utopía de roger macbride allen

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Utopía de Roger MacBride Allen

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  • En un universo protegido por lasTres Leyes de la Robtica, loshumanos se hallan a salvo. LaTercera Ley establece: Un robotdebe proteger su propia existencia,siempre que esta proteccin noentre en conflicto con la Primera ola Segunda Ley. El planeta Infernoagoniza y ser inhabitable en pocasdcadas. La nica esperanza desupervivencia radica en un proyectoque muchos consideran una locura.Se tratara de estrellar contra lasuperficie del planeta un cometacuyo impacto provocara el

  • nacimiento de nuevos ros y salvarael ecosistema. El problema es quetambin podra causar ladestruccin completa de Inferno. Ytampoco es seguro que los robots,programados como estn paraproteger a los humanos, lespermitan correr ese riesgo

    La serie del robot Calibn, integradapor Calibn, Inferno y Utopa, ofreceuna penetrante revisin de las TresLeyes de la Robtica avalada por supropio creador, Isaac Asimov, quincolabor estrechamente con RogerMacBride Allen en la concepcin yelaboracin de estas tres novelas.

  • Roger MacBride Allen

    UtopaEl nuevo robot de Isaac Asimov -

    3

    ePub r1.0

  • barbanegra 18.11.14

  • Ttulo original: CalibanRoger MacBride Allen, 1996Traduccin: Carlos GardiniDiseo de cubierta: LevemkaMapas: isytax

    Editor digital: barbanegraePub base r1.2

  • Para mi hermano Chris, suesposa Edie, mi hermanaConnie, y su esposo Jim.

  • NOTA DEL AUTOR

    Deseo agradecer a todas las personasque contribuyeron a la realizacin deeste libro y de esta triloga. Ha sido unproyecto largo y complicado, y ahora alfin est concluido.

    Estos tres libros habran sidoimposibles de no ser por la prodigiosafecundidad literaria del difunto IsaacAsimov y la prodigiosa popularidad desu obra.

    Lo echamos de menos, y todosestamos en deuda con l. Ha sido unhonor y un privilegio explorar sus ideasy los mundos que cre.

  • Gracias tambin a los correctoresque trabajaron en Calibn, Inferno yUtopa. David Harris, John Betancourt,Leigh Grossman y Keith R. A.DeCandido intentaron mejorar estoslibros, y todos lo consiguieron. Graciastambin a Susan Allison, GinjerBuchanan y Laura Anne Gilman de AceBooks, y a Peter Heck y Byron Preisspor su labor.

    Y por cierto, gracias a EleanoreMaury Fox. Ni siquiera la conocacuando empec a trabajar en estatriloga. Ahora es mi esposa. Esta es laparte donde los autores suelen hablardel amor, el afecto y la paciencia de susresignadas cnyuges, y por cierto

  • Eleanore merece mi gratitud en todosesos aspectos. Pero tambin recib otracosa: asesoramiento editorial sagaz yprofesional. Fue una gran ayuda.

    Ahora debo mencionar a mi hermanaConstance Witte, mi hermano ChrisAllen, mi cuado Jim Witte y mi cuadaEdith Allen. Este ltimo libro de latriloga les est dedicado, as como elprimero estaba dedicado a sus hijos(con una excepcin, a la cual llegarenseguida) Connie, Chris, Jim y Edie,gracias por una lista de cosas que serams larga que este libro. Graciastambin a mis padres, Tom y ScottieAllen, a mi suegra Elizabeth Maury, a misuegro David Fox y a mi cuado Cari

  • Fox. La familia se sigue agrandando, yen consecuencia yo soy cada vez msafortunado.

    Hablando de familias grandes, laadicin ms reciente an no haballegado cuando dediqu Calibn a missobrinos. Dicha adicin merece estarincluida. Al finalizar, pues, me gustaracorregir aquella dedicatoria para incluira Anna Patrice Allen. Bienvenida abordo, Anna.

    ROGER MACBRIDE ALLENBrasilia, Brasil Noviembre de 1995

  • Las Tres Leyes originales de larobtica

    IUn robot no debe daar a un ser

    humano ni, por inaccin, permitir que unser humano sufra dao.

    IIUn robot debe obedecer las rdenes

    que le son dadas por los seres humanos,excepto cuando estas rdenes entren enconflicto con la Primera Ley.

    IIIUn robot debe proteger su propia

    existencia hasta donde esta proteccin

  • no entre en conflicto con la Primera o laSegunda Ley.

  • Las Nuevas Leyes de la robtica

    IUn robot no debe daar a un ser

    humano.

    IIUn robot debe cooperar con los

    seres humanos, excepto cuando dichacooperacin atente contra la PrimeraLey.

    IIIUn robot debe proteger su propia

    existencia, mientras dicha proteccin noatente contra la Primera Ley.

    IV

  • Un robot puede hacer lo que leplazca, excepto cuando sus actosinfrinjan las leyes Primera, Segunda oTercera.

  • La lucha entre espaciales y colonosfue, en sus comienzos y en su final, unapugna ideolgica. De hecho, basndonosen los estudios primitivos, sera msadecuado considerarla una batallateolgica, pues ambos bandos seaferraron a su posicin ms por fe,miedo y tradicin que por unrazonamiento exhaustivo de los hechos.

    Se reconociera o no, siempre huboun tema en el centro de todas lasconfrontaciones entre los dos bandos:los robots. Un bando los consideraba elbien definitivo, mientras que el otro, losvea como el mal absoluto.

    Los espaciales eran losdescendientes de los hombres y mujeres

  • que huyeron de la semimtica Tierra consus robots cuando estos fueronproscritos all. Exiliados de la Tierra,viajaron en burdas astronaves en laprimera oleada de colonizacin. Con laayuda de sus robots, los espacialesterraformaron cincuenta mundos ycrearon una cultura de gran belleza yrefinamiento, en la que todas las tareasdesagradables fueron encomendadas alos robots. Con el tiempo, virtualmentetodo el trabajo fue confiado a sus manos.Tras haber colonizado cincuentaplanetas, los espaciales se detuvieron yno se fijaron otra tarea que saborear losfrutos del trabajo de sus robots.

    Los colonos eran los descendientes

  • de aquellos que se quedaron en laTierra. Sus antepasados vivieron engrandes ciudades subterrneas,construidas para estar a salvo de losataques nucleares. No hay duda de queesta forma de vida indujo ciertaxenofobia en la cultura colonizadora.Aquella persisti tras la amenaza de laguerra nuclear y acab dirigida contralos complacientes espaciales y contrasus robots.

    Fue el miedo lo que caus que laTierra prohibiera a los robots. En partefue por un temor irracional a que losmonstruos de metal deambularan por elmundo. Sin embargo, los habitantes de laTierra tenan adems otros temores ms

  • fundados. Les preocupaba que los robotsles quitaran el trabajo y los medios deganarse la vida. Teman convertirse a laindolencia, el letargo y la decadencia dela sociedad espacial. Los colonosteman que los robots, al exonerarla desus cargas, tambin despojaran a lahumanidad de su espritu, su voluntad ysu ambicin.

    Los espaciales, mientras tanto,haban llegado a despreciar a laspersonas a quienes no consideraban msque toscos habitantes subterrneos. Losespaciales negaron su pasado comn conel pueblo que los haba expulsado. Peroal hacerlo tambin perdieron su propiaambicin. Su tecnologa, su cultura, su

  • visin del mundo, todo se volviesttico, estancado. El ideal de losespaciales pareca ser un universodonde nada sucediera jams, donde ayery maana fueran como hoy y donde losrobots se encargaran de todos losdetalles desagradables.

    Los colonos se dispusieron acolonizar la galaxia, terraformandoincontables mundos, pasando de largolos mundos espaciales y la tecnologaespacial. Llevaban consigo los puntosde vista tradicionales del mundo natal.Todos los encuentros con los espacialesparecan confirmar sus razones paradesconfiar de los robots. El miedo y elodio a las mquinas se convirtieron en

  • uno de los cimientos de la filosofa y lapoltica colonizadoras. El odio a losrobots, junto con el arrogante estilo devida espacial, hicieron poco por unir acolonos y espaciales.

    En cierto modo, sin embargo, losdos bandos consiguieron cooperar enocasiones, por grande que fuera el gradode friccin y recelo. La gente de buenavoluntad de ambos bandos intent dejara un lado el miedo y el odio paratrabajar colaborando y obtuvierondiferentes grados de xito.

    Fue en Inferno, uno de los mundosespaciales ms pequeos, ms dbil yfrgil, donde los espaciales y loscolonos hicieron uno de los intentos ms

  • atrevidos por cooperar. Los habitantesde ese mundo, que se llamaban a smismos infernales, se enfrentaron a doscrisis. Todos conocan sus dificultadesecolgicas, aunque pocos comprendanla gravedad de las mismas. Los colonosexpertos en terraformacin fueronconvocados para tratar el tema.

    Pero fue la segunda crisis, la crisisoculta, la que demostr ser el mayorpeligro. Pues, sin que ellos mismos losupieran, los infernales y los colonos deaquel mundo se vieron obligados aenfrentarse a un cambio notable en lamisma naturaleza de los propios robots.

    Muchos elementos se combinaronpara producir la mayor y ms peligrosa

  • crisis del planeta Inferno, y los robotsNuevas Leyes desempearon un papelfundamental en lo que sucedi. Perocomo suele darse a menudo en lahistoria, la convulsin final obedeci ala inesperada interaccin entre variosfactores aparentemente dispares, todoslos cuales fueron necesarios paraproducir los tumultuososacontecimientos que sobrevendran. Lascosas habran sido diferentes de no serpor los robots Nuevas Leyes, pero lahistoria tambin habra cambiado porcompleto de no ser por eldescubrimiento fortuito realizado por uncientfico oscuro y ambicioso, por laequvoca sensibilidad tica de un

  • indiscreto confidente de la polica, porlas complejas mentiras contadas a unpoderoso robot y por los dos intentos decometer cierto delito que llevaba tantosaos sin realizarse que pocosrecordaban su existencia.

    No una sino dos veces el planetaInferno fue conmovido por el intento deperpetrar el brbaro acto conocido porel extrao nombre de secuestro

    Los orgenes de la ColonizacinSARHIR VADID

    Baleyworld University Press, S. E. 1231

  • El planeta Inferno(detalle, cuadrante occidental,

    hemisferio norte)

  • El planeta Inferno(detalle, regin de Utopa, cuadrante

    occidental, hemisferio norte)

  • I. Impacto -62

  • 1Un fogonazo cegador estall en lasprofundidades del espacio comoproducto de una enorme explosin queardi como un segundo sol. Un oscurofragmento de dieciocho kilmetros dedimetro tembl con el impacto y sedesvi, cambiando levemente de rbita.

    El cometa resisti, aunque la fuerzade la explosin pudo haberlopulverizado. Esta recalent la superficiey pequeos bolsones de elementosvoltiles hirvieron, lanzando chorros degas a la oscuridad.

    Puesto que las leyes de accin y

  • reaccin funcionan igualmente bienaunque la accin no sea intencional, loschorros de gas sirvieron comopropulsores naturales y desviaron elcometa de su curso hacia un rumboinesperado.

    Otros chorros artificiales, sinembargo, estallaron casi de inmediato,compensando ese impulso. Lospropulsores de control se activaronpuntualmente mientras el cometa seaproximaba a los cuerpos celestesinteriores del sistema solar.

    Pronto fue evidente que se dirigadirectamente hacia un planeta enconcreto, un mundo pardo y azul cuyohemisferio sur era casi todo agua y cuyo

  • hemisferio norte era un rido desierto.El cometa se calent al acercarse a

    la estrella de ese sistema solar y susuperficie comenz a bullir y a arrojargases y polvo al espacio, en una colaque se extenda detrs de l.

