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LiminaR. Estudios Sociales y Humanísticos ISSN: 1665-8027 [email protected] Centro de Estudios Superiores de México y Centro América México Ramos Maza, Teresa ARTESANAS Y ARTESANÍAS: INDÍGENAS Y MESTIZAS DE CHIAPAS CONSTRUYENDO ESPACIOS DE CAMBIO LiminaR. Estudios Sociales y Humanísticos, vol. II, núm. 1, enero-junio, 2004, pp. 50-71 Centro de Estudios Superiores de México y Centro América San Cristóbal de las Casas, México Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=74511795004 Cómo citar el artículo Número completo Más información del artículo Página de la revista en redalyc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

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LiminaR. Estudios Sociales y Humanísticos

ISSN: 1665-8027

[email protected]

Centro de Estudios Superiores de México y

Centro América

México

Ramos Maza, Teresa

ARTESANAS Y ARTESANÍAS: INDÍGENAS Y MESTIZAS DE CHIAPAS CONSTRUYENDO

ESPACIOS DE CAMBIO

LiminaR. Estudios Sociales y Humanísticos, vol. II, núm. 1, enero-junio, 2004, pp. 50-71

Centro de Estudios Superiores de México y Centro América

San Cristóbal de las Casas, México

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=74511795004

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Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

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Introducción

El propósito de este artículo es mostrarque las mujeres indígenas artesanas ycomerciantes mestizas de los Altos de Chiapas,

han creado una nueva artesanía textil que se ha originado apartir de la conjunción de creatividades, intereses yhabilidades de las artesanas tseltales y las comerciantesmestizas. Una de sus consecuencias es que se ha creadoun espacio a través del cual han obtenido una mayorcapacidad de tomar decisiones al interior de la familia,de manejar y controlar recursos, y de participar en laactividad política de sus localidades.

Para situar este estudio en un contexto más ampliodescribo y discuto las diferentes modalidades o vías quehan seguido las familias artesanas de algunas regionesdel país para documentar los cambios, adaptaciones ynuevos significados en la producción y consumo de lasartesanías en el México del siglo XXI. También reviso ydiscuto los diferentes hallazgos de estudios realizadossobre el trabajo a domicilio en áreas rurales del país, ysus efectos en las relaciones sociales y de género. Propongoque a través de las diferentes vías de la producción deartesanías en nuestro país, se ha dado también unadiferenciación del trabajo a domicilio y de formas de

vivir el trabajo femenino y lo doméstico. Estas formasde trabajo no necesariamente significan un confinamientode la mujer que propicia o refuerza una condición desubordinación femenina.

Artesanías: globalización einterculturalidad

En la Ciudad de México, a fines del siglo XX, recorriendoun supermercado me llamó la atención un grupo depersonas observando muy atentamente un escaparate:¿qué nueva tecnología doméstica llama tanto la atenciónde los cslientes? Para mi sorpresa no se trataba de latransmisión televisiva de una visita del Papa, tampocode un partido de fútbol; el hecho que provocaba lacuriosidad de la gente era la exhibición de un ancianoartesano que al igual que un malabarista del circo,trabajaba hábilmente con sus pies, manos y boca,haciendo molinillos de madera.

Durante la visita a la casa campesina hecha con pencasde maguey y exhibida en el Museo de Culturas Populares,del Distrito Federal, uno se pregunta por la poblaciónque habita estas viviendas en el campo mexicano.Probablemente algunos estén en sus poblados, otros enEstados Unidos, algunos tratando de cruzar la frontera.Si se observan los alrededores del museo se puede

ARTESANAS Y ARTESANÍAS:INDÍGENAS Y MESTIZAS DE CHIAPAS CONSTRUYENDO

ESPACIOS DE CAMBIO

Teresa Ramos Maza

Teresa Ramos Maza, CESMECA-UNICACH.

“Yo siempre trabajo con mis manos, luchando con mis manos,

tejiendo todo lo que sé y mi mamá siempre lucha trabajando”

(Artesana tseltal)

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contemplar a varios de ellos vendiendo artesanías en susimprovisados puestos ambulantes para los cuales bastaun pedazo de tela extendido sobre la calle.

En la plaza de Coyoacán, Distrito Federal se observaa infinidad de personas haciendo, vendiendo ycomprando artesanías. En la exhibición e intercambiospueden estar reunidos a un tiempo huicholes, “deefeños”,estadunidenses, franceses, mixtecos tsotsiles, entre otros.Si paseamos por la calle Real de Guadalupe, la calle de lasartesanías de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, México,fácilmente podremos observar en alguna tienda a lasmujeres indígenas y mestizas intercambiando ideas sobreel diseño de alguna prenda textil.

En el México de hoy, las artesanías, contra todas laspredicciones, no han desaparecido. Su persistencia se debeen gran parte a la diversidad de estrategias de vida quelos artesanos-campesinos han creado. Las artesaníasforman parte de la diversidad de productos para elmercado que han cobrado en algunas áreas rurales, tantao mayor importancia que los productos agrícolas. Enlas diversas regiones del país, la población rural recurre amúltiples y novedosos caminos no sólo para sobreviviren su tierra sino también para crear otras formas devivir y satisfacer nuevas pautas culturales e, incluso, paraposibilitar la salida de su territorio en busca de otrosempleos y opciones de vida.

Las familias artesanas han recreado y diversificado laproducción artesanal de la misma manera en que loshabitantes del campo mexicano ha reproducido ydiversificado sus espacios. Los cambios en el campo sehan dado de acuerdo con la confluencia de factores talescomo la migración, las tradiciones y culturas locales detrabajo, la modernización de los servicios públicos y elcomportamiento —generalmente desfavorable paraellos— de los mercados nacional e internacional en dondeparticipan sus productos. Así, en algunas regionesdesaparecen ocupaciones tradicionales al tiempo queaparecen nuevas, tal como ha sucedido en el Valle delMezquital y en la región del Bajío (Arizpe, 1978; Arias, 1994).

Mientras en algunos pueblos las actividades artesanalesse han perdido para dar paso a procesos de manufacturay maquila industrial, en otros, la artesanía pasa a ser, a lapar de la migración, parte esencial de la organizacióndel trabajo familiar. En muchos poblados una de lasocupaciones de los que se quedan es la actividad artesanal.Actualmente se registra un número aproximado de 10millones de artesanos en el país1. Es un hecho conocidoque en el campo mexicano la producción agrícola ya noes la actividad sobre la cual recae la organización deltrabajo rural y que la importancia concedida a surealización es desigual entre las áreas rurales del país.

Las anteriores imágenes e ideas sobre las familiasartesanas y la artesanía en los inicios del siglo XXI me hanmotivado a plantear entre otras, las siguientes preguntas:¿qué nuevas prácticas sociales se han generado entre lasmujeres involucradas en esta actividad? ¿En ese acto deproducir, vender y comprar un objeto de uso reconocidocomo muestra de la cultura popular, qué nuevasrelaciones e interacciones se configuran? ¿Cómo estudiarla artesanía en el México de hoy?

En los siguientes apartados trataré de aproximarmea la respuesta a estas preguntas.

Las artesanías: diversidad en el consumoy la producción

Como parte de las llamadas culturas populares tradicionales,las artesanías se han reproducido transformándose engran parte por el interés de los artesanos en mantener suherencia y renovarla al tiempo que obtienen ingresos,establecen relaciones externas y ganan prestigio. Además,existen factores tales como las motivaciones paraconsumir artesanías de algunos sectores como mediopara afirmar identidades o distinguirse por el gustorefinado y tradicional; y la política estatal y promocióngubernamental que usa lo popular para consolidar launidad nacional al tiempo que estimula la creación deempleos que disminuyan la emigración, fomente la

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exportación y como estrategia que vincula los productostípicos con el sector del turismo, (García Canclini: 1989;(Novelo,V.: 1993 ).

García Canclini (ibid) ha señalado cómo al tiempode la reconversión económica y de las políticasgubernamentales, se produce la reconversión realizadapor las propias clases populares que adaptan sus saberesy hábitos tradicionales. También sugiere varios elementosbásicos para el estudio de las artesanías en la modernidad:a) las culturas campesinas y tradicionales ya no representanla parte mayoritaria de la cultura popular; b) lo popularno se concentra en los objetos; c) lo popular no esmonopolio de los sectores populares; d) lo popular yano es visto por los grupos populares como muestra deun supuesto arraigo a la tradición; y por último, el hechode que la interacción comercial ha fortalecido también laorganización étnica al tiempo que logra mejorar laeconomía de las familias artesanas.

La moderna producción artesanal mexicana sedistingue por la gran heterogeneidad de sus productos,de sus formas de organización y relaciones sociales en eltrabajo y distribución y de su consumo. En el siglo XXI,el gusto por y el consumo de las artesanías han sufridomúltiples transformaciones y su valoración ya no serestringe a los sectores “cultos que gustan del arte” y alos intelectuales que admiran y protegen nuestras raíces yven en las artesanías manifestaciones de resistencia alcapitalismo, (Novelo,1993:46). Las artesanías han sidoclasificadas en cuatro categorías según el tipo deconsumidor: para el turismo masivo-dirigido; paradecorar interiores, para el coleccionista y para la galeríade arte, (Turok, M., 1988). En el mercado de artesaníasse pueden encontrar objetos que son verdaderas piezasde arte y que pueden convertirse en piezas de exhibiciónen museos hasta objetos que han sido calificados como“objetos chatarra amenazadores de la calidad tradicionaly productos de la mercantilización pervertidora”2,pasando por los productos que desde siempre han sidoconsiderados representativos de la “cultura popular”

como las máscaras, los juguetes de hojalata, huipiles, ollasy figuras de barro, canastos y utensilios de cocina, porejemplo.

