti. Todava le castaeteaban los dientes. Anna lo abraz y lo atrajo hacia s. Ben no se movi. As estuvieron

    un buen rato. Ben senta el calor de Anna adentrndose en l. Ahora estamos los dos guales le dijo a Anna al cabo de algn

    tiempo. Anna se levant de un salto.

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  • A que no me pillas! exclam. Se mova como una comadreja, dando vueltas y ms vueltas entre los rboles. Ben no consegua alcanzarla.

    Se detuvo en seco. Ben no lo esperaba y la derrib. Rodaron juntos por el suelo.

    La cara de Anna roz la suya. Ojal fuera as siempre, pens Ben. Y le dijo lo que no quera decir: Mis padres nos estarn esperando. Se vistieron. Los calcetines y los zapatos se los llevaron en la mano. Es mejor que sigamos por la orilla. Ben tena razn. Bordearon el embalse y se encontraron con los

    otros. Qu raro que no protesten, pens Ben. Madre sonri satisfecha y les pregunt si tenan hambre.

    Claro. Se pararon a merendar. El sol se puso y refresc. Padre, Holger y el to Gerhard hicieron una hoguera. Madre ensart

    unas salchichas en un palo. Ben se senta muy cansado. Se ech al suelo, cerr los ojos y oy hablar a madre y Anna. Anna le explicaba que se haban baado.

    No me extraara que os hubierais resfriado dijo madre. Ben se durmi. Le despert un delicioso olorcillo delante mismo de

    sus narices. Era Anna que le acercaba una salchicha recin hecha. Se rieron todos.

    Cuando dejaron a Anna en las barracas era ya de noche. Esperemos que tus padres no protesten. Seguro que no dijo Anna. Gracias por todo aadi.

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  • El to Gerhard pis a fondo el acelerador. Cmo est el asunto, Benjamn Krbel? No puede estar mejor susurr Ben. Usted lo subestima, amigo mo sentenci el to Gerhard.

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  • El segundo rengln Durante las vacaciones Anna y Ben dejaron de verse. Anna no dio

    seales de vida y Ben no quiso ir a visitarla. Aunque pensaba constantemente en Anna. Hasta so con ella. Volvan a jugar a la orilla del embalse. Anna haba nadado demasiado lejos. Quiso alcanzarla. Las piernas se le hacan cada vez ms pesadas. Se hunda. Cuando estaba a punto de ahogarse se despert.

    Madre le pregunt si estaban enfadados. Le molest orlo y la dej plantada, sin decir palabra.

    Todo el mundo se portaba mal con l. Incluso Anna. Confi en que faltara el primer da. All estaba. La vio en seguida, nada ms llegar al patio de la escuela. Le estaba diciendo a Jens algo al odo. Le hubiera dado una paliza. Y a Jens tambin. Tuvo ganas de llorar. Hubiera preferido hacer novillos. Anna se rea. Jens se rea. Ben pas despacio por delante de ellos, con los puos crispados en

    los bolsillos de los vaqueros. Eres un imbcil, Jens le dijo. Qu te pasa? pregunt Anna. Por qu te portas tan mal con

    Jens? Porque se porta mal conmigo. No es verdad. No te ha hecho nada.

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  • T sabrs... Anna cogi del brazo a Jens, como haba hecho con l, y se lo llev

    de all. Est mal del coco dijo. Ben est mal del coco, seguro. En clase no atenda. Voy a ponerme enfermo, pens. Estoy enfermo.

    Quiero irme a casa. Tengo ganas de morirme para que Anna lo lamente. Estuvo solo durante todo el recreo. Anna no vino a recogerle. Tengo fiebre, pens. Todo transcurra muy lejos, sin llegar a l. Son el timbre y se encamin hacia la clase arrastrando los pies.

    Detrs de todos. Nadie le haca caso. Descubri que el pavimento del pasillo era verde. Qu raro, pens. Crea que era gris. Y es verde.