    De pronto, el astro se despedaz ysus fragmentos se separaron formandouna pulcra hilera semejante a las cuentasde un collar.

    Los fragmentos se aproximaban alplaneta.

    Pasar de factor temporal positivocien a factor positivo diez de dilacintemporal dijo una voz en la oscuridad.

    El tiempo se lentific y poco a pocolos fragmentos comenzaron a alejarse de

  • la rbita a una fraccin de su velocidadoriginal.

    Dame una visin ms prxima deInferno orden la misma voz, y laimagen creci sbitamente. Todavaes demasiado lenta. Dilacin temporalen factor negativo cinco.

    Una vez ms, la velocidad del relojdisminuy, pero aun as los hechos sesucedan rpidamente. Los fragmentosdel cometa se movan con increbleceleridad al chocar contra la capasuperior de la atmsfera, y aun con eltiempo reducido a un quinto de suvelocidad normal se requeran pocossegundos para que penetraran en laatmsfera y descendieran al planeta.

  • El fragmento ms grande fue elprimero en chocar, al norte de la costa.El segundo se estrell al norte delprimero, contra los picos de unacordillera baja. Los otros cayeron unotras otro en una lnea recta que llegabahasta el polo norte; semejaban estrellasincandescentes y desaparecan casi alinstante en nubes y humo, polvo yescombros.

    Funcion dijo la voz. Detnla secuencia en ese punto, apaga laesfera de simulacin y enciende lasluces.

    La imagen del planeta en llamasdesapareci y las luces revelaron unahabitacin comn y corriente en una

  • residencia como cualquier otra. El nicoobjeto inusitado era el sofisticadoproyector de simulaciones ubicado en elcentro de la estancia.

    Davlo Lentrall se aproxim a l ytoc la parte superior con el dedo. Nisiquiera los modelos colonos msavanzados podan hacer lo que aquelobjeto bajo y cilndrico. l lo saba muybien, pues era quien lo haba diseado yfabricado. Satisfecho, disfrut delmomento y de todo el esfuerzo que lohaba precedido. Le perteneca. l habadescubierto el cometa. En un arrebato demodestia no le haba puesto su nombre,como exiga la tradicin, sino el deChanto Grieg, el gobernador asesinado

  • responsable del nuevo proyecto deterraformacin que haba salvado elplaneta, al menos por un tiempo, demodo que Davlo Lentrall y el cometaGrieg pudieran completar el trabajo queaquel haba empezado. Exista ciertaconcordancia, una pizca de poesa quecautivara a los historiadores. Laposteridad recordara a Davlo Lentrall,sin importar el nombre del planeta.

    De nada serva comentar esosdetalles con su asistente robtico.Kaelor se empeaba en sealar lascosas que saldran mal, pero Davlo nopoda dejar pasar en silencio esemomento triunfal.

    Funcion dijo al fin.

  • Claro que la esfera funciona, amoLentrall. Lo ha hecho cada vez que ustedla accion. Por qu iba a fallar ahora?

    No me refera al simulador,Kaelor, sino a la captura del cometa.

    Debo sealar que usted la hizofuncionar insisti Kaelor.

    A qu te refieres? preguntLentrall. Kaelor era un criado servicial,pero a veces se necesitaba muchapaciencia para tratar con l.

    Me refiero a que usted ha partidode ciertas premisas.

    Davlo contuvo su mal genio y se dijoque deba ser tolerante. Kaelor estabadiseado y fabricado segn lasespecificaciones personales de Davlo, y

  • cuando se juzgaban situacioneshipotticas la ms importante eramantener el potencial Primera Ley en elnivel ms bajo posible. Un asistente conel potencial Primera Ley sintonizado enlos elevados niveles de los robotsinfernales habra sido incapaz deayudarlo en los experimentos que leinteresaban. Antes de encontrar elcometa Grieg, Davlo haba participadoen la operacin Bola de Nieve, unproyecto que requera tener en cuentamuchas posibilidades arriesgadas hastaencontrar el procedimiento ms seguro.

    En el planeta haba pocos robotsTres Leyes dispuestos a trabajar en Bolade Nieve, y mucho menos a hacerlo con

  • un simulador para probar ideasdestinadas a traer el cometa Grieg. Casininguno estara dispuesto siquiera acolaborar en la formulacin delproblema, con el argumento de que lasimulacin allanara el camino parapermitir que un cometa real chocaracontra un planeta real, lo que pondra alos humanos en grave peligro. Por estarazn Davlo haba pedido un robotpersonalizado para su trabajo en Bolade Nieve, y cuando comprendi cul erael potencial del cometa Grieg, se alegrde contar con l.

    Haba tenido que discutir mucho conel diseador del robot, un caballeroconservador que era reacio a restringir

  • la Primera Ley, pero el resultado fue laPrimera Ley Restringida 001. Latradicin y la convencin habranrequerido que Davlo pusiera a CFL-001un nombre como Cfalo o Cefalea, peroa Davlo no le gustaban, y haba optadopor Kaelor.

    Sin embargo, fuera comoconsecuencia del potencial restringidode la Primera Ley o de las subsendasaleatorias normales de su cerebropositrnico, Kaelor tena una visinpesimista y depresiva de la vida y eluniverso.

    Cules son esas premisas,Kaelor?

    Usted cree que puede impedir que

  • el cometa se desintegre a causa de laexplosin original dijo Kaelor yluego dividirlo tal y como desea, perotodava no ha resuelto el tema delcalentamiento solar y sus efectos.Tambin tengo dudas acerca de sucapacidad para controlar la expulsin degases. Ya ha sido muy arbitrario en loque a la cantidad de fragmentosnecesarios para la tarea se refiere, y, porltimo, no ha resuelto el tema delcontrol y la delicada sincronizacinnecesarios para la trayectoria final y elingreso en la atmsfera. El xitorequiere una precisin en estos asuntosque no veo el modo de conseguir.

    Estoy al corriente de esos

  • problemas repuso Davlo. Siespersemos a resolver todos losproblemas, nunca comenzaramos.Adems, he demostrado que el planbsico funcionar, o al menos que puedefuncionar. Ahora slo debo convencer amis superiores, pero en mi modestaopinin he demostrado que estamos encondiciones de arrojar el cometa Griegcontra Inferno y salvar el planeta.

    Dadas esas premisas, supongo quetiene razn respondi el robot contono de escepticismo. Sin embargo,me pregunto si podr lograrlo sin matara nadie.

    Justen Devray, comandante de la

  • Polica Infernal Combinada, estabasentado en el maltrecho aeromvil sinmarcas, mirando cmo despuntaba el solsobre aquel parque de idlico verdor.Estaba cansado, al borde de laextenuacin, pero eso formaba parte desus obligaciones. De hecho, estaba allpara aprender a soportarlo.

    Pareca una teora muy sensata: ir acada comisara de la Polica InfernalCombinada a fin de interiorizarse de lastareas que en los viejos tiempos nohaba tenido oportunidad de llevar acabo. Haba sido idea suya, y estabaaprendiendo mucho. Ahora saba concerteza que las misiones de vigilanciaeran ms aburridas y agotadoras de lo

  • que haba imaginado, y empezaba asospechar que un cmodo trabajo deoficina tena ms ventajas de las quecrea.

    El aeromvil sin marcas estabaaparcado a cien metros de la entrada desuperficie del extenso complejosubterrneo llamado Ciudad Colono. Laentrada tena forma de hongo, con unacolumna central en la que estaba elascensor y un techo ancho y redondo queprotega de la intemperie a quienesaguardaban para descender al interior.El pozo de entrada estaba a pocadistancia de la puerta del enorme parqueque los colonos, en un alarde de susconocimientos en terraformacin, haban

  • hecho sobre la ciudad subterrnea.Pero a Justen Devray no le

    interesaba el diseo de Ciudad Colono.Su misin era vigilar a la gente queentraba y sala. Claro que haba otraspuertas para acceder a la vasta serie decavernas y cmaras artificiales. La PICtambin las tena bajo vigilancia. Sinembargo, segn la unidad de inteligenciala clave era la entrada principal, que erala que empleaban los peces gordos. Aslo exiga su rango, o al menos sutapadera.

    Incluso los aficionados entraban ysalan por la entrada principal.

    Todos saban que no haba una solaentrada de Ciudad Colono que no

  • estuviese bajo vigilancia. Segn lamayor parte de las teoras de operacinde campo, el mejor modo de pasarinadvertido consista en usar la puertaprincipal para perderse en el tumulto. Aveces hasta daba resultado. Sobre amedia maana, cuando el movimiento degente era mayor. No resultaba fcilobservarlo todo. Esa era otra cosa queJusten tambin deba aprender.

    Mucha gente tena sobrados motivospara entrar y salir de Ciudad Colono,tanto fueran espaciales como colonos,pero algunos no tenan motivos paraestar all, y estos eran los quejustificaban las medidas de vigilancia.

    La PIC nunca empleaba el mismo

  • vehculo dos veces para tareas devigilancia, aunque los autnticosprofesionales del otro bando eranconscientes de que los observaban, y sinduda saban identificar a quienes lohacan, sin importar qu vehculousaran. Los profesionales siempreidentificaran a los agentes, por muyeficiente que fuera la PIC, pero no losaficionados ni los novatos. Si unocambiaba el aeromvil a menudo, ascomo el lugar donde aparcaba, eraprobable que un aficionado entrara ysaliese varias veces sin identificar elvehculo de vigilancia. Justen Devray seretrep en el asiento. Se sentaencerrado, y no slo por encontrarse

  • dentro del vehculo, sino por el trabajo.En los viejos tiempos, Justen era el jefede los rangers del gobernador, con ladoble responsabilidad de imponer la leyfuera de las ciudades y dirigir variosproyectos de terraformacin. Hasta lestaba dispuesto a admitir que se tratabade una combinacin inapropiada deresponsabilidades.

    Menos de cinco aos atrs AlvarKresh haba reorganizado a los rangers,dejndoles slo los proyectos deterraformacin y fusionando el cuerpo,en cuanto guardianes de la ley, con elDepartamento del Sheriff de Hades, paraformar la Polica Infernal Combinada.Kresh haba puesto a Devray a cargo del

  • nuevo servicio.Devray haba aceptado de buena

    gana, pero con frecuencia lamentabahaberlo hecho. La direccin de lapolica planetaria lo obligaba a vivir enHades, y l no estaba acostumbrado a laciudad ni a la vida urbana en general.Echaba de menos a los rangers ydeseaba trabajar en un proyecto deconservacin o terraformacin en lasaltas planicies del norte de la ciudad.

    A pesar de su trabajo de oficina, anconservaba la tez bronceada, lo cual,unido a su desordenada cabellera rubiay sus ojos azules, acentuaba su aspectode deportista. Los aos pasados al airelibre haban tallado su rostro,

  • imprimindole carcter. La vida en laciudad no haba conseguido borrar nadade eso. Segua aparentando menos aosde los que tena y bastaba echarle unvistazo para comprobar que distabamucho de ser un urbanita.

