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DIRECTOR

Vicealmirante LUIS FERNANDO YANCE VILLAMIL.Comandante de Infantería de Marina.

SUBDIRECTOR Contralmirante LUIS ALEJANDRO PARRA RIVERA.Jefe de Estado Mayor de Infantería de Marina.

CONSEJO EDITORIAL Capitán de Navío BENJAMÍN HERRERA NIÑO.Jefe Departamento de Educación y Doctrina de Infantería de Marina.

Capitán de Fragata HECTOR MANUEL AGUAS HURTADO.Jefe División de Instrucción y Entrenamiento de Infantería de Marina.

Capitán de Fragata RAMÓN GERARDO MONCAYO TRUJILLO.Jefe División de Doctrina de Infantería de Marina.

Sargento Mayor de I.M. MARCO TULIO TUBERQUIA DAVID. Jefe de Doctrina Operacional y Doctrina de Cuerpo.

DISEÑO E IMPRESIÓN Rasgo & Color Ltda.

COLABORADORES

Capitán de Corbeta GUSTAVO BLANCO RIVERA

Capitán de Fragata CARLOS CASTILLO MARTINEZ

IMP PEDRO ESPITIA OSPINA. Escribiente.

DIVISIÓN DE DOCTRINA DE I.M.Bogotá D.C. - Colombia 2006

PREFACIO

Cuando los Infantes de Marina entiendan que el aspecto moral está por enci-ma de los intereses personales y que solo el ejemplo arrastra mentes y corazo-nes; solo hasta entonces, puede decirse que empieza una verdadera moraliza-ción institucional para bien de la Patria

El objetivo del LIBRO DE VALORES Y VIRTUDES DE INFANTERÍA DE MARINA es servir como guía moral para los hombres y mujeres que confor-man la Infantería de Marina. El Comando de Infantería de Marina considera que la formación moral, es el punto clave en el camino hacia la excelencia. La Infantería de Marina, tiene que empezar una moralización integral en todos los campos de la vida institucional, que sirvan de guía a las demás institucio-nes públicas y privadas del Estado Colombiano. Que otras instituciones del Estado no funcionen bien, no será problema, si la Infantería de Marina se mantiene incólume por los senderos de justicia y honradez, marchando con paso firme en busca de un mejor futuro para la Patria.

La Infantería de Marina debe servir como faro a las demás instituciones de la Patria. Ella que le confió la misión más grande y sublime de su defensa, puede estar segura que mientras haya un Infante de Marina en pie, no se ha perdido la batalla.

La moralización exige un compromiso decidido en todos los niveles del man-do, con responsabilidades superiores a mayor jerarquía. Cualquier enseñanza o texto de moral no cumplen su objetivo, mientras no haya un cambio de acti-tud; porque la moralización no llega con memorizar textos sino con la vivencia permanente de los mismos.

Es deseo del Comando de Infantería de Marina, que todos los hombres y mujeres que conforman este equipo de trabajo, hagan un compromiso consi-go mimo para aportar en la trasformación moral de la institución. La mejor manera de cambiar es empezando por uno mismo a través de la vivencia de va-lores como la lealtad, responsabilidad, honestidad, solidaridad, valor, justicia, compromiso, honor, respeto, servicio y disciplina.

Contralmirante LUIS FERNANDO YANCE VILLAMILComandante Infantería de Marina

CONTENIDO

PREFACIO 51. PROPÓSITO. 122. ALCANCE. 12CAPÍTULO IÉTICA PROFESIONAL 14Sección A. Nociones Fundamentales 14Sección A. Deberes con Dios 17CAPÍTULO IIDE LOS DEBERES 18Sección A. Deberes con Dios 19Sección B. Deberes con la Patria 20Sección C. Deberes con nuestros padres 25Sección D. Deberes con nuestros semejantes 29Sección E. Deberes con los ancianos y maestros 32Sección F. Deberes para con nosotros mismos 36CAPÍTULO IIIPILARES MORALES DEL INFANTE DE MARINA 40Sección A. La “Familia” 40Sección B. La Esposa 42Sección C. Los Hijos 44Sección D. La Bandera 46Sección E. La Patria 47Sección F. Las Reservas 49CAPÍTULO IVVIRTUDES Y VALORES DEL INFANTE DE MARINA 54Sección A. Virtudes 54Fe 54Esperanza 55Caridad 55Justicia 56Prudencia 56Templanza 58Fortaleza 59

Sección B. Valores 60Abnegación 61Amor 61Amistad 62Auto confianza 63Autonomía 64Bondad 64Carácter 64Civismo 65Compañerismo 66Compasión 67Comprensión 67Compromiso 67Confianza 68Constancia 69Deber 70Decisión 70Dignidad 71Dominio de sí mismo 72Educador 72Ejemplo 72Entereza 73Equidad 73Espiritualidad 73Fe en la Misión. 74Fidelidad 74Fracaso como valor 74Generosidad 75Integridad 76Honestidad 76Honor 77Honradez 79Humildad 80Humor 82Integridad 82Lealtad 82Modestia 84Obediencia 84Optimismo 85Paciencia 86Patriotismo 86Perdón 86Perseverancia 87Pertenencia 87Profesionalismo 88Promotor de obras de progreso comunitario 88Pulcritud 88Reserva Profesional 88Respeto 88

Responsabilidad 89Sencillez 90Sensatez 91Sentido común y el buen juicio 92Solidaridad 93Subordinación 93Tolerancia 94Valor 94Veracidad 96CAPÍTULO VVISIÓN DEL MANDO 100CAPÍTULO VIPROFESIÓN MILITAR 130Sección A. Generalidades de la Profesión Militar 130Fundamentos de la profesión militar 130Análisis de la profesión militar 130Trabajo y retribución 130Vocación militar 131La diferencia entre el Infante de Marina y el ciudadano normal 131La similitud entre el religioso y el Infante de Marina 132Sección B. Formalismos de la Profesión Militar 133El trato general de los Infantes de Marina 133El Saludo militar 134Caminar con un Superior 135Sección C. De la Disciplina Militar 136Orden y Disciplina 136Principios Fundamentales 137Necesidad de la disciplina militar 137La manera de hablar 138Las prioridades 138El ajuste a la autoridad 138Disciplina en los Comandantes 139Cultive la puntualidad 139CAPÍTULO VIIRELACIONES HUMANAS 142Sección A. Los Verdaderos Líderes de Infantería de Marina 142Actitudes del Líder 142Comportamiento del Líder 144CAPÍTULO VIIINORMAS PARA LOS COMANDANTES 148Sección A. Para los Cuadros de Infantería de Marina en General 148Sección B. Conducta de los Comandantes de Infantería de Marina 149Subordinación, Obediencia 149Carácter de Mando, Disciplina 149

Conducta con las Tropas 151Conducta con el Enemigo 151El Criterio del Comandante 152La Previsión 152Las Recompensas 153Confianza 153Espíritu de Iniciativa 154Sección C.De los Errores en el Servicio 156No se crea usted una excepción 156Clase de errores 156CAPÍTULO IXINSTRUCTORES DE INFANTERIA DE MARINA 160Sección A. Elocuencia Militar 160Sección B. Forjadores de Líderes 162Sección C. Concejos a los Instructores 163Sección D. Manejo de los Reclutas 164Un cambio Radical 164Manejo del Folio de Vida 166CAPÍTULO XEDUCACIÓN DE LOS INFANTES DE MARINA 170Sección A. La Educación que Perdura en los Infantes de Marina 170Sección B. Normas Militares de Conducta 172Sección C. Código de Ética del Infante de Marina 174Sección D. Código de Honor del Infante de Marina 178Sección E. Código de Convivencia Institucional 180Sección F.El Poder Moral 179CAPÍTULO XIEL PERFIL DE LOS INFANTES DE MARINA 186Sección A. Lo que es un Infante de Marina 186Sección B. El Infante de Marina y la Institución 187Sección C. Los Infantes de Marina que Colombia Necesita 190CAPÍTULO XIICUALIDADES DE UN INFANTE DE MARINA 192AUTOESTIMA 194AUTORIDAD MORAL 195DISCIPLINA 196

ENTUSIASMO 198PUNTUALIDAD 199CAPÍTULO XIIIENTRENAMIENTO DEL INFANTE DE MARINA 206Sección A. Buenos modales 206Sección B. Entrenamiento psicológico 208Sección C. Entrenamiento táctico del Infante de Marina 210Sección D. Entrenamiento en Derecho Internacional Humanitario 212Sección E. Trato a la Población Civil 214Sección F. Obligaciones del Infante de Marina 216CAPÍTULO XIVFUERZA PÚBLICA 220Sección A. Generalidades 220Sección B. Funciones 222Funciones del Ministerio de Defensa Nacional 222Comando General de las Fuerzas Militares 222Las Fuerzas Militares 223Misión del Ejército Nacional 224La Armada Nacional 224Función de la Infantería de Marina 226Misión de la Fuerza Aérea Colombiana 229Misión de la Policía Nacional 229CAPÍTULO XVDEFENSA DE LA PATRIA 232Sección A. Generalidades 232Defensa Nacional 232Seguridad Nacional 233Sección B. Proyecto de Ley de Seguridad y Defensa Nacional 235Sección C. El Territorio Colombia 240CAPÍTULO XVILA INFANTERÍA DE MARINA DEL FUTURO 248CAPITULO XVIIDDHH Y DIH 254BIBLIOGRAFÍA 257

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Valores y virtudes

1. PROPÓSITO.

El objetivo principal de este libro, es disponer de un texto guía para la enseñanza de los valores y en sentido general, establecer un perfi l moral y ético como referencia, para quienes portan el uniforme de la Infantería de Marina. Desde el mismo momento en que un ciudadano, decide empuñar las armas de la República para servir a la Patria como Infante de Marina; desde ese mismo momento debe iniciarse la transformación moral, espiritual y ética para hacer de un ciudadano cualquiera, un persona responsable para consigo mismo, su familia, la Infantería de Marina, la Patria y la sociedad.Un ciudadano respetuoso de las leyes, la constitu-ción, los Derechos Humanos y protector de la naturaleza. Para los que tienen la responsabilidad de educar, será una guía que debe ser cumplida a base de ejemplo y autoridad moral. El cambio de actitud del Infante de Marina al igual que la disciplina, se logra cuando todos asuman este compromiso consigo mismo y con los demás. La enseñanza teórica de los valores, sino no va acompaña-da de un ejemplo de vida, durante las 24 horas del día; produce un efecto contrario.

2. ALCANCE.

El presente libro, proporciona los conocimiento morales indis-pensables para el desarrollo de unas buenas relaciones humanas, para estimular el trabajo de equipo y espíritu de cuerpo. Será de aplicación obligatoria para todo el personal de la Infantería de Marina en cualquier grado, en especial para aquellos que están investido para ejercer el mando.

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Valores y virtudes

(1) Constitución Política de la República de Colombia de 1991, ARTÍCULO 41

(2) COLIMODIO 1986, Pro-grama de Instrucción Tercera Fase Tomo I, Pág. 46, 47

CAPÍTULO I

ÉTICA PROFESIONAL

Sección A.

Nociones Fundamentales

“En todas las instituciones de educación, ofi ciales o privadas, serán obli-gatorios el estudio de la Constitución y la Instrucción Cívica. Así mismo se fomentarán prácticas democráticas para el aprendizaje de los principios y valores de la participación ciudadana. El Estado divulgará la Constitu-ción”.1

Ética

Es la ciencia de las costumbres. La costumbre es un hábito que se ad-quiere por la repetición de los mismos actos; si estos actos son buenos, la costumbre se llama virtud; si los actos son malos, la costumbre se llama vicio. Las costumbres son el conjunto de inclinaciones, usos ó prácticas que caracterizan a una organización. Por lo tanto, la ética o moral es la ciencia que estudia las virtudes y los vicios de una persona en particular y de la sociedad en general. Pero como la virtud es la repetición de los actos buenos, y vicio la repetición de los actos malos, tenemos que ética o moral es la ciencia que trata del bien y del mal, de la bondad y de la maldad de las acciones humanas.2

Derecho y Deber

El derecho es una facultad de hacer o no hacer alguna cosa que debe tener como meta el logro de un fi n social pero sin lesionar en ningún caso los preceptos de la moral, de la ley o del derecho ajeno. Todo derecho tiene un límite, lo que signifi ca que el derecho de cada uno va hasta donde co-mienza los derechos de los demás.

Es deber es la obligación de respetar el derecho de los demás y de cumplir los mandatos que nos impone la circunstancia de vivir en una sociedad civilizada. El deber existe en todas las condiciones de la vida, en cualquier clase social que el individuo ocupe un puesto, rico o pobre, militar o civil.

INFANTERÍA DE MARINA

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ÉTICA PROFESIONAL

(3) COLIMODIO 1986, Programa de Instrucción Tercera Fase Tomo I, Pág. 49

Los deberes son generales y particulares. Los deberes generales son co-munes a todos los individuos, como el deber de ser leal a la Patria; los deberes profesionales nacen de la profesión del individuo. Son deberes militares los que la profesión militar impone. “La fi delidad a la Patria, a la constitución, a las leyes y al gobierno legítimo; es el primero de los deberes militares”.

El derecho y el deber son correlativos, o sea que a todo derecho correspon-de un deber y viceversa.

Dentro del ámbito individual el derecho y el deber tienen la misma ex-tensión. Socialmente y en conjunto, el deber tiene mayor extensión que el derecho. Respecto a Dios no tenemos sino deberes, respecto de los demás no tenemos sino los derechos de justicia. El derecho es la condición gene-ral de cumplir el deber de la sociedad. El deber abarca toda la vida moral. El derecho y deber pertenecen a la categoría de las cosas ideales, raciona-les, son superiores a los hechos que regulan y son absolutos universales e inmutables. En el fondo no son sino dos aspectos de la misma ley moral en cuanto limita la libertad; el derecho es la misma ley moral en cuanto protege la libertad.

Concepto y Límites de la Libertad

La libertad es una propiedad de nuestra voluntad, por la cual elegimos una cosa con preferencia a la otra, por la cual obramos o no obramos, sin ser forzados por causas externas.3

La libertad sicológica se refi ere al libre albedrío, es la facultad de escoger algo que se quiere ante un fi n conocido por la inteligencia y requerido por la voluntad.

La libertad moral es la carencia de impedimentos morales, porque se está obrando de acuerdo a las leyes divinas o humanas. Es la que se acentúa mejor al concepto para cuanto queramos, si así no fuera en pocos instantes nos destruiríamos. Los derechos para con Dios y para con el prójimo nos limitan, como también la verdad, la justicia y la sociedad. Tengamos en cuenta que la libertad de conciencia, de reunión, de expresión, de profe-sión, tiene como único objeto el bien particular y colectivo, jamás el mal. Lo contrario sería abuso de la libertad o libertinaje que tantas desgracias ha traído al mundo, hasta los valores espirituales del ser humano, ya no se toman en cuenta. Por estas razones es que la libertad necesita educación adecuada y dirigida.

La libertad física es la carencia de obstáculos físicos en la acción.

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Valores y virtudes

Principales deberes de los miembros de las Fuerzas Armadas

Se entiende que los deberes de los miembros de las Fuerzas Armadas en este aspecto de ética, están intrínsicamente unidos a la parte moral del individuo. Como el uniformado tiene deberes con su profesión, debe en-terarse de sus obligaciones, del recto desempeño y la lealtad hacia sus leyes y órdenes superiores. Además de ésto, tiene deberes para con su familia, sus padres, hijos, hermanos, y por último con sus semejantes; velar por su seguridad, honra y bienes. No se vigila a quien no se ama y ésta vigi-lancia debe ser afectuosa y prudente. La falta de ésta vigilancia se llama indiferencia, falta de espíritu, negación del mando. Debemos ser atentos y diligentes en este sentido.

Código de Ética y Juramento del Infante de Marina.

Esta parte importante de la ética y el juramento del Infante de Marina entraña los deberes morales y las virtudes militares que ya conocemos. Son absolutamente indeclinables, ya que los actos humanos y de lo que de ello se deriva caen bajo la consideración de la moral en todo momento. Quien ha hecho este juramento debe conllevar en su corazón el más puro patriotismo y desinterés identifi cándose con el país donde ha nacido y estar siempre dispuesto a dar la vida por la integridad y prosperidad.4

Normas de Comportamiento.

La profesión de las armas tiene origen en la necesidad de la Nación y sus Instituciones legítimas para que estén libres de toda amenaza interior y ex-terior. Por esto la carrera militar exige patriotismo, devoción por la patria, cumplimiento del deber, espíritu militar, fi rmeza de carácter, sentido de responsabilidad, veracidad, valor, obediencia, subordinación y compañe-rismo; las anteriores virtudes y deberes deben cultivarse diariamente con el fi n de lograr un comportamiento casi perfecto.

No solamente en el cuartel debemos ser respetuosos, cultos y educados con nuestros superiores y subalternos, de igual forma debemos compor-tarnos en nuestra casa, con nuestra familia, amigos y conocidos. Debemos practicar las normas de urbanidad y de cortesía enseñadas por nuestros padres, pues son valores en el comportamiento que jamás deben decaer.

(4) Este concepto fue tomado, teniendo como referencia del COLIMODIO 1986, Programa de Instrucción Tercera Fase Tomo I, Pág. 49

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Valores y virtudes

CAPÍTULO II

DE LOS DEBERES

Las virtudes y valores de los Infantes de Marina tienen como base el reco-nocimiento de Dios como único Ser Omnipotente infi nitamente bueno, sabio, justo y poderoso, principio y fi n de todas las cosas.

Sean los Infantes de Marina, portadores de toda gratitud, y de la más profunda adoración y obediencia; y en todas las situaciones de la vida militar sintiendo la obligación de rendirle homenaje, y dirigirle ruegos fervorosos, para que los haga merecedores de sus benefi cios y de la gloria que reserva a sus virtudes en el Cielo.

¡Cuán propio y natural es que los Infantes de Marina se dirijan a su Creador, le hablen de sus penas con la confi anza de un hijo que habla al Padre más comprensivo, le pidan el alivio de sus dolores y el perdón de sus culpas y su fe como los títulos de su esperanza!

Así al acostarse y levantarse se debe elevar el alma a Dios, dando gracias por todos sus benefi cios. Se encomendarán a El nuestros hogares, nuestra Patria, nuestros hermanos campesinos, nuestros enemigos y haciendo vo-tos por la felicidad del género humano, y especialmente por el consuelo de los afl igidos y los desgraciados.

Es también un acto de gracias a Dios, propio de un corazón agradecido, el manifestarle siempre reconocimiento al levantarse de la mesa.

Nunca se debe olvidar dar las gracias a aquella persona de quien se recibe un servicio, por pequeño que sea.

En los deberes para con Dios se encuentran inmersos todos los deberes so-ciales y todas las prescripciones de la moral; así es que el hombre virtuoso es siempre el mejor modelo: el Padre más amoroso, el hijo más obediente, el esposo más fi el, el ciudadano más útil a su Patria.

Los Infantes de Marina cumplen el sagrado deber de la obediencia a Dios guardando los preceptos que dicten sus creencias.

Deben, pues, los Infantes de Marina manifestar a Dios cualquiera sea el concepto que se tengan de Él, el amor y la gratitud que sirva de un salu-dable ejemplo a compañeros, superiores y subalternos.

La creencia en Dios ha dado a la humanidad todo lo que en su historia es grande y magnífi co: la vida de los mártires, los héroes y los santos. Cono-cedora la humanidad de la necesidad de una fuerza que le hable más alto que el instinto de la conservación y lo empuje a los linderos de la virtud y del heroísmo, es necesario, si en verdad amamos a nuestra Patria, velar por que el ímpetu de las creencias se acreciente.


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DE LOS DEBERES

Sección A.

Deberes con Dios

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Valores y virtudes

Sección B.

Deberes con la Patria

“El que lo abandona todo por ser útil a la Patria, no pierde nada y gana todo cuanto le consagra.” Simón Bolívar “Sed fi eles -decía el Coronel Francisco José de Caldas a los Cadetes-, sí, sed fi eles a vuestros juramentos y pedid antes un rayo al cielo que faltar a las promesas sagradas que habéis hecho a la Patria5...

(5) Coronel Francisco José de Caldas, discurso leído al Curso Militar del Cuerpo de Ingenieros de la República de Antioquia, en Rionegro, 1814. Colección Discurso y otros textos, Pontificia Universidad Javeriana.


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DE LOS DEBERES

“¿Qué es la Patria?... Un pedazo de tierra bajo un pedazo de cielo; la tierra en que nacimos y el cielo bajo el cual queremos morir; tierra y cielo a cuya imagen y semejanza nos ha modelado la naturaleza y que por lo mis-mo, guardan con nuestro corazón, con nuestra alma, con nuestra sangre y nuestros huesos, las más tiernas y misteriosas armonías”.6

“La Patria lo es todo: lo grande y lo pequeño, lo que pasa y lo que perdura, lo que sonríe y lo que llora, las realidades y los sueños, toda la alegría y todo el dolor de la vida. La Patria es el pecho de la Madre que nos alimen-ta, y el brazo del Padre que nos sostiene y nos guía, y la cabeza blanca del Abuelo que se inclina sobre nuestra inocencia, y la diestra del Sacerdote que nos bendice, y la palabra del Maestro que nos llena de luz el pensa-miento.

Cuanto hay de grande, cuanto hay de sublime, se encuentra compendiado en el dulce nombre de PATRIA; y nada nos ofrece el suelo en que vimos la primera luz, que no esté para nosotros acompañado de patéticos recuer-dos y de estímulos a la virtud, al heroísmo y a la gloria.7

Las ciudades, los pueblos, los edifi cios, los campos cultivados y todos los demás signos y monumentos de la vida social, nos representan a nuestros antepasados y sus esfuerzos generosos por el bienestar y la dicha de su posteridad, la infancia de nuestros Padres, los sucesos inocentes y sencillos que forman la pequeña y siempre querida historia de nuestros primeros años, los talentos de nuestras celebridades en las artes, los magnánimos sacrifi cios y proezas de nuestros grandes hombres, los placeres, en fi n, los sufrimientos de una generación que pasó y nos dejó sus hogares, sus rique-zas y el ejemplo de sus virtudes.

Los templos, esos lugares santos y venerables, levantados por la piedad y el desprendimiento de nuestros compatriotas, os traen constantemente el recuerdo de los primeros ruegos y alabanzas que dirigimos al Creador, cuando el celo de nuestros Padres nos condujo e ellos la vez primera; con-templando con una emoción indefi nible, que también ellos, desde niños, elevaron allí su alma a Dios y le rindieron culto.

Nuestras familias, nuestros parientes, nuestros amigos, todas las perso-nas que nos vieron nacer, que desde nuestra infancia conocen y aprecian nuestras cualidades, que nos aman y forman con nosotros una comunidad de afectos, goces, penas y esperanzas todo existe en nuestra Patria, todo se encuentra en ella reunido; y es en ella donde esta vinculado nuestro por-venir y el de cuantos objetos nos son caros en la vida.

Después de estas consideraciones, fácil es comprender qué deberes se tie-nen para con la Patria. En sus días serenos, le manifestaremos nuestro

(6) Instrucción Cívica, Texto para la enseñanza secundaria, Tercer edición , Pág. 7 Bogotá 1953

(7) MANUAL DE URBANIDAD Y BUENAS MANERAS de Manuel Antonio Carreño Pág.13

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Valores y virtudes

amor guardando fi elmente sus leyes, prestándonos a servirla cada vez que necesite de nosotros; pero en los momentos de confl icto, cuando la seguri-dad pública está amenazada, cuando peligra la libertad o la independencia nacional, cuando la Patria nos llama en su auxilio, nuestros deberes se aumentan con otros de un orden muy superior. Es aquí cuando la Patria puede contar con todos sus Infantes de Marina sin limitación y reserva. Los gratos recuerdos adheridos a nuestro suelo; los sepulcros venerados de nuestros antepasados; los monumentos de sus virtudes, de su grandeza y de su gloria; nuestras esperanzas; nuestras familias indefensas; los ancianos que fi jan en nosotros su mirada impotente y congojosa contemplándonos como sus salvadores; todo enciende en nuestros pechos el fuego sagrado del heroísmo y a inspirarnos aquella abnegación sublime que conduce al hombre a los peligros y a la inmortalidad. Nuestro reposo, nuestra fortu-na, cuanto poseemos, nuestra vida misma pertenece la Patria en sus angus-tias, pues nada nos es lícito reservarnos en el común confl icto.

Los Infantes de Marina que ofrendan sus vidas en defensa de la Patria, de-jan a sus familias e inocentes, un recuerdo imperecedero que se irá trans-mitiendo de generación en generación: ahí queda la historia de nuestro país, que inscribirán nuestros nombres en el catálogo de sus libertadores; ahí quedará a nuestros conciudadanos un noble ejemplo que imitar, y que aumentará los recuerdos que hacen tan querido el suelo natal. Y respecto a nuestros héroes, recibirán sin duda en el Cielo el premio de su sacrifi cio; porque nada puede ser más recomendable ante los ojos del Dios justicie-ro, que ese sentimiento en extremo generoso y magnánimo, que nos hace preferir la salvación de la Patria a nuestra propia existencia.8

Cuando los Ofi ciales y Subofi ciales de Infantería de Marina reciben su grado, se convierten al instante en Agentes de Cambio, con un compro-miso de educar hombres que sirvan leal y honestamente a la Patria, repre-sentada en sus conciudadanos y en su Infantería de Marina. Es una obliga-ción, moldear en valores y principios a ese joven que llega a la institución con problemas, para que le encuentre un verdadero sentido a su vida, regrese a la vida civil como un ciudadano de bien y ayude a la regeneración efectiva de nuestra Patria.

La historia ha demostrado que de nada sirve cambiar el ambiente, si el individuo que lo habita no ha cambiado su mundo interior. Las transfor-maciones individuales y colectivas han producido familias más estables, empresas más productivas, sociedades más equilibradas, trayendo por añadidura prosperidad total; todo esto siempre complementado con la aceptación de Dios en nuestras vidas.

Bajo la conducción de hombres sabios, los países encuentran épocas de prosperidad y progreso. Cuando los líderes vuelven su mirada a Dios,

(8) Texto adaptado, tomando como referencia el MANUAL DE URBANIDAD Y BUENAS MANERAS de Manuel Antonio Carreño Pág. 3-23


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DE LOS DEBERES

experimentan una capacidad espiritual y particular, acompañada de sabi-duría para gobernar; lo cual se traduce en un ejercicio justo de autoridad que les fue delegada. Los Ofi ciales y Subofi ciales que tienen por su grado el poder en sus manos, tiene también sobre sus hombros la gran responsa-bilidad del destino de muchos hombres; por eso, deben poseer gran fuerza y empuje interior, condición que solo se consigue si se es consecuente con Dios, máximos poder y fuente de toda autoridad.

Dios nos entregó el lugar más privilegiado de toda la tierra, no hay ningu-na disculpa para estar mal, simplemente, estamos recogiendo lo que he-mos sembrado nosotros mismos.9 Estamos mal, porque no creemos en los nuestro, nos parece mejor lo extranjero, nos falta identidad. La identidad es lo que hace de un país una nación singular y única.

Deberes frente a la Bandera

Ser Infante de Marina tuyo, es la mayor de mis glorias,mi ambición más grande, es la de llevar con honor

el título de colombiano y llegado el casomorir por defenderte

La Bandera de Colombia es la enseña de la Patria, ante la cual todo ciudada-no debe descubrirse. Simboliza la nacionalidad representada en tres colores que tienen la alegría triunfal del iris, que es la sonrisa de los cielos. 10

(9) La Biblia en la Administraciòn Pública, Jimmy Chamorro Cruz Pàg. 9, 10, 11, 12, 36

(10) INSTRUCCIÓN CÍVICA Texto para la enseñanza secundaria, tercer edición 1953– Camilo Jiménez Pág. 96, 97

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Valores y virtudes

Las banderas de guerra o sea que las que llevan las Fuerzas Armada osten-tan el escudo; por eso, cuando pasamos en frente a ella, debemos saludarla con respeto, descubriendo la cabeza, porque la bandera y el escudo repre-sentan la majestad de la Patria.

La bandera es el “agente misterioso que dice al Infante de Marina los secretos del valor, es la fuerza todopoderosa que pone en el hierro de los músculos el imán de la victoria, es la visión que acerca los horizontes para llegar más pronto a los brazos de la gloria”

Al paso de la bandera, en los actos de izar y arriar el pabellón; de ho-nores a la enseña Patria en cualquier ceremonia, todos los Colombianos, hombres y mujeres, deben ponerse de pie o interrumpir la marcha dando frente al pabellón, suspender cualquier actividad y guardar la compostura debida a la solemnidad del acto. Los hombres deben descubrirse su cabe-za si se encuentran usando sombrero. Las personas que se encuentran en vehículos o a caballo deben descender y proceder de conformidad.

Deberes frente al Himno Nacional

El himno Nacional como Canto de la Patria debe escucharse de pie, con los brazos sueltos a los lados, con absoluto respeto, suspendiendo durante su ejecución o canto cualquier actividad y los hombres con la cabeza des-cubierta.

Los colombianos debemos oír el Himno Nacional de pies y con la cabeza descubierta, porque es la voz de la Patria que nos habla.


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DE LOS DEBERES

Sección C.

Deberes con nuestros padres

Hijo sé el apoyo de tu Padre en su vejez, y durante su vida no le des disgustos. Aún cuando se apague su espíritu, sé indulgente con él, no le desprecies tú que estas en todo tu vigor”. Libro del Eclesiástico 3:12-14

“El que honra a su Padre recibirá alegría de sus hijos, y en el día de su oración será escuchado”. Libro del Eclesiástico 3:5-6

“Los autores de nuestros días, los que recogieron y enjugaron nuestras primeras lágrimas, los que sobrellevaron las incomodidades de nuestra in-fancia, los que consagran todos sus desvelos a la difícil tarea de nuestra educación, son para nosotros los seres más venerables que existen sobre la tierra.

En medio de las necesidades de todo género a que está sujeta la humana naturaleza, muchas pueden ser las ocasiones en que un hijo haya de pres-tar auxilios a sus Padres, endulzar sus penas, y aun hacer sacrifi cios a su bienestar y a su dicha; pero jamás podrá llegar a recompensarles todo lo que les debe, jamás podrá descargar la inmensa deuda de gratitud que para con ellos ha contraído.

En el momento mismo en que nacemos, nuestros Padres nos saludan con el ósculo de bendición, nos prodigan sus caricias, protegen nuestra debi-lidad y nuestra inocencia; y allí comienza esa serie de contemplaciones, condescendencias y sacrifi cios que superan todo obstáculo, toda vicisitud y aun la misma ingratitud con que pagamos algunos hijos. Estos cuidados de los Padres, no terminan sino con la muerte.

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Valores y virtudes

Nuestros primeros años roban a los Padres toda su tranquilidad, los pri-van a cada paso de los goces y comodidades de la vida social. Durante aquel período de nuestra infancia en que no podemos atendernos las nece-sidades nosotros mismos, cuando son tan demasiado débiles e impresiona-bles nuestros órganos y cualquier ligero accidente puede ocasionarnos una enfermedad y aun la muerte misma; sus afectuosos y constantes cuidados suplen nuestra Impotencia y nos defi enden de los peligros que por todas partes nos rodean.

¡Cuántas inquietudes, cuántas alarmas, cuántas lágrimas no les cuestan nuestras dolencias! ¡Cuánta vigilancia no tienen que oponer a nuestra imprevisión! ¡Cuán inagotable no debe ser su paciencia para cuidar de nosotros y procurar nuestro bien, en lucha abierta siempre con la absoluta ignorancia y la voluntad caprichosa y turbulenta de los primeros años!

Apenas descubren en nosotros un destello de razón, ellos se apresuran a dar principio a nuestra educación moral e intelectual: y son ellos los que imprimen, en nuestra alma las primeras ideas, las cuales nos sirven de base para todos los conocimientos ulteriores, y de norte para emprender el espinoso camino de la vida.

Su primer cuidado es hacernos conocer a Dios. ¡Qué sublime, qué augus-ta, qué sagrada aparece entonces la misión de un Padre y de una Madre! El corazón rebosa de gratitud y de ternura, al considerar que fueron ellos los que nos hicieron formar la idea de ese ser infi nitamente grande, poderoso y bueno, ante el cual se postra el universo entero; nos enseñaron a amarle, a adorarle y a pronunciar sus alabanzas.

Después que nos hacen saber que somos criaturas de ese ser imponderable, ennobleciéndonos así ante nuestros propios ojos y santifi cando nuestro espíritu, ellos no cesan de proporcionarnos conocimientos útiles de todo género, con los cuales vamos haciendo el ensayo de la vida, y preparándo-nos para concurrir al total desarrollo de nuestras facultades.

En el laudable y generoso empeño de enriquecer nuestro corazón de virtu-des, y nuestro entendimiento de ideas útiles a nosotros mismos y a nues-tros semejantes, ellos no omiten esfuerzo alguno por proporcionarnos la enseñanza. Por muy escasa que sea su fortuna, y aun sometiéndose a duras privaciones, siempre hacen los gastos indispensables para presentarnos en los establecimientos de educación, proveernos de libros y pagar a nuestros maestros. ¡Y cuántas veces los vernos someterse gustosos a toda especie de privaciones, para impedir que se interrumpa el curso de nuestros estu-dios!

Terminada nuestra educación, y formados ya nosotros a costa de tantos desvelos y sacrifi cios, no por eso nuestros Padres nos abandonan a nuestras


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propias fuerzas. Su sombra protectora y benéfi ca nos cubre toda la vida, y sus cuidados, como ya hemos dicho, no se acaban sino con la muerte.

Si durante nuestra infancia, nuestra niñez y nuestra juventud, trabajaron asidua mente para alimentarnos, vestirnos, educarnos y facilitarnos toda especie de goces inocentes, ellos no se desprenden en nuestra edad madura de la dulce tarea de hacernos bien.

Nuestros Padres son al mismo tiempo nuestros primeros y más sinceros amigos nuestros naturales consultores, nuestros leales confi dentes. El egoísmo, la envidia, la hipocresía, y todas las demás pasiones tributarias del interés personal están excluidas de sus relaciones con nosotros, así es que nos ofrecer los frutos de su experiencia y de sus luces sin reservarnos nada, y sin que podamos jamás recelarnos de que sus consejos puedan tener otro fi n que nuestro bien y nuestra felicidad.

Las lecciones que han recibido en la escuela de la vida, los descubrimientos que han hecho en las ciencias y en las artes, los secretos útiles que poseen, todo es para nosotros, todo nos lo transmiten, todo lo destinan siempre a la obra predilecta de nuestra felicidad. Y los vemos, aún en edad avanza-da, trabajar con actividad y con ahínco en la conservación y adelanto de sus propiedades, fácil es comprender que nada los mueve menos que su utilidad personal: ¡sus hijos! sí, el porvenir de sus queridos hijos, he aquí el estímulo que les da fuerza en la misma ancianidad.

Si, pues, son tantos los benefi cios que recibimos de nuestros Padres, si su misión es tan sublime y su amor tan grande, ¿cuál será la extensión de nuestros deberes para con ellos? ¡Desgraciado de aquel que al llegar al desarrollo de su razón, no la haya medido ya con la noble y segura escala de la gratitud! Porque, a la verdad, el que no ha podido comprender para entonces todo lo que debe a sus Padres, tampoco habrá comprendido lo que debe a Dios; y para las almas ruines y desconocidas no hay felicidad posible ni en esta vida ni en la otra.

Debemos, pues, gozarnos en el cumplimiento de los deberes que nos han impuesto para con nuestros Padres las leyes divinas y la misma naturaleza. Amarlos, honrarlos, respetarlos y obedecerlos; he aquí estos grandes y sagrados deberes, cuyo sentimiento se desarrolla en nosotros desde el mo-mento en que llegamos al uso de la razón.

En todas ocasiones debe sernos altamente satisfactorio testifi carles nuestro amor con las demostraciones más cordiales y expresivas; pero cuando se encuentran combatidos por la desgracia, cuando el peso de la vejez los abruma y los reduce a ese estado de impotencia en que tanto necesitan de nuestros cuidados, recordemos cuánto les debemos, consideremos cuánto

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Valores y virtudes

no harían ellos por aliviarnos a nosotros y con cuánta bondad sobrelle-varían nuestras miserias, y no les escaseemos nada en sus necesidades, ni creamos nunca que hemos empleado demasiado sufrimiento en las inco-modidades que nos ocasionen sus cansados años.

Nuestro acendrado amor debe, naturalmente, conducirnos a cubrirlos siempre de honra, contribuyendo por cuantos medios estén a nuestro al-cance a su estimación social, y ocultando cuidadosamente de los extraños las faltas a que como seres humanos pueden estar sujetos, porque, LA GLORIA DEL HIJO ES EL HONOR DEL PADRE.

Nuestro respeto debe ser profundo e inalterable, sin que podamos jamás permitirnos la más ligera falta que lo profane, aun cuando lleguemos a creerlos alguna vez apartados de la senda de la verdad y de la justicia, y aun cuando la desgracia los haya condenado a la demencia o a cualquiera otra situación lamentable que los despoje de la consideración de los de-más. Siempre son nuestros Padres, y a nosotros no nos toca otra cosa que compadecerlos, llorar sus miserias y colmarlos de atenciones delicadas y de contemplaciones.

Respecto de nuestra obediencia, ella no debe reconocer otros límites que los de la razón y de la moral; debiendo hacerles nuestras observaciones de una manera dulce y respetuosa, siempre que una dura necesidad nos obli-gue a separarnos de sus preceptos. Pero, guardémonos de constituirnos in-considerada y abusivamente en jueces de estos preceptos, los cuales serán rara vez de tal naturaleza que puedan justifi car nuestra oposición sobre todo en nuestros primeros años, en que sería torpe desacato el creernos capaces de juzgar la conducta de nuestros Padres.

¡Cuán venturosos días debe esperar sobre la tierra el hijo amoroso y obe-diente, el que ha honrado a los autores de su existencia, el que los ha so-corrido en el infortunio, el que los ha confortado en su ancianidad! Los placeres del mundo serán para él siempre puros, como en la mañana de la vida; en la adversidad encontrará los consuelos de la buena conciencia, y aquella fortaleza que desarma las iras de la fortuna; y nada habrá para él más sereno y tranquilo que la hora de la muerte, seguro como está de haber hecho el camino de la eternidad a la sombra de las bendiciones de sus Padres.

¡En aquella hora suprema en que ha de dar cuenta al Creador de todas sus acciones, los títulos de un buen hijo aplacarán la justicia divina y le alcanzarán misericordia!11

(11) Toda esta sección fue tomada y adaptada del MANUAL DE URBANIDAD Y BUENAS MANERAS DE Manuel Antonio Carreño, Pág. 7


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Sección D.

Deberes con nuestros semejantes

No podríamos llenar cumplidamente el supremo deber de amar a Dios, sin amar también a los demás hombres, que son como nosotros criaturas suyas, descendientes de unos mismos Padres y redimidos todos en una misma cruz; y este amor sublime, que forma el divino sentimiento de la caridad cristiana, es el fundamento de todos los deberes que tenemos para con nuestros semejantes, así como es la base de las más eminentes virtudes sociales. 12

No hagas sufrir al hambriento, no exasperes al necesitado. (….)No rechaces al suplicante atribulado, no retires su rostro al pobre. No retires tus ojos del menesteroso, no des a nadie motivo para que te maldiga. Pues, si alguien te maldice en la angustia de su alma, su creador escuchará su imprecación.Haste amar de la comunidad, y ante la autoridad baja tu cabeza. Inclina tu oído al pobre, responde a su saludo afablemente.

Eclesiástico 4, 1-10

Fácil es comprender todo lo que los demás hombres tienen derecho a esperar de nosotros, al sólo considerar cuán necesarios nos son ellos a cada paso para poder sobrellevar las miserias de la vida, contrarrestar los embates de la desgracia, ilustrar nuestro entendimiento, y alcanzar en fi n la felicidad, que es el sentimiento innato del corazón humano.

Pero el hombre generoso, el hombre que obedece a la sagrada inspiración de la religión y de la doctrina cristiana, siente en su corazón el más noble y elevado estímulo para extender una mano amiga en las necesidades y aun para hacer sacrifi cios a su bienestar.

(12) Toda esta sección fue tomada y adaptado del MANUAL DE URBANIDAD Y BUENAS MANERAS de Manuel Antonio Carreño, Única Edición Completa Pág. 16

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Valores y virtudes

La benevolencia que une los corazones con los dulces lazos de la amistad y la fraternidad, y la benefi cencia que lleva el consuelo y la esperanza al seno mismo de la desgracia; son los dos grandes deberes que tenemos para con nuestros semejantes, de los cuales emanan todas las demás prescripciones de la religión y la moral que tienen por objeto asegurar el orden, la paz y la concordia que deben reinar entre los hombres.

Debemos pues los Infantes de Marina amar a nuestros semejantes, res-petarlos, honrarlos, tolerar y ocultar sus miserias y debilidades: debemos ayudarlos a ilustrar su entendimiento y a formar su corazón para la virtud, debemos socorrerlos en sus necesidades, perdonar sus ofensas, y en suma, proceder para con ellos de la misma manera que deseamos que ellos pro-cedan para con nosotros. Los actos de benevolencia derraman siempre en el alma un copioso raudal de tranquilidad y de dulzura, y nos preparan al mismo tiempo los innumerables goces con que nos brinda la benevolencia de los demás.

Cuando tenemos la dicha de hacer bien a nuestros semejantes, cuando respetamos los fueros de la desgracia, cuando enjugamos las lágrimas del desvalido, cuando satisfacemos el hambre o templamos la sed o cubrimos la desnudez del infeliz que llega a nuestras puertas, cuando llevamos el consuelo al oscuro lecho del mendigo, cuando arrancamos una víctima al infortunio; nuestro corazón experimenta siempre un placer tan grande, tan intenso, tan indefi nible, que no alcanzarían a explicarlo las más vehe-mentes expresiones del sentimiento.

Lo mismo ha de decirse del deber, soberanamente moral y cristiano, de perdonar a nuestros enemigos, y de retribuirles sus ofensas con actos sin-ceros en que resplandezca aquel espíritu de amor magnánimo, de que tan alto ejemplo nos dejó el Salvador del mundo.

Busquemos, pues, en la caridad cristiana la fuente de todas las virtudes so-ciales: pensemos siempre que no es posible amar a Dios sin amar también al hombre, que es su criatura predilecta, y que la perfección de este amor está en la benefi cencia y en el perdón a nuestros enemigos; y veamos en la práctica de estos deberes, no sólo el cumplimiento de un mandato divino, sino el más poderoso medio de conservar el orden de las sociedades, y de alcanzar la tranquilidad y la dicha que nos es dado gozar en este mundo.

“La primera palestra de la virtud es el hogar paterno”, ha dicho un célebre moralista; y esto nos indica cuán solícitos debemos ser por el bien y la honra de nuestras familias. El que en el seno de la vida doméstica ama y protege a sus hermanos y demás parientes; y ve en ellos las personas que después de sus Padres son más dignas de sus respetos y atenciones, no puede menos que encontrar allanado y fácil el camino de las virtudes


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sociales. ¡Y cuán desgraciada debe ser la suerte de aquel que desconozca la especialidad de estos deberes! porque los extraños, no pudiendo esperar nada del que ninguna preferencia concede a los suyos, le mirarán como indigno de su estimación, y llevará una vida errante y solitaria en medio de los mismos hombres.

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Valores y virtudes

Sección E.

Deberes con los ancianos y maestros

Además de los deberes que se tienen para nuestros Padres, hállasen com-prendidos en estos deberes el respeto a nuestros mayores, especialmente a aquellos a quienes la venerable vejez los acerca ya al término de la vida, y les da derecho a las mejores atenciones.13

Es muy justo y loable que los Infantes de Marina como parte de su tra-dición y de sus costumbres, rompan con la indiferencia, propia de esta sociedad tan “demasiado ocupada”, para que con su ejemplo enseñen el respeto y veneración que todas las personas le debemos a los ancianos y los maestros.

“No desprecies al anciano, también nosotros nos haremos viejos”. Eclesiástico 8: 6-7

“No desdeñes las palabras de los viejos, que ellos también aprendieron de sus padres; ellos te enseñarán la prudencia y a responder en momento oportuno”. Eclesiástico 8: 9-10

Una sociedad que ignora el pasado corre el riesgo de repetir más fácilmen-te los errores de ese pasado. La caída del sentido histórico puede imputarse también a un sistema de vida que ha alejado y aislado a los ancianos, po-niendo obstáculos al diálogo entre las generaciones.

Vivimos hoy, en un mundo en el que las respuestas de la ciencia y de la técnica parecen haber reemplazado la utilidad de la experiencia de vida acumulada por los ancianos a lo largo de toda la existencia.

(13) Sección tomada y adaptada de “Documentos de la Santa Sede. Pontificium consilium prolaicis. “La dignidad del anciano y su misión en el mundo”. La experiencia y el entusiasmo por la vida El Padre viejo.


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Los ancianos, en su búsqueda de compañía, protestan contra una sociedad en la que los más débiles se dejan con frecuencia abandonados a sí mis-mos, llamando así la atención acerca de la naturaleza social del hombre y la necesidad de restablecer la red de relaciones interpersonales y sociales. La tercera edad es, además, la edad de la sencillez, de la contemplación. Los valores afectivos, morales y religiosos que viven los ancianos consti-tuyen un recurso indispensable para el equilibrio de las sociedades, de las familias, de las personas.

Las sociedades humanas serán mejores si sabrán aprovechar los carismas de la vejez.

Los Maestros

También están aquí comprendidas nuestras obligaciones para con los maestros, a quienes se les debe amor, obediencia y respeto, como dele-gados que son de nuestros Padres en el augusto ministerio de ilustrar el espíritu, y formar nuestro corazón en el honor y la virtud.

Si se apaga esta luz. Aún el más humilde y negativo de lo maestros, im-preparado y defi ciente, es en el remoto rincón rural la única luz para un conglomerado desprovisto de otros recursos espirituales. Si aquella luz se aleja, si el faro que es la escuela se apaga, si la escuela se suprime, se hace la sombra sobre las gentes que tenían aquella mira y aquella esperanza. Cada maestro, cada profesor, es un foco de cultura que habla y se mueve para iluminar los caminos del futuro; y cada colegio y cada escuela, una antor-cha de salvación. En todo momento esa antorcha atrae a las generaciones nuevas y ese faro riega claridades sobre los caminos antes intransitables por lo oscuros. Si en una hora de maldición aquellas luces se extinguieran, si desaparecieran del universo maestros y profesores, una densa oscuridad hecha de espesa y mortal tiniebla caería sobre la tierra y sobre los hombres, y se agotarían las fuentes de la cultura, y se cortaría de un tajo la civiliza-ción y se marca la hora de la fi nal catástrofe.

Agradecimiento a los Maestros

¡Tiene mucha razón tu Maestro al ser a veces impaciente! Piensa en los años que hace que lidia con chicos, y que, si tuvo muchos cariñosos y agradables, encontró también muchísimos ingratos, que abusaron de su bondad e ignoraron su fatiga; y piensa que, por desgracia, entre todos, le dais más amarguras que satisfacciones. Piensa que el más santo varón de la tierra, puesto en su lugar, se dejaría dominar a veces por la ira. Y, además, ¡si supieras cuántas veces el maestro va a dar clases enfermo, sólo porque

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no tiene una enfermedad bastante grave para dispensarle de la escuela, y está impaciente porque sufre, y siente un gran dolor al ver que vosotros no os dais cuenta o abusáis de ello!

La educación para la convivencia.

No estará mal recordar que sobre la responsabilidad de los educadores, hoy más que nunca, descansan los prospectos de la paz para el mañana; detrás de cada palabra, detrás de cada gesto, de cada insinuación; detrás de cada tarea, redacción o lectura, irán formando las ideas el andamiaje de la nueva estructura mental del ciudadano, en la misma forma y con la misma fuerza con la que las palabras del educador se asientan en la memo-ria con la resonancia de un eco persistente que acude al pensamiento para recordar la lejana lección en el momento de actuar o decidir.

La nación ha confi ado la formación material y espiritual de la juventud colombiana a un cuerpo docente responsable,conformado por ciudadanos ejemplares para fundamentarla en principios enfocados hacia la convi-vencia y la paz. Si no se propende por la restauración de los valores, si no se encienden las llamas de la autenticidad nacional y se aquilata con la viveza de sus resplandores la dignidad, el honor y el patriotismo, en muy poco tiempo, todo se habrá perdido para siempre, y los propios maes-tros experimentarán en el atardecer de sus días el remordimiento de su equivocación en los movimientos del timón de la nave, por las límpidas aguas que los espíritus juveniles pusieron a su servicio para ser llevados por los rumbos certeros que sólo el maestro puede señalar, para afrontar en ellos las borrascas de la tempestad en un mundo cuyo destino nadie ha sido autorizado para jugarlo al azar, y en una época en la que la guerra y la paz se sobreponen como suprema maldición, a la que continuarán condenándonos el egoísmo, la ignorancia y la ambición, mientras no se reestructuren en el hombre de hoy y de mañana, los valores morales y los principios éticos que se han ido perdiendo en el marasmo confuso de la nueva fi losofía cuyo imperio, a base de violencia, se pretende implantar como última condición para vivir en paz.

Respeta y ama a tu maestro, hijo. Ámalo porque tu padre lo ama y lo respeta; porque él consagra su vida al bien de tantos muchachos que lo olvidarán; ámalo por que te abre e ilumina la inteligencia y te educa el co-razón; porque un día, cuando seas hombre y no estemos ya en el mundo ni él ni yo, su imagen se presentará con frecuencia en tu mente al lado de la mía, y entonces, ya verás, has de recordar ciertas expresiones de dolor y de cansancio de su rostro de hombre de bien, en las que ahora no te fi jas, y te causarán pena, incluso pasados treinta años; y te avergonzarás, senti-


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rás tristeza de no haberlo querido mucho, de haberte portado mal con él. Ama a tus maestro, que son como los padres intelectuales de los millones de chicos que contigo crecen; los trabajadores mal comprendidos y mal recompensados que preparan para nuestro país un pueblo mejor que el actual. No estaré satisfecho del cariño que sientes por mí si no lo tienes también a todos lo que te hacen el bien, y entre ellos tu maestro es el primero después de tus padres. Ámalo como amarías a un hermano mío; ámalo cuando es justo y cuando te parece que es injusto, ámalo cuando está alegre y afable, y ámalo todavía más cuando le veas triste. Ámalo siempre. Y pronuncia siempre con reverencia este nombre «maestro» que, después del de padre, es el más noble, el más dulce nombre que pueda dar un hombre a otro hombre.

Tu padre14

(14) Los temas relacionados con el Maestro fueron tomados y adaptados de EDMUNDO DE AMICIs, Corazón (Alianza Editorial, Madrid, 1984, pp. 73-74)

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Sección F.

Deberes para con nosotros mismos

La salud del cuerpo, sirve de base para la salud del alma. Debemos apartarnos de todo aquello que pone en riesgo nuestra existencia y conservar por todos los medios que estén a nuestro alcance, así por gratitud hacía el Creador, para ser

útiles a nuestros Padres, a nuestra familia y a todos nuestros semejantes.

Si hemos nacido para amar y adorar a Dios y para aspirar a más altos destinos de los que nos ofrece esta vida perecedera y calamitosa: si nos debemos también a nuestros semejantes y en especial a nuestros Padres, a nuestra familia y a nuestra Patria, y si tan graves e imprescindibles son las funciones que nuestro corazón y nuestro espíritu tienen que ejercer, para corresponder dignamente a las miras del Creador, es una consecuencia necesaria que nos encontremos constituidos en el deber de instruirnos, de conservarnos y de moderar nuestras pasiones.15

La importancia de estos deberes está implícitamente reconocida en el simple reconocimiento de los demás deberes, los cuales nos sería imposi-ble cumplir, si la luz del entendimiento no nos guiase en todas nuestras operaciones, si no cuidásemos de nuestra salud, y si no trabajásemos cons-tantemente en precavernos de la ira, de la venganza, de la envidia, de la ingratitud, y de todos los demás movimientos irregulares a que desgracia-damente está sujeto el corazón humano.

¿Cómo podríamos concebir la grandeza de Dios, sin detenernos con una mirada inteligente a contemplar la magnifi cencia de sus obras, y a admirar

(15) Toda esta Sección fue tomada y adaptado del MANUAL DE URBANIDAD Y BUENAS MANERAS de Manuel Antonio Carreño, Única Edición Completa Pág. 19


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en el espectáculo de la naturaleza todos los portentos y maravillas que se ocultan a la ignorancia?

La ignorancia corrompe con su hálito impuro todas las fuentes de la vir-tud, todos los sentimientos del corazón, y convierte muchas veces en daño del individuo y de la sociedad las más bellas disposiciones naturales.

En cuanto al deber de la propia conservación, la naturaleza misma nos in-dica hasta qué punto es importante cumplirlo, pues el dolor que martiriza nuestra carne y enerva nuestras fuerzas, nos sale siempre al frente al me-nor de nuestros excesos y extravíos. La salud y la robustez del cuerpo son absolutamente indispensables para entregarnos, en calma y con provecho, a todas las operaciones mentales que nos dan por resultado la instrucción en todos los ramos del saber humano.

A pesar de todas las contradicciones que experimentamos en este mundo, a pesar de todas las amarguras y sinsabores a que vivimos sujetos, la reli-gión nos manda creer que la vida es un bien; y mal podríamos califi carla de otro modo, cuando además de ser el primero de los dones del Cielo, a ella está siempre unido un sentimiento innato de felicidad, que nos hace ver en la muerte la más grande de todas las desgracias. En vista de lo que es necesario hacer para agradar a Dios, para ser buenos hijos y buenos Infantes de Marina, para cultivar el hermoso campo de la caridad cristiana, debemos emplear nuestra existencia entera en la noble tarea de dulcifi car nuestro carácter, de fundar en nuestro corazón el suave imperio de la continencia, mansedumbre, paciencia, tolerancia y de la generosa benefi cencia.