Ahora, los objetos artesanales ya no sólo son bienesque adquiere el turista porque representan al “mundoexótico” y cumplen la función de “constancias yrecuerdos” del viaje a otros países, sino han pasado a serobjetos de uso cotidiano entre la gente local. Cualquieraque visite algún supermercado en México, DistritoFederal puede observar áreas destinadas a exhibir algúntipo de artesanía. Esto nos habla de que el consumo deartesanías es realizado por sectores más amplios de lapoblación y en los cuales persiste su uso para resaltar uncierto estatus cultural, pero no sólo por ser un productoelaborado manualmente sino que ahora tienen mayorpeso otros significados como el carácter estético o el serun objeto funcional y bello a la vez 3 (Ejea, 1998).

Si seguimos la pista de las artesanías se puedenobservar las nuevas paradojas que han surgido en laglobalización4 a través de la producción y el consumode este objeto considerado como expresión de culturapopular tradicional. Cuando en la capital de nuestro país,muchos mexicanos dicen adquirir artesanías por serrepresentativas de “nuestras raíces” y los significados giranen torno a la “identidad nacional” (Ejea, ibid.), los artesanosven y salen al mundo, tejen figuras creadas por Picasso,Escher, reproducen a Van Gogh.

Otro elemento que caracteriza hoy el consumo deartesanías es el hecho de que al mismo tiempo que existeun consumo diferenciado entre los distintos sectoressocioeconómicos y culturales -evidente sobre todo en lacalidad, precio del producto y sitio de venta-, el objetoartesanal también puede ser visto como un símbolo deacercamiento entre los distintos grupos sociales ydiferentes países. He observado en alguna ocasión aturistas europeas, nacionales y mujeres locales sonreírdivertidas viéndose así mismas y a las otras portandotodas blusas muy parecidas elaboradas por artesanas delos Altos de Chiapas. Un tipo de uniformidad en el vestir

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como el que representa la ropa de mezclilla. Sin embargo,esta uniformidad en el vestir también es muestra de laglobalización como un “reordenamiento de lasdiferencias y desigualdades sin suprimirlas”, (García,1995:13)

Las vías de la artesanía mexicana

Los intercambios e interacciones entre la economíanacional de mercado y las economías rurales locales hanprovocado un reordenamiento profundo de lasrelaciones sociales y políticas que regulan la vidaeconómica y los procesos productivos de las poblacionesrurales. Destacan en estas transformaciones, por unaparte, los cambios provocados por la fuerte estatizaciónde las políticas locales y regionales que ha fomentandoque el caciquismo y el apego a los proyectos surgidosdel interés político, se conviertan en los métodos básicosde distribución de recursos en el campo. Por otro lado,se ha dado un desarrollo de mercados monetarios: lasfamilias campesinas han monetarizado su economía, esdecir han ido cobrando importancia las transaccionesmonetarias de bienes de consumo y de factores de laproducción. En algunos espacios rurales, se hanindividualizado las estrategias de sobrevivencia oacumulación y se han reestructurado las relacionesfamiliares, tanto por la degradación de los sistemas deautoridad y cooperación de la economía moral de lascomunidades agrarias y principalmente por laredefinición de las relaciones de parentesco y reciprocidadcausados por la emigración y semiproletarizacióngeneralizadas de la población, (Garcia B., y Garcia B.,1992) . Por otro lado, se ha señalado también la dificultadde establecer fronteras entre los espacios urbano y ruraly sobre todo del carácter del trabajo femenino.

En el contexto anterior, una de las estrategias de lapoblación en la nueva ruralidad mexicana ha sido larenovación o adopción de la actividad artesanal para elmercado. La reconversión de productos artesanales

realizada por los productores y consumidores ha dadocomo resultado la coexistencia de variados procesosproductivos que son diferenciados de acuerdo con lascaracterísticas históricas, culturales y socioeconómicas dela población de las distintas regiones. Algunas artesaníashan desaparecido por la competencia de artículosindustriales, otras aumentan su producción y se renuevancon el aumento de la demanda y otras más han surgidode la noche a la mañana como respuesta a un crecientemercado turístico y a las nuevas significaciones que elconsumo de artesanías adquiere entre los grupossociales locales.

La diversidad de procesos laborales, tipo deproductos y relaciones sociales que se han construido enesta reconversión son consecuencia en gran parte de losesfuerzos, la creatividad y capacidad de innovación delas familias artesanas estimuladas de alguna manera porlas políticas gubernamentales dirigidas al fomento de lasartesanías. Desde la dimensión económica lo anteriordemuestra que los grupos rurales indígenas y mestizos, através de estas estrategias, hacen evidente por un lado,las limitaciones estructurales de recursos y por otromuestran su gran capacidad para transformar parte desus recursos culturales —como los objetos artesanales—,en una recreación constante que convierte a la tradición enmodernidad.

A lo largo del país podemos encontrar en lasdiferentes regiones una heterogeneidad de procesosartesanales a través de los cuales se han conformadodiferentes relaciones sociales que de alguna manera hantraído múltiples efectos en la cultura y la organizaciónsocial de las poblaciones. Actualmente es posible encontraruna variedad de caminos o vías por las que han transitadolos artesanos y las artesanías. Existe una diferenciaciónentre regiones y pueblos. Por ejemplo, en regiones comolas Mixtecas guerrerense, poblana, oaxaqueña, se handado procesos de desaparición de los textiles de lana, lapersistencia de objetos como los canastos de palma y laaparición de nuevas actividades manuales como la

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elaboración de sombreros de palma y plástico. Actividadésta que se realiza en un sistema productivo más complejo,con nuevas formas en la organización del trabajo comola maquila. La elaboración de algunas artesanías como lade las hamacas de Yucatán se ha convertido ahora enproceso industrial. Las hamacas “que son fabricadasen un sistema de manufactura organizada porcapitalistas que controlan los medios de producción”,(Littlefield, 1976:199).

En el estado de Oaxaca coexisten dos procesos deproducción artesanales que pueden ser los mejoresejemplos de los caminos opuestos de las artesaníasmexicanas. Los zapotecos de Teotitlán del Valle que sededican al tejido de tapetes de lana con diseños quereproducen iconografía zapoteca, pinturas de Miró,Picasso y dibujos de Escher y que han sidoconsiderados junto a los nahuas de Ameyaltepec,Guerrero, los otavaleños de Ecuador y los cunas dePanamá, como representativos de los pueblos que hanrealizado una reconversión exitosa de su artesanía yque se caracterizan por la autogestión y el reforzamientointerno de la identidad cultural local, (García C., 1983;Stephen, 1990; Good-Eshelman, 1988).

En la Mixteca Alta oaxaqueña, una de las regionesdel país con mayor número de migrantes, una parteconsiderable de la población “que se queda” se dedicaa la manufactura de productos de palma y de plásticocuyos orígenes se registran a fines del siglo XIX y queen gran parte contribuyó a la desaparición de lasartesanías de lana. El sombrero de la Mixteca se realizaen un proceso productivo con una división del trabajoregional, organizado en un conjunto de procesos detrabajo que se extiende por toda la región con unavariedad de características técnicas y sociales. Existenpueblos recolectores de la materia prima que es lapalma, pueblos que se dedican al tejido de sombreros,otros que sólo elaboran canastos. Familias depropietarios de talleres en donde se planchan yterminan los sombreros. Es un proceso muy parecido

al que se dio en la regiones de los Altos y Bajío deloccidente de México, donde a principios del sigloXX, todavía varios poblados se dedicaban a laelaboración, a domicilio, de sombreros con unadivisión del trabajo entre las familias: en una casa setejían; en otras se planchaban, para ser adornados enuna tercera. Mientras en el occidente estos procesosde manufactura han dado el paso a nuevos modelosde industrialización, (Arias, P. 1992), en la Mixtecaoaxaqueña la elaboración de sombrero a domiciliopersiste,5 sobre todo en pueblos como MagdalenaPeñasco del distrito de Tlaxiaco, donde todavía a finesdel siglo XX, algunos niños tejían sombreros debajode las bancas escolares para esconderse de las maestrasy así terminar las docenas de sombrero que debíaentregar la familia el fin de semana a los“empleadores”, (Ramos, 1994).