    Aunque se senta solo, Justen tenacompaa en el aeromvil. Estaba condos robots. Uno era Gervad 112, surobot personal desde haca varios aos.Se trataba de un GRD, un tipo de robotmuy comn entre los rangers aos antes.El otro era un SPR, o robot deseguridad, patrulla y rescate,comnmente llamado Zapador 323.Despus de que el gobernador anterior,Chanto Grieg, fuese asesinado a pesar

  • de las decenas de zapadores quemontaban guardia, la reputacin delmodelo se haba visto perjudicada.Quiz fuera injusto, pues lo que leshaba sucedido a ellos poda sucederle acualquier clase de robot, pero aun aslos servicios de seguridad ya no losaceptaban. Justen ni siquiera habaintentado conservar los SPR rangers.Los agentes no se fiaban de ellos, y enconsecuencia la mayor parte de loszapadores haban sido vendidos a preciode saldo a muchas organizaciones ypersonas de dudosa reputacin. Esosignificaba que un zapador constituauna tapadera excelente. Nadie que vieraa Devray en compaa de un zapador

  • pensara que era un poli, y mucho menosel ms alto oficial de polica de todo elplaneta.

    Lo que resultaba deprimente era quelos dos robots podran haber cumplidola tarea de vigilancia igualmente biensin Devray, e incluso mejor; pero notena sentido pensar en esas cosas. Locierto era que los humanos ya no eranmuy necesarios para casi ninguna tarea.

    El individuo de sexo masculino depantalones rojos y tnica azul no figuraen mi lista de sujetos identificados anunci el SPR, que como todos los desu clase destacaba en trabajos deidentificacin. Eran casi tan hbilescomo los humanos para la comparacin

  • y el cotejo de patrones o, en otraspalabras, para reconocer caras ypersonas. Y, por cierto, tenan unamemoria casi infalible. Si un zapadoraseguraba reconocer a alguien o noidentificarlo, convena tomarlo en serio.En ese momento significaba que alguienque no tena por qu entrar en CiudadColono estaba haciendo precisamente loque no deba.

    Justen Devray observdetenidamente al individuo en cuestin.Un corrillo de diez o doce personasesperaba el ascensor.

    Lo conoces, Gervad? pregunta su robot personal, cuyo banco dememoria contena las fotos de todos

  • aquellos que figuraban en los archivospoliciales.

    Tengo una concordancia, seor,pero me temo que es bastanteimprobable.

    Eso lo decidir yo dijo Justenmientras procuraba seguir losmovimientos del individuo, lo que noresultaba fcil en medio de lamuchedumbre; si estaba bien entrenado,hara lo posible por confundirse con losdems. Cul es tu concordancia?

    El sujeto observado concuerdacon un tal Barnsell Ardosa, joveninvestigador de la Universidad deHades. Como parece muy improbableque en esa rea haya algo de inters para

  • los colonos, sugiero que la concordanciaes errada.

    Justen estaba por dar la razn aGervad, pero entonces volvi a divisara su presa. All estaba. Era un hombrecorpulento, de cara redonda y tezoscura. Tena la coronilla totalmentecalva y el pelo entrecano a los costadosde la cabeza. Luca un espeso bigote ypareca preocupado.

    Por un instante Ardosa en caso deque se tratara de l mir en direccina Devray, quien decidi que Gervaddeba confiar ms en su propiacapacidad de reconocimiento.

    Justen Devray nunca haba pisado elDepartamento de Astrofsica de la

  • universidad, pero estaba seguro de queya haba visto aquel rostro, aunque notena ni idea de dnde.

    Alvar Kresh, gobernador del planetaInferno, fulmin con la mirada al jovenque tena delante.

    Usted no es buen defensor de supropia causa espet. Le he dichoque tendra en cuenta su propuesta, y lohar. De hecho, la he tenido en cuenta,pero no tomar una decisin precipitada,y menos tratndose de un asunto tanimportante.

    Las decisiones deben tomarsecuanto antes insisti su visitante.Ya hemos perdido bastante tiempo.

  • Llev a cabo mis simulaciones finaleshace tres das, y desde entonces hetratado de verlo. Esto representa unpeligro y una oportunidad muchomayores de lo que usted cree o inclusopueda llegar a entender.

    Le recuerdo que est hablandocon el gobernador del planeta dijoKresh con tono mordaz, pero aunqueel asunto escape a mi humildecomprensin, tal vez usted consigaesclarecerme.

    Lo lamento, seor, no quiseexpresarlo de ese modo se disculpDavlo Lentrall, ruborizndose un poco.

    No, tal vez no. Kresh suspir.Estudi a Lentrall con el ojo experto del

  • ex polica: tez oscura, mandbulaprominente, rostro anguloso, intensosojos pardos, cabello renegrido cortadoal rape, talla y fsico medianos.Entonces record que ya no era polica,sino poltico, y como tal deba juzgar elcarcter de aquel sujeto. Lacaracterstica ms destacable de Lentrallera que posea toda la arrogancia de lajuventud.

    Otras culturas, la colona, porejemplo, podan considerar atractiva esacualidad, y permitir que el fervor juvenilsirviera como excusa de muchospecados; pero los espaciales no eranas. La cultura espacial era antigua, y sustradiciones tambin. La mayora de los

  • espaciales eran longevos, y para ellos elentusiasmo y la pasin de la juventudconstituan un recuerdo distante ylevemente desagradable.

    La juventud ni siquiera estaba demoda entre los espaciales, y Lentrall eraun recordatorio del motivo de ello. Elatolondramiento, la impulsividad y laaltanera rara vez conquistaban amigos.

    Sin embargo, exista la posibilidadde que el mensaje de Lentrall fueraimportante, aunque el mensajero no lofuese.

    Ser mejor que nostranquilicemos le dijo Kresh, o delo contrario no sacaremos nada en claro.

    Lentrall estuvo en un tris de

  • protestar de nuevo, pero se lo pensmejor.

    Muy bien, seor concedi.Le pido disculpas por mi exabrupto. Esla tensin. La idea de que lasupervivencia del planeta pueda estar enmis manos es demasiado

    Lo s. Kresh se mostrrepentinamente afable. Lo s muybien. Hace aos que convivo con esaidea.

    Una vez ms, Lentrall se ruboriz unpoco.

    S, seor; s que es as. Es slo eltemor a desperdiciar esta oportunidad.Aun as, no deb ser tan presuntuoso

    Tranquilo, hijo. Dejmoslo as.

  • Hablaremos de nuevo dentro de unosdas. Maana, mejor dicho. Vengamaana por la maana. Yo traer a miesposa, as usted podr exponer elproblema ante los dos. Valoroenormemente la opinin de ella acercade todo esto. Haba otros motivos,pero no quera revelrselos al jovendoctor Lentrall.

    De acuerdo, maana a primerahora. Le parece bien a las diez?

    Perfecto. Donald, acompaa anuestro invitado a la puerta, por favor.

    S, seor.Donald 111, el robot personal de

    Kresh, sali de su nicho en la pared,cruz la habitacin, condujo a Lentrall

  • hasta la puerta, activ los controles y sedespidi de l.

    Donald, un robot bajo y redondo,con curvas suaves y sin bordes filosos,haba sido diseado para presentar unaapariencia inofensiva. Era de color azulceleste, el color del viejo Departamentodel Sheriff de Hades, un vestigio de losdas en que Kresh era sheriff de laciudad, y en que haba un sheriff. Tal vezKresh debiera hacerlo pintar de otrocolor, pero le gustaba recordar aquellosdas, cuando los problemas a que debaenfrentarse eran menos importantes,aunque entonces a l no se lo pareciese.

    Donald cerr la puerta y se volvihacia Kresh.

  • Tu opinin, Donald?Acerca de qu, seor? El

    mensaje o el hombre que lo transmiti?Ambos, supongo; pero empieza

    por el mensajero. Un joven obstinado,verdad?

    S, seor. Si me permite, merecuerda a usted en su juventud.

    Kresh mir a Donald con recelo.Qu sabes de mi juventud?

    Cmo puedes saberlo? Te fabricaroncuando yo ya era sheriff.

    Es verdad, seor, pero usted es miamo desde hace muchos aos, y hehecho de usted un objeto de estudio. Alfin y al cabo, cuanto mejor lo conozca,de mayor utilidad podr serle. He

  • examinado toda la documentacinexistente sobre usted, y, a menos que losdocumentos contengan errores ofalsificaciones, ese joven guarda unaasombrosa semejanza con el hombre queusted era a esa edad.

    Eso se aproxima peligrosamenteal sentimentalismo, Donald.

    Espero que no, seor. No poseolos protocolos de superposicinemocional necesarios para experimentarsentimentalismo. Slo he expresado unaopinin objetiva.

    De veras? Bien, en tal caso esbastante desconcertante. Kresh selevant y se desperez. Haba sido unlargo da y Lentrall le haba dado mucho

  • en qu pensar. Ven, Donald, vmonosa casa.

    S, seor. Donald se volvihacia la puerta y la abri de nuevo.Avanzaron por el pasillo hasta elascensor privado del gobernador. Lapuerta del ascensor se abri y Kresh y elrobot entraron. La puerta se cerr y elascensor los llev a la terraza delPalacio de Gobierno, donde elaeromvil privado del gobernadoraguardaba en un hangar. Haba dosplataformas de aterrizaje en la terraza,una ms pequea en lo alto del edificio,para uso exclusivo de Kresh, y otramayor quince metros ms abajo. Laplataforma privada del gobernador se

  • haba aadido despus del incidente deGrieg, mediante el simple expediente deconstruir una columna hueca desupercemento y acero de diez metros deanchura. Los constructores habancoronado la columna con un disco planode treinta metros de dimetro y la habanafianzado con contrafuertes. A diezmetros de la plataforma original habaun pequeo puesto de observacin quela PIC empleaba como torre de controlpara la zona de descenso principal.

    Puertas con cerrojo, ascensoresprivados, hangares protegidos, pistas deaterrizaje controladas. Kresh meditacerca de ello mientras suban en elascensor. En ocasiones le pareca que

  • los muros que lo separaban del planetaque deba gobernar eran demasiadoaltos. Cmo poda desempearse coneficacia si todo el sistema conspirabapara mantenerlo aislado en aras de supropia seguridad?

    Por otra parte, su predecesor habasido asesinado a sangre fra, de modoque exista una justificacin para tantomuro y barrera. Hasta la terraza tenamuros.

    Las puertas del ascensor se abrierony Kresh sali a su pista privada,entibiada por el sol del atardecer; peroen lugar de caminar hacia el hangar, sedirigi al borde de la pista. Un muretede poco ms de un metro de altura

  • rodeaba la pista. Como todo en aquelplaneta, cumpla una funcin protectora,pero tambin tena la altura ideal paraque Kresh se cruzara de brazos sobre elmurete, apoyara la barbilla en losantebrazos y reflexionara. Podarecostarse contra la pared, contemplar elmundo y meditar a solas.

    No totalmente a solas, por cierto.Eso nunca suceda en un mundoespacial. Kresh oy que a sus espaldasDonald se aproximaba para protegerlode cada peligro imaginario por el cual elrobot decidiera preocuparse: elderrumbe del murete; una improbablerfaga de viento que, soplando desdeuna direccin inconcebible, succionase

  • a Kresh antes de arrojarlo desde elborde del edificio, Kresh arrojndose alvaco por efecto de un oculto afn deautodestruccin La cantidad de malesy peligros que un robot Tres Leyes eracapaz de imaginar no tena fin.

    Y eso formaba parte del problema.No te preocupes ahora se dijomientras miraba el mundo que le habanencomendado gobernar. Aprovecha elmomento, mira la ciudad de Hades, elcielo, el mundo.

    Kresh era un hombre macizo dehombros anchos, rasgos enrgicos,rostro expresivo, tez clara y unaabundante cabellera cana. En ocasionespensaba que los aos estaban

  • alcanzndolo, y eso precisamente pensen ese instante, debido sin duda a lacomparacin que haba hecho Donaldentre l, en su juventud, y Lentrall.Haba sido Kresh tan irritante, tanobstinado, tan soberbio?

    No pens. Olvdate de esotambin. Deja que el viento se lo llevemuy lejos. Olvdate de tus funciones, tusdeberes y tus preocupaciones. Limtate amirar.

    Pues en verdad haba mucho que ver.El planeta Inferno haba recorrido unlargo camino en los cinco aos queKresh llevaba al frente del gobierno, yl se enorgulleca de saber que habacontribuido a ello.

  • Respir profundamente. Un airefresco, dulce, lmpido, vivo. CuandoKresh asumi el mando, la ciudad deHades se encontraba literalmente apunto de secarse y echar a volar. Losdesiertos se extendan, las plantasmoran, los arriates y jardines estabancubiertos con el polvo que el vientoarrastraba hasta la ciudad.

    Ahora los desiertos estaban enretirada, al menos all, en losalrededores de Hades. La brisa traa unaroma de vitalidad, vegetacin ylozana. Lo que antes era pardo y ocre,ahora era verde. La ciudad de Hades ysus inmediaciones estaban recobrando lavida.

  • El precio haba sido alto, sin duda.Durante cinco aos la gente de Infernohaba soportado restricciones en el usode los robots, hecho que habra sidoimpensable en otro mundo espacial;pero el planeta Inferno, el mundo mismo,necesitaba la mano de obra robot msque las personas.

    Chanto Grieg, el predecesor deKresh, haba puesto a gran parte de losrobots de Inferno al servicio delgobierno, alejndolos de sus deberesdomsticos y destinndolos a proyectosde terraformacin y recuperacin detierras. Robots que servan comoasistentes de cocina y reemplazantes dechferes, o que no cumplan ms funcin

  • que la de esperar a que alguien entrara osaliera de una habitacin para apretar elbotn que activaba la puerta automtica,o que estaban desaprovechados entareas serviles y absurdas, de pronto seencontraron plantando rboles,manejando palas mecnicas, polinizandoflores y criando peces, insectos ymamferos para poblar las zonasagrestes.

    Todava haba quienes se quejabande las terribles privaciones impuestaspor las leyes de trabajo robotizado, peroeran cada vez menos. La gente estabahabitundose a la idea de vivir conmenos robots. Estaba descubriendo oredescubriendo el placer de hacer las

  • cosas por s misma. Las circunstanciasestaban cambiando para bien, aunquequizs ese cambio no fuera suficiente.Kresh saba que el destino del planetaan penda de un hilo. En el aspectolocal, las cosas estaban mejorando, perodesde una perspectiva global

    No. No importaba. Luego sepreocupara por eso. La propuesta deLentrall lo haba perturbado, sin duda.Necesitaba saber qu opinaba Fredda.

    Kresh dej de mirar la ciudad y seencamin hacia el aeromvil.

    Ven, Donald, vmonos a casa.

    Era una suerte, se dijo Kreshmientras Donald conduca, que los

  • espaciales tuvieran una larga tradicinde respeto a la intimidad ajena y defensade la propia. De lo contrario, laescandalosa naturaleza de su vidadomstica habra provocadoinnumerables controversias.

    Ante todo, Alvar Kresh y su esposaFredda Leving vivan juntos y mantenanun solo hogar. En un matrimonioespacial tpico, cada cnyuge tena supropia casa y ambos pasaban largastemporadas separados.

    Se esperaba que los recin casadosconviviesen durante mucho tiempo, perolo normal era que al cabo de los aosacabaran por distanciarse. En unmatrimonio de varios aos, el marido y

  • la mujer se vean una vez a la semana, oincluso una vez al mes; en el caso degente mayor, no era extrao que pasasetodo un ao sin que se viesen. Aunqueen Inferno el divorcio era unprocedimiento sencillo, muchas parejaspermanecan casadas por inercia, puesno tenan ganas de iniciar trmiteslegales.

    Alvar Kresh haba descubierto, nosin sorpresa, que su matrimonio norespetaba esas reglas. Tres aos despusde la boda, l y Fredda todava pasabantodas las noches no slo bajo el mismotecho, sino, lo que era an msescandaloso, en la misma alcoba y lamisma cama.

  • Aunque la situacin no tena nada demalo ni de inmoral, resultabafrancamente extraa en la sociedadinfernal. Si se corra la voz, las buenasgentes de Inferno pensaran que elgobernador y su esposa eran raros.

    Kresh, sin embargo, no acababa deentenderlo. Mir la verde y encantadoraciudad por la ventanilla, reflexionandouna vez ms sobre las extravagancias desu gente. Los infernales se enorgullecande ser muy abiertos cuando derelaciones personales se trataba, y loeran, al menos en teora. Con los aos,no obstante, Kresh haba aprendido quepor tolerantes que se mostrasen en loconcerniente a las relaciones fsicas, sus

  • corazones estaban menos preparadospara enfrentarse a la idea de laintimidad emocional. Un infernal podahabrselas con la sexualidad en un planoterico aunque en un plano real leprovocara sonrojo; pero la idea delamor les resultaba sencillamenteexcesiva.

    Los infernales eran espaciales, yestos siempre haban mantenido unadistancia fsica y emocional ante losdems; sin embargo, no haban llegado alos extremos de otros mundosespaciales, mundos en los que no habaciudades, poblados ni villorrios, sinoviviendas desperdigadas habitadas porun solo humano y un ejrcito de robots.

  • Aun as, no eran precisamente un pueblogregario.

    Habra sido totalmente aceptableque Kresh y Fredda durmieran juntos enocasiones. Hacerlo todas las noches, enla misma cama, habra sido interpretadocomo una leve extravagancia. Perocompartir el tiempo libre y estar juntosel mayor tiempo posible, inclusomientras coman, era el colmo. Losinfernales no mostraban as susemociones ni sus sentimientos. Noqueran que los dems creyesen que eranvulnerables.

    All ellos, se dijo Kresh. Nuncaconoceran la fuerza, la confianza, lasensacin de seguridad que Fredda le

  • daba. l slo esperaba brindarle lomismo a ella.

    Kresh conoca a los infernales, y loque diran si lo supieran. Saba quepensaran que su vida hogareaanticonvencional lo haca inepto paragobernar, que Fredda ejerca unainfluencia nefasta sobre l. Ya decanque ella era demasiado joven, y losinfernales recelaban de la juventud.Decan tambin que era demasiadocomplaciente con los colonos. SimcorBeddle, jefe de los Cabezas de Hierro,nunca dejaba de mencionar ese dato ensus mtines, y haba en ello algo deverdad. Fredda coincida con loscolonos en varios temas. Beddle ya

  • encabezaba una campaa de rumoressegn la cual se sugera que ella tenaideas extremistas y peligrosas. El mismoKresh estaba dispuesto a creerlo.Fredda y l tenan acaloradasdiscusiones sobre el tema de los robots,entre otras cosas.

    Si Kresh hubiera sido un ciudadanocorriente, no le habra importado que elresto del universo conociera los detallesde su vida domstica, pero a esas alturasno necesitaba que sus asuntos personalesfueran objeto de controversia. Era mejormantener esas cosas lejos de la miradapblica y evitar los rumores.

    Kresh aparentaba respetar lasconvenciones. Segua utilizando los

  • aposentos de la Torre de Gobierno,aunque slo despus de los agasajosoficiales. En esas ocasiones, fingaretirarse a sus habitaciones al fin de lavelada, mucho despus de que Freddahiciese ver que regresaba a su casa. Enocasiones, si era muy tarde, pasaban lanoche separados, pero a menudo Donaldterminaba por trasladar en secreto a unode ellos al lugar donde esperaba el otro.Por absurdo que pareciese, esas farsasnocturnas eran preferibles a los chismesponzoosos que circularan si se sabaque el gobernador estabaapasionadamente enamorado de suesposa.

    Alvar Kresh record que haba

  • discutido con Chanto Grieg horas antesde la muerte de este. Grieg habaintentado explicarle que el trabajo deaparentar, fingir y limar asperezas eravital para la tarea de gobernar, que nopoda consagrarse a su verdaderotrabajo sin haber resuelto esas tonteras.Kresh no le haba credo del todo, perocon el tiempo aprendi que era cierto.Simcor Beddle y los Cabezas de Hierrole haban enseado una dura leccin: nopoda hacer nada sin neutralizar primeroa estos ltimos.

    Los Cabezas de Hierro. Kreshsonri al imaginar lo que Simcor Beddley sus secuaces seran capaces de hacersi descubran lo que en verdad suceda

  • en la casa del gobernador y la doctoraLeving. En bien de la armonadomstica, Kresh prefera aparentar queignoraba ciertas cosas que tenan lugaren su ausencia, como, por ejemplo, lasreuniones de robots subversivos que serealizaban en su propio hogar.

    Ya era bastante malo que l mismolo supiera; pero si Beddle loaveriguaba Ah s, era necesarioguardar el secreto. El ruido del motordel aeromvil cambi, y Kresh despertde su ensoacin mientras el vehculo seladeaba para descender. Pestae y mirpor la ventanilla delantera. All estaba.Su casa.

    El aeromvil se dispuso a aterrizar.

  • Fredda Leving se puso de pie y mira los dos robots.

    Ser mejor que os vayis lesdijo. Mi esposo debe de estar porllegar.

    El robot negro, el ms pequeo, selevant de la silla y mir a su anfitrionacon expresin reflexiva.

    Sin duda su esposo sabe que nosreunimos aqu con usted.

    Claro que lo sabe, pero es mejorpara todos que no lo hagamos en suspropias narices.

    No comprendo dijo el robotnegro, Prospero, lder de los robotsNuevas Leyes. Su cuerpo, de un metro

  • ochenta de altura, era macizo, lustroso ymetlico, como el de muchos de los desu clase. Sus ojos despedan unresplandor anaranjado que parecarealzar su intensa personalidad. Si lsabe que venimos aqu, por quocultrselo?

    No entiendo por qu hacespreguntas cuya respuesta ya conoces replic Fredda. Prospero volvi lacabeza hacia su compaero y luego mirnuevamente a Fredda.

    Conozco la respuesta? inquiricon tono de suspicacia.

    El ms corpulento de los dos robots,Calibn, tambin se levant y,dirigindose a su compaero, dijo:

  • Hay veces, amigo Prospero, enque creo que te empeas en fingir queeres un ignorante. El gobernador noquiere tener contacto con nosotros.Tolera estas reuniones, pero no lasaprueba. Cuanto menos llamemos laatencin oficialmente, ms probable esque continen.

    Calibn, que meda ms de dosmetros de alzada, tena un cuerpometlico de color rojo yresplandecientes ojos azules. Su aspectoera llamativo e imponente, pero no tantocomo su reputacin.

    Algunos an se referan a l como elrobot Sin Leyes.

    Calibn haba sido acusado de

  • intentar asesinar a su creadora, FreddaLeving, pero finalmente haba sidoexculpado.

    Prospero mir por un instante a sucompaero.

    La necesidad de discrecin dijo. S, ya he odo hablar de ello,pero no s si es la respuesta correcta.

    De qu me servira mentirte? pregunt Calibn. Para un robot TresLeyes, la sola idea de mentir era difcilde concebir, pero Calibn era un robotSin Leyes, y por lo tanto, al menostericamente, tan capaz de una falsedadcomo cualquier ser humano.

    Tal vez no tenga sentido mentir convino Prospero, volvindose hacia

  • Fredda. Sin embargo, otros podrantener buenas razones para engaarla.

    Hoy no actas con mucho tacto dijo ella, y no s por qu no tesatisfacen nuestras sinceras respuestas.Tampoco s qu motivo podra tener yopara mentiros a ti y a Calibn.

    Debo aadir que no entiendo porqu razn ofendes a nuestra principalbenefactora intervino Calibn.

    Prospero titube por unos segundos.Mis disculpas dijo al fin.

