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SEMANA 2
Intervención en Adicciones
Intervención en adicciones. UNIACC, semana 2
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Intervención en adicciones. UNIACC, semana 2
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MODELOS DE INTERVENCIÓN Y
DIAGNÓSTICO DE CONDUCTAS ADICTIVAS.
Introducción
Los modelos teóricos, de diagnósticos e intervención en conductas adictivas, se
han nutrido tanto de la evidencia científica, como de la práctica en sus
intervenciones. Aquellos modelos explicativos en drogodependencia, que sólo
consideraron un factor en su desarrollo para explicar dichos fenómenos, con el
tiempo, fueron perdiendo valor y limitación en la explicación de esta problemática.
¨Solo desde hace 20 años se ha iniciado la búsqueda de modelos teóricos en los
problemas relacionados con el consumo de drogas y las conductas adictivas¨ (J.J.
Fernández Miranda., E. Gutiérrez Cienfuegos., P.A. Marina González, 2002, p.19).
Y esto precisamente, porque separar lo cultural y lo social, de lo que implica el
consumo y sus consecuencias, no ha sido materia fácil.
Actualmente, existe acuerdo entre los profesionales que trabajan en
drogodependencias y la comunidad científica, respecto de los modelos
explicativos en conductas adictivas. Estos acuerdos, están directamente
relacionados con que no existe una sola forma de explicarnos estas conductas,
sino que, es fundamental para comprender dicho fenómeno, tener una mirada
mucho más abarcativa y que contemple varios escenarios. Asimismo, la
comunidad científica que se desarrolla en este campo, precisa que para hablar de
drogodependencias, es necesario explicarnos su comprensión desde una mirada
que contemple lo multifactorial.
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¨La delimitación de los conceptos de uso, hábito, abuso y dependencia ha sido
una tarea ardua pero que todavía no se ha dado por concluida¨ (Martín del Moral
& Lorenzo Fernández, 2009. p.3).
Y esto se da precisamente, porque desde una perspectiva cultural, lo que puede
ser un problema de consumo para una sociedad, para otra, puede ser que está
presente tanto en sus costumbres, como en sus formas de ver la vida. Lo que
puede afectar la mirada científica, respecto de cómo se mira y se aborda el
fenómeno de las drogodependencias.
Lo anterior, no deja de ser complejo, pensando en los riesgos que se da por el
solo hecho de la exposición reiterada al consumo de una sustancia y de sus
consecuencias asociadas, así como ciertos discursos sociales se pueden ir
legitimando o no en ciertas prácticas y conductas, en beneficio de un crecimiento
del mercado, en detrimento de conductas más saludables para la población.
No dejando de lado los aspectos culturales, ideológicos y sociales de ciertas
prácticas del consumo, así como tampoco, el desconociendo de las
consecuencias asociadas al consumo, desde la clínica de las drogodependencias,
se hace fundamental que el terapeuta cuente con modelos explicativos, que
permitan aunar criterios clínicos, integrativos y multifactoriales para dar cuenta de
dichos fenómenos.
De este modo, y teniendo en cuenta que constantemente la comunidad científica
da cuenta y evidencia respecto de este fenómeno, los criterios de definición que
se van a seguir para la valoración clínica y diagnóstica en este curso, son los
internacionalmente reconocidos por la Clasificación Internacional de
Enfermedades (CIE – 10), y los criterios de la Asociación Americana de
Psiquiatría, sobre Diagnostico del Estado Mental (DSM V).
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Del mismo modo, para la comprensión de dicho fenómeno, como para su
quehacer en la práctica clínica o comunitaria, es necesario mirar este fenómeno
desde modelos teóricos multidimensionales, entre los que destacan el modelo
Biopsicosocial y los factores protectores y de riesgo y modelos psicológicos, como
modelos explicativos de la drogodependencia.
Con estos recursos, podremos tener una apreciación diagnóstica más precisa,
respecto del estado de la persona que presenta problemas de consumo, así como,
podremos tener mayores medidas, estrategias y recursos, en beneficio de los
objetivos terapéuticos acorde al momento en que la persona se encuentra y
solicita nuestra ayuda.
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MODELOS DE INTERVENCIÓN Y
DIAGNÓSTICO DE CONDUCTAS
ADICTIVAS
DIFERENCIAS ENTRE EL CIE 10 Y EL DSM – IV PARA EL DIAGNÓSTICO DE
DROGODEPENDENCIA, Y LA INCORPORACIÓN DEL DSM V A LOS TRS.
En estos momentos se cuenta con dos sistemas de codificación, clasificación y
diagnósticos de los trastornos mentales, entre los que se encuentran: En Europa
es OMS (CIE -10, 1992) y, en Norteamérica los de la APA (DSM V, 2013).
Si bien es cierto, estas clasificaciones nosológicas pueden unificar criterios y
pueden ser de gran utilidad al momento de hacer diagnósticos de consumo de
drogas, existen críticas respecto de estos dos sistemas. Básicamente, una de las
principales críticas se da a que este tipo de clasificación, es que son sistemas
categoriales, por tanto, no se adaptan a la realidad clínica de las dependencias.
Como si lo hacen las categorías o sistemas dimensionales.
Asimismo, los autores J.J. Fernández Miranda, et al, 2002, indican otras
insuficiencias de estos métodos diagnósticos. Primariamente, porque en el tema
de las drogodependencias los sistemas de clasificación diagnóstica son poco
flexibles, así como tampoco existen criterios diferenciales y especiales para
poblaciones específicas, como pudieran ser con los casos de adolescentes. Y por
último, los autores destacan que ningún sistema de clasificación recoge factores
neurobiológicos, psicológicos o ambientales, por lo tanto contaría con ciertas
deficiencias, al momento de hacer una evaluación más exhaustiva.
Sin perjuicio de lo anterior, si bien existen diferencias en los que respecta los
modelos y categorías diagnósticas y del mismo modo, que estos criterios
presenten ciertas limitaciones, la necesidad de establecer un consenso clínico
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respecto del diagnóstico en adicciones, hace validas las prácticas de este sistema
de clasificación.
El manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales DSM – IV – TR,
indica que la drogodependencia es una categoría diagnóstica que se caracteriza
por la presencia de signos y síntomas de la esfera cognitiva, conductual y
fisiológicos. Estos síntomas, indican que el individuo ha perdido el control sobre el
uso de sustancias psico activas y, por ende, las sigue consumiendo, a pesar de
sus consecuencias adversas. (M. Casas, P. Duro & C. Pinet 2011, citado en J.V.
Ruiloba, 2011).
Los criterios que propone el DSM – IV – TR para constituir los criterios de
dependencia a sustancias psicotrópicas son:
Un patrón desadaptativo, que conlleva un malestar clínicamente significativo, el
cual se expresa por tres o más ítem en algún momento de un periodo continuado
de a lo menos 12 meses (J. V. Ruiloba, p361):
1. Tolerancia.
2. Abstinencia.
3. La sustancia es consumida con frecuencia en cantidades mayores o durante
un periodo más largo de lo que inicialmente se pretendía.
4. Existe un deseo persistente o esfuerzos infructuosos de controlar o reducir
el consumo el consumo de la sustancia.
5. Se emplea mucho tiempo en actividades relacionadas con la obtención de la
sustancia.
6. Reducción de importantes actividades sociales, laborales o recreativas
debido al consumo de la sustancia.
7. Se continúa tomando la sustancia, a pesar de tener consciencia de los
problemas psicológicos o físicos recidivantes o persistentes, que aparecen
causados o exacerbados a pesar de su consumo. (J. V. Ruiloba, p.361):
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El auto indica que para la clasificación del DSM V- TR solamente es necesaria, la
presencia de tres de estos síntomas, durante un periodo mínimo de un mes, o que
se hayan dado en un periodo de tiempo prolongado.
