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autodevaluación del mexicano La autodevaluación del mexicano Sintomatología. Cuenta Octavio Paz en el laberinto de la soledad una simpática anécdota: en cierta ocasión trabajaba él en su estudio, pensando estar solo en la casa, cuando de pronto oyó un ruido y preguntó: ¿quién es? (había olvidado que la familia tenía una criadita llegada poco antes de un pueblo, parece que del estado de Oaxaca). La chica contestó: “No es nadie señor, soy yo”. Como quien dice: “Yo no soy nadie”... Existen varias evidencias de la autodevaluación del mexicano: 1. Sobrevaloración de los extranjeros: (el malinchismo es justamente admirar en demasía lo que viene de fuera). “Somos muy inclinados a desdeñar lo nuestro, muy afectos a admirar lo extranjero, aunque sea inferior, y muy propensos a la idolatría, que es la más estúpida de las ceguedades. Que en nuestro país bien puede haber un ingenio deslumbrador, pues nos apresuramos a taparle con el manto del desprecio, para correr a ponernos hinojos delante del primer recién venido de Europa a quien no conocemos pero cuya superioridad creemos a pie juntillas...” (Historia General de México. El Colegio de México, 1981, pg. 1050) 2. Impuntualidad. Es parte integrante de nuestra cultura y todo el mundo lo sabe y todo el mundo lo sufre. Aparentemente se trata de una costumbre pintoresca y casi inofensiva. Pero el psicóloga escudriña y ve mar de fondo: ¿Qué implica el citarte en Sanborn’s a las ocho de la mañana y llegar a las ocho y media o a las nueve? ¿O el que tú me hagas a mí? La respuesta es implícita, pero clara: Que tu tiempo no vale; que no eres importante; que no somos importantes; no merecemos tomarnos en serio ni ni yo. 3. El despilfarro. El mexicano es muy afecto a poses de gran señor y de magnate: “yo pago la cena de todos”, “yo disparo”, “yo invito a toda la clase”. En el extranjero da a veces enormes propinas, en el país no se atreve, sobre todo ante amigos o colegas, a protestar por un abuso en la cuesta del restaurante. Además de delatar desorganización, estas poses exhiben un

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autodevaluación del mexicanoLa autodevaluación del mexicano

Sintomatología.Cuenta Octavio Paz en el laberinto de la soledad una simpática anécdota: en cierta ocasión trabajaba él en su estudio, pensando estar solo en la casa, cuando de pronto oyó un ruido y preguntó: ¿quién es? (había olvidado que la familia tenía una criadita llegada poco antes de un pueblo, parece que del estado de Oaxaca). La chica contestó: “No es nadie señor, soy yo”. Como quien dice: “Yo no soy nadie”...Existen varias evidencias de la autodevaluación del mexicano:

1. Sobrevaloración de los extranjeros: (el malinchismo es justamente admirar en demasía lo que viene de fuera). “Somos muy inclinados a desdeñar lo nuestro, muy afectos a admirar lo extranjero, aunque sea inferior, y muy propensos a la idolatría, que es la más estúpida de las ceguedades. Que en nuestro país bien puede haber un ingenio deslumbrador, pues nos apresuramos a taparle con el manto del desprecio, para correr a ponernos hinojos delante del primer recién venido de Europa a quien no conocemos pero cuya superioridad creemos a pie juntillas...” (Historia General de México. El Colegio de México, 1981, pg. 1050)

2. Impuntualidad. Es parte integrante de nuestra cultura y todo el mundo lo sabe y todo el mundo lo sufre. Aparentemente se trata de una costumbre pintoresca y casi inofensiva. Pero el psicóloga escudriña y ve mar de fondo: ¿Qué implica el citarte en Sanborn’s a las ocho de la mañana y llegar a las ocho y media o a las nueve? ¿O el que tú me hagas a mí? La respuesta es implícita, pero clara: Que tu tiempo no vale; que no eres importante; que no somos importantes; no merecemos tomarnos en serio ni tú ni yo.

