antología de josé luis - poemas-del-alma.com fileelegÍa a la muerte de paco de lucÍa un sueÑo...
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Antología de José Luis
índice
Mi sirenita del mar
Al maestro con amor
Patito feo
La trompeta de plata
Cantares
Tarde tornasolada
Amanecer andino
Anochecer del Ande
Romance de luna
La niña del olivar
Tañido de campana
Hablando con mi espejo
No me di cuenta
Sueño de estío
MADRESELVA
CORAZÓN DE POETA
SE LLAMA? ILUSIÓN
SE PERDIÓ LA NIÑA
LARGO AMOR
PATIO MORISCO
ELEGÍA A LA MUERTE DE PACO DE LUCÍA
UN SUEÑO
PASIÓN DE ZOCO
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Antología de José Luis
NOCTURNO DE CHOPIN
ELEGÍA A LA NIÑA CIEGA
FANTASÍA POÉTICA
ROMANCE DE LA VIÑA VERDE
CANTAR DE OTOÑO
RECOSTADA EN LA BAHÍA
ELEGÍA A LA MADRE
HUIDA DE LUNA
EL ÉBOLA SE VOLVIÓ LOBO
DUERME LA NOCHE
PIEL CANELA
ELEGÍA A UN ÁRBOL SECO
DORMIDITA TE ENCONTRÉ
CAMPANA DE MI DEHESA
SILENCIO EN GRANADA
ELEGÍA DE ALMAZARA
SEGUIDILLA AL VIENTO
FANTASÍA POÉTICA
ME HAN CONTADO
DUERME LA NOCHE
EN MI VENTANA
PALETA DE COLORES
ROMANCE DA LA JACA BLANCA
RECUERDOS OCULTOS
ROMANCE DE LA VIÑA VERDE
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Antología de José Luis
ESTABA LA MADRE
AL CRISTO DE DALÍ
INSOMNIO DE LAS HORAS
SE PERDIÓ LA NIÑA
PREGÓN DE LA LUNA DE SAN JUAN
LLORABA EL ÁRBOL
PIEL CANELA
ROMANCE DEL SEFARDÍ
EL ALBA
HUIDA DE LUNA
SILENCIO
TENGO UN ÁRBOL ENCANTADO
NAZARENO, TÚ PASABAS.
EEGÍA DE ALMAZARA
VIERNES SANTO
ALMENDRO SIN FLOR
POEMAS DEL ALMA
PAISAJES
¡ MI NIÑA YA NO ESTABA!
¡NO ME DEJES!
¡QUIERO VERLA!
NOCHE MORA
TARDE DE ROJO Y BLANCO
ANOCHECER DEL ANDE
ELEGÍA A AROA
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Antología de José Luis
ELEGÍA A FEDERICO GARCÍA LORCA
POEMA DE OTOÑO
ELEGÍA A UNA VIÑA
¡AY LUNA, LUNITA LUNA!
TÚ, PASABAS. (VIEJA LEYENDA)
CALENDAS DE NOVIEMBRE
ENTRE LOS GERANIOS ROSAS
¡SILENCIO! QUE EL CONDOR PASA.
PATIO MORISCO
¡SILENCIO, SILENCIO GUARDA!
PIEL CANELA
ELEGÍA A LA NIÑA CIEGA
SENDERO DEL MONTSENY
GITANILLA
LUNA LLANERA
PAISAJES
MORIR EN LA TARDE
SEGUILLIDA AL VIENTO
SALIÓ MI BARCA A BOGAR
TRAGEDIA EN LA TARDE. BARCELONA.
CANTAR DE LA EMBRUJADA
SEÍSMO - MÉXICO 2017
SECRETOS DE LA ALHAMBRA.
NANA DE NAVIDAD
MUJER
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Antología de José Luis
Mi sirenita del mar
Sirena que te has dormido
con la luna por almohada
a la vera de un coral
en una noche estrellada.
Sirena, mi sirenita
guárdate de noche clara
que entre rocas de la mar
ojos acechan y engañan.
Despierta que te ha peinado
el aire con el cantar
que en las mañanas te canta
tu caballito de mar
saltando entre olas y olas
para poderte mirar
tu pecho que melena deja
al aire en tu despertar.
Sirena despierta y mira
que el día va a comenzar
con caracolas que vienen
y con las olas se van.
No te sumerjas tan pronto
deja la luna marchar
con su rebaño de estrellas
que ya van a descansar.
No bajes más sirenita
por esa zona abisal
que el pulpo te está esperando
para poderte abrazar
abrazos que da la muerte
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Antología de José Luis
que asfixia tu respirar.
¡No te alejes sirenita
por esa zona abisal!
Gaviotas de veloz vuelo
te han venido a saludar
con manadas de delfines
que te quieren por fin besar.
Sigue contemplando el cielo
sigue contemplando el mar
¡No me dejes! ¡No te vayas!
Mi sirenita del mar.
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Antología de José Luis
Al maestro con amor
Era recio como un roble
y suave como el abedul
cultivaba flores blancas
y otras eran de añil azul.
Todos éramos sus flores
las flores de su pasión
como tupidos arbustos
hechos de encajes de sol.
Fuimos versos y palomas
volando de flor en flor.
El cielo ya iba tiñendo
su pelo de níveas canas
colores de atardecer
que iban pintando las hadas.
Tarde que iba cayendo
en tarde tornasolada.
¡Cuánto dolor y cuánto amor
por su río a la mar daba!
Despojos de larga vida
tan larga como callada.
Corazón que lento latía
cansado de tanto andar
del que había dado tanto
y sin nada que esperar.
Era una espiga doblada
por cruel paso del tiempo
como sombra agazapada
entre los surcos del viento.
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Antología de José Luis
Surcos que la vida traza
paso a paso y beso a beso.
¿Maestro, qué más me has dado
cada día en tu bregar?
¡Me diste besos y rosas
y me enseñaste a soñar!
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Antología de José Luis
Patito feo
Patito, patito feo
negro de cuatro plumas
clavadas en piel oscura.
No te querían ni ver
ni siquiera comer contigo
ni juntarse en tu camino
ni por tierra, ni mar, ni río.
Pluma negra, pluma blanca
¡qué más da!
si el alma, dicen que es alba.
Tu madre ni te miraba
¡me dabas pena patito!
ni tus hermanos jugaban
a besarte en tu pico.
Un día te vi llorando
debajo de aquel montico
acurrucado entre piedras
Y yo, llorando contigo.
Pluma negra, pluma blanca
¡qué más da!
si todo es nada.
Solo, con tus plumas negras
¡me dabas pena patito!
¡siempre triste, siempre solo!
sin nadie que de cariño.
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Antología de José Luis
¡No temas patito mío!
que mi hada blanca te guarda
cuando crezcas...
... tal vez mañana...
unas plumas de oro y plata.
Pluma negra, pluma blanca
¡qué más da!
si dicen que el alma
ni es negra ni blanca.
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Antología de José Luis
La trompeta de plata
Le vi... subiendo la rúa
estrecha que al monte iba
paso a paso y tropezando
tras herirse en su caída.
Vía de cruz y llanto
quebranto de tarde impía
que sombras cegaban al sol
de luz mortecina y fría.
-¡Cireneo, ven corriendo!-
gritaba el sayón romano
-¡Ayúdale con su cruz!-
en este su último tramo.
Vía de cruz y dolor
vía del ajusticiado
vía de tormento y llanto.
Ya le esperan desoladas
en esa rúa empedrada
su madre y otras mujeres
por el amor traspasadas.
Ya secan su faz teñida
por la sangre que resbala
de esa corona de espinas
que la vida le quitaba.
Le vi... clavar en lo alto
con clavos de envidia y saña.
Negras tinieblas le arropan
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Antología de José Luis
y la tierra se resquebraja.
Tiembla y ruge la tierra
y el velo del Templo rasga.
Llora la madre y el cielo.
Llora la madre asolada
besando unos secos labios
con besos... que son palabras.
¡Pobre madre de este reo
que nació de sus entrañas!
...Y un toque se eleva al cielo
de la trompeta de plata...
...¡El Hijo de Dios, ha muerto!
y su Madre le acompaña.
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Antología de José Luis
Cantares
Mi corazón susurraba
suave como fluye el río
con la luz de la alborada.
Mi noche duerme cansada.
Aromas de rosa y nardo
con brotes tiernos de flor
del olivo y avellano.
Cantar de viento callado.
Parra de uva que retuerce
su subida hacia la altura
desde la tierra silente.
Zureos de una paloma
en sauce llorón que llora
sobre el agua que le ignora.
Caracolea el jinete
sentado sobre la grupa
entre mis trigos de verde.
Mi galopar es mi duende
ya no me asusta la muerte.
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Antología de José Luis
Tarde tornasolada
Se iba vistiendo la tarde
con su tul verde de yedra
peinándose junto al río
que baja por la junquera.
Hermosa estaba la tarde
oliendo a espliego y verbena.
Su torso era la envidia
de una nube pasajera
que sin requerirle nada
le cubrió su piel canela.
Bonita estaba la tarde
mirando su rosaleda.
Rumores dicen que el viento
poco a poco le quitaba
de entre sus pechos sus trenzas
y sin su tul la dejaba.
Qué guapa estaba la tarde
que junto al río bajaba.
Rumores cuentan que ella
de un astro perdida estaba
que su amor Efebo era
y celoso la codiciaba.
Hermosa estaba la tarde
que en el río se bañaba
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Antología de José Luis
Amanecer andino
La noche se retorcía sobre si misma,
dejando escapar entre las rendijas de las nubes,
pequeñas gotas de cristal
que se posaban sobre las laderas adormecidas del valle.
Alguien apagó la luna roja.
La luz de la mañana se resistía,
pero poco a poco, silencio a silencio,
el cielo iba dejando, en el espacio infinito ,
perdidas a las estrellas
Amanecer de hoy que no será el de mañana.
Amanecer de todos y de nadie.
Amanecer en calma.
La luz se hacía espacio
y el cielo se amasaba con el barro de la tierra.
Amaneceres andinos
todos iguales, todos distintos
de cada día, de cada noche,
de cada sol, de cada luna,
de cada rincón del infinito.
Amanecer que cabalgando
se adueñaba de esa cumbre que daba al río
en donde los primeros rayos del sol comenzaban a juguetear
con zigzagueantes pececillos que
Alguien ha vestido con escamas de mil colores
azules, verdes rojos y amarillos.
Amanecer andino
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Antología de José Luis
siempre igual, siempre distinto.
Amanecer que espera
al humeante hilo del fuego que crepita en el hogar
y que se engarza con el aire
para subir en busca de su destino.
Amanecer de cuentos
amanecer de luces, amanecer de ensueños...
de aleteos de colibrí...
de aromas de araucarias...
del ulular de los vientos.
Amanecer andino,
siempre igual, siempre distinto.
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Antología de José Luis
Anochecer del Ande
Las siluetas de las casas
ensombrecían al día
como sombras que gateaban
subiendo por la colina
intentando sobrevivir
en la noche, que era fría.
El sol se estaba cayendo
rojizo y arrebolado
mientras las nubes de espuma
venían para besarlo.
El sol rojo va a dormir
El Ande se ha silenciado.
Se van a dormir los Andes
con su sudario de nieve
que cubre llanura tundra
que gélida brisa mece.
Sueña el Ande allá en la puna.
Sueña la cumbre que duerme.
Y cuando el sol se ha hecho luna
en una noche estrellada
es cuando se oyen lamentos
gimiendo por la quebrada.
Dicen... que en noche de luna
el Inca por el Ande vaga
al son de quena sagrada.
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Antología de José Luis
¡Ay luna! que creas sombras
de pobreza y de amargura
de chozas acurrucadas
que allá duermen en la altura.
¡Ay luna! que creas vientos
que silban en noche helada
donde el ichu verde duerme
con los cóndores y llamas.
¡Silencio, que el Ande duerme!
¡No le pises sus entrañas
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Antología de José Luis
Romance de luna
Noche de lunita blanca
sombra de la noche negra
cuatro jinetes te acosan
por la llanura y la vega.
Cuatro jinetes que corren
con cabalgar altanero
montando caballos blancos
más blancos que los luceros
¡Lunita que te dan caza
los jinetes justicieros!
Capuchas de terciopelo
con espuelas plateadas
monturas que son de oro
con las corazas forjadas.
Van trotando al infinito
sobre la yerba mojada.
Van pisando la llanura
que por la ribera baja.
Parece que ya te alcanzan
¡pobre luna acorralada!
son cuatro amantes heridos
amantes de su venganza.
¡Ay luna! qué es lo que hiciste
al salir en noche clara
paseando por los cielos
sin tu vestido de plata.
Noche de corcel y muerte
noche en que el diablo cabalga
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Antología de José Luis
La niña del olivar
Allá abajo me esperaba
como cantaba el cantar
una tierra que era noble
con aromas de mi olivar.
Eran troncos centenarios
raíces de olivos fuertes
cuidados con el candor
de niña de bereberes.
De cejas negras
y de ojos verdes.
Cantando en el olivar
la niña no estaba al tanto
que el caballo del sultán
trotara cerca del llano.
Presagio amargo
sabor a llanto.
Con su alfanje encorvado
y su turbante agareno
sujeto a su brazo, halcón
con caperuza de cuero
para cazar mis palomas
como señor reyezuelo.
Sombra de muerte
tiñó mi cielo.
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Antología de José Luis
¡Ay, mi pobre palomita
que cuidabas de mi olivar!
Que no querías halcones.
Que sólo querías cantar.
¡Lloroso te lleva el río
que te acompaña hacia el mar!
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Antología de José Luis
Tañido de campana
¡Ay¡ campana de mi torre
que das vida a la llanura
entre mirlos y palomas
que engalanan tu hermosura.
Alegres o lentos toques
que al cielo van con presura.
¡Madre! la campana tañe
ya voltea y redobla
por el bautizo de un niño
con carita de amapola.
Alegre está la campana
parece que danza sola.
¡Madre! la campana tañe
a la luz de débil vela
que alumbra a un cuerpo yerto
y con su madre a su vera
en altar de raso negro
y un órgano que suena.
¡Madre! la campana tañe
por ser domingo de gloria
que se ha casado el amor
con un vestido de novia
unos guantes de satén
y una mantilla española.
¡Ay! toques de mi campana
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Antología de José Luis
de bronce y de sueños hecha.