    Hay veces en que mi comprensin de lapsicologa humana resulta insuficiente,aun cuando intento aprender ms. Sloprocuraba evaluar su reaccinemocional ante tal acusacin, doctora

  • Leving.Antes de reaccionar ante la

    acusacin observ Fredda, tendraque creer que est fundamentada.

    S, por supuesto admitiProspero.

    Fredda Leving, sin embargo, estabasegura de que Prospero no se lo habadicho todo, y era probable incluso queno le hubiera dicho nada. Qu motivopoda tener para prestarse a aquelextrao juego? La idea la desconcertaba,pues estaba segura de comprender aProspero. Haca tiempo que saba queera una de sus creaciones menosestables, pero se trataba del lderindiscutido de los robots Nuevas Leyes,

  • de modo que no le quedaba ms remedioque relacionarse con l.

    De todos modos dijo Calibn, es hora de que ambos nosmarchemos. No tengo dudas, doctoraLeving, de que volveremos a reunimospronto.

    Lo espero con ansiedad leasegur Fredda.

    El robot negro mir a la doctora,luego a Calibn.

    Muy bien dijo, nosdespediremos; pero creo que no ser elprimero ni el ltimo robot en observarque cuanto ms conozco a los humanos,menos los entiendo.

    Fredda Leving suspir. Si en

  • ocasiones resultaba desconsoladorescuchar los debates de los robots TresLeyes sobre la conducta humana,Prospero y los dems Nuevas Leyeseran an peores. Al menos los TresLeyes no hacan juicios. Prospero, porel contrario, tena una opinin sobretodo.

    Fredda casi poda imaginarlo comoltimo sacerdote de una olvidadareligin humana, siempre dispuesto adebatir sobre cualquier conceptoteolgico intrincado, mientras no fuerade inters ni de importancia para nadie.A veces Calibn tambin era as. Puestoque era ella quien haba diseado yfabricado a ambos robots, bien podra

  • haber hecho que sus cerebros no sepasaran el da absortos en minuciaslgicas, pero ya era demasiado tarde.

    Al margen de lo que pensis demis motivos dijo, nuevamente debopediros que salgis por la puerta deatrs. Nuestra prxima cita ser dentrode tres das, verdad?

    S respondi Prospero.Tengo otras citas que me ocuparn losprximos das.

    De acuerdo. Regresad dentro detres das, por la tarde, y daremos porconcluido nuestro asunto.

    Calibn asinti, casi con unareverencia.

    Bien dijo con tono sumamente

  • corts. Hasta entonces.En cuanto a Prospero, era evidente

    que no le interesaba la cortesa.Sencillamente dio media vuelta, abri lapuerta y abandon la habitacin,dejando que su compaero se encargarade la despedida. Calibn tuvo que darseprisa para alcanzarlo.

    Fredda los mir marcharse, y unavez ms se pregunt qu suceda conProspero. No saba qu ocurra detrsde aquellos ojos resplandecientes.Haba algo raro en un robot tanreservado. Sacudi la cabeza mientrascruzaba la habitacin. No tena sentidopreocuparse por ello ahora. Cerr lapuerta e introdujo el cdigo de

  • seguridad, cuya combinacin sloconocan ella, Calibn y Prospero.

    Y haba momentos en que pensabaseriamente en tachar uno de esosnombres de la lista.

  • 2Calibn sigui a Prospero por el tnel.Este meda unos cien metros y losdejaba al pie de un barranco al que slopoda accederse por l. All estabaoculto el aeromvil.

    Quisiera saber a qu ha venidoeso mascull Calibn mientras salandel tnel a la frescura de la noche.

    Slo he dicho la verdad repusoframente Prospero. En parte era unaprueba para ver cmo reaccionara antela acusacin. Convendrs en que esprudente saber si es capaz detraicionarnos.

  • Prospero se instal a los mandos delvehculo y Calibn ocup el asiento delacompaante.

    Supongo que puedes alegar quedicha informacin sera til en unsentido general, pero hace tiempo quetratas con la doctora Leving. Por qu tepreocupas por situaciones hipotticas?Y si tu intencin slo era en parte la deobtener una prueba, cul era el resto?

    Tengo respuestas para ambaspreguntas, amigo Calibn, pero prefierono darlas ahora. Todo lo que puedodecirte es que creo que corremospeligro. La posibilidad de que nostraicionen, o ya lo hayan hecho, es muyreal.

  • Prospero activ los controles y seelevaron en el aire nocturno. Calibnguard silencio, pero descubri quehaba llegado a una conclusin acercade Prospero. Ya no le quedaba la menorduda de que el robot Nuevas Leyes erainestable. No slo vea signos detraicin por todas partes, sino queprcticamente la peda a gritos. Habahecho todo lo posible para alentar lahostilidad de la doctora Leving. Parecaconfundir el peligro para s mismo conel peligro para los Nuevas Leyes.

    Todo ello simplificaba la decisinde Calibn. En cuanto fuera posible,pondra cierta distancia, en todo elsentido de la palabra, entre l y

  • Prospero.No deseaba estar cerca de un blanco

    tan tentador.

    Fredda Leving camin hacia el otroextremo del recinto subterrneo yfranque la puerta abierta. La cerrfatigosamente e introdujo el cdigo, queslo ella conoca. Alvar haba insistidoen ello. No deseaba que un robotNuevas Leyes como Prospero por nohablar de un robot Sin Leyes comoCalibn tuviera libre acceso a suhogar. Fredda deba admitir que enocasiones se haba alegrado de que sucasa estuviese a resguardo de los robotsNuevas Leyes.

  • Por su parte, los Nuevas Leyessentan lo mismo respecto de loshumanos. Fredda an ignoraba elparadero exacto de la ciudad NuevasLeyes de Valhalla. Todo lo que saba eraque estaba bajo tierra, en el sector deUtopa. La haban llevado all varasveces, pero siempre en un aeromvil sinventanas equipado con un sistema paraburlar dispositivos de rastreo. Losrobots Nuevas Leyes no corran riesgos,y no poda culparlos. Fredda estabadispuesta a colaborar con esasprecauciones, y a lograr que todos lasrespetaran. No slo protegan a losrobots, sino a ella misma. Si no sabaalgo, no poda revelarlo bajo la sonda

  • psquica. Los robots Nuevas Leyestenan muchos enemigos, algunos de loscuales estaran dispuestos a transformara la esposa del gobernador en unvegetal, sin que les preocupasen lasconsecuencias, si de encontrar laguarida de los robots Nuevas Leyes setrataba.

    En realidad, llegaban a extremosasombrosos. No slo los Nuevas Leyes,sino la propia Fredda, y hasta Alvar.Tomaban precauciones complicadas.Contra la posibilidad de que sedescubriese el lugar, contra ellosmismos. Prospero tena sobradosmotivos para estar paranoico. Lo msprobable era que las precauciones

  • terminaran por revelarse intiles. Lasconspiraciones y los planes secretosquedaban expuestos ms tarde o mstemprano. Ella nunca haba participadoen un proyecto secreto en que eso noocurriera, pero las previsiones hacanque todos se sintieran mejor, msseguros, al menos por un tiempo. Tal vezde eso se trataba.

    Fredda revis la puerta interior ysubi al ascensor que la llevara a laplanta baja.

    OBR-323 la esperaba con susolemnidad habitual.

    El amo Kresh ha llegado anunci con su voz grave. Vendr aqudentro de un instante.

  • Muy bien dijo Fredda.Cundo estar lista la cena?

    Dentro de veinte minutos, ama.Le parece aceptable?

    S, Oberon. Fredda mir alrobot con ojo crtico y, a la vez,autocrtico. Despus de todo, ella era sucreadora. Se trataba de un robot alto ymacizo de color gris metlico. Aunquedoblaba a Donald en tamao, quiz slofuera la mitad de sofisticado.

    Fredda no estaba del todo satisfechacon l, ante todo por su aspecto. En elmomento de disearlo, haba pensadoque un robot grande como Oberon, queera todo ngulos y bordes filosos, podaresultar amenazador. No habra sido

  • buena idea en esos tiempos de tensin,as que Oberon era tan redondeadocomo Donald. Sin embargo, a Fredda noacababa de gustarle el efecto general.Los ngulos redondeados de Donald ledaban un aspecto afable. Oberon parecamedio derretido.

    Se pregunt qu deca el diseo deOberon acerca de su propia psicologa.Los robots personalizados que habahecho antes que l Donald, Calibn,Ariel, Prospero posean un diseo deavanzada, incluso peligrosamenteexperimental, con la nica excepcin deDonald. No era el caso de Oberon. Todoen su diseo era conservador, elemental,casi burdo. Sus otros robots

  • personalizados haban requerido unafactura refinada que inclua componenteshechos a mano. Oberon slorepresentaba un ensamblaje decomponentes.

    Ir a refrescarme anunci, y sedirigi al refrescador preguntndose porqu haba hecho a Oberon as. Acasolas discrepancias la haban vueltotmida? El afn de rebelarse contra lacautela la haba puesto en apuros. Nouna sino dos veces. Pensaba en ellomientras se desnudaba y entraba en elrefrescador. Los chorros de aguacaliente eran justo lo que necesitabapara relajarse despus de su reunin conProspero.

  • Pocos aos antes, Fredda Levinghaba sido una de las principalesexpertas en robtica de Inferno, famosapor su carcter aventurero, por buscaratajos, por su impaciencia.

    Esos rasgos no eran adecuados en elanquilosado campo de la investigacinrobtica. Haca siglos que no seproduca un autntico descubrimiento,algo que fuese ms all de una serieincesante de diminutos avancesgraduales. La robtica era un campoincreblemente conservador,caracterizado por la cautela, laseguridad y el respeto a las consignas.

    Los cerebros positrnicos tenangrabados las Tres Leyes de la Robtica

  • no una sino millones de veces, y cadaelemento microscpico de las Leyesmontaba guardia para impedir la menorinfraccin. Cada cerebro positrnico sebasaba en una generacin anterior detrabajo, y cada generacin parecaincluir ms sendas para las Tres Leyes.La lnea de desarrollo se remontaba enuna cadena ininterrumpida hasta elprimer cerebro robtico construido en laTierra, haca ya muchos milenios.

    Cada generacin de cerebrospositrnicos se haba basado en lageneracin precedente, y cadageneracin de diseo haba procuradoentrelazar las Tres Leyes a mayorprofundidad en las sendas positrnicas

  • que constituan un cerebro robtico.Desde que se tena memoria, lo msprximo a un descubrimiento decisivoera un modo de introducir mselementos microscpicos de las TresLeyes en las sendas de un cerebropositrnico.

    En principio la seguridad no eradesdeable, pero la exageracin no erabuena consejera. El que un cerebropositrnico efectuase un milln decontroles por segundo para verificar siestaba por infringirse la Primera Leysignificaba que todos los demsprocesos se interrumpan un milln deveces, restando velocidad al trabajoproductivo. Enormes porcentajes del

  • tiempo de proceso y del volumen delcerebro positrnico fsico seconsagraban a repeticionesdescabelladamente redundantes de lasTres Leyes.

    Pero Fredda haba querido sabercmo se comportara un robot con unconjunto de leyes modificadas, o inclusosin leyes. Y esa era la razn de que seencontrara atascada. Para crear uncerebro positrnico que no estuviesesujeto a las Tres Leyes, habra sidonecesario empezar desde cero,abandonando esos miles de aos derefinamiento y desarrollo, tallando casiliteralmente las sendas cerebrales amano. Aunque lo hubiera intentado, el

  • cerebro robtico resultante habraposedo una capacidad tan limitada queel experimento no habra significadonada. De qu serva verificar los actosde un robot Sin Leyes cuyo intelecto eratan reducido que apenas poda realizaractos independientes?

