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  • AutoridadesMinistro de Trabajo, Empleo y Seguridad SocialCarlos A. Tomada

    Secretaria de TrabajoNoemí Rial

    Jefe de GabineteNorberto Ciaravino

    Comisión Tripartita de Igualdad de Oportunidadesy de Trato entre Mujeres y Varones en el Mundo Laboral (CTIO)Olga Martín de Hammar

    StaffEdita y publica

    Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social

    Producción de Contenidos

    Area de Formación CTIOBlanca Ibarlucía

    Area de Comunicación y Difusión CTIO

    Carmen López

    Estilo editorial

    Area de Estilo EditorialDirección de Prensa y Comunicaciones

    Producción gráfica

    Area de Diseño GráficoDirección de Prensa y Comunicaciones

  • introduccion | division socio-sexual del trabajo | el problema del registro y la fiscalizacion | las trabajadoras domesticas y la economia del cuidado | testimonios | servicio domestico, legislacion y trabajo decente | reflexiones finales

    Trabajo doméstico ¿Responsabilidad de mujeres?

    José

    Ang

    el M

    ateo

    s

    Juan

    Man

    uel G

    arcía

    José

    Tant

    essio

  • José

    Ang

    el M

    ateo

    s

  • Igualdad de oportunidades 5

    Este documento tiene como propósito

    ser un aporte para la definición de po-

    líticas públicas que hagan realidad la

    igualdad de oportunidades y de trato en

    el mundo laboral para este sector de tra-

    bajadoras y trabajadores. Entre sus obje-

    tivos se plantea:

    n Valorizar y jerarquizar todas las for-

    mas del trabajo doméstico y también

    a las personas que los realizan.

    n Construir un espacio específico desde

    la CTIO para aportar y consustanciar

    el proyecto de ley sobre Trabajadoras

    de Casas Particulares.

    Partiendo de las palabras formuladas en

    la definición de la OIT: “El trabajo domés-

    tico hunde sus raíces en la historia de la

    esclavitud, el colonialismo y otras formas

    de servidumbre”; semióticamente nos

    remite a la sujeción, a la sumisión, a la

    subordinación y también a la obligación

    y a la carga; asimismo, a la dedicación y

    la responsabilidad. Significantes que nos

    hacen reflexionar acerca de por qué los

    trabajos denominados “domésticos”,

    remunerados o no, son realizados casi

    exclusivamente por mujeres; esto sin

    duda se enlaza con lo que se espera de

    mujeres y varones de acuerdo con la di-

    visión socio-sexual del trabajo y los con-

    secuentes estereotipos instalados acerca

    del “deber ser” de ambos.

    Introducción

    t r a b a j o d o m e s t i c o

  • en nuestra sociedad capitalis-ta-mercantilista, muy frecuen-temente se vincula el valor económico de los trabajos y los empleos con la valía de las per-sonas que los desempeñan.

    TRAbAJO, EMPLEO, DISCRIMInACIOn y AuTOVALORACIOn

    El trabajo y el empleo hacen a la inclusión social, al capital social, al

    prestigio que esos lugares adjudican y por los que se valora a las

    personas; constituyen parte de la construcción de la subjetividad,

    de la propia imagen y de la autoestima.

    En nuestra sociedad capitalista-mercantilista, muy frecuentemente

    se vincula el valor económico de los trabajos y los empleos con la

    valía de las personas que los desempeñan. En ese paradigma, los

    trabajos que las mujeres toman en el mundo privado están entre

    lo más devaluado de la escala y, análogamente son desvalorizadas

    quienes los realizan, lo que produce en ellas un amargo sentimien-

    to, personal y colectivo, que las iguala.

    Esto es parte de las directrices que hacen al funcionamiento y

    permanencia de las sociedades que han establecido, política e

    División socio-sexualdel trabajotrabajo

  • Igualdad de oportunidades 7

    t r a b a j o d o m e s t i c o

    puede haber producción sin reproduc-

    ción, ni reproducción sin los efectos del

    mundo de la producción, constituyendo

    entre ambos un entramado único que

    establece pautas interrelacionadas para

    el desarrollo socio-personal, pero con

    diferentes valoraciones concretas y sim-

    bólicas.

    En nuestra cultura se pregona la no dis-

    criminación laboral, y ello queda explícito

    en la CEDAW (en castellano: Convención

    contra toda Forma de Discriminación ha-

    cia la Mujer), que forma parte de la Cons-

    titución Nacional (artículo 75, inc. 22). La

    CTIO ha sido creada a tal efecto. Sin em-

    bargo, la realidad muestra que para las

    ideológicamente, una división socio-

    sexual del trabajo, en la que histórica-

    mente se ha ubicado a las mujeres en el

    mundo privado, de lo cerrado, de la re-

    producción de la especie humana, de su

    fuerza de trabajo. Y en ese esquema, es-

    tas labores no son consideradas produc-

    tivas, ocultando así que constituyen un

    aporte económico encubierto que sirve

    de sostén al funcionamiento del mun-

    do público. En esta división, lo jerarqui-

    zado es lo que se ejecuta en el mundo

    público, el de la producción; el mundo

    ancestralmente manejado por los varo-

    nes. Se desdibuja que ambos mundos

    conforman un continuo que se retroa-

    limenta e impacta recíprocamente: no

  • Igualdad de oportunidades8

    trabajos y empleos de mujeres y varones

    no deben considerarse problemas de

    mujeres sino que son cuestiones que

    hacen al compromiso de la sociedad

    en su conjunto, y competen a la CTIO,

    tanto por su composición, su metodolo-

    gía de trabajo, cuanto por sus objetivos

    dirigidos a impulsar que la legislación y

    las políticas públicas respondan a los de-

    rechos de las y los trabajadores; en este

    caso particular, valorizando en su total

    magnitud los trabajos que las mujeres

    realizan en el ámbito doméstico, y en tal

    sentido, hacer realidad la igualdad de

    oportunidades y de trato.

    MITOS, RELATOS, LEyEnDAS

    El trabajo doméstico es aislado, repetiti-

    vo y tedioso; sólo se nota cuando no está

    A pesar de que el empleo para el des-

    empeño de trabajos vinculados con lo

    doméstico es al que más acuden millo-

    nes de mujeres en el mundo, es éste el

    colectivo laboral que está entre los más

    vulnerabilizados respecto del disfrute de

    los derechos humanos fundamentales y

    específicamente de los derechos labo-

    rales. La mayor parte de las trabajadoras

    dedicadas al complejo y multifacético

    trabajo doméstico en casas particulares

    no están registradas e ignoran sus dere-

    chos; del mismo modo, no hay barreras

    claras entre derechos y obligaciones, tan-

    to en cuanto a ellas como en lo que hace

    a sus empleadoras/es.