3. El despilfarro. El mexicano es muy afecto a poses de gran señor y de magnate: “yo pago la cena de todos”, “yo disparo”, “yo invito a toda la clase”. En el extranjero da a veces enormes propinas, en el país no se atreve, sobre todo ante amigos o colegas, a protestar por un abuso en la cuesta del restaurante. Además de delatar desorganización, estas poses exhiben un mecanismo de defensa; quiere convencerse y convencer: soy grande, soy poderoso...

4. La basura: Quien ha recorrido países grandes y poderosos, tales como Canadá, Alemania, Australia, etc., y también países pequeños y no tan poderosos, como Dinamarca, Bélgica, Holanda, piensa con tristeza y repugnancia, al hartarse de la basura que afea nuestras calles, nuestras plazas y nuestras carreteras: ¿Por qué allá no y aquí sí? Para el observador superficial, no pasa de ser una mala costumbre; pero para estudiosos de la conducta humana hay mar de fondo: no nos respetamos; por eso nos permitimos vivir entre porquería. Fernando Mota Martínez dice en Ai se va : “el mexicano donde quiera que se para deja su huella: basura”

5. Abuso de diminutivos. Los diminutivos forman parte muy importante del lenguaje mexicano. Los hay de cariño, pero también los hay que rebajan las cosas y las personas: “tengo un cochecito”; “cómprate un relojito”, “estoy juntando unos centavitos”. Y abundan también los despectivos: “tiene Ud. su pobre casa en Hacienda del Nopal #20”, “tengo un changarrito de refacciones”, “voy a recoger mi carcacha en el estacionamiento de Liverpool”; “me conseguí una chamba en Hacienda (Tómese en cuenta que se llama diminutivo porque disminuye)

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Afines en cueto que revelan análogas vivencias y proyectan la misma sicología, son ciertos modos de hablar, corrientes entre nosotros: “yo quisiera hacer notar” (en vez de yo quiero); “me gustaría decir” (en vez de quiero decir); formas todas que expresan inhibición, repliegue, evasión, escasa autoafirmación...

6. Susceptibilidad. Muchos mexicanos son muy “sentidos”; se ofenden muy fácilmente; hay que medir y pensar muy bien las palabras para que no se vayan a molestar. En reuniones de trabajo en empresas y en universidades de EE.UU., por ejemplo, una persona confronta a otra y la contradice públicamente; y al salir siguen tratándose amistosamente como si nada hubiera pasado. Aquí es común que en semejante evento queden muy ofendidos y sientan que cortó la buena relación. Muchos mexicanos parecen llevar prendida la etiqueta de “manéjese con cuidado”.

7. Chistes autodevaluativos. Freud escribió un libro célebre titulado: El chiste y su relación con el inconsciente, abundan los chistes en que los mexicanos hacen todo mal, de modo que no sirve para nada, y chistes en que interviene un mexicano.

8. (“Había una vez un gringo, un alemán, y un mexicano...”) y éste resulta el rey de la situación dejando a los otros burlados. Es obvia la formación reactiva en este segundo caso.

9. La corrupción como autodevaluación: Si es cierto, como lo es, que la corrupción de un gobierno y de un país se mide por la situación que viven las clases más débiles, México, el del petróleo y la plata y el de las inmensas riquezas marinas y forestales, es un país corrupto. Por lo demás, lo proclamamos con cinismo: “la corrupción somos todos”. Las formas de la corrupción son variadísimas: El soborno, el nepotismo, la extorsión, la grilla sucia (patadas por debajo de la mesa), la colusión del funcionario con el patrón, la demagogia falaz, el contrabando o fayuca, los fraudes al fisco, los pactos entreguistas con los poderes transnacionales (a espaldas del pueblo, los puestos de “aviadores2, los mordelones de tránsito, la extorsión del juez que vende la justicia, el coyotaje, los líderes charros, la venta de puestos y plazas, el incumplimiento laboral todos los días, la prepotencia policíaca... ¿Hace falta demostrar que la corrupción tiene que ver con la autodevaluación? No sólo tiene que ver sino que es su expresión más sutil. Supone la conciencia de ser gente vulgar, incumplida y delincuente; y supone también la convicción de ser incapaz de ganarse la vida y resolver los problemas con las armas propias limpias de las capacidades profesionales y de las habilidades negociadoras. Puede estudiarse en la mordida el juego psicológico de agresión y defensa, de ofensa y protección.

