zeki - esplendores y miserias del cerebro

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  • 8/22/2019 Zeki - Esplendores y Miserias Del Cerebro

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    ESPLENDORES Y MISERIAS DEL CEREBROSEMIR ZEKIDepartamento Wellcome de Neurologa CognitivaUniversidad de Londres

    En el presente ensayo examino dos hechos evolutivos que dan cuenta del tremendo xito del cerebro humano:

    su capacidad para adquirir conocimientos y su variabilidad entre individuos. Una caracterstica de cualquier sistema quealmacene informacin de forma eficiente es su capacidad para abstraer y formular ideas. Ambos atributos originan unconflicto entre la experiencia de lo particular o concreto y lo que el cerebro ha desarrollado a partir de la experiencia delo mltiple. Ambas cosas pueden resultar frustrantes en nuestra vida cotidiana. Esta frustracin se incrementa por elhecho de que la abstraccin y los ideales estn sujetos a variabilidad en el tiempo, tanto para un individuo como entrestos. La variabilidad que da origen a la seleccin evolutiva puede resultar tambin una caracterstica que asle eindividualice a las personas en la sociedad y, as pues, las mismas caractersticas de nuestro cerebro, que hace denuestra evolucin un xito enorme, pueden ser tambin fuente principal de nuestras miserias.

    Palabras clave : abstraccin, idealismo, conocimiento, color y variabilidad.

    1. INTRODUCCINPor lo general, y cientficamente hablando, se piensa que el pasado milenio pertenece a las ciencias fsicas en tantoque el futuro estar dominado por las ciencias biolgicas, ms concretamente por la neurobiologa.

    A la Fsica y la Qumica se las considera ciencias maduras, que han experimentado grandes avances yconseguido importantes logros, especialmente al finalizar el siglo que cierra el milenio. Gracias a esto el hombre hapodido conquistar y dominar su entorno en mayor o menor grado, as como mejorar enormemente su comodidad ybienestar global. Las ciencias fsicas siguen aportando importantes contribuciones al progreso, pero la decisinadoptada en 1993 por el Congreso de EE UU de rechazar el acelerador de partculas gigantes en que los fsicosconfiaban para ir ms all de los quarks sugiere que la sociedad se est volviendo cada vez ms escptica sobre elverdadero valor de costosos proyectos de investigacin que quizs contribuyan alga a mejorar nuestrosconocimientos pero que, a juicio de sta, no colaboran demasiado en mejorar las condiciones de vida del hombre. Laimportante inversin de las sociedades occidentales en las denominadas biociencias no muestra signos de reducirse.Esto es consecuencia de que las sociedades occidentales -ahora que el entorno fsico se ha comprendido y controlado almenos en parte- creen que es tiempo de prestar ms atencin y recursos a nuestro bienestar biolgico. Ese bienestarconsiste, desde luego, en mejorar nuestra salud y herencia gentica, as como en la erradicacin de la enfermedad y elsufrimiento fsico. Pero consiste tambin, sobre todo, en hacer que hombres y mujeres sean ms felices aminorandoel impacto de lo que Sigmud Freud acus como "la miseria psicolgica de la humanidad".

    A decir verdad, la revolucin que trajo consigo el desarrollo de las ciencias fsicas en el pasado mileniosupuso tambin un hito biolgico -o al menos psicolgico- en la historia de la humanidad. Las ideas de Coprnico yGalileo puede que hayan revolucionado las ciencias fsicas, pero su impacto psicolgico sobre los seres humanos esdigno de consideracin, ya que an perviven las consecuencias de sus ideales. Degradado como figura central de ununiverso no definido, el hombre no ha tenido ms remedio que intentar comprender cul es su lugar en la naturaleza:desposedo de la certeza de un Dios omnipotente y omnipresente que le haba creado para instrumentalizar su voluntaddivina, se vio obligado a intentar comprender el porqu de su existencia. Ms desposedo si cabe por la revolucinideolgica de Darwin, que vino a destruir el mito de la creacin gestada por un Dios con un fin propio, el hombre se

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    encontr con que slo era el producto de un lento y aventurado proceso de evolucin de las especies cuyo nicopropsito es la supervivencia, no slo la suya, como ser ms evolucionado gracias al tremendo desarrollo de sucerebro, sino tambin la del resto de las especies. Incapaz de encontrar un inequvoco sentido a su existencia, elhombre est abocado a mirar a su interior y buscar ese sentido dentro de s mismo, acelerando con ello el procesoiniciado con la revolucin de Coprnico. La erradicacin de la enfermedad, la pobreza y el resto de agentes que acortan la vida de la persona o la

    incapacitan fsica o mentalmente en mayor o menor grado, y que la privan de toda oportunidad de contribuirplenamente a los logros de su civilizacin para, a su vez, disfrutar del mximo de los frutos de su esfuerzo, no resultaser la panacea que resuelva de una vez por todas el problema de la "infelicidad humana" descrita por Freud (1930). Ensu libro Civilizacin y descontento, Freud resume el problema del siguiente modo: "los hombres -escribe- empiezana percibir que toda la conquista reciente sobre el espacio y el tiempo, la conquista sobre las fuerzas de la naturaleza, ellogro de sus histricas aspiraciones, no les ha hecho ms felices de lo que antes eran". Freud fundament que parte deeste malestar tiene un origen social: "la insuficiencia de nuestros mtodos para regular las relaciones humanas en lafamilia, la comunidad y el Estado".

    Pero "cuando consideramos el posible xito de nuestros esfuerzos por salvaguardarnos del sufrimiento, surgela sospecha de que cierta e inconquistable naturaleza se esconde tras dicho fracaso y que tiene mucho que ver connuestra propia configuracin mental".

    (A) EL ESTUDIO DE NUESTRA CONFIGURACIN MENTAL

    Es el estudio de dicha configuracin lo que representa mayor desafo para la ciencia, quizs el reto ms importante alque se ha enfrentado, y gran parte de ese desafo tiene un componente neurobiolgico, ya que parece ms que probableque nuestra configuracin mental est orquestada por la organizacin neuronal de nuestros cerebros. Y cmo definirla configuracin mental en trminos neurales, lo cual es preciso si hemos de creer que esa configuracin es laexpresin de la actividad neural? Hoy por hoy no est demasiado claro.

    Los filsofos y otros estudiosos podran argumentar con mayor o menor conviccin que no existeevidencia directa de que nuestra configuracin mental estnicamente determinada por nuestro sistema neural. Contodo, esa conjetura est bien fundada y yo tratar de refrendar a lo largo de este ensayo que tras esa configuracinmental hay todo un aparato neurolgico que determina sus capacidades y sus limitaciones (ver Searle, tambin en estenmero).

    El primer hecho que debe quedar claro en relacin a nuestra configuracin mental es que sta es producto dela evolucin, algo que nos confiere ventajas selectivas. Algunas de estas ventajas resultan tan obvias que no merece

    la pena mencionarlas aqu. Pero qu hay de las desventajas implcitas en la frase acuada por Freud "la miseriapsicolgica de la humanidad" y que ste relaciona con la configuracin mental del hombre? Pudiera ser que lasmiserias derivadas de poseer dicha configuracin sean un subproducto de las tremendas ventajas selectivas que nosproporciona esa misma configuracin? En este ensayo examino dos desarrollos evolutivos que justifican el enormexito del cerebro humano y tratar de argumentar, en mayor o menor medida, que ambos contienen las semillas de esamiseria e infelicidad de las que Freud hablaba. Uno tiene relacin con la capacidad del cerebro para elaborarconocimientos, para la abstraccin y para la construccin de ideales; el otro tiene relacin con la variabilidad. Elestudio del primero de ellos constituye la carga filosfica que deber soportar la neurobiologa si esta ciencia pretendellegar a comprender mejor el funcionamiento del cerebro. En la discusin de mis planteamientos tratar de proyectarmi conviccin de que los problemas que la neurobiologa habr de enfrentar en el futuro no son otros que las verdadeseternas y valores que la Filosofesa disciplina de la que Bertrand Russel (1914) dice "ha hecho ms alegaciones peroconseguido menos resultados que cualquier otra rama del conocimiento"-ha intentado abordar sin xito en el pasado.En esta empresa, la neurobiologa, al igual que la filosofa antes que ella, se adentrar de forma natural en campos quehoy nos parecen impropios de su mbito tales como las artes, la esttica y la moralidad. El segundo factor, el de la

    variabilidad, est inextricablemente ligado al primero. Es un factor que, una vez sea mejor comprendido,posiblemente tendr profundas consecuencias en la regulacin de los asuntos humanos de la sociedad en general. Esun factor que tengo intencin de describrir en estricta relacin a nuestra configuracin mental.

    A pesar de los grandes avances de la neurobiologa, todava no est claro, al cierre del milenio, de qumodo podemos abordar el estudio y comprensin de nuestra configuracin mental. Ello depender, claro est, deldesarrollo de nuevas tecnologas. En este nmero, Francis Crick hace alusin a algunas de ellas, ya disponibles en laactualidad, pero que an no han sido aprovechadas al mximo; otras se desarrollarn en el futuro. Sean lo que seanestas nuevas tecnologas, parece de todo punto inevitable que vengan determinadas -al menos en parte- por latendencia y necesidad de la neurobiologa de comprender nuestra configuracin mental y de resolver los problemasasociados a ella. Se dedicar mucho tiempo y esfuerzo al desarrollo de nuevas tcnicas para el estudio del cerebrohumano, proceso que ya ha sido iniciado con el refinamiento de las tcnicas de imagen para el diagnstico. stas

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    obtuvieron grandes logros en la pasada dcada, pero en la actualidad no parecen ser capaces de revelarnos con detallelos mecanismos neurales implicados y lo que ocurre en las diferentes reas del crtex cerebral. Si la solucin de estosproblemas -suponiendo que la tengan- va a redundar en beneficio de la humanidad en su conjunto, es harina de otrocostal, pero no hay duda de que contribuir enormemente a incrementar nuestros conocimientos.