    Oy los pasos de Seibmann y se apresur. La clase, en realidad, pareca esperarle a l. No le cost mucho

    averiguar por qu. En la pizarra, en maysculas, pona: BEN QUIERE A ANNA

    Haba sabido que iban a jugarle alguna mala pasada. Era parte de su mal. De lo contrario no le hubiera dolido tanto.

    Se qued como petrificado entre los pupitres y la pizarra. Le extra que los dems no se rieran, que contuvieran el aliento esperando su reaccin.

    No se haba dado cuenta de que Herr Seibmann haba cerrado suavemente la puerta a sus espaldas. Estaba ahora junto a Ben, con la vista clavada tambin en la pizarra. Sinti su mano grande sobre el hombro, acaricindole imperceptiblemente.

    La clase empez a zumbar. Ben, temeroso, se encogi de hombros. Iban a estallar de un momento a otro. Y as fue. Se pusieron a gritar:

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  • Ben quiere a Anna! Ben quiere a Anna! voceaban, se rean. Herr Seibmann sujet a Ben con firmeza y esper un instante. Ben

    apenas consegua reprimir los sollozos. Tuvo miedo de que le reventara el pecho.

    Herr Seibmann se volvi muy lentamente, arrastrando a Ben para que tambin l tuviera que enfrentarse a la clase. Se movan igual que en las pelculas antiguas, como el Gordo y el Flaco.

    Los alumnos empezaron a sentarse uno tras otro. Fueron callando uno tras otro. Muchas gracias dijo Herr Seibmann. Ben se esforzaba por no mirar hacia donde estaba Anna. Haba

    colaborado. Lo haba permitido. Se ri con todos ellos. Se burl de l. Anna se haba burlado de l.

    Falta un rengln en la pizarra dijo Herr Seibmann. Hablaba en voz tan baja que nadie se atreva a rechistar.

    Me ayudis? Alguno que otro dijo que no con la cabeza. La mayora con-templaba atnita a Herr Seibmann. Tampoco Ben acababa de entender qu pretenda Herr Seibmann.

    Herr Seibmann solt a Ben, le acarici la frente, se acerc a la pizarra, tom la tiza y escribi debajo de BEN QUIERE A ANNA, con letras igual de grandes: ANNA QUIERE A BEN.

    Ben iba leyendo lo que escriba. A cada letra se pona ms triste. No es cierto, estuvo a punto de gritar. Tuvo miedo de hacer el ridculo.

    Para quererse hay que ser dos explic Herr Seibmann. Dej escritas ambas frases, acompa a Ben hasta el pupitre y dijo: Despus de clase podis pensar en todo eso. Ahora vamos a hacer unos ejercicios de clculo.

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  • Mir a Ben con gesto pensativo. Te sientes mal? le pregunt. Sabes qu te digo. Puedes irte

    a casa si quieres. Ben no dej que se lo repitieran. Cogi la cartera y sali corriendo.

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  • Ben enferma y Anna se va En efecto, Ben se puso enfermo. Con mucha fiebre. Madre tuvo que

    dejar el trabajo para cuidarlo. El mdico iba a verlo todos los das, le palpaba el vientre y le auscultaba. Holger a veces le lea algo, pero Ben estaba demasiado cansado para atender a la lectura. Das y noches se sucedan sin que pudiera distinguirlos. Slo cuando padre se sentaba al borde de su cama imaginaba que era ya por la tarde. Ben soaba a menudo. Locos desvaros, casi siempre en tomo a Anna.

    Lleg a pensar que haba enfermado por culpa de ella, pero el mdico opin que se trataba de una gripe complicada. Hasta el to Gerhard vino a verlo. Le pregunt por qu demonios se tragaba, as sin ms, tantos bacilos. El to Gerhard tosi, estornud, tuvo miedo de contagiarse y le regal un hermoso coche de hojalata, modelo antiguo, para su coleccin de miniaturas.

