trab de pirandello 2003final
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Instituto Superior Juan José Gualberto Pisarello
Profesorado para la EGB3 y Polimodal en Lengua
Espacio curricular: Literatura Septentrional
Profesora Alejandra Ledesma
Curso: 4º
Alumnas:
Mabel Sandoval, Ester Rova, Ramona Verón y Patricia Rojas
Año 2011
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“(Pirandello) famoso escritor italiano,
tal vez único, que ha sabido encender,
en la página y en la escena contemporáneas,
la perplejidad metafísica de gran estilo”.
J. L. Borges (1927)
Introducción:
Escritor y premio Nobel italiano, considerado
como el más importante autor teatral de la Italia del
periodo de entreguerras.
Pirandello nació el 28 de junio de 1867 en
Agrigento, Sicilia, y estudió en las universidades de Roma y Bonn. Fue profesor de literatura
italiana en la Escuela Normal Femenina de Roma, entre los años 1897 y 1921, cuando su
creciente reputación como escritor le permitió dedicarse por completo a su carrera literaria, se
hizo mundialmente conocido en 1921, a raíz de la publicación de ”Seis personajes en busca de
autor” (1921). Las obras más sorprendentes de Pirandello, son las teatrales, cuyos protagonistas,
profesores, propietarios de pensiones y curas, entre otros, suelen pertenecer a la clase media-
baja. En estas obras se reflejan las ideas filosóficas del autor, como la existencia de un arraigado
conflicto entre los instintos y la razón, que empuja a las personas a una vida llena de grotescas
incoherencias; igualmente considera que las acciones concretas no son ni buenas ni malas en sí
mismas, sino que lo son según el modo en que se les mire; y, por último, cree que un individuo
no posee una personalidad definida, sino muchas, dependiendo de cómo es juzgado por los que
entran en contacto con él. Sin fe en ninguno de los sistemas morales, políticos o religiosos
establecidos, los personajes de este autor encuentran la realidad sólo por sí mismos y, al hacerlo,
descubren que ellos mismos son fenómenos inestables e inexplicables.
Pirandello expresó su profundo pesimismo y su pesar por la condición confusa y sufriente
de la humanidad a través del humor. Sin embargo, éste es singularmente macabro y
desconcertante. La sonrisa que despierta procede más bien de lo embarazoso, y a veces amargo,
que resulta reconocer los aspectos absurdos de la existencia.
Obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 1934 y falleció dos años más tarde, el 10 de
diciembre de 1936, en Roma.
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El teatro de Pirandello
En 1912 decide dramatizar a sus obras. Entra así al mundo del teatro. Su originalidad, su
rapidez mental y su despiadado análisis mental de la vida descocieran al público. En todos sus
dramas desarrolla las ideas presentadas en El difunto Matías Pascal.
Las obras alcanzan un gran éxito no sólo en Italia sino también en el extranjero y son
traducidas a varios idiomas.
En 1925 Pirandello inaugura un teatro propio en Roma, en donde tienen cabida obras de
dramaturgos de todas las nacionalidades. Ese mismo año viaja con su compañía a Inglaterra
donde monta sus propias obras,
luego se presenta en París,
Basilea y en 18 ciudades de
Alemania.
Fue un importante
innovador de la técnica
escénica e, ignorando los
cánones del realismo, prefirió
usar libremente la fantasía con
el fin de crear el efecto que
deseaba. Ejerció una gran
influencia al liberar al teatro
contemporáneo de las desgastadas convenciones que lo regían, y preparar el camino al
pesimismo existencialista de Anouilh y Sartre, así como a las comedias absurdas de Ionesco y
Beckett, y al teatro en verso, de carácter religioso, de Eliot. Entre las restantes obras de
Pirandello destacan “El placer de ser honrado” (1917),”Así es si así os parece”(1917),”Enrique
IV”(1922), y ”Esta noche se improvisa” (1930). Paralelamente escribió narraciones breves que
fueron reunidas bajo el título general “Cuentos para un año” (1933) y la novela ”La excluida”
(1901).
