apocalipsis sus revelaciones by c. mervyn maxwell

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  1. 1. APOCALIPSIS: SUS REVELACIONES Dr. C. MERVYN MAXWELL ASOCIACION CASA EDITORA SUDAMERICANA Av. San Martn 4555, 1602 Florida Buenos Aires, Argentina Escaneado y digitalizado por SHEKINA BOOKS
  2. 2. " Ttulo del libro en ingls: God Cares. The Message of Revelaton, vo!. 2, Pacific Press Pub!. Assn., Boise, ID, EE.UU., 1981. * Traduccin, composicin y pruebas de reproduccin: Asociacin Casa Editora Sudamericana * Diseo de la tapa: Luis O. Marsn * Diagramas y diseo general: Howard Larkin * Dibujos a lpiz: James Converse * Revisin editorial y litografa: Pacific Press Publishing Association El texto bblico ha sido tomado de la edicin espaola de la Biblia de Jerusaln, con autorizacin de la editorial Desclee de Brouwer, S. A. de Bilbao, Espaa. IMPRESO E' LA ARGENTINA Printed in Argentina Primera edicin norteamericana: 1989 (12.500 ejemplares) Primera edicin argentina: 1991 (5.000 ejemplares) Es propiedad. Pacific Press Pub!. Assn. Queda hecho el depsito que marca la ley 11.723 ISBN 950-573-292-9 Se termin de imprimir el 10 de octubre de 1991, mediante el sistema offset, en taIleres propios. - 36244-
  3. 3. Prefacio Dios se interesa por nosotros "El Espritu y la novia dicen: 'Ven'. "Y el que oiga, diga: 'Ven'. "Y el que tenga sed.. -: reciba gratui- tamente agua de vida". Podramos desear una invitacin ms generosa? Estas cordiales palabras que encontramos en los prrafos fina- les del Apocalipsis nos revelan de nue- vo el profundo deseo de Dios de beneficiarnos y de conseguir nuestra amistad personal. El Apocalipsis desarrolla.~ tema del _cuidado~ la ,Eroteccin de Dios. Habr pruebas y tribulaciones para los cristia- nos de los ltimos das de este mundo. Pero tal como las olas de la marea cre- ciente, el Apocalipsis nos proporciona la repetida seguridad del inters de Dios por nuestras necesidades y de sus planes con respecto a nuestro futuro. Jess camina amorosamente entre los cande- leros que representan su imperfecta iglesia. Promete alimentarnos con su "man escondido". Se compromete a cuidarnos durante la hora final de prue- de la tierra. Emprende la tarea de , de ubicarnos en tronos y el agua de la vida. "El Esp- ritu y la novia dicen: 'Ven' ". El Apocalipsis es un libro abierto; no figura en las Escrituras como cerrado. No significa, sin embargo, que todo el Apocalipsis resulte comprensible de gol- pe. El resto de las Escrituras tampoco est cerrado, pero contiene muchos pa- sajes que slo se pueden entender des- pus de un laborioso anlisis. Incluso algunos pasajes aparentemente simples parecen liberar nuevos y brillantes teso- ros, que yacan por debajo de la super- ficie, cada vez que los examinamos de nuevo. Una de las claves para entender el Apocalipsis es el libro de Daniel. Am- bos nos presentan panoramas profticos paralelos que culminan con el fin del mundo. Ambos se refieren a animales simblicos, a los 1.260 das-aos, a va- rias lamentables predicciones acerca de victoria y alegra. Ambos libros tienen que ver con el juicio, el santuario y la lealtad a las leyes de Dios. Ambos pro- meten la llegada culminante del Hijo del hombre en las nubes del cielo. Ambos nos inspiran a resistir a presiones odio- sas y a desarrollar caracteres firmes. Ambos nos presentan a Dios como su- mamente activo para ayudarnos en mo- mentos de dificultad. v
  4. 4. Muchos comentaristas se dan cuenta de que Jess tambin nos dio un apoca- lipsis, una especie de miniatura o con- densacin del Apocalipsis. Es su Sermn proftico, dirigido a cuatro de sus dis- cpulos el martes de tarde previo a su crucifixin. En este discurso, uno de sus smbo- los ms salientes es la "abominacin de .la desolacin". El Seor tambin des- pliega ante nosotros un panorama pro- ftico, que se extiende desde sus pro- pios das hasta el fin del tiempo. Jess -como el Apocalipsis- se refiere a la apostasa y la persecucin, seguidas de la gloriosa aparicin del Hijo del hom- bre en las nubes. Tambin insta a sus se- guidores a resistir las presiones del mal y a desarrollar caracteres firmes. El Sermn proftico resulta suma- mente beneficioso cuando se lo estudia aisladamente. Pero es mucho ms bene- ficioso cuando se lo estudia como intro- duccin al Apocalipsis. "Las cosas secretas pertenecen a Yah- vh nuestro Dios; pero las cosas revela- das nos ataen a nosotros y a nuestros hijos para siempre" (Deuteronomio 29: 28).* Los smbolos intrigantes -que se po- dran asimilar a caricaturas- que apa- recen con tanta profusin en el Apocalipsis, atraen muchsimo a los ni- os, despiertan su curiosidad, y le brin- dan oportunidades a los padres para explicarlos. Algunos aspectos del Sermn prof- tico y el Apocalipsis estn especialmen- te adaptados para los jvenes. La famosa parbola de las diez vrgenes que se durmieron se refiere a un grupo de chicas adolescentes. Jess us como ilustracin a un grupo de jovencitas pa- ra dar uno de sus mensajes ms impor- VI tantes acerca de nuestra preparacin para su segunda venida. Tal vez ms definido todava, si se quiere, es el hecho de que en el Apoca- lipsis Jess aparece 29 veces como el Cordero de Dios. El cordero de los tiem- pos bblicos era un recordativo de la pri- mera Pascua, cuando el pueblo de Israel se libr en forma dramtica de la escla- vitud egipcia. Esa inolvidable noche de Pascua estaba saturada del peligro de que el hijo mayor de cada familia fuera destruido durante la plaga final que iba a caer sobre los egipcios. En efecto, los hijos mayores de las familias egipcias murieron esa noche. Pero las familias is- raelitas sacrificaron un cordero, y cada padre aplic algo de la sangre a los mar- cos de las puertas de sus casas (vase Exodo 11 y 12). La aplicacin de la sangre manifesta- ba la fe de la familia en Dios y en la apa- ricin del Mesas redentor. Nos sigue recordando que Jess muri para salvar a los nios. Muri para mantener uni- das a las familias. Jess vive tambin para los nios y sus familias. Hace cerca de veinte siglos, camin entre nosotros durante unos cuantos maravillosos aftos, y trat de mil maneras de convencernos de que Dios se preocupa por nosotros. Desde entonces ha vivido a la diestra de Dios para servirnos en el Santuario celestial (vase Hebreos 7: 25). Cuando nosotros y nuestros familia- res hayamos aprendido a tener fe en Dios en medio de las pruebas cotidianas de la vida, hayamos vivido con El du- rante la prueba final que ha de sobreve- Las citas de las Escrituras en esta obra son de la Bi- blia de Jerusaln, salvo indicacin en contrario -Nota del traductor
  5. 5. nir a la tierra, hayamos sido testigos de la venida de Jess en las nubes de los cie- los, hayamos bebido del agua de la vi- da y, juntamente con nuestras familias, hayamos contemplado el rostro aman- te y amistoso de Dios, sabremos sin du- da alguna que ciertamente Dios se interesa por nosotros. San Juan recibi las visiones del Apocalipsis en Palmos, una isla pequea, con forma de herradura, ubicada en el Mar Egeo, no lejos de la costa del Asia Menor. vii
  6. 6. Contenido Prefacio: Dios se interesa por nosotros ............................... 5 Parle 1: El Sermn proftico ........................................ 13 S. Mateo 24, lS Introduccin: Jess predice el futuro................. 13 S. Mateo 24 y 25 ...................... 16 El mensaje de S. Mateo 24 y 25 .............................. 19 I. Advertencia de Cristo acerca de las "sei'iales" ............ 19 11. La abominacin de la desolacin....................... 24 111. La abominacin y la iglesia cristiana. . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 29 IV. La tribulacin predicha. . . y usted ..................... 33 V. Parbolas relativas a la preparacin ..................... 36 Respuestas a sus preguntas ................................... 43 Parle 11: El Apocalipsis . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 49 Quin era San Juan? .............................................. 49 La estructura del Apocalipsis ........................................ 54 Respuestas a sus preguntas ................................... 63 Apocalipsis 1 Introduccin: La revelacin de Jesucristo ................ 67 Apocalipsis 1 ............................ 71 El mensaje de Apocalipsis 1 ................................. 73 I. Jess tiene las "llaves de la muerte" .................... 73 11. Jess y su testimonio .................................. 78 111. En xtasis en el da del Seor......................... 82 Respuestas a sus preguntas ................................... 86 Apocalipsis 2 Y3 Introduccin: Cristo escribe a siete iglesias ........... 89 Apocalipsis 2 y 3 ..................... 95 El mensaje de Apocalipsis 2 y 3 .............................. 97 I. El cuidado de Cristo por sus iglesias humeantes .......... 97 11. Estmulo para el desarrollo personal .................... 115 8
  7. 7. 111. Las siete iglesias como profeda . o o oo o 120 IV. Dos puertas abiertas ............... o.... o.......... o 133 Respuestas a sus preguntas .. oo o o o' o' oo. o. o 141 ApoeaIIpsis 4 YS Introduccin: Dios nos permite contemplar su trono o o' 147 Apocalipsis 4 y 5 o' oo. o.... oo. oo... oo' ISO El mensaje de Apocalipsis 4 y 5 ooo. oo o. oo', oooo oo 152 1. Alguien est a cargo de todo oooo ooooo , 152 11. El Dios que viene o' o oooooooooo o oo ooo 158 111. El Santuario es un lugar atrayente .. oo' oooo. o...... o. o 162 Respuestas a sus preguntas ooo ooooooooooooooo o 168 Apocalipsis 6: 1 a 8: 1 Introduccin: Cristo escuda a su pueblo. ooo oo 174 Apocalipsis 6: 1 a 8: 1 .. oooo , 177 El mensaje de Apocalipsis 6: 1 a 8: 1 oooooo. o...... , oo. oo' 179 l. Uno de los jinetes momaba un caballo blanco .. o o' 179 no Se interesa realmente Dios por nosotros? .. , oo o oo 186 IIIo Seales del tiempo del fin o o ooo.... o 193 IVo Por que slo el Cordero pudo abrir los sellos . oo oo 203 Respuestas a sus pregumas .... o oooooo., o" oo" oo 210 Apoc:a.lipsis 8: 1 a 9: 21 Int:-c-;iu~c:n: Trompetas que anuncian castigos . 223 Apocalipsis 8: 2 a 9: 21 '" o 226 E: mensaje de Ap'~;s:.s $: : a 9: 21 ....... o . . . . . . . . . . . . o 228 1. A veces el a!::"= :iece ;:pe gritar y castigar .... o o 228 :1. ~Litere.l o ~;:::S:J~:a? .................. o o. o... o' 233 :::. Las ':-:.:.2::-0 ;r-;e::-a,s !:'ompetas ..... oo o o..... o. 237 ro;. Las ::J:!:;-e:a.s ~"=':2. :- 5e'tta: el islam en la profeca ... o o' 243 Res~ .:es-:as a 5..5 ;:~-.:=.:a.s. . ............... o oo ooo. 262 Apoc:aJipsis 16: 1 a 11: 18 I:l:roc:.:-:ct6n: L':l ngel anuncia el tiempo del fin 269 .~pocalipsh 10: 1 a 11: 18 272 El mensaje de Apocalipsis 10: 1 a 11: 18 o' oo oo' 274 I. El tiempo del fin ha comenzado .. oo.. oooo oo...... '" 274 no Rechace la reforma y coseche la revolucin ... oo o o 280 IIIo Una vida invencible oo" oo o oooooo oo o., oo 292 Respuestas a sus preguntas .. oo...... o o......... o... oooo 299 ApoeaIIpsis 11: 19 a 14: lO Introduccin: La verdadera madre y sus hijos 309 Apocalipsis 11: 19 a 14: 20 oooo 312 El mensaje de Apocalipsis 11: 19 a 14: 20 o o" o oo... o.. 315 lo La primera familia establece las pautas. o. oo' o. o o' o. oo' 315 11. El gran conflicto entre Cristo y Satans .. oo oo" ooooo 319 111. Por qu no destruye Dios al diablo? ... o...... ooooooo. o 331 IV. Los Estados Unidos en la profecia " ooo o ooo oo' 340 V. El mensaje del primer ngel: La hora del juicio ooooooo. 349 VI. El despertar adventista en Norteamrica .. oooooo ooooo 357 9
