139 - c s lewis el evangelismo verdadero x eltropical

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  • 8/8/2019 139 - c s Lewis El Evangelismo Verdadero x Eltropical

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    EVANGELISMOVERDADERO

    porLewis Sperry Chafer

    fundador y primer presidente del Seminario Teolgico de Dallas

    Dallas, Texas

    Copyright (c) 1971 por Spanish Publications, Inc.

    Publicado originalmente en inglsen 1919 bajo el ttulo

    TRUE EVANGELISMpor Lewis Sperry Chafer

    Todos los derechos reservados

    Traducido por Evis CarballosaRevisado por Remedios de Guevara

    2004 por Editorial Creo y los autores.Para el uso gratuito de esta informacin,

    por favor lea la declaracin de Derechos Reservadosen el sitio web de www.recursosBiblicos.org.

    Editorial

    CREO501 S. Graves

    McKinney, TX 75069

    ex libris eltropical

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    NDICE

    NDICE.............................................................................................................................2

    CAPTULO I FALSAS FUERZAS EN EL EVANGELISMO ..........................................1

    CAPTULO II SALVACIN, EL OBJETIVO EN EL EVANGELISMO...........................11

    CAPTULO III CONVICCIN POR EL ESPRITU .......................................................21

    CAPTULO IV LA ORACIN INTERCESORA.............................................................31

    CAPTULO V SUFRIENDO CON CRISTO..................................................................37

    CAPTULO VI LA LIMPIEZA DE LOS SACERDOTES ................................................43

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    CAPTULO I

    FALSAS FUERZASEN EL

    EVANGELISMO

    La mayora de nuestra enseanza cristiana se ha enfocado a las buenas acciones.Continuamente nos han enseado: "Haz esto, porque es bueno, pero no hagas aquello porque esmalo". Las buenas acciones son importantes. La Biblia claramente habla de las cosas positivas ylas negativas. Aunque no es un libro negativo, la palabra de Dios declara que s, hay ciertoshechos que son malos y de stos tenemos que refrenarnos.

    El Seor Jess describi su misin con las siguientes palabras: Porque el Hijo delHombre vino a buscar y a salvar lo que se haba perdido" (Lc l9:l0), y esta breve declaracinincluye tanto su obra completa en la cruz (Jn 19:30) como su obra an inconclusa en el mundo(Hch 1:1). Mientras que la tarea de salvara los perdidos es una empresa divina fundamentada ensu obra terminada en la cruz, hay aspectos en el trabajo de buscara las almas que fueronencomendados a sus seguidores, y que son parte de su obra incompleta en el mundo.

    El trabajo de buscar a los pecadores as como el salvarlos es en realidad una tarea divina.La Biblia dice que elHijo del Hombre vino a buscar. De igual manera Jess es presentado en laparbola de la oveja perdida: Y cuando la encuentra, la pone sobre sus hombros gozoso" (Lc15:5). Es la bondad de Dios la que "gua al arrepentimiento," y todo el esfuerzo en encontrar alos perdidos no es sino "el poder de Dios para salvacin"; porque ningn esfuerzo o serviciohumano puede ser efectivo sin el poder de Dios. El buscar va ms all de la simple empresa delocalizar a los inconversos ya que ellos estn por todas partes. La expresin "buscando a los

    perdidos", por lo tanto, sugiere una preparacin divina en los no salvos que los ponga a tono conlas condiciones necesarias para salvacin.

    Como podr verse en el curso de estos estudios, hay aspectos sucesivos de la bsquedadivina de los perdidos que se trazan en las Escrituras y cada fase de esa labor es emprendida yterminada por Dios el Espritu Santo. Reconocer estos movimientos divinos y estar dispuesto acooperar con ellos humildemente, es la verdadera base en la obra de salvar almas.

    Aunque plugo a Dios designar a sus santos (no como una organizacin, sino comoindividuos), una porcin de la tarea de buscar, la parte humana en esa tarea no es digna decompararse con la parte divina. Pero el hombre, quien por naturaleza comprende y mide

    solamente las cosas visibles, tiende a descartar la obra invisible del Espritu y poner un nfasisindebido en la pequea parte humana.

    Es bajo esta estimacin distorsionada de los factores en la obra de salvacin que lo quepuede llamarse "falsas fuerzas" en el evangelismo es substituido por lo verdadero. Lo quellamamos aqu "falsas fuerzas" son, en cierto aspecto, instrumentos divinos en el verdaderoevangelismo. Estos se convierten en falsas fuerzas solamente cuando reciben demasiado nfasissobre lo asignado por Dios. As, el fracaso en el evangelismo no siempre se debe a una

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    negligencia completa de una parte o partes, de las designaciones divinas para el trabajo, sino a unnfasis distorsionado de los valores relativos de estas fuerzas.

    Esta discusin sobre las falsas fuerzas en el evangelismo ser limitada a tres aspectos: loshombres, los mtodos y los mensajes.

    Los hombres: con esta expresin hacemos referencia a la clase de individuos en elministerio llamados "evangelistas" y en quienes la iglesia ha venido a depender ampliamente enlas actividades evangelsticas.

    La palabra "evangelista" aparece tres veces en la Biblia y en sola una se usadescriptivamente. Es como sigue: "Por lo cual dice: Subiendo a lo alto, llev cautiva lacautividad, y dio dones a los hombres . . . Y l mismo constituy a unos, apstoles; a otros,profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos parala obra del ministerio, para la edificacin del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a launidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varn perfecto, a la medida de laestatura de la plenitud de Cristo" (Ef 4:8, 11-13).

    Aqu el evangelista es visto con el apstol, profeta, pastor y maestro, como un don delCristo glorificado a su iglesia en el mundo. Este don del ministerio del apstol, profeta,evangelista y pastor y maestro debe distinguirse del don para servicio derramado sobre cadacreyente (Ro 12:3-8; 1Co 12:4-31). En el primer caso, el siervo de Dios que ha sido ungido parael ministerio es la ddiva de Cristo a toda la iglesia; mientras que en el segundo, una preparacinespecial para el servicio, es una ddiva al creyente como individuo por un acto soberano delEspritu "como l quiere". En esta misma conexin, hay otra diferencia: en que el creyente,adems del ejercicio de los dones, es designado al oficio sacerdotal. Una violacin del plan deDios ha sido hecha cuando el trabajo del evangelismo ha sido quitado de la compaa total de loscreyentes y ha sido confiado a unos pocos.

    El evangelista de las Escrituras es, sin duda alguna, el mensajero al campo noevangelizado, preparando el camino para el pastor-maestro en su ministerio ms constante en unaiglesia. Por lo tanto, el evangelista encuentra su ms completa y divina misin como unmisionero de carcter pionero a lugares an no evangelizados.

    El "avivamiento" moderno (el trabajo de quien viene con el ttulo de evangelista peroobra como un promotor religioso en una iglesia organizada) es algo imprevisto en las Escrituras,con la nica excepcin cuando la palabra "avivamiento" es usada para indicar un movimiento deavance en la vida espiritual de la iglesia, sin incluir la idea de recobrar cierta posicin espiritualposeda algn tiempo atrs y ahora perdida. Sin embargo, el uso de la palabra corrientemente

    significa el levantarse despus de haber cado, o despertarse despus de haber dormido, o elrecobrar las fuerzas despus de un perodo de debilidad; mientras que, por otra parte, lasEscrituras presuponen una posicin firme, despierta y agresiva en el servicio de parte de todocristiano (Ef 4:10-17). Un "avivamiento" es algo anormal en lugar de lo normal. Puede tener sufuncin cuando es necesario, pero en ninguna manera debe convertirse en hbito, mucho menosen un mtodo de trabajo sancionado. Habiendo recobrado la vitalidad, los creyentes no necesitanvolver a un estado de anemia espiritual.

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    El reajuste de una iglesia sin poder a una posicin normal de una vida fructfera y de uncompaerismo con Dios es, indudablemente, una tarea legtima en las Escrituras. Sin embargo,tal transformacin se realiza solamente a travs del ministerio de la enseanza y del cuidadopastoral. De esta manera se desprende naturalmente dentro de la esfera del servicio encomendadoal pastor y maestro cuyo ministerio no est necesariamente limitado a un solo lugar, ya que l es

    una ddiva de Dios al cuerpo total de los creyentes. Tal ministerio puede ser llevado a cabo porun pastor y maestro quien es especialista en esa labor, y quien puede visitar el campo para asistirtemporalmente en la obra. Si este arreglo es realizado en la iglesia, un pastor o el asistenteespecial puede entonces hacer la "obra de evangelista". No obstante, hay una diferenciaimportante entre tener el don de evangelista, y hacer la obra de un evangelista cuando la ocasinse presente en el oficio pastoral.

    La eficiencia de la compaa total de los creyentes tiene que depender de una adecuadarelacin de estos con Dios en la preparacin y limpieza espiritual de cada cristianoindividualmente. Ah mismo hay un grave peligro si la iglesia ignora su obra divinamenteordenada, y la necesaria preparacin individual para dicha obra, y trata de poner en su lugar lamaquinaria y la apelacin del "avivamiento" moderno.

    El hecho de que el avivamiento es algo que hay que planear es una confesin de parte dela iglesia de una condicin que imposibilita los movimientos normales del Espritu Santo en lasalvacin. La ayuda especial de un evangelista bblico puede ser un imperativo en recoger losfrutos abundantes producidos por el fiel esfuerzo evangelizador de una iglesia. Hay que admitir,sin embargo, que tales condiciones no existen frecuentemente. Por el contrario el evangelistasincero e inteligente, casi sin excepcin, necesita primeramente hacer la obra de pastor y maestroal tratar de avivar la iglesia en s.

    La condicin estril de la iglesia ha creado una gran tentacin para que el evangelista seasuperficial en su meta y en la tarea que emprenda. Su reputacin, y frecuentemente su

    remuneracin, dependen de resultados aparentes. Si el evangelista entiende el programa divinode salvar almas, y se propone ser exhaustivo con las iglesias que no son espirituales, debe dehacer una obra de enseanza que le permita poner el fundamento bblico para que el frutopermanezca. En la tarea de poner una base completa en la obra de las iglesias, el evangelista, pordecirlo as, abandona su propio trabajo, y comienza a tomar sobre s el trabajo de pastor ymaestro; y puede resultar en una frustracin para aquellos que le han llamado y en quienes ldepende, humanamente hablando, para su sostenimiento. Su tentacin es obtener los resultadosaparentes que se esperan. El trabajo del evangelista es un ministerio vital en esta era, pero ste, aligual que todo ministerio, debe ser mantenido dentro de la esfera divinamente sealada para lmismo.

    La discusin del error fundamental de la iglesia, en engrandecer indebidamente la obradel evangelista y abandonar el ministerio de salvacin que le ha sido divinamente encomendado,ser el tema de los captulos siguientes.

    Los Mtodos: De igual manera, un nfasis indebido es puesto casi universalmentesobre los mtodos en el evangelismo moderno. Existe la impresin errnea que los esfuerzos

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    evangelsticos deben de ser confinados a tiempos y pocas determinadas, y esa impresin haconducido a otra an mucho ms seria, que Dios extiende su mano de provisin sloocasionalmente. La realidad es que las fuerzas bblicas en el evangelismo verdadero dependen delas promesas invariables de Dios, la presencia constante del Espritu Santo y su trabajo fiel atravs de los miembros del cuerpo de Cristo.

    Las reuniones frecuentes pueden ser de valor sin lmites en la vida de cualquier compaade creyentes; pero tales reuniones no deben ser el nico tiempo en que se espera ganar almas. Escontraproducente cuando los inconversos llegan a comprender que si pueden evadir lapreocupacin espasmdica de la iglesia por un perodo de algunos das, lograrn librarse de talesinvitaciones por el resto del ao, o tal vez por muchos aos. Esto es uno de los frutos de unevangelismo que depende de tiempos y sazones.

    Nuevamente, el falso o indebido nfasis en mtodos es demostrado en la insistentedemanda de alguna accin pblica en conexin con la salvacin, tal como el pararse o pasar alfrente en una reunin. Gran confusin se ha producido al introducirse tales actos pblicos dentrode la condicin para la salvacin. De esa manera parece que la salvacin no es por fe en Cristosino por un supuesto acto pblico meritorio.

    Estos actos pblicos requeridos son por lo regular justificados con uno o dos pasajes delas Escrituras, los cuales citamos a continuacin: A cualquiera, pues, que me confiese delantede los hombres, yo tambin le confesar delante de mi Padre que est en los cielos" (Mt. 10:32),y, ". . . que si confesares con tu boca que Jess es el Seor, y creyeres en tu corazn que Dios lelevant de los muertos, sers salvo. Porque con el corazn se cree para justicia, pero con la bocase confiesa para salvacin" (Ro 10:9-10).

    Un estudio cuidadoso del contexto completo del pasaje primeramente citado revelar queesa cita ocurre en un trozo de la Escritura que es primordialmente aplicable a la futura edad del

    Reino, y lleva solamente una aplicacin moral o secundaria para la edad de la Iglesia. Por lotanto, de este pasaje en particular, confesin no puede ser tomada en la actualidad como unacondicin para la salvacin.

    El segundo pasaje citado (Ro 10:9-10), es tal vez ms importante, ya que recae dentro delas enseanzas y condiciones que pertenecen principalmente al alma bajo la gracia.

    La fuerza de la declaracin positiva en el verso 9, "si confesares con tu boca que Jess esel Seor, y creyeres en tu corazn que Dios le levant de los muertos, sers salvo", es explicadoen el verso 10: Porque con el corazn se cree para justicia, pero con la boca se confiesa parasalvacin". En el ltimo versculo el verdadero significado y uso de la palabra "confesar" es

    sugerido. Acerca de esta palabra en este mismo pasaje el gran maestro bblico, el Dr. Arturo T.Pierson, escribi: "Esa palabra significa hablar de una misma manera el uno con el otro. Yo creoy recibo el amor de Dios. Al recibir su amor, recibo su vida, y al recibir su vida, recibo sunaturaleza. Y su naturaleza en m naturalmente se expresa a s misma de acuerdo a su voluntad.Eso es confesin. Asimismo el Dr. McClaren ha dicho: 'Los hombres no encienden una lmparay la ponen debajo del almud, porque o se apaga la lmpara o se quema el almud'. Se necesitaventilacin para la vida, la luz y el amor, de otra manera Cmo podrn estos subsistir? Y unaconfesin de Jesucristo como el Seor es la respuesta de la nueva vida de Dios recibida. Al

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    recibir el amor usted es nacido de Dios, y al nacer de Dios usted clama, Abba, Padre, que enarameo significa "Pap" slabas que pueden pronunciarse antes de tener dientes, ya que sonpronunciadas con las encas y los labios, la primera palabra de un alma recin nacida, nacida deDios, que conoce a Dios, y que procede de una naturaleza como la de Dios hablando en ellenguaje de un nio".

    La confesin, entonces, no provee una razn para salvacin, sino que prueba su realidad.Es claramente el privilegio del creyente, y carece de valor hasta que Cristo ha sido recibido y lanueva vida ha comenzado.

    As que con el corazn, o el conocimiento interno, el hombre cree para justicia, la cual esla nica condicin aceptable delante de Dios; y con la boca se confiesa para salvacin, lo cual noes sino la respuesta normal hacia Dios del alma que acaba de nacer de nuevo.

    Que estos pasajes no demandan un acto pblico como condicin para la salvacin esobvio por lo menos por dos razones ms. Primeramente tal interpretacin estara en desacuerdocon todo los otros pasajes de las Escrituras sobre la salvacin, pues causara que la gracia no

    fuese ms gracia ya que aparecera como si hubiese poder meritorio para la salvacin en actoshumanos; y es difcil demandarconfesin en conexin con la conversin sin hacer que aparezcameritoria, y, hasta ese punto, una frustracin de la doctrina completa de la gracia. En segundolugar, una confesin pblica no es necesaria para la salvacin ya que una innumerable cantidadde almas ha encontrado completa paz con Dios a travs de Cristo quienes fueron privados delsupuesto valor de tal accin.

    Al llegar a una decisin positiva, la mente humana es sin duda ayudada por alguna accinfsica la cual sirve para fortalecer la impresin. Esta verdad sicolgica usualmente es la base parade las demandas hechas en favor de actos pblicos en conexin con el aceptar a Cristo comoSalvador. La nica cuestin que se levanta aqu, en relacin con el combinar los actos pblicos

    con el aceptar a Cristo, es que tales actos, si se insiste en ellos, deben ser presentados de talmanera que ningn individuo pudiese pensar que estos forman parte de la nica condicin para lasalvacin. El creer en el Seor Jesucristo es diametralmente opuesto al hacer obra alguna: Esdescansar en la obra y la gracia salvadora de otro.

    Debido a la ceguera satnica hacia el evangelio de la gracia (2Co 4:3-4), el hombreinconverso no comprende la verdadera base de la salvacin, y por lo tanto est presto a hacer lomejor que puede. Esto significa el tratar de ganar su posicin delante de Dios por medio de suspropios esfuerzos. Es esta tendencia natural a realizar algo meritorio que hace que muchosrespondan al llamamiento para una accin pblica. Fue una expresin sincera la de los quepreguntaron a Jess: Qu debemos hacer para poner en prctica las obras de Dios?" Y surespuesta de entonces es la misma de hoy: Esta es la obra de Dios, que creis en el que l ha

    enviado" (Jn 6:28-29).

    No obstante, podemos admitir que se obtienen resultados genuinos algunas veces auncuando se usen mtodos equivocados; pero tambin puede hacerse un gran dao. Muy poco se hadicho acerca de este punto. Algunos de estos males deben mencionarse. Recurdese, sinembargo, que sta es una discusin de los posibles males que pueden seguir del uso equivocadode mtodos, en que una accin pblica es demandada como condicin necesaria para lasalvacin.

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    I. Un Falso Argumento

    El lder que se ha habituado a aos de servicio pblico a duras penas comprende la tareacasi imposible que es puesta delante de la mayora de las personas cuando se les pide querealicen un acto conspicuo. Las personas por lo regular encuentran esos actos muy dificultosos; yaunque estn dispuestos a recibir a Cristo como Salvador personal, con frecuencia evaden dar unpaso pblico debido a su timidez natural. As, pues, el verdadero asunto queda subordinado aotro. Y ese nuevo argumento no solo est fuera de la realidad, sino que est completamente ajenoa la grande e importante pregunta. Aunado a esto, frecuentemente se hace hincapi en que elinconverso debe de estar lo suficientemente serio para cumplir de inmediato con cualquiermtodo o prctica que se la pida. Pero no es evidente, adems del hecho de que tales demandaspueden constituir una negacin de la doctrina de la gracia, que son tanto injustificables comoirrazonables, ya que Dios no ha provisto ningn poder capacitador por medio del cual loshombres puedan hacer actos encomisticos delante de l? La confesin pblica es una tarea muydiferente para la misma persona tmida despus de recibir la nueva vida de Dios: porque lentonces puede decir por fe, y en toda humildad: Todo lo puedo en Cristo que me fortalece" (Fil4:13).

    El nico paso necesario (el recibir a Cristo como Salvador) se realiza solamente en losecreto del mismo corazn, por decisin personal y accin de la voluntad. Esto es tratar conJesucristo a solas, y siendo el acto de esta decisin el ms crtico momento en la vida humana, larazn demanda que ste sea guardado de todo lo que distraiga y confunda.

    II. Una Falsa Seguridad

    Un lder con una personalidad atractiva puede obtener la accin notoria de muchoscuando hace que el motivo sea uno de mrito religioso a travs de algn acto pblico. Bajo talimpresin, una persona formal puede ponerse en pie en una reunin sin tener idea de lo quesignifica descansar por fe en la Roca que es Cristo Jess. O se le puede persuadir a abandonar sutimidez natural cuando no conoce nada de abandonar su tendencia satnica de ayuda propia, ydescansar por fe en lo que Cristo ha hecho por l. La base de la seguridad de todos esosconvertidos es haber hecho algo que el orador les mand.

    III. El Cristiano ProfesanteEstudiantes cuidadosos del evangelismo han notado que donde es necesaria la accin

    pblica como parte de la conversin, ha habido un correspondiente aumento en la listadesagradable a Dios de los llamados "cristianos profesantes"; y es natural que as sea. El pacto deDios es guardar eternamente a todos los que en verdad son salvos, y no existe otra provisin msque el nico camino de salvacin por medio de la substitucin voluntaria de Cristo, por la cualDios puede ser el justo y an ser el justificador del alma condenada en pecado. Atentar "venir a

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    Dios" basndose en una accin pblica, an siendo sta muy devota, no es sino errar, y el almamal guiada quien hace ese esfuerzo, cuando su esperanza ha resultado falsa, es, por lo general, lams difcil de alcanzar de ah en adelante.

    IV. Deshonra el Pacto de Dios

    Como hemos sealado, la doctrina esencial y bblica de la preservacin eterna que Diosrealiza en cada alma regenerada ha sido desacreditada y casi perdida. Esto ha venido a sucederpor el esfuerzo en reconciliar sus pactos con la "verdadera experiencia" en el evangelismo dehoy. Ha sido necesario dudar de la doctrina de las Escrituras para hacer provisin delsorprendente porcentaje de fallos en las filas de los supuestos convertidos.

