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Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) , 4a3y:" , . ,. , ). Hermenéutica del Orden. . i -. ., .. .L.- . : . . 3. .,I ....................... - ... . :. ... . . : t , .:- . . ... . .. * . .- ..,-. Joaqdq Bwrqer - . . k !. z : : . . .,.,,, .c: . ........ c... . . . . . , . . -. . , <. . " '3 .. , . . ,. ... ...... i . .L. . . _ . , . , -- ..... .: . ,- ..: .... . ,. *. - . - : .- , .-.2 2 ., (..L..- : -.. ., : - ,. .-- . ......... - t ... . . . . . . ... ...... s. , - 1- ;. ..:'.. A - . . ". : ..-. . . . . . : .:... . S ... - .. < ., ;-.-i:.:-, .- r : . . ... . . _ .. % _ . . . . . . . . . . . *, ..- .. . , .'. ,-,; - :; .<, ;- --. ........ ..-... . . . . . . - 2 1.: . > . .., ..... . . . . . '. > .I . . .,: .. . . . . Santiago, julio &;1977%'1 -:; ;. . :-' -. . ,

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Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO)

, 4a3y:" , . ,. , ).

Hermenéutica del Orden. . i -. ., .. . L . - . : . .

3 . . , I . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . - ... . :. . . . . . : t , . : - . . . . . . . . * . .- ..,-. Joaqdq Bwrqer - ..k ! .

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. ,

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For Kant the moral order within us was an awesome mystery, for sociologists the moral order without is a technical mystery.

Harold Garfinkel

Si los hombres no pueden referirse a un va- lor común, reconocido por todos en cada uno, entonces el hombre es incomprensible para el hombre. El rebelde exige que este valor sea claramente reconocido en sí mismo, por- que sospecha o sabe que, sin este principiú, el desorden y el crimen reinarían en el mundo. El movimiento de rebelión aparece en 61 como una reivindicación de claridad y de unidad. La rebelión más elemental expre- sa, paradójicamente , orden.

la aspiración a un -

Albert Camus

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I N D I C E

Pági

.......................................... ~ n t r o d u c c i ó n i

~ a z b n y orden: "algo así como l a d i f e r e n c i a e n t r e la mano derecha e izquierda" ............................. 1

~ a z Ó n c r í t i c a y orden t o t a l : Marcuse o l a t e o r í a de l a cu l tu ra l i b e r a l de izquierda ...................,....e 9

de l a razón y d e l orden. omo exponente de l a c u l t u r a ............................ 1 9

! ~egemonía, consenso de orden y la idea de l o nac ional popular. Con una breve vue l t a a t r á s sobre la razón ............................................... c r í t i c a 29

Sobre l a noción de sent ido: a n á l i s i s , i deo log ía y hermenéutica d e l orden. Con una va r i ac ión sobre e l orden

........................................... e a u t o r i t a r i o 42

La ideología como orden s i n h i s t o r i a y l a axiomática d e l ............................. Estado. Contra Althusser 51

Los r i t o s d e l orden s i n sen t ido o cómo hacer para s a l v a r l a inocencia apa ren te de l a s ............................ 66

................................................. Notas 7 5

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I *-

INTRODUCCION

. , ~uiero justificar brevemente el título de este trabajo. Se'sitfia,

'. >

'duda cabe, en línea con el uso contemporáneo del término hermenéu-

a, tal como lo hemos aprendido de Ricoeur.*/ -

Lo adoptamos aquí, por ahora todavza provisoriamente, para desig- 'una emDresa bien específica: el análisis sociolÓgico del orden:

¿Por qu6, precisamente, hermenéutica? r ..

A riesgo de ser parco, diré: porque la hermenéutica se ocupa de

pretar o que en el nlYel simbólico sentido múltip rge,como sentido primario, mundano, inmediatamente comunicativo re-

bía a un sentido figurado, frecuentemente existencial, ontológico,

o también propiamente social.

Toda simbólica portadora de sentidos se constituye en otro plano,

P decirlo así, del de su expresión.

Nuestro interés es abarcar, en un mismo movimiento hermenéutica, piano donde ciertos sentidos se comunican -donde "el símbolo sub-,

[Ste como algo opaco, no transparente, puesto que está dado por unc -

sobre la base de un -significado literal, que le confiere a - l f Vez raíces concretas - y .un peso material ,! una opacidadff (Rico:eur3 ;-.¡.: el plano donde tienen su referente de impresión e impulsiÓn;~es.decEr

,,be la lucha de hegemonías políticas entre individuos, grupos y cla- te- 8.sociales por establecer un consenso de orden que asegure la in

t i - . , f I : L . ación y cohesión del todo.

,E1~ Conflicto traducido en

de las tres v

erpretacione enes : "Herme

#S -9 1969, Megápo :néutica y psico

lis -

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- ii -

A menos que se proceda con un reduccionismo brutal, eso que coti, dianamente llamamos "orden" está cargado de una densidad impresionante.

Puede por consiguiente hablarse de un espesor del orden, al punto que su -&lisis parece siempre desbordarnos, lanzándonos contínuamente de

un sentido a otro dentro de la 'cadena significante" de ese orden.'

Mientras nos movamos sólo dentro del plano de una semántica

orden, estaremos condenados a no tocar lo que poseemos o nos marca.

A lo más podemos, entonces, intentar un reduccionismo menos brutal: ,

cual es, formalizar el orden, constituirlo como una estructura inva-

riante sobre la que se generan y combinan sentidos variables de orden, - . -

a ).

Bajo 9á presió-n de ese método, sin embargo, la sociedad real des-

aparece. Desaparecen las condiciones que la hacen existir indepen-

dientementeadel punto de vista desde el que se la estudia.

Restituir el orden como objeto de análisis significa, y es sólo

una-aparente paradoja, destituirlo como instancia explicativa de s í

mismo . Hay pues que tomar el sentido manifiesto, sea en obras, documenr

tos, instituciones, ritos, lenguaje, interacciones y así por delante, para luego atravesar su opacidad, y buscar -en el plano de su

impresión e impulsion- el contenido de orden de que es portador, esA;k

deci~, su sentido en la economia de la lucha por el predominio de un '

orden determinado. . .

E.n breve-, una hermenéutica del orden no postula una "claus L ,

universo significante"; lo aprehende, en cambio, como universo abier

y coextensivo con el de la praxis social.

- - Se grata, de una doble apertura aquí: primero, en relación a la

documentaciÓn-a través de la,que se hacen presentes los sentido

orden en pugna, puesto que la simbólica del orden se realiza en tod las formas posibles de la sociabilidad. Segundo, en relación a

miento de objetivación de esa simbólica, puesto que no se la aprehen exclusivamente en el plano de su significación si no que se le busca

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- 4 -

l o hace e l pensamiento con l a s pa labras . ( E l t r i v i o , en l o ant iguo, ,* designaba e l conjunto de l a s t r e s a r t e s l i b e r a l e s r e l a t i v a s a l a elo-

cuencia: 12 grarnst3-ca, h. r e t ó r i c a y l a d i a l é c t i c a ) .

De i g u a l mocio, e l o r d e ~ remite a s u uso s o c i a l , a l co t id iano en,

que e s expePimm-tado, a l o s grupos y c l a s e s que l o i n s t i t u y e n . Nada hay en 61 que sea a n t e r i o r a l a exper iencia ; a l orden siempre l o ante.

cede l a a c t i v i d a d de l o s hombres. . .,

modo como e l e n i g m del- pensamiento s e r e sue lve en e l lenguaje , e l

misSi r io d e , l a ' r a z b n s e ~ e v e l z en e l orden.

En r e l a c i ó n a l aspecto segundo (o metodolÓgico), que es e l que

aquíz ños i n t e r e s a d c s a r r i l l n r m a s extensamente. Obsérvese cómo e s

formulado e l problema de las re lzc iones e n t r e ca tegor ías de pensarnien 6/ y de 1 e n g u a ' ~ o r E . Scnveniste:-

-(Nuestro subrayado 1.

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- 5 -

M&, como a continuac5ón s e ñ a l a e l mismo a u t o r , e l pensamiento

lo que queremos d e c i r , l o que tenemos en mente- r e c i b e forma cuando

y s ó l o a s í . L a lengua e s e l molde de t oda expres ión

.'!Ahora b i e n , e s t a lengua e s t á conf igurada en s u conjunto y e n t a n t o que t o t a l i d a d . (...) Esta gran e s t r u c t u r a , que e n c i e r r a e s t r u c t u r a s más pequeñas y de v a r i o s n i v e l e s , da s u forma a l contenido de pensamiento. ( . . . ) L a forma l i n g u í s t i c a e s , pues , no solamente l a condición de t r a n s r n i s i b i l i d a d s i n o a n t e t o d o l a condición de r e a l i z a c i ó n d e l pensamientoi ' . - 7 /

Se nos d i r á , con razón , que pues t a s a s í las cosas , l o más que se

a e s una - re lación de hecho, una n e c e s a r i a s o l i d a r i d a d e n t r e pen-

conten ido , hay una forma, y una r e l a c i ó n ex ig ida . Nada - , .

