urmson, j.o. - el análisis filosófico ed. ariel 1978

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RHI J.O. URMSON EL ANALISIS FILOSOFICO anei

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La comprensión filosófica de analísis

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RHIJ.O. URMSONE LAN ALI S I SF I L O S O F I C Oa n eiJ. O. URMSONELAN LI S I SFILO S FI C OSudesarrollodurante elperiododeentreguerrasEDITORIALARIELB AR C E LO N A-C AR AC AS -M XI C OTitulo original:PHILOSOPHICAL ANALYSISlliDrvrlopmtnlBtlwttnlh/TwoWorldWarsClarendonPress.OxfordTradurcin de J osL.Gar caMo ijn a Revisada porFer nandoCar bo nel lI.*edicin:diciembre de19781956 y1966:OxlrdUniversityPress 1978de latraduccin castellana paraEspaay Amrica:Ariel. S.A.. Tambor delBruch,s/n-Sant J oanDespi (Barcelona)Depsitolegal:B.37.185 -1978 ISBN:84 344 0797 3Impreso enEspaa1978. I.G.ScixyBarralHnos.,S.A.Av. J .Antonio,134,Esplugues deLlobregat(Barcelona)INTRODUCCINEntre los filsofosque ms influyeran en Inglaterra durante el perodo de entregenos se cuenta a los analticos.A sus teoras filosficas se las asoci en ocasiones a la perspectiva metafsica que Rus- sell denomin atomismo lgico; en otras,a lasdoctrinassupuestamente antimetafisicas del positivismo lgico, sin olvidar que algunas veces,como en el caso de G.E.Moar,la prctica analtica careci por completode fundamento dogmtico definido.Al fin,quedaron insertas en la perspectiva que converta al anlisis en una de las ms importantestareasdel filsofo entendiendo por anlisisalgo que,a partedecualquierdescripcinqueeligierandel mismo,implicaba cuando menos la tentativa de reescribir en trminos diferentes, y, en ciertomodo,msapropiadoslosenunciadosque, filosficamente, encontraban enmaraados.Casi finalizada la dcada de los treinta, los analticos se empezaron a sentir insatisfechos del encuadre de su tareayascomenzacontemplarseunanuevaperspectivadel mtodofilosfico, unida a una nueva prcticafilosfica; pao, pocos en nmao,sus ideas apenas si haban logrado difusin o comprensincuandoestall la guerra.Durante los aos de la contienda, los filsofos ingleses se encontraron prcticamente en un parntesis, aunque llegaron a publicarse algunosartculos importantes en el nuevo estilo.En estos aos,sin embargo,muchos filsofos analticos asimilaron y aun desarrollaron las nuevas ideas arrumbando las viejas; y cuando, pasada la guerra, retomaron a lafilosofa, lo hicieron en el nuevo estilo sin retractacin o explicacinformal alguna. Como resultado, quienes posean notable conocimiento de los habituales puntos de vista y mtodos f i losficos del perodo de entregenos, fueron incapaces de comprenderlosdesanollosdela postguena;asuvez,muchosestudiosos5jvenesde filosofa, formados y educadosen estoscriterios msrecientes,temanslounaideamuyvagadecmohabanevolucionadosusmtodosa partirdetosmasantiguos.La finalidad, pues,de este libro es doble.En primer lugar, explicar cmo se desarrollaronen Inglaterra la actitud general hada la filosofa y el mtodo filosficotpicosdel periodode postguerra; despus, ofrecer un cuadro del trasfondo histrico de dicha actitud y mtodo.Por decirlo con otras palabras, pretendemos hacer inteligibles los desarrollos ltimos a quienes, suficientemente familiarizados conel pasado,se hallenconfusos ante losmismos, y alavezdar cuenta del fundamento de estos mtodosmsrecientes a quienes a pesar deestar habituadosaellos,tu ven claro cmo se llegaron a adoptar.No intentamos, pues,en este libro ofrecer una historia completa de la filosofa durante el periodo de entregenos; slo discutiremos conciertaminuciosidadelmovimientoanalticoparticularmente asociado con los nombres de Russell, Moore,Wittgenstein, Ramsey y Wisdom, pertenecientes todos ellos a Cambridge, y can el Crculo de Viena,representado enInglatena sobre todo por Ayer, pues la influencia de este grupo revisti capital importancia en el estimulo de laactual perspectivaque voya procurar hacer msinteligible.Ni siquiera voy a examinar con detalle la obra de estos filsofos; slo su mtodogeneraldetrabajo ysuactitud haciala filosofa,siempre desdeun puntodevista y en proporcin sufrientes para esclarecer su trabajo posterior.Cualquier discusin de las opiniones de estos f i lsofossobretemasmsespecializados,tendr slo propsitosilustrativos y se desarrollar nicamente en la medida en que convenga alosmismos.Nose puedeestudiarla filosofa ni suhistoria en parfrasis y breviarios.Una comprensin satisfactoria de los mtodos usados durante el periodo de entregenos slo se lograr a partir de los documentos originales.No es, pues,nuestra intencin ofrecer un extracto quintaesenado de esta filosofa,sino brindar a todo aquel que desee estudiar esosdocumentosuna informacin capaz de capacitarle paracomprender sudireccin ymtodo.No es posible sin un gua semejanteregistrar con provechola muchaliteratura sobre el tema dispersaenlibros yrevistas.6El peligiadelesquemaqueofrecemosaqu consisteenquese pueda formar la impresin de que hubiera existido una escuela bien definida, con su propia dogmtica, que pudiera moverse conscientemente en una y otra direccin a medida que se advertan dificultades en la visin"recibida"y se sancionaban las enmiendas.Semejanteimpresinsera,desdeluego,totalmenteerrneaydebe descartarla todo lector que sepa que enfilosofa, tal corno aqu entendemos el trmino, no hay escuelas, credos ni dogmas. Pero sera exceso desensibilidadtolerarqueenrazndelavariedad deopiniones quedara oscurecida la posibilidad de contemplar una pauta general de pensamiento, que merece ser examinada tardo como preliminar al estudiomsdetalladodelasideasdecada filsofocuantocomo trasfondo desde el que poder comprender mejor el presente.Este es nuestroobjeto.Aparte,pues,esasmevitablessimplificacionesquemisntesis entraa,creo que mivisin essuficientemente fiable.Pero necesito hacer una importante matizacin a mi propsito.Ala luz de estudios posteriores,ayudados por la publicacin postuma de escritos de Wiltgenstein,muchos filsofos llegaron a poner en duda la precisin del tipodeinterpretacinque del Tractatus logico-philosophi- cus seofreceaqu; podranalegar que la orientacin de su pensamiento se inclinaba ms de lo que aqu se supere hacia los problemas lgicos que a los epistemolgicos.Por ejemplo, habra que considerar sus Sachverhalten como ms afines a las posibilidades lgicas que a los hechos atmicos de Russell. Estas dudas pueden tener perfecta justificacin.Laexcusa quehedeofrecer por suomisinesqueel tipodeinterpretacinque presento,sea correcto o no,era el aceptadoduranteel perodo enexamen yel queha sido histricamente importanteeinfluyente.Loqueinteresaanuestros finesesel supuesto pensamientodeWittgerutein.Paraun libro quenointenta ofrecerunaexposicin especializada del pensamientodeWittgens- tein,habra sidounaintolerable complicacinel haber ofrecido con detalle no slo laversin recibida e influyente de sus puntos de vista sinoademsunanuevainterpretacinqueslorecientementehan comenzadoaelaborarlos filsofos.Heaqu nuestro plan:trasunesbozodesusorgenes,se presentaunaimagen del movimientoanaltico ensuapogeo junto con7sucomplementariametafsicadelatomismolgico;aproximadamente, abarca el perodo de1919 a 1934.A continuacin se expone el positivismolgico,yadesarrolladoenViena,quereemplaz al atomismo lgico como foco de inters,aun cuando pocos lo abrazaran sin reservas; junto a ello se examina la perspectiva revisada de la naturaleza del anlisis que acompaaba al positivismo lgico. Se hacereferencia,luego,alosescasosartculosqueaparecieronen 1937, poco antes de comenzar la guerra, y que sirvieron de anticipo delosiguiente.Finalmente yen formaretrospectiva ofrecemosun breve anlisisde lascausas fundamentalesde los cambiosde perspectivaque gradualmentetuvieron lugar a lo largo de todo el perodoestudiado.Enapndice figuraunalistadelasobras prinpalescitadas; puedeservirdeayudaparaaclararlaperspectivadelpresente libro.8ParteIELANLISISFILOSFICO YELATOMISMOLGICOANTECEDENTESHISTRICOS DELATOMISMOLGICOAntesdeiniciarinvestigacionesmsdetalladassobre los orgenes del atomismo lgico, con fecha aproximada y arbitrariade1914,conlapublicacindeNuestroconocimientodelmundoextemodeRussell,debemosconsiderar brevemente las corrientes filosficas que desembocai on en el mismo.Pero no existe un momento exacto del que partir; tampoco es posible comprender adecuadamente a Russell sin un somero conocimiento de Bradlcy quien, a su vez, slo puede ser plenamente interpretado a la luz de su reaccin contra Mili y sus seguidores, y asi sucesivamente, retornando a los orgenes de la especulacin filosfica.Por eso,vamosaempezar,arbitrariamente,porcualquier punto.RussellyMoore,cofundadoresdelmovimientoanaltico,reaccionaron enprincipiocontraBradlcy ylosfilsofos neohegelianos, reaccin tanto ms vigorosa cuanto que Moore y Russell fueron, en sus inicios filosficos, admiradores y, en ciertos aspectos, seguidores de Bradlcy. En Bradley hallaron la idea del mundo como un todo singular, indivisible, en el que la tentativa de aislar un elemento implica distorsin y falsedad parcial; no hay hechos completos, autnomos, excepcin hecha de laRealidad como un todo: el Absoluto. A esta posicin se lleg por un proceso de razonamiento a priori, que intentaba hallar contradicciones en cualquier otra visindelmundo.La oscilacin pendular a partir de este monismo, con su doctrina de lasrelacionesinternas,explicaengranmedida,hasta dnde alcanzalacausacinhistrica (no hay que pensar11que estemos ante una simple reaccin emocional), el pluralismo radical de los atomistas, doctrina que sealiz Rus- sell con su autodenominacin de atomista lgico y sus reiterados ataquesala doctrina delasrelacionesinternas.En segundo lugar, el atomismo lgico fue fruto de una reaccin contra un realismo extremado, que reemplaz la filosofa de Bradley por la de Moore yRussell.En su articuloLanaturalezadeljuicio,publicadoenMind en 1899,Moorehabiaafirmadoque,enel juicio,lamente contemplabaunconceptodeltodoindependiente,que Bradley habia psicologizado indebidamente (p. e., el juicio de que los leones existen implica la contemplacin simultnea de los conceptos no mentales de leonidad y existencia);y enlafamosaRefutacin delIdealismo, sostuvo quelosidealistashabanconfundidomediante un juego verbal el objeto, totalmente independiente, de los sentidos (quepodemosllamarsensacin)conlasensacinque forma parte de nuestra historia mental. Russell, que acept estos argumentos de Moore y estaba adems influido por lo que entonces consideraba que eran las exigencias metafsicas y epistemolgicas en la explicacin de la naturaleza y validez de la matemtica, recorri ms o menos todo el camino de la mano de Meinong al aceptar un mundo espectraldelser,queinclua esencialmente nmeros,clases y proposiciones, pero que contena como corolario inevitable muchas cosas ms.Para que los lectores ms familiarizados con elltimoRussellno lo encuentren exagerado, citamos alRussellde esta poca:Ser es lo que pertenece a cualquier trmino concebible, a cualquier posible objeto de pensamiento, en una palabra, atodoloque puede aparecer enuna proposicin cualquiera, verdadera o falsa, y a todas estas mismas proposiciones. Ser es todo lo que puede ser contado. Si A es un trmino cualquiera que puede ser contado como uno, es claro que A es algo, y por consiguiente que A es. A no es debe ser siempre o talsa o sinsentido. Porque si A no hiera nada, no podra decirse que no es; 'A no es' implica que hay un12trmino Acuyo ser es negado, y por tanto que Aes.As salvo que A no es' sea un sonido vado, debe ser falsa, y sea A lo que fueFe, ciertamente es. Los nmeros, los dioses homricos, las relaciones, las quimeras y los espados cuatridi- mensionales todos tienen ser, porque si no fueran entidadesdeuntipo,nopodramosformularproposidones acerca de ellas. As, ser es un atributo general de toda cosa, y mendonar cualquier cosa es manifestar que es.1La ms clara alternativa frente al idealismo era la forma de empirismo que Mili haba reavivado. Pero Bradley, vapuleadopor Moorepor su excesivo psicologismo, haba convertido a su vez en blanco prindpal de sus ataques el psicologismo subjetivo de Mili y sus seguidores; en cualquier caso,la teora empirista de las matemticas de Mili repugnaba a Russell. Dado que Moore y Russell se decantaban hacia un pluralismo profundamente realista, resultabapara ellos deltodo imposible un retorno a Mili.De hecho, reaccionaron tanto contra el monismo de los idealistas como contra el subjetivismo del empirismo contemporneo.Como muestra claramente la cita de Russell, la reaccin contra el monismo sucedi de manera que llev a So que el sentido comn de Moore y Russell iba pronto a tachar de pluralismo excesivamente indiscriminado. Dejando aparte, pues, la reaccin contra el monismo, el mtodo analtico, objetodenuestrainvestigacin,evolucionprincipalmente como medio para tratar con clases, nmeros, proposiciones, quimeras, y asi sucesivamente, destinado a evitar tanto la confusin y la obscuridad del conceptualismo como el espectral submundo de un realismo ms que platnico. Es importante recordar que Russell, un imporunte en la historia de la filosofa analtica, cay primero bajo la influencia de Bradley y luego del realismo extremo de Mei- nong,alosquerechazsucesivamente;puesfueronlosI.Principia of mathematia, $427. (Hay trad. casi.: Los principios de la matemtica,Espasa-Calpe,Madrid.1967.)13errores de estas perspectivas, esto era muy natural, lo que l y sus seguidores procuraron evitar en adelante con ms ahnco.Permaneci alerta contra los errores de Bradley y Meinong de la misma Forma que nosotros contra los suyos. Son los errores en los que alguna vez hemos cado los que conmsinterstratamos de evitar.Histricamente, las armas que Russell utiliz pare demoler las partes superfluas de su hinchado mundo del ser las Fabric lmismo antes de desarrollar la teora general del atomismo lgico.Pero,como inicialmente Fueron desarrolladas y usadas con la mirada puesta en la solucin de los problemas de la lgica matemtica, las consideraremos en el contexto ulterior del atomismo lgico, donde recibieronaceptacingeneral.Esasarmas eranlateora de las descripciones y el mtodo de las construcciones lgicas. Seriaerrneo,porlodems,suponer queRussellempez siendo un realista extremado y que en su primer retomo a losproblemasfilosficos se hubiera convertido ya en un perfecto atomista lgico. Russell nos ha dejado una versin de una lectura tan Fcil y conocida de una posicin intermedia en sus Problemas de JUosofia de1912, que sera super- fluoresumir aqu el desarrollo gradualde susideas.Sera un error pensar que el movimiento analtico que ahora vamos a estudiar fuese en su Forma inicial predominantementeantimetafisico,sloporque ensu atomismo lgicoRussell y aquellos en quienes influy reaccionaran contra elmonismo de Bradley y elrealismo que lhabia aceptado de Moore, Meinong y Frege. El atomismo lgico se present como una metafsica superior que remplazaba a otras inferiores, no como un ataque contra la metafsica encuantotal.Ylaverdadesque,segnaparece enlos documentos de la poca, el atomismo lgico es uno de los sistemas ms cumplidamente metafsicos de los hasta entonces elaborados.Y esto es asi pese a la corriente antimeta- fisica que se encontrar en el Tractatus logico-philosophicus de Wittgenstein, al lado mismo de su metafsica. Por la amplitud de su vuelo,claridad,detallada elaboracin y consis-14tencia puede tener pocos rivales. El ms semejante de entre todos los grandes sistemas filosficos del pasado es el de Leibniz, por quienRussell sinti profunda admiracin.Las opiniones iniciales acerca de la naturaleza y el propsito del anlisis filosfico estaban tan estrechamente ligadas a la metafsica del atomismo lgico, que no estar de msdirigir nuestraatencinenprimer lugar alametafsica,antesde examinar el mtodo analticoquela envolva.15IIESBOZOPRELIMINAR DELATOMISMOLGICOMet af sicayl gic aGranpartedelossistemasmetafsicosqueintentan presentar una imagen general del mundo se modelan claramente segn alguna disciplina inferior. Asi, en lineas generales,resulta claro,pese ala oscuridad de los detalles, quelospitagricostratarondeofrecerunaimagendel mundo involucrada en su geometra; es tentador ver en la metafsica de Locke una aplicacin general de la mecnica atomista;algunos metafsicos modernos han hechosuyas algunas concepciones de la biologa evolucionista; y asi sucesivamente.Laversinmsbrevedelatomismolgico puede darse diciendo que el mundo posee la estructura de lalgicamatemtica.En el primero de sus artculos en The Monist sobre atomismo lgico,dijoRussell:El tipo de filosofa que deseo defender y desarrollar, y que llamo atomismo lgico, se me ha ido imponiendo en mis reflexiones en torno a la filosofa de la matemtica (...| Tratar de establecer I...1 un cieno tipo de doctrina lgica y sobre la base de sta un cieno tipo tambin de metafsica.Esta cita ilustra a las claras el hecho de que tanto Russell como Wittgenstein, en sus inicios discpulo suyo, llegaronalosproblemasdelafilosofageneralapartir del estudio de la lgica matemtica y la filosofa de las matemticas. El gran problema de Russell ha sido construir una lgica con la que poder derivar, a partir del nmero ms16reducidoposible de nociones y axiomas puramente lgicos,y no otros,la totalidad de la matemtica, y de paso mostrar continuidad entre la matemtica y la lgica.Para cumplirsupropsitoconstruy,consucolaborador Whitehead,una lgica mucho ms rica y con tcnicas incomparablemente ms decisorias que las de cualquier otra lgica conocida.Formulemos en dos o tres enunciados cmo esta nueva yricalgicasugiri aRusselluna decidida postura filosfica,talcualse desprende delpasaje anteriormente citado.Estasumaraformulacinserinevitablemente crptica e inadecuada, pero puede servir de guia til a lo siguiente.Porloqueseve,Russellconsiderabaqueuna lgica de la que sea posible deducir la totalidad de las matemticas ha de constituir un esqueleto adecuado (menos el vocabularioextralgicoquelasvariablesreemplazan)de un lenguaje capaz de expresar absolutamente todo lo que puede serdicho con exactitud.Afirmando,tambin, que el estudio de la gramtica es capaz de arrojas ms luz sobre las cuestiones filosficas de lo que comnmente suponen los filsofos,1lleg a pensar que el mundo tendria la estructura de esta lgica, cuya gramtica, a diferencia de la de los equvocos lenguajes naturales, era tan perfecta.Al igual que la lgica tena variables individuales en su vocabulario, asi tambin el mundo contendra una variedad de particulares,cuyosnombres seranconstantes que reemplazaran, como