    Aunque una innumerable multitud pudiese haber sido mal guiada al responder a falsosargumentos y han regresado, tarde o temprano, a sus propios lugares fuera del compaerismocristiano, el pacto de Dios no estuvo envuelto en ese evento. "Por lo cual puede tambin salvar

    perpetuamente a los que por l se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos" (He7:25). El "es poderoso para guardaros sin cada, y presentaros sin mancha delante de su gloriacon gran alegra" (Jud 24). Y el alma que cree en Cristo "no vendr a condenacin, mas hapasado de muerte a vida" (Jn 5:24). Ni nadie la puede "arrebatar de la mano de mi Padre" (Jn10:29), ni separarla "del amor de Dios, que es en Cristo Jess" (Ro 8:39).

    Es muy posible, para el recin convertido, malentender las fuerzas y los hbitos de la vidavieja y el poder y victoria de la vida nueva, de tal manera que sea sobrecogido en pecado yaparezca, por un tiempo, como si estuviere en "una provincia apartada". An as, si ha estadoalguna vez en la casa del Padre como un hijo, l, cual el hijo prdigo es an hijo, y por lo tantoser constantemente constreido por el Espritu a levantarse y acudir a su Padre.

    Un dao incalculable se ha suministrado a toda la cristiandad por medio de esta esparcidanegacin de la gracia y la fidelidad de Dios. Debido a esta negacin, los cristianos han estadoocupados en esfuerzos ftiles de preservacin propia al precio del abandono del verdaderoservicio a Dios, y pecadores inteligentes tienen temor de tomar la posicin del cristiano cuandola razn les aconseja que tal posicin les sera imposible de mantener.

    V. Deshonra al Espritu de Dios

    El objetivo de todas las demandas pblicas en el evangelismo moderno es acabar con laindiferencia y la vacilacin por medio de una decisin positiva. Pero esto algunas veces esemprendido sin considerar el completo proceso de preparacin del Espritu Santo para elejercicio inteligente de una fe salvadora. De esa manera, la obra imprescindible del Espritu en elinconverso ha sido omitida y el Espritu Santo deshonrado en el vano esfuerzo de apresurar lasdecisiones y asegurar resultados visibles.

    Una verdadera decisin depende de la voluntad del individuo al ser movido por unavisin propia y clara de su lugar en la obra salvadora de Cristo, y esa visin debe ser creada por

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    el Espritu Santo. Si esto ocurre, no habr necesidad de persuadir, y los mtodos que sondiseados para forzar una decisin sern hallados superfluos; y cualquier mtodo superfluo espor lo regular resentido por personas inteligentes. Tales mtodos crean un sentido de irrealidaddonde debe existir una realidad creciente.

    Muchos han concluido que enviar obreros para convencer a individuos en unacongregacin mixta no solamente es embarazoso para las personas con quienes se trata, sino quees en la mayora de los casos, un servicio que endurece y aleja. A las decisiones forzosas se lesnombra como prematuras e insensatas; ya que no hay certeza acerca de la conviccin del EsprituSanto ni una bien definida dependencia en su liderazgo. Por otra parte, los muchos que hanresistido la invitacin personal han sido endurecidos o ahuyentados.

    Los mtodos pblicos que son molestos, no tan slo son intiles, sino tambin intrusos.Se gana muy poco en invitar a todos los cristianos en un servicio pblico a ponerse en pie,forzando de esta manera a los otros a una posicin conspicua, causndoles irritacin y creandoprejuicio. No es extrao que algunas veces inconversos inteligentes evaden reuniones dondeestos mtodos son empleados. Al adoptar tal programa, el evangelista o pastor puede estarobstaculizando la obra que Dios est tratando de realizar.

    Si el elemento espectacular se elimina del ministerio de ganar almas, habr menosoportunidad para contar los supuestos resultados, y la prueba de la conversin cambiar de laesfera de la profesin a la realidad de una vida cambiada subsecuentemente.

    El evangelista sincero, quien sin temor, juzga delante de Dios cada mtodo que emplea(juzgndolos con referencia a su valor exacto o el posible dao en la influencia de estos sobrealmas inmortales), encontrar que muchos mtodos son ms bien un hbito que una necesidad.Tambin, que stos han sido empleados en un esfuerzo por producir resultados visibles, en lugarde crear un medio por el cual almas cargadas de pecado puedan encontrar descanso y paz a

    travs de una fe personal e inteligente en Cristo como Salvador.

    Para que no parezca que este criticismo de los mtodos modernos en evangelismo nopuede llevar a una congregacin completa a un punto de decisin, veamos las siguientessugerencias que sern de gran utilidad en el evangelismo.

    El valor real de los mtodos pblicos se puede alcanzar y muchos males pueden evadirsesi, despus de explicar el camino de vida y durante un tiempo de oracin en silencio, se pide alos inconversos que acepten a Cristo por un acto consciente de la voluntad, dirigido en unadefinida oracin a Dios en silencio. Tal decisin puede entonces ser grandemente fortalecida poruna inmediata confesin pblica de Cristo. La diferencia vital, en cuestin es, que ellos estn

    confesando que han credo en Cristo, en lugar de hacer una confesin para poder ser salvos.Despus de tal invitacin, hay que conversar personalmente con quienes han aceptado a Cristopor fe, o cualquier otra persona que honestamente est teniendo dificultades. En estaconversacin la comprensin exacta del paso dado por el individuo puede ser clasificada y su fefortalecida. Esta puede realizarse inmediata-mente despus del servicio o tambin ofreciendoalguna literatura atractiva apropiada para principiantes en la vida cristiana. Cuando es evidenteque ha habido una decisin genuina, se debe aconsejar que testifique de Cristo como Salvadorpersonal juntamente con las otras responsabilidades y privilegios de la nueva vida.

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    Los Mensajes: El ministerio del evangelista del Nuevo Testamento fue diseado paraun alcance ms amplio que la aceptada misin del evangelista contemporneo. Como su nombreimplica, l es el "portador de las buenas nuevas" y en esto difiere del profeta quien proclama losgrandes principios de moralidad y justicia. El evangelista tiene tambin una misin muy distintaa la del pastor y maestro quien pastorea el rebao y los alimenta con la palabra de Dios.

    Al evangelista neotestamentario le ha sido dado un mensaje en particular que proclamar.Ese mensaje es las "buenas nuevas" del evangelio de la gracia; esto es, un especfico sistema deverdad para esta edad. Su mensaje es "buenas nuevas". Ofrece libertad de la servidumbre de laley de Moiss con la lucha por agradar a Dios mediante el esfuerzo propio. Proclama unasalvacin perfecta por medio del poder de Dios a travs de la fe en Jesucristo y su redencin enla cruz. Proclama una redencin por la cual Dios por su poder produce una "nueva criatura",capaz de traer frutos para su gloria.

    Cualquier desviacin de este mensaje de la verdad redentora es injustificada por parte del

    evangelista y est atestada de graves peligros. Por otra parte, el evangelista puede ser tentado aadoptar el mensaje del profeta; o puede emprender la tarea del pastor y maestro y tratar conasuntos de la vida cristiana y as sobrecargar el glorioso pero limitado mensaje del evangelista.Porque el asunto delante del inconverso no es de comportamiento. La vida que se ha de vivirdespus de la conversin se determina solamente por el individuo mismo a la luz y poder de lanueva relacin con Cristo, a quien l ha recibido, y la manera de vivir esa nueva vida es unasunto personal entre el cristiano y su Seor (Ro 14:4). An as, al tratar con el inconverso, laspreguntas que pertenecen a la vida cristiana, tales como las formas de recreacin, o aunmembresa en la iglesia, son frecuentemente discutidas por los evangelistas, y estos asuntospueden convertirse en condiciones para la salvacin para quienes oyen. El individuo puededesear aceptar a Cristo, pero ser incapaz de ver ms all de ese primer paso hasta que ste sea

    dado.

    Repetimos, un mensaje puede convertirse en una "fuerza falsa", y, hasta cierto punto, enun obstculo en el verdadero evangelismo por la tendencia a depender de ste para mover losinconversos a hacer una decisin. Solamente el Espritu de Dios puede iluminar la mente yredargir el corazn de su pecado; y aunque el Espritu puede usar el mensaje con ese fin, la obraes suya y suya nada ms.

    El plan divino en salvar a las almas requiere que el evangelio de la gracia debe serclaramente presentado. Al or, algunos han de creer, y cuando ellos hacen esto, en ese mismoinstante son salvados por el gran poder de Dios (Jn 3:36). Hay muy poca demanda de mtodos

    ms all de este programa divinamente ordenado. Sin duda alguna es importante descubrir yalentar cada decisin. Algunos mtodos simples frecuente-mente ayudan a ese fin; pero talmaquinaria no es parte del plan que Dios ha ordenado. Se espera que los inconversos crean elmensaje de salvacin al orlo. Muchas veces la falta est en la predicacin. El mensajero debeconocerel evangelio, o de otra manera guardar silencio.

    El verdadero propsito del mensaje y la completa imposibilidad de poseer poder deconviccin en s mismo y de s mismo ser presentado ms ampliamente en otro captulo, donde

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    se ver la obra iluminadora del Espritu como una de las verdaderas fuerzas en el evangelismodel Nuevo Testamento.

    Al considerar las verdaderas fuerzas en el evangelismo como son presentadas en lasEscrituras, se encontrar que stas, en contraste con las "falsas fuerzas" ya mencionadas,dependen sobre la actividad de la compaa completa de los creyentes en oracin y en elministerio de la palabra. Estas fuerzas demandan un incesante empeo para su completarealizacin; y deben hacerse independientemente de reuniones pblicas o lderes especiales.Estas verdaderas fuerzas, debido al nfasis, sern tomadas en orden inverso, comenzando con elobjetivo, o fin, el cual debe de tenerse en cuenta en el evangelismo verdadero, y trazando lospasos sucesivos a la inversa hasta el punto de la responsabilidad humana.

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    CAPTULO II

    SALVACIN,EL OBJETIVO EN EL EVANGELISMO

    Todo evangelismo se realiza en una fase de la gran palabra bblica, "salvacin". Es unvocablo que trasciende el objetivo del evangelismo: la liberacin de la pena y la condenacin delpecado. Incluye la liberacin del poder presente del pecado y la presentacin final y el desarrollode la imagen de Cristo en el que ha sido salvado. La palabra encierra una serie completa de otrasgrandes doctrinas y revelaciones en las que el Padre, el Hijo y el Espritu Santo obran hacia latransformacin del cuerpo, alma y espritu del individuo en un ser celestial y un participante conCristo de su gloria. Esta es la obra poderosa del Trino Dios hacia la perfeccin de cada creyente.Benditos son en verdad los que aprenden a entregarse a s mismos completamente a su podersalvador.

    Debido a la ceguera satnica universal en la mente del hombre (2Co 4:3-4), el alcance dela obra transformadora de la salvacin no siempre es comprendido. Muchos lderes religiosos sehan apartado del verdadero evangelio y sinceramente han expuesto "otro evangelio" de reformasocial, tica cultural, humanitarismo, o moralidad. Al volverse a estas buenas cosas perosecundarias, ellos demuestran, tanto por su descuidado rechazo del nico evangelio de graciacomo por el entusiasmo sin lmites de ellos hacia estos indignos substitutos, que las riquezas delglorioso evangelio de Cristo no les han amanecido.

    Esta ignorancia inconsciente de la verdad central de la palabra de Dios es uno de losobstculos ms poderosos para el evangelismo de hoy. Porque no solamente son los ciegosincapaces de tomar parte en un verdadero trabajo de ganar almas, sino que tambin han apelado,

    y hasta cierto punto conseguido, una actitud de tolerancia para sus doctrinas de parte de loscristianos genuinos que deban resistirlas en defensa de la verdad.

    El espritu de tolerancia hacia la predicacin de "otro evangelio", en lugar del de Cristo,es por lo regular justificado con la declaracin de que la palabra de Dios no necesita defensa, ypor lo tanto, cualquier controversia con estos pervertidores de la verdad sera una innecesariaguerra sin propsito. A esto podra responderse: Ninguna defensa de la verdad es hecha portemor a que el hombre destruya las eternas Escrituras. Pero esa defensa es hecha debido a lacompasin dada por Dios hacia la multitud de personas que estn siendo engaadas y apartadasde toda esperanza por las sofisteras de estas enseanzas. Cualquier preocupacin por losperdidos se extendera tanto a los mal guiados como a los no guiados.

    Debido a los substitutos piadosos, la influencia eclesistica y el entusiasmo ciego de suspromotores, el evangelismo tiene nuevos enemigos a quienes enfrentarse. Su glorioso trabajo nose realizar nunca agitando una bandera blanca de tolerancia delante de sus enemigos.

    Ya que el evangelismo verdadero requiere de un claro entendimiento de todo lo que es el"poder de Dios para salvacin", es importante sealar varios aspectos de la salvacin. Estacomprensin de las riquezas de la salvacin debe depender de la iluminacin divina como lo dice

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    la Escritura: "para que el Dios de nuestro Seor Jesucristo, el Padre de gloria, os d espritu desabidura y de revelacin en el conocimiento de l, alumbrando los ojos de vuestroentendimiento, para que sepis cul es la esperanza a que l os ha llamado, y cules las riquezasde la gloria de su herencia en los santos" (Ef 1:17-18).

    1 Corintios 1:30 dice que Cristo ha sido hecho al creyente, "justificacin, santificacin yredencin". Estas tres palabras, hasta cierto punto, sugieren los tres tiempos - pasado, presente yfuturo - de la salvacin; porque el creyentefue salvado de la condenacin a justificacin y vidacuando crey; est siendo salvado del hbito y el poder del pecado a travs de la santificacin, yser salvado de la presencia del pecado cuando, con su cuerpo glorioso, sea completamenteredimido estando en la presencia del Seor cuando l venga.

    Los tiempos presente y futuro de la salvacin, aunque no son parte del evangelismo,deben ser cuidadosamente distinguidos del tiempo pasado, el cual es su verdadero objetivo.

    Para el creyente que ha entrado en el primer tiempo de la salvacin, el sistema de verdadmencionado anteriormente que presenta la "santificacin" o el segundo tiempo de la "salvacin"

    es de gran importancia. Le presenta la nica solucin para todos los problemas que se aglomeranalrededor de la responsabilidad de andar como es digno de la vocacin con que ha sido llamado,y mostrar las virtudes de aquel que le llam de las tinieblas a su luz maravillosa. La elevadaposicin como hijo de Dios, la participacin con Cristo, la comunin y compaerismo con elEspritu de Santidad quien habita en l, demandan, nada menos de una salvacin hecha por Dios,una liberacin del hbito y el poder del pecado. Esta salvacin es independiente de toda energay fortaleza humana; porque la naturaleza humana, en su estado ptimo, no es capaz de produciruna vida que verdaderamente honre a Dios.

    Podemos aadir que ningn cristiano inteligente puede contemplar su gran vocacin enCristo Jess, su naturaleza pecaminosa, y el dominio del adversario, Satans, sin dar la

    bienvenida a la victoria y a la liberacin del poder del mal provistas por Dios a travs delEspritu Santo. Sin embargo, es frecuentemente difcil, para el hijo de Dios, abandonar suspropios recursos y la tendencia de autosuficiencia como medio de victoria, y descansar creyendoque Dios obrar tanto el querer como el hacer por su buena voluntad. An as, la victoria sobre elmal nunca se obtiene siguiendo otro camino; es slo dependiendo del poder salvador de Dios atravs de Jesucristo. "El que comenz en vosotros la buena obra, la perfeccionar hasta el da deJesucristo" (Fil 1:6).

    De esta manera, el ltimo tiempo de la salvacin, la presentacin sin mancha delante desu gloria, es una obra realizada independientemente de toda energa y fortaleza humana.

    En cada propsito de Dios revelado para el hombre en las edades pasadas, algunasresponsabilidades recayeron sobre la fidelidad humana. Pero en esta edad de la gracia, en la queDios est llamando a un pueblo celestial, no permiti que su resultado glorioso fuera empaadopor alguien. Por eso l tan perfectamente reserv para s mismo cada paso necesario en la granobra de la salvacin.

    Volviendo al primer tiempo de la salvacin, lo que es el verdadero objetivo en elevangelismo genuino, veremos que esta parte de la obra salvadora de Dios incluye los asuntos

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    ms grandes que pueden venir a la vida humana. Algunos de estos aspectos los consideraremospor separado.

    I. El castigo del pecado y la condenacin de una ley ofendida son totalmente puestos a unlado a travs de la justificacin en base a la muerte expiatoria y sustitucionaria de Cristo. Comoest escrito en Efesios 1:7: "En quien tenemos redencin por su sangre, el perdn de pecadossegn las riquezas de su gracia", y tan completa ha sido esta obra redentora que Dios, en perfectarectitud y justicia, no tan slo perdona y cancela todo pecado, sino que tambin recibe al pecadorperdonado como cubierto con toda la dignidad de Cristo. El mismo pasaje dice: habindonospredestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, segn el puro afecto de suvoluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado" (Ef1:5-6).

    Esta es una expiacin basada en substitucin. Es el nico significado dado en el NuevoTestamento a la muerte de Cristo, y es el nico valor previsto en esa muerte en los tipos yprofecas del Antiguo Testamento. En Isaas 53:5-6, est escrito: "Mas l herido fue por nuestrasrebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre l, y por su llagafuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apart porsu camino; mas Jehov carg en l el pecado de todos nosotros". Rechazar esta repetida y nicarevelacin del propsito de Dios en la cruz es izar las velas hacia la incertidumbre del mar sinfronteras. Es abandonar la nica medicina para el pecado que el mundo puede conocer. Y esabandonar el nico fundamento de acuerdo con la revelacin de Dios, sobre la cual toda laesperanza de la humanidad es hecha descansar.

    La realidad de que la compasin divina ha cumplido todas las demandas de la justiciapara beneficio del hombre pecador e injusto, permanece en pie sin ninguna comparacin oilustracin digna en el ramo de la experiencia humana. No obstante, hay quienes interpretan elsignificado de la muerte de Cristo, alegando que encuentran una lnea de analoga para esta gran

    revelacin en las cosas de este mundo. Ellos dicen que tal sacrificio debe ser visto en la muertede una generacin de flores para el enriquecimiento de futuras generaciones de flores. Y dicenque los sufrimientos de una madre por su nio estn, en principio, relacionados con lossufrimientos de la cruz. La falta de todas estas comparaciones puede verse en el hecho de que lamuerte de una generacin de flores no salva de la muerte a ninguna generacin futura, nitampoco los sufrimientos de una madre, en manera alguna alivia el dolor y los sufrimientos delnio.

    Cristo no muri para mostrarnos cmo morir: El muri para que nosotros no tengamosque morir. Fuera de esta distincin central, pudiera mantenerse una "forma de religin"; pero noexiste ningn poder en el ofrecimiento de tal salvacin. Pudiese haber un uso cuidadosamente

    seleccionado de las Escrituras; pero no puede haber ninguna interpretacin razonable de todo eltestimonio de Dios.

    El problema del pecado fue confrontado y perfectamente resuelto por Dios, siendo lmismo el nico mediador. El resultado es una perfecta suspensin de todo castigo y condenacinpor el pecado. Toda la humanidad fue incluida en esta intervencin; porque est escrito: "Y l esla propiciacin por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino tambin por los detodo el mundo" (1Jn 2:2), y ". . . para que por la gracia de Dios gustase la muerte por todos" (He

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    2:9); y otra vez, "Porque de tal manera am Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unignito" (Jn3:16). Estos pasajes revelan que la condenacin del inconverso ahora, no es en los pecados queCristo llev en su cuerpo en el madero, sino que la condenacin descansa en el acto derechazamiento de aquel que carg con el pecado del mundo. Por eso est escrito: "El que en lcree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha credo en el

    nombre del unignito Hijo de Dios" (Jn 3:18). As el Espritu Santo convence a un mundo querechaza su propiciacin, de un gran pecado: De pecado, por cuanto no creen en m" (Jn 16:9).

    El creyente, en contraste con el inconverso, ha aceptado la reconciliacin como base desu salvacin, y por lo tanto, se ha apropiado por la fe el sacrificio de Cristo por l.

    La posicin exacta del creyente con relacin a la justa condenacin que merece por suspecados se ilustra por la relacin que un criminal ya ejecutado tiene con la ley que le hacondenado y le ha hecho cumplir su sentencia. El ha sido trado a una corte, juzgado ysentenciado a muerte por sus pecados, y la pena de muerte ha sido perfectamente efectuada. Sinembargo, su ejecucin ha sido tomada en substitucin por el mismo juez cuya justicia le habacondenado. Recordemos que fue el juez quien pronunci la sentencia de muerte ("el alma quepecare esa morir", y "la paga del pecado es muerte") quien tambin, en su gran amor descendide su trono celestial, mostrando su propio seno y recibiendo en su propio pecho el castigo de lamuerte que l mismo en su justicia haba sentenciado. Fue Dios quien "estaba en Cristo,reconciliando el mundo a s, no imputndoles sus pecados".

    De esta manera, el creyente, puesto en pie, ms all de su propia perfecta ejecucin, seencuentra en una posicin que no est bajo la ley; porque la ltima demanda de sta ha sidosatisfecha. El est, por lo tanto, en una posicin en la que Dios es libre de obrar cada deseo de supropio amor sin ningn posible reto a su perfecta justicia y verdadera santidad. Ya que todas lasdemandas de la justicia han sido completamente satisfechas, est escrito que Dios puedepermanecer justo, y an ser el justificador de aquel que cree. Cuando Dios es de esa manera libre

    para actuar, efectuar por su propio poder su eterno propsito, y nosotros seremos fcilmentepresentados sin mancha delante de su gloria, y seremos hechos conforme a la imagen de su Hijo.

    Son en verdad maravillas las figuras usadas en la Biblia para mostrar la completalimpieza del pecado y la cancelacin de la condenacin para quien ha recibido la cura para elpecado. En Miqueas 7:19, se dice de Israel, "sepultar nuestras iniquidades, y echar en loprofundo del mar todos nuestros pecados". Tambin en Salmos 103:12, dice: Cuanto est lejosel oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones", y "nunca ms me acordarde sus pecados y transgresiones" (He 10:17). Y otra vez, la enftica figura de "borrar" esfrecuentemente usada: Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de m mismo, y no meacordar de tus pecados" (Is 43:25). "Yo deshice [borr] como una nube tus rebeliones, y como

    niebla tus pecados; vulvete a m, porque yo te redim" (Is 44:22). "Pero Dios ha cumplido as loque haba antes anunciado por boca de todos sus profetas, que su Cristo haba de padecer. Asque, arrepentos y convertos, para que sean borrados vuestros pecados. . ." (Hch 3:18-19).

    Repetimos, el perdn de pecados, como se ha sealado en los pasajes citados, es hechoposible solamente en la sangre de Cristo. En Colosenses 2:13-14, dice: "Y a vosotros, estandomuertos en pecados y en la incircuncisin de vuestra carne, os dio vida juntamente con l,

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    perdonndoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que haba contra nosotros, quenos era contraria, quitndola de en medio y clavndola en la cruz".

    II. No tan slo el pecado y la condenacin son removidos en el primer tiempo de lasalvacin, sino que el creyente, ya sea en el Antiguo Testamento o en el Nuevo, se dice que est"vestido de la justicia de Dios" en lugar de los "trapos de inmundicia" de justicia propia, como lasiguiente Escritura lo describe: Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestrasjusticias como trapo de inmundicia. . ." (Is 64:6). "En gran manera me gozar en Jehov, mi almase alegrar en mi Dios; porque me visti con vestiduras de salvacin, me rode de manto dejusticia" (Is 61:10). "Tus sacerdotes se vistan de justicia, y se regocijen tus santos" (Sal 132:9).El pasaje que dice: Y Jehov hizo al hombre y a su mujer tnicas de pieles, y los visti" (Gn3:21), es una ilustracin de Cristo quien fue hecho nuestra justicia a travs del derramamiento desu sangre.

    As, tambin, muchos otros pasajes revelan que esta justicia atribuida o adjudicada esposible nicamente basndose en la fe en Cristo como Salvador personal por su muerteexpiatoria: Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por laley y por los profetas; la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los quecreen en l. Porque no hay diferencia" (Ro 3:21-22).

    "Qu, pues, diremos que hall Abraham, nuestro padre segn la carne? Porque siAbraham fue justificado por las obras, tiene de qu gloriarse, pero no para con Dios. Porque qudice la Escritura? Crey Abraham a Dios, y le fue contado por justicia. Pero al que obra, no se lecuenta el salario como gracia, sino como deuda; mas al que no obra, sino cree en aquel quejustifica al impo, su fe le es contada por justicia. Como tambin David habla de labienaventuranza del hombre a quien Dios atribuye justicia sin obras" (Ro 4:1-6).

    "Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han

    sujetado a la justicia de Dios; porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel quecree" (Ro 10:3-4). "Y ser hallado en l, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino laque es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por fe" (Fil 3:9). "Y a ella se le ha concedidoque se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas delos santos" (Ap 19:8). "Mas por l estis vosotros en Cristo Jess, el cual nos ha sido hecho porDios sabidura, justificacin, santificacin y redencin" (1Co 1:30). "Al que no conoci pecado,por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fusemos hechos justicia de Dios en l (2Co5:21).

    Hemos citado todos estos pasajes para mostrar que la justicia atribuida es un temaimportante tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, y tambin imprescindible para el

    hombre pecador que ha de comparecer delante de Jehov Dios. Tambin, los textos del NuevoTestamento nos dicen que la justicia "contada" es Cristo mismo "hecho nuestra justicia" por unacto de Dios. De acuerdo con el ltimo pasaje citado, el creyente es hecho justicia de Dios enCristo tan perfectamente como Cristo fue hecho pecado por l. La posicin del creyente es "enCristo " y l ha sido hecho "acepto en el Amado".

    Existe tambin una posicin de perfecta justificacin a travs de la obra del que llev lospecados. "Porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree" (Ro 10:4). Bajo

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    estas "riquezas de gracia" no se requiere ms que la justicia sea otorgada como fundamento parala aceptacin delante de Dios. Esta justicia es cumplida en Cristo: en lugar de, o porel creyente.

    La revelacin de que la justicia de Dios es "para todo y sobre todo aquel que cree"siempre ha parecido algo imposible e irrazonable desde el punto de vista de la "sabidura de estemundo"; pero no es imposible ni irrazonable a la luz de la cruz.

    III. Tambin hay en la salvacin impartimiento de una nueva vida que solamente traealivio a quien est "muerto en delitos y pecados". Es una nueva creacin y regeneracin por elpoder de Dios en base a la sangre de Cristo en la cruz. Esto, tambin es otorgado al principio dela salvacin.

    Los pasajes siguientes, seleccionados de ms de ochenta referencias neotestamentariassobre este tema, nos darn una idea de esta doctrina y revelacin:

    (a)No es, en ninguna manera, la posicin presente de los inconversos. "Respondi Jessy le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo [de arriba], no puede ver el

    reino de Dios" (Jn 3:3). "Jess le dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no comis la carne del Hijodel Hombre, y bebis su sangre, no tenis vida en vosotros" (Jn 6:53). "Porque estrecha es lapuerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan" (Mt 7:14).

    (b)La vida eterna es la posesin presente del creyente. "De cierto, de cierto os digo: Elque oye mi palabra, y cree al que me envi, tiene vida eterna; y no vendr a condenacin, mas hapasado de muerte a vida" (Jn 5:24). "El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el quedesobedece al Hijo no ver la vida, sino que la ira de Dios est sobre l" (Jn 3:36). "Estas cosasos he escrito a vosotros que creis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepis que tenis vidaeterna, y para que creis en el nombre del Hijo de Dios" (1Jn 5:13).

    Aunque la vida eterna es una posesin presente del creyente y ahora segura (Jn 5:24;10:28) como la salvacin, sta se menciona algunas veces en un aspecto futuro: S fiel hasta lamuerte, y yo te dar la corona de la vida" (Ap 2:10). "Pero la piedad para todo aprovecha, puestiene promesa de esta vida presente, y de la venidera" (1Ti 4:8).

    (c)La vida eterna viene de Cristo. "En l estaba la vida, y la vida era la luz de loshombres" (Jn 1:4). "Jess le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre,sino por m" (Jn 14:6). "Mas vosotros negasteis al Santo y al Justo y pedisteis que se os diese unhomicida, y matasteis al Autor de la vida, a quien Dios ha resucitado de los muertos, de lo cualnosotros somos testigos" (Hch 3:14-15). "Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vidaeterna; y esta vida est en su Hijo" (1Jn 5:11).

    (d)La vida eterna es Cristo habitando en el creyente [haciendo alusin tambin como lanaturaleza divina (2P. 1:4); y el "nuevo hombre" (Col 3:10)]. "A quienes Dios quiso dar aconocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, laesperanza de gloria" (Col 1:27). "Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotrostambin seris manifestados con l en la gloria" (Col 3:4). "Con Cristo estoy juntamentecrucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en m; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en lafe del Hijo de Dios, el cual me am y se entreg a s mismo por m" (G 2:20). "Examinaos avosotros mismos si estis en la fe; probaos a vosotros mismos. O no os conocis a vosotros

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    mismos, que Jesucristo est en vosotros, a menos que estis reprobados?" (2Co 13:5). "Llevandoen el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jess, para que tambin la vida de Jess semanifieste en nuestros cuerpos" (2Co 4:10).

    (e)La vida eterna depende de la fe en Cristo como Salvador. "Pero stas se han escritopara que creis que Jess es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengis vida en sunombre" (Jn 20:31). "Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les diopotestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad decarne, ni de voluntad de varn, sino de Dios" (Jn 1:12-13). "Porque la paga del pecado es muerte,mas la ddiva de Dios es vida eterna en Cristo Jess Seor nuestro" (Ro 6:23).

    As que la regeneracin es presentada en las Escrituras como uno de los ms importantesaspectos en la obra de la salvacin. Como su enseanza es extraa a las cosas de este mundo,sta es totalmente omitida por otros sistemas religiosos. Por ser la nica puerta de salida a travsde la cual un alma puede ser librada del poder de las tinieblas y trasladada al reino del HijoAmado de Dios (Col 1:13) es, tambin, cuidadosamente omitida de los credos satnicos, y de lasenseanzas de sus apstoles (2Co 11:13-15). An as, si sta revelacin es rechazada, qu otrainterpretacin pudiese darse a esta gran verdad? O qu otro poder pudiera substituirse quecapacitara a un alma a levantarse al presente y futuro estado del cristiano, como el estadodescrito en la palabra de Dios?

    IV. El Don del Espritu. La calidad de la vida en el creyente que honre a Dios, ha sufridoun sin nmero de fracasos debido a la casi universal confusin y negligencia de la verdad conrelacin a la obra del Espritu en y a travs de l. Esto comienza en la tarea del Espritu en supreparacin de un alma para la salvacin.

    En relacin del Espritu con el creyente, es muy importante reconocer que l hace suhabitacin permanente al momento en que uno cree. Por lo tanto, recibir al Espritu no es una

    "segunda bendicin" derramada sobre cristianos especialmente consagrados en respuesta a laoracin. Porque a partir del da de Pentecosts y desde que el evangelio fue dado a los gentilescomo dice Hechos 10, el Espritu Santo ha venido a vivir en el hijo de Dios en el momento enque ste ha pasado de muerte a vida.

    Aunado a esto, es necesario recordar que en Romanos 5:1-11, donde se enumeranalgunos resultados inmediatos de la justificacin por fe, el verso cinco afirma que "el amor deDios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espritu Santo que nos fue dado". TambinPablo, al corregir a los cristianos de Corinto por pecados escandalosos, bas toda su apelacin aellos en que eran templos del Espritu Santo (1Co 6:19). As tambin, en Romanos 8:9: "Masvosotros no vivs segn la carne, sino segn el Espritu, si es que el Espritu de Dios mora en

    vosotros. Y si alguno no tiene el Espritu de Cristo, no es de l." Y en Glatas 4:6: Y por cuantosois hijos, Dios envi a vuestros corazones el Espritu de su Hijo, el cual clama: Abba, Padre!"(Vanse tambin, Jn 7:37-39; 1Co 2:12; 1Jn 3:24; 4:13. Tambin, cuando apropiadamente soncomprendidos, Hch 8:15-17; 19:1-6, no son excepcin a esta enseanza positiva de la palabra deDios).

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    Es posible y necesario ser "llenos del Espritu Santo" repetidamente para cada necesidad(Ef 5:18); pero no debemos confundirlo nunca con el hecho de recibir al Espritu, lo cual es unode los aspectos del primer tiempo de la salvacin.

    Por medio de esta nueva relacin con el Espritu, el creyente es equipado de inmediatopara enfrentarse a todas las demandas de la vida nueva. El puede ser victorioso sobre el "viejohombre" con sus deseos y hbitos carnales. El "nuevo hombre" puede vivir para la gloria de Diosy servirle con energas que estn fuera del poder y la capacidad humana. La plena realidad deque el cristiano adquiere instantneamente posesin del poder suficiente por el Espritu para vivircompletamente para Dios, est en contraste directo con el ideal del mundo de "edificar elcarcter" lo cual demanda aos de penosas derrotas y fallos. Por supuesto que tendr queaprender a rendirse a s mismo al poder del Espritu para encontrar que es librado de todas las"obras de la carne" que son: "adulterio, fornicacin, inmundicia, lascivia, idolatra, hechiceras,enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejas, envidias, homicidios,borracheras, orgas, y cosas semejantes a estas . . ." En lugar de stas, el Espritu quien habita enel creyente traer en l "el fruto del Espritu", el cual es "amor, gozo, paz, paciencia, benignidad,bondad, fe, mansedumbre, templanza" (G 5:19-24).

    Slo de esta manera, al haber recibido al Espritu en el momento de ser salvo, y alrendirnos a l completamente, somos equipados desde ese momento para triunfar sobre la "viejanaturaleza", la carne, y Satans, el enemigo de las almas. Tambin experimentaremos una vidasanta de compaerismo con Dios y encontraremos el don que el Espritu nos ha dado para laedificacin de los dems (Ro 12:3-8; 1Co 12:4-31). Mientras l realiza su obra de santificacin yenseanza, por el momento, podemos llenar a cabalidad la voluntad de Dios para nuestra vida.

    V. El Bautismo del Espritu. Cualquier conocimiento de este aspecto de la salvacin,debe de depender de un concepto claro de los varios significados de la palabra "iglesia" como esusada en la Biblia. Aunque esta se usa haciendo referencia a una organizacin local de quienes

    profesan ser cristianos, tambin se usa para designar a la compaa completa del puebloregenerado que ha sido, o ser salvado durante esta era de la gracia. Este conjunto de personas, uorganismo, es la verdadera iglesia, "la iglesia, la cual es su cuerpo". Algunas veces se mencionadirectamente, y otras veces en tipos y figuras, lo cual sugiere la unin perfecta que existe entreCristo y los creyentes, y entre creyentes mismos: el pastor y las ovejas (Jn 10); la vid y lospmpanos (Jn 15); la piedra angular y las piedras del edificio (Ef 2:19-22); el esposo y la esposa(2Co 11:2; Ef 5:29; Ap 19:7), con muchos tipos en el Antiguo Testamento; el "sumo sacerdote"y el "reino de sacerdotes"; el "segundo Adn" y la "nueva criatura"; la cabeza viviente y elcuerpo con sus muchos miembros (1Co 12:12-31; Ef 1:22-23). La formacin de esta compaa esel propsito de esta era (Hch 15:13-18); porque ellos son el pueblo celestial cuyo fin y gloriasern manifestados en todas las edades venideras.

    Es en este cuerpo glorioso que el creyente es colocado por el bautismo del Espritu en elmomento en que es salvo. Este bautismo, en el cual el creyente es unido a Cristo y a los otrosmiembros en el mismo cuerpo, sobrepasa todo entendimiento, y es una unin ms estrecha quecualquier relacin humana. El esposo y la esposa son, en el propsito de Dios, "una carne";mientras que se dice de esta unin mstica de la iglesia con su "cabeza viviente" que son "unespritu": Porque por un solo Espritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judos o

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    griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espritu" (1Co 12:13)."Pero el que se une al Seor, un espritu es con l" (1Co 6:17).

    Una relacin tan grande debe producir alguna experiencia personal en el creyente, auncuando esta doctrina le es totalmente desconocida. Por lo tanto, la prueba le es dada a todo el queprofesa ser cristiano: "Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en que amamos alos hermanos. El que no ama a su hermano [cristiano], permanece en muerte" (1Jn 3:14).

    La unin del creyente en el cuerpo es perfecta y completa desde el comienzo de susalvacin. Abre delante de l la bendita certeza de ir con ese cuerpo a encontrarse con el Seorcuando l venga a recibir a los suyos (1Ts 4:13-18) y ser de la esposa, en el seno del esposo, enel palacio del Rey.

    VI. El Sacerdote Cristiano. El creyente tambin es constituido sacerdote para Dioscuando es redimido. El es uno de los que forman la gran compaa sacerdotal la cual es laverdadera iglesia. Y tiene acceso, a travs de la sangre de Cristo, al Lugar Santsimo, dondeCristo, el sumo sacerdote, ya ha entrado. El tiene el privilegio, como el sacerdote antiguo, de

    ofrecer su sacrificio y alabanza a Dios e interceder delante de l por sus semejantes (1P. 2:5, 9).

    VII. La Intercesin y la Abogaca de Cristo. Tres veces se menciona en las Epstolas queCristo vive ahora para hacer intercesin por los suyos (Ro 8:34; He 7:25; 9:24). Adems de esto,Cristo dijo en su oracin sumosacerdotal: Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino porlos que me diste; porque tuyos son" (Jn 17:9). As, los inconversos, al creer, vieneninstantneamente al lugar de privilegio en el cual Jess se convierte en el intercesor de ellos. Estees un factor vital en la firmeza y seguridad de aquel que est descansando en Cristo por fe;porque es en sta relacin de preservarnos que estas referencias ocurren. A las preguntas,"Quin acusar a los escogidos de Dios?" y "Quin es el que condenar?" est la respuestaaseguradora: Cristo es el que muri; ms aun, el que tambin resucit, el que adems est a la

    diestra de Dios, el que tambin intercede por nosotros" (Ro 8:33-34). Y otra vez: "Por lo cualpuede tambin salvar perpetuamente a los que por l se acercan a Dios, viviendo siempre parainterceder por ellos" (He 7:25).

    Por lo tanto, Cristo, como intercesor, media entre la debilidad e incapacidad del creyentey todo lo que Dios requiere.

    Como abogado, el Seor se enfrenta a las transgresiones y faltas del creyente sobre labase de su completa suficiencia y sacrificio por el pecado. Escrito est: "Hijitos mos, estas cosasos escribo para que no pequis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre,a Jesucristo el Justo. Y l es la propiciacin por nuestros pecados; y no solamente por los

    nuestros, sino tambin por los de todo el mundo" (1Jn 2:1-2). As que, se nos dice: Siconfesamos nuestros pecados, l es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos detoda maldad" (1Jn 1:9). Con el abogado defendiendo su propio y suficiente sacrificio por lospecados del ya salvado, el acto de remover las transgresiones ahora no pertenece a lamisericordia; porque Dios es "fiel y justo para perdonar nuestros pecados".

    De esta manera, Cristo se ha convertido en el intercesor y abogado del creyente,proveyndole toda la limpieza de contaminacin de pecado y convirtindose en la certeza de su

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    seguridad, a pesar de su debilidad e indignidad. Todo esto ocurre desde el momento en que l"viene a Dios a travs de l".

    Cualquier esfuerzo para describir esta gran salvacin resulta inadecuado; pues an no seha dicho la mitad acerca de las riquezas de la gracia en Cristo Jess. Pero s hemos visto losuficiente para demostrar que la primera obra en la salvacin, ofrecida al inconverso basndoseen los mritos del sacrificio de Cristo, es una transformacin estupenda e inmediata del poder delas tinieblas y la condenacin del pecado a la gloriosa luz, libertad y seguridad de ser hijo deDios. Es el poder sin medida, la sabidura y el amor de Dios obrando, a su propio costo infinito,para crear una humanidad nueva, redimida y celestial. Ante tal objetivo los substitutoshumanitarios ofrecidos por Satans o el hombre, son nada.

    Esta salvacin no es el producto del pensamiento o de la invencin humana sino que "semanifest" como "revelacin" de Dios al hombre (Tito 3:4; G 1:11-12). Las sorprendentespalabras "los expertos estn de acuerdo", son la evidencia final ofrecida en defensa de otrosllamados "evangelios" de hoy da. Pero del nico y verdadero evangelio de la gracia puededecirse: toda la Escritura est de acuerdo", porque ste es su mensaje central desde el principiohasta el final.

    Esta salvacin tan grande es presentada al hombre como una totalidad perfecta. Por lotanto no puede ser dividida, porque no hay provisiones divinas por las cuales alguna porcin deeste poderoso trabajo pueda aceptarse aparte del todo. Quien acepta el perdn de pecados, o unlugar con los redimidos en la gloria, lo hace solamente al recibir al Seor Jesucristo; y con l,todo lo que Dios en su infinito amor ha de derramar. Y si l comprende poco sobre la grandezade esta obra redentora por su entendimiento limitado, podr privarse de gozo y bendicin; perono cambia la verdad de su nuevo y glorioso estado.

    Los perdidos son redimidos cuando creen el plan de la salvacin. Esta no se basa en la

    oracin, arrepentimiento, reformacin, profesin, o en "buscar al Seor". Israel busc al Seormientras pudo ser hallado (Is 55:6); pero ningn gentil "busca a Dios" (Ro 3:11). "El Hijo delHombre vino a buscar y a salvar lo que se haba perdido" (Lc 19:10).

    Tambin, es claro que la trascendental empresa de esta salvacin es completamente obrade Dios, ya que todas sus fases dependen de su poder que sobrepasa la fuerza humana. Debido aesto, la condicin para ser rescatado es razonable, porque demanda solamente una actitud deesperanza en Dios a travs de Cristo. Una persona ciega y orgullosa necesita no tan slo serafectada de tal manera que quiera ser salva, sino tambin, ver su plena insuficiencia ante el poderde Dios y el sacrificio de Cristo en la cruz, y esto a pesar de la cegadora oposicin de Satansquien opera en l (Ef 2:2).

