volver la mirada al dios trino

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“VOLVER LA MIRADA AL DIOS TRINO”

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“VOLVER LA MIRADA AL DIOS

TRINO”

La noción que el hombre tiene de sí mismo está muy ligada a su fe y a su noción de Dios.

“Dime qué Dios tienes y te diré qué aspecto tiene tu humanidad”. La imagen de Dios y la imagen del hombre se corresponden de la manera más estrecha.

SER HOMBRE A IMAGEN DEL DIOS TRINITARIO

- En el mundo griego el hombre no puede esperar que la divinidad le preste atención.

- La aportación del A.T. consiste en que el individuo se convierte en persona por medio de la llamada de un Dios que actúa intencionadamente y que por tanto, se manifiesta “personalmente”.

En el N.T. brota algo totalmente nuevo:

- Dios es el viviente no sólo al dirigirse al hombre, entrar en comunión con él y establecer relaciones con él; en sí mismo.

- Dios es también communio y communicatio; su propia y poderosa condición personal se realiza en la red de relaciones de tres personas divinas.

-La condición personal del hombre, en cuanto imagen de la condición personal divina está marcada no solo por “un ser yo” o “un ser en sí”, por una independencia sino por una relación desde los demás (y referida a los demás).

-La persona en sentido pleno es y se hace, mediante un reconocimiento libre y recíproco, en el “ser con los demás” y el “ser para los demás”.

-El otro forma parte esencial de la propia condición personal. En el otro y por el otro me alcanzo a mi mismo. Esta idea es consecuencia de la fe en el Dios trino.

- Si la vida divina se realiza en el intercambio de tres personas distintas -Padre, Hijo y Espíritu Santo- significa que unidad y pluralidad son igualmente originarias, de igual rango, importantes, primero en Dios, pero luego también en nosotros.

-Esto entraña consecuencias: en casi todas las sociedades, comunidades se valora más la unidad, la armonía y la uniformidad que la pluralidad, la multiplicidad o las opiniones diferentes. Así sucede también en la Iglesia.

-Es más fácil y cómodo medirlo todo en la uniformidad.

-La imagen del hombre que tiene como norte al Dios trino conlleva otro modo de actuar, al que pertenece la consideración DEL OTRO COMO OTRO, Y CON ELLO DE SU ALTERIDAD.

SÓLO LA RELACIÓN CON EL OTRO PERMITE ACCEDER A LA PROPIA Y PLENA CONDICIÓN PERSONAL.

“Si todos tuviéramos cuatro manzanas, si todos estuviéramos sanos y fuertes como un corcel, si todos estuviéramos igual inermes en el amor, si cada cual tuviera lo

mismo, ninguno necesitaría al otro. TE agradezco que TU justicia sea

desigualdad”

(Poeta Jan Twardowski)

-“Desigualdad” y “alteridad” son condición de un auténtico intercambio vital de los “desiguales”. De hecho, los hombres que son iguales, que pueden lo mismo, que piensan lo mismo, que quieren lo mismo, no se necesitan unos a otros.

- La mirada al Dios trino muestra que la UNIDAD sólo es legítima cuando se realiza en la MULTIPLICIDAD; en la convivencia, en el reconocimiento del otro.

El Dios trino pone de manifiesto un MODELO de cómo se relacionan, y deben relacionarse entre sí, unidad y multiplicidad: La unidad trinitaria no es unidad cosificada o estática ni uniformidad colectiva.

La unidad trinitaria es la red de relaciones, el intercambio de vida y amor de los muchos que son “cada uno otro” y del múltiple “ser cada uno otra cosa”. Así y sólo así se hace uno “persona”, verdadera imagen del Dios único en tres personas.

Con esto se muestra que el doble mandamiento del N.T. del AMOR no es otra cosa en el fondo que “FE TRINITARIA DINAMIZADA”.

Es una instrucción para que traslademos la Trinidad a nuestra vida práctica, con convivencia cordial y existencia solidaria volcada en los demás.

Al comienzo de la vida moderna la fe en el Dios trino fue perdiendo fuerza, esta comprensión relacional de la persona se perdió en buena parte.

Dios fue entendido como Dios unitario,

correlativamente se entendía al hombre como un SUJETO CENTRADO EN

EL “YO”.

PRUEBA EN CONTRARIO: EL HOMBRE COMO “SUJETO AISLADO”

El hombre reemplazó a Dios o pretendió ocupar su lugar. No es ya Dios, sino el hombre, quien tiene que dirigir el mundo, configurarlo y transformarlo según sus propias ideas.

No es ya la ley de Dios sino la RAZÓN humana, la que establece la norma y el sentido de toda conducta.

Al hombre no lo caracteriza ya la RELACIONALIDAD sino la SUBJETIVIDAD, la cual se pone como centro e intenta dominar desde sí todo lo demás.

A partir de esta comprensión el individuo se pone como centro, surge necesariamente la lucha de poder y competencia de los muchos sujetos, cada cual quiere imponerse (clases, grupos sociales, razas y naciones).

Se hace evidente el carácter contradictorio y problemático de esta comprensión del hombre. El hombre no se considera en perspectiva trinitaria-comunional, sino unitaria-subjetiva, el único final de todo es la lucha y la contradicción.

La orientación hacia el Dios trinitario pone de manifiesto algo totalmente diferente: SER PERSONA NO SIGNIFICA SER UN EGO AISLADO. A LA CONDICIÓN DE PERSONA PERTENECE MÁS BIEN LA RELACIÓN CON EL OTRO Y, POR TANTO, EL OTRO COMO TAL Y LA COMUNIÓN CON ÉL.

SER PERSONA significa llegar a ser uno mismo “siendo con” y existiendo para los demás. Así la Trinidad aparece “como el MODELO de toda convivencia social… que sea justa, haga realidad la igualdad y respete las diferencias”. (Leonardo Boff)

Así la mirada al Dios Trino indica cómo se relacionan entre sí lo “SOCIAL” y lo “INDIVIDUAL”: el mundo social no surge simplemente de la suma de muchos individuos, consiste más bien en el intercambio, en la relación recíproca de los muchos individuos.

La persona humana sólo se realiza verdaderamente en communio y communicatio, es decir, en un proceso de comunicación entre “ser individuo” y “estar en comunidad”. A ello anima la fe.

Vista así la Trinidad es todo menos una verdad de fe puramente teórica o contemplativa; antes bien, provoca una nueva manera de actuar.

UNA CREACIÓN QUE PROVIENE DEL AMOR

Dios creó el mundo por amor, no porque se sintiera sólo y necesitara del hombre, porque Él mismo es comunión.

La fe en el Dios trino, que es en sí mismo amor, hace evidente que la creación entera está creada libremente por amor y para el amor.

TRINITARIZACIÓN: LA META DE LA CREACIÓN

Si Dios es communio y el hombre fue creado como imagen de este Dios, el destino último del hombre: es convertirse en lo que Dios es desde siempre –COMUNIDAD – INTERCAMBIO DE VIDA – para tener parte una vez por todas en la consumada communio del Dios trinitario.

Para ello nos incita a ACTUAR. Dios no es sólo el dador. Dios da también “que hacer” para poder recibir del hacer de la criatura la respuesta del amor.

Cada DON DE DIOS AL HOMBRE ES SIEMPRE SIMULTANEAMENTE TAREA,

CAPACITACIÓN PARA LA COOPERACIÓN.

La dirección vertical de la alianza con Dios sólo es real cuando ésta se realiza también horizontalmente en la comunidad con los demás hombres.

El hombre no ha sido creado como individuo aislado, sino referido al otro. La creación tiende desde el principio, no al individuo aislado, sino a la communio de los muchos individuos.

Si Dios trino es comunidad, de ahí que nos haremos más semejantes a Él precisamente en la medida en que nos hagamos más comunidad, en que escapemos de nuestra existencia aislada, de nuestro egoísmo, y nos convirtamos en hombres comunionales en correspondencia con el Dios comunional y comunitario!

¡DIOS ES COMUNIÓN Y POR ESO LOS HOMBRES DEBEMOS HACERNOS

COMUNIÓN!