vocabulario extralgico, a esas variables; tal y como la lgica requera slo conectivas extensionales, veritativo-funcionales,entresus proposiciones elementales,tambinelmundoconsistiraenhechosindependientes,extensionalmente conectados;yaligualque las tcnicas de la lgica definiran y haran teorticamente superfinos los conceptos ms complejos y abstrusos de la matemtica, as, mediante la aplicacin de las mismas tcnicas a las partes menos concretas del mobiliario de cielos y tierra,podaserdefinido y tericamente eliminado el sub-I .Principia oj mathrmatics, f 46.17mundo de Meinong. La estructura del inundo se asemejara asi a la estructura de los Prinpia mathemaiica. Tal es el sencillo argumento de la presente historia.Vinculada asi la metafsica a la lgica, resulta indispensable poseer algn tipo de comprensin acerca de la clase de lgica que es y de los conceptos que emplea si queremos captar la metafsica. De acuerdo con nuestros fines, las partes ms avanzadas y difciles de la lgica son menos importantes que las ms sencillas,y no es necesario hacer referencia a ellas.Puesto que no cabe presuponer un conocimiento de la lgica, expondremos a continuacin de modo muy informal el concepto de funcin veritativa y los conceptosconexosdeclculode enunciados;tratndose de una exposicin informal (y resumida) de una materia formal, ser necesariamente imprecisa. Los lectores que necesiten y deseenavanzarpueden complementarla con cualquier moderna introduccin alalgica.Lanat ur al ezagener al del al gi c a del asf unc i o nesVERITATIVASCualquierenunciado(proposicin)puedeserverdadero o falso; la lgica formal presupone eso y la existencia de vas extralgicas para investigar si son verdaderos o falsos (p. e., por observacin). Como lo que el lgico descaes hablarindiferentementedetodoslosenunciados,cualquieraqueseasucontenidooestructura,nomenciona enunciados especficos, sino que en su lugar utiliza las llamadas variables, p, q, r, etc., que sustituyen a cualquier posibleenunciado,sinimportarsuclase.Asi,cuandoel lgiconospidequeconsideremoslaconjuncinpy q' est,en efecto, pidindonos que consideremos la conjuncin de dos enunciados cualesquiera sin importar su contenido.Si tuviramos que decir, por ejemplo, que p y q' es verdadero si y slo si p y q son separadamente verdaderos, estaramos diciendo que si usted une dos enunciados cua-18lesquiera,estaconjuncinser verdadera siyslosilos enunciados reunidos son verdaderos por separado.Consideremos,enprimer lugar,dos enunciados cualesquiera p y q, que asumimos en funcin de la lgica como aquellos cuya verdad o falsedad puede ser determinada cx- tralgicamente;podramos,porejemplo,considerares viejo y est cansado'. Por medio de conectivas lgicas podemosformarunsolo enunciadocompuesto apartir de ambos. Mediante el uso de la conectiva lgica y podemos lograr la conjuncin 'p y q(es viejo y est cansado'); utilizandolaconectivalgicaopodemoslograr 'p o q'(es viejo o estcansado).Introduciendola negacin,podemos tambin producir muchos ms enunciados compuestos que contengan p y q, asi: *no-p y no-y (no es viejo y no estcansado),'p ono-q' (es viejo o no est cansado),y tantos otros ms. Con ms sencillez an, podemos considerar la negacin no-/> como un enunciado compuesto que contiene p.Sideseamos saber siuno de estos enunciados que hemos formado mediante la negacin y las conectivas lgicas es verdadero o falso,parece evidente que todo lo que necesitamossaber es si p y q, tomados por separado, son verdaderos o falsos. Si sabemos quep es verdadero, sabemos que no-p es falso; si sabemos que p es falso y que q es verdadero, podemos ver fcilmente que 'p y q' es tlso, 'no-p y q' verdadero y ' poq'verdadero. Dado que el contenido de p y q es irrelevante, podemos tratarlos como variablesquepuedenserreemplazadasporenunciadosvno meramentecomoabreviaturasdeesviejoyestcansado.Est claro que la adicin de una tercera variable, r, o de una cuarta, o quinta, o de cualquier nmero de variables, no produce diferencias teorticas. Asi py q y res verdadero si y slo si los tres enunciados son verdaderos, y ' po q o r es verdadero si y slo si uno, al menos, de los tres es verdadero.Podemosdefinir yalaimportante expresinfuncin de verdad o funcin veritativa. Cuando la verdad o fal-19sedad de un enunciado compuesto puede ser determinada a partir solamente de la verdad y falsedad de sus enunciados constituyentes,estorecibe elnombre de funcin de verdadde sus enunciados constituyentes.Asi,es viejo y est cansado es una funcin veritativa de es viejo y est cansado; p o q' es una funcin veritativa depyq; *no-p' es unafuncin veritativa de p; y assucesivamente.En lgica formal las conectivas y y o reciben siempre unsignificadomnimo,segnhemosindicadoanteriormente, de forma que cualquier compuesto formado por el solouso de ellas es unafuncin veritativa de sus constituyentes.En el discurso ordinario las conectivas poseen, a menudo, un significado ms rico; asi se quit la ropa y se fue a la cama supone implcitamente sucesin temporal y poseeunsignificadodiferente dese fue ala cama y se quit la ropa.Los lgicos justificaran su uso del significado mnimo diciendo que tal es el ingrediente comn en todos nuestrosusos de y.Debera notarse que las conectivas lgicas y y o* son, con la ayuda de la negacin, interdefinibles, de forma que se podra tericamente eliminar una de ellas. Asi, es viejo y est cansado se distingue claramente de es viejo o est cansado; pero es viejo y est cansado puede ser reemplazado por no es el caso de que o no es viejo o no est cansado sin cambio de significado; en smbolos (p y q) no - (no-po no-q).Lamayoradelas funciones veritativas que podemos construirsern en algunas circunstancias verdaderas y en otras, falsas, segn cul de los constituyentes consideremos como verdadero y cul como falso. Esto vale para todos los ejemplos que hemos aducido. As, es viejo o est cansado serfalso si es joven y brinca con energa;de lo contrario ser verdadero. Dado que los lgicos carecen de medios en su disciplina para determinar la verdad o falsedad de los constituyentes de sus funciones veritativas, carecen de medios para determinar la verdad o falsedad de aquellas funciones veritativas que puedan ser verdaderas o falsas;de20ahi que en cuanto lgicos se interesen poco por ellas. Pero hay otras dos clases de fundones de verdad que revisten es- pedal inters para el lgico y que deben ser mencionadas.1)La fundn veritativa 'p o no-p' es una fundn del constituyentesingular p.Esunafundnveritativa de p, puessuverdadpuedeserdeterminadaporunconoci- miento de la verdad o falsedad de este constituyente. Pero, en este caso, podemos ver que es verdadera tanto si el constituyente es verdadero como si es falso; su verdad puede ser determinadalgicamente.Demodosimilar,esfcilver que la funcin veritativa '(/y q) o (no-p o no-q)' es una verdad lgica, ya que ser verdadera en cualquiera de las cuatro circunstancias concebibles: a) quep y q sean ambas ver- deras, b) p verdadera, q falsa, c) p falsa, q verdadera, y d) py q, sean ambas falsas. Las funciones veritativas que son verdaderas para todas las posibilidades de verdad y falsedad de sus constituyentes se denominan tautologas.2)De manera semejante, es posible construir funciones veritativas que sean falsas,independientemente de la verdad o falsedad de sus constituyentes, tales como 'p y no-p'. Tales funciones veritativas se llaman contradicciones.El principal inters de las funciones veritativas para la lgicaformalconsiste en sealar cules son tautologas y los medios paraprobar siuna determinada funcin, por complicada que sea, es una tautologa; el mtodo de Rus- sell fue partir de algunas tautologas y probar como teoremas que otras funciones tambin lo eran. Desde entonces se han inventado otras tcnicas mucho ms refinadas, pero como no tocaremos apenas las tautologas que interesan a los lgicos formales, no es menester profundizar en la materia.Podemos resumir de esta manera: ellgico formal se considera provisto de un nmero indefinido de variables preposicionales p,q, r, etc.; como no indaga su estructura podemos decir que,en relacin con su sistema, son simples. Mediante el uso de la negacin y conectivas lgicas tales como y y o construye entonces funciones veritativas21de estas variables. Al carecer de medios lgicos para determinar la verdad o falsedad de los constituyentes, limita su inters alas funciones que pueden ser reconocidas como verdaderas o falsas por mtodos lgicos: las tautologas y contradicciones. Como las que tienen importancia en la investigacin de losfundamentos de la matemtica sonlas tautologas,la cosa resulta para l de un ensamblaje perfecto.Unclculo en quetodaslasproposiciones complejas (esto es, proposiciones que relativas al sistema no son simples) son funciones veritativas, se dice que es funcional ve- ritativo o extensional.Y con esto basta, a modo de explicacin, en cuanto a las ideas de la lgica elemental adaptadas para su uso a la metafsicadelatomismolgico.Ell enc uaj ev er i t a t i v o -f unc i o na l ment ec o nsi der a doRecordemoslaafirmacindeRussellde quelagramtica. utilizada con precaucin, puede servir de guia hacialaestructuradelarealidad.Sobre la base de nuestra versin resumida del aparato de la lgica de las funciones veritativas