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  • AA.VV.3er. Congreso Internacional de Investigacin en Psicoanlisis, Derecho y Ciencias Sociales : Acto, Responsabilidad, Subjetividades 1 ed. Buenos Aires: Letra Viva, 2011.

    848 p.; 20 x 14 cm.

    ISBN 978-950-649-337-0

    1. Psiconalisis. I. Ttulo CDD 150.195

    Letra ViVa, Librera y editoriaLAv. Coronel Daz 1837, (1425) Buenos Aires, Argentina

    e-maiL: info@imagoagenda.com / web page: www.imagoagenda.com

    ISBN 978-950-649-337-0

    Primera edicin: Julio de 2011Queda hecho el depsito que marca la Ley 11.723

    Prohibida la reproduccin total o parcial de esta obra bajo cualquier mtodo, incluidos la reprografa, la fotocopia y el tratamiento digital, sin la previa y expresa autorizacin por escrito de los titulares del copyright.

  • ORGANIZADORES:

    PROYECTOS de INVESTIGACIN:

    - La subjetividad y las formas jurdicas Univ. Catlica de Sgo. del Estero

    - Modo de constituio da subjetividade na clnica da melancolia Univ. Federal do Par (Brasil)

    - Prctica e interpretacin en el dispositivo judicial. Abordaje Psicoanaltico Univ. Nac. de Tucumn

    - Delito y menor. El nio homicida, una mirada psicoanaltica Univ. Kennedy (Bs. As.)

    - Violncia, culpa e ato: causas e efeitos subjetivos para os adolescentes Univ. de Fortaleza (Brasil).

    - A imagem da violncia: causas e efeitos traumticos em vtimas da violncia em espaos pblicos Univ. de Fortaleza (Brasil)

    - Infancia e Institucin(es): Estudio y anlisis del Dispositivo integral de proteccin a la Niez y Adolescencia Univ. Nac. de Mar del Plata

    - Fundacin Psicoanaltica Sigmund Freud Sgo. del Estero y Tucumn (Argentina)

    - CLIO-Associao de Psicanlise Fortaleza (Brasil)

  • AUSPICIOS:

    Gobierno de la Pcia. de Sgo. del Estero

    Ministerio de Educacin. Gob. de la Pcia. de Sgo. del Estero

    Sec. de Turismo de la Pcia. de Sgo. del Estero

    Asociacion de Magistrados y Funcionarios del Poder Judicial

    Superior Tribunal de Justicia de la Pcia. de Sgo. del Estero

    Cmara de Comercio e Industria de Sgo. del Estero

    FUNDACIN HAMBURGO

    Comunidad Virtual Russell

    Revista AGENDA-LETRA VIVA (Bs. As.)

    Revista ACTUALIDAD PSICOLGICA (Bs. As.)

    Lab. de Psicanlise e Psicopatologia Fundamental- Univ. Federal do Par (Brasil)

    Maestra en Psicoanlisis-Univ. del Aconcagua (Mendoza)

    Carrera de Doctorado en Psicologa-Univ. Nac. de Tucumn

    Doctorado y Maestra en Psicologa de la Univ. de Fortaleza (Brasil)

    Seminario de Pre Grado: Abuso sexual en la infancia-Univ. Nac. de Rosario

    Carrera de Especilizacin en Infancia e Institucin(es). Univ. Nac. de Mar del Plata

    Doctorado y Maestra en Psicoanlisis. Univ. Kennedy (Bs. As.)

    Univ. Nac. de Sgo. del Estero

    Colegios Profesionales de Sgo. del Estero:

    Colegios de Abogados

    Colegio de Mdicos

    Consejo Medico

    Colegio de Psiclogos

    Colegio de Psicopedagogos

    Colegio de Socilogos

    Colegio de Abogados

  • Comit Organizador

    Presidente: Dr. Henrique Figueiredo Carneiro (Brasil)Presidenta Alterna: Dra. Mara Elena Elmiger (Tucumn)Vicepresidenta: Lic. Estela Madias de Barrio (Sgo. del Estero)Vicepresidente Alterna: Lic. Marta Sialle de Gauna (Sgo. del Estero)Presidente Comit Cientfico Internacional: Dr. Nstor Braunstein (Mxico)Secretara General: Licdas. Gabriela Abad - Carolina AzarSub-Secretara: Licdos. Alfredo Carol - Cecilia EspecheTesorera: Licdas. Irene Alpern (Sgo.) - Ma. Raquel Usandivaras de Curia (Tuc.)Secretara de Relaciones Institucionales: Licdos. Ma. Albana Garca Bercellini, Sonia Ternavasio, Silvia Sigona, Pablo Pardo, Natalia Tarchini, Gabriela Sanchez.Sub-Secretara Relaciones Institucionales: Licdos. Mariana Roldan Suarez, Evelia Lazzarone, Cecilia Llarrull, Ma. Soledad Arias, Ruth Ovejero, Agustina Luque.Secretara de Prensa y Difusin: Licdos. Silvia Gutierrez Urbani, Estefana Ledesma, Federico Soler Claudia Brizuela, Estefana Pasteris, Claudio Rojo Cesca, .Secretara de Recepcin y Certificaciones: Licdos. Carina Garca Sir, Ana Luca Alderete, Maria Lau-ra Trungelliti, Carmen Lizondo, Rosario Sanguedolce.Secretara de Enlace: Licdos. Thiago Costa Mathos, Graciela Jaimez, Blanca Daz, Lourdes Garca Posse, Paola Rinaldi, Paulina Maldonado, Andrea Spinello.Comisin Cientfica: Presidenta: Dra. Marta Gerez Ambertn.Integrantes: Dras. Ana Cleide Guedes Moreira (Brasil), Mercedes Minnicelli (Mar del Plata), Amelia Imbriano y Mara Ester Jozami (Bs. As.) y Licdas. Laura Capacete (Bs. As.), Susana Medina, Edith de Liberti y Lydia Rosemberg (Tucumn), Mg. Norah Garca Colom (Mxico).

    Comit Cientfico Internacional:Dr. Pedro David (Tribunal Penal Internacional de La Haya) Lic. Csar Hazaki (Bs. As.)Dr. Juan Carlos Volnovich (Bs. As.) Dr. Jacques Nassif (Francia)Dra. Bettina Calvi (Rosario) Mg. Hilda Karlen Zbrun (Mendoza)Dr. Oscar Emilio Sarrulle (Tucumn) Dra. Sylvia De Castro Korgi (Colombia)Dra. Alicia Hartmann (Bs. As.) Prof. Elsa Hernndez de Sanchez (Sgo. del Estero)Dra. Gilou Garca Reynoso (Bs. As.) Dr. Mario Shumacher (Costa Rica)Dr. Juan Manuel Uribe (Colombia) Dra. Elisa Herren (Bs. As.)Dra. Pascale Hassoun-Lestienne (Francia) Dra. Ana Rudge (Brasil)Dr. Manoel Tosta Berlinck (Brasil) Dr. Gustavo Geirola (USA)Dra. Junia de Vilhena (Brasil) Dr. Jorge Bekerman (Comunidad Virtual Russell)Dr. Daniel Koren (Francia) Dr. Jorge Degano (Rosario)

  • LETRA VIVA - Librera y EditorialAv. Coronel Daz 1837

    (1425) Ciudad Autnoma de Bs. As. ArgentinaE-mail: info@imagoagenda.com

    WEB PAGE: www.imagoagenda.com

  • PRESENTACIN

    Este libro digital contiene los trabajos que, durante el 3 y 4 de junio de 2011, debatimos en el III Congreso Internacional de Investigacin en Psicoanlisis, De-recho y Ciencias Sociales en la Universidad Catlica de Santiago del Estero.

    Anhelamos que el mismo sea una contribucin a un campo en el que toda-va faltan respuestas, y donde contina habiendo cierto vaco en el debate que estas cuestiones despiertan.

    Es la primera vez que este Congreso es organizado por la Red Interuniversi-taria de Investigacin en Psicoanlisis y Derecho (conformada por proyectos de investigacin desarrollados en las universidades Catlica de Sgo. del Estero, Na-cional de Mar del Plata, John Kennedy de Bs. As. y UNIFOR de Fortaleza-Bra-sil) y constituye una demostracin de lo mucho que las unidades acadmicas de educacin superior pueden hacer por la integracin y complementacin de los pases de la Amrica del Sur.

    Precisamente, la Red Interuniversitaria y las instituciones que la acompaan (Fundacin Psicoanaltica Sigmund Freud Tucumn/Argentina y CLIO-Asocia-cin de Psicoanlisis-Fortaleza/Brasil) pretenden crear condiciones de intercam-bio, aportar al proceso de construccin institucional sobre las problemticas tra-tadas en el Congreso e incrementar los trabajos en Red sobre las diversas for-mas de subjetividad y lazo social que surgen, as como la incidencia de la ley en los mismos. De all que enfatizramos tres ejes: Acto, Responsabilidad y Sub-jetividades.

    Los textos que integran el libro reflejan la tarea desarrollada slo en parte, ya que no estn aqu ni las interesantsimas discusiones que se dieron, ni los lazos de trabajo que se establecieron, ni el respeto que cada uno tuvo por el pensa-miento del otro. Escuelas, lneas de investigacin, concepciones diversas sobre la clnica, la sociedad, las leyes etc. pudieron compartir un espacio comn en un pas demasiado propenso a confundir al "disidente" con el "enemigo".

    Ese fue nuestro xito, asentado por qu no decirlo en una trayectoria de 34 aos ininterrumpidos de la Fundacin Psicoanaltica S. Freud, 15 de equipo de investigacin en Derecho y Psicoanlisis y 10 de lazos con los colegas del Bra-

  • sil lo que, finalmente, desemboc en la creacin de la primera Red Interuniversi-taria en Derecho y Psicoanlisis.

    Que tantos colegas (ms de 700) nos acompaaran, que la asistencia a los 14 paneles y las 23 mesas de trabajos libres fuera tan numerosa, que nos acom-paaran jueces y juristas notables, docentes-investigadores y estudiantes de la principales universidades del pas no slo indica la importancia de los temas del Congreso, el profundo inters que ellos suscitan sino, tambin, el clima de cali-dez y trabajo que la apuesta al deseo de todos los concurrentes logr.

    Cabe, finalmente, hacer nuestro reconocimiento a los colegas que desde Mxico, Colombia, Brasil y de toda Argentina arribaron a este III Congreso, y por otra parte destacar la clida hospitalidad brindada por los colegas de la Fun-dacin Psicoanaltica Sigmund Freud de Santiago del Estero, como as tambin su esmerado trabajo.

    Vaya especialmente nuestro reconocimiento a la Universidad Catlica de Santiago del Estero que nos alberg en su campus de inmejorables condicio-nes para un evento como este y al Gobierno de la Pcia. de Sgo. del Estero por su siempre renovado apoyo a nuestras actividades.

    Dra. Marta Gerez Ambertn Presidenta de la Comisin Cientfica

    Junio de 2011.