    Quin es suficiente para estas cosas? Seguramente no lo es el predicador elocuente ni elapasionado evangelista! Solamente Dios es suficiente; y l ha provisto a plenitud la preparacinnecesaria de la mente y el corazn en la importantsima obra de conviccin hecha por el EsprituSanto.

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    CAPTULO III

    CONVICCIN POR EL ESPRITU

    Todo ganador de almas se percata, tarde o temprano, que la mayora de los inconversosno comprenden la seriedad del estado perdido en que se encuentran; ni tampoco se alarman auncuando se les avise y advierta del peligro. Estas personas pueden ser inteligentes y listas paraaprovechar cualquier oportunidad para avanzar material e intelectualmente. Pero hay una sombrade indiferencia y apata hacia las cosas que pueden asegurarles una correcta relacin con Dios.Todas las ofertas de gracia con las bendiciones presentes y futuras de los redimidos sonescuchadas sin una reaccin o respuesta razonable. Tal vez ellos son afectuosos, agradables ybondadosos. Probablemente sientan gran compasin hacia todo sufrimiento y necesidad. Pero supecaminosidad delante de Dios y la imperiosa necesidad de un Salvador son extraamentedesechadas por ellos. Se acuestan a dormir sin miedo y se despiertan a una vida que est libre detodo pensamiento u obligacin hacia Dios. El fiel ministro pronto aprende, para su tristeza, quela ms cuidadosa presentacin de la verdad y la invitacin ms apasionada no produce ningnefecto en ellos, y naturalmente surge la pregunta: Cmo, pues, podrn ser alcanzados con elevangelio?

    La respuesta a esa pregunta se halla en un correcto entendimiento de la causa de laindiferencia de ellos y en una adaptacin de los mtodos de trabajo para que haya unacooperacin con el Espritu Santo al seguir el programa divino en salvar almas.

    Uno de los grandes enemigos del evangelismo moderno, que ha sido tratado muy a laligera, es descrito en el pasaje siguiente: Pero si nuestro evangelio est an encubierto, entre losque se pierden est encubierto; en los cuales el dios de este siglo ceg el entendimiento de los

    incrdulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es laimagen de Dios" (2Co 4:3-4).

    Este pasaje apenas necesita ser comentado ms all de una pequea referencia alsignificado exacto de la palabra "evangelio" como es usada aqu.

    El sistema de verdad que Pablo recibi como una revelacin especial (G 1:12), y quems tarde lo llam "mi evangelio", "el evangelio de Cristo" y "el evangelio de Dios" (Ro 2:16;Fil 1:27; 1Ts 2:2), es un tema ms limitado que la historia de la vida de Cristo narrada en loscuatro Evangelios del Nuevo Testamento. Sin embargo, es el fundamento exacto de la salvacinpor la cruz de Cristo a travs de la gracia de Dios. Es la revelacin total de la divina propiciacin

    por los pecados. Ya que fue una misin mayor que la que el judo poda anticipar, pues seextenda tambin a los gentiles, es la oferta de Dios para la salvacin del mundo en esta edad.Por el evangelio fueron tradas a la luz la vida y la inmortalidad (2Ti 1:10). Y nicamente por laredencin y la declaracin de esas condiciones bajo gracia, uno puede convertirse "de lastinieblas a la luz, y de la potestad de Satans a Dios" (Hch 26:18). Y estando a punto de serlibrado "de la potestad de Satans a Dios" el evangelio est encubierto por todo el podero y lasabidura del diablo. La doctrina de Satans (2Co 2:10-12; 1Ti 4:1-2; Ap 2:24) ha consistidosiempre en la perfeccin moral obtenida mediante el esfuerzo propio u obras personales (Is

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    14:14; Gn 3:4-5). Su programa de autosuficiencia, que slo resulta en gloria personal, contrastacon el verdadero principio de la fe salvadora, por medio de la cual uno descansa solamente enDios para cualquier transformacin (Ro 8:29; 1Jn 3:2).

    Debido a esta verdad de ceguera satnica, encontramos que los inconversos son incapacesde tener relacin alguna con Dios que no sea basada en el mrito propio (Jn 3:1-8; 1Co 2:1-16).Ellos no comprenden que "el fin de la ley es Cristo para justicia a todo aquel que cree" (Ro 10:4),y que esta ceguera los gua a "tratar de establecer su propia justicia", en lugar de aceptar lajusticia de Dios (Ro 3:21-22; 4:1-6; 10:3-4; 1Co 1:30; 2Co 5:21; Fil 3:8-9).

    La fe salvadora se puede definir como el acto voluntario para abandonar toda esperanza yrazones basadas en mritos personales y asumir una actitud de confianza en Dios, creyendo enque l har una perfecta obra de salvacin fundamentada en los mritos de Cristo. Tal certeza enDios es razonable a la luz de esta verdad, pues la salvacin es un hecho de origen divino, y por lotanto, humanamente imposible. Pero lo razonable carece de fuerza para aqul cuya razn ha sidocegada a este punto vital. Es a este hecho solemne al que el evangelismo tiene que enfrentarse.Una iluminacin divina est en demanda. Ningn poder o argumento humano es suficiente parailuminar el alma entenebrecida en lo concerniente a los pasos necesarios para el camino de lavida. Esto es trabajo del poderoso Espritu Santo. La Biblia ensea claramente que el evangeliodel sacrificio substitucionario de Cristo es la nica base posible para la salvacin y para escapardel "poder de Satans a Dios". Por lo tanto, no es de extraar que el diablo est imponiendo suceguera en la mente de los inconversos especficamente en este punto.

    En los das del ministerio terrenal de Cristo, los demonios dieron testimonio de su deidadcomo Hijo de Dios; exactamente as, Satans est testificando ahora directamente al valor de lanica oferta de salvacin al centralizar todo su poder cegador sobre la cruz.

    Adems de cegar directamente a los inconversos en lo referente al valor de la cruz,

    Satans est incesantemente activo a travs de sus ministros, tratando de excluir esta verdadcentral de la fe cristiana. El diablo, para hacer su obra, como est escrito, impone sobre el mundograndes sistemas de religiones fraudulentas y de reexaminacin de doctrinas. Otro indicio de lafalsedad satnica es que en todas estas cosas la nica base revelada por Dios para la salvacin escuidadosamente omitida.

    El encubrimiento de la mente, mencionado en 2 Corintios 4:3-4, causa una incapacidaduniversal para comprender la salvacin, y es puesto por el gran enemigo de Dios en su esfuerzopor obstaculizar su propsito redentivo. Es una condicin mental sobre la que el hombre no tienepoder. An as, Dios ha provisto un medio por el cual este velo satnico puede ser quitado, losojos abiertos (Hch 26:18), los ojos del corazn iluminados (Ef 1:18), y traer al alma a la luz del

    evangelio de la gloria de Cristo. Despus que este "abrir de ojos" ha sido realizado el evangelioser para uno tan deseable como de trascendental importancia. Esta gran obra es por la energadivina y es uno de los ms poderosos movimientos del "poder de Dios para salvacin". La Bibliase refiere a esto como la atraccin de Dios y la conviccin del Espritu Santo: Ninguno puedevenir a m, si el Padre que me envi no le trajere" (Jn 6:44). "Y cuando l venga, convencer almundo de pecado, de justicia y de juicio" (Jn 16:8).

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    Esta atraccin y convencimiento deben ser diferenciados del acercamiento e iluminacinuniversal de la humanidad mencionado en estos pasajes: Y yo, si fuere levantado de la tierra, atodos atraer a m mismo" (Jn 12:32), y "aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre,vena a este mundo" (Jn 1:9). Estas citas se refieren a una obra divina y especial para serrealizada en cada individuo, y presentan el nico medio suficiente por el cual un alma gobernada

    por Satans (Ef 2:2) puede inclinarse hacia Dios, y sus ojos cegados pueden recibir una nuevavisin del evangelio de la gracia.

    La importancia de esta verdad amerita el estudio de otros tres textos. En cada uno destos la atraccin divina, o el llamamiento, puede verse en su verdadera posicin y orden entrelos otros aspectos del "poder de Dios para salvacin". En ellos esa fase de la verdad es indicadapor las palabras "abrir sus ojos", "me llam por su gracia", y "llam". Veamos: Para que abrassus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satans a Dios; paraque reciban, por la fe que es en m, perdn de pecados y herencia entre los santificados" (Hch26:18). "Pero cuando agrad a Dios, que me apart desde el vientre de mi madre, y me llam porsu gracia, revelar a su Hijo en m, para que yo le predicase entre los gentiles, no consult enseguida con carne y sangre" (G 1:15-16). "Y a los que predestin, a stos tambin llam; y a losque llam, a stos tambin justific; y a los que justific, a stos tambin glorific" (Ro 8:30).

    Otros pasajes que enfatizan la iluminacin necesaria del Espritu: Ninguno puede venir am, si el Padre que me envi no le trajere; y yo le resucitar en el da postrero. Escrito est en losprofetas: Y sern todos enseados por Dios. As que, todo aqul que oy al Padre, y aprendi del, viene a m" (Jn 6:44-45).

    "Por tanto, os hago saber que nadie que hable por el Espritu de Dios llama anatema aJess; y nadie puede llamar a Jess Seor, sino por el Espritu Santo" (1Co 12:3). "El les dijo: Yvosotros, quin decs que soy yo? Respondiendo Simn Pedro, dijo: T eres el Cristo, el Hijodel Dios viviente. Entonces le respondi Jess: Bienaventurado eres, Simn, hijo de Jons,

    porque no te lo revel carne ni sangre, sino mi Padre que est en los cielos" (Mt 16:15-17).

    Este aspecto especial de la obra divina, que hemos visto en los pasajes citados, eselaborado ms particularmente en Juan 16:8-11. El contexto completo de ese pasaje (Jn 16:8-15)anuncia, adems de la triple obra del Espritu en los inconversos, o "el mundo", un trabajoinstructivo e iluminativo del Espritu especialmente para los convertidos, a quienes se les refierepor medio del pronombre personal "os" o "vosotros". As como estos dos grupos (convertidos einconversos) fueron distinguidos en conexin con las citas sealadas anteriormente, esadiferencia tambin aqu debe notarse. Por consiguiente, veremos que los convertidos han de serguiados a "toda verdad"; mientras los inconversos han de ser instruidos solamente en un aspectoen particular. Para los convertidos "todas las cosas" de Cristo y de Dios han de ser mostradas.

    Pero los inconversos han de ver solamente lo que les concierne primero, es decir, la salvacin enCristo Jess. Este pasaje que se refiere a la obra del Espritu por los inconversos es como sigue:"Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuere, el Consoladorno vendra a vosotros; mas si me fuere, os lo enviar. Y cuando l venga, convencer al mundode pecado, de justicia y de juicio. De pecado, por cuanto no creen en m; de justicia, por cuantovoy al Padre, y no me veris ms; y de juicio, por cuanto el prncipe de este mundo ha sido yajuzgado" (Jn 16:7-11).

