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ANÁLISIS DE LA PLUVIOSIDAD EN LAS ISLAS CANARIAS MEDIANTE LA ELABORACIÓN DE GRADIENTES MÁYER, P 1 . y MARZOL, Mª V. 2 1 Departamento de Geografía. Universidad de Las Palmas de Gran Canaria 2 Departamento de Geografía. Universidad de La Laguna RESUMEN Análisis de la pluviosidad en las islas canarias mediante la elaboración de gradientes Una de las variables climáticas que muestra un claro comportamiento diferenciado según la altitud y la orientación de las vertientes es la precipitación. En Canarias, desde la costa hasta los 800-1.300 m.s.n.m. la pluviosidad aumenta con diferentes ritmos, con máximos de 88 mm/100 m y mínimos de 22 mm/100 m. Destaca, además, la presencia de gradientes negativos a partir de los 1.300 m.s.n.m. Estos resultados junto con una detallada cartografía de isoyetas medias anuales, tomando como ejemplo la isla de Gran Canaria, será útil para un análisis posterior de los diferentes topoclimas presentes en el archipiélago. ABSTRACT Rainfall analysis in the Canary Islands using gradients Precipitation is a climatic variable showing a clearly differentiated behaviour according to the altitude and the orientation of the mountain slopes. Rainfall in the Canaries from sea level to 800-1,300 m a.s.l. increases at different rates, with a maximum of 88 mm/100 m and a minimum of 22 mm/100 m. Furthermore, it is worth mentioning that there is the presence of negative gradients from 1,300 m a.s.l. and above. These results along with a detailed mapping of annual average precipitation lines, taking the island of Gran Canaria as an example, will be useful for a

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ANÁLISIS DE LA PLUVIOSIDAD EN LAS ISLAS CANARIAS MEDIANTE LA ELABORACIÓN DE GRADIENTES

MÁYER, P1. y MARZOL, Mª V.2

1 Departamento de Geografía. Universidad de Las Palmas de Gran Canaria2 Departamento de Geografía. Universidad de La Laguna

RESUMEN

Análisis de la pluviosidad en las islas canarias mediante la elaboración de gradientes

Una de las variables climáticas que muestra un claro comportamiento diferenciado según la altitud y la orientación de las vertientes es la precipitación. En Canarias, desde la costa hasta los 800-1.300 m.s.n.m. la pluviosidad aumenta con diferentes ritmos, con máximos de 88 mm/100 m y mínimos de 22 mm/100 m. Destaca, además, la presencia de gradientes negativos a partir de los 1.300 m.s.n.m. Estos resultados junto con una detallada cartografía de isoyetas medias anuales, tomando como ejemplo la isla de Gran Canaria, será útil para un análisis posterior de los diferentes topoclimas presentes en el archipiélago.

ABSTRACT

Rainfall analysis in the Canary Islands using gradients

Precipitation is a climatic variable showing a clearly differentiated behaviour according to the altitude and the orientation of the mountain slopes. Rainfall in the Canaries from sea level to 800-1,300 m a.s.l. increases at different rates, with a maximum of 88 mm/100 m and a minimum of 22 mm/100 m. Furthermore, it is worth mentioning that there is the presence of negative gradients from 1,300 m a.s.l. and above. These results along with a detailed mapping of annual average precipitation lines, taking the island of Gran Canaria as an example, will be useful for a future analysis of the different topoclimates in the Canary archipelago.

1. INTRODUCCIÓNUno de los principales problemas que nos encontramos en el análisis de las

variables climáticas de cualquier territorio es la carencia de datos que abarquen el conjunto del territorio. Pese a que el elemento climático que posee un mayor número de registros, tanto espacial como temporal, es la precipitación, no siempre se dispone de redes lo suficientemente amplias que permitan su adecuada caracterización espacial. Esto resulta un problema, sobre todo si se tiene en cuenta su importancia como recurso y el papel que desempeña de cara a una correcta planificación del territorio. Son múltiples los trabajos que inciden en la ausencia de datos de precipitación en extensas zonas de la península Ibérica, especialmente en las áreas de montaña (FERNÁNDEZ-GARCÍA, 1981; MARTÍN-VIDE, 1981; RASO, 1981; PÉREZ-IGLESIAS y ROMANÍ, 1981; RODRÍGUEZ-MARTÍNEZ et al., 1981). El empleo de técnicas de extrapolación mediante el cálculo de funciones de distribución espacial es el método más simple y el más ampliamente utilizado. Las técnicas de interpolación espacial con la distancia u