    Es crucial, entonces, para el análisis del

    mercado de trabajo y sus soluciones, que

    se tenga en cuenta que las desigualda-

    des valorativas y remunerativas entre los

    en los trabajos domésticos, remune-

    rados o no, tiene como centralidad el

    bienestar de las personas –la construc-

    ción del “ser”– mientras que en el ámbi-

    to de la producción, que sigue siendo

    todavía el espacio privilegiado de los

    varones, la centralidad apunta a la acu-

    mulación de beneficios materiales –la

    construcción del “tener”–; nuevamente

    se oscurece la confluencia de ambos en

    la configuración de la identidad de las

    personas.

    EL TRAbAJO DE SERVICIO DOMESTICO y SuS SInGuLARIDADES

    Los trabajos en el ámbito doméstico, refe-

    ridos a la reproducción y al cuidado, mu-

    chas veces sustituyen lo que debiera ser

    obligación de los Estados y los gobiernos.

    trabajadoras del servicio doméstico los

    dictados de la Convención no se cumplen.

    EL TRAbAJO DOMESTICOy LA ECOnOMIA DEL CuIDADO

    El trabajo doméstico en sus diferentes

    modos, remunerado y no remunerado,

    que hoy forma parte de la llamada “eco-

    nomía del cuidado”, no es solamente el

    cúmulo de tareas necesarias para la re-

    producción física de los seres humanos;

    contribuye también a la satisfacción de

    sus necesidades psicológicas, y tiene

    como tarea oculta aportar al fortaleci-

    miento y conciliación de la relación invi-

    sibilizada reproducción-producción.

    Se observa, asimismo, que la economía

    del cuidado, con sus tareas focalizadas

  • Igualdad de oportunidades 9

    t r a b a j o d o m e s t i c o

    trabajos y empleos de mujeres y varones

    no deben considerarse problemas de

    mujeres sino que son cuestiones que

    hacen al compromiso de la sociedad

    en su conjunto, y competen a la CTIO,

    tanto por su composición, su metodolo-

    gía de trabajo, cuanto por sus objetivos

    dirigidos a impulsar que la legislación y

    las políticas públicas respondan a los de-

    rechos de las y los trabajadores; en este

    caso particular, valorizando en su total

    magnitud los trabajos que las mujeres

    realizan en el ámbito doméstico, y en tal

    sentido, hacer realidad la igualdad de

    oportunidades y de trato.

    MITOS, RELATOS, LEyEnDAS

    El trabajo doméstico es aislado, repetiti-

    vo y tedioso; sólo se nota cuando no está

    A pesar de que el empleo para el des-

    empeño de trabajos vinculados con lo

    doméstico es al que más acuden millo-

    nes de mujeres en el mundo, es éste el

    colectivo laboral que está entre los más

    vulnerabilizados respecto del disfrute de

    los derechos humanos fundamentales y

    específicamente de los derechos labo-

    rales. La mayor parte de las trabajadoras

    dedicadas al complejo y multifacético

    trabajo doméstico en casas particulares

    no están registradas e ignoran sus dere-

    chos; del mismo modo, no hay barreras

    claras entre derechos y obligaciones, tan-

    to en cuanto a ellas como en lo que hace

    a sus empleadoras/es.

    Es crucial, entonces, para el análisis del

    mercado de trabajo y sus soluciones, que

    se tenga en cuenta que las desigualda-

    des valorativas y remunerativas entre los

    en los trabajos domésticos, remune-

    rados o no, tiene como centralidad el

    bienestar de las personas –la construc-

    ción del “ser”– mientras que en el ámbi-

    to de la producción, que sigue siendo

    todavía el espacio privilegiado de los

    varones, la centralidad apunta a la acu-

    mulación de beneficios materiales –la

    construcción del “tener”–; nuevamente

    se oscurece la confluencia de ambos en

    la configuración de la identidad de las

    personas.

    EL TRAbAJO DE SERVICIO DOMESTICO y SuS SInGuLARIDADES

    Los trabajos en el ámbito doméstico, refe-

    ridos a la reproducción y al cuidado, mu-

    chas veces sustituyen lo que debiera ser

    obligación de los Estados y los gobiernos.

    trabajadoras del servicio doméstico los

    dictados de la Convención no se cumplen.

    EL TRAbAJO DOMESTICOy LA ECOnOMIA DEL CuIDADO

    El trabajo doméstico en sus diferentes

    modos, remunerado y no remunerado,

    que hoy forma parte de la llamada “eco-

    nomía del cuidado”, no es solamente el

    cúmulo de tareas necesarias para la re-

    producción física de los seres humanos;

    contribuye también a la satisfacción de

    sus necesidades psicológicas, y tiene

    como tarea oculta aportar al fortaleci-

    miento y conciliación de la relación invi-

    sibilizada reproducción-producción.

    Se observa, asimismo, que la economía

    del cuidado, con sus tareas focalizadas

  • Igualdad de oportunidades10

    cargo de la limpieza y la atención de las ta-

    reas hogareñas; o el de Blancanieves, quien

    se ocupa de las tareas domésticas mientras

    los enanos “trabajan” en el mundo externo.

    A los varones les son narradas historias de

    hazañas, aventuras y conquistas.

    Del mismo modo, la publicidad referida

    a los trabajos domésticos, en todas sus

    variedades, incluidas las tareas de cuida-

    do, está dirigida a las mujeres, reforzando

    siempre la misma estereotipia.

    PERfIL DE LAS TRAbAJADORASREMunERADAS DEL SERVICIODOMESTICO

    El trabajo de servicio doméstico remunera-

    do es de compleja definición y dificultosa

    medición; es desempeñado tradicional-

    mente por mujeres con baja calificación,

    iletradas o semiletradas, provenientes de

    hogares en situación de pobreza, quienes

    hecho, y además siempre es retomado;

    tanto que simbólicamente puede ser

    representado por el mito de Penélope,

    quien teje y desteje, siempre recomen-

    zando la misma labor en el mundo priva-

    do, cerrado; Ulises llega luego de su larga

    odisea en el mundo público, sabiendo

    que al retornar su esposa lo cuidará.