Lo anterior habla no sólo de la diversidad deprocesos organizativos, estrategias y cambios de losproductos artesanales, sino también conduce areflexionar sobre las condiciones de trabajo y lasnuevas desigualdades que se construyen. Así comolas familias tejedoras de Teotitlán del Valle hanrealizado una reconversión exitosa de su artesanía,gran parte de las familias mixtecas han abandonadosus productos artesanales de lana para convertirseen manufactureras de sombreros. A la par de lasmodificaciones laborales se han dado tambiénnuevas relaciones y diferenciación social. En ambospueblos existen familias que han logrado mediantela actualización de viejas formas de organizaciónsocial como la cooperación en el trabajo entrefamilias ligadas por el parentesco, acumular ciertocapital y crear nuevos mecanismos de control sobrealgunos sectores de la población. Este fenómeno sepresenta también en varios de los pueblos deartesanos, (Castilleja, 1998; Littlefied, ibid; Good-Esheman, 1988) .

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Del objeto artesanal a las relacionessociales: estudios sobre artesanías en

México

El tema de las artesanías en México ha sido ampliamentetratado desde tres líneas principales de interpretación.La primera es la artesanía vista como un objeto artísticoparte del patrimonio cultural y tradicional de los pueblos.Sobre esta tradición interpretativa existe una diversidadde estudios descriptivos sobre los objetos artesanales delas diferentes regiones del país y cuya proliferación ydifusión se debe en mucho a las políticas estatalesorientadas a la consolidación de la unidad nacional y alfomento del empleo rural y generación de divisas,6(Murillo, 1980; Martínez , 1972; Morris, 1977).

La segunda línea es la que se ubica desde la perspectivaantropológica marxista y que caracteriza a la producciónartesanal familiar —la forma más común de producirartesanías en las áreas de escaso desarrollo industrial delpaís—, como una actividad que es funcional para laacumulación privada de capital por la intermediaciónque ejercen los comerciantes mestizos mientras que losindígenas artesanos simplemente reproducen su pobreza.Han sido recurrentes los enfoques que consideran quelas artesanas y artesanos indígenas no logran mejorarsus condiciones de vida porque la comercializaciónsiempre es realizada por agentes mestizos que son losmás beneficiados. El estigma social de “ser indio” es unfactor clave que justifica la exclusión de vías para ascenderen la formación económica y lograr riqueza, (Novelo,1976, 1993; Turok, ibid; Littlefield, 1976; Arizpe L. 1976).

Una tercera orientación se encuentra en los estudiosculturales que parten de la línea neogramsciana y de lateoría de la reproducción y que consideran a las artesaníascomo manifestaciones de la cultura de las clases popularesque son resultado de la apropiación desigual del capitalcultural, la elaboración propia de sus condiciones de viday su interacción conflictiva con los sectores hegemónicos.Su enfoque considera no sólo las limitaciones

socioeconómicas estructurales sino también las respuestasy formas de adaptación y resistencia de los pueblosmestizos y las comunidades tradicionales a la dominación.Al tiempo de la reconversión económicamacroestructural se produce la reconversión realizadapor las propias clases populares que adaptan sus saberesy hábitos tradicionales, (García C., 1984, 1989). Dentrode la última corriente, algunos estudios antropológicos—como dije anteriormente— constatan cómo algunospueblos de artesanos de México y América Latina hancreado sus formas de modernizarse reelaborando sustradiciones a través de la participación en el mercado. Estoha significado no sólo una mejoría en sus ingresos sinotambién una reafirmación simbólica, (García C., 1989;Good-Eshelman ibid; Stephen,1990).

Sobre lo anterior me interesa destacar dos cuestiones:por una parte considero que, si bien es cierto que algunoselementos de identidad se reforzaron y que, en estesentido se puede esperar una mayor cohesión social,también se han creado nuevas desigualdades queconducen a desintegraciones y ponen en tensión lasformas de cooperación locales, (Stephen, 1990; Littlefield,ibid; Clements, 1988). Por otro lado, es evidente que elenfoque que analiza las relaciones sociales conformadasen la producción de artesanías desde la visión que lasconsidera como relaciones de explotación entre mestizose indígenas, resultó insuficiente para explicar la diversidadde nuevas relaciones y formas de resistencia que lospueblos indígenas han instrumentado en la búsqueda dealternativas de vida.

Los procesos anteriormente descritos resultanentonces en nuevas situaciones de desigualdad no sóloentre las familias sino también entre los géneros. Si lacomercialización de artesanías favorece a ciertos sectoresde artesanos como grupos étnicos, provoca tambiénefectos negativos en la situación de las mujeres. Loshallazgos de Stephen (1991) demuestran que se da unadesigualdad económica y social entre las familias, pasandounas a ser trabajadoras mientras otras se enriquecen y

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forman parte de una naciente clase patronal y que lasmujeres pertenecientes a estas últimas familias fueron lasmenos beneficiadas en las relaciones de género,comprobando con ello que las desigualdades socialesno se presentan de forma aditiva, sino que la mujer puedetener una mejor posición socioeconómica y estar endesventaja en las relaciones de género y viceversa.

De la artesanía a las artesanas

La conjunción de la antropología de género y losestudios culturales sobre artesanía ha resultado en valiosostrabajos que analizan la diferente inserción de las mujeresen actividades remuneradas y sus consecuencias en lafamilia y en la condición social femenina. Así, en el casode las familias zapotecas de Teotitlán del Valle, Oaxaca,se encontró que las relaciones de género que existían enel trabajo agrícola y en los hogares de tejedores cambiaronradicalmente a medida que las familias comerciantesacumularon capital y contrataron trabajadores. Lasesposas de los comerciantes de tejidos fueron marginadaspor su falta de experiencia y educación. En cambio, lasmujeres maquiladoras y tejedoras independientesdesarrollaron el proceso de producción en un esfuerzoconjunto con sus esposos e hijos; ellas tuvieron un altonivel de control sobre las decisiones y el ingreso esmanejado por la mujer y el hombre. En este grupo defamilias trabajadoras los resultados de la comercializaciónde tejidos fueron contradictorios: por una parte, ellasmantuvieron el control del proceso de producción; ypor otra, sus familias no se beneficiaron de la mismamanera que las familias de los comerciantes. Estosresultados demuestran cómo las desigualdades socialesno se presentan de forma aditiva, sino que la mujer puedetener una mejor posición socioeconómica y estar endesventaja en las relaciones de género y viceversa,(Stephen, ibid).

Varios de los trabajos sobre las mujeres artesanas seinsertan en el conjunto de estudios sobre el impacto de

las transformaciones de la agricultura en la situación delas mujeres rurales y han estado orientados principalmentepor dos líneas teóricas. La primera se ubica en la corrienteestructuralista-marxista y su vertiente marxista-socialistaque predominaron durante las décadas de los setenta yochenta. Desde una visión determinista, esta corrienteotorga un papel predominante a los factoresmacroeconómicos como impulsores de los cambios enlas condiciones de vida de las mujeres y concibe alpatriarcado7 como una dimensión de la estructurasocial y causa de la opresión de la mujer.

Desde la perspectiva anterior, la persistencia de lasartesanías ha sido vista como una actividad productivaque reproduce una forma doméstica de producciónbasada en tradiciones patriarcales en donde el trabajode la mujer es culturalmente devaluado y los hombresson los que controlan las utilidades. A partir de estosplanteamientos se ha concluido, por ejemplo, que eltrabajo de las alfareras de Amatenango del Valle,Chiapas, es explotado por el hombre gracias a laexistencia de una estructura patriarcal con formas decontrol sobre el trabajo de la mujer que son actualmentereproducidas a través de la alfarería. Debido a estasituación tampoco existe un interés entre las alfarerasde introducir cambios tecnológicos, (Nash, 1994).

Las conclusiones anteriores se derivan de lo que lacorriente feminista de la igualdad ha tomado comocualidades inherentes a las identidades de género creadaspor una división del trabajo que siempre separa lasactividades masculinas y productivas y las femeninas yreproductivas, sin atender entre otros, al hecho de que lacultura laboral campesina e indígena es distinta de lasculturales laborales urbanas y de regiones altamenteindustrializadas, (Ramos, 2000). Son parte de lo quePancake (1993) critica y denomina generizaciones infundadasy que consisten en suponer fronteras rígidas de géneroen la división del trabajo artesanal, en este caso de textiles;son los hombres los que tejen para el mercado, los queintroducen innovaciones técnicas y los que se ocupan de

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las transacciones con el exterior, mientras las mujeresproducen para el autoconsumo, sin aceptar nuevastecnologías y manteniéndose alejadas de los circuitoscomerciales. Este tipo de conclusiones sobre produccióny comercialización artesanal de población de origen maya,difiere de los hallazgos sobre los tejidos de Guatemala.Por el contrario, lo que esta autora demuestra a través desu información etnográfica, es que tanto hombres comomujeres manejan indistintamente materiales einstrumentos de trabajo iguales; que la mayoría de lasmujeres tejen también para el mercado y tanto el hombrecomo la mujer administran sus ingresos por separado.Por último, concluye que las tejedoras también estánconscientes y son sensibles de la demanda del mercado(1993:270-274).

La segunda línea teórica se orienta al estudio de lasprácticas y factores culturales y políticos locales. Parte dehacer una crítica a los enfoques que consideran losespacios y roles de género de la mujer como restringidosy estáticos y los del hombre como amplios y públicos.La categoría género y las identidades de género sontratados como elementos dinámicos y desde unaperspectiva situacional y posicional que se definen en lainteracción cotidiana, (Mummert y Ramírez, 1998;Alberti, 1994; Mora, 1998; Moctezuma, 1998; Rosado,1998; Aguiar, 1998; Lazos, 1995).

En este nuevo enfoque, el trabajo de las mujeres esvisto ahora como una relación social y no sólo comouna actividad productiva y contribuyen a explicar larelación entre el trabajo y la redefinición de la identidadde las mujeres, aspecto muy importante para conocerno sólo los cambios actuales sino cómo se ha valoradosu trabajo y cómo lo perciben las mujeres mismas. Seconsideran también las iniciativas que ellas han tenidoen el diseño de alternativas de resistencia ante factoresestructurales que las marginan. Otro de los aspectos muyimportantes considerados es el estudio de las manerasen que las mujeres ejercen poder o autoridad. Entre lasartesanas de Cuetzalan, Puebla, —producen textiles y

productos de fibras naturales como cestos y huacales—,Alberti (1995) encuentra una nueva posición genérica apartir de su experiencia organizativa para capacitación ycomercialización de sus productos. Las alfareras dePatamban y artesanas de Jarácuaro, Michoacán tienenun papel muy importante por su conocimiento yparticipación en los sistemas de cargo y a través de éstelogran consolidar también su actividad productiva,(Moctezuma, ibid.; Castilleja, ibid.)

Los estudios de caso realizados en contextos localesy particulares confirman que la división del trabajo nosiempre resulta en una condición de dominio de loshombres hacia las mujeres y en una subvaloración de sutrabajo. Son muestra también de que no sólo no hanperdido parte de las actividades domiciliarias generadorasde ingresos como las artesanías sino de cómo, en elcontexto del desarrollo de capital y las transformacionesagrarias en México, las mujeres han tenido sus propiasrespuestas a través de las cuales han reconfigurado laidentidad femenina. De ahí la importancia de considerarlos hallazgos que nos presentan los estudios de caso másrecientes, los cuales confirman la existencia de espaciosde acción que las mujeres han ocupado por decisiónpropia y que nos dicen que probablemente la identidadfemenina está moldeada, construida por algo más quelas experiencias de procesos sociales de exclusión,supuestamente relacionada con su sexo y cuyo papel enla sociedad es la reproducción biológica y lareproducción de la fuerza de trabajo.

Las vías de las artesanas de los Altos

En nuestra globalización es posible distinguirprincipalmente dos vías recorridas por las artesanastextileras de esta región: una consiste en el paso de laproducción y venta de textiles en forma individual o através de la intermediación y colaboración en redesfamiliares, a la vinculación con organizaciones formales;la segunda la ubico en la modalidad de producción y

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comercialización entre grupos informales de artesanasindígenas y comerciantes mestizas de San Cristóbal y deotros lugares del país y extranjeras.

Distingo estas vías con base en las formas en que lasartesanas han elegido para obtener apoyos para laproducción y comercialización y que implican distintasrelaciones con otros grupos sociales, consecuencias ensu condición e identidad social y diferentes efectos en laproducción. Es suficientemente conocido el hecho deque a partir de los años ochenta se dio la proliferaciónde organizaciones de productores campesinos indígenasentre las cuales las de artesanas han tenido un lugardestacado. Éstas han sido promovidas por diferentesagentes sociales, desde el Estado, a través de la políticaindigenista operada en gran parte por el CentroCoordinador Tseltal-Tsotsil del Instituto NacionalIndigenista e instituciones oficiales y programas dedesarrollo, asociaciones y cooperativas sociales como elDIF, SEDESOL, PRODECH, entre otros. La promoción yauge de las organizaciones de artesanas fue tan amplioque actualmente es común encontrar artesanas en todoslos pueblos de la región, que han formado parte de porlo menos una cooperativa, Sociedad de SolidaridadSocial, Unidad Agrícola de Producción de la Mujer oalguna otra asociación promovida por organismos nogubernamentales.

En los textiles se ha originado una diversificaciónen la producción: variación en los diseños de brocados,bordados, tipo de prendas y materiales y básicamentese pueden distinguir dos clases de textiles: La primeraes el conjunto de textiles que son elaborados por lasartesanas que continúan trabajando con sus técnicas ymateriales originales —lana, hilos de algodón y tintesnaturales—. Ellas organizan su trabajo de tejidogeneralmente en sus viviendas en combinación conactividades domésticas y en ocasiones trabajan en lostalleres instalados por las cooperativas y asociacionesen donde también se proporciona capacitación enaspectos técnicos como el teñido de fibras y diseños.

En esta modalidad se pueden ubicar a las artesanastsotsiles de Larráinzar, Chenalhó, Chamula, Zinancantan,Pantelhó y el pueblo tseltal de Tenejapa, principalmente.Es la vía de la tradición y el arte textil. Estos textiles sonhechos en telares de cintura con las técnicas originales delas indígenas y son considerados representativos de lacultura maya de esta área del sureste. Son las piezasconfeccionadas con un fuerte contenido de simbolismoancestral, en el que se repiten las referencias simbólicasde la cosmovisión maya y cristiana, “los caminos delcielo, el lugar de las estrellas, los secretos de la agricultura,los lugares míticos que albergan a los dioses, las cuevas(...) que han sido transmitidos de generación en generaciónhasta la actualidad”, (Fábregas, 1993:27; Turok, 1988).La calidad de los textiles es variable. Hay piezas que sonverdaderas obras de arte y que por su altos precios sólopueden ser adquiridos por sectores nacionales yextranjeros de clases media y alta o ser canalizados almercado internacional.

En la promoción, capacitación y financiamiento deeste tipo de artesanías han participado todos losorganismos gubernamentales y no gubernamentales, perola que ha tenido más éxito y mayor control en la calidadde sus productos es la asociación Sna’ Jolobil (Casa deltejido) que se ha especializado en la exportación de estaclase de textiles. Muchas de las artesanas que han seguidoesta vía trabajan o han trabajado con ella. Es la másantigua organización de artesanas de los Altos y fue creadaen 1976 como sociedad cooperativa con apoyo delFondo Nacional para el Fomento de las Artesanías,(Hernández y Narváez, 1992). Sus objetivos principalesgiran en torno al “rescate y revitalización de las técnicastradicionales del tejido, brocado, bordados e hilados”,(ibid:109). Dos de sus fundadores W. Morris y Petul—tejedor indígena— se relacionaron con grupos deartesanas —principalmente de San Andrés Larráinzary Tenejapa— a través de Fonart y fue el primero quiendecidió que la organización no vendería artesanías sinoarte textil, (Vargas, G. s/f). Otra de sus características es

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la composición de su membresía honorífica de la queforman parte varios extranjeros que hacen una labor dedifusión, promoción cultural y aportan donaciones. Seha señalado que esta organización, más que ser unacooperativa real funciona como una empresa comercialcuyos socios principales, el uno estadunidense y el otroindígena de los Altos, se han encargado de la difusióninternacional de las técnicas, diseños, las formas de vidade las artesanas y la relación del brocado con sus sueños,(Vargas, ibid). Alrededor de esta tienda existen gruposde artesanas que entregan textiles a consignación y otrasque son contratadas como trabajadoras por encargoprevia selección y comprobación de la calidad de sustejidos y bordados.

Otro tipo de organización es el que se relaciona conel conjunto de cooperativas y sociedades que han sidopromovidas por los programas gubernamentales deapoyo financiero y promoción de las artesanías. Laprimera de este tipo es la J’pas Joloviletik (Las que hacentejido) que fue fundada en 1984 y que llegó a reunir unnúmero de 800 artesanas de 23 comunidades y nuevemunicipios de la región. El modelo de funcionamientode esta cooperativa impulsada por el Instituto NacionalIndigenista fue retomado por innumerables grupos deartesanas de todos los municipios de los Altos paraformar sus cooperativas que en muchos de los casoshan tenido la figura jurídica de Sociedad de SolidaridadSocial y que se han caracterizado por la formación yconsolidación de lideres que han hecho el papel deintermediarias entre funcionarios de gobierno y losgrupos locales. En este sentido, con muchos de estosgrupos ha sucedido lo mismo que muchas organizacionesde productores hombres. “Conviene recordar —diceCastro, (s/f)— “que el trabajo que el INI hizo a lo largode los años fue ..formar nuevos y nuevas caciques alempoderar a unas cuantas personas sin buscar que éstasreprodujeran lo aprendido en sus comunidades deorigen”, (ibid:2). Estas asociaciones generalmente se hanvinculado, además del INI, con dependencias oficiales

como el Instituto de las Artesanías, el antiguo DIF, laSecretaría de los Pueblos Indios, entre otras.

El papel de las primeras asociaciones de indígenasque se relacionaron con organismos y fundacionesinternacionales como la Sna’Jolobil y las asociacionesligadas a las instituciones gubernamentales ha sidoampliamente rebasado por la proliferación deorganizaciones no gubernamentales conformadas porartesanas indígenas y asesoras nacionales y extranjeras.Estas organizaciones no gubernamentales han incluidocomo principio fundamental de sus acciones laperspectiva de género, perspectiva orientada a “vincularlos programas de desarrollo a la solución de necesidadesinmediatas de las mujeres indígenas cuidando depreservar su cultura e identidad étnicas”, (Olivera,1994:67).

