TítuloEl profesional y el mercado laboral del futuro: una apuesta de la universidad por

una cultura de internacionalización, ciencia, tecnología, e innovación que transforman lo social.

ResumenEste artículo tiene como fin el conocimiento de la situación del profesional

contemporáneo y del mercado laboral en el que está inmerso, además de identificar las tendencias del futuro en estos ámbitos, de manera que se posibilite la visualización de posibles escenarios futuros que incluyan las oportunidades de mejora necesarias desde el ámbito académico, para lograr un profesional competente y adaptado a los cambios, posibilitando la creación de seres humanos conscientes de su papel transformador de la realidad y brindándole las herramientas necesarias para potenciarlo.

Palabras clave: profesional, mercado laboral, tendencias, tecnología, globalización, innovación, universidad, futuro.

AbstractThis paper has as purpose the knowledge of the current situation of the

professional and the labor market in which it is immersed, in addition to identifying future trends in these areas, in such a way that it allows the visualization of future scenarios which includes the opportunities of necessary improvement from the academic scope, to achieve professional competence and adapted to the changes, making possible the creation of human beings aware of their transforming role of reality, providing them with the necessary tools to enhance it.

Keywords: professional, working market, trends, technology, globalization, innovation, university, future.

IntroducciónEl presente trabajo pretende generar conocimiento sobre el tema del profesional y

el mercado laboral del futuro, con una universidad que se piense su rol como constructor de ciudadanos, ante lo cual, surge la necesidad de que se genere un “contrato social” (Rousseau, 1762) entre Universidad y sociedad, de manera que tomen en cuenta los desafíos que eluden a su responsabilidad social.

Con la llegada de los procesos de globalización, las formas sociales de vida se enfrentan a acelerados cambios y transiciones y, ante la posibilidad de expansión de las fronteras físicas, posibilitado por la fragmentación y reducción de las barreras políticas, se permite un mayor acceso al conocimiento, a la información y al intercambio. Se da pie entonces a que se sucedan fenómenos sociales,

económicos, políticos y culturales nunca antes vistos, los cuales no cesan de generar nuevas oportunidades, así como retos para todos.

El ámbito del mercado laboral no se exime de participar en este juego mundial. Nuevas dinámicas se abren y se imponen, a su vez, para los profesionales y traen retos para las universidades en la formación de estos ciudadanos trabajadores, con la necesidad de establecer voluntades para la consolidación de herramientas, métodos y técnicas que posibiliten la interiorización de los conocimientos y habilidades necesarias para la construcción de profesionales que se adapten a la realidad actual.

El futuro aparece como un imaginario que se diluye, y llena de anhelos, así como de incertidumbres y preocupaciones para los estudiantes y profesionales, situaciones que requieren de la necesaria postura de la universidad y de los individuos, así como de procesos de formación que generen capacidades en los ciudadanos para afrontar el hoy y el mañana, haciéndose necesario el desarrollo de un pensamiento crítico y práctico en la educación, de manera que posibilite sujetos transformadores de su realidad.

Para el logro de estas condiciones en los profesionales, el papel de la educación superior cobra vital importancia.

La reivindicación de las relaciones entre la sociedad civil y el Estado, al intentar consolidar una calidad educativa que apalanque este proceso cultural (cultura de CTI), implica también un compromiso con lo público, pensando en la instauración de políticas educativas que posibiliten las transformaciones sociales necesarias desde el vínculo con el Estado, volviéndose agentes de cambio.

Una cultura de CTI se define aquí como aquella estrategia de transmisión de conocimiento y de uso de las herramientas tecnológicas que se deben implementar en los diferentes ámbitos, en este caso en el educativo, de manera que se propicien espacios de encuentro entre el mundo científico y la educación escolar y se generen mayores oportunidades de llevar a cabo los procesos, obteniendo resultados más asertivos y novedosos.

Para esto, la ministra de educación menciona que: ““La gran visión que tenemos es que Colombia debe ser uno de los países más innovadores de América Latina en el 2025. Para esto debemos empezar a producir mucho más conocimiento de alto impacto y es importante que las empresas le apuesten a la innovación, porque la innovación es eje de competitividad, fuente de desarrollo y aporta al crecimiento económico del país y la región”.

La escuela adquiere entonces un rol como ente gestor, constructor y mediador del conocimiento, al estar encargada de los procesos formativos intelectuales de los

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ciudadanos que serán la fuerza del trabajo del país, donde el énfasis en la ciencia, la tecnología y la innovación permiten un auténtico progreso y desarrollo social.

"...si se busca un planteamiento programático como propósito social de transformación de la civilidad moderna, es absolutamente necesario tomar la educación, por un lado, como lugar de promoción de una cultura del pluralismo, de la solidaridad, de la corresponsabilidad, de la aceptación de las diferencias, del diálogo y de la formación ciudadanas, y a la vez, como estrategia para impulsar la ciencia y la tecnología, de modo que el conocimiento produzca progreso social y justicia como equidad" (Carrizo, 2017).

Lo que aluden estos argumentos es a la posibilidad de gestar desde las instituciones universitarias, personas conscientes de su entorno y a la vez de sí mismos, con la necesaria capacidad de potenciar este factor a través de la existencia de “Una visión que sea crítica de sus instituciones, de la relación entre saber y poder, y que sea inspiradora de una misión ciudadana en la producción y difusión de conocimiento” (Carrizo, 2017).

Este estudio, entonces, tratará en una primera parte, sobre el lugar del presente de los profesionales y el mercado laboral actual, luego mostrará las tendencias a nivel internacional sobre el tema, para concluir con una descripción de las necesidades y retos de la universidad en la formación de profesionales competentes y preparados para experimentar y actuar las diferentes situaciones de la vida laboral.

El presente: análisis sobre el profesional y el mercado laboral actual

La educación y el trabajo en la actualidad son aspectos que han sido transversalizado por las posibilidades de la ciencia, la tecnología y la innovación, generando nuevas formas de relacionamiento y de acceso a la información.

Las tendencias en la cultura de CTI (Ciencia, Tecnología e Innovación) en el país, se remontan a la ley 1289 de 2009, período que marca un momento histórico en Colombia en estos ámbitos. Y ante la contingencia de esta nueva etapa, el país se vio y sigue estando ante múltiples retos, ya que no sólo implica la voluntad de emitir una ley, sino que, a su vez, requiere la interiorización en los habitantes de una cultura de CTI, potenciada desde las diversas institucionalidades, Familia, Estado y Escuela, para que se arraiguen imaginarios y prácticas culturales de CTI, como factor implícito en los procesos de modernización a los que se acoge el país en miras a la superación de la pobreza y el conflicto, así como para el logro de un desarrollo sustentable y sostenible.

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El ámbito de lo laboral ha sido también afectado de maneras positivas y negativas ante la llegada de la CTI. Los procesos de globalización hacen emerger nuevas maneras de configuración de la realidad, porque, aunque se copien modelos eurocéntricos y anglosajones, cuando llegan a nuestro contexto, inmediatamente son creadas nuevas formas relacionales. Para esta discusión, es conveniente eludir a Leopoldo Zea, filósofo latinoamericano, quien ayuda a resolver la oposición entre modernidad e identidad, dualidad que surge cuando estas formas de interacción globalizadoras llegan al país; así como lo enuncia Zea:

“...la afirmación de la identidad como proyecto de autoconstrucción autónoma, supone una perspectiva de resistencia a las determinaciones heterónomas de la modernización cuya figura actual es la de la globalización. Dicha resistencia identitaria, es condición de posibilidad para el ejercicio de una auténtica modernidad, cuya condición irrenunciable es justamente la autonomía. De esta manera, de la conflictiva relación entre las determinaciones heterónomas de la modernización y las resistencias autónomas de la identidad, surge la perspectiva posible para América Latina de su modernización con modernidad” (2009).

El tema de la identidad del profesional colombiano es entonces uno de los factores que se perciben como reto o como oportunidad para muchos otros tantos. La globalización entra con sus posibilidades, pero también adhiere a la cultura nuevas maneras de llevar a cabo la relación y el acceso al mundo laboral. A su vez, la competencia entre profesionales exige que, dentro de ese amplio abanico de oferta laboral, haya individuos con personalidades destacadas, definidas y fuertes que sirvan de apoyo a los procesos de las empresas, de manera que lleven su sello personal a la labor realizada, direccionando de manera más efectiva su campo de acción. Este tipo de trabajador, al tener conocimiento de sí mismo, un conocimiento como profesional y de los medios que tiene disponibles en su ambiente, se ha puesto a la tarea de crear su propia empresa y ha generado, a su vez, iniciativas de trabajo independiente, modalidad que se volvió aspiracional para el ciudadano colombiano.

Esta aspiración de crear empresa, de ser independiente, no solo surge por el deseo de no tener un jefe, ni estar supeditado a estrictos horarios de trabajo. También surge por las situaciones de tensión en las que se ve sumido, producto de los sucesos que vive el país en materia económica, los cuales han afectado de manera directa al mercado laboral colombiano y a los trabajadores, donde el 2016 fue un año coyuntural que marcó enormes desafíos: “...la firma e implementación del tratado de paz, la desaceleración de la economía, la volatilidad de los mercados globales, el incremento en la inflación y en las tasas de interés, la caída de la confianza de los agentes de mercado, y choques exógenos como el fenómeno de El

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Niño y el paro de los transportadores, llevaron al país a experimentar una desaceleración económica, que podría considerarse como la más marcada desde la crisis global de 2008” (Observatorio Servicio Público de Empleo, 2017), trayendo desempleo, inestabilidad en la relación laboral, informalidad, desigualdad, entre otras problemáticas que afectan lo social.

Para los profesionales colombianos de hoy, el panorama actual es entonces complejo y lleno de múltiples retos y acciones intersectoriales en cuanto al estado de cosas actual en los planos anteriormente mencionados.

Aun así, en Colombia son muchos los profesionales que han hecho frente a las crisis económicas que afectan lo laboral y por ende lo social, aprendiendo y adaptándose a la realidad del mercado laboral colombiano, donde muchas empresas han emergido y otras han debido cerrar para dar paso a nuevas formas de hacer.

Todo este conjunto de cosas configura la realidad actual para los profesionales que deben adaptarse en el ámbito laboral. Uno de ellos surge en el tipo de actividades que vienen dándose en la actualidad, en el que se observa un viraje de producción empresarial hacia los servicios, decayendo actividades que antes eran relevantes como la agricultura, como lo muestra la siguiente gráfica del Banco Mundial:

Gráfica 1Empleo en industria, servicios y agricultura1

El Observatorio también indica que, hacia este mismo año, diversos sectores tuvieron un mayor crecimiento, como lo fueron los servicios financieros (5%), el sector de la construcción (4,1%) y las industrias manufactureras (3%), para los cuales la tecnología ha inyectado fuerza para resistir, así como las agendas de los

1 Indeed blog. (2016). 16 Trends Shaping the Global Economy (and How You Hire). Australia. En: http://blog.indeed.com/2016/06/22/global-economy-employment-trends/

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gobiernos que ponen estos sectores como relevantes para el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

El fenómeno laboral colombiano presenta múltiples características en sus tipologías problemáticas de desempleo, subempleo e informalidad, como lo muestran las diferentes cifras.

Hacia 2016, el desempleo en la región alcanzaba un panorama esperanzador, donde la ocupación en el mercado laboral colombiano, había logrado alcanzar en sucesivos períodos cifras de un sólo dígito, “...y el empleo asalariado se incrementó en 1,5%, lo que corresponde a 138 mil nuevos puestos de trabajo, comparado con 2015” (Observatorio Servicio Público de Empleo, 2017). Para 2017, la tasa registró un aumento considerable, pasando a alcanzar una cifra de 11,7%, y para enero de 2018, el desempleo había subido 0,03% quedando en 11,8% el desempleo en Colombia2.

Gráfica 2Desempleo a enero de 2018

En cuanto al subempleo, como fenómeno recurrente en el ámbito laboral colombiano, el cual se caracteriza por ser un tipo de trabajo en el que el empleado debe trabajar pocas horas o realizar un trabajo que no es acorde con sus capacidades de conocimiento, a junio de 2017 había alcanzado una tasa de 29,1%, indicador que ha venido disminuyendo con los años, lo que sugiere una mejora en las condiciones de empleo del país, pero que igual sigue siendo alto, especialmente

2 Bonet, J. (2015). Desempleo, subempleo e informalidad. Periódico El Universal. Cartagena. En: http://www.dinero.com/economia/articulo/desempleo-en-colombia-enero-de-2018/255835

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en regiones como Cauca, Huila y Sucre, según informa el periódico El Universal (Bonet, 2015).

Gráfica 3Tasa de subempleo subjetivo3

En lo que respecta a la informalidad, hacia 2017 fue de un 47,2%, según el DANE, siendo el nivel más bajo según periodos anteriores.

La dinámica en cuanto a las actividades productivas también se presenta de manera cambiante ya que, al observar cifras de 2017, el Observatorio de mercado laboral y la Asociación Colombiana de Empresas de Servicios Temporales (ACOSET), enuncian un nuevo listado de las actividades más demandadas, donde las siguientes actividades se vuelven las más relevantes: “...Manufactura, 31%; servicios, 17%; comercio, 16%; agricultura, 11% y finanzas con el 8%” (ACOSET, 2017).

Otro de los rasgos de los profesionales actuales es el tipo de contratación, donde los niveles de trabajo informal, avalados por la ley, son cada día más frecuentes. Ejemplo de esto son los contratos por prestación de servicios o el “freelance”, figura que ha generado beneficios, así como malestares entre los trabajadores, pero que cada vez cobra mayor relevancia en el mercado laboral. En este tipo de empleo, los trabajadores no tienen un vínculo laboral con la empresa para la que prestan el servicio, donde se evidencian más consecuencias negativas, sobre todo en el aspecto económico del empleado, debido a temas como el pago de la salud, las deducciones parafiscales y muchas cláusulas quedan sin ser resueltas ni establecidas, de manera que se generan unas relaciones etéreas y efímeras que traen inestabilidad laboral.

3 Informe del DNP. Panorama laboral. Junio de 2017.

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En la dinámica de la informalidad, del “freelance”, del subempleo y de la inestabilidad laboral, está inmerso el problema de la desvinculación al sistema de seguridad social, donde el profesional de hoy se ve ante la realidad de conseguir puestos temporales que duran algunos meses. El futuro es visto como una zona inestable que hay que andar anticipando para asegurar las necesidades económicas.

Ante esta problemática de la inestabilidad, surge un profesional con miras a la generación de autoempleo, donde el emprendimiento es visionado, no sólo desde los ciudadanos, sino que también es visto con importancia desde el Estado, siendo ya tema de política pública. Con la instauración de la ley 1014 de 2006, se llevan a cabo procesos dinámicos que están haciendo emerger en el profesional de hoy, el emprendimiento como cultura. Este es entonces visto como un solucionador y alternativa ante el desempleo y para facilitar, a su vez, la inserción de las empresas al mercado laboral formal, promoviendo el acceso a fuentes de financiación y articulando a diferentes entes institucionales con una inclusión fuerte del componente de CTI.

El profesional de hoy entonces, se enfrenta a un mercado laboral, con procesos de empleo que requieren de ciertas habilidades, como son las siguientes:

Ante este panorama de globalización, de apertura al mundo, el dominio en idiomas emerge en punta y, según un informe del Portal de empleo Travesía, “El 80% de las ofertas de empleo requiere el dominio de una lengua extranjera. El inglés es el idioma más valorado, seguido del francés y el alemán”4. El conocimiento de una lengua es importante por los procesos de internacionalización que vive la sociedad, debiendo tener estudios de al menos otro idioma. El multilingüismo en un profesional muestra destrezas para el contacto intercultural, volviéndose un profesional flexible y que puede adaptarse a diversas condiciones. El mundo de los negocios en Colombia busca, necesita y encuentra posibilidades de expansión de sus fronteras nacionales, generando alianzas internacionales que demandan profesionales capacitados en idiomas para poder relacionarse con personas de otros países.

Los conocimientos informáticos determinan que un profesional debe tener unos saberes digitales mínimos, en donde el uso y apropiación de este tipo de herramientas no sólo lo hace más competitivo, sino buen lector de la realidad en la que se mueve el mundo de los negocios y, por ende, su capacidad de adaptarse a las transformaciones bajo las cuales se ve inmerso. Las empresas de hoy han mejorado sus procesos a través del uso

4 Portal de empleo Travesía. (2018). Qué requiere el mercado de trabajo de hoy?. Málaga. En: https://travesiaformacion.portalemp.com/que-requiere-el-mercado-de-trabajo-hoy.html

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de la sistematización de sus procesos, logrando así, múltiples posibilidades de relacionamiento con clientes, empleados y proveedores. Tener entonces un amplio conocimiento en informática, vuelve más competente al profesional, posicionando al trabajador como una persona capaz de utilizar equipos, herramientas cloud y todo el conjunto de tecnologías que ofrece la empresa para optimizar su desempeño. Esta es una habilidad que trae para el trabajador, no sólo mejores ganancias, sino liderazgo, mejor rendimiento en el trabajo y mejores herramientas comunicativas (Latzko, 2017). El mundo de la informática permite que el profesional de hoy tenga acceso a múltiples canales para transmitir información. “La realidad es que hoy en día casi ninguna empresa funciona sin algo de tecnología y necesitan sí o sí que sus trabajadores tengan conocimientos de informática” (Innova, 2017).

Pero en este mundo moderno, la mayor cualidad que debe presentar, es la inteligencia emocional, como uno de los aspectos con mayor valoración en cuanto a su contribución a los procesos organizacionales, por lo que las empresas también tienen en cuenta las habilidades interpersonales en los procesos de contratación. Estas son las llamadas “soft kills” o habilidades blandas, entre las que se encuentran cualidades como la buena comunicación, la puntualidad, facilidad de adaptación, el sentido común, la empatía, el buen humor, la capacidad de negociar acuerdos y colaborar, entre otras, reconociéndose que las habilidades “duras” pueden aprenderse en la formación académica, pero las habilidades blandas no son tan potenciadas desde el ámbito académico y son indispensables, ya que en diversas situaciones laborales está implícito el relacionamiento con el otro, siendo algunas actividades más propensas al contacto con el otro.

Vemos entonces, un mundo laboral en nuestro contexto, plagado de requerimientos para un tipo de trabajador profesional, en un ambiente en el que la demanda de trabajo sobrepasa a la oferta y ante el fenómeno de profesionalización y especialización actual, surge el fenómeno de la “sobre-educación” en el mercado laboral, como aquella “ ...situación de emparejamiento imperfecto en el mercado laboral que se presenta cuando un individuo acepta un empleo que requiere un nivel de educación inferior al que él posee” (Freeman, 1975). Según el Observatorio del Servicio Nacional de Empleo a 2016, se encontraba este índice en un 14%, lo que significa que un 14% de trabajadores está mejor educado de lo que la empresa le exige (Mora, 2008).

Los diferentes individuos profesionales, definidos desde una segmentación realizada como son los Baby boomers (que nacieron entre 1940 a 1960), así como la Generación X (nacidos del 60 a los 80) y la Generación Y (del 80 en adelante), deben vivenciar estas experiencias en el mundo del mercado laboral, y son entonces múltiples los retos para las tendencias de los años venideros, las cuales

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trataremos a continuación, debiendo desde ya, crear mecanismos desde la sociedad, el Estado y el ámbito académico para afrontarlos.

Tendencias de un futuro cercano para el mundo laboral

Como se analizó anteriormente, las necesidades del egresado universitario hoy, son acerca de actualizaciones tecnológicas, de nuevas formas de llevar a cabo los trabajos en épocas de tensiones y contradicciones sociales (poco tiempo con la familia y para actividades personales), así como la mejora de habilidades interpersonales, viéndose sometidos a cambios, algunos de los cuales es casi imposible prever por la gran velocidad en que están sucediendo y experimentando los egresados, inmersos en los procesos tecnológicos de un mundo globalizado.

Se encuentra entonces un panorama futuro con varios fenómenos por ocurrir. Uno de ellos es la flexibilización del trabajo, como parte de la dinámica de globalización de la economía, que da un viro a las relaciones laborales y sociales, el cual se da también hoy, pero que se agudizará en el futuro.

Esta puede definirse como “el conjunto de las medidas adoptadas para que las empresas puedan responder al constante proceso de cambio, dando una respuesta en forma oportuna en tiempo, calidad y costo a fines de aumentar la eficiencia económica” (Yañez, 1999).

Este tipo de condición laboral trae un nuevo imaginario, en el que la idea de un trabajo fijo y para toda la vida dejará de existir. El trabajo freelance seguirá siendo una alternativa, pero se encontrarán y generarán nuevos espacios tipo coworking en sitios públicos, ya que, en la actualidad, muchas personas encuentran no muy beneficioso realizar sus trabajos desde casa, debido a los diferentes distractores que allí encuentran. De igual forma, los trabajadores del futuro deberán hacer frente a muchos retos cotidianos, por lo que la flexibilidad laboral es una característica indispensable. No estarán “atados a la regla de recibir una remuneración según las horas de trabajo” (Proexpansión, 2017), ya que este tipo de empleos no necesitan la presencia del trabajador de manera constante.

Surge así también la tendencia del teletrabajo para resolver la necesidad de no estar en la oficina, la cual también se encuentra en el presente pero que en el futuro alcanzará nuevas posibilidades. Un profesional egresado, después de haber invertido 5 años o más de su vida en procesos de capacitación en diversas profesiones tan importantes, prestigiosas y lucrativas como las que implican la nanotecnología, ingeniería médica, entre otras que existen o existirán, podrán tener la posibilidad de ganar sueldos según sus aspiraciones desde la comodidad de la casa. Evitar los trancones, tener tiempo de hacer deporte, estar con la familia, y demás, podrá ser cada vez más posible ya que las empresas estarán conscientes

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de la necesidad de implantar este modelo de trabajo, el cual puede traer ventajas como desventajas, pero en definitiva, serán una alternativa para conciliar la vida laboral, familiar y personal.

Empresas como Vodafone, IBM, Microsoft o telefónica, ya incluyen programas de teletrabajo, y en un futuro, más y más empresas se sumarán. Esto se explica, no sólo porque las empresas empezarán a pensar más en sus trabajadores, sino que el teletrabajo implica una reducción considerable de gastos para los empleadores. En un futuro, el medio ambiente deberá ser cuidado con mayor severidad y el teletrabajo implica una medida en este ámbito, ya que evita la movilidad, reduciendo así las emisiones de carbono de los vehículos.

Los sitios web para compartir información (web social) serán herramientas cada vez más utilizadas por las empresas, lo que trae múltiples ventajas para el teletrabajador del futuro, dando la posibilidad a los empleados de trabajar juntos a pesar de la distancia, aumentando la productividad a través de conferencias vía web. Los teléfonos serán cada vez más inteligentes, trayendo mayores posibilidades para este tipo de trabajo.

Cabe señalar que, con el teletrabajo, un mayor número de personas se desplazarán a zonas rurales, lo que no podían hacer cuando debían desplazarse hasta sus oficinas en la ciudad. Ejemplo de esto se encuentra en la iniciativa de Vodafone y Natureback Communities, quienes desarrollaron tipos de viviendas hechas especialmente para personas que llevan como modalidad laboral el teletrabajo, poniendo a disposición de los clientes aspectos como: funcionalidad de centralita; aplicaciones de negocio según sector de actividad del cliente; servicios de correo, colaboración, videoconferencia y gestión de llamadas desde el propio ordenador de trabajo (Techweek, 2018).

Tipos de trabajos tan flexibles son posibles debido al cambio de paradigma organizacional, donde las empresas pasarán de ser organizaciones verticalmente integradas a ser “más especializadas que subcontratan funciones no básicas y a formas más descentralizadas de organización interna” (Karoly, 2004). Este tipo de trabajo traerá relaciones laborales menos permanentes y nuevas posibilidades de arreglos entre el empleador y el profesional.

Otra tendencia importante es hacia la apuesta por la creación de proyectos de innovación con impacto social, teniendo como referentes los procesos investigativos y la cultura de la ciencia y la tecnología, las cuales, desde su potencial de creadores del conocimiento, visionarán la lectura de las problemáticas del contexto, con múltiples soluciones que la CTI permitirá desarrollar para la transformación social de diversas comunidades. Un ejemplo de esto está en Impact Hub, una plataforma de apoyo a proyectos de innovación social en Madrid que apuesta por la generación de un impacto social positivo. Incluye en su visión, un “ecosistema de innovación” en el

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que se contemplan diversos componentes esenciales para lograr resultados asertivos y eficientes: espacios colaborativos, comunidades de profesionales, así como procesos de capacitación, formación y acompañamiento5.

Y ante la recurrencia de los procesos de informalidad en el mundo laboral, así como del desempleo y demás problemáticas económicas que tienden a agudizarse, será necesaria la competencia de profesionales para la creación de empresa o de proyectos propios. El emprendimiento seguirá motivando a la creatividad, pero, sobre todo, será importante la consolidación de colectivos de trabajo independientes. Esto implica la generación de alianzas y vínculos entre grupos interdisciplinarios, así como con diferentes empresas e instituciones de ámbitos privados y públicos. Los profesionales serán cada vez más empoderados y podrán ejecutar ellos mismos diversos tipos de proyectos. Los procesos colaborativos y el tejer redes posibilitará alcanzar los objetivos, dándose procesos horizontales de relación entre la comunidad de trabajo, siendo capaces de liderar, así como de recibir directrices.

El crowdsourcing o colaboración abierta es un ejemplo de este tipo de tendencia que permitirá que, a través de plataformas digitales se planteen problemas a determinados tipos de comunidades especializadas para lograr la solución frente a diversas temáticas sociales.

¿Cómo serán entonces, los profesionales del futuro que deberán enfrentarse a estos tipos de trabajo? Ante las problemáticas de contratación de las empresas, de desempleo y competencia, veremos profesionales emprendedores, capacitados desde la formación universitaria a gestar proyectos reales, con situaciones problemáticas reales que deberán enfrentar formando comunidades de trabajo, siendo líderes y teniendo fuertes habilidades de trabajo en equipo y de generación de empatía. Estarán en procesos de formación continua, en el que “la formación a lo largo de la vida será fundamental para que cada trabajador se pueda adaptar a todos los cambios que se producirán en el mercado de trabajo” (ADECCO, 2016). Estar en constante formación y aprendiendo cosas nuevas, será la manera en que los trabajadores podrán ser competitivos en un mundo laboral en que el papel de la tecnología, impondrá procesos de automatización de los procesos empresariales e industriales.

A su vez, serán más tendientes a recurrir a empleos en otros países por los procesos de internacionalización que traerán nuevas oportunidades. Para esto, se requieren profesionales dispuestos a realizar una movilización por distintas partes del mundo, además del dominio de, como mínimo, un segundo idioma, donde el profesional puede acceder no sólo a trabajos sino a becas para continuar sus

5 Portal Lanzaderas. (2018). Nuevas tendencias del mercado laboral. Madrid. En: http://www.lanzaderasdeempleo.es/nuevas-tendencias-del-mercado-laboral

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procesos formativos, pudiendo compartir con las diferentes comunidades que habitan los lugares a los que llega.

Las ciudades cada vez más inteligentes, serán escenarios que posibilitarán que ciertas actividades cobren mayor relevancia. Es así como “...áreas y carreras como el urbanismo, diseño industrial, e ingeniería civil, jugarán un papel elemental para el año 2020 (OCC Mundial, 2016)”. Los diferentes profesionales trabajarán en modelos de ciudad con economías sostenibles, diseñarán estrategias para una movilidad inteligente, apuestas por lo ecológico y por lograr una mejor calidad de vida.

El acceso a internet será disponible para más de la mitad de la población, donde las estrategias de “comercialización, publicidad, administración y gestión serán mayoritariamente digitales” (OCC, 2016). Es con estos pronósticos que diversos investigadores de las tendencias del mercado laboral, prevén carreras y las áreas laborales del futuro, por temas como una macro tendencia del perfil tecnológico, que implica campos matemáticos, de ingeniería y mercadotecnia digital. Algunos de las áreas que se visionan son las siguientes:

Ingenierías y ciencias aplicadas: se proyecta a los ingenieros como actores fundamentales en el desarrollo económico actual y del futuro. “De acuerdo a cifras de la Federación Colombiana de la Industria del Software y Tecnologías Informáticas Relacionadas, este sector ha tenido una tasa de crecimiento del 13 % anual, por lo que la demanda de profesionales de estas áreas va en aumento, así como las compañías y los emprendimientos que apuestan al desarrollo de software” (Portafolio, 2017). La ingeniería ambiental cobrará especial relevancia en esta “Cuarta Revolución Industrial”, ante un panorama en que las economías extractivistas arrasan con los recursos naturales, trayendo consecuencias como el cambio climático, la extinción de numerosas especies, y luchas entre humanos ante la escasez, requerirá profesionales capaces de mejorar la calidad de vida de las personas, desarrollando alternativas con uso de CTI, aunque también requerirá de las voluntades de la sociedad y de los gobiernos en la creación de estilos de vida que sean capaces de menguar los efectos de un capitalismo arrasante con el medio ambiente.

El Data Scientist o especialista en Big data: este profesional y área laboral será mayormente utilizado, debido a que tendrá la función de analizar, gestionar y explorar datos, de manera que la información de las empresas tenga una mejor gestión y se potencien los usos que estos datos le puedan dar a la organización. Desde este ámbito, se pueden obtener constantes mejoramientos a nivel organizacional, así como desde el “marketing y ventas para predecir gustos y comportamientos” (Portafolio, 2017) de los consumidores. En la actualidad es difícil encontrarlos, por lo que se les

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denomina “unicornios”, pero en el futuro, este rol será más frecuente y necesario en las empresas.

El nanomédico: el médico sigue y seguirá siendo un personaje vital en el rol social, pero en el futuro, este profesional contará además con conocimientos tecnológicos. “Los sistemas de terapia y de administración controlada de fármacos con tratamiento personalizado, ...la administración de fármacos con tratamiento personalizado” donde se podrá medir la salud del paciente y transmitirle información mientras este sigue con su rutina cotidiana.

El ciber-abogado: el ir hasta un tribunal soportando largos y desgastantes procesos judiciales, no será compatible con el ritmo de vida de las personas, además habrá otras opciones digitales que permitirán un tipo diferente de relacionamiento con el ámbito legal. Los abogados deberán adaptarse a un ambiente laboral digital que genere más confiabilidad y permita flexibilidad en la interacción con el cliente. Esta área tendrá un fuerte componente de LOPD, en lo relacionado con protección de datos, privacidad, cookies, etc.

Son muchos los sectores que emergerán y otros los que definitivamente serán reemplazados por el mundo de la robótica y de la inteligencia artificial. Vale destacar que estos cambios del futuro tendrán ciertas implicaciones y algunas de las que se prevén son las siguientes (Rand.Corp, 2004):

Los trabajadores ocuparán puestos en empresas más descentralizadas y especializadas, donde las relaciones entre el empleador y el empleado serán menos estandarizadas, potenciando la flexibilización como característica del trabajo de la que se habló anteriormente.

Se creará un enfoque de inclusión de género en las empresas, debido a un decrecimiento en la fuerza de trabajo que requerirá estrategias para adherir mano de obra, incluyendo a discapacitados, personas de la tercera edad o los baby boomers, así como a mujeres.

Habrá un incremento en la productividad, que traerá un aumento en los salarios, pero continuará distribuyendo inequitativamente los mismos. Se estima que “el vínculo entre el empleo y el acceso a los beneficios adicionales se verá debilitado” (Rand Corp, 2018).

También se visionan impactos por los avances de la robótica y de la inteligencia artificial, con procesos de automatización y agentes digitales que se extenderán a vastas zonas de lo laboral y lo personal. Los consensos son divididos en cuanto al reemplazo de los trabajos por los avances tecnológicos, donde un 52% dice que NO se reemplazarán los trabajos, mientras un 48% dicen que sí lo harán, según el Pew Research Center (2014). De igual manera, se encuentra que, en todo proceso de

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automatización, la mano humana estará implicada, para lo cual se teme que la fuerza de trabajo no esté preparada para afrontar los cambios tecnológicos que se avecinan. "Solo los humanos mejor educados competirán con las máquinas en el lugar de trabajo" (PRC, 2014).

Las “tecnologías de plataforma”, “el internet de las cosas” y de las “nanocosas”, también serán cambios cada vez más frecuentes en la interconexión de empleadores y empleados, así como de clientes con proveedores, donde los procesos de relacionamiento tendrán ventajas por la rapidez que permitirá en el intercambio.

En este ámbito, tendrán gran relevancia las plataformas virtuales, llamadas “plataformas gig”. Ejemplo de esto es la “Uber economy”, donde a través de páginas web o apps, se crea un contacto directo con el cliente, “realidades que ponen en cuestión la forma de entender y comprender el propio modo de la prestación de servicios y, por extensión, cuestionan la vigencia de categorías tradicionales como las de la dependencia” (Mercader, 2017). Esta opción permite que el consumidor se convierta en productor u oferente de un servicio o producto, donde ya no habrá necesidad de hacer filas para acceder a lo que se desea.

Ante estos pronósticos de futuro, en la actualidad se tiene una gran incertidumbre sobre la preparación y postura del sistema educativo universitario en la formación de profesionales competentes y capaces de enfrentarse a un mundo con tales alcances tecnológicos, por lo que se hace pertinente el asumir posturas desde el presente para preparar y cualificar la fuerza de trabajo para que esta tenga acceso a un empleo acorde a sus capacidades y que le brinde un buen nivel de vida, donde el trabajo, como lo plantea la CEPAL (2010) es “la llave maestra de la igualdad, vínculo entre economía y el bienestar de los hogares”.

Retos del mundo universitario en la formación de profesionales del futuro

Para adaptarse a un contexto próximo de cotidianidad laboral con un gran énfasis tecnológico, además de flexible y necesitado de personas adaptables y con capacidades de establecer alianzas con facilidad, requiere entonces de una institucionalidad dispuesta a asumir desde ya el reto de apostarle a una educación más competente para enfrentar esta realidad social.

Para ello, la cultura de la CTI demanda sociedades “justas, democráticas y plurales” como lo señala León Olivé (2009). Demanda, a su vez, la posibilidad de potenciar la diversidad, la participación de todos, así como la estimulación de la creatividad de amplios grupos sociales, de manera que se logre una construcción

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democrática e incluyente en la transformación de la realidad hacia caminos que todos puedan transitar.

El tema de innovación en la educación implica entonces tres vertientes como enuncia Vásquez (2011): producción de conocimientos, distribución de los productos del conocimiento y la apropiación y el consumo innovador, haciéndose necesaria la creación de nuevas maneras de consumirlo y transmitirlo.

Para lograr entonces una universidad que asume los retos de preparación de los profesionales del futuro, es necesario un conocimiento profundo de lo que tiene en la actualidad, porque una cultura de CTI no implica traer elementos de otros contextos, olvidando lo que se es. Innovar implica más bien integrar: “La innovación integra en su definición la comprensión de lo que se es y de aquello que se puede llegar a ser” (Vásquez, 2011).

Estos procesos de cambio se presumen de larga duración, porque lo que se debe lograr es un proceso de configuración de imaginarios, que impliquen modos de vida cotidianos en el relacionamiento en el mundo laboral.

¿Surge entonces la pregunta, cómo lograr generar esa transformación necesaria para los profesionales del mañana?

Cultura de CTIEn primer lugar y como se ha venido proponiendo a lo largo del texto, lograr

potenciar al interior de la Fundación Universitaria del Área Andina, un proyecto de culturización en CTI que transversalice el quehacer universitario.

Docentes, directivos e investigadores deberán unir esfuerzos en la consolidación de planes de trabajo que incorporen contenidos de CTI a los diferentes currículums, para instar a crear experiencias de aprendizaje innovadoras y con nuevos desafíos en los estudiantes, potenciando las habilidades de investigación e indagación de información, por medio del cual aprenden a abordar problemáticas de la vida cotidiana, abriendo oportunidades y volviendo democráticos los lugares de enseñanza y aprendizaje.

Este componente de CTI debe ser generadora de espacios incluyentes de conocimiento, posibilitando plataformas de ideas que provengan de comunidades del entorno, para que se generen procesos horizontales de transmisión y de generación de conocimiento que redunde en el bienestar de la población y de la comunidad en la que se habita.

Introducir un componente transversal de innovación en las prácticas educativas, implica además el reconocimiento y la valoración de las experiencias significativas de otros, donde la colaboración entre pares, así como de otras áreas y disciplinas, conlleva a generar un conocimiento más integral y asertivo.

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Fortalecimiento del pensamiento críticoAunado al anterior componente, es necesaria una generación de profesionales

conscientes del mundo en el que habitan, de las problemáticas que los circundan a ellos mismos y a otras comunidades.

Ante las múltiples complejidades que trae la vida en la modernidad, una educación basada en competencias que estimulen el pensamiento crítico, es vital para que el estudiante pueda solucionar problemas en su vida universitaria, así como posteriormente, en su vida laboral.

Es importante que desde todas las disciplinas, se fortalezca esta postura frente a la vida, de manera que no le competa exclusivamente a las ciencias sociales, filosofía, sociología, ciencias políticas, y demás, sino que se expanda a los diferentes programas que ofrece la universidad, donde sin caer en dogmatismos científicos, que terminan aplicando técnicas sin generar cuestionamientos, deviniendo en un conocimiento rígido y estrecho, se produzcan discusiones sobre diferentes temas que permitan soluciones más asertivas y democráticas.

El ámbito universitario implica que el estudiante indague sobre cuestiones científicas implicadas en debates sociales, pero este panorama debe abrirse incluyendo nuevas formas de mirar la realidad, integrándose a cuestionamientos internacionales, nacionales y locales, donde los ciudadanos analicen los diferentes argumentos y se posibilite una toma de decisiones conjunta con mayores criterios a la hora de decidir sobre el destino de la sociedad. Implica también el papel del estudiante comprometido con el futuro del país, participando activamente en las decisiones que afectan a la colectividad.

“Lo que un investigador no puede perder nunca son sus ideales. El para qué. Investigar es responder. Lo que se tiene en la mira es una necesidad sentida, y en ella un ciudadano que sufre, que espera, que exige. Sin ese horizonte de sentido toda investigación se vuelve perniciosa, corre el riesgo de entregarse a los arrebatos del dinero, a las derivas insensibles del mercado” (Restrepo, 2011)

Alianzas interinstitucionales e intersectorialesY como una alternativa para hacer frente a los desafíos laborales del futuro,

relacionados al posible incremento del desempleo, las crisis económicas propias del capitalismo, así como para hacer frente al fenómeno del sub-empleo y la sobre-educación, es necesario engendrar en los estudiantes una cultura de la autogestión y el emprendimiento, lo que implica la necesaria generación de alianzas entre diferentes entes institucionales, donde la cooperación internacional es una estrategia que permite potenciar la acción y generar recursos para el desarrollo de proyectos y asuntos laborales.

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Desde la universidad, se pueden gestar alianzas interinstitucionales e intersectoriales tales como: programas académicos en extensión en pregrado y posgrado, para ofrecer en otras regiones una investigación de alta calidad; generación de rutas metodológicas y procedimentales para “financiación interna, cofinanciación y financiación externa para proyectos científicos en pro de la resolución conjunta de problemas; jornadas de investigación como punto de encuentro, con cobertura nacional, que teja redes entre pares de diferentes regiones, cuya frontera del conocimiento se configure a partir de líneas y campos de investigación” (Bolívar & Restrepo (Ed.), 2011).

Nuevas metodologías y enfoques educativosEl sistema universitario en Colombia tiene un gran reto de renovar sus enfoques

educativos, los cuales han permanecido desde hace más de un siglo estáticos, estando en la actualidad sin pertinencia en el contexto.

El ejercicio autónomo de las universidades en cuanto a las metodologías educativas que impartan a los estudiantes se hace pertinente para generar las modificaciones necesarias en sus quehaceres académicos, además de la necesaria articulación y llamado al sector gubernamental para que los propicie, de manera que se gesten profesionales y seres humanos aptos a los requerimientos del futuro y capaces de generar las transformaciones sociales necesarias.

Esta es una de las responsabilidades sociales de las universidades de hoy, con la conciencia implícita de que el logro de los cambios que se requieren, devendrá de procesos de largo aliento, pero que requieren desde ya, una urgencia en su implementación.

Esto comprende la agrupación de los diferentes actores del mundo universitario: profesores, estudiantes, directivos, sector administrativo, investigadores y demás personas que integran la comunidad universitaria, para que se generen espacios de discusión que construyan conocimiento crítico sobre las necesidades y posibles soluciones en cuanto al futuro de la educación.

Ante la tendencia de flexibilización laboral, se generan implicaciones en la formación educativa, de manera que promocione un trabajo consciente y responsable, donde el estudiante no tenga que tener una persona que direccione sus procesos para generar resultados y hacer las tareas. Para esto, se hace relevante una formación en valores que estimule el interés de los estudiantes por aquellos contenidos estudiados, así como la inclusión de estrategias para facilitar la cooperación cuando se trabaja en equipo, posibilitando propuestas pedagógicas que mejoren las competencias del ser, reforzando los valores de responsabilidad y trabajo en equipo.

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El papel del ciudadano universitario, debe ser entonces un papel activo y responsable de sus procesos formativos, ya que su futuro, así como su presente, están implicados en la forma en que asuma su rol. El presente del estudiante debe ser uno en que sea plausible “...adquirir nuevas competencias que le ayuden a integrarse de manera efectiva en el mundo social y laboral” (Michavila, 2007).

Y aunque, como se observó anteriormente, aludiendo a que el empleo se ha volcado en mayor medida a los servicios, la importancia de los demás ámbitos y disciplinas como la agricultura, que viene decayendo, debe fortalecerse desde los esfuerzos educativos para alcanzar el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Dirigir la mirada hacia el sector rural, también es una de las necesidades de los profesionales del futuro, como oportunidad de enfocar acciones de manera integral y de generar una mirada a la realidad actual que permita integrar a todos los sectores para una equitativa construcción de nación. Para lograrlo, es importante aunar esfuerzos en la formación de ciudadanos con habilidades interpersonales o “soft kills”, de manera que la calidad de vida de las personas vulnerables en el día de hoy, sean transformadas a través de los conocimientos de la academia, integrando a estos ciudadanos a una vida más digna y con capacidades desde sus quehaceres de forjar un mejor futuro.

