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UNIVERSIDAD DE CUENCA
Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias de la Educación
Maestría en Antropología de lo Contemporáneo
La patrimonialización de la fiesta de la diablada pillareña. Una mirada
antropológica
Trabajo de titulación previo a la obtención
del título de Magister en Antropología
Autora: Carmen Enriqueta Landy Guamán
C.I.:0101989291
Director: Armando Homero Muyolema Calle
C.I.:0300890910
Cuenca, Ecuador
07/11/2019
Universidad de Cuenca
Autor: Carmen Landy Guamán [2]
RESUMEN
En Registro Oficial publicado en el 2008 como parte de un proceso de revalorización de
las manifestaciones culturales vivas más importantes del Ecuador, se declara a la Fiesta
de la Diablada Pillareña “Patrimonio Cultural Inmaterial del Estado”. Si bien fue
ejecutado desde las políticas públicas estatales, el proceso de patrimonialización de la
Fiesta ha producido impactos en las relaciones internas de la comunidad detentora de la
manifestación y en sus relaciones con las instituciones públicas. Desde una mirada
etnográfica, en la presente investigación exploro los elementos y significados
tradicionales de la Fiesta antes y después de su Declaratoria; identifico las relaciones de
poder que se dan entre actores sociales, y entre éstos e instituciones involucradas; analizo
concepciones de patrimonio que manejan, por un lado, los habitantes de los barrios,
líderes, comerciantes y personajes que participan en la Diablada, y, por otro, el Gobierno
Autónomo Descentralizado de Píllaro, el Ministerio de Cultura y Patrimonio, y
particularmente su Instituto Nacional de Patrimonio Cultural; también analizo y evalúo
el impacto de la Declaratoria en el desarrollo de las actividades de la Fiesta, reflexionando
sobre problemáticas vinculadas al patrimonio cultural inmaterial. En suma, el análisis
retrospectivo de la Fiesta de la Diablada Pillareña me permite sustentar el aporte de esta
investigación al planteamiento de posibles políticas públicas vinculadas a la gestión del
Patrimonio Cultural Inmaterial, especialmente las declaratorias.
Palabras clave: Cultura. Patrimonio cultural. Políticas culturales. Píllaro.
Patrimonialización. Ritualidad. Simbolismos. Identidad. Relaciones de poder.
Universidad de Cuenca
Autor: Carmen Landy Guamán [3]
ABSTRACT
As part of a national effort to reclaim the country’s most important living
cultural manifestations, the Fiesta de la Diablada Pillareña first appeared in Ecuador’s
Official Registry in 2008 where it was recognized as "intangible cultural heritage of
the State". Although this was based on the established public policies of the time, the
process of its recognition as such has impacted the relations between the community
that houses the festivity and the public institutions that surround it. From an
ethnographic perspective, in this research I explore the traditional elements and
meanings of the Fiesta before and after the recognition. Additionally, I identify the
power relations that exist between social actors, and between these and the institutions
involved. Furthermore, I analyze how “heritage” is conceived both by the community
(including its members, leaders, merchants and characters that participate in the
Diablada) as well as the local and national governments (represented by the
Autonomous Decentralized Government of Píllaro, the Ministry of Culture and
Heritage and the National Institute of Cultural Heritage, respectively). Finally, I
evaluate the impact of the declaration on the development of the Fiesta’s activities and
reflect on issues related to intangible cultural heritage, in general. In short, the hope is
that this retrospective analysis of the Fiesta can contribute to the design of possible
public policies related to the management of the intangible cultural heritage, especially
ones having to do with declarations.
Keywords: Culture. Cultural heritage. Cultural policy. Píllaro. Patrimonialization.
Rituality. Symbolism. Identity. Power relations.
Universidad de Cuenca
Autor: Carmen Landy Guamán [4]
INDICE
Introducción 10
CAPÍTULO I 13
Problema y Estrategias Metodológicas, Aproximación Histórica y Marco Teórico 13
1.1. Problema 13
1.2. Aproximación histórica a Píllaro 17
1.3. Marco teórico: reflexiones alrededor de patrimonio y patrimonialización 19
1.3.1. La construcción social del patrimonio 20
1.3.2. La patrimonialización, enfoques en torno al PCI y la tendencia a
transformarlo en elemento de consumo 26
1.3.3. La construcción de la identidad en el patrimonio cultural inmaterial 30
CAPÍTULO II 35
La Fiesta de la Diablada Pillareña 35
2.1. Orígenes 35
2.1.1. Reseña histórica de la figura del diablo 37
2.1.2. Diablo, diabladas y tradición oral 39
2.2. Narrativa de los orígenes de la Diablada Pillareña 41
2.3. La Fiesta antes de la Declaratoria 45
2.3.1. Escenarios y organización 45
2.3.2. La Fiesta convoca a la comunidad 47
CAPITULO III 58
La Diablada y su Patrimonialización 58
3.1. Etnografía de la Fiesta post Declaratoria como Patrimonio Cultural Inmaterial
del Estado 58
3.1.1. Escenarios y organización 58
3.1.2. La Fiesta ahora invita a la comunidad 59
3.1.3. Días de Fiesta, descripción, interacción simbólica y ritualidad 65
3.2. Identidad 71
3.3. Relaciones de poder en la comunidad 73
3.4. La patrimonialización de la Diablada de Píllaro 75
3.4.1. Normativas y políticas internacionales para la salvaguardia del patrimonio
cultural inmaterial PCI 76
3.4.2. Dinámicas institucionales y políticas locales 79
3.4. La declaratoria como Patrimonio Inmaterial del Estado a la Diablada Pillareña
82
3.4.1. Motivaciones 83
3.4.2. Análisis del expediente 85
Universidad de Cuenca
Autor: Carmen Landy Guamán [5]
4.3. Problemas, efectos y mecanismos de la patrimonialización de la Diablada 92
4.3.1. Institucionales 93
4.3.2. De infraestructura 96
CAPITULO IV 98
Impactos de la Declaratoria sobre la Fiesta como Patrimonio 98
4.1. Sobre lo económico 98
4.2. Impactos socio-culturales 101
4.3. En la estructura y la dinámica organizacional 105
4.4. Sobre el sentido y los significados de la Fiesta 108
4.5. Políticas de salvaguardia en el PCI 112
4.6. Conclusiones y Reflexiones Finales. Efectos de la Patrimonialización de la Fiesta
de la Diablada de Píllaro 116
Referencias 120
ENTREVISTAS 127
ANEXO 1 128
Universidad de Cuenca
Autor: Carmen Landy Guamán [8]
DEDICATORIA
A Carlos Francisco, Cato y Sofía
Camila, el motor que mueven los
vientos de mi vida
Universidad de Cuenca
Autor: Carmen Landy Guamán [9]
AGRADECIMIENTO
Los proyectos como es la vida misma, se hacen con la complicidad y la benevolencia
de quienes quieren apoyar y participar en ella, en este sentido, este trabajo ha sido el
resultado de múltiples coincidencias, las cuales debo agradecer por estar en el
momento y lugar justo.
Agradezco el aporte y la presencia permanente de Ítalo Espín, el “diablo mayor” de
Píllaro, de quien aprendí, no solo de la Fiesta, sino de su fortaleza y de la manera
insurgente con la que ve la vida. A toda esa comunidad hermosa que de manera sincera
me abrió las puestas de su casa y sobre todo de sus corazones para entrar y conocer su
Fiesta.
A todos quienes me acompañaron el proceso de este aprendizaje. A Armando
Muyolema, a su manera, me enseñó que los objetivos se logran desde el compromiso.
A todos esos maestros que me enseñaron otra manera de ver, a Israel, por su
entusiasmo y la pasión con la que hace las cosas y nos ha conducido de la mano en
todo este proceso.
Universidad de Cuenca
Autor: Carmen Landy Guamán [10]
Introducción
Dos hechos importantes han marcado los procesos de conservación y salvaguardia del
patrimonio cultural inmaterial (PCI) en el Ecuador en las últimas décadas. El primero,
es la aprobación de la “Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural
Inmaterial” por la UNESCO en el 2003, en la que se establece normas, principios y
valores del patrimonio cultural inmaterial, siendo relevante la creación de un sistema
de listas representativas como medidas de salvaguardia del PCI. estos principios
fueron asumidos como políticas de estado en los países miembros, siendo el Ecuador
parte.
El segundo, el robo de la custodia perteneciente al Museo de la Conceptas en
Riobamba en el 2007, crea un impacto en la sociedad ecuatoriana, como respuesta a
este hecho, el Estado ecuatoriano genera la “Declaratoria de Emergencia del
Patrimonio Cultural de la Nación”, para el cual, se destina un importante presupuesto
para ejecutar una serie de acciones mediáticas encaminadas a la salvaguardia del
patrimonio cultural, entre ellas se da énfasis desde el INPC a los procesos de
declaratoria en el ámbito del patrimonio inmaterial.
Como resultado de estas políticas públicas generadas desde estas vertientes, del
2001 al 2009 de realizan catorce declaratorias del patrimonio inmaterial en nuestro
país, un proceso inédito. Después de cuatro años aproximadamente de gestión por parte
del GAD del Municipio de Patate, el INPC declara a la Fiesta de la Diablada de Píllaro
en el 2008, como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Nación.
Este Declaratoria, trae consigo impactos que, de manera directa e indirecta,
positiva y/o negativas inciden en la manifestación, consideraciones que fueron
percibidas a partir de mi acercamiento a la comunidad de Píllaro y su Fiesta por temas
laborables. Así, el planteamiento de la tesis se origina cuando se abre estas
interrogantes, que son las que se plantean para determinar la magnitud de los efectos
de la patrimonialización.
El trabajo de investigación de la tesis parte de dos nociones conceptuales, fiesta y
patrimonio cultural. La fiesta tomada como un acto que está presente en la vida de las
personas y sociedades, expresada como un acto dramatúrgico, desde la lógica de
Goffman, con un sentido profundo, donde se expresa la forma como una comunidad
Universidad de Cuenca
Autor: Carmen Landy Guamán [11]
mira el mundo (Bajtín, 2009), nociones que se adaptan cuando se habla de fiesta, sea
esta religiosa, pagana, andina o popular, todas construyen un lenguaje determinado, a
través de rituales y simbolismos, se comunican en tiempos extraordinarios. Así, la
Fiesta de la Diablada si bien tiene un origen religioso, es una fiesta pagana, cuya
dinámica es la interrelación comunitaria, el juego, la burla, con un trasfondo político,
donde ni priostes ni jochas son los vasos comunicantes para su celebración y
organización, características éstas de las fiestas andinas religiosas, por ejemplo. De
esta manera y sesgando la noción de fiesta a la diablada, y a los intereses de la
investigación, no se ha tratado con amplitud el tema de las fiestas populares andinas,
siendo este un tema hermoso para debatir en otra investigación.
El patrimonio cultural como una construcción social, se da a través de los bienes
culturales, esto nos remite a pensar sobre cultura, patrimonio cultural inmaterial y
fundamentalmente a un tema que se analiza en este trabajo, la patrimonialización
abordado como un hecho político, tomando como caso la Diablada y su Declaratoria,
donde se trata de evidenciar este proceso institucional como una herramienta del
Estado para normar, legislar y administrar, teniendo como resultado efectos que están
siendo observados por la comunidad detentora de la manifestación.
Siendo el propósito, analizar los efectos de la patrimonialización de la Fiesta de la
Diablada de Píllaro, se ha tomado como punto de quiebre temporal, la Declaratoria
como Patrimonio, para lo cual se ha trabajado sobre tres aspectos.
Explorar los elementos y significados tradicionales de la Fiesta antes de su
Declaratoria. Como antesala de esta búsqueda, se contextualizo el origen de la fiesta,
la ritualidad y simbolismos que contiene, el diablo como ser mítico y constructor de
identidades. Por otro lado, se construyó la Fiesta desde su historicidad, narrada desde
sus protagonistas y sus entrevistas personales, que han permitido ir tejiendo los hechos,
descubriendo los actores sociales e institucionales que intervienen de manera directa e
indirecta, los personajes, los escenarios en los que desarrolla y todo el proceso que de
manera ritual se ha venido ejecutando año tras año.
Analizar los problemas, efectos y mecanismos de la patrimonialización de la Fiesta.
Para llegar a éste análisis, fue necesario describir la manifestación festiva post
declaratoria, tratando de encontrar la idea de patrimonio y pertenencia que está ligada
al sentido de patrimonio e identidad, a las tensiones y relaciones de poder, desde una
mirada Foucaultniana, creada entre la comunidad y las instituciones. En este sentido
Universidad de Cuenca
Autor: Carmen Landy Guamán [12]
se recurre a la estrategia retórica que posibilita describir la Fiesta nuevamente, pero
desde el trabajo etnográfico, la observación participante, revelando esta vez, por un
lado, los cambios ocurridos a partir de la patrimonialización, pero sobre todo narrando
la Fiesta desde la vivencia y la convivialidad con la comunidad, lo que permitió
encontrar nuevas dinámicas que son la base para el análisis comparativo sobre los
efectos e impactos de la Declaratoria sobre la Fiesta.
El análisis comparativo de la Fiesta antes y post Declaratoria emite sus resultados,
la patrimonialización de la Fiesta a afectado en diferentes ámbitos, en la economía
local generando nuevas formas de relaciones, en la estructura y dinámica
organizacional, en la forma como se desarrollan los preparativos y la convocatoria,
sobre el sentido y los significados, sobre lo personajes y su forma de interacción.
Además, ha producido impactos institucionales, a través de la intervención del GAD
del Municipio de Píllaro en la organización, y de infraestructura, tanto por la falta de
obra pública, cuanto por la creación de nuevas por parte de la empresa privada. De esta
manera, la Fiesta se está abriendo de lo comunitario a lo global, a nuevas formas de
interrelaciones sociales, institucionales, culturales, pasando así al discurso global de la
diferencia (Santamaría, 2013) donde los cambios impactan en el seno de la comunidad,
que son importantes porque la Fiesta “ya dejó de ser tema de los pillareños hacer la
promoción, de compartir, de conversar sobre la Fiesta” (Entrevista a Ítalo Espín, enero
del 2007), sin embargo continua, muta, trasciende, se sincretiza con nuevas verdades.
Finalmente, la patrimonialización, sus efectos e impactos en la Fiesta de la Diablada
de Píllaro, Patrimonio Cultural Inmaterial del Ecuador, analizada desde una mirada
antropológica, se encuadra y toma sentido, cuando se plantea la necesidad de una
revisión institucional estatal sobre las normas, leyes y mandatos que rigen los procesos
patrimonializadores, que permita dar nuevas lecturas a los procesos dictados para la
conservación y salvaguardia del PCI encaminados a través de las instituciones
encargadas, debiendo tomar en consideración sobre la vulnerabilidad en los procesos
de transmisión de saberes a causas exógenas a sus protagonistas, donde al parecer
exige la presencia y participación de la comunidad detentora. Un trabajo de
documentación e investigación seria y exhaustiva es prioridad para fortalecer estos
procesos, siendo este trabajo etnográfico un aporte a tomar en consideración como
herramienta metodológica para la formación del expediente, requisito del INPC para
ser parte de la tan anhelada lista representativa del patrimonio cultural inmaterial.
Universidad de Cuenca
Autor: Carmen Landy Guamán [13]
CAPÍTULO I
Problema y Estrategias Metodológicas, Aproximación Histórica y Marco
Teórico
1.1. Problema
La Diablada, es una manifestación ritual festiva de carácter rural y urbano que se
desarrolla en la ciudad de Píllaro, provincia de Tungurahua. Por sus características
únicas de expresión, simbolismos y ritualidad, el Ministerio de Cultura, a través del
Instituto Nacional de Patrimonio Cultural INPC1 en el Acuerdo Ministerial 147, indica
entre sus considerandos que, según el artículo 3 numeral 7 de la Constitución de la
República del Ecuador, es deber primordial del Estado proteger el patrimonio natural
y cultural del país. Así pues, en el Registro Oficial publicado en el 2008 se declara a
la Fiesta de la Diablada Pillareña “Patrimonio Cultural Inmaterial del Estado”.
Mi relación con la Diablada Pillareña nació desde una vinculación profesional con
el Gobierno Autónomo Descentralizado (GAD) Municipal de Píllaro para ejecutar el
Plan de Salvaguardia de la Fiesta, declarada “Patrimonio Inmaterial del Estado”,
atendiendo a la demanda del INPC, en beneficio de las manifestaciones inmateriales
que ostentan dicha declaratoria. La elección del tema de tesis es el resultado de la
confluencia de dos líneas de trabajo: por un lado, la gestión cultural, desde donde he
podido visualizar la problemática social y cultural que la patrimonialización de bienes
culturales implica, en cuanto a estrategias, financiamiento y participación de la
comunidad al momento de gestionar y consolidar proyectos de apropiación del
patrimonio; por otro lado, la investigación y levantamiento de información
concernientes a manifestaciones culturales inmateriales en la provincia de
Tungurahua, en consultorías requeridas por instituciones estatales. Estas dos líneas de
trabajo han permitido plantearme interrogantes sobre dinámicas y procesos complejos
y conflictivos que ocurren en las fiestas tradicionales cuando el Estado las
patrimonializa, y me han conducido a un abordaje etnográfico de la Fiesta de la
1 Es una entidad pública de investigación y control técnico del patrimonio cultural, con personería
jurídica propia y competencia nacional, adscrita al ente rector de la Cultura y el Patrimonio, con
capacidad de gestión y administración, (Registro Oficial, 2016) se rige por los preceptos contenidos en
la Ley de Patrimonio Cultural y su Reglamento.
Universidad de Cuenca
Autor: Carmen Landy Guamán [14]
Diablada de Píllaro, (que en adelante me referiré como Fiesta escrita con mayúscula,
para generar una categorización de importancia,) su patrimonialización, y el
tratamiento que a este proceso dio el INPC.
El Acuerdo Ministerial en que se estipula la Declaratoria, proclama a esta Fiesta
“patrimonio cultural inmaterial” (PCI), considerando que sus tradiciones, expresiones
orales, leyendas, mitologías, cuentos, coplas y creencias transmitidas de generación en
generación, son únicas por su conservación y expresión festiva; por tanto, meritorias
de reconocimiento como una de las expresiones patrimoniales vivas más importantes
del país (Ministerio de Cultura, 2008). Por ello, en este trabajo analizo valores y
parámetros en base a los cuales una manifestación social es reconocida como PCI,
según lineamientos establecido en 2003 por la Unesco en la Convención para la
Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, dada en París, la Constitución
Política de la República del Ecuador del 2008 y, principalmente, la Ley Orgánica de
Cultura, para comprender cómo de éstas se derivan procesos de patrimonialización,
ejecutados por instancias nacionales e internacionales.
La categorización de patrimonio puede ser problematizada a la luz de redes
conceptuales que abordan temas como turismo, mercantilización, comunicación
masiva (Canclini, 1993), elementos que están coexistiendo en dos procesos, entre los
cuales Castells (2005), establece un paralelismo: la globalización y la reafirmación de
diversas identidades culturales.
El interés por las fiestas, con todos los actos y ritos que contiene, ocupa un lugar
importante en la vida del ser humano; las formas rituales y de diversión generadores
de vínculo entre lo real y la fantasía, expresan una visión de la vida misma que juega
e interpreta su propio renacimiento y la renovación de principios. Como lo explica
Bajtín (2009), la fiesta es un momento liminal en el que todas las tensiones sociales,
culturales y políticas se dejan ver al son del baile, las máscaras, el licor y la música,
por lo que es indispensable analizar los simbolismos, ritualidades y relaciones de poder
que se entretejen en la Fiesta de la Diablada de Píllaro, nuestro caso de estudio.
Por otro lado, abordo la patrimonialización como hecho político que produce
efectos sociales en las manifestaciones festivas y sus comunidades detentoras, esto es,
el impacto social de las políticas públicas relativas a la gestión del PCI. Para esto me
apoyo en autores como: Bortolotto, “La problemática del patrimonio cultural
inmaterial”, 2014; Castells, “El poder de la identidad”, 2003; Canclini, “Los usos
Universidad de Cuenca
Autor: Carmen Landy Guamán [15]
sociales del patrimonio”, 1993 Prats Llorenc, “Concepto y gestión del patrimonio
cultural”, 2005, entre otros.
Cabe señalar que mi participación en el proyecto de Salvaguarda de la Fiesta de la
Diablada Pillareña, contratado por el GAD Municipal de Píllaro, facilitó mi inserción
en el campo durante doce meses, en los cuales se hizo el levantamiento de información
descriptiva de la Fiesta, que fue entregada a la institución, pero no socializada con la
comunidad. En esa experiencia llegué a intuir que esta manifestación no es una
representación folclórica del baile de los Diablos en enero, sino que entraña
significaciones de una compleja problemática económica, social y cultural que
compromete tanto a la comunidad como a instituciones involucradas en todo el proceso
de la Fiesta.
Luego de esta experiencia, durante tres años me relacioné estrechamente con la
comunidad, en especial con el Colectivo Cultural “Minga”, jóvenes que proponen una
acción a partir de su comprensión de la Fiesta como constructo de identidad. Desde el
rol de gestora cultural, este involucramiento me permitió ahondar aún más el
conocimiento de la Fiesta, pero a la hora de realizar la presente investigación
constituyó un factor de riesgo, al generar sesgos, pues advertí que la Fiesta yo la estaba
percibiendo de manera parcializada, privilegiando la perspectiva de este grupo y sin
tomar en cuenta la percepción de otros actores sociales.
Al trabajar la metodología del presente proyecto partí de dos nociones básicas
convergentes, “la Fiesta” y “patrimonialización”, problematizándolas teóricamente
así: la Fiesta va más allá de la puesta en escena; es una estrategia de participación
comunitaria, una oportunidad irrepetible de articular nuevas significaciones de la vida
social y de sí misma, no reconocidas por instituciones y actores sociales que se resisten
al cambio y repelen lo que pudiera “alterar” un significado esencializado, folclórico
de la manifestación cultural. Los procesos institucionales de patrimonialización, por
su parte, han convertido la Fiesta de la Diablada de Píllaro en un símbolo de identidad
nacional, con discursos abstractos que omiten contextos y conflictos al interior de las
comunidades detentoras como las institucionales de carácter público.
El objetivo general de la presente investigación, en el que sintetizo su aporte
principal, consiste en analizar los efectos de la Declaratoria como PCI del Estado a la
Fiesta de la Diablada Pillareña. Tales efectos, se desglosan en los siguientes objetivos
específicos:
Universidad de Cuenca
Autor: Carmen Landy Guamán [16]
1. Explorar y caracterizar los elementos y significados tradicionales de la Fiesta antes
de su Declaratoria como Patrimonio.
2. Identificar etnográficamente relaciones de poder entre los diferentes actores
sociales e institucionales involucrados en la Fiesta y su patrimonialización.
3. Analizar problemas, efectos y mecanismos de la patrimonialización de la
Diablada.
4. Discutir los impactos de la Declaratoria de la Diablada como PCI del Estado, según
sus efectos a nivel social, cultural, económico y en la estructura de la Fiesta, a
partir de la comparación entre cómo se la ha vivido y ejecutado antes y después de
su Declaratoria.
En cuanto a las estrategias metodológicas, me ha guiado el método de análisis
comparativo simple, siguiendo a Marzal (1996), para realizar la descripción de
aspectos y elementos de los que está compuesta la Fiesta, así como de actores sociales,
políticos e institucionales que participan; apliqué entrevistas formales y no formales,
y trabajo etnográfico en Píllaro y su Fiesta Patrimonial, ateniéndome a la triple
acepción de etnografía de Guber (2001): enfoque, método y texto, aplicable análisis
desde una mirada antropológica.
Como enfoque, la etnografía me ha facilitado en la compresión de una forma de
concepción y práctica de conocimiento, que permite comprender fenómenos desde la
visión de sus actores, de la cual he partido para describir y caracterizar elementos y
significados tradicionales de la Fiesta antes y después de su Declaratoria como
patrimonio, recurriendo al levantamiento de información sobre la tradición oral
relacionada, investigación en archivos y entrevista a actores sociales, para recabar
información sobre la estructura de la Fiesta, personajes, símbolos y rituales que se
despliegan en seis días de celebración. En este proceso identifiqué tres niveles de
comprensión, que Guber (2001) plantea teóricamente:
El nivel primario o ‘reporte’ que es lo que informa qué ha ocurrido (el ‘qué’);
la ‘explicación’ o comprensión secundaria alude a sus causas (el ‘porqué’); y
la ‘descripción’ o comprensión terciaria se ocupa de lo que ocurrió para sus
agentes (el ‘cómo es’ para ellos). (p. 11)
Así mismo, el acercamiento etnográfico me permitió comprender la manera en cómo
los diversos actores sociales participan en la Fiesta, en el que se incluyen los líderes
comunitarios, protagonistas de la organización y su desarrollo, pertenecientes a la
comunidad, y funcionarios de instituciones. Me permitió también realizar un análisis
Universidad de Cuenca
Autor: Carmen Landy Guamán [17]
de la Fiesta, pasando del evento a los efectos, cambios económicos y culturales, a nivel
social e institucional, observables en ámbitos de la vida cotidiana.
Al participar en actividades ordinarias y extraordinarias relacionadas con la Fiesta
pude observar el proceso completo de preparación: reuniones previas donde
progresivamente los “repasos” conducen a los participantes de la muestra a consolidar
los grupos y la representación; puesta en escena, y fase posterior del evento.
El proceso se llevó dentro de un marco ético, con responsabilidad y compromiso
de confidencialidad, ajustando la ejecución de entrevistas al consentimiento informado
que, en el presente texto, se respeta rigurosamente, recurriendo al anonimato o uso de
seudónimos en casos que requirieron protección de identidad.
1.2. Aproximación histórica a Píllaro
Píllaro es considerado dentro de la tradición mítica e histórica como la “cuna de
Rumiñahui”, héroe de la resistencia indígena contra la invasión española (Reino,
2001). Los primeros pobladores de Píllaro fueron los Caras, los Yatchil y los Quitus,
que ocuparon los sectores de Guapante y Tilituza (Píllaro, 2013). Desde el Oriente
llegaron los Jíbaros, luego los Incas, contra quienes opusieron resistencia los para
entonces nativos. Se dice que Pilla-guazu fue el fundador de Píllaro, defensor del
Reino de Quito en contra de la conquista Inca (Cruz, 2017). El nombre “Píllaro”
proviene del término cayapa “pillalla” que significa “relámpago” y “ru”: “hueco” u
“hondón”, por lo que se podría decir que “Píllaro” significa “cuenca del relámpago”
(Romero, 2017), en alusión a las fuertes precipitaciones en la zona.
La historia de Píllaro gira alrededor de Rumiñahui (“rostro de piedra”), máximo
defensor de la soberanía territorial frente a los españoles y símbolo de rebeldía y
bravura. Nacido en Huaynacurí hacia 1482, hijo de Huayna-Cápac y Nari Ati, por su
línea materna fue descendiente de Pillahuaso Ati, cacique de Píllaro, y de la reina
Choasanguil. Fue general del ejército de Huayna-Cápac y, junto con Calicuchima y
Quisquiz, mantuvo la lucha contra los españoles en la ciudad Inca de Quito por un año
y cinco meses, tras la ejecución de Atahualpa el 29 de agosto de 1533. Luego de la
derrota de Guamote a causa de la erupción del Tungurahua, se replegó en Quito y
arrasó con todo lo que hubiera servido a los conquistadores, sobre todo el tesoro de
Atahualpa. Fue capturado en Sigchos y torturado para que confiese la ubicación de ese
Universidad de Cuenca
Autor: Carmen Landy Guamán [18]
tesoro y, sin hacerlo, fue ejecutado en 1535 (Robalino, 1929). Según las leyendas de
los Llanganates, en sus lagunas se encuentran las ambicionadas riquezas
En 1570, el pueblo de Píllaro fue fundado por el español Don Antonio de Clavijo,
por comisión especial de la Audiencia de Quito. Hay referencias a importantes
levantamientos indígenas y mestizos de Píllaro durante la Colonia, a causa del abuso
de los españoles al disponer de terrenos comunales que afectaban a los nativos, reclutar
y tratar con crueldad a los indios para conducirlos a las minas, el cobro exagerado de
impuestos y alcabalas y el establecimiento de los estancos (Robalino, 1929), narrativa
que alimenta la autoatribución de los pillareños, de un espíritu guerrero, rebelde, en
lucha por la justicia y la libertad.
En la independencia, la participación de Píllaro fue relevante. Muchos jóvenes se
enrolaron en el ejército libertador y el apoyo del pueblo fue valioso. Se destacaron
mujeres como Nicolasa Jurado, Gertrudis Esparza e Inés Jiménez, quienes, para
combatir en la batalla de Babahoyo el 21 de agosto de 1821, y en la de Pichincha el 24
de mayo de 1822, tomaron los seudónimos de Manuel Jurado, Manuel Esparza y
Manuel Jiménez. Su participación y la de otras mujeres patriotas, fue reconocida
públicamente en su momento por Simón Bolívar.
En el período republicano, el 25 de julio de 1851, por Decreto Supremo firmado en
Latacunga, se crea oficialmente el cantón Píllaro, perteneciente a la provincia de
Cotopaxi, denominado luego “León”. Siendo Jefe Supremo, el General José María
Urbina, ratificó esta creación. Píllaro fue parte activa en el establecimiento de éste
período, como lo corrobora su participación militar en su ejército, García Moreno y
Eloy Alfaro (Robalino, 1929). Desde 1861, una vez creada la provincia de
Tungurahua, comienza un entusiasta período de progreso en el cantón.
La cantonización de Píllaro se dio el 29 de Julio de 1851, durante la presidencia de
Diego Noboa, por influencia del General Urbina, con parroquias como Patate y Baños.
Junto con el cantón Ambato, perteneció a la provincia de León (Avilés, 1994). La
segunda cantonización se hizo el 3 de julio de 1860, cuando la provincia de
Tungurahua fue creada con los cantones Ambato, Píllaro y Pelileo (Robalino, 1929).
El cantón, a causa del terremoto de 1949 sufrió considerablemente, reconstruyéndose
en el sector denominado Píllaro Nuevo. Este cambio no surtió efecto y la población
continuó creciendo en el antiguo emplazamiento.
En la actualidad es uno de los nueve cantones de la provincia de Tungurahua. Se
encuentra a 2.800 m.s.n.m., sobre una meseta andina, en la estribación occidental de
Universidad de Cuenca
Autor: Carmen Landy Guamán [19]
la Cordillera Central de los Andes, a 1°10´de latitud sur y 78° 32´de longitud oeste.
Ocupa los flancos y la cordillera de los Llanganates, cubriendo diversos pisos
altitudinales, desde los 2.100 hasta los 4.000 m.s.n.m. Se encuentra ubicado al norte
de la provincia de Tungurahua y tiene una superficie aproximada de 443.10 km2. Su
clima es templado, con un promedio de 14° C y una precipitación anual de 700 mm
(Ministerio de Turismo, 2011), contando con un hermoso paisaje los 365 días del año.
Limita al norte con la provincia de Cotopaxi, al sur con los cantones de Patate y Pelileo,
al este con la provincia de Napo, y al Oeste con el cantón Ambato. Está conformado
por las parroquias urbanas de: La Matriz y Ciudad Nueva, además de las parroquias
rurales Baquerizo Moreno, San José de Poaló, Emilio María Terán, San Miguelito, San
Andrés, Marcos Espinel y Presidente Urbina.
De clima subhúmedo, especialmente en partes en las cuales se originan las lluvias
de los Altos Andes, de una rica biodiversidad, paisajes, aves y animales sobre todo de
paramo. El cantón se extiende en una región cubierta de fecundos prados, en sus
laderas y montañas existen minas de oro y plata, no explotadas debidamente (Romero,
2017). En Píllaro, se dedican a la agricultura, ganadería, silvicultura y pesca las que
represantan el 48.9% de la actividad económica. En cuanto a su participación en la
actividad económica, la población aporta con el comercio al por mayor y menor, el
ingreso por ventas es de 36.8%, personas ocupadas 34.2%, y cantidad de
establecimientos 52.3% (INEC, 2014). Cantón que por su dinámica económico,
paisajes y la gentileza de su gente, le han convertido en un atractivo para el turismo,
complementada éstas por la amabilidad y laboriosidad de su gente, la riqueza en su
patrimonio gastronómico, cultural y natural. En este sentido se han desarrollado
importantes proyectos de turismo comunitario que contribuyen como un generador de
fuentes de trabajo.
Según el censo del 2010, Píllaro tiene una población de 38.357 habitantes: 18.091
hombres y 20.266 mujeres. La población urbana represente el 19.4% y la rural el
80.6%, concentrada principalmente en edades jóvenes de alrededor de 31 años. La
mayor parte de la población se considera mestiza. El analfabetismo afecta al 11,2% de
la población: entre las mujeres es del 15% mientras que entre los hombres es del 6,7%
(INEC, 2014).
1.3. Marco teórico: reflexiones alrededor de patrimonio y patrimonialización
Para cumplir con los objetivos planteados en la tesis, es importante reflexionar
teóricamente en el ámbito científico de la antropología y otras disciplinas relacionadas
Universidad de Cuenca
Autor: Carmen Landy Guamán [20]
con la construcción social del patrimonio, el giro al ámbito patrimonial del concepto
antropológico de cultura, el reciente apogeo del concepto del patrimonio inmaterial y
las posiciones teóricas al respecto, desde el estudio de caso de la Fiesta de la Diablada
Pillareña.
Llevar el análisis y la reflexión hacia la Fiesta como elemento de construcción de
identidad y problematizar las posibles intervenciones, en su organización, ritualidad y
simbolismos a partir de su patrimonialización considerando que sigue siendo un
elemento de identidad, es necesario explicar por qué su estructura y organización,
sigue manteniéndose en el tiempo, considerando que, como toda manifestación viva,
se ha venido adaptando al momento histórico en que se produce, y a los cambios
sociales, culturales y políticos.
Antes de visualizar alguna respuesta al problema, es importante situar
conceptualmente nociones de patrimonio, cultura, patrimonio cultural,
patrimonialización, políticas culturales, poder, identidad y ritualidad que permitan
reflexionar sobre la problemática planteada, desde una mirada antropológica.
Por todo ello y partiendo de los supuestos y objetivos expuestos, el contexto teórico
en el que se inscribe esta investigación se articula en los siguientes ejes:
la construcción social del patrimonio,
la patrimonialización y los enfoques en torno al patrimonio cultural inmaterial
y la tendencia a transformarle en un elemento de consumo,
la construcción de la identidad en el patrimonio cultural inmaterial: fiesta,
ritualidad, significados, simbolismos y relaciones de poder.
1.3.1. La construcción social del patrimonio
Cuando se habla de patrimonio cultural se piensa en un concepto de cultura que,
aunque tiene todas las características de un “patrimonio cultural”, se aleja bastante de
lo que, en un sentido estricto, es propiamente la cultura como patrimonio (García,
2017). El patrimonio es una construcción de carácter sociopolítico al que, en cualquier
caso, se le atribuye valores materiales e inmateriales (Velasco, 2009), que sirven a la
consolidación de un determinado “nosotros colectivo”, desde un escenario de la
memoria con toda su complejidad.
Durante los siglos XVII y XVIII nace la primera acepción de “patrimonio histórico
artístico” que, perdurando hasta los años 50 del siglo XX, inicia la construcción social
de este concepto cambiante y dinámico. Actores sociales, desde posiciones y lógicas
Universidad de Cuenca
Autor: Carmen Landy Guamán [21]
dominantes, activaron los primeros procesos de patrimonialización en contextos de
fuertes transformaciones, destacando los valores estéticos, materiales, expresivos o
identitarios de tipo homogeneizador y asimilacionista, relativos a ciertas producciones
objetuales, muebles e inmuebles, de las élites sociales occidentales (Díaz, 2015). Así,
el patrimonio cultural, como concepto y bien colectivo y de dominio público, no existe
aún. Al respecto, García Canclini (1993) manifiesta que el patrimonio, es un recurso
que sirve para reproducir las diferencias entre la sociedad y la hegemonía de quienes
consiguen un acceso preferente a la producción y la distribución de los bienes.
Este aspecto se pone en evidencia en el caso de la Fiesta de la Diablada Pillareña,
cuando el GAD Municipal de Píllaro distribuye dinero para subsidiar económicamente
a los barrios que “cumplan” con lo establecido en la Ordenanza y su Reglamento,
sosteniendo que son los que mantienen la tradición, beneficiándoles de manera
privilegiada con la concesión de permisos para el uso del espacio público.
Acercándonos conceptualmente al tema, hacemos referencia a un proceso de
selección que se ejecuta en base a valores específicos del “bien”, tales como belleza,
antigüedad, excepcionalidad, etc., sosteniendo que más bien dichos valores expresan,
más que solidaridad, complicidad entre quienes comparten un conjunto de bienes y
prácticas que los identifican. Estos elementos culturales se transformarán en los
llamados “tesoros nacionales”, que sirven al Estado para exaltar sus intereses
nacionalistas, reflejar el poder de sus élites, o ampliar la idea de un pueblo
culturalmente homogéneo.
Desde estos conceptos, y bajo un enfoque de carácter semiótico, es necesario
abordar el problema de la cultura. A finales del siglo XIX y durante el siglo XX se
apuntaba ya a la visión holística, colectiva y no jerárquica de la cultura, englobando
elementos culturales, hábitos y conductas que se adquieren mediante el aprendizaje y
tienen un carácter social (Díaz, 2015, p. 46). Por otro lado, Geertz (1987) define la
cultura como:
[…] un esquema históricamente transmitido de significaciones representadas
en símbolos, un sistema de concepciones heredadas y expresadas en forma
simbólicas por medio de los cuales los [seres humanos] comunican, perpetúan
y desarrollan su conocimiento frente a la vida […] (p. 88).
Las conceptualizaciones de cultura están situadas, como indica Trouillot (2003), a
partir de su difusión académica, que ha generado nuevos agrupamientos
institucionales: estudios culturales y multiculturales; y, fuera de la academia, la cultura
ha igresado al vocablo de publicistas, políticos, negociantes y planificadores
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Autor: Carmen Landy Guamán [22]
ecónomicos. Dice Troulliot: “ahora la cultura explica todo” (p. 175). En el primer caso,
el concepto cultura aparece como un anticoncepto, “una jugada política en la teoría”,
siendo dos las proposiciones sustantivas: 1. el comportamiento humano tiene patrones
que son aprendidos, 2. la raza y el racismo son centrales en este contexto. En el
segundo caso, el concepto cultura aparece como “una jugada teórica de la política”,
esto es, una práctica teórica que silencia sus condiciones de posibilidad y se encuentra
ligada a una tercera proposición, epistemológica y metodológica, que impulsa el uso
de la palabra cultura y sus afines.
Así, podemos decir que una de las facetas más interesantes de la cultura es su
capacidad de apropiación del entorno al tiempo material y simbólico (Díaz, 2015),
creando la posibilidad de adivinar aquella conexión entre la apropiación material y no
material. Desde esta perspectiva, analizo conceptualmente el PCI, enfocándome en la
Fiesta de la Diablada Pillareña, que muestra precisamente esa capacidad de
apropiación simbólica y material de la Fiesta, por parte de la comunidad detentora.
El patrimonio cultural, como construcción social, se vincula a la “antropología
cultural”, pues, desde diversos ámbitos académicos relacionados con ésta, se ha
enriquecido y cambiado los conceptos de cultura y patrimonio cultural,
convirtiéndolos en herramientas de reivindicación y descolonización de grupos
silenciados en las prácticas patrimonialistas.
La construcción del patrimonio cultural se da a través de los bienes culturales de un
grupo social, que el investigador recrea en sus praxis de descripción–interpretación y
los reviste de cientificidad –de ahí su eficacia política– (Acevedo, 2011), e interviene
en una nueva construcción de aquellas “edificaciones” que desembocan en una
patrimonialización legitimada socialmente, basada en el prestigio social de la ciencia
y lo científico, más que en el rigor espistemológico, teórico o metodológico
De lo expuesto, se desprende que las modificaciones sustanciales del concepto de
PCI, se dan como consecuencia de la combinación de tres dinámicas producidas por
diferentes actores que interactúan y se retroalimentan entre sí: “movimientos sociales,
políticas culturales y desarrollo de la antropología social” (Díaz, 2015, p. 50), que
actúan simultáneamente, arrojando como resultado transformaciones en el campo del
patrimonio cultural. Finalmente, el término “patrimonio cultural”, no es un concepto
restringido ni equivalente al término “cultura”; no se relaciona con valores artísticos,
de antigüedad o valor excepcional, ni siquiera en su acepción más explícitamente
relacionada con el concepto amplio de cultura.
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Autor: Carmen Landy Guamán [23]
Una vez analizado el concepto restrictivo y socialmente discriminatorio de
patrimonio cultural, problematizo la consideración de lo que debe ser calificado
patrimonio o no, (Ortíz, 2002). Según este nuevo concepto, se debería incluir los
bienes no materiales como la música, la danza, las fiestas, la medicia ancestral y la
gastronomía, por citar algunos ejemplos.
La introducción de lo inmaterial dentro del patrimonio cultural, es un proceso en
debate, que tiene un recorrido relativamente reciente. En la revista “Oralidad”, la
Unesco pone en la agenda de reflexiones culturales el tema del rescate y salvaguarda
de las manifestaciones orales (Cabrera, 2011). En la Convención de México, de 1984,
culminan estos giros epistemológicos con la creación de la categoría de patrimonio
inmaterial o intangible que, en teoría, saca a la luz el papel de los agentes sociales
como productores de cultura (Terán, 2014). Así, el concepto de PCI, como definición,
nace a partir de la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial,
dada en París, en 2003. Esta nueva categoría, introducida por la Unesco (2003),
constituye un hito histórico y da la idea de lo “inmaterial”, definido en esta instancia
como:
[…] usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas –junto
con los instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales que les son
inherentes- que las comunidades, los grupos y en algunos casos los individuos
reconozcan como parte integrante de su patrimonio cultural. Este patrimonio
cultural inmaterial, que se transmite de generación en generación, es recreado
constantemente por las comunidades y grupos en función de su entorno, su
interacción con la naturaleza y su historia, infundiéndoles un sentimiento de
identidad y continuidad, y contribuyendo así a promover el respeto de la
diverdidad cultural y la creatividad humana […] (p. 2).
Sin embargo, a mi criterio, esta definción revela instrumentalización, porque se aleja
del concepto humanístico tanto de cultura como de patrimonio, el patrimonio se
vuelve relativo, lo que desconcierta hoy en día al ámbito del patrimonio,
históricamente fundado sobre un “régimen de objeto” (Bortolotto, 2014). Las
instituciones patrimoniales se esfuerzan en concebir la dimensión inmaterial y en
integrarla en su organización, mientras la Unesco, tachada de “universalista”,
patrocina la conversión de los procesos culturales en objetos de museo, fomentando la
invención de tradiciones y la visión de la cultura llamada “tradicional” (Bortolotto,
2014) como un espectáculo, mediante prácticas que favorecen la protección de la
diversidad cultural mediante una herramienta global y globalizante.
Se vuelve necesaria la construcción de un discurso para el PCI, una selección y
legitimación de elementos de la diversidad cultural y conocimientos tradicionales, que
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Autor: Carmen Landy Guamán [24]
para la Fiesta de la Diablada, estos elementos se producen de manera discriminatoria
por cuanto unos podrian estar dentro y otros fuera de lo que se denomina el patrimonio
cultural.
Los rasgos de una cultura determinada se activan según la finalidad o
intención económica, social o política, como resultado de un proceso que
activa determinados bienes o elementos de una cultura. En su
caracterización, el PCI abarcaría las manifestaciones vitales de una
comunidad susceptibles de rastreo histórico en el pasado. (Cabrera, 2011,
p. 114)
Sin embargo, la Unesco clasifica y segmenta, lejos de destacar el carácter activo del
PCI, en los siguientes ámbitos:
a) tradiciones y expresiones orales, incluido el idioma como vehículo del
patrimonio cultural inmaterial;
b) artes del espectáculo;
c) usos sociales, rituales y actos festivos;
d) conocimiento y usos relacionados con la naturaleza y el universo;
e) técnicas artesanales tradicionales.
En resumen, se ha tratado de considerar una forma específica de conceptualización de
lo cultural desde la institución, al respecto Bartolotto (2014) refiere, que no solo atañe
a la patrimonialización de las expresiones correspondientes a la definición
antropológica de cultura, sino que, cuestiona la problemática de instituir el PCI, como
consecuencia de la aplicación de un instrumento normativo internacional negociado
por la Unesco en la Convensión para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural
Inmaterial. El problema reside, en que estos cinco ámbitos de la lista no podrían ser
considerados PCI, salvo que:
sean reconocidos como parte del patrimonio cultural de las comunidades,
grupos y, en algunos casos individuos;
se transmitan de generación en generación;
sean recreados constantemente por las comunidades y grupos en función de su
entrono, su interacción con la naturaleza y su historia;
les infunden un sentimiento de identidad y de continuidad;
sean compatibles con los instrumentos internacionales de derechos humanos
existentes y con los inperativos de respeto mutuo entre comunidades, grupos
e individuos y de desarrollo sostenible.
Recalcando el papel de los agentes sociales (comunidades, grupos e individuos) en el
reconocimmiento del patrimonio, que no solo es histórico sino también evolutivo y
Universidad de Cuenca
Autor: Carmen Landy Guamán [25]
cambiante, y en su función identitaria para los agentes sociales, a quienes el PCI otorga
un sentimiento de identidad.
Por otro lado, los lineamientos legales que se dan en el país para la conservación,
salvaguardia y gestión del PCI, tienen como directrices la Constitución Política de la
República del Ecuador, el Plan Nacional del Buen Vivir 2009-2013, la Agenda del
Consejo Sectorial de Política de Patrimonio 2009-2010 (Patrimonio, 2010), y la Ley
Orgánica de Cultura aprobada en el 2016, que, en términos generales, es el cuerpo
legal que norma y reestructura las áreas de cultura y patrimonio en el país, así como
la gestión de organismos involucrados. Siendo el INPC el ente rector y el que aplica
la normativa, indica que el patrimonio intangible o inmaterial:
Art. 52. Son todos los valores, conocimientos, saberes, tecnologías, formas de
hacer, pensar y percibir el mundo, y en general las manifestaciones que
identifican culturalmente a las personas, comunas, comunidades, pueblos y
nacionalidades que conforman el Estado intercultural, plurinacional y
multiétnico ecuatoriano. (Registro Oficial, 2016)
En tal sentido, los principios y esfuerzos que se plantean en nuestro país, incumben
principalmente a las instituciones estatales que gestionan el PCI para activar los
recursos patrimoniales como factor clave de desarrollo humano sustentable, ligado a
los territorios.
En el Ecuador, los procesos de declaratorias se generaron como política de Estado
desde 1978, con la creación del INPC, organismo responsable de la conservación,
restauración y difusión del patrimonio cultural en nuestro país. En la Constitución
Nacional de 1998, se reconoce al Ecuador como multicultural y pluriétnico, a partir de
la cual se implanta un marco jurídico mediante la creación de leyes y reglamentos para
la salvaguardia y respeto del patrimonio tangible e intangible, estableciendo así la
categoría de patrimonio inmaterial. Siendo un tema nuevo, se ha dado cumplimiento
a las convenciones, acuerdos internacionales y nacionales, muestra de esto, desde el
2001 se han ejecutado 14 declaratorias, revelando que la patrimonialización de las
expresiones inmateriales desde la institución ha cobrado protagonismo.
En este contexto, considerando sus características únicas de expresión,
simbolismos y ritualidad, se produce la Declaratoria de la Fiesta de la Diablada
Pillareña como PCI del Estado, tomando el recurso del patrimonio como instrumento
institucional, a través de procedimientos formulados desde el INPC para toda
manifestación que ostente una Declaratoria como mecanismo para ratificar los
mandatos institucionales estatales que pretenden normar y cosificar desde la
patrimonialización las manifestaciones culturales, en función de la defensa del poder
Universidad de Cuenca
Autor: Carmen Landy Guamán [26]
en sus diferentes formas y expresiones, y convirtiendo a la Fiesta en una inmensa
producción de espectáculo. A partir de estas puntualizaciones es necesario desmenuzar
el sistema que norma el PCI dentro de los procesos de patrimonialización enmarcados
en políticas públicas, para comprender los retos de un nuevo paradigma de patrimonio.
1.3.2. La patrimonialización, enfoques en torno al PCI y la tendencia a
transformarlo en elemento de consumo
En la gestión del patrimonio y sus prácticas habituales, la presencia de una visión
integradora y holística de la antropología ha sido muy escasa. La visión integradora
que a nivel teórico ha aportado la antropología relativista y plural, que se evidencia en
la Convención, sigue teniendo una relación muy cercana con la gestión del patrimonio
cultural, lo cual tiene implicaciones negativas paras las manifestaciones culturales que
se patrimonializan. Esto se produce fundamentalmente en varios sentidos: según el
enfoque esencialista, el término “inmaterial” no hace referencia a la ausencia de
materia, sino a la parte procesual de la cultura, al hecho de saber producir o expresar
algo, heredarlo o transmitirlo de forma colectiva, siendo esto lo que identifica al grupo
social o comunidad detentora. Según una visión materialista y objetual del PCI, las
prácticas de recopilación han producido la fijación y archivo de la cultura tradicional
en soportes físicos, inventarios, grabaciones, etc., convirtiéndola en pieza de museos
“vivos”, transformando a los sujetos que protagonizan una fiesta, una danza, etc. (Díaz,
2015). Siendo necesario prestar mucha atención a la cosificación e instrumentalización
por parte de diversos agentes, así como, al tratamiento del PCI desde una visión
reduccionista instrumental-economicista.
Ahora bien, ya se ha mencionado que, el patrimonio es una construcción social, en
un marco cultural concreto; entonces, se puede hablar de procesos de
patrimonialización como resultado de una conjunción de atribuciones, realizada en ese
marco cultural por actores sociales heterogéneos que, en el contexto de las dinámicas
globales y locales, seleccionan, valoran y actúan sobre determinados elementos
culturales (Ramiréz, 2003). En este sentido, la idea de identidad y pertenencia está
ligada al sentido de patrimonio que genera un espacio de conflicto, pues las
legitimaciones sociales de los discursos patrimoniales no representan a todos los
actores sociales por igual. Al respecto, Fontal (2004) manifiesta:
Todo puede ser patrimonio, pero únicamente lo es aquel que ha pasado por lo
que denominamos procesos de patrimonialización. Esto significa que, para
que esa parte de la cultura, de la naturaleza o del medio ambiente se convierta
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Autor: Carmen Landy Guamán [27]
en patrimonio, debe haber experimentado un proceso –largo y complejo- de
adhesión por parte de determinados individuos o grupos. De este modo, el
concepto de “patrimonio” afecta a la relación entre esa selección de la cultura,
de la naturaleza y del medio ambiente, de una parte, de la otra, el ser humano.
Por lo tanto, no podemos hablar de patrimonio sin que exista una protección
del ser humano sobre esa selección, de manera que la conozca, la comprenda,
la respete, la valore, la disfrute y la transite. (p. 17)
El proceso de patrimonialización, en el caso de la Diablada, según lo indicara Italo
Espín ex funcinario del GAD Municipal de Píllaro, duró alrededor de cuatro años
(comunicación personal, 20 enero del 2017), tiempo que se tomó el INPC para armar
el expediente que justificaría la patrimonialización de la Fiesta que, desde la mirada
de los “expertos”, contendría los elementos que justifiquen su mérito, lo que indica
que la puesta en valor y activación de los referentes patrimoniales no corresponde a la
población sino a los poderes locales (Prats, 2005), que se ven forzados a reflejar las
sensibilidades mayoritarias de la población, con la posibidad de perder apoyos
políticos, ya sea electorales o clientelares, o de una y otra condición a la vez.
Los procesos de patrimonialización se convierten así, en lenguaje que expresa los
problemas implícitos en la reproducción social, incluso en las tensiones políticas. El
interés de este análisis en el trabajo de tesis, es evidenciar cómo la intervención de las
instituciones estatales y organizaciones no gubernamentales están produciendo
cambios observados desde la comunidad detentora, tales como la utilización de la
Fiesta con fines políticos partidistas, en las relaciones dentro de los procesos
organizativos, en su forma de llevar las interrelaciones sociales, económicas y de poder
que se dan entre los vecinos, amigos y familiares en la comunidad.
La intervención institucional, materializada, por ejemplo, a través del GAD
Municipal de Píllaro, mediante la creación de la Ordenanza que “Declara como
Patrimonio Local a la Fiesta de la Diablada Pillareña”, y su Reglamento para la
“Conformación del Comité de Apoyo a la Fiesta de la Diablada Pillareña, Patrimonio
Cultural Inmaterial del Estado” instrumentos legales con los que se pretende normar
la Fiesta.
En este punto, es necesario plantear interrogantes que van más allá, explorando las
motivaciones e intereses que existen detrás de estos procesos estatales. ¿Quiénes están
en condiciones de dar cuenta del conjunto de valores que proporcionan sentido a la
vida de personas de una comunidad? ¿A quiénes les corresponde establecer qué bienes
culturales están en condiciones de ser patrimonio cultural y otorgarles una
declaratoria? ¿Cuál es el experto/os que clasifica/n y determina estos valores? ¿Cuáles
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Autor: Carmen Landy Guamán [28]
son los impactos de una declaratoria patrimonial en las formas y contenidos de la
propia Fiesta?
En este sentido, se podría decir que el patrimonio local está compuesto por todos
aquellos objetos, lugares y manifestaciones locales que, en cada caso, guardan una
relación metonímica con la externalidad cultural (Prats, 2005). Sin embargo, en los
procesos de patrimonialización indica Prats, a nivel local, los significados adquieren
valor relevante: determinados objetos, lugares y manifestaciones, patrimoniales o no,
se relacionan intensamente con la biografía de los individuos y con sus interacciones,
los mismos que cobran relevancia con el reconocimiento social por parte de sujetos y
comunidades que sienten el derecho de poseer su propia historia.
Así, la construcción social en Píllaro, comunidad alojada en los Andes, se va dando
a partir de una serie de manifestaciones culturales propias de la Sierra ecuatoriana
donde; las leyendas de la caja ronca, los tesoros enterrados en los Llanganates, los
juegos de la fiesta de la Niña María, en San Miguelito; la elaboración del pato al lodo,
en la gastronomía; la confección de guitarras, pirotecnia, canastas de carrizo como
procesos artesanales, son elementos que construyen símbolos de su identidad.
Alrededor del Diablo y la Diablada, se ha tejido cuentos, leyendas y, una economía a
partir de la elaboración de caretas y disfraces de los personajes de la Fiesta, generando
una línea de producción artesanal. Alrededor de la Fiesta se tejen relaciones de poder
al interior de la comunidad y entre ésta y las instituciones. Se construye un imaginario
social, a partir de la imagen de pueblo luchador, insurgente, contestatario, donde el
patrimonio edificado da cuenta de la historia de un pueblo ancestral que fue
colonizado, y sus continuas luchas de reivindicación social, constituyendo la Fiesta en
la punta de lanza de esta expresión.
En tal sentido, la visión del Estado frente a la gestión del patrimonio cultural está
transmitida como una acción clave para el desarrollo humano sostenible, y resulta
necesario “optar por un trabajo que articule estratégicamente a los diferentes actores
vinculados con la conservación y puesta en valor del patrimonio, a fin de que la gestión
apoye las fuerzas sociales del territorio” (Patrimonio, 2010, p. 13). El Estado conmina
a la institucionalización de la gestión del patrimonio, para lo cual necesita una base
estable de desarrollo con recursos humanos especializados –los expertos– y la
incorporación de la dimensión patrimonial, en la planificación cantonal (Patrimonio,
2010), con lo cual se podría gestionar mayores recursos económicos, afianzar el marco
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Autor: Carmen Landy Guamán [29]
jurídico local, propiciar mayores espacios de participación y sensibilización
ciudadana.
La realidad local, sobre el manejo y salvaguardia del patrimonio cultural, está
transferida a los GAD, quienes al parecer no están claros sobre sus competencias y la
forma de gestionar recursos ante el Estado para actuar ante esta responsabilidad. Los
recursos económicos que vienen con esta transferencia en la mayor parte de los
municipios se pierden porque ignoran los criterios técnicos y las realidades sociales,
por tanto, no hay decisión política para actuar y desarrollar procesos de gestión de su
patrimonio cultural, al respecto el Ministerio de Cultura y Patrimonio, y la Asociación
de Municipalidades del Ecuador (AME), han ejecutado convenios de cooperación para
que esto funcione, como una estrategia frente a los desafíos del desarrollo local.
La normativa creada con relación al PCI, intentan regular éste para su protección y
comercialización. En este sentido, nuevos conceptos creados o generados en torno a la
mercantilización de la cultura en su acepción humanística: industria cultural, turismo
cultura, industrias creativas, economía de la cultura (Díaz, 2015, p. 61), así como,
producciones relacionadas con el cine, la danza, la música y otras expresiones, están
afectando a las creaciones culturales colectivas adaptadas y transmitidas oralmente de
generación en generación. El avance de la globalización mercantilista y la conversión
de la cultura y el patrimonio cultural en recurso económico, es cada vez más importante
en las ofertas turísticas (Cohen, 2001), convirtiéndose en uno de los fenómenos
actuales que más está afectando a la cultura y al patrimonio cultural.
Turismo e identidad, en general manifiestan discursos dispares, pero muy
específicamente los confrontan en el ámbito del patrimonio. El turismo, tal vez uno de
los bastiones mejor cuidados y significativos de la globalización y, en todo caso, el
más numeroso movimiento de personas de todos los tiempos, no viaja precisamente
ligero de equipaje. Como ya advirtieron hace tiempo autores como MacCannell
(2003), el turismo promueve e impulsa escenarios prefigurados, casi para confirmar la
correspondencia entre la realidad y el imaginario, capaz de certificar la presencia, el
“estar allí”, a sus usuarios clientes turistas. Las poblaciones con suficiente excedente
económico y tiempo para la recreación, son el objetivo de las campañas de marketing.
El planeta en su conjunto es visto como destino potencial para unos u otros tipos de
práctica turística (Santana, 2011). Es importante recalcar que, a partir de la
Declaratoria de la Fiesta de la Diablada Pillareña como Patrimonio Inmaterial del
Universidad de Cuenca
Autor: Carmen Landy Guamán [30]
Estado, al parecer ha causado el fenómeno de turistificación de la Diablada a través de
las instituciones, por cuanto promocionan y difunden la Fiesta como un suvenir.
1.3.3. La construcción de la identidad en el patrimonio cultural inmaterial
Fiesta y ritualidad
Las fiestas, con todos los actos y ritos que contienen, ocupan un lugar muy importante
en la vida del ser humano. En la edad media, como describe Bajtín (2009), las fiestas
religiosas poseían un aspecto cómico popular y público, consagrado también por la
tradición. Estas formas rituales y de diversión organizadas, tenían como fundamento
el desahogo, que desde la lógica de Goffman, se desarrolla en un escenario donde
actores y espectadores producen la dramaturgia de la fiesta, ofreciendo una visión de
las penurias de las personas y sus relaciones humanas desiguales (Caballero, 1998).
La Fiesta de la Diablada de Píllaro, como toda festividad, se entretejen rituales y un
sinnúmero de relaciones e interacciones simbólicas, creando un momento liminal
donde se produce un alivio de tensiones.
El lenguaje ritual, que en la Fiesta de la Diablada se presenta, es idóneo para dar
sentido al tiempo cíclico, al igual que el discurso científico está hecho a la medida del
tiempo lineal, del imparable progreso.
Rituales y las fiestas no solo marcan con el signo de lo extraordinario los
momentos cruciales del hombre, sino que, además, permiten crear un
tiempo significativo, hacerlo visible y vivible, de tal manera que tal o cual
fecha se elimina del monótono y amorfo discurrir temporal, para quedar
identificado como momento digno de ser celebrado, por lo tanto, recordado
y esperado. (del Campo, 2006, p. 22)
Las festividades, cualquiera que sea su tipo, , siempre tienen una relación profunda
con el tiempo (Bajtín, 2009), en su base hay una concepción determinada y concreta
del tiempo natural (cósmico), biológico e histórico. Además, las fiestas, en todas sus
fases históricas, ha estado ligadas a períodos de crisis, de trastorno, en la vida de la
naturaleza, de la sociedad y del ser humano; la muerte y la resurrección, las sucesión
y la renovación, constituyen los aspectos escenciales de la fiesta. En suma, durante la
fiesta, es la vida misma la que interpreta, y, durante cierto tiempo el juego se
transforma en vida real, está es su naturaleza, su modo particular de existencia.
La fiesta sigue permitiéndonos revivir el ayer, soñar el mañana, un mañana
nostálgico, como el de los románticos, quizá por ello el ritual y la fiesta
Universidad de Cuenca
Autor: Carmen Landy Guamán [31]
conserven su arcaico atractivo. Frente al tiempo histórico que vivimos, el
de la fiesta es en gran parte atemporal. (del Campo, 2006, p. 28)
La efervecencia colectiva que puede tener lugar en un ritual, provoca una respuesta
emocional intensa que consiste en la identificación de uno con una realidad mayor, la
de la comunidad que toma parte en el ritual, que enlaza a los individuos y los convoca
en una comunidad, no a través de un acto consciente de filiación grupal sino
fundamentalmente debido a la fuerza performativa de la representacion grupal.
Al respecto, Barthes (1980) manifiesta que, la fiesta es una suma de espectáculos,
ninguno de los cuales está en función del otro: cada momento impone el conocimiento
total de una pasión que surge directa y sola, sin extenderse nunca hacia el
coronamiento de un resultado. Se trata, pues, de “una verdadera comedia humana,
donde los matices más sociales de la pasión (fatuidad, derecho, crueldad refinada,
sentido del desquite) encuentran siempre, felizmente, el signo más claro que pueda
encarnarlos, expresarlos y llevarlos triunfalmente hasta los confines de la fiesta”
(Barthes, 1980, p. 10).
La fiesta nace como un espacio de múltiples aristas que se enlazan en una
compleja trama policromática: lo lúdico con lo sagrado, lo poético con lo comercial,
lo religioso con lo mítico, lo profano con cosmovisiones pretéritas (Portal, 2005). Esto
provoca que la fiesta sea un todo con lo ritual, el juego, la danza, lo teatral, la feria, la
comida, la ceremonia, la diversidad, la economía, las relaciones de poder y el trabajo.
Simbolismo
Estas interacciones simbólicas generadas a través de procesos, forjan las identidades,
que Goffman (2006) interpreta desde una perspectiva instrumental, como estrategia de
una sociedad que intenta pensarse a sí misma. Su base conceptual la desarrolla a partir
del estigma, tomando como una clase especial de relación entre atributo y estereotipo
el estigma entendido como rasgo, una marca que hace a uno diferente del otro, en un
contexto social.
Desde estos conceptos operativos, Goffman desmenusa y va hacia el yo individual
generador de identidades, que contiene el modelo dramatúrgico de la sociedad. “La
vida, dice, es como el teatro en cuanto que consiste en actuaciones, performances”
(Caballero, 1998, p. 127), generando un constructo de identidad colectiva a partir de
lo individual, que se crea y recrea, que, siendo una manifestación local, como es la
Diablada, puede reflejar el conjunto de la sociedad, porque en la Fiesta se recrea
Universidad de Cuenca
Autor: Carmen Landy Guamán [32]
relaciones de poder reticulares entre individuos, instituciones, familias, grupos
sociales, económicos, que mueven la Fiesta. Refleja en esta manifestación el modo
como une y convoca la Fiesta, pero al mismo tiempo el modo de discutir y expresar lo
que la comunidad es.
Identidad
Las identidades, es un discurso sospechoso, peligroso y problamente
fundamentalista: ya sea religioso, nacional o étnico (Castells, 2005).
Coincidiendo con Giddens (1995) en cuanto que las identidades son fuente de
sentido para los propios actores y por ellos mismos son construidas mediante un
proceso de individualización. Entonces, las personas son construcciones
sociales, en la medida que dependen de la interpretación que de sus rasgos
característicos hagan otras personas con quienes interactúan significativamente.
Lo que las personas son, es una cuestión de interpretación y no simplemente algo
que se descubre, “depende del contexto social, las prácticas, de los recursos
conceptuales y de las interpretaciones de acuerdo a las cuales se ven a sí mismas
y son vistas por otros como personas” (Olivé, 1999, p. 186). Al respecto,
Hernánez (2012) refierte que:
El proceso de construcción de la identidad es más complicado de lo que
parece; no basta que los sujetos se adscriban a un grupo para que se
identifiquen con él, ni es suficiente que conozcan el complejo simbólico
cultural que define al grupo. Es necesario que lo aprehendan, que lo asuman,
es decir, que lo internalicen, y esa acción guarda una relación directa con el
contexto social que constituye el entorno de la diversidad grupal, pues el
sustento de la identidad, en las sociedades modernas, pasa de ser una
imposición a convertirse en una opción para los sujetos sociales. (p. 248)
La construcción de la identidad en este sistema complejo, se da como proceso de
categorización que tiene dos vértices. Primero, si bien la Diablada está formada por
miembros de la comunidad de Píllaro, no todos los pillareños son diablos y no todos
los diablos son pillareños, lo que determina ser un Diablo de Píllaro es participar en la
Fiesta, ser parte de las partidas y los personajes, vivirla desde adentro, desde ese
conjunto de personas que toman la Fiesta como parte de su vida, esto es, desde la
comunidad, donde se aprende el baile, la gestualidad y los significados. Segundo,
tomando los rasgos que el resto de la comunidad considera relevantes, se da una
apropiación de este sistema simbólico cultural, que establece los requisitos para formar
parte del grupo, los criterios para reconocerse y ser reconocidos como miembros, lo
Universidad de Cuenca
Autor: Carmen Landy Guamán [33]
que requiere tiempo (Paris, 1996, p. 81). No basta saber replicar símbolos, practicar
costumbres y tradiciones; es necesario implementar mecanismos que permitan a los
sujetos atribuir sentido a los listados culturales que consideren referentes identitarios,
no porque "oficialmente" lo sean, sino porque realmente tengan significado en sus
vidas; es decir, que les sirvan para definirse a sí mismos, para explicar la realidad y
guiar sus acciones.
A pesar de su ambigüedad intrínseca, los símbolos siempre actúan para imponer
una forma a lo informe. Tanto en la cultura como en la mente personal, los símbolos
sugieren una sensación de orden perceptible en aquello que de otro modo sería
incipiente desorden inmanejable, inestable, imprevisible. Esta sensación de orden,
implica construir un sistema simbólico de clasificación: la denominación de las partes
y la clasificación de lo aceptable y lo inaceptable (Plummer, 1991). Este proceso de
construcción y, por tanto, de selecciones simbólicas, parece necesario para la vida
humana.
Para dimensionar los simbolismos que representan al Diablo y la Fiesta, me dejo
guiar por Turner (1999), quien, al reflexionar sobre el papel del antropólogo en el
análisis simbólico, dice:
Entiendo por ritual a una conducta formal prescrita en ocasiones no dominadas
por la rutina tecnológica, y relacionada con la creencia en seres o fuerzas
místicas. El símbolo es la más pequeña unidad del ritual que todavía conserva
las propiedades específicas de la conducta ritual. (…) Un «símbolo» es una
cosa de la que, por general consenso, se piensa que tipifica naturalmente o
representa, o recuerda algo, ya sea por la posesión de cualidades análogas, ya
por asociación de hecho o de pensamiento. Los símbolos que yo observé sobre
el terreno eran empíricamente objetos, actividades, relaciones,
acontecimientos, gestos y unidades espaciales en un contexto ritual. (p. 21)
Desde esta perpectiva, el autor propone analizar los símbolos rituales atendiendo a
tres clases de datos: 1. la forma y características observables, 2. la interpretación que
dan nativos y expertos, y 3. los contextos, que dotan de distintos significados a los
símbolos que están al alcance de la observación y análisis del antropólogo. Sugiero
que, a causa de que los principios de organización que gobiernan la estructura secular
son contradictorios y producen conflictos perennes entre personas y grupos, los rituales
son constantemente representados por asociaciones unitarias, aunque transitorias, y
que estos rituales enfatizan los valores comunes, por encima del desacuerdo entre
secciones. Al respecto de manifiesta Turner (1999):
El símbolo ritual tiene […] la característica […] de ser una formación del
compromiso entre la necesidad de control social y ciertos impulsos humanos
innatos y universales de cuya completa gratificación se seguiría la ruptura de
Universidad de Cuenca
Autor: Carmen Landy Guamán [34]
ese control. Los símbolos rituales se refieren a lo que es normativo, general y
característico de individuos únicos. Así, por ejemplo, los símbolos ndembu se
refieren, entre otras cosas, a las necesidades básicas de existencia social (caza,
agricultura, fertilidad de las mujeres, condiciones climáticas favorables, etc.)
y a los valores compartidos de que depende la vida comunitaria (generosidad,
camaradería, respeto a los mayores, importancia del parentesco, hospitalidad,
etc.). (p. 41)
Finalmente, esta sugerente perspectiva teórica, me permitire en el proceso de mi
trabajo de tesis, entender etnográficamente, cómo opera la institución y la
institucionalidad en el PCI dentro de la categoría de manifestación festiva, talvés esté
dada desde politicas públicas y, cómo la fiesta, pese a todos estos factores externos,
cumple su función social. A partir de este marco téorico, puedo analizar los efectos de
la patrimonialización de las Fiesta, los identifico y comprendo cómo están incidiendo
en la comunidad detentora de la manifestacion; cómo los rituales, cargados de
simbolismos, se presentan recurrente y periódicamente para reconducir a los
individuos hacia los principios estructurales y valores que rigen el funcionamiento y
la organización de la sociedad.
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Autor: Carmen Landy Guamán [35]
CAPÍTULO II
La Fiesta de la Diablada Pillareña
2.1. Orígenes
Para Bajtín (2009), las fiestas, con todos los actos y ritos que contienen, ocupan un
lugar muy importante en la vida del ser humano. Esto se confirma en la Diablada
Pillareña, Fiesta que atraviesa el quehacer cotidiano de los pillareños, pues, la
representación que se despliega anualmente en seis días a comienzos de enero, implica
una actividad que liga a la comunidad año corrido y de manera cíclica, a través de
simbolismos y ritualidades, manifiestos no solo en el ámbito cultural, sino también
económico y social.
Al explorar la fiesta y sus orígenes se puede conocer tanto un riquísimo contenido
simbólico como su historicidad, ya que, en ella, existiendo una estructura
relativamente estable, se da una variación en que se reflejan cambios de la sociedad, y
en gran medida podría explicarse por el carácter liminal de la manifestación festiva.
Conviene recordar que, las sociedades arcaicas, profundamente religiosas y
marcadas por lo sagrado, estaban oprimidas por inseguridades y temores, encontrando
en la fiesta la ocasión de transgredir lúdicamente, gracias a lo cual era posible restituir
el orden vital tras éstas experiencias. En las fiestas, lo ritual adquiría importancia clave
para conectarse con mitos y divinidades, y consolidar la unidad de elementos
recurrentes en el comportamiento lúdico, gracias a ésta era posible volver al orden en
la vida cotidiana (González, 2013), manteniendo en el ritual la unidad de elementos
que coincidían en éste comportamiento.
La edad Media fue un período denso y creativo en la preparación de fiestas, sobre
todo en sus primeros siglos, cuando la iglesia perfeccionó su calendario de
celebraciones y lo combinó con los ritmos estacionales y diversos elementos
procedentes de culturas pre cristianas (Garavaglia, 2000), lo que dió como resultado
fusiones que perviven en cultos hasta nuestros días. “La religión católica optó por la
fusión y el sincretismo religioso y no por la confrontación e imposición de un
calendario festivo de modo excluyente” (González, 2013, p. 38), estrategia que en
América Latina fue el bastión de los procesos colonizadores.
La fiesta tenía un lugar destacado en la sociedad urbana y rural en el período
colonial, las grandes fiestas religiosas (Semana Santa, Corpus, las fiestas patronales,
Universidad de Cuenca
Autor: Carmen Landy Guamán [36]
la de las Cruces, Navidad, Carnaval, etc.) algunas profanas, pero no totalmente aisladas
de la religión, además de la diversión, cumplían diversas funciones en la vida de la
ciudad o comunidad (Garavaglia, 2000), siendo relevante la de aliviar las tensiones
sociales por medio de la mofa y el escarnio, lo que se verifica hoy en la Diablada
Pillareña, como lo atestigua Ítalo Espín, cuando dice que, para luego de los momentos
de disfrute y turbulencia , “[…] uno se programa […] un año nuevo… Hay que
trabajar, hay que hacer o continuar los proyectos, hacer algunas cosas con familia…
voy a viajar […]” (Espín, 2017) es un punto donde termina un ciclo y comienza otro,
algo nuevo que tiene que ver con el término de un año y el inicio de otro.
La fiesta popular de la Diablada Pillareña, conocida como “Fiesta de los Inocentes”
hasta antes de su Declaratoria como patrimonio, según Espín (comunicación personal,
20 de enero de 2017) y Gilberto Campaña (comunicación personal, 30 de agosto del
2016), tiene sus raíces en el festejo católico de los Santos Inocentes, los primeros días
de enero, en conmemoración de la matanza de niños menores de dos años nacidos en
Belén de Judea, ordenado por el Rey Herodes I, El Grande, con el fin de asegurarse
que el anunciado Mesías, futuro rey de Israel fuera asesinado, desde entonces, ese día
de duelo se mantuvo entre los creyentes cristianos. La Edad Media se encargó de
combinar este rito con otro, pagano, conocido como la “Fiesta de los locos” celebrado
en los días comprendidos entre Navidad y Año Nuevo. Se dice que estas fiestas eran
escandalosas, que la iglesia, en su afán por calmar las excentricidades de sus
participantes, decretó que se celebrara el día de los Santos Inocentes (Brown, 1982), y
la convertida con el tiempo en fiesta tradicional, se trasladó a América Latina,
conjuntamente con todas las manifestaciones festivas de la Iglesia Católica, durante la
colonia española.
Por otro lado, es importante mencionar que la fiesta popular andina, se encuentra
dentro de un determinado espacio territorial y social, donde se realizan actos especiales
que salen de la cotidianidad. “Hoy debemos considerar la fiesta como un espacio
cargado de hechos y personajes simbólicos, mediante los cuales cada pueblo en
particular reactualiza la visión que tiene de sí mismo y del mundo que le rodea”
(Pereira Valarezo, 2009, p. 24). La importancia de las fiestas populares, incurre en el
hecho de ser sucesos especiales que confirman la organización misma de su sociedad,
siendo un hecho además de reafirmación particular, que ocurre desde un momento
festivo. La Diablada nos recuerda esta efervescencia colectiva y esa afirmación
Universidad de Cuenca
Autor: Carmen Landy Guamán [37]
particular cuando, dejando atrás desacuerdos, presiones institucionales, etc., se entrega
al baile y al exceso, experimenta un nuevo orden: un estado liminal que libera.
En Píllaro el ritual pagano toma una dimensión particular, apelando a la magia del
disfraz y la careta del Diablo, los pillareños se daban la oportunidad de ser violentos,
exhibir destrezas para el baile y tener encuentros amorosos permitidos o clandestinos.
Al respecto, Don Aurelio Guanín, del Barrio “Marcos Espinel” cuenta: “[…] bailando
de Diablos se armaba las broncas en la esquina del finado Luis Villacrés. Ahí era el
tope, por ganarse el puesto para ir adelante, por mal llevados […]” (comunicación
personal, 29 septiembre de 2016). Don José Castañeda, de 90 años, comenta que la
Diablada fue creada para la pelea.
[…] porque había dos grupos que formaron: uno de Marcos Espinel y otro
de Tunguipamba. Había como ley entre ellos, que a las 12 del día querían
entrar cada uno a bailar en la esquina, entonces esperaban, uno en la loma
y los otros en el otro lado. Cuando daban las 12 corrían hacia la esquina
para bailar. Cuando no avanzaban se daban de a golpes […].
(comunicación personal, 11 de septiembre de 2013)
En Ecuador, entre el 28 diciembre y 6 de enero se celebra en muchas ciudades, con
máscaras y sátiras, la Fiesta de los Inocentes, días en que la ciudad se deja llevar por
el humor y la alegría y los habitantes se apoderan de plazas y calles, sucumbiendo ante
el encanto de los disfrazados, los bailes, la música, la comida y el humor (Checa,
2015). En la actualidad esta fiesta se ha transformado en una forma estética de
transmisión de mensajes y una celebración vital de la sociedad, al igual que la Diablada
de Píllaro, donde los disfraces de grupos sociales medios y populares como payasos,
chuchumecas (guarichas en la Diablada) y yumbos, evocan el proceso de mestizaje.
2.1.1. Reseña histórica de la figura del diablo
En Oriente, el diablo ponía rostro personal a las mil fuerzas oscuras que adivinaban el
“dónde” de los males del ser humano. Los babilónicos tenían una demonología
compleja y practicaban innumerables exorcismos mágicos para librar a las personas,
las cosas o lugares de los hechizos diabólicos o enfermedades que se atribuía al
maleficio de algún espíritu maligno. Desde los persas, el antiguo Egipto, los semitas
primitivos, hasta la inquisición y la época de la Reforma subsistió una idea vaporosa
y flotante de esos seres elementales del mal, y la gente caía permanentemente en la
tentación de ganarse su indulgencia mediante cultos y sacrificios, como lo hacían con
sus dioses (Maza, 1999). La fe en el dios trascendente y abstracto del judaísmo, a partir
Universidad de Cuenca
Autor: Carmen Landy Guamán [38]
del siglo V antes de Cristo, favoreció el surgimiento de una multitud de ángeles y
demonios, figuras intermedias entre los seres humanos y Dios, que se había vuelto
remoto para el mundo (Bosseut, 1926), que forman parte del imaginario religioso
católico.
El origen de la figura del diablo es incierto, curiosamente no se tiene certeza, no
obstante, es uno de los personajes más recurrentes en la historia de la humanidad,
siendo desde la historia, la literatura, la filosofía, la teología y la antropología que se
le sigue el paso a este personaje, “el diablo es una mixtura de pensamiento metafísico
religioso y literatura fantástica, con énfasis en esta última” (Ortíz, 2002, p. 36). Para
explicar su origen se parte del mito, la ficción y el discurso que lo sustenta, así como
de sucesos reales o inventados en que se narra algo acerca de él.
Para difundir las representaciones terroríficas del mal, la Iglesia eligió representar
al diablo, vinculándolo con ciertas fechas que, según la concepción cíclica del año,
pertenecían al reino de la oscuridad y la muerte. El diablo aparecería especialmente en
aquellos momentos de tránsito (solsticios y equinoccios, principios y fines de año,
cambios de estación, etc.), y muy particularmente en aquellos días en que las tinieblas
debían ser derrotadas para dar paso a un tiempo nuevo de luz y esperanza. Así, en los
últimos y primeros días del año pugnaría por prevalecer la oscuridad de los días cortos,
la muerte, el mal, el diablo, frente a la luz solsticial, la vida, el bien y el nacimiento del
Salvador (del Campo, 2016). Este pensamiento alentó comparsas que representaban la
lucha de contrarios.
En América Latina, en la gran mayoría de expresiones culturales podemos
encontrar al diablo formando parte de sus festividades, danzas, mitos, leyendas,
cánticos y todo lo que engloba la cultura popular, lo que denota que este personaje
forma parte de la vida misma de nuestras culturas, como una expresión viva del
sometimiento impuesto por la cultura europea (Quezada, 2016). En fiestas como el
Corpus Cristi, los Diablos Danzantes, son indicios de la integración histórica que
siempre ha existido en América Latina a través de las configuraciones culturales, pues,
en ellas, los grupos contribuyen a la constitución de un nexo nuclear entre la tradición
popular y el imaginario histórico.
Es común en la vida cotidiana de pueblos y culturas latinoamericanas, y en
principios religiosos cristianos, encontrar el bien y el mal conviviendo, dando
equilibrio a sus vidas, siendo, por otro lado, parte de un sistema dualista de desigualdad
y dominación masculina patriarcal, historicamente dada desde los comienzos de la
Universidad de Cuenca
Autor: Carmen Landy Guamán [39]
sociedad (Fischer, 2003). Asumiendo su raíz religiosa católica, al pisar tierras del
imperio inca, el diablo asume un nuevo rol, se transforma, sufre el impacto del
mestizaje, recreándose desde la lógica andina y el principio filosófico intercultural de
la chakana, símbolo andino de la relacionalidad en la representación de la oposición
relacional correspondencia-complementariedad (Morón, 2009), espacio de transición,
pero sobre todo elemento de conexión. En este punto, el enfoque del nuevo diablo
cambia, convirtiéndose en un personaje con actitud de compromiso, tal como el caso
del Diablo de Píllaro: insurgente, contestatario ante los colonizadores de turno y el
sistema que oprime, siendo esta posibilidad la que permite a la comunidad pillareña
esconderse tras el pesonaje Diablo para rebelarse en forma anónima ante el orden
establecido.“No se pretende sustituir las filosofias contextuales o inculturadas con una
filosofía supra-cultural, sino articularlas de una manera no reduccionista, ni
hegemonica” (Morón, 2009, p. 5), modular el pensamiento para comprender distintas
manifestaciones culturales, reconocer en este “inter” los invariantes humanos, sin los
cuales, una convivencia pacifica entre las culturas seria imposible.
2.1.2. Diablo, diabladas y tradición oral
La diablada, en general, es un complejo de acciones y signos que, en busca de una
definición o intento de explicación, puede ser entendida como un espectro de danzas,
música y argumentos, conjunto en ocasiones denominado “danza de los diablos”, con
expresiones locales en diferentes partes de América. Por ejemplo, en la Diablada
Puneña, en Perú, los diablos vestidos de rojo, con cuernos y cola, bailan “como Dios
manda” sobre una pequeña tabla de madera, produciendo un sonido rítmico al que le
acompaña el cajón africano, tocado con maestría, para el encanto de los espectadores
(Torres, 2002). La diablada de Oruro, en Bolivia, que se realiza en honor a la Virgen
del Socavón, según la tradición oral, tiene su origen en el enfrentamiento del Arcángel
San Gabriel contra los diablos para defenderla de su poder destructor; esta diablada
forma parte del gran Carnaval de Oruro, declarado en 2001 por la Unesco “Obra
Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad”2 (Kulemeyer, 2013). Que
constiuye símbolo de identidad de todo el pueblo boliviano.
22Luego de la declaratoria como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad al Carnaval de Oruro por parte
de la Unesco, lo que ha significado una serie de acciones de difusión, presupuestos extra., etc. Perú
reclama que su Diablada es la auténtica, argumento que ha provocado una “pugna” entre los dos países
proclamando la propiedad patrimonial.
Universidad de Cuenca
Autor: Carmen Landy Guamán [40]
En Panamá, la danza del “Gran Diablo” de la Chorrera, es el resultado del
sincretismo entre las culturas española e indígena; simboliza la lucha entre el bien y el
mal, representados por el Ángel San Miguel y el Diablo (América, 2018) . En México
el diablo está presente en festividades como la del Municipio Montañoso de
Chichihualco; en Oaxaca, Estado de Guerrero; en la región de María Chicometepec,
en los altos de Jalisco y en Zapopan. En Chile, la Diablada de los Siervos de María,
conocida como la Diablada del Goyo, proviene de la Diablada de Oruro, cuando fue
invitada en 1952 a la Fiesta de Nuestra Señora del Carmen. En las pampas de
Argentina, los diablos salen a esperar a los payadores en noches de luna llena para
retarlos al canto y al baile de chacareras; son los diablos trovadores del camino que
embriagados de luna y abrazados a los payadores han cantado a Argentina.
“Pero si hay un diablo que expresa el sincretismo cultural por excelencia, es el
Diablo del Carnaval de Riosucio, en el Departamento de Caldas” (Torres, 2002, p. 3),
en Colombia que representa los enfrentamientos entre los dueños de las minas y los
indígenas que habitaban las tierras en disputa.
Recurriendo a la conceptualización de Bajtín (2009), la fiesta en Ecuador puede ser
caracterizada como hecho que rige el tiempo cotidiano y extraordinario de una
comunidad, pero también como un evento y fenómeno social. Siendo extraordinaria la
cantidad de festejos de todo orden que alimentan el año calendario, apegados a la
herencia española, no hay pueblo que no tenga santo, patrono y diablos dispuestos a
celebrar. En el calendario festivo ecuatoriano, como no puede ser de otra manera, están
presentes los diablos y sus diabladas.
En el Yaruquí de Riobamba, están presentes desde la Navidad hasta los primeros
días de enero. La característica de este diablo es su careta de hojalata, fabricada de
forma artesanal con latas y remaches, de ahí la otra denominación de la Fiesta:” (Hora,
2017). Es una fiesta religiosa mestiza “Diablos de Hojalata que celebra el nacimiento
de Jesús, con la interacción entre personajes religiosos católicos y andinos que dan
lugar a una colorida manifestación sincrética.
Los Diablos de Juján, en la Provincia del Guayas, celebran cada agosto la fiesta de
su patrono, San Agustín, con el desfile de los mojigos, comparsa encabezada por el
Diablo. Esta fiesta está asociada a la tradición oral, según la cual todas las noches, a
las 00:00, el diablo sale de su escondite, monta su caballo y se pasea por las calles
(Telégrafo, 2017). Este diablo es el único que no está vinculado con una fiesta religiosa
sino con una creencia popular
Universidad de Cuenca
Autor: Carmen Landy Guamán [41]
En las ceremonias de Semana Santa, en Alangasí, valle ubicado a una hora de Quito.
Una cuadrilla de diablos entra a la Iglesia y literalmente secuestran la imagen del Señor
Caído, que luego es recuperado en combate singular por los ángeles, en el atrio de la
Iglesia y devuelta a su lugar. También en Alangasí, entre julio y agosto, en la
celebración andina del Inti-Raimi, aparecen los diablos “Uma”, que ejercen el rol de
caporales de mando, ordenando y vigilando el baile de cientos de bailarines oferentes
que bailan sin descanso, desde el amanecer hasta el anochecer, en la plaza principal
del pueblo (Torres, 2002, p. 3), es un diablo diferente al judeo-cristiano.
Los Diablos de Cantuña, en Quito, hacen referencia a una leyenda, según la cual,
en tiempos de la colonia, un indio llamado Cantuña se comprometió a construir el atrio
de la iglesia de San Francisco. Una noche, antes del plazo estipulado, al no poder
terminar la obra a tiempo, en su desesperación pactó con el diablo para que él la
culmine antes del amanecer, ofreciéndole a cambio su alma (Diario El Comercio,
2011). Se dice, que ni el trabajo de miles de estos diablitos fue suficiente para terminar
la obra que quedó inconclusa, quedando pendiente una última piedra, detalle por el
cual el alma de Cantuña se salvó.
En resumen, el Diablo, siendo un personaje creado desde el mito y la leyenda,
trashuma por diversas culturas, épocas y sociedades. En América Latina, transformado
por el sincretismo religioso y cultural, llega a ser un personaje que, en el imaginario
de los ecuatorianos, es parte de la cotidianidad y de fiestas en distintos rincones del
país, portando todavía su carga simbólica colonial: el Diablo y sus diabladas aparecen
entre los indios, entre la gente desposeída, como un mecanismo de insurrección,
mestizaje y canal sensible para comunicarse y existir de “otra manera” (Torres, 2002):
junto con ángeles, arcángeles y vírgenes, el Diablo es un ser intermedio que
protagoniza celebraciones que por eso han tomado el nombre de “diabladas”. La
religión y su herencia siguen presentes, mestizadas, sincretizadas en la memoria y
expresiones culturales inmateriales que se convierten en constructos de identidad de
los pueblos en América Latina y, cómo no, en nuestro Ecuador.
2.2. Narrativa de los orígenes de la Diablada Pillareña
Los orígenes de la Diablada de Píllaro son inciertos, como lo son también del diablo
católico, pues nacen del mito, que no se opone a la historicidad de esta manifestación
festiva, sino que, más bien, se conjuga con ella y la enriquece. La Fiesta se ha
Universidad de Cuenca
Autor: Carmen Landy Guamán [42]
mantenido gracias a la narrativa oral producida en la comunidad de generación en
generación.
Existe una fragilidad, dice Kingman en la relación historiadores-memoria, siendo
necesario desarrollar una historia crítica, desde otro tipo de relación con el archivo
(2004). Este capítulo no se orienta a buscar la autenticidad de los hechos de la Fiesta
de la Diablada de Píllaro, “sino a descubrir indicios, momentos estelares, a realizar
genealogías” (Kingman, 2004, p. 187), a partir en la recolección de fragmentos,
imágenes, momentos sueltos, para luego juntarlos con otro contexto, produciendo
nuevos significados de la Fiesta.
Desde esta perspectiva, lo que hemos encontrado en el análisis de archivos y
documentos es la construcción de una historia anticuaria, ligada a la idea de
“patrimonio” y a la institucionalidad relacionada con el poder, relación que, en
perspectiva micro política, se manifiesta en el quehacer humano. Sin duda, como
sostuvo Foucault (1980), “la búsqueda de la procedencia no funda, al contrario:
remueve aquello que se percibía inmóvil, fragmenta lo que se pensaba unido” (p. 9).
Desde esta mirada aspiro a deconstruir la Fiesta de la Diablada, analizando sus
significados y simbolismos, tratando de hurgar en un origen que actúa hasta ahora,
porque la relación de la Fiesta es con el presente.
Se cuenta que los Diablos de Píllaro, nacieron como cosas de enamorados que
practicaban batallas campales en territorios opuestos, en supuesta disputa por
“féminas”. Otros cuentan que el Diablo apareció allí por sus encuentros en una
quebrada con una viuda de prestancia social, quien realizaba “negocios” con él, de ahí
su fortuna ilimitada.
Según Pedro Reino, cronista oficial y vitalicio de San Juan de Ambato, y catedrático
universitario, la Diablada se origina cuando, en una Octava de Corpus Cristi, los indios
fueron convocados a disfrazarse de diablos para arremeter contra cobradores de
tributos, censos y capellanías. Se cuenta que los caciques de Píllaro y Pelileo se
pusieron de acuerdo para enfrentarse a los maestres de las Órdenes de Santiago de
Calatrava, del Santo Sepulcro (época de Carlos III; 1716-1788), que estuvieron en
Tungurahua vestidos con capas y espadas, montados a caballo, buscando herejes en
las poblaciones indígenas de aquellos años, para garantizar la entrada al paraíso3.
3 Pedro Reino realiza un ensayo “Cosas de la Diablada Píllaro”, documento inédito que fue disertado
durante una exposición sobre la Diablada realizada en Ambato, el 6 de noviembre del 2014, en el cual
hace una descripción interesante de cómo funcionaban las Órdenes religiosas en la colonia.
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Autor: Carmen Landy Guamán [43]
Como una expresión insurgente en contra del orden político y religioso establecido,
surge lo que, siguiendo a Castell (2003), podría caracterizarse como identidad de
resistencia, que se da, según este autor, entre actores de la sociedad que se encuentran
en condiciones inferiores y son estigmatizados por la lógica de la dominación.
Esta expresión de insurgencia se ha mantenido pese a que el catolicismo trabajó
arduamente “para depurar las costumbres más licenciosas del pueblo, especialmente
desde el Concilio de Trento” (del Campo, 2006, p. 15), a partir del cual se desplegó un
gran esfuerzo por “blanquear” las fiestas, sobre todo en América Latina.
Gilberto Campaña, actor social partícipe de la Fiesta, comenta y reafirma lo
manifestado por Reino:
[…] según contaban los mayores, los Diablos nacen en defensa de la
esclavitud [sic]4. eso contaba un señor tío de mi madre, Julio Enrique
Constante, él había sido uno de los que organizaba las luchas en contra de
los españoles, él conversaba que bailaban en contra de la policía y el
comisario, había bronca con las respectivas autoridades, él decía nosotros
bailamos en contra de esto y ustedes no nos van a reprimir, y ahí se daban
garrote, así pasa la Fiesta un centenar de años, en mi caso, paso unos
cincuenta años participando como personaje de línea, de Diablo unos pocos
años, desde los ocho años bailaba como payasito. Hay amigos que bailan
ya unos 70 años […]. (comunicación personal, 30 de agosto del 2016)
Otras versiones suenan a leyendas, y en ellas se hace referencia a orígenes más
familiares, más cercanos a su comunidad o barrio. Néstor Bonilla, joven líder de la
comunidad y estudiante de antropología, tiene la siguiente:
Una de las personas que le escuché mucho es a Don Daniel Medina y
Narciso Villalba, de este último su abuelo hacía la Fiesta ya hace cien años
en Tunguipamba. Ahí aprendí que la fiesta nace del mito. Se hablaba de
Pucahuaico, quebrada cercana a Tunguipamba, lugar ancestral respetado
por la comunidad por ser un asentamiento de la cultura Panzaleo y después
Inca. Con el paso del tiempo las costumbres y tradiciones españolas y
andinas se fusionaron, así los sitios que eran considerados sagrados para el
pueblo andino, para los españoles eran cosas de Dios o del Diablo. Decían
que para cruzar el monte tenían que hacerlo con un boyero bendito5, para
que cuando aparezca el diablo sea ahuyentado con éste, para pelear con el
diablo porque él también llevaba boyero. (2013)
Miriam Calero, de 56 años, perteneciente a la comunidad de Marcos Espinel tiene una
versión distinta:
4 Gilberto Campaña, sostiene que la Diablada nace como una expresión en contra de la esclavitud y en
defensa de los esclavizados por los españoles, en tiempos de la colonia. Esto se puede inferir en base a
lo que dice en su testimonio a continuación de su expresión “en defensa de la esclavitud”. 5 Boyero, es un látigo que usualmente llevan los que conducen bueyes. El boyero los lleva las personas
que viven en el campo para arrear a los caballos o bueyes. Llevarlo, también significa poder y jerarquía,
los “amos” en tiempo de la esclavitud, los llevaban para castigar a sus esclavos. Boyero bendito,
significa que el látigo fue bendecido por un sacerdote o con agua bendita para usarlo y que le sirva de
protección.
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Autor: Carmen Landy Guamán [44]
La señora Hermelinda Álvarez se va al Pucahuaico y se baña y juega con
el diablo, según decían. Nosotros decíamos entonces que vámonos a ese
lugar para tener las riquezas como doña Hermelinda. Nosotros decíamos a
los señores Campaña que vayan al Pucahuaico para que dejen de ser
pobres. Ellos decían que el diablo no es para nosotros, el diablo somos
nosotros en vivo y en directo. (comunicación personal, 11 septiembre del
2016)
Dentro de la cultura andina, montañas, cerros, ríos, etc., eran considerados divinidades
vivas. Lo que se decía que acontecía en esta quebrada era asignado por la comunidad
de un gran significado simbólico. Las historias que se crean alrededor toman una
fuerza de verdades inexorables, que escenifican concepciones morales y religiosas.
Siendo esencial la idea del mal, el diablo como su encarnación actúa sublevándose y
sus acciones siempre serán “bajas”, las del “canalla”. Por esto, a él la comunidad le
entrega el poder de hacer y decir lo que socialmente está prohibido.
La Diablada se toma tanto el espacio local: urbano y rural. Si bien los inicios de la
Fiesta, como cuentan los pobladores, se dieron en las comunidades rurales de
Tunguipamba y Marcos Espinel, éstas bajaban al centro urbano de Píllaro y se tomaban
la ciudad, mientras sus habitantes se convertían en espectadores. Con el paso del
tiempo, fue cambiando ya que los barrios urbanos se unieron para participar en la
organización de la Fiesta. La toma del centro en el lugar denominado “de las cuatro
esquinas” por parte de los sectores rurales y barrios urbanos, que más adelante explico,
representa icónicamente el encuentro de estos dos sectores. Píllaro es el lugar de
transformación y apropiación de la Fiesta, objeto de intervenciones y sujeto
incesantemente enriquecido con nuevos atributos, como podría decir Certeau (2000).
Píllaro como toda ciudad es un campo de operaciones programadas y controladas
desde la institución, pero, en días de Fiesta, la comunidad urbana y rural se apropia del
espacio y la convierte en campo de una gran explosión de expresiones extraordinarias,
difíciles de manejar.
Al no responder a un grupo de poder la Diablada, como sí sucede con fiestas
religiosas como las del Señor el Gran Poder, de San Antonio, de Finados, o la del Niño.
Cuando llega la Diablada en enero y su espectáculo excesivo, Píllaro y sus habitantes
dejan de ser lo que son en la cotidianidad, para transformarse en lo que el Diablo, la
Fiesta y el tiempo deciden que sean. El personaje va siendo asimilado no con intención
de agraviar o desafiar a la religión sino como una forma de insurgencia comunitaria
contra cualquier forma de poder dominante. Así, los pillareños cada año cambian el
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Autor: Carmen Landy Guamán [45]
poncho y sus sobreros por trajes rojos y máscaras con cuernos de venado, toro o
borrego, para entregarse a sus seis días de liberación.
2.3. La Fiesta antes de la Declaratoria
El tema de mi tesis se restringe a abordar la patrimonialización de la Diablada de
Píllaro, y por ello exige caracterizar los elementos y significados tradicionales de la
Fiesta a partir de su Declaratoria y avanzar hacia el análisis de sus efectos. Atendiendo
a esta exigencia, en este capítulo procuro reconstruir la narración de cómo era la Fiesta
antes de su Declaratoria como Patrimonio Inmaterial del Estado, tomando como hito
temporal el año 2008, en que se ejecutó la Declaratoria.
2.3.1. Escenarios y organización
Antes de la Declaratoria, la organización de la Fiesta era asumida por la comunidad
detentora de esta manifestación. En esta instancia se planificaba, sin un programa
establecido, siguiendo los rituales transmitidos de generación en generación, en las
comunidades rurales de Tunguipamba, Marcos Espinel y Guanguibana. La
organización comenzaba con la invitación realizada por el cabecilla. Don Gilberto
Campaña, ex cabecilla del barrio de Tunguipamba, cuenta que los amigos y vecinos le
preguntan si va a organizar la Fiesta porque, en su familia, cuatro generaciones: sus
abuelos, tíos, él, y su hija, que está tomando la posta (Campaña, 2016), han participado
activamente en esta tarea, por lo que se han ganado el reconocimiento y estima. Casos
similares se dan en otras comunidades de familias que mantienen esta tradición.
El cabecilla, debía ser una persona con capacidad de liderazgo en la comunidad,
para poder organizar la Fiesta, lo que evidentemente conllevaba un prestigio social
derivado de ser un buen anfitrión, ganar nuevos amigos, y alcanzar poder y autoridad
ante la comunidad, en la toma de decisiones respecto a quiénes participarían, y quiénes
serían sus colaboradores, normalmente familiares, para hacerse cargo de actividades,
especialmente de índole económico, como la elaboración y venta de comida y licor en
los días de la Fiesta.
Luego de confirmar su participación, se encargaba de hacer la invitación de manera
directa o por alto parlante a los amigos y miembros de la comunidad para que
participen, siendo los varones quienes podían sumarse, porque para que las mujeres
sean parte, se debía hacer una visita especial a la casa de sus padres con algún “agrado”
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Autor: Carmen Landy Guamán [46]
(un regalo) para obtener su permiso. “Antes era más estricto, más formal, porque los
papacitos decían [que] ahí consiguen enamorado”, dice Miriam Calero (2016), ya que
debían salir algunas noches para que repasen el baile para los días de Fiesta, estas
salidas los padres y la comunidad las consideraban “peligrosas” para las jóvenes
porque ahí “se hacían de novio”, siendo la noche cómplice para un desliz romántico
que, en el mejor de los casos, terminaba en un matrimonio no convenido entre los
parientes, como era lo “correcto” en la comunidad.
Una vez salvados estos procesos protocolarios, contando con la debida autorización
y el compromiso formal del cabecilla de cuidar de las mujeres participantes, se
convocaba a los repasos: reuniones convenidas en el proceso de la organización unos
dos meses antes para aprender los pasos de baile de los diferentes personajes que
actuarían en la que, antes de ser la “Fiesta de la Diablada” (a partir de su Declaratoria
como Patrimonio), fue por muchos años la “Fiesta de los Inocentes”.
Al mismo tiempo, los repasos eran los espacios de transmisión del conocimiento de
la tradición a través de la oralidad, donde, según comenta Ítalo, además nace el sentido
comunitario, “[…] se comparte, conversa y transmite experiencias, el contar las
leyendas [...] lo que se comparte con los mayores, lo que ellos a su vez comparten con
los jóvenes, los niños, cuando enseñan o le enseñan, cuando uno comenta o le
comentan […]” (Espín, 2017). Es donde la comunidad se reconocía auténtica, sin
careta, y se confabulaba para realizar la toma simbólica del Centro de Píllaro que
reafirmaría un año más el poder y liderazgo de la comunidad que lo logrará.
Por otro lado, para ser parte de la Fiesta y asistir a los repasos o ensayos, cada
participante debía pagar unos cinco reales en ese entonces, en la década de los años 50
o 60 más o menos, según lo manifiesta Gilberto Campaña (2016). Este dinero servía
para cubrir una parte de los gastos de organización de la Fiesta, el resto de gastos era
cubierto por el propio organizador. Así lo manifiesta Alberto Álvarez, ex cabecilla del
barrio de Guanguibana:
[…] si todo salía de mi bolsillo, una colita, un cigarrillo, todo salía de mi
bolsillo, eso será desde que yo tenía 20 años más o menos que participaba en
la Fiesta, es decir hace 60 años en 1957 más o menos, en esa época era como
prioste, ponía todo y no cobraba, la chicha, la comida, todo, yo les daba gratis
una comidita, unas colitas […]. (comunicación personal, 5 de enero del 2017)
Los repasos, es el ritual, donde de modo alternativo se expresa y se transmite (del
Campo, 2006), más allá del conocimiento de la Fiesta, la comunidad se comunica a sí
mismo cierta información que resuelven enigmas y proporcionan interpretaciones del
mundo desde ese lenguaje alternativo.
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2.3.2. La Fiesta convoca a la comunidad
La Fiesta, siendo un constructo de identidad cultural, aglutina a la sociedad en su
conjunto, a través de la música, la comida, la danza, las relaciones sociales,
comerciales e institucionales, y a través de la cocina y la comida, elementos
propiamente cohesionante de la manifestación festiva. De manera muy particular en la
Fiesta, las relaciones comunitarias implican principios de solidaridad, reciprocidad,
compromiso, y donde la convivialidad y la comensalidad, que el compartir en la mesa,
no solo los alimentos sino la conversación, el diálogo, son parte de la piel de la
comunidad.
Los artesanos confeccionaban las caretas, que eran simples. En palabras de Don
Ángel Velasco:
Las caretas antiguas eran de forma más humana, se utilizaban dos o tres
cachos, eran de papel y alambre, los cuernos de venado, antes había la caza
de este animal, salían de la imaginación de la gente, los modelos más
antiguos como los de Chacata El Carmen tienen rasgos generales, la nariz
aguileña, los colmillos cruzados, los cachetes con pómulos, predominaba
el color rojo y negro. (comunicación personal, 30 de julio de 2017)
Los rasgos tradicionales, estaban basados en las facciones del rostro humano, con
cornamenta también enramada que era con material similar al de la careta. El método
de elaboración de la careta del Diablo de Píllaro en su génesis, sin duda, recreaba una
técnica heredada de los europeos y que localmente se la denominaba papel engomado,
que en su esencia es producto de la fusión de dos procesos: cartapesta y papel maché
(Espín, 2016). El diablo ha requerido ser representado, por lo tanto, de forma ambigua,
a través de disfraces y máscaras estrafalarias, tan terroríficas como burlescas.
Don Ángel empezó a hacer caretas por la afición de los Diablos, hizo alguna vez y
salió a bailar, le preguntaban en donde compró, él decía:
[…] de un amigo porque creí que se iban a burlar y luego me piden que les
vendiera, desde ahí comencé a confeccionar las caretas, eso hace unos 32
años. En las comunidades tradicionales de Tunguipamba y Marcos Espinel
se confeccionaban inicialmente, donde se iniciaron los diablos […].
(Velasco, 2017)
Antes no se daba a conocer el rostro de la persona que la llevaba, era un anónimo, por
vergüenza algunos y otros porque les permitía hacer y decir lo que sin ella no hubiera
podido.
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Fig. 1. Careta de Diablo, años 50 Fig. 2. Careta de Diablo, años 80 Fuente: Carmen Landy, 2016 Fuente: Carmen Landy, 2016
En la década de los 80, los rasgos tradicionales de las caretas se mantienen en su
esencia y se pueden observar solo variantes en la cromática, predominando el rojo y
el negro, con detalles de colores vivos; para la década de los 90, las caretas siguen
manteniendo los rasgos tradicionales, pero adquieren variantes evidentes en la
expresión gestual de estados de ánimo del personaje (Espín, 2016), comienza a
expresarse el autor como tal en sus obras, al dotarlas de un estilo particular, reconocible
a primera vista.
Es importante señalar, que el origen de la máscara o la careta se pierde en la más
remota antigüedad. Constituye el resultado visible de la constante dualidad entre lo
espiritual y lo manifiesto, lo cognitivo y lo material, una realidad distorsionada y a la
vez efímeramente deseada (Bonilla, 2016). Es un instrumento de desfiguramiento y
transformación radical de la identidad más concreta, la física; inyecta un carácter móvil
y enigmático en las relaciones que normalmente establecemos con el común de los
mortales. De hecho, dice X Andrade (2016), el éxito de la máscara radica precisamente
en desfigurar la parte clave del cuerpo social: el rostro.
La careta del Diablo en Píllaro, no sólo representa lo imaginario, sino que, a través
de los individuos ejecutantes de la danza, permite evocar “verdades” esencializadas,
de una forma irónica y sarcástica, una de ellas es la objetivización de la identidad
mestiza indio-europea. Desde una perspectiva figurativa, representa al personaje
religioso católico traído por los españoles en la colonia, que, mediante un sincretismo
cultural-religioso, se ha convertido en un mecanismo de desahogo y liberación
colectiva (Bonilla, 2016). Entonces, la otrora Fiesta de Inocentes se transforma en
escenario de la insurgencia simbólica que propicia la careta del Diablo al garantizar
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Autor: Carmen Landy Guamán [49]
anonimato a los ejecutantes de la danza, que parten desde sus sitios rurales de origen
hacia el centro poblado para apropiarse temporalmente de los espacios públicos, y así
legitimar simbólicamente su presencia mediante una fuerza colectiva y comunitaria: la
Fiesta de la Diablada.
Los artesanos que confeccionaban la vestimenta han heredado este trabajo de sus
generaciones anteriores. Según cuenta Mario Velasteguí (2017) sastre de 60 años,
desde tiempos de su madre, hace unos cincuenta años, su familia elaboraba los trajes
para la Fiesta. En esas épocas el Diablo vestía camisa de mujer, pantalón de tela,
pañuelo y usaba careta. Hace uno 25 años más o menos, paso de vestirse de un pantalón
sencillo y blusa de mujer, a vestirse de satín rojo, blusa y pantalón, careta, pañuelo, y
coronilla de papel de colores (elemento que se fue incorporando hacia los años 80),
medias de mujer de color piel y zapatos de goma negros.
Fig. 3. Diablo con vestimenta clásica Fuente: Noé Mayorga 2014
Los músicos, juegan un papel importante, con ellos se empezaba la organización de la
Fiesta, un violinista y guitarrista estaban presentes en los repasos, acompañando a los
personajes de la Diablada, quienes bailaban en noches de encuentros comunitarios al
son de San Juanitos, Albazos y Pasacalles. En los días de Fiesta, las bandas de pueblo
acompañaban a las partidas de los Diablos en su recorrido alrededor de la ciudad los
días asignados, de los seis que dura la Fiesta. Las bandas eran baratas dice don Alberto
Álvarez (2017), costaba “entre 100 hasta 200 sucres la más cara, se traía de Pelileo,
[y] Quisapincha, eran precios moderados. Acompañaban a las partidas que les
contrataban donde eran convocados desde el inicio del día”.
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Autor: Carmen Landy Guamán [50]
Fig. 4. Lizardo Moreno y Gonzalo Gamboa, músicos tradicionales Fuente: Noé Mayorga, 2014
Las personas que elaboraban la comida, generalmente el grupo familiar del cabecilla,
preparaban la fritada, platillo principal de chancho, comprado con anticipación o
criado durante algunos meses para la Fiesta, es servido con mote; además, el caldo de
gallina; los pasteles o empanadas de viento, hechas de harina de trigo, huevos, agua y
queso fresco; los tamales, de masa dulce elaborada con harina de maíz y relleno de
pollo, envueltos en hoja de achira y puestos a cocinar en las mismas pailas de bronce
en que se ha hecho la fritada, para que salgan enriquecidas con este sabor.
Toda esta comida se preparaba tradicionalmente cada año de la misma manera, son
platos sencillos de elaborar. Son la base de la alimentación de la zona andina por
herencia del mestizaje colonial: el chancho, el pollo y el maíz, están en la cocina y en
la mesa de los serranos, son elementos fundamentales e invariantes de la Fiesta de la
Diablada (comunicación personal a Ítalo Espín, 15 de noviembre de 2016). La cocina
y la comida, como elementos per se cohesionante, en las fiestas comunitarias locales
favorecen la convivialidad y la comensalidad al propiciar la práctica de la solidaridad,
reciprocidad y comunalidad (Pollan, 2017), enriquece este criterio (Rozin, 1995), al
sostener que:
[…] las cocinas encarnan parte de la sabiduría sobre la comida que una cultura
ha acumulado, convirtiéndose en la memoria familiar, social pasando a ser
este cumulo de aprendizajes, recetas, aromas y sabores el verdadero
patrimonio sobre el cual se construyen las culturas en todos los tiempos […].
(p. 106)
En la Diablada, la cocina se organiza y la comida se comparte en tres momentos claves:
1. al inicio, en la comunidad, cuando los participantes empezaban a reunirse en la casa
del cabecilla; 2. en el descanso, y 3. cuando la partida regresaba a su comunidad. En
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Autor: Carmen Landy Guamán [51]
estos momentos y lugares es donde el cabecilla invertía su dinero, para la
comercialización de estos alimentos, con el afán de obtener algún rédito económico.
Para los comerciantes la economía se dinamizaba de manera local, especialmente
en el centro de la ciudad, considerando que la Fiesta se realizaba desde y para la
comunidad. Esto se visibilizaba en la compra de accesorios, telas y otros materiales,
así como de ingredientes con los que elaboraban la comida y bebida destinados a
satisfacer la demanda de los visitantes: parientes, amigos y gente de los barrios y
sectores rurales que acudían por curiosidad a la Fiesta de los Santos Inocentes.
De este modo se producía una economía moral, Thompson (1971) plantea como el
“el conjunto de creencias, usos y formas asociadas a la comercialización de alimentos
en tiempos de [fiesta], así como las emociones profundas estimuladas por éstas […]”
(pág. 188). En el contexto de la Fiesta, la oferta y demanda suponen un consenso
popular tácito respecto a la liberación de precios, en pro del éxito del evento; para ello,
la economía familiar, comunitaria e institucional considera en su presupuesto un rubro
específico destinado a estos gastos.
El GAD Municipal de Píllaro, actor institucional de carácter público, interviene
tardíamente, poco antes de la Declaratoria, en la Administración del Alcalde Edwin
Cortés, asignando un fondo económico a los cabecillas que iban a participar en la
Fiesta, para ese entonces conocida como la “Fiesta de los Inocentes”, o “Fiesta de la
Diablada”.
Esto nace por una iniciativa del doctor Cortes (Ex Alcalde de Píllaro) cuando
él con una visión de apoyo a la Fiesta y a la iniciativa de los Diablos, empieza
a entregarles licor para que se ayuden, cuando salía Timoteo Chasi del barrio
Rocafuerte, ubicado junto a la casa parroquial, esto es antes de la Declaratoria
como Patrimonio Cultural, estamos hablando de hace 23 años. Luego y desde
hace unos18 años ya en su administración como alcalde que duro tres períodos
(1997-2009), el doctor Cortés después de haber apoyado de manera personal
durante algunos años, pide apoyo a los concejales para dar a las partidas de
Diablos un incentivo, y hacen un fondo para repartir, ese dinero sale también
del bolsillo de los concejales, todo era aporte personal, pasa el tiempo y
acuerdan que ese incentivo salga del Municipio. (Espín, 2017)
Estamos desde mi punto de vista, ante una primera acción de patrimonialización
realizada por el Alcalde, que más tarde genera un marco legal institucional, con el
Reglamento para la Pervivencia de la Festividad Diablada Pillareña del Cantón
Píllaro, creado como mecanismo para la salvaguardia de su patrimonio, posibilitando
más adelante la instrumentalización de la institución para generar procesos de
desarrollo socio-económico.
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2.3.4. Estructura y personajes de la Diablada
Antes de la Declaratoria, la Fiesta tenía una ritualidad expresiva que recreaba una
escenografía. Desde la lógica de Goffman (2006) se desarrolla en un escenario donde
actores y espectadores producen una dramaturgia que se acciona a través de los
personajes, siendo protagonistas los diablos, las parejas de línea, las guarichas y los
capariches, Desde este repertorio de personajes, tradiciones y actores sociales se
creaba la Fiesta, como un hecho social único, propio de la localidad, a partir del cual
se define y construye roles, desempeñados en el contexto de la Fiesta.
Antiguamente había un solo Diablo en todas las comparsas; uno solo, según lo
contó Don José Castañeda, que entonces tenía 90 años, siendo uno de las entrevistados
más longevos con el que me había encontrado un “patriarca” de la comunidad, hoy
fallecido, relató:
[…] Joaquín León, ese era el único que se ponía con cachitos, con lengua y
una careta. Esto era más o menos en los años de 1932 o 1933. Yo sabía de esto
porque les iba a ver dónde se disfrazaban en una casa. Como eran amigos,
entraba a ver. Ahí le vi a ese hombre que se disfrazaba de diablo y salía para
cuidar el orden en la época de los disfrazados […]. Los Diablos fueron creados
para la pelea, contó Don Joaquín: “Se crearon dos grupos que se formaron en
Marcos Espinel y Tunguipamba. Había como ley que a las doce del día querían
entrar cada uno a bailar en la esquina, entonces esperaban uno en la loma y
los otros en el otro lado, cuando daban las 12 corrían al sitio hacia la ‘esquina’
para bailar, cuando no avanzaban se daban de golpes”. Esto convocó a más
gente y cada año hubo más diablos, tanto del uno como del otro lado. (2013)
Con el paso de los años, el número de Diablos de la Fiesta fue aumentando y en los
días de fiesta cumplían la función de resguardar su partida, que es el equivalente a la
comparsa de los disfrazados en tiempos de la Fiesta de Inocentes. Las partidas se
organizaban desde la invitación del cabecilla y las comunidades rurales, cada invitado
se hacía anotar para actuar como personaje al cual representaría. Había un número
determinado de diablos, guarichas, personajes de línea; debía existir un equilibrio
numérico en la composición de personajes.
El Diablo siempre fue un hombre, un tanto violento para poder intimidar al
momento de resguardar su partida (GAD de Píllaro, 2012). Mujeres y niños antes no
participaban cómo diablos porque estos corrían riesgo, algunos Diablos salían
sangrando de su participación debido a la brusquedad con la que interactuaban. A los
jóvenes se le permitía salir de mochileros de los taitas (papás), iban detrás de ellos en
el desfile. El Diablo fue cambiando y construyéndose con el pasar de los años.
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Fig. 5. Diablo con vestimenta tradicional Fuente: Carmen Landy 2017
Las parejas de línea, eran entre ocho a diez, formadas por un hombre y una mujer,
siendo los personajes más importantes en la conformación de la partida. El hombre
vestía traje formal, pantalón oscuro, camisa blanca, pañuelo de satín en los hombros,
careta de malla de plástico y sobrero de paño; las mujeres se ataviaban con vestido
colorido, careta de malla de plástico similar a la de los hombres, pañuelo de satín en
la cabeza, medias nylon y zapatos a su gusto, en las manos un pañuelo que agitan a lo
largo del recorrido.
Fig. 6. Parejas de Línea Fuente: Noé Mayorga, 2013
Eran los personajes más respetados en primera instancia, sobre todo las mujeres,
recibían un trato especial por parte del cabecilla. Éste, en los sitios de descanso,
asignaba a las parejas un cuartito especial y les ofrecía “cualquier cosita” de beber y
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comer. Al constituir la columna vertebral del baile, los Diablos les resguardaban y
abrían camino en el trayecto.
La guaricha, “mujer de soldado”6, solía acompañarlo en campaña, con matrimonio
o sin él. En la Diablada Pillareña, es objeto de mofa, reflejo un tanto barroco de cómo
valoraban los hombres a una mujer que, además de “liviana” y “hombruna”, era “mujer
de militar”. La guaricha se vestía con combinación y repartía colaciones para los niños.
Si un adulto se agachaba intentaba recogerlas, los Diablos “le caían con el fuete”, en
palabras de Néstor Bonilla (2013). La guaricha, parodia de una mujer con actitudes y
ademanes masculinos, rompiendo el rol social tradicional de la mujer, se alzaba el
vestido, bebía y daba de beber a la gente.
Fig. 6. Guaricha Fig. 7. Capariche Fuente: Carmen Landy, 2017 Fuente: Noé Mayorga, 2014
El capariche es el barrendero. Este personaje proviene de la Fiesta de Inocentes o
Disfrazados, en la que intervenían los diablos, en igualdad de importancia que todos
los demás personajes, pues en esta fiesta no había jerarquía ni protagonismo entre
ellos. El capariche es el remedo del barrendero municipal de origen campesino e
indígena. La función del Diablo, la guaricha y el capariche, es la misma: asegurar una
franja de separación entre los espectadores y la partida. Si el Diablo intimidaba con el
ají, la guaricha lo hacía con el fuete y el capariche con la escoba. Como en ese entonces
las mujeres sólo usaban vestido, los capariches ponían espinas en las escobas y con
ellas pinchaban a mujeres que estando como espectadoras, franqueaban el límite y
obstaculizaban el camino de la partida.
6 Consultado en: http://www.forosecuador.ec/forum/aficiones/humor/5518-palabras-ecuatorianas-y-
su-significado, en enero 2017.
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Los boxeadores, tenían máscara y guantes e iban boxeando y peleando por la mitad
de los diablos para abrir camino a la Partida. Dejó de representarse hace muchos años,
debido a un grave incidente ocurrido en el Centro del Cantón: para proteger a un
espectador que iba a ser golpeado por el fuete del Diablo, un boxeador le retiró de
manera brusca, el hombre cayó contra el filo de la vereda, ocurriendo así un accidente
casi mortal.
Fig. 8. Los Boxeadores, personaje desaparecido Fuente: Geovanny Verdesoto, Archivo del Ministerio de Cultura Tungurahua, 2015.
Los ositos asustaban a las mamás, intentando “robarles” a sus niños en el desfile, los
devolvían después que ellas les perseguían, a manera de un juego. El chorizo, que era
el payaso, no tenía careta, llevaba la cara pintada. Se le conocía también como el
macito. Los buitres han desaparecido, según testimonio de Miriam Calero (2013),
porque sus chistes eran fuertes y ya no gustaban a la gente.
Una vez cumplido el ritual de la organización, que implicaba la convocatoria a
participar por parte del cabecilla, la selección de actores que participarían como
personajes en las partidas, la búsqueda de los músicos que intervendrían en los repasos
y la Fiesta, la conformación de la comisión que se ocuparía de la preparación y venta
de comida y bebida, la fiesta estaba aparentemente en su punto. Es importante anotar
que, en los días previos a la Fiesta, los cabecillas se organizaban para establecer
verbalmente un calendario de salidas de las partidas para los seis días, acuerdo que se
respetaba estrictamente en la ejecución del evento.
Néstor Bonilla, recuerda que, para cuando eran los primeros tiempos en que se hacía
la Fiesta, su abuela decía “Vamos a ver a los disfrazados al pueblo”, refiriéndose a
Píllaro, conocido como “el centro” por la gente de los sectores rurales. “Éramos los
que bajábamos acompañando a las partidas, porque antes la participación en la Fiesta
era de los sectores rurales (2013). Así, la Fiesta empezaba en época de los Disfrazados,
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desde el 28 de diciembre hasta el 6 de enero, y en los preparativos del Año Viejo, los
disfrazados salían a las calles, aunque oficialmente esta fiesta anual era entre el 1 y 6
de enero.
La gente se organizaba en la casa del cabecilla, en los días acordados. Él esperaba
a su gente muy por la mañana, con la banda de pueblo que animaba no sólo a los
participantes que poco a poco iban llegando, sino también a la comunidad. Por otro
lado, la comisión encargada de alimentos y bebidas, ya los tenían listos para la Fiesta.
Y llegaba el momento de las salidas, cuando la comunidad, a la hora señalada,
partía de la casa del cabecilla hacia “el centro”. Las partidas bajaban bailando y
bebiendo hasta llegar al sitio denominado “las cuatro esquinas”. La cita era a las doce
del día, pero llegaban con anticipación para ocupar una esquina sin conflictos ni peleas.
[…] Hubo una vez una partida en Tunguipamba que había hecho don Julio
Álvarez. Ahí en ese entonces se pagaba para repasar las parejas. Él había
hecho una partida y don Narciso López hizo otra, del mismo lugar salieron
dos partidas. En la quebrada, rumbo a Píllaro, se habían encontrado y se dan
una paliza porque Don Julio Álvarez era racista, descendiente de hacendados
[…] era gente un poco más blanca. En cambio, Don Narciso López era más
abierto. Ahí bailaban los Tixes, Guamaní, gente indígena. De ahí le califican
a esta partida de “naturales” y la otra partida de “blancos”, reflejando ese
trauma histórico con este suceso. (Bonilla, 2016)
La toma simbólica de las cuatro esquinas, se puede interpretar como una acción
política, en un contexto en que la diferencia de clases sociales aún muy marcadas y la
pugna que existía entre ellas se representaba materialmente en las peleas.
Las partidas llegaban desde tres puntos, tomando como referencia la plaza 24 de
mayo. En el sureste bajaban por San Bartolomé las comunidades Marcos Espinel y
Chacata el Carmen, por el lado este, el barrio Rocafuerte, por el noreste los de
Tunguipamba y Guanguibana la Paz. La concentración era en las cuatro esquinas “del
Villacrés”, sitio ubicado entre las calles Atipillahuaso y Rocafuerte, inicio del
recorrido, luego se bajaba por la calle Rocafuerte hasta la calle Montalvo, se giraba
hacia la izquierda una cuadra y se subía la calle Urbina hasta la Bolívar, girando hacia
la derecha, y se volvía a la Rocafuerte subiendo nuevamente a las cuatro esquinas “del
Villacrés”.
A lo largo de este recorrido, se descansaba en algunas ocasiones en el teatro de la
ciudad. La comisión de la comida y bebida, una vez que las partidas salían de la casa
del cabecilla, desmontaban sus cocinas provisionales y se trasladaban a este lugar, ahí
esperaban que lleguen horas después. Este era un espacio y momento de máxima
convivialidad: después de bailar alrededor de cuatro horas, se reunían las familias y
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amigos del cabecilla y los participantes presentes, en un instante de felicitaciones por
su presentación, momento íntimo en que todos se identificaban con todos, a propósito
de la Diablada, manifestación festiva en que la ritualidad y sus simbolismos toman
forma, se expresan y se afianzan a través de los actos de comensalidad.
Luego de compartir la comida con familiares y amigos, la partida continuaba su
recorrido hasta terminar en el mismo sitio que empezó, regresando posteriormente a
su comunidad, donde la Fiesta se vuelve más familiar. Entonces, por tercera vez se
vuelve a montar la cocina, la banda de música anima el baile y se baila hasta el
amanecer.
Así, la Fiesta se ha construido sobre la base de la etnografía y la narración de los
protagonistas, recogiendo testimonios que han permitido construir los hechos,
descubriendo los personajes que participan, sus actores sociales, y la ritualidad que
encierra los escenarios que se producen desde la convocatoria, organización,
momentos estelares como los repasos, los días de Fiesta, los descansos, así como la
preparación de la comida, la convivialidad y comensalidad que encierra este proceso.
A partir de esta mirada histórica, se pretende en el siguiente capítulo describir la
Fiesta como es hoy, luego de la Declaratoria, para, más adelante tratar de deconstruir
la Diablada, “su ritualidad, como dispositivos simbólicos de la cultura, su composición
social y ética, sus relaciones cotidianas con el poder, sus conflictos culturales, sociales
y de género” (Kingman, 2004, p. 185). Para más adelante, analizar las motivaciones
que el Estado encontró para su Declaratoria como Patrimonio Cultural.
Universidad de Cuenca
Autor: Carmen Landy Guamán [58]
CAPITULO III
La Diablada y su Patrimonialización
En esta parte de la tesis, trataré de encontrar esa idea de identidad y pertenencia que
está ligado al sentido de patrimonio que genera un espacio de conflicto, pues las
legitimaciones sociales de los discursos patrimoniales no representan a todos los
actores sociales por igual. Siendo importante describir su ritualidad, como dispositivos
simbólicos de la cultura, su composición social, sus relaciones cotidianas con el poder,
sus conflictos culturales, sociales y de género (Kingman, 2004, p. 185). Para llegar a
este análisis, es necesario describir la Fiesta post Declaratoria, acudiendo a la retórica
como herramienta para encontrar los elementos y significados que motivaron llevar a
esta manifestación a un proceso de patrimonialización a partir del trabajo etnográfico.
3.1. Etnografía de la Fiesta post Declaratoria como Patrimonio Cultural
Inmaterial del Estado
3.1.1. Escenarios y organización
La Fiesta si bien continúa convocando a la comunidad, ahora se realiza mediante hojas
volantes y propaganda que es ubica en el Centro de Píllaro y perifoneo, invita a la
comunidad a participar dos días, que son los asignados a su barrio por la
municipalidad. Previas reuniones organizadas por el Departamento de Cultura del
GAD del Municipio de Píllaro, en conjunto con las otras partidas participantes, se
seleccionan 13 partidas de los sectores rurales y urbanos, para ser beneficiarios del
apoyo económico, que será destinado para el pago de la banda, este año es de 1250
dólares, afirma el “zapatilla”, se firma un convenio de compromiso entre la institución
y los cabecillas, los que se comprometen, por un lado, a cumplir con los parámetros
establecidos hacia la “salvaguardia” de la Fiesta como Patrimonio , y por otro, a la
entrega del apoyo económico. (Zapatilla, comunicación personal, 2 de septiembre de
2017)
El cabecilla cuenta con el apoyo de su familia, hoy más allá de ser un líder de la
comunidad, es una persona que está dispuesta a cubrir los gastos de la Fiesta, alrededor
de unos 2200 dólares, dinero que es financiado por él, hasta que el municipio
reembolse el apoyo ofrecido y financie algunos gastos. La dinámica de participación
Universidad de Cuenca
Autor: Carmen Landy Guamán [59]
y convocatoria por parte de algunos cabecillas es a través del pago especialmente a las
parejas de línea, hasta 30 dólares diarios para que formen parte de su partida,
existiendo informalidad en su compromiso, se comprometen, pero llegado el día no
van. Por otro lado, a otros personajes el cabecilla cobra, para cubrir gastos dice:
[…] para recuperar lo que cuesta la banda, pero se les cobra solo a las
guarichas, diablo, no se cobra al capariche, ni a los de línea, a ellos se les
da de comer, para que nos acompañen, según eso, según como se les porte,
ellos vienen a bailar, por eso este año tuve 14 parejas el primer día y 12
parejas el segundo, así mismo tuve 4 capariches en los 2 días, es porque
uno se les “agrada”, es dar un regalo, llevándoles, pan, unas colas, para
rogar que participen, de igual manera después de la Fiesta se les da unas
medallas. (Zapatilla, 2017)
Los repasos, se desarrollan como es la tradición; sin embargo, ahora los días que se
ejecutan deben ser notificados al municipio, para que funcionarios estén presentes y
verifiquen su cumplimento, esto constará en el informe como uno de los compromisos
cumplidos para la entrega del apoyo económico. Porque ahora la organización y la
responsabilidad de llevar a cabo la Fiesta, es compartida entre la comunidad y el GAD
de Píllaro.
3.1.2. La Fiesta ahora invita a la comunidad
Los artesanos que confeccionan las caretas han ido en aumento, existen alrededor de
16 artesanos, ellos trabajan sobre los rasgos tradicionales en los cuales ha cambiado
ciertos materiales, se usan cachos sintéticos, de toro o de chivo. Por otro lado, con la
aparición de jóvenes artistas, estudiosos del tema y la conformación de grupos
culturales creados alrededor de la Diablada, se plantean nuevas formas plásticas que
enriquecen la configuración de las caretas, sin dejar los rasgos tradicionales, la careta
va adquiriendo expresiones zoomorfas, hoy la careta de la Diabla se podría decir que
viene con firma del autor.
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Autor: Carmen Landy Guamán [60]
Fig. 9. Careta zoomorfa Fig. 10. Careta con cuernos de toro y venado Fuente: Ítalo Espín, 2017 Fuente: Ítalo Espín, 2017
De la misma manera, se ha personalizado la careta, el artista o artesano, realiza de
acuerdo al gusto o al traje que vaya usar el cliente (Diablo), cada año se hacen uno
diferente, van coleccionando las caretas por cada año que participan. El costo de una
careta está de acuerdo al trabajo y su complejidad, desde 80 dólares los más simples
hasta 200 dólares más complejos ( GAD del Municipio de Píllaro, 2012).
Los artesanos que confeccionan los trajes, comentan que ha cambiado de manera
notoria el traje del Diablo, son más suntuosos: de randa, con flecos, modelos diversos,
incluso con chaquetas; ahora bailan con coronillas, peluca, casi similar a la Diablada
de Oruro, me comenta Don Mario Velasteguí:
Un personaje quiere verse mejor que el otro, quieren sobresalir, por eso se
empeñan en mandarse hacer cada año un terno, […] cambian de careta
también, nosotros hacemos caretas, mis hijos hacen, Galo y Mario hacen, tiene
37 y 34 años. […] En cuestión de materiales es lo que va cambiando, ahora
hacen de gamuza, bodesua, hay un material que es de punto y tiene brillos,
una tela strech, de todo se trabaja, porque yo tengo maquinaria completa para
trabajar en cualquier material. El cliente baja su modelo del internet, y pide
que lo confeccione, con adornos, grecas, inclusive la chaqueta manda hacer
con forro, como si fueran a utilizar siempre. (comunicación personal, 20 de
agosto de 2017)
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Autor: Carmen Landy Guamán [61]
Figs. 11 y 12. Diablos con trajes exclusivos Fuente: Noé Mayorga, 2014
Por otro lado, las guarichas, en vez de camisón usan vestidos, con cintas, más
elaborado, un pañuelo en los hombros, se ha visto algunos como careta utilizar una
máscara de oxígeno, esto de manera esporádica.
Fig. 13. Guaricha post Declaratoria Fuente: Carmen Landy, 2018
Las parejas de línea, se mantienen en su esencia, su traje es un tanto más elegante, los
hombres se colocan en sus pantalones unas cintas de colores y los vestidos de las
mujeres son más llamativos. Los artesanos que confeccionan los trajes y caretas, lo
hacen bajo pedido, sobre modelos que bajan del internet, están resignificando las
tradiciones y readaptándose silenciosamente (Muratorio, 2014) seguramente a las
nuevas tendencias y modas.
Los músicos, (violín y guitarra) participan en las comunidades tradicionales
rurales, esta categoría de músicos en la actualidad está desapareciendo. En los barrios
del centro de Píllaro, prefieren contratar bandas orquestas, muy cotizadas y costosas,
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Autor: Carmen Landy Guamán [62]
la banda de “La Niña María” con la “Docencia” son las más populares, cuestan
alrededor de 1800 dólares, están asumiendo un rol importante en la Fiesta, ponen el
ritmo no solo musical, sino del paso de las partidas, algunos contrarían las
disposiciones del cabecilla, ellos imponen ritmos nuevos, se escucha hasta la
Macarena, dejando de lado los tradicionales, como los San Juanitos y Pasacalles
(Diana Masías comunicación personal, 2 de septiembre de 2017). Se da un duelo de
bandas, quieren unos sobresalir más que el otro, lo que provoca retraso en el desarrollo
de la Fiesta.
Son los comerciantes, ubicados en el centro urbano de Píllaro, los que afirman su
derecho al espacio simbólico (Muratorio, 2014) como legitima compensación al pago
de sus impuestos, por el sostenimiento de la economía local durante el resto del año,
para ellos la economía tiene otra dinámica, el comercio ya no es solo local, los
comerciantes vienen de otras ciudades del país. Sectores y calles aledañas al recorrido
de la Fiesta se convierte en una feria, donde productos de todo tipo se comercializa,
artesanías, ropa, juguetes, zapatos, comida de diferentes partes del país, están a la
disposición de la gente local y turista que visitan. Una fuente importante de ingreso
para el comercio local, es la venta y el alquiler de los trajes de los personajes,
especialmente de Diablos y guarichas.
Según Paulina, propietaria de un local en el Centro de Píllaro, la economía se ha
reactivado, pero no para ellos, más bien para los comerciantes de fuera que, sin pagar
impuestos sino solo el espacio público, se benefician en los días de Fiesta
(comunicación personal a Paulina López, 5 de enero de 2017). En su reclamo se
percibe una protesta socioterritorial, apoyada en el derecho colectivo a seguir
utilizando su espacio que les provee de su sustento de vida y, continuar cumpliendo la
función social de brindar su servicio a su comunidad. Son los comerciantes informales
los que no respetan orden alguno, interrumpen con sus ventas dentro de las calles
donde se baila, produciendo caos y desorden en el desarrollo de la Fiesta.
Todas estas actividades productivas, tienen alguna relación con las formas rituales
y formas de expresión de la creatividad colectiva más importantes de la Fiesta: música,
trajes, usos de los objetos que llevan los personajes, comida, etc.
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Autor: Carmen Landy Guamán [63]
3.1.3. Los personajes que hoy actúan en la Fiesta
Los protagonistas continúan siendo, los diablos, guarichas y capariches, dando un
nuevo orden y sentido de identidad a la comunidad detentora de la Fiesta. Sin embargo,
estos personajes han sufrido cambios importantes. El Diablo, siendo el personaje
estrella de la Fiesta es el que más cambios a sufrido, se ha ido construyendo al ritmo
de la dinámica social, sus interés e inquietudes. Esos cambios, se ven reflejados en su
vestimenta y caretas, están hechos parecería para el espectáculo, si bien el color rojo
predomina, hay negros con alas, blanco, color de su equipo local favorito, la Liga de
Quito, amarillos del Barcelona de Guayaquil, o llevan la bandera de su equipo favorito,
personajes de los comics, diablas unas con vestido, otras vestidas con el traje
tradicional. Ahora ser Diablo o guaricha, de cierta manera comenta Andrés Núñez,
joven pillareño “es una moda, porque viene mucha gente de muchos lados, alquilan la
ropa y bailan” (comunicación personal, 6 de septiembre de 2017).
Figs. 14, 15 y 16. Diablada 2017 Fuente: Carmen Landy, 2017
Los cambios del Diablo de Píllaro son evidentes, Néstor Bonilla lo mira de este modo:
“…viene lo de la Declaratoria de Patrimonio de la Diablada, y todo el
mundo quiere bailar de diablo, ya no quiere bailar de capariche, de línea,
porque dicen los Diablos llaman la atención, fruto de ello se va dando
cambios drásticos en especial en la indumentaria, […] me van a tomas
bastantes fotos, entonces me voy hacer una coronilla grande, o un traje de
luces que llame la atención. (2013)
En días de Fiesta, la gente de fuera se acerca al cabecilla, previo el alquiler del traje,
pagan y salen en las partidas. Diana Masías, Jefe del Departamento de Cultura del
Municipio, manifiesta que la Diablada se está convirtiéndose en un carnaval. Las
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Autor: Carmen Landy Guamán [64]
parejas de línea y los capariches, no han cambiado sustancialmente, se mantiene dentro
de la tradición.
No así la guaricha, que se ha convertido en el personaje que hoy compite en
presencia con el Diablo, su relación de poder con el Diablo y la sociedad es
trascendente. Cada año su participación va en aumento, preocupación que se ha visto
reflejada en casi todas las entrevistas realizadas a diversos actores sociales, hombres o
mujeres, esta inquietud está ligada a que el personaje no esté representado como ha
sido tradicionalmente, sino que sean mujeres disfrazadas de guarichas. Tras esta
preocupación parecería que hay un discurso patriarcal, están rompiendo las reglas, este
esquema es tarea de hombres, así sea romper los esquemas de las mujeres “la
feminidad y la masculinidad son dos fuentes de adoctrinamiento masivo” (Ziga, 2009,
pág. 37) de la cual la Diablada sabe mucho. Son mujeres, que viven en Píllaro, otras
son de Píllaro que viven fuera y que vienen para la Fiesta, este grupo es grande, y
mujeres de otras localidades, nacionales y extranjeras.
Fig. 17. Guarichas, Diablada 2014 Fig. 18. Guarichas, Diablada 2017 Fuente: Noé Mayorga, 2014 Fuente: Carmen Landy, 2017
La guaricha, siendo es un hombre vestido de mujer, que hace lo que “a ella no se le
es permito”, hoy desde una posición biopolítica, rompe con los esquemas y se toma y
crea su propio espacio en la Diablada, una presencia desde sus propias voces,
aguantando las críticas y miradas que “pretenden resituarles como siervas del deseo
masculino” (Ziga, 2009, p. 50), generando un juego o quizá un desafío de roles de
género. Con mucho énfasis dice Diana Masías funcionaria del GAD ¡son las que beben
más que los diablos! ¡la Diablada se va a convertir en guarichada! (2017). Andrés
Núñez, ratifica lo manifestado y describe cómo actualmente este personaje participa:
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Autor: Carmen Landy Guamán [65]
Si, en un numero exagerado, solo toman, y sobre todo no representa lo que
es, un hombre vestido de mujer, ahora salen las chicas de guarichas y que
van haciendo, ¡tomando!, eso no es un buen espectáculo para el cantón,
para la tradición. (entrevista personal, 6 de septiembre de 2017)
Pero las guarichas que eran hombres vestidos de mujer, ¿tomaban también?
Claro, pero iban bailando también, molestando a la gente, ahora las
guarichas que salen van tomando en todo el trayecto y dando a todo mundo.
Ahora se vio que vinieron de todo lado y que vienen solo a emborracharse
no más y hacer relajo en el parque y eso no está bien visto creo. (2017)
Parecería que una mujer que no necesite de una figura masculina, para liberarse del
patrón masculino, es algo todavía muy peligroso. ¡Nena, y tú de que vas disfrazada!
(Ziga, 2009, p. 50).
3.1.3. Días de Fiesta, descripción, interacción simbólica y ritualidad
He tenido la oportunidad, como ya he indicado, de presenciar la Fiesta de la Diablada
Pillareña en el 2013 cuando ejecutaba la consultoría para el GAD de Píllaro, en ese
tiempo, tuve la oportunidad de asistir a Tunguipamba para vivir de cerca la Fiesta
desde sus preparativos. Sin embargo, en los años 2016 y 2017, vivo y observo la Fiesta
con otras sensaciones, emociones, preguntas e inquietudes.
Recuerdo que cuando nos dirigimos desