ayer arribo el destructor duquesne de la marina francesa

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48 EL DÍA El destructor «Duquesne» que, desde ayer, se encuentra en puerto junto con el portaviones «Foch», En la toldiila, el lanzador para los misiles Malafon destinados a la lucha antisubmarina. Buque de larga y buena historia, el crucero «Duquesne» entró en servicio en 1928 y, dado de baja en 1950, cinco años más tarde fue desguazado. Dispone de lanzadores para misiles Malafon, Masurca y Exocet, y artillería automática (y II) Desde ayer se encuentra en el puerto de la capital tinerfeña el destructor «Duquesne» que, al mando del capitán de navio Canonne, ha participado en las maniobras conjuntas de la Es- cuadra francesa del Mediterrá- neo y el Grupo Aeronaval de la Marina Española. El «Duquesne» —que con el portaviones «Foch» se hará a la mar el próximo martes— tiene una dotación d* 3 27 oficiales, 167 suboficiales y 160 cabos y marineros y, con el «Suffren», su gemelo, es una de las unida- des más efectivas en.las listas de la Marina de Guerra fran- cesa. La quilla del «Duquesne» se arboló en noviembre de 1964 en una de las gradas del arse- nal de Brest. Fue botado el!2 de febrero de 1966, y una vez finalizó las pruebas de mar, ar- tillería y misiles, el 1 de abril de 1970 fue recibido por la Ma- rina de la nación hermana. De 5.090 toneladas estándar y 6.090 a plena carga, las princi- pales dimensiones del «Duques- ne» son 157,6 metros de eslora y 15,5 de manga. El equipo propulsor está compuesto por dos grupos de turbinas Rateau que, de doble duración, toman vapor de dos calderas automáticas que tra- bajan a la presión de 45 kilos por centímetro cuadrado; con 72.500 Shp sobre dos líneas de ejes, alcanza máxima de 34 nu- dos a régimen normal, veloci- dad ampli— amenté rebasada y sostenida sin esfuerzo alguno durante las pruebas de mar. El «Duquesne» —numeral D- 603— pertenece a las unidades del programa naval de 1960, al igual que el «Suffren». Está equipado con estabilizadores, lo cuál le convierte en buque muy marinero, verdadera pla- taforma para la artillería con- vencional que monta y, tam- bién, los lanzadores de misiles. El equipo electrónico es am- plísimo y muy moderno que, entre otros, comprende radares para vigilancia aérea y desig- nación de blancos —éste es un espectacular radomo que se al- za sobre el puente— otros para control de misiles y artillería y, además, un sistema SENIT I, automático, que suministra da- tos tácticos. El casco del «Duquesne» es de cubierta corrida y, en la tol- dilla —que queda en escalón— además del lanzador para los misiles Masurca lleva un sonar remolcable y de profundidad variable. Este, del tipo DUBV 43 VDS, se completa con otro -un DUVB 23—a proa e incor- porado al casco. Construido sin portillos en casco y obra muerta, el «Duquesne» dispone de aire acondicionado en todos los de- partamentos en especial en los destinados a la dotación. A la velocidad económica de 18 nu- dos, la autonomía de este bu- que es de más de 5.000 millas y, a la de 29, puede navegar 2.400. El casco, con ligero arrufo, se remata con proa lanzada y de abanico. A media eslora y tras el radomo del radar, se al- za el «mack», combinación de palo y chimenea que, por las bandas, de salida a los humos y gases de la combustión y se re- mata con un mastelero y co- rrespondiente cruceta. EL ARMAMENTO DEL «DUQUESNE» Por lo que el armamento ar- Santa Cruz y los barcos Ayer arribó el destructor «Duquesne», de la Marina francesa tillero respecta, el «Duquesne» monta a proa dos piezas de 100 milímetros y 55 calibres que, automáticas y para tiro naval y antiaéreo, puede hacer 60 dis- paros —cada proyectil pesa 13,5 kilos— por minuto. De gran alcance y ángulo de elevación —hasta 80 grados— este tipo de cañón ha sido adoptado por las Marinas de Bélgica, Alemania Federal, Portugal, Argentina —en las fragatas de la clase «A-69», construidas en Francia— y en el buque-escuela turco «Cezayirli Hasan Pasa», antiguo «Ruhr» de las fuerzas navales alemanas. En la toldilla, el «Duquesne» lleva un lanzador doble para misiles Malafon, armamento que para la lucha contra sub- marinos en inmersión completa con cuatro canastas —dos por