8e d ice , s i n embargo, sobre e l c a r á c t e r de e s a r e l a c i ó n . No e x i s t e

todavía e l pos tu lado de una r e l a c i ó n e s p e c í f i c a . Menos aún, una e x p l i -

cación que d s cuen ta de e s a e s p e c i f i c i d a d .

Tambijn en e s t e n i v e l de gran gene ra l idad puede e s t a b l e c e r s e por

a logía una r e l a c i ó n e n t r a razón y orden. 8 . . .

Efect ivamente , hacemos un uso i n f i n i t a m e n t e var iado de l a razón,

:ividad durante l a c u a l l a ~ e a l i d a d d e l orden- -por ejemplo, l o s

itemas i n t e r n a l i z a d o s de c l a s i f i c a c i ó n - Y p e m a n e c e por regla g e n e r a l

:onsciente. L a razón no problemat iza s i n o esporádicamente, O ' ' porque

e s s u función p ro fe s iona l , - i o s esquemas c l a s i f i ca to?? ios a t r a v é s

t. 10s cua l e s opera . Conciencia apenas fugaz d e l orden en e l decempeño I

la razón. , , y

_.,. .

De o t r a p a r t e , puede a f i r m a r s e que, por a b s t r a c t a s o p a r t i c ú l a r e c . !-sean las- operac iones de l a r azón , é s t a s se expresan y 8 s e hacen- !ialmcJn+P r n m i i n i r n h l ~ s a trav6n de las e x p e r i e n c i a s de orden'qrie un -

' '! ' 'Po, c l a s e o l a sociedad comparten. .- > A - -

k*-. - . _ g En e s e último- s e n t i d o avanzaremos l a s i g u i e n t e propiYsiciÓn,- sob re que Volveremos m á s a d e l a n t e : e l orden e s no' solamente l a condic ión

t

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- , Pero también en este caso no hacemos más que sugerir una pe-

necesaria entre razón y orden, sin explicitar su carácter espe~i,~

¿Acaso sugerimos que el orden "da formar' a los contenidos de Faz, ¿Qué es el molde de toda expresión. posible de razón? Para hace.

y4 tend~íamos que conocer primero cuál es el tipo de relación que

predica entre ambos elementos.

Esa conclusión, que es de método, es idéntica a aquélla a a

zniste en su estudio

ció una situación histór 11/ miento y de una lengua definidosn.-

Seguir al autor en el desarrollo de su análisis nos llevaría

allá de los límites de este eiercicio a n a l 6 ~ i ~ n - R a c + o a n l ~ q +*==-A-

- 6 -

de transmisibilidad sino ante todo la condición de realización de 10/ razón. -

$obre las relaciones entre categorías

4 - --- ------ o--- - --u c- uyuu L.& U I b O

12/ ; finales :-

puede él mismo y por sí mismo ni fa del pensamiento. El vuelo del pens strechamente a las capacidades de los generales de la cultura, a la organi naturaleza particular de la lengua. amiento está vinculada a la facultad a es una estructura informada s ir

- - -------

bir una

"Ni ni est bre de la len

de sus observaciones

.ngh tipo de lengua impedir la actividad á ligado mucho mas e S, a las condiciones la sociedad, que la posibilidad del pens guaje, pues la lengu - - - - -. -----S-- -- --

~ación y pensar es manejar los signos @e la lengua". 1 1

' Análo&nente puede decirse que las posibilidades de la raztd

mucho más ligadas a la posición de los individuos en la sociedad, 2 organización de la cultura imperante y a los sentidos que los gruPCi

clases producen por medio de su acci6n v ~ ? ~ l a o í . n n ~ i ~ niia = l a

formal de un orden de la sociabilidad,., Pero esas posibilidades es* vinculadas al orden-en-vigencia, pues todo orden es una estructq . . .

sentidos y razonar es manejar los sentidos disponibles.

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- 7 -

Lo que se puede descartar desde ya son dos ilusicones opuestas

61 nada más que un sirviente de la razón. Esta Última aparece,,

dividual. Es la razón entendida como esencia no turbada por ninguna

acidad, portadora ella misma del orden que debe realizar en lo real

travgs de su ordenación.

za de la lengua pueda ser reducido a una estructura formal, conjunto

reglas de base que hace posible su variedad como expresión, incita

ncontrar en esa estructura algo así como una lógica inmanente del

den que marcaría también los límites posibles de operación de la

'clasificación, y todo contenido de ésta a una simple estructura

límites simbÓlicos con y entre los cuales la. razón desplegaría infi-

tamente su juego de combinaciones.

Ni el orden es sirviente de la razón, ni ésta está condenada a

anecer atrapada en las posibilidades-que le brinda el orden como ructura significante. -

k d a d prbduce, mantiene y transforma sus sentidos de orden. .

su cuenta, afirmando, negando, integrándose en fin en la lucha y

comunicación por medio de la cual la sociedad genera el orden que

Pensar pues el problema que tenemos entre manos exige indagar en

de una sociológica de la razón y de una sociología del en* Arrancar a la primera su aura y devolver al orden su densidad

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- 10 -

d e l hombre y d e l e n t e . (...) S i e l nundo e s t a b a v incu lado a l pensamiento r a c i o n a l , s u ser e s t a b a r e f e r i d o a e s t e Último, eñtonces todo a q u e l l o J que con-crwecía a l a r azón , que no e r a r a c i o n a l , deb ía ser

-i- superado. 1 c r a icr. se ~: l ig iC , un inst.-:ic-ia crítica" . -_-- ------ -- - ---._ (Nuestro subrayado) .

~corn~af iando e l razoriamiento de Marcuse diremos que e l p r o b l e w

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- 12 -

de lo real, pero no con el movimiento social concreto de sociedades

específicas. El siguiente párrafo es ilustrativo de esta interpSeta_ 21/ ción : -

rayado 1.

La razón crítica'marcusiana se revela aquí en todo su esplendor. : Persevera en un fin que está siempre más allá de lo alcanzado, y que ."

estd siempre amenazado. ¿Cuál es ese fin? Qué duda cabe: es la rkiz&& como ideal prometido a los que perseveran y, en este acto, renuncian a

por Xo empírico que es propia de la gran filosofía de la cultura'

liberal se transforma en Marcuse en razón pura que nada tiene que V

con la reaiizaci6n de sus propios ideales a través de las luchas . -

sociales. . 8

La razón se opone a lo existente -la mala situación fáctica- e narnbre de lo-aún-no-alcanzado, y de allí su interés por- la gran fi

base de su teoría crítica.

En efecto, la cuesti6n reside en saber qué es lacr.qu& designa'= concep.to de lo-aún-no-alcanzada. -

_ a .

Aparentemente, se tratría de las posibilidades insc~itas en

conflictos econó-micos, -sociales y políticos de la sociedad. existente

Posibilidades deLun orden-alternativo, ya presente en la sociedad,:-

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I F T a l e s , - e squemá t i camen te , e l v o c a b u l a r i o d e l ordenamiento t o t a l .

r : No entraremos a q u í en e l e s t u d i o d e l a concepción marcus iana d e

-ociedad d e c a p i t a l i s m o avanzado. A l r e s p e c t o hay una l i t e r a t u r a . .

. - 25' ,NOS i n t e r e s a , en cambio, m o s t r a r e l c a r á c t e y qu e , a pmdante -

Ftir d e e s e ordenamiento t o t a l d e l a s o c i e d a d , a d q u i e r e l a t e o r í a . - í t ica y e l modo cómo, a l i n t e r i o r de e l l a , se p o s t u l a l a r e l a c i ó n

tre r a zón y orden.

Según nos d i c e Marcuse, l a c r e c i e n t e i n t e g r a c i ó n d e las s o c i e d a d e s

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Pero como hemos mostrado antes, la teoría crítica marcusiana nunw

se fundó efectivamente en las posibilidades inmanentes de transforma,

ción de lo real. Sólo en apariencia guardaba una relación con lo-a&,

no-alcanzado en tanto que alternativa histórica de un nuevo orden.

Su relación era más bien con las posibilidades de la razón instituida.

por la gran filosofía, las que Marcuse radicaliza intengrándokis ambigua- . . mente en una prolongación de las promesas de la cultura liberal.

Lo mismo ocurre con las categorías de esa teoría crítica: su

potencial

ciÓn del c

negación

!n vigente

- nunca se ligó orgánicamente al potencial de n

. expresado en las luchas sociales de las 'clas

y grupos subalternos, sino que fue directaniente postulado por referen-S

cia a verdades abstractas, aquéllas precisamente en que la teoria podía

recaer (a la manera de una regresión psicoanalítica) cada vez que el "' principio realidad

- - -

se volvía demasiado exigente, inhumano, repre '.&

y así por delante. - +. 1 .,. .

De ahí que el doble proceso de sustracción postulado no sea más

que aparente. Lo que hay, en cambio, es un agotamiento de esa teoría

y de las categorías esenciales que lo articulan al interior de la-cui2. tura liberal. - zt $m

> .