    Cuando Ben estuvo casi curado y el mdico dijo que al cabo de dos das ya podra ir a la escuela, padre le cont que haba estado en casa de los Mitschek.

    Anna est muy bien le dijo, y te manda recuerdos. La viste? S. Estuve con su padre. Tal vez por m y por Anna, pens Ben, algo miedoso. Se me ocurri que a lo mejor podra ayudar a Herr Mitschek a

    encontrar trabajo dijo padre. No estaba nada bien que le tuvieran esperando de esa forma, siempre de un lado a otro. Herr Mitschek se senta cada vez ms indignado y decidi resolver personalmente el asunto. No tuvo la paciencia que debe suponerse en gente como l.

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  • Escribi a unas cuantas minas de la Cuenca del Ruhr, y una de ellas le contest diciendo que all poda trabajar de inmediato. Le dan incluso vivienda. Me gust mucho su actitud. Herr Mitschek se cans de que hicieran con l lo que les viniera en gana.

    Ben pensaba slo en Anna. Anna se va, pensaba. Anna se va. Se va a ir Anna tambin? le pregunt. S dijo padre. Es una lstima. Pero podis escribiros. Ben se volvi hacia la pared y padre se qued a su lado, en silencio. Anna le haba preparado una sorpresa. El da en que por fin volvi a

    la escuela, le estaba esperando junto a la puerta del garaje. Madre lo saba y no dijo palabra. Cuando Ben la vio quiso correr a su encuentro. Luego camin hacia ella, muy lentamente.

    Te han trado? le pregunt. No dijo Anna. Te habrs levantado muy temprano. Me parece estupendo. Anna le cont cosas de la escuela. Ben le pregunt por Jens y por Bernhard. Anna no le hizo caso. Me voy, me voy con mis padres dijo. Si dijo Ben. Ya lo s. La semana que viene dijo Anna. Y lo que aadi fue muy

    hermoso: Estoy triste. Ben. Por ti. Porque ya no nos veremos. En la escuela le dieron una gran fiesta de despedida. Organizaron

    una colecta y Herr Seibmann, en nombre de la clase, le entreg una cartera nueva. Anna se senta terriblemente desconcertada. Ben la acompa a casa. Quiso proponerle que volvieran a su casita de junto a

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  • la va. No lo hizo porque Anna estaba nerviossima y porque sus padres parecan muy atareados, preparando el traslado. Todo el mundo le estrech la mano. La madre de Anna lo bes en ambas mejillas. Debe ser costumbre, pens Ben.

    Enviaremos noticias dijo Herr Mitschek. Tu padre es muy buena persona dijo Ben. T tambin dijo Anna. Le acompa un trocito por el camino de vuelta. Se detuvo. Tengo que ayudar en casa dijo, si no mam se enfada. Le dar un beso de despedida, pens Ben. No pudo. Anna le solt un empelln y sali corriendo como una loca.

    Ben la sigui con la mirada, unos instantes, y sali corriendo l tambin. Le venan a la mente frases y ms frases. Quiero a Anna. Anna se va. Tengo que escribirle en seguida una carta. Puede venir a vemos. La quiero mucho, de verdad.

    Estuvo a punto de llorar. Pero no

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  • INDICE

    Ben pregunta ................................................................................................................... 1

    Anna ......................................................................................................................................... 4

    A Bernhard le lloriquea el trasero ............................................................... 9

    Holger se chiva............................................................................................................. 16

    La casa de Anna .......................................................................................................... 19

    Ben escribe a Anna .................................................................................................. 24

    Bernhard sustituye a Anna............................................................................... 26

    Anna responde ............................................................................................................ 32

    Ben se pone guapo .................................................................................................. 36

    Callos a la polaca y la sorpresa de Anna ............................................. 39

    Dos visitas ......................................................................................................................... 44

    Anna y Ben se baan ............................................................................................. 51

    El segundo rengln .................................................................................................. 57

    Ben enferma y Anna se va ................................................................................ 61

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