analisis linguistico de "las cenizas del padre de la patria"

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Caracas, diciembre de 2012 Miguel Eduardo Ortiz Rodríguez Universidad Católica Andrés Bello Segundo Año de Letras Seminario: Cuento venezolano del siglo XX: mapa y bitácora para una aproximación Profesor: José Tomás Angola Heredia Análisis lingüístico de Las cenizas del padre de la patria

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Analisis linguistico de "Las cenizas del padre de la patria".

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Page 1: Analisis linguistico de "Las cenizas del padre de la patria"

Caracas, diciembre de 2012

Miguel Eduardo Ortiz Rodríguez

Universidad Católica Andrés Bello

Segundo Año de Letras

Seminario: Cuento venezolano del siglo XX: mapa y bitácora para una

aproximación

Profesor: José Tomás Angola Heredia

Análisis lingüístico de Las

cenizas del padre de la

patria

Page 2: Analisis linguistico de "Las cenizas del padre de la patria"

Objetivo

Este trabajo tiene como objetivo realizar un análisis lingüístico del cuento Las

cenizas del padre da la patria escrito por Antonio Ortiz (frontera Falcón-Zulia,

1935), el cual recibió la Primera Mención en el Concurso Anual de Cuentos del

diario El Nacional en el año 1985; y que además está incluido en la colección de

cuentos Las cenizas del padre de la patria: El delusorio y ominoso final de la era

del petróleo en Venezuela (Editorial El perro y la rana. Caracas, Venezuela. 2008).

Metodología

La metodología que se aplicará para la realización del análisis lingüístico será la

propuesta por Irma Chumaceiro en su libro Estudio Lingüístico Del Texto Literario:

Análisis de Cinco Relatos Venezolanos (Fondo Editorial de la Facultad de

Humanidades y Educación de la Universidad Central de Venezuela. Caracas,

Venezuela. 2005), para realizar un estudio lingüístico del texto literario (en este

caso el cuento Las cenizas del padre de la patria. Aquí, Chumaceiro presenta un

“modelo para el análisis de textos de narrativa literaria” (p. 96), elaborado teniendo

como base los planteamientos teóricos y metodológicos que en el mismo libro

expone además de algunas consideraciones básicas de la teoría literaria moderna

tradicional. El esquema para el análisis del relato que propone Chumaceiro consta

de los siguientes puntos:

1. Tema y coherencia:

1.1 Título.

1.2 El tema, sus niveles de explicitación.

1.3 Los personajes y su caracterización.

1.4 El narrador y su papel en el relato.

Page 3: Analisis linguistico de "Las cenizas del padre de la patria"

1.5 El ambiente y su contribución a la coherencia textual.

2. La estructura del texto, su relación con el desarrollo del tema.

3. La trama: el encadenamiento de las macroacciones.

4. Los elementos de cohesión textual:

4.1Cohesión referencial.

4.2 Cohesión léxica.

4.3 Cohesión conectiva (conectores de discurso) y secuencial.

4.4 Tiempo y modo verbal.

5. Aspectos pragmáticos, estilísticos y retóricos:

5.1 Caracterización del discurso como literario: adjetivación, modalización,

gradación, etc.

5.2 Imágenes y figuras.

5.3 Lo implícito, lo sugerido, lo sobreentendido.

5.4 Estrategias retóricas.

Afirma Chumaceiro sobre este esquema de análisis: “la finalidad de dicho

esquema no es otra que la de acercarse de una manera sencilla y efectiva a los

textos de narrativa literaria con el fin de realizar una lectura profunda y develadora,

que permita desentrañar sus significados, captar la estructuración y desarrollo del

tema, y establecer los aspectos lingüísticos y retóricos que lo caracterizan” (p. 60)

Page 4: Analisis linguistico de "Las cenizas del padre de la patria"

Análisis lingüístico de Las cenizas del padre de la patria

1. Tema y coherencia

1.1 Título

El título de este cuento es bastante sugerente y ambiguo , ya que a primera vista

al leer “padre de la patria” sin haber leído el texto narrativo se piensa que se habla

del personaje histórico que lleva ese epíteto -que además está en minúsculas-, El

Libertador Simón Bolívar. Pero con la lectura del cuento se entiende que el título

no hace referencia a Bolívar sino a un taladro petrolero que lleva por nombre

“padre de la patria”. Es un juego con las palabras que lleva a entender al petróleo

como el verdadero padre de la patria.

1.2 El tema, sus niveles de explicitación

En este relato se encuentran principalmente dos niveles de explicitación en cuanto

a la temático. El primer nivel sería el de la “historia presente” (la que cuenta y vive

el narrador); que consta de la visita del gringo al campo petrolero. En el segundo

nivel se encuentra la crítica al manejo e influjo del petróleo en Venezuela y el

recuento del campo petrolero antes (e incluso después) de que la industria

petrolera comenzara a perforar los suelos.

Entre los dos niveles el autor establece puentes para su relación y

complementación, fundamentalmente “jugando” con los tiempos como se explicará

luego.

1.3 Los personajes y su caracterización

Page 5: Analisis linguistico de "Las cenizas del padre de la patria"

En el cuento los personajes no interactúan entre ellos como normalmente ocurre.

El narrador es un personaje pero sólo se encarga de narrar la visita del gringo a

los campos petroleros. Y sin duda el gringo es el personaje que está mayor y

mejor caracterizado, ya que se describe lo que piensa, lo que crítica y hasta de lo

que se burla sobre el campo petrolero, el petróleo y la política Venezuela. También

de importancia es el inspector, que interactúa con el gringo en el campo petrolero

y dialogan entre ellos.

1.4 El narrador y su papel en el relato

En este texto narrativo se puede afirmar que el narrador sólo se entromete en el

relato en la medida en que él es el que lo narra –y eso le da una importancia

grandísima-, pero no toma parte en las acciones que narra (la visita del gringo al

campo petrolero, y la historia del petróleo en Venezuela). A pesar de que el

narrador no interactúe físicamente con lo que narra, su papel es de bastante peso

al ser el que cuenta todo lo que ocurre. De importancia son las preguntas que

hace y se hace el narrador, cuya respuesta nunca se da; pero esto no atenta

contra el buen desarrollo de la narración.

1.5 El ambiente y su contribución a la coherencia textual

El ambiente es uno solo (el campo petrolero Taparito), donde transcurre la acción

de la visita y la acción de los otros planos temporales (de los que se hablará

luego). Lo interesante del manejo del ambiente es que aunque es el mismo

geográficamente, se narran diferentes acontecimientos en diferentes planos

temporales. El ambiente es importante ya que está relacionado con todo lo que se

narra y ocurre en el cuento. El campo petrolero puede simbolizar a Venezuela,

explotada y perforada, para que su único destino sea convertirse en cenizas.

Page 6: Analisis linguistico de "Las cenizas del padre de la patria"

2. La estructura del texto, su relación con el desarrollo del tema

En cuanto a la estructura de narración resalta la numeración por capítulos en

orden descendente (del XIII al II) y que cada uno de los capítulos tiene un “reloj”

que dice la hora en la que ocurre lo que se narra en el tiempo “presente”, el

capítulo XIII empieza por 01:00:00 pm y el capítulo II corresponde 01:13:00 pm.

También se puede apreciar en algunas partes de la narración una estructura

descendente, como versificado, formando un triangulo al revés, así:

Y penetra, en el bis de su mandato constitucional, el gocho

populista y caradura creyéndose el mejor líder

tercermundista. Agitando los brazos como

aspas de molino, administrando ¿esta

vez sí?, la miseria petrolera con

criterio de pobreza, antes de

ser defenestrado. En el

cliché de inspec-

cionar los

campos.