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otras, de carácter estadístico o geométrico (krigeado, spline, etc.), resultan de utilidad para la obtención de nuevos valores a partir de una red de datos muestrales (FELICÍSIMO, 1994). Las funciones de regresión también son ampliamente utilizadas, cuando se observa una relación directa entre la precipitación y otra variable, como puede ser la latitud, en estudios de amplias superficies (NIYEROLA y ROURE 2005, FERNÁNDEZ-GRACÍA, 1992). En este sentido, y dada la fuerte relación que mantienen la precipitación y la topografía, en muchos casos se calcula la distribución de la precipitación a partir de funciones de regresión en las que la altitud es la variable independiente (SALAS, 1994, HERNÁNDEZ et al., 2006). En análisis de regresión múltiples, se añaden otras variables topográficas, como la pendiente, longitud o la orientación de las vertientes (FERNÁNDEZ-GARCÍA, 1992).

En Canarias son diversos los trabajos que modelizan las variables climáticas. En el caso concreto de la precipitación hay que señalar el atlas climático de los archipiélagos de Canarias, Madeira y Azores elaborado por los servicio meteorológicos de Portugal y España (MAESTRE y FELIPE –coords- 2012). El método seguido en Canarias es el de krigeado con la altitud como variable auxiliar. De esta manera se tiene en cuenta la variación local de la precipitación con la altitud en la interpolación. Otros trabajos analizan la distribución espacial de la precipitación durante episodios de lluvia intensa (MÁYER y ROMERO, 2006 y MÁYER, 2011), así como la elaboración de modelos digitales de precipitación en algunas de sus cuencas (HERNÁNDEZ-CALVENTO et al, 2006). En el primer caso se emplean técnicas de interpolación espacial utilizando la distancia, mientras que en el segundo se aplica una función de regresión con la altitud, con base en un modelo digital de elevaciones, lo que permite obtener un modelo digital de precipitación (MDP). La razón de esta diferencia metodológica viene determinada por la clara incidencia de la altitud y la orientación de las vertientes en la distribución de las precipitaciones en las islas, especialmente en las más montañosas. De esta forma, no resulta adecuado, en rigor, aplicar métodos de regresión a la totalidad de una isla, debido a las claras diferencias que encontramos entre vertientes opuestas, pues a una misma cota altitudinal se observan valores dispares de precipitación. Por ello, este tipo de métodos solamente se han aplicado a cuencas cuyas vertientes se orientan a una misma exposición, quedando los métodos de interpolación directa como únicas formas de realizar modelos digitales a escala insular.

Considerando estos antecedentes, este trabajo trata de suplir en parte esa carencia. Para ello se procede a i) determinar las funciones que mejor expresan la relación entre altitud y precipitación; ii) establecer los gradientes de variación; y iii) generar un MDP tomando como ejemplo la isla de Gran Canaria. En este caso no se han trabajado las islas de Lanzarote y Fuerteventura por su menor altitud.

2. DATOS Y MÉTODOPara conseguir esos objetivos se han seleccionado 291 estaciones pluviométricas

distribuidas de manera uniforme por todas las vertientes de las islas, considerando sólo aquellas series de más de 15 años. Los datos proceden tanto de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) como de los Consejos Insulares de Aguas de Gran Canaria y Tenerife, cuyas redes amplían considerablemente los datos oficiales de la AEMET.

Para lograr el primer objetivo se han de identificar previamente las principales cuencas de las islas. Para ello se han generado modelos digitales de elevaciones (MDE) en cada una de ellas a partir de las curvas de nivel de 5 m procedentes de la cartografía digital oficial del Gobierno de Canarias. Para generar las diferentes cuencas se ha

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utilizado el módulo de "hidrología" del programa ArcGIS. Las pequeñas cuencas, inferiores a 10 km2, que se obtienen dentro de las principales, quedan englobadas en las vecinas de mayores dimensiones. Para simplificar aún más el modelo, y también motivado por la escasez de datos, se han unido algunas cuencas con la misma orientación. Para cada una de estas grandes áreas se ha analizado la correlación entre la altitud (z) y la precipitación media (P) de las estaciones pluviométricas contenidas en cada delimitación. La función que determina la recta de regresión en cada caso se aplicó sobre la totalidad del modelo digital de elevaciones, obteniéndose así modelos digitales de precipitaciones para cada área. Una vez realizados todos los modelos, éstos se unieron para conformar el conjunto de la isla. Finalmente se comprobó el ajuste de los datos en las estaciones pluviométricas, comparando la serie teórica con la obtenida, hallando el error medio cuadrático.

