vii concurso pedrito botero 2011

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VII Concurso Pedrito Botero 2011

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Equipo de la Biblioteca Pública Piloto de MedellínDirección General Gloria Inés Palomino LondoñoDivisión de Información y Cultura Cruz Patricia Díaz CardonaComunicaciones, Extensión Cultural y Medios Audiovisuales Juan Carlos Sánchez Restrepo María Victoria Suárez Gutiérrez Mariluz Donado MontoyaServicios al Público Amparo Lopera MejíaSala Infantil “Pedrito Botero” Kelly Johana Marín Sánchez

Diseño de imagen gráficaAndrés Montoya MadrigalPublicista - Sistema Municipal de Bibliotecas Públicas

Litografía Dinámica LTDA.Diagramación e impresión

© Derechos Reservados 2011Carrera 64 Nº 50 – 32 / Medellín – Colombia460 05 86. Ext: 223 – Fax: 460 05 92comunicaciones@bibliotecapiloto.gov.cowww.bibliotecapiloto.gov.co

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VII CONCURSO DE CUENTO INFANTIL PEDRITO BOTERO

La ciudad que ven (y narran) los niñosLos más de mil niños que participaron este año en el VII Concurso de Cuento Infantil Pedrito Botero y los veinticinco, entre ganadores y finalistas a quienes se les publica sus relatos en este libro, son unos valientes para contar lo que pasa en su barrio, porque en su barrio hay más de un cuento y no exactamente de hadas.

Ellos se atreven con palabras y sentimientos a enfrentar asuntos bravos y deben ser “grandes” por dentro para poder expresar todo lo que les ocurre a ellos, a sus amigos y familiares y a sus vecinos: que en los barrios hay inundaciones, que el agua se entra a las casas dañán-dolo todo, que la vida no es color de rosa, ni es tan liviana, que existe la dureza de la ciudad en forma de violencia, esa sombra que les toca enfrentar con rabia –y no debería ser así-.

Con su desparpajo y con la felicidad y la sinceridad de sus palabras, nos cuentan del mundo que conocen. Su mundo es el barrio. El barrio es la vida entera y no existe otro lugar más allá. Y hablar de un barrio en Medellín y sus alrededores, es hablar de amor, de felicidad y de muerte. Todo en una sola frase, a veces. En sus narraciones, los niños,

Presentación

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una vez más, nos dan testimonio de una ciudad que muchos creen que no existe. Dicen que los niños no mienten.

Algunos barrios quedan en una unidad cerrada con grama verde que no se puede pisar o son veredas de casas con patios para asolearse y con potreros donde todavía pueden ordeñar una vaca. Un barrio que se cuenta está al borde de una vía por donde se chocan los carros y otro queda al lado de un bosque misterioso. Otro barrio tiene cancha con fantasmas, columpios, bancas en el parque y ahí están la iglesia, el colegio, la panadería, una farmacia y venden helados y mercados, y no hay que ir al centro porque allí cerca tienen todo lo que necesitan.

Son valientes estos niños porque con sinceridad narran lo que ven y lo que oyen cuando van por ahí. Pueden ser estos cuentos una especie de grito silencioso. Los niños de nuestras ciudades y veredas ven la vida que se les presenta ante sus ojos y no tienen otra alternativa que gritar de horror y enmudecer luego porque sus voces jamás son es-cuchadas. Escribir, entonces, les viene bien y han dejado toda el alma en sus frases ocurrentes, en sus diálogos sinceros y en sus imágenes contundentes.

Para muchos ya no es el barrio de antes, el que les tocó vivir a sus papás, con árboles y pajaritos, con fútbol de calle, con conquistas poéticas de novia en la ventana. Pueden ser ahora lugares extraños o peligrosos. O tierra de nadie. Y describen y narran con sus letras honestas lo que acontece. Ellos muestran a sus vecinos, y no todos son simpáticos.

En sus relatos los vecinos se mueven por sus calles yendo a una tien-da o a sus trabajos, o van de afán al hospital; otros vuelven a sus casas, van y vienen del colegio, o a misa, o al parque a conversar y jugar; y también están esos que molestan a los demás, los viciosos o los del “combo”. El lector se siente ahí, en esos barrios, dentro de algunas casas y con las puertas cerradas puede oír balaceras y gente que grita afuera. Y también se oye el rumor de las típicas chismosas malintencionadas invadiendo el silencio que se debe guardar para que nada pase.

Presentación

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VII CONCURSO DE CUENTO INFANTIL PEDRITO BOTERO

En muchos de los cuentos está presente la realidad circundante, con sus rumores de muerte, con su violencia que asfixia y mata. Se narran los acontecimientos macabros, que superan lo macabro de los relatos de la vieja Europa. Aquí es otro cuento: el de la desazón permanente, el de la esquina que ya no es para el ejercicio de la observación de los otros y la conversación. El barrio, en tantas geografías urbanas, se ha trocado en campo de desastres. Y los muchachos lo cuentan, con palabras que transmiten sus miedos y sus desdichas.

Claro, también ellos narran fiestas y no todas terminan alegremente. Anotan sobre reuniones solidarias y por allí también pasan los rumo-res.

Es que son audaces nuestros niños y ellos se muestran como super-héroes sin dejar de contar la tragedia en la que realmente son vícti-mas.

Y son intrépidos porque lo narrado tiene colores vivos y festivos sobre el gris del pavimento o la tierra negra, sobre la realidad que es la más negra de todas.

Nos quedan algunas preguntas: ¿Qué va a ser de estos niños y niñas mañana, cuando sean grandes? ¿Son felices los niños de esta ciudad? ¿Qué les ofrece como futuro la ciudad a sus niños?

Los jurados.

Octubre de 2011

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El 23 de septiembre de 2011, se reunió en Medellín el Jurado del VII Concurso de Cuento Infantil Pedrito Botero, integrado por los escri-tores Reinaldo Spitaletta, Juan Carlos Restrepo y Rodrigo Mora, con el propósito de seleccionar los cuentos ganadores y finalistas en las categorías establecidas por los organizadores del certamen. Tras leer la totalidad de los cuentos enviados por los concursantes de Medellín, el Área Metropolitana y otros municipios de Antioquia, el jurado llegó a las siguientes conclusiones:1. Se eligieron los ganadores del concurso, uno por categoría, los

finalistas y se otorgaron menciones especiales (más adelante se discriminan).

2. Las decisiones del jurado se tomaron por unanimidad.3. Los criterios para la selección se fundamentaron en la calidad na-

rrativa, la estructura del relato, el lenguaje, la creatividad, la ima-ginación, la coherencia de la historia y la sensibilidad poética.

4. El jurado también recomendó que la publicación de los finalistas y las menciones especiales se haga por orden alfabético, según el apellido de sus autores.

5. El jurado, al final del acta, hará una serie de comentarios y reco-mendaciones en torno al concurso, el tema seleccionado y los par-ticipantes.

Acta del Jurado

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VII CONCURSO DE CUENTO INFANTIL PEDRITO BOTERO

CATEGORÍA 1Edad entre 7 y 10 años

CUENTO GANADOR

Mi barrio: Alegría de CarnavalPor: Kelly Dahiana Maldonado Botero (10 años)Centro Educativo Juguetones, La Unión - Antioquia

MENCIÓN ESPECIAL

La bestia y el barrioPor: Andrés Felipe Cardona Buitrago (8 años)Centro Educativo Juguetones. La Unión – Antioquia

Mi barrioPor: Hannah Valencia Fayad (8 años)Colegio Madrid Campestre. Medellín

FINALISTAS

Una muerte sin despedidaPor: Manuela Ángel GiraldoI.E . San Antonio de Prado - Sección Carlos Betancur. Corregimiento San Antonio de Prado

En mi barrio espantanPor: John David Betancur Pérez (10 años)Colegio Mano Amiga. Bello - Antioquia

El Pibe de mi barrioPor: Daniel Stiven Cardona Vélez (9 años)I.E. San Antonio de Prado - Sección Carlos Betancur.Corregimiento San Antonio de Prado

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La sorpresa de mi barrioPor: Juan David Carmona Ospina (9 años)I.E. Ignacio Botero Vallejo. El Retiro - Antioquia

ViolenciaPor: Yeraldin Chavarriaga Espinosa (9 años)I.E. San Antonio de Prado - Sección Carlos Betancur.Corregimiento San Antonio de Prado

Considerando los cambiosPor: Laura Camila Hernández Ramírez (10 años)Centro Educativo Juguetones. La Unión - Antioquia

La sonrisa de mi barrioPor: Melina Penagos Restrepo (10 años)Colegio Mano Amiga. Bello - Antioquia

Sin títuloPor: Pablo Rendón Tabares (10 años)I.E. Presbítero Camilo Torres. Medellín

Cuento sobre mi veredaPor: Darlyn Dahiana Rodas Cardona (8 años)I.E. Juguetones. La Unión - Antioquia

Rodrigo el pajaritoPor: María José Sánchez Cadavid (10 años)Instituto Musical Diego Echavarría, Medellín

Historias de mi barrioPor: Mariana Villegas Castaño (8 años)I. E. Alvernia. Medellín

Categoría 1

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VII CONCURSO DE CUENTO INFANTIL PEDRITO BOTERO

CATEGORÍA 2Edad entre 11 y 13 años

CUENTO GANADOR

Las guerras de mi barrioPor: Jenifer Aristizábal Quintero (12 años)I.E. Alcaldía de Medellín

MENCIÓN ESPECIAL

La historia de SofiPor: Isabela Londoño Pérez (11 años)I.E . San Antonio de Prado - Sección Manuel J. Betancur. Corregimiento San Antonio de Prado

Buscando la pazPor: Verónica Muñoz Palacio (12 años)I.E. Alcaldía de Medellín

FINALISTAS

La casa de “el frente”Por: Alejandra Córdoba Alzate (11 años)Gimnasio Los Pinares. Medellín

Sin títuloPor: Diana Milena Herrera Ruiz (12 años)Comunidad Colegio Jesús María. Medellín

Pablo y Rafael: Los mejores amigosPor: Santiago Marín Garcés (11 años)I.E. San Cristóbal. Medellín

No te olvidoPor: Víctor Manuel Ruiz Velásquez (12 años)I.E. San Cristóbal. Corregimiento San Cristóbal.

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El niño raro de mi barrioPor: Ana Saldarriaga Medina (11 años)I.E . San Antonio de Prado - Sección Manuel J. Betancur. Corregimiento San Antonio de Prado

La muerte no es para siemprePor: David Sánchez Garizábal (11 años)Instituto Jorge Robledo. Medellín

El señor de la casa de los gatosPor: Susana Vásquez Marulanda (12 años)Comunidad Colegio Jesús María. Medellín

Los niños del barrioPor: Andrea Velilla Castaño (11 años)Colegio Fronteras. El Retiro - Antioquia

Categoría 2

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VII CONCURSO DE CUENTO INFANTIL PEDRITO BOTERO

Recomendaciones y comentariosEl Jurado del VII Concurso de Cuento Infantil Pedrito Botero destaca la necesidad del concurso, con el fin de estimular la imaginación, capa-cidades narrativas y analíticas, la literatura y la sensibilidad poética y social de los niños. Asimismo, opina que la temática seleccionada en esta ocasión, el barrio, permite a los participantes una visión de su entorno, de su geografía física y sentimental, de aproximaciones al concepto de barrio, territorio, identidad y estimulación de la memoria colectiva.

El concurso, en esta edición, según el jurado, permitió una visión gene-ral y particular de sectores de la ciudad y de los municipios vecinos; cómo afectan las situaciones sociales a los niños y los padres de familia, y cuáles son los temas más sensibles para los muchachos. En muchos de los relatos se presentó como tema central la violencia en sus distintas formas, lo que puede ser indicativo de la situación real de una ciudad.

Dada en Medellín, el 23 de septiembre de 2011

Jurados:Juan Carlos Restrepo

Rodrigo MoraReinaldo Spitaletta

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VII CONCURSO DE CUENTO INFANTIL PEDRITO BOTERO

CONTENIDOCategoría 1 15Mi barrio: Alegría de Carnaval 17

Por: Kelly Dahiana Maldonado Botero

La bestia y el barrio 19Por: Andrés Felipe Cardona Buitrago

Mi barrio 21Por: Hannah Valencia Fayad

Una muerte sin despedida 23Por: Manuela Ángel Giraldo

En mi barrio espantan 25Por: John David Betancur Pérez

El Pibe de mi barrio 26Por: Daniel Stiven Cardona Vélez

La sorpresa de mi barrio 29Por: Juan David Carmona Ospina

Violencia 30Por: Yeraldin Chavarriaga Espinosa

Considerando los cambios 32Por: Laura Camila Hernández Ramírez

La sonrisa de mi barrio 33Por: Melina Penagos Restrepo

Sin título 34Por: Pablo Rendón Tabares

Cuento sobre mi vereda 36Por: Darlyn Dahiana Rodas Cardona

Rodrigo el pajarito 37Por: María José Sánchez Cadavid

Historias de mi barrio 39Por: Mariana Villegas Castaño

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Categoría 2 41Las guerras de mi barrio 43

Por: Jenifer Aristizábal Quintero

La historia de Sofi 47Por: Isabela Londoño Pérez

Buscando la paz 50Por: Verónica Muñoz Palacio

La casa de “el frente” 53Por: Alejandra Córdoba Alzate

Sin título 55Por: Diana Milena Herrera Ruiz

Pablo y Rafael: Los mejores amigos 59Por: Santiago Marín Garcés

No te olvido 62Por: Víctor Manuel Ruiz Velásquez (12 años)

El niño raro de mi barrio 64Por: Ana Saldarriaga Medina

La muerte no es para siempre 65Por: David Sánchez Garizábal

El señor de la casa de los gatos 68Por: Susana Vásquez Marulanda

Los niños del barrio 73Por: Andrea Velilla Castaño

Contenido

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CATEGORÍA1

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VII CONCURSO DE CUENTO INFANTIL PEDRITO BOTERO

Mi barrio Alegría de Carnaval

GANADOR

Kelly Dahiana Maldonado Botero 10 años Centro Educativo Juguetones La Unión – Antioquia

Cada amanecer mi corazón se llena de alegría porque siempre que me levanto no me queda tiempo sino de quitarme la pijama y cambiar-me para salir a jugar; somos tan unidos que cuando abro la puerta mis amigos ya están esperando, y como siempre nos vamos para un parquecito que queda abajito de mi casa. Allá nos repartimos y tra-tamos de buscar que todos estén felices, aunque nunca faltan las peleas entre amigos; aunque nosotros dejamos que peleen un rato para después ir a poner la queja y colocar la cara de inocentes para evitarme un problema yo también, no sé para que se pelean si al final vuelven a llamarse para seguir jugando. Esto es algo que demuestra lo débil que es nuestro corazón para perdonar, pero también lo fuerte que es nuestra amistad.