    2. EL PROBLEMA DEL CONOCIMIENTOEntre los principales problemas que yo espero que la neurobiologa aborde -aunque lo haya intentado ya tmidamente-n la naturaleza del conocimiento en s y la relacin que existe entre conocimiento y creencias. El problema delconocimiento es tambin, por supuesto, problema de la filosofa. Sin entrar en detalles de cmo lo aborda la filosofay centrndonos slo en los aspectos neurobiolgicos, podramos definir el problema a la par que aprender algo acercade la naturaleza del conocimiento que tenemos o que somos capaces de adquirir y hasta qu punto ese conocimientoviene determinado nica y exclusivamente por el funcionamiento de nuestro cerebro. Un buen punto de partida essuponer que una de las funciones principales del cerebro es la de adquirir conocimiento y que el nico conocimientodel que disponemos es, en realidad, conocimiento cerebral. Pero este supuesto conlleva problemas formidables queneurobilogos y mdicos comparten con los filsofos. Requiere llegar a comprender las posibilidades y limitacionesimpuestas por el aprendizaje o la adquisicin de conocimiento mediante la detallada organizacin neural de este rganoy lo que en trminos kantianos significa el "principio organizativo" del cerebro para adquirir ese conocimiento (elmismsimo Kant hablaba de "mente" y no de cerebro). Podramos comenzar discutiendo el problema de la constanciay la naturaleza de la contribucin del cerebro a sta, poniendo como ejemplo ilustrativo uno muy apreciado por los

    filsofos: el color. Esto nos lleva a la cuestin del conocimiento derivado del pensamiento puro, basado ste ennuestro propio conocimiento de lo part icular o concreto, y que nos lleva a su vez al tema de la abstraccin y de laformacin de ideales. stos son subproductos de un eficiente sistema recopilatorio de informacin, aunquepersonalmente creo que pagamos un alto coste por dicha eficiencia. El que yo dedique tanto espacio a la discusin delos problemas asociados al pensamiento y al conocimiento refleja mi profunda conviccin de que ambos sonproblemas que la neurobiologa puede abordar de forma tcnica. Tambin soy consciente de que en la discusin quesigue a continuacin puede que haya una regresin en los argumentos que utilizar para hablar de cosas que ahoraconocemos bien y que con ello me muestro en exceso generoso con los filsofos del pasado. Las ideas de Platn, porejemplo, podran reformularse hoy con ms claridad. Kant a muchos nos resulta incomprensible e incluso mstico;escribe sobre la mente y no del cerebro, y muchas de sus preguntas se pueden reformular hoy de forma ms sencilla yadaptada a los conocimientos actuales. Pero el hecho de que hoy seamos capaces de formular mejor los problemas, eincluso de encontrarles solucin, no altera el hecho de que el objeto de investigacin de la neurobiologa en el futuroy de la filosofa en el pasado tiene una misma raz.

    (A) EL PROBLEMA DE LA CONSTANCIA

    Para Platn, la doctrina de Herclito relacionada con el flujo o cambio permanente -el problema al que Schopenhauerse refera como "el devenir constante que nunca es"-constituye el primer problema para la adquisicin delconocimiento y, por ende, el primer problema del conocimiento mismo. ste es fundamental para la neurobiologa,aunque Platn no lo considerase en ese contexto ni tampoco hiciera referencia al cerebro. Verdaderamente haba pocanecesidad de hacerlo, ya que los ideales eran lo real y pertenecan al mundo suprarracional, accesibles slo desde elpensamiento. Su opinin al respecto, aparece desarrollada en obras como Phaedo; Meno, La RepTheatetus,en lasque hace una exposicin que bien podra haber sido neurobiolgica. El punto de partida es que el nico conocimientoque merece la pena adquirir es el relacionado con las propiedades constantes e inalterables de todo lo que existe en estemundo. Y aqu subyace un problema comn a la filosofa y a la neurobiologa, ya que este conocimiento debeadquirirse en un medio donde todo est en cambio permanente. De ah el problema de la constancia.

    Psiclogos y neurobilogos suelen hablar de constancia cromtica o constancia de forma. Pero laconstancia debera tener una aplicacis amplia; por ejemplo, ser igualmente aplicable a las situaciones (constanciasituacional) y a conceptos ms abstractos como son el honor y la justicia. Estos ltimos son problemas que laneurobiologn no ha enfrentado, aunque no sera sorprendente que lo hiciera a lo largo del prximo siglo. Demomento y para ilustrar el problema general de la neurobiologa del conocimiento, quizs resulte instructivo volveral problema del color. Aunque de forma algo restringida, los filsofos se han referido al color para discutir sobre elconocimiento y se han planteado interrogantes tales como si los colores existen o no en el mundo material y si loscolores pueden ser considerados como propiedades de los objetos que los reflejan. Son estas cuestiones a las que laneurobiologa ya ha proporcionado alguna que otra respuesta y seguirn hacindolo en el futuro. Esto es ilustrativo,aunque de forma muy limitada, de uno de los problemas para la neurobiologa y la filosofmo adquirir conocimientosobre una propiedad inalterable de un objeto o superficie cuando toda la informacin que el individuo recibe del objeto

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    o superficie est en estado de cambio permanente. Tambin es ilustrativo el pensamiento de Kant en su monumental Crtica de la razn pura(Kant, 1781,

    1787) donde dice que al preguntarnos sobre nuestro conocimiento del mundo que nos rodea deberamos preguntarnosno slo por las limitaciones impuestas por la propia naturaleza de la mente humana (lase cerebro) sino tambinhasta qu punto ese conocimiento depende de la contribucin formal de la mente (vuelva a leerse cerebro).

    (B) LA CONTRUCCIN DEL COLOR POR NUESTRO CEREBRO

    Es bien conocido el hecho de que la cantidad de luz de cualquier longitud de onda reflejada por una superficie cambiacontinuamente dependiendo del iluminante sobre el que se ve. No obstante, el color de una superficie permaneceaunque cambien las tonalidades o sombras. La estabilidad del color ha de buscarse en la capacidad del cerebro pararealizar una operacin matemtica mediante la cual el color deja de depender del cambio continuo en la composicinde la longitud de onda de la luz reflejada por una superficie. Esto a su vez permite al cerebro obtener conocimientosobre ciertas propiedades de las superficies, a pesar de las continuas variaciones en lo que el ojo percibe de stas. Elmundo se volvera un lugar muy extrao si el color de una superficie se alterara con cada cambio en la composicinde la luz generado por la longitud de onda de la luz reflejada; no podramos llegar a conocer las propiedades de lascosas y el color dejara de ser un eficiente mecanismo de sealizacin biolgica. La participacin obligada del cerebro,la nocin de que es el cerebro el que realiza esta operacin, fue bien descrita por Arthur Schopenhauer (1854) en unlibro titulado Sobre la visin y el color; un ensayo; un libro que no tuvo repercusin alguna, muy a pesar de

    Schopenhauer porque -n sus propias palabras-un conocimiento ms exacto y la certeza de la naturaleza totalmentesubjetiva del color contribuye a una comprensis profunda de la doctrina kantiana sobre las formas intelectuales detodo conocimiento y, por tanto, nos proporciona una introduccin apropiada a un curso de iniciacin a la filosofa. Ellibro contena lo que Schopenhauer, con la inmodestia que le caracterizaba, supona que era la primera teora sobre lapercepcin del color. Se inspir en la teora del color de Goethe, pero el libro fue recibido con frialdad por esteltimo, quien " el manuscrito ms tiempo de lo que yo hubiera esperado y se lo llev consigo de viaje [...] por elRin" (la elipsis es ma). La importancia de este trabajo, inexplicablemente ignorado por fisilogos y filsofos, noestribiba en los detalles con que Schopenhauer describe su teora del color (l supona que la elaboracin del colortena lugar exclusivamente en la retina). Su importancia radica ms bien en el concepto de que los colores estn en elobservador y no fuera de l, una idea fundamental que Schopenhauer suponan ignorado Newton y Goethe.Schopenhauer acus a Newton de proponer que el color "es inherente a los rayos de luz, una cualidad oculta que serige por leyes independientes al ojo. Este aserto no hace justicia a Newton. En su libro ptica, Newton (1704)escribi que "los rayos de luz son acromticos; no hay nada en ellos ms que cierta fuerza y disposicin para provocar

    una sensacin de color", y de esta manera hizo un reconocimiento implcito a la participacin del cerebro en elproceso de elaboracin de los colores. Pero mirndolo de forma retrospectiva, habra sido mejor que Newton hubieraescrito que "los rayos de luz contienen cierta fuerza y disposicin que permiten al cerebro reconocer la sensacin decolor". Maxwell (1877) lo expres con mayor claridad, aunque sin hacer referencia a Schopenhauer: "Si la percepcinde color est sujeta a leyes de algn tipo, tiene que haber algo en nuestra naturaleza que determine dichas leyes. Laciencia del color debe, por tanto, considerarse una ciencia esencialmente mental". Ledo desde la perspectiva kantiana,esta afirmacin dice explcitamente que la mente realiza una contribucin formal a la percepcin del color y, portanto, al conocimiento de ciertas propiedades de las superficies que el cerebro interpreta en trminos de color. Una vezms es posible que est siendo manifiestamente generoso con anteriores pensadores. Su fallo en establecer el vnculoentre mente y cerebro no ha sido un descuido trivial. En mi opinin, es un fallo en la formulacin de losinterrogantes y que result en una ralentizacin de los avances en este campo.