Como dramaturgo, su gran innovación fue la técnica del “teatro dentro del teatro”
expresada fundamentalmente en la trilogía Seis personajes en busca de autor (1921), Cada uno a
su manera (1923) y Questa sera si recita a soggetto (1928-29).
Estas no sólo son obras de un carácter único, sino que también son una especie de “arte
poética” del teatro. En esta trilogía Pirandello expuso una serie de temas que lo obsesionaban
como dramaturgo: el problema del autor, de los personajes como criaturas dramáticas y
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autónomas, la cuestión de diversos espacios escénicos superpuestos y el desarrollo argumental
descompuesto en planos simultáneos (ilusión – realidad).
Escenarios vacíos, directores furiosos, personajes que exigen que se les dé vida a través
del teatro, actores que se rebelan frente al director o que se convierten repentinamente en
espectadores, un público confundido por situaciones que no saben si corresponden al espectáculo
o no; son los ejes fundamentales de esta innovación.
Sin embargo, a pesar de este aparente caos, Pirandello logra un todo armónico que
sostiene sus obras. Y es aquí donde radica su genio.
Movimiento literario al que pertenece:
“La literatura anterior a la II Guerra Mundial” “El momento ultraísta”:
En Madrid Pirandello fue acogido inicialmente en los ambientes de la experiencia
ultraísta. El ultraísmo, en correspondencia con el futurismo y también con el dadaísmo y el
surrealismo francés, intenta renovar la tradición poética española rechazando el manierismo
modernista de Rubén Darío cuyo estilo literario dominaba desde la generación del 98. El nuevo
movimiento propone la reducción de las imágenes en metáforas esenciales, la supresión de los
ornamentos y sentimentalismos retóricos.
En efecto, uno de los objetivos primordiales para imponer un cambio estético era dar a
conocer a nuevos autores en lengua española, como fue el caso de Pirandello. Además dichas
traducciones generalmente estaban precedidas de prólogos y comentarios a las obras, los cuales
fueron una verdadera didascalia para el público ibérico.
Los críticos Juan Manuel Rozas y Gregorio Torres consideran al ultraísmo y
creacionismo como la primera etapa de la generación del 27 y les otorgan el mérito de haber
adaptado y creado los “ismos” en España:
“El término que mejor cuadra a la generación o grupo, desde el punto de vista del arte
occidental, es el de vanguardia, pues son estos escritores los que traen los ismos a nuestras letras,
creando un vanguardismo original con claras raíces autóctonas, desde una tradición española
muy estudiada por ellos.
Precisamente el fundador del movimiento, Rafael Cansinos Assens, tradujo en 1924 la
novela de Pirandello Il fu Mattia Pascal, a la vez que otra de Grazia Deledda (Il fidanzato
scomparso), que competía por el Nobel con Pirandello aquel año – el premio del 24 fue para
ella-.
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En el prólogo a la primera edición de Biblioteca Nueva, Cansinos comenta al lector la
fama de Pirandello en Italia y Europa, y añade que esta obra representa la clave de su arte. La
relación entre humorismo y teología es ilustrada ampliamente, citando también el sentimiento
trágico de Unamuno; quizá ese aspecto fue acentuado por la condición de Cansinos de judío
sefardí y también por la conexión entre el ultraísmo y el creacionismo de Vicente Huidobro, que
era otro de los habituales en el círculo del Café Colonial.
El hecho de que la novela principal de Pirandello fuese recibida en primer lugar por estos
ambientes, explica la extraordinaria difusión de las obras pirandellianas en México y Argentina a
partir de estas fechas, a través de las revistas y teatros influidos por las vanguardias europeas, allí
donde Borges y tantos otros intelectuales difundieron el nuevo teatro. En España, sin embargo, el
ultraísmo decayó muy pronto y después de 1922 cada autor recogió su herencia de modo
personal. Se podría decir que, a excepción de la segunda edición de la citada traducción de
Cansinos, la literatura de Pirandello fue comentada solamente por Ramón Gómez de la Serna, el
cual interpreta el humorismo desde un punto de vista menos serio.