-, - - .: . I .L -.

En tanto que Marcuse se mantiene,dentr~ del'marco de- esa a u l t W

la teorza critica inevitablemente tiene que experimentar nuevos grad!, E

de regresión. - ,

En efecto, para subsistir. en las nuevas condiciones de- la socied

avaizada industrialmente. sociedad de ordenamiento tota1:la teoría.

crítica ti que adqu L Y / que el que tenía entonces1',- es decir, en la década del 30. El proPd

Marcuse concede: este movimiento hacia un nivel esencialmente más tracto "ap ce' desde la partida como una regresión: de una teoría unida a la práctica histórica a un pensar abstracto, especulati~o;.~

30/ , la crítica de la economía política a la filosofía1'.- . .

. . ---- . I

A 5

. En línea con nuestra hipótesis interpretativa; se trata efectiva

mente de una regresión, pero de naturaleza distinta a como la pinta '

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- 17 -

~ t o r . La r e g r e s i ó n es aqu í una r e c a í d a en l a e l e v a c i ó n , una r a d i -

l izaciÓn en a l t u r a de las premisas o r i g i n a l e s d e l d i s cu r so . E l

ealismo ambi s~m de l a t e o r í a d e l año 30 s e vuelve ahora idea l i smo

- . .

esa r e g r e s i ó n a t r a v é s de l o 'que

nd izac ión de s u p o s i c i ó n p r i m i t i v a . .. . l a c r í t i c a r e s u l t a d e l hecho que e l

desde una pos i c ión f u e r a de l o pos i -

o , de las t endenc ia s p roduc t ivas a l i g u a l que las ( ~ u e s t r o ' subrayado 1.

A s í , l a razón c r i t i ca que i n i c i a l m e n t e opone a l orden e l contenido

verdad que e x i s t e en l a gran f i l o s o f í a , s i n mezc la rse pa ra nada en

ponerse f u e r a d e l orden s o c i a l

a l a un c r í t i c o de Marcuse: a l t-odo -

D e forma t a l que -lo-aún-no-alcanzado culmina en l o to ta lmente-o t ro .

- Puesto que l a v i d a admin i s t r ada s e ha v u e l t o "la buena vida d e l

o" -en cuya defensa l o s opues tos s e un i f i can - lo-aún-no-alcanzado-

'sido supr imido d e l movimiento de l a sociedad. Se h a e s t a b l e c i d o l a

segúh e l vocabula r io de la ordenación total. 'negac ión aparece como l a forma pura de nega-

. T d o contenido p a ~ e & r e d u c i r & - a l a Única demanda a b s t r a c t a por 3

adera ex igenc ia - r evo luc iona r i a ...".- . . , I r , : " , - . . - -. f e - , -

ucida a orden t o t a l , l a negación *_ . - , - y q c t e r i o r a c t o d e r e f u t a c i ó n : 1-

. . - .

Negación "pol í t i camente impotente" a f i rma Marcuse: pero la Única

gble. De e s t e modo, cuando según l a fórmula marcusiana l a r e a l i d a d

Fepasa a l a u t o p í a , e s t a Ú l t i m a s e vuelve i r r a c i o n a l , con e l prop6-

de s e r v i r de Último r e f u g i o a l a r azón . (En e l l engua je de l a

tU'a l i b e r a l ya nada puede ser expresado s i n o como s u i n v e r s i ó n ) .

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- 18 -

"La sociedad uni-dimensional en desarrollo altera la relación entre lo racional y lo irracional. Contrastado con los aspectos fantásticos e insanos de su racionalidad, el reino de lo irra- cional deviene el hogar de lo realmente racional -de las ideas que pueden promover el arte de vivir". 3 4 / -

De un modo semejante Marcuse reencuentra para la teoría crític

una esperanza en aquellos que viven sin esperanza: outcasts y outsiden

los más miserables, los condenados de la tierra, los marginales. 7 ellos, dirá Marcuse, subsiste la posibilidad de una "oposición revolu,"

cionaria" al orden total

fuera (igual que la razón crítica), con una fuerza "que viola las

reglas del juego y, al 35/ dulento ' l . -

A s í , la porción más avanzada de la conciencia de la humanidad G8

-portadora de la tradición filosófica de la razón idealista- se liga

a los sectores más atr

que, al separar razón y orden, termina por abdicar a ambos, dejando a la razón atrapada en su especulativa y al orden en su totalizaciÓn. dk

La razón termina i

en su constitución dentro de la filosofía idealista. El orden, a S

vez, se ha cerrado completamente sobre si mismo. Es impenetrable,

presenta ya fisuras, ha reconciliado todos los opuestos. Razón Y

radicalizados por la teoría, se separan y. sólo pueden mantener Unai

ción de exterioridad. Es el triunfo d e la lógica de organización d

la cultura liberal, don

mente a desencontrarse sistemáticamente. El orden es el dominio de manipulación técnica; 1

del individuo sometido.

ritu: tal es la represe

en la teoría marcusiana.

Conclusión estrat

tica que nos permita en

orden debemos abandonar las premisas de la cultura liberal, también

su versión de izquierda, y reformular el problema sobre nuevas base conceptuales.

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- 2 3 -

En tales condiciones, la razón se erige en instancia crítica ecisamente en cuanto y porque logra escapar a las determinaciones 10 fáctico, especialmente a las luchas sociales que, si radicaliza-

el argumento marcusiano, deben ser también administradas por pro-

ionales. Ya vimos dónde conduce, finalmente, esa huída de lo real.

La posición opuesta al idealismo crítico de la cultura liberal

.izquierda invierte completamente el problema. Citamos el conocido 39/ saje de Gramsci :-

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- 24 -

En cuanto proyecto y producto la razón es pues esencialmente

historia. Parafraseando a Gramsci, decimos que ella se constituye :,:

en relación al orden "a través de una lucha de "hegemonias9' políticas,

de direcciones contradictorias, primero en e' campo de la ética, luem

en el de la política, hasta llegar a una elaboración superior de la.,$ 4 2 / concepción propia de la realidad". -

Sabemos bien que tras esta formulación elegante que Gramsci n proporciona para definir nuestro problema se extiende todo un campo

complejo de Indagación: pues en juego escá, a fin de cuentas, el modo

específico de inserción de cada individuo en la sociedad, a través

de toda la trama de procesos socializatorios y de integración, y el desarrollo, a-partir de allí, de las competencias comunicativas y de

inter?cción*socialmente especificadasSque condicionaran a los indi-

viduos, grupos y clases en esa lucha de hegemonías cuyo resultado

siempre inestable da lugar al consenso de orden vigente en una soci

La noción de que es la política, la lucha entre clases y grup~

por definir la situación de orden de la sociedad, la que instituye y '

explica la relación específica entre razón y orden merece contraser ": con una concepción proveniente de otra vertiente de la cultura l i b e r ~ ~ - ~ que para efectos ilust~ativos llamaremos de derecha. . &E

1

4 Aquí el tópico de interés es la(razón vulgar o de masas; que S$

expresa en lo que Shils denomina la cultura brutal.%' QbBremos cofii poner esa razón de masas, a la razón que hemos denominado disgrega1

subordinada, y estudiar & s í los principios subyacentes a la

entre razón Y orden. liberal de derecha en su tratamiento del problema de las relacione^^

Demás está d e c i r aue aoiif vi lp lvp a - e m p y i n p y . ' ~ A idpa ,.qp

consti

- --- 1--

atributo

humana abstraida de la historia y desvinculada por completo de1-m'

miento de la sociedad. Sin embarco. esa razón - m a g r o heredero de tradic iones . filosofí

" , - - -. - - - - - - .-. -. a

a idealista- se encuentra

sistema de sociedad, a través de la cultura, más específicamente dq ;1 fen6meno de la cultura de masas-.

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Quien hab la de c u l t u r a de masas s e ve ob l igado , d e inmediato; a cuenta d e l hecho de que e x i s t e una d e s i g u a l d i s t r i b u c i ó n de l a

G t u r a en l a scc iedad . S h i l s s e e x p l i c a e s t e hecho por las "no tab le s h fe r - - . c i a s t ' que man i f i e s t an l o s hombres "en l o que se r e f i e r e a s u

bpacidad de e x ~ i z s i ó n y cap tac ión : ' , l o que l e permi te negar , a l p a s a r ,

be e s a desigualdad pudiese t e n e r a l g o que v e r con d i f e r e n c i a s d e 4 5 /

s ta tus . - S i e x i s t e pues c u l t u r a s u p e r i o r , mediocre y b r u t a l , e l l o se debe

ique hay d i f e r e n t e s t i p o s de i n t e l e c t u a l e s , l o s c u a l e s a s u vez d i f i e -

~ I I en s u capacidad de exp res ión y c a p t a c i ó n , l o que equ iva l e a r e m i t i r

1 problema a un n a t u r a l i ~ m o - s o c i a l , pues en d e f i n i t i v a estamos f r e n t e

ct ipo$ de razón na tura lmente c o n s t i t u i d a s Como capaces de m á s , ' r e g u l a r L

:menos. Sea como f u e r e , esas d i v e r s a s e x p ~ e s i o n e s c u l t u r a l e s , . y l o s

n t e l ec tua l e s que las producen y t r a n s m i t e n , con t r ibuyen todos , c r e c i e n -

p e n t e , 2. l a i n t e g r a c i ó n de l a soc iedad , a ' ' la mutua a s i m i l a c i ó n

ntrc e l c e n t r o - e s d e c i r , l a é l i t e - y l a p e r i f e r i a -es d e c i r , l a , , I : 4 6 / Osa.. .".- u

¿CuZl es, en esta v i s i ó n , l a func ión que se a t r i b u y e a l a c u l t u r a

i tal , y a a q u é l l o s que l a c rean , mantienen y di funden? -

i -, ,

Hay Úa primer elemen& en e l que cabe d e t e n e r s e wi i n s t a n t e . A P ~ e 1

no en l a -teopia marcusianá razón cr í t ica y u t o p í a se ex ig í an r e c í p r a - nente, en e s t a o t r a v e r s i ó n de l a c u l t u r a l i b e r a l , r azón v u l g a r ' y -:

i n t e r i o r de una c i e r t a v i s i ó n de 47/ - . ,. - - < . S 1 )nalismo. En e f e c t o , 'según S h i l s :-

."... en e l n i v e l c u l t u r a l m á s b a j o , donde e l con ten ido s imbó l i co ' ' , e s . m & pobre y donde en cada generac ión hay poquísima c r e a c i ó n l.. o r i g i n a l , nQs encontramos o t r a vez con una dependencia mucho mayor

de las cosas d e l pasado, aunque también mucho más i n c o n s c i e n t e . " b r u t a l " e l elemento t r a d i c i o n a l es muy ,- fu .e r ta , e l l o s e debe a las capacidades c r e a t i v a s r e l a t i v a m e n t e

exiguas dc qu ienes l a producen y consumen1'.

C A s í pues , l a razón v u l g a r o de masas es d i rec tamente in fecunda ,

!O o r i g i n a l , Pobre en e l manejo de s ímbolos , apegada, s i n s i q u i e r a

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saberlo muy claramente, a las cosas del pasado. Nada de esto, por

cierto, cabría predicarse de la razón disgregada y subordinada, que.& ,

=precisamente tal no por carencia sino por su proceso de constituci&

social; no por un déficit natu~al sino por una determinada odganiza.

cien de la sociedad. . .

Lo cierto es que la cultura de masas en su expresión mediocre y - : i brutal está llamada a desempeñar un papel en la economía del orden

irei establecido. Puesto en el lenguaje no excento de candor de un Shils:,

!* ~6mo'se ve, el tradicionalismo de la cultura vulgar de masas re-'

l Z < : presefita un modo de reproducir una concepción del mundo determinada; T ;

cuya función es preservar la conformidad con el orden existente. .e& r ,

- . es de este ángulo, la cultura de masas difunde desde el centro. hacia la periferia de la sociedad-un sentido común de orden, como '

condición en sociedades complejas de mantener el consenso que intet

-a la

inte

nati - 8 .

instituciones centrales y la hegemonía social que a través de elias. < ' S

* -L

, + , .

La cultura de maias viene a ser algo a s í como >a revolución a* 3 trial. en el plano de ~a'~cumu1ación de sentidos requeridos para-man

ner y reproducir uniconsenso de orden predominante, en sociedades

atraviesan por la -segunda revolucióq'industrial en el plano del des rrollo de sus fuerzas productivas. k.

la industria cultural en términos tecnológicos. (...) Pero no Se '

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división del trabajc 1 cultural, como función subordinada en un espac*

jerarquizado de arriba hacia abajo.

IU,,L-LVII Ue ini;euignenzia no es más que reproducir sent

de orden que mantengan la división social del-trabajo del todo, a f : 3 vez que su cohesión. La razón vulgar se impone como razón vulgapin - dora que, de vez en cuando, recibe la gratificación de constatar q~

sus obras están también sujetas a la posibilidad de una movilidad.

cultural ascendente. (El fenómeno del bestseller, por ejemplo,

doble connotación c u l t i ~ r a l v m n . r i m = > n + ; l \

Así, mientras la razón disgregada y subordinada se postula den.

de un discurso teórico que encuentra su origen en la lucha de hegemc

nías, la razón vulgar de la cultura liberal de derecha apunta sin ai

guedades hacia el origen de un discurso sobre la integración sistéd

del todo. J. .

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Ta-l- inversión de las cosas arranca la política -en 'sentido lato-:

de la sociedad, y la transforma en actividad instrumental, sorneti&dót

rápidamente a la lógica de discriminación entre medios y fines técnia

mente adecuados.

La política pierde con ei'ld su carácter esencialmente orientado:

hacia la interacción comunicativa, acción simbólica regida por su o b -

jetivación en el lenguaje cotidiano, y destinada en lo principal a ,

afirmar y negar, exponer y no mostrar, argumentar y refutar, etc., en

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línea de investigación en curso, iniciada por E. Faletto en un a*;,..

-,Se sostiene allí que "el sentido de la crisis" en diversas socia;

dades latinoamericanas "se encuentra en el ámbito de lo político y, í'.#

por consiguiente, el llsentido" que orienta la comprensión del com~op,~

que estos manifiesten para proponer un orden político alternativo". ' Y más adelante: "por encima de las dificultades actuales de expresi del movimiento popular, y quizá debido a eso, empiezan a surgir rup*

ras con los modos anteriores". Surge así una "tendencia al juicio 8

crítico (que) se manifiesta también en la búsqueda de formas de'mayoicr autonomía que posibiliten una acción de clase independiente de la . $

la acción sindical aparecían estrechamente vinculados". Ahora bien,::

la autonomía lleva emparejado el riesgo del aislamiento -constituclbn~

por ejemplo, de un mundo y una cultura obreros- "en donde la salida ' 'i

"Varios son los problemas que esta búsqueda de lo nacional-popular, :

no pueden dárse en abstractÓ y que obligan aAencontrar lo iopd

conflictivamente principios que toman la forma de opciones, en

el carácter y el ámbito-de la ciudadanía. Y es en la pugna p9~IÍg la definición de ella, donde ~uede encontrarse el "sentido de loq

Ahora bien, si aceptamos que este elemento popular-nacional apa-":, 4 rece conflictivamente, cabe preguntarse en pugna con qué otros principios aparece; cómo se niegan mutuamente v cómo se entre-

políticamente-el pueblo. El ~artido, las otras formas de or€&

orgánicamente el principio nacional-popular". -. I - - . ' .- ;

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"... cuando no se posee la iniciativa en la lucha, y la lucha misma acaba así por identificarse con una serie de derrotas, e l determinismo mecánico se convierte en una fuerza formidable d resistencia moral, de cohesión, de perseverancia paciente y obstinada. . La voluntad real se disfraza de acto de fe, de racionalización de la historia en una forma empírica y pri mitiva de finalismo apasionado que se presenta como sucedáneo de la predestinación, la providencia, etc., de las religiones confesionales". (Nuestro subrayado).

Nuestra propuesta ha sido que e1 principio constitutivo de una

razón crítica con garantía y fundamento políticos debe encontrarse

partiendo del extremo opuesto de la razón instituida filosÓficamente,

Es decir, del análisis de la historia de la sociedad civil, dentro de la cual las clases y los grupos subalternos tienen una historia dis-

gregada y discontinua según la terminología gramsciana. La unificac

progresiva de esa historia -que es también el proceso por el cual e

clases y grupos unifican una concepción propia y coherente del mundo,

y adquieren autonomía' en el plano de la política haciendo así .valer

alternativa propia de orden- transcurre justamente en la lucha por 1&

transformación de la sociedad, en la lucha entre hegenonias, en la ltlch

por definir los principios y situaciones que habrán de producir Xa !s.

..-- integración del todo social bajo un consenso de orden que logre esta-

6 7 / blecerse como predominante.-

< ' Lo que asegura una alternativa nacional-~opular dic8 justamente

refack~n con esa pugna y ese tr&sito desde un orden vigente a un .;@ 2

nuevo consenso de orden.. Asegura. por ~onerlb de un modo brusco, la'.! condiciones que

en tanto contiene en sí -en la historia de su desarrollo- las nueva$

formas de integración de'la sociedad y &'expresión de éstas en una

hegemonía de sentidos que retorna en un plano más .amplio las capacidaq,

des emancipatorias de los individuos ; los grupos y clases. $

b ( *

El tránsito está marcado pues, desde este punto de vista, P?:..* potencialidades

tivo o, si se quiere, por la capacidad de socialización que tiene e

último. Se rechaza, por consiguiente, la tesis de queese tránsito estaría definido

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- 42 -

. - . - .

, -

Sobre la noción de sentido: anáiisis, ideología y hermenéuti del orden. Con una - vatliación .- sobre el tema ael a r d e n r i t a

. : A lo largo de estas páginas hemos usado reiteradamente y si

pr~cisión la nocien de ---- sentidos de orden y la de hegemonía de S

1tJos pareció un procedimiento aceptable, por cuanto el concepto de .*

sentido tiene reso:~ancias cotidianas suficientemente familiares

acotadas.

Sin ninguna pretensión sistemática nos proponemos calificar ahora

osa noción, partiendo por algunas breves anotaciones cuyo desarrolloii 69/ puede encontrarse en cualquier texto de linguistica.-

- . - - . , ' , -. 1

Es bien sabido que en la semántica tradicional, el sentido (

, era co~lsiderado.el contenido o concepto significado por una pala

signo), que tenía además una forma. .~sf., por ejemplo, los grmá-

ticos,medioevales.soctenían que la forma de una palabra (voz) sig

203s~ por virtud del concepto asociado con la forma de esa&': %

palabra en la inente de los comunicantes. El concepto era pues

sentido de la palabra (significatio). .-. r . .

cambio :.3 en-el sentido de las palabras, sino que en su uso. . ES Y$ - 'c

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- 46 -

De igual modo.ocurre en la concepción reaccionaria de orden, qU

den, ese sistema de connotaciones que estructura un campo ~ernánti~~.,~

notado de orden propio del mundo burgués.

Una ilustración paradigmática de la interpretación ofrecida pue

ideología del orden aparece desde el titular mismo expuesta por medio

de la retórica instituida por dos de los connotadores privilegiados .<!:

"Como lo ha sugerido el alcalde mayor de Bogotá -primero- y ahora el procurador general de la ~aciÓn,'la educaci8n y la

l

mente a La niñez que venga. Si.se ha impartido una educación sólida, se conseguirá que haya ciudadanos magníficos, se logrará la disciplina social. Ya se sabe que árbol que no se endereza desde pequeño, quedará torci hasta viejo. El niño que crece con resabios, que es mal educado

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v.no habrá l a podredumbre que estamos observando en v a r i o s sec- - t o r e s d e l p a í s .

t LO grave e s que ya n i s imple .urbanidad enseñan n i en l o s hoga-

, res n i en las e s c u e l a s ...". . -

se t ra ta , por c i e r t o , de un a r t í c u l o n o t a b l e .

, . 7 h ~ j l ~ > + ~ n d ~ ) n m n c 1 ; l r c r a r n ~ n t ~ Pn 8 1 1 a n á l i s i s . L a retórica h a b l a

, m i s m a . Los temas c l a v e s de la concepción burguesa d e l o rden - . - . . . . .. . - a . . ,

iredurnbre, conformismo norrr.ativo/desviaciÓn p e l i g r o s a , v i v i r y d e j a r

i r . . . ( a l vec ino ) , e t c . .!.

s e r á i n t e r e s a n t e i n v e s t i g a r más a d e l a n t e cómo s e semant iza l a

:iÓn de orden d e n t r o de l'a organizac ión d e l a c u l t u r a l i b e r a l . Se

6, entonces , cómo hay a l l í impl icada t o d a una conaepción de l a

ia v de l a h i s t o r i a : de l a educación, d e l ejemplo, de l a hones t idad ,

han e s t a b l e c i d o como s e n t i d o común d e l orden. 3 I

1 ; - En e f e c t o , l o s s e n t i d o s de un orden h i s t ó r i c a m e n t e v i g e n t e o de .

1 , > 'pue 'dev iene a l t e r n a t i v a h i s t ó r i c a s ó l o pueden i n t e r r o g a r s e en e l 2 $ . . innc'de 1 a " a c t i v i d a d s o c i a l conc re t a . A s í como l o s s e n t i d o s d e las'

Labras i&'"hacen" por r e f e r e n c i a a l a t o t a l i d a d d e l l e n g u a j e y t - a l uso

!,de las pa l ab ra s ' hacen l o s que hablan en s i t u a c i o n e s de comunica-

!,, a s í también ¡os s e n t i d o s de orden s e "hacen" en l a a c t i v i a h d -de 6 - .. :- ' individuos, grupos y c l a s e s s o c i a l e s por r e f e r e n c i a a l t o d o s o c i a l ( - I

al uso que e l l o s hacen de l o s medios m a t e r i a l e s y s imból icos a s u

h s i c i ó n en l a lucha de hegemonías p o l í t i c a s .

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No se trata pues .de

cia de l o s i nd iv iduos y

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es -por ende de profunda y radical disonancia en los sentidos de

que paraliza el consenso- no solamente se manifiesta.de una mane- ! l

s brutal la lucha entre clases, grupos, fracciones, partidos, per- 11 / idades, etc., sino que también se disloca el cotidiano. La comu-

i

iÓn social pierde nitidez y se hace ruidosa, los ritos integrativos l

en su efecto, los modales (la etiqueta del orden) se vienen abajo,

os días que pasan "nadie sabe dónde está parado": unos se sienten -

iados, otros hostinadoc, las ~eaueñas reglas del ~ac.ífico tráfico

sociedad disciplinaria es una respuesta posible -pero no la Úni-

e se pueda concebir- a esas situaciones. (No significa tampoco

610 en esas ~~ndiciones pueda surgir un orden disciplinario).

eñalamos en otra parte de este mismo trabajo, el poder como fuerza

lve derechamente la crisis del consenso de 'orden al eliminar de

:el problen\a, imponiendo -de modos más ,o menos +tensos- >un disci-

gente de la sociedad que, a través de la meticuI,osa regulación ,*.,

LS vidas (desde cOmo vestir en ciertos lugares o cuál corte de pelo 1

hasta qué leer o no y cuál es la esfera permitida de temas pGbli-

lte debatibles y quiénes pueden o no intervenir en los debates y

betividades de orientación de la sociedad, etc.). predetermina tam-

No significa esto, sin embargo, que la lucha de hegemon.fas pueda

fo~tada también de raíz. Sólo que se la busca controlar por medios bentaiec, y se impone así una expresión patológica a los confiic- I ?n el plano simbólico. 1

I

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-- - -- c a t 3 s t r o f e s u p e r e s t ~ u c t u r a l que llamamos r z v o l w i ó n , no es sin, l a s l ~ s + ~ i t ~ c i i n & un t i p o de d i c t a d u r a por o-iro. (. . .) Donde hav c l a s e s , h a b r j d i c t a d u r a ; L a d i c t a d u r a es l a forma de m a Z . - - - - - - u

( ) La d ic tad i i ra , s i e s dab le d e c i r l o a s í , puede manifest-;

E; este d i s c u r s o , i nev i t ab l emen te , l a d i c t a d u r a t i e n e que s e r 1

d u c i c ' ~ . a s u vez a l nomento que l a cons t i t uye : l a v i o l e n c i a organizc

Pero, para, mantener coherenc ia con l a t o t a l i d a d d e l d i s c u r s o , hay (

d i s t i n g u i r también e n t r e e l c a r á c t e r de l a v i o l e n c i a y s u modo de

~ e v e l a ~ s c . A s í nos d i c e Zaval-eta ltq;e l a v i o l e n c i a en cuanto t a l i

o s e a que, la v i ~ l e n c i a no puede en tenderse s610 en l a medida d e l 4

v io le i l to . E s v i c l e l i c i a , en e f e c t o , pero una v i o l e n c i a que no t ient

v i a b i l i d a d s i n o en l a n e 2 i a s en que corresponde a l n i v e l de hegemoi

d e l a v i o l e n c i a -- r a d i c a --- en l a i n s t a n c j a de - l a dominaci8n - ideológica '

\ 11 ue5 LL'U J LLUL-ZL~ auu J . Nos parece que Un d i s c u r s o de esta n a t u r a l e z a se mueve en un cj

ce r r ado , y qu.e l o s i n t e n t o s de s a l i d a que o f r e c e son f a l s a s p u e r t a

S i no rros equivocemos, _e:'. problema c e n t r a l de e s e t i p o de disc

sob re e l Estado radica en s u c a r á c t e r e s e n c i a l i s t a . Se nos d i c e , 4

e f e c t o , que e; poder e s t a t a l e s s iempre, en e l l í m i t e , s u na tura le l

de c l a s e . 92 a h i si). e s e n c i a . La e s e n c i a d e l s e r de las c l a s e s es ,

a . s u vez , s u antagonismo i r ~ e d u c t i b l e . Do ah í que l a r e l a c i ó n que -

se e s t a b l e z c a e n t r e e l l a s , desde e l punto de v i s t a de l a e s e n c i a d poder , nc pue;le s e r c t r a que una dominación muy e s e n c i a l : l a d i c t a

Pero est<i es sólo esznc ia a p a r e n t e , pues en verdad l a d i c t a d u r a r

a s u irlstaKciia lulidz?.te, que e s l a v i o l e n c i a o r g a n i ~ ~ a d a , o s e a , o t

vez , s u e senc i a . A e s t a e s p e c i e de " e s t r u c t u r a profunda1' de l a Po

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Lpondérfa otra, aquella en. que 128 -esencias tienen las modalía&-'::

1é:su mdnifestaciÓn. Así, la sociedad dividida en clase$ se mani-" it

a en la dictadura. Esta a su vez se manifiesta de una manera aro- dict

.f ect . - : la

dógi

:ator

:a a

dict

ca .

lial

lo

adu

:rática, con

iial. La vi ; los grados

.a, a su vez,

iomo instanci

de contin - - S'&' revei

lego del ~ s t - - -

I .

k.discui.so es una axiom~tica. '; como tal Done en iueeo la nocián-' . -. . . ... . noci

. . ..

mue

- 3 _ ' 1 -

- .

sobre la

. -

9- . ._

las lpera siempre la Bachelard

hucciones. "Al reflexionar siobre la construcción se advierte que tonstrucció~~ tiene fundamentos? Al la solidez de la misma

- . &a en.la solidaz y profundidad de los fundamentos". Por este. -

1;- llega uno a u-corgarse el beneficio de "claridades innegables". - - Y [definición tradicional de los axiomas "como verdades claras por.:

$mas y que es imposible desconocer.- Son verdades necesarias,

,!dticasfl. La primera reducción psicológica J ha sido efectuada: . L.

i .

PXa construcción a sus fundamentos, desde los fundamentos a .lasr

es' claras, no contradictorias. . . : , \ .

' f - . S -2 '

- - .: -1 , 2

segundo paso en ese movimiento de reducciones nos lleva sin

m6s lejos. As$, "una vez que se ha advertido la solidez misma 18 axiomas, su realidad absoluta, se llega a considerarlos como - , a End'ientes de ha construcción que se eleva sobre esa base. Y ya - .

0 se duda más de ellos, se llega a pensar que si uno hace profe- - .

be no dudar, de una proposición, ésta debe pasar al rango de axioma" I t- - . - > -

hes.te. segundoL caso se ha opepado una verdad&a revol~&~n en el

del conoci~iento, que consiste precisamente en tratar el postu-

oma . I'esehclaliSmo de cierta teorla del ~stadb, que aquí hemos i lus-- k. con -un ejemplo entre muchos semejantes, le viene dado, es nuestra

I

Qk-acibn, por tomar el postulado como axioma, poniendo para ello t

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el postulado,, justamente, a3

raleza de las cosas, lo que

lo que el- ser - es.

- nivel de las

hay en ellas

N esencias, i.e. en la natu,

de permanente e invariable.

En lo que sigue pretendemos mostrar cómo se resuelve el problemaqr a.

de la relación entre Estado (poder, naturaleza de clase, dictadura,' 7

violencia organizada, etc.) y sus manifestaciones ideológicas (de la 1

clase dominante, de la violencia, etc.) dentro de una concepción i

axiomática del Estado. Para ello nos remitiremos al conocido artícu

de Althusser sobre Ideología y 77/ Aparatos Ideológicos de Estado,-

elabora precisamente ese problema.

Parte el autor por resumir en cuatro afirmaciones lo que le pare

ser lo .esencial en la teorza marxista del, Estado: 1) el Estado es e!

aparato represivo del Estado; 2 ) debe distinguirse entre poder del . Estado y aparato del Estado; 3) el objetivo de la lucha de clases -

concierne al poder del Estado y, como consecuencia, a la utilizació~

del a~arato en función de objetivos de clase, y 4 ) el proletariado - debe conquistar el poder del Estado para destruir el aparato burgué:

del Estado, luego reemplazarlo por un aparato completamente distintc

hasta alcanzar a la destrucción del Estado mismo ("fin del poder de!

Estado y de todo aparato de Estado"). '\I

-ES ést'aa, diremos, una buena síntesis de la axiomática althusseriana del Estado.

' -' Lo que el autor se propone es desarrollar,. a partir de esas afil

maciones básicas, la teoría marxista del Estado.

Para ello introduce una distinción que va mas allá de la difere]

ciación entre poder y aparato del Estado. En efecto, existiría el aparato represivo de Estado, aquél que por lo menos en los casos

extremos funciona mediante violencia, y existirsan los Aparatos

Ideológicos de Estado (AIE), ,que forman una realidad -instituciones

precisas y especializadas- situada "de modo manifiesto junto al seo!

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Para entender las ideologías particulares necesitamos enterid-4 primero la ideología en general (en adelante la ideología, a secas

L - Althusser caracteriza la ideologia por tres elementos: su ins

en el tiempo, su contenido, su forma de existencia. 1 Proposición a lo primer

dotada de una estructura y -! realidad no-histórica; es decir, ornni-histórica en el sentido en q

esta estructura y este funcionamiento están, bajo una misma forma $ terable, presentes en lo que se llama la historia entera" como hisG

7 9 / de la lucha de clases .- 1

lo: la ideología no tiene historia. Est

funcionamiento tales que la convierten.

'reud predica que el inconsciente es ete

La ideología es inmutable en toda la extensión de la historia, - semejanza del modo en que F Este acercamiento entre ideología e inconsciente, escribe Althusser

''me parece justificado teóricamente por el hecho de que la eternid

del inconsciente no.carece de relación con la eternidad de la ideo11 en general".

'a&ieqn%ere decir con todo esto? No podemos saber1 exactamente. Althusser sólo indica pistas, formula tesis, las suya

son, explícitamente "notas para una investigación". Aprovechemos U

de las pistas ofrecidas. El acercamiento entre ideología e incons-

ciente. Lacan ha dicho, y Althusser recoge en otra parte esta fras

de Lacan. aue "el discurso del inconsciente está estructurado como - *

lenmai e". Zacan ha dicho también esto: aue 1 - V iI *

de la naturaleza y de la cultura ''está en vías de ser sustituida po

Una concepción ternaria: naturaleza, sociedad y cultura -de la cond - humana, cuyo Último t $rmino es muy posible ! que

o sea, a lo que distingue esencialmente a la sociedad humana de lasj - sociedades naturales" - . 80' ~i lengua otro

I segGn Lacan en torno de unidades significantes "sometidas a la.dobl

d condición de reducirse a elementos diferenciales Últimos y de comp.!

nerlos según leyes de un orden cerr lado, (. se sella en el anillo de otro collar hecho de anillos" (o cadena

significante).

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i

irg"' me someto".a-'es t a ,tr;is'té 'labor de escr lbkno ,. que .no entra- '

e- . kn mis a t r ibuc iones , por razones b ien d is t i ry tas de. las que... :- . -. . . . Dodria c ree r se . Sigo obedeciendo Órdenes, s i q u e r é i s , pero

., .. ia causa a j ena que he s i d o siempre, y cumplir pacientemente- .

con m i papel h a s t a sus Últimos y m á s amargos extremos, como LsuerSa, en l o s tiempos en que querfa algo, que h ic ie sen . , los . I .

&s. Y todo e l l o , odiando a m i dueño y s in t i endo e l des- , . @&io mbs abso lu to por s'us des ignios . Como puede verse-, -se' i::' ' . ;'

bata. de una.voz bas tan te aqbigua .y .na sie>mpre f s c i l d.e I . . . . . .

J . L l

k g u i r en sus razonamientos y .decf e tos . PerÓ , s in ' embkrgó ," ' La voy siguiendo más o menos, l a s i g o en e l sen t ido de que l a comprendb y en e l s e n t i d 6 de que l a obedezco. Y no creal '

cualesquiera que sean sus órdenes. Y que cuando cesa rá , ' :c?- , -r

jejdndome sumido en l a duda y en las t i n i e b l a s , e spe ra ré hasta.que reg rese a n t e s de hacer nada, a l q u e el.mundo entero-, 1

1

por mediación de sus innumerables autor idades reunidas y uná- '

nimes, me ordene que haga e s t o o l o o t r o Lbajo pena de inde,s i ' . ' I i

z r i p t i b l e s sevic ias" . & : -. : . . - . . r . - . . . . - . - ,..-.

k cuestión en juego e s s i e s pos ib le r e d u c i r l a r iqueza de l a I

Xiencia de Molloy a un puro s is tema cuádruple de i n t e r p e l a c i o n e s , A 11

Jue e s t r u c t u r a formal i n v a r i a n t e de todas las' id&logids rdgiona1.e~ !~ k c b ~ e - no opera directamente sobre l o s s u j e t o s , s i n o que l o hace 1 1

C ivés de las ideo log ías p a r t i c u l a r e s que forman como todo concreto p+ *

ologia dominante. > . L : . 8 P Ii

atontes debe uno preguntarse: ¿con qué e fec tos s e construye 1Ci '

;%- de ideb log ía en general? Respondemos, t r a t ando de ker f i e l e s * ~husse r , para comprender l a & t r u c t u r a y funcioh&ento- b á ~ i k d -)

;ea e l problema en e s t a concepción de - l a ideología y de l a s -"; -

mOgh. Estas Últimas, como veremos más adelante , s e construyen

' i e -1 modelo de - l a . ideologia en genera l .

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Retornemos ahora los restantes dos elementos a través de 10s

Althusser-caracteriza la ideología. - . .-> wi

~roposición respecto del contenido de la ideología: la h e n i , - representa

nes reales

relación imaginaria entre los indivi

- . 1

En la 'ideologña, por consiguiente,"los hombres no se represg:

distorsionada o imaginariamente sus condiciones reales de existei

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cont radicc iones y d ivers idad- ba jo la ideología dominante, que es la 8 7 / de l a .c lase dominante". - , . . . .

Brevemente: _la ideo log ía dominante s e r e a l i z a en l o s A I E . . -- -

segundi moiehto: s e af i rma que l o s A I E no sokmente no son l a a 1izaciÓn.de ld' ideo log ía en genera l , "n i - s iqu ie ra (son) l'a rea l i zac i{

s i n c o n f l i c t o s de l a ideo log ía de l a c l a s e dominantef1. Y

"Ya' que,' s i bien l o s AIE-representan l a forma de l a c l a s e dominante debe necesariamente r e a a que l a ideología de l a c l a s e dominada debe y a f r o n t a r , las ideo log ias no "nacen" en l o s c l a s e s s o c i a l e s entregadas. a - l a lucha de c l a c

-cienes de e x i s t e n c i a , de sus p r á c t i c a s , de su lucha , e tc ." . - 88 /

De modo t a l que e l argumento f i n a l c i e r r a un

viciosamente. Pues s í , por d e f i n i c i ó n , l o s A I E " l o g í a s r f entonces, necesariamente, l a lucha ideo18

encont rar s u expresión ( s u forma) eh l o s A I E . -

pero 'el v i c i o d e 2 razonamietito e s m á s prsfund

d i c e que las i d e ~ ~ o g í á s nacenFdé l a s c la 'ses~ entregadas a la lucha:

sus 'condic iones de e%is tencia , 'p rác t icas- , exper iencia , e t c . S in

embargo, conformk a l a t e o r í a a l t h u s s e r i a n a de l a ideología en gen

toda p r á c t i c a , toda exper ienc ia , toda vivencia de condiciones r e a l

e t c . de l o s s u j e t o s que cons t i tuyen l a s c l a s e s en lucha e s t á n ya m cadas e l s e l l o i n d e l e b l e de - l a ideo log ía , y

por las ideologías a t r a v é s de las cuales esos su

De modo entonces que l a s ~ i d e o l o g í a s naceq de p r á c t i c a s ya ideológic

que 8 s u vez son ideo lóg icas en e l sen t ido de l a ideología en gener - .,.

Hay una t r i p l e determinación de' l a s ideólogías y , en ese t

no brumoso, l a s c l a s e s que s e entregan a 14 lucha

m a s , puesto que l o s s u j e t o s que las conforman es tán e l l o s mismos Y 4

c o n s t i t u i d o s por l a d c u á d r u p l e in te rpe lac ión de - l a i d e o l o g í a , - s i n c

que además son actuados por ideo log ías , preferentemente aqu611

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~ieremos retomar & e s t a última sección un tema-que discutimos-$

en un anterior trabajo,-'a propósito esta vez de la nocib*.de'senti

de orden y su especificación en situaciones más o menos ocasionales ?í =-

de interacción entre individuos.

Nos orientaremos por lo tanto en lo que sigue hacia el polo mic

social de la acción, para verificar ahora en este plano la utilidad

del instrumental analítico propuesto a lo largo de este trabajo.

Es bien sabido que Goffman aparece como el exponente más atracti

de esa sociología de los small behaviors que se propone estudiar sist

máticamente "aquella clase de eventos que ocurren durante la copresen

y por virtud de ella. (...) Necesitamos (para ello) identificar los innumerables patterns y secuencias naturales de comportamiento que se

producen cada vez que unas personas entran en la inmediata presencia

física de otras. Y necesitamos observar esos eventos como un objeto de estudio por derecho propio, analíticamente distinto de áreas vecin

como son, por ejemplo, relaciones sociales, micro grupos, sistemas de 91/ comunicación e interacción estratégican.-

Una buena ilustración de este tipo de sociolog5a puede encontr

en un breve artículo dedicado por Goffman al estudio de los síntomas 92/ mentales y el orden público.-

Para los fines de nuestro análisis será suficiente mostrar alguna

de las ideas desarrolladas por el autor con ocasión de ese estudio; Y las ideas que forman la base conceptual de su esquema interpretativo*

La pregunta central que se formula Goffman en relación con ciert comportamientos sintomáticos (en particular, conductas psicóticas) e

ésta: ¿qué tipo de orden es el que se vincula específicamente con las

conductas psicóticas? Es decir, ¿de qué orden constituyen esas cond

tas una infracción?

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Interrumpimos aquí el carácter narrativo de la exposición papa 2

4 intf%ducir dos observaciones.

1 ' A . :$

La primera dice relación con los tipos de orden o diversas clai 3

de orden que, en definitiva, a través de su imbricación y -funciona?!

miento conformarían la sociedad como una constelación de Órdenes,

1 I Pareciera, según Goffman, existir un orden económico, otro p0lPti~ d luego uno moral, en seguida un orden que regula el tráfico sexual a los individuos, otro del parentesco, después uno que regla los f

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en los cuentos que los empressrios cuentan a sus hijos, ese- juego er duro y aburrido, real perBo prescindible, pues hay otro juego en que, el individuo y l a sociedad pueden co.nprometerse y- que es más fácil

agradable y que, como todo juego, tiene sus propi- riesgos. ..$ ' - ,., I

: P

¿Cuál es ese juego que Goffman propone como modelo alternativo . I

orden?

95/ Veámoslo desplegarse ante nosotros:-

-"Cualquiera sea su posición en la -sociedad, la persona se insuxa< a sí misma por ceguera, medias verdades, ilusiones y racionali-, zaciones. Hace un "ajuste" convenciéndose, con el apoyo lleno de tacto de su c-írculo m& íntiqo, que 61 es lo que desea ser f d que 61 no obtendría sus fines por los medios que los otros han 1 empleado para alcanzar los suyos. Desde el punto de vista de la sociedad, si la persona está dispuesta a s~meterse al control social inforn~l -si está dis~ues-io a descubrir a ~artir de señales y miradas y claves sutili?s cuál es su lugar, y quedarse ., en él- entonces no existirá ob-IeciÓn a cur obtenga ese luear a-,a su discreción, con toda 1c ccmodldad, elegancia y nobleza-que sÚq astucia le permita. Para p?ofsge* ese techo aicanzado no neces: trabajzr duro, o unirse a un grupo, o com3etir con nadie; basta.4 con que sea cui~adoso peswecto a los iuicios aue se exDone a 2

actos y personas deberán evitarse; otras, menos amenazantes, no : --S---

deben ser presionadas ínás al12 de cjer-tos umlt-es . La- vida soc:

la cara, sabiendo que hay mtcho que ganar eii n3 arriesgar nada" (Nuestro subrayado). r?

Lo anterior puede ser leido de varias naneras. Y !! 4

Es,. desde un cierto punto de visto, una pequeña obraadel arte del oportunismo. Y un elogio de sus ventajas. 1

También es, en otro sentido, UR manual sobre la astucia. a

*ii *

Desde otro' ángulo, es un panfleto polztico: un llamado al inmovl> . -

1 - L; 9 Es, también, un trozo de la vida de cjertas clüses medias de la_!

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- ,

- 74 -

Efectivamente: I1la vida es una cosa ordenada, no engorrosa", que hay que jugar a cuidarse, a no ingresar en territorios Vedad

a no meterse en lo que no compete a uno, a permanecer voluntari

fuera de los'lugares y tópicos y tiempos donde no se és querido.

¿Acaso puede haber-imágenes m$s vividas de la sociedad .disciplin . . _ -

"A de este momento puede decirse qu en asunto de todos. Hasta entonces, a pesar de la sorpresa inquietud que les habían traido estos acontecimientos singul cada cual había proseguido sus ocupaciones, en su puesto-hab Y sin duda todo ello debía continuar. Mas, una vez las puer cerradas, se dieron cuenta que todos, el narrador inclusive, , . , .. - 'estaban cogidos en la misma red y que había que ponerse de qc As$,-por ejemplo, un sentimiento tan individual como el de la I

separación de un ser querido se conviritó repentinamente, des 1

'las primeras semanas, en el de toda--una colectividad y , con el miedo, en el principal sufrimiento de ese largo período de l

destierro1'. (A. Camus, La Peste). l I '

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Por ahora, baste ilustrar el discurso de Althusser sobre e ~ + ~ A-:

--- - -.w dida en el pasado, la que siempré sería posible reestructd --. dramática, "la máquina teatralt1 impuesta por la Ley de Culti.