    (C) LA CONTRIBUCIN FORMAL DEL CEREBRO A LA ELABORACIN DEL COLOR

    Cul es la contribucin formal? El hecho de que el color de los objetos y las superficies no cambie de modoapreciable, ni siquiera cuando la longitud de onda de la luz en la que stos se perciben (y por tanto la de la longitud deonda de la luz que reflejan) cambie notoriamente, es un hecho que se reconoce por el trmino de constancia cromtica.Tenemos una ligera idea del tipo de clculo que el cerebro realiza para funcionar independientemente de los cambiosen la longitud de onda de la luz y poder asignar color a una superficie y, por tanto, una ligera idea de su contribucinformal a la elaboracin del color. Este clculo consiste en determinar la ratio de todas las bandas de luz visibles yreflejadas por una superficie y por su contorno. Esta relacin o ratio permanece siempre constante (Land, 1974).Estas relaciones las asume el cerebro y el resultado final de este proceso es que el color es una propiedad del cerebro yno del mundo exterior. Es a travs de estos clculos que el cerebro adquiere conocimiento sobre ciertas propiedades delos objetos. Pero este conocimiento no es del color (los cuerpos no tienen color) sino de la reflectancia, de la

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    eficiencia con la que una superficie es capaz de reflejar la luz de diferentes bandas. Por tanto, aunque percibimos elcolor como una propiedad de los objetos, el color es en realidad la interpretacinque el cerebro hace de esa propiedadfsica de los objetos (su reflectancia), una interpretacin que permite al cerebro adquirir conocimiento de forma rpidasobre la propiedad de reflectancia que tiene un objeto dado. Y a esa interpretacin podemos darle un buen uso, siendobuen ejemplo cmo el color de una fruta nos sirve para indicar su estadio de maduracin y su idoneidad para elconsumo. Al decir que el cerebro realiza una contribucin formal a la adquisicin de conocimiento sobre las

    propiedades de las superficies, estamos reconociendo el hecho de que dicho conocimiento viene determinado en partepor la fsica de la luz y la de las superficies que la reflejan. Es, de hecho, un reconocimiento expreso de la afirmacinque Kant (1783) hace en su Prolegmeno:"La mente no deriva sus leyes de la naturaleza (a priori) sino que es ellaquien las dicta". Pero aunque sabemos que para elaborar o construir el color la operacin que el cerebro realizaconsiste en calcular las ratios dentro de los lmites definidos por la sensibilidad al espectro de los fotorreceptores quehay en la retina, y aunque hemos aprendido muchas cosas de las reas cerebrales que representan un papel crtico en lapercepcin del color, seguimos ignorando mayormente y de forma detallada los procesos neurales que participan enesa elaboracin y el modo en que las clulas de algunas de las regiones del cerebro realizan el clculo de las ratios. Yosupongo que esos interrogantes seguirn estando ah durante mucho tiempo. Las poderosas tcnicas de imagen para eldiagnstico de los procesos cerebrales humanos nos han permitido conocer el centro neurlgico del cerebro, elcomplejo V4, o crtex de asociacin visual, y que es donde esta operacin tiene lugar (Zeki y col., 1991); (Bartels &Zeki, 1999). El desarrollo de tcnicas similares aplicables al modelo animal, el mono rhesus, (Logothretis y col.,1999) junto con los registros individuales de la actividad de las clulas corticales deberan, en teora, revelarnos granparte de los procesos neurales que el cerebro genera para realizar dicha operaci El hecho de que el complejo V4 -una

    zona relativamente pequea localizada en el cuerpo fusiforme del cerebro- resulte crtica para la construccin del colores algo que resulta obvio en los casos clnicos descritos sobre pacientes con cromtica resultante de lesiones queafectan precisamente a esa zona (ver Zeki, 1990, 1993). Este tipo de pacientes slo pueden percibir distintastonalidades de grises. Su mundo es monocromo y, a diferencia de las personas normales, no pueden adquirirconocimiento sobre las propiedades cromticas de los objetos mediante la interpretacin de la reflectancia de sussuperficies y contornos. Resulta notable que el aparato visual de la retina -que se extiende hasta el centro cromtico deZeki (complejo V4) pero que no lo incluye- puede ser normal en esos pacientes. (Mollon y col., 1978). Es como sihubiera que aplicar cierto concepto -el del clculo de ratios- a las seales visulales que llegan al cerebro. Este hechosustenta la opinin de Kant (1781) en su Crtica de la razn purade que "las percepciones sin conceptos son ciegas". Siendo aqulculo de ratios, un concepto estrictamente cerebralaplicado por el cerebro a las seales entrantes. Y ste es el concepto que constituye la contribucin formal del cerebroal conocimiento del mundo del color. Merece la pena resaltar que ello supone la transicin de la mente intangible -dela que Kant y otros filsofos escribieron vagamente- al cerebro tangible que nos permite formular muchas de las

    cuestiones en trminos ms exactos y no slo de forma conceptual sino en trminos neurales, es decir, describiendola actividad de clulas independientes y de los circuitos en los que stas estn insertas.

    (D) INTUICIONES INNATAS

    Vistas en el contexto de nuestro conocimiento actual, las cuestiones formuladas por la filosofa deberan ser de graninters para los neurobilogos. Esta aparente falta de inters quiz se deba a que los primeros no han sabidoformularlas de forma apropiada por lo impreciso y dubitativo de sus planteamientos. Tambin se debe en parte alhecho de que esa ambigedad y amplitud de las formulaciones filosficas las haga difciles de abordar desde laneurobiologa. Si los planteamientos o las preguntas hubieran sido formulados de manera clara y concisa, lainvestigacin neurolgica habra sido ms viable.

    Volviendo al ejemplo de la visin del color, Herman Von Helmholtz (1911) supona que la asignacin decolor a una determinada superficie u objeto se haca mediante un vago proceso al que l se refiri como interferencia

    inconsciente, y que nos permitira ponderar el aspecto de un objeto visto bajo luz blanca. En su lnea argumentativa,Helmholtz segua a Leibniz (1714), el cual en su Mondologieescribi que sera difcil imaginar que la realidad ocultatras todo fenmeno natural es extrada de forma consciente por la mente. Ello le llev al concepto de la menteinconsciente, un importante concepto que la neurobiologa empieza a tener en cuenta y en relacin al rganotangible, al cerebro, no a la mente. Diramos ahora que la operacin que el cerebro realiza para la elaboracin delcolor es ciertamente un proceso instantneo del que no somos normalmente conscientes. Sin embargo, el resultado dedicha operacin se nos presenta casi instantneamente y de manera consciente en forma de conocimiento. La cuestin,tanto para la neurobiologa como para la filosofa, estriba en saber hasta qu punto los procesos involucrados en laelaboracin del color (procesos inconscientes) son intuitivos y hasta qu punto dependientes de la experiencia. De ahque la neurobiologa tenga dos tareas pendientes: definir los procesos neurales implicados en la construccin del colory averiguar qu tipo de actividad neural nos lleva de la construccin del color mediante procesos inconscientes a la

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    experiencia consciente del color. Los filsofos se han preguntado con relativa frecuencia hasta qu punto elconocimiento que adquirimos o somos capaces de adquirir depende de la experiencia o de la intuicin, algo que esindependiente a la experiencia. Kant, al igual que Schopenhauer, crea que el espacio y el tiempo eran, a priori, dosintuiciones en torno a las que se organiza todo conocimiento, y aunque Schopenhauer aadi el principio decausalidad como otra intuicin innata a priori. Para estos autores la experiencia deba leerse en estas intuiciones apriori. Henri Poincar (1894 y 1898) crea que las intuiciones a priori que constituan los principios de organizacin

    a travs de los cuales los datos sensoriales se convertan en conocimiento eran pura induccin matemtica, que esinaccesible a la demostracin analtica y al experimento, y tambin la intuicin de grupos continuos que existenen nuestra mente con anterioridad a toda experiencia. La idea de este principio organizativo fue muy contestada porEinstein (1916b) quien en su necrolgica sobre Ernst Mach se quejaba de los filsofos que han tenido un efectopernicioso sobre el pensamiento cientfico al querer sacar ciertos conceptos fundamentales del mbito emprico, dondeestn bajo nuestro control, y llevarlos a las alturas intangibles del a priori.... Ello es particularmente cierto enrelacin a nuestros conceptos de tiempo y espacio.

    Cmo definir las intuiciones a priorien trminos neurolgicos? Existen muchas intuiciones a priorirelacionadas con los distintos tipos de conocimientos, o existe solamente un nmero limitado de ellas cuyo concurso

    justifica la adquisicin de conocimientos en todos los mbitos? Son estas cuestiones a las que la neurobiologapuede, hoy por hoy, dar respuestas ms o menos vagas aunque solamente a cierto nivel y no a nivel de conocimientouniversal. Supongo que en el futuro las respuestas a estas preguntas se irn volviendo ms precisas. Podra decirseque la intuicin innata en la visin del color es producto o resultado de las interconexiones neurales y que permiten alcerebro realizar una operacin formal con las seales entrantes, comparando la cantidad de luz de cada banda reflejada

    de una superficie con la reflejada por las superficies circundantes. Por el momento no tenemos una posible respuestarespecto a si los detalles de esa interconexin neuronal dependen o no de la experiencia visual. Pero los experimentossobre la percepcin de la forma nos han proporcionado respuestas concretas sobre el papel que representan los factoresinnatos y experimentales. Los filsofos han estudiado con bastante detalle lo que se conoce como clulas selectivasde orientacin, clulas que responden a lneas de orientacin concretas y no a otras (Hubel & Wiesel, 1977). A estasclulas se las considera verdaderos ladrillos fisiolgicos para la percepcin de formas. Estn estas clulas diseadas ycaracterizadas genticamente o es que su respuesta y conducta dependen de la experiencia visual adquirida o acumulada?Este hecho constituye en s mismo una investigacin neurolgica (a nivel de clula aislada) de la pregunta que el Sr.Molyneux se hace en el Ensayo sobre el entendimiento humanode John Locke.

    Molyneux se pregunta si un hombre que nace ciego y que ha aprendido a distinguir un cubo de una esferanica y exclusivamente a travs del tacto podra ser capaz de distinguirlas, caso de recuperar la vista, nica yexclusivamente con el concurso de sus ojos. Los estudios hechos con pacientes ciegos de nacimiento debido acataratas congnitas y que han recuperado la vista gracias a la intervencin mdica demuestran que esos pacientes

    permanecen visualmente anulados (Von Senden, 1932). Los equivalentes neuroanatmicos y neurofisiolgicos de estos experimentos han demostrado que al nacer,el crtex de la retina viene determinado genticamente y est preparado para funcionar (Rakic, 1977) pero que laexposicin visual precoz durante un perodo de tiempo es fundamental para el normal y posterior funcionamiento delcrtex visual y su capacidad para adquirir conocimiento a travs de la vista (Hubel & Wiesel, 1977). Por tanto, lacontribucin innata es un sistema anatmicamente organizado que debe ser alimentado nada ms nacer. Y para norestringir nicamente al campo de la visin esta rotunda conclusin, resulta til comparar la conclusin a la quellegan Hubel & Wiesel con las de Simud Freud, quien al tratar la conducta compleja es capaz de trazar las historiasindividuales en el tiempo de forma retrospectiva y con las de Harry Harlow, que las traza en el tiempo de formaprospectiva. Ambos autores establecieron la importancia de la experiencia temprana y su impacto sobre la conductaposterior de un sujeto. Harlow & Harlow (1962) escribieron: Existe un perodo crtico entre el tercer y sexto mes devida durante el cual la privacin social [...] anula irreversiblemente la capacidad del animal para su adaptacin almedio social, en tanto que Hubel & Wiesel (1970) escriban: Los efectos de la privacin (visual) durante los tresprimeros meses de vida tienden a ser permanentes, con limitada capacidad de recuperacin morfolgica, fisiolgica o

    conductual. De ah que podamos decir que el principio organizativo general en el proceso de adquisicin delconocimiento sea una interconexin neural innatamente determinada y que queda sujeta a la experiencia en ciertasetapas crticas del desarrollo tras el nacimiento.