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    Al considerar esta porcin debe notarse primero que la palabra "convencer" no se limita,como se supone frecuentemente, al "pecado", sino que tambin abarca a la "justicia" y el "juicio". Esto sugiere un significado mucho ms que una agona mental aguda por el pecado,aunque eso puede seguir.

    El verbo "convencer" como es usado aqu, sugiere un proceso de iluminacin acerca detres verdades distintas, en lugar de un sentimiento de remordimiento por los pecados cometidos.No hay garanta para asumir que esta triple visin de origen divino es divisible, o en algunamanera sujeta a cumplimiento parcial. Por lo tanto, no sera razonable limitar nuestra idea de esteministerio del Espritu Santo solamente a uno de los aspectos de este trabajo.

    Un estudio de diecisis pasajes donde es traducida la palabra griega "convencer", revelaque sta describe comnmente una condicin mental que resulta de la imparticin de una verdad.Ese trabajo convencedor del Espritu en el mundo es idntico a la iluminacin por el Espritu queya hemos considerado.

    Hasta aqu, mucho depende de comprender con claridad el alcance total de la accin del

    Espritu sugerido por las tres palabras "pecado", "justicia" y "juicio". Veamos ahora estaspalabras:

    "Depecado, por cuanto no creen en m". "Respondi Jess y le dijo: De cierto, de ciertote digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios" (Jn 3:3). "Pero el hombrenatural no percibe las cosas que son del Espritu de Dios, porque para l son locura, y no laspuede entender, porque se han de discernir espiritualmente" (1Co 2:14).

    Es precisamente la incapacidad y ceguera del inconverso que demandan la obrailuminadora del Espritu en "convencer de pecado". Es evidente por las palabras "por cuanto nocreen en m" que ellos no comprenden el camino de la vida en Cristo Jess, ni que tampoco ha

    resplandecido en ellos la luz gloriosa del evangelio de Cristo. El nico pecado que ha de serrevelado, de acuerdo con este pasaje, es el rechazar a Cristo personalmente (vase tambin Jn3:18). La razn por la que hay un solo pecado es obvia. Jess llev perfectamente la condenacinde los pecados del individuo, y Dios, en ninguna manera, los pone nuevamente sobre el pecador.Pero ahora, Dios lo tiene como responsable por no creer el testimonio de la muerte expiatoria desu Hijo (1Jn 5:10-12). Es claro que la condenacin presente no resulta de los pecados que Diosha contado como cubiertos por la sangre de su Hijo. El asunto, simplemente, es el rechazamientode su Hijo quien llev los pecados del mundo. Sin embargo, el hecho de que el pecadorcomprenda que sus culpas han sido llevadas por Cristo en lugar de l, y que l tiene laresponsabilidad nica de recibir a ese Salvador y su obra redentora, requiere una iluminacinadicional del Espritu.

    El evangelio requiere una revelacin especial para ser entendido. Anuncia a toda lahumanidad una libertad perfecta de la penalidad del pecado. Tambin presenta lacorrespondiente verdad que solamente puede haber una razn de condenacin: el rechazamientodel Salvador, quien carg con el pecado. A la luz de la cruz, la relacin del hombre y Dios es tanajena a la mente del inconverso, que no puede asimilar esta verdad sin la iluminacin personal ydirecta del Espritu.

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    La obra del Espritu es revelar el remedio del pecado ya realizado y prevenir contra lacondenacin que sigue al rechazar el sacrificio de Cristo en la cruz. Aunque "el hombre natural"puede ser educado, gentil, refinado, o capacitado, no tiene visin de la salvacin. No tiene unaconcepcin adecuada del pecado de rechazar a Jess hasta que l y su obra al llevar la carga delpecado son manifiestos. Esto es realizado por el Espritu al convencer de justicia y de juicio:

    revelaciones de Cristo y de su salvacin.DE JUSTICIA "por cuanto voy al Padre y no me veris ms". "Mas vosotros negasteis al

    Santo y al Justo, y pedisteis que se os diese un homicida, y matasteis al Autor de la vida, a quienDios ha resucitado de los muertos, de lo cual nosotros somos testigos" (Hch 3:14-15). "El cualfue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificacin" (Ro 4:25).

    En la visin del Justo quien muri en la cruz le ser revelado al inconverso por el Esprituque "Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo" y que el Justo llev la maldicin dela injusticia del pecador "en su cuerpo sobre el madero". El hecho de que l resucit y ascendidemuestra que l era el Justo que muri. Esta visin es de la vital importancia, porque el Justo enla cruz es el nico punto de contacto del pecador con el poder salvador de Dios. El fundamentode la salvacin revelado por la obra convencedora del Espritu, es la muerte del Justo. El goce detodas las bendiciones presentes de compaerismo y seguridad depende de una revelacin directay personal del Cristo viviente por el Espritu.

    El problema de todo destino humano es alcanzar la justicia de Dios, ya que sin esta elhombre nunca podr presentarse delante de l (He 12:10, 14). Cristo, quien no conoci pecado,fue hecho pecado por nosotros, para que nosotros fusemos hechos justicia de Dios en l. El Justollev nuestros pecados en su muerte y por eso satisfizo todas las demandas del Padre. El se hizocarne, vivi y cumpli cada requisito de la ley, y se ofreci a s mismo como el sacrificioperfecto por la humanidad imperfecta. Aquel se hizo visible, muri, resucit, ascendi y ahora esinvisible. Pero an es el Seor viviente "Dios . . . bendito por los siglos", y el pecador es hecho

    "acepto en el Amado". Se viste en la justicia de Dios. Esta posicin de estar vestido con lajusticia de Dios a travs de los mritos y la persona del Cristo viviente se debe totalmente a quel, en realidad, fue hecho pecado por nosotros.

    Por lo tanto, el convencer de justicia es reconocer que el Justo muri en la cruz, resucitde entre los muertos, y est sentado en la gloria con toda su obra expiatoria aceptada delante deDios, y que puede "guardar mi depsito para aquel da". Cristo juzg en la cruz todo pecado yasegur una salvacin perfecta. As que en el cielo sigue guardando a todo aquel que ha credo.Cristo "nos ha sido hecho . . . justificacin". Para el alma consciente del pecado, saber que hayuna justicia perfecta en Cristo significa descanso. Tal conocimiento no viene sin la obrailuminadora del Espritu Santo.

    DE JUICIO, "por cuanto el prncipe de este mundo ha sido ya juzgado". "Ahora es eljuicio de este mundo; ahora el prncipe de este mundo ser echado fuera" (Jn 12:31). "Y avosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisin de vuestra carne, os dio vidajuntamente con l, perdonndoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que habacontra nosotros, que nos era contraria, quitndola de en medio y clavndola en la cruz, ydespojando a los principados y a las potestades, los exhibi pblicamente, triunfando sobre ellosen la cruz" (Col 2:13-15).

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    As, tambin, el Espritu ilumina la mente entenebrecida acerca del juicio completo ysuficiente de todo pecado en la cruz de Cristo. Este juicio no solo cumpli toda condenacin porel pecado (Is 53:4-6; Ro 6:10; 2Co 5:14, 21; He 10:2-18; 1P 1:18-19; 2:24), sino que tambinrompi toda reclamacin y autoridad de los poderes y potestades de las tinieblas (Col 2:13-15).A travs de la muerte de Cristo somos librados para siempre de las tinieblas satnicas (Col 1:12-

    14) y salvados y guardados para el "reino del Hijo amado de Dios" (Ro 5:10). Este es el plan dela gracia redentora de Dios, y podemos concluir, con toda confianza, que tan cierto como Satansest cegando la mente del inconverso en lo que concierne a la obra redentora de Cristo, as es tancierto que el Espritu ilumina su mente con respecto a esta misma verdad.

    Antes de la cruz, la demanda de Satans sobre el hombre fue su pecado, su falta deconformidad al carcter de Dios. Pero su podero fue completamente roto mediante la cruz, porla cual, la maldicin del pecado fue removida. A partir de este acto, su prioridad ha sido la decegar las mentes de aquellos que estn sujetos a su poder con respecto al hecho de la expiacinuniversal por el pecado, y de causar confusin y, por ltimo, rechazamiento de dicha expiacin afin de enjuiciarlos bajo la final y nica condenacin: "Por cuanto no creen en m".

    Debido a que todos los "principados y potestades" fueron "despojados " y "derrotados" enel juicio divino sobre el pecado, ahora el camino de redencin est abierto para todos los quevengan a travs de la cruz. Pero es exactamente ese valor de la muerte de Cristo lo queconstituye el objeto de la obra de Satans y solamente el Espritu Santo puede iluminar la mentecegada. Esto lo hace convenciendo del perfecto juicio que por todos los hombres ya ha sidoefectuado.

    Nuevamente, enfatizo que la fase del evangelio que Satans ha encubierto de "los que sepierden", es el camino de vida a travs de la muerte de Cristo. Es la misma verdad central que elEspritu Santo desea revelar a "los que se pierden" al convencerlos "de pecado, de justicia y dejuicio".

    En relacin con esto, no se requiere que uno tenga que conocer todas las fasesrelacionadas con el sacrificio de Cristo antes de ser divinamente preparado para la salvacin.Pero s se requiere que el Espritu haga el significado de la cruz lo suficientemente claro paraayudarle a abandonar toda esperanza en obras personales, y se vuelva por completo a la obra deCristo en fe inteligente y salvadora. El desarrollo de la verdad redentora fue revelado a Pablodirectamente por Dios. Y hay un sentido muy real, en el cual esa verdad debe ser directamenterevelada a cada individuo, para que l la escoja por s mismo como su nica base de esperanza.El sacrificio expiatorio de Cristo como fundamento nico y suficiente para la salvacin debeconvertirse en una realidadantes de convertirse en unafinalidaden la fe salvadora. Y alconvencer al mundo de pecado, justicia y de juicio esta verdad es hecha patente por el Espritu.

    Qu argumento o influencia humana convence a las mentes cegadas por Satans que nocreer en Cristo Jess es el gran pecado condenador? Ciertamente esto no se ver en toda sumagnitud hasta que la mente ha sido iluminada con relacin a la persona y la obra salvadora deCristo. As que, solamente por el Espritu puede tenerse algn concepto de todo lo que se rechazaal no creer en Cristo.

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    Sin embargo, ningn concepto claro de la obra iluminadora del Espritu en la mente delos inconversos sera completo sin reconocer los instrumentos usados por l.

    LA PALABRA DE DIOS, la cual es "la espada del Espritu". Hagamos una distincinentre la total obra divina por los convertidos y esa pequea parte de la misma obra que puede serhecha en los inconversos en preparacin para la salvacin. A continuacin, presento algunassugerenc