aa.vv. - discurso 32 paráfrasis

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Discurso, teoría y análisis Discurso 32 imprenta.indd 1 Discurso 32 imprenta.indd 1 08/05/2013 02:14:21 p.m. 08/05/2013 02:14:21 p.m.

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  • Discurso,teora y anlisis

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  • CSAR GONZLEZ OCHOA2

    Discurso, teora y anlisis 28 (invierno, 2007): ?-??.

    Directores de la Revista

    FERNANDO CASTAOSInstituto de Investigaciones Sociales

    Universidad Nacional Autnoma de Mxico

    RAL QUESADAFacultad de Filosofa y Letras

    Universidad Nacional Autnoma de Mxico

    Comit Editorial

    FERNANDO CASTAOSInstituto de Investigaciones Sociales

    Universidad Nacional Autnoma de Mxico

    CSAR GONZLEZ OCHOAInstituto de Investigaciones Filolgicas

    Universidad Nacional Autnoma de Mxico

    MARY ELAINE MEAGHEREscuela Nacional Preparatoria

    Universidad Nacional Autnoma de Mxico

    RAL QUESADAFacultad de Filosofa y Letras

    Universidad Nacional Autnoma de Mxico

    DANIELLE ZASLAVSKYEl Colegio de Mxico

    Consejo Asesor

    NO JITRIKFacultad de Filosofa y LetrasUniversidad de Buenos Aires

    RAYMUNDO MIERDivisin de Ciencias Sociales y Humanidades

    Universidad Autnoma Metropolitana-Xochimilco

    LUZ AURORA PIMENTELFacultad de Filosofa y Letras

    Universidad Nacional Autnoma de Mxico

    ROSALBA CASAS GUERRERO

    Directora del Instituto de Investigaciones SocialesUniversidad Nacional Autnoma de Mxico

    GLORIA VILLEGAS MORENODirectora de la Facultad de Filosofa y LetrasUniversidad Nacional Autnoma de Mxico

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  • INTRODUCCIN

    Discurso, teora y anlisis 28 (invierno, 2007): ?-??.

    Discurso,teora y anlisis

    Nm. 32 Ao 2012

    UNIVERSIDAD NACIONAL AUTNOMA DE MXICOInstituto de Investigaciones Sociales

    Facultad de Filosofa y Letras

    Mxico, 2012

    Discurso 32 imprenta.indd 3Discurso 32 imprenta.indd 3 08/05/2013 02:15:14 p.m.08/05/2013 02:15:14 p.m.

  • CSAR GONZLEZ OCHOA4

    DR 2012. Universidad Nacional Autnoma de MxicoInstituto de Investigaciones SocialesCircuito Mario de la Cueva s/nZona Cultural, Ciudad UniversitariaC.P. 04510, Mxico, D.F.

    Facultad de Filosofa y LetrasCircuito InteriorCiudad UniversitariaC.P. 04510, Mxico D.F.

    Coordinacin editorial: Berenise Hernndez AlansCuidado de la edicin: Mauro Chvez RodrguezComposicin tipogrfica: Mara G. Escoto RivasDiseo de la portada: Cynthia Trigos Susn

    ISSN: 0188-1825

    Certificado de licitud de ttulo: 04-2013-041714483000-102, expedido el 17 de abril de 2013 y concedida la renovacin de la reserva de derechos al uso exclusivo del ttulo hasta el 13 de abril de 2014 por el Instituto Nacional del Derecho de Autor. Se termin de imprimir el 6 de mayo de 2013 en Formacin Grfica, S.A. de C.V., ubicada en Matamoros 112, Col. Ral Romero, 57630, Ciudad Nezahualcyotl, Estado de Mxico. Tiraje: 200 ejemplares.

    CD 410 / D3LC P302/ D3

    Discurso, teora y anlisis / ed. por el Instituto de Investigaciones Sociales. - -Ao.1, No.1 (Mayo- Agosto de 1983). Mxico: Universidad Nacional Autnoma de Mxico, IIS, 1983- V-.

    Anual

    ISSN 0188-1825

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  • INTRODUCCIN

    Contenido

    PresentacinFERNANDO CASTAOS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7

    La parfrasis: juego, accin enunciativa y reconocimientoRAYMUNDO MIER GARZA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11

    Equivalentes lxicos, construccionales y contribucionales: la parfrasis como profeca autocumplida

    FRANOIS NEMO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 45

    Funciones discursivas de marcadores de reformulacin ROSA GRACIELA MONTES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67

    Es la parfrasis una estrategia de traduccin?DANIELLE ZASLAVSKY . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 89

    Parfrasis y divulgacin de la ciencia: una perspectiva discursiva

    MARA DE LOURDES BERRUECOS VILLALOBOS . . . . . . . . . . . . 105

    Memoria y responsabilidad: una parfrasis tica (la escritura de Hctor Schmucler)

    GRACIANA VZQUEZ VILLANUEVA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 133

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  • INTRODUCCIN

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    Presentacin

    Los seis artculos que conforman este nmero de Discurso, teora y an-lisis, en conjunto, nos hacen darnos cuenta de que la palabra parfrasis tiene varios sentidos, y que todos son importantes para quien estudia el discurso. Los diccionarios de mayor consulta tienden a registrar, como una de las primeras acepciones de ese vocablo, y en ocasiones como la nica acepcin, la ms comn en el mbito literario, la que remite a una recreacin de una obra extraordinaria.

    Se supone, en tal caso, que quien ofrece una parfrasis reconoce el valor del texto original y el mrito del escritor que lo produjo y, al mis-mo tiempo, asume una responsabilidad parcial como autor del nuevo. Un ejemplo prototpico sera la Parfrasis del Canto a m mismo, una traduccin libre de Song of myself , del poeta estadounidense Walt Whitman, por el espaol mexicano Len Felipe.

    Dichos diccionarios muchas veces recogen, asimismo, una acep-cin que tiene la palabra en el mundo acadmico: la de una reformu-lacin que da cuenta de un vocablo o una frase. Es interesante notar que cuando se usa as, se hace referencia tambin al segundo elemento de un par, aunque de extensin muy diferente. Sin embargo, ahora lo que se subraya es la fidelidad con que se vierte el significado del primer elemento, es decir, lo opuesto a lo que remarca la primera acepcin.

    Hay otros significados, que no son aprehendidos por los dicciona-rios, quiz porque son poco frecuentes. Algunas veces, por medio de expresiones con la palabra parfrasis se alude a la unidad que se forma con dos elementos que se equiparan, al par como un todo. Otras veces se nombra el proceso por medio del cual se establece la equivalencia.

    Desde perspectivas distintas y con base en evidencias diversas, los artculos tambin nos ensean que, por lo general, lo que se parafrasea no est dado previamente. Ms que, y antes que, una explicacin, una parfrasis es una lectura que suprime, aade y jerarquiza rasgos; tiene un

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  • FERNANDO CASTAOS8

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    efecto retrospectivo en lo parafraseado. Pero lo que parafrasea tampoco existe por s; sobre l acta lo parafraseado prospectivamente.

    Los primeros dos textos, escritos por Raymundo Mier y Fraois Nemo, resean crticamente genealogas de la reflexin sobre el hecho discursivo enfocada en la parfrasis. Ambos proponen maneras de conjugar aportaciones lgicas, retricas, lingsticas y pragmticas para aprehender lo que emerge cuando se parafrasea. Ambos sealan tam-bin los lmites de la conjuncin y muestran, en distintas claves, cmo el estudio de la parfrasis nos lleva a profundizar en la comprensin de la significacin.

    Rosa Graciela Montes, Danielle Zaslavsky y Mara de Lourdes Be-rruecos ofrecen anlisis detallados del empleo de recursos lingsticos en parfrasis de discursos didcticos, mediticos, polticos y de divulga-cin cientfica. En ellos se muestra cmo las opciones de los emisores cumplen funciones determinables y contribuyen a sus estrategias argu-mentativas. Se observa tambin en qu medida los cdigos empleados entraan formas de comprender los hechos considerados o tomas de posicin frente a ellos y, por lo tanto, definen y limitan las posibilidades de intervencin.

    Graciana Vzquez ofrece microanlisis del trabajo de parfrasis de un intelectual que asume su condicin histrica en el examen de altos propsitos y dolorosas realidades: Hctor Schmucler. Los plantea en relacin con macroanlisis de los discursos a los que pertenecen, que tienen una importancia crtica en la conformacin de la memoria argentina. En la articulacin de los dos tipos de anlisis, vemos que, precisamente porque las inscripciones cognoscitivas y polticas de un discurso en el acervo social son independientes, el compromiso del autor con el decir verdadero tiene el ms alto valor.

    Los seis artculos se derivan de ponencias presentadas en un colo-quio convocado por la revista, aunque cada uno fue considerado por el Comit Editorial de manera independiente y todos fueron evaluados por diferentes dictaminadores externos. Cualquiera es muy apreciable en sus propios trminos. Consideramos que el conjunto tiene un valor adicional, como tal. Muestra que la poca atencin que ha recibido la parfrasis en relacin con su recurrencia en diversos gneros discursivos es injustificada, por no decir lamentable.

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  • PRESENTACIN 9

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    Adems, este nmero, al poner la articulacin del discurso en el centro de la reflexin sobre su interpretacin, nos mueve a repensar preguntas clave y a hacerlo con nuevos apoyos, como las siguientes: Cules componentes de los enunciados provenientes del sistema de la lengua se seleccionan en una operacin discursiva? Qu se acota y qu se aade entonces? En qu medida depende ello de los supuestos contextuales? Cunto de la operacin como tal, de lo que se hace con la lengua en el momento de uso? Cmo sustentamos lo que afirma-mos al respecto? Nos sugiere, entonces, que es momento de discutir y confrontar las condiciones de existencia del discurso postuladas desde las perspectivas de nuestras diferentes escuela y revisar las aspiraciones explicativas que las animan.

