agustí villaronga,

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5 4 ARTE Agustí, primero quiero darte la enhorabuena por Pa negre, que en realidad viene a consolidar toda una vida dedicada al cine. Si no he entendido mal, ¿fue tu padre quien te inculcó este amor por el séptimo arte? Sí, es cierto. Aunque mi padre era cartero. Pero aparte de eso, iba por las distribuidoras de Palma y compraba pasquines, que eran unas tarjetas que anunciaban las películas, las cuales coleccionaba; así, me explicaba las historias. También recuerdo que con cajas de cerillas y pequeñas tarjetas de colores, las colocaba alrededor de la caja y gracias a una manivela hacia que los dibujos dieran vueltas... y eran como pequeñas películas. Todo ello me debió influir en algo. ¿Desde muy jovencito sabías que querías dedicarte a este oficio? Yo me recuerdo con 14 años, más o menos, que pasé de querer ser sacerdote a direc- tor de cine. Así, tal cual, sin términos medios. Y empecé a comprar libros de cine, que apenas comprendía porque hablaban de lentes, de ópticas, etc. Y también empecé a aficionarme -iba a una sala de cine que había en Jaime III, si no recuerdo mal- donde cambiaban las películas cada dos o tres días. Por aquel entonces las películas no du- raban más tiempo en cartel. Yo creo que mi formación básica la tuve allí: en esa sala de cine, mirando casi a diario una película diferente. Un dato curioso que se puede encontrar en Wikipedia es que al terminar el colegio mandaste una carta a Rossellini, a la escuela de cine de Roberto Rossellini. AGUSTÍ VILLARONGA, palabras mayores Mª Antonia Torrens Actriz ¿Es eso cierto? ¿Qué te respondieron? Bueno, sí y no (risas). La verdad es que es un poco fanta- sioso, porque la carta no la escribí a Rossellini, sino que él tenía una escuela de cine en Roma y escribí la carta al Centro para que me admitiesen como alumno. Bueno, tal vez sí escribí a Rossellini en la carta… A esa edad, quién sabe, tenía unos 17 años. Pero me contestaron diciéndome que mejor esperara un tiempo, que esperara a tener más estudios y formación. Vas a la Universidad, allí te licencias, y entras en la com- pañía de Nuria Espert, que en ese momento representaba Yerma, ¿fue esa tu primera experiencia en el teatro? ¿Qué papel hacías y cómo fue esa experiencia? Fue una experiencia estupenda -y estupenda en muchos sentidos. Recuerdo que entré allí gracias a Terenci Moix y a Enric Major, a quienes conocía personalmente. Ellos me avisaron que había una vacante en la compañía de Nuria Espert. Era un papel muy pequeño (casi de comparsa) y me presenté en su casa, aún hoy lo recuerdo. Me dieron un tex- to e hice la prueba. Me cogieron y empecé a trabajar con ellos. En ese momento tenía unos 18 años y estuve alrede- dor de tres en la compañía. ¡Fue una experiencia increíble! Imagínate, a esa edad tan temprana, en la que estás empe- zando a formarte y todo te influye en gran medida, trabajar en una compañía tan importante y reconocida como la de Nuria Espert, con un buen director, Víctor García (un argen- tino afincado en Francia) en una obra como Yerma, con una gira internacional que me permitió conocer el mundo: un día estabas en Londres, al siguiente en Zúrich, Buenos Aires... Conocí mucha gente importante como Mia Farrow, Anthony Quinn, Peter O’Toole. Fue una época muy importante para mí y para mi formación. ¿Has vuelto a trabajar en teatro? Sí. Después de estar con Nuria Espert volví a hacer algo de teatro; pero cosas muy pequeñas. Y siempre como actor, aunque también hice algo como iluminador y de vestuario. He hecho cosas, pero pocas. Donde yo realmente me he formado ha sido en cine. ¿Cómo es que nunca has dirigido una obra de teatro? ¿Te apetece? Sí (piensa). Mira, sí. La verdad es que siempre me ha dado miedo y respeto, porque el cine y el teatro son dos medios muy diferentes. He visto directores de teatro hacer cine y patinar; y a la inversa. Pero últimamente me han entrado ga- nas. Tengo algo en mente que me gustaría hacer en teatro, algo pequeño, con muy pocos personajes, dos actores, y algo sencillo. Pero sí, ¡claro que me apetece! Te conviertes en un artista polifacético y participas en la famosa serie La Plaça del Diamant. Esta serie marcó a toda una generación y supongo que a ti también, ¿no? Sí, me marcó porque fue un contacto muy rápido con lo que es la industria que hay detrás del mundo del cine. Yo trabajé allí con el vestuario y me permitió conocer gente muy im- portante, a observar cómo es un rodaje largo (fueron unos cuatro meses de rodaje intenso). Me permitió ver el día a día, descubrir todos los departamentos que lo forman…Pero so- bre todo, aprendí la importancia de dosificar la energía que te exige un rodaje. Eso es algo muy importante en los roda- jes largos. La creación de una película es un proceso muy largo, más de lo que la gente se cree. Entre la preparación, búsqueda de material, financiación, rodaje y post produc- ción. En definitiva, son unos dos años de trabajo intenso y debes aprender a dosificar la energía o no tendrás fuerzas cuando llegues al último mes de rodaje. La Plaça del dia- mant me enseñó eso. ¿Es tras La Plaça del Diamant que conoces la obra de Mercè Rodoreda? ¿O ya la conocías de antes? A la Rodoreda la conocí personalmente -y muy poco- gra- cias al estreno de La Plaça del Diamant en Madrid. Pero real- mente la descubrí más tarde. Durante el rodaje, leí el libro La plaça del diamant pero sin darle importancia. En cambio, más tarde, lo volví a leer y lo vi con otros ojos. Entonces descubrí a Rodoreda, quien es para mí la mejor escritora que hay del siglo pasado. En las películas que llevo dirigidas es una cons- tante mostrar cómo el mundo de los adultos puede trastornar el mundo de los niños Fotos: Momentos del rodaje de la película Pa Negre.

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Page 1: Agustí Villaronga,

4 54 arte

agustí, primero quiero darte la enhorabuena por Pa negre, que en realidad viene a consolidar toda una vida dedicada al cine. Si no he entendido mal, ¿fue tu padre quien te inculcó este amor por el séptimo arte?

Sí, es cierto. Aunque mi padre era cartero. Pero aparte de eso, iba por las distribuidoras de Palma y compraba pasquines, que eran unas tarjetas que anunciaban las películas, las cuales coleccionaba; así, me explicaba las historias. También recuerdo que con cajas de cerillas y pequeñas tarjetas de colores, las colocaba alrededor de la caja y gracias a una manivela hacia que los dibujos dieran vueltas... y eran como pequeñas películas. Todo ello me debió influir en algo.

¿Desde muy jovencito sabías que querías dedicarte a este oficio?

Yo me recuerdo con 14 años, más o menos, que pasé de querer ser sacerdote a direc-tor de cine. Así, tal cual, sin términos medios. Y empecé a comprar libros de cine, que apenas comprendía porque hablaban de lentes, de ópticas, etc. Y también empecé a aficionarme -iba a una sala de cine que había en Jaime III, si no recuerdo mal- donde cambiaban las películas cada dos o tres días. Por aquel entonces las películas no du-raban más tiempo en cartel. Yo creo que mi formación básica la tuve allí: en esa sala de cine, mirando casi a diario una película diferente.

Un dato curioso que se puede encontrar en Wikipedia es que al terminar el colegio mandaste una carta a rossellini, a la escuela de cine de roberto rossellini.

Agustí VillArongA, palabras mayores

Mª Antonia TorrensActriz

¿es eso cierto? ¿Qué te respondieron?

Bueno, sí y no (risas). La verdad es que es un poco fanta-sioso, porque la carta no la escribí a Rossellini, sino que él tenía una escuela de cine en Roma y escribí la carta al Centro para que me admitiesen como alumno. Bueno, tal vez sí escribí a Rossellini en la carta… A esa edad, quién sabe, tenía unos 17 años. Pero me contestaron diciéndome que mejor esperara un tiempo, que esperara a tener más estudios y formación.

Vas a la Universidad, allí te licencias, y entras en la com-pañía de Nuria espert, que en ese momento representaba Yerma, ¿fue esa tu primera experiencia en el teatro? ¿Qué papel hacías y cómo fue esa experiencia?

Fue una experiencia estupenda -y estupenda en muchos sentidos. Recuerdo que entré allí gracias a Terenci Moix y a Enric Major, a quienes conocía personalmente. Ellos me avisaron que había una vacante en la compañía de Nuria Espert. Era un papel muy pequeño (casi de comparsa) y me presenté en su casa, aún hoy lo recuerdo. Me dieron un tex-to e hice la prueba. Me cogieron y empecé a trabajar con ellos. En ese momento tenía unos 18 años y estuve alrede-dor de tres en la compañía. ¡Fue una experiencia increíble! Imagínate, a esa edad tan temprana, en la que estás empe-zando a formarte y todo te influye en gran medida, trabajar en una compañía tan importante y reconocida como la de Nuria Espert, con un buen director, Víctor García (un argen-tino afincado en Francia) en una obra como Yerma, con una gira internacional que me permitió conocer el mundo: un día estabas en Londres, al siguiente en Zúrich, Buenos Aires... Conocí mucha gente importante como Mia Farrow, Anthony Quinn, Peter O’Toole. Fue una época muy importante para mí y para mi formación.

¿Has vuelto a trabajar en teatro?

Sí. Después de estar con Nuria Espert volví a hacer algo de teatro; pero cosas muy pequeñas. Y siempre como actor, aunque también hice algo como iluminador y de vestuario. He hecho cosas, pero pocas. Donde yo realmente me he formado ha sido en cine.

¿Cómo es que nunca has dirigido una obra de teatro? ¿te apetece?

Sí (piensa). Mira, sí. La verdad es que siempre me ha dado miedo y respeto, porque el cine y el teatro son dos medios muy diferentes. He visto directores de teatro hacer cine y patinar; y a la inversa. Pero últimamente me han entrado ga-nas. Tengo algo en mente que me gustaría hacer en teatro, algo pequeño, con muy pocos personajes, dos actores, y algo sencillo. Pero sí, ¡claro que me apetece!

te conviertes en un artista polifacético y participas en la famosa serie La Plaça del Diamant. esta serie marcó a toda una generación y supongo que a ti también, ¿no?

Sí, me marcó porque fue un contacto muy rápido con lo que es la industria que hay detrás del mundo del cine. Yo trabajé allí con el vestuario y me permitió conocer gente muy im-portante, a observar cómo es un rodaje largo (fueron unos cuatro meses de rodaje intenso). Me permitió ver el día a día,

descubrir todos los departamentos que lo forman…Pero so-bre todo, aprendí la importancia de dosificar la energía que te exige un rodaje. Eso es algo muy importante en los roda-jes largos. La creación de una película es un proceso muy largo, más de lo que la gente se cree. Entre la preparación, búsqueda de material, financiación, rodaje y post produc-ción. En definitiva, son unos dos años de trabajo intenso y debes aprender a dosificar la energía o no tendrás fuerzas cuando llegues al último mes de rodaje. La Plaça del dia-mant me enseñó eso.

¿es tras La Plaça del Diamant que conoces la obra de Mercè rodoreda? ¿O ya la conocías de antes?

A la Rodoreda la conocí personalmente -y muy poco- gra-cias al estreno de La Plaça del Diamant en Madrid. Pero real-mente la descubrí más tarde. Durante el rodaje, leí el libro La plaça del diamant pero sin darle importancia. En cambio, más tarde, lo volví a leer y lo vi con otros ojos. Entonces descubrí a Rodoreda, quien es para mí la mejor escritora que hay del siglo pasado.

En las películas que llevo dirigidas es una cons-tante mostrar cómo el mundo de los adultos puede trastornar el mundo de los niños

Fotos: Momentos del rodaje de la película Pa Negre.

Page 2: Agustí Villaronga,

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tengo entendido que La mort de primavera, una de sus obras, es un proyecto que te gustaría llevar a la gran pan-talla, y que aún no ha podido ser, ¿cuál es el motivo? ¿La veremos algún día?

No sé, ojalá sea así. Es una obra extraña, no para todos los públicos. Es muy diferente a Pa negre que es fácil de en-tender. Los personajes de La mort de primavera son perso-najes extraños, eso hace que el productor, por un lado, vea un proyecto atractivo; pero por otro, un producto difícil de vender. También es muy costosa de realizar, es de la épo-ca neolítica, hay inundaciones, incendios, guerra... todo ello son impedimentos importantes para poder llevarla a cabo.

actor, guionista, director, profesor… ¿Con qué disfrutas más?

Bueno, de profesor he hecho muy poco (risas) porque no me gusta mucho. Y te diré que para mí, guionista y director se separan: siempre he podido hacer ambas cosas. Siem-pre que he dirigido una película he participado también en el proceso de escritura, lo que a mí me sirve para llegar al rodaje bien alimentado de lo que quiero hablar, y con las cosas muy claras. Pero dentro de todo este proceso, con lo que más disfruto, es con el trabajo de mesa. Escribir el guión, preparar visualmente cómo será la película, buscar referencias... todo esto me gusta muchísimo. Es un trabajo más íntimo, más solitario. Después el rodaje es más estre-sante.

Por fin en el 1989 estrenas tu ópera prima Tras el cristal. Me imagino que como es habitual, la presentas en muchos festivales. Curiosamente, te seleccionan para el festival de Berlín -me sorprende y me intriga que sea precisamente Berlín- debido a la temática: un médico nazi que se dedica a torturar y abusar de niños durante y después de la guerra, y no habían pasado ni 50 años desde el holocausto…

Yo pienso que si la escogieron fue porque es una buena película y porque precisamente la temática les tocaba de

cerca. Recuerdo que vinieron unos hombres mayores (de edad me refiero) a ver la película a España, y al poco tiempo me comunicaron que la habían seleccionado para la sección oficial del concurso. Pero cuando llegamos a Berlín, nos co-municaron que habían decidido ponerla en otra sección del festival, en la sección Panorama, por miedo a que surgiera algún conflicto con el tema de la pederastia, el nazismo, y todo junto. Prefirieron que la película no estuviera tan en pri-mera línea. Pero lo cierto es que la película tuvo bastante revuelo, causó conflicto y esto fue muy positivo para la pelí-cula y para mi carrera, claro.

Los niños son personajes centrales en tu obra. en Hijo de la luna volvemos a ver a un niño como protagonista; tam-bién en El mar y en Pa negre. en este sentido la pregunta que no puedo evitar hacerte es: ¿qué despierta en ti la infancia y la pérdida de la inocencia? ¿Por qué es eso tan importante para ti?

No lo sé. Lo cierto es que cuando me preguntan por ello no sé qué decir. Veo que es cierto, que en las películas que llevo dirigidas es una constante mostrar cómo el mundo de los adultos puede trastornar el mundo de los niños, pero no lo sé… debe haber una explicación psicológica (risas), pero la desconozco porque mi infancia fue muy feliz.

Muchas veces son niños que viven experiencias traumá-ticas, muy duras. Para ti, los niños que viven este tipo de situaciones, que por desgracia están al orden del día, ¿ya no podrán llegar a una edad adulta “sana”? ¿O hay espe-ranza?

Tal vez esta falta de esperanza es mi manera de alertar a la gente de la fragilidad de esa edad primera. Vivir situaciones difíciles a esas edades puede desembocar en una vida adul-ta insana. Si te fijas, estas situaciones difíciles que viven los niños suelen ser situaciones creadas por razones sociales, no son cosas privadas (por ejemplo, un padre pega a su hijo o mata a su mujer y el hijo lo ve). Son situaciones sociales a nivel grande y casi siempre son guerras. Tal vez es mi mane-ra de decir que no haya guerras (risas).

Y con Pa negre con un niño como protagonista, llegan los premios: nueve Goyas -nada menos- entre muchos otros premios, ¿cómo vives este momento?

Con muchísima alegría. Pa negre es una película en la que, como todas las que he realizado, he puesto mucha ilusión y energía. Pero ni yo ni nadie -aunque la productora dice que ella ya lo intuía, yo no lo creo así- pensaban que pu-diera conseguir tanto. Y de pronto nos encontramos con una película que unió al público y a la crítica para formar un consenso, para apoyarla y respaldarla en todo, y así fue como empezó una larga carrera que aún continúa. Empezó su andadura en el Festival de San Sebastián, recogió Gau-dís, Goyas, llegó a estar opcionalmente seleccionada para los Oscar y sigue viva dos años después de ser creada. En breve me voy a México donde ha sido seleccionada para los premios Ariel. Es una película que nos ha sorprendido a todos y… es como el resumen de toda mi carrera; de lo que las otras no consiguieron.

es una película que fue rodada en catalán, ya que la tra-ma sucede en Cataluña. ¿Qué opinas de la polémica que han querido crear algunos sectores con respecto a este hecho?

Me parece un absurdo crear polémica con ésto. Si hay una película que deba ser rodada en catalán, esa es Pa negre. Es como si me dijeras que hay polémica porque en la película La voz dormida hablan en andaluz. Es normal que hablen así. Yo no defiendo el catalán a ultranza. Recién he rodado una historia sobre Eva Perón y encuentro absurdo que doblen al catalán a Franco o a la misma Evita; pero también encuentro absurdo que quieran doblar al castellano algo tan rural, tan de la comarca de Cataluña como Pa negre. Lo cierto es que los grupos que han protestado al respecto han sido los de

Intereconomía, que son una derecha un poco rancia; pero desde el mundo del cine y la cultura, nos hemos encontrado muy apoyados y respaldados, desde Madrid mismo.

Para finalizar, esperamos ansiosos nuevos proyectos. ¿Puedes adelantarnos algo?

Pues como te he comentado, en diez o quince días termino la versión definitiva de Carta a Eva. Una miniserie de dos capítulos sobre la llegada de Eva Perón a España, su rela-ción con Carmen Polo y su participación en la condena a muerte y posterior indulto a una comunista llamada Juana Doña. Una comunista que tuvo mucho peso dentro de ese movimiento. La pena es que esto no se verá hasta el próxi-mo año, debido a los problemas que están teniendo las te-levisiones públicas en estos momentos. Y de cara al futuro he de decir que no sé qué pasará. La verdad es que veo el futuro incierto…Dentro de esta crisis global, de la que todos hablan y dan soluciones, el mundo de la cultura -sobre todo el cine- lo veo como si fuese un tiro al plato, y creo que lo pasaremos muy mal unos cuantos años. Será muy difícil trabajar en España. En estos momentos no hay productor que pueda asegurar, al cien por cien, un proyecto. Se han sacado las subvenciones, la televisión ha desaparecido, la pública pasa a ser privada, han sacado leyes para no poner otras. Hay tantos líos que nadie sabe cómo gestionar las cosas, así que... ¡incierto!

Nada más, agustín. Muchas gracias por tu tiempo que sé que es escaso, y por tus respuestas tan sinceras. Y ante este futuro tan incierto que planteas y que yo personal-mente comparto, nada más decirte “¡Mucha suerte cama-

rada!”