amor y conocimiento en la vida m tstica, segÚn hugo de … · ponía la cuestión en términos...

49
ESTUDIOS AMOR Y CONOCIMIENTO EN LA VIDA M TSTICA, SEGÚN HUGO DE BALMA Se ha escrito mucho sobre las relaciones del amor y el conocimiento, de la voluntad y el entendimiento, suscitando particular interés el tema de las relaciones de ambas potencias durante la vida mística. Y, por cierto, no es un problema nuevo. Los teólogos y los escritores espirituales, sobre todo a partir del siglo XII, le han tenido presente en sus obras y le han intentado solucionar, casi siempre con partidismo de Escuela. Durante los siglos de la alta Edad Media, el tema se pone de moda; fue la moda de entonces, alimentada por hondas preocupaciones religiosas. El espíritu medieval es un espíritu sediento de Dios, quiere poseerle con certeza, del modo más perfecto; quiere conocer y amar a Dios sobre todas las cosas. Místicos y filósofos, cada uno por distintas veredas, se ponen en cami- no, a la búsqueda de Dios. Los místicos le encuentran en la plenitud de una experiencia religiosa; a través del contacto personal y amoroso. La luz de Dios penetra en el fondo del alma mediante el amor y se transforma en conocimiento generoso e inefable. Los filósofos buscan la causa primera de todas las cosas siguiendo un proceso ascensional: del conocimiento de las creaturas al conocimiento de Dios. Para místicos y filósofos; Dios es la meta, el ideal, el destino. Lo importante era poseerle. Los místicos han insistido más en el valor noético del amor, fruto de la voluntad; los filóso- fos, en la superior capacidad cognoscitiva del entendimiento. Dos solu- ciones, diversas, sí, pero no contradictorias, porque no se excluyen mutua- mente, sino que se complementan. Sólo cuando se ha querido dar excesiva importancia a una potencia con perjuicio de la otra, se ha roto el equilibrio psicológico interno y se han formado corrientes ideológicas antagónicas; antagonismo todavía no su- perado en nuestros días. La controversia general sobre la precedencia de la voluntad o del en- tendimiento en las operaciones conjuntas de ambas potencias, de sabor

Upload: others

Post on 20-Feb-2020

1 views

Category:

Documents


6 download

TRANSCRIPT

Page 1: AMOR Y CONOCIMIENTO EN LA VIDA M TSTICA, SEGÚN HUGO DE … · ponía la cuestión en términos escolásticos en su Theologia mystica. Aun que él, propiamente hablando, no es el

ESTUDIOS

AMOR Y CONOCIMIENTO EN LA VIDA M TSTICA, SEGÚN HUGO DE BALMA

Se ha escrito mucho sobre las relaciones del amor y el conocimiento, de la voluntad y el entendimiento, suscitando particular interés el tema de las relaciones de ambas potencias durante la vida mística. Y, por cierto, no es un problema nuevo. Los teólogos y los escritores espirituales, sobre todo a partir del siglo XII, le han tenido presente en sus obras y le han intentado solucionar, casi siempre con partidismo de Escuela. Durante los siglos de la alta Edad Media, el tema se pone de moda; fue la moda de entonces, alimentada por hondas preocupaciones religiosas. El espíritu medieval es un espíritu sediento de Dios, quiere poseerle con certeza, del modo más perfecto; quiere conocer y amar a Dios sobre todas las cosas.

Místicos y filósofos, cada uno por distintas veredas, se ponen en cami­no, a la búsqueda de Dios. Los místicos le encuentran en la plenitud de una experiencia religiosa; a través del contacto personal y amoroso. La luz de Dios penetra en el fondo del alma mediante el amor y se transforma en conocimiento generoso e inefable. Los filósofos buscan la causa primera de todas las cosas siguiendo un proceso ascensional: del conocimiento de las creaturas al conocimiento de Dios. Para místicos y filósofos; Dios es la meta, el ideal, el destino. Lo importante era poseerle. Los místicos han insistido más en el valor noético del amor, fruto de la voluntad; los filóso­fos, en la superior capacidad cognoscitiva del entendimiento. Dos solu­ciones, diversas, sí, pero no contradictorias, porque no se excluyen mutua­mente, sino que se complementan.

Sólo cuando se ha querido dar excesiva importancia a una potencia con perjuicio de la otra, se ha roto el equilibrio psicológico interno y se han formado corrientes ideológicas antagónicas; antagonismo todavía no su­perado en nuestros días.

La controversia general sobre la precedencia de la voluntad o del en­tendimiento en las operaciones conjuntas de ambas potencias, de sabor

Page 2: AMOR Y CONOCIMIENTO EN LA VIDA M TSTICA, SEGÚN HUGO DE … · ponía la cuestión en términos escolásticos en su Theologia mystica. Aun que él, propiamente hablando, no es el

400 FAUSTINO DE PABLO MAROTO OCD

marcadamente filosófico-teológico, se fue polarizando poco a poco, sobre todo en los escritores místicos, en torno al problema de la posibilidad o no de un acto de amor sin conocimiento antecedente ni concomitante. Ya a fines del siglo XIII, el célebre Pseudo-Buenaventura Rugo de Balma pro­ponía la cuestión en términos escolásticos en su Theologia mystica. Aun­que él, propiamente hablando, no es el iniciador de la corriente, ya que elementos de esta teoría se encuentran en el Pseudo-Areopagita y en sus comentadores, puede considerársele como el fundador de una Escuela, tal vez sin preveerlo y ciertamente sin intentarlo.

M uchos siguieron a Balma en esta dirección y muchos también le con­tradijeron. No podemos en esta ocasión ni siquiera hilvanar el proceso histórico-doctrinal de la doble controversia, o sea, la que se refiere a la precedencia del amor o del conocimiento y la posibilidad o no del amor sin conocimiento. Recordamos a título de información, y por tomar más de cerca la doctrina de Rugo de Balma sobre el amor y el conocimiento, que vamos a exponer en páginas sucesivas, que a mediados del siglo xv se desencadenó una violenta disputa entre algunos escritores del sur de Ale­mania. Protagonistas fueron Vicente de Aggsbach, del monasterio cister­ciense de Aggsbach; Bernardo de 'Waging, prior de la abadía benedictina de Tegernsee; el maestro Marquard de Sprenger de Munich, y Nicolás de Cusa.

Lo que de momento nos interesa destacar es el grado de interés que había adquirido en el siglo xv la teoría de Rugo de Balma sobre el amor sin conocimiento. Vicente de Aggsbach defiende a Balma, y por cierto con evidente apasionamiento, contra los ataques de Nicolás de Cusa, de Bernardo de Waging, y sobre todo contra el formidable maestro Mar­quard (1).

En los siglos posteriores, se hizo tema obligado en los tratados de teo­logía mística el hablar de la cuestión de la posibilidad o no del acto de amor sin conocimiento antecedente ni concomitante (2).

Los estudios que se han sucedido estos últimos años sobre el tema casi siempre se han reducido a interpretar algunos de los grandes escritores

(1) Sobre esta !lipasionante controversia ha publicado un estudio monográfico, E. VANSTEENBERGHE, Autour de la docte ignorance. Une controverse sur la théologie mystique au XVe siecle. (Publicado en la colección: "Beitrague für Geschischte der Philosophie des Mittelalters", Band XIV, heft 2-4). Münster i.W., 1915. El autor publica en la segunda parte de su obra los principales documentos-cartas y tra­taditos de los autores en cuestión-que permiten seguir y reconstruir el curso his­tórico de la polémica.

(2) Los grandes místicos carmelitas de los siglos XVI-XVIII~por no citar más que un ejemplo--sistematizadores de la tradición mística carmelitana, propusieron la cuestión repetidamente en sus obras. Recordamos, entre otros: TOMÁS DE JESÚS, De contemplatione divina, l. V, c. 13; Opera omnia, v. n, Coloniae Agripinae, 1684, p. 174b-176a. JUAN DE JESÚS MARÍA (calagurritano), Theologia mystka, c. 5; Opera omnia, v. U, Florentiae, 1772, p. 434b-435a; y c. 7, p. 442b-444a. PHILIPPUS A. SS. TRINITATE, Summa theologiae mysticae, disco proem., arto 4, ed. Palmé, v. r, Paris 1874, p. 32-36. JosÉ DEL ESPÍRITU SANTO (portugués), Enucleatio mysticae théologiae, ed. crítica, Roma, 1927, p. 60a-62b. ANTONIO DEL ESPÍRITU SANTO, Directorium mys­ticum, tracto r, sectio IV, ed. Vi'l'es, Paris, 1904, p. 16-20. ANTONIO DE LA ANUNCIACIÓN, Disceptatio mystica, tracto ur, q. 2, arto 5, Compluti, [1683], p. 225b-228b. JosÉ DEL ESPÍRITU SANTO (andaluz), Cursus theologiae mystico-scholasticae, disp. XIX, q. 6, ed. crítica, V. Il!, Romae, 1928, p. 711-727. Por ahora nos contentamos con constatar el hecho. Quizá algún día volvamos sobre el argumento con más detalles.

Page 3: AMOR Y CONOCIMIENTO EN LA VIDA M TSTICA, SEGÚN HUGO DE … · ponía la cuestión en términos escolásticos en su Theologia mystica. Aun que él, propiamente hablando, no es el

AMOR Y CONOCIMIENTO EN LA VIDA MÍSTICA SEGÚN RUGO DE BALMA 401

místicos del pasado, o han puesto en evidencia algunos de los aspectos del problema, que hemos brevemente reseñado; por ejemplo, la cuestion de la coexistencia mutua del amor y el conocimiento durante la contempla­ción mística; o también la carencia de coexistencia entre ambos elementos en algunos casos. Otros han considerado el problema desde un punto de vista psicológico-filosófico, insistiendo principalmente en el carácter pe­culiar del conocimiento místico en cuanto es fruto de la experiencia mís­tica o del amor místico (3).

De Hugo de Balma se ha escrito relativamente poco, casi siempre con materiales de segunda mano. No obstante, se le ha considerado casi siem­pre como el principal defensor de la teoría del amor sin conocimiento, en el sentido estrictamente escolástico de los términos; es más, se le ha te­nido, y con razón, como uno de los principales maestros de la escuela afec­tiva de espiritualidad (4).

Fueron estas informaciones generales las que nos indujeron a empren­der un nuevo estudio sobre la doctrina espiritual de H'ugo de Balma, sobre todo el aspecto más importante de su obra, como es el tema del amor y el conocimiento. Ya el primer contacto con la Theologia mystica nos reveló la existencia de un riquísimo material sobre el tema concreto del amor y el conocimiento. En un segundo tiempo, al comparar la doctrina original con las interpretaciones que se habían dado, pudimos constatar que el tema no había sido analizado en profundidad ni en su totalidad y, consi­guientemente, juzgamos que no se había interpretado rectamente, debido, quizá, casi siempre, a la confusión y oscuridad inherente a la doctrina misma.

(3) Los trabajos más importantes sobre el tema en su aspecto integral son los siguientes. Han estudiado la obra de algunos místicos: IGNAZIO CAMPORREALE .. O. P., Amore e conoscenza nell'esperienza mistica secondo l' Aquinate, en "Sapienza" 12 (1959) 237-271; 13 (1960) 360-381. CRISÓGONO DE JESÚS, O. C. D., San Juan de la Cruz, su obra científica y su obra literaria, v. I Avila, 1929, p. 265-268. JosÉ DE JESÚS NA­ZARENO, O. SS. T., Conocimiento y amor en la contemplación según S. Juan de la Cruz, en REVISTA DE ESPIRITUALIDAD 8 (1949) 72-96. TEÓFILO DE LA V. DEL CARMEN, O. C. D., Experiencia de Dios y vida mística. El pensamiento de S. Juan de la Cruz, en "Ephemerides Carmeliticae" 13 (1962) 136-223. FIDELE DE Ros, O. F. M. Cap., Un inspirateur de Sainte Térese. Le frere Bernardin de Laredo, Paris, 1948, sobre todo p. 276-281. JEAN KRYNEN, La pratique et la théorie de l'amour sans con­naissance dans le Viae Sion Lugent, en "Revue d'ascétique et de mystique" 40 (1964) 161-183. Han estudiado el problema del amor y el conocimiento místicos: J. M. DE­CHANET, Amor ipse intellectus esto La doctrine de l'amour-intellection chez Guillau­me de S. Thierry, en "Revue du Moyen Age Latin" 1 (1945) 349-374. ENRIQUE DEL S. CORAZÓN, O. C. D., Conocimiento por connaturalidad y experiencia mística, en REVISTA DE ESPIRITUALIDAD 11 (1952) 208-221. M. GARCÍA MmALLEs, O. P., El conocimiento por connaturalidad en teología, en XI Semana española de Teología, Madrid, 1952, p. 363-424. "Conocimiento por connaturalidad y experiencia mística", en REVISTA DE ESPIRITUALIDAD, 12 (1953) 507-510. Y ¿Es por connaturalidad el conocimiento de la contemplación infusa?, en "Teología espiritual" 2 (1958) 126-140. D. BALDOMERO JIMÉNEZ DUQUE, De nuevo sobre el conocer místico, en "Revista espafiola de teOlogía" 13 (1953) 371-382. L. MALEVEZ, Doctrine de l'image et de la connaissance mystique chez Guillaume de Saint-Thierry, en "Recherches de Scien­ces Religieuses" 22 (1932) 177-205; 257-279. T. PHILLIPPE, Excellence propre de la connaissance mystique, en "La vie spirituelle, Supplément" 1 (1947) 269-290. ROLAND GOSSELIN, O. P., De la connaissance affective, en "Revue de Sciences Philosophiques et Théologiques" 27 (1938) 5-26.

(4) Cf. la nota anterior. En el curso de nuestro estudio daremos la bibliografía sobre Hugo de Balma.

Page 4: AMOR Y CONOCIMIENTO EN LA VIDA M TSTICA, SEGÚN HUGO DE … · ponía la cuestión en términos escolásticos en su Theologia mystica. Aun que él, propiamente hablando, no es el

402 FAUSTINO DE PABLO MAROTO oeD

ASÍ, en la cuestión del amor sin conocimiento, tan repetida a través de la Theología mystíca, vemos que se han dado soluciones diversas, unas veces moderando el sentido absoluto de las afirmaciones, otras aceptándola en su integridad y, finalmente, otras combatiéndola. A nuestro modo de ver, han sido todas ellas soluciones parciales. Creemos por eso mismo que una nueva revisión del problema, proponiéndole en su conjunto y en sus Íntimos detalles, ayudará a los interesados a formarse una visión menos confusa de la doctrina de Balma, sobre el delicado problema de las rela­ciones entre el amor y el conocimiento en la vida mística. Aunque el tema del amor sin conocimiento es el principal en la doctrina de Hugo de Balma, no es el único. Por eso nosotros estudiaremos el argumento en su integri­dad, es decir, bajo su doble perspectiva de la coexistencia y de la depen­dencia, como después explicaremos.

Remos dividido el trabajo en tres partes. Expondremos primeramente las noticias históricas que hemos podido recoger sobre la vida de Rugo de Balma y sobre su obra, la Theología mystíca. Después analizaremos algunos puntos doctrinales que pueden tener relación de modo directo o indirecto con el tema general del amor y el conocimiento. Para terminar con el estudio directo de las relaciones entre estos dos elementos bajo sus dos aspectos de la coexistencia y dependencia.

I. RUGO DE BALMA Y LA «TREO LOGIA MYSTICA»

a) DATOS BIOGRÁFICDS DE RuGO DE BALMA

Extremamente fragmentarias son las noticias históricas sobre Rugo de Balma. El cronista cartujo Dom Carlos Le CouteuIx, O. Carth., ha recogi­do en sus Annales algunas, por cierto confusas y pobres.

El analista cartujo habla de algunos miembros de la familia de Balma y de Dorche, que están Íntimamente vinculados a la historia de la cartuja de Meyriat. Poncio de Balmey fue el fundador de la cartuja (5) en 1116; siendo canónigo de Cambrai, entró en la misma abadía, cediendo todos sus haberes al monasterio, donación aprobada por sus hermanos, Gamerio de Balmey y Guillermo de Dorche, según un documento del Capítulo de Lyon (6).

(5) "Primarium utriusque aedifieii spiritualis et temporalis fundatorem habuit Pontium de BaImeto, Eeelesiae Cameraeensis in Hannonia olim Arehidiaeonum, tune vero Lugdunensis Poenitentiarium et Canonieum, paulo post Carthusiensem monaehum et tandem Episeopum Bellieensem". D. CAROLUS LE COUTEULX, O. Carth., Annales ordinis carthusiensis, v. 1, Monstrolii, 1877, p. 212.

(6) "Garnerius de BaImeto et WilleImus Dominus de Dorchiae milites, praedieti Pontii fratres, praedietam donationem approbaverunt et laudaverunt in praesentia nostra. Aetum in Capitulo nostro Lugduni, anno Domini MCXVI...", lb. p. 213.

Page 5: AMOR Y CONOCIMIENTO EN LA VIDA M TSTICA, SEGÚN HUGO DE … · ponía la cuestión en términos escolásticos en su Theologia mystica. Aun que él, propiamente hablando, no es el

AMOR Y CONOCIMIENTO EN LA VIDA MÍSTICA SEGÚN HUGO DE BALMA 403

Dom le CouteuIx habla de tres descendientes de la familia Balmey que han llevado el nombre de Rugo. El primero es un nieto de Garnerio, el hermano del fundador, del cual no consta que fuese cartujo (7); otro Hugo de la misma familia Balmey ingresó en la cartuja de Meiriat, donde ya había tomado el hábito su hermano Guido hacia el año 1160 (8). Un tercer Hugo de la misma familia es un cartujo de finales del siglo XIII, que, se­gón el cronista, mereció gobernar el monasterio de Meyriat (9). Este es un descendiente de Guillermo de Balmey y de Dorche, el hermano del fundador. Sabemos, además, que fue prior de la misma cartuja de Meyriat dos veces, la primera desde 1293 a 1295, y después desde 1303 hasta 1305, fecha probable de su muerte (10).

Estas son las principales noticias de Rugo de Balma, a quien se ha atribuido, sobre todo ya con toda seguridad desde principios de este siglo, la célebre obra Theologia mystica.

b) LA «THEOLOGIA MYSTICA»

Antes de hablar del verdadero autor, veamos cómo ha llegado hasta nosotros el texto de la obra. Esto nos ayudará a seguir la pista de su autor.

Trasmisión del texto

Sobre la trasmisión manuscrita sabemos que los eruditos editores de las obras de S. Buenaventura (Quaracchi) conocieron setenta códices, com­prendidos los fragmentos y las traducciones (ll).

Las ediciones, tanto en lengua original latina como en traducciones, han sido muy abundantes. Señalamos solamente las principales.

(7) "Garnerius post uxoris mortem dicitur humilem Conversorum statum subiis­se. Garnerius ejus filius suas facultates inter filios Hugonem et Garnerium partitus, residuo bonorum suorum Majorevensibus legato, peregrinationem ad Sancta Loca obiit". lb. p. 214.

(8) "Jam alicubi dixisse puto, quendam Rugonem de Balma militem, post uxoris suae mortem Monacum induisse in Majorevi carthusia, ubi jam habebat fratrem germanum Guidonem, ibidem factum conversum circa annum 1160". LE COUTEULX, o. c., v. III, p. 313; cf. también v. I, p. 215.

(9) "Rugo de Dorchiis ex eadem familia nostrum Institutum amplexus est in hac domo, eamdem post aliquot annos exeunte saeculo tertio decimo meruit gu­bernare ... ". lb., v. I, p. 214.

(10) ARTAUD-M. SOCHAY, O. Carth. Hugues de Balme, en "Catholicisme", V, 1028. El autor utiliza documentos de la abadía de Meyriat, hoy conservados en los ar­chivos de Ain. Sobre todo, son fundamentales para determinar la cronología de sus prioratos.

(11) Opera omnia, v. X, Quaracchi 1902, disp. 1, n. 38, p. 24. El P. J. FR. BON­NEFOY, O. F. M., sefiala el paradero de algunos de ellos. Cf. Une somme bonaven­turienne de théologie mystique, le "De triplici via", Paris 1934, p. 123, nota 1.

Page 6: AMOR Y CONOCIMIENTO EN LA VIDA M TSTICA, SEGÚN HUGO DE … · ponía la cuestión en términos escolásticos en su Theologia mystica. Aun que él, propiamente hablando, no es el

404 FAUSTINO DE PABLO MAROTO OCD

Se ha publicado entre las obras completas de S. Buenaventura en Es­trasburgo, 1495; Venecia, 1504, 1564, 1751; Roma, 1588; Maguncia, 1609; Lyon, 1688; París (ed. Vivés), 1866. Entre las obras de Dionisia, cartujano, se publicó por primera vez en Colonia 1534, reeditada en Munich 1600. En Amsterdam, 1647, se publicó bajo el nombre de Hugo de Palma; y el cartujo Gerardo Kalckbrenner la publicó con su obra Hortulus devotionis, en Colonia 1541, 1577, 1579 (12).

Se conocen siete traducciones italianas manuscritas y una impresa en Verona por el P. Bartolomé Sorio, junto con otros opúsculos de S. Buena­ventura, según una versión del siglo XIV. Existe una traducción alemana en Amsterdam 1696 (18).

Mención aparte merecen las traducciones españolas. La primera que conocemos es la que salió de las prensas de Toledo en 1514 con el título de Sol de contemplativos (14).

Fue impresa dos veces junto con otros dos tratados franciscanos. Cruz de Cristo y Pmepamtio mortis. La primera en Sevilla en 1548 (15). Otra ve~ en Medina del Campo por Guillermo de Millis en 1558 (16).

Existe una edición de fecha incierta, encuadernada con la Praepamtio mortis, impresa en Alcalá, 1558 (17).

Méjico tuvo su primera edición castellana de la obra en 1575 (18).

(12) Cf. S. AUTORE, Hugues de Balme, en DTC, VII, 220. (13) lb. 217 Y 220. (14) He aquí el título completo de la obra: "Sol de contemplativos Compuesto

por I Hugo de Balma de Ila orden de los car I tujos nuevamen I te romangado I y corregido". El colofón de la obra es como sigue: "Fue impreso en la imperial ciudad de Toledo por Juan Varela de Salamanca vecino de Sevilla. Imprimiose a costa e minsión de Alonso de Esquivias librero vecino de Toledo. Acabose postrero de Agosto en el año de mill.yd. y xiiij". ¿Es verdad que existió una edición anterior al 1514? No sabemos nada sobre ella; no obstante, parece cierta su existencia, ya que la de Toledo 1514 la supone: "nuevamente romanl{ado". El P. ATANASIO LóPEZ, O. F. M., San Buenaventura en la bibliografía española, en "Archivo Ibero-Americano" pri­mera época 16 (1921) 373, Y E. ALLISON PEERS, Studies of the Spanish mystics, v. n, London, 1960, p. 256, citan otra edición de Toledo 1513. Creemos que es la misma obra, tratándose simplemente de un error de lectura. Las dos tienen el mismo título y están acabadas de imprimir el mismo día postrero de agosto. La noticia la toman de CRISTÓBAL PÉREZ PASTOR, La imprenta en Toledo, Madrid, 1887, n. 66. PEERS, cita otra edición de Sevilla 1514. ¿A qué edición se refiere Laredo cuando en la Subida del Monte Sión, cita el Sol de contemplativos de Henrique de Balma? ¿Es ésta la edición anterior, que atribuía la obra no a Hugo de Balma, sino a Enrique de Bal­ma o de Palma?

(15) "Fue impreso el presente tratado: intitulado cruz de christo y via sion lu­gent; y preparatio mortis todo en un libro. En la muy noble y leal ciudad de Sevilla en casa de Juan Cromberger que santa gloria aya. Acabose a viij dias del mes de mayo. Año de nuestra saluación de mil y quinientos y XLiij. años". Cf. M. CASTRO y CASTRO, O. F. M., S. Buenaventura en la bibliografia española, en "Archivo Ibero­Americano", 2." época, 11 (1951) 326-328.

(16) Cf. A. LóPEZ, San Buenaventura en la bibliografia, l. c. 373. Cita a C. PÉREZ PASTOR, La imprenta en Medina del Campo, Madrid, 1895, n. 98.

(17) M. CASTRO, l. c., 328, opina que la edición puede ser de este mismo año de 1558.

(18) "Mistica theologia: en la qual se nos enseña el verdadero camino del cielo, mediante el exercicio de la virtud. Compuesto por el Seráfico Doctor sant Juan Eustaquio Buena Ventura... En Mexico en casa de Pedro Balli, 1575. er. A. LóPEZ, l. c., 373-374.

Page 7: AMOR Y CONOCIMIENTO EN LA VIDA M TSTICA, SEGÚN HUGO DE … · ponía la cuestión en términos escolásticos en su Theologia mystica. Aun que él, propiamente hablando, no es el

AMOR Y CONOCIMIENTO EN LA VIDA MÍSTICA SEGÚN HUGO DE BALMA 405

El P. Jerónimo Gracián, O. C. D., tradujo muy libremente la obra, atri­buyéndola a S. Buenaventura. Se conocen las ediciones siguientes: Va­lencia, 1607; Bruselas, 1609 y 1617; Madrid, 16.'35 (19'). Algunos señalan también una edición de Madrid de 1601; pero no se conocen ejemplares (20). También se ha publicado entre las obras completas del P. Gracián, de Madrid 1616; y en la edición del P. Silverio (21).

El auto1' de la «Theologia mystica»

Durante muchos siglos ha subsistido la duda en torno al verdadero autor de la Theologia mystica. Desde que la edición de Estrasburgo de 1495 la publicó como probable fruto buenaventuriano (22), todas las edi­ciones de S. Buenaventura, excepto la crítica de Quaracchi, han publicado el texto como de dudoso autor. Ha sido la mejor atribución que se ha po­dido hacer. Bajo el nombre del Doctor seráfico, la obra tuvo una difusión que de otro modo no hubiera alcanzado.

Ra tenido otras atribuciones menos felices. Por ejemplo, alguna vez ha figurado como fruto de Enrique de Palma, confesor de Santa Coleta, muerto en Besangon hacia el año 1439. El P. Vicente Peralta, O. F. M. Cap., todavía defendía esta sentencia como probable al principio de siglo (23). La existencia de manuscritos de la obra anteriores a la época en que vivió Enrique de Palma, destituyen a esta sentencia de verdadero fundamento. Además, la obra ha sido escrita a finales del siglo XIII, según veremos des­pués. Algunos propusieron a Gersón como autor de la Theologia mystica en cuestión; pero esta candidatura tampoco es sostenible por las mismas razones.

A Hugo de Digna, franciscano, se la han atribuido, entre otros, Barto­lomé de Pisa en su obra De confol'mitate, y el P. Mariano de Florencia, en su Compendium ch1'onical'um Frat1'um Mino1'um (24).

(19) E. A. PEERS, 1. C., v. II, p. 336. (20) "Pérez Pastor [Bibliografía madrileña, v. r, n. 782]-escribe el P. López.-.­

menciona otra edición matritense de la traducción del P. Gracián en esta forma: "Camino del Cielo, o Mystica Teulogía de San Buenaventura, con declaraciones del M. F. Gerónimo Gracián. Madrid, Miguel Serrano de Vargas, 1601. En 16.0 La cita Nicolás Antonio, pero no se conocen ejemplares". A. LóPEz, l. C. p. 374.

(21) Obras, del P. Gerónimo Gracián de la Madre de Dios, v. r, Burgos, 1932, p.248-289.

(22) Damos fe al testimonio de la edición vaticana de las mismas obras de S. Buenaventura de 1588, que en el v. VII, p. 699, escribe: "'S. Bonaventurae S. R. E. Cardinalis Episcopi Albanensis, De mystica theologia, a quibusdam ascripta Hen­rico de Palma a quibusdam, aliis. A pluribus tamen ascribitur Sancto Bonaventurae'. Praecedens titulus est in antiquis impresis Argentinae Anno MCCCeXCv, ex quo apparet jaro tum addubitatum de Autore hujus Opusculi".

(23) V. PERALTA, O. F. M. Cap., Franciscanismo. Místicos franciscanos, en "Es­tudios franciscanos" 23 (1919) 203-211; 280-302 passim.

(24) Para todos estos datos, cf. BONNE'FOY, l. c. p. 121-123.

Page 8: AMOR Y CONOCIMIENTO EN LA VIDA M TSTICA, SEGÚN HUGO DE … · ponía la cuestión en términos escolásticos en su Theologia mystica. Aun que él, propiamente hablando, no es el

406 FAUSTINO DE PABLO MAROTO OOD

Sin embargo, a la luz de las últimas investigaciones históricas, podemos afirmar con bastante seguridad que el verdadero autor del áureo tratado es Rugo de Balma, un cartujo de Meyriat. Existen argumentos de crítica interna y externa que favorecen esta atribución, como vamos a ver.

Argumentos de crítica interna prueban que el autor es un cartujo. El texto de la Theologia mystica nos ha llegado por dos vías diversas, con algunas variantes redaccionales. Mediante la edición de Estrasburgo de 1495; y mediante las obras de Dionisio cartujano conforme a los manus­critos más antiguos que se conocen. Ahora bien, el texto de la edición de Estrasburgo favorece la sentencia de los que han atribuido la obra a un franciscano y en concreto a S. Buenaventura. El autor, según esta edición, invita al lector a dar gracias a Dios por haberle llamado a la vida fran­ciscana. «Quem maxime ad religionem f1'atrum Mino1'um divina clementia provocavit» (25). Otro texto favorable al origen franciscano de la obra, se encuentra a continuación de las palabras citadas. «Tertio recolat illud, ad quod vocatur, quia non ad regulam Beati Benedicti. Sed ad ipsam sa­cratissimam, quam ipsemet elegit, quando ductus est in desertum, ubi qua­draginta diebus, et quadraginta noctibus jejunavit, et in maxima paupertate per mundum p1'aedícavít, et salutí omníum ardentíssímí intendit ... » (26).

El editor de las obras de S. Buenaventura de Roma 1588, Francisco La­mata, inició un cotejo de textos entre un manuscrito original y la edición de Estrasburgo, concluyendo que esos textos habían sido interpolados pos­teriormente por un autor franciscano, para poder publicar la obra como original de S. Buenaventura (27).

El manuscrito consultado por Lamata escribe: «Quam maxime ipsum ad religionem Carthusiensis Ordinís divina clementia provocavit» (28).

En el segundo texto es todavía mucho más clara la interpolación fran­ciscana. Las palabras citadas, «et in maxima paupertate per mundum prae­dicavit ... », que son aplicables a la vida franciscana, están en contradicción con las anteriores, que suponen la vida eremítica de los cartujos.

Si la crítica interna es favorable a un autor cartujo, la tradición ma­nuscrita no lo es menos. Favorecen aún más la candidatura de un cartujo, por nombre Rugo de Balma. Ya lo advirtieron los editores de Quaracchi. La mayoría de los códices-dicen los ilustres editores-llevan el nombre de Rugo de Balma con la mención especial que era cartujo (29). Más tarde, volvieron sobre el argumento precisando algunos datos. De setenta códi­ces conocidos, el balance es el siguiente: muchos de ellos son anónimos; tres se lo atribuyen a S. Buenaventura; dos a Juan de Balma, O. P., o «Exi­mii professoris»; quince favorecen a un cartujo, y algunos de ellos añaden Enrique o Rugo de Balma; y nunca a este nombre añaden Ord. Mino-

(25) En la edición de las obras de S. Buenaventura, v. XI, Venetiis, 1755, 349aB. (26) lb., 349bB. (27) Cf. v. VIII de las obras de S. Buenaventura, Romae, 1588, p. 699; lo re­

produce la de Venecia, p. 344. Cf. también S. AUTORE, Hugues de Balme, DTC, VII, 215.

(28) lb., V. VIII, p. 669; Y v. XI, p. 334. (29) Opera omnia, V. VIII, Quaracchi, 1898, Prolegomena, C. 3, a. 2, n. 11, p. CXI.

Page 9: AMOR Y CONOCIMIENTO EN LA VIDA M TSTICA, SEGÚN HUGO DE … · ponía la cuestión en términos escolásticos en su Theologia mystica. Aun que él, propiamente hablando, no es el

AMOR Y CONOCIMIENTO EN LA VIDA MÍSTICA SEGÚN HUGO DE BALMA 407

,fum (30). Los mismos editores concluían en los primeros años de este si­glo: «sed quis sit opusculi auctoris, adhuc non liquet» (31).

No obstante todo, hoy la crítica es completamente favorable a Hugo de Balma, cartujo de la abadía de Meyriat. Pero ¿de qué Hugo de Balma se trata? Dom Le CouteuIx en sus Annales propuso a un tal Hugo de Balma que vivió en la segunda mitad del siglo XII (32). Este no puede ser el ver­dadero autor de la obra, entre otras razones porque murió en 1205. Ahora bien, la Theología mystica cita el comentario de Tomás, Gallus., abad de Vercelli, compuesto veinte años más tarde, es decir, hacia el año 1225 (33).

Los modernos prefieren atribuírsela a Hugo de Dorche de la misma familia de Balma, que vivió en la segunda mitad del siglo XIII, y fue prior en la abadía de Meyriat, según vimos. Así lo propuso Dom Ambrosio Mou­guel, el anónimo de la cartuja de Parkminster, en Inglaterra, que trabajó en la edición crítica de las obras de Dionisio cartujano en cuarenta y cua­tro volúmenes, y murió en 1925 (34). Según ellos, Hugo de Dorche es el único cartujo de esta época que puede llevar el nombre de Balma, ser prior de Meyriat y haber compuesto una obra mística de tal importancia.

Son varias las causas que han motivado la confusión. En primer lugar, la costumbre de los cartujos de no firmar sus escritos. Y se añade a esto que la obra no lleva fecha. Al aumentar las copias manuscritas creció si­multáneamente la confusión. Era costumbre en la época en que fue com­puesta la obra poner el nombre del autor con la sola letra inicial, en este caso (H.). Un contemporáneo veía fácilmente en esta inicial el nombre de Hugo. Después se hizo común también otro nombre con la misma ini­cial (~nricus). De ahí que algunos códices lleven el nombre de Henricus.

Por otra parte, se recuerda que la mayoría de los manuscritos antiguos son alemanes; ahora bien, los alemanes pronuncian la B como P; de ahí que a veces se encuentre en ellos el nombre de «Henricus Palma, carthusia­nus» (35).

Otras veces, el fundamento de la falsa atribución ha sido la identidad del título de la obra con otras obras famosas en la historia de la espiri­tualidad. Uno de los títulos con que se conoce la Theología mystica del cartujo es De tl'íplící vía. Con ese mismo título escribió S. Buenaventura una de sus obras místicas. De ahí la confusión, o también la identidad del nombre o del apellido del autor. Así H. de Balma se transformó en algu­nos manuscritos en Henricus de Balma o de Palma. Y Hugo de B., en Hugo de Digna (36).

(30) lb., v. X, Quaracchi, 1902, disp. I, n. 38, p. 24. (31) lb. (32) A veces con cierto reparo: "utrum ille sit autor Mysticae theologiae non

plane constat, licet nomen et cognomen id suadere videantur", o. c., v. TII, p. 313. otras con decisión y seguridad: "Circa haec tempora [1160], inter nos latebat simul et florebat Hugo de Balma, autor tractatus plane aurei, De Triplici Via ad sapien­tiam nempe purgativa, illuminativa et unitiva; eujus initium "Viae Sion lugent ... ". lb. v. TII, p. 309.

(33) AUTORE, l. e., 217-218. (34) ARTAUD M.-SOCHAY, l. e., 1029. Y AUTORE, 1. e., 218. (35) ARTAUD M.-SocHAY, 1. e., 1028. (36) BONNEFOY, Une somme, p. 121-123.

Page 10: AMOR Y CONOCIMIENTO EN LA VIDA M TSTICA, SEGÚN HUGO DE … · ponía la cuestión en términos escolásticos en su Theologia mystica. Aun que él, propiamente hablando, no es el

408 FAUSTINO DE PABLO MAROTO oeD

Lugar y tiempo de composición

Del lugar, nada sabemos, y podemos buenamente conjeturar que se escribió en la abadía de Meyriat. En cuanto al tiempo, probable también, de su composición, tenemos dos elementos de juicio muy valiosos. El tér­mino «a quo», hay que colocarlo a más tardar en 1246, fecha probable de la muerte de Tomás Gallus, cuyO' comentario a las obras del Pseudo-Areo­pagita, está citado en la Theologia mystica. Posiblemente, Tomás Gallus escribió su comentario hacia el 1225, siendo abad de Vercelli. El término «ad quelID>, máximo, está en 1297, fecha de la muerte del cartujo Guido du Pont, autor del libro De contemplatíone, que se conserva manuscrito en la biblioteca nacional de París, y escrito hacia el 1290. Guido du Pont habla de una obra que comienza con las palabras «Viae Sion lugent», sin mencionar el nombre del autor. Esta obra, comO' se sabe, es la Theologia mystíca de Hugo de Balma. Por eso se puede poner como fecha aproxi­mada los años que van entre el 1225 y el 1290 (37).

Est1'uctum geneml de la «Theologia mystic(J»

La obra consta de tres partes-división ya clásica-y de una «quaestio unica». Le precede un prólogo, donde el autor se lamenta del olvido en que ha caido la teología mística. Exhorta al lector para que, dejadas las preocupaciones excesivamente intelectuales, se dedique a la vida afectiva. Da a continuación un visión completa del tratado y termina explicando la distinción entre la teología mística y las demás ciencias.

Siguen los tres capítulos en que está estructurada la obra. Cada uno de ellos dedicado a una de las tres vías del espíritu. El capítulo primero, a la vía purgativa, subdividido a su vez en dos apartados. En él expone la necesidad de la humildad y el dolor de los pecados durante esta vía, y cómo se consiguen mediante la oración afectiva y el recuerdo de los be­neficios de Dios.

El capítulo segundo lo dedica a la vía iluminativa, dividido en tres apartados. En él, después de definir en qué consiste el acto anagógico, demuestra que en toda la sagrada Escritura late el sentido anagógico. Con este fin interpreta largamente el «Pater nos ter», siguiendo las siete peti­ciones. Esto constituye la vía iluminativa teórica (part. II). En la práctica, enseña cómo actuahnente el alma, aprovechando el sentido anagógico de la Escritura, puede subir anagógicamente a Dios. Se sirve de la misma oración del «Pater noster» para su explicación (part. III).

(37) P. DUBOURG, La date de la "Theologia mystica", en RAM 8 (1927) 156-161. Y ARTAUD M., 1. C., 1029.

Page 11: AMOR Y CONOCIMIENTO EN LA VIDA M TSTICA, SEGÚN HUGO DE … · ponía la cuestión en términos escolásticos en su Theologia mystica. Aun que él, propiamente hablando, no es el

AMOR Y CONOCIMIENTO EN LA VIDA MÍSTICA SEGÚN> RUGO DE BALMA 409

El capítulo tercero consta de cuatro apartados, y lo dedica a la vía unitiva. Dicho en qué consiste la vía unitiva (part. I), expone las razones por las cuales debe apetecerse la mística sabiduría. Tanto los hombres mundanos, como los vegetales y los seres inanimados, tienden impetuosa­mente a conseguir su fin apetecible. ¿Por qué las almas buenas no apete­cen con la misma intensidad la vida mística, que es su mayor descanso? (part. II).

Después indica algunos medios que favorecen y preparan la vida mís­tica. Es lo que el hombre, de suyo, puede hacer. En primer lugar, es ne­cesario que la mente se acostumbre, mediante un largo ejercicio, a con­templar la luz divina para no ser deslumbrada. Seguidamente habla de las disposiciones del cuerpo del orante, que debe ser en posición erguida y mirando al cielo; la mejor hora para la oración contemplativa, son las horas de la noche, y el lugar, el secreto (part. III).

En el apartado IV expone la naturaleza de la sabiduría mística, siguien­do el texto de la M ystica theologia del Areopagita.

Acaba el tratado con una «difficilis quaestio», donde propone en forma escolástica si es posible en la vida mística un acto de amor «sine aliqua cogitatione inteIlectus praevia vel concomitante» (38).

Fuentes e influjos

La obra de Balma está influenciada, sobre todo, por la obra del Pseudo­Areopagita, cuya última parte es un auténtico comentario a la Mystica theologia. Otra de las fuentes más apreciables son la Biblia y Tomás Ga­Ilus. De este último cita la «tertia translatio», o sea, la Exttactió, una re­ducción de la traducción latina del Areopagita de Juan Sarraceno; además, cita un auténtico comentario-Balma le llama «commentator Vercellen­sis>>-sobre la Mystica theologia (39). Estas son las principales fuentes de su obra.

También hay reminiscencias de Ricardo de S. Víctor, cuando habla de la contemplación de Dios por las creaturas (40). Y alguna cita de S. Agustín (41).

(38) El problema lo propone en la "quaestio unica" al fin de la obra, donde enuncia en forma escolástica el núcleo de la dificultad: "Utrum anima secundum suum affectum possit aspirando, vel desiderando moveri in Deum sine aliqua cogi­tatione intellectus praevia vel concomitante".

(39) Cf. notas 82, 84, 131 Y sobre todo 166 de este estudio, donde determinamos más en concreto las influencias de Tomás Gallus en Balma.

(40) IlI, 4, 388aA; Q. U. 399bB. Citaremos la Mystica theologia de Rugo de Balma según la edición publicada entre las obras de S. Buenaventura, v. XI, Ve­netiis, 1755; Citamos siempre el capítulo, el apartado y la página con tres cifras, como en el ejemplo anterior. La Quaestio unica (Q. U.) con la página correspon­diente. La introducción: Prólogo. Los SUbrayados son siempre nuestros.

(41) IlI, 4, 388aB; Q. U. 395bC; Q. U. 400aC.

2

Page 12: AMOR Y CONOCIMIENTO EN LA VIDA M TSTICA, SEGÚN HUGO DE … · ponía la cuestión en términos escolásticos en su Theologia mystica. Aun que él, propiamente hablando, no es el

410 FAUSTINO DE PABLO MAROTO OCD

La Theologia mystica de Rugo de Balma ha sido quizá una de las obras medievales que más influjo han tenido en la espiritualidad, especialmente hasta el siglo XvII.

En el siglo XVII, el capuchino español Félix Alamín presentó en Roma una Delatio, en contra de muchos autores de la contemplación, entre ellos S. Juan de la Cruz. En este documento afirma que desde el tiempo de Rugo de Balma hasta entonces todos los escritores místicos son quietistas por su culpa; denuncia la: obra de Rugo de Balma como una cosa perni­ciosa (42).

Influyó muy pronto en el cartujo Guido du Pont, muerto el año 1297. En su tratado De contemplatione, que se conserva manuscrito en la Bi­blioteca nacional de París (43), hace relación de la obra «Viae Sion lu­genb> sin mencionar el autor. En esta obra, el cartujo alaba la exposición de Balma sobre la contemplación anagógica. «De contemplatione anago­gica-escribe-optime loquitur libellus qui incipit Vie Sion lugent, quem studiose legat qui ad hanc vult pervenire» (44). .

Vicente de Aggsbach, un cartujo del siglo xv, se inspira en Hlugo de Balma, buscando en él la base de su antiintelectualismo exagerado, que causó la controversia sobre la «docta ignorantia». Del mismo modo, Dio­nisia cartujano, en su obra De contemplatione, reproduce doctrinas de Rugo de Balma casi siempre sin citarle (45).

Enrique Rerp copia exageradamente a Rugo de Balma en muchas partes de sus obras; sobre todo, en lo que se refiere a la doble contem­plación, por el entendimiento y por el afecto; y toda la teoría del amor sin conocimiento que transcribe simplemente de Rugo de Balma sin ci­tarle en ninguna ocasión (46).

(42) Sabemos la noticia por un documento del P. Quintino de S. Carlos, Pre­pósito general de las carmelitas descalzos, que dirigió al Papa Clemente XI, y con­servado en el archivo general O. C. D. de Roma, escrito en defensa de los autores carmelitas descalzos incriminados en la Delatio del P. Alamín. El texto del P. Quin­tino dice a'sí: "Inter opera D. Bonaventurae edita Romae iussu Systi V, reperitur opusculum De Mystica theologia quod genuinum approbat Bellarminus, De scrip­toribus ecclesiasticis; quia tamen quorumdam opinio esse Hugonis, alias Henrici, de Palma, ut pestiferum denunciat, et a tempore huius Hugonis, sive Henrici, qui floruit a. 1495 [!], praetendit omnes autores mysticos esse quietistas". Cf. VALENTINO DI S. MARÍA, O. C. D., Una apologia della contemplazione e di S. Giovanni della Croce al principio del seco XVIII, en "Ephemerides Carmeliticae" 13 (1962) 427-496; sobre todo p. 458.

(43) DUBOURG, La date, l. C. 157. (44) C. JANSSFlN, O. Carm., L'oraison aspirative chez Herp et ses prédeceseurs,

en "Carme1us" 3 (1956) 27. También ha publicado parte del texto de Guido, J. P. GRAUSEM, Le "De contemplatione" du chartreux Guigues du Pont, en RAM 10 (1929) 273-274.

(45) Cf. AUTORE, 1. C. 220; y ARTAUD M. l. C. 1028. (46) No nos interesa de momento determinar todas las líneas de influjo de

Balma en Herp. Ya está hecho en parte y, además, nos llevaría muy lejos de nues­tro propósito. El padre L. VERSCHUEREN, O. F. M., en la edición crítica del Spieghel der Volcomenheit (Directorium aureum contemplativorum, en las traducciones la­tinas), v. n, Antwerpen, 1931, ha notado los puntos comunes de la obra con la Theologia mystica de Balma. En general, los capítulos que copian más servilmente a Balma son el 22 y 30-33. Por nuestra parte, hemos comparado el C. 8 del Paradi­sus contemplativorum (otra obra de Herp) , con la doctrina de Hugo de Balma y hemos visto con sorpresa que está compuesto con retazos de la Mystica theologia, transcrita en su mayor parte "ad litteram". Y estamos seguros que no son los únicos.

Page 13: AMOR Y CONOCIMIENTO EN LA VIDA M TSTICA, SEGÚN HUGO DE … · ponía la cuestión en términos escolásticos en su Theologia mystica. Aun que él, propiamente hablando, no es el

AMOR Y CONOCIMIENTO EN LA VIDA MÍSTICA SEGÚN HUGO DE BALMA 411

Quizá haya también influido en el anónimo inglés del siglo XIV, Cloud of Unknowing, en la cuestión de la supremacía del amor, y su capacidad de unir a Dios más que el entendimiento (47).

Es cierto el influjo de Rugo de Balma en el autor del Alphabetum di­vini amol'is, atribuido algún tiempo a Gersón, pero que ciertamente no es de él, ya que el Alphabetum cita a Gersón para corroborar sus posicio­nes. Visible, sobre todo, ha sido el influjo en la doctrina del amor sin conocimiento; casi no hace otra cosa que transcribir las palabras de Balma. «Postquam autem gratia Dei adiuvante--escribe el Alphabetum-exercita­tus fuerit, tune sine omni cogitatione praevia centies in die multum amo­rose mentem suam in Deum elevare potesb> (48).

A través de fuentes más o menos lejanas e inciertas, su doctrina es per­ceptible en la espiritualidad española del siglo XVI (49).

Le ha copiado muchas páginas el franciscano Eiximenis en su Tl'actat de contemplació (50). A través de Eiximenhis o independientemente de él, llegó la doctrina de Rugo de Balma al benedictino García de Cisneros, autor del célebre tratado Ejel'citat01'io de la vida espiritual. Sobre todo, ha influido en la división de las tres vías de la vida espiritual (51).

De la misma corriente es el franciscano Juan de los Angeles (52). Ber­nardino de Laredo le cita varias veces en la Subida del Monte Sión y ha recibido influjos directos de Balma y a través de Rerp (SS). El jesuíta Alvarez de Paz está muy influido en el tema balmiano de la oración afec­tiva (54).

Notable es el influjo de Rugo de Balma en los capuchinos franceses del siglo XVII, Constantino de Barbanson, Benoit de Canfeld y Laurent de

(47) En la obra encontramos frases como ésta: "Sólo el amor puede conquistar a Dios en esta vida, y no el conocimiento". Cloud of unknowing, c. 8. Edición de JUSTIN Mc CANN, O. S. B., London, [1960], p. 19.

(48) Alphabetum divini amoris, c. 14; entre las Opera omnia de Gersón, v. III, Parisiis, 1606, col. 1149.

(49) "The last three-escribe Peers refiriéndose a Hugo de Balma, Herp y En­rique Carlaal-are of the greatest interest to the historian of Spanish mysticism ... " Studies, v. II, p. 60.

(50) A. YVARS, Franciscanismo de la reina de Aragón, Doña María de Luna (1396-1406), en "Archivo Ibero-Americano", 1.a época, 36 (1933) 422.

(51) CEBRIA BARAUD, O. S. B., L'Exercitatorio de la vida espiritual de García de Cisneros et le tractat de contempagió de Francesc Eiximenis, en "Studia monasti­ca" 2 (1960) 233-265; sobre todo 245. Y Les fonts franciscanes deIs escrits de García de Cisneros, en "Analecta Montserratensia", v. XI, Monserrat, 1962, p. 65-78.

(52) Según el P. TORRO, Hugo de Balma, ha sido uno de los que más han in­fluido en él, junto con S. Buenaventura y Bernardino de Laredo. Cf. A. TORRO, O. F. M., Fray Juan de los Angeles, místico-psicólogo, v. I, Barcelona, 1924, p. 47-49. También P. J. SANCHÍS ALVENTOSA, La escuela mística alemana y sus relaciones con nuestros místicos del siglo de oro, Madrid, 1946, p. 184-186.

(53) Es sobre todo en la segunda redacción de la obra, donde Laredo depende en gran parte de Rugo de Balma. Según FIDELE DE Ros, O. F. M. Cap., el en­cuentro de Bernardino de Laredo con Balma y Herp en el período que va desde la primera a la segunda redacción (1535-1538), hizo cambiar de parecer al autor, quien abandonando el concepto de contemplación de tipo intelectualístico, tomado de Ri­cardo de S. Víctor, aceptó una nueva terminología y dio a su obra una tonalidad mucho más afectiva. Cf. Un inspirateur de Sainte Thérese. Le frere Bernardin de Laredo, Paris, 1948, p. 137, 143, 260. Estamos preparando un trabajo sobre las re­laciones del amor y el conocimiento en Bernardino de Laredo, donde hablaremos largamente de estas cuestiones.

(54) A. YANGUAS, S. J., Alvarez de Paz et l'oraison affective, en RAM, 19 (1938) 384-385.

Page 14: AMOR Y CONOCIMIENTO EN LA VIDA M TSTICA, SEGÚN HUGO DE … · ponía la cuestión en términos escolásticos en su Theologia mystica. Aun que él, propiamente hablando, no es el

412 FAUSTINO DE PABLO MAROTO oeD

París. En los dos primeros influye en la cuestión del amor sin conocimien­to (55). Y en los quietistas franceses del siglo XVII que invocaban su auto­ridad para defenderse de los ataques de sus enemigos.

Estos creemos que son los influjos principales de Rugo de BaJma en los autores posteriores. Sobre todo, su influencia se ha dejado sentir en la cuestión del amor sin conocimiento.

VALOR EN LA HISTORIA DE LA ESPIRITUALIDAD

Por muchos motivos Rugo de Balma merece un puesto honorífico en la historia de la espiritualidad cristiana. Su doctrina constituye una nove­dad en más de un punto doctrinal. Dionisio Cartujano, que gustó y apro­vechó su doctrina, dice: «Qui etiam in huius quaestionis discussione multa pulchra inducit, inter caetera docens, quod tam intellectus quam affectus dupliciter consurgit in Deum» (56). Sea esta la primera novedad. Existen dos modos de conocer a Dios por medio del entendimiento, uno ascen­dente, de las creaturas a Dios, y otro descendente, de Dios a las creaturas. y existen también dos modos de conocer a Dios mediante el amor, uno mediante el conocimiento antecedente de las creaturas, que es escolástico y común, y otro místico, sin conocimiento antecedente de creaturas (57).

Por otra parte, Rugo de Balma ha contribuido como el que más a vulgarizar los conceptos de las tres vías aplicadas a la vida espiritual. La división de la vida espiritual en tres etapas o grados es muy antigua. En un sentido amplio la usaron ya en el siglo IV y V San Basilio y San Isaac de Nínive (58). En el siglo siguiente, San Juan CIímaco la utiliza en su Scala Paradísí (59). S. Gregorio usa la terminología «lnchoatio, me dietas atque perfectio» (60). Quizá es Tomás Gallus el primero en usar los tér­minos «purgatio», «illuminatiQ» en sentido moderno (61), influenciado, sin duda, por el Pseudo-Dionisio (62).

Cuando Rugo de Balma escribe su obra, comenzaban a vulgarizarse

(55) Sobre el influjo de Balma en Constantino de Barbanson, cf. THEOTIME DE BOIS-LE-DUC, La doctrine mystique du P. Constantin de Barbanson, en "JjJtudes frariciscaines", nouv. sér. 2 (1951) 268 Y 413. También la introducción a la obra de C. DE BARBANSbN, Les secrets sentiers de l'amour divin, de los padres benedictinos de SOlesmes, Paris, 1932, p. xxxvii-xxxviii.

(56) De contemplatione, l. 3, arto 15; Opera omnia, V. 41, Tornaci, 1912, p. 274aCD. (57) Q. U. 399bBC-400ab. (58) ROUET DE JOURNEL, Enchiridion asceticum, Friburgi Brisgoviae, 1947, n. 1005. (59) lb. n. 1124. (60) lb. n. 1194. (61) E. PUYOL, L'auteur du livre "De imitatione Christi", París, 18992, p. 189,

nota 1. (62) El Pseudo-Dionisio dice que son tres los oficios de los ángeles: "purificare",

"illuminare", "perficel'e". Cf. De caelesti hieral'chia, C. 10, § 1, PO, 3, 271. Balma cita este paso para fundar la división de su obra en tres vías: purificativa, ilumi­nativa y unitiva. Gf. l, 1, 347bB.

Page 15: AMOR Y CONOCIMIENTO EN LA VIDA M TSTICA, SEGÚN HUGO DE … · ponía la cuestión en términos escolásticos en su Theologia mystica. Aun que él, propiamente hablando, no es el

AMOR Y CONOCIMIENTO EN LA VIDA MÍSTICA SEGÚN HUGO DE BALMA 413

los términos: «vía purgativa, iluminativa y unitiva». El P. Ronorato de S. María, O. C. D., dice que él no sabe que hayan usado estos términos antes de los siglos XIH-XIV, y que en su tiempo eran comúnmente admi­tidos (63). De ahí el valor de la obra del místico cartujo, que ha estruc­turado y organizado su Theologia mystica sobre las tres vías del espíritu. Dada la difusión que tuvo su obra, contribuyó eficazmente a la propaga­ción de esta terminología.

Quizá es Rugo de Balma el primer autor que usa la doble terminolo­gÍa: «principiantes, aprovechados y perfectos», división fundada en el diverso desarrollo de la caridad en los diversos períodos de la vida espi­ritual; y «via purgativa, iluminativa y unitiva», fundada en los diversos grados de la oración alcanzados por el alma en camino hacia Dios (64).

El P. Bonnefoy ha notado con razón, que existe una gran diferencia entre la concepción baImiana de las Vías y la de S. Buenaventura. Rugo de Balma-según el crítico franciscano--identifica vías y grados en la vida espiritual. «Rugo de BaIma-escribe-difiere de S. Buenaventura consi­derando las vías como camino que se anda sucesivamente» (65). «AquÍ estamos-concluye-en completa oposición con S. Buenaventura, que de­clara perentoriamente: « ... quaelibet habet gradus suos, per quos incipi­tur ab imo et tenditur ad summum» (66).

Una tercera novedad la encontramos en la doctrina de las aspiraciones. Esta forma de oración afectiva se encuentra ya de un modo sistemático en los padres del desierto, en Casiano, S. Benito, en las Consuetudines de la Cartuja y se extendió a partir del siglo Xl por toda la Europa oc­cidental (67).

Rugo de Balma recogió la tradición superándola. En él la oración as­pirativa se hace casi sistema doctrinal. El discípulo que tome como guía espiritual a Rugo de BaIma tendrá que desarrollar su vida en este clima. La oración aspirativa le acompañará desde la primera conversión hasta los más altos grados de la vida mística. Es este un mérito de Balma: el haber introducido de un modo sistemático la oración aspirativa en el des­arrollo de la vida espiritual. Un ejercicio que reviste tonalidades diversas en las tres clásicas etapas de la vida espiritual, pero que no falta en nin­guna de ellas. El tratado de Balma es una cumbre, y su aparición «señala el principio de la grande difusión de la oración aspirativa» (68). Rasta Enrique Herp ha sido el maestro indiscutido de la oración aspirativa. El místico franciscano se inspiró en Balma, pero añadió nuevos elementos; al mismo tiempo contribuyó tanto o más que Balma a su difusión.

(63) ef. Tradition des Peres et des auteurs ecclésiastiques sur la contemplation, v. 1, Paris, 1708, p. 284.

(64) Habla de las tres vías: purgativa, iluminativa y unitiva, en Prólogo, 345bB; de los "incipientes", Prólogo, 346aA; "proficientes", nI, 1, 370ac; "perfecti", Q. U. 400bB.

(65) BONNEFOY, Une somme, p. 125. (66) lb., p. 126. (67) JANSSEN, L'oraison aspirative, 1. C., 20-22. Y F. VANDENBROUCKE, La spiritua­

lité chrétienne, v. II: La spiritualité du Moyen Age (en colaboración con J. LECLERCQ y L. BOUYER). Vienne, 1961, p. 200 Y 546, nota 63.

(68) JANSSEN, l. C., 26.

Page 16: AMOR Y CONOCIMIENTO EN LA VIDA M TSTICA, SEGÚN HUGO DE … · ponía la cuestión en términos escolásticos en su Theologia mystica. Aun que él, propiamente hablando, no es el

414 FAUSTINO DE PABLO MAROTO OCD

n. ELEMENTOS DOCfRINALES RELACIONADOS CON EL TEMA AMOR-CONOCIMIENTO

Antes de exponer la doctrina de Rugo de Balma sobre el amor y el conocimiento, problema que juzgamos central en su obra, hemos creido necesario dar algunas nociones previas-elementos doctrinales colaterales­que ayudarán al lector a comprender mejor el problema. Su ausencia, tal vez haría difícil el estudio integral de su doctrina. Remos elegido los pun­tos esenciales y que, a nuestro modo de ver, tocan más de cerca el pro­blema que vamos a desarrollar con más amplitud. Tales son sus ideas sobre la estructura del alma, la meditación-contemplación-unión y el ejercicio de las aspiraciones.

El estudio sobre el alma nos interesa en cuanto el amor y el conoci­miento son fruto de una actividad de sus potencias. Además, cuando Bal­ma expone su teoría del amor sin conocimiento, elimina ciertas operacio­nes de tipo intelectivo, cuyas nociones conviene tener presente para valo­rar el contenido de la misma.

Las nociones de meditación, contemplación y unión conservan en la obra de Balma una estrecha relación con el problema del conocimiento de Dios. Estos ejercicios espirituales-nos referimos a la meditación y a la contemplación-tienen una marcada finalidad gnoseológica; de ahí sus posibles derivaciones al tema del amor para relacionarles mutuamente.

Lo mismo se diga del ejercicio de las aspiraciones. Para Rugo de Bal­ma el acto de amor sin conocimiento se realiza gracias a este ejercicio espiritual exclusivamente de tipo afectivo.

a) LA ESTRUCTURA DEL ALMA

Las nociones psicológicas que encontramos en Rugo de Balma tienen un carácter práctico. El nos descubre su estructura, su anatomía Íntima, pero no es por un capricho estético, sino para decirnos que el alma hu­mana es capaz de Dios. Es un ser en movimiento, cuya dinamicidad tiende incansablemente a la conquista de Dios. El autor de la Theologia mystica habla del alma humana con vistas a solucionar el problema del conoci­miento de Dios en esta vida. La búsqueda de Dios mediante las potencias del alma era un problema vital en la escolástica medieval. De hecho, la

Page 17: AMOR Y CONOCIMIENTO EN LA VIDA M TSTICA, SEGÚN HUGO DE … · ponía la cuestión en términos escolásticos en su Theologia mystica. Aun que él, propiamente hablando, no es el

AMOR Y CONOCIMIENTO EN LA VIDA MÍSTICA SEGÚN HUGO DE BALMA 415

polémica sostenida por los mejores ingenios de la escolástica, sobre la pri­macía del entendimiento o de la voluntad, está determinada por una fi­nalidad gnoseológica. El espíritu medieval, ansioso de Dios, quería poseer el infinito del modo más perfecto. Por eso en sus tratados filosóficos y teo­lógicos se preguntó: ¿con qué potencia puede el hombre conquistar con plenitud el primer ser, con la voluntad o con el entendimiento? La solu­ción en favor de una o de otra potencia definiría la supremacía de las mismas y dividiría los maestros en intelectualistas o voluntaristas (69).

La obra de Hugo de Balma se resiente de este espíritu medieval, es­colástico. El lector de la Theologia mystica no debe perder de vista este carácter y esta finalidad de la obra del cartujo: conocer a Dios en esta vida del modo más perfecto, con la potencia más digna y más noble, tiene que ser la suprema aspiración del hombre. Definir la supremacía de la voluntad sobre la inteligencia, he aquí la finalidad primaria de la obra de Hugo de Balma.

En este contexto gnoseológico introduce sus nociones filosóficas sobre el alma y sus potencias.

Comienza admitiendo la existencia de tres potencias distintas, me­moria, inteligencia y voluntad (70). Tres potencias que se reducen fun­damentalmente a dos, cuando se aplican a la búsqueda de Dios.

«Unde notandum-escribe-quod duplex est modus apprehendendi, secundum duplicem naturalem potentiam pertingendi ad Deum: nam quaelibet anima ha­bet potentiam intelligendi, et haec est poten tia intellectus, et potentiam aman di, quae affectus dicitur, quibus Deum apprehendimus, qui est summa veritas, et summa bonitas. Unde intellectu apprehendimus veritatem, et affectu attingimus bonitatem» (71).

De más interés en nuestro estudio son los conceptos de «sensus», «imaginatio», «ratio», «intellectus», «inteligentia» y «apex affectus». El autor habla de ellos repetidas veces, siempre en relación con su capaci­dad de conocer o amar a Dios. Las potencias del hombre pueden con­quistar el ser infinito de Dios, cada una a su modo; unas, de un modo per­fecto; otras, de un modo imperfecto. Este es un criterio para determinar la escala graduatoria dentro de las diversas potencias.

En el grado ínfimo en relación con la capacidad perceptiva de Dios, están los sentidos externos y los internos. No habla mucho de ellos (72).

Inmediatamente después de los sentidos exteriores, viene la imagina­czon, cuyo oficio consiste en conservar las especies sensibles que los sen­tidos externos han captado en las cosas creadas (73).

(69) Cf. P. ROUSSELOT, L'intellectualisme de Saint Thomas, Paris, 19363, p. XVI con nota 2.

(70) "Sed ego video quod a sua primordiali creatione anima tres habet poten­tias naturaliter distinctas, scilicet, memoriam, intelligentiam et voluntatem. Me­moria nihil aliud est in nobis, quam intentio divinae similitudinis. Intelligentia est in nobis illud, mediante quo naturaliter non investigando, nec ratiocinando, quae­libet anima suum Creatorem cognosccit. Voluntas est illa potentia, per quam anima suum Creatorem diligit, et in ipsum naturaliter tendit" (Q. U. 396bBC).

(71) Q. U. 399aC. (72) IIl, 4, 389aC; 390bA. (73) Q. U. 400aB.

Page 18: AMOR Y CONOCIMIENTO EN LA VIDA M TSTICA, SEGÚN HUGO DE … · ponía la cuestión en términos escolásticos en su Theologia mystica. Aun que él, propiamente hablando, no es el

$.

416 FAUSTINO DE PABLO MAROTO oeD

Sigue en la escala, la razón, cuyo oficio es deducir unas verdades de otras, mediante una operación discursiva. Es una potencia superior a los sentidos externos y a la imaginación (74); el autor habla de la «investi­gatio rationis» para definir el trabajo deductivo, imperfecto de la ra­zón (75).

Superior a las anteriores es la inteligencia o entendimiento, que co­noce a Dios sin investigación ni raciocinio (76). Especialmente cuando recibe la iluminación divina «multa de divinis participat» (77). La ilumi­nación de la inteligencia es una gracia que Dios concede al alma para que pueda contemplar las cosas divinas, especialmente la Trinidad, él orden de las Personas divinas, la causa primera (78).

La potencia que supera a todas las anteriores, es la voluntad. Después tendremos ocasión de hablar largamente de la supremacía de la voluntad sobre la inteligencia; por eso ahora no nos detenemos a demostrarla. De momento, nos basta hablar del apex affectus, en cuanto forma parte de la estructura del alma que estamos analizando. Es la parte más elevada de la voluntad, la que en definitiva realiza la suprema unión del alma con Dios. Una idea que Balma repetirá en muchas páginas de su obra, aunque con diversos nombres. «Apex affectivae», «apex affectus», «affec­tiva in suo supremo apice» (79); «vis anima e suprema quae est apex af­fectus» (80); «m en ti s suprema affectio» (81); «principalis affectio o scin­tilla synderesis» la llama siguiendo a Tomás Gallus (82).

Con todas estas denominaciones no sólo ha querido demostrar la su­premacía de la voluntad sobre la inteligencia, sino que ha puesto en evidencia que existe en la voluntad una parte superior donde se realiza la unión del hombre con Dios. El ápice de la voluntad es un recinto sa­grado donde el alma experimenta a Dios en la unión mística; un santua­rio reservado a Dios sólo y donde las miradas profanas no pueden lle­gar (83).

Advertimos de paso que la estructura del alma que hemos advertido en Hugode Balma, lo mismo que la graduación de las potencias, se en­cuentra ya en Tomás Gallus, abad de Vercelli (84).

(74) lb. (75) III, 1, 370aB; 371aB. (76) "Naturaliter non investigando nec ratiocinando" (Q. U. 396bC). (77) Q. U. 389bC. (78) "Deinde ex ista consideratione creaturarum, quidam habitus per praedicta

in intellectu relinquitur, ubi primordiale fundamentum creaturarum relinquitur, et esse non tantum per conspectionem creaturarum, sed per irradiationem et illumi­nationem inmissam, quodammodo mens a Deo ad contemplanda divina praeclarius elevatur, et haec potentia vocatur intellectiva, sive intellectus, quae solum in me­ditatione pura consistit" (Q. U. 400aC). De la iluminación del entendimiento había hablado ya Guillermo de S. Thierry, quien distingue el "intellectus sibi relictus" del "intellectus gratia illuminatus". Cf. RElYPENS, Dict. Spir., ame, I, 442.

(79) III, 4, 388aB; 389bC; 393aA; 394aA; Q. U. 401aB. (80) Q. U. 403aC. (81) III, 4, 390aB. (82) III, 4, 390aA. (83) La corriente afectiva, en la que se encuentran Tomás Gallo y Hugo de

Balma, ha colocado la "sindéresis" en la voluntad. Mientras que S. Tomás la de­fine como un hábito de la razón superior. Cf. REYPENS, 1. c. 449.

(84) "Putavit enim [gentilis prophetia] summam vim cognitivam inesse intellec­tui, cum sit alia, quae non minus excedit intellectum, quam intellectus rationem,

Page 19: AMOR Y CONOCIMIENTO EN LA VIDA M TSTICA, SEGÚN HUGO DE … · ponía la cuestión en términos escolásticos en su Theologia mystica. Aun que él, propiamente hablando, no es el

AMOR Y CONOCIMIENTO EN LA VIDA MíSTICA SEGÚN RUGO DE BALMA 417

Si de las potencias pasamos a las operaciones específicas, nos encon­tramos en la obra de Balma con los términos como «cogitatio», «cogni­tio», «investigatio», «meditatio» y otros que implican una actividad in­telectiva. Nos interesa más que otra cosa determinar el sentido de estos términos, porque después tendremos ocasi6n de ver que durante la con­templación mística niega todas estas actividades. Del exacto conocimien­to de ellos dependerá la recta interpretación de su doctrina sobre el amor y el conocimiento.

Generalmente no es uniforme en el uso. El «cogitare», «cogitatio», es propio de la inteligencia (85), y supone un conocimiento que excluye el raciocinio y la investigación (86). Propio de la inteligencia es también «percipere», «speculare» (87). Mientras que la razón investiga (88).

El término «cognitiQ» tiene un valor más universal. Es el fruto de la aplicaci6n de una potencia a un objeto, con el cual el alma entra en contacto inmediato. La potencia pueden ser los sentidos, la razón, el en­tendimiento o la voluntad. Así tendremos conocimientos más o menos perfectos, o sea, conocimientos sensibles, intelectuales o místicos (89). A veces «cognitio» es sinónimo de «cogitatio» (90), o de «intellectualis operatio» (91). «Cognitio intellectualis», sinónimo de «cogitatio» (92).

Un término que incluye la actividad de la razón o de la inteligencia, es la «meditatio», de valor ambiguo. En cuanto hace relación a una ac­tividad del alma, es fruto de una potencia intelectual. Balma ha querido distinguirla netamente de la operación afectiva, sin insistir demasiado en su operación específica. De hecho, habla de la «meditatio intellectus prae­vii» (93). Habla indistintamente de la «cognitio» y de la «meditatio» (94), de la «cogitatio» y «meditatio» (95). Une a la «investigatio» la «medita­tio» (96).

Estos pocos ejemplos bastarán para demostrar que Balma no intenta definir la naturaleza de las potencias del alma y de asignar a cada una su operación específica. Para él lo importante es saber que existen dos campos en la psicología humana: el intelectivo y el afectivo. Esta dis­tinci6n es de valor primario en su obra. Todo lo intelectual es imperfecto, desde el punto de vista espiritual, aunque no deja de reconocer que el uso de las potencias intelectuales es meritorio en los principiantes y apro-

vel ratio imaginationem, scilicet principalis affectio: et ipsa est scintilla synderesis, quae sola unibilis est Spiritui Sancto, id est divino". Citado por Hugo de Balma, ur, 4, 390aA.

(85) "Cum igitur potentia intelligentiae in qua est cogitatio L .. ] igitur motus intelligentiae, qui est cogitare ... " (Q. U. 396bC).

(86) "Naturaliter non investigando nec ratiocinando quaelibet anima suum Creatorem cognoscit". lb.

(87) Ul, 1, 370aB; 371bA. (88) lb. (89) Ul, 4, 388a; 389aA. (90) Q. U. 396bA. (91) Q. U. 397bA. (92) Q. U. 398bA. (93) ru, 4, 393bC. (94) Q. U. 400bA. (95) Q. U. 398aB. (96) Q. U. 400bB.

Page 20: AMOR Y CONOCIMIENTO EN LA VIDA M TSTICA, SEGÚN HUGO DE … · ponía la cuestión en términos escolásticos en su Theologia mystica. Aun que él, propiamente hablando, no es el

418 FAUSTINO DE PABLO MAROTO oeD

vechados. Cuando excluye la meditación, el pensamiento, el conOCImIen­to, la investigación de la razón, excluye complexivamente una operación intelectual de cualquier orden que sea. La especificación la tendrá que dar el lector; pero hemos de reconocer que no siempre es tarea fácil.

Basta lo dicho sobre la estructura del alma. Creemos que es suficien­te para poder abordar el problema que nos interesa.

b) MEDITACIÓN, CONTEMPLACIÓN, UNIÓN.

La distinción entre meditación y contemplación en la obra de Rugo de Balma, si es que realmente existe, carece de importancia. NO' es la po­tencia, ni los actos de dicha potencia los que determinan la distinción esencial, sino los objetos contemplados. Los términos de meditación y contemplación son de un valor secundario y los usa indiferentemente. Tanto la meditación como la contemplación son fruto de una actividad intelectiva, son, en una palabra, «consideratio»; nunca atribuye a la vo­luntad o al afecto la facultad de meditar o contemplar (97).

La doctrina sobre la meditación y la contemplación resulta difícil de comprender, y hasta pobre en sus descripciones, al hablar indistintamente de ellas y del conocimiento de Dios. Balma habla de la contemplación en función del conocimiento de Dios, que se reduce necesariamente a un conocimiento intelectual o especulativo.

Admite dos especies de contemplación intelectual. La primera, la más imperfecta, es la «contempla ti o sensibilis», cuyo modelo es Lía. El alma busca a Dios a través del vestigiO' de las creaturas. Es un ejercicio de la razón que deduce y argumenta. En esta materia sigue las enseñanzas de Ricardo de S. Víctor, a quien cita (98).

Otra forma de contemplación intelectual más perfecta es la que po­díamos llamar descendente. La inteligencia recibe de Dios una gracia especial para contemplar directamente el ser divino, gracia que com­porta ciertas iluminaciones. Desde las alturas de la divinidad, el alma contempla toda la perspectiva de las creaturas, que se convierten así en objeto de contemplación y le ayudan a amar a Dios. He aquí un texto fundamental.

(97) Usa indistintamente los términos contemplación y meditación: "Una quae dicitur contemplatio [. .. ] quando mens scilicet lumine desuper infuso divinitus, habet meditando, vel cogitando solum caelestia contemplari" (Q. U. 399aC-bA); también en Q. U. 399bB y 400aC.

(98) Q. U. 399bB. Esta misma idea con idéntica referencia a Ricardo de S. Víc­tor, la repite hablando del triple conocimiento de Dios, prueba de que para Balma contemplación y conocimiento a veces se confunden; al menos que la contemplación la considera en función del conocer a Dios. Cf. IlI, 4, 388aA. Presenta a Lía como modelo de este tipo de contemplación: IIl, 4, 391bA. Esta forma inicial de contem­plación es una simple meditación u oración discursiva en el sentido moderno de la palabra.

Page 21: AMOR Y CONOCIMIENTO EN LA VIDA M TSTICA, SEGÚN HUGO DE … · ponía la cuestión en términos escolásticos en su Theologia mystica. Aun que él, propiamente hablando, no es el

AMOR Y CONOCIMIENTO EN LA VIDA MÍSTICA SEGÚN HUGO DE BALMA 419

"Alía vero contemplatio est e converso procedens; nam mens llllIllne desuper inmisso, secundum regulas veritatis, et rationes aeternas, quas secundum divinas illuminationes in seipsa percipit meditando, de inferioribus creaturis judicat, et secundum quod ampliori lumine anima desuper irradiando infunditur, sic in tan­to infallibilius, secundum ipsas causas, et rationes quae sunt idem quod Deus, a qua omnis creatura exemplata, et ideata primordialiter exivit, veritatem in crea­turis, et in omnibus affectibus .multo melius quam ratiocinando animus pers­crutatur» (99).

Balma distingue todavía dentro del ser divino dos virtualidades que pueden ser objeto de contemplación intelectual, una más perfecta que otra. En la mente de Dios hay ideas eternas que tienen correspondencia en las cosas creadas. Es lo que Balma llama contemplación de las cosas existentes, y esto es una «noble contemplación» (100). También en Dios existen otras propiedades que no se realizan en las creaturas, tales como el ser Trino y el orden de las Personas. Esta forma de contemplación es la suprema entre las contemplaciones especulativas (101). El modelo bí­blico de esta contemplación es Raquel (102).

¿Qué relación existe entre contemplación y unión? Ninguna. Las po­sibilidades de unión de la contemplación son muy escasas. El autor no identifica contemplación con unión, ni mucho menos con vida mística. En su sistema doctrinal, la contemplación es necesariamente fruto de una actividad intelectual, y es necesariamente también una actividad imper­fecta. Es un medio que hay que superar para llegar al fin; la unión, que se realiza siempre mediante el amor. El místico cartujo insiste en la di­ferenciación de estas dos vías, hasta el punto de afirmar que la contem­plación supone siempre el conocimiento intelectual, y la vida mística o unión de amor le excluye.

La unión, que se realiza en el amor, no sólo es diversa de la contem­plación, sino también superior a ella. La unión de amor, además, cons­tituye la última perfección posible en esta vida; y tiene el modelo en María Magdalena, quien eligió la mejor parte (103). Después veremos cómo se realiza esta unión de amor sin ayuda del conocimiento antece­dente ni concomitante.

(99) Q. U. 399bC. Contemplar la divinidad es una gracia: cf. texto en nota 97. La misma idea cuando habla del segundo grado de conocimiento de Dios: IrI, 4, 388aB.

(100) "Existentia hic dicuntur rationes aeternae in mente divina, quibus aliquid extractum in creatura inferius correspondet" (II!, 4, 391aA). La llama "nobilis con­templatio", ib. 391bB.

(101) "Non existentia vero hic appellantur, secundum quae nihil exemplatum in creatura reperitur, ut omnis consideratio de Trinitate, et ordine personarum, quia illud nunquam in creaturis apparet exemplatum ... " (II!, 4, 3!HaC)'

(102) Q. U. 399aC; II!, 4, 391bA. (l03) "Superior apprehensio in mente humana, per quam solam excellentissime

supremus spiritum attingitur, quae sola optima portio Mariae dicitur" (II!, 4, 391bA). "Unde sicut Novum Testamentum praestantius est Veteri, sic via amoris sive per­fectionis, quae est in ardore amoris, quae est designata per Mariam, est nobilior omni ineditatione, vel contentione intellectuali, quae designatur per Rachelem" (Q. U. 399bA). La unión de amor corresponde al tercer grado de conocimiento de Dios, prueba de que entre ellos existe cierta correspondencia interna; prueba además de la finalidad gnoseológica de la obra de Balma a la que ya hemos aludido varias veces (II!, 4, 388aB).

Page 22: AMOR Y CONOCIMIENTO EN LA VIDA M TSTICA, SEGÚN HUGO DE … · ponía la cuestión en términos escolásticos en su Theologia mystica. Aun que él, propiamente hablando, no es el

420 FAUSTINO DE PABLO MAROTO OCD

e) EJERCICIO DE LAS ASPIRACIONES Y LAS TRES VÍAS DEL ESPÍRIro

La obra de Rugo de Balma no es un tratado sistemático sobre la ora­ción afectiva; sin embargo, toda ella está penetrada de afectividad. El lector se siente impresionado, dominado, por esa corriente desde las pri­meras páginas, que va en crescendo constante y culmina en la exposición de la vía unitiva y en la «quaestio unica». Reducir a síntesis todas sus enseñanzas, es una empresa difícil, y que nos llevaría demasiado lejos. Reseñamos algunas ideas sobre la funcionalidad de las aspiraciones en las diversas etapas de la vida espiritual.

Las aspiraciones-advierte Balma-son un intercambio de amor entre dos personas que se aman y están separadas. Por eso mismo aspiran a la unión. Tal sucede, por ejemplo, entre los esposos (104). Los elementos esenciales de la aspiración son tres: un movimiento ascendente deJ alma hacia Dios; un deseo de unión por vía afectiva; la manifestación de ese deseo por medio de pequeñas fórmulas u oraciones jaculatorias (105).

La intensa tonalidad afectiva, que el autor ha querido dar a su obra, se manifiesta en el uso frecuente de las oraciones aspirativas, y en la di­versidad de nombres con que expresa la misma realidad (106).

El valor de las «aspiraciones» en la vida espiritual, tal como la con­cibe Rugo de Balma, es diverso en las tres vías. Durante la vía purgativa, los movimientos afectivos del alma orante, purifican los pecados pasados como la lima limpia el hierro (107). Durante la vía iluminativa, crecen en número y en intensidad. La vida afectiva durante este período tiene que ser practicada sistemáticamente, especialmente buscando en la Sagrada Escritura el sentido anagógico que suscite en el alma el movimiento anagógico. A este fin interpreta el Pater noster, intentando buscar el sen­tido anagógico; y en una segunda breve interpretación de la misma ora­ción, demuestra prácticamente cómo el sentido anagógico puede suscitar

(104) II, 2, 354bBC. (105) JANSSEN, L'oraison aspirative, l. C., 19-20. (106) Un elenco bastante completo puede ser el siguiente: "Flammigeras amo­

ris affectiones", "affectiones" (Prólogo, 345aB; 345bC; II, 2, 356aC; 357bA; 364aA; II, 3, 366bB; Q. U. 399bA; 400bA); "desideria", "desideria amoris", "insatiabilia de­sideria", "radiantissima amoris desideria" (II, 1, 353aB; II, 2, 354bB; 356aC; 357ba; 364aA; 362bA; III, 1, 369bB); "motus anagogiei", "eonsurreetio anagogica" (II, 2, 359bA; III, 1, 368bC; 369aAB; m, 4, 389bB; 393bC); "aspirationes", "aspirationes unitivae" (II, 3, 365bA; III, 1, 368aBC; 367aC); "motus unitivi", "veloeissimi motus", "motus amoris" (II, 2, 356aA; III, 1, 373aC'; II, 2, 357aB); menos usadas son las expresiones: "extensiones flammeae", "gemitus", "suspiria", "consurreetio anago­gica".

(107) "Quia sieut lima operatur in ferro, ut in qualibet ipsius singUlar! fricatio­ne aliquid de ipsius ferri rUbigine expellatur, sic quolibet suspirium vel gemitus ali­quid de rubigine peccati, etiam post infusionem gratiae relietum eliminat". I, 2, 348bA. Sobre las "tres vías", ef. p. 412-413 de este estudio.

Page 23: AMOR Y CONOCIMIENTO EN LA VIDA M TSTICA, SEGÚN HUGO DE … · ponía la cuestión en términos escolásticos en su Theologia mystica. Aun que él, propiamente hablando, no es el

AMOR Y CONOCIMmNTO EN LA VIDA MÍSTICA SEGÚN HUGO DE BALMA 421

el movimiento anagógico del alma (108). Al principio de la vida espiritual, el método de las aspiraciones supone cierta violencia natural. Balma la ha descrito como una lucha entre el cuerpo y el espíritu (109).

Sobre todo, durante la vía unitiva la oración aspirativa tiene un valor transcendental en la doctrina y en el sistema místico del cartujo. El nú­mero y la intensidad de las aspiraciones ha crecido de tal manera que el alma las puede hacer casi de un modo continuo, con suavidad y frui­ción (110).

La frecuencia de estos movimientos anagógicos purificará al alma, como el fuego purifica los cuerpos, para que pueda elevarse a Dios sin algún impedimento (111). La intensa vida afectiva, que crea el uso con­tinuado de la oración aspirativa, mortifica la capacidad intelectiva del alma, para que pueda conocer a Dios mediante el «solo afecto». En este clima, desaparecen del campo de la conciencia del alma las creaturas que antes servían de medio para ir a Dios; prácticamente desaparece toda actividad de tipo intelectual y no queda más que la operación de la vo­luntad. Estamos en el centro de la teoría del amor sin conocimiento.

IIl. EL AMOR Y EL CONOCIMIENTO EN LA VIDA MISTICA

Sin duda alguna, el tema del amor y el conocimiento es el principal de la Theología mystíca de Rugo de Balma. Son muchas las páginas de­dicadas al argumento, que comienza tímidamente y va en crescendo cons­tante hasta hacerse tema único y exclusiva en la última parte de la obra. Difícilmente podría comprenderse la obra sin tener presente la doctrina sobre el amor y el conocimiento.

En más de una ocasión, se han dado soluciones erróneas cuando se ha intentado interpretar el pensamiento de algunos autores místicos, pre­cisamente por no tener presente los diversos aspectos que el problema en sí mismo o en los autores estudiados puede tener. Por eso, se impone an­tes de nada determinar el sentido de la cuestión. Aquí solamente daremos

(108) La "expositio maior" del Pater, se encuentra en c. n, parto 2, 355-365; la "expositio minor", en C. II, parto 3, 365-366.

(109) "Mens laboriosissima sursum actione agatur, et ex extensione spiritus fit quaedam corporis enervatio, et spiritualis separatio, et membrorum etiam corpora­lium ex impetuositate motuum anagogicarum protensio L .. ] Unde impetus anago­gicos corpus sustinere non posset, sine magna afflictione ... " (III, 1, 369aA); otros textos en II, 2, 356aAB; Iil, 3, 384bB; III, 4, 393b-395a.

(110) Véanse, entre otros textos, los sigUientes: III, 1, 373aC; II!, 3, 387bA; II!,4, 393bC.

(111) III, 4, 389bB; 393b.

Page 24: AMOR Y CONOCIMIENTO EN LA VIDA M TSTICA, SEGÚN HUGO DE … · ponía la cuestión en términos escolásticos en su Theologia mystica. Aun que él, propiamente hablando, no es el

422 FAUSTINO DE PABLO MAROTQ oeD

los principios generales para una buena interpretación, aplicables en todos los casos de exégesis doctrinal. Cuando llegue la ocasión, daremos los cri­terios seguidos en la interpretación de la doctrina de Rugo de Ba1ma. Porque una cosa es clara y tiene que estar fuera de toda controversia, y es que no se puede comprender el pensamiento auténtico de un autor, sin tener presente su estilo, su Índole personal, el ambiente y el tiempo en que escribió, etc. Es lo que hemos hecho nosotros con la obra de Ba1ma. Pero de esto tendremos ocasión de hablar más adelante con más detalles.

a) En primer lugar, hablando de las relaciones entre el amor y el conocimiento, hay que distinguir entre relaciones de coexistencia, es de­cir, existencia o carencia de existencia simultánea; y relaciones de de­pendencia, es decir, de causalidad entre uno y otro.

b) Las relaciones entre el amor y el conocimiento, pueden estable­cerse en tres órdenes diversos. Primero, en un orden puramente natural, filosófico. AqUÍ los dos aspectos se relacionan en una misma línea. Tanto el conocer como el amar, provienen de una operación connatural del alma. Y el problema se propone en estos términos: ¿Se da un acto de amor sin que preceda o acompañe un acto de conocimiento? O sea, ¿se da una actuación de la voluntad sin que preceda o acompañe una actua­ción del entendimiento? Los autores están conformes en admitir que, relacionadas las dos potencias en un mismo orden natural, no cabe la po­sibilidad de separar el conocimiento del amor. Sus relaciones están re­gidas por el conocido principio de la filosofía escolástica: «ignoti nulla cupido», o «nihil volitum quin praecognitum». Evidentemente, este pro­blema queda fuera de nuestro estudio.

Un segundo orden de relaciones puede establecerse en un plano na­tural-místico. Es decir, un acto de amor místicamente infuso se compara con un acto de conocimiento adquirido, proveniente de una actuación connatural del entendimiento. O un conocimiento místicamente infuso, se compara con un acto de amor adquirido por una operación connatural de la voluntad. Estamos ya en el campo de la mística.

El problema en este caso puede enunciar se del siguiente modo: ¿Es posible durante la contemplación mística un acto de amor infuso, sin que preceda o acompañe ningún géneTO de conocimiento, ni siquiera el de tipo adquirido? También se podía presentar el problema inversamente, aunque ni históricamente ha tenido tantos adeptos, ni tantas dificultades filosóficas.

Diverso del conocimiento natural y místico es el conocimiento de fe, que es un modo sobrenatural ordinario de conocer a Dios. Tiene de co­mún con el conocimiento natural, el poderse reducir a los conceptos ad­quiridos naturalmente, pero difiere de él en el modo, es decir, en cuanto supone una gracia de Dios. Para nosotros, el conocimiento ordinario de fe, entra en una de las dos posibilidades propuestas, en cuanto no es un conocimiento místico, y se relaciona con un acto de amor místicamente infuso.

Page 25: AMOR Y CONOCIMIENTO EN LA VIDA M TSTICA, SEGÚN HUGO DE … · ponía la cuestión en términos escolásticos en su Theologia mystica. Aun que él, propiamente hablando, no es el

AMOR Y CONOCIMIENTO EN LA VIDA MÍSTICA SEGÚN RUGO DE BALMA 423

Además, existe un tercer plano de relaciones: el estrictamente místico. y se da cuando un acto de amor místicamente infuso se relaciona con un acto de conocimiento místicamente infuso. O a la inversa. Lo fundamen­tal es que se establezca la relación de ambos elementos en cuanto infusos.

El problema, por lo tanto, en este tercer grado de relaciones, queda reducido a los siguientes términos: ¿Puede darse durante la contempla­ción mística un acto de amor infuso sin que preceda o acompañe un acto de conocimiento infuso? O lo que es lo mismo, ¿amor y conocimiento, en cuanto místicamente infusos, coexisten siempre en todo acto de contem­plación mística? (112).

c) En la interpretación de los autores, especialmente de los místicos experimentales, hay que distinguir las nociones de conocimiento discur­sivo, de otra cualquier operación intelectual. Y esto para ver si quieren excluir de la contemplación mística todo acto de conocimiento anteceden­te o concomitante, o sólo limitar el uso del entendimiento, o lo que es lo mismo, negar algunas de sus operaciones.

d) Hay que distinguir también entre conocimiento general, oscuro y confuso, del conocimiento particular, claro, distinto. Puede ser que al­gunos autores nieguen el conocimiento antecedente o concomitante de Dios en la contemplación mística, en cuanto éste es conocimiento parti­cular, claro, distinto de la esencia de Dios, y no nieguen el conocimiento general, oscuro y confuso.

e) Se tiene que tener presente si los autores hablan de negación de todo conocimiento de la existencia de Dios o sólo de la esencia; y tam­bién distinguir entre conocimiento de Dios «per affirmationem» y cono­cimiento de Dios «per negationem».

f) A esto se debe unir el grado de conciencia que el alma tiene, o puede tener, de la actividad intelectivo afectiva. La carencia de concien­cia refleja actual del acto del conocer antecedente o concomitante al amor no significa la inexistencia del mismo. Según este principio, no hay que dar a las descripciones de los místicos más valor del que tienen. La des­cripción de un fenómeno místico, que supera las leyes de la psicología natural, no puede caber en fórmulas hechas de antemano. El místico que describe. sus relaciones amorosas con Dios, nos refiere una experiencia de la cual no ha tenido conciencia refleja, al menos en cuanto a todos los actos que integran la estructura psicológica del fenómeno. Puede muy bien suceder que niegue o parezca negar el carácter intelectivo de la gra­cia mística, cuando en realidad la incluye. De aquÍ deducimos que hemos de ser cautos en la crítica literaria de sus escritos. Las expresiones, ma­terialmente consideradas, pueden contar muy poco, y pueden compro­meter el auténtico pensamiento del escritor.

(112) Al hacer estas distinciones tenemos presente el artículo de TEóFILO DE LA VmGEN DEL CARMEN, O. C. D., Experiencia de Dios y vida mística. El pensamiento de S. Juan de la Cruz, en "Ephemerides Carmeliticae" 13 (1962) 136-223; sobre todo, 174-176.

Page 26: AMOR Y CONOCIMIENTO EN LA VIDA M TSTICA, SEGÚN HUGO DE … · ponía la cuestión en términos escolásticos en su Theologia mystica. Aun que él, propiamente hablando, no es el

424 FAUSTINO DE PABLO MAROTO oeD

g) Por fin, conviene distinguir entre relaciones de antecedencia y relaciones de causalidad. ASÍ, en teoría, puede darse un acto de conoci­miento antecedente respecto al amor, que no sea causa del mismo. No siempre que se habla de conocimiento antecedente o concomitante se afirma, sin más, el influjo causal sobre el amor. Del mismo modo, no siem­pre que se admite un acto de amor sin conocimiento antecedente o con­comitante, se niega toda relación entre ambos. A veces, el conocimiento no es más que una «conditio sine qua non» del amor.

Según esto, en nuestro trabajo estudiaremos los dos aspectos del pro­blema, el de la coexistencia y el de la dependencia, considerando siempre los dos elementos, conocimiento y amor, en la vida mística.

a) RELACIONES DE COEXISTENCIA

El problema que plantea el estudio de las relaciones de coexistencia está en saber si se dan siempre juntos el conocimiento y el amor en la vida mística; o más bien, el acto de amor existe sin acto de conocimiento; o el de conocimiento existe sin amor. El problema cobra interés-un in­terés histórico y doctrinal-cuando se propone bajo el enunciado, ¿es po­sible durante la vida mística un acto de amor al cual no precede ni acom­paña un acto de conocimiento, ni siquiera un conocimiento de carácter adquirido? Una solución afirmativa estaría en contradicción con los prin­cipios más elementales de la psicología humana generalmente admitidos.

Aplicando esta problemática a Rugo de Balma, nos hemos pregun­tado: ¿cuál es su posición en esta materia? ¿Admite o no admite que durante la vida mística se pueda dar un acto de amor sin que preceda ningún género de conocimiento? Y en caso de que admita el conoci­miento antecedente o concomitante, ¿de qué naturaleza es este conoci­miento?

Expresamente hemos limitado el campo de nuestra investigación a la vida mística. En primer lugar, porque el estudio de las relaciones en un orden natural, no ofrece problemática alguna ni en Balma ni en ningún autor místico o filósofo dentro de la escolástica. Además, porque someti­das las potencias humanas al influjo de la gracia, desarrollan una activi­dad psicológica específica de esos estados místicos, bastante diversa, por lo general, de una actuación connatural de las potencias. Por eso mismo, en este ámbito de la vida mística, el problema cobra un interés excep­cional al ofrecernos la posibilidad de nuevos hallazgos, de nuevas solu­ciones al problema de las relaciones entre el amor y el conocimiento. Si la solución de los místicos es contraria o al menos diversa de la solución de los filósofos, cobrará nuevo interés al aportar nuevos elementos para

Page 27: AMOR Y CONOCIMIENTO EN LA VIDA M TSTICA, SEGÚN HUGO DE … · ponía la cuestión en términos escolásticos en su Theologia mystica. Aun que él, propiamente hablando, no es el

AMOR Y CONOCIMIENTO EN LA VIDA MÍSTICA SEGÚN RUGO DE BALMA 425

solucionar el problema de las relaciones amor-conocimiento; un problema de verdad arduo y nunca resuelto con evidencia.

Existen muy pocos trabajos dedicados expresamente a resolver el pro­blema en Rugo de Balma; pero muchos autores, sobre todo místicos y escolásticos de los siglos XV-XVII, que propusieron el problema en térmi­nos teóricos, es decir, si es posible un acto de amor sin conocimiento an­tecedente ni concomitante, están de acuerdo en la interpretación de Rugo de Bl'Ilma y proponerle como el principal defensor de la teoría.

Vimos cómo en el siglo xv, el cartujo Vicente de Aggsbach defendió la teoría del amor sin conocimiento fundándose precisamente, entre otros, en Rugo de Balma (113). Esto prueba que la interpreta en este sentido.

Entre los escolásticos podemos citar dos ejemplos, aunque no son los únicos. Suárez, después que ha expuesto sumariamente la doctrina de la Mystica theologia, que él cree obra de S. Buenaventura, concluye: «Rae vero rationes omnes supponunt esse possibile elevari voluntatem ad verum Dei amorem vitalem et actualem, non excitatam, neque objective motam per intellectum, sed inmediate ab Spiritu Sancto» (114). El carmelita José del Espíritu Santo (andaluz), autor de un monumental curso de teología mística, proponiendo la misma cuestión, cita a Rugo de Bahna entre los principales defensores de la posibilidad de un acto de amor sin conoci­mi'ilnto en la vida mística. «Quocircar-escribe el carmelita-licet volun­tas non mystice procedens amare nequeat sine actu intellectus, ipsa vero procedens mystice potest independenter ab intellectu diligere; hancque esse dicunt perfectissimam theologiae mysticae contemplationem. Sic do­cent Hemicus de Balma ab aliis D. Bonaventura reputatus ... » (115).

Místicos y teólogos han interpretado, cada uno a su manera, la doctri­na de Rugo de Balma, llegando a la misma conclusión. La Escolástica, con sus profundas razones filosóficas, y la mística, con sus singulares e inefables experiencias, se han puesto de acuerdo para afirmar que Rugo de Balma es el defensor en sentido absoluto de la teoría del amor sin conocimiento. Se separarán a la hora de ponerse en su favor o de decla­rarse enemigos de la teoría defendida por el autor.

Otros intérpretes de la obra de Rugo de Balma han llegado, de modo diverso, a conclusiones contrarias a las anteriores. E. Puyol, a finales del siglo pasado, escribió que Balma no defiende el amor sin conocimiento. «El autor-anota-no niega el adagio «invisa possumus diligere, incognita nequaquam». No. Es necesario admitir que Dios es conocidc anteceden­temente ... » (116). No era la suya una exposición razonada, ni analizada en profundidad, por tratarse de un tema tangencial a su propósito; por eso su voz no tuvo eco.

Recientemente, J ean Krynen ha dedicado un estudio al tema, conclu­yendo que Balma niega todo conocimiento antecedente y concomitante

(113) Cf. p. 400 de este estudio. (114) F. SUÁREZ, De religione, tracto IV, l. n, C. 13, ed. Vives, t. XIV, Parisiis,

1859, p. 176. (115) JosÉ DEL ESPÍRITU SANTO, O. C. D. (andaluz), Cursus theologiae mystico­

scholasticae, disp. XIX, q. VI, ed. citada, p. 712b. (116) E. PUYOL, La doctrine du livre "De imitatione Christi", Paris', 1898, p. 561.

3

Page 28: AMOR Y CONOCIMIENTO EN LA VIDA M TSTICA, SEGÚN HUGO DE … · ponía la cuestión en términos escolásticos en su Theologia mystica. Aun que él, propiamente hablando, no es el

426 FAUSTINO DE PABLO MAROTO oeD

al amor excepto el conocimiento general y confuso de la fe (117). El tra­bajo de Krynen es un paso adelante en la interpretación del autor de la Theologia mystica.

Ante esta diversidad de pareceres, nos hemos propuesto estudiar el problema para ver si 1'ealmente admite la posibilidad del amor sin cono­cimiento; o más bien, ver si sus palabras pueden recibir una interpreta­ción más benigna, mitigando los extremismos y las dificultades que la teoría comporta.

Expondremos primero la doctrina de Balma tal como aparece en su obra y después intentaremos dar la interpretación adecuada.

ANÁLISIS DE LOS TEXTOS FUNDAMENTALES

La supuesta teoría del amor «sine cognitione praevia vel concomitan­te», domina la obra de Balma. A través de toda la Theologia mystica, encontramos afirmaciones más o menos esporádicas, donde parece admi­tir la posibilidad de un acto de amor sin conocimiento antecedente ni concomitante. Pero es, ante todo, en la «quaestio unica» con la que con­cluye el tratado, donde hay que buscar el verdadero nucleo del problema. El prólogo mismo de la obra y el título de la «quaestio unica», son alta­mente significativos. Citamos ambos ejemplos para iniciar la serie de tex­tos en favor de dicha teoría.

En el prólogo, exponiendo el plan de la obra, y después que ha des­crito las tres partes de ella, presenta al lector el tema del amor sin cono­cimiento, cuya posibilidad la habían negado algunos escritores de espi­ritualidad.

« Ultimo, contra aliquos sciolos-escribe despectivamente-hanc suprema m sapientiam impugnantes, et dicentes, quod nunquam consurgit affectus, nisi prae­meditando et cogitando, disputatio subditur, autoritatibus, et rationibus ipsorurn error convincitur, et hujus sapientiae veritas enodatur» (118).

El título de la «disputatio», a la que alude, no es menos significativo. «Questio unica. Utrum anima secundum SUl1m affectum possit aspirando, vel desiderando moved in Deum sine aliqua cogitatione intellectus prae-

(117) JEAN KRYNEN, La practique et la théorie de l'amour sans connaissance dans le Viae Sion Lugent, en RAM 40 (1964) 161-183. El autor escribe: "Nous arrivons ainsi a cette constatation capitale: il est vrai que dans la voie de la sagesse mys­tique, l'affection ardente s'éleve vers Dieu sans aucune pensée antécédente et con­comitante, comme le dit Balma; mais il est plus vrai de dire qu'elle s'éleve vers Lui sans aucune pensée antécédente ni concomitante autre que celle de la pure lu­miere infuse de la foi passivement regue". p. 176. El autor subraya.

(118) Prólogo, 347aC.

Page 29: AMOR Y CONOCIMIENTO EN LA VIDA M TSTICA, SEGÚN HUGO DE … · ponía la cuestión en términos escolásticos en su Theologia mystica. Aun que él, propiamente hablando, no es el

AMOR Y CONOCIMIENTO EN LA VIDA MÍSTICA SEGÚN HUGO DE BALMA 427

via, ve! concomitante.» Balma llama a este enunciado «cuestión difí­cib> (119).

Que nosotros sepamos, es la primera vez que en la historia de la es­piritualidad se proponía de un modo claro y en cuestión aparte el pro­blema del amor sin conocimiento.

La «quaestio unica» propone el tema en forma escolástica, típica de las Summas teológicas. Primero, los argumentos contrarios a la posibili­dad del amor sin conocimiento; en este caso, son nueve argumentos to­mados de la Escritura, del Pseudo-Dionisio y de sus comentadores, de S. Agustín y de la filosofía; siguen los argumentos en favor de la posibi­lidad, y termina dando la solución a la cuestión, optando por la posibilidad del amor sin conocimiento en la vida mística, es decir, no según el modo connatural de obrar el entendimiento y la voluntad.

Nunca se habían acumulado tantas pruebas, ni se había defendido con tanta valentía una tesis que aparentemente pugna con los principios más elementales de la filosofía y de la psicología. La solución de Balma, he­mos dicho, es positiva, y a defender la teoría del amor sin conocimiento se ordenarán todos sus esfuerzos (120).

La unión mística, según Rugo de Balma, es de carácter exclusivamen­te afectivo. Un movimiento del alma hacia Dios, objeto de sola la volun­tad, y desconocido para el entendimiento. Contacto afectivo con Dios, quiere decir contacto personal, experimentado y sentido en el centro del alma mediante el amor de caridad.

Rugo de Balma ha escrito que amar sin conocer es posible durante la vía unitiva, que es por eso mismo mística (121). Es una característica de este período de la vida espiritual, en contraposición con la vía ilu­minativa. Este es el contexto inmediato de todos los textos en los que habla del amor sin conocimiento, aunque no lo diga expresamente. Du­rante la vía iluminativa, el alma todavía medita, se ayuda de los medios creados para ir a Dios con el ejercicio de la inteligencia. En la vía uni­tiva, estos medios desaparecerán y quedará exclusivamente el afecto, la voluntad unida estrechamente con Dios.

«Quia adhuc mens proficiens-dice hablando del alma durante la vía ilumi­nativa-ad hoc, quod expedite feratur affectionibus anagogicis in dilectum, opor­tet quod primo aliquantulum meditetur [ ... l in tertio statu sine omni cogitatione concomitante vel praevia, quotiescunque vult sine obstaculo sursum elevatur. Ad quem expeditionem cum perfecte poterit attingere, omnis ab ipsa sapientia in sua consurrectione cogítatio, vel medítatio abscindetur» (122).

(119) Q. U. 395bB. (120) "Le point qui nous occupe y est examiné, se10n la forme scho1astique,

avec une vigueur de raisonnement et une abondance de preuves, qui nous ont vi­vemente trappé". PUYOL, La doctrine, p. 559.

(121) No es fácil documentar esta afirmación con un par de textos. Es necesario leer el apartado 4 del c. 3, y la "quaestio unica", donde habla de la via unitiva, du­rante la cual el alma ama sin conocimiento antecedente y esto es "mística teologia", en cuanto infundida por Dios al alma. En algunos de los textos que citamos a con­tinuación, aparecen estas ideas.

(122) n. 3, 365aBC; también en prólogo, 345bBC.

Page 30: AMOR Y CONOCIMIENTO EN LA VIDA M TSTICA, SEGÚN HUGO DE … · ponía la cuestión en términos escolásticos en su Theologia mystica. Aun que él, propiamente hablando, no es el

428 FAUSTINO DE PABLO MAROTO OOD

Las dos primeras vías no tienen valor en sí mismas para el místico cartujo, en cuanto se ordenan a la vía unitiva. El residuo intelectual, que durante la vía iluminativa alimenta la piedad afectiva del alma, se apa­gará durante la vía unitiva. El conocimiento intelectual . que funda el amor es como los andamios que se colocan para la fabricación de un puente, según gráfica expresión de Balma (123). Una vez acabada la cons­trucción, se destruyen los andamios. Del mismo modo, el conocimiento intelectual debe desaparecer una vez que el amor se sustenta por sí mis­mo. De ahí el carácter imperfecto y transitorio del mismo.

Introduciendo el tema de la vía unitiva en la tercera parte de su obra, Balma, queriendo justificar la teoría del amor sin conocimiento, comenta el texto escriturÍstico: «Accedite ad eum et illuminamini.»

«Ibi ergo--escribe-tangit complete istius libri materiam, in quo curso ex­traneo qua si contra omnes divinos, et theologicos tractatores, non per specuZum creaturae, veZ ingenii investigatione, veZ intellectus exercitio, docet cognitionem immediatam Creatoris attingere, sed per amoris unítivi aspiratíones, quibus non tantum, quia Deus est, sed etiam quid sit Deus ... » (124).

Pero los textos más duros hay que buscarles en el apartado cuarto del capítulo tercero, donde comenta largamente un célebre texto del Pseudo­Areopagita, que ha sido la base de ulteriores disputas. Balma le cita para definir la naturaleza de la mística sabiduría y defenderse de posibles crí­ticas. Al amparo del célebre S. Dionisio, él puede hablar y escribir con seguridad de la teología mística, porque no hace más que comentar la doctrina de un maestro.

"Tu autem Timothee-transcribe el cartujo--circa mysticas visiones forti con­cel'tatione sensus derelinque, et intellectuales operationes, et omnia sensibilia, et intellectualia, et omnia existentia, et non existentia, et sicut possibile est ignote consurge ad ejus unitionem ... » (125).

«Dnde ista consurrectio--comenta Balma-quae per ignorantiam dicitur, nihil aliud est nisi immediate movf3ri per ardorem amoris sine omnis creaturae speculo, absque praevía cogitatione sine etíam motu intelligentiae concomitante: ut solus affectus tangat, et in ilpso actuali exercitio nihil cognoscat speculativa cogni­tio» (126).

Aunque el conocimiento de Dios adquirido por el cauce de las creatu­ras, mediante el uso del entendimiento, es suficiente para los principian­tes y los filósofos gentiles, no lo es para los que aspiran a la perfección de la vida mística. Superior al conocimiento intelectual, es, sin duda, el que proviene de la mística sabiduría, una ciencia que niega el uso de todas las potencias intelectuales.

« ... quae consurrectio--escribe de la teología mística-ignorata, vel per ig­noratiam dicitur, ut remoto omnis imagínatíonís, rationis, íntellectus veZ itntelli­gentiae exercitio, per unitionem ardentissimum amoris id sentiat in praesenti. quod intelligentia capere non sufficit» (127).

(123) Prólogo, 345bC. (124) IlI, 2, 374aC. (125) TII, 4, 387bB; el texto del Areopagita: Mystica theologia c. 1, § 1, PG 3,998. (126) ITI, 4, 387bC. (127) IIl, 4, 388aB.

Page 31: AMOR Y CONOCIMIENTO EN LA VIDA M TSTICA, SEGÚN HUGO DE … · ponía la cuestión en términos escolásticos en su Theologia mystica. Aun que él, propiamente hablando, no es el

AMOR Y CONOCIMIENTO EN LA VIDA MÍSTICA SEGÚN HUGO DE BALMA 429

Del mismo modo y casi en idéntico contexto excluye los objetos del conocimiento intelectual. Los hombres sensibles y mundanos necesitan de las creaturas para conocer a Dios; para aquellos que reciben la gracia mística, todos estos objetos son inútiles. Los que usan de las creaturas como medio, son siervos de las mismas creaturas; sin embargo, los que prescinden de ellas son los verdaderos hijos de Dios. Por eso mismo hay que abandonar su conocimiento. Balma admite que la exclusión tiene que ser total para que sea eficaz; de lo contrario no hay posibilidad de vida mística.

« ... praecipitur-eseribe en este eontexto--[amoveri] non tantum modo sen­sibilem prout sensui exteriori respondet, sed etiam prout est sensuum interiorum [ ... ] Intelligibilia enim generaliter evelli admonentur» (128).

« Non tantum intellígibilia, in quo verbo respeetu exercitii istius, omnis fi­nalis eomplaeentia eognitionis de omni ereatura tan inferiori quam superiori re­linqui persuadetur, et etiam existen tia, et non existentia, per quae duo omnis modus speeulativus apprehendendi divinam naturam excluditur. Existentia hie dieuntur rationes aeternae in mente divina, quibus aliquid extractum in ereatura inferius eorrespondet [ ... ] Sed et non existentia juventur amoveri [ ... ] Non exis­tentia yero hie appellantur, seeundum quae nihil exemplatum in ereatura repe­ritur, ut omnis eonsideratio de Trinitate, et ordine personarum ... » (129).

« ... ubi duo maxime quae oportet derelinqui, tranguntur, seilieet omne in'e­tentibile, et omne absolutum, quorum primum respicit affectum [ ... ] Absolutum dicitur omne quod sua propria forma eognoscitur habens esse distinetum, eujus omnem speeulationem vel eontemplationem amoveri neeesse est...» (130).

En un texto de Tomás Gallus, citado como un argumento a favor de su tesis, excluye tanto las potencias intelectuales como sus objetos. Vale la pena citarle para cerrar esta ya larga serie de testimonios.

«Istud sapientiae negotium sensus, imaginatíonís, ratíonis, intellectus, tam praetici, quam theorici usus et officia susp.endit, et excludít omnem intellectum, et omne intelligibile, et ens et unum et verum et transeendit speeulum et aenigma, et ipsi divino spiritui apieem affeetionis principalis divina dignatione unit...» (131).

Sería casi imposible citar todos los textos donde Rugo de Balma habla de esta cuestión, excluyendo bien la potencia intelectiva operante, bien los objetos propios de esas potencias. Los que hemos transcrito son los más importantes y juzgamos suficientes para poder dar un juicio sobre el pensamiento de Balma en esta cuestión (132).

Reduciendo a esquema los textos citados, veamos qué elementos in­telectuales excluye antecedentes o concomitantes al amor.

(128) IlI, 4, 390bAB. (129) IIl, 4, 391a. (130) IIl, 4, 394aAB. (131) IlI, 4, 398aC. (132) El lector puede ver otros textos en los siguientes lugares: usa la expresión

"sine cogitatione praevia vel concomitante" o frases parecidas: prólogo, 345bC; 347aC; IlI, 1, 371bA; IlI, 4, 393bG; Q. U. 397aC; 397bB; 398aBC-bA; 400bB; exclu­sión de potencias: IlI, 4, 391bG; 392a; 393aA; exclusión de potencias y objetos: IlI, 4, 389a; 390aB; 393aB.

Page 32: AMOR Y CONOCIMIENTO EN LA VIDA M TSTICA, SEGÚN HUGO DE … · ponía la cuestión en términos escolásticos en su Theologia mystica. Aun que él, propiamente hablando, no es el

430 FAUSTINO DE PABLO MAROTO OCD

a) Niega en general el ejercicio del entendimiento antecedente o concomitante (133); de la razón, entendimiento o inteligencia (134); de la imaginación, razón, entendimiento o inteligencia (135); o finalmente todas las operaciones intelectivas: sentidos, imaginación, razón,entendi­miento (136). Con esto ha negado cualquier uso de la capacidad cog­noscitiva.

b) No es menos absoluto cuanto excluye los objetos de esas mismas potencias. Todo, absolutamente todo, sea creado o increado, en cuanto puede caer bajo la capacidad intelectiva, tiene que ser abandonado, si se quiere llegar a la mística unión de amor. Y esto en sentido antecedente o concomitante al amor. Así vemos, por ejemplo, que niega en términos generales cualquier cosa creada (137); excluye las cosas sensibles y las inteligibles (138); las existentes y las no existentes; lo absoluto (139); dice que no hay que pensar ni en las creaturas, ni en los ángeles, ni en Dios (140).

c) Niega también las funciones de la potencia intelectiva aplicada a su objeto. Esta es la forma bajo la cual se ha hecho famosa la cuestión en la historia de la espiritualidad. La unión de amor se realiza «sine omni cogitatione praevia vel concomitante» (141).

En definitiva, tanto el conocimiento de las cosas sensibles como de las inteligibles y, sobre todo, la presencia de la potencia intelectiva, son «impedimentos» para el amor. El alma que usa estos medios está como atada, y cuando los abandona, se encuentra libre como un ave para volar con solos los afectos (142).

Notamos finalmente que en esos mismos textos donde niega todo ele­mento intelectivo antecedente o concomitante al amor, habla del método puramente afectivo, mediante el cual el alma ama a Dios sin necesidad del conocimiento previo. Balma lo describe como un movimiento hacia Dios «per ignorantiam, per ardorem amoris» (143), o «per amorem arden­tissimum unitivum» (144). Durante la vida mística el alma se une a Dios «affective» y «modo indicibilD) (145); «solo amoris vehiculo» (146); «per amoris unitivi aspirationes flammigeras» (147).

(133) IU, 2, 374aC; 389aB; 389bC; 391bC; 392aBC; 393aA; 393bC. (134) IU, 4, 388bB. (135) IU, 4, 388aB. (136) Q. U. 398aC. (137) IU, 2, 374aC; UI, 4, 387bC; IIl, 4, 388aB; 389bC. (138) IU, 4, 389aB; 390bAB; 393aA. (139) IU, 4, 391aA; 394aAB; para el significado de estos términos técnicos, cf.

texto de p. 429 de nuestro trabajo. (140) Q. U. 400bB. (141) Prólogo, 345bC-346aA; U, 3, 365aC. En el mismo sentido que "cogitatio",

usa los términos "cognitio", "discreptio", "meditatio", "investigatio". Todos ellos de sabor intelectual, quedan superados en la vida mistica. Ve entre otros lugares: PTó­lago, 347aC; UI, 4, 387bC; 393bC; 397bB; 398aC-bA; 400bB; 401aB; 403aA.

(142) UI, 4, 393aB. (143) UI, 4, 387bC. (144) UI, 4, 388aB. (145) IU, 1, 371bA. (146) Prólogo, 347aC. (147) UI, 2, 374aC.

Page 33: AMOR Y CONOCIMIENTO EN LA VIDA M TSTICA, SEGÚN HUGO DE … · ponía la cuestión en términos escolásticos en su Theologia mystica. Aun que él, propiamente hablando, no es el

AMOR Y CONOCIMIENTO EN LA VIDA MÍSTICA SEGÚN HUGO DE BALMA 431

Podemos, en definitiva, cerrar esta exposición de textos con las pala­bras conclusivas del áureo tratado de la Theologia mystica del cartujo:

«Dnde hoc est illud quod Dominus promisit Apostolis, cum dixit: In­duimini virtute ex alto. Dnde sicut sacerdos induit se a capite, sic anima induitur a parte summi affectus. Dnde primo tangitur igne Spiritus Sancti, quam aliqua cogitatio veniat. Patet ergo evidente1', quod anima ver e amans, potest consurgere in Deum per affectum accenso amoris deside­rio, sine aliqua cogitatione pmevia» (148).

FUNDAMENTO DE LA TEDRÍA DEL AMOR SIN CONOCIMIENTO

Conocer el motivo que ha inducido a Hugo de Balma a adoptar una posición, a primera vista inaceptable desde muchos puntos de vista, es lÍtil no sólo para valorar su actitud doctrinal, sino también para penetrar el verdadero sentido de sus afirmaciones. Por eso, antes de dar nuestra interpretación de su doctrina, expondremos algunos principios o razones de diversa Índole, que son la base de la supuesta teoría del amor sin co­nocimiento. En la obra de Balma no están expuestos con el mismo orden que nosotros seguimos, sino que él les expone cuando se le presenta la ocasión. Para comodidad del lector, les ordenamos según un orden lógico.

Alguien ha escrito que ha sido el principio de la superioridad de la caridad sobre la fe, el que ha movido a Hugo de Balma a aceptar la teo­ría del amor sin conocimiento (149). Es verdad que para él, la caridad es superior a la fe, en cuanto aquella posee mayor capacidad perceptiva de Dios. Nosotros pensamos que este principio es decisivo, el principal si se quiere, pero no el único.

En primer lugar, el místico cartujo cita dos textos de la Escritura, in­terpretándoles en el sentido del amor sin conocimiento, tomados los dos del libro de los salmos: «Accedite ad eum et illuminamini» (150). Según la interpretación del autor, el movimiento del alma hacia Dios tiene dos tiempos; en el primero se acerca a El; y en virtud de este contacto, que se realiza mediante el amor, el alma es iluminada para conocer los mis­terior divinos. En una palabra, el amor precede al conocimiento y el amor es causa del conocimiento (151). El mismo valor tiene el otro texto: «Gus­tate el videte quoniam suavis est Dominus» (152).

(148) Q. U., 404bA. (149) "Ce qui nous intéresse davantage est de pénétrer le motif qui a dominé

la théorie d'Hugues de Balma de l'amour sans connaissance. Le fondement n'en parait pas d'ordre philosophique. Le point de départ sembre etre la superiorité de la charité sur la foi". C. BARBANSON, Les secrets sentiers, ed. de Solesmes, ya cita­da, p. 433.

(150) Ps. 33, 6. (151) IrI, 2, 374aBC-bAB; también en Q. U. 402aB. (152) Ps. 33, 9.

Page 34: AMOR Y CONOCIMIENTO EN LA VIDA M TSTICA, SEGÚN HUGO DE … · ponía la cuestión en términos escolásticos en su Theologia mystica. Aun que él, propiamente hablando, no es el

432 FAUSTINO DE PABLO MAR OTO oeD

«Cum igitur gustare-comenta Balma-affectum respiciat amoris, videre au­tem intellectus cogitationem, vel meditationem; ergo primo oportet motu amoris consurgere, quam occultissimum Deum intellectualiter cogitando cognoscere» (153).

No sabemos el influjo que habrán tenido estos dos textos de la Escri­tura en la génesis y desarrollo de su teoría. Creemos, sin embargo, que ellos solos no han sido decisivos. Al menos han corroborado sus convic­ciones y quizá también sus experiencias místicas.

Balma insiste también en algunos principios teológicos. Por ejemplo, admite que en el orden natural, el amor no se da sin conocimiento ante­cedente, pero esto es posible en el orden sobrenatural. Este fenómeno sin­gular es lo que Balma llama «sabiduría mística», posible solamente me­diante una gracia especial de Dios. Sólo un influjo directo de Dios en la psicología humana explica el proceso extraordinario del conocimiento y el amor (154). La sabiduría mística no es como las demás ciencias, por­que en ella la práctica precede a la teoría (155). El magisterio de esta ciencia---'-continúa el autor-se lo quiso reservar Dios, concediéndola abun­dantemente a las simples beatas y a los rústicos pastores, y negándola a los poderosos, para confutar a los sabios de este mundo (156). En defi­nitiva-termina diciendo-, esto es posible gracias a una operación ilu­minativa del Espíritu Santo en el alma (157).

Otro principio teológico de sabor escriturístico, es el de la supremacía del amor de caridad, sobre cualquier conocimiento intelectivo. La per­fección consiste en la unión del alma con Dios; sin embargo, un abismo infinito separa al creador de las creaturas. Ahora bien, existen dos cami­nos para llegar a El: mediante el conocimiento especulativo, y mediante la caridad, o el afecto. De estos dos, tendrá la precedencia aquel que nos acerque más a Dios; sin duda alguna-concluye Balma-, el amor nos Une a Dios más que cualquier conocimiento intelectual, ya que el amor posee la capacidad de transformarnos en El; transformación en Dios que es, al mismo tiempo, causa de conocimiento (158). Con esto prueba la

(153) Q. U. 398aB. (154) "Sed ne absurdum illud videatur sensus habere derelinqui, subditur ratio:

quia ista sapientia non est sicut alia scientia, quae est ex praeexistenti sensibilium cognitione ... " (IIl, 4, 389aB).

(155) Con esto, fundaba su teoría sobre una experiencia mística. Balma se ha fiado mucho de la experiencia. No podemos determinar en concreto si fueron pro­pias o ajenas, aunque es muy verosímil que hable de experiencias personales. En su obra habla varias veces de la experiencia mística, como medio necesario para comprender la doctrina original que está exponiendo. Ya en el prólogo avisa que la lectura de la obra quiZá parezca oscura a muchos por falta de experiencia de los temas tratados; Balma invita a los lectores a dedicarse a la vida mística y así podrán comprender por exp.eriencia personal la doctrina que está exponiendo. Cf. Prólogo, 346bBC.

(156) IIl, 4, 392bA. (157) "Unde ipse Spiritus Sanctus per ignem amoris tangit, et inflammat su­

premum affectivae apicem, et indicibiliter sine omni cogitatione, vel rationis dis­creptione ad se trahit" (Q. U. 401aB); también, en 400bB; 401aC; IlI, 4, 395aC; Prólogo, 345bC.

(158) Compárense estos dos textos entre sí: " ... intantum mens divinitus ad supercaelestia, et eminentius attingit, inquantum ipsis magis appropinquat, vel in ipsum Deum intimius transformatur; quod quia nuIla est contemplatio speculativa,

Page 35: AMOR Y CONOCIMIENTO EN LA VIDA M TSTICA, SEGÚN HUGO DE … · ponía la cuestión en términos escolásticos en su Theologia mystica. Aun que él, propiamente hablando, no es el

AMOR Y CONOCIMIENTO EN LA VIDA MÍSTICA SEGÚN RUGO DE BALMA 433

suficiencia gnoseológica de la caridad y, en definitiva, que es posible un acto de amor sin conocimiento antecedente. Creemos que este principio tiene su razón de ser también en el voluntarismo declarado del autor. «Poten tia motiva potentia cognitiva excellentior», condensa Rugo de Bal­ma (159).

A la misma conclusión le lleva el análisis del mecanismo psicológico del acto de amar y conocer. Ya hemos advertido que la obra de Rugo de Balma, como su ciencia mística, tiende a enseñar el modo más perfecto para conocer a Dios en esta vida. Analizando el acto de conocer, sobre todo cuando el objeto del conocimiento es Dios, ha comprendido la im­perfección del acto, y sobre todo la imperfección del conocimiento ad­quirido por este cauce. Esta constatación le llevará a aceptar la prece­dencia del amor sobre el conocimiento, porque mediante el amor el alma alcanza más puro conocimiento de la causa primera. Veamos cómo se van deduciendo las consecuencias.

Todos los hombres naturalmente desean saber. La experiencia demues­tra que el conocimiento de las creaturas no puede saciar completamente la sed de sabiduría que late en el fondo del alma. La única verdad que le satisface plenamente es el conocimiento de Dios. Ahora bien, como quiera que todo conocimiento de Dios por vía del entendimiento está éondicionado por el conocimiento de las creaturas, no puede satisfacer plenamente el deseo natural del alma. Por eso mismo desea conocer a Dios sin medio de cl'eatul'as, o lo que es lo mismo, por medio del afecto o de la voluntad, sin conocimiento antecedente ni concomitante (160).

Una cosa clara para Balma es que el conocimiento de Dios a través de las creaturas es extremadamente imperfecto, porque es una operación del entendimiento que «phantastice, vel circunscribiliter vel modo limita­to apprehendit» (161). Por eso, la filosofía natural, que usa en sus inves­tigaciones el conocimiento intelectual, conoce a Dios «sub ratione boni, vel veri, vel dulcis» (162). Y Dios no cae debajo de ninguna de esas ca­tegorías filosóficas (163). Sólo cuando el entendimiento no conozca a Dios a través de las cosas creadas, el orden de potencias será inverso. Tal su­cede, segUn Balma, con los bienaventurados, en los cuales precede el acto del conocer al del amar (164).

quae habet virtutem transformandi, sed solus amor extensivus deificans ... " (HI, 4, 391bA).

"Item cum Deus quasi gradibus infinitis distet a qualibet creatura, ad hoc quod ipse in ista miseria aliquantulum cognoscatur, oportet animam sic appropinquare eidem ut quoquomodo attingatur ab ipsa. Cum ergo solus amor faciat animam ap­propinqua.re ad Deum per sui extensionem; igitur inquantum mens amat attentius, intantum fonti luminis appropinquat, et per consequens inquantum propinquior est fonti luminis per amorem, intantum plus intellectus illuminatur ab eo per cognitio­nem: primo igitur in divinis est ardendo amare, quam intelligendo cognoscere" (Q. U. 399aA); también en HI, 2, 374aB.

(159) m, 4, 388aC. (160) IH, 4, 390bBC. (161) IH, 4, 392aA; Q. U. 402bAB. (162) IH, 4, 394bC. (163) IH, 4, 389aC. (164) " ... et licet ibi [in beatisJ sint cognitio simul et dilectio, tamen cognitio

naturaliter praecedit dilectionem" (HI, 1, 369aC). No es ésta una afirmación dicha de paso y en contradicción con otros lugares paralelos. La misma idea se repite

Page 36: AMOR Y CONOCIMIENTO EN LA VIDA M TSTICA, SEGÚN HUGO DE … · ponía la cuestión en términos escolásticos en su Theologia mystica. Aun que él, propiamente hablando, no es el

, '

i,

434 FAUSTINO DE PABLO MAROTO OOD

Para terminar, recordamos que Balma apoya su doctrina sobre la auto­ridad del Pseudo-Areopagita, de quien cita dos textos que se han repetido después con increíble monotonía por todos los que han hablado del tema durante varios siglos (165), y de su célebre comentarista Tomás Ga­llus (166).

Esta es la doctrina de Rugo de Balma según aparece en su obra. Nos queda por ver el significado de la misma.

-,/

INTERPRETACIÓN DE LA oocrnINA DE BALMA

Creemos de todo punto necesario para entender la doctrina del amor sin conocimiento en Rugo de Balma clarificar estas cuatro cosas: el con­texto histórico de la Theologia mystica; la finalidad del autor y de la obra; el contexto próximo y remoto de los textos donde parece afirmar el amor sin conocimiento antecedente ni concomitante; determinar el sen­tido de la cuestión en el autor.

Estos serán para nosotros criterios básicos y necesarios para la inter­pretación. Sólo así podremos valorar integralmente sus afirmaciones.

a) La obra ha sido escrita en un ambiente antiintelectualista, aun­que el autor demuestra conocer bien el método escolástico y lo aplica con rigor en la exposición de sus ideas.

La actitud de los f7seQlásticos-según la interpretación de Balma-era admitir solamente el conocimiento de Dios a través del conocimiento in­telectual de las creaturas. Creían conocer profundamente los misterios de Dios con la sola luz de la razón natural. Balma-citando la autoridad del Areopagita-les dice que son auténticos mendigos de Dios.

siempre que habla tanto de los bienaventurados, como cuando habla de los ángeles. La "corona substancial" de la gloria, será la "visio pulchritudinis divinae" (TII, 1, 373aC); la gloria eterna de los ángeles consiste "in cognitione veritatis aeternae, et amore beatitudinis increatae" (ID, 3, 386aA); el mismo valor tienen otros textos donde habla de la visión de Dios "facie ad faciem" (II, 2, 355bC; 361aA; 362aC; II, 3, 366bA).

(165) Q. U. 397bA; 397bC. (166) De él cita la Extractio, para demostrar que la unión de amor es "effectivae

verae cognitionis": (Q. U. 397bB; y III, 4, 390bC); el texto de Tomás Gallus puede leerse entre las Opera omnia de Dionisio cartujano, v. XVI, Tornad, 1902, p. 455D. El P. G. THERY, O. P., ha demostrado que la Extractio, no es más que una acomo­dación de la traducción latina del Pseudo-Areopagita, hecha por Juan Sarraceno, a la cual ha añadido sus glosas propias. Cf. Les oeuvres cZionysiennes de Thomas Gallus, en "La vie spirituelle, Supplément", 31 (1932) 147-167; 32 (1932) 22-43. otras dos veces, por lo menos, cita la autoridad de Thotnás Gallus, y por cierto un autén­tico comentario del Pseudo-Areopagita, como ha demostrado el mismo P. THERY, Cf. l. c. 33 (1932) 129-154. BaIma aprovecha su doctrina para afirmar la superiori­dad cognoscitiva de la voluntad sobre el entendimiento (ITI, .4, 390aA); y otra para defender la absoluta ausencia del elemento intelectivo durante la vida de unión (Q. U. 398aC).

Page 37: AMOR Y CONOCIMIENTO EN LA VIDA M TSTICA, SEGÚN HUGO DE … · ponía la cuestión en términos escolásticos en su Theologia mystica. Aun que él, propiamente hablando, no es el

AMOR Y CONOCIMIENTO EN LA VIDA MÍSTICA SEGÚN HUGO DE BALMA 435

« ... B. Dionysius istos doctores scholasticos et speculativos confutat: qui om­nía se sGÍre existimant, cum tamen de vera sapientia, qua mens ad Deum trahitur, parum aut nihil, nisi forte conjecturando veI opinando cognoscanb> (167).

La obra de Balma está dominada por un tono polémico que el autor no siempre logra ocultar. El es un antiintelectualista convencido, que ha­bla con desprecio de la Escolástica. Demuestra un secreto resentimiento contra el saber teológico de los escolásticos de su tiempo, infectados de soberbia y racionalismo. Según él, la teología escolástica es irreconcilia­ble con la mística, en cuanto. cada una resuelve el problema del conoci­miento de Dios de modo muy diverso.

Interesante sobre manera es el prólogo de la obra que describe mag­níficamente el ambiente del siglo XIII, aun dentro del ámbito conventual. En estas páginas fustiga con tono amargo la pésima ocupación de los hom­bres de dedicarse al escrutinio intelectual de Dios mediante elucubracio­nes mentales, que secan los afectos del alma. El comienzo mismo de la obra, «Viae Sion lugent», del profeta Jeremías, manifiesta la profunda amargura del autor. Y todo el prólogo son notas de este fúnebre lamento: el clero, el pueblo y, lo que es más terrible, los mismos religiosos y muchos varones famosos, se han entregado a la vana curiosidad de la ciencia, abandonando el verdadero camino que conduce a Dios, que es la vida afectiva (168).

El mismo vocabulario se hace áspero, despectivo, contra los que niegan la posibilidad del amor sin conocimiento. En el mismo prólogo, exponien­do el plan de la obra, escribe: «Ultimo contra aliquos sciolos hanc supre­mam sapientiam impugnan tes et dicentes, quod nunquam consurgit afec­tus, nisi praemeditando et cogitando, disputatio subditur ... » (169).

El conocimiento de Dios filosófico, especulativo, escolástico, es una

(167) Q. U. 403bA; y m, 4, 390aC. (168) "Sic relicta vera sapientia-escribe-qua Deus solus perfecte interius co­

litur, et a solis amantibus adoratur, diversis scientiis et fabricationibus, multipli­cium argumentorum inventitiis, quasi quibusdam dolis miserabiliter mentem im­pleverunt. In qUibus sic absorvetur diabolo instigante, et sic mens ipsorum in istis totaliter possidetur, ut vera sapientia locum in eis non inveniat. Nam hac pessima occupatione, quam Deus dedit filiis hominum, infeliciter captivantur, ita ut non sit spiraculum, quo anima per flammigeras amoris affectiones contingat. Non enim ad hoc anima creaverat, ut contra generositatem multitudine quaternorum ovinarum pellium repleretur, sed ad hoc quod esse sedes sapientiae ... " (Prólogo, 345aB). Con las palabras: "quaternorum ovinarum pellium", se refiere a los códices medievales, hechos con pergaminos o pieles de animales.

(169) Prólobo, 347aC. Nótese el sentido despectivo de la palabra "sciolos" = sa­bihondos. Entre los autores especulativos aludidos en varios lugares de su obra, parece debe incluirse Ricardo de S. Víctor. Balma cita expresamente, dos veces por lo menos, el Archa mystica, para explicar el conocimiento de Dios mediante las creaturas (III, 4, 388aA); y otra, en un contexto paralelo, para explicar el primer grado de la contemplación intelectual (Q. U. 399bB). Antes había hecho alusión a los escritores de teOlogía que admiten el conocimiento de las creaturas como medio necesario para conocer a Dios. Contra ellos propone Balma su doctrina sobre la sabiduria mística, o del amor causa del conocimiento. "Ibi ergo-escribe-tangit complete ístius libri materiam, in quo cursu extraneo quasi contra omnes divinos, et theologicos tractatores, non per speculum creaturae, vel ingenii investigatione, vel intellectus exercitio, docet ad cognitionem immediatam Creatoris attingere, sed per amoris unitivi aspirationes flammigeras ... " (III, 2, 374aG). Un texto semejante en nI, 4, 390aC-bA.

Page 38: AMOR Y CONOCIMIENTO EN LA VIDA M TSTICA, SEGÚN HUGO DE … · ponía la cuestión en términos escolásticos en su Theologia mystica. Aun que él, propiamente hablando, no es el

436 FAUSTINO DE PABLO MAROTO OOD

auténtica mendicidad y una idolatría (170). La ciencia, la sabiduría mís­tica, mediante el amor sin conocimiento antecedente ni concomitante, la da Dios a las almas sencillas «ut omnes sapientes mundi confuteb> (171). Y aconseja a sus discípulos, como el Areopagita aconsejó a los suyos, que no permitan la lectura de la obra a los doctores profanos (172).

Este clima intelectual del siglo XIII ha influido, y por cierto en pro­fundidad, en la mentalidad y en la obra de Rugo de Balma; por eso mis­mo es un dato precioso para el intérprete; un dato que tenemos que tener siempre presente en nuestra investigación.

b) En este ambiente escribe Balma su obra, cuya finalidad es co­rregir el error fundamental de los escolásticos, que considera como un imperdonable abuso. La obra, por lo tanto, ha sido escrita, si no exclusi­vamente, al menos intencionadamente, para proponer a los lectores un nuevo camino para conocer a Dios; una vía más corta, más eficiente y más segura. En este punto el cartujo se declara en franca rebeldía contra los escolásticos:

«Ibi ergo--escribe en la Theologia mystíca-tangit complete istius libri ma­teriam, in quo curso extraneo quasi contra omn,es divinos, et theologicos tracta­tares, non per speculum creaturae, vel ingenü investigatione, vel intellectus exercitio, docet cognitionem inmediatam Creatoris attingere, sed per amoris uni­tivi aspiratíonem ... » (173).

Este nuevo camino es la sabiduría mística (174), que él define, siguien­do al falso Areopagita, como «Dei divinissima cognitio per ignoran­tiam» (175).

Es evidente en la obra la tendencia afectiva, voluntarista del autor; y también el celo proselitÍstico. Quiere que todos dejen el modo rastrero y común de la sabiduría humana y se decidan por la vía regia de la afec­tividad, donde se encuentra la verdadera sabiduría. De hecho el autor habla «de persuasionibus ad ipsam» y «de industriis» (176). La obra viene a ser, por lo tanto, una invitación y un método, en sentido amplio, a la vida mística. Remos de decir en honor a la verdad que Rugo de Balma nunca considera la vida mística como una conquista meramente huma­na. El hombre se prepara, pero, en definitiva, el que da la gracia es Dios, que no la niega a quien se ha preparado convenientemente.

En pocas palabras: finalidad de la obra y del autor: enseñar la vida mística. Y vida mística para Balma significa «sapientia», ejercicio de as­piraciones, o exclusivismo de la vida afectiva; quiere decir amor sin co­nocimiento.

(170) IIr, 4, 390bA. (171) IIr, 4, 392bA. (172) " ... ne indoctis hujus mundi doctoribus philosophis, carnalem vitam du-

centibus ulIatenus manifestet" (IrI, 4, 395aA). (173) IrI, 2, 376aC. (174) Prólogo, 345aB. (175) IIr, 4, 388aC. (176) IIr, 2, 373bC; IIr, 1, 366bC.

Page 39: AMOR Y CONOCIMIENTO EN LA VIDA M TSTICA, SEGÚN HUGO DE … · ponía la cuestión en términos escolásticos en su Theologia mystica. Aun que él, propiamente hablando, no es el

AMOR Y CONOCIMIENTO EN LA VIDA MíSTICA SEGÚN RUGO DE BALMA 437

c) El contexto literario y doctrinal de los textos donde habla del amor sin conocimiento se comprende teniendo presente la finalidad del autor. Casi siempre se encuentran en los lugares donde habla del conocimiento de Dios, de los dos modos de conocer a Dios: mediante el entendimiento y mediante el afecto.

Dos modos hay de conocer a Dios-comienza diciendo Balma-, uno escolástico y otro místico (177). Los dos terminan en el amor de Dios, pero el proceso seguido en el primero supone el uso del entendimiento. Balma concluye diciendo: «ut semper cognitio vel medita tia praecedat affectionem amoris» (178).

Ahora bien, junto a este camino, dominado desde el principio hasta el fin por el elemento intelectual, existe otro, que es «más noble» y «más fácil». Es en esta ocasión donde niega todo elemento intelectual antece­dente y concomitante al amor.

« ... et haec est sapientia unitiva, quae est in amoris desiderio per affectiones flarnmigeras superius aspirando [ ... ] Unde ista sapientia sine omni investigatione, vel meditatione praevia amantis affectum sursum trahit. Unde non ibi oportet cogitare, nec de craeaturis, nec de Angelis, nec de Trinitate; quia haec sapientia non per meditationem praeviam, sed per affectus desideriu.m habet aspirando consurgere» (179).

Distingue en el proceso místico dos fases o períodos, el de los apro­vechados y el de los perfectos. Aquéllos tienen que suprimir gradualmen­te todo lo que supone discurso intelectual, meditación, para dar lugar a la abundancia de los afectos. En la segunda fase, la supresión del elemen­to intelectivo será total, y la vida afectiva llegará al culmen (180).

Comparando entre sí estos dos modos de conocer a Dios, vemos que el «modo místico» niega los elementos intelectuales admitidos en el «mo­do escolástico». Por eso, a la hora de valorar el sentido de la cuestión y, sobre todo, de dar una solución, hemos de tener presente esta compara­ción de datos.

d) Muy importante es determinar el sentido de la cuestión en Rugo de Balma. El planteamiento del problema del amor sin conocimiento es diverso en los escolásticos y en el autor de la Theologia mystica, cosa que no siempre se ha tenido en cuenta y ha sido causa de erradas interpreta­ciones.

Basta abrir las obras de algunos escolásticos que han tratado de la cuestión y se han declarado contrarios a la teoría del amor sin conoci­miento para convencernos de ello.

(177) "Multo enim excellentior, et mu1to amabilior, et ad obtinendum facilior est ardor amoris. Sed ad istum ardorem amoris est duplex modus attingendi, unus scholasticus, et communis; alius mysticus et secretus". Q. U. 400aA.

(178) Q. U. 400aBC. (179) Q. U. 400bAB. (180) Q. U. 400bC-401aA.

Page 40: AMOR Y CONOCIMIENTO EN LA VIDA M TSTICA, SEGÚN HUGO DE … · ponía la cuestión en términos escolásticos en su Theologia mystica. Aun que él, propiamente hablando, no es el

438 FAUSTINO DE PABLO MAROTQ oeD

Enrique Gandavense propone la cuestión así: «Utrum actus volunta­tis praecedat actum intellectus, an e converso» (181).

Suárez, tratando más de propósito del argumento, lo enuncia así: «Utrum mentalis oratio seu contemplatio possit consistere in solo actu vo­luntatis, nullo existente actu intellectus» (182).

Y el carmelita P. José del Espíritu Santo: «Utrum in exercitio theolo­giae mysticae dari queat actus voluntatis sine actu intellectus» (18S).

Se podía continuar la búsqueda en otros autores, y siempre encontra­ríamos idéntico enfoque del problema: si es posible un acto de amor sin conocimiento antecedente ni concomitante. Así, los autores han podido responder victoriosamente que no.

Comparando estos enunciados con la doctrina de Rugo de Balma he­mos concluido que el planteamiento es diverso en unos y en otros.

En Rugo de Balma el problema se presenta así: «Quaeritur igitur, utrum scilicet anima secundum suum affectum possit aspirando, vel desi­derando move1'Í in Deum, sine aliqua cogitatione intellectus praevia, vel concomitante» (184).

«Dnde-dice hablando del problema-ista consurrectio, quae per ignorantiam dicitur, nihil aliud est nisi immediate moveri per ardorem amoris sine omnis craea­turae speculo, absque praevia cogitatione, sine etiam motuintelligentiae conco­mitante: ut solus affectus tangat, et in ipso actuali exercitio nihil cognoscat spe­culativa cognitio» (185).

Quizá con estas afirmaciones no quiso explicar el mismo problema que los escolásticos. No dice nada en contra de ellos, sino una cosa diversa de ellos.

Si hemos entendido bien su doctrina, el sentido de la cuestión es, en primer lugar, mucho más práctico que el problema enunciado por la Es­colástica, mucho más dinámico. En términos concretos, sería éste: la unión amorosa con Dios, ¿tiene que nacer necesariamente del trabajo intelectivo del alma-y trabajo. intelectivo quiere decir personal-mediante sus for­mas concretas, los exiguos cauces de la «meditatiQ) o del «cogitatio»? O de otra manera: nuestro conocimiento de Dios en esta vida, ¿tiene que estar necesariamente condicionado por el modo de obrar limitado de nues­tras potencias intelectuales, supeditado a su modo connatural de obrar a través de las cosas creadas? A estas preguntas, Rugo de Balma ha res­pondido negativamente, quizá sin querer quitar razón a los filósofos cuan­do afirman que no se puede amar sin conocer.

La filosofía ha planteado el problema desde otra perspectiva, desde un ángulo teórico y general. A la pregunta de los filósofos y entendida en el mismo sentido, quizá Balma hubiera respondido como ellos; pero no era ésa la cuestión. El amor y el conocimiento que relaciona Rugo de

(181) HENRICUS GOETHALS A GANDAVO, Quodlibeta, quod1. 1, q. 15, ed. Paris, 1518, f. llv. (Existe edición anastática (Louvain, 1961).

(182) De religione, 1. c. p. 176. (183) Cursus theologiae mystico-scholasticae, l. c. p. 711. (184) Q. U. 395bB. (185) nI, 4, 387bC.

Page 41: AMOR Y CONOCIMIENTO EN LA VIDA M TSTICA, SEGÚN HUGO DE … · ponía la cuestión en términos escolásticos en su Theologia mystica. Aun que él, propiamente hablando, no es el

AMOR Y CONOCIMIENTO EN LA VIDA MíSTICA S.EGÚN RUGO DE BALMA 439

Balma son dos operaciones, una de la vÜ'luntad y otra del entendimiento; pero-y esto es muy importante--en cuanto tienen por objeto a Dios. Y para amar a Dios el alma nÜ' necesita necesariamente del entendimiento, en cuanto supone una operación connatural, ni de las creaturas en cuanto son un medio necesario. Dios puede suplir de otro modo la contribución de esos medios humanos, imperfectos.

Teniendo presente estas cosas, podemos dar el verdadero sentido de la doctrina de Hugo de Balma. No obstante que sus palabras, materialmen­te consideradas, pueden ser interpretadas en el sentidÜ' de negación ab­soluta del conocimiento, creemos que no era esa la intención del autor. Nosotros hemos llegado a las siguientes conclusiones:

1. El análisis de los textos citados nos revelan que las operaciones intelectuales negadas antecedentes al amor, son: la «cogitatio», la «me­ditatio) y la «investigatio», previos al amor. Para nosotros la interpreta­ción de esta terminología es clara, enmarcada en su contexto. Significan exactamente operaciones de tipo intelectivo con ciertas particularidades. Es, en primer lugar, un conocimiento discursivo-deductivo, en cuanto es fruto de la razón que investiga las causas. Es, en general, un conocimien­to de Dios a través de las creaturas; y es, en definitiva, una operación connatural al alma. Admitir estas operaciones intelectuales previas al amor, es admitir el nexo causal entre el conocimiento y el amor, y, por consi­guiente, admitir que el amor depende del conocimiento; y que el grado del amor corresponde al grado de conocimiento antecedente. Balma ha apli­cado estas nociones a la vida mística y ha concluido que es posible un acto de amor místico al cual no ha precedido ninguna de esas operacio­nes intelectuales y con esas características; al negar el conocimientÜ' pre­vio, ha negado, sobre todo, que el amor infuso nO' proviene de una ope­ración connatural del entendimiento, sino que es una gracia de Dios. El amor infuso no es fruto de una conquista personal. Y también ha negado que el grado de amor infuso debe corresponder al grado de conocimiento intelectual adquirido. Con esto se oponía a la soberbia ambición de los filósofos escolásticos y de sus disquisiciones metafísicas sobre el ser divi­no. El conocimiento de Dios por vía intelectual no solamente no engen­dra amor, sino que es un conocimiento demasiado pobre.

2. Según esto, en la obra de Balma no se habla más que de un cono­cimiento que proviene del entendimiento discursivo. Para el cartujO' todo es «meditatio», «cogitatio», «investigatio» o conocimiento de creaturas. Esto es lo que niega, y no todo géne1'O de conocimiento.

Para documentar estas dos afirmaciones basta recordar algunos de los textos citados más arriba, comenzando con el enunciado mismo de la «quaestio unica»:

«Utrum anima secundum suum affectum, possit aspirando, vel desiderando moveri in Deum sine aliqua cogitatione intellectus praevia, vel concomitante.»

Page 42: AMOR Y CONOCIMIENTO EN LA VIDA M TSTICA, SEGÚN HUGO DE … · ponía la cuestión en términos escolásticos en su Theologia mystica. Aun que él, propiamente hablando, no es el

440 FAUSTINO DE PABLO MAROTO oeD

y después, en las diversas razones, contrarias y favorables, se descubre esta misma mentalidad. «... ergo primo oportet quod mens praemeditetur cogitando» (186). « ... ergo primo oportet ratiocinando, veZ intellectualitet· cogitando cognoscere» (187). « ... ergo cogitando cognoscel'e, semper prae­cedit affectionem amoris» (188).

Lo mismo en las conclusiones de los argumentos positivos:

«Contra; videtur, quod sine cogitatione praevia, vel concomitante affectus per amorem dispositus libere moveatur in Deum» (189). «Nam ordinate procedendo, primo cogno8cimu8 omne illud quod diligirnus. Si ergo Mystica Theologia primo per rationes cogitando, vel meditando procederet, sicut videmus in aliis [ ... ) nan sine omni mentali cogitatione, vel meditatione affectus amoris accendi­tur» (190).

y en las respuestas a las dificultades:

«Ad secundmn: [ ... ) Sed in processu mystico secundum Dionysium amoris affectus intellectus cogitationem praecedit» (191).

3. Por otra parte, hemos de reconocer que Balma no niega todo lo que no afirma explícitamente o con tanta insistencia como lo que acaba­mos de exponer. Es verdad que no da mucha importancia al elemento intelectual infuso. Preocupado como estaba de negar el conocimiento in­telectual adquirido anterior al amor no ha insistido en el otro aspecto, que, por otra parte, hubiera clarificado muchas dudas. Sin embargo, no podemos decir que está completamente ausente de su obra. De hecho, hemos encontrado algunos elementos de juicio que pueden corroborar nuestra posición. N os referimos al valor de la fe, en cuanto virtud sobre­natural, infusa y sus relaciones al amor. Lo tiene, y más de lo que a pri­mera vista pudiera sospecharse. La fe, en cuanto supone un conocimiento infuso, precede al amor.

Precisamente en la «solutio quaestionis» se ve precisado a admitir el conocimiento de fe antecedente y concomitante al amor. «Sapientia ista dicitur solum Christianorum: unde fidei cognitionem supponit, et charita­tis fundamentum» (192).

Del mismo modo en las respuestas a las dificultades recurre a la mis­ma doctrina del conocimiento de fe que precede al amor para obviar la objeción que presenta un texto de S. Agustín: «invisa possumus diligere, incognita nequaquam». Balma responde:

«Ad secundmn dicendum quod illud bene concedirnus: Invisa possumus di­ligere, incognita nequaquam: nam sapientia mystica supponit cogitationem Dei. Unde in principio Mysticae Tehologiae vocatur sapientia Christianormn» (193).

(186) Q. U. 396aA. (187) lb. (188) Q. U. 396aA. (189) Q. U. 397aC. (190) Q. U. 398aB. (191) Q. U. 402aB. (192) Q. U. 399aB. (193) Q. U. 402aA.

Page 43: AMOR Y CONOCIMIENTO EN LA VIDA M TSTICA, SEGÚN HUGO DE … · ponía la cuestión en términos escolásticos en su Theologia mystica. Aun que él, propiamente hablando, no es el

AMOR Y CONOCIMIENTO EN LA VIDA MíSTICA SEGÚN RUGO DE BALMA 441

Antes nos había dicho que la sabiduría mística fortifica el conocimien­to de fe, asegurando al alma en sus creencias (194).

La doctrina del conocimiento de fe antecedente al amor ilustra la in­terpretación que hemos dado a los textos que niegan todo conocimiento antecedente. Niega el conocimiento antecedente-decÍamos-en cuanto este conocimiento supone un esfuerzo humano, y niega, sobre todo, que este esfuerzo pueda causar el amor infuso. Ahora lo vemos comprobado. El amor místico supone el conocimiento de Dios precedente al amor; pero no es un conocimiento adquirido a través de las creaturas, sino infundido por Dios en la fe. El conocimiento intelectual de Dios a través de la fe es un conocimiento purificado de elementos extraños; por eso mismo no sólo no es un impedimento al amor, sino que es el fundamento del amor.

Recientemente Jean Krynen ha llegado a esta misma conclusión, insis­tiendo mucho en el carácter infuso de la fe; en el valor superinteIectual de los conceptos de la fe infusa, y en la naturaleza del conocimiento de fe en cuanto es no distinto, sino general, simple y universal. Así cree ar­monizar la sentencia de Balma con los principios de la filosofía y la teo­logía (195).

4. Algunos de los textos que niegan el ejerCICIO de las potencias in­telectuales tienen otra explicación más inmediata: la constatación de la transcendencia de la «sabiduría mística». Balma ha insistido repetidamen­te que el conocimiento de Dios en la vida mística está por encima de las fuerzas humanas, las transciende; y en este sentido las niega. La vida mís­tica no es el fruto maduro del ejercicio de las potencias intelectuales, ni siquiera son capaces de comprender cómo esto sea posible. Baste un texto para ilustrar esta idea, repetida con frecuencia en su obra.

«Ipsam enim vocat [Dionysius] irrationabilem quia nec ipsam ratio appre­hendit nec ratione investigando utitur; amentem etiam vocat, id est, sine mente, et sine intellectu, quia nec ipsa in suo exercitio utitur, quia usque ad tam sum­mam cognitionem intellectus pervenire non sufficit: stultam etiam vocat, quia sine usu oImlimodae intellegentiae in affectu ista sapientia consurget, quam nulla intelligentia penitus apprehendib (196).

5. En suma, Hugo de Balma ha afirmado con palabras equívocas la existencia de un modo extraordinario de conocer a Dios. Ha dicho que el verdadero conocimiento de Dios no es el adquirido por medio del discurso del entendimiento, ni por el uso connatural de las potencias intelectivas, ni por el conocimiento de las creaturas, sino por la infusión de la gracia di­vina. Una gracia que se dirige directamente a la voluntad, pero que tiene sus consecuencias· en el entendimiento. Su teoría, no obstante de seguir

(194) nI, 1, 370aC. (195) J. KRYNEIN, La pratique et la théorie, 1. c. 176. (196) m, 4, 388bB; otros textos en: nI, 4, 389aC; 392aB; 394bC; Q. U. 397bB;

399a.B; oi03bB.

4

Page 44: AMOR Y CONOCIMIENTO EN LA VIDA M TSTICA, SEGÚN HUGO DE … · ponía la cuestión en términos escolásticos en su Theologia mystica. Aun que él, propiamente hablando, no es el

442 FAUSTINO DE PABLO MAROTa OCD

tan enigmática como siempre, en este contexto gnoseológico, queda mo­derada en sus evidentes disonancias. Total desnudez de las potencias del alma, en cuanto estO' significa esfuerzo humanO', como condición necesa­ria a la infusión de la gracia mística. Gracia que comporta la aniquilación del conocimiento intelectual de Dios en cuanto le supera. EstO' es todo.

B) RELACIONES DE DEPENDENCIA ENTRE EL AMOR Y EL CONOCIMIENTO

Otro aspecto de las relaciones entre el amor y el conocimiento es el de la dependencia, bien sea mutua o unilateral, en favor de uno O' de otto de los dos elementos relacionados.

No creemos necesariO' repetir las nociones del problema en sí mismo considerado, o los diversos aspectos bajo los cuales se puede estudiar, cosa que ya hicimos en otra parte de este trabajo (197). Lo que nosotros in­tentamos exponer ahora es la doctrina de Rugo de Balma sobre el influjo causal que el amor ejerce sO'bre el conocimiento, o el conocimiento sobre el amor durante la vida mística.

Investigando en la obra de Balma constatamos enseguida la existencia de algunos textos, dispersos, pero abundantes y unánimes, donde expone con interés siempre creciente su doctrina sobre el influjo del amor en el conocimiento durante la vida mística. Esta constatación no deja de im­presionar al lector de la Theologia mystica, sobre todo para el que se acer­ca a ella con la idea de que en la psicología humana «nihil volitum quin praecognitum». Sin embargo, es éste un hechO' que no podemos pO'ner en duda. Para Rugo de Balma el amor místicamente infuso es causa del co­nocer. Se trata, pues, de un conocimientO' que sigue a la unión de amor en la vida mística.

Veamos algunos ejemplos que ilustran esta idea. Sería difícil citarles todos ellos, por eso escogemos los principales.

Ya hemos dicho que para Rugo de Balma la búsqueda de Dios por vía intelectual es una especie de mendicidad espiritual. Mucho trabajo y poco rendimiento; esta es la amarga experiencia del hombre que desea acercar­se a Dios por esta vía. La pobreza del conocimiento intelectual queda su­perada por un nuevo modo de conocer: mediante el amor místico, es decir, por un contacto inmediato y personal con el mismo Dios mediante el amor.

«Et de illa cognitione-escribe-in mystica theoria secundum tertiam translationem sic dicitur, per unitionem dilectionis, quae est effectiva ve-1'ae cognitionis» (198).

(197) Cf. p. 422-424. . (198) II!, 4, 390bC; y Q. U. 397bB. La "tenia translatio" a la que alude en la

Extractio de Tomás Gallus. Cf. nota 166.

Page 45: AMOR Y CONOCIMIENTO EN LA VIDA M TSTICA, SEGÚN HUGO DE … · ponía la cuestión en términos escolásticos en su Theologia mystica. Aun que él, propiamente hablando, no es el

AMOR Y CONOCIMIENTO EN LA VIDA MÍSTICA SEGÚN RUGO DE BALMA 443

Repetidamente dice que el amor precede al conocimiento, no al revés. «lgitur ex affectu amoris relinquitur in mente cognitio, non e conver­so» (199). Es, además, algo específico de la vida mística y que no se rea­liza nunca en el proceso normal de la psicología humana.

«Igitur licet in humanis primo oporteat intelligere quam affici: in vera tamen, et experimentali cognitione divinorum, oportet primum sentire per amorem, quam ipsum Deum qui sentitur intelligendo cogitare» (200).

Para no cansar al lector con la transcripción de textos, copiamos uno que recoge todas las enseñanzas de Balma sobre este particular; y es al mismo tiempo el texto más citado cuando se ha hablado del argumento.

«Unde primum tangitur supremus apex affectus, secundum quem movetur per ardorem in Deum, et ex ipso contacto relinquitur in mente verissima cog­nitio intellectus, nam illud solum quod sentit de divinis, verissime apprehendit intellectus, ut dicitur in fine principii Mysticae Theologiae: sic: Per unitiomm dUectionis quae est effectiva verae cognitionis, unitur Deo intellectualiter igno-to, etc.» (201). . ". -------....

Aunque la doctrina de Balma sobre el influjo causal del amor en el conocimiento es clara, constante, innegable, creemos que este hecho no excluye toda clase de conocimientos antecedentes al amor, según dejamos asentado. Existe al menos el conocimiento adquirido de Dios y el cono­cimiento oscuro de fe. Lo primero se deduce de su doctrina y lo segundo lo afirma expresamente: «Sapientia ista-dice hablando de la contempla­ción mÍstica-dicitur solum Christianorum: unde fidei cognitionem sup­ponit» (202). Que este conocimiento antecedente sea algunas veces infuso de un modo extraordinario por Dios, no consta de su doctrina; pero juzga­mos que tampoco se puede excluir.

Cuando hablamos de un influjo causal del amor en el conocimiento no podemos necesariamente concluir que se dé antecedencia cronológica. Puede tratarse sencillamente de una prioridad de naturaleza, donde se salva la simultaneidad de infusión de los dos elementos y la eficiencia causal del amor sobre el conocimiento. Ciertamente esta precisión con­ceptual no se encuentra en Hugo de Balma cuando habla del problema, ni siquiera quizá era necesario.

Notamos de paso dos cosas. El amor que admite Balma como causa del conocer, no es un simple acto de la voluntad, ni una serie de actos sin conesión entre ellos; más bien significa una intensa vida afectiva. El alma concentra en la voluntad toda la capacidad que posee para buscar a Dios mediante repetidos actos de amor, hasta que Dios se le entrega sin medida, de una manera nueva e incontrolada por la luz natural del enten­dimiento. Una segunda observación. Admitiendo que el amor precede al conocimiento, se puede pensar que esto es conceder a la voluntad una ca-

(199) Q. U. 398aB; 398bB. (200) Q. U. 396bC. (201) Q. U. 401bA; otros textos en: Q. U. passim, y HI, 2, 379aA. (202) Q. U. 399aB.

Page 46: AMOR Y CONOCIMIENTO EN LA VIDA M TSTICA, SEGÚN HUGO DE … · ponía la cuestión en términos escolásticos en su Theologia mystica. Aun que él, propiamente hablando, no es el

444 FAUSTINO DE PABLO MAROTO OCD

pacidad que no tiene. El amor, la voluntad, en cuanto tales, no conocen. La que conoce es la inteligencia, la única facultad capaz de conocer; el amor mueve a la inteligencia y la hace penetrar más en el misterio de Dios. El amor es el clima donde la inteligencia conoce (203).

Las características del conocer a través del amor, según Balma, son las siguientes. Siguiendo a Tomás Gallus, afirma que este modo de cono­cer es mucho más perfecto que cualquier conocimiento intelectual de Dios (204). Es, además, un conocimiento cierto e infalible; sobre todo, hemos visto su influjo en la fe y en la esperanza (205). Y es, en definitiva, el único conocimiento de Dios válido que podemos tener en esta vida (206). Es un conocimiento también que transciende los conceptos humanos. El conocimiento de la divinidad por gustación sabrosa proveniente del amor no cabe en los pobres conceptos humanos, de ahí la naturaleza inefable de este conocimiento. A esta transcendencia conceptual parece aludir Rugo de Balma, cuando afirma que Dios está «super mentem et cognitio­nelID> (207), y por eso hay que conocerle mediante el amor. Y que Dios no cae debajo de los conceptos de la inteligencia, porque está «super inte­llectum et mentelID> (208). La unión de amor-nos dice en otra parte­eleva al ahna «super omnem intellectum, rationem et intelligentialID> (209). Y esto significa no sólo que la razón, la inteligencia, no pueden compren­der el misterio de la vida mística, sinO' que el conocimiento adquirido mediante el amor transciende el contenido de los conceptos del entendi­miento.

«Mens autem per istam sapientiam sub nulla ratione praedicta [sub ratione unius, veri, boni] sine aliquo cogitatu concomitante, vel praecedente motum amoris, habet affectione, ipsum qui est summum bonum, apprehendere modo indicibili» (210).

Si buscamos el fundamento del conocimiento mediante el amor en la doctrina de !fugo de Balma lo encontramos en la caridad considerada en sus diversos aspectos.

(203) Cf. PAUL PHILIPPE, O. P., La contemplation au XIlle siecle, en "La Vie spirituelle. Supplément" 6 (1952) 372. Y E. PUYOL, La doctrine, p. 563: Il n'est né­cessaire de porter, comme l'ont fait quelques théologiens, la perturbation dans le classement des facultés de l'ame. Il n'y a pas lieu de donnerau coeur un sens ra­tionnel qu'il ne saurait avoir". También p. 561.

(204) " ... sed insuper in anima incomparabiliter per amoris unitive desideria perfectio amplioris cognitionis relinquitur, quam studendo vel audiendo, vel pro rationis exercitio conquiratur" <IIl, 2, 374bB). "In hoc libro alium et incomparabi­liter profundiorem modum cognoscendi Deum tradit..." (IlI, 4, 390aA). "Unde se­cundum istam virtutem motam a Spiritu Sancto, immediate est multo major de Deo cognitio, quam per onmem inteUectum, vel rationero investigando" (Q. U. 367bC).

(205) "In hoc quod mens in ipso ardenter, et inlalibili cognitione, per ardorem cognoscit ... " (IIl, 1, 367bC').

(206) "Sed et illud verbum ultimum, non tantum de agiliori consurrectione est, sed de cognitione suprema ipsius intelligentiae, quia secundum sapientiam beati Dionysii, illa sola vera est cognitio de divinis, quae experimentali notitia sursum ac­tivae consurrectionis relinquitur" (IIl, 4, 394aC).

(207) IlI, 4, 392bC; Q. U. 397bA. (208) Q. U. 397bB. (209) Prólogo, 345bC; 346bB; IIl, 1, 367bA. (210) nI, 1, 371bA; IlI, 4, 388bB; 392aB.

Page 47: AMOR Y CONOCIMIENTO EN LA VIDA M TSTICA, SEGÚN HUGO DE … · ponía la cuestión en términos escolásticos en su Theologia mystica. Aun que él, propiamente hablando, no es el

AMOR Y CONOCIMIENTO EN LA VIDA MÍSTICA SEGÚN RUGO DE BALMA 445

En alguna ocasión, Balma ha recurrido a la idea del «alma imagen de Dios». El alma en gracia es un espejo donde se refleja Dios, con mayor o menor perfección, según sea el grado de pureza de la misma alma.

«Ut si etiam speculum ratione humana uteretur, ad instar spiritus, per illud quod in seipso recipit, ipsum cujus est similitudo repraesentans cognosceret» (211).

La doctrina del alma imagen de Dios tiene un largo historial en la es­piritualidad cristiana, y entronca en la filosofía platónica. Según la con­cepción de Platón, el alma caida del cielO' había contemplado las ideas divinas, que ahora lleva impresas en sí misma. La idea pasó después a los Padres y se cristianizó. La gracia del Nuevo Testamento suplantó a la idea impresa en el alma de Platón, en cuanto contiene en sí misma la semejanza. Este conceptO' se encuentra, sobre todo, en S. Agustín, del cual lo recibieron muchos de los místicos medievales, sobre todo de la escuela afectiva, sin ser menos tributarios la escuela franciscana y los espirituales franceses del siglo XVII (212).

En Hugo de Balma adquiere un sabor gnoseológico. El alma, imagen de Dios, no descansa hasta que se une con Dios mediante el amor:

« ... tamen nullatenus satiabitur, nisi illum cujus naturalis est imago, ipsum per contactum amoris, quem unicum naturaliter appetit fuerit assecuta» (213).

Mediante la caridad, el alma no solamente es imagen; está, además, en Íntimo contacto con Dios. Todo contacto es fructuoso para el conoci­miento, que por este motivo viene a ser mucho más penetrante que el conocimiento intelectivo. Mediante la caridad, se realiza no solo una co­municación de vida, sino de ser (214).

«Cum igitur-escribe Balma-ut ibiden dicitur, Deus non possit cognosci per intellectualem cogitationem, cognoscitur verissime per tactum amoTÍs» (215).

De aquí deriva también el conocimiento por experiencia, por gusto. Balma se sirve de un ejemplo para ilustrar la diferencia que hay de ver una fruta y de saborearla. La vista puede determinar la potencia a la acción; pero la simple vista no supone de por sí un conocimiento perfecto, es necesaria la experiencia gustosa (216). Sólo entonces la inteligencia ve el objeto de otra manera, de un modo nuevo (217).

(211) II, 1, 352aB. (212) Cf. M. DuaOIS-QUINARD, Laurent de paris. Une doctrine du pur amour en

France au début du 17eme siecle, Roma, 1959, p. 228. (213) III, 2, 378aA; otros textos donde habla del alma como imagen de Dios o de

la Trinidad: III, 1, 368aA; m, 3, 381bA; 385aC; 385bA. Cf. además, L. MALEVEZ, Doc­trine de l'image et de la connaissance mystique chez Guillaume de Saint-Thierry, en "Recllerches de Sciences Religieuses" 22 (1932) 178-215; 257-279; sobre todo 189, 274,277.

(214) Cf. J. M. DECHANET, Amor ipse intellectus esto La doctrine de l'amour in­tellection chez Guillaume de Saint-Thierry, en "Revue du Moyen Age latin" 1 (1945) 359.

(215) Q. U. 397bB. (216) "Poste a quando ilIud gustatur, amplior et certiol' cognitio ex ipso gustu

relinquitur, quam ilIa esset quae ipsum gustum praecessarat" (Q. U. 402aC). (217) Cf. THOMAS PHILIPPE, O. P., Excellence p1'Opl'e de la connaissance mystique,

en "La vie spirituelle. Supplément" 1 (1947) 270.

Page 48: AMOR Y CONOCIMIENTO EN LA VIDA M TSTICA, SEGÚN HUGO DE … · ponía la cuestión en términos escolásticos en su Theologia mystica. Aun que él, propiamente hablando, no es el

446 FAUSTINO DE PABLO MAROTO oeD

Pero las raíces más profundas del amor como causa de conocimiento hay que buscarlas en la transformación que la unión de amor supone. Dios y el alma se hacen una misma cosa en la caridad; ahora bien, si la cercanía de Dios produce amor y conocimiento, mucho más los causará la trans­formación en El.

«Quia intantum mens-razone BaIma-divinius ad supercaelestia, et eminen­tius attingit, inquantum ípsis magis appropínquat, vel in ipsum Deum intimiu8 transformatur ... » (218).

El amor, en una palabra, favorece, perfeccionándolo, el acto mismo del conocer. No sólo conoceremos más el objeto, sino que lo conoceremos mejor. El amor sintoniza, connaturaliza la potencia cognoscitiva con el objeto conocido como amable y hace que la persona, todo el ser racional, esté «orientado» hacia la persona amada. Este conocimiento por amor viene a ser una profunda intuición del objeto, cuyo valor noético supera el simple conocimiento por raciocinio (219). Sobre todo, la idea del amor como causa del conocimiento tiene un valor excepcional aplicado al co­nocimiento de Dios. Dios es incomprensible para el entendimiento del hombre, debido a la innata deficiencia de la potencia, como a la magnitud del objeto por conocer. Por eso, una potencia que nos acerque más al ob­jeto está en mejores condiciones. Y esta potencia es, sin duda, la volun­tad (220).

CONCLUSION

A la hora de concluir y valorar la doctrina del amor y el conocimiento en Rugo de Balma podemos afirmar que no ha negado nunca el conoci­miento antecedente ni concomitante al amor de un modo absoluto. Sus palabras, materialmente consideradas, podrían hacerlo sospechar; pero ana­lizándolas en el contexto histórico y doctrinal, hemos visto que no es ése el verdadero significado. Es verdad que él ha despreciado excesivamente la capacidad del entendimiento en cuanto potencia perceptiva de Dios. En este campo, sus opiniones están matizadas de un velado pesimismo

(218) nI, 4, 391bA. (219) Sobre el conocimiento por connaturalidad, pueden leerse los trabajos de

ENRIQUE DEL Sno. CORAZÓN, O. C. D.; P. GARCÍA MmALLES, O. P., y D. BALDOMERO GIMÉNEZ DUQUE citados en nota 3 de este estudio.

(220) Cf. DECHANEZ, Amor ipse intellectus est, 1. c., 372; y M. RoLLAND-GOSSELIN, O. P., De la connaissance allective, en "Revue des sciences philosophiques et théolo­giques" 27 (1938) 25: " ... la valeur cognitive de l'amour dépasse ici en quelque f~on la valeur cognitive de l'intelligence".

Page 49: AMOR Y CONOCIMIENTO EN LA VIDA M TSTICA, SEGÚN HUGO DE … · ponía la cuestión en términos escolásticos en su Theologia mystica. Aun que él, propiamente hablando, no es el

AMOR Y CONOCIMIENTO EN LA VIDA MÍSTICA SEGÚN RUGO DE BALMA 447

que a veces no logra ocultar. «Omnis intelectualis cogitatio~ha escrito­semper est impura, et inmunda» (221). A veces parece declinar hacia el fideismo (222).

Para él, todo conocimiento intelectual tiene que ser necesa1'iamente a través de las creaturas, procedente, en suma, de una operacion conna­tural. Y es este conocimiento el que ha negado, no todO' género de cono­cimiento. Para nosotros constituye una deficiencia en el sistema doctrinal de Balma la poca importancia que ha concedido al conocimiento infuso. Contadas veces habla de él, pero siempre velademente y sin insistencia. Esto sucede, por ejemplo cuando habla del conocimiento de la fe antece­dente al amor, que tan poco espacio ocupa en su obra. Sin embargo, será siempre verdad que Dios puede infundir en el alma una noción intelectual de su esencia y de sus perfecciones, no manchada por las impurezas de los objetos creados. El conocimiento no viene siempre necesa1'iamente a través del amor.

Al mismo tiempo, admitimos que constituye un mérito el haber insis­tido en la transcendencia divina. En un siglo en el que se concedía un valor desmesurado a la inteligencia para comprender el ser divino, Hugo de Balma ha destruido el mito de la razón, el orgullo racionalístico en sus primeros brotes. Su obra es una crítica a la búsqueda excesivamente racionalística de Dios. El ha puesto de manifiesto la incapacidad radical del entendimiento humano para comprender a Dios. Y esto de un modo exagerado.

Pero, por otra parte, ha insistido como pocos en el valor del conoci­miento mediante el amor. Su doctrina es de lo más luminoso que se ha escrito. Hondamente preocupado como estaba por resolver el problema del conocimiento de Dios, ha insistido en este aspecto para suplir, en cuanto fuese posible, la deficiencia cognoscitiva de la inteligencia. La suya es la solución de un místico experimental y por lo mismo una solu­ción válida.

En una palabra, ha negado el conocimiento antecedente y concomi­tante al amor, medios naturales, instrumentos humanos, en cuanto ineptos para conseguir el conocimiento de la divinidad, y ha insistido en la con­quista de Dios mediante el amor, medio sobrenatural.

FAUSTINO DE PABLO MAROTa OCD

(221) Q. U. 402bC. (222) "Veritas occulta non potest cognosci, nisi in lurnine desuper radiante L .. ]

Si ergo lumen divinum deficiat, jam creata veritas in mendacium convertetur, non propter defectum ipsius, sed propter, vel remanentem caecucientis mentis obfusca­tionem, vel in se percipere intelligibilis veritatis radium non va!entis L .. ] Cum ergo secundum quod sensibiliter videmus, quasi omnis veritas sit maxime de divinis, sine illa, quibus per fidem acquiescimus, in dubitationem, ve! opinionem conversa, jam non pure per humanam doctrinam, veritatem mens rationalis apprehendit" (IlI, 2, 379bBC).