    Kant sin duda hubiera estado profundamente satisfecho con esta respuesta, ya que no aborda propiamente lapregunta sobre los a prioriinnatos en relacin al espacio y al tiempo que l haba formulado en trminos generales yaplicables a todo tipo de percepcin. Del espacio escriba en el apartado I de su Crtica de la razn pura(segundaedicin) y titulado Esttica transcendental: El espacio no es un concepto emprico que haya sido abstrado deexperiencias externas. La representacin del espacio debe estar basada en sensaciones que hagan referencia a algo quenos es externo (i.e. refirindome a algo situado en otro espacio diferente al que yo ocupo). Y tambin debe estarbasada en lo que yo pueda representar [los objetos] como sensaciones externas y secuenciales, de manera que yo laspueda representar ya no slo como diferentes entre s, sino tambin en cuanto a su posicin en el espacio. Segn

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    esto, la representacin del espacio no puede ser la que nosotros hagamos a partir de las relaciones establecidas por laapariencia externa de las cosas y que conocemos por experiencia, sino que solamente a travs de la representacin delespacio se puede hacer que la experiencia externa sea posible (Kant, 1787). En el apartado II de su Estticatrascendental y hablando del tiempo, escribe: El tiempo no es un concepto emprico abstrado de la experiencia. Lasimultaneidad o la sucesin no nos sera percibida si el tiempo no la hubiera sustentado a priori.Slo en base a lapresuncin de esta representacin podemos decir que esto y eso son uno al mismo tiempo (simultaneidad) o en

    diferentes momentos (secuencialidad) (Kant, 1787). La fuerza de estos argumentos y su importancia resultan difciles de negar y son cuestiones que laneurobiologa debera ser capaz de enmarcar y, posiblemente, estudiar. Es lamentable que no lo hayamos hecho ya deforma seria y rigurosa pero, una vez ms, hay que decir que resulta muy difcil hacerlo en los trminos ms generalesy universales con los que Kant formula su argumentacin. S podemos, no obstante, ilustrar la importancianeurobiolgica de estos argumentos reformulando la cuestin en una esfera ms limitada. En la percepcin del color,el factor tiempo tiene una gran relevancia, ya que el cerebro ha de determinar la cantidad de luz de una banda reflejadapor una superficie localizada en el espacio y por su contorno, que ocupa una zona distinta, y estando el conjuntosituado en una posicin externa a la que ocupa el sujeto. Hay, por tanto, dos componentes relativos al espacio. Ladistribucin espacial de las superficies resulta crtica para el cmputo del color y es difcil comprender cmo estaparte del programa neural para el clculo de ratios pudo no haber sido dada a priori, que pudiera estar implcita en elprograma genticamente determinado que hace que esas interconexiones neurales sean posibles. Pero por ahora no estmuy claro de qu forma podemos demostrar esto por la va experimental. S tenemos una vaga idea sobre el segundocomponente, el de referir la superficie a una localizacin externa. Esta nocin nos viene dada por un nico y precoz

    estudio sobre la percepcin del color desarrollado por Critchley (1965). Ese estudio describe cmo los coloresocupaban estratos distintos en el espacio personal de un sujeto con ceguera congnita y cuya visin le fue restaurada.Si se confirmase esto, sera indicativo de que la ordenacin del espacio no depende de la experiencia pero seguiramossin saber si el concepto del espacio nos viene dado a prioriya que los colores se hallaban correctamente dispuestos enel exterior del paciente aunque, a di ferencia de lo que ocurre en los sujetos con visin normal, stos ocuparandiferentes posiciones en el espacio extrapersonal.

    El segundo a priorikantiano el tiempo es no menos importante para la percepcin del color. Alconstruir los colores, el cerebro debe determinar de forma simultnea la composicin de la longitud de onda de la luzreflejada por una superficie y la reflejada por su entorno, lo cual implica que se requiere un mecanismo detemporalizacin que debe integrarse en el programa para el clculo de ratios. Es ms, cuando la misma escena esvisualizada bajo iluminantes distintos, lo que supone un cambio en la composicin de la longitud de onda de la luzprocedente de todos los puntos en el campo visual, las ratios tienen que ser calculadas sucesivamente para poder restarlos cambios introducidos por el iluminante. De nuevo suponemos que hay un mecanismo temporalizador dentro del

    programa de clculo que tiene el cerebro. Realmente no tenemos respuesta a todas estas preguntas hoy por hoy. Ni siquiera sabemos de qu modo serealiza el clculo de ratios ni en condiciones de estabilidad o constancia (ver Barterls & Zeki, 1999). Pero ladiscusin general que he descrito antes quizs pudiera ser aplicable a otros aspectos de la percepcin visual y, porsupuesto, a todo tipo de percepcin sensorial. Todos implican relaciones entre espacio y los diferentes elementosconstitutivos, as como la habilidad para localizar los objetos a percibir fuera del sujeto, y todos ellos implicansimultaneidad y sucesin en el tiempo.

    (E) MODULARIDAD DEL CONOCIMIENTO

    Soy muy consciente de que los filsofos podran considerar excesiva la forma en que yo he delimitado lascuestiones que ellos han formulado grandilocuentemente. Por toda respuesta no puedo sino lamentar la pobreza deresultados que ellos han obtenido respecto de la comprensin de nuestros cerebros y sus configuraciones mentales.

    Delimito las preguntas porque, si hemos de enfrentar el tremendo reto que supone contestarlas, tenemos que hacerlasms asequibles a la experimentacin. No slo la cuestin del principio organizativo general y sus fundamentos aprioripara la formulacin de todo conocimiento resulta ser demasiado amplia sino que tambin presupone la unidaddel conocimiento. Es posible que exista fundamento para esa presuncin, pero es mejor estudiar separadamente esaunidad caso de que exista no ya en trminos de conocimiento sino en trminos de abstraccin y de formulacinde ideales que se discute ms adelante en este artculo.

    Suponiendo que exista un principio organizativo capaz de transformar los datos sensoriales enconocimiento, la cuestin filosfica podra resumirse de la siguiente manera: Cul es el principio organizativonecesario para la adquisicin de todo conocimiento? Hasta qu punto preexiste en nosotros y hasta qu punto dependeo es alimentado por la experiencia? A la luz de las pruebas de que hoy disponemos, la cuestin neurobiolgica nopuede presumir la unidad de todo conocimiento como punto de partida. Hay que empezar por preguntarse si existe uno

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    o ms tipos de principios organizativos, cada uno de ellos especfico a la adquisicin de un tipo de conocimientoconcreto (digamos formas, colores o relaciones geomtricas) para luego proceder a definir lo que es el principioorganizativo en trminos neurobiolgicos. En lo que se refiere a la visin del color, esto se traducira en llegar acomprender el modo en que las clulas del complejo V-4 se organizan para registrar la cantidad de luz de las distintasbandas reflejadas por diferentes superficies y compararlas entre s a fin de obtener las ratios que definen el color,poniendo particular nfasis en los factores espacio y tiempo. Para aquellos que creen en la unidad del conocimiento

    resulta un hecho sorprendente el que una parte tan pequea del cerebro pueda ser el punto donde tiene lugar unaoperacin, relativamente bien comprendida hoy por hoy, que d lugar a la adquisicin de conocimiento sobre unaimportante propiedad del mundo visual sin afectar por ello la capacidad de adquirir otras clases de conocimiento. Suimportancia estriba en demostrar que el tipo de conocimientos que el cerebro es capaz de adquirir con el concurso delcrtex de asociacin visual viene estrictamente determinado por la lgica operativa del cerebro (localizada en una zonarestringida del cerebro).

    Presuponiendo que a travs de la lgica el cerebro hace inferencia de ciertas propiedades fsicas de lassuperficies interpretadas como color, resulta difcil creer que utiliza el mismo mtodo para deducir, por ejemplo, laexpresin de un rostro o la apariencia de un objeto, propiedades que seguramente dependen de otros tipos de clculo.

    Es cierto que la historia de la neurofisiologa nos ha enseado que la adquisicin de conocimientos es unproceso al que las distintas zonas corticales contribuyen de forma especializada y siguiendo un modelo organizativofuncional y anatmico adecuado a las necesidades especficas de los distintos tipos de conocimiento. La destruccindel complejo V-4 priva al sujeto de la capacidad para adquirir conocimiento sobre las propiedades del mundo visiblesin que se comprometa la capacidad de adquirir otros conocimientos. De modo similar, una lesin en el V-5

    comprometera la capacidad para adquirir conocimiento sobre los objetos en movimiento sin que ello, a su vez,interfiera con la capacidad de adquirir conocimiento sobre esos mismos objetos en estado estacionario. As podramosseguir enumerando ejemplos indefinidamente. Es mas, hay experimentos psicofsicos que demuestran que losdiferentes sistemas de procesado, localizados en zonas geogrficamente distintas del crtex cerebral, alcanzan suspuntos terminales a tiempos diferentes. Obtenemos conocimiento del color 40 ms antes de conocer la forma y 80 msantes de que percibamos el movimiento (Montoussis & Zeki, 1997). De ah que la adquisicin del conocimiento seaun proceso que se distribuye a lo largo del espacio y del tiempo. Visto en este contexto y a este nivel, resulta difcilpresuponer la unidad del conocimiento.