Otros días salimos a la carretera y no encontramos qué hacer, como siempre al rato alguien opina, y es que nunca tienen una idea buena, luego nos ponemos a pensar todos y sacamos un acuerdo: jugar a la banda, lo común es que cada uno hace enojar a sus padres porque tienen que quitarle tapas a las ollas, quitarle el palo a la escoba, sa-carle unas cuantas tiras a la trapeadora y no falta quien tenga más forma y es un poco más rico y saca los juguetes como una trompeta de verdad, que el más charro y humilde saca el balde de la ropa con el bolinillo y hace su tambor, también sacamos el director, por supuesto el más chiquito, para que no joda tanto o tal vez, comience el desor-den porque no quiere lo uno y lo otro y se ponga a llorar.

Bueno, como les venía contando, esto se forma un desorden sin igual, porque eso es al que más duro dé; como siempre pasa, no sabemos qué canción tocar, aún más difícil coordinar a todos; a mí como siem-

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pre me toca prender el equipo, poner todo el volumen, y que de ahí en adelante toquen el ritmo de la música y como nunca falta el dolor y continuamos nuestra fiesta, al oír nuestra banda se van uniendo más niños, pero como hay algunos niños que la mamá no los deja desba-ratar las ollas, prefieren ir detrás bailando, entre más rato más son los niños, mientras unos tocan, los otros bailan, otros se asoman por las ventanas porque están castigados, no hay nada más humillante que eso.

Más tarde, como vemos tantos niños en la parte de atrás de nuestro desfile salen los niños en pijama, a pie limpio, no falta al que lo visten como un payaso o al que siempre lo visten como un bobito, eso sí es lo que siempre se ve todas las mañanas, la hermana mayor que lleva el bebé para entretenerlo un buen rato; luego dije: esto se ha convertido en un carnaval y los vi a todos animaditos, Yo pertenezco a un grupo de danzas y comencé a gritar y decía: “Huepaaa” y ellos respondían: “Huepaaa”; todos contentos dimos la vuelta a la manzana y todos salían de sus casas a ver cuál era el escándalo, porque uno nunca espera algo bueno de la mamá, cuando no es un regaño está castiga-do o cuando es que uno la está pasando bien bueno y lo entran, pero esta vez no; primero vieron que sus tapas estaban un poco dañadas pero a lo que vieron que habíamos formado tremendo carnaval vimos plasmada su sonrisa y ahí sí acabamos de dañar todos nuestros ins-trumentos.

Al rato ya estábamos cansados y teníamos que ir a hacer las tareas y como nunca falta el gamín que sigue montado en bicicleta o jugando por ahí y la mamá tampoco le dice nada, y lo que nunca puede faltar para despedirnos ya me tengo que entrar, ¿mañana jugamos?. Es lo que como niños nunca podemos olvidar “aprovechar nuestra niñez y que nuestra mente y alma inocente duren para no perder tanta amis-tad y felicidad”

Así es mi barrio, siempre unido y amistoso, no olvide, nunca falta lo malo, pero todo se supera.

Mi barrio: Alegría de Carnaval

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VII CONCURSO DE CUENTO INFANTIL PEDRITO BOTERO

La bestia y el barrioMENCIÓN ESPECIAL

Andrés Felipe Cardona Buitrago 8 años Centro Educativo JuguetonesLa Unión - Antioquia

En el barrio había una vez una Bestia muy grande que apareció de la profundidad de la tierra; esta Bestia era muy inmensa medía 800 metros, y las patas largas medían 100 metros y el peso era de mu-chas toneladas.

La Bestia adoraba a todos los niños en el barrio, en cambio a los adul-tos los odiaba mucho.

Los adultos perseguían a la fiera para matarla, trataban de asesinar-la por tierra y agua, la Bestia corría, volaba, nadaba y les decía a los niños que no dejaran que los adultos la asesinaran.

Entre todos los niños consiguieron una casona inmensa y allí escon-dieron a la enorme criatura por mucho tiempo, mientras tanto los niños trabajan en floristerías, en la barrera, en las lecherías y en los negocios del barrio. De todas estas actividades los niños conseguían dinero para comprarle ropa, alimento y muchas otras cosas que ne-cesitaba la Bestia. Los fines de semana que los niños no estudiaban, iban y trabajan medio tiempo y la otra parte de su tiempo lo compar-tían con su Bestia educándola y enseñándole a amar a los adultos.

Un día la Bestia se enfermó mucho, se le subió demasiado la fiebre, le dio dolor de cabeza, náuseas, diarrea, gripa y los niños se preocuparon mucho por la Bestia, entonces los niños consiguieron un veterinario y este después de varios exámenes logró curar a la Bestia y esta quedó tan agradecida con el veterinario que aprendió a amar más y más a los adultos.

La Bestia ya salía con los niños por todo el barrio y no atacaba a los

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adultos, ni los adultos atacaban a la Bestia, la Bestia ya amaba a toda la gente.

A la Bestia la matricularon en el colegio, era muy aplicada, ya impartía conocimientos a los demás estudiantes.

El fin de semana se iba para piscina y les daba clases de natación a los niños que no sabían nadar; en los tiempos libres se paseaba por todas las veredas con todas sus amistades.

Los domingos asistía a misa y por las noches se iba de rumba con sus amigos.

En el barrio aprendieron a querer mucho a la Bestia y la dejaron como un gran amigo y ejemplar en el barrio.

La bestia y el barrio

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VII CONCURSO DE CUENTO INFANTIL PEDRITO BOTERO

Mi Barrio MENCIÓN ESPECIAL

Hannah Valencia Fayad 8 años Colegio Madrid CampestreMedellín

Mi casa queda en un barrio que tiene muchos, muchos edificios, a ve-ces cuando me asomo por la ventana siento que las ventanas son ojos gigantes y me miran. Cuando los miro en la madrugada parece que duermen como las personas.

Algunas veces paso horas mirándolos y esperando aunque sea una palabra, porque yo sé que si me miran pueden hablar.

Un día cuando volví del colegio sentí que alguien me tiró algo en la cabeza, cuando miré no vi a nadie a mi alrededor, entonces seguí ca-minando y de nuevo me tiraron algo, como no vi a nadie salí corriendo porque pensé que era un fantasma.

Al otro día pasó lo mismo pero cuando iba a correr una voz muy chis-tosa, como la de mi abuelito, me dijo:

- Espera no te vayas.

Me dio un miedo que no pude correr.

Después me di cuenta que el edificio me estaba hablando, entonces el miedo se me quitó, me dijo que me iba a contar una historia:

- Yo soy un edificio muy viejo pero muy triste, cuando era joven en mí vivía una familia muy grande. En el primer piso vivían los abuelos, en el segundo los hijos, en el tercero los papás y en el cuarto los tíos y siempre se visitaban y hacían fiestas con música, baile y comida. Pero un día se fueron todos y nunca más he visto a nadie bailar.

Ahora en mí viven personas muy buenas pero no se conocen, no se

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hablan entre ellos y no hacen fiestas, porque viven muy solos, por eso necesito tu ayuda.

Yo dije que sí porque el Edificio parecía buena gente.

Me dijo que los visitara y los hiciera amigos y yo hice lo que él me dijo.

El primer día fui al primer piso donde vivía doña Ana una señora que tenía 3 ojos, al principio me dio miedo pero ella era muy buena gente. El segundo día visité a don Miguel que tenía orejas y bigotes de gato, él me hizo reír mucho. Después visité a Jaime un niño pequeñito, peque-ñito que había que mirarlo con una lupa y que se hizo mi mejor amigo. Y por último visité a Juan y a José que eran 2 cabezas en un cuerpo y hablaron conmigo toda la tarde.

Cuando me hice muy amigo de todos, les dije que hiciéramos una fies-ta, como la casa de doña Ana era la más grande ella nos prestó su casa.

El día de la fiesta el Edificio estaba muy feliz, todos al principio tenían pena de bailar pero como la música era muy buena después todos ha-blaron y también bailaron, todos querían ser algo pero como eran muy raros no podían, por ejemplo: doña Ana quería ser cocinera pero siempre la rechazaban por sus 3 ojos, don Miguel quería ir a Sábados Felices pero le daba miedo que lo vieran, Jaime quería bailar pero nadie lo veía y Juan y José querían viajar pero también les daba miedo de la gente.

Cuando la fiesta se acabó todos estaban contentos porque tenían nuevos amigos para hablar y bailar. Después yo le conté a mi mamá que tenía nuevos amigos y ella me dijo que los quería conocer, al princi-pio también se asustó pero después se hizo amiga de ellos y los ayudó a hacer lo que querían: doña Ana trabaja en la panadería, don Miguel cuenta chistes en el Parque Berrío y a la gente no le importa los bigo-tes de gato, Jaime baila en un teatro de lups y Juan y José trabajan en un circo y siempre están viajando.

Todos estamos felices porque somos buenos vecinos y nos ayudamos.

Mi barrio

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VII CONCURSO DE CUENTO INFANTIL PEDRITO BOTERO

Una muerte sin despedidaFINALISTA

Manuela Ángel Giraldo 9 años Institución Educativa San Antonio de Prado - Sección Carlos BetancurCorregimiento San Antonio de Prado

Un día soleado de mayo estaba yo en mi casa despidiendo a mi herma-nita que se iría para donde su amiga Karen y cuando cerré la puerta, me acosté a dormir, luego desperté e hice todo lo que tenía que hacer: le ayudé a mi mamá, hice mis tareas y me bañé. Cuando me estaba vis-tiendo, escuché espantosos estruendos que hacían eco en el taller de motos, donde trabajaba el papá de mi amigo Harol. Me asusté mucho, al igual que mi madre, pero ella no le puso mayor atención, en cambio yo me asomé por el balcón y estaba llena de temor, porque nunca me había atrevido a asomarme ya que no alcanzo, y si hago mucha fuerza me puedo caer del cuarto piso, pero llena de curiosidad me empiné y sin pensarlo dos veces me impulsé.

En ese instante salían mi papá y otros cargando a mi primo tercero. Él estaba cubierto de sangre, no podía caminar por sí solo y cada vez le salía más sangre por la boca.

Mientras lo subían a un taxi, fui a avisarle a mi mamá, y le dije:

- Mami, mataron a uno de los gatos (apodo de él y sus amigos en el barrio), y mi madre, pensando que era un animal al que habían ma-tado, dijo: ¡que pesar, eso es pecado!

Cuando fue a mirar vio charcos de sangre y a todos muy preocupados, en esos momentos dije:

- Pobre Luisito…, y mi madre asustada, entendió a que gato me refería.

Cinco minutos después llegó mi hermana de casa de su amiga y pasó sin ver la sangre, muy asustada al vernos a mi mamá y a mi preocupa-

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das, nos preguntó. Al contarle se puso a llorar y preguntó que quién lo había matado, entonces mi papá entraba y dijo:

- Un niño, como de 12 años en un bicicleta, le dio 4 tiros, se necesita sólo un milagro para que se salve, esperemos para ver que noticias llegan. Luego llamaron y dieron la mala noticia…, todos estaban inconsolables y decidieron hacer de ese taller de motos, un lugar de oración y todos los días se aparece una imagen borrosa de él en el lugar donde le dispararon, y se aparece solo frente a la madre y al padre.

Fin

Una muerte sin despedida

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VII CONCURSO DE CUENTO INFANTIL PEDRITO BOTERO

En mi barrio espantanFINALISTA

John David Betancur Pérez 10 años Colegio Mano AmigaBello – Antioquia

Mi barrio es verde no puedes pisar la manga porque te multa la ad-ministradora, en mi barrio salen poco los niños a jugar, también me han espantado y hay un señor loquito llamado Freddy y otro que se mantiene con un radio.

Una vez al loquito Freddy lo encerraron en un carro abandonado, él empezó a llorar y lo sacaron, un día le pegó a un niño con una tabla en la cabeza, y el otro señor, el del radio, le pide siempre plata a la admi-nistradora para cargar las pilas de su radio.

También hay una piscina gratis, ¡obvio! Si pagas la administración. También está el jardinero, que una vez se cayó por un barranco y luego le escondimos la escoba y no se dio cuenta.

Una vez iba caminando y en una casa del cuarto piso se estaba abriendo y cerrando la puerta y no había nadie porque la casa estaba en venta. Una vez mi hermana, un amigo y yo íbamos caminando era muy de noche y de repente se apareció un niño que tenía un manto blanco, ojos azules, también traía una vela y estaba descalzo, entonces salimos corriendo lo veíamos por todos lados, hasta que llegamos a la cancha de arena, ésta estaba rodeada por un monte y una loma, y se escuchaban risas, gritos, maullidos y se veían sombras; al ver que una sombra se acercaba lentamente corrimos pero yo me caí, pero seguía viendo la sombra acer-cándose a mí y mi hermana me gritaba hasta que luego reaccioné y salí corriendo, nos escondimos en el bloque 9 y creíamos que era seguro, pero la sombra volvió a vernos, sólo que esta vez se veía la cara llena de raja-das, mordiscos y sangre, corrimos hasta llegar a mi casa mi hermana y yo, porque mi amigo llegó a su casa solo. Pero aún a las 12:00 a.m., en la cancha se siguen escuchando ruidos.

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El Pibe de mi barrio FINALISTA

Daniel Estiven Cardona Vélez 9 años Institución Educativa San Antonio de Prado - Sección Carlos BetancurCorregimiento San Antonio de Prado

Había una vez en un barrio del corregimiento San Antonio de Prado una señorita muy humilde la cual vivía con sus padres, ellos eran una familia muy pobre, por esta situación ella trabajaba con su madre en casas de familia, ella era una niña muy feliz y le gustaba cantar y bai-lar; a medida que fue pasando el tiempo, esta niña se volvía más y más hermosa, sus padres se sorprendían de lo rápido que corría el tiempo y su hija se hacía más grande.

En el año 1970 esta hermosa niña pasó de niña a mujer, ya tenía 15 años, sus padres con los pocos ahorros que tenían le hicieron un fes-tejo, allí conoció a un joven, al cual con sólo mirarlo sintió que era el amor de su vida, así lo sintió también él, ese día bailaron, hablaron y se enamoraron. Los días de la preciosa señorita eran ya más felices.