    Mitos, leyendas y cuentos que permanecen

    vigentes en todas las sociedades ameritan

    un renglón aparte, pues tienen muchas

    interpretaciones. Sólo daremos algunas

    ideas referidas al tema que nos compete,

    siempre teniendo en cuenta que no son

    inocuos, que son subjetivantes y funciona-

    les a la consolidación y reproducción del

    sistema imperante, y que se reactualizan

    siguiendo las formas de comunicación vi-

    gentes, en la actualidad, la televisión, el cine,

    etc. Así vemos que, por ejemplo, aún hoy se

    entretiene a las niñas con el cuento de Ce-

    nicienta, que entre sus conceptos incluye

    la imagen de la niña sumisa y sometida, a

  • Igualdad de oportunidades 11

    t r a b a j o d o m e s t i c o

    casos constituye un paso que puede posi-

    bilitar la entrada a otros espacios laborales.

    Una gran parte, en nuestro país, son mu-

    jeres en situación de pobreza, solas, jefas

    de hogar, con hijos/as menores a su cargo,

    quienes “optan” por este empleo porque

    pueden, en mayor o menor grado, adecuar

    con ese empleo esperan encontrar una

    solución a su situación personal y laboral

    debido a que tienen social y personalmen-

    te internalizado que se trata de un trabajo

    de y para mujeres y que están capacitadas

    para realizarlo porque está inscripto en su

    “naturaleza” femenina. Además, en muchos

    Test

    imon

    ioTe

    stim

    onio

    con frecuencia las trabajadoras domésticas son víctimas del abuso sexual de maneranatural y como si esto fuera condición obligada de sus prestaciones

    juliana. 25 años

    “Vine de mi Chaco querido hace 6 años escapando de la pobreza, para ayudar a mi viejita. Por eso me aguanté tener en mi pieza el lavarropas, la tabla de planchar, la canasta de la ropa sucia y un cajón con cosas; en mi baño se guardaban todas las cosas de limpieza que tenía que sacar para bañarme. El sueldo no era mucho, pero para empezar… A las pocas noches, yo estaba acostada…se abrió la puerta y apareció el señor y se me tiró encima, yo grité, me puso la mano en la boca y siguió… yo agarré la plancha que estaba cerca de la cama, se la tiré encima, lo golpee fuerte, fue mi salvación, yo tengo mucha fuerza, se levantó y me dijo: “Chinita de m---, qué te has creído---“, pero se fue. No paré de llorar, me bañé. En cuanto amaneció, junté mis cosas y salí corriendo. Fui a la casa de la amiga de mi mamá que me había ayudado, fuimos a la Agencia, la dueña me dijo: “Nena, la señora es una buena clienta, algo habrás hecho…”

  • Igualdad de oportunidades12

    competentes, hábiles, diestras, calificadas

    y, por supuesto, todas esas competencias

    son “naturales”, ya que están inscriptas

    en su esencia femenina; asimismo, como

    mujeres que son, esas tareas han de ser

    asumidas con amor hacia sus empleado-

    ras/es y sus familias.

    Si las tareas de trabajo doméstico apun-

    tan al bienestar, ¿cómo se establece de

    forma categórica la delimitación entre las

    tareas materiales y las de cuidado especí-

    ficamente de contención como parte de

    los trabajos considerados concretamen-

    te del área de la reproducción? En esto

    juega un papel importante el hecho de

    que en la construcción de las identidades

    de mujeres y varones, de las mujeres se

    espera –explícita o implícitamente– que

    sean sacrificadas y que el “amor” se expre-

    se en términos de trabajo.

    y se ubican en el camino de reproducir el

    círculo de la pobreza.

    funCIOnES y RESPOnSAbILIDADES LAbORALES

    No obstante tratarse de un trabajo des-

    valorizado, se espera que las trabajado-

    ras asalariadas en casas particulares sean

    multifuncionales, idóneas en todas las

    tareas que desempeñan: planificadoras

    y organizadoras laborales, y economiza-

    doras; incluyendo dentro de sus respon-

    sabilidades ser lavanderas, planchadoras,

    cocineras, agentes de limpieza, cuida-

    doras de infantes, de la ancianidad, de

    personas con distintas necesidades y ob-

    viamente también de los animalitos que

    forman parte del hogar; y en todo han de

    ser de responsables, eficaces, eficientes,

    el trabajo doméstico infantil femenino

    está naturalizado en muchos espacios,

    muchas veces con connotaciones de su-

    puesta protección y apoyo a las niñas y

    sus familias. El trabajo infantil masculino

    tiene características diferentes a las fe-

    meninas, siguiendo las pautas generales

    de la división sexual del trabajo.

    Es importante reflexionar sobre este

    punto, ya que, agregado a que el trabajo

    infantil está prohibido y la Convención

    por los Derechos del Niño forma parte

    también del Art. 75., inc. 22, de la Cons-

    titución Nacional, suele decirse que la

    pobreza es la causa del trabajo infantil,

    cuando en rigor es el trabajo infantil el

    que reproduce la pobreza; una niña o un

    niño que trabajan a la edad en que su

    única tarea debe ser el estudio ven limi-

    tado el desarrollo de sus potencialidades

    sus horarios y lugares de trabajo de acuer-

    do con sus responsabilidades familiares.

    “Pero el resultado está lejos de ser óptimo,

    las responsabilidades que las impulsan a

    insertarse en la economía informal o en

    trabajos precarios, las lleva a un callejón sin

    salida de empleos de mala calidad sin pro-

    tección social”. (OIT - PNUD, 2009)

    En momentos de necesidad, muchas

    mujeres con estudios terciarios com-

    pletos eligen insertarse en este tipo de

    empleo y se confirma que el hecho de

    ejercerlo de por sí desvaloriza a estas

    personas, no reconociéndose sus ante-

    cedentes curriculares.

    En la ubicación laboral, con frecuencia,

    hay cantidad de niñas que empiezan

    a trabajar en el denominado “servicio

    doméstico” desde muy temprana edad;

  • Igualdad de oportunidades 13

    t r a b a j o d o m e s t i c o

    competentes, hábiles, diestras, calificadas

    y, por supuesto, todas esas competencias

    son “naturales”, ya que están inscriptas

    en su esencia femenina; asimismo, como

    mujeres que son, esas tareas han de ser

    asumidas con amor hacia sus empleado-

    ras/es y sus familias.

