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Acerca de la familia lingüística uruquilla (Uru-Chipaya) Alfredo Torero l. LA CUESTION URUQUILLA El grado de divergencia que muestran entre sí las hablas uruquillas atestiguadas hasta hoy hace de cada una de ellas una lengua de por sí, y convierte al conjunto en una familia de idiomas, cuyas relaciones internas y externas, época y área de dispersión y presencia en la historia cultural andina reclaman con urgencia ser objeto de estudios particulares en profundidad. Las notas que ahora escribimos tienen por finalidad llamar la atención sobre estas urgencias, a la par que aportar algunas precisiones que podrían servir para orientar el trabajo requerido(!). (1) Al Deutscher Akademischer Austauschdient (DAAD) de la República Alemana debo la posibili- dad de haber realizado, de mayo a agosto de 1991, investigaciones en el Seminar für Volkerkun- de de la Universidad de Bonn y en el Instituto Iberoamericano de Berlín. Agradezco, en particu- lar, la atención que me brindaron la Dra. María Hartmann, de DAAD, y el profesor Dr. Hans Prem, del Seminar für Volkerkunde, y la que recibí en Berlín del Dr. Peter Masson. Agradezco, igualmente, la solidaridad que me expresaron mis amigos el antropólogo peruano Jorge Trigoso y los doctores Willem Adelaar, Albert Meyers y Sabine Dedenbach-Salazar. En éste y otros artículos míos, más una obra que preparo sobre lingüística andina, se está materializando esa ayuda de DAAD en Alemania y la ulterior (setiembre 1991-junio 1992) del Netherlands lnstitute for Advanced Study (NIAS) en Holanda. 1, julio 1992 171

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Acerca de la familia lingüística uruquilla (Uru-Chipaya)

Alfredo Torero

l. LA CUESTION URUQUILLA

El grado de divergencia que muestran entre sí las hablas uruquillas atestiguadas hasta hoy hace de cada una de ellas una lengua de por sí, y convierte al conjunto en una familia de idiomas, cuyas relaciones internas y externas, época y área de dispersión y presencia en la historia cultural andina reclaman con urgencia ser objeto de estudios particulares en profundidad.

Las notas que ahora escribimos tienen por finalidad llamar la atención sobre estas urgencias, a la par que aportar algunas precisiones que podrían servir para orientar el trabajo requerido(!).

(1) Al Deutscher Akademischer Austauschdient (DAAD) de la República Alemana debo la posibili­dad de haber realizado, de mayo a agosto de 1991, investigaciones en el Seminar für Volkerkun­de de la Universidad de Bonn y en el Instituto Iberoamericano de Berlín. Agradezco, en particu­lar, la atención que me brindaron la Dra. María Hartmann, de DAAD, y el profesor Dr. Hans Prem, del Seminar für Volkerkunde, y la que recibí en Berlín del Dr. Peter Masson. Agradezco, igualmente, la solidaridad que me expresaron mis amigos el antropólogo peruano Jorge Trigoso y los doctores Willem Adelaar, Albert Meyers y Sabine Dedenbach-Salazar. En éste y otros artículos míos, más una obra que preparo sobre lingüística andina, se está materializando esa ayuda de DAAD en Alemania y la ulterior (setiembre 1991-junio 1992) del Netherlands lnstitute for Advanced Study (NIAS) en Holanda.

Nº 1, julio 1992 171

Artículos, Notas y Documentos----------------------

La complejidad interna de la familia uruquilla, que se hacía ya evidente por la comparación de las hablas de Iruitu o Ancoaqui -cerca del río Desaguadero, en el sur del lago Titicaca(2)- y de Chipaya -al norte del lago -salar de Coipasa(3)-, se ve enteramente confirmada por el examen de un invalorable y rico material de otra habla uruquilla, ahora extinguida, que fue recogido hace más de sesenta años en la localidad de Ch'imu, cerca de la ciudad de Puno -noroeste del lago Titicaca(4 )-, por el eminente americanista alemán Walter Lehmann y que se conserva en forma de manuscritos en la Biblioteca del Instituto Iberoame­ricano de Berlín(5).

El material de Ch 'imu, sobre todo léxico, reunido en el sitio directamente por Lehmann de un informante en octubre de 1929, es de gran importancia no sólo por los datos lingüísticos en sí y las posibilidades que entraña de comparación con las otras dos hablas uruquillas, mencionadas la chipaya sobreviviente y la de lruitu-Ancoaqui desaparec ida hace pocos decenios-, sino porque el lugar en que fue colectado testimonia de la presencia del uruquilla en una zona bastante más septentrional de la que se le asignaba, donde ninguna otra referencia específica la había señalado y donde, más bien, a fines del siglo XVI se hallaban vecinos y contendiendo otros dos idiomas de familias lingüísticas distintas, el puquina y el aymara.

2. LOS HABLANTES MODERNOS DE IDIOMAS URUQUILLAS

Con el calificativo de modernos nos referimos a los grupos uruquillas que en los últimos cien años han sido los únicos en proveemos de material efectivo de estos idiomas. Antes de eso, hubo en el período colonial temprano la identificación de grupos humanos como uruquillas en razón de su manejo de un lenguaje particular bien defi nido , como lo prueba la "Copia de Curatos", un documento elaborado hacia 1600 por e l obispado de La Plata

(2) Provincia de lngavi, departamento de La Paz, Bolivia.

(3) Sur de la provincia de Carangas, departamento de Oruro, Bolivia.

(4) Provincia y departamento de Puno, Perú.

(5) Las referencias a los manuscritos de Walter Lehmann en el fichero de la biblioteca del Instituto Iberoamericano de Berlín son:

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I 3044 "Vokabular zur Sud-Amérika Reise". 1929. I 3066 "Vokabular des Uro-Dialektes von Ts'imu bei Puno-Titicaca-See". 1929. I 3068 ... 1929. El manuscrito I 3066, que contiene más de 300 vocablos de Ch'imu (Ts'imu en la notación de Lehmann), estaba, al parecer, listo para su publicación porque se halla dispuesto ordenadamente y comporta una introducción de Lehmann de fecha 8 de marzo de 1938. Se indica el nombre de uno de los informantes: Nicolás Valcuna, "hijo de Lorentino Valcuna" y "mamila Juanita Cuno" (no queda claro si esta última fue también informante). El manuscrito I 3068 consiste en una amplia comparación de las hablas de Ch 'imu y de Hanco­haque (Ancoaqui) (Desaguadero). La redacción y las glosas están en castellano. En el Instituto Iberoamericano se encuentra depositado, asimismo, un voluminoso material de hablas uruquillas de Chipaya y el Desaguadero recogido por Max Uhlc y en cuya publicación se esperanzaban Créqui-Montfort y Rivet hace decenios.

Revista Andina, Año 1 O

______________________ Torero: Lingüística uruquilla

(Charcas) que distingue netamente al uruquilla del puquina, el aymara y el quechua, las otras tres lenguasaltiplánicas en la época (Bouysse 1975:320-326; Torero 1987:331-332). Sin em­bargo, ni éste, ni ningún otro documento descubierto hasta hoy, aportó material de lengua uruquilla, salvo uno que otro vocablo aislado.

Por lo demás, en el siglo XVI hablaban uruquilla pueblos de comportamiento sociocul­tural muy contrastado: o agricultores y pastores "ricos" como los de Zepita, o pescadores­recolectores "paupérrimos" como los denominados ochozumas (u ochosumas) que poblaban no lejos de Zepita, en los comienzos del Desaguadero (Torero 1987:353-354). Pronto, sin embargo, el nombre de uruquilla fue abandonado y perdió significación a medida que el sector económicamente más dinámico de sus antiguos hablantes se aymarizaba o quechuiza­ba y que sus hablas sobrevivientes devenían en características de sólo las poblaciones de pescadores lacustres llamados uros (como los indicados ochozumas), poblaciones tan duramente desdeñadas que llegaban a negarse a sí mismas la calidad de seres humanos (Torero 1987: 332-338). En reemplazo del término uruquilla, se generalizó el de uro también para designar a idioma.

La asociación entre el uruquilla y las poblaciones uros había sido establecida ya por algunos cronistas coloniales tempranos, como Reginaldo de Lizárraga(6), pero fue formula­da modernamente por el arqueólogo Max Uhle, quien veía en el uruquilla ("uro") y sus hablantes a expresiones supérstites de una ola original de "pescadores primitivos" que ocuparon los lagos y lagunas del Altiplano y el vecino litoral del Pacífico (Uhle 1922: 13-15).

El antropólogo Jehan Vellard hizo y publicó valiosas observaciones etnográficas y de antropología física de los últimos hablantes de uruquilla de la aldea de Iruitu, descendientes al parecer de los "uros ochozumas" coloniales, y reutilizó para ellos esa misma designación (Vellard 1954, 1957-1958, 1963).

El grupo de Chipaya ha sido objeto recientemente (1990) de un amplio y extenso estudio por parte del antropólogo y etnohistoriador Nathan Wachtel.

Sobre el grupo de Ch 'imu, que son pescadores, carecemos, en cambio, de observacio­nes etnográficas consistentes e ignoramos desde cuándo están establecidos en el lugar. Como ocupantes de un asentamiento anexo del pueblo de Ichu -cuyos habitantes son más bien cultivadores, pero sienten ser "la misma gente" que la de Ch'imu, se aplica tal vez también a ellos la calificación de uros que en 1628 asigna el cronista Vásquez de Espinoza a los pobladores de Ichu y varias otras localidades desplegadas en tomo de la bahía de Puno":

" .. . San Francisco de Tillaca, Puno, Ichu y Coata, que todos sus moradores son indios uros, los cuales hilan lana de la tierra de que hacen cantidad de costales ... " (Vásquez de Espinoza 1948:563).

(6) Lizárraga afirma: " ... casi a la orilla, o costa, y un poco más adentro, a legua y más, tiene [el lago Titicaca] sus islas pequeñas en donde vivían indios pescadores llamados en ambas provincias Uros ["ambas provincias": Umasuyo y Orcosuyo]; ... gente barbarísima, con lengua diferente de los demás de la tierra firme [esto es, de los idiomas puquina, aymara y quechua] ... " (Lizárraga 1968:LXXXIY, 67). Asimismo, a mediados del siglo XVII Antonio de la Calancha atribuye a los uros del lago Poopó un idioma particular: "Su lengua es la más escura, corta i bárbara de quantas tiene el Perú, toda gutural, i así no se puede escrivir sin gran confusión" (Calancha 1639:650).

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La "Copia de Curatos" da por hablantes de puquina a los habitantes de Coata y por hablantes de aymara a los de Ichu y Puno. No hay mención alguna al empleo del uruquilla en la zona; pero esta ausencia no significa necesariamente que no existiera allí entonces, por cuanto, como hemos anotado en otra ocasión (Torero 1987:351-352), un habla uruquilla no era tenida en cuenta cuando los usuarios de ella eran bilingües y podían ser alcanzados por una de las lenguas más generales del Altiplano, el aymara en especial, o cuando su pobreza les prohibía pagar el salario de un cura doctrinante.

Los iruitu-ancoaquis y ch 'imus hablan actualmente aymara, o aymara y castellano; los chipayas, además de su lengua propia, manejan en su mayoría también el aymara y el castellano.

3. EL MATERIAL LINGÜISTICO

Un factor que ha impedido advertir correctamente la marcada diferenciación entre las hablas uruquillas ha sido el carácter parcial y dispar de los materiales dados a publicidad, así como su dispersión. Otro es, ciertamente, la carencia de estudios lingüísticos apropiados.

Fue Max Uhle quien, en 1894, destacó el interés que poseía el estudio del uruquilla e inició el recojo de material idiomático, aun cuando en esa ocasión se tratara de un vocabulario muy brevedechipaya,desóloquincepalabras (Uhle 1894:328-332). Trasél,diversosautores fueron acrecentando nuestro bagaje actual de datos de lengua: en la primera mitad del presente siglo, José Toribio Polo(] 901), Zenón Bacarreza (] 910), Arturo Posnansky (1915, 1918), Alfred Métraux (1935, 1936), Jehan Vellard (1949-1951 ), entre los principales. Los lugares de recolecta fueron: e l pueblo de Chipaya para Uhle, Bacarreza, Posnansky, Métraux; y las aldeas vecinas de lruitu y Ancoaqui parn Uhlc, Polo, Métraux, Vellard.

Al espíritu científico y al tesón de Métraux y de Vellard debemos un amplio conjunto de vocabularios, frases y relatos del chipa ya y del iruitu, anotado este último con gran detalle fonético por Vellard.

Las páginas manuscritas del habla de Ch 'imu que Lehmann ha dejado exhiben un similar rigor fonético, que produce a menudo notaciones diversas para un mismo vocablo a causa de las variaciones normales de la emisión oral.

Unicamente la lengua de Chipaya ha sido objeto de investigaciones lingüísticas modernas, desgraciadamente incompletas. El pastor y lingüista Ronald Olson se aplicó a su estudio de 1961 a 1963 y publicó breves cartillas de alfabetización y artículos, dirigidos dos de éstos a probar un parentesco entre chipa ya y maya (1964, 1965), propuesta que fundamenta débilmente. De 1983 a 1985, la investigadora francesa Liliane Porterie-Gutiérrez emprendió en Chipaya un intenso trabajo de campo, que fue truncado por su temprano fallecimiento; se ha publicado de ella un artículo póstumo consistente en notas preliminares (Porterie 1990:157-191).

Es una tarea urgente continuar con esta labor respecto del chipaya y emprender los estudios lingüísticos de los otros dos idiomas, el iruitu-ancoaqui y el ch 'imu, con los materiales reunidos, a fin de poder proceder al análisis comparativo interno del uruquilla y a la determinación de los rasgos de la protolengua, paso indispensable, a su vez, para una ulterior comparnción más acertada de este grupo con otras familias lingüísticas americanas.

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4. EL TRATAMIENTO DE CRÉQUI-MONTFORT Y RIVET

En tres artículos publicados entre 1925 y 1927 bajo el título de "La Iangue Uru ou Pukina", G. de Créqui-Montfort y Paul Rivet reunieron el material uruquilla conocido hasta entonces; pero lo hicieron en el marco de un plan encaminado a demostrar que uruquilla ("uru ") y puquina consistían en una sola y misma lengua atestiguada en dos diferentes estados diacrónicos, y que tal lengua no era más que otro miembro de la gran familia arahuaca de la Amazonia.

Los autores partían, para su identificación de uruquilla y puquina de datos y conside­raciones no lingüísticos, que eran fundamentalmente:

-La existencia en gran parte de la inmensa extensión del Altiplano del Collao y Charcas, reiteradamente señalada en el siglo XVI, de una población indígena, la uro, culturalmente muy di stinta de los agricultores y pastores, que sólo vivía de la recolecta y de la pesca y era objeto de extremo desdén y aislamiento.

-La presunción de que a esa extensa población, social y culturalmente tan caracterís­tica, había tenido que corresponder una lengua propia y exclusiva -también, por lo mismo, muy extendida en el Altiplano.

-El reconocimiento en 1575 por el virrey Toledo de tres "lenguas generales" en el Perú de entonces: el quechua, el aymara y el puquina, situación que valía particularmente para el ámbito del Altiplano; y el subsiguiente temprano abandono de la mención al puquina, pese a su carácter de lengua general.

-Una afirmación de la "Relación de la Provincia de los Pacajes (¿1586?) (Jiménez de la Espada, 1965:tomo II, 336), según la cual los indios uros del repartimiento de Machaca, cerca del Desaguadero, " ... con la comunicación que han tenido con los indios serranos, han venido a hablar la lengua aymará y casi han dejado su lengua, que era puquina ... "(7).

Para Créqui-Montfort y Rivet, parecía resultar claro que no habría cabido una "cuarta" lengua general en el Collao y Charcas, y que el puquina, la lengua pronto dada al olvido, había sido el idioma de la extendida población uro, esto es, el uro-chipaya del siglo XX (Créqui­Monlfort y Rivet 1925:219-223).

Puestos ante el hecho de que los materiales existentes de uruquilla y puquina no hacían evidente esa presunta identidad histórica, los autores ensayaron confirmarla mediante el procedimiento de probarles un común parentesco con el conjunto de las lenguas arahuacas. Lo cual, en realidad, habría podido verificar la pertenencia de uno o los dos idiomas a dicha familia, mas no su unicidad lingüística.

El estudio comparativo de Créqui-Montfort y Rivet -por el método de inspección aplicado a una gran masa de datos- comprendió, por eso, a decenas de idiomas amazónicos, un poco de puquina y el material uruquilla.

(7 ) Hace unos años (forero 1970:235-236) señalamos nuestra interpretación de este pasaje: que los uros de Machaca abandonaban, no su lengua matcrna(cl uruquilla), sino una "lengua general" que caía en desuso, el puquina, para adoptar otra "lengua general", el aymara, que se expandía vigorosamente en su zona. Recordamos que Jehan Vellard recogió vocabularios y relatos uruquillas precisamente en la región de Machaca.

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En definitiva, como veremos, no sólo fue alcanzada la demostración pretendida, sino que quedó sin efectuar la que habría sido entonces la tarea más fructuosa: el cotejo entre sí, sin prejuzgar resultados, de las dos hablas uruquillas conocidas a la sazón -ochozuma y chipaya. Estas fueron ordenadas, incluso en un apéndice propio (Apéndice IV) mas como un mero catálogo de vocablos y frases, sin destacarse las diferencias entre ellas, muchas y obvias sin embargo. Se había preconcebido que su semejanza era tal que no valía la pena indagar sobre su divergencia.

Como las aseveraciones que emitieron los autores en ese estudio han merecido de parte de los americanistas ya el rechazo o ya la aceptación, casi siempre de una manera global pese a contener varias proposiciones, creemos conveniente reexaminar las diversas diligen­cias a que procedieron y evaluar la validez de cada una de ellas.

4.1 LA RELACJON PUQUJNA-URUQUJLLA

Al contrario de su actitud despreocupada respecto de las discordancias internas en el uruquilla, Créqui-Montfort y Rivet asumen otra muy distinta cuando buscan equiparar puquina y uruquilla entre sí o puquina y uruquilla con arahuaco: fuerzan la comparación relacionando formas en realidad muy diferentes o deformadas por una mala segmentación, o sentidos demasiado alejados para haber tenido en común un núcleo semántico original.

Los autores recurren, además, básicamente a un material lex icográfico, aduciendo que era éste el que en la época se hallaba disponible; lo cual, aunque con mucho de verdad, no les habría impedido descubrir algunas correspondencias gramaticales si efectivamente las hubiera habido, ni los eximía de verificar al menos los análisis morfológicos que requería la correcta delimitación de los lexemas.

En lo que toca a la relación entre puquina y uruquilla -justamente, las que consideran ser una misma lengua- las correspondencias que hallan son extremadamente reducidas: únicamente catorce (1925:225-226), de las cuales cinco son evidentes ("barriga" Pukina keru, Uruquillade Iruitu yCh'imu l.':er; "mes" P. his, U. " luna" his; "rostro" P. yuki, U. yuki; "soñar" P. taha-, U. "dormir" tax-; "tres" P. ka~a. U. ~ep) y dos posibles ("hombre" P. raaqu, U. luk; "no" P. ama -un "panamericanismo" común con el quechua-, U. ana); y las restantes siete (el 50%) enteramente infundadas por basarse en segmentaciones equivocadas o arbitrarias.

Si bien podemos añadir, de nuestra parte, algunas otras semejanzas, es evidente que un número tan exiguo puede, ciertamente, explicarse mejor, no por parentesco, sino por préstamos entre dos lenguas que sostuvieron un íntimo contacto desde largos siglos atrás.

Los autores hacen su descargo en este punto aduciendo: a) que los únicos textos puquinas conocidos, los contenidos en la obra Ritua/e seu

Manuale Peruanum, de Gerónimo de Oré, de 1607, son textos religiosos -con un léxico, por ende, escaso y reiterativo- y que los documentos de hablas uruquillas hasta entonces publicados consistían en vocabularios de viajeros;

b) que los textos puquinas fueron compuestos hacia fines del siglo XVI, en tanto que los vocabularios chipaya y ochozuma (iruitu) empezaron a ser recogidos en 1894 y 1901, esto es, con tres siglos de intervalo, tiempo que estiman suficiente para que una lengua ágrafa experimente transformaciones considerables, sobre todo a nivel léxico.

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La fuente de palabras puquinas deCréqui-Montfort y Rivet es La langue puquina, un trabajo de desc iframiento y análisis gramatical llevado a cabo por Raoul de la Grasserie sobre los textos de Oré y publicado en 1894; y si bien es cierto que éste tuvo muchas insuficiencias de segmentación e interpretación, no fueron tantas como para no suministrar al menos un centenar de vocablos de manejo relativamente confiable, cuyo uso consecuente habría conducido a descartar de plano la propuesta de emparentamiento.

En cuanto a la afirmación de que una lengua ágrafa puede sufrir en el transcurso de sólo tres siglos modificaciones tales y tantas que la vuelvan virtualmente irreconocible, esto sería verdad relativa y sólo para casos excepcionales: compárese el del callahuaya, idioma mixto resultante del encuentro, en lo fundamental, de puquina y quechua cuzqueño, que no sería hoy comprendido ni por un puquinahablante -si lo hubiera- ni por un usuario del quechua cuzque­ño , pero cuyas reales "filiaciones" no escaparían al examen de un estudioso en la materia.

Además,al sustentarqueel uruquillaes puquina transformado en grado ex tremo en sólo tresc ientos años, los autores anulan de antemano toda diligencia comparativa que pretendie­ran hacer entre ese material y los de otras lenguas que, como las arahuacas, tenían que dar por supuesto como separadas del uruquilla por una mucho mayor profundidad temporal.

En la presentación de su trabajo de desciframiento y análisis de los textos puquinas de Rituale seu Manual e Peruanum, de la Grasserie dio por sentado que la lengua que analizaba era la misma hablada por "los uros y ochozumas" del Titicaca. Su confusión es comprensible, puesto que el año 1894 en que publicaba su estudio era el mismo en que Uhle daba a conocer el primer puñado de palabras uruquillas y es poco probable que hubiese tenido la oportunidad de confrontar los datos . Para Créqui-Montfort y Rivet, en cambio, tal desconocimiento no existía, y no cabe, por ello, disculpar su obstinación en defender una tesis contraria a toda ev idenc ia .

4.2 LA RELACION PUQUINA-ARAHUACO

Otra de las diligencias de Créqui-Montfort y Rivet, el establecimiento de un "vocabu­lario comparativo Pukina-Arawak",suApéndice I (1926:111-115),seconcretaen un número asimismo exiguo de propuestas de correspondencias: dieciocho únicamente.

Para eva luar esta labor comparativa, así como la que los autores hacen más adelante entre el uruquilla y la familia lingüística arahuaca, acudiremos a un excelente trabajo de reconstrucción de 203 protolexemas y algunos rasgos morfológicos y sintácticos del protoarahuaco realizado por el lingüista David L. Payne en base a la comparación de veinticuatro idiomas de las principales ramas del arahuaco (o maipurano, como lo denomina). Si bien el propio Payne estima como provisionales sus resultados, estos constituyen las propuestas más confiables con que hoy contamos para esa extensa familia amazónica (Payne 1991 :392-426). Notaremos igualmente algunas formas de otros idiomas andinos cuando, a nuestro entender, guarden similitud con las arahuacas.

Efectuada, de este modo, la revisión del "vocabulario comparativo Pukina-Arawak" de Créqui-Montfort y Rivet, resulta que sólo cinco de los dieciocho vocablos presentados (27.77%) muestran semejanza, como se ve en la ejemplificación que sigue (donde la pro to forma arahuaca reconstruida por Payne se transcribe entre la glosa castellana y la forma

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puquina, y las similitudes notadas por nosotros entre arahuaco y otros idiomas andinos se indican entre paréntesis):

"arriba, cielo" *yenuh[ki], Puquina "arriba, alto" haniqu (quechua hanaq, aymara alaq) .

"carne" *ipe, P. pip. "mano" *k"ap1, P. "diestra" kupi (aymara "diestra" kupi; callahuaya "mano" suwi). "ojo" *[l]ukt/e, P. sek (uruquilla foki) "sol" *kamui, P. "día" kamen (callahuaya "sol" y "día" kaman).

Como veremos más adelante, puede agregarse a éstos algunos otros vocablos semejan­tes y de presumible procedencia común, que no consignan Créqui-Montfort y Rivet. Inclusive, protoarnhuaco y puquina poseen morfemas gramaticales que parecen relaciona­dos, como los marcadores de persona (Payne 1991 :359).

"yo, mi" * Arahuaco nu-; Puquina "yo" ni, "mi" nu-. "tú, tu" * A. p1-; P. "tú" pi; "tu" pu-. "ella-ello (femenino-neutro)" * A. t"u-; P. "él, ella, su" fo-.

Sin embargo, no hemos logrado establecer correspondencias fonéticas regulares y consistentes entre el protoarahuaco y el puquina o cualquier otra lengua que se habla o habló en los Andes. Por esto, en el estado actual de la investigación, achacamos las similitudes percibidas al azar o a intercambios lingüísticos habidos entre el arahuaco, el puquina y otras lenguas andinas durante los muchos siglos en que se han hallado geográficamente contiguos y quizá superpuestos. Este es, en todo caso, un amplio campo abierto a una exploración que requiere .ser sistemática y cautelosa.

4.3 LA RELACION URUQUILLA-ARAHUACO

Seguidamente, como paso previo a la comparación de uruquilla y arahuaco, Créqui­Montfort y Rivet proceden a comparar con quechua y aymara los vocabularios uruquillas a fin de ubicar y expurgar los probables préstamos desde estas lenguas (Apéndice 11, 1926: 115-121). Aun cuando, a nuestro parecer, más de la mitad de los cien ítems que los autores presentan como formas relacionadas no exhiben una comunidad evidente, el procedimiento de depuración da, finalmente, un resultado aceptable, por cuanto en el subsiguiente cotejo de uruquilla y lenguas arahuacas se elimina sólo a los vocablos de obvio origen quechua o aymara (25).

A continuación, en su Apéndice fil (1926: 121-139; 1927:57-69), elaboran un "vocabulario comparativo Uru-Arawak, que es, en el propósito de los autores, su diligencia fundamental.

Este apéndice contiene 174 entradas, a menudo con una misma glosa repetida en varias entradas. De las 174, a lo sumo una veintena muestra formas semejantes en protoarahuaco y una o más hablas uruquillas; por lo que, como en el caso de la relación puquina-arahuaco, podemos atribuir sus similitudes al azar o a los préstamos.

Por otro lado, quince de las formas parecidas tienen cabida en el "vocabulario básico" de 100 items establecido por Morris Swadesh para cálculos de glotocronología léxicoestadís-

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tica. Dado que el vocabulario básico será utilizado luego (sección 5) como procedimiento comparativo, con presentación del material lingüístico correspondiente, anotaremos aquí únicamente los items no previstos en él o aquellos cuya posible vinculación semántica no sea inmediatamente aparente:

"diente" *ahtse, Uruquilla "boca" ata . "fuego" *dikah[tsi], U. "humo" ~keti. La forma para "fuego" en las tres hablas

uruquillas es ux, voz que parece conectarse más bien con las delenguas pertenecientes a la rama "sureña" del arahuaco en la clasificación de Kingsley Noble: mojo yukü, baure hioki, guaná iuku (Noble 1965:69), a la que debeóa sumarse el apolista yuó (ver también Lou­kotka 1968: 141-144).

"humo" *ki~al li], U. de Iruitu y Ch 'imu "ceniza" kila (aymara "ceniza" qhikl; quechua y aymara "carbón" kit-imsa; quechua "tizne", "hollín "quechimcha (Domingo de Santo Tomás 1951, Lexicón:218).

"lago" *kaile[sa], U. de Ch'imu k'are (U. de Chipaya e Iruitu qoc, qot, del que-chua sureño qu~a y el aymara quta).

"mono" *kuhdi (ashéninca kosyi(ri), U. kusilu (quechua *ku~ilu). "piel , pellejo, cuero" *idama (baure -fom), U. "lana, pelo de animal" ~orna. "sal" *idiw·i (baure fobi), U. de Chipaya "salinas" ~ui. "seco" *p"oht"o, U. de Chi 'mu "caliente" p'ote. "tres" *mapa, U. cep (puquina kaj)a).

4.4 LA RELACION OCHOZUMA-CHIPAYA

Créqui-Montfort y Rivet establecen, finalmente, un "vocabulario Uru-Chipaya", su Apéndice IV (1927:70-95), en el cual por "uru" debe entenderse el habla de los antiguamen­te llamados ochozumas del Desaguadero: el ancoaqui o iruitu de los encuestadores más tardíos, Métraux y Vellard. Para el "uru" toman los datos de José Toribio Polo, y para el chipaya, los de Uhle, Bacarreza y Posnansky.

Este Apéndice, como dijimos páginas antes, no constituye en verdad un vocabulario, sino un listado de los vocablos y frases reunidos por los investigadores de campo. No hay ningún esfuerzo por analizar el material, organizarlo sistemáticamente y proceder a la labor comparativa de ambos idiomas.

Examinando el material así consignado, hallamos, por nuestra parte, que, de las 912 entradas en que consiste, se puede despejar 154 morfemas -sobre todo raíces- que, por su similar significación, permiten el cotejo entre las dos hablas, "ochozuma" y chipaya. La mayoóa de los datos presentados no sirve para someterlos a una comparación entre sí.

De estos 154 items cotejables, 83 son cognados evidentes o muy presumibles, esto es, un 54%.

De otro lado, de esos 154 items, 70 (un 45%) pertenecen a la lista de 100 del "vocabulario básico" (o "vocabulario no cultural") de Swadesh, y 47 de ellos son cognados; lo cual arroja un 67% de comunidad léxica "no cultural" entre el habla de los ochozumas y la de los chipayas. Esta cifra va a coincidir, como veremos, con la resultante de la aplicación a las hablas uruquillas de las técnicas de la glotocronología, que es nuestro paso siguiente.

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Ronald Olson publicó en 1965 un vocabulario de 87 voces cognadas en chipayae iruitu­ancoaqui, pero sin indicar cuántas ni cuáles tuvo que poner en comparación para alcanzar ese resultado, ni qué procedimientos aplicó (Olson 1965:37-38). De esas 87 cognadas, 38 corresponden al "léxico no cultural" de 100 items, esto es, un 44%; pero ignoramos cuál fue la cifra de items que logró llenaren la lista básica, por lo que no podemos deducir el porcentaje de comunidad léxica de ambas hablas en este aspecto.

De otro lado, Olson menciona haber tenido acceso indirecto a material lingüístico de otra diferente habla uruquilla, procedente de la Isla del Sol, en el lago Titicaca (Olson 1964:313); sin embargo, en su vocabulario comparado incluye únicamente doce vocablos de tal fuente, cifra que, por su exigüidad y la forma de obtención, de tercera mano, no es, en modo alguno, confiable ni siquiera para sospechar que en la época se hablaba todavía un idioma uruquilla en la Isla del Sol.

5. LA COMPARACION A TRA VES DEL "VOCABULARIO BASICO"

Nuestra elección del "vocabulario básico" (o "vocabulario no culturnl") de 100 items de Swadesh para las comparaciones entre idiomas a que procederemos, se debe a que él comprende las formas que en toda lengua muestran la mayor resistencia al cambio -es decir, a ser reemplazadas por otras formas o a alterar fuertemente su significado.

La mayor "retención léxica" de este vocabulario de 100 puede verse probada en el hecho de que las formas que hemos hallado cognadas entre iruitu y chipaya en las listas de Créqui-Montfort y Rivet y de Olson, que acabamos de analizar, corresponden en un 45 % y un 44%, respectivamente a ese "vocabulario básico". Más significativamente aún: tiene cabida en él un 45% de los 203 protolexemas arahuacos reconstruidos por Payne.

El cotejo de las listas nos permitirá, igualmente, obtener los "tiempos mínimos de divergencia" entre las tres hablas uruquillas, y nos brindará índices porcentuales de semejan­za -aparente o real- con otras lenguas andinas y el arahuaco -que interpretaremos en este caso, no como indicadores de parentesco, mas sí de probable contacto.

Ensayaremos, en fin, correlacionar nuestras deducciones en este terreno con eventos históricos ocurridos en el Altiplano, a la luz de la actual información arqueológica.

En la Tabla comparativa que hemos elaborado, la primera columna contiene las glosas castellanas en orden alfabético.

En la segunda se transcriben las formas protoarahuacas de Payne que parezcan relacionadas con las del uruquilla, el callahuaya o el puquina.

En la tercera columna se anotan las voces callahuaya y puquina, lenguas genéticamen­te relacionadas. Las formas callahuayas se toman de Louisa Stark (1972:219-223), contro­ladas por los vocabularios de Enrique Oblitas Poblete y Louis Girault y nuestras propias notas de campo. El puquina procede de nuestro análisis de los textos del Rituale seu Manuale Peruanum de Oré. Cuando existe la forma puquina, va después de la callahuaya, separada por una barra.

La cuarta columna consigna las formas de los tres idiomas uruquillas cuando no hay cognación evidente entre las tres; si la hay, únicamente se anota la forma de Chipa ya, habla sobre la cual poseemos transcripciones fonéticas más confiables, además de un registro de vocablos y frases en cinta magnetofónica que nos suministró Nathan Wachtel. Cuando se

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indique las tres hablas, se seguirá el orden chipaya/iruitu/ch'imu entre barras, marcando con puntos suspensivos cualquier carencia de información(8).

5.1 La divergencia en el interior del Uruquilla

La profundidad temporal mayor al interior de la familia uruquilla la da el cotejo chipaya-ch'imu, justamente el de las hablas que están geográficamente más alejadas: el suroeste y el noroeste del Altiplano, respectivamente. El porcentaje de cognación es de 52%, equivalente a un tiempo mínimo de separación de 21.7 siglos, lo que data en alrededor de 200 años antes de nuestra era el momento más tardío de fragmentación del dominio lingüístico uruquilla y de alejamiento de las hablas que devendrían en el chipaya y el ch'imu del siglo actual.

La divergencia se aminora en la relación entre el iruitu-ancoaqui del Desaguadero y el ch' imu:56% de cognación y 19.2 siglos mínimos de separación, esto es, en el siglo primero de nuestra era.

El tiempo menor de divergencia al interior de la familia lo suministra la comparación entre el iruitu-ancoaqui y el chipaya: 67% de cognación y 13.3 siglos de separación como mínimo: hacia el siglo sétimo de nuestra era.

Este último índice, aun siendo el menor en el grupo uruquilla, nos pone indudablemen­te ante dos lenguas diferentes, entre las cuales cualquier tentativa de comunicación en el presente siglo habría fracasado o tenido que vencer excesivas dificultades.

Un intento realizado hace algunos años por Nathan Wachtel, de hacer conversar en sus respectivas hablas uruquillas a chipayas a iruitus en la aldea de estos últimos, desembocó en el recurso por ambas partes a una lengua distinta, el aymara, como vehículo de entendimiento, según se desprende de las cintas magnetofónicas que Wachtel registró en esa ocasión y me hizo entrega más tarde.

El em pleo del aymara, en este caso, pudo deberse a que los iruitus ya habían olvidado entera o parcialmente su antiguo idioma (hecho que advertíaJehan Vellard a principios de los años 50), o a que los que aún lo hablaban y estaban presentes en la reunión no alcanzaban a comprender el chipa ya, ya demasiado lejano lingüísticamente. No obstante, el empleo directo e inmediato del aymara por parte de los chipayas visitantes -como se advierte en la cinta referida- puede explicarse simplemente por un hábito a acudir automáticamente a esa lengua para toda comunicación con otros nativos fuera de los límites de su propia comunidad.

Entre los vocablos "culturales", externos a la "lista básica", que son cognados en las tres lenguas uruquillas y, a la vez, exclusivos a esta familia, debemos destacar los relativos a "embarcac ión o balsa" (chipa ya e iruitu tosa , ch 'imu tosa), "pueblo" (general, wata) "llama" (chipayae iruitu xwala ,ch' imuxoxa), "ají" (general, tapa), y"quinua" (chipayaku:la, iruitu kula, ch'imu k"u:la).

(8) En la notación de Paync introducimos modificaciones, registrando la aspiración consonántica mediante comillas dobles(") y la vocal posterior no redondeada mediante i con diéresis ('i). En las transcripciones de Lehmann, Métraux y Yellard, buscamos simplificarlas y uniformizarlas de acuerdo con las convenciones fonéticas en uso, pero con los empleos especiales de q y j para, res­pectivamente, oclusiva y fricativa posvelares . Las formas reconstruidas se marcan con un asterisco (*) antepuesto.

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Otros dos productos agrícolas tienen nombres cognados en chipaya e iruitu, pero Lehmann no registra la información correspondiente de Ch' imu: "papa" qisa, y "maíz" tara. Esta última forma, significativamente, es la misma que maneja el moseteno, lengua hablada a proximidad del río Beni, en el oriente del Altiplano; otras dos lenguas de las vertientes orientales, el apolista (arahuaco) y el !eco (idioma "aislado") exhiben formas similares: tay y ta, respectivamente (Loukotka 1968:142, 178,271).

5.2 Las relaciones entre uruquilla, puquina y arahuaco

Llevado el cotejo a un ámbito más amplio que el Altiplano, una de las primeras observaciones por destacar es que la comparación tanto de la familia uruquilla (chipaya, iruitu-ancoaqui, ch'imu) como de la puquina (callahuaya y "puquina de Oré"), con el protoarahuaco provee índices de comunidad léxica relativamente elevados: 20% o más, pero, en cambio, un índice bastante bajo en el cotejo entre sí mismas: sólo de 5% (chipaya­callahuaya) y 11 % (cualquiera de las hablas uruquillas con el puquina de Oré), pese al prolongado tiempo, de al menos dos milenios, que uruquilla y puquina se encuentran en el Altiplano.

Las cifras de comunidad con protoarahuaco son: chipaya: 20%; iruitu 24%; ch'imu: 25%; puquina de Oré: 22%; callahuaya:23%.

La explicación de un índice menor en la relación uruquilla-puquina que en la de cualquiera de estas familias con el arahuaco puede estar en que los pueblos que hablaron esos dos grupos de idiomas-o sus protolenguas- buscaron desde antiguo contacto privilegiado con los pueblos de la montaña y la selva -entre éstos, con los hablantes de arahuaco- a fin de trocar los diversos recursos naturales de sus respectivas regiones, mientras que la simi litud de producciones en el interior del mismo Altiplano no los incitaba al intercambio.

Los índices de las comparaciones del uruquilla chipaya con lenguas de las familias quechua y aru son igualmente bajos: 9% con quechua del Cuzco y 10% con quechua de Yauyos, incluidos en ambos casos tres préstamos evidentes; 7% con aru de Tupe (Jaqaru, de las serranías al surde Lima), y 13% con aru aymara de La Paz, incluidos en este último caso siete préstamos notorios.

El cotejo del idioma chipaya con el atacameño (Cunza) suministra también un índice bajo: 13%, a pesar de la relativa proximidad geográfica de los pueblos que los hablaron. La comparación de atacameño con callahuaya rinde sólo 6%, y con protoarahuaco apenas 10%. Esta última cifra parece indicar que los usuarios del atacameño no estuvieron en contacto sensible con pueblos arahuacos.

Las similitudes de uruquilla y puquina con arahuaco deben haberse originado en relaciones de gran antigüedad, por expresarse marcadamente en el léxico básico.

La comparación de protoarahuaco con quechua y aru provee cifras medias: 18% con quechua del Cuzco y 15% con quechua de Yauyos; 16% con aymara de La Paz y 17% con jaqaru. De esto parece deducirse que quechua y aru establecieron más tardíamente que uruquilla y puquina el contacto con lenguas arahuacas, contacto que llegó finalmente a ser bastante intenso, como puede advertirse entre el quechua y el protoarahuaco en los nombres de productos originarios de la selva: "abeja, miel"* A. maba, q. "cera" mapa; "mono"* A.

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kuhdi (ashéninca kosyiri) q. kusitu; "tabaco"* A. yueri (ashéninca syen), q. sayri; "ají"* A. a~iai: q. ucu. El nombre del "manf' parece ser común entre ashéninca: inki y quechua: inNk.

Estos puntos, sin embargo, son tema para otro artículo.

6. LENGUAS E HISTORIA EN EL ALTIPLANO

En cuanto a la historia externa del uruquilla, no se trata aquí de detenninar si el protouruquilla estaba ya en el Altiplano en el momento de su dispersión, o si hizo irrupción en él por entonces -aunque lo más probable es que se encontrara allí inclusive en sus fonnas ancestrales desde varios milenios atrás, dado que no se le halla una ubicación geolingüística más cercana en el resto de América hasta el momento(9).

Tampoco se trata de establecer si las fonnas ancestrales del protouruquilla fueron lengua de paleolíticos -como los uros. Por lo que hasta ahora podemos presumir, todos los idiomas americanos derivan de fonnas antiguas que fueron, todas ellas, idiomas de paleolí­ticos sobre tierras americanas, y que buena parte de las lenguas hijas fue más tarde hablada por pueblos neolíticos o por sociedades de Estado.

De lo que se trata es de dilucidar cuál era el panorama cultural del Altiplano unos siglos antes de nuestra era -tiempo en que el protouruquilla empezó a dispersarse y diferenciarse internamente. Es ése, y no otro, el período en que nos sitúa el fechamiento glotocronológico. Y por lo que hoy sabemos gracias a las investigaciones arqueológicas, el escenario cultural altiplánico conocía ya desde mediados del segundo milenio antes de nuestra era desarrollos neolíticos pujantes tanto en el noroeste cuanto en el sur del lago Titicaca, así como en el norte del lago Poopó. Allí florecieron las culturas fonnativas Qaluyo, Chiripa y Wankarani, respec­tivamente.

En el noroeste del lago Titicaca, a Qaluyo sucedió Pucará. En el sur, Chiripa tuvo un largo desenvolvimiento, entre 1350 y 100 a.C. Pucará amplió luego su influencia, que ganó el contorno del lago Titicaca y desbordó sobre el litoral del Pacífico y las vertientes de selva. Después, un nuevo centro en el sur del lago, Tiahuanaco, enriquecido por las experiencias de Chiripa y Pucará, irradió sus fonnas culturales poderosas sobre gran parte de los Andes (Conklin y Moseley 1988: 158-163; ver también comentario de la arqueóloga Ruth Shady a Torero 1987:388-389).

Por lo demás, el nivel cultural que habían alcanzado los hablantes del protouruquilla en tiempos en que empezó a dialectal izarse, era cuando menos el neolítico o fonnativo, como lo prueba fehacientemente la existencia en las tres hablas atestiguadas de ténninos cognados propios a ellas para nombrar plantas y un animal domesticados, como hemos visto. Se trataba, pues, de un pueblo de agricultores y pastores que venían de una experiencia cultural autosos­tenida.

Inclusive, el manejo de un vocablo compartido por dos de las tres hablas (con vacío en Ch' imu) y a la vez común con el moseteno, el !eco y el apolista de la selva y la montafia, para

(9) Como rasgos de área, resultantes del contacto, el uruquilla comparte con el puquina y el atacame­ño algunas características ajenas a las familias lingüísticas andinas que los circundan, como oclusivas iniciales presibiladas (grupos sp-1, st-, etc.) y el recurso a la prefijación -aunque mínimo en uruquilla y atacameño y sólo importante en puquina.

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Artículos, Notas y Documentos----------------------

designar a una planta, el maíz, que el Altiplano no produce por ser propia de clima más templado, nos pone ante la evidencia de una sociedad de tierras altas que sostenía contactos con pueblos de la selva presumiblemente desde el milenio anterior a nuestra era.

Por las configuraciones que asumen las áreas lingüísticas puquina y uruquilla: el puquina más densamente en el norte del lago Titicaca y sus flancos marítimos y de selva; el uruquilla en el sur de este lago y hacia la cuenca meridional altiplánica, hallamos procedente proponer a la cultura Pucará como propulsora del protopuquina y a la cultura Chiripa como emisora del protouruquilla. El vigor cultural de Pucará le permitió más tarde puquinizar a Tiahuanaco, que tomó a su vez la posta para la extensión del puquina hacia el sur altiplánico, en desmedro de las hablas uruquillas, con las que contendió o convivió.

El prestigio de Chiripa y sitios vinculados a él explica suficientemente -creemos- la difusión del uruquilla desde el milenio anterior a nuestra era por el sector meridional del Altiplano -y quizá también por sus flancos marítimos y de selva- a partir del sur del lago Titicaca. Este prestigio había alcanzado, y ganado para su lengua, a gran parte de las poblaciones "paleolíticas" o "uros".

Es cierto que en el siglo XVI la mayor parte de grupos hablantes de uruquilla llevaba una vida de pescadores y recolectores; pero es cierto también -y esto es fundamental - que había entonces sociedades de habla uruquilla que no eran uros y que, por su modo de vida y sus propiedades en tierras y ganados, eran equiparables, si no más ricas todavía, que las denominadas aymaras: era el caso de los uruquillas de Zepita y de Aullagas -significativa­mente ubicados en lugares cercanos a los viejos centros formativos de Chiripa y Wankarani .

Comparada esta situación con las experiencias sociolingüísticas vividas en otros lugares del mundo, se ve claro que fue a partir de centros culturalmente avanzados y econó­micamente poderosos, similares al de Zepita del siglo XVI que pudo en el pasado propagarse el uruquilla hacia los pueblos marginales, de menor nivel cultural -como los uros- y que no cabría esperar el fenómeno contrario.

184

Alfredo Torero Alberto Acosta 118

Vista Alegre Surco

Lima, Perú

Revista Andina, Año 1 O

Torero: Lingüística uruquilla

TABLA COMPARATIVA DE LISTA BASICA DE 100 ITEMS

•ARAHUACO CALLAHJPUQ.ORE URUQUil.LA

l. acostado sici- akfo-/~in~-/ ... 2. agua *uní mimi q"as 3. amarillo curi q' ilu/q' iJu/paku 4. andar *kuna, *yani q"oca- sara-/wat-/ ... 5. aquél k"istupi/cu ni: 6. árbol *anda[m·,1 [na] lap"a .. ./tuki/p"ara 7. arder lomja- asa-/u x-/ ... 8. arena t'iwi p"ila/p"ila/t' ira 9. barriga *tiku qeri/qeru puc/ceri/ciri 10. beber *it"a taxci-/uqu- lik-gal-/ ... 11. blanco *kat"a, *kacopa p"oqosti ciwi/tsiwi/iksanika 12. boca *numa, *waya[na] asa ata

*k"anaki" 13. bueno *k"eime fali/waqu suma/cuñi/cucuna 14. cabello *iti, *si ciwi c 'ara/cira/nik 'uta 15. cabeza *kiwi" p"eqe aca/a~a/p, eqe 16. caliente hilis kutñi/kut.ci/p"ote 17. camino *aht"in"i, *apu simi hik{ 18. carne *ina, *ipe pipi/pip ~iswi/hili/hile 19. ceniza *pali~i kxup/kila/kil:a 20. cerro tuti/cata kuru/hoWojsai 21. cola *idi(p"i] fopa k"urs 22. comer *nika oja-/oqa- lux!-23 . corazón *[ni] ahki"[ni] saw/see tu~i 24. corteza c'eqekwa kulitsa/skipi/ ... 25. cuello *k/cano[ap"i] hoq'en q"asi/xoxa/ ...

*kenu, *p"i 26. cuerno *tsiwi fowi+a wajra/wajra/ ... 27. chico sik'u e, iri/utc/ucu 28. dar *po, *seka, *da heqa-/hiqe- t"a:-/hun-/ ... 29. decir k"ii-/a- k"i-/tsis-/ ... 30. diente *ahtse k"il gqe 31. dormir *imaka meja-/miqa- txax-/txax-/ ... 32. dos *api, *yama so:/soo pi~k/pi~ki/pati 33. éste k"istu/qo ti:/tis/ ... 34. estrella ciya/cina warawara/warawara/

caruña 35. frío *kipa, *kaci"nka tutas saki/saki/kipu 36. fuego *dikah[tsi] lumin ux 37. garra *seuta, *huba silu isñi/i~ñi/silu

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Artículos, Notas y Documentos

38. gente *aMeni mii/meñ ~uñi *adia[li] *kakin[t"i]

39. grande *anta[t"i] k'atu/atut cakwa 40. grasa *ki"de k"ewa/k"ewa/ ...

*yui[n] [ka] t"ui 41. hígado *uhbana kicunaja pajc/tu~i/pajci 42. hoja *pana Jipi ~"ani/lap'i/tuka 43. hombre c.f.gente laja/raaqo luktaqa 44. hueso *[n)api' cuku ts"ix 45. huevo *aki lili siñi 46. humo *k"ica[li] t'usna '" . sqeu 47. largo *pera, *wapa aysakuy .. ./laca/ ... 48. lengua *nene ya ye las/natsi/laj la 49. luna *kah"it"i oqo/oqe hi:~ 50. lleno p"oqo/puqa cipi/~ipi/ ... 51. lluvia inun cixñi 52. mano *k"api, *wahku suwi/moqa q"ara 53. matar jalaci-/ kon-/kon-/ ...

haiana-54. morder iti- !ak-/tsak-/ ... 55. morir *kama jaia-/hala- tik-/tik-/ ... 56. muchos --/hamun muspa/ yuk/ .. . 57. mujer *ci'na[rul atasi/ataqo fon/tuk un/tawako 58. nadar wayanaja- .../.../. .. 59. nariz *ki"ri mata osa/hosa/hak' e 60. negro *k"uere ulasti tsuxtsi/curk/c'isña 61. no u:/apa ana 62. noche *capu t"amin/kisin we:n 63 . nombre mini/mena t"u: 64. nosotros *wa nisin~is/señ ucum 65. nube t"amina tsiri/tsiri/c'jo 66. nuevo *wadali wani/wanaka ewu/ewu/ ... 67. oír *kema k"ata-/kata- non-/koñ-/ ... 68. ojo *[l]uki/e cej/seq ~"uxki 69. oreja *[da]keni[aku] k'aia k"uñi

*kenp"i[da] 70. pájaro *kudl[p"ira] wayra wi~la/ .. ./. .. 71. pararse *katika sikci-/siti-/. .. 72. perro *tsini qomsi/qomsi pak u/pak u/e ' ata 73. pez *kopaki, *hima c"oqa frs/kere/ ... 74. pie *k"ihti[ba] mataq'en qxox~a 75. piedra *mahpi hiri ma~ 76. piel *idama, *mata pipikola ~qisi/tsili/lip' ici

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Torero: Lingüística uruquilla

77. piojo *nih qorna ~mi 78. pluma *pid'i pilpa p "asi/pu yu/puru 79. qué k"i/ki tulu/culu/ ... 80. quién k"iru/nu heq/eq/ ... 81. raíz *pal e tumis repa/tsapi/toka 82. redondo ... /kut~ni/ .. . 83 . rodilla *k'iru kilpi owa/o:/ .. . 84. rojo *k'ira kamru/puka fopika/pana/ ... 85. saber *'ida seqa-/sisqa- sis-~is-/ .. . 86. sangre *lm]it"ah[na] kamru/kam l"ok/l"ok/k'oñe 87. seco *p"oht"o k"ak"a k"oñi/kuñi/hiwaña 88. semilla *aki hat"a muxu/kasi/muxu 89. senos *tcni ñuñu/hu~us pis/piisi/ ... 90. sentarse kuma-/kuma- huls-/huln-/ ... 91. sol *kamui, *ke~i kaman/inti t"uñi 92. tierra *k'ipati pakas/pakas yoqa/yoqa/cara 93. todos kumu/kuma qapa~a/wakpa~a/ ... 94. tú *p"i- ~u:/pi am 95. venir *pu[ka] isnamu-/wañi- t"on-/pi~-/ ... 96. ver k"ura-/qoha- ~er-/cer/ ... 97 . verde *~'ipule ~uxi fojna/cojna/ ... 98. volar *ara[na] lai-/lahi-/ ... 99. uno *ba uxsi/ukstu tsi/tsi/pi~i 100.yo *nu- nisi/ni wer

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Artículos, Notas y Documentos-----------------------

(quechua)

EL URUQUILLA EN EL CONTEXTO LINGÜÍSTICO

DEL A!iTIPLANO (SIGLOSXVI y XX)

~e <$

Áreas mínimas de lenguas a fines del siglo XVI

Uruquilla

'?;, Azángaro Q

Puquina

Otras (aymara)

Hablas uruquillas en el

siglo XX •

OCÉANO PACIFICO

50 1 00 150

Kms. (atacameño)

188 Revista Andina, Año 1 O

----------------------- Torero: Lingüística uruquilla

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