podemos esbozar ahora con mayor claridad la visin atomista de la estructura del lenguaje. Vamos a presentarlaprimeroensuformamsextrema,la sostenida por Wittgcnstein; ms adelante,tendremos ocasin de indicar algunosde los puntos enlos queRussell difiri de ella.Wittgenstein sostuvo que as como en la lgica hay gran cantidadde variables p,q,r, etc.,que enrelacinconla lgicasonsimples,asitambin en ellenguaje ordinario, debe haber una verdadera legin de proposiciones absolutamentesimples,carentesdetodacomplejidadlgica. Cualquier proposicin que contenga las conjunciones y y/o o debe en ldma instancia estar compuesta de proposiciones que no las contengan. Todas las proposiciones restan22tes de cualquier lenguaje afirmpueden ser consideradas como funciones veritativas de estas proposiciones elementales. Las verdades necesarias tendrn el carcter de las tautologas de la lgica, las proposiciones imposibles (tales como est lloviendo y no est lloviendo) tendrn el carcter de las contradicciones de la lgica; y las restantes, incluyendo todaslas proposiciones elementales?sern proposicionesempiiicascorrespondiendoconlasfunciones veritativas de la lgica que en ciertas condiciones sern verdaderas y falsas en otras, y cuya verdad no puede reconocerse por medios lgicos.En resumidas cuentas, Wittgenstein sostuvo que el lenguaje artificial de las funciones veritativas constitua la armazn del lenguaje del discurso ordinario, aunque la verdadera estructuralgica dellenguaje quedase a menudo veladaporlasconvencionesgramaticalesadhocque empleamos.Esta tesis,segn ja cual ellenguaje es enteramenteveritativo-funcional,recibimuyamenudola denominacin de tesis de la extensionalidad. Todo enunciado que uno formule debe, segn esta tesis de la exten- sionalidad, ser o un enunciado lgicamente simple o, por elcontrario,unafuncinveritativadetalesenunciados, aun en el supuesto de que a algunos de los enunciados que son realmente funciones veritativas de un tipo muy complicado seles d a menudo una abreviatura convencional.Se sostuvoquelastautologas (verdades necesarias) y las contradicciones nada nos dicen del mundo, puesto que son compatibles respectivamente con cualquier o con ningn posible estado de cosas. Para saber si otras proposiciones compuestas son verdaderas es indispensable reconocer la verdad o falsedad de las proposiciones elementales de las quesonfuncionesveritativas,mediante la observacin u otrosmediosempricos.No sucede esto conlas tautologas; pues conocemos su verdad no por algn tipo de penetracin no-emprica en los hechos, sino viendo que son compatibles con todos los estados de cosas, con todas las combinaciones de la verdad y falsedad de sus proposicio23neselementales,yportantonopuedendecirnosnada Falso.Son subproductos de nuestro simbolismo que realmentenada nos cuentany a losque cabe considerar,en sentido matemtico,como casos degenerados.As qued aclarado el misterio de nuestro conocimiento de la verdad necesaria. El propio Wittgenstein expuso la cuestin sucintamentecomosigueenelTractatus(4.46,4.461,4.46.11, 4.462):4.46Entre los posibles grupos de condiciones de verdad,hay dos casos extremos.En un caso la proposicin es verdadera para todas (as posibilidades de verdad de sus proposiciones elementales. Decimos que las condiciones de verdad son tautolgicas.En el segundo caso, la proposicin es falsa para todas las posibilidades de verdad. Las condiciones de verdad son auto-contradictorias.En el primer caso, llamamos a la proposicin una tautologa; en el segundo, una contradiccin.4.461La proposicin muestra aquello que dice; la tautologa y la contradiccin, que no dicen nada.La tautologa no tiene condiciones de verdad, pues es ncondidonalmente verdadera; y la contradiccin, bajo ninguna condicin es verdadera.La tautologa y la contradiccin carecen de sentido.(Como el punto del que arrancan dos flechas en direcciones opuestas.)(Nada si, p. e., sobre el tiempo, cuando s que est lloviendo o no est lloviendo.)4.4611No obstante, la tautologa y la contradiccin no sonsinsentidos;pertenecenalsimbolismodel mismo modo que 0 (el cero) pertenece al simbolismo de la aritmtica.4.462Latautologa y la contradiccin no son figuras Ipictures] de la realidad. No exponen ningn posible estado de cosas. Porque la una tolera cualquier estado posible de cosas; la qtra, ninguno.24Talmododevernoslleva claramente delamano al problema de qusentido tiene o puede tener la prosecucin de empresas matemticas y otras empresas deductivas, siendo como son, a este respecto, tautolgicas. Los atomistassepercatarondeesteproblema,peronopodemos examinarahoraeltratamientoqueledierop.Vamosa ocuparnos,encambio,delasfuncionesveritativasno tautolgicasnicontradictorias!Este, desde luego, no es sino un resumen muy burdo de unaforma extrema de la perspectiva atomista del lenguajeconsideradocomoveritativo-funcional,oextensional; pero, antes de comenzar a llenar lagunas, acaso sea orientador dar cuenta, sucintamente, de cmo utilizaron la tesis de la extensionalidad como clave para su versin metafsica delanaturalezadelmundo.Laapl i c ac i nmet af sic adeest ac o n c epc i nDELLENGUAJEComo llevamos dicho,los atomistas conceban un len guajecomocompuestobsicamentedeunacoleccin indefinidamente amplia de proposiciones simples, elementales, o. como se indic a menudo, atmicas, cuya verdad deba ser establecida por mtodos extralgicos, empricos; cualquier enunciado que no consista en una sola proposicin atmica no es sino una fundn veritativa de tales proposiciones atmicas, y su verdad o falsedad puede ser determinada simplemente fijando la verdad o falsedad de las proposiciones atmicas que contiene. Consiguientemente, en derto sentido, no hay nada que dedr por encima de lo quepuedeexpresarsemedianteproposidonesatmicas. Pero una proposidn resulta verdadera merced a lo que por el momento podemos vagamente llamar su correspondencia con los hechos.Por tanto el mundo debe consistir en un nmero indefinidamente amplio de hechos atmicos alos que correspondern las proposidones atmicas ver25daderas; y comolasproposiciones atmicasse conciben comolgicamenteindependientes,estoshechosdeben concebirse tambin como metaflsicamente independientes. Pareci a los atomistas lgicos que, sin una tal correspondencia entre el lenguaje y los hechos, seria completamente imposible hablar acerca delmundo.De la misma manera quecualquierproposicinnoatmica,unaproposicin molecular,puede ser considerada como una combinacin extensional o funcional-veritativa de proposiciones atmicas, asi tambin cualquier hecho no atmico o molecular, no es nada en s mismo sino un grupo de hechos atmicos totalmente independientes entre s.En una palabra,si el lenguaje no consiste esencialmente sino en proposiciones atmicas,nadapuede decirsedelmundosalvo informar medianteproposicionesatmicasdeaquelloshechos atmicos a los que corresponden las proposiciones atmicas. Como Wittgenstein expuso en las dos primeras de las proposiciones principales de su Trocalas logico-philosophicus, El mundo es todo lo que acaece t...) Lo que acaece, el hecho,es laexistenciadelos hechos atmicos.Aclaremos esta idea con un modelo ms bien desfigurado. Si suponemos que hay n proposiciones atmicas significativas, cada una de las cuales enuncia o deja de enunciar un hecho atmico, entonces una versin completa del mundo, en la que se dijera todo lo que hay que decir, vendra dada por una enumeracin de todas las proposiciones atmicasque enuncianun hecho atmico, y la negacin delrestodenuestrasnproposiciones.Si,porelegirun ejemplo particularmente irreal que aclare el principio, hubiera slo tres proposiciones atmicas posibles, podramos dar una versin completa del mundo seleccionando uno de los 2* estados posibles de cosas p & q &- ro/ i &t^&r,o pHi-q 6ir, etc. En general, si hay n proposiciones atmicas, de ellas resultan 2" mundos posibles, de los cuales una versin verdadera y completa del mundo, tal como es, seleccionara uno. No habra nada ms que decir por encima de esto.Fuera de este conocimiento enciclopdico ideal,26podemos ofrecer al menos una versin parcial del mundo o bien limitarnos a excluir del mundo algunas de sus posibilidades: p o q' excluir, por ejemplo, el mundo que carece ala vezdelos hechos atmicos liguradus por p y q, pero no seleccionar el mundo que contenga p o el mundo que contenga q.Cualquier enunciado significativo es, por consiguiente,obien la afirmacino elrechazode algn hecho atmico, o bien afirma o rechaza una conjuncin o disyuncindetaleshechosatmicos;lalgicamuestra adems que no tenemos dos posibilidades diferentes en la conjuncin y en la disyuncin, sino slo dos simbolismos alternativos. El mundo es considerado as corno de estructuraidnticaayperfectamentercpresentable porun lenguaje con la estructura del lenguaje lgico de los Principiamathematica; y aun as, segn esta tesis ins extrema de Wittgenstein,parte delsimbolismo de los Principiamal he - matica,tal como los cuantificadores, es teorticamente superfino.Esta es, en simple esbozo, la concepcin de la lgica y la concepcinmetafsicaque surgi de ella.Seguro que su sencillez y claridad metafsica se revelan de inmediato. No parece fantasioso ver aqu ciertasimilitud con el enfoque de Leibniz. A las mnadas corresponden los hechos atmicos; lo mismo que las