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Boletín del Grupo de Actividades Espeleológicas de Madrid ANTRUM N. o 16 MARZO 2008

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Boletín del Grupo de Actividades Espeleológicas de Madrid

ANTRUMN.o 16 MARZO 2008

1 Sumario

2 Editorial

3 Cervino 2006Por José Manuel Gil (Farma)

7 Por el campo de hielo Patagónico SurPor José Manuel Gil (Farma)

12 Síndrome del arnés o traumade la suspensiónPor Mónica Jiménez

14 Concurso logotipos 35 aniversario

16 Jornadas de iniciación 2007Por Marta, Carmen y Javitrón, Domingo y Manolo

21 Pirineos 2007Por José Manuel Gil (Farma)

26 Ecos de cavidadPor Pedro Jiménez y Roberto Cano

28 Historia de un agujeroPor Begoña Fernández

Producción: GAEMCoordinación y maquetación: Mª Ángeles Vallejo y José A. Olivo

Fotos Antrum 16:Portada: Sifón II en estiaje «Cueva del Becerro» (Roberto Cano)

Contraportada: Jornadas de Iniciación 2007 (David García y Francisco García)Sumario: «Mortero de Astrana» (David García). Editorial: «Cueva del Paño» (Luis Millana)

Artículos: Cervino 2006. Por el campo de hielo Patagónico Sur. Pirineos 2007 (Jose Manuel Gil y José A. Olivo)Ecos de cavidad (Pedro Jiménez y Roberto Cano)

Historia de un agujero (David García)

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TTRAS más de tres años sin haberpublicado ningún número delAntrum, ha llegado el momento deretomar una actividad que creemosmerece la pena.

La revista no solamente tiene un contenidoespeleológico, sino que es el vehículo donde secuentan las experiencias de los miembros delgrupo, algunos «bastante inquietos», en otrosdeportes y actividades. Es una manera de quenos trasladen a esas cumbres a las que suben,a esos hielos que pisan y a esos paisajes exóticosque admiran, y así nos transmiten el deseo de experimentar también nosotros esassensaciones.

El próximo mes de mayo se cumplirá el 35 aniversario de la fundación del GAEM.Durante este tiempo hemos sido testigos decambios radicales en el mundo de la espeleología,no solo a nivel técnico, sino también en la propiafilosofía de este deporte, que antes era mássolidario, y ahora trata de hacerse competitivo.

En todos estos años, el Grupo ha pasado portodo tipo de situaciones, hemos tenido momentosmalos, pero siempre se ha salido adelante,gracias probablemente a que aquí, además de laespeleología también nos une la amistad.

Aprovechamos desde esta editorial para hacerun llamamiento a todos los que han sido y sonmiembros del Grupo, así como amigos, colegas de otros grupos, familiares, etc., a participar eneste aniversario.

Desde aquí también animar para que se sigahaciendo, no solo mucha Espeleo, sino también el resto de actividades que nos hacen disfrutar yhacer amigos.

DEL 26 de junio al 2 de julio de 2006

Jose Antonio Olivo y Jose Manuel Gil (Farma), preparamos un nuevo in-tento de ascensión al Cervino, o Mat-

terhorn como es llamado en Suiza, con 4.478m. Es una de las cumbres míticas de los Alpespor su belleza, y aunque no es complicada la as-censión, sí es muy aérea y larga, exigiendo unaatención permanente por parte del escalador.Con anterioridad hicimos dos intentos infruc-tuosos, uno en julio de 2000 en el que participa-ron David Garaulet (Davizuelo), Luis García yFarma, y otro en el 2004 con David García yFarma en el que estuvimos a punto de hacercumbre, pero una tormenta de nieve nos obligóa dar la vuelta a 4.350 m y a efectuar un penosodescenso sin apenas visibilidad en medio de laventisca.

El lunes 26 de junio salimos de Madrid y elviaje lo planteamos con el recorrido siguiente:Madrid, Zaragoza, Barcelona, frontera de laJunquera, Perpignan, Montpellier, Nimes Va-lence, Grenoble, Chambery, Annecy, Ginebra yChamonix. Hasta aquí fuimos por autopistasque salvo el tramo Madrid-Zaragoza, el restoson de peaje. Desde Chamonix se coge carreterahacia la frontera suiza de Martigny para seguirhacia Sion, Sierrey Visp. En estepunto se toma eldesvío hacia St.Niklaus y Täsch.A partir de estepueblo no se per-mite seguir en coche. hay quedejarlo en un par-king y tomar untren que sube aZermatt. Desdeaquí hay que irhasta el lago Sch-warzsee (2.552 m),pudiendo subirpor una senda, o

coger un teleférico. Arriba hay un hotel, y unpoco más abajo el lago con una pequeña ermitaen su orilla.

Desde el hotel nos pusimos en camino haciael refugio Hörnli (3.260 m) al que se llega trasdos horas de marcha y superar 700 m de desni-vel. Durante la marcha nos chispeó en algúnmomento. Llegamos el martes 27 de junio a lasdos de la tarde, reventados sobre todo por elpeso que llevábamos en la mochila (cerca de30 kg). Fuimos directamente a la zona de acam-pada a unos 200 m del refugio y montamos latienda antes que se pusiera a llover, y una vezinstalados subimos al refugio a tomar una cer-veza y ver el ambiente.

Allí estaban alojados un grupo de catalanescon intención de subir al día siguiente, aunquela meteo no lo ponía muy claro. Charlamos unrato, y por la tarde Olivo y yo decidimos acome-ter la primera parte de la ascensión como unprimer contacto con la arista, y como reconoci-miento de la ruta de ascenso en el tramo que sehace de noche. Llegamos hasta el primer tramode cuerdas fijas, y el paseo nos llevó algo más deuna hora en total.

Una vez de vuelta fuimos a prepararnos lacena, y cual fue nuestra sorpresa cuando no en-

contramos el que-mador del infier-nillo que se debióquedar en al co-che, así es que había que buscaralternativa paraderretir nieve ycalentar agua. Lasolución la tuvi-mos en una estufade leña que hay enel refugio. Encimade ella había unaplancha calientedonde pusimos acalentar potes ycazos con agua, y

Cervino 2006por José Manuel Gil (Farma)

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montaña

así pudimos apañarnos losdías que estuvimos allí.

Después de cenar volvimosa la tienda a acostarnos, y alpoco rato comenzó a llover. Elcaso es que se organizó unafuerte tormenta de agua,viento, granizo en algún mo-mento, y mucho aparato eléc-trico. Las ráfagas de vientoeran muy fuertes, zarandea-ban violentamente la tienda ypensamos que de un mo-mento a otro iban a romperselos vientos, pero aguantaron,aunque hubo que salir en losmomentos que amainaba elviento para asegurar los an-clajes. Evidentemente no dor-mimos casi nada, y a eso delas seis y media cesó poco apoco el temporal y pudimosdescansar algo.

El miércoles 28 de junio lameteo seguía sin dar buentiempo para el día siguiente,los catalanes decidieron mar-charse y nosotros pasamos elresto de la mañana en el refu-gio al que fue llegando masgente, entre ellos otros cuatrocatalanes con los que ense-guida entablamos conversa-ción. Nos comentaron que te-nían intención de subir yquedamos en intentarlo jun-tos, pero al menos hasta elviernes no había previsión debuen tiempo.

Después de comer se vol-vieron a Zermatt porque nosubieron todo el equipo, solouna parte que dejaron en elrefugio, y mañana regresaríancon el resto. Nosotros nosquedamos de charla con lagente que había allí, sobretodo con un grupo de excur-sionistas franceses que veníande paso, y con otro francésque quería hacer cumbre yque para ello había contra-tado un guía para mañanajueves.

Llegó la hora de la cena, ynos apañamos con la estufa

para calentarnos algo depasta y sopa. Después nos me-timos en la tienda con la espe-ranza que el tiempo mejorara,pero al poco rato sentimoscaer las primeras gotas, aun-que no hubo tormenta comoayer.

El jueves 29 de junio ama-neció nevando, desde luego eltiempo no nos acompañaba.La mañana la volvimos a pa-sar leyendo y esperando a verla evolución del tiempo. Saca-mos algunas fotos del paisajenevado. Hasta ahora el Cer-vino no nos ha dejado ver sucumbre, siempre tiene unanube cubriendo su parte másalta. A lo largo de la mañanael tiempo mejoró algo y llegóa limpiar la nieve caída, y an-tes de comer llegaron nues-tros cuatro amigos catalanes.Comimos con ellos y decidi-mos en principio intentar lasubida para mañana. El fran-cés que pretendía subir con elguía renunció a ello.

Estuvimos preparando elmaterial para la ascensión ycontemplamos la posibilidadde pasar una noche en el refu-gio Solvay, posiblemente a labajada de cumbre. Quedamosa las tres de la madrugada demañana viernes para prepa-rar los macutos y equiparnos.

El viernes 30 de junio nospusimos el despertador a lasdos y media. Entre el nervio-sismo y el ruido del viento enla tienda no dormimos casinada. Nos levantamos y deja-mos ordenada la tienda, por-que es posible que no regrese-mos a ella hasta mañana. Lanoche estaba clara, el vientose había llevado las nubes y elCervino se veía al completo.Subimos al refugio a desayu-nar, habíamos encargado de-sayuno para las tres y media,que a esa hora sirven en el re-fugio para los que van a inten-tar la ascensión. Allí nos jun-

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Subiendo al refugio Hörnli.

Encordados hacia la cima.

Nuestra tienda con el Cervino al fondo.

Los aguerridos (unos más que otros).

tamos con unas 15 personas con intención desubir. La gente se preparó rápido, casi todo elmundo iba con guía a excepción de dos vascosde Eibar, los cuatro catalanes con los que subi-ríamos (Rafa, Rubén, Marc y Jordi), y nosotrosdos.

Salimos del refugio a eso de las cuatro de lamadrugada, para mi gusto era tarde. Enseguidallegamos a la pared donde comienza la ascen-sión, un escarpe de unos 10 metros que se sal-van fácilmente con ayuda de dos tramos decuerda fija, y se continúa por la izquierda re-montando en diagonal, a la vez que se va ro-deando un primer gendarme que forma partede la arista Hörnli. Este tramo está marcadocon hitos, y ya lo conocíamos porque lo había-mos superado la tarde del martes en un primerreconocimiento.

Seguimos ganando altura en diagonal hastallegar a un corredor que en su parte alta hace elprimero de los collados que van formando la su-cesión de escarpes y torres de la arista. Lo atra-vesamos para seguir subiendo e ir a buscar laarista. Una vez en ella nos encontramos unascuerdas fijas. La subida se hace bastante verti-cal, pero fácil de trepar. Estas maromas ayudana subir a la parte más alta de otro largo escarpeen la misma arista, con excelentes vistas a lascaras norte y este del Cervino, y sus glaciaresabajo. Olivo no se encontraba en buena formapara continuar, y prefirió abandonar antes deacometer el tramo de maromas, y como hastaaquí el camino era fácil, estaba marcado con hi-tos, y lo conocía del martes pasado, se dio lavuelta.

Los demás superamos las maromas y conti-nuamos ganando altura por la arista para aban-donarla poco después por la izquierda. El ama-necer ofreció un cielo despejado y unas vistas

preciosas. La vía continúa subiendo pero unasdecenas de metros por debajo de la arista quequeda a nuestra derecha. Nos vamos encon-trando anillas de rappel, chapas de seguro y ani-llos de cuerda abandonados en anclajes natura-les. En esta parte nos encordamos. La primeracordada iba formada por Rafa, Marc y yo, y lasegunda por Jordi y por Rubén. Íbamos en en-samble, dejando unos 15 m de cuerda entrecada persona. El primero iba metiendo segurosque recuperaba el último de cada cordada. Estesistema es más lento, pero se gana en seguridad.

Seguimos subiendo un poco por debajo de laarista cruzando algunas palas de nieve en lasque había que poner cuidado porque la nievecaída un día antes no ofrecía buenas condicio-nes. La vía se acerca a la arista en un momentodeterminado, y tras rodear un gendarme vuelvea alejarse de ella y sigue por la cara Este. En al-gún tramo más expuesto encontramos pasama-nos de cable de acero y líneas de clavos que sir-ven como seguro y para montar rappeles en eldescenso.

Ya con el refugio Solvay a la vista continua-mos el ascenso en diagonal hasta llegar debajode él un poco a la derecha, y aquí hay otro cablede acero que ayuda a ganar altura. La últimaparte es una placa con buenas presas, pero másexpuesta. Una vez llegamos al refugio estuvimosun rato descansando y disfrutando del paisaje.Allí dejamos una cuerda que nos sobraba y al-guna cosa más para recogerlas a la bajada. Esterefugio se encuentra encajonado entre un con-trafuerte y una torre en la misma arista a unos4.000 metros. Aquí ya se nota algo la altura,pero con un par de Aspirinas se solucionó.

La vía continúa a la izquierda del Solvay, poruna pared muy vertical, pero con buenas presaspara manos y pies, que gana la parte alta delcontrafuerte. Va a buscar la arista, y por ella si-gue a lo largo de una línea de grandes clavosque ayudan a asegurar el ascenso y para montarlos rappeles en el descenso. El sistema que llevá-bamos de ascensión nos obligaba a ir más len-tos, pero ganábamos en seguridad, y por fin sellega al «hombro» del Cervino donde la aristahace un giro a la izquierda permitiendo aso-marse a la cara norte con su impresionante caída, las vistas son espectaculares, y sobre todoen un día claro como este. La inclinación de laarista se suaviza algo, aunque la exposición y laverticalidad de las caras Norte y Este nos obli-gan a mantenernos atentos.

Una vez superado el hombro se llega a una lí-nea de maromas fijas que ayudan a superar laprimera parte de la pirámide terminal de la

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Farma en la cumbre.

montaña. Estaban heladas y faltaba algúntramo que se rompió y obligó a dar esos pasosen libre. Una vez superada la línea de maromashay que salir a la cara Norte, ya con nieve, yademás muy reciente y poco compacta, con loque había que extremar las precauciones. Aquíhay que calzarse los crampones y coger el pioletpara terminar el ascenso hasta la cumbre. Em-pleamos un total de unas 10 horas en la ascen-sión

La cima es una arista alargada con dos pun-tos altos separados por una estrecha arista, elmás alto es la cumbre suiza y el otro dos metrosmás bajo es la cumbre italiana. Unos metros pordebajo de la cumbre suiza hay una estatua dedi-cada a un santo, y en la italiana una cruz metá-lica. En la cumbre ya no quedaba nadie, éramoslos últimos y estuvimos más de una hora disfru-tando del espléndido paisaje totalmente limpiode nubes, y sacando fotos. Aprovechamos tam-bién para comer algo antes de iniciar el des-censo.

En la bajada procuramos ir montando rappe-les siempre que podíamos. Es mucho más lentopero se gana en seguridad. Organizamos dosgrupos: Rafa y Jordi por un lado, y por otroMarc, Rubén y yo. Fuimos descendiendo por elmismo trayecto de subida, y la verdad es que senos hizo larga la bajada hasta el refugio Solvayal que llegamos ya echada la noche. Poco antesde llegar al refugio nos pareció ver que desdeabajo nos hacían señales con una luz, supusi-mos que era Olivo, y le devolvimos las señales.Rafa y Jordi llegaron como una hora antes queel otro grupo. Allí cenamos algo y nos acosta-mos arropados con unas mantas que hay allí.Este refugio se emplea solo en casos de emer-gencia, o cuando es imposible llegar abajo en eldía como fue nuestro caso, y se hace necesariopernoctar. La noche la pasamos con frío, perodescansamos.

El sábado 1 de julio nos levantamos cuandoempezó a llegar gente que había iniciado el as-censo esa madrugada desde el refugio Hörnli.Nos preparamos, dejamos el refugio Solvay re-cogido e iniciamos el descenso. Volvimos a ha-cer dos grupos: En el primero iba Rafa y Rubén,y en el segundo Marc, Jordi y yo. El primergrupo llegó antes abajo. La bajada la plantea-mos también a base de rappeles excepto en laparte final que fuimos en ensamble, y descendi-

mos siguiendo la misma vía de ascenso. Llega-mos abajo a la hora de comer. Allí nos esperabaOlivo que nos dio la bienvenida y nos confirmóque fue él quien nos hizo señas anoche, y al de-volvérselas se quedó más tranquilo.

Comimos en el mismo refugio un plato dehuevos fritos y patatas que nos supo a gloria.Nada más terminar de comer preparamos losmacutos en un momento porque Olivo ya teníatodo recogido y la tienda desmontada, y en se-guida nos bajamos a coger el teleférico al que lle-gábamos con la hora justa de tomar el último.Bajamos a Zermatt y allí nos tomamos una cer-veza y nos despedimos de nuestros amigos cata-lanes. Ellos se quedaron en el camping, mientrasque Olivo y yo cogimos el tren a Täsch. Allí reco-gimos el coche e iniciamos el regreso a Madrid,serían las seis de la tarde. El trayecto de vuelta lohicimos por la misma ruta que planteamos paravenir, paramos a dormir algunas horas en unárea de servicio francesa, y llegamos a Madrid eldomingo 2 de junio a las 4 de la tarde.

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El farma con los cuatro colegas catalanes: Rafa, Rubén,Marc y Jordi.

DEL 2 al 22 de febrero de 2006 prepara-mos un viaje a la Patagonia con la prin-cipal intención de conocer el Campo de Hielo Patagónico Sur y algunos de los

glaciares que de él nacen, así como algunos par-ques y poblaciones argentinas y chilenas de lazona. Participamos: Peter Holst, José A. Olivo, En-rique Vela (Kiko) y José M. Gil (Farma). Contrata-mos para la organización del recorrido por elcampo de hielo los servicios de la empresa FitzRoy Expediciones, que se encargó de facilitarnosel aprovisionamiento de comida y material necesa-rios, así como de un guía (Julián), y un auxiliar(Juan).

En la Patagonia hay dos grandes extensiones dehielo, o campos de hielo: el campo de hielo Norte yel campo de hielo Sur, siendo el más extenso el Sur,que ocupa una superficie de 13.000 km2. Este úl-timo se extiende a lo largo de 370 km en direcciónnorte-sur desde el glaciar Jorge Montt hasta el gla-ciar Balmaceda, y su anchura mayor es de 54 kmformando la mayor masa helada de todo el hemis-ferio sur después de la Antártida. De esta enormeextensión de hielo nacen48 grandes glaciares, ymás de un centenar depequeños glaciares decirco y de valle que de-saguan desde la cordi-llera de los Andes haciael Océano Pacífico o elAtlántico. El 70 % delCampo de Hielo Patagó-nico Sur (CHPS) perte-nece a Chile, y el resto aArgentina.

El recorrido previstoentra en el campo dehielo por el Paso Mar-coni, y nos dirigimos ha-cia el sur abandonán-dolo por el glaciar Vied-ma, empleando seis días

de marcha efectiva, y un día más de descanso enmitad del trayecto, cubriendo un total aproximadode unos 85 km.

La población más cercana es El Chaltén, quevive casi exclusivamente de la actividad senderistay de escalada, ya que desde aquí arrancan muchosde los recorridos más bellos del planeta, y algunasde las paredes más codiciadas por los escaladoresen el Fitz Roy y en el Cerro Torre entre otros. Allíconocimos a Julián y a Juan, los guías que nosacompañarán por el campo de hielo, supervisamosprimero el equipo personal que traíamos, y des-pués nos detallaron todo lo que la empresa organi-zadora facilitaba. Tenían por un lado preparadaslas raciones para cada una de las comidas previs-tas, empaquetadas para dos personas, por otraparte el material de uso individual (raquetas, bas-tones, crampones y arneses), y por otro lado el ma-terial de uso común (carpas, botellas de gas, infier-nillos, cuerdas, clavijas…). Se repartió el peso detodo el equipo por parejas para que la carga fuerasimilar, y a su vez cada pareja se organizó aparte.Disponíamos de una tienda (carpa) por pareja:

Olivo y Kiko, Peter yFarma, Julián y Juan.Preparamos los macu-tos, que por más queprocuramos no llevarnada de más, resulta-ron pesar más de 20 ki-los. Julián nos estuvocomentando el reco-rrido previsto, los pun-tos donde montaríamoslos campamentos, lospasos clave, las alterna-tivas en caso de tenerque abandonar o modi-ficar la ruta, y en defi-nitiva todo lo que nospodía afectar durantetodo el trayecto y la du-reza del mismo.

Por el campo de hieloPatagónico Sur

por José Manuel Gil (Farma)

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viajes

Antes de comenzar la travesía con el Fitz Roy al fondo.

5-Febrero-2006

A primera hora vinieron a buscarnos con unafurgoneta para acercarnos al punto desde dondecomienza nuestro recorrido. Es un puente quecruza el río Eléctrico muy cerca de su desemboca-dura en el río de las Vueltas. De camino a estepunto tuvimos las primeras vistas del cerro FitzRoy y de sus agujas próximas con un tiempo estu-pendo, totalmente despejado.

La senda que tomamos toma dirección Oesteremontando el río Eléctrico por su margen dere-cha y se interna en un bosque de lengas, un árbolque en su porte recuerda al haya. Así mismo sepueden encontrar calafates, un arbusto que daunas bayas comestibles de color morado. Tras doshoras de marcha llegamos a un camping llamadoPiedra del Fraile donde hicimos un alto para co-mer algo. Después continuamos camino por el va-lle del río Eléctrico, y conforme se gana altura laslengas van siendo más pequeñas y escasas hastallegar a desaparecer totalmente, quedando una ve-getación muy rala y pobre, en un paisaje de cantosrodados, bloques de piedra y el río. Continuamossuperando unos contrafuertes que bajan al vallepor donde avanzamos, siempre por la margen de-recha del río, y por fin llegamos al lago Eléctrico.Aquí tuvimos que atravesar un torrente que bajade la zona del Fitz Roy y vierte al mismo lago.Para cruzar tuvimos que descalzarnos y quitarnoslos pantalones. Con la carga que llevábamos y lafuerza de la corriente hubo que pasar con cuidadocon ayuda de los bastones por un agua gélida. A lolargo del recorrido por el valle pudimos disfrutar anuestra izquierda de unas estupendas vistas delFitz y de las agujas que lo acompañan: la Guillau-met y la Mermoz, y a nuestro frente el cordónMarconi con sus tres cumbres: la norte, la princi-pal y la sur, y su glaciar que baja hacia nosotrossiendo origen del río Eléctrico.

Poco después llegamos a la parte final del lago,a un lugar llamado la Playita, donde montamos las

tiendas al abrigo de unos escarpes de roca. Elresto de la tarde la dedicamos a montar un seguroen el escarpe y escalar por varios puntos que vi-mos con posibilidades. En este punto esperan lasexpediciones en caso de mal tiempo a la esperaque mejore antes de intentar subir al paso Mar-coni. Si mañana hace bueno, subiremos.

6-Febrero-2006

Hoy es el día clave, si se puede superar el pasoMarconi y entramos en el campo de hielo, podre-mos completar la marcha prevista. Amaneció conun tiempo aceptable para el intento. A las 7 desa-yunamos, después recogimos el campamento ynos pusimos en camino.

El sendero asciende de forma más pronunciadaque ayer, y pronto llegamos al lago Marconi, unapequeña laguna por encima del lago Eléctrico a laque llega el frente del glaciar Marconi. Rodeamosla laguna por la izquierda, y enseguida se acometela subida de una pedrera debajo de la cual está elhielo del glaciar. Ya estamos sobre el hielo.Cuando salimos de la pedrera y encontramos hielolimpio nos calzamos los crampones y seguimos re-montando el glaciar derivando a la derecha rumboNO hacia el paso Marconi y dejando a nuestra iz-quierda la lengua principal del glaciar. Ya empeza-mos a encontrar grietas y sumideros en el hielopor donde corre y se pierde todo el agua que reco-rre la superficie del hielo. Circulan sobre la lenguaglaciar verdaderos torrentes de agua que en oca-siones cuesta atravesar.

Lo primero que se nos presenta frente a noso-tros es un gran escarpe de hielo muy fracturadoformando seracs. Esta es la parte más técnica delrecorrido, de modo que nos encordamos en dosgrupos de tres personas. Seguimos subiendo a lavez que sorteamos grietas y grandes bloques dehielo, buscando pasos y en ocasiones trepando en-tre los bloques. Una vez superada esta intrincadazona la pendiente se suaviza, pero hay que seguir

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Dos momentos de la marcha por la plataforma de hielo. Agobiados por la falta de espacio.

atento a las grietas. La larga pendiente nos va su-biendo hacia un amplio collado situado entre lapunta norte del cordón Marconi y el Gorra Blanca,este es el paso Marconi, que aparentemente yaestá cerca, pero no es así, todavía hay que subirbastante por una pendiente suave pero continua.Aquí nos quitamos los crampones y nos pusimoslas raquetas. Las grietas del glaciar se encuentrantapadas por nieve, lo que las hace más peligrosas,aunque pueden intuirse por la diferente tonalidadde las nieve que las cubre.

Una vez en el collado, en lugar de bajar y buscarun lugar al abrigo del viento como estaba previsto,decidimos desviarnos y alargar la marcha una horamás hasta un refugio chileno situado en un aflora-miento de rocas entre el hielo, hacia la derecha delpaso Marconi (refugio Eduardo García Soto). A pe-sar de caminar algo más hoy y también mañana,nos evitamos montar y desmontar campamento, yademás dormimos más calientes. Tras una jornadade 8 horas de caminata llegamos al refugio, y cualfue nuestra sorpresa al no encontrar la puerta deacceso, anduvimos dando vueltas y nada, hasta queintuimos que al ser un refugio elevado sobre unospilares, podía estar debajo, y efectivamente, se le-vantaba una plancha del suelo y se entraba por ahí.

El interior es espacioso, tenía planchas aislan-tes para dormir, mesa y sillas, e incluso alimentosque deja la gente cuando les sobran. Nada más lle-gar hicimos té y comimos algo. Las vistas son estu-pendas, puede verse por un lado el Fitz, el PierGiorgio y la aguja Polone , y por otro el campo dehielo con algunas cordilleras o cordones. Juanhizo para cenar tortas fritas con harina y mantecaque encontró en el refugio, estaban buenas, y locompletamos con sobres de alimentos precocina-dos y liofilizados.

7-Febrero-2006

Desayunamos con tranquilidad, recogimostodo y nos pusimos en camino. Bajamos al campo

de hielo, una inmensa planicie helada donde se le-vantan cadenas montañosas diseminadas. La queteníamos más cerca es el Cordón Gaea, un pocomás alejado y hacia el sur se ve el Cordón MarianoMoreno, y más lejos todavía el Nunatak Viedma.Una vez en el campo nos dirigimos hacia el surmanteniendo a nuestra izquierda (Este) la cadenamontañosa que constituye la espina de los Andesen estas latitudes y que empleamos las dos jorna-das precedentes para atravesarla a través del valledel río Eléctrico y el paso Marconi. Necesitamoscasi toda la mañana para dejar atrás las tres cum-bres del Cordón Marconi y los glaciares colgadosque vierten hacia este lado, y como hacía un díaespléndido pudimos disfrutar de las vistas de estemagnífico macizo.

Durante toda la jornada íbamos encordados endos grupos de tres personas, con un guía delantetirando de la pulca y detrás dos de nosotros. En al-gún tramo cambiamos la posición y nos pusimosen cabeza tirando de la pulca alguno de nosotros.La persona de cabeza tiene que ir atento sorteandogrietas que se adivinaban debajo de nieve blanda.Hicimos un alto para comer algo y poco despuésse dejó ver a lo lejos el Cerro Torre.

A primera hora de la tarde llegamos por fin alCirco de los Altares, un grandioso espectáculo.Este circo lo delimitan en el sentido de las agujasdel reloj: primero el cerro Rincón, luego el DomoBlanco con unos glaciares colgados espectaculares,después las agujas Cuatro Dedos, la aguja Inti, elPachamama, la aguja Bífida, el cerro Standhardt,la impresionante aguja Egger, el gran Cerro Torrecon su hongo de hielo y por último el extremonorte del cordón Adela que se extiende hacia el sur,y detrás de todo ello asomaba la parte más alta delFitz Roy. Estuvimos un buen rato disfrutando delas vistas que teníamos delante y sacando fotos, noera para menos.

La tarde la dedicamos a montar el campamento,aunque Juan y Farma se escaquearon y se acerca-ron a la base del Cerro Torre, o mejor dicho, al con-

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Circo de los Siete Altares, con el Cerro Torre al fondo. El corralito de las tiendas.

trafuerte por el que comienza la ascensión al cerrodesde este lado del circo. Para montar el campa-mento primero hay que levantar un muro de hieloque proteja las tiendas del viento, después se ex-plana la zona al abrigo del muro y por último semontan las tiendas. Una vez instalados y habiendocenado, vino el momento más espectacular de lajornada y de los mejores de nuestra ruta, viendo po-nerse el sol dejando el circo en la sombra mientrasla parte alta de las agujas todavía estaban ilumina-das. Al final solo quedaba al sol el hongo cimero delCerro Torre, y por último el Fitz detrás de todas lasagujas en sombra. Un broche mágico para una jor-nada de extraordinarios paisajes y buen tiempo,perfecta para caminar. Algo inolvidable.

8-Febrero-2006

Nos levantamos tarde, estuvimos en el sacohasta que salió el sol. Desayunamos, desmon-tamos el campamento, y a eso de las diez y medianos pusimos en camino. Desde el principio nos en-contramos mucha grieta que teníamos que ir sor-teando o saltando. La pulca volcaba a menudodada la irregularidad del hielo en esta parte. Esaquí donde se encuentra el área de producción dela corriente principal del glaciar Viedma. La pen-diente se hace algo más pronunciada y como es ló-gico el hielo se agrieta más, y a medida que el gla-ciar avanza hacia el lago Viedma su superficie sehará más irregular y agrietada, a la vez que se pre-senta más sucia de piedra, las morrenas se hacenevidentes.

Continuamos y la corriente principal del gla-ciar va girando a la izquierda, mientras que por lazona del Nunnatak llega la corriente oeste delViedma confluyendo las dos y quedando encajadoel glaciar entre el macizo Huemul por su iz-quierda, y a la derecha por el macizo que consti-tuye una reserva integral a la que está prohibido elacceso. A partir de aquí el glaciar encara el lagoViedma donde tiene su frente.

Es en este punto donde las pulcas son inviablesy las raquetas también. Nos calzamos los crampo-nes que aunque hay mucha piedra son útiles toda-vía, pero al poco rato salimos del hielo y tambiénnos los quitamos, estamos en la morrena lateral.Hay que seguir buscando paso entre bloques depiedra, y la marcha se hace muy incómoda. Kikovenía con una rodilla algo molesta, y esta jornadale terminó de rematar. Llegamos a unas lagunasque quedan dentro de morrenas ya abandonadas,se trata de la laguna de los esquís y la laguna Fe-rrari. Poco a poco empieza a aparecer una tímidavegetación. A nuestra derecha la lengua glaciar sepresenta totalmente resquebrajada, y nos ofrecealgunas bonitas vistas.

Teníamos previsto dormir cerca de estas lagu-nas, pero ante un posible cambio de tiempo quedieron por radio, decidimos alargar la jornada yllegar a un refugio más avanzado. Tras otras doshoras penando entre piedras llegamos por fin a lalaguna del Refugio, donde pasaremos la noche.Allí hay un pequeño refugio bien acondicionadocon un entablado para dormir, una mesa, un parde bancos y un arroyo de agua limpia al lado, sufi-ciente para estar cómodos. Poco después de aco-modarnos llegaron tres personas con un porteo decomida y bebida (vino y cerveza) que venían delChaltén, fueron bien recibidos. En la cena de esanoche no faltó de nada.

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11 00

Desembocadura del glaciar Viedma.

El lago Viedma con sus tempanos flotando.

9-Febrero-2006

Hoy no caminaríamos, íbamos bien de tiempoy a Kiko le venía bien descansar un día a ver si surodilla mejoraba. De madrugada se fueron devuelta las tres personas del porteo, y a media ma-ñana chispeó un poco, el tiempo parecía cambiar.Pasamos la mañana charlando, leyendo y jugandoa la anilla colgada del techo. Juan fue el que ganólas cervezas al colar la anilla en el clavo. Acabó porllover y el viento arreció, se puso un tiempo desa-pacible, pero después de comer escampó y volvió asalir el sol, tan es así que Julián y Farma estuvi-mos entretenidos en hacer un poco de búlder enunas rocas próximas y así se nos pasó la tarde. Ce-namos y nos acostamos.

10-Febrero-2006

Hoy la marcha es más corta. Después de desa-yunar preparamos los macutos y nos pusimos encamino. El sendero va faldeando con pequeñas su-bidas y bajadas, y en ocasiones hay zonas más en-charcadas con una vegetación que cuando caminassobre ella parece que estás sobre un colchón, es unterreno similar a la turba. Tuvimos ocasión de verun cóndor posado sobre una roca cercana, y al em-prender el vuelo te das cuenta de la enorme enver-gadura del animal. Comimos por el camino y pocodespués hay que acometer la dificultad de la jor-nada, la subida al paso Huemul. Es cuestión de mi-rar al suelo y subir. Una vez arriba el sendero baja abuscar un bosquete de lengas de poco porte porqueel viento nos las deja crecer más. Allí dormiremos.

Después de montar las tiendas, lo primero quehicimos fue acercarnos a un mirador en la partesuperior de un acantilado desde el que se tiene unaespectacular vista del frente glaciar del Viedma,con su impresionante pared de hielo de la que sedesprenden grandes bloques que quedan flotandoen la bahía de los Témpanos. Tuvimos la fortuna depresenciar un desprendimiento. Allí estuvimos unbuen rato disfrutando del paisaje, un lugar con unade las vistas más impresionantes del viaje, y comoademás coincidió con la llegada del barco turísticoal frente glaciar, pudimos apreciar la magnitud dela pared de hielo y de los témpanos flotando, yaque el barco parecía una miniatura insignificanteen comparación con todo lo que le rodeaba. Desdeese punto teníamos la esperanza de ver los cóndo-res que anidan en las paredes de los cantiles, perono hubo suerte. Regresamos al campamento, nosinstalamos y preparamos algo de té antes de cenar.

11-Febrero-2006

Teníamos pensado levantarnos con las prime-ras luces para ver amanecer desde el mirador,

pero se pasó lloviendo toda la noche así es que nopudo ser. Nos levantamos a las 8, desayunamos yrecogimos todo. Afortunadamente ya no llovía ypoco después salió el sol. Cogimos algo de pesocada uno de la mochila de Kiko, que seguía te-niendo molestias en la rodilla, y nos pusimos encamino. Esta es la última jornada de marcha, escorta pero muy incómoda puesto que hay que ba-jar hasta el lago por un sendero muy empinadoentre lengas.

La bajada fue muy dura para Kiko, los guías tu-vieron que cargar con su mochila porque le eramuy penoso el avance. Poco a poco perdimos al-tura y dejamos atrás la bahía de los Témpanos yencaramos las orillas de la bahía contigua llamadadel Cabo de Hornos. Es en ésta donde el barco tu-rístico vendría a recogernos de regreso de su trave-sía por el frente del glaciar.

Llegamos por fin a la orilla del lago, nos queda-mos en una especie de playa de canto rodadodonde había una rampa metálica para acceder albarco. Este es el punto de recogida. Allí estuvimosesperando un par de horas descansando, y por finllegaron a recogernos. Embarcamos y nos llevaronjunto con los turistas al embarcadero en la bahíadel río Túnel donde nos esperaban unas furgone-tas que nos llevaron al Chaltén, dando por finali-zada la travesía por el Campo de Hielo PatagónicoSur.

Internarse en el Campo de Hielo PatagónicoSur es una experiencia fantástica, la recomenda-mos. En este viaje aprovechamos para ver algunosglaciares que también nacen del campo de hielocomo el Perito Moreno en Argentina, o los glacia-res más septentrionales como son el Grey y el Bal-maceda. Hicimos también un alto para conocerlas Torres del Paine, pero esto es otro tema que sepodría describir en otro artículo.

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Panorámica de las Torres del Paine.

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prevencion

EN la literatura existen numerosas des-

cripciones de muertes de escaladores,barranquistas, espeleólogos o trabaja-dores encontrados colgados de una

cuerda y donde no se encontró posteriormenteuna causa clara del desenlace fatal. Motivo porel cual, desde los años 1950, comenzaron a ha-cerse ensayos controlados con voluntarios paraconocer el motivo de estos fallecimientos dondeel factor común era la suspensión prolongadade un arnés.

En todos los experimentos realizados y con unmargen estrecho de tiempo (menos de 30 minu-tos), los voluntarios, que permanecían suspendi-dos imitando la posición de inconsciencia, co-menzaban a presentar síntomas como hormi-gueos en las piernas, sudoración, vómitos, vér-tigo y síntomas de baja perfusión sanguínea talescomo palidez, frialdad cutánea, taquicardia, hiperventilación; algunos incluso perdieron laconciencia y fue necesaria la asistencia sanitaria.

Muchos estudios se iniciaron para intentardilucidar si el tipo de arnés utilizado estaba re-lacionado con los síntomas y si de alguna ma-nera se podía prevenir.

De esta forma se llegó a describir este sín-drome y sus síntomas y se relacionó con la«muerte del rescate» (muertes que ocurren a laspocas horas después de que una persona hayasido rescatada tras una suspensión prolongada).

¿Cuándo?

Premisas necesarias para el «síndrome del ar-nés o trauma de la suspensión»: permanecersuspendido en posición inerte durante un

tiempo que varía entre 5-20 minutos aprox. poragotamiento o por inconsciencia. (No ocurremientras se sube un pozo largo, dado que esta-mos moviendo las piernas y favoreciendo el re-torno venoso, que alguno/a ya le veo sudando yresoplando, aunque… igual es la manera quealigeremos en los pozos).

Se ha comprobado que nada tiene que vercon el arnés, igual da que sea integral, de esca-lada, de pecho.

¿Por qué?

Síntomas y fisiolopatología (el por qué):como os he contado anteriormente los síntomasson hormigueos en las piernas y señales de bajaperfusión sanguínea.

La compresión de las correas del arnés pa-rece tener un papel poco relevante. La ausenciade movilidad en esa posición es la causa precipi-tante de todo el cuadro fisiopatológico. Se des-cartó que existiera una compresión arterial.

La explicación más convincente es la apari-ción de una importante alteración sanguíneafundamentalmente del retorno venoso. Es decir,que cuando una persona se queda suspendidahay un importante secuestro venoso sobre todoen las piernas, lo que provocará una disminu-ción del gasto cardiaco (la sangre que llega alcorazón) lo que terminará como una situaciónde shock (como si no hubiera sangre suficiente)con disminución de la perfusión arterial cere-bral que conllevaría a la inconsciencia (si no loentendéis, tomando unas cañas os lo explico).

Otra explicación es necesaria para relacionareste síndrome con las muertes durante el rescate.

RESUMEN DEL ARTÍCULO

SÍNDROME DEL ARNÉS OTRAUMA DE LA SUSPENSIÓN

escrito por DR. AVELLANAS

(Medicina Intensiva de Huesca)y DR. DULANTO

(Anestesiólogo en Bilbao y perteneciente a la Sociedad Española de Medicina y Auxilio en Cavidades)

por Mónica Jiménez

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Hay dos teorías: una, que cuando el lesionadovuelve a la horizontalidad se produce una sobre-carga aguda del ventrículo derecho por retornomasivo de la sangre acumulada en las extremi-dades y la otra teoría tiene que ver con procesosmetabólicos que ocurren cuando se mantieneuna extremidad sin oxígeno (hiperpotasemia,para los que entiendan algo más). Algo parecidoa lo que ocurre en los aplastamientos, por ejem-plo en los aludes.

Prevención

Las experiencias realizadas con arnés handemostrado de forma contundente, que una víc-tima inconsciente o con movilidad reducidasuspendida de un arnés, puede fallecer en pocotiempo si no se toman las medidas necesarias.

Qué podemos hacer para que no ocurra:

— Difusión de esta patología entre los usua-rios de arneses y las personas que puedantener relación con los rescates.

— Nunca se debe ir solo.— Cuando la movilidad de las piernas se en-

cuentre limitada se debe evitar permane-cer mucho tiempo suspendido.

— Es conveniente durante los trabajos en sus-pensión, utilizar un sistema de apoyo depies y mover las piernas frecuentemente.

— Realizar simulacros periódicos de rescatede víctimas en suspensión.

— Utilizar métodos de rescate rápidos anteuna persona inerte o agotada en unacuerda. La rapidez del rescate evita elagravamiento del proceso y puede evitarla muerte.

— Si se produce un accidente se debe darprioridad al rescate y no se debe perdertiempo en estabilizar a la víctima.

— Si la víctima está consciente, tranquili-zarle y se le debe intentar persuadir paraque mueva las piernas y si fuera posibleque las mantenga en posición horizontal.

— Hay que evitar rescatar a las víctimas enposición vertical y si no es posible, inten-tar realizar el rescate en el menor tiempoposible.

Tratamiento

— El primer objetivo terapéutico es rescatar a lavíctima con vida, por lo que la rapidez del res-cate se impone ante cualquier otra maniobra.