Se hace obvia la intención del autor para expresar que todo va en declive, todo

será cenizas, formando una referencia estructural que se relaciona en gran

medida con lo que se narra y describe en el texto.

3. La trama: el encadenamiento de las macroacciones

Page 7: Analisis linguistico de "Las cenizas del padre de la patria"

La trama en este cuento es la visita del gringo supervisor (Dullacher) al campo

petrolero, pero el narrador no sólo se enfoca en las acciones del gringo, ya que los

planos temporales se superponen uno a otro, narrando diferentes acciones en

diferentes planos temporales en unas pocas líneas, razón por la que para el

encadenamiento de las “macroacciones” (que ya se hacen difíciles de identificar),

sólo se tomará en cuenta la narración de la visita de Dullacher a Taparito.

Macroacciones:

La llegada La visita La salida

Aunque aquí se simplifica a las tres macroacciones, hay muchas otras acciones

que ocurren en otros planos temporales y son narrados pero no tienen un

encadenamiento cronológico o causal y además no se pueden como

macroacciones sino como acciones que complementan a las macroacciones

principales del plano temporal del “presente”.

4. Los elementos de cohesión textual:

4.1 Cohesión referencial

Este cuento empieza en una especie de in medias res, ya que no se ha

presentado ninguno de los personajes ni de lo que ocurre cuando se empieza a

narrar, pero a medida de que el lector se adentra en el texto existen los indicios

pertinentes para la identificación de cada personaje, ambiente y situación. Por eso,

a falta de referencias anteriores, el entendimiento del texto puede dificultarse y

volverse críptico.

Page 8: Analisis linguistico de "Las cenizas del padre de la patria"

4.2 Cohesión léxica

En el texto existe una cohesión léxico en cuanto que el lenguaje usado para narrar

es el del contexto que se narra, usando muchas expresiones y palabras

coloquiales que le dan realismo a la narración; además de las palabras coloquiales

resaltan las muy usadas frases y palabras propias del contexto del petróleo.

4.3 Cohesión conectiva

En este cuento la secuencia de la narración es llevada de la mano por los tres

puntos principales que forman las macroacciones, las cuales siguen una

secuencia causal y cronológica pero que también están nexadas a través de las

pequeñas narraciones que se hacen en otros planos temporales.

4.4 Tiempo y modo verbal

En el texto predomina la narración en tiempo presente en la trama principal

formada por las macroacciones; pero también existen otros planos temporales y

por ende otros tiempos y modos verbales.

Se pueden diferenciar por lo menos seis planos temporales diferentes:

1. El tiempo “real” o “presente”, que está cronometrado en 13 minutos. Lo que

dura la visita del gringo al campo petrolero.

2. Un tiempo histórico donde se desarrolla la historia de Venezuela, desde el

descubrimiento y la conquista española hasta los tiempos modernos.

Page 9: Analisis linguistico de "Las cenizas del padre de la patria"

3. Otro tiempo histórico que narra los comienzos y evolución de la industria

petrolera en Venezuela.

4. Un tiempo particular o local en el que se explicitan el nacimiento, desarrollo

y muerte del campo petrolero Taparito.

5. Un tiempo político, que se representa con el cono invertido al final de cada

parte y que narra la visita de diferentes Presidentes al campo petrolero. De

importancia es que este tiempo transcurre “al revés”, lo que da más apoyo

para pensar que el autor quería representar el declive no sólo dentro de la

narración; sino en su estructura, su forma y su manejo del tiempo.

6. Un tiempo que “no transcurre” pero que se narra en primera persona. Se

puede decir que es sobre la infancia del narrador y su relación con el

campo petrolero.

5. Aspectos pragmáticos, estilísticos y retóricos

5.1 Caracterización del discurso como literario: adjetivación,

modalización, gradación, etc.

En este cuento la adjetivación es muy importante ya que posee muchísimos

adjetivos, lo que le da al texto un carácter bastante barroco por la carga de

imágenes y de gran fuerza sinestésica.

5.2 Imágenes y figuras

Poéticamente el cuento está muy bien logrado a partir de las imágenes y figuras

que posee y que dan mayor sentido al declive implícito y explícito propio del texto.

En comparación con las imágenes poéticas, hay mayor cantidad de adjetivos a

través de la narración. Las imágenes en este cuento nunca pierden ese carácter

sinestésico tan sensual al que coadyuvan los adjetivos.

5.3 Lo implícito, lo sugerido, lo sobreentendido

Page 10: Analisis linguistico de "Las cenizas del padre de la patria"

En el texto predomina tanto lo implícito como lo sugerido. El tema del declive de

Venezuela y su industria petrolera aunque sea explícito por ser algo que se narra,

se encuentra implícito en su forma, su estructura, su manejo del tiempo y hasta en

el ordenamiento de los capítulos. En lo sugerido entra el título del cuento: “Las

cenizas del padre de la patria”, que a primera instancia se pensaría que hace

referencia al Libertador Simón Bolívar pero al leer la narración el lector se dará

cuenta de que el título hace referencia a un taladro petrolero llamado Padre de la

Patria (o PDLP-201) que se encuentra en el campo petrolero de Taparito

5.4 Estrategias retóricas

.

En la narración predomina, en la retórica, las preguntas-monólogo que se hace el

narrador y que no tiene nunca respuesta explícita. Esta estrategia crea tensión y

complica aún más el entendimiento de las macroacciones principales que

transcurren en tiempo “presente”.

Page 11: Analisis linguistico de "Las cenizas del padre de la patria"

Bibliografía

Chumaceiro Arreaza, Irma. Estudio Lingüístico Del Texto Literario: Análisis de

Cinco Relatos Venezolanos. Fondo Editorial de la Facultad de Humanidades y

Educación (Universidad Central de Venezuela). Caracas, Venezuela, 2005.

Ortiz, Antonio. Las cenizas del padre de la patria: El delusorio y ominoso final de la

era del petróleo en Venezuela. Editorial El perro y la rana. Caracas, Venezuela,

2008.

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Anexos

Page 13: Analisis linguistico de "Las cenizas del padre de la patria"

Las cenizas del padre de la patria

Antonio Ortiz

“Para mi el pasado es como un baile de cenizas”

Carl Sandburg

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XIII

01:00:00 PM

Rataplán... Rataplán... Rataplán...

“¡Ahí viene el gringo! ¡Ahíiiii vieeeeeeeeeneeeeeee Duuuuuuullaaaaaaacheeerrrrr!”

El grito lo disparo por encima del estrépito metálico y del tatán-tatatán... tatatán-tatatán.tatatatán de la marcha marcial, “The Stars and Stripes Forever”, “Barras y Estrellas”, de John Philips Sousa, que el Inspector hace sonar a todo volumen por los altoparlantes; y el ardor lo tengo en el galillo, y en la retina el correr como las arditas, de la docena empandillada de Taparito, el campamento de la PDLP Oil Company, dispersándose en un soplo.

Se me mete el extranjero y no me ve en el encaramite del taladro, ni en el hicaco cargaíto; no mira que es un sólo azafrán el araguaney del patio de la casa de la señora Romelia; no ve que las matas del terreno frente al club están ya full de taques: o si las

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barisiguas de las cercas, con las pringas de los primeros días de abril, al poblado le han puesto capa colorada.

Igual ignora si soy ausencia, salto de alambrada, jubilada del colegio, para cazar perdices; o mejor, honda y cascajo, en el velar yaguazas en la ciénaga; o me vuelvo silbo que embelesa y lazo en guaudua para bajar iguanas que estén güebadas; o anzuelo, que están picando bagres mierderos en la orilla. Quizás esté mejor el día para burlar el guardabosques de la compañía y tumbarle cocos en Río Ulé; o para robarle las patillas al guachimán del campamento de la Williams; o la zambullida, con la cuerdita de Evelio, el boyescao, en el muelle de La Lago, por los lados del campo de Tía Juana.