¡Oye, chopo! ¿Tú la oyes
cuando repica en mi aldea?
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Antología de José Luis
Hablando con mi espejo
Espejo dime quién eres
que yo te diré quien soy
que cuando amanece el día
a mirarme contigo voy.
Sé que tienes vieja magia
de las meigas que te dan
para contarme mi vida
que no te quise contar.
¡Ay, espejo!
el día viene
con caracolas del mar.
Sale el sol y tú reflejas
su luz de fuego cristal.
Sale la luna y con ella
bailamos en mi zaguán.
¡Ay, espejo!
siempre hablas
y no te quieres callar.
Por mi ventana, en la noche
la luna se metió a mirar
no sé si tú la esperabas,
me dijo, que te iba a besar.
¡Ay, espejo!
si tú duermes
la luna se va a enfadar.
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Antología de José Luis
Que tú sólo me acompañas
cuando yo subo al desván
cuando me duermo a tu lado
confiado en tú mirar
que las meigas ya no duermen
y te vienen a contar
lo que me dirás mañana
cuando llegue a despertar.
¡Ay, espejo,
mi viejo espejo!
que siempre cuando te mire,
tú me digas la verdad
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Antología de José Luis
No me di cuenta
Cuando el sol se despertaba
de su letargo y salía
entre nubes acolchadas
poniendo luz a mi vida
que por el camino andaba
entre el valle y la colina.
¡No me di cuenta de nada
cuando el sol me sonreía!
Cuando el jardín de mis sueños
de claveles se llenaba
rojos, blancos y rosados
que se abrían de mañana
para perfumar el aire
que en el silencio silbaba.
¡No me di cuenta de nada
cuando el aire me oreaba!
Cuando gotas de un nube
por mi cara resbalaban
llegando a mis secos labios
que suavemente tocaban
y hasta la yerba caían
y dulcemente posaban.
¡No me di cuenta de nada
cuando el cielo me besaba!
Cuando la luna era luna
cuando la noche era larga
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Antología de José Luis
para dormirme en sus brazos
y acariciarme mi cara
y poco a poco arrullarme
al son de canción de nana.
¡No me di cuenta de nada
cuando mi noche llegaba!
Cuando tú me acompañabas
al lado de sombra mía
cuando subíamos juntos
con nuestros sueños, arriba
al atardecer de tu tarde
al anochecer de mi vida
¡No me di cuenta de nada!
¡Tan sólo que te quería!
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Antología de José Luis
Sueño de estío
Romance que fue de otoño
en fría tarde agrietada
de arado de dura reja
que corta y rasga la entraña
que en su cobijo recibe
semilla que a la vida llama.
Se ha adormilado
acurrucada
deja que duerma
hasta mañana.
Dulce ayer que ya es hoy
de un Febo que cabalga
dando calor a la tierra
que el otoño ya preñaba
y salen los primeros brotes
de yerba verde y mojada.
Salió pequeña
adormilada
salió en silencio
rompiendo el alba.
Las mieses ya se han dorado
con Febo que las guardaba
y las viste con el oro
de sus rayos que abrasan
espigas que se han juntado
y entrelazadas se abrazan.
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Antología de José Luis
Besan el aire
que las peinaba
con peine de oro
mango de plata.
El segador va llegando
cantando con su guadaña
y el trigo se va quedando
sin respiro allá en su alma.
¡Segador! ¡No me hagas daño
con tu hoz muy afilada!
Corta que corta
sudor que empaña
rasga que rasga
con la guadaña.
Murió la tarde
que se apenaba
junto al estío
que al fin lloraba.
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Antología de José Luis
MADRESELVA
Oigo tu respirar
subiendo por mi ventana
abierta, para que entres
con la luz que te acompaña.
Madreselva verde,
madreselva blanca,
¡siempre tan guapa!
Con tu trepar te has cansado
y te veo fatigada,
con tus suaves violetas
perfumando la mañana.
Me dicen de ti madreselva,
que entras por las mañanas
por los balcones abiertos,
para arropar con tus ramas
esos amores de ensueño
que duermen en las estancias.
¡Qué bonita que eres,
y qué guapa!
Te siento alegre y contenta
cuando suena la guitarra
que tocan, mientras tu trepas
por mi pared floreada.
¡Me has devuelto la alegría
que perdí, cuando no estabas!
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Antología de José Luis
CORAZÓN DE POETA
Creador de nocturnos sueños
de ilusiones y nostalgias,
de palabras que respiran,
violetas encantadas.
Sueños de mis sueños,
en mis noches embrujadas.
Creador de hilos de plata,
donde cisnes son las hadas;
los nenúfares son duendes,
que se aman bajo las aguas.
Poeta, dulce poeta,
de sirenas plateadas,
de noches, luna azulada,
cielos de aurora alargada.
¡Poeta! de amor de niño,
de un niño que ya fue amante,
de una hoja caída,
por beso mortal del aire.
¡Ay! poeta de mis sueños,
en el morir de la tarde.
Pintor de una mar en calma,
de una montaña sagrada,
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Antología de José Luis
de un arpa que Eolo pulsa,
en una esquina olvidada.
De una flor que se deshoja,
de un día que no se acaba,
de una noche que no amanece,
de un sol sin luz y sin llamas.
¡Poeta! creador de sueños
de sueños de llanto y dolor,
tiñendo espinas de rosas,
con sangre roja de amor.
¡Poeta! ¡Ay mi poeta!
que tus versos han dejado,
junto a mi tumba, una flor.
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Antología de José Luis
SE LLAMA? ILUSIÓN
Se columpia mi Ilusión
en la luna cuarteada;
mira atrás y yo la empujo,
la sonrío y ella calla.
Lleva nombre de mujer
de mujer enamorada,
por el aroma del tiempo
que la dejó embrujada.
Tiene los ojos castaños,
labios rojos de ensueño,
rostro de color tostado,
manos finas, pelo negro.
No sé, si podré sin ella
besar estrellas doradas,
subir por las altas cumbres,
bajar por rotas quebradas.
¡Ven conmigo! a adentrarnos
en el mar donde se bañan,
con las aguas color cielo,
las sirenas encantadas.
No puedo sentirte cerca
cuando estrecho tu cintura,
tampoco puedo abrazarte
cuando se apaga la luna.
De tu querer e ilusiones,
¡Ilusión! nunca me hablas,
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Antología de José Luis
tus palabras son silencios
que en las noches me acompañan.
Cuando te miro, te escondes,
cuando me miras, me abrasas,
cuando quiero hablar contigo,
enmudecen mis palabras.
¡Ilusión, aunque así sea!
¡no me dejes! ¡no te vayas!
Cuando mis ojos se cierren,
cuando mueran mis palabras,
cuando ya me estén llevando
entre cuatro rosas blancas...
¡Ilusión, cuando así sea!
¡no me dejes! ¡no te vayas!
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Antología de José Luis
SE PERDIÓ LA NIÑA
Se perdió la niña.
¡Se perdió!
Con su carita de rosa,
con sus rizos dorados,
con sus ojos verdes
con sus veinte amapolas.
¡Se perdió!
Caminando en la noche
con su cesta,
con su luna
con su clavel en el pelo.
¡Se perdió!
Besada por el viento,
por el monte,
por el río,
por un amor despechada,
por una luna apagada,
¡Se perdió!
Gritando a su amor
en la noche, que era luna,
en el día, que era sol,
buscando a su amor.
¡Se perdió!
Él, en corcel galopando,
ella, descalza y andando.
a los cielos preguntando,
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Antología de José Luis
LARGO AMOR
En un rincón de la noche,
Maite, lloraba
y el aire con sabor salado,
su piel besaba;
la barca salió de mañana
en la alborada.
Lo vientos la iban llevando
muy suavemente,
al ritmo que da el bogar
hacia el poniente,
donde la mar, besa al cielo
muy de repente.
tu amor se perdió en la mar
entre sueños de esperanza,
entre silbos de sirenas
que hacia las rocas arrastran.
¡Pobre Maite! en la ventana
está esperando,
que llegue muy pronto el día,
para besarlo...
Siguió esperando la niña,
al día, que al fin llegó...
cargado de negras nubes
que a las olas enlutó.
¡Hay dolor! que vas llorando
por la playa de la mar,
no esperes que el día traiga
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Antología de José Luis
a tu amor, que fue a pescar.
Triste amor, que no ha venido...
que se perdió en su bogar,
que su ataúd, fue su barca
y su mortaja, la mar.
¡Ay mi Maite! ponte el velo
de negro, que tu guardabas,
para el bautizo del hijo
que llevas en tus entrañas.
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Antología de José Luis
PATIO MORISCO
¡Qué bien que se ve tu patio!
¡qué bien que se ve tu fuente!
con el agua cristalina
donde la luna se duerme.
¡Qué bien que huelen tus rosas!
con claveles perfumando,
a esa tarde moruna,
con el almuecín rezando.
Patio de paredes blancas
con los balcones cerrados,
las ventanas entornadas,
con unos ojos mirando.
Patio de paredes blancas
de cal y luna pintadas,
con aromas de azafrán
y de lavandas moradas.
Un membrillo ha nacido
al lado de un limonero,
arrullado por la albahaca,
el tomillo y el romero.
¡Qué moruno que es mi patio!
con flores de crisantemo,
con la verde madreselva,
a la sombra de un enebro.
¡Hay patio de mis recuerdos!
de tanto amor perdido,
de tanta flor desojada,
de tanto clavel herido.
De petunias y gardenias,
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Antología de José Luis
de gladiolos y lavandas,
que se despiertan y duermen
entre tus paredes blancas.
Mi niña, salió al balcón
para regar su gardenia,
y por fin la vi el color
de sus ojos azul perla.
¡No salgas, mi niña, al sol!
¡espera, que la tarde duerma!
que el muecín enamorado,
está llorando en tu puerta.
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Antología de José Luis
ELEGÍA A LA MUERTE DE PACO DE LUCÍA
Se quebraron las cuerdas
se rompió el amor,
la noche llovió llanto,
rota de dolor.
La silla quedó vacía,
la guitarra enmudeció,
la luna saltó en pedazos
y nadie los recogió.
La noche se quedó sola,
en el zaguán del amor.
Las cuerdas ya no bailaron
entre tus dedos,
el dolor se hizo mar,
de espuma y cielo.
Guitarra, guitarra mora
ya no oigo tus lamentos,
cuando tus cuerdas vibraban
de triste amor sediento.
Tu cabalgar ha cesado
con tu jinete ya muerto.
¡Qué fría quedó la noche,
sin tu vibrar!
¡Qué solo quedó el día,
sin tu cantar!
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Antología de José Luis
Por esos cielos gitanos,
de cante jondo y hogueras,
se oían tus coplas de oro
y amanecían estrellas.
Dolor de cuerdas sin amo,
dolor de unas cuerdas muertas.
Guitarra de saraos y zambras,
de Aranjuez, palacios reales,
guitarra de mar y puerto,
de embrujos de noche y cante.
Tu cantar se ha vuelto llanto,
cuando se murió la tarde.
Sola ya te has quedado
con tu lamento,
guitarra presa de luna
y sufrimiento.
Cuatro cirios quedaron
guardando tu cuerpo yerto,
con una cruz sola y sin nada,
ni siquiera un Cristo muerto.
¡Tanto dolor! ¡tanto llanto!
¡tanto desgarro por dentro!
¡Ay guitarra, triste y sola!
¡Se fue... sin tu último beso!
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Antología de José Luis
UN SUEÑO
Huele a incienso y a romero,
huele a cielo;
el viento viene desnudo,
sin su velo.
El día llama a la noche,
que se muere,
en un cielo cubierto,
de aguanieve.
Me llevo la tarde encima,
con mi sombra,
que pesa ¡ay, como pesa!
mi alforja.
La brisa de caña y hierba,
se cimbrea,
columpiándose en las ramas,
de una higuera.
La niña con su melena
de seda,
se puso a besar al sol,
en la arena.
El sol de tiñó de rojo
al verla,
y se tendió con ella...
¡ay, morena!
A lo lejos, se oye un toque
de campana,
mientras la luna se pone
blanca, blanca.
La noche duerme en el llano,
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Antología de José Luis
muy al raso;
estrellas la van mirando,
a su paso.
Huele a rosas, huele a azahar,
y a laureles;
huele a tomillo, huele a verbena,
y a claveles.
Los jazmines se han dormido,
con las rosas;
al lado de violetas,
y acerolas.
Quiero dormir en mi prado
de abedules;
quiero llamar a los vientos
y a las nubes.
Quiero llamar a mis lunas,
una a una;
quiero dormir en la noche,
con la bruma.
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Antología de José Luis
PASIÓN DE ZOCO
Me cuentan que te robaron,
cuando te fuiste al mercado:
tus pestañas negras,
tus ojos castaños.
¡Dichoso ladrón de sueños,
ladrón de engaños!
Me dicen que tu cintura,
se balanceaba entre flores,
las flores que te tiraban
con requiebros de amores.
Que ellas, te despreciaban
con envidia y con descaro,
y que ellos miraban tus labios
de mora, muy bien pintados.
¡Agraciado ladrón
de besos robados!
¡Ay, niña! cuando te fuiste
a comprar las dulces uvas,
todos, te las regalaban
con mil luceros y lunas.
Más que comprar, vendías
ilusiones, que no amores,
ceñida con tu vestido
de verde y rojos colores.
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Antología de José Luis
¡Por do pasabas
nacían flores!
Tus ojos, dos azabaches
de luceros en crisol,
que al andar tú por el Zoco
eclipsaban la luz del sol.
¿Recuerdas cuando compraste
de seda, tu pañuelo verde?
la tierra y el sol se paran
para vértelo en tu frente.
¡Ay! niña de mis amores
ya no me digas... ¡que no!
que sin tus ojos, yo muero,
que no me digas ¡que no!
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Antología de José Luis
NOCTURNO DE CHOPIN
Nació la noche
naciendo,
al son de un piano,
que acompañaba
al viento.
Noche de nocturno
y fuga,
noche de danza
y espuma,
noche de amor
y luna.
Piano de negra cola,
de noche clara;
piano de Chopin
que a la noche llama,
junto a la mar
que en la orilla aguarda.
Filigranas de arpegios
colgando
de entre nubes y estrellas
jugando,
con melodías y caricias
que en la playa,
iban quedando.