La posesión de los principios religiosos y sociales, el reconocimiento y la práctica de los deberes que de ellos se desprenden, serán siempre la ancha base de todas las virtudes y de las buenas costumbres; pero, pensemos que en las contradicciones de la suerte y en las fl aquezas de los hombres, encontraremos a cada paso el escollo de nuestras mejores disposiciones, y que sin vivir armados contra los arranques de la cólera, del orgullo y del odio, jamás podremos aspirar a la perfección moral.

En las injusticias de los hombres no veamos sino el refl ejo de nuestras pro-pias injusticias: en sus debilidades, el de nuestras propias debilidades: en sus miserias, el de nuestras propias miserias. Son hombres como nosotros; y nuestra tolerancia para con ellos será la medida, no sólo de la tolerancia que encontrarán nuestras propias faltas en este mundo, sino de mayores y más sólidas recompensas que están ofrecidas a todos nuestros sufrimientos y sacrifi cios, en el seno de la vida perdurable.

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Valores y virtudes

El hombre instruido conocerá a Dios, se conocerá a sí mismo y conocerá a los demás hombres: el que cuide de su salud y de su existencia, vivirá para Dios, para si mismo y para sus semejantes; el que refrene sus pasio-nes complacerá a Dios, labrará su propia tranquilidad, su propia dicha, contribuirá a la tranquilidad y a la dicha de los demás. He aquí, pues, compendiado en estos tres deberes, todos los deberes y todas las virtudes: la gloria de Dios, y la felicidad de los hombres.

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Valores y virtudes

CAPÍTULO III

PILARES MORALES DEL INFANTE DE MARINA

Sección A.

La “Familia”

Con plena certeza se puede afi rmar que si fuera necesario elegir en-tre trabajo y familia, muy seguramente tendría prioridad la fa-milia. La desintegración del núcleo familiar trae repercusiones de grandes proporciones para todos, especialmente para los hijos que deben ser la primera prioridad. Para los siguientes interrogan-tes, muy seguramente la respuesta sería la que se da a continuación.

Hay dos aspectos muy importantes en la vida del Infante de Marina que deben ser atendidos con el mismo

esmero: el trabajo y la familia.

Si su familia está bien, muy seguramente el Infante de Marina podrá ir tranquilo a la guerra, concentrarse en su

misión, rindiendo individual y como parte de un equipo.

Nada eleva tanto la moral y el espíritu del Infante de Ma-rina que la animación de su esposa a que cumpla con su deber y la certeza de que ella cuida su hogar y espera su

regreso.

¿Qué ha sido lo más importante para usted como persona y ciudadano?

Respuesta: Provenir de una buena familia, estructurada en principios y valores.

¿Qué es lo más importante que va a hacer en su futuro?

Respuesta: Construir una buena familia; es el principal objetivo y la esen-cia de la vida; todo lo demás son accesorios: estudiamos, trabajamos, lu-


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chamos triunfamos y vivimos en función de una familia y para formar una familia. La búsqueda y ejercicio del amor, es el motor que debe mover permanentemente hacia el objetivo común de la unidad familiar y la res-ponsabilidad para con ella aquí, es la mayor que podemos encontrar en la vida ya que esta, puede cambiar en un solo instante para bien o para mal y todo depende de nuestras decisiones y nuestros actos.

Como la familia en sentido general, ejerce una infl uencia marcada en la vida del Infante de Marina y en su desempeño laboral, es absolutamen-te necesario que los Comandantes estén atentos en cada momento para ayudar a sus subalternos a enfrentar los problemas y vicisitudes que trae la profesión militar.

Conociendo las inmensas repercusiones que tiene la disolución del hogar para el Infante de Marina, es una responsabilidad de todo buen Coman-dante, velar en todo momento por el bienestar de sus hombres bajo su mando y en el propio. Debe ser política de todo Comandante, tratar al máximo de mantener la unidad familiar de sus hombres, no el militar en un lado y la familia en otro. La inestabilidad moral del Comandante, no benefi cia en nada a la institución, por el contrario, es muy perjudicial.

Cuando se desintegra la familia de un Infante de Marina, comienzan los problemas también en el trabajo y con ello la pérdida de los valores y la autoridad moral. Si el problema sucede en un Ofi cial o Subofi cial, los problemas se agrandan porque tiene repercusiones directas en los subal-ternos. ¿Si no pueden solucionar los problemas personales, cómo podrá solucionarse los problemas de los subalternos? Una educación muy importante que deben hacer los jefes en todos los ni-veles es la de concienciar a sus hombres en la paternidad responsable: No pueden los Infantes de Marina, ir dejando hijos regados por todas partes.

Señor Comandante en lo posible, permita que sus Infantes de Marina solucionen primero sus problemas antes de salir a campaña. Cuando un Infante de Marina tiene su familia bien, su deber es ir a cumplir con su misión.

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Sección B.

La Esposa

La mujer encierra en su ser todo lo que hay de más bello e interesante en la naturaleza humana, y esencialmente dispuesta a la virtud, por su con-formación física y moral, y por la vida apacible que lleva, en su corazón encuentran digna morada las más eminentes cualidades sociales. Pero la naturaleza no le ha concedido este privilegio, sino a cambio de grandes privaciones y sacrifi cios, y de gravísimos compromisos con la moral y con la sociedad; y si aparecen en ella con mayor brillo y realce las dotes de buena educación, de la misma manera resaltan en todos sus actos, como la más leve mancha en el cristal, hasta aquellos defectos insignifi cantes que en el hombre pudieran alguna vez pasar inadvertidos.16

Orar a favor de tu esposo no solo ablandará su corazón, sino que también ablandará el tuyo.

Llena de cualidades a tu esposo, dale el valor que se merece y lucha por él con inteligencia; la suerte está de tu lado. Cuando la esposa habla mal de su esposo está

labrando su propia desgracia y da mucho que pensar.

Querida Esposa, si hay algo en la vida por lo que hay que luchar, es la conservación del hogar. Para ello hay que tener muy presente que cual-quier cosa que le suceda a uno de los esposos, le afectará al otro y especial-mente a los hijos. Si tu eres feliz, tú esposo será feliz.

Sus problemas son tus problemas, así como los tuyos son los de él. Por eso es que tus oraciones por él son tan importantes, porque los afectarán a ambos. Cada vez que un esposo escucha que su esposa está orando por él, se siente amado y protegido y siente que es importante para ella. Si deseas ver a Dios ablandar el corazón de tu esposo, solucionar los problemas, enriquecer su vida como pareja entonces ora por él. Si deseas que tu espo-so caiga rendido a tus pies, pregúntale: “quieres que ore hoy por ti?” Tales palabras expresan tu compromiso hacia él y el matrimonio.

El hogar es un equipo de trabajo en donde todos dan lo mejor de si, para bien de la sociedad. Los problemas y los logros con compartidos, no hay ningún culpable.

(16) MANUAL DE URBANIDAD Y BUENAS MANERAS de Manuel Antonio Carreño, Única Edición Completa Pág. 28


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Ama profundamente tu identidad única, esa diferencia que nadie te podrá quitar porque Dios en su infi nita sabiduría solo te la dio a ti. No te com-pares con las demás, tú tienes algo muy importante que ellas no tienen, ese algo que cautivó a tu esposo e hizo que te eligiera entre muchas otras.

El secreto de tu suerte y felicidad en el amor radican en tu alma y en tu corazón, ama con ternura y sinceridad y no atiendas a los chismes; exhibe los atributos y bellezas de tu alma y tu corazón. Todo mundo está dotado con atributos de belleza interna, descubre en ti esa belleza y hallarás un amor sublime.

Gentil dama, ve por el buen camino de tu vida, sembrando fl ores y no espinas; haz todo el bien posible, sé estudiosa y comprensiva, cuida tu sa-lud física y mental. Si deseas ser feliz, ama y protege a los niños, ellos nos enseñan a ser felices sin grandes cosas. Ser romántica, es amar la verdad, la belleza y el bien: es ser mujer auténtica y no hipócrita.

Si deseas ser amada por el hombre que ha de realizar los sueños ideales de tu vida, no esperes el amor gratuitamente, el amor hay que sentirlo, conquistarlo, cultivarlo, conservarlo y merecerlo. Cultívate, edúcate y per-fecciona tu carácter ten tus propias ideas y pensamientos.

Todo es mujer en lo que se ama. (1) La Metrie.

Precioso tesoro es para el hombre, la mujer a quien se ama. No hay cora-zón en donde el amor sea más profundo, más extenso y apasionado, que en el de la mujer. La ternura no tiene manantial más inagotable, el cariño no tiene desahogo más sublime, el sacrifi cio no tiene actos más santos y más completos que en la mujer. (2) Sainte-Foix

Benditas sean todas las mujeres que, contra el mundo y la sociedad que las desprecia, levantan bien alto el bello fruto de sus entrañas maternas. (3) Anónimo17

Algo para refl exionar a cerca de nuestras esposas:

Muchas veces algunos Infantes de Marina reciben sus condecoraciones, felicitaciones, elogios y reconocimientos, pero no les pasa por la mente que detrás de todos estos logros está su esposa y sus hijos quienes igualmente los han asistido y se han desvelado para que le vaya bien en el trabajo. Ellos al igual que nosotros los militares, también merecen ser condecorados.

(17) (1), (2), (3) y (4) RELACIONES HUMANAS APLICADAS de Juan Francisco Gallo Pág. 238-248

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Valores y virtudes

Sección C.

Los Hijos

La afabilidad y la franqueza del padre, y el respeto y la sumisión del hijo, forman un sublime concierto que hace de sus relaciones el encanto de la vida doméstica.

El hábito de ser atentos, delicados y respetuosos con las personas con quienes vivimos, hará resplandecer estas mismas cualidades en las relacio-nes con los extraños.

La tolerancia es el gran principio de la vida doméstica. Si debemos ser sufridos en el trato con los extraños, con mayor razón se debe ser con las personas de nuestra familia. Llevar pues con resignación y prudencia, las pequeñas contradicciones de la vida doméstica.

Lástima que somos así, solo aprendemos a ser hijos después que somos Padres, y sólo aprendemos a ser

Padres después que somos Abuelos.

Solo cuando meditamos lo que nos cuestan los hijos, empezamos a darnos cuenta de la duda que tenemos

contraída con nuestros padres.

Cuando tus padres estén viejos y achacados, cuando sientas que se han convertido en una carga para tu apretada agenda, en una vergüenza cuan-do estás con tus amigos; comprende que es tu oportunidad de refl exionar y crecer en el amor. Dios los ha puesto en tus manos para que aprendas a amar. El problema no son ellos, eres tú que muy seguramente se te ha olvidado lo que es amar.

Considerar que los maestros ocupan el lugar de nuestros padres, y que en todas ocasiones se le debe respeto, obediencia y tributarles todas las aten-ciones que como tales se merecen. No se puede censurar la conducta de nuestros maestros, ni hablar con nadie sobre los defectos personales que se crea haber descubierto en ellos.

El hombre de sentimientos nobles y elevados, es siempre modesto, gene-roso y afable con sus inferiores. El inferior tratará también al superior con suma atención y respeto.


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El jefe de una ofi cina pública debe recibir con afable atención a cualquier persona que en ella le solicite, y ofrecerle inmediatamente a tomar asiento. La persona que entre en una ofi cina pública, se abstendrá de tomar asien-to mientras no le sea ofrecido. El templo cualquiera que sea, es la casa del Señor, y por lo tanto un lugar de oración y recogimiento, donde debemos aparecer siempre respetuo-sos.

La conversación debe estar siempre animada de un espíritu de benevo-lencia y consideración que se extienda, no solo a todos los presentes, sino también a las personas que no están.

Las chanzas no pueden usarse indiferentemente con todas las personas ni en todas ocasiones: ellas son privativas de la confi anza, y enteramente ajenas de la etiqueta; rara vez es lícito a un hijo usarlas con sus padres, o un inferior con su superior, o un joven con una persona mayor; y en con-versaciones que no anime el buen humor, y en momento en que aquellos a quienes no es lícito dirigirlas tengan contraída su atención a un deter-minado asunto. Aún cuando la chanza que se nos dirija a nosotros no esté autorizada por las reglas anteriores, recibámosla con afable tolerancia y no con palabras destempladas y repulsivas, a aquel que no ha tenido la intensión de desagradarnos.

La buena educación se manifi esta en el juego, en todas aquellas fi nas y generosas demostraciones que se hacen entre sí las personas que juegan, por medio de la cuales da a conocer cada una de ellas que solo la anima el deseo de pasar un rato de honesto entretenimiento, y que no pone por tanto grande ahínco en salir triunfante, ni menos pretende hacer ostenta-ción de su habilidad y su talento, ni oscurecer y deprimir la habilidad y el talento de los demás.

La gratitud es uno de los sentimientos más nobles del corazón humano, y por desgracia, el que se ve más frecuentemente combatido por las malas pasiones. Es imposible encontrar una buena educación y una comple-ta honradez en quien es capaz de olvidar los servicios o corresponderlos con ruindades; y acaso no ha habido en el mundo ningún perverso que no haya principiado por ser ingrato. Cuidemos pues, esmeradamente de cultivar en nosotros el sentimiento de la gratitud, no borrando jamás del alma el bien que se nos haga, por pequeño que sea, y aprovechando siem-pre las ocasiones que la fortuna nos ofrezca para recompensarlo.

Al acostarse y al despertarse, el primer recuerdo debe consagrarse a Dios. Si no están solos, saludar en seguida a aquellos que están despiertos. Es signo de mal carácter y de muy mala educación, el levantarse de mal hu-mor. Para el hombre bien educado, no hay ningún momento en que se crea relevado del deber de ser afable y cortés.

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Valores y virtudes

Sección D.

La Bandera

El culto a la Bandera ha sido siempre una tradición en la Infantería de Marina. Joaquín Piñeros Corpas expresa muy bien lo que es el culto a la bandera en la siguiente prosa:

“Solo podrá desplegarse de día o de modo excepcional en ámbito luminoso semejante. Entidad de colores, la noche le roba toda su expresión y la confunde en sus entrañas con una sombra más... Ella no puede tocar el suelo. Hecha para circunstancias de altura física y moral, yacente o en desmayo, así sea en un cincelado piso de mármoles, queda tan desnaturalizada como la nube del cielo en el polvo de la tierra. La bandera participa en los júbilos y los pesares colectivos. En días de gloriosa recordación, se asoma a la ventana para ver pa-sar a los próceres y no en fantasmal desfi le, sino en el holgado ambiente civil de la calle contemporánea. En las horas de tribulación también se hace presente a media asta, con el ala única recogida y el silencio desplegado.La bandera es recompensa. Por eso cubre el ataúd del héroe, o del prócer auténtico de la nacionalidad; por la misma razón al estudiante cabecero se otorga el honor de izarla mientras el espíritu de la nueva generación sube con ella, por la ruta del himno. La bandera sobre el pecho es el signo de la más alta investidura republicana. Allí, colocada por la mano soberana del pueblo, indica que a un corazón predilecto se ha confi ado la guarda, no solo de lo que en concreto constituye la nación, sino de lo que sutilmente es Patria. La bandera es cifra de vanguardia, de paso frontal hacia las metas del destino histórico. Es error decir que se carga o se conduce una bandera, el abanderado avanza al impul-so de ella. La bandera es el rostro de la nación en el extranjero, en la frontera lejana insomne centinela, en la embajada ante país amigo, credencial excelsa, en el océano pregón de Patria fi rme.

La bandera encuentra en el saludo natural homenaje. Es de tradicional pro-tocolo inclinarse ante la soberana. Es de imperativa cortesía descubrirse ante la majestad de la República que pasa. Para los niños la bandera reserva vi-vidos relatos de colores, para los adolescentes, fascinantes ejemplos de amor y heroísmo y para el ciudadano, cualquiera que sea su edad o condición, el sen-timiento así expresado ante la imagen de la Patria: No te pido el amparo de tu escudo sino la dulce sombra de tu manto. La vieja bandera merece dorada postrimería y hermoso funeral. Cuando sus colores han encanecido, cuando el viento adverso o las horas rampantes la han hecho girones, cuando el alma del símbolo la ha abandonado, es menester quemarla en una pira hecha con pre-ciosas maderas del bosque nativo y magnifi carla con unas lágrimas de incien-so. La ceremonia tendrá fi n cuando los ancianos colores se hayan convertido en promisorio aroma”.


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Sección E.

La Patria

“Entre las múltiples fuerzas que concurren a los confl ictos armados, segu-ramente las principales son de índole moral, pues lleva en el fondo la idea inteligente que gobierna a los hombres. Las principales son la disciplina, el valor, el espíritu de sacrifi cio, el celo, el secreto, el honor nacional, la obediencia y la confi anza en la competencia y virtudes de los Comandan-tes. Desde luego existen otras que son matices de las nombradas y todas ellas infl uyen profundamente sobre una colectividad cohesionada por al-tos propósitos.

La Infantería de Marina es la Patria organizada. Así todo se derrumbe a su alrededor, nada se perderá, mientras esta permanezca vigilante al llamado de la

Patria para su defensa, buscando la paz pero preparada para la guerra, con una actitud de servicio a la

comunidad; respetuosa de los derechos humanos y de las instituciones.18

Todo es necesario, material moderno, Ofi ciales y Subofi ciales de Infante-ría de Marina expertos y debidamente entrenados, tener un presupuesto de guerra adecuado; pero por encima de todo está que la Infantería de Marina sea disciplinado; obediente, sufrida y constante; que sus Ofi ciales sean diligentes y probos, resueltos y fi rmes. El ejercicio de las virtudes militares deberá fortalecer el ánimo de los Ofi ciales, Subofi ciales de In-fantería de Marina y crear una mentalidad cercana a la mística, por los intereses de la Patria. 19

Mientras las normas internas de la Infantería de Marina se cumplan, ha-brá Patria, habrá organización nacional, habrá Estado y habrá esperanza de reconstrucción y de mejoramiento.

Una Infantería de Marina amante de la paz, sí. Porque hay que enseñar a los militares que su fi n no es la guerra, sino la paz; que las armas se hi-cieron para defender la justicia y el derecho, para defender a los hombres y a los pueblos de las agresiones, de la ambición y de la inequidad. Así es como se debe comprender la carrera militar y así tan sólo resulta meritoria en sumo grado y honrosísima como ninguna otra.

(18) Adaptado de la Revista de las Fuerzas Armadas Nº 2 Jun 1960 Pág. 419

(19) Adaptado de la Revista de las Fuerzas Armadas Nº 2 Jun 1960 Pág. 271

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Valores y virtudes

Para sostener la paz, la justicia, la soberanía de la Patria y su bienestar se requiere de una Infantería de Marina bien educada y entrenada. Tan sólo así el sacrifi cio de la vida se ennoblece y tan sólo así se corona el militar con la corona del honor, que no es otra cosa que la bendición del cielo sobre el sepulcro de los héroes y la voz de la posteridad que los hace objeto de su gratitud.

“Así como es grande y hermosa la carrera de los defensores de la paz, así mismo es execrable y depravada la tiranía de los que sistemáticamente atentan contra el derecho público o privado”. (Marco Fidel Suárez).20

A la fortaleza se oponen tres vicios; uno por defecto: la cobardía y dos por exceso: la impasibilidad y la temeridad. La cobardía es el temor des-ordenado ante los peligros que es menester afrontar para la práctica de las virtudes, o rehuir las molestias necesarias para conseguir el bien difícil. Si la cobardía nos aparta del cumplimiento de un deber grave, constituye un verdadero pecado en el civil, y en el militar, además, una deslealtad y trai-ción porque expone a los débiles e inocentes a la opresión y a la violencia, crimen inexcusable en un militar.

El apologista Tertuliano en los primeros tiempos de la iglesia decía: “Pedi-mos un reino seguro y tranquilo, una salud robusta, militares incorrupti-bles, ejércitos llenos de valor, senadores fi eles y una paz tan extensa como el universo”21

De nada sirven las armas si en las almas de los Infantes de Marina no ani-dan estas virtudes. La carrera de las armas es noble y honrosa cuando se busca defender la justicia y mantener la paz.

La educación del que comanda gentes de armas es excepcional, como lo es, en menor grado, la del Infante de Marina raso. Nada de lo que ocurre en las unidades militares deja de tener sentido. Todo es preparación cons-tante para el minuto de riesgo y de muerte. Obedecer es fundamental, básico, insustituible en la unidad armada, porque cuando se está ante la muerte, o en la batalla, discutir es perder la empresa.

Es muy peligroso que se desobedezca una orden, que, por insensata que parezca, ejecutada por cien o mil hombres con rigurosa disciplina puede conducir a la victoria o minimizar el desastre. La acción guerrera necesita rapidez, unidad, decisión inmediata, y todo eso no da tiempo para juzgar todos los aspectos de la cuestión. La preparación militar requiere, pues, que el que dé las órdenes haya aprendido a darlas sin vacilar, y tenga hasta donde es posible, todo previsto, y que el que las recibe las ejecute sin du-das ni controversias.

(20) Adaptado de la Revista de las Fuerzas Armadas Nº 2 Jun 1960 Pág. 419, 421

(21) Adaptado de la Revista de las Fuerzas Armadas Nº 2 Jun 1960 Pág. 419, 422


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Sección F.

Las Reservas

Las Reservas de Infantería de Marina a las que nos referimos aquí, tienen que ver con todas aquellas personas que sirvieron en las fi las de la Infante-ría de Marina: Ofi ciales, Subofi ciales e Infantes de Marina. Los hombres que están activos en la Infantería de Marina, son los llamados a extender su mano a todos los miembros de la reserva. Evitar al máximo realizar acciones que puedan ser motivo a resentimientos y falta de consi-deración.

El compañero de hecho se escoge mientras es de día. Proverbio sueco.

No abandones al amigo viejo, porque el nuevo no valdrá lo que el. Eclesiástico 9, 10-11

No olvides a tu amigo fi el en el combate, ni pierdas su recuerdo cuando seas rico. Eclesiástico 37, 7-7

Hay personal que cuando está de servicio de guardia, no guardan el res-peto, comportamiento y consideración con los compañeros de la reserva, se les olvida que ellos siguen siendo parte de la institución y que mañana somos nosotros los que estaremos en su lugar. Así sea alguien que solo prestó su servicio militar en la Infantería de Marina, el solo hecho de haber estado en fi las, amerita una consideración especial. Se pueden cumplir las normas de seguridad siendo respetuosos y amables. El Infante de Marina se caracteriza porque mantiene en todo momento una actitud de respeto y consideración con todas las personas.

Es muy provechoso para la institución buscar continuamente mecanis-mo de acercamiento con las reservas por ejemplo reuniones, integracio-nes, convivencias, entrenamientos, reconocimientos, condecoraciones etc. Nada más importante para la institución y para el personal de la reserva mostrarles con hechos que siguen siendo nuestros compañeros que su apoyo es muy valioso.

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Valores y virtudes

Son muchos los aspectos en que las reservas de la Infantería de Marina sirven a la institución:

Las reservas en sentido general son los ojos, oídos y enlace de la Infantería de Marina con la sociedad civil.

Todo Infante de Marina activo y en la reserva es un Agente de Inteligen-cia.

No olvidar que los Ofi ciales y Subofi ciales que estuvieron en fi las, segui-rán manteniendo ese espíritu de Infante de Marina hasta la muerte.

Es muy benefi cioso y motivo de orgullo para la Infantería de Marina po-der contar con muchos voluntarios, en caso que hubiera necesidad de convocar las reservas.

Es motivo de orgullo para los Infantes de Marina en la reserva, saber que todavía siguen siendo muy útiles a la institución. Los que están en fi las, tienen que desarrollar intensas campañas en superiores y subalternos, ten-diente al cambio de actitud y de consideración con las reservas. Cuando los Ofi ciales, Subofi ciales e Infantes de Mariana en la reserva visiten las unidades, todo el personal debe tener un trato preferencial, amable, cortés y respetuoso; hacerlos sentir que es su unidad. Así sea por simple consideración, hay que tener en cuenta que siguen siendo propias tropas y que ellos al igual que los miembros de la unidad, están buscando el bien para la Infantería de Marina.

La reserva debe ser tratada con la misma consideración y respeto que me-recen las personas mayores, los maestros, los instructores, los antecesores. En esto del trato, todo el mundo merece respeto, pues a nadie le gustaría que tratasen mal a su familia.


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Sección G.

El Medio Ambiente

El hombre, buscando sobrevivir como especie en la tierra, ha ido ago-tando los recursos naturales y contaminando el medio ambiente; además cada vez está más superpoblada.

Todo esto hace que al hombre, en un futuro no lejano afronte el desafío de sobrevivir como especie en la tierra, donde se están agotando los recursos naturales, además del peligro existente con la contaminación ambiental. En este panorama aparece el mar, inmensidad inexplorada en su gran par-te, de la cual salió la vida y al cual regresaremos como ultimo recurso de esperanza.

La única manera de evitar un calentamiento atmosférico, con resultados catastrófi cos a corto plazo, para todas las especies vivientes que habitan nuestra tierra, es mediante un esfuerzo y entendimiento conjunto de todos los países del mundo. Se trata de salvar las especies de su destruc-ción lenta pero segura, donde “todos” tendremos nuestra responsabilidad. Hace 2000 años, el fi lósofo griego Platón se lamentaba de la tala de bosques y destrucción de varias partes de su tierra natal. Decía Platón: “Ática se semeja a un cuerpo arrasado por una enfermedad. Todo el suelo fértil ha desaparecido, dejando una tierra con piel y hue-sos “. Aún hoy, Ática es una región pedregosa y árida de suelos pobres. Esperemos que mañana, toda la tierra no sea Ática.

El aumento de población trae consigo la deforestación, erosión, escasez de tierras cultivables y de agua, aumento de tierras estériles, aumento en la concentración de bióxido de carbono en la atmósfera, destrucción de la capa de ozono que nos protege contra la radiación solar, incremento de la lluvia ácida y radioactividad que sumada a la contaminación química de los mares, la extinción de especies animales y la biodiversidad, afecta el ecosistema, lo cual nos muestra un cuadro trágico mundial.

Ante este desafío, son los Infantes de Marina, los llamados a crear con-ciencia ciudadana al interior de las fi las y al ciudadano común en lo rela-cionado con la protección del medio ambiente. Paralelo al entrenamiento para la defensa, está el de proteger el medio ambiente y sus recursos. Es

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Valores y virtudes

otra forma de defender nuestra soberanía Nacional. Es una obligación de todos los Infantes de Marina iniciar y apoyar campañas tendientes a la protección y no contaminación de las fuentes de agua, mares, ríos y lagunas.

En el pasado, el mar le representó el camino en la conquista de los grandes continentes, y en el presente siglo, le representará el camino para el logro de su supervivencia.

El mar ocupa aproximadamente dos terceras partes de la superfi cie del planeta, mientras que la tierra ocupa la otra tercera parte, por lo tanto, el mar es el doble de la superfi cie terrestre. Para fortuna, la parte marítima sólo está parcialmente explotada en el 10% que comprende las rutas marí-timas, las costas y su mar, continuando con la industria pesquera, turística, portuaria, explotación petrolera y de gas.

El 90% restante continúa en el misterio, porque sólo ahora, el hombre ha podido desarrollar alguna técnica, que le permita bajar a niveles más pro-fundos para buscar su explotación y sacar provecho de su inmensa riqueza. Es allí, donde se presenta un desafío y una oportunidad a la humanidad para obtener recursos, para su supervivencia.22

(22) Tomado y adaptado del libro “COLOMBIA MARINERA Hacia una Cultura y Mentalidad Marítima” del Contralmirante William Porras Ferreira Julio 1999, Pág. 44

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Valores y virtudes

CAPÍTULO IV

VIRTUDES Y VALORES DEL INFANTE DE MARINA

Sección A.

Virtudes

Virtud es la disposición del alma a hacer el bien y rechazar el mal indepen-diente de la voluntad del hombre. Las virtudes vienen con el hombre, pero este, raras veces atiende a su voz interna. Para ser virtuoso hay que tener mucho valor pero no necesariamente quien practica valores es virtuoso. Las virtudes siempre están ahí presentes en el hombre.

Las virtudes se dividen en teologales y cardinales. Las virtudes teologales son aquellas cuyo objeto es Dios y son: fe, esperanza y caridad. Las virtu-des cardinales son: prudencia, justicia, fortaleza y templanza. La palabra cardinal, quiere decir principal.

Las virtudes de hecho son valores, pero no todos los valores son virtudes. Los valores aplicados por el hombre virtuoso, tienen un sentido mucho más amplio porque se hacen con el objeto de agradar a Dios. 23

FeLa fe la entendemos en este estudio como confi anza llanamente. Creyente es el que tiene fe en Dios, en la vida, en la Infantería de Marina, en las personas, en el futuro, en su cónyuge, en sus hijos, en sus Padres y lo más importante tiene fe en sí mismo.

Usted llega a ser lo que cree, en la medida exacta de la intensidad de la creencia. Las personas que tienen fe, son superiores a cuanto les pueda ocurrir. No se sienten derrotados ante ningún obstáculo, ni andan gimien-do o arrodillados ante difi cultades.La fe es muy similar al entusiasmo. Es contagiosa, la fe engendra fe, la fe en nosotros mismos (confi anza en nosotros) aumenta el respeto de los demás hacia nosotros.

Estamos regidos por leyes universales, divinas, cósmicas, cuya fuente y poder es Dios, el poder de los poderes, fuerza de las fuerzas, inteligencia infi nita y creadora.

(23) COLIMODIO 1986, Programa de Instrucción Tercera Fase Tomo I, Pág. 45-50


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Todos los poderes de Dios están dentro de nosotros y debemos aprender a descubrirlos y utilizarlos con mucha fe.

Esperanza Virtud teologal sobrenatural que hace confi ar fi rmemente en la misericor-dia divina y la salvación fi nal. Quien tiene esperanza de una vida inmortal junto al Creador, encuentra en cada paso por esta vida terrena un medió efi caz para servir y agradar a Dios.

Siendo Dios nuestro creador omnipotente, regidor de todas las leyes uni-versales, es bueno, saludable y necesario tenerlo presente. Él debe ser nues-tro compañero inseparable durante toda la vida. Él debe guiar nuestras acciones. Al dirigimos a el constantemente, estará pronto a escucharnos, a iluminar nuestra mente a fi n de que podamos pensar y hacer el bien. Siendo Dios, amor y bondad, artífi ce del bien, debemos mantenerlo como nuestro aliado.

Dejémonos acompañar por Dios en el camino del bien, aceptando con sumisión, el mal que no podemos cambiar, que no podemos comprender pero si evitar. Si está fuera de nuestro control, nada podemos hacer, lo único que nos queda es aceptarlo.

Dios representa no sólo el bien y el amor, sino también la dirección, la fuerza, la ley, el poder, el valor, la constancia y todo cuanto necesitamos para una vida de realización. Por eso es importante su presencia en nues-tras vidas.

CaridadVirtud teologal que consiste en amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo, por amor a Dios. Es la síntesis del amor. Podemos decir lo que queramos, pero si lo decimos con caridad, se afi anza la amistad, se gana respeto, nos impulsa a valorar a los demás y ver en ellos cualidades.

La caridad es el arte de vivir de manera realista y plena, guiados por la conciencia espiritual de compartir, ayudar y servir.

“La Regla de Oro”: “Trata de no hacerle a los demás lo que no te gustaría que te hicieran a ti”. Si bien es considerada por los cristianos como cris-tiana y se encuentra en el Nuevo y en el Antiguo Testamento, muchas otras razas y pueblos hablaron de ella. Así mismo aparece en las Analectas de Confucio (siglos VI y V a. de C.) quien, a su turno, las cita de obras más antiguas. También se encuentra en tribus “primitivas”. En una u otra forma aparece en las obras más antiguas de Platón, Aristóteles, Isócrates y Séneca. Por miles de años se ha tenido por el hombre como un patrón para la conducta ética.

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Valores y virtudes

“Que lo mejor de ti sea lo que das a los demás. Nuestra bondad tiene más valor donde más se necesita”. SRI.RAM

JusticiaVirtud cardinal que según la doctrina bíblica, es la intervención de Dios dirigida a la salvación del hombre. Así entendida la justicia es la relación directa entre Dios y el hombre, no orientada según normas pre-estable-cidas. “Amad la justicia los que la tierra gobernáis, abrigad sobre el Señor pensamientos de bondad, buscándole con sencillez de corazón”.

Libro de la Sabiduría 1, 1-2

Es el reconocimiento consciente de lo que pertenece a cada uno en forma equitativa y equilibrada. Si tenemos madurez, podemos vivir de acuerdo a nuestra conciencia, y actuar con justicia en la búsqueda de la verdad que nos hará libre. Es obrar a la luz del derecho, de la equidad y de la razón.

Justicia no es dar con laxitud, ni repartir tesoros, al contrario, lo preten-dido es que los hombres sabios sean los encargados de tasar el castigo o el premio entre los llamados.

A diario en el hemisferio se cumple la sentencia de que “el poder corrom-pe”. Tenga mucho cuidado con aquello de que “El superior siempre tiene la razón”, no sea que por complicidad termines dando la razón a quien no la tiene, y esto si que sería denigrante y perjudicial. “Al Cesar, lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios”.

Cuando no se reconoce el esfuerzo de los subalternos y se desconocen sus derechos primarios.

La justicia nos convoca a los Infantes de Marina a una integración solida-ria en toda la institución, para la creación de una sociedad unida orgáni-camente, en tal forma que cada uno tenga la oportunidad igual y efectiva para educarse, trabajar, recrearse, conformar una familia, ejercer sus dere-chos y vivir dignamente.

PrudenciaVirtud Cardinal que hace preveer y evitar las fallas y peligros: buen juicio, cordura. Sinónimo de discreción, ecuanimidad, medida, mesura, precau-ción y sabiduría.

“Sabio es solo aquel que primero convierte sus palabras en actos y después los enseña” Confucio


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(24)Coronel Francisco José de Caldas, discurso leído al Curso Militar del Cuerpo de Ingenieros de la República de Antioquia, en Rionegro, 1814. Colección Discurso y otros textos, Pontificia Universidad Javeriana.

“Pues es en la palabra donde se demuestra la sabiduría, y en la respuesta la instrucción” Libro de el Eclesiástico 4, 24-25

“Conserva siempre el buen juicio y no pierdas de vista la discreción pues serán para ti fuente de vida” Proverbios

Antes de tomar una decisión analice las consecuencias favorables o desfa-vorables para usted y para sus hombres. Saber hablar o callar, accionar o dejar hacer, en la forma correcta, de la manera adecuada, en el momento oportuno, midiendo las consecuencias. En la abundancia acuérdate de la escasez, el sabio siempre está prevenido.

Ya el Coronel Francisco José De Caldas, en 1814, advertía: “...el hombre que habla demasiado, que nada reserva, que tiene en sus labios todo el interior de su pecho, es como una plaza abierta, que se le puede atacar por todas partes; es un insensato que pone el puñal en manos de sus enemigos; es un vaso sin fondo, que nada retiene y que para nada sirve. Refrenad vuestra lengua y despreciad esa satisfacción pueril de la locuacidad, que os degradará siempre a los ojos de los hombres cuerdos”.24

La prudencia indica llegar a los límites de nuestros derechos sin invadir los ajenos. El fruto de tal acción es la armonía y la convivencia con los seres humanos y aun los animales, ir por el camino del medio, sin atropellar a nadie, para llegar primero a la meta. El presbítero y fi lósofo de la lógica, Jaime Balmes, recomienda, “no hay sabiduría sin prudencia, ni fi losofía sin cordura”. Con la prudencia se escapa de caer en abismos irretornables.

Los rusos hicieron suyo el proverbio, “es mejor volver atrás que perderse en el camino”.

Dios con su infi nito amor cuando creó al hombre, lo hizo con una preci-sión y sabiduría única, al dotarlo de dos oídos y una sola boca, buscando que fuera prudente, pues hay que escuchar dos veces y hablar una sola, “ lo más seguro es una lengua silenciosa”.

Algo bueno puede ser perjudicial, si se menciona en un momento in-oportuno o a la persona inconveniente. No se debe olvidar que existen individuos interesados en hacer daño, llevar chismes, revelar comentarios inadecuados, improcedentes, infundados e incongruentes con ánimo per-vertido de sembrar cizaña y despertar enemistades en provecho propio.

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Valores y virtudes

Al acudir a la razón antes que al uso de la violencia, se practica el valor de la prudencia, factor para alcanzar la armonía en la humanidad. Quien ob-serva una prudente conducta es considerado sabio ante las circunstancias, malas o buenas de la existencia.25

“Para cada situación en la vida hay una manera correcta de obrar, por la cual el interior del hombre se expresa en armonía con el hombre”.

Confucio

TemplanzaVirtud cardinal que consiste en moderar los apetitos. “La templanza es una virtud de higiene espiritual, que da al hombre su equilibrio moral”

Es la moderación en los placeres, especialmente en la comida y bebida, en este sentido puede resumir el signifi cado de las palabras frugalidad y templanza.

Herbert Spencer afi rma: “El exceso de bebida merece censuras universales, el embriagarse, aunque no sea más que una vez, deja una mancha en la reputación de un hombre; más aún: muchas personas condenan hasta el uso moderado de la bebida”.

Cuántos Ofi ciales y Subofi ciales de grandes condiciones profesionales, anulan sus capacidades por falta de temperancia, por el uso inmoderado de bebidas alcohólicas.

“El militar debe abstenerse de los excesos alcohólicos, dice el General Mes-tre, porque la ebriedad es un vicio de los más vergonzosos y degradantes; porque el inmoderado uso del alcohol engendra numerosas enfermeda-des, altera el juicio, pervierte la moral del individuo y le hace perder la memoria; y por último, porque la ebriedad es causa frecuente de muchos crímenes que hacen al hombre para siempre desgraciado”.

La glotonería, peca también contra la temperancia, sin embargo es un de-fecto menos frecuente en la milicia y de consecuencias menos graves.

Lujuria es: el vicio que consiste en el uso ilícito o apetito desordenado de los deleites carnales.

Contra la virtud de la temperancia peca el lujurioso. La lujuria, más que otros vicios, origina el abandono de los deberes, la indocilidad en los jóve-nes; la pereza; la inconsideración a la dignidad del propio cargo o estado, la precipitación en las obras y la ceguera espiritual. Esta ceguera llega a borrar en la mente de los disolutos toda idea de decoro y de decencia.

(25) LIDERAZGO ESTRATÉGICO de Gerney Ríos González Pág. 197


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Este vicio puede llevar a un ejército a la indisciplina, a la relajación y a la comisión de ciertos delitos contemplados en los Códigos Penal y Militar. “Pruébese el oro con el fuego, la mujer con el oro, y el hombre con la mujer”. Cuidado de lo que pueda degenerar, deshonrar o degradar al individuo. “Mantén fi rmes las riendas de tus instintos y podrás disfrutar tu manantial con el vigor de la juventud”.

FortalezaVirtud cardinal que signifi ca fuerza, vigor, robustez. Sinónimo de ener-gía.

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Valores y virtudes

Sección B.

Valores

Los valores son cualidades que como su nombre lo dice, valen mucho. Engrandecen la persona que los practica y los hace más digno y respetable ante superiores y subalternos. Son cualidades que permiten al hombre elevar su imagen moral, espiritual y vivir en armonía con sus semejantes. Es la cualidad que lo enfrenta consigo mismo para probar su carácter y su temple. Los valores pueden variar con el medio, la situación y la circuns-tancia. Si el hombre aún en contra de sus instintos sacrifi ca su comporta-miento, su orgullo y su ego por el bien de los demás acrecienta sus valores y vive en paz con su alma.

La educación, información y formación de valores no comprende única-mente lo que se refi ere al corazón, sino lo que se refi ere a cuanto desarrollo sea aplicable al ser humano; debe existir una educación intelectual, moral y física. Uniendo éstas tres en forma positiva se logrará una formación intelectual y moral que hará de la persona o el individuo un ser completo e íntegro.

Respecto a la formación de valores en los subalternos, es indispensable saber que los valores se comunican o revelan mejor con acciones que con palabras. Los valores no se imponen, no pueden imponerse; atraen por si mismo.

Los valores pueden variar pueden variar con las creencias, la sociedad y las costumbres. Cuando los valores son practicados como un hábito de vida, se convierten en virtudes.

Que la virtud y el valor siempre acompañen al Infante de Marina, que el honor y la paciencia caractericen su espíritu, que la tolerancia y la solida-ridad sean sus acompañantes cotidianos, que la comprensión y la justicia modelen su carácter… En fi n, que siempre esté dirigido a fortalecer y legitimar, con su conducta, la función de ciudadano comprometido con la defensa de la institucionalidad.

El Infante de Marina es un hombre a quien se ha de confi ar valores tan sagrados, que necesita ser digno de la confi anza de sus compatriotas. Es decir, que debe revestirse de una serie de cualidades que lo hagan merece-dor de esa confi anza.

“Toda la prosperidad de que es capaz la carrera de las armas está hoy en vuestras manos, y sólo de vosotros depende el cosechar laureles, gloria inmortal y virtudes que pasen de generación en generación, cubriéndolos


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de bendiciones y llevando vuestra memoria, siempre querida, a todos los pueblos de América”, instaba el Coronel Francisco José De Caldas a los alumnos del primero Curso Militar del Cuerpo de Ingenieros de la Repú-blica de Antioquia.26

“Mucho importan sus cualidades físicas, el dote que recibió de la natu-raleza como individuo fi siológico; mucho importa su aptitud profesional o técnica del ofi cio de la guerra; pero importa, sobre todo, lo que vale como persona, la cantidad y cualidad de espíritu que forman su contextu-ra moral”. Mariano Vega.

Los valores característicos del Infante de Marina: el entusiasmo, el espíritu de cuerpo, la actitud positiva, la autoestima, la disciplina, el cumplimien-to de la palabra no se verán es este capítulo, porque el capítulo XII trata exclusivamente a ellos.

AbnegaciónEs el absoluto y espontáneo sacrifi cio que el hombre hace de su voluntad, de sus gustos o de su vida al servicio de Dios, de la patria, de la Infantería de Marina, su familia y semejantes.

Es la renunciación voluntaria a todas las pasiones, comodidades y gustos, cuando quiera que ellas se interpongan al cumplimiento del deber. Por ella el hombre soporta con gusto todas las privaciones que sean necesarias para alcanzar un ideal.

Todo hombre de armas debe estar poseído de la virtud de la abnegación. El Infante de Marina acepta la fatiga, el hambre, las incomodidades para cumplir una misión. El paso del páramo de Pisba por el Ejército Liberta-dor, la resistencia de Cartagena al sitio de Morillo, son claros ejemplos de abnegación.

Carecen de abnegación los codiciosos que trabajan por espíritu de lucro únicamente.

Un Infante de Marina no puede dar cabida en su pecho a la codicia. La codicia es el apetito desordenado de riquezas; deseo vehemente de atesorar bienes materiales. El codicioso antepone su propio yo al bien de la comu-nidad, de la unidad militar a la cual sirve y de la Patria.

El militar amante de las riquezas, será esclavo de la codicia y descuidará sus deberes profesionales.

Amor

“Es el acto mayor de la inteligencia humana”.


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Valores y virtudes

El amor no es un sentimiento, amar es el primer verbo que se enseña a conjugar en el colegio, y los verbos implican acción o movimiento; por lo tanto, amar es dar, es tolerar, comprender, perdonar, servir a los demás etc.

El amor no es opcional, es la única obligación moral del ser humano. Condición de la felicidad y la realización del individuo.

“Aprendimos a volar como las aves, aprendimos a nadar como los peces, pero no aprendimos el sencillo arte de amarnos como hermanos’ Luter King

“Amarás a Dios por sobre todas las cosas y a tu hermano como a ti mis-mo”- Cristo Jesús

“Detiene a los peregrinos, libera a los prisioneros; el amor con sus esmeros al viejo lo vuelve niño, lo malo solo el cariño, lo vuelve puro y sincero”.

Violeta Parra

“En su más pura naturaleza, el amor forja y crea por sí mismo una forma de belleza en la conducta, lo mismo que en el pensamiento”.

Sri. Ram

“Id dilatando sin cesar el pequeño círculo de los seres queridos, hasta el día en que envolváis en vuestro amor a la humanidad entera”. Anónimo

“Vale más mancharse ayudando a los que están en el fango, que separarse de ellos para permanecer sin manchas”. Anónimo

AmistadEs un afecto personal puro y desinteresado del Infante de Marina. Es, una puerta que se abre, una mano extendida, una sonrisa que te alienta, una mirada que te comprende, una lagrima que se une a tu dolor, una palabra que te anima una crítica que te mejora.

“Cuando vuestro amigo guarda silencio, tu corazón no deja de escuchar un corazón, porque en la amistad sin necesidad de palabras, todos los


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pensamientos, todos los deseos, todos los anhelos nacen y se comparten con una alegría que no necesita proclamarse” Jahi Gaibrán

La ternura, el buen trato, la comprensión y el respeto son soportes de amistad.

La amistad requiere mantenimiento, detalles, si existe verdadera amistad entre maestros y alumnos será más fácil el acceso al conocimiento.

Es…. un abrazo de perdón, un aplauso que te estimula, un encuentro que te regocija, un favor sin recompensa, un dar sin exigir. Un entregarse sin calcular, un esperar sin cansancio.

Cecilia

Auto confi anzaEs la seguridad que se tiene para poder realizar alguna tarea o cumplir algún objetivo.

Los Infantes de Marina normalmente no comienzan su carrera equipado con la cualidad de la confi anza en sí mismo. Esta cualidad se desarrolla a través de los años de servicio y su formación se acelera con la experiencia personal del individuo y se aumenta con el conocimiento profesional.

La confi anza en sí mismo llega con la erradicación del miedo, del temor que sentimos de fallar en una determinada tarea. Para desarrollar confi an-za en sí mismo, los Infantes de Marina deben tener la voluntad de aceptar la responsabilidad y llevar a cabo esas tareas que consideren por encima de sus capacidades.

Las posibles metas y sueños que traen angustia y desesperación, por estar muy lejos de realizar, deben ser eliminadas de la mente, para evitar amar-guras y tribulaciones.

Ser y sentirse dueño de si mismo, es estar en condiciones de renunciar a ciertas ambiciones, a ciertos apetitos, a la codicia. No dejar la vida en manos de las pasiones desmesuradas.

Es fundamental tener claridad en cuanto a las limitaciones, así algunos sueños alimenten la persona de positivismo y entusiasmo.

Debe haber equilibrio; percibir hasta donde es posible llegar y a que se debe renunciar.

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Valores y virtudes

En algunos casos saber renunciar, saber evitar, saber aceptar que algo es imposible, es saludable para el espíritu, y en ningún momento se puede llamar cobardía.

Ser dueño de si mismo es mantener los pies en la tierra, en lo fi rme, en lo real.

AutonomíaCapacidad individual de tomar decisiones. Los Comandos superiores no podrán tomar decisiones eternamente por los Comandos subalternos, pero si deben cultivar en ellos los valores, darles elementos de juicio y ejemplo. Lo que es conveniente para la sociedad se convierte en responsabilidad individual. Se pueden tomar decisiones cuando se ha tomado el trabajo de conocerse y medir las consecuencias que no dañen a los demás.

Bondad La bondad es uno de los valores en el liderazgo, necesario para ganarse millones de corazones.

El Infante de Marina bondadoso es generoso, amable, accesible, fuerte, espontáneo y tiene un alto sentido del servicio. Los ajenos a este valor son egoístas, insensibles, desconfi ados, hoscos, y crueles. Por eso, ejercite todos los días la bondad con una actitud abierta hacia los demás; por ejemplo, al iniciar el día regale una sonrisa, porque para ser bondadoso no se requiere tener dinero u objetos.

La grandeza se demuestra en la humildad de los actos. Quienes no saben de bondad se arrastran al crimen, porque desconocen los derechos huma-nos y los valores de la persona. Los cultivadores del egoísmo son autorita-rios y demuestran dureza y preponderancia.

Colombia, requiere con urgencia de acciones llenas de bondad, solidaridad para combatir el mal, por ello no mire por encima del hombro a aquellas personas carentes de medios de fortuna, pueden tener mayores tesoros en valores y conocimientos, aprenda de todos. Hasta el más insignifi cante de los seres tiene su historia, tan respetable como la nuestra. Se debe empezar por no menospreciar al semejante.27

CarácterEl carácter en la parte espiritual del hombre, viene a ser la fi sonomía en lo corporal: el sello, el fondo, la distinción moral de la persona. El carác-ter es una virtud militar que comprende otras cualidades como: nobleza, energía, entereza, constancia, fortaleza, severidad, austeridad, etc. Si hay algo inconcebible es un Infante de Marina es la falta de carácter, es decir,

(27) LIDERAZGO ESTRATÉGICO de Gerney Ríos González Pág. 200 - 202


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“sin personalidad propia”, sin conciencia íntima de las diferentes situacio-nes en que lo colocan sus vicisitudes. En general puede afi rmarse que la insubordinación y la disciplina proceden de la falta de carácter de quienes comandan.

El carácter también es el autocontrol de los instintos primarios del Infan-te de Marina. “El hombre más poderoso es el que es dueño de sí mismo”. Quien tenga el manejo de su vida emocional, tendrá paz mental y podrá ser feliz sean cuales fueran sus condiciones externas.“Conócete, cultívate y sé fi el a ti mismo”. Pregúntate: “En el ser débil está la verdadera miseria”. Milton

“Hemos de ser perfeccionistas en cada partícula. El carácter se construye en nuestra vida diaria y es moldeado por nuestras reacciones ante cada pe-queña circunstancia. El Universo se construye así, a fi n de que se exprese lo mejor que hay en cada uno de nosotros, para que poco a poco nos demos cuenta”. Sri. Ram

“Nuestro estado interno tiene que ser tan fi rme que esté siempre abierto hacia un medio celestial, o que gire alrededor de una estrella polar que coronará con sus rasgos benéfi cos cada aspecto de nuestra vida”. Sri. Ram

Civismo

“Si no queremos la Patria, si no sufrimos por ella; si sus angustias no suben, por el cauce de las venas; si en un apretón de manos, no apretamos la bandera; si no escuchamos el himno, con el corazón por fuera; si ser colombiano, no es sufi ciente presea; si la heredad de los Padres, ya se nos hace pequeña; y envidiamos el solar, de otra nación extranjera; si en los hijos no siembras, honor de glorias pretéritas; aunque por cada

laurel, haya una cruz de madera….Entonces es porque somos inferiores a la tierra,

y las raíces no saben, lo que es la sabia materna. Si no queremos la Patria,

ya nada vale la pena”.28

(28) “SI NO QUEREMOS LA PATRIA” Poesía de Jorge Robledo Ortiz

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Valores y virtudes

Todo Comandante en la Infantería de Marina, debe constituirse en un líder que eduque a sus subalternos en la búsqueda del bien común, ejer-ciendo actos que defi endan y protejan la vida, honra y bienes de todos los colombianos. Creando una conciencia de defensa del ecosistema, recursos hídricos, fauna y fl ora.

Son los Infantes de Marina los llamados a incentivar el amor por la Patria y el respeto por sus símbolos; esos por los cuales muchos Infantes de Ma-rina, Soldados de nuestro Ejército y Policía de la Patria han sacrifi cado su propia vida.

Compañerismo

Recibe este nombre la virtud que obliga a todos los Infantes de Marina a prestar la ayuda y colaboración espontánea a compañeros o amigos que comparten la misma vida y los mismos ideales, prescindiendo del egoísmo personal. El compañerismo impone pequeños sacrifi cios en los intereses personalistas, pero a cambio, forma la base de la amistad sincera y torna agradable la vida de una corporación.

El compañerismo es indispensable dentro de la vida militar. Las activi-dades que se desarrollan dentro de ella, la vida en común que se lleva, los sacrifi cios y privaciones de sus miembros, exigen el más completo com-pañerismo. Este hace la vida agradable y amena y atenúa las penalidades inherentes al servicio.

Un soldado le dijo a su Teniente: mi amigo no ha regresa-do del campo de batalla, señor.

Solicito permiso para ir a buscarlo.Permiso denegado - replicó el Ofi cial. No quiero que

arriesgue su vida por un hombre que probablemente ha muerto.

El soldado, sin hacer caso, salió.Una hora más tarde regresó, mortalmente herido,

transportando el cadáver de su amigo. El Ofi cial estaba furioso: ¡Le dije que había muerto! Díga-

me: ¿merecía la pena ir allá para traer un cadáver?Y el soldado, casi moribundo, respondió: ¡Claro que sí, Señor! Cuando lo encontré, todavía estaba vivo y pudo

decirme: “¡Estaba seguro de que vendrías!”

“Un amigo es aquel que llega cuando todo el mundo se ha ido”.29

(29) “EL SOLDADO AMIGO” Tomado del libro LA CULPA ES DE LA VACA Pág. 155. Este además hace referencia a “Contribución de Zac Holland, 22 de enero de 2002


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Es indispensable entender exactamente el sentido del compañerismo pues-to que, así como es altamente benéfi co la práctica de esta virtud, para el Infante de Marina, el mal entendimiento de éste y su aplicación errada, son esencialmente perjudiciales, no solamente para aquella persona que recibe la infl uencia directa sino también para la institución en general.

Para que haya acción de compañerismo, se requiere que ésta benefi cie real-mente al amigo, que la ayuda sea prestada con fi nes nobles y que no riña con el resto de las virtudes militares. No puede haber compañerismo cuan-do la acción constituye un acto contra el servicio. Procede más rectamente quien después de tratar de convencer al compañero de que desista de un propósito que es perjudicial y en vista de que han fallado los medios a su alcance, pone el hecho en conocimiento de sus superiores, para que éstos lo eviten.

Compasión La compasión no es lástima ni pesar por el desvalido. La compasión es la que duele con el dolor de otro pero no se postra con él, al contrario, cura sus heridas, enjuaga sus lágrimas y da la mano invitando a andar. Com-pasión es mirar la vida con fe y mostrarle al compañero una oportunidad para subir.

ComprensiónEs entender las razones de los demás, para actuar de determinada mane-ra.

“Que nadie juzgue a nadie sin haber caminado por lo menos cinco millas en sus zapatos” Anónimo

“No se trata de que solucionemos todos los problemas que existen, sino de que tratemos de comprenderlos, cuando lo hacemos así la solución apare-cerá por sí misma”. Sri. Ram

“La verdadera comprensión sólo llegará cuando se experimente la verdad y no cuando se imagine o se piense en ella”. Sri. Ram

CompromisoEs vital tener cariño a la Infantería de Marina y guardarle fi delidad, de parte de todos sus miembros. El amor por la institución, es en esencia para su crecimiento. Todos los Infantes de Marina ansían ver refl ejada la satisfacción por el deber cumplido. Quieren a su Infantería de Marina con lealtad y aspiran verla siempre grande y respetada.

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Valores y virtudes

El amor por la Institución no solo es de los jefes, también de los Infantes de Marina que prestan su servicio a la Patria y el personal civil al servicio de la institución. Si una persona se siente aburrida en su trabajo, debe ser motivo de preocupación para su Comandante. La lealtad con la institu-ción signifi ca ser comprensivo con sus subalternos, quienes son los que elevan el buen nombre de esta.

La convivencia armoniosa depende de las relaciones Jefe – Subalterno. Los subalternos necesitan saber que son estimados por su Jefe, que son parte activa de esa sociedad en la cual trabajan, que son responsables de las decisiones de grupo. Un buen Comandante hará maravillas con sus hom-bres en la transformación de la organización para bien de la institución.

Sólo el Comandante creativo, con una alta dosis de autoestima y capaci-dad de liderazgo, es llamado a sacar adelante su unidad. En este mundo cambiante se necesitan Jefes con audacia para prevenir, recursivo y capaz de tomar decisiones rápidas. Un Comandante que mantiene actualizado, con un pensamiento alerta y fl exible, acondicionado a los cambios del mundo, permite a los jefes inmediatos tomar las mejores decisiones para su institución.

Existen varias razones por las cuales los jefes son valiosos y una realidad de progreso para su institución. Estas se relacionan con el carisma, la per-sonalidad, la forma de proyectarse sobre la sociedad y su trayectoria de servicios.

Confi anzaUna vida útil es un regalo a la sociedad. Por lo anterior, los hombres envi-diosos, chismosos, los que enfrentan unos con otros para sacar ganancias, son esencialmente personas sobrantes en cualquier institución.

La confi anza, es la piedra angular de toda estructura proyectada al futuro. Cuando existe indiferencia sobre los valores ajenos, las paredes crecen, hasta el aislamiento de las personas y los puentes de la comunicación des-aparecen, con grave detrimento para la institución.

Tenga en cuenta las siguientes recomendaciones para desterrar esta serie de anomalías. Primero, si tiene quejas de su trabajo o de sus compañeros, discútalas con su jefe inmediato y cuando son reparos profesionales, bus-que quién las solucione sin implicar a su entorno inmediato.

Cuando usted cree ser el protagonista de cualquier circunstancia de éxito, está vulnerando los derechos de sus restantes compañeros. No disfrace las situaciones para alcanzar recompensas, tal vez sin merecerlas.


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La confi anza se irradia por naturaleza, las labores de equipo son satisfac-torias y agradables al resto de personal. No deslucir los triunfos ajenos, ni envidie el éxito de otros; cuando se trabaja en grupo, todo redunda en bien de la institución, de la cual usted devenga el sustento de su familia.

“En ciertas cosas vale más ser engañado que desconfi ar”. Séneca

ConstanciaEs fi rmeza y fortaleza de ánimo en resoluciones y propósitos.Virtud reco-mendable al Infante de Marina. Lo contrario se llamar inconstancia. Este defecto supone un alma ligera, frívola.

El éxito y la felicidad, no tienen tiempo limitado para alcanzarlos, de pronto las personas se limitan a vivir por vivir, sin experimentar cambio alguno, sin metas ni objetivos. Y así se pasan año tras año. Pero no im-porta, para cada uno sus experiencias son muy personales y no se puede generalizar.

A través del tiempo, se puede sentir internamente algo que empuja a ob-tener una satisfacción de un gusto concreto. A cualquier edad se puede presentar la oportunidad para llevar a cabo lo que más se desea.

No pueden vivir por vivir, alimentando sueños solamente en su interior. Es necesario despertar de ese sueño y hacerlo realidad. La edad no cuenta, lo que cuenta es el verdadero deseo de cambiar.

“Tan solo las empresas difíciles vale la pena de ser realizadas, pues hay un misterioso vínculo entre lo difícil y válido”. Jorge Ángel Livraga

“Todo camino fácil es camino descendente y precipita al abismo. Elegid siempre caminos ascendentes y duros. Ellos os fortalecerán desde el cuerpo hasta el espíritu. Sólo los fuertes pueden mover las broncíneas puertas de la Historia, sólo los fuertes pueden bucear hasta el fondo de sí mismo”.

Jorge Ángel Livraga

“La mejor forma de mejorar el futuro es afi anzar el presente, dignifi carlo, trabajar duramente por un mundo nuevo y mejor, sin “exigir” de ese mun-do nuevo algo que no nos atrevemos a exigirnos a nosotros mismos”. Jorge Ángel Livraga

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Valores y virtudes

DeberCumplir sus obligaciones. La esencia del deber es actuar sin órdenes o instrucciones de otros, basado únicamente en el sentimiento interior de lo que es correcto desde el punto de vista moral y profesional.30

El deber comienza con todo lo que se espera de uno según las leyes, regla-mentos y órdenes; aunque abarca mucho más que eso. Los profesionales hacer su trabajo no solamente según las normas mínimas, sino lo mejor que pueden, de acuerdo con sus habilidades. Los Infantes de Marina de-ben empeñarse en alcanzar el nivel de la excelencia en todos los aspectos de sus responsabilidades profesionales para que al terminar el trabajo pue-dan mirar atrás y decir, “No pude haberlo hecho mejor”.

Los Jefes de la Infantería de Marina toman la iniciativa de lo que es nece-sario hacer antes de que se lo digan. Además, son totalmente responsables por sus propias acciones y por las de sus subordinados. Nunca esconden la verdad con la intención de hacer quedar bien a su unidad, ni para hacer que sus subalternos se sientan bien. En su lugar cumplen con su deber con la Infantería de Marina y con la Patria.31

DecisiónEl éxito y el triunfo no vienen porque sí. Son el resultado de una decisión, de un esfuerzo. Los retos, las labores difíciles, producen grandes satisfac-ciones, cuando las superamos con tenacidad. El triunfo fácil se obtiene muy a menudo, no requiere de mucha exigencia personal, no se aprecia lo sufi ciente; por eso ante las grandes difi cultades, se toman actitudes va-cilantes, de cobardía y de miedo. El resultado fi nal es la desgracia y la frustración.

“No temas al misterio, hazte su hijo predilecto; sabe que en el mayor mis-terio, la raíz misma del enigma, es el motor inmóvil del Universo, y a él solo puede llegarse por la Sabiduría. La acción y la inacción; la bondad y la maldad; todos los distintos reinos de la naturaleza visibles e invisibles, no son más que campos de práctica, caminos largos o cortos que llevan inexorablemente a la Sabiduría”. Jorge Ángel Livraga

La sociedad humana está conformada básicamente por tres grupos de per-sonas a saber:

- Los mediocres, son aquellas personas que se conforman con muy poco. Sus aspiraciones son limitadas. El pesimismo es su compa-ñero inseparable. Quieren pero no se atreven; anhelan pero no deciden; viven de ilusiones más no de realidades.

(30) FM 22-100 Liderazgo del Ejército ser, saber y hacer agosto de 1999, Capítulo II , Pág. 2-5, 2-7

(31) Texto tomado tomando como referencia el FM 22-100 Liderazgo del Ejército ser, saber y hacer agosto de 1999, Capítulo II , Pág. 2-5, 2-7


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- Los triunfadores piensan en el éxito; actúan con seguridad y en-tusiasmo; son personas positivas; irradian alegría y confi anza en sí mismos. Son personas útiles y agradables. Superan los obstáculos mediante la acción.

- Los Infantes de Marina pertenecemos al grupo de los triunfado-res, porque estamos trabajando incansablemente por la grandeza de nuestra institución y queremos verla por encima de todo.

DignidadValor personal, tan importante como el valor de la vida humana para el Infante de Marina. Dignifi car a la persona es reconocerla como tal con todos sus valores y derechos. Por dignidad en el hogar, se entiende el res-peto por las diferencias. Dignifi car la profesión es amar lo que se hace, ser íntegro y excelente en la vida laboral, en la comunidad y en el hogar, con decoro, integridad y buenas maneras.

La dignidad es una prenda de carácter en todo militar, sea cualquiera su graduación.

Napoleón Bonaparte instaba a sus hombres a mostrar compasión con los heridos en el campo de batalla y a prestarle auxilio: “...Después de la vic-toria ya no hay enemigos, sino hombres”.32

Ya, en 1814, el Coronel Francisco José de Caldas exhortaba a los Cadetes: “Refrenad con un valor heroico los ímpetus de la naturaleza y sabed que aunque venzáis en el campo de batalla, seréis siempre unos cobardes sino sabéis dominaros a vosotros mismos. El héroe, el verdadero héroe, es el que sabe contener sus deseos, sus estímulos y sus pasiones”. 33

En noviembre de 1820, la República de Colombia suscribió con España el Tratado de Regulación de la Guerra, uno de los primeros en el mundo que contempla el derecho de gentes en confl ictos armados. Meses después, el 25 de abril de 1825, el general Simón Bolívar advirtió a sus soldados: “Sufrirá una Pena Capital el que infrinja los artículos de regularización de la guerra. Aun cuando nuestros enemigos los quebranten, nosotros debemos cumplirlos para que la gloria de Colombia: no se mancille con sangre”.

Ante propios y enemigos, y frente a la victoria obtenida, el Infante de Marina de Colombia debe demostrar siempre grandeza y elevación de ánimo.

En caso de ser derrotado en el campo de batalla, tal derrota será honrosa, pues habrá opuesto resistencia, con valor y coraje, hasta que sus armas

(32) Napoleón Bonaparte citado en Historia de Napoleón, 1812.


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Valores y virtudes

se lo permitan y la fuerza le asista. No hacen parte de su cotidianidad el darse por vencido, rendirse o entregarse al enemigo.

Quien se estima a sí mismo y obra de manera que sus actos estén sujetos a la moral y los somete sin ambages al juicio de sus semejantes, tiene dig-nidad personal.

“La dignidad es el más piadoso de los mantos, el más resistente y el más brillante; no lo abandonéis nunca. La dignidad es algo así como nuestra envoltura espiritual. Mantenedla a toda costa. Un hombre sin una pier-na, sin un brazo, sin un hijo, sin fortuna......, sigue siendo un hombre. Pero sin dignidad es un payaso que hace reír y termina molestando a todos”. Jorge Ángel Livraga

Dominio de sí mismoEs la parte más relativamente unida a la voluntad, al dominio de las pa-siones y al control total de la mente con el cuerpo.

Se necesita voluntad férrea para atacar aquellos defectos que nos pueden conducir al error o al mal, los cuales se manifi estan en forma de lujuria, ira, hipocresía, adulación, soberbia, ambición y codicia. Para superar estas fallas humanas se necesita valor moral, es una continua lucha en contra del yo negativo, de esa especie de rebelión interna negativa que el ser humano tiene, el cual hay que vencer. Para lograrlo, debemos acudir al control de nuestra mente y de nuestra voluntad, con el fi n de someter y conducir nuestros impulsos de una forma positiva y superable.

EducadorEl miembro de las Fuerzas Armadas es siempre un instructor, un forma-dor de inteligencias y corazones. La docencia es un arte difícil, por lo que hay que aprenderla y practicarla. El auditorio es complejo: campesinos, obreros, empleados, estudiantes, jóvenes de las ciudades y de las regio-nes más apartadas de la patria. Se debe imponer un lenguaje sencillo y correcto, vivo en la expresión. Hay que hablar con los gestos y los labios, evitando las excentricidades ya que ésto disminuiría la autoridad.

El educador es el maestro, el conductor, por lo tanto siempre se debe res-pirar un ambiente de respeto, compañerismo y disciplina.

EjemploEl militar debe formar a sus semejantes dentro de la religión, la moral, las virtudes domésticas y militares, la urbanidad, las virtudes sociales y profe-sionales, con el fi n de que sean más tarde su propia honra y orgullo de la sociedad y la patria; pero antes que todo, quien divulga las normas debe


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ser el ejemplo sobresaliente de lo que enseña. Ver más sobre el ejemplo en el Capítulo XII.

EnterezaLigada con el carácter, es la condición espiritual del hombre de aceptar responsabilidades derivadas de sus actuaciones con resignación y digni-dad. Es afrontar una situación consecuencia de sus actos.

EquidadDios nos ama a todos por igual y como sus hijos gozamos de los mismos deberes y derechos. “La equidad es un muro de contención contra la in-justicia”. Es desmoralizante para un Infante de Marina sobresaliente ser tratado como un Infante problemático. Porqué habrá de esforzarse si a nadie le importa? Rebeca Sierra

EspiritualidadA diferencia de los demás seres de la creación, las personas son seres es-pirituales y en gran medida al reconocerlo y aceptarlo puede vivirse con sentido pleno. Sabiendo que estamos en el mismo camino hacia Dios y a través de la inteligencia y sabiduría, se reconoce y aprende cómo fun-cionan esas leyes que nos rigen; por esta razón, hay que vivir según la voluntad de Dios, es decir, vivir siempre bien y para hacer el bien.

“Ser espiritual no consiste en abandonar el mundo, vistiéndonos con una ropa especial, practicando determinadas ceremonias, siendo religioso en cualquier sentido convencional. El estado espiritual es un estado de con-ciencia y de ser, es una integración de mente y espíritu”. Sri. Ram

“La espiritualidad no es una estúpida respetabilidad ni una piadosa con-formidad, sino una vida exquisita, llena de aventura, fascinante y miste-riosa”. Sri. Ram

“El que es espiritual se siente libre para mirar las cosas desde cualquier punto de vista y no está sometido a nada parcial o exclusivo”. Sri. Ram

“La vida espiritual es una vida creativa para la cual todo lo que no es anó-nimo o que es causa de sufrimiento, es un desafío”. Sri. Ram

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Valores y virtudes

“Aquel que quiere vivir espiritualmente no le importa ni el poder, ni la posición, el prestigio, la adulación, la importancia o la autoridad, todo lo cual tiene que desaparecer si tiene que pisar el camino de su propia recti-tud interna”. Sri. Ram

Fe en la Misión.Es la confi anza y seguridad de que lo que estamos haciendo es correcto. Se debe tener fe en la misión para trabajar con optimismo y alegría, de esta manera nos realizaremos espiritualmente y lograremos un mejor desarro-llo para nuestra patria y para nuestra semejanza.

FidelidadNo es otra cosa que la voz de la conciencia y la práctica del deber moral.

Puntualidad, exactitud en la ejecución de alguna cosa. Sinceridad, ver-dad, constancia, fi rmeza, perseverancia en lo ofrecido, jurado, votado, propuesto, emprendido, etc. abnegación, sacrifi cio, desprendimiento por amor a la fe entregada, consagrada, jurada. Guardar el secreto ajeno, con-fi ado en función de una relación íntima.

Debemos fi delidad a: Dios y a su voluntad, a nuestros principios, a la pareja en el matrimonio, la Patria, a la Infantería de Marina y a la socie-dad.

Aún en las más difíciles circunstancias, el Infante de Marina debe ser fi el a los principios de su institución y a los valores que le son esenciales. Se afi rma que al Mariscal de Campo alemán, Erwin Rommel, Adolfo Hitler le ordenó matar a soldados enemigos encontrados detrás de las líneas ale-manas, pero, “admirablemente, eligió quemar la orden en vez de acatarla. Un acto elevado de carácter moral aún siendo parte de un gobierno inmo-ral”. (Rommel respondió con entereza a un imperativo moral.

La fi delidad es una virtud necesaria en la mayor parte de los actos y movi-mientos de la vida social.

Fracaso como valorAsí como los Infantes de Marina se preparan para el triunfar, también deben hacerlo para posibles fracasos.

Abandonarse en aras de la tristeza, la desgracia y la derrota, son actitudes que no tienen cabida en su mente. No siempre en la institución todas las cosas vienen colmadas de éxito. En ocasiones el premio al esfuerzo puede ser el más rotundo y deprimente de los fracasos.


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La idea largamente acariciada, que luego no funciona; el propósito formu-lado que a la postre se incumple; una esperanza, un proyecto, un plan que, luego de anhelado se diluye, son lecciones que la vida ofrece para probar su temple.

Si se desfallece, si el miedo y la cobardía toman ventaja, están negando la condición de triunfadores y amigos del éxito.

La derrota debe estimular para un éxito mayor. Una caída debe signifi car un salto más alto, con más impulso, con mayor fortaleza.

El problema no es fracasar sino permanecer en el fracaso. Napoleón alen-taba a sus soldados diciéndoles: “Los obstáculos se hicieron para vencer-los”.

Grandes ciudades han sido construidas sobre ruinas. La vida es un perma-nente comenzar y no siempre sobre bases fi rmes y sólidas. Todos los acon-tecimientos dejan un mensaje, una enseñanza. El dolor y el sufrimiento forjan el temple y la agresividad para el triunfo.

Absolutamente todo lo negativo tiene su positivo. Ver siempre las cosas por el lado amable, tomando el provecho que se puede sacar de cada una de sus acciones.

Generosidad Dar desinteresadamente con alegría. Se aprende a amar, cuando se apren-de a dar. Ayuda al pobre, al huérfano, al desamparado; Dios te brindará su mano en el momento que lo necesites.

“Marchando se aprende a caminar. Dando se aprende a dar. Que vuestra generosidad fl amee ante vosotros como un estandarte de vida y de espe-ranza para todos los que se crucen en nuestro camino y que nadie pueda decir: “He pasado ante ellos y no me han dado nada”.


GratitudEs un valor que distingue a las personas de los demás seres del universo. Es la más clara expresión del amor, es la puerta abierta del optimismo. Cuan-ta más luz se produzca para los demás, mejor se puede ver el camino de nosotros mismos. La mejor forma de agradecer a Dios, es tener un estilo de vida ejemplarizante, demostrar que los talentos y valores que nos dio, nos han sido útiles.

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Valores y virtudes

Gracias a Dios, por la vida, la juventud, el hogar, la salud, el amor, la ale-gría y el trabajo en la Infantería de Marina. Infi nitas gracias por deparar tantos dones y benefi cios en el camino de la vida.

Según el evangelio, por lo único que lloró Cristo, fue por la ingratitud de los hombres. El desprecio hiere, la ingratitud mata. Gratitud es entender el lenguaje del universo, y trasladarlo en la relación con las cosas y las personas. No es conformismo ni sumisión, tampoco es un decaimiento mental de resignación.

Brindar el saludo a las personas, recibir de ellas sus sabias enseñanzas, compartir el alimento que con amor y trabajo recibimos de nuestros Pa-dres, contar con el privilegio del estudio e infi nitas cosas más que son mo-tivo para manifestar la gratitud y ser puente de comunicación con quienes vivimos.

Saber agradecer como hijo, como hermano, como alumno, como amigo, es signo de nobleza y la puerta que da paso a la verdadera alegría. La perso-na desagradecida establece barreras de rechazo e indiferencia y desmotiva los sentimientos de servicio que otros puedan tener hacia ella.

Si bien es cierto que debe servirse sin esperar recompensa; que el verdade-ro servicio se entrega desinteresadamente, no es menos cierto que quien siembra recoge; que la gratitud dignifi ca, da alegría y engrandece.

Existen dos palabras mágicas que pueden convertirse en cúmulos de felici-dad, que duplican el ciento por uno, que dejan el camino despejado para regresar al corazón de quienes nos han servido. Todo consiste en decir siempre y con sinceridad “MUCHAS GRACIAS”. 34

IntegridadNo es otra cosa que la rectitud, probidad, juicio del principio moral, ve-racidad y honestidad. Esta cualidad vigila y conserva el valor moral per-sonal. Es inherente a toda persona normal incorruptible- y se basa en el respeto propio.

HonestidadLa estatura moral de una persona y de una institución, se mide por su honestidad.

Los Infantes de Marina de hoy y de mañana deben atesorar su honestidad, para merecer la confi anza de sus compañeros. Es necesario conocerse a sí mismo, para expresar sin temor lo que se siente, sin perder de vista que la



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verdad de las cosas es fundamental, como lo es el cumplir lo prometido. El ascenso se consigue con juego limpio y libre de sospechas. Implica la renunciación a mentir, robar, defraudar, hacer trampa y engañar en cual-quier circunstancia.

Como la lealtad, la honestidad no tiene gradaciones o se es honesto o no se es.

El engaño a los demás casi siempre está fundado en el engaño a nosotros mismos. Cuando somos sinceros con otras personas signifi ca que ya lo hemos hecho con nosotros mismos y con Dios.

La corrupción es el más pecaminoso de los defectos, generalmente practi-cado por individuos parapetados en el poder. Botan por la borda cualquier consideración de valores para convertirse en ladrones de buhardilla, tru-hanes en la mejor acepción de la palabra, en detrimento de la honestidad predicada además por ellos mismos.

El engaño al entorno humano y la falta de estímulos a los subalternos, ignorando la capacidad, sacrifi cios e inclusive sus desvelos para sacar ade-lante las ideas constructoras, arrojan sin duda, un éxito prematuro y a la postre efímero.

Pulir las virtudes y los valores humanos, debe ser propósito de los Co-mandantes de Infantería de Marina en todos los niveles, esgrimiendo para ello su principal arma de disuasión: el ejemplo, y poder de esta manera, moralizar la institución.

HonorEs una fuerza espiritual tan grande en el individuo que es capaz de superar la resistencia física. Es un sentimiento y es una virtud, las cuales unidas hacen del militar y el ciudadano un hombre de bien.

El honor es la primera virtud militar; debe llenar todo el corazón del In-fante de Marina; ser el ídolo querido del hombre de guerra; el resorte vigoroso que da calor, movimiento y vida a todas las operaciones; el honor arrostra todos los peligros, puebla el campo de batalla; lo que hace sufrir con alegría las vigilias, el hambre, la sed, la desnudez y todas las inclemen-cias de la estación; lo que hace olvidarnos a nosotros mismos, entregar con generosidad incomprensible la sangre y la vida a la Patria, a esta Patria que-rida para quien habéis nacido: el honor es, en fi n, el que nos hace celosos, activos, vigilantes, humanos, modestos, fi eles, compasivos, temerosos... En una palabra, el honor nos hace virtuosos y nos eleva sobre el resto de los demás hombres, nos inmortaliza y nos hace vivir en la posteridad.

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Valores y virtudes

Es la obligación que el Infante de Marina ante su propia conciencia de obrar siempre en forma recta e irreprochable. Todos tienen una conciencia que sirve de juez a sus propios actos. Ella indica en todo momento cómo proceder y es la primera en avisar cuando hemos obrado mal.

El honor exige al Infante de Marina más que al mártir, le exige que obre que luche y que venza. El honor no se aplaca con estériles deseos, ni con estériles sacrifi cios; impone hasta más allá de lo imposible, al que se aco-barda lo empuja hacia adelante, al moribundo todavía lo obliga a com-batir.

“EL ASEDIO AL ALCÁZAR DE TOLEDO”

El Coronel Moscardó, en medio del asecho a que era sometido el Alcázar de Toledo -

en julio de 1936, habría recibido una llamada telefónica conminándole a rendir el

Alcázar y amenazándole que de no hacerlo sería sacrifi cado su hijo. Durante 68 días

las fuerzas nacionalistas se mantuvieron fi rmes en la defensa de la plaza. Los sucesos allí

registrados fueron relatados por el Coronel Moscardó en extensas misivas dirigidos a sus

hijos. Tales cartas fueron localizadas por el Teniente General Fernando Esquivias Franco

entre los papeles dejados por su difunta esposa Marichu Moscardó, hija del héroe del

Alcázar.

La versión del ajusticiamiento del hijo del Coronel Moscardó aún cuando no ha sido

corroborada en toda su dimensión, ha servido desde entonces para ejemplifi car el valor y

la entrega en el cumplimiento de la misión encomendada.

A continuación se transcribe el dialogo sostenido entre el Coronel Moscardó y su hijo

Luis:

Luis: ¡Papá!

Moscardó: Como estás, hijo mío?

Luis: Dicen que me fusilarán si no te rindes.

Moscardó: Pues encomienda tu alma a Dios, da un grito de ¡Viva

Cristo Rey! y muere como un valiente.

Luis: ¡Un beso muy fuerte, papá!

Moscardó: ¡Un beso muy fuerte, hijo mío!

Mataron al hijo, pero el Padre no entregó la fortaleza. 15.000 soldados rojos intentaron

asaltar día tras día ese recinto. Los muros se desplomaron bajo el fuego de las baterías,

pero no quebrantaron el valor de aquel militar valiente.

Así sin parar hasta el 27 de septiembre de 1936, en que apareció el Ejército Libertador.

Pisando escombros llegó el Jefe.


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Moscardó: “Sin novedad en el Alcázar, mi General”, díjole Moscardó con lapida-

ria frase.

Al día siguiente aparecía Franco, que fue saludado por el Coronel con estas palabras:

Moscardó “Mi General, le entrego el Alcázar destruido, pero el honor queda

intacto”.

A lo cual contestó el Caudillo:

Franco “Héroes del Alcázar, vuestro ejemplo perdurará a través de las genera-

ciones.

Yo os saludo y abrazo en nombre de la Patria. La historia será pequeña para la grandeza

de vuestros hechos...”.35

Derivado del honor personal está el de las armas. Es tradición en la In-fantería de Marina, no rendirse nunca, aunque no quede más que un solo hombre para sostener su bandera.

La muerte heroica de los Infantes de Marina, de Soldados y Policías de la Patria, nunca será inútil, pues han legado a los que están en fi las y a las generaciones que siguen, fuego inspirador del ejemplo que los llevará a nuevos heroísmos de los cuales la Infantería de Marina está llena.

La hora del peligro es lo que realmente pone a prueba un Infante de Ma-rina. Jugarse la vida por un ideal es superarse a sí mismo. La hora en que los Infantes de Marina se entregan en holocausto a la Patria, es una hora santa. El Infante de Marina más sencillo, con su muerte heroica, renace como ejemplo viviente para la Patria.

Es el honor una fuerza tan grande, que es capaz de hacer superar la resis-tencia física. Son muchos los casos en que un Infante de Marina se ha agotado físicamente para continuar una marcha y por honor sigue hasta donde sea necesario.Se posee la virtud del honor: Cuando teniendo una conciencia recta, el individuo ajusta sus actos a las normas que le señalan el deber, el decoro y la virtud. Cuando se vence la adversidad con fortaleza y se logra honra y fama cumpliendo exactamente los deberes que la profesión, la sociedad y la propia conciencia imponen. Cuando el Infante de Marina se olvida de su propia persona y lucha heroicamente en paz o en guerra por su bande-ra, por su unidad, por su Infantería de Marina.

HonradezProceder recto propio de los hombres de honor. Cuando la honradez es

(35) Extractado de la página web www.geocities.com

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Valores y virtudes

practicada en toda la extensión de su signifi cado hacia las actividades mi-litares, se dice que hay honradez profesional. Esta se traduce en el cumpli-miento espontáneo y estricto de las obligaciones militares.

El Emperador de Oriente León VI afi rmaba: “Queremos que un Jefe de Ejército sea amigo de la continencia; sobrio, vigilante, frugal, trabajador y constante en sus deberes y asuntos; circunspecto y prudente; que dé su justo valor al dinero y no tenga otra ambición distinta a la gloria. (...) No debe ejercer ningún tráfi co, ni darse al lucro; debe ser de alma elevada, es-tar por encima de las muy pequeñas cosas; que sea generoso, magnánimo y, en lo posible, sano y robusto”.36

Hay honradez profesional, cuando el Infante de Marina obediente a su propia conciencia, trabaja y se supera en sus labores con miras a obtener provecho para la institución o unidad en la cual trabajaba. Cuando in-forma al superior, oportunamente, sobre alguna falla en los asuntos del servicio, la disciplina o la moral.

El concepto de honradez involucra el respeto a la propiedad ajena. La verdadera honradez, no la contenida en la frase vulgar: “Yo no robo ni mato”, es de otra categoría, es honradez interna; es la que rige al hombre aunque no hubiera códigos; la que le hace obrar honradamente aunque no haya testigos, la que le convierte en ese hombre en el que se puede confi ar porque su tabla reguladora de pensamiento, de deseos y de actos es una conciencia recta, ilustrada por la ley de Dios”.

“No son menos en número las víctimas de la torpeza que las de la corrup-ción”. Giner de los Ríos

Humildad “Cuanto más grande seas, más te has de humillar, y hallarás gracia delante del Señor”. Libro del Eclesiástico 3, 18-20

Hay humildad, cuando alguien se valora y reconoce las capacidades y aciertos de los demás.

La humildad es el camino de los valores. Los fracasos y desdichas se trans-forman en valores, cuando con humildad se hace un claro reconocimiento de lo que en realidad somos, seguido de un gran esfuerzo para convertir-nos en lo que debemos ser. Humildad es liberarse de sí mismo, libertad de lo que los instintos exigen, es la serenidad interior. Es la buena voluntad en todas partes para hacer la voluntad de Dios.

(36) León VI, apodado E/Filósofo, fue Emperador de Oriente (886 - 912 d.C.).


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Cuando hay humildad se conoce el tamaño moral que se tiene, por lo tanto no hay preocupación de ser culpado o despreciado. El conocido pensador y escritor argentino, Ernesto Sábato, instruye de la siguiente manera acerca del valor de la humildad, “se necesita mucha gran-deza para ser humilde”. Solamente los ignorantes son engreídos, como el pavo real ufanado de su hermosa cola de colores, siendo uno de los animales más torpes. Y que decir del imbécil al sustentar su poderío por los bienes materiales obtenidos con dinero, y no por capacidad mental. El espíritu tiene nobleza cuando se inclina por las cosas buenas que benefi -cian a los demás.

Quien no es humilde de corazón jamás conocerá la verdad de la vida, por ello los enceguecidos por el brillo del oro y las posesiones terrenales, pali-decen ante el mínimo obstáculo de la vida. Khalil Gibrán sostuvo, “prote-gedme de la sabiduría que no llora, la fi losofía que no ríe y de los grandes que no se inclinan ante los niños”.

El escritor francés Anatole Thibault France, autor de delicada ironía y esti-lo muy clásico, en su obra “Los dioses tienen sed”, orienta a “no ser jamás humilde con los soberbios ni soberbio con los humildes”. Existen sujetos de obtusa mentalidad que al conseguir empleo o posesiones exitosas en la vida, desconocen aún a su familia.

El líder del presente debe tener una gran porción de humildad, la cual no es sinónimo de estupidez, ya que es un verdadero arte colocar en práctica este valor, canalizado en el conocido refrán, “ni tanto que queme al santo ni poco que no lo alumbre”, de manera que cuando afl ora la humildad en las relaciones interpersonales, la sutileza facilitará el manejo de situaciones con el fi n de no convertirse en un cretino. Ante la adversidad de sus ideas, el conductor no puede perder su norte, ni sus estructuras, principios o valores. Por otro lado, si el guía no practica la humildad, se convierte en un prepotente, intocable, tirano y déspota, perdiendo así su calidad dis-tintiva. 37

“La humildad no es la mera conciencia de nuestra pequeñez, lo cual podría ser únicamente un sentimiento de desencanto por no ser tan importan-tes como desearíamos ser, ni tampoco es falta de estima por uno mismo. Más bien es la erradicación de todo engreimiento, de tal modo que nos volvamos tiernos y amables, que tengamos una amplitud de mente y de corazón, y que sintamos realmente un profundo respeto hacia el otro, sea quien fuere, basado en el reconocimiento de su Divinidad”. Sri. Ram

(37) La teoría relacionada con este valor fue tomada del libro “LIDERAZGO ESTRATÉGICO” de Gerney Ríos González Pág. 202 - 204

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Valores y virtudes

HumorEs la habilidad de ver lo humorístico si es que existe en una determina-da situación. Esto es de gran valor en ciertas ocasiones en que una bien obrada expresión humorística, es apropiada y alivia situaciones de tensión física y mental. Esto no signifi ca que debemos hacer el payaso.

El humor y la risa son como una medicina. Se deben usar pero con pre-caución. Debe estar seguro de que usted está riendo con la gente y no riéndose de la gente ya que el ridículo es un juego peligroso.

IntegridadHacer lo que es correcto desde el punto de vista legal y moral. Las perso-nas de integridad consistentemente actúan según sus principios, no solo según lo que podría funcionar bien en el momento. Los Comandantes de integridad hacer conocer sus principios y actúan de acuerdo a ellos. La Infantería de Marina necesita jefes de integridad que posean altas normas morales y sean honestos en sus acciones y palabras. Ser honesto signifi ca ser fi el y correcto todo el tiempo, a pesar de las presiones por hacer lo contrario. Tener integridad signifi ca ser moralmente completo y fi el a si mismo. Los Comandantes de Infantería de Marina dicen lo que sienten y hacen lo que dicen. Si no pueden cumplir una misión, lo informan al comando superior. Las personas de integridad hacen lo correcto porque su carácter no les permite hacer otra cosa. El comportamiento íntegro tiene tres partes:

• Separar lo bueno de lo malo.• Actuar siempre según lo que sabe que es bueno, inclusive a costa

personal.• Decir abiertamente que está actuando según sus conocimientos de

lo bueno en comparación con lo malo.

Los Comandantes no pueden esconder lo que hacen: esa es la razón por la que deben decidir cuidadosamente cómo van a actuar. Siempre están a la vista de los demás. Si se desea inculcar valores en los subalternos, primero deben incorporarse en nuestra vida y a través del ejemplo enseñarlos.38

LealtadLa lealtad es el principal valor. Es el recurso de combate más valioso. Pero nadie se ha ganado la lealtad de sus tropas con solo predicarles sobre ella. La lealtad se recibe cuando demostramos tener las otras virtudes.39

Es un camino de dos vías: no se debe esperar lealtad sin estar preparado para darla. Los jefes no pueden exigir lealtad ni ganarla con solo hablar de ella. La lealtad de los Infantes de Marina es un obsequio que ellos dan úni-camente cuando se merece, cuando los entrenan bien, los tratan equitati-

(38)Texto tomado y adaptado del FM 22-100 Liderazgo del Ejército ser, saber y hacer agosto de 1999, Capítulo II , Pág. 2-27

(39) General de Brigada S.L.A. Aarshall FM 22-100 Liderazgo del Ejército, Capítulo II Pág. 2-5 ago/1999


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vamente y se vive de acuerdo a los conceptos que se predica. No hay una lealtad más profunda que aquella que sienten los Infantes de Marina que confían en sus Jefes al dirigirlos a través de los peligros del combate. 40

Como Infante de Marina: me comprometo solemnemente a profesar leal-tad y fi delidad la Patria y la Infantería de Marina, en defensa de la libertad y la democracia.

“Sed fi eles -decía el Coronel Francisco José De Caldas a los Cadetes-, sí, sed fi eles a vuestros juramentos y pedid antes un rayo en el cielo que faltar a las promesas sagradas que habéis hecho a la Patria... “41

La lealtad es la fi rmeza de sentimientos para con los demás, ser invariable, franco y abierto en las relaciones con quienes nos rodean, cumplir los compromisos adquiridos sin traicionar jamás la confi anza depositada.

Un líder leal a una causa, nunca pierde a sus subalternos, gana más simpa-tía y asegura el éxito de la institución. La ausencia de compromiso consigo mismo, con los subalternos o con la institución es un alarmante signo de deslealtad, considerado uno de los pecados comunes. No se puede permi-tir que la ambición malsana arrastre a su paso honras, personas e institu-ciones.

La transparencia de este valor se encuentra entre los más rigurosos princi-pios éticos de la persona. No merece confi anza, ni puede ser aliado, aquella persona voluble, de juicios rápidos, desagradecida, interesada, chismosa, traidora, abusiva.

Félix María Samaniego, fabulista español didáctico, enseñó por medio de sus escritos el valor de las acciones humanas. Volvió popular el episodio en el cual un oso sorprende a dos “amigos”. Uno de ellos trepó a un árbol para defenderse de los mordiscos y las garras del feroz agresor. No así el segundo, que viéndose en peligro fi ngió estar muerto. El gigantesco pre-dador se acercó, lo olfateó no le sintió aliento alguno, lo consideró cadá-ver. Sabido es que los plantígrados no devoran nada que no sea producto de su caza. En estas condiciones lo abandonó. Zalamero el otro que había dejado a su suerte al compañero, preguntó qué le había dicho la bestia; esto le secreteó: “aparta la amistad de la persona que si te ve en peligro te abandona”.

Henry Ford, el mayor inventor y fabricante de automóviles de la historia de Estados Unidos dijo, “llegar juntos es el principio, mantenerse juntos es el progreso; trabajar juntos es el éxito”, equivalente a decir que la lealtad unifi ca, forma equipos de tal magnitud que la industria crece y se fortalece con los presupuestos espirituales y económicos del aporte de cada persona en la comunidad.

(40) FM 22-100 Liderazgo del Ejército ser, saber y hacer agosto de 1999, Capítulo II, Pág. 2-5

(41) Coronel Francisco José de Caldas, discurso preliminar leído al ser instalado el Curso Militar del Cuerpo de Ingenieros de la República de Antioquia, en Rionegro, 1814. Centro Editorial Javeriano, Colección Discurso y otros textos, Pontificia Universidad Javeriana.

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Valores y virtudes

La lealtad nace de la grata obediencia del conducido al conductor, cuan-do ambos son hombres de honor. Con respecto a un subalterno exige defendedlo, aconsejarlo, guiarlo e instruirlo para que evite las faltas. El Comandante que acusa a sus subalternos de mala voluntad, extiende a sí mismo un diploma de incapacidad.

Usar un tono irónico con el subalterno, no tomarlo en serio, es romper la confi anza mutua que debe existir entre conductores y conducidos. Así como se exige la lealtad del subalterno no se debe caer en el vicio opuesto de criticar al superior. La crítica al superior es una deslealtad y debe evi-tarse a toda costa.

Por lealtad se entiende también cuando estando en actos fuera del servi-cio, se hacen comentarios perjudiciales a la institución ante personal civil. Cuando se habla de la Infantería de Marina, se habla bien o mejor no se habla. Nunca lleve quejas a oídos extraños de sus Comandantes de Infan-tería de Marina, “La ropa sucia se lava en casa”.

Tiene lealtad el militar que es fi rme en los sentimientos para con los de-más, que cumplen a cabalidad los compromisos adquiridos y no traiciona jamás la confi anza que en él han depositado sus superiores, sus compa-ñeros y sus subalternos. Esta virtud se halla íntimamente ligada con el honor.

La lealtad hacia la institución debe ser más grande que el mal entendido compañerismo. Las actividades militares requieren que sus miembros po-sean en alto grado esa virtud.

“Solo el que manda con amor es servido con lealtad”, sentencia del espa-ñol Francisco de Quevedo, aún vigente.

ModestiaEs apropiado que una persona tenga una opinión moderada de sus propios valores, habilidades y realizaciones; pero se debe cuidar constantemente de envanecerse o crearse una conciencia muy elevada de sí mismo y de lo que hace. Hay que dar créditos a aquellos a quienes debemos reconocer algo. Es mejor pecar por exceso que por defecto en el terreno de la gene-rosidad, porque a la larga, el generoso gana más que el egoísta.

ObedienciaEs sujeción y subordinación a la voluntad del superior, ejecutando sus preceptos. Obedecer es hacer la voluntad del superior que manda, sujetar-se a él y ejecutar sus preceptos.

Los superiores se ganan el respeto y obediencia de los subalternos cuando a su vez respetan y obedecen las normas sociales y morales.


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Al respecto se ha dicho que “en el equilibrio entre la libertad y la discipli-na está la fecundidad del orden” y la condición de los seres civilizados. “La obediencia militar es sinónimo de nobleza”.

“Saber obedecer es tan difícil y de tan trascendental importancia como saber mandar. Saber obedecer arguye en ocasiones mayor fi rmeza varonil que afrontar los peligros bravamente. La conciencia tranquila del deber y la decisión de cumplirlo a toda costa, son la parte más noble y bella del valor; es allí donde reside en verdad la realeza del heroísmo humano, su superioridad sobre el impulso ciego e impetuoso de los brutos”. Fabio Lozano y Lozano.

En la milicia todos mandan y todos obedecen. El Infante de Marina raso obedece al cabo; el cabo a su sargento, el sargento a su teniente, etc. y has-ta el General debe obediencia a un superior del cual depende, que puede ser el gobierno y en último término la ley.

OptimismoEs reconocer que el día de hoy es un día nuevo y un camino más para an-dar. Si hemos caminado con entusiasmo y fe, tendremos la oportunidad de avanzar. El optimista siempre mira de frente y arriba; hasta los más grandes fracasos, son para él ganancia y oportunidades. El optimista sabe que Dios no lo abandona.

Alguien dijo: “El mundo adora a los optimistas”. Una persona optimista es aquella que ve el lado bueno de las cosas, el que refl eja la aptitud de poder hacer la tarea propuesta y contagiar de su entusiasmo tanto a sus superiores como a sus subalternos.

Este es el extremo opuesto del pesimista gruñón, que siempre busca las razones y las disculpas para no realizar lo que hay que llevar a cabo.

“Considerad cada contacto como una oportunidad de ayuda, si bien sa-bed que también es un medio para la auto-purifi cación”. Sri. Ram

“Los instrumentos de cuerda de nuestra vida son pocos en número pero podemos crear de ellos melodías sin fi n”. Sri. Ram

“Muchos creen que tener talento es una suerte, casi nadie piensa que la suerte puede ser cuestión de talento”. Sri. Ram

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Valores y virtudes

Paciencia El diccionario la defi na como la virtud que hace soportar los males con resignación: la paciencia es más útil que el valor. Cualidad del que sabe esperar con tranquilidad las cosas que tardan.

Debo ser paciente conmigo mismo para poder ser paciente con mis subal-ternos. Debemos tener paciencia en la oración constante, porque sabemos que Dios nos da lo que necesitamos en el momento adecuado. Con pa-ciencia soy capaz de perdonar, de comprender y superar mis defectos.

PatriotismoEs el amor que se le profesa y expresa por la Patria, devoción a su suelo y a sus tradiciones, a su defensa e integridad. Es un acto de entrega y sacri-fi cio por el bien de los conciudadanos.

PerdónPerdonar es olvidar; es erradicar de la mente la idea de venganza; es actuar como si nunca hubiese sucedido nada. Este valor comienza perdonándose a si mismo es decir borrar el pasado. Una característica del crecimiento emocional es entender y perdonar a las personas que nos han hecho daño.

El perdón es una práctica cotidiana y una base para la salud y el progreso. Es la forma de quitarle a la corriente de la vida los obstáculos que le impi-den mantenerse sanamente.

Si no se aprende y practica el arte del perdón, no puede conquistarse la salud ni la felicidad. Para lograr la libertad espiritual, es necesario lograr la liberación del odio y el rencor.

Hace dos mil años, Cristo nos enseñó el secreto para ser felices, sanos y dichosos, cuando dijo: “Pero yo os digo, amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen y orad por aquellos que despiadadamente abusan de Vosotros y os persiguen”.

Cuando se deja libres a los demás, somos libres nosotros mismos. Pero si se guarda resentimiento, estamos atados mentalmente con la persona que hace el daño y por lo mismo mantendremos siempre el mal.

El camino adecuado a seguir es la comprensión, el perdón, el amor. El proceso curativo más grande conocido hasta el momento, es el amor. Con el amor hay comprensión, simpatía y perdón. La fuerza dirigida con odio, venganza, resentimiento y amargura hacia una persona, se traducirá en amor, bondad y bendiciones si se responde con perdón.


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“Un débil puede combatir, puede vencer, pero nunca puede perdonar”. Adisson

PerseveranciaEs la fi rmeza y constancia para lograr las metas. “El que persevera alcan-za”. “El hombre con la ayuda de Dios y su propia dedicación, es capaz de alcanzar cualquier cosa que pueda soñar”. Conrad Hilton Un ejemplo de perseverancia lo da el Libertador Simón Bolívar, cuando derrotado en Venezuela, aparece en Cartagena para continuar luchando por la causa de la libertad. Cuando emigrado a las Antillas vuelve sobre Venezuela y después de muchas alternativas en que vence y es vencido sella la independencia Colombiana en Boyacá y la de América en Ayacu-cho.

“Hay una fuente al pie de todos los que mueren de sed” L. Bloy

PertenenciaEs la actitud individual o colectivo de sentirse parte de una organización, con la que se tiene un vínculo, un compromiso moral para su excelente funcionamiento. La indiferencia, los actos negativos o positivos la afectan enormemente.

Es el sentimiento que se tiene, de pertenecer a la mejor institución: la Infantería de Marina. Por ella y la Patria, estamos dispuestos a ir si es necesario hasta la muerte. Si hay alguien en la institución que no tiene este sentimiento, que no la mire como tal, es porque el título de Infante de Marina es muy superior a él; es una deshonra para todos, en especial para nuestros héroes caídos en acción, quienes ofrendaron su vida por ella y por la Patria.

Si no sentimos a nuestros Comandantes como los mejores compañeros y amigos y a los subalternos como a nuestros hijos, entonces no tenemos nada que hacer ya en la Infantería de Marina.

El dolor de los Infantes de Marina y de nuestros compatriotas nos debe unir cada día más. Cuando muere un Infante de Marina, un Soldado de nuestro Ejército, un Policía de la Patria o un compatriota, la Infantería de Marina completa se debe revolucionar y como gesto de solidaridad y honor ir a la guerra total. “Buenos, Orgullosos, Somos Infantes de Ma-rina”

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Valores y virtudes

ProfesionalismoEs el empleo consciente de nuestras capacidades en el cumplimiento de las tareas que se nos asignan. Es el compromiso que se tiene consigo mismo y con la institución para que todo marche a la perfección. Es la compe-tencia, sufi ciencia o idoneidad que se tiene para cumplir con las funciones o tareas que demande la profesión. Se requiere de una buena dosis de honradez y un gran espíritu de servicio para buscar la excelencia en todos los procesos.

Promotor de obras de progreso comunitarioEl miembro de la Infantería de Marina debe ser promotor de obras de progreso comunitario, debe ser un engranaje de ayuda mutua, de servicio mutuo, de colaboración mutua con la comunidad. Para que esta misión se cumpla, el promotor debe organizarse y saber cuales son las cosas necesa-rias y obrar en consecuencia. Debe tener además el deseo intenso de servir a los demás, sin egoísmo, con verdadero altruismo y amor.

PulcritudLa pulcritud se da de dos formas: la pulcritud moral, o sea la forma y manera de ser, el carácter y la personalidad que cada uno de nosotros ten-gamos. Una persona pulcra moralmente siempre lleva muy presente sus virtudes militares, su ética, además de los derechos y deberes como buen ciudadano.

El individuo pulcro físicamente es aquel que siempre está bien presentado, se desenvuelve perfectamente dentro del ámbito de la misma sociedad. Se comporta bien y correctamente en cualquier parte donde se encuentre y practica a diario las normas cortesía militar y social.

Reserva ProfesionalHay que guardar el secreto profesional sobre aquellas cosas o asuntos que se conocen precisamente en razón de la profesión. Hoy en día es difícil guardar el secreto profesional pero nunca es imposible. La división del trabajo, el avance de la informática y la facilidad de obtener información reservada multiplican las personas que intervienen en cada acto y dan ocasión a que la conozcan los demás. Pero a pesar de ésto, hay que ser discretos y leales a la Fuerza.

RespetoMiramiento, veneración, acatamiento, consideración, atención. Es co-mún creer que el respeto solamente se debe al superior. El respeto se debe a los compañeros y a los subalternos, en debida y razonable proporción, para que todos recíprocamente se lo concedan.

El respeto a si mismo es la clave del éxito. El respeto implica reconocer sus derechos y los de los demás. Identifi car mi posición frente al otro. El res-


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peto no se impone, se gana siendo respetuoso con los demás, con nuestra forma de ser y de actuar, siendo congruentes entre lo que predicamos y lo que hacemos, en otras palabras “predicando con ejemplo”.

Trace una línea imaginaria frente a usted y otra frente a los subalternos, no se permita a si mismo pisar la línea del otro, ni permita que los demás pisoteen su línea. El subalterno debe respeto al superior en todas circuns-tancias, en el servicio o fuera de él, y también en la ausencia. Toda falta de respeto al superior menoscaba la disciplina, el compañerismo y el espíritu de cuerpo.

La soberbia impide en la mayoría de ocasiones, reconocer a la persona como tal por pequeña que sea.

“El respeto al derecho ajeno es la paz”. Cuando se llega al límite del goce de las atribuciones o de lo que nos pertenece, debemos con prudencia y en el tiempo justo, alejarnos para permitir ejercer dignamente derechos y deberes legítimos.

La mediocridad ha incursionado grotescamente en esta época, arrasando con las sanas costumbres. Carreño desapareció del escenario de las buenas maneras; impera lo chabacano, reina el mal gusto y el afán, la búsqueda del dinero fácil lleva a las juventudes a no valorar la experiencia de los ma-yores. Facílides, pensador griego, dice, “respeta las canas; rinde al anciano sabio los mismos homenajes que haces a tus Padres”.

El fi lósofo y canciller de Inglaterra, Francis Bacon expuso, “solo podemos dominar a la naturaleza si la obedecemos”, con lo cual signifi có que todo en la vida es armónico y la suplantación del orden natural por nuestros caprichos equivale al desastre. Cuando respetamos la unidad universal, percibimos mayor regocijo por la vida y sentimos más cerca a Dios.42

“El intelecto busca, pero quien encuentra es el corazón”. George Sanz

Responsabilidad Asumir las obligaciones y los compromisos elegidos libremente o asig-nados por la autoridad respectiva. Responsabilidades: arreglarse, com-portarse, mantener, ayudar, dar, servir, cuidar, vigilar, controlar, elegir, asistir. Los Comandantes no podrán tomar siempre decisiones por sus subalternos, ellos deben aprender a tomar sus propias decisiones, con res-ponsabilidad. De ahí la importancia de una correcta información para la formación integral.


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Valores y virtudes

Sólo es responsable aquel capaz de asumir las consecuencias de sus actos, sin importar el tiempo ni el espacio. Es importante refl exionar antes de tomar cualquier decisión que pueda afectar el entorno o inclusive sus propios intereses.

La responsabilidad consiste no sólo en aceptar sus actos, además incluye tener la fortaleza para enmendar los errores; tener conciencia de los debe-res antes que de los derechos. La manera más sencilla de llegar al fracaso es “dejar para mañana lo que puedas hacer hoy”, con cualquier disculpa.

“A lo hecho pecho” y “pongamos la cara”, son axiomas del vulgo, equiva-lentes a demostrar valentía cuando hemos fallado en la empresa proyec-tada.43

Aconseja a la gente de no contraer más obligaciones de las que realmente es capaz de cumplir o de pagar. Es muy difícil viajar por el camino a la felicidad cuando uno está agobiado por el peso de las obligaciones que a uno le deben o de las que uno no ha logrado deshacerse.

“Muchos hombres, como los niños quieren una cosa, pero no sus conse-cuencias”. Ortega y Gaset

“No hagas nada sin refl exionar y siempre dentro de las reglas del arte”. Marco Aurelio

“Mira a las estrellas, pero no te olvides de encender lumbre en el hogar”. Proverbio alemán

“Es preferible realizar una buena acción cerca de casa, que ir muy lejos a quemar incienso”.

Proverbio italiano

SencillezSencillez es dar confi anza a quienes su condición personal o social los ha disminuido. Si con sencillez los Comandantes se dedican a educar sus Infantes de Marina, serán verdaderos líderes en el ejemplo.

Sencillez es ver la vida y asumirla sin mas deseo que el de saborearla, admirarla y sentir su descomplicada belleza; es manifestación de la humil-dad, tomar lo elemental y simple de cada cosa. Vivir con sencillez es ser auténtico sin soberbia ni posturas postizas.



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“Un verdadero fi lósofo no es aquel que se sabe de memoria las defi nicio-nes de Kant, Plotino, Santo Tomás de Aquino o de cualquier otro. ¡No!.El verdadero fi lósofo no es Aristotélico ni Kantiano. El verdadero fi lósofo es el hombre simple, el hombre que puede interpretar la naturaleza, el hom-bre que aunque se quedase sin libros, podría seguir leyendo, y aunque se quedase sin naturaleza alrededor, podría seguir soñando”.


“Cuando toda la naturaleza externa de uno expresa la manifestación de lo interno, el hombre espiritual, la verdad, lo mismo que la belleza que estaba latente en él brillará a través de cada acción, de cada movimiento del pensamiento y sentimiento y de cada relación con su vida”.

Sri. Ram

“La sencillez es una neta separación de lo esencial y lo no esencial, de lo verdadero y de lo falso, y es una integración perfecta del pensamiento y el sentimiento”.

Sri. Ram

“La sencillez que lo reduce todo a su valor esencial, es la marca del hom-bre espiritual. Es el discernimiento entre lo esencial y lo no esencial”. Sri. Ram

SensatezCuando te cuestionen, piensa y refl exiona, sólo así sabrás con acierto dar una respuesta, que más que respuesta, sea una luz que ilumine todo el entorno. Es saber para donde vas y caminar con prudencia, que puedas vencer los escollos sin detenerte en el camino; saber cuando disminuir el paso y cuando aligerar la marcha.

“Sólo el sabio es el que aprende de la experiencia; la correcta disposición de la mente debería conducirnos a comprender y a refl exionar sobre el signifi cado de cada experiencia, tanto si es agradable como desagradable, tanto que parezca trivial como importante, tanto que afecte a los demás o a nosotros mismos solamente”. Sri. Ram

“Necesitamos preocuparnos, no tanto por las situaciones particulares de las que deseamos librarnos, como por las causas de nuestras frustraciones y, por consiguiente, de nuestras preocupaciones”. Sri. Ram

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Valores y virtudes

“En vez de amueblar tu casa con muebles suntuosos, por vano amor al lujo, cuídate de amueblar tu alma con la liberalidad de la justicia”. Epíteto

“Compra lo necesario y no lo superfl uo. Lo superfl uo es caro aunque cueste poco”. Platón

Sentido común y el buen juicio“No es la razón la que aprende, es la inteligencia. Solamente esa mente esclarecida por la búsqueda de la verdad, puede comprender lo que la vida proyecta permanentemente. La razón pretende encontrar corazones, suma y resta esperando resultados exactos. La inteligencia en cambio, percibe proporciones ocultas, números que no se suman ni se restan aunque se combinen de manera perfecta. La razón quiere explicaciones. La inteli-gencia quiere armonía, y la vida enseña armonía aunque no la explique”. Délia S. Guzmán

Sentido, sentido común buen sentido, olfato de perro, malicia, juicio, sabiduría, con todos estos términos queremos signifi car las cualidades de la mente y del carácter que nos permitan hacer escogencias, tomar deci-siones inteligentes o llegar a conclusiones lógicas y adecuadas. El sentido común indica una capacidad natural de ver las cosas como son sin la deformación de la ilusión o la emoción. El sentido común es la habilidad que posee el individuo para hacer escogencias y tomar decisiones prácticas que son sanas, prudentes, justas y razonables.