    Si las tareas de trabajo doméstico apun-

    tan al bienestar, ¿cómo se establece de

    forma categórica la delimitación entre las

    tareas materiales y las de cuidado especí-

    ficamente de contención como parte de

    los trabajos considerados concretamen-

    te del área de la reproducción? En esto

    juega un papel importante el hecho de

    que en la construcción de las identidades

    de mujeres y varones, de las mujeres se

    espera –explícita o implícitamente– que

    sean sacrificadas y que el “amor” se expre-

    se en términos de trabajo.

    y se ubican en el camino de reproducir el

    círculo de la pobreza.

    funCIOnES y RESPOnSAbILIDADES LAbORALES

    No obstante tratarse de un trabajo des-

    valorizado, se espera que las trabajado-

    ras asalariadas en casas particulares sean

    multifuncionales, idóneas en todas las

    tareas que desempeñan: planificadoras

    y organizadoras laborales, y economiza-

    doras; incluyendo dentro de sus respon-

    sabilidades ser lavanderas, planchadoras,

    cocineras, agentes de limpieza, cuida-

    doras de infantes, de la ancianidad, de

    personas con distintas necesidades y ob-

    viamente también de los animalitos que

    forman parte del hogar; y en todo han de

    ser de responsables, eficaces, eficientes,

    el trabajo doméstico infantil femenino

    está naturalizado en muchos espacios,

    muchas veces con connotaciones de su-

    puesta protección y apoyo a las niñas y

    sus familias. El trabajo infantil masculino

    tiene características diferentes a las fe-

    meninas, siguiendo las pautas generales

    de la división sexual del trabajo.

    Es importante reflexionar sobre este

    punto, ya que, agregado a que el trabajo

    infantil está prohibido y la Convención

    por los Derechos del Niño forma parte

    también del Art. 75., inc. 22, de la Cons-

    titución Nacional, suele decirse que la

    pobreza es la causa del trabajo infantil,

    cuando en rigor es el trabajo infantil el

    que reproduce la pobreza; una niña o un

    niño que trabajan a la edad en que su

    única tarea debe ser el estudio ven limi-

    tado el desarrollo de sus potencialidades

    sus horarios y lugares de trabajo de acuer-

    do con sus responsabilidades familiares.

    “Pero el resultado está lejos de ser óptimo,

    las responsabilidades que las impulsan a

    insertarse en la economía informal o en

    trabajos precarios, las lleva a un callejón sin

    salida de empleos de mala calidad sin pro-

    tección social”. (OIT - PNUD, 2009)

    En momentos de necesidad, muchas

    mujeres con estudios terciarios com-

    pletos eligen insertarse en este tipo de

    empleo y se confirma que el hecho de

    ejercerlo de por sí desvaloriza a estas

    personas, no reconociéndose sus ante-

    cedentes curriculares.

    En la ubicación laboral, con frecuencia,

    hay cantidad de niñas que empiezan

    a trabajar en el denominado “servicio

    doméstico” desde muy temprana edad;

  • Igualdad de oportunidades14

    cuidar las cosas confiadas a su vigilancia y

    diligencia, observar prescindencia y reserva

    en los asuntos de la casa de los que tuviere

    conocimiento en el ejercicio de sus funcio-

    nes, guardar la inviolabilidad del secreto

    familiar en materia política, moral y reli-

    giosa y desempeñar sus funciones con celo

    y honestidad, dando cuenta de todo impe-

    dimento para realizarlos, siendo responsa-

    bles del daño que causaren por dolo, culpa

    o negligencia.

    Artículo 6º:

    Además del incumplimiento de las accio-

    nes señaladas en el artículo anterior, las in-

    jurias contra la seguridad, honor, intereses

    del empleador o su familia; la vida desho-

    nesta del empleado, desaseo personal, o las

    transgresiones graves o reiteradas facultan

    al empleador para disolver el vínculo labo-

    ral sin obligación de indemnizar por prea-

    viso y antigüedad.

    Los trabajos, funciones y responsabili-

    dades de estas trabajadoras son difusos,

    agrupan tareas relacionadas o no, muchas

    veces cambiantes, que responden a reque-

    rimientos de los distintos miembros de la

    unidad familiar y no siempre establecidos

    por la persona que las contrata, que suele

    ser el “ama de casa”; así, se establece una

    relación laboral imprecisa y extensa, que

    no se da en otras relaciones laborales.

    Esto se ve confirmado en el Decreto Nº 326/56,

    del 14/1/56. que aún rige al sector y que

    establece:

    Obligaciones del empleado doméstico

    Artículo 5º:

    Guardar lealtad y respeto al empleador, su

    familia y convivientes, respetar a las per-

    sonas que concurran a la casa, cumplir las

    instrucciones de servicio que se le impartan,

  • Igualdad de oportunidades 15

    t r a b a j o d o m e s t i c o

    conocimientos, experiencias, aptitudes y

    destrezas acumuladas por estas mujeres

    y transmitidas de mujer a mujer como

    parte de su construcción identitaria como

    trabajadoras y cuidadoras.

    Es frecuente plantear que muchas mu-

    jeres pueden salir a trabajar fuera de

    sus hogares porque estas trabajadoras

    ¿QuIEnES y COn QuE PARAMETROS, EVALuAn CADA unA DE ESTASCOnDICIOnES?

    En la suma de contradicciones, por un

    lado está lo expresado anteriormente

    en cuanto a sus funciones y responsa-

    bilidades, y por el otro, no hay un reco-

    nocimiento positivo de las habilidades,

    Test

    imon

    ioTe

    stim

    onio

    el trabajo doméstico es el único que no contempla ni especificidad, ni límite en las tareas

    rosa. 56 años.

    “Los patrones son buenos, me tratan muy bien. El sueldo también es bueno, aunque nunca me pusieron en blanco. Lo que pasa es que además de las tareas de la casa, limpiar, lavar, planchar, cocinar, me tengo que ocupar de la abuela, que mucho no entiende y más de una vez ensucia en cualquier parte, y tengo que estar atenta y tener la puerta cerrada porque si no se escapa. También ocuparme de los chicos cuando vuelven de la escuela, darles la merienda, hacer que estudien, que se bañen, que no peleen. Es demasiado, estoy cansada, pero a mi edad nadie me toma y mi marido es albañil, y también por la edad, cada vez le es más difícil conseguir changas. No queremos depender de nuestros hijos. Me dijeron que está por salir una ley.”

  • Igualdad de oportunidades16

    Los trabajos domésticos, remunerados o

    no, son imprescindibles para el funciona-

    miento de las unidades familiares, pero

    se encubre que además son una contri-

    bución al funcionamiento de la sociedad

    en su conjunto y que facilitan los acuer-

    dos intrafamiliares referidos a las respon-

    sabilidades compartidas entre el mundo

    privado y el mundo público.

    en hogares particulares las reemplazan;

    esto es fortalecer la idea de que el com-

    plejo trabajo doméstico es responsabi-

    lidad de las mujeres y no reconocer que

    el trabajo de esas mujeres contribuye

    a solucionar problemáticas de las uni-

    dades familiares en su conjunto, y sin

    duda, a la conciliación entre trabajo y

    familia.