banda— para torpedos acústi- cos del tipo L 5 que, de 533 mi- límetros, pesan 950 kilos—car- ga explosiva de 150— y alcan- zan una velocidad de 35 nudos. El «Duquesne»lleva 13 misi- les Malafon que, para la lucha antisubmarina, se lanzan por la rampa instalada en la toldilla. El Malafon, de diseño y cons- trucción francesa, es un misil que, con un torpedo de 533 mi- límetros y cabeza buscadora, se dirige automáticamente ha- cia el sonido producido por los motores de un submarino. Se lanza por medio de dos acelera- dores de propulsante sólido que, en tres segundos, lo impul- san a 830 kilómetros por hora. Luego se separan los acelera- dores y el misil continúa su vuelo; un radar altimétrico lo mantiene a una altura constan- te —unos 100 metros sobre el nivel del mar— y regula la inci- dencia de las pequeñas alas pa- ra proporcionarle más altura cuando la velocidad dismi- nuye. Mientras, el sonar del buque lanzador continúa fijo en el blanco y, por señales electró- nicas, dirige el misil; cuando éste se encuentra a unos 800 metros del submarino en in- mersión, el misil es frenado por un paracaída, el torpedo sale despedido hacia adelante por la inercia, cae al agua y, ya su- mergido, se dirige por sí mismo al blanco. Los Masurca —el «Duques- ne», lleva 48 de tales armas —es un misil superficie— aire que mide 28,2 pies y pesa 4.070 li- bras; alcanza 25 millas y lleva una carga de 105 libras de alto explosivo. En la modernización que el «Duquesne» recibió en 1977, se le desmontó la artillería antiaé- rea de 30 milímetros y, en su lugar -a popa de la chimenea— se instalaron cuatro lanzadores para misiles Exocet superficie- superficie. Estos misiles, dise- ñados y construidos por la Ae- rospatiale, miden 17,1 pies y pesan 1.617 libras en el mo- mento del lanzamiento; dirigi- dos por radar, llevan carga de 363 libras de alto explosivo y tienen alcance de 26 millas, si bien una variante —la MM 40— llega a blancos situados a 40. Se estima que el «Duquesne» continuará en servicio hasta el año 2.000 —para entonces ya estarán en activo los nuevos «C- 70»— pero, en 1998, ya será da- do de baja el «Suffren». LA FRAGATA DE HÉLICE «Duquesne» En las últimas décadas del siglo pasado, numerosos bu- ques de la Marina francesa —«Duchayla», «Ardent», «Mel- pomene», «Jurien de la Gravie- re», etc. —en aguas de Santa Cruz de Tenerife. Sin embargo, ninguno tan asiduo como la corbeta de hélice «Duguay- Trouin» que, desde abril de 1893 a febrero de 1909, hizo escala anual, si bien en 1901 y 1907 recaló a principios y final del año. FUe precisamente en la cor- beta «Duguay-Trouin» donde se inspiró el ingeniero naval Labe- lin de Dionne para diseñar la fragata de hélice «Duquesne» que, también clasificada como crucero de primera, fue botada en 1876 en el arsenal de Ro- chefort. De casco de hierro, con forro de madera de teca y plan- chas de cobre, la «Duquesne» desplazaba 5.522 toneladas y eran sus principales dimensio- nes 106 metros de eslora y 15,5 de manga. Con proa de espolón, el casco se remataba con tres palos con aparejos de fragata y, entre les trinquete y mayor, se alzaban dos chimeneas cor- tas. La fragata «Duquesne» —gemela de la «Suffren», cons- truida en Tolón por la finia For- ges et Chantiers de la Médite- rranée— estaba artillada con siete cañones de 190 milíme- tros. De ellos, seis iban —tres por cada banda— a media eslo- ra y en saledizos de la cubierta alta. Así, los de los extremos, dos y dos, podían hacer fuego en caza o retirada. El séptimo cañón de 190 estaba montado bajo el castillo, con la caña aso- mando por un portillo que se abría bajo el bauprés y, así, só- lo podía disparar en caza. Los restantes cañones —catorce de 140— se repartían a estribor y babor y, dada la situación de los portillos, el campo de tiro se limitaba a 15 grados a proa y popa por el través. El equipo propulsor de la «Duquesne» —muy diferente al de la «Suffren», su gemela— lo componían dos grupos de alter- nativas Indret y doce calderas que, trabajando a 14,97 kilos por centímetro cuadrado, en- tonces estaban consideradas de alta presión. Con 7.500 Hp so- bre una hélice, la fragata daba 17 de máxima y, con 660 tone- ladas de carbón —podía estibar casi 900 en Icrs «side bunkers»— la autonomía a 10 nudos era de 5.000 millas, la cual podía au- mentar la cantidad de lona que largaba en sus tres palos y bauprés. LOS OTROS «DUQUESNE» El programa naval de 1912 incluía la construcción de cua- tro acorazados de 29.000 tone- ladas, 194 metros de eslora y velocidad máxima de 23 nu- dos. Estos buques se artillarían con dieciséis piezas de 340 mi- límetros —repartidas a proa y popa en cuatro torres cuádru- pes— y, como armamento se- cundario, montarían veinticua- tro de 138 en casamatas y alas bandas. Estaba previsto que, el 1 de abril de 1915, se arbolaría la quilla del cuarto de la serie, el «D'iquesne» —sus gemelos iban a llamarse Lyon», «Lille» y «Tourville»— en una de las gra- das del arsenal de Brest. El de- sarrollo de la Primera Guerra Mundial impidió se llevase a cabo el programa previsto res- pecto a grandes buques —aun- que no el de submarinos y uni- dades ligeras— y, como sus «sis- ter ships», aquél «Duquesne» nunca llegó a ser en la mar. En 1928, volvió a lucir el nombre de «Duquesne» en las aletas de un buque de guerra francés. En 1925, la Marina re- cibió los cruceros «Duguay- Trouin», «Lamotte-Picquet» y «Primauguet», que, si bien proyectados antes del Tratado de Washington, pueden consi- derarse prototipos de los «Duquesne» y «Tourville». La quilla del «Duquesne» se arboló el 30 de octubre de 1924 en el arsenal de Brest y, botado el 17 de diciembre del año si- guiente, en 1928 —una vez fi- nalizó su armamento y pruebas de mar— fue recibido por la Marina de Guerra de la nación hermana. De 10.000 toneladas estándar y 11.900 a plena car- ga, eran sus principales dimen- siones 191 metros de eslora por 18,98 de manga y 6,32 de cala- do. El equipo propulsor estaba compuesto por cuatro grupos de turbinas Rateau y ocho cal- deras Guyot-que, con 120.000 Shp, le daban máxima de 33 nudos. Sin embargo, en las pruebas oficiales, el «Duques- ne» desarrolló 131.770 Shp y, sin esfuerzo, durante cuatro horas alcanzó y mantuvo máxi- ma de 35,30 y media de 34,12. El «Tourville» alcanzó 36,15 en pruebas, pero lo cierto es que para mantener tales velocida- des —decía Lord Fisher que la velocidad era un arma— hubo que sacrificar el blindaje que, en estos buques, sumaba sólo 430 toneladas, si bien era per- fecta la división en comparti- mientos estancos. El «Duquesne» estaba artilla- do con ocho piezas de 203 milí- metros, en cuatro torres do- bles, a proa y popa; ocho an- tiaéreos de 76 en montajes sen- cillos y otros tantos de 37, tam- bién para la defensa contra aviones. En cubierta, y a la al- tura de la chimenea proel, lle- vaba dos equipos triples para el lanzamiento de torpedos de 533 milímetros. Entre la chi- menea popel y el palo mayor se instaló una catapulta, a crujía, que permitía el lanzamiento de dos hidros Loire-Neuport 130 destinados a las misiones de re- conocimiento y descubierta. Con 1.800 toneladas de com- bustible, la autonomía del «Duquesne» era de 700 millas a la máxima de 33 nudos y, a la velocidad económica de 15, po- día navegar 5.000. En 1936, cuando la Marina francesa comenzó a fomentar el desarrollo de su aviación na- val —sólo disponía entonces del portaviones «Béarn» y el porta- hidros «Gomandant Teste» —se consideró la transformación del «Duquesne» y su gemelo. Fueron varias las soluciones propuestas, pero sólo dos se to- maron en consideración. Una proponía respetar una de las torres artilleras de 203 y, la otra, la total supresión de los cañones pesados. En el primero de-los casos, la longitud de la cubierta de vuelo sería de 140 metros y, en el segundo, de 176. Bajo tal cubierta se insta- laría el hangar y talleres pero, fuese cual fuese la solución adoptada, el número de avio- nes sería sólo de catorce. De llevarse a cabo tal trans- formación —que no se realizó- los nuevos portaviones monta- rían artillería antiaérea de 100 y 37 milímetros, el desplaza- miento alcanzaría las 12.000 toneladas y, por chimeneas a las bandas, se evacuarían los humos y gases de las calderas. El proyecto fue luego abando- nado ante la inclusión de dos portaviones -«Joffre» y «Pain- leve»— en el programa naval de 1938; estos buques no llegaron a construirse y, en 1944, se volvió a considerar la transfor- mación del «Duquesne» y su ge- melo, pero entonces tampoco se llevó a la práctica. El «Duquesne» se encontraba en Tolón cuando, en 1939, co- menzó la Segunda Guerra Mundial y, el 3 de julio de 1940 —día en que los buques de Som- merville bombardearon a los del almirante Gensoul fondea- dos en Mers-el-Kebir— estaba en aguas de Alejandría, inte- grado en la fuerza naval del al- mirante Godfroy. Este arbolaba su insignia en el acorazado «Lorraine» —que databa de la Primera Guerra Mundial— y, con el «Duquesne», se encontra- ban los también cruceros «Suf- fren», «Tourville» y «Duguay- Trouin», los destructores «For- tune», «Forbin» y «Basque», y el submarino «Protée». La flota británica —al mando del almi- rante Cunningham— estaba for- mada por los acorazados «Warspite», «Malaya», «Rami- llies» y «Toyal Sovereign», el mismo que, hace 50 años, con el «Resolution» recaló por Santa Cruz de Tenerife. Además, el almirante inglés disponía del portaviones «Eagle», siete cru- ceros, dieciocho desttructores y cuatro submarinos. Ambos almirantes mante- nían relaciones de amistad y, como bien dice el contralmi- rante De Belot en su historia naval de la Segunda Guerra Mundial, ambos «de espíritu igualmente elevado, pusieron en las discusiones un gran de- seo de conciliación». Poco des- pués del armisticio, Cunning- ham informó a Godfroy que el Almirantazgo británico se opo- nía a la salida de los buques franceses y se le daba a elegir entre unirse a la Roy al Navy, desarmar sus buques en puerto o que sus propias dotaciones los inutilizaran. Godfroy recha- las dos primeras, pero acep- el autohundimiento de sus buques ante las costas de Ale- jandría. Poco después, en los buques franceses se conoció la noticia de lo ocurrido en Mers-el-Kebir y, ante la situación, el almiran- te Godfroy decidió hacerse a la mar luchando, reforzada esta postura por un telegrama del almirante Darían —«Hágase a la mar inmediatamente, aun- que sea por la fuerza»— pero, aunque los buques galos toma- ron posiciones y también los británicos, volvió a imperar la cordura. La maniobra de salida hubiera sido un suicidio pues, apenas hubiesen comenzado a virar las anclas, los buques de Godfroy hubieran sido blanco de los torpedos de los cruceros y destructores apostados a cor- ta distancia y ya preparados, por no decir nada de la artille- ría pesada de los cuatro acora- zados. Así lo hizo saber Godfroy a Darían —«Las condiciones de amarre no permiten salir ni aun combatiendo»— y, tras con- sultar con sus comandantes, aceptó el desarme en puerto. El acuerdo fue firmado por los dos almirantes en presencia del embajador de Francia en El Cairo, señor Pozzi; allí queda- ron los buques franceses al an- cla hasta que, en 1943, reem- prendieron la lucha contra las naciones del Eje. Tras un repaso general de casco y máquinas, el «Duques- ne» quedó listo para volver a la mar. Se le habían desmontado los tubos lanzatorpedos, cata- pulta y dos hidros y, en su lu- gar, se instalaron ocho antiaé- reos de 40 y dieciséis de 20. Volvió a la lucha y, antes de que terminase la guerra, con el acorazado «Lorraine» —su anti- guo compañero de amarre en Alejandría— bombardeó las po- siciones alemanas en Royan y Pointe de Grave. El «Duquesne» llegó a la cita con la paz en el mundo —paz relativa, sin duda— y, tras otros cinco años de servicio, fue da- do de baja. Quedó como pontón en Arzew hasta julio de 1955, fecha en que comenzó a corrér- sele soplete. Su gemelo, que también había quedado ama- rrado en Brest en calidad de pontón, fue vendido para des- guazar en marzo de 1962. En los primeros meses de la guerra, la Marina francesa re- quisó numerosos pesqueros y unidades menores que, como dragaminas o patrulleros, se integraron en las fuerzas nava- les destinadas al dragado de los campos de minas y protección de las recaladas a los puertos. Uno de ellos fue el «Duquesne» que, de 189 toneladas y cons- truido en 1936, pintado de gris y con un pequeño cañón fue ha- bilitado como dragaminas con el numeral «AD-16». Corta fue su vida en la mar pues, el 15 de mayo de 1940 —cuando draga- ba una zona minada con el «Henry Guegan», numeral «AD 17»— ambos chocaron con mi ñas y se hundieron.— Juan A. Padrón Albornoz.