    Los ejemplos que hemos puesto anteriormente surgen de la pregunta cartesiana en sentido inverso:podemos decir que todo lo que hemos aprendido sobre la visin del color puede ser aplicable fuera de este campo? Larespuesta al da de hoy es que sigue estando poco claro que esto pueda ser as dada la aparente modularidad del sistemaque el cerebro tiene para la adquisicin de conocimientos, al menos al nivel ms elemental. Resulta mucho msdifcil, si cabe, abordar desde la neurobiologa la adquisicin del conocimiento en campos como la matemtica y la

    geometra, muy estudiados tanto por filsofos como por matemticos: Cul es la contribucin formal del cerebro ala adquisicin del conocimiento en este campo? Y junto con esta cuestin hay otro problema que la neurobiologatampoco ha abordado todava: Existen frmulas matemticas o geomtricas que no sean dependientes de laorganizacin funcional de nuestros cerebros? Dicho de otro modo, si nuestros cerebros tuvieran una organizacindistinta, podramos haber inventado teoras matemticas sustancialmente distintas a las que hoy conocemos? Habrasido capaz esa distinta capacidad neural de formular las teoras que fabrican nuestros cerebros? Ren Descartes suponaque el nico modo cierto de adquirir conocimiento era a travs de las matemticas. Para l, las matemticas resolvande una vez por todas las cuestiones de la intuicin y la deduccin. Un neurobilogo se preguntara si la intuicin esalgo ms que la intuicin de un cerebro o cerebros con cierta organizacin neural y si esa organizacin neural no es laque determina el tipo de deducciones que podemos llegar a hacer. Est tambin el problema de si el modo de asegurarla adquisicin de conocimientos en matemticas podra aplicarse a otros campos, a las grandes cuestiones filosficassobre lo que existe o no existe en este mundo. En otras palabras, al problema del conocimiento en su ms amplioconcepto. Si tuviramos una mayor comprensin de los potenciales del cerebro y su capacidad para formular teorasmatemticas, podramos aplicar esa comprensin a su capacidad para elaborar el color? Resulta interesante observar

    aqu los argumentos de Roger Penrose. Para l no hay nada especial en la comprensin de las matemticas,comparada sta con otras formas de entendimiento. Ello implica que en todo tipo de discernimiento estninvolucrados los mismos procesos cualitativos del cerebro. Pero aun admitiendo que puede haber verdadesmatemticas que permanecen, en principio, inaccesibles para la razn y comprensin humanas, Penrose (1994) adoptauna inequvoca postura platnica en oposicin a la Kantiana y cree que el mundo matemtico no es producto denuestro pensamiento. Su existencia descansa en la profunda, atemporal y universal naturaleza de estos conceptos ysobre el hecho de que sus leyes son independientes de las de quienes las descubrieron [...] Los nmeros naturalesexistan antes de que existieran los humanos o cualquier otra criatura sobre el planeta y seguirn all cuando todoindicio de vida se haya extinguido (la elipsis es ma). Esto no puede decirse del color.

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    (F) CONOCIMIENTO MEDIANTE EL PENSAMIENTO PURO

    Si, como parece, la adquisicin del conocimiento es un proceso cortical clasificado, y en el que los distintostipos de conocimiento requieren distinta maquinaria neural, dnde buscar entonces esa unidad que es caracterstica detodo conocimiento suponiendo que exista? Yo propongo que una posibilidad puede estar en nuestra capacidadpara la abstraccin y formulacin de ideales, caractersticas ambas que son comunes a todo conocimiento y que

    definen los rasgos de un sistema de adquisicin de conocimiento eficiente. Podemos proponer que aunque el cerebro utiliza distintos tipos de mecanismo neural en funcin delconocimiento que desea adquirir, aplica no obstante este proceso neural de forma repetitiva sobre distintos tipos deconocimiento en distintas regiones corticales. Dada la impresionante uniformidad estructural que presentan las grandeszonas del crtex cerebral, los neurobilogos han enfrentado la pregunta (aunque sin haber encontrado solucinsatisfactoria) de si existe algn proceso comn que el cerebro aplica de forma repetitiva en todas las zonas corticales,es decir, en todos los sistemas de adquisicin de conocimiento presentes en el crtex. Resulta interesante barajar queestas dos habilidades de nuestro cerebro pudieran ser resultado de un proceso neural similar aplicado de formarepetitiva. Introduzco estas dos habilidades para la discusin del problema del conocimiento mediante el pensamientopuro. El curso que seguir en mi argumentacin difiere, quizs, del seguido por la filosofa.

    El ejemplo de la visin del color deriva del mundo de la percepcin, que ha representado un papelprimordial en la formulacin de las doctrinas filosficas en torno al conocimiento. Ciertamente, la voz germanaanschauung,etimolgicamente hablando, se refiere solamente a sensaciones visuales, pero Kant ampli su uso a todotipo de percepcin sensorial (ver Miller, 1984). Platn y sus sucesores no han podido saber del mundo de las

    percepciones, menciona como ejemplo las matemticas y la geometra. Ello le llev a suponer que existe otro mundodel conocimiento, un mundo slo accesible para el intelecto, una opinin compartida por G. W. Leibniz y ChristianWolff. Kant hizo hincapi en que hasta qu punto la percepcin que acta sobre las intuiciones innatas a priori,es lafuente de todo conocimiento y supona que es posible alcanzar verdades generales sobre entidades que existen en estemundo y que no podemos experimentar pero que dependen de la experiencia y por tanto su conocimiento se adquieresolamente mediante el proceso del pensamiento puro. Pero en qu consiste este proceso y cules son sus lmites?Qu es, en trminos neurolgicos, lo que constituye el proceso del pensamiento? Resulta en cierto modosorprendente que los neurobilogos no hayan abordado esas cuestiones de manera formal, pese a que cuentan con latecnologa necesaria para ello, al menos de forma rudimentaria y teniendo en cuenta que su importancia fue descritahace ya aos por Einstein (1916a) y que en su artculo titulado Fsica y realidadescribi: Toda la ciencia no es msque el refinamiento del pensamiento cotidiano. Es por esta razn que el pensamiento crtico del fsico no puedelimitarse al examen de los conceptos que caen dentro de su propio y especfico campo de actuacin. l no puedeproceder sin considerar de manera crtica un problema mucho ms complejo: el problema de tener que analizar la

    naturaleza del pensamiento cotidiano. De hecho, la cuestin del conocimiento en ausencia de percepcin, el conocimiento derivado delpensamiento, ha estado presente en las especulaciones filosficas desde los tiempos de Platn, pasando por Leibniz,Locke, Berkeley y Hume, hasta llegar a Kant y a Schopenhauer. Se podra formular de la siguiente manera: esposible llegar al conocimiento mediante el concurso exclusivo del pensamiento? Qu tipo de conocimiento seraste? De hecho, lo que tenemos que hacer es ir ms all y preguntarnos si las interferencias inconscientes (Leibniz yHelmholtz) que resultan, por ejemplo, en la construccin del color son sometidas a un proceso de pensamientoulterior a travs del cual y de forma exclusiva podemos obtener conocimiento.

    En el ejemplo de la percepcin del color, el clculo de ratios es solamente una de las contribucionesformales del cerebro en cuanto a la construccin del color en sentido exclusivamente abstracto (ver 2 (g) (i)). LudwingWittgenstein (1997), en su repetitivo y tedioso libro titulado Observaciones sobre el color(Eso sobre lo que heescrito tediosamente, puede resultar obvio para alguien cuya mente est menos decrpita que la ma), saca a colacinpreguntas interesantes sobre la contribucin del cerebro y a travs del lenguaje al concepto de color. Por qu,por ejemplo, hablamos de una luz rojo oscuro y no de una luz roja-negra? Por qu no podemos imaginarnos un

    gris caliente? Por qu no podemos pensar un color en trminos de matiz de blanco caliente? Por qu hablamos tanfrecuentemente del blanco como ausencia de color? Por qu el blanco transparente es imposible? Y as podramoscontinuar con muchos ms ejemplos. Luwing Wittgenstein buscaba, segn sus palabras, ya no una teora del colorsino ms bien la lgica de los conceptos de color, y le resultaba muy difcil la comprensin lgica del concepto de 3o 4 colores primarios (al igual que a m). Es ms, si hubiera una teora de la armona del color, sta empezaraquizs por dividir los colores en grupos diferenciados y por prohibir ciertas mezclas o combinaciones permitiendootras y, al igual que ocurre con la armona, sus normas no tendran justificacin alguna. Aunque resulte obvio que elcerebro hace una importante contribucin al concepto de color, la neurobiologa, a travs de los procesos subyacentesal lenguaje y al pensamiento, no ha hecho incursin alguna en el estudio de la relacin existente entre la construccindel color por parte del crtex cerebral y la contribucin formal del cerebro al concepto de color mediante el lenguaje, apesar de que est bastante claro que una regin especfica del cerebro est muy implicada en la denominacin de los

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    colores y que si esta zona sufre algn tipo de dao o lesin afecta a la habilidad del paciente para nombrar los colores(Lewandowsky, 1908).

    Tampoco hemos abordado la cuestin de si la formacin de conceptos depende de los mismos procesosneurales y dado que el conocimiento per se parece seguir un patrn de distribucin cortical y que el tipo de conceptoque podamos formular en el mundo del color puede que sea sustancialmente distinto del que podamos formular parareconocer las expresiones faciales o en matemticas.

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    (G) LA UNIDAD DEL CONOCIMIENTO

    En el pensamiento de los filsofos est implcita la idea de la unidad del conocimiento. sta contrasta conlos descubrimientos realizados por la neurobiologa y que demuestran que la adquisicin de conocimientos y susparticulares categoras es una funcin de las distintas partes del crtex cerebral y cuyo resultado es un proceso que sedistribuye corticalmente. Pero dicha evidencia no agota nuestra bsqueda. El pensamiento nico puede ser aplicable a

    cualquier nmero de percepciones y si el conocimiento puede derivarse del pensamiento puro (algo que queda demanifiesto en el mundo de la fsica, las matemticas y el color) podramos preguntarnos si existe alguna similitud enel tipo de proceso aplicado a los distintos mbitos del conocimiento. De inmediato nos vienen dos factores a lamente: la abstraccin y la formulacin de ideales.