    Test

    imon

    ioTe

    stim

    onio

    la creación de espacios de cuidado infantil confiables y seguros es un derecho pendiente y una deuda del estado hacia los trabajadores y las trabajadoras del sector

    yolanda. 23 años.

    “¡Qué triste es ser mujer! Los machos te hacen el cuento, vos les crees, te hacen un hijo, se las pican… y nunca más se supo. Yo adoro a mi changuita, pero todo es tan difícil. Nadie me toma con la nena, una vez me tomaron con ella, me pagaban menos y la tenía que tener encerrada en una pieza. Ahora la cuida una vecina, le pagamos varias vecinas, pero hay días que no puede, entonces tengo que faltar, cuando la nena está enferma también tengo que faltar, las patronas ponen cara de c---, no te creen. ¿Ellas no son mujeres? ¿No saben lo duro que es ser madre sola? Ir de una casa a otra, cada una con sus costumbres y una tiene que poner siempre cara de que todo está bien y agradecerles que te den lo que ya no quieren.”

  • Igualdad de oportunidades 17

    t r a b a j o d o m e s t i c o

    registroes difícil reunir información respecto del sector, dado el elevado número de trabaja-doras no declaradas.

    Uno de los problemas que tienen las trabajadoras asalariadas del

    servicio doméstico para conocer, acceder y ejercer sus derechos, es

    el aislamiento entre pares; más de una vez están expuestas a la vio-

    lencia, a la explotación laboral, al abuso y/o acoso sexual y no saben

    a quién recurrir.

    Además, cuando viven en los domicilios donde trabajan, depen-

    den de la voluntad de sus empleadores/as. En las ocasiones en que

    tienen contratos de trabajo, generalmente son los empleadores/as

    quienes determinan las condiciones.

    Es difícil reunir información respecto del sector, dado el elevado nú-

    mero de trabajadoras no declaradas, de la cantidad de mujeres mi-

    grantes indocumentadas, de la diversidad de definiciones de lo que se

    considera servicio doméstico. Las estadísticas suelen no considerarlas

    como una categoría particular y se las incluye en colectivos laborales

    de “actividades comunitarias, sociales y de servicios personales”.

    Sin embargo, datos disponibles muestran que las trabajadoras do-

    mésticas representan una proporción importante de la fuerza de

    El problema del registroy la fiscalización

  • Igualdad de oportunidades18

    se ha descrito, es desempeñado casi en

    el 100% por mujeres. (fuente: Oficina de

    Estadísticas de la OIT: www.laborsta.ilo.

    org, junio 2008)

    DATOS DE LA ARGEnTInA

    Porcentaje de trabajadores/as domésti-

    cos/as en la población total de emplea-

    dos/as, desglosado por sexos:

    trabajo: en los países en desarrollo re-

    presentan entre el 4 y el 10% del empleo

    total, tanto femenino como masculino;

    en los países desarrollados constituyen

    entre el 1 y el 2,5%.

    Si bien hay varones empleados en lo que

    se considera servicio doméstico, lo ha-

    cen como jardineros, choferes, guardia-

    nes, es decir, con otra imagen laboral y

    personal; el trabajo doméstico, tal como

    país total vs. ms. %m

    2006

    Argentina 1995 2000 2006 1995 2000 2006 1995 2000 2006 92,4

    7,42 7,93 7,94 0,89 0,82 0,31 18,05 18,51 18,31

    fuente: Oficina de Estadísticas de la OIT: www.laborsta.ilo.org, junio 2008. Según datos de la CTA el número ascendería 1.200.000.

  • Igualdad de oportunidades 19

    t r a b a j o d o m e s t i c o

    ¿En QuE SECTOR LAbORALSE ubICAn ESTAS TRAbAJADORAS?

    Las trabajadoras domésticas han sido con-

    sideradas como parte del sector informal;

    sin embargo, constituyen un tipo de inser-

    ción laboral dependiente, con modalida-

    des especiales, ya que se trata de personas

    que conviven y comparten la vida familiar

    con sus empleadores/as; su trabajo se ubi-

    ca en las márgenes entre la economía de

    mercado y la no mercantil, con prácticas

    laborales diferentes a los de otros grupos

    de trabajadores/as y se relaciona con la

    construcción diferenciada de las identida-

    des y subjetividades de mujeres y varones,

    con las consecuentes expectativas referi-

    das a qué se espera de ellas y ellos en los

    diferentes espacios de desempeño.

    Últimamente, en países de alta tecnifica-

    ción, se planteó que dicho tipo de inserción

    laboral estaba en vías de desaparición de-

    bido a su significado y a los avances tecno-

    lógicos, pero se percibe que, aun en esos

    países, esta opción subsiste. Entre los fac-

    tores que han contribuido a la continuidad

    actividad feminizada

    n 17,4% del total de mujeres ocupadas

    se ubica en el trabajo doméstico.

    Dentro del grupo de trabajadoras do-

    mésticas la mayoría son madres:

    n 28,6% de estas madres son pobres.

    n 9,1% de estas madres son indigentes.

    n 48,7% de estas madres tienen bajo ni-

    vel educativo.

    Para este sector de trabajadoras no se

    contemplan los derechos de la materni-

    dad; vemos como simbólicamente se sa-

    craliza la maternidad; mas en lo concreto

    no se dan las condiciones para la posibili-

    dad de su feliz desempeño.

    indicadores sociodemográficos

    n En la región NOA, el 31,7% del total de

    asalariadas son trabajadoras domésticas.

    n El 33,3% de las trabajadoras domésti-

    cas son jefas de hogar.

    Como se ve, por los datos referidos al

    trabajo doméstico, no debe considerarse

    marginal.

  • Igualdad de oportunidades20

    que las mujeres están mayoritariamente dis-

    puestas a aceptar cualquier tipo de trabajo

    para disponer de recursos que les permitan

    poder criar y educar a su descendencia.