  8. 8. VII. El mensaje del segundo ngel: la cada de Babilonia ...... 365 VIII. El mensaje del tercer ngel: los que guardan los mandamientos de Dios ................................ 368 IX. La marca de la bestia y el sello de Dios ................. 378 X. La crisis final y su familia ............................. 386 XI. Cun digno es El? ................................... 395 Respuestas a sus preguntas ................................... 400 Apocalipsis IS y 16 Introduccin: Las siete ltimas plagas ............ " 421 Apocalipsis 15 y 16 ................. 426 El mensaje de Apocalipsis 15 Y 16 ............................ 428 l. Las siete ltimas plagas ............................... 428 n. La batalla del Harmaguedn ........................... 434 111. El templo lleno de humo .............................. 446 ApocaUpsis 17: 1 a 19: 10 Introduccin: La caida de Babilonia.......... 453 Apocalipsis 17: 1 a 19: 10 ...... 455 El mensaje de Apocalipsis 17: 1 a 19: 10 ...................... 458 1. La ramera y sus hijas ................................. 458 n. Salid de Babilonia.. y cantad! ....................... 462 Respuestas a sus preguntas ................................... 471 Apocalipsis 19: 11 a 21: 8 Introduccin: El milenio .................... 481 Apocalipsis 19: 11 a 21: 8 ...... 484 El mensaje de Apocalipsis 19: 11 a 21: 8 ...................... 487 1. La segunda venida de Cristo ........................... 487 n. El gran banquete de Dios .............................. 492 nI. El juicio y la primera resurreccin ...................... 497 IV. La segunda resurreccin y el lago de fuego .............. 500 V. La tierra nueva y dicha imperecedera ................... 506 Respuestas a sus preguntas ................................... 514 Apocalipsis 21: 9 a 22: 21 Introduccin: La esposa del Cordero . . . . . . . . . .. 523 Apocalipsis 21: 9 a 22: 21 ....... 528 El mensaje de Apocalipsis 21: 9 a 22: 21 ....................... 530 I. La Novia, la Esposa del Cordero ....................... 530 n. Ven! Ven! Ven! .................................... 536 MAPAS Asia Menor en el primer siglo de la era cristiana .......... 91 Radio de accin de las langostas del desierto comparado con la difusin del islam hasta 750 DC ................... 245 La ubicacin de Meggido y del Valle de Josafat ........... 438 10
  9. 9. DIAGRAMAS Tres notables tribulaciones predichas en las Escrituras ...... 35 Prlogo, eplogo ....................................... 56 Siete iglesias, Nueva Jerusaln, Siete sellos, El milenio ..... 57 Las siete trompetas, las siete plagas postreras ............. 58 El gran conflicto, la caida de Babilonia ............ . . . . . . . 59 La estructura simtrica del Apocalipsis .................. . ..... 60, 61, 92, 148, 176, 224, 270, 310, 422, 454, 482, 524 El flujo de los acontecimientos en las dos mitades del Apocalipsis .................................... 62 Comparacin de las siete iglesias ......................... 98 Los siete sellos: Cristo protege a su pueblo afligido.... 149, 176 Cinco escenas introductorias del Santuario ................ 165 Ubicacin de las escenas introductorias del Santuario ...... 167 Paralelismo entre el Sermn proftico y los siete sellos ..... 181 Las doce tribus de Israel ................................ 213 Las siete trompetas: Severos juicios amonestan al mundo 223,271 Resumen de la terminologa de las trompetas ......... 258, 259 Lecciones que nos ensean las siete trompetas ........ 260, 261 El gran conflicto: Las tribulaciones de la verdadera madre y sus hijos .................................. 310 Las siete referencias a los 1.260 das ..................... 326 El cuerno pequeo comparado con la bestia de cuerpo de leopardo ................................... 327, 379 Bosquejo de un estudio bblico acerca del sbado ..... 374, 375 Los dos grupos en el fin del tiempo ..................... 382 Los Diez Mandamientos ................................ 398 Las siete ltimas plagas: Juicios sumamente severos para castigar al mundo ............................. 423 La segunda mitad del Apocalipsis .......... 425, 454, 482, 525 Las plagas del xodo y las siete ltimas plagas ............ 431 Las cuatro bestias de Apocalipsis 12, 13 Y 17 ............. 472 Las siete cabezas y los diez cuernos ...................... 473 Los fundamentos de la Nueva Jerusaln y las joyas del pectoral del sumo sacerdote ...................... 532 INDICE GENERAL ALFABETICO .................................. 542 INDICE DE REFERENCIAS BIBLICAS. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 555 11
  10. 10. s. Mateo 24 y 25 Parte 1 El Sermn proftico: Jess predice el futuro Introduccin Un grupo de nias de la escuela pri- maria vino durante un ao a casa para que mi seora les diera lecciones bsi- cas acerca del arte de cocinar. Cuando termin el curso prepararon una comi- da para sus padres. Desde mi escritorio poda escuchar los grititos y exclamacio- nes de entusiasmo que proferan a me- dida que se acercaba la hora de la comida. Mi escritorio se encontraba junto a la puerta de entrada. Para hacerles una broma, precisamente cuando ellas espe- raban que sus padres llegaran, di unos cuantos golpes fuertes en la puerta de mi escritorio como si se tratara de que los primeros padres estaban llegando. Las chicas casi explotaron. Mientras se de- sataban los delantales, se peinaban apre- suradamente e introducan algunos cam- bios de ltimo momento a los arreglos de la mesa, se abalanzaron hacia la puer- ta principal y la abrieron de par en par. No las dej engaadas por mucho tiempo. Abr la puerta de mi escritorio y cuando me vieron rer ellas lo hicie- ron tambin, y alegremente. An ms, despus que sus padres llegaron, y du- rante toda la comida, se estuvieron acor- dando de la sorpresa que haban tenido, y siguieron rindose. El entusiasmo de nuestras cocineritas se parece al entusiasmo que experimen- ta todo verdadero cristiano cuando pien- sa en la segunda venida de Cristo. Qu gozo se siente al considerar el momento cuando Jess regrese para poner fin a la injusticia, la enfermedad y la pobre- za, y para inaugurar un porvenir eterno de prosperidad y paz. Estas buenas noticias eran, por cier- to, el tema que ms le gustaba a Jess, y se refiri a l en muchas ocasiones; una de las ms notables ocurri poco an- tes de su muerte. El martes de noche de la semana de la pasin, la semana que culmin con su cruciflXin el viernes, Je- ss habl de su gloriosa venida en lo que se conoce como el Sermn proftico*. Nos hemos referido a este sermn en va- rias oportunidades (vase tomo 1, pgs. 11, 151, 160). El anlisis de este sermn nos va a ayudar muchsimo a compren- der el Apocalipsis. Tan gozosa es la perspectiva del regre- so de Cristo, que Jess saba que sus se- guidores esperaran con ansias su regreso. En esa condicin ellos -como El Sermn proftico aparece principalmente en S. Mateo capltulos 24 y 25. Encontramos informaciones pa- ralelas en S. Marcos 13 yen S. Lucas 21 En este ltimo evangelio encontramos tambin algunos pasajes que a pri- mera vista parecen ser porciones de este sermn ubica- dos en un contexto algo diferente. (Compare S. Lucas 17. 22-37 con S. Maleo 24' 23-28). Esto nos permite lle- gar a la conclusin de que Jess tiene que haberse referi- do a su segunda venida en muchas otras ocasiones y en diferentes circunstancias. J3 Al comenzar Jess a contestar la pregunta de ellos: Cul ser la seal de tu venida y del fin del mundo?", los discpulos se acercaron ms a El para escucharlo. OHN STEEl Artista' 1959 PPPA
  11. 11. JESUS PREDICE EL FUTURO nuestras cocineritas- podran fcilmen- te engaarse con falsas seales -como los golpes que yo di en la puerta de mi escritorio- y falsos maestros, que po- dran malograr por completo sus prepa- rativos. Por eso comenz su discurso con recomendaciones para que no fu- ramos engaados. y porque la "espera prolongada en- ferma el corazn" (Proverbios 13: 12), Jess advirti con claridad, pero con tacto, que habra una demora. No ven- dra en seguida. Cont la historia de dos mayordomos y puso en labios de uno de ellos estas palabras: "Mi Seor tarda" (S. Mateo 24: 48). En su famosa par- bola de los talentos nos dice que el due- o regres "al cabo de mucho tiempo" (S. Mateo 25: 19). En la igualmente fa- mosa parbola de las diez vrgenes El mismo se asimila a un novio y dice con claridad: "Como el novio tardara, se adormilaron todas y se durmieron" (S. Mateo 25: 5). Insinuaciones relativas a esa demora aparecen tambin en otros textos: "Oiris tambin hablar de guerras y de rumores de guerras. pero todavia no es el fin" (S. Mateo 24: 6). "Muchos se escandalizarn" (versculo 10). "El que persevere hasta el fin, se se salvar" (versculo 13). "Se proclamar esta Bue- na Nueva del Reino en el mundo ente- ro, para dar testimonio ante todos los gentiles. Yentonces vendr el fin" (ver- sculo 14). (En esta obra, el nfasis pues- to sobre ciertos textos de las Escrituras ha sido suplido por el autor del libro). Pero si la demora aparece con clari- dad, con ms claridad todava aparece la preparacin que debemos hacer. Y ello en diversas declaraciones y en dis- tintas parbolas. (Vanse las pginas 36-42.) El contexto del Sermn proftico. El Sermn proftico fue promunciado des- 14 pus de la puesta del sol en un martes. Haba sido un da muy dificil. Por ho- ras Jess habia estado razonando con las multitudes en los atrios del templo. Vez tras vez sus enemigos le lanzaron preguntas capciosas. Pareca que algu- nos apreciaban lo que deca, pero Jess saba que la mayora, incluso de ellos mismos, esperaban que fuera un rey guerrero y no un Prncipe de paz. Que- ran que venciera a los romanos. No queran que conquistara sus corazones mediante el amor. Usted puede leer al- go de lo que ocurri ese da en los cap- tulos 22 y 23 de S. Mateo. A medida que transcurra la tarde, re- sult evidente que los tres aos y medio de abnegado ministerio de Cristo haban logrado transformar a muy pocos de en- tre ellos. En dos das ms clamaran por su sangre, tal como sus antepasados ha- ban pedido la muerte de los profetas. y sus descendientes seran tan malos co- mo ellos. Tambin perseguiran a los predicadores que trataran de ayudarlos. Al acercarse la puesta del sol el cora- zn de Jess se estaba quebrantando. Saba que si el pueblo judo no se arre- penta, sufrira una terrible retribucin. Su testarudez finalmente enardecera de tal manera a los romanos que el empe- rador enviara ejrcitos que en el ao 70 DC borraran del mapa tanto a Jerusa- ln como a su templo. Y cun innece- sario iba a ser todo esoI "Jerusaln, Jerusaln -deca en me- dio de sollozos-, que matas a los pro- fetas y apedreas a los que te son enviados! Cuntas veces he querido reunir a tus hijos, como una gallina re- ne a sus pollos bajo las alas, y no ha- bis querido! (S. Mateo 23: 37). "Y no quisiste!" (Versin Reina- VaJera). "Pero no quisiste!" (Versin Dios habla hoy).
  12. 12. "Pues bien -la angustiada sentencia surge con dificultad-, se os va a dejar desierta vuestra casa" (S. Mateo 23: 38). Incluso los discpulos de Cristo que- daron perplejos. El templo de Dios, el orgullo de la nacin, la casa del Seor, quedara abandonada y desolada! Incmoda, la multitud se dispers pa- ra ir a preparar la cena. Nerviosos, los discpulos llamaron la atencin de Jess a la exquisita artesana del famoso edi- ficio (vase S. Mateo 24: 1). Por casi cincuenta aos el rey Herodes y sus su- cesores lo haban reconstruido a costa de enormes gastos. (Vase S. Juan 2: 20.) La blancura de sus mrmoles res- plandeca al toque del sol poniente. Las placas de oro que lo recubran brillaban junto con la puerta principal. Algunas de las piedras del templo, perfectamen- te cuadradas y pulidas, eran de dimen- siones casi increbles.* " Vis todo esto -pregunt Jess ca- si como si no hubiera odo a los discpulos-o Yo os aseguro: no queda- r aqu piedra sobre piedra que no sea derruida" (S. Mateo 24: 2). Los discpulos quedaron sin habla. Cmo podra Dios permitir un desas- tre tan grande? Se tratara, acaso, de que el fin del mundo se estaba acer- cando? El bien conocido historiador judo. Josefo. que es tuvo presente cuando Jerusaln fue destruida. dice que Ha la parte exterior del edificio no le faltaba nada que no pudiera asombrar alojo o a la mente Puesto que es- t~ba totalmente cubierto de placas de oro. en cuanto sa Ita el sol se produca un resplandor tan grande. que los que queran mirarlo se vean obligados a apartar sus ojos como s estuvieran mirando los rayos del sol A los ex- tranjeros que se aproximaban les parecia a la distancia que se trataba de una montaa cubierta de nieve. por- que todo lo que no estaba cubierto de oro era del blanco ms puro Desde su parte superior aparecan picas de oro que impe~ian que las aves se posaran sobre el techo y lo contammaran Algunas de las piedras del edificio te- nan 45 codos de largo. cinco de alto y seis de ancho" (Las guerras de los judos, S 222) El codo de aquel tem- po meda ms o menos medio metro INTRODUCCION MATEO 24,25 Esa noche Jess se sent en el Monte de los Olivos. Con El estaban Pedro y su hermano Andrs, y Santiago y su her- mano Juan, los cuatro ex pescadores que lo haban acompaado durante to- do su ministerio. (Vase S. Marcos 13: 3.) Sobre ellos, en medio del crepscu- lo, brillaba la luna casi llena. Envuelta en su mstico resplandor, la ciudad de Jerusaln se hallaba a cen metros de all, debajo de ellos, al otro lado del va- lle de Cedrn. La luz de las lmparas de aceite de oliva parpadeaba a travs de incontables ventanas. Una atmsfera se- mejante a la de la Navidad saturaba el aire en anticipacin de la Pascua que se celebrara en un par de das ms. Gente de lejos y de cerca se reuna con amigos dentro de los muros, o acampaba fuera de ellos. El ruido de los perros y los as- nos y de las familias que se preparaban para la noche, llegaba hasta los odos de los cinco hombres sentados all. El templo pareca estar tan cerca que casi se lo poda tocar. La luz de la luna realzaba su blancura y su tamao. Los discpulos contemplaban sus piedras macizas) pulidas. Se sentan profunda- mente perturbados por la prediccin de Jess en el semido de que llegara el da cuando ni una sola de esas piedras que- dara sobre otra. Pero, ese terrible da de desastre no sera acaso el glorioso da de su regreso? No entendan nada! "Dinos -le preguntaron, perplejos- cundo suceder eso, y cual ser la se- al de tu venida y del fin del mundo" (S. Mateo 24: 3). Usted puede leer la respuesta de Cris- to en los captulos 24 y 25 de S. Mateo. Sus palabras aparecen en las pginas si- guientes, con sus correspondientes en- cabezamientos para que se las pueda entender mejor. Despus que haya le- do lo que Jess dijo, vamos a tratar de descubrir lo que quiso decir. 15
  13. 13. JESUS PREDICE EL FUTURO S. MATEO 14 Introdum6n. 1 Sali Jess del Templo y, cuando se iba, se le aeerearon sus disclpulos para mos- trarle las construmones del Templo. 2 Pero Bies dijo: "Veis todo esto? Yo os asegu- ro: no quedar aqui piedra sobre piedra que no sea derruida". 3 Estando luego sentado en el monte de los Olivos, se aeerearon a El en privado sus disclpulos, y le dijeron: "Di- nos cuando suceder eso, y cul ser la se- aI de tu venida y del fin del mundo." El comienzo de 'os dolores. 4 Jess les respondi: "Mirad que no os engaie nadie. 5 Porque vendrn muchos usurpando mi nombre y diciendo: 'Yo soy el Cristo', y engaiarn a muchos. 6 Oiris tambin hablar de guerras y de rumores de guerras. Cuidado, no os alarmis! Porque eso tiene que suceder, pero todava no es el fin. 1 Pues se levantar nacin contra na- cin y reino contra reino, y habr en diver- sos lugares hambre y terremotos. 8 Pero todo esto ser el comienzo de los dolores de alumbramiento. 9 "Entonces os entregarn a la tortura y os matarn, y seris odiados de todas las na- ciones por causa de mi nombre. 10 Muchos se escandalizarn entonces y se traicionarn y odiarn mutuamente. 11 Surgirn muchos falsos profetas, que engafiarn a muchos. 12 y al crecer cada vez ms la iniquidad, la caridad de la mayoria se enfriar. IJ Pero el que persevere hasta el fin, se se salvar. 14 "Se proclamar esta Buena Nueva del Reino en el mundo entero, para dar testimo- nio a todas las naciones. Y entonces vendr el fin. La gran tribulaei6n de Jerusaln. IS "Cuando veis, pues, la abominacin de la desolacin, anunciada por el profeta Daniel, erigida en el Lugar Santo (el que lea, que lo entienda), 16 entonces, los que estn en Judea, huyan a 105 montes; 11 el que es- t en el terrado, no baje a recoger las cosas de su casa; 18 y el que est en el campo, no regrese en busca de su manto. 19 Ay de las que estn encinta y criando en aquellos dias! :!O Orad para que vuestra huida no suceda 16 en invierno ni en dla de sbado. 21 Porque habr entonces una tribulacin tan grande como no la hubo desde el principio del mun- do hasta el presente ni la volver a haber. 22 Y si aquellos dias no se hubiesen abrevia- do, no se salvaria nadie; pero en atencin a los elegidos se abreviarn aquellos dias. D "Entonces, si alguno os dice: 'Mirad, el Cristo est aqu o alli', no lo creis. 24 Porque surgirn falsos cristos y falsos profetas, que harn grandes seiales y pro- digios, capaces de engafiar, si fuera posibie, a los mismos elegidos. 2S Mirad que os lo he predicho! La venida del Hijo del hombre ser manitiesta. 26 "Asl que si se os dice: 'Est en el de- sierto', no salgis; 'Est en lo interior de las casas', no lo creis. 27 Porque como el re- lmpago sale por oriente y brilla hasta el oc- cidente, asi ser la venida del Hijo del hombre. 28 Donde est el cadver, alli se juntarn 105 buitres. Resonanda c6smica de la yenlda. 29 "Inmedatamente despus de la tribu- lacin de aquellos dlas, el sol se oscurecer, la luna perder su resplandor, las estrellas caern del cielo, y las fuerzas de los cielos sern sacudidas. 30 Entonces aparecer en el cielo la seal del Hijo del hombre; y enton- ces harn duelo todas las razas de la tierra y vern venir al Hijo del hombre sobre las nubes del cielo con gran poder y gloria. 31 Y enviar a sus ngeles con sonora trompeta, y reunirn de los cuatro vientos a sus elegi- dos, desde un extremo de los cielos hasta el otro. El momento de la venida 32 "De la higuera aprended esta parbo- la: cuando ya sus ramas estn tiemas y bro- tan las hojas, cais en cuenta de que el verano est cerca. 33 Asi tambin vosotros, cuando veis todo esto, caed en cuenta de que El es- t cerca, a las puertas. 34 Yo os aseguro que no pasar esta generacin hasta que todo es- to suceda. 35 El cielo y la tierra pasarn, pe- ro mis palabras no pasarn. 36 Mas de aquel dla y hora, nadie sabe nada, ni los ngeles del cielo, ni el Hijo, sino slo el Padre.