. a todo candidato, involuntario y forzado, a la humanidad, un! estructura que contiene en sí misma no sólo la posibilidad, sino la necesidad de las variaciones concretas en las que exi - para todo individuo que puede llegar a su umbral, vivir y S,,

, , . vivir a él. El psicoanálisis, en su aplicación llamada su pl tica (la cura), trabaja sobre los "efectos" concretos de esat variaciones, es decir sobre la modalidad de lo nodal específj y absolutamente singular donde el pasaje del Edipo ha sido y abordado, franqueado, parcialmente errado o eludido por ta1.c

riante Edi~o, ~recisamente en razón de aue todo ~asaie h a y

más ''aberrantes" como en las más llnormales'l, por la Ley de er ,

estructura, última forma del acceso a lo Simbólico bajo la le** de lo Simbólico". (Althusser, Op. cit., p. 7 7 ) . -

Lo que nos sorprende es esto: que la conciencia inmediata de si n

"maestros de la sospecha", Marx, Nietzche,. Freud- es reintroduci~ - .

en este discurso bajo la modalidad de una simbólica esencialistd;

Así,.la estructura invariante de la conciencia puede ser pensada,~i

y también sobre esto volveremos más adelante, que Althusser se h

cargo tan fácilmente de la idea de la eternidad del inconsciente*

lo que debe recurrir para ello. , %

,

Es, en breve, una lectura idealista la que Althusser nos ofrece .de Freud vía Lacan. !.

En el extremo opuesto: el rescate del realismo emplrico de ~reud '

;, 1 Megápolis, 1975. Leemos allí:

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"En este sentido comprendo la afirmaci6n -tan inquietante por muchas razones- de Laplanche, en cuanto a que el insconsciente es finito; eso significa que, al término de un análisis, uno se inclina sobre tales significantes y no sobre tales otros; es la condición de un "análisis capaz de terminar1'. En este sentido, el realismo del inconsciente es el correlato del análisis terminable. El fin, en el análisis -del sueño de Felip-e, porLejemplo-, es la facticidad de esta cadena linguís- tica y de ninguna manera de tal otra. Sin embargo, precisemos bien aquí que este realismo es justamente aquel de una reali- dad cognoscible, y de ningGn modo de algo incognoscible. Freud es en este punto muy esclarecedor: lo cognoscible, para él, no es el impulso en cuanto impulso, sino la representación que lo representa ... (. ..) El psicoanálisis no tiene nada que ver con un incons- ciente incognoscible; su realismo empírico significa precisa- mente que es cognoscible, y no es cognoscible más que en sus "representantes representativos1'. . Tal es el realismo empirico de Freud: es, en el fondo, de la misma naturaleza que el realismo empirico de la física; designa "el objeto interno" en tanto que cognoscible". (pp. 10-11).

modo tal que, en esta visión, el inconsciente se "constituye"

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e- l

t - 7 8 - y i,! t

/!b

1' ' dice alli fua~cn todos escritos dúrante el perzodo 1934-1938.

7 . H. Mircuse, ~ i l o s o f i a y ..., Op. c i t . , pp. 79-80; -. - -

22/ I b i d . , pp. 8 7 - 8 8 . -

2 2 / Ibid., pp. 85-66. . , -

3 2 / Sbid ,, _ ' y P o

241 Ibid Introducción del año 1964, p. 10. - - 4 9

25/, IPuede verse, por ejemplo, J. Habermas (ed. 1 --

Op. ci t .

?3/ H. Ma~cusc, One Dimensional Man, Op. cit., p. 12. -

2 9 / H. Marcuse, ~Introduc~i-6n del año 1964 a Cultura y Sociedad, -OP* -

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- 80 -

? . S , 'LA Soeie:!ad de MQSGS y SU Cultur

Masas Monte --y

en D. Be11 y

Avila , 1 9 7 4 , o t r

=, 03. c i t . ,

;? / El. tcnz 6e Tz ~ i t ~ p - í a y al rriito parecen l i g a r s e muy estrechamente - --. x i iz?ei?lcr d? un c i e r t o dj-scurso c r í t i c o , &dado en una razón

rxn7o e s t d t u t c socid no termine por d e f i n i r s e claramente. 4 I

Cuestión d e l Estado en e l Capi . -

T. ~ep~--n"~c"n Le, ¿!ocvmanto de c i r c v l a c i ó n r e s t r i n g i d a (mimeo. 1 , 197-1, i - -4 .- - - .il?ritc 3 s c ( 1 ~ i c t ~ : i c c ~ b a de iin p r i n c i p i o de " in tegrac ión s o c i a l bajc

. . ~ < > I I ~ ~ - c ~ < , ~ I c ? s "e hctzr~oll;eneida.d estructural" a l a creación de una "

; 3 s c:or , t~zcí iccio~es e x i s t e ~ i - t e s . La- -??opía e s desa r ro l l ada como

EI. ofc-?a p i i ~ t e , al mismo Lechner ha sugerido l a necesidad de que P ? - .- Zesi~o c~5 tLca de l a pol.5tica1' a s u m l o s elementos no- rac iondeE

I

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bdmo categoría lo universal.. ¿Tenernos la experiencia de lo uni- 1 1

LL

i%r sentidos de orden alternativos, lucha entre, estos ; no hay 111

El sentido es intencional. Eso es cierto. Pero de ahi no se aeauce < . .

que apunte hacia el buen'sentido, o lo universal, o- lo que sea.. Eso

"S una ilusión Óptico-moral, en el doble sentido de ~ietzche y p ' 7 W i + l - c r p n s t e i n . < S

f Finalmente, llegamos a l a idea del mito que a la vez confronta a 1 ' :la-sociedad con su. propia verdad ausente, y que simboliza los deseos 1

!-populares . por un cambio en sus cond$ciones de vida.. . A ... - . . . , i

La razón crítica se refugia en el mito: es todo un shbolo.,

El mito, se nos dice, nombra las contradicciones de la sociedad. No sabemos cómo lo hace. Pero sabemos que nombrar no es ni siquiki%, todavla, hablar. (Ver más adelante, sección 5a.l. ¿Cómo nombra el mito? Suponemos que lo hace a la manera del Maestro en la senten-

' , . .

cia de Heráclito: "El Maestro cuyo oráculo está en Delfos no C habl&

no disimula: significa".

i La función del mito es significar. Tenemos entonces que seguir , . 1 suponiendo. En este caso, el mito debe constituirse en una slybbll- F 4 ' Ca de los deseo6 populares. 11 i i El análisis desemboca as5 en propuesta política. Y ésta nos remite i

; a la imagen del pueblo sufriente, reprimido, golpeado, que expresa ' SU deseo de ser a la manera del paciente psico&alítico. Un deseo' I ' Pues manifestado en: e , ,

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- del carácter, sellos del autocastigo, disfraces de la pep- versión . . . " (Lacan. Lectura E s t r i i ~ t i i r a l i nta de F n a l i ~ citado más adel

Otro del pueblo prisi

como propuesta política, no se trata justamente de hacer la col es decir,la propuesta de "una curall que devuelva, a través de

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sobre la historia de las clases subalternas. Dice: n

"Hay que estudiar, por tanto: 1) la formación objetiva dé% grupos subalternos, vor el desarrollo y las tran~formaci~~ que se producen en ei mundo de la producción económica, g difusión cuantitativa y su origen a partir de grupos sacii preexistentes,de los que conservan durante algún tiempo la mentalidad. la ideoloda v los fines: 2) su adhesión actiti

---y- , - iva a la forma .cienes política dominantes

de- influir en los programas- de estas formaciones para impo reivindicaciones ~ro~ias. Y las consecuencias que tengan' estos

- -

intento - - - - - - - - - - - - - - - --== renovación o neoformación; 3) el nacim2ento de partidos nu de los grupos dominantes para mantener el consentimiento T:I

control de los UDO OS subalternos; 4 ) las formaciones vro~ra~ de los grupos

= --- sübaiternos -para reivindicaciones de caráctep

los grupos subalternos, pero dentro de los v i las formaciones que afirmen la autonomía inte

A A .

-

&o a calificar de petición de principio el

o: J. Lyons,

M. Douglas, Natural Symbols, Penguin, 1973

reducido v-parcial; 5 ) las-nuevas formaciones que afirmen-G autonomía- dé marcos; y 6)

i. ,

Tengo dudas respe

ter democrático de la política, en cuanto que la propia estrucq

del lenguaje contiene en verdad los principios y elementos que4

fundan. He adoptado, radicalXz5ndola, esa proposición de *Haber

Ver m& adelante, nota - 73/.

Véase, por ejempl

1964, Cambridge, University Press, 1974.

G. Leech, Semantics, Penguin, 1975.

R. Barthes, Elements of Semiology, 1964, Cape Editions, 1972:

R. Barthes, Op. :cit., pp. 91-92.

Diario El Espectador, ~ogotá, Colombia, 27 de mayo de 1977.

Sobre esto, véase

de la misma autora, Implicit Meanings, Routledge E Kegan Paul~

He adoptado esta formulación de J. Habermas, Toward a TheorY 5 Communicative Competence, en H. P. Dreitzel (ed. ) , Recent SO^^? 2, Patterns of Communicative Behavior. A

. 7

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$ology, Heinemann, 1972, pp. 378-390. 8

aqus a varias obras de Goffman: Encounters. Peneuin. - - - V a

; The Presentation of Self in Everyday Life, Doubleday Anchor, -

k9; Asylwns, Penguin, 1973; Estigma, ~morrortu, 1975.