3. RESULTADOS3.1. Las disimetrías entre vertientes

Cada una de las islas presenta morfologías contrastadas de manera que los máximos y mínimos pluviométricos no siempre se localizan en las mismas vertientes de todas las islas. En líneas generales las superficies orientadas al primer cuadrante son las que tienen una mayor pluviosidad, especialmente las superficies de las cuencas situadas entre los 800 y 1.300 m de altitud. Todas ellas recogen los aportes de los frentes de las perturbaciones y vaguadas procedentes de esa misma orientación (más frecuentes que las del tercer cuadrante), junto con las lloviznas asociadas a la nubosidad del alisio. En la isla de La Palma son las áreas del NE las que reciben las cantidades más significativas de precipitación media anual y, por ende, las más lluviosas de Canarias (1.406,5 mm en la estación de Sauces-Casa Monte a 1.330 m s.n.m.). Por el contrario, las más secas se corresponden con las vertientes situadas a sotavento de los vientos alisios. En estas superficies sólo las perturbaciones que llegan a las islas procedentes del tercer cuadrante son capaces de aportar cantidades importantes de lluvia y, por ello, no es extraño encontrar valores tan exiguos como los 93,0 mm de Punta Rasca en el Sur de Tenerife. Como ejemplo de estas disimetrías entre vertientes la figura 1 muestra la variación de la precipitación entre el Este y el Oeste de la isla de La Palma.

Figura 1. Variación de la precipitación anual en la isla de La Palma según la altitud.

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Como puede observarse, tanto en las zonas de costa como en las de altitud media las variaciones en la precipitación media anual son significativas. Prueba de ello es la diferencia de más de 300 mm entre Puerto Naos y Breña Baja o los casi 400 mm entre Botazo en Breña Alta y Hermosilla, todas ellas situadas a altitudes similares. Además hay un diferente gradiente entre ambas vertientes, más acusado en el Este, tal y como se verá más adelante.

Es preciso señalar que el incremento de la precipitación con la altitud es constante en la vertiente Este de La Palma, pero sólo hasta los 1.300 m pues a partir de esa altitud la precipitación desciende de manera significativa. Así, la precipitación media anual de la estación de Barlovento, situada a una altitud de 850 m.s.n.m, es de 1.213,9 mm mientras que en Cumbre Nueva, a 1.400 m.s.n.m, la cantidad desciende a 786,3 mm. Esta cuestión tiene su origen en la inversión térmica de subsidencia (DORTA, 1996, MARZOL, 1981), que como se expone a continuación impide realizar gradientes de precipitación desde la costa hasta las zonas más altas de las islas.

3.2. El gradiente pluviométrico medio anualLas islas de Canarias que superan los 1.500 m de altitud son un claro ejemplo de

la influencia que tiene el relieve en el incremento de la precipitación media anual. No obstante, esta generalidad precisa ser matizada, pues no en todas las vertientes de las islas se observa un mismo gradiente de precipitación e, incluso, dentro de una misma vertiente pueden detectarse cambios sustanciales que afectan a pequeñas cuencas que pueden, por su orientación local, incrementar considerablemente los valores de la precipitación. Además, los efectos de la inversión térmica detienen la tendencia general del incremento de la precipitación con la altitud, de manera que los gradientes resultan negativos a partir de, aproximadamente, los 1.200 m (figura 2). Por ello, en torno a esa altitud es donde se contabilizan las precipitaciones más abundantes, el máximo pluviométrico, pero no el óptimo pluviométrico puesto que, como dice Vigneau (2000), la cantidad de esas lluvias no son las “mejores”.

Figura 2. Rectas de regresión y coeficiente de correlación de las estaciones del Norte de Tenerife sin (a) y con (b) las estaciones de cumbre.

Del análisis comparado precipitación-altitud a lo largo de las diferentes orientaciones de las islas podemos matizar el comportamiento de esta variable en cada una de ellas. En la tabla 1 se muestran los valores de las rectas de regresión de las estaciones situadas en las distintas vertientes de las islas, considerando sólo las situadas por debajo de los 1.300 m.s.n.m.

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Tabla 1. Rectas de regresión y coeficientes de correlación de Pearson de la altitud (x) y de la precipitación anual (Y) de los observatorios situados en las principales vertientes de las islas.

VERTIENTES SEPTENTRIONALESIsla Nº estaciones Recta R2

La Palma 5 Y=0,583x+340,1 0,947El Hierro 10 Y=0,307x+256,7 0,988La Gomera 6 Y=0,359x+254,3 0,787Tenerife 34 Y=0,496x+275,6 0,928Gran Canaria 17 Y=0,603x+127,1 0,966

VERTIENTES NORORIENTALESLa Palma 13 Y=0,773x+371,7 0,867El Hierro 18 Y=0,423x+140,2 0,835La Gomera 5 Y=0,501x+208,0 0,861Gran Canaria 20 Y=0,500x+154,8 0,971

VERTIENTES ORIENTALESLa Palma 13 Y=0,880x+385,7 0,831El Hierro 6 Y=0,442x+247,7 0,985La Gomera 6 Y=0,225x+222,3 0,855Tenerife 10 Y=0,382x+201,8 0,893Gran Canaria 12 Y=0,512x+138,9 0,976

VERTIENTES MERIDIONALESEl Hierro 7 Y=0,383x+132,3 0,812La Gomera 6 Y=0,442x+60,0 0,890Tenerife 6 Y=0,273x+100,8 0,900Gran Canaria 11 Y=0,321+65,4 0,962

VERTIENTES OCCIDENTALESLa Palma 14 Y=0,359x+220,9 0,869El Hierro 6 Y=0,240x+131,8 0,871La Gomera 7 Y=0,347x+161,2 0,820Tenerife 8 Y=0,385x+100,3 0,726Gran Canaria 13 Y=0,344x+90,1 0,870

Como puede observase en los valores de la pendiente de las diferentes rectas, en el Norte de las islas el incremento de la precipitación con la altitud varía de unas islas a otras: es más brusco en Gran Canaria o La Palma con valores del orden de 60 mm/100 m frente a las islas de El Hierro o La Gomera que reducen a la mitad ese gradiente. En este sentido, la configuración del relieve septentrional de las dos primeras, en forma de amplias rampas con cuencas más o menos encajadas, favorecen el ascenso de las masas de aire y el rápido incremento de la precipitación. Algo similar a lo que sucede en Tenerife pese a que el gradiente sea algo inferior (50 mm/100 m). En todas las islas, salvo la de La Palma, esas vertientes septentrionales ostentan los mayores registros de precipitación media anual, con valores máximos que oscilan entre los 600 mm de El Hierro y los 930 mm de Gran Canaria. Esos máximos se sitúan en una franja altitudinal comprendida entre los 800 y 1.300 m.s.n.m.

Las vertientes del Nordeste de El Hierro, La Gomera y Gran Canaria poseen gradientes similares (entre 40 y 50 mm/100 m). La menor precipitación en las zonas próximas al litoral y en las medianías bajas y el rápido ascenso en las medianías altas, favorece una mayor pendiente de la recta de regresión y el consecuente incremento del gradiente que, en las dos primeras islas, supera de manera significativa a las del Norte (tabla 1).

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Hay que señalar en la isla de La Palma el fuerte incremento de la precipitación media anual entre los 800 y 1.300 m, franjas que recogen cantidades superiores a los 1.200 mm de lluvia. Ello genera un acusado gradiente de 77 mm/100 m. En este caso la disposición del relieve de esta isla con un marcado contraste Este-Oeste generado por la alineación Norte/Sur de Cumbre Nueva-Cumbre Vieja favorece el estancamiento de la nubosidad del alisio y el rápido crecimiento convectivo de la nubosidad durante situaciones atmosféricas inestables. Además hay que añadir la posición más occidental de esta isla con respecto a las demás que favorece una mayor incidencia de las perturbaciones oceánicas que, principalmente durante el invierno, afectan al archipiélago (MARZOL, 1984, MARZOL et al, 2006).