  14. 14. Estar alerta para no ser sorprendidos. 17 "Como en los das de ~o, as ser la venida del Hijo del hombre. 18 Porque co- mo en los daf> que precedieron al diluvio. co- man, beban, tomaban mujer o marido, hasta el da en que entr No en el arca. '9 ~ no se dieron cuenta hasta que vino el dilu- vio y los arrastr a todos, as ser tambin la venida del Hijo del hombre. 40 Entonces, estarn dos en el campo: uno ser llevado ~ otro dejado; -11 dos mujeres estarn molien- do en el molino: una ser llevada y otra dejada. 42 "Velad, pues, porque no sabis qu da vendr vuestro Seor. 4' Entendedlo bien: si el dueo de casa !>upiese a qu hora de la no- che iba a venir el ladrn, estara en vela ~ no dejara que le horadasen su casa. 44 Por eso, tambin vosotros estad preparados, por- que en el momento que no pensis, vendr el Hijo del hombre. Parbola del mayordomo. 45 "Quin e~. pues, el siervo fiel} pru- dente, a quien el seor puso al frente de ~u servidumbre para darles la comida a su tiem- po? -I Dichoso aquel siervo a quien su se- or, cuando llegue, encuentre hacindolo as. 47 '0 os aseguro que le pondr al frente de toda su hacienda. 4~ Pero si aquel siervo malo se dice en su corazn: 'Mi seor tar- da', 49 Yse pone a golpear a sus compae- ros y come y bebe con los borrachos. a media noche se o~ un grito: 'Ya etras lm- paras se apagan.' 9 Pero las prudentes repli- caron: "lio, no sea que no alcance para nosotras) para vosotras; es mejor que va- }is donde los endedores y os lo compris.' 1- 1ientras fueron a comprarlo, lleg el no- io. ~ las que estaban preparadas entraron con l al banquete de boda, y se cerr la puer- ta. ls tarde llegaron la~ otras vrgenes diciendo: Seor. seor, brenos!' 12 Pero l respondi: 'En erdad os digo que no os conozco.' -elad. pues. porque no sabis ni el da ni la hora. Parbola de J05 talentos. "Es tambin como un hombre que, al irse de 'iaje. llam a sus sien os ) les enco- mend su hacienda: . a uno dio cinco ta- lentos. a otro dos J a otro uno. a cada cual segn su capacidad; despus se march. I~ Enseguida. el que habia recibido cinco ta- lentos se puso a negociar con ellos ~ gan otros cinco. . Igualmente el que haba re- cibido dos gan otros dos. En cambio el que habia recibido uno se fue. ca' un ho- )0 en la tierra ~ escondi el dinero de su se- or.. -1 cabo de mucho tiempo, vuelve el seor de aquellos sienos ) ajusta cuentas con ellos. : Llegndose el que haba recibido cinco !alenlos. present otros cinco, dicien- do: Seor. cinco talentos me entregaste; aqu tienes otros cinco que he ganado.' : Djole su seor: 'Bien, siervo bueno y fiel:: has sido fiel en lo poco, te pondr por eso al frente de )0 mucho; entra en el gOlO de tu seor: :~ Se acerc tambin el de los dos talentos) dijo: 'Seor, dos talentos me entregaste; aqu tienes otros dos que he ga- nado.' :' Djole su seor: 'Bien, siervo bueno) fiel!; has sido fiel en lo poco, te pon- dr por eso al frente de lo mucho; entra en el gozo de tu seor.' 24 Se acerc por fin tambin el que haba recibido un talento y dijo: 'Seor, s que eres un hombre duro, que cosechas donde no sembraste y recoges 17
  15. 15. JESUS PREDICE EL FUTURO donde no esparciste. 2S Por eso me dio mie- do, y fui y escond en tierra tu talento. Mi- ra, aqu tienes lo que es tuyo.' 26 Mas su seor le respondi: 'Siervo malo y perezo- so, sabas que yo cosecho donde no sembr y recojo donde no esparc. 27 Debas, pues, haber entregado mi dinero a los banqueros. y as, al volver yo, hubiera recobrado lo mo con los intereses. 28 Quitadle, por tanto, su talento y ddselo al que tiene los diez talen- tos. 29 Porque a todo el que tenga, se le da- r y le sobrar; pero al que no tenga, aun lo que tiene se le quitar. 30 Y a ese siervo intil, echadle a las tinieblas de fuera. All ser el llanto y el rechinar de dientes.' El Juicio final. 31 "Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompaado de todos sus ngeles, se sentar en el trono de su gloria. 32 Sern congregadas delante de El todas las nacio- nes, y l separar a los unos de los otros, co- mo el pastor separa las ovejas de los cabritos. 33 Pondr las ovejas a su derecha, y los ca- britos a la izquierda. 34 Entonces dir el Rey a los de su derecha: 'Venid, benditos de mi Padre, recibid la herenca del Reino prepa- rado para vosotros desde la creacin del mundo. 3S Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; 18 era forastero, y me acogisteis; 36 estaba des- nudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitas- teis; en la crcel, y vinisteis a verme'. 37 Entonces los justos le respondern: 'Se- or, cundo te vimos hambriento, y te di- mos de comer; o sediento, y te dimos de beber? 38 Cundo te vimos forastero, y te acogimos; o desnudo, y te vestimos? 39 Cundo te vimos enfermo o en la crcel, y fuimos a verte? 40 Y el Rey les dir: 'En verdad os digo que cuanto hicisteis a uno de estos hermanos mos ms pequeos, a m me lo hicisteis.' 41 Entonces dir tambin a los de su izquierda: 'Apartaos de m, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ngeles. 42 Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me dis- teis de beber; 43 era forastero, y no me aco- gisteis; estaba desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la crcel, y no me visitasteis'. 44 Entonces dirn tambin stos: 'Seor, cundo te vimos hambriento o sediento o forastero o desnudo o enfermo o en la cr- cel, y nos te asistimos?' 4S y l entonces les responder: 'En verdad os digo que cuanto dejasteis de hacer con uno de estos ms pe- queos, tambin conmigo dejasteis de hacer- lo.' 46 E irn stos a un castigo eterno, y los justos a una vida eterna."
  16. 16. El mensaje de S. Mateo 24 y 25 l. Advertencia de Cristo acerca de las "seales" Cunto dependemos de las seales! Especialmente de las que encontramos en las carreteras. Las buscamos -a veces en . ano- en las encrucijadas importantes de ciudades desconocidas. Apreciamos las seales destacadas de las carreteras ms importantes. Recuerdo la serie de seales que se referan a una curva peligrosa en un lugar llamado Salisbury Plain, en Inglaterra, } que . j en mi infancia. La ltima seal era de gran tamao y con letras imponentes: "LSTED ESTA ADVERTIDO". Poco despus del nacimiento de nuestro hijo me cobraron una infraccin por no haber respetado en Chicago una sefial de alto. Es erdad que estaba dis- trado; pero cuando volv para verificar cmo pude habe:- pasado por alto esa se- flal, descubr un racimo de seales de bares, cantinas. cafs: otros negocios justo detrs de esa seflal. Dudo que no la hubiera visto. a pesar de la emocin de ser padre, si hubiera sido del tamao de la de Salisbur} Piain. "Dinos -le rogaron los discpulos- cundo suceder eso. ~ cul ser la seal de tu venida y del fin del mundo? (S. Mateo 24: 3). Dos preguntas en una. La pregunta de los discipulos pone de manifiesto su confusin. Combinaron en ella dos acontecimientos distintos. "Cuando suceder eso" preguntaron, refirindose a la destruccin del templo. : "cul ser la seal de tu venida y del fin del mundo", aludiendo al fin del mundo. La destruccin del templo y el fin del mundo en ocasin de la segunda venida de C:isto les pareca a los cuatro discpulos que era una sola cosa. Suponan que slo el fin J.~! mundo poda causar la destruccin del principal lugar de culto dele:dade:o Dios. Al combinar los dos acontecimientos en uno trataban de :ogra: ...;na sola infor- macin: "Cundo suceder eso", es decir, "Cul ser la seaJ" qt:e ;ndicara su cercana. Los comentaristas creen que al formular su respuesta. Jes:.s :a;.:bn amalga- m la informacin concerniente a los dos acontecimientos, es a sabe:. el fin del templo y el fin del mundo. No hay duda de que algo de eso ha:: pe:-o si estudiamos cuidadosamente los captulos 24 y 25 de S. Mateo podremos dis:l:iguir con cierta facilidad cundo se refiere Jess a un acontecimiento o ai ouo. De todos modos, Cristo present seiJales diferentes para cada uno de esos acon,eciillientos. SeiJales distintas y dignas de confianza. Para la cada del templo Jess dio una sefial inconfundible: "La abominacin de la desolacin. erigida en el Lugar San- to" (S. Mateo 24: 15), una prediccin simblica que se explica en S. Lucas 21: 20, en donde se dice que "Jerusaln" sera "cercada por ejrcitos". Para el fin del mundo, Jess dio una corta y singular lista de seales: La predi- cacin del Evangelio a todo el mundo (S. Mateo 24: 14). un conjunto de fenme- nos astronmicos (versculo 29), y la forma como va aenir: en las nubes de los cielos, y tan visible como un relmpago (versculos 27 y 30). Cmo vendr. De primera intencin, parecera que Jess hubiera evadido la pregunta de los discpulos. Su seal ms enftica de la destruccin de Jerusaln era 19
  17. 17. JFSUS PREDICL EL rUl URO la llegada del enemigo. Su seal ms enftica acerca del fin del mundo era la forma como vendra. Pero Jess estaba hablando en serio. Tal como sucedieron las cosas (y Jess ~aba cmo iban a suceder), la llegada de los soldados enemigos a Jerusaln en el ao 66 OC era toda la seal que necesi- taban los cristianos de esa ciudad. Porque los soldados de repente se retiraron de ese lugar, y todo el que quico escapar pudo hacerlo antes que los romanos regresa- ran para atacar en serio (Vame las pginas 27, 28.) En cuanto a las seales de su segunda venida, Jess fue muy enftico respecto a la forma como lo hara. "Entonces aparecer en el cielo la seal del Hijo del hom- bre -dijo, y aadi-: y entoncc!> harn duelo todas las razas de la tierra y vern venir al Hijo del hombre sobre la< nubes del cielo con gran poder y gloria" (vers- culo 30). La "seal del Hijo del hombre" es su aparicin "sobre las nubes del cielo". Tal como lo~ pre~identes de la~ repblicas latinoamericanas y los reyes de Espaa recorren las calles de su~ respectivas capitales en carruajes especiales en ciertas oca- siones, el Hijo del hombre, en circunstancias sumamente significativas, viaja en un carruaje de nube~ sobrenaturales. Las Escrituras mencionan tres ocasiones en que esto ocurri o va a ocurrir: (1) La ascensin de Cristo al cielo, cuando "fue levantado en presencia de ellos [los diSCpulos], y una nube le ocult a su vista" (Hechos 1: 9). (2) Al comienzo del juicio investigador, cuando el Hijo del hombre viaj sobre nubes para compa- recer ante el Anciano. (Daniel 7: 9-14; Apocalipsis 12 a 14.) (3) En el momento de su segunda venida cuando, segn Apocalipsis 1: 7, vendr "acompaado de nu- bes; todo ojo le ver". La venida visible de Jesucristo, sobre nubes, es la "seal" suprema del Hijo del hombre. Precauciones y advertencias. Al pedir una seal de su segunda venida, los dis- cipulos estaban tratando de conseguir informacin anticipada que les permitiera descubrir el momento cuando Dios comenzara su cuenta regresiva final. Hoya no- sotros tambin nos gustara disponer de esa informacin. Por eso naturalmente nos encontramos preguntndonos: "Para qu sirve una seal si slo se refiere a la for- ma cmo va a venir?" Vamos a volver sobre este asunto un poco ms adelante, en la pgina 22. Mien- tras tanto nos sentimos impresionados por el hecho de que Jess no tena mucho inters en establecer una lista exacta de los acontecimientos de los ltimos das. Seis semanas ms tarde, cuando poco antes de su ascensin los diSCpulos le pregunta- ron: "Es ahora cuando vas a restablecer el Reino de Israel?", replic: "A voso- tros no os toca conocer el tiempo y el momento que ha fijado el Padre con su autoridad" (Hechos 1: 6, 7). Lo primero que hizo Jess en su Sermn proftico al responder a sus discpu- los fue decirles: "Mirad que no os engae" (S. Mateo 24:4). No seis engaados! No seis extraviados por falsos cristos y falsas seales. No creis que el fin de Jeru- saln y el fin del mundo se producirn antes de tiempo. (Vense los versculos 5 al 8.) Tal como la seal de Salisbury Plain, Jess dice claramente: "USTED HA SIDO ADVERTIDO". No seamos confundidos por un racimo de seales que no lo son en realidad. Seales que no lo son realmente. En el Sermn Proftico aparece la famosa frase acerca de "guerras y de rumores de guerras" (versculo 6). Por siglos los cris- 20