— Evitar la posición totalmente vertical du-rante el rescate.

— Tras el rescate, se recomienda colocar a lavíctima en posición semisentada, en cuclillaso agachada.

— Si se encuentra inconsciente colocar a la víc-tima en posición lateral de seguridad o enposición fetal y mantener esta posición du-rante unos 20-40 minutos y posteriormentepasar gradualmente a la posición horizontal(recordar que es para evitar el aflujo masivode sangre de las piernas al corazón).

— Dividir tareas: la persona más cualificada seencarga de organizar las tareas. Avisar lo an-tes posible a los servicios de emergencia.

Derivar si es posible ante la persistencia delos síntomas o el agravamiento a una Unidad deCuidados Críticos. Recordad que es grave.

NOTA: el artículo completo está interesante y creoque no es difícil de leer para los profanos en la mate-ria. Si alguien tiene interés en leerlo completo puedehacerlo en:

www.aaes.es/PDF/SINDROME%20DEL%20ARNES.pdf

Descenso con la cuerdade seguridad larga

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CCC oo nn cc uu rr ss oo ll oo gg oo tt ii ppPPRRIIMMEERROO

SSEEGGUUNNDDOO TTEERRCCEERROO

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espeleo

MARTAY yo ¿por qué esta noche no he podido dor-

mir? Ah claro… porque me llevan de excur-sión… Tararí, tarará, ya estamos allá…

Vaya lío de aparatos… croll, puño, pedal,descendedor, shunt… a ver si me entero biende cuáles sirven para subir y cuáles para ba-jar…

Primero, nos hacemos los cabos… ¡anda tú,qué ocho más pocho!… pero como dicen quese pueden peinar… pues una de peluqueríacompleta para los míos.

Y ahora todos animosos a aprender (me re-fiero a los cursillistas, que hay un tal Olivo yun Farma y un Alcaína que llevan ya un ratitoen ésto) a subir y bajar una pequeña pared, quepor algo estamos en el Cañon Chico.

Y yo, que soy algo inquieta y curiosa, pre-gunto al personal de a bordo y ¿dónde está lapequeña pared que yo sólo veo un inmensoprecipicio?… Pero ¿cómo dice, joven? ¿que va-mos a bajar por esa pared?

Menos mal que los monitores deciden uncambio en la estrategia… y dicen que lo hare-mos al revés. Yo me pregunto si será más fácilbajar cabeza abajo… pero ellos saben más…¡Ah no!, que no es eso, que en lugar de bajar,primero subiremos… por aquello de quitar elmiedo escénico…

Y a mí ¿con qué «profe» me toca? ¿Olivo?¿Y si me entra el vértigo? ¿Y si…? Tranquila,me dice Olivo, que subiremos despacio e ire-mos parando para que te vayas acostum-brando. Pero hay una norma obligada, se tratasólo de disfrutar.

¡Qué valiente que soy, no sólo subo, sino queademás después me atrevo a bajar!

¡¡¡Qué valiente que soy, no sólo una, sino dosveces!!!

Y para terminar… manjares a tutiplén. YMónica cocina unos filetes empanados conron… que me río yo del botellón.

Salida 2: Finde en Cuenca…

¡Qué emoción!… esta vez nada de exterio-res… que el manejo del aparataje se «supone»ya se aprendió…

…Así que entramos tierra adentro por un

Jornadas de iniciación 2007En la reunión extraordinaria del grupo, en el mes de enero, se estudióla posibilidad de realizar unas jornadas de iniciación a la espeleo, yaque había unos cuantos amigos con ganas de saber en que consisteeste deporte. Por ello se organizaron tres salidas durante el mes de

abril a Patones, Valsalobre y Cantabria. Se pasó bien, aprendieron y aprendimos y algunos de ellos hasta se

permitieron el lujo de escribir sobre sus experiencias.

Marta en la sima «Juan Herranz» (Valsalobre).

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agujerito pequeñito… con más o menos dificul-tad… y es que hay cursillistas y cursillistas…que hay un tal Kisko «pelín aventajao» y andaque Agus y Vero no se quedan atrás… En fin, yocursillista de verdad, cursillista de los de libro,vaya novata algo pazguata…

¡Qué sorpresa!… si ésto es más grande de loque pensaba…

¡Qué sorpresa!… si con la luz cálida del car-burero este ambiente te envuelve…

…Y las paredes, techos y suelos se alborotan«¡¡¡que hoy tenemos visita!!!» y se engalanancon formas curiosas, únicas y originales… yhasta cuelgan cuadros con motivos de tiempospasados… Y yo ahora descubro que existe la na-tura-escultura-arquitectura…

Y resulta que esto está más vivo que muerto…Y me imagino exploradora intrépida descu-

briendo un mundo desconocido con su propiamúsica, ritmo y color…

Y alguien dice que ya hay que regresar… yme aseguro de que nadie me ve pero guiño unojo agradecida por tanta hospitalidad, y pro-meto volver.

Salida 3-Finde en Cantabria…

Pues esta es la tercera salida y yo ya imaginolo que encontraré… o no…

Para empezar anoto que no me quiero des-pistar: al finalizar devolver la camiseta 1 y el fo-rro polar a Cristina, la camiseta 2 y el buzo aMónica, los leotardos térmicos 1 a Luis, y los leotardos 2 a David –el hermano de Mónica–…

¡Y ya entramos por fin!

¡Uy! que aquí parece que hay algo de hume-dad. ¡Uy! que mira que charquitos, pues a saltar

que no me quiero manchar. ¡Uy! que me hemanchado un poquito… ¡Uy! que me he man-chado un poquito más… pero fíjate tú vaya res-balón más tonto… que mejor directamente co-menzar a chapotear…

Y ahora subiremos ese escalón. Mira que hoyestoy torpe… que parece que no puedo su-bir…(Y aún hoy me sigo preguntando de quémanera un cordón de mi bota hizo «él solito»una lazada con uno de mis cabos…).

Y ahora a saltar esa grieta. Y como no haydos personas iguales pues resulta que unamisma grieta es sorteada de manera distinta se-gún el individuo en cuestión… Y viendo las fo-tos ahora ya me creo que venimos del mono…

Y esto es inmenso, y me vuelvo a emocionar.Y pregunto y aprendo.

Y ahora pasemos el pasamanos. Y Begoñame dice «suelta las dos manos de la cuerda, yaverás que no pasa ná». Y yo suelto una mano yse la enseño triunfante. Pero me ha «pilla-do» que me dice que suelte la otra también. Yrecibo consejos y sugerencias que me ayudan aavanzar mejor.

Y de pronto estoy agotada por el esfuerzo,que yo no estoy muy acostumbrada… y todavíanos queda volver… Y a nadie le importa que nosparemos a comer, tú no te agobies, que somosun grupo, que nos paramos todos a descansar…Y Miriam se sienta a mi lado y me dice que tran-quila, que es normal al principio, y mientrasJuanlu se apaña un bocata de salchichón que nome creo se pueda terminar, y Manu me da nue-ces y David directamente me prepara un bocadi-llo de jamón y me pongo las botas de tortilla depatata…

Y la vuelta resulta estupenda e incluso fácil,que algo voy aprendiendo.

Paco en el escarpe inicial de Cueva Fresca.Mirian y Juanlu preparándose para el Tracastín.

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CARMEN Y JAVITRÓN«…Y allí estaba yo, lleno de barro, colgado

de la cuerda, sin ver el final del rapel y pregun-tándome cómo había llegado hasta allí…».

Pues bien, empecemos desde el principio:Nuestros «queridos» amigos Carlos y Cris-

tina, «mega-veteranos» del grupo y «miembroshonoríficos» por participar en todas las salidas,nos metieron el gusanillo de querer hacer espe-leo-vertical, pues las veces que por libre había-mos ido con amigos comunes nos habíamosvisto muy limitados en las cuevas, y eso de ha-cer el rapel con ocho y las subidas medio apulso y medio con prussik no nos parecía elmétodo más adecuado…

De este modo tan casual nos encontramoscon el GAEM y con unas ganas enormes deaprender las técnicas verticales…

La primera impresión fue impactante: reu-nión en un bar, gente que no nos puede dar lamano por un «par de accidentes» sin importan-cia (muleta incluida), así que nos fuimos a Pa-tones llenos de ilusión y confianza; sobre todoal ver que mi profe se leía el protocolo delantemía y me pedía que se lo recordarse paredarriba.

La mañana delsábado se basó másen una teórica sobrelos materiales quehabitualmente seusan, respeto del me-dio, «crear» tu pro-pio cabo de anclaje(uf ¡¡¡qué miedo!!!),orden del materialdentro del maillón…clase impartida porDavid (the boss) ypor Olivo.

Tras esto nos des-plazamos a la «cru-da realidad» de prac-

ticar la teoría del manual que nuestro presi nosfacilitó unos días antes (nota: muy recomenda-ble leérselo antes del cursillo).

Se montaron varios «trenes» (sistema decuerdas paralelas con fraccionamientos) pordonde ascendía un cursillista y un profe queguiaba la ascensión y el descenso por las mis-mas poniendo a prueba tu temple y vértigo.

Tras varios atascos y como finalización deldía algunos pudimos disfrutar del rapel guiadoy de los pasos de nudos… pero lo mejor estabaaún por llegar: mega barbacoa en el Jardincillo,birras incluidas (aunque no todos estuvi-mos…).

La mañana del domingo empezaba con unaDeclaración de Independencia del gato deJuanlu y Miriam, el cual tras «quemar algunade sus vidas» decidió volver a la furgona de susamos…

El inicio del día fue más duro pues el can-sancio y la actividad nocturna hicieron mellaen algún cursillista… vuelta a recordar loaprendido en el día anterior y listo para la tomade contacto con el barro de las cuevas.

La siguiente reunión se basó en una charlade Ceci (alias Ratzinger), sobre el proceso deformación de las cuevas, tipos de formaciones

que nos encontrarí-amos, respeto y cui-dado de las mis-mas…, todo elloapoyado por losmás avanzados mé-todos audio-visua-les del momento yjunto a la «automa-tización» del cam-bio de carriles delas diapos…

Nuestra pruebade fuego fue direc-tamente las cuevasde Cantabria: vallede Asón y cueva «LaGándara». Una vezMomento de relax en la Gándara.

Y me piden que «prepare una redacción» yyo necesitaría más tiempo y espacio, quequiero contar que en especial Mónica, David G.y David –su hermano– se han portado de ma-nera increíble conmigo, que con el Farma tie-nes risa asegurada, que Olivo es muy buenagente, que Alcaína me prestó su chubasquero yuna linterna, que a Mila le encanta pasear de

noche a buen ritmo, que Paco y Bego son unosapasionados de la naturaleza, que Miriam yJuanlu tienen una gata muy chula, que a Pe-drito le encanta la tarta de queso al horno, queFelipe siempre me sorprende, que Manolo estáhecho un valiente.

Un beso y un abrazo enorme a todos (aun-que no recuerde todavía todos los nombres).

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más se demostró lo atento que se está con losnovatos: carbureros, repaso del arnés, distribu-ción de material en las sacas, compartir la co-mida de los cursillistas…).

Pedro, nuestro guía y líder, nos contagiabapermanentemente su pasión por este mundosubterráneo tan apasionante, descubriéndonoszonas como la famosa «bola de cristal» (de ara-gonito) que Yolanda y Cristina amenizaron concantos alegóricos, «banderas», estalactitas yestalagmitas… impresionantes dimensiones delas salas, las famosas zetas (i’m sorry, no nosacordamos del nombre laminadores, ¿qui-zás?)… Se realizó un pasamanos y dos rápelescon sus respectivos fraccionamientos donde sepuso en práctica lo aprendido en el cursillo.

Tras siete horas de recorrido salimos a la su-perficie, nos reunimos en el albergue con elresto del grupo que venía de Cueva Fresca parapegarnos una ducha rápida e irnos a cenar aOgarrio, donde pudimos intercambiar experien-cias, acompañadas por una espectacular sopade pescado, carnes y pescados de la tierra, e in-creíbles postres…

Al día siguiente tras un merecido descansofuimos al Mortero de Astrana, donde realiza-

mos un espectacular rapel volado de unos 55 m«… y allí estaba yo, colgado de la cuerda, sinver el final del rapel y preguntándome cómo ha-bía llegado hasta allí…» ¡¡¡Sensacional!!!

Solo nos queda agradecer a todos la aten-ción, el esfuerzo y la paciencia que habéis te-nido con nosotros, vuestra disponibilidad y lagenerosidad con la que habéis compartidovuestra experiencia, alegría y preocupaciónporque todos nos sintiésemos como uno más,(y of course a todos los que votasteis a favorpara que entráramos en el grupo, ahora os tocasufrirnos, je, je…).

ANEXO I: Gándara: la cueva de la experiencia

Dirección: Pedro

Técnica y Seguridad: Frank

Vestuario: Susi y Olivo

Iluminación y Atrezzo: María

Música y Sonido: Yolanda y Cristina

Con la colaboración especial, sin la cual no hu-biese sido posible este proyecto: Kiko, Felipe,Domingo, Carmen y Javitrón

DOMINGODurante tres fines de semana he asistido al

cursillo de iniciación a la espeleología, y lo queempezó siendo una actividad que me producíauna intensa ansiedad, ha terminado por conver-tirse en uno de los retos más apasionantes quehe sido capaz de superar en los últimos tiempos.

Poder disfrutar tanto en la boca de la sima,sin perder la concentración mental para repasaruna y otra vez la explicacion teórica de David yOlivo. Mirar con atención el descendedor, a laespera de oír la voz del monitor, que dice quetodo esta correcto para iniciar el descenso a lasprofundidades. O dar cuenta en la barra decualquier bar de ruta de esos buenos bocatas, oesas magníficas chuletas preparadas con elamor de nuestros chefs, Mónica y Quisco, al ca-lor de la candela.

Todo ello me impide valorar con claridad sipara mi resulta más importante haber podidodisfrutar la profesional enseñanza de mis maes-tros, que han hecho de mi un espeleólogo capazde poder andar con «soltura» en ese descono-cido y maravilloso mundo de las cavidades... osu amistad.

Durante días he pensado y rebuscado algoque mejorar pero, de verdad, no lo he encon-trado.

Mi felicitación y agradecimiento a todos loscomponentes del GAEM por todo lo que heaprendido.

El Domin pensándoselo.

MANOLOCreo que nunca había mirado tanto tiempo

un objeto, ni de manera tan obsesiva. Se tratabade un aro de metal oxidado a todas luces. Y de ély de otros de similares características, colgabatodo el peso de mi cuerpo, que por aquel enton-ces debían ser fácilmente 80 kilos.

A mi espalda había un vacío que segura-mente era de cientos o miles de metros, peroque no podía precisar pues lo que mi vista al-canzaba a ver no eran más de 20 o 30 metros.Así que allí estaba yo con el culillo expuesto aaquel vacío oscuro como boca de lobo, húmedoy denso que parecía querer absorberme por elesfínter. Obviamente yo me resistía con todasmis fuerzas y arañaba la roca, caliza supongo,sin fiarme de aquellos feos anclajes que tan ob-sesionado me tenían. El resto de miembros delgrupo charlaban amenamente, gastaban bro-mas, reían e incluso ¡cantaban!, mientras yoapretaba los glúteos con desesperación y sudabapor el esfuerzo que mantenía todo mi cuerpo entensión. Algunos me miraban divertidos y mesugerían que me relajase, que confiase en aque-llas viejas cuerdas y trozos de metal oxidado. Mihipotálamo se negaba con insistencia, pero elhecho era que las fuerzas empezaban a mermar.Así que he de confesar que si finalmente fié mipeso a aquel pasamanos mas fue por agota-miento que por fe en la resistencia del material.Pero creo que disimulé bien, e incluso a lo me-

jor alguno me tuvo por valiente. Nada mas lejosde la realidad, pues yo estaba ya seguro de mo-rir e incluso creo que carraspee aclarando lagarganta en previsión del grito que habría de sa-lir de mi garganta.

No recuerdo quien había creado aquel atascoespeleológico, aunque tengo una lista de sospe-chosos que no ha de ir muy desencaminada…Por fin la cuerda de cursillistas se puso en mar-cha y el esfuerzo de superar obstáculos me abs-traía del peligro. Aunque, también es casuali-dad, tuvimos que encontrarnos con un equipode espeleosocorro, lo que a mí en vez de tran-quilizarme me inquietaba sobremanera, puesme recordaba el tremendo leñazo que me podíapegar. Me consolaba el hecho de que existieragente que bajara a por los que se caen, en vez dedarlos por desaparecidos definitivamente, pueseso quería decir, que aun cayendo, igual podríasalir con vida de la cueva.

Recuerdo también una grieta de un par demetros de ancho, una distancia que cualquierasuperaría con facilidad, y de hecho así fue, peroal ver el abismo que se abría bajo mis pies, conun lejano correr de agua o quizá fuera caer, nopodía evitar el imaginarme cayendo a plomo en-tre aquellas dos paredes, de caliza supongo, ver-ticales.

A pesar de todo pude pasear por la «QuintaAvenida» e intuir las dimensiones espectacula-res de la «Sala Rabelais», o de aquella estalac-tita gigante como pata de dinosaurio, aunquemás parecida a la vista a pata de elefante, mien-tras devorábamos bocatas de chorizo y cuantohubiera en las sacas, como si no hubiéramos co-mido en meses, ni fuéramos a hacerlo en otrostantos.

He de decir que al final si que me di un le-ñazo mientras caminaba por un oscuro senderolleno de barro. Resbalé como resbalan los dibu-jos animados, elevándome metros y metros enel aire hasta caer sobre la roca, caliza supongo,y dura como la misma vida. Tanto tardé en vol-ver a tocar el suelo que me dio tiempo a repasarmi vida y a agradecer al Gaem aquella excursióntan bonita. De hecho tardé tanto que cuando lotoqué ya estaban allí mis compañeros de excur-sión, raudos y eficaces, preparados para aga-rrarme de los pelos o de donde hiciera falta paraque no me precipitará en el vacío. Aunque allíafortunadamente ni había vacío ni estaba cerca.

En fin, que fueron fines de semanas maravi-llosos en los que aprendí a renacer y a renacersiempre atado a un cordón umbilical de nueve uonce milímetros.

Un abrazo muy fuerte y espero veros pronto.

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22 00

Manolo superando el Tracastín en «Cueva Fresca». (Can-tabria).

DEL 6 al 13 de julio de 2007 prepara-

mos un viaje a los valles de Literola y Estós en el Pririneo aragonés con el fin principal de subir el Perdiguero,

el Jean Arlaud, el Gourgs Blancs y el Barda-mina.

Viernes 6 de julio de 2007

Salimos después de comer. Íbamos en un co-che Olivo, Mila, Yolanda y Farma, en otro cocheMiki, Kiko y Mar, y en un tercer coche cuatroamigos de Kiko: José Ángel, José Manuel, Pacoy Cándido. Fuimos por Huesca, Barbastro,Graus, y subimos directamente a Benasque yCerler. Habíamos reservado habitaciones paraesa noche y la del sábado en el hotel Casa Cor-nel, en Cerler. Cenamos en Barbastro y llegamosya de noche, para acostarnos directamente. Ma-ñana nos espera un largo día.

Sábado 7 de julio de 2007

Nos levantamos a las seis, y tras un escasodesayuno que nos dejaron preparado por la no-

che nos pusimos en camino a eso de las seis ymedia. Dejamos el coche en la carretera, juntoal puente, a la salida del barranco del Literola.Por la margen derecha del río Literola sale unasenda que se adentra en el valle. Comenzamosen la cota 1.600, en los primeros metros el sen-dero va subiendo entre pinos, al poco rato elpaisaje se despeja y nos encontramos metidosen el valle con unas vistas impresionantes.

Vamos ganando altura poco a poco, siemprepor la margen derecha del río hasta el fondo delvalle, pasamos la laguna Literola, y a partir deaquí hay que afrontar una fuerte subida hastalas inmediaciones del collado Ubago, para aco-meter a continuación el ascenso de un largo yempinado canchal por el que se gana altura rápi-damente hasta la cresta principal del macizo.Por ella se corona en primer lugar el Hito delPerdiguero, desde donde ya se ve la cumbreprincipal, pero antes de alcanzarla hay que supe-rar otro pico previo, y por fin llegamos a la cum-bre del Perdiguero (3.321 m), empleando un to-tal de cinco horas los primeros y seis los últimos.

Comimos arriba, y tras descansar emprendi-mos el regreso. Nada más comenzar a bajar nos

Pirineos 2007por José Manuel Gil (Farma)

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montaña

La expedición al Perdiguero, casi al completo.

encontramos con Juan, el compañero con el queFarma subió el Naranjo, el mundo es un pa-ñuelo. Para el descenso nos encaminamos haciael ibón del Literola, y desde allí encaramos lamarcha hacia el collado Ubago para seguir elmismo camino por el que subimos.