    Expresamos nuestra voluntad de trabajar en 2013 para impulsar y registrar la reflexin en tales lneas y, as, celebrar el 30 aniversario de Discurso. Agradecemos a los autores haber preparado, primero, la ponencia y, luego, el artculo. Es grato ofrecer ahora los textos a los lec-tores, a quienes invitamos a consultar ste y los nmeros anteriores de la revista en la pgina electrnica del Instituto de Investigaciones Sociales: . Todos ellos ya se encuentran aqu.

    La ocasin es idnea para informar que se ha instituido el Consejo Asesor de la revista, el cual queda integrado por No Jitrik, su director fundador; Raymundo Mier, autor de uno de los textos que conforman este nmero, y Luz Aurora Pimentel, quien ha colaborado con nosotros anteriormente de varias maneras. Es tambin propicia para consignar pblicamente la incorporacin de Mary Elaine Meagher al Comit Editorial, desde que empezamos a concebir el coloquio. A los cuatro, les expresamos nuestro reconocimiento.

    Por el Comit Editorial, Fernando Castaos.Mxico, D.F., 2012.

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    La parfrasis: juego, accin enunciativa y reconocimiento

    Raymundo Mier Garza

    RESUMENLa parfrasis existe en una compleja gama de hechos discursivos: explicacin, especificacin, traduccin, reformulacin, transmutacin, sntesis, explici-tacin, eufemismo, irona, parodia, pastiche, mimesis, analoga, alegora y transformacin mtica. En ellos, ms que semejanza, hay un aire de familia, aunque en todos se ponen en correspondencia dos expresiones: una frase responde por otra, un enunciado dialoga con otro. La relacin no precede al par, sino que emerge de l. Se crea por mltiples factores: la forma de cada expresin, su modo de composicin, el uso que se hace de ellas, el acto de lenguaje en el que participan o al que dan lugar. Sus condiciones, heterog-neas, son las de la cultura y ah aparece toda la experiencia lingstica.

    Palabras clave: modos de significacin; intersubjetividad; condiciones sistemticas; contingencia.

    ABSTRACT

    Paraphrase exists across a complex range of discourse events: explanation, specifi cation, translation, reformulation, transmutation, synthesis, euphe-mism, irony, parody, pastiche, mimesis, analogy, allegory and mythical transformation. In all of these, more than a similarity, there is a family resemblance, even though each of the two expressions are placed in corres-pondence: one phrase responds to the other, one utterance dialogues with the other. The relationship does not precede this pair, but rather emerges from it. Multiple factors create it: the form of each expression, their modes of composition, their use, and the language act in which they participate or take place. Its heterogeneous conditions are the very conditions of culture and therein appears all linguistic experience.

    Key words: modes of meaning; intersubjectivity; systematic conditions; contingency.

    * Doctor en filosofa, profesor-investigador en la Divisin de Ciencias Sociales y Huma-nidades, Universidad Autnoma Metropolitana, unidad Xochimilco.

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    LA PARFRASIS: VERTIENTES GENEALGICAS

    La parfrasis ha suscitado siempre una radical extraeza cuando se le mira desde el punto de vista del significado estricto de las palabras y las frases involucradas en l. Acenta los contrastes entre la significacin lxica y la que emerge de las frases, la que parece propia de la lengua y la que emerge del uso, la que se suscita por las condiciones formales del ordenamiento de los componentes lingsticos y la que deriva de la experiencia de los sujetos y su incidencia en la gnesis del sentido. As, si bien la parfrasis es algo que ocurre en el dominio de la significa-cin, compromete todas las facetas de la experiencia lingstica, incluso aquellas derivadas de su forma gramatical, de sus patrones fonolgicos y fonticos, y de sus patrones de uso, en los que emergen modos de signi-ficacin singulares. Al revelar las condiciones heterogneas, complejas a un tiempo, estructurales y de uso, sistemticas y contingentes, formales, pragmticas e interpretativas, propias del lenguaje pero tambin de la cultura, la experiencia e incluso la incidencia pulsional de la subjetivi-dad, la parfrasis parece designar ms bien un mbito de expresiones y modalidades de significacin diferenciadas que un hecho especfico del lenguaje o de su uso.

    Ms que desplegar un conjunto de rasgos comunes, la parfrasis parece dar lugar a enunciados que exhiben algunas veces una ntima relacin, pero tambin, en otras, vagas analogas, apenas un aire de familia. El carcter elusivo de la parfrasis parece derivar de un r-gimen de semejanza disperso, y de una mimesis errtica que emerge no solamente entre las frases existentes, sino de las frases evocadas, expresamente o en silencio, tcitas, silenciadas, pero que inciden en la situacin de uso del lenguaje, engendradas, acaso, por el acto mismo de su composicin. La relacin parafrstica involucra, al mismo tiem-po, el presupuesto de una identidad de significados entre expresiones de desigual naturaleza lingstica, incluso no puramente lxicas, y con frecuencia radicalmente incomparables en su forma lingstica. Es una relacin que incorpora desde frases de estricto correlato gramatical, una frase activa y una pasiva, hasta las que confrontan expresiones de naturaleza lingstica inconmensurable: la traslacin al rgimen de frase del significado derivado de un tono musical de la lengua, de acentos, de

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    alargamientos sonoros, de patrones gestuales que acompaan la enun-ciacin, o incluso de silencios.

    Las tentativas de comprensin del carcter al mismo tiempo semn-tico y pragmtico, incluso interpretativo que parece caracterizar la pa-rfrasis, tanto como su sustrato formal, gramatical o morfolgico, han involucrado perspectivas cambiantes, histrica y disciplinariamente diferenciadas. Diversas tradiciones han caracterizado de manera di-vergente la naturaleza del proceso: unas para asumirlo como un hecho crucial, revelador de la naturaleza del lenguaje, otras para desplazarlo a los mrgenes del lenguaje, como un hecho contingente, casi accidental, de la lengua. Otras, incluso, para excluirlo de la reflexin lingstica y asumirlo como una calidad propia del uso de la lengua, y concebir la equiparacin de sus sentidos, de una semejanza atribuible a procesos del mbito de la retrica.

    La parfrasis se hace patente como tal en la medida que una iden-tidad perceptible de significaciones parece vincular expresiones lin-gsticas ms all de una mera sinonimia. Se trata, entonces, de una semejanza en la significacin que no deriva de la mera analoga puntual entre sus signos o sus componentes, sino que emerge, por el contra-rio, de mltiples factores: de la forma lingstica, del modo de composi-cin de la expresin, del uso que se hace de sta y del acto de lenguaje en el que participa o al que da lugar. La parfrasis supone, consecuen -temente, una concurrencia de sentido entre entidades formales y sus-tancialmente incomparables entre s, aunque el grado de su diferencia formal y material sea extraordinariamente variado. Por otra parte, la complejidad de la parfrasis, sus desafos, no derivan slo de la con-dicin indeterminada de las entidades lingsticas comprometidas en la relacin parafrstica, sino tambin de la calidad cambiante de la analoga semntica que surge de cada operacin de confrontacin o de composicin entre segmentos o expresiones de lenguaje. No hay transitividad en la relacin parafrstica. sta pone en juego una se-mejanza situacional. Si la frase A es parfrasis de la frase B y sta es parfrasis de la frase C, no necesariamente la frase A es parfrasis de la frase C ni viceversa. Se revela el carcter radicalmente equvoco de la semejanza y se advierte una calidad propia del semantismo engen-drado en la relacin parafrstica. As se ha hecho posible hablar de

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    parfrasis cuando se advierte una relacin entre expresiones cuyas diferencias van desde un grado de radical proximidad, como se ha hecho en la tradicin gramatical, que admite una relacin parafrstica entre una oracin con formaciones pronominales o no pronomina-les, o hasta un grado de parfrasis distante entre entidades extraas, acaso incomparables, como la que podra reconocerse entre una frase y un prrafo, entre una onomatopeya y una frase o un texto, o incluso entre una alusin, un sobreentendido, una marca de enunciacin, un presupuesto o una implicacin de una frase, cuyas parfrasis dan lugar a un discurso entero o incluso a una forma semitica heterognea: una imagen grfica, un gesto, una inflexin sonora, entre otras. Podra am-pliarse esta distancia todava ms al incluir, como relacin parafrstica, la correspondencia semntica entre formaciones plsticas, musicales, gestuales y corporales y verbales.

    As, la relacin parafrstica desmiente la mera reduccin a analoga, mimesis o semejanza. Acaso sera preciso hablar de una correspondencia entre las expresiones: una manera de asumir que una frase responde por la otra, que un enunciado dialoga con otro. As, es posible asumir que la correspondencia que en ocasiones se confunde con analoga entre enunciados surgidos de actos enunciativos diferenciados es lo que rige la relacin de parfrasis. Responde, en consecuencia, a criterios especficos, pero imposibles de articular en una gramaticalidad formal. Son regulaciones que derivan del acto mismo de la creacin y recono-cimiento de la parfrasis. Esta nocin no pone en juego meramente un juicio de similaridad semntica, analoga o traslacin literal. La com-plejidad de la correspondencia entre enunciados excede plenamente la mera expresin lingstica o semitica de los enunciados. Incorpora el acto de enunciacin. La correspondencia revela, entonces, la composicin de actos radicalmente distintos: el acto de crear un enunciado similar a otro no es comparable al de crear una parfrasis; en sta las expre-siones reclaman una correspondencia. sta supone, pues, la compleja conjugacin de todos los elementos formales, contextuales culturales e histricos entre estos actos inconmensurables con las formas ex-presivas plasmadas en los enunciados. La correspondencia comprende, as, las modalidades enunciativas, y son stas las que se despliegan, a su vez, en las facetas de la significacin parafrstica, equiparables

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    a modalidades de la parfrasis. As, en el marco del universo considerado como enunciados parafrsticos podemos contar toda la vasta y compleja gama de actos diferenciados: explicacin, especificacin, traduccin, reformulacin, transmutacin (Jakobson), sntesis, explicitacin, eufe-mismo, irona, parodia, pastiche, mimesis, analogas incluyendo las diversas facetas y modalidades de correspondencias metafricas o meto-nmicas, formaciones narrativas, como la alegora, y transformaciones entre variantes mticas. Todos ellos hacen patente la correspondencia entre enunciados de partida y de llegada, pero exhiben modalidades diferenciadas derivadas de correspondencias propias, especficas.

    La definicin, no exenta de tonos paradjicos y equvocos, que el lenguaje ordinario destina a la parfrasis es sinttica: decir de otro modo lo mismo. Son evidentes los elementos errticos de esta defini-cin, el sentido oscuro de esa frmula breve y esquemtica. Sin embar-go, emerge de ella un conjunto de facetas que es preciso interrogar. La nocin implica una separacin entre formacin de lenguaje y signifi-cacin. Supone, as, dos entidades de lenguaje, formal y materialmente distintas, que pueden dar lugar a significados idnticos o, por lo me-nos, equiparables desde algn punto de vista. Por otra parte, aludir a las modalidades del decir no remite a conceptos ntidos ni a marcos especficos para la comprensin, pero pone el acento en la necesidad de esclarecerla: la parfrasis invoca una comprensin de las modalidades enunciativas, semnticas y narrativas. La nocin de un mismo signi-ficado, adicionalmente, est lejos de ser inequvoca, no slo porque alude a procesos, naturaleza y destinos diferenciados de la significacin que emergen en cada caso, sino porque supone calidades diversas de la mismidad. Esa misma significacin es aprehendida de diversas maneras: a veces aparece como diferentes modalidades de la mimesis, otras como analoga, o bien como similitud, repeticin, reformulacin, iteracin, recursividad, recapitulacin, expresin analtica o sinttica entendidas como figuras divergentes, no negativas, de la identidad: la sntesis no puede ser entendida, de ninguna manera, como una ope-racin negativa del anlisis. Cada una de ellas deriva de vertientes y procesos distintos de la significacin e involucra, incluso, operacio-nes psquicas que hacen intervenir de manera incomparable las condi-ciones imaginarias de la cognicin. Cada una de estas modalidades

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    expresivas de la mismidad revela propiedades y calidades diferenciadas del proceso de semiosis que emerge en la operacin de composicin de los enunciados. Ms an, la parfrasis, entendida como la creacin de una composicin las expresiones que entran en una relacin para-frstica no preservan su identidad, la relacin parafrstica las trastoca, induce inflexiones semnticas propias de la relacin parafrstica misma, conforman un proceso singular, implica una conjugacin y una ten-sin entre enunciados, reclama una condicin contextual, un entorno relevante para la confrontacin y la composicin de los enunciados. La relacin parafrstica explora y suscita las potencialidades de significa-cin de las expresiones comprometidas en ella: la correspondencia entre los enunciados no precede a su composicin, sino que emerge de ella, en condiciones de interaccin y de intersubjetividad determinadas.

    Catherine Fuchs,1 sin dejar de reconocer el peso de las tradiciones no lingsticas en la comprensin de la parfrasis, en particular la re-trica y la lgica, reconoce en la gnesis contempornea de la visin lingstica de la parfrasis cuando menos tres vertientes que hacen patentes las interrogaciones persistentes acerca del sentido, el dominio y la amplitud del concepto de parfrasis. La primera es el desarrollo de las concepciones formales de la informacin y los modelos automticos de anlisis y sntesis del lenguaje; la segunda emerge de la relevancia de los modelos gramaticales en los estudios del lenguaje verbal, que tuvo su origen y su impulso primordial en los modelos de la gramtica gene-rativa y que ahora se ha diversificado a partir de la multiplicacin de las perspectivas de anlisis lingstico contemporneas; y la tercera son las mltiples exploraciones de la nocin de significacin y sentido, que se han conjugado recientemente con los diversos y rigurosos desarrollos de la discursividad, la argumentacin y la narratividad, tanto con las propuestas emanadas de la fenomenologa como con las aproxima-ciones hermenuticas para revelar la densidad propia del concepto de significacin involucrado en la parfrasis. Es preciso aadir a este pa-norama las vertientes de la pragmtica y el interaccionismo simblico que no han dejado de incidir en la comprensin de la parfrasis para revelar la relevancia que cobran para su inteligibilidad la ritualidad,

    1 Catherine Fuchs, La paraphrase, Pars, Presses Universitaires de France, 1982, pp. 17-18.

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    los marcos simblicos de accin recproca, la instauracin de hbitos y las situaciones de creacin y recreacin de las identidades culturales colectivas. No obstante, estas vertientes no agotan las visiones que con-curren actualmente para multiplicar y diversificar las aproximaciones a la parfrasis. Las reflexiones de carcter semntico inherentes a la concepcin de lo simblico en la antropologa estructural han reper-cutido en la comprensin no slo de las dimensiones narrativas de la parfrasis en particular de la nocin de transformacin aplicada a las variantes narrativas de los mitos, que puede concebirse, de cierta ma-nera, como un juego parafrstico, sino en sus alcances y su relevancia en los procesos culturales, y en el amplio e inextinguible debate acerca de las nociones de lo simblico y lo imaginario. La nocin de trans-formacin narrativa, planteada por Lvi-Strauss a partir de un esque-matismo conceptual invariante como rgimen de significacin ms all de la significacin propiamente narrativa de los mitos, ha permitido formular preguntas cruciales respecto a los fundamentos de lo simb-lico; preguntas que repercuten profundamente en las concepciones de identidad semntica. La nocin de parfrasis, erigida sobre presupues-tos inanalizados sobre identidad semntica, ha sido interrogada en sus fundamentos a partir de las reflexiones antropolgicas. Pero stas no han trastocado slo el propio mbito de la antropologa, sino que han conmovido la reflexin sobre lo poltico, la tica y la esttica, y con ello el papel de la identidad semntica y sus transformaciones en la experiencia y la gnesis de las formas de vida. Estas contribuciones, pese a su condicin aparentemente perifrica, no han dejado de incidir en una tpica constitutiva de la parfrasis: comprender su gnesis y su relevancia a la luz de su participacin en la creacin de patrones de com-prensin simblicos, construcciones cognitivas, dependencias culturales, vnculos intersubjetivos y ticos, alternativas estticas, pero tambin, de manera cardinal, en el papel de la parfrasis en la instauracin de estrategias de interaccin dinmicas, fluidas, flexibles destinadas a alentar la creacin de nuevas pautas de accin simblica local, en la gnesis colectiva de formas de vida; la parfrasis adquiere una relevan-cia decisiva en la adecuacin de los patrones normativos de la cultura a las dinmicas de la experiencia y al surgimiento de ncleos de conflicto, de acontecimientos, de quebrantamientos y experiencias que rompen la

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    estabilidad de la norma vigente. Por aadidura, los desafos de la com-prensin terica de la parfrasis, al incorporar la perspectiva fenome-nolgica contempornea a las aproximaciones sobre el significado, y en particular a la reflexin sobre las modalidades de la significacin, han puesto en relieve otra dimensin adicional que no escap a algunas de las perspectivas hermenuticas contemporneas en particular la orientada por la obra de Paul Ricoeur: la de la intervencin del sujeto, no slo a partir del eje de la comprensin y la conciencia, sino de su inscripcin pulsional y deseante.

    PARFRASIS: ACERCAMIENTOS CONCEPTUALES

    Es patente que las diversas parfrasis no involucran necesariamente una proyeccin puntual que haga equiparables los diversos planos de funcio-namiento lingstico. Sin embargo, un enunciado que surge como una parfrasis no puede ofrecerse jams como una expresin analgica, sino como una sntesis indicativa o una derivacin analtica de formas lingsticas propias del enunciado de partida, o una composicin de ambas. stas slo encuentran su sentido en la relevancia del acto enun-ciativo. La relevancia es una condicin definitiva para acotar el espec-tro de posibilidades de significacin de la parfrasis. La relevancia no es un juicio intuitivo. Es una puesta en juego de las distintas facetas que se conjugan para dar forma a la experiencia del sujeto. Surge, a su vez, de una sntesis de impulsos cardinales: por una parte los que acotan, desde las condiciones formales de la lengua, la amplitud y la fuerza estructurante de los enunciados, y por otra los que emergen de los patrones de interaccin y las calidades del vnculo con el otro cogni-tivos, afectivos y pulsionales, de la experiencia propia del sujeto. La relevancia establece las modalidades de incidencia de la sntesis indica-tiva, de la derivacin analtica o de las diferentes potencialidades de su composicin en la conformacin de la parfrasis. Formalmente, se abre una va dual para la composicin o el discernimiento de la parfrasis a partir del peso que ella adquiera como fuerza ordenadora: o bien la sntesis indicativa o bien la derivacin analtica. Es preciso advertir que tanto la sntesis como la derivacin y sus posibles composiciones son

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    procesos recursivos. Es esta recursividad la que hace o bien evidente, casi transparente, o bien inmediata la inteligibilidad del carcter parafrstico de una expresin, o bien la perturba, tornando elusiva, oscura, incluso hermtica la relacin parafrstica.

    Es posible, entonces, hablar de parfrasis engendradas desde formas recurrentes de las operaciones sintticas y analticas que conjugan el rgimen gramatical con los patrones semnticos y pragmticos, que desembocan en la forma lingstica de la parfrasis. Tambin es po-sible, por lo tanto, tomar en consideracin las derivaciones semnticas que corresponden a lo que en ciertas aproximaciones se ha llamado significados connotativos que expresan en el enunciado parafrstico la sntesis de patrones semnticos o de formaciones argumentativas del enunciado de partida. Esta sntesis apela tanto a proyecciones puntua-les de constelaciones de sinnimos o paralelismos gramaticales que se conjugan en una nueva expresin lingstica como a patrones deriva-dos por la intervencin de otras operaciones retricas o simblicas. Es preciso advertir que en la parfrasis en ningn caso son slo estas correspondencias estructurales o sistmicas las que definen la relacin parafrstica. Slo indican operaciones de correspondencia no sistmica, con frecuencia apuntaladas en el proceso de enunciacin, las cuales establecen y estabilizan la correspondencia entre las significaciones.