De la mano de los conocimientos de academia, así como de los ciudadanos del mundo urbano y del mundo rural, temas de los ODS como la superación de la pobreza y Hambre cero, podrán ser resueltas, a través de la generación de acciones integrales que mitiguen las problemáticas actuales.

InternacionalizaciónLa educación está entonces llamada a no solo generar un conocimiento

interdisciplinario y aplicable al contexto, sino que su tarea es fundamentalmente, asumir el multiculturalismo en el que está inmersa la sociedad actual, la que necesita de sí misma como de los elementos externos que pueden ayudar a potenciarla.

La comunidad universitaria debe aprender a ser participante activa de esas posibilidades que trae la globalización, logrando establecer una comunicación efectiva a nivel intercultural. Por esto, se hace importante una universidad que fortalezca los conocimientos en idiomas para lograr profesionales más competentes.

Se sugiere entonces la introyección transversal de una educación internacional como punto de foco ante las demandas mundiales en torno a los saberes idiomáticos. Eso implica, además, el factor de impulso al factor investigativo, como camino para establecer nexos entre “...los países e impulsar el intercambio científico y tecnológico para posibilitar el pleno desarrollo de las naciones, apelando a una mejor formación de profesionales” (Navarrete & Navarro, 2014).

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La internacionalización entonces elude a la necesidad de “...integrar una dimensión internacional, intercultural y global a los objetivos, la enseñanza/aprendizaje, la investigación y las funciones de servicio de una universidad o sistema de educación superior"(Knight, 2014).

Este proceso de internacionalización se genera de manera independiente por cada universidad, no habiendo una única manera de lograrlo. “El hecho de adoptar una serie de objetivos y estrategias simplemente porque "están de moda" o para que se adecuen a una "imagen de marca" invalida la norma según la cual cada programa, institución o país debe decidir su manera de enfocar la internacionalización de acuerdo con su lógica interna, sus objetivos y su expectativa de resultados” (Knight, 2014). Y para lograrlo, debe generarse un proceso investigativo y de evaluación interna, para lo cual, es vital el fortalecimiento del componente de CTI, donde la investigación es la herramienta para lograr mayor asertividad en el enfoque de internacionalización, según las necesidades y prioridades de la universidad.

Conclusiones

Un panorama del país, caracterizado por su complejidad en los diferentes ámbitos: social, político, cultural y económico, el cual se suma a una realidad globalizante por estar inmersos en un sistema capitalista de producción, pone al individuo profesional en múltiples disyuntivas, debiendo desde las diferentes instancias, en este caso las educativas, generar acciones inmediatas para hacer frente a la realidad futura, en la que se visiona una cada vez mayor entrada del factor tecnológico en el mercado laboral.

El futuro, que aparece lleno de incertidumbres, requiere un fortalecimiento a los procesos investigativos, tanto independientes como desde la academia, así como de compromisos gubernamentales que potencien las acciones, para poder dar cuenta de las necesidades del mercado laboral y generar así estrategias de manera integrada en pro del logro de hombres y mujeres con formas de vida más amables y con las capacidades requeridas para llevar a cabo trabajos según el nivel de los conocimientos adquiridos y de las aspiraciones.

La actualidad del mercado laboral y del profesional es el de hacer frente a un crecimiento de fenómenos laborales como el desempleo, el sub-empleo, la informalidad y la sobre-educación. Para generar soluciones, los profesionales están visionando el emprendimiento como una alternativa a la inestabilidad laboral imperante y a la falta de empleo, donde el Estado, con la instauración de la ley 1014 de 2006, adelanta acciones para volver el emprendimiento, un tema cultural. Así mismo, la ciencia y la tecnología son ámbitos que se están sumando a estos intentos de creación de nuevos imaginarios culturales, donde la innovación aparece

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como una apuesta nacional, lo que implica una mirada hacia lo que se es, lo que se tiene, y hacia lo que se puede llegar a ser y a tener.

Las habilidades que debe tener el profesional de hoy, van inmersas en esos modelos de internacionalización, como lo son el dominio de una segunda lengua, preferiblemente el inglés, así como conocimientos informáticos en un mundo ya inmerso en tendencias digitales. Habilidades como la inteligencia emocional o habilidades blandas, también permiten que el profesional de hoy, se adecúe a las dinámicas sociales altamente cambiantes y estresantes del mundo de hoy.

Las tendencias del profesional y del mercado laboral del futuro se enmarcan en fenómenos como la flexibilización del trabajo, que traen los nuevos modelos laborales al crear tipos de contrato como el de prestación de servicios, que traerán nuevos modos de contratación cada vez menos relacionales con las empresas, trayendo menos beneficios para los empleados. El trabajador del futuro ejercerá sus actividades en diferentes espacios y tendrá mayor flexibilidad en los horarios, pudiendo tener varios trabajos y/o dedicar tiempo a otras actividades como el hogar, el deporte y adquisición de nuevos conocimientos. También será un interesado en llevar a cabo proyectos de innovación social que solucionen necesidades sociales, medioambientales y otro tipo de problemáticas que permitan generar transformaciones en la calidad de vida de la sociedad.

Será necesario el acercamiento entre los individuos para generar posibilidades laborales que impliquen la interdisciplinariedad y la colaboración. Los vínculos serán indispensables, tanto en el ámbito interpersonal como interinstitucional, con la necesidad de crear estrategias para que la población se una en pro de metas comunes.

Cobrarán cada vez más relevancia las áreas y disciplinas que introduzcan ciencia, tecnología e innovación a sus quehaceres.

Los elementos descritos anteriormente subrayan la necesidad de realizar ajustes estratégicos en las formas de entender lo curricular y lo formativo en la educación superior. Si bien el papel de los desempeños profesionales siguen siendo referentes en el contexto colombiano, los nuevos cargos, empleos y roles a desempeñar, no están determinados por el título, sino por las capacidades interdisciplinares, el manejo flexible de acceso a la información y el conocimiento. La interdisciplinariedad no solo elude entonces a los conocimientos en múltiples áreas del saber científico, sino que se traduce también en la capacidad de adaptación al cambio y al fortalecimiento de habilidades y nuevos conocimientos (skills) para el trabajo en red, el liderazgo, el selfmarketing, así como el uso de los medios y capacidades con los que se cuenta, para generar alternativas ante las problemáticas de empleo que se vivan en determinados momentos coyunturales.

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