    El dilema pareca insoluble. Elcerebro positrnico era la robtica, y larobtica era el cerebro positrnico. Sehaba llegado a identificar tanto el unocon el otro que resultaba dificultoso,cuando no imposible, que la mayora delos investigadores pensaran en una cosasin hacerlo al mismo tiempo en la otra.

    Sin embargo, Gubber Anshaw no eracomo los otros investigadores. Encontr

  • un modo de tomar la estructura bsica deun cerebro positrnico, las sendassubyacentes que permitan que un trozode esponja de paladio pensara, hablara ycontrolase un cuerpo, y de instalar esassendas, de manera selectiva, en unaestructura gravitnica.

    Un cerebro positrnico era como unlibro donde todas las pginas tenanescritas las Tres Leyes una y otra vez, demodo que cada informacin redundanteocupaba la mitad de cada pgina y conello un espacio que no poda emplearsepara anotar datos ms tiles. Un cerebrogravitnico era como un libro cuyaspginas estuviesen en blanco, en el cualse poda escribir sin que apareciesen

  • estorbos innecesarios. Uno podaintroducir las Tres Leyes, si quera, peroestas no entorpecan al diseador a cadainstante.

    Ningn otro laboratorio de robticahaba querido tocar el trabajo deAnshaw, pero Fredda no haba perdidola oportunidad de aprovecharlo.

    Calibn fue el primero de esosproyectos frustrados. Fredda deseabadirigir un experimento controlado ylimitado acerca del comportamiento deun robot que no estuviera sujeto a lasTres Leyes. Sin embargo, durantemuchos aos la naturaleza de la robticay el cerebro positrnico haban vueltoimposible el experimento. Una vez que

  • tuvo el cerebro gravitnico en susmanos, empero, pas rpidamente aldesarrollo de un robot Sin Leyes:Calibn. Se haba propuesto utilizarlo enun breve experimento de laboratorio, enel transcurso del cual vivira en unmbito hermtico y controlado.Lamentablemente, Calibn escap antesque el experimento comenzara siquiera,provocando una crisis que habasalpicado al gobierno y haba estado apunto de desbaratar el programa deterraformacin del cual dependa todo lodems.

    El segundo desastre se relacionabacon los robots Nuevas Leyes, comoProspero. Fredda haba creado el primer

  • robot Nuevas Leyes antes que a Calibn,pero como la gente haba reparadoprimero en este, crea que era anterior aaquellos.

    Sin embargo, tanto los Nuevas Leyescomo Calibn eran producto del temorde Fredda a que los robots fabricadosde acuerdo con las Tres Leyes originalesatentaran contra la iniciativa humana yrepresentasen un derroche de mano deobra. Cuanto ms avanzados eran losrobots, ms protegan del peligro a loshumanos, y menos cosas podan hacerestos. Al mismo tiempo, los humanosagravaban el problema al consagrar esasobreabundancia de mano de obrarobotizada a tareas triviales. Era normal

  • disponer de un robot para que cocinaratodas las comidas del da, o para queescogiese el vino de la cena, mientrasotro cumpla con la nica funcin dedescorchar la botella. A menudo eldueo de un solo aeromvil dispona decinco o seis robots conductores, cadauno de ellos pintado de un color distinto,para que armonizara con el traje delpropietario.

    Tanto los humanos como los robotssolan considerar que estos valan poco,con el resultado de que constantementese destruan robots por razonesdescabelladas, intentando proteger a loshumanos de peligros que eran fciles deevitar.

  • Los humanos estaban convirtindoseen znganos. Eran improductivos y engran medida inactivos. Los robotsrealizaban cada vez ms tareas ygozaban de cada vez menos respeto. Eltrabajo mismo se tena en baja estima.Era algo que se dejaba en manos de losrobots, seres inferiores donde loshubiera.

    Esta espiral descendente serealimentaba, y Fredda tema queprovocara el colapso de la sociedadespacial. Por eso haba desarrollado losrobots Nuevas Leyes. La Primera NuevaLey les impeda causar dao a loshumanos, pero no exiga que actuaranpara protegerlos. Las Segunda Nueva

  • Ley requera que colaborasen con loshumanos, no que los obedecieranciegamente. La Tercera Nueva Leyexiga a los robots Nuevas Leyes que seprotegieran a s mismos, pero no losobligaba a destruirse por el fugaz antojode un humano. La Cuarta Ley,deliberadamente ambigua, alentaba a losrobots Nuevas Leyes a actuar por smismos.

    A Fredda los Nuevas Leyes lehaban parecido un proyecto razonable,una mejora con respecto a los TresLeyes originales. Y tal vez habra sidouna mejora, si hubiera sido posibleempezar desde cero; pero los robotsNuevas Leyes aparecieron en un mundo

  • donde ya haba robots Tres Leyes, ydonde no pareca haber sitio para ellos.

    Los robots Nuevas Leyes habansido los catalizadores, ms que la causa,de la gran segunda crisis. Por unacompleja serie de acontecimientos, lamera existencia de los robots NuevasLeyes y la escasez de mano de obra TresLeyes haban provocado el asesinato delgobernador Chanto Grieg. De no ser porla firme y serena mano de Alvar Kresh,esa crisis habra sido mucho ms grave.

    En ninguno de los dos casos losrobots, Nuevas Leyes o Sin Leyes,Prospero o Calibn, haban sufridodesperfectos. Lo nico que se requerapara provocar un desastre y una crisis

  • era que la gente temiera a los robotsdiferentes. Inferno era un mundo querechazaba el cambio aunque este fueseinsoslayable, que castigaba la audacia yrecompensaba la cautela.

    Y Fredda haba sufrido bastantescastigos. No era de extraar, pues, quehubiera creado un robot tan mesurado,estlido y aparatoso como Oberon. Perotampoco era de extraar que estuvieseharta de comportarse con cautela.

    Cerr la ducha y activ las toberasde aire para secarse. Sonri al recordarque el mero acto de ducharse y baarserepresentaba una revolucin. Diez aosantes habra sido impensable,escandaloso. Un robot domstico se

  • habra encargado de quitarle la ropa,abrir la ducha, activar el secador yvestirla con ropas que l mismo habaseleccionado.

    Sali del refrescador y se puso aescoger las prendas para la cena. Debaser algo cmodo e informal, para unavelada hogarea. Era extrao pensar quetiempo atrs haba permitido que unrobot eligiese la ropa por ella, cuandoesto constitua un autntico placer, unlujo delicioso.

    Reanimada por la ducha, abri elarmario y seleccion la ropa. Algodiscreto, pero no excesivamente formal.Se decidi por una falda ceida azul yun jersey negro. Se visti y se mir en el

  • espejo. El efecto era deslumbrante. Acontinuacin se puso unos pendientes yun broche de plata que contrastara con eljersey negro. Se mir de nuevo en elespejo.

    Fredda era menuda y de contexturadelicada, con ojos azules y el cabello,que llevaba corto, negro y rizado. Tenael rostro redondo y la nariz respingada.En sntesis, luca como lo que era, unamujer de aspecto juvenil propensa asbitos entusiasmos e igualmente sbitosarranques de clera.

    La sociedad infernal aprobaba lamadurez y la experiencia, lo cual no lefacilitaba las cosas a Fredda. Tenaapenas cuarenta aos, y segn las pautas

  • de Inferno apenas empezaba a serrespetable, o lo habra sido si hubieraaparentado su edad. Su aspecto erarozagante, y se empeaba en conservarla lozana de la juventud, lo que erapoco menos que una perversin. En unmomento de la vida en que la mayorade las mujeres infernales se contentabacon adquirir una decorosa apariencia demadurez, Fredda no aparentaba ms deveinticinco aos.

    Al diablo con lo que pensaran.Fredda saba que luca bien, y muchomejor con la ropa que ella mismaescoga que con la que habra escogidoOberon. Satisfecha con su aspecto, sedirigi hacia el saln.

  • Tal vez pareciese una tontera, peroelegir cosas por su cuenta, por trivialesque fuesen, era una liberacin. Habahabido una poca, poco tiempo atrs, enque Fredda, Alvar y miles o millones dehabitantes de Inferno eran esclavos desus propios criados.

    Despertaban a la hora que los robotsconsideraban conveniente, eran aseadospor robots y vestidos por robots con laropa que estos escogan. Hasta hacapocos aos, muchas prendas ni siquieratenan botones que pudieran abrocharseo desabrocharse porque un robot seencargaba de ponerlas o quitarlas.

    Una vez vestido, el humano dabacuenta del desayuno, el almuerzo o la

  • cena, consistentes en alimentosseleccionados por el robot cocinero deacuerdo con los dictados de la PrimeraLey. Luego el robot conductor lo llevabahasta una cita u otra, todas las cualeseran concertadas por el robot secretario.No era necesario que el humano supieseadonde iba, porque estaba seguro de queel robot recordaba la direccin yconoca el mejor camino. Era probableincluso que los robots supieran mejorque l qu se propona hacer all. Luegoel robot conductor lo llevaba de regresoa casa, porque l no habra tenido niidea de cmo hacerlo. Al final del da,los robots lo desvestan y lo baaban denuevo, le ponan el pijama y luego lo

  • metan en la cama.Cada da, todos los das, eran los

    robots quienes tomaban las decisionesde los humanos y controlaban cada unode sus movimientos. Era como vivir enuna jaula de lujo, sin saber siquiera quela jaula exista.

    Fredda no poda creer que sehubiera permitido vivir de ese modo. Almenos ahora era consciente de queOberon haba escogido el men y lahora de la cena. Al menos ahora Oberonpreguntaba si la hora que haba elegidoera la correcta, en lugar de limitarse ainformarle cundo comera. Esa nocheella haba optado por permitir que losrobots se encargasen de la cena. Otra

  • noche podra elegir cada detalle de lacomida. En ocasiones, escndalo deescndalos, incluso haba hecho algndesaguisado en la cocina. Si el tirnicodominio de los criados no haba cesadopor completo, al menos se lo reconocapor lo que era, y as se debilitaba.

    Fredda saba que si haba arrebatadoa los robots parte del control sobre suvida, en buena medida se lo deba a susinvestigaciones y discursos, y a laconmocin que haban causado. Almargen de las dudas, la presencia de loscolonos tambin haba influido, ascomo el que ya no hubiese tantos robotsdisponibles para uso privado. Estoltimo haca que la gente fuese ms

  • cuidadosa con ellos y procurara noemplearlos en tareas triviales.

    Claro que la revolucin distaba deser completa. Muchos infernales que nohaban cambiado de actitud y seguanaferrndose a las viejas costumbres,asistan a los mtines de los Cabezas deHierro para pedir ms y mejores robotscomo solucin para todo.

    Sin embargo, fuera cual fuere larazn, y fuera cual fuere el mecanismo,el cambio estaba producindose. Entodo el planeta los infernales habancomprendido que dependanexcesivamente de los robots y habanempezado a restringir su uso. Parahorror de Simcor Beddle y los Cabezas

  • de Hierro, la gente empezaba adescubrir que le gustaba gozar de mslibertad en su vida.

    Desde el punto de vista de Fredda,se trataba de un cambio positivo, peroen los ltimos aos haba aprendido queel cambio poda ser temible yautnticamente peligroso, aunquefuera para bien. Habra consecuenciasno deseadas, algunos quedaranrezagados, otros se sentiran excluidos yamenazados, y tambin habra quienesno se veran perjudicados por semejanteconmocin pero buscaran un modo deaprovecharla en detrimento de losdems.

    Quiz fuera demasiado pesimista.