Esta perspectiva de género por un lado se identificacon la práctica y política feminista no sólo de las asesorasuniversitarias de las ONG’s, sino de las necesidades prácticassentidas por muchas de las mujeres indígenas. Por otrolado, también se relaciona con la corriente globalizadoradel enfoque de género impulsada por organismosinternacionales como algunas instancias de las NacionesUnidas y retomada por muchos de los organismos einstituciones gubernamentales vinculadas al desarrollocomunitario y que se convirtió en algunos ámbitoscasi un requisito para obtener financiamiento paraproyectos. Es interesante anotar al margen que, estacorriente ha promovido y abierto espacios en lasorganizaciones de productores hombres a programasespecíficos de mujeres.

Lo anterior es parte de los procesos de globalizaciónque son resultado de prácticas sociales específicasarticuladoras de lo local-global y que se producen yreproducen como parte de lo que Mato (2001),denomina “complejos transnacionales de producción cultural”y en donde circulan representaciones8 de ideas comoetnicidad, identidades, género, medio ambiente odesarrollo sostenible, entre otras.

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La circulación de artesanías en la región actualmentetiene un nuevo significado que trasciende la función desouvenir y de contenido estético para adquirir un contenidopolítico. Hoy también algunas indígenas también hansalido a recorrer el mundo portando sus textiles; laartesanía chiapaneca es comprada en Europa y EstadosUnidos también por solidaridad con el movimientozapatista e indígena. Si bien los textiles chiapanecoscompiten desventajosamente en el mercadointernacional con los textiles asiáticos, hindués y de otrospaíses de América Latina, ahora son apreciados yadquiridos porque simbolizan un movimiento indígenay en particular un movimiento de lucha por los derechosde las artesanas indígenas. Se ha señalado que lapolitización de la indianidad y la transformación de lascooperativas y asociaciones de artesanías en actoresimportantes en el desarrollo económico de sus pueblosson dos elementos que contribuyen a un climafavorable para la comercialización de los textileschiapanecos, (Vargas, s/f: 174).

Un notable ejemplo de lo anterior puede ser laorganización independiente Jolom Mayaetik (TejedorasMayas) que surge en 1995 por la división de la cooperativadel INI entre mujeres ligadas al PRI y mujeres simpatizantesdel PRD y del EZLN. Este tipo de organización puede serun buen ejemplo de la rápida transición de las artesanasindígenas del textil a la política y al mundo. Sin embargo,la historia de la J’pas Joloviletik nos ilustra sobre cómo ungrupo de ellas se enfrentó al poder de una lideresa artesanapriista9 que quería imponer a su hijo como asesor de lacooperativa, mientras muchas de las mujeres querían a laasesora propuesta por el director del Centro Indigenista.Las mujeres de San Andrés Larráinzar principalmentecuestionaron el hecho argumentando que “él es hombrey son las mujeres las que tienen que decidir” además decriticar los vínculos de esta persona con el en ese entoncesgobernador priista, (Castro, ibid.). De esta manera, lacooperativa tuvo como asesora a una mestiza universitariay posteriormente a un equipo de asesoras indígenas y

mestizas que le ha dado un fuerte impulso a través de laconstrucción de redes de apoyo internacional ycapacitación para la autogestión. Las artesanas de laJolom han participado en las mesas de discusión conrepresentantes de gobierno y el ejército zapatista,han ampliado también las redes de apoyo paracomercialización y organizado exposiciones en feriasnacionales e internacionales.

Las distintas experiencias organizativas y deproducción de las textileras de Los Altos de Chiapasdescritas demuestran que un sector muy importante deartesanas han optado por integrarse a cooperativas yorganizaciones como una práctica que les facilita el accesoa la comercialización y a la gestión de recursos paraproducir sus textiles. También muestran la necesidad derecurrir cada vez más a los contactos con fundacionesextranjeras para contar con financiamientos. Consideroque el aspecto más relevante de esta vía organizativa delas artesanas son los cambios muy importantes en elconjunto de valores, actitudes y conocimientos de lasmujeres, sobre todo de las pertenecientes a lasgeneraciones más jóvenes. Hay ahora jóvenes indígenasque “dudan en casarse porque piensan que son másindependientes siendo solteras”, (Vargas, s/f.:170). Lavía del comercio mediante la pertenencia a unaorganización ha sido también un camino para canalizarsu participación política de manera más amplia. Estaparticipación puede dividirse entre mujeres que sonpriistas y/o oficiales y que están identificadas con lasorganizaciones más relacionadas con institucionesgubernamentales; y la otra línea formada por artesanassimpatizantes de otros partidos como el PRD y delmovimiento zapatista.

A fines del siglo XX, los textiles chiapanecos pasanentonces a formar parte de nuevos consumos parte delos ideoscapes, es decir, los flujos de ideas, términos eimágenes que incluyen bienestar, soberanía, representacióny democracia (Appadurai, 1996), y que se concretizanen los movimientos sociales mundiales por derechos

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humanos, medio ambiente, solidaridad con los pueblosindios, etcétera. Considero que las artesanas y susasesoras, asesores y líderes en sus crecientes y múltiplescontactos con el exterior han impulsado una globalizacióndesde abajo como respuesta a otros procesos deglobalización, (Mato, 2002).

Indígenas y mestizas construyendoespacios de cambio

Ahora quiero referirme a la que considero como lasegunda vía del textil de los Altos y que se relaciona conel nuevo textil originado a partir de la conjunción decreatividades, intereses y habilidades de varios grupossociales: indígenas y mestizas y más recientementeextranjeras. Dos grupos sociales que han sido vistoshistóricamente como antagónicos: mestizas coletas ymujeres indígenas han creado un espacio donde todashan participado aportando nuevas ideas y con ellorecreando textiles que ahora son distribuidos en variaspartes del mundo. Estas prendas han sido diseñadas apartir de la vestimenta original del pueblo tsetal deAguacatenango.10 Son prendas que se caracterizan por tenerdiseños sencillos y estar elaboradas con materialesindustriales como la manta e hilos de algodón. La técnicamanual y sus bordados menos sofisticados se hanprestado más fácilmente a una mayor diversificación einnovaciones.

De este último modelo de textiles me interesa destacarlos siguientes aspectos: 1) que esta vía ha hecho posiblepara mujeres rurales y urbanas un nuevo espacio demayor independencia y control de recursos, autogestióny participación al tiempo que han creado juntas tambiénun nueva artesanía textil que se ha originado a partir de laconjunción de sus creatividades, intereses y habilidadesen constante tensión entre el conflicto y la cooperación;2) que las relaciones sociales creadas a través del trabajono han sido siempre desventajosas para las artesanasindígenas en contraparte de las ventajas de las

comerciantes mestizas y; 3) que el modelo de trabajo adomicilio creado en esta área textilera no ha resultadoen una confinamiento de la mujer al interior de susviviendas, posibilitando con ello una probablesubordinación y dependencia del hombre. Tanto laproducción como la comercialización son actividadesque las mujeres tienen que realizar saliendo de sus hogaresy sus localidades.

En Los Altos de Chiapas, las mujeres reconfiguranel trabajo a domicilio; mujeres indígenas y mestizasen su encuentro en la producción textilera abrieronlas puertas a una expansión exitosa de una manufacturaen pequeña escala que articula redes de artesanas,comerciantes y trabajadoras habitantes de pueblos yciudades de la microrregión que ha expandido encorto tiempo el mercado de trabajo femenino. Estaproducción se extiende en un área que comprendelos valles de San Cristóbal, valle Teopisca-Amatenangodel Valle y parte del valle de Villa las Rosas.11

La manufactura de blusas en esta microrregión hasido organizada en sus orígenes por mujeres tseltales ymestizas coletas12 de la ciudad de San Cristóbal. Eneste sentido, este espacio productivo puede verse nosólo como una vía que ha contribuido a generarempleos remunerados para un sector de la poblaciónfemenina, sino también como un espacio que lasmismas mujeres han construido y que en su versiónmoderna se opone a la realidad de la época de lacolonia, cuando las indígenas realizaban un trabajoforzado obligadas por el encomendero español a tejer.Los orígenes de este novedoso proceso de artesaníatextil pueden ser localizados desde las antiguas relacionesde intercambio intrarregional entre indígenas y mestizos.Las comerciantes de artesanías de San Cristóbalpertenecen a familias de que se establecieron en una delas principales calles de la ciudad y cuya especializacióncomercial fue el intercambio de productos industrialescon productos artesanales y agrícolas producidos porlas familias indígenas.

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El trabajo de las indígenas en la manufactura de textilesfue objeto de mecanismos de coerción social de losespañoles, como el pago de tributo, pues “en la segundamitad del siglo XVI era común entre los encomenderossacar indias de sus pueblos y situarlas en lugares cerrados,como corrales, donde las obligaban a tejer vestidos dealgodón y lana en pago de tributo. En 1549 el reyprohibió “que se encierren en corrales a las indias a hilar”y que se les permita estar en sus casas para realizar dichotrabajo”, (Bonnarcorsi,1990). Maurer (s/f) documentatambién sobre el repartimiento de hilaza entre las mujeresde los poblados. Los Corregidores distribuían cuatroveces al año pacas de algodón para que las mujeres lashilaran ya sea en forma gratuita o pagándoles preciosínfimos. Esta información histórica nos presentaantecedentes sobre el trabajo de textiles en la región ynos da una idea de las relaciones de explotación entreespañoles y mujeres indígenas. Hoy, que son las mujereslas que se han apropiado de esta actividad, qué relacionesestablecen y cómo y quiénes han salido beneficiadas?¿Es posible suponer a las comerciantes mestizas comolas nuevas explotadoras de las indígenas?