    La migración de las mujeres para ejercer

    trabajos de servicio doméstico y las nece-

    sidades de cuidado de sus propias criatu-

    ras han creado vínculos de apoyo y “ho-

    gares transnacionales”, constituyendo una

    forma de cadenas mundiales entre perso-

    nas y familias con necesidades de servi-

    cios de cuidado y atención para mujeres

    trabajadoras migrantes. En el caso de las

    mujeres del propio país, realizan acuerdos

    con familiares, amistades o personas de su

    confianza que no siempre están, por dis-

    tintos motivos, en condiciones de respon-

    der adecuadamente a las necesidades.

    Vemos, entonces, que a la suma de con-

    tradicciones a las que están expuestas es-

    tas mujeres trabajadoras, se agrega que

    mientras se hacen cargo del cuidado en

    los hogares donde están empleadas, ellas,

    a su vez, deben contar con el servicio de

    otras cuidadoras para sus propias familias,

    servicio que no siempre cumple con los

    requerimientos adecuados para tal fin.

    de la demanda está el aumento de la inser-

    ción de las mujeres de diversos sectores en

    el campo laboral.

    Muchas mujeres migran para desempe-

    ñarse en el servicio doméstico, como una

    modalidad de inserción en el trabajo no

    formal que les permite, mediante la remi-

    sión de dinero, asistir a sus familias, espe-

    cialmente para el cuidado de su prole. Es

    de notar que el dinero que remiten im-

    plica un significativo aporte al PBI de los

    países receptores de remesas.

    La fluctuación en los niveles de deman-

    da-oferta acompaña la fluctuación de la

    economía: en épocas de crisis, mayor can-

    tidad de mujeres se ofrece, pero menos

    familias las demandan; al mismo tiempo,

    ante las crisis, las mujeres en situación de

    pobreza aceptan cualquier empleo para

    resolver las necesidades familiares.

    Esto forma parte de lo que se espera de las

    mujeres, de la construcción socio-cultural,

    económico-política de las identidades de

    mujeres y varones, con su correlato de res-

    ponsabilidades. A través de ello se impone

    un “deber ser” cuyo resultado se concreta en

  • Igualdad de oportunidades 21

    t r a b a j o d o m e s t i c o

    domésticasdesde el imaginario social, como hemos dicho, se espera de las mujeres que sean las cui-dadoras, con todo lo que simbó-licamente ello trae aparejado.

    Históricamente, el cuidado de las personas en sus diversas modali-

    dades ha estado en manos de las mujeres y dentro del ámbito de

    la familia, y a pesar de que hoy, en muchos casos, el cuidado se ha

    terciarizado, en líneas generales, la resolución de esos trabajos con-

    tinúa mayoritariamente en manos de mujeres que han sido contra-

    tadas para el servicio doméstico. Desde el imaginario social, como

    hemos dicho, se espera de las mujeres que sean las cuidadoras, con

    todo lo que simbólicamente ello trae aparejado.

    En ese esquema actualmente se ubican estos trabajos en lo que se

    llama “economía del cuidado”, que superan a los de mantenimien-

    to, limpieza y similares y se insertan en relaciones interpersonales

    que hacen a la responsabilidad agregada respecto del bienestar y

    salud física y emocional de los miembros de la familia. Es así como

    se mezclan los afectos con las obligaciones y los derechos laborales,

    no habiendo una delimitación clara en cuanto dónde comienza y

    termina cada uno de ellos. Para mayor complejidad, a esto se une

    que con frecuencia suelen ser asalariadas de varios/as empleado-

    res/as y conviven con diferentes familias.

    Las trabajadoras domésticasy la economía del cuidado

  • Igualdad de oportunidades22

    n Accidentes del trabajo: el reglamen-

    to laboral no los contempla.

    n Descanso: 3 horas diarias diurnas en-

    tre las tareas de la mañana y la tarde; 9

    horas de descanso nocturno para las

    trabajadoras sin retiro.

    n Enfermedad: máximo 30 días pagos

    al año. Si no puede reincorporarse, el

    empleador/a podrá considerar disuel-

    to el contrato sin derecho a indemni-

    zación. Esto rige únicamente para las

    trabajadoras sin retiro.

    n Maternidad: excluidas de la LCT.

    n Indemnización por despido: en caso

    de despido sin causa justificada se de-

    berá pagar el equivalente a medio mes

    de sueldo por cada año de servicio, to-

    mando como base el último sueldo.

    n Importancia de la Ley Nº 25.239 de Re-

    forma Tributaria, abril 2000. A partir de

    esta ley la empleada doméstica puede

    tener obra social y jubilación aun tra-

    bajando menos de 16 horas. (fueron re-

    gistradas 350.000 mujeres en un año)

    Vemos así cómo las relaciones laborales

    –trabajadora/empleador/a– de este sec-

    tor son complejas, se suelen mezclar las

    obligaciones con el maternalismo/pater-

    nalismo, con los afectos, con las rivalida-

    des. Y las relaciones de poder se yuxtapo-

    nen con las necesidades.

    Otro hecho que lo diferencia de otros sec-

    tores laborales es que las trabajadoras com-

    parten con sus empleadores/as el espacio

    privado y son testigos de los conflictos in-

    trafamiliares que allí se suscitan, lo cual difi-

    culta los límites de ambas incumbencias.

    MARCO nORMATIVO

    n El trabajo doméstico se rige por un

    estatuto especial del año 1956 y

    por el Decreto Nº 326/56.

    n La LCT (Ley de Contrato de Trabajo

    Nº20.744) excluye expresamente a las

    empleadas y empleados domésticas/os.

  • Igualdad de oportunidades 23

    t r a b a j o d o m e s t i c o

    legislaciónlos gobiernos y los estados han de comprometerse para que el trabajo doméstico sea un medio de vida digno, seguro y sostenible, elegido libremente.

    El trabajo doméstico ha de participar de los principios del trabajo

    decente, que implica condiciones de libertad, equidad, seguridad y

    dignidad. Se trata de un tema político y de un tema ético que invo-

    lucra, como se ha dicho, los derechos humanos.

    El hecho de que el colectivo de empleadas en el servicio doméstico

    no esté comprendido en la Ley de Contrato de Trabajo socava su

    situación y dificulta su acceso en igualdad con otros trabajadores/

    as a los beneficios que la sociedad ofrece, entre otros, la sindicaliza-

    ción, la negociación colectiva, las paritarias, que forman parte del

    trabajo decente.

    Resolver un tema tan postergado como el de la legislación de sus

    derechos como trabajadoras y como mujeres es un paso necesario

    para que puedan lograr ser ciudadanas plenas, en cualquier lugar

    en que se desempeñen.

    Los gobiernos y los Estados han de comprometerse para que el tra-

    bajo doméstico sea un medio de vida digno, seguro y sostenible,

    elegido libremente.