  • Tal vez los das de turbulencia, de unplaneta brincando de crisis en crisis,hubieran terminado; pero aun loscambios lentos y graduales, como el queAlvar haba dirigido en los ltimosaos, podan tener efectosdisgregadores.

    Los das venideros seraninteresantes.

    Oy que su esposo y Donaldentraban procedentes de la pista deaterrizaje de la terraza, y sali alencuentro de ambos.

  • 3Han estado aqu de nuevo dijoKresh tras besar a su esposa. No era unapregunta.

    Fredda saba que no tena sentidofingir que no entenda.

    S reconoci con cautela.Acaban de marcharse.

    Bien. Kresh se sent en su sillafavorita. No me gusta tenerlos cerca.

    Tampoco a m, doctora Leving anunci Donald 111. Esos dosseudorrobots representan un peligromucho mayor que lo que usted cree.

    Donald, yo cre a esos dos

  • seudorrobots, como insistes en llamarlosreplic Fredda, entre irritada ydivertida. S muy bien de qu soncapaces.

    No estoy tan seguro, doctoraLeving, pero si usted insiste en reunirsecon ellos en mi ausencia, no puedo hacernada para impedirlo. Le aconsejo unavez ms que vaya con mucho cuidado altratar con ellos.

    Lo har, Donald, lo har dijoFredda con voz fatigada. Tambin habacreado a Donald, por supuesto. Sabamuy bien que la Primera Ley lo obligabaa mencionar ese peligro potencial. Aunas, era tedioso or la misma advertenciauna y otra vez. Donald y la mayor parte

  • de los otros robots Tres Leyesconsideraban seudorrobots a Calibn yProspero, y a todos los robots NuevasLeyes, porque no estaban bajo el influjode las Tres Leyes. Prospero se rega porlas Nuevas Leyes, y Calibn porninguna. Podan parecer robots y actuarcomo tales en ciertos sentidos, pero noeran robots. Donald los consideraba unaespecie de perversin, seresantinaturales que no tenan un sitioapropiado en el universo. Bien, quizsl no lo expresara as, pero Freddasaba que no estaba muy errada.

    De todos modos, por qunecesitan venir aqu? pregunt Alvar,repantigndose en el silln. Tienen

  • pases que les permiten circularlibremente por la ciudad.

    No te pongas demasiado cmodole advirti Fredda. La cena estardentro de unos minutos.

    Bien dijo Kresh, inclinndosehacia adelante, pero antes responde ami pregunta.

    Fredda rio, se inclin y le bes lafrente.

    Una vez polica, siempre policasusurr.

    En ese momento apareci Oberon.La cena est servida anunci.Siempre polica, en efecto le

    dijo Alvar a su esposa, as que nocreas que esta breve interrupcin te

  • salvar.Se puso de pie y ambos fueron a

    cenar precedidos por Oberon y seguidospor Donald. Este se instal en su nichohabitual y Oberon empez a servir lacomida.

    Fredda decidi que lo msconveniente era no obligar a Alvar a quele diese una respuesta. Oberon puso unplato ante ella y Fredda recogi eltenedor.

    Vienen aqu para tener un lugar dereunin seguro explic. Esa es larespuesta principal. Aunque dispongande pases, no hay muchos sitios en Hadesdonde no corran peligro de ser atacadospor una pandilla de enemigos de los

  • Nuevas Leyes. En el pasado habanexistido pandillas colonas antirrobots,aunque la mayor parte de ellas habandesaparecido. Sin embargo, algunosespaciales haban recogido el testigo.Existan grupos radicales msextremistas an que los Cabezas deHierro, y siempre estaban dispuestos aliquidar un robot Nuevas Leyes si sepresentaba la ocasin. Los robotsNuevas Leyes no estn seguros en estaciudad. Te lo he dicho antes, aunque nome creas.

    Entonces por qu vienen aqu? SiHades es tan peligrosa, me parece queestaran a salvo en Utopa, al otro ladodel planeta, en esa ciudad subterrnea.

  • O al menos deberan estarlo. Alvar nopareca muy seguro.

    Uno de los primeros actos de AlvarKresh como gobernador haba sidoimpartir una orden segn la cual losrobots Nuevas Leyes eran expulsados delas zonas habitadas del planeta. Si bienla orden no estaba expresada en esostrminos, haba tenido ese efecto, ytambin ese propsito. Fredda no podaculpar a su esposo por la decisin.Haba debido elegir entre desterrar a losrobots Nuevas Leyes o destruirlos.

    En Valhalla estn seguros, aunqueno creo que se trate exactamente de unaciudad dijo. Se parece ms a unenorme refugio.

  • Bien, aceptar tu palabra convino Alvar. T has estado all y yono.

    All pueden estar seguros prosigui Fredda, pero no tienen todolo que necesitan. Vienen aqu paracomerciar.

    Qu necesita un grupo de robots?Fredda estuvo en un tris de soltar un

    suspiro, pero se contuvo. Los dos habandiscutido muchas veces sobre aquello. Aesas alturas ambos tenan su papelensayado a la perfeccin. Pero ladiscusin no terminaba. Constituan unbuen matrimonio, un matrimonio slido,y aun as los robots Nuevas Leyes eranun tema en el que no lograban coincidir.

  • Recambios, entre otras cosas,como bien sabes. Provisiones y equipospara expandir Valhalla y ocuparse de sumantenimiento; adems de otras cosas,como informacin de todo tipo. Esta vezvinieron a buscar biosuministros.

    Eso es nuevo dijo Alvar.Para qu quieren biosuministros?

    Para proyectos de terraformacin,supongo. Han progresado mucho en elmejoramiento del clima de esa parte delplaneta.

    Y al mismo tiempo han adquiridohabilidades muy interesantes. No tratesde presentarlos como santos de hojalata.

    Los Nuevas Leyes podan salir de lareserva de Utopa en ciertas

  • circunstancias. La razn ms frecuenteera para ofrecerse como mano de obracualificada. Cada proyecto deterraformacin del planeta requeramano de obra, y muchos gerentesestaban dispuestos, aunque aregaadientes, a contratar robots NuevasLeyes para esos puestos. Los NuevasLeyes cobraban honorarios elevados,pero vala la pena.

    Qu tiene de malo que trabajen?pregunt Fredda. Y qu tiene demalo que les paguen? Si una empresaprivada necesita temporalmente mano deobra robotizada, los contrata y le paga alagente o al propietario de los robots porel uso de su propiedad. Aqu se aplica

  • lo mismo. Slo que estos robots sondueos de s mismos.

    No tiene nada de malo dijoAlvar, malhumorado, pero tampocotiene nada de noble. Siempre lospresentas como si fuesen hroes.

    No todo lo hacen por el dinero.Nadie les paga por los trabajos deterraformacin que realizan en lareserva de Utopa. Lo hacen porquequieren.

    Y por qu crees que quierenhacerlo? S que has estudiado el asunto.Tienes alguna noticia sobre ello?

    Fredda mir a su espososorprendida. En esa discusinrecurrente, el momento en que ella

  • alababa a los Nuevas Leyes era elmomento en que su esposo la miraba dehito en hito para decirle que los tratabacomo ngeles y slo faltaba que lespusiera alas o algo similar. Esta vez, sinembargo no era as. Fredda advirti queAlvar se mostraba diferente. Estabapensando en los robots Nuevas Leyes,tema que por lo general lo enfureca, yen esta ocasin adoptaba una actitudreflexiva, casi como si estuvierapreocupado por ellos.

    De veras quieres saberlo? lepregunt con tono vacilante.

    Claro que s le respondi lafablemente. Por qu otra razn te lopreguntara? Siempre me interesa tu

  • trabajo.Bien dijo ella, la respuesta

    es que lo ignoro. Es indudable quetienen cierto amor por la belleza. Nos de qu otro modo llamarlo. Tal vezun impulso por hacer las cosascorrectamente? No tengo ni idea dednde les viene, pero no me sorprendeque exista. Cuando se crea algo tancomplejo como un cerebro robtico, yse introduce una programacin nueva,como las Nuevas Leyes, lasconsecuencias no pueden por menos deser inesperadas. Una de las razones porlas que me interesa Prospero es que laprogramacin de su cerebro gravitnicotodava era semiexperimental. Es

  • diferente de los otros Nuevas Leyes.Para empezar, tiene una personalidadmucho menos equilibrada que Calibn

    Olvdate de eso por el momentola interrumpi Alvar. Qu medices de ese afn de crear?

    Te metes en un terreno espinosole advirti Fredda. Soy reacia aatribuirles autnticos impulsoscreativos, y sin duda Donald coincidiraconmigo.

    Ciertamente dijo Donald desdesu nicho, sobresaltando a Fredda. Laconvencin era que los robots hablaranslo cuando les hablaban, sobre tododurante las comidas, pero Donald amenudo encontraba modos de hacer

  • interpretaciones libres de esa regla.Los robots no pueden alcanzar unaverdadera creatividad. Somos capacesde imitar, de reproducir un modeloexistente, e incluso de embellecerlo unpoco, pero slo los humanos estn encondiciones de crear.

    De acuerdo, Donald. No quieroque comencemos una discusin lepidi Kresh. Lo cierto es que pormedio de la creacin, la reproduccin ola imitacin, llmalo como quieras, losNuevas Leyes han hecho grandes cosasen la reserva de Utopa, de modos queno parecen reportarles ninguna ventaja.La vegetacin, el agua dulce y elecosistema local no los benefician.

  • Entonces por qu lo hacen?Si les preguntas, te dirn que

    porque as lo desean y no intentesconseguir una respuesta ms detalladadijo Fredda. Yo no la heconseguido, y lo he intentado muchasveces. No s si es la Cuarta Ley o elhecho de que estaban diseados paratareas de terraformacin, o la sinergiaentre ambas cosas. Quiz se deba a queGubber Anshaw dise el cerebrogravitnico con una topografa internaque se parece ms al cerebro humanoque cualquier otro cerebro robtico.

    Alvar sonri.En otras palabras, no lo sabes.Fredda tambin sonri.

  • En otras palabras, no lo s concedi, cogindole las manos. Leencantaba hablar con l, sobre todo deese tema, sin discutir. Saba que Alvarnunca haba confiado del todo en supropia decisin acerca de los NuevasLeyes, y en lo ms profundo de su serella admita que tal vez hubiese sidomejor no crearlos. Pero aunque nosepa por qu sienten ese impulso, s quelo sienten.

    Supongo que tendr queconformarme con eso. Hay veces en queme lo pregunto. El que los robotstrabajen en algo sin recibir rdenes nilineamientos es nuevo en el universo, y apesar de la observacin de Donald, no

  • estoy convencido de que sea imposibleque una mente artificial posea capacidadcreativa. No me gustan los robotsNuevas Leyes. Creo que son peligrosose indignos de confianza, pero no meparece que ellos, y todo su trabajo,deban ser borrados de la faz del planeta.

    Fredda retir la mano y mir a suesposo con expresin de alarma.

    Hace aos decidiste que se lespermitira sobrevivir, y ahora hablascomo si hubiera una nueva razn paraNo termin la frase, pero su esposoentendi.

    Hay una nueva razn dijo Kresh. Una nueva razn por la cual quizdeban irse. Tal vez tenga que escoger

  • entre su destruccin y la salvacin delplaneta. No necesito aclararte cul sermi eleccin.

    Alvar, de qu demonios estshablando?

    l no respondi de inmediato. Lamir con tristeza y dej escapar unsuspiro.

    Nunca deb aceptar este puesto dijo al fin. Deb dejar que lo tomaraSimcor Beddle, y que l tuviera laspesadillas. Call por unos instantes.Cogi el tenedor e intent comer un parde bocados, pero el repentino silencio yla expresin de Fredda eran demasiado.Solt el tenedor y se reclin en la silla. Me gustara que maana por la

  • maana vinieras conmigo y conocieses aalguien. Quiero tu opinin sobre lo quetiene que decir.

