adiccion y sociedad
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UNIVERSIDAD AUSTRAL DE CHILE FACULTAD DE FILOSOFIA Y HUMANIDADES ESCUELA DE ANTROPOLOGA INSTITUTO DE CIENCIAS SOCIALES
Profesor Patrocinante: Dr. Roberto Morales U.
Instituto de Ciencias Sociales.
Entre la Adiccin y la Sociedad: El Lugar de La Persona.
La Terapia de Rehabilitacin de la Adiccin a Drogas como Proceso de Aprendizaje: el caso de la Comunidad Teraputica Antumapu
Tesis para optar al titulo de Antroplogo Y al grado de Licenciado en Antropologa.
Juan Luis Barra Leal. Valdivia Chile.
2006
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INDICE
Introduccin 3
I. Problematizacin 6
Hiptesis y Objetivos 8
Marco Conceptual 11
II. Marco Terico. Primera Aproximacin:
1. El consumo de Drogas como Fenmeno Psicosocial 14
1.1. Las Drogas, Medidas Internacionales y el Contexto Latinoamericano 18
1.2. Chile: El Modelo Biopsicosocial 25
Segunda Aproximacin:
2. El ciclo Adictivo y La Rehabilitacin del Consumo
y sus Modelos de Intervencin 33
Tercera Aproximacin
3. La Dimensin Psicosocial de la Conducta Adictiva:
Los Procesos Cognitivos 42
3.1 Las Representaciones colectivas 55
3.2 El Aprendizaje Social: El Proceso Educativo y el Hecho Educativo 61
3.3 Criterios de Evaluacin del Modelo Educativo 74
III. Metodologa de la Investigacin
Estrategia de Investigacin para la Recoleccin de Informacin 76
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IV. Resultados
Tratamiento de la Informacin 79
La Comunidad Teraputica Antumapu (C.T.A)
a) La Implementacin 83
b) Modalidades de Atencin para Recibir Tratamiento 87
c) Los Usuarios de la C.T.A 89
d) Etapas del Tratamiento 93
e) Dimensiones del Tratamiento:
La Dimensin Ideolgica del Tratamiento 106 La Dimensin Operativa del Tratamiento 122 La Relacin Teraputica 130
f) La Situacin Educativa en el Tratamiento de Rehabilitacin 141
g) Las Prcticas Educativas 143
V. Conclusiones 151
Propuesta para la elaboracin de un modelo educativo 164
Referencias Bilograficas 167
Anexos 169
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Introduccin
Desde la ptica acadmica, la experiencia de la investigacin
antropolgica supone una serie de procedimientos tanto lgico-formales como
tambin la resolucin de cuestiones prcticas, supone la bsqueda y construccin
del problema que se abordar, el diseo de un proyecto de investigacin que de
cuenta de las interrogantes puestas sobre el tapete y la bsqueda del
financiamiento institucional que haga posible llevar adelante el proyecto. Una vez
que estas cuestiones se hayan resueltas y el investigador se encuentra ah, en el
terreno, y de acuerdo a los recursos con que se cuenta, este podr dedicarse en
optimas condiciones a su tarea. Sin embargo, la investigacin que presento no es
el resultado de este proceso sino que parte del estar ah como trabajador
calificado de una institucin de salud: la Comunidad Teraputica Antumapu y, en
este sentido corresponde a una investigacin situada en el campo de la
antropologa aplicada. Del ejercicio de mi trabajo, como Educador de Trato Directo
del turno nocturno arranca un proceso de aprendizaje acerca de los procesos de
rehabilitacin en drogo dependencias al mismo tiempo y producto del
entrenamiento acadmico, intento situarme como observador de dichos procesos
que registro en un diario de campo. Tras dos meses de trabajo como educador y
producto de este ejercicio comienzan a surgir las primeras interrogantes acerca de
aquello que estaba viviendo en el da a da.
Desde mi perspectiva el ejercicio cientfico es una praxis, es decir, una
forma de accin informada cuyo propsito es la transformacin de las condiciones
de existencia y en este sentido, la antropologa posibilita puntos de partida que
son situacionales en el sentido que, como antroplogos, no slo buscamos
situarnos en ciertos contextos sino que tambin a travs de la experiencia de
ubicarnos como funcionarios de ciertos programas de intervencin social no
renunciamos a nuestro papel como investigadores de la cultura1, sino que
1 La cultura es entendida aqu como el entramado de representaciones que circulan en la estructura social y que orientan el accionar de los grupos humanos que la soportan.
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visualizamos estos contextos como oportunidades para enriquecer la investigacin
antropolgica. De esta forma se rompe la dicotoma de lo abstracto y lo concreto
para entrar en un ejercicio dialctico de praxis renovadora.
La rehabilitacin de las adicciones al consumo de drogas, que es el que
hacer de la Comunidad Teraputica Antumapu, no es una actividad simple de
abordar pues se sita al interior de las nociones de salud y enfermedad. En este
contexto la adiccin es comprendida como una enfermedad cuyas causas son
variadas pero que es susceptible de ser diagnosticada y tratada. El resultado
esperado de los tratamientos para el consumo abusivo y adictivo es la re-habilitacin del adicto, esto significa que cesar el consumo y el individuo optar por estilos de vida que minimicen la posibilidad de volver a la misma conducta.
En Chile, estos supuestos y la realidad del consumo de drogas entre la
poblacin del pas, han llevado a los gobiernos de la Concertacin a crear y
promover instituciones, polticas y programas dedicados a encarar este problema,
de este esfuerzo han nacido instituciones dedicadas exclusivamente al tratamiento
y rehabilitacin de personas que presentan consumo abusivo y adictivo de drogas.
La Comunidad Teraputica Antumapu (C.T.A) localizada en la ciudad de Puerto
Montt es una de estas instituciones, como tal realiza intervenciones teraputicas
que son estrategias de intervencin que enmarcan un conjunto de prcticas
orientadas a modificar el comportamiento y conductas del consumidor respecto a
las drogas. Estas prcticas se encuentran respaldadas por diferentes disciplinas
cientficas, sus teoras y modelos evaluativos, dichos modelos poseen un peso
relativo en la estrategia global donde, supuestamente, el mayor peso corresponde
a las prcticas que emanan de los modelos biomdicos, especialmente al
psiquitrico, y a los modelos derivados de la sicologa, junto a estos se evidencian
prcticas derivadas de otros modelos de anlisis como son los relacionados con
los procesos educativos. En el texto "Drogas, Tratamiento y Rehabilitacin de
Nios, Nias y Adolescentes publicado el ao 2003 por Conace, el componente
educativo y su importancia, en las intervenciones teraputicas, es mencionado en
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reiteradas oportunidades incluso, se dedica un apartado (pp. 168) a las llamadas
Intervenciones Educativas. Despus de un tiempo dedicado a la observacin y
participacin del proceso teraputico llevado adelante por la C.T.A planteo como
hiptesis que las prcticas pedaggicas que tienen lugar en las intervenciones
teraputicas se asumen como un hecho, una prctica insoslayable o un dato
imprescindible que frente a la presencia de otros modelos evaluativos- no es
sometido a un riguroso anlisis crtico-terico, centrado en las necesidades
educativas de las personas en el contexto de la intervencin teraputica. Con esto
no quiero de manera alguna negar o minimizar el hecho que el accionar de la
C.T.A se despliega en el campo de la salud mental y en la problemtica especifica
de los consumos adictivos a las drogas sino que al interior de este campo tambin
se sita otra prctica: la educativa y que esta juega un rol central en los
tratamientos llevados adelante por la C.T.A. De ah la necesidad de dar cuenta, en
primer lugar, del proceso teraputico destinado a la rehabilitacin de la drogo
dependencia y en segundo lugar evaluar la pertinencia del modelo educativo que
subyace en las prcticas pedaggicas utilizadas en las intervenciones teraputicas
de rehabilitacin del consumo de alcohol y drogas. Esfuerzo llevado a cabo entre
los meses de abril del ao 2005 y abril del ao 2006
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I. Problematizacin
Desde mi perspectiva, la Intervencin Teraputica para el tratamiento y
rehabilitacin del consumo abusivo y adictivo de drogas constituye, en gran parte,
un proceso de aprendizaje. A su vez, considerar la intervencin teraputica, desde la ptica educativa alude a un intento por comprender, desde la
antropologa, un tipo especifico de procesos de transmisin cultural: aquellos que
se han denominado educativos y en que se relacionan distintos aspectos que le
son constitutivos. Un primer aspecto, dice relacin con los procesos de la
cognicin que hacen posible la enculturacin, campo privilegiado de la
investigacin sicolgica, permite comprender como las caractersticas de la
especie intervienen en los fenmenos de la percepcin, como las posibilidades
heredadas en el soporte biolgico posibilita y al mismo tiempo limita la
construccin de realidad que pueden realizar los sujetos. Un segundo aspecto de
la cuestin se refiere a un tipo de relaciones socioculturales que ponen en
relevancia los procesos de la cognicin y, a partir de esta consideracin,
estructuran una praxis, una relacin entre actores sociales mediada por la
capacidad y necesidad de unos para aprender y por la capacidad y autoridad de
los otros para ensear y en donde, las interpretaciones de los actores que se
encuentran revestidos de poder y autoridad se fundamentan en racionalizaciones
que intentan explicar el deber ser y el deber hacer de la relacin en la que
participan, estas racionalizaciones no slo se fundamentan en Modelos Tericos
sino tambin en construcciones culturales.
En otros trminos intento relacionar, por lo menos en un primer
momento, las concepciones acerca del funcionamiento de los procesos cognitivos
y el carcter de las relaciones llamadas educativas con el fin de contar con
suficientes elementos para responder a algunas de las preguntas bsicas que
orientan esta investigacin: porqu debe considerarse la terapia para la
rehabilitacin del consumo adictivo como un proceso educativo? , Que ejes
epistemolgicos comparten los procesos de terapia y los procesos educativos?.
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Para intentar dar respuesta a estas cuestiones es que ms adelante utilizar con
cierta recurrencia el concepto de posicin, este alude aqu a un sistema de
relaciones ideolgicas y prcticas donde algunas ideas se presentan como
dominantes, es decir, son conceptos orientadores de la accin frente a otros
subordinados, esto es, que se presentan como complementarios, tangenciales, o
en oposicin a los primeros sin lograr orientar las acciones de los sujetos. El
concepto intenta describir ordenadamente aquello que es, en realidad, un proceso
social complejo, pues ni las ideas, ni las prcticas poseen esferas de competencia
que les sean exclusivas y excluyentes. En toda idea se encuentra implcita alguna
orientacin respecto al quehacer y en toda prctica subyace alguna idea que le
orienta, pero dada la complejidad de dicho proceso, dividir ambas esferas de la
accin humana como s estuviesen separadas, de tal manera de poder destacar
los discursos que justifican determinas prcticas de tal suerte que podamos
compararlos con otros discursos para determinar cmo se ordenan entre s y que
relacin guardan con las prcticas que inspiran.
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Hiptesis de Trabajo: Esta expresa formalmente un proceso de construccin lgica de la investigacin que parti con una pregunta general acerca del
tratamiento de rehabilitacin y que se expresaba como Cules son las prcticas
educativas que subyacen al interior del tratamiento? Y Cules son estas
prcticas que podemos identificar como educativas? Al rastrear su existencia fue
necesario situarlas dentro de una interrogante ms general que al ser contestada,
pudiera dar cuenta del significado que estas tienen dentro del tratamiento de
rehabilitacin de tal forma que esta se expresa como sigue:
Que las prcticas educativas utilizadas en la CTA se realizan sin ser sometidas a una reflexin crtico terica por parte del Equipo Teraputico. Objetivo General de la Investigacin:
Evaluar el Modelo Educativo, que subyace en el Tratamiento para la Rehabilitacin del consumo adictivo de drogas, que se realiza en la
Comunidad Teraputica Antumapu. (CTA)
La evaluacin propuesta implica tener en cuenta los siguientes criterios:
a) Coherencia Interna: Esto es si las prcticas educativas se encuentran
en consonancia con los aprendizajes esperados.
b) Pertinencia: Esto es que debe ser comprensibles en los trminos de
la situacin social y cultural de donde proviene el sujeto.
c) Relevancia: Esto es que las prcticas educativas resulten
significativas para los usuarios.
d) Tendencia a la Simetra: Indica la bsqueda de un entendimiento
democrtico entre los participantes.
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Objetivos Especficos:
1) Dar cuenta del Tratamiento para la Rehabilitacin del consumo adictivo de
drogas aplicada en la Comunidad Teraputica Antumapu:
Describir la Comunidad teraputica Antumapu en trminos de sus objetivos, funciones y relaciones entre usuarios y equipo terputico.
Relacionar el recorrido teraputico de los usuarios y su procedencia social. Relacionar el uso del espacio fsico y el uso del tiempo con las conductas
esperadas.
Dar cuenta de las intervenciones teraputicas aplicadas en el tratamiento. Determinar las relaciones de poder al interior de la comunidad:
comunidad democrtica o comunidad coercitiva? El problema de la
voluntad.
Este primer objetivo especifico permite contextualizar la relacin teraputica y en
el ltimo aspecto es importante por cuanto permite caracterizar la forma que
adoptan las relaciones entre usuarios y equipo teraputico. La tendencia a la
jerarquizacin u horizontalidad en dicha relacin es un elemento estructurante
para el tratamiento , ya que puede abrir o cerrar vas de acceso a la rehabilitacin
en la medida en que permite o clausura determinadas formas de vinculacin que
son facilitadoras del proceso de aprendizaje necesario para la rehabilitacin.
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2) Analizar el Modelo educativo que subyace en las prcticas educativas que
se aplican en el tratamiento:
Analizar las prcticas educativas que se aplican en la I.T: La nocin de Educacin y aprendizaje en la terapia de rehabilitacin por consumo de drogas.
Determinar la posicin que ocupan las prcticas educativas en la terapia de rehabilitacin por consumo de drogas.
Describir la percepcin de los usuarios de la CTA respecto a las prcticas educativas utilizadas en la IT.
Este ltimo punto permite determinar si las prcticas educativas llevadas adelante
son relevantes para los usuarios.
3) Elaborar una propuesta que posibilite la formulacin de un Modelo
Educativo pertinente al tratamiento aplicado en la C.T.A
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Marco Conceptual
Este seala un mnimo de coordenadas conceptuales con las cuales
enmarcar el problema de investigacin y permite adems una mayor eficacia en el
tratamiento de la informacin.
El tratamiento de rehabilitacin parte por comprender la adiccin como
una enfermedad cuya base es orgnica, es decir, subyace una visin biolgica del
problema. En esta investigacin considero en primer lugar, la propia perspectiva
disciplinara que permite comprender la enfermedad no slo por su etiologa sino
por el contexto sociocultural que la rodea y en segundo lugar incorporo los aportes
que, desde la sicologa y psiquiatra Latinoamericana, se hicieron a este respecto.
(Riquelme, 1987; Sist 1995) Considero que la Adiccin es un comportamiento con
base psicosocial cuya finalidad es mantener el consumo de drogas y que desplaza
a otras finalidades del individuo. En este mismo sentido el Tratamiento debe ser
entendido como conjunto de estrategias diseadas para producir un proceso
teraputico cuya finalidad es la recuperacin de la salud mental y la rehabilitacin
del adicto. Estas estrategias no slo son de factura mdica, sino que incluyen las
estrategias y aportes metodolgicos de otras disciplinas que , en conjunto, no slo
operan sobre el individuo sino tambin sobre su entorno ms inmediato tal como
su familia. Aqu considero el aporte del Modelo de Marlatt y Gordon y, en este
mismo sentido, sostengo que el Proceso Teraputico es un proceso de
aprendizaje mediante el cual el usuario de-construye sus pautas de
comportamiento para aprender otras que le posibiliten el no consumo. El proceso
de aprendizaje es una transformacin en la cognicin del individuo y por tanto en
su manera de construir el mundo, de ser en el. Esta nocin est inspirada en el
constructivismo, especialmente en la consideracin que hace de la importancia de
la adquisicin lenguaje y del aprendizaje. (Ibez, 2000; Colle, 2002) El resultado
esperado de cualquier tratamiento de este tipo es la Rehabilitacin, que aqu
comprendo como un comportamiento, posterior al tratamiento, en donde cesa o se
reduce el consumo, posibilitando que el individuo se haga cargo de otras tareas o
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finalidades de su vida. Se suele considerar que existe rehabilitacin cuando el
consumo cesa del todo, sin embargo, considero que la abstinencia no debe
constituir el nico indicador de la existencia de la rehabilitacin sino que se debe
tener en cuenta los cambios en el comportamiento del individuo en especial
aquellos que nos sealan que el consumo ha dejado de ser la principal motivacin
vital del adicto, como son la reduccin del consumo acompaada, por ejemplo, de
una insercin laboral responsable. Por otro lado un tratamiento para la
rehabilitacin de la adiccin puede adquirir diversas formas (ambulatorio o
residencial) o puede ser implementado por diversas instituciones (comunidades
teraputicas, centros psiquitricos, clnicas privadas, etc.) sin embargo y con
independencia de estas cuestiones coyunturales, demanda el surgimiento de una
relacin social entre aquellos que reciben tratamiento y aquellos encargados de
administrarlo, dicha relacin ha sido definida en trminos mdicos como
terapeutas-pacientes, sin embargo y dada mi experiencia en la C.T.A considero
que la Relacin teraputica se una relacin jerrquicamente ordenada, tendiente a
cambiar la cognicin y/ la conducta de l o los individuos que se encuentran en la
posicin subordinada dentro de dicha relacin, es decir, la relacin que se entabla
en el contexto de un tratamiento es una relacin de poder donde el Terapeuta es
el actor que ocupa las posiciones dominantes al interior de la relacin teraputica
y el Usuario es el actor que ocupa las posiciones subordinadas en la relacin
teraputica y en donde la aceptacin de los actores de los roles y status que
emanan de la relacin teraputica constituye la Alianza Teraputica sin la cual el
Equipo Teraputico, esto es el grupo de profesionales y tcnicos responsables de
la aplicacin del tratamiento de rehabilitacin, no podran ejercer su funcin.
Al considerar que el proceso teraputico es un proceso de aprendizaje, aludo a la
nocin de Proceso de Enseanza-Aprendizaje esto es una relacin en que se
ligan los mecanismos cognitivos que operan en el proceso del aprender, las
prcticas educativas llevadas adelante por los educadores en un contexto
sociocultural concreto y la forma en que los actores son afectados por el proceso.
En el concepto anterior se recogen nociones curriculares de larga data que aqu
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fueron elaboradas a partir de la las ideas de Marisol Latorre .(2004) Si bien los
procesos de enseanza-aprendizaje ocurren en contextos particulares, son el
producto de relaciones sociales de ms generales (Moncada, 1982; Vygostki,
1983; Carr, Winfred y Kemmis, Stephen.1986) y que tericamente sean expresado
en Estados Unidos en la Nueva Escuela y en Amrica latina en la Pedagoga de la
Liberacin de Paulo Freire, teniendo a la vista estos elementos es que elaboro los
conceptos de Proceso educativo, concepto que alude a las relaciones sociales
que se estructuran en torno al aprendizaje; Situacin Educativa como el contexto
real del proceso del proceso educativo y Practicas Educativas que son las
acciones que despliegan quienes se encuentran en el rol de Educadores. Dichas
acciones tienen una dimensin ideolgica y una dimensin operativa.
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II Marco Terico Primera Aproximacin 1) El Consumo de Drogas como Fenmeno Psicosocial y Las Consideraciones Contextuales
El consumo de drogas no es una actividad realizada slo por una clase
social, ni tan siquiera por un grupo etario de una clase y menos an puede ser
atribuida a grupos marginales dentro de la sociedad.2 El consumo de drogas es un
comportamiento sociocultural que realiza la gran mayora de la poblacin del
continente as como la del pas, pero a su vez apunta directamente a la forma en
que los individuos internalizan dicho comportamiento y las consecuencias que
tiene para estos. Las relaciones socioculturales son relaciones de orden
psicosocial, es decir, engloba las representaciones acerca de la realidad que
sostienen y elaboran los grupos humanos dentro de la sociedad, como a los
individuos que forman parte de estos grupos aunque dependiendo de la
perspectiva del investigador se pueda omitir uno de estos aspectos. Pero al tratar
el comportamiento adictivo la relacin: comportamiento social-comportamiento
individual se hace insoslayable, pues existe una relacin dialctica entre las
representaciones y comportamientos sociales acerca del consumo de drogas y la
forma en que estas representaciones son internalizadas por los individuos, esto
significa que existe una relacin siempre tensa entre la forma en que un individuo
se inicia y mantiene en el consumo de drogas, el significado que esto posee para
el grupo humano del cual forma parte y las consecuencias que este
comportamiento tendr para el individuo.
Las drogas son sustancias cuyas caractersticas qumicas les permiten
alterar el funcionamiento del organismo en el orden de las sensaciones y las
percepciones al actuar, bsicamente, a nivel del sistema nervioso central. El caf,
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el tabaco y mayoritariamente el alcohol son drogas de uso masivo entre la
poblacin del pas. De consumo masivo y tan fuertemente arraigada es su
presencia que la secuela de cnceres, cuadros cirrticos, tabaquismo y
alcoholismo resultan invisibles al plantearse la discusin acerca del consumo de
drogas, pero ah estn, probablemente los hombres jvenes que no consumen
drogas ilcitas s se encuentren dentro del 74,9% que consume alcohol o dentro
del 55,7% que es un fumador de tabaco.3 La droga y su consumo, se encuentra
incorporado en los mltiples espacios sociales, forma parte de una prctica que
tiene una larga persistencia en la historia de la humanidad por lo tanto, como
afirma muy acertadamente Mara E. Pulido, surge la cuestin acerca de cmo nos
referimos a los consumidores de droga, como visionarios, en el marco de
consumos rituales, como pecadores cuando las religiones condenaban su uso,
como enfermos desde la perspectiva de la medicina, como delincuentes cuando la
juridicidad define el comportamiento como delito, como consumidores cuando la
droga se convierte en mercanca4 y desde estas consideraciones como tratamos
con ellos?, como objeto etnogrfico, como enfermos dignos de atencin, como
delincuentes merecedores de castigo o como usuarios de un producto disponible
en el mercado. No debemos olvidar que el consumo de drogas se realiza en un
contexto histrico particular y de acuerdo a esto es que elaboramos discursos que
nos sealan que hacer con estos, que somos nosotros mirando desde el otro lado
del escritorio como suelen decir en la comunidad teraputica donde trabajo,
haciendo alusin al hecho que las posiciones desde donde se juzga el fenmeno
son intercambiables, no son estticas. Y si nos parece que esto no es as es slo
porque, cuando referimos al consumo de drogas, lo hacemos pensando en las
drogas ilcitas, olvidando que los discursos acerca de la droga y de los
consumidores de drogas que utilizamos son discursos de poder. En general las
personas no reaccionan, por ejemplo, frente a las que consume marihuana con
2 Conace. Informe sobre Prevalencia. 1996-1998. 3 Conace.20004.Sexto Estudio Nacional de Drogas 4 Pulido, Mara Elsa.2002. Los Agenciamientos Sociales y la Prevencin Integral del Uso Indebido de Drogas: Una Lectura Cultural. En Serie de Polticas Sociales N 61. CEPAL.
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discursos moralizantes o acadmicos, se pregunta, se indaga, ms de alguno se
sita cerca del fumador sealando su apoyo y esperando su turno para fumar. El
consumo implica una praxis, un discurso y una prctica, que moldea las relaciones
de persona a persona, de un grupo social a otro. Dicha praxis, elabora sus
discursos acerca de la droga, acerca del cuando y como se consume, fija limites,
seala espacios y movimientos del cuerpo5 y moviliza recursos.
Aunque poco investigado, me parece indudable que el consumo de
drogas en pocas recientes se encuentra vinculado a las nuevas relaciones
sociales que emergen en el marco del modelo capitalista dependiente. Desde la
dcada de los treinta en adelante Chile, aunque inserto en la dinmica capitalista
continental y mundial, sostena un modelo econmico y social de corte nacional
desarrollista, que impulsaba la transformacin productiva del pas a travs de la
industrializacin del mismo y la existencia de polticas fiscales redistributivas
expresadas en los impuestos patrimoniales y en las crecientes conquistas
sociales de los trabajadores, esto si bien era un producto de la lucha social
durante cuatro dcadas, expresaba tambin el deseo de los gobiernos radicales,
demcrata cristiano y socialista por generar una mayor autonoma econmica del
pas frente a las crisis del sistema . Este modelo de desarrollo fue abortado tras el
golpe militar de 1973 y reemplazado por un modelo ultra liberal que hace hincapi
en la acumulacin de capital por la va del aporte de los trabajadores al capital
(AFP e ISAPRES), la exportacin de materias primas y la especulacin burstil,
junto con la importacin de productos manufacturados, especialmente de
consumo. Este modelo ha profundizado las condiciones de dependencia del
mercado interno a los vaivenes del mercado internacional, por lo que le denomino
modelo capitalista dependiente. Dentro de este contexto son dos los ejes que
definen el estado actual de cosas: las formas de ejercicio del poder, que busca
controlar y contener a los posibles opositores al modelo neoliberal, y la lgica del
5 Tsukame,Alejandro.2002. El Consumo de Drogas en Busca de Sentido. En Serie de Polticas Sociales N 61. CEPAL.
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consumo que este modelo lleva aparejado. Esta forma de considerar el problema
ha sido casi obviada en los anlisis llevados a cabo por las instituciones chilenas
relacionadas con la temtica, como la prevencin y la rehabilitacin asociada al
consumo problemtico y la adiccin, pueden ser abordadas desde distintas
dimensiones, se ha puesto el nfasis en modelos biolgico-individuales y en la
posibilidad de utilizar la prevencin como Instrumento para canalizar el conflicto
social.6
El consumo de drogas debe ser visto como conducta social, una
conducta especifica de consumo inscrita al interior y entre otras formas de
consumo generales de la sociedad, por tanto los modelos de anlisis deben partir
de esta premisa, no existe consumo que no sea social. El dao provocado por el
consumo de drogas en el individuo es uno de los posibles resultados de un
proceso social. Las consideraciones anteriores me llevan a conceptualizar el
consumo de drogas como un comportamiento sociocultural y como tal elabora
determinadas prcticas y discursos acerca de s misma y, en determinados
contextos puede transformarse en un comportamiento destructivo para los
individuos involucrados.
Los individuos ms daados son el punto extremo de un proceso mucho
ms complejo, de hecho ni siquiera constituyen el punto final puesto que, como el
reverso contradictorio del proceso, se encuentra la rehabilitacin del consumo que,
desde nuestra perspectiva, es otra forma de actividad social que posee
caractersticas especificas que van ms all de la lgica mdica.
El problema de esta investigacin se centra en la triada: adicin a las
drogas- aprendizaje- intervencin teraputica o dicho de otro modo su objeto de
estudio consisti en esclarecer el papel que juegan las prcticas educativas al
interior de la terapia de rehabilitacin en personas que presentan adicin al
consumo de drogas, en el modelo de la comunidad teraputica.
6 De Rementera, Ibn. Prevenir en Drogas. En Serie de Polticas Sociales N 53. CEPAL
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1.1) Las Drogas, Medidas Internacionales y el Contexto Latinoamericano
Que el trfico de drogas se ha convertido en un problema de seguridad
pblica en casi todos los pases del mundo no cabe ninguna duda. El trafico de
drogas incluso, en muchos pases de la regin, se ha transformado en un
elemento decidor a la hora de pensar el futuro poltico, econmico y social de los
mismos, de acuerdo a las estimaciones de CEPAL7el negocio del narcotrfico
involucra transacciones del orden de, ms o menos, 500 a 600 mil millones de
dlares al ao. De acuerdo a lo que se seala en este documento los rganos
internacionales consagrados en materia de fiscalizacin y seguimiento son la
Junta Internacional de Fiscalizacin de Estupefacientes (JIFE), el Programa de las
Naciones Unidas para la Fiscalizacin Internacional de Drogas (PNUFID) y la
Comisin de Estupefacientes del Consejo Econmico y Social de Naciones Unidas
(ECOSOC).
Dentro las convenciones promovidas y auspiciadas por la Organizacin de
Naciones Unidas y sus organismos asociados se encuentran:
-La Convencin nica sobre Sustancias Sicotrpicas. (1972) y
-La Convencin de las Naciones Unidas contra el Trfico Ilcito de Estupefacientes
y Sustancias Sicotrpicas. (1988)
Junto con estas acciones internacionales, en forma paralela, se han sumado otras
relacionadas con los encuentros de los gobiernos del continente (Miami 1994 y
Santiago 1998) que han permitido coordinar los esfuerzos bajo la direccin de la
Comisin Interamericana para el Control del Abuso de Drogas (CICAD)
perteneciente a la Organizacin de Estados Americanos. En estas instancias se
ha tendido a asegurar: La cooperacin multilateral y bilateral.
El control hemisfrico, tanto en Amrica como en Europa. Un enfoque integral para el tratamiento del problema.
Los distintos esfuerzos internacionales llevados a cabo, se han planteado
finalmente consensuar sus acciones, de tal manera que exista ... un acuerdo para
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eliminar o reducir significativamente para el 2008 los cultivos ilcitos de cannabis,
coca y adormidera...8Este consenso permitira tambin, propiciar e implementar,
polticas sanitarias para hacer frente a los problemas mdicos que padecen los
consumidores de drogas, especialmente aquellos que presentan cuadros
adictivos, de esta forma se intenta ... diferenciar claramente entre una poltica de
control consagrada a lidiar con la oferta en gran escala y una poltica de salud y
asistencia efectiva para atender a las victimas, en este caso los
drogodependientes9. De los numerosos encuentros de organismos
internacionales, seminarios acadmicos y discusiones polticas respecto al
problema del narcotrfico y sus consecuencias se han perfilado dos grandes
posturas, que algunos han sealado como paradigmas. El primero de estos
enfoques podramos definirlo como el de una Sociedad sin Drogas, en esta
perspectiva, el uso de la droga debe impedirse, ya que desde la lgica de sus
defensores, el uso exploratorio deriva en un uso frecuente, a su vez, el uso
frecuente llevara casi con seguridad al uso problemtico y adictivo, por lo que la
sociedad debe protegerse castigando, no slo el narcotraficante, sino tambin al
consumidor mediante la accin policial y el castigo penal. Un segundo enfoque de
la cuestin es el de la nocin de Reduccin de Dao en que se plantea que Al
permitir formas no problemticas de consumo, no se favorece necesariamente un
aumento de los usuarios entre la poblacin, pero si as sucediera ese consumo
sera menos problemtico en trminos sanitarios, sociales y criminales.10 El
supuesto bsico es que el consumo, al no encontrarse estigmatizado, se reducira
la oferta que han alcanzado las drogas al ser ilcitas pero, por sobre esta
consideracin, la sociedad a travs de la familia, la comunidad, las instituciones
educativas, etc, podran establecer relaciones abiertas y transparentes con
cualquier consumidor que manifieste problemas de dependencia de sustancias
sicotrpicas, por ende la labor de prevencin y rehabilitacin, se vera
7 Arraigada, I y Hopenhayn, M. Produccin, Trafico y Consumo de Drogas en Amrica Latina.2000.CEPAL. 8 Arraigada, I y Hopenhayn.2000.pp. 9 9 Arraigada, I y Hopenhayn.2000.pp. 9 10 Arraigada, I y Hopenhayn.2000.pp. 10
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enormemente facilitada. Los organismos e instituciones de salud pblica podran
atender tempranamente a los afectados y, conoceran con mayor exactitud la real
envergadura del problema. Las percepciones basadas en estereotipos y cargadas
de temor slo aslan a los individuos por lo que, relaciones no estigmatizadas con
el consumidor, fortaleceran las relaciones sociales en el mbito local y familiar,
convirtindose en verdaderos factores protectores y no en factores que propician
el consumo. El enfoque de Reduccin de Dao implica mejoras reales en los
contextos sociales. En ltimo termino es importante diferenciar ambas posturas
que, an cuando pueden acercarse al considerar algunas dimensiones del
problema, especialmente en lo que toca al narcotrfico, existen divergencias en
los temas relacionados con los efectos finales de las polticas que ataen al
consumidor, especialmente en el tema de la prevencin y de la rehabilitacin, ya
que pueden llevar a resultados prcticos no slo diferentes sino opuestos.
No existe un consenso mundial respecto a cual camino tomar, no en
todos los pases afectados se han implementado las mismas polticas. Los
Estados Unidos son un extremo donde la idea de una sociedad sin drogas, se
encuentra plenamente expresada en las polticas federales y estatales al respecto,
en cambio en Espaa e Italia el consumo no se encuentra penalizado, en los
Pases Bajos la posesin o provisin de marihuana no constituye, en s misma, un
delito ya que se aplica el principio de oportunidad en la accin penal, esto quiere
decir que la polica discierne entre aquellas situaciones que pueden considerarse
de riesgo para la sociedad de las que no deben considerarse as. A mi entender,
cualquier funcionario policial en Chile, relacionado con el tema, distingue con
bastante claridad entre un narcotraficante, un micro-traficante y un consumidor, en
atencin a la experiencia de la polica que data de la dcada de los setenta.
La existencia de enormes cantidades de droga disponibles para,
principalmente, los consumidores Europeos y de los Estados Unidos requiere la
existencia de una ingente cantidad de tierra agrcola, esta necesidad ha propiciado
en Amrica Latina el surgimiento de una agricultura dedicada principalmente al
cultivo de la coca. Los cultivos tradicionales, cuyo valor ha cado en forma
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21
sostenida en los ltimos aos, han sido desplazados por estos relativamente
nuevos productos. Tan slo en Bolivia se estima que la actividad vinculada a la
economa de la coca genera alrededor de 135.000 empleos, lo que equivale a un
6,4% del empleo del pas.11 Esto no se ha traducido en mejores estndares de
vida para los campesinos, pero frente a la baja en los precios de sus productos
ms tradicionales surgen como una actividad no slo viable, sino necesaria.
Colombia, Bolivia y Per son los principales productores de hoja de coca, en el
caso de Colombia tambin se cultiva amapola y marihuana, en 1998 se estimaba
que en este pas existan ... 78.200 hectreas sembradas de coca, 7.350 de
amapola y 5.000 de marihuana12es decir 90.550 hectreas dedicadas a estos
cultivos que, como muchos otros monocultivos, erosionan el suelo de la amazona
cuyo bosque est siendo talado para abrir espacio a esta agricultura.
La totalidad de la cocana que se consume en el mundo se cultiva y
procesa en Amrica Latina, del 100% producido un 65% va a para a Europa y un
35% termina en los Estados Unidos, siendo la principal ruta de trafico la Zona de
Caribe, Repblica Dominicana, Hait y Puerto Rico que ... sirven como centros de
importacin, almacenamiento y exportacin de drogas a los Estados Unidos.13 Al
mismo tiempo Costa Rica, Panam y Nicaragua se han visto afectados al servir
como lugar de almacenamiento y transito de la cocana. La bsqueda de los
narcotraficantes por hacerse con nuevas rutas de transito ha afectado a Brasil,
Argentina, Venezuela, Cuba y Chile. Tras los eufemsticos nombres de pasillos,
corredores, vas, o centros de almacenamiento se encuentra la violenta disputa de
los traficantes de cada pas por controlar la distribucin internacional y, sobre todo,
local. Junto a la enorme cantidad de personas que participan en el cultivo de las
drogas, en su procesamiento, en el transporte, almacenamiento y distribucin
internacional se encuentran quince pases del continente que sirven como
parasos fiscales para blanquear dinero...14. En atencin a estos hechos es que
11 Arraigada, I y Hopenhayn.2000.pp. 13. 12 Arraigada, I y Hopenhayn.2000.pp. 15. 13 Arraigada, I y Hopenhayn.2000.pp 17. 14 Arraigada, I y Hopenhayn.2000.pp. 18.
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22
no se puede considerar el narcotrfico como un problema propio de sectores
marginales, ya que los intereses de los narcotraficantes son transnacionales,
involucra al sistema bancario de numerosos pases, propicia polticas fiscales
permisivas y deriva en problemas polticos y sociales. En un continente donde la
violencia poltica y social ha sido el pan nuestro de cada da, el narcotrfico,
refuerza esta cultura de la violencia, la actividad delictiva se legitima en todos los
niveles y, en los sectores sociales ms precarizados termina imponindose como
una forma de vida cuyo co-relato son los consumidores.
En el continente los ms afectados por el consumo de drogas son los
jvenes, las mujeres en mucho menor medida que los hombres. Si tomamos en
cuenta indicadores cuantitativos, el fenmeno es transversal a las clases sociales,
pero si se considera indicadores cualitativos el consumo causa mucho ms dao
en los sectores sociales ms pobres del radio urbano. Al encontrarse en
situaciones precarias, con estructuras familiares adaptadas a condiciones de
existencia limite y muchas veces con un serio dao psicosocial, sin oportunidades
reales de trabajo o estudio el dao del consumo se potencia al no contar con el
apoyo emocional y material mnimo al momento de necesitar ayuda.
La droga ms consumida en el continente y la que causa mayores
estragos sociales es el alcohol, ya que presenta la mayor prevalencia de consumo,
es decir el mayor tiempo de persistencia del consumo y afecta a una mayor
cantidad de la poblacin. Esto es evidente, si revisamos los datos obtenidos de
algunas investigaciones, por ejemplo, el realizado por la Organizacin
Panamericana de Salud en 1996, en ocho pases del continente entre la poblacin
mayor de doce aos.
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23
PAIS AO ALGUNA VEZ
ULTIMO AO
Bolivia 1992 68.7% 58.9% Chile 1996 83.7% 70.3% Colombia 1996 .. 59.8% C. Rica 1995 62.3% 40.3% Mxico 1993 74.6% 51.6% Paraguay 1991 36.5% 31.6% Per 1997 84.6% 74.2% Venezuela 1996 80.5 66.0% Fuente OPS 1998.
En CEPAL 2000..
An cuando el alcohol es la droga ms consumida en el continente, es el aumento
del consumo de las drogas ilcitas el que preocupa al pblico latinoamericano ...
ms del 75% de la poblacin considera que la drogadiccin ha aumentado mucho
en los ltimos aos. Venezuela y Chile son los pases con ms altos porcentajes
(91 y 89% respectivamente) seguidos por Uruguay (85%), Paraguay (84%) y
Argentina (82%).15 En esta percepcin es indudable el impacto que ha producido
y producen los medios de comunicacin al poner en el centro noticioso los hechos
de violencia relacionados con el narcotrfico o ligando a los delincuentes con el
consumo. De acuerdo a esto, segn Arraigada y Hopenhayn, el consumo adquiere
en Amrica Latina un carcter fantasmagrico, ya que no existe relacin entre la
cantidad de personas que consumen drogas ilcitas, cuyo porcentaje siempre es
muy bajo con relacin a otras drogas legales, y el temor y la ansiedad que provoca
en la casi totalidad de la poblacin. El consumo y la droga, adquiere una fuerza
simblica que dista mucho de sus dimensiones reales. Sin embargo no debemos
perder de vista que el mercado de la droga, no slo debe ser comprendido en su
dimensin normativa, es decir como persecucin del narcotrfico, o como
consumo individual y por tanto como fenmeno psicolgico sino que, en tanto
mercanca, se construyen redes sociales, econmicas y polticas que guardan una
-
24
lgica interna con respecto al modelo capitalista predominante en nuestra
sociedad. La existencia del mercado de la droga, ms all de la frontera de lo
legal, puede ser comprendida como un epifenmeno derivado del alto grado de
frustracin y desencanto que crean las relaciones sociales en el contexto del
capitalismo del siglo XXI.
En cuanto a las polticas para enfrentar el problema de la droga en el
continente, estas se han constituido en torno a dos criterios bsicos ms o menos
explcitos, la lgica de redes y la equidad social, las que a su vez orientan las
acciones en la esfera de la represin y la prevencin cuyo objetivo final, es la
reduccin de la demanda. La lgica de redes o Trabajo en Red supone que tanto
el Estado, como sus organismos e instituciones, junto con la sociedad y sus
organizaciones pueden y deben colaborar en forma coordinada, cada uno en la
esfera de su competencia, para prevenir eficazmente, brindar atencin a los
afectados por el consumo abusivo o adictivo y participar en el control del
narcotrfico. El criterio de equidad social se comprende como el brindar
oportunidades para los segmentos sociales en mayor riesgo. De esta forma los
pases latinoamericanos intentan tambin ajustarse a los convenios
internacionales en la materia, convenios que hacen hincapi en el equilibrio entre
el accionar represivo de los aparatos del estado y el enfrentar el consumo como
problemtica de salud pblica. Estas orientaciones en materia de drogas han
derivado en diversos programas como el Plan Colombia, fuertemente criticado, el
Plan Dignidad puesto en marcha en Bolivia, el Plan Nacional de Guatemala y el
Plan Nacional de Desarrollo Alternativo puesto en marcha en Per.
El enfrentar el consumo de drogas en la poblacin del continente ha supuesto,
para los gobiernos de la regin, emprender estrategias para la rehabilitacin de
aquellos que la ONU considera victimas, y que de hecho los son, para esto se han
puesto en ejecucin distintos planes nacionales, cuyo sentido tambin apunta a la
reduccin de la demanda.
15 Arraigada, I y Hopenhayn.2000.pp. 27.
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25
1.2) Chile: El Modelo Biopsicosocial
Una vez que se generaliza la sensacin de peligro, aunque esta
sensacin este ms relacionada con el papel de los medios de comunicacin y
con los intereses polticos de los grupos dominantes, la sociedad esta dispuesta a
efectuar prevenciones para evitar posibles daos. Esta funcin: deteccin de los
peligros reales o supuestos y su prevencin ha sido uno de los pilares de la
construccin y mantenimiento del Estado. Tradicionalmente el Estado ha asumido
la seguridad externa que es la capacidad del mismo de desplegar recursos
sociales en el control del territorio que ocupa y la seguridad interna que implica la
mantencin de las condiciones polticas y sociales que garantiza la existencia del
Estado y de la posicin de los grupos que lo controlan y administran. Un ejemplo
dramtico en Chile, de las implicancias que esto tiene, fue la aplicacin de la
Doctrina de Seguridad Nacional durante la dictadura militar. Con la salida de la
dictadura se incorpora el concepto de la seguridad ciudadana, de factura
Europea, que alude ... a la idea de ciudadana y, por lo tanto, a la capacidad de
los ciudadanos como agentes activos, y no como una masa relativamente pasiva,
que nicamente demanda seguridad de una instancia superior... la seguridad
ciudadana comparte los principios bajo los cuales los Estados democrticos deben
ejercer la seguridad interior, pero su diferencia especfica deriva de los agentes
involucrados, particularmente en este caso, las personas que ejercen derechos y
tienen deberes ciudadanos. 16 Dentro de esta concepcin es que en el mes de
septiembre de 1990, nace a luz pblica CONACE que es la institucin del
gobierno de Chile que se especializa en las polticas de prevencin, tratamiento y
control de drogas, su funcin consiste fundamentalmente en coordinar polticas,
planes y programas que desarrollan distintos organismos pblicos con relacin al
consumo de drogas, dicho sea de otro modo coordina la actividad de organismos
tan diversos como la polica de investigaciones, los servicios de salud,
16 Rojas y de La Puente. 2001
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26
municipalidades, gobernaciones, instituciones educativas, etc. El CONACE
depende directamente del Ministerio del Interior.
Desde el Consejo Nacional para el Control de Estupefacientes se
propici, entre las diversas organizaciones y especialistas, la formulacin de un
modelo terico para contextualizar los fenmenos del consumo de drogas y poder
disear polticas pblicas en relacin con este problema. Gracias a tales esfuerzos
se adopt el modelo Biopsicosocial, que fue propiciado por investigadores de distintas universidades durante el gobierno de la Unidad Popular y luego
abandonado durante la dictadura militar. Este modelo, al menos formalmente, ha sido aceptado por todas las instituciones dedicadas al tema, la matriz terica de
este no es nica, en realidad recoge distintos tipos de nociones y aportes
disciplinarios, sin embargo, su concepcin central responde a la Teora General de
Sistemas, donde el individuo es el punto de partida desde donde se van agregado
variables, y se pasa de un nivel a otro de anlisis, con el fin de dotarse de una
mirada totalizadora. El individuo puede as ser entendido como un sistema en s
mismo, y un componente del sistema familiar, que a su vez forma parte de una
comunidad que es integrante del sistema social. Las nociones anteriores permiten
considerar como punto de partida la dimensin biolgica e integra, en el mbito
individual, los procesos sicolgicos del consumo y atiende, finalmente, a la
dimensin social del problema en los niveles familiar y comunitario. La
concepcin de lo comunitario, es buen ejemplo de las distintas orientaciones que
subsisten en este modelo; Lo comunitario surge hacia fines de los ochenta y
durante los noventa se generaliz, entre los especialistas de la seguridad, las
nociones de "participacin comunitaria", y en terminologa inglesa los de
"empowerment community", "responsibility" y "solving-problems community", en el
tratamiento de los temas y en el diseo de estrategias relativas a la prevencin del
delito. En esta tradicin, y en la diversidad de iniciativas que promueve, se enfatiza
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27
el rescate de valores tradicionales y conservadores vinculados con la familia y el
fortalecimiento de las comunidades.17
La lgica que subyace en este modelo, o mejor dicho, como es
comprendido, es considerar el consumo de drogas como un problema individual
que alcanza connotaciones sociales. Ahora bien, bajo este modelo CONACE ha
venido realizando una serie de investigaciones acerca del consumo de drogas en
Chile, de estas investigaciones ha surgido una cantidad importante de informacin
que nos puede indicar las situaciones paradjicas respecto al consumo, por
ejemplo, es interesante notar que la mayora de las personas que, en algn
momento en su vida, utilizaron drogas ilegales dejan de hacerlo, cuestin que no
ocurre con el alcohol.
TIPO DE DROGAS PREVALENCIA DE VIDA EX CONSUMO
ALCOHOL 70.80% 16.OO%
TABACO 47.09% 34.50%
MARIHUANA 16.77% 71.57%
PASTA BASE 2.27% 64.10%
COCAINA 4.02% 66.79%
*Conace.1998. Consumo General de drogas en la Poblacin de Pas.
Es importante destacar que la mayor parte del consumo de drogas no es
problemtico. En Chile las propias estadsticas oficiales muestran que el 17% de la
poblacin mayor de 12 aos ha usado alguna vez drogas, de la cual el 70% no ha
vuelto a usarlas nunca, y slo el 2% hace uso frecuente de ellas18
Uno podra sentirse tentado a atribuir el abandono de las drogas ilegales
al temor de las personas a la sancin legal, sin embargo, estos peligros no
causaron suficiente temor como para impedir el consumo, as que una vez que
esta barrera es traspuesta porque se habra de detener el consumo?. En
17 Rojas y de La Puente. 2001 18 De Rementera, Ibn. Prevencin en Drogas. En Serie de polticas Sociales N 53. CEPAL.pp.53
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realidad, es difcil establecer criterios uniformes acerca de porqu una gran
cantidad de personas termina abandonando el consumo, o porqu otros lo
continan sin que se presenten problemas en su vida o porqu otros se
transforman en consumidores abusivos o adictivos. Quizs la incapacidad de
establecer porque se produce el abandono del consumo tenga relacin con la
incapacidad de establecer una causa para el mismo, la etiologa del consumo an
es un asunto muy poco claro el anlisis de los aspectos histricos y
epidemiolgicos nos acerca a comprender la relacin tanto histrica como actual
del individuo con las drogas. Sin embargo es insuficiente para explicar que es lo
que genera que una persona... se transforme de un consumidor a consumidor
habitual, abusador y a un dependiente de las sustancias19. Desde la explicacin
mdica, basada en experiencia clnica, los aportes de la neurobiologa y otras
disciplinas no se ha encontrado ninguna explicacin convincente acerca del
porqu se produce el consumo y en especial la adiccin, esta imposibilidad para
esclarecer este aspecto de la cuestin se ha visto reflejado en los documentos de
las instituciones dedicadas al tema, pues han debido reconocer que ... las causas
que llevan al consumo de drogas, y de all a los daos por efecto del consumo,
son inespecficas y la ciencia no ha logrado pensar la etiologa del consumo20 .
Ahora bien, tal como se desprende de la tabla anterior, si las causas del consumo
estuvieran relacionadas con caractersticas biolgicas de los individuos
consumidores, se podra esperar que estas se mantuvieran relativamente estables
en el tiempo, pero esto no ocurre as. Ante la imposibilidad de las ciencias
biolgicas de dar respuesta a esta cuestin se esgrimen argumentos de orden
psicolgico, en este sentido, la personalidad del individuo sera la que actuara
como un factor de riesgo y/o tendra relacin con los contextos sociales y
culturales donde este se encuentra inserto, argumentos proporcionados desde la
sicologa social, la sociologa y la antropologa; sin embargo estos factores son
19 Seijas, Daniel. 2000. Dependencias de Sustancias Psicoactivas. 20 Conace-Cepal.2000. Consensos Bsicos para la Prevencin en Chile: Protocolo de Acuerdo Intersectorial 2000-2010. Serie Polticas Sociales de Cepal.
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comunes a grandes porciones de la poblacin que no es consumidora. Hasta
ahora la ciencia mdica se ha limitado a establecer patrones relacionados al
consumo de sustancias sicotrpicas que podran reforzar dicho consumo, como
por ejemplo, el rol del condicionamiento y el aprendizaje a travs de estmulos
discriminativos (ya sea internos o externos) como reforzadores de la conducta al
aumentar la frecuencia de repeticin de la conducta con la cual se acopla 21 en
otras palabras, en el contexto del consumo exista un o varios estmulos que son
asociados por el individuo con el consumo y ante la aparicin del estimulo se
desencadena el deseo de consumir. El sonido del telfono, la excitacin sexual, la
visita de un pariente, la sensacin de aburrimiento, la hora del da o de la noche y
una multitud de claves ambientales pueden ser asociadas al consumo y reforzar
su aparicin, es obvio que en escenarios no controlados para producir el
condicionamiento como son los laboratorios, la sobresaturacin de estmulos es tal
que es prcticamente imposible fiarse de una idea como esta, quizs con el
transcurso de los aos en que se utilizaban los mismos escenarios para el
consumo se pueda argir esta hiptesis, como me relat un alcohlico en
rehabilitacin, al escuchar determinada msica se produca en l el deseo de
consumir y era que asociaba esa msica al bar donde fue a beber durante
dcadas. Estas nociones son aplicadas de acuerdo a la historia de cada individuo
pues en este nivel tienen un cierto grado de aplicabilidad.
Por otro lado la neurobiologa ha logrado establecer que todas las
sustancias de abuso tienen efectos comunes, ya sea directa o indirectamente, en
el sistema mesolmbico de recompensa cerebral... esta activacin no es nica
para alguna droga en especial dado que todas las sustancias adictivas afectan
este circuito (Koob) A dems existen reforzadores naturales de este circuito de
recompensa tales como el agua, la comida, el sexo y los cuidados maternos
nutricios22 podemos inferir que el consumo de drogas se relaciona con las zonas
del cerebro donde se activan las sensaciones del placer.
21 Seijas, Daniel. Pp. 186 22 Seijas, Daniel.pp 193
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Lo que s nos puede decir la medicina es que en el sistema
mesolmbico se ubica el circuito de recompensa: Area ventrotegmental anterior,
donde se originan las neuronas dopaminergicas, el cerebro basal anterior (ncleo
accumbeus, tubrculo olfatorio, corteza frontal y la amgdala) Y tambin participan
los pptidos opiodes, Gaba, Glutamato, Serotonina y probablemente ms inputs
neuronales23 y , hasta cierto punto, puede describirnos como se modifica el
funcionamiento del cerebro cmo intervenir? Irnicamente a travs de la
administracin de frmacos, que son drogas al cuidado de los discursos y
contextos mdicos, para hacer ms tolerables los cuadros ansiosos y el sndrome
de abstinencia, derivados de la ausencia del consumo de drogas. Ya que las
causas biolgicas para el consumo y la adiccin son inespecficas, suele
englobarse el abuso del consumo, dentro de la psiquiatra, como Trastorno de la
Personalidad. Aqu, el sentido ms amplio del enfoque mdico, nos pone ante otra
paradoja, tampoco existe un trastorno de la personalidad con caractersticas
especificas que se puedan asociar al abuso o dependencia de drogas, amn del
problema que resulta de esto cuando pensamos que, con muchas drogas sino
todas en algunas circunstancias pueden producir cuadros paranoides o
esquizoides. No pocas investigaciones clnicas han arrojado la presencia de
consumo ante los trastornos de personalidad, en grado menor para los obsesivos
compulsivos por su tendencia al control de emociones y situaciones en grado
superlativo, el pero del asunto consiste en que no se puede establecer con
precisin que patologa fue primero, de ah que se suela hablar en la jerga de
Patologa a la base o Patologa Dual haciendo referencia a que la persona
presenta una adiccin, o sea un tipo de trastorno de la personalidad, acompaado
de otro trastorno de la personalidad. Por supuesto que establecer con precisin
cuando se presenta este fenmeno es de tremenda importancia para fines
teraputicos lo que no implica ignorar que, en estas cuestiones, la ciencia mdica
est lejos de ser completamente precisa.
23 Seijas, daniel.pp.194
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La lgica del modelo biopsicosocial, que estructura la intervencin teraputica,
apunta a considerar el consumo de drogas como una conducta especifica de
relacin entre los individuos y ciertas sustancias, se omite tanto en los manuales
tcnicos y en los anlisis cientficos, el placer que la sustancia provoca. El placer
del consumo ha sido silenciado. Esta omisin, no es menor, pues encuentra su
explicacin en la evolucin histrica de una cultura que ha desechado el placer
como relacin viable del hombre con su mundo, en trminos de Focault, el
cuerpo es objeto de disciplinamiento. Realizo esta precisin, sobre la que volver
ms tarde, por cuanto el consumo de drogas se ha definido, hasta ahora, desde lo negativo permitiendo el surgimiento de discursos normativos al respecto, la ptica
de la enfermedad gana terreno y la explicacin biolgica acerca del consumo se
torna hegemnica. Dicho predominio es fcilmente rastreable en el modelo
Biopsicosocial que, como ya dijimos, parte de la relacin sustancia individuo, relacin somtica en que se alude a caractersticas biolgicas que gatillan
procesos mentales y que tienen como explicacin la preexistencia de
enfermedades mentales o la alteracin del funcionamiento fisicoqumico por la
reiteracin del consumo y esto, que es un anlisis hasta cierto punto valido,
constituye el cimiento de un modelo de intervencin social, sobre este nivel se
agrega otro: el del anlisis psicolgico, es decir, el de la conducta individual. Aqu
el nfasis esta puesto en el desarrollo de la personalidad, y las caractersticas de
esta que explicaran el consumo de drogas. En ambos anlisis, mdico y
psicolgico, continuamos en el nivel del anlisis individual, lo social del modelo al
que suscribe el gobierno de Chile, surge de conceptos tan laxos como
comunidad, redes y personas se menciona el aporte de la sociologa y la
antropologa, an cuando no especifican los autores y las corrientes. En este
estado de cosas no es raro que continuara predominando un anlisis del problema
centrado en el individuo, an cuando el consumo de drogas en cualquiera de sus
etapas, es una conducta social. La imagen del consumidor como un individuo
aislado, oculto de la mirada de la sociedad castigadora, no pasa de ser el sueo
de quienes ven en las respuestas represivas la solucin para este problema. El
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modelo Biosicosocial, desde mi perspectiva, puede ser una herramienta muy til
en el tratamiento de las adicciones pero en la implementacin de polticas de salud
pblica y como base de una discusin, donde participen todos los actores
sociales, no posee la suficiente consistencia al menos no con los nfasis que se le
han dado pues querindolo o no, coloca a los consumidores en una posicin
paradjica ya que constituyen la causa del problema, son sus potenciales victimas
y al mismo tiempo se transforman en sujeto de posibles sanciones, sin considerar
que los consumidores son tambin merecedores de atencin en el diseo de
polticas de salud publicas. Al centrar la discusin entre especialistas se excluye a
quienes se ven directamente afectados. Al mismo tiempo este modelo considera la
participacin ciudadana ms bien desde una perspectiva clientelistica con
respecto a los organismos del Estado, en ves de promover una discusin
abierta, donde el nfasis este puesto en las soluciones que pueden aportar los
distintos actores sociales en sus espacios naturales y, por ltimo, los documentos
oficiales omiten que el consumo de drogas es un comportamiento de larga data en
la historia de la humanidad y del pas, por lo que es importante insistir en que el
consumo de drogas se encuentra inscrito en una red de relaciones sociales que lo
orientan y le otorgan sentido. Por lo que hasta ahora sabemos, no es el cuerpo y
sus caractersticas las que promueven el consumo de estupefacientes, sino mucho
ms importante, es el significado social que el consumo de drogas tiene o no tiene
para los consumidores. El consumo de tranquilizantes, especialmente entre las
mujeres del pas, ha alcanzado cifras alarmantes, sin embargo, este se ha tornado
casi invisible pues se encuentra revestido en una trama de significados que aluden
al auto-cuidado frente a las presiones laborales y familiares que la mujer debe
afrontar, as mismo, el consumo de alcohol a edades tempranas es una actividad
muy aceptable dentro de nuestra cultura 24, el uso del alcohol es promovido desde
las familias como desde el espacio meditico. El consumo de marihuana posee
sus propias reglas estructurantes que son transmitidas de consumidor a
24 Riquelme, Horacio. El Proceso Psicocultural de Alcoholizacin en Chile. 1987
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consumidor. Las conductas socioculturales poseen caractersticas que no son
reductibles a lo individual-familiar como pretende el modelo biosicosocial.
Segunda Aproximacin 2) El ciclo Adictivo y La Rehabilitacin del Consumo y sus Modelos de Intervencin
Indudablemente pese a que el consumo de drogas no llega a significar un
problema para la mayora de los consumidores, para muchos de ellos el consumo
prolongado de una o varias sustancias trae consigo transformaciones en distintas
esferas de su vida, estas transformaciones comienzan con el progresivo aumento de
la tolerancia a la sustancia, es decir, cada vez ms el consumidor necesita de dosis
mayores de la sustancia para lograr los mismos efectos. Este hecho en s mismo no
indica que quien consume se haya transformado en un adicto, pero si sirve de
indicador de la presencia de un problema. Acto seguido, si el consumo no se detiene
o es disminuido, puede sobrevenir una espiral ascendente de consumo y se produce
la urgencia o el deseo de continuar el consumo; dependiendo del tipo de sustancia,
este deseo puede tener una base sicolgica o psicofsica. Junto con esta evolucin
de la espiral del consumo, la percepcin del individuo, respecto a su consumo suele
permanecer inalterada, la persona no cree tener un problema de consumo de drogas
y por lo tanto refuerza dicha espiral y, aunque en trminos de las racionalizaciones
del sujeto esto es as, su vida se ve afectada en aspectos que, de acuerdo a la
normativa social, no deberan significarle problemas tales como la responsabilidad
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en el cumplimiento de obligaciones, tanto familiares como laborales. El adicto
comienza a desarrollar una serie de discursos acerca del problema donde l se sita
como un incomprendido, muchas veces se puede detectar una mirada egocntrica
y narcisista respecto a su lugar en el medio social. Cuestin que, desde mi
experiencia en la C.T.A, he observado muchas veces donde el consumidor adictivo
se autocalifica como victima propiciatoria de una sociedad en guerra permanente
con l o como hroe incomprendido de una gesta sin realizar.
Es evidente que el proceso no ocurre de un da para otro, por esto suele
hacerse la diferencia entre el consumo experimental, social, problemtico o abusivo
y adictivo. En modo alguno implican una sucesin lineal, ms bien expresan las
condiciones de uso de la sustancia y la frecuencia del consumo, estamos
refirindonos especialmente, entre consumo problemtico, y adictivo, a lneas
conductuales que no son siempre fciles de establecer, a dems de daos de otros
tipos. An cuando las reacciones adversas del entorno ante el consumo del
individuo es un buen indicador de la presencia de problemas no es el nico que
existe. De hecho, para que alguien pueda ser considerado un adicto, se han
formalizado y unificado criterios para considerar a una persona como tal. A propsito
de esta necesidad existe una Clasificacin Internacional de las Enfermedades,
Trastornos Mentales y del Comportamiento (CIE10) y un Diagnostico Estadstico de
los Desordenes Mentales, en su cuarta versin (DSMIV) Ambos instrumentos son
reconocidos por las instituciones que brindan asistencia y tratamientos para la
rehabilitacin de las adicciones al consumo de drogas25. En estos instrumentos se
establecen una serie de Criterios Diagnsticos para establecer si una persona debe
o no debe ser considerada un adicto, dentro de estos criterios diagnsticos se
encuentra:
a) La Intoxicacin Aguda, que se presenta en alguna fase del consumo y cuyos
efectos son transitorios, excepto en los alcohlicos en que puede llegar a ser una
patologa, pues con dosis pequeas de alcohol se presentan comportamientos que
no son habituales para un sujeto sobrio, como la agresividad.
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b) Consumo Perjudicial, que es un patrn de consumo que provoca daos a la
salud fsica o psicolgica. El dao heptico en el alcohlico, distintas infecciones con
el uso de agujas, lesiones respiratorias en el cocainmano, dao respiratorio con
lesiones en el sistema nervioso central en el consumidor de pasta base, etc. A
dems se presentan estados depresivos despus del consumo. Junto con esto, el
individuo recibe crticas del entorno.
c) Dependencia o Adiccin, que se relaciona con el hecho que a nivel
fisiolgico, comportamental y cognitivo el consumo constituye un eje prioritario en la
vida del individuo sobrepasando, en los hechos, a otras cuestiones importantes del
desarrollo personal. Junto con ello, al cesar el consumo se presenta la urgencia
(tambin llamada craving) por consumir y de prolongarse el no consumo se presenta
el Sndrome de Abstinencia cuadro que es superado si se vuelve a consumir. Slo
si estos indicadores se presentan en un periodo de doce meses, junto a un aumento
en la tolerancia al consumo, se puede diagnosticar a una persona dentro de un
cuadro adictivo. 26
Por otro lado, las instituciones que se dedican a la deteccin y/o
tratamiento de las adicciones, tales como las Unidades de Psiquiatra de los
hospitales, Unidades de desintoxicacin de los mismos, Organizaciones No
Gubernamentales y Comunidades Teraputicas, junto con otras instituciones, como
la red del Servicio Nacional del Menor, deben realizar dicho diagnostico por medio de
profesionales competentes, tales como mdicos psiquiatras, psiclogos, asistentes
sociales y antroplogos. En funcin debe cubrir aspectos fsicos, cognitivos y
sociales para poder determinar si existe dao en estas esferas de la historia vital del
individuo. En este sentido es en este nivel en que el Modelo Biosicosocial se
muestra ms eficaz.
Las razones por las cuales una persona busca ayuda profesional para
superar la adiccin al consumo de drogas son muy variadas, pero en general,
dicen relacin con exigencias familiares, laborales o con la imposicin de un
25 Seijas, Daniel. Dependencia de Sustancias Psicoactivas. 26 Diagnostico, Motivacin y Alianza Terapeutica. 20004.pp7
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determinado Juzgado por los problemas legales que le ha trado el consumo y, en
mucho menor medida, obedece a la idea de tener un problema aunque
obviamente no se asocia directamente al consumo, ms bien existe una
ambivalencia del adicto respecto a si tiene o no un problema derivado de su
consumo. Es en este momento es que cobra importancia las concepciones sobre
el cmo intervenir que orientan a los profesionales del rea. El cmo intervenir
remite a preguntas del tipo cuales son las estrategias con que se abordar el
problema?, Cul es el sitio que ocupa el usuario en estas intervenciones?,
Cmo se puede entender una adiccin? Existe una enorme variedad de modelos
tericos que permiten comprender y tratar las adicciones. Desde los que
privilegian explicaciones gentico-metablicas hasta cognitivo-conductuales, sin
embargo, aqu destacaremos slo dos. El primero es el Modelo Trans Terico de
Prochaska y Di Clemente, por la gran aceptacin que tiene en el mbito nacional,
y el Modelo Cognitivo-Conductual de G.A Marlatt por la importancia que le confiere
su modelo a los procesos de aprendizaje.
Modelo Transterico del Cambio de las Conductas Adictivas27
Este modelo fue desarrollado por los siclogos James Prochaska y Carlo
Di Clemente en Estados Unidos. De acuerdo a su modelo existiran tres aspectos a
tomar en cuenta en el proceso de rehabilitacin. El primero se estructura en torno a
la disposicin de la persona para cambiar su conducta y se denomina Estadios de Cambio; las actividades iniciadas, realizadas o experimentadas por las personas que modifican su situacin ya sean cognitivas o conductuales las denominan
Procesos de Cambio; y los distintos problemas sicolgicos que se presentan durante la rehabilitacin ordenados jerrquicamente los denominan Niveles de cambio. Estadios de Cambio: Los estados de cambio intentan describir la motivacin de la persona pero tambin establecer un parmetro temporal, no lineal, sino
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contradictorio, con avance y retrocesos. De hecho, la descripcin clsica de estos
estadios alude a una espiral. Los estadios de cambio son cinco:
Pre-contemplacin: La persona no considera que su conducta sea un problema.
Contemplacin: Comienza a plantearse la posibilidad de abandonar su conducta,
aunque no hay propsito firme al respecto.
Preparacin: Se compromete a abandonar el consumo y realiza pequeos cambios
conductuales al respecto.
Accin: Modifica su conducta, de tal manera que es percibido por el entorno.
Mantenimiento: Existe cambio de la conducta y compromiso para mantener los
logros.
Los estadios de cambio del modelo a su vez se construyen con cuatro
descriptores. Estos descriptores son la Consciencia del Problema, que atiende a la
percepcin de la persona respecto al consumo, el Balance Decisional, es decir,
responde a las expectativas del sujeto respecto a los pro y los contra de cambiar de
conducta; la Motivacin al Tratamiento, que apunta a la disposicin de las personas
a recibir o no recibir ayuda y Evaluacin de Eficacia v/s Craving, enfrenta la
percepcin de la persona respecto a su capacidad para cambiar en contraste con su
deseo de consumir. De acuerdo al modelo los Estadios de cambio son acompaados
por Procesos de Cambio, estos se refieren a aquello que hacen las personas para pasar de un estadio al otro, como esto implica una enorme variedad de fenmenos
conductuales, cognitivos e interpersonales, los autores del modelo sintetizaron estos
procesos en diez procesos bsicos de cambio de las conductas adictivas lo que les
permiti realizar la siguiente clasificacin:
27 En Diagnostico, Motivacin y Alianza Terapeutica. 20004
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TIPO DE CAMBIO PROCESOS DE CAMBIO
COGNITIVOS
O
EXPERECIENCIALES
Aumento de la concienciacin.
Autoreevaluacin
Relieve Dramtico
Liberacin Social.
CONDUCTUALES
Autoliberacin
Manejo de Contingencias
Relaciones de Ayuda
Contracondicionamiento
Control de Estmulos
Por ltimo, el modelo de Prochaska y Di Clemente, considera aquellos problemas
sicolgicos que surgirn en la persona a medida en que se desarrolle el proceso de
rehabilitacin, el modelo los clasifica de acuerdo a la proximidad temporal con la
conducta adictiva y de los cuales las persona se encuentra consiente, hasta aquellos
que no estn directamente vinculados con la conducta adictiva y de los cuales la
persona es menos consiente, es decir que se establece un orden de problemticas a
abordar durante el proceso teraputico, donde obviamente, deben tratarse aquellas
ms prximas a la conducta adictiva.
De esta forma los Niveles de cambio quedan expresados en la siguiente tabla28:
28 Los cuadros han sido tomados del texto Diagnostico, Motivacin y Alianza Terapeutica. 20004
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Antes de la aparicin de este modelo se consideraba que los procesos de
rehabilitacin de la drogodependencia eran dicotmicos, pues la persona no deba
consumir sustancias durante el mismo, el hecho de hacerlo daba por terminado el
tratamiento, los especialistas consideraban que se haba fracasado, un sentimiento
que naturalmente comparta el adicto en rehabilitacin. Con Prochaska y Di
Clemente se comenz a comprender que el consumo durante el tratamiento, era un
evento, sino deseable por lo menos esperable y que incluso poda convertirse en un
factor que, manejado correctamente, se transformara en una oportunidad para que la
persona comprendiese mejor cuales eran los cambios que deba realizar para lograr
la rehabilitacin. De all que estos eventos se comprendieran bajo el concepto de
Recada. Por supuesto que de la forma en que la Recada sea conceptualizada, y
afrontada por los profesionales que acompaan al adicto en su proceso de
rehabilitacin, depender como sea vivida y asumida por este.
CRITERIO DE CLASIFICACIN NIVELES DE CAMBIO
Ms Consciente y
Contemporneo
Menos Consciente y Contemporneo
Sntoma Situacin
Cogniciones Desadaptativas
Conflictos Actuales Personales
Conflictos de Familia
Conflictos Intrapersonales.
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Modelo Cognitivo-Conductual de Marlatt y Gordon29
El modelo de Alan Marlatt y J. Gordon se basa en le supuesto que los
comportamientos adictivos son adquiridos a travs de hbitos aprendidos a travs de
determinantes biolgicos, psicolgicos, sociales y sus consecuencias. En este
modelo el abandono de las conductas adictivas se puede situar en tres etapas:
Etapa 1: Establecimiento de un compromiso y motivacin para el cambio. Etapa 2: Instauracin del cambio. Este consiste en el aprendizaje de una serie de estrategias de autocontrol que lleven al cambio de conducta.
Etapa 3: Mantenimiento del cambio, junto con una transformacin en el estilo de vida y la constante vigilancia cognitiva de parte de la persona rehabilitada.
En este modelo, no se intenta que las personas asuman la etiqueta de adicto
a las drogas sino que con ayuda de los terapeutas pueda desarrollar una mirada
ms objetiva y distanciada de sus comportamientos adictivos, que aprenda a verlos
como un problema. Este empeo se basa en el hecho que se concibe la relacin,
que el terapeuta debe establecer con las personas, como horizontal, de cooperacin,
se apunta a un co-terapeuta para referirse al usuario, quin en esta perspectiva,
debe recibir un programa individualizado de tratamiento de acuerdo al diagnostico
inicial.
En este enfoque la adiccin es el resultado desadaptativo de un aprendizaje social,
el consumo, que se relaciona con la bsqueda del placer, el autocuidado y la
mitigacin del dolor, as tambin la rehabilitacin es concebida como un proceso de
aprendizaje en que la bsqueda del placer y la mitigacin del dolor sean afrontados
con otros comportamientos construidos por el usuario con la colaboracin del
terapeuta.
29 En Prevencin de Recadas en el Tratamiento de Adicciones. Conace. 2005.
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Aunque ambos modelos consideran tanto los factores individuales de la adiccin, as
como la influencia del entorno del sujeto, el modelo de Prochaska y Di Clemente
resulta ms bien descriptivo respecto a la situacin del sujeto y, debido a este hecho,
resulta en una herramienta muy til para acercarse al problema, sin embargo tiende
a fortalecer la distancia entre terapeuta y paciente, no evita la etiquetacin de este
ltimo como un enfermo, un adicto que requiere supervisin. En este ltimo sentido
se adapta muy bien a la visin clnica del consumidor que suele hacer hincapi en la
jerarquizacin de la relacin teraputica. Por otro lado el modelo de Marlatt y Gordon
nos provee de una mirada ms comprensiva de los problemas relacionados con la
adiccin, en primer lugar porque ofrece una explicacin a la adicin que no es
exclusivamente biolgica y/o sicolgica sino que considera la complejidad de esta
conducta tanto en su dimensin individual como social. Al comprender la conducta
adictiva como aprendida incorpora los fenmenos de la cognicin, que veremos
ms adelante, dentro de un marco explicativo mayor: la sociedad. En segundo lugar,
propicia un tipo de relacin teraputica centrada en las capacidades del sujeto para
re-aprender una nueva conducta, o acomodar sus pautas cognitivas como lo seala
Piaget 30y, en tercer lugar, defiende la horizontalidad de dicha relacin, con esto abre
la posibilidad de comprender los tratamientos de rehabilitacin como espacios para
instaurar relaciones democrticas entre paciente y terapeuta. Desde esta perspectiva
es que me parece que el modelo de Marlatt y Gordon es el ms adecuado para
comprender y afrontar la terapia de rehabilitacin de adicciones. Obviamente no
constituye una regla rgida a ser aplicada a todo trance con todos los pacientes pero
si constituye un excelente punto de partida para encarar las relaciones que se
establecen al interior de una comunidad teraputica.
30 Piaget, Jean. 1980. Problemas de Psicologa Gentica.
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Tercera Aproximacin 3) La Dimensin Psicosocial de la Conducta Adictiva: Los Procesos Cognitivos
En este apartado intentar relacionar dos dimensiones del consumo
adictivo que son insoslayables para poder comprender a cabalidad las
implicaciones que se encuentran imbricadas en la adiccin. En los apartados
anteriores expuse los indicadores mediante las cuales una persona puede ser
considerada adicta y que son aceptadas institucionalmente y hasta cierto punto,
socialmente, sin embargo, poder situar correctamente la gravedad que implica el
consumo adictivo de sustancias pasa por conceptuar que efectos tienen este
comportamiento en el sistema cognitivo de los individuos, debemos hacer un
primer esfuerzo tendiente a aclarar como funcionan los procesos de la cognicin.
Por otro lado, ya que considero las conductas adictivas como comportamientos
socioculturales, se hace necesario tambin abordar la relacin entre los procesos
individuales de la cognicin y como estos expresan procesos sociales mayores
que le dan sustento a las representaciones culturales. Estos procesos sociales y
sus correspondientes representaciones culturales inciden en la salud mental de la
poblacin, y es lo que comnmente la Psicologa Social ha comprendido como
dimensin Psicosocial preocupndose, aunque de otra perspectiva, por procesos
sociales de gran similitud con las preocupaciones de la Antropologa.
Desde la psicologa se han elaborado distintas posturas tericas que intentan explicar como es que los seres humanos perciben su entorno, como
ocurren los procesos de aprendizaje y como estos llegan a poseer estructuras de
significacin altamente complejas con las que le otorgan sentido al mundo en que
viven. Una de las primeras corrientes tericas que intent dar respuestas ms o
menos sistemticas a estas cuestiones fue el conductismo. Este, basado en los
descubrimientos de Pavlov, aseveraba que el ser humano-como cualquier otro
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organismo viviente-posee una serie de caractersticas naturales, hereditarias y
hasta cierto punto propias de la especie, que le permiten reaccionar a los
estmulos del medio, de esta suerte se elabor un esquema basado en el
Estimulo-Respuesta como mecanismo bsico para explicar los fenmenos de la
cognicin, en esta concepcin los procesos mentales ms intrincados se
explicaban por una adicin de procesos ms bsicos, incluso se llegaron a
elaborar formulas aritmticas que predecan la aparicin de comportamientos: El
supuesto fundamental era que una conducta era el resultado de la exposicin
prolongada a un estimulo, y las reacciones ms complejas el resultado de
reacciones frente a un numero mayor de estmulos donde, el ser humano,
responda partiendo de la discriminacin de los estmulos ya conocidos. Bajo esta
concepcin exista la nocin de un sujeto pasivo y, hasta cierto punto, aislado del
medio social, adems el conductismo no responda satisfactoriamente a la
cuestin de cmo los seres humanos son capaces de encontrar respuestas
creativas a problemas nuevos o respuestas nuevas a viejos problemas, por lo que
el conductismo fue paulatinamente abandonado, de tal suerte que ya en la dcada
de los cincuenta podemos considerar que se realiz un cambio paradigmtico.
Este consisti en la hegemona, en psicologa, del paradigma cognitivo, centrado
en la representacin simblica de la realidad y que a su vez se divide en dos
corrientes: la escuela del Tratamiento de Informacin y la perspectiva
constructivista asociada a Piaget, Vigostky y Ausubel.31 Perspectiva que se
evidencia en Chile a las nociones de Humberto Maturana y Francisco Varela, en el
campo de la neurobiologa, y los desarrollos terico-experimentales de Nolfa
Ibez en el campo educativo, especialmente en el rea de la adquisicin del
lenguaje.32
Para Vygotski el proceso de desarrollo de la cognicin es un fenmeno
que slo puede ser comprendido como inserto dentro de las relaciones histrico
sociales que lo han hecho posible, ya que las capacidades humanas, su
31 Colle, Raymond. Teora Cognitiva Sistmica de la Comunicacin. 32 Ibez, Nolfa. Metodologa Interacional Integrativa.
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especificidad, devienen del proceso evolutivo en que el homo sapiens se
constituye como tal. La sealizacin variable que lleva a la formacin de vnculos
provisionales, condicionados y especiales entre el organismo y el medio, es la
premisa biolgica imprescindible de aquella actividad superior que llamamos
significacin 33
Con esto establece el hecho que, sobre la base de caractersticas
filogenticas, los seres humanos realizan un tipo de actividad cualitativamente
distinta a la de otros animales: la de simbolizar, como bien aclara cuando sostiene
que El segundo momento que contribuye a explicar la posibilidad de que se forme
un nuevo principio regulador de la conducta es la vida socialen el proceso de la
vida social, el hombre cre y desarroll sistemas complejsimos de relacin
sicolgicalos medios de conexin psicolgica son signosestmulos
artificialmente creados, destinados a influir en la conducta y a formar nuevas
conexiones condicionadas en el cerebro humano34
En su concepcin, el desarrollo cognitivo individual no es ni
completamente natu