Yazmín Cázares Juárez.

Rodríguez Estrada, Mauro.

Psicología del mexicano.

Capítulo 7. pp. 59.

Mc Graw-Hill, México.

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La autodevaluación del mexicano

Objetivos

1. Conocer la sintomatología polifacética del fenómeno de la autodevaluación

2. Tomar conciencia de que este rasgo de personalidad se enmas-cara sutilmente, de modo que la mayoría de quienes lo sufren no lo saben reconocer.

a) Sintomatología

Cuenta Octavio Paz una simpática anécdota: en cierta ocasión trabajaba él en su estudio, pensando estar solo en la casa, cuando de pronto oyó un ruido y preguntó: "¿quién es?" (Había olvidado que la familia tenía una criadita llegada poco antes de un pueblo, parece que del estado de Oaxaca.) La chica contestó: "No es nadie, señor; soy yo". Como quien dice: "Yo no soy nadie"...

Existen varias evidencias de la autodevaluación del mexicano:

Sobrevaloración de los extranjeros (el malinchismo es justamente la tendencia a admirar en demasía lo que viene de fuera). "Somos muy inclinados a desdeñar lo nuestro, muy afectos a admirar lo extranjero, aunque sea inferior, y muy propensos a la idolatría, que es la más estúpida de las ceguedades. Que en nuestro país bien puede haber un ingenio deslumbrador, pues nos apresuramos a taparle con el manto del desprecio, para correr a ponernos de hinojos delante del primer recién venido de Europa a quien no conocemos pero cuya superioridad creemos a pie juntillas..."

Cualquier europeo, norteamericano, canadiense o japonés que viene a México, al poco tiempo está mandando a los mexicanos. Por poner un ejemplo de actualidad, ¿no tendrá algo que ver con esto el exitazo de los restoranes McDonald's?

Influyentismo. México es el país de las credenciales y de las placas especiales y de las recomendaciones. Muy en el fondo, el mexicano siente no valer por sí mismo sino por estos apoyos extrínsecos; y se coge de ellos como de una roca firme. Fanfarronería. Es echador, presume hasta de lo que no tiene; quiere apantallar... Alguien nos definió hace mucho diciendo que "el mexicano es una torta de lomo y lengua", aludiendo al aguante y a la jactancia verbal. Impuntualidad. Es parte integrante de nuestra cultura y todo mundo lo sabe y todo mundo lo sufre. Aparentemente se trata de una costumbre pintoresca y casi inofensiva. Pero el psicólogo escudriña y ve mar de fondo: ¿Qué implica el citarte en Sanborns a las ocho de la mañana y llegar a las ocho y media o a las nueve? ¿0 el que tú me hagas eso a mí? La respuesta es

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implícita, pero clara: Que tu tiempo no vale; que no eres importante; que no somos importantes; no merecemos tomarnos en serio ni tu ni yo.

Las antesalas. Cualquier jefe y cualquier funcionario público se dan el lujo de hacer esperar horas y horas a quienes llegan a verlos; peor aún si éstos han solicitado audiencia. Es una moda, un estilo; casi una norma. Se diría que los funcionarios mexicanos miden su propia importancia por la cantidad de tiempo que pueden tener esperando -matando el tiempo- a sus subalternos o al público.

Hay detrás de esto un mensaje, muy enmascarado: no somos importantes. Yo no soy importante y tengo que hacerte sentir mi valor y mi poder con este recurso artificial. Y tú no eres importante ni cuenta mucho lo que haces con tu tiempo, y aquí te tengo a merced de mis humores...

Insubordinación, anarquía. El mexicano no obedece a las leyes ni las normas; y se jacta de ello. Para elevar su yo blasona de su fuerza y de que para él no existen leyes ni reglamentos; o de que siempre halla una coartada para salirse con la suya. Cuando salió la ley obligando al uso de los cinturones de seguridad en los coches, los autores de este libro hicimos una profecía: "nuestros compatriotas no se dejarán amarrar así como así"; y estábamos en lo cierto. Por supuesto, subyace el mecanismo de defensa llamado formación reactiva; es decir, se adopta una actitud que tapa un sentimiento diametralmente opuesto. El despilfarro. El mexicano es muy afecto a poses de gran señor y de magnate: "yo pago la cena de todos", "yo disparo", "yo invito a toda la clase". En el extranjero da a veces enormes propinas, en el país no se atreve, sobre todo ante amigos o colegas, a protestar por un abuso en la cuenta del restorán. Además de delatar desorganización, estas poses exhiben un mecanismo de defensa; quiere convencerse y convencer: soy grande, soy poderoso...

El abstencionismo. Es un fenómeno tan generalizado que refleja actitudes muy arraigadas. El mensaje oculto dice algo como esto: el manejo de la sociedad me queda (nos queda) grande. Los grandes asuntos del país y de mi estado, que los traten y decidan otros; yo me contento con criticarlos. El fenómeno del tapado. Eso de que el nuevo gobernante salga misteriosamente de un cónclave de amigos autosacralizados, es una burla impensable en países con un mínimo de democracia. El mexicano no aguantaría la burla si no se devaluara gravemente. Pero la aguanta. La basura. Quien ha recorrido países grandes y poderosos, tales como Canadá, Alemania, Australia, etcétera, y también países pequeños y no tan poderosos, como Dinamarca, Bélgica, Holanda, piensa con tristeza y con repugnancia, al hartarse de la basura que afea nuestras calles, nuestras plazas y nuestras carreteras: ¿Por qué allá no y aquí sí? Para el observador superficial, no pasa de ser una mala costumbre; pero para el estudioso de la conducta humana hay mar de fondo: No nos respetamos; por eso nos permitimos vivir entre la porquería. Fernando Mota Martínez lo dice con hipérbole: "el mexicano donde quiera que se para deja su huella: basura". Abuso de diminutivos. Los diminutivos forman parte muy importante del lenguaje del mexicano. Los hay de cariño, pero también los hay que rebajan las cosas y las personas: "tengo un cochecito"; "cómprate un relojito", "estoy juntando unos centavitos". Y abundan también los despectivos: "tiene usted su pobre casa en Ajolotes No. 20", "tengo un changarrito de refacciones", "voy a mi changarro", "voy a recoger mi carcacha en el

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estacionamiento de Liverpool", "tengo que comprarme unos trapitos para el próximo invierno", "me conseguí una chamba en la Secretaría de Hacienda", "mi vieja no va a poder venir a la comida de la compañía". (Téngase en cuenta: se llama diminutivo porque disminuye).

Afines, en cuanto que revelan análogas vivencias y proyectan la misma psicología, son ciertos modos de hablar, corrientes entre nosotros: "yo quisiera hacer notar" (en vez de yo quiero); "me gustaría decir" (en vez de quiero decir); "yo venía a cobrar..." (en vez de yo vengo...); "yo les propondría" o "yo les pediría" (en vez de yo les propongo, o les pido); formas todas que expresan inhibición, repliegue, evasión, escasa autoafirmación...

Susceptibilidad. Muchos mexicanos son "muy sentidos": se ofenden muy fácilmente; hay que medir y pensar muy bien las palabras para que no se vayan a molestar. En reuniones de trabajo en empresas y en universidades de Estados Unidos, por ejemplo, una persona confronta a otra y la contradice públicamente; y al salir siguen tratándose amistosamente como si nada hubiera pasado. Aquí es común que en semejante evento queden muy ofendidos y sientan que se corto la buena relación, Muchos mexicanos parecen llevar prendida la etiqueta de "manéjese con cuidado". Fe guadalupana. Puede tener aspectos positivos y constructivos, pero también es real el reverso de la medalla: para muchos Guadalupe es un símbolo que intenta superar a nivel mental y emotivo la molesta inferioridad: "Somos el nuevo pueblo elegido; en el plano de la economía y de la tecnología y de la cultura mundial valemos muy poco, pero en el plano más espiritual (invisible) somos gente de primera". Y no todos son capaces de identificar el mecanismo compensatorio. Chistes autodevaluativos. Freud escribió un libro célebre titulado: El chiste y su relación con el inconsciete. Abundan los chistes en que los mexicanos hacen todo mal, de modo que no sirve para nada, y chistes en que interviene un mexicano. ("Había una vez un gringo, un alemán y un mexicano...") y éste resulta el rey de la situación dejando a los otros burlados. Es obvia la formación reactiva en este segundo caso. Soborno, mordida. Es un tema tan grave que merece capítulo aparte. B) La corrupción como autodevaluación

Si es cierto, como lo es, que la corrupción de un gobierno y de un país se mide por la situación que viven las clases más débiles, México, el del petróleo y el de la plata y el de las inmensas riquezas marinas y fotestales, es un país corrupto. Por lo demás, lo proclamamos con cinismo: "la corrupción somos todos".

Las formas de la corrupción son variadísimas:

El soborno El nepotismo La extorsión La grilla sucia (patadas debajo de la mesa) La colusión del funcionario con el patrón, en agravio de los obreros La demagogia falaz El contrabando o fayuca Los fraudes al fisco Los pactos entreguistas con poderes transnacionales, a espaldas del pueblo; y esto a muy altos niveles Los puestos de "aviadores"

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Los mordelones de tránsitos La extorsión del juez que vende la justicia El coyotaje La explotación del trabajador de niveles inferiores El sistema de favores, prebendas y proteccionismo a unos cuantos La venta de puestos y plazas Los líderes charros El incumplimiento laboral de todos los días La burocracia agraria que se come el presupuesto La prepotencia policiaca y su exigencia de "propinas" antes de aclarar un delito; casi todo mundo en México ve en los "judiciales" el símbolo cabal de la injusticia Los embutes a los medios de comunicación El peculado o sustracción ilícita de fondos públicos por parte de quienes los manejan Las "comisiones" de los contratistas a los funcionarios, etcétera. La corrupción generalizada es un problema cultural, tanto que para muchos no llega a ser problema moral. Muchos mexicanos al dar sobornos, se sienten víctimas de la corrupción en lugar de contribuyentes a ella, y ni les pasa por la cabeza que obran mal y que son corruptos. Echan la culpa al sistema y se lavan las manos.

Dejamos fuera de estas consideraciones los asaltos, los secuestros, el narcotráfico... Nos quedamos en la zona de las peccata minuta.

Cada sexenio se monta un teatro de cruzada contra la corrupción, y el pueblo agraviado cree una y otra vez: "Eso ya se acabó; la corrupción es cosa del pasado". El mesianismo sexenal -o cuatrienal- ha sido un tema recurrente en nuestra historia

¿Hace falta demostrar que la corrupción tiene que ver con la autodevaluación? No sólo tiene que ver sino que es su expresión más sutil. Supone la conciencia de ser gente vulgar, incumplida y delincuente; y supone también la convicción de ser incapaz de ganarse la vida y resolver los problemas con las armas limpias de las capacidades profesionales y de las habilidades negociadoras. Puede estudiarse en la mordida el juego psicológico de agresión y defensa , de ofensa y protección.

¿Nos indignaríamos de que la organización humanitaria American Watch, en su informe sobre el sistema carcelario mexicano, el 24 de marzo de 1991, haya etiquetado a nuestro país como "una cultura de la corrupción"?

C) El disimulo

Es la mexicana una sociedad de dos caras:

En la retórica oficial, la democracia; en la realidad la dedocracia, así llamada humorísticamente por el pueblo (aludiendo al "dedazo" en la designación de los puestos). En los emblemas del gobiemo, la Revolución, con mayúsculas; pero una revolución congelada, y curiosamente el partido que más la pregona es el más conservador y enemigo de los cambios sustanciales y sustanciosos. En el discurso político, interés prioritario por el campo y por los campesinos; en la vida real son ellos los olvidados. La prensa, la radio y la televisión inundan diariamente al país con miles de millones de palabras de cuidadosa desinformación.

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Y si pasamos al ámbito individual, allí; también campea la doblez. Oímos a cada paso: "me hice la disimulada", "me hice la desentendida"... La mayoría de los ciudadanos muestran mas preocupación por tener un buen coche que una buena casa, por ostentar antenas de televisión, tal vez parabólicas, para aparecer poderosos cuando no lo son. "Como decía Rodolfo Usigli, en México todo mundo disimula y nada es lo que parece... Definía a la política mexicana como un conjunto de mentiras que pugnan por convertirse en verdades." Tal vez por eso es México el país de los eufemismos.

El mexicano es cerrado; "no se raja". Se abre en la fiesta. Por ello mismo se desenfrena allí; es la presión que explota; la presión de la represión.

Otro síntoma del disimulo: el camaleonismo político; la mayoría, no sólo de funcionarios y burócratas, sino también de empresarios, van tomando el color del grupo en el poder: ferozmente anticlericales con Calles, socialistas apasionados con Lázaro Cárdenas, capitalistas "modernos" con Miguel Alemán; austeros republicanos con Ruiz Cortines, frívolos con López Mateos, duros y rígidos con Díaz Ordaz, tercermundistas con Luis Echeverría, despilfarradores y nepotistas con López Portillo, suaves moralistas con De la Madrid. Se diría que en el fondo nos sentimos un país de caricatura

RESUMEN DEL LIBRO

“PSICOLOGÍA DEL MEXICANO EN EL TRABAJO”

DE MAURO RODRÍGUEZ ESTRADA Y PATRICIA RAMÍREZ BUENDÍA

El libro consta de doce capítulos, los cuales son 1. Capacitación, Productividad y Psicología nacional´, 2. Los procesos de aculturación del ser humano, 3. La sociedad mexicana; su génesis y su cultura, 4. Los traumas a lo largo de los siglos, 5. Nuestra psicología profunda, 6. La dependencia ancestral, 7. La autodevaluación del mexicano, 8. La sociedad mexicana actual, 9. El trabajador mexicano, 10. Otras culturas, otras conductas laborales, 11. Los aspectos más positivos de nuestra psicología y 12. Desarrollo de actitudes laborales positivas.

De el capítulo 1 podemos obtener los siguientes puntos:

•La fuerza de toda empresa es el factor humano.

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•La forma de ser de una persona la determinan 3 factores: Herencia biológica, el medio ambiente y las reacciones personales.

•Si queremos entender al mexicano debemos conocer y entender su historia.

•La cultura mexicana interesa en el extranjero.

•La psicología del mexicano debe ser estudiada en todos los ámbitos, pero principalmente las altas esferas.

De el capítulo 2 se obtuvo lo siguiente:

•El ser humano se deja moldear por su cultura; además de que se tiene que adaptar a su medio ambiente.

•La cultura representa todo lo que rodea al individuo (religión, gobierno, valores tales como la honradez, la excelencia, la agresividad, etc.).

•La personalidad de un individuo se rige por su herencia biológica y por su historia personal, además de ser afectada tanto por la cultura local como por la experiencia (psicología clínica).

•La psicología social, va al fondo, la historia de un país por ejemplo.

Capitulo 3.

•La cultura mexicana está influenciada por tres culturas, dos del pasado (cultura azteca-mística, idolátrica pero bien organizada y con raíces; cultura hispana-bárbara, agresiva, más realista, con más desarrollo tecnológico); y una del presente que es la cultura anglo-sajona.

•Los mestizos y los indios evangelizados se vieron en la necesidad de arropar a la religión católica, debido a que su cultura había sido destruida (azteca) para que no se quedaran sin

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identidad alguna; (ellos aún creían en su cultura y para preservarla la combinaron con la impuesta por los españoles).

•Se impuso una cultura por la fuerza, perdiendo todo valor.

Capítulo 4.

•El mexicano ha sufrido diferentes traumas durante toda su historia (desde la conquista, pasando por la represión religiosa y militar; durante el periodo de independencia, donde los mestizos no tenían una identidad, o sea que no eran ni españoles, ni indígenas; durante la época de Maximiliano de Hasburgo y la pérdida de nuestro territorio; el porfiriato, donde los ricos eran más ricos y los pobres más pobres; la revolución de 1910; la dependencia con Estados Unidos en todos los aspectos y más recientemente las devaluaciones y la pérdida de el poder adquisitivo).

Capítulo 5.

•Existe confusión con respecto a la mujer; el mexicano la respeta y a la vez la odia y la rechaza (Figura de la Malinche y Hernán Cortés). Los mexicanos somos hijos de la chingada (Malinche), pero existe respeto debido a que siempre estuvieron al arropo de las violadas, mientras que la figura paterna se perdía.

•El mexicano es débil (por tanta represión) por lo que compensa esta debilidad con una actitud dura (machista).

•El mexicano es mentiroso.

•Buscar la mexicanidad en los símbolos patrios y la cultura (folklore, idiosincrasia) podría ser una solución a nuestra mexicanidad.

•El mexicano al ser débil se vuelve superticiosos y cree en la magia (Virgen de Guadalupe).

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•El mexicano es indiferente ante la muerte porque también lo es ante la vida.

•El mexicano no tiene moral (Es corrupto, infiel, agresivo, etc.).

Capítulo 6.

•El mexicano debido a su pasado de represión y de imposición, es dependiente (busca que los problemas y las cosas las arreglen otros en lugar de el mismo). “Que el gobierno lo arregle”, “Papa gobierno”, “La empresa tuvo éxito”, “Yo tuve la culpa de el fracaso de la empresa”; y por ello se conforman con lo que sea (una chambita para que la empresa me mantenga).

•El mexicano es inseguro.

Capítulo 7.

•El mexicano se autodenigra frente a otras culturas extranjeras, ello debido a que los españoles vinieron como seres superiores a someter nuestra cultura y a imponer con la fuerza y la religión la suya.

•Existen diferentes factores en la sociedad actual que hacen que el mexicano se autodenigre como lo es la corrupción, el influyentismo, la sobrevaluación de los extranjeros, la fanfarronería, la impuntualidad, las antesalas, la insubordinación, el miedo, la envidia, el despilfarro, el abstencionismo, la basura, el abuso de diminutivos, la susceptibilidad, la fé guadalupana, los chistes autodevaluatorios, el soborno, el disimulo, etc.

Capítulo 8.

•En la sociedad mexicana existen los pocos ricos-ricos y los muchos pobres-pobres.

•Aspectos de la sociedad mexicana:

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-Familia: donde el padre es dueño de la mujer y los hijos y en donde no se

tienen valores de unión, sino de sometimiento.

-La mujer: abnegada, conformista, disimulada, sometida, religiosa y

tradicionalista.

-Los jóvenes: viven de simulaciones, la corrupción es un gran peso para su

desarrollo profesional, critican la forma de vivir de sus padres,

pero tienen miedo a cambiar esas costumbres que arrastrarán

en su vida familiar. En general critican pero viven para ser

criticados.

•Las clases sociales y las castas:

-clase baja: figura del indio sin voz ni rostro.

-clase media: dinámicos pero en busca de la grandeza personal antes que

el bienestar social.

-clase alta: figura del español (dueños de todo).

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•El mexicano es muy individualista, no le gusta trabajar en grupo (si yo

hago, tu que me das).

Capítulo 9.

•La actitud del trabajador mexicano es de obediencia, de quedar bien con los de mayor rango (como cuando los indios obedecían y quedaban bien con los Srs. Españoles para que no quedaran en el desamparo).

•Existe una competencia interna entre grupos departamentales.

•El trabajador mexicano es muy desconfiado y por lo tanto individualista (no se tiene confianza en sí mismo debido a la represión de tantos siglos). No sabe o no quiere trabajar en grupo.

•Al trabajador mexicano no le interesa su desarrollo, solo le interesa sobrevivir (solo trabaja para comer).

•Cuando al trabajador mexicano no se le cubren sus necesidades primordiales, entonces toma una actitud de valemadrismo hacia su trabajo y sus compañeros.

•Están hambrientos de autoestima.

•La mujer trabajadora tiene que cargar consigo muchos mitos machistas (la mujer solo sirve para ser madre, debe ser servicial “empleos de servicio”, la mujer no debe sobresalir más que el hombre; o trabaja o es madre; todos éstos valores inculcados desde la misma familia).

•El líder mexicano es autoritario, manipulador de los trabajadores, solo le importa su propio poder (como los políticos, dueños, jefes, como los españoles conquistadores).

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Capítulo 10.

•Como se mencionó anteriormente, el ser humano es moldeado por su cultura que lo rodea (tradiciones, costumbres y valores).

•En países como Estados Unidos, la gente no se acopla al medio; no sufre la vida sino que la goza y para ello hace cambiar al medio (esto lo reflejan en su trabajo y con ello se hacen muy competitivos) aunque a la larga se llegan a perder los valores humanos y llegan a sentirse frustrados.

•Japón es un país casi perfecto debido a su mentalidad de cooperación y de lealtad (reflejado en sus empresas), además de que su grado de escolaridad es de preparatoria (como mínimo).

•En Corea y Hong Kong motivan a sus trabajadores a que trabajen más, porque el que más trabaja, más gana.

Capitulo 11.

•Los valores humanos que tiene el mexicano es lo más preciado de su cultura (la familia, la patria, el servicio a los demás, el calor humano, el buen humor, la religiosidad-fé que tienen). Todos estos valores sabiendo darles su justa medida pueden hacer que el mexicano sea productivo, que sea un ser humano ejemplar.

•Algunas empresas han sabido aprovechar este aspecto y son las más exitosas del país (VIPS, Hotel Camino Real, Xerox Mexicana, etc.) Aplicando métodos de control total de calidad y de mejora continua (tomando mucho en cuenta el don de ser humano, respetando al trabajador mexicano y alentándolo).

Capítulo 12.

•Para que el país sea productivo y sea desarrollado se necesita que la fuerza productiva (empresas) estimulen a sus empleados a ser cada día mejores, dándoles confianza (que el mexicano la tiene muy escondida) y gratificándolos siempre.

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•Hay que saber en donde estamos para que de allí comencemos nuestro desarrollo.

•El mexicano tiene el potencial de ser excelente, solo falta echarlo a andar satisfaciendo cada uno nuestras necesidades de ser humano.

•Dejar de lado las actitudes paternalistas (comenzando desde la familia), proteger mas no sobreproteger a los hijos, trabajadores, seres humanos.

•No echarle la culpa a nadie de nuestros problemas, sino enfrentarlos con responsabilidad y no esperar a que nos lo resuelvan.

La sicología del mexicano

Discurso de Hernán Cortes a Moctezuma II: “Hemos venido a vuestra ciudad para saber de ambas partes quien tiene la culpa de ciertos daños y desasosiegos pues queremos poner remedio en ello y que viváis en paz y os tratéis como hermanos y prójimos y hasta saber esto y hacer esta consideración estaremos aquí con vosotros como señores y amigos”.

“El 13 de agosto de 1521, heroicamente defendido por Cuauhtemoc, cayo Tlatelolco en poder de Hernán Cortes, no fue triunfo ni derrota, fue el doloroso nacimiento del pueblo mestizo que es el México de hoy.”

A través del tiempo los mexicanos aprendimos a solicitar favores en vez de exigir respeto a nuestros derechos.

A. La Dependencia ancestral

Gobierno, Divino o Sobrenatural, Familia, Medio Ambiente, Tradiciones, Naturaleza y Poderosos Vecinos.

B. Autodevaluación del mexicano

Sobrevaloración de los Extranjeros,

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Influyentismo,

Fanfarronería,

Impuntualidad,

Las antesalas,

Insubordinación,

Despilfarro,

Abstencionismo,

Fenómeno del tapado,

Fe Guadalupana,

Chistes autodevaluatorios,

Soborno,

Abuso de diminutivos,

Susceptibilidad.

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C. Tipos de Mexicano

Mexicano afiliativo y obediente,

Mexicano altamente autoafirmativo o rebelde,

Mexicano con control interno activo "integro",

Mexicano de control externo pasivo "corrupto"

D. Psicología de la familia

Supremacía del padre y el necesario y absoluto auto sacrificio de la madre.

E. La psicología: clave en la interpretación del subdesarrollo. Personalidad

Relaciones personales

Medio ambiente

Herencia biológica

F. Psicología profunda

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La crisis de identidad (ambivalencias)

Religiosidad superstición y magia)

Actitudes ante el cosmos y ante la vida (la esfera moral)

Mexicano ante la muerte.

G. Características del mexicano

La impuntualidad, menosprecio por los indígenas, Respeto a los güeros, El lenguaje, La Corrupción.

H. Aspectos positivos de nuestra psicología

Seguridad Emocional Superior,

Actitud Flexible,

Servicio y Cooperación,

Solidaridad,

Sentido del Humor,

Valores Fundamentales,

Respeto y Obediencia.