mnadas no tienen ventanas, as viven los hechos en el esplendido aislamiento de una lgica extensional. Hay tambin una intima combinacin de tesis lgicas y metafsicas, pero no conviene retroceder demasiado ennuestras digresiones.Puesto que uno de nuestros objetivos principales consiste en el desarrollo de los mtodos de anlisis,no seria lgicocontinuarinmediatamenteconunaexplicaciny exmen minucioso de todos los detalles de la metafsica del atomismo lgico por su propio inters. Sin embargo, antes de entrar en la teora del anlisis que comportaba esta metafsica, hemos de ampliar nuestro esbozo preliminar con algunadiscusinadicionalacercadedosconcepciones clave; en primer lugar, debemos ofrecer una versin ms27precisadelaideadelosatomistasacercadeloshechos atmicos; debemos tambin explicar cmo se conceba la relacinentreunaproposicinatmicayunhecho atmico,relacinquehastaaquihemosindicadovagamente como correspondencia, pero que los atomistas denominaron figuracin [picturing],Incluso en estas cuestionesomitiremosalgunosdetallesquediscutiremosms adelante en el captulo V.1.HechosatmicosLa versin ms general que dieron los atomistas de un hecho atmico fue que era un hecho consistente o en la posesin de una caracterstica por un particular o en una relacin entre dos o ms particulares. Un hecho en el que un particular tiene alguna caracterstica absolutamente simple y determinada se consider un hecho mondico. Un hecho en elque dos particulares se relacionan por alguna relacin absolutamente simple y determinada se denomin un hecho didico. Cuando son tres particulares los que se relacionan tenemos un hecho tridico.No puede ponerse a prni ningn limite superior.En general,si n particulares se relacionan, tenemos un hecho n-dico. Qu son, pues, estosparticulares?Consideremosenprimerlugarsobre esta cuestin las aseveraciones de Russell en sus artculos deTheMonist sobre el atomismo lgico:Particulares = trminosderelacionesenhechosatmicos. Def.Nombres propios oj tkr Aristotelum Sociely, volunten suplementario (1946). reimpreso en higic and Languagr, II. editado por Flew. Vase tambin Ayer. "Basic pro- positions, Philosophicat Arut/ysit. editado por Black. Existe na vasta literatura enlas revistas.166Ryle hizo una formulacin clara,sucinta y prctica de la dificultadbsica dela doctrina:78No consigo dar crdito a lo que parece ser la doctrina de Wittgenstein y la escuela de los gramticos lgicos que le siguen,segnla cuallo que hace que una expresin sea formalmente adecuada a un hecho es cierta relacin de figuracin univoca, real y no convencional, entre la contextura de la expresin y la del hecho. Pues no veo cmo un hecho o estado de cosas pueda creerse igual o siquiera distinto en estructura a una oracin, gesto o diagrama.Porque un hecho no es una coleccin ni siquiera una coleccin ordenadade fragmentos en el sentido en que una oracin es una coleccin ordenada de ruidos o un mapa una coleccin ordenada de manchas.Ryle aade:Por otra parte, no es fcil aceptar lo que parece ser la alternativa de que,slo por consenso,una determinada forma gramatical est especialmente consagrada a hechos deunadeterminadaformalgica|...|No obstante,mi punto de vista actual es que la adecuacin de la forma gramatical con la formalgica est mucho ms cerca de lo convencional que de lo natural.Tiempo llegara en que la opinin de Ryle de que no son comparables la estructura del lenguaje y los hechos se aceptara con ms seriedad de lo que l la acept entonces y en que se abandonara la tentativa de hablar acerca de la estructura lgica de los hechos.Es interesante comparar y contrastar este argumento de Ryle con un ataque posterior de Ayer sobre la doctrina de la figuracin.Dice asi: *7."Systematically ntislcading expressions, Proteedingy of ihe Amlote- ItanSoaely (1931-1932), reimpreso en LogandiMnguage.I,editada por Flew.8."Veriftration and rxperence, Proceedmg of Ihe Aritfatrlian Soety (1936-1937); argumento semejante se encontrar en sus Foundaliont of empinadknowltdge,p.106.167Se sugiere, en ocasiones, que esta relacin de acuerdo es del mismo tipo que la que rige entre una Hguray lo FiguradoYo no creo en la verdad de esta afirmacin. Es posible,sinduda,construir lenguajes figurativos que tienen sus ventajas; pero seguramente no puede mantenerse que slo ellos sean legtimos, o que un lenguaje como el ingls sea realmente figurativo aunque no lo sepamos. Pero si el ingls no es un lenguaje figurativo y las proposiciones expresadas en ingls son, a veces, verificadas, como seguramente lo son, entonces no puede darse el caso de que esta relacin de acuerdo, de la que nos ocupamos, sea una relacin de figuracin. Queda, todava, esta otra dificultad. Si todas las proposiciones son figuras, las proposiciones falsas tal vez lo sean tanto como las verdaderas. En otras palabras,no podemos decir por la forma de la proposicin, esto es, por mirar nicamente a la figura, si figura o no una situacin real. Mas cmo vamos a distinguir la verdadera figura de la falsa? No debemos entonces decir que la figura verdadera concuerda con la realidad mientras no sucede asi con la falsa? Pero, en ese caso, la introduccin de la nocin de figuracin no sirve a nuestro propsito.No nos permite eximimos de la nocin de acuerdo.Ayer aade: "Las mismas objeciones rigen contra quienes aseguran que esta relacin de acuerdo es una relacin de identidad de estructura. Esto es tratar las proposiciones como si fueran mapas. De nuevo, una vez ms, mantiene quepodramosconstruirunlenguajecomoste,pero comonolonecesitamos,laidentidaddeestructurano puedeserlo importante.Dice alrespecto:Si hablo ingls puedo usar las palabras estoy colrico' para expresar que estoy colrico. Podemos decir que al actuar asi estamos obedeciendo a una regla de significado del idioma ingls. Para que esto sea posible no es necesario, en todo caso, que mis palabras tengan que parecerse en modo alguno al estado de clera que describen. Que esto es rojo se utilice para decir que esto es rojo no implica que posea relacin alguna de semejanza, sea de estructura o contenido, con una real o hipottica mancha roja.168La declaracin final de Ayer sobre esta cuestin es ex* celente. Ve claramente que lo nico que determina lo que puede utilizarse para comunicar es el uso establecido de un enunciado, y que una cierta adccuabilidad de estructura de tipolgico,queanRylebuscaraposteriorpiente,est Fueradelugar.Porotraparte,mientras queRylehaba mantenido que era un error de principio exigir la identi- dad de estructura entre enunciado y hecho sobre la base de que un enunciado no puede ser igual o distinto al hecho que enuncia.Ayer ha argumentado que lasemejanza estructural o identidad puede existir entre un lenguaje (v. gr. un lenguaje figurativo) y los hechos, pero no es necesario que sea asi. Lo que los atomistas haban declarado esencial y Ryle imposible, Ayer lo considera ahora posible, pero innecesario.Aqui, creo que Ayer ha puesto en evidencia un importante malentendido deladoctrina de la figuracin que es importante poner en claro.Una advertencia de que esto es una concepcin errnea podra haber venido dada por el expreso alegato de Witt- genstein de que una proposicin del lenguaje ordinario no necesitaguardar,yclaramentenolaguarda,unasemejanza superficial con el hecho, y aun entonces es, segn l, una figura; y todava queda ms claro en su comparacin de la relacin del lenguaje con los hechos tanto con la relacin mapa-superficie de la tierra cuanto tambin con la relacin ondas de sonido-disco gramofnico, aparentemente muy diferentes,sin desear identificar lo uno con lo otro. Lo que Ayer dice de los lenguajes figurativos y del lenguaje de los mapas es slo verdad si pensamos en la gnesis histrica del lenguaje ms que en su carcter lgico. No toda figura, en el sendo ordinario, es un medio de comunicacin, y eso muestra que nada, por ser meramente figura en el sendo ordinario, puede tener significado; es menester algo ms, aunque sea natural utilizar figuras.No hay lenguajes figurativos, si esto significa que el lenguaje tiene significado simplemente en virtud de su carcter figurativo, y169Wittgcnstein no sugera que ningn lenguaje fuese figurativo en este sentido. As que, cuando Ayer dice que slo algunos lenguajes, no todos, segn mantena la posicin atacadasonfigurativos,argumentaba incorrectamente;pues esodeque algunoslenguajessonlenguajesfigurativosy otros no, es irrelevante para la cuestin que se debate. Tal como argumenta, no nos sorprende que encuentre necesaria una relacin lgica de acuerdo, junto a la de similitud figurativanatural;perolarelacinfigurativa de los atomistas se propuso como versin ms explcita de esta relacindeacuerdo,nocomomerasimilitudnatural.La mejorcriticaradicaenloquelasltimas observaciones citadas de Ayer implican, y Ryle expresamente dice, de que lanocin de figuracin y similitud estructural no juegan papelalguno enla explicacin dellenguaje.Resumiendo, podemos decir que la objecin bsica a la doctrina de la figuracin de este perodo fue que subestimaba por completo el carcter convencional de las formas lingisticas; implicaba, errneamente, que haba una ade- cuabilidadnaturaldealgunasformaslingisticas,algn parecido estructural entre el lenguaje y el hecho. No hubo en cuanto tal conciencia general de otras