El juicio por otra parte muy rara vez se aplica a una cualidad natural a pesar de parecer fundamentado en el sentido común. Sugiere además cualidades intelectuales que son generalmente el resultado de un entrena-miento y disciplina, como el análisis de hechos y condiciones que no son obvias.

“Toda cosa aplicada con exceso deja de ser un bien”. Jorge Ángel Livraga

“Trázate tal norma de vida que puedas seguirla lo mismo cuando estés solo que acompañado”. Epíteto

“Cuando dejes de desvariar entre diferentes razonamientos, buscando el más apropiado para ser admirado por los demás, aprenderás a encontrar las verdaderas ideas que te permitirán entender la naturaleza y sus leyes”.

Délia S. Guzmán


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Solidaridad Es el sentimiento que impulsa a los hombres a prestar una ayuda mutua. Solidaridad es dejar el mundo un poco mejor de lo que lo encontramos. Solo hay solidaridad, si la palabra se hace acción en la vida real.

“Si alguien cae a tu lado y no lo auxilias, tú mismo estas cayendo.” (1)

“Si alguien llora a tu lado y tu no enjuagas sus lágrimas, tu mismo sin saberlo estas llorando”. (2)

“Si el vecino te llama, y tu no acudes ese mismo día la pared de tu casa perderá la mitad del equilibrio”. (3)44

“Nadie ha aprendido el sentido de la vida hasta que ha sometido a su ego para servir a sus hermanos”, escribió Ralph Waldo Emerson.

“La solidaridad humana afl ora cuando se conocen las necesidades de los demás y se comprende que la solución depende de la unión de volunta-des”. Marshall Mc Luban afi rmó, “no hay pasajeros en la nave espacial Tierra: Todos somos tripulantes”.

En la raza humana, la solidaridad brota espontáneamente; emerge cuando enfrenta situaciones extremas, como son las guerras. Ejemplo de ello es la Cruz Roja Internacional, organización que nació como resultado de las profundas refl exiones hechas por el fi lántropo suizo Henry Dunant, a quien por cuestiones del destino, el 24 de junio de 1859 le correspondió presenciar horrorizado los destrozos causados en los bandos de los ejérci-tos francés y austriaco, en el norte de Italia. Estas escenas sangrientas, des-carnadas y sin asomos de humanidad, llevaron a Dunant a idealizar una institución, que no tuviera nacionalidad, ni fronteras, dedicada al auxilio de los combatientes heridos en los campos de confl icto y así en 1863 creó el Comité Internacional de la Cruz Roja.

Hay algo muy especial que caracteriza a los Infantes de Marina, algo que no se puede defi nir con palabras, porque las palabra nunca podrán defi nir los sentimientos, es algo así como Hermandad. Pero como todo no es perfecto, falta un más solidaridad: cuando asesinan un Infante de Marina, la institución entera como un equipo, debe volcarse a buscar al enemigo, porque un Infante de Marina no puede morir en vano.

SubordinaciónEs una disposición general y permanente a obedecer. Un Infante de Ma-rina que está constantemente dispuesto a obedecer por el hecho de reco-nocer que la orden viene de un superior, es un Infante de Marina sumiso; quien obedece por temor al castigo o con la esperanza de alguna recom-pensa material, es un individuo superfi cialmente obediente.


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Valores y virtudes

Es la obediencia del subalterno al superior. Consiste la subordinación en el respeto y acatamiento debidos a los superiores en el grado, o a quienes momentáneamente se encuentren desempeñando un cargo de superior categoría.

La franqueza, cualidad sobresaliente de todo Infante de Marina no debe pecar contra la subordinación. Se puede ser todo lo franco o sincero que se quiera sin faltar al respeto debido al superior.

ToleranciaUna de las más ajustadas ideas sobre la tolerancia que se debe guardar al pensamiento ajeno fue expuesta por el dramaturgo parisino Voltaire, en sus Cartas fi losófi cas de 1734, “no comparto tus ideas, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlas”.

El que es tolerante con los demás, proclama la paz. La tolerancia es, sin lugar a dudas, la puerta de entrada para unas relaciones humanas íntegras, requeridas para el presente y el futuro de la humanidad, en procura del bienestar colectivo.

El físico alemán, Premio Nobel de la Paz 1924, Albert Einstein, reprueba con razón lo contemporáneo: “Triste época la nuestra: es más fácil desin-tegrar un átomo que un prejuicio”, anota el Padre de la relatividad.

La tolerancia no es sinónima de pasividad; invita a proceder con energía cuando las circunstancias lo demanden y a protestar contra los sucesos que vulneran la dignidad humana.

Antes de juzgar es imprescindible colocarse en el lugar de la persona que reclama para sí justicia. Debe escucharse las razones ajenas y buscar so-luciones con tolerancia. Es vital analizar la diversidad universal, tanto de razas, culturas, riquezas, religiones, políticas, para entender la mezcla de colores en el mundo.

Quien se considera dueño de la verdad absoluta y no admite réplica a sus planteamientos, es intolerante. Cuando se adquiere conciencia de que el conocimiento humano a diario es renovado y las costumbres varían ince-santemente, se empieza a aceptar las aspiraciones ajenas de progreso y las ideas que proyectan otras formas de vida en sociedad.45

ValorEl valor es aquella virtud por la cual el hombre se sobrepone al miedo y olvida su propia seguridad para realizar un acto peligroso. El valor obliga a despreciar la propia seguridad y los propios intereses cuando los ideales o el honor así lo exigen.

(45) LIDERAZGO ESTRATÉGICO de Gerney Ríos González Pág. 211, 212


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Combatir con valor, coraje y ánimo sereno, sin esperar más recompensa que la de saber que se cumple la voluntad de Dios, lograr la grandeza de la Patria y la gloria de la Infantería de Marina.

El Mayor General Blacksbear Bryan, Comandante de la 24 División del Octavo Ejército de Estados Unidos, reconoció el valor desplegado por los Soldados colombianos en la Guerra de Corea: “He combatido en tres guerras. He comandado y visto luchar a los mejores soldados del mun-do. Pensé que nada me quedaba por ver en el campo del heroísmo y de la superación humana, pero viendo combatir al Batallón Colombia’, he presenciado lo más grande, ¡lo más soberbio de mi vida!”.

Sin embargo, Caldas previene a los futuros ofi ciales: “Antes de arrojaros en los peligros, prevedlos, calculadlos, temedlos; pero cuando la Providen-cia os ponga en medio de ellos, cuando el honor y la virtud os manden ir a buscarlos, entonces elevad vuestra alma, despreciadlos todos y manifestad un corazón más grande que todos los males y que todos los peligros...46

El valor moral signifi ca poseer el coraje para sostener y respaldar nuestras convicciones, la fortaleza de espíritu, para llamar las cosas como las vemos y también poseer disposición generosa para aceptar errores (a nosotros mismos y a los demás) cuando los cometemos.

Junto y hermanado con el valor está el arrojo, ya que conceptos infl uyen la conquista del miedo. Si los Infantes de Marina tienen confi anza en sus Comandantes, en sus armas, en ellos mismos pueden vencer el los temo-res en forma digna.

En consecuencia, el valor y el coraje, no es sentir más miedo, es suprimir cualquier sentimiento de miedo y cumplir con nuestro deber a pesar de que nos encontremos ante el peligro manifi esto.

“Puede ser un héroe lo mismo el que triunfa que el que sucumbe, pero jamás el que abandona el combate”. Carlyle

Alabanza a los Infantes de Marina, Soldados y Policías de la Patria “Te has preguntado: ¿Por qué mueren los Infantes de Marina?

Mueren…. Porque prefi eren aceptar las heredas en sus cuerpos, que por-tar las heridas en el alma y decidieron empuñar las armas de la guerra, para que tú puedas vivir en paz. Es más grande su deseo de vivir que su temor ante la muerte.


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Valores y virtudes

Mueren…. Porque como guerreros de Colombia, prefi eren caer en com-bate, antes que ver a sus hijos levantándose en zozobra y como una y mil veces puede más su amor por la Patria que el odio por sus asesinos. Ellos ofrendan su más preciado tesoro en la tierra, esa vida que el todopoderoso les ha obsequiado, para que tu, en cualquier lugar donde te encuentres disfrutes de ella.

Ellos…. Sufren para que otros vivan alegres y mueren para que otros naz-can. No llores sobre sus ensangrentados cuerpos, no llores sobre sus frías tumbas, mejor llora por ti, que aún no mueves tus manos para ayudar, no mueves tus labios para informar, no haces una llamada para denunciar, no diriges tus pies para alertar, no haces comentarios para alertar, y aún así preguntas ….

¿Porque mueren los Infantes de Marina? ¡Mueren por ti Colombia! Anónimo VeracidadLa palabra “militar” debe hacer fe como un documento, debe inspirar absoluta confi anza en superiores, compañeros y subalternos. La palabra del militar debe ser veraz y la mejor prenda de seguridad para los ciudada-nos. Esta virtud está íntimamente relacionada con el valor porque quien la practica está demostrando entereza de carácter y dominio del miedo. Amar a la verdad, y decirla siempre. Decir la verdad cueste lo que cues-te.

Cuando la moral de un militar es sana, cuando su aspiración está entera-mente al servicio de la Infantería de Marina, se evita a toda costa la menti-ra. El servilismo en cualquiera de sus expresiones podrá engañar momen-táneamente a los superiores pero nunca a los subalternos.

Lo que el Infante de Marina dice, es cierto, lo que promete se cumple y lo que hace es digno.

Lo contrario de la veracidad es la mentira. La mentira indica carencia de dignidad, es síntoma de bajeza y cobardía porque quien miente lo hace ge-neralmente por miedo a eludir la responsabilidad. La mentira es hija de la cobardía y del temor. Es fácil ser veraz cuando se trabaja sinceramente por la profesión y no para sí mismo, pues la mentira tiende a obtener ventajas deshonrosas para la propia persona.

“Lucha por la verdad hasta la muerte, y el Señor Dios combatirá por ti”. Libro del Eclesiástico 4, 28-29


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“El amor a la verdad se manifi esta en la capacidad de hallar y apreciar lo bueno en todas partes”. Goethe

“Cada uno debe encontrar la verdad dentro de sí mismo. Esta sólo puede descubrirse, cuando se incorpora a nuestra vida, de manera que todo lo que es y hacemos, se vuelva más y más selecto cada día”. Sri. Ram

“El que desee descubrir la verdad primero debe enfrentarse a sí mismo tal como es, y debe estar preparado para abandonar aquel molde que es la creación de su pasado”. Sri. Ram

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Valores y virtudes

CAPÍTULO V

VISIÓN DEL MANDO

Coronel Francisco José de Caldas, discurso preliminar leído al ser instalado el Curso Militar del Cuerpo de Ingenieros de la República de Antioquia, en Rionegro, 1814. Centro Editorial Javeriano, Colección Discurso y otros tex-tos, Pontifi cia Universidad Javeriana.

El honor es la primera virtud militar. El honor debe llenar todo el corazón de un soldado. El honor debe ser el ídolo querido del hombre de guerra. El honor es el resorte vigoroso que da calor, movimiento y vida a todas sus operaciones. El honor es el que arrostra todos los peligros, el que puebla el campo de batalla, el que hace sufrir con alegría las vigilias, el hambre, la sed, la desnudez y todas las inclemencias de la estación. Él es el que haciéndonos olvidar de nosotros mismos, entrega con una generosidad incomprensible la sangre y la vida a la Patria, a esta Patria querida para quien habéis nacido. El honor es, en fi n, el que nos hace celosos, activos, vigilantes, humanos, modestos, fi eles, compasivos, temerosos...En una palabra, el honor nos hace virtuosos y nos eleva sobre el resto de los demás hombres, nos inmortaliza y nos hace vivir en la posteridad.

Ya me parece que leo en vuestros semblantes los deseos ardientes de po-seer esta virtud preciosa, y me parece que cada uno de vosotros me dice: ¿Qué cosa es ese honor? ¿Qué es esa gloria? Yo quiero satisfacer vuestros deseos, y aún más, quiero grabar en vuestro espíritu ideas puras y exactas del honor.

El honor en general y respecto del que le obtiene, no es otra cosa, y consiste esencialmente en el cumplimiento exacto de las obligaciones que nos imponen la religión, la naturaleza la sociedad, pero respecto a los demás, es la reputación o concepto ventajoso que formamos de las virtudes de aquél.

Un hombre que falta a Dios, que no oye los gritos de la naturaleza y que hace traición a su Patria, no tiene honor.

¿Cómo puede tenerlo el que no adora en espíritu y en verdad al Autor de su ser y al Creador del Universo? ¿Cómo puede tenerlo el que ataca y pisa su ley santa? ¿Cómo puede ser honrado el que no respeta y consuela a los que les engendraron? ¿Cómo el que mira con indiferencia la suerte


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VISIÓN DEL MANDO

de su Patria? No creáis tampoco, jóvenes, como cree el vulgo, que sólo los grandes crímenes y los vicios groseros están en contradicción del honor. El asesino, como el que estafa; el calumniante, como el detractor de peque-ñeces; el traidor, como el apático... Todos carecen de honor, porque todos faltan a sus deberes. En una palabra, sólo tiene honor el hombre de bien, y sólo es hombre de bien el que cumple fi elmente con todas las obligaciones que le imponen la religión, la naturaleza y la sociedad.

Desde este principio indestructible deduciréis con facilidad que el honor militar respecto del que le obtiene no es otra cosa, y consiste esencialmen-te en el cumplimiento exacto de todos las obligaciones que le impone la noble profesión de las armas; pero respecto a los demás, es la reputación o concepto ventajoso que formamos de las acciones militares de aquél.

El soldado que estudia los elementos del arte de la guerra, que se penetra de las leyes militares, y - lo que vale más- que las observa en público y en privado, que del mismo modo obra con testigos que en soledad; que es fi el, sumiso, activo, celoso, obediente, infatigable... Ese es el soldado de honor. …………

…….. La gloria militar es el resultado de una conducta constante y reli-giosamente ajustada a los principios que prescribe el honor. Pero ¿en qué consiste esa gloria? Todos hablan de gloria y ninguno la defi ne. En todos los libros se leen estas y otras frases semejantes, tan vagas como sonoras: sólida gloria, gloria inmortal, gloria verdadera, acciones gloriosas.

Más ¿qué es gloria? Oídme jóvenes, con toda vuestra atención, porque la materia es importante.

La gloria en general es el testimonio de nuestra concien-cia, que nos dice: habéis obrado bien y habéis llenado todos los deberes que os imponen Dios, la naturaleza, la Patria. La gloria militar en particular es el testimonio de la conciencia, que dice al soldado: has obrado bien, has llenado todos los deberes de la profesión ilustre, nada has omitido para defender la Patria: estudio, celo, valor; combinación, actividad, todos los resortes todos los me-dios de vencer al enemigo los has puesto en movimiento: goza pues ahora, si goza de este dulce consuelo, la más grande de todas las recompensas debidas á la virtud y al mérito.

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Valores y virtudes

Estas dos palabras de uno de los mayores hombres de que puede gloriarse el cristianismo, y cuyos escritos inmortales hacen parte del código sagrado, valen más que todos los discursos de los fi lósofos antiguos y modernos.

¡Cuántos delirios sobre la gloria! ¡Cuántos escritos para buscar la verdad! Este fi lósofo nos dice que la gloria es un héroe, es el reconocimiento públi-co: aquél que consiste en ver su nombre escrito en todas las páginas de la historia. Ese otro, en monumentos, en arcos triunfales, en estatuas, para vivir en la posteridad; otro, en fi n, nos asegura que las aclamaciones, las recompensas, los puestos elevados, las distinciones de honor y las riquezas hacen la felicidad y la gloria de los guerreros victoriosos. Pero, jóvenes, todos esos fi lósofos se engañan. La gloria militar es la recompensa de la virtud, y a la virtud no la pueden recompensar monumentos perecederos, que desaparecen como la sombra, y que están bajo el imperio de los siglos y del tiempo. La virtud es eterna y su recompensa debe igualar a su dura-ción. ¿Cómo, la virtud pura y sin mancha, la virtud en que se complace el ser eterno, y que es el objeto de las inteligencias celestiales, la virtud que descendió de las alturas, había de tener por digna recompensa un poco de bronce, una piedra, una inscripción, un libro, la plata, el oro y todas las riquezas del universo? No, recompensas más duraderas, recompensas tan inmortales como la virtud, son las que están preparadas al hombre que, sacrifi cando todo su ser, ha salvado a su Patria y en ella a sus conciudada-nos. El dulce testimonio de su conciencia, el dulce sentimiento interior de haber llenado todos sus deberes a los ojos de Dios y de los hombres, el placer sublime de verse autor de tantos bienes, ese júbilo puro y sin mez-cla, que más parece un principio de bienaventuranza que un sentimiento humano, la paz, el consuelo, la serenidad del corazón, un corazón anega-do en las delicias de la virtud, que sólo pueden conocer y sentir las almas justas: esta es la recompensa verdadera del héroe, y esta debe ser el objeto perpetuo de sus deseos y de sus fatigas militares. Sombra respetable de Turena, Turena virtuoso, tú que tantas veces salvaste á tu Patria, tú que tantas veces victorioso hiciste temblar a las potencias enemigas de Francia, yo te invoco en este momento. ¿No es cierto que el ídolo de tu corazón fue siempre la virtud? ¿No es cierto que, satisfecho con el testimonio de su conciencia, de que hacías la esencia de tu gloria, huías de las aclamaciones de los triunfos? Grande en las batallas, pero aún más grande en la modes-tia, en la humildad, en la moderación de ti mismo. Jóvenes, este es vuestro modelo, estudiadlo y haced esfuerzos generosos para imitar sus virtudes.

Su nombre, amado de todos los guerreros, llena la tierra, porque Dios sabe elevar a los humildes y los sabe cubrir de gloria en todas las generaciones.

Así como hay un honor falso, hay una gloria falsa. El General que obra más por su reputación que por su Patria, que ama más las aclamaciones,


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las estatuas, los monumentos y la fama que salvar a sus conciudadanos; que subordinándolo todo a su ambición sacrifi ca al soldado, precipita las operaciones de la guerra con atolondramiento y con furor; que sin circuns-pección y sin prudencia ataca contra fuerzas superiores puntos difíciles, derramando torrentes de sangre por un ramo de laurel, este General no sólo no tiene gloria, sino que a los ojos de la justicia es responsable a Dios y a su Nación, en el seno mismo de la victoria, de la vida de los soldados que ha sacrifi cado a su loca vanidad. ¡Cuántos remordimientos no deben despedazar su corazón! Él querrá huir de sí mismo, él procurará acallar el testimonio de su conciencia, que formando su suplicio le dice: ¡Insensato! ¡Por saciar tu orgullo has degollado con crueldad a tus hermanos, y has expuesto la gloria y la felicidad de tu Nación! ¡Bárbaro! ¡Qué! ¿Pensabas vivir en la posteridad al lado de los grandes Capitanes? Sí, vivirás en efecto, pero para contrastar las grandes virtudes de aquellos héroes con tus vicios. Sí vivirás para merecer el desprecio y el odio de todas las generaciones. Si la historia imparcial te pasará de siglo en siglo para mostrar a todas las naciones tu orgullo, tu vanidad y tus errores.

¡Oh, jóvenes! Grabad profundamente en vuestros corazones estas últimas cláusulas. No busquéis con precipitación y con ansia la gloria militar; caminad con fi rmeza sobre las huellas que os dejaron Turena, Condé...; practicad siempre la virtud; cumplid siempre con los deberes que os im-pone vuestra profesión, y dejad que la gloria venga por sí misma y cuando la ocasión se presente.

Este era el consejo que daba el gran Bossuet a los Generales de su tiempo, y éste el que el ilustre Fenelón dio al Duque de Borgoña, su discípulo: guardaos bien, le dice, de buscar la gloria con impaciencia. El verdadero modo de hallarla es esperar tranquilamente la ocasión.47

Para llenar dignamente las obligaciones delicadas de vuestra profesión ne-cesitáis, jóvenes, del valor militar. El valor es una virtud capital en el sol-dado, virtud que debe alimentar y practicar en todos los momentos de la vida. Soldado y valor, voces sinónimas, tan estrechamente unidas entre sí, que no se puede nombrar la una sin traer a la memoria la otra. Un soldado sin valor es el objeto más despreciable de la sociedad. Antes sobrellevarían los hombres con paciencia a un magistrado sin probidad, a un político sin la ciencia del corazón, que a un militar pusilánime y cobarde, porque la Patria está vendida en sus manos, y sólo le falta la ocasión para entregarla a las llamas y al furor de sus enemigos. Oídme, jóvenes militares, con toda vuestra atención, y aprended en qué consiste el valor y cómo es una virtud.

(47) Cita referenciada por el Sabio Caldas. Telémaco, libro Quinto

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Valores y virtudes

El valor militar es aquella fuerza de corazón o de espíri-tu con que arrostramos todos los peligros, es aquel vigor enérgico y sublime con que nos sacrifi camos enteros a la gloria y a la felicidad de la Patria.

Este es el único valor y el único que os podrá dar una gloria sólida y el re-conocimiento de vuestros conciudadanos. Para que el valor militar sea una virtud es necesario que diste tanto de la cobardía como de la temeridad. El temerario se arroja sin examen, jamás consulta las fuerzas del enemigo, jamás calcula sobre los resultados de su empresa ni sobre las ventajas que debe esperar su Patria del sacrifi cio de su vida. Fogoso, atolondrado y no valiente, consultando a su honor y no a la común utilidad. Es víctima de su furor y de su imprudencia, es más bien un suicida que un héroe, es un insensato que desprecia la vida, es una bestia feroz que quiere nadar en sangre y que sólo es animado por un ardor mecánico y brutal. El verdade-ro valiente, al contrario, es circunspecto, medita, va, viene, da mil vueltas alrededor de sí antes de arrojarse en el peligro; pero así que ha tomado su partido, así que ha visto que sus sacrifi cios son necesarios y ventajosos a la Patria, nada le detiene, todo los soporta, pero a sangre fría y con un ánimo sereno. Poseyéndose siempre a sí mismo, dueño de su corazón, jamás se turba; aprovecha las ocasiones y los errores del enemigo, y si tiene mando da órdenes oportunas y sabias que le aseguran la victoria. Reuniendo el ardor del soldado a la prudencia y al discernimiento de un general, tiene presencia de espíritu, moderación, y si queréis, paz y tranquilidad en me-dio de las batallas. Jamás deja su puesto, jamás turba el orden, jamás se deja poseer de aquella loca ambición de señalarse con temeridad, saliendo de los preceptos de sus jefes. Primero se dejaría degollar que exponer la seguridad o alterar la disciplina. Ama más á su Patria que á sí mismo; ama más la gloria de su Nación que la suya propia, y todos los golpes de su es-pada, todas las miras de su genio marcial no tienen otro objeto ni otro fi n que la Patria, la felicidad de la Patria, y la Patria es ídolo a quien sacrifi ca todo su ser y su existencia.

¡Oh, jóvenes! Oídme bien, os repito. Antes de arrojaros en los peligros, prevedlos, calculadlos, temedlos; pero cuando la Providencia os ponga en medio de ellos, cuando el honor y la virtud os manden ir a buscarlos, en-tonces elevad vuestra alma, despreciadlos todos y manifestad un corazón más grande que todos los males y que todos los peligros. Que nada os alte-re: infl amaos con la esperanza de la gloria futura; atacad, herid, degollad, haced correr ríos de sangre enemiga, y sostened con acciones generosas una alta reputación de valor sensato y verdadero; pereced más bien en el combate antes que sobrevivir al oprobio que arrastra tras sí la cobardía.


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VISIÓN DEL MANDO

Pero aún degollando al enemigo de la Patria conservad siempre mode-ración, humanidad, justicia; conservad siempre el imperio de nosotros mismos, y sabed ser generosos y por tanto grandes con vuestros enemigos. Acordaos en los transportes de la victoria que el rendido, el prisionero, el moribundo han dejado ya de ser vuestros enemigos; acordaos que son vuestros hermanos, y desplegad con mano liberal todos los ofi cios que dicta la compasión y manda el evangelio: que no salga de vuestra boca ninguna palabra injuriosa; no les deis en el rostro con su debilidad y su derrota; temblad, temblad jóvenes, de añadir amargura al afl igido. Dema-siado ha castigado ya su temeridad vuestra espada victoriosa en el campo de batalla: ahora enjugad sus lágrimas, suavizad su suerte desgraciada y haced, por una conducta generosa, que esos mismos a quienes aterrasteis en el combate admiren después vuestra clemencia y vuestra humanidad. Arrancad a fuerza de bondades el dulce reconocimiento de unos corazo-nes abatidos; aplicad vosotros mismos el bálsamo y la venda a las heridas que hicieron vuestras manos. ¡Ah, jóvenes! ¡Qué grandes apareceréis a los ojos de los vencidos! ¡Qué grandes a los ojos de la razón y de la virtud! Si fuisteis héroes en el campo de batalla venciendo, seréis más que hombres cuando consoléis a los cautivos. No olvidéis jamás que la verdadera gran-deza consiste en ser humanos, dulces, compasivos con los desgraciados.¡Dichosos si aprendéis bien esta lección! ¡Más dichosos todavía si la prac-ticáis en todas las ocasiones de la vida! ¡Dichoso yo también si en algo he contribuido con mis lecciones para haceros humanos y virtuosos!

Todas las cualidades militares, por brillantes que fuesen en vosotros, se marchitarían, jóvenes, si os falta la fi delidad a vuestra Patria. ¡Qué cosa más negra que la traición! ¿Qué cosa más distante del honor militar? Apartad de vosotros hasta la idea de este crimen abominable: sed fi eles, sí, jóvenes, sed fi eles a vuestros juramentos y pedid antes un rayo al cielo que faltar a las promesas sagradas que habéis hecho a la Patria. La Patria es una Madre tierna en cuyo regazo crecéis para volverla en edad más avanzada servicios importantes. Faltarla sería faltar al reconocimiento. Faltarla sería clavar el puñal en su pecho generoso. Nadie os puede disolver los vínculos que tenéis contraídos con la Patria, y nada puede excusar una traición. Vi-vid, jóvenes, vivid siempre fi eles a la Patria; marchad al enemigo, atacado, vencedlo para salvar la Patria; recibid heridas, expirad, si es preciso, en la batalla, para salvar esta misma Patria. ¡Qué dulce es morir fi elmente por la Patria! ¡Qué dulce es regar sus fronteras con nuestra sangre! ¡Qué dulce es dejar tan bello ejemplo á sus conciudadanos! Acordaos del joven Salazar, vuestro compatriota y tal vez vuestro compañero.

¡Ah! ¡Qué gloria cubre su nombre! ¡Qué ejemplo el que os deja al bajar el sepulcro! ¿Pensáis que ha muerto? No, él vive en nuestros corazones, y la Patria, llorosa, ha manifestado su ternura eternizando la memoria de este hijo querido.

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Se dice comúnmente que el soldado es esencialmente obediente, y se dice bien. La ciega obediencia a los jefes es el origen del orden y del acierto en guarnición y en campaña.

¿Qué puede esperarse de un ejército en que el General no cuenta con la docilidad de sus subalternos, y que no está seguro de ser obedecido? La más ligera falta en la obediencia trastorna el plan más bien concertado y origina desórdenes y males incalculables. Manda un General, por ejem-plo, ocupar tal eminencia y tomar tal desfi ladero, providencia esencial y sobre la que apoya los grandes movimientos del centro y de las alas: si el ofi cial destinado para esta operación es tan temerario que falta a la obediencia, entonces el fl anco se halla descubierto, el centro dominado, la derecha envuelta, y en la derrota es el resultado necesario de la falta de este ofi cial inobediente. A la derrota sigue la sangre de tantos infelices inútilmente derramada, el armamento perdido, los laureles marchitados y la Patria a dos dedos de su ruina. ¿Con qué pena se puede castigar este crimen? Jóvenes, obedeced siempre a vuestros jefes, aun cuando lo que os manden os parezca contrario a vuestra experiencia y a vuestras luces. Vues-tras vidas, vuestra gloria, vuestro honor, vuestra Patria, todo os manda imperiosamente obedecer en silencio y sin murmuraciones. Jamás, jamás censuréis las providencias de vuestro General: no tengáis jamás la loca va-nidad de creeros más sabios, más profundos, más experimentados que los Capitanes que han encanecido en los ejércitos. Suponed siempre que en el jefe hay luces que vosotros no tenéis, que el jefe tiene miras a que vosotros no alcanzáis, y que sólo os toca obedecer.

Acordaos que vosotros jamás responderéis de la suerte de una campaña, y que siempre debéis responder de vuestra sumisión y de vuestra obedien-cia. Yo quiero, jóvenes, copiaros aquí las palabras de un ofi cial de mérito, que pasó sus días en el servicio y que, mejor que nadie, conocía las ma-las consecuencias, no digo de una desobediencia abierta, sino aún de las murmuraciones de los subalternos respecto a sus superiores.48 “El ofi cial particular, dice, y aún el simple Soldado juzgan de las operaciones de sus jefes, y raciocinan conforme a sus ideas: deciden y condenan sin profun-dizar y sin saber los motivos que hacen obrar al General. Este defecto, que puede llamarse un vicio, es de los mayores que existen en los ejércitos. Si las maniobras que se les hacen ejecutar no se conforman con sus ideas es de temer que se disminuya la confi anza, que la obediencia no sea entera, y que sea seguida de las murmuraciones, relajando la disciplina. La armada más numerosa, la más valiente y la más bella, que habría hecho conquistas asombrosas si no hubiera tenido murmuradores y si hubiera constituido un todo perfecto y sumiso no es ya a la verdad sino una reunión de hom-bres valerosos, pero cuyas fuerzas se han evaporado por la desunión de las partes”.

(48) Cita referenciada por el Sabio Caldas. Turpin de Crisse, tomo I, Comentarios


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VISIÓN DEL MANDO

El secreto, dice el ilustre Arzobispo de Cambray, es el fundamento de la conducta más sabia, y sin el que todos los talentos son inútiles. Si el silencio y la reserva son tan necesarios en todas las condiciones y en todos los estados, los son aún más en la profesión militar. El secreto, dice Turpin De Crisse, es uno de los puntos más esenciales en la guerra: de él depende en gran parte el acierto de las empresas cuando son bien concebidas y manejadas con destreza. 49 El ofi cial a quien el General descubre reservadamente un movimiento para su ejecución, le presenta una parte de su plan y deposita en su pecho un secreto sagrado del que depende la suerte del Ejército y la Patria. ¡Qué honor! Mas, ¡qué crimen revelarlo! El soldado que no sabe callar es semejante a un borracho que lanza cuanto ha bebido; es indigno de la noble profesión que obtiene, y sólo merece el desprecio de todos los hombres de bien. Jóvenes acostumbraos desde ahora a callar y que vuestro corazón sea un pozo profundo, de donde no se pueda sacar el secreto que se os confi ó.50

Advertid que el hombre que habla demasiado, que nada reserva, que tiene en sus labios todo el interior de su pecho, es como una plaza abierta, que se le puede atacar por todas; es un insensato que pone el puñal en manos de sus enemigos; es un vaso sin fondo, que nada retiene y que para nada sirve. Refrenad vuestra lengua y despreciad esa satisfacción pueril de la locuacidad, que os degradará siempre á los ojos de los hombres cuerdos.

La paciencia militar es aquella fuerza de espíritu para sobrellevar sin aba-timiento y sin debilidad los reveses y los ultrajes de la fortuna... He ha-blado mal, y debo decir las amarguras, las afl icciones con que el Señor de los Ejércitos quiere probarnos, purifi carlos y elevarnos, porque este Dios sabe elevar por las humillaciones. La paciencia nos hace dueños de noso-tros mismos, y con ella poseemos nuestro corazón; la paciencia nos deja esta libertad de espíritu para combinar y para elegir el partido más conve-niente en las extremidades afl ictivas; la paciencia nos sostiene, no nos deja caer en ese desfallecimiento vergonzoso que parece desesperación. ¡Que granice, que truene, que la sed, el hambre, la desnudez le opriman! Que marche sobre las arenas abrasadoras de la Libia o sobre los hielos de la Laponia, fi rme e inalterable el soldado paciente, conservará tranquilidad interior y un semblante risueño, vencerá los elementos y adquirirá gloria; sí, gloria, porque la gloria no es debida sino a un corazón que sabe sufrir los trabajos y despreciar los placeres.51

Jóvenes, más grandeza de alma se necesita para sufrir con paciencia las privaciones frecuentes de una campaña, el mal humor y la delicadeza de los compañeros, las durezas y sinrazones de los jefes, que para arrostrar al enemigo, atacarlo y vencerlo. Vosotros veréis en los ejércitos adonde os mande vuestra Patria, soldados que han saltado una trinchera, toma de una batería formidable, que mil veces han expuesto generosamente su

(49) Cita referenciada por el Sabio Caldas. Comentarios, Tomo II, Pág. 9 (50) Cita referenciada por el Sabio Caldas. Telémaco, libro Primero.(51) Cita referenciada por el Sabio Caldas. Fenelón Libro Primero

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Valores y virtudes

vida, los veréis también cubiertos de cicatrices gloriosas, y mutilados sus miembros por la mano enemiga; pero veréis pocos ¡ah! Tal vez no veréis uno que olvidado o pospuesto no murmure con rabia o con despecho; no veréis uno que no deteste la carrera de las armas y aún conciba proyectos temerarios para vengarse de un jefe orgulloso y duro; en una palabra, no veréis uno que sea digno de la gloria por la paciencia, habiendo muchos que lo son por el valor.

La paciencia fue el objeto favorito de todos los fi lósofos de la antigüedad; ellos conocían que sin paciencia el hombre es una fi era temible, capaz de todos los excesos como de todas las bajezas. Un corazón impaciente es una bomba pronta a estallar a la más pequeña chispa que la toque, es la caja de Pandora que abriga todos los males y que derrama el veneno que oculta, a la más ligera resistencia. ¡Qué debilidad! Y, ¿se creerá héroe el soldado que victorioso en el campo de batalla no puede llevar con paciencia, a la sombra de su tienda, una burla picante de su camarada? Imbécil, misera-ble y pueril es el hombre que no sabe sufrir con paciencia las adversidades de su vida.

El celo es tan necesario al soldado como la paciencia. Desde el Tambor hasta el General, todos necesitan de esta virtud activa y generosa, que da vida a todas las operaciones militares, con sólo una diferencia que la ac-tividad y el fervor crecen en razón del grado y de la autoridad.

El simple soldado será exacto y celoso si hace bien sus centinelas, si ma-niobra con destreza y si cumple las órdenes de los jefes; el ofi cial que circunscribiese su celo a éste pequeño círculo, será un mal ofi cial, porque sus obligaciones crecen a proporción que se eleva sobre los demás. ¿Qué diremos del celo de un General? Cuanto más grandes, más delicadas y difíciles son sus obligaciones, tanto más activo e infatigable debe ser su celo. El Soldado vela solamente sobre su persona, el Sargento sobre su escuadra, el Capitán sobre su compañía... y ¡el General sobre su Ejército! La suerte de diez, de veinte, de cincuenta, de doscientos mil hombres está en sus manos. ¡Qué actividad no exige su dirección y su gobierno! Estu-diad jóvenes, vuestras obligaciones presentes y llenadlas con celo. Cuando la Patria premie vuestros conocimientos y vuestras virtudes, cuando os vayáis elevando por los grados militares, sabed que dilatando vuestra au-toridad, se dilatan también vuestras obligaciones; estudiadlas, cumplidlas con celo ardiente.

El Soldado sin celo es una maza pesada que no se mueve sino a golpes, como las aguas sin declive, que no corren, que se estancan, que se corrom-


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pen, que lejos de servir a los usos de la vida envenenan al desgraciado que las toma.

Desagraciado el Estado que confía el mando de sus fuerzas a un General en quien falta esta virtud: él pagará caramente su imprudencia; él verá relajarse el orden, perderse la disciplina; él verá que la cobardía, la pereza, el ocio, la voluptuosidad, el juego, la embriaguez y todos los vicios se apo-deran con la rapidez de la llama de todo el ejército; él verá que un puñado de hombres activos y virtuosos degollarán sus tropas, aunque numerosas; él, en fi n, verá disolver todas sus partes y terminará por extender sus brazos para que le remache las cadenas el vencedor. Jóvenes, acordaos de Leoni-das, de las Termópilas, de Jerjes y concluid que el celo militar es esencial en todos los hombres de guerra.

El celo debe ir acompañado de vigilancia para que obre todos sus efectos saludables. El buen soldado vela sobre sí mismo primero, para poder velar después sobre sus subalternos. El que falta a sus deberes o los pospone, el que descuida, no puede exigir vigilancia de los demás. Es necesario en-señar con el ejemplo. ¿No provoca nuestra risa oír aconsejar la sobriedad al glotón y la moderación al ambicioso? Tal es el primer sentimiento de nuestro corazón para con el hombre corrompido que nos exhorta a la virtud. La burla seguida del desprecio y de la indignación son los efectos naturales de un criminal que nos reprende sus propios delitos. El inferior calla, es verdad, pero ¿qué dice en el silencio de su pecho? ¡Infame! Repite en el mismo momento. ¡Infame! ¿Ultrajas la virtud y nos exhortas a amar-la? ¿Duermes tranquilo bajo de tu tienda y quieres que nosotros velemos sobre el enemigo? Te entregas al ocio, al juego y a otros vicios vergonzosos, y, ¿hemos de velar nosotros sobre la trinchera? ¡Jóvenes, antes de mandar, dad el ejemplo! ¿Se trata de levantar una batería? Tomad vosotros los pri-meros la azada, y después mandad con toda la autoridad de vuestro grado, y seréis obedecidos sin réplica. ¿Se verifi ca una marcha difícil? Id vosotros delante, sed los primeros en los sufrimientos y tendréis soldados obedien-tes y fi eles. Velad más sobre vuestras operaciones que sobre las de vuestros inferiores, bien persuadidos que nunca daréis más impulso ni energía a las operaciones bélicas, que cuando arenguéis a vuestros soldados, no con palabras sino con el ejemplo. Si aborrecéis el trabajo y los peligros, no esperéis que vuestra tropa los soporte; si dormís a la sombra del pabellón, no creáis que el subalterno vele, por más que exhortéis, amenacéis y aún castiguéis.

Pero si sois los primeros en las fatigas, ¿qué soldado dejará de acompaña-ros? Todo se reanima, todo adquiere un calor y una energía indecibles si el Superior obra primero.

Sin vigilancia es perdido un ejército. ¿Cuántos sabios Generales no han sido batidos por sólo esta falta? Si yo os abriese ahora los anales de la his-

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toria, vosotros veríais que Federico mismo, el guerrero del siglo XVIII, fue sorprendido en su propio campamento, y que apercibió al enemigo cuan-do la bala de un cañón rompía las tiendas de su ejército. Es verdad que en esta ocasión se salvó por su admirable disciplina; pero ¿en qué peligro no puso a la Prusia este pequeño descuido? Si alguna vez tenéis mando, jóvenes, si os halláis al frente del enemigo, velad sin cansaros, velad de día y de noche, que ningún otro objeto os ocupe fuera de la observación del enemigo, para penetrar sus intenciones y para que en ningún momento os halle desprevenidos.

Nada perjudica tanto al buen éxito de una campaña, como las exageracio-nes, en más o menos, de las fuerzas que tiene el enemigo, de su actividad, de sus marchas, de sus empresas... Un parte mal dado puede hacer variar todo plan y puede perder un ejército. La verdad desnuda, jóvenes, la ver-dad pura no le debe faltar jamás de vuestros labios; dejad el entusiasmo y las frases pomposas y fl oridas a los oradores y a los poetas; vosotros, mili-tares, hablad siempre la verdad con la simplicidad de niños, y cuando deis vuestros partes sea a sangre fría, pintando con la pluma lo que vuestros ojos han visto; no añadáis nada, no quitéis; que vuestro amor propio no se mezcle en el servicio, y que no caigáis jamás en la tentación de exagerar los peligros por aumentar vuestros padecimientos y méritos. La verdad pura, os repito, no debe faltar de vuestros labios.

Basta que la mentira sea mentira, para que sea indigna de un hombre que habla en presencia del Señor, y que todo se deba a la verdad. El que ofende a la verdad, injuria a la Divinidad y se injuria así mismo, porque habla contra su conciencia.52

¿Qué honor puede tener el militar que ha llegado a degradarse hasta men-tir? Indigno, no digo de la ilustre profesión de las armas, sino indigno de contarse en el número de los hombres. Bajo, infame, abominable, sólo merece el oprobio del género humano, al que deshonra. Huid, huid jó-venes, de este vicio detestable, huid de toda exageración, huid de toda ambigüedad, y decid con valor la verdad, aún cuando sea contra vosotros mismos. Si confesáis vuestras faltas por amor a la verdad, con sólo este acto de virtud generosa habréis desarmado a vuestros jefes: ellos os perdo-narán con indulgencia, y lo que es más, ellos os amarán, porque la virtud no se puede ver sin ser amada.

No oigáis nunca con pesar los elogios dados a vuestros compañeros de armas por sus bellas acciones; elogiadlas vosotros también, pero elogiadlas con discernimiento y con justicia, para no dar en el vicio opuesto, que-riendo huir del primero. Elogiar sin medida pequeñas cosas con grandes

(52) Cita referenciada por el Sabio Caldas. Fenelón Libro Primero


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palabras, es ligereza, es lisonja, es mentir. Cuando deis vuestros partes mi-litares después de una acción gloriosa, recomendad el mérito verdadero con energía; dad a todos los que les toca de la gloria, con una fi delidad es-crupulosa, y no olvidéis otras cosas que vuestras acciones. No digáis jamás nada de vosotros mismos, y abandonad este cuidado al soldado, a la fama y a la fuerza de la verdad. Vuestra virtud debe recomendarse por sí misma y no por vuestra pluma. No habléis jamás de vuestros méritos: el que habla de sí mismo ventajosamente, es un monstruo de vanidad y de impuden-cia, en quien se han extinguido todos los sentimientos de la modestia. No oigáis tampoco con paciencia los elogios que quieran daros a vuestros infe-riores: cortad, tapad la boca que tenga la indiscreción y el atrevimiento de elogiaros en vuestra presencia. Un elogio descarado y directo es un insulto y no se puede corresponder sino con el desprecio. Temed, por otra, parte, temed, que es tos elogios no sean sinceros sino adulaciones viles, que van a corromper vuestro carácter y vuestro corazón. Detestad la adulación, así para recibirla como para darla: el que tiene la debilidad de recibirla es como una caña que la doblega a todas partes el más ligero viento; el que la da es un impostor y el más vil de todos los hombres.

Ninguno puede ser más grande en una profesión sin amar-la. Amad la vuestra y hacedla amar de vuestros conciuda-danos por una conducta noble, dulce y virtuosa. Apreciad a vuestros compañeros y honrad a todos los que llevan el distintivo de defensores de la Patria.

No os imaginéis, como lo hacen algunos ofi ciales orgullosos, que el simple soldado es un ser tan inferior que no se puede comparar con ellos. No, jóvenes, no, el soldado tiene el mismo destino, la misma gloria: es a la ver-dad un ser obediente; pero es la esperanza de su Patria, es hombre, y con sólo esto merece los respetos del mismo General. Cuando seáis ofi ciales no degradéis al soldado, no lo envilezcáis con vuestro trato y con vues-tros desprecios, y sabed que envileciéndolo envilecéis vuestra profesión y arrancáis, con traición a vuestra Patria, del corazón del soldado, todos los sentimientos elevados y generosos que pueden producir grandes acciones. El soldado es vuestro compañero, el soldado corre vuestros peligros, y él es el juez incorruptible y el testigo de vuestro valor. Si falta a sus deberes, castigado con toda la severidad de las leyes militares, pero sin mal humor, sin ultrajes y sin injurias.

Desterrad ese palo infame que hasta ahora se ha usado entre nosotros con oprobio de la más noble de todas las profesiones. Me lleno de indignación cuando me acuerdo que hay ofi ciales que, olvidando lo que se deben a sí mismos y lo que debe al hombre, castigan públicamente la menor falta en una evolución, con este instrumento degradante. Así insultan a la faz de los

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pueblos a los defensores de la Patria. ¿Qué idea concebirán éstos de unos hombres tan bajamente envilecidos por los mismos que debían inspirarles honor y la elevación de pensamientos? ¿Qué idea formará de sí mismo y de su profesión el soldado que se ve ultrajado como un delincuente, en la mitad de una Plaza? Y, después de estos baldones ¿se le exigirá heroísmo y sentimientos al frente del enemigo? ¿Se pedirá el sacrifi cio generoso de su vida a un autómata envilecido y de gradado hasta confundirlo con los brutos? Lejos de rebajar el espíritu del soldado con unos tratamientos tan indecorosos, debéis, jóvenes, elevarlo y hacerle concebir una alta idea de su profesión y del destino glorioso a que le consagra la sociedad; debéis exhortarlo a obrar conforme al honor; debéis, y esto es lo esencial: hacer aprecio del soldado, agasajar al exacto en el cumplimento de sus obli-gaciones; admirar las cicatrices de las heridas recibidas en el campo de batalla, mostrarlas a los de más y recomendar su imitación; distinguid al veterano aguerrido y miradlo como un resto precioso en que apoya la Patria el orden, la disciplina y la victoria; conversad con frecuencia con estos hombres respetables; hacedles contar sus campañas y sus proezas, y vosotros, instruyéndoos en circunstancias que no están en la historia, recibiréis lecciones importantes.

Amad al soldado, miradlo como vuestro amigo, socorredlo y consoladlo. Vosotros llenaréis un deber, y el fruto de esta virtud será haceros ama-bles.

Notad bien, jóvenes, estas dos últimas palabras: haceros amables. ¡Ah! El celo, la vigilancia, la paciencia... Todas las virtudes militares os van a ser insufi cientes en los críticos momentos de una batalla, si vuestros soldados no os aman, y si no tienen un interés en vuestra conservación y en vuestra gloria. Una conducta orgullosa y dura, que desprecia, que mira con desdén y aún con olvido la suerte del subalterno, os atraerá infaliblemente el odio de vuestras tropas. Una conducta dulce, moderada, benéfi ca, ofi ciosa, sin dejar jamás la dignidad del ofi cial, es la única que os asegurará el respeto y el amor del soldado. Algunos insensatos, o crueles por carácter, creen que el terror, la severidad, el castigo, los calabozos y el suplicio les aseguran su autoridad y les dan un ascendiente poderoso sobre la tropa. Sí, es verdad, que a su voz todos callan, todos marchan, para evitar los ultrajes que les amenazan de cerca; pero ¿con qué disposición de corazón?

La rabia, el odio, un despecho secreto, son los sentimientos en que reboza el alma del soldado, y sólo espera el momento favorable para deshacerse de su opresor. Jóvenes, para hacerse temer no se necesitan talentos ni vir-tudes: los tigres hacen temblar las selvas, y los Nerones y Calígulas sólo necesitaron de vicios para aterrar al Universo. ¡Qué máxima tan detesta-ble es la de creer hallar su seguridad en la opresión de los pueblos! ¡No ilustrarlos, no inclinarlos a la virtud, no hacerse amar; llevarlos por el


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terror hasta la desesperación, ponerlos en la espantosa necesidad, o de no poder jamás respirar en libertad, o de sacudir el yugo de vuestra tiránica dominación! ¿Este el verdadero medio de mandar sin turbación? ¿Es este el camino que lleva a la gloria? 53 No, jóvenes militares, no; yo os aconsejo todo lo contrario, y os digo con un grande hombre: “Dichoso el ofi cial que hace la felicidad de sus soldados, y que halla la suya propia en una conducta moderada y virtuosa; él los liga con un lazo cien veces más fuerte que el del temor: este es el amor. No sólo le obedecen sino que le obedecen amándolo, él reina en sus corazones, y bien lejos de pensar en deshacerse de su jefe, temen perderle y sacrifi carán su vida por él.54

No temáis jamás, jóvenes, que la severidad de los castigos, el celo por el orden y por la disciplina debilite en el corazón del soldado el amor de sus jefes. El soldado distingue bien la justicia de la crueldad, el mal humor, el mal humor de la razón, la impetuosidad del celo y la virtud del vicio. El soldado distingue mejor que nadie las grandes virtudes de Epaminondas de los vicios de Temístocles; admira la clemencia de Alejandro con Sisi-gambis, y lo detesta cuando clava el puñal en el seno de sus amigos. El amor del orden, el respeto a las leyes os hará mirar siempre con sumisión de vuestros inferiores, los que, admiran de vuestra fi rmeza, elogiarán siem-pre vuestra humanidad, vuestra dulzura y vuestras bondades.

Si a todos los hombres conviene ser desinteresados, con superioridad de razón lo deben ser los hombres de guerra, que sólo viven, que sólo res-piran honor y elevación de sentimientos en todas las operaciones de la vida... ¿Qué cosa más sórdida, más limitada, más baja que el amor de las riquezas? La avaricia es fuente fecunda de vicios abominables, vicios in-compatibles, no digo con la naturaleza de vuestra profesión, pero aún con la honradez del hombre más oscuro de la sociedad. La avaricia comenzará por sembrar en vuestro corazón la desconfi anza, será seguida de las sospe-chas, de las inquietudes, de los manejos bajos, de las vilezas, de la crueldad y de todos los delitos. Desgraciado el hombre que dio entrada en su alma a esta hidra detestable: él es infeliz y hace infelices a cuantos le rodean. No conoce la paz, los placeres inocentes, la dulce amistad, y lo que es más, no puede sentir el gozo inefable de hacer bien. Gozo que el cielo reserva solamente para aquellas almas privilegiadas que pisan el oro y las riquezas. Acordaos, jóvenes, de Epaminondas, sobre quien nada pudo el oro de los persas, y que pobre, modesto, prefi rió la virtud pura a todas las grandezas del Asia.

Este tebano, que hizo temblar a Lacedçmonia, que elevó su Patria a un rango inesperado, que fue la admiración de su siglo y que hoy es el mo-delo de los grandes Capitanes, no tenía dos mantos. Acordaos que Curio, Fabricio, los vencedores de Pirro, comían en platos de greda; acordaos de Camilo, de Cintano, Régulo, Emilio... Acordaos que la moderación y la

(53) Cita referenciada por el Sabio Caldas. Fenelón, libro Sexto.

(54) Cita referenciada por el Sabio Caldas. Fenelón, Libro Primero.

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Valores y virtudes

inocencia de los Generales romanos fueron la admiración de todos los pueblos que vencieron55 estos son, jóvenes, vuestros modelos; estudiadlos, llenaos de las mismas máximas que llevaron sus corazones cuando vivos; despreciad las riquezas que corrompen el alma; amad la pobreza, la santa pobreza, esta pobreza que os hará justos, nobles y virtuosos, y la única que puede haceros independientes y libres.

Jamás, jóvenes, desesperéis de la salud de vuestra Patria, sea la que fuere la extremidad en que se hallen sus armas y sus tropas. Un corazón más grande que todos los peligros y un alma fi rme, incontrastable, incapaz de ceder a los reveses de la guerra, debe sosteneros en todos los momentos de vuestra vida. Vuestra fi rmeza debe ser el baluarte más robusto del Estado, y debe ser el más temido de los enemigos de la Patria, que el cañón y la espada. Esta virtud hace a los héroes y distingue a los grandes Generales de los comunes y adocenados.

Esta virtud os mantendrá con dignidad bajo la cuchilla del enemigo, y os dará triunfos en el seno mismo de las derrotas. Ved en la historia del pue-blo romano la gloria de Terencio Varro, desbaratado, sí, desbaratado por los enemigos, pero que jamás desesperó de la causa de la República.

Vencer ó morir. He aquí la divisa de Roma. He aquí la vuestra. Manteneos en los grandes reveses con un corazón más fi rme que en las prosperidades; no os abatáis en las desgracias; no os aterréis en los infortunios; a un co-razón heroico no le faltan recursos, y sabe reponer lo perdido con nuevos resplandores de gloria. Grandes en la adversidad, modestos en la fortuna próspera, mantened siempre un alma igual y digna de un soldado gene-roso y fi rme.

Sed modestos en vuestro vestido: que nada os falte de lo que prescribe la ordenanza en vuestros uniformes, pero que nada os sobre. Huid de toda afectación y de todo lo que indique esmero y un cuidado excesivo por la moda. El joven que ama - dice Fenelón - adornarse, como una mujer, es indigno de la sabiduría de la gloria: la gloria no es debida sino al corazón que sabe hollar los placeres y sufrir con fi rmeza los trabajos. No os ocupéis del corte de vuestra casaca, ni del aire con que debéis llevar el sombrero; vuestras almas están destinadas a cosas más dignas y más elevadas: Patria, Honor, virtudes, vastos conocimientos en el arte de la guerra... He aquí lo que os debe ocupar y a lo que debéis aspirar con todas vuestras fuerzas.

Que en vuestra mesa reine la frugalidad, que vuestros alimentos sean sen-cillos, sanos, sustanciosos: así conservaréis vuestras fuerzas y una salud robusta. No os envenenaréis con esas composiciones exquisitas que no producen otra cosa que enfermedad, molicie y delicadeza, cualidades to-das ajenas del hombre que por profesión debe ser vigoroso, y saber sufrir con alegría todas las privaciones de una campaña.

(55) Cita referenciada por el Sabio Caldas. Bossuet, Historia Universal.


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VISIÓN DEL MANDO

Que vuestro lecho sea ligero y duro: separad de vosotros la blandura y todo lo que pueda alterar la simplicidad de la sabia naturaleza. Acostum-braos a levantar a la venida de la luz, no durmáis más de lo que exige la necesidad; acordaos de Alejandro de Macedonia, de su vasija y de su bola de metal.

Sed parcos en la bebida, y yo quisiera que sólo gustaseis del agua pura, dejando el vino y los espíritus para curar vuestras enfermedades.

El juego... Huid de este cáncer temible que va a destruir vuestra salud y vuestras costumbres. Detestad el juego, desterrado de vuestros inferiores si queréis ser soldados dignos de pasar a la posteridad.

Sólo me resta, jóvenes, hablaros de un vicio que quisiera que ignorarais aún el nombre. La corrupción de nuestro siglo ha llegado hasta el punto de mirar la obscenidad y todos los horrores de la torpeza como caracte-rísticos del soldado. ¡Tanto hemos degenerado de los siglos inocentes de nuestros Padres! En estos tiempos afortunados el hombre de guerra era austero y huía de todo lo que pudiera relajar su carácter varonil. Sus place-res eran los ejercicios militares, y sus delicias, el honor y la amistad sincera; sus conversaciones, la historia de los hombres grandes y las virtudes de los héroes.

Nobles, fi eles, puros, castos... Sabían sostener el honor de su Patria y de sus armas sin debilidad y sin afeminación.

Hoy... ¡Ah! Voy a decirlo con dolor. La boca del soldado no se abre sino para vomitar palabras que hacen estremecer a la virtud. Su aliento es mor-tal y envenena el aire que le rodea, su pecho es una cloaca que exhala va-pores pestilentes que llevan a la desolación y a la muerte a todos los lugares adonde alcanzan. Sus reuniones son para concentrar el vicio y para exaltar más las pasiones; sus movimientos sólo respiran la impureza más desca-rada. Ellos se burlan de las almas virtuosas y hacen oprobio del pudor; su conducta privada, sus relaciones secretas... Permitidme, jóvenes, que extienda un velo denso sobre estas abominaciones, yo faltaría al respeto que os debo si pro siguiese describiendo las costumbres del soldado que el mundo corrompido llama culto. No hablo de las tropas de la República, que, colectadas de gentes inocentes, aún no han llegado a este punto de maldad y de torpeza: yo hablo de otras que no quiero nombrar.

Por lo que mira a vosotros, jóvenes, que estáis en la edad más terrible de la vida, edad de insensatez y de locura, edad en donde las llamas de las pasiones forman incendios y torbellinos horrorosos; en donde la voz de la razón apenas se oye; en donde todos los placeres de los sentidos ocupan el lugar de la religión y del honor; edad triste, edad cercada de peligros y de

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Valores y virtudes

escollos, edad que hizo exclamar al más bello poeta del siglo XVIII, por boca de Telémaco:

¡Oh desgraciada juventud! ¡Oh dioses! ¿Para qué hacer pa-sar al hombre por esta edad, que es el tiempo del delirio, y de la fi ebre ardiente? iOh! ¡Que mi cabeza no esté cubierta de canas! ¡Aún no me halle cerca del sepulcro! La muerte me sería más dulce que las debilidades vergonzosas en que me veo.

Vosotros, repito, que os halláis en esa edad peligrosa, oíd la voz, no de un jefe que os manda, sino la de un tierno Padre que os aconseja. Huid, huid de toda sociedad impura. Huid, huid, más que de los escollos y de la muerte, de contraer amistades peligrosas. Huid, yo no me cansaré jamás de aconsejaros la fuga. Huid, este vicio no se vence sino huyendo. Contra este enemigo, el verdadero valor consiste en temerle y en huir, y huir sin deliberar y sin volver a mirar atrás. Huid, más que de la peste, de la víbora, de esos jóvenes disolutos que sólo viven para engangrenar la sociedad. Sed puros, jóvenes amados. Que no salga de vuestros labios una palabra sola que no sea casta, inocente.

Que vuestras miradas sean modestas; que la compostura reine en vuestros vestidos y en vuestras acciones; que vuestras amistades sean con gentes que os den ejemplos de virtud. Conservad la inocencia de vuestra primera edad; mantened vuestro corazón limpio; domad vuestras pasiones; refre-nad con un valor heroico los ímpetus de la naturaleza y sabed que, aunque venzáis en el campo de batalla, seréis siempre unos cobardes sino sabéis dominaros a vosotros mismos. El héroe, el verdadero héroe es el que sabe contener sus deseos, sus estímulos y sus pasiones.

El Zar Pedro lloraba porque había vencido a Carlos XII y no había podido domar los accesos de su cólera. ¡Ah, jóvenes militares! ¡Hijos míos! Per-mitid que yo os dé este dulce trata miento cuando os hablo de preservar vuestro corazón de la más cruel y tiránica de todas las pasiones. Mis entra-ñas se estremecen cuando imagino que podéis precipitaros en los abismos del amor impuro: esta sola idea excita en mi corazón dolores crueles: No padecieron más vuestras Madres el día que os dieron a luz que yo quejo cuan-do…56 Hijos míos, amados hijos, asegurad las inquietudes de mi corazón. Serenadme por medio de una conducta honesta, recatada y virtuosa.

Recibid estos consejos por lo que ellos valen, aunque yo no sea digno de anunciaros estas verdades, y menos de recomendaros la virtud, yo que aún no la he sabido practicar.

(56) Cita referenciada por el Sabio Caldas. Feneleón, Libro Octavo.


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VISIÓN DEL MANDO

Hasta aquí sólo os he hablado como lo podía haber hecho un pagano en Roma o en Atenas. Os he dicho: Amad la Patria, adquirid una sólida gloria: sed valientes, generosos, huma nos, activos, celosos, castos... Pero, ¿depende sólo de vosotros el ser virtuosos? ¿Tenéis en vosotros mismos el principio del bien y la fuerza que engendran las virtudes? No, no os engañéis, esta fuerza está fuera de vosotros, y sólo baja de las alturas so-bre los corazones que la imploran. Imploradla vosotros todos los días de vuestra vida, y postraos delante del trono del Señor, llenos de una humilde confi anza, y pedidle que os dé las virtudes y que forme de vosotros unos soldados dignos de hacer la felicidad de la Patria, en vida, y que más allá del sepulcro sirváis de modelos a la posteridad.

Poned toda vuestra confi anza en Dios y acabad de persuadiros que todo marcha acá abajo según las miradas de su Divina Providencia. Victorias, batallas, derrotas, glorias, suerte de los imperios, todo está bajo su mano poderosa y todo se gobierna según su voluntad.

Yo no puedo terminar mejor este discurso que con la conclusión que dio el gran Boussuet en su Historia Universal.

“Dios tiene - dice desde lo más alto de los cielos - la rien-da de todos los Imperios: unas veces retiene las pasiones, otras les larga la brida y por este medio remueve al género humano. ¿Quiere hacer conquistadores? Hace marchar el terror delante de ellos, e inspira a sus soldados un valor invencible. ¿Quiere hacer legisladores? Envía su espíritu de sabiduría y de previsión y les hace poner los fundamentos de la tranquilidad pública. Conoce que la sabiduría huma-na es siempre corta por cualquier parte que se le mire: la ilustra, ensancha sus miras y después la abandona a su ignorancia, la ciega, la precipita y la confunde en sí mis-ma; ella se envuelve, se embaraza en sus propias sutilezas y todas sus precauciones se convierten en lazos. Dios ejerce, por este medio, sus juicios siempre infalibles. Él es el que prepara los efectos en las causas más distantes y el que da esos grandes golpes cuya reacción va tan lejos... Así es que Dios reina sobre todos los pueblos... Sólo Él lo tiene todo en su mano: sabe el nombre del que existe y del que aún no ha nacido; preside a todos los tiempos y previene todos los consejos. ¡Dios solo es poderoso! Señor de los reyes y señor de los Ejércitos”.

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Valores y virtudes

Suponed, jóvenes, a un General lleno de todas las virtudes militares de que os acabo de hablar; suponedlo lleno de honor, de fuerza, de fi delidad, de paciencia, de celo... Suponedlo con el amor más ardiente de su Patria; dadle las mejores intenciones; pregunto: ¿Podrá con sólo estas bellas dis-posiciones salvar a sus conciudadanos? ¿Podrá formar un plan de opera-ciones relativas al terreno, al carácter del enemigo y a las circunstancias? ¿Sabrá elegir su posición, hacerla, fuerte y ponerse a cubierto de todo daño? No hay que engañarse, jóvenes: a las cualidades del corazón deben acompañar los conocimientos, para ser un soldado perfecto. Aquel será virtuoso, será justo; pero al mismo tiempo ignorante y capaz de cometer los errores más groseros; él perderá a su Patria y le remachará las cadenas con todas sus virtudes. Aplicaos, jóvenes, al estudio de la guerra. Aplicaos con toda la intención de vuestro genio; leed, meditad, consultad y em-bebeos en la ciencia que va a ocupar vuestra vida, a granjearos gloria y el reconocimiento de la posteridad.

Vuestra conducta militar va a ser hija de vuestros principios morales y de vuestros conocimientos; ella va a fi jar vuestra suerte y la de vuestra Patria. En fi n, acordaos de la célebre sentencia de Tito Livio, hablando de Cami-lo, el más ilustre guerrero de la antigua Roma: “La prosperidad -dice- de las Armadas depende de la conducta de los que las mandan, y los grandes Capitanes hacen la fortuna de los Imperios”.

Ved aquí jóvenes, en pocas palabras a qué se van a reducir vuestros estu-dios en este Curso Militar. Se compondrá de seis tratados, sin contar con los de preliminares de aritmética, geometría, trigonometría, álgebra hasta el segundo grado, y el conocimiento de la parábola. El primer tratado será la Arquitectura militar o Fortifi cación. Aquí aprenderéis a fortifi car plazas y a cubrir la campiña; a atacar a un enemigo atrincherado por medio de muros robustos; aquí veréis las sublimes ideas de Vauban, Cohorn, Devi-lle, Turpin... Para pelear y vencer a enemigos numerosos con un puñado de hombres que conocen su ofi cio por principios.

En fi n, aquí hallaréis el medio de suplir la falta de hombres, de artillería y de fusiles, y dar fuerza a esta Providencia para resistir las invasiones euro-peas que nos amenazan.

El segundo tratado será la Artillería. La delineación, el perfi l, el molde, la fundición, torno, taladro, montaje de cañones, morteros, obuses y de todas las piezas que hasta ahora han inventado los hombres, os ocuparán primero, y después seguirán el uso y los principios sublimes de la bom-bardería.

El tercero será la Arquitectura Hidráulica. Canales, acueductos, molinos, esclusas, bombas, norias, toda la fuerza de las aguas aprovechadas será el


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VISIÓN DEL MANDO

objeto de esta tercera parte. La cuarta estará consagrada a la Geografía militar. Diseño, grabado, signos de convención, golpe de ojo, planos y cartas militares de todo género llenarán este tratado interesante. El quinto se ocupará en los principios de Táctica, según las ideas elevadas de Mon-tecúculli y su digno comentador. En fi n, el sexto estará consagrado a la Arquitectura dril. Ella levanta templos al Señor, palacios a la autoridad pública, casas risueñas al ciudadano, construye puentes, calzadas, caminos para la utilidad general, y llena la vida de bienes y comodidades. Todos es-tos conocimientos son útiles y necesarios a un militar que debe despreciar esas sutilezas estériles y sólo ocuparse del hombre, porque la ciencia de sus necesidades y los medios de remediarlas es lo que hace verdaderamente sabio.

Nosotros seríamos unos ingratos si comenzásemos el estudio de las Cien-cias Militares sin hacer un tierno recuerdo del ilustre Corral, que fundó esta Academia, y de su digno sucesor, que la aumentó con nuevas plazas de Cadetes.

Si faltásemos a ese deber nos pareceríamos a la oveja que pasta alegre men-te sobre las colinas sin reconocer la mano liberal que ha esparcido las gra-mas sobre los campos. No, jóvenes, los conocimientos que vais a adquirir ahora, y con ellos las glorias que vais a conquistar, todo lo debéis al vasto genio del Dictador, de ese hombre extraordinario que todavía lloramos, y cuya memoria durará mientras dure la República de Antioquia.

Vosotros la debéis también a Tejada, que ha fi ncado su gloria en marchar constantemente sobre las huellas de su predecesor. Apreciad estos bienes, jóvenes; sabed que en toda la extensión de la Nueva Granada sólo voso-tros estudiáis la Ciencia de Vauban, de Keller, de Belidor, de Blondel, de Tríncano... y que mientras las turbaciones políticas hacen retrogradar los conocimientos en todas partes, vosotros os formáis en silencio y a la som-bra del Gobierno humano, ilustrado y pacífi co de Tejada.

Coronel Francisco José de Caldas57


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Valores y virtudes

CONSEJOS A UN FUTURO COMANDANTE.

Carta del Mariscal de Belle Isle (Ministro de Guerra de Francia en 1758) a su hijo el Conde de Gisón, quién a los 17 años fue nombrado Coronel, desig-nándosele Comandante de un regimiento.

Este es un documento que tiene actualidad permanente por la profundidad y acierto de su contenido, sólo basta que cada comandante lo tome para sí y refl exione sobre su vida militar llevada durante estos años, o sobre los que està por comenzar.

El Regimiento que el Rey acaba de darte, es uno de los mejores del Ejérci-to; su Teniente Coronel es un militar respetable por sus largos y efi cientes servicios, todos los Capitanes que lo componen tienen más edad que tú y no hay ninguno de ellos que en consideración a su hoja de servicio, no hubiese merecido más que tú ser nombrado Coronel. No obstante eres tú el que va a ser su jefe... ¡Que ésta primera refl exión no se borre jamás de tu memoria! .

No te voy a recomendar el buscar merecer la estima del cuerpo que vas a mandar, pues eso me parece demasiado trivial, pero sí te diré que bus-ques merecer el cariño de quienes te van a rodear. Todo Coronel que ha conseguido este sentimiento precioso obtiene con facilidad las cosas, aún las más difíciles, mientras que quien no lo consigue, no obtiene sino con grandes difi cultades aún las cosas más fáciles. Hazte pues amar hijo mío y el difícil papel de Coronel se transformará en un agradable juego; te equivocarías groseramente si te imaginaras que para merecer el cariño de tu Regimiento, tuvieras que dejar relajar la disciplina o adoptar una com-placencia extrema para con los deseos de cada uno de los ofi ciales que lo integran, este camino no sería ni seguro, ni glorioso. Te equivocarías también si te imaginaras que en una sola virtud, por destacada y feliz que sea, pueda captarse este sentimiento, los mismos que no son solamente los ojos de la mujer los que te cautivan, sino el conjunto de sus modales. La reunión de las virtudes y conocimientos generales de los cuales te hablaré en esta memoria, van a ser los que traigan el afecto de tu regimiento.

Ten por vuestro Teniente Coronel, la más grande deferencia, no des nin-guna orden sin consultarle, yo te he dado a menudo este consejo, y esta orden la reiteraré cada vez que se me presente la ocasión. Si como lo ha-cen algunos jefes jóvenes, tu pierdes de vista la consideración por vuestro Teniente Coronel me haría pensar de ti muy desfavorablemente y pronto llegarías a ser la víctima de tu imprudencia, provocando una división en-tre tu regimiento y tú, creando problemas y difi cultades que te llevarían a un fracaso de la gestión.


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Ten por los antiguos capitanes marcada consideración, consúltales frecuen-temente, testimoniales tu amistad y confi anza. Sé el sostén, el amigo, el padre de los ofi ciales jóvenes. Estima a los viejos ofi ciales y a los antiguos soldados, habla con ellos a menudo y siempre consúltales cada vez que sea necesario; un jefe de cuerpo siempre está bien, gozando de popularidad... a mí a menudo me ha sido útil.

Estudia, conoce a fondo a todos los ofi ciales de tu regimiento, sin este co-nocimiento puedes equivocarte frecuentemente; confundirás la modestia con la falta de talento, la confi anza que da la persuasión de la fuerza con una vana sufi ciencia, el deseo de buen orden con una crítica maligna, el amor a la justicia y el bien con la delegación, la envidia con una ambición desmesurada, la moderación con la apatía y la indiferencia y la serenidad con la rigidez. ¡Tú recibirás consejos dados por la adulación o el interés de aquellos que tergiversan la verdad... recibirás consejos dados por el halago o el interés de quienes quieren determinados objetivos! si es así, creerías recompensar virtudes y con ellos caerías en la intriga; si proteges reales talentos realizarías solamente talentos aparentes o fi cticios. Cuando después de haber estudiado mucho a los ofi ciales de tu regimiento y los conozcas a todos, elegirás de entre los más antiguos, dos amigos per-sonales en quienes hayas reconocido probada virtud, conocimientos, amor a la verdad y al correcto orden. Tú los tendrás siempre cerca y serás amigo íntimo de ellos, les confi arás la importante tarea que te hagan presente los defectos que noten en ti con franqueza y te muestren al desnudo las faltas que puedas cometer; escucha a estos ofi ciales con atención, con docilidad, pero guárdate, no obstante que la confi anza que has depositado en ellos sea exclusiva o ciega y de mostrar al resto del cuerpo la preferencia que tengas por estos dos hombres, pues esta divulgación podría transformarse en fuente de intimidades funestas.

Yo he tratado de desarrollar en ti el genio y el carácter de la nacionalidad, sus costumbres sin perjuicios, te he dado a conocer la mejor manera de asimilar esto y de darle vida, de aprovechar lo bueno y castigar lo malo; no repetiré las lecciones que ya te di sobre estas materias, pero te diré que no emplees jamás con tus soldados expresiones duras, epítetos infamantes y no profi eras jamás en su presencia palabras innobles o bajas. El Coronel que emplea con sus soldados alguna de estas expresiones, se envilece a sí mismo, y si se dirige a ofi ciales se compromete de la manera más evidente; no olvides jamás que los ofi ciales de tu regimiento son hombres franceses, tus iguales... y tu debes en consecuencia darles órdenes y en ellas adoptar un tono fi rme empleando expresiones convenientes frente a hombres de honor.

Créeme hijo mío, que este es el único medio apropiado que puede ha-cer respetar las órdenes, hacerlas agradables, acelerar sus conocimientos e

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inspirar a los soldados la confi anza en sus ofi ciales que es la madre de la correcta disciplina y del éxito.

No uses castigos que la ley repruebe, que el espíritu nacional condene y cuando te veas forzado a castigar, que se lea en tu cara toda la pena que experimentas al verte obligado a llegar a este duro extremo. Nunca dejes escapar la oportunidad de hacer pequeños servicios a los ofi ciales de tu cuerpo, en esperar grandes ocasiones para servirles te puedes exponer a no servirles nunca. Así como las pequeñas preocupaciones conservan las vir-tudes, estos mínimos servicios ganan los corazones, es por eso que no olvi-des apoyar con ardor y cordialidad las solicitudes de gracia de los ofi ciales, los subofi ciales y soldados de tu regimiento. Vuestros superiores podrán rechazar estas peticiones, pero tus subalternos habrán tomado nota del interés y calor con que tú las defendiste y así en lo sucesivo contarás con el afecto de tu regimiento; nunca hagas que tus subordinados abriguen es-peranzas que tú no estás en condiciones de satisfacer, pues cuando quienes tuvieron dichas esperanzas las vean frustradas, os acusarán de negligente con sus intereses.

Yo te he acostumbrado desde hace mucho tiempo a levantarte a las cuatro de la mañana, conserva este hábito feliz, pues jamás te verás alcanzado de tiempo para tus estudios y todas las actividades que debas realizar. Ha-biendo sido hecho Coronel tan joven, todo ha de suponer que llegarás igualmente joven al grado de Brigadier General; casi no tendrás tiempo de dedicarte al estudio de los grandes problemas de la guerra, es pues desde ya, que debes abocarte de su conocimiento, pero no ambiciones prematu-ramente llegar a un grado superior al que ocupas, y créeme hijo mío, que el ofi cio del Coronel exige los más variados y extensos conocimientos.

¿Podrías tú juzgar los talentos de tus caporales si no conoces como el más versado de ellos cuál es la progresión necesaria a seguir para formar un hombre desde recluta? La instrucción y perfección de los Sargentos es igualmente aplicable al Teniente, al Capitán, al Mayor, al teniente Coro-nel. Sí hijo, no es sino haciéndote capaz de ocupar las diferentes plazas o grados más bajos que el tuyo para poder llevar dignamente el grado que se te ha confi ado y forzar a los otros a desempeñarse cabalmente en todas sus tareas.

Te recomendaría el estudio de las ordenanzas militares, no te hagas a un lado de lo que ellas prescriben, yo sería el primero en castigarte o en so-licitar tu castigo si te has permitido alejarte de ellas; la Ley es a los ojos de todo buen ciudadano, de todo buen militar, el objetivo más sagrado. Se dice y bien lo sé pues en mi juventud lo repetía como los demás : “La letra mata y el espíritu vivifi ca”, pero como yo siempre he observado que bajo el pretexto de esta vivifi cación se han benefi ciado los más grandes;


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te ordeno expresamente atenerte a la letra de la ley. Respeta también los usos y costumbres establecidos desde la antigüedad, y si encuentras algo abusivo y es necesario abolirlo, hazlo, pero con prudencia y sabiduría... prepara con tu conducta y con tus discursos los cambios que tu quieras realizar haciendo sentir las ventajas de ellos, no intentes abolir muchos abusos a la vez, avócate primero al más importante y esencial, si se ataca al mismo tiempo todas las partes de un castillo que se quiere restaurar, se estremece cada vez que se demuele; de manera que no hay que demoler sino después de haber preparado lo que va a ser sometido a restauración. Recuerda que siempre se hace más mal que bien, cuando se proponen cambios aún los más ventajosos sin el correspondiente estudio previo, y especialmente cuando se emplea la violencia para imponerlos; consulta a los ofi ciales antiguos sobre las reformas que tú desees hacer. Ellos con su opinión representan la de todo el cuerpo.

No te voy a hablar aquí del estudio de la guerra, de cuya necesidad y sus ventajas ya te hablé en un memorando anterior, y te indico allí el plan que deberías seguir para asimilar esta ciencia. Me limitaré a repetir que la historia es la fuente a la cual debes recurrir sin cesar. No leas la historia para saber historia sino para aprender de la guerra, la moral y la política; la historia ha sido desde mi infancia el centro de mis estudios, y es a ella a quien debo todo cuanto sé, pero no dejes de lado las ciencias y las mate-máticas, yo siempre he lamentado no haberlas cultivado, aún cuando las aprendí con gusto e hice algunos progresos y lo poco que de ellas sé, me han sido de gran utilidad.

Tú eres valiente, lo has probado, pero guárdate de serlo en exceso... ¡Cuán-tas lágrimas me han costado la bravura de quien tú sabes me era tan queri-do! (1), que la tuya no me resulte tan cruel... La valentía que es el primero de los registros para un soldado, debe en el Coronel estar subordinada a la prudencia; me gustaría mucho más no obstante, llorar tu muerte que tu gloria y tu honor. Recuerda que los hombres que te aconsejan, serían los primeros en desaprobarte si no siguieras sus consejos de cuidar tu in-tegridad.

Ama a tu Patria, ama a tu Rey, tú lo debes hacer como hijo mío, porque es un deber de todo ciudadano, y porque las gracias y benefi cios de que yo te he colmado se transformen en ley; estos sentimientos deben ser tan fuertes y hondamente grabados en tu corazón para que yo pueda profundizarlos y conseguir que se te graben en forma indeleble. No te hablaré de la próvida, pero te recomiendo velar por tu gente, se acu-sa a algunos Coroneles de vender los empleos en sus regimientos, yo no creo que esto ocurra, más bien debe ser que ellos otorgan y sus subalternos venden.

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Trata de que tu regimiento sea el mejor y el más instruido, este amor propio es permitido a un Coronel, pero no trate de embellecerlo y lle-narlo de oropeles; vela porque las compañías siempre estén completas en hombres aptos para la guerra y que una falsa piedad no te lleve a dejar a los capitanes saqueen el sueldo de los soldados. Los que permiten esta verdadera malversación engañan al rey y faltan a la probidad, también falta a la probidad el que no es absolutamente justo en la distribución de las gracias, y sobre todo el que no impide que sus subordinados permitan que sus soldados hagan ganancias ilícitas. A este problema hijo mío, un Coronel debe prestarle especial atención.

Debes estar presente siempre en todas las actividades de tu regimiento, sé siempre el primero en llegar al punto de reunión que le has asignado, aparece preocupado únicamente de tus obligaciones, sé activo, vigilante a todo, sé puntual y tus ofi ciales serán puntuales, atentos y celosos. En caso contrario, tú observarás que una triste y fría apatía se apodera de tu regimiento; todo Coronel negligente arrastra a toda su unidad al olvido de sus obligaciones.

Jamás te dejes llevar de la impaciencia o de la cólera, “uno se arrepien-te siempre de dejarse llevar de los primeros impulsos y de las pasiones” ¿quieres hacer una tontería? Dice con razón unos de nuestros poetas... “aconséjate por la cólera”, es escuchando sus consejos que un comandante compromete a veces su honor, a veces su vida y más a menudo aún la de sus subordinados.

Obedece a las leyes y a los hombres que el príncipe ha escogido para ser sus ejecutores, la insubordinación es el primero y el más grande de los vicios militares, el se comunica con extrema rapidez y adquiere fuerza a medida que se propaga; todo coronel que no obedezca a sus superiores... ¿podrá entonces exigir, podrá esperar que sus subordinados le obedezcan ?

Vela como el juez, como el censor, como el magistrado y como el padre de un regimiento; pues en calidad de magistrado y de juez, tú velarás por el mantenimiento de la ley; en calidad de censor y de padre velarás por la manutención de los buenos habitantes, preocúpate sobre todo de este último problema siempre olvidado o demasiado descuidado por los comandantes militares. Allí donde reinan las buenas costumbres, se ob-servan las leyes y lo que más vale aún, se las ama. Vela pues por depurar las costumbres pero no pienses en que ello se hace dando órdenes, sino piensa que ellas se muestran, se inspiran; la autoridad del ejemplo es aquí como casi todo, más fuerte que el de la voluntad, la vigilancia nos hará en vano descubrir en los otros vicios que se los podrían reprochar a nosotros mismos; si tus costumbres son puras, las de vuestro regimiento lo serán y tu temperamento se fortifi cará, economizarás mucho tiempo, te pondrás


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al abrigo de muchas circunstancias vituperables y nunca serás juguete de las emergencias, y la estimación pública te dejará libre de privaciones y otras limitaciones que te puedan dejar de ser impuestas.

Huye del juego y en especial de los de azar, destiérralos con esmero de tu regimiento, pues ellos pierden a la mayor parte de los soldados de una unidad militar. Guárdate de adquirir el gusto por la bebida, pues ella em-brutece; que tu mesa sea buena pero nunca lujosamente delicada, admite en ella a los ofi ciales de tu unidad, especialmente a los ofi ciales generales, a los coroneles y otros jefes, y que los rangos sean marcados en tu casa por el grado de estimación que merezcan tus convidados.

Reduce bagajes a los necesarios, tu debes dar ejemplo de simplicidad y de modestia porque eres Coronel y porque eres hijo mío, esta moderación te costará poco, ya que yo he puesto especial atención en desterrar lejos de ti esa molicie voluptuosa que transforma en afeminados a la mayor parte de los militares jóvenes. Yo no soportaría que tú hicieras poner oro y plata sobre los arneses de tus caballos y mulares, ni en los uniformes de tus soldados, espero que siempre luches por mantener una modestia y una dignidad preciosa. No dejes que tus ofi ciales jóvenes compitan en pos de distinguirse por la riqueza y el oropel de sus atuendos, enséñales que este es un vicio de los hombres de armas en general y que sólo la dignidad es el verdadero tesoro que se debe poseer.

Recuerda que tu nunca vas a lograr curar del todo los males que aquejan a los que te rodean, pero sí podrás aliviarlos; conserva hijo mío esta preciosa sensibilidad que algunas veces puede causarte pena, pero estoy seguro que a la larga te aportará las más puras satisfacciones. Es tanto para tu gloria como para tu felicidad que te recomiendo mostrarte humano y generoso, pues la humanidad y la bondad nos hace ganar y conservar el corazón de los hombres con los que vivimos, a los que comandamos. Cualquier sacrifi cio que tu hagas para aliviar la humanidad sufriente lo aplaudiré con alegría y me gustaría mucho más que se hablase de tu habilidad para organizar una fi esta, que se te admirase por la cantidad de gente que tú has hecho feliz y no por el número de personas importantes que tu pudieses entretener. El recuerdo de una suntuosa recepción que tu hayas ofrecido, no deja ni en el espíritu ni en el corazón algún recuerdo agradable en un desgraciado a quien no hayas podido consolar y tendido la mano, aquí la huella de la ingratitud será profunda.

Yo no me opongo a que en alguna circunstancia se distribuya alguna gra-tifi cación especial y en general a los soldados de tu regimiento, pero vería con especial agrado distribuir el mismo dinero entre los que hayan sido heridos, entre los que hayan realizado acciones destacadas o que en cum-plimiento de sus deberes hayan experimentado alguna pérdida considera-

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ble para ellos; no dejes pasar una semana sin visitar una o dos veces a los soldados enfermos de tu regimiento, habla con cada uno de ellos bonda-dosamente, escucha el relato de sus males pues esta complacencia tuya contribuirá con las medicinas a apresurar su mejoría; visita frecuentemen-te a los prisioneros de tu unidad, el hombre culpable debe ser castigado pero no encerrado en un lugar malsano. Nada te diré en lo que se refi ere al evitar en la guerra la sangre y los sufrimientos de tus soldados, pero si te menciono que es indigno en un hombre de armas, que para adquirir algún renombre llegue a exponer a sus soldados a males y perjuicios, recuerda que la gloria que se obtiene a ese precio no es ni hermosa ni durable. Los condes franceses tienen renombre desde tiempos antiguos en toda Europa por su cortesía, espero que tu no vayas a ser una excepción actu-ando lejos o por debajo de lo usual a esta virtud y que tampoco sobrepases las normas establecidas, la mayoría de los coroneles solo son corteses con las damas, sus superiores o sus iguales, tu lo serás también con tus subor-dinados; tu no hablarás nunca a los ofi ciales de tu regimiento y jamás a tus subalternos en ese tono imperioso y ligero que adoptan algunos jefes de cuerpo, recuerda, te lo repito, que muchos de tus subalternos tienen mejores méritos para comandar un regimiento, que muchos tienen un origen más antiguo y más ilustre que el tuyo, que sólo les ha faltado para ser promovidos sobre ti un poco de riqueza o de buena suerte, se pues ase-quible, afable, atento y cortés con tus inferiores más que con tus iguales. La cortesía que se muestra a los superiores o a los iguales es a menudo el producto de una política astuta; la que se emplea para con los subalternos es una prueba de cordialidad y de buena educación. El reconocimiento que yo he recibido por no haber hecho sentir jamás el peso de la autori-dad, debe llevarte a imitar mi conducta. Nunca cometas faltas y si ello ocurriere, apresúrate en reconocer y sobre todo en repararlas, aunque esta manera de proceder no te sea muy natural y aunque no merezca ser repa-rada ella te traerá no obstante reconocimientos, ganarás corazones y te hará perdonar faltas con mucha frecuencia, yo lo he experimentado.

Aprecia especialmente a los ofi ciales que han demostrado algún talento para la guerra y a los que sin abandonar sus obligaciones se dedican al cultivo de las bellas artes; preocúpate mucho por los ofi ciales jóvenes de tu regimiento y vela personalmente de su conducta, sobre su instrucción y sobre sus costumbres, sé como te lo he dicho : su padre, su apoyo y si es necesario su instructor, tú no tendrás un buen regimiento sino cuando tus ofi ciales sean instruidos y que su celo por el servicio sea vivo y constante. Créeme que no obtendrás esta preciosa ventaja sino prestando permanen-temente una esmerada atención a los jóvenes ofi ciales, haciéndoles adqui-rir el feliz hábito de una conducta regular e intachable. Trata de conseguir que los viejos ofi ciales adquieran por los jóvenes la ternura que un padre tiene por su hijo o al menos la que un tutor tiene por su pupilo; has que


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los jóvenes tengan por los más antiguos la deferencia, la condescenden-cia y el respeto que los hijos bien criados por sus padres; vela por creer y mantener la unión de tu regimiento, apresúrate a ahogar las nacientes divisiones, de arrancar de raíz las desavenencias o al menos de prevenir sus efectos destructivos, esta es hijo mío, una de las primordiales obligaciones impuestas a un Coronel.

Has de saber todo lo que ocurre en tu regimiento, pero jamás emplees para ello el vil procedimiento del espionaje, el que desempeña el ofi cio de delatar o espiar a sus compañeros, es un hombre deshonesto y no merece ninguna confi anza; no recurras a otros ojos, a otros brazos, sino cuando te sea absolutamente imposible ver todo o hacerlo todo por ti mismo. Preocúpate de todos los detalles, nunca se conocen tan bien las cosas como cuando uno se ha preocupado hasta de las más pequeñas particularidades. Esto da a los coroneles la gran visión de las cosas, esto no signifi ca tam-poco, que atraigas hacia ti los detalles que los reglamentos asignan a tus subordinados. Conténtate con supervigilar todo y hacer cumplir a cada uno sus obligaciones.

He aquí mi última recomendación: recuerda sin cesar hijo mío, que no es por ti que has sido hecho Coronel, sino que es por el bien del servicio al que perteneces, por el benefi cio del regimiento que os han confi ado. ¡Que la gloria de la Patria sea pues tu gran preocupación! Si tú consigues probarle a tu regimiento que estas animado por estos motivos, cada uno de los hombres que lo componen, se harán de un deber un placer el coo-perar con tus propósitos y así desaparecerán todas las difi cultades. Es por todo esto que alcanzarás una gloria pura e inmarcesible porque la habrás igualmente merecido, tendrás oportunidad de experimentar la estimación pública y los favores del rey llegarán ante ti y harás, en fi n... la felicidad de un padre que te ama.

(1) Se refi ere a su primer hijo quien fue Capitán de Caballería y quien fuera muerto en una campaña.

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CAPÍTULO VI

PROFESIÓN MILITAR

Sección A.

Generalidades de la Profesión Militar

Fundamentos de la profesión militar

Los fundamentos de la profesión militar están claramente determinados en los artículos siguientes de la Constitución:

“Artículo 166. La Nación tendrá para su defensa un ejército permanente. La ley determinará el sistema de reemplazos del ejército, así como los as-censos, derechos y obligaciones de los militares”.

“Artículo 167. La ley podrá establecer una milicia nacional y organizará el cuerpo de Policía Nacional. (Artículo 75 del Acto Legislativo número 1 de 1945)”.

Análisis de la profesión militar

Entre las profesiones califi cadas de categoría superior se destaca la militar como la de cometido más digno, pues sobre ella descansan los sagrados intereses de un pueblo: su patrimonio histórico, su pasado, su presente y su porvenir. “Ella es solo comparable a la sacerdotal que asume sobre sus hombros parecida tarea en la Patria del espíritu”.

Don Mariano Vega.

Adscribirse a la profesión militar es asentar una fe y prometer una entrega perfecta y apasionada al servicio de esos valores sagrados, que en conjunto forman la Patria.

La profesión militar no puede tener un fi n utilitario. “Sería tarea imposi-ble mantener un espíritu, una moral y un honor colectivo de las Fuerzas Militares si lo nutriéramos de hombres con alma materializada”.

Don Mariano Vega.Trabajo y retribución

El trabajo del Infante de Marina, no puede valorarse únicamente en oro físico. Es preciso poner la moralidad por encima de cualquier aspiración

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o deseo, los Infantes de Marina deben lograrlo a cualquier precio: no pue-den ser superiores las oscuras ambiciones a los ideales sublimes de la Patria, el servicio a la institución y a nuestros conciudadanos...

Antes que el dinero, está la satisfacción de la propia conciencia; el conven-cimiento de que se vive y se lucha por un ideal, por servir a la Patria.

La retribución que reciben los Infantes de Marina, si bien es modesta, representa el esfuerzo de todos los ciudadanos y del gobierno por mante-ner unas Fuerzas Militares capaces de garantizar la soberanía nacional. Las asignaciones mensuales permiten al militar vivir honestamente y atender a sus necesidades familiares decorosamente.

Vocación militar

Vocación es la inclinación a cualquier estado, profesión o carrera. “Cada hombre, en cierta manera, está situado en el centro de su mundo: le ro-dean y giran en su torno cosas y personas, llamando su atención, solicitán-dole, despertando sus deseos”. Don Mariano Vega.

“El hombre elige una vida, una profesión, porque en ella se dan cita el mayor número de valores preferidos, los más amados, a los que se sacrifi -can otras cosas que nos gustaría ser, pero que estimamos menos porque no llega a llenarnos de ilusión como un ideal”. Don Mariano Vega.

“Al escoger una profesión - dice H. G. Wels - el hombre debe estudiar su temperamento; si no lo hace, más pronto o más tarde fracasará”.

Educación vocacional: es la armonía entre lo que queremos ser y aquello para lo que tenemos aptitud.

La diferencia entre el Infante de Marina y el ciudadano normal

El Infante de Marina tiene unos derechos y deberes distintos a los del hombre civil, tiene otros jueces, se viste de manera diferente, incluso ha-bla y camina de forma distinta. El Infante de Marina tiene el privilegio de poder ir armado entre ciudadanos que caminan desarmados, la Patria le confía su bandera, se le entregan las llaves de las fortalezas y arsenales. A los Ofi ciales y Subofi ciales de Infantería de Marina, los colombianos le confían sus hijos para que los hagan militares, para que dispongan de su libertad, su voluntad e incluso sus vidas. Con una señal de su espada, los

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batallones se mueven, las fortalezas se abren, la bandera nacional se iza o se arría. Todas estas facultades son concedidas con una sola condición: la garantía de su honor y su palabra

Este es la guía o el norte por la que deben medirse los Comandantes, para comprobar si tienen la estatura moral sufi ciente como para enarbolar la espada, que es el legado más preciado de los héroes que ha dado nuestro Patria; para comprobar si pueden llevar ese uniforme lleno de oro y estre-llas que sería un disfraz ridículo, de no ser por una tradición de dedicación y sacrifi cios que marca a quienes lo portan, al igual que ocurre con los miembros del clero

La similitud entre el religioso y el Infante de Marina

Con respecto a lo religioso el buen soldado debería ser un modelo para los ciudadanos a los cuales protege. Un líder religioso norteamericano, el cardenal O’Neal, habla sobre la relación entre la carrera militar y la religiosa:

“De no haber sido cura, seguramente hubiera sido soldado, porque ambos están llamados a hacer cosas idénticas, es decir, preservar la paz, establecer la justicia cuando ésta ha desaparecido, y proporcionar seguridad, prote-giendo a débiles e inocentes”.

Todos pueden ser buenos soldados, lleven o no uniforme, porque el ser-vicio desinteresado es un componente importante del buen liderazgo en cualquier profesión.

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Sección B.

Formalismos de la Profesión Militar

El trato general de los Infantes de Marina

Es trato de los Infantes de Marina es de mutuo respeto. El subalterno le debe respeto a su superior y este al subalterno. Las chanzas y chistes de mal gusto, aún entre compañeros del mismo grado, no deben realizarse.

La mejor forma de mostrarse civilizado es tratando con la debida seriedad y consideración a sus compañeros y subalternos. La charlatanería es un signo que demuestra poca cultura. Si usted no da el trato debido a los compañeros, se expone a que le falten al respeto. Si su superior lo saluda amigablemente, con respeto y con una palmadita en el hombro, es de caballeros guardar la distancia, respeto y consideración por la autoridad de que está investido. Conserve la distancia y la posición fundamental cuando habla con su superior.

En su trato con sus superiores sea siempre cortés y comedido sin apartarse de los límites que fi ja la subordinación militar. Al dirigirse a un superior, refi riéndose a otro, debe siempre anteponer “El Señor” (grado), refi rién-dose a compañero de menor antigüedad, nómbrese por el apellido.

Sea obediente y respetuoso con sus compañeros que desempeñen los pues-tos de Comandantes de Curso, o cualquier otro cargo teniendo presente que estos son delegados por una autoridad superior para comandarlos y además es una muestra de compañerismo, amistad y obediencia en gene-ral, que facilita y ayuda al cumplimiento de sus deberes.

El trato de los Subofi ciales entre sí debe ser franco, cordial amistoso, como es propio entre compañeros que siguen la misma profesión. No use apo-dos o sobrenombres, emplee en su lenguaje palabras propias, con decoro y reputación. Los más antiguos ayudan con sus indicaciones a los que ingresan, a fi n de despertar en ellos el principio de la “carrera”, el “espíritu de cuerpo” y se considera falta gravísima toda agresión de cualquier natu-raleza contra un Subofi cial más antiguo.

Solicite permiso para plantear a sus superiores los casos de índole militar y problemas de índole particular que se le presenten. Al dirigirse a un supe-rior hágalo de pie y en correcta posición militar; durante la conversación hable en voz alta y clara, y sea conciso.

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El Saludo militar

Si hay algo bien importante que deba ser aprendido y practicado a la perfección, es el saludo militar. La actitud en el saludo militar puede dar la idea de disciplina y moral de una unidad. En el saludo militar hay tres pasos de igual importancia que deben ser realizados con energía y ele-gancia: la correcta posición fundamental adoptada frente al superior, el movimiento de la mano hacia la cabeza y la expresión oral del formalismo. Siendo el saludo una demostración de respeto al superior y de educación militar hacia el compañero, no debe eludirse oportunidad de hacerlo, ya sea en el trabajo o fuera de él. En caso de duda saluda siempre primero el de menor graduación militar. Es el saludo además un reconocimiento, una demostración de cortesía y de caballerosidad.

El saludo Militar. El saludo a todo superior jerárquico es obligatorio para todo miembro de la Infantería de Marina, aún cuando aquél no vista el uniforme. El superior que es saludado, tiene la obligación de responder. Cuando por cualquier motivo se halle impedido de saludar llevando la mano al cubre cabeza, tome posición militar y mire al superior a quien saluda.

Saludo al embarcar o desembarcar de buques. Salude primero a la Guardia y dé frente a popa, salude al Pabellón. Siempre para embarcar o desem-barcar de una Unidad de Guerra, solicite permiso para hacerlo al señor Ofi cial de Guardia. Exceptuase en el caso de ir en formación en cuyo caso quien tenga el mando solicitará el permiso correspondiente.

Saludo al Himno Nacional. Durante la ejecución del Himno Nacional o himnos extranjeros salude a pie fi rme. Si está descubierto adopte la posi-ción de “Firmes”. Esto rige aún en los lugares cubiertos. Al inicio de labo-res cuando se escucha el himno de la Infantería de Marina, todo el perso-nal que se encuentre en la Unidad debe tomar la posición “Firmes”.

Fórmulas de Tratamiento

Las fórmulas de tratamiento que corresponde dar a los Ofi ciales, Subofi -ciales y Profesores es la de “Señor” (grado - profesor) ó “Mi Capitán, Mi Sargento”, “Profesor” respectivamente.

A los demás Ofi ciales se les llama por el grado anteponiéndoles la palabra “Mi”. Ejemplo “Mi General”, etc. A los Ofi ciales con grado de Almirante se les dice “Señor Almirante” o “Señor” únicamente.

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Por ejemplo si se ha recibido una orden directamente de él se contesta: “Como ordene Señor Almirante

Caminar con un SuperiorCuando vaya caminando con un superior, hágalo por el lado izquierdo y no pase adelante.

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Sección C.

De la Disciplina Militar

Orden y Disciplina

Para ayudar efi cazmente al sostenimiento de la disciplina hay que mante-ner el orden. Desde que inicia cualquier actividad, el superior debe crear condiciones favorables para el orden; se consigue colocando a cada uno en su sitio, distribuyendo acertadamente el personal o la instrucción, pues esto es condición para todo trabajo ordenado. Si ha sabido distribuir el tiempo convenientemente, si tiene bien preparadas sus enseñanzas, las prácticas perfectamente adaptadas a sus subalternos y por último, si sabe crear por su benevolencia, ecuanimidad y abnegación, un ambiente de confi anza, entonces pondrá orden e inclinará las voluntades a una disci-plina interior.

El superior competente y consciente no tiene que preocuparse en muchos casos por sostener el orden, éste resulta de su prestigio y de la buena or-ganización que sepa dar a todas sus tareas. En otros casos hay necesidad de inculcar en los educandos, por insinuación o autoridad, los buenos hábitos que cumplen en un organismo social, acostumbrando a la exac-titud en todos los actos del servicio, dando ejemplo; regularizando los ejercicios de modo que se sucedan con orden y sin pérdidas de tiempo o de energías; conseguir el silencio que crea un ambiente propicio para el trabajo e insistir en todos los detalles que destruyen el orden y son foco de una naciente indisciplina.

El educador militar que consigue mantener en lo posible a todos sus sub-alternos en actividades interesantes y útiles, seguramente tendrá resuelto el problema del orden para la disciplina. El secreto del orden no radica en reprimir o contener los impulsos instintivos sino en dirigirlos y vigilarlos dándoles aplicación adecuada; no se debe confundir el orden con el auto-matismo porque los educandos son organismos vivos.

Otro de los requisitos necesarios para conseguir el orden es el empleo de los buenos métodos; si el trabajo se cumple interesando las actividades, imponiendo al educando un esfuerzo que lo sostiene y anima, entonces el orden se establece por sí mismo. El carácter y modo de ser del educador infl uyen de modo admirable en la conservación del orden en la disciplina porque si se deja llevar de la cólera o del mal humor no consigue nada; el que grita o usa ademanes destemplados cae en el ridículo, el que lastima o hiere con burlas extemporáneas pierde la confi anza que en él se tenga.

Sin embargo, lo importante desde el punto de vista militar no es el orden artifi cial, sino un orden interno que se refl eje en el exterior y sobre todo

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que acostumbre al personal a mantenerlo y a buscarlo, sin necesidad de estímulos. El superior tiene que arraigar en sus subordinados el espíritu de orden interior tan necesario en la educación y tan importante para la Infantería de Marina, especialmente en tiempo de guerra. A este res-pecto el general Dragomirov, aconseja.“No se debe preocupar el Ofi cial por mantener un orden mecánico, pero sí de enseñar a la tropa a volver rápidamente al orden y mostrarle la importancia de esta operación en paz y en guerra.

Principios Fundamentales

Los principios fundamentales de la disciplina militar pueden ser enuncia-dos como sigue:- Todos merecen el mayor respeto. Pero el superior por su jerarquía,

por su edad, por la responsabilidad en el mantenimiento del orden y por sobre todo por la autoridad de que está investido; merece un acato y consideración especial.

- Todo jefe tiene el deber de enseñar y dirigir a aquellos que han sido puestos bajo sus órdenes, de velar por la satisfacción de sus necesidades, de ayudarlos a hacer valer sus derechos y de tomar la defensa de sus intereses.

- Los subalternos le deben obediencia en todo momento a su Co-mandante, por el bien del servicio, de la institución, de las leyes y reglamentos. En las circunstancias en que les toque proceder por propia iniciativa, deben conformarse a lo que él les haya enseña-do.

Necesidad de la disciplina militar

La disciplina militar es una enseñanza que tiene como objetivo la forma-ción del carácter, de los buenos hábitos, de las costumbres, etc.; todo esto implica la educación de su conciencia para el desempeño de su misión como militar y como ciudadano; no el de hacer autómatas.

Es indispensable que el educador oriente su instrucción a la creación del hábito, porque seguramente ellos alguna vez tendrán que conducirse por sí mismos sin estar sometidos a reglas o normas inquebrantables; al pen-sar en ello aparece la urgencia de implantar una disciplina amable, pero severa y fi rme, una disciplina en cierto modo liberal que aunque domine al subalterno no lo humille, ni envilezca, ni destruya sus tendencias na-turales buenas, sino que lo prepare para que sepa conservarse libre dentro de la obediencia y el respeto de la ley; de esta forma se contará en todo momento con ciudadanos dispuestos a defender estas prerrogativas con la vida misma.

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Valores y virtudes

Uno de los objetivos más urgentes de la disciplina, es la formación de buenos hábitos y costumbres morales independientes, por esto los castigos y las recompensas han de utilizarse con toda moderación y únicamente como medios temporales para conseguir que las costumbres y el buen obrar se fi jen en los educandos o subordinados. La disciplina militar, en todo momento indispensable, será buena si con ella se nutren y fortifi can el respeto a las normas y a las leyes, los sentimientos del honor y de la dignidad, la propia confi anza, el mutuo acatamiento, la cooperación, la nobleza y el carácter.

La manera de hablar

No importa cuán cuidadosamente controlada sea una persona en todos los demás aspectos de su vida, si su lengua no está restringida por el freno de la prudencia no puede clasifi carse como una persona de verdadero carác-ter disciplinado. Podemos tener un cuerpo disciplinado, una mente dis-ciplinada, una voluntad disciplinada, y aun emociones, apetitos y hábitos disciplinados; pero si tenemos una lengua suelta, ésta puede indicar una falla fatal en la armadura. El carácter de una persona así es defectuoso.

La franqueza es en realidad una virtud cuando va unida con un tacto in-teligente y una discreción amorosa. Pero se convierte en un vicio sádico cuando sólo es una manifestación desenfrenada de opiniones que no tiene en cuenta los tiempos, ni los lugares, ni los sentimientos. Las prioridades

Seleccionar las prioridades es un arte que debe ser cultivado por los co-mandantes a todo nivel. Esto involucra la capacidad para rechazar día tras día aquel gran ejército de posibles actividades que reclaman nuestra preciosa energía, pero que impedirían que hagamos lo más importante. Si queremos que nuestra vida sea fructífera, es necesario establecer con decisión las prioridades en las múltiples tareas a realizar, aún a costa de nuestros deseos.

La regla: ¡Selección! ¡Selección! ¡Selección! Esta es la ley de la vida. No se puede participar en todo, así sea por una buena causa. No se puede dar para todo, acudir a todo evento, leer todo. Esto requiere disciplina de primera clase.

El ajuste a la autoridad

El sello fi nal distintivo del carácter disciplinado es la capacidad para asi-milar la disciplina impuesta con gracia y provecho.

La verdadera sumisión a la autoridad legítima, de ningún modo se extien-de a la conformidad con el mundo; no debe interpretarse en el sentido

PROFESIÓN MILITAR


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de que requiere la obediencia a las demandas que violan la conciencia de ellas.

Se necesita una refl exión cuidadosa para distinguir entre lo torcido y lo normal en todas estas facetas de la disciplina. Pero el hecho esencial es claro: La disciplina es señal de madurez.

Disciplina en los Comandantes

A menudo se dice que el que no puede dominarse a sí mismo no es apto para controlar a otros. Es igualmente cierto que el que no puede seguir, no es digno de dirigir; y el que no puede obedecer órdenes no está capaci-tado para darlas. La enseñanza de la obediencia, es el camino más seguro incentivar el autocontrol y la confi anza en uno mismo.

Cultive la puntualidad

Sea puntual. Llegar tarde es otro mal hábito que debe ser roto, y que cual-quier persona inteligente, que esté alerta ante las obligaciones de la vida, puede abandonar.

Pero el hábito de llegar a tiempo nunca se adquiere a menos que: (1) Us-ted esté convencido de que la cortesía lo demanda; esto lleva el asunto al reino de la ética; (2) planifi que con anticipación, para que sepa sin estar adivinado, dónde debe estar y exactamente a qué hora; (3) dé un generoso margen de tiempo.

Hay muchos modos en que usted puede “afi lar” su mente hasta darle una efi ciencia de navaja de afeitar. Uno de esos modos consiste en concentrarse a pensar única y exclusivamente en un problema, sin ayudas visuales ni sociales. Pero persista usted en ello. Despréndase de las ataduras mentales, siéntese tranquilamente, y piense. Permanezca con el mismo asunto hasta que el problema comience a aclararse.

Cuando usted esté buscando ceñir los lomos de su entendimiento, haga la práctica de pensar en frases. El mismo esfuerzo de organizar el pen-samiento en forma gramatical tiende a producir orden metódico en el pensamiento.

Es entonces cuando toma lugar la lógica. La autocrítica, la corrección, la revisión comienzan a realizar su papel.

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Valores y virtudes

CAPÍTULO VII

RELACIONES HUMANAS

“Las grandes lecciones de la vida, no se aprenden precisa-mente en las aulas o se adquieren con títulos, sino con una enorme capacidad de mantener una humildad por apren-

der en cada etapa de la vida”.

Sección A.

Los Verdaderos Líderes de Infantería de Marina

El líder que interesa analizar y describir, es el que en primer lugar ha estructurado su vida en forma humilde y acertada, es el que tomó la deci-sión de dar un enfoque claro a su existencia; el que se conoce a sí mismo, sus limitaciones, ha identifi cado defectos, ha localizado el origen de sus temores y se ha perdonado, el que se acepta a sí mismo con autorrespeto.

Por esto, la base del planeamiento es que todo ser humano, debe abocar la responsabilidad de hacerse líder de su propia existencia.

Los comandantes de destacamentos militares, Padres de familia, maestros, patrones, trabajadores, todo ser humano debe practicar los valores como forma de vida y convertirse en ejemplo frente a los que lo rodean. Cual-quier ser humano en condiciones mentales normales, puede reconquistar los valores con los que fue creado por Dios.

Actitudes del Líder

Establecer la diferencia entre efi ciencia y efi cacia.

Efi ciencia : Es hacer las cosas bien.Efi cacia : Es hacer las cosas que deben hacerse (liderazgo).

Todo lo que su mente puede crear, con una buena actitud mental lo po-drá realizar. Sea ambicioso al dimensionar sus metas, discipline su vida, perdónese su pasado, controle sus instintos, estructure progresivamente su personalidad con valores.

Liderazgo es no afl igirse por el pasado ni fantasear ansiosamente por el futuro, saber que Dios es un eterno presente. No crea que su sufi ciencia y conocimiento, puede lograrlo todo.


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RELACIONES HUMANAS

El líder debe ser

- Consecuente con su tarea de guía y obrar simultáneamente con pulcritud de conducta, claridad y elegancia.