Seguramente una de las razones para la traducción de Pirandello fue su estética
humorística, en sintonía con el espíritu jovial de la vanguardia española. Guillermo de la Torre
en Manifiesto Vertical (1920) expone:
“Los ultraístas debemos exaltar jubilosamente las calidades pragmáticas del mundo
occidental. En nuestro anhelo de un arte abstracto, exultante, dinámico, potencial e inmáculo,
hemos borrado el último coeficiente de melancolía romántica que disminuía el valor de nuestra
ecuación vital, deviniendo estatuariamente
apolíneos y dionisiacamente optimistas.”
Sin embargo, la actitud de Cansinos en el
prólogo a la edición de Pirandello, revela una
absoluta seriedad. La elección se explica mejor
cuando se profundiza en el humorismo
pirandelliano entendido como arma contra la
retórica, tan odiada por el movimiento ultraísta
por su guerra declarada contra el modernismo. Por
otra parte, a diferencia de las mayoría de los
traductores catalanes, Cansinos había afrontado la
traducción de Pirandello después de haber
traducido una obra de Giovanni Verga, maestro de
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Pirandello, y de haber editado varias obras de Machiavelli y Leopardi en castellano, en definitiva
era un buen conocedor de la cultura de origen del texto, así como de la poética de su autor. Todas
estas referencias se perciben tanto en la calidad de la traducción como en el prólogo a la misma.
Para entender las razones de este aparente olvido en la recepción de la narrativa de
Pirandello, así como de la ingente obra de Rafael Cansinos como creador, crítico y traductor;
recordemos que después de la Guerra Civil, Cansinos Assens fue acusado de judaísmo y
apartado por ello de la actividad periodística. Durante el resto de su vida se dedicará a las
traducciones de las obras completas de Dostoevskij, Goethe, Balzac y sobre todo a la edición de
Las Mil y una Noches, extensísimo trabajo con un prólogo de más de cuatrocientas páginas que
inspiró más tarde los cuentos de Borges. Su exilio interior silencia forzosamente la traducción de
autores europeos contemporáneos.
Creo que es significativo que el prólogo original de Cansinos para la primera edición
de El difunto Matías Pascal, fuese eliminado de las posteriores ediciones. Al cabo del tiempo, en
los años setenta, Pirandello es presentado como escritor costumbrista en la edición de Biblioteca
Básica Salvat. Por tanto, las huellas provocativas de la vanguardia han sido borradas, para el
lector de las décadas sucesivas la narrativa de Pirandello se considera solamente una secuela del
verismo italiano.
Rasgos autobiográficos de la vida del
autor en la obra:
En 1904 publica “El difunto Matías
Pascal” en un momento bastante difícil de su
vida, su esposa María Antonietta Portulano
padecía una grave enfermedad nerviosa y los
negocios familiares habían sufrido un serio
revés económico. Tenía por tanto Pirandello
buenas razones para que por su cabeza pasara el
acaecer de la muerte y el suicidio. La novela se
convirtió rápidamente en un gran éxito. Pero
también fue objeto de críticas consistentes en la
poca verosimilitud de los acontecimientos
narrados y de los personajes, los cuales parecen
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comportarse como meros títeres en manos de un destino impregnado de una contingencia
manipulada.
En esta novela se pueden ver todas las características del autor. Los personajes son, ante
todo, humanos, todos cargados de sus virtudes, defectos e inseguridades. La narración en primera
persona nos ofrece una perspectiva parcial de la acción, al mismo tiempo que nos permite
profundizar en la psique del protagonista. El planteamiento de la novela responde a una pregunta
muy común: ¿qué pasaría si pudiéramos empezar otra vez de cero?, y la respuesta que nos ofrece
es simple: nosotros mismos somos nuestra propia cárcel. Si queremos cambiar nuestra vida, no
debemos buscar el cambio en nuestra situación, sino en nuestra propia actitud vital.
También se plantea el problema de la identidad, quiénes somos realmente. ¿Somos un
conjunto de rasgos físicos, una barba, un ojo desviado; somos los documentos oficiales que
detallan nuestra vida; somos nuestro entorno, nuestros conocidos? Todo ello con un tono irónico
y melancólico, que provoca a menudo una sonrisa triste, con reflexiones sobre la naturaleza
humana.
Análisis de la obra:
Contexto:
Esta obra indica los momentos más altos de la decadencia europea, ilustrando el total
relativismo de cualquier pensamiento y acción del hombre, y que ningún criterio común puede
clasificar como verdadero o falso, racional o irracional. Es así como se concluye la imposibilidad
de llegar a un “yo” esencial de la persona humana, ya que ésta es formada por muchas facetas
diferentes, todas ellas observadas desde distintas perspectivas por el resto de personas que lo
rodean.
El difunto Matías Pascal fue publicado cuando Pirandello tenía treinta y siete años y
supuso un vuelco a la típica obra costumbrista característica de aquella época. Además, se
anticipó a relatos futuros llenos de análisis sobre la individualidad del ser humano, tema que se
volvería, con el tiempo, central en el teatro del autor.
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Estilo
Su título nos dice y nos adelanta de qué nos va a relatar, “el difunto” que significa alguien
que ya murió. Cuando comienza es con una premisa en la cual dice: “Lo único que yo tenía por
cierto es que me llamaba Matías Pascal y de eso me aprovechaba”.
La novela tiene una estructura circular, partiendo del título y con una premisa, en la cual
sabemos dónde va a terminar, porque es exactamente donde comienza a relatarnos su historia.
Contado en primera persona, una historia extraordinaria, en la cual el tema principal es el
hombre como un ser atormentado, inexplicable, íntimamente ascendido entre sus sueños y la
vida cotidiana. Comienza siendo Matías Pascal; luego Adriano Meis y termina siendo el Difunto
Matías Pascal, una distribución del tiempo.
La obra dramática de Pirandello desarrolla la tesis de la imposibilidad de llegar a un yo
esencial en el ser humano, formado por mil facetas diferentes, que son observadas por todos los
demás que están a su alrededor. De esta manera todos los personajes de Pirandello están
perpetuamente condenados a una mutua incomprensión.
El humor en Pirandello
El humor de este genial autor es descarado, antijerárquico, expresión de una vida desnuda
que se convierte en la única realidad ante la
desaparición de las certezas tradicionales. Lo patético
y lo trágico cotidiano se convierten en elementos
cómicos que son el tema principal de algunas de sus
grandes novelas.
Leer a Pirandello conmueve, estremece, sacude y a
veces desorienta. Gran parte de estos sentimientos
que Pirandello provoca en el espectador o lector , se
deben a la presencia permanente y simultánea del
humor y la fatalidad, que no sólo actúan como
recursos dramáticos sino que cumplen una función
más trascendente.
El humor y la fatalidad fueron los estados
fundamentales de la existencia de Pirandello, quien
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padeció angustias como padre y esposo, además de haber sido protagonista de un dramático
período histórico en el que vio esfumarse la ilusión de la paz en 1914.
Sin embargo, transitó por el camino de la vida con un humor a toda prueba.
Pero, ¿cuál es el sentido que Pirandello le asignó al humor?
Para él un verdadero humorista se desdobla encomendando una parte al sentimiento y una parte a
la reflexión que actúa como espejo interior del
hombre. Bajo estos conceptos desarrolló sus
obras dramáticas, que como él mismo señaló
“lindan entre el calor del sentimiento y el frío
de la reflexión”. De manera que no hay humor
que se sostenga si no está avalado por la
reflexión.
Pirandello logró hermanar la gracia, la ironía,
lo cómico y lo patético, estableciendo un juego
de contrarios que en primera instancia, mueve
a la risa franca y espontánea y que
inmediatamente después, se transforma en
sabor amargo.
Temas:
¿Libertad o identidad? Cuando
el joven Matías Pascal cree que la vida no lo
puede tratar peor (su familia lo odia, sus
acreedores lo acosan), un doble golpe de suerte
cambia su vida de manera inesperada: Gana
una gran suma de dinero en un casino y,
además, es confundido con un cadáver con un
gran parecido a él, cerca de su casa. Viendo
estos últimos sucesos como una oportunidad de desaparecer del mapa y cambiar de vida, viaja a
Europa bajo una nueva identidad: Adriano Meis. Sin embargo, tras largos años de anonimato, irá
encontrando cada vez más dificultades para seguir escapando de su propio pasado.
