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CONFERENCIA EN LA UNIVERSIDAD GEORGE WASHINGTON Washington DC, enero 28 / 2021 En primer lugar, Hanna (Houdali, docente Universidad George Washington) y Pedro (Hernández, docente), muchísimas gracias, muy gentiles por esta invitación. He decidido visitar Estados Unidos a poco más de una semana de las elecciones en Ecuador, porque quería saludar a las nuevas autoridades de Estados Unidos, y ratificarles nuestro compromiso por continuar la 1

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CONFERENCIA EN LA UNIVERSIDAD GEORGE WASHINGTON

Washington DC, enero 28 / 2021

En primer lugar, Hanna (Houdali, docente Universidad George Washington) y Pedro (Hernández, docente), muchísimas gracias, muy gentiles por esta invitación. He decidido visitar Estados Unidos a poco más de una semana de las elecciones en Ecuador, porque quería saludar a las nuevas autoridades de Estados Unidos, y ratificarles nuestro compromiso por continuar la extraordinaria relación que hemos construido, que lastimosamente se deterioró durante la década pasada, llegando a una situación a la cual no quisiéramos regresar nunca.

Estados Unidos no solo es nuestro principal socio comercial. Ha sido un referente de valores democráticos, de valores institucionales, de respeto a la libertad de expresión, de opinión y respeto a los derechos humanos. Son valores que compartimos, independientemente de que en otros lugares del mundo haya otro tipo de valores, que hay que respetarlos en función de que ellos los practican, pero no concuerdan con la forma como nosotros interpretamos los valores humanos.

Estados Unidos, además, ha sido en estos últimos tres años y medio, no únicamente el principal socio comercial, que lo es desde hace rato. Sino que ha sido una fuente de inversiones muy importante para Ecuador: más de cien empresas grandes están radicadas en mi país. Además, hemos tenido un intercambio de experiencias con respecto a la seguridad, al combate al narcotráfico, a la corrupción y a las mafias enquistadas y organizadas que hay en el mundo.

Además, ha sido extraordinariamente colaborativo en el momento más difícil de Ecuador. Antes de esta buena relación con Estados Unidos, obteníamos créditos a 10 u 11% de interés, con garantía de petróleo que prácticamente nos comprometía, y con mucha dificultad para entregarlo.

Desde cuando mejoramos nuestra relación con Estados Unidos, porque fuimos nosotros los que decidimos alejarnos, y digo “nosotros” como gobierno, decidimos alejarnos y empezar a generar ciertas afectividades con otros países muy queridos, pero con los cuales no compartimos ciertas escalas de valores y no tenemos esa relación de amistad, de inversión o comercial, esa relación familiar.

Yo tengo familiares aquí: una hija mía vino acá a trabajar relacionada con las Naciones Unidas, se enamoró de un neoyorquino y ahora tengo un nieto, lo que nosotros decimos “un gringuito”, de poco menos de dos años, al cual adoramos con mi esposa.

(Con Estados Unidos) Es una relación familiar y de amistad. Solemos identificarnos muchísimo con la calidad del producto estadounidense. Y somos admiradores de un país grande, maravilloso, que se ha ganado su espacio de liderazgo mundial a pulso, con la colaboración de nacionalidades de todo el mundo.

A fuerza de convertirse en un crisol de etnias, de nacionalidades, de religiones; un crisol de comportamientos y de aportes científicos y tecnológicos, han generado tecnología de punta y ciencia de última generación, que llama también nuestra atención de admiración y, por supuesto, tratar de imitarla y ojalá obtener ese intercambio permanente de ciencia y tecnología que requerimos, para también encaminarnos hacia el desarrollo.

No solo eso, sino que adicionalmente ha sido un aporte fundamental. Es por eso que, independientemente de quien sea la persona que gobierna Estados Unidos, (Joe Biden) él ha ganado las elecciones y nosotros lo respetamos. Es un hombre que lo vemos de muy buen corazón, de extraordinarias intenciones.

Independientemente de quien gane las elecciones, nuestra relación con Estados Unidos debe ser fraterna. El resultado de esa fraternidad ha sido el respaldo completo para obtener créditos de instituciones multilaterales, a menos del 3% o 4%, incluso menos de 2%, cifras que son inéditas para la economía de Ecuador, lo que nos han permitido sortear el momento más difícil de nuestra historia, que ha sido este de la pandemia, no solamente para Ecuador.

Siempre decimos que ésta ha sido una guerra. Sí, es una guerra. Lo que pasa es que antes las guerras eran un tanto localizadas: la primera, la segunda guerra mundial, las guerras napoleónicas, eran localizadas. Ahora no. Esta es una guerra al mundo. Es con un enemigo del cual no hay escapatoria por más que vayas allende de las fronteras. Es una guerra en la cual el enemigo puede estar en tu casa, puede ser el niño que adoras en tu hogar. Inédita guerra, que debemos librarla juntos.

Después de esta horrorosa noche que estamos atravesando, y que tenemos un viso de esperanza con las vacunas, esperamos amanecer habiendo aprendido del dolor. Porque si no aprendemos del dolor, el dolor no habrá valido la pena.

Esta crisis, sin duda, ha representado varias potencialidades. Entre ellas: aprender a ser más solidarios y saber que no podemos salvarnos solos. En segundo lugar, para ser más disciplinados y saber que hay que cumplir con normas para evitar este terrible mal. Y en tercer lugar, el priorizar valores, principios, priorizar aquello que vale la pena: la salud, la familia, el amor, la fraternidad, la solidaridad, la hermandad, la amistad, el abrazo, para que el momento en que podamos darlo físicamente, lo hagamos con mucho más cariño que antes.

Sin duda alguna, una educación. Es verdad que requerimos de una educación que nos proporcione el conocimiento de principios, de leyes que rigen la naturaleza, la sociedad y el pensamiento, que nos enseña su metodología, connotaciones, denotaciones. Pero debe ser una educación, fundamentalmente, en principios y valores.

La salud en la prevención y el amor a la naturaleza. Ahora nos hemos dado cuenta de lo poco que nos necesita la naturaleza, y lo mucho que necesitamos nosotros a la naturaleza.

He venido a dar este abrazo fraterno a los hermanos estadounidenses. A decirles que los queremos mucho, que estamos muy agradecidos con todo lo que nos han aportado en este momento tan difícil. Y que les deseamos toda la felicidad del mundo, que se la merecen.

Empieza una serie de preguntas al Presidente.

Pregunta sobre la gobernanza, y la experiencia de pasar de un programa de campaña a un programa de gobierno.

Perdónenme todos, principalmente los ecuatorianos, por no haber sido bastante más acucioso en estudiar, en detectar aquello que se decía tras las palabras o que se quería decir tras las palabras. O, tal vez, estaba escondido o encriptado dentro de esas propias palabras.

El presidente anterior (yo fui vicepresidente) me pidió de manera insistente, porque yo me había retirado definitivamente de la política, que no es mi principal afición.

Lo fue cuando yo militaba en un movimiento de izquierda. Ese momento éramos apasionados por la política, y embebidos de ese sentimiento que en más de una ocasión alberga a los jóvenes, de creer que existe al alcance de la mano la solución a todo, justicia para todos, equidad y prosperidad para todos. Yo me enamoré también del pensamiento socialista, y en ese proyecto estábamos trabajando.

Pero luego se produjo en mí una decepción cuando me topé con que… fue en el tiempo cuando Ronald Reagan hizo una propuesta de “defensa espacial” al presidente de la Unión Soviética. Y ellos, derrotados no por el capitalismo ni el imperialismo –al cual atacaban y atacábamos con tanta frecuencia–, cayeron derrotados por su propia ineficiencia y no cumplir aquello que habían ofrecido con respecto a la justicia, a la equidad, a la prosperidad. Como no pudieron conseguirlo, cayeron derrotados por su propia ineficiencia.

Y ese momento, al igual que le pasó al estimado amigo Mario Vargas Llosa, nos topamos con que el comunismo y el socialismo no eran una ideología política. No era la filosofía que acompañaba al materialismo dialéctico y al materialismo histórico, que tanto estudiábamos. No, no era eso. Era un mito, era un mito. Tal vez un paradigma digno de algún paraíso celestial, pero que en la práctica resultó ser un fiasco, y se transformaba en exactamente lo contrario a lo cual se había planteado dentro de este paradigma.