dificultades que pronto se suscitaran.No vamos a exponerlas por extenso, pero unasimple ojeadano nos apartar demasiado de la niestin.En primer lugar, es siempre correcto decir que un enunciado ordinario indicativo hace referencia, sea mediante la figuracin o de cualquier otra forma, a un hecho? En segundo lugar, est claro lo que se significa al hablar de la forma, sea lgica o de cualquier otro tipo, de un hecho? No existe cierto peligro de que al actuar as hallemos enelhecho lo queha de encontrarse en ellenguaje que usamos?En tercer lugar, estamos en lo cieno al suponer que encontramos el mundo previamente dividido en unnmero de hechos,cada uno completo y esperando a que su instantnea lgica sea tomada? No podra ocurrir que el nmero de hechos por encontrar dependiera, en algn aspecto, parcialmente al menos, del modo como mira170mos hacia ellos? No podemos desechar que se hable de los hechos como metaflsicos, segn hacan los fisicaliscas, pero es menester percatarse de que no es un concepto tan simple comosusinocentespalabrasparecensuponer.Wisdom dice que ensusartculos sobre las construccioneslgicas querrausarlapalabrahecho'talcomo erausada en el SlrandMagazine;peronecesitaunexamenms.afondo que eso.9Estas cuatro dificultades:la nocin del nico lenguaje perfecto extensional, el solipsismo, las proposiciones bsicas, y la doctrina de la figuracin, son algunas de las principalesdificultadesadvertidasenelatomismolgico cuando el positivismo lgico estaba ms en boga en la Inglaterra delos aostreinta.Algunasdificultades ataan slo al atomismo, o principalmente a l; otras, como el solipsismo, eran dificultades para el positivismo lgico tambin,pero se pens,o esper,que podran ser eludidas. Pero, un poco ms tarde, comenz a advertirse otra dificultad, ms importante, dificultad para el atomismo, para el positivismo lgico y para los muchos compromisos que mediaban entre ellos.Acasofue reconocida de un modo ms bien oscuro por la mayora de los filsofos; el diagnstico completo slo era posible a la luz del punto de vista radicalmente diferente de la filosofa, del anlisis y del lenguaje que pronto iba a presentarse. Por el momento, lo representaremosslocomoenfermedadendmicaenel anlisis,evitandocualquierdiagnsticoprofundo.Pero esto merece capitulo aparte.S.Cierta ampliacin de estos oscuros vislumbres se encontrar en el trabajode WaismannVerifiability", Proceedmgsaf theArislotelianSoculy, volumensuplementario (1945),reimpreso en LogicandLangwige,I,editadoporFlew.Vase especialmentelaterceraparte.171XLAIMPOSIBILIDADDELANLISIS REDUCTIVODebemos volver ahora a la ms grave de todas las dificultades, la que pareca convertir en insubstancial la metafsica del atomismo lgico y la que ms profundamente alteraba elcursotodo de la filosofa.Esta dificultad atrajo poco a poco la atencin de los filsofos en fecha algo posterior a la que acabamos de considerar, de forma que conviene delimitar bien elestadodela cuestintal como se presentaba en los crculos analticos avanzados all por los aosque corren entre1935,y1938aproximadamente.Se acept en general la opinin antimetafisica segn la cual toda metafsica careca de sentido, pese a las dificultades que hemos mencionado y de las que los filsofos eran ms o menos conscientes, dificultades tales como la de que era difcil dejar de mencionar por completo la relacin lenguaje-hecho, que,segnuna estricta interpretacin de la doctrina positivista de la naturaleza de la filosofa, era una relacin metafsica.Pero la concepcin general de la tarea a cumplir no haba diferido mucho de la proclamada por Russell en los albores del atomismo lgico, aunque s hubiera cambiado su justificacin. Todava se representaba el lenguaje como analizable en proposiciones bsicas, aunque nadie hablara ya de revelar la estructura de los hechos, sino ms bien de mostrar la estructura del lenguaje de la ciencia y del sentido comn, analizando sus proposiciones en otras ms bsicas que podan ser directamente verificadas y que constituan, por consiguiente, el significado ltimo de estas otrasproposiciones.Asestabalacuestin,aun cuando172prevaleciera una visin menos estricta y ms relativista de lanaturalezadelasproposicionesbsicasqueladela poca triunfal del atomismo lgico. Todava continuaban como antes, por tanto, los viejos debates en torno al anlisis de enunciadosdeobjetosmateriales,por ejemplo,en enunciados acerca de datos sensibles. No vale la pena exagerar el hecho de que la inmensa mayora de ls filsofos ingleses no albergaran ya en ese momento serias dudas respecto a que tal anlisis fuera objeto principal de la filosofa, sin que les importaran las dificultades de relativa entidad que pudieran ocurrirles. El antimetafisico principio de verificacin surti efecto para los analticos ms progresistasqueloaceptarondegarantizaraprioriquealgunos anlisisfenomenalistas serviran.No poda haber anlisis significativos que fueran,ms all de los datos sensibles, hasta los ocupantes fsicos y dems, como algunos analticos ms moderados, tal como H. H. Price en su Percepcin, habian afirmado.Es verdad que muchas de las objeciones a las doctrinas clsicas del atomismo lgico, algunas de las cuales hemos mencionado, afectaron por un igual a la nueva forma de la empresa analtica como a la antigua. Pues el punto de vista extensionaldellenguajetodavaeraampliamenteaceptado, aunque no con todas sus consecuencias (el lenguaje debe poseer uncarcter veritativo-funcional sihade ser analizado en proposiciones bsicas).No debe haber proposicionesltimascompuestas.Contodo,comohemos visto, empezaron a advertirse dificultades en esta doctrina. Tal como haba ocurrido en el atomismo lgico, el solip- sismo constituy una dificultad inadvertida para el positivismo, aunque el dogma antimetafisico hubiera cambiado la forma de la discusin. Por lo unto, aunque los filsofos intentaran en ocasiones desechar sus dudas en una orgia de destruccin antimetafisica,aqullas permanecantodava all.Pero, como es usual, los objetores de la filosofa analtica, que se habran considerado muy felices exponiendo esus dificultades a plena luz, desconocan por completo las173doctrinas de sus oponentes de forma que no podan exponer sus objeciones con suficiente fuerza para surtir efecto eficaz sobre ellos. Por esto pudieron con toda tranquilidad olvidarsusdificultades,quefueronconsideradascomo problemas menores, y los intentos de anlisis continuaron. Una vez ms, la disolucin final iba a llegar desde dentro, y a su debidotiempo.Al considerar estas dificultades como problemas menores, los analticos no eran del todo incongruentes.No debemos olvidar nunca que ni el atomismo lgico ni el positivismolgico fueron doctrinas que se aguantaran por si mismas. Ambas prevalecieron como justificacin del anlisis reductivo, visto siempre como tarea principal del empi- rista, aun cuando la forma de la justificacin influenciase la exacta manera como se realizaba y describa el anlisis.La tarea ms importante del principio de verificacin era garantizarlaposibilidaddelanlisisemprico,aunquesu efectofuesealmismotiempolaeliminacinde algunas otras formas de investigacin filosfica. Por ello, en la medida en que los analticos se sintieron realmente satisfechos del anlisis reductivo como tarea propia de los filsofos, toda inadecuacin con respecto a su justificacin les pareci de menor importancia.Podemosrecordar,por ejemplo,lasdificultadesendmicas a propsito de la exacta formulacin del principio de verificacin de manera que excluyera todo lo que se requera y nada ms. Este problema nunca fue resuelto, pero no inquiet positivamente a los filsofos que lo aceptaron. No les hizo preguntarse si el mtodo entero de filosofar era errneo.Lorealmente seriohabrasido unfundamento para dudar de la propiedad del mismo anlisis reductivo, no la de dudar de un detalle de su vigente justificacin.1I.Elloformaparte delaexplicacinsobre cmounfilsofotan conservador como Moore pudo ser considerado como aliado y mentor de filsofos radicales como Ayer.Moore, como ellos, fue en su prctica un analtico,pormuy endesacuerdoque enotros aspectos estuviera con ellos.174Y asi llegamos al gran problema, que lo fue para el atomismolgico y el positivismo lgico a la vez, y tambin para todas las posiciones ms o menos eclcticas e intermedias propugnadas por los ms cautos analticos. Porque, a diferenciadenuestras anteriores dificultades,setrata de una dificultad directa acerca de la fundamental posibilidad del anlisis reduaivo. Fue plenamente reconocida, en primer lugar, en Cambridge bajo la accin de Wittgeiistein en su nueva fase, tras su retorno a la filosofa en 1929; su primera formulacin explcita se encontrar en Metafsica y verificacindeWisdom.