La obra formula una pregunta fundamental: Matías Pascal y Adriano Meis: ¿Uno o dos
personajes? En esta duda recae, quizás, el mayor atractivo de la obra; se nos presenta una
ocasión perfecta para realizarnos una pregunta fantástica: ¿En qué nos convertiríamos si nuestro
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pasado desapareciera? No todo el mundo ha tenido la oportunidad de morir en vida, como Matías
Pascal. ¿Cómo reaccionaríamos al estar ante una oportunidad semejante? ¿Lo dejaríamos todo
para comenzar una vida nueva, desde cero y sin mirar atrás? ¿Tan irremediables parece ser
nuestros problemas cotidianos?
Matías Pascal aprovechó esta oportunidad para cambiar de vida y tomar una nueva
identidad. Seguramente, pensó que todo le iría perfecto, de ese momento en adelante. ¿Y quién
lo culpa? Después de todo, muchos de nosotros no sabríamos qué hacer con una situación
semejante entre manos. O, quizás, si sabríamos. La cuestión es que Pascal, o más bien Adriano
Meis, disfrutó de su nueva condición, hasta que la inevitabilidad de la muerte, inclusive de la
muerte fingida, lo atrapó. Su destino, desde el momento que tomó su decisión, fue fracasar.
Matías Pascal, definitivamente, tuvo suerte, y la exprimió hasta que no pudo más,
inclusive inventando improvisadamente el pasado de su nueva identidad: “Vivía no solamente
para mi presente, sino también para mi pasado, es decir, para los años que Adriano Meis no
había vivido”. En efecto, Matías Pascal/Adriano Meis vivió y disfrutó una existencia desprovista
de responsabilidades, sin un pasado ni futuro reales, sin rumbo ni propósitos. Pero Meis quizás
olvidó que, tiempo atrás, fue Pascal, y que a consecuencia de su muerte, éste dejó muchos cabos
sueltos donde pensó que no había ninguno. Para Pirandello, la verdadera libertad no existe.
La libertad, para carecer totalmente de responsabilidad, debe tener una ausencia de
memoria y pasado. Matías Pascal, mediante el acto de fingir su muerte, fue librado de las penas
cotidianas y el compromiso con los suyos, mas no acabó con su capacidad de recordar. Pascal se
dio cuenta, de manera dura y fría, que vivir así es imposible: “Sin duda había sido un hombre
misteriosísimo: ni un amigo, ni una carta, nunca, en ninguna parte…”. Nuestro personaje no
puede gozar de “la vida después de la muerte”, si es que aún lo persiguen los recuerdos de lo
vivido anteriormente.
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El destino de Matías Pascal nos sugiere que, por más que la suerte nos acompañe y nos
brinde aparentes segundas oportunidades, las dificultades y acciones acumuladas a lo largo de
nuestras vidas nos acompañarán constantemente, como una piedra amarrada a nuestro cuello. Es
así como nos damos cuenta de lo terrible que terminó siendo la suerte de nuestro héroe: “¿Me ha
parecido una suerte que me tuvieran por muerto? Pues bien, estoy muerto de verdad. ¿Muerto?
Peor que muerto: los muertos ya no tienen que morirse, y yo sí, yo estoy todavía vivo para la
muerte y muerto para la vida. En efecto, ¿Qué vida puede ser la mía?”. En efecto, muchas de las
dificultades que experimentamos en nuestra vida cotidiana, por más molestas que puedan
parecer, son infinitamente menos frustrantes que el estar muerto en vida, sin rumbo en el mundo
de los vivos, ni refugio en el mundo de los muertos.
La obra, por lo tanto, plantea un
problema de identidad, es decir, nos hace
preguntarnos quiénes somos realmente. ¿Somos
acaso poco más que un conjunto de rasgos
físicos, como una cabello lacio, ojos pardos, o
quizás los documentos que detallan nuestras
vidas, como una partida de nacimiento o una
licencia de conducir? ¿O quizás somos nuestro
entorno, constantemente definidos y redefinidos
por él? Todo ello empapado de un tono
melancólico e irónico, con reflexiones agudas
como la siguiente:
“Pude experimentar que el hombre,
cuando sufre, se hace una idea muy particular
del bien y del mal, es decir, del bien que los
demás deberían hacerle y que él pretende, como si de sus propios sufrimientos se derivara un
derecho a la compensación; y del mal que él puede hacer a los demás, como si estuviera
habilitado para ello también por sus propios sentimientos. Y si los demás no le hacen el bien
casi por obligación, el los acusa, y de todo el mal que él hace casi por derecho fácilmente se
excusa.”