  18. 18. ADVERTl:NCJA Dl. ( RISTO ACERCA DE LAS "SEALES" MATEO 24,25 lianoe c,>tudiosos de la~ Escrituras han citado esta declaracin al reflexionar acerca de loo; acontecimientos internacionales contemporneos. Una y otra vez se han con- vcncido, por el momento, de que Jess viene pronto. Pero El advirti definida- mente que las guerras y los rumores de guerras no son necesariamente seales del fin. "Todavia no es el fin", dijo con relacin a ellos. "Cuidado, no os alarmis! Porque es necesario que suceda, pero todava no es el fin. Pues se levantar nacin contra nacin y reino contra reino, y habr en diversos lugares hambre y terremotos. Porque todo esto ser el comienzo de los dolores de alumbramiento" (versculos 6-8). De cualquier manera, la mencin de guerras, hambres y terremotos en el Ser- mn proftico pone de manifiesto que Jess estaba pensando en lo que habra de ocurrir durante los 39 aos previos a la cada de Jerusaln en el ao 70 OC. Sabe- mos de cuatro hambres que se produjeron incluso en el corto reinado del empera- dor romano Claudio (41-54 OC). Una de ellas aparece en Hechos 11: 28. Terremotos importantes se sabe que ocurrieron en Creta (46 47 OC) Yen Roma (5]). Esta ciudad librguerras importantes en Mauritania (41-42 OC), las Islas Britnicas (43-61 OC) YArmenia (a comienzos del afio 60). En Armenia, Roma sufri una notable derrota en el ao 62 OC, cuyas noticias deben de haber animado falsamente a los revolucionarios judos de Palestina. La guerrilla y las actividades terroristas castigaron a Palestina durante esos aos. "Por toda Galilea -nos informa Josefo, para mencionar slo una regin de Palestina-, no se vean sino sangre e incendios".1 Lo que Cristo quiso decir es que los desastres, las derrotas, las guerras y las hambres no son "seales" de un fin cercano, ~a sea de Jerusaln o del mundo. Para nuestro planeta saturado de pecado, aunque nos apene decirlo, tales pesares siempre estuvieron a la orden del dia. Falsos cristos y falsos profetas. Jess tambin lanz adertencias acerca de la aparicin de falsos cristos y falsos profetas. (Vanse los ersculos 4.5,23,24. Com- pare con S. Marcos 13: 6, 21-23.) Durante los 39 aos que transcurrieron entre el Sermn proftico (31 OC) Y la cada de Jerusaln (70 OC), surgieron muchos falsos di;igentes. Josefo: nos di- ce que Palestina se llen de "vagabundos y embaucadores" que e:-.plotaban las es- peranzas y los temores de la gente, y fomentaban la re olucin contra Roma, "con el pretexto de estar guiados por inspiracin dh ina. Lno de esos impostores, cier- to "falso profeta egipcio", invit a algunos judos a eOlureros a reunirse con l en su cuartel del desierto. Miles aceptaron su im itacin. creyendo que se trataba del Mesas que librara a Jerusaln de la tutela romana. Pero los romanos fueron informados acerca de lo que estaba sucediendo y se prepararon para enfrentarlo. Cuando se produjo el ataque, prcticamente todos los judos que haban seguido a este falso cristo perdieron la vida o huyeron a sus casas. El egipcio y unos pocos de sus seguidores escaparon. Algn tiempo despus, de paso, un oficial romano confundi al apstol San Pablo con este mismo egipcio. (Vase Hechos 21: 38.) En el Sermn proftico Jess habla de los falsos cristos y los falsos profetas tanto cuando se refiere a su segunda venida como cuando menciona la cada de Jerusaln. (Vase S. Mateo 24: 23, 24.) Esta ltima parte de la profeca tambin se ha cumplido, a lo menos parcialmente. No hace mucho tuvimos a Jim Jones y la masacre de Jonestown. Un poco ms atrs recordamos a Adolfo Hitler, a quien 21
  19. 19. JESUS PREDICE FL FU fURO millones de educados occidentales atribuyeron la facuItad de inaugurar mil ao... de paz. En el siglo XIX Napolen condujo a la muerte a muchos ms de SU'i 'iegui- dores que Jim Jones. Y tenemos al "Padre Divino", que pretenda ser Dios en Filadel- fia; y la "madre" Ana Lee, que ense que ella era la rceneal nacin femcnina dc Cristo. La lista es larga. Karl Marx, a su manera, tambin fue un ral,o el i'ilo. Cmo vendr Cristo. Volvamos a la forma cmo Cristo va a venil. Algunos informantes, segn Jess nos advirti, anunciaran: "Est en el de- sierto", "est en lo interior de las casas". UNo lo creis -nos insta-o Mirad qm' os lo he predicho!" USTED HA SIDO ADVERTIDO (versculos 25, 26). Regresar Jess privadamente? No, nos dice; no ser as. Vendr en secreto? No. De ninguna manera. Cmo vendr entonces? "Como el relmpago sale por el oriente y brilla ha!>- ta el occidente. as ser la venida del Hijo del hombre". "Harn duelo todas la!> razas de la tierra y vern venir al Hijo del hombre sobre las nubes del cielo con gran poder y gloria. El enviar a sus ngeles con sonora trompeta. y reunirn de los cuatro vientos a sus elegidos. desde un extremo de los cielos hasta el otro" (ver- sculos 27, 30, 31). Jess se refiri insistentemente a la forma de su venida, para preservar a sus preciosos seguidores de la desilusin y el desastre. Evidentemente todo maestro que ensee que Jess va a venir de cualquier manera que no sea en las nubes del cielo, es un falso maestro. Jess dijo que se levantaran falsos profetas y que tendran numerosos seguidores. No estara pensando El, tal vez, en lderes como el "Padre Divino", Hitler, Karl Marx, Ana Lee, Jim Jones y Napolen?
  20. 20. ADVERTENCIA DE CRISTO ACERCA DE LAS "SEALES" MATEO 24,25 El Espritu Santo impresion a San Pablo para que nos diera una descripcin de la "venida del Sefior" similar a la descripcin de Cristo mismo. "El Sefior mis- mo -dijo San Pablo-, a la orden dada por la voz de un arcngel y por la trompe- ta de Dios, bajar del cielo, y los que murieron en Cristo resucitarn en primer lugar. Despus nosotros, los que vivamos, los que quedemos, seremos arrebatados en nu- bes, junto con ellos, al encuentro del Sefior en los aires. Y as estaremos siempre con el Seor" (1 Tesalonicenses 4: 15-17). Dos palabras de este pasaje de San Pablo han llegado a ser famosas en los cr- culos cristianos. Una de ellas es parousa, la palabra griega que ha sido traducida por "venida". Se la usaba en la antigedad para referirse a las isitas oficiales de importantes personajes. Tuve una vez el prhilegio de leer esta palabra en un trozo de alfareria que se refera a la llegada de cierto funcionario a una antigua comuni- dad egipcia. La palabraparousa figura en S. ~Iateo 24: 3 y en diversos otros luga- res del Nuevo Testamento para referirse al regreso de Jess. La otra palabra famosa que aparece en algunas traducciones de 1 Tesalonicenses 4: 15-17 es "arrebatamiento". Est emparentada con la palabra "rapto" (latn, rap- tus), que significa apoderarse de alguien -especialmente de una mujer- con fines deshonestos. En algunos crculos cristianos, sin embargo, esta palabra ha llegado a tener connotaciones agradables, gracias a las traducciones a que nos hemos refe- rido, pues se la ha asociado con la venida de Jess y la liberacin de los redimidos. En ocasin de su parousa (segunda enida), Jess arrebatar (o rescatar) su pueblo. Yen qu circunstancias lo har? Cuando resuene la voz de mando, cuan- do se oiga la voz del arcngel, cuando se escuche el son de la trompeta, cuando aparezca el Seor en las nubes. Cualquier "cristo" que venga, o que pretenda venir, de un modo diferente a ste, es un cristo falso. Y evidentemente cualquier maestro que diga que Cristo va a venir de otra manera es un falso maestro. La advertencia de Cristo es urgente. En su Sermn proftico Jess dej en cla- ro que rechazar a los falsos maestros es ms importante que saber la fecha exacta de su venida. "Mirad que os lo he predicho!" (versculo 25). Que nadie los engafie. USTE- DES HAN SIDO ADVERTIDOS. Las otras seales verdaderas. Si la forma precisa de su venida es una "seal", Jess nos dio tambin algunas otras seales de su regreso. En S. Mateo 24: 29, 30 dice: "El sol se oscurecer, la luna perder su resplandor, las estrellas caern del cielo, y las fuerzas de los cielos sern sacudidas. Entonces aparecer en el cielo la seal del Hijo del hombre". Sus palabras aparecen en S. Lucas 21: 25-27 de esta manera: "Habr seales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, angus- tia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y de las olas, murindose los hombres de terror y de ansiedad por las cosas que vendrn sobre el mundo; porque las fuerzas de los cielos sern sacudidas. Y entonces vern venir al Hijo del hombre en una nube con gran poder y gloria". En S. Mateo 24: 33 Jess dijo: "Asi tambin vosotros, cuando veis todo es- to, caed en cuenta de que El est cerca, a las puertas". Yen S. Lucas 21: 28: "Cuan- do empiecen a suceder estas cosas, cobrad nimo y levantad la cabeza porque se acerca vuestra liberacin". 23
  21. 21. JE~...S PREDICE EL FUTURO ~1uchos cristianoc; creen que eta seale que habran de manifetarse en el .,01, la luna y las estrellas ya .,e han producido. Tan impre"ionante po.,ibilidad me- rece nuec;tra cuidadoc;a atencin. La evidencia que tenemo., al re"pecto la estamos tratando en las pgina" 193-202 Tambin entre "todas la" co.,a" que Je., dijo que veramos al acercarse su segunda venida, hay una seal c;umamente impresionante y significativa. "Y ser predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las nacionec; y entonces vendr el fm" (S. Mateo 24: 14, Reina-Va/era). Despus de prestar atencin a otro., a"unto., importante." vamos a referirnos a esta notable pro- me"a en la., pginac; 44-46 11. La abominacin de la de')olaci(m Cuando los discpulo" dijeron a Je.,: "Dinos cundo suceder eso" estaban pensando a la vel en la de.,truccin de Jeru.,aln y en la segunda venida del Seor. l.o hemo,> verificado varia" Vece., En ~u respuesta Jc,>., .,e refiri a "la abominacin de la desolacin, anunciada por el profeta Daniel" (S. Mateo 24' 15). Trataremos de estudiar en las prximas pginas e~ta "abominacin" y la "desolacin" que produjo. una ilustradon impresio- nante de lo digna de confianza que e, la profeca :Iblka Retrocedamos un poco para tener una perspe.:t a ade.:uada. La pequea na- cin de Judea lleg a formar parte del Imperio Romano .:uando Pompeyo tom su capital. Jerusaln. en el ao 63 OC Pero mientras la maor parte de los pueblos conquistados se enorgullecan de tormar parte del Imperio, muchos judos de Ju- dea y Galilea alimentaron una actitud de resistencia ~ llegaron a hacerse notar por su oposicin activa a la conduccin romana. Los romanos por lo general. aunque no siempre. trataron de gobernar Palesti- na pacficamente. Pero con el tlanscurso del tiempo un incidente sangriento con- duca a otro peOI, hasta que a mediados de la decada del 60 al 70 OC, la cantidad de judos palestinenses que podan perder laida en un solo incidente se dice que lleg a la cantidad de veinte mil. La tensin explot cuando los sacerdotes del tem- plo decidieron no ofrecer ms sacrficios ni oraciones en faor del emperador ro- mano. En aquellos das todos los pueblos del Imperio ofrecan sacrificios} elevaban oraciones en favor del emperador. La mayor parte de ellos lo consideraban como si fuera un dios. La decisin juda de no orar por el emperador fue calificada de traicin. El 24