- Integral, dotado de valores éticos y morales incuestionables, ente-reza, probidad y coherencia personal entre lo que piensa y sirve.

- Auténtico, transparente y sincero, coherente en su conducta, apo-yado en principios y valores altruistas.

- Consciente de la libertad personal para ser lo que quiere ser, eli-giendo y comprometiéndose con el proyecto de vida.

- Ecuánime, mesurado, equitativo en los juicios, las opiniones y la apreciación de la conducta ajena con cierto grado de sabiduría donde trascienda el conocimiento máximo posible proveniente de una visión universal y profunda de las cosas.

El líder debe tener:

- Don de mando, sin arrogancia o prepotencia; para admitir a los demás con base en su dignidad y forma de obrar.

- Decisión en el momento de impartir órdenes, construir sin vaci-laciones. Firmeza de carácter al actuar y prontitud para resolver asuntos.

- Capacidad de organización, sin desatender sugerencias sanas; dis-posición armónica de acciones, metas, objetivos y medios, para que la tarea propia y ajena logre su fi nalidad.

- Honradez en el cumplimiento de sus deberes para sí y los demás, sin engañar ni defraudar a nadie. Cualquier cruzada sin este in-grediente carece de validez.

- Autonomía y creatividad, dimensiones para sacar adelante una causa o trabajo fundamentado en la propia iniciativa sin la necesi-dad de recibir órdenes o indicaciones de cómo hacerlo.

- Valor para reconocer los errores, enmendarlos y levantarse al fra-casar en los pronósticos.

- Capacidad de aprender de los errores y fracasos, para sacar conclu-siones favorables. Aptitud de asimilar conocimientos, experiencias enriquecedoras y renovadoras en forma permanente.

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Valores y virtudes

- Autoridad, que es la capacidad de ordenar conscientemente la consecución del bien común, para ayudar a crecer en el alcance de determinadas metas. 58

Comportamiento del Líder

El líder desarrolla un grado tan inusualmente elevado de comprensión, aceptación, empatía e interés por ser útil, que traspasa la prevención y de-rriba los prejuicios de quienes necesitan sus servicios. El sabe que el éxito material es fungible, perecedero, pero que el éxito cuando tiene estructura y fi nes, perdura siempre.

La defensa del subalterno, el reconocimiento de su trabajo, la exaltación de sus capacidades, sitúa a los Ofi ciales y Subofi ciales de Infantería de Marina en la cima de los valores humanos, lo que redunda en el mejora-miento como directivo.

El Jefe líder, al escuchar, jamás tomará decisiones que afecten al colectivo; procurará sufi ciente información, recurrirá a los datos, consultará a los de mayor conocimiento y busca soluciones acertadas y defi nitivas.

El carisma del líder de Infantería de Mariana radica en la ejecución de sus políticas por el bien de la institución, su don de persuasión es piedra angular en el proceso productivo ascendente; quien siembra confi anza llega lejos.

El guía de verdad, escucha a la gente, comprende, realiza, responde con hechos. Respeta a los superiores y aprende de ellos sin vanidad y falsas posiciones. La persona que actúa por sus propios medios, motivada por orgullo o autosufi ciencia, ignora la experiencia ajena, se resiente y trata de hallar defectos en otros directivos.

Nada hay más nocivo que la falta de resolución en las determinaciones. La ausencia de carácter en el guía genera malestar en la comunidad y la disolución no se hace esperar.

El líder debe concienciarse sobre su gestión principal, sin olvidar por nin-gún motivo que él hace parte de todo el engranaje, no es amo omnipo-tente; es guía con facultades especiales para el logro de los objetivos. Si el rector respeta las reglas de juego, el personal verá en su acción, no sólo la tabla de salvación de la empresa sino la bonanza moral, social y económica del colectivo.

(58) LIDERAZGO ESTRATÉGICO de Gerney Ríos González Capítulo 7 Pág. 241 - 243


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RELACIONES HUMANAS

El poder moral nace exactamente de las acciones y de las palabras. Unas y otras deben complementarse de modo que no quede grieta alguna por la cual pueda introducirse la crítica y el rechazo. La confi anza del grupo asoma cuando el líder demuestra capacidad de dirigir, sin afectarse emo-cionalmente por las circunstancias adversas o los momentáneos éxitos.

De manera análoga, la fama será producto de los éxitos alcanzados por el grupo, del cual hace parte el jefe, que no se apropiará estas conquistas en detrimento de quienes sí lucharon por la consolidación de ideales y programas. La sufi ciencia compartida es bondad, cualidad del líder que re-conoce la vitalidad, el don y la capacidad en los subalternos, colocándolos en los sitios que merecen por sus obras. Estos atributos para completar su ciclo deben cultivarse a diario en provecho de la organización…. ( )

( )…. La vanidad es un pecado anidado en el corazón de “presuntos líde-res”, aquellos que no perdonan las ofensas, agravios y críticas. Quien ab-suelve gana, porque genera confi anza en sus gobernados e infunde nuevos ánimos para la batalla. 59

El líder verdadero estudia cada día sus falencias espirituales, para hallar puntos débiles que lo hacer inseguro frente a la empresa y los subalter-nos.

El líder auténtico está dispuesto a arriesgar todo, inclusive la integridad personal. Los ideales serán defendidos a “capa y espada” como en los me-jores tiempos de los caballeros…. ( )

La satisfacción del líder no es hallada en la persuasión, ni en la fortuna, ni con la fama. El orientador se siente realizado cuando palpa el fruto de sus acciones, una vez descubre para qué nació, cuáles son sus deberes y la diferencia entre el bien y el mal. La felicidad en el dirigente, es formarse a sí mismo, en una estrella con disposición para alumbrar en el hábito del amor.

(59) LIDERAZGO ESTRATÉGICO de Gerney Ríos González Pág.79, 81, 82, 100

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Valores y virtudes

CAPÍTULO VIII

NORMAS PARA LOS COMANDANTES

Sección A.

Para los Cuadros de Infantería de Marina en General

Dentro del vocabulario militar; la palabra “Cuadro”, hace referencia a la reunión de clases y jerarquías de una unidad orgánica militar, es decir los Ofi ciales y Subofi ciales.

Es evidente que los buenos cuadros han de dar buena tropa, puesto que esta se halla bajo la dirección de ellos, y recíprocamente, la imagen que den los Infantes de Marina, es el refl ejo de sus cuadros; por lo tanto la creación de buenos cuadros es el elemento principal para constituir una excelente Infantería de Marina.

Para crear buenos cuadros se necesita una buena y esmerada instrucción militar.

Si la forma de ser de los ejércitos ha de tener las mayores analogías posi-bles con la forma de la sociedad según las épocas, hoy fuera ideal que el último soldado pudiera tener aspiraciones a los puestos más elevados de la carrera, y el convencimiento de que su mérito le habría de alzar sobre sus compañeros como un poderoso estímulo para su conducta.


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Sección B.

Conducta de los Comandantes de Infantería de Marina

Subordinación, Obediencia

Además de los valores y virtudes normales del ciudadano, el Infante de Marina necesita de otros valores que fortalecen la base moral de la Infan-tería de Marina; unas y otras basadas en la fe religiosa que debe ser tanto más ardiente, cuanto que la vida de este se halla erizada de constantes pe-ligros, de amargas privaciones, de fatigas superiores a las fuerzas humanas, y es preciso robustecer el espíritu para disponer la materia al sufrimiento.

Al hombre que se le dice: Debes morir, porque así conviene a los que sobrevivan; debes marchar hasta perecer ahogado por el sol o enterrado en la nieve: es preciso dormir sobre el lodo, extenuarse por falta de ali-mento, expirar abandonado de todos, atropellado en tu agonía por los carros de batalla mientras surca tus mejillas la última lágrima, consagrada al recuerdo de una tierna Madre que en este momento llora por ti, a este hombre hay que sujetarle a leyes muy severas, que sin humillar ni abatir su dignidad, desarrollen en su corazón cuanto de grande y divino tiene el es-píritu humano; hay que fomentar en él todas las virtudes, imponiéndole costumbres especiales, premiando sus bellas acciones con honores que le ensalcen sobre sus semejantes, corrigiendo sus faltas y delitos con castigos prontos, inmediatos y severos.

Para el ejercicio de tales leyes es preciso revestir el mando militar de un poder que le haga respetable, castigando gravemente todo delito que ata-que a este mando. De aquí brotan dos grandes virtudes, subordinación y obediencia, no vergonzosa y baja, como el vulgo cree, sino digna, austera, encerrada en los límites que la ley señala, porque todo, hasta el Océano, tiene sus límites.

La miserable vanidad del corazón humano es el escollo en que chocan estas virtudes; ella impulsa a oponer resistencia, si se manda al abuso de poder: de un modo o de otro la consecuencia es la misma, la anarquía mi-litar, la insubordinación, el desquiciamiento de las piedras fundamentales del edifi cio.

Carácter de Mando, Disciplina

Una voluntad poderosa y fi rme, es la primera de las cualidades que necesi-ta tener quien esta destinado al mando, pues para mandar efi cazmente es preciso querer de modo inquebrantable lo que se ordena, y quererlo con perseverancia aún a costa de la propia vida.

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Valores y virtudes

Si el abuso de mando desorganiza la gran máquina de un ejército, por el odio del subalterno al superior; mueren los grados, se extingue el espíritu militar y se rompe el dique a todos los vicios, y los males de las tropas abandonadas sin freno a sí mismas.

El justo medio entre estos dos extremos es el carácter de mando, que con-siste en ser justo, en premiar con placer y castigar con sentimiento, pero castigar siempre que sea necesario: no humillar jamás la dignidad humana, tan respetable en el último como en el primero; pero exigir del subalterno el cumplimiento por quilates de su deber asegurándole todos sus derechos; protegerle en sus desgracias, disputar en su benefi cio todo lo que le perte-nece; en una palabra, no tener otra norma de conducta que la justicia.

El carácter de mando da la disciplina, virtud que en sí sola circunscribe todas las otras que son el complemento de todas ellas, y la manifestación visible y constante en todos los actos, de la buena educación militar de las tropas. La disciplina es el respeto al ciudadano, a la propiedad; es el aprecio de sí mismo, el aseo, los buenos modales, la aversión a los vicios, la puntualidad en el servicio, la exactitud en la obediencia, el escrupuloso respeto a las leyes y reglamentos, la austera dignidad en la subordinación; sin ella la Infantería de Marina es odiada en su mismo país, con ella es amado hasta del enemigo, ella conserva en toda su fuerza las demás virtu-des, al relajarse se relajan todas; por consiguiente, celando y fomentando ésta, se asegura el imperio de los demás.

La disciplina no se crea en un solo día, es efecto de las costumbres y de la educación moral de la Infantería de Marina, es el resultado de la acción lenta e incesante del mando justo; y esta educación moral, no se consigue tanto por los grandes castigos de los delitos notables, cuanto por la acerta-da aplicación de los correctivos o pequeñas faltas.

Estos correctivos sin ser humillantes ni hacer odiosa la autoridad que las impone, deben ser inmediatos a la culpa, economizados con prudencia, útiles al servicio y de gradual gravedad según las circunstancias de perso-na, de lugar y tiempo, hasta llegar a los que necesitan formación de proce-so. Así se crean las costumbres y las buenas prácticas militares, evitándose la perpetración de graves delitos, y la necesidad de castigos judiciales; así la celebración de un consejo de guerra llega a ser un acontecimiento raro y solemne, que inspira un saludable temor a las tropas.

Y si recorremos con detención la historia de todas las grandes insubordi-naciones militares, y si buscamos antecedentes en todos los casos en que se ha visto el desbordamiento de los ejércitos, se verá que había precedido a ello un progresivo abandono en la corrección de faltas insignifi cantes primero; y de día en día más graves. De tal modo no hay freno que pueda


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contener a una juventud unida en grandes masas, vigorosos, armada de vida aventurera y azarosa y lejos de la autoridad de la familia para conte-ner sus malas pasiones.

Conducta con las Tropas

La primera máquina de guerra que debe estar bajo la mano del jefe como lo está su espada, es el corazón y la mente del Infante de Marina, es de-cir, que no se deben tomar los hombres tales como son, sino formarles tales como deben ser. Educando, modifi cando, conduciendo su valor, ex-citando su entusiasmo, fomentando el espíritu de cuerpo, desarrollando la buena disciplina, creando hábitos y costumbres de guerra, corrigiendo y celando las faltas ligeras para precaver los delitos, se consigue tener sobre las tropas una inmensa fuerza moral, y se infl uye de tal modo en momen-tos dados sobre el corazón del hombre, que se hace un héroe del último de los soldados.

El Comandante debe saber que las voluntades de sus subalternos son tam-bién fuerzas que tiene que canalizar por medio de la motivación y razones convincentes para que quieran lo que el mismo quiere, de esa forma ase-gurar el cumplimiento de sus órdenes en el tiempo modo y lugar que se requieran.

Se debe tratar de obtener de los Subalternos por medio de una instruc-ción, la educación y disciplina que formen la voluntad en el mismo senti-do que el norte de su jefe.

Cuando usted imparte una orden inmediatamente se establece un confl ic-to, aparente o latente, entre la voluntad del mando y las de los que están llamados a obedecer. La única arma fi rme es la disciplina que usted haya logrado impartir a sus subalternos pero aun más importante la confi anza que usted ha logrado inspirar en ellos para que la orden se transforme en actos. El esfuerzo de la voluntad fatiga tanto como el esfuerzo físico. Por eso es necesario no malgastarlo, agotando voluntades en el deseo de cosas inútiles, insignifi cantes o imposibles.

Conducta con el Enemigo

Valor en el combate, humanidad en la victoria, nobleza y religiosidad en el cumplimiento de los pactos, deben ser la norma de conducta que se debe seguir con el enemigo. Honrarle y ensalzarle a él, es honrarse así mismo; la ira que se gasta cobardemente con heridos y prisioneros, se ne-cesita en los días de batalla; los ultrajes al débil, no rebajan sino al fuerte que los infi ere; vencer al enemigo en cortesía y nobleza, es una garantía para vencer en el combate; que la sin razón, las infracciones del derecho de gentes, aparezcan siempre en su campo, y no en el nuestro.

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Valores y virtudes

Se ha dicho ya la conducta que se debe seguir con las guerrillas y en gene-ral con todo el que hace la guerra, sin ser su profesión ni su deber; rigor pero dignidad. Cuando son numerosas, bien organizadas y hacen la gue-rra cumpliendo las prescripciones del derecho de gentes, es preciso con-siderarlas como tropas regulares, por que no se contraría impunemente de un modo feroz, la exaltación de todo un país; más cuando verdaderas hordas vandálicas se levantan deshonrando una bandera, atropellando, saqueando los pueblos, y ejerciendo actos de barbarie con las tropas que caen en su poder, se les debe declarar públicamente fuera de la ley de la guerra, y perseguirlas con ardor, manifestando al país y al resto de los enemigos que las castiga, no por la causa que dicen defender, sino por sus hechos deshonrosos.

El Criterio del Comandante

El superior no tiene garantía más cierta de su autoridad sobre sus subal-ternos, que la confi anza que haya logrado inspirar. Los Ofi ciales y Subofi -ciales de Infantería de Marina deben educar a sus hombres para no dudar nunca de la rectitud y seguridad del criterio del Comandante.

Un error del superior tiene como consecuencia para el subalterno entre otras cosas desagradables, la de obligarlo a rehacer, como es debido lo que por orden superior se efectuó equivocadamente.

El criterio, esa facultad del entendimiento, que hace conocer las relaciones entre las ideas o entre las cosas, y apreciar lo que conviene hacer o prescri-bir en cada caso, no esta repartido por igual entre los seres humanos; pero no hay persona que carezca de él por completo. En la vida militar para evitar dejar situaciones al criterio se opta por impartir órdenes claras. No por ello la persona deja de tener conocimiento y experiencia para manejar una novedad o circunstancia a su criterio.

El Ofi cial o Subofi cial cuyo criterio es defi ciente, no tendrán nunca la más mínima autoridad personal, y solo estará investido de la precaria au-toridad del grado. Sus subalternos le obedecerán con desagrado cuando no puedan evitarlo, pero él no obtendrá su abnegación ni será secundado por ellos.

Tener buen criterio es juzgar bien a los hombres y apreciar bien las cosas.

La Previsión

De todas las cualidades de mando, es la previsión la que da a los subal-ternos la idea más exacta de la capacidad profesional de su Comandante. Los problemas emocionales no le permiten al Comandante ser previsivo,


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primero porque está pensando en otra cosa o porque es de aquellas perso-nas que cree que todo lo sabe y no se deja asesorar. Ambos actitudes son perjudiciales para la tropa.

El estudio y la observación son medios que permiten mejorar la previsión, por la refl exión se llega a ella, la experiencia y el criterio desarrollan de-fi nitivamente esa cualidad. En campaña la previsión es el factor principal del éxito. Ella tiene, además, la ventaja de inspirar convicción e iniciativa, muy necesarias en las diferentes misiones. La previsión es una cualidad que deben tener y adquirir en buena dosis los Comandantes en todos los niveles. Es inaceptable que por falta de previsión, se ponga en riesgo la vida de los subalternos y el cumplimiento de la misión.

Las Recompensas

El hombre indisciplinado es muy susceptible de envidiar y hostilizar el trabajo de quienes hacen méritos para ser recompensados. La concesión de recompensas no solamente estimula a los buenos a ser disciplinados y abnegados, sino que crea descontento de los mediocres, que se afi rman en las ideas de indisciplina y sus hábitos de pereza; sobre todo cuando las recompensas son dadas a quienes se las merecen. Las recompensas conce-didas a capricho, no producen el efecto estimulante hacia el bien que se busca con ellas porque los que la merecen, al ver frustradas sus esperanzas se desmoralizan. Para que la recompensa conserve su efi cacia es preciso otorgarlas con justicia a quienes se las merecen.

Estar muy atento con sus hombres que obran bien en todas las circunstan-cias, aunque nadie los esté viendo o controlando. Es fácil saber o distin-guir aquellos que solo trabajan cuando los están viendo y trabajan con el interés de la recompensa. Las felicitaciones deben darse cuando de verdad son merecidas. Es importante premiar también la voluntad, el esfuerzo puesto en el desarrollo de la tarea asignada. No es conveniente felicitar por todo, ya que se pierde su poder estimulante. Cuando el esfuerzo es poco, y es de poca importancia la labor, es mejor abstenerse de felicitar, a fi n de no despreciar el valor de la felicitación.

Confi anza

La confi anza es la piedra angular de toda estructura proyectada al futuro. Cuando existe indiferencia sobre los valores ajenos, las paredes crecen, hasta el aislamiento de las personas y los puentes de la comunicación des-aparecen, con grave detrimento del complejo empresarial.

Al estimular la comunicación entre los integrantes del equipo de trabajo y fomentar el respeto a los derechos humanos, se hace notorio el surgimien-

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Valores y virtudes

to de una mejor concentración en la tarea. Cada integrante vivirá a salvo de las prevenciones contra sus compañeros y la camaradería de conjunto será la meta ideal en cualquier institución productiva.

La confi anza se irradia por naturaleza, las labores de equipo son satisfac-torias y agradables al resto del personal. No originar hostilidad, producir confi anza en todo momento hacia sus pares de trabajo, jefes inmediatos. No malograr los triunfos ajenos ni envidiar el éxito de otros; al trabajar en equipo, todo redunda en bien de la institución60

Espíritu de Iniciativa

Es una condición esencial en todo Infante de Marina y consiste en proce-der por iniciativa propia cuando se conoce la intención del Comandante. Los Comandantes que no entienden esta fi losofía del mando, pueden te-ner muchos fracasos. Para los Comandantes, que entienden a la perfec-ción el funcionamiento de la cadena de mando, del trabajo de equipo, es necesaria e indispensable en cualquier circunstancia.

Es una cualidad indispensable en el líder.

La iniciativa no es otra cosa que actos de obediencia anticipada a las ór-denes, la cual se manifi esta en acciones indispensables, realizadas sin la orden directa del Comandante. El Comando subalterno sabe la misión de su unidad, por lo tanto en ausencia de ordenes, realiza la tarea que le corresponde para que así su unidad pueda cumplir con la misión enco-mendada.

La iniciativa puede darse tanto como Comandante como subalterno.En el primer caso como Comandante, se anticipa a las tareas asignadas, prevé con iniciativa el cumplimiento de la misión, en lugar de esperar que los acontecimientos lo obliguen a tomar decisiones o actos precipitados y para los cuales, ni él ni sus subalternos están preparados. Prever los acon-tecimientos favorable o adversos susceptibles de producirse, a fi n de saber el provecho que pueda sacar de lo unos y de la manera como podrá sacar provecho aún de las difi cultades ocasionadas por el enemigo.

Cambiar rápidamente de objetivo y de plan si ve que va a fracasar o no es posible alcanzar la meta propuesta. Refl exionar en forma rápida y sin vacilación, en todos los incidentes e imprevistos, que se presentan en el desarrollo de las operaciones.

Como subalterno o ejecutor de una orden, proceder por propia iniciativa, siempre que su acción inmediata se convierte en útil o necesaria, sin pedir ni esperar las órdenes que el superior daría si estuviera presente.

(60) Tomado y adaptado del libro LIDERAZGO ESTRATÉGICO de Gerney Ríos González Pág. 179


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Se debe suplir con iniciativa la ausencia del jefe. En ese momento es nece-sario ponerse mentalmente en el lugar del jefe, y proceder como se presu-me el jefe procedería. Secundar con todas sus energías al jefe para cumplir la misión. Para esto es necesario hacer un compromiso serio y responsable con las ordenes emitidas por su Comandante, los fi nes con que se dieron las órdenes y ejecutarlas con toda energía y entusiasmo.

Ser responsable al modifi car las prescripciones del jefe. Ni el jefe ni el sub-alterno pueden, excusarse de los actos de iniciativa exigidos por el interés general. Es útil recibir del superior inmediato, junto con las normas que deben ejecutar, un juicio de la situación, la indicación del fi n que se persi-gue, y de la misión en particular que le fue asignada a su gente.

El radio de acción en el cual se ejerce la iniciativa de un militar, es pro-porcional al grado y la importancia de sus funciones, se debe analizar el momento y no actuar en sentido contrario a la intención superior. En combate las instrucciones deben ser elásticas no estrechas e imperativas, sin embargo no se debe perder el sentido de la orden o misión.

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Valores y virtudes

Sección C.

De los Errores en el Servicio

No se crea usted una excepción

El Infante de Marina debe dar ejemplo de disciplina, orden, de respeto a los derechos de los superiores, compañeros, subalternos y de todos los ciudadanos.

Clase de errores

Se cometen errores acerca del servicio por defecto o por exceso.

Errores por defecto. Se cometen cuando se dejan de cumplir las dispo-siciones establecidas en los reglamentos, con el convencimiento de que el grado permite ciertas libertades. Por ejemplo: retardarse, retirarse del servicio antes de tiempo, no usar las prendas reglamentarias.

- Si hay algo reprochable y lamentable en la Infantería de Marina es ver a Comandantes indiferentes ante fallas de los subalternos. La menor falta cometida por subalternos debe ser corregida de inmediato en el momento, lugar y modo indicado. Si el subalter-no comete una falta y no se corrige, por ejemplo andar sin gorra puesta, entonces se convierte en una costumbre y la repetición de costumbres hace leyes.

- La conciencia puede irse despertando mediante la repetición y co-rrección continua. El Comandante no puede desfallecer jamás de repetir una y otra vez las normas establecidas. Así como hay que despertarle el ánimo a los subalternos todos los días, la disciplina, la autoestima, el espíritu de cuerpo, el entusiasmo y la actitud; que son los valores característicos del Infante de Marina, tienen que ser recalcados cinco veces en el día, todos los días de las sema-na, todos los meses del año y por siempre.

Errores por exceso. Se cometen errores por exceso al traspasar los límites que el grado, la tarea o la misión fi jan al Infante de Marina. Esto incluye la imposición de castigos antirreglamentarios y el abuso de autoridad.

- Hace falta una buena dosis de sabiduría para comprender los pro-blemas de otra persona, esta es la razón más frecuente por la que los Comandantes cometen injusticias con los subalternos; bien dice el dicho, “Antes de juzgar a un subalterno, trata de caminar cinco kilómetros con sus zapatos”


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- “No ser jamás humilde con los soberbios ni soberbio con los hu-mildes”.

Anatole Thibault France

- “Se necesita mucha grandeza para ser humilde”. El espíritu tiene nobleza cuando se inclina por las cosas buenas que benefi cian a los demás.

Ernesto Sábato

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Valores y virtudes

CAPÍTULO IX

INSTRUCTORES DE INFANTERIA DE MARINA

Sección A.

Elocuencia Militar

La palabra es el único elemento intermediario entre el espíritu de un hom-bre y el espíritu de otro, es por eso el único agente que puede agitar, conmover y dirigir las pasiones, los sentimientos, el pensamiento de unos hombres según la voluntad de otro. Y si esto es así en tesis general, si por eso la elocuencia es la primera palanca que mueve el sacerdote para infl amar en santo fervor las almas, el tribuno para imponer sus teorías políticas, el juez para hacer brillar la justicia, ¿cómo no acudiremos a la elocuencia también, para fanatizar esas masas y vigorizarlas de modo que afronten el peligro, que soporten amargas privaciones y duras fatigas?

La simple enunciación de esta idea, nos hace comprender qué difi cultades no tiene que dominar el orador de guerra para conseguir que el hombre posponga todas sus afecciones, todo sus intereses, hasta la vida, al amor de la gloria ¡qué formas tan caprichosas, qué reglas tan especiales, qué giros tan extraños ha de tener el discurso pronunciado sobre un montón de ruinas por tribuna! Si para toda oratoria se necesita actitud física, para esta mucho más. La oratoria militar ha de ser clara, lacónica, vehemente desde la primera pala-bra; se debe usar el idioma de las pasiones y no el de la fría razón, se debe conmover y no aspirar a convencer, hablar con cierto fatalismo, porque la multitud es siempre fatalista, ser más poeta que fi lósofo, sin lógica a veces y sin verdad, pero con metáforas brillantes que hieran con fuerza la imagi-nación, que despierten el orgullo, el amor patrio, la sed de gloria; y todo esto en un estilo claro, sencillo y comprensible para el rústico agricultor, que dejó el día antes el azadón por el fusil.

¡Y qué asuntos tan bellos! Ahora es el anuncio de una gran batalla ¡qué confi anza en la victoria! ¡Qué recuerdos tan gloriosos se despiertan! ¡Qué ventajas va a reportar el ejército a la Patria! Otras veces son las gracias por la batalla ganada; por la campaña terminada, y el recuerdo de todo lo que se ha hecho, de todo lo que se ha sufrido, se presenta de tal modo, que se siente en las fi las el deseo de volver a demostrar el ardiente amor patrio, la sed de gloria que las exalta. Otros veces el discurso dirigido ante una derrota, una sorpresa o una infracción de la disciplina.


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INSTRUCTORES DE INFANTERÍA DE MARINA

Es imposible sentar reglas fi jas para la oratoria militar; diremos únicamen-te, que se necesita laconismo, sencillez y vehemencia. Al romperse la cam-paña, se recuerda en una proclama al ejército sus deberes, sus glorias, los ultrajes del enemigo, las veces que se le ha derrotado en otras campañas; se despierta el amor patrio, pero todo esto sin menospreciar al enemigo, ni pintar tan fácil y cómoda la guerra que se inaugura, que las tropas no hallen glorioso el vencer.

Antes de cada batalla se recuerdan los laureles de otros días y se apela a los más delicados resortes de la elocuencia, para infl amar las tropas; este entusiasmo se sostiene durante la batalla con rasgos y palabras de esas que fascinan a la multitud al terminar, se admiran las difi cultades que se han vencido, se exagera el valor de lo conquistado, y se dan las gracias con efusión. Si la batalla se perdiese, quedando puro el honor de las armas, se enumeran todos los esfuerzos desesperados que el enemigo ha hecho para conquistar una posición que al fi n se le ha cedido por inútil y costosa: se celebra la heroica resistencia que han hecho los batallones y las proezas que han tenido lugar.

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Valores y virtudes

Sección B.

Forjadores de Líderes

Las empresas que tienen éxito no solamente han desarrollado una estra-tegia para ello, sino que han tratado de identifi car los elementos que les permite elevar la calidad del personal mediante una campaña continua hacia la excelencia, a la formación de líderes y proyección de una buena imagen institucional.

Esta campaña debe estar encabezada primero por las personas que tienen más experiencia como son los Ofi ciales Superiores y los Sargentos. Ellos son los primeros llamados a buscar la excelencia, mediante su estilo de mando, para que sean ellos los que impulsen el proceso de concienciación a los subalternos.


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Sección C.

Concejos a los Instructores

EL objetivo de mayor trascendencia institucional es la de formar ciuda-danos para el futuro, comprometidos con la Infantería de Marina y su pueblo. Hay que cambiar el hombre viejo por un hombre nuevo.

El Instructor debe conocer a fondo el tema, pero si se presentan preguntas que no puede contestar debe reconocerlo y buscar la respuesta después de la clase con el fi n de responder a los alumnos a, mayor brevedad.

Evite la presunción delante de su clase. El hecho, por demás lógico de que el Instructor tenga más experiencia y conocimientos que sus alumnos no puede aprovecharse para tratar de aparecer ante ellos como un ser espe-cial. No pierda la paciencia. La lentitud o incapacidad de los alumnos para aprender puede ser que el Instructor no ha sabido acertar con su método y no a defi ciencia o negligencia de los alumnos.

Haga ver a los alumnos la importancia que tiene para ellos lo que se les en-seña: Este es un aspecto fundamental para lograr en el alumno interés por el aprendizaje ya que si la persona no le ve importancia a algo que requiera de parte suya esfuerzo e interés para lograr aprender, sencillamente no va a poner de su parte lo necesario.

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Valores y virtudes

Sección D.

Manejo de los Reclutas

Un cambio Radical

Como el cambio de la vida civil a la militar es radical, se recurre a la sa-piencia de los Subofi ciales quienes son los encargados de dar la formación militar, endurecer su mente, su espíritu y hasta sus cuerpos para la guerra. Es aquí en este preciso momento donde se hace o no, un militar discipli-nado. Es necesario diferencial el concepto de entrenamiento fuerte y el mal trato. En el momento de llegada, el joven que viene de la vida civil esta preparado mentalmente para un cambio de vida de 180 grados y los instructores deben entenderlo así.

Como el cambio se da desde el primer momento que cruza la guardia de la unidad, hay que estar vigilantes para no exceder sus capacidades físicas y mentales. Los Subofi ciales tienen que tener mucho tacto, cuidado y pru-dencia para manejar este aspecto. Pero recuerde, en lugar de elasticidad, la exigencia tiene que ser exagerada porque se trata de cambiar un estilo de vida. La primer semana es clave para formar la disciplina de fi la, debe hacerse con carácter, energía y sin ninguna vacilación.

Dice el dicho popular que “el entrenamiento militar debe ser tan fuerte, que la guerra sea un descanso”. Los Infantes de Marina que van para la guerra deben haber recibido la instrucción y el entrenamiento necesario, y esto es responsabilidad de su Comandante de Escuadra. Con este concep-to Señor Subofi cial: “Haga entonces lo que tiene que hacer”.

Eleve en lo más alto todos los días su espíritu, despierte diariamente su ánimo. Concienciar una y otra vez sobre la importancia de un entrena-miento fuerte.

Recálquele la importancia de la disciplina una y otra vez hasta la saciedad, diez veces al día, siete días a la semana, doce meses al año hasta que en-tiendan que la disciplina no solo es característica del Infante de Marina, sino un hábito que tienen que cultivar durante toda su vida.

Si usted como Comandante, tienen clara su responsabilidad e inmenso compromiso que tienen para con Colombia y con la institución, y la cumplen a cabalidad; se habrá dado un paso inmenso en el mejoramien-to de la Infantería de Marina. Ser honestos y responsables para consigo mismo, superiores y subalternos; no les nieguen la oportunidad a los subalternos de ser buenos Infantes de Marina. Busquen el mejoramiento


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permanente de la escuadra, pelotón, compañía, batallón y en general de toda la Unidad y de la Infantería de Marina. La imagen de los Infantes de Marina debe irradiar a todo el pueblo colombiano. Cultiven e incentiven al máximo los valores característicos del Infante de Marina: espíritu de cuerpo, entusiasmo, autoestima, actitud positiva, ejemplo, puntualidad, autoridad moral, cumplimiento de la palabra.

Es vital para la institución que todos sus hombres se sientan comprome-tidos en mostrar una buena imagen y de ello somos responsables todos, desde el recluta hasta el Comandante, porque juntos conformamos este equipo que se llama Infantería de Marina. Cuando los jefes entren por la norma y exijan que todo el mundo lo haga, el nivel de moralización institucional habrá subido hasta el ciento por ciento. Hay otro aspecto igualmente importante para el recluta fuera del entre-namiento y la formación en los valores; el manejo de la parte humana. Si todos los Ofi ciales y Subofi ciales saben que el cambio de vida en el recluta es traumático; entonces necesariamente esto tiene que ser compensado con un buen manejo de la parte humana. Muéstrele a sus hombres, que usted ante todo es humano, preocúpese por ellos en todo momento, si están enfermos llévelos usted mismo a donde el médico y haga que lo atiendan, si están tristes dales ánimo, haga que escriban a su casa. Man-tenga ocupados a sus hombres y esté con ellos todo el tiempo y no olvide que usted es el Padre espiritual de sus hombres, mírelos y siéntalos como a sus propios hijos. Para los reclutas cualquier problema por insignifi cante que parezca, es muy grande, pero para usted no. Cerciórese que sus nece-sidades básicas sean satisfechas. Establezca normas claras para que todos los cuadros se sientan comprometidos con una política de observancia y vigilancia del buen trato tanto de palabra como de obra.

La indisciplina es una causa derivada de la falta de campañas preventivas de todos los cuadros y compañeros de la unidad. Los hábitos se crean repi-tiendo una y otra vez incansablemente, lo que se debe y no se debe hacer. De esta campaña son responsables todos los cuadros de la unidad y tienen que hacer partícipes a todos los reclutas, porque ellos son la principal fuerza de disuasión de sus propios compañeros. El poder de combate de-pende en un veinte por ciento del entrenamiento táctico y un ochenta por ciento del entrenamiento psicológico y disciplina. Todas las instrucciones deben comenzar con cinco minutos de acción psicológico que incluye autoestima, entusiasmo, espíritu de cuerpo, actitud positiva, disciplina, puntualidad, ejemplo, autoridad moral, cumplimiento de la palabra es decir con los valores característicos del Infante de Marina.

Debe hacerse una concienciación permanente, para evitar que los Infan-tes de Marina cometan faltas: mal servicio de guardia, retardos a permisos,

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Valores y virtudes

insubordinación, porte indebido del uniforme etc. Es necesario también que la instrucción práctica sea variada, que la teoría se amenice con ejem-plos y explicaciones agradables. Concédaseles los pequeños favores que soliciten, manifi éstese por los enfermos un vivo interés, y por todos los medios hágales ver que no están abandonados a su suerte en su nueva vida que empiezan.

Manejo del Folio de VidaLos aspectos relacionados con el manejo del folio de vida, premios y san-ciones, permisos, relaciones por mal servicio, merecen un tratamiento es-pecial y ojalá se realizara dentro de un consenso.

Se parte del hecho que toda persona por muy indisciplinada que sean, siempre quiere tener una imagen positiva y es este, el aspecto que debe ser explotado al máximo. Hacer campañas preventivas, que eviten tener que hacer malas anotaciones en el folio de vida que opaquen la imagen positiva del Infante de Marina.

“Las personas inteligentes tienen un derecho sobre los ignorantes: el dere-cho a instruirlos”.


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DECÁLOGO DEL MAESTRO

Ama Si no puedes amar mucho, no enseñes a niños.

Simplifi ca Saber es simplifi car sin restar la esencia.

Insiste Repite, como la naturaleza re-pite las especies hasta alcanzar la perfección.

Enseña Con intención de hermosura, porque la hermosura es Ma-dre.

Maestro Sé fervoroso, para encender lámparas, has de llevar fuego en tu corazón.

Vivifi ca tu clase Cada lección ha de ser viva como un ser.

Cultívate Para dar, hay que tener mucho

Acuérdate De que tu ofi cio no es mer-cancía, sino que es un servicio divino.

Antes de dictar tu lección cotidiana, mira tu corazón y ve si está puro.

Piensa en que Dios te ha puesto a crear el mundo del mañana.

Fig. IX-1 Decálogo del Maestro

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Valores y virtudes

CAPÍTULO X

EDUCACIÓN DE LOS INFANTES DE MARINA

Sección A.

La Educación que Perdura en los Infantes de Marina

La educación que se necesita para transformar la Infantería de Marina, es en sentido general la de crear CONCIENCIA en todos los aspectos, inculcar la vivencia de valores y virtudes, autoestima y espíritu de cuer-po.

1. CONCIENCIA para saber qué Infantería de Marina necesita la Patria para su defensa y trabajar incansablemente en procura de este objetivo, Independiente de que otras instituciones lo hagan o no.

2. CONCIENCIA para saber cuál es el papel como Ofi cial, Subofi -cial e Infante de Marina.

3. CONCIENCIA para saber si los actos están de acuerdo con lo que se predica.

4. CONCIENCIA para saber si se está educando a los subalternos de acuerdo con las exigencias de un verdadero Infante de Mari-na.

5. CONCIENCIA para buscar el perfi l que debe tener un Infante de Marina acorde con los deberes y responsabilidades que exige la defensa de la Patria.

6. CONCIENCIA para saber que la única forma de enseñar en principios y valores es mediante el ejemplo.

7. CONCIENCIA para saber que el Infante de Marina, debe estar preparado para ir de primero a la guerra, ser el mejor combatien-te, el mejor soldado de Colombia y el más digno representante de la Paria.

8. CONCIENCIA para saber que como Ofi cial o Subofi cial de In-fantería de Marina, sus subalternos esperan que sea el mejor líder, el mejor Comandante, el mejor compañero, el mejor amigo; de-


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fraudarlos sería tanto como menoscabar el honor de la Infantería de Marina y de la Patria.

9. CONCIENCIA para saber que como Comandante, los Infantes de Marina irán hasta donde usted vaya, se comportarán en el com-bate tal como usted les haya enseñado y harán lo que usted quiera que hagan porque así los educó.

10. CONCIENCIA para saber que el trabajo es de equipo, porque la Patria así nos lo exige.

El día que usted como Ofi cial vea a los Subofi ciales como sus ase-sores, los sienta como sus mejores compañeros, como sus amigos y a los Infantes de Marina como a sus hijos; ese día podrá ir tran-quilo a la guerra.

El día que usted como Subofi cial sienta a los Ofi ciales como a sus mejores Comandantes, como a sus mejores amigos y a los Infantes de Marina como sus hijos; ese día podrá ir tranquilo a la defensa de mi Patria.

El día que usted como Infante de Marina sienta que su trabajo dentro de la patrulla es muy importante para cumplir la misión, que no puede abandonar a sus Comandantes ahora que más lo necesitan, ese día ganaremos la batalla.

11. CONCIENCIA y responsabilidad para saber que sus hombres es-tán preparados para la guerra, que usted sabe dirigirlos muy bien en el combate, que no puede cometer errores y que tiene que aprender de experiencias vividas por la institución anteriormente.

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Valores y virtudes

Sección B.

Normas Militares de Conducta

La profesión de las armas tiene origen en la necesidad de que la Nación y sus instituciones legítimas estén libres de toda amenaza interior y exterior. Se fundamenta esencialmente en los sentimientos del honor y del deber.

La carrera militar exige depurado patriotismo. La devoción por la Patria deberá superar cualquier interés personal y familiar. Demanda clara con-cepción del cumplimiento del deber, acendrado espíritu militar, fi rmeza de carácter, sentido de la responsabilidad, veracidad, valor, obediencia, subordinación y compañerismo.

Permanente preocupación del personal de cuadros de Infantería de Ma-rina, será la de cultivar y desarrollar, en el más alto grado, las virtudes y deberes en los subalternos.

La fi delidad a la Patria, a la constitución y leyes y al gobierno legítimo es el primero de los deberes militares.

El honor propio y el de la institución militar deben ser considerados como un bien supremo. Por lo tanto será necesario respetar uno y otro.

La obediencia de superiores y el respeto mutuo entre éstos y subalternos son obligaciones para todo el personal de la Infantería de Marina cual-quiera que sea la repartición a la cual pertenezca, el sitio donde se encuen-tren y el vestido que porten.

El valor debe ser virtud sobresaliente en el militar; pero no debe llevar a inadecuadas demostraciones de arrogancia personal, sino a poner en re-lieve la propia personalidad cuando se haga necesario, y a reconocer con entereza de carácter los errores y faltas cometidas.

El temor al peligro no será motivo para faltar al cumplimiento de los pro-pios deberes. La misión asignada se cumplirá a toda costa. La verdad debe ser regla inviolable en el militar y será practicada en todos sus actos. La franqueza respetuosa será la norma del lenguaje hablado o escrito. La gra-vedad de las faltas contra la verdad aumenta en relación con el perjuicio que se cause al servicio y con el grado y cargo de quien las comete.

La palabra del militar será siempre la expresión auténtica de la verdad.

La política partidaria no debe mezclarse en los asuntos militares y las dis-cusiones de tal carácter, así como las de índoles religiosas no son permitidas


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en la Infantería de Marina. A sus integrantes les es prohibido pertenecer a organizaciones políticas, concurrir a acto de tal naturaleza, o contribuir a la propaganda que de ellos se haga

El ejercicio del mando debe estar basado en el cumplimiento de la misión recibida, sin tratar de eludir la responsabilidad transfi riéndola a los sub-alternos.

Todo superior tiene la obligación de conocer y estimular los esfuerzos de sus subalternos para mantener el espíritu de trabajo y deseo de supera-ción.

El superior que no procura observar y conocer a sus subalternos comete frecuentes y graves injusticias.

Es inaceptable en el superior disculparse con las omisiones, descuidos o excesos de los subalternos, o con la escasez de recursos para el cumpli-miento de los deberes cuando la obtención de lo mismos se encuentre a su alcance.

Los superiores tienen la obligación de servir de ejemplo y de guía a sus subalternos, estimular sus sentimientos de honor, dignidad, lealtad y ab-negación; fomentar su iniciativa, responsabilidad y mantenerse perma-nentemente preocupados por su bienestar. Deben además, inspirar en el personal, confi anza y respeto y guardarles las deferencias que se deben a personas con las cuales se comparten las responsabilidades inherentes a la profesión militar.

Es deber del personal al servicio de la Infantería de Marina cualquiera que sea su jerarquía, asumir las responsabilidades del cargo que desempeña y, en situaciones imprevistas, tomar las acciones que correspondan a cada caso y siempre según las normas de la dignidad y el honor.

La negligencia y el desinterés en el cumplimiento de las obligaciones, in-dican poco valor militar. Subestimar la profesión, demostrar despreocu-pación por la propia preparación, reducir la actividad del servicio a lo estrictamente necesario, llegar tarde a los actos del servicio, dar excusas infundadas, denotan carencia de espíritu militar y de personalidad.

El personal no debe perder de vista que el único medio de hacerse al pres-tigio y a la estimación de superiores y subalternos, es cumpliendo exac-tamente sus deberes, acreditando su interés por el servicio, teniendo honrada ambición, mostrando deseos de ser empleado en las situaciones de mayor responsabilidad y peligro, dando a conocer sus condiciones de lealtad, valor y preparación constante.

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Valores y virtudes

Sección C.

Código de Ética del Infante de Marina

Es una realidad que “la crisis de valores morales y la falta de principios éticos” son la principal fuente generadora de los problemas sociales, que crea a una sociedad permisiva, conformista y facilista.

Los antivalores son aceptados fácilmente con el rótulo de “Normalidad” convirtiéndose en valores que guían la conducta de las personas. El códi-go ético individual rescata, consolida y fortalece los valores morales y los principios éticos en todos los niveles de la sociedad.

No a todos les es dado el privilegio de mandar y ejercer la autoridad sobre los demás. La ley del hombre establece y permite la autoridad a quién corresponde, pero si se entiende que la autoridad proviene de Dios, El es quién la permite, entonces, debe ser ejercida con justicia Divina y no por intereses personales.

“Guiaré mi comportamiento por la justicia de Dios res-petando la dignidad humana y la propiedad privada”.

Los que ejercen la autoridad deben refl exionar si sus órdenes son justifi ca-bles y si moralmente puede realizarse, partiendo del hecho que cada per-sona es un ser humano y como tal tiene principios y valores morales. En el caso del Infante de Marina, este aspecto está altamente relacionado con la obediencia, virtud compleja, puesto que todo militar obedece y manda.

Obedecer es hacer Io que ordenan, es una obligación moral, pero si nos ordenan hacer algo inmoral no es posible tener la obligación de obedecer esa orden, porque moralmente no se nos permite hacer algo inmoral; así, otro artículo debería ser:

“Mis subordinados son seres éticos y morales dignos de respeto, por Io tanto nunca les ordenaré algo inmoral”.

Más aún, la ética y la moral nos exige ser honestos consigo mismo y con la Institución, pero al contrario nos damos cuenta que la corrupción au-menta con el grado de inefi ciencia en el que desarrollamos las activida-des cotidianas, con la discrecionalidad de quienes la conformamos, con el grado de amiguísimo con que se consiguen favores que deberían ser obli-gaciones, con los ingresos que pueden obtenerse en las actividades corrup-


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tas, con la poca sanción social sobre las personas corruptas, con los bajos castigos para éstas y la baja probabilidad de ser descubierto. Con todo lo anterior y mucho más, hemos Ilegado al colmo de valorar a la persona por Io que tiene, es decir, prima el valor material sobre el espiritual; por lo tanto, otro artículo al formular el código ético puede ser:

“La lealtad, la transparencia y la honestidad son nuestro mayor tesoro y legado; no permitiré que estos sean mancillados por ninguno de los integrantes de nuestra Gloriosa Infantería de Marina”. (carta N. 164665/CEDE5-J1-511)

Gran parte de la crisis que se vive en todos los niveles es la falta de ido-neidad con que se realiza el trabajo y si se llama la atención por esta falta de idoneidad, le echamos la culpa a las circunstancias, pero no vamos en busca de ellas. Siempre se oyen respuestas tales como: No he tenido la oportunidad para estudiar, para capacitarme, para prepararme, poca o ninguna oportunidad para obtener experiencia, pocas herramientas de trabajo..... Frente a este problema plantearemos otro artículo:

“Siempre verifi caré la idoneidad de mis subalternos y daré las facilidades para que sean idóneos”.

La ética fi ja el contexto moral para el personal de la Fuerza, observando valores que rigen la forma de impartir la dirección con lealtad a la Infante-ría de Marina y a la Nación. El jefe militar que valora fundamentalmente la virtud de la lealtad hacia la Nación se considera una persona que siem-pre hará Io mejor para defender los ideales de la misma y por Io tanto, co-loca las necesidades y metas institucionales por encima de las personales, ofreciendo en oportunidades hasta la vida propia. Es obligación legal y deber moral de los Infantes de Marina prestar un servicio desinteresado, cumpliendo todas las tareas asignadas de la mejor forma posible. Esto sugiere otro artículo del actual código:

“Trabajaré por intereses institucionales, sobreponiéndolos a los persona-les”.

El líder militar no es el que ordena solamente, es el que genera pro-pósitos, da dirección, motiva, da ejemplo, educa e integra, para lo cual debe contar con un equipo de trabajo, integrado por personas efectivas, competentes y con una alta estabilidad emocional. Por esto, es necesario escuchar, saber Io que piensan Io que dicen, Io que hacen sus subalternos. Esta dirección les ayudará a confi ar en sí mismos, sí como en su jefe y en

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Valores y virtudes

su equipo, para lograr la implementación ética de todas sus capacidades a fi n de cumplir la misión, desarrollando la iniciativa necesaria, mediante el estímulo y preocupación demostrada por sus superiores de manera que fomente un equipo cohesivo. Otro artículo de este código es:

“Me comprometo a garantizar la solución de los problemas que mis sub-alternos me planteen y a ser modelo para ellos”.

Una de las características de un equipo de trabajo es que cada uno de sus miembros tenga la libertad de opinar y dar ideas que benefi cien a los demás. Esto implica tener la capacidad de realizar y recibir criticas cons-tructivas, debido a que es el medio más efectivo para corregir errores, para lograr un mejoramiento y una optimización del potencial humano y de los recursos disponibles. Como Comandantes podemos comprometernos a:

“Promover la crítica constructiva como medio para obtener un mejoramiento continuo”.

Son las personas las que le dan existencia a la Infantería de Marina; es por esto, que el comportamiento de todos y cada uno puede afectar la imagen de la Institución. Cuando uno de ellos manifi esta una conducta sobresa-liente o exitosa, por Io general, el nombre de la institución queda en alto y de igual forma, si la conducta manifi esta es negativa, automáticamente no solo él queda mal, la responsabilidad recae también como institución. Un componente de gran importancia en este código de ética es:

“Me sentiré orgulloso de mí mismo y de mi Infantería de Marina y nunca me quejaré ni disociaré de ella ante mis compañeros y menos ante mis subalternos”.


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CÓDIGO DE ÉTICA DEL INFANTE DE MARINA

Guiaré mi comportamiento por la justicia de Dios,

respetando la dignidad humana y la propiedad privada.

Mis subordinados son seres éticos y morales, dignos de

respeto; por lo tanto, nunca les ordenaré algo inmoral.

La lealtad, la transparencia y la honestidad son nuestro

mayor tesoro y legado; no permitiré que estos sean

mancillados por ninguno de los integrantes de nuestra

gloriosa Infanteria de Marina

Siempre verifi caré la idoneidad de mis subalternos y si no

daré las facilidades para que se preparen”.

Trabajaré por intereses institucionales, sobreponiéndolos a

los personales.

Garantizaré la solución de los problemas que mis

subalternos me planteen y seré modelo para ellos”.

Promoveré la crítica constructiva como medio para obtener

un mejoramiento continuo”.

Me sentiré orgulloso de mí mismo y de mi institución,

y nunca me quejaré, ni disociaré de ella ante mis

compañeros y menos ante mis subalternos.

FUENTE: Harvard Business Review, LIDERAZGO.

Ediciones Deusto S.A, 1999

Fig. X-2 Resumen Código de Ética del Infante de Marina

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Valores y virtudes

Sección D.

Código de Honor del Infante de Marina

CÓDIGO DE HONOR DEL INFANTE DE MARINA

Seré pulcro en las conductas y procedimientos.

No abusaré de los bienes y recursos puestos bajo mi responsabilidad.

No aceptaré dádivas y prevendas para favorecer a terceros o en benefi cio propio.

Seré imparcial en las decisiones.

No tomaré actitudes perseguidoras contra subalternos.

No seré tolerante en la aplicación de sanciones y medidas correctivas, pero recordaré que mi función principal es prevenir.

Reconoceré los trabajos o esfuerzos de los subalternos.

Tendré consideración y respeto por la dignidad humana de los subalternos.

No aparentaré ante los superiores ser lo que no soy.

No emplearé la intriga para conseguir cargos, traslados, comisiones etc., Sin reunir los requisitos profesionales.

No evadiré responsabilidades o cargos que exigen algún sacrifi cio.

No descuidaré la preparación y la superación profesional

No aprovecharé los cargos para enriquecimiento ilícito.

No antepondré actividades diferentes, a las del cumplimiento del deber.

Educaré a mis subalternos, pero estaré vigilante en sus acciones.

Conoceré y cumpliré las obligaciones que demanda mi cargo.

Predicaré con un buen ejemplo a mis subalternos.

Viviré los valores y virtudes y se los inculcaré a mis subalternos. El espíritu de cuerpo, el entusiasmo, la autoestima, la disciplina, el ejemplo y la correcta actitud correspondiente en todos los actos, serán los valores que me caracterizarán como Infante de Marina.

Fig. X-3 Código de Honor del Infante de Marina


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TEMAS DE REFLEXION

Lo anterior nos debe llevar a algunos temas de re-fl exión para tenerlos presentes así:

Sea honorable para que sus hijos vivan orgullosos de usted, sus superiores lo aprecien, sus subalternos lo apoyen, sus amigos lo rodeen y usted no tenga nunca nada que esconder ni de que avergonzarse.

Sea justo, humilde y acertado en el mando y su ima-gen se disparará positivamente.

Deje que dios y su conciencia guíen su camino, se-guramente le señalaran una senda que no tiene ri-quezas súbitas, ni vanidades, pero será tranquila y digna.

Sea el primero en reconocer los errores y no los des-cargue en sus subalternos.

Que su imagen sea siempre conocida por sus cuali-dades en el cumplimiento del código del honor y no por las injusticias y abusos en el ejercicio del cargo que desempeñe.

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Valores y virtudes

Sección E.

Código de Convivencia Institucional

CÓDIGO DE CONVIVENCIA INSTITUCIONAL

“Haré que en mi unidad siempre haya un ambiente agradable de trabajo. Mis subalternos merecen vivir en armonía”.

“Fomentaré los valores de entusiasmo, espíritu de cuerpo, actitud positiva y autoestima en mis hombres, para un mejor trabajo de equipo. La Patria y la Infantería de Marina necesitan de mi equipo completo.

“Estaré vigilante conmigo mismo para no caer en la costumbre de indisponer a mis superiores, compañeros y subalternos”.

“Mis subalternos esperan un buen ejemplo de mi, porque la ley entra por casa. Los valores que enseño a mis subalternos deben estar respaldados por mis actos: el porte militar, la energía, el respeto y el entusiasmo…

“Vigilaré mi conducta y la de mis subalternos: no toleraré el chisme, la murmuración, la pereza, la pasividad y la indisposición a los demás”.

“Fomentaré las buenas costumbres: el saludo, la buena disposición y la alegría. Escuchare a mis subalternos, “una voz de aliento en el momento preciso puede cambiar la vida de una persona”.

“Para mis superiores y subalternos siempre seré un apoyo moral y espiritual, alguien en quien puedan confi ar cualquier problema.

Deseo y espero tener un equipo trabajando a conciencia, deseoso de cumplir con sus funciones, buscando continuamente el mejoramiento de su trabajo y dispuesto al cambio”

Con mis superiores y subalternos estaré dispuesto a cambiar para bien y orgullo de Patria y de la Infantería de Mariana. Pocos, buenos y orgullosos, somos Infantes de Marina.


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Sección F.

El Poder Moral

Una gran verdad vigente hoy y también mañana, es expresada por el esta-dista francés André Tardieu cuando dice:

“Os ocupáis en engordar cerdos y cosechar trigo. Mientras creáis que la vida se reduce a eso solamente, y no penséis en asegurar la unidad espiritual y moral de la nación, perderéis vuestro dinero y lo tendréis merecido”.

Es ampliamente conocido que las Fuerzas de la Guerra a través de la histo-ria y desde los más lejanos tiempos son dos: una de orden material y otra de orden moral. Que los poderes y potenciales que estadistas y estrategas analizan y pesan para conformar los planes de guerra son: el político, el económico y el militar. Pero hay uno que, solo lo apuntan los más conno-tados tratadistas y los más egregios conductores: El Poder Moral.

La historia ha abundado en ejemplos que prueban, cómo cuando los pue-blos han aquilatado sus fuerzas morales han sido grandes y los riesgos de la guerra han podido sortearlos con la victoria. El estoicismo de los griegos llevo a su nación a las cumbres de la gloria. La tenacidad de los romanos hizo del Imperio, no solo dueño del mundo sino cuna de las más be-llas conquistas del espíritu. En la época moderna la historia creciente trae ejemplos tan convincentes del valor del poder moral, como el de la Fran-cia destruida y pisoteada por su descomposición social, y aquel otro de la Gran Bretaña que a base de un gigantesco esfuerzo de poder espiritual de derrota en derrota llegó a la victoria.

Nuestras Fuerzas Armadas son fuerzas nacionales; no destinadas a servir a una persona, ni a un partido, ni a una fracción. Porque nuestra nación es una democracia, nuestra soberana es la nación Colombiana y las Fuerzas Armadas son de ella y para ella. Por lo anterior y con el más alto orgu-llo, los militares podemos afi rmar que nuestro organismo militar tiene el privilegio de ser la más auténtica, la más fi el expresión y la más tangible manifestación de la nación en su concepto integral.

Las Fuerzas Armadas como organismo vivo y vigilante de la propia nacio-nalidad no sólo puede “colaborar, como lo ha hecho con entrega sincera, a costa de muchos sacrifi cios en defensa de los ciudadanos de bien; sino que debe contribuir también a sanar la herida profunda que la violencia ha abierto en nuestro pueblo”. Esta gran institución también es consciente de que ese compromiso obligatorio, tiene que orientarse hacia una mejor forma de usar el hombre colombiano que llega al servicio militar, para devolverlo a la sociedad purifi cado en su aspecto moral.

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Valores y virtudes

Nuestros profesionales militares Ofi ciales y Subofi ciales, son los que reali-zarán esta labor, armados de un poder moral tal, que con el solo ejemplo puedan lograr que los Infantes de Marina, los Marinos, Soldados y Poli-cías que egresen de los cuarteles o buques puedan decir como KIPLING:

“Entregué todo mi cuerpo y espíritu a instructores militares estrictos y en cambio recibí un alma”.

Los Ofi ciales y Subofi ciales de Infantería de Marina están obligados a pre-parar moralmente a nuestro pueblo para resistir cualquier tipo de lucha, en donde con toda seguridad, continuará jugando el papel principal el hombre cuyo desempeño dependerá de sus fuerzas morales: su voluntad, espíritu de cuerpo, valor, amor a la Patria, disciplina, autoestima, sentido del cumplimiento del deber y el honor.

El joven colombiano no debe ir al cuartel solamente para prestar un servi-cio; debe salir renovado moral y espiritualmente para ser un mejor ciuda-dano; dejando las viejas costumbres, abandonando sus vicios, aprendiendo a distinguir lo bueno de lo malo, templando su carácter para reintegrarse a la sociedad como célula positiva; en una palabra, salir a las reservas de las Fuerzas Armadas que no deben ser otra cosa que las reservas morales de la Patria.

Mas no es sufi ciente que en los cuarteles los Ofi ciales y Subofi ciales dicten algunas clases sin contenido sobre valores, sin el respaldo moral. Lo más importante es predicar con el ejemplo para poder crear el hábito y las buenas costumbres en el subalterno, aprovechando al máximo cualquier momento disponible para educar moral y espiritualmente. No hay un solo instante de la vida castrense, ni en la más rígida de las instrucciones mili-tares en donde el Ofi cial o Subofi cial no pueda sacar partido para educar moralmente: animándolos a ser buenos Infantes de Marina, haciéndolos sentir personas importantes, cultivando el amor y la obligación para con la Patria, el respeto y la obligación con los conciudadanos.

El esfuerzo, la voluntad, la energía, el arrojo y todas las características de los ejercicios militares, son fuentes inagotables para que los instructores desemboquen en forma ordenada y lógica a la enseñanza real de las fuerzas morales. La educación moral no se inculca con una cuantas horas dentro del programa del recluta. La educación moral debe tener espacio las vein-ticuatro horas del día, los treinta días del mes y los veinticuatro meses que dura el servicio militar, acompañado con un ejemplo de vida de todos los instructores.


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La formación del carácter debe ser la meta de la educación moral. Es una tarea difícil por el problema social que se está afrontando; sin embargo, bastaría para inclinar a nuestro favor la balanza, llevar a nuestro convenci-miento la creencia de que antes que formar atletas y hábiles combatientes, es primordial educar voluntades, formar carácteres y armar ampliamente los espíritus de nuestros posibles combatientes y de nuestros seguros ciu-dadanos para que en la lucha de la guerra o en la lucha por la vida salgan avantes. La formación del carácter es el oriente de la educación moral y requiere de los profesionales militares no un deseo ni vastos conocimien-tos, sino una entrega total y una verdadera mística. Debe abarcar todo el tiempo y todas las actividades, debe constituirse en propia naturaleza y ser consigna de todos los superiores en los diferentes escalones del mando.

Algunos de los jóvenes egresados del cuartel toman malos caminos, por-que las fuerzas morales que se les infundió no echaron raíces en sus espíri-tus y no fueron sufi cientes para vitalizar sus voluntades.

Parte importante en la educación moral lo constituye la enseñanza práctica de las buenas costumbres, la urbanidad o buena educación; todos, hemos palpado el relajamiento en estos aspectos que son tan importantes para la convivencia ciudadana. Se instruye en estos aspectos, pero es imperativo intensifi car y darle la preponderancia que se merece la práctica constante de las buenas costumbres, a fi n de coadyuvar con los educadores civiles a educar al pueblo, para que desaparezcan del ambiente nacional el tipo dictador de barrio que irrespeta y desobedece a las autoridades, desconoce las leyes, ostenta una estúpida incredulidad religiosa, pisotea el honor de la familia, siembra odio entre conciudadanos y rompe cobardemente todas las normas de tranquilidad y honrado vivir.

En la Infantería de Marina la instrucción sobre virtudes y deberes milita-res requiere ser tonifi cada, mediante la vivencia, la enseñanza y el ejemplo, para que obre como remedio único a los males del presente. Paralela a la enseñanza de las virtudes típicamente militares, se debe enseñar virtudes y costumbres morales que el reservista pueda esgrimir, como armas podero-sas para la defensa de la familia, de las instituciones democráticas y de la supervivencia de la Patria.

La enseñanza de los valores característicos del Infante de Marina: entusias-mo, espíritu de cuerpo, actitud positiva, autoestima, disciplina ayudan y preparan al reservista para trabajar con la comunidad.

Los grandes pueblos han llegado al pináculo de su gloria y las civilizaciones se han asentado en aquellos pueblos que, en grado excelso, desarrollaron el patriotismo y la abnegación. Estas dos virtudes, siempre han sido creadas y mantenidas como un credo religioso, por el amor a la familia, al prójimo

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Valores y virtudes

y a la patria misma. La religión, freno moral de fuerza inconmensurable, es el ariete que derribara el bastión del materialismo cuando ésta, como la religión, basa su credo y sus mandatos en los más puros conceptos del espíritu. La religión ha dado a la humanidad todo lo que en su historia es grande y magnífi co: la vida de los mártires, los héroes y los santos. Cono-cedora la humanidad del estruendoso fracaso del libre examen y alertada de que el hombre necesita de una fuerza poderosa, que le hable más alto que el instinto de la conservación, y lo empuje a los linderos de la virtud y del heroísmo, es necesario, si en verdad amamos a nuestra patria, velar por que el fuego religioso se acreciente y colaborar con el clero castrense para que su labor sea efectiva y dé sus frutos.

La guerra la hacen los hombres y las cualidades morales de éstos. Su inte-ligencia, su valor, su entusiasmo, el prestigio de los caudillos, la fé en un ideal levantado, serán siempre los grandes factores que determinarán el resultado de la guerra.

Diccionario de Ciencias Militares - Rubio y Beilve 61

(61) Artículo tomado de la Revista de las Fuerzas Armadas. Pág. 473 Coronel JORGE QUINERO Y QUINTERO

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Valores y virtudes

CAPÍTULO XI

EL PERFIL DE LOS INFANTES DE MARINA

Sección A.

Lo que es un Infante de Marina

Un Infante de Marina es ante todo un colombiano orgulloso de su Patria, orgulloso de la Infantería de Marina. Un soldado normal que hace un juramente ante Dios, ante la Patria, ante su familia y principalmente ante si mismo de servir a la Patria. No es Infante de Marina solo quien porta un fusil o un uniforme de Infantería de Marina. Las características que hacen al Infante de Marina van mucho más allá, porque son cualidades del alma; por eso el Infante de Marina no lo hace ni el armamento ni el uniforme. Al contrario, quien dice llamarse Infante de Marina y no vive los valores que lo caracterizan, le esta haciendo más daño a la Institución que cualquier delincuente o terrorista.

El Infante de Marina es un ser transparente, que busca la grandeza de su Patria y su institución. El Infante de Marina, es una persona de principios: obra más por la razón y sus sentimientos que por los intereses personales. Es humilde, respetuoso, caballero.

Los Infantes de Marina no necesitan de la aprobación de los demás para poderse sentir bien, de hecho saben que están avanzando hacia un mejora-miento continuo y que su visión y misión institucional son muy grandes. No se arrodillan ante los fracasos sino que aprenden de estos, son creativos e innovadores, les gusta desarrollar proyectos y perseveran en sus metas.

Ellos creen fi rmemente en sus valores y principios, están dispuestos a de-fenderlos por encima de cualquier cosa, pero con un criterio sufi ciente-mente maduro para modifi carlos si nuevas experiencias indican que están equivocados. Los Infantes de Marina tienen confi anza de su capacidad para resolver los propios problemas sin dejarse acobardar por los fracasos y difi cultades que experimentan.

Los Infantes de Marina no se dejan manipular por oscuros intereses aje-nos a la institución, los combaten hasta el fi n ya que por encima está el bien de la Patria, el honor de la institución y de la familia. Son sensibles a las necesidades de su pueblo y para ello trabajan incansablemente, no pueden ser indiferentes mientras haya un compatriota que requiera de sus servicios.


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Los Infantes de Marina respetan las normas de convivencia ciudadana establecidas en el país y hacen que los demás las respeten. Reverencian los Símbolos Patrios, porque por ellos han ofrendado su vida muchos Infan-tes de Marina, Soldados y Policías de la Patria.

Confían ciegamente en sus Comandantes y compañeros, saben que con-forman el mejor equipo. Saben que sus Jefes son los más responsables, nadie más podrá dirigirlos tan bien, como ellos, en la guerra.De sus com-pañeros saben que así quede solo uno, él estará a su lado para apoyarlo hasta el fi n. Ellos no esperan morir por la Patria, sino vivir para defen-derla; pero si hay que hacerlo, el enemigo tendrá que pagar el más alto precio, porque los Infantes de Marina no se rinden sino que mueren como héroes.

Los Infantes de Marina están preparados para combatir en cualquier lugar y circunstancia, no los humilla ni el frió ni el calor, ni la selva ni el desier-to porque para eso fueron preparados. La idea de Patria traspasa cualquier obstáculo. Tienen muy claro que podrán perder una batalla, pero no la guerra; podrá el enemigo debilitarlos físicamente pero no moral ni espi-ritualmente; podrán ser muchos, pero un solo Infante de Marina podrá darles la guerra. “Buenos, Orgullosos, Somos Infantes de Marina”.

Los Infantes de Marina conocen, respetan y hacen respetar muy bien sus fronteras personales e institucionales. Saben que todas las personas e instituciones tienen un mundo interior que debe ser respetado y no puede traspasarse.

Los Infantes de Mariana trabajan en equipo, el espíritu de cuerpo, el entu-siasmo la autoestima, la actitud positiva y la disciplina es su característica; el éxito de un miembro será el éxito de todos y de la Infantería de Marina. Gozan haciendo su trabajo, porque eso es lo que saben y les gusta hacer. No puede haber un completo bienestar, mientras haya un Infante de Ma-rina con problemas.

Los Infantes de Marina cuidan del buen nombre, de la reputación y del honor de la institución; pero no se martirizan por las críticas infundadas, conocen y saben que pertenecen a la mejor institución.

Los Infantes de Marina son humildes, pueden subir o bajar su estatus cuando las circunstancias lo ameriten. Conocen y se adaptan a los extre-mos. Pueden hablar tan seguros con el presidente como con su hermano campesino.

Los Infantes de Marina aprecian a sus superiores y a sus compañeros. Si tienen que hablar de ellos, lo harán para elogiarlo o mejor no lo hacen porque esto va contra el espíritu de cuerpo y de la institución.

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Los Infantes de Marina predican con ejemplo, saben que todo aquello que los perfecciona como seres humanos, tarde o temprano se pondrá al servicio de los demás; porque una vez que hayan recorrido el camino, será más sencillo conducir a otros hacia el éxito propio y de la Infantería de Marina.


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Sección B.

El Infante de Marina y la Institución

Son los Infantes de Marina los llamados a transformar su institución, na-die lo va a hacer por ellos. Es una realidad y un gran reto que todos los hombres y mujeres de la Infantería de Marina tienen que aceptar. La Pa-tria va a pedir cuenta de ello, y sus hijos los juzgarán por lo que hagan o dejen de hacer.

Pecan por acción u omisión los que conociendo la misión, no tienen el valor y coraje para hacerlo. La grandeza de la Infantería de Marina está en la mente de cada miembro, es decir: si se piensa que la Infantería de Marina solo sirve para seguridad de Bases, para eso solo servirá y esa será la misión; pero si sus Comandantes piensan que la Infantería de Marina es la Fuerza Estratégica y Expedicionaria de la Nación y sus hombres los mejores combatientes. Son los Infantes de Marina los llamados a transfor-mar su institución: cambiando la actitud, adoptando hábitos, evaluando resultados, cambiando conceptos, porque nadie lo va a hacer por ellos.

Si los Ofi ciales y Subofi ciales no están convencidos de la grandeza de su Infantería de Marina y de lo ésta representa para Colombia, no se puede esperar que los subalternos si lo sean. Son los educadores permanentes de los Infantes de Marina y ellos no serán más, que el ejemplo que se les haya dado.

Los grandes personajes de la historia han tenido que ganar primero la pe-lea contra sus propias limitaciones, y sus instintos para poder ser modelos dignos de imitar.

El día que todos los Infantes de Marina comprendan que su misión es única e irremplazable dentro del contexto de las Fuerzas Militares y que dentro de la especialidad solo ellos saben hacer lo que les corresponde, ese día la Infantería de Marina continuará por la senda del éxito.

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Sección C.

Los Infantes de Marina que Colombia Necesita

Un Comandante honorable del que sus hijos se sientes orgullosos, sus superiores lo aprecian, sus subalternos lo secundan, sus amigos lo rodean y no tiene nunca nada que esconder ni de que avergonzarse.

- Un Comandante que tiene a Dios y a su conciencia como guía para dirigir y hacer la vida agradable a sus subalternos.

- Un Comandante justo, humilde y acertado en el mando cuya imagen es digna de imitar.

- Un Comandante cuyos actos están de acuerdo con las normas de la doctrina del combatiente, de sus palabras y su conciencia; para que la institución, el pueblo y la Patria se lo agradezcan.

- Un Comandante enamorado de su Infantería de Marina y que enseña a sus subalternos a honrarla en todos los actos.

- Un Comandante al cual los ciudadanos, puedan confi ar sus hijos sin ningún temor, con la certeza que los sabrá dirigir para que presten el mejor servicio a la Patria y en su retorno a la vida civil sean los mejores ciudadanos.

- El Infante de Marina que necesita Colombia tiene que tener una conducta intachable que no riña con su misión, su vocación debe afi anzarse en valores, responsable en su actuar, de tal manera que se constituya en un líder al servicio de la gente de bien y de la Patria.

- Un militar donde su principal campo de acción es la defensa, pre-servación y profundo respeto por los Derechos Humanos.

- Un militar capaz de integrarse positiva y dinámicamente con la sociedad, resolviendo con sabiduría e inteligencia cualquier situa-ción que se presente; preparado para la paz y también para la gue-rra cuando no hay otra alternativa.

- Un militar seguro de sus convicciones, de sus valores y sobre todo de un gran espíritu de servicio a la Patria; comprometido con el desarrollo de su Infantería de Marina y su comunidad.

- Un Infante de Marina ejemplar que vive y siente las necesidades de su gente y se integra a los planes de la comunidad, comprome-tido con los destinos de la nación.

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Valores y virtudes

CAPÍTULO XII

CUALIDADES DE UN INFANTE DE MARINA

La Infantería de Marina además de ser la Fuerza de Proyección de la Ar-mada Nacional por el rol que desempeña, es también la Fuerza Estratégica de la Nación; razón por la cual sus hombres tienen que ser los mejores combatientes porque son los primeros que deben ir a la guerra. La Patria espera que los Infantes de Marina combatan con más fortaleza y puedan llegar más lejos; por eso, es necesario cultivar al máximo aquellos valores que estimulan el trabajo de equipo:

ACTITUD POSITIVA

AUTOESTIMA

AUTORIDAD MORAL

DISCIPLINA

EJEMPLO

ENTUSIASMO

ESPÍRITU DE CUERPO

PUNTUALIDAD

ACTITUD POSITIVA

“Mientras más vivo, más me doy cuenta del impacto de la Actitud en la vida. La Actitud, para mí es más importante que los hechos. Más impor-tante que el pasado, que la educación, que el dinero, que las circunstan-cias, que los fracasos, que los éxitos, que lo que otra gente piense o haga… Estoy convencido que la vida es un diez por ciento, lo que me sucede y noventa por ciento, como reacciono a ello. Y para fortuna, podemos ma-nejar nuestras actitudes”

Charles Swindoll

Conjunto de rasgos habituales que se repiten a lo largo de diferentes acon-tecimientos y circunstancias y que determinan la vida anímica de cada


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persona. Las actitudes se hacen patentes a través de las reacciones repetidas de un individuo. El término tiene especial aplicación para designar una inclinación innata o adquirida, relativamente estable, a sentir y actuar de una forma determinada.

No existe ninguna actividad en la cual el Infante de Marina no tenga que asumir una actitud responsable frente a si mismo, frente a Dios, a su fami-lia, la Patria y la sociedad.

Existe una gran responsabilidad de todos los hombres que conforman la institución, por mostrar ante la sociedad una imagen acorde con la gran-deza de la Infantería de Marina. La imagen tiene que ser positiva, en todos los aspectos porque es necesario ser leales a la mejor institución militar. Todos los Infantes de Marina en cualquier circunstancia tienen que estar vigilantes y atentos para no dar una mala imagen. Tienen que ser ejemplo de espíritu de cuerpo, entusiasmo, disciplina, honradez, prudencia, hu-mildad, respeto, caballerosidad y porte militar.

Los valores se manifi estan en las actitudes. Todas las personas normales nacen con las mismas actitudes básicas, pero algunas las desarrollan más rápidamente dependiendo de la autoestima, el entusiasmo, espíritu de cuerpo, disciplina, el trabajo en equipo, la vigilancia que se ejerce sobre nuestro comportamiento en todo momento y lugar así como con el en-trenamiento.

Actitudes más comunes de los Infantes de Marina

Cualquiera que sea el credo o culto profesado, la actitud del Infante de Marina en actos religiosos será de profundo respeto y recogimiento. En la asistencia a funerales se tendrá la misma actitud que con la asistencia a cultos, profundo respeto y recogimiento.

La imagen del Infante de Marina en cualquier circunstancia debe denotar fortaleza, seguridad, respeto, decisión, vida; de ahí la importancia de la disciplina, el entusiasmo, espíritu de cuerpo, energía.

Cuando un Infante de Marina porta uniforme, lo hace con elegancia, cuerpo recto, paso fi rme y calculado, ojo bien abierto y mirada decisiva. No todas las personas tienen la oportunidad de portar un uniforme de Infante de Marina, por eso el que tiene esa oportunidad debe hacerlo con altura: un uniforme limpio, bien planchado, botas lustradas y con todas las prendas reglamentarias.

Cuando un Infante de Marina se dirige a una persona cualquiera, lo hace con un tono de voz ni muy alto que de la apariencia de estar gritando, de

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Valores y virtudes

una persona brusca, ruda o grosera; ni tan bajo que denote indecisión o debilidad.

La carta de presentación de la Infantería de Marina radica en unos hom-bres disciplinados, respetuosos de sus Comandantes, de las personas, de las normas y con una actitud de servicio en todo momento. La buena edu-cación y cultura se debe demostrar individual o colectivamente. Quien se camufl a dentro de un grupo para hacer desorden, denota inmadurez, irresponsabilidad falta de personalidad y de carácter.

AUTOESTIMA

“Nuestro rendimiento nunca será mayor que la imagen que tenemos de nosotros mismos”. Dr. Lair Ribeiro.

Autoestima es el valor que nos damos a nosotros mismos. Es el auto valor que nos damos como personas, sin depender del aspecto externo que se tenga. La manera en que nos tratan los demás es un refl ejo de cómo nos vemos y nos tratamos a nosotros mismos.

La autoestima es el sentimiento valorativo de nuestro ser, de nuestra ma-nera de ser, de quienes somos nosotros, del conjunto de rasgos corpora-les, mentales y espirituales que confi guran nuestra personalidad. Esta se aprende, cambia y la podemos mejorar.

Cada Infante de Marina tiene una cualidad determinada, una forma de ser útil a los demás y una habilidad para hacer ciertas cosas como ninguna otra persona puede hacerlas. Esto le da un valor único a cada persona. Para aumentarla la autoestima, los Infantes de Marina tienen que empezar a alimentar el alma, a recuperar la serenidad, a valorar esa misión tan gran-de y tan importante que han recibido de la Patria; son grandes, porque la misión es grande.

Para cultivar la autoestima, los Infantes de Marina tienen que empezar a alimentar el alma, a recuperar la serenidad, a valorar esa misión tan grande e importante que han recibido de la Patria. Son grandes, porque la misión es grande. Además deben ser los Infantes de Marina, como personas ex-celentes; como compañeros los mejores; como ciudadanos inigualables y como militares íntegros. Con este pensamiento, poco a poco va creciendo la autoestima. Los Infantes de Marina compiten contra ellos mismos para ser cada día mejores, pero sin compararse con nada y con nadie, simplemente actúan como tienen que actuar para bien de la patria y sus compatriotas.


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“No te creas más, ni menos, ni igual que otro cualquiera, que no somos las personas cantidades. Cada cual es único e irrepetible”. Miguel de Unamuno

Los líderes, salen de su camino para elevar la autoestima del colectivo, enmarcada en la percepción del propio valor y la capacidad que conduce a creer en sí mismo, a aceptarse a semejanza del yo; que el entorno acepte y respete la identidad.62

AUTORIDAD MORAL

Es una de las características más importantes que deben tener todos los hombres de la Infantería de Marina colombiana:

- Los Ofi ciales, para que su comportamiento y sus actos estén de acuerdo con los que enseñan y predican.

- Los Subofi ciales para que su ejemplo sea digno de imitar.

- Los Infantes de Marina para que sean el orgullo de todos los co-lombianos de bien.

La autoridad moral es la convicción que tienen los Infantes de Marina de que lo que se habla, se ordena, se dice o se predica no se hace por capricho o porque se tiene el mando en determinado momento, sino porque se tienen la plena certeza de que es así. Esa convicción la da el conocimiento teórico, práctico, las vivencias, las observaciones vistas en otras personas.

Hay una gran satisfacción cuando las palabras son congruentes con las acciones.

Es muy importante que los Ofi ciales y Subofi ciales de Infantería de Ma-rina prediquen con el ejemplo, de lo contrario más daño están haciendo a la institución. No dar oportunidad al subalterno para que diga “el cura predica pero no aplica”. Puede darse el caso en que se tenga que asumir el Comando de una misión sin ser experto en ello, en este caso la mejor herramienta que tiene el Comandante es pedir la asesoría de superiores y subalternos; teniendo presente que no siempre tiene la razón el que tiene más rango.

La autoridad moral en el Comandante, acompañada de una buena dosis de humildad es la base para las relaciones armoniosas superior - subalter-no.

La autoridad que viene con el grado, aplicada sin la autoridad moral, no da al subalterno la confi anza sufi ciente para creer en usted; pero si usted


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Valores y virtudes

pide asesoramiento, no solo obtendrá la información requerida sino no también la ayuda incondicional en cualquier otro aspecto, que viene por esa confi anza que usted ha depositado en superiores y subalternos.

DISCIPLINA

Conjunto de leyes y reglamentos que rigen que rigen ciertos cuerpos, como la Infantería de Marina y la iglesia. Sumisión a un reglamento.

La disciplina del Infante de Marina bien puede defi nirse como: el con-junto de virtudes militares esenciales, obtenidas por la educación militar y que producen una subordinación conciente y voluntaria, íntima y externa a los comandos. Este debe conocer y comprender las razones que obligan a la disciplina, someterse a ella con libre determinación y manifestarla exteriormente como una demostración de su íntima y voluntaria sujeción a la autoridad representada en sus superiores.

La disciplina militar encierra a todas las demás virtudes y es la manifesta-ción visible y constante en todos los actos de la buena educación militar de las tropas.

Pero esta disciplina ha de desarrollarse de tal manera en los Infantes de Marina que ella perdure a través de la vida del individuo para que le sirva como norma de conducta en todas sus actividades, de tal modo que cuan-do el país necesite de sus servicios sea tan disciplinado como el día que cumplió su servicio militar.

No existe verdadera disciplina mientras la convicción y el dominio de sí mismo no se convierta en un hábito.

Ser disciplinado no solamente signifi ca ser obediente a lo que ordena el superior, o eludir su responsabilidad diciendo: “no se ha ordenado” sino que implica actuar sin previa orden encontrando en su propio espíritu la inspiración para que la consigna o deber se cumplan siempre.

Signifi ca encontrar dentro de la propia voluntad, la energía para afrontar los riesgos necesarios, y cumplir la orden sobre todo cuando el superior no está presente. Y el subalterno queda liberado de su propio sentido de responsabilidad.

EJEMPLO

No hay un poder moral tan grande, de tanto impacto psicológico en sub-alternos y superiores que el ejemplo. “Sólo el maestro puede impulsar el


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arte. Los mecenas (protectores) impulsan al artista, lo cual está muy bien, más con ello no siempre se impulsa el arte”. Goethe

El estilo de liderazgo basado en el concepto “has como digo y no como hago” es desmoralizante y puede dar impulso a una pérdida total de la fe y respeto entre un superior y su subordinado. Aspire a ser el miembro más duro del equipo, el mejor Infante de Marina de la unidad así como un ejemplo moral y ético para los demás.

Ser capaz de mirar a los Infantes de Marina y decir, “hagan exactamente lo que yo hago”. Probablemente no será el mejor en todo o en todas las categorías de rendimiento o logros, pero los Infantes de Marina respetarán su compromiso con la excelencia. Concentre su atención en la excelencia y así lo harán los que lo siguen.

Se paga a los gerentes para que tomen decisiones, pero a los líderes se les paga para tomar decisiones y ser un ejemplo al implementarlas. Los líde-res deben ser visibles, compartir difi cultades y deben ser los mejores. Estar con sus Infantes de Marina establece un gran ejemplo y demuestra que usted es un líder que se preocupa por ellos.

Señor Comandante, sea honesto con sus Infantes de Marina, predique con el buen ejemplo, con las buenas palabras y las buenas obras. Los subalternos y aquellas personas menos afortunadas esperan de sus jefes y de usted una vida ejemplar. Es una regla: las palabras pueden imponerse, pero el ejemplo arrastra todo. “El ejemplo no es la cosa más importante que infl uye sobre otros. Es la única cosa”. Albert Schweitzer

“Quien tiene la misión de decir cosas grandes, está obligado igualmente a practicarlas”. San Gregorio Magno

“Nada tan peligroso como un buen consejo acompañado de un mal ejem-plo”. Madame de Sablé

“Puedes rezar una oración mejor con tu vida que con tus labios”. Goldsmith”No se señala el camino mostrándolo con el dedo, sino caminando de-lante”. Proverbio macua (Mozambique)

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Valores y virtudes

ENTUSIASMO

Entusiasmo. Del griego en signifi ca dentro, tusias que signifi ca Dios. “Es-tar inspirado en dios”, “Dios dentro”, “Poseído por Dios”. Se trata por tanto de la fusión del espíritu humano con el espíritu divino; de la chispa de la divinidad que infl ama el espíritu del hombre.Y no cabe duda que así ha de ser, ya que analizando podemos descubrir ciertas cualidades que sólo son dotes de Dios: provee, sin merma propia; ilumina sin disminuir su irradiación; elimina el mal del pesimismo sin menoscabo alguno de su optimismo.

En sentido religioso y fi losófi co, el entusiasmo es una fuerza que llena de energía al que lo experimenta, sin dejar espacio a los sentimientos y pen-samientos negativos. Esa alegría no es otra cosa que el entusiasmo como actitud vital, esa chispa encendedora de la vida plena, productiva e intensa que redunda en el despliegue de la cualidad especial que denominamos carisma, porque nada grande o verdaderamente creativo se ha hecho o se hace sin la poderosa infl uencia del entusiasmo.

El entusiasmo es una luz mental interior, por lo tanto, su brillo no es superfi cial sino que emana desde adentro. Es el elemento esencial para triunfar en cada cosa; la luz que guía; es la virtud que levanta más y más al Infante de Marina en su lucha; hace placentera la tarea, proporcionándo-nos paciencia para la difi cultad; produce la urgencia de crear.

Hable con entusiasmo, muévase con confi anza, siéntase orgulloso de ser Infante de Marina de tal manera que su entusiasmo crezca e irradie a los demás. Cuando el entusiasmo se convierte en un hábito, sus metas llegan a ser visibles en mayor detalle, y las ruedas de la imaginación y de la crea-tividad comienzan a dar vueltas.

Cuando un Infante de Marina saluda a alguien de mano, cuando habla por teléfono, cuando trabaja, cuando juega, cuando presta su servicio de guardia; hágalo con entusiasmo y con alegría. El entusiasmo es una acti-tud mística, en su mismo nombre encierra belleza y magia.

Entusiasmo en pensamiento y acción. Actúe como si tuviera entusiasmo; si no lo tiene, persevere y no se de por vencido; compórtese así hasta que su entusiasmo sea contagioso y refl eje la energía del que sabe quien es , y hacia donde camina, en otras palabras enamórese de lo que hace.

ESPÍRITU DE CUERPO

“Cada uno tiene en su ciclo interior un mapa de estrellas. Son nuestros sueños, momentos de luz. Algunos son excesivamente móviles y fugaces,


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por lo que no sirven para trazar una ruta, pero hay estrellas fi jas, elevadas y luminosas que nos permiten trazar un rumbo estable y navegar hacia nuestro destino. De alguna manera necesitamos poder alzar la mirada a ese ciclo interior, y descubrir nuestras estrellas disipando la niebla que las oculta”. Sri. Ram

Espíritu de cuerpo es el cariño que se profesa a la Unidad o fracción a la cual se pertenece y mediante el cual todas las actividades que se desarro-llan buscan aumentar el prestigio y buen nombre de la Unidad.

El espíritu de cuerpo obliga a quien viste el uniforme militar a proceder con absoluta pulcritud en vista del buen nombre de la institución arma-da.

El espíritu de cuerpo bien entendido es otra de las cualidades que fomen-tan el valor y todas las virtudes militares. La confi anza en el arrojo de los compañeros y en la pericia del jefe, la satisfacción de formar en las fi las de la Gloriosa Infantería de Marina, el placer de compartir peligros y fatigas con hombres unidos por los lazos del afecto que crea este espíritu de cuer-po, la resignación en las privaciones, la alegría en los días felices sostenida por este mismo compañerismo, son una garantía de victoria.

Que el Infante de Marina sin desdén a los otros cuerpos se crea honrado con pertenecer al suyo, que tenga un convencimiento íntimo de la mora-lidad con que se le administra, de la justicia con que se le gobierna. y del acierto con que se le manda en el campo.

En cualquier tipo de grupo es recomendable que todos sus integrantes rea-licen los esfuerzos correspondientes para alcanzar sus objetivos de manera equitativa. Ya sea que se trate de una rana (dos infantes de Marina), una escuadra, una patrulla, un grupo expedicionarios, etc. la lealtad entre ellos será tanto mayor cuanto mayor sea también la comprensión de cada uno de los integrantes sobre el esfuerzo que signifi ca estar en dicho grupo.

“Una voluntad enérgica encuentra tiempo o lo crea”. ChanningPUNTUALIDAD

Los Infantes de Marina tienen que cultivar muy celosamente el valor de la puntualidad y hacer de esta, un estilo de vida que realce su imagen positivamente ante sus subalternos y un ejemplo a seguir para los demás hombres de armas y la sociedad civil.

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Valores y virtudes

Fig. XII-5 La Puntualidad es un principio de la disciplina

Es necesario erradicar para siempre esa mala costumbre, que se convierte en una falta de respeto, educación y consideración para con los compa-ñeros, subalternos y personal civil al servicio de la institución el vicio de llegar retardado a toda hora.

No se pierde mucho en llegar al trabajo, a un evento, una cita cinco o diez minutos antes a la hora establecida, pero si se gana mucho; y lo más importante la responsabilidad que tienen los Infantes de Marina de mos-trar y mantener una imagen a toda costa.

Señores Comandantes, es aquí en donde entra a jugar un papel muy im-portante otro de los valores característicos del Infante de Marina “el ejem-plo”.

Es precisamente en estos detalles, donde se muestra a los compañeros y subalternos la honestidad, compañerismo y respeto. El subalterno merece tanto respeto y consideración como cualquiera.


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Son los Comandantes a todo nivel los encargados de educar en la puntua-lidad mediante su ejemplo e inculcando que este valor sea un sello carac-terístico de los Infantes de Marina de Colombia.

Es responsabilidad de las Escuelas de Formación de Ofi ciales y Subofi ciales de Infantería de Marina y de los Comandantes a todo nivel, formar a sus hombres en los valores que distinguen al Infante de Marina de Colombia: Entusiasmo, Espíritu de cuerpo, Actitud positiva, Autoestima, Autoridad moral, Ejemplo, puntualidad, Cumplimiento de la palabra y Trabajo en equipo.

CUMPLIMIENTO DE LA PALABRA

La palabra del Infante de Marina debe ser veraz y la mejor prenda de segu-ridad para sus compañeros.

El título de “Infante de Marina” debe hacer fe como un documento. Debe inspirar absoluta confi anza en superiores, compañeros, subalternos y per-sonal civil.

Lo que el Infante de Marina dice, es cierto, lo que promete se cumple y lo que hace es digno.

Cuando un Infante de Marina empeña su palabra, hace una promesa o jura una intención, debe hacerla cumplir por encima de todo. La estima de uno por otro está basado, en gran medida, en si la persona cumple o no cumple su palabra.

A los Infantes de Marina que cumplen su palabra se le tienen confi anza y se le admira. Aquellos que faltan con frecuencia a su palabra nunca logra-rán otra oportunidad.

Un Infante de Marina que no cumple con su palabra puede encontrarse muy pronto enredado y atrapado en toda suerte de “garantías” y “restric-ciones”, y hasta puede encontrase aislado de las relaciones normales. No hay mejor manera de aislarse de sus propios compañeros que dejando de cumplir las promesas hechas.

Uno no debe permitir que otro le dé su palabra a la ligera. Se debe insistir que cuando se hace una promesa debe cumplirse. La propia vida puede volverse muy desordenada al tratar de asociarse con gente que no cumple sus promesas. Esto no es un asunto trivial. El camino al éxito y felicidad es mucho, mucho más fácil de recorrer con gente en la que uno puede confi ar.

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Valores y virtudes

El cumplimiento de la palabra también puede entenderse como el cum-plimiento de las obligaciones.

A través de la vida, es inevitable que el Infante de Marina contraiga obli-gaciones, pero si se tiene un poco de consideración para con uno mismo, hay que cumplir la palabra empeñada.

El cumplimiento de la palabra en la Infantería de Marina tienen que con-vertirse en una fi losofía de vida; y es responsabilidad de las Escuelas de Formación de Ofi ciales y Subofi ciales de Infantería de Marina y de los Comandantes en todo nivel.

TRABAJO EN EQUIPO

La mejor forma de estimular el trabajo de equipo es una buena dosis de humildad en el Comandante. Solicitar y aceptar opiniones y críticas, en especial de sus subalternos, escuchar paciente y positivamente los enfo-ques, análisis e ideas de los demás, en particular cuando no concuerdan con los de usted como jefe, es un aspecto bien importante que brinda confi anza en el subalterno y fomenta el trabajo de equipo

Los verdaderos líderes tienen la convicción que el desacuerdo no equivale a la falta de respeto. Los mejores líderes celebran los desacuerdos porque saben que es la única manera de descubrir las mejores soluciones para los problemas y el pensamiento independiente no puede ocurrir en un ambiente que exige una obediencia ciega. Los líderes pueden fomentar el pensamiento independiente en varias formas: Establecer un problema tác-tico en un mapa, tablero o terreno y hacer que los subordinados trabajen y opinen independientemente para hallar soluciones.

En el universo globalizado, se considera a quien trabaja solo, una especie en vía de extinción. El egoísmo es derrotado con la poderosa arma de la solidaridad organizacional y el trabajo en equipo. Es el paso gigantesco concebido en la fi losofía del Siglo XXI.

Un líder proyectado a la expectativa del futuro, mira detenidamente la capacidad de cada uno de sus subalternos, se integra con ellos, “sacude sus ideas”, convoca sus iniciativas y voluntades en provecho de la institución para la cual busca el éxito.

Una idea es un sueño convertido en realidad a cada mañana, si se cuenta con el optimismo del grupo. Cuando el anhelo se hace tangible en la me-moria, el líder almacena la fuerza interior sufi ciente para cristalizar la idea. Tiene la capacidad de seducir a sus colaboradores inmediatos, quienes aportarán al boceto inicial nuevos ingredientes intelectuales, para hacerlo


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factible. Al poseer la profunda capacidad de seducción, las ideas arrancan con dinamismo propio.

El líder debe estar a la caza cotidiana de las virtudes de sus subalternos, antes de fi jarse en los defectos con ánimo crítico. El afecto que el líder mantenga por quienes lo rodean en la resolución del programa, se traduce en éxito para la institución, el cual será sincero, sin maquillaje alguno, espontáneo y abierto.

Hay que dominar la tendencia a la superioridad. El mejor líder deja en el cuarto de San Alejo los resentimientos y las diferencias personales. Se olvida de ellas como cosas del pasado y su atención se dirige a los objeti-vos perseguidos, para bien de la empresa y de su equipo colaborador y la comunidad.

El timonel efectivo suma sus esfuerzos en la organización y bienestar del grupo cooperante y lo orienta a misiones específi cas con responsabilidad, para alcanzar los objetivos. Hace la empresa aceptable a la opinión ajena, fl exible para la autocrítica al más alto nivel y en la que participe el entorno inmediato.

Hoy se trabaja en equipo. Por eso las interrelaciones entre los Jefes y sus subalternos, son consideradas, el punto crucial en el crecimiento de la Infantería de Marina y de cualquier organización globalizada.

Las Fuerzas Militares son concientes que el trabajo de equipo da mejores resultados, por eso se han incrementado las Operaciones Conjuntas que han sido empleadas en los países avanzados desde hace ya bastante tiem-po.

“ILUSTRARSE DEL PLANETA ANIMAL

La humanidad encuentra en el mundo animal, referentes del trabajo en equipo y la importancia del guía. “Llevadera es la labor cuando muchos comparten la fatiga”, proclamó Homero, autor de los poemas, La Ilíada y la Odisea. La solidaridad de los gansos es proverbial, constituye una excelente lección en la formación de líderes para el futuro. Analicemos la siguiente enseñanza:

Observen como los gansos en el aire forman una “V”. Es interesante comprobar que cuando cada pájaro bate sus alas produce movimientos ayudando a sus compañeros de travesía. Al surcar en “V” la bandada com-pleta, aumenta en un 71% la capacidad de desplazamiento. Igualmente las personas unidas, llegan más rápido y fácil a donde desean, porque se apoyan y fortalecen mutuamente, “uno para todos y todos para uno”.

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Valores y virtudes

Cada vez que un ganso sale de la formación, siente la resistencia del aire y al darse cuenta de la difi cultad de volar solo, rápidamente regresa al co-lectivo. Si actuáramos con la inteligencia de los gansos, haríamos lo posi-ble por superar las diferencias, compartir una misma dirección y entregar lo mejor de nosotros mismos. Los líderes solidarios son misericordiosos, magnánimos, leales, caracterizados e incondicionales.

Cuando el líder de los gansos se cansa, pasa a uno de los puestos de atrás y otro ocupa su lugar. Siempre obtendremos mejores resultados si efectua-mos relevos al equilibrar trabajos más difíciles, en lugar de permitir que el peso lo lleven unos pocos. Los biólogos han observado que los gansos en la retaguardia, producen un sonido propio para alentar a los de adelante a mantener un ritmo constante. Una palabra de ánimo genera grandes benefi cios. El estímulo motiva y reconforta.

Finalmente, cuando un ganso enferma o cae herido, dos compañeros sa-len de la formación para protegerlo, lo acompañan hasta que mejore o muera y, solo entonces, la pareja retorna al colectivo o se une a otro grupo. Si asimiláramos el comportamiento de estos animales, seríamos solidarios con quien nos necesita. Los vuelos naturales del espíritu humano no se proyectan de gusto en gusto, sino de esperanza en esperanza.

El líder medita respecto a la situación de aquellos menos favorecidos y no cierra los ojos frente a problemas y necesidades. La voluntad de unir fuerzas en un solo propósito arroja resultados saludables y abundantes satisfacciones.

El hombre aprende de las conductas animales. Son incontables las fábulas sabiamente concebidas por escritores y observadores, marcando hitos en la disciplina del hombre para sortear los obstáculos, peligros, asechanzas, derrotas o éxitos. Seres que por su destreza motivan al liderazgo, gobierno de masas, recta administración de los negocios, encauzamiento de la em-presa, trabajo en grupo y mercados de producción, por rutas de progreso y desarrollo”. 63


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Valores y virtudes

CAPÍTULO XIII

ENTRENAMIENTO DEL INFANTE DE MARINA

Sección A.

Buenos modales

“Las personas inteligentes tienen un derecho sobre los ignorantes: el de-recho a instruirlos”. Emerson

- No cometer arbitrariedades que empañen la buena imagen de la Infantería de Marina.

- Ser humildes y respetuosos. Hace mucho daño a la buena imagen que tiene la Infantería de Marina aquellos individuos que son abu-sivos, irrespetuosos, déspotas, petulantes.

- La institución brinda lo necesario para que el Infante de Marina pueda vivir sin necesidad de molestar a la gente.

- Ser una persona positiva, activa, entusiasta y alegre.

- Saludar a todo el mundo, al niño al anciano, al pobre, al rico.

- Los Infantes de Marina ante todo son caballeros, respetuosos de las normas, de las leyes y de las costumbres.

- Ceder el puesto al anciano y a las damas es un gesto de caballero-sidad.

- Tener mucho tacto, prudencia y respeto cuando se trata a una dama.

- No prometer cosas que no puedes cumplir y que más tarde te van a poner en apuros. Si se empeña la palabra, hay que cumplirla.

- Devuelve en el tiempo y modo indicado lo que pides prestado, sea quien se sea. En las pequeñas cosas, se conoce al caballero.


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- Muestra amor y respeto por las insignias Patrias.

- Ser sencillo en el diálogo con la gente. Use palabras adecuadas que puedan ser entendidas fácilmente por el campesino.

- Sea amigable con el campesino, escúchelo, comente sobre sus pro-blemas. Hágase partícipe de sus problemas pero no se comprome-ta con algo que no pueda cumplir.

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Valores y virtudes

Sección B.

Entrenamiento psicológico

- La Infantería de Marina protege la integridad, honra y bienes de todos los Ciudadanos Colombianos de bien.

- Siempre hay que estar alerta para combatir, procurando no mirar a toda la población como si fuera su enemigo. Es un riesgo que tienen que correr todos los Infantes de Marina.

- El esfuerzo táctico para destruir al enemigo, debe ir paralelo con el esfuerzo psicológico para ganarse a la población civil.

- Si se logra ganar la mente y el corazón de la población civil, se habrá ganado la guerra.

- Si usted sabe que alguien no comulga con las ideas y principios de los Infantes de Marina, ofrézcale su amistad pero no pretenda cambiar su ideología.

- Respete los bienes y honra de la población civil del área: sus mu-jeres, sus hijas, sus bienes.

- Recuerde que el enemigo no tiene principios ni reglas morales como para pensar que puede perdonar la vida en caso de caer prisionero. El enemigo es sucio, sin escrúpulos, no le importa el dolor humano en lo más mínimo y tampoco le interesa la opinión pública.

- Si por alguna casualidad usted es capturado debe tener en su men-te que a la menor oportunidad tiene que escaparse y si es posible ayudar a escapar a los demás.

- Si la vida es tan importante, no hay que exponerla innecesaria-mente; espere la mejor oportunidad para atacar.

- Si hay que morir, que sea peleando. La vida tiene que tener muy buen precio para el enemigo. Haga uso de lo que sea necesario y recuerde mientras haya vida hay esperanza. Un Infante de Marina no se muere antes de tiempo.

- Si usted es el Comandante, adoctrine sus hombres en la disciplina de fuego.


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- Nuestro trabajo, es un trabajo de equipo y al equipo nunca se abandona por ninguna circunstancia: o salen victoriosos todos o mueren combatiendo hasta el fi nal como héroes. Esa es la con-signa del Infante de Marina.

- Hay que comenzar cada día levantando el espíritu y la moral de nuestros Infantes de Marina.“El valor de un soldado tiene que renacer todos los días”.

- El entrenamiento principal del Infante de Marina debe ser el psi-cológico. “Gánate la mente y el espíritu de tus hombres y ellos te seguirán si es necesario hasta la muerte”.

- La voluntad de sobrevivir. Un Infante puede experimentar pro-blemas emocionales que surgen del miedo, la desesperación y la soledad, las lesiones, el dolor, la fatiga, el hambre y la sed que se imponen a la voluntad de vivir. Si el Infante no se prepara física, mental y técnicamente, puede exponerse a muchos más proble-mas.

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Valores y virtudes

Sección C.

Entrenamiento táctico del Infante de Marina

- El trabajo de equipo.Todos los integrantes de la patrulla hacen su trabajo del modo indicado, en el lugar acordado y a la hora preci-sa. De nada sirve haber caminado toda una noche para aprovechar la oscuridad en una infi ltración, si a la hora de dar el golpe alguien se deja ver. De nada sirve la operación de un rescate si muere el enemigo y el secuestrado también.

- Lo importante en el contacto con el enemigo es no sufrir bajas en las propias tropas: De nada sirve buscar el contacto para tener bajas. “Recuerde que sus hombres son lo más importante”.

- Las operaciones exigen de mucho sacrifi cio: Paciencia para esperar el momento preciso y causarle bajas al enemigo sin que haya bajas en las propias tropas, estar al acecho a todo momento causándole bajas, mantenerse en una posición por un largo período, discipli-na en la patrulla permanentemente.

- “Recuerde que sus hombres son lo más importante”. No se deje llevar por la emoción, por el sentimiento, por el engaño: tenga paciencia y espere que el enemigo le dé oportunidad.

- Es importante también el repliegue, no siempre se tiene la ventaja táctica.

- Entrene a sus hombres para una retirada por grupos, esto facilita la movilidad.

- El enemigo no tiene porque saber por donde va la tropa: Evite transitar por caminos y trochas. Si cree que la patrulla puede ser detectada en el cruce de un obstáculo es preferible que no lo haga hasta que se oscurezca.

- En el terreno todos tenemos las mismas posibilidades, sabemos donde nos podemos ocultar y donde nos podemos proteger. ! Que el enemigo conoce el terreno!.. De pronto si, pero es discutible. Depende mucho de la actitud que lleve la patrulla.

- Recuerde que en operaciones irregulares todo lo que parezca co-modidad es sinónimo de peligro y muerte: transitar por caminos y trochas, pernoctar en las viviendas, la amabilidad de las chicas, transportarse en vehículos, tomar el baño etc.


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- Cuando camine, de vez en cuando, pare sorpresivamente para ver si alguien lo está siguiendo.

- Puede darse el caso que usted lleve hombres infi ltrados y le estén dejando información al enemigo.

- Cambie de sitio en la noche y monte puestos de escucha para ver si lo están siguiendo.

- Siempre que salga lleve repelente de insectos. Por los zancudos se puede perder una misión.

- Recuerde que debido a la intimidación los bandidos tienen el apo-yo de la población civil por lo tanto analice muy bien la informa-ción suministrada por ellos.

- Usted no tiene prisa en correr hacia o detrás del enemigo, sus movimientos deben ser sigilosos y usted tiene que ver primero al enemigo. Tan pronto lo vea cáusele bajas y retroceda si es necesa-rio.

- Importante cuando duerma asegurar el arma con una cuerda al ojal de la camisa, para que en caso de ser atacado, no deje su arma.

- Todo Infante debe saber donde está su Comandante y quienes son sus compañeros que están a su lado.

- Tenga siempre presente que el enemigo acecha y está capacitado para atacarlo en cualquier momento durante su desplazamiento.

- De acuerdo con lo anterior, mantenga una actitud de “ALERTA” mental y física.

- Portar su arma en posición tal que le permita hacer uso de ella en forma instantánea y efectiva.

- Mantenga una estricta disciplina evitando actividades que impli-quen desviar su atención en otras cosas ajenas a la patrulla.

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Valores y virtudes

Sección D.

Entrenamiento en Derecho Internacional Humanitario

- Los Infantes de Marina son los guardianes de la democracia en Colombia y deben ser respetuosos de los Derechos humanos.

- Las órdenes deben ser legales, lógicas, claras, precisas, oportunas y concisas.

- Debe respetarse el derecho a la vida, la integridad y la dignidad de las personas, en consecuencia NO es permitido: Maltratar, Co-meter abusos e Incurrir en conductas que atenten contra los De-rechos Humanos.

- Luchar solamente contra combatientes. Respeta las personas civi-les.

- Atacar solamente objetivos militares.

- Utilizar racionalmente la fuerza.

- A los combatientes enemigos que se rindan: desármalos y respe-tar su vida. Recordar que la mayoría de las personas que están en grupos enemigos, no están porque quieren sino obligados con amenazas a su familia. Trátalos humanamente y entrégalos al su-perior.

- A los combatientes enemigos heridos recógelos y auxílialos. Ana-lizar el caso como si tú fueras el prisionero: ¿Te gustaría tener un buen trato? …

- Asistir primero a los heridos mas graves, así sea del enemigo. En-trégalos al personal sanitario más cercano e informar a tu supe-rior.

- A las personas civiles respétalas, tratarlas humanamente, protége-las contra los malos tratos, respetar sus propiedades.

- Por encima de tus principios y sentimientos pensar que la digni-dad humana es lo más grande que Dios hizo y que solo él tiene derecho a disponer de la vida.

- Si hay duda sobre un procedimiento a seguir, acudir a la razón y al principio: “Cómo te afectaría si tu estuvieras en su lugar”, y de acuerdo a esa ética, actúa.


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- No sería justo que los Infantes de Marina maltrataran también a la población civil como lo hace el enemigo. La población civil está contra la espada y la pared.

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Valores y virtudes

Sección E.

Trato a la Población Civil

- La población civil debe ver en el Infante de Marina a un amigo que los cuida y los protege y les brinda seguridad.

- La Infantería de Marina protege la integridad personal del ciuda-dano contra los chantajes, extorsiones y secuestros que realiza el enemigo.

- La Infantería de Marina está integrada por hombres que son hijos del pueblo y hacen parte de la misma sociedad.

- La Infantería de Marina está velando continuamente por la paz y la tranquilidad del hombre que trabaja por Colombia.

- La Infantería de Marina es garantía para la defensa de todos los ciudadanos.

- Salude a la gente en forma cordial extienda su mano, mírelo a los ojos y sonría.

- Demuéstrele agrado a la gente con sus gestos, con sus actitudes y con su tono de voz.

- Trate a todas las personas por igual sin importar su sexo, raza o condición social.

- Sea sencillo en el diálogo con la gente. Use palabras adecuadas que puedan ser entendidas fácilmente por el campesino.

- Sea amigable con el campesino, escúchelo, comente sobre sus problemas. Hágase partícipe de sus problemas pero no se compro-meta con algo que no pueda dar.

- Cuando patrulle recuerde que usted está entre los antisociales y la población civil. Gánese al campesino, no lo trate con hostilidad como si fuera su enemigo.

- Respete la propiedad ajena. Si requiere de un artículo (gallina, cerdo, yuca, etc.), arregle su precio, cancele y luego utilícelo.

- Si desea hablar en privado con una persona. Hágalo naturalmen-te, no exagere el secreto.


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- Si el campesino requiere de su ayuda para una labor en su parcela y esta dentro de su alcance y posibilidad ayúdelo.

- Al retirarse del área despídase amigablemente. Agradezca la hospi-talidad y recuérdele nuevamente que la Infantería de Marina está para su ayuda.