Elementos que Pirandello refuerza en sus obras son:
El Tiempo, entendido como un continuo deslizarse. La Muerte, un detenerse. La
Vida, un engaño, una mentira. El hombre está condenado al engaño.
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El Azar, personaje principal, libera a Matías Pascal: Adriano Meis. El antiguo
esclavo de una vida mezquina y dolorosa se emancipa, elige su nombre, su pasado, su
personalidad. Plantea una situación paradójica: Meis es un extranjero en la vida, está libre, pero
solo, sin afectos humanos.
La confusión entre lo real y lo ficticio y entre lo cuerdo y lo desquiciado.
La doble o plural personalidad, la pérdida de la identidad.
Argumento:
Matías Pascal es hijo de una importante familia que, tras la muerte del padre, ha sido
concienzudamente arruinada por el administrador.
Contrae matrimonio con Romilda, que poco a poco se convierte en una pesadilla. Es aquí
donde la suerte, el azar o los hados, intervienen por primera vez. Matías harto de su vida, marcha
a Montecarlo en donde la ruleta del casino le favorece una y otra vez hasta ganar una suma
considerable de liras. Se dispone a regresar a casa, y mientras piensa en convertirse en molinero
para poder vivir en el regazo de la tierra, lee en el periódico su propia muerte: un cadáver
aparecido en el río ha sido identificado por su mujer y su suegra como Matías Pascal. Aunque su
primera reacción es la rebelión, “una intolerable e insidiosa mistificación”, enseguida se da
cuenta de la oportunidad que se le ofrece, la de sobrevivirse a sí mismo, la de volver a empezar
una vida completamente nueva y ¡claro!, libre, sin las ataduras del pasado.
De aquí en más se construyen tres personajes
que son uno mismo y diferentes.
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El primer Matías Pascal es un hombre que pasa por la vida como el río donde más tarde
aparece el cadáver cuya identidad se le atribuye, este difunto anónimo es todo un reflejo del
destino que le esperaba al primer Matías Pascal; sin embargo bajo esa inanidad que preside esta
parte de la historia, hay un flujo creativo que cabe identificar con la biblioteca de la iglesia
secular, una iglesia donde no se celebra, nadie sabe porqué y donde poco a poco Matías levanta
un refugio que le sirve de consuelo. No en vano cuando vuelve a Miragno es su compañero
Eligio Pellegrinotto quien primero lo reconoce.
Es, sin lugar a duda, Adriano Meis el más atractivo de los tres. Asistimos a la
construcción de una nueva identidad, ciertamente lastrada por un pasado que es necesario
olvidar, e incluso si se quiere izado sobre la mentira,
pero, en todo caso, un hombre que se esfuerza en
conocerse a sí mismo, presupuesto de la libertad que
se quiere alcanzar. “A raíz de mi suicidio en La
Cabaña, yo no había visto delante de mí más que a la
vida”, se dice a sí mismo Matías, o, si se quiere,
Matías se lo dice a Adriano; lo que es tanto como
afirmar el olvido de la muerte, o mejor que como ya
estaba muerto quedaba por disfrutar la otra vida,
aquella que está al otro lado de la muerte,
confundiendo así realidad y más allá. Y con esa
esperanza Adriano-Matías se lanza a recorrer durante
todo un año Italia, Austria y Alemania, hasta que de
pronto se da cuenta un día de niebla, de mala
meteorología, que está sólo y se acerca hasta un
vendedor de cerillas al que pide precio por su perrillo.