  22. 22. LA ABOMINACION DE LA DI:.SOLACION MATEO 24,25 castigo era inevitable.1 Cestio Galo, gobernador de la provincia romana de Siria, que inclua a Judea, se dirigi hacia el sur desde Antioqua con el equivalente de dos legiones de soldados y numerosas tropas auxiliares. (Los auxiliares se podran comparar a nuestros ejrcitos. Las legiones eran grupos seleccionados, constitui- dos por unos seis mil soldados.) Cuando Cestio Galo lleg a Jerusaln en el ao 66 OC, se encontr con una decidida oposicin. Un grupo de guerrilleros le tendi una emboscada y en ella murieron 515 soldados romanos y slo 22 judos. Pero la misma esplendidez de su ejrcito infundi en los guerrilleros el temor de severas represalias, y se retiraron inseguros tras los imponentes muros de los edificios del templo. Los judos moderados animaron a los romanos a apoderarse del templo inme- diatamente para suprimir a los rebeldes antes de que consiguieran un segundo triunfo. Cestio Galo avanz hacia el templo. La razn de su venida era reanudar las oracio- nes en favor del emperador. Pero sin ninguna explicacin, despus de un esfuerzo de menos de una semana. ). cuando ya estaba por lograr el xito, Cestio Galo se retir de la ciudad y regres a Antioqua. Su decisin fue desastrosa para sus tro- pas. Los combatientes de la resistencia juda dominaban lac cumbres de los montes que f1anqueban el lado norte del ~amino. Con f1echac, lanzas y piedras lograron dar muerte a casi seis mil romanos. Josefo, el historiador, sin i por un tiempo como general judo durante la gue- rra que se produjo despus, antes de pasarse a los romanos. Al recordar los hechos algunos aos ms tarde, consider la inexplicable retirada del gobernador como un momento decisivo. Si Cestio Galo r.Jcie:-a insistido en su ataque con un poco ms de decisin, segn Josefo, la paz ro:nar:a habra sido restaurada en Jerusaln con poca prdida tanto de vidas como de ~-op:edades. Josefo escribi: "Si este ltimo [Cestio Galo] hubiese perseerado un ;,oco mas en el asedio [de los edificios del templo], no habra tardado en tomar la cucad".- ; no habra habido guerra juda ni destruccin de la ciudad! Pero profundamente heridos por la prd~da .:le s:..s 50idados, los romanos deci- dieron regresar. El emperador Nern llam des.:!e G:-a:1 B-e,aa a su capaz general Vespasiano, quien traz planes cuidadosos con :a a; .;.::a -:e su h:jo Tito. (Tanto Vespasiano como Tito llegaron ms tarde a se; e~:-e-a'::,-e5.) Jur::os. el padre ). el hijo, lanzaron una campaa en la que tal ez unos :5,:.'!C~' 1":':'05 ;alestinos mu- rieron de hambre, fueron quemados vivos, fueron a:!'a eSE.:':'5 ;~-: as ::echas. cru- cificados, muertos a hachazos o esclavizados hasta :::,:--'- El templo y la ciudad arrasados. Cuando Tiro. '::0:' .;::a--= :e;:0::e5 ~ una gran cantidad de auxiliares, comenz el asedio de Jerusaler. e:: a ;r::::a. era dei ao O OC, la ciudad estaba atestada de judos que se haban -e.;,;,::o a!!! para celebrar la Pascua.s A medida que el sitio avanzaba, la enfermedad. :a sJ.:'e.::aael hambre co- menzaron a cobrar su terrible tributo. En medio del ;:-:llcO .::rec:ente. tres organi- zaciones semejantes a mafias aumentaron el horror a! ate:--or!zar a sus mismos compatriotas judos, y al competir salvajemente por el ,::ontroI de los ya precarios abastecimientos. Una madre, muerta de hambre. se comi a su propio beb.6 Tito trat de salvar el templo. Era una de las jo~as del Imperio. De diversas maneras trat tambin de salvar la ciudad y el pueblo. Pero los dirigentes de la ciu- 25
  23. 23. JESUS PREDICE EL FUTURO dad rechazaron todas las propuestas, en la creencia de que Dios todava los honra- ra como su pueblo y preservarla el templo como su casa de culto. Hacia fines de agosto, algunos romanos enfurecidos por el aparentemente in- comprensible fanatismo de la resistencia juda, prendieron fuego a la madera recu- bierta de oro de los muros y el cielo raso del templo. Los judos modernos todava recuerdan el incendio que sigui, cada ao, en el noveno da del mes judo Ab. Pe- ro incluso despus del incendio del templo los sobrevivientes rechazaron decidida- mente la rendicin, de modo que Tito, exasperado, dio rienda suelta a sus tropas. La ciudad y el templo desaparecieron literalmente. A excepcin de una pequea parte del muro y tres torres, "allanaron de tal manera el mbito de la ciudad -dice Josefo-, que daba la impresin de que ese sitio jams hubiese sido habitado".7 De las multitudes que vivan en la ciudad al comienzo del asedio, aparente- mente todos murieron; con excepcin de que en Jerusaln y durante la campaa precedente de Galilea y Judea, 97.000 hombres, mujeres y nios fueron tomados prisioneros. Muchos de los prisioneros fueron enviados a las provincias para hacer frente a animales salvajes en los anfiteatros. A muchos se los oblig a cavar el ca- nal de Corinto en Grecia. Muchos ms fueron enviados a Egipto para que trabaja- ran alli como esclavos hasta su muerte. Algunos fueron vendidos como esclavos a los gentiles que vivan en Judea; eran vendidos "a muy bajo precio, por el gran nmero de que disponan para vender y ser pocos los compradores".8 El cumplimiento de la profecfa. La destruccin de Jerusaln cumpli cabal- mente la prediccin hecha por Cristo 39 aos antes: "No quedar aqu piedra so- bre piedra que no sea derruida" (S. Mateo 24: 2). Tambin se cumplieron sus profecas acerca de hambres, terremotos, rumores de guerras y ejrcitos en torno del lugar santo. La mujer que se comi a su beb, los esclavos que fueron vendidos por unas monedas, y los cautivos que fueron embarcados rumbo a Egipto cumplieron otras profecas hechas por Moiss unos quince siglos antes en Deuteronomio 28: 15.52, 53,68: "Pero si no obedeces a la voz de Yahvh tu Dios, y no cuidas de practicar todos sus mandamientos y sus preceptos, los que yo te prescribo hoy... [tu enemi- go] te asediar en todas tus ciudades... comers el fruto de tus entraas... te volver a llevar a Egipto... por mar... y all os ofreceris en venta a vuestros enemigos como esclavos y esclavas, pero no habr ni comprador". Pero Dios se interesa por nosotros. La cada de Jerusaln ante los romanos nos recuerda la cada de esta ciudad ante los babilonios siglos antes. En el primer tomo de esta obra, en las pginas 19-25, vimos con cunto pesar Dios "entreg" Jerusaln al rey Nabucodonosor y cmo envi un profeta tras otro para prevenir el desastre en la medida de lo posible. El Seor hizo an ms en los tiempos del Nuevo Testamento para evitarles a los judos y a Jerusaln su terrible desastre a manos de los romanos. Por ms de treinta aos el propio Hijo de Dios recorri sus caminos y sus calles para sealarles el camino de la paz. Les ense a perdonar, a devolver bien por mal, ya respetar toda autoridad legalmente constituida. Cuando un soldado romano, en ejercicio de sus privilegios, obligaba a un judo a llevarle su pesado equipaje por una milla. Jess les aconsej que se lo llevaran por una milla ms. (Vase S. Mateo 5: 41.) Si todos los judos de Judea y Galilea hubieran aceptado las enseanzas de Cris- 26
  24. 24. LA ABOMINACION DE LA DESOLACION MATEO 24,25 to, no se habran dedicado al terrorismo yal sabotaje que provoc la represalia de los romanos. No habran dejado de pagar sus impuestos. No habran suspendi- do sus oraciones en favor del emperador, el acto de traicin que produjo la guerra. Ni tampoco habran llegado a la conclusin de que Dios iba a hacer milagros por un pueblo que desde haca mucho lo estaba desobedeciendo, a menos que se arre- pintiera primero. Tampoco se habran dividido en feroces facciones, sino que se habran apoyado generosamente los unos a los otros. Pero no todos los judos rechazaron a Jess. Miles lo aceptaron. (Vase He- chos 2: 41.) Confiaron no slo en sus enseanzas religiosas sino en sus profecas tambin. Recordaron sus palabras: "Cuando veis,pues, la abominacin de la de- solacin, anunciada por el profeta Daniel, erigida en el Lugar Santo" -es decir, "cuando veis a Jerusaln cercada por ejrcitos"- "entonces, los que estn en Ju- dea, huyan a los montes" (S. Mateo 24: 15, 16; S. Lucas 21: 20). La asombrosa retirada de Cestio Galo en noviembre del ao 66 DC, cuando la victoria estaba a su alcance, proporcion una inapreciable oportunidad de huir. Josefo informa que "muchos judos notables" en ese momento "abandonaron la ciudad, como si fuera un barco a punto de zozobrar".9 Parece que los cristianos de origen judo dejaron Jerusaln en ese momento. Al trasladarse al norte, fundaronuna colonia en Pella, al sudeste del mar de Gali- lea. Las palabras de Cristo traducidas por "huyan a los montes" en la Biblia de Jerusaln, puede traducirse adecuadamente por "escapen hacia las colinas" o "v- yanse al campo". Pella est ubicada en el campo, en medio de colinas. Los cristianos judos obraron 'como Jess les aconsej porque confiaron en Los cristianos de Jerusaln vieron la retirada del ejr- cito romano en el ao 66 De, y la consideraron la seal prometida por Jess; inmediatamente abando- naron la ciudad. l ,.~