    La otra va para la creacin parafrstica, la de la derivacin analtica, involucra diversas estrategias: o bien el desdoblamiento analtico de las huellas enunciativas y de partculas no sistmicas nombres propios, elementos lxicos derivados de esferas terminolgicas de uso o validez restringida, formas lingsticas residuales, anacrnicas, que mantienen su vigencia aislada en universos lingsticos extraos, metforas cristaliza-das (transformadas en entidades lxicas de significacin convencional), entre otras o bien el desdoblamiento semntico de elementos de signi-ficacin explcitos, tcitos, implcitos, presupuestos o sobreentendidos, puestos en juego por el proceso enunciativo del enunciado de partida. Asimismo, la derivacin analtica da lugar a expresiones lingsticas que confieren una formulacin expresa a las condiciones enunciativas lo que a partir de la reflexin crucial de Jakobson se ha dado en llamar enunciacin enunciada, que corresponde al modo de funcionamiento de la categora verbal testimonial que se integran de manera sinttica

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    en el sentido del enunciado parafrstico. Sin embargo, ni el proceso de sntesis indicativa ni el de derivacin analtica son producto de procedimientos o reglas definidas, prescritas o prohibidas. Es posible en-contrar aqu todo un conjunto de operaciones de derivacin lgica que involucran implicaciones, presuposiciones, operaciones de conjuncin y de disyuncin lgica, y diversos proyectos de los procesos y referen-ciales. No obstante, es posible an hablar de otros juegos parafrsticos, derivados de modalidades y usos de carcter pragmtico, semitico o interpretativo. Se trata de derivaciones parafrsticas que culminan o bien en acciones o bien en expresiones significativas que involucran materias, signos, espacios como sonoridades, relativos a patrones de significacin no verbales, y referencias singulares a procesos culturales o subjetivos.

    Por su parte, la semntica de orientacin lgica comparte, en su contribucin a la reflexin sobre la parfrasis, la necesidad de que los enunciados involucrados contengan una identidad de significado, en-tendida como una coincidencia referencial que permanece inalterada a pesar de corresponder a dos proposiciones lgicas diferentes. En la formulacin de Frege, que preserven una misma referencia (Bedeutung, literalmente significado) con una diferencia de sentido (Sinn). As, en su clebre ejemplo de dos proposiciones de sentido diferente y referen-cia comn, Frege alude a dos enunciados que podramos asumir como vinculados por una relacin parafrstica el que refiere al planeta Venus como la estrella matutina (Morgenstern) y el que lo nombra como la estrella vespertina (Abendstern)2. Ambas expresiones exhiben una discordancia de sentido, pero su relacin parafrstica est sustentada por la identidad referencial. Este dualismo de sentido y un ncleo semntico compartido son, sin duda, parte de las condiciones que equi-paran esta relacin lgica con una relacin parafrstica. No obstante, la relacin parafrstica no tiene como condicin necesaria y suficiente este dualismo constituido por identidad referencial y discordia de sen-tido. Aun es posible asumir como enunciados parafrsticos aquellos que involucran una relacin de proximidades o parentescos de sentido. As, las condiciones lgicas de funcionamiento parafrstico de los enun-

    2 Gottlob Frege, ber Sinn und Bedeutung, en Funktion, Begriff und Bedeutung, Gttingen, Vandenhoeck & Ruprecht, 1986, p. 41.

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    ciados se diversifican. La parfrasis remite de manera incierta o bien a una comunidad de referencia entre enunciados o bien a significados comunes de enunciados diferentes, o bien a interpretaciones compara-bles, equiparables de actos, de situaciones, de objetos de discurso, o de identidades simblicas cualesquiera.

    A partir de la dcada de los sesenta, y apuntada en la llamada teora standard, la gramtica generativa propuso un conjunto de perspectivas y criterios formales para reconocer una relacin parafrstica partien-do de reglas gramaticales. Se sugiri que era posible distinguir cierto tipo de parfrasis que surga entre oraciones distintas derivadas de un subconjunto comn de reglas y mecanismos propiamente sintcticos; ms tarde, a partir de las polmicas sobre el papel generativo o no del componente semntico, y al surgir con fuerza la propuesta de una semntica formal desprendida de los modelos generativos, se culmin en una visin de la parfrasis centrada en paralelismos de procesos cog-nitivos. No obstante, pronto se hizo patente que la parfrasis no slo involucraba a los regmenes modulares que en la mente apuntalaban la regulacin autnoma de la gramtica y la semntica, sino tambin a aquellos que comprometan la percepcin, la memoria, la afectividad o, incluso, los procesos psquicos inconscientes. La parfrasis surga, en esta perspectiva, de dos fuentes posibles: una inherente a la forma gramatical misma y otra derivada de condiciones, situaciones, pautas de uso, modalidades culturales extrnsecas a la lengua y referidas a distintos tipos de capacidades de los sujetos en su desempeo lingstico.

    El papel que confirieron las aproximaciones lingsticas de base gramatical a la parfrasis inherente a las diferentes interpretaciones semnticas de frases, derivadas de una misma estructura profunda y diversificadas mediante reglas de transformacin, dej, sin embargo, sin elucidar el problema semntico determinante: el de la naturaleza de la identidad semntica. No obstante, las polmicas sobre la relacin de determinacin entre el componente semntico y el componente sintctico que culminaron en la modelacin de alternativas cognitivas para la comprensin del lenguaje pusieron a la luz nuevas facetas de la parfrasis. Los procesos de ostensin, el reconocimiento de la calidad compleja de la deixis. sta involucra una fuerza indicativa desplegada desde la formacin lingstica que se bifurca hacia un ordenamiento

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    figural (imaginario) de la referencia y el entorno simblico de la enun-ciacin y hacia la modalizacin del enunciado, surgida del vnculo del sujeto que enuncia con su propia expresin simblica. La deixis expresa, as, en su capacidad expresiva, las condiciones del intercambio entre el sujeto de la enunciacin y el receptor del enunciado. La parfrasis emerge de una concurrencia de procesos de enunciacin en tensin, con frecuencia tcitos, que suponen una composicin compleja de los procesos decticos. La modalidad enunciativa de la expresin de parti-da es un factor decisivo, incorporado dialgicamente en la gnesis de la expresin parafrstica. Al referirse, expresa o tcitamente, a la modalidad del enunciado de partida e incorporarlo a la composicin de su propia expresin, la parfrasis engendra, por consiguiente, una dimensin metalingstica inherente a su propio proceso. La parfrasis privilegia la modalidad de una deixis metalingstica que da lugar a un dualismo de los tiempos del reconocimiento semntico de la frase: toda par-frasis supone referencias anafricas y catafricas que, por otra parte, pueden suscitar tensiones semnticas intrafrsticas o interfrsticas. La deixis pone en evidencia, cuando menos, tres calidades distintas de la ostensin a partir de la naturaleza de su objeto referencial: la deixis orientada a poner en relieve los objetos perceptuales del entorno, capa-ces de desplegarse como presencias relevantes para la comprensin de la forma lingstica proferida en situacin; la deixis que invoca y pone un acento afectivo y fantasmtico sobre los objetos imaginados, sobre los objetos que emergen a la percepcin a partir de la fuerza de evocacin propia de la formacin semntica en juego; y la deixis orientada a obje-tos lingsticos o semiticos o bien reconocibles por catlisis a partir de relaciones sistmicas, o bien expresamente indicados en estructuras frsticas y discursivas, o bien referidos a formaciones verbales tcitas, implcitas, presupuestas, o sobreentendidas.

    Hay un sentido dectico de los enunciados afectivos que seala un proceso sensorial y perceptivo imposible de figurar o desplegar a la percepcin del otro: los enunciados de la experiencia del dolor, el sufri-miento o el placer. stos son una matriz inextinguible de enunciados parafrsticos, imposibilitados de acogerse a una identidad semntica compartida. No hay sino parfrasis de los signos de sufrimiento o de placer, y ninguna de ellas asume, y mucho menos comparte, una refe-

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    rencia comn, un significado inequvoco. As, cada modalidad de la deixis da lugar a modos particulares de la parfrasis en la medida que impone calidades e inflexiones particulares a la interpretacin semntica del discurso. Habr que aadir, adems, que todas las entidades lxicas que involucran un uso categoremtico (en oposicin a sincategorem-tico), es decir, que suponen una fuerza referencial, conllevan alguna o mltiples modalidad dectica como condicin de inteligibilidad de su propia significacin lxica. Incluso apuntando a imgenes men-tales, figuras percibidas, seales y huellas de intensidades afectivas, o smbolos expresos, esa fuerza dectica no es discreta, sino continua, y su peso en la significacin no puede derivar sino de la posicin del sujeto de la enunciacin y de las modalidades enunciativas. stas definen, de manera crucial, la relevancia de la forma lingstica en la aprehensin de la parfrasis. Estas calidades discordantes de la deixis suponen ya consecuencias cognitivas de largo alcance involucradas en la aprehensin de la referencia y en el conjunto de impulsos psquicos que rige la g-nesis de la experiencia. As, la parfrasis tiene un doble foco de gnesis en la matriz gramtica de la lengua: no slo la derivacin formal de la frase, sino las estructuras que reclaman para su significacin sintctica la identificacin y la aprehensin semntica de los elementos de un entorno definido de manera estrictamente discursiva, es decir, aquellos que apelan a la capacidad de recrear la experiencia del actuar, en relacin con el otro, en formas y patrones narrativos.

    A pesar de referir a formaciones gramaticales y a formas y procesos lingsticos de relativa estabilidad estructural, no hay reglas para en-gendrar ni para reconocer una parfrasis. Y, sin embargo, la parfrasis no slo es reconocible como tal, sino que el proceso de creacin de correspondencias semnticas que desencadena tiene varios desenlaces cognitivos posibles: consolidar una certeza o bien disiparla. O bien pro-yectarla sobre un rgimen conceptual menos equvoco, menos ambiguo, o bien disipar los perfiles de alguna interpretacin definida, poniendo en juego una vasta gama de potencialidades evocativas e interpretati-vas, y explorar las capacidades alusivas de la imaginacin material inherente a los enunciados simblicos, invocando su fuerza potica. De esos desenlaces posibles surge una relacin ntima constitutiva entre las potencias de la inteligibilidad y la imaginacin derivada de la accin

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    reflexiva del lenguaje. Tambin se hace evidente que la parfrasis surge en consonancia con procesos interpretativos: la parfrasis aparece donde fracasan todos los recursos de inteligibilidad inmediata, convencional, claramente expresiva de las acciones simblicas, donde se revela la pre-cariedad de todas las alternativas analgicas de interpretacin, donde se hace patente la pobreza esquemtica de todas las formas de derivacin formal. La parfrasis crea otra forma que engendra la inteligibilidad de la significacin velada. As, ajena a toda regla, se asume como un sentido engendrado entre dos expresiones necesariamente irreductibles una a la otra.

    PARFRASIS Y ARGUMENTACIN

    La intervencin de la parfrasis en la cognicin y en los destinos de la certeza hace posible comprender la parfrasis como el desenlace de una secuencia argumentativa tcita que involucra la derivacin de corte de-ductivo o inductivo pero que est claramente definida por un momento abductivo. El enunciado parafrstico aparece, as, como un juicio que seala un momento de cohesin, pero tambin de enrarecimiento de la estructura argumentativa. Seala un momento de inflexin, un non sequitur eficaz, capaz, sin embargo, de engendrar cognicin y accin relevante aunque inquietante, extraa a toda calculabilidad inferencial. Roland Barthes, en su reflexin sobre esta figura retrica, remite a la visin aristotlica:

    () el entimema tiene el encanto de un camino, de un viaje: se parte de un punto que no tiene necesidad de ser probado y se va hacia otro punto que tiene necesidad de serlo; se tiene el sentimiento agradable (incluso si proviene de una fuerza) de descubrir lo nuevo por una especie de contagio natural, de capilaridad que extiende lo conocido (lo opinable) hacia lo desconocido.3

    Los rasgos que Barthes atribuye, en la cauda de una reinterpretacin aristotlica, al entimema, parecen ser pertinentes para la comprensin de

    3 Roland Barthes, Lancienne rhtorique, en Oeuvres compltes III, 5 vols., Pars, Seuil, 2002, p. 571.

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    la calidad argumentativa de la parfrasis: la posibilidad de descubrir lo nuevo por una especie de contagio natural, poner en juego esa capilaridad de la significacin que va de lo conocido a lo desconocido y no slo de lo desconocido a lo conocido. Creacin y disipacin de las certezas: dos destinos de la parfrasis. Este momento de viraje inslito en la regularidad de la inferencia hace invlido un proceso ar-gumentativo meramente deductivo o inductivo que dara a la parfrasis un carcter ntidamente anticipable y unvoco, necesario. La parfra-sis aparece como un acontecer argumentativo, cobra la fisonoma de un entimema cuya fractura, cuyos vacos y silencios, derivan, sin em-bargo, en un inteligibilidad patente, en la realizacin consolidada de un saber indito. La estructura argumentativa tcita en la parfrasis aparece como una interferencia, una perturbacin, una traslacin parsita de la argumentacin a un dominio inhspito que a pesar de todo se revela pleno de sentido. Esta dislocacin argumentativa hace patente la sbita disipacin de los marcos formales de inferencia o derivacin. De ah el persistente impulso a desplazar la parfrasis al dominio de la retrica, a confinarla a los recursos extrnsecos al lenguaje destinados a suscitar giros de sentido exorbitantes, acaso suplementarios a la sobriedad de-signativa de la lengua. La parfrasis, para su reconocimiento, exhibe la correspondencia entre matrices formales de los enunciados en juego, una sensacin semntica referida a la experiencia, ya sea en la composicin o el reconocimiento de la parfrasis, y un proceso de modulacin del sentido mediante el cual se engendra la trama de correspondencias entre enunciados. La nocin de sensacin semntica requiere un momento de reflexin: no es sino una manera de nombrar una modalidad del significado fundada en la aparente inmediatez de la aprehensin de la aparente similitud o, ms bien, la trama de correspondencia entre los enunciados; esta aprehensin emerge como una iluminacin, como una epifana; tiene la fuerza de las sensaciones. Emerge del texto como la aprehensin de una evidencia que, sin embargo, aparece opacamente, que reclama una elucidacin en la conciencia. Este momento aparece como un germen de significado, como la irrupcin de una materia sig-nificante en dehiscencia, como la seal de una multiplicidad de rasgos potenciales de sentido que reclama un trayecto de sntesis para devenir significacin. La idea de sensacin semntica no remite a un algo, sino

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    a la experiencia de una fuerza de significacin, engendrada y experimen-tada como una sensacin que conduce a una composicin de signos, a la formulacin de juicios y su ordenamiento serial, con la derivacin de un conjunto de juicios en otro, en un significado, en una certeza. Ese momento de la sensacin podra asimilarse a lo que, siguiendo a Peirce, es posible denominar como el momento de iconicidad de un proceso de semiosis que termina, necesariamente, en la consolidacin de una certeza, de un hbito, de una creencia. La parfrasis transita, as, por todas las fases de la semiosis: la modalidad icnica la de la sensacin de la significacin potencial de una calidad aprehendida de un vnculo entre objetos, la modalidad indicativa que corresponde al momen-to de correferencialidad de la parfrasis y la modalidad argumentativa que corresponde al momento abductivo de la parfrasis. En cada una de estas fases no ofrece sino un juego de tensiones, un entrecru-zamiento de enlaces de sentido y de mimesis de figuracin; un juego de espejos mltiple y abierto en el que un enunciado a la vez ilumina y desplaza al otro, lo vela, lo suplanta, pero tambin se somete a sus exigencias de reconocimiento, se conforma segn sus horizontes; es a la vez su reemplazo y lo que expresa lo irreemplazable del otro, es ese enunciado que se mimetiza con el otro para exaltar la imposibilidad de cualquier mimesis de la significacin.

    As, la argumentacin tcita, vaga, elusiva, estratgica, que vincula a un enunciado con aquellos con los que guarda una relacin parafrs-tica, se ofrece como ajena a la lengua, extrnseca a las pautas denota-tivas de la significacin, ajena por consiguiente a los rigores del lxico instituido y a los imperativos de la lengua. Se hace radicar en exigencias extrnsecas al ordenamiento propio de la gramtica: remite a otra gra-maticalidad para la que no se tiene una caracterizacin expresa, que no obedece a un universo clausurado y que adviene, como un acontecer, al lenguaje como un suplemento que incide sobre la significacin, la modula. Esta gramaticalidad ha sido en ocasiones desplazada a las regulaciones que inciden, desde el entorno histrico y cultural, sobre el acto de composicin narrativa connotaciones, ordenamientos retricos, reglas de gnero, criterios de verosimilitud, sobre la densa red de exigencias que debe satisfacer la composicin de todo relato: coherencia, consistencia en la secuencia lgica de las acciones, acepta-

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    bilidad funcional, inteligibilidad, verosimilitud en alguna de las esferas de un mbito cultural y poltico expreso. Esas reglas suplementarias que inciden desde fuera sobre la construccin narrativa tienen su co-rrespondencia en el acto de creacin de la parfrasis. Esa extraeza, esa incidencia contingente de una regulacin extrnseca a la lengua, basta para que la parfrasis se ofrezca como una operacin de significacin adherente a la lengua, pero a la vez arraigada, incluso determinada en cierta medida por ella.

    No obstante, ese entorno regulativo retrica, connotacin, ve-rosimilitud, gnero circunscribe la parfrasis y la impregna, o incluso emerge de ella para luego decantarse como un peso extrao sobre su propio desempeo: la excede y la subyace, emerge de ella y la fecunda. Es su anticipacin y su desenlace indefectible. De ah que la parfrasis haya sido relacionada incluso confundida con la connotacin, o atribui-da a una manifestacin de un paradigma ideolgico en el marco de con-frontaciones polticas, o equiparada a expresiones de la verosimilitud. La parfrasis, al derivar de estas regulaciones al mismo tiempo perifricas e internas de la lengua, inherentes al propio lenguaje y contingentes a l, admite fisonomas contrastantes: como marca de gnero, huella de una operacin ideolgica, posibilidad de traslacin entre rdenes lingsticos diferenciados, desplazamiento entre versiones textuales, pero tambin como va privilegiada para la adquisicin del lenguaje y para el reconocimiento metalingstico, recurso dinmico de transformacin semntica, instrumento de inteligibilidad, matriz metafrica, sustrato de la alegora, forma privilegiada de la ficcin. No hay adquisicin de la lengua sin parfrasis. Es la va para la conformacin primordial del lxico. La parfrasis aparece en el origen de la experiencia simblica, pero tambin es la que hace posible la prefiguracin y el sentido de la muerte. De la muerte no se puede hablar si no es parafrsticamente. Define el momento de extincin y clausura del sentido, el umbral que seala toda simbolizacin. Pero la parfrasis no tiene solamente estas calidades escatolgicas, define cada momento de la experiencia; es la condicin radical de la transformacin de la lengua: la va a travs de la cual la mutacin de los patrones culturales incide progresivamente sobre todos los estratos del orden del lenguaje.

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    LA PARFRASIS Y LAS TRANSFORMACIONES ENUNCIATIVAS: EL METALENGUAJE

    Retrica, reglas de gnero y metalenguaje concurren al rgimen de la parfrasis. Pero, como se ha sugerido ya, una de las modalidades cru-ciales del acto parafrstico podra caracterizarse como una modalidad metalingstica. La relacin metalingstica, en sentido amplio, puede plantearse como un proceso dinmico de creacin de sentido, derivado de una relacin entre actos enunciativos que involucra una formacin expresiva del lenguaje. Se trata, adems, de un pliegue enunciativo, una expresin reflexiva cuyo objeto no es sino otro fragmento u otra forma expresiva del lenguaje, ya sea dentro del propio discurso, entre discursos patentes o bien entre discursos evocados o virtuales. Se abre, as, un vasto campo de operaciones metalingsticas al que Roman Jakobson aludi esquemticamente refirindose a dos operaciones: la que involucra la relacin entre cdigo y mensaje y la que se establece entre mensaje y mensaje.4 La asimetra de estas dos operaciones es pa-tente, pero su condicin parafrstica es sutil; remite a una modalidad particular de estas operaciones. Esta definicin tiene un mbito de laxitud y de incertidumbre en la medida que la nocin de cdigo es, en el mbito de la significacin, ms una metfora informtica que un concepto formalmente definible: es imposible hablar del cdigo de la lengua en trminos formalmente consistentes; en su calidad metafrica, el cdigo incluye un entorno abierto, indeterminado y parcialmente ordenado de regulaciones cuyos objetos pueden ser mensajes, seg-mentos de lenguaje, componentes verbales o semiticos de niveles y dimensiones no definidos. De ah que la explicitacin del cdigo por un mensaje es simplemente una tentativa de expresar la inteligibili-dad reflexiva de una forma de regulacin, sus condiciones, sus efectos, su fuerza, su estabilidad. Por otra parte, el mensaje carece de definicin estricta: no corresponde ni a una frase ni a una proposicin, sino a un segmento, cuyo sentido y relevancia reclaman, para su instauracin como objetos de explicitacin, transformacin, o expresin argumenta-tiva, la formulacin de un mensaje o serie de mensajes (parfrasis) que

    4 Roman Jakobson, Les embrayeurs, les catgories verbales et le verbe russe, en Essais de linguistique gnrale, Pars, Minuit, 1963, p. 177.

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    los tome como objetos. El mensaje, a su vez, emerge de una potencial operacin parafrstica y la engendra. Ms an, mltiples formas y ga-mas del estilo indirecto, designadas por Jakobson como mensajes que remiten a mensajes, son de manera patente modalidades de la parfrasis que, sin embargo, no comprometen proceso de codificacin alguno. Remiten, por el contrario, a actos enunciativos que cobran la fuerza de una transfiguracin del relato testimonial.

    El acto metalingstico difcilmente se circunscribe a una reiteracin, insistencia, repeticin o desarrollo analtico de entidades significativas previamente enunciadas. Mucho menos a una mera explicitacin de los patrones de ordenamiento de los signos, ya sean fonolgico, morfolgi-co, gramatical o semntico. El acto metalingstico crea un conjunto de matices formales y una modulacin de las significaciones; suscita diver-gencias y abre alternativas discordantes de sentido en el enunciado. La correspondencia entre enunciados parafrsticos no slo deja remanentes, facetas de sentido desdeadas, omitidas, ignoradas, desplazadas entre los enunciados; tambin crea excedentes, introduce elementos extraos, inflexiones intempestivas. Al hacer patentes elementos tcitos, implci-tos o presupuestos pone en juego facetas de la significacin, sofocadas o latentes, que haban escapado al doble trabajo de sntesis propio de la enunciacin y de su reconocimiento. No hay sinonimia en el acto metalingstico, de la misma manera que es imposible hablar simple-mente de explicitacin, desarrollo, elucidacin o normalizacin. El acto metalingstico es al mismo tiempo todas estas operaciones y la gnesis de un mbito de significacin no realizado previamente que deriva de la fuerza de algo que podra denominarse pliegue enunciativo.

    En efecto, el acto metalingstico involucra una multiplicidad de operaciones que podran comprenderse de manera vaga como expansio-nes y comprensiones, operaciones al mismo tiempo analticas y sintticas propias de la significacin. El acto metalingstico supone un rgimen parafrstico, pero no se circunscribe a l. El acto parafrstico tiene, de manera semejante, como se ha dicho, una dimensin metalingstica pero no se circunscribe a ella. El acto parafrstico puede destinarse a una reflexin metalingstica, pero, en cierta medida, la excede, la en-rarece, o le otorga una certeza siempre anmala. La relacin entre acto metalingstico y juego composicional de anlisis y sntesis lingsticos,

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    lgicos y pragmticos, es patente y al mismo tiempo indeterminada. El acto metalingstico la hace surgir a la luz y nombra modos de relacin entre los signos, y pone en relieve sus calidades: son facetas de la signi-ficacin que a su vez condicionan toda significacin y le son inherentes. El acto metalingstico exhibe, as, un conjunto de elementos no di-chos, tcitos, inferibles, destinados en apariencia a ser silenciosamente discernidos por el destinatario del mensaje, a configurarse como un saber sobre el lenguaje, como una competencia, pero cuya opacidad apareci como una condicin dominante de la existencia del lenguaje mismo: la conjugacin y composicin de enunciado y acto enunciativo. Por el contrario, la parfrasis aade a la reflexin metalingstica una exploracin conjetural de las potencialidades de los enunciados. A dife-rencia de todo mecanismo analgico o con pretensiones de sinonimia, la parfrasis pone el acento en la tensin surgida entre la significacin del enunciado de partida, inferida o interpretada en un sistema ca-nnico, y otra interpretacin disyuntiva, expresada por el enunciado parafrstico, potencialmente derivada de un entrelazamiento de co-rrespondencias entre ambos enunciados que aluden de manera oblicua o enrarecida a una constelacin de elementos presentes o evocados, patentes o meramente discernibles en el enunciado y la enunciacin. As, podemos comprender como parfrasis de cierra la puerta cuando salgas la expresin ests expulsado: no hay relacin puntual entre la forma gramatical de una y otra, no hay relacin sinonmica, no hay correferencialidad, no hay identidad denotativa de la significacin. Y, sin embargo, lo que el segundo enunciado expresa es que en nuestros hbitos instituidos, en nuestras configuraciones culturales, en situacio-nes de desigualdad jerrquica, y bajo ciertas modalidades de enunciacin atribuibles al vnculo entre esos sujetos, se trazan las correspondencias que permitan esclarecer el sentido de cerrar la puerta al salir como de asumir el acto de expulsin. ste, a su vez, expresa el significado que un cierto cdigo, una regla de gnero, un conjunto de condiciones de ve-rosimilitud, incierto, ambiguo, vago, atribuye a la frase cierra la puerta al salir. El enunciado expresado, que es este ltimo, toma como objeto el enunciado tcito ests expulsado y lo modula segn las prcticas de interaccin, de cortesa, ciertas formas retricas eufemismo, metoni-mia, metfora para hacerlo aceptable, para engendrar conviccin y

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    para apuntalar un saber no solamente sobre las instituciones y las iden-tidades en juego, sino sobre la relacin entre los sujetos y la situacin involucrados en el acto de enunciacin y los enunciados mismos.

    As, podemos involucrar en la comprensin de las modalidades parafrsticas un rgimen de operaciones que involucra enunciados y enunciaciones diferentes: expresiones indirectas de la cita, el discurso referido, la intertextualidad e incluso los fenmenos de comportamiento discursivo sistmico que Bateson englob en el trmino doble vnculo.5 Ms an, puesto que toda regla supone la posibilidad de su formulacin discursiva expresa y la manifestacin reconocible de su carcter norma-tivo, un rgimen parafrsticos especfico surge de los mecanismos que la teora sistmica de la interaccin comunicativa denomin metarre-gulacin: reglas que remiten a otras reglas, las modelan, las explicitan, las tornan inteligibles, las ordenan, intervienen en su estabilidad. Lo metalingstico y lo metarregulatorio aparecen como variantes y sus enunciados respectivos habrn de ser definidos, entonces, como algo distinto de una mera elucidacin, o una especificacin, o, menos an, como una explicitacin de sentido que al margen de la literalidad habr sido modalizado por una actitud patente y reconocible del enunciador. Metarregulacin y metalenguaje crean un sentido al momento de refe-rirse a algn enunciado en un juego parafrstico.

    A diferencia del metalenguaje, la retrica pone el acento en proce-sos de conformacin del discurso destinados a engendrar inflexiones, sentidos suplementarios, giros de sentido que emergen de formaciones simblicas desprendidas de la forma lingstica, para desbordarla. Produce un rgimen de significacin profundamente arraigado en las condiciones de historicidad y, por consiguiente, de gnero y de ideo-loga pero tambin en la experiencia, y la apertura del sujeto y de los

    5 La nocin de doble vnculo sugiere ahondar la vaguedad de la nocin misma de pa-rfrasis. Sera posible caracterizarlo como aquel que se establece entre dos sujetos en relacin sistmica de interaccin y en cuyo marco, el acto de uno los sujetos, dotado de fuerza norma-tiva sobre todo el espacio de interaccin, expresa, con una parfrasis verbal negativa, valores, conocimientos o teleologas que enunciados corporales y gestuales de accin expresan positi-vamente. Una ilustracin habitual de esto es una situacin (parafrstica) de interaccin tpica: al enunciado normativo enunciado en posicin de fuerza: aqu todos tenemos que respetarnos siempre, se acompaa el gesto de desdn, de desprecio, de exclusin actuado por el mismo agente.

