a Él oÍd · josé cruz alfaro, para que les indique qué hacer y cómo hacer para ser bautizados...

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REV. WILLIAM SOTO SANTIAGO, PH.D. 36 las aguas bautismales, está resucitando a una nueva vida: a la Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno. Conociendo este simbolismo del bautismo en agua, bien pueden ser bautizados. Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento; y nos continuaremos viendo por toda la eternidad en el glorioso Reino de Jesucristo nuestro Salvador. Los que están en otras naciones, también pueden ser bautizados, y que Cristo también les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento. Ahora, dejo al ministro correspondiente aquí, reverendo José Cruz Alfaro, para que les indique qué hacer y cómo hacer para ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, hay agua, bautisterios, ropas bautismales y ministros que les bautizarán. También en cada país, en cada nación y en cada ciudad, en cada lugar, dejo al ministro correspondiente para que haga en la misma forma. Y que Dios les bendiga a todos y produzca en ustedes el nuevo nacimiento, a todos los que serán bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo en esta ocasión; y nos continuaremos viendo por toda la eternidad en el glorioso Reino de Jesucristo nuestro Salvador. Continúen pasando todos una noche feliz, llena de las bendiciones de Cristo nuestro Salvador. “A ÉL OÍD.” A ÉL OÍD Jueves, 10 de septiembre de 2009 Cárdenas, Tabasco, México Rev. William Soto Santiago, Ph.D.

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Page 1: A ÉL OÍD · José Cruz Alfaro, para que les indique qué hacer y cómo hacer para ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, hay agua, bautisterios, ropas bautismales

REV. WILLIAM SOTO SANTIAGO, PH.D.36

las aguas bautismales, está resucitando a una nueva vida: a la

Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno.

Conociendo este simbolismo del bautismo en agua, bien

pueden ser bautizados. Y que Cristo les bautice con Espíritu

Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento;

y nos continuaremos viendo por toda la eternidad en el

glorioso Reino de Jesucristo nuestro Salvador.Los que están en otras naciones, también pueden ser

bautizados, y que Cristo también les bautice con Espíritu

Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento.

Ahora, dejo al ministro correspondiente aquí, reverendo

José Cruz Alfaro, para que les indique qué hacer y cómo hacer

para ser bautizados en agua en el Nombre del Señor

Jesucristo, hay agua, bautisterios, ropas bautismales y

ministros que les bautizarán.

También en cada país, en cada nación y en cada ciudad, en

cada lugar, dejo al ministro correspondiente para que haga en

la misma forma.

Y que Dios les bendiga a todos y produzca en ustedes el

nuevo nacimiento, a todos los que serán bautizados en

agua en el Nombre del Señor Jesucristo en esta ocasión; y

nos continuaremos viendo por toda la eternidad en el

glorioso Reino de Jesucristo nuestro Salvador.Continúen pasando todos una noche feliz, llena de las

bendiciones de Cristo nuestro Salvador.

“A ÉL OÍD.”

AÉL

OÍD

Jueves, 10 de septiembre de 2009

Cárdenas, Tabasco, México

Rev. William Soto Santiago, Ph.D.

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NOTA AL LECTOREs nuestra intención hacer una transcripción fiel y exacta deeste Mensaje, tal como fue predicado; por lo tanto cualquiererror en este escrito es estrictamente error de audición,transcripción e impresión; y no debe interpretarse como erroresdel Mensaje.El texto contenido en esta Conferencia, puede ser verificadocon las grabaciones del audio o del video.Este folleto debe ser usado solamente para propósitospersonales de estudio, hasta que sea publicado formalmente.

A ÉL OÍD 35

pronto posible. ¿Cuándo me pueden bautizar?” Es la pregunta

desde lo profundo de vuestro corazón.

Por cuando ustedes han creído en Cristo de todo corazón,

bien pueden ser bautizados. Y que Cristo les bautice con

Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo

nacimiento; y nos continuaremos viendo por toda la

eternidad en el glorioso Reino de Jesucristo nuestro

Salvador.El mismo Cristo fue bautizado por Juan el Bautista, Juan no

lo quería bautizar, le decía: “Yo tengo necesidad de ser

bautizado por Ti, ¿y Tú vienes a mí para que yo te bautice?”

y estaban ya en el Jordán, dentro del agua, y Cristo le dice:

“Nos conviene cumplir toda justicia,” y entonces Juan lo

bautizó.

Si para Cristo cumplir toda justicia le convenía ser

bautizado, ¿cuánto más a nosotros? Los discípulos del Señor

Jesucristo fueron bautizados por Juan el Bautista, los

apóstoles, y todos los que creían cuando Cristo predicaba,

eran bautizados por los apóstoles, y el Día de Pentecostés San

Pedro predicó el Evangelio de Cristo, el Evangelio de la

Gracia, y como tres mil personas creyeron y fueron bautizadas

en agua en el Nombre del Señor Jesucristo y fueron añadidas

a la Iglesia del Señor Jesucristo.

Así ha sido todo el tiempo en medio del Cristianismo, todo

el tiempo en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo, y así es

en nuestro tiempo también.

El gua no quita los pecados, es la Sangre de Cristo la que

nos limpia de todo pecado, pero el bautismo en agua es un

mandamiento del Señor Jesucristo, donde nos identificamos

con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección. Cuando la

persona recibe a Cristo como Salvador, muere al mundo; y

cuando el ministro lo sumerge en las aguas bautismales,

tipológicamente está siendo sepultado; y cuando lo levanta de

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oración.

Señor Jesucristo, escuché la predicación de Tu Evangelioy nació Tu fe en mi corazón, creo en Ti y creo en Tuprimera Venida, creo que Tu eres el Mesías prometido, creoen Tu muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio deExpiación por nuestros pecados, creo en Tu Nombre comoel único Nombre bajo el Cielo dado a los hombres en quepodemos ser salvos. Reconozco que soy pecador y necesitoun Salvador, doy testimonio público de mi fe en Ti y Terecibo como mi único y suficiente Salvador. Te ruegoperdones mis pecados y con Tu Sangre me limpies de todopecado y me bautices con Espíritu Santo y Fuego luego queyo sea bautizado en agua en Tu Nombre, y sea producido enmí el nuevo nacimiento.

Quiero nacer en Tu Reino, quiero vivir eternamentecontigo en Tu Reino, sálvame Señor, Te lo ruego en TuNombre eterno y glorioso, Señor Jesucristo. Amén.

Y con nuestras manos levantadas al Cielo, todos decimos:

¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado!

¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado!

¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado!

Amén.Cristo les ha recibido en Su Reino, ha perdonado vuestros

pecados porque ustedes le han recibido como vuestro único y

suficiente Salvador. Recuerden que Él dijo:

“Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda

criatura.

El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no

creyere, será condenado.” (San Marcos, capítulo 16, versos

15 al 16).

Ustedes me dirán: “Escuché el Evangelio siendo predicado,

nació la fe de Cristo en mi alma y lo he recibido como mi

Salvador, quiero ser bautizado en agua en Su Nombre lo más

A ÉL OÍD

Rev. William Soto Santiago, Ph.D.

Jueves, 10 de septiembre de 2009

Cárdenas, Tabasco, México

Muy buenas noches, amables amigos y hermanos presentes

y los que están a través del satélite Amazonas o de

internet en diferentes naciones, y a todos los ministros

también mis saludos. Y que Dios los bendiga a todos ustedes

y les conceda las peticiones de vuestro corazón y les hable

directamente a vuestra alma y nos edifique a todos en esta

ocasión. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.Para esta ocasión leemos un pasaje que es muy conocido

por todos. Pero antes quiero expresarles mi aprecio y

agradecimiento por el respaldo que le están dando al gran

proyecto de La gran Carpa-Catedral y también por el respaldo

que le están dando a AMISRAEL.

Para esta ocasión leemos en el Evangelio según San Mateo,

capítulo 16, versos 25 en adelante hasta el 28 y también el

capítulo 17 de San Mateo, versos 1 al 13, y es para que

tengamos un cuadro claro de esa ocasión. Dice verso 24:

“Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere

venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y

sígame.

Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y

todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará.

Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el

mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el

hombre por su alma?

Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre

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con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a

sus obras.

De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí,

que no gustarán la muerte, hasta que hayan visto al Hijo del

Hombre viniendo en su reino.

Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan

su hermano, y los llevó aparte a un monte alto;

y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro

como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz.

Y he aquí les aparecieron Moisés y Elías, hablando con él.

Entonces Pedro dijo a Jesús: Señor, bueno es para

nosotros que estemos aquí; si quieres, hagamos aquí tres

enramadas: una para ti, otra para Moisés, y otra para Elías.

Mientras él aún hablaba, una nube de luz los cubrió; y he

aquí una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo

amado, en quien tengo complacencia; a él oíd.

Al oír esto los discípulos, se postraron sobre sus rostros,

y tuvieron gran temor.

Entonces Jesús se acercó y los tocó, y dijo: Levantaos, y no

temáis.

Y alzando ellos los ojos, a nadie vieron sino a Jesús solo.

Cuando descendieron del monte, Jesús les mandó,

diciendo: No digáis a nadie la visión, hasta que el Hijo del

Hombre resucite de los muertos.”

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos

permita entenderla.

Nuestro tema para esta ocasión es: “A ÉL OÍD.”

Estas son las palabras que Dios dijo cuando Cristo estuvo

en el Monte de la Transfiguración con Moisés y Elías, pues

allí Pedro estaba opinando diciendo al Señor: “Bueno es para

nosotros que estemos aquí,” le dice al Señor “Si quieres

haremos aquí tres enramadas: una para ti (o sea, para Jesús),

una para Moisés y otra para Elías,” o sea, tres casas, tres

A ÉL OÍD 33

tenido personas a través de los cuales Cristo en Espíritu Santo

ha estado hablando y llamando Sus ovejas, Él dijo en San

Juan, capítulo 10, versos 14 en adelante: “Yo soy el buen

Pastor, y el buen Pastor su vida da por sus ovejas.”

“También tengo otras ovejas que no son de este redil;

aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un

rebaño, y un pastor.

Por eso (Él dice) me ama el Padre, porque yo pongo mi

vida, para volverla a tomar.

Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo.”

Él la puso por nosotros muriendo en la Cruz del Calvario,

esas otras ovejas que Él tiene que el Padre le dio y que

buscaría y les daría Vida eterna, ¿quiénes son? Somos

nosotros que hemos estado escuchando Su Voz, el Evangelio

y lo hemos estado recibiendo como nuestro único y suficiente

Salvador.

Has estado escuchando el Evangelio de Cristo porque eres

una oveja del Señor y te ha estado llamando en esta ocasión,

¿para qué? Para darte Vida eterna, Él es el buen Pastor, Su

redil es Su Iglesia, y Sus ovejas, pues somos nosotros.

Ya vamos a orar por todos los que han recibido a Cristo

como Salvador en esta ocasión, en las demás naciones pueden

continuar viniendo a los Pies de Cristo nuestro Salvador, y los

niños de diez años en adelante también pueden venir a los Pies

de Cristo, vamos a estar puestos en pie todos los presentes y

los que están en otras naciones para orar por las personas que

han venido a los Pies de Cristo y están aquí presentes, y

también los que están en otras naciones.

Si falta alguno por venir, puede venir para que quede

incluido en la oración que estaremos haciendo. Recuerden que

recibir a Cristo es un asunto de Vida eterna. Con nuestras

manos levantadas al Cielo, a Cristo, y nuestros ojos cerrados,

los que han venido a los Pies de Cristo repitan conmigo esta

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llamando a Sus ovejas directamente en sus corazones, es

Cristo hablándonos por Su Espíritu directamente a y en

nuestra alma. “Si oyes hoy Su Voz, no endurezcas tu

corazón,” Él te está llamando para darte Vida eterna.

El ser humano hace muchas decisiones en la Tierra, para

estudiar, para hacerse un profesional, para casarse, para tener

niños, todas esas decisiones que hace son buenas, para trabajar

también en el trabajo que desea trabajar, pero ninguna de esas

decisiones coloca a la persona en la Vida eterna, ninguna de

esas decisiones le asegura la Vida eterna a la persona,

solamente hay una decisión en la vida, y esa es la más grande:

recibir a Cristo como único y suficiente Salvador. Esa es la

única decisión que coloca al ser humano en la Vida eterna.

Y mientras estamos en la Tierra tenemos la oportunidad de

recibirlo como nuestro único y suficiente Salvador, y dice: “Si

oyes hoy Su Voz, no endurezcas tu corazón,” porque tú no

sabes si mañana estás vivo, es en tiempo presente: Si oyes hoy

Su Voz,” no sabes si mañana la vas a escuchar, es en tiempo

presente, no sabes cuántos días de vida en la Tierra te quedan,

y como no sabes, tienes que tener tu futuro eterno asegurado

con Cristo en Su Reino eterno, porque después que terminen

sus días aquí en la Tierra, ya ahí no hay oportunidad de decir

“Yo quiero recibir a Cristo ahora,” ya a la dimensión que vas

no se hacen llamamientos para recibir a Cristo, es aquí en la

Tierra donde se hace el llamamiento para recibir a Cristo

como único y suficiente Salvador.

Aquí en la Tierra es que hacemos la conexión con la Vida

eterna y con el Reino eterno de Dios por medio de Cristo

nuestro Salvador. Cristo dijo: “Yo quiero que donde yo estoy,

vosotros estéis también.” Así que vamos a estar con Cristo

todo el tiempo en Su Reino.

“A ÉL OÍD.” O sea, a Cristo por medio del Evangelio del

Señor Jesucristo siendo predicado, y en todos los tiempos ha

A ÉL OÍD 5

enramadas, pero lugares para vivir allá en el monte donde

estaban viendo la gloria de Dios.

Pero Jesús estando con ellos y siendo vista la gloria de Dios

allí, la Voz del Cielo, desde una nube de luz que los cubrió,

dijo: “Éste es mi Hijo amado, a Él oíd.” O sea, que no era oír

a Pedro, sino oír al Señor Jesucristo, Él es el que tiene la

comisión de hablar de parte de Dios todo lo que Dios desea

que sepamos.

Y ahora, esto concuerda con las palabras dadas allá en

Deuteronomio, capítulo 18, donde nos dice el profeta Moisés

de parte de Dios, capítulo 18, versos 15 en adelante:

“Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te

levantará Jehová tu Dios; a él oiréis.”

Esta profecía se ha estado cumpliendo temporeramente en

los profetas del Antiguo Testamento, y luego se cumplió

plenamente en el Señor Jesucristo. Luego en el Nuevo

Testamento se ha estado cumpliendo en los apóstoles y

también en los diferentes mensajeros que Dios ha enviado a

Su Iglesia, como San Pablo para los gentiles, y así otros

mensajeros importantes que han sido enviados a la Iglesia del

Señor Jesucristo.

Para el Día Postrero estaremos o estaríamos como en los

días de Jesús, y por consiguiente Jesucristo estaría hablando

ya no por los apóstoles ni por los mensajeros de las diferentes

etapas de la Iglesia en etapas pasadas, sino que Él va a decir

a quién vamos a escuchar. Pero siempre estaremos escuchando

lo mismo que habló a Moisés.

Vamos a ver este misterio para que tengamos el cuadro

claro en el libro del Éxodo, capítulo 23, versos 20 en

adelante... pues todos queremos escuchar la Voz de Dios y

tenemos que saber cómo viene la Voz de Dios para Su pueblo.

Dice Éxodo, capítulo 23, verso 20 al 23:

“He aquí yo envío mi Ángel delante de ti para que te

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guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he

preparado.

Guárdate delante de él, y oye su voz; no le seas rebelde;

porque él no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre

está en él.

Pero si en verdad oyeres su voz e hicieres todo lo que yo te

dijere, seré enemigo de tus enemigos, y afligiré a los que te

afligieren.

Porque mi Ángel irá delante de ti, y te llevará a la tierra

del amorreo, del heteo, del ferezeo, del cananeo, del heveo y

del jebuseo, a los cuales yo haré destruir.”

Aquí está el secreto, el misterio de la forma en que Dios

estaría hablándole a Su pueblo en el Antiguo Testamento y en

el Nuevo Testamento, es por medio del Ángel del Pacto, el

Ángel de Dios que es el cuerpo angelical de Dios.

Por eso cuando le apareció el profeta Moisés en el Éxodo,

capítulo 3, le dice: “Yo soy el Dios de tu padre (o sea, el Dios

de Amram el padre de Moisés), el Dios de Abraham, Dios de

Isaac y Dios de Jacob,” el mismo Dios, pero el que le apareció

a Moisés fue el Ángel de Dios.

¿Cuál es el misterio del Ángel y de Dios? Es el que Ángel

es el cuerpo angelical de Dios, ese cuerpo angelical de Dios es

el instrumento a través del cual Dios ha estado hablando

siempre y a través del cual Dios creó todas las cosas. Cuando

Dios habló a existencia las cosas, fue a través del Ángel, ese

es el Verbo que era con Dios y era Dios.

Y ahora, en el libro de los Jueces, capítulo 13, le aparece

este Ángel a la esposa de Manoa, o sea, a la señora Manoa y

le dice que ella va a tener un niño (ella era estéril) y luego ella

se lo dice a su esposo Manoa; y Manoa ora a Dios para que

ese Ángel también le aparezca a él, y le aparece nuevamente

a la esposa de Manoa y ella va a y busca a su esposo y viene

donde el Ángel y hablan con el Ángel y le pregunta: “¿Qué

A ÉL OÍD 31

eterna es en esta Tierra mientras vivimos.

Es como cuando usted va en un vuelo aéreo para otra

ciudad, pero que no hay un vuelo directo para esa ciudad sino

que usted tiene que pasar por Ciudad México, por el Distrito

Federal para hacer la conexión ahí, y si no la hace, usted tiene

que ir a pie o en autobús, y no puede perder el vuelo que ya

tiene asignado, porque es el vuelo que le corresponde; y en

cada tiempo, en cada edad, en cada época, está la conexión

para los que van a vivir eternamente, para los que van hacia el

Cielo y tienen que conectarse en ese tiempo con Cristo.

Y para este tiempo tenemos que hacer la conexión con

Cristo recibiéndolo como único y suficiente Salvador, nuestro

tiempo aquí en la Tierra es para ser esa conexión con Cristo

para ir a la Vida eterna, para obtener la Vida eterna. Por eso

Cristo dice:

“Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el

mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el

hombre por su alma?”

No hay forma de uno pagar por la salvación de nuestra

alma, el precio de nuestra salvación lo pagó Cristo en la Cruz

del Calvario, fue, dar Su vida por nosotros. Pueden venir a los

Pies de Cristo todos los que ha escuchado el Evangelio de

Cristo y ha nacido la fe de Cristo en su alma, y los que están

en otras naciones también pueden venir a los Pies de Cristo

para que queden incluidos en la oración que estaremos

haciendo. “Si oyes hoy Su Voz (la Voz de Cristo) no

endurezcas tu corazón,” Él te está llamando porque tu nombre

está escrito en el Cielo en el Libro de la Vida del Cordero, y

la Voz de Cristo es el Evangelio de Cristo.

Dios tiene mucho pueblo en esta Ciudad y en el Estado de

Tabasco y en toda la República Mexicana, y los está llamando

en este tiempo final, por eso es que hay dentro de nuestros

corazones ese sentir espiritual, ese llamado interno, es Dios

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REV. WILLIAM SOTO SANTIAGO, PH.D.30

humanos han escuchado la Voz de Cristo, el Evangelio de

Cristo, lo han recibido como Salvador y han obtenido la Vida

eterna, y todavía se predica el Evangelio de Cristo y todavía

miles de personas o millones continúan recibiendo a Cristo

como único y suficiente Salvador, y así han estado asegurando

su futuro eterno con Cristo en Su Reino eterno.

Si hay alguno que todavía no lo ha recibido, tiene la

oportunidad de recibirlo. Yo lo recibí como mi único y

suficiente Salvador y Él me dio Vida eterna, ¿y quién más?

Cada uno de ustedes también. Recuerden que Él dijo: “Mis

ovejas oyen mi Voz y yo las conozco y me siguen, y yo les

doy Vida eterna.” (San Juan, capítulo 10, verso 26 en

adelante).

Has estado escuchando la predicación del Evangelio de

Cristo porque eres una oveja del Señor, tu nombre está escrito

en el Cielo en el Libro de la Vida, y eso es motivo de regocijo

tener el nombre escrito en el Cielo. Recuerden, Cristo dijo a

Sus discípulos, los cuales estaban muy felices porque habían

echado fuera demonios, y le dicen a Cristo: “Mira, aun hasta

los espíritus se nos sujetan en Tu Nombre,” Cristo les dice:

“No os gocéis de que los espíritus se os sujetan en mi

Nombre, gozaos de que vuestros nombres están escritos en el

Cielo.”

Es motivo de gozo saber que nuestro nombre está escrito en

el Cielo, y por consiguiente somos las ovejas del Padre que le

han sido dadas a Cristo para que nos dé Vida eterna. Yo lo

recibí y Él me dio Vida eterna, y así Él ha asegurado mi futuro

eterno en Su Reino eterno, ¿y quién más? ¿Y a quién más? A

cada uno de ustedes también.

Si hay alguna persona que todavía no ha asegurado su

futuro eterno con Cristo, lo puede hacer en estos momentos y

estaremos orando por usted. Recuerde que lo más importante

es la Vida eterna, y el lugar para tener la conexión con la Vida

A ÉL OÍD 7

hemos nosotros de hacer? ¿Cómo hemos de hacer cuando se

cumpla lo que tú le has dicho a mi esposa? Que va a tener un

niño, ¿cómo debemos criar a ese niño?” El Ángel le explica

nuevamente, le explica nuevamente como le había dicho a la

esposa de Manoa, le dice a él también.

Y luego Manoa le dice: “¿Cuál es tu Nombre? Para cuando

se cumpla lo que tú has dicho, te honremos.” El Ángel le dice:

“¿Por qué preguntas por mi Nombre el cual es admirable?”

también Manoa le quiere ofrecer comida para que coma, “te

prepararé un cabrito para que comas,” y el Ángel le dice: “No,

no comeré de tu comida, si quieres hacer ofrenda a Dios,

sacrificar, sacrifícalo a Dios,” y así lo hizo y en la llama de

fuego subió el Ángel, y cuando Manoa ve esto, se da cuenta

que es el Ángel de Dios, el Ángel del Pacto, y le dice a su

esposa: “Hemos de morir porque hemos visto a Dios cara a

cara.” Y su esposa que por sentido común se sabía que no iban

a morir, le dice: “No hemos de morir porque de otra forma no

nos prometería que hemos de tener un niño,” entonces se

tranquilizó Manoa.

Es que la Escritura dice que a Dios nadie le vio jamás, y

Dios le dice a Moisés: “No me verá hombre y vivirá,” pero le

dice... porque Moisés quería ver la gloria de Dios, y le dice

Dios a Moisés: “Yo voy a pasar delante de ti y te voy a

colocar en la roca, en una hendidura de la roca, pasaré delante

de ti, y cuando haya pasado quitaré de mi mano de sobre ti y

entonces verás mis espaldas.” y así sucedió, pasó delante de

Moisés y vio las espaldas de Dios, ¿qué vio? Las espaldas de

un hombre, al Ángel del Pacto de espalda porque había pasado

delante de Moisés, eso está en el capítulo 33, versos 18 al 23.

En el verso 20 al 23 dice:

“Dijo más: No podrás ver mi rostro; porque no me verá

hombre, y vivirá.

Y dijo aún Jehová: He aquí un lugar junto a mí, y tú

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REV. WILLIAM SOTO SANTIAGO, PH.D.8

estarás sobre la peña;

y cuando pase mi gloria, yo te pondré en una hendidura de

la peña, y te cubriré con mi mano hasta que haya pasado.

Después apartaré mi mano, y verás mis espaldas; mas no

se verá mi rostro.” Y así sucedió.

Y ahora, vean cómo Manoa conocía esta Escritura y pensó

que iba a morir; también encontramos a Jacob en el capítulo

32, versos 24 al 32, el cual luchó con un Ángel toda la noche

luchó con ese Ángel y no lo soltaba, y el Ángel le dice:

“Suéltame que raya el alba,” tenía que irse, y Jacob le dice:

“Yo no te soltaré hasta que me bendigas.”

Esa es la forma de agarrarse de Dios: hasta recibir la

bendición de Dios, y el Ángel le dice, le pregunta: “¿Cómo te

llamas?” Jacob le dice: “Jacob,” el Ángel le dice: “No se dirá

más tu nombre Jacob sino Israel porque has luchado con Dios

y con los hombres y has vencido,” y lo bendijo allí.

Y luego Jacob cuando pasó Peniel, o llegó a Peniel, rayaba

el alba, o sea, estaba saliendo el sol, le salió el sol y le colocó

por nombre Peniel al sitio, porque dijo: “Vi a Dios cara a cara

y fue librada mi alma.”

Y ahora, encontramos en San Juan, capítulo 1, verso 18 que

nos dice que a Dios nadie le vio jamás, y en la Biblia no hay

contradicciones, ahí puede haber una aparente contradicción

pero luego que entendemos el significado podemos ver que no

hay contradicciones, dice en el capítulo 1, verso 18 de San

Juan:

“A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en

el seno del Padre, él le ha dado a conocer.”

Jesucristo en Su cuerpo angelical, el Hijo de Dios en el

Antiguo Testamento, el cual es el Ángel del Pacto en el

Antiguo Testamento dio a conocer a Dios, Dios se dio a

conocer a través del Ángel del Pacto, por eso los que veían al

Ángel del Pacto decían que habían visto a Dios cara a cara,

A ÉL OÍD 29

medio de la Iglesia del Señor Jesucristo todo el tiempo, y en

el Día Postrero vendrá, se manifestará en medio de la Iglesia

en carne humana, y al pueblo hebreo también.

Y el pueblo hebreo lo va a reconocer, lo va a recibir,

cuando veamos al pueblo hebreo poniendo su mirada en algún

hombre, algún mensajero predicando el Evangelio eterno, el

Evangelio del Reino, recuerden, ese será el Ángel que viene

con el Evangelio eterno, el que viene predicando el Evangelio

del Reino para testimonio a todas las naciones y luego vendrá

el fin. La señal más grande del fin será ese mensajero

predicando el Evangelio eterno, predicando el Evangelio del

Reino.

“A ÉL OÍD.”El que lo estará escuchando, estará escuchando al que lo

envió: a Cristo, Cristo estará en él manifestado hablándole a

Su Iglesia, hablándole al pueblo hebreo y hablándole a todas

las naciones, y ese será el mensaje final para la raza humana:

el Evangelio del Reino.

“A ÉL OÍD.”Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes

dándoles testimonio de a quién dice Dios que debemos

escuchar, y a quién dice Cristo en el Nuevo Testamento que

debemos recibir, que debemos escuchar: “El que tiene oídos,

oiga lo que el Espíritu Santo dice a las Iglesias,” y es por

medio de ese Ángel que ha estado hablando y que estará

hablando en el Día Postrero, y lo enviará en el Día Postrero en

carne humana, con un cuerpo de carne para hablarle a Su

Iglesia en el Día Postrero.

“A ÉL OÍD.”Y eso es oír al Espíritu Santo, a Cristo, al Ángel del Pacto,

a Dios, hablándonos en este tiempo final.

Hemos estado escuchando la Voz de Cristo en Espíritu

Santo a través de estos dos mil años, y millones de seres

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REV. WILLIAM SOTO SANTIAGO, PH.D.28

Evangelio eterno, el Evangelio de la Dispensación del Reino,

que se estará predicando en el Día Postrero, y esa es la gran

Voz de Trompeta o Trompeta final, es la Voz de Dios para el

Cristianismo, para el judaísmo y para todos los seres humanos

que estarán viviendo en este tiempo final.

Y por consiguiente eso será el Espíritu Santo hablándonos

en este tiempo final por medio de ese mensajero, y la

recomendación de Dios es: “A Él oíd, he aquí yo envío mi

Ángel (dice), para dar testimonio de estas cosas en las

Iglesias.” Y Jesús es el que lo dice: “Yo Jesús he enviado mi

Ángel para manifestar todas estas cosas,” lo leemos para que

entonces sepamos bien el tiempo que vivimos:

“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de

estas cosas en las iglesias.”

¿Y a quién vamos a oír? Al que Jesús envía a través del

cual Jesús, Jesucristo estará hablándonos, Jesucristo en

Espíritu Santo estará a través de ese mensajero hablándonos

todas estas cosas que deben suceder pronto. Y si estará

hablándonos todas estas cosas que deben suceder pronto, es

un profeta, profetizando las cosas que van a suceder, tan

sencillo como eso.

Y ahora, ya para terminar, leemos un pasaje muy, pero que

muy importante en el Programa Divino. El capítulo 13 de San

Juan, verso 20, donde nos dice.

“De cierto, de cierto os digo: El que recibe al que yo

enviare, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que

me envió.”

Y Cristo dice: “Yo Jesús he enviado mi Ángel para daros

testimonio de estas cosas en las Iglesias.” El que recibe ese

Ángel está recibiendo a Cristo, y estará escuchando a Cristo

en Espíritu Santo a través de él, dándonos a conocer todas

estas cosas que deben suceder pronto, este Ángel, este

mensajero en espíritu, o sea, en cuerpo angelical, ha estado en

A ÉL OÍD 9

pero a Dios nadie lo vio jamás, Dios estaba dentro del Ángel

del Pacto.

Ahora veamos la promesa de Malaquías, capítulo 3, que

nos ayuda a comprender mejor este misterio divino, recuerden

que San Pablo nos enseña que debemos conocer ese misterio

de Dios el Padre y de Cristo en Colosenses, capítulo 2, verso

2 al 3, y dice:

“Para que sean consolados sus corazones, unidos en amor,

hasta alcanzar todas las riquezas de pleno entendimiento, a

fin de conocer el misterio de Dios el Padre, y de Cristo,

en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría

y del conocimiento.”

Necesitamos conocer ese misterio de Dios el Padre y de

Cristo. Y ahora, veamos en Malaquías, capítulo 3, verso 1,

que nos dice:

“He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el

camino delante de mí; y vendrá súbitamente a su templo el

Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien

deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los

ejércitos.”

Y ahora, nos dice aquí: “He aquí, yo envío mi mensajero

(lo envía ¿cómo?)... “He aquí, yo envío mi mensajero, el cual

preparará el camino delante de mí.” Ese mensajero fue Juan

el Bautista, el mismo Cristo hablando de Juan dice: “Si

ustedes lo quieren recibir, él es aquel Elías que había de

venir,” eso está en el capítulo 17, versos 10 al 13 del

Evangelio según San Mateo, vean cómo lo dice Cristo cuando

le hacen la pregunta acerca de Elías:

“Entonces sus discípulos le preguntaron, diciendo: ¿Por

qué, pues, dicen los escribas que es necesario que Elías venga

primero?

Respondiendo Jesús, les dijo: A la verdad, Elías viene

primero, y restaurará todas las cosas.

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REV. WILLIAM SOTO SANTIAGO, PH.D.10

Mas os digo que Elías ya vino, y no le conocieron, sino que

hicieron con él todo lo que quisieron; así también el Hijo del

Hombre padecerá de ellos.

Entonces los discípulos comprendieron que les había

hablado de Juan el Bautista.”

Ahora, aquí tenemos el Elías que vendrá y restaurará todas

las cosas, pero para aquellos días de Jesús el Elías que tenía

que venir fue Juan el Bautista, preparándole el camino al

Mesías en Su primera Venida, o sea, al Señor en Su primera

Venida.

Pero Elías está prometido para venir en el tiempo final, eso

está en Malaquías, capítulo 4, verso 5 al 6:

“He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el

día de Jehová, grande y terrible.

El hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y

el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga

y hiera la tierra con maldición.”

O sea, antes de venir el juicio divino sobre la raza humana,

antes de venir el tiempo de la gran tribulación, y por

consiguiente el día del Señor, el día ardiente como un horno

en donde se cumplirá el tiempo que se le llama la gran

tribulación o apretura de Jacob, donde los juicios divinos

caerán sobre la tierra, un lapso de tiempo que durará tres años

y medio y que será lo que completará la semana número

setenta de la profecía de Daniel, de las setenta semanas de

Daniel.

La semana número setenta consta de siete años, tres años y

medio los cumplió Cristo en Su ministerio terrenal y allí se

detuvo cuando Cristo fue crucificado, y faltan tres años y

medio para el pueblo judío, para cumplir esas setenta semanas

en donde Dios se manifestará al pueblo hebreo, se revelará al

pueblo hebreo, comenzará a tratar nuevamente con el pueblo

hebreo, porque cuando Cristo fue crucificado ya se detuvo el

A ÉL OÍD 27

entrelace del Evangelio del Reino con el Evangelio de la

Gracia.

El Señor Jesucristo también en San Mateo, capítulo 24, nos

habló de este evento y nos dijo en el capítulo 24, versos 13 al

14 de la siguiente manera:

“Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo.

Y será predicado este evangelio del reino en todo el

mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces

vendrá el fin.”

Juan el Bautista y Cristo predicaron el Evangelio del Reino,

pero cuando fue rechazado y fue crucificado, después Pedro

que recibió las llaves del Reino de los Cielos comenzó a

predicar el Evangelio de la Gracia; y por dos mil años se ha

estado predicando el Evangelio de la Gracia en donde toda

persona obtiene la fe, la revelación para obtener la salvación

y Vida eterna por medio de Cristo, recibiéndolo como su

único y suficiente Salvador; y luego en este tiempo final se

entrelazará la predicación del Evangelio del Reino con la

predicación del Evangelio de la Gracia.

Por lo tanto, este Ángel mensajero (Ángel significa

Mensajero) conocerá el Evangelio de la Gracia, conocerá

también el mensaje de la ley, y hará el entrelace del Evangelio

del Reino con el Evangelio de la Gracia, así como hubo un

entrelace del Evangelio de la Gracia con el mensaje de la ley,

así será en este tiempo final.

El Cristianismo ha estado tratando de convertir el pueblo

hebreo a Cristo y no ha podido. Como nación Israel no ha

recibido a Cristo, como individuos algunas personas sí lo han

recibido, es que Israel, el Evangelio que recibirá será el

Evangelio del Reino, bajo el ministerio y predicación de este

Ángel mensajero, de ese mensajero de Apocalipsis, capítulo

14, verso 6 al 7, que viene con el Evangelio del Reino para

predicarlo a todos los moradores de la Tierra; viene con el

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REV. WILLIAM SOTO SANTIAGO, PH.D.26

que Dios ha enviado, en este Día Postrero estaremos

escuchando la gran Voz de Trompeta, la Trompeta de Dios, el

Evangelio del Reino por medio del Espíritu Santo a través del

Ángel del Señor Jesucristo, que será un profeta que Cristo

enviará, un profeta que está anunciado en la Escritura.

Por lo tanto, profeta como Moisés Dios tendrá en este

tiempo final como también lo tuvo en los días de Jesús. Jesús

fue un Profeta como Moisés y fue un Profeta dispensacional,

y fue el Ángel del Pacto, y Cristo tendrá un profeta como

Moisés en el Día Postrero, un profeta dispensacional para

hacer el entrelace Cristo por medio de ese profeta, el entrelace

de la Dispensación del Reino con la Dispensación de la

Gracia. Ese mensajero será el que aparece en Apocalipsis,

capítulo 14, verso 6 al 7, donde dice:

“Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el

evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la

tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo,

diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque

la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el

cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas.”

Si va a predicar el Evangelio eterno, el Evangelio del

Reino, a todos los moradores de la Tierra, todo pueblo, nación

y lengua, a toda nación, tribu, lengua y pueblo, pues tiene que

estar en la Tierra y tiene que ser un profeta, porque vendrá

profetizando el juicio que ha de venir sobre la Tierra, el día o

la hora del juicio divino sobre la Tierra, la hora del juicio

divino sobre la Tierra, o sea, estará profetizando los juicios

divinos que han de venir sobre la Tierra y estará también

enseñando y llamando al pueblo, a la gente a que busquen a

Dios y adoren a Dios. Ese es el que cumplirá esa profecía, será

el Ángel del Señor Jesucristo que vendrá en carne humana,

tendrá un cuerpo de carne y estará predicando el Evangelio

eterno, que es el Evangelio del Reino, y estará haciendo el

A ÉL OÍD 11

trato de Dios con el pueblo hebreo, y comenzó un nuevo Pacto

el Día de Pentecostés.

Y la Sangre de ese nuevo Pacto Cristo mismo dijo en la

última cena en el capítulo 26, verso 26 al 29, tomando el pan

dio gracias al Padre y lo partió y dio a Sus discípulos y dijo:

“Comed, esto es mi cuerpo.” Y luego tomando la copa de vino

dando gracias al Padre, luego dio a Sus discípulos diciendo:

“Tomad de ella todos porque esta es mi Sangre del nuevo

Pacto que por muchos es derramada para remisión de los

pecados.”

Vean la Sangre del nuevo Pacto, es que Dios había hablado

de un nuevo Pacto que haría con la casa de Israel y con la casa

de Judá en Jeremías, capítulo 31, versos 31 al 36, y ahora, el

nuevo Pacto tiene que establecerlo Dios por medio del Ángel

del Pacto, no hay otro que pueda establecer el nuevo Pacto.

Por lo tanto, el Ángel del Pacto tenía que venir a la Tierra,

por eso en Malaquías, capítulo 3, dice:

“He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el

camino delante de mí (ese fue Juan el Bautista, precursor de

la primera Venida de Cristo); y vendrá súbitamente a su

templo el Señor (o sea, Dios el Padre) a quien vosotros

buscáis (el pueblo hebreo como todo ser humano busca a

Dios, al Padre), y el ángel del pacto, a quien deseáis

vosotros.”

¿Ven? Al Señor y al Ángel del Pacto, vendrá quién? El

Señor, Dios el Padre, y el Ángel del Pacto, el Ángel de Dios

donde está el Nombre de Dios. Para conocer el Nombre de

Dios Moisés tuvo que ver al Ángel del Pacto y preguntarle

cuál era Su Nombre, y en el capítulo 23 del Éxodo, verso 20

al 23, leímos que Dios envía Su Ángel, el Ángel del Pacto, y

dice que lo escuchemos, que no seamos rebeldes porque “Él

no perdonará vuestra rebelión porque mi Nombre está (¿dónde

dice Dios?) En él (en el Ángel del Pacto).”

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REV. WILLIAM SOTO SANTIAGO, PH.D.12

Por lo tanto, encontramos que la revelación de Dios y de Su

Nombre, viene por medio del Ángel del Pacto; es un Ángel

misterioso, un personaje misterioso, pero ahora la promesa es

que vendrá a la Tierra, vendrá el Señor Dios, visitará Su

pueblo y el Ángel del Pacto, en palabras más claras, Dios con

Su cuerpo angelical. ¿Y cómo vendrá? En carne humana:

“En el principio era el Verbo (o sea, el Ángel del Pacto),

y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.

Este era en el principio con Dios.

Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo

que ha sido hecho, fue hecho.

En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.”

Y ahora, la luz vendría a este mundo, a esta Tierra, y el

mundo fue hecho por Él, pero el mundo no lo conoció, y dice:

“A lo suyo vino (o sea, al pueblo hebreo), y los suyos no le

recibieron (cuando vino en carne humana no le recibieron:

Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su

nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;

los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de

carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios (esto es por

medio del Espíritu de Dios. Sigue diciendo).

Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y

vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno

de gracia y de verdad.” (San Juan, capítulo 1, verso 1 al 14).

En el verso 14 es que dice que el Verbo se hizo carne y

habitó entre nosotros, y cuando se hizo carne y habitó entre

nosotros, entonces el Nombre de Dios que estaba en el Ángel

del Pacto donde Dios lo había colocado, es colocado también

en el velo de carne llamado Jesús, por eso le fue puesto ese

nombre al niño que nacería a través de la virgen María, el

Ángel Gabriel le dio el nombre para el niño que iba a nacer a

través de la virgen María.

Por lo tanto, el Nombre de Dios estaría también en el velo

A ÉL OÍD 25

en el velo de carne en donde moró Dios en toda Su plenitud,

en donde moró Dios con Su cuerpo angelical, en donde mora

Dios con Su Ángel, el velo de carne lleva también el Nombre

de Dios.

Y ahora, en el capítulo 3, verso 20 al 21, dice:

“He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi

voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él

conmigo.

Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono,

así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su

trono.

El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las

iglesias.”

Y ahora, la promesa es que al que venciere Cristo lo sentará

con Él en Su Trono, así como Él venció y se sentó con el

Padre en Su Trono celestial. El Trono del Padre es el trono

celestial, el Trono de Cristo es el Trono terrenal, el Trono de

David, en la misma forma en que Dios el Padre ha hecho con

Jesucristo, que venció y subió al Cielo y se sentó con el Padre

en Su Trono, así Cristo sentará con Él en Su Trono terrenal,

el Trono de David, al vencedor, en el cual estará el Nombre

del Padre, de Dios, el Nombre de la Ciudad de nuestro Dios y

Nombre nuevo del Señor; en la misma forma en que el Padre

ha hecho con Jesucristo, Cristo hará con Su Ángel. Tan simple

como eso.

Y cuando estemos en el Reino milenial lo vamos a entender

mejor, porque ahí veremos quién estará sentado con Cristo en

Su Trono. Todo va a ser muy sencillo, todo será paralelo a lo

que ya ocurrió en el Cielo, por lo tanto, estaremos escuchando

la Voz de Cristo, el Hijo de Dios, por medio del instrumento

que Él tenga para el Día Postrero, así como se escuchó la Voz

de Cristo en Espíritu Santo por medio de San Pedro, por

medio de San Pablo y demás apóstoles y demás mensajeros

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REV. WILLIAM SOTO SANTIAGO, PH.D.24

estas cosas que deben suceder pronto, y así como el Ángel del

Pacto al final se hizo carne, este Ángel en el Día Postrero

aparecerá en medio de la Iglesia en carne humana.

En la misma forma en que Dios hizo con Su Ángel, que

colocó Su Nombre en Él, Cristo coloca el Nombre del Padre,

de la Ciudad de nuestro Dios, la Jerusalén celestial, y Su

Nombre nuevo, esto lo ha prometido Cristo, y lo colocará en

Su Ángel, dice en el capítulo 3, verso 12 de Apocalipsis:

“Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi

Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el

nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la

nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi

nombre nuevo.”

Eso es lo que dice Cristo, dice:

“El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las

iglesias.”

Cristo en Espíritu Santo está diciendo estas cosas: que va

a escribir el Nombre de Dios, el Nombre de la Ciudad de

nuestro Dios y Su Nombre nuevo lo va a escribir en el

vencedor, así como Dios el Padre escribió Su Nombre eterno

en Su Ángel, el Ángel del Pacto, y cuando se hizo carne el

Ángel del Pacto, ahí también estaba el Nombre de Dios.

Así en esa misma forma es que Cristo va a ser con Su

Ángel, en el capítulo 2, verso 17 del Apocalipsis, dice:

“El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las

iglesias. Al que venciere, daré a comer del maná escondido,

y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un

nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo

recibe.”

Un Nombre nuevo, el Nombre nuevo del Señor, el Nombre

del Señor en una forma nueva, y eso no lo vamos a explicar

mucho; y ahora, eso en la misma forma en que Dios el Padre

escribió Su Nombre en el Ángel, Su cuerpo angelical, y luego

A ÉL OÍD 13

de carne, en el Mesías. Por eso Cristo en el capítulo 5, verso

43 de San Juan, nos dice de la siguiente manera, y vamos a

leerlo para que tengamos el cuadro claro, dice: “Yo he venido

en Nombre de mi Padre.”

Y ahora, el Ángel del Pacto encarnado con un cuerpo de

carne, ahora ha venido el Nombre del Padre. Vean, aquí está

el misterio de Dios el Padre y de Cristo. En una ocasión allá

en San Juan, capítulo 8, verso 56 al 58, algunas personas

pensaban que Cristo era muy controversial, pero era la gente

las que eran así, contra Cristo, Cristo estaba diciendo la

verdad, por eso Él algunas veces decía: “Si les he dicho cosas

terrenales y no creéis, ¿cómo será si les digo las celestiales?”

Eso le dijo a Nicodemo en el capítulo 3, verso 1 al 6 de San

Juan.

Pero ahora veamos lo que dice aquí, también Él había dicho

en el capítulo 3 de San Juan, versos 12 en adelante:

“Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el

Hijo del Hombre, que está en el cielo.”

Y estaba en la Tierra. Así que, vean, estando en la Tierra

estaba en el Cielo, es que Cristo vivía en más de una

dimensión a la misma vez. Y ahora, en el capítulo 8, verso 56

en adelante, dice:

“Abraham vuestro padre se gozó de que había de ver mi

día; y lo vio, y se gozó.

Entonces le dijeron los judíos: Aún no tienes cincuenta

años, ¿y has visto a Abraham?

Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Antes que

Abraham fuese, yo soy.”

¿Cómo era Jesucristo antes de Abraham? Era el Ángel del

Pacto, ya lo hemos estado viendo a través de la Escritura, el

misterio de este Ángel, es que ese Ángel es Cristo en Su

cuerpo angelical, es el Verbo que era con Dios y era Dios a

través del cual Dios creó todas las cosas. De esto es que habla

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REV. WILLIAM SOTO SANTIAGO, PH.D.14

San Pablo en Hebreos, capítulo 1, verso 1 al 3 cuando dice:

“Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas

maneras en otro tiempo a los padres por los profetas.”

¿Cómo habló Cristo en el Antiguo Testamento al pueblo

hebreo? Por medio de los profetas, este misterio de cómo

habló Dios por medio de los profetas, también lo explica el

profeta Zacarías, si quieren ustedes tener un cuadro más claro,

en el capítulo 7, verso 11 en adelante donde dice:

“Pero no quisieron escuchar, antes volvieron la espalda,

y taparon sus oídos para no oír (esto sucedió con el pueblo

hebreo);

y pusieron su corazón como diamante, para no oír la ley ni

las palabras que Jehová de los ejércitos enviaba por su

Espíritu, por medio de los profetas primeros; vino, por tanto,

gran enojo de parte de Jehová de los ejércitos.”

Y ahora, ¿cómo Dios hablaba a Su pueblo? Por medio de

Su Espíritu enviaba Su Palabra a través de los profetas. El

Ángel del Pacto, Cristo en Su cuerpo angelical es nada menos

que el Espíritu Santo, ese Ángel del Pacto es el Espíritu Santo.

Un espíritu es un cuerpo de otra dimensión, por eso también

en Ezequiel, capítulo 9 ese Ángel con el tintero de escribano

en su cintura, ese varón, es el Espíritu Santo.

Ahora, vamos entendiendo mejor este misterio de Dios el

Padre, y de Cristo, y estamos entendiendo mejor a quién

estamos llamados a escuchar, y cuando se hizo carne el Ángel

del Pacto, el Verbo que era con Dios y era Dios se hizo carne,

allá cuando fue bautizado por Juan el Bautista en el Jordán,

Dios dijo: “Éste es mi Hijo amado en quien tengo

complacencia, a Él oíd.”

Al Ángel del Pacto todos estamos llamados a escucharlo,

que es el Espíritu Santo, y cuando hablaba por medio de los

profetas, todas las personas estaban llamadas a escuchar lo

que Dios por medio de Su Espíritu Santo estaba hablando, y

A ÉL OÍD 23

“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de

estas cosas en las iglesias...”

Es Jesucristo el que dice que tiene un Ángel y lo ha enviado

para dar testimonio de estas cosas en las Iglesias, así como

Dios tuvo Su Ángel, el Ángel del Pacto en medio del pueblo

hebreo que es la Iglesia del Antiguo Testamento, ahora Cristo

dice que tiene un Ángel y lo ha enviado para dar testimonio de

estas cosas en las Iglesias. Sigue diciendo:

“...Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella

resplandeciente de la mañana.

Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga:

Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua

de la vida gratuitamente.”

Y ahora, toda persona tiene la oportunidad de tomar del

Agua de la vida, o sea, del Espíritu Santo para vivir

eternamente al recibir a Cristo como único y suficiente

Salvador, ser bautizado en agua en el Nombre del Señor

Jesucristo y Cristo lo bautiza con Espíritu Santo y Fuego y

produce en la persona el nuevo nacimiento y obtiene la Vida

eterna.

Y ahora, el Espíritu Santo y la Esposa, la Iglesia, tienen que

estar diciendo la misma cosa, el mismo mensaje, en el capítulo

22, verso 6 también nos dice del Apocalipsis.

“Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el

Señor, el Dios de los espíritus de los profetas (¿quién es el

Dios de los espíritus de los profetas? El Dios de Abraham, de

Isaac y de Jacob, ¿y qué son los espíritus de los profetas? Son

los cuerpos angelicales de los Profetas)... el Dios de los

espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar

a sus siervos las cosas que deben suceder pronto.”

El Ángel del Señor en el Nuevo Testamento, es un espíritu

de profeta que estaría en medio de la Iglesia del Señor

Jesucristo dando a conocer, mostrando a sus siervos todas

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REV. WILLIAM SOTO SANTIAGO, PH.D.22

solamente la tierra, sino también el cielo.

Y esta frase: Aún una vez, indica la remoción de las cosas

movibles, como cosas hechas, para que queden las

inconmovibles.

Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible,

tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios

agradándole con temor y reverencia;

porque nuestro Dios es fuego consumidor.”

Y ahora, el que habla desde el Cielo es el Espíritu Santo,

Cristo en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia, Él ha estado

hablando en medio de Su Iglesia de etapa en etapa, y ahora

para tener un cuadro más claro, leemos lo que Cristo dice en

Apocalipsis, capítulo 1, verso 1 al 3:

“La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para

manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto;

y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo

Juan.”

Y ahora, así como Dios el Padre en el Antiguo Testamento

dice que ha enviado Su Ángel, y que Su Nombre está en el

Ángel y que escuchen al Ángel porque “Él no perdonará

vuestra rebelión porque mi Nombre está en Él,” dice Dios,

está en el Ángel, ahora, en la misma forma, ahora Cristo en el

Nuevo Testamento dice que Él tiene un Ángel y que ha

enviado Su Ángel, dice:

“Que ha dado testimonio de la palabra de Dios, y del

testimonio de Jesucristo, y de todas las cosas que ha visto.

Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de

esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el

tiempo está cerca.”

Y ahora, vamos entonces a ver un poco del misterio del

Ángel del Señor Jesucristo, así como vimos el misterio del

Ángel de Dios del Antiguo Testamento. En Apocalipsis,

capítulo 22, verso 16, dice:

A ÉL OÍD 15

cuando se hizo carne en la persona de Jesús era nada menos

que Emanuel como dice Isaías, capítulo 7, verso 14:

“He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo (un

niño), y llamará su nombre Emanuel (que traducido es Dios

con nosotros).”

Esa fue la forma en que Dios visitó Su pueblo manifestado

en toda Su plenitud, se dio a conocer a través de Su velo de

carne llamado Jesús, pero Jesús es Dios, el velo de carne es

Dios, pero Dios estaba en Jesús. Por eso Cristo decía allá en

el capítulo 14, y otros capítulos de la Biblia decía en San Juan,

decía que Él no hacía, no obraba nada de Sí mismo, sino que

el Padre que estaba en Él era el que hacía las obras, y no

hablaba nada de Sí mismo sino que era el Padre que estaba en

Él el que le mostraba las cosas que tenía que hablar, era Dios

por medio de Su Espíritu hablando a través de Jesús.

Por eso la lectura que comenzamos aquí en Hebreos, que la

vamos a continuar donde ya leímos dice Dios, capítulo 1:

“Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas

maneras en otro tiempo a los padres por los profetas,

en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien

constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el

universo.”

Por medio de Su Hijo Jesucristo. Y ahora, dice: “En estos

postreros días,” en los días de Jesús ya habían comenzado los

días postreros, algunas veces escuchamos a personas decir:

“Ya estamos en los días postreros;” miren, ya estamos en los

días postreros desde que Cristo estaba aquí en la Tierra. Pablo

dice aquí:

“En estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a

quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo

el universo.”

Es que algunas personas creen que los postreros días son

tres días de 24 horas cada uno, o unos cuantos días de 24

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horas, pero cuando se habla de los días postreros delante de

Dios, para los seres humanos son los milenios postreros.

“Porque un día delante del Señor es como mil años, y mil años

como un día,” nos dice Segunda de Pedro, capítulo 3, verso 8

y el Salmo 90, verso 4.

Por lo tanto, los días postreros delante de Dios, en los

cuales Él derramaría de Su Espíritu sobre toda carne,

comenzaron allá en el tiempo de Jesús. Por eso Dios estuvo

hablando, dice Pablo: “En estos postreros días por medio de

Su Hijo,” y también derramando de Su Espíritu Santo en los

postreros días desde los tiempos de Jesús y de los apóstoles.

El Día de Pentecostés derramó de Su Espíritu Santo sobre

120 personas que estaban en el aposento alto, y después sobre

unos tres mil que escucharon a Pedro predicar, creyeron y

fueron bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo.

Y ahí ha estado derramando de Su Espíritu sobre toda

carne, sobre toda persona que lo recibe como único y

suficiente Salvador y produce en la persona el nuevo

nacimiento, la persona nace del Agua y del Espíritu, o sea, del

Evangelio de Cristo y del Espíritu Santo y entra al Reino de

Dios, eso fue lo que le dijo Cristo a Nicodemo, cuando le dijo:

“De cierto, de cierto te digo que el que no nazca del Agua y

del Espíritu, no puede entrar al Reino de Dios.” (San Juan,

capítulo 3, verso 1 al 6).

Y ahora, continuamos aquí leyendo, ya hemos visto lo que

son los días postreros, son los milenios postreros, así como los

días postreros de la semana son jueves, el quinto día, viernes

el sexto día y sábado el séptimo día; ese séptimo día, el

sábado, es el último día, el Día Postrero de la semana, y esos

siete días de la semana tienen los días postreros, los tres

últimos días de la semana son los días postreros de la semana,

que son tipo y figura de los milenios postreros.

Esos siete días de la semana representan siete milenios de

A ÉL OÍD 21

muchos millares de ángeles,

a la congregación de los primogénitos que están inscritos

en los cielos...”

Esos primogénitos que están inscritos en los Cielos, son los

miembros de la Iglesia del Señor Jesucristo, los que recibirían

a Cristo como único y suficiente Salvador, los cuales tienen

sus nombres escritos en los Cielo, en el Libro de la Vida del

Cordero:

“...a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos

hechos perfectos,

a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada

que habla mejor que la de Abel.”

Nos hemos acercado a todo esto que ha sido dicho aquí, ya

no nos hemos acercado al monte Sinaí porque estamos en otra

dispensación, no estamos en la Dispensación de la Ley, sino

que estamos en la Dispensación de la Gracia; durante todo ese

tiempo del Día de Pentecostés hacia acá, se ha estado viviendo

en la Dispensación de la Gracia en el día o tiempo de

salvación, en el tiempo o día aceptable delante del Señor, en

donde Dios acepta toda persona que recibe a Cristo como

único y suficiente Salvador. Ahora, sigue diciendo:

“Mirad que no desechéis al que habla...”

¿Y quién es el que habla? Porque recuerden que Dios dijo:

“A Él oíd.”

“Mirad que no desechéis al que habla. Porque si no

escaparon aquellos que desecharon al que los amonestaba en

la tierra, mucho menos nosotros, si desecháremos al que

amonesta desde los cielos.”

Si desecháremos al que amonesta desde los Cielos, ¿y quién

es el que amonesta desde los Cielos? El Espíritu Santo. Cristo

en Espíritu Santo es el que amonesta desde los Cielos:

“La voz del cual conmovió entonces la tierra, pero ahora

ha prometido, diciendo: Aún una vez, y conmoveré no

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REV. WILLIAM SOTO SANTIAGO, PH.D.20

de Trompeta, la Voz de Cristo hablándole a Su pueblo en el

Día Postrero, hablándole con la Trompeta final o gran Voz de

Trompeta, o sea, el Evangelio del Reino, que es el mensaje

final de Dios.

Y los muertos en Cristo van a resucitar en cuerpos

incorruptibles, glorificado y los que vivimos vamos a ser

transformados, o sea, que todo tiene su tiempo (Primera de

Corintios, capítulo 15, versos 49 al 58; y Primera de

Tesalonicenses, capítulo 4, versos 13 al 17); y también en

Filipenses, capítulo 3, verso 20 al 21 nos dice:

“Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde

también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;

el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra,

para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya (o sea,

cuerpo glorificado), por el poder (con Su poder) con el cual

puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.”

Con ese poder el cual están sujetas a Él todas las cosas, Él

va a transformar a los vivos creyentes en Él, y a los que han

muerto físicamente, los va a resucitar.

Ahora, Él ha estado en medio de Su Iglesia hablando de

etapa en etapa, de edad en edad, ha estado en Espíritu Santo,

y por medio de esa manifestación de Cristo, el Ángel del

Pacto, en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia, ha estado

hablando por medio de los apóstoles, por medio de los

diferentes mensajeros que Él ha colocado en Su Iglesia, eso ha

sido la Voz de Cristo, el Espíritu Santo hablando por medio de

seres humanos.

Esos son los que han predicado el Evangelio por el Espíritu

Santo, o sea, el Espíritu Santo en ellos hablando, y dice San

Pablo en este mismo libro o carta a los Hebreos, capítulo 12,

versos 22 en adelante:

“Sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la

ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de

A ÉL OÍD 17

Adán hacia acá. En los días de Jesús comenzaron los milenios

postreros para los seres humanos, que delante de Dios son dos

días postreros, porque un día de los de Dios, para los seres

humanos es un milenio. De Cristo hacia acá han transcurrido

dos mil años, pero para Dios solamente dos días.

Cristo por ejemplo, encontramos que Él habló mucho de los

días postreros, y sobre todo del Día Postrero; en San Juan,

capítulo 6, verso 39 al 40, y dice:

“Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de

todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite

en el día postrero.

Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo

aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le

resucitaré en el día postrero.”

Y ahora, el Día Postrero ya hemos visto que es el séptimo

milenio de Adán hacia acá, el Día Postrero delante de Dios.

También en San Juan, capítulo 11 cuando Cristo fue a

resucitar a Lázaro se encontró con Marta la cual cuando supo

que Jesús venía, fue a recibirlo, y vean, en el capítulo 11 de

San Juan, verso 21, dice:

“Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi

hermano no habría muerto.

Mas también sé ahora que todo lo que pidas a Dios, Dios

te lo dará.

Jesús le dijo: Tu hermano resucitará.

Marta le dijo: Yo sé que resucitará en la resurrección, en

el día postrero (porque esto es lo que había enseñado Cristo:

que en el Día Postrero Él va a resucitar a todos los creyentes

en Él que hayan muerto físicamente).

Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree

en mí, aunque esté muerto, vivirá.

Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente.

¿Crees esto?

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REV. WILLIAM SOTO SANTIAGO, PH.D.18

Le dijo: Sí, Señor...”

Marta le dijo: “Si señor,” ella lo creía, y ahora, ella le sigue

diciendo

“... yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que

has venido al mundo.”

Y ahora, vean el conocimiento que Marta tenía del tiempo

para la resurrección de todos los creyentes en Cristo que han

muerto físicamente; en el Día Postrero Cristo los resucitará, Él

mismo lo enseñó, y el Día Postrero es el séptimo milenio de

Adán hacia acá o tercer milenio de Cristo hacia acá, de los

días postreros es el último, el tercero. Y ya conforme al

calendario gregoriano estamos en el Día Postrero, ya llevamos

9 años dentro del Día Postrero, del milenio postrero delante de

Dios.

Y ahora, continuamos aquí en Hebreos, capítulo 1, dice:

“En estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a

quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo

el universo.”

¿Quién es el heredero de toda la creación, de todas esas

galaxias, del mundo visible y del mundo invisible? Pues

Jesucristo. Dice:

“A quien constituyó heredero de todo, y por quien

asimismo hizo el universo.”

Fue por medio de Cristo que hizo el Universo, ¿y para

quién? Para Cristo, y Cristo es el Ángel del Pacto el cual

luego se creó un cuerpo de carne en la virgen María, en el

vientre de la virgen María, el cual creció ahí y luego nació,

luego tuvo Su ministerio de tres años y medio; ya a los 29

años y medio comenzó Su ministerio hasta los 33 años de

edad y murió, murió físicamente, fue sepultado, luego de

haber sido crucificado, pero resucitó al tercer día y resucitó

glorificado, y ahora está en el Trono de Dios en el Cielo a la

diestra de Dios, y todo le pertenece.

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El mismo Cristo en San Mateo, capítulo 28, versos 16 al 30

dijo: “Todo poder me es dado en el Cielo y en la Tierra,”

porque el que está sentado en el Trono es el que tiene el

poder, el poder del Reino, y también Él dijo que fueran por

todas las naciones, hicieran discípulos a todas las naciones, y

también dijo: “Y yo estaré con vosotros todos los días, hasta

el fin del mundo.”

¿Y cómo Cristo va a estar con nosotros si está sentado en

el Trono de Dios, en el Trono celestial a la diestra de Dios? Su

cuerpo físico está glorificado y está en el Trono de Dios y está

allí como Sumo Sacerdote haciendo intercesión delante del

Padre con Su Sangre.

Por eso dice la Escritura que si alguno ha pecado, abogado

tenemos para con el Padre, a Jesucristo Su Hijo, el Hijo de

Dios, pero en Espíritu Él está con Su Iglesia, con los creyentes

en Él desde el Día de Pentecostés descendió y comenzó a

bautizar con Espíritu Santo y Fuego a todos los creyentes en

Él.

¿Y qué ha estado Él haciendo? Ha estado creando una

nueva generación de seres con Vida eterna, en términos más

fáciles de entender, una nueva raza con Vida eterna. Pero

todavía tenemos el cuerpo físico mortal, pero no hay

problema, vamos a tener uno nuevo como el cuerpo

glorificado de Cristo, joven, inmortal, incorruptible y todo eso

será para el Día Postrero en donde Cristo resucitará los

muertos creyentes en Él en cuerpos incorruptibles, nos dice

San Pablo en Primera de Corintios, capítulo 15, versos 49 al

58, y dice que será a la final Trompeta.

¿Y qué es la final trompeta? Es la Voz de Dios, es el

Evangelio del Reino siendo predicado en el Día Postrero, y

escucharán los que van a ser transformados y los que van a ser

resucitados, escucharán la Voz del Hijo del Hombre, la Voz

de Cristo, la Voz del Ángel del Pacto; y eso será la gran Voz