*Mastambinseimpusoala atencin de los filsofos como una dificultad ms o menos emprica (nadie produca anlisis satisfactorios). Vamos a examinar esta historia.El movimiento analtico recibi su impulso, como hemos visto, de las investigaciones lgicas y matemticas de Russell; era, en palabras de Russeil, un tipo de doctrina lgica que me parece resultar de la filosofa de las matemticas .23 Podemos recordar que tambin Descartes bas sus mtodos y doctrinas en sus xitos matemticos. Ahora bien,algocomoelanlisisreductivohabafuncionado muy bien en lineas generales en la lgica y la matemtica. Era posible tratar los nmeros racionales como construcciones lgicas a partir de los nmeros naturales en la matemtica pura, y los irracionales como construcciones lgicas a partir de los racionales; la tarea haba sido cumplida. En lgica,las clases podan ser tratadas como construcciones lgicasapartirdefuncionesproposicionales.Enlgica, tambin, hasta los entornos, de donde el matemtico puro parta, podan ser eliminados. A modo de ligera indicacin de cmo podia hacerse esto, podemos citar la traduccin de Russell de No hay tres personas que estn interesadas en la lgica matemtica a Si xest interesado en la lgica matemtica, cy est interesado y z est interesado, entonces2.Mi n d i mS ) .3.Thephilosopfoof togiealalomism,p.1.175x = y o y = z o x =z.La palabra tres ha desaparecido a favordelasvariableslgicas.Adems,existiaelanlisis lgico de las descripciones, que no slo haba dado resultado en la lgica matemtica sino que pareca capaz de eliminar para siempre, de un plumazo, todos los mbitos del ser deMeinong.Lo que Russell con tanto xito haba logrado tan rpidamente en la lgica matemtica, haba ahora de realizarse en otras esferas.Es cierto que previamente se habanllevado a cabo tentativas para hacer esto en otras esferas, pero sinxitoaparente;nadiepensara que elhay aquuna mesa, esto es, la veo de Berkeley, servira con esa formulacin.Pero entonces hubo quienes, con frecuencia, fracasaron en esferas donde Russell triunfaba ahora.Russell pro-jorcionaba, pues, los paradigmas de xito para que todos os imitaran,y proporcion la tcnica y el armazn de un lenguajeperfecto,ellenguaje de los Principiamalhematica, en elque llevarlos aefecto.As,tras un largo perodo de eclipse, el tradicional anlisis reductivo del empirismo britnicosesumidenuevo en unbullicioso entusiasmo.Pero qu xitos se obtuvieron en el campo del anlisis a nuevo nivel, el anlisis reductivo, fuera del dominio de la lgica matemtica? Wisdom, en efecto, haba analizado la llama en trminos de llamas (ordinarias), y con muy buen acuerdo,aifontaneromedioentrminosdefontaneros (ordinarios).Pero enningn caso supuso esto pisar terreno (irme, pues se acord, en general, que tanto las llamas como los fontaneros, aun los ordinarios, eran tambin construcciones lgicas.Las entidades ficticias fueron asimismo analizadas en trminos de oraciones de libros, narraciones y dems. aunque no de manera tan convincente. Como el propio Wisdom seal ms tarde: Todas las entidades extra en el universo del discurso se esfumaron, si bien subsisti de las entidades ficticias un peculiar aroma .4 Aunque es4."Mtuphysin and Vmfication", Muid (1938), p.460.176tos anlisis no llegaron a nada parecido a las proposiciones atmicas,seimpusieron,sin embargo,claramente donde llegaron. Fueron estos ejemplos de anlisis que se presentaron siempre con xito, y, en consecuencia, los nicos que aqui exponemos, pero, al fin y al cabo, todos son de menor cuanta.Lo verdaderamente importante lo constituian cosas y personas, que, probablemente, a los ojos*de los precavidos, y tambin a los de los ms confiados, eran construccioneslgicasapartirdelosdatossensiblesy/olos acontecimientos.Pero,pese a este acuerdo a priori acerca delanaturalezageneraldelanlisis,nadieconsiguide verdad analizar naciones a partir de personas o personas a partir de acontecimientos o datos sensibles. Partiremos de las naciones, que es uno de los ejemplos ms seguros y fciles, con objeto de descubrir dnde se planteaba la dificultadalllevar acabo el anlisis.Lasnaciones,segnladoctrina,eranconstrucciones lgicasapartirdepersonas;InglaterrayFrancia,por ejemplo, eran construcciones lgicas a partir de sus ciudadanos. Otra forma de exposicin consista en decir que ios enunciados acerca de Inglaterra y Francia pueden ser analizados en trminos de personas, o ins exactamente, que los enunciados que contienen las palabras Inglaterra y Francia pueden ser reemplazados por enunciados en los que stas y sus sinnimos (tales como la prfida Albin) no aparezcan, y que en cambio aparezcan nombres de personas y descripciones de personas. Inglaterra es un smboloincompleto.En cada caso, el anlisis ha de tener el mismo significado que lo que ha de ser analizado. Tomemos entonces un simple enunciado acerca de Inglaterra e intentemos el anlisis. El enunciado Inglaterra declar la guerraen1939nosservircomocualquierotro.Est claro que no es equivalente a todos los ingleses declararon la guerra en1939. Muchos, de entre los ms activos ingleses en el curso de la guerra, no tomaron parte en su declaracin.Igualmente est claro que no se requiere una enumeracin de lo que todo ingls hizo en 1939. Nadie ne177cesita saber lo que, por cualquier razn, hice yo la tarde del S de septiembre en orden a conocer el significado de lo que se va a analizar. Veamos El ministro de Asuntos Exteriores hizo pblico un mensaje en1939 diciendo que los ingleses entraban en guerra. Existe aqu una dificultad real por cuanto el ministro de Asuntos Exteriores habra tenido queactuar enfuncinolicial,yno esfcilsaber qu es lo que la frase significa; pero prescindiremos de ello. Podemos prescindir tambin de la dificultad de que otras cosas pudieranasimismohabertenidoquesuceder,yqueel mensaje no habra tenido que ser retirado; en pocas palabras,que elanlisis pueda no ser completo.Pero aun as no servir, pues el ministro o cualquier otro hombre que se ocupe normalmente de estos asuntos podra haber estado enfermoo,en otro caso,fuerade servicio entalfecha y, aun entonces, Inglaterra podra haber declarado la guerra. Asi, la accin del ministro, aunque sin duda ocurriera, no fue condicin suficiente de la declaracin de guerra de Inglaterra; tampoco fue condicin necesaria.La cuestin es que no hace falta saber qu tipo de constitucin hay en Inglaterra, ni el mecanismo normal de declaracin de guerra y qu personas se encontraban bien y cules mal para comprenderelenunciadoInglaterradeclarlaguerraen 1939. Hay una gama indefinida de cosas que las personas podran haber hecho, una serie de las cuales habran coudocomoInglaterradeclarandolaguerra.Podrahaber habido una revolucin en 1938 y la guerra podra haber sido declarada por una asamblea de masas o una junta revolucionaria; y esto contara lo mismo que Inglaterra en la declaracin de guerra.Ello no sucedi; y podemos comprenderelenunciadoInglaterradeclarlaguerraen 1939 sin saber que no sucedi.Pero no podemos resear una gama indefinida de quehaceres por personas, aunque podamos ofrecer ejemplos.Por consiguiente, no podemos analizar los enunciados relativos a la nacin en enunciados acerca de personas y no podemos, por consiguiente, decir queInglaterra o cualquier otra nacin sea una construc178cin lgica a partir de personas. Porque no slo es prcticamente imposible completar el anlisis como podra haber sucedido,caso de analizar las actividades detodo el mundo; una lista indefinidamente larga de medios alternativos para declarar la guerra no podra ser completada ni siquiera enteora.Ahora bien, el caso de las naciones es un ejemplo especialmente apto para caer en el error, y ello en dos sentidos. Primero, decir que las personas o las cosas son construccioneslgicasapartirdelosdatossensiblesresultaun poco precipitado; algunos, como el doctor J ohnson, han credoqueesunaverdaderaparadoja;hacefaltauna buenadosisdecondicionamientofilosficoparapoder aceptarlo e incluso el ms condicionado puede tener sus momentos de duda. Si se hubiera encontrado que, slo en estos casos, era imposible el anlisis reductivo, entonces los analticos podran haber dicho, sin sentir la menor afliccin,queacasolosobjetosfsicosnoeran,despusde todo, sino objetos bsicos de conocimiento directo.Podemos interpretar que hubieran dicho esto antes que dudar del mtodo de anlisis.Pero el analtico no tuvo duda alguna respecto a que los estados no eran objetos bsicos de conocimiento directo; y aqu sinti que tenia de su parte al hombre de la calle.Era preciso el condicionamiento filosfico para creer en estados y naciones como objetos auto- subsistentes, no para dejar de creer en ellos. El sentido comn y el empirismo se combinaban para convencer al analtico en este punto; era preferible admitir que el mtodo del anlisis reductivo era impotente para tratar los problemas filosficos sobre la naturaleza de los estados antes que admitirquelosestadoseranentidadesbsicas.Siel mtodo requiere que o bien los enunciados acerca de estados se analicen en enunciados equivalentes acerca de personas, o bien los estados se admitan entre los constituyentes ltimos del mundo, entonces existe error en el mtodo.Veamos una segunda faceta particularmente enojosa en este asunto.Pareca, en efecto, muy claro que aprendemos179el significado de enunciados acerca de naciones por referencia precisamente a enunciados acerca de hombres individuales tal como venan ofrecidos enlos anlisis;y, adems, para verificar un enunciado como el de que Inglaterra declar la guerra, hemos de acudir justamente a esta clase de enunciados sobre las acciones de hombres individuales y reconocer la verdad en ellos. Era particularmente difcil ver cmo en estas circunstancias poda dejar de haber identidad de significado. Y aun as, en principio, el hechoresultabaperfectamenteclaro:mientraspodaverse que los enunciados acerca de los ingleses proporcionaban toda la informacin requerida por nosotros para saber que Inglaterradeclarlaguerra,ymientrasquesemejantes enunciados era lo nico que haca falta para poner en claro loqueparaInglaterrasignificabadeclararlaguerra,no haba equivalencia lgica entre los anlisis expuestos y lo que deba analizarse. El fallo de los anlisis no pareca consistir, por tanto, en decir demasiado poco no parece que fracasaran por dejar de referirse a una entidad extra, por ejemplo; en todo caso, parecan proporcionar una exposicin excesivamente detallada de lo que se deca en lo que deba analizarse. As, el fracaso en lograr un anlisis satisfactorio fue decepcionante, y ste no era de los que conduca a los analticos a aceptar el punto de vista de que los estados,despus de todo, no eran sino ingredientes bsicos en elmundo.Pero aunque estas dificultades en el anlisis de enunciados sobre naciones fueran particularmente molestas, pues eran, a primera vista, de los candidatos ms prometedores, mucha ms polvareda levant el controvertido intento de ofrecer un anlisis fenomenalista de enunciados acerca de objetosmateriales,conelfin de mostrar que eranconstrucciones lgicas a partir de datos sensibles. Como quiera que nos ocupamos primariamente de ilustrar las dificultades generales que infestaban todos los intentos de ofrecer anlisis a nuevo nivel, podemos despreciar la controversia en cuanto a si era suficiente un anlisis de tipo fenomena-180listaositambineranecesariaalgunareferenciaaun ocupante fsico ; tampoco necesitamos cometer el solecismo histrico de investigar el uso del trmino dato-sensible. Estas dificultades, por reales que fueran, son irrele- vantes para las cuestiones de que nos venimos ocupando.Iniciemos nuestra investigacin examinando un anlisis tan crudo y descuidado como el que nos ofreci Berke- ley. Propone, primero, que podemos analizar Hay una silla en mi habitacin en "Yo tengo un dato sensible de la silla.* Mas,reconociendo que el originalpodra ser verdadero cuando l estaba ausente de la habitacin, sugiere que, en tales circunstancias, eso significa que alguien (acaso Dios) tiene un dato sensible de la silla, o que l mismo lo tendra si volviera a la habitacin. Ahora bien, por tres razones no es vlida la sugerencia de Berkeley:a)Decir que hay una silla en mi habitacin no es decir de mi dato sensible nada ms que de el de cualquier otro.b)Aun si yo estoy en mi habitacin y puedo ver la silla, cuando yo digo simplemente que hay una silla en mi habitacin,nodigoquetengaundatosensibledela misma.Los anlisis alternativos de Berkeley sugieren absurdamente que uno da a entender algo diferente cuando dice que hay una silla en una habitacin y puede uno verla, de lo que se da a entender cuando no puede. Podemos as ampliar a) manifestando que decir que hay una silla en mi habitacin no es decir nada acerca de lo que yo o cualquier otro pueden ahora ver. (Aun si Dios puede ver la silla todo eltiempo,nosotrosno decimostalcosa.)c)Yo podra tener un dato sensible de la silla cuando estuvieraenlahabitaciny aunentoncesnohabersilla all; podra tener una alucinacin o ser engaado por espejos, etc.Por tanto, junto ala clusula b),segn la cual el que haya una silla en mi habitacin no implica mi visin de la misma,oel que cualquier otro la vea,tenemos,por el contrario, el punto de que mi dato sensible, o el de cual-5.Principln oj human knowltdgt, S.181quier otro, de la silla, no supone que la silla se encuentre all.Ante estas dificultades parece como si retrocediramos alos hipotticos anlisis sugeridos por Berkeley, aunque no bajo la forma que l les dio. sta fue la conclusin de la mayora de los analticos de este perodo, formalizada tcnicamente diciendo que los anlisis de enunciados acerca de objetos fsicos que no incluyan el enunciado de que alguien es, o ha sido, sensiblemente consciente de ellos, deben darse en trminos slo de datos sensibles posibles y no actuales.Un enunciado acerca de un objeto fsico debe ser unenunciadoacercadeloquepuede servisto,sentido, etc., en condiciones adecuadas.Esto se parece mucho a la doctrina de Mili de que un objeto fsico es una posibilidad permanente de sensacin.Pero decir todo psto no es ofrecer un anlisis sino especificar slo que fes anlisis deben darse en trminos de enunciados hipotticos acerca de qu datos sensibles tendran las personas en determinadas circunstancias.Hay ciertas dificultades a la hora de ofrecer un anlisis en trminos de datos sensibles, dificultades que slo sugeriremos, por caer fuera de nuestro actual inters. Por ejemplo, est la dificultad de especificar los datos sensibles en trminos de objetos fsicos; as, hemos hablado acerca de datos sensibles de sillas.Era comn adscribir esta dificultad a la pobreza de nuestro lenguaje. A continuacin, la dificultad de cmo hemos de enmarcar las prtasis de nuestros enunciados hipotticos: es legtimo decir Si yo estuviera en la habitacin... cuando la habitacin es el tipo de cosaque estsiendoanalizado?Algunosfenomenalistas respondieronque,enprincipio(benditaexpresin),podan especificar la situacin en trminos de datos sensibles, pero era un asunto muy complicado. Sortearemos, sin embargo, las dificultades de este tipo, pues no nos ilustran el problema general delanlisis.Concedido esto, supongamos que tenemos un anlisis de Hay una silla en la habitacin comenzando: Si J uan182estuviera en la habitacin tendra datos sensibles de la silla.... Ahora bien, est claro que si Hay unasilla en la habitacin es equivalente a este enunciado hipottico y a otrosentonces,siesteenunciadohipotticoesfalso,el enunciado de que hay una silla en la habitacin tambin ser (lso. Porque, en general, si p es equivalente a la conjuncin de q,r y s, entonces no-j implica no-p.Pero est claro que si J uan llega a la habitacin puede no advertir la silla o puede estar ciego o... Entonces, el enunciado hipottico ser falso, y si forma parte del anlisis del enunciado de un objeto Rsico pendremos que contarlo tambin como falso,lo que es absurdo.Por consiguiente,tal como est este enunciado hipottico no puede formar parte del anlisis. Ahora bien, si hubiera un nmero determinado de circunstancias en las que J uan pudiera dejar de ver la silla, esta dificultadpodra ser fcilmente sorteada.Complicaramos la prtasis de modo parecido a Si J uan hubiera de venir a la habitacin y mirar en la direccin correcta y no estuvierafsicamente o psquicamente ciego, entonces.... Pero no hay una lista precisa de las cosas que podran provocar el error; un nmero inespecifcable de cosas diferentes podran impedir a J uan ver la silla.Si construimos la prtasis de modo bastante seguro ser mediante un dispositivo tal como decir Si J uan entra y ve correctamente..., entoncestendrcontodaseguridadlosdatossensibles comounacuestindelgicayelenunciadohipottico dar por resultado Si J uan llega a la habitacin y tiene los datos sensibles, (l) los tendr, que no dice nada.En tal caso, parecera que el anlisis no puede empezar; nada hay lgicamente implicado sobre lo que cualquiera ver en determinadas circunstancias por un enunciado acerca de objetos fsicos,porbuenosfundamentos que pueda dar en apoyo de que,de hecho,ver cieas cosas.Pero aunque pudiramos encontrar la forma de sonear esta dificultad y lograr que el anlisis empezara, comprobaramos que el anlisis no terminara. Porque si el grupo de enunciados referentes a datos sensibles ha de ser equiva18Slente al enunciado respecto a un objeto fsico, entonces la concurrencia de los datos sensibles debe ser una condicin necesaria y suficiente para la verdad del enunciado de un objetofsico.Ahora bien,muchos analticos pusieron en duda el que un conjunto finito de datos sensibles pudiera ser nunca condicin suficiente para la verdad de un enunciado relativo a un objeto fsico; por muchos enunciados hipotticos que hubieran sido verificados, era lgicamente posible que,enelfuturo,otrostantosmslofalsearan; ningn enunciado sobre un objeto fsico poda ser establecido de forma concluyente.Pero debemos rehusar admitir esto y decir que,despus de haber sido verificados tantos enunciados de datos sensibles, los enunciados acerca de un objetofsicosonfinalmenteciertos;podemosdecirque ninguna experiencia nos hara dudar de que ahora hay una nariz en nuestro rostro, aunque maana hubiera de desaparecersindejarhuellaocambiaraenformadepicaporte.* De este modo, acaso pudiramos salvar el punto de vista segn el cual era posible presentar un conjunto finito deenunciadoshipotticos consistentesen datos sensibles que fuera condicin suficiente para la verdad de un enunciado acercade un objeto fsico.Pero es claro que no es condicin necesaria el que esos enunciados particulares de datossensiblesdebanhabersidolosnicos verificados; otros habran servido tambin. As, no podemos obtener unconjuntofinitode enunciadoshipotticos relativos a datos sensibles que sean condicin necesaria para la verdad de un enunciado relativo a un objeto fsico, y acaso tampoco ningn conjunto que constituya una condicin suficiente.Pero si no hay un conjunto finito preciso, entonces el anlisis es imposible.As pues,la posicin puede resumirse de la forma siguiente; a) cualquier enunciado acerca de un objeto fsico que no incluya la aseveracin de que es percibido, ha de ser6.Vase Ayer, Phenomrnalism", Procttdings