Esta cuestión que acabamos de mencionar también se observa en las cuencas orientadas al Este de La Palma, vertiente que tiene el mayor gradiente: 88 mm/100 m (tabla 1). Dista mucho de los de las islas de La Gomera o Tenerife cuyos gradientes se reducen a 22 y 38 mm/100 respectivamente. En estas islas, las áreas orientadas al Este tienen una menor incidencia de la nubosidad procedente del alisio, a lo que se añade una cierta posición de abrigo frente a las perturbaciones del tercer y cuarto cuadrante.Las superficies orientadas al Sur y al Oeste-Suroeste, según las configuraciones del relieve de cada isla, son las que presentan los valores más bajos de precipitación media anual, y aquellas áreas donde el incremento de la precipitación con la altitud es mucho más lento. Según se observa en la tabla 1 todos los gradientes se sitúan, en líneas generales, entre los 25 y los 45 mm/100 m. Se da la circunstancia de que en algunas de estas áreas la variación de la precipitación entre las zonas de costa y los 600-700 m de altitud es inferior a los 100 mm. Sirvan como ejemplos los observatorios del Oeste de la isla de La Gomera, concretamente Valle Gran Rey (25 m.s.n.m.) con una precipitación media anual de 223,6 mm y Vallehermoso Gerian (720 ms.n.m.) con 286,7 mm. La diferencia es de apenas 63,1 mm en 695 m; o los del Sur de la isla de Tenerife, en el aeropuerto Reina Sofía (64 m.s.n.m.) se recoge una media de 126,5 mm, mientras que en San Miguel de Abona (590 m.s.n.m.) se registran sólo 199,6 mm, lo que supone una diferencia de 73,1 mm. Estas localidades quedan al abrigo de las perturbaciones procedente del Norte y la mayor parte de la precipitación la reciben exclusivamente de los esporádicos e intensos aguaceros de las vaguadas y borrascas del tercer cuadrante (DORTA, 2007, MARZOL et al, 2006, MAYER 2011).

Finalmente hay que destacar que en las zonas más altas de las islas se produce una progresiva disminución de la precipitación. Este hecho es claramente observable en las islas de Tenerife y La Palma, aunque no en todas sus vertientes, y menos evidente, por su menor altitud, en las demás. Así, por ejemplo, en el Norte de la isla de Tenerife, a partir de, aproximadamente, de los 1.000 m se observa un gradiente negativo de 21 mm/100. Prueba de ello es que la estación de Aguamansa, a 1.080 m, tiene una precipitación media anual de 794,5 mm, Piedra Pastores, a 1.610 m, 566,9 mm y en Izaña, a 2.367 m, sólo llueve 464,5 mm. En la vertiente opuesta, los menores índices de precipitación media anual no evidencian esa ruptura en el gradiente pues en Vilaflor a 1.378 m, caen 407,0 mm y en la estación de Boca Tauce, en el Parque Nacional de las Cañadas del Teide a 2.030 m, caen 422,0 mm.

3.3. Elaboración de un MDP para Gran CanariaDe todas las islas consideradas en este estudio la de Gran Canaria es la que posee

un mayor número de estaciones pluviométricas en relación con su superficie (1 estación por cada 18 km2). Por este motivo se ha escogido como ejemplo para implementar los

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datos procedentes de las rectas de regresión obtenidas en las diferentes vertientes en un SIG con el objeto de trazar sus isoyetas medias anuales. Seguidamente se exponen los pasos seguidos así como las dificultades observadas para su elaboración.El primer paso ha sido identificar las cuencas de la isla, a partir del modelo digital del terreno (MDT). En la figura 3 se pueden observar las cuencas obtenidas directamente del MDT y las que, finalmente, se han considerado. Este proceso de generalización se ha basado en las características de las propias cuencas-vertientes y en la disponibilidad de datos suficientes para poder aplicar las funciones de regresión, pues las estaciones pluviométricas no tienen una distribución homogénea en el territorio. Prueba de ello es que la cuenca más grande, la Suroeste con 215 km2, tiene 7 observatorios, mientras que la Noroeste, con menos de un tercio de esa superficie, tiene 5.

Figura 3. Proceso de generalización de cuencas. En el interior de cada una aparece, en primer lugar, la superficie (km2) y, debajo, el número de observatorios situados dentro de cada una de ellas.

El siguiente paso ha sido aplicar las funciones de regresión, utilizando como base el MDT, en el entorno de un SIG. Se obtiene así una superficie continua en la que cada pixel representa un valor de precipitación. Sin embargo este modelo precisó de un ajuste por dos cuestiones fundamentales: i) en las zonas de unión de las cuencas se observaron contrastes de precipitación significativas, motivadas por las diferencias de pendientes de las rectas de regresión en cada cuenca; y ii) en la zona de cumbre orientada al primer cuadrante los valores de precipitación eran superiores a los obtenidos en cotas más bajas, cuestión que no responde a la realidad, debido a la inversión térmica ya indicada.