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    vnculos al acontecimiento, a lo que adviene. Hace patente la irrupcin del sujeto y de las tramas de composicin derivadas de las singulari-dades del deseo, el fantasma o la propia historia del sujeto. As, la ret-rica da lugar a una forma de significacin equvoca: implanta formas, apuntala la institucionalizacin del sentido, genera clases y taxonomas de lo significado y lo significable, pero tambin da lugar a intensos im-pulsos de diferenciacin discursiva a los que se debe la posibilidad de reconocer la frase de partida y su parfrasis, a la conjugacin de pul-siones a la deriva, anudamientos de sentido a la composicin inaudita, singular, de formas significativas y regmenes dialgicos. As, la retri-ca asume los dos impulsos propios de la parfrasis: consolidar clases, taxonomas e identidades, y al mismo tiempo engendrar diferencias de sentido, inscribir matices, alentar gamas de significacin que hacen que una parfrasis jams sea simplemente una imagen especular de una frase originaria. Pero incluso al engendrar estos patrones de identidad, estas zonas de aparente convergencia de sentidos, la retrica introduce en la tensin entre enunciados una diferencia de potencial irreductible. Engendra el desarrollo de trayectos paralelos de significacin. As, la relacin entre un enunciado y sus parfrasis preserva la correspon-dencia entre facetas de significacin fincadas en la conformidad de sus dependencias, en sus filiaciones, en sus genealogas y derivaciones compartidas, y hace surgir la singularidad de cada enunciado. La ret-rica, as, deriva en un doble juego: engendra clases de identidad entre enunciados, pero ahonda tambin sus rasgos diferenciales. Hace incidir la creacin de sentido en un juego dialgico de correspondencias, indi-caciones, huellas, referencias enlazadas, desplazamientos compartidos de sentido y fuerzas enunciativas equiparables. Estos sentidos afines no constituyen un ncleo invariante, un fundamento o un eje de sen-tido; las afinidades son creadas por la propia relacin parafrstica. No la anteceden, derivan de ella, responden a la multiplicidad de fuerzas, de incidencias, a la constelacin de acontecimientos de sentido que se expresan en la aprehensin parafrstica. Esos sentidos afines formal o genealgicamente llevan tanto la huella equvoca de la accin del sujeto y sus aconteceres como la huella de la forma engendrada por las diferencias culturales y las tensiones surgidas de experiencias diferen-ciadas de la historicidad.

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    Se revelan aqu modalidades disyuntivas de la parfrasis, derivadas de la distancia y la tensin aprehensible entre el enunciado de partida y su parfrasis: esta distancia es, necesariamente inconmensurable, in-calculable, propia del paralelismo de los enunciados. En la parfrasis esa distancia enunciativa es al mismo tiempo ineludible e incalifica-ble. Esta conjugacin de condiciones engendra, as, las estrategias del apego que no es fusin, que no es intimidad ni prdida de identi-dades singulares, que preserva la distancia pero tambin responde a la fuerza de la correspondencia. El apego, que no es otra cosa que eso que se percibe como exigencia de fidelidad al sentido primordial del otro, una perseverancia en la bsqueda de una proximidad al sentido percibido y reconocido en el otro enunciado, reconocido en su singu-laridad. El apego designa, al mismo tiempo, un patrn perceptual, una compenetracin cognitiva y una respuesta persistente, afectiva, a las identidades surgidas de la propia relacin parafrstica. El apego marca modalidades de sentido: es decir, designa el arraigo cognitivo y afectivo que vincula al sujeto tanto a su propio enunciado como al acto enun-ciativo y a los enunciados del otro. Toma, as, radicalmente la forma de una accin dialgica. La exigencia del apego define, como rasgo del proceso de enunciacin, lo que Wittgenstein denominara un juego del lenguaje. El dilogo desde el apego asume una negatividad constitu-tiva: reclama, por una parte, participar de esa tensin entre integracin en una clase de enunciados, asuncin de una identidad y acentuacin de las tensiones y los juegos diferenciales; por la otra, la figura del apego acaso podra decirse, incluso, del amor exige un trabajo de disi-pacin de la diferencia, renegar de la propia identidad afirmndola, un trabajo negativo sobre las fuerzas de diferenciacin que emergen de las diferentes posiciones enunciativas la del enunciado de partida y la de la expresin parafrstica. La parfrasis est marcada por esta fuerza irreparable de un dilogo anmalo, de una hermenutica enrarecida por la fuerza de la exigencia tica y acaso poltica del apego. No obstante, no es posible formular ni una retrica propia ni una aproxi-macin metalingstica que responda a los reclamos del apego. ste tampoco supone un rgimen expresivo y un orden formal inequvoco de patrones de expresin lingstica o discursiva. Su sentido emerge de un modo de usar los enunciados. No se trata slo de un modo de com-

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    prender el enunciado de partida para recrear una identidad imaginaria de sentido, tampoco slo de un modo de creacin de enunciados en el vrtice de conformidad, correspondencia y singularidad de las formas, sino un modo de vincularse inteligibilidad, afeccin y responsabili-dad con el mundo invocado y expresado por la enunciacin del dis-curso de partida.

    LA PARFRASIS COMO JUEGO DE LENGUAJE: SITUACIN PARAFRSTICA Y FORMAS DE VIDA

    Es posible admitir que la enunciacin destinada a construir, refren-dar o exhibir el apego, a pesar de llevar el peso de este rechazo negativo de la identidad, y de una afirmacin de la singularidad, sea un modo de actuar enunciativo claramente reconocible, tanto por quien enuncia la expresin de partida como por quien enuncia la parfrasis, y aquellos destinados a aprehender esta relacin lectores, auditorio. La par-frasis parece ofrecer el carcter de evidencia. Su reconocimiento cobra, en ocasiones, el aspecto de lo obvio, lo inequvoco, lo que se da de una ma-nera abierta e inmediata. As, los enunciados del apego forman una clase reconocible, pero indeterminada, abierta en sus recursos expresivos, en sus formas lingsticas y en las huellas que hacen posible reconocer y evaluar su relevancia. Responden a lo que Wittgenstein caracteriz como juegos de lenguaje. Se trata de un juego de lenguaje cuyo objeto privilegiado es la significacin de un enunciado patente, latente, tcito, indicado o inferido. Esta calidad particular del juego del lenguaje que consiste en un modo de usar la significacin para iluminar el modo de significacin otro, otra significacin enunciada y modalizada desde otras condiciones, en otra situacin, respondiendo en ocasiones a otra forma de vida.

    Wittgenstein haba caracterizado los juegos de lenguaje de una manera particularmente desconcertante. Despus de comparar ml-tiples regmenes de accin que denominamos juegos y corroborar la constelacin de diferencias que los hacen inconmensurables entre s, sin por ello dejar de integrar una clase comn, llega a una propuesta sinttica:

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    66. (...) Vemos una complicada red de parecidos que se superponen y entrecruzan. Parecidos a gran escala y de detalle.67. No puedo caracterizar mejor esos parecidos que con la expresin parecidos de familia, pues es as como se superponen y se entrecruzan los diversos parecidos que se dan entre miembros de la familia: estatura, facciones, color de los ojos, andares, temperamento, etc., etc. Y dir: Los juegos componen [bilden] una familia.6

    No hay relacin de repeticin, de mimesis, entre rasgos que definen ese conjunto de acciones que llamamos juego. Hay una forma abismal de un proceso de dar forma que a su vez emerge de otros procesos de dar forma. Se da forma a los juegos que dan forma a enunciados y acciones que a su vez dan forma a una familia. Cada juego surge de un dar forma a cierto conjunto de acciones que se integran en una fisono-ma sin una forma especfica: una conjugacin mvil de perfiles difusos y, sin embargo, inconfundibles. Lo que marca la relacin de un juego y otro es la correspondencia entre estas modalidades de dar forma. Sin embargo, ninguna de estas modalidades de composicin abismal, de un dar forma recursivo, culmina en una clase cerrada.

    Puede decirse que el concepto de juego es un concepto de bordes bo-rrosos. Pero es un concepto borroso en absoluto un concepto? Es una fotografa difusa en absoluto una figura de una persona? S.7

    El juego es una figura borrosa que se muestra. Requiere un acto osten-sivo. Wittgenstein insiste en la elocuencia del acto ostensivo, de una deixis orientada a hacer surgir la fisonoma inequvoca del juego. Cmo enseo al otro que es un juego: diciendo ste es el juego y stas son las acciones que le dan forma. El acto de ostensin integra el concepto al mismo tiempo que transfigura sus contornos.

    Se ve con claridad que ms all de algunas similitudes, cada juego supone un espacio que le es propio, un universo de reglas que es incom-parable con otros juegos, que involucra actos y habilidades comple-tamente distintos y que suscita actitudes, emociones, capacidades,

    6 Ludwig Wittgenstein, Investigaciones filosficas (versin bilinge), Mxico, Universidad Nacional Autnoma de Mxico/Crtica, 1988, pp. 87-89.

    7 Ibdem., p. 91.

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    tiempos, mbitos y posibilidades de uso que lo distinguen radicalmente de todos los dems juegos. De ah una afirmacin sustantiva: la defi-nicin de juego aparece como algo constitutivamente indeterminado. Se hace imposible proponer un perfil y un rgimen de diferenciacin ntidamente establecido que definan la clase general de los juegos, una invariante con contornos inequvocos. Al referir el concepto de juego a las formas de uso del lenguaje, Wittgenstein emplea, a su vez, jue-gos de parfrasis. Alude a modos de referir especficos cuya variacin deriva de la intervencin de operaciones de sntesis y anlisis que son, por una parte, cognitivos, pero tambin son, por otra parte, referidos a las lgicas de los procesos taxonmicos y lxicos de la lengua, pero son modos de referir que remiten incesantemente al proceso de dar forma y a la ejemplificacin con figuras, con imgenes. A partir de ellas, en una traslacin incesantemente parafrstica, Wittgenstein elucida las condiciones propias, difusas, del concepto de juego. Ms que admitir la posibilidad de una definicin, de una designacin acotada, recono-cible, los juegos de lenguaje sealan mbitos inciertos de regulacin y patrones de composicin de rasgos, propiedades y calidades de la accin difcilmente reconocibles en su operacin puntual. Sin embargo, lo que los hace reconocibles es su capacidad de creacin eficiente de formas expresivas, lingsticas, analticamente discernibles, incluso al margen de la literalidad de sus enunciados y de la expresin proporcional de sus significaciones.