    (I) ABSTRACCIN

    La abstraccin es un trmino difcil de definir pero no hay duda de que nuestros cerebros estn muyimplicados en el proceso y que el sistema que el cerebro tiene para adquirir y organizar los conocimientos dependefuertemente de sta. Tratar de definirlo de dos maneras distintas, en tanto que admito que ninguna de ellas estotalmente satisfactoria. Cada una implica un proceso neurolgico diferente, aunque tienen un substrato comn.

    En trminos neurolgicos, la abstraccin para m significa la capacidad del cerebro para encontrarpropiedades o relaciones que son comunes a muchos particulares, de tal forma que el cerebro se mantiene

    independiente de lo particular o concreto. Desconocemos cules son los procesos implicados pero sean los que seanno hay duda de que la abstraccin supone un paso crtico en el proceso eficiente de adquisicin de conocimiento yaque sin sta el cerebro sera esclavo de lo particular o concreto. La capacidad para abstraer es posible que le estimpuesta al cerebro por las limitaciones de su sistema de memoria ya que ste es el encargado de seleccionar loimportante sin necesidad de recordar cada detalle. La memoria resulta igualmente crtica en la adquisicin deconocimientos pero, como dijo Descartes, no podemos fiarnos de ella ni siquiera en el mundo de la certezamatemtica. Una parte importante en las formulaciones matemticas es la fase deductiva, pero para la deduccin lamente ha de confiar en la memoria a fin de poder describir las fases previas del proceso deductivo y no existe garantade que la memoria o su proceso no falle (lo cierto es que esto ocurre con frecuencia).

    Tenemos la capacidad de abstraccin en distintos campos, desde las matemticas al mundo de la experienciavisual. Dada la profunda especializacin funcional del cerebro visual, y las distintas zonas implicadas en el procesadode las diferentes seales visuales y que contribuyen a la percepcin y, por tanto, al conocimiento en una determinadaesfera, vale la pena preguntarse si cada una de esas zonas tiene su propio mecanismo de abstraccin o si la abstraccin

    es una propiedad ms especfica y conferida a una zona/zonas dada/s. Mi fuerte prejuicio a favor de dichaespecializacin me inclina a pensar en la primera de esas opciones, a pesar de que hoy por hoy no existe evidenciaalguna que lo sustente.

    Cualquiera que fuera la respuesta, resulta obvio que el mismo proceso selectivo ha de ser de aplicacinobligada a todo ejemplo de abstraccin posible y de ah que presupongamos que la abstraccin sea una caractersticageneral de la unidad del conocimiento.

    Otra definicin de abstraccin, especialmente aplicable al mundo del arte aunque no exclusivo a ste, es elproceso mediante el cual el producto no representa o simboliza los objetos (abstraccin no-icnica). Este tipo deabstraccin fue tomada de manera diferente por Piet Mondrian, quien buscaba en su arte el modo de representar loselementos constantes en la naturaleza en cuanto a formas, tratando de encontrar aquellos que fueran constitutivos detodas ellas. Mondrian escribi: El Arte nos muestra la existencia de verdades constantes en relacin a las formas ycrea que era funcin del arte descubrir, consciente o inconscientemente, las leyes fundamentales ocultas tras larealidad (Modrian, 1937). Se senta profundamente atrado por el Cubismo pero el Cubismo no aceptaba la lgicade sus propios descubrimientos. No diriga la abstraccin hacia su meta ltima: la expresin de la realidad pura [...]

    Para crear plsticamente la realidad pura resulta necesario reducir las formas naturales a sus elementos constantes (laelipsis es ma).

    Este tipo de abstraccin comparte cierta similitud con el primero de ellos en cuanto que es tambineliminativa. En trminos de visin de color, podemos preguntarnos si el cerebro puede construir el color en abstracto,es decir, sin asignarlo o relacionarlo con un objeto concreto y reconocido. Los recientes experimentos con lastcnicas de la imagen sobre el cerebro humano demuestran que la actividad producida ante la visin de unacomposicin polcroma y abstracta sin que mediaran objetos reconocibles (un cuadro de Modrian) est restringida alcomplejo V-4, la regin crtica para la construccin del color, y sus zonas circundantes. Por el contrario, cuando loscolores son propiedad de objetos reconocibles, entran en juego otras zonas situadas en los lbulos temporal y frontaldel cerebro (Zeki & Marini, 1998).

    Otros experimentos demuestran que las formas abstractas y dispuestas en lneas arbitrariamente

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    ensambladas activan zonas ms restringidas del cerebro que cuando las lneas se presentan en una disposicin queconfigura objetos reconocibles (L. Marini y S. Zeki, resultados no publicados). Podramos, por tanto, presuponer quelo abstracto requiere la activacin y participacin de un conjunto de zonas mucho ms restringido que lo no-abstracto.Una conclusin que podramos extraer de todo ello es que la participacin de zonas ms restringidas puede quecontribuya al proceso de abstraccin aunque no podamos saber cul es el mecanismo neural implicado.

    (I) LA CONSTRUCCIN DE IDEALESEl proceso de abstraccin conduce de forma natural a la formulacin de ideales. Platn utilizaba el trmino

    idealcon el significado de universal vs lo particular, algo derivado del intelecto exclusivamente. Para l slo contabanlos ideales. La belleza, por ejemplo, es un ideal a contrastar con cosas concretas de apariencia bella para unos y notan bella para otros, mutabilidad que implica una variabilidad no slo en cuanto a un individuo sino tambin entreindividuos.

    De ah la intrnseca relacin entre los problemas creados por la construccin de ideales y por lavariabilidad. Kant (1781) nos dice en su Dialctica trascendental del libro Crtica de la razn pura(primera edicin)que Platn mediante el uso del trmino ideal se refera a algo que no siempre deriva de los sentidos sino quesobrepasa con mucho el concepto de la comprensin [...] como algo que nunca es congruente en la vivencia, yaadi: No deseo [...] establecer aqu lo que el augusto filsofo asociaba a este trmino. Sealar nicamente que[...] comparando el pensamiento de un autor sobre este tema, le comprendemos incluso mejor de lo que l se

    comprendi a s mismo porque l no defini suficientemente ese concepto (la elipsis es ma). La percepcin, que esfuente de todo conocimiento, ha de ser necesariamente de lo particular en todo momento dado. Pero esto, en elsistema platnico, nos conduce a una impresin superficial, a una opinin subjetiva, a causa de la doctrina deHerclito sobre el cambio permanente. La percepcin siempre es de cosas que se hacen y nunca son, en tanto que laadquisicin de conocimiento sobre entidades concretas requiere de un aprendizaje sobre cosas que son pero nunca sehacen realidad y nunca mueren (Schopenhauer, 1859a). Esto constituye el ideal segn Platn y lo que es en ssegn Kant. Para Kant es la propia mente la que determina la forma con la que la realidad se nos representa y lo quees en s (vagamente similar al ideal platnico) debe permanecer por siempre desconocido para nosotros. De hecho,Schopenhauer (1859a) seal que el ideal platnico y el concepto kantiano comparten similitudes sustanciales.Ambos conceptos surgieron de forma espontnea de la naturaleza efmera del mundo de la sensatez, el concepto deflujo descrito por Herclito. La formacin de ideales est necesariamente ligada a la formacin del pensamientoabstracto, incluso es posible que sea una ampliacin de este ltimo ya que resulta difcil creer que la capacidad paracrear ideales indiferentemente de los particulares sobre los que depende en ltima instancia sea independiente de la

    capacidad de abstraccin. Estos ideales de acuerdo con Platn y Kant pertenecen al mundo de los suprasentidos, yse llega a ellos mediante el proceso del pensamiento puro, siendo por s solos capaces de proporcionar conocimientossobre el mundo.

    La neurobiologa se ha ganado mucho del mrito en cuanto a la definicin de la idea de un mundo de lossuprasentidos relacionado con la adquisicin del conocimiento, aunque quizs no vaya en la lnea de lo conceptuadopor Platn y Kant. No puede ponerse en duda que los ideales se forman en distintas reas de experiencia ni tampoco elhecho de que esos ideales a menudo no se corresponden con los particulares de nuestra experiencia pasada o presente.De hecho, lo ideales y la formacin de stos son propiedades fundamentales del cerebro y que los neurobilogostendrn que estudiar. A travs de qu procesos neurales se forman los ideales y en qu lugar del cerebro se realizanesos procesos? Tanto filsofos como neurobilogos se mostraran de acuerdo con que la experiencia y la exposicin aella por tanto, la memoria son factores crticos. Podramos aadir que el proceso del pensamiento puro de algunamanera combina las experiencias. Es ms, cmo definir ideal platnico o lo que es en s kantiano en trminosneurales? Una de las respuestas que yo propongo (Zeki, 1999) no resulta satisfactoria y tiene por nico mrito aquelde centrar la atencin sobre el hecho de que los ideales y su formacin son en realidad un problema neurolgico. Yo

    defino el ideal platnico de un objeto como el registro que el cerebro hace de todos los objetos que ha visualizado,siendo ste dependiente de una multicidad de percepciones concretas, y a partir del cual el cerebro es capaz de sintetizarun ideal.Aunque resulte quizs inadecuado en trminos de conocer qu mecanismos neurales estn implicados en eseproceso, hay un experimento interesante en este sentido. Logothetis y sus colaboradores (Logothetis y col. 1994)estudiaron dicho proceso de abstraccin en registros de clulas aislados del cerebro del mono. Demostraron que cuandolos monos quedan expuestos a diferentes formas creadas por ordenador y desconocidas por ellos hasta entonces, lamayora de las clulas presentes en el lbulo temporal descargan una nica imagen percibida y esta respuesta vadeclinando a medida que el objeto va rotando, de tal forma que la representacin del mismo origina percepciones cadavez menos conocidas por el animal. No obstante, una pequea proporcin de clulas (+/- 1 por ciento) responde deforma invariable mediante la representacin con percepcin de una nica y misma imagen del objeto y esto es debidoal concurso de un proceso de abstraccin. Es ms, se observ que para todos los monos que tomaron parte en el

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    experimento, el tamao real del objeto y su posicin exacta en el campo visual eran factores irrelevantes; una vezms debido al proceso de abstraccin. Podemos decir, por tanto, que la exposicin visual mltiple hace que unaminora de clulas sea indiferente a los particulares de una imagen/objeto.

    Uno se inclina a pensar que es a travs de estos procesos neurales como se crean los ideales. Una preguntaque podemos hacernos es si existe slo un nico proceso cerebral aplicado a la formacin de todos los ideales o si laformacin de ideales es tambin un sistema distribuido. A la vista de la evidencia podramos argumentar a favor de lo

    segundo aunque sin excesiva certeza. Resulta difcil creer que un paciente que tenga una lesin en el complejo V-4pueda formarse ideales de color o que un paciente que tenga una lesin en el cuerpo fusiforme que es la zona delcerebro que codifica las expresiones faciales pueda formarse ideales faciales, etctera.

    Con todo, resulta difcil negar que un proceso similar puede estar implicado, e incluso duplicado, enmuchas de las reas corticales, ya que, en esencia, la abstraccin y el idealismo implican mediante un procesoneural que nos es desconocido la seleccin de rasgos o caractersticas (aquellas ms importantes para el sujeto), elrechazo de otros y la sntesis de los que son seleccionados en una nueva entidad ligada a las experiencias individualesal tiempo que indiferente a cualquier experiencia concreta. Ah reside una de las causas de la infelicidad. El cerebroselecciona caractersticas que considera importantes deshacindose del lastre innecesario y facilita con ello un manejoms sencillo del conocimiento para poder compararlo y manejarlo en cualquier direccin (Schopenhauer, 1859b).Debido a la variabil idad entre individuos, lo que el cerebro estima necesario e importante a seleccionar no esnecesariamente lo mismo que para otro cerebro. Debido a la variabilidad en el tiempo, lo que un cerebro seleccionacomo importante en un momento dado durante la formacin de ideales no es necesariamente lo mismo queseleccionar en otro momento. A partir de esas caractersticas seleccionadas el cerebro construye un ideal, de nuevo

    mediante un proceso para nosotros desconocido. Cualquiera que sea el proceso neurolgico que resulte en esa formacin, se inicia substancialmente desde lo

    particular/concreto de lo cual emana y que es aplicado en la experiencia presente y futura. En la prctica, esto no supone un problema real para el individuo. La mayor parte de nosotros, incluyendo

    a los matemticos, probablemente no pensemos demasiado en si la lnea recta que hemos trazado con una regla partedel ideal, de lo que es en s la lnea recta, concepto ste al que llegamos mediante el pensamiento puro. Desde elpunto de vista de la neurobiologa, esto ltimo slo puede significar la sntesis de todas las lneas rectas que hemosexperimentado, a menos que aceptemos al pie de la letra la creencia de Platn sobre la existencia de tales entidades(las lneas rectas) independientemente de lo que perciba la mente. Pero existen muchos otros ejemplos en los que elideal, tal y como es elaborado por el cerebro a partir de la experiencia, emana significativamente de lo particular y,por tanto, puede resultar ser una fuente de grandes decepciones. Esto es particularmente cierto de las relacioneshumanas, de los logros, de la ambicin y de muchas otras cosas que son importantes a la conducta humana. Es ms,los ideales creados por el cerebro cambian con el tiempo y la experiencia, haciendo que resulte doblemente dificultoso

    pasar de lo particular a lo general y abstracto. En este conflicto de ideales y particulares, entre el conocimiento por parte del sujeto de los ideales y losparticulares, podemos encontrar la causa de muchas de nuestras miserias y decepciones. Pero ste sera el resultado oproducto final de un sistema eficiente de adquisicin de conocimientos. Si el conocimiento se basa en la percepcin, ala que el cerebro aporta su contribucin formal, y en el pensamiento puro a lo que el cerebro contribuye enexclusiva entonces el idealismo y la abstraccin han de ser necesariamente subproductos de ste. No sustituir lasintuiciones a prioriformuladas por Kant respecto del espacio y del tiempo por las intuiciones a priori de laabstraccin y el idealismo, que son capacidades innatas del cerebro desarrollado al servicio de la adquisicin deconocimiento; los dos grandes principios organizativos sobre los que se registra toda experiencia.

    (H) LOS IDEALES EN EL ARTE

    La frustracin derivada de no poder conseguir el ideal en nuestra vida cotidiana es un hecho muy frecuente. A

    travs del arte la humanidad ha tratado a menudo de representar los ideales conformados por nuestro cerebro y que nosuelen encontrarse en la realidad de lo particular. Yo he argumentado (Zeki, 1999) que la funcin del arte visual esuna extensin de la funcin del cerebro visual, principalmente la de adquirir conocimiento. Al igual que elconocimiento ordinario, el arte tiene que enfrentar el problema del cambio permanente, del flujo descrito porHerclito. De ah que Henri Mattisse (1778) afirmara: Oculta bajo esta sucesin de momentos que constituye laexistencia superficial de las cosas y los seres vivos y que continuamente los est modificando, uno puede encontrarun elemento ms cierto, ms esencial y que el artista capta para as poder dar a su obra una interpretacin msduradera en el tiempo. Esta afirmacin habra sido aceptada tanto por Kant como por Schopenhauer y porsupuesto por los neurobilogos, aunque Platn no hubiera estado de acuerdo con ella. En el libro X de suRepblica,Platn considera el arte como algo vil, ya que slo puede aprehender una visin o perspectiva de unobjeto concreto y que es un simple ejemplo del objeto ms general o ideal. Pero como John Constable (1771)

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    escribe: Toda la belleza y grandeza del arte consiste [...] en ser capaz de pasar por encima de todas las formassingulares, costumbres locales, particularidades de todo tipo... [El artista] extrae una idea abstracta de sus formas quees mucho ms perfecta que cualquiera de las que exhibe el modelo original (las elipsis son mas). Este proceso, aligual que en el caso de los monos que he expuesto anteriormente, depende de la exposicin a mltiples visiones de lamisma escena que se va a retratar y la sntesis de estas visiones, lo que Hegel llamaba concepto, y se realizamediante un proceso de pensamiento elusivo. Picasso (1935) dijo una vez, casi en trminos neurobiolgicos: Sera

    muy interesante preservar fotogrficamente [...] la metamorfosis de un cuadro. Posiblemente uno descubrira entoncesel camino seguido por el cerebro para materializar un sueo (la elipsis es ma). Para Hegel (1832), el concepto, quede nuevo interpreto aqu como el registro que el cerebro hace de todas las escenas con las que se ha familiarizado, seconvierte en idea una vez se ha transformado sobre el lienzo. A travs de este proceso de externalizacin y concrecinde lo que hay en el cerebro, el arte nos equipa con las cosas en s, ya fuera de la vida interior de la mente.

    Quizs una definicin del gran arte podra expresarse como el arte que ms se acerca al ejemplo concreto delos conceptos sintetizados (en el sentido que da Hegel) por el mayor nmero posible de cerebros. sta es una proezadifcil de conseguir dada la enorme variabilidad entre cerebros. Un modo de lograrlo sera a travs de la ambigedad,una caracterstica altamente apreciada. Vermeer, por ejemplo, infunda misterio y ambigedad a muchas de sus obras,pero yo utilizo aqu el trmino de ambigedad no en el sentido definido en los diccionarios sino en sentidoneurolgico: como lo opuesto a la incertidumbre. Mejor dicho, es la certeza de muy diversas situaciones o estados,cada uno de los cuales tiene la misma validez que los dems (Zeki, 1999).

    Por qu la ambigedad es una cualidad tan apreciada en el arte? Yo creo que es porque la ambigedad es unreflejo de la realidad que puede encajar con muchos y distintos ideales o conceptos elaborados por diferentes cerebros y

    con la variabilidad que conllevan tanto en trminos neurobiolgicos como en las experiencias por ellos acumuladas.En su libro sobre Cubismo, Albert Gleizes y Jean Metzinger (1913) escriben: Ciertas formas deben permanecerimplcitas de manera que la mente del espectador sea el lugar concreto para su renacer. No puede haber mejordescripcin de la obra de Vermeer o de las esculturas inacabadas de Miguel ngel, donde casi todo est implcito.

    As pues, la ambigedad puede adaptarse a distintos cerebros y a distintos tiempos. Ciertamente, all dondelos particulares nunca se corresponden con el ideal elaborado por el cerebro, el arte (al menos para el individuo) ofrecela nica solucin. Despus de todo, Richard Wagner compuso Tristn e Isoldaa modo de monumento a la msgrande de las ilusiones, el amor romntico.

    3. EL PROBLEMA DE LA VARIABILIDADLa abstraccin y el idealismo son, pues, privilegio de un rgano que gracias a la evolucin ha desarrollado

    una exquisita capacidad para adquirir conocimientos a travs de procesos del pensamiento. Ambos conllevan un

    conflicto entre la experiencia de lo particular o concreto y lo que el cerebro ha elaborado a partir de la experienciamltiple y, por tanto, los dos pueden dar origen a muchas decepciones en nuestra vida cotidiana. Tales decepciones seexaltan por el hecho de que tanto la abstraccin y el idealismo estn sujetos a la variabilidad en el tiempo para con unindividuo como entre los individuos. Si estas dos caractersticas, adems de proporcionar enormes ventajas selectivas,constituyen igualmente una fuente de miseria humana, otra caracterstica crtica inextricablemente ligada a ellos en elproceso posiblemente sea la de que constituye una fuente an ms poderosa, si cabe, de infelicidad. Ese factor no esotro que la variabilidad.

    El estudio del hombre nos ha enseado que la variacin somtica general que existe entre las personas dediferentes culturas y etnias resulta trivial cuando se la compara con la mayor variacin existente entre cerebrosincluso en poblaciones aparentemente homogneas en cuanto a cultura y caractersticas sociales. En El origen de lasespecies,Darwin (1859) sealaba, sin hacer referencia al cerebro: Cuando observamos que una parte u rgano sedesarrolla de manera extraordinaria en las especies, cabe presuponer que este hecho es de gran importancia para ellas;no obstante, ese desarrollo est eminentemente sujeto a variacin.

    Dicha variacin no se detecta de inmediato en la organizacin anatmica y macroscpica del cerebro, su

    fisiologa o su aporte sanguneo. Resulta muy difcil detectar diferencias entre individuos a este nivel y sta es una delas razones por las que la fisiologa no ha tenido demasiado xito a la hora de cartografiar el modo en que funciona elcerebro.