Me decepcioné, como antes me decepcioné cuando se hablaba de que el imperialismo trataba de conquistar el mundo. Y veíamos que ellos practicaban el mismo imperialismo, principalmente cuando ingresaron a Afganistán y causaron los destrozos que hicieron. Ahí me decepcioné de aquello. Me ocurrió lo mismo que a muchos de ustedes a lo mejor les pasó. Y cuando empezábamos a refutar las cosas, a plantear las contradicciones, a proponer el “falsacionismo”, que decía Karl Popper, a los postulados del socialismo, realmente se quebraban.

Ahí sentí una decepción bastante grande, que me acompañó hasta que de repente nos topamos con la posibilidad de que no haya un comunismo, un socialismo a ultranza, como lo proponían Marx, Engels, Lenin, Trotsky, Luxemburgo, Gramsci, etcétera. Sino que existía una alternativa viable: la derecha política para producir, y la izquierda para repartir. Porque la derecha no suele ser muy buena repartiendo, y la izquierda es pésima produciendo.

Ya lo experimentamos nosotros en el período anterior. No puede haber algo más malo para producir que la izquierda. Tenemos decenas de empresas en Ecuador, a las cuales supuestamente les pretendíamos dar características de producción socialista. Resultaron ser un fiasco y, además, caldo de cultivo para la corrupción. Y la derecha tampoco suele ser muy generosa repartiendo.

Por eso pensábamos que se podía hacer una hibridación, y a lo mejor podíamos generar una especie de eclecticismo, que hubiera dado como resultado una buena distribución de la riqueza, al mismo tiempo que se producía bastante. Y la verdad es que no comenzamos mal. Ahí se me pidió que yo fuese el candidato a vicepresidente del economista Rafael Correa.

La verdad es que no quería participar activamente en la política como candidato, pero al final terminaron convenciéndome. Y como se veía (a Correa) un líder carismático, con mucho entusiasmo por sacar adelante al Ecuador, para plantear una Constitución que fue aprobada por más del 80% de los ecuatorianos, entramos en un período cargado de entusiasmo. Empresarios, hombres, mujeres, jóvenes y viejecitos de la Patria, entramos con entusiasmo a participar en ese proceso que entendíamos revolucionario. Pero ya no la revolución de mochila al hombro y fusil al brazo, como algún momento se planteaba, sino una mochila que llevaba bienestar, prosperidad, producción, que llevaba educación, salud, justicia. Y creo que no comenzamos mal.

A modo de “mea culpa” –como decíamos los católicos al “acto de contrición y propósito de enmienda”– digo que descuidé bastante los temas económicos, y me preocupé únicamente de sacar adelante un tema que venía albergando en el corazón desde hacía mucho tiempo: defender los derechos de las personas con discapacidad. Y realmente fue un buen programa.

Acá están algunas personas que colaboraron con ello, entre ellos el embajador Luis Gallegos, que ha trabajado muchísimo en este tema; Ivonne Baki, nuestra embajadora acá, también ha trabajado en este tema. Ellos recordarán que cuando se hablaba de la Misión Manuela Espejo –así así se llamó– en los foros internacionales de discapacidad, la gente aplaudía de pie.

No me vanaglorio de haber conducido a Ecuador a rescatar los derechos de las personas con discapacidad ni la dignidad, como en más de una ocasión oí. No, no. La dignidad se mantuvo enhiesta, porque en ningún momento las personas con discapacidad perdieron la dignidad. La que perdió la dignidad es una sociedad miserable, que siempre los excluyó y nunca les prestó atención. Y nosotros, como ecuatorianos, lo hicimos. Tuve el orgullo de dirigir ese proyecto, pero descuidé el tema económico.

Luego el doctor Ban Ki-moon, exsecretario general de Naciones Unidas, visitó Ecuador, conoció la Misión Manuela Espejo y me propuso que sea el enviado especial de Naciones Unidas, en Ginebra, para el tema de Discapacidad. Y me fui a trabajar allá, un poco para alejarme de la política, porque ya empezaba a ver cierto tipo de comportamientos un tanto extraños. Me alejé y prometí no volver a participar jamás en política. Prometí a mi esposa y a mis hijas no volver a participar. Pero uno jamás debe meter las manos al fuego por nada, ni prometer nada.

Desde Ginebra pude observar que las cosas se habían enrarecido. El presidente anterior empezó a tratar de corruptos a periodistas que se atrevían a pensar libremente; trataba de corruptos a empresarios, a médicos. A pelear con todo el mundo: a ecologistas, a mujeres, a enfermeras, a profesores, a todos.

Eso me dio la medida para decir: si a mí me elige presidente el pueblo ecuatoriano, no aceptaré bajo ninguna circunstancia una reelección. Dije desde el primer momento que no aceptaré una reelección, porque me parece una exageración. Por respeto a las generaciones que están por detrás, seguramente ávidos de buena fe y buenas intenciones, prometí no hacerlo.

Cuando el presidente anterior me convencía de volver a ser candidato, yo había escrito una carta en la cual proponía al Movimiento que volvamos a refrescar nuestras relaciones internacionales; a respetar el diálogo con todos, inclusive con aquellos que pensaban diferente; a refrescar nuestras relaciones con ecologistas, con mujeres, médicos, etcétera. Yo decía que en ese camino hay que marchar. Y él estuvo de acuerdo. Me dijo que cuando él se retire va a permitir que yo gobierne como crea conveniente, y que no iba a intervenir en nada. Inclusive adujo un asunto emocional que todavía recuerdo: que se va a ocupar de su familia, a la cual había descuidado durante diez años. Y además me dijo: “Lenín: te dejo la mesa servida”.

Los ecuatorianos, que suelen ser muy pródigos en humor, decían que no dejó la mesa servida, sino que no dejó ni la mesa. Es decir que todo quedó vaciado. Las cuentas vaciadas y la deuda externa multiplicada por más de cinco, porque subió de 12 mil millones de dólares a casi 65 mil millones.

Entonces, de repente, me encontré con algo bastante extraño. Al candidato que compitió conmigo en las elecciones, le gané por muy estrecho margen. Talvez ellos (los correístas) suponían que ese candidato iba a ganar las elecciones, porque yo no iba a ser candidato. Entonces no había que dejar una mesa servida, sino una emboscada. Una emboscada con un déficit fiscal inmenso, con una sobrepoblación burocrática de más de 170 mil personas. Había casos en los que un escritorio era ocupado por tres personas, que debían alternarse. Es decir, era una emboscada. Y el día en que me posesioné, (Correa) se retiró de la Asamblea para no escuchar ni siquiera mi discurso.

Y cosas más siniestras aún. Acá está la persona de mi guardia personal que casualmente topó una pared del despacho del presidente, y estaba muy caliente. Ahí encontraron una cámara, que el director de Tecnología me dijo en un momento de sinceridad que yo estaba siendo monitoreado por el anterior presidente. Dejó una cámara para espiar al presidente. Ahora entiendo la excesiva lealtad que tienen algunos militantes del movimiento político. Siempre los espiaron y siempre los tenían extorsionados.

Pregunta: ¿Su gobierno ha sido de transformación o de transición?

Las dos cosas, porque si vamos por transformación, el principal legado que se deja a sí mismo el Ecuador es la libertad. El haber rescatado –no yo, sino el pueblo ecuatoriano– el derecho a expresarse de manera libre, el derecho a que nadie le secuestre ni le asesine por diferencias políticas.

También el derecho a tener instituciones libres y autónomas. Si de algo me jacto, y lo dije ante las autoridades de control, ante la presidenta de la Corte Nacional de Justicia, ante la presidenta del Consejo de la Judicatura, ante la fiscal de la nación, es que jamás alguno de ellos ha recibido de mi parte una llamada para dar una sugerencia, peor una orden, como se daba anteriormente cuando se metía las manos en la justicia. Y también, por supuesto, continuar con la Misión Manuela Espejo, el iniciar y no poder concluir por falta de recursos un programa maravilloso, principalmente en el área de la comunidad.

Mi esposa es presidenta del Plan “Toda una Vida”. Lo llamamos así, como la canción de Los Panchos, que sí habrán escuchado ustedes (aquí veo amigos que deben haberse enamorado con esa canción).

Es un Plan que se construye fundamentalmente comunidad, porque al ser humano moderno le falta eso: comunidad, preocuparse un poco más del vecino. Ahora no sabemos quién vive arriba, abajo o en el departamento del frente. Yo recuerdo que mi padre y el señor de al lado sacaban a la misma hora la basura, y aprovechaban para quedarse conversando media hora. Hacían comunidad, nos protegíamos todos.