    La parfrasis parece responder con claridad a uno de estos juegos de lenguaje. Kripke advirti ya que la nocin de regulacin, elemento car-dinal en la comprensin de los juegos de lenguaje, involucraba cuando menos otras tres categoras: la nocin de acuerdo, la nocin de forma de vida, que confiere su relevancia a la nocin de juego de lenguaje como un universo de reglas al mismo tiempo indeterminado y estable, cuya identidad deriva especficamente de la realizacin del acuerdo, y la de criterio, como condicin que seala, desde un entorno, desde un con-junto de umbrales situados ms all del juego, los umbrales del uso de la regulacin. Kripke cita a Wittgenstein: un proceso interno se sustenta necesariamente de criterios externos.8 Kripke apunta una paradoja que

    8 Saul A. Kripke, Wittgenstein. On Rules and Private Language, Cambridge, Harvard University Press, 1982, p. 99.

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    surge a partir de que, en el proceso interno de regulacin, el uso de las nociones, su significado, referido a una sensacin necesariamente inter-na, es reconocible solamente a partir de criterios externos, extraos. La interioridad de la sensacin toma su identidad de los criterios extrnse-cos a ella. En el caso de la parfrasis, es posible advertir una condicin semejante: la aprehensin de la correspondencia entre enunciados parafrsticos es, como se ha dicho, ms del orden de una sensacin semntica, de una aprehensin inmediata, de una correspondencia ic-nica entre modalidades del dar forma a los enunciados en situacin parafrstica, que de una inteligibilidad expresa de las reglas de forma-cin de los enunciados. As, acuerdo, forma de vida y criterio no definen especficamente un perfil y una orientacin definida para la gnesis del uso de conceptos, segmentos de lenguaje y enunciados, y por lo tanto tampoco definen la naturaleza de la significacin.

    En el caso de la parfrasis, la nocin de acuerdo cobra facetas abier-tas, inslitas, que remiten a diversos grados de proximidad, pero nunca a coincidencia. Remiten al mismo tiempo a una situacin especfica, a una forma de accin recproca que en el caso de la parfrasis no es sino una enunciacin del apego. El apego como una pretensin de proximidad, de intimidad, en esa correspondencia del dar forma. La condicin de proximidad sin coincidencia est presente permanente-mente en la nocin de parfrasis y abre la va para la comprensin de la tensin diferencial inextinguible entre los enunciados parafrsticos.

    LA PARFRASIS COMO RESONANCIA SEMNTICA

    Es posible advertir que el tipo de relacin que se establece entre los enunciados, y a la que alude en particular la parfrasis como juego de lenguaje, guarda cierta similitud, por lo menos metafrica, con ciertos procesos dinmicos que han llevado a acercamientos tericos tanto de la biologa como de la termodinmica o la matemtica, designados con la nocin de resonancia.

    La nocin de resonancia supone una interaccin entre procesos, seala una correspondencia entre formas acotadas por un conjunto de

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    factores:9 una nocin de forma, una nocin de proximidad, una condi-cin de accin recproca y, en el caso de la significacin, un proceso de recomposicin recproca de las significaciones el enunciado parafra-seado no mantiene invariante su significacin a partir de la parfrasis. El significado original sufre una presin, una torsin que lo desplaza hacia una variante de sentido en consonancia con la que ofrece el enunciado de parfrasis que modifica en esa confrontacin tambin las latitudes y los matices de su propia significacin. Se trata de lo que podramos llamar un efecto de reconocimiento. Desde su particular acento en la visin hegeliana, la nocin de reconocimiento remite a su vez a modos de identidad surgidos de modos de cognicin de s. stos, a su vez, no pueden darse sino a partir de modos de accin normada y sometida a valores, modos de atribucin de sentido a la propia accin, modos de asumir la propia relevancia a partir de asumirse inscrito en el dominio del otro. La parfrasis, as, reclama una integracin ntegra en ese reconocimiento, en cuyo fundamento est un reconocimiento pri-mordial, el de la relacin de correspondencia y confrontacin entre actos de lenguaje. Es decir, el acto parafrstico requiere ser reconocido como tal por el otro, requiere tambin ser identificado en su enunciacin y relevancia, y este reconocimiento trastoca el sentido, la identidad, el significado y la relevancia del otro acto enunciativo. El acto parafrstico requiere ser reconocido como una accin de poner en corresponden-cia estas formas autnomas de significacin, hacer surgir su identidad, desplazar las fronteras de la identidad a partir de la fuerza afirmativa del acto enunciativo. Tanto la resonancia como las formas sometidas a reconocimiento se revelan como partcipes de este reconocimiento.

    9 Ren Thom ofrece, a partir de la matemtica de la morfognesis, una definicin formal de la nocin de resonancia: consideremos dos diapasones idnticos D, y D, y supongamos que D comienza a vibrar. Si aproximamos D y D, D comenzar a vibrar por resonancia con D; una parte de la energa cintica de D va a transferirse, de esta manera, al diapasn D, que vibrar entonces sincrnicamente con D. Existen como punto de partida dos sistemas dinmicos completamente independientes, S y S, que presentan, ambos, sistemas dinmicos estables, R y R. Si aproximamos estos sistemas entre s de manera que puedan interactuar libremente, el sistema compuesto obtenido as se volver inestable: en lugar de que tengamos el simple producto topolgico S X S de ambos sistemas, con el producto R X R habr una degeneracin hacia un rgimen comn ms estable, el rgimen de resonancia, Ren Thom, Topologie et signification, en Modles mathmatiques de la morphognse, 10/18, Pars, Union Gnrale dditions, 1974, p. 198.

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    Como se ha hecho evidente, la nocin del reconocimiento involucra necesariamente una cierta comprensin de la nocin de interaccin. La supone enteramente. El reconocimiento no puede concebirse sino como una modalidad de la interaccin. Pero la parfrasis involucra simult-neamente a un vasto conjunto de acciones, invocaciones, presencias y ausencias. No es una accin simple. Es apego, reconocimiento, dar for-ma, engendrar modalidades de proximidad y dilogo, dar lugar a la composicin de correspondencias entre enunciados. La nocin de reco-nocimiento se ramifica, as, entre las dimensiones que definen la con-currencia de los actos especficos que participan del reconocimiento como creacin de identidad sustentada sobre una tensin en perma-nente transfiguracin. As, la nocin de parfrasis supone tambin una comprensin intrnseca, implcita del vnculo con el otro. Los rasgos diferenciales que establecen la correspondencia entre la accin enun-ciativa y la accin parafrstica, como hemos insistido, no surgen de las caractersticas formales de los enunciados. Derivan de la dinmica intrnseca del proceso de reconocimiento y el modo en que se plasma en figuras y figuraciones de sentido que emanan de las condiciones sin-gulares del reconocimiento, siempre en situaciones de parfrasis. Es decir, situaciones en las que se experimenta un derrumbe de la relevancia y de la identidad de la enunciacin, del enunciado, o de la modalizacin de los enunciados.

    LA PARFRASIS COMO INTERACCIN INTERPRETATIVA

    La relacin entre parfrasis e interpretacin es elusiva, difusa, indetermi-nada. Las fronteras entre una y otra se desplazan de manera inadvertida y con frecuencia se enlazan, se interfieren, se conjugan, se mimetizan, se confunden. Un eje, sin embargo, seala la posibilidad de una tensin diferencial entre ellas. La interpretacin surge necesariamente como res-puesta a una experiencia de la opacidad del texto. La parfrasis desborda esta condicin. A diferencia de la interpretacin, si bien ambas, inter-pretacin y parfrasis, pueden surgir de una condicin anloga una oscuridad patente de un enunciado o de una modalidad de enunciacin que reclama esclarecimiento, la parfrasis responde a situaciones de

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    parfrasis que exceden, con mucho, la simple opacidad del texto. Se produce en contextos de interaccin cuyas condiciones y situaciones especficas reclaman un desempeo expresivo que exige o bien la con-formacin o la restauracin de los hbitos de significacin, o bien la confrontacin con un quebrantamiento, una ruptura, un enrarecimien-to conflictivo que somete al universo simblico a una vacilacin o a un profundo desmantelamiento. La parfrasis es la expresin de un reclamo y un deseo de la preservacin de la tensin dialgica en la composi-cin de actos de enunciacin la enunciacin de partida y la enun-ciacin parafrstica a partir de la aprehensin reflexiva de los lengua-jes. La parfrasis surge del movimiento reflexivo y del reconocimiento en esta tensin enunciativa. De ah su relacin tambin equvoca con la alegora. Si la alegora es un recurso de construccin de la inteligibilidad a travs de una exacerbacin de la fuerza metafrica ampliada a la rela-cin entre relatos, y si la alegora no puede darse sin hacer patente una situacin histrica especfica podramos llamarla, en correspondencia, una situacin alegrica, sin una referencia fundamental a una dis-locacin de las formas de vida, su correspondencia con la parfrasis es a un mismo tiempo ntima y exorbitante: la parfrasis aparece como un recurso inherente de construccin de la alegora, mientras sta aparece con un horizonte o un marco de inteligibilidad de la parfrasis.

    Pero acaso ms prxima, ms cotidiana, ms habitual que la alegora, la relacin entre reconocimiento, interpretacin y parfrasis ocurre en el intercambio irnico. Es posible admitir, como sostiene Dan Sperber, que la interpretacin de la irona como una modalidad de la parfra-sis no deriva en absoluto de la posibilidad puramente gramatical y semntica de inversin del sentido, ni siquiera de una posicin interpreta-tiva del sujeto frente a los enunciados irnicos. En la irona, la inversin de sentido, con todas sus potenciales significaciones suplementarias crtica, rechazo, distanciamiento, humor, agresin, supremaca, deriva sustantivamente de una relacin de reconocimiento enunciativo que subyace al vnculo comunicativo. Esta relacin no es sino un re-conocimiento mutuo que deriva en el acuerdo tcito engendrado por un horizonte comn de significacin. Sperber le llama una relacin de complicidad. En la irona:

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  • LA PARFRASIS: JUEGO, ACCIN ENUNCIATIVA Y RECONOCIMIENTO 41

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    El enunciado [irnico] explicita directamente una parte de la represen-tacin conceptual que mi interlocutor ha querido incitarme a construir. Yo completar esta representacin mediante el clculo de los sobreenten-didos del enunciado, es decir, estableciendo el lazo entre la proposicin enunciada y el saber movilizado que comparto tcitamente con mi i