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Artículo de Juan Antonio Padrón Albornoz, periódico El Día, sección "Santa Cruz y los barcos", 1986/02/28

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Page 1: AYER ARRIBO EL DESTRUCTOR DUQUESNE DE LA MARINA FRANCESA

48 EL DÍA

El destructor «Duquesne» que, desde ayer, se encuentra en puerto junto con el portaviones «Foch», Enla toldiila, el lanzador para los misiles Malafon destinados a la lucha antisubmarina.

Buque de larga y buena historia, el crucero «Duquesne» entró en servicio en 1928 y, dado de baja en1950, cinco años más tarde fue desguazado.

Dispone de lanzadores para misiles Malafon,Masurca y Exocet, y artillería automática

(y II)

Desde ayer se encuentra enel puerto de la capital tinerfeñael destructor «Duquesne» que,al mando del capitán de navioCanonne, ha participado en lasmaniobras conjuntas de la Es-cuadra francesa del Mediterrá-neo y el Grupo Aeronaval de laMarina Española.

El «Duquesne» —que con elportaviones «Foch» se hará a lamar el próximo martes— tieneuna dotación d*3 27 oficiales,167 suboficiales y 160 cabos ymarineros y, con el «Suffren»,su gemelo, es una de las unida-des más efectivas en.las listasde la Marina de Guerra fran-cesa.

La quilla del «Duquesne» searboló en noviembre de 1964en una de las gradas del arse-nal de Brest. Fue botado el!2de febrero de 1966, y una vezfinalizó las pruebas de mar, ar-tillería y misiles, el 1 de abrilde 1970 fue recibido por la Ma-rina de la nación hermana. De5.090 toneladas estándar y6.090 a plena carga, las princi-pales dimensiones del «Duques-ne» son 157,6 metros de esloray 15,5 de manga.

El equipo propulsor estácompuesto por dos grupos deturbinas Rateau que, de dobleduración, toman vapor de doscalderas automáticas que tra-bajan a la presión de 45 kilospor centímetro cuadrado; con72.500 Shp sobre dos líneas deejes, alcanza máxima de 34 nu-dos a régimen normal, veloci-dad ampli— amenté rebasada ysostenida sin esfuerzo algunodurante las pruebas de mar.

El «Duquesne» —numeral D-603— pertenece a las unidadesdel programa naval de 1960, aligual que el «Suffren». Estáequipado con estabilizadores,lo cuál le convierte en buquemuy marinero, verdadera pla-taforma para la artillería con-vencional que monta y, tam-bién, los lanzadores de misiles.

El equipo electrónico es am-plísimo y muy moderno que,entre otros, comprende radarespara vigilancia aérea y desig-nación de blancos —éste es unespectacular radomo que se al-za sobre el puente— otros paracontrol de misiles y artillería y,además, un sistema SENIT I,automático, que suministra da-tos tácticos.

El casco del «Duquesne» esde cubierta corrida y, en la tol-dilla —que queda en escalón—además del lanzador para losmisiles Masurca lleva un sonarremolcable y de profundidadvariable. Este, del tipo DUBV43 VDS, se completa con otro-un DUVB 23— a proa e incor-porado al casco.

Construido sin portillos encasco y obra muerta , el«Duquesne» dispone de aireacondicionado en todos los de-partamentos en especial en losdestinados a la dotación. A lavelocidad económica de 18 nu-dos, la autonomía de este bu-que es de más de 5.000 millasy, a la de 29, puede navegar2.400.

El casco, con ligero arrufo,se remata con proa lanzada yde abanico. A media eslora ytras el radomo del radar, se al-za el «mack», combinación depalo y chimenea que, por lasbandas, de salida a los humos ygases de la combustión y se re-mata con un mastelero y co-rrespondiente cruceta.

EL ARMAMENTO DEL«DUQUESNE»

Por lo que el armamento ar-

Santa Cruz y los barcos

Ayer arribó el destructor«Duquesne», de la Marina

francesatillero respecta, el «Duquesne»monta a proa dos piezas de 100milímetros y 55 calibres que,automáticas y para tiro naval yantiaéreo, puede hacer 60 dis-paros —cada proyectil pesa13,5 kilos— por minuto.

De gran alcance y ángulo deelevación —hasta 80 grados—este tipo de cañón ha sidoadoptado por las Marinas deBélgica, Alemania Federal,Portugal, Argentina —en lasfragatas de la clase «A-69»,construidas en Francia— y en elbuque-escuela turco «CezayirliHasan Pasa», antiguo «Ruhr» delas fuerzas navales alemanas.

En la toldilla, el «Duquesne»lleva un lanzador doble paramisiles Malafon, armamentoque para la lucha contra sub-marinos en inmersión completacon cuatro canastas —dos porbanda— para torpedos acústi-cos del tipo L 5 que, de 533 mi-límetros, pesan 950 kilos—car-ga explosiva de 150— y alcan-zan una velocidad de 35 nudos.