Eso se trata de hacer ahora en las urbanizaciones del Plan Toda una Vida, que lo concebimos con mi esposa en campaña. La canción dice: “toda una vida te estaría cuidando, como cuido a mi vida, que la cuido para ti”. Es un plan que abarca toda la vida, desde la misma concepción del ser humano, el período de embarazo, y hasta que Dios decida cerrarnos los ojos.

Una sociedad responsable debe preocuparse por el ser humano toda la vida. En primera instancia cuidándolo; en segunda, inspirándolo, porque eso hay que dar a nuestros niños: amor a la ciencia, amor al conocimiento, a la tecnología, al arte, para que aprendan a perfeccionar los sentidos y poder identificar texturas, aromas, sabores, sonidos, colores, para luego también identificarse con aquella cosa hermosa que es el arte.

Luego, cuando sea joven, acompañarle, estar con él, impulsarle. Y cuando ya es adulto y hace su hogar, también acompañarle. Y cuando cierre sus ojos para siempre, que tenga una digna sepultura y no se quede con deudas hasta después de muerto. Todo esto inspira el Plan Toda Una Vida, que lo hemos trabajado bastante, pero debido a la situación económica ha sido muy difícil cumplirlo totalmente.

Sin embargo, ahora estamos saliendo de la pandemia, el país está reactivándose. El mes pasado tuvimos la misma recaudación tributaria, y este mes seguramente alcanzaremos una recaudación mayor, lo cual nos da la medida de que vamos avanzando. El empleo se ha recuperado en gran medida, y ahora tenemos un remanente económico que lo vamos a distribuir entre quienes perdieron el empleo y las personas que se han empobrecido más durante la pandemia. Estoy seguro de que la reactivación va a seguir, con el optimismo de tener esta esperanza maravillosa que nos proporciona la ciencia, que es la vacuna para este terrible mal.

Pregunta sobre comunicación y cercanía con las personas

Importantísimo. Hemos tenido un ministro de Comunicación que ha sabido manejarlo de manera adecuada. La verdad es que he tenido y tengo ministros extraordinarios. Siempre recordaré la frase de alguien que es un referente en la forma de gobernar, John Fitzgerald Kennedy. Él decía que el gobernante debe ser lo suficientemente inteligente, como para seleccionar gente más inteligente que él, para que sean sus colaboradores. En el caso del ministro de Telecomunicaciones, ha sabido entender que si no hay conectividad –y en esas circunstancias más aún todavía–, si no hay el teletrabajo, teleducación, telemedicina, será muy difícil salir adelante. Tenemos un programa para dotar de tablets ojalá a todos los ecuatorianos, y conectividad al 95% de la población, que espero se haga realidad antes del fin de mi período.

Pregunta sobre los desafíos en el proceso de adaptación a las nuevas tecnologías

El pensador futurista Alvin Toffler decía en su libro La Tercera Ola (perdónenme si me falla la memoria), que el analfabeta del futuro no será aquel que no sepa leer ni escribir, sino aquel que no sepa desaprender lo aprendido y volver a aprender lo nuevo.

Ahora tenemos inmensos desafíos, que pasan por la nanotecnología, por la robótica, por la domótica. Tenemos la utilidad del láser, de la resonancia magnética, de la medicina nuclear, de la energía nuclear, del proyecto ITER, del computador cuántico y de la mecánica cuántica, que nos da una forma distinta de ver la ciencia y los principios. Porque los principios que practicamos ahora: la competencia, la no colaboración, la imposición de criterios, etcétera, los heredamos de la mecánica clásica que nos legó principalmente sir Isaac Newton.

Pero la mecánica cuántica y los fundamentos cuánticos de los nuevos valores, hay que aprenderlos. La gente ahora no filosofa ni investiga científicamente alejada del mundo, sino todo lo contrario: colaboran entre ellos.

Uno de los grandes errores del gobierno pasado, fue pensar que había que aislar a los estudiantes (en el proyecto y universidad Yachay), para que se concentren a investigar y a descubrir esas leyes de las cuales conversábamos hace un momento. Y no es verdad tratar de hacer un Silicon Valley ahí, en lo lejano de las ciudades o las montañas. Hay que hacerlo donde los muchachos desarrollen sus proyectos y puedan tomar una cerveza y bailar mientras descansan de su investigación científica. Es decir, son nuevos momentos, nuevos valores, un nuevo mundo y una nueva juventud, que nos espeluzna por la rapidez que tiene para generar ideas.