  25. 25. LA ABOMINACION y LA IGLESIA CRISTIANA MATEO 24,25 su profeca. Y no se sabe de ningn cristiano judo, ya sea madre, padre o hijo, que haya muerto en la terrible destruccin de Jerusaln. 111. La abominacin y la iglesia cristiana Tal como vimos en la pgina 24, donde la Biblia de Jerusaln nos habla en S. Mateo 24: 15 de "la abominacin de la desolacin", otras versiones emplean expresiones similares, como ser, "la abominacin desoladora" (Reina-Valera), "el horrible sacrilegio" (versin Dios habla hoy), "el espantoso horror" (versin po- pular inglesa). Ya hemos visto que Jess estaba hablando simblicamente de los ejrcitos ro- manos que asediaran Jerusaln entre los aos 66 ~ 70. (Comprese con S. Lucas 21: 20.) Pero lo que dijo merece mayor atencin. "La abominacin de la desola- cin" iba a ser algo mucho ms grande que los ejrcitos romanos. Jess demostr que la abominacin de la desolacin haba sido predicha "por el profeta Daniel". Eso era cierto, porque Daniel -en diferente idioma, por su- puesto, pero exactamente con la misma idea in rnente- se refiri en Daniel 11: 31 a "la iniquidad desoladora". Predijo que esta abominacin pisoteara "el santua- rio y el ejrcito". Refirindose a lo mismo, de otra mane:-a. en Danel 9: 24-27, el profeta nos habla de un prncipe desolador que aparece:-:a en la estela de las abo- minaciones para destruir la ciudad de Jerusaln ~ el te:np:o. y ase el tomo 1, pgi- nas 216-219.) De manera que el profeta Daniel, con distintas paIa1:>ras. se :eiiri varias veces a la abominacin de la desolacin. En el Antiguo Testamento la palabra abornnad:J se e:::p:ea a eces para re- ferirse a la adoracin de dolos. (Vase 2 Reyes 23: 13: lsa:as -4: 19.) Sacrilegio tiene que ver con la irreverencia llevada al mximo. De :r:a::e-a que "la abomina- cin de la desolacin" y "el horrible sacrilegio" menc;cnac.os po, Daniel y Jess son una y la misma cosa. Bsicamente, se trata de un s1s:e:;:a ;e.:aminoso de culto que cometera el sacrilegio de pisotear y desolar la c.:da~ '::e D30S. el santuario de Dios y su pueblo. El ejrcito romano que demoli Jerusaln era pre.:::sa:::e:::e :.:na abominacin desoladora e idlatra. En lugar de banderas, los soldados :0:::a::05 lle aban estan- dartes. Eran algo as como astas con una cruceta en e: e'::-e:::o superior de la cual colgaban los smbolos caractersticos de cada legin, La "ce.:::na Fretensis" y la "duodcima Fulminata" se encontraban entre las legior:es q:.e combatieron en Je- rusaln.IO) Mientras los modernos soldados saludan 51.:5 ::-a:;deras. los romanos a veces adoraban sus estandartes. El antiguo escritor Te::u::a, induso afirmaba que "la religin practicada por los romanos en campaa. se r::ar:ifiesta plenamente por la adoracin de los estandartes".1I Despus de que los soldados romanos destru~eron ei Templo de Jerusaln, mien- tras el humo clido se elevaba an sobre las ruinas, ~ los derrotados judos toda a se desangraban y maldecan y moran por todos lados. los romanos "colgaron sus insignias en el Templo y -segn Josefo-, frente a la puerta oriental, ofrecieron sacrificios" ,12 El ejrcito romano que se ubic en el lugar samo y que destruy y desol Jeru- saln era intrnsecamente idlatra, Era ciertamente una "abominacin" y un "sa- crilegio" que produjo "desolacin". 5 soldados romanos victoriosos profanaron el templo al poner sus estandartes all, I sacrificar cerdos ante ellos. ,STEEL Artista' 1985 PPPA 29
  26. 26. JESUS PREDICE EL FUTURO La abominacin era "Roma". Ahora bien, en Daniel 8: 13 la expresin "la iniquidad desoladora" se aplica al "cuerno pequeo" simblico. En el primer to~ mo de esta obra, en las pginas 159, 160, 190-192, vimos que algunos estudiosos de las Escrituras han supuesto que este cuerno pequeo era Antioco Epifanes. Es- tudiamos acerca de este excntrico reyezuelo de Siria (175-164 AC) que suspendi los sacrificios del templo entre los aos 168 y 165 AC. Descubrimos que realmente no cumplia las numerosas especificaciones referidas al cuerno pequeo. Y, por cierto, el hecho de que en S. Mateo 24: 15 y en S. Lucas 21: 20 Jess identifique la abomi- nacin de la desolacin con los ejrcitos que circundaran Jerusaln, suceso que en ese momento (31 OC) todava estaba en el futuro, prueba fuera de toda duda de que no se trataba de Antoco Epfanes. Descubrimos que lo que realmente representa el cuerno pequeo de Daniel 8 es "Roma". Tanto la pagana como la cristiana. Tanto el Imperio Romano como la Iglesia Romana medieval. Las profecias de Daniel 2, 7 y 8 son paralelas. (Vese el diagrama en el tomo 1, pg. 250). Cada profecia comienza en los das de Daniel y transcurre a travs del tiempo hasta el fin del mundo. Los diversos smbolos de Babilonia, Persia y Grecia estn seguidos en cada capitulo por un simbolo de Roma: hierro en Daniel 2, un monstruo en Daniel 7 y un cuerno pequeo en Daniel 8. Tal como lo vimos en el primer tomo, en las pginas 122-135, Dios a propsito pas por alto los bene- ficios que produjeron tanto el Imperio Romano como la Iglesia Romana. Decidi en cada captulo poner nfasis sobre los aspectos negativos y represivos de Roma con el fin de ensear importantes lecciones. Estamos listos ahora para preguntarnos: El cuerno pequeo de Daniel 8, es decir, "la iniquidad desoladora" de Daniel 8: 13, "pisote" el "santuario" de Dios y su "ejrcito" (o su pueblo)? La respuesta es S. En su etapa pagana Roma destruy el templo de Jerusaln, que haba sido el principal sitio de culto pblico de Dios por casi mil aos. Todos sabemos que el Imperio Romano tambin persi- gui a la gente que crea en el verdadero Dios. Pero en su etapa cristiana tambin persigui a los creyentes. Adems, como lo vimos en el primer tomo de esta obra, en las pginas 159-161, 172-178, las enseanzas y la conducta de la cristiandad me- dieval oscurecieron muchisimo el ministerio "continuo" (tamid en hebreo) de Je- ss en el santuario celestial. Entre Cristo y su pueblo, la Roma medieval interpuso un falso sacerdocio, un falso sacrificio, una falsa cabeza de la iglesia y una falsa forma de salvarse. (Vase el tomo 1, pgina 178.) Que la Iglesia Cristiana medieval se comport mal ha sido reconocido por prominentes autores jesuitas a partir del Concilio Vaticano Segundo. (Vase el tomo 1, pginas 174, 178.) Desde este punto de vista, "la abominacin de la desolacin" es un falso siste- ma de culto, es decir, Roma tanto en su forma pagana como cristiana. La Roma pagana destruy el santuario visible de Dios, el templo de Jerusaln, y persigui a los verdaderos cristianos. La Roma cristiana tambin persigui y se opuso al san- tuario invisible donde Jess ministra en nuestro favor en el cielo. La apostasa y el hombre impo. Decir que la cristiandad medieval se port mal equivale a lanzar una clarinada de alarma. Cmo podan los cristianos por- tarse de esa manera sin apostatar o dejar la fe primero? Esta misma apostasa est predicha en el Sermn proftico. Jess dijo: "Mu- chos se escandalizarn" ("Muchos tropezarn", Reina-Va/era; "Muchos perdern 30
  27. 27. LA ABOMINACION y LA IGLESIA CRISTIANA MATEO 24,25 su fe", versin Dios habla hoy; "Muchos abandonarn su fe", versin popular inglesa, S. Mateo 24: 10). Unos 25 aos despus de este sermn, San Pablo, al refe- rirse a la misma tragedia, escribi a los dirigentes cristianos de Efeso: "Yo s que, despus de mi partida, se introducirn entre vosotros lobos crueles que no perdo- narn al rebao; y tambin que de entre vosotros mismos se levantarn hombres que hablarn cosas perversas, para arrastrar a los discpulos (los miembros de la iglesia] detrs de s" (Hechos 20: 29, 30). "Que nadie os engae de ninguna manera -le dice San Pablo a algunos nue- vos cristianos de Tesalnica, que anhelaban el regreso de Jess. (Sus palabras son un claro eco de la advertencia de Cristo en S. Mateo 24.)-. Primero tiene que ve- nir la apostasa y manifestarse el hombre impo ["el hombre de pecado", Reina- VaJera], el hijo de perdicin, el Adversario que se eleva sobre todo lo que lleva el nombre de Dios o es objeto de culto, hasta el extremo de sentarse l mismo en el Santuario de Dios y proclamar que l mismo es Dios. No os acordis que ya os dije esto cuando estuve entre vosotros?" (2 Tesalonicenses 2: 3-5). El "misterio de la impiedad" ya estaba obrando, sigue diciendo el apstol al referirse a las condiciones que prealecan a mediados del primer siglo. "Tan slo -explica San Pablo- con que sea quitado de en medio el que ahora le retiene, entonces se manifestar el Impo, a quien el Seor destruir con el soplo de su bo- ca, y aniquilar con la Manifestacin de su Venida" (2 Tesalonicenses 2: 7,8). San Pablo pone nfasis en que el hombre impo no aparecera hasta un poco despus de sus das; pero una vez que apareciera perdurara hasta la segunda veni- da de Cristo. Parece poco amable y hasta anticristiano sugerir que la Iglesia Romana cum- pli esta profeca. Pero San Pablo estaba hablando de una "apostasia", de una "rebelin". Las apostasas y las rebeliones se producen dentro de las filas de la iglesia, no fuera de ellas. En el primer tomo. en las pginas 131 y 132, vimos que varios papas y sus admiradores verdaderamente p::etendieron que los papas eran en cierto modo divinos, yeso no hace tanto, en 1890. pretensiones que nunca fue- ron repudiadas. En las pginas 134-143 de! tomo .:i:adoirnos como, tal vez con las mejores intenciones, la Iglesia de Roma se ha opueso a la le) de Dios y no ha cambiado de actitud al respecto. Notables cristianos manifiestan su preocupacin. Er. :a .:uspide de la Edad :VIe- da, algunos eruditos dirigentes cristianos se manifestaror: profundamente preocu- pados por la apostasa de la iglesia. Con verdadero riesgo de susidas manifestaron la perturbadora conviccin de que el hombre impo. ia abominacin desoladora, haba aparecido en sus propios das. Llegaron a la :on.:h:sin de que la iglesia (o su dogma, o a lo menos sus dirigentes terrenales) era "el hombre impo" de 2 Tesalonicenses 2 y la "abominacin" de S. ~lateo :.+. Jan Milic (pronuncie Milich) (m. 1374) fue uno de esos dirigentes. Secretario del emperador Carlos IV y archidicono de la catedral de Praga. ~Iilic rechaz una promocin y renunci a su cargo a fin de disponer de tiempo para predicar. En ocasin de un peregrinaje a Roma se dirigi a una vasta asamblea de clrigos y eru- ditos, y su discurso llev el ttulo de "El Anticristo ya lleg!" Detenido cuando estaba en Roma, escribi un folleto en el que dijo: "Cuando Cristo habla de la 'abo- minacin' en el templo (S. Mateo 24: 15), nos invita a observar a nuestro alrededor para verificar cmo, por la negligencia de sus pastores, la iglesia yace desolada".13 31
  28. 28. JESUS PREDICE EL FUTURO Juan Wiclef (m. 1384), bien conocido clrigo catlico, estadista ingls y cate- drtico de Oxford, vio la abominacin desoladora en la doctrina de la transubstan- ciacin, impuesta a la gente por los obispos bajo pena de excomunin.14 Sir John Oldcastle (m. 1417), conocido tambin como Lord Cobham, merece ser ms conocido. Despus de la muerte de Wiclef, Sir John patrocin a los estu- diantes de Oxford en el estudio de las Escrituras y provey los medios para que los "predicadores pobres" o " Iolardos" ensearan las Escrituras por todo el pas. El arzobispo Arundel, de Cantorbery, consigui que el rey de Inglaterra lo repren- diera. Sir John replic que aunque deba obedecer al rey de acuerdo con Romanos 13, no iba a obedecer una orden de la iglesia que le impeda continuar con la predi- cacin de las Escrituras. Saba por medio de ellas, segn dijo, que el papa era "el hijo de perdicin" (es decir, el "hombre impo" de 2 Tesalonicenses 2: 3) y la "abo- minacin.. . erigida en el Lugar Santo". Sir John fue enviado a prisin pero logr escapar. Vuelto a capturar cuatro aos ms tarde, se lo sentenci a morir asado a fuego lento. Muri entonando himnos de alabanza a Dios. 1 ' Juan Huss (m. 1415), de Bohemia como Milic, tambin identific al papa con el hombre de pecado. "Huss" significa ganso en checo, y l era consciente de que su ganso bien podra ir a parar al asador. Efectivamente, as ocurri. El 6 de julio de 1415 los obispos del Concilio Eclesistico de Constanza lo hicieron quemar vivo. 1i> Martn Lutero (m. 1546) era monje. Sus oraciones profundizaban su preocu- pacin espiritual. Lleg a considerar a la iglesia de su tiempo como la "abomina- cin . .. de la cual habla Jess en S. Mateo 24: 15" y como el hombre impo de 2 Tesalonicenses 2, que se sienta "en el templo de Dios (es decir de la cristiandad), hacindose parecer Dios" .17 En el siglo XIV Wyc/ef envi a sus seguido- res provistos de porciones manuscritas de su nueva traduccin de las Escrituras al ingls, para mostrarle a la gente comn que Cristo perdona el pecado sin necesidad de la inter- cesin de los sacerdotes humanos.
  29. 29. LA TRIBULACION PREDICHA y USTED MATEO 24,25 Trgicamente, la abominacin desoladora acerca de la cual hablaron Jess y Daniel, fue ciertamente tanto la Roma pagana como la cristiana. IV. La tribulacin predicha. y usted Al hablar de las trgicas muertes de Huss y Oldcastlc nos acordamos de que Jess. en su Sermn proftico. predijo que sus seguidores sufriran tribulacin.....:n- tonces os entregarn a la tortura y os matarn, y seris odiados de todas las nacio- nes por causa de mi nombre" (S. Mateo 24: 9). No fue la nica referencia que formul esa tarde acerca de la tribulacin. En los versiculos 21 y 22 aludi a una "tribulacin tan grande", que no tendria paran- gn ni en el pasado ni en el futuro, tan tremenda. que "si aquellos das no se hubie- sen abreviado, no se salvara nadie". La palabra tribulacin proviene de un trmino griego que significa "dificul- tad, angustia y sufrimiento". Adems de las referencias de Cristo a ella en el Ser- mn proftico, las Escrituras contienenarias predicciones ms acerca de perodos de notable angustia. (Vase el diagrama de la pgina 35.) La primera tribulacin mencionada en el Sermn proftico deba comenzar bien pronto. durante la vida de los discpulos. "Entonces os entregarn a la tortura", les dijo Jess. Yesa situacin deba continuar ms o menos permanentemente. Cuan- do Jess aadi: "V seris odiados de todas las naciones por causa de mi nom- bre". estaba lanzando una mirada a tras de la historia hasta el fin del tiempo, mientras el Evangelio se diseminaba de una nacin a otra. Algunas personas prove- nientes de todas las naciones iban a aceptar el Eangelio y se iban a convertir en seguidores suyos. Trgicamente, El saba que algunos otros de todas las naciones no solamente lo iban a rechazar sino que iban a perseguir a los que lo aceptaran. La otra tribulacin que Jess mencion, que no :endra parangn ni antes ni despus (versiculos 21 y 22), se cumpli durante los 1.:60 das-aos de Daniel 7: 25 (vase el tomo 1, pginas 130, 131) como parte de la :e:-:-lble ~aracterstica de prue- ba, dificultad y angustia que demasiado a menuco :r.a:~ la carrera de la cristian- dad romana. (Vase el diagrama de la pg. 35.) Otra tribulacin o "tiempo de angustia" tam~ir: "a:alelo fue predicha en Daniel 12: 1,2. Ocurrir cuando surja "el gran P:n~i~e. ligue!. "En aquel tiempo se salvar tu pueblo -le dijo Gabriel a Daniel-: :odos aquellos que se encuentren inscritos en el Libro. Muchos de los que duermen e:: el ~oo de la tierra -aadi- se despertarn, unos para la vida eterna". Esta tribulacin especial ocurrir con relacin a la resurreccin y a la segunda venida de Cristo. Suceder despus que el tribunal descrito en Daniel 7: 9-14 termi- ne de examinar los libros. Causar terror slo a los impos. El pueblo de Dios ser librado. Esta terrible tribulacin que ocurrir al fin de los tiempos se diferenciar de todas las otras porque, aunque ser relatamente breve, durante su transcurso cae- rn las siete plagas postreras. La gran tribulacin de los 1.260 das-aos, sin em- bargo, fue diferente de todas las otras porque dur largos siglos. Afect a los creyentes y a los no creyentes. A veces implicaba a un cuarto o un tercio de la po- blacin. 33 3-REVSpan
  30. 30. JESUS PREDICE EL FUTURO Diremos algo ms acerca de las diferentes tribulaciones cuando estudiemos Apo- calipsis 2: 10; 3: 10 y 6: 9-11. La tribulacin y usted. En la quietud de esa tarde en el Monte de los Olivos, Jess dijo a los cuatro discpulos que estaban sentados junto a El: "Entonces os entregarn a la tortura y os matarn". La tribulacin es dolorosamente personal. De esos cuatro fieles amigos, San- tiago y San Pedro fueron encarcelados ms tarde en Jerusaln por el rey Herodes a instancias de los dirigentes judos (vase Hechos 12: 1-19). Santiago fue decapita- do. San Pedro fue rescatado por un ngel, pero afios ms tarde sufri el martirio en Roma, crucificado cabeza abajo, segn la tradicin. San Juan, otro de los cua- tro del Monte de los Olivos, fue sumergido en aceite hirviente. (Vase la pgina 53.) Sobrevivi milagrosamente, fue exiliado a la isla de Patmos, donde recibi las visiones del Apocalipsis. Pero Jess estaba pensando en otros sufrientes, adems. Saba que la tribula- cin no se limitarla a ciertos periodos o a un grupo de individuos. "En el mundo tendris tribulacin" dice en S. Juan 16: 33. Sus palabras constituyeron un axioma universal como "En la escuela hay maestros" o "En la guerra hay muerte". La tribulacin es un aspecto inevitable de la vida humana. "Como las chispas se le- vantan para volar por el aire, as el hombre nace para la afliccin" (Job 5: 7, Reina- Valera). El hecbo de ser cristiano, no obstante, le ayuda al ser humano a evitar muchas tribulaciones y a mitigar muchas otras. La decisin de vivir una vida sana para glo- ria de Dios (vase 1 Corintios 10: 31) le ayuda al cristiano a evitar muchos dolores y sufrimientos. La cortesa le ayuda a disipar la ira de los dems: "Una respuesta suave calma el furor" (Proverbios 15: 1). La oracin, tambin, cambia las cosas: "Invcame en el da de la angustia, te librar y t me dars gloria" (Salmos 50: 15). Pero algunas tribulaciones son inevitables. "En el mundo tendris tribulacin". Los cristianos de origen judo que salieron de Jerusaln en armona con las instruc- ciones de Cristo se salvaron gloriosamente de la carnicera que recay sobre sus compatriotas, pero no se los libr de los costos y los inconvenientes del traslado a Pella y de comenzar una nueva vida all. (Vanse las pginas 27,28.) Y los mrti- res cristianos ciertamente sufrieron tribulaciones muy penosas. Pero cuando Jess dijo: "En el mundo tendris tribulacin", afiadi: "Pero nimo!: yo he vencido al mundo" (S. Juan 16: 33). Cristo controla todo, y El dir la ltima palabra respecto a nuestras tribulaciones. "Os entregarn a la tortura" dice en S. Mateo 24: 29. En efecto, "matarn a algunos de vosotros". Pero, no sepreocupen, "no perecer ni un cabello de vues- tra cabeza" (S. Lucas 21: 16-18). Misericordiosa paradoja! Podrn matarlo, pero no se perder una sola clula de su cuerpo. "Mucho vale a les ojos de Yahvh la muerte de los que le aman" (Salmos 116: 15). En ocasin de su segunda venida, el Cristo que ya ha vencido al mundo traer de nuevo a la vida a cada uno de los miembros de su pueblo, que duermen en el polvo. (Vase S. Mateo 24: 31; 1 Tesalonicenses 4: 15-18.) Dios te ama! Se interesa por nosotros. Quiere que tambin nos interesemos por los de- 34
  31. 31. LA TRIBULACION PREDICHA .. y USTED MATEO 24,25 TRES NOTABLES TRIBULACIONES PREDICHAS EN LAS ESCRITURAS "En el mundo tendris tribulacin. Pero nimo!" (S. Juan 16: 33). Profecia Cumplimiento I PERSECUCION EN EL IMPERIO ROMANO El pueblo de Dios sufre , Entonces os entregaran a la tortura y os matarn" (S Mateo 249) , Sufriris una tribulacin de diez dlas Mantente fiel hasta la muerte y te dare la corona de la vida" (Apocalipsis 2 10) Los cristianos comenzaron a ser per seguidos por los judlos en el allo 31, y por los romanos ya por el allo 64, cuando Nern incendi Roma La notable ola de persecucin romana producida en el perodo de "Esmlma", se conoce como la perseeucln de Olocleclano, 303313 OC Vanse las paginas 101, 102 Y121, Yel tomo 1, p. gina 125 11 LA GRAN TRIBULACION DE LOS 1.260 DIAS-Af~IOS (538-1798) Toda la gente sufre '1EI cuerno pequello) profenra palabras contra el Altlslmo y pondr a prueba a los santos del Altlslmo y los santos seran entregados en sus manos por un tiemeo y por tiempos y por medio tiempo (1 260 dlasallos)' (Dariel 7 25) "Cuando abri el quinto sello, vi debajo del a::ar las almas de los degollados a causa de la Palabra de Dios Entonces se le dio a cada uno un vestido blanco y se es :0 Que es perasen todavla Cuando abri el sexto sello e sol se puso negro" "Despues mir y habla una m;c~ec .."'::'e ,. mensa con vestiduras blancas Esos son lOS :.)s ..'e~e~ de la gran tribulacin" (Apocalipsis 6 912 7 91i "Porque habra entonces una tribulacin tan gran::s co-c ~:; la hubo desde el principio del mundo hasta el press-'s - a volvera a haber V si aquellos dlas no se hubieser abrs. a:: no se salvarla nadie" 'Inmediatamente despues de la tribulacin de aquellos:; as el sol se oscurecer" (S Mateo 24 21,22,29) nA ella voy a arrojar en el lecho del dolor (a TiaUra) ya '::s que adulteran con ella. en una gran tribulacin, si no se aros pienten" (Apocalipsis 2 22) La represin de los disidentes lleg a ser una caracterlstlca bien conocida de la cristiandad romana durante los 1 260 dlas allos Aument muchlsimo su sevendad despues del estableei miento de la Inquisicin en el allo 1232, y de nuevo despus de la Refor- ma Lo peor ya habla pasado antes del notable oscurecimiento del sol del 19 de mayo de 1780 (Vease Apocallp sls6y 7y el tomo 1. pginas 132.133) Las nvalldades feudales, la hostilidad 'e'igiosa y las guerras entre naciones c'ccuieron angustia durante este pe - :co En diferentes momentos la te -, :: e Oeste Negra y la espantosa 3ws--a ce Treinta Aos seg la vida de . .s: