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Contenido: Ilustración Literatura Arte

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Todos tenemos un sueño que nos provoca a trabajar día y noche; que nos obliga a ser mejores día a día y a hacer con amor cualquier actividad.

Este es mi sueño, reunir a quien ha compartido y comparte su vida conmigo. Gen-te sumamente talentosa a la cual respeto y admiro profundamente, gente que se atreve a tener un sueño en esta época tan complicada donde debes formar par-te de las filas de lo común, donde ser diferente es causa de aportar una etiqueta;

donde el trabajo creativo, no es considerado trabajo sino un pasatiempo.Espero algún día poder ver al creativo, al artista, al diseñador vivir de lo que ama y sabe hacer, sin ser explotado o remplazado a cierta edad por “dejar de ser crea-

tivo”. Este espacio es para nosotros, es para ti.

Éste es nuestro espacio

Éste es nuestro tiempo

Donaji B. Vásquez@Genda_Nabani

EditorialColaboradoresIván Vega Galicia/ Hyde

Carlos Castillo Cortez /Krugen Kraken

Pedro Antonio Cortés Catorce

Rusbel Navarro Alcazar

Dirección General

Alma Donaji Bravo Vasquez

Dirección EditorialRedes sociales

Alberto Iván Vega GaliciaAlma Donaji Bravo Vasquez

Correción de estilo

Pedro Antonio Cortés Catorce

Directorio

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ContenidoIlustración

HYDE

KRUGEN KRAKEN

LiteraturaPEDRO ANTORIO CORTÉS CATORCE

ArteRUSBEL NAVARRO ALCAZAR

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HYDEIván Vega Galiciainstagram.com/ _.hyde.com

Estudiante de Diseño Grá-fico que gusta de la ilustra-ción y estilo japonés aun-

que también aprecia otros estilos como el cómic o

realista.Realiza trabajos digitales

y en técnicas tradicionales.

Actualmente estudia y practica caligrafía.

Amante de los videojuegos y de la música

japonesa.

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KRUGENKRAKEN

Carlos Castillo Cortezinstagram.com/sailorkrakenFacebook.com/[email protected]

Diseñador gráfico, egresado de la Universidad Tecnológi-ca de México apasionado por el arte y la música folk, colores y formas geométricas abstractas conforman ideas y

se apropia de ellas.Pirata de convicción y Ma-rinero de altar, crea un es-tilo retro en la ilustración remontándonos a las ilus-traciones merry melodies y old school para dar ese

toque caricaturesco.

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No sé si aquella idea de volverte a ver en algún tiempo me convence. No es precisamente el des-ahogo fácil y farsante que se obtiene de inmediato lo que busco; no te puedo olvidar con la prontitud que ofrecen los amores casuales. Hay algunas personas que me dicen hasta el can-sancio que todo estará bien, que te ol-vide; yo les contesto que muy pronto, cuestión de días. Ellos simplemente no

entienden.

Te fuiste y te llevaste contigo mi capacidad para so-brellevar las despedidas. Recuerdo que fue un nos

vemos, muy casual, previendo que así sería; quizás en algún breve lapso de tiempo para volvernos a encontrar como siempre lo habíamos hecho por los pasillos: el identificarnos a lo lejos, saludarnos, las bromas, la risa y el postergar otra vez el encuentro; el protocolo espontáneo en el que no caben las variables. Así nos dimos la espalda, pronosticando por mi parte otro encuentro en los pasillos. Entonces no me despedí, simplemente fue nos vemos, come-tiendo el error de no poner fecha para ello. Por eso me niego a creer que te fuiste así, sin más.

Nunca te dije adiós y seguiré sin hacer-lo, fue sólo un incauto nos vemos; pero no es de esas frases ficticias de consue-

Entreverdadesy un

despertarPedro Antonio Cortés Catorce

lo en el que se deja al azar una próxima reunión, cuya probabilidad se debe de planificar. Fue un nos vemos ahora, mañana, después, en un rato; porque para mí, eso significa-ba esa frase. Por eso me niego a creer que te fuiste. Así que cuando ande por los pasillos y no te vea pensaré en la mala suerte que he tenido hoy al no verte. Cuando no te vea llegar a tu clase, pensaré que de nuevo se te ha hecho tarde. Cuando ande por tu casa y no te encuentre pensaré en el cruel destino y en el mal tiempo.

Seguiré pensado en que nada ha cambiado; no me gusta esta realidad, por eso seguiré sin despedirme. Jamás me despediré otra ve. Perdona mi mala edu-cación, pero también lo hago por si no me vuelven a ver, por si decido ir a buscarte. No quiero decir que muero, pero de qué otra forma puedo decir-lo. Por eso ahora también te odio, a ti y a tu carta. Odio esta realidad en la que tú no estás, en la que no te puedo besar, necesito esa realidad en la que tu casa nos esperaba discreta y guardaba el secre-to de cada uno de nuestros encuentros. Odio todo por la imposibilidad, odio que me digan que te ol-vide.

Extraño nuestras charlas, extraño tu paciencia y cal-ma; extraño morder tus labios al besarte y que gri-taras y que te hicieras el enojado. Pasaba un largo rato para que dejaras de actuar; decía que a na-die engañabas y actuaras mejor. Te decía que de-

berías de estudiar teatro y tú sólo reías. Extraño de ti tu paciencia y calma, pero extraño más tus labios y tus besos.

¿Recuerdas nuestra charla sobre Van Gogh? Tú te centraste en el tema de sus pinturas, y decías que tu favorita era La Noche Estrellada y yo te preguntaba si conocías otras de él. No entiendo porqué actuabas entonces. No entiendo muchas cosas. No entendía mucho de ti. Bueno, ¿pero recuerdas nuestra charla sobre Van Gogh? Cuando dejaste de hablar para actuar como enojado y sentía que era a mí quien ahora le tocaba hablar. Y así lo hice. Te hablé sobre su oreja y el romanticismo que gira-ba al rededor de ella. ¿Recuerdas que te pedí la tuya y me dijiste que no? ¿Recuerdas cuando tra-té de tomarla y pensaste momentos antes que era broma? Sentí que en ese momento de verdad te molestaste. Pasaste varios días sin hablarme.

Tuve que actuar y te llevé a rastras a tu casa y pa-samos la tarde y la noche y la mañana y me dijiste que ya me tenía que ir. Yo entendí; pero antes de irme, te dije que ahora quería tu corazón. De nuevo sólo volviste a reír. No entiendo porqué. Yo hablaba muy en serio.

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Tu carta no dice mucho de ti, ni tampoco me dices mucho de otras cosas. Dices que probablemente en algún tiempo nos volveremos a ver, pero no di-ces ni cuándo, ni dónde, ni cómo. No puedo vivir sin ti. Te llevaste mi corazón, el que que-ría arrancar de ti y sin él no puedo vivir. Cuando era niña le escuché a mi madre decir que toda mujer necesita del cora-zón de un hombre para vivir. ¿Acaso no pensaste tú en eso? Por eso te he ido a buscar por todas partes. En tu casa no hay nadie, en la facultad nadie sabe de ti. He ido a los lugares que frecuentábamos. Hasta he pensado en asomarme debajo de tu cama; pero dudo en ver-dad que estés ahí.

¿Sabes qué otra cosa extraño? Tu discreción. Todos apenas si sabían de nosotros lo suficiente. Nadie sabe de tu casa y de su acostumbrada soledad y de

las constantes expediciones a ella. Tampoco nadie se enteró de tu oreja; dijiste que fue un accidente en el transporte colectivo. Nunca respondiste pre-guntas que pusieran en riesgo el hilo de la historia. Tampoco contaste el incidente con la chica en el bar y mis uñas en sus ojos. ¿Por qué no lo contaste? ¿Por qué no contaste lo de mi niñez y del perro que metí a la lavadora? ¿O de las trenzas de Anita o de la dura terapia? Te fuiste y ahora a quién le contaré mis sueños, a quién le contaré de mi vida y miedos. Tengo que encontrarte. Necesito estar segura de que recuerdas la promesa de no contar nada. Tie-nes que llevártelo a la tumba.

Mi madre ha preguntado por el gato. No le pienso contar lo que le sucedió; tú bien sabes que era tar-de o temprano, ya se lo merecía. Le dije que es un gato y que seguro luego regresa. Tengo miedo de los doctores. Siempre les digo que me siento bien y que no pasa nada. ¿Te conté que al principio sentía que sospechaban? Creo que ya me creen. Lo sien-to en sus miradas. A veces siento la tuya y la busco con desesperación. Busco tus ojos en los rostros de la gente cuando me miras en horas fuera de casa. Bus-co tus ojos escondidos entre los libros, los estantes, en las sombras cuando decides verme en mi cuarto. A veces me desnudo para complacerte. Busco tus ojos y no los encuentro, pero siento que ahí estás. Y te platico muchas cosas. ¿Por qué no me hablas? Dime que estás bien. Dime que no contarás nada.

¿Cómo sería la vida si no hubiera recibido tu carta?

¿Cómo sería la vida si no te hubieras ido? Y no se por-qué vienes te platico casi la misma historia, como si fueras tú y otro al mismo tiempo. ¿Por qué me aban-donaste? Ya no sé qué hacer conmigo, y mucho menos no sé qué haré contigo cuando te vea. Te amo, eso ya lo has de saber, te lo susurro cada que me miras. Ojalá te hubieras enterado cuando esta-bas conmigo y podía abrazarte. Pero ahora te con-fieso que también te odio. Y eso no te lo había con-tado por miedo de que dejaras de visitarme. Cada vez es más frecuente la necesidad de desvestirme para hacer que no te vayas. Me gusta que me mires. ¿Pero por qué me miras con tanto deseo cuando voy por la calle? No me hagas desnudarme allá afuera. Por fa-vor. No me hagas odiarte más.

¿Te conté que casi ya no duermo? Si no estás tú para escuchar de mis sueños, prefiero no dormir. Me ate-rrorizan algunos sueños. Por favor regresa, son cosas que no le puedo contar a alguien. Sólo a ti, necesito que me abraces. No recuerdo cómo empezamos esto. ¿Tú sí? Me contarás algún día, verdad. Quie-ro saber como construimos nuestra discreción. De cómo llegamos a esos acuerdos. No recuerdo mu-cho. O no recuerdo nada. Te necesito para que me recuerdes de lo nuestro. Te necesito para que guardes mis secretos. Necesito de tu corazón para vivir. ¿Por qué me ves de

esa forma? ¿Quieres que me desvista? Ya lo hago. Pero tenía ganas de irte a buscar una vez más. ¿Qué dices? Sí, ya puedo oírte. Bueno, entonces ya te alcanzo.

Pedro Antonio Cortés Catorce

Estudiante en Creación Literaria, por la Univer-sidad Autónoma de la Cuidad de México; actor, amante de la lectura, coordinador de talleres de creación literaria en la Casa de la palabra José Emilio Pacheco, Cuautitlan Izcalli, Estado de Mé-xico

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Curso en la Catedral de la Cuidad de México

Normalmente los que hemos tenido la oportunidad de pisar una universidad, nos vamos formando un pensamiento agnóstico, con lo cual, aparte de estar en contra de nuestros padres o de nuestra tía que se la pasaba rezando y nos ponía unos coscorrones diario, pretendemos estar lejos de todo lo referente a la religión. Pero ¿cómo comprender el gusto por el arte si no reconocemos el arte religioso? que si bien en algún momento sirvió para educar hoy ya no transmite mucho de su mensaje debido a que los tiem-

pos han cambiado.El curso continuo que se imparte en la Catedral de la Ciudad de México los viernes a las 11 de la ma-ñana es un claro ejemplo de respeto a las creencias de las personas que son guiadas por María Socorro Senties y Calos Vega en la Catedral. Este curso se convierte en el mejor referente históri-co de un monumento, como es un curso continuo no importa cuando vayas a tu primera clase ya que tienes la garantía de que siempre se retomarán los temas al término de un ciclo. Lo mejor de todo es que conoces a fondo la catedral.Este curso es un viaje entre diferentes formas de entender nuestra cultura y el arte, ya que al tomarlo tienes el acceso a vestigios prehispánicos que hay debajo de la catedral, conocerás todas sus fachadas, caminaras por sus naves procesionales y subirás al campanario (lo mejor es que te llevan al toque del

Rusbel Navarro Alcazar

ángelus que es a medio día), conocerás todas las capillas a detalle y la sacristía, sobre todo reconocerás los varios estilos que se plasmaron en la catedral tras casi tres siglos de construcción y te asombrarás con sus retablos y pinturas que van del Neo-clásico al Barroco.El curso tiene un costo de 600 pesos pero los puedes pagar diferidos en cada cla-se, lo cual serían 100 pesos por sesión. Se hace un gasto extra de 20 pesos por clase, ya que en el módulo de audífonos que está en la nave procesional ponien-te tienes qué rentar un equipo con el cual oirás perfectamente a los maestros. Al final de tus 6 sesiones se te entregará una constancia que tiene valor curricular, así que para agrandar tu curriculum o en el caso de los guías de turistas que necesitan comprobar horas para el referendo de su credencial vale la pena.

Rusbel Navarro AlcazarEgresado de la licenciatura en Arte y Patrimonio Cultural por la Universidad Autónoma de la Ciudad

de México, actualmente es Guía de turistas especializado en la Ciudad de México

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