apuntes sobre la estructura de poder en chile

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Consideraciones prospectivas para genealogías del poder en el sur Apuntes sobre la estructura de poder en Chile Raúl Prada Alcoreza

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  • Consideraciones prospectivas para

    genealogas del poder en el sur

    Apuntes sobre la estructura de poder en Chile

    Ral Prada Alcoreza

  • A modo de breve prolegmeno

    Este ensayo forma parte de un conjunto de escritos, que procura poner

    en mesa la interpelacin al Estado, a la representacin y delegacin

    formal, pretendidamente democrtica; sobre todo emplazar en

    desenvolvimiento la crtica de la narrativa histrica de los Estado-

    nacin. Cuestionando la usurpacin de la palabra a los pueblos, por

    parte de los representantes y delegados. En momentos cuando son los

    pueblos los que deberan hablar, lo hacen los doctorcitos, como

    siempre, cuando los doctorcitos empujaron a la guerra, cuando los

    doctorcitos firmaron tratados, ahora los doctorcitos forjan puestas en

    escena, relegando nuevamente a los pueblos, decidiendo por ellos su

    destino.

    Una crtica a la historia oficial

    La historia es la narrativa suprema del poder. Ocurre como si el poder

    se apropiara de la memoria social; algo que ciertamente no ocurre;

    empero, aparece como si se diera, solo que de manera teatral, por as

    decirlo. Es pues una representacin, una representacin en la

    representacin, que no es otra cosa que el deseo del poder de que as

    fuese. La memoria social no depende del poder, forma parte del

    devenir de la experiencia social. Lo que hace el poder es hacer aparecer

    otra memoria, una simulacin de la memoria social; la memoria

    oficial. La memoria legitima, mas bien, legal, pretendidamente

    legitima. La historia oficial es pues el mito del Estado. A propsito de

    este mito, el historiador crtico, el que cuestiona la historia oficial, el

    que deconstruye la narrativa del poder, desmontando sus mitos,

    desgajando sus oropeles, contrastando sus versiones con lo

    efectivamente dado, seala, en un lenguaje interpelador, las

    incongruencias de una trama inventada.

    Ivn Ljubetic Vargas1 dice que:

    1 Ljubetic Vargas, naci en Santiago de Chile el 12 de septiembre de 1930. El 15 de enero de 1948 se incorpor a las Juventudes Comunistas de Chile en Llo-Lleo, participando en la reconstruccin de ella, luego de la dura represin de Gonzlez Videla. Fue en 1952 elegido Secretario Poltico del Comit Local San Antonio; en 1953 fue promovido como miembro del Comit Regional Santiago de las JJCC. El 4 de agosto de 1954 se titul - con distincin unnime- como Profesor de Historia, Geografa y Educacin Cvica en el Instituto Pedaggico de la Universidad de Chile. Su tesis o Memoria de Prueba, (realizada en junto con Marcia Ortiz), vers sobre Origen y Desarrollo del Proletariado Chileno en el siglo XIX fue calificada con nota siete por los tres profesores que la examinaron.

  • Los hechos histricos son objetivos. Ocurren como acontecen, de una

    sola manera. Pero la interpretacin de ellos es subjetiva. Depende de

    quin los observa, analiza, narra y explica. Y este espectador no es

    imparcial. Los interpreta segn su forma de pensar, segn su ideologa,

    la que a su vez est determinada por los intereses de la clase social

    que, consciente o inconscientemente, representa. En una sociedad

    dividida en clases antagnicas existen dos formas de interpretar el

    acontecer. Una es la historia oficial, la que se escribe en los textos

    de estudio y se difunde por los medios de comunicacin de masas.

    Refleja los intereses de las clases dominantes, que pretenden

    mantener su posicin, para lo cual necesitan mostrarse como los

    impulsores del progreso y, al mismo tiempo, ocultar sus crmenes. Para

    ello tergiversan la historia, crean mitos. Existe tambin la otra

    historia, que representa los intereses de las clases dominadas, las que

    slo cambiando a fondo la sociedad pueden terminar con la explotacin

    a la que estn sometidas. Se basan en la verdad, que es siempre

    revolucionaria2.

    Dejemos de lado lo de la verdad; otra pretensin heredada de las

    religiones, transmitida a la filosofa, retomada por las ciencias. Verdad

    Casado en 1955 con Marcia Ortiz, con quien tiene un hijo. Ejerci como educador en el Liceo de Nueva Imperial desde 1955, establecimiento en que fue elegido presidente del gremio de profesores. Apenas llegado a ese pueblo constituy una base de las JJ CC. En 1956 fue elegido Secretario Poltico del Comit Regional Cautn de las JJCC. En el III Congreso Nacional de la Jota, realizado en enero-febrero de 1958 fue elegido miembro del Comit Central, siendo ratificado en esa calidad en IV Congreso, efectuado en febrero de 1960. Perteneci a ese organismo hasta su pase al Partido Comunista en junio de 1963.Fue miembro del Comit Regional Cautn del Partido Comunista, donde ocup el cargo de Encargado de Organizacin. Entre 1965 y 1969 trabaj en el Liceo de Hombres N 1 de Temuco. En el que fue elegido presidente de la organizacin gremial. Ocup tambin el cargo de presidente del Consejo Provincial Cautn de la Federacin de Educadores de Chile, FEDECH. Particip en numerosas conferencias y convenciones nacionales, tanto de la Sociedad Nacional de Profesores (de la enseanza media), como de la FEDECH. Fue elegido consejero nacional del Sindicato nico de Trabajadores de la Educacin, SUTE. Tambin se desempe como presidente del Consejo Directivo Provincial Cautn de la Central nica de Trabajadores de Chile, CUT. Desde 1969 fue acadmico en la sede Temuco de la Universidad de Chile, donde sus pares lo eligieron miembro del Consejo Normativo de esa sede. Inmediatamente despus del golpe del 11 de septiembre de 1973, fue detenido, exonerado de su cargo en la Universidad y enviado a la crcel de Temuco. Ello, por su actividad sindical y ser ampliamente conocido como partidario del Gobierno Popular y dirigente del Partido Comunista, del cual haba sido candidato a Regidor por Temuco y a Diputado por la provincia de Cautn. Una vez salido de la crcel y ante el peligro que corra su vida en Temuco, debi asilarse en la Embajada de la Repblica Federal Alemana en Santiago y salir a ese pas, en calidad de exiliado poltico. En Alemania Federal trabaj en la Universidad Philipps de la ciudad de Marburg. Particip activamente en las actividades de solidaridad con quienes en Chile luchaban contra la dictadura y por restablecer la democracia. Fue Secretario Poltico del Coordinador del Partido Comunista en la RFA. Se desempe como director de la revista Don Reca, rgano de los exiliados comunistas que vivan en la Repblica Federal Alemana, con dos ediciones: en castellano y en alemn. Actu dictando charlas y conferencias, estuvo en foros y paneles. Escribi en peridicos y revistas alemanas. Redact varios folletos. Public en alemn el libro Chiles Arbeiter in Widerstand (Trabajadores chilenos en la Resistencia), que apareci tambin en idioma turco. Retorn a Chile en octubre de 1990. Se integr de inmediato al Partido Comunista en uoa, militando en la clula Julieta Campusano. Durante largo tiempo ha sido miembro de la Direccin Comunal uoa, desempeando diversas responsabilidades. Como encargado de Cuadros, Sindical, Organizacin, Secretario Poltico, Encargado de Educacin y de Organizacin. En marzo de 2011 fue cooptado como Encargado de Educacin. Durante diez aos fue miembro del Comit Regional Metropolitano, siendo Encargado de Educacin, en el cual realiz una labor muy exitosa. Ocup el cargo de Secretario General del Instituto de Ciencias Alejandro Lipschutz. Fue candidato a senador por la Quinta Regin Costa en el 2001. Ha dictado conferencias en diversas ciudades, entre Arica en el extremo norte del pas, hasta Punta Arenas, incluyendo todas las comunas de la Regin Metropolitana. El compaero Ivn Ljubetic, ha escrito

    numerosos libros, artculos, ensayos. http://ivanljubetic.galeon.com/.