Una vez abajo, y tras once horas de actividaddecidimos ir directamente a Benasque a tomarunas merecidas cervezas. Regresamos al hoteldonde cenamos muy bien. El hotel nos resultóagradable, con buena cocina y un precio razo-nable, merece la pena tomar nota del sitio.

Domingo 8 de julio de 2007

Hoy es día de relax, nos levantamos tranqui-lamente, desayunamos muy bien, recogemos, ydespués de entregar las habitaciones bajamostodos a Benasque. Allí nos despedimos de Mar ylos cuatro amigos de Kiko, que emprendíanviaje de regreso a Madrid. Los que nos queda-mos pasamos el resto de la mañana dando unavuelta por Barrabés, tomando alguna cerveza, ybuscamos un sitio para comer. Lo hicimos enun restaurante llamado Ixeia, comimos bien.

Por la tarde preparamos los macutos para su-bir al refugio de Estós. Dejamos el coche en unparking que hay en un terreno privado a la sa-lida del valle (3 euros/día). A partir de aquí hayque continuar a pie por la pista que se adentraen el valle paralela al río Estós por su ribera iz-quierda, para pasar poco después a la derecha yseguir remontando el valle. Esta pista terminaen las cabañas del Turmo, y a partir de aquí sesigue por un sendero que al poco rato cruza de

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Cumbre del Jean Arlaud.

Yolanda enmarcada.

Cumbre del Perdiguero.

Cresteando el Jean Arlaud.

nuevo a la ribera izquierda del río, y gana alturamás deprisa, encontrando fuertes repechos,hasta que se ve el refugio.

En la subida nos llovió algo. Llegamos justopara cenar, y después organizamos las taquillas,nos preparamos las camas, y a dormir.

Lunes 9 de julio de 2007

Nos levantamos para desayunar a las 7:30, ydespués Olivo, Yolanda, Mila y Farma nos pusi-mos en camino con intención de ir a los lagos deEscarpinosa y Batisielles, Miki y Kiko decidie-ron descansar. Cogimos una senda equivocadaque nos obligaba a cruzar una torrentera con laque no pudimos, bajaba mucho agua, así es quecambiamos planes y decidimos remontar el va-lle hasta el collado de Gistaín.

El sendero sigue el río Estós por su ribera iz-quierda, coincidiendo con la GR-11. La marchaes cómoda y los paisajes son espectaculares.Nos sorprendió la cantidad de marmotas que sepueden ver, hay madrigueras por todas partes.Poco antes de iniciar el ascenso por el canchalque lleva hasta el collado hay un espectacularsalto de agua encajonado, allí estuvimos un ratosacando fotos. Continuamos remontando elcanchal en donde la senda se pierde hasta llegaral collado de Gistaín, que separa el valle de Es-tós del de Gistaín.

Comimos en el mismo collado, al resguardode aire y después iniciamos el descenso. Regresa-mos tranquilamente por el mismocamino haciendo alguna paradapara meter los pies en el río, y lle-gamos al refugio a mediatarde, tomamos una cervezay nos dimos una ducha (haysolo una ducha con agua ca-liente en el refugio, y hayque coger turno parausarla). Hicimos tiempocharlando y leyendo hastala hora de la cena. Ce-namos y nos retira-mos a dormir, que

mañana va a serduro.

Martes 10 de julio de 2007

Hoy tenemos previsto subir al Jean Arlaud yGourgs Blancs, uno de los platos fuertes de lasemana. Yolanda decidió no subir, optó por algomás suave, bajar a Benasque, comer allí y subiral refugio por la tarde. ¿Más suave?

El resto del grupo nos pusimos en marcha.La senda pasa por detrás de los servicios del re-fugio y encara el barranco de Gías. Seguimoslas tuberías que dan agua al refugio hasta sucaptación, y a partir de aquí el sendero se em-pina más y gana altura rápidamente. Está mar-cado con hitos, y la subida es continua. Se llegaa un circo con el macizo del Gourgs Blancs y elJean Arlaud enfrente, y el ibón de Gías ocu-pando el centro del circo. Seguimos subiendohacia el Portillón de Oô (2.908 m), y una vez allícomimos algo. Las vistas a la vertiente francesadesde el portillón son espectaculares, nos prepa-ramos para acometer el ascenso al Jean Arlaud,y Mila quedó en esperarnos en el ibón de Gías,la recogeríamos a la bajada.

Los primeros metros de subida exigen supe-rar pasos de II y III grado, fáciles pero aéreos,que superan un diedro. A partir de aquí la su-bida es sencilla y está marcada con hitos. Lle-gamos a la cumbre del Jean Arlaud (3.065 m),sacamos las fotos de rigor, nos detuvimos adisfrutar un rato de las vistas, y a continua-ción iniciamos el descenso al collado que se-

para esta cumbre delGourgs Blancs, hayque ir destrepando,y aunque hay pa-sos aéreos, essencillo.

Una vez en elcollado inicia-mos el ascensoal Gourgs Blancs(3.129 m), no

pres e n t ad i f i -

c u l -tad,

y

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Cumbre de Gorgas Blancascon Farma, Kiko,Miki y Olivo.

hay hitos que marcan la ruta. Coronamos, y enla cumbre hay una cruz de hierro. Hicimosunas fotos y descansamos un rato admirandoel paisaje. Para bajar nos planteamos ir cres-teando hasta el puerto de Gías, pero empezó aaparecer niebla en el fondo del valle, y ademásnos estaba esperando Mila, decidimos bajarmás directamente hasta el puerto. El descensoexigió ir destrepando continuamente, bus-cando la mejor alternativa en cada momento,y nos entretuvimos bastante. Llegamos por final puerto, y desde allí bajamos al ibón, recogi-mos a Mila, que ya estaba preocupada por elretraso, y continuamos la bajada hacia el refu-gio. El sendero salva un desnivel fuerte, y senos hizo algo pesado, pero llegamos al refugiosin novedad.

Nos relajamos, nos duchamos, cayeron algu-nas cervezas, y al rato llegó Yolanda de Benas-que, también ella se dio una buena calcetinada.Nos dio la hora de la cena, charlamos un rato ya la cama.

Miércoles 11 de julio de 2007

Para hoy tenemos pensada una marchasuave, iremos a ver los ibones de Batisielles.Después del desayuno nos preparamos con tran-quilidad, y a excepción de Miki nos pusimos to-dos en camino, esta vez por el sendero correcto,que cruza el río Estós, gana algo de altura y vafaldeando hacia los lagos. Es una senda cono-cida como la de los cuatro refugios, y está mar-cada como GR. Sobre plano parece que sigue lamisma cota, pero comenzó a bajar bastante, ynos hizo dudar sobre si era la senda correcta.En un punto nos volvimos hacia atrás buscandootras posibilidades, y llegamos casi al principiosin ver ningún otro sendero, así es que volvimosa emprender el camino que hicimos, pero Kikodecidió regresar al refugio.

La senda efectivamente perdía bastante al-tura, pero luego volvía a recuperarla, y tras horay media llegamos al ibón pequeño de Batisielles,un pequeño lago encajado en un lugar precioso.Desde allí tomamos un sendero que subía rápi-damente y nos llevó al ibón de Escarpinosa,también en un lugar privilegiado. Allí nos detu-vimos un buen rato para comer, descansar y dis-frutar del paisaje.

Cuando aparecieron nubes con posibilidadde lluvia nos pusimos en camino de regreso alrefugio. Una vez llegamos nos aseamos, toma-mos una cerveza e hicimos tiempo hasta la horade la cena.

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En la cumbre del Bardamina.

Mila, Yolanda y Olivo en el lago Escarpinosa.

Señora marmota, tomando el sol.

Refugio de Estós.

Jueves 12 de julio de 2007

Hoy acometeremos otro de los platos fuertesdel viaje. Desayunamos a las siete, y nos pusi-mos en camino hacia el collado de La Paul. Elsendero remonta el río Estós por su ribera dere-cha, y va ganando altura poco a poco a la vezque se separa del río, y llegando al fondo del va-lle gira a la izquierda para encarar el collado deLa Paul. A partir de aquí hay que subir por uncanchal en el que el recorrido va marcado porhitos, y es necesario atravesar varios neveros.

El collado de la Paul separa el Posets de lacresta que lleva al Bardamina. Una vez llegamosal collado, después de tres horas de marcha, pi-camos algo y Mila optó por quedarse allí espe-rando, mientras el resto del grupo iniciamos latravesía de la cresta. Nos llevó casi dos horas ymedia para terminarla y culminar el pico Barda-mina (3.079 m). Kiko no se vió en condiciones determinar la cresta y a mitad del recorrido decidióvolver al collado. Esta cresta exige permanenteatención, pues aunque los pasos son fáciles, sontambién muy continuos y expuestos. Una vez enla cumbre del Bardamina estuvimos un rato con-templando las vistas sobre el valle de Estós, ElPosets, el Perdiguero, el Gourgs Blancs, y alfondo el macizo de la Maladeta.

El regreso al collado decidimos hacerlo fal-deando por la ladera sur de la cresta, hubo queatravesar varios neveros e ir buscando el mejorpaso. En una hora llegamos al collado dondenos esperaban Mila y Kiko. Una vez allí inicia-mos el descenso al valle de Estós aprovechandolos neveros para agilizar la bajada. Llegamos alrefugio justo para tomar una cerveza y cenar.

Viernes 13 de julio de 2007

Hoy es día de relax, nos levantamos y desayu-namos con tranquilidad. Tenemos previsto pa-

sar la mañana en el valle y regresar a Benasquepor la tarde. Los únicos que se animaron a darun paseo fueron Mila y Farma. Estuvieronviendo una pequeña zona encañonada que hayen la ladera de enfrente al refugio, al pie delMondarriego. El resto de la mañana la emplea-mos en asearnos, relajarnos, masaje de pies in-cluido, y así se hizo la hora de comer, lo hicimosen el refugio y nos acompañaron tres excursio-nistas que venían haciendo la HRP, y con losque entablamos una animada conversación.

Después de comer pagamos todos los servi-cios del refugio, preparamos los macutos y em-prendimos la bajada a por el coche. El caminolo hicimos tranquilamente, pero Farma, des-pués de haberse metido por donde se metió todaesta semana, con la mano lesionada, y sin sufrirningún percance, tropezó y se cayó de bruces enmedio de la pista. Todos temimos lo peor, la le-sión de la mano, pero afortunadamente soloquedó en el susto y unos raspones. Llegamos alcoche y fuimos directamente a Benasque, a to-mar unas merecidas cervezas. Habíamos reser-vado habitación en el mismo hotel Cerler, en elque ya estuvimos días antes, y fuimos allí a ce-nar, dando por concluida la actividad.

Solo añadir que el día que subimos GourgsBlancs, Farma recogió una piedra para ejercitarla mano lesionada, y la piedra nos acompañó entodas las salidas que hicimos esta semana, yclaro hubo que bautizarla, la pusimos Leo-narda.

Sábado 14 de julio de 2007

Después de un copioso desayuno nos pusi-mos en carretera de regreso a Madrid. Hicimosun alto en Huesca a ver la tienda de saldos quetiene Barrabés allí, y paramos para comer pa-sado Zaragoza.

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Sistema Arañonera Un año más se ha colabo-

rado en el Campamento Inter-nacional que organiza el Espe-leo club de Gracia de Barce-

lona, al que han asistido espeleólogos rusos y litua-nos. Nuestra contribución en la exploración estuvocentrada a partir del nuevo vivac que se avanzó de lacota –600 m a –1.000 m para evitar las largas apro-ximaciones hasta las puntas. Se atacó la vía del C7por el río y la vía de los Húngaros, trabajando en am-bas vías 8 personas en dos grupos de 4 (dos personasde punta y dos personas topografiando) alternándosepara dormir en «cama caliente» en el vivac, a turnosde 12 horas. La cota se aproxima a los –1.200 m, aexpensas de contrastar los resultados topográficos.Más información: http://www.ecgracia.com.

Sima de las Majadas de Aylagas Miembros del GAEM, KATIUSKAS y FLASH, en

una visita a la cavidad, penetran por una pequeñagrieta en la base de los pozos y acceden a una gale-ría que entienden está sin explorar, por como estándispuestos los sedimentos, sin ninguna huella depaso. Tras un pequeño laminador, la galería se am-plía, llegando a una sala en la que pronto aparece unpequeño resalte que hubo que instalar. Una vez des-cendido éste, se localiza un meandro ascendente, porel que se lleva a cabo una escalada hasta alcanzarun punto impenetrable. Destaca en esta zona la faltade oxígeno que notamos los dos miembros que hici-mos la escalada, al encontrarnos anormalmente fati-gados. La enorme cantidad de barro en esta nuevazona hizo muy penosa la subida, al no funcionarapenas los aparatos bloqueadores.

Sima SC-4 Miembros del GAEM y del GIS, después de una

observación en el último pozo de la sima, intuyen quedesde su cabecera y bordeándolo, se pudiera corto-

circuitar el tapón de barro donde finaliza la cavidad(base de este pozo). En dos fines de semana se montaun largo y atlético pasamanos, el cual nos deja enuna pequeña repisa, al otro lado del pozo, donde seabre otra nueva vertical. Dicha vertical, de idénticaprofundidad al anterior pozo, se desciende hasta lle-gar al mismo nivel que el tapón de barro final, locali-zando aquí un corto meandro ascendente, el cual esescalado, pero donde el abundante barro hace la tre-pada muy penosa teniendo finalmente que abortar elascenso. Pendiente de explorar alguna incógnita.

Kolektivo Kieto

Miembros del GAEM asisten a la campaña de esteKolektivo, que se organiza en Larra (Pirineo Navarroy Aragonés). Se han explorado y marcado nuevas ca-vidades al igual que se han revisado antiguas simasconocidas. Se ha tenido problema con los neverosque aun estando más bajos que en años anteriores,nos impiden el paso en gran número de simas. Trasdos desobstrucciones se logró conectar la sima de laKietud con una sima cercana que está ligeramente auna cota superior, dando una profundidad total de–517 m. Mas información: www.kieto.org.

Resurgencia de Matasnos

Tras las últimas puntas llevadas a cabo en esta im-portante cavidad, su desarrollo supera ya al de su co-nocido «familiar», el famoso Sumidero de Matasnos.Recientemente se ha logrado franquear el Sifón III tras340 m, (270 de sifón + 70 m acuáticos con varios tra-mos sifonados) sacando de las tinieblas tras él, un es-pectacular cañón que ya se ha empezado a remontar(cascadas de +5 m y +3 m). Asimismo, y en el tramoentre el Sifón II y el III, se han escalado más de 20 men un par de interesantes chimeneas. Además se ha lo-calizado en superficie, sobre dichas chimeneas, unainteresante «boca» en la que próximas desobstruccio-nes, quizás permitan hablar de una futura travesía eneste pintoresco rincón de la provincia de Cuenca.

ECOS DE CAVIDAD… ECOS DE CAVIDAD…

PEDRO JIMÉNEZ y ROBERTO CANO(GAEM)

ECOS DE CAVIDAD…

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Surgencia de FuencalienteLas exploraciones que junto con la A.E.C. LOBE-

TUM se llevan a cabo en este manadero siguen sucurso, si bien un tanto ralentizadas dadas sus caracte-rísticas. La cavidad, en su mayoría sumergida, con zo-nas estrechas e incómodas entre sifones, la baja tem-peratura del agua (9° C), sus importantes fluctuacionesde nivel, así como el hecho de ser tres los sifones quetiene, hacen más laborioso cada avance. Actualmentela exploración está centrada en el tercer sifón, quetiene un desarrollo total de unos 580 m, estando lapunta en 375 m/–9 m. En próximas inmersiones sebaraja la posibilidad de salir a superficie donde vere-

mos con que nos deleitará la cueva: si con largas ga-lerías vadosas, o por el contrario con un nuevo rega-lito en forma de Sifón IV. La cavidad supera el kilóme-tro de desarrollo, siendo por tanto una de las másimportantes de la Muela de la Madera.

Sima Caucinos y Fuente Deshondonada

Más al noroeste, en Palencia, se retomó la explora-ción de estas cavidades, exploradas en los años 90por el interclub Flash-Kami-Gaem. Tras varias visitas aambas cavidades, se logró alcanzar en el Sifón Tabera(Caucinos) 120 m de recorrido, donde un notable de-rrumbe ha detenido, de momento, la continuación. Enesta misma cavidad, se alcanzaron los 82 m/–51 m enel sifón «1992», ramal que teóricamente conecta conla cercana Fuente Deshondonada. En ésta última, (sifónvauclusiano) se alcanzó lo que parece ser el «codo»del sifón, un punto ubicado a 150 m/–80 m, siendo laconexión entre ambas inminente. (El pasado veranoambas cavidades han sido conectadas).

Surgencia del Boquerón (Valdecabras)

De menor importancia, aunque reseñable, es la ex-ploración de 70 nuevos metros en esta pequeña cavi-dad. Aprovechando el bajo nivel de su sifón final, seavanzó por un estrecho laminador semi-inundado, enel que hubo que realizar dos laboriosas desobstruccio-nes, hasta alcanzar finalmente una rampa ascendentee impenetrable, jalonada por un rosario de gours.

Destacan especialmente los trabajos realizados enuna Surgencia Inédita en la que el pasado año, seha conseguido franquear su frío (8° C) Sifón II, tras unrecorrido sumergido que araña los 1000 m (998m).La continuación, en forma de fractura ascendentejusto a su salida, obligará en próximos ataques a rea-lizar una escalada de unos 4-5 m, hasta alcanzar lacabecera de una potente cascada, que con toda se-guridad será la puerta de acceso a nuevos conductos.

Siguiendo la misma línea que la anterior surgen-cia, el pasado mes de enero (2008) se ha colocadola punta del hilo, en otro notable «Sifón Serrano»,en 800 m/–36 m, estando ya previstas nuevas inmer-siones para continuar con las exploraciones.

ECOS DE CAVIDAD…ECOS DE CAVIDAD… ECOS DE CAVIDAD…ECOS DE CAVIDAD…ECOS DE CAVIDAD… ECOS DE CAVIDAD…

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espeleo

AVANZO por la gatera

en busca de otra nue-va sala. El agujero de acceso es muy estre-

cho. Paso una mano, paso elhombro, hundo un poco el es-tómago, me retuerzo un po-quito sobre mi mismo, casi con-sigo pasar mi cabeza…

Pero mi oreja derecha sequeda atascada…

Empujo.No hay forma. No pasa…Y no puedo usar mi mano

para retorcerla, porque no po-dría poner ni un dedo allí…

No hay espacio suficientepara pasar con mi oreja, asíque tomo una decisión… merelajo, quiero llegar hasta allí,la cueva me espera.

Y lo consigo: mi cabezaconsigue pasar.

Pero, después de mi cabeza,veo que es mi hombro el quequeda atrapado…

El agujero no tiene la formade mi cuerpo…

Hago fuerza, pero no hayremedio. Mi mano y mi cuerpohan pasado, pero mi otro hom-bro y mi otro brazo no pasan…

Ya nada me importa, asíque…

Retrocedo y sin pensar enlas consecuencias, tomo im-pulso y fuerzo mi cuerpo a pa-sar por el impertinente hue-co… Al hacerlo pienso que elgolpe podría desarticularmemi hombro y que mi brazo

quedará colgando… Pero aho-ra, afortunadamente estoy enuna posición tal que puedoatravesar el agujero…

Ya casi estoy al otro lado…Justo cuando estoy a punto

de terminar de pasar por lahendidura, me doy cuenta deque mi pie derecho se ha que-dado enganchado al otrolado…

Por mucho que me esfuerzoy me esfuerzo, no consigo pa-sar. No hay forma. El agujeroes demasiado angosto para quemi cuerpo pase por ahí…

Demasiado angosto: no pa-san mis dos pies… no puedoecharme atrás.

Reflexiono sobre el tamañode los pies de mis otros compa-ñeros que antes que yo ya pa-

saron al otro lado. Respiro yme relajo.

—Aquí estoy. Por fin he pa-sado.

Esto que os acabo de narrarno es mío, lo he plagiado de uncuento en el que un hombrenarra los sacrificios que tieneque hacer por llegar a una mu-jer.

Me miraste, te miré, me ena-moré. He pagado todos los pre-cios por ti. Todo vale en la gue-rra y en el amor. No importanlos sacrificios. Valía la pena, sieran para encontrarse contigo,para poder seguir juntos… Jun-tos para siempre…

Esto es espeleo…

Begobesos. Diciembre 2007

Historia de un agujeropor Begoña Fernández