  • NDICE

    Abad, Gabriela Alejandra 9Transferencia Siglo XXI: Fragilidad del Lazo

    Abad, Luciana Mara 15Cuando de diagnosticar se trata

    Acosta, Iris Lelia 23TKM, en busca de una regulacin ausente y el desfallecimiento de las instituciones

    Aguirre, Javier Luis 35Pasaje al acto y alucinacin

    Albo, Eudoro Ramn 41Actos de sujetos desubjetivados desde la perspectiva del principio de culpabilidad

    Alves Coelho, Jane - Nobre Ferro Bucher-Maluschke, Jlia S. 49Culpa e castigo divino a partir de um caso de adultrio na concepo de uma me de uma criana com cncer

    Arias, Mara Soledad 57Nuevas intervenciones frente al delito contra la integridad sexual infantil

    Auatt, S. - Degano, J. - Lagares, M. T. - Lescano Dib, S. 65Reconocimiento de efectos en la subjetividad en nios vctimas de abuso sexual mediante el uso de Cmara Gesell

    Avendao, Ma. Carmen - Aliaga Maldonado, Humberto J. Aliaga, Ma. Agustina 71Media, fijacin de la agenda publica y frame: anlisis textual y temtico de la violencia familiar

    Azar, Carolina - Madias de Barrio, Estela 83Darle texto a la infancia

    Azar, Carolina - Roldan Surez, Mariana 89De desamparos y de muertes

    Barbaglia, Mara Silvina 95Subjetividad Discapacidad y situacin de calle: Un posible abordaje

    Barros, Daniel Francisco 101Responsabilidad y Lazo social

    Bielsa, Alba 107Qu sancin para los que delinquen sin comprender? Dilemas ticos y repercusiones sociales

    Boggiatto, Atilio Jos 113Los delirantes: Una mirada sobre el objeto artstico y el objeto psicoanaltico

    Braceras, Diana L. 119Los otros NN: Ni argentinos Ni inmigrantes. Sobrevivientes de pueblos originarios

    Briones, Luca 129La Justicia y su importancia teraputica en las vctimas y agresores, desde una mirada Legalista

    Brizuela, Mara Claudia- Peiretti, Leandro Hiplito- Rojo, Adriana Mara 135El lugar del psicoanalista y los imperativos de la poca

    Bueno, Beln - Argaaraz, Mara Milagros 143Sujetos que desean. Reflexiones de la vida cotidiana

    Cabral, Alberto C. 147De la degradacin del padre a los destinos del significante amo

    Calvi, Bettina 153El abuso sexual en la infancia un paradigma de traumatismo social?

    Caminos, Mariano 159Implicancia subjetiva y acto delictivo

  • Capacete, Laura Adriana 169Jvenes con conductas sexuales violentas

    Caparrs, Mara Josefina 177Educacion pblica. Hacia un paradigma inclusivo

    Carol, Alfredo Orlando 185Mi vida como... las nuevas subjetividades sexuadas

    Cicutto, Aldo Nelson 191Bullying. un estudio desde la subjetividad.

    Costa Matos Carneiro da Cunha, Thiago - Figueiredo Carneiro, Henrique 199Les Petites Morts: ensaio sobre a violncia e o gozo na contemporaneidade

    David, Pedro 205Acusados y Victimas en el ICTY

    da Rocha Queiroz, Karine - Neres, E. - de Miranda, M. G. - Correia, P. - Lapa, T. 217Mas eu no bati: a banalizao da violncia domstica contra mulheres

    De Castro Korgi, Sylvia 223Victimizacin e Impunidad

    De Gregorio, Alejandro Francisco 233Las vicisitudes del rito ante lo Real abismal de la Privacin

    Degano, Jorge Alejandro 239La ficcin de la responsabilidad objetiva en los jvenes transgresores

    Del Vitto, Adriana 247Nosotros tambin leemos

    Daz, Blanca Rosa 253Clnica con nios

    Daz, Maribel de los ngeles 257Un llamado al encuentro con lo simblico

    Doukler, Nora 263Ms all del Padre

    Echave, Mara Nieves - Freites, Daniela - Brennan, Virginia 269La msica como posibilitadora de subjetividad en la adolescencia

    El Hay, Patricia - Zrate, J. - Asbert, V. - Avendao, Ma. C 275Decir, representacin y relato

    Elmiger, Mara Elena 281El estallido de la intimidad en la desubjetivacin

    Espeche, Mara Cecilia 287Psicosis y Sancin. La intervencin pericial en la estabilizacin de la psicosis

    Fares, Virginia A. 293La alteridad en riesgo

    Fares, Virginia A. 301La responsabilidad moral una dialctica entre necesidad y libertad.

    Fernndez, Fernanda Mariel 309Posiciones subjetivas en la asistencia a victimas de violencia sexual

    Figueiredo Carneiro, Henrique 317La actualizacin de los nombres de Narciso

    Flores Zrate, Jimena Anah - Bravo, Marisa del Pilar 325La locura que mata

  • Fumarola, Luis Alejandro 331Culpabilidad jurdica y sentimiento de culpa psicolgica. Necesidad de un estudio interdisciplinario integrador

    Gabbi, Ana 335Herederas y prisioneras. Funcin de la madre en el abuso sexual infantil

    Gandur, Antonio 341La niez recuperada

    Ganem, Emiliana 353Actuar, es arrancar a la angustia su certeza

    Garca Bercellini, Mara Albana 359Cuando la subjetividad no reconoce deudas

    Garca Posse, Mara de Lourdes 367Especificidades de la Transferencia en la clnica con nios

    Garca Sir, Carina Beatriz 375La mscara: puesta en marcha de actos delictivos

    Gerez Ambertn, Marta 383La venganza y sus goces

    Gorodischer, Cecilia 385Algunas puntualizaciones sobre el Seminario del Acto Analtico (1967/8) de Jacques Lacan.

    Gramajo, Laura 391(Pster) LET : Limitacin del Esfuerzo Teraputico

    Grande, Alfredo 395Quin, SUPERY? Reflexiones sobre la cultura represora y el alucinatorio social.

    Gutman, Hctor Ricardo 403Responsabilidad subjetiva en tiempos actuales. Un desafo para el psiconlisis

    Hartmann, Alicia - Cadorini, Mnica 409Vincere. La tarea del analista

    Hazaki, Csar 419Vida de celualares - Cordn umbilical telefnico

    Hazaki, Csar 433El Familiar, los adolescentes y el suicidio. Una leyenda todo terreno

    Hernndez de Snchez, Elsa J. 439La Pedagoga del rescate ( al rescate de la Pedagoga)Homene, Andrea 447Entre la pericia y el anlisis

    Horenstein, Mariano 455De Eichmann al piloto de Hiroshima: figuras de la responsabilidad.Ilari Bonfico, Agostina F. 463Delito y Menor. Anlisis de un relato de la poblacin testigo: Caso Fierrazo

    Imbriano, Amelia 471La crisis del orden jurdico y sus efectos subjetivos

    Iradis, Juan Pablo - Monroy, Valentn Julin - Vzquez, Federico Osvaldo 479El que sabe, sabe y el que noes jefe: Apologa a la incomodidad y sostenimiento de una tica del saber

    Jaimez, Sandra Graciela E. 487La subjetividad y la necesidad de ficcin

    Jozami, Mara Ester 491El adolescente: un sujeto fuera de lugar

  • Kahanoff, Dominique 497Sobre la construccin de un campo: no hay escucha inocente

    Karlen Zbrun, Hilda 503Los significantes vaciados de sentido

    Kelly, Ana Mara Valeria 509Abuso sexual intrafamiliar: la denuncia como reclamo de ley

    Lazzarone, Evelia - Alcaide, Josefina 515La violencia en las escuelas. Slo cosa de jvenes?

    Ledesma Alicia Estefana 523El discurso docente sobre la violencia en la escuela

    Lpez Arranz, Zulma 529Acto y nuevas subjetividades. De pequea mafiosa a ayudante de la ley

    Lpez Villarreal, Leticia Ivonne 535Violencia social en Mxico. El abandono infantil como que contribuye a la consolidacion de un sistema social violento

    Lowenstein, Alicia 545Masa crtica

    Luque, Agustina Mara - Ledesma, Alicia Estefana 551Violencia de gnero y posicin subjetiva

    Llull Casado, Vernica 557Enajenacin e inimputabilidad. Aportes del psicoanlisis a la nocin de responsabilidad penal para la psicosis

    Maldonado, Mara Paulina 565El suicidio adolescente y juvenil en los mass-media.

    Manzur, Claudio Jorge 573Delito y subjetivacion. (Des-responsabilidad del sujeto)

    Marangio, Estela - Baamonde, Paula - Gmez, Slvia - Battistina, Karina - Herrero, Claudia - Urcola, Cecilia - Morello, Mara 577Adolescentes Infractores de la Ley Penal: Versiones del padre y post-modernidad: Consecuencias psicosociales y jurdicas

    Margaria, Susana - Cabrera, Ins 591La orfandad del sujeto y el dilema de los profesionales Psi

    Martnez lvarez, Hugo 597La responsabilidad del Psicoanalisis

    Martnez, Gisell Carolina del Valle - Prez, Mara Jos 603El Amor en las nuevas SubjetividadesMedina, Marta Susana 609La responsabilidad subjetiva en psicoanlisis y la imputabilidad penal. La imputabilidad disminuida

    Minnicelli, Mercedes 617Escrituras de la ley en la niez y adolescencia: las formas jurdicas se escriben en la cotidianeidad

    Morn, Germn Augusto 625Ensayo sobre Psicoanalisis y el proceso creativo en la Msica

    Muoz, Pablo Diego 631Hacia una crtica de la lectura ontolgica de la responsabilidad subjetiva en el pasaje al acto

    Mussi, Jos 641Lecturas sobre el lazo social y la delincuencia juvenil

    Palavecino, Cynthia - Chaves, Lorena 647El desalojo del sujeto. La afectacin del acto en la Nueva Economa Psquica

    Pantaleo, Teresa 653Lmites de la subjetividad. Juan: del amor a la socializacin

  • Parellada, Martn Esteban 661La Cosa NostraPaulozky, Mirta Ruth 669El Acto en la Clnica de la Autorreferencia

    Paz Mara Teresa 675Afinidades del discurso capitalista con la clnica de las Patologas del Acto

    Pinheiro Maia Jnior, Ricardo - Figueiredo Carneiro, Henrique 681Promessas de bem-estar, desamparo subjetivo

    Pinheiro Maia Jnior, Ricardo - Figueiredo Carneiro, Henrique 687Desculpabilizao subjetiva pelos atos violentos

    Porras, Mara Alejandra 693Entre destino y azar: el perjuicio

    Ribeiro Sampaio, Anne Jamille - Figueiredo Carneiro, H. 699A tra(i)o distrada: O capitalismo e sua atuao no (des)enlace social

    Rico Barbosa, Frank Herr. 707La escisin moral cultural y su repercusin en el trabajo psquico adolescente

    Rodrguez Yurcic, Ana Laura 717Hermanos y lazo social: Cul es la ley primera?

    Roldn, Mara Carolina 725Pasaje al acto y acting out: incidencia en las subjetividades

    Sialle de Gauna, Marta 731Acerca de dos escritores suicidas

    Sigona, Silvia 741Impulsiones vinculadas a un duelo

    Smith, Mara Celeste 747Responsabilidad en el Pasaje al Acto: vacilaciones sobre la imputabilidad/inimputabilidad

    Soler, Federico Miguel 753La pre (versin) familiar: lo siniestro y la impiedad en el incesto

    Spinello, Andrea - Billaud, Sebastin - Sal, Mara Teresa 759La violencia familiar y el encuentro con el Otro de la ley

    Suarez Burgos, Mariano Alberto 767Liberacin e integracin. La moral de la protesta de Arturo Roig y la analtica del poder de Michel Foucault

    Suen, Pablo 773El pasaje al acto en la estructura del sacrificio

    Tasso, Alberto 779Ruralidad tradicional en riesgo en Sgo. del Estero. Una indagacin sobre la subjetividad de los actores

    Ternavasio, Sonia 787Caso Juan: culpa, acting out y transferencia

    Toyos, Nstor Marcelo 793Marcar el paso. Ensayo psicoanaltico sobre la relacin toxicomana-ley

    Uribe Cano, Juan Manuel 801La subjetividad estructural y la subjetivacin del sujeto

    Valderrbano de Casas, Ester Julieta 807Amores que matan

    Volnovich, Juan Carlos 815Los chicos y las chicas de la cybercultura: impacto de las nuevas tecnologas en la constitucin subjetiva

  • Wald, Anala 827Procesos imaginativos en los dibujos de nios con problemas de aprendizaje antes y despus del tratamiento

    Yocca, Francisco Jos 835Poder, resistencia y libertad. La sujecin como posibilitacin de la libertad

    Zurita, Mara del Rosario - Gonzlez, Eugenia Betiana 843Cuerpos que no callan

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    TRANSFERENCIA SIGLO XXI: FRAGILIDAD DEL LAZO

    Abad, Gabriela Alejandra

    Filiacin Institucional:Psicoanalista. Prof. de Psicologa de la Fac. de Artes. Univ. Nac. de Tucumn.Miembro del Consejo de Administracin de la Fundacin Psicoanaltica Sigmund Freud de Tucumn

    Resumen: Una de las caractersticas ms destacadas de la subjetividad de la poca es la dificultad en el establecimiento de los lazos sociales. Tal como planteamos en los trabajos de los Congresos anteriores, asistimos a un tiempo en que los pactos sociales estn debilitados, producto de la vacila-cin de La Ley en su funcin de regulacin. Las leyes del mercado parecen haber ocupado el lugar que antes le caba a las leyes jurdicas, con el agravante de la exhibicin obscena de la anomia.Esto produce un sujeto que se ubica en el lugar de consumidor, bajo la rbrica del mandato de go-zar de todo aquello que est a su alcance, es indispensable probarlo todo, nada entra en la gida de lo prohibido y por lo tanto todo se torna devaluado, degradado, descartable, hasta diluirse el su-jeto mismo en esa frmula.Cmo pensar desde este marco el lazo transferencial en la clnica psicoanaltica? No hay tiempo para la construccin de un lazo cuando todo se resuelve con inmediatez, o de lo contrario se va pro-bando otra cosa mientras tanto. La satisfaccin debe ser inmediata.El eje del trabajo es pensar la transferencia y su establecimiento con un sujeto cincelado por estos nuevos paradigmas.Palabras claves: transferencia, lazo social, Ley, goce..

    Introduccin

    La pregunta por las nuevas subjetividades, no nos deja soslayar los efectos que el tiempo, en su vertiginoso transcurrir, va produciendo en los sujetos. Como lo confirma Borges

    Somos el rio y somos aquel griegoQue se mira en el rio. Su reflejo cambia en el agua del cambiante espejoEn el cristal que cambia como el fuego (Borges 1977)

    Somos la carne del tiempo y el cambiante reflejo de su suceder. El sujeto actual, abismado en el vrtigo de un tiempo que se acelera a fondo,

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    IIIer. Congreso Internacional de Investigacin en Psicoanlisis, Derecho y Cs. Sociales

    no puede detenerse a pensar en el enigma de la vida. Con las nuseas que el abismo provoca, sigue soportando las pestes que su tiempo acarrea.

    Cmo pensar la clnica psicoanaltica en el borde de esta cima?, clnica que requiere de dos componentes insoslayables: tiempo y amor. Escasean ambos para el sujeto contemporneo. Las dificultades del amor no dejan de ser tam-bin un problema de la falta de tiempo, porque todos sabemos que el amante reclama dedicacin.

    Lejos quedaron esos pacientes de los historiales freudianos o incluso los de sus discpulos, cincuenta aos despus, que concurran diariamente a recostarse en los divanes y dar paso al inconsciente para que produzca. Como un amante puntual y dedicado, acuda a su cita. El tiempo estaba casi suspendido mientras duraba el tratamiento, las decisiones se postergaban y la vida hacia un recodo.

    Salvo caso de extrema gravedad, cmo pensar en la vorgine actual una se-sin diaria, si ya ni los amantes tienen citas diarias.

    Y con respecto al amor y a la transferencia, que es el tema que nos ocupa, el problema no es que el hombre y la mujer actual amen menos: menos tiem-po, menos intensidad, menos compromiso, sino que estas nuevas subjetivida-des aman distinto a lo que se amaba un siglo atrs. Este sustancial cambio en el lazo amoroso, provoca cambios en la forma que se establece la transferen-cia? esa es la interrogacin que motiva este trabajo, y en caso de que as fuera, cul es el lugar del analista en estas nuevas formas del amor?

    Para comenzar vamos a tomar algunas cuestiones respecto del lazo social actual y dentro de l, el amoroso.

    Fragilidad de los lazos

    El socilogo Zygmunt Bauman, de origen polaco y actualmente radicado en el Reino Unido, lanz sus teoras sobre la liquidez con las que logr captar al-gunas de las condiciones de la subjetividad actual. Metfora fecunda en la que se nomina la dilucin de los lazos sociales.

    Entre las caractersticas que destaca est el individualismo del sujeto actual, que teido con las marcas de un ideal de independencia y autodeterminacin va precarizando las relaciones humanas tornndolas voltiles y transitorias. Es in-teresante ver cmo este autor marca que conforme los mercados se van flexi-bilizando, desregularizando y liberalizando, el modelo se introduce tambin en las praxis sociales, logrando el mismo efecto en las relaciones. El modelo Se caracteriza por considerar al mundo como un depsito de potenciales objetos

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    AbAd, GAbrielA AlejAndrA

    de consumo, alentar la bsqueda de satisfacciones e inducir a los individuos a creer que dar satisfaccin a sus deseos es la regla que debe orientar sus elec-ciones. Se constituye, de este modo, como una necesidad existencial para lo-grar una vida vlida y exitosa (Bauman, 2003: 85). Es as como las relaciones se tornan perversas, tomado esto desde la perspectiva de Silvia Bleichmar, en la que sita al lazo perverso como aquel en el que se toma al otro como puro objeto de satisfaccin.

    Bauman analiza tambin el lugar de familia nuclear en la que cada miem-bro toma el rol de un socio, que puede abandonar al otro, cuando la sociedad deja de ser rentable. De esta manera el amor se hace flotante y sin responsa-bilidad hacia el otro. Las instituciones desde la familia, la escuela o el estado, como as tambin las laborales, dejaron de ser anclas para el sujeto. Quedaron atrs los relatos colectivos que afianzaban la genealoga y rescataban los idea-les a transmitir. Mitos y ficciones que permitan otorgar sentido a la historia y a la vida del individuo.

    Estos vnculos transitorios y voltiles producen en el sujeto una profunda in-certidumbre que atenta contra la posibilidad de hacer una planificacin a largo plazo, se debilita la seguridad que protega y flota en el ambiente la idea de que el olvido y el desarraigo afectivo son el resorte del xito.

    En su texto El amor Lquido, investiga el impacto que produce en el amor las caractersticas sociales antes mencionadas, poniendo de manifiesto que la globa-lizacin como fenmeno, tiene consecuencias en lo ms ntimo de las subjetivida-des. En este sentido destaca el miedo actual a establecer relaciones duraderas que supongan el hacerse cargo de alguna responsabilidad sobre el otro.

    Toma el amor al prjimo como uno de los postulados pilares de la sociedad occidental, fundamento de la vida civilizada y la moral, principio que ahora que-d obturado y distorsionado por el profundo temor que el otro inspira, fuente de todo tipo de amenazas y ms an si ese otro se muestra como extranjero o dis-tinto culturalmente.

    Las relaciones de tipo comerciales son el parmetro de todo otro modelo de relacin, es as que se miden en los trminos del debe y el haber, de costos y beneficios. Es la capacidad de liquidez el valor mediante el cual se evalan los lazos y es esa liquidez suprema la que termina liquidando la posibilidad de que estos se establezcan.

    A este planteo de Bauman, nos interesara agregar que esa imposicin de las leyes del mercado en el seno de la sociedad produce un efecto ms corrosi-

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    IIIer. Congreso Internacional de Investigacin en Psicoanlisis, Derecho y Cs. Sociales

    vo an en tanto se insertan en el lugar que les correspondera a las leyes socia-les Esta llamada ley del mercado pero que por efecto de especulacin ya deja de ser una ley, porque en cierto momento esta especulacin se vuelve algo que ya no tiene nada que ver con el valor, es una forma de destruccin del valor mer-cado, ya no hay ningn tipo de equivalencia, y produce un efecto catico. Por lo tanto deja de funcionar como una ley de regulacin. Termina por dejar a los su-jetos y a las sociedades, capturados en una especularidad que los desposee de todo lazo con una Ley de regulacin. Roto el nexo con un sistema normativo la violencia avanza sin posibilidades de amarras (Abad 2009:4)

    Los lazos subjetivos se fragilizan porque el nudo que los amarra, como bien sabemos desde Lacan, es el nudo de la ley simblica y cuando sta es jaquea-da, tambin los lazos se debilitan.

    La transferencia y los amores ligeros

    Retomamos la pregunta que nos plantebamos al comienzo del trabajo, cmo pensar la transferencia cuando estamos frente a sujetos con serias dificultades para establecer lazos amorosos?

    En este reino del mercado posmoderno se ofrecen terapias alternativas, que no son alternativas sino oficializadas, brujos, chamanes y todo tipo de op-ciones, sin descuidar la ms oficial de las opciones que brinda la neurociencia con los psicofrmacos.

    Podramos afirmar sin temor a caer en generalizaciones, que todas estas ofer-tas tienen en comn el cernirse sobre la superficie del mundo globalizado como mercancas que ofrecen satisfaccin garantizada. Estn pensadas y ajusta-das a estas subjetividades ligeras que precisan de soluciones rpidas y no es-tn dispuestas a invertir ni tiempo ni esfuerzo subjetivo en resolver los proble-mas que azotan. Es posible dar el dinero, a eso el mercado los tiene acostum-brados, pero no compromiso y menos an detenerse a pensar su responsabili-dad en el sufrimiento que les toca.

    La mayora de estas terapias convocan a los sujetos desde su lugar de consu-midores, maniobra mediante la cual borran de entrada todo registro subjetivo.

    Puede un psicoanalista entrar en esta cadena de ofertas sin desvirtuar has-ta aniquilar la cura que propone?, Pero si no entra en esa variable como con-vocar a este mercantilizado sujeto posmoderno?

    A esta altura afirmamos, sin temor a equivocarnos, que la apuesta es el

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    AbAd, GAbrielA AlejAndrA

    amor. Pero de qu amor se trata? Justamente del amor en tanto pone al suje-to en falta.

    Al contrario de lo que podra pensarse, la demanda de anlisis sigue siendo una opcin del sujeto actual. Pero esta demanda toma la forma de las exigen-cias mercantilistas, pide garantas de xito, poco tiempo a invertir, que los esfuer-zos estn del lado del analista. En muchos de los casos este pedido de anlisis se encuentra como uno ms en la larga lista de posibilidades.

    Es el lugar del analista el que marca la diferencia, Lacan lo teoriza como de-seo del analista. Ser esta la primera marca del anlisis, sostenido en ese de-seo, har de la palabra un enigma a descifrar. Alguien, el analista, est dispues-to a escuchar la compleja porosidad de su decir. Cuando es posible instalar ese lugar de la escucha, la palabra cobra otra dignidad y el sufrimiento puede tomar forma discursiva para ser ofrecido al analista.

    El amor se establece en ese espacio de transferencia donde el discurso del analizante se resignifica por la presencia del analista. Soporte de esta operacin, el analista, necesita ampararse en la abstinencia de satisfacer la demanda de amor del analizante. Por esta razn la regla de la abstinencia es un acto por ex-celencia que sostiene la incgnita sobre el deseo del analista y de esta manera es causa del discurso que all se produce.

    Llegamos a la conclusin de que cuando se aloja el deseo del sujeto, el amor se hace posible y el lazo toma otra consistencia.

    Fragilidad subjetiva

    Luego de haber dejado claramente establecido que la responsabilidad en el tipo de transferencia que se establece es en primera instancia del analista, se hace necesario mencionar los efectos que causa en los sujetos la fragilidad de los lazos sociales y cul su presentacin en la clnica.

    Cuando mencionamos el sintagma lazo social tenemos que tener claro que su definicin ms precisa es: discurso. No es uno sin el otro, el discurso es lazo social y el lazo social es discurso, como plantea Braunstein Este lazo es el que liga a los cuerpos (Braunstein 1994: 204)

    Por lo tanto, afirmar que los lazos estn debilitados es tambin afirmar que la palabra esta devaluada; s los lazos se diluyen, junto a ellos se enjuaga la co-hesin del universo simblico.

    Pero cuando hablamos de sujeto hacemos referencia a su posicin de suje-tado, atrapado, amarrado en y por el lenguaje, en y por el deseo del Otro. Aca-

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    so, afirmar el debilitamiento del lazo social es decir que la condicin subjetiva se encuentra amenazada.

    Sujetos tomados por una angustia desbordante y sin recurso simblico para poner palabras, velos, ficciones a tanto real que mina desde las entraas. Esta angustia, en muchas ocasiones no se reconoce como tal y toma la forma de con-tinuos accidentes o una irrefrenable sucesin de acting out o pasajes al acto, de los que no se acusa recibo. Sujetos casi siempre trados casi como objetos de desecho, con los que el entorno no sabe ya qu hacer.

    No establecen una demanda, porque tampoco se piensan agentes de lo que les pasa, solo piden soluciones a su derrotero de goce. Lo peor de este cuadro es que en tanto ausente de la responsabilidad que le cabe con su estado, se ofre-ce al mejor postor en busca de alguna mgica pocin que lo cure.

    En muchos de estos casos, el polo de alojamiento de la palabra que ofrece el analista produce un inesperado alivio, esto lo hace acudir a su segunda cita, interrogndose acerca de lo que all le pas, pero sabemos que no siempre es este un final feliz.

    BibliografaAbad, Gabriela (2009) La escena del mundo o el espectculo del mundo. En publicacin del Con-greso de Inv. En Psic. y ciencias sociales.Borges, Jorge Luis (1977) Obra Potica 3. Ed. Emec. Buenos AiresBauman, Zygmunt (2003) Comunidad. Siglo XXI. ArgentinaBraunstein, Nstor (1994) Freudiano y Lacaniano. Manantial. Argentina

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    CUANDO DE DIAGNOSTICAR SE TRATA

    Abad, Luciana Mara

    Filiacin Institucional:Fundacin Psicoanaltica Sigmund Freud

    Resumen: Cuando de diagnosticar se trata es la presentacin de un recorte cl-nico elaborada aos posteriores a la atencin del paciente, el cual fue atendido en el contexto pblico del hospital general. Su presentacin tiene que ver con algo fundamental en Psicoanlisis, como es su transmisin, es decir la posibilidad y responsabilidad de los analistas de ir dando cuenta de su clnica, de los interrogantes generados en el devenir de la cura, des-tacando las maniobras realizadas, los aciertos y escollos con que se topa en la re-lacin transferencial, para poder llegar a un diagnstico de estructura. Palabras Claves: Diagnstico estructural Subjetividad Posicin del analista

    Desarrollo

    Esteban se presenta a solicitar turno en el Servicio de Salud Mental del Hospi-tal Pte. Nicols Avellaneda, donde desempeo mi actividad profesional en el rea de consultorios externos. El paciente viene derivado del Servicio de Acupuntu-ra al cual asiste todas las semanas. Tiene poco ms de 30 aos, es soltero y no tiene pareja, vive con su madre de 70 aos y Andrs, a quien l refiere como un sobrino, pero que en realidad es hijo de una prima de Esteban por el lado pater-no, llevan el mismo apellido y es unos aos mayor que l. De su ocupacin dice soy portero de un baile, no de una bailanta, de un baile donde van mayormente adultos, al mismo asiste sbados y domingos por la noche.

    Qu motiva la consulta? Adems de la derivacin, Esteban refiere dificulta-des para dormir que padece hace varios aos, para lo cual toma medicacin to-dos los das, y an as le resulta muy difcil y a veces imposible, conciliar el sue-o. Dice: no puedo dormir, empiezo a pensar en mi pap, refiere el fallecimien-to de su padre 4 aos atrs, momento a partir del cual comenz a sentirse mal y a no poder dormir. Refiere malestares estomacales, una acidez terrible, que

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    IIIer. Congreso Internacional de Investigacin en Psicoanlisis, Derecho y Cs. Sociales

    se fueron agravando con el tiempo debido a la poca importancia que le dio en un principio. A pesar de las recomendaciones mdicas de cuidarse, Esteban no las cumpla y as llegaba en estado de gravedad a las guardias de hospital.

    Finalmente le diagnostican en palabas suyas: gastritis crnica activa hemo-rrgica erosiva-duodenitis crnica activa, nombre que me llev varias entrevistas poder registrar, y que l repeta de un modo sistemtico. En referencia a esta pa-tologa deca estuve al borde del cncer, son 8 cosas doctora. Tambin tuvo que consultar al endocrinlogo por la dieta indicada, y adems del cuadro des-cripto anteriormente, que conservaba al momento de la consulta conmigo, tam-bin refiere tener los tmpanos as (hace una sea con las manos) senta punta-das en los dos odos, consulta al otorrinolaringlogo quien le diagnostica una sim-ple congestin, pero para l era algo ms. Tena indicado consultar al neurlogo y hacer terapia, adems de la recomendacin de ir a acupuntura.

    En relacin a su imposibilidad de dormir, refiere su inicio desde la muerte del padre y su dificultad para conciliar el sueo era por la ocupacin de su pensa-miento en el padre fallecido y las deudas que hay pagar. Refiere que la muerte de su padre lo impact bastante, l me dijo solo a m que le haban dado 2 das de vida. Cuenta problemas de salud del padre, el cual no se cuidaba ni asista a los mdicos. En el ltimo tiempo lo internaron por dificultades respiratorias, y fue durante la internacin que le descubrieron una hemorragia de estmago, de-ca: algo en el duodeno que le descubren cuando va de cuerpo y porque devol-va con sangre, posiblemente haya sido un cncer, estaba todo intubado, gri-taba que lo ayuden, eso me ha impactado bastante

    A los dos das de internado, fallece en el hospital y lo velan en la casa. En-cima que se muere mi pap, haba que pagar deudas, muere el mircoles y el viernes ya tena que ir a pagar, eso me revent bastante. En el momento de la consulta estaba llevando el juicio de sucesin de la propiedad donde vive, ya que estaba a nombre del padre y se encontraba embargada.

    Esteban relata numerosas deudas familiares, juicios varios adems del de sucesin, otros por falta de pago de impuestos, de abogados por no pagar hono-rarios, embargo de la vivienda, todas cuestiones de las que slo l se haca car-go: llevar el juicio y todo lo dems me ha reventado demasiado, yo soy el pa-ganini de todas las deudas, mientras mi sobrino sale a divertirse, esto me marc la existencia. El modo en que relataba esto reflejaba enojo, bronca, ms no an-gustia. Describe detallada y sistemticamente las vicisitudes de los juicios, las ofi-cinas que recorre, las personas con las que habla, los papeles que debe presen-

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    AbAd, luciAnA MArA

    tar. Hace un seguimiento minucioso y continuo de los expedientes, todas las se-manas va a Tribunales a ver si hay novedades. Se queja por el dinero que gasta en movilizarse, por los 5 pares de zapatos que gast caminando de una reparti-cin a otra, las fotocopias, etc, y todo bancado por l solamente. Ante esta situa-cin interrogo por sus actividades laborales y su modo de conseguir dinero para vivir y pagar todo lo que l menciona. Dice Durante la semana me dedico ms a la salud, hasta ese momento slo subsista con lo de portero de un baile los fi-nes de semana. Indago por el pago que recibe en ese trabajo, de all mi sorpre-sa al conocer especficamente a lo que se dedicaba: era el cuidador de los autos de las personas que asistan al baile, de quienes reciba una propina, que even-tualmente resultaba ser mayor que el dinero que reciba del dueo del baile por cuidar los autos de sus clientes.

    Esteban se quejaba de hacerse cargo de todo, queja que enunciaba con ac-titud pasiva, sin intencin de producir algn efecto. En el anlisis es preciso es-cuchar esa queja y abrir un espacio en el que el sujeto pueda interrogarse acer-ca de ella. Con el propsito de producir ese pasaje de la actitud pasiva sosteni-da en la queja, a la demanda que supone mayor implicacin subjetiva, es que introduca preguntas como por qu l se haca cargo de todo si eran tres adul-tos los que vivan en su casa? Esteban encontraba respuestas que reflejaban su imposibilidad de hacer algo posible; porque el sobrino se gastaba la plata en joda, y no lo corren de la casa porque no tiene donde ir, porque la madre cobra-ba una jubilacin mnima, y entonces si no se encarga l, no hay quin lo haga. Del mismo modo relataba otros circuitos de imposibilidades: no poda dejar de ir a los mdicos, porque antes no lo hizo y lleg a estar al borde del cncer; se de-dicaba a llevar los juicios y no poda dejar de llevar los juicios familiares porque l conoca los movimientos de Tribunales y no haba nadie quien lo fuera a ha-cer. Por qu no dejaba ese trabajo del que solo reciba propinas?, porque ne-cesitaba el dinero.

    Durante sucesivas entrevistas no hace ms que relatar las mismas cuestio-nes, como si no las hubiera contado antes: sus dificultades para dormir, sus ma-lestares fsicos, las visitas a los mdicos, el cansancio y el estrs por el trabajo, los recorridos por tribunales. Repeta estoy reventado, estoy maquinizado, me automatic desde que muri mi pap, por las deudas, embargos, moratorias, jui-cios, alterado por los trmites, siempre aparece una deuda nueva.

    Era tiempo de ir introduciendo ciertas maniobras frente a un sujeto encerra-do en inflexibilidades que parecan no tener salida y atrapado en un destino que

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    IIIer. Congreso Internacional de Investigacin en Psicoanlisis, Derecho y Cs. Sociales

    pareca ser inevitable. Cules aqu las posibilidades de subjetivizar la prdida por la muerte del padre va las formaciones del inconsciente?

    Sin duda, Esteban incurra en estas acciones ubicndose en una posicin de vctima sometida a un destino implacable, posicin sacrificial desde la que se rehsa a realizar pregunta alguna que lo implique en eso que vive pasivamente. Ofrecimientos sacrificiales en que puede incurrir el duelante como modo de su-turar algo del agujero producido por la prdida del padre.

    Para el abordaje de este complejo escollo de la clnica, sealo lo referido por la Dra. Gerez Ambertin cuando trabaja sobre el tema del sacrificio: desde el Psi-coanlisis no es posible avalar la posicin de vctima y, si bien no es fcil que el sujeto se interrogue por esas acciones aparentemente tan extraas y al mis-mo tiempo tan silenciosas para l- es preciso enfrentarlo a ellas (Gerez Amber-tin, 2008: 57) Indagarlas, interrogar su discurso, abrir el juego a la divisin subje-tiva, fue el modo de dirigir la cura hacia ese pasaje, desde la posicin pasiva de padecimiento a la implicacin del sujeto. En esta instancia la posicin del analis-ta se eriga en funcin de la sospecha sobre un posible diagnstico de estructura obsesiva. Qu poda decir Estaban sobre su historia, sobre su novela familiar? Qu sucede en su vida antes de la muerte del padre? Muy precariamente Este-ban puede contar que desde chico haba trabajado con el padre en los fletes que realizaba, pero no puede desplegar otras cuestiones pues insistentemente vuel-ve al relato de su indignacin y odio hacia l por haberse timbeado toda la gui-ta, haber fundido el negocio y haberle dejado tantas deudas por pagar. Se poda sospechar cierta funcin de sostn por parte del padre, cuando menciona que ante un intento de separacin no concretado con su madre l empez a caer a pique cuando su padre le dijo que se iba de la casa. De la madre: solo puede re-ferirse a ella como un peso un lastre (lastre: como algo que lo hunde, lo abru-ma y lo estanca en la vida) por estar bancndola econmicamente y la culpa de haber perdido 2 embarazos antes de l.

    Esteban se queja de ser hijo nico y manifiesta haber querido tener herma-nos para delegar responsabilidades y repartir las deudas.

    De la pareja parental, slo puede contar que se re mil puteaban y se cul-paban mutuamente por las deudas adquiridas. Algo de una novela rudimentaria se esbozaba aqu, algn tipo de ficcin haba aunque inconsistente y precaria, con mucha imposibilidad para desplegar algo ms del lado del deseo y de su lu-gar en el seno de la familia.

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    AbAd, luciAnA MArA

    A pesar de los intentos por producir algn quiebre discursivo utilizando por momentos, el humor como recurso, Esteban continuaba con su rigidez y discurra por sus temticas habituales. Las intervenciones comenzaron a ser ms segui-das en la bsqueda de las inconsistencias discursivas, con el fin de se produzca lo impensable, maniobra que suele resultar efectiva en la obsesin para hacer trastabillar tanta fijeza, y abrir las vas al deslizamiento significante.

    Para entonces me planteo la posibilidad de hacer un cambio en el da de se-sin, como estrategia que en Neurosis sirve para movilizar algo en relacin a la transferencia.

    Habiendo transcurrido un tiempo considerable y luego de haber implementa-do maniobras que no producan efectos o movilidad alguna a nivel de la subjeti-vidad, la insistencia de los elementos de tanta rigidez comienzan a hacer trasta-billar el diagnstico de neurosis obsesiva. Por lo que finalmente no efectivizo el cambio en el da de nuestros encuentros ante la presuncin de una estructura de psicosis, frente a las cuales, mantener el da de sesin es una manera de soste-ner al sujeto su posibilidad de estabilizacin. Al decir de Elida Fernndez Aqu las sospechas pueden aparecer por ciertos agujeros en el discurso, o ciertas ar-ticulaciones que no se realizan, el sujeto no es lo que un significante represen-ta para otro significante (Fernndez, 1993: 69). Esto implicaba la entrada en un escenario completamente diferente.

    Podramos deducir que Freud en 1915 en Duelo y Melancola asocia el pri-mero a la neurosis y la melancola a la psicosis. Haciendo referencia a esta ltima dice El insomnio de la melancola testimonia, quiz, de la rigidez de este estado, o sea de la imposibilidad de que se lleve a cabo la retraccin general de las cargas, necesaria para el establecimiento del estado de reposo (Freud, 1915: 2097)

    Indagando por sus posibilidades de renovar y mejorar algo de lo laboral para estar ms tranquilo en relacin a la situacin econmica, trae la novedad de es-tar trabajando de vigilancia para un negocio, de acuerdo a lo dicho por l. En realidad era quien barra la vereda del negocio y le pagaban por eso, y por per-manecer parado en la puerta durante 10 horas, a veces repartiendo folletos de publicidad. El melanclico muestra, adems, otro carcter que no hallamos en el duelo: una extraordinaria disminucin de su amor propio, o sea un conside-rable empobrecimiento de su yo (Freud, 1915: 2093). El cuadro de este deli-rio de empequeecimiento (principalmente moral) se completa con insomnios, rechazo a alimentarse y un sojuzgamiento, muy singular desde el punto de vis-

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    ta psicolgico, del instinto, que fuerza a todo lo animado a mantenerse en vida (Freud, 1915: 2093).

    Esteban no planificaba ni proyectaba nada a futuro, tampoco se relaciona-ba con nadie, ni estableca nuevos lazos por los lugares donde circula. De aque-llos con quienes tiene algn acercamiento dice son todos pelotudos (refirindo-se a la gente que trabaja en el baile, el dueo del negocio, una chica que cono-ci aos atrs). Personas que segn l, hablan mal de l, lo dejan mal parado, o siente que lo toman por boludo. En el baile dice ver gente indeseable, por lo que agarra una naranja para defenderse, no vaya a ser que me pase algo. Es-tando en la vereda del negocio, ve pasar autos fnebres todos los das que le re-miten a su padre muerto, o autos de personas que l tiene entre cejas porque al pasar lo miran o le gritan cosas.

    Esto es lo que aparece como nuevo en el discurso de Esteban, unos otros persecutorios, encarnados en sus semejantes? l se daba cuenta que los otros hablaban mal de l y lo tomaban por boludo, pero ese darse cuenta era inmu-table, fijo, imposible de dialectizar, y el darse cuenta slo bastaba para ser perse-guido. A partir de all introducira un cambio en la posicin del analista, conside-r ser cautelosa con las intervenciones y las palabras, que dichas en determina-das circunstancias podan ser tomadas como una confrontacin o provocar eno-jo. Parte del trabajo clnico era preservar esa relacin teraputica que le serva de anclaje, evitando ocupar el lugar de un Otro que lo sabe todo y tiene todas las respuestas. Correrme de lugar, para ser el secretario del alienado .

    Las sospechas diagnsticas en relacin a la estructura, en este caso apare-cen porque sabemos que no todos los psicticos se presentan al modo descripto por la Psiquiatra, sino que pueden mostrarse bajo una fachada neurtica, sien-do una estructura psictica que nunca ha desencadenado un proceso disrupti-vo. Citando a Elida Fernndez, Quiz las pre-psicosis podamos pensarlas ahora como estructuras que han logrado una suplencia del significante primordial, su-plencia a partir de la cual logran una estabilizacin. Esta estabilizacin puede ha-berse obtenido a travs de cierta ocupacin que le otorgue un nombre y yo agre-gara: un lugar (E. Fernndez, 1993: 69). En el caso de Esteban podramos pen-sar esa ocupacin en relacin a los recorridos por Tribunales y los consultorios mdicos, como nica manera de suturar algo del duelo por el padre. La prdida de un objeto deja un agujero en lo real, de acuerdo a lo dicho por Lacn, agu-

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    AbAd, luciAnA MArA

    jero que altera todo el universo significante del sujeto y el duelo sera el trabajo que viene a recomponer dicha situacin. En relacin a esto la Dra. Elmiger sos-tiene que la catstrofe que supone la muerte de alguien amado, tiene con la psi-cosis una relacin invertida. Afirma que no hay significante que pueda nombrar el horror, para nombrar la indefensin a la que es arrojado el deudo por la muer-te de alguien querido. De all que Lacn articula la necesidad de los ritos, como el logos que viene a hacer circular el significante faltante. En Esteban podra-mos pensar que la imposibilidad de elaborar el duelo por la prdida del padre, lo llevara a realizar repetidamente estos recorridos, a la manera de un ritual en la bsqueda de un Otro que ponga una legalidad.

    BibliografaFernndez, .: (1993) Diagnosticar las psicosis. Bs. As.: Letra Viva, 2008Fernndez, .: Las psicosis y sus exilios. Bs. As.: Letra Viva, 1999Freud, S.: (1915) Duelo y melancola. Madrid: Biblioteca Nueva, 1996Gerez Ambertn, M.: Entre deudas y culpas: sacrificios. Bs. As.: Letra Viva, 2008Lacan, J.: (1955-1956) El seminario de Jacques Lacan: libro 3: las psicosis. Bs. As.: Paids, 2004Lacan, J.: (1958-1959) El seminario de Jacques Lacan: libro 6: el deseo y su interpretacin.Lacan, J.: (1962-1963) El seminario de Jacques Lacan: libro 10: la angustia. Bs. As.: Paids, 2006

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    IIIer. Congreso Internacional de Investigacin en Psicoanlisis, Derecho y Cs. Sociales

    LETRA VIVA - Librera y EditorialAv. Coronel Daz 1837

    (1425) Ciudad Autnoma de Bs. As. ArgentinaE-mail: info@imagoagenda.com

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    TKM, EN BUSCA DE UNA REGULACIN AUSENTE Y EL DESFALLECIMIENTO DE LAS INSTITUCIONES

    Acosta, Iris Lelia

    Filiacin Institucional:Fundacin Psicoanaltica Sigmund Freud

    Resumen: Este trabajo intenta mostrar el recorrido que realiza una adolescente en busca de restituir un Otro social confiable, y dar cuenta de cmo las institucio-nes intervinientes y hechos ajenos a stas operaron para que M pueda comenzar a hablar de las violencias que marcaron su vida y la de sus hermanos, las cuales no han sido puestas en palabra en el hogar no mediando, por lo tanto, elaboracin de duelo. M denuncia algunas y otras acta bajo la forma de impulsiones ponien-dose en riesgo, recin ser capaz de encontrar un lugar en el mundo cuando su no-vio se presenta ante la policia a denunciar el incesto del que M fu vctima a los 8 aos (ao 2004), ataque sexual de su padre que se repite en 2009 y hace 3 meses; siendo las ltimas dos fechas coincidentes con sus intentos de suicidio.Se interroga las posibilidades de M, de 15 aos de edad, en cuya historia familiar se inscribe la pulsin de muerte de modo insistente y repetitiva bajo diferentes pre-sentaciones: maltrato infantil, muerte dudosa de 2 hermanitos pequeos (infan-ticidio?); nio/a nacida en otra provincia de la que M tendra como versin que es otro hermano/a muerto/a; hermanita de 6 meses entregada en adopcin en un gra-ve estado de desnutricin y deprivacin sensorial; madre negligente; padre que gol-pea a la madre hasta hacerla perder sus dientes, incesto paterno filial. M se inge-nia para tomar recursos y significantes de la cultura adolescente (TKM), en un intento de construir una ficcin del Otro ausente, para sostenerse cuando las in-tervenciones institucionales del Estado estaban an ausentes o eran ineficaces las acciones del Juzgado de Control de Garantias y de Menores de la IV Circunscrip-cin Judicial, de la Policia Provincial y de los diferentes Servicios del Hospital lo-cal que buscaban la transmisin de la ley que regula los lazos sociales y las sub-jetividades (Gerez Ambertn: 2009,15). M. ira encontrando un nombre y un lugar en la genealoga en un proceso de subjetivacin, no sin tropiezos, de los que pue-de dar cuenta la clnica psicoanaltica llevada adelante en el Consultorio Externo de Psicologa del hospital.Ninguno de tales crmenes, infanticidio ni incesto han sido investigados ni dimen-sionados, con las consecuentes consecuencias subjetivas destituyentes. El proceso de construccin en las clnica psicoanaltica y jurdica recin comienza.Palabras claves: ley- filicidio- incesto- suicidio- sacrificio.

    crisis dramtica que se resuelve en estructura--- es justamente, la del crimen en sus dos formas mas aborrecidas: el Incesto y el Parricidio, cuya sombra sombra engendra toda la patogenia del Edipo.

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    IIIer. Congreso Internacional de Investigacin en Psicoanlisis, Derecho y Cs. Sociales

    en 1912, con Ttem y Tab, haya querido demostrar en el crimen primordial el origen de la Ley Universal lo importante era haber reconocido que con la Ley y el Crimen comenzaba el hombre.Funciones del psicoanlisis en criminologa (1950) en Lacan, J. Escritos 1

    Rascovsky acusa a Freud de usar el parricidio para negar el filicidio previo, se puede acusar a ambos de negar la ancestral antropofagia, un tab mucho ms an-tiguo y poderoso que el incesto y el filicidio. Conocimiento de la Mujer. Rascovsky A. Buenos Aires Ediciones Orion, 1989.

    Introduccin

    El caso demuestra cmo los crmenes infanticidio, incesto, suicidio, desnu-tricin , del que es victima o victimario un sujeto estn relacionados a otros an-teriores de quienes lo precedieron en la genealoga por fallas en la inscripcin de la Ley de la cultura, generando en sus descendientes nuevos crmenes y sacri-ficios como expresin de la compulsin a la repeticin y goce, formas en que se hace presente la pulsin de muerte. Se trata tambin de mostrar que para poner lmite al goce e instituir una regulacin psquica deben producirse otros hechos a la par de los esfuerzos realizados por la Clnica Psicoanaltica y Jurdica; sien-do ste en el Caso M el accionar del novio de la adolescente.

    En una entrevista en Tucumn hace varios aos el Dr. Nestor Braunstein, psi-coanalista argentino radicado en Mxico en epocas de la dictadura en Argenti-na, planteaba un campo comn a las Ciencias Jurdicas y al Psicoanlisis, a sa-ber: el Sujeto.

    Presenta a ambos como los nicos campos del saber que se ocupan de la subjetividad. El Derecho tiene como funcin instituir la vida de los hombres y de encaminarla a la muerte; el Psicoanlisis explora cmo los sujetos instituyen su vida a travs de sus deseos inconscientes, encarrilndola hacia la muerte. Acla-ra que los funcionarios del derecho seran los funcionarios del da, los de la Ley sistemtica, coherente, explcita que organiza la vida consciente de los hombres; los psicoanalistas en cambio seran los funcionarios de la noche, ocupados de los aspectos oscuros, irracionales, imaginarios que, aparentemente, no se ha-llan sometidos a Ley alguna; es ms, parecen ignorar la ley, por lo menos toda ley conocida. Entre psicoanlisis y derecho habra continuidad: cada uno inter-viene donde el otro deja de hacerlo. Derecho y psicoanlisis son dos campos de la subjetividad dice Braunstein (1).

    Lo que es sabido es que el psicoanlisis hace aportes a la criminologa en

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    AcostA, iris leliA

    relacin a los motivos del crimen, an en los aparentemente inmotivados; evi-ta a la vez la deshumanizacin del criminal (Lacan, 1950) y la desubjetivizacin de la victima.

    En la introduccin que Siperman hace al libro Derecho y Psicoanlisis de Mar, Kelsen, Kozicki, Legendre, advierte que el tema de la legalidad ocupa un lugar central en la teora psicoanaltica (2) y que la dimensin inconsciente del suje-to descubierta por Freud ha sido incorporada por algunos juristas inaugurando en el Derecho el respeto por la palabra y la exaltacin de la palabra en su valor constituyente y estructurante del sujeto, fuera de la cual es impensable lo huma-no. Hasta ese momento el Derecho haba desechado lo espreo y enigmtico del lenguaje y de la discursividad ante la imposibilidad de soportar la falta y la castra-cin; desconociendo el malentendido propios de la opacidad del sujeto.

    El psicoanlisis con su propuesta evita cerrar el discurso, el totalitarismo del texto nico y la interpretacin lineal determinista del sujeto de la pena en una so-ciedad legislada; permite pensar la posicin del sujeto ante la pena, como refie-re el Dr Oscar Sarrulle desde el Derecho Penal las posibilidades de subjetivar el delito y la responsabilizacin del acto criminal (3). El Psicoanlisis contribu-ye con el Derecho con una nueva conceptualizacin de verdad que se hace im-prescindible considerar; la verdad puesta del lado del sujeto, fundada en la re-lacin que ste estableci con la Ley, dependiendo de ella la sancin para que sea posible la resocializacin. La relacin del sujeto con la Ley se reedita per-manentemente -como el Edipo en cada generacin para establecer lo pro-hibido y lo permitido.

    El sistema de leyes de la cultura operan en el sujeto a travs de las institucio-nes del Estado. Lacan advierte que no se puede captar siquiera la realidad con-creta del crimen sin referir ste a un simbolismo, cuyas formas positivas se coor-dinan en la sociedad, pero que se inscriben en las estructuras radicales transmiti-das inconscientemente por el lenguaje. (4). Gerez Ambertn rescata lo que Eurpi-des hace decir a Teseo en Las Suplicantes: Doy gracias al dios que, de una exis-tencia confusa y salvaje conform para nosotros esta vida (2009:170).

    La perspectiva de Claude Lvi-Strauss referida a la prohibicin del incesto y la del psicoanlisis relativa al Complejo de Edipo son las primeras coordenadas para pensar el pasaje de la Naturaleza a la Cultura (Mendez: 2007,13), el paso de la animalidad a la civilizacin del que ocup Freud en sus ltimos aos.

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    Caso M.

    1 parte

    La Historia Clnica del Servicio de Psicologa registra entrevistas a la joven y a su madre en 2009 las que han sido incluidas para una mejor presentacin en la 1 etapa. La 2 etapa de las intervencines clnicas corresponden al presente ao. La adolescente de 15 aos presenta autoagresiones, intentos de suicidio, ausencias del hogar. Existe un itinerario de acciones conjuntas desde el Servicio de Psicologa hospitalario, la Polica y el Juzgado de Menores que permitieron a M una travesa en la que pudo ir superando la imposibilidad de hacer texto para ir implicandose en el discurso, rompiendo con el mandato de silenciamiento del secreto familiar que la precipitaban en conductas de riesgo. En su historia fami-liar pesan muertes dudosas de hermanos pequeos, incesto paterno-filial, vio-lencia fsica y emocional de los progenitores, desnutricin; en suma, muertes f-sicas y de muertes psquicas que producen efectos devastadores y que la preci-pitan en impulsiones. Madre perversa? padre perverso?, no podemos asegurar pero s padres en goce perverso que sacrifican a sus hijos, pareja parental no atravesados por la Ley de la cultura.

    Datos de la historia familiar fueron aportados por profesionales intervinientes a lo largo de casi dos decadas en diferentes circunstancias en las que madre, pa-dre y hermanitos de M estuvieron involucrados sin que haya claridad en los mis-mos: embarazos, partos, pericias mdicas ordenadas por la justicia, violencia in-trafamiliar, controles sanitarios de los nios, tratamientos sin embargo falta an precisar datos que se estiman importantes, fechas, contexto, discursos, etc. que permitiran comprender mejor el Caso M y a la adolescente rearmar su historia y neurosis infantil para salir de la profunda orfandad en que se encuentra. He-chos que estn ausentes o negados en el discurso familiar operan en la dinmi-ca familiar bajo la forma de compulsin a la repeticin. Se reconstruyen hechos que son una muestra de la violencia materna infanticidio a partir de la historia clnica de una hermanita de M. (nia hoy de 11 aos) atendida en forma conjun-ta por este servicio y el de Pediatria del hospital la cual finalmente es entregada por su madre en adopcin a los 6 meses de edad en un grave estado de desnu-tricin; en ese momento la chiquita no lloraba y solo emita quejidos, no agarra-ba la mamadera y solo mova su cabecita de un lado para el otro y articulaba ah, ah, ah; a los 2 aos 5 meses juega con su mueca mientras la golpea le dice:

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    -Nena, nena, nena!, puta, puta, puta!! Se trata de dar lugar a la historia genera-cional, a los episodios de violencia que observamos los profesionales en los ca-sos clnicos mas graves que circulan por las instituciones hospitalarias y judicia-les, lo que obliga a quienes trabajamos en estos mbitos a articular intervencio-nes para producir efectos de subjetivacin en los sujetos implicados.

    La madre (S). S. llega al consultorio por orden judicial cuando M tiene 13 aos. Dice su madre: Se me la rebel, se fue con su pap. M dice: un da me dio por irme a casa de mi pap, estar medio loca porque viv 13 aos con mi mam. El padre de M luego de varios abandonos form una nueva familia y dej la casa cuando M tena 7 8 aos, edad en la refiere haber sido vctima de una 1 violacin paterna.

    Desde la antropologa Lvi-Strauss aporta su superadora teora sobre la uni-versalidad de la prohibicin del incesto. Instala el campo de la universalidad en un plano lgico, comn a todas las culturas de la tierra, explicando el porqu de los sistemas de parentesco. Segn el autor, estos sistemas se establecen para permitir la salida exogmica y fundar a la vez el orden simblico al instaurar la di-ferencia por medio de los sistemas de alianza (Mendez: 2007,15). Al mismo tiem-po Lvi-Strauss no ata la prohibicin a una determinada institucin pues el conte-nido de dicha prohibicin es el resultado de una formacin histrica que se trans-forma en el curso de su devenir. Esta construccin es la tarea que toda comuni-dad y cada sujeto debe hacer. Sin embargo hay fallas en dicha construccin.

    Das despus de la consulta la madre se queja que a la una de la mana-a C. (padre de M) se metio por la tapia, a mi me dio bronca, entr borracho, yo en cama y M escribiendo. En ese momento M cambi rotundamente. Yo lo man-d (a l) a la pieza de M. No pude salir para ir a la polica, agarr las llaves para que no salga . A pesar de la queja la madre tiene una actitud ambivalente con C. y abriga esperanzas de que l retorne al hogar; la pareja continu mantenien-do contacto despus de la separacin naciendo 4 hijos ms. Ella le hace saber a C. que siempre esta vieja te va a esperar, te ama, vas a tener cama y comi-da si quers venir (entrev. 2009). Es el momento en que el padre ataca sexual-mente por 2 vez a su hija M.

    Para Deleuze y Guattari en El Antiedipo, citado por la antropologa M.L. Men-dez, el incesto es un puro lmite (), el lmite no es ni un ms ac ni un ms all: es un lmite entre ambos. Lmite del que carece este padre.

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    Aqu recordamos las observaciones del psicoanalista mexicano, Novoa Cota (5), respecto a la madre en la escena criminal, madre loca sin atravesamiento de la Ley o con severas fallas en su inscripcin; sin un orden simblico que re-gule al sujeto y a sus relaciones. La madre aparece en escena en los crmenes mas aberrantes para desculpabilizar al asesino. La Ley del padre simblico no podr transmitirse porque en su estructura clnica perversa hay renegacin de la falta (ley) o por su estructura psctica no fue atravesada por la castracin. S. no sabe acerca de su padre, este es un secreto que ella no se anima a preguntar a su madre anciana, sospecha que su padre adoptivo es su padre biolgico. S. creci en una familia de clase media e inici un profesorado que luego abando-n, llev siempre una vida pauprrima segn informacin cedida por la Asisten-te Social del Juzgado, dependiendo de ayudas econmicas de su madre (adop-tiva) anciana y desde hace unos aos depende de un magro plan social. La co-tidianeidad del hogar que form S. es desorganizada en tiempos y espacios, los nios llegan tarde a escuela, M duerme a la una de la maana siendo sus clases en turno maana; todo el da tiene sueo y se muestra desinteresada. El padre nunca contribuy para sostener as sus hijos

    Dice su madre: le pregunto a M si quiere que su pap vuelva a casa y ella dice que, si l vuelve, ella se va () una seora amiga me dice que voy a meter a M en la boca del lobo.

    El lobo en la cultura popular es un representante terrorfico de la vida pulsio-nal no regulada por ley alguna. Padre terrible que incesta y devora a sus hijos y madre en complicidad --- inconsciente?--- con el victimario, que entrega a la vc-tima. La madre de M deshech de diferentes formas a todos sus primeros hijos y solo conserv a M que fu el primero de ellos; M fue aceptada por su abuela quien colabor con cuidados durante los primeros aos de vida, mas adelante fue necesario que intervenga el Juzgado de Menores para que M sea inscripta y enviada al jardn, estuvo desnutrida y su madre solo consultaba al pediatra por sus hermanos menores aunque ella tambin estuviera enferma (hecho testimo-niado por la pediatra del hospital). Como varios de sus hermanitos, es indudable que M no tuvo lugar en el deseo materno. Esto explica porqu su madre no supo de los abusos sexuales ocurridos (yo le dije a mi mam y ella vio la bombacha con sangre a los 8 aos) o neg desacreditando la palabra de M.

    La vida de M estuvo marcada por la falta de afecto, por malos tratos, por ne-gligencia, es la mayor de todos los hijos; la pediatra del hospital recuerda que te-

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    niendo 8 aos, por ella nunca consultaba su madre aunque presentara el mismo cuadro clnico que sus hermanitos menores por los que si consultaba su madre; M la acompaaba desabrigada, con resfro, tos quedando cerca de la puerta al margen de la consulta; es que se desabriga, no hace caso. En sesin dice M: es que mi mam le da mas cario a mis hermanos que a mi. En la ltima se-sin dice que su mam est de nuevo embarazada aunque se haba comprome-tido a no tener mas hijos, se muestra molesta; esta hecho familiar desencadena el actino de M por el cual huye a casa de su padre por 1 vez.

    El filicidio materno. Filicidio (del latn filius: hijo y cidium, cide: matar) est definido como muerte dada por un padre o una madre a su hijo. El Cdigo Pe-nal de 1994 derog la antigua figura del infanticidio, estos homicidios pasaron a ser castigados con reclusin perpetua; posteriormente se debata la posibilidad de excarcelacin bajo ciertas condiciones (art. 79 u 81 inc.1) y se especifica como primer agravante los lazos de familia, ascendientes o descendientes. Segn di-ferentes autores que se ocuparon del tema, la madre de M ha incurrido en varias de las formas atenuadas de filicidio hasta las ms evidentes a saber: el aban-dono temprano y/o reiterado, el castigo, la amenaza, la castracin, la crueldad, los ataques fsicos o verbales, las negaciones despticas, la insensibilidad ante el sufrimiento, el juicio denigratorio ocasional o persistente que producen sufri-miento en los hijos. Rascovsky advierte enrgicamente sobre la negacin del fi-licidio que se hace en la cultura a pesar de su presentacin obvia y constante y de cmo el tema est casi ausente en las investigaciones o poco conceptuali-zada, mientras que se exagera el significado del proceso antagnico, el parrici-dio. La violencia aniquilante es inherente a la maternidad y a la paternidad que en la ideologa dominante y en las instituciones est negada o queda encubierta atribuyendo la causa de muerte de nios en las estadsticas a otras circunstan-cias (causa desconocida, desnutricin, asfixia, quemaduras, envenenamientos, cadas y otras consideras accidentales) solo la nombra como infanticidio cuando rebasa ciertos lmites. (Lagarde, 1993; Azaola, 1996.). Desde el psicoanlisis de Freud y Lacan estamos en presencia de la pulsin de muerte inherente a todo lo humano, se trata de aquello que resiste a ser simbolizado.

    En la mitologa cristiana Lilith, primera mujer de Adn, huye convirtindose en demonio por insistir en gozar de las relaciones sociales y sexuales en comple-ta igualdad con su marido e injuriar a los recin nacidos; Lilith se niega a aban-

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    donar la condicin masculina mientras que Eva representa la otra mitad incons-ciente normal y sana de la sexualidad femenina (Rascovsky citando a T.Reik: 1974). El corpus mtico grecorromano incluye en el banquete del relato ovidiano (Metamorfosis de Ovidio) el filicidio como uno de los mas violentos actos (ennu-merados junto al ataque sexual, glosotoma y el banquete canbal).

    En esta primera etapa del tratamiento, M necesita interrogarse por su deseo interrogando el deseo del Otro; pero qu Otro hay en la vida de M? Tendr que construirlo, las iniciales TKM en su bsqueda de amor y reconocimiento como un sujeto de deseo, le sirven por mucho tiempo, aferrandose a ellas cuando las instituciones an no operaban para regular las relaciones y su psiquismo y ha-cer tope al goce. Por esta poca la adolescente busca en el programa de radio zona negra, historias truculentas de muerte, gritos, tumbas, aparecidos. El gau-chito gil le sirve como mito colectivo ante la ausencia de construccin de su pro-pia versin a lo vivido, versin exacerbada por la resignificacin adolescente de lo traumtico, y la imposibilidad materna de aceptar a su hija que ya no es nia y con la cual compite. M se queja: No me gusta que ande averiguando todo de mi, hablando con todos de mi; no me deja salir con mis amigas, se mete con mis amistades, por eso le miento, le peg a un chico.

    En sesiones la joven es incapaz de armar discurso, de armar un texto que la represente; se encuentra por entonces en una profunda desubjetivizacin, no se, yo ando en otro mundo contesta cuando se le pregunta si qu paso que lle-g al Juzgado. En su diario personal solo puede repetir T.S.K que traduce como te super quiero, haciendo referencia a una revista adolescente TKM (te quiero mucho) cuando le pregunto. Llena hojas y hojas con las iniciales de chicos de los que sucesivamente se va enamorando; se enamora de ellos en sus largas ho-ras de chateo que su madre prohibe, busca amigos mayores que ella y contac-tos por msj de texto desde un celular. Se encuentra deprimida, aptica, desinte-resada; dice yo ya no existo y muestra las marcas superficiales que se hizo en los brazos : nombres de chicos que va conociendo y registrando en su piel, dos cortes transversales en la mueca. Son inscripciones que llaman a un Otro vli-do para interpelarlos acerca de s misma, de quien es ella en tanto no tiene lu-gar en cadena genealgica alguna. Pregunta mientras mira la lmina 1 del T.A.T. es verdad que una chica de 12 aos tuvo un bebe y que los padres la dejaron aqu y la abandonaron?, se trata de un caso real de una adolescente violada in-

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    ternada en el Hospital varios meses, cuya historia de violacin circul por toda la institucin y comunidad (a esta altura M ya haba sido abusada por 3 vez por su padre); en realidad lo que teme M es el rechazo por estar sucia y ser rechaza-da, M teme un embarazo de su padre.

    2 Etapa

    Por orden del Juzgado M vuelve este ao al Servicio de Psicologa mien-tras se cumplen las medidas Medidas Asistenciales alojada en el hospital, luego de un 3 intento de suicidio (hace 3 meses). Dice que se fu a casa de su padre (por segunda vez) cuando su madre la castiga por que pens que rob un celu-lar. Se me la rebel, volvi con su pap, no quiero que est ah tienen una sola habitacin, el padre consume marihuana, dice S. Es en ese mbito institucional y ante la policia femenina que la custodiaba donde la joven que cumpli 15 aos hace 3 meses, puede develar el secreto del incesto paterno.

    La adolescente se encuentra en un puro goce sacrificial en tanto haca dos meses en carnaval, haba sido abusada nuevamente por su progenitor. Es aqu donde el Estado, el Autre lacaniano, a travs de las instituciones pblicas que por-tan su Ley con su liturgia y dispositivos disciplinarios a los fines de que aquel que fue abusado/a no asuma sacrificialmente la culpa y la responsabilidad de quien cometi la falta). El hijo/a que fue el objeto de goce de otro, se hace cargo de la culpa del victimario ---y ya sabemos que los victimarios no piden perdn, esa es tarea de las vctimas---, pero tambin se hace cargo del goce que propici, la advertencia vale para el caso de la adolescente: ella no sabe porqu vuelve a casa del padre abusador (Gerez Ambertn: 2009,169-170). La adolescente co-mete, ella misma, crmenes sacrificiales lesionando su cuerpo -reiterados ac-ting-out: cortes con trincheta en sus brazos, huir a casa de su padre abusador, actos de autoaniquilacin fallidos--- ofreciendo sacrificialmente su vida para ali-mentar el goce del padre . En realidad se trata de la bsqueda desesperada de M de la Ley de los Nombres del Padre, los sacrificios no son sino el empe-o de restituir esa ley darle la consistencia de que carece (6)

    En esta 2 etapa hay una evidente mejoria de la adolescente. M se aferra a recursos y significantes que encuentra en la cultura adolescente, la revista TKM Moda (explica: la revista se llama te quiero mucho) que consumen las adoles-centes y se identifican con sus propuestas (grafas, estrellitas, marcas de ropa,

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    tendencias). Escribe el nombre de chicos de los que sucesivamente se va ena-morando, dibuja corazones enormes, rojos y rotos con flechas, escribe las ini-ciales del nombre de los chicos que contacta por las redes virtuales siguiendo el estilo de , por la radio hace contactos, les manda msj de texto. Es su forma de sostenerse cuando las intervenciones de la clnica psicoanaltica y jurdica esta-ban an ausentes o eran ineficaces con sus dispositivos. M se siente sucia por-que su padre la viol, dice yo ya no existo, su madre le dice, como siempre le hizo saber, que lamenta haberla tenido, que si se podra deshacer de mi mejor,. Luego de la huida de M a casa de su novio antes del ltimo intento de suicidio la madre la rechaza, ella me ofende, que no me quiere tener que soy una pendeja hija de puta, que soy una basura, que no sirvo. M puede decirle cosas y poner ciertos lmites, yo no soy ningn paquete, corrindose del lugar de objeto en el que M siempre la ubic su madre; una hija que es objeto de goce de una madre perversa que la ha alejado de toda relacin social (con su abuela, amigos, ami-gas, novio), ante la posibilidad de perder el dominio sobre su partenaire que la aleje de su lado Escribe en la hoja T.S.K. por te super quiero y las iniciales de O de quien est enamorada; lo que O, su novio despreciado por su madre como todos los otros chicos a quienes miraba su hija, hace por ella ser decisivo para el inicio de su recuperacin y proceso de subjetivacin. Es O que la rescata de la vida desnuda (nuda vida Agambem) desubjetivizada rodando como un ob-jeto; M har un anclaje para empezar a hacerse cargo de su historia, sus actos y significantes (7). En el Desiderativo se identifica con una gata, me gusta cmo es pequea, gorda, pelaje suave, mala; elige ser un rbol de la vida creciendo, yo lo invente!, un arbol que crezca fuerte sin carer ninguna hoja, rama, etc; cre-ciendo poco a poco. Fantasea con un hijo junto a su novio, se pone triste cuan-do no se confirma.

    El padre. Pero qu padre? qu padre es el de M?. Padre terrible que la so-mete e incestua. He aqu la tragedia de M y su desamparo fsico y psquico y su orfandad en tanto carece de lugar en la cadena genealgica. c. (padre) le llena la cabeza a M, le dice que C. y P. no son hijos de l, son los nicos hermanitos mas chicos que conserv la madre. El padre niega ante M que los ms chicos sean hijos suyos en un nuevo acto de desresponsabilidad paterna. Su padre en-furecido por el develamiento de los abusos sexuales se presenta borracho en el Hospital, intenta llevrsela, le dijeron que no me poda sacar porque yo esta-ba por el Juez aqu. El padre le reclama amenazante dicindole que ella sabe

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    que por esto l va entre rejas. En un acto de creacin la adolescente es ca-paz de decirle: Si me quito la vida es por lo que vos me has hecho. Te parece que un padre hace eso?. Vos no has tenido corazn de padre. Estamos ante los efectos teraputicos y clnicos de las decisiones de los Jueces: M ha logra-do restituir la cadena genealgica para poder tener un nombre propio (8). M es-capa as de la complicidad del goce perverso luego que declara el crimen del incesto, lejos de los escenarios familiares puede devolver la culpa y la respon-sabilidad a su padre.

    En las sesiones sucesivas podr hablar de s, registrar al analista; cmo est? Le pregunta por primera vez, jugandose aqu la instauracin de la transferencia y el inicio de un trabajo analtico. M ira encontrando un nombre y un lugar en un proceso de subjetivacin, no sin tropiezos, de los que puede dar cuenta la clni-ca psicoanaltica llevada adelante en el Servicio de Psicologa hospitalario. Fal-ta realizar en la clnica: duelos, reconstruir la historia de esos hermanos, elabo-rar el duelo, resignificar festejar sus 15 aos

    Referencias1. Braunstein, Nestor, Entrevista realizada por diario La Gaceta, San Miguel de Tucumn, 1998.2. Mar, Kelsen, Kozicki, Legendre, Derecho y Psicoanlisis, Buenos Aires: Hachette, 1994. 3. Sarrulle, Oscar E., El sentido de la pena en el Derecho Argentino, en Culpa, Responsabilidad y Castigo en el discurso jurdico y psicoanaltico, Vol. I, Gerez Ambertn M. (comp.), 1 ed., Buenos Aires: Letra Viva, 2006.4. Lacan, J. (1950) Introduccin terica a las funciones del psicoanlisis en criminologa, en Escri-tos 1, Buenos Aires: Siglo XXI, 1994.5. Novoa Cota V.,en Curso de Doctorado en Psicologa de la UNT.6. Gerez Ambertn, Marta, Entre deudas y culpas: sacrificios. Critica de la razn sacrificial, 1 ed., Buenos Aires: Letra Viva, 20087. Gerez Ambertn, Marta, Crimen del abuso, crimen del incesto, en Culpa, Responsabilidad y Cas-tigo en el discurso jurdico y psicoanaltico, Vol. III, Gerez Ambertn M. (comp.), 1 ed., Buenos Ai-res: Letra Viva, 2009.8. Capace, Laura A., Incesto paterno-filial: funcin clnica del derecho, en Culpa, Responsabilidad y Castigo en el discurso jurdico y psicoanaltico, Vol. III, Gerez Ambertn M. (comp.), 1 ed., Bue-nos Aires: Letra Viva, 2009.

    BibliografaRascovsky, Arnaldo, Conocimiento de La Mujer, Buenos Aires: Orion, 1974.Pipkin, Mirta, La muerte como cifra del deseo, una lectura psicoanaltica del suicidio, 1 ed., Bue-nos Aires: Letra Viva, 2009.Calmels, Julieta y Mendez M. Laura (editoras), El incesto: un sntoma social, una perspectiva inter-disciplinaria, Buenos Aires: Biblos, 2007.

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    LETRA VIVA - Librera y EditorialAv. Coronel Daz 1837

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    PASAJE AL ACTO Y ALUCINACIN

    Aguirre, Javier Luis

    Filiacin Institucional:Universidad Nacional de Crdoba (Secyt)

    Resumen: El presente trabajo se enmarca en una investigacin en curso titulada Un abordaje terico-concep-tual a la clnica de las Patologas del Acto (Seyct-UNC), y tiene como objetivo indagar sobre la po-sible relacin entre el pasaje al acto y la alucinacin verbal. Se pretende establecer si el pasaje al acto es una forma de introducir un rechazo a la alucinacin. Para cumplimentar con este propsito se delimitaran las nociones de pasaje al acto y de alucinacin verbal tomando las principales refe-rencias de Lacan, para luego establecer una articulacin entre ambas categoras.Palabras claves: pasaje al acto, alucinacin, exclusin del sujeto

    El pasaje al acto en la psicosis se ha relacionado generalmente desde la pers-pectiva del psicoanlisis, con la melancola y con los delirios paranoico, sin em-bargo, poco se pensado hasta hoy de su relacin con la alucinacin verbal. En este sentido, el trabajo pretende establecer si el pasaje al acto es una forma de introducir un rechazo de la alucinacin verbal. Para cumplir con el objetivo toma-ran las principales referencias vinculadas al tema.

    El pasaje al acto en la psiquiatra

    Qu es el pasaje al acto? Se trata de un trmino que tiene sus anteceden-tes en el terreno de la psiquiatra. En este campo, aparece ligado a las impulsio-nes (Muoz, 2009) es decir, a manifestaciones sbitas, de descargas de tensin e inmotivadas, relacionadas al movimiento. Es decir, es un trmino casi siempre referido a algn tipo de conducta o accin violenta, que tiene sus intersecciones con la criminologa y con la moral cultural.

    Como antecedente primario en este terreno, encontramos a Esquirol, con su categora de monomanas. En una de sus formas, la monomana instintiva, el enfermo realiza actos que ni la razn ni el sentimiento los determina (Bercherie, 1986: 28). Como consecuencia de estos actos, se produce una mutacin subje-tiva, es decir, un proceso de calma, y desapracin de los sntomas delirantes.

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    Otro autor fundamental en este tema, fue Guiraud, quien al trabajar sobre los crmenes inmotivados, introduce la nocin de Kakon (mal, desgracia de vivir, do-lor, entre otras acepciones). Este autor sostiene que el enfermo, (principalmente hebefrenicos) al querer liberarse del Kakon, al querer matar la enfermedad, mata a aquel en quien ve el representante del mal (Allouch, 1995) En este sentido, la tesis de Guiraud, es equivalente a la tesis de Esquirol, en la medida que ambos le adjudican al pasaje al acto, un efecto apaciguador, o porque no, curativo.

    En la actualidad, en los manuales diagnsticos, la nocin se presenta de ma-nera difusa, desdibuja, introducida sin deferencias sustanciales en diversas tras-tornos, tales como los trastornos antisociales de la personalidad; trastorno limite de la personalidad; trastornos del control de impulsos no especificado en otros apartados, entre otros.

    La psiquiatra hasta hoy no ha logrado establecer una conceptualizacin del pasaje al acto, sus aportes se han estacionado en la descripcin de comporta-mientos cuyo denominador comn es el acto impulsivo violento o agresivo. Fue Lacan quien logr desiquiatrizar (Miller, 1993) el termino e instaurar una concep-tualizacin del mismo (Muoz, 2009), es decir, establecer coordenadas para su presentacin otorgndole una funcin.

    Con Lacan

    En la enseanza de Lacan existen diversas referencias sobre el pasaje al acto. Sin embargo, dirigiremos la atencin sobre dos antecedentes claves. Por un lado, su tesis doctoral, y por otro lado, el Seminario 10, dedicado a la angustia. En su tesis doctoral el trmino aparece ligado a la psicosis paranoica y es defi-nido como un acto violento. Lacan plantea que el delirio de Aime, es un inten-to de huida del acto agresivo, o sea, una forma de evitar el pasaje al acto. Aho-ra bien, el pasaje al acto de Aime, esto es, los cortes con una navaja a una ac-triz-que representaba su ideal- tiene como consecuencia la culminacin del de-lirio, es decir, que tiene un efecto curativo o apaciguador. Lacan lee este acto violento, como un autocastigo, al castigar a su victima Aime se castiga a s mis-ma. Asimismo sostiene que el autocastigo es una pulsin autopunitiva que pro-viene del superyo.

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    AGuirre, jAvier luis

    En este caso, el pasaje al acto, todava no conceptualizado por Lacan, rene las siguientes caractersticas: a) se trata de una reaccin que haba sido preve-nida por el delirio; b) la reaccin asume un carcter violento y repentino; c) tie-ne efectos apaciguadores, culminando con el delirio; en este sentido, tiene un efecto de estabilizacin. Podramos agregar un punto mas a modo de pregunta, hay como resultado del pasaje al acto un sujeto, es decir, la asuncin de una responsabilidad? Si nos atenemos a este caso, deberamos responder de ma-nera afirmativa, ya que Aime, logra subjetivar el acto, en la medida que cuestio-na su acto y cede su delirio.

    Ahora bien, es recin en el Seminario 10 (1962-3) donde Lacan establece las coordenadas del pasaje al acto. Tomando los el ejemplo de la bofetada de Dora al Sr K y el dejarse caer de la Joven homosexual, determina las condiciones del pasaje al acto. Asimismo distingue las coordenadas que asume en la melanco-la, y lo instala como el paradigma del pasaje ala acto. Entonces cul es la es-pecificidad del pasaje al acto en la melancola?

    En la clase del 3 de junio de 1963, Lacan plantea que el melanclico atra-viesa su imagen, la ataca, para alcanzar dentro de ella el objeto a que la tras-ciende, cuyo gobierno se le escapa- y cuya cada lo arrastra en la precipitacin-suicidio, con el automatismo, el mecanismo, el carcter necesario y profunda-mente alienado con el que se llevan a cabo los suicidios melanclicos (Lacan, 1962-1963: 363).

    El suicidio melanclico, revela de modo extremo la exclusin del sujeto, en la medida que se identifica al objeto a en su funcin de resto. Recordemos que Freud sostiene que la melancola, como el duelo, es reaccin frente a la prdi-da real del objeto de amor, pero adems depende de una condicin que falta al duelo normal o lo convierte, toda vez que se presenta, en un duelo patolgico (Freud, 1915: 241-2). La fenomenologa presentada por Freud del melanclico se caracteriza por el desinters de los sujetos por el mundo exterior, la inhibicin de casi toda actividad y por la perturbacin del sentimiento de si, que se traduce en autoreproches y autodenigraciones. Este rasgo es fundamental para Freud, ya que es el que lo diferencia del proceso del duelo.

    El melanclico muestra un enorme empobrecimiento del yo. Se considera El

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    culpable, la escoria del mundo. Freud indica que si se escucha con atencin los autoreproches, se llega a la impresin que stos se adecuan a otra persona a quien el enfermo ama, ha amado a amara. Por lo cual, concluye que los autore-proches son reproches contra un objeto de amor, que desde este han rebotado sobre el yo propio. Sus quejas {KIagen} son realmente querellas {Anklagen}.

    Estas coordenadas que asume el pasaje al acto en la melancola no deja de tener relacin en lo que sucede en la neurosis. Se trata de un rechazo dirigido al Otro, una salida de lo simblico, que interrumpe el lazo social. Es un dejar caer, es un dejarse caer del Otro, es una salida de la escena, es una ruptura de la es-cena del fantasma, que deja al sujeto en un nivel de objeto, es la reduccin del sujeto a lo que l es como objeto.

    Los lineamientos del pasaje al acto estn demarcados por lo que Lacan lla-ma el embarazo y la emocin. En este sentido Lacan dice:

    El momento del pasaje al acto es el de mayor embarazo del sujeto, con el aadido comportamental de la emocin como desorden del movimiento. Es en-tonces cuando, desde all donde se encuentra- a saber, desde el lugar de la es-cena

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