    2 Ivn Ljubetic Vargas: Trazos de la historia de Chile. Los mitos y la realidad. http://www.luisemiliorecabarren.cl/files/HISTORIA%20DE%20CHILE,%20LOS%20MITOS%20Y%20LA%20REALIDAD.pdf.

  • a la que preferimos llamarla perspectiva de las resistencias, de las

    luchas sociales, perspectiva histrico-poltica, que se enfrenta a la

    perspectiva jurdico-poltica del Estado. Entonces retomando los

    discursos histrico-polticos, crticos de las dominaciones, nos

    concentramos en los posicionamientos sociales en el campo de batalla.

    A continuacin el historiador crtico escribe:

    La otra historia revela la realidad de lo acontecido, con el

    convencimiento de que, en la medida que se conozca exactamente el

    pasado, es posible comprender el presente y trazar las grandes lneas

    para forjar el futuro3.

    Si dejamos en suspenso la verdad, tambin dejaremos en suspenso, la

    pretensin de realidad, que es como la verdad, solo que, en vez de

    concepto es la figura que acompaa al concepto, la figura absoluta de

    una esencia reposada en su quietud fundamental, si se quiere de origen

    o fin. Lo que importa, ms que la pretendida realidad, es la experiencia

    social inscrita en los cuerpos, inscrita de una manera distinta a como

    se inscribe el poder en la carne. Inscrita como aprendizaje, en tanto

    que el poder se inscribe como orden.

    Respecto a la llamada prehistoria, comienza la disonancia del autor:

    La historia de los pueblos que habitaron el territorio de Chile es de

    antigua data. El arquelogo estadounidense Tom Dillehay descubri en

    1979 el asentamiento humano ms antiguo de Amrica. Est ubicado

    en Monte Verde, a 35 kilmetros al suroeste de Puerto Montt, austral

    ciudad chilena ubicada a orillas del golfo de Reloncav. Los restos all

    encontrados tienen una antigedad de ms de 30 mil aos. Este hecho

    fue reconocido cientficamente casi dos dcadas despus, en 1997,

    luego de exmenes de carbono 14, anlisis geolgicos, estudios

    botnicos y qumicos. Hace ms de 30 mil aos, por tanto, comenz la

    historia de Chile, con la llegada de sus primeros habitantes, los

    genuinos descubridores de esas tierras4.

    3 Ibdem. 4 Ibdem.

  • Respecto a la formacin econmico-social nativa, anota:

    En cuanto a su organizacin econmico-social, los pueblos que

    poblaban Chile vivieron hasta la llegada del conquistador europeo la

    etapa de la Comunidad Primitiva, caracterizada por la no existencia de

    propiedad sobre los medios de produccin, clases sociales ni Estado5.

    Indudablemente el discurso histrico-poltico, discurso de lucha, de

    posicionamiento, interpelador de la dominacin, es un discurso

    marxista. En este sentido se comprende lo de comunidad primitiva y la

    decodificacin de las clases sociales por su ubicacin en el modo de

    produccin. No estamos, ahora, en la discusin con la interpretacin

    marxista de la historia, el llamado materialismo histrico; estamos,

    mas bien, atendiendo a la interpelacin misma, histrico-poltica, de la

    versin jurdico-poltica de la historia, por parte del Estado.

    El avizoramiento de las tierras del sur se efecto en el viaje de

    Hernando de Magallanes; el historiador escribe:

    El primer contacto de europeos con el territorio chileno lo realiz

    Hernando de Magallanes. Este navegante portugus al servicio del

    monarca espaol tuvo la audaz idea de acortar la ruta hacia las Molucas

    o tierras de las Especies (archipilago de Indonesia), a travs de un

    paso que deba existir en la parte sur del continente americano. La

    expedicin, financiada por los Fugger, capitalistas alemanes, parti del

    puerto de San Lcar (Espaa) el 20 de septiembre de 1519. La

    componan cinco naves y 265 hombres. El 1 de noviembre de 1520,

    Magallanes encontr ese paso. Fue el estrecho que l llam de Todos

    los Santos, posteriormente bautizado como Estrecho de Magallanes.

    Durante los 26 das que dur la navegacin de ese estrecho, los

    europeos tomaron conocimiento de la parte austral del territorio

    chileno. Entre los miembros de la tripulacin iba Francisco Antonio

    Pigafeta, quien en su Diario de Viaje narra que en la ribera norte

    encontraron huellas gigantes, por lo que bautizaron a sus habitantes

    como patagones o patas grandes (correspondan a indgenas que, para

    protegerse del fro, envolvan sus pies en cueros). Magallanes

    denomin a esa regin Tierra de Patagones o Patagonia. Hacia el sur,

    siguiendo el relato de Pigafeta, quedaba una isla que poda ser el confn

    5 Ibdem.

  • del mundo y que fue llamada Tierra del Fuego por las fogatas de los

    indios fueguinos que se divisaban en sus costas. El 27 de noviembre

    la flota sali a un mar entonces extraamente muy tranquilo- al que

    bautizaron como Ocano Pacfico6.

    Desde entonces:

    Pasaron 16 aos. Desde el Per parti una expedicin que, luego de un

    difcil recorrido, ingres en marzo de 1536 a territorio chileno, cruzando

    la cordillera de los Andes por el paso de San Francisco, frente a

    Copiap. A la cabeza vena Diego de Almagro, quien al pisar suelo

    chileno tom posesin de ste en nombre del emperador Carlos V. El

    objetivo de esa expedicin era buscar oro que, segn haban escuchado

    en Per, exista en abundancia. Pero lo que encontraron fue la

    resistencia mapuche. En la confluencia de los ros uble e Itata, en la

    zona centro-sur del pas, se produjo el combate de Reinohueln. Se

    iniciaba la lucha en defensa de su tierra por quienes la poblaban. Los

    frustrados conquistadores retornaron ese mismo ao al Per,

    atravesando el terrible desierto de Atacama7.

    Sobre la conquista, la misma que no concurri, por la resistencia y la

    victoria de los pueblos mapuches:

    Fue el choque de dos mundos, de dos culturas muy distintas, en que

    se impuso el ms desarrollado. Como escribi Fidel Castro en enero

    1989, los espaoles conquistaron este continente usando una

    tecnologa ms moderna: el arcabuz, la ballesta y el caballo... Y con

    cuantos caballos sembraron el terror. Qu era un caballo en aquella

    poca? Una bomba atmica de hoy! Qu era un arcabuz? La

    plvora?: la bomba atmica!. En cambio las armas utilizadas por los

    pueblos originarios eran muy primitivas. En el caso de Chile, los

    mapuches contaban a la llegada de los invasores con las siguientes

    armas: flechas de coligue, la honda, lanza o pica de quila de 4 o 5

    metros de largo; la macana (un palo duro de temo o luma de tres

    metros con punta arqueada, como una cachiporra); la boleadora. Sin

    6 Ibdem. 7 Ibdem.

  • embargo, jams pudieron ser dominados por los conquistadores. Pudo

    ms su valor y coraje que todos los avances militares de los invasores8.

    Siguiendo con las puntualizaciones de lo que dejamos en suspenso,

    diremos que dejamos en suspenso lo de ms desarrollados. Se trata

    de un enunciado evolucionista que no compartimos. Empero, no est

    en discusin esto; lo que sobresale, lo que debe llamar la atencin es

    el coraje de la nacin y pueblos mapuches.

    Una de las conclusiones importantes es:

    La conquista no oper sino muy dbilmente con efecto asimilativo;

    destruy las culturas nativas. Cort su evolucin natural. La Colonia se

    levant sobre un cementerio de culturas de los pueblos originarios9.

    Otra de las conclusiones histricas, en esta remembranza crtica, es:

    Fue una forma de acumulacin primitiva de capital. Werner Sombart

    afirm: El Estado moderno naci en las minas de plata de Mxico y

    Per y en los placeres aurferos del Brasil. Y como ya hemos visto, los

    mtodos de la acumulacin primitiva no tuvieron nada de idlicos.

    Setenta millones de seres humanos de Amrica perecieron como

    resultado de la conquista10.

    La tesis principal es esta, lo que acontece es la acumulacin originaria

    de capital a escala mundial. La conquista y colonizacin forman parte

    de esta acumulacin originaria; son los mtodos de fuerza de la

    acumulacin de capital.

    No se conquist el sur, debe quedar claro que:

    El perodo de la Conquista estuvo caracterizado en Chile por la lucha

    de los pueblos originarios contra el invasor. El 11 septiembre de 1541,

    8 Ibdem. 9 Ibdem. 10 Ibdem.

  • cinco mil indgenas, encabezados por Michimalongo atacaron y

    destruyeron la ciudad de Santiago; en 1549 corri igual suerte La

    Serena. El 24 de diciembre de 1553, los mapuches, comandados por

    Lautaro derrotaron a Pedro de Valdivia y le dieron muerte11.

    Lautaro el guerrero indmito. Quin era? El historiador responde:

    Haba nacido hacia 1535 en las cercanas de Tira, en el sur de Chile.

    Su verdadero nombre era Lev Traru, que en mapudungn lengua

    mapuche- significa Halcn Veloz. Fue capturado por los hispanos en

    1546. Estuvo seis aos como criado de Pedro de Valdivia. De enorme

    inteligencia, estudi la forma de vida de los invasores, cmo pensaban,

    sus armas, sus tcticas de lucha. Aprendi del enemigo. Se transform

    en un estratega militar. En 1552 escap de los espaoles, lleg hasta

    los suyos. Fue nombrado toqui general por los guerreros mapuches y

    los comenz a educar. Les explic que para derrotar al conquistador

    era necesario unir fuerza y bravura con inteligencia y organizacin. Les

    ense que caballo y jinete no eran un monstruo, sino una bestia y un

    guerrero. Por primera vez los mapuches tuvieron una estrategia

    militar, practicaron nuevas tcticas e inventaron armas que daaran al

    enemigo a pesar de sus corazas. Lautaro organiz su ejrcito dividido

    en numerosos batallones y al mando de cada uno puso a los toquis

    ms aguerridos. Para formar los escuadrones hizo pasar a todos los

    guerreros por diferentes pruebas y luego los agrup segn sus

    habilidades. As nacieron compaas de flecheros, piqueros, maceros,

    combatientes a caballo e infantes armados con macanas. Estructurado

    de esta forma el ejrcito, se inici la instruccin militar masiva, bajo

    una rgida disciplina. Cada guerrero se prepar para lograr el mximo

    de destreza en el arma que le fue asignada. Lautaro saba lo valioso

    que era conocer por anticipado los planes, movimientos y recursos del

    enemigo. Uno de los mtodos que utiliz fue el de instruir a los jvenes

    mapuches que entraban al servicio domstico de las casas de los

    conquistadores, especialmente de los oficiales, para que simularan no

    entender espaol, aunque lo hablaran bien; escucharan las

    conversaciones y le transmitieran la mayor informacin posible.

    Lautaro estudiaba el terreno antes del combate, para poder elegir el

    campo ms favorable y llevar hacia l a las tropas enemigas. El 24 de

    diciembre de 1553 derrot a los invasores en la batalla de Tucapel. El

    Gobernador Pedro de Valdivia fue hecho prisionero y muerto. El 26 de

    febrero de 1554 venci a los espaoles, encabezados por Francisco de

    11 Ibdem.

  • Villagra en el combate de Marigueu. El 28 de febrero de 1555 atac y

    destruy la ciudad de Concepcin. Accin que repiti en diciembre de

    ese ao. Lautaro muri en 1 de abril de 1557 en un combate que dur

    ms de cinco horas en el fuerte de Petorca12.

    Los espaoles no pudieron dominar a la nacin y pueblos mapuches;

    al contrario, fueron derrotados.

    En 1598 en la batalla de Curalava, a orillas del ro Lumaco, los

    mapuches al mando del toqui Pelantaru, derrotaron a los invasores

    encabezados por el Gobernador Martn Garca Oez de Loyola, quien

    estuvo entre los muertos. Esa batalla marc el inicio de una gran

    ofensiva de los defensores de su tierra. Fueron tomadas y destruidas

    siete ciudades. Huyeron los conquistadores, dejando tras s a unos mil

    soldados muertos. En cautiverio quedaron 400 mujeres y nios

    espaoles y mestizos. La inmensa zona al sur del ro Bo-Bo se

    transform en territorio libre por ms de dos siglos13.

    La cartografa colonial al sur qued circunscrita. La victoria de los

    mapuches traz un lmite a los conquistadores.

    Como resultado de ello, durante dos siglos y medio el territorio de Chile

    se extendi desde el ro Copiap al Bo-Bo. Ms al sur del Arauco

    indmito, quedaron Valdivia y Chilo, como dos pequeos islotes14.

    Rompiendo con la historia oficial, con los mitos de la oligarqua,

    despus de la burguesa y, para el colmo, mitos asumidos por la

    dictadura militar y por la ideologa del periodo neoliberal, el

    historiador rescata la figura de OHiggins.

    Su profesor de matemticas comprendi muy bien los sentimientos del

    joven chileno. Era Francisco Miranda, patriota venezolano, desterrado

    12 Ibdem. 13 Ibdem. 14 Ibdem.

  • en Europa que, para poder subsistir, daba clases en la Academia de

    Richmond15.

    Esta relacin, la de Miranda y el joven OHiggins, se puede decir que

    fue constitutiva:

    Un da, guardando enorme cuidado, Miranda convers con su alumno.

    Le revel que formaba parte de una sociedad secreta cuyo objetivo era

    emancipar las colonias espaolas de Amrica. Lo invit a formar parte

    de ella. Bernardo, emocionado abraz a su maestro y le dijo: Mirad

    en m, seor, tristes restos de mi compaisano Lautaro, arde en mi

    pecho ese mismo espritu que libert Arauco, mi Patria, de sus

    opresores16.

    Esta inclinacin por la emancipacin tuvo consecuencias familiares:

    Corra 1798. El nuevo miembro de la Logia secreta tena 20 aos de

    edad. Poco despus debi abandonar Inglaterra. En Cdiz, Espaa,

    tom contacto con dos curas revolucionarios: el chileno Jos Corts

    Madariaga y el argentino Juan Pablo Fretes. Le entregaron abundante

    informacin sobre la situacin en Chile. Agentes del rey espaol

    descubrieron las actividades conspirativas de Bernardo. Como

    consecuencia de ello, don Ambrosio OHiggins fue destituido de su

    cargo de Virrey del Per. Indignado con su hijo, le escribi

    anuncindole que lo desheredaba de todos sus bienes17.

    OHiggins se incorpor a la guerra de la independencia:

    En 1813 se iniciaron las guerras de la Independencia. OHiggins puso

    su espada al servicio de Jos Miguel Carrera, quien haba sido

    designado comandante en jefe del Ejrcito patriota por la Junta de

    Gobierno de1813. Meses despus reemplaz a Carrera. Mostr su valor

    en el combate de El Roble y en la batalla de Rancagua. En esta ltima,

    que tuvo lugar el 1 y 2 de octubre de 1914, los patriotas fueron

    derrotados. Muchos de estos emigraron a Mendoza, capital de la

    15 Ibdem. 16 Ibdem. 17 Ibdem.

  • provincia argentina de Cuyo, para preparar la revancha. Se inici el

    perodo de la Reconquista espaola. En Chile, los guerrilleros de Manuel

    Rodrguez jugaron un notable papel. En Mendoza, con la enorme

    solidaridad del general Jos de San Martn, gobernador de Cuyo, se

    organiz el Ejrcito Libertador, que en los primeros das de febrero de

    1817 atraves la cordillera de los Andes y el 12 de ese mes derrot a

    las tropas del monarca espaol en la batalla de Chacabuco18.

    Despus de la derrota realista, el 16 de febrero de 1917, Bernardo

    OHiggins fue designado Director Supremo de Chile por un Cabildo

    Abierto en Santiago. Se puede resumir el perfil poltico de OHiggins

    por el carcter de las medidas que toma.

    a) Consolid la Independencia. A comienzos de 1818, una nueva

    expedicin realista invadi el pas. En esos crticos momentos,

    OHiggins llam a los ciudadanos a suscribir, el 12 de febrero de 1818,

    el Acta de Proclamacin de la Independencia de Chile. En este

    documento se hace saber a la confederacin del gnero humano, que

    el territorio continental de Chile y sus islas adyacentes, forman, de

    hecho y por derecho, un Estado libre, independiente y soberano, y

    quedan para siempre separados de la monarqua de Espaa y de otra

    cualquiera dominacin, con plena aptitud de adoptar la forma de

    gobierno que ms convenga a sus intereses. El 5 de abril de 1818, en

    la batalla de Maip, fueron derrotadas las tropas realistas. OHiggins

    pens en la necesidad de formar un ejrcito nacional sin relacin

    alguna con el del rey espaol. Por ello fund la Escuela Militar. (En

    cambio, los fascistas chilenos conciben el Ejrcito como heredero de

    las tropas del monarca hispano. El general Herman Brady, entonces

    ministro de Defensa de la dictadura, en un acto en homenaje a

    Pinochet, efectuado el 23 de agosto de 1976, sostuvo que desde la

    poca de la Colonia el Ejrcito de Chile ha sido la piedra angular para

    formar historia, formar tradicin, formar hombra y mantener

    inalterable la institucionalidad de este Chile que tanto queremos). El

    11 de agosto de 1818, OHiggins puso las bases de la Primera Escuadra

    Nacional. Con el objetivo de consolidar la emancipacin de Chile,

    organiz la Expedicin Libertadora del Per para contribuir a destruir

    el principal centro de poder realista en Amrica del sur. Zarp de

    Valparaso el 20 de agosto de 1820. Estuvo constituida por 23 buques,

    que transportaban 4.100 soldados.

    18 Ibdem.

  • b) Adopt medidas contra la oligarqua. En 1812 haba escrito:

    Detesto por naturaleza la aristocracia y la adorada igualdad es mi

    dolo. Siendo Director Supremo fue consecuente con esas palabras. El

    28 de noviembre de 1917 suprimi los ttulos de nobleza y prohibi el

    uso de los escudos de armas. En el decreto respectivo seal: En una

    repblica es intolerable el uso de aquellos jeroglficos, con que los

    tiranos premian a sus servidores. Son una ofensa a las ideas de libertad

    e igualdad. (Entre los requisitos para obtener un ttulo nobleza

    estaban: demostrar pureza de sangre por los cuatro abuelos, saber

    montar a caballo y no haber ejercido jams oficio manual alguno).

    Oblig a los oligarcas, que colaboraron con los realistas durante la

    Reconquista espaola, a pagar fuertes contribuciones para cancelar los

    gastos del Ejrcito Libertador de los Andes y a entregar caballos y

    dinero para la Expedicin Libertadora del Per. Con fecha 5 de junio de

    1818 firm un decreto aboliendo los mayorazgos, institucin del

    derecho espaol que consista que el hijo mayor heredaba todos los

    bienes, impidiendo con ello la divisin de los grandes latifundios. Esta

    medida no pudo ser aplicada porque el Senado, con mayora

    reaccionaria, la aplaz indefinidamente.

    c) Entre las muchas obras de progreso material e intelectual, podemos

    mencionar: el inicio de la educacin estatal, fund escuelas primarias

    y el Liceo de La Serena; reabri el Instituto Nacional y la Biblioteca

    Nacional, clausurados durante la Reconquista. En 1819 orden la

    construccin del Cementerio General, medida muy resistida por la

    Iglesia Catlica, actitud que asumi tambin frente a las obras en favor

    de la educacin pblica. Cre el Mercado de Abasto, el paseo de La

    Alameda, termin el Canal del Maipo. Inaugur el Teatro o Casa de

    Comedias. Dio desarrollo a la prensa, circulando 15 peridicos. Fund

    las ciudades de la Unin, Vicua y San Bernardo. Aplic la vacuna.

    Estableci el servicio de diligencias y correos diarios entre Santiago y

    Valparaso.

    d) Realiz una poltica internacionalista consecuente. Adems de la

    Expedicin Libertadora del Per, propici la unidad de los pases

    americanos, desde Mxico hasta Tierra del Fuego. Escribi: Se poda

    ser chileno, peruano o venezolano y al mismo tiempo sentirse

    americano y compatriota en cualquier pas de Hispanoamrica. El 6 de

    mayo de 1818, public una Manifiesto abogando por instituir una Gran

    Federacin de Pueblos Americanos19.

    19 Ibdem.

  • Puede observase el revolucionario patriota era partidario de la Patria

    Grande; mostrando esta inclinacin el proyecto latente en la guerra de

    la independencia, incluso antes, en los levantamientos indgenas pan-

    andinos. La nacin y pueblos mapuches, si bien defendieron sus tierras,

    vencieron a los conquistadores, delimitaron una frontera al sur, la

    tierra guerrera auraucana, de todas maneras, esta guerra mapuche,

    los territorios de la naci mapuche, podan haberse conectado con el

    proyecto de la Patria Grande.

    Refirindose al papel de la iglesia y la oligarqua en contra de la

    independencia, el historiador escribe:

    Estas dos instituciones fueron las que derrocaron al gobierno del

    principal luchador por la Independencia de Chile. Dieron un golpe de

    Estado utilizando a militares y depusieron a Bernardo OHiggins el 28

    de enero de 1823. Fue detenido por el general Ramn Freire el 6 de

    febrero de ese ao y, el 17 de julio, sali al exilio rumbo a Per. En

    este pas, en cuyo Ejrcito tena el grado de Capitn General, se

    incorpor a las tropas de Simn Bolvar, bajo cuyas rdenes combati.

    A la celebracin de la victoria de Ayacucho, en 1824, OHiggins

    concurri vestido de civil. Cuando Bolvar le pregunt el porqu de su

    indumentaria paisana, le respondi: Seor, la Amrica est libre.

    Desde hoy el general OHiggins ya no existe, soy slo el ciudadano

    particular Bernardo OHiggins20.

    El desenlace dramtico de la vida del revolucionario y patriota dice

    mucho de las estructuras de poder.

    En Per, l y su familia vivieron con grandes privaciones. Solicit en

    varias oportunidades la autorizacin para regresar a Chile. Se la

    negaron. Muri en el destierro el 24 de octubre de 1842, a la edad de

    64 aos. Su hermana Rosita debi vender la vajilla de plata para poder

    financiar los gastos de su funeral. Ni siquiera muerto los enemigos le

    perdonaron su conducta progresista y patriota. Slo 27 aos despus

    de su fallecimiento sus restos mortales pudieron descansar en la patria

    a la que tanto am y la que tanto le debe. Retornaron a Chile despus

    de haber transcurrido 46 aos de su salida al exilio21.

    20 Ibdem. 21 Ibdem.

  • Estos desenlaces son conocidos en las historias del continente; por

    ejemplo, el desenlace de la vida del comandante guerrillero Tambor

    Vargas, incorporado a las guerrillas y a la guerra de la independencia,

    en los territorios de la Audiencia de Charcas, posterior Repblica de

    Bolvar, para llamarse despus Bolivia, no es distinta, con la salvedad

    que el Tambor Vargas muere como comunario indgena; la condicin

    que asume.

    La pregunta que debemos hacernos es: Quines se suben a la cresta

    de la ola de la guerra de la independencia y se benefician? Al parecer,

    fueron las clases y las instituciones que fueron el sustento y

    composicin de la administracin colonial. Los patritas revolucionarios

    estaban dems una vez culminada la guerra de la independencia. Esta

    parece ser una caracterstica de las guerras de la independencia y las

    guerras de liberacin nacional, as como despus de las revoluciones

    sociales y polticas. Por qu ocurre esto? Por qu esta regularidad

    condenatoria y paradjica?

    Una primera apreciacin, que la mencionamos ya en anteriores

    escritos22, es que las oligarquas regionales se opusieron a la Patria

    Grande, por la que pelearon los patriotas revolucionarios. Las

    oligarquas no estaban dispuestas a un proyecto como ste, que era,

    en resumidas cuentas, el tamao de la emancipacin. Quedarse en las

    republiquetas daba oportunidad a las oligarquas en mantener sus

    privilegios coloniales, evitando el riesgo de transformaciones profundas

    de un proyecto de la envergadura de la Patria Grande. Por otra parte,

    las oligarquas criollas contenan el proyecto de dominacin sobre los

    pueblos indgenas, si no era su etnocidio, con consecuencias en el

    genocidio descarnado. No iban a aceptar, en su imaginario

    eurocntrico, que la verdadera lucha de la independencia, la guerra

    anticolonial, la comenzaron antes las naciones y los pueblos indgenas.

    No poda haber emancipacin efectiva sino con las naciones y pueblos

    indgenas. Esta forma de culminacin de la guerra de la independencia,

    restringida, limitada, circunscrita a los prejuicios de la oligarqua y de

    la iglesia, marcaba, de principio, el decurso dramtico de la historia de

    los pases de Amrica Latina y el Caribe. Decurso que no era otro que

    el eterno retorno de la dependencia.

    22 Ver de Ral Prada Alcoreza Acontecimiento Poltico. Dinmicas Moleculares. La Paz 2013-2015.

  • Efectuando hiptesis interpretativas, podemos decir que la historia

    efectiva, es decir, el nacimiento de la genealoga de las resistencias,

    de la guerra anticolonial y las luchas descolonizadoras, tambin de la

    genealoga de las luchas democrticas y sociales, se encuentra en la

    guerra anticolonial de la nacin y los pueblos mapuches, as como en

    estos patriotas revolucionarios que radicalizaron la concepcin liberal

    y buscaron la conformacin de la Patria Grande. Por eso, Lautaro, el

    guerrero indmito y OHiggins, el labrador, convertido en oficial del

    ejrcito independista, son smbolos de la otra historia, la historia no

    oficial, no la historia del Estado-nacin, sino la historia, todava

    inconclusa de la Patria Grande.

    Hay que preguntase si haba las condiciones, objetivas y subjetivas,

    para la realizacin de este proyecto? En otro ensayo dijimos que las

    revoluciones no responden a supuestas condiciones objetivas y

    subjetivas; este es un mito racionalista23. Las revoluciones emergen

    contra la realidad y la historia, como acontecimiento de la potencia

    social y las voluntades colectivas. En resumidas cuentas, las

    revoluciones son actos heroicos supremos de los pueblos. Se puede

    decir que estos actos heroicos se dieron en los levantamientos

    indgenas, en la guerra nativa anticolonial, tambin en la guerra de la

    independencia; empero, sobre las victorias indgenas y de los patriotas

    revolucionarios se asentaron las oligarquas, expropiando la victoria a

    los revolucionarios, al institucionalizar la independencia en repblicas

    oligrquicas, que continuaron la colonialidad en las formas liberales

    institucionales.

    Nacimiento del proletariado

    Podemos decir, apreciando periodos de la modernidad, que la

    modernidad barroca nace con la conquista de Tenochtitlan, en tanto

    que la modernidad homognea contempornea nace con la revolucin

    industrial. No solo la tecnologa es un sntoma de esta modernidad

    homognea, sino el proletariado, el acontecimiento social de la

    disolucin de las clases en una clase no-clase, la de los trabajadores,

    la de los desposedos, lo que llama Frantz Fanon, los condenados de la

    tierra.

    23 Ver de Ral Prada Alcoreza Acontecimiento Libertario. Dinmicas moleculares. La Paz 2014-2015.

  • Ivn Ljubetic Vargas considera que el proletariado nace propiamente

    despus de la independencia.

    Contrariamente a lo que sostienen algunos historiadores burgueses, la

    Independencia ejerci enorme influencia en el desarrollo del pas. Rota

    la dependencia a Espaa, Chile estuvo en condiciones de comerciar

    libremente. Posea importantes riquezas mineras, especialmente cobre

    y plata. En Europa, Inglaterra viva un impetuoso proceso de

    industrializacin y requera de ese tipo de materias primas. Se produjo

    un importante flujo comercial entre ambos pases. Los recursos

    provenientes de esas ventas fueron acumulados por los propietarios de

    las minas y, en menor proporcin, por el Estado. Hubo posibilidades de

    aumentar ese comercio. Pero para ello era necesario ampliar los

    yacimientos mineros, mejorar sustancialmente las vas de

    comunicacin, los medios de transporte y la capacidad de los puertos.

    Un significativo porcentaje de las ganancias fue invertido en aumentar

    y mejorar la produccin minera y desarrollar vastas obras pblicas. Los

    yacimientos, donde laboraban unos pocos operarios, dieron trabajo

    ahora a cientos y a miles. Se construyeron caminos y puentes. Se

    tendi la primera lnea frrea del pas, precisamente entre un centro

    minero, Copiap, y un puerto de embarque, Caldera. Fue inaugurada

    el 25 de diciembre de 1851. Se mejoraron las instalaciones portuarias.

    Se necesit fabricar y reparar mquinas, carretas, vagones

    ferroviarios, herramientas. Surgieron as fundiciones, talleres,

    maestranzas, fbricas. Los operarios ocupados en los grandes

    minerales; los que construyeron caminos, puentes, vas frreas; los

    que cumplan funciones en los medios de transporte, los que cargaban

    y descargaban en los puertos; los que trabajaban en fundiciones,

    talleres, maestranzas y fbricas, eran muy distinto del artesano,

    campesino o pen existentes desde antes de la Independencia. Tenan

    formas distintas de laborar, vivir, pensar y actuar. Constituan un ente

    social nuevo. Formaban la clase obrera o proletariado, surgido como

    consecuencia de los cambios econmico-sociales, del aparecimiento de

    formas capitalistas de produccin; proceso, cuyo eslabn inicial en

    Chile, lo constituy la minera. De esta manera, surgieron los primeros

    destacamentos de la clase obrera chilena en la regin de Atacama, a

    partir de los aos 20 del siglo XIX24.

    Sobre las condiciones sociales de este proletariado del siglo XIX, el

    historiador escribe:

    24 Ivn Ljubetic Vargas: Ob. Cit.

  • Las condiciones de vida y de trabajo del proletariado en el siglo XIX

    eran terribles. El escritor y periodista, Jos Joaqun Vallejo (Jotabeche)

    dej un dramtico testimonio sobre las labores en el mineral de plata

    de Chaarcillo, ubicado cerca de Copiap: A la vista de un hombre

    semidesnudo que aparece en la bocamina, cargando a la espalda 8, 10

    y 12 arrobas (una arroba equivale a 11,5 kilos. Nota del autor),

    despus de subir con tan enorme peso por aquella larga sucesin de

    galeras, de piques y frontones; al or el alarido penoso que lanza

    cuando llega a respirar el aire libre, nos figuramos que el minero

    pertenece a una raza ms maldita que la del hombre, nos parece un

    habitante que sale de otro mundo menos feliz que el nuestro, y que el

    suspiro tan profundo que arroja es una reconvencin amarga dirigida

    al cielo por haberlo excluido de la especie humana. Si a lo narrado por

    Vallejo, agregamos las largas jornadas de trabajo, los bajos salarios,

    la total carencia de seguridad laboral, psima alimentacin, viviendas

    insalubres e incluso castigos fsicos que, a veces, llegaban hasta la

    muerte, qu de extrao tiene que en 1834, a slo dos aos de iniciar

    sus actividades, se haya producido precisamente en el mineral de

    Chaarcillo, la primera huelga obrera en Chile y uno de los cuatro

    primeros movimientos obreros en el mundo25?

    El proletariado en las periferias del sistema-mundo capitalista es la

    aplastante mayora explotada de este sistema-mundo. No solo la

    acumulacin originaria de capital, por medio del despojamiento y

    desposesin, explica el crecimiento vertiginosos del capitalismo, sino,

    tambin la acumulacin ampliada, debida o arrancada a este

    proletariado sper-explotado, a quien se lo domina, margina y

    discrimina racialmente, al que no se le consideran derechos, pues casi

    se lo reduce a un animal de carga. Llama la atencin que la

    izquierda en Latinoamrica se haya abocado a una imagen

    eurocntrica del proletariado, olvidando las caractersticas singulares,

    propias, emergidas de las historias efectivas y concretas, del

    proletariado racialmente discriminado por la geopoltica del sistema-

    mundo capitalista. Obviamente hay excepciones en la interpretacin;

    pero, estas son escazas, abrumadas por el apabullante sentido comn

    de un marxismo colonial.

    El poder de la burguesa naciente, la oligarqua transformada en

    burguesa, radica en la sper-explotacin del proletariado de las tierras

    25 Ibdem.

  • de la inmensa geografa multifactica de las periferias. Una burguesa,

    que aunque adquiere modalidades jurdicas liberales, nunca deja sus

    prejuicios raciales coloniales. Entonces, el poder de esta burguesa

    extractivista radica tambin y sobre todo en la dominacin racial de las

    naciones y pueblos indgenas. Una burguesa que avanza sobre los

    territorios indgenas, desconociendo tratados, aboliendo derechos de

    naciones y pueblos, expropiando, despojando, asesinando a familias

    nativas. Esta burguesa emprende el mismo proyecto conquistador,

    slo que lo hace a nombre de la repblica y del Estado-nacin.

    Ciertamente, tambin lo hace en otro contexto histrico, el del ciclo de

    la revolucin industrial, que requera insaciablemente materias primas.

    Los bienes de la naturaleza fueron convertidos en recursos naturales,

    los recursos naturales en materias primas; de esta manera

    cuantificados en la contabilidad del valor.

    Los cuerpos del proletariado fueron reducidos tambin a objeto de

    exaccin, a carne explotable hasta agotar su energa y vida

    tempranamente. Las burguesas nacionales se volvieron fuertes, no

    solo por su vinculacin con el mercado internacional, sino tambin por

    cristalizarse en el Estado, en su malla institucional, por simbolizarse en

    el mito del Estado; usando el Estado y la nacin como smbolos del

    imaginario del poder local y regional. Podan entonces hablar a nombre

    de la nacin, usurpando la voz de los pueblos, podan entonces hablar

    a nombre del Estado, desconociendo el ejercicio pleno de la

    democracia, salvo la formalidad normativa de una patraa

    representativa y delegativa. El poder de las burguesas nacionales

    radica en este imaginario del Estado y la nacin, en esta ideologa

    institucional, que oculta la dominacin absoluta de la burguesa y la

    explotacin de un proletariado empujado a las condiciones

    subhumanas.

    La inmensa masa del proletariado del sistema-mundo capitalista, en

    esos periodos de la combinacin barroca de la acumulacin originaria

    y acumulacin ampliada de capital, fueron los esclavos africanos, los

    indgenas embridados en las formas de subsuncin perversas al capital,

    los mestizos miserables y los migrantes pobres. El crecimiento y el

    desarrollo capitalista se explican por la sper-explotacin de esta

    inmensa mayora del proletariado, sper-explotacin combinada con el

    despojamiento y desposesin, sin precedentes, de los recursos

    naturales.

  • Los Estado-nacin, es decir, el poder institucionalizado de estas

    burguesas nacionales, se sostiene, incrementa y reproduce sobre el

    despojamiento y desposesin de naciones y pueblos indgenas, sobre

    la sper-explotacin del proletariado, capturado por procedimientos

    coloniales, a pesar de las formas miserables de salario. Los Estado-

    nacin, es decir, las burguesas extractivistas convertidas en

    institucin, son el mito de la ideologa nacional, que oculta el

    despojamiento, la desposesin y la sper-explotacin. Adems

    mediando, en una intermediacin cmplice, con el imperialismo

    vigente.

    El mito de Diego Portales

    Quizs una de las piezas fuerte de esta revisin crtica de la historia,

    de esta historia crtica, de esta historia efectiva, la otra narrativa, es

    este captulo sobre El mito de Diego Portales. El historiador crtico

    escribe:

    La historia oficial denomina revolucin a cualquier accin perpetrada

    por la reaccin. Es el caso de la guerra civil de 1829-1830, desatada por los conservadores encabezados por el general Joaqun Pinto, que

    vencieron a las fuerzas liberales en la batalla Lircay el 15 de abril de 1830. Esta revolucin, a decir de los historiadores burgueses, dio inicio a gobiernos autoritarios y antipopulares.

    El primero de ellos fue el del Presidente Joaqun Prieto, que tuvo como su vicepresidente a Diego Portales. Portales ha sido calificado por la

    historia oficial como el que sent las bases de un gobierno democrtico, como insigne estadista nacional, el poltico chileno ms influyente, el gran organizador de la Repblica. El dictador Pinochet le dio su nombre a la casa donde gobernaron los fascistas en

    los primeros aos. El Presidente Ricardo Lagos sostuvo que Diego Portales estableci los cimientos del Chile republicano y valor su capacidad de entender lo profundo del ser nacional y el tipo de conduccin poltica que tena que hacer.

    Quin fue en realidad Diego Portales Palazuelos? Naci en 1793, siendo uno de los 23 hijos del matrimonio de Jos Santiago Portales y

    Mara Encarnacin Fernndez de Palazuelos. En 1821 se inici como comerciante en un negocio de paos. Se asoci con Jos Miguel Cea y

    ambos se embarcaron hacia el Per. En 1922 regres a Chile al borde

  • de una quiebra. Constituy la casa comercial Portales, Cea y Ca. Logr

    un contrato con el gobierno del general Ramn Freire (el mismo que haba encabezado el derrocamiento de OHiggins), que le otorg el estanco (monopolio) de las ventas del tabaco, naipes, licores y t.

    Recibi del Estado, adems, un cuantioso prstamo a diez aos, sin intereses, con el compromiso de cancelar la deuda externa que Chile

    tena con Inglaterra. No cumpli y no le pas nada.

    En 1830 como hemos visto- la oligarqua impuso su poder con las armas en Lircay. Los comerciantes se plegaron a los vencedores. Fue

    a este concubinato al que represent Portales. En su rgimen hubo una alianza entre una parte de la burguesa (comerciantes,

    manufactureros, mineros) con los latifundistas. Este pacto social fue la base de la accin portaliana.

    En los dos perodos en que tuvo el poder en sus manos actu como un

    dictador. Elimin a todos los partidos polticos, con la sola excepcin de los estanqueros que l encabezaba. Fusil, encarcel y desterr a opositores. Tena un especial concepto de la democracia. Estando en

    Lima, escribi en 1922 a su socio Cea: La democracia, que tanto pregonan los ilusos, es un absurdo en los pases como los americanos,

    llenos de vicios y donde los ciudadanos carecen de toda virtud, como es necesaria para establecer una verdadera repblica. Y agregaba que se necesitaba un gobierno fuerte, centralizado, cuyos hombres sean verdaderos modelos de virtud y patriotismo, para as enderezar a los

    ciudadanos por el camino del orden y de las virtudes.

    Naturalmente, l se consideraba uno de esos hombres. Olvidaba, claro est, que su vida privada no era tan virtuosa y que a la madre de sus

    hijos, la peruana Constanza Noredenflycht, -a la que sedujo cuando sta tena 16 aos, abusando de la confianza de su familia- le dio un

    trato indigno.

    Portales tom medidas contra el Ejrcito que haba luchado en las

    guerras de la Independencia. Form las poderosas milicias cvicas fuerza civil y militarizada que lleg a contar con 25 mil hombres

    armados- para neutralizarlo. Tambin elimin de las filas a los ms prestigiosos jefes que haban combatido contra las tropas del monarca

    espaol.

    Portales, a diferencia de los combatientes por la Independencia de Amrica del Sur que sostenan una posicin internacionalista, tena un

    patriotismo exclusivo y excluyente. Era un chovinista que deseaba hacer de Chile como le gustaba decir- la Inglaterra del Pacfico, basando su progreso en la expansin econmica y comercial, ejerciendo el dominio de los mares. Por ello, desde un comienzo se

    decidi a combatir por todos los medios a la Gran Confederacin Per-Boliviana, creada en Lima el 28 de octubre de 1836, por el general

  • boliviano Andrs de Santa Cruz, Mariscal de Zepita. Esta no tena como

    objetivo atacar a Chile o limitar sus posibilidades comerciales, sino hacer realidad el sueo bolivariano de unir a los pueblos de Amrica

    del Sur. Una prueba de las positivas intenciones de Santa Cruz, fue que

    Bernardo OHiggins, desterrado en Per, apoyara con entusiasmo el proyecto del general boliviano; el patriota chileno, adems, intent

    impedir que las diferencias entre Portales y Santa Cruz desembocaran en un conflicto armado. Pero Portales estaba decidido a destruir la Gran

    Confederacin. En diciembre de 1836, el Congreso, controlado por la reaccin, autoriz al Presidente Prieto para declarar la guerra a la

    Confederacin. Este conflicto era impopular en Chile. Sectores del Ejrcito estaban en contra de una confrontacin blica. Portales

    agudiz la represin. En Curic fueron fusilados tres ciudadanos. Un enorme malestar exista en todo el pas. El 3 de junio de 1837, mientras

    pasaba revista a un destacamento del Ejrcito en Quillota, Portales fue apresado y tres das despus fusilado.

    El Gobierno responsabiliz de este hecho a simpatizantes de la

    Confederacin. Levant la figura de Portales como un mrtir defensor

    de la soberana. As logr que esa guerra injusta se hiciera popular. Comenzaba a tejerse el mito de Diego Portales, sostenido por

    historiadores de derecha, como es el caso de Francisco Antonio Encina. Otros, como Benjamn Vicua Mackenna, se han esforzado por rescatar

    la verdad sobre este personaje26.

    Esta historia y este mito histrico, oficializado por la ideologa del

    Estado, se parece a otras historias y otros mitos en la narrativa de la

    historia oficial de Amrica Latina. Hay pues una estructura imaginaria

    en esta narrativa. Se vuelven hroes en el imaginario oligrquico,

    despus burgus, sobre todo hroes institucionalizados en la narrativa

    estatal, personajes que encarnan, simblicamente, la voluntad

    dominante la burguesa y la oligarqua. Voluntad de dominio sobre

    pueblos y sociedades, sobre territorios y recursos naturales, voluntad

    de dominio, que se expresa en un discurso soberbio, seorial y hasta

    gamonal. Un discurso que tiene como referente a potencias europeas;

    la imitacin, en estos casos, no es ms que emulacin de formas; no

    de contenidos, no de procesos efectivos. Son modales adquiridos;

    pero, no sobre la base de la historia efectiva contextuada, sino sobre

    interpretaciones cipayas de cdigos desconocidos; deducidos desde los

    prejuicios de casta seorial de las excolonias, ahora Estado-nacin

    subalternos.

    26 Ibdem.

  • Hay una exacerbada prepotencia en esta pose seorial de la burguesa

    nacional. Una pose que exalta desmesuradamente el simbolismo, sobre

    todo seala, casi desesperadamente, la diferencia racial. Por decir algo,

    para ilustrar, aparecen ms europeos que los europeos, ms britnicos

    que los britnicos. Cuando se trata de ser ms elocuentes en lo relativo

    a los smbolos del progreso, sus ademanes son ms exagerados. Se

    sienten seores y amos del mundo que les rodea, de los entornos de

    su mundo; son ms que la civilizacin blanca, suponen como una

    herencia congnita que les otorga el mando.

    Las burguesas liberales del continente, hablamos de Amrica Latina y

    el Caribe, se parecen mucho; tienen demasiadas analogas con esta

    sobredosis de actuacin, presentndose como los portadores del

    progreso; incluso ms que eso, portadores de la civilizacin en un

    continente de color y de miserables, que tienen que sentirse

    agradecidos. Qu clase de burguesas son stas? No estamos

    apegados a la imagen de una burguesa tpica, a un perfil tipolgico de

    la burguesa, construida tanto por el discurso liberal, as como por el

    discurso marxista. No hay tal cosa en los contextos de las historias

    diferenciales de las burguesas concretas; sin embargo, estas

    burguesas latinoamericanas tienen sus singularidades analgicas.

    Imitan comportamientos mal aprendidos, aunque hay que reconocerlo,

    cumplen efectivamente el papel de burguesas extractivistas.

    Concordamos plenamente con el historiador en que las oligarquas

    regionales y las burguesas nacionales de las republiquetas conspiraron

    contra el proyecto y la proyeccin de la Patria Grande. Aadiramos

    tambin, como escribimos, que las burguesas portuarias conspiraron

    contra el pas interior, prefiriendo el vnculo de externalizacin con el

    mercado internacional. Sin embargo, la pregunta que tendramos que

    hacernos a propsito es: Por qu el proyecto y la proyeccin de la

    Patria Grande no tuvo la suficiente fuerza como para imponerse ante

    este obstculo conservador y reaccionario de las oligarquas regionales,

    por qu el pas interior no tuvo la suficiente energa como para evitar

    que el proyecto de la externalizacin se materialice en Estado y en

    estrategia de Estado, por qu el proletariado no pudo ser la vanguardia

    del proyecto de la Patria Grande?