    Servicio doméstico, legislacióny trabajo decente

  • Igualdad de oportunidades24

    Siempre hubo trabajo doméstico, pero

    hoy en día, con la fuerte incorporación

    de mujeres al ámbito laboral en espacios

    de dominio hasta el momento sólo de

    los varones, el trabajo doméstico remu-

    nerado ha adquirido otras connotacio-

    nes y tal vez sea ésta una de las razones

    por las cuales en la actualidad sea uno

    de los ejes de compromiso de nuestro

    país y de la OIT, con una creciente pre-

    ocupación por equiparar los derechos

    Para que la legislación esté encuadra-

    da dentro de lo que se entiende como

    trabajo decente, estas trabajadoras y

    trabajadores deben gozar de los dere-

    chos básicos, que implican la promoción

    del empleo, las condiciones laborales, la

    protección social, la libertad de asocia-

    ción, el derecho a la negociación colec-

    tiva, a la eliminación de todas las formas

    de discriminación y de trabajo forzado u

    obligatorio.

    Test

    imon

    ioTe

    stim

    onio

    la usanza de las “criaditas” aún persiste en muchos lugares del país

    rosario m., 34 años

    “Nací en Misiones, éramos siete hermanitos. Yo era la más chica. No siempre había con qué parar la olla. Un día llegó el chofer de la señora y me llevó a la casa, yo sólo tenía siete años. No entendía nada. Una señora me bañó, me puso un vestidito, me dio de comer. Me preguntó cómo me llamaba. Yo lloraba y quería ver a mi mamá, a mi papá, a mis hermanitos. La casa era muy grande, yo tenía miedo de todo. Había mucha gente. Nunca fui a la escuela. No sé leer ni escribir. Aprendí a cocinar, a lavar, a limpiar, a planchar. Algunas veces jugaba con los niños, hablaban diferente… Lo conocí al Eugenio, nos juntamos, tenemos cinco hijos, todos estudiaron, mi hijita, la Rosita, es maestra. ¿Tendrá vergüenza de mí?”

  • Igualdad de oportunidades 25

    t r a b a j o d o m e s t i c o

    de carácter democrático, a fin de promover

    el bienestar común. Como así también, que

    todos los seres humanos tienen derecho a

    perseguir su bienestar material y su desa-

    rrollo espiritual en condiciones de libertad

    y dignidad, de seguridad económica y en

    igualdad de oportunidades”.

    En 2008 la OIT acordó incluir en la 99ª

    Reunión el tema de trabajo decente para

    este sector de trabajadoras/es. En 1965 la

    OIT, en la Conferencia Internacional del

    Trabajo, adoptó una resolución acerca de

    las condiciones de empleo del sector, en

    la que se reconoce la “urgente necesidad”

    de establecer un nivel de vida mínimo

    compatible con el respeto de la persona y

    de la dignidad humanas, esenciales para

    la justicia social.

    La legislación del trabajo de servicio do-

    méstico debe incluir a los/las emplea-

    dores/as individuales, las agencias de

    colocación, las oficinas de migraciones,

    de estas trabajadoras/es con los de los/

    as demás asalariados/as.

    El Preámbulo de la Constitución de la OIT

    reconoce que estas trabajadoras y trabaja-

    dores “…están en condiciones de trabajo

    que entrañan injusticia, miseria y privacio-

    nes para gran número de seres humanos”.

    En ese mismo texto, consensuado a ini-

    cios del siglo XX, ya se postulaba que “el

    trabajo no es una mercancía; la libertad

    de expresión y de asociación es esencial

    para el progreso constante; la pobreza, en

    cualquier lugar, constituye un peligro para

    la prosperidad de todos; la lucha contra la

    necesidad debe proseguirse con incesante

    energía dentro de cada nación y median-

    te un esfuerzo internacional continuo y

    concertado, en el cual los representantes

    de los trabajadores y de los empleadores,

    colaborando en un pie de igualdad con los

    representantes de los gobiernos, partici-

    pen en discusiones libres y en decisiones

  • Igualdad de oportunidades26

    sobre todo en lo que se refiere a los dere-

    chos laborales fundamentales:

    Libertad sindical

    El artículo 2º del Convenio sobre Liber-

    tad Sindical y Protección del Derecho de

    Sindicalización Nº 87, de 1948, se aplica

    “a todos los trabajadores y empleadores

    sin distinción”. De igual modo, el Conve-

    nio sobre el derecho de Sindicalización

    y Negociación Colectiva Nº 98, de 1949,

    que incluye a las y los trabajadores do-

    méstico.

    Igualdad, no discriminación e igualdad

    de oportunidades

    Estos postulados aparecen en el Conve-

    nio Nº 111, de 1958, sobre Discriminación

    en el Empleo y en el Nº 100, de 1951, so-

    bre Igualdad de Remuneración.

    Negociación colectiva

    Dificultad por aislamiento entre sí.

    las personas beneficiarias de esos tra-

    bajos; en ella se ha de garantizar la ele-

    vación del nivel de vida del sector, a fin

    de que puedan tener la satisfacción de

    utilizar de la mejor forma posible sus ha-

    bilidades y conocimientos y contribuir

    al bienestar común; como parte de ello,

    han de disponer de todas las garantías y

    oportunidades de formación profesional.

    Uno de los medios más importantes de

    los que dispone la OIT para mejorar la

    legislación y la práctica de los Estados

    Miembros en relación con el trabajo de-

    cente para trabajadores/as domésticos/as

    es la adopción de las Recomendaciones y

    Convenios Internacionales de Trabajo y el

    control de su aplicación.

    Aún no existen instrumentos internacio-

    nales aplicables exclusivamente a este

    sector; las normas internacionales del

    trabajo los incluyen en muchos aspectos,

  • Igualdad de oportunidades 27

    t r a b a j o d o m e s t i c o

    n Involucrar a los cuatro sectores que

    conforman la CTIO para impulsar la

    aprobación del proyecto de ley para

    las trabajadoras de casas particulares.

    n Aportar a la definición de políticas

    para la igualdad de oportunidades

    para el sector.

    ALGunAS PROPuESTAS

    La CTIO, comprometida con la igualdad

    de oportunidades y de trato en el mundo

    laboral, propone:

    n Articular acciones con los distintos

    programas del MTEySS para cambiar

    la situación del sector.

