asesinato categorial bauman
TRANSCRIPT
-
8/18/2019 Asesinato Categorial Bauman
1/10
EL SESIN TO C TEGORI L
omo recordar ellegado del siglo xx
E
eI
umbra de la era moderna. 1a
naruraleza era considerada la fuente
principal de incertidumbre a 1a que
se enfrentaba
1a
vida humana. Inunda
ciones y sequias, hambrunas que azota
ban sin previo aviso, y enfermedades
contagiosas que sepresentaban de im
proviso, peligros todos elIos incalificables
que acechaban
en
1a "naturaleza vir
gen", eran
os
prindpales depositos de
10 desconoddo y (como tal) temib1e.
Para generar confianza. 1a era moderna
recurrio al mito de 1a historia humana
entendida como
un
relato de superacion
propiciada por
el
ingenio,
1a
sagaddad,
1a determinadon
y
1a
1aboriosidad de
os
seres
humanos (que utilizarian tales
cualidades cual si de versiones depu
radas de
os
cordones de las botas del
baron de Miinchhausen se tratase): una
superacion que
os
sacaria del fangal de
1a
condidon
"natural", "precivilizada".
Los corolarios de clicho mito eran la in
quebrantab1e confianza en 1a capacidad
humana
de mejorar la naturaleza y 1a
fe
en 1a superioridad de
1a
razon sobre
las
"fuerzas naturales degas". La mas
repulsiva e intolerable (con mucho) de
todas
las
caracteristicas de
1a
naturaleza
era el hecho de que su conducta azaro
sa y aleatoria desafiaba
las
expectativas,
eludia los contro1es y por
10
tanto, podia
hacer aiiicos
los
planes humanos.
La nodon de "orden dvilizado"
constituia una forma de ver 1a condici6n
humana desde 1a que todo aquello a 10
que no se permitiera formar parte de di
cho orden quedaba prohibido y elimina
do.
En
cuanto el proceso civilizador
comp1etase su labor, no quedarian rinco
nes oscuros, agujeros negros de ignoran
cia, areas
grises de ambivalencia ni guari-
22
ZYGMUNT B UM N
das inmundas en las que pudiera refu
giarse 1a incertidumbre mas salvaje.
De
hecho, el Estado moderno tenia como
objetivo gestionar los asuntos humanos
mediante
1a
exclusion de todo aquello
que resultara imposib1e de administrar y
que, por
10
tanto, fuera indeseab1e.
Yo
madiria que 1a incertidumbre fue
el
con
taminante
prindpal
y mas toxico que
hubo que excluir del potencial orden
creado por el hombre. Entre los objeti
vos que justificaban el Estado moderno
estaban una actividad de limpieza y un
proposito de pureza.
Me
atreveria a afirmar que
esa
ten
dencia del Estado moderno culmino a
mediados del
sig10
pasado. despues de
que buena parte de 1a centuria hubiera
transcurrido bajo
los
auspicios de
un
in
minente fin de 1a historia seglin esta se
habia conocido hasta entonces: la histo
ria como
un
libre juego de fuerzas des
enfrenadas y descoordinadas.
I holoc usto
En
1a decada de
1940,
a
rm
de
los
ru
mores que
se
filtraban desde
el
otro
1ado
del frente acerca del asesinato
en
masa
de judios
por
toda
1a
Europa ocupada
por los nazis, alguien recupero el antiguo
termino bib1ico "ho10causto" para refe
rirse a 10 que estaba sucediendo. Se trata
ba de
un
acto sin precedentes de los que
se tuviera constancia historica y; por 10
tanto, sin un nombre aceptado en nin-
gUn
diccionario. Hubo, pues, que acu
nar uno nuevo para designar el acto del
"asesinato categorial": la aniquilacion
fi-
sica de hombres, mujeres y nmos por su
simple pertenencia (real 0 atribuida) a
una
categoria de personas indigna del
orden pretendido y contra la que. por
ese motivo, se dicta (por via sumaria)
una
sentencia de muerte.
En mos
posteriores el uso del termi
no
se
ha
ido amp1iando hasta abarcar
tambien
os
numerosos casos de asesi
natos
en
masa dirigidos
contra
grupos
etnicos, radales 0 religiosos, asi como
aquellos otros casos
en
los
que
el ob
jetivo dcita 0 declarado era 1a supre
sion de poderes y derechos 0 1a expul
sion de un grupo de ese tipo, mas que su
aniqui1acion total. Dada la enorme carga
emocional del termino y
1a
condena eti
ca casi universal de las acciones que de
signa, muchos han buscado que
se
reco
nozca el padecimiento que sufren como
un
nuevo caso de "ho10causto".
De
ahi
que los tipos de dano infligido por un
grupo humano contra otro que se
han
hecho merecedores de ser incluidos en
1a
categoria del holocausto se hayan exten
dido con
os mos
mucho mas alia del
campo semantico original del termino.
En
el habla popular, la palabra "ho
locausto" suele ser actualmente inter
cambiable con el termino "genoddio"
(otra novedad lingiiistica del
sig10
xx).
En
1993. Helen Fein senalo que, entre
1960
y
1979,
se
produjeron probable
mente un minimo de una docena de ge-
nocidios y masacres genocidas, entre cu
yos casos se incluyen el de los kurdos en
leak •
os
habitantes del sur de Sudan. los
tutsis en Ruanda. los hutus en Burundi.
los
chinos [ ..] en Indonesia,
os
hindues
y otros bengalles en
el
Pakistan oriental,
los ache en
Paraguay;
numerosos pueblos
en Uganda [
. .r Desde el momento en
que se escribieron esas lineas. 1a lista se
ha ampliado considerablemente
y;
mien
tras escribo estas, no muestra signo algu
no de aproximarse a su limite final. El
CLAVES DE RAZON PAACTlCA. N° 199
-
8/18/2019 Asesinato Categorial Bauman
2/10
UCJ:Ji
ILIN
genocidio, segun definicion de
Frank
Chalk
y Kurt Jonassohn, "es una for
ma de
asesinato unilateral
en
masa
con el que
un
Estado u otra aurori
dad pretende destruir a
un
grupo, tal
como
ese
grupo
y quienes
pertenecen
a
el
son definidos
por
los perpetrado
res".
En
el
genocidio,
el poder
sobre
la vida se entrelaza
con
el
poder
de
definir (0, para ser mas precisos, con
el poder
de eximir).
Son muchas
las
guerras "ortodoxas" en las que el nu
mero
de victimas
ha
sobrepasado
con
mucho
al de las que
se han
produci
do
en mas de
un
genocidio. Lo
que
distingue a
este,
pues, de los
conflictos mas violentos y sangrientos
no es la cifra de victimas, sino su na-
turaleza
monolOgica. En
el genocidio,
los blancos potenciales de la violencia
son definidos unilateralmente y
se
les
niega cualquier derecho a responder.
Para la sentencia de pena capital -ve
redicto
contra
el
que no
cabe recurso
alguno- es prueba suficiente el sim
ple hecho
de
haber sido acusado.
N° 199 • CLAVES DE
RA
ZON
rM
C
TlCA
OONnw
Si tal
es
la verdadera
natural=
de
los actos genocidas, el significado actual
de la palabra "holocausto" (por
1
gene
ral, sinonima y, por 1 tanto, intercam
biable con
el
termino "genocidio") guar
da solamente una relacion indirecta con
el
significado del termino segun este
aparece en
la
traduccion griega del
Levf-
tico, en e Antiguo Testamento, del que
deriva. Ese antiguo vocablo
fue
recupe
rado e invocado como metafora del ex-
terminio nazi de los judfos probable
mente porque sugerfa la exhaustividad de
destrucci6n llevada a cabo. El termino
griego 6MKUUOTO
-
8/18/2019 Asesinato Categorial Bauman
3/10
EL
ASESINATO CATEGORIAL
racion
de
inapropiadaJi
para
el nuevo (y
mejor) orden
con
el que se tenia previs
to reemplazar laJi turbiaJi y desordenadaJi
realidades presentes:
el
orden social de
purado de todo
aditivo,
mancha
e
im
perfeccion,
que
los gobernantes sobera
nos se disponian a construir.
Fue esa imagen
de
orden perfecto
la
que
suministro los criterios utiliza
dos para separ ar a los aptos
de
los
no aptos :
es
decir, a los sujetos cUyaJi
vidas
meredan
ser defendidas y mejo
radas de aquellos
que no
podian ofre
cer servicio concebible alguno a la for
taleza del nuevo orden y que, sin em
bargo, obstaculizarian la armonia de
este.
En
la reivindicacion del derecho
a incluir 0 a excluir del dominio de los
derechos
legales y los deberes eticos
radicaba la esencia de la soberania del
Estado
modemo,
el
Holocausto
(junto
con
las purgas masivas
de
los
extranjeros
de
clase
en la
Rusia esta
linista) fue,
segun
el actual consenso
generalizado,
la manifestacion mas ex
trema y radical
de
esa reivindicacion.
Los aJiesinatos
en maJia han
acom
pailado a
la humanidad
a
10
largo de
toda su historia. Pero esa version parti
cular del asesinato categorial en masa
que
conocemos
como
el Holocausto
habria sido inconcebible fuera del
mar
co de la sociedad moderna . Los aJiesina
tos sistematicos llevados a cabo a
1
lar
go de un periodo de tiempo prolonga
do requirieron de una ingente cantidad
de
recursos y
un
frecuente ajuste de los
procedimientos. Dificilmente habria si
do
posible sin inventos
tan
tipicamente
modernos como la
tecnologia indus
trial,
la
burocracia (con
su
meticulosa
division del trabajo), la jerarquia estric
ta
del
mando
y
la
disciplina, unidaJi
ala
neutralizacion de
laJi
convicciones per
sonales (y etiCaJi) y la aJipiracion geren
cial a supeditar
la
realidad social a
un
modelo predisefiado de orden: innova
ciones todaJi ellas
que
tambien resulta
ron
ser las causas primordiales
de
los
espectaculares exitos de la era moderna.
Para
erradicar una raza 0 una
claJie que transmite
su
potencial des
tructivo
de una
generacion a otra, es
necesario reprimir las emociones y otraJi
manifestaciones de individualidad
hu
mana, y so
meter
la conducta
humana
24
al gobierno indiscutido de la razon ins
trumental.
La
modernidad
hizo
posibfe
ef Holocausto pero foe el gobierno totali-
tario
(0 10
que es
10
mismo,
una
sobera
nia
total y absoluta)
el
que lleva
f
prdctica
esa posibifidad.
Hitler anuncio
entr e vito res
yacla
maciones el advenimiento del Reich de
los
Mil Mos,
que darla comienzo
a
partir de la eliminacion de
la
ultima
unwertes
Leben. Igualmente, y
para
si
milar alegria
de
sus entusiastas en todo
el
mundo,
Stalin proclamo que el final
de la
injusticia,
de la
opresion claJiista y
las guerraJi de clases estaba a
la
vuelta
de la esquina, esperando unicamente a
que se desenmascarara y se ejecutara al
Ultimo enemigo
de
la sociedad. a au
sencia
de
clases
en
esra sociedad se
10-
graria fusilando 0 matando de hambre
haJita el
ultimo de
los
que
destacaran y
no encajaran en ese nuevo modelo. Po
demos decir
que
ambas formaJi
de
to
talitarismo del siglo xx exploraron los
limites
aCaJiO
el caracter ilimitado?)
del poder de exclusion soberano. Aus
chwitz y Kolima fueron laboratorios
en los que se estudiaron las fronteras
de
la
maleabilidad humana y, sobre to
do,
se
experimentaron y se sometieron
a prueba los metodos mas eficaces para
limpiar la sociedad
de
las
contamina
ciones mas revoltosaJi y mas generado
raJi
de incertidumbre.
Los regimenes totalitarios die ron
rienda suelta
a
una
tendencia
ya
de
por
si propia de la soberania del Esta
do moderno
(que
tanto
para
Max We
ber,
en
los albores del siglo xx,
como,
mas adelante, para
Norbert
Elias, con
sisua
en
el
mono
polio
de
los medios
de coaccion ), hasta el
punto
de alcan
zar cotas disparatadas,
con la
esperan
za
de
que ella misma hallara sus
pro
pios lfmites (0,
mejor
dicho, de
que
demostrara su
trascendibilidad
ante
todo limite existente
0
futuro). La
aventura totalitarista
no
fue
una
abe
rracion, un accidente de la historia
que pueda
despacharse
explicandolo
simplemente
como una
deformacion
cancerosa de un -por
10
general- salu
dable
cuerpo
politico moderno. Fue,
mas bien, un intento sostenido de ex
tender
la
forma
fisica
de
ese
cuerpo
hasta
su
maximo potencial.
sesinato categorial
Durante
el paJiado siglo, aproximada
mente
unos seis millones de judios
y
se
gUn algunaJi versiones, cerca de un mi-
llon de gitanos, acompailados de milla
res y millares de homosexuales y de per
sonaJi
con
discapacidad mental, fueron
matados a tiros, envenenados e incinera
dos
por
los constructores del Nuevo
Or
den Mundial
disefiado
por
los nazis,
simplemente porque
no
encajaban
en
el
orden que estaba a punto de erigirse.
No fueron laJi UnlCaJi victimaJi de
laJi
innumerables obras de
consrruccion
proyectadas y esparcidas
por
divers os
rincones de la geografia mundial. Antes
de ellaJi,
un
millon y medio de armenios
fueron aJiesinados
por
ser las personas
equivocadaJi
en ellugar
equivocado. A
ellos los siguieron diez millones de -
laks -granjeros (real 0 presuntamente)
acomodados- de Ucrania, a quienes se
maro de
hambre
por
tratarse del
tipo
erroneo de personaJi, inadmisible en ese
nuevo y maravilloso
mundo
de con
formidad sin clases. Despues de ellos,
millones
de
musulmanes fueron aniqui
lados
por
ser considerados
una mancha
en
un
paisaje de uniformidad hindu, al
tiempo que millones de hindues perdian
la vida
por
ensuciar el paisaje de los
musulmanes. Millones de personaJi fue
ron
destruidaJi
por
interponerse
en
el ca
mino
del Gran Saito Adelante chino
0
de la apacib1e, imperturbada y sencilla
armonia
de
los cementerios con
la que
los jemeres rojos
decidieron
suplir el
mundo
desordenado, ruidoso y sucio de
1a
humanidad pura
y dura. Todos los
continentes del planeta
han
tenido sus
hutus
locales
que han
maJiacrado a sus
vecinos tursis, y en codos
ha
habido tut
sis nativos que
han
pagado a sus perse
guidores con 1a misma moneda. Todos
los continentes
han tenido su dosis de
Darfures, Sudanes, Sierra
LeOllaJi, Timo
res Orientales y BosniaJi.
Lo
que
convirtio todos esos CaJiOS
en aJiesinatos categoriales fue, para em
pezar, la particularidad de que los actos
mismos de 1a aJiignacion de laJi victimaJi
a
una
categorla y la sentencia a
muene
de los miembros
de
esta baJitaran
para
sellar
el
destino de los sentenciados: no
se requirio de ninguna o tra prueba de la
culpabilidad de laJi victimaJi. a
aJiigna-
CLAVES DE RAz6 N PAACTICA ·N° 199
-
8/18/2019 Asesinato Categorial Bauman
4/10
cion de categaria him
caso
omiso de la
diversidad de caracteristicas personales
de las personas asignadas y del grade de
peligro que cada miembro individual
del grupo condenado podia representar.
Era irrelevante, por 10 tanto, desde
el
punto
de vista de la logica asesina catego
-
rial, 10 viejas, jovenes, fuertes, debiles,
geniales
0
malevolas que fueran
las
victi
mas. Los futuros sentenciados no tenian
por que haber cometido
un
delito puni
ble para que
se
pronunciara un veredicto
en su contra y se procediera a su ejecu
cion. Tarnpoco era relevante para dicho
veredicto que se aportaran pruebas de la
mala
conducta
de los condenados, ni
mucho menos alin que se midiera esta
para permitir que el castigo fuera pro
porcionado a la gravedad de la supuesta
fechorfa. Y, a la inversa, nada de 10 que
las victimas hicieran
0
dejaran de hacer
podia reportarles el beneficio de la salva
cion: nada podia eximirlas de
un
destino
comun a la categoria a la que pertene
dan. Como Raul Hilberg senal6 en una
conocida apreciacion suya, la suerte de
los judios europeos habia quedado ya
decidida y sellada desde el
momento
mismo en que
las autoridades nazis
completaron sus registros censales de la
poblaci6n
judia
y
la
separaron de los
subditos alemanes corrientes estarn
pando la letra J en sus pasaportes.
En segundo lugar, 10 que hace de
semejante acumulacion de cadiveres un
caso de asesinato categorial
es
su unidi
reccionalidad. El asesinato categorial es
el
opuesto exacto del combate, de una
conrrontaci6n entre dos fuerzas, decidi
das ambas a destruir al adversario, inclu
so aunque una de ellas acme Unicamente
en defensa propia tras haber sido provo
cada, atacada y arrastrada al conRicto
par la hostilidad del otro bando. El ase
sinato categorial es, de principio a fin,
una trama unilateral
En
el
transcurso
del asesinato categorial,
las
Imeas diviso
rias entre los sujetos y los objetos de las
acciones, entre
el
derecho a iniciar
es
tas
y la obligacion de cargar con sus conse
cuencias, entre
el
hacer y el padecer ,
quedan trazadas con absoluta nitidez,
son celosarnente vigiladas y
se
vuelven
infranqueables. El asesinato categorial
tiene como
fin
privar de sus vidas a los
blancos humanos designados, pero
tam
N°
99 ·CLAVES
DE
RAz N pR CTrC
bien y a priori-expropiarlos de su hu-
manidad, de la que
es un
ingrediente in
dispensable (y, en
el
fondo, constitutivo)
el derecho a la subjetividad, a la accion
guiada por la propia persona.
El Holocausto judie ha adquirido
una
posici6n de icono
en
la conciencia
de la epoca,
un
lugar enterarnente pro
pio. Podrfa decirse que destaca como
paradigma
0
arquetipo de asesinato cate
garial,
0
como ejemplo
por
antonomasia
del mismo. Podrfa incluso afirmarse que
se
ha
convertido por eso mismo en una
denominacion genbica con la que
se
de
signan las tendencias homicidas que tan
a menudo dejan sentir su presencia y
que con tan impresionante regularidad
han venido estallando en
el
transcurso
de la historia
modema
.
a memori del p s do
Hace cincuenta
0
sesenta ailos, se espe
raba que el conocirniento mismo de los
truculentos detalles del Holocausto
im
presionara hasta tal
punto
a la humani
dad que la despertara de su somnolencia
etica e imposibilitara asf nuevos genoci
dios. No
ha
sido asf. Del mismo modo
que ellegado del Holocausto ha inspira
do una aversi6n general rrente a las lla
madas soluciones finales , para muchos
ha constituido tarnbien una tentaci6n
de cara a probar las suyas propias. Mas
de medio siglo despues, sigue alin abier
to el problema de inmunizar la sociedad
£rente a tales tentaciones genocidas.
Dicho esto, a uno
Ie
habria gustado
ailadir que, a raiz de tan incalificable ho
rror y de la repulsi6n que sigui6 a su re
velaci6n,
el
Holocausto judie marc6
el
principio de una era mas civilizada y hu
mana en la historia de nuestra especie;
que aunque la tendencia homicida con
tinUa sin haberse secado del todo, las
existencias actuales de espoletas necesa
rias para detonarla son mas
escasas
que
nunca, hasta el punto de que tal vez se
haya
abandonado
su produccion
definitivarnente. Pero, por desgracia, no
podemos afirmar algo asf. El legado del
Holocausto ha resultado ser demasiado
complejo como para que todo
eso
fuera
posible y pudiera afirmarse con
un
mi-
nimo grade de conviccion.
La
logica de
la convivencia humana no sigue los pre
ceptos de la logica de
la
conciencia mo-
ZYGMUNT
BAUMAN
ral,
y la una y la o tra originan racionali
dades radicalmente distintas.
Es indudable que el Holocausto
cambio la situaci6n del mundo, pero no
necesariarnente en
el
sentido esperado y
deseado. El Holocausto ailadi6 una con
siderable dos
is
de informacion a nuestro
conocimiento colectivo del mundo que
habitarnos conjuntarnente, y era inevita
ble que ese nuevo saber modificase nues
tro modo de vivir en el y de concebir y
narrar la experiencia pasada y las pers
pectivas futuras de convivencia compar
tida. Antes de que
se
produjera, el Holo
causto era inimaginable. Para
la
mayoria
de las personas, continuo siendo incon
cebible incluso cuando ya estaba muy
avanzado.
Hoy en
dia, es cliflcil figurarse
un mundo
que
no
contenga
la
posibili
dad
de
un
holocausto,
0
siquiera uno
que este perfectarnente fortificado (no
digarnos ya asegurado) £rente a la puesta
en pclctica de dicha posibilidad. Todos
hemos sido alertados al respecto y nadie
ha retirado esa alerta todavfa.
Ahara bien, ~ q u e significa vivir en
un mundo permanentemente prenado
del tipo de horrores representados por
el
Holocausto? recuerdo de este hace
del mundo un lugar mejor y mas segu
ro,
0
pear y mas peligroso?
Martin Heidegger explicaba que
el
Ser (SeinJ equivale a
un
proceso de
Wi
e-
derholung (recapitulacion) continua del
pasado. El Ser
no
tiene
ningun
otro
modo de ser y esto es
tan
aplicable a los
grupos humanos como 10
es
a los indi-
viduos humanos. Los dos aspectos de la
identidad (individual
y o
colectiva) dis
tinguidos por Paul Ricoeur, l ipstHte (la
diferencia que raya en la unicidad) y la
memete l
a continuidad del yo, la iden
tidad
consigo
mismo
a 10 largo del
tiempo), se entretejen hasta el punto de
resultar inseparables, sin que
ninguno
de los dos sea capaz de sobrevivir por si
solo. Cuando reunimos las observacio
nes de H eidegger y de Ricoeur,
se
hace
evidente
el
papel fundamental des em
penado por la retenci6n del pasado a la
hara de formar el presente individual
0
colectivo). Hoyes corriente afirmar que
los grupos que pierden su memoria
pierden tambien su identidad: que la
perdida del pasado conlleva inextrica
blemente
la
perdida del presente y del
25
-
8/18/2019 Asesinato Categorial Bauman
5/10
EL
ASESINATO CATEGORIAL
futuro.
Si
10 que est i en juego es la pre
servadon de un grupo (es dedr, que siga
siendo un valor que deba defenderse y
apreciarse), el exito 0 el fracaso de tal
empeno dependen del esfuerzo que se
dedique a mantener viva
esa
memoria.
Puede que eso sea cierto, pero
10
que es seguro es que no supone toda la
verdad, pues la memoria
es
un arma de
doble filo. Para ser mas precisos, es, al
mismo tiempo, una bendicion y una
maldidon. Puede mantener
vivas
mu
chas
cosas
de valor marcadamente des
igual para el grupo y sus convecinos. EI
pasado es un saco de acontecimientos y
la
memoria nunca
los
retiene todos, co
mo tarnpoco reproduce jamas en su for
ma original e impecable (sea 10 que
sea
10
que tales adjetivos quieran decir)
aquello que retiene
0
recupera del olvi
do. El pasado en su totalidad , el pasa
do wie es ist eigentlich
gewesen
como
realmente ocurri6 (y
como, seglin suge
ria Ranke, debia ser contado de nuevo
por
los
historiadores), jamas vuelve a
ser
recuperado por la memoria (y si 10 fuera,
esta seria una carga -antes que una ben
didon- para los vivos).
a
memoria se-
lecciona
e interpret
a
y el
que se
selecciona
y el
como
se interpreta son discutibles y
son objeto de disputa continua.
La
resu
rreccion del pasado, el mantener el pasa
do con vida, solo puede conseguirse por
medio del trabajo activo, la selecd6n, el
reprocesamiento
yel
recidaje que lleva a
cabo la memoria. Recordar
es
interpretar
el pasado (0, para ser mas correctos,
ex
plicar una historia pensada para
ser
identificada con el curso de
los
aconteci
mientos pasados). El estatus de ese rela
to del pasado es ambiguo y esti aboca
do a mantenerse
asL
Por
un
lado, los relatos
se
cuentan
o se narran. No puede haber relatos
0
historias sin
narradores
de
las
mismas,
y estos, como todo ser humano, son,
como bien sabemos, susceptibles de
cometer errores y de dejar volar la ima
ginacion en algunos momentos. Errar
es humano. Por otro lado, sin embar
go, la idea misma del pasado evoca
una cosa solida, pertinaz, definitiva,
inalterable e irreversible, el epitome
mismo de realidad que no podemos
revocar ni hacer desaparecer a nuestra
voluntad. Los narradores ocultan su
26
flaqueza humana tras
la
majestuosa
grandiosidad del pasado, que, a dife
rencia del veleidoso presente y del alin
informe
futuro, puede consagrarse
(aunque sea contra la evidencia de
los
hechos, por asi decirlo) como realidad
inamovible que no
acirrUte
disputa. El
pasado tiende a ser planteado (aunque
sea contrafactualmente) como la linica
roca s6lida a la que aferrarse en medio
de un torbellino de opiniones frigiles,
eHmeras, movedizas y esquivas, que
-
lo son supuestamente verdaderas. 1n
vocando
la
autoridad de su propio ma
terial temitico, los narradores de la
historia de
10
preterito pueden lograr
que nos pase inadvertida la labor de re
procesamiento que tuvieron que llevar
a cabo para transformar ese pasado en
una historia. La invocacion de la auto
ridad del pas ado protege
la
interpreta
cion frente a cualquier inquisidon que
no sea
bienvenida, y que es calificada
entonces de indiscreta y enojosa. No es
que la verdad se beneficie necesaria
mente de ello, pero si que queda a sal
vo (por el
momenta,
al menos) una
sensacion de agradable bienestar :
ese
confort que se desprende de la creenda
de estar en
10
cieno.
Los muertos no tienen poder algu
no para guiar
la
conducta de
los vivos
y menos alln para vigilaria
y
corregir
la). Sin procesar, wie es
ist
e i g e n t l i ~
gewesen
sus propias vidas apenas po
drian constituir ensenanza alguna para
nosottos; para convertirse en lecciones,
primero han de ser transformadas en
historias.
EI
pasado no interfiere direc
tamente en el presente: toda interferen
cia viene mediada por una historia. El
curso que dicha interferencia tome
finalmente
se
decide en
el
campo de
batalla de la memoria, donde
las
histo
rias son los soldados y los narradores
son los astutos
0
desventurados coman
dantes de las tropas en liza. Las leccio
nes a extraer del pasado son los princi
pales premios en juego en dicha batalla.
Sacralizaci n banalizaci n
La contienda entre interpretaciones en el
curso de la cual el pasado vuelve a fra
guar con unos contornos visibles y con
la significacion de experiencia vivida
propia del presente, para luego ser reci-
dado en forma de planes para el futuro,
se libra, como recientemente ha senala
do Tzvetan Todorov, en
el
estrecho paso
que se abre entre dos trampas: la
sacrali-
zacion
y la
banalizacion.7
El grado de
peligro que se contiene en cada una de
estas Ultimas depende de si
la
que
esti
en juego es la memoria del individuo 0
la del grupo.
Todorov admite que, en realidad,
resulta necesario (inevitable, induso) un
cierto nivel de sacralizacion (un proceso
que convierte un hecho pasado en un
acontecimiento linico, del que
se
entien
de que es como ninglin otro vivido por
nadie mas , y que, por consiguiente,
condena toda comparacion de ese estilo
a la categoria de sacrilegio) para que la
memoria
ejerza su
funcion
en la
autoafirmacion de la identidad in ivi-
dual.
De
hecho, para el sostenimiento
de la ipseiti del yo personal es indispen
sable la pervivencia de alguna que otra
area de interioridad rernisa a toda comu
nicacion: ciertas experiencias subjetivas
centrales irreducibles, insolubles e inefa
bles, inapropiadas para su transmision
interpersonal. Sin
ese
nlldeo, no habria
oportunidad alguna de tener una indivi
dualidad genuina. La experiencia perso
nal
es,
en
el
fondo,
personal·
como tal,
resulta intransferible . EI rechazo (0,
cuando menos, una cierta reticencia) co
municacional puede ser una condicion
sine
qua
non
de la autonomia individual.
Ahora bien, los grupos no son co
mo
los
individuos, solo que mas gran
des . Si razonaramos simplemente por
analogia, ignorariamos la diferenda cru
cial: a diferencia de los individuos que se
autoafirman, los grupos viven a (t'
aves
de
la comunicaci6n, el dialogo y el inter
cambio de experiencias. Los grupos
se
constituyen
compartiendo
recuerdos, no
impidiendo el acceso de cualquier extra
no a los mismos.
La
verdadera naturale
za
de a experiencia del asesinato catego
rial consiste en haber sido compartida y
en que el recuerdo de la misma es para
ser compartido y convertido en propie
dad comlin: consiste, por decirlo de otro
modo, en que
sea
defendida frente a la
tentacion de la sacralizaci6n. En el
caso
de la memoria compartida de una expe
riencia igualmente compartida y, sobre
todo, compartida como victimas), la
sa-
CLAVES DE RAZON rRACTICA
·N
199
-
8/18/2019 Asesinato Categorial Bauman
6/10
cralizacion impide realrnente la posibili
dad de comunicacion
y
con
ello,
la de
acrecentar la sabiduria colectiva de las
personas vivas. A simple vista, al negar a
otros grupos el beneficio que pueden
obtener del aprendizaje y la memoriza
cion de
la
experiencia de otros, la sacrali
zacion protege
los
intereses de
los
sacra
lizadores. Pero las apariencias enganan:
e
ostensible egoismo de la sacralizacion
es des cert do
y, en ultima instancia,
contraproducente y danino para los pro
pios intereses del grupo que sacraliza.
Si
se ignoran
0
no se atienden debidamen
te
las
lecciones comunes que
se
pueden
extraer de la experiencia de un grupo (y
que solo
se
pueden descubrir a traves de
un
intercambio comunicativo), las con
diciones futuras de ese grupo estaran
mal protegidas. Despues de todo,
la
su
pervivencia y
e
bienestar del grupo de
penden mas de
los
principios vigentes y
de la red de dependencias en la que se
halia inscrito dicho grupo que de
10
que
este
se haga por su cuenta a sf mismo y
al resto de la mencionada red.
La banalizacion sigue a primera
vis-
ta una ruta radicalmente opuesta a la de
la sacralizacion, pero, sin embargo, aca
ba teniendo mas
0
menos los rnismos
resultados: niega, aunque sea de forma
indirecta, toda originalidad a la expe
riencia del grupo
y
con ello, despoja
el
mensaje de esta, a priori, del valor singu
lar que podria justificar la necesidad de
un
diaIogo intergrupal. Como en e
caso
de la sacralizacion, aunque aupada sobre
la fortaleza de
un
motivo presuntamente
contrario, esa banalizacion no ofrece de
seo
ni animo alguno que invite (0 haga
unirse) a una conversacion. Si el feno
meno que
un
grupo conoce a traves de
su propia experiencia continua repitien
dose de forma aburridamente monoto
na en la experiencia de
casi
todos los de
mas, bien poco (0 nada) puede aprender
un grupo de otro. Los
casos
pierden ese
potencial iluminador que radica en su
particularidad. Entre la multitud de
ca-
sos
sirnilares
0
identicos,
se
pierde la pe
culiaridad a partir de la cual puede
aprenderse algo verdaderamente general
y de universal importancia (a raiz preci
samente de dicha singularidad). Parado
jicamente, pues, la banalizacion sirve a
los propositos de
los
sacralizadores, pues
N° 1 ·CLAVE S DE RAZON r RAcrlcA
potencia la sacralizacion, corrobora el
supuesto buen tino y la logica de quien
procede a tal prictica, e inspira un celo
sacralizador alin mayor.
Tanto la sacralizacion como la ba
nalizacion separan a unos grupos de
otros y
los
enfrentan entre
S1
Ambas ha
cen que se entreguen a la introspeccion,
pues arnbas reducen la importancia 0
niegan el valor de supervivencia del dia
logo intergrupal y del hecho de compar
tir experiencias de grupo que tienden a
vivirse
separadamente mientras
los
miembros de ese grupo permanecen
irremediablemente ligados entre
S1
Am
bas
hacen que el camino hacia esa union
necesaria para proteger la supervivencia
del grupo
(y
para hacer del asesinato ca-
tegorial algo superfluo)
sea
mas duro y
dificultoso, t l
veL,
incluso, intransitable.
La
sacralizacion y la banalizacion
van de la mano. Todorov comenta el ca
so de Richard Holbrooke, representante
del Departamento de Estado norteame
ricano
en
Yugoslavia, qui en accedio a
conversar con
las
autoridades de Belgra
do despues de que estas hubiesen sido
acusadas de llevar a cabo un nuevo ho
locausto en Bosnia y cito
el
precedente
de Raul Wallenberg, quien, bajo el do
minio nazi, dejo a
un
lado su bienestar
personal a fin de salvar vidas. Todorov
seiiala que, mientras que Wallenberg
arriesgo la vida al optar por ponerse al
servicio de las vlctimas
y
a t l fin, resis-
tio frente a los todopoderosos perpetra
dores de aquel crimen, Holbrooke, ac
tuando en nombre (y a instancias) de la
mas formidable hiperpotencia mundial,
acudio a dar ordenes y pedir cuentas a
personas rociadas a diario con los misi
les inteligentes y
las
bombas de esa mis
rna hiperpotencia. Clinton justifico la
intervencion rnilitar en Bosnia citando
la advertencia de Churchill contra la
contemporizacion ante Hitler. Pero
2de
que valia aquella comparacion?,
se
pre
gunta
To doroV 2Era Milosevic una
arnenaza para Europa comparable a la
de Hitler en su momento?
La banalizacion viene
muy
bien
cuando
se
contempla la posibilidad de
coaccionar a un adversario mas debil y
cuando
ha
de promocionarse tal coac
cion entre el publico en general presen
tindola como
un
autosacrificio en lugar
ZYGMUNT BAUMAN
de como un acto de politica de poder.
Sin banalizacion, la peculiaridad del cri
men seria vista en si rnisma como algo
cargado de significado etico. Pem debe
de haberse perdido la oportunidad de
extraer principios eticos universalmente
vaIidos cuando alguien como Moshe
Landau, presidente
en
1961 del tribu
nal que juzgo a Eichmann,
pudo
26
mos despues presidir la comision que
legalizo
el
empleo de la tortura contra
otros exponentes similares del odio a
los judios: los palestinos de los territo
rios ocupados.
La
banalizacion suple con la ilusoria
sirnilitud de la deslealtad de los enerni
gos otra sirnilitud que
es
la que realrnen
te cuenta
si se
pretende extraer alguna
leccion de una experiencia pasada: la
si-
rnilitud de las relaciones de poder y la
moralidad (0 inmoralidad) de los actos.
Siempre
(y
dondequiera) que una fuerza
omnipotente ahoga las voces de los de
biles y los desventurados en lugar de es-
cucharlas, aquella se estara alineando del
lado equivocado de la divisoria etica en
tre el bien y el mal; la banalizacion es
un
intento desesperado (pero exitoso du
rante
un
tiempo, mientras
el
fuerte siga
siendo mas fuerte que el debil) de negar
esa
verdad. SoJo sobre la base de la uni
versalidad etica podemos condenar al
general frances Paul Aussaresses por
las
atrocidades que autorizO y alento contra
los rebeldes aJ'gelinos, 0 a Bob Kerrey
(ex
senador estadounidense que fue lue
go rector de universidad), acusado mu
chos anos despues por
un
antiguo com
panero de armas de haber perpetrado es-
pantosas ejecuciones en masa en Viet
nam cuando estuvo alii con la fuerza ex-
pedicionaria de Estados Unidos. Una
justicia que
no
sea igual para todos no
merece ese nombre , nos recuerda Tzve
tan Todorov. Y mientras no haya posibi
lidades realistas de castigar a los matari
fes de Chechenia
0
a quienes inspiraron,
patrocinaron y pagaron desde Estados
Unidos las violaciones de los derechos
humanos en El Salvador, Guatemala,
Haiti, Chile
0
lrak,
0
a los culpables del
maltrato del que son objeto
los
palesti
nos,
0
incluso a aquellos que, por la au
toridad que detentan, son culpables del
aval permisivo con el que han contado
las tecnicas de interrogacion mas violen-
27
-
8/18/2019 Asesinato Categorial Bauman
7/10
EL ASESINATO CATEGORIAL
tas jamas empleadas por la Agencia Cen
tral de Inteligencia , queda confirmado
el
derecho del Estado a perseguir a sus
propios ciudadanos 0 a
los
residentes de
otras territorios dependientes, despues
de que este impute y reparta entre las
victimas las malvadas intenciones
que
justifican y absuelven al Estado de toda
fechoria de su parte, pero, sobre todo, de
aquellas que probablemente cometera.
Se trata del mismo derecho que, exten
dido allimite y exprimido hasta la Ulti-
ma gota por los mandatarios nazis, re
dundo en la catastrofe del Holocausto.
Desafortunadamente, el derecho de
los fuertes a hacer 10 que quieran con los
debiles es otra de las lecciones de la era
de los genocidas. Una leccion truculenta
y aten'adora, sin lugar a dudas, pero no
por ello aprendida, asumida y aplicada
con menor ansia. Para estar lista para su
adopcion, antes de nada, esa leccion
ha
debido ser despojada a conciencia de to
da connotacion etica hasta dejarla en
el
puro esqueleto de un juego de supervi
vencia de suma cero: "el mas fuerte sigue
con vida .
Que
la deshumanizacion de
las
vfctimas sea algo que, a su Vel, des
humaniza (y devasta moralmente) a sus
victimizadores
es un
inconveniente til
dado de menor (suponiendo que llegue
siquiera a reconoeerse).
La
que importa
es
estar arriba y mantenerse arriba.
Esta que
es
la mas aterradora e in
humana de las lecciones que
se
extraen
del genocidio se completa con el inven
tario de penalidades que se pueden
infljgir a los debiles a fin de afirmar la
propia fuerza. Apresar, deportar, encerrar
en campos de concentracion
0
forzar a
poblaciones enteras a someterse a
una
penuria proxima a la del modelo del
campo de concentracion, demostrar la
inutilidad de la ley mediante la
ejecu
cion sumarisima de los sospechosos, en
careelar sin juicio ni
un
plaza de conde
na establecido, difundir
el
terror genera
do por el castigo aleatorio y sin explica
ciones: todos estos han sido metodos
cuya eficacia (y, en consecuencia, cuya
racionalidad )
ha
quedado ampliamen
te demostrada.
La
lista podrfa ampliarse
con
el
paso del tiempo. Nuevos y me
jorados recursos escin ya en pruebas y
se madiran al mencionado inventario si
las superan satisfactoriamente: arrasar
8
con domicilios
0
distritos residenciales
espedficos, arrancar olivares, enterrar
cultivos ya sembrados, incendiar lugares
de trabajo, aislar una casa de su explota
cion agrfcola aledana mediante un
mu-
ro, asi como otros metodos de destruc
cion de
las
Fuentes de subsistencia (ya de
por s miserables) de esos agricultores.
Todas estas medidas exhiben la propen
sion autopropulsada y autoexaeerbadora
a inRigir dano a otros y a convertirlos
en
victimas. AI tiempo que creee la lista de
atrocidades cometidas, tambien 10 hace
la necesidad de aplicarlas con aun mayor
resolucion para evitar que las victimas
no solo hagan oir su
voz,
sino que consi
gan que
se
les escuche. Y cuando las vie
jas estratagemas devienen en rutina y va
borrandose el horror que han sembrado
entre sus destinatarios en
el
pasado, ya se
escin buscando febrilmente nuevas, mas
dolorosas y ffi
-
8/18/2019 Asesinato Categorial Bauman
8/10
bandos juegan al mismo juego. Ojo por
ojo, diente por diente, golpe por golpe.
Una of ns a solo
puede
saldarse of n
diendo a su Ve a quien la ha cometldo
(el dano solo se repara danando al
damnificador). Hagas
1
que hagas, yo
1
igualare y
1
superare con mayor rabia
e intensidad.
El
intercambio de golpes
se
convierte en una competicion de ensa
fiamiento, indemencia y crueldad. m-
bos bandos estin convencidos de que,
cuanto mas despiadados y sanguinarios
sean sus actos, mayor sera la probabili
dad de que el adversario se 1 piense dos
veces antes de arriesgarse a
un
nuevo
golpe, y de que, finalmente, arroje la
toalla. Yambos lados creen que
si
reba
jan el tono
0
la intensidad de sus res-
puestas
(y
no digarnos ya
si
se
abstienen
de responder), 1 Unico que conseguirin
sera animar
al
adversario a golpear con
aun
mayor Furia. Pueden imaginarse
igualmente el resto de la historia. Cuan
do ambos bandos comparten esa creen
cia, las posibilidades de romper la cade
na son practicamente inexistentes. Solo
la mutua destruccion de los rivales (0 su
agotamiento absoluto) podria poner fin
a la contienda.
Las perspectivas no son buenas pa
ra la
humanidad
mientras continuen
funcionando esas dos cadenas viciosas.
Cabria preguntarse, mas bien, como ha
podido
sobrevivir la especie
humana
hasta la actualidad dotada como venia
de tan desastrosas inclinaciones. Pero el
caso
es
que
ha
sobrevivido. Asi que, en
paralelo a los peligros, debe de haber
tambien esperanza. Debe de haber
un
modo de cortar
esas
cadenas esquismo
geneticas, ,no?
En
el inicio mismo de la larga, in
trincada y turbulenta historia de Europa,
ya hubo quien se him esa misma pre
gunta: concretamente, en
1a
trilogia de
la Orestiada de Esquilo. En
una
de las
obras, animada por
el
coro. Electra ansia
vengar a su padre, asesinado por el
amante de la madre de la propia Electra
y llama a su hermano, Orestes, para que
acabe con la vida de los asesinos. El coro
esca encantado. Una
nueva
masacre
acontece, con la que se cierra una cuenta
de afrentas que estaban pendientes de
respuesta para abrir otra nueva. AI final
de la obra, confuso y desconsolado,
el
No 199 • CLAVES DE RAZON PAACTICA
coro exclama: ~ C u i n d o remitira la mal
dicion ancestral y recibira sepultura,
consumida su furia? . Sin embargo, por
desgracia, ya no queda nadie para res
ponder.
No
es hasta la siguiente parte de
la trilogia cuando
se
nos da una respues
ta y esta viene de Atenea, diosa de la sa
biduria: Juicio justo, sentencia justa,
que concluye en una votacion igualada
que no acarrea deshonra ni derrota .
No se puede decir que el veredicto
de Atenea haya sido obedecido a 1 largo
de los mas de dos milenios de historia
posterior: en innumerables ocasiones,
ha
sido ignorado;
en
muchas otras,
flagrantemente quebrantado.
Aun
as ,
ha
continuado planeando sobre la histo
ria europea en forma de doloroso repro
che de nuestra conciencia que nos
ha
acuciado cada Ve que no hemos segui
do el consejo de la diosa.
Lentamente-y
no sin desvios y repliegues varios-,
se
fue
avanzando por la senda que iba desde el
imperio de la venganza hasta
el
de la ley
y la justicia: la forma por antonomasia
de destrabar los eslabones de
las
cadenas
esquismogeneticas. Un juicio justo,
[una] sentencia
justa"
que no acarre[e]
deshonra ni
derrota"
y que, por 1 tanto,
permita que los adversarios dejen a
un
lado sus rencillas y convivan en paz,
es 1
que finalmente interrumpe la hasta en
tonces interminable cadena de represa
lias y venganzas.
Las
os I gicas
del sesin to categorial
Ryszard Kapuscinski, explorador infati
gable de
los
mas famosos,
los
no tan co
nocidos y
los
completamente ignorados
escenarios de inflamacion sangrienta y
sufi-imiento humano, amen de estudioso
asombrosamente perceptivo de los
conflictos que destrozaron el caracter in
cipientemente humano de este mundo
nuestro en rapida globalizacion, resumio
asi el
desafio al que nos enfrentamos co
lectivamente y las truculentas conse
cuencias que nos aguardan
si
no respon
demos a el:
iNo es el
reduccionismo consistente en
describir cada caso de genocidio de forma aisla
da, como si estuviera separado de nuestra cruel
rustoria
y
(en particular) de
las
desviaciones de
poder en otras partes de nuestro planeta, un me-
ZYGMUNT B UM N
dio para eludir las
pr
eguntas mas brutales
y u -
darnentales para nuestro mundo,
y
los peligros
que arnenazan a es
te?
Cuando los estallidos sucesivos del
fienesi del asesinato categorial son sacra
lizados como una tragedia privada de las
victimas, de
los
descendientes de estas y
de una herencia que
es
propiedad exclu
siva de las primeras y de los segundos,
pero, al mismo tiempo, son banalizados
por
el
resto de la humanidad como
si se
tratara de una manifestacion lamentable
pero omnipresente de la iniquidad
0
de
la locura irracional humanas, acaban
siendo imposibles la reflexion comparti
da sobre los origenes de ese fienesi y la
accion comtin destinada a neutralizarlos.
Seguir el consejo y la advertencia de Ka-
puscinski
es
una tarea sumamente apre
miante, un i m p e r t i v ~ que no podemos
desatender mas que a
un
elevado riesgo
colectivo para todos nosotros.
Podriamos comenzar por tratar de
abarcar los mUltiples y variados
casos
de
asesinato categorial dentro de dos varie
dades en absoluto idiosincrisicas y
si
bastante comunes y generalizadas (cipi-
cas
incluso) de racionalidad instrumen
tal.
A pesar de sus peculiaridades diver
sas, todos los casos contemporineos de
asesinato categorial pueden clasificarse
segtin si obedecen a uno u otro de dos
tipos de logica, que, a falta de nombres
mejores, podemos caracterizar aplicando
la distincion que hiciera Ferdinand Ton
nies entre Gesellrchaft (los agregados con
tractuales e impersonales) y
Gemeinschaft
(las
unidades primordiales),
0
entre "so-
cial" y comunitario .
Ninguno de esos dos tipos de totali
dad que Tonnies distinguio y yuxtapuso
hace ya mas de
un
siglo es actualmente
un fenomeno natural
0
que simple
mente nos venga dado (aunque ese ca
dcter
de dado era
1
que, segun
el
propio Tonnies, caracterizaba a la Ge-
meinschaft
y la diferenciaba de la
Gesellr-
chaft .
En
nuestro mundo de moderni
dad l1quida, de
dpida
desintegracion de
los laws sociales y de sus contextos tra
dicionales, ambas totalidades son
postu-
ladas, primero, y han de ser
constrnidas
despues. Y su construccion
es
una labor
que, de
no
afrontarse, de
no
asumirse
conscientemente y de no llevarse a ter
mino con decision, jamas
se
iniciaria ni,
29
-
8/18/2019 Asesinato Categorial Bauman
9/10
EL ASESINATO CATEGORIAL
aun menos, se completaria por su pro
pio impulso. En
el
mundo contempora
neo, ni las comunidades ni las socieda
des pueden ser otra cosa que logros:
artefactos resultado de
un
esfuerzo
productivo. El asesinato categorial es
hoy en
dla
un
subproducto,
un
efecto
secundario 0 un producto de desecho
de la producci6n de esas comunida-
des y sociedades.
•
La l6gica social del asesinato categorial
es
la de la construcci6n de orden.
En el
momenta de disenar la gran sociedad
con
la que se pretende reemplazar el
agregado de 6rdenes locales incapaces de
autorreproducirse de forma eficaz, cier
tos segmentos de la poblaci6n acaban
siendo inevitablemente clasificados co
mo
sobrantes : para ellos no se encuen
tra espacio ninguno en
el
orden racio
nalmente construido del futuro.
El asesinato categorial, como el des
herbar (0, en general, como toda actividad
de limpieza a fondo 0 purificaci6n ),
es
una destrucci6n creativa. Eliminando
todo aquello que esti fuera de sitio 0 no
encaja (como los extranjeros 0 como
cualquier unwertes Leben , se crea 0 se
reproduce
un
orden. El orden sin
clases
de
la
sociedad comunista exigia
la
destruc
ci6n de los portadores del germen de la
desigualdad de clases; el orden de limpie
za racial del Reich de los Mil Mos obli
gaba a
una
limpieza exhaustiva del solar
donde
se
llevaban a cabo las obras de cons
trucci6n de dicho orden que liquidara
todas
las
sustancias racialmente impuras
y contarninantes. El vocabulario al servicio
del genocidio puede haber variado de
un
lugar a otro, pero la pauta basica
se
ha
venido repitiendo en mul titud de ocasio
nes
a 10 largo de la historia moderna, don
dequiera que la acelerada construcci6n de
un
orden nuevo y mejorado fuese asu
mida y emprendida por ciertos poderes
del Estado moderno, dotados de lma fuer
za
y unos recursos aplastantes (por ejem
plo, en la Camboya de Pol Pot, la China
de Mao 0 la Indonesia de Suhano).
•
La l6gica
comunitaria
, de manera
muy
parecida a la l6gica social,
es un
vastago
plenamente legltimo de la condici6n
moderna,
por mucho
que el parecido
familiar pueda ser dificil de detectar en
primera instancia.
En
vista de la rapidez
con la que
se
derriten y acaban flotando
30
a la deriva todos los marcos establecidos
y conocidos que servian para apuntalar
la autoconfianza de la acci6n, la seguri
dad de la posici6n social y la protecci6n
del cuerpo y sus prolongaciones, una de
las
reacciones posibles y mas probables
es
la busqueda febril de
un punto
firme
y seguro: un refugio hente a la ansiedad
potenciada por
el
poco fiable y erratico
escenario de la vida. Entre la cacofonfa
de senales y la caleidosc6pica mutabili
dad de panoramicas,
cuando todo
a
nuestro alrededor
se
mueve, va a la deri
va y cambia de rostra sin apenas avisar
(0 sin avisar para nada),
ese
refugio pare
ce hallarse en la uniformidad de la mis
midad. Dada la actual ausencia de una
jerarquia netamente definida de valores
(sustituida
por
una competencia salvaje
entre fines enmeros), ese refugio parece
radicar en una leal tad sin reservas que
anula e invalida todas las demas respon
sabilidades, tan confusamente abundan
tes como agotadoras. Cuando todo
10
demas se ha vuelto descaradamente
artificial (una fubricaci6n de notoria pro
cedencia humana y, por consiguiente,
susceptible de ser deshecha par
el
hombre),
el
refugio parece cimentarse en
una especie de compania que ningun
hombre puede disgregar por la propia
presencia primordial, natural , de esta,
inmune a todas
las
elecciones humanas
y resuelta a sobrevivirlas. La era moder
na y, sobre todo, la era moderna liqui
da)
es
una epoca de construcci6n comu
nitaria intensa aunque poco concluyente
(0, mejor dicho, intensa por el hecho de
ser poco concluyente, y mas desesperada
y dedicada por ese mismo motivo). Yes
ta inspira sus propios asesinatos catego
riales.
Y
sus casos
proliferan a un ritmo
acelerado, desde Bosnia y Kosovo hasta
Ruanda y Sri
Lanka.
Como Rene Girard ha argumenta
do y demostrado de forma convincente,
es dificil que algo una y aglutine con
mayor solidez a una comunidad recien
ensamblada que
el
hecho de compartir
la complicidad de un crinlen; de alll que
el
asesinato categorial de
rm
comunita
ria difiera en varios y llamativos rasgos
del de raiz social. Asi en contraposici6n
directa con el tipo social de asesinato ca-
tegorial (ejemplificado por el Holocaus
to), en los actos genocidas inspirados
por la construcci6n de una comunidad
el enfasis recae en la naturaleza perso
nal del crimen, en
el
hecho de matar a
plena luz del dia y de que quienes 10 ha
cen son unos asesinos de rostro y nom
bre conocido para sus victimas y de que
estas son familiares, amigos, conocidos
0
vecinos puerta con puerta con
los asesi-
nos. Para un asesinato categorial en
nombre de la construcci6n de una co
munidad, ni se necesita ni se aprueba la
puesta en suspenso de
las
emociones;
por consiguiente, se niega toda validez a
la excusa de actuar obedeciendo 6rde
nes .
Debe quedar claro a todo
el
mun
do que 10 t'mico que se interpondra en
tre los perpetradores y
el
tribunal de crf-
menes de guerra sera la comunidad pos
tulada y a punto de ser construida, que
s6lo la solidaridad continua y la lealtad a
la causa comunitaria podrfan servir a los
perpetradores de defensa cuando se les
acuse de ser unos criminales. Las victi
mas designadas no son mas que las he
rrarruentas de la construcci6n comunita
ria; los autenticos enemigos son
los
de
nunciantes internos, los renegados 0
simplemente, los mas tibios con la causa
entre los individuos designados como
hermanos dentro de la comunidad.
Aqui se
han
presentado
las
variantes
social y comunitaria del asesinato cate
gorial como tipos puros , por asi decir-
10 En la practica, sin embargo, la mayo
ria de los casos de asesinato categorial
contienen una mezcla de elementos de
lila
y otra, en proporciones variables, y
deben ser ubicados en puntos interme
dios entre los dos extremos tipico--idea
les . Los tipos ideales aqui desarrollados
10 han sido en calidad de recursos anali
ticos, con el in de ayudar a la compren
si6n de las principales fuentes de amena
za
genocida en nuestra sociedad moder
na
liquida. Mi argumento principal
es
que la lecci6n mas importante que po
demos extraer dellegado del Holocausto
es la
necesidad de prestar detenida aten
ci6n a dichas fuentes y de emprender
una acci6n concertada para neutralizar
las.
La
divisi6n, la separaci6n y la exclu
si6n han sido y continuan siendo los
instrumentos primordiales del asesinato
categorial y, por mucho que dejemos
volar la imaginaci6n,
es
imposible que
puedan proponerse como medios vili-
CLAVES DE RAZON
PAA
CTlCA ·
N°
199
-
8/18/2019 Asesinato Categorial Bauman
10/10
dos para prevenirlo. La erradicaci6n de
la tendencia genocida hace imprescindi
ble la inadmisibilidad de los dobles rase
ros, los tratamientos diferenciales y la se
paraci6n con los que se labra el terreno
propicio para una batalla por la supervi
vencia en forma de juego de suma cero.
Cualesquiera
qu
e sean los preceptos para
la convivencia humana que haya que ex
traer del largo historial de asesinatos ca
tegoriales, 10 cieno es que s610 pod an
ser universales
Es
imposible aplicarlos de
forma selectiva, a menos que 10 que se
pretenda
sea
su transformaci6n en
una
nueva apologia del derecho a imponerse
de los mis fuertes.
Este parece ser
un
imperativo cla
ro, aunque no sea precisamente recon
forrante.
En
el
mundo
actual, escenario
de
una
globalizaci6n tan veloz como
(todavia) descoordinada, la dependen
cia
mutua ha alcanzado ya una exten
si6n global, algo que, sin embargo, no
ha
sido igualado
por una
sociedad 0
unas instituciones de control politico, 0
un
sistema de derecho, 0
un
c6digo eti
co
vinculante) de parecida escala mun
dial. La solidaridad de destino no ha
generado hasta
el
momenta una solida
ridad de sentimiento y de acci6n, y si
gue sin estar ni mucho menos claro que
es
10
que se necesita hacer y que puede
hacerse para inducir a que
se
haga.
Asi
que el imperativo viene sin las instruc
ciones de uso ni los instrumentos que
tal uso podria precisar. Ahora bien, esa
lamentable circunstancia
no
hace que
aqueJ sea menos esencial 0 urgente: pa
ra una persona moral, la incertidumbre
en tomo
a
un
curso de acci6n realista
no
es excusa para no hacer nada 0 para
consolarse adoptando la postura de
un
espectador circunstante.
Tal vez s610
podamos ~ o ,
mas
bien, debedamos?)
repetir
10
dicho
por Kapuscinski:
Dada
la inexisten
cia de mecanismos, de barreras lega
les, institucionales 0 tecnol6gicas ca
paces
de
repeler
de forma
efectiva
nuevos actos de genocidio, nuestra
unica defensa frente a ellos descansa
en
la elevaci6n
moral
de los indivi
duos
y las sociedades
por
igual,
en
una
atenci6n constante y considerada
a mandamiento am a a
tu pr6jimo
como a ti mismo .
No 199 • CLAVES DE RAZON pRACTlCA
Allector
esceptico que dude de la
eficacia de tal mandamiento rrente a
los
modemos tanques, helic6pteros, bom
bas de relojeria y misiles inteligentes, y la
intoxicante tentaci6n que tales ingenios
despiertan en sus dueiios, podriamos
decide que lilla lecci6n que la historia
del asesinato categorial nos
ha
enseiiado
mas alia de toda duda razonable es que
amar
al
pr6jimo e inducir a este a que
nos ame (aparte de sus otras virtudes,
por ejemplo, morales) es el Unico servi
cio razonable, efi= y duradero que
los
individuos y los grupos pueden prestar a
su amor propio.
Juicio justo, sentencia justa
significa imperio de la ley: una ley igual
para todos, una ley no partidista ni co
rrompida. Las personas tienden a vivir
en paz y a abstenerse de emplear la vio
lencia cuando pueden dirigir sus quejas
y
sus
rencillas a
un
poder en cuya inco
rruptibilidad e imparcialidad
pueden
confiar. Pero
en un
planeta como el
nuestro, en rapido y ca6tico proceso de
globalizaci6n,
ese
poder brilla
s610
por
su ausencia. Es un poder presente den
tro de
las
fronteras de
los
Estados poHti
camente soberanos, pero
los
daiios mas
dolorosos se infugen actualmente desde
ese
espacio exterior a toda frontera,
desde esa tierra de nadie, al mas puro es
tilo del Salvaje Oeste, donde no hay mas
raz6n que la de la fuerza , donde s610
los mas fuertes se sientan a juzgar y don
de s610 los mas debiles son castigados
por
sus
actos. En nuestro mundo en
vias
de globalizaci6n,
el
poder ya no reside
en la politica. EI poder coercitivo -eco
n6mico y militar- ha rota
sus
cadenas
politicas y deambula Iibre por el espacio
planetario,
al
tiempo que la politica que
podria embridar sus travesuras y que,
de hecho, trat6 de domeiiarlas, con cier
to exito, dentro de
los Hmites
fronteriws
de los Estados nacionales) continua sien
do local, como antes.
En un mundo asi ninguna persona
ni ningiln lugar se sienten protegidos ni
seguros. Una vez mas,
las
cadenas es
quismogeneticas asumen el control del
destino humano. Y ahora son globales,
envuelven todo el planeta y hacen triste
mente inutiles
las
herramientas desarro
lladas a 10 largo de los
siglos
para cortar
las. Nuevamente,
las
Electras de hoy
lla-
ZYGMUNT B UM N
man
a sus hermanos a vengar las afrentas
sufridas y a reparar la injusticia cometida
contra sus seres queridos y a1legados,
porque buscan
-en vano-
los poderes
que podrian garantizarles unos juicios y
unas sentencias justas. La voz celestial de
Atenea sigue aguardando -esperanzada
mente, pero todavia en vano- a ser oida
en la Tierra globalizada.
La competencia incontrolada por el
uso de la violencia (una violencia cada
vez mas desorbitada y abusiva) se ali
menta
del
mismo
desorden
mundial
que la competencia incontrolada por la
obtenci6n de rentabilidades (unas renta
bilidades cada vez mas desorbitadas y
abusivas), 10 que aiiade ailn mas caos a
este desordenado planeta. Aunque
se las
suponga enzarzadas en
una
guerra de
desgaste, 10 cierto
es
que ambas compe
tencias son estrechas aliadas: ambas es
tan interesadas en la perpetuaci6n del
desorden planetario, sin el cual no dura
rian mucho, y ambas recelan de la posi
bilidad de un control politico y de la
instauraci6n del imperio de
1a ley,
a cuyo
advenimiento no sobrevivirian.
En un planeta en
vias
de globaliza
ci6n, ninguna de
las
dos cadenas esquis
mogeneticas que funcionan a escala pla
netaria puede cortarse localmente.
No
hay soluciones
locales
a unos problemas
de raiganlbre global. Las causas de la su
pervivencia y de la justicia, tan rrecuente
mente enfrentadas en el pasado, exigen
hoy unas estrategias similares y tienden a
converger en una sola: esa causa unificada
no puede ser atendida y mucho menos
realizada)
a nivellocal ni a base de inicia
tivas exclusivamente
locales.
Los proble
mas globales
s610
tienen soluciones glo
bales.
En
un planeta que
se
globaliza,
los
problemas humanos no pueden ser abor
dados y resueltos mas que a traves de una
humanidad solidaria.
[Selecci6n del capItulo 2 de
Mundo Consu-
mo
Etica
del individuo en el mundo global.
Paid6s, 2010.]
Zygmunt
auman es catedritico emerito de
So
ciologfa en
las
Universid ades de Leeds
y
Var
sovia. Autor de
La wltul tl
co
mo
praxis
,
Vidas des-
perdiciada
s
y Vida
Lfquid
a
31