Irrumpe el forastero y no sabe de los santocristos paraditos en los cables; si soy gonzalico, contrapunto de turpial; alegría de pitirrí o sí es de chuchube el cantar; de chocorocoy comehuevos al asalto de nidales, la bullaranga en el gallinero; o es conversa de cucaracheros, visitando aleros.

Apenas ingresan los portaestandartes, retumban las gloriosas notas del Himno Nacional, por el sistema interno de sonido que opera el Inspector del campo.

Y penetra, en el bis de su mandato constitucional, el gocho

populista y caradura creyéndose el mejor líder

tercermundista. Agitando los brazos como

aspas de molino, administrando ¿esta

vez sí?, la miseria petrolera con

criterio de pobreza, antes de

ser defenestrado. En el

cliché de inspec-

cionar los

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campos.

-I don’t care... El americano, dándole la espalda.

XII

01:00:10 PM

Traca...tratráca... tatrá...

Se estremece la hilera de tubos acostados del foso del portón del campamento, y el leco lo descargo desde el copo del taladro.

¡Llegó el musiú!!! ¡Lleeeeeegoooooo Duuuuuullaaaaaaacheeeeeeeerrrrrrrrrrrrrr......!!!

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El chillido lo estallo primero contra el encalado del recolector de basura; y ahora soy cotiza volando al palomar, las casitas desleídas de bloques sin frisar.

Siempre lo mismo. Llegaba y no me iba a escuchar mi gran historia. De cuando metieron la mecha y, al primer puyazo le brotó aquel manantial esplendente a Taparito; enchumbando de negro monte y sembradío, heredades de picure y de paují. Oye, gran carajo, dime sí también tus hombres lo engendraron o lo abortó la tierra, porque mal paridos sí son los campamentos; el bahareque se volvió mampostería y los techos de palma se aceraron en un zinc. ¿No viste que ya están tirando el cerco? Y en el centro dejaste el totem descarnado, negando hasta la sombra, reinando entre los campos, ¿para la adoración perpetua?, el padre de todos los taladros de la patria, la cabria del pozo progenitor, el Taparito’s PDLP-201. ¿Me vas a decir que no mandaste a sembrar el trono vegetal alrededor? La grama verdecita. Y al lado le clavaste la lámpara votiva, el farol descomunal incandescente del mechurrio, para alumbrar el orificio y el tubo negro que le entra y que le sale; en lo único, penetrarla, a la tierra; y el obsceno brillar del lomo pulidito, el relucir de patas y cabeza basculantes; pintaditas, de rojo, verde y amarillo, como si fuera una tara maraquera, en un coito ad infinitum, en un nunca acabar. Y la tierra orgásmica entregando, de ñapa, la simiente negra, más negra que el negro de las noches, con 30 grado A.P.I.

Y se me va. ¡I don’t care about that...!, sin saber en dónde se dormían los vientos del noreste, que se vienen a alisar los campos desde los desiertos de Paraguaná; de cuándo hablaba con cometas y me respondía la exhalación del meteorito; de cómo platicaba con la luna y me replicaba el sol en un eclipse; de sí dialogaba con la lluvia, o si le tenía miedo a las estrellas; de cuando jugaba con las nubes y éstas me respondían con centellas; o de cuando arengaba a los dioses y el cielo respondía con arco iris. Ni nada.

Te marchas meteco del demonio, sin ver que soy de vegetal podrido, la vida misma reventando en cada barro; que vengo de un monte verdecito y me trajeron los alisios de Kisiri. Que fui tierra, orillando la concentración del campamento y elevado en sabias de jobos, urupaguas y cabimas; o me iba al lago y en la orilla me volvía arena fina; o entraba al agua aguantando cocoteros, uveros y manglares. Y ahora soy de rastrojo desflorado por las carreteras negras de las petroleras; porque entre taladro y taladro, entre locación y locación, entre las cabrias, de estación en estación, me vienes destrozando ñaragatos, predios de matacán y cachicamo; espantando paraulatas, alborotando guacharacas;

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cuadriculando de negro posesiones de etnia en extinción, con tu laberinto de accesos, trochas y trillas asfaltadas, para ir a ningún lado. Maraña para cortar la retirada.

Resuena el Gloria al Bravo pueblo (el Inspector rindiendo

los honores correspondientes a su alta investidura)

y ahí está el gringo del cipote, asomado

cuando llegaba a la inspección el

crapuloso pediatra, barragano

sinvergüenza, que con

una sonrisita nos

vaciaba la

botija.

Well done, doctor..!

XI

Page 19: Analisis linguistico de "Las cenizas del padre de la patria"

01:00:20 PM

Tracatrá...tracatrá...tracatrá...

Trepida la trampa que impide el paso de vacas y burros del contorno.

Y el vuelo termina en las cinco hileras de casitas del campo chiquito y las cuatro filas del campo grande. Estas amorochadas, para lo mensuales y los de la nómina diaria con nombre en el tabulador; aquellas pegadas en ringleras, pared con pared, para los del pay roll de los siervos de la gleba, los obreros pico y pala; según engendro del ingeniero pitiyanki, para ahorrarle gastos a la compañía.

Y él es el otro que vuelve y no acata que estoy en el rojo del capacho y en el blanco del narciso de la señora Florentina. Que desde el olor del nardo del traspatio me llega el dardo de la avispa. Va y viene y no aguáita que estoy en los chupaflores de la casa de Ernestina; no sabe si a media noche el guaco cantó tres veces el mal augurio, y ahora, ni cuenta te das sajón, que con los cuatro sirenazos están sacando con los pies primero al paisano encuellador de cabrias lago afuera, quien se vino guardabajo, amaneciendo, y lo tuvieron que recoger con cucharita. But he doesn’t care about that.

Se me iba el catire y no supo del trasnocho por el seretón, batiendo corotos casa de Edelmira. Ni que el espeluzno es de ánimas en pena, el cambote de indios, viniendo en las noches de luna color de arcilla, cuando el febrero es verano, por el zanjón del camino viejo de los Españoles, a barrer los techos, a limpiar los patios, a desempolvar las calles, a sacudir las matas; en la faena de recoger, para llevarse, los tierreros que vienen del nordeste. O si están dando función y llegaron a montarse en los taladros, para apagar mechurrios, a cortar las luces de los campos o a tapar los pozos con arena. O si la espabilada fue obscurito: la comadre Carmen despertando en gritos a todo el

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campamento, porque el muchacho venía de pie, y la comadrona no acababa de llegar de Lagunillas.

¡Ajá! Ahí se hizo el sueco, el que no vio, que ahora

pasaba el pígnico guasón, el llanero refranero

y jodedor, el soberano de turno, perdiendo

el tiempo, cortando cintas tricolores,

inaugurando galleras y patios

de bolas, mientras el

carro de la economía

del país pati-

naba.

-Does he care for this country? Oh, boy! El gringo en el asombro.

X

01:00:30 PM

Page 21: Analisis linguistico de "Las cenizas del padre de la patria"

Se me cimbra el espinazo, la ristra de los tubos.

Y ya avanza, calle arriba, ladeada por el lomo’e perro del empetrolado de la carretera, por la tarde, con el pito de la una, la cucarachita chevrolet del musiú.

Hace su entrada el nórdico, con la fanfarria de los tubos del portón; y el tarará de la marcha Barras y Estrellas por los altoparlantes del sistema de sonido interno, y ni cuenta se da que hoy es febrero, y que nadie ha venido a liberarme o a soldarme el cordón de plata del alma con estaño.