    Test

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    stim

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    la sindicalización es un paso hacia el reconocimiento de los derechos del sector

    celia/secper sindicato

    “Son las mujeres las que terminan manteniendo a sus familias, porque cierran fábricas y los hombres quedan desocupados. Este trabajo es tan digno como cualquier otro. Es un sector de la sociedad el que lo menosprecia. Y eso hay que transformarlo. Fue una decisión que me costó mucho la de llevar adelante este proyecto de impulsar el sindicato. Empezó con un grupo de 70 personas que fui convocando de a una. Las chicas no querían mostrar sus caras por temor a perder el trabajo.

    “Cuando empezamos había miedos, dudas, temor a perder el trabajo. Era como un desafío, algo que nunca antes se había inten-tado. Algunas personas se reían y decían: ¿esas van a tener sindicatos? Hoy hay respeto y valoración. Los resultados están dados en el blanqueo y en el pago.”

  • Igualdad de oportunidades28

    n Articular con sindicatos de trabajado-

    ras domésticas para coordinar accio-

    nes conjuntas.

    n Articular con sindicatos de amas de casa

    para que se constituyan en la contrapar-

    te de las trabajadoras domésticas.

    n Realizar tareas de sensibilización social.

    n Hacer realidad lo establecido en el

    Consenso de Quito: reconocimiento

    del valor económico y social de los

    trabajos de cuidado.

    TRAbAJO DECEnTEy SERVICIO DOMESTICO

    El trabajo decente seguirá siendo una mera

    promesa para las trabajadoras y trabajado-

    res remuneradas/os de casas particulares

    si no se adoptan y ejercen medidas legis-

    lativas que reconozcan su situación. En

    dicho compromiso está consustanciado

    n Que sean incluidas/os en todo lo refe-

    rido al trabajo decente.

    n Realizar talleres con las trabajadoras

    y los trabajadores domésticos para el

    conocimiento de sus derechos, a fin

    de que estén en condiciones de ejer-

    cerlos plenamente.

    n Promover la sindicalización, capaci-

    tando a tal efecto.

    n Formar, capacitar y brindar herra-

    mientas para aumentar su profesio-

    nalización, jerarquizarla y mejorar su

    empleabilidad y competencia.

    n Propiciar que puedan tener espacios

    de excelencia para el cuidado de su

    prole mientras ellas o ellos trabajan

    remuneradamente.

    n Capacitar para la organización en gru-

    pos operativos para desempeñar ser-

    vicios en conjunto, a instituciones, em-

    presas y similares, a fin de facilitar la

    negociación colectiva y no individual.

  • Igualdad de oportunidades 29

    t r a b a j o d o m e s t i c o

    Oportunidades entre Mujeres y Varones

    en el Mundo Laboral (CTIO) tiene entre sus

    objetivos ampliados contribuir para hacer

    realidad la valorización de este trabajo en

    todas sus dimensiones.

    el Gobierno nacional; prueba de ello es la

    presentación del proyecto de ley “Régi-

    men especial de contrato de trabajo para

    el personal de casas particulares” (2010) y

    la Comisión Tripartita para la Igualdad de

    Test

    imon

    ioTe

    stim

    onio en los sindicatos del sector, creados recientemente, el 99% de los afiliados son mujeres

    alcira burgos/sinpecaf (sindicato del personal de casas de familia)

    “Desde un trabajo que muchos han dado en llamar ‘El Oficio Mudo’; la empleada entra a una casa, trabaja, atiende, ordena el desorden. Toda esa tarea en el más absoluto silencio. No hay comunicación, sólo cumple lo mandado.

    El número de trabajadoras que tenemos registradas asciende a seis mil, de las cuales dos mil pagan cuota regularmente. Te-nemos un trabajo conjunto con la Oficina de Migraciones de Córdoba, que garantiza a las migrantes el derecho al trabajo y la posibilidad de acceder e él mientras se tramita su documentación. Nuestro sindicato está integrado en un 99% por mujeres.

  • Igualdad de oportunidades30

    agradecimientos

    n subsecretaría de programación técnica y estudios laborales: Lic. Marta Novickn subsecretario de relaciones laborales: Dr. Alvaro Daniel Ruizn tribunal del servicio doméstico: Dr. Daniel Agrello | Dra. Clara Crescenci

    911.000 es el número estimado detrabajadores/as domésticos/as en el país.

    17,4 % del total de mujeres ocupadas se ubica en el servicio doméstico.

    Actividad feminizada en extremo. Dentro del grupo de trabajadoras domésticas, la mayoría son madres. No se les contempla el derecho de licencia por maternidad.

    28,6 % de las madres son pobres. 9,1 % de las madres son indigentes.

    48,7 % de las madres tiene bajo nivel educativo. (secundario incompleto)

    33,3 % de las trabajadoras domésticas ocupa la jefatura del hogar.

    Región noreste: un 31,7% del total de asalariadas son trabajadoras domésticas.

    Datos en Argentina

    fuente: Subsecretaría de Programación Técnica y Estudios Laborales (SSPTyEL), Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, “Situación laboral del servicio doméstico en la Argentina“.

    Políticas públicas: 350. 000 empleadas registradas en el 2010, Universo a cubrir 1 millón aproximadamente.

  • 31Igualdad de oportunidades

    Reflexiones finales

    Trabajo, empleo, valoración y equidad: ¿los trabajos de servicio domésti-

    co están desvalorizados porque lo realizan mujeres o por ser desvaloriza-

    do son las mujeres quienes lo ejercen?

    Esto no constituye un tema menor, se relaciona con la ética, con la ideología,

    con la definición de las políticas públicas, involucra el vínculo entre lo privado

    y lo público, la división socio-sexual del trabajo, la economía, las responsabili-

    dades compartidas, la igualdad de trato y oportunidades entre mujeres y varo-

    nes en el mundo del trabajo y el compromiso de todos los actores sociales en

    hacer realidad el ejercicio de los derechos humanos fundamentales.

    Es compromiso ineludible de la sociedad en todos sus estamentos y niveles de

    inserción valorar y jerarquizar esos trabajos y a las personas que los realizan

    (casi exclusivamente mujeres), ya que con sus tareas invisibilizadas contribu-

    yen al sostenimiento y a la calidad de la vida de la sociedad en su conjunto.

    “Las personas desposeídas tienden a resignarse a su carencia a causa de la abso-

    luta necesidad de sobrevivir, y pueden por lo tanto perder el coraje de exigir cual-

    quier cambio radical y ajustan sus deseos y expectativas sólo a lo que perciben

    como posible”; Amartya Sen (Premio Nobel de Economía).

    Intentamos desde la CTIO contribuir a la reflexión para el cambio en función

    de la equidad.