    Quin es? pregunt Fredda.No lo conoces. Se trata de un

    joven llamado Davlo Lentrall.

    Tonya Welton estaba preocupada, yno le faltaban motivos. Algo estabapasando. Algo estaba pasando y ella nosaba qu era. Y no lo sabra hasta queel Servicio Colono de Seguridad se loexplicase. El SCS le haba dicho que uninformador llamado Ardosa se habaarriesgado a quedar expuesto al entraren Ciudad Colono, y afirmaba tener unainformacin vital, concerniente a un

  • astrofsico llamado Davlo Lentrall. Nopodran revelarle nada ms hasta quehubieran preparado y revisado lastranscripciones y verificado lainformacin.

    Haba algo raro en la voz del oficialque le haba dado la noticia, algo que ledeca que era tan importante que noqueran arriesgarse a revelarlo sin antesasegurarse de que la informacin erafiable. Intentaran entrar en los archivosinformticos de Lentrall. La universidadempleaba un sistema ideado por loscolonos, lo cual les daba cierta ventaja,pero aun as no sera fcil. Slo cabaesperar.

    Tonya tena el presentimiento de que

  • la informacin de Ardosa resultaracompletamente fiable. Se senta tentadade llamar y exigir los datos deinmediato, pero prefera contenerse.Cuando los profesionales se mostrabancautos, a menudo era por buenosmotivos. Que trabajaran. Se enterara asu debido tiempo.

    Mientras ella esperaba, GubberAnshaw entr en la habitacin. Seinclin para besarle la frente y ella ledio una palmada en el brazo. l cruz lahabitacin y se sent en su sof con unsuspiro de satisfaccin.

    Gubber cogi sus publicacionestcnicas y se puso a leer. Tonya loamaba entraablemente, y haba veces

  • en que constitua una gran ayuda, peroera improbable que esta fuese una deesas veces.

    Gubber era un experto en robtica;sin embargo, lo que suceda no estabarelacionado con los robots. Lo que leaGubber en ese momento estabarelacionado con su viaje a Valhalla.Como diseador del cerebrogravitnico, no aprobaba el modo en queFredda Leving se haba apropiado de sutrabajo para crear los robots NuevasLeyes. Sin embargo, con el tiempo habaaprendido a aceptar la situacin, yfinalmente decidi sacarle partido. LosNuevas Leyes eran los nicos robots decerebro gravitnico, de modo que

  • pareca lgico que Gubber aprovecharala oportunidad para estudiarlos ms. Porla maana abordara el vuelo suborbitala Empalme y se reunira con un robotNuevas Leyes llamado Lacon-03 que lollevara a la ciudad oculta de Valhalla.

    Normalmente Tonya habra abrigadola esperanza de que Gubber hubieraodo algn rumor, pero cuando estabaenfrascado en su trabajo se necesitabapor lo menos que disparasen contra ellibro que estaba leyendo para distraerlo.Era improbable que recientementehubiera pasado mucho tiempo hablandocon sus amigos sobre abstrusos temas deastrofsica.

    Maldicin, en qu andaba ese tal

  • Lentrall? Por qu de pronto era tanimportante? Se trataba de laterraformacin, seguro. Enconsecuencia, tena que afectar a loscolonos de Inferno. Y como ella eralder de los colonos de Inferno sin dudatena que verse afectada.

    El contingente de colonos estaba enInferno con el expreso propsito devolver a terraformar el planeta. Pocosde los colonos que participaban en elproyecto sentan gran entusiasmo, puesles exiga vivir en un mundo espacial ytratar con espaciales todos los das.

    Sin embargo, haba que reconocerque la vida espacial tena sus encantos,ya que muchos colonos haban hecho

  • honor a su nombre y habancolonizado Inferno de manera ms omenos permanente.

    Haban descubierto que existanotras maneras de vivir, adems de lasenormes colmenas que eran las ciudadescolonas. Haban formado parejas,constituido familias, compradopropiedades, construido casas. Algunosincluso haban adoptado criados robots.Muchos no deseaban regresar a su hogar.Como la terraformacin de un planetaera una tarea que llevaba dcadas,algunas personas, entre ellas Tonya,haban empezado a acariciar la idea deque podan quedarse cuanto quisieran,tal vez toda la vida.

  • En consecuencia, cualquier cosa queamenazara o afectase el proyecto colonode terraformacin era prioritaria. YTonya sospechaba que ese asunto deLentrall poda perjudicar seriamente elproyecto.

    Su operador en la Universidad deHades, un sujeto llamado Ardosa, habainformado al Servicio Colono deSeguridad de que un descubrimiento deLentrall haba causado revuelo en elDepartamento de Terraformacin.Ardosa tambin informaba de que losadministradores superiores de launiversidad se haban escandalizado conla noticia y haban celebrado acaloradasreuniones.

  • Ardosa no saba mucho ms, sloque algo suceda, que era urgente y queLentrall se haba reunido con losprincipales expertos en terraformacinde la universidad. O lo que allconsideraban expertos enterraformacin. Tonya estaba segura deque su gente superaba a los infernales enese tema. Al menos eso haba pensadohasta el momento.

    Una vez alertado por Ardosa, elServicio Colono de Seguridad habalocalizado a Lentrall entrando y saliendodel despacho del gobernador Kresh. ElSCS tambin logr echar un vistazo a laagenda del gobernador. Todos los demsnombres eran de rutina, pero la

  • anotacin Davlo Lentrall, propuesta deterraformacin haba llamado laatencin de Tonya.

    Quin era Lentrall y qu sepropona? Su gente no saba nada acercade l, slo que era muy joven, aun desdeel punto de vista colono, y que trabajabacomo cientfico en el Departamento deAstrofsica. Pareca tener una conexininformal con un oscuro centro deinvestigaciones vagamente relacionadocon el lado infernal del proyecto deterraformacin. Eso era todo cuantosaban.

    Eso y que haba tenido una rpidaserie de citas con funcionariosinfernales cada vez ms altos, hasta

  • llegar al gobernador mismo. La preguntaobvia era: qu poda ser tan importanteo urgente como para llevar a un oscuroastrofsico hasta el despacho delgobernador?

    Tonya se senta frustrada. En losviejos tiempos su gente le habrapresentado los antecedentes completosde un sujeto como Lentrall en unsantiamn, pero entonces exista una raralibertad para sus espas y operadores deinteligencia; las relaciones entre loscolonos y los espaciales eran tan malasque no importaba que empeorasen. Dehecho, no podan ser peores. CintaMelloy, la jefa del SCS, haba empleadotoda clase de triquiuelas

  • intercepcin de comunicaciones ybancos de datos, sobornos, agentes deseguimiento, todos los trucos paraobtener informacin.

    Pero ahora ambas partes tenan quecultivar el respeto y la cortesa. En losltimos aos, el SCS haba desarrolladouna ntima relacin de trabajo con laPolica Infernal Combinada de JustenDevray. Compartan informacin y seayudaban mutuamente en su labor. Nopodan arriesgar todo eso actuando atontas y a locas. En ciertos sentidos, lapaz era ms complicada que laconfrontacin.

    Tonya mir a Gubber. Hablando derelaciones, la de ellos haba causado

  • cierto revuelo, cuando se descubri elsecreto. La recia dirigente de loscolonos de Inferno literalmente en lacama con el callado, tmido y afableespacial experto en robtica. Haba sidotodo un escndalo.

    Tonya comprendi que estabacometiendo un desliz. Aunque eraimprobable que Gubber hubiese odoalgo, no estaba de ms preguntar.Adems, los cientficos solanconocerse. Tal vez Gubber supiera algotil acerca de Lentrall, aunque noestuviera al corriente de los ltimosrumores.

    Gubber?S? l dej de leer, sonri.

  • Qu ocurre?Conoces a un hombre llamado

    Davlo Lentrall?He odo mencionar su nombre

    respondi tras reflexionar por uninstante. Me cruc con l en un par deconferencias sobre estudiosinterdisciplinarios. Un to muy joven. Esasistente de investigacin en elDepartamento de Astrofsica de launiversidad, pero como no presto muchaatencin a esas disciplinas cientficasmenores, no s mucho sobre l.

    Tonya asinti, pensativa. En losmundos espaciales no exista muchointers por el estudio del espacio, asque los proyectos de investigacin no

  • abundaban.Qu impresin te caus?

    pregunt.Apenas nos saludamos, de modo

    que no me form una opinin. Creo queera agradable, aunque un pocoatolondrado. Ya sabes, una de esaspersonas para quien todo es urgente.Por qu lo preguntas?

    Por nada en especial. Nuestragente lo vio entrar en el despacho delgobernador, y nos preguntbamos quhara all.

    Gubber frunci el entrecejo.Evidentemente, lo ignoro dijo

    , pero parece demasiado joven paraestar reunindose con el gobernador del

  • planeta.Estoy de acuerdo contigo

    convino Tonya.Bien, sin duda encontrars una

    explicacin aburrida dentro de un par dedas agreg Gubber, y sigui leyendo.

    Tal vez dijo Tonya. Tal vez.Quiz Gubber estuviese en lo cierto,

    pero ella no poda dejar de preocuparse.Qu tena que ver un joven astrofsicocon la terraformacin? Tonya presentaque no le gustara la respuesta.

    Simcor Beddle, jefe del partidoCabeza de Hierro, se inclin en el podioy le asest un puetazo.

    Basta! No lo toleraremos ms!

  • exclam, tratando de hacerse or entrelas ovaciones y los aplausos delpblico. O sera ms exacto llamarturba a aquella masa de fanticos? Noimportaba. Eran suyos. Se alimentabande l, y l de ellos.

    Se enjug el sudor de la frente conun impecable pauelo blanco y continucon su arenga, mientras el pblicosegua gritando y l pronunciaba cadaexigencia con elocuencia y furiacrecientes.

    Basta de demoras en ladevolucin de los robots ilegalmenteconfiscados por el gobernador! Bastade proteger a esos Nuevas Leyes queamenazan la estabilidad de nuestra

  • sociedad! Basta de colonos antenuestras narices! A esas alturas laalgaraba era tan ensordecedora que yano tena sentido que tratase de hacerseor. An as grit a pleno pulmn, notanto para que lo oyesen, sino para quesus seguidores le leyeran los labios.Basta! Basta!

    Basta! respondi lamuchedumbre, y empez a repetir:Basta! Basta! Basta!

    Simcor Beddle sonri y extendi losbrazos, saludando a los congregados,disfrutando con los vtores, los gritos yla furia. Todava estaban all, y todavaeran suyos. Aquel mar de rostrosrugientes no era tan grande como en

  • otros tiempos, pero an exista, y l anlo controlaba. Ser consciente de ellosupona un placer y un alivio enormes.Los Cabezas de Hierro celebraban esosmtines para mantener el entusiasmo desus simpatizantes, pero Beddle sabaque a l le causaban el mismo efecto.

    Alz los brazos un poco ms,respondiendo a la ovacin de lamultitud, asinti con la cabeza, agit lasmanos y sali por el costado de latarima.

    Jadelo Gildern lo esperaba. Beddlelo salud mientras un robot auxiliar letenda un gran vaso de zumo de frutapara aplacar la sed y suavizar lagarganta.

  • Cunta gente hay? le preguntBeddle mientras beba el zumo de unsorbo. Entusiasmar a la chusmaprovocaba sed.

    Cinco mil doscientos treinta y tresrespondi Gildern. Conservamosms de los que yo esperaba, pero tarde otemprano tendremos que hacer