Pregunta: ¿qué recomienda desarrollar a los estudiantes de Ciencias Políticas?

Bueno, jóvenes queridos, sobre todo amar lo que hacen, amar a los ciudadanos, a su país, a su Patria. Tenemos como experiencia tan negativa en Ecuador: aquello que se ama no se maltrata y no se le roba. Principalmente, amen la ciencia, el conocimiento, e intercámbienlo un poquito con momentos de recreación. ¿Quién creyera? Los momentos de mayor productividad intelectual, creativa, innovadora, no son los momentos de trabajo ni de estudio, sino de diversión. Cuando salen de paseo es cuando la mente empieza a solucionar los problemas que quedaron pendientes durante la labor, durante el estudio. Si ustedes van a un concierto, a un museo, acá en Estados Unidos hay tantos tan buenos y tan completos en todas las áreas del conocimiento y de las artes, ¡visítenlos! Y se van a dar cuenta de cómo un saber que no tiene sujeto –como lo llamaba Jacques Lacan al inconsciente– funciona de mejor manera resolviendo problemas que el consciente, en más de una ocasión, tiene la traba de la razón.

Pregunta sobre la importancia de las organizaciones sociales

Son fundamentales porque permiten mayor libertad que las organizaciones industriales, comerciales y gubernamentales. Mayor libertad, mayor espontaneidad, porque permiten trabajar en un tema específico al cual el gobierno, por lo paquidérmico de sus procesos, por lo elefantiásico de su composición, no puede dar solución. Y ellos (las organizaciones sociales) encuentran soluciones ágiles, fáciles y más económicas. Pero siempre con algo de control, porque en más de una ocasión se aprovecha de las organizaciones sociales para beneficios propios.

Pregunta sobre un tema que haya aprendido o querido aprender más en su último año

Me hubiera gustado leer todos los libros que me han regalado. Yo tenía una biblioteca de unos 1.300 volúmenes. Y ahora se ha convertido en una de ocho mil, porque me han regalado muchísimos libros de todo tipo. Cada vez iba haciendo una pila de los que tenía pendientes por leer, pero no he podido porque la gestión de gobierno no da tiempo para leer. Creo que es algo que me queda pendiente para la etapa después del gobierno.

Pregunta sobre lo más satisfactorio durante su período

La buena voluntad, la inmensa buena voluntad que hemos tenido mis queridos ministros y colaboradores, y yo, para tratar de transformar el país, para tratar de conducirlo hacia su transformación. Sin duda, no existe satisfacción más grande que los ojos de una mujer o un niño pobres, con ese agradecimiento que no lo necesitábamos, pero que nos enriquece el alma.

Pregunta sobre la integración latinoamericana con miras al 2030

Ojalá pudiéramos rescatar el criterio que tuviera Simón Bolívar de una “gran nación latinoamericana”. Que seguramente en amistad y en competencia también con esta gran nación, hubiera generado más esfuerzo de parte nuestra, el poder tener logros tan grandes como los que ha tenido este gran país.

Pregunta: ¿Cómo mantener un gobierno cercano a la gente en tiempos del Covid?

Yo le compuse una canción a mi esposa –porque a veces martirizo a la gente haciéndole oír lo que canto– que habla de lo especial del momento en que la conocí. Y hay una parte que dice: “quiero demostrarte que la distancia es una ilusión”. Y realmente la distancia es una ilusión. La cuántica nos enseña que somos una maravillosa y gran unidad, separada por algo importantísimo para la creatividad del ser humano, que es el ego. Pero lo mejor que nos puede haber pasado en esta pandemia, es saber que no únicamente podemos abrazarnos con los brazos, y que el mayor abrazo, más grande, más solidario, más hermoso, es el que se da con el corazón.

El filósofo francés Voltaire, del cual yo llevo el nombre, mi nombre es Lenín Boltaire, decía que a un ser humano vale más conocerlo por las preguntas que hace, que por las respuestas que da. Las preguntas inteligentes que han hecho ustedes, me han permitido conocer que estuve muy bien acompañado esta tarde. Muchas gracias por ello.

LENÍN MORENO GARCÉS

Presidente Constitucional de la República del Ecuador

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