    Esta pregunta es difcil. No se puede responderla honestamente

    recurriendo a esquemas dualistas, a esquematismos culpabilizadores,

  • tampoco a teoras de la conspiracin, que convierten en superhombres

    a estos personajes, convertidos o en execrables o, por el contrario, en

    clarividentes encarnaciones del Estado. Necesitamos comprender la

    mecnica y dinmica de las fuerzas en momentos decisivos o, como

    dice Ren Zavaleta Merado, momentos de disponibilidad de fuerzas.

    Nuestra hiptesis terica, al respecto, que tiene que ser contrastada

    por investigaciones, es que, por una parte, las oligarquas, convertidas

    en burguesas, pudieron continuar la colonialidad, por las vas liberales,

    reduciendo las administraciones estatales al tamao de del dominio

    espacial de la casta. En algunos casos, como es el del Estado-nacin

    de Chile, ampliaron el tamao de la administracin estatal, ejerciendo

    una geopoltica regional sobre los territorios de la nacin y pueblos

    mapuches, y sobre los territorios de sus vecinos, el Estado-nacin de

    Bolivia y el Estado-nacin del Per. Por otra parte, los revolucionarios

    patriotas pudieron concluir la guerra de la independencia; empero, no

    pudieron construir la independencia. Pudieron convocar a fuerzas para

    hacer lo primero; pero, las fuerzas, se disgregaron para hacer lo

    segundo. Las que pudieron reunir las fuerzas necesarias, incluso

    contra los revolucionarios patriotas y lo que quedaba del ejrcito

    independentista fueron las oligarquas, que contaban con los medios

    necesarios, el monopolio de tierras, la concentracin de riquezas y los

    vnculos con el mercado internacional, clave para monetizar el

    excedente. Lo difcil es encontrar la clase que se oponga a la oligarqua

    y a la burguesa, a su proyecto conservador, de subalternidad y

    dependencia, no en sentido terico, pues el discurso marxista la

    encuentra en el proletariado, sino efectivamente, en la prctica

    histrica. Volviendo a Zavaleta diremos que el proletariado o los que

    hablaban a nombre del proletariado, las llamadas vanguardias, no

    supieron establecer la alianza primordial con las naciones y pueblos

    indgenas. Alianza fundamental para deconstruir el capitalismo

    dependiente, incluso el sistema-mundo capitalista, cuya matriz

    efectiva es colonial.

    Claro que hubo y hay una burguesa criolla, del continente americano,

    que encarn, desde un principio, un proyecto anti-indgena, un

    proyecto etnocida, incluso genocida contra las naciones y pueblos

    indgenas, que se expandi a costa de los territorios de las naciones y

    pueblos indgenas, despus a costa de los territorios del Estado-nacin

    de Mxico; esta es la burguesa norteamericana. Esta burguesa

    conform un Estado-nacin que lleg a ser potencia, ms an potencia

    mundial, despus hper-potencia econmica-tecnolgica-cientfica-

  • comunicacional-militar. Qu pas entonces? Dnde radica la

    diferencia? El origen ms plebeyo de la burguesa norteamericana?

    El carcter ms democrtico, ms consecuentemente liberal, de su

    nacimiento? Por otra parte, qu es Estados Unidos de Norte Amrica?

    Un ejemplo y referente a seguir? O es la excepcin de la regla? Al

    hacer desaparecer a las naciones y pueblos indgenas, qu ha logrado?

    La emancipacin, la liberacin, escapar de las necesidades, o

    embarcarse en un camino sin retorno, un camino desbordante, sin

    precedentes, de acumulacin, de control mundial, que, empero, genera

    costos muy altos tanto para las poblaciones mundiales como para su

    propia poblacin? No se trata de condenar por culpabilidad de crimen

    de lesa humanidad, sino de comprender las consecuencias de este

    avasallamiento. Quizs el sentido democrtico, incluso liberal, de su

    Constitucin y de su Estado, se comienzan a perder en las postrimeras

    de la primera guerra mundial, para perderse completamente despus

    de la segunda guerra mundial. Se trata de un Estado-nacin aunque

    sabemos que es la burguesa la que domina, no su pueblo -, potencia

    e hper-potencia, obligado a dominar, por la compulsin de su propio

    crecimiento y desarrollo capitalista, empujado a ser el gendarme del

    imperio, del sistema-mundo capitalista, organizado como orden

    mundial. Un Estado, cuyo costo es fabuloso, cuya mquina de guerra

    absorbe gran parte de la economa, aunque esta misma mquina de

    guerra, genere inversin y absorcin de plusvala. Entonces un

    proyecto de civilizacin basado en el consumo compulsivo, en la

    competencia irracional, en tecnologa, que tiene que renovarse y

    reinventarse, dejando la anterior como desechable. Un proyecto de

    civilizacin de la eterna insatisfaccin. Por lo tanto de la infelicidad

    permanente.

    Esta burguesa imperial no ha logrado ni para ella la satisfaccin,

    menos la felicidad; es una burguesa paranoica, rodeada de fantasmas

    enemigos, constantemente inquieta, vigilante, defendindose de todo.

    Esta burguesa que nace plebeya, pionera, aventurera, hasta rebelde,

    a ratos, por lo menos, al principio, vive su pesadilla, rodeando sus

    ciudades fabulosas, sus utopas arquitectnicas realizadas, en un

    mundo de demandas, de mayoras pobres, de cementerios

    extractivistas. Esta burguesa es, a la vez, un jinete del apocalipsis y

    su propio apocalipsis.

    Podemos decir, que la burguesa criolla norteamericana tambin

    equivoc el camino; no poda construir su democracia asesinando a

    naciones y pueblos indgenas, expropiando sus territorios, despojando

  • y desposeyendo a estos pueblos, sin contraer consecuencias histricas

    lamentables. Aunque stas consecuencias no parezcan

    inmediatamente, sino de una manera diferida. En el continente no

    poda haber democracia, salvo en imaginarios delirantes y racistas, sin

    las naciones y pueblos indgenas, sin comprender la alternativa de las

    civilizaciones nativas.

    Ahora que asistimos a una crisis civilizatoria de la modernidad y del

    sistema-mundo capitalista, a un nuevo ciclo de la crisis orgnica del

    capitalismo, slo que mucho ms fuerte, de alcance mayor, una crisis

    desencadenada por la sobreproduccin, apaliada por la especulacin

    financiera, que solo engaa; empero, acrecienta la crisis, ahora que las

    potencias, la hper-burguesa internacional, los organismos

    internacionales, parecen no contar con una estrategia para la crisis,

    debemos preguntarnos sobre los problemas histricos pendientes,

    sobre la interpretacin de la historia efectiva, pues, no encontraremos

    salidas, menos alternativas, si no lo hacemos. En el continente, las

    civilizaciones, que se encuentran en la memoria y la experiencia social

    inscrita, son las civilizaciones de estas naciones y pueblos a los cuales

    los Estado-nacin les hicieron la guerra. Nunca es tarde para

    reencontrarse con estas posibilidades, inscritas en la memoria larga,

    sobre todo cuando entendemos, que ms que historia sucesiva,

    tenemos una simultaneidad dinmica de los tejidos espacio-

    temporales-territoriales-sociales-culturales.