El coletazo de su libertad, que necesita estar sola para sentirse auténtica, espanta este indicio de
ternura tan extraño a su nuevo espíritu. Pese a todo echa de menos un hogar, quizás sea por el
invierno y la navidad, algo que no puede tener, tal vez por ello le resulté más atractiva su falta,
porque sólo con las maletas en la mano puede ser libre, esa es la condena que recibe quien “es un
extranjero en la vida”. La ausencia de esas señas de identidad le genera a Matías-Adriano una
primera crisis de identidad, frente a la que se defiende: “¡Bueno! Pues de ese modo estoy más
suelto. ¿Qué no tengo amigos? Nadie me impide echármelos…”. Y de repente, un amigo. Tito
Lenzi, corto de estatura, usa tarjeta de presentación, sabe latín y cita a Cicerón. Y como todos los
amigos es un preguntón. Pero Adriano-Matías se da cuenta de que no puede aspirar a tener nunca
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un amigo porque para él la mentira es una necesidad y no cabe unir confianza con falsedad. Se
lamenta Adriano-Matías de no poder tener ni casa ni amigos y será ese deseo insatisfecho lo que
le lleve a Roma. Allí surgirá el amor, y el talento de Pirandello desarrollará uno de sus típicos
enredos ente el vodevil y el sainete que desembocará en la muerte de Adriano.
Si finalmente Matías Pascal acaba por darle muerte a Adriano Meis se plantearon dos
alternativas: la búsqueda de la verdadera identidad, el deseo de despojarse de la máscara o bien,
la cobardía ante el compromiso, o dicho en otros términos, una nueva huida
No hay escapatoria: los muertos que vuelven llegan a una realidad que se ha construido
sin tenerlos en cuenta. Eso es lo que le sucede al segundo Matías Pascal que acaba bendiciendo
la unión conyugal posterior de su esposa y plegándose a la contundencia de los hechos. No le
queda más que volver a su refugio-biblioteca y da la impresión que la única venganza que se
toma es la de burlarse de los hombres que con tanto anhelo se aferran a la vida. La furia de los
muertos se desvanece al contacto con la realidad, algo así le ocurre al difunto Matías Pascal.
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Así es (si así os parece)
Es el título de una obra de teatro popular del escritor italiano Luigi Pirandello, definida
por el mismo como una "farsa filosófica", y realizada en 1917.
Como ocurre en la mayor parte de su teatro, el autor desarrolla la obra a partir de un
relato. En este caso la comedia está sacada del cuento "La señora Frola y el Señor Ponza", su
yerno. La obra trata el tema de la verdad, el contraste entre realidad y apariencia, entre verdadero
y falso. Pirandello pone en crisis la idea de una realidad objetiva que pueda interpretarse de
modo unívoco mediante los instrumentos de la racionalidad.
Argumento de la obra: Así es (si os parece).
La historia transcurre en una provincia italiana. El pueblo está revolucionado por la
llegada de tres nuevos habitantes: la anciana doña Frola, su hija y su yerno, el señor Ponza. El
trío esconde un misterio. La esposa del señor Ponza vive encerrada en su habitación, en la parte
más alta de su casa. El único contacto con su madre so n las cartas que se escriben diariamente y
los breves diálogos que sostiene con ella desde la ventana. Los vecinos están indignados, no
entienden por qué la mujer no sale a la calle. ¿Qué clase de monstruo es el marido, que la obliga
a permanecer en el altillo? ¿Por qué la madre acepta que su hija viva en esas condiciones? La
familia del alcalde y sus amigos deciden increpar a los recién llegados. Interrogan a doña Frola y
al señor Ponza, pero cada uno da una explicación diferente. Ponza dice que la anciana está loca,
que en realidad la que vive encerrada no es su hija, sino que ésta ha muerto y él se casó con otra.
Frola dice que el loco es Ponza, que no reconoce a su primera esposa y cree que se ha casado por
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segunda vez, cuando en realidad
es la misma mujer de siempre.
Ambos construyeron una ilusión
para proteger al otro y a la vez
sostener sus propias vidas. Para
preservar esa ilusión, la señora
Ponza no debe salir nunca a la
calle.
Temática:
El argumento comienza siendo muy simple, pero se va complicando. Sobre todo porque
las versiones se desmienten unas a otras: un personaje finge una historia, el otro finge otra, y a la
vez finge que finge. ¿Dónde está la verdad?