Bourdieu (1995) señala que no es posibleconformarse con un modelo explicativo que sea incapazde diferenciar las posiciones que la intuición ordinariadel universo en cuestión opone fuertemente entre sí.Considero que para el estudio de las relaciones entreestos grupos de mujeres no me puedo quedar con elmodelo que propone considerar estas relaciones comosimples relaciones de integración económica, explotacióny odio en el ejercicio del “poder interétnico”. Estarealidad que se nos presenta es más compleja que elsuponer que si todas comparten una mismasubordinación como mujeres podrían establecer alianzasen contra del dominio masculino o de suponer que lasmestizas por ser de un grupo étnico visto históricamentecomo dominante y explotador de los indígenas, sean lasrepresentantes en el siglo XXI de los corregidores delsiglo XVIII. Considero también que en este encuentro de

identidades femeninas diferentes se pueden dar diversasformas de cooperación y de conflicto en cuanto que seutilizan mecanismos de coerción social según los capitalesmovilizados entre cada grupo y al interior de éstos, altiempo que se intercambian conocimientos y experienciascotidianas.

El moderno trabajo a domicilio:artesanas tseltales de los Altos de Chiapas

Esta producción textilera es un proceso que se ha dadoa lo largo de 40 años y tuvo en sus orígenes una divisióndel trabajo entre las mestizas y las tseltales. Las primerasse dedicaron al comercio y las segundas a elaborar yvender sus artesanías. Posteriormente las comerciantesse especializaron en el corte y diseño de prendas y enemplear a las artesanas quienes realizan el bordado segúnsus habilidades y creatividad. En los años ochentaempezaron a involucrarse en esta actividad mujeres deotras partes del país y que establecieron tiendas de ropaartesanal en diferentes puntos de la ciudad. En esostiempos era común ver a mujeres tseltales bordando susracimos de flores sentadas en las orillas de las banquetasvecinas del establecimiento comercial que las contratabapara el bordado de vestidos, faldas, entre otras prendas.Las mujeres de estos establecimientos constantementese quejaban de cómo sus diseños eran “copiados” porlas “mujeres de Real de Guadalupe”. Las blusaselaboradas por las artesanas que trabajaban con lascomerciantes coletas tenías diseños más apegados a lavestimenta propia de las tseltales, en cambio las prendasque se confeccionaban entre comerciantes “fuereñas” ybordadoras indígenas incluían nuevos y diversos diseños.De esta manera las flores de cuatro pétalos de la fachadade la iglesia de San Agustín (siglo XVII) que pertenecía alColegio Jesuita13 de San Cristóbal se repiten en un diseñodel textil de Aguacatenango.

En esa época se conformaron dos modalidades enel trabajo del bordado de textiles: la contratación debordadoras que se trasladaban de sus pueblos a San

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Cristóbal para bordar en los locales y en las calles; y lamodalidad de encargo de las comerciantes de Real deGuadalupe, quienes proporcionaban los materiales paraque las tseltales los trabajaran en sus hogares. Se daentonces un crecimiento continuo del trabajo a domiciliobajo la modalidad de “maquila”, iniciado años atráscomo resultado de los intercambios en especie entre losindígenas y los comerciantes de la Calle Real de SanCristóbal. Respecto al sistema de comercialización delas artesanías, éste se ha realizado bajo tres modalidades:1) la artesana vende su textil directamente al consumidor;2) las indígenas venden las prendas a las comerciantesmestizas; 3) las indígenas reciben de las comerciantes,tanto la materia prima como los diseños para trabajarlasen sus poblados. Las comerciantes coletas pasan así acontrolar parte del proceso productivo y las artesanas seconvierten en trabajadoras a domicilio (Rus, 1990). Sobreeste punto es importante aclarar que la última modalidadse origina en la producción de textiles que se elaborancon insumos industriales como la tela de manta e hilazasde algodón.

En la actualidad, la vestimenta que las tseltales hanusado desde hace mucho tiempo ha sido transformadapara el mercado a través de la creatividad, habilidad ydiversos conocimientos de las mujeres tsetales ymestizas. Las relaciones e interacciones de las mujeresen esta artesanías ha resultado en cambios que ellasaprecian como favorables. Ha permitido también quealgunas de ellas no sólo regresen a su situación deartesanas independientes sino que se conviertan enempleadoras, pues como dice doña Mariana: las mujeresse avivaron, nos avivamos, cuando las mujeres de San Cristóbalnos dan la ropa, la podemos desbaratar y de allí sacamos elmodelo y así, vamos haciendo y ahora nosotros hacemos todo,nosotros dimos la tira, la tira que lleva flores bordadas porque esaes la blusa antigua de nosotros, el blusón que usamos desde nuestrasabuelas... y así fue saliendo estas blusas... ya las mujeres de lasartesanías de San Cristóbal fueron poniendo también suspensamientos... (artesanas tseltales).

Han sido documentadas también las condicionesde trabajo y modificaciones sufridas en la situación delas mujeres trabajadoras. Varios trabajos realizados endiversos lugares en varias regiones de México y delmundo dan cuenta de estos aspectos. La ocupaciónde las mujeres en el trabajo a domicilio ha sido vistacomo el resultado de las grandes transformaciones enla división internacional del trabajo, misma que observapara los países subdesarrollados, un proceso crecientede incorporación de la mujer al trabajo asalariado yactividades remuneradas, básicamente, en plantasmaquiladoras, agroindustrias, comercio ambulante,empleo doméstico y demás actividades que se ubicanen el sector de la economía llamado “informal”. Conla utilización de esta mano de obra femenina, se reducencostos a través de formas de produccióndescentralizadas, fragmentadas y de gran flexibilidadque son funcionales para un mercado de fluctuacionesconstantes y en donde el productor tiene un gradorelativamente elevado de control sobre el procesolaboral, ningún control sobre el producto y ningúncontacto con el mercado y el uso de salario a destajocomo forma de pago, (Nash, 1994; Salles y González,1994; Benería L. y Roldán, 1992). El estudio sobretrabajadoras de barrios y colonias de la Ciudad deMéxico y del área metropolitana, revela que este tipode trabajo industrial doméstico es una forma deproducción explotadora disfrazada de subproletarizacióny en donde no se encontró que “el control de la mujersobre sus ingresos le otorgara facultades de importanciapara el regateo de las relaciones de género dentro delhogar”, (Benería y Roldán, ibid.:196). Por otra parte, seha señalado también la dificultad de establecer fronterasentre los espacios urbano y rural y sobre todo del carácterdel trabajo femenino. Después de la crisis de 1982, lasmujeres rurales han tenido como destino en primer lugar,las áreas urbanas de 20 000 habitantes y más, segundo,las grandes ciudades, y tercer lugar de destino algunaotra zona rural, (Lara, 1995).

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Este tipo de trabajo a domicilio, ha sido caracterizadopor Nash (1992) como la actividad clandestina en dondelas mujeres son explotadas más fuertemente que nunca.Se ha dicho también que este tipo de trabajos vinculadoa circuitos comerciales, aun en ámbitos marginados,también logran abrir espacios en donde las mujerespueden interactuar, aprender y aprovechar caminos parauna mayor independencia y valoración personal.(Oliveira,1989). Las mujeres han desarrollado estrategiasde acomodo para desempeñar nuevas actividades sindescuidar una de las actividades de su ámbito como esla responsabilidad de los trabajos de reproducción.Quizás para la comerciante coleta14 puede ser que elcomercio de artesanías signifique una manera de hacerdinero sin salir de su entorno hogareño. También puedeser la forma en que ellas se legitiman ante sus esposos yamistades y le dan sentido a su vida como mujeres. Dela misma manera, para las mujeres indígenas la producciónde textiles a domicilio, probablemente sea una formapráctica de obtener dinero por su trabajo sin salir todoel tiempo de su pueblo como trabajadora domésticapor ejemplo, y de evitar la compra de insumos. El trabajoa domicilio se presenta así, como una opción que el conjuntode mujeres transforma en otra versión del trabajofemenino rural.

En la literatura de género, un estudio clásico sobreel tema es el de María Mies, (1982) sobre las encajerasde Narsapur, India, en el cual analiza las repercusionesdel trabajo a domicilio en la desorganización de lasmujeres como trabajadoras. La ideología del ama decasa —según Mies— apoya este sistema de producciónen el cual ellas no llegan a conocer el proceso total ni elproducto terminado. Dividir el proceso de producciónes una estrategia que permite que las mujeres nuncaintenten comercializar los encajes por cuenta propia,dando como resultado que el proceso decomercialización esté en manos exclusivamentemasculinas. Esta modalidad de trabajo a domiciliopuede ser —a distinta escala— incluido también en lo

que Appadurai (1996) denomina como fetichismo dela producción transnacional fragmentada, en la cual lasrelaciones de producción se oscurecen y la localidad seconvierte en un “fetiche” que disfraza las fuerzasglobales dispersas que controlan realmente el procesode producción. Esto puede ocurrir en la Mixtecaoaxaqueña en la producción de sombreros en dondeexiste una microespecialización por pueblos y regiones,pero no es el caso de las bordadoras de los Altos.