El «Duquesne» lleva 13 misi-les Malafon que, para la luchaantisubmarina, se lanzan por larampa instalada en la toldilla.El Malafon, de diseño y cons-trucción francesa, es un misilque, con un torpedo de 533 mi-límetros y cabeza buscadora,se dirige automáticamente ha-cia el sonido producido por losmotores de un submarino. Selanza por medio de dos acelera-dores de propulsante sólidoque, en tres segundos, lo impul-san a 830 kilómetros por hora.Luego se separan los acelera-dores y el misil continúa suvuelo; un radar altimétrico lomantiene a una altura constan-te —unos 100 metros sobre elnivel del mar— y regula la inci-dencia de las pequeñas alas pa-ra proporcionarle más alturacuando la velocidad dismi-nuye. Mientras, el sonar delbuque lanzador continúa fijo enel blanco y, por señales electró-nicas, dirige el misil; cuandoéste se encuentra a unos 800metros del submarino en in-mersión, el misil es frenado porun paracaída, el torpedo saledespedido hacia adelante porla inercia, cae al agua y, ya su-mergido, se dirige por sí mismoal blanco.

Los Masurca —el «Duques-ne», lleva 48 de tales armas —esun misil superficie— aire quemide 28,2 pies y pesa 4.070 li-bras; alcanza 25 millas y llevauna carga de 105 libras de altoexplosivo.

En la modernización que el«Duquesne» recibió en 1977, sele desmontó la artillería antiaé-rea de 30 milímetros y, en sulugar -a popa de la chimenea—se instalaron cuatro lanzadorespara misiles Exocet superficie-superficie. Estos misiles, dise-ñados y construidos por la Ae-rospatiale, miden 17,1 pies ypesan 1.617 libras en el mo-mento del lanzamiento; dirigi-dos por radar, llevan carga de363 libras de alto explosivo y

tienen alcance de 26 millas, sibien una variante —la MM 40—llega a blancos situados a 40.

Se estima que el «Duquesne»continuará en servicio hasta elaño 2.000 —para entonces yaestarán en activo los nuevos «C-70»— pero, en 1998, ya será da-do de baja el «Suffren».

LA FRAGATA DE HÉLICE«Duquesne»

En las últimas décadas delsiglo pasado, numerosos bu-ques de la Marina francesa—«Duchayla», «Ardent», «Mel-pomene», «Jurien de la Gravie-re», etc. —en aguas de SantaCruz de Tenerife. Sin embargo,ninguno tan asiduo como lacorbeta de hélice «Duguay-Trouin» que, desde abril de1893 a febrero de 1909, hizoescala anual, si bien en 1901 y1907 recaló a principios y finaldel año.

FUe precisamente en la cor-beta «Duguay-Trouin» donde seinspiró el ingeniero naval Labe-lin de Dionne para diseñar lafragata de hélice «Duquesne»que, también clasificada comocrucero de primera, fue botadaen 1876 en el arsenal de Ro-chefort. De casco de hierro, conforro de madera de teca y plan-chas de cobre, la «Duquesne»desplazaba 5.522 toneladas yeran sus principales dimensio-nes 106 metros de eslora y 15,5de manga. Con proa de espolón,el casco se remataba con trespalos con aparejos de fragatay, entre les trinquete y mayor,se alzaban dos chimeneas cor-tas.

La fragata «Duquesne»—gemela de la «Suffren», cons-truida en Tolón por la finia For-ges et Chantiers de la Médite-rranée— estaba artillada consiete cañones de 190 milíme-tros. De ellos, seis iban —trespor cada banda— a media eslo-ra y en saledizos de la cubiertaalta. Así, los de los extremos,dos y dos, podían hacer fuegoen caza o retirada. El séptimocañón de 190 estaba montadobajo el castillo, con la caña aso-mando por un portillo que seabría bajo el bauprés y, así, só-lo podía disparar en caza. Losrestantes cañones —catorce de140— se repartían a estribor ybabor y, dada la situación delos portillos, el campo de tiro selimitaba a 15 grados a proa ypopa por el través.

El equipo propulsor de la«Duquesne» —muy diferente alde la «Suffren», su gemela— locomponían dos grupos de alter-nativas Indret y doce calderasque, trabajando a 14,97 kilospor centímetro cuadrado, en-tonces estaban consideradas dealta presión. Con 7.500 Hp so-bre una hélice, la fragata daba17 de máxima y, con 660 tone-ladas de carbón —podía estibarcasi 900 en Icrs «side bunkers»—la autonomía a 10 nudos era de5.000 millas, la cual podía au-mentar la cantidad de lona que

largaba en sus tres palos ybauprés.