Penetra el bárbaro, circula por mis venas, y el miedo se me encaja, se me cuela en la tinaja y la totuma, en el buche fresco atragantando al chavalo acezante. Se me agita en el respirar del pecho en taquicardia; y en el esperar, buscando el aire que faltaba, a que el dutchman se marchara.

Y no supo que soy del calor que exprime el cuerpo en las barracas; ni de mañanas fresquecitas; alpargatas enredadas en hilos de hierba húmeda, adornadas con aljófar de rocío, caminito de la escuela; ni de tarde que se hace noche tempranera, o mejor, se pone colorada, el sol de los venados pegando bien bajito, fabricando otoños tropicales en febrero, en el tamiz de los tierreros que vienen del noreste. ¿Sabe acaso que soy jinete en caballitos de lluvia matutina? ¿Advierte que me voy en un zoológico, las nubes rumbo al sur, por la tarde en caldereta? ¿Conoce que soy capitán en barquitos de papel en ríos de alcantarilla? O si prefiero prolongarme en magialuna, boca arriba, sobre el frío del zinc, las planchas del asoleadero de ropa del patio trasero, y ser lucero mazamorrero o tener por ojos titilares, cuando la noche no da miedo; y llegarme hasta Las Pléyades, por caminos de Vía Láctea, hasta que regresen los de la guardia de las once; o me voy al cuso tempranero, guindando en la calor, a dormitarme en duermevelas de sapos roncadores, en conticinios de grillos violineros, o adormecerme con el ruqui-ruqui del hico en la alcayata, o con la canción sin final del chirriar de la polea del motor del balancín del pozo PDLP-201; o hundirme en la obscurana del hueco negro que se abre entre los campos, cada vez que se apaga la antorcha del mechurrio, y entonces se alborota el berrinche del padrote, el vapor hidrocarbúrico, espesando la grima de los campos, comprometiendo el respirar, amodorrando conciencias; y sumergirme luego, anestesiado, en pesadillas de metano, que me están midiendo el peso y la estatura; a flotar en efluvios del propano y el mal

Page 22: Analisis linguistico de "Las cenizas del padre de la patria"

sueño, porque me están encasquetando el sombrero de aluminio; o a perderme en las brumas del butano y despertar aturrullado, porque me están poniendo el uniforme de kaki, me calzan las botas de seguridad y me están clavando en el pecho el badge de la identificación, con la foto y con el número. ¡Bacié!, mejor que sea la noche calma chicha y despertarme antes de sonar el pito de un cuarto pa’la seis, sin tiempo de arropijarme en el relente, porque el sereno me pegaba en la mollera y el yelito de diciembre me cosquilleaba las pezuñas; antes de que se enredara en la cabuyeras el cocuyo, o el cachito del alba se enganchara en su lucero.

Allí está el demontre, mirando de reojo cuando pasa,

por primera vez, el andino brincapozos,

presidiendo la función con energía,

haciendo nacional los repeles

del subsuelo, y administran-

do la pobreza con

criterio de

opulen-

cia

-Hold your horses, man! Lo estoy oyendo, al teutón, cuando advertía.

IX

Page 23: Analisis linguistico de "Las cenizas del padre de la patria"

01:00:40 PM

Ignorando sampableras, avanza el gringo en la negra limousine, parabrisas levantado, encuadrando el rostro colorado; lino blanco el traje, corbata negra a medio pecho, rezumando; tabaco atapuzado hasta el anillo, jamón el brazo rebosando la puerta del cacharro.

Llegas, en la tarde de los lunes, oyes tu himno y te vas sin saber que la noche había sido de chubascos y de rezos; sin cura, sin santos, ni procesión; ¡pero ahora si! ¡Santa Bárbara, que está que truena! La escena la ilumina el relámpago, y es de cuadrillas, drillers, suabeadores, medidores, well checkers y tool pushers; brincando de lanchas a gabarras, plantas, pozos y estaciones. Uno, por sobre el lago negro; otro, sobre marullo alto; aquél que se cayó; éste que se quebró canilla.

Ni tampoco, que la noche, la del sábado, se me fue en el picoteo. Noche corta de guaracha pa´gozarla al son del botecito. ¡Así, qué bien, que lindo es el vaiven!, o del bolero pegadito... Eva Garza o Toña la Negra. Quiero escaparme con la vieja luna, en el momento en que la noche muere... Velada y despilfarro, whisky y cerveza en botellón y las orquestas traídas por avión desde Caracas, Billo o Luis Alfonzo. ¡A gozar muchachos! Swing con son, que sabrosón... Y el campo amanecido.

Se me va el bretón, sin saber de la fiesta continuada. ¡Vamos al baile que está que chilla! De margariteños esgaritaos, la Cruz de Mayo, galerones en cuerdas de tiple y mandolina y en litros de ron Pampero. ¿O fue paradura de niño de los gochos nadando en miche claro? ¿Llegó ya el San Benito de Bobures? Chimbangueles, y el baño de aguardiente al negro y al danzante, y venga ron Santa Teresa. ¿No sonaron los llaneros el arpa, la bandola y los capachos? O mejor que la parranda sea de maracuchos, el cañadero

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que se trajo el cuatro, furruco y el charrasquero de El Moján, y, cuando estaba hecho leña, peló por el instrumento, entonces la gaita fue la nunca vista. Con violín.

Y la gran mojiganga, ¿no la ponía la compañía? Natalicio del Padre de la Patria. Joropos de Lorenzo Herrera, a todo el volumen que dieran el amplificador y las cornetas del club. El norte es una quimera... que atrocidad; Venezuela es la primera, en petróleo producción... y lo llaman oro negro, como si fuera un señor... ¡Ay Josefina querida del alma mía!... ¡Urpia Dolores! Y la ofrenda floral al busto, discurso del Director del plantel, en la placita; ternera a la llanera, palo encebao, carrera de enmochilados, cucañas, piñata para los muchachos... fuegos pirotécnicos; y cuando el lavagallo y los sifones de cerveza se agotaban, tarde y acto cultural se terminaban. Y la noche, que caía con las varillas de los últimos cohetones (tampoco pudieron evadirse), se desplomaba también sobre las cabezas de los borrachos rezagados.

Ni quieres saber tampoco, gringo del carajo, de la queja que te pone el Inspector al día siguiente, porque la corona del homenaje al héroe inmarcesible la guindé, y ahora miro como suben y como bajan, colgados del cogote del balancín del PDLP, los amarillos de girasoles y de las flores del araguaney y de la vera; el azul de campanillas, hortensias y buenas tardes; y el rojo de capachos, trinitarias y cayenas. Y los restos de la ofrenda al bronce, guirnaldas, ramos y cintajos, amanecieron depositados en las patas de la cabria; y la banda tricolor, las letras son doradas, AL PADRE DE LA PATRIA, coronando la boca del padre de todos los taladros. ¡Bájese de ahí, muchacho del carajo! El inspector, arrecho.

-I don’t care about that...! El gringo, indiferente.

Y me dijeron que el confiscao volteó para otro lado,

cuando pasaba el de gomina, moscas,

escoltas y sirenas in crescendo,

en lo mismo, en la inspección

e inaugurando obras,

retrasos de

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cemen-

to.

-That doesn’t concern to me.... El alieno, al alejarse.

VIII

01:01:00 PM

Extraño al rebullicio, el musiú con su carcacha dobla a la derecha la primera esquina, la del club, y pasa, las llantas poporeando suavemente en el empetrolado derretido por el cachimbo’e lata de la una, por frente al monumento, el PDLP, en el terreno, entre los campos.

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Veo que ingresas extranjero y el miedo se me aflora, es que la procesión anda por dentro, como “el secreto ancestral ensimismado”. Rescoldo del pavor, fijación arcana y subyacente al de color distinto, a endiosar al que no hablara misma lengua; eco que sembraron muy profundo los que sin rumbo fijo tropezaron nuevas gentes; nautas del demonio, viajeros del acaso, monos de Dios; naos con lastre de ibéricos pestíferos, brutales, desalmados; caballo y armadura, espada y arcabuz impunes. Nada que perder, ni vida ni esperanzas, topándose al azar las tierras nuevas; invadiendo, conquistando, reduciendo, quemando, empalando, jodiendo al indio, al negro, al zambo, a la mezcla resultante; hasta que pudieron, hasta que la patria parió al otro Padre.

Entra y sale el zarandajo gringo y no me quiere escuchar la otra historia, de cuando los rubios hicieron reventar las vetas negras del mioceno, un surtidor deslumbrante me dejó como perla de azabache, y se acabó la paz en Los Barrosos. Me entra primero el dutchman con la Venezuelan Oil; te dejaste venir desde La Rosa, tronchando monte y pintándome de negro los caminos. Costeando me conquista el sajón, la Mene Grande Oil Company; como en guerra me ocupa las orillas. Por el agua me ocosa el ario, con la Lago Petroleum, cortando derroteros de canoas, piraguas y cayucos. Y en tierra y en estuario, el invasor me siembra cabrias; en fila posa balancines, chechebes negros gigantescos. Arranca sus motores para no detener jamás su cabecear estúpido, sube y baja, mete y saca, entra y sale, y su chupar de la eyaculación telúrica, hasta dejarme exangües las venas del subsuelo. Y ahora la Bolivar Coastal Fields no es sino una orgía de taladros, un sólo lupanar, y alumbrando bacanales, la caterva de candiles... los mechurrios.

-Does he care about that?

Good-bye, señor...! El galo, quitándose

el sombrero, al atisbar el paso

del noble ciudadano,

navegando en aguas

tranquilo-

nas.

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VII

01:01:30 PM

El viaje ahora va por la calle’l medio, por frente al Comisariato; por entre las casitas bostezantes, y ya va girando a la izquierda, rozando la explosión rojomorado de las trinitarias de casa de las Espina. Otro golpe de volante y el gringo va a la izquierda, enfilando hacia la Inspectoría, en el inicio de su visita de supervisión semanal.

Se me adentra el americano, viene en paquebote desde el norte e irrumpe en la Main Gate. Por la tarde de los lunes. Con la marcha triunfal que le pone el Inspector. Y otra vez me vuelvo temor, mi secreto remoto entapujado, y lo avivan los tiempos, que son duros, y los rostros del catire y el de pelo colorado; vuelta de rebenque y mayoral; que son más duros todavía. El de aquellos que llegaron arremetiendo contra la tierra que era virgen todavía y la gente venaíta.

Y se me escurre el gringo del cipote y no me oye del recelo que resembraron los otros que arribaron tras el rastro obvio del rezumadero milenario, que los indios

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cuidamenes del noreste dejaron de tapar; y el fácil mercar de la concesión golilla; invadiendo, sobornando, corrompiendo, con el arma nueva del billete y del cohecho. ¡Fuego y al centro! Y, otra vez, la reconquista.

Si se me queda, le hablaría del perjuicio que avivaron aquellos que etiquetaron con sus nombres y los de las companies, la aventura de jurungar la tierra ajena; buscando las trampas, las fallas y los anticlinales; arenas y rocas del subsuelo, preservando el aceite de la piedra.

Y no me quiso oír, si es que le hablaba, que ya no soy más que el hipido de la madre tierra, porque el otro le declaró la guerra, y la empezó en las cercas, acero en malla ciclón que le mandó a poner el Inspector al campo, y tres pelos de alambres púas y un cincho de cuatro metros de ancho, tierra pelada de la valla para afuera; chorros de crudo del PDLP-201, manguerazos de petróleo como meadas de gigante, y yo en la angustia y la franja en agonía, cediendo sin batalla. Y así no pasa gamelote, ni crece verdolaga, ni cadillo, ni pringamosa, ni se arrastró el pepino, no se me enredó más la maravilla y la enea de la zanja se me doblaba en muerte.

Va y viene, y no supo, no sabe y no quiere saber de cómo me comenzó la borrachera negra, en dónde las cacimbas me vaciaron el detritus, de por qué me empantanó el repele y, cuándo éste fue mayor - despelote y despilfarro organizados - el festín fue desenfreno; el de Baltazar que se quedó pendejo y la riqueza se ferió en chafalonía. Y no te hagas el loco, forastero, ¿acaso no viniste cargando con tu capitalismo, tu dollar, el know how, la fast food, y la computer?

No acatas que me trancas la estampida; por la trocha del celtíbero, por trilla cimarronera, por la ruta de los cumbes; que, a troche y moche, me cortas el rumbo, con atajos de macadam y alquitrán, que impiden la llegada del divago fugitivo y que ahuyentas a los indios del tierrero, limpiatechos, tapapozos, ponetrampas...

Pero todos ven , al yankee puñetero, encaramitado en la

oficina de la puerta del Tank Farm, chequeando

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el paso del acrimónico picado de viruelas,

cachimbo en ristre, ¡aquí no habrá

ninguna concesión, carajo!

Así las cosas se

pusieran

feas.

-What the hell...? El sajón, dando un portazo.

VI

01:02:00 PM

Allá al final de la tercera y última calle del campito, está el Inspector, esperando al gringo. Maiciao, aceituno, vitoqueao y facistol, con el estreno del slack de rayón

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tornasolado de última moda; pelando el dientero enchapado en cochano del El Callao; los ojos medio claros, en discordia con el pelo enchurruscado, aplacado a fuerza de Glostora.

Regresas forastero, y entras con los vientos de febrero, y no me das la chance de decirte que la lucha continúa detrás de la alambrada; porque el Inspector ya no deja tierra que pisar; y así el suelo bueno, sólo del sur y ya con miedo se le asoma a Campo Taparito. Él sólo respeta el lecho vegetal de PDLP, y en resto, en cada locación, en cada sitio de cabria y balancín, en el Tank Farm, en Campo Grande y Campo Chiquito, la va tapando. Entre casa y casa me la sepulta con arena empetrolada, con los chorros de crudo que le ordeña al PDLP; vuelta y vuelta a revolver, rociada tras rociada, zambumbia repetida hasta que se forma esta costra negra que, con el tiempo, se pone como nalgas de nené, y ese es mi encanto, para el rodar libre de las metras, el girar quieto del trompo que está sedito, el correr sin brincos del cajón vuelto carrito. Y me larga ese polvillo, ceniza negra de la tierra negra. Y, bajo aquella costra, ni cuenta te das americano, me muero en la paja y el abrojo. Y a punta de barretón y chícora hay que reventarla, al fondo de las casas, para que pueda esconderme con el lirio, la dalia y la azucena, y brille en lluviasdeoro de María Estervina;: para alegrarme con el chipe y siemprevivas, para que las cuarentadías me estallen en colores; que no falte yerbabuena y el yantén y malojillo y la albahaca y el toronjil y la túa-túa al patio; para la toma o bebedizo, y cataplasma y sinapismo, por el dolor, nocturno.

He doesn’t care about that...El Inspector sólo lo pensaba (no lo decía porque no le convenía). Cuando el catire se le iba. Porque aquel no sabe ni por dónde le sale el sol a Taparito. Bastante tiene el gringo con estar enchiquerado todo el día en la oficina del Tank Farm, en frente a los depósitos del crudo, al lado de la chimenea del patio de calderas, viendo todo el día al negro Chico Díaz fabricar aquel vapor de calentar el crudo, para que rodara livianito por el vientre de la tubería. Suficiente tenía él de estar encaramado en aquel bungalow junto a la Main Gate, chequeando la llegada al Steam Boiler, la entrada al Pile Yard, la salida del Machine Shop, en cada turno, de aquella runfla de indios terrosos, forrados de kaki, pintarrajeados de petróleo, jipijapas de protección empenachados de plumas variopintas, y un reluciente distintivo con la foto y el número serial claveteado en el pum-pum. Y mirar, queriendo y sin querer, hipnotizado, aquel laberinto de tanques, oleoductos, plantas, estaciones, tubos y más tubos; negro, todo negro, de petróleo o de pintura; y aquella tierra negra, más que negra, renegrida, empapada, saturada, del aceite de la piedra, empozado en todos lados, enchumbando carreteras, zanjas, muros, hombres, almas y caminos. Todo.

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Y ahora veo que vienen los hunos con la draga. Siento que me abren la garganta, y la mar salada se me metió en el lago de agua dulce y llegó hasta Ceuta y a Bobures. Entonces al agua le nacieron natas negras y se me acabó la flor de agua, los crespos del verdín. Las orillas se pusieron luto; se formó un chapapote, de barro y de petróleo, y se me murió la playa, se acabó la arena fina, se secaron los manglares, los cocos se rindieron sobre el agua y a los uveros se les quemó la vida. Subieron y bajaron las mareas y a los buchones y gaviotas se le empegostó la pluma; al chinchorro, la mandinga y la atarraya se les enredó la muerte. Tornaron llenantes y vaciantes, y al camarón se lo lleva la corriente; al cangrejo se le acabó el paseo; a la lisa y la corvina las mató la gasolina; al pámpano y la palometa los extinguió el benceno; el fenol en las agallas asesinó al lebranche, y el fuell-oil acabó con carpeta y manamana.

Pero allí estabas, fijo. Y el saludo es para el tarugo de chambergo y

entorchados; parafernalia y oropeles, que se quedó con el coroto.

Cuando pasaba, escolta multiplicada varias veces, reparando

en dónde estaba el monkey-business; el que vendió de nuevo

pedazos de la patria, institucionalizó la corruptela y

generalizó el soborno y el chanchullo; el que

comenzó a fabricar la fachada nuevo rico,

quién trajo los nuevos depredadores

y echó vainas hasta que lo

hicieron volar de

madruga-

da.

-Fine! Go ahead, General...

!

Page 32: Analisis linguistico de "Las cenizas del padre de la patria"

V

01:02:30 PM

Mujiquita y jalador saluda, Oh, yes, he espeaks English! Y le abre la puerta del carro al gringo y el mister se desencaja; nalgas y barriga libres, ahí va, contoneo balanceador de doscientas veinte libras, a la oficina. INSPECTOR - PRIVATE - DO NOT ENTER.

Se larga, y no se da cuenta que los clemones tienen flores o si éstas ya son pepas; ni si había palomas torcacitas o turcas o marrones; que estaban pasando las taritas y el ¡zuás! Que las está esperando, muchachos con ramas secas, para el sacrificio en la colección, el altar polícromo del gajo y las espinas del cují. No vio que soy del cardenal manchando de rojo la espesura, o si soy de amarillo en pecho de cristofué, o si la pintura es de alas de azulejo. No sabe que ayer tarde llegó el circo del payaso más grande que el taladro, y del miedo me dio fiebre. Ni que el juego era guataco o libertad, ladrón librao o el escondío; ni que el score del juego interrumpido estaba tres a tres, y yo con el madero al hombro, cuando la estampida; con hombre en base, bateando en tres y dos, cerrando el quinto, cuando entró; con la sirena de la una. Ni porra.

Ni caso que me hace, él sólo oye su American Patrol, y va y habla en inglés con el Inspector y no quiere saber de cuando, otra vez, fui conquistado. La otra sujeción y dependencia; porque me salió este mi temor secular agazapado, embeleso que le facilitó el asalto; y las raíces en el aire, la nolición, ¿cuál autoestima?, la amnesia crónica, le abrieron las compuertas. Y no necesitaron caballo, no era Troya, porque la guachafita, la

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rochela y el bochinche me cabeceó los puentes y el otro volvió a tomarme, sin asalto. La otra cabestreada... ¡Arriba cadenas!... Y te vas y no quieres conocer de la avalancha que barrió lo que era propio. Ni de cuando trajiste el rock, la coke y el blue jean; el chiclet, el hot dog y la hamburger; y estableciste el imperio; ni de cómo el spray me lavó los sesos y a lo de aquí se lo llevó mandinga.

-What the hell is this country? Oh boy!

Atraviesa el campo y no sabe si soy aroma de papelón camino de alfandoque o si había sido de mandoca mañanera; si era cafecito colando al mediodía; o si ya la tarde se espesaba en mazamorra con clavo, canela y malagueta. Pudo haber barruntado en el almuerzo al sancocho de armadillo o chivo en coco; o si la tarde se volvió maduro en melao de malderrabia; si era polvorosa, besito de coco o paledonia; ni percibió el olor a majarete, si estaba el punto de la conservita de leche. Ni nada.

Volvió, y no acata que me elevo, remontando en arco iris de papel, papagayos, volantines, fugas y petacas; revoloteando ventoleras veraneras; ni del duelo, el templar del curricán cortando el aire y las cabuyas de los otros; cruceta asesina de piruetas de colores, hojillas en la punta de los rabos; y la cucamba, cabriolas elusivas, evitando la muerte del cordel, tensando la ilusión de la escapada; por encima de los cables, entre la cabrias, en el terreno grande, por detrás del basurero, frente al club, como a la una de febrero.

Estuvo el güero, y no supo si era tiempo de mamones o si la dentera es de cotoperices, de semerucos, de mayas o cosucas; ni si los cardones adornaban sus espinas con los blancos, rojos y amarillos de los datos, brevas y lefarias. No sabe si las flores del azajarito este año están dulces, si están enmelando los cacures o si ya es tiempo de ahumar el matejey. Que está saliendo el morrocoy, que son de patos reales las bandadas, que están regresando las golondrinas del verano, que las pitahayas tienen el monte colorado o es morado de ciruelas, que los jobos tienen el suelo esteraíto y el olor debe llegar hasta Tamare. No sabe que en el jardín de la comadre Carmelita estalló la resedad y floreteó el jazmín japón y el azahar de la India: no sabe para dónde están mirando los girasoles de la niña Evangelina. ¡Ni la puta idea!

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Levantas vuelo y desconoces que el verano ya me dura trece meses; o, que de tantos aguaceros, se están ahogando los togogos en el aguazal de La Salina. No intuyes que salí a ver si es un hilo el río Ulé o es creciente en las quebradas.

-I don’t care about that..

Y viendo sin mirar, allí estaba, cuando pasó

el de tuno en la inspección, la pluma

insigne, viajero solitario, pasaje

de ida solamente, en

carruaje coji-

tranco.

-Good-bye, Señor/

IV

01:03:30 PM

Page 35: Analisis linguistico de "Las cenizas del padre de la patria"

Marca el reloj de la oficina del Inspector. Y el gringo se desparrama en la silla de madera, monta las patotas en el escritorio y, sin tardanzas ni protocolos, se sumerge en el ritual semanal de examinar pedidos de suministros; los mismo que el campo demanda para mantenerse vivo... pintura, cal, escobas, listones, cemento, tubos, pocetas, ladrillos, cables y bombillos. Y luego firma que te firma, el gringo, los pedidos.

Pasa y no mira, y yo creo que es porque en su cabezota sólo están los goals del contrato que lo trajo desde Ohio: “cooperar en producir lo más, al menor costo, lo más rápido posible”. Dam!, si ya los juracos están hechos y esa mierda negra sale casi sola... y sus problemas los reduce a quitarse de encima al Inspector, a rebajarle los pedidos y apiparse de sifones de cerveza Zulia en el club staff de La Salina... Lo demás... It doesn’t matter...! ¡Pa’l carajo! Más hastiado estaba él de que lo estén mandando a desflorar la tierra y a introducirle tantos tubos y de aquel parir de cabrias y el acelerar la producción, siempre más, al costo mínimo, lo más pronto que se pueda. Y allí lo tengo, haciendo crecer todos los días aquella profusión de tuberías emergiendo de las entrañas taladradas, con la menerragia de las profundidades; tubos delgados a boca de pozo, intestinos en el suelo engrosando en cada locación: avanzando al encuentro de la Flow Station y luego al patio de calderas; y allí, mayor el diámetro por la unión de líneas conforme al juntar del manar generosos de los pozos, hasta la Pump Station, en Ulé, y más luego, convertida en oleoducto, hasta el terminal marítimo de Cabimas, a la panza de los supertanqueros; desde donde, con cada golpe de bombeo, en cada vuelta de rosca de manguera a la cisterna, a chorros, se le escapa la vida al campo Taparito. “I don’t care about that!”

Quédate tú, rubio de la porra, y entiende que no siempre fui presente sin mañana, ¿no ves que me sacaron de raíz?; quise ser perla y fui un sufrir. ¿No vislumbras que el tronco lo regaron con mi sangre? Quise ser garza y sólo fui queja. ¿No sabes que las ramas fueron látigos? Quise ser surco y soy arado rasgando el mar. ¿No ves que de los anales de la historia me dieron a beber lo que convino? Quise ser libre y sólo soy gloriosas notas, blasón orlado, radiante pendón tricolor. Ignoras que después me hicieron carne de cañón, lanza y machete, fusil y bayoneta, máuser y peinilla. Quise ser potro y soy un tormento.

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¿No acatas que, de remate, por babieca y brejetero, los políticos, como otro más que viene y me conquista, me embolinan con su broza, entierrándome los ojos con el señuelo de la necesidad del gobierno todopoderoso; y las otras cenizas del capitalismo, de la globalización, del liberalismo económico o de la revolución del Bolívar socialista? Todo para su propio apandar, despilfarrar la abundancia que manaba de los menes; sólo para llevarme a la ruina y a la decadencia; y yo sólo quiero ser memoria, ser tradición; anhelo raigambre, quiero un volver; deseo un regreso, ser renacer; aspiro a un comienzo, volver a ser; ser alborada, ser porvenir... y por su culpa y por de pronto soy un dislate, soy un olvido, soy un quebranto, soy una endecha, soy una angustia, soy un suspiro; y por no sacarme ese polvero de los ojos soy un museo, soy un slogan, soy de papel, soy sólo un cuento, soy puro teatro, soy un mechurrio, sólo pavesas... sólo cenizas, sólo eso soy.

Y así como entraba, salía; y no me oye cuando le hablo de los primeros chaparrones, y de mayo retoñando en verde claro, ni del olor de bosques; de si ésa fue la invitación o fueron las ganas de coger el monte; porque a los quisireños le salió lo campesino. Y también el gocho vino y cercó, machete y escardilla revelando tierra buena; plantó la estaca y la semilla y se le dio la yuca y recogió la auyama, el ñame y el quinchoncho. Al llanero le nació la cañamada, la roja y la piroca; apareció el marote y al monte le salió aquel gallinero. El guayanés levantó el maizal y el oriental un sembrado de tomates. El coriano armó la talanquera y se trajo un pollinos de San Félix. Y el gringo iba y venía y ni cuenta se dio que al topocho le creció racimo, que la jabada estaba clueca, que estaban goteando los caujiles, que la chirimoya estaba madurita, que la caña era un dulce, ni que el ají me salió picante. Ni hostias.

Y ni caso hace, al Inspector, en su reclamo, porque los campesinos pusieron ladrones de agua dulce y también se están robando la corriente de los postes de luz del campamento, He doesn’t care...!

Así tampoco se detuvo el gran carajo cuando pasó, escolta

mínima, a conocer los campos, el general afable,

borsalino en vez de la guerrera; el que puso

bajo ley la concesiones petroleras, a

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plazo cierto, estableció el

impuesto y otras cosas

justicieras.

-Hey...! Take it easy boy...!

III

01:11:00 PM

En siete minutos y medio el caucásico arregla al Inspector y anuncia su partida; entonces el obsequio al gringo es aromoso, tinto el café y guácharo el tabaco, del Inspector, meloso. Y después, miren que vaina, iba y decía que Dullacher estaba arrecho porque había volantines enredados en los cables; y porque el club había sido polígono de chinas y trizas volvieron los muchachos el rosario de bombillos de colores en la pista de los bailes, y que se habían meado en las tribunas del estadio. Que los indios estaban tapando

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con arena el PDLP.. y este gringo del cipote que no me encaja en la tramoya. Sólo pensaba, el Inspector, caliente.

Me vuelve la espalda el extranjero y no supo del nortear y del cruce de corrientes, entre el club y el basurero; ni si me desgañito en el aviso, y el bajarme de la cima del taladro; y el correr tras la tromba en formación, a meterme en el tierrero; a elevarme en la columna ascendente de los vientos encontrados; del levantar de polvo; el aspaviento y los gritos de los niños, danzando, buscando el epicentro, girando al compás del torbellino; vuelta y vuelta, gira y gira, cada vez más rápido, y la subida del polvero y las flores de la vera y las hojas de almendrón; y de periódicos viejos, Panorama y Balancín; algodones y chorizos de papel toilet; los quinticos de la Lotería del Zulia y las planas del cuaderno; la Américan Patrol y el himno del sistema de sonido; los boleros y guarachas de los bailes en el club... El tornado atraviesa el campamento en loca dirección, ensuciando tereques, tumbando lo taturos de las matas, entierrando chécheres, tiznando calembes recién tendidos y hamacas despercudidas. Y, cuando el viento se aplacaba, la lluvia de tierra y desperdicios comenzaba, prolongando la algazara; hasta que, ya frustrada la fuga, la última hoja, el último papel, cayera. Y los indios limpiacalles a comenzar de nuevo.

Invade el visigodo y no se entera que del norte se meten los camiones, con cargas de papeles, trastos viejos, trapos y botellas, aquella potamentazón y aquel porqueríero. Luego llegan más y la basura acumulada pasa de largo la cerca de los campos, busca el monte detrás del PDLP y del estadio. Y la mierda que los niños meten en las casas: Dick Tracy, Popeye, Superman, Tarzan, Captain Marvel, Mikey Mouse, Donald Duck.... todos en inglés, que vaina. ¡Y aquel hedor!

Así como entras, te escabulles extranjero; sin saber que ya me miro en un espejo, que ya el disfraz no me lo quito, que el juego del olvido me da vida y me la quita es el vivir con no saber quién soy, ni de dónde vengo, ni pa’donde voy. Venezuelan mimicking. ¿No ves que por mentecato, bocabierta y frasquitero de nuevo me birlaron la raíz y otro Padre me pusieron?

Te lo digo y no me escuchas, que por el norte me llegaron los remolques y no reparas que me están atapuzando esa estopa negra, enchumbada de crudo de la limpieza de los tanques; alfombrando de luto el basurero, como colchón de nubes de tormenta

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puestas al revés. Y siguieron limpiando los depósitos del Tank Farm y el bojote pasa de largo por detrás de las calderas, avanza por el monte y las matas empezaron a secarse. Trajeron más y más. Y el Inspector... ¡ni ñé!.

No te alejes, blue eyes, y no vengas a decirme que no te has dado ni cuenta. ¿No viniste carreteando con los mass media, el marketting y el advertising? No ves que pude ser mayor y soy menor, que ahora - por lerdo y bolsiclón - sólo soy tu morisqueta, como el mico que se acuerda del garrote y al son que le toquen, baila.

Hiciste mutis, catire del cimborrio, y no dices nada que ya no es chorro el fluir del yacimiento, que el venero está boqueando, que las cacimbas están secas, que no vale que le infiltren agua, que no le hace que le inyecten gas, ni que le zampen vapor a los estratos del eoceno; porque ya es sólo un chisguete la chorrera del Zumaque, y que, como la guitarra de Miguel del merengue, el pozo ya no suena... ni que le metan de ancho, ni que le den con ganas...Porque, ¿quién ha visto reverdecer de mina? ¿Dónde se ha dado renacer de bulla? ¿Cuándo el retoñar de algún filón? ¿Cuántas veces el resurgir de un yacimiento? ¿Cómo creer en re-explotación de bomba? ¿Qué placer puede volver a producir al agotarse?

Te fuiste con tu música a otra parte, y no supiste que el deslumbre de los oros negros continuaba; y, por no taparnos la oquedad, la cuenca de los ojos, la ceniza del manantial resplandeciente de los menes nos cegó de muerte lenta.

Te marchaste cara pálida del norte, inocente (más culpa tienen quienes te dieron el garrote), y sin saber que removiste, eso si, con tu otredad, las fatalidades ancestrales, ese atávico secreto encobijado, y entonces el presente se nos volvió pasado; nos clavaste la cabria en el centro de la vida, y nosotros mismos la totemizamos; sacaste crudo hasta que te cansaste; y, lo mismo, bebimos el repele, hicimos de la gracia maldición y se nos intoxicó hasta el alma. Who will care for this country? Oh, man?

Pero si estuviste vigilante, zarandajo,

cuando emergió, evitando desastre

y retrocesos, el militar enjuto;

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quién con calma y con

cordura, cuidó

la transi-

ción.

-Are you kidding?

II

01:13:00 PM

Y ahora el camino es al contrario, por entre el campo, calle abajo, se va el rostro pálido, doblando setos de cayena y berbería; por entre zinguizarras de chicharras, despertando sesteos de mapire, con el chec-chec-chec del motor del chevrolito, con el pop-pop-pop de la llanta en el asfalto, el plan-plan-plan de los tubos del portón y el tatatán-tatatán-tatatán de “Barras y Estrellas”; o del taratá-rará- rarará de la “Patrulla Americana”, las marchas del invasor, que te vuelve a poner el Inspector, por los parlantes.

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Volaste, gran carajo, dejando atrás apenas aquellas melodías, y no supiste de la vigilia veranera de febrero y el desastre; porque llegaron los indios cuidamenes de Quisire, y taparon con arena el padrepozo PDLP y también las bocas de sus hijos, y las de los hijos de los hijos; tumbaron el velón agonizante del padrote, que le quemaba el último resuello a Taparito; abrieron las compuertas de los gases y voló el patio de calderas. Al pozo Padre de todos los taladros de la Patria se le inflamó la cuna. Se consumió la paja empetrolada que estaba arriba y la basura que estaba abajo. El cielo se encendió como bombillo de burdel, como lo tenían los mechurrios por las noches; como aquella del resplandor cuando hiciste un fogón con Lagunillas; más que cuando el accidente de cualquier pozo, y fundía la cabria y la gabarra, y volvía chicharrón al hombre.

Y se asó la yuca. De las tusas no quedó ni rastro. Y, cuando ya no quedaba por arder, ni estopa negra, ni caldera, ni monte, ni Tank Farm; ni cabria, ni conuco, ni taladro, ni canoa; ni helecho, ni bejuco, porque este se engarruñó en cenizas; ni matas grandes, porque estas no dejaron ni carbón, allí nevó ceniza negra. Y fue de velos negros y vaporones blancos la mortaja de los campos.

Entonces se me rompió el cordón de plata, se me partió el cuenco de oro, y se me quebró “la tinaja del alma”.

Pero eso sí, allí te vieron, catirrucio, al saludar, cuando

pasaba el telúrico que empezó la guarandinga; el

chácharo semental de La Mulera, quién pre-

ludió el sometimiento, al abrirse como

paraguas entreguista al extran-

jero; regalando patria y

porvenir, como si

esto fuera su

potre-

Page 42: Analisis linguistico de "Las cenizas del padre de la patria"

ro.

-Wonderful...!

IRataplán...Rataplán...Rataplán...

Y yo creo que los tubos los tengo entre espinazo y esternón, como si fueran mis costillas; por eso duele, por dentro y por afuera.

¡Ahí viene el musiú!... ¡Ahiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii vieeeeeeeeeeeeeeeeeneeeeeeeeeeeeeeeeee

Duuuuuuuuullaaaaaaaaaacheeeeeeeeeeeerrrrrrrrrrrrrrrr!

Por la tarde en prólogo, el grito de arrechera lo reventé primero contra las tres medias pareces del antiguo basurero; me lo devuelve la pantalla del club y el escenario; rebota en ping-pong por muros y tejados de moradas sin latidos; rueda por el muerto pavimento; se me chorrea en la ausencia de los jobos, almendrones y jabillos; me corre, buscando tropezar las cosas y no las encontraba: la cabria del PDLP no estaba; ni los tanques de crudo del patio frente al campo. La caseta y el banco de madera de esperar el bus Cabimas-Lagunillas; el humo blanco, el vapor de la caldera; el pito llamando a los hombres al trabajo; la fila de taladros en la playa y lago afuera, el molino de viento del poblado y el tanque que elevaba el agua dulce; la cadena de la puerta del Tank Farm que bajaba el guachimán al paso, no estaban. Ni había bulla en las casas que fueron hormigueros, ni pájaros flechando el cielo con colores, ni flores enseñando mimos. Ningún tropel ninguna algarabía de indios barretiera, cuidamenes, tapapozos. Ninguna cosa.

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El eco sin encuentro me saltó hasta el portón que ahora daba a la autopista, promesa de llegar bien lejos que, muy tarde, paso rozando el campamento.

Al tiempo, en el

terreno de pelota y volantín, por detrás

del basurero, frente al club, los vientos fabricaron re-

molino; se mete en éste, su fuerza barre la pista de los bailes;

sube al escenario y arranca el gramófono del local a todo el volumen

que dan los amplificadores y los altoparlantes del sonido interno de todo el campa-

pamento. Con la banda sonora el giro loco, en un accelerando, hace remontar

la melodía. De la Marcha Fúnebre de Chopin. Penetra al campo, para ele-

var del suelo tan sólo hojas secas del monte que volvía, y, como un

LEM que escapa de la luna, una nube de arena inerte, polvo

viejo de tierra empetrolada que obscureció la tar-

de. Ni una pluma, ni un papel, ningún desecho, nin-

gún grito, ningún lamento, ninguna algarabía.

. Cuando música y tolvanera hubieron de cesar,

tierra y hojas volvieron al reposo. Y con

aquella ceniza, tierra negra yerta de

patios y caminos muertos, me

abatí en ralenti, enlutan-

techos y sau-

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da-

des.