Fue pasando el tiempo y estos jóvenes estaban cada vez más ena-morados, después de un año surgió algo extraordinario lo cual nadie esperaba…”la hermosa niña iba a ser madre”. Al saber esta noticia la hermosa niña tuvo un gran asombro, no sabía qué hacer, ni qué decirle a sus padres, pues el gran amor de su vida no la apoyó en la situación tan difícil por la que estaba pasando, ella se sentía sola y sin saber qué hacer.

Fueron pasando semanas y más crecía su preocupación pero ella sa-bía que tenía que decir la verdad, entonces sacó fuerzas y reunió a sus padres y les contó que ella iba a ser madre, con gran asombro sus pa-dres no podían creer lo que estaban escuchando, fue muy triste para ellos pero era tan grande el amor que sentían por ella que decidieron apoyarla.

Después de nueve meses llegó una gran felicidad a esta familia. Salie-

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VII CONCURSO DE CUENTO INFANTIL PEDRITO BOTERO

ron los doctores y dijeron “felicitaciones es un hermoso niño” su nom-bre fue Daniel, la felicidad de esta familia era cada vez más inmensa, Daniel con sus risas, travesuras y hasta con su llanto, marcaba cada día de ellos, pero a la vez tenían una gran preocupación, la guerra que se vivía en el barrio, una guerra que no sabían cuándo iba a terminar.

Fue pasando el tiempo y Daniel se ganó el cariño de todos los niños del barrio, para ellos Daniel era el líder y lo apodaban “El pibe de mi barrio”, aparte de que Daniel era un líder y a pesar de su corta edad mostraba que iba a ser una gran persona, pues gracias al amor que le brindaba su familia, estaba lleno de valores. A Daniel le tocaron momentos difíciles en su barrio, escuchar tiros, ver gente llorando y saber de muertes.

Un día él salió a estudiar y con gran asombro vio que su amigo de la infancia era un líder de bandas delincuenciales, Daniel o “El Pibe” como le decían sus amigos sintió una inmensa tristeza al ver esta realidad, no se explicaba el porqué de esta situación si él tenía su misma edad, 15 años, Daniel se la pasó mal toda esa tarde y tomó la decisión de ser un líder comunitario para así ayudar a sus amigos, y así fue que em-pezó a estar con los líderes del barrio, dando sugerencias las cuales eran muy buenas, pues quién más que Daniel para opinar si él nació en ese barrio y creció con los líderes de las bandas delincuenciales, pero muchos de sus esfuerzos eran en vano pues la violencia no disminuía, al contrario aumentaba más, pero “El Pibe” no se daba por vencido, aparte su amigo de infancia veía a Daniel como rival, pensaba que él quería poner a las personas en su contra, pero la realidad era otra, “El Pibe” solo quería que la guerra no se viviera más en su barrio.

Así fue pasando el tiempo y Daniel ya tenía 18 años y había logrado mucho, ya realizaba actividades con los niños en el barrio como dan-zas, porras, entre otras, pero aún así su amigo se sentía amenazado por “El Pibe”, hasta que un día tuvieron una discusión fuerte y su ami-go le dijo que no lo quería ver más en el barrio, pero Daniel le respondió: que no se iba pues él era “El Pibe del barrio”, su amigo lleno de ira le disparó en el corazón, “El Pibe” lo miró y llorando le preguntó el porqué, su amigo no respondió y salió corriendo.

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Su madre salió a ver qué pasaba sin imaginar que era su hijo Daniel o “El Pibe” como todos le decían, quien era el que estaba tirado en el andén, cuando supo que era su hijo el llanto ahogó sus palabras, no había culpables, motivos ni respuestas, sólo un gran hombre agoni-zando y su madre llorando. Por “El Pibe” no se pudo hacer nada, solo algo lo cual todos en su barrio saben que él, esté donde esté, está feliz de ver que su labor fue terminada por su madre.

Los niños juegan fútbol o canica y las niñas a ser mamás o reinas, los ancianos pueden salir a caminar y que “El Pibe” fue un héroe en su barrio.

El Pibe de mi barrio

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La sorpresa de mi barrioFINALISTA

Juan David Carmona Ospina 9 años Institución Educativa Ignacio Botero Vallejo El Retiro - Antioquia

Una vez en mi barrio había una gran sorpresa pero nadie sabía la sor-presa, la única era doña Bárbara, todo el barrio quería saber y le de-cían a doña Bárbara que cuál era la sorpresa. Entonces doña Bár-bara caminaba por la mañana y los niños del barrio la veían pasar y de inmediato salían los niños a preguntarle que cuál era la famosa sorpresa.

Ellos la empezaron a seguir y ella se volteaba hacia atrás y no veía a nadie. Ella llegó a su casa y se dio cuenta que eran los niños los que la seguían, y ellos otra vez le preguntaron ¿cuál era la sorpresa? Y doña Bárbara les dijo que estaba embarazada, y los niños se alegraron mu-cho cuando se dieron cuenta, porque jugarían con el bebé.

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ViolenciaFINALISTA

Yeraldín Chavarriaga Espinosa 9 años Institución Educativa San Antonio de Prado - Sección Carlos BetancurCorregimiento San Antonio de Prado

En la comuna 13 de Medellín donde reina la violencia y las palabras paz y tranquilidad no se conocen, nace la historia de un pequeño niño lla-mado Pedro que maltratado por la violencia y con ganas de vengarse, se volvió un sicario y entra al mundo de las drogas, el cual solamente tiene 2 salidas, una de ellas es la muerte y la otra la cárcel.

Esta historia inicia un 19 de octubre en el barrio La Sierra, de la comuna 13.

Mi historia inició el día que asesinaron a mi padre ¿y te preguntaste por mi madre? Pues ella murió el día que yo nací. Al quedarme solo en este mundo crecí con ganas de vengarme y eran tantas las ganas de vengarme que me uní a una banda criminal y de ahí viene lo que soy hoy… un sicario profesional.

Cuando tenía tan slo 10 años me uní a este combo llamado Los Grillos.

20 años después de estar metido en esta banda criminal hubo un en-frentamiento entre mi banda y la banda de Los Sapos, allí terminaron muertos mis parceros y me quedé solo de nuevo, al quedarme solo decidí buscar trabajo pero en toda parte donde llegaba me cerraban las puertas, al verme en esta situación decidí volverme al mundo de la violencia.

Decidí formar mi propia banda criminal, a la cual le puse el nombre de Los Patos. Buscaba niños desde los 10 años para que trabajaran para mí y poco a poco volverlos sicarios profesionales como yo. Pa-saron 2 años, después conocí a una niña llamada Érica, poco a poco esta relación se volvía más seria, un día normal Érica me dio la mejor noticia que alguien puede darme… iba a ser papá. El tiempo pasó,

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nació mi hijo y su madre al igual que la mía, falleció en el momento del parto, Eduqué a mi hijo y nunca le faltó nada, poco a poco y cada día se iba volviendo rebelde y la historia al parecer volvería a repetirse con mi hijo. Hubo un nuevo enfrentamiento con el asesino que mató a mi padre y esta vez el enfrentamiento fue mucho peor porque hasta nosotros tuvimos que huir del enfrentamiento. Ha pasado tiempo y la balacera aún continua pero ahora la policía ha llegado y debo huir con mi hijo del barrio.

Al pasar esto poco a poco voy creando conciencia de que esto está mal, y veo que mi hijo sigue mi mismo camino, debo corregirlo y corregir mi error.

El señor habla con su hijo y le cuenta que el mundo de la violencia sólo tiene 2 salidas que son la muerte y la cárcel, el hijo toma conciencia de lo que el papá le dice.

El señor después de hablar con su hijo se entrega a la policía y su hijo decide estudiar para ser un abogado y sacar a su padre de la cárcel. El joven logra sus metas, se vuelve un gran abogado y saca a su padre de la cárcel.

Al salir de la cárcel el señor, mi hijo y yo nos fuimos de la ciudad para otro país.

Allí comenzamos una buena vida donde mi hijo se casó tuvo una gran familia y montó su propia empresa y yo me casé y formé una gran familia.

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Considerando los cambiosFINALISTA

Laura Camila Hernández Ramírez 10 años Centro Educativo JuguetonesLa Unión - Antioquia

Yo soy Camila, aunque no nací en La Unión, la mayor parte de mi vida ha transcurrido aquí. Mi mamá y mi familia han nacido y vivido en este pueblo durante generaciones. Ella dice que el pueblo ha cambiado mucho… la gente también. Yo he visto cambios en mi barrio: han construido más ca-sas, han llegado otras cosas que no me parecen buenas. Parece que con el progreso también llegan algunos problemas, sobre todo, para los niños.

Parece que hace tiempo se podía jugar en las calles: los niños se di-vertían con cosas sencillas que en la actualidad casi han desapare-cido: saltar la cuerda, jugar trompos, catapis o simplemente correr unos tras otros jugando “policía, ladrón”, bueno eso dice mi mamá y mi abuela. La verdad yo no he disfrutado de esas cosas y me gustaría hacerlo porque suena divertido, pero no se puede ahora, si corremos en la calle nos puede atropellar un carro. Hace poco una moto atro-pelló a un niño pequeño, fue muy duro saber eso, y aunque no fue tan grave me puedo dar cuenta que de pronto no es adecuado hacerlo.

Podríamos patinar por la acera, pero… de pronto pasa un borracho a plena luz del día, gritando o maldiciendo, hay que correr a la casa porque nos asusta.

Mi mamá nos advierte que en las calles hay muchos peligros, ya no es seguro compartir los juegos con los amigos del vecindario. Las calles han cambiado, la gente ha cambiado… es como si la sombra de la in-seguridad se abriera paso cada vez más fuerte sobre el cielo que nos cobija. No sé, tal vez más adelante podamos jugar y correr por las calles de barrio, sin tanto inconveniente y con más tranquilidad para nosotros y para nuestros padres. Eso sería bueno, ya no tendríamos que limitarnos a buscar diversión solo en una habitación con un televi-sor o un videojuego. Hay tanto por hacer, por reír, por cambiar…

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La sonrisa de mi barrioFINALISTA

Melina Penagos Restrepo 10 años Colegio Mano AmigaBello – Antioquia

El barrio más lindo de la ciudad llamado Sonrisón, vivía muy triste por-que no conseguía novia, así que el Alcalde decidió construir un barrio al lado de Sonrisón, cual fue nombrado Sonrisa y tardó en construirse tan solo veinte meses.

Sonrisón se puso muy feliz, Sonrisón y Sonrisa se conocieron y se hicieron novios; dos años después Sonrisón le propuso matrimonio a Sonrisa, Sonrisa aceptó dichosa y le dijo que so se quería casar con él.

A los cinco meses se casaron y Sonrisón se encontraba ansioso por tener hijos, pero Sonrisa no deseaba de la misma forma, entonces se divorciaron.

Sonrisón se volvió a poner triste y buscó otro barrio llamado Trapiche, era un barrio muy femenino, bastante hermoso. Sonrisón de inmedia-to quiso ser novio de ella, pero ella dijo que era casada con el barrio Justicia. Entonces Sonrisón en medio de la desesperación se fue a buscar a Sonrisa, pero se llevó la triste sorpresa de encontrarla ya casada, tuvo que contenerse el deseo de casarse otra vez con ella y de compartir como antes.

Dicen en el barrio que desde el desamor que tuvo Sonrisón este deci-dió quedarse solo tratando de conseguir en los rostros de la gente la sonrisa que le recuerda a su viejo y antiguo amor.

Fin

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Sin títuloFINALISTA

Pablo Rendón Tabares 10 años Institución Educativa Presbítero Camilo TorresMedellín

Yo era un bebé el cual no sabía lo grande que es el mundo y lo empecé a conocer desde mi barrio. Cuando veía que mi casa era la más bonita y los carros, enormes máquinas que transportaban a la gente y que les hacían daño a ellas, bueno eso decía mi mamá.

Con el pasar de los años creía que yo era un superhéroe creado por mi imaginación de niño, el cual tenía esas ansias de conocer y explorar el mundo. Para mí, mi mundo era mi barrio, pero mi historia trata de un día, sólo un día, el cual me perdí.

Yo sólo quería conocer que había más allá de esa esquina que no podía traspasar, porque mi mamá no me lo permitía ¡fue cuando decidí pasar a ver que había más allá!, al principio era más el susto, sabía que me iba pegar por desobedecerla, pero eso al parecer se me olvidó cuando conocí la biblioteca, es un lugar con una manga donde podía correr, un salón donde daban películas y otro donde habían juegos y cuentos de niños; jugué hasta no poder más, se me olvidó lo mal que me iría al llegar de nuevo a mi casa, pero eso no era lo peor, al salir se me olvidó por dónde regresaba a mi casa y me perdí, fue así cuando llegué a una pequeña iglesia, la cual me llamó la atención, la veía como un castillo enorme, bajé por las escaleras y crucé la calle y entré a una gran plaza de mercado y vi como la gente vendía frutas y verduras y la carnicería era una enorme cocina, donde colgaban animales muertos y al salir pude ver un castillo aún más enorme que el que había visto antes. Mi curiosidad pudo más y fue cuando llegué a la iglesia del Calvario, esta sí me cautivó, realmente era hermosa y grande, corrí y corrí y aún así no alcanzaba a conocerla toda ¡tenía la misma magia de otras!, por grandes que se vieran por fuera era más enormes por dentro, jugué en los columpios y vi que jugaban baloncesto, fútbol, que los niños mon-

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taban bicicleta. Sin darme cuenta llegué hasta donde los bomberos y vi allí a unos hombres con trajes y cascos grandes, las mangueras en los carros gigantes que me hicieron dar ganas de ser bombero, me hice amigo de uno de ellos y me llevó a dar una vuelta por mi barrio en ese carro, me encantaba la sirena guiu, guiu, guiu y me olvidé de mi mamá. Conocí todo mi barrio: las escuelas, los supermercados y montones de casas, la bomba de gasolina y vi mi casa ¡ah que linda! Pero no enten-día por qué había tanta gente afuera, le dije a mi amigo bombero que esa era mi casa, él paró y mi mamá en cuanto me vio corrió a coger-me llorando pues estaba preocupada, pero bueno por lo menos no me pegó, aunque el castigo me duró más de un mes, pero no me importó, fue la mejor aventura y no me arrepiento de eso.

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Cuento sobre mi veredaFINALISTA

Darlyn Dahiana Rodas Cardona 8 años Centro Educativo JuguetonesLa Unión - Antioquia

En un paraje muy bonito llamado Buenavista, era un sitio lleno de hermo-sas praderas, al borde de ellas una gran fábrica que procesa barro para diferentes procesos para la industria. Muy cerca de esta fábrica se en-cuentra una pequeña casa que era muy antigua y en malas condiciones, ésta era habitada por una familia muy unida y trabajadora, donde habían 3 niños con sus padres. Los niños hacían sus estudios en el municipio de la Unión en la Guardería Juguetones, pero antes de ir a estudiar sus padres hacía miles de labores; se levantaban a las 5:00 de la mañana, le agrade-cían a Dios por un día más que les daba. La primera labor que hacían era ordeñar las vacas, para esto necesitaban llevar los baldes, las cantinas y los concentrados para el sitio de ordeño, allí se iban llamando una a una por nombre: Luna, Negra, Estrella, Camila, etc. Al terminar el ordeño se les daba pasto para su alimentación, de ahí sacaban la leche hasta el sitio de recogida, la mamá se venía un poco antes a hacerles el desayuno a sus hijos, a los cuales ya encontraba bañados y con uniformes listos para ir a clase, desayunaban a las 7:00 de la mañana y se cepillaban sus dientes y llegaba el papá que había terminado todas sus labores y se preparaba para llevarlos a estudiar. El medio de transporte es una moto en la cual los lleva todos los días y el recorrido es de 10 a 12 minutos y esto lo ha-cemos a diario porque mi vereda tiene escuela, pero se encuentra un poco lejos y además es muy peligrosa para los niños que estudian allí, porque se encuentra ubicada al borde de una vía principal donde pasan todo tipo de vehículos, desde carros pequeños hasta carros pesados. Esta vía comuni-ca a dos municipios. Nuestra vereda es muy bonita, llena de diferentes cultivos como la papa, la mora, la fresa, uchuva, fríjol, maíz, entre otros, y por esta razón es que quiero a mi vereda.

Esta es la historia real de mi vida y de mi vereda.

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Rodrigo el pajaritoFINALISTA

María José Sánchez Cadavid 10 años Instituto Musical Diego EchavarríaMedellín

Era un día soleado en una unidad que se encontraba en el Poblado. En la unidad había 2 edificios rojos y por detrás había un enorme y hermoso jardín, en el jardín había un árbol, en el árbol había un nido de aves con 5 huevos y su mamá, ya era hora de que nacieran y… nacie-ron todos menos el quinto huevo. La mamá creyó que estaba podrido y quedó desilusionada. Bueno en fin, le enseñó a volar a los otros y partieron al sur dejando solo al huevito que se convertiría luego en pajarito. Y luego de un momentico el pajarito salió del cascarón y vio a su mamá y a sus hermanitos alejarse, intentó volar pero no sabía, dejándose caer y cayó y cayó, lastimándose el ala.

Los siguió a pie y llegó hasta el Parque Lleras en el Poblado, pero los perdió de vista ¡así que volvió a casa!. Al otro día estaba el día lluvio-so y caían truenos y granizos, el pajarito estaba asustado sin nadie que lo acompañara, cuando un rayo cayó en la rama dejándola caer con el pajarito. Ya el pajarito mojado y empapado no tuvo más opción que caminar para buscar un hogar. Encontró una gran roca y pasó ahí la noche, al otro día fue a buscar refugio y casa.

En el edificio rojo encontró una cama con techo, pero lo que él no sa-bía, era que la cama era del gato y el gato se lo comió…pero…le supo maluco y lo escupió, voló tan alto que cayó en la cama de una niña. Se quedó dormido un rato; llegaron las 3 de la tarde y la niña llegó del colegio y lo encontró en su cama. ¿Qué es eso? Está baboso - dijo la niña llamada María José - María José le vendó el ala y le dijo: ¿cuál es tu nombre? El pajarito no sabía volar pero sí escribir, entonces le dijo escribiendo: no tengo. - ¿Oye y cómo aprendiste a escribir? - Le dijo María José, él escribió: ¡no sé, lo vi en el Parque del Poblado y el Park10 y aprendí!, te voy a poner Rodrigo y te voy a cuidar – dijo María José

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y salieron a divertirse, primero fueron al MAMM, pero María José dijo: hay que ir a más lugares del Poblado, hay que conocer el barrio donde vives y fueron a la ciclo ruta y pararon en el Parque del Poblado a jugar juegos didácticos, luego fueron al Parque Lleras a comprar manillas de la amistad y artesanías que usaron, y fueron a la zona rosa en donde fueron a comer en restaurantes, y así de divertidos fueron muchos días, pero y además María José también le enseñó a volar con un avioncito de papel y otro de plástico.

Ya había pasado el invierno y sus hermanos y su madre lo vieron volar y dijeron ¿quién es ese? se parece a ustedes niños- dijo la mamá, y lo fueron a saludar, ¿Quiénes son? Me llamo Rodrigo –dijo Rodrigo; so-mos tu familia ¡y yo creí que estabas podrido! dijo la mamá, - no, solo nací un poco tarde, debiste esperar- dijo Rodrigo, y ¿quién te enseñó a volar Rodrigo? – dijo la mamá- María José – dijo Rodrigo.

Chao siempre viviré en ese árbol, lo escribió Rodrigo. Chao dijo María José.

Y todos los días después del colegio jugaron cosas con sus herma-nitos y para que no viajaran en invierno María José los invitaba a su casa y les daba saquitos y chocolate caliente.

Fin

Rodrigo el pajarito

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Historias de mi barrioFINALISTA

Mariana Villegas Castaño 8 años Institución Educativa AlverniaMedellín

En mi barrio Manrique Oriental hubo mucha violencia, en los años 2008 y hasta comienzos del año 2010. Para esa época, yo Mariana, tenía 7 años, estudiaba en el Colegio Alvernia, en el cual aún sigo mis estudios de primaria.

En el años 2008 se vivía una gran guerra de los llamados combos o pandillas, éstas se disputaban las plazas de vicio, territorios y quién sabe qué otras cosas, sólo lo sabían ellos.

Un día cuando iba en mi transporte, me había recogido a las 12:10 p.m. seguíamos la misma ruta de siempre, mi transporte se dirigía hacía un lugar que se llamaba la cancha a recoger una compañera de estudio. Al momento de llegar, faltaba una cuadra, cuando sonó una balacera, lastimosamente nos tocó ver 2 muchachos agonizando en un andén, me asusté demasiado. Ese día no pudimos recoger a mi compañera y seguimos la ruta hacia el colegio.

Transcurrieron pocos días, cuando una de tantas noches me encon-traba en mi casa haciendo las tareas, cuando de repente escuchamos zumbar las balas cerca de mi casa, nos tuvimos que esconder en la par-te de atrás en un baño con papá, mamá y yo. En ese momento nos pu-simos a orar a Dios para que nos guardara de todo mal y no crean que sólo oramos a Dios en las malas, siempre lo hacemos en familia antes de acostarnos. Como a los 15 minutos terminó todo, se escuchaba la algarabía, en la cuadra siguiente gritaba una joven: ¡auxilio, ayúdenme! mataron a mi hermano. Papá como es tan curioso salió a ver qué pasa-ba, nosotros lo esperamos en el balcón de mi casa y vimos cuando una patrulla de la policía recogió al joven malherido y a su hermana.

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Al día siguiente nos dimos cuenta de que el joven había fallecido.

Esto era pan de cada día, papá y mamá se pusieron a conversar sobre la situación de violencia que reinaba en mi barrio, optaron por dejar la casa pero como no teníamos para pagar una casa en arriendo, tuvi-mos que quedarnos allí y encomendarnos a Dios todopoderoso.

Los días transcurrían, era un lunes, papá llegaba del trabajo y yo de la escuela, mamá nos servía la comida y dijo que se iba a ir para los ae-róbicos a una escuela pública, en la cual hacen deporte por medio del INDER en las noches. Pasó una hora cuando sonó una balacera en la parte de abajo de la casa; mamá entraba en ese momento y por poco la alcanza una bala entrando a la puerta de la casa, papá salió y no le importó la balacera que estaba pasando, cogió a mamá y la tiró al piso adentro de la casa, todos nos pusimos a llorar del susto y a los pocos minutos le dimos mi papá y yo gracias a Dios porque no había pasado nada grave.

Pasaron algunos meses y nada cambiaba, me daba cuenta porque papá veía las noticias a diario y yo escuchaba que había tantos muer-tos en tal parte de la ciudad, que heridos, que una cosa, que la otra, y me puse a pensar por qué nadie hace algo para cambiar ésto o será que nos acostumbrarnos a ver nuestra juventud muerta en las calles de nuestros barrios y muchos de ellos inocentes.

Pasaron algunos años cuando por fin uno de los tantos combos quería hacer la paz, pero algunos de los otros se oponían.

Un miércoles santo salimos de casa a misa de 8:00 p.m., llegamos a misa cuando bajaron unos muchachos gritando ¡queremos paz, quere-mos paz, no más guerra, no más guerra!

A los pocos días firmaron un pacto de paz, desde ese momento el ambiente cambió: niños jugando en las calles en las noches, bailes o reuniones en las iglesias, gente caminando, haciendo deporte en las canchas, cosas de las cuales no se podían hacer antes.

Y pensé ¿por qué las personas no son más tolerantes?, vivan en armo-nía, ayuden al prójimo, amemonos unos a otros, y así todo cambiaría para un mundo mejor.

Historias de mi barrio

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Las guerras de mi barrioGANADOR

Jenifer Aristizábal 12 años Institución Educativa Alcaldía de MedellínMedellín

Esta historia comienza el día que me pasé a vivir al barrio Belén Rin-cón, por lo que ese barrio es muy caliente en el sentido que hay mu-chas guerras, cosa que por lo que yo era tan pequeña no le prestaba mucha atención. Pero los años fueron pasando y esto fue aumentan-do, la mayor guerra era la del barrio Bolsa y el Ñeque, sectores del barrio Belén Rincón.

Una persona a quien yo quiero mucho comenzó a charlar con los mucha-chos de esa vuelta del sector el Ñeque, a mí una prima me decía: mire como anda con esos muchachos, va a resultar metido en eso o en algún problema, yo desgraciadamente no le prestaba mucha atención.

Pero un día esa persona a quien yo quiero tanto, bajó normal al barrio Bolsa con un amigo en bicicleta, era de noche y a ellos unos mucha-chos del barrio Bolsa les comenzaron a disparar, eso fue en Semana Santa, por lo que había procesiones y dejaron la bicicleta tirada. Se metieron a la procesión y de ahí se fueron para la casa de un amigo de ellos. Por allá tuvieron que coger un taxi para subir.

Desde esa noche a ellos les prohibieron la bajada al barrio Bolsa, pero aquella personita a quien yo quiero, esos muchachos del Ñeque, no pue-do mencionar nombres, le dijeron: no baje al barrio Bolsa, es mejor porque lo salen matando, mejor averigüe por qué les dispararon, él dijo que bueno, pero a él no le gustaba mucho la idea por lo que tenía que bajar a estudiar y a jugar fútbol, uno de los sueños de él era ser uno de los mejores jugadores de fútbol y jugar en un equipo profesional, desgraciadamente le tocó tirar su sueño a la basura, pero él de terco siguió yendo a estudiar, pero le tocaba entrar un poco más tarde y salir un poco más temprano, todo estaba bien desde que no le pasara nada.

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Pero un día salió de estudiar normal y un muchacho de la vuelta del barrio Bolsa se fue detrás de él con una arma, se la apuntó en la ca-beza y él se quedó quieto, unas amigas de él comenzaron a gritar y el muchacho se arrepintió y no le hizo nada, desde ese día aquella que-rida persona comenzó a sentir mucho odio y se enteró que eso había sido porque alguna persona de mala lengua dijo abajo, en barrio Bolsa, que él era “Carrito”, era el que contaba todas la vueltas de abajo a los de arriba y era el que les transportaba las armas y como eso era mentira, él se llenó de mucho odio y decidió meterse a la vuelta de el Ñeque y me comenzó a contar todo pero yo me tenía que quedar callada, comenzaba con pequeñas cosas, le mostraba la plaza, eso quiere decir dónde y quién vendía todo el vicio, la marihuana, la cripa, el blon, el bazuco y todo eso, le mostraban las armas, las 9mm (nueve milímetros), los ochos, las metralletas, las dobles… y más adelante le comenzaron a dar armas a él para que se defendiera por si algo y a mí me daba mucho miedo que le fuera a pasar algo, cuando se iba los fines de semana dizque a farras cuando en realidad se iba a cuidar las armas, me contaba cuáles armas guardaba, y cuando habían ba-laceras que él también daba bala y me decía que me tenía que quedar callada y yo le decía que sí, que yo me iba a quedar callada, yo le decía que me daba mucho miedo que le hicieran algo, él me decía que no me preocupara que no le iba a pasar nada, y la familia no sabía nada de lo que a él le estaba pasando.

Cuando la familia se comenzó a enterar, trataba de aconsejarlo de que no se buscara una muerte segura, que no lo querían ver en un ataúd el día de mañana, pero él no los escuchaba, él me decía que a él le daban mujeres, le daban armas y la pasaba muy bueno con ellos, cosas que un niño a la edad de él no hace, solo con 15 años de edad y él no se daba cuenta que lo único que estaba logrando con eso era dañarse la vida, no le importaba haber tirado todos los sueños que tenía a la basura por algo que no valía la pena, pero él ni escuchaba, ni entendía y eso a mí me ponía triste, muchas veces me ponía a pensar que como sería el barrio si no hubieran estas guerras, si los muchachos de hoy en día no se dejaran atrapar por estas cosas que no los llevan a nada, pero solo eran pensamientos, esto no iba a ser así, no era tan fácil.

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Un día fue la final de fútbol entre Nacional y Equidad. Ese día ganó Nacional su estrella número 11, toda la gente estaban celebrando y de pronto atropellaron a uno de los jefes de la banda del Ñeque, fue un taxi, era de noche y por esto hubo una balacera, De aquella persona de quien tanto hablo y quiero estaba en la calle, y yo me asusté mu-cho y me puse a llorar, yo pensé que de pronto él también estaba en esa balacera, más tarde lo vi en un taxi con esos muchachos porque estaban llevando al que habían atropellado a la clínica, al ver que por lo menos estaba vivo, me relajé un poco.