LOS OTROS «DUQUESNE»

El programa naval de 1912incluía la construcción de cua-tro acorazados de 29.000 tone-ladas, 194 metros de eslora yvelocidad máxima de 23 nu-dos. Estos buques se artillaríancon dieciséis piezas de 340 mi-límetros —repartidas a proa ypopa en cuatro torres cuádru-pes— y, como armamento se-cundario, montarían veinticua-tro de 138 en casamatas y alasbandas.

Estaba previsto que, el 1 deabril de 1915, se arbolaría laquilla del cuarto de la serie, el«D'iquesne» —sus gemelos ibana llamarse Lyon», «Lille» y«Tourville»— en una de las gra-das del arsenal de Brest. El de-sarrollo de la Primera GuerraMundial impidió se llevase acabo el programa previsto res-pecto a grandes buques —aun-que no el de submarinos y uni-dades ligeras— y, como sus «sis-ter ships», aquél «Duquesne»nunca llegó a ser en la mar.

En 1928, volvió a lucir elnombre de «Duquesne» en lasaletas de un buque de guerrafrancés. En 1925, la Marina re-cibió los cruceros «Duguay-Trouin», «Lamotte-Picquet» y«Primauguet», que, si bienproyectados antes del Tratadode Washington, pueden consi-derarse prototipos de los«Duquesne» y «Tourville».

La quilla del «Duquesne» searboló el 30 de octubre de 1924en el arsenal de Brest y, botadoel 17 de diciembre del año si-guiente, en 1928 —una vez fi-nalizó su armamento y pruebasde mar— fue recibido por laMarina de Guerra de la naciónhermana. De 10.000 toneladasestándar y 11.900 a plena car-ga, eran sus principales dimen-siones 191 metros de eslora por18,98 de manga y 6,32 de cala-do. El equipo propulsor estabacompuesto por cuatro gruposde turbinas Rateau y ocho cal-deras Guyot-que, con 120.000Shp, le daban máxima de 33nudos. Sin embargo, en laspruebas oficiales, el «Duques-ne» desarrolló 131.770 Shp y,sin esfuerzo, durante cuatrohoras alcanzó y mantuvo máxi-ma de 35,30 y media de 34,12.El «Tourville» alcanzó 36,15 enpruebas, pero lo cierto es quepara mantener tales velocida-des —decía Lord Fisher que lavelocidad era un arma— huboque sacrificar el blindaje que,en estos buques, sumaba sólo430 toneladas, si bien era per-fecta la división en comparti-mientos estancos.

El «Duquesne» estaba artilla-do con ocho piezas de 203 milí-metros, en cuatro torres do-bles, a proa y popa; ocho an-tiaéreos de 76 en montajes sen-cillos y otros tantos de 37, tam-bién para la defensa contraaviones. En cubierta, y a la al-

tura de la chimenea proel, lle-vaba dos equipos triples para ellanzamiento de torpedos de533 milímetros. Entre la chi-menea popel y el palo mayor seinstaló una catapulta, a crujía,que permitía el lanzamiento dedos hidros Loire-Neuport 130destinados a las misiones de re-conocimiento y descubierta.

Con 1.800 toneladas de com-bustible, la autonomía del«Duquesne» era de 700 millas ala máxima de 33 nudos y, a lavelocidad económica de 15, po-día navegar 5.000.

En 1936, cuando la Marinafrancesa comenzó a fomentarel desarrollo de su aviación na-val —sólo disponía entonces delportaviones «Béarn» y el porta-hidros «Gomandant Teste» —seconsideró la transformacióndel «Duquesne» y su gemelo.Fueron varias las solucionespropuestas, pero sólo dos se to-maron en consideración. Unaproponía respetar una de lastorres artilleras de 203 y, laotra, la total supresión de loscañones pesados. En el primerode-los casos, la longitud de lacubierta de vuelo sería de 140metros y, en el segundo, de176. Bajo tal cubierta se insta-laría el hangar y talleres pero,fuese cual fuese la soluciónadoptada, el número de avio-nes sería sólo de catorce.

De llevarse a cabo tal trans-formación —que no se realizó-los nuevos portaviones monta-rían artillería antiaérea de 100y 37 milímetros, el desplaza-miento alcanzaría las 12.000toneladas y, por chimeneas alas bandas, se evacuarían loshumos y gases de las calderas.El proyecto fue luego abando-nado ante la inclusión de dosportaviones -«Joffre» y «Pain-leve»— en el programa naval de1938; estos buques no llegarona construirse y, en 1944, sevolvió a considerar la transfor-mación del «Duquesne» y su ge-melo, pero entonces tampoco sellevó a la práctica.