Tal como señala el autor J. V, Ruiloba (2011), respecto de la gravedad de la
dependencia, no se valora en función del tipo de droga, la cantidad que se
consume o la manifestación del síndrome de abstinencia. Sino que, a partir de los
síntomas anteriormente descritos, del deterioro conductual o del grado que estos
síntomas impactan en la vida laboral y social del individuo. Así como, la tolerancia
y la abstinencia, participan en el diagnóstico como dos síntomas más del criterio
para la dependencia.
Según los autores J.J. Fernández Miranda, et al, 2002, los criterios diagnósticos
de ambos sistemas para hablar de dependencia son parecidos, pero no idénticos.
Estos autores señalan que La CIE 10, contiene de los 7 puntos del DSM IV, pero
la Clasificación Internacional de Enfermedades, los abrevia en cinco criterios.
Agregando un sexto criterio, que hace referencia al comportamiento de anhelo,
más conocido como Craving, por la sustancia.
En tanto, los criterios diagnósticos del CIE 10 en lo que respecta el consumo
abusivo resultan menos claros que los del DMS IV, ya que requieren ¨pruebas
evidentes de que el consumo es responsable de daños físicos y psíquicos,
incluyendo la afectación de la capacidad de juicio o comportamiento disfuncional
que puede conducir a una incapacidad para mantener relaciones interpersonales o
a que estas sean negativas¨ (J.J. Fernández Miranda., et al, 2002, p.21). Por lo
que los autores indican, en la CIE 10 este trastorno viene dado por el nombre de
consumo perjudicial.
No obstante, para el diagnóstico de dependencia ambos criterios son muy
parecidos. Sin embargo, existen ciertas diferencias en criterios. (J.J. Fernández
Miranda, et al, 2002).
En lo que respecta el criterio de intoxicación, en ambas clasificaciones, son
prácticamente iguales. En tanto en lo que respecta la abstinencia, el DSM IV,
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especifica que los síntomas deben generar un malestar significativo o deterioro en
las actividades del sujeto, mientras que en CIE -10 exclusivamente, requiere los
síntomas descritos.
Tabla 1. Correspondencia entre los elementos del Síndrome de dependencia de
Edwards Gross y los criterios diagnóstico de CIE – 10 y DSM -IV
Concepto Sindrómico de
dependencia (Edwards y
Gross, 1979).
CIE -10
DSM -IV
1. Apercepción de la
compulsión hacia el
consumo.
1. Deseo intenso de
consumo.
2. Disminución de la
capacidad de control.
1. Consumo durante más
tiempo/más cantidad.
2. Esfuerzos inútiles de
reducir el consumo.
2. Estrechamiento del
repertorio.
3. Prioridad de la
conducta de búsqueda
5. Abandona otras
actividades y dedica
mucho tiempo al
consumo.
3. Mucho tiempo en
obtención, consumo y
recuperación de los
efectos.
4. Abandona actividades.
4. Incremento de la
tolerancia.
4. Tolerancia. 4. Tolerancia.
Síndrome de abstinencia.
Consumo para aliviar el
síndrome de abstinencia.
3. Síndrome de
abstinencia específico.
2. Síndrome de
abstinencia característico
o alivio del síndrome con
el consumo.
7. Reinstauración de la
dependencia tras un
periodo de abstinencia
6. Persistencia en el
consumo a pesar de los
perjuicios.
7. Uso continuado a
pesar de los problemas.
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Fuente: Babor, 1992; Martínez Delgado, 1996 y González Saiz, 1997, citado en
J.J. Fernández Miranda, et al, (2002).
Como hemos visto, tales sistemas de clasificación, tendrán diversas formas de
mirar dicho fenómeno y del mismo modo, configurar los diagnósticos, pero sí es
relevante tener presente que, si bien, ambos sistemas pueden presentan ciertas
limitaciones y así como, evaluar criterios de diversas maneras, si nos van a
permitir ser una carta de navegación, al momento de compartir criterios entre
profesionales.
Respecto de la Clasificación Internacional de las Enfermedades (CIE -10) de la
Organización Mundial de la Salud, define los siguientes criterios diagnósticos de
los trastornos mentales y comportamentales por consumo de sustancias, entre los
que destacan:
Se define Intoxicación Aguda a un estado transitorio, consecutivo al consumo de
alcohol u otra sustancia psicoactiva. Este estado, provoca alteraciones a nivel de
consciencia, cognitivo, perceptual, afectivo o conductual o en las respuestas o
funciones fisiológicas.
Generalmente el grado de intoxicación depende de las dosis de sustancias
psicoactiva consumida previamente.
Por su parte, la intensidad de la intoxicación disminuye con el tiempo y la
recuperación generalmente es completa, pero es necesario descartar la presencia
de traumatismos, convulsiones y otras enfermedades médicas.
Por otra parte, la CIE -10 define Consumo perjudicial (Abuso), como un patrón
de consumo de una sustancia que provoca daños en la salud física o psicológica.
En este sentido, los daños físicos pueden ser causados por la sustancia misma,
por las formas del uso, o por las consecuencias sobre el equilibrio psicológico.
Del mismo modo, las personas con consumo perjudicial, reciben a menudo críticas
por ello y experimentan consecuencias sociales.
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la Clasificación Internacional de las Enfermedades (CIE -10) define Dependencia
como el conjunto de manifestaciones fisiológicas, comportamentales y
cognoscitivas, que demuestran que el consumo de una o más sustancias,
adquiere para la persona que presenta este tipo de manifestaciones por su
consumo, un valor significativo e importante en relación a otras conductas que
antes tenían un valor más significativo.
Una de las manifestaciones características de la Dependencia, es el deseo
imperioso o ¨Craving¨ de ingerir la sustancia.
Del mismo modo, si la persona vuelve a consumir la sustancia luego de un periodo
de abstinencia, reaparecen rápidamente diversos síntomas o manifestaciones de
dependencia.
Tal como indica la CIE -10, citado en Conace 2005, el diagnóstico de dependencia
sólo se debe hacer si en lo últimos 12 meses previos, o de un modo continuo, han
estado presente tres o más de las siguientes manifestaciones:
Deseo intenso o vivencia de compulsión a consumir la sustancia.
Las personas reconocen una menor capacidad de controlar el comienzo del
consumo de la sustancia, sea para detenerlo o disminuir la cantidad
consumida.
Síntomas somáticos de un síndrome de abstinencia, cuando el consumo de
la sustancia se reduce o cesa.
Se confirma porque los síntomas característicos se alivian al consumir
nuevamente la misma sustancia que los provoca.
Aumento de la Tolerancia: Se requiere un aumento progresivo de las dosis
de la sustancia, para lograr el mismo efecto que originalmente se producían
en dosis más bajas.
Abandono progresivo de otras fuentes de placer o diversión, a causa del
consumo de la sustancia.
Aumento del tiempo necesario para obtener o administrarse la sustancia o
para recuperarse de los efectos.
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Persistencia en el consumo a pesar de las evidentes consecuencias
perjudiciales, como daños somáticos, estados de ánimo depresivos
consecutivos a periodos de consumo de alguna sustancia, o deterioro
cognitivo secundario.