El tema de la obra se resume en el título.
Luigi Pirandello construye una farsa
filosófica donde las certezas se escabullen
todo el tiempo, donde "la" verdad no se puede
conocer ni comunicar.
Pero no es que no haya verdades.
Cada personaje tiene la suya, que es distinta
de la del otro. Y los vecinos se desesperan:
necesitan confirmar alguna de las versiones, buscan documentos, certificados, algún papel que le
dé la razón definitiva a la anciana o al señor Ponza. La incertidumbre es intolerable. ¿Quién
miente? ¿Cuál es la verdad? ¿Quién es la mujer que vive encerrada?
Ante las preguntas y la curiosidad del otro, Lamberto Laudisi no puede más que reírse.
Éste es el único personaje que parece aceptar que
las cosas son como a uno le parece que son. Ningún
papel que certifique la identidad de la misteriosa
mujer va a cambiar las cosas. Para Frola, es su hija.
Para Ponza, es su segunda mujer. Cada uno, en
definitiva, no es más que el reflejo de las miradas
de los otros. La ilusión puede ser tan "verdadera"
como la realidad.
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No se trata de un planteo relativista, pero sí de aprender a respetar. Una discusión bien
actual, enfocada en el marco de una farsa.
El contexto histórico de la obra y la ambientación: están magistralmente matizados por
el autor. Los hechos transcurren en una pequeña capital de provincia, lo que permite al autor
reflejar sus ideas sobre la sociedad pequeño burguesa, a la que ve como una jaula, que impone
una vida miserable y frustrante.
En cuanto a los personajes, Pirandello los coloca en una situación paradójica para
demostrar lo contradictorio de la existencia. Para el autor, el hombre, a pesar de sus esfuerzos, no
logra penetrar hasta el final del laberinto de las apariencias, ni conocer lo que está encerrado en
las formas de las que es responsable y a la vez prisionero.
Para Pirandello, la comunicación es siempre imposible. El yo de cada individuo es
múltiple y contradictorio. Y la representación está irremediablemente destinada al fracaso: las
formas artísticas, inmutables, no logran aprehender la realidad cambiante. No hay verdad porque
ésta depende de la “opinión” que cada uno se forje de la realidad, con lo cual la propia
subjetividad devendrá también producto de esta multiplicidad
Conclusión:
En conclusión, podemos afirmar que la obra de Pirandello llegó en un momento delicado
de la historia española (Guerra Civil) y así ha quedado reflejado en su literatura y en los
posteriores movimientos vanguardistas como el ultraísmo, que llega hasta la Argentina de la
mano de Jorge Luis Borges.
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“El difunto Matías Pascal” fue publicada en 1904. Su autor se impuso como uno de los
escritores más importantes de comienzos del siglo XX. A pesar de la trama bizarra y un tanto
macabra, El difunto Matías Pascal es una obra escrita con un sentido del humor cálido. Pascal,
es, esencialmente, un personaje cómico y el estilo de la novela, por momentos, se vuelve casi
satírico. La obsesión de Pirandello con la naturaleza de la identidad es, sin lugar a dudas, el
corazón de esta profunda, pero felizmente divertida, obra.
Como todas las grandes novelas, “El difunto Matías Pascal” acepta múltiples lecturas: en
ella se puede ver desde una hilarante farsa a un profundo estudio de la soledad humana, vista por
un hombre sin identidad ni pasado, que decide reconstruir su vida empezando desde cero. En
última instancia, Pirandello nos muestra con virtuosa sencillez la esencia tragicómica del ser
humano cuando es despojado de la máscara que lo acompaña siempre.
Una vez obtenida la información necesaria de la obra, podremos proceder al cierre de este
trabajo, apoyándonos en un contexto más fiable. Este tipo de trabajo es para dar a conocer lo que
muy poco se ha dicho o conocido del autor y su obra. Es decir, nos llenó de satisfacción poder
conocer internamente la obra, adentrarnos en ella y encontrar un hilo conductor para dar a
conocer e invitar a nuestros compañeros a que se sumerjan en la filosofía, leyendo a “El Difunto
Matías Pascal”.
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