El «Duquesne» se encontrabaen Tolón cuando, en 1939, co-menzó la Segunda GuerraMundial y, el 3 de julio de 1940—día en que los buques de Som-merville bombardearon a losdel almirante Gensoul fondea-dos en Mers-el-Kebir— estabaen aguas de Alejandría, inte-grado en la fuerza naval del al-mirante Godfroy. Este arbolabasu insignia en el acorazado«Lorraine» —que databa de laPrimera Guerra Mundial— y,con el «Duquesne», se encontra-ban los también cruceros «Suf-fren», «Tourville» y «Duguay-Trouin», los destructores «For-tune», «Forbin» y «Basque», y elsubmarino «Protée». La flotabritánica —al mando del almi-rante Cunningham— estaba for-mada por los acorazados«Warspite», «Malaya», «Rami-llies» y «Toyal Sovereign», elmismo que, hace 50 años, conel «Resolution» recaló por SantaCruz de Tenerife. Además, elalmirante inglés disponía delportaviones «Eagle», siete cru-ceros, dieciocho desttructores ycuatro submarinos.

Ambos almirantes mante-nían relaciones de amistad y,como bien dice el contralmi-rante De Belot en su historianaval de la Segunda GuerraMundial, ambos «de espírituigualmente elevado, pusieronen las discusiones un gran de-seo de conciliación». Poco des-

pués del armisticio, Cunning-ham informó a Godfroy que elAlmirantazgo británico se opo-nía a la salida de los buquesfranceses y se le daba a elegirentre unirse a la Roy al Navy,desarmar sus buques en puertoo que sus propias dotacioneslos inutilizaran. Godfroy recha-zó las dos primeras, pero acep-tó el autohundimiento de susbuques ante las costas de Ale-jandría.

Poco después, en los buquesfranceses se conoció la noticiade lo ocurrido en Mers-el-Kebiry, ante la situación, el almiran-te Godfroy decidió hacerse a lamar luchando, reforzada estapostura por un telegrama delalmirante Darían —«Hágase ala mar inmediatamente, aun-que sea por la fuerza»— pero,aunque los buques galos toma-ron posiciones y también losbritánicos, volvió a imperar lacordura. La maniobra de salidahubiera sido un suicidio pues,apenas hubiesen comenzado avirar las anclas, los buques deGodfroy hubieran sido blancode los torpedos de los crucerosy destructores apostados a cor-ta distancia y ya preparados,por no decir nada de la artille-ría pesada de los cuatro acora-zados.

Así lo hizo saber Godfroy aDarían —«Las condiciones deamarre no permiten salir niaun combatiendo»— y, tras con-sultar con sus comandantes,aceptó el desarme en puerto. Elacuerdo fue firmado por los dosalmirantes en presencia delembajador de Francia en ElCairo, señor Pozzi; allí queda-ron los buques franceses al an-cla hasta que, en 1943, reem-prendieron la lucha contra lasnaciones del Eje.

Tras un repaso general decasco y máquinas, el «Duques-ne» quedó listo para volver a lamar. Se le habían desmontadolos tubos lanzatorpedos, cata-pulta y dos hidros y, en su lu-gar, se instalaron ocho antiaé-reos de 40 y dieciséis de 20.Volvió a la lucha y, antes deque terminase la guerra, con elacorazado «Lorraine» —su anti-guo compañero de amarre enAlejandría— bombardeó las po-siciones alemanas en Royan yPointe de Grave.

El «Duquesne» llegó a la citacon la paz en el mundo —pazrelativa, sin duda— y, tras otroscinco años de servicio, fue da-do de baja. Quedó como pontónen Arzew hasta julio de 1955,fecha en que comenzó a corrér-sele soplete. Su gemelo, quetambién había quedado ama-rrado en Brest en calidad depontón, fue vendido para des-guazar en marzo de 1962.

En los primeros meses de laguerra, la Marina francesa re-quisó numerosos pesqueros yunidades menores que, comodragaminas o patrulleros, seintegraron en las fuerzas nava-les destinadas al dragado de loscampos de minas y protecciónde las recaladas a los puertos.Uno de ellos fue el «Duquesne»que, de 189 toneladas y cons-truido en 1936, pintado de grisy con un pequeño cañón fue ha-bilitado como dragaminas conel numeral «AD-16». Corta fuesu vida en la mar pues, el 15 demayo de 1940 —cuando draga-ba una zona minada con el«Henry Guegan», numeral «AD17»— ambos chocaron con miñas y se hundieron.— Juan A.Padrón Albornoz.