Tiempo después yo hablé con él, y le dije que por favor dejará eso, que no siguiera más, que yo no quería que nada le pasara. Él me dijo: sí, yo lo voy a dejar, mi mejor parcero se va a ir a prestar servicio militar y no voy a dejar la amistad con él, pero si él se sale de esto yo también, pensé que esto iba a cambiar pero no fue así; para sorpresa mía él se arrepintió de prestar servicio y ninguno de los dos se salió de esa vuel-ta. Todo volvió a ser como antes y yo a preocuparme otra vez; pero las cosas cambiaron, su papá cansado de que él se mantuviera tanto en la calle y no mucho en la casa, y sólo sabiendo unas muy pocas cosas de lo que él hacía, decidió decirle que si quería mejor estar con ellos, que se fuera a vivir con ellos pero no iba a estar en las dos partes, él no entendió razón y no hizo caso, una prima queriendo encontrar so-lución le dijo: manéjese bien, no salga tanto, retírese un poco de ellos así fuera por cinco o seis meses y que ella se lo llevaba a vivir a Bogotá y que allí le daba estudio, trabajo y que los fines de semana saliera a pasar bueno. Él aceptó pero a los pocos días todo se le olvidó y siguió en lo mismo, se mantenía más con ellos que en la casa y me decía que no se quería ir de por acá y yo le decía que era mejor para él pero no me hizo caso, la prima me dijo: él no quiere y si no cambia no me lo llevo, para qué y si de pronto en Bogotá busca las mismas amistades, que mejor no, también me contó que una vez soñó que unos muchachos le estaban pegando a un supuesto hermano de ella y que ella les dijo que lo dejaran de golpear, cuando lo dejaron de golpear ella se lo llevó para una clínica, y me contó que a los días se enteró de los atentados que a él le habían hecho: el primero con el amigo y el segundo a la salida del colegio, después me contó que soñó que otra vez le habían matado al hermano y que ella se lo llevó a la clínica con una supuesta hermana

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y que cuando pasaron por un centro comercial estalló una bomba y ella murió y que a ella y a su hermano le metieron tiros en la cabeza, me dijo que tal vez los sueños le estaban queriendo decir algo pero no sabía qué sería esta vez y decidimos contárselo a él, pero él no prestó atención.

Días después los del barrio Bolsa se subieron al Ñeque y se armó una balacera, en medio de ésto a él le metieron dos tiros en el pie y quedó recuperándose en un hospital.

Los niños de hoy en día se dejan deslumbrar por estas bandas, por el vicio y por las armas. Sin dar razón que sólo se están dañando sus vidas y la de las personas que están alrededor.

“Si tomáramos conciencia y pensáramos antes de hacer cosas como éstas, todo sería mejor”.

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La historia de SofiMENCIÓN ESPECIAL

Isabela Londoño Pérez 11 años Institución Educativa Manuel J. Betancur Corregimiento San Antonio de Prado

Un día llegué del colegio y mi mamá me miró con ojos de preocupación, la curiosidad me mataba, quería saber que quería decir con tanta pri-sa, luego de unos minutos de miradas incómodas me dijo:

-Sofí antes que nada quisiera que me prometieras que reaccionarás de una forma educada. Mañana nos iremos a vivir a otra casa, en otro barrio y en otra ciudad.

En ese momento se me congeló todo, no me podía mover, creo que ni parpadeaba.

A la mañana siguiente me despertaron muy temprano para ir a des-pedirme de mis compañeros del curso, los profesores, los amigos del barrio y lo que me dio más tristeza, despedirme de mi gran amor Ma-tías, él era el niño más lindo del colegio, pasábamos todo el día juntos hablando y hablando, no es por ser presumida pero creo que yo también le gustaba a él.

Cuando llegué de despedirme de mis amigos encontré ya todo empa-cado en maletas y cajas, eso me impactó demasiado, llegó un camión grandísimo y empezaron a subir todas mis cosas: mi cama, mis mue-bles y toda mi ropa, luego subieron todo lo demás y nos subimos en la parte delantera del camión con rumbo de mi nuevo hogar, de lo único que me acuerdo es de mis amigos del barrio y la mirada de Matías diciéndome, adiós, me sorprendió mucho que todo el grupo fuera a despedirme esa fue una sensación tan dolorosa con ese miedo de no volverlos a ver nunca más, de perder mi gran historia con Matías, con mi barrio y perder todos esos momentos bonitos de mi infancia: cuan-do aprendí a caminar, a hablar, hasta me duele perder el recuerdo de cuando fui al baño solita.

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El gran camión partió con rumbo a un lugar desconocido, luego de mu-chas horas de viaje, llegamos a nuestro nuevo hogar, mi nuevo barrio no era como me lo esperaba, era con las calles estrechas, oscuras, sobre todo era muy solitario, lo que más me sorprendió fue su Cemen-terio Municipal.

Llegamos a la casa nueva, desempacamos todo, la verdad mi casa no era muy agradable, en especial mi cuarto, porque era tan oscuro y húmedo.

Al otro día ya estábamos instalados, ya tenía colegio nuevo, la ver-dad no me gustó porque el uniforme era tan feo y no dejaban hablar, ni divertirse, aunque ahí fue donde hice mi primera amistad, se llama Steffani, era una niña muy cariñosa y amigable, me ayudó en todo: a conocer el colegio y hacer más amigos.

Cuando llegué del colegio me di cuenta que mis padres estaban muy ocupados acabando de desempacar las últimas cajas y maletas, creo que ni se dieron cuenta que yo estaba allí, entonces me cambié el uni-forme y como no tenía tareas decidí salir un rato para poder conocer más sobre ese barrio, después de andar un rato llegué al Cementerio Municipal, en ese momento tuve una sensación rara, algo me decía que debía entrar y no irme sin recorrer todo ese lugar, así que entré, al principio no fue miedoso, sólo había una capillita casi abandonada, luego quise adentrarme más y ahí vi tumbas y tumbas. También conocí a un señor, era el jardinero, se llama Octavio y me lo encontré llorando al frente de una tumba, luego de eso vi que se estaba oscureciendo así que me despedí de Octavio.

Cuando llegué mis padres me dijeron que se iban a ir por 2 días para una capacitación, así que me iban a dejar sola.

Al otro día me fui para el colegio y le conté a Steffani que hice un nuevo amigo Octavio; ella puso una cara de preocupación, le pregunté qué le sucedía y no me respondió, ahí me di cuenta que me estaba ocultando algo, en el segundo descanso me dijo:

- Sofi:Te tengo que contar algo sobre tu amigo Octavio.

La historia de Sofi

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VII CONCURSO DE CUENTO INFANTIL PEDRITO BOTERO

El domingo pasado hubo un entierro de don Octavio, más conocido como el sabio Octavio. Él era la persona más vieja y sabia del pueblo, era una persona muy amable, él nos contaba historias sobre su juven-tud. Un día le preguntaron si alguna vez tuvo un gran amor, en ese momento empezó a llorar, ese día nos contó su historia de amor.

Resulta que el amor de su vida se llamaba Marcela, pero él le decía Marcelita. Ellos se amaban mucho hasta que una noche fueron al ce-menterio a declararse su amor delante de los espíritus pero algo pasó muy cerca de Marcelita, fue como un fantasma que cogió a Marcelita y se le llevó su alma, esa noche don Octavio le juró a Marcelita que encontraría al fantasma que le quitó lo más hermoso que tenía.

Yo no quería creer que el jardinero era el sabio Octavio. No me cabía en la cabeza que había hablado con un muerto. Sofí me mostró una foto de él y sí era mi amigo Octavio, eso me asustó muchísimo.

El último viernes de la semana salí del colegio y me fui para mi casa, cuando llegué mis padres no estaban. Esa noche tocaron la puerta fui a ver y era el cartero, me entregó una carta de Octavio, eso me dio muchísimo susto, aunque sin decir nada la leí y decía:

-Sofí, mañana cumplo años y quisiera que fueras a mi fiesta pero te advierto que no va a ser una fiesta normal, es especial porque todos irán con vestido negro, es a la media noche.

Al otro día fui a la fiesta, la verdad había mucha gente, pero muy rara. Octavio estaba bailando con una chica muy bonita que era su novia, por curiosa le pregunté el nombre y me dijo: Marcela. En ese momento me asusté y salí corriendo, pero alguien me jaló el brazo, cuando miré hacia atrás era alguien desconocido y grité muy fuerte y se dio cuenta que había sido el mismo que años atrás le había quitado a Marcelita por eso don Octavio me ayudó y no dejó que me hiciera daño, desde eso no volví a ver a Marcelita ni a Don Octavio.

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Buscando la pazMENCIÓN ESPECIAL

Verónica Muñoz Palacio 9 años Institución Educativa Alcaldía de MedellínMedellín

Hace más o menos 5 años uno podía salir por donde uno quería tran-quilo y sin miedo y vivían muy bueno y podían hacer asados, fiestas y primeras comuniones y demás fiestas, etc. Y después le dañaron la felicidad de hacer fiestas cuando ellos quisieran, porque llegó una gen-te que se quería adueñar de todo el barrio, pero es muy maluco porque uno no puede pasarse de por acá porque todo Medellín está caliente, pero primero era esto más bueno porque uno podía ir al Ñeque y por la Capilla y por el Manzanillo, por el Morro, pero ya no porque nos matan.

Pero esto se volvió muy maluco, el primer día que hubo la primera ba-lacera fue en la plancha de mi casa y mi vecina Luz Elena y su familia eran todos asustados como esa casa está que se cae porque tiene mucha humedad y la otra vecina que se llama Olga Rubiela también y ahora en mi casa sí que estábamos asustados y para acabar de ajustar mi tío estaba en la calle y esa balacera fue toda en mi callejón, pero como toda las tres casas la primera no tenía plancha, la segun-da sí y allá vivía mi tío y se entró una bala y en la tercera casa que es la mía, también no había segundo piso y nos tocó levantarnos a las 6 de la mañana dizque a ver y miramos para el piso, puro lleno de sesos y de sangre y de todo,. Cuando fuimos a la plancha más sangre y una gorra y después todos vivieron tristes y todo pasó así, ya sabíamos que no podíamos salir tanto a la calle porque era muy peligroso y así fue pasando mucho tiempo. Después fue llegando más gente descono-cida y ya la gente hasta los señores de la tienda: don Benjamín y Leo-nor, cerraban la tienda por el miedo de que se le entraran a la tienda y le robaran o lo mataran. Esto es muy triste por saber que Medellín está enredado en todo esto, eso es muy triste, saber que niños de 18, 19 y 20 años en adelante están involucrados en eso, pero a ellos no les importa, la que le importa es a la mamá cuando le matan al hijo,

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VII CONCURSO DE CUENTO INFANTIL PEDRITO BOTERO

es sufriendo y llorando por él pero todo sigue empeorando y ya uno no se puede colocar gorra y chaqueta porque lo van bajando sea donde esté, esté con la mamá, sea o no sea paraco, esto se está colocando muy maluco, lo mejor es que uno esté en la casa, no en la calle, mejor evítese un problema con esa gente, esa gente no lo soluciona, sino que lo van bajando de la nube de donde está. Esa gente es muy atarbana, pero yo no sé, en diciembre ellos se portaron muy bien con nosotros: nos dieron regalos, confites, helados, nos colocaron brinca brinca y chicle y etc. Pasamos muy bien en diciembre, hicieron novena, dieron sorpresas y la pasamos leyendo. Ellos son buenos, pero el corazón se les vuelve duro, pero a ellos la marihuana los traba y los vuelve malos. ¡Ay! yo no sé por qué, yo no la he probado, y mi Dios me ayudará.

Pero eso se va a seguir empeorando, mire el caso de la muchacha que se fue con un pandillero a cobrar la plata y se desaparecieron todos dos y pasaron 3 y 4 días y pasaron más días y ellos nada que apare-cían y ya llevan más o menos 2 meses y no aparecen pero yo creo que ya los mataron o mire el caso del niño Jader que lo mataron y tuvo una muerte muy maluca, a él primero lo habían desterrado y como él vivía en la Capilla o Manzanillo y lo habían desterrado y le dijeron que no volviera al colegio porque lo iban a matar, porque supuestamente él era “Carrito” y todo lo que veía aquí lo iba y lo contaba arriba y lo que veía arriba lo contaba abajo, entonces por eso le decían carrito y hasta el día que fue un viernes yo no tenía ganas de ir a estudiar y mi mamita me dijo que no, cuando al otro día mi mamita me llamó y me dijo Vero mami, y yo señora, imagínate que mataron a un niño de ace-leración y yo sí, ¿y no sabe cómo se llama? Y como yo conozco 2 niños de aceleración ella me dijo como Jader, Jader y a mí de una se me vino a la mente ese pelaito, cuando yo ya quería ir a estudiar, pues entrar el lunes para mirar si sí era él, porque él y yo éramos muy grandes amigos y nos queríamos mucho.

En el desenlace ya voy a seguir bueno: eso vuelve a seguir con la guerra pero eso sigue muy maluco porque la gente se siente muy mal, porque no puede salir a divertirse, a pasear y para qué uno dice que se va a ir a otra parte, también está caliente, todo Medellín está ca-liente. ¡Ay!, yo no sé, todo estaba caliente, ya toda la gente se siente mal porque no puede ir a la calle, es que ni a misa pueden ir, esto está

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muy maluco es que para uno ya es muy maluco todo, es que no, esos se creen el papá y la mamá de uno, eso es muy maluco. Se disfrazan de estudiante y van al colegio con el uniforme de gala o física, eso está muy peligroso; se ponen el uniforme para matar al estudiante que ellos buscan y lo matan. Eso está muy maluco, mire que eso está muy maluco porque los pican y los dejan botados en las carretas o en los botes de basura y los dejan botados como perros o como unas ratas podridas y los botan como si uno no tuviera valor o sentimien-tos. Nos botan como si uno fuera una chanda o una (mierda), perdone la palabra pero ellos no tienen valor para saber a quién matan. De hoy en adelante dicen que la morgue, la funeraria está toda llena y no saben hacer su trabajo bien porque tienen muchos muertos porque han matado mucho y después se va mermando la balacera y ya todos pueden salir. Cuando usted quiera salir a pasear, a caminar, de paseo por el parque por muchos y las paces para todos ya sean para todo el mundo y todos vivamos felices y contentos de poder hacer asados y fiestas y todo lo que usted quiera y para donde usted quiera ir o pasar, sea la Capilla, Ñeque, Manzanillo, y si quiere renunciar así a la maldad y pónganse de parte de la vida, reflexione, piénsalo muy bien hazte parte de tu vida y haz lo que tu corazón hace y diga y reflexiona con tu corazón.

Buscando la paz

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VII CONCURSO DE CUENTO INFANTIL PEDRITO BOTERO

La casa de “el frente”FINALISTA

Alejandra Córdoba Alzate12 años Colegio Gimnasio Los PinaresMedellín

Bueno no sé cómo contarles bien esta historia, ya que aún me da miedo.

Bueno lo intentaré, mi barrio era lo más común del mundo, estaba ubi-cado cerca de la frontera de México y Estados Unidos, era un barrio muy lindo y tranquilo, a un lado de mi casa estaba la carnicería del señor Michael Smith, diagonal a mi casa queda el puesto de frutas del señor Andreu Barret quien vendía los salpicones más ricos del mundo. Al otro lado de mi casa quedaba la casa de la niña más linda de la escuela, Susi Tabares, y al frente de mi casa gris, fea, deshecha, casi totalmente destruida y allí vivía el señor más extraño del mundo; unos dicen que estaba loco, otros que se escapó de la cárcel, pero yo creo que vivía triste por la muerte de su esposa Vanesa Pemberton, él era el señor Sampson Peper. Lo extraño de él es que nunca abría las ventanas de su casa, lo único que la gente veía era la pared rosa que se alcanzaba a ver cuando el señor Sampson abría la puerta para re-cibir la leche. Pero a pesar de eso mi casa era la más bonita del barrio, era amarilla, con techo verde, balcón naranja y puerta azul, en el piso de arriba estaba mi habitación azul, la de mi hermanita rosa y la de mis papás naranjada ¿por qué la pintamos así? Eso es otra historia.

En el balcón había una gran maceta con una rosa que yo regaba todos los días, la regaba tanto que ya había una gotera que caía justo en la puerta de mi casa, así que todas las noches me tocaba trapear el charquito.

En el colegio mis amigos y yo siempre hablamos de la casa gris del señor Sampson y formulábamos hipótesis sobre por qué no abría las ventanas.

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Todos los días mi rutina era la misma: me levantaba, me arreglaba, re-gaba la rosa y me iba a la escuela; al regresar le compraba un salpicón a Andreu y me iba a mi casa a trapear el charquito de la rosa.

Un día cuando estaba trapeando vi algo extraño, la ventana derecha del señor Sampson, estaba abierta y allí parado había un hombre de negro que me miraba con una mirada desafiante, de repente salieron 6 señores de negro por la puerta, yo quedé paralizada, no me moví, no grité, no corrí, no parpadeé, uno de ellos me tomó del brazo y me dijo “camina adentro”, entramos, los otros 5 subieron, uno cogió a mi her-manita, otro a mi mamá y los otros 3 a mi papá, luego nos encerraron en un baño sin mi papá, luego de un rato mi mamá logró abrir la puerta y nos dimos cuenta de que se habían llevado a mi papá. Mi mamá llamó a la policía de inmediato, pero no pudieron hacer nada, les contamos con detalle lo que sucedió y uno de ellos bajó la cabeza y dijo:

- Lo siento, lo han secuestrado. Esas palabras retumban en mi men-te, ni siquiera me había podido despedir de él.

Esos días la rutina no fue la misma, la flor se pudrió, ya no tenía ganas de salpicón, ni siquiera de hablar, pasaron varios días sin saber nada de mi papá. Un día la policía volvió y dijo:

- Señora nos faltó revisar la casa del frente, fuimos allá y entramos a la fuerza, la policía no nos dejó pasar más del corredor, pues po-dría ser peligroso, al otro día nos contaron que en esa casa había un túnel para llevar droga de México a EEUU y se llevaron al señor Sampson a la cárcel; sin embargo mi papá no había vuelto; el día del amor y la amistad llegué a mi casa y vi a un hombre sentado en la cocina y mi mamá gritó:

- hija, volvió.

Y en ese instante supe que era mi padre, sentí que el alma me había vuelto al cuerpo, fui y lo abracé y me dijo:

-hija, hora de comprar otra rosa y un salpicón.

El fin

La casa de “el frente”

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VII CONCURSO DE CUENTO INFANTIL PEDRITO BOTERO

Sin títuloFINALISTA

Diana Milena Herrera Ruiz 12 años Comunidad Colegio Jesús MaríaMedellín

Cuando tenía trece años descubrí que mi barrio no tenía nombre.

Le pregunté a mi madre, quien me respondió sencillamente: no sé hijo, ¿por qué no te vas a estudiar?

Luego fui a donde mi padre quien me dijo: ¿en qué te puedo ayudar? Y yo le pregunté lo mismo y lo único que me dijo fue: qué bueno que hoy te fue bien en la escuela.

Salí de mi casa y fui a la tienda de la esquina, donde todas las per-sonas que toman trago, fuman cigarrillo se burlaron de mí cuando pregunté. Unos me decían: oye tú no entiendes que no estamos en clase, porque no mejor te nos unes y juegas cartas con nosotros, yo compré un dulce y me fui corriendo, a una distancia escuchaba las ri-sas de todos los borrachos. También fui a la plaza donde me encontré con un vendedor muy simpático quién me preguntó si quería verduras, intrigado lo miré fijamente a los ojos y le dije: no muchas gracias se-ñor yo solo pasaba por este lugar. El hombre al ver que yo no le iba a comprar nada me echó de su puesto. Seguí caminando y me encontré con el sacerdote, quien me dio la bendición y me dijo: “ve con Dios”, él me sonrió y siguió dando las bendiciones por toda la calle.

Me topé con un hombre que olía muy feo, así que me tapé la nariz, él me miró y me dijo: cuál es tu problema con los hombres que no tenemos casa, si te sigues tapando la nariz llamaré a mis perros, yo asustado me destapé y él me comenzó a hablar, él decía: hijo qué estás buscando, porque yo te puedo ayudar; y yo respondía: no señor muchas gracias, me tengo que ir. Él me seguía amenazando con los perros así que me quedaba más tiempo, lo cual era fastidioso, ya que la gente nos veía y nos hacían caras raras o se burlaban de mí (de él no se podían burlar,

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ya que todos los del barrio estaban amenazados con sus perros). Este hombre pasa su brazo alrededor de mi cuello (lo que es muy fastidioso para mí, ya que me produce asco), yo trato de zafarme pero él me retie-ne con fuerza; luego de haber caminado un largo rato dándole la misma vuelta diez veces al parque, este hombre dijo: ya me cansé de tí mejor lárgate y déjame en paz si no quieres que te eche mis perros encima, yo salí corriendo a casa, llegué y me fui para la cocina donde estaba mi madre, me acerqué a ella para pedirle algo de comer (mi madre me conoce de memoria y sabe que cuando yo me acerco mucho a ella es porque quiero comer algo) y pude observar que su cara hacía un gesto de desagrado, ella tapándose la nariz me dijo: si no te vas a bañar no te daré nada de comer, entonces yo mientras subía las escalas me co-mencé a lamentar, yo decía: eso fue todo culpa de, ese hombre, por esto la gente del barrio va a creer que yo soy amigo de hombre, lo cual me da mucho miedo, ya que en la escuela todos se burlarían de mi; subí y me di un largo baño (una hora más o menos) entonces regresé a la cocina y mi madre me empezó a alegar: tú crees que el agua es gratis, ¡no! la verdad es que no es gratis, si quieres tú pagas los servicios, le voy a decir a tu padre… mientras mi madre me seguía alegando yo seguía pensando en el nombre del barrio, entonces me dije: como en las historietas, el superhéroe siempre tiene un reconocimiento, si yo salvo un gatito de un árbol puede que le pongan mi nombre al barrio; así que me puse muy feliz, me levanté de la mesa dejando la mitad de mi comida y le di un beso a mi madre diciéndole: mamá perdón por haberme demorado tanto tiempo en el baño, creo que ya recapacité. Entonces subí corriendo las escalas y me acordé de que no le había dicho gracias a mi madre por la comida, así que le grité desde el segundo piso: mamá eres la mejor cocinera del mundo, te quedó deliciosa la comida. Entré en mi cuarto y seguí escu-chando a mi madre echando cantaleta (ahora no era por mi demora en el baño, sino porque no terminé de comer).

Me desvelé pensando y pensando en el nombre del barrio, hasta que me quedé profundamente dormido. Así que aquí viene lo más emocio-nante: mis sueños.

Soñé que un hombre estaba en un edificio con un gatito y que yo tenía súper poderes, entonces vi al súper villano (como siempre es el enemigo de la escuela) quien había prendido fuego al edificio mientras reía con su

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VII CONCURSO DE CUENTO INFANTIL PEDRITO BOTERO

risa súper malvada, entonces como yo tenía los mega poderes que sólo yo podía tener, llegué y volé sobre el edificio, tomando en mis súper bra-zos al gatito y al hombre, mientras que el súper villano moría en llanto. Entonces cuando pisé el suelo todas las personas me aplaudían felices, los borrachitos lloraban de la felicidad, mis padres gritaban alabándo-me y la chismosa copiaba cada uno de los sucesos ocurridos en ese mismo momento. De repente siento un frio impresionante, abro los ojos y ahí estaba mi madre mirando muy feo y alegándome (otra vez), ella me decía: si claro, como yo estoy pintada en la pared, como tu padre está de viaje vos crees que podés hacer lo que quieras, pero cuando regrese le contaré todo lo que has hecho, desde pelear con tu hermano, hasta quedarte metido en el baño más de una hora… otra vez volví a recordar mi preocupación por el nombre del barrio.

Eran aproximadamente las diez y media, cuando llegó mi mejor amiga Tamara, ella era extrovertida, de ojos verdes, de cabello negro y lacio; ella siempre me apoyaba en todo, ella me ayudaba cuando me atrasaba en una tarea, también cuando no entendía algo ella iba a mi casa y me explicaba, entonces como ella siempre me ayudaba me dije a mí mismo: si le cuento lo del misterio del barrio sin nombre ¿será que me ayuda?

Le comenté y le pregunté si tenía idea de algo, ella me dijo que nunca lo había analizado de esa forma, que apenas se acababa de dar cuen-ta; ella me dijo que le preguntaría a su madre y a su vecina y que nos encontraríamos en la plaza a las doce y cuarenta y cinco, yo soy muy cumplido así que estaba allí a las doce y cuarenta y dos, me quedé como veinte minutos esperándola, pero ella nunca llegó así que me fui a comprar un helado y me seguí derecho para mi casa. Mi madre vio que yo no estaba arreglado, me regañó y me dijo: si tú no vas a esa ce-remonia no vuelves nunca a salir a la calle, lo cual me preocupa mucho ya que es la única manera en la que me puedo encontrar con mi amiga, entonces subí a mi habitación y encima de mi cama había un smoking, yo me lo puse y se me veía horrendo.

Llegamos a la ceremonia y mi único tema era: ¿amigos me ayudan a investigar cuál es el nombre del barrio? Entonces cada uno se entu-siasmaba como si fuera un juego. Llegamos a casa como a la una de la mañana, llegué y me acosté a dormir de inmediato sin pensarlo.

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Al otro día me desperté y me dije a mi mismo: éste va hacer un día muy largo, porque en la ceremonia me encontré con Tamara quien me dijo que nos viéramos en la plaza a las nueve y media, entonces me alisté rápido para llegar temprano.

Tamara ya estaba allí cuando yo llegué, ella me regañó porque había lle-gado tarde. Así que nos fuimos para la biblioteca donde le preguntamos a la bibliotecaria que si nos hacía el favor de ayudarnos con el nombre de nuestro barrio, ella rió tan fuertemente que su jefe tuvo que subir a regañarla, ella enojada por el regaño de su jefe nos dijo que nos mar-cháramos de la biblioteca y que cuando quisiéramos volver, volviéramos calmados.

Tamara y yo nos sentamos en una cafetería cerca a la plaza, allí había un hombre quien nos comenzó a hablar sobre él. Tamara y yo nos mirá-bamos entre sí y sacábamos risitas, el hombre estaba completamen-te loco, él decía que cuando era chiquito llegaba su papá disfrazado de pepino y se reía de él, entonces Tamara y yo nos fuimos corriendo muertos de la risa hasta llegar a la plaza, donde nos encontramos con el hombre que más tiempo llevaba viviendo en ese barrio.

Yo le pregunté que si nos podía contar alguna historia, él comenzó a contárnosla hasta que Tamara dijo: señor necesitamos que nos diga por qué no tiene nombre, por qué nadie se ha tomado la libertad de ponerle un nombre, hay un hombre medio loco por ahí que dice que él va a colocarle el nombre al barrio, pero también dice que quien le intente colocar el nombre será comido por sus perros. Han pasado ya varios años y ese hombre no ha sido capaz de colocarle nombre al barrio. Tamara y yo nos miramos y dijimos: nosotros le pondremos nombre al barrio, así ese hombre nos tire los perros encima. Entonces el anciano rió y desapareció de inmediato.

Tamara y yo regresamos a la biblioteca y ella dijo que colocáramos al gatito de ella en un árbol y que hiciéramos como si lo rescatáramos.

Intentamos de todas las formas que el gatito de Tamara subiera al árbol, lo cual fue imposible, entonces nos rendimos y dijimos: ojala que el hombre de los perros si sea capaz de ponerle un buen nombre a este barrio.

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VII CONCURSO DE CUENTO INFANTIL PEDRITO BOTERO

Pablo y Rafael: Los mejores amigos

FINALISTA

Santiago Marín Garcés 11 años Institución Educativa San CristóbalCorregimiento San Cristóbal

En una ciudad había un barrio muy pobre y muy violento, habían varias pandillas de adultos y menores de edad, siempre que hay enfrenta-mientos entre ellos, siempre mueren los menores de edad; a los me-nores de edad siempre los mandan a cargar drogas y armas porque siempre son los que están exponiendo sus vidas por culpa de sus com-pañeros adultos.

En el barrio hay un niño llamado Pablo que un día le tocó pasar ratos agradables con su amigo Rafael, que estaba metido en una de las ban-das, él siendo menor que él, todos los días le hablaba de cosas que a él le hacían salir lágrimas de sus ojos. A Pablo le habían quitado algo muy valioso en su vida.

Yo le hablaba a mi amigo que si yo no tenía a nadie de mi familia, siem-pre he anhelado salir a adelante sin necesidad de pensar que algún día tendré que meterme a una pandilla. Rafael le dice a Pablo su amigo, tú tienes todo, porque no piensas como pienso yo, todos los días antes de irme a dormir rezo por ti y por mí para que algún día te salgas de esas pandillas antes de que sea demasiado tarde, Rafael le contesta a Pablo, ¡te admiro y te quiero como un buen amigo, por los buenos ejemplos y consejos que me ofreces!

Eres una persona muy inteligente Pablo espero, que nunca te enredes como estoy yo, sin salida Pablo le contesta: tú estás a tiempo de recapacitar quiero que acudas a Dios y que me recibas los consejos como todo un buen hermano, porque me daría muy duro que el día de mañana me avisaran que te ha ocurrido algo malo.

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Rafael se despide de Pablo y le dice susurrando, tendremos que dejar de vernos unos días porque no quiero que la pandilla te vea conmigo, porque te podrían hacer algo malo, y yo no lo podría soportar.

Días después Pablo y Rafael se volvieron a encontrar en la calle y Pa-blo le pregunta con entusiasmo a Rafael ¿cómo te ha ido estos días sin vernos? Y Rafael le contesta: te he extrañado mucho porque no he tenido con quién hablar y con la única persona que me siento bien para dialogar eres tú, quiero contarte que en estos días que dejé de hablar contigo he pensado en todos los consejos que tú me has dado, te cuento que hablé con mis superiores de la banda para decirles que pienso salirme de esa mala vida que llevo con ustedes. Y ellos me han dado una respuesta, que ya es tarde para dejarlos solos, el superior le dice a Rafael si tú renuncias a nosotros tendremos que matarte y si cambias de barrio atente a las consecuencias.

Rafael triste y desconsolado busca a Pablo para contarle lo que ha sucedido, Pablo quiero contarte que todos los buenos consejos que tú me diste y lo que yo he pensado hacer para salirme no lo puedo lograr. Pablo triste y acongojado le dice a Rafael: ésto no puede ser, tú eres sólo un niño, están abusando de tu inocencia, hablaremos con tus pa-pás para que se den cuenta de lo que tú estás viviendo, Rafael le con-testa hablaremos con mis padres y las personas que más podamos.

Rafael y Pablo se van a casa de Rafael y hablan con sus padres y estos se quedan asombrados al saber por todo lo que está pasando su hijo Rafael, a sus padres se les vienen las lágrimas al saber en el problema que está su hijo, su padre y su madre acudieron a hablar con los jefes de la banda para decirles que si su hijo se podía salir de la banda porque él solo es un niño y están abusando de él.

Si ustedes se oponen a esto tendré que acudir a las autoridades así nos tengamos que morir todos, el jefe le contestó prométanme que no le dirán nada de esto a nadie y que Rafael tampoco hablará de nues-tros negocios y de todo lo que él sabe de nosotros, Rafael le contesta que estén tranquilos que de mi boca no saldrá ni una sola palabra, ni de mis padres tampoco.

Pablo y Rafael: Los mejores amigos

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VII CONCURSO DE CUENTO INFANTIL PEDRITO BOTERO

Rafael sale corriendo alegre y contento a buscar a su mejor amigo para darle la nueva noticia que le habían dado. Rafael fue a buscarlo a la casa de su tía, pero le contestó: Rafael, Pablo anoche partió a vivir con un hermano de su padre a otra ciudad, Rafael le contesta a la tía: eso no puede ser porque yo le traía una noticia que él estaba esperando hace mucho tiempo. Rafael se puso triste y lagrimoso y le dice a la tía de Pablo: después vendré a hablar con usted de todo esto.

Pasaron tres meses y Rafael volvió a la casa de la tía de Pablo y ella le respondió te tengo una buena noticia Pablo te mandó una carta y me dijo que te la entregara a ti personalmente, Rafael muy contento le da las gracias y sale corriendo a su casa para leer la carta.

“Rafael, el día que partí sin despedirme de ti, me fui muy triste porque mi tío tenía mucha prisa de que partiéramos pero todos los días te recuerdo y rezo mucho por ti, para que algún día te puedas salir de la banda, también quiero decirte que estoy estudiando y saldré a va-caciones muy pronto y partiré para donde mi tía para que podamos vernos y hablar”.

Muchas semanas después Pablo había llegado de sus vacaciones y Pablo le dijo que si podíamos ir a casa de mi tía, luego partieron al barrio y cuando llegaron Pablo salió corriendo a casa de Rafael y toco la puerta, Rafael muy desanimado, cuando mira a Pablo, y Rafael y su familia se ponen muy alegres y Pablo entra en la casa y Rafael le comenta todo lo bueno que le ha sucedido y Pablo se alegra mucho al saber que su mejor amigo ya está libre de esos errores y Pablo sale a pasear con la familia de Rafael. Pablo y Rafael rieron y corrieron has-ta no poder más en especial a un zoológicoUna semana después los padres de Rafael hablaron con los tíos de Pablo y decidieron adoptarlo y así vivieron felices y contentos.

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No te olvidoFINALISTA

Víctor Manuel Ruíz Velásquez 12 años Institución Educativa San CristóbalCorregimiento San Cristóbal

No te olvido es el nombre que le he dado al lugar donde nací y pasé algunos de los mejores años de mi vida.

Allí viví con mis padres, hermanos, algunos parientes y también mis vecinos, que juntos conformábamos una sola familia.

No te olvido era un barrio pequeño, tranquilo, de familias muy humildes, pero lo más importante rodeado de naturaleza, reciclábamos nuestra propia basura para mantenerlo limpio y evitar la contaminación, todo eso lo convertía en un paraíso muy agradable para vivir, así mismo llegan a mi mente los recuerdos de momentos inolvidables que viví con mis hermanos y amigos, correteando por los potreros, montando bici-cleta, armando casitas de cartón para jugar al papá y a la mamá con las niñas y así por el estilo muchos otros juegos.

Mientras tanto los adultos salían a rebuscarse la vida en diferentes trabajos como venteros ambulantes, recicladores, albañiles, celado-res, y algunas mujeres en el servicio doméstico, todos trabajos muy duros y mal remunerados. De esta manera van pasando los años y nuestra vida con ellos, entre el estudio, los juegos, las diversiones y el trabajo.

Pero así como nosotros vamos creciendo, nuestro barrio también cre-cía y al cabo de unos años NO TE OLVIDO empezó a poblarse, llegaron personas que venían de diferentes lugares, unos obligados por las cir-cunstancias y otros porque no tenían lugar estable para vivir.

Al principio muchas personas construían sus casas de madera, te-chos de lata, pero luego las hacían de material.

Pablo y Rafael: Los mejores amigos

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VII CONCURSO DE CUENTO INFANTIL PEDRITO BOTERO

Para sus viejos habitantes era muy difícil entender que había llegado el momento de compartir ese paraíso con otras personas que proce-dían de diferentes lugares, que tenían costumbres y formas de vida diferentes, pero esa era la triste realidad a la que nos teníamos que enfrentar ya que cada día llegaban nuevos habitantes y el barrio se hacía más y más grande hasta convertirse en un inmenso poblado.

Ya los potreros donde correteábamos, jugábamos fútbol y nos diver-tíamos de lo lindo, junto con sus árboles, todo esto había desapare-cido para convertirse en calles y grandes estructuras de cemento, casas de varios pisos, edificios, fábricas, colegios, etc. Un lugar donde la tranquilidad no existe, donde todo es caos, el ruido nos aturde, la contaminación y la polución nos ahoga y nos enferma, esa gran familia conformada por los vecinos y con quien todo lo compartíamos, ya no existe, es más, a veces no sabemos quienes son nuestros vecinos, porque así como llegan también se van.

Antes levantábamos la mirada al cielo y podíamos contemplar su ma-jestuoso esplendor, todo ese cielo era nuestro, con sus nubes, con su sol, sus pájaros y en la noche su luna y sus estrellas, ahora ese cielo azul es como un cachito, pues las grandes edificaciones lo tapan todo, los pocos árboles que se plantan solo están para adornar, porque ante tanta contaminación estos pocos árboles no alcanzan a oxige-nar el ambiente.

Lastimosamente de mí querido barrio ya no queda nada, sólo los re-cuerdos que llevo en mi mente y una gran nostalgia al recordar todos los momentos felices que allí viví y que compartí con mis amigos, de los cuales muchos ya no están.

Así algún día también yo me iré dejando atrás, todo lo allí vivido, pero lo único seguro es que nunca te olvidaré.

“NO TE OLVIDO”

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El niño raro de mi barrioFINALISTA

Ana Saldarriaga Medina 11 años Institución Educativa Manuel J. Betancur Corregimiento San Antonio de Prado

Había una vez en mi barrio, un niño muy extraño llamado Tomás, se asomaba todos los días detrás de las ventanas, pisteando a las per-sonas que pasaban por su casa, el niño era demasiado raro. A mí y a mis amigos nos surgió una duda.Nos empezamos a preguntar quién era el tal Tomás, ¿será un mons-truo? ¿Será un fenómeno? o ¿qué será?.Un día nos fuimos mis amigos y yo de valientes a desenmascarar al tal Tomás, la casa quedaba en una esquina muy solitaria pero no nos importó nada de eso, sólo queríamos saber quién era él.Tocamos la puerta pero nadie nos abrió, nos fijamos bien y la puerta se fue abriendo sola, en ese momento casi nos morimos de miedo. Entra-mos y una sombra nos decía que nos fuéramos que no nos quería ahí, en ese momento nos paralizamos de miedo y mejor nos fuimos corriendo a nuestras casas. Pasaron días y surgió más la curiosidad de saber quién era él, planeamos que el día de regreso a la casa, ibam a ser el otro día en la noche.Al otro día nos fuimos a jugar mientras pasaba el tiempo y llegaba el momento de la verdad.Otra vez lo volvimos a hacer y nos fuimos muy armados, de palos y pie-dras, otra vez entramos a la casa y la sombra nos siguió insistiendo que nos fuéramos de su casa, avanzamos y avanzamos hacia la sombra y vimos lo que era. Era el famoso muñeco de madera que el señor que vivía ahí lo había hecho, lo creó con tanta inteligencia que lo programó para que le cuidara su casa hasta que él volviera; pero hasta el momen-to no se sabe nada de él, sólo dejó su muñeco que nombró como Tomás.Nuestra duda quedó resuelta y en el barrio todos los niños seguimos jugando todos lo días normalmente con nuestro muñeco Tomás.

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La muerte no es para siempreFINALISTA

David Sánchez Garizábal 11 años Instituto Jorge RobledoMedellín

Marta, ¡Marta! Se oye a lo largo de la casa. Me llamo David. Viví en San Javier; ¿por qué les digo viví? ¡Porque allí morí! Esta es la historia de lo que sucedió.

Marta, ¡Marta! Se oye a lo largo de la casa; al principio pensé que era algo estúpido por lo que gritaba mi hermana, pero al momento que abrí los ojos ella se encontraba parada al frente mío y me miraba con una cara de sorpresa y tristeza. Al principio me imaginaba que era un sueño, pero, al ver un río de sangre goteando por la casa, empecé a ver que mi madre me miraba con una cara de temor y de repente se empezaron a oír unos gritos de dolor en la calle y mi madre le dijo a mi hermana que corriera a la habitación, cuando se sintieron unos fuertes ruidos pidiendo ayuda; de repente la puerta se abrió y una fuerte y corpulenta persona abrió la puerta con un poco de sangre en el brazo y unos dos o tres rotos en la camisa. El hombre cerró la puerta de un golpe y tiró a mi mamá al suelo y dijo: “cúbranse, hay una gran pelea entre algunos policías y varios encapuchados”. El hombre era alguien desconocido que estaba histérico por lo que pasaba en la calle, de repente el hombre se fue agachando has-ta la entrada de la cama la cual era ancha y grande; el hombre sin decir alguna palabra se escondió debajo de la cama. Mi madre y mi hermana lo siguieron, yo las seguía pero, ellas no me miraban, ni me sentía. Yo con un gran miedo sentía ruidos me decían: “intenta tocar a alguien”; con una aguda voz, de repente sentí algo en mi cabeza que hacía que yo viera familiares muertos o fallecidos; de repente se empezaron a oír balas y pequeñas bombas, se sentían gritos de histeria y miedo, algo me decía que estaba mal; mi madre lloraba de una forma impresionante lo cual me hizo pensar si yo había muerto, pues no me sentían, ni me veían. Los gri-tos me hacían ver muertes horrendas en varios escenarios, las personas que veía morir eran conocidas.

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El dolor que me producían las muertes hizo que me desmayara, mien-tras caía, escuchaba una voz que gritaba: “no quiero morir”, como la del hombre fuerte y corpulento; de repente mis ojos se abrieron y vi un cadáver, el cual pertenecía al hombre. Mi madre tratándolo de revivir lloraba y decía: “¡mi hijo, mi hijo!” de repente la voz que antes me habla-ba me dijo: “toca a alguien”, y yo, con el dolor que me daba al oír la voz lo hice, y al ver que mi mano traspasaba la de mi hermana caí al suelo y vi lo que había pasado, lo primero que ví fue a un hombre conocido que entraba a la casa y sacaba algo del bolsillo y me lo enterraba en mi estómago, luego vi a mi mamá corriendo hacia mi hermana, cogiéndo-me el brazo y sacándome con sus ojos mojados en lágrimas, lo que el hombre me había enterrado en mi corazón. De repente volví en mí y mi hermana estaba en una silla amarrada, oí una bala que sonaba, mi co-razón de fantasma se retorció al ver a mi madre que estaba a mi lado diciéndome dos palabras que nunca en mi eterna vida voy a olvidar: “te amo”, y con una lágrima me dijo: “¡adiós!”. De repente ví que ella se iba por un camino largo y ancho, vi a mi hermana a punto de morir, al dar la vuelta ví al hombre y como un rayo llegó a mi mente la imagen de mi padre antes de que nos abandonara, aunque el único recuerdo que mi padre nos dejó, fue una gran pobreza.

El hombre vio en los ojos de mi hermana un resplandor, aquel hombre con sus ojos inundados salió de la casa y yo salí debajo de la cama, y con una sonrisa vi a mi hermana sin un rasguño; empecé a ver que en un campo abierto mi abuelo me saludaba con la mano, él con su cara de felicidad, me saludaba y me decía: “¿sabes qué lugar es éste?”, yo me sorprendí y dije: “no”, él me dijo: “¿recuerda que aquí viste a tu padre por última vez?, ¿recuerdas que aquí yo viví mi última navi-dad?”, luego lo miré y él me dijo: “sí” con la cabeza y sacó un bastón de color blanco con el sacó una imagen de las cosas que habían pa-sado, él guardó su bastón y le pregunté : “¿estoy muerto?”, y él con una sonrisa me dijo “sí”, luego me dijo: ¡pero quién te dijo que todas las muertes son infinitas!”, sin decir nada me señaló dos lados y me dijo que uno era para ir con mis familiares y amigos a la eternidad y el otro para ir a la vida. De repente con una gran sonrisa le señalé la mano derecha y él con una sonrisa me dijo: “has señalado lo co-rrecto”, él me dio un gran abrazo mientras yo le preguntaba qué si

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mi mamá estaba viva, a lo que el dijo que no, pero dijo: “tu hermana sí, que te espera con una gran familia que te quiere adoptar, que los quiere adoptar”, “¡corre al bus!”, dijo. Yo con una maleta de vida, corrí al autobús en el cual me recibió una persona pálida que me pregun-tó por mi boleto, mientras miraba a mi abuelo que me señalaba los bolsillos. Yo metí la mano en el bolsillo y saqué el boleto que decía: “La muerte no es para siempre”. Vi por última vez el boleto de letras doradas y se lo entregué al conductor y cuando arrancó, se abrió un portal a la vida, por el cual empecé a caminar despacio pero decidido.

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El señor de la casa de los gatosFINALISTA

Susana Vásquez Marulanda 12 años Comunidad Colegio Jesús MaríaMedellín

Unos pasos lentos que se arrastraban con dificultad me seguían aquella noche fría de noviembre, con un poco de nervios, pero con mu-cha curiosidad, me vi impulsada a voltear para averiguar quién era; al principio no reconocí su silueta, era grande, sin forma y lo único que brillaba eran sus ojos, seguí caminando e intenté buscar una acera con más luz en la cual pudiera detallar mejor y saber quién me estaba siguiendo. Cuando la encontré, sin pensarlo dos veces crucé la calle y al otro lado me atreví a voltear por segunda vez, ahora se veía más claro, su cara se me hacía un poco familiar, seguí caminando mientras pensaba quién podría ser.

De repente ¡ME ACORDÉ! Todo encajaba, no entiendo cómo se me pudo olvidar alguien así, era el mismo, el inolvidable, inconfundible, extraño y misterioso señor de la casa de los gatos, todos en el vecindario habla-ban de él, decían que era muy rara vez cuando salía de su casa y que alguien había alcanzado a contar 25 gatos en su jardín.

Mis nervios superaban mi curiosidad y empecé a caminar más rápido, él se me adelantó y siguió caminando como si no me hubiera visto, el corazón se me iba a salir, pero luego cuando me calmé pude detallarlo de pies a cabeza: sus zapatos estaban rotos en la suela; tenía unos jeans degastados y cubiertos de pelo de gato, llevaba una camisilla que suponía debería ser blanca pero para decir la verdad yo la vi gris, su cabello era grasoso y se lo tocaba con gran frecuencia, pero su-perando todo esto estaba su olor, era un olor muy peculiar, era una extraña combinación entre orina de gato y grasa, no se puede descri-bir con palabras y a veces los vecinos se cambiaban de acera cuando debía de pasar cerca de su casa, era insoportable.

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Meses después…

Me había levantado con un sentimiento extraño esa mañana, sentía que algo no estaba bien y oía una algarabía en la calle, me asomé para averiguar que era, porque como ya lo había dicho antes, yo era muy curiosa. Cuando pude por fin correr las cortinas y acostumbrarme a la luz del sol de las 10 de la mañana, no podía creer lo que veía, había alguien tirado en la calle y los paramédicos intentaban reanimarlo, yo estaba petrificada, no entendía nada, intenté gritar pero me di cuenta que mis padres seguían dormidos, así que en mucho silencio me puse alguna ropa decente y bajé para mirar qué pasaba, yo estaba tratan-do de averiguar quién era, cuando de pronto una mano me agarró y me arrastró de nuevo dentro de la casa, pude por fin reaccionar y era mi madre, me daba pesar de ella, se veía tan fea acabada de levantar y todo el barrio la tuvo que ver así. Ya dentro de mi casa, mi padre que también se había levantado, me explicó todo diciéndome esto:

- En la madrugada hubo un accidente, aún no sabemos cómo ocurrió, parece que murió el SEÑOR DE LA CASA DE LOS GATOS, yo lo tomé muy bien, no me importó casi, mi padre creía que enloquecería o algo por el estilo al escuchar una noticia de esa magnitud, después de esto no me dejaron salir en toda la mañana y tampoco al día siguiente, pero igualmente tenía muchos deberes y decidí no salir.

Hace algunas semanas que murió el señor de la casa de los gatos, todos en el vecindario lo llamaban así porque nadie conocía su verda-dero nombre, a mis amigos y a mí nos gustaba pasar por ahí de vez en cuando para observar detalladamente la casa, pero desde entonces decidimos no volver a caminar por allí, ya que estaban ocurriendo co-sas extrañas, descomunales y sin sentido, pero como ya lo mencioné, mi curiosidad me superaba y planeaba volver esa noche.

Estaba lista para salir y le dije a mi madre que solo iría a la tienda por algunas cosas y ella me lo permitió.

Ya empezaba a acercarme y se sentía un olor putrefacto, orina de gato y grasa que el viento nunca se llevó. Le di media vuelta a la casa para verla mejor. Tenía tejas y cables colgando, arbustos que alguna

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vez habían sido verdes ahora eran grises y estaban cubiertos por las telarañas, tenía ventanas rotas, la puerta estaba rasguñada como si alguien desesperadamente quisiera entrar y un árbol que con sus ra-mas irrumpían en la privacidad de la casa, pero más que todo habían muchos gatos, yo alcancé a contar 25, solo llevaba la mitad cuando me di cuenta que el sol se estaba poniendo y ya estaba cayendo la no-che, así que tomé impulso para correr hasta mi casa antes de que mi madre enloqueciera, mientras corría, alcancé a mirar por las ventanas rotas, miré al interior de la sala y vi una sombra blanca con la figura de un hombre que estaba en un sillón, mi corazón se paralizó, no estaba segura de lo que había visto, así que retrocedí para volver a mirar más de cerca, ya no había nadie, traté de olvidarlo y continué corriendo, mi casa no quedaba muy lejos de allí.

Esa noche me quedé pensando en lo que ví pero pronto me quedé dor-mida.

Dejé de visitarla durante un largo período y ya para mí esa casa que robó mi tiempo y mi atención, que acorraló mi mente llenándola de misterios que nunca pude resolver y que siempre me intrigó, ya no tenía ninguna importancia, el barrio se olvidó de ella y de su historia, pareciera que nunca hubiera existido, pero después de todo ya había pasado un año.

-¡Papá hoy cumplo trece años! – le dije ese día con mucha emoción- ¿me dejarás salir, verdad?

-Claro que sí, mi pequeña mujercita- me dijo él.

-Gracias, gracias – le respondí y lo abracé como nunca antes, ya que en mi mente estaba consciente de que no saldría con cualquier perso-na, sino con alguien muy especial “HAKU”

Al terminar mi celebración del cumpleaños Haku se ofreció a llevarme, cuando ya estábamos cerca era imposible que Haku no notara la casa del señor de los gatos y la parte curiosa que me gustaba de él explotó en preguntas, yo intentaba responderlas todas pero era difícil y re-pentinamente me dijo: -vamos y observémosla de cerca.

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Esta simple frase despertó en mí todos esos sentimientos olvidados de intriga, curiosidad y temor que me producía aquella casa, no pude negarme y sin darme cuenta ya estábamos frente a ella observándola.

Los dos le prestamos atención al mismo detalle que nos generó mu-chas teorías pero de las cuales ninguna compartimos en voz alta. HABÍA UNA LUZ TENUE QUE ALUMBRABA LA SALA.

Lo único que él alcanzo a decir fue: -¿tú no me habías contado que el hombre falleció?

Yo nunca quise parecer una tonta frente a él, pero esa noche sólo que-ría salir corriendo, él había pensado lo mismo y cuando miré no estaba a mi lado, ya iba dos casas más allá de la mía, después de esto nunca más volví a ver a Haku, supe que era un perfecto idiota ¿cómo me pude fijar en él?.

Mi vida continuó normalmente hasta que un día me enteré por las vieji-tas chismosas del barrio que si no tumbaban la casa, ésta se desmo-ronaría con el tiempo, mi padre que le gustaba mucho hacer algunos trabajos para la comunidad, se ofreció sin meditarlo para tumbar la casa y poder construir un muy bonito edificio.

Esa noche visité por última vez la vieja casa, estaba casi igual que siempre, sólo que esta vez alguien había dejado el garaje un poco abierto y desde afuera se alcanzaba a mirar las patas de los gatos rasguñando la puerta desesperados por salir, esta vez no vi ante mi una simple casa, sino una gran oportunidad para descubrir el secreto tan grande que se ocultaba y poder terminar con ese sentimiento de curiosidad que me mataba lentamente, pudo ser la aventura más grande que viví o más probablemente, una locura que dirigió mi vida a otro estado.

Corrí la puerta del garaje suavemente y dos gatos salieron corriendo y desapareciendo entre los arbustos, estaban en muy buena forma y se les veían sanos, lo cual era extraño ya que nadie los había estado cuidando. Entré lentamente sin hacer mucho ruido, era una hermosa casa de tres pisos, unas grandes escaleras, unos muebles muy cómo-

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dos y lo más importante, olía delicioso, no entiendo por qué o como era que podía sentir tanta paz que se interrumpió rápidamente al percibir un frio en mi espalda, como si alguien estuviera detrás de mi, lo cual comprobé al sentir que ésta persona me agarraba por el cuello y de un momento a otro, todo se volvió negro.

Hoy me levanto con un sentimiento extraño, siento que algo no está bien y oigo una algarabía en la calle, me asomo para averiguar que pasa, pues como ya saben, yo soy muy curiosa. Pude correr las corti-nas y acostumbrarme a la luz del sol de las 10 de la mañana, pero no puedo creer lo que veo, hay alguien tirado en la calle y los paramédicos intentan reanimarlo, yo estoy petrificada, no entiendo, grito pero na-die me escucha, así que me pongo alguna ropa decente y bajo a mirar que pasa, estoy tratando de averiguar quién es, cuando de pronto mi madre sale de casa llorando desconsolada, yo la intento calmar pero ella no me ve, cuando los paramédicos se voltean para calmar a mi madre, yo me veo a mí misma tirada en la calle, estoy llena de moreto-nes, golpes, rasguños de gatos y ahorcada, me quedo estupefacta y de pronto alguien con una cara un poco familiar, un pelo grasoso y un gato muerto en sus brazos, me dice:

-Cálmate Windy, a mí tampoco me pueden ver, pero creo que esto es nuestra culpa porque ya sabes lo que dicen por ahí “la curiosidad mató al gato”

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Los niños del barrioFINALISTA

Andrea Velilla Castaño 11 años Colegio Fronteras El Retiro – Antioquia

Había una vez unos niños llamados Camila, Valentina, María Clara, José y Santiago, que vivían en un barrio de Cúcuta y ellos eran muy unidos y nunca peleaban y siempre jugaban lo mismo, escondidijo, y Va-lentina dijo que juguemos otra cosa y José dijo bueno juguemos otra cosa, juguemos cogido y todos estaban de acuerdo. Y a la mamá de María Clara le resultó un trabajo en la Ciudad de México y María Clara estaba muy triste porque le tocaba dejar a sus amigos en Cúcuta y Camila era la mejor amiga de María Clara.

María Clara se fue para Ciudad de México y María Clara no tenía ami-gos en México y María Clara fue al colegio y se encontró con una niña llamada Valeria y María Clara se hizo amiga de Valeria.

Los amigos de Cúcuta le escribían cartas a María Clara y María Clara también les escribía cartas a los amigos de Cúcuta y Valeria tomó a María Clara como la mejor amiga y a María Clara le gustaba un niño llamado Camilo y Camilo también estaba enamorado de María Clara y María Clara y Camilo se hicieron novios.

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Instituciones educativas participantes en el VII Concurso de Cuento Infantil

Pedrito Botero 2011MEDELLIN

Colegio Bravo Márquez Colegio Calasanz Mixto Colegio Campo Valdés Colegio Colombo Francés Colegio Gimnasio Los Pinares Colegio Las Nieves Colegio Madrid Campestre Colegio Nuestra Señora de Lourdes Colegio Palermo de San JoséColegio San Ignacio de Loyola Colegio San José de las Vegas Colegio UPB Comunidad Colegio Jesús María Institución Educativa Alcaldía de MedellinInstitución Educativa Alfonso Mora NaranjoInstitución Educativa AlverniaInstitución Educativa Antonio RicaurteInstitución Educativa Barrio Olaya HerreraInstitución Educativa Fé y Alegría Limonar - Escuela Ventanitas Institución Educativa Federico OzanamInstitución Educativa Félix de Bedout MorenoInstitución Educativa Francisco Antonio ZeaInstitución Educativa Francisco MirandaInstitución Educativa Pedro Luis Álvarez CorreaInstitución Educativa Javiera LondoñoInstitución Educativa Jesús Rey Institución Educativa José Horacio BetancurInstitución Educativa Loma Hermosa – Corregimiento de San CristóbalInstitución Educativa Maestro Pedro Nel GómezInstitución Educativa Manuel J. Betancur - Corregimiento de San Antonio de Prado

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Institución Educativa Marco Fidel Suárez Institución Educativa Presbítero Camilo TorresInstitución Educativa San Antonio de PradoInstitución Educativa San CristóbalInstitución Educativa San Juan Bosco Institución Educativa San Vicente Ferrer Institución Educativa Stella Vélez LondoñoInstituto Jorge Robledo Instituto Musical Diego EchavarriaNormal Superior AntioqueñaVida y Paz Establecimiento Rodrigo Arenas Betancur

BELLOColegio BethlemitasColegio Mano Amiga

EL RETIROColegio FronterasInstitución Educativa Ignacio Botero Vallejo

LA ESTRELLAInstitución Educativa Ana Eva Escobar González

LA UNIÓNCentro Educativo Juguetones

RIONEGROColegio Campestre Horizontes

TITIRIBÍInstitución Educativa Benjamín Correa ÁlvarezInstitución Educativa Santo Tomás de Aquino

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Esta obra se terminó de imprimir

en los talleres gráficos de

LITOGRAFÍA DINÁMICA LTDA.

Medellín, noviembre 2011

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