Por otra parte, pensando en la clasificación del DSM V (1994) señala los
siguientes criterios para diagnosticar un trastorno por abuso de sustancias
psicoactivas, entre las que destacan:
A) Un patrón desadaptativo de consumo de sustancia que conlleva un
deterioro o malestar clínicamente significativo, expresado por un (o más)
de los síntomas siguientes durante un periodo de 12 meses:
1. Consumo recurrente de sustancias que da lugar al incumplimiento de
obligaciones en el trabajo, la escuela o en casa. Por ejemplo, ausencia
repetida o rendimiento pobre relacionado al consumo de sustancia,
ausencia, suspensiones o expulsiones de la escuela relacionadas con la
sustancia. Descuido de los niños o de las obligaciones de la casa.
2. Consumo recurrente de la sustancia en situaciones en las que hacerlo es
físicamente peligroso. Ejemplo, conducir un automóvil o accionar una
máquina bajo los efectos de esta.
3. Problemas legales repetidos relacionados con la sustancia. Ejemplo,
arresto de comportamiento escandaloso debido al consumo de la droga.
4. Consumo continuado de la sustancia, a pesar de tener problemas
sociales continuos, o recurrentes o problemas interpersonales causados o
exacerbados por los efectos de la misma. Ejemplo, discusiones con la
esposa acerca de las consecuencias de la intoxicación o violencia física.
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B) Los síntomas no han cumplido nunca los criterios para la dependencia
de sustancia de esta clase de sustancia.
Según los autores (Martín del Moral & Lorenzo Fernández, 2009) Desde la cuarta
revisión del DSM (1994), aquellos diagnósticos de abuso y dependencia, se
encuentra en un plan de igualdad, es decir, como categorías principales o como
entidad propia.
Cabe destacar, que no siempre se dio de esta manera. En 1987, en el DSM - III -
R, el diagnóstico de abuso de sustancia se formuló de exclusión con el de
dependencia, vale decir, quedaba el trastorno por abuso como una alternativa
residual cuando no se cumplían los criterios correspondientes por dependencia.
En la siguiente tabla, se puede resumir la comparación de los criterios diagnósticos del
DSM –IIIR, DSM – V- TR y CIE -10:
Tabla 1. COMPARACIÓN ENTRE LOS CRITERIOS DIAGNÓSTICOS DSM IIIR, DSM –IV-TR Y CIE 10
DSM IIIR (1987) DSM – IV – TR (2000) CIE 10 (1992)
ABUSO CONSUMO PERJUDICIAL
(1) Uso continuado/recurrente a pesar de los
problemas derivados (médicos, legales, familiares,
interpersonales)(patrón desadaptativo de consumo) (1)
Afectación de la salud física/mental (Sobredosis,
hepatitis, etc.).
Existencia de consecuencias sociales adversas.
Reprobación de tercero.
DEPENDENCIA
(1) Uso reiterado en situaciones físicamente
peligrosas. (2)
(2) Incumplimiento de obligaciones básicas: escuela,
trabajo, familia. (3)
DEPENDENCIA DEPENDENCIA
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(3) Ingesta en cantidad o tiempo superior a
predeterminado. (1)
(4) Deseo de abandonar o controlar consumo sin
éxito. (2)
(5) Inversión considerable de tiempo en la ¨drogas¨ (3)
(6)Reducción de actividades sociales, laborales o
recreativas. (4)
(7) Uso continuado a pesar de conocer los problemas
derivados (médico, legales, familiares,
interpersonales) (5)
Vivencia de compulsión (deseo irresistible)
Prioridad en el consumo de la droga
Disminución de la capacidad de control.
Abandono de otro abandono de intereses o
actividades.
Persistencia en el consumo a pesar de conocer los
perjuicios.
DEPENDENCIA FISIOLÓGICA
(8) Tolerancia. (6)
(9) Síndrome de Abstinencia. (7)
Tolerancia.
Síndrome de Abstinencia.
Tabla 1. COMPARACIÓN ENTRE LOS CRITERIOS DIAGNÓSTICOS DSM IIIR,
DSM –IV-TR Y CIE 10 (M. del Moral & P. L, Fernández, 2006, p.6.).
A diferencia de lo anterior, el sistema CIE 10 (1992), no está de acuerdo con
ciertos criterios de la terminología para abuso que indica el DSM y define, para tal
efecto al Consumo Perjudicial como: ¨Forma de consumo que está afectado ya la
salud física y mental (Daño para la salud) ¨ (M. del Moral & P. L, Fernández, 2006,
p.5).
Y estos criterios, para hacer el diagnóstico de consumo perjudicial implican:
A) ¨Existencia de consecuencias sociales adversas (Detenciones policiales,
problemas matrimoniales, deterioro del rendimiento, laboral, etcétera) ¨. (M. del
Moral & P. L, Fernández, 2006, p.5).
B) ¨Lo anterior o la reprobación por terceros, no es, por sí solo, suficiente para
este diagnóstico¨. (M. del Moral & P. L, Fernández, 2006, p.5).
C) ¨Las intoxicaciones agudas no son, tampoco, por sí solas o por sí mismas
suficientes para considerarlas ¨Daño de la salud¨ (M. del Moral & P. L, Fernández,
2006, p.5).
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D) ¨No debe diagnosticarse si existen otros trastornos inducidos por drogas o se
cumplen los criterios de dependencia¨.
Tanto la OMS como la APA, refieren que la dependencia a las drogas, dará lugar a
una pérdida total de la libertad, ya que, la persona se encuentra controlada por la
sustancia psicoactiva. En palabras más simples, la droga se instala como un
objeto que ejerce autoridad por sobre la personalidad y las decisiones de la
persona.
Y esto se da precisamente, porque se ha visto que la exposición repetida a la
droga, produce una activación del sistema de recompensa cerebral (DSM V,
2013). Este sistema de refuerzo, modifica ciertos patrones comportamentales,
afectando actividades habituales en las personas. Por lo tanto, en este trastorno
los síntomas cognitivos, comportamentales y fisiológicos se ven afectados debido
a que la persona sigue consumiendo a pesar de las consecuencias relacionadas
con dichas sustancias.
Estos cambios comportamentales, a su vez generaran, una seguidilla de recaídas
repetidas, así como el deseo intenso y persistente de querer seguir consumiendo
la sustancia, a pesar de que no esté la droga presente.
Respecto de la organización diagnóstica, el Manual diagnóstico y Estadístico de
los Trastornos Mentales, en su quinta edición (2013) y a diferencia de los
manuales anteriores, van a evidenciar ciertos cambios en el como se instala este
trastorno.
Actualmente el DSM V, indica primero que todo, el trastorno se llamará trastorno
relacionado con sustancias y trastornos adictivos, que incluyen distintas
sustancias psicoactivas, además de incorporar el juego (Anteriormente,
perteneciente al trastorno del control de impulso), debido al circuito de
recompensa que comparten con las drogodependencias.
La American Psychiatric Association (2013) indica que sus principales cambios
están relacionados con la eliminación de abuso y dependencia que aparecían
anteriormente en el DSM V, y qué actualmente sólo se incorporará el trastorno
relacionado con sustancia (TRS), como una suma de criterios de abuso y
dependencia del DMS IV. Por lo tanto, el diagnóstico sólo contemplará cuando la
persona tenga 2 o más síntomas de 11, en un periodo de tiempo de 12 meses.
Del mismo modo, se incorporará los niveles bajo, moderado o severo, el cual
estará relacionado con el número de criterios. Los autores señalan que la
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categoría baja, es correspondiente a la antigua categoría de abuso del DSM IV,
así como el nivel moderado y severo, el que en esta instancia corresponderán a
criterios de dependencia del DSM IV.