Entre el trabajo a domicilio de las “encajeras deNarsapur” y el trabajo de las bordadoras de los Altos esposible encontrar algunas similitudes, por ejemplo en lascaracterísticas del bordado de blusas que es realizado encombinación con actividades reproductivas como elcuidado de los hijos. Tanto la fabricación de encaje comola elaboración de blusas representan una oportunidadde combinar las labores domésticas con el trabajoremunerado. Mies llega a la conclusión de que se da unacombinación de factores tales como, la ideología cristianade la mujer como “ama de casa” y la ideología de lacasta sobre la reclusión femenina que han resultado enuna conjunto particular de relaciones productivas, quegarantizan el suministro de mano de obra barata para elsector encajero exportador.

Sin embargo, mientras el trabajo de las encajeras estáorganizado en un sistema de subcontratación yatomización de la producción que no permite que lasmujeres conozcan el proceso global ni se puedan unirpara enfrentar a los exportadores, el tipo de textilartesanal local y la modalidad de trabajo a domiciliodiseñada por las tseltales y coletas hace posible no sóloque ellas realicen todo el proceso productivo sino quetambién se conviertan en empleadoras y comerciantesresultando con ello una gran movilidad espacial de lasmujeres. Ellas recorren pueblos y ciudades paracontratar a otras bordadoras, para vender sus blusas,para ir a “dejar sus trapos que le encargó doña Rosa”.

Ahora, el trabajo a domicilio en este caso, no esresultado del proceso de cambio de un sistema artesanal

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independiente a un sistema regional de maquila con unadivisión del trabajo definida entre comunidades y alinterior de las familias, sino que se trata de un sistemamás complejo que conjunta características de maquila,de artesanía y en donde las mujeres adquierenidentidades15 laborales múltiples y flexibles. Así unamisma mujer puede ser trabajadora y empleadora almismo tiempo, artesana en algunas épocas y comercianteen otras. Un sistema propio, diría yo, de la modernaartesanía de la que he hablado anteriormente.

Para comparar esta situación con un caso más cercanoy destacar las heterogeneidades multitemporales y paradojas delas actividades económicas regionales y los cambios enla situación e identidades femeninas quiero regresar a laregión del Bajío Occidental, en donde la doble condiciónde amas de casa y trabajadoras a domicilio de las mujeresfue la “condición femenina (que) forma parte sin dudadel trasfondo que hizo posible, que volvió tan específicacomo exitosa, que hizo persistir y prosperar hastanuestros días, a la manufactura francorrinconense, la queayudó a difundir y expandir como nunca antes el trabajoa domicilio como forma femenina de conseguir dinero”,(Arias, ibid.: 241).

El proceso de manufactura industrial de San Franciscodel Rincón, Guanajuato, ha resultado también en otroscambios como los de la actividad comercial, queanteriormente era exclusivamente masculina. Ahora sonlas mujeres las que se dedican al comercio entre pueblosy ciudades de la región. La crisis de los últimos años —dice Arias— ha hecho crecer esta vía de trabajo y desobrevivencia femeninas en el campo y en este procesoellas también han cambiado, “las bases mismas del poderpatriarcal han sido minadas casi por todos lados”(ibid:.243).

Sin embargo, en las regiones del sureste de México yen particular en Los Altos en donde no hay industria, lasmujeres han estado involucradas de manera muyimportante tanto en los mercados de productosagropecuarios como en el sector de servicios. Considero

que sus formas actuales de participación económica sonuna combinación de las formas históricas de la experiencialaboral de las mujeres con las dinámicas particulares delos mercados capitalistas en esta región. Ellas no sólo sehan ido acomodando a los empleos para sustituir a loshombres, respondiendo sólo influencias externas y ajenas,sino han sido ellas mismas las que han decidido adoptary modificar una u otra forma de involucrarse a losmercados según sus conocimientos, experiencia de viday habilidades ante las opciones de su entorno social.

Estos cambios han tenido consecuencias distintas paralas comerciantes. Por ejemplo, en el caso de Los Altosde Chiapas, esta persistencia y renovación de la artesaníatextil ha generado una amplia movilidad territorial de lasmujeres rurales no así de las comerciantes urbanas coletas,a quienes su actividad las ha mantenido casi todo eltiempo al frente de sus locales comerciales que, en varioscasos, son una extensión de su espacio doméstico. Sinembargo, ellas también han expresado su “realizacióncomo personas” al dedicarse a este trabajo, así relata unacomerciante coleta:

...me casé y comenzamos a vivir. Me he realizado como esposa,bendito sea Dios, y me siento muy contenta porque tuve treshijos con partos naturales. Entonces, vivía ya yo dependientede su sueldo, pero en realidad como no había sido criada paraeso, yo necesitaba realizarme como persona.....quería poner enpráctica lo que mis papás me enseñaron: el negocio de lasartesanía (Rus, ibid.: 84).

En el caso de las tseltales rurales, se ha dado unaasociación entre el trabajo de textiles y la movilidadterritorial que no se encuentra solamente entre lasgeneraciones jóvenes, sino incluso las mujeres mayoresrelacionan el trabajo de textiles con una mayorindependencia de las mujeres para movilizarse físicamenteal asociar este trabajo con la utilización del transportepúblico moderno: dice doña Natividad López, ancianade Aguacatenango:

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Antes, cuando vendíamos sombrero, vamos a pie por esonecesitas de los hombres quienes te van a acompañar, ahoracuando las mujeres se van ya no llevan compañía, se van encarro. Con el trabajo de las blusas, si quieren ir a vender fueralas mujeres se van sin los hombres”.

Considero que no se trata sólo de un modelodoméstico de relaciones laborales, lo doméstico se quedóatrás en este trabajo a domicilio pues para la gran mayoríade la mujeres no representa un confinamientopermanente en sus viviendas. Por supuesto que existendiferencias entre ellas según el lugar que hayan logradoocupar en la producción. Aunque existe una movilidadterritorial de la gran mayoría, no todas tienenoportunidad de salir hacia lugares tan lejanos como laslíderes y representantes de organizaciones que han salidoa lugares de Europa, Canadá y Estados Unidos. Sinembargo, la movilidad espacial aún en otra escala, comola de las mujeres más pobres que se dedican a trabajar adestajo y que por tanto, tienen que estar frecuentementetrasladándose de un lugar a otro para diferentes etapasdel proceso de producción, permite que ellas amplíensu espacio de convivencia social, de relaciones de trabajoy de uso de tiempo libre, pues generalmente aprovechansus salidas para asistir a diferentes eventos y visitas afamiliares y amistades.

La percepción de lo doméstico puede ser distinta entrelas mujeres según su experiencia de vida y de trabajopor tanto no es sólo el trabajo remunerado el que seamolda al trabajo doméstico sino éste también seamolda al primero. La opinión de las mujeresempleadoras tseltales al instalarse una máquinatortilladora en su pueblo fue: “Estoy muy contenta porqueya hay una tortillería en Aguacatenango, así tengo más tiempopara mi trabajo porque la casa quita mucho tiempo”.

Para terminar sólo comentaré que siguiendo la rutade las artesanías he logrado conocer situaciones, cambiosy respuestas en la vida y situación de las artesanas queconfirman que para avanzar en el estudio de la condición

social de las mujeres es necesario, por una parte, reconocerque su situación en la sociedad actual de México esinequitativa, pero también es indispensable conocer ladiversidad de experiencias en contextos específicos endonde se pueden descubrir caminos que evitan elabandono pasivo y posibilitan el ejercicio de “la voluntadde ser” (Tarrés, 1996).16

Considero de acuerdo con Amorós (2001), que elfeminismo es un test de la democracia, un test de todomovimiento emancipatorio pero también en desacuerdocon la misma autora, sostengo que no es posible definira la condición femenina en relación con el espacio privadoy verlo como un espacio de idénticas.

Me parece importante comentar como conclusiónde las anteriores discusiones en relación con el géneroy trabajo artesanal que los cambios identitarios entremujeres y hombres pueden darse de manera más rápidaen ciertos contextos de culturas campesinas indígenas.No sólo son los factores exógenos y macrosociales losimpulsores de cambios. Sugiero también que en nuestrassociedades coexisten diversas identidades y sistemas degénero en los cuales el patriarcado no funciona comoel eje orientador de las relaciones entre hombres ymujeres ni la subordinación es una característica quehomogeneiza a las mujeres.