Para solventar estas cuestiones se optó por: i) ampliar el perímetro de cada cuenca en un km, de manera que se produjera un solape entre ellas, incorporando, cuando fuera el caso, las estaciones de las cuencas cercanas (figura 4B); ii) se volvieron a calcular las rectas de regresión con las nuevas estaciones incorporadas; iii) se superpusieron nuevamente las cuencas, utilizando en esta ocasión un promedio ponderado horizontalmente, en el que cada pixel es recalculado considerando el valor de los pixels vecinos del área de solape, teniendo más peso los más próximos. De esta manera los pixels de las áreas superpuestas suavizan sus valores, evitando las rupturas de pendiente generadas por las diferencias de las rectas de regresión (figura 4C); y iv) para corregir el problema de la inversión térmica se procedió por medio de la elaboración de una máscara que permitió aislar el área situada por encima de los 1.300 m.s.n.m. orientada al primer cuadrante. El valor de la precipitación de esta área se resolvió por medio de la

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interpolación de los valores de las estaciones situadas en ella, utilizando en esta ocasión la inversa de la distancia.

Figura 4. Modelos digitales de precipitación generados A) con las cuencas obtenidas directamente del MDT, B) con las cuencas ampliadas en 1 km en sus perímetros y C) valores de precipitación en un sector comprendido entre las cuencas Este y Sureste de Gran Canaria.

Una vez obtenido el modelo (figura 5) se procedió a comprobar su ajuste. Para ello se extrajeron los valores en los puntos en los que se localizan las estaciones pluviométricas, comparando los valores reales capturados en dichas estaciones con los obtenidos en el modelo. El error medio cuadrático obtenido es 21,3, lo que representa un 2% de los valores de precipitación obtenidos en el modelo; el error máximo es 69,39 y el mínimo 0,03.

Figura 5. Modelo digital de precipitaciones de la isla de Gran Canaria.

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4. CONCLUSIONES El análisis de los cálculos realizados mediante el ajuste de las diferentes rectas de

regresión de las lluvias y la altitud en el conjunto del archipiélago canario, en cada una de las vertientes y en diferentes sectores de cada una de ellas, ha permitido inferir algunas de las características de este elemento climático, entre las que merecen indicarse las siguientes:1. La configuración orográfica de cada isla, especialmente la alineación de los relieves más significativos (dorsales, cuencas-vertientes, rampas, etc.), y las máximas altitudes de cada una de ellas inducen cambios muy significativos en los totales pluviométricos. 2. Entre las diferentes vertientes de las islas se observan importantes disimetrías pluviométricas. En su conjunto, las septentrional y nororiental son las más húmedas y aquellas en las que el gradiente vertical de la precipitación es mucho más significativo. Por el contrario las meridionales y suroccidentales se configuran como las más secas y en las que el gradiente vertical de precipitación es más bajo. Los valores extremos oscilan entre los 77mm/100 m en las vertientes orientales de la isla de La Palma y los 22 mm/100 m de La Gomera.3. Las islas que superan 2.000 m de altitud presentan, a partir de los 1.300 m, gradientes negativos de precipitación que llegan a superar, como ejemplo extremo, los 20mm/100 m en la isla de Tenerife. Sin embargo, esto sólo es aplicable a las vertientes septentrionales, pues en las meridionales el ascenso de la precipitación es continuo hasta la cumbre. La inversión térmica junto con la mejor exposición de las vertientes del N y NE a la llegada de frentes y perturbaciones que incrementan los totales pluviométricos en esas áreas son las dos claves que explican esta variación. 4. En el caso de la isla de Gran Canaria queda patente que los resultados mejoran notablemente si en el MDP se contemplan zonas de solape entre las cuencas contiguas, y si las cumbres de las vertientes más húmedas se tratan por separado. 5. La consideración de otras variables topográficas como la orientación de los píxeles, las pendientes o la cercanía de relieves elevados en zonas de barlovento que modifican localmente los valores de precipitación permitiría un mejor ajuste del modelo. De igual forma, otras funciones matemáticas más elaboradas para cada una de las cuencas permitirían un mejor ajuste.

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