19º periostitis tibial (planeta running)

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Lo curioso del tema, es que no se trata de una lesión ni difícil de diagnosticar, ni complicada de tratar correctamente. ¿Qué pasa entonces? Uno o dos días antes de empezar a escribir un artículo, suelo indagar en internet,

buscando foros, artículos, apuntes o consultorios online donde se trate el tema del que voy a hablar. Ya voy estando acostumbrado, pero al principio me sorprendió muchísimo la cantidad de incorrecciones, temas tratados sin ningún conocimiento y/o criterio y errores imperdonables. Lo peor del tema, es que individuos que no tienen conocimiento de lo que están hablando, a juzgar por lo que escriben, se permiten el lujo, o la imprudencia de dar consejos y hacer recomendaciones a otros que parecen estar encantados de escucharlos. Por supuesto que también se encuentran trabajos más que correctos y algunos impresionantemente buenos, afortunadamente, aunque son los menos. Pensándolo mejor, de inexplicable nada; y es que la ignorancia es muy atrevida, lo cual me angustia, porque significa que cuando yo mismo trato de informarme

Periostitis

¿Cuántas veCes hemos oído la palabra “periostitis”, o a Cuanta gente ConoCemos que la padeCe o ha padeCido dentro de nuestro CírCulo de ConoCidos que Corren, o que solían haCerlo antes de sufrirla? ¿Cuántos remedios Caseros hemos oído, o Cuántos tratamientos infruCtuosos hemos probado sin aCabar de soluCionarla definitivamente? ¿Cuál ha sido la Causa de padeCerla? o ¿Cuánto tiempo hemos dejado de entrenar, para desCubrir que en Cuanto volvíamos a rodar, allí seguía? en este artíCulo, vamos a intentar aClarar en qué Consiste realmente, que es lo que la Causa, y Cómo podemos prevenir y Combatir una de las lesiones más persistentes, molestas e inCapaCitantes que puede sufrir un Corredor.

Texto: Enrique García-Torralba Iglesias. Especialista en Fisioterapia Traumatológica y Deportiva. Fisioterapeuta Colegiado nº 1209. Correo electrónico: [email protected] www.quiquetorralba.blogspot.com. Teléfono de contacto: 616 80 23 56. Madrid.Fotos: Leonardo Castro.

Lesiones en Lacarrera a Pie (7)

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sobre algún tema que desconozco por completo, no voy a disponer fácilmente de un filtro que separe la información correcta de la potencialmente “peligrosa”. Internet es una herramienta potentísima, de fácil acceso y maravillosa, todos estamos de acuerdo, pero también puede ser muy peligrosa.Todo este rollo que acabo se soltar, viene al caso porque en esta ocasión y sobre el tema que nos ocupa; la Periostitis, con diferencia es donde más “perlas” he encontrado, lo que puede ser una causa importante de la mala fama que se ha ganado entre el colectivo de corredores. Una interminable lista de despropósitos que solo valen para confundir al lector ávido de soluciones que le permitan seguir corriendo, porque en definitiva ¿eso es lo que queremos, no? ¡Seguir corriendo!

¿Qué es exactamenteLaPeriostitis tibiaL?

Ya para empezar el nombre confunde tanto a profanos como a algunos que no lo son tanto.Según la RAE:PErIosTITIs.(De periostio e -itis).1. f. Med. Inflamación del periostio.PErIosTIo.(Del lat. periostĕum, y este del gr. πĕĕĕĕĕĕĕĕĕ).1. m. Anat. Membrana fibrosa adherida a los huesos, que sirve para su nutrición y renovación.

Exactamente eso. El Periostio es una membrana de tejido conectivo que “envuelve” los huesos en todo su perímetro adhiriéndose a su superficie con fuerza, salvo en las zonas donde se insertan tendones, ligamentos o en las articulaciones. En estas últimas lo que recubre al hueso es el cartílago articular o cartílago hialino. Este tejido se encuentra muy vascularizado (contiene gran cantidad de vasos sanguíneos) y muy inervado (muchas terminaciones nerviosas) lo que interviene en la nutrición y la sensibilidad del sistema esquelético. Contribuye además en importantes procesos tales como la consolidación de fracturas o en el aumento de espesor de los huesos.Es lógico pensar que cuando se produce una tendinopatía de inserción, o lo que es lo mismo, una afectación degenerativa e inflamatoria del tendón en su zona de inserción en el hueso, cuya causa suele ser la sobre solicitación y los micro traumatismos de repetición, así como contracturas, acortamientos, alteraciones estructurales y/o mecánicas o traumatismos directos, se vean afectadas también las estructuras adyacentes a esta, como por ejemplo el periostio.Por lo tanto, siempre que exista una tendinopatía de inserción, se dará, en mayor o menor grado y extensión, una afectación del periostio anejo. Y cuanto mayor en superficie sea la inserción en el hueso, más grado de afectación del periostio habrá. Dando lugar entonces a una periostitis.A nosotros nos interesa en esta ocasión la que se produce en la cara posterior de la tibia, que dicho sea de paso, nosotros no notamos al tacto que sea exactamente posterior, más bien notamos la zona interna de la pierna, desde la rodilla al tobillo. Este fenómeno se explica porque al tener el peroné en la cara externa, es “como si hubiera más pierna” hacia la parte externa de la tibia que hacia la interna. Esto provoca que cuando duelan los músculos de esa zona, los sintamos en la cara interna de la pierna o de la “espinilla”.Pues bien. En la cara posterior de la tibia se insertan dos músculos, el Flexor Común de los Dedos y el Tibial Posterior (este último se inserta también en la membrana interósea que une la tibia con el peroné) entre otros. Ambos utilizan una gran extensión de hueso para insertarse, por lo que comprometen a una importante

superficie de periostio así como de tejido óseo subyacente que se verán afectados junto al tejido tendinoso de inserción en una serie de situaciones que describiremos a continuación.Estos músculos, de diferente modo, van a flexionar (flexión plantar) el tobillo (ponernos de puntillas) y van a supinarlo (mirarnos la planta del pie por dentro). Ambos descienden desviándose ligeramente hacia dentro por la cara posterior de la tibia, pasan por detrás del maléolo tibial o interno del tobillo y se insertan; el flexor común de los dedos, en las bases de las falanges distales del segundo al quinto dedos ( en todos menos en el dedo gordo), y el tibial posterior en la base de la bóveda plantar en diversos huesos (escafoides, apófisis menor del calcáneo, cuboides, en las tres cuñas y en las bases del segundo, tercero y cuarto metacarpianos).Durante la carrera a pie, y más aun si descuidamos ciertos aspectos importantes, vamos a someter a estos músculos a un trabajo muy intenso (ahora veremos cómo) pudiendo llegar a ser excesivo, lo que induciría a una sobre solicitación de estos, así como de sus tendones y de su zona de inserción, provocando la lesión.Tendríamos entonces una contractura y retracción de los músculos (ya dolorosa por si misma), una tendinopatía provocada por ese aumento de tensión muscular (también dolorosa) y por los repetidos impactos de la carrera, finalmente una amplia zona de periostio quedaría afectada (periostitis) debido a las peculiaridades anatómicas de la zona, siendo esta, no una lesión aislada del periostio, sino más bien la consecuencia final de un acumulo de tensiones y alteraciones que deben ser tratadas y corregidas si queremos tener cierto éxito en su curación.

¿cómo se Produce?

Durante la carrera, cada vez que apoyamos un pie en el suelo y vamos poco a poco cargando el peso del cuerpo sobre él, estos músculos, junto con gemelos, soleo y otros, van a ser los encargados de “frenar” nuestro cuerpo por medio de una contracción excéntrica (negativas) importante, para posteriormente, exigirles que nos impulsen hacia arriba y hacia delante, con otra contracción, esta vez concéntrica, pero bastante intensa también. Todo ello va sumando a lo largo de los kilómetros una fatiga y una sobrecarga tremenda, y si no tenemos cuidado, puede ser excesiva y lesionarnos.Probablemente todo comenzaría con una contractura y retracción del tejido muscular que con el tiempo pasaría a afectar a la zona tendinosa y a la inserción en el hueso, llegando por fin al periostio y dándole nombre a nuestra patología.Pero, hasta ahora, esta cadena lesional podría ser perfectamente la que describimos en su momento para la tendinopatía aquilea, por ejemplo. ¿Qué factores intervienen en que se dé una Periostitis tibial en vez de una afectación del tendón de Aquiles? Pues probablemente otro viejo conocido nuestro: “la falta de control de pronación.”Ya hemos comentado en otras ocasiones, que el impulso final del pie justo antes de que este despegue del suelo, va a producirse en su momento de máxima pronación (apoyando el arco interno del pie en vez del externo y “empujando” con el dedo gordo) además de con el tobillo en flexión dorsal (con la punta del pie hacia arriba). Bien, pues ese es justo el momento de máxima elongación de estos dos músculos (Flexor común de los dedos y Tibial posterior) o sea, donde los estaríamos estirando al máximo. En definitiva, que en el momento de mayor tensión por estiramiento, es donde les pedimos un mayor esfuerzo, ¿no? Fácil que se produzcan lesiones por sobrecarga entonces.Ya que con la flexión dorsal no podemos hacer nada, salvo evitar correr demasiado en cuestas muy pronunciadas hacia arriba o no usar zapatillas demasiado bajas de tacón, pues si la limitamos de otra forma no podríamos correr, deberíamos controlar la

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pronación, y en caso de que esta sea excesiva, usar unas zapatillas o unas plantillas que lo compensen, dependiendo de cada caso.Esta es posiblemente una de las causas que más periostitis causan, la mala elección del calzado deportivo o el mal estado del mismo, pues pasados unos kilómetros, estas dejarán de compensar o de corregir lo que tienen que corregir.

No olvidemos que en esta, como en la mayoría de las lesiones que estamos tratando en estas páginas propias de los corredores, las causas son multifactoriales, o sea que suelen ser una suma de distintos errores, vicios o alteraciones del corredor, de la técnica, del terreno o del material los que inducen a la lesión.

otras causasotros factores causantes pueden ser:

Una mala planificación del entrenamiento o de la temporada, abusando de cuestas o de kilometraje, no dejando tiempo suficiente para descansar y asimilar los entrenamientos así como aumentar desproporcionadamente las cargas de trabajo sin seguir una progresión lógica.

Una mala hidratación que afecte a nuestro sistema muscular haciéndolo más propenso a calambres y contracturas.

Sobrepeso.Abusar de terrenos demasiado duros como el

asfalto o rebotones como el tartán.La falta de estiramientos como ejercicios de

flexibilidad y elasticidad, como de costumbre, hace que nuestro cuerpo se encuentre menos preparado para soportar cargas de trabajo y asimilarlas, y hace que nos lesionemos más fácilmente. Sobre este punto hemos hablado ampliamente en artículos recientes, y como de costumbre recomiendo su lectura para mejor entender su importancia.

En este caso, un acortamiento de los músculos implicados, va a aumentar considerablemente la tensión sobre sus inserciones incrementando exponencialmente el riesgo de padecer la lesión. Será importante estirar gemelos y soleo así como el resto de la cadena cinética posterior.

Un buen calentamiento debe ser Imprescindible, ya que prepara nuestros músculos y resto de estructuras (ligamentos, tendones, articulaciones, etc.) para poder soportar el intenso esfuerzo y estrés que va a producirles un deporte tan exigente como la carrera a pie.Correr con unas zapatillas inapropiadas (sin

control de pronación en caso de necesitarlas) por dejadez o por mal asesoramiento, así como entrenar con zapatillas de mala calidad o que ni siquiera son para correr (lo que suelo ver con demasiada frecuencia en parques y calles de mi ciudad), así como intentar alargar demasiado la vida de estas cuando la fatiga de los materiales haga que ya no cumplan su función, puede que sea, como decíamos, una de las causas que más periostitis traigan a mi consulta.

Sobre este particular caben destacar dos aspectos: para usar zapatillas ligeras, muy ligeras

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y “voladoras” hay que ser muy ligero y “casi volar”. Me explico. Este tipo de zapatillas NO SON APTAS PARA TODO EL MUNDO… Son muy, muy agresivas, y solo van a proporcionar ventajas a corredores muy entrenados y muy ligeros, el resto de los mortales debemos abstenernos, pues lejos de reportarnos un beneficio claro, van a llevarnos muy posiblemente a la consulta de algún fisioterapeuta o médico y desde luego a perder todo lo que habíamos ganado entrenando porque esta lesión casi seguro que acaba haciéndonos parar de correr durante más tiempo del que nos gustaría. Estas zapatillas no corrigen nada, no compensan casi nada, y desde luego no amortiguan nada de nada. Vamos a ser lógicos… El otro aspecto, es que si además eres mujer y tienes costumbre de usar tacones, has de saber que toda tu musculatura posterior, incluidos los músculos que hoy nos ocupan, se están acortando y retrayendo durante todo el día. Ten la precaución de no abusar de ellos, de estirar habitualmente, y desde luego de olvidarte de este tipo de zapatillas y buscar algún modelo que tenga talón alto y amortiguado, aunque no sean tan ligeras. Las zapatillas de entrenamiento conservadoras son el otro extremo de las voladoras y son siempre más altas de talón.

Igual que sucedía en la fascitis plantar, evita “chanclas” o calzado poco sujeto al pie durante el resto del día, para no obligar a este a “sujetarlas” en su sitio con un trabajo extra de la musculatura.

Correr en cinta puede ser perjudicial para muchas estructuras y ser además causante o inductora de diversas patologías, pero en esta se lleva la palma, por inestabilidad, por rebotona y por incompleta biomecánicamente. Evítala en la medida de lo posible.

La carrera a pie va implícita en numerosas actividades y deportes aparte del Running, ya sea como tal o como gesto biomecánico, como el salto

por ejemplo. Así será muy frecuente ver aquejados de Periostitis tibial a bailarines, saltadores, artistas marciales, aerobic,etc… hay que pensar además que en muchos casos, suelen entrenar descalzos (por lo tanto no hay control de pronación), o con calzados casi inexistentes (ballet clásico), incluso en terrenos que ceden ante nuestro peso como el Tatami en las artes marciales, lo que hace que nuestros “vicios” o alteraciones se vean aumentados.

síntomas y Lesiones asociadasEmpezaremos poco a poco a ir notando un dolor profundo e intenso en la cara interna de la tibia, como un pinchazo y una quemazón en el hueso. Bastante desagradable. Como casi siempre, empezará durante el entrenamiento o al haber finalizado este, aunque en poco tiempo nos dolerá durante todo el día, incluso en la cama, pero sobre todo cuando nos ponemos de pie después de estar sentados o tumbados un largo tiempo.Puede parecer que prácticamente desaparece si dejamos de correr unos días, pero casi siempre sigue ahí, esperándonos. Puede ser muy frustrante. Y cuidado, que no conviene forzarlo demasiado sin acudir al fisioterapeuta. Si el dolor no desaparece por completo en tres o cuatro días sin entrenar, necesitas tratamiento, seguro.Existe una lesión, más grave todavía, y que nos va a dejar en dique seco todavía más tiempo. La Fractura por Estrés de Tibia, que suele estar muy ligada a la periostitis, ya sea como consecuencia de esta si no se soluciona y seguimos “intentando entrenar con normalidad” o de aparición simultánea, lo que suele verse en deportistas que han estado entrenando muy intensamente con grandes cargas de trabajo.

tratamientoEn este punto es donde más disparidad de opiniones he encontrado. El nombre de la lesión es el de “Periostitis Tibial”, de acuerdo, pero eso no significa que el periostio sea lo único que debamos tratar, como hemos visto. Muchos protocolos de tratamiento se empeñan en dirigirse casi exclusivamente sobre ese punto, cuando realmente es una lesión muscular, una contractura, la que más tiene que decir.Mi propia experiencia me dice, que a no ser que exista una fractura por estrés, ante lo que va a primar el reposo, esta lesión se va a resolver razonablemente rápido y sin demasiadas complicaciones, según los casos, pero eso sí, con un importante trabajo manual de por medio.

El estiramiento de Gemelos y soleo es absolutamente imprescindible en el tratamiento de esta patología, y muy recomendable en su prevención. En esta ocasión vemos un ejercicio nuevo, diferente del que hemos venido utilizando para ilustrar estos artículos. No quiere decir que sea mejor o peor que los otros vistos, ni más indicado para esta lesión, simplemente es una alternativa más, que a algunos corredores les irá mejor, y a otros peor.

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Una vez corregidas las causas, identificadas con un correcto diagnóstico, el resto del trabajo va a consistir, ayudado de cierto grado de reposo, que dependerá como siempre de cada individuo y de cada situación, en trabajar la musculatura implicada junto con las partes blandas anejas, por

medio de diferentes técnicas manuales. Y aunque el uso de determinadas “máquinas” puede contribuir, lo va a hacer de manera muy somera. Como siempre, los estiramientos tendrán un papel fundamental en la resolución de la lesión.

Todos los artículos que he publicado en Planeta Running desde su lanzamiento, pueden consultarse y descargarse desde www.quiquetorralba.blogspot.com, lo que espero contribuya a una mejor comprensión por parte del lector, sobre todo de aquel que no tiene en su poder todos los números de la revista y tiene interés en lesiones tratadas con anterioridad.

En esta ocasión, además, si que tenemos un estiramiento específico, que dada su relativa dificultad, no haremos habitualmente salvo que tengamos molestias a este nivel. Por otro lado, resulta frustrante para algunos corredores pues no conseguirán sentir la tensión en este punto concreto, otros por el contrario la notarán muy fácilmente.Partiendo de la posición en la que estirábamos el soleo, intentaremos pisar “ la piedra” o el bordillo con la parte externa del pie, de tal forma que aumentemos el grado de pronación. Al mismo tiempo intentaremos empujar con la rodilla hacia abajo y dentro hasta que notemos la tensión en la cara interna de la tibia. No debemos forzar demasiado la postura, pues podríamos hacernos daño.

Existe también un sencillo vendaje funcional con cinta adhesiva inextensible o “Tape” que puede ayudar bastante, aunque no siempre. Deberá ser tu fisioterapeuta quien te enseñe a ponértela, con que tensión y a qué altura, pues de lo contrario corres el riesgo de empeorar la lesión.

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