    Las nuevas tcnicas de imagen, adems de posibilitar el cartografiado de las reas del crtex cerebral queestn especializadas en sus distintas funciones, nos han proporcionado un cuadro sorprendente de las similitudes queexhiben los diferentes cerebros en cuanto a su organizacin bsica. Ni siquiera el estudio de la percepcin del color hademostrado gran variabilidad en cuanto a la ubicacin del centro del cromtico en el cerebro, a menos a nivelglobal. Parece ser, pues, que s existe despus de todo una gran similitud bsica entre distintos cerebros; una leccinimportante a recordar a la hora de discutir la relacin entre actividad cerebral y experiencias subjetivas, y tambinextensible al arte, la belleza y la esttica en general. Con todo, y a pesar de dicha similitud bsica entre un cerebro yotro, las configuracines mentales de los individuos varan enormemente entre s, basta con echar una ojeada a los

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    logros humanos en el arte y la literatura y tambin en la ciencia. Eso es suficiente para convencernos de que lavariabilidad proporciona a nuestra cultura producto externo de nuestro cerebro una gran riqueza y ventaja.

    La variacin que subyace a la miseria psicolgica del hombre est en alguna otra parte; puede observarse atravs de la conducta, si bien no anatmicamente, y a travs de la observacin podemos inferir que existen diferenciasen la organizacin cerebral a un nivel que hasta ahora se nos haba escapado incluso al estudio microscpico msdetallado. Esta variacin subyace en las diferencias entre individuos en su sensibilidad, en su inteligencia, en sus

    aptitudes, en sus deseos y aspiraciones y en muchas otras cosas. En pocas palabras, la variacin est en susconfiguraciones mentales. En el razonamiento de Darwin hay un claro indicio de que la seleccin evolutiva es uncontinuum,que, como especies, estamos evolucionando constantemente.

    En El origen de las especies,escribi sin hacer referencia al cerebro: Es slo en aquellos casos en losque la modificacin es comparativamente reciente y extraordinaria donde hemos de buscar la variabilidad generativa,por llamarla de alguna manera, y que sigue muy presente, ya que en este caso la variabilidad an no habr quedadofijada por la seleccin continuada de individuos y seguir variando en forma y grado precisos y rechazandoconstantemente aquellos individuos que tienden a regresar a un estadio anterior y con menor grado de evolucin. Estosupone un gran problema para el hombre. La variabilidad es una cualidad apreciada tanto en sentido evolutivo comoen el cultural. Con todo, son esas mismas diferencias las que la sociedad prohbe a los individuos expresar, al menosexpresar en su totalidad por el bien global de todos los individuos. Freud, siempre dispuesto a encontrar el origen demuchas de las miserias sexuales del hombre, escribi: La norma expresa en dichas prohibiciones es que la vidasexual ha de ser idntica para todos los individuos; no tiene en mente las diferencias innatas y adquiridas en lasconstituciones sexuales de los individuos y as cercena la posibilidad de stos para el disfrute sexual, convirtindose

    as en cruel instrumento de injusticia (Freud, 1930). Pero la sexualidad, aun siendo posiblemente la ms profunda deellas, no es la nica esfera en que la variabilidad a menudo prohibida se expresa. La capacidad y aspiraciones deciertos individuos sobresalientes con frecuencia han de ser templadas por las necesidades de otros individuos en lasociedad; la extraordinaria sensibilidad de otros se ve frustrada por la falta de sensibilidad en el entorno en que sedesenvuelven. Esto deriva en una paradoja, y que est en el centro mismo de la miseria humana, y es que laevolucin, que nos ha proporcionado el nico y ms variable y por ende ms maravilloso de los rganos en lahistoria de nuestro planeta, condujo a una sociedad que para protegerse a s misma ha de prohibir esa mismavariabilidad y obligar a todos a adoptar una conducta comn que no todos estn preparados para aceptar debido a suherencia gentica.

    Resulta algo sorprendente que la variacin en las conductas que la sociedad no tolera se expresa hasta laexaltacin en el mundo del arte, a menudo perviviendo a travs de l. Hay muchos ejemplos de ello y bastar conhacer referencia a tres que son relativamente bien conocidos: el Phdre de Racine; el Don Giovanni de Mozart (y deLorenzo Da Ponte) y el Vautrin de Balzac. Todos ellos son personajes cuyas conductas varan significativamente de la

    norma socialmente impuesta; son personajes que muchos encontraran revulsivos si existieran en la vida real. Sinembargo, la raz y el origen de la desviacin que les caracteriza respecto de la norma impuesta ha de buscarse en lavariabilidad, que es adems fuente para la evolucin de los cerebros y desarrollo de sus potenciales. Phdre se enamorainevitable y apasionadamente de su hijo adoptivo y cae en una relacin condenada,de la que ella es plenamenteconsciente aunque se muestra incapaz de seguir los dictados de la razn a causa de su constitucin mental. En DonGiovanni, Mozart (y Da Ponte) cre un personaje al que muchos hoy en da clasificaran sin duda de violador. ltambin es vctima de su constitucin biolgica; su conducta compulsiva hace que le sea difcil aceptar la relacin tanespecial que las mujeres parecen buscar con su persona. l permanece siempre indiferente a sus logros y es,curiosamente, su criado Leporello quien lleva el registro detallado de todos sus xitos amorosos, como bien podemosobservar en la cautivadora aria Madamina.Al finalizar la obra, acaba por aceptar su destino biolgico con valor eincluso dignidad. Balzac, novela tras novela, describe personajes que se dejan llevar por pasiones incontroladas, seanstas la ambicin, la avaricia, el amor o el odio, hasta su inevitable autodestruccin. Su creacin ms prodigiosa ytambin una de las ms extraordinarias de la literatura romntica es Vautrin, un cnico asesino que exhibe un deseoinflexible de dominar una sociedad a la cual desprecia y cuya debilidad moral ha conseguido identificar. Pero Vautrin

    tambin tiene su lado romntico, mediante el cual se apega a lo que ama con intencin de dominar la sociedad, paraamar a su criatura, moldearla y manipularla en su propio beneficio (ilusiones perdidas) y as se convierte en elhombre que se casa con los eventos y circunstancias a fin de dominarlas y dirigirlas (Per Goriot).

    Hay muchos otros ejemplos de lo que podramos denominar conducta patolgica en el arte, pero tambinresulta significativo el hecho de que los autores hayan optado por retratar dichos personajes y ms significativo anque nosotros, la sociedad, hayamos dado tanta relevancia a estas creaciones a juzgar por el xito perdurable de lasmismas. Ha sido el arte el que, en cierto sentido, ha presentado una cara bastante aceptable de la variabilidad humana,el que ha conseguido asegurar la variabilidad en sus pginas, registros musicales u otros en tanto que permite a su vezque podamos empatizar con personajes que se destruyen a s mismos debido a que la semilla de su autodestruccinest tambin en nosotros mismos en grado ms o menos variable. Representa ciertamente un enorme tributo a lascapacidades del cerebro para abstraer y generalizar, por ejemplo, que la historia de Fedra es fcilmente aplicable a

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    muchos otros textos que se alejan remotamente de la realidad tal y como la desarrolla Racine. En el cambio demilenio la ciencia ha tenido poco xito a la hora de trazar el substrato neurolgico de dicha variabilidad y haconseguido dar solamente una respuesta imperfecta a la cuestin de si las diferencias en la constitucin mental debenser buscadas en las diferencias existentes entre las propiedades bioqumicas, farmacolgicas o de conexin neural, o enalgn otro factor que an no ha sido identificado.

    Aunque llegara a encontrarse el origen de la variabilidad, las diferencias en la arquitectura cerebral que dan

    lugar a dichas variaciones, no servira de nada para aliviar la infelicidad de los individuos pero s creara un tremendoproblema para la sociedad: ya hemos visto que as ha ocurrido hasta cierto punto en casos en los que criminales yotros sujetos cuya conducta es socialmente considerada como indeseable han alegado que su constitucin mental noles ha dejado otra alternativa sino la de comportarse en la forma en que lo han hecho.

    4. CONCLUSINEn este ensayo he tratado de dibujar el camino a seguir por la neurobiologa en el siglo entrante, y en el que ha deadentrarse en problemas que han estado en el punto de mira de la filosofa durante milenios. He tratado asimismo dedemostrar que esas cuestiones son ms abordables desde la neurobiologa si se subdividen en sus distintos elementossin perder de vista el horizonte ms amplio de su complejidad. He tratado de argir que la variabilidad, base deldesarrollo evolutivo del cerebro y sus muchos logros, es tambin la causa directa de sus miserias; que el desarrolloevolutivo de un sistema eficiente de adquisicin de conocimientos no depende slo y exclusivamente delconocimiento sobre lo particular o lo concreto, sino tambin de su capacidad para abstraer y formar ideales que traen

    consigo la semilla de la miseria y la decepcin. Sigue, no obstante, poco claro si la mejor comprensin de las capacidades del cerebro para abstraer y

    formular ideales, o la comprensin de los determinantes de su variabilidad expresados en esas capacidades, traerconsigo una mayor felicidad para el hombre. Yo mismo lo dudo, pero en caso de que la neurobiologa aborde estosretos, deber igualmente enfrentar una cuestin ms amplia y que tiene importantes implicaciones. Suponiendo quepodamos alguna vez lograr erradicar la variabilidad y suponiendo que, una vez logrado esto, nuestros cerebroselaborasen ideales idnticos, no estaramos entonces erradicando las fuentes de riqueza propias de nuestra culturaexpresadas en las grandes conquistas del hombre? Si este hipottico futuro lograra traer mayor felicidad al serhumano, valdra la pena perseguirlo aun conociendo el alto precio a pagar por ello?

    No quiero arrogarme ningn tipo de originalidad por las ideas aqu expresadas. Ciertamente, dada miprofunda ignorancia, de la cual soy cada vez ms y ms consciente, no me sorprendera descubrir que muchas de misideas y pensamientos han sido ya descritos por otros, pero confo en haber podido celebrar la gloria y lamentar lastragedias experimentadas por la raza humana y cuyos orgenes subyacen en la misma causa comn.

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    NOTAS FINALES

    1. Que la gratificante riqueza de nuestros cerebros trae consigo el germen de la miseria humana es algo que vaimplcito en el ttulo del presente artculo y que yo he adaptado del ttulo de la novela de Honor de Balzac Splendeuret misres des courtisannes.

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