Silencio de noche
extraña,
de tecla negra
y blanca;
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Antología de José Luis
armonía y magia
que acompañan
a la luna y al mar,
que se acarician
y abrazan.
Noche de nocturno,
noche sin bruma,
noche de amor,
noche de luna.
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Antología de José Luis
ELEGÍA A LA NIÑA CIEGA
Reguero de luz
cayó en el foso,
de una mirada
de verdes ojos.
¡La luz se fue,
envuelta en rojo!
La niña se quedó sola
junto al calor de unas brasas,
junto a la luz que se iba
por unas calles amargas.
¡La luz se fue,
se escapó el alma!
Sus dedos finos,
de piel muy blanca,
se deslizaban
por su ventana,
llamando al día.
que terminaba.
Verdes tienes tus ojos
que miran y no ven nada,
¡qué pena mes das mi niña!
¡ni siquiera ven tu cara!
que tu espejo mira y calla
y llora sin decir nada.
¡Qué pena me das mi niña,
mirando por tu ventana!
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Antología de José Luis
Tus ojos miran
noche cerrada,
la luz se muere,
se muere el alba.
¡Ay! mi niña de mis sueños,
en esa noche callada,
en esa noche infinita
sin luz, con fuente sin agua.
No podías ver el lago
que la luna plateaba,
con nenúfares dormidos
y cisnes de plumas blancas.
¡Ay mi niña! de ojos verdes,
de pupilas dilatadas.
¡Me das pena, mucha pena,
de que no puedas ver nada!
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Antología de José Luis
FANTASÍA POÉTICA
En la ladera del monte
yo tengo un huerto,
con claveles de colores
y crisantemos,
con dalias y con gardenias
y verdes fresnos.
¡Sabes!...
Yo les hablo cuando riego
con agua clara,
en la noche, al sonar
de una campana
del pueblo, que se adormila,
tras la montaña.
¡Sabes!...
También allí tengo un cedro,
con un castaño,
que a veces duermen juntos
con el ailanto,
("árbol del cielo", que dicen,
haber llamado)
y a dormir voy con ellos,
por un atajo,
que tan sólo yo conozco,
camino abajo.
¡Sabes!...
Tengo un huerto con estrellas,
de luz amarilla y grana,
que se encienden y se apagan;
yo les hablo y ellas me hablan,
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Antología de José Luis
en voz muy baja,
y con sus luces me besan,
y se me escapan,
cuando al oído me dicen:
-¡hasta mañana!
¡Sabes!... yo tengo un huerto
de violines encantados,
de arpas que suenan solas,
con laúdes de madera y llanto,
con mariposas azules,
volando entre mis naranjos.
¡Yo tengo un huerto,
camino abajo!
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Antología de José Luis
ROMANCE DE LA VIÑA VERDE
Septiembre se hacía verde
y nació con la mañana,
perdido entre los caminos
de un pueblo de casas blancas.
El gallo de cresta roja,
la gallina acurrucada,
los polluelos, anda que andan
por el zaguán de la casa.
Los hombres se hicieron hombres,
los niños, correteaban,
las mujeres en el fuego,
el pan horneando estaban.
Hacia la viña salieron
con sus lucientes navajas,
acelerando su paso
entre atajos y quebradas.
Las viñas recién despiertas
con la luz clara del alba,
a lo lejos divisaron
resplandores de cien dagas.
Uva negra, uva blanca,
de Septiembre y de mañana,
besaban su racimo
y a su cepa verde clara.
-"¡Vendimiador, no me cortes
con tu cuchilla afilada,
que yo, te daré mi vino,
sin que tú me dañes nada!"
La navaja, corta y corta
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Antología de José Luis
uva negra, uva blanca,
y un sarmiento que verdea
enlazado en viña parda.
Los viñedos se han dormido,
junto al río que los lava
la sangre, que les desangra
al filo de una navaja.
Septiembre se hizo verde,
y nació muy de mañana.
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Antología de José Luis
CANTAR DE OTOÑO
CANTAR DE OTOÑO
El río baja rodando
entre piedras y chumberas,
la aurora se está lavando
su vestidito de seda.
¡El río se está llevando
las hojas y flores muertas!
La lluvia se hacía canto
al salpicar en la tierra,
el aire se hacía verso
al bajar por la dehesa.
¡Lluvia de color y canto,
lluvia de olor a yerba!
El otoño se ha pintado
la cara color frambuesa,
y sus ojos marrón castaño
se han vuelto de rosa perla.
¡Qué pintón que está mi otoño,
entre amarillo y melva!
Se ha rodeado de hojas
y de algunas ramas secas,
con ardillas que se esconden
entre el roble de la alberca.
¡El otoño se adormila,
en la hiedra que se seca!
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Antología de José Luis
Mi otoño ya se ha colgado
de una luna con estrellas,
y se ha puesto a cabalgar
en la cola de un cometa.
¡Pronto ha venido mi otoño,
a jugar con su veleta!
Tengo miedo que el otoño
se recueste en la olmeda,
que la dejará sin flores,
sin aroma de verbena.
¡Las hojas ya se adormecen,
para morir en la arena!
¡El otoño ya ha venido,
con lluvia de olor canela!
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Antología de José Luis
RECOSTADA EN LA BAHÍA
Recostada en la bahía
con sus remos de bogar,
con dos velas muy pequeñas
y un candil sin apagar,
rodeada de gaviotas
que la han venido a besar.
¡Qué bonita que es mi barca,
cuando se mece en la mar!
La agua está muy tranquila
que dormidita ya está,
y la espuma de una ola
a mi barca va a arropar,
¡que la luna no calienta,
cuando se acuesta en la mar!
¡Qué bonita que es mi barca,
en una noche lunar!
La bahía tiene luces,
unas vienen y otras van,
siguiendo el ritmo del baile
que el viento las quiere dar,
como a cuerdas de guitarra,
que una mano hace vibrar.
¡Qué bonita que es mi barca,
en el agua de cristal!
La noche, duerme que duerme,
con la luna y con la mar,
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Antología de José Luis
balanceándose entre flores
que el agua ¡quema con sal!
...¡tiradas por una niña
que no dejó de llorar!
¡Qué bonita que es mi barca,
que no sabe, qué es llorar!
Mi barca, sueña que sueña
¡no sé! ¡qué podrá soñar!
si con un barco de vela
que la ha venido a besar,
o con la luna que duerme
desnuda sobre la mar.
¡Qué bonita que es mi barca,
con ansias de libertad!
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Antología de José Luis
ELEGÍA A LA MADRE
Por el sendero, la madre,
sube pisando abrojos,
con un niño entre sus brazos,
... con igualitos los ojos.
Ojos claros
que la miran,
en noche de olivos rotos.
Sube ya la virgen madre
por el camino, doliente,
cubierta con velo negro
y pena de penitente.
Duerme el hijo
en sus brazos
tranquilo, al sol poniente.
Pasa el monte, pasa el río,
que el agua cansada baja,
y ella sube entre las zarzas
que la queman y la abrasan.
Sube ya , la virgen madre,
por el camino, descalza,
... va llegando hacia una Cruz
... ¡a pedir justicia humana!
Duerme el niño
que ha nacido,
con su madre, que lo abraza.
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Antología de José Luis
¡Madre en la noche!
¡madre sin nada¡
...su amor se fue,
... antes que el alba.
La Cruz tiene un candil
de una vela mortecina,
que dejan ver unas llagas
y una corona de espinas.
La noche, junto a la Cruz,
se ha vuelto color de rosa,
para cubrir a los dos,
con manto de luna roja.
¡El niño duerme en los brazos,
de una madre que está sola!
¡La noche pide justicia,
a un Cristo! ... que al niño toca.
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Antología de José Luis
HUIDA DE LUNA
Caballos de crines negras,
caballos de crines blancas,
trotando con sus jinetes
con sus espadas y adargas;
quieren robarte del cielo,
y embozarte entre sus capas.
¡No quieren que des más luz,
que la luz... les daña el alma!
Cómo trotan los jinetes
para poder alcanzarte;
cómo azuzan sus caballos
por caminos siderales,
para apagarte tu luz,
y dejar oscuro el valle.
¡Huye mi luna lunita,
por el agua del estanque!
Te quieren robar del cielo,
para hacer con tus entrañas,
collares para su amante,
adornos para su espada.
¡Te quieren robar, mi luna,
que la noche, ya se acaba!
Huye pronto luna mía,
que tus luceros te aguardan,
ellos te esperan en campos,
de luciérnagas doradas,
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Antología de José Luis
para que puedas dormir
entre sábanas de holanda,
entre estrellas que te cuidan
y cometas que te guardan.
¡Huye de negros jinetes,
por la cornisa del alba!
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Antología de José Luis
EL ÉBOLA SE VOLVIÓ LOBO
Caminos de harapos rotos,
caminos del sol perdidos,
caminos de luz doliente,
caminos de sangre heridos.
Vulcano en sus calderas,
a un monstruo ha parido;
el día se hizo pantano,
de lodo, sangre y martirio.
La noche se volvió roja,
en un cielo dolorido.
El ébola salió a cazar...
con los lobos y los perros,
en una noche sin luna,
cuando sólo vuelan cuervos.
Se escondieron en las chozas
por las esquinas del hambre,
acechando entre las tumbas
de esqueletos ambulantes,
que buscan entre basuras,
migajas que tira el aire.
El desierto se hizo llanto,
la luna se volvió negra,
la miseria tomó vida,
¡la vida quedó muerta!
El ébola se volvió loco,
loco de carne y de sangre,
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Antología de José Luis
entre aullidos de los lobos
y luz de luna menguante.
¡El ébola se vistió de lobo!
que el buen Francisco le amanse,
como amansó al de Gubbio,
en un rincón de la tarde.
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Antología de José Luis
DUERME LA NOCHE
La noche se fue a dormir
muy tranquila y sosegada,
con su pijama de estrellas,
entre sábanas bordadas;
y una almohada que acaricia
su cabecita cansada.
Cuando se duerme la noche,
ya no cantan las cigarras.
La noche se fue a dormir
cuando cerró su ventana,
cuando la luz se apagó
del quinqué que la alumbraba,
con cristales de lunares,
azules, verdes y gualdas.
Cuando se duerme la noche,
se desnudan las palabras.
La noche se fue a dormir
en el patio de mi casa,
junto al perfume de hiedras,
y al olor de mis naranjas;
solita se quedó dormida,
jugando con las guirnaldas.
Cuando se duerme la noche,
se enamoran las cucardas.
La noche se fue a dormir
con una luna terciada,
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Antología de José Luis
flotando sobre la mar
con un velero que pasa,
con sus velas muy silentes,
para así, no despertarla.
Cuando se duerme la noche,
las algas del mar se abrazan.
La noche se fue a dormir
en la montaña nevada,
en el hueco de unas piedras;
con sus manos en la cara,
con sus piernas encogidas
y su boquita cerrada.
Cuando se duerme la noche,
ya no hablan las campanas.
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Antología de José Luis
PIEL CANELA
A niña de piel canela,
el viento verde acaricia,
y la levanta la falda,
cuando juega con la brisa.
Jugando a la fuente llega,
donde la calandria bebe,
sorbitos de un agua clara,
y sorbos de un sol naciente.
- ¡En ramas del olivar,
hay una oliva que duerme!
Cuatro cabezas de caños
entre salen de su vientre,
y en los chorros de agua fresca,
lava la niña su frente.
Grita el aire dolorido
por la ladera que baja,
con cien cascos de una jacas
que doliente yerba arrasan.
-¡ No me digas que la yerba,
no llora cuando la rasgan.!
Azuzadas por el viento,
tienen sed y no reparan
en los gritos y lamentos
de la yerba machacada.
... En la fuente vieja beben
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Antología de José Luis
a lametones el agua,
mientras la niña acaricia
sus crines de nieve blanca.
La niña de piel canela,
de cara morena y guapa,
deja que sus jacas vean
su carita de gitana.
-¡La oliva siguió durmiendo
del olivar en la rama!
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Antología de José Luis
ELEGÍA A UN ÁRBOL SECO
Fuiste perdiendo tus hojas
verde oliva;
te dormiste sin quererlo,
... aquel día.
Amargo sabía el aire
cuando se aletargó el sol;
dolido y viejo quedaste,
cuando el otoño llegó.
¡Que dolor y qué amargura,
sin tu luna!
que a dormir siempre venía
con presura,
y a mecerse entre tus ramas,
como un duende,
acariciando las hojas,
de tu frente.
¡No verás el nuevo día,
ni a la nueva primavera,
ni a la ardilla juguetona,
ni al juncal de la rivera.
El otoño de colores
te ha robado,
tu juventud, con los brotes
de un pasado.
¡Triste dolor! que tus ramas
ha quebrado,
y a tus pies se pudrirán,
junto a tu lado.
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Antología de José Luis
Dormirás con los árboles añosos,
en lugares que tan sólo tú conoces,
donde nacen las auroras boreales,
donde mueren las estrellas y los soles.
¡Ya no verás más, los copos
de la nieve,
ni la lluvia de las nubes
de septiembre,
ni oirás el silbo sinuoso
de serpiente,
ni el aullido de los lobos
por tu muerte!
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Antología de José Luis
DORMIDITA TE ENCONTRÉ
En un recodo te encontré
de mi vida en el camino,
revestida de laureles
de jazmines y de lirios.
Tu pelo
muy rojo
cobrizo.
Las sombras de los cipreses
vinieron para vestirte,
amarillos limoneros
con guirnaldas a ceñirte.
De una flor
pétalo
fuiste.
Entre aromas de azafrán
debajo de nube blanca,
el aire sólo cubría
tu piel de rosa y malva.
Flor de ayer
que muere
mañana.
Dormidita te encontré,
dulce efebo te arropaba
con sueños de hadas y duendes
que contigo jugueteaban.
En busca
de luna
dorada.
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Antología de José Luis
En la tarde te encontré
en el camino que pasa
al lado de un río grande
donde el amor se baña.
Te miré,
desnuda,
sin nada.
La tarde se fue tiñendo
del color que el sol pintaba,
entre azules azulones
entre el rosa naranja.
Dulce amor
dormido
al alba.
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Antología de José Luis
CAMPANA DE MI DEHESA
Quiero oír a mi campana,
cuando el cielo
me despierta,
cuando vuelan golondrinas,
con sus alas
por mi puerta,
cuando lentos caracoles,
que se arrastran
por la tierra,
cuando el rocío de flores,
toma forma
de una perla.