REFLEXIONES EN EL TRATO CON LA POBLACIÓN CIVIL

Un problema muy común con las patrullas es el abuso de autoridad y falta de respeto y consideración por la propiedad ajena: sus mujeres, sus hijas, sus bienes. Señor Infante de Marina, usted es el refl ejo de toda una institución.

El esfuerzo táctico para destruir al enemigo, debe ir paralelo con el esfuerzo psicológico para ganarse a la población civil.

La razón de la infantería de marina es la de defender la vida, honra y bienes de los colombianos.

Si logramos ganar la mente y el corazón de la población civil, habremos ganado la guerra. Recuérdele señores infantes de marina la importancia de la acción psicológica.

Siempre esté preparado para combatir pero no mire a la gente como su enemigo.

Si usted sabe que alguna persona no comparte nuestras ideas, ofrézcale su amistad pero no pretenda cambiar su mentalidad e ideología.

Respete los bienes y honra de la población civil del área: sus mujeres, sus hijas, sus bienes.

SMIM Tuberquia David Marco Tulio

Fig. XIII-1 Refl exiones en el Trato con la Población

216

Valores y virtudes

DECÁLOGO PARA EL TRATO A LAPOBLACIÓN CIVIL

Si quieres que la gente te escuche con atención, saluda amablemente para iniciar la conversación.

Confi anza y amistad, seguro podrás ganar, estrechando siempre la mano de quien vayas a saludar.

Todas las personas, no importa su condición, merecen ser atendidas y escuchadas con atención.

Cuando a una persona un problema no le puedes solucionar, por lo menos un buen consejo le debes brindar.

Si necesitas que alguien muestre los papeles de identidad, sea mable y respetuoso y ese alguien se portará igual.

Sé amable con las requisas y amable en tu proceder, así entenderán los ciudadanos que cumples con tu deber.

Cuando en privado con alguien necesitas conversar, llámalo tranquilamente, que parezca muy normal.

No abuses del campesino quitándole lo que tiene; si alguna cosa te falta arréglala como conviene.

Si por alguna razón un día no tienes dinero, no pidas plata ni tomes lo que no te dieron.

Cuando te marches de un sitio deja una grata impresión, porque si algún día regresas, nadie te tendrá temor.

Un aspecto muy delicado y que puede resentir mucho al campesino es que abusen de sus mujeres y sus hijas. Señor comandante esté muy atento de sus hombres.

Fig. XIII-2 Decálogo del Trato con la Población Civil


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Sección F.

Obligaciones del Infante de Marina

- Llevar vida ordenada, evitar los excesos y el trato con personas de dudosa reputación, así como abstenerse de asistir a lugares que no correspondan al prestigio de la Institución. Los Comandantes en todos los niveles son responsables de una educación preventiva a sus subalternos, en especial con su ejemplo.

- Aceptar sin réplica ni demostraciones de inconformidad las san-ciones impuestas. Si hay lugar a reclamo debe observarse el de-recho a interponer reclamos respetuosos contra los superiores y compañeros.

- Preocuparse por adquirir y perfeccionar los conocimientos pro-pios de la profesión, especialmente en liderazgo, el manejo de las armas y el ejercicio de mando.

- Cuidar y conservar los elementos pertenecientes a la Infantería de Marina, especialmente el material de guerra.

- Observar absoluta reserva en todos los asuntos relacionados con el servicio. La discreción obliga a todos los Infantes de Marina e incurren en faltas quien propaga, fundada o infundadamente, aspectos sobre proyectos reales o imaginarios del gobierno y de las entidades superiores.

- Asistir con puntualidad al servicio. Las faltas que se cometen en este sentido serán más graves a mayor grado y cargo del infractor.

- Llevar el uniforme de acuerdo con las normas reglamentarias. In-curre en grave falta quien use prendas no autorizadas o quien por su presentación incorrecta denote abandono y negligencia.

- Guardarse mutuas consideraciones de respetos. En sus relaciones sociales y del servicio se inspirará el sentimiento de hidalguía y camaradería.

- Mantener con otros organismos armados relaciones de armonía y a dispensar a sus miembros el respeto y las consideraciones debi-das.

- Emplear para con el público procedimientos ceñidos a las normas de cortesía y respeto, como un medio para buscar el acercamiento y entendimiento con la ciudadanía.

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Valores y virtudes

- Observar estrictamente el conducto regular en la tramitación de solicitudes, informes, reclamos y demás asuntos del servicio que así lo requiera.

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Valores y virtudes

CAPÍTULO XIV

FUERZA PÚBLICA

Sección A.

Generalidades

Capítulo VII – De la Fuerza Pública – Artículo 216 “Constitución Na-cional”

La Fuerza Pública estará integrada en forma exclusiva por las Fuerzas Mi-litares y la Policía Nacional.

Las Fuerzas Armadas son el brazo armado de la sociedad que protege el derecho de todos los ciudadanos al trabajo, a la libertad, al orden, al bien-estar, a la tranquilidad económica, familiar, social y política y al mante-nimiento de las instituciones a través de las normas determinadas por la ley. En las Fuerzas Armadas reposa la delegación de los ciudadanos para que custodien, protejan y garanticen con las armas las actividades lícitas del resto de la ciudadanía desarmada. Constituyen el amparo de la fuerza para los débiles por lo tanto las Fuerzas Armadas son la garantía del resto del pueblo y de la sociedad desarmada es decir es la fuerza coercitiva del derecho y del orden.

Capítulo VII – De la Fuerza Pública – Artículo 217 “Constitución Na-cional”

La Nación tendrá para su defensa unas Fuerzas Militares permanentes constituidas por el Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea.

Las Fuerzas Militares tendrán como fi nalidad primordial la defensa de la soberanía, la integridad del territorio nacional y del orden constitucio-nal.

Decreto Número 1790 de 2000 - Título I – Disposiciones Preliminares – Capítulo Único – Artículo 1

Las Fuerzas Militares de la República de Colombia son las organizaciones instruidas y disciplinadas conforme a la técnica militar y constitucional-mente destinadas a la defensa de la soberanía, la independencia, la integri-dad el territorio nacional y el orden constitucional. Están constituidas por el Ejército, Armada y Fuerza Aérea

FUERZA PÚBLICA


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Decreto Número 1790 de 2000 - Título II – Capítulo I – de la Jerarquía – Artículo 5.

Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas. El Presidente de la Repú-blica es el Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas y como tal las dirige y dispone de ellas, directamente o por conducto del Ministro de Defensa Nacional.

Las Fuerzas Militares están integradas en sus diferentes escalones por ciu-dadanos provenientes de todos los niveles sociales del pueblo colombiano. Las Fuerzas Militares son el pueblo mismo que sin distingos de clase, vela por la seguridad de todos los compatriotas dentro de una integración de ciudadanos que mantienen durante su servicio la misma fi sonomía popu-lar que las distingue antes y después de prestar su servicio a la Patria.

El Instrumento Militar de la Nación constituye un equipo efi ciente de Fuerzas Terrestres, Navales y Aéreas, se fundamenta en el principio de utilización del potencial militar mediante la integración y coordinación de los esfuerzos de las distintas organizaciones Armadas.

A un nivel nacional la unidad de esfuerzo se obtiene mediante la autori-dad que ejerce el Presidente de la República, con la asesoría del Consejo Superior de la Seguridad y Defensa Nacional.

Al nivel Fuerzas Armadas por la autoridad que ejercen el Ministerio de Defensa y el Comandante General de las FF.MM.

A niveles más bajos por la autoridad que ejercen los Comandantes de Fuerza y los de las organizaciones ya defi nidas como Comandos Unifi ca-dos y Específi cos.

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Valores y virtudes

Sección B.

Funciones

Funciones del Ministerio de Defensa Nacional

Responsabilidades. Las responsabilidades del Ministerio de Defensa son:

- El Ministerio de Defensa Nacional tiene a su cargo la dirección de las Fuerzas Militares y de la Policía Nacional en sus aspectos téc-nicos, militar y administrativo, con el objeto de hacer efectivo el servicio público de la Defensa Nacional, salvaguardar la seguridad e independencia de la nación, el orden interno y las Instituciones Patrias.

- Es responsabilidad del Ministerio de Defensa Nacional, asegurar al Presidente de la República en la conducción de la política mili-tar y en el estudio y solución de los problemas que tengan relación con ella.

Misiones. El Ministerio de Defensa con base en lo prescrito en la Consti-tución Nacional y demás normas vigentes, mantiene y emplea las Fuerzas Militares y la Policía Nacional para:

- Apoyar y defender la Constitución Nacional y las Instituciones Patrias contra cualquier enemigo interno o externo.

- Proteger mediante la acción militar oportuna y efi caz la seguridad del país y sus intereses vitales.

- Respaldar la Política Nacional.

- Salvaguardar el orden interno

Comando General de las Fuerzas Militares

El Comando General de las Fuerzas Militares está constituido por el Co-mandante General y el Estado Mayor Conjunto.

Funciones. Son funciones del Comando General de las Fuerzas Militares:

- Asesorar al presidente de la República, al Ministro de Defensa Na-cional y al Consejo Superior de la Defensa Nacional, en asuntos militares.

FUERZA PÚBLICA


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- Preparar todos los planes relacionados con la Defensa Nacional.

- Ejercer la conducción de las operaciones militares como órgano de mando del gobierno.

- Responder ante el Ministro de Defensa del mando, instrucción, educación, disciplina, conducta, empleo, conducción, adminis-tración y desarrollo de las Fuerzas Militares.

Las Fuerzas Militares

Misión. La Misión de las Fuerzas Militares de la República de Colombia es la defensa de la soberanía, la independencia, la integridad el territorio nacional y el orden constitucional.

Funciones Comunes. Los Comandantes de cada una de las Fuerzas (Ejér-cito, Armada, Fuerza Aérea) tienen las siguientes funciones comunes:

- Preparar unidades y constituir reservas de equipo y de abasteci-miento para el empleo de su fuerza en la guerra, y planear el au-mento del pie de fuerza para casos de emergencia.

- Mantener al día los datos de movilización de sus respectivas re-servas, debidamente organizadas, previendo el entrenamiento y el equipo de éstas.

- Producir inteligencia especializada para que en forma oportuna y efi ciente, sirva al Comando General de las Fuerzas Militares y al Ministro de Defensa Nacional.

- Organizar, entrenar y equipar las Unidades que sean asignadas a los comandos unifi cados y específi cos.

- Preparar y presentar al Ministro de Defensa Nacional, por inter-medio del Comando General, los proyectos de presupuesto de sus respectivas fuerzas. Una vez aprobados, administrar los fondos asignados en tal forma que se garantice el sostenimiento del per-sonal, el suministro de equipo y la instrucción y entrenamiento de su fuerza.

- Adelantar investigaciones para perfeccionar procedimientos y de-sarrollar nuevas técnicas y organizaciones.

- Preparar, dotar, abastecer, equipar y mantener las bases, guarnicio-nes y demás instalaciones de su fuerza.

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Valores y virtudes

- Coordinar el entrenamiento de Unidades para ejercicios conjun-tos.

- Apoyar a otras fuerzas en el desempeño y cumplimiento de sus respectivas misiones, incluyendo el intercambio de personal, inte-ligencia, entrenamiento, instalaciones, equipo, abastecimientos y servicios.

- Participar en las actividades de desarrollo del País, de acuerdo con los planes aprobados por el Comando General de las Fuerzas Mi-litares.

- Cooperar con la ciudadanía y orientarla en casos de calamidad pública.

- Mantener en estado de alistamiento, unidades como reservas mó-viles, organizadas, entrenadas y equipadas adecuada mente para ser empleadas en casos de emergencia.

Misión del Ejército Nacional

Mantener el control y la seguridad en las áreas terrestres de Colombia, con el propósito de garantizar la soberanía nacional, la vigencia de las instituciones legítimamente constituidas, el orden interno, la integridad territorial, el desarrollo del poder terrestre y la protección de los intereses de la nación.

La Armada Nacional

Misión de la Armada Nacional. Mantener el control y la seguridad en las áreas marinas de Colombia, en los ríos navegables de país y en las áreas terrestres puestas bajo su jurisdicción, con el propósito de garantizar la soberanía nacional, la vigencia de las instituciones legítimamente consti-tuidas, el orden interno, la integridad territorial, el desarrollo del poder marítimo y la protección de los intereses de la nación.

Funciones de la Armada Nacional. La Armada comprende las Fuerzas de Combate Navales y de Infantería de Marina, lo mismo que aquellos me-dios que se le asignen en un momento dado.

- Función General. El Comando de la Armada responde por la preparación de las Fuerzas Navales y de Infantería de Marina ne-cesarias para la efi caz ejecución de la guerra y el mantenimiento del orden interno, en concordancia con los Planes de Seguridad Exterior y de Movilización.

FUERZA PÚBLICA


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- Las función primaria de la Armada. Organizar, entrenar y dotar Fuerzas Navales para la conducción de operaciones de combate en el mar y de Infantería de Marina para la conducción de Ope-raciones Anfi bias, con el propósito de derrotar Fuerzas Navales enemigas, proteger las líneas de comunicación marítimas propias y negárselas al enemigo, conquistar y ejercer el dominio del mar según las circunstancias, capturar y defender bases navales avan-zadas como posiciones para las fuerzas organizadas y ejecutar las operaciones terrestres que puedan ser indispensables para la pro-secución de una campaña naval.

Objetivos de la Armada Nacional.

- Organizar, ejecutar y mantener el alistamiento de la fuerza para la realización de las misiones militares tal como el Presidente de la República, por intermedio del Ministerio de Defensa y del Co-mandante General lo determinen.

- Prestar apoyo tanto a las Fuerzas Operativas propias a las demás Fuerzas Militares; este apoyo puede ser administrativo, de perso-nal, fi scal, de material, tecnológico o de investigación y desarro-llo.

Composición de la Armada

- El Comando de la Armada, que es la autoridad central ejecutiva de la Armada localizada Bogotá, Centro Administrativo Nacional CAN. Comprende el despacho del Comandante de la Armada y sus organismos asesores, los Organismos Ejecutivos de Mando y la Administración o sea los Organismos de Planeamiento, Ejecución y Control para la realización de las tareas y misiones asignadas a la fuerza.

- Las Fuerzas Operativas o sea el conjunto de medios ofensivos y defensivos capaces de ser empleados en el cumplimiento de la mi-sión Institucional y comprenden las Fuerzas Operativas Navales y Fuerzas de Infantería de Marina y las demás Fuerzas que sea necesario emplear bajo control y Comando del Comandante de la Armada, cuando fuere necesario.

- El establecimiento terrestre, que comprende todas las instalacio-nes de la Armada que no pertenezcan a las fuerzas operativas ni al Comando de la Armada. Estas instalaciones comprenden los ser-vicios de apoyo encaminados a crear, conservar, rehabilitar o hacer posible la acción de las Fuerzas Operativas en cumplimiento de sus misiones.

226

Valores y virtudes

- Los organismos adscritos y vinculados a la Armada para el cumpli-miento de fi nalidades específi cas.

Función de la Infantería de Marina

La Infantería de Marina como Fuerza de Proyección de la Armada Na-cional y Fuerza Estratégica de la Nación, tiene las siguientes funciones específi cas:

- Participar en Operaciones Anfi bias Conjuntas como Componen-te de la Fuerza de Desembarco Nacional o Multinacional.

- Realizar Operaciones Expedicionarias cuando la Nación así lo re-quiera independientemente o como parte de una Fuerza Conjun-ta o Multinacional.

- Operaciones de defensa de costas, en coordinación con otras Fuerzas.

- Defensa de Bases y Arsenales navales.

Fig. XIV-1 Operaciones Anfi bias de Infantería de Marina

OPERACIÓN ANFIBIAUna Operación Anfi bia, es un ataque lanzado desde el

mar por Fuerzas Navales y de Desembarco en vehículos anfi bios, contra Fuerzas Enemigas en una playa hostil;

con el propósito de asegurar una cabeza de playa, desem-barcar más tropa y desde allí continuar

operaciones hacia el interior.

FUERZA PÚBLICA


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Fig. XIV-2 Operaciones Expedicionarias de Infantería de Marina

OPERACIONES EXPEDICIONARIASUna Operación Expedicionaria es la que se lleva a cabo por una Fuerza Expedicionaria dentro o fuera del país.

Una Fuerza Expedicionaria es una Fuerza altamente mó-vil, fl exible, entrenada y equipada para operar en cual-quier medio (selva, desierto, alta montaña, operaciones

urbanas); empleando cualquier medio de incursión (asalto aéreo, salto en paracaídas, incursión anfi bia o terrestre.

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Valores y virtudes

Fig. XIV-3 Operaciones de Defensa de Costa de Infantería de Marina

OPERACIÓN DE DEFENSA DE COSTASSon todas aquellas acciones tendientes a proteger una

playa contra Fuerza Anfi bias de Desembarque. Implica la instalación de minados, obstáculos, artillería de cos-

ta, alambradas, radares de vigilancia, Fortifi caciones etc.

Fig. XIV-4 Defensa de Bases

FUERZA PÚBLICA


229

DEFENSA DE BASESSon todas aquellas medidas pasivas o activas que tienen como fi n proteger las instalaciones de ataque enemigos. Implica la instalación de fortifi caciones, obstáculos,

búnkeres, trincheras, garitas, defensa antiaéreas etc.

Vicente Yamazaki

Misión de la Fuerza Aérea Colombiana

La Fuerza Aérea ejerce y mantiene la soberanía nacional mediante el con-trol y uso del espacio aéreo, cumple las tareas asignadas en los planes de defensa interna y externa y colabora con los programas de desarrollo so-cial y económico formulados por el gobierno.

Misión de la Policía Nacional

La Policía Nacional es un servicio público a cargo del Estado, encargado de mantener y garantizar el orden público interno de la Nación, el libre ejercicio de las libertades públicas y la convivencia pacífi ca de todos los habitantes del territorio nacional.

232

Valores y virtudes

CAPÍTULO XV

DEFENSA DE LA PATRIA

Sección A.

Generalidades

Defensa Nacional

La Defensa Nacional es el conjunto de medidas que un Estado adopta para garantizar su existencia y su soberanía. Implica un criterio preventi-vo y concepto necesario de protección, de esta unión y equilibrio depende la suerte de los pueblos. Una Nación consciente de su defensa, debe man-tenerse en un estado de alerta que le permite visualizar los peligros que se ciernen sobre su existencia soberana y anticiparse a ellos en la medida que lo requiera la magnitud de la amenaza.

Fundamentos de la Defensa Nacional. El concepto de Defensa Nacional se fundamenta en el artículo 216 de la Constitución que dice: “Todos los colombianos están obligados a tomar las armas cuando las necesidades públicas lo exijan, para defender la independencia nacional y las institu-ciones Patrias”.64 La Defensa Nacional se basa en el poder material, en el potencial humano de la nación y en su capacidad militar. El poder ma-terial es esencialmente económico; el potencial humano es la riqueza en hombres, su valor físico, intelectual, profesional y moral.

Política Militar de Guerra. La actividad de hacer de cada ciudadano un Infante de Marina o un Soldado, determinar cuándo, dónde y cómo ha de ser utilizado, con qué esfuerzo y fi nalidad, pertenece a la “Política Mi-litar”. Esta orientación recae en la “Política Militar”, pero empieza en el hogar, pasa luego a la escuela y termina en donde empieza la “Política de Guerra”.65

Es una obligación del gobierno desarrollar una educación tendiente al desarrollo de facultades físicas, intelectuales y morales en función del concepto constitucional de “Defender la Independencia Nacional y las Instituciones Patrias”. Fomentar el patriotismo, la abnegación, el espíritu de sacrifi cio, el valor; sus medios son: el hogar, los centros docentes, los centros militares, las instituciones sociales. El cultivo de la inteligencia y de las cualidades morales en los ciudadanos debe ser el primer cuidado del gobierno.

(64) Enciclopedia Militar – Constitución Política de Colombia, Capítulo VII, Artículo 216 Pág. 416

(65) Revista de las Fuerzas Armadas No 2 Jun 1960 Pág. 242-248


233


El patriotismo despertado en el hogar debe ser desarrollado en la escuela y exaltado en las fi las de las Fuerzas Militares. El amor a la Patria es el prin-cipio de la educación, ella engendra los más nobles sentimientos, crea una solidaridad y asegura la cohesión y la fuerza de toda la nación.

Orientar, aglutinar y estimular la opinión ciudadana y la conciencia po-pular.

Responsabilidad de la Defensa Nacional. La Defensa Nacional no es ma-teria exclusiva de la parte militar; para mantener nuestra soberanía, es indispensable la conjunción de todos los valores nacionales y de todos los instrumentos estatales hacia dicho fi n.

Es obligación de todos los habitantes de un país sin distinción de sexos, edades, creencias, o profesiones participar en la Defensa Nacional.

El concepto de Defensa Nacional involucra la defensa de las fronteras, la integridad del país, la defensa de las instituciones Patrias.

Seguridad Nacional

Al Estado corresponde planear, dirigir, organizar mantener, defender y mejorar la vida de la Nación y hacerle frente a los obstáculos que a ello se opongan dentro o fuera de la nación. Las Fuerzas Militares apoyan estas actividades con todos sus medios, con fe y entusiasmo pues son ellas los guardianes de todos los valores y constantes históricas del pueblo colom-biano.

Debe existir un equilibrio entre la parte política y la militar que sea garan-tía de comprensión. Los países desarrollados admiran a sus Fuerzas Mili-tares, las respetan y las apoyan, es necesario que todos los políticos tengan una idea muy clara de lo que signifi ca la Patria y su defensa.

Almirante decía: “Las altas clases de la milicia no pueden, no deben, por más que se diga, permanecer extrañas e indiferentes a la Política, es decir, al Gobierno del País”, no es menos cierto lo que afi rmaba el Mariscal Guderiam, “Todos los Políticos incluso los presuntos pacifi stas, tienen el deber de comprender las leyes fundamentales de la Guerra y de estudiarlas para dominarlas a fondo”.

234

Valores y virtudes

CONCLUSIONES

- En los problemas nacionales, político - militares, la decisión estará a cargo del Jefe del Estado.

- La decisión militar no deberá estar infl uida por la conveniencia política.

- Las apreciaciones militares deber tomar en cuenta los factores po-líticos, cuando tales factores afecten un plan.

- En la preparación de la Seguridad de la Defensa debe intervenir toda la colectividad: dirigentes del Estado, Representantes en el Congreso, industriales, economistas, banqueros etc.

- Todo colombiano tiene que tener un conocimiento exacto de los problemas de la Defensa Nacional.

- Los Estados pobres también tienen la obligación de preocuparse de la seguridad de su defensa.

- El Estado tiene sus enemigos, dentro y fuera de sus fronteras.

- Los Militares están obligados a conocer las posibilidades del país y saber utilizarlas.

- La Defensa Nacional no es de mañana, es de hoy.


235


Sección B.

Proyecto de Ley de Seguridad y Defensa Nacional

La siguiente información fue tomada del Proyecto de Ley de Seguridad Nacional – Ministerio de Defensa Nacional – Julio de 1998

Obligación de participar y cooperar. Todos los colombianos tienen la obli-gación de participar activamente en la seguridad y defensa nacional y la convivencia ciudadana. Asimismo, las personas jurídicas con domicilio en el país están obligadas a cooperar para los mismos fi nes. (5º)

Deberes ciudadanos. Son deberes de todo ciudadano en materia de segu-ridad y defensa nacionales y convivencia ciudadana: (8º)

- Acudir a la movilización nacional cuando esta haya sido decre-tada.

- Cooperar con la Fuerza Pública para el mantenimiento y resta-blecimiento del orden público.

- Dar aviso a las autoridades competentes de hechos o acciones que puedan poner en peligro la existencia o seguridad del Esta-do.

- Participar en la defensa civil.66

Dirección. La dirección de la seguridad y defensa nacional corresponde al Presidente de la República. (10º)

Funciones del Presidente de la República. Además de las funciones con-sagradas en la Constitución Política, corresponde al Presidente de la Re-pública, en relación con la seguridad y defensa nacional y convivencia ciudadana: (11º)

- Aprobar los documentos primarios sobre seguridad y defensa na-cionales.

- Aprobar la estrategia de seguridad y defensa nacional y dirigir su aplicación.

- Presidir el Consejo Superior de Seguridad y Defensa Nacionales.

- Decretar la movilización y la desmovilización.

- Dictar políticas de convivencia ciudadana.

(66) Proyecto de Ley de Seguridad y Defensa Nacional - Capítulo I - ARTICULO 5º, 8º - Julio 1998

236

Valores y virtudes

Asesoría. Corresponde al Consejo Superior de Seguridad y Defensa Na-cional asesorar al Presidente de la República en los aspectos atinentes a la seguridad y defensa nacionales. (12º)

Integración. El Consejo Superior de Seguridad y Defensa Nacionales es-tará integrado así: (13º)

- El Presidente de la República.

- El Ministro del Interior

- El Ministro de Defensa Nacional.

- El Comandante General de las Fuerzas Militares.

- Los Comandantes del Ejército Nacional, la Armada Nacional, In-fantería de Marina y la Fuerza Aérea Colombiana.

- El Director General de la Policía Nacional.

- El Director del Departamento Administrativo de Seguridad, DAS.

- El Director de la Unidad Administrativa Especial de Asuntos Es-tratégicos de Seguridad y Defensa Nacional.

Forman parte del Consejo Superior de Seguridad y Defensa Na-cional las Comisiones Consultivas integradas según la materia a tratar, por el Presidente del Congreso, los Ministros del Interior, Relaciones Exteriores, Justicia y del Derecho y Hacienda y Crédi-to Público, el Jefe del Departamento Nacional de Planeación, el Presidente de la Conferencia Nacional de Gobernadores, el Presi-dente de la Federación Colombiana de Municipios, según regla-mentación que para tal efecto se expida.

Funciones del Consejo Superior para la Seguridad y Defensa Nacionales. Son funciones del Consejo Superior de Seguridad y Defensa Nacionales: (18º)

- Asesorar al Presidente de la República en materia de seguridad y defensa nacionales y recomendar políticas sobre la materia.

- Asesorar al Presidente de la República en la expedición de los do-cumentos primarios sobre seguridad y defensa nacional y de la estrategia de seguridad y defensa nacionales.


237


- Difundir las decisiones adoptadas para la seguridad y defensa na-cionales.

- Evaluar las políticas de inteligencia estratégica nacional y hacer las recomendaciones a que haya lugar.

- Evaluar y recomendar planes específi cos de seguridad y defensa para afrontar los factores de perturbación del orden público in-terno y de la seguridad externa presentados por el Ministerio de Defensa Nacional.

- Darse su propio reglamento, organizar y reglamentar el trabajo de las Comisiones Consultivas.

Planeamiento estratégico. Corresponde al Ministerio de Defensa Nacio-nal y al Comando General de las Fuerzas Militares, el planeamiento estra-tégico de la seguridad y defensa nacionales. (25º)

Funciones del Ministro de Defensa Nacional. Son funciones del Ministro de Defensa Nacional: (26º)

- Desarrollar las políticas de seguridad y defensa nacional y convi-vencia ciudadana trazadas por el Presidente de la República.

- Dirigir la Fuerza Pública, en sus aspectos técnicos y administrati-vos.

- Presentar al Consejo Superior de Seguridad y Defensa Nacionales los documentos primarios sobre seguridad y defensa nacional y convivencia ciudadana y proponer su revisión cuando se considere pertinente.

- Preparar y presentar ante el Consejo Superior de Seguridad y De-fensa Nacional para la aprobación del Presidente de la República, el proyecto de estrategia de seguridad y defensa nacionales.

- Emitir la guía de planeamiento estratégico para el desarrollo de la estrategia de seguridad y defensa nacional.

- Analizar permanentemente la situación de seguridad y defensa nacional y coordinar con los miembros del Consejo Superior de Seguridad y Defensa Nacional, los planes y programas para su actualización.

- Aprobar el programa de acción conjunta de las Fuerzas Militares y de la Policía Nacional.

238

Valores y virtudes

- Determinar las políticas sobre coordinación, asistencia militar y control operacional, de acuerdo con las recomendaciones del Consejo Superior de Seguridad y Defensa Nacionales.

- Las demás asignadas en la Constitución y la Ley.

Conducción estratégica. La conducción estratégica está en cabeza de: (31º)

- El Comandante General de las Fuerzas Militares.

- Los Comandantes del Ejército Nacional, la Armada Nacional, In-fantería de Marina y la Fuerza Aérea Colombiana.

- El Director General de la Policía Nacional.

Funciones del Comandante General de las Fuerzas Militares. Son funcio-nes del Comandante General de las Fuerzas Militares: (32º)

- Ejercer el mando y la conducción estratégica de las Fuerzas Mili-tares.

- Asesorar al Presidente de la República, al Consejo Superior de Seguridad y Defensa Nacional y al Ministro de Defensa Nacional en los asuntos militares.

- Formular la estrategia militar general.

- Formular los planes de guerra y los demás planes estratégicos rela-cionados con la seguridad y defensa nacionales y emitir su aproba-ción, como fundamento para la estrategia de seguridad y defensa nacionales.

- Emitir el plan de capacidades estratégicas en desarrollo de la guía de planeamiento estratégico y como base para la elaboración del plan de desarrollo sectorial cuatrienal.

- Emitir el programa de acción conjunta que armoniza y aprueba los objetivos de las diferentes Fuerzas Militares.

- Ejercer control operacional sobre la Policía Nacional, organismos nacionales de seguridad y otros cuerpos ofi ciales armados de ca-rácter permanente creados o autorizados por la ley, conforme con las políticas de seguridad y defensa nacionales.


239


- Organizar, entrenar, dirigir y planear el empleo de las reservas de las Fuerzas Militares.

- Determinar y difundir la doctrina militar para alcanzar los fi nes fi jados en la estrategia de seguridad y defensa nacionales.

Funciones de los Comandantes del Ejército Nacional, la Armada Nacio-nal, Infantería de Marina y la Fuerza Aérea Colombiana. Son funciones de los Comandantes del Ejército Nacional, la Armada Nacional, Infante-ría de Marina y la Fuerza Aérea Colombiana: (33º)

- Ejercer el mando y conducir las operaciones de la respectiva Fuer-za.

- Preparar y ejecutar los planes que le correspondan, en desarrollo de la estrategia de seguridad y defensa nacional y el plan de desa-rrollo sectorial.

- Elaborar, sustentar y ejecutar el programa de objetivos de la fuerza que permitan la viabilidad de los planes para el cumplimiento de la misión.

- Preparar y sustentar los proyectos de presupuesto en desarrollo de la estrategia de seguridad y defensa nacionales.67

(67) Proyecto de Ley de Seguridad y Defensa Nacional - Capítulo II - ARTICULO 10º, 11º, 12º, 13º,18º, 25º, 26, 31º, 32º, 33 - Julio 1998

240

Valores y virtudes

Sección C.

El Territorio Colombia

Colombia

Venezuela

Brasil

Perú

Ecuador

OcéanoPacífico

Mar Caribe Los Monjes

oo

Roncador

oo

ooQuitasueño

o

oProvidencia

Nicaragua

Costa Rica

Panamá

San AndrésIsla del Maíz

Srrana

Territorio que ha cedido Colombia

Fig. XV-1 Territorio que ha perdido Colombia

Desde la disolución defi nitiva de La Gran Colombia, Colombia ha per-dido cerca de 800.000 km de territorio en favor de sus vecinos. Actual-mente sólo subsisten problemas territoriales o de delimitaciones de zonas marinas y submarinas con Venezuela en el golfo de Coquivacoa.


241


Paralelo deCastillete

COLOMBIA

VENEZUELA

Aspiración de Venezuela

12 millas de mar territorial�

12 millas de mar adicional

Tesis “seca”Moderada

Tesis venezolana de la “Costa Seca” con cierre de Golfo

Aspiración de Colombia

Hipótesis de Caraballeda

Zona Petrolera

Fig. XV-2 Diferendo Colombo - Venezolano

El gobierno nicaragüense ha querido reclamar la propiedad de nuestras bellas islas de San Andrés y Providencia. Este reclamo, sin embargo, ca-rece de fundamentos pues el archipiélago es de Colombia desde antes de la independencia.

242

Valores y virtudes

CUBA

REP.DOMINICANA

PTO.RICO

MAR CARIBE

Km2

COSTARICA

4-IX-1909

Área: 339500km2

BRASIL

PERU

ECUADOR

HAITÍJAMAICACUBA

Área: 589160

Providencia

San Andrés

HONDURAS

NICARAGUA

PANAMÁProclama independencia

Vélez – Victoria 1924

Punta entre Cocalito y Ardita

Cabo Tiburón

2219 Km

265 Km

Bahía de Cosinetas

VENEZUELA

O. PACÍFICO

Piedra del Cocuy

Desembocadura del Río Guapí

Desembocadura del Río Mataje

586 Km

Tratado Suárez – Muñoz Vernasa, 19161626 Km

Lozano – Salomón , 1922Protocolo de Rí o de Janeiro, 1934

1645 Km

Desembocadura de laQuebrada San Antonio

Vásquez Cobo – Martins, 1907García Ortiz - Mongabeira, 1928

Laudo Arbitral Español, 1891Sentencia Consejo Federal Suizo,1922

López de Meza – Gil Borges , 1941

Fig. XV-3 Delimitación de Fronteras Colombianas


243


1.141.748 Km2339.100 Km2

589.560 Km2

Fig. XV-4 El Verdadero Mapa de Colombia

La responsabilidad hasta donde se extienden las normas jurídicas de la soberanía colombiana, no solo comprende el pedazo de tierra continen-tal que nos han enseñado desde el colegio; además del suelo, también el subsuelo, las áreas marinas y submarinas, el espacio aéreo, las órbitas geoestacionarias y la electromagnética. Sobre todas ellas debe ejercer el Estado su soberanía.

Para las Fuerzas Militares y en especial para los Infantes de Marina, es obligatorio conocer todos aquellos aspectos relacionados con la defensa de la soberanía.

Forman parte de Colombia además del territorio continental, el archipié-lago de San Andrés, Providencia, Santa Catalina y Malpelo, como tam-bién las islas, islotes, cuyos morros y bancos le pertenecen.

244

Valores y virtudes

Según la delimitación ofi cial de las fronteras de Colombia, establecidas por el Instituto Geográfi co Agustín Codazzi, Colombia limita al norte con las repúblicas de Honduras, Jamaica, Haití y República Dominicana; por el oriente con las repúblicas de Venezuela y Brasil; al occidente con las repúblicas de Nicaragua, Costa Rica y Panamá, por el sur con las repú-blicas de Ecuador y Perú. 68

La superfi cie territorial de Colombia tiene 1.141.748 km2, y el área marí-tima alcanza 928.660 km2.

Espacio Aéreo

Es un concepto tenido en cuenta desde hace muy poco tiempo cuando comenzaron los adelantos de la aviación y el lanzamiento de los satélites artifi ciales. El espacio aéreo es la capa de aire que se alza sobre los límites del suelo y del mar territorial. Tiene una altura de 53 millas, pues se ha llegado a la conclusión de que de esta altura en adelante, el espacio deja de ser atmosférico para ceder el paso a los satélites artifi ciales.

Las aeronaves civiles y militares están en la obligación de pedir permiso para sobrevolar el territorio de otro Estado. Para simplifi car estos trámites es de común usanza la celebración de tratados internacionales.

Colombia tiene soberanía absoluta sobre la zona aérea de su extensión terrestre y marítima, que suma un total de 2.070.408 km2.69

Orbita Geoestacionaria

Es un concepto novedoso en la Carta política. Es la órbita que gira alrede-dor de la Tierra. Al igual que el espacio electromagnético, que comprende el espacio o lugar que carece de atracción física de los cuerpos, son inno-vaciones de nuestra Constitución.

Hacen parte del territorio, pero para el ejercicio de la soberanía es necesa-rio tener en cuenta las normas internacionales que regulan la materia.

La Orbita Geoestacionaria de Colombia consta de 609.5 km, a una altura de 35.768 km2 a lo largo de la línea ecuatorial. Esto signifi ca que Colom-bia se encuentra entre los países que cuentan con la posibilidad de colocar satélites que vayan a la misma velocidad de rotación de la Tierra, en la órbita mencionada.

Áreas Marinas y Submarinas

El territorio marítimo comprende: litoral, aguas interiores, mar territorial, zona contigua y zona económica exclusiva. Los interese marítimos son

(68) Enciclopedia Colombia a su Alcance Espasa, Tomo III, Segunda edición 2003, Pág. 32.

(69) Enciclopedia Colombia a su Alcance Espasa, Tomo III, Segunda edición 2003, Pág. 32.


245


todas las actividades que desarrolla el Estado y particulares para aprove-chamiento del océano, de las aguas sometidas a la jurisdicción nacional, del litoral, de los fondos marítimos y de los recursos en ellos contenidos, con el fi n de generar benefi cios políticos, económicos y sociales para la nación.70

El área de las áreas marítimas colombianas en el océano Pacífi co es de 339.500 km2, y el área de sus aguas en el mar Caribe es de 589.160 km2.

El Suelo Continental

Tiene una extensión superior al millón de kilómetros cuadrados.

En el Subsuelo

Se encuentran los recursos naturales, especialmente el petróleo.

El Mar Territorial

Zona de mar en la que el Estado ejerce soberanía con la única limitación del llamado “paso inocente” de los buques extranjeros. En Colombia, la anchura del mar territorial es de 12 millas, medidas a partir de la línea base recta.71 Está determinado en los artículos 1° y 2° de la Constitución de Ginebra, donde se establece que es la zona del mar adyacente a la costa de los Estados sobre la cual éstos ejercen su soberanía. Dicha soberanía se extiende al espacio aéreo que cubre el mencionado mar, lo mismo que a su lecho y a su subsuelo.

No existe un criterio uniforme respecto a la anchura que debe tener el mar territorial, aunque países situados en la costa occidental de Suramé-rica, como Chile, Perú y Ecuador, defi enden el límite de las 200 millas para proteger la riqueza pesquera. En cambio, países con poderosas fl otas pesqueras, como los Estados Unidos, Japón y los países escandinavos, pro-penden porque el mar territorial sea sólo de 3 millas.

La Plataforma Continental

Es el espacio del lecho y el subsuelo marinos comprendido entre las playas y el talud continental, vale decir, las profundidades marinas.

Zona Contigua

Es una franja de alta mar contigua al mar territorial, sobre la cual los Esta-dos ribereños ejercen jurisdicción para evitar, y llegado el caso sancionar, las infracciones que cometan contra sus leyes o reglamentos sanitarios, fi s-

(70) Colombia Marinera, Contralmirante William Porras Ferreira, Pág. 26

(71) Colombia Marinera, Contralmirante William Porras Ferreira, P_g. 27,28

246

Valores y virtudes

cales, aduaneros y de inmigración dentro de su territorio o mar territorial. En Colombia, la anchura de la zona contigua es de 24 millas, medida a partir de las líneas de base recta.

La Zona Económica Exclusiva

Artículo 55 Convención de Montego Bay. “Es un área situada más allá del mar territorial y adyacente a éste, sujeta al régimen jurídico específi co establecido en esta parte, de acuerdo con los derechos y la jurisdicción del Estado ribereño y los derechos y libertades de los demás Estados, se rigen por las disposiciones pertinentes de esta convención”. En Colombia, la anchura de la zona económica exclusiva es de 200 millas, medida a partir de las líneas de base recta.

La Zona Económica Exclusiva de las aguas colombianas suma 876.074 km2. Es algo similar al mar territorial, pero se diferencia en que la primera tiene que ver con el monopolio que el Estado ejerce sobre la exploración, explotación y conservación de los recursos naturales de las aguas adyacen-tes, del suelo y del subsuelo marítimos, mientras que el mar territorial es más que todo la zona de control militar, aduanero y de vigilancia territo-rial.

Aguas Interiores.

Son aquellas contenidas en los ríos, lagos, golfos y mares cerrados o comu-nicados mediante algún estrecho con alta mar o con aguas de los puertos. Tienen un régimen jurídico diferente del que corresponde a las aguas te-rritoriales o nacionales, considerándose de exclusiva propiedad del Estado ribereño. En Colombia las aguas interiores van desde el litoral hasta las líneas de base recta.

248

Valores y virtudes

CAPÍTULO XVI

LA INFANTERÍA DE MARINA DEL FUTURO

Es necesario hacer un alto en el camino, refl exionar seria y responsable-mente a cerca de la orientación y ajustes necesarios que se le debe hacer a la Infantería de Marina para que cumpla con las expectativas de defen-sa de la Nación y del rol que debe mantener dentro del contexto de las Fuerzas Militares.

ORGANIZACIÓN. Las buenas empresas o instituciones primero pien-san en la organización y su doctrina. El cerebro de la Infantería de Marina está en cabeza del Comando con su Estado Mayor y un Departamento de Doctrina de Infantería de Marina. Si estas dos partes están organizadas, todo lo demás será complementario.

PROYECCIÓN. Es necesario hacer una proyección seria y responsable de las capacidades que debe tener el Cuerpo de Infantería de Marina como Fuerza Estratégica de la Nación y de proyección de la Armada Nacional; pero aún es más saludable que todos los Comandantes trabajen y comple-mentes esa proyección sin cambiar el concepto inicial.

UNION DE ESFUERZOS. Es conveniente inyectar una buena dosis de iniciativa, entusiasmo, espíritu de cuerpo, autoestima actitud positiva de tal manera que se pueda unir esfuerzos y estimular el trabajo de equipo.

CAMPAÑAS PARA LA BUENA IMAGEN DE LA INFANTERÍA DE MARINA. La Defensa de la Nación, no es asunto solamente de las Fuerzas Militares, es de cada colombiano y con mayor responsabilidad en las cabe-zas políticas; por lo tanto los Infantes de Marina que son los que conocen su institución, su misión y visión, los únicos que saben para qué sirven, tienen que vender su imagen e importancia a todo el pueblo colombiano mediante campañas institucionales permanentes. De los Comandantes de Infantería de Marina de hoy, depende la grandeza institucional del maña-na.

CONFIANZA DE LOS COMANDANTES EN LAS CAPACIDADES DE SUS HOMBRES. Los Comandantes tienen que creer en las capa-cidades e iniciativa de sus hombres si conocen el problema y cual es la solución, es cuestión de meterle coraje y aprovechar las capacidades de su gente para buscar la excelencia. Los Comandantes de Infantería de Marina deben tener el valor y el coraje para asumir los retos, no puede darles te-


249


mor arriesgar. Es sencillo el cambio: una mentalidad más fl exible, romper paradigmas, tener decisión, arriesgar un poco más, una actitud positiva, una buena dosis de entusiasmo y espíritu de cuerpo y siempre para ade-lante. El entorno y el medio tienen que ser cambiados por los Infantes de Marina y en ningún momento estos, absorbidos por él.

CRÍTICAS SANAS PARA EL MEJORAMIENTO. Abrir espacios para críticas sanas en toda la institución, buscando que todo el personal se comprometa con el cambio. Recordar que la diversidad de ideas engran-dece y abre nuevos horizontes; tomar con sufi ciente seriedad todas las opi-niones. Se necesitan Comandantes muy sabios que puedan discernir entre las muchas ideas presentadas, aquellas que engrandezcan a la Infantería de Marina. Es de vital importancia un compromiso honesto de todos los Jefes. El ejemplo y el compromiso arrastran.

EL CAMBIO ES YA. Este cambio de mentalidad y moralización tiene que comenzar hoy, para que en el futuro pueda irse recogiendo los frutos. LA MORALIZACIÓN. La Infantería de Marina necesita con urgencia una moralización en todos los campos:

- Una educación permanente que comience en la Escuela Naval con la formación del Ofi cial de Infantería de Marina, en aspectos que tienen que ver con el CAMBIO DE ACTITUD frente al Subofi -cial e Infante de Marina. El buen cumplimiento de la misión se logra solo cuando cada integrante del equipo siente que su tarea es importante para que la unidad pueda cumplir con su misión. Se-ñor Ofi cial mire con aprecio y respeto a sus hombres, si se gana su mente y su corazón, estos irán con Usted hasta la muerte. Su misión como Comandante, se convertirá para ellos en su ideal. El Comandante empieza a ejercer sus verdaderas funciones cuando es aceptado en el corazón de sus subalternos. Los Subofi ciales se sentirán orgullosos de Usted y lo asesorarán para que no fracase la misión.

- Señor Subofi cial, usted es parte integral del mejor equipo “La In-fantería de Marina”, un equipo que tiene los mejores Ofi ciales de las Fuerzas Militares. Unos Ofi ciales con mucha sabiduría en los que usted puede confi ar plenamente, ellos no lo defraudarán porque ellos quieren tanto a la Infantería de Marina como usted. No les vaya a fallar porque sería un desastre para el equipo, ellos esperan de usted lo mejor. Usted para los Ofi ciales es la guía espiri-tual, es la chispa que cohesiona y une la mente y el espíritu del equipo. Su deber es asesorarlo muy bien porque auque los Subofi -ciales son los responsables del buen cumplimiento de las tareas, él

250

Valores y virtudes

es quien lleva en sus hombres el peso de la dirección. El Ofi cial fuera de ser su Comandante, es su amigo; como un solo equipo tendrán que cumplir juntos la misión. Su respeto y acatamiento de las órdenes debe ser el mismo que usted quisiera para usted y para sus Infantes de Marina. Una clave importante para la relación con sus Ofi ciales es una buena dosis de prudencia, lealtad y sinceridad; usted merece esto, en la medida que los aplica con sus Ofi ciales e Infantes de Marina.

- Los Infantes de Marina, merecen lo mejor de sus Comandantes.

Diríjalos muy bien, ellos fuera de ser su equipo son sus amigos. Enséñeles con su ejemplo a querer a su Patria, a su Infantería de Marina y a su familia. Levánteles la moral y su espíritu diariamen-te, incentive diariamente los valores característicos del Infante de Marina: el entusiasmo, espíritu de cuerpo, actitud positiva, au-toestima, puntualidad, cumplimiento de la palabra, ejemplo y la disciplina en todos sus aspectos. El buen Padre prepara a sus hijos para que enfrenten su vida. Los buenos Comandantes preparan a sus hombres en forma excelente para la guerra y para que sean buenos ciudadanos.

Sea responsable con sus hombres, entrénelos muy bien antes de enviarlos para la guerra.

- El profesional de las armas sabe que primero está el cumplimiento del deber a cualquier otra aspiración. Ser doctor en una ciencia cualquiera, distinta a la profesión militar, no riñe con la profesión de las armas, antes por lo contrario la complementa; la verdadera sabiduría radica en saber que primero usted es un Infante de Ma-rina, un militar de tiempo completo y que su misión es tomar las armas para la defensa de la Patria en cualquier momento. Si usted como Infante de Marina no tiene muy claro este concepto, podrá pensar que las órdenes militares admiten discusión y esto es un gran error, las órdenes militares no se discuten sino que se cum-plen sin vacilación; los Comandantes con su sabiduría han hecho una sumatoria de los aspectos tangibles y no tangibles, llegando a la conclusión que el balance es favorable. Fácil sería imaginar el resultado en donde hubiera opción de discutir quien va y quien no va al combate. “Se cumplen las órdenes o se acaba la milicia”.

- La preparación intelectual y técnica de los hombres de Infantería de Marina no es una opción de los Comandantes, es una obliga-ción para bien de la Patria y de la institución; pero es importante dejar muy claro que las Escuelas de Formación de Ofi ciales y Subofi ciales de Infantería de Marina, son Academias de Forma-


251


ción Militar. En las Academias de Formación Militar, la enseñanza está enfocada a una educación netamente de formación militar y de liderazgo

- En todo momento, circunstancia y lugar, los Infantes de Marina deben mostrar una imagen positiva y estar permanentemente vigi-lantes para no perder la postura:

& En el combate mostrar una actitud de valor, decisión y capacidad de dirección.

& Frente a los desaciertos en el combate una corrección per-manente para no volver a caer en el error. Las lecciones aprendidas no se hacen para llevar un record o estadística sino para no caer en los mismos errores.

& En los actos religiosos mostrar una actitud de respeto y recogimiento.

& En formaciones y paradas militares una vigilancia perma-nente a la disciplina de fi la.

& En reuniones sociales una actitud de cultura y respeto.

& En los servicios de guardia una imagen de fortaleza, deci-sión y respeto.

& En el trato con las damas, ancianos y niños una actitud de respeto y consideración.

& Frente a los subalternos su actitud debe ser de vigilancia constante en ambos sentidos, hacia usted para que no de una imagen negativa y hacia sus subalternos para que no cometan faltas.

& En tareas o cumplimiento de la misión manténgase vi-gilante con usted mismo para que muestre una imagen positiva, de entusiasmo, espíritu de cuerpo, trabajo en equipo, puntualidad y disciplina.

& Frente a los Símbolos Patrios, mostrar una actitud de res-peto.

De nada sirven los reglamentos, manuales, órdenes, di-rectivas, lecciones aprendidas, el conocimiento teórico del liderazgo; si no se aplican en la práctica.

254

Valores y virtudes

CAPITULO XVII

DDHH Y DIH

1. GENERALIDADES DERECHOS HUMANOS

Aunque el “Libro de Valores y Virtudes” tiene como fi n buscar el perfi l ideal

de un Infante de Marina en el aspecto de apoyo espiritual, moral, sicológico,

táctico y técnico; sin describir aspectos operacionales. Es importante, insistir en

el respeto a la dignidad humana, acatamiento de las normas que conllevan al

bienestar de la persona.

Los Derechos Humanos (DD.HH.) hacen referencia a los aspectos relaciona-

dos con lo que somos los seres humanos, conjugados con un ideal político y so-

cial, para construir una imagen “ideal” basada en el derecho a la vida, la libertad

individual, la autonomía, la igualdad, la propiedad, la seguridad, la democracia,

el respeto, la justicia, la felicidad y el bien común.

El respeto a los DD.HH. implica, proteger el conjunto de atributos inherentes

al ser humano, por esta misma condición, para dignifi car su existencia y perfec-

cionar el contexto social.

El fi n de los DD.HH. como inherente a todos los individuos sin ninguna ex-

cepción, busca garantizar a cada persona en tiempo de paz, el respeto por sus

vidas, libertades y derechos, que le permitan asegurar su pleno desarrollo social,

protegiéndolos de abusos por parte de las autoridades.

2. PRINCIPIOS BÁSICOS DEL D.I.H. CONFLICTOS ARMADOS (DICA)

a. Atacar sólo objetivos militares.

Más que un principio es un concepto imprescindible que se debe

conocer y aplicar en la conducción de las hostilidades, para que los

ataques se dirijan exclusivamente contra objetivos que por su misión,

naturaleza, ubicación, fi nalidad o utilización, contribuyan efi cazmen-

te a la acción militar, o cuya destrucción total o parcial, captura o

neutralización, ofrezcan una ventaja militar defi nida y concreta. Antes

de proceder al ataque, es necesario tomar las precauciones necesarias

y agotar las medidas disuasivas para evitar daños innecesarios. En caso

de duda, se considerará el objetivo como no militar. Este concepto

se introduce con el objeto de lograr una mayor comprensión de los

principios.


255

DDHH Y DIH

b. Necesidad militar.

Implica para el combatiente la obligación de verifi car de manera per-

manente si los objetivos son militares o no, si contribuyen efi cazmen-

te a la acción o si ofrecen una ventaja militar concreta para determinar

si se inicia, continúa, regula o suspende una operación. La aplicación

correcta de este principio permite reducir los riesgos y consecuencias

negativas para el entorno civil y para la tropa, justifi cando únicamen-

te las medidas indispensables para el cumplimiento de la misión, en

estricta observancia de la normatividad humanitaria.

c. Proporcionalidad.

Impone a las partes en confl icto el deber de evitar que se causen per-

juicios excesivos contra personas y bienes civiles, frente al resultado

global esperado de la acción militar, por eso es indispensable planear

la operación, para establecer qué métodos y medios se van a emplear

en el ataque. La proporcionalidad también se predica respecto de la

respuesta a una agresión grave, injusta e inminente del enemigo.

e. Distinción.

Las partes en confl icto en la planeación y conducción de las hosti-

lidades harán la distinción entre población civil y combatientes, así

como entre bienes de carácter civil y objetivos militares, para preve-

nir y evitar las consecuencias que deriven de la inobservancia de este

principio.

f. No reciprocidad.

Quiere decir que ninguna de las partes en confl icto puede dejar de

aplicar las normas humanitarias, argumentando como pretexto el in-

cumplimiento de estas por parte del adversario.

g. No intervención.

Implica que las normas del DIH no podrán invocarse con el objeto

de menoscabar la Soberanía del Estado o la responsabilidad que le

incumbe al gobierno de mantener o restablecer la ley y el orden, o de

defender la unidad nacional, la integridad territorial y el orden cons-

titucional, siempre que se realice esta labor en estricta observancia de

los procedimientos establecidos por la ley.

h. Trato humano.

Las personas civiles, los prisioneros de guerra y el personal militar

sanitario y religioso capturados, deben ser respetados y tratados hu-

manitariamente.

i. Atención a heridos y náufragos.

Los combatientes enemigos heridos y náufragos deberán ser atendidos

y evacuados hacia la zona de retaguardia.

256

Valores y virtudes

j. Enemigo fuera de combate o rendición.

Un combatiente que se reconozca que está fuera de combate (rendi-

ción, herido, náufrago, paracaidista en situación de emergencia) no

será atacado y después de su captura será tratado humanamente.

k. Trato a personal civil.

Las personas civiles no pueden ser atacadas a menos que participen

directamente en las hostilidades. Si éstas son capturadas por partici-

pación hostil, deben ser respetadas y tratadas humanamente, así como

protegidos contra malos tratos o venganzas. No deben ser tomadas

como rehenes y sus propiedades deben ser respetadas y protegidas de

deterioros y saqueos.


257

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La vida Disciplinada Richard Shelley Taylor

Mañana será otro día - María Cecilia Betancur 19, 70-71, 78-79, 90, 103-105, 118-119, 152-153, 157

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COMO FORMAR LOS VALORES Luis Javier Valencia Monsalve Pág. 22

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Proyecto de Ley de Seguridad y Defensa Nacional 2002 Presidente Álvaro Uribe Vélez

ELABORADO POR:DIVISIÓN DE DOCTRINA DE INFANTERÍA DE MARINA

· se fomentarán prácticas democráticas para el aprendizaje de los principios y valores de la...

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