En cuanto a la organización diagnóstica los TRS esta se dividen en 11 criterios,
los cuales son la unión entre abuso y dependencia del DSM IV, excluyendo así en
esta ocasión, aquel ítem que consideraba aquellos referidos a problemas legales,
pero añadiendo un nuevo ítem, el de Craving.
Los 11 criterios descritos por el DSM V (2013) son los siguientes:
Criterio A Criterio 1 Criterio 2 Criterio 3 Criterio 4
Control Desficitario
La persona consume grandes cantidades de sustancia o lo hace durante un tiempo más prolongado de lo previsto.
La persona expresa deseos insistentes de dejar o regular su consumo y relata múltiples esfuerzos fallidos por disminuir o abandonar este.
La persona invierte gran parte de su tiempo intentando conseguir la sustancia, consumiéndola o recuperándose de sus efectos.
En los casos más graves es posible que las actividades diarias de la persona giren en torno a la sustancia. Existe un deseo intenso de consumo, manifestado por un ansia y una urgencia en cualquier momento
Criterio A Criterio 5 Criterio 6 Criterio 7
El deterioro Social
El consumo recurrente de sustancias puede conllevar al incumplimiento de los deberes fundamentales en los ámbitos académicos, laboral o doméstico.
La persona podrá seguir consumiendo a pesar de tener problemas recurrentes o persistentes en la esfera social e interpersonal causados o exacerbados por los efectos del consumo
Se reducen o abandonan importantes actividades sociales, ocupacionales o recreativas debido al consumo de la sustancia. La persona puede descuidar o abandonar las actividades familiares y las aficiones a casa del consumo.
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Tal como señala el DSM - V (2013), los trastornos por consumo de sustancia van
apareciendo en diversos rangos de gravedad. Basándose en lo anterior, también
se puede hacer distinción con aquellos criterios sintomáticos que se cumplen,
entre los que destacan:
Un estimador de gravedad se considerará leve si presentas 2 o 3 síntomas. Por
otro lado, se estimará un nivel de gravedad moderado, cuando nos encontremos
con 4 a 5 síntomas. Por último, según indica el Manual de los Trastornos Mentales
DSM V (2013) que si se presentan más de 6 síntomas, estaremos hablando de un
nivel grave de consumo.
A diferencia del DSM IV, el DSM V, este refiere que para los criterios de
intoxicación y abstinencia los siguientes criterios:
Criterio A Criterio 8 Criterio 9
Consumo de riesgo de sustancia
Puede producirse un consumo recurrente de la sustancia incluso en aquellas situaciones en las que esta provocar un riesgo físico.
La persona consume de manera continuada a pesar de saber que padece de un problema físico o psicológico recurrente o persistente que probablemente se pueda originar o exacerbar por dicho consumo
Criterio A Criterio 10 Criterio 11
Farmacológicos
Tolerancia: Definida como el aumento de las dosis de sustancia para conseguir los efectos deseados, o como reducción notable del efecto cuando se consume la dosis habitual
Abstinencia: Es un síndrome que ocurre cuando disminuyen las concentraciones de la sustancia en la sangre o en los tejidos, en una persona que ha sido gran consumidora de manera prolongada. Es probable que la persona consuma la sustancia para aliviar los síntomas que produce la abstinencia.
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1. ¨La característica esencial se refiere al desarrollo de un síndrome específico, y
reversible debido a la ingesta reciente de la sustancia (Criterio A)¨. (DSM - V,
2013. p.485).
2. ¨Los cambios significativos problemáticos a nivel comportamental o psicológico,
asociado a la intoxicación (…), se atribuyen a los efectos fisiológicos de la
sustancia sobre el sistema nervioso central, los cuales se desarrollarán durante o
al poco tiempo tras el consumo (Criterio B)¨. (DSM - V, 2013. p.485).
3. ¨Los síntomas no son atribuibles a otra afección médica, y no se explican mejor
por otro trastorno mental¨(Criterio D). (DSM - V, 2013. p.485).
Por otra parte, el DSM V (2013) indica respecto de Abstinencia que la
característica esencial de este fenómeno, es el cambio comportamental
significativo, junto con cambios fisiológicos y cognitivos debidos al cese o
reducción del consumo prolongado y frecuente de la sustancia. (Criterio A).
Por otra parte, este síndrome produce malestar significativo y un deterioro en
áreas que son importantes del funcionamiento (Criterio C) y por último, se destaca
en los criterios de Abstinencia que los síntomas no se pueden atribuir a ninguna
otra afección médica y tampoco se explican mejor por otro trastorno mental
(Criterio D).
En resumen, los nuevos cambios que se presentan en DSM V, dan cuenta de que
se eliminan ciertos criterios que se compartían en el DSM IV, como son abuso y
dependencia, para quedar solo TRS como una suma de abuso y dependencia del
DSM IV. En donde el diagnóstico se hace cuando la persona cuenta con dos o
más síntomas de 11 en un periodo de tiempo.
Asimismo, y tal como se indicó en la gravedad y especificadores, aparecen los
niveles de severidad. Cabe destacar y en concordancia con Becoña (2014) el
criterio de categoría baja equivale al abuso del DSM V, mientras que las
categorías de moderado y severo, corresponden a la Dependencia del DSM IV.
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Cabe destacar, que dentro del DSM V, en los trastornos relacionados con
sustancias aparece por primera vez el trastorno de juego (Debido a que ocupa el
mismo circuito de recompensa cerebral que el consumo de sustancias).
Finalmente aquellas 11 sustancias que consideraba el DSM IV actualmente en el
DSM V solo se consideran 10. En donde se destacan las siguientes: Alcohol,
Cafeína, Cannabis, alucinógenos, inhalantes, opiáceos, sedantes, hipnóticos,
ansiolíticos, estimulantes, tabaco y otras sustancias desconocidas.
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MODELOS EXPLICATIVOS DE LAS DROGODEPENDENCIAS.
Los modelos explicativos de las drogodependencias están nutridas de dos
vertientes: La biológica y la psicológica.
MODELOS BIOLÓGICOS
El Modelo Biológico, entiende el consumo de drogas como una enfermedad
crónica. Desde esta perspectiva, los autores postulan que la persona con adicción
presenta una predisposición genética, junto con la dificultad de un proceso
madurativo. Por lo tanto, al basarse este modelo en aspectos orgánicos, la
persona con problemas de consumo, no sería responsable de su problema. Y
esto, debido a que el adicto tendría, según este modelo, una vulnerabilidad
biológica que interactúa con las características de las sustancia.
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Desde este enfoque, la persona adicta, no tendría control por sobre la sustancia,
menos aún por el consumo. Y esto debido a que la droga actúa como reforzador
primario sobre los centros cerebrales de recompensa.
Existen diversos modelos que siguen este enfoque, entre los que encontramos: el
modelo enfermedad, el modelo de automedicación (Psicoanálisis clásico) y el
modelo de exposición. (M. del Moral & P. L, Fernández, 2006).
MODELOS PSICOLÓGICOS.
Estos modelos se basan generalmente en el modelo Cognitivo Conductual,
modelo de Intervención Familiar, modelo Psicoanalítico1, en modelo de
Compromiso Biopsicosocial, modelo de Factores de Riesgo y Protección, modelo
de Intervención en Crisis.
COMPROMISO BIOPSICOSOCIAL
El modelo Bio-Psico-Social surge producto de la aplicación y evolución de la
Teoría General de Sistemas en el ámbito de la salud.
Este es un modelo general, que plantea que los factores
biológicos, psicológicos y sociales, juegan un papel importante en
el funcionamiento humano en el contexto de la enfermedad y de la
percepción de la misma: en el caso de las adicciones. Implica que
hay determinantes generales que influyen en la salud y en el
desarrollo humano, incluidos sus determinantes sociales. La salud
y la enfermedad se transmiten en red. (Proyecto Hombre, 2015, p.
8).
1 Modelo Psicoanalítico como lectura Obligatoria.
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El componente biológico del modelo biopsicosocial busca
entender cómo la causa de la adicción se deriva del
funcionamiento del organismo. El componente psicológico
encuentra causas psicológicas, como la falta de auto-control,
confusión emocional, y los pensamientos negativos, entre otras. El
aspecto social investiga cómo los diferentes factores sociales,
como el nivel socioeconómico, la cultura, la pobreza, la tecnología
y la religión, pueden influir en las conductas adictivas. (Proyecto
Hombre, 2015, p. 8)
COMPROMISO BIOPSICOSOCIAL ADULTOS
Senda, 2014 plantea que el compromiso biopsicosocial hace referencia a la
severidad de los problemas asociados al consumo de sustancias. La severidad del
compromiso, está directamente relacionada, con el nivel de afectación que el
consumo produce en las distintas áreas de la vida de una persona, entendiendo
en ello las áreas biológica, psicológica y social.
La norma técnica de SENDA asociada a los planes de tratamiento y rehabilitación
para personas adultas, describe un total de 14 variables, todas las cuales permiten
apreciar el grado y complejidad del compromiso biopsicosocial. Es importante
mencionar que un criterio utilizado para la evaluación (pero que no está validado)
es considerar la existencia de 7 o más variables (50%) en la misma categoría
(Leve, Moderado, Severo). (Senda, 2014).
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22
Tabla evaluación compromiso biopsicosocial población general.
VARIABLES y DIMENSIONES A OBSERVAR
GRADO DE COMPROMISO BIOPSICOSOCIAL POBLACIÓN GENERAL
Leve Moderado Severo
1. Patrón de consumo Tipo sustancia, vía administración y frecuencia de consumo
Una sola sustancia
En forma esporádica
Vía oral o respiratoria
2 o más sustancias
Consumo semanal o fin de semana
Vía oral y/o respiratoria
2 o más sustancias
Consumo en la semana y fines de semana, con crisis de ingesta.
Aumento de dosis
Se agrega vía inyectable
2. Diagnóstico de trastorno por consumo de sustancias (C.I.E. 10).
Consumo Perjudicial Consumo Perjudicial y hasta 3 criterios para dependencia
Más de 3 criterios para dependencia
3. Síndrome de Abstinencia
Ausente Con molestias físicas y psicológicas que puede controlar
Requiere de ayuda para tolerar las molestias y signos de abstinencia.
4. Patología psiquiátrica
Descartada Trastorno psiquiátrico leve a moderado
Con trastorno psiquiátrico severo
5. Percepción de problemas de salud físicos asociados
Leves o ausentes Presentes, pero no limitantes
Presentes y limitantes
6. Contexto del motivo de consulta
Voluntario Condicionado por familia o ámbito judicial
Obligado por ámbito judicial u otro.
7. Motivación al cambio
Convincente en su propósito de iniciar un proceso de cambio
Ambivalente y contradictoria (Etapa de Contemplación)
Muy contradictoria, débil o ausente (Etapa Precontemplativa)
Intervención en adicciones. UNIACC, semana 2
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COMPROMISO BIOPSICOSOCIAL ADOLESCENTES
En la tabla adjunta, se presentan las variables que permiten apreciar la
identificación de las principales áreas que se encuentran afectadas en el
adolescente. (CONACE, 2005).
8. Tratamientos anteriores
Ninguno 1 a 3 incompletos Más de tres, Abandonos antes de tres meses
9. Intentos de abstinencia sin tratamiento
Si, con logros parciales
Ha intentado pero sin éxito. con recaídas frecuentes
Sin intento, sin ningún periodo de abstinencia
10. Percepción de autoeficacia
Percepción de obtención de logros en resolución de problemas.
Percepción de bajo control del medio y de la conducta de consumo
Auto percepción de muy bajo control del medio o absoluta ineficacia en el control del consumo
11. Situación Ocupacional
Mantiene su trabajo o estudios
Ha discontinuado actividad ocupacional, asiste en forma intermitente
Despidos laborales, interrupción de estudios, abandono de actividades ocupacionales
12. Consumo y/o tráfico en otros familiares
Descartados ambos Presente el consumo, sin tráfico
Presente ambos, en uno o más de sus miembros
13. Problemas judiciales asociados
Sin antecedentes penales
Detenciones, formalizaciones, pero sin condena o medida.
Con antecedentes penales (sentencias, sanciones)
14. Apoyo familiar
Presencia de red familiar de apoyo
Precaria red de apoyo, dispuesta con reparos
Ausente, con gran conflicto relacional.
15. Red de apoyo social
Presencia de red de amistades de apoyo
Precaria red apoyo, dispuesta con reparos
Ausente, con gran conflicto relacional.
Intervención en adicciones. UNIACC, semana 2
24
Al igual que en la escala de adultos, estas categorías no cuentan con una
puntuación cuantitativa. No obstante, el decidir si la situación o condición que
presenta el adolescente pertenece a un compromiso de nivel leve, moderado o
severo, es considerar una proporción igual o mayor al 50% en una misma
categoría. (CONACE 2005)
Dimensión Biopsicosocial adolescentes
DIMENSION BIOPSICOSOCIAL PARA POBLACIÓN INFANTOADOLESCENTE
AREAS COMPROMISO BIOPSICOSOCIAL (CBPS)
SIN CBPS CBPS LEVE CBPS MODERA
DO
CBPS SEVERO
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SA
LU
D F
ÍSIC
A Y
ME
NT
AL
SALUD FÍSICA
GENERAL
Estado nutricional normal P/E; P/T Sin molestias o patología somática.
Estado nutricional normal P/E; P/T Sin molestias o patología somática Dificultad en el manejo de la higiene personal.
Alto riesgo de compromiso somático, por patología aguda, molestias somáticas diversas, Disminución del peso corporal referida Lesiones de piel (infecciones focalizadas, quemaduras). Presencia de caries dentales. Enfermedad crónica controlada. Riesgo de desnutrición. Nulo autocuidado.
Existe compromiso somático evidente. Infecciones respiratorias, Desnutrición P/T,P/E,T/E).Presencia de enfermedades crónicas no diagnosticada o diagnosticada pero sin tratamiento actual o descompensadas. Infecciones de piel severas y generalizadas. Presencia de caries con pérdida de pieza dental Nulo autocuidado
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SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA
Salud sexual y reproductiva acorde a etapa evolutiva.
Inicio de actividad sexual, riesgo de embarazo, riesgo de ITS.
Actividad sexual sin protección, ITS actual, sin antecedentes previos. Alto riesgo de embarazo.
Actividad sexual con múltiples parejas, sin protección, ITS a repetición. Embarazo adolescente.
SALUD MENTAL
Sin dificultades emocionales ni trastornos neuropsiquiátricos.
Sin dificultades emocionales ni trastornos neuropsiquiátricos.
Episodios de maltrato y violencia. Síntomas emocionales inespecíficos, baja autoestima. Psicopatología aguda no tratada. Psicopatología crónica compensada. Dificultad en las habilidades sociales. Dificultad para la expresión emocional. Actitud evasiva.
Con sicopatología aguda o crónica descompensada. Intento de suicidio. Maltrato. Violencia. Abuso sexual.
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DE
SA
RR
OL
LO
PS
ICO
EM
OC
ION
AL
CAPACIDAD
ADAPTATIVA
Adecuada internalización de límites, normas, figuras de autoridad. Adecuada capacidad de autocontrol, autonomía e independencia adecuada a etapa evolutiva. Adecuada adaptación e integración a su familia, grupo de pares, escuela o liceo y en su comunidad o barrio.
Adecuada internalización de límites, normas, Problemas leves con figuras de autoridad. Adecuada capacidad de autocontrol. Autonomía e independencia adecuada a etapa evolutiva. Sin mayores dificultades en su inserción familiar, de escuela, de grupo de pares o de comunidad. Cuando estas dificultades han ocurrido han sido más bien hechos aislados y reactivos a situaciones transitorias.
Dificultad en la internalización de límites y normas. Actitud provocadora y de desafío a la autoridad. Dificultades en proceso de separación y de autonomía. Dificultades de integración e inserción a grupo de pares, familia, escuela y/o comunidad. Tendencia al conflicto relacional. Alta tendencia al circuito de calle. Resolución de conflictos a través de la violencia sin daños directos a personas (intra o extra familiar). Integración parcial a red social. Al menos
Desafío franco. Agresividad y provocación permanente. Nula tolerancia a la frustración. Grave dificultad en proceso de separación y autonomía. En conflicto con la ley. Sin lugar físico de protección y/o contención. Puede darse el aislamiento social. Generalmente niños/as y adolescentes de la calle. En caletas. Exclusión social. Violencia como referente de Identificación. Incluye daños directos a las personas. Sin integración a redes sociales formales Varias entradas a centros de SENAME (DEDEREJ)
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FA
MIL
IA
FIGURA VINCULA
R O CONTENE
DORA
Si existe. Si existe. Aunque con estilo de vínculo que oscila entre el alejamiento afectivo y la cercanía
Si existe, pero con importantes dificultades en la contención. Existe otro significativo, pero su capacidad de protección no es efectiva.
En la práctica no existe. Existe abandono, negligencia. No es efectiva la capacidad de protección y contención de la figura significativa
Intervención en adicciones. UNIACC, semana 2
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FAMILIA
Grupo familiar con funcionamiento adecuado.
Exceso de protección o desacuerdos en pautas de crianza. Tendencia a no supervisar. Presencia de trabajo informal, Cesantía intermitente. Ausencia parental por muerte o abandono. Familia uniparental Dificultad de normas y límites, roles y funciones. Problemas de comunicación intrafamiliar
Pérdida de roles de las figuras de autoridad: ausencia de límites y normas claras, incoherencia en la supervisión. Falta de reconocimiento y aceptación del hijo/a. Cesantía. Falta de cohesión del grupo familiar y aislamiento de algún miembro. Cesantía. Consumo problemático de drogas de algún miembro. Abandono afectivo de la familia Integrante de la familia con problemas de salud mental o trastorno psiquiátrico compensado. Hacinamiento. Castigo físico o psicológico como
Familia ausente o presente multiproblemática. VIF (psicológica y física). y/o maltrato como pauta relacional. Alcoholismo y drogadicción en miembros de la familia. Promiscuidad. Cesantía crónica o indigencia. Consumo dependiente de alcohol y drogas de algún miembro de la familia. Miembros de la familia con conductas infractoras Familias desvinculadas de las redes. Presencia de transtorno psiquiátrico grave. Abandono afectivo y material.
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RE
PA
RA
CIÓ
N
No se presenta indicador
No se presenta indicador
Vivencia de maltrato y violencia. Experiencia de abandono
Maltrato y violencia física y psicológica sostenida en el tiempo. Abuso sexual y violación (intra o extrafamiliar), y/o crónico. Patología del abandono.
SO
CIA
LIZ
AC
ION
Y M
OD
UL
AC
ION
DE
CO
ND
UC
TA
S
TR
AN
SG
RE
SO
RA
S
SOCIALIZACION
Manejo adecuado de códigos sociales
Introversión que dificulta la integración a grupos sociales. Dificultad en el manejo de códigos sociales
Importante dificultad en la adquisición de las habilidades sociales y manejo de códigos sociales esperables para la edad. En relación con conductas transgresoras transitorias.
Callejera, marginal, exclusión social ligada a la violencia y conductas transgresoras permanentes.
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CONDUCTAS
TRANSGRESORAS
Transgresión ligada al proceso de desarrollo que no genera conflicto y que logra ser modulada por el entorno.
Transgresión ligada al proceso de desarrollo y genera crisis aisladas en el espacio familiar. Dificultad del entorno para manejo de este tipo de transgresión. Relacionada con aceptación de grupo de pares y características propias de la adolescencia.
En hogar y entornos “significativos”/ Individual Tendencia al conflicto relacional. Dificultad en la internalización de límites y normas. Actitud provocadora y de desafío a la autoridad en forma reiterada. Presencia de hurtos ocasionales o asociadas a conductas desafiante
Presentes con relación a uso de drogas en grupo. Desafío, agresividad y provocación permanente a figuras de autoridad intra y extrafamiliar Conductas delictivas en forma reiteradas o con violencia física. Daño a terceros y propiedad privada. Inserto en circuito de trasgresión a la ley
INT
EG
RA
CIO
N
SO
CIA
L
VIDA DE CALLE
Escasa Permanencia Ocio /Pares
Escasa Permanencia Ocio /Pares
Diaria y creciente. Trabajo Pares
Gran parte del día o todo el día. En Actividades de sobre vivencia. En transición o situación de la calle (“caletas”)
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ESCUELA O LICEO
Adecuada integración a institución escolar. Institución escolar que lo acoge y apoya
Ciertas dificultades de rendimiento o conductas pero que cuando existen logran ser manejadas por padres y/o apoderados. Escuela acoge, apoya.
Pre desertor escolar o con alto riesgo de deserción definitiva. Estigmatización escolar. Maltrato en escuela. Mal rendimiento. Repitencias de cursos, abandono escolares por periodos breves. Retraso pedagógico, trastornos de aprendizaje, cambios de colegio y suspensiones. Presencia de algún vínculo significativo. Existe alguna motivación con asistir a la escuela.
Deserción escolar de 1 ó más años. Mal rendimiento. Importantes dificultades conductuales. Experiencia de discriminación, maltrato, estigmatización y abandono escolar. Sistema escolar con posturas rígidas e inflexibles (tendencia al la expulsión, intolerancia).
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INT
EG
RA
CIO
N S
OC
IAL
GRUPO DE
PARES
Adecuada integración a su grupo de pares. Grupo de pares con funcionamiento adecuado.
Dificultades transitorias y reactivas a situaciones puntuales. Grupo de pares permanente, con actividades recreativas de distinta índole. Sin conductas disociales.
Alto riesgo de aislamiento o de inserción en grupos con graves dificultades conductuales. Cambios permanentes de grupos. Ocasionalmente se incorpora a grupo de pares con conductas infractoras, de consumo y de violencia.
Pertenencia a grupos con conductas disociales (conductas infractoras, de consumo y de violencia) . o grupos de caleta. Sin referencia a otros grupos de pertenencia
Intervención en adicciones. UNIACC, semana 2
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COMUNIDAD
Participación en grupos validados en la comunidad. Comunidad cohesionada, Apoyo social y protección a niños/as y adolescentes. Existen recursos comunitarios suficientes. Presencia de líderes Y organizaciones comunitarias, participación juvenil.
Participación en grupos validados en la comunidad. Comunidad participativa, cohesionada, apoyo social y protección a niños/as y adolescentes. Recursos comunitarios limitados, pero existen
Problemas de integración e inclusión social. Ausencia de apoyo social. Escasos recursos comunitarios. Barrio altamente conflictivo. Accesibilidad a sustancias y tráfico. Comunidad que cuenta con recursos pero no son efectivos para los jóvenes. Contexto social con violencia ocasional. Contexto que valore la realización de actividades formales (estudio y trabajo)
Problemas de integración e inclusión social. Ausencia de apoyo social, escasos recursos comunitarios. Barrio altamente conflictivo. Accesibilidad a sustancias y tráfico. Barrios con aceptación de consumo, tráfico u otras conductas delictivas. Contexto social con violencia sostenida. No existe una comunidad organizada, o comunidad que no se integra a redes a redes formales o informales. Contexto que valora las actividades productivas informales, descalificando las formales.
Intervención en adicciones. UNIACC, semana 2
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RECREACIÓN Y
TIEMPO LIBRE
Logra armonizar tiempos de labores con los de ocio y tiempo libre en actividades adecuadas a su desarrollo sano. Carretes ocasionales.
Organiza tiempo, con aficiones diversas, inquietud cultural, deportiva recreativa. Carrete permanente los fines de semana
Ver indicadores de Vida de Calle. Disfrute de la participación en actividades recreativas sin consumo, compartido con la participación en actividades de consumo o infractoras. Disfrute de momentos de ocio (meditación sobre la propia vida y pensamientos o simple divagación).
Ver indicadores de Vida de Calle.
Intervención en adicciones. UNIACC, semana 2
36
Modelo de Intervención familiar
Diversos autores concuerdan en la importancia de las relaciones vinculares en el
desarrollo integral del niño, adolescente y adulto. “La constitución biológica y las
experiencias relacionales son fundamentales para las personas, pues se influyen,
se complementan y se perturban mutuamente”. (Barudy, J y Dantagnan, M. 2009
p. 23).
Shelley E. Taylor (2002)2 hace referencia a la importancia de los cuidados
primarios en la prevención de los efectos mórbidos o potencialidades asociadas a
un gen.
De este modo, una potencial enfermedad hereditaria podría no manifestarse si la
crianza está fundamentada en los cuidados y buenos tratos. (Barudy, J y
Dantagnan, M. 2009)
Uno de los componentes más importantes para el desarrollo sano y equilibrio
emocional lo constituyen las relaciones afectivas vinculares. El haber recibido
cuidado, seguridad, estabilidad en la infancia y adolescencia facilita en el adulto la
capacidad de cuidarse a sí mismo y una sana relación con los demás. (Barudy, J y
Dantagnan, M. 2009).
Desde esta perspectiva, podemos entonces concluir la importancia de la familia o
la relación con el cuidador como un factor protector ante conductas de riesgo
como la adicción.
2 En Barudy, J y Dantagnan, M. 2009
Intervención en adicciones. UNIACC, semana 2
37
Factores de riesgo y protección.
Jessor (1992), define la conducta de riesgo como cualquier conducta que pone en
peligro el desarrollo psicosocial del niño o del adolescente, como, por ejemplo, el
consumo de sustancias. Los factores que generan una mayor predisposición o
potencial en la aparición de conductas de riesgo se denominan “Factores de
Riesgo". En tanto, aquellos que están asociados a la disminución de esta
probabilidad se denominan “Factores de Protección". (CONACE, 2004)
“Los factores de riesgo y de protección abarcan características psicológicas,
sociales, familiares y de conducta” (NIDA, 2000. Citado en CONACE, 2004. p. 70).
Tanto los factores predisponentes al riesgo, como aquellos que favorecen el
despliegue de conductas de autoprotección, son ejes centrales en el abordaje de
instancias de prevención y tratamiento.
Intervención en adicciones. UNIACC, semana 2
38
Figura: Factores de riesgo y protección. Material elaborado para la
asignatura.
En la tabla adjunta, podemos identificar algunos de los principales factores de
riesgo y protección a nivel familiar. (CONACE, 2004 p.71)
ALGUNAS CONSIDERACIONES DEL CONSUMO EN EL ÁMBITO FAMILIAR
Dentro de las consecuencias de la adicción destacan no solo aquellas que afectan
a la persona directamente (efectos del consumo a corto y largo plazo) sino
también, aquellas que en ocasiones son menos visibles y se asocian al ámbito
familiar. (Stanton, M. D., Toods, T y Cols. 1999).
Intervención en adicciones. UNIACC, semana 2
39
En la mayoría de los casos, el consumo se da en etapa adolescente y asociado al
período de autoafirmación, búsqueda de independencia e identidad. (Stanton, M.
D., Toods, T y Cols. 1999).
Para estos mismos autores, en la dinámica de adicción es frecuente ver una
relación de sobreprotección con un progenitor, en tanto con el otro, se aprecian
una relación distante.
En términos generales las personas consumidoras de sustancias, suelen
presentarse como individuos dependientes, en esta relación de dependencia y
sobreprotección. Cuando el individuo comienza a lograr independencia, directa o
directamente se comienza a generar el abandono de la familia.
Lo interesante era que en este punto, una crisis se
desencadenaba casi inevitablemente en la familia: los padres
reñían o se separaban, un progenitor desarrollaba síntomas, o un
hermano se convertía en un problema. Ante esto el adicto
retomaba una conducta de fracaso y el otro problema familiar se
disipaba. (Stanton, M. D., Toods, T y Cols. P. 29 1999).
Lo anterior entonces, en base a los postulados de estos autores, es un proceso
“interdependiente” en donde la familia y el adicto necesitan de si para mantener el
equilibrio del sistema.
La adicción por ende cumple con “características adaptativas y funcionales
además de sus rasgos placenteros inmediatos. Ofrece al adicto una resolución
paradójica de su dilema de mantener o disolver la familia, es decir de su
permanencia o partida” (Stanton, M. D., Toods, T y Cols. p. 32 1999).
TERAPIA FAMILIAR EN EL CONSUMO DE SUSTANCIAS.
La terapia familiar aborda a la familia como un grupo de relaciones
más que como un grupo de individuos. En este sentido describe
más lo que ocurre entre las personas y no dentro de éstas. Hace
énfasis en cuestiones observables como patrones de interacción
Intervención en adicciones. UNIACC, semana 2
40
familiar, secuencias repetidas, mensajes digitales y analógicos de
la comunicación, cercanía o lejanía de los miembros entre otras
cosas. Generalmente trabaja con objetivos que pueden o no ser
explícitos y es de corta duración en comparación con otros
modelos de abordaje. (Ramirez, M. p.5, 2001)
Desde la óptica familiar, “cuando un adicto intenta convertirse en una persona
independiente, suele haber una amenaza de crisis familiar que para la familia
resulta potencialmente más destructiva que la adicción misma” (Stanton, M. D.,
Toods, T y Cols. p. 65 1999).
Para este mismo autor, el ingreso de un consumidor a un programa de
tratamiento, se transforma en una oportunidad para generar intervenciones de
orden familiar. “este enfoque implica el supuesto de que la crisis asociada con el
intento de individuación del adicto necesita resolverse dentro de la familia si se
requiere producir un cambio perdurable”. (Stanton, M. D., Toods, T y Cols. 1999,
p. 65).
TERAPIA FAMILIAR ESTRUCTURAL Y ESTRATÉGICA
De acuerdo a Stanton, M. D., Toods, T y Cols 1999 dentro de los postulados base
asociados a esta terapia se encuentran:
1. Se ve a las personas en interacción con su contexto. Afectándolo y siendo
afectadas por él.
2. Es de suma importancia tener conocimiento del ciclo vital y estadio
evolutivo de la familia tanto en el proceso de diagnóstico como en la
definición de la estrategia terapéutica.
3. Los síntomas son mantenidos por el sistema y mantienen al sistema familiar
4. La familia puede cambiar y desde este cambio facilitar la aparición de
nuevas conductas entre sus miembros. Para que se produzca un cambio
individual, debe cambiar el sistema interpersonal.
Intervención en adicciones. UNIACC, semana 2
41
Puntualmente, el enfoque estructural estratégico3 está orientada a:
1. Metas precisas a corto plazo. Terapia Breve
2. Se enfatiza la participación activa de la familia de origen en la terapia
(independientemente si el paciente vive o no con ellos). La terapia debe
incluir primero a esta triada previo a incluir a otros miembros. Estos autores
plantean que la terapia puede incluso fracasar si no se cumple este paso.
3. Lentamente se incluye a todos los miembros de la familia. La interacción en
las sesiones irá determinando a quienes seguir manteniendo en el proceso.
4. Son abordados en el proceso, los aspectos defensivos y resistencia al
cambio en la familia. Con la finalidad de fortalecer la alianza con la familia el
terapeuta puede trabajar desde la “atribución de intenciones nobles”. Es
decir atribuir motivos positivos a los clientes evitando críticas y juicios
negativos que tienden a aumentar la resistencia.
5. Las metas son negociadas con la familia al inicio de la terapia. Se definen
también los límites y consecuencias.
6. La terapia se concentra en una conducta concreta y observable.
7. Los síntomas cumplen una función regulatoria en el sistema familiar.
8. Existen secuencias relacionales alrededor de cada pauta de
comportamiento. La terapia consiste en identificar estas pautas por parte
del terapeuta y modificar las relaciones cambiando componentes, tiempos
de la interacción o distancias entre los miembros.
MODELO DE INTERVENCIÓN EN CRISIS.
LA CRISIS.
Crisis es definida por diversas acepciones. La palabra china para designar crisis
es “Wei –ji”, que significa oportunidad y peligro respectivamente. Implica de esta
forma, ruptura pero a la vez esperanza y posibilidad (Rocamora, 1992).
3 Stanton, M. D., Toods, T y Cols 1999. “Terapia familiar del abuso y adicción a las drogas”.
Intervención en adicciones. UNIACC, semana 2
42
Por otro parte, desde el ámbito de la psicopatología, este término describe un
fenómeno aguado, transitorio, repentino y por sobre todo en sus manifestaciones
sintomáticas.
Siguiendo a Rocamora (2012), indica que “toda crisis supone un: peligro por el
dolor que conlleva la pérdida de lo que se ha perdido o de lo que se va a perder;
ocasión (oportunidad) se refiere al proceso de construcción de un mundo nuevo a
partir del momento de la crisis”.
Otros autores como Rublin, B. Bloch, E., (2001) están más de acuerdo con la
visión de crisis que sostiene Parad & Parad (1990) debido a que es vista como
una definición más completa que las anteriores señaladas, e indica lo siguiente:
Un proceso para influir activamente en el funcionamiento
psicológico durante un periodo de desequilibrio con el fin de aliviar
el impacto inmediato de los eventos estresantes transformadores y
con el propósito de ayudar a reactivar las capacidades latentes y
manifiestas, así como los recursos sociales, de las personas
afectadas directamente por la crisis (…) para enfrentar de manera
adaptativa el stress. (Rublin, B. Bloch,E., 2001).
Para Rocamora (2012), la crisis existe una palabra que sintetiza su su significado.
Refiere crisis como un Desequilibrio, entre un antes y un después. Siendo esta
una amenaza de la pérdida de las metas conseguidas, siendo sociales,
económicas, religiosas y psicológicas. Y desde aquí surge la siguiente pregunta:
¿Qué sucede emocionalmente, con las personas que mantienen consumo de
drogas?¿Antes de un consumo determinado de drogas, la persona no estará
vivenciando un estado de desequilibrio? ¿Una recaída en consumo de drogas
debemos mirarla como un estado de crisis? ¿Una recaída implica una pérdida de
un estado, de un logro en un avance del proceso terapéutico?
En la descripción de crisis, el autor indica que esta también se da durante un
tiempo, el cual tiende a ser breve con un inicio y final a corto plazo.
Intervención en adicciones. UNIACC, semana 2
43
Para Rocamora (2012), “La trilogía de que define a la crisis es, pues, la siguiente:
desequilibrio, temporalidad y la capacidad interna de caminar hacia un más
o hacia un menos”
Por lo que el autor señala, toda crisis tendría una misma secuencia, siendo esta:
conflicto, desorden y adaptación (o desadaptación). Suponiendo siempre un
conflicto que implica tensión entre diferentes aspectos.
En síntesis, el autor concuerda que las crisis se podrían considerar como una
desorganización temporal con posibilidad de cambio. Si bien, la crisis rompe el
equilibrio psicológico de la persona, y por ende su salud mental, puede potenciar
la posibilidad de cambio en el individuo y su crecimiento. A su vez puede llegar a
propiciar nuevas estrategias de acción, activando posibilidades o mecanismos que
antes eran desconocidos para quien experimentaba la crisis.
Desde el punto de vista de las adicciones, una crisis sería entendida como un
estado agudo de malestar, que mantiene a la persona que mantiene consumo en
un estado de desequilibrio psicológico, emocional, respecto de sí mismo, su
entorno social y familiar.
La crisis es dimensionada subjetivamente y se trata de responder a ella, con todos
los recursos y capacidades psicológicas que la persona posee. En este sentido, se
busca mitigar cierto malestar buscando apoyo principalmente en redes de apoyo
cercanas. Pero desde la lógica de las intervenciones en crisis, ¿Qué sucede en la
adicción?
Sin embargo, por diversas situaciones que tienen directa relación con el consumo,
el síndrome de abstinencia, la tolerancia y por la presencia de un compromiso
biopsicosocial severo, las personas que mantiene consumo, no cuentan con
recursos para estabilizarse de manera emocional, posterior al consumo.
Asimismo, por la carga subjetiva de culpa, por la posible comorbilidad con ciertas
patologías psiquiátricas que empeoran el cuadro y además, por la amenaza real y
latente de lo que se vendrá posterior al consumo, la persona que mantiene el
Intervención en adicciones. UNIACC, semana 2
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consumo se encuentra en cierto entrampe emocional. Por una parte, no sabe
cómo manejar las contingencias de los deseos del consumo y por otro lado, no
sabe cómo pedir ayuda, debido a la carga emocional y familiar, viviendo así con
sentimientos de desesperanza y vergüenza.
El deseo de dejar el consumo, sumado a los síntomas físicos y psicológicos
propios de la abstinencia, aumenta considerablemente la angustia y la culpa. En
muchas ocasiones, posterior al consumo, aparecen síntomas depresivos con
ideación e incluso planificación suicida, por el alto precio al contacto con la
realidad y las formas en las cuales muchas veces llegaron al consumo (robo,
prostitución, venta de objetos valiosos familiares), situación que hace la
intervención más compleja, debido a las cargas emocionales y familiares que
conlleva.
El clínico que se desempeñe en intervención en crisis en conductas adictivas, no
tan sólo debe estar atento a aquellos aspectos neurobiológicos del síndrome de
abstinencia, de la tolerancia, del patrón de consumo, de aspectos psicopatológicos
o de una patología psiquiátrica a la base, sino que también, debe mirar como
ciertos eventos personales, familiares o relacionales, activan estados de crisis
antes del consumo quedando anquilosadas en sus mecanismos de afrontamiento
y empeorando así estrategias de cuidado frente al consumo.
Intervención en adicciones. UNIACC, semana 2
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