Quiero oír a mi campana,
cuando toca,
cuando reza,
con su toque de mañana,
con la yerba
que despierta,
cuando las aves ya vuelan,
de sus nidos
por la olmeda,
¡Cuando tú abres la ventana,
con tu enagua
color fresa!
Quiero oír a mi campana,
cuando se abre
una puerta,
¡que mi niña va a la iglesia,
con un clavel
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Antología de José Luis
en su trenza,
con su cintura afilada,
con caderas
muy bien puestas,
¡Muy vestida! ¡muy peinada!
con el andar
de una reina.
Quiero oír a mi campana,
cuando gira
la veleta,
cuando el aire se enamora,
de mi niña
con peineta,
y se va junto al altar,
que una Virgen
ya la espera.
¡Que bien toca mi campana,
con mi niña en su iglesia!
¡Quiero oír a mi campana,
cantando por mi dehesa!
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Antología de José Luis
SILENCIO EN GRANADA
Los manantiales se secan,
los manantiales no hablan,
¡déjales que se entretengan!
con su hablar y sin palabras.
¡Sale la luna,
a ver Granada!
Silencio de cuesta arriba,
silencio de nube baja,
silencio de una gardenia,
en rejas de una ventana.
¡Guarda silencio
que el sol se apaga!
Silencio guarda una torre,
una torre de Granada,
silencio guarda el Darro,
cuando acaricia la Alhambra.
¡Llora un sefardí!
¡Llora Granada!
El viento guarda silencio,
en recodo de montaña;
el día guarda silencio,
cuando la noche le llama.
¡Guarda silencio
que el viento amaina!
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Antología de José Luis
Silenciosos naranjales,
con brotes de verdes ramas,
esperan la nueva luna
toda pintada de plata.
¡En el silencio,
duerme Granada!
Un ciprés guarda silencio,
sobre una tumba sellada,
con una cruz que da sombra,
a una losa abandonada.
¡Duerme la noche,
en losa blanca!
La nieve cae a pedazos,
donde el infinito acaba,
donde tiene su origen,
el silencio sin palabras.
¡El cielo nieva,
sobre Granada
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Antología de José Luis
ELEGÍA DE ALMAZARA
Con las sombras de la noche,
negros caballos cabalgan;
la noche se volvió negra,
la luna se puso blanca.
En cortijo de la sierra,
entre olivos y almazaras,
hay una estrella que brilla,
con lucero que la guarda.
La niña se fue a bañar,
en el agua de la poza;
la luna se descolgó,
por una cornisa rota.
La doncella está desnuda,
¡ay, amor, porqué te bañas!
trotando vienen caballos,
con la muerte entre sus patas.
La noche se hizo cielo,
con la niña que se baña
sin la ropa, que ha colgado
en una estrella dorada.
La noche viene cayendo,
¡ay, que rápido que baja!
para ver a dulce niña,
desnudita sobre el agua.
¡Yo no sé a quién espera!
¡yo no sé lo que le pasa!
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Antología de José Luis
la luna tiene su embrujo,
cuando al cortijo baja.
¡Ay, como llora el viento!
¡cómo ruje la almazara!
¡cómo lloran los olivos!
¡cómo se quejan sus ramas!
¡Solo se quedó el cortijo!
¡solo con su almazara!
¡sola se quedó la noche,
con la niña bajo el agua!
¡Mira que oscuro se pone
el cielo, sin luna blanca!
¡sin la niña que ha quedado,
dormidita bajo el agua!
¡Solo se quedó el cortijo,
llorando, con su almazara!
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Antología de José Luis
SEGUIDILLA AL VIENTO
Amanecía el día
color frambuesa;
volando lleva el mirlo,
cantando lleva,
el mensaje de una hoja,
amarilla y seca.
Caracolea el aire,
caracolea;
se balancea el olmo,
se balancea;
el viento se aroma,
con la verbena.
Mis ojos ya no miran,
tan sólo lloran;
mis brazos ya no abrazan,
tan sólo imploran;
las doce han sonado,
y el viento sopla.
La luna llena, encendía,
oscuro cielo,
y el fuego de su hechizo,
derrite el hielo,
del lago de unos cisnes,
de blanco cuello.
¡Cierra tu puerta niña!
que el aire pasa,
arañando tu frente
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Antología de José Luis
con uñas largas;
¡cierra tu puerta niña!
que el viento araña.
Sendero que vas andando,
haciendo senda;
mi palabra ya es viento,
polvo y arena;
mi silencio es palabra,
que el eco lleva.
El viento lleva rosas,
y yo, claveles,
cuando beso a mi niña,
entre las mieses,
con el trigo de espiga,
dorada y verde.
¡El viento, lleva rosas,
y yo, claveles!
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Antología de José Luis
FANTASÍA POÉTICA
En la ladera del monte
yo tengo un huerto,
con claveles de colores
y crisantemos,
con dalias y con gardenias
y verdes fresnos.
¡Sabes!...
Yo les hablo cuando riego
con agua clara,
en la noche, al sonar
de una campana
del pueblo, que se adormila,
tras la montaña.
¡Sabes!...
También allí tengo un cedro,
con un castaño,
que a veces duermen juntos
con el ailanto,
("árbol del cielo", que dicen,
haber llamado)
y a dormir voy con ellos,
por un atajo,
que tan sólo yo conozco,
camino abajo.
¡Sabes!...
Tengo un huerto con estrellas,
de luz amarilla y grana,
que se encienden y se apagan;
yo les hablo y ellas me hablan,
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Antología de José Luis
en voz muy baja,
y con sus luces me besan,
y se me escapan,
cuando al oído me dicen:
-¡hasta mañana!
¡Sabes!... yo tengo un huerto
de violines encantados,
de arpas que suenan solas,
con laúdes de madera y llanto,
con mariposas azules,
volando entre mis naranjos.
¡Yo tengo un huerto,
camino abajo!
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Antología de José Luis
ME HAN CONTADO
¡Me han contado!...
Que cuando la noche cierra,
te duermes junto al naranjo,
el de las naranjas rojas,
el de los jugosos gajos,
el que te cuenta historias,
de moros y de cristianos,
y tú, le cuentas tu vida,
¡pero sin decirle tanto!
¡Me han contado!...
Que cuando abres tu ventana,
una garduña ya viene,
muy despacito en la sombra,
cuando la luna se enciende,
y empina sus naricitas,
muy abiertas , para olerte,
y tú, te quedas mirando
su pelo, obscuro y de nieve.
¡Me han contado!...
Que a lo lejos ves el mar
donde beben las estrellas,
y se bañan con las olas,
en agua salina y seca.
¡Qué envidia las tienes, niña!
cuando las ves más de cerca,
y ves como juguetean
muy cerquita de tu puerta.
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Antología de José Luis
¡Me han contado!...
Que salió tu corazón,
en la noche, ¡desbocado!
al encuentro de un amor
que te había ya olvidado,
y empedraste rúa obscura,
de perlas y de alabastro,
... de un gemir, que daba pena,
... de un grito, que daba llanto.
¡Me han contado!...
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Antología de José Luis
DUERME LA NOCHE
La noche se fue a dormir
muy tranquila y sosegada,
con su pijama de estrellas,
entre sábanas bordadas;
y una almohada que acaricia,
su cabecita cansada.
Cuando se duerme la noche,
ya no cantan las cigarras.
La noche se fue a dormir
cuando cerró su ventana,
cuando la luz se apagó
del quinqué que la alumbraba,
con cristales de lunares,
azules, verdes y gualdas.
Cuando se duerme la noche,
se desnudan las palabras.
La noche se fue a dormir
en el patio de mi casa,
junto al perfume de hiedras,
y al olor de mis naranjas;
solita se quedó dormida,
jugando con las guirnaldas.
Cuando se duerme la noche,
se enamoran las cucardas.
La noche se fue a dormir
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Antología de José Luis
con una luna terciada,
flotando sobre la mar
con un velero que pasa,
con sus velas muy silentes,
para así, no despertarla.
Cuando se duerme la noche,
las algas del mar se abrazan.
La noche se fue a dormir
en la montaña nevada,
en el hueco de unas piedras;
con sus manos en la cara,
con sus piernas encogidas
y su boquita cerrada.
Cuando se duerme la noche,
ya no hablan las campanas.
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Antología de José Luis
EN MI VENTANA
Se ve una estrella
en mi ventana,
se ve al lucero
que la a compaña.
Se ve una flor
que se sonroja,
cuando un clavel
la ve y la toca.
Se ve la alondra
por mi ventana,
se ve a la luna
de porcelana.
Y se oye el canto
de una cigarra,
que sobre el pino
canta que canta.
Se ven la viñas
de uva temprana,
se ven olivos
de oliva blanca.
Se ven pinares
de verdes piñas,
se ven jugando
aires y brisas.
Se ve un río
que baja y baja,
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Antología de José Luis
que arrastra flores
y secas ramas.
En mi ventana
el gallo canta,
cuando la aurora
con luz se baña.
En la mañana
por mi ventana,
se ve un lucero
cuando se apaga.
¡Feliz el gallo!
¡feliz el alba!
¡feliz quien mira,
por mi ventana!
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Antología de José Luis
PALETA DE COLORES
Nubes que apagan el día,
que sin luz ya se obscurece,
dejando ver los reflejos,
de un sol que languidece,
pintado de cian turquesa,
entre las cumbre de nieve,
junto a un marrón de borgoña,
y un magenta fucsia y verde.
Nubes que ahogan el día,
nubes que van y vienen.
Ay, paleta de mi otoño,
con paisajes de aguafuerte,
no te vayas de mi mano,
que mi verso se adormece,
que los cielos ya no brillan,
y los aires enmudecen,
déjame pintar mi valle,
con el cántaro en la fuente.
¡Déjame pintar mi valle
donde nacen los claveles!
Mi paleta es de madera
que pudiera ser un libro,
cuando serraron el árbol,
con sierra de hierro fino.
Mi paleta es de colores,
verdes rojos y amarillos,
amarantos y carmines,
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Antología de José Luis
melvas, blancos e índigos.
Mi paleta tiene letras,
como las hojas de un libro.
Y cuando termina el día,
ya se cansa y se adormece,
entre un color apagado,
y una luna que decrece;
la noche ya se hace grande,
con mi cántaro y mi fuente,
con unos luceros fríos,
que han salido en el poniente.
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Antología de José Luis
ROMANCE DA LA JACA BLANCA
Zocodover se engalana.
con colores de oro y gualda,
con farolillos de China
y banderitas pintadas.
Hoy es fiesta de la Virgen,
la de la Virgen morena,
que de su ermita la traen,
descalcitos por la arena.
Vestida de faralaes,
a lomos de jaca blanca,
la gitana de Granada,
hacia la plaza cabalga;
con su clavel en el pelo,
con sus mejillas rosadas,
con negro caracolillo,
que por la frente le baja.
El jinete que la lleva,
va orgulloso con su carga,
con sus espuelas de plata
y chaquetilla dorada;
que la gente mira y mira,
con una envidia muy sana;
¡quién pudiera estar trotando,
con la gitana en la jaca!
Se ha incendiado Zocodover
al paso de la gitana,
con un clavel en el pelo,
y un corpiño que ajustaba,
a su cintura ondulada.
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Antología de José Luis
La plaza se ha silenciado,
con el paso de la jaca,
que a trote corto ya iban,
caracoleando sus patas.
¡La plaza gritó en silencio!
cuando la guapa pasaba,
con su clavel en el pelo
a lomos de jaca blanca:
-¡Ahí va, la gitanilla,
de Triana, la más guapa!
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Antología de José Luis
RECUERDOS OCULTOS
En mi caja de madera,
?tengo un silencio guardado,?
que hablará, cuando me muera.
Que no quiero que lo sepan,?
que no quiero que lo oigan,?
que no quiero que lo vean.
También tengo una libreta,?
con palabras silenciadas,?
entre mil rayas y letras.
Con una nariz muy negra,?
tengo un oso de peluche,?
hecho de algodón y tela.
También tengo una muñeca,?
con cara de porcelana,?
y piernas de trapo y seda.
Tengo un plumón de cigüeña,?
tengo el pico de una garza,?
y la piel de una culebra.
En mi caja de madera,?
guardo recuerdos de un niño,?
en un cuadro de acuarelas.
Tengo ramas de una hiedra,?
tengo pétalos de flores,?
tengo miel de mi colmena.
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Antología de José Luis
En mi caja de madera,?
tengo una luna guardada,?
con una estrella pequeña.
En mi caja de madera,?
todo lo tengo guardado,?
¡por si acaso! ... yo me muera.
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Antología de José Luis
ROMANCE DE LA VIÑA VERDE
Septiembre se hacía verde
y nació con la mañana,
perdido entre los caminos,
de un pueblo de casas blancas;
el gallo de cresta roja,
la gallina acurrucada,
los polluelos, anda que andan
por el zaguán de la casa.
Los hombres se hicieron hombres,
los niños, correteaban,
las mujeres en el fuego,
el pan horneando estaban.
Hacia la viña salieron
con sus lucientes navajas,
acelerando su paso
por atajos y quebradas.
Las viñas recién despiertas
con la luz clara del alba,
a lo lejos divisaron...
resplandores de cien dagas.
Uva negra, uva blanca,
de septiembre y de mañana,
besaban ya su racimo
y a su cepa verde clara.
-"¡Vendimiador, no me cortes
con tu cuchilla afilada,
que yo, te daré mi vino,
sin que tú me dañes nada!"
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Antología de José Luis
La navaja, corta y corta,
uva negra, uva blanca,
y un sarmiento que verdea,
enlazado en viña parda.
Los viñedos se han dolido,
junto al río que los lava
la sangre que les desangra,
... por filo de una navaja.
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Antología de José Luis
ESTABA LA MADRE
Un sol rojo se ocultaba
tras la nube ensangrentada,
no quiere ver su dolor
que al Hijo yerto besaba.
Beso de un amor de madre,
por un puñal traspasada.
Sola ella estaba...
desamparada.
La tierra que no era menos
rugía por sus entrañas,
resquebrajando las piedras,
alisando las quebradas;
mediodía de dolor,
junto a una cruz traicionada.
Madre silente...
de un dios olvidada.
Y la sombra de la cruz,
fue bajando en la montaña,
para dormirse a los pies
de esa madre apuñalada;
cruel puñal de mediodía,
que al cielo y tierra clamaba.
Sombra de una cruz...
sombra sin nada.
Tal era su duro dolor,
tal era su amarga pena,
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Antología de José Luis
que el cielo comenzó a plañir,
sobre esa cruz nazarena;
cruz de madera y llanto,
cruz de miseria ajena.
Triste dolor...
amarga pena.
¡Virgen morena!
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Antología de José Luis
AL CRISTO DE DALÍ
Pendiente entre cielo y tierra
te arrebolabas
y finos clavos de hierro,
te rasgaban
los tendones de tus manos,
...¡y mis entrañas!
Dalí, te ocultó tu faz
para no verla
rota y ensangrentada;
¡descarnada!
y así no sentir el dolor,
que te abrasaba.
Que no pintó con sangre
tu piel sagrada,
para no sangrar la noche,
que te lloraba,
y en su espacio infinito,
por ti clamaba.
Cristo que rompes espacios,
¡cruz alargada!
Luz que ilumina tus brazos
a cruz alzada,
sediente de luz lunar,
¡sideral ara!
Fuego de luz fue tu muerte,
¡tornasolada!
fuego de amor son tus brazos
cuando abrazan,
fuego entre el cielo y la tierra
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Antología de José Luis
¡fuego que abrasa!
Cristo de Juan de la Cruz,
"que ya eras ido";
cuando te dieron la muerte,
"ciervo herido";
cuando tu noche era luz,
... que no gemido.
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Antología de José Luis
INSOMNIO DE LAS HORAS
Eran cuatro las paredes
pintadas de blanco blanco,
una cama y un calvario.
La noche se hacía eterna,
cuando el viento golpeaba
la puerta, que no cerraba.
Oigo voces que me hablan
tendidas sobre mi cama,
recostadas en mi almohada,
... a las dos de la mañana.
Insomnio tiene la grupa
de mi pinteado caballo,
que mi mente ha desbocado.
Mi soledad se hace noche
arrebujada en mi cama.
con luz de luna apagada.
Las horas ya dormían
en mi rincón olvidado,
con mi reloj trasnochado,
... con tic, tac, de cuatro y cuarto
Tengo miedo de la noche,
de una noche troceada,
a golpes de una campana.
Noche trémula de abril,
que llama por mi ventana,
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Antología de José Luis
con sus dedos de gitana.
¡No me dejes que me duerma!
... cuando las cinco han sonado,
que quiero oír ruiseñores,
y a las adelfas bailando.
¡Pero si quieres me duermo,
con mi gitana a mi lado!
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Antología de José Luis
SE PERDIÓ LA NIÑA
Se perdió la niña.
¡Se perdió!
Con su carita de rosa,
con sus rizos dorados,
con sus ojos verdes
con sus veinte amapolas.
¡Se perdió!
Caminando en la noche
con su cesta,
con su luna
con su clavel en el pelo.
¡Se perdió!
Besada por el viento,
por el monte,
por el río,
por un amor despechada,
por una luna apagada,
¡Se perdió!
Gritando a su amor
en la noche, que era luna,
en el día, que era sol,
buscando a su amor.
¡Se perdió!
Él, en corcel galopando,
ella, descalza y andando.
a los cielos preguntando,
por su amor, que la dejó.
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Antología de José Luis
PREGÓN DE LA LUNA DE SAN JUAN
Deja que la luna salga,
deja que el sol se apague,
déjame contar la historia
que yo vi en el aquelarre,
con al noche retorcida,
adormilada en el valle.
Era la noche infinita,
llena de estrellas fugaces,
serpenteando los cielos
vestidas de faralaes;
ajenas están estrellas
a conjuros y brebajes.
Era la noche muy larga,
la de San Juan, que así llaman,
donde las brujas se acuestan
en un mar de negro y plata,
y una bruja se acostó,
en una cresta escarpada.
Era de llamas la noche
bailando su roja danza,
muy al lado de la mar
y con la luna embrujada;
muriendo, moría el cielo
quemado por una llama.
Las brujas surcan el aire
cubierto de fuego y lava,
y los gnomos en la tierra
las miran como cabalgan;
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Antología de José Luis
tienen miedo de las brujas
cuando se abrazan y bailan.
Ollas grandes hierben colas
de búhos y de lagartas,
con la sangre que han sacado
de Belcebú la cabra,
su sangre se está cayendo
por una cruz descarnada.
Ojos grandes, dientes largos,
pelo negro arrebujado,
noche opaca sin estrellas,
fuego y cielo embrujados,
los aullidos de las brujas
hasta el infierno han bajado.
Danza que danza la luna
al son del cantar sagrado;
la noche grita a la noche,
la luna se ha desangrado,
la luna se ha vuelto roja,
la sangre la ha salpicado.
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Antología de José Luis
LLORABA EL ÁRBOL
Hoy vi, llorar a un árbol
¡me daba pena!
sus lágrimas sangraban
por la alameda.
El céfiro se para
junto a su lado;
acarició su sombra,
secó su llanto.
Se paró el viento
vino la calma,
respiró el día
se incendió el alba.
Lloraba el árbol
perlas de plata,
que florecían
entre lavandas.
¡Ay! árbol encorvado,
te vi llorando,
entre ramas y juncos,
solo y temblando.
Arcoíris azules,
vientos de nácar,
donde cuelga el tiempo
estrellas blancas.
Tarde fría de otoño
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Antología de José Luis
PIEL CANELA
A niña de piel canela,
el viento verde acaricia,
y la levanta la falda,
cuando juega con la brisa.
Jugando a la fuente llega,
donde la calandria bebe,
sorbitos de un agua clara,
y sorbos de un sol naciente.
- ¡En ramas del olivar,
hay una oliva que duerme!
Cuatro cabezas de caños
entre salen de su vientre,
y en los chorros de agua fresca,
lava la niña su frente.
Grita el aire dolorido
por la ladera que baja,
con cien cascos de una jacas
que doliente yerba arrasan.
-¡ No me digas que la yerba,
no llora cuando la rasgan.!
Azuzadas por el viento,
tienen sed y no reparan
en los gritos y lamentos
de la yerba machacada.
... En la fuente vieja beben
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Antología de José Luis
a lametones el agua,
mientras la niña acaricia
sus crines de nieve blanca.
La niña de piel canela,
de cara morena y guapa,
deja que sus jacas laman
su carita de gitana.
¡La oliva siguió durmiendo,
del olivar en la rama!
¡Las jacas siguen bebiendo,
a lametones el agua!
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Antología de José Luis
ROMANCE DEL SEFARDÍ
ROMANCE DEL SEFARDÍ
/Recordando a todos aquellos, que ayer y hoy,
abandonaron su patria y su hogar,
por causas políticas o religiosas)
Se arrastraba el sefardí
agarrando el candelabro,
mientras pasaba la rúa
toda cubierta de barro.
¡Sefardí, dime qué has hecho
por tanto siglos andando!
¿Quién la Torá, te ha rasgado,
que enrollada bien guardabas
cuando saliste aquel día,
antes que la luz llegara?
¿Quién te insultó en tu ventana
y a tu puerta blasfemara?
Pobre sefardí encorvado
en esa callejuela estrecha,
que cien miradas traidoras
te miran tras duras rejas,
mientras te vas al destierro
con tus lloros y tus quejas.
Hacia el desierto te ibas,
donde la tierra era cielo,
con gajos de uvas gigantes
y leche y miel por el suelo,
donde Yavé, era el más grande
que todos los dioses de ellos.
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Antología de José Luis
Pobre rabí ajusticiado
por tus cantos y tus rezos,
que tu pozo lo sellaron
y el agua quedó dentro,
que tu casa la quemaron,
en aquel Shabbat cruento.
Paso a paso vas andando,
por esa plazuela vieja
donde tus hijos jugaban
a trenzarte nueva trenza,
cuando el sol ya se ponía
en la aldaba de tu puerta.
De tu mano van tus hijos,
en esa noche agarena,
contigo salen cantando
cantos de dolor y pena,
unos salmos de David
y otros a la luna muerta.
El Kippa , ya lo llevabas
para andar hacia el destierro,
¡hay, sefardí de mi historia!
sin sol, ni luna, ni cielo.
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Antología de José Luis
EL ALBA
La noche, rompió
su mástil,
cuando se incrustó
en el día,
la luna
se volvió loca,
y bailó de alegría.
Es un baile
que nadie entiende,
ni las meigas
embrujadas,
de una luna
transformada,
en quilla
de una barcaza.
El alba sale,
por la cañada
y se descuelga,
por la enramada.
El prado se ha vuelto grana,
la cumbre se ha vuelto roja,
y en el llano color verde,
ha nacido una amapola.
El alba, de niña
del sol se enamoró,
y aparecieron mil soles
y limoneros en flor.
Canta el mirlo en la ribera,
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Antología de José Luis
a la vera
de sombra de una chopera,
allá en la vega.
El alba tiene un pincel
y una paleta de plata,
con acuarelas de oro
para pintarse la cara.
Se ha tendido
en pasto verde,
para quien pase,
¡la bese!
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Antología de José Luis
HUIDA DE LUNA
Caballos de crines negras,
caballos de crines blancas,
trotando con sus jinetes
con sus espadas y adargas;
quieren robarte del cielo,
y embozarte entre sus capas.
¡No quieren que des más luz,
que la luz... les daña el alma!
Cómo trotan los jinetes
para poder alcanzarte;
cómo azuzan sus caballos
por caminos siderales,
para apagarte tu luz,
y dejar oscuro el valle.
¡Huye mi luna lunita,
por el agua del estanque!
Te quieren robar del cielo,
para hacer con tus entrañas,
collares para su amante,
adornos para su espada.
¡Te quieren robar, mi luna,
que la noche, ya se acaba!
Huye pronto luna mía,
que tus luceros te aguardan,
ellos te esperan en campos,
de luciérnagas doradas,
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Antología de José Luis
para que puedas dormir
entre sábanas de Holanda,
entre estrellas que te cuidan
y cometas que te guardan.
¡Huye de negros jinetes,
por la cornisa del alba!
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Antología de José Luis
SILENCIO
¡Silencio, guarda silencio!
que el gallo al alba canta,
que se despertó entre flores
y olores de verde albahaca.
¡Membrillos y limoneros!
¡Despertaros, ya de mañana!
Guarda silencio,
que el gallo canta.
El mirlo abandona el nido.
¡Guarda silencio guarda!
Se despereza el halcón
y la golondrina danza
con ritmo veloz su baile
para beber en el agua;
donde se baña,
desnuda el alba.
El Sol se vistió de rojo.
Pues mira del Sol su pena
en su andar por el espacio
con sombras que lleva a cuestas;
sombras de pino verde,
sombras de higuera seca.
Mira en silencio
que el Sol se quema.
¡Silencio, guarda silencio!
Que la noche vence al día
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Antología de José Luis
en una lucha sin sangre
donde todo es fantasía.
Rojos ocres de viejo Sol
que esconden mortal herida.
¡Guarda silencio y mira!
que pronto la noche
... estará dormida.
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Antología de José Luis
TENGO UN ÁRBOL ENCANTADO
Ha sacado sus raíces
del invierno de la tierra,
para secarlas al sol.
¡Qué bien que les dio la vuelta!
Entró el sol sin decir nada,
sin avisarme en mi huerta.
Raíces, frías raíces
que Efebo pintó de ramas,
con mil capullos que quieren
perfumar a la mañana.
Mañana que se despierta,
bañándose con el alba.
Mis capullos son verdosos,
después blancos y gualdas,
pequeños como los gnomos,
que en noche de luna danzan.
Cubiertos de verdes hojas
revertidos de oro y plata.
¡Qué lindo que está mi árbol!
con los frutos de sus ramas
como esperanzas que cuelgan
de guirnaldas encantandas.
Huele a fruta, huele a flores,
aromas de mis montañas.
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Antología de José Luis
Canta al día un ruiseñor
entre olorosas naranjas,
fragancias de guindas rojas
y de amarillas manzanas.
¡Qué magia tiene mi árbol!
que sin pedirle... me da
lo que nadie me regala.
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Antología de José Luis
NAZARENO, TÚ PASABAS.
Rodeado de claveles
te vi cuando tú pasabas
a mi lado y en silencio
por esta mi calle obscura
pendiente de cruz pesada.
Estabas muerto y sin vida
y sentí que me mirabas.
Te llevaban en sus hombros
pues tú, con la cruz pesabas
con cuatro cirios prendidos
y esas sombras de luna,
que a los cielos te ocultaban.
Gotas de llanto caían,
que tus espaldas limpiaban.
Pasabas y se oía el eco
de unas campanas que daban
un repique de los muertos,
que a los cielos ascendían
y a tú cruz acompañaban.
Te miraban por la calle
se dolían y lloraban.
Ya te ibas y yo te vi,
que no te ibas, te llevaban,
que no querían dejarte
al resquicio de mi puerta
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Antología de José Luis
cerrada, cuando pasabas.
Pero nadie se dio cuenta,
que al tiempo de yo mirarte,
tu mano se desclavaba.
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Antología de José Luis
EEGÍA DE ALMAZARA
Con las sombras de la noche,
negros caballos cabalgan;
la noche se volvió negra,
la luna se puso blanca.
En cortijo de la sierra,
entre olivos y almazaras,
hay una estrella que brilla,
con lucero que la guarda.
La niña se fue a bañar,
en el agua de la poza;
la luna se descolgó,
por una cornisa rota.
La doncella está desnuda,
¡ay, amor, por qué te bañas!
trotando vienen caballos,
con la muerte entre sus patas.
La noche se hizo cielo,
con la niña que se baña
sin la ropa, que ha colgado
en una estrella dorada.
La noche viene cayendo,
¡ay, que rápido que baja!
para ver a dulce niña,
desnudita sobre el agua.
¡Yo no sé a quién espera!
¡yo no sé lo que le pasa!
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Antología de José Luis
la luna tiene su embrujo,
cuando al cortijo baja.
¡Ay, como llora el viento!
¡cómo ruje la almazara!
¡cómo lloran los olivos!
¡cómo se quejan sus ramas!
¡Solo se quedó el cortijo!
¡solo con su almazara!
¡sola se quedó la noche,
con la niña bajo el agua!
¡Mira que oscuro se pone
el cielo, sin luna blanca!
¡sin la niña que ha quedado,
dormidita bajo el agua!
¡Solo se quedó el cortijo,
llorando, con su almazara!
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Antología de José Luis
VIERNES SANTO
NOCHE DEL SILENCIO
Un clarín se oye a lo lejos
con notas que lanza al viento,
anunciando que ya viene,
la "Procesión del Silencio".
Entre el aroma de flores,
y los olores de incienso.
Con redobles de un tambor,
poco a poco van llegando,
bajo un cielo muy nublado,
sombras de cruces andando.
El silencio se hace noche,
y la noche se hace llanto.
Van viniendo, van pasando
los sayones, flagelando,
a un Hombre que se llamó Dios,
y que lo están destrozando.
Flagelación de tormento,
que al suelo va salpicando.
Pasan, que van andando,
unas sombras, con su capa,
otras, con mantilla negra,
entre sahumerios de plata.
¡Ay , Cristo! te están llevando,
entre piedras y hojarasca.
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Antología de José Luis
Subiendo hacia el Calvario,
poco a poco un Dios se muere,
con la cruz sobre su hombro
y espinas que hincan sus sienes.
Triste noche de pasión
que a tierra y cielo enmudecen.
Van pasando los hachones
de luz, que cimbrea el cierzo;
van pasando pies desnudos,
llagados en el silencio.
¡La noche quiere gritar,
en vez de sufrir por dentro!
¡Ay, Madre! ya te han clavado
siete cuchillos de plata,
que a tu corazón perforan
y en silencio te desgarran.
¡Han maltratado a tu Hijo,
al Hijo, de tus entrañas!
La luna se ha vuelto negra,
las estrellas ya no brillan;
el Nazareno murió,
cuando pasó por mi orilla.
La tierra comenzó a temblar,
el sol, oscureció al día.
¡Guarda silencio! que llega
un Cristo yacente y muerto,
con las manos traspasadas
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Antología de José Luis
y su corazón abierto.
Llorando ya están los cielos,
sus lágrimas de lamento.
¡La Madre le tiene en brazos,
y con caricias le arropa!
¡El Hijo de Dios ha muerto,
en noche de luna rota!
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Antología de José Luis
ALMENDRO SIN FLOR
Hoy tarde salía el sol
por el cielo en su ventana
vestido de manto azul
con nubes anaranjadas.
Era ya invierno
ya de mañana.
Hoy tarde venía el sol
para sentarse a mi lado
junto a mi almendro sin flor.
¡Cielo de invierno helado!
El sol llegó
frío y nevado.
Mi almendro era un silencio
de queja y de fría escarcha
le habían quitado sus flores
el fruto de sus entrañas.
Llora que llora
lágrima amarga.
Solitario en mi jardín
¡Ay almendro que desangras!
Tus ramas no son tus ramas
son serpientes enroscadas.
El sol se va
el día acaba.
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Antología de José Luis
Duerme tranquilo ¡mi almendro!
Duerme de pie con tu luna
que te cuidará esta noche
abrazada a tu cintura.
Duerme el silencio
Duerme la bruma.
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Antología de José Luis
POEMAS DEL ALMA
Poemas de tierra seca,
poemas de luz quemada,
poemas de cielo abierto,
¡poemas de amor... palabras!
¡Ay! mi pequeña cucarda,
¡ay! mi verde madreselva,
dos amores he perdido,
en un rincón de mi huerta.
Una flor se ha marchitado,
en una tierra reseca,
tus labios ya se han juntado
con los míos en tu puerta.
Poemas de yunque y hierro,
poemas de fragua y agua,
poemas de clamor y llanto,
¡poemas de amor... palabras!
Mi veleta está bailando,
con el viento que la lleva,
por senderos siderales,
hechos de lluvia de estrellas.
En sus carros de oro y fuego,
han bajado los luceros,
escoltados por mil soles
y lunas de blancos pechos.
Poemas de mar y cielo,
poemas de las cascadas,
poemas de luz perdida,
¡poemas de amor... palabras!
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Antología de José Luis
Primavera de mis sueños,
canta conmigo al amor,
que la vida es un poema
de llanto, luz y color;
mi palabra se hizo verso,
mi verso cantó al amor,
el amor se hizo pedazos,
cuando me dijiste -¡no!
Poemas de noche extraña,
poemas del mar en calma,
poemas que el viento lleva,
¡poemas de amor... palabras!
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Antología de José Luis
PAISAJES
El agua del río baja
desde la cumbre al barbecho,
y al pasar debajo el puente
se para y se atusa el pelo,
¡ay mi agua! ¡qué coqueta,
debajo del puente viejo!
La luna roja sangraba
por su costado abierto,
y se llenaban de rosas
donde pastaban los ciervos;
la noche bebía el día,
con sabor a yermo seco.
El día se amorataba
en los tejados cubiertos,
con tejas rojas y curvas
enlazadas por los vientos,
pintando rojo paisaje
debajo del azul cielo.
Los olivos desparraman
olivas en el ramaje,
y los castaños, castañas
junto a los verdes pinares;
las nubes lloran gotas
de cristalinos diamantes.
La montaña se hace arena
para llenar los desiertos,
de caminos invisibles
con tatuajes de misterios,
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Antología de José Luis
mientras dunas ondulas
dejan al aire sus pechos.
El día se fue apagando
en la esquina de un convento,
entre cantos de los monjes
de salmodias y silencios,
entre sombras de cogullas
y de cipreses durmiendo.
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Antología de José Luis
¡ MI NIÑA YA NO ESTABA!
La niña vino a jugar
entre mis geranios rosas,
entro sombras de granados
con granadas grana y rojas.
Mi niña quedó jugando
con alegres mariposas.
Sus trenzas de sol doradas,
sus ojos de azul pintados,
su vestidito: una flor,
de las adelfas del lago.
Mi niña se fue cantando
entre flores de naranjo.
Mi jardín se quedo solo,
sin mi niña, sin su canto,
sin la mariposa blanca,
que se fue revoloteando.
Y la sombra de una encina
por el suelo iba raptando.
Mi niña me dejó solo,
con las gardenias llorando;
por el camino de acacias,
mi niña se fue cantando.
Se fue cuando el sol bajaba,
y cuando me fui tras ella,
¡ya no estaba!
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Antología de José Luis
¡NO ME DEJES!
Huele a trigo bruñido por el sol,
huele a pan muy caldeado,
huele a pino destilando resina,
huele a viento quemado.
¡No me dejes,
siéntate junto a mi lado!
Huele a miel de laboriosa abeja,
huele a pino de piña,
huele a piedra que el río va puliendo,
huele a sombra perdida.
¡No me dejes,
con el sol que ya declina!
Cubierto de tierra y piedra,
te estoy esperando ¡amiga!
¡Si tú me escribes ¡ ¡Te escribo,
con sangre de roja herida!
¡Ay, no dejes
que la noche,
me cubra de escarcha fría!
¡No dejes que blanca luna,
no duerma en la losa mía!
Sin los rosales sin rosas,
sin las rosas sin espinas,
sin un madero sin cruz,
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Antología de José Luis
sin una antorcha encendida.
¡No me dejes,
al anochecer de mi vida!
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Antología de José Luis
¡QUIERO VERLA!
Cuando la noche se apaga,
cuando el viento corretea,
cuando sale a su ventana,
en un cielo sin estrellas,
con un clavel en el pelo
enlazado en su melena,
cuando la luna ya sueña
y un lucero parpadea.
¡Quiero verla!
Que me han dicho que no sale,
a su ventana con rejas,
en noches de plenilunio,
cuando la mar se aleja
de la playa enarenada,
como una triste goleta.
¡No me digas que no espere,
cuando el corazón se quema!
¡Quiero verla!
No me digas que no mire
a la luna en su huerta.
No me digas, que no diga
a la noche, que no vuelva,
que quiero ver mis rosales
sin esas púas pequeñas,
que penetran en mis sueños
y los llenan de gangrena.
No me digas que se ha ido,
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Antología de José Luis
cuando la noche se acuesta,
cuando adelfas de los valles,
vierten veneno en su puerta.
¡No me digas que se ha ido!
¡Que quiero verla!
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Antología de José Luis
NOCHE MORA
La noche se llama Zaida,
con un turbante agareno,
collares de negras perlas,
y cejas y ojos muy negros.
Por los tejados dormidos
la noche se va de ronda,
con estrellas aljamiadas
bailando una zambra mora.
La noche huele a azahar
sabe a membrillo amarillo,
huele a néctar de azafrán,
a verbena y a tomillo.
Suena el laúd, suena el rabel,
con una guitarra mora,
con unas cuerdas de plata
que cuando las tocas, lloran.
En el zaguán de mi casa
la noche se ha desnudado,
y se ha cubierto su cuerpo
con los aromas de un nardo.
La noche se peinó el pelo,
la luna la vistió de blanco,
con rosas sobre su cuerpo
y claveles en la mano.
La noche se va de ronda
por una calle moruna,
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Antología de José Luis
se va a bailar al estanque
donde se mira la luna.
Hacia el río de la vega
la noche va a descansar,
en lo alto de una almena
donde se divisa el mar.
¡La noche se fue de ronda,
embozada en negro chal!
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Antología de José Luis
TARDE DE ROJO Y BLANCO
* 7 de Julio, San Fermín*
Le tienen metido en nicho,
solito, solito y solo
al Santo que está de fiesta,
que fiesta la pone el toro.
El sol no quiso perderse
el canto de blanco y rojo
y San Fermín le agradece
sus rayos de grana y oro.
Toro que muge
al aire solo,
toro que muere,
solo en el coso.
Por la Estafeta corren
los mozos y sin parar,
que hay un asta plateada,
que punza y rasga al pasar.
Lo blanco ya no es tan blanco,
la fiesta ya ha comenzado,
el sol se vistió de rojo,
con capote afarolado.
El toro brama,
el toro es bravo.
Lorca le canta,
poeta odiado.
Tarde de afilado estoque,
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Antología de José Luis
tarde de mantilla y toro,
tarde de sangre en la arena,
tarde de canto y de lloro.
Tarde de Hemingway,
tarde de redoble y llanto,
tarde que llorando tiene,
a una manola de blanco.
Salieron los toros bravos,
solito se queda el Santo,
solito se queda el sol,
con el coso ensangrentado.
Tarde de rojo y blanco,
tarde de canto,
tarde de amor,
tarde de llanto.
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Antología de José Luis
ANOCHECER DEL ANDE
Las siluetas de las casas
ensombrecían al día,
como sombras que gateaban
subiendo por la colina,
intentando sobrevivir
en la noche, que era fría.
El sol se estaba cayendo
rojizo y arrebolado,
mientras las nubes de espuma
venían para besarlo.
El sol rojo va a dormir.
El Ande se ha silenciado.
Se van a dormir los Andes
con su sudario de nieve,
que cubre llanura tundra,
que gélida brisa mece.
Sueña el Ande allá en la puna.
Sueña la cumbre que duerme.
Y cuando el sol se ha hecho luna
en una noche estrellada
es cuando se oyen lamentos
gimiendo por la quebrada.
Dicen... que en noche de luna,
el Inca por el Ande vaga
al son de quena sagrada.
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Antología de José Luis
¡Ay luna! que creas sombras
de pobreza y de amargura,
de chozas acurrucadas
que allá duermen en la altura.
¡Ay luna! que creas vientos
que silban en noche helada
donde el ichu verde duerme
con los cóndores y llamas.
¡Silencio, que el Ande duerme!
¡No le pises sus entrañas!
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Antología de José Luis
ELEGÍA A AROA
Subí entre verdes acacias,
cuando la luna se iba,
y el sol rojo se incendiaba,
y la tierra enrojecía;
cuando el romero aromaba,
verde alfombra de una encina,
con muchas flores pintadas,
del sendero en la colina,
entre torvos algarrobos
y una luna mortecina.
¡No me digas que no cuente
lo que pasó aquel día!
... Unas voces me llamaron
con ecos de roca fría,
entre las sombras del alba,
donde la noche dormía.
El enebro despertaba,
y un lucero se escondía.
¡Ay, Aroa! que me llamas,
con tu voz de cuatro añitos,
con tu boquita de rosa,
con tus ojos azulitos,
con tus bonitas pestañas,
con tu pelito cobrizo.
¡Ay! mi niña no me llames,
que mis pies se han hecho piedra,
que ya no pueden subir,
donde te guarda la tierra.
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Antología de José Luis
... El día se fue ocultando,
embozado en su rebozo,
para así poder llorar
donde guarda su tesoro:
... de una niña dormidita,
debajo de un sicomoro.
El sol se ocultó en la nube,
y la nube tras la montaña,
la montaña se hizo llanto,
en la tierra que te guarda.
La pena se hizo más pena,
... y la noche más amarga.
¡Ay mi niña de mis sueños!
dormidita te encontrabas,
cuando el cielo hierve estrellas,
donde duermen las cucardas.
¡No me digas que no cuente,
la historia de mi montaña!
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Antología de José Luis
ELEGÍA A FEDERICO GARCÍA LORCA
Con morados nubarrones,
lo llevaron de mañana,
por "la cuesta los gitanos",
allí donde el gallo canta.
Lo llevaron sin aliento,
tiritando con el alba,
dejando atrás su sombra,
que por el suelo se arrastra.
El viento bebía agua,
sorbo a sorbo,
de una charca.
¡Lo llevaron! ¡lo llevaron!
sin sus poemas, sin nada.
El poeta era silencio,
su palabra no sonaba.
¡Lo llevaron! ¡lo llevaron!
por las calles de Granada,
Sombras tras los visillos,
a escondidas lo miraban,
rodeado de tricornios,
con bayoneta calada.
El silencio se cortaba
con filo de una navaja.
La luna palideció,
a las seis de la mañana.
La veleta no paraba,
daba vueltas,
no paraba.
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Antología de José Luis
Subiendo, subió al calvario,
sin cruz, sin clavos, sin nada,
sin las coplas que cantaban,
los gitanos cuando bailan
en Sacromonte, al alba,
con una hoguera sin luna,
con lamentos de guitarra.
El alba con manto negro
del cielo se descolgaba,
para cubrir al poeta
que en tierra roja posaba,
esperando que la muerte,
con el viento lo llevara,
por los patios de su Alhambra,
por las calles de Granada.
A las seis de la mañana.
La veleta daba vueltas,
no paraba,
no paraba.
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Antología de José Luis
POEMA DE OTOÑO
Ya llegó por la alameda,
con poco, poquito ruido,
con un silencio lluvioso,
con el verano ya ido.
Viene llegando el otoño,
por la cuesta del olvido.
El árbol ya se ha secado,
aletargado y herido,
en un cielo sin su luna,
de color negro plomizo.
El valle se hizo una alfombra,
con hojas de árbol dolido.
La nubes se han hecho espuma,
con una luna azogada;
la hierva se fue del monte,
a lomos de yegua blanca.
El viento se desparrama,
entre flores deshojadas.
Paisaje ocre de otoño,
de musgo que ya no es verde,
que se quedó dormitando,
en la esquina de la fuente.
¡Ya no danzan! ¡ya no danzan!
las rosas con mis claveles.
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Antología de José Luis
El otoño se ha tendido,
sobre desierto de ramas,
retorcidas y muy secas,
con tatuajes de ocre malva.
El viento lo está dejando,
como una alfombra quemada.
Decid a los jazmines,
¡que no vengan! ¡que no vengan!
que mis jardines se mueren,
cuando la tierra inverna,
cuando el otoño ha venido,
descalcito hacia mi huerta.
Que no vengan azucenas,
¡decidlas que no vengan!
¡que el otoño ya ha venido!
¡que no vengan!
¡que no vengan!
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Antología de José Luis
ELEGÍA A UNA VIÑA
Salieron vendimiadores
cuando nació la mañana,
por camino del cortijo,
que hacia la rivera baja;
cuando el reloj de la torre,
sonando la cinco daba,
cuando la noche se iba
y el día se despertaba.
El cortijo quedó atrás
con el viento esparciendo
humo de sus chimeneas,
de sus cocinas saliendo;
con gallinas cacareando
con sus polluelos durmiendo.
Bajaban por el camino
de piedras y caña brava,
pisando, pisando fuerte
para llegar con el alba
donde dormían las parras.
... Sin esperar que vinieran,
unas sombras con navajas.
Por el cielo van pasando,
las nubes negras plomizas;
por el camino se acercan
navajas que el viento afila,
... y el viento las va tiznando
con sangre de viña herida.
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Antología de José Luis
¿No las oyes, cuando gritan,
cuando les siegan la vida?...
En la torre del cortijo,
sonando las diez estaban,
con el día que se iba,
cuando el sol se desplomaba.
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Antología de José Luis
¡AY LUNA, LUNITA LUNA!
Me dicen que te encontraron
en un desierto de arena,
a una duna peinando,
muy lejos de tus estrellas.
La mar estaba dormida,
con la luna dilatada,
dejando sobre su espuma,
un caminito de plata,
por donde se iban los duendes,
por donde se iban las hadas,
recogiendo caracolas,
y melenas de las algas.
¡No me digas que en la mar,
tus rizos de plata, bañas!
Me dijeron que una noche,
te metiste tras las rejas,
de un balconcito con rosas,
con una niña que sueña.
Que te fuiste hacia el piano,
y plateaste sus teclas,
y sonaron mil arpegios,
en noche de luna negra.
¡No me digas que dejaste,
sin tu luz a las estrellas!
¡Ay luna, luna lunera!
La noche ya se durmió,
de la luna enamorada,
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Antología de José Luis
y la luna se ocultó,
tras el desierto sin agua,
con la palmera que duerme,
en una duna peinada,
en un cielo sin estrellas,
con mi lunita apagada,
con mi niña dormidita,
en noche de negro y plata.
¡Ay luna lunita luna,
carita de porcelana!
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Antología de José Luis
TÚ, PASABAS. (VIEJA LEYENDA)
Rodeado de claveles
te vi, cuando tú pasabas,
a mi lado y en silencio,
por esta mi rúa obscura,
pendiente de cruz pesada.
Tu Padre, te abandonó;
y tu Madre, te lloraba.
Hilos de incienso subían,
con caracolas de plata,
que de sahumerios salían
y perfumaban la plaza.
Estabas muerto y sin vida,
y sentí, que me mirabas.
Te llevaban en sus hombros,
pues tú, con la cruz pesabas,
con cuatro cirios prendidos
y esas sombras de bruma,
que a los cielos te ocultaban.
Gotas de llanto caían,
que tus espaldas limpiaban.
Pasabas y se oía el eco,
de unas campanas que daban,
un repique de los muertos,
que a los cielos ascendían
y a tú cruz acompañaban.
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Antología de José Luis
Te miraban por la calle,
se dolían y lloraban.
Ya te ibas y yo te vi,
que no te ibas, te llevaban,
que no querían dejarte
al resquicio de mi puerta
cerrada, cuando pasabas.
Me miraste y te miré,
se cruzaron las miradas;
yo, con mi corazón roto;
tú, con una lanza clavada.
Pero nadie se dio cuenta,
que al tiempo de yo mirarte,
tu mano se desclavaba...
y la aldaba de mi puerta,
¡sonaba sola, sonaba!
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Antología de José Luis
CALENDAS DE NOVIEMBRE
Ruge el silbo de los vientos,
por las ramas;
con mariposas azules ,
de alas blancas.
Es la noche de la muerte ,
y de zambra;
de luces rojas y verdes,
rosa malva.
¡Calendas de velas blancas!
La guitarra de gitana,
suena y canta,
con el fuego, viento y luna
cuarteada.
Las sombras de los cipreses,
se alargan;
las luces de las estrellas,
se apagan.
¡Calendas de velas blancas!
Noche de vida y muerte,
¡brisa helada!
Noche de harapos y velas
¡embrujada!
Noche de ventana y rejas,
perfumadas,
con azahares y claveles,
de Granada.
¡Ay, calendas de Noviembre,
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Antología de José Luis
ENTRE LOS GERANIOS ROSAS
¡Entre los geranios rosas,
una mariposa blanca!
Una niña me gritaba,
la de las trenzas doradas:
-¡corre a verla! ¡corre a verla!
¡que se escapa!-
Por los caminos del viento,
siseando entre las ramas,
corrí a los geranios rosas,
de mi mariposa blanca,
... ¡ y ya no estaba!
Volví entonces con la niña,
la de las trenzas doradas,
-¡ya no está!-, iba a decirle,
... pero ella, tampoco estaba.
A lo lejos vi, muy lejos,
un aleteo de alas,
que iban pintando el cielo,
con ligeras pinceladas.
Se fue mi niña en su barca,
por un mar de niebla baja,
con espumas supurando,
tiñendo de gris el agua.
El día se sintió triste,
triste estaba la mañana,
y yo solo, ¡estaba solo!
por el sendero de acacias.
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Antología de José Luis
Esperaba ¡azorada espera!
en el musgo, verde plata,
que viniera aquella niña,
la de la trenza dorada,
la de los geranios rosas,
y la mariposa blanca.
Mi sueño... se hizo eterno,
¡un sueño de noche amarga!
... con unos geranios rosas
y una mariposa blanca.
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Antología de José Luis
¡SILENCIO! QUE EL CONDOR PASA.
El mundo comenzó a existir,
cuando el sol rojo se alzaba,
sobre la tundra helada,
donde el ichu reposaba.
El aire se hizo fuego,
el fuego ceniza y lava,
la tierra comenzó a temblar,
retorciendo sus entrañas.
El cóndor aleteó la paz...
por un mar de fuego y lava.
El cielo se volvió azul,
el cóndor desplegó sus alas,
para en silencio planear,
entre rocas hacia el agua;
su vuelo alertó a las aves,
el miedo cegó a las llamas,
al ver su sombra bajar,
majestuosa y sagrada.
Las quenas lloran y llenan,
del Urubamba las aguas,
las aguas se han vuelto tierra,
sin peces de color nácar.
¡Silencio, que el cóndor pasa!
dejando tras sí una una estela,
de ilusiones, roja y blanca.
El cóndor siguió su vuelo,
con plumas de negro y plata,
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Antología de José Luis
por donde se encorva el ichu,
con sus vértebras quebradas.
El viento silbante ruge,
la quena llora y desangra.
Vuelo de paz del cóndor...
por tierra de fuego y lava.
... ¡Silencio!
¡que el cóndor pasa!
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Antología de José Luis
PATIO MORISCO
¡Qué bien que se ve tu patio!
¡qué bien que se ve tu fuente!
con el agua cristalina
donde la luna se duerme.
¡Qué bien que huelen tus rosas!
con claveles perfumando,
a esa tarde moruna,
con el almuecín rezando.
Patio de paredes blancas
con los balcones cerrados,
las ventanas entornadas,
con unos ojos mirando.
Patio de paredes blancas,
de cal y luna pintadas,
con aromas de azafrán
y de lavandas moradas.
Un membrillo ha nacido
al lado de un limonero,
arrullado por la albahaca,
el tomillo y el romero.
¡Qué moruno que es mi patio!
con flores de crisantemo,
con la verde madreselva,
a la sombra de un enebro.
¡Hay patio de mis recuerdos!
de tanto amor perdido,
de tanta flor desojada,
de tanto clavel herido.
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Antología de José Luis
De petunias y gardenias,
de gladiolos y lavandas,
que se despiertan y duermen
entre tus paredes blancas.
Mi niña, salió al balcón
para regar su gardenia,
y por fin la vi el color
de sus ojos azul perla.
¡No salgas, mi niña, al sol!
¡espera, que la tarde duerma!
que el muecín enamorado,
está llorando en tu puerta.
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Antología de José Luis
¡SILENCIO, SILENCIO GUARDA!
La mar se había perdido,
buscando un cielo con luna,
con sus algas ya dormidas,
en la inmensidad de la bruma.
Unas algas eran verdes,
otras de color oliva;
todas ellas respirando,
aire salvaje de vida.
La mar ya se ha tendido,
sobre su sábana grande,
cuando el mundo ya no existe,
donde la mar no se expande.
La playa se hizo arena,
con granos finos de rocas,
que cautivan a la mar,
cuando la mar besa y toca.
Andando que anda la niña,
sobre la arena mojada,
sin darse cuenta que el mar,
con suave eco la llamaba.
Sus huellas eran profundas,
la mar las rellenaba,
con caracolitos blancos,
con agua de mar salada.
Y sobre la mar dormida,
mi niña se recostaba,
sobre aquella mar de algas,
de color verde esmeralda.
El mar durmió con la niña,
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Antología de José Luis
el aire les arropaba;
el mundo se hizo infinito,
con mar de divina calma.
¡Silencio, silencio guarda!
que el mundo ya está dormido,
con mi niña entre las algas.
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Antología de José Luis
PIEL CANELA
A niña de piel canela,
el viento verde acaricia,
y la levanta la falda,
cuando juega con la brisa.
Jugando a la fuente llega,
donde la calandria bebe,
sorbitos de un agua clara,
y sorbos de un sol naciente.
- ¡En ramas del olivar,
hay una oliva que duerme!
Cuatro cabezas de caños
entre salen de su vientre,
y en los chorros de agua fresca,
lava la niña su frente.
Grita el aire dolorido
por la ladera que baja,
con cien cascos de una jacas
que doliente yerba arrasan.
-¡ No me digas que la yerba,
no llora cuando la rasgan.!
Azuzadas por el viento,
tienen sed y no reparan
en los gritos y lamentos
de la yerba machacada.
... En la fuente vieja beben
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Antología de José Luis
a lametones el agua,
mientras la niña acaricia
sus crines de nieve blanca.
La niña de piel canela,
de cara morena y guapa,
deja que sus jacas laman
su carita de gitana.
-¡La oliva siguió durmiendo
del olivar en la rama!
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Antología de José Luis
ELEGÍA A LA NIÑA CIEGA
ELEGÍA A LA NIÑA CIEGA
Reguero de luz
cayó en el foso,
de una mirada
de verdes ojos.
¡La luz se fue,
envuelta en rojo!
La niña se quedó sola
junto al calor de unas brasas,
junto a la luz que se iba
por unas calles amargas.
¡La luz se fue,
se escapó el alma!
Sus dedos finos,
de piel muy blanca,
se deslizaban
por su ventana,
llamando al día.
que terminaba,
con golondrinas,
que con sus alas, la llamaban,
en los cristales, de su ventana.
Verdes tienes tus ojos
que miran y no ven nada,
¡qué pena me das mi niña!
¡ni siquiera ven tu cara!
que tu espejo mira y calla
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Antología de José Luis
y llora sin decir nada.
¡Qué pena me das mi niña,
mirando por tu ventana!
Tus ojos miran
noche callada;
la luz se muere,
se muere el alba.
¡Ay! mi niña de mis sueños,
en esa noche callada,
en esa noche infinita,
sin luz, como fuente sin agua.
No podías ver el lago
que la luna plateaba,
con nenúfares dormidos
y cisnes de plumas blancas.
¡Ay mi niña! de ojos verdes,
de pupilas dilatadas.
¡Me das pena, mucha pena,
de que no puedas ver nada!
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Antología de José Luis
SENDERO DEL MONTSENY
El alba salió a pintar,
los cielos de color rosa,
las nubes quedaron blancas,
la mañana, medio lluviosa.
Subiendo, subí a los cielos,
cuando la aurora bajaba,
con vestidito de plata.
¡Qué bonita que está el alba,
que por el sendero baja,
con la tierra como cielo
y el cielo como montaña!
Aroa estaba dormida,
con hojas que calor daban,
con un ángel que la cuida,
del viento que rompe y rasga.
¡El silencio se cortaba,
con filo de una navaja!
El cielo comenzó a llorar,
con lágrimas acrisoladas,
y yo, lloraba con él,
por Aroa adormilada.
El viento guardó silencio
con el Montseny, que guarda,
los secretos de una niña,
dormidita en sus entrañas.
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Antología de José Luis
Los pinos de copa verde,
poco a poco respiraban,
como arrullando a la niña,
que un ángel la cuida y guarda
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Antología de José Luis
GITANILLA
¡Me miraba y la miré!
mientras mi mano tocaba,
despacito entre mis dedos,
y acariciando mi palma.
¡Ay gitana! ¡gitanilla!
¡qué tormento tú me guardas!
La gitanilla me dijo
mi vida, desde la cuna,
por unas líneas que yo tengo,
escritas por una pluma,
que alguien se puso a escribir
cuando nací con la luna.
Sus ojos negros
ya me miraban,
entre unas velas,
que el viento apaga.
Sus manos eran muy suaves,
muy suaves me acariciaban;
mis manos estaban tensas,
su carita me gustaba,
me gustaba su mirar,
me gustaban sus pestañas.
Pelo ondulado
cae por su cara;
sus labios rojos,
de miel mielada.
No me importan sus palabras
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Antología de José Luis
que juegan a adivinanza,
me importan más esos ojos,
que al mirarme me abrasan,
en esa noche de hoguera
que arde en mis entrañas.
¡Ay! mi gitana,
de piel morena;
tu adivinanza,
el viento lleva.
Mi vida iba pasando
con su voz muy delicada,
con sus manos en las mías,
juntas y desbocadas;
al rescoldo de unas llamas,
que en su brasero danzaban.
¡Ay mi gitana
de noche negra!
¡Suelta mi mano
que el amor quema!
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Antología de José Luis
LUNA LLANERA
El sol rojo había colgado,
su melena en la pradera.
La noche estaba dormida,
con una luna llanera,
recostada sobre el llano,
entre sábanas de arena.
La niña se hizo mujer,
vestida con chal de seda,
y una sombra la acompaña,
de la niña que ya no era.
La luna siguió sus pasos.
que ondulaban la tierra,
el viento siguió silbando,
una marimba habanera,
la noche siguió soñando,
con una luna llanera,
con una niña mujer,
que dormitaba a su vera.
Andando, andaba la noche,
con un niño de la mano,
caminando despacito,
con la luna a su costado,
protegida con su sombra,
tranquila, despacio andando,
como niña ya mujer,
con estrellas titilando,
al silencio de la noche,
con la marimba sonando.
La luna viste de blanco,
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Antología de José Luis
con su niño de la mano,
guardando las estrellitas,
que su madre le va dando.
¡La luna se hizo mujer,
con su niño de la mano!
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Antología de José Luis
PAISAJES
PAISAJES
El agua del río baja
desde la cumbre al barbecho,
y al pasar debajo el puente
se para y se atusa el pelo,
¡ay mi agua! ¡qué coqueta,
debajo del puente viejo!
La luna roja sangraba
por su costado abierto,
y se llenaban de rosas
donde pastaban los ciervos;
la noche bebía el día,
con sabor a yermo seco.
El día se amorataba
en los tejados cubiertos,
con tejas rojas y curvas
enlazadas por los vientos,
pintando rojo paisaje
debajo del azul cielo.
Los olivos desparraman
olivas en el ramaje,
y los castaños, castañas
junto a los verdes pinares;
las nubes lloran gotas
de cristalinos diamantes.
La montaña se hace arena
para llenar los desiertos,
de caminos invisibles
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Antología de José Luis
con tatuajes de misterios,
mientras dunas ondulas
dejan al aire sus pechos.
El día se fue apagando
en la esquina de un convento,
entre cantos de los monjes
de salmodias y silencios,
entre sombras de cogullas
y de cipreses durmiendo.
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Antología de José Luis
MORIR EN LA TARDE
A las víctimas del terror.
Corre niña, vete y corre,
el viento de la tarde muerde;
nadie sabe lo que pasa,
el ruido del aire, hiere.
¡Corre, mi niña corre!
no te caigas , no tropieces,
que no hay flores en la calle,
que tu sangre regar pueden.
El cielo se está nublando,
con un repique de muerte,
no es repique de campanas,
son lamentos de la gente,
de un viento que está llorando,
junto a tu cuerpo inerte.
Se está cubriendo la tarde,
de colores rosa y verde,
de polvo, sudor y llanto,
junto a la niña que duerme,
por un odio, que era ruido,
por un ruido, que era muerte,
cuando anochece la tarde,
tarde, de rotos claveles.
Furioso se queda el viento,
cuando la niña se duerme,
y la noche pone el manto,
sobre su cuerpo yacente.
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Antología de José Luis
SEGUILLIDA AL VIENTO
Amanecía el día
color frambuesa;
volando lleva el mirlo,
cantando lleva,
el mensaje de una hoja,
amarilla y seca.
Caracolea el aire,
caracolea;
se balancea el olmo,
se balancea;
y el viento se aroma,
con la verbena.
Mis ojos ya no miran,
tan sólo lloran;
mis brazos ya no abrazan,
tan sólo imploran;
las doce han sonado,
y el viento sopla.
La luna llena, enciende,
oscuro cielo,
y el fuego de su hechizo,
derrite el hielo,
del lago de unos cisnes,
de blanco cuello.
¡Cierra tu puerta niña!
que el aire pasa,
arañando tu frente
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Antología de José Luis
con uñas largas;
¡cierra tu puerta niña!
que el viento araña.
Sendero que vas andando,
haciendo senda;
mi palabra ya es viento,
polvo y arena;
mi silencio es palabra,
que el eco lleva.
El viento lleva rosas,
y yo, claveles,
cuando beso a mi niña,
entre las mieses,
con el trigo de espiga,
dorada y verde.
¡El viento, lleva rosas,
y yo, claveles!
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SALIÓ MI BARCA A BOGAR
Salió mi barca a bogar,
con la bahía tranquila,
con las gaviotas besando,
olas que la mar traía.
El viento, llenó mi vela
con aire de barlovento,
con lágrimas de mi niña,
de ilusiones y de ensueños.
Pañuelo blanco de encaje,
su mano blanca, agitaba,
con aromas de unas rosas,
que en la otra mano llevaba.
La luna blanca y gibosa,
iba apagando estrellas,
en un cielo azul obscuro,
y un mar de escondidas perlas.
Mi barca salió a bogar,
por un camino sinuoso,
que iba trazando la mar.
Mi barca, ¡se va! ¡se va!
¡se alejó de la bahía,
por la bocana del mar!
¡Mi niña, al mar tiró rosas,
cuando dejó de llorar!
Se iban rompiendo mis sueños,
por la bocana del mar,
con olas color de sangre,
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Antología de José Luis
con su espuma, sabor a sal,
con los cantos de sirenas,
que en el farallón están,
esperando que mi quilla,
embarranque en el coral.
Cuando la noche se rompa,
con mi barquita velera,
con mis remos en la popa,
y en la proa con mi vela,
¡dejadme, cuando yo muera!
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TRAGEDIA EN LA TARDE. BARCELONA.
TRAGEDIA EN LA TARDE
BARCELONA
La campana de la iglesia,
las cinco, las cinco daba;
las palomas de la torre,
se asustaron y volaban.
El viento se hizo silencio,
las flores , no perfumaban,
el sol quemaba la tarde,
y la tarde se hizo Rambla,
y al calor de aquella tarde,
la Rambla se adormitaba.
¡Las cinco, las cinco! daban,
cuando la muerte avanzó,
segando con su guadaña,
enrojeciendo la tarde,
con un niño que llora,
con su madre allí tirada.
Seguían dando las cinco,
que las cinco no paraban,
la muerte seguía andando,
a ciegas con su guadaña.
La Rambla se ha hecho mar,
con un cielo que desangra,
y va esparciendo los restos,
por la calle ensangrentada.
por un odio que es de muerte.
¡Sonando las cinco estaban!
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Antología de José Luis
¡El niño se durmió solo,
recostado en la cucarda,
su madre quedó a su lado,
por si acaso despertaba!
¡En la torre de la iglesia,
las cinco, las cinco daban!
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CANTAR DE LA EMBRUJADA
CANTAR DE LA EMBRUJADA
Sola se quedó la niña
junto a la fuente del agua,
en tarde fría de abril,
donde el romero descansa,
esparciendo con su aroma
cantares, en voz muy baja.
Castaños eran sus ojos,
que guardaban negras cejas,
sus labios eran muy rojos,
sus dientes como las perlas,
su pelo negro, muy negro,
en aquella tarde muerta.
Al borde de fuente vieja,
la niña se quedó sola,
con los aromas de azahar
marchitos, y con la alondra,
que se fue también volando,
dejando tras sí su sombra.
¡Nadie la quería ver!.
ni en la fuente, ni en la plaza,
ni por la calle empinada,
que de la ermita bajaba;
... decían, porque decían,
que estaba medio embrujada.
¡Ay, que mi niña está sola!
con una sombra afilada,
de un amor que la hiere,
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Antología de José Luis
como el filo de una espada.
¡Nadie quiere saber nada,
de la niña enamorada!
... ¡Ni de un caballero muerto,
junto a la fuente del agua!
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SEÍSMO - MÉXICO 2017
La noche estaba dormida,
con la luna cuarteada,
con el viento que rugía,
a saltos por la quebrada,
pisoteando flores,
deshojando ramas.
Rugía el viento,
en noche negra
con luna blanca.
La tierra comenzó a temblar,
la noche se amorataba,
el viento daba portazos
en goznes de una ventana.
La luna murió en los brazos
del viento que la ultrajaba.
La noche es negra,
la luna sangra.
La tierra se cuarteó,
una estrella la amortaja;
el jacarandá murió,
entre el peyote y la dalia.
La calleja quedó sola,
sin volteos de campana,
sin la torre que no existe,
sin el tiempo... que no pasa;
Rugió el viento,
en noche negra,
con luna blanca.
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Antología de José Luis
La noche buscó a la noche,
en el remanso del alba,
para llorar con ella,
restos de sombras quemadas.
El temblor se hizo noche,
la noche se hizo fría,
la noche se hizo larga.
Noche negra,
luna blanca.
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SECRETOS DE LA ALHAMBRA.
SECRETOS DE LA ALHAMBRA
Alminares de Granada,
que al cielo su pena cantan,
con el almuecín que llama,
al rezo de la mañana,
Casas de cal pintadas,
con ventanas enrejadas,
con claveles y con dalias.
¡Qué triste vas Boabdil!
cabalgando hacia Poniente,
derrotado por la cruz,
de la espada de un creyente.
¡La Alhambra no te perdona!
y tu Aixa contigo llora.
Las veletas de las torres,
te miran cuando tú pasas,
y con el viento murmuran,
tus lágrimas amargas,
por la Alhambra, por Morayma,
tu esposa muy amada ,
que quedó en tierra cristiana.
El sol de Poniente enciende,
llamas sobre Granada,
con sus andrajos plomizos,
y luna triste y callada.
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Antología de José Luis
Granada se hacía noche,
sin rabeles ni tambores,
sin la zambra, sin el fuego,
sin cielo, sin arreboles.
Cubierta y llena de arrugas,
la luna de miles de años,
descansó, para morir,
sobre las aguas del Darro.
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NANA DE NAVIDAD
Mi Niño, duerme que duerme
sobre el perfume de un nardo,
su Madre le canta nanas,
con las estrellas mirando.
La luna brilla de envidia,
por no poder abrazarlo,
y estrecharle entre su pecho,
de color blanco y estaño.
El Niño duerme que duerme,
su Madre sigue cantando,
con un querube que viene,
de los cielos escapado.
Mi niño sigue durmiendo,
con sus ojitos cerrados,
mientras los pastores llegan,
con sus quesos en la mano.
Las ventanas de los cielos,
sus visillos no han cerrado,
para que salga la luna,
y las estrellas bailando,
con farolillos chinescos,
con zampoñas y charangos.
Mi Niño sigue durmiendo,
su Madre le está arrullando.
El Niño sigue durmiendo,
Su Madre le está cuidando,
y por las dunas de Oriente,
camellos vienen trotando.
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Antología de José Luis
La palmera se arrodilla,
para tenerle en sus brazos.
La noche se hace de fuego,
"pa" que bailen los gitanos.
La luna se pintó su cara,
de color blanco y estaño.
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MUJER
Día Internacional de la Mujer
Olía a nieve blanca,
tendida en musgo verde,
cuando crecía la noche,
esparcida en el poniente.
Eran tus ojos claros,
azules de azul celeste;
era tu vientre el fruto,
de una semilla durmiente.
Noche, noche de mujer,
aromada de claveles,
con cielos de azul cobalto,
y rojos atardeceres.
El río sigue bajando
por empedrada pendiente,
con una luna encendida,
que se acurruca en tu vientre.
Las horas se han hecho largas,
las doce se han hecho breves,
el niño ya se ha dormido,
protegido por sus duendes;
en un cielo pintado,
con luces rojas y verdes;
con serafines alados,
que con las estrellas duermen.
¡Mujer! la de los ojos negros,
la de la luna creciente,
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Antología de José Luis
la de los cielos sin nubes,
la de las playas ardientes,
la que vence al dolor,
cuando la vida hiere.
¡Qué fuerte eres mujer,
cuando el dolor muerde!
¡Deja, mujer!
que de la mañana el lucero,
no venga muy de repente,
que tu niño se durmió jugando,
con arrugas de tu frente.
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SUEÑO EN LA TARDE
La primavera ha nacido,
en el seno de la tierra,
cubriendo de yerba verde,
la silenciosa alameda.
Voy soñando mi camino,
por la senda troceada,
y en un rincón del sendero,
mi vida, de andar se cansa.
-¿Dónde voy por mi camino,
entre rosas y cizañas?
Mi caminar en la tarde,
es tan lento que se apaga.
La tarde, se quedó muda,
sin el canto de cigarra,
sin el respirar del viento,
sin el perfume de albahaca,
... sin la gitana que toca,
mi cara de piel quemada.
Sin la gaviota en el mar,
sin el halcón en la rama,
...sin la sombra de un amor,
que perdí, cuando soñaba.
Mi soñar vuelve a plañir,
en mi primavera eterna,
entre rosas con espinas,
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Antología de José Luis
y encinares de hoja negra.
Por mi sueño que serpea,
la tarde ya se obscurece,
cuando viene mi gitana,
con diademas en su frente.
El viento da a mi gitana,
una copa de aguardiente,
pero ella,
no la bebe.
Mi gitana se va,
y ya no vuelve.
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Antología de José Luis
PRELUDIO DE LA NOCHE
Dos luceros han salido,
en un cielo negro y claro,
cuando la noche duerme,
con su canesú dorado;
qué bien que está la noche,
a orillas del mar salado.
Su cuerpo me recuerda
a una noche de verano,
con una luna luciendo
en trigo recién segado,
y a una gitana que tiene,
ojos negros, pelo largo.
La noche comenzó a soñar,
con gitanilla del Darro,
con el río que bajaba
de las alturas al llano,
con sus peces ya dormidos,
entre cañas de un remanso.
La noche se fue embriagando
con la gitana a su lado;
se retorcían sus cuerpos,
se buscaban con sus labios.
El respirar de la noche,
era fuego de verano.
La luna se fue del cielo,
por entre surcos lejanos,
empedrados con estrellas
vestidas de lino blanco.
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