Conclusiones

La artesanía mexicana del siglo XXI es ahora, comosiempre, un objeto elaborado manualmente que nos dicemucho de sus hacedoras: las artesanas y artesanos de lasdistintas regiones del país, pero si antes eran portadorasde la diversidad y riqueza cultural de cada grupo étnico,ahora también son reflejo de la interculturalidad y de sudinámica laboral y territorial. Las artesanas en el sigloXXI viajan por el país, por el continente, por el mundo,establecen relaciones con gente de otros países quelos visitan, interactúan desde su entorno local condiversas culturas y reproducen parte de estas

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experiencias en sus objetos artesanales. Lasinnovaciones de la artesanía no sólo son reflejo delsentido utilitarista de los artesanos sino tambiénexpresan su moderna “ tradicionalidad” que en lamayoría de los casos forma parte también de lamodernidad de la pobreza.

He revisado la diversidad de rutas y caminos quehan seguido las familias artesanas en regiones del país ycomo en estos procesos se han generado nuevasdesigualdades sociales, nuevas formas de cooperacióny nuevos conflictos que cuestionan la cohesión culturalcontemplada muchas veces en la producción y elconsumo de los objetos artesanales. Se puede concluirtambién que las nuevas significaciones en el consumode la artesanía trascienden los ámbitos de lo estético,identitario y utilitario para pasar al ámbito de lo político.

En cuanto al vínculo entre género y artesanías, se haseñalado cómo en el contexto del desarrollo de capital ylas transformaciones agrarias en México, las mujeres hantenido sus propias propuestas a través de las cuales hanreconfigurado la identidad femenina. En varios estudiossobre género y procesos laborales de artesanía se muestrala existencia de espacios de acción que las mujeres hanocupado por decisión propia y que nos dicen queprobablemente la identidad femenina está moldeada,construida por algo más que las experiencias de procesossociales de exclusión, supuestamente relacionada con susexo y cuyo papel en la sociedad es la reproducciónbiológica y la reproducción de la fuerza de trabajo. Enparticular, en la región de los Altos de Chiapas, lasartesanías persisten a través de dos vías que las mujereshan construido y que han ampliado sus espacios departicipación social en tiempos más cortos que enotras regiones.

Esta situación indica la necesidad de estudiar lasrelaciones sociales, identidades y nuevas situacioneslaborales y de consumo no sólo como procesos dehegemonía y resistencia sino también como procesosde negociación constante en las continuas y múltiples

interacciones entre etnias, identidades y nuevas culturasdel mundo de la globalización, (García C. 1995).

Notas1 La cifra la proporciona el antropólogo argentino CarlosMordó en entrevista de Arturo Cruz B. La Jornada, de enmedio12 de noviembre de 2003, México, p.9a2 Jiménez A.; entrevista a J. Iturriaga, director general deCulturas Populares del Consejo Nacional para la Cultura y lasArtes. La Jornada, 11 de diciembre de 2000, México, p.44.3 Ejea en su estudio sobre el consumo de artesanías realizadoen la Ciudad de México muestra cómo 49% de los encuestadosmanifestó su gusto y compra de estos bienes por ser productosde una expresión colectiva, “gran parte de la poblaciónentrevistada las concibe como expresión propia delpaís,...usando frases como ‘nuestras raíces’, ‘nuestra cultura’,‘nuestra identidad nacional’, ‘por identificación para tener algoen mi casa que represente a México’...” (Ejea, T. 1998:374).4 Cuando hablo de globalización me refiero al conjunto deprocesos resultado de las interrelaciones entre los actores socialesa través de todo el mundo. Procesos que implican no sólo latransnacionalización de la economía y la fragmentación de laproducción sino también una nueva dinámica cultural. Losnuevos flujos mundiales han sido caracterizados porAppadurai A. (1996) como ethnoscapes (flujos de población:trabajadores, turistas, inmigrantes, exiliados); mediascapes(información e imágenes distribuidos en todo el mundo);technoscapes flujos producidos por tecnologías); finanscapes(intercambios monetarios en mercados mundiales); eideoscapes (cadena de ideastérminos e imágenes que incluyenbienestar, soberanía, representación y democracia), (Mato, 2001;Appadurai, 1996; García C., 1999).5 Información verbal de Marcelina Aguilar, artesana, Oaxaca,Oax. Dic. 2003. Baltazar Acevedo, artesano: “ ...estos indígenasmixtecos apenas subsisten del tejido de sombreros de palmaque venden a los coyotes a un precio de 10 pesos la pieza, queluego es vendida hasta 60. Cada sombrero les toma un tiempode ocho a diez horas para concluirlo...” y se registra: “...” (LaJornada, 17 y 18 de junio de 1999).6 Según Novelo (1976) los cuatro objetivos de la acción estatalen la promoción de las artesanías han sido: 1) su explotacióncomercial relacionada con el crecimiento del turismo extranjero

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e incrementar la reserva de divisas; 2) el fomento de suexportación como apoyo al equilibrio de la balanza comercial;3) la creación de empleos y fuentes complementarias de ingresospara las familias del sector rural; 4) la creación de un sistemasimbólico representativo de la capacidad creativa nacional quesirva a la integración de la cultura nacional.7 Sistema de poder del hombre sobre las mujeres y generacionesmenores. El hombre ejerce el poder a través del control sobrela sexualidad, los recursos materiales, el trabajo y la participaciónen los procesos de toma de decisiones y en las instituciones degobierno.8 Mato se refiere a representanciones sociales como “formulacionessintéticas de sentido, descriptibles y diferenciables, producidaspor actores sociales como formas de interpretación ysimbolización de aspectos clave de su experiencia social”,(2001:17).9 Mercedes Olivera (1994) señala cómo las mujeres indígenaspasaron de “de la participación comunitaria en actividadesmeramente rituales, como esposas de los mayordomos oacompañantes en las fiestas de los santos patronos, las mujeresindígenas fueron participando en los colectivos de reflexión yanálisis de su realidad, en los colectivos de abasto, decomercialización, producción artesanal o agropecuaria.Participaron de los servicios de alfabetización, educaciónprimaria y salud comunitaria y no estuvieron exentas de laparticipación corporativizada a manos del partido oficial a partirde la década de los 70” (p.66).10 El poblado de Aguacatenango colinda con el municipio deAmatenango, tiene un número aproximado de 3,000habitantes tseltales. Las principales actividades son laproducción agropecuaria y la producción textil. El pueblo deAmatenango del Valle se ubica en la zona de los Altos deChiapas, en el centro del estado, a unos treinta kilómetros de laciudad de San Cristóbal de Las Casas. El patrón deasentamiento es del tipo de las comunidades tseltales: unpueblo principal y un cierto número de caseríos llamados“barrios”. Tiene aproximadamente 6,000 habitantes tzeltalesque se dedican al cultivo de maíz-frijol y a la alfarería. Parte de lapoblación femenina de sus barrios se dedica también a lamaquila de textiles.11 La población de las localidades del valle Teopisca-Amatenango son grupos mestizos y tseltales. Aunque variospueblos del área como Aguacatenango y El Puerto pertenecenadministrativamente a la región de Valles Centrales,

culturalmente forman parte de la población tseltal del sur deLos Altos de Chiapas: “una regionalización más precisaobligaría a abandonar al municipio como unidad territorialmínima e incluir dentro de la región de los Altos tanto laporción occidental del municipio de Ocosingo como el pueblode Aguacatenango, que forma parte del municipio deVenustiano Carranza”, (Viqueira, 1995:35).12 Sulca menciona que existen diferentes versiones sobre lanominación de “coletos” a los habitantes de San Cristobal,unas dan enfásis al aspecto histórico, otras a los aspectosgeográficos, al comportamiento de los habitantes y lavestimenta, “Según la interpretación que hace Francis, (1992:124) coleto es un gentilicio que probablemente venga del latínCorpus-Oris, cuerpo-traje con faldones, ya que lossancristobalenses usaban levita. O bien de “recoleto”, puesvivían en retiro y abstracción, o de “coleta” porque usabancoleta a la usanza de la época…” (Sulca, 1996:67)13 Esta iglesia se ubica en el centro histórico de San Cristóbal ytiene una parte de su fachada en algamaza (esquema de tradiciónmudéjar) En estos relieves de flores se expresa un simbolismoidea del universo prehispánico.14 Sobre el comercio, se ha señalado que es una de las actividadesfavoritas de las mujeres por la flexibilidad y los tiempos deventa que se adaptan a las necesidades de las labores del hogar.En el presente caso, la mayoría de los principalesestablecimientos comerciales de las coletas, son parte de lavivienda.15 Desde el punto de vista cultural, a la pluridimensionalidadde la identidad señalada por Giménez (1993:26) hay que agregaresta identidad laboral múltiple, cuya importancia es indudableen la conformación de las identidades femenina y masculina.La identidad de los grupos rurales también se vareconstruyendo no sólo por las relaciones laborales y su posiciónen el oficio artesanal sino también por la interacción constantecon otros grupos sociales a través de esta reconversión de susproductos.16 La “voluntad de ser” es una metáfora que la poeta GabrielaMistral creó para definir a las mujeres. Su convivencia con lasnahuas, totonacas y ladinas de la región de la sierra de Puebla,la llevó a afirmar que las “mujeres de América Latina son unavoluntad de ser”, (Tarrés:1992). Dice Tarrés que en esta metáforase destaca al mismo tiempo el valor de la libertad en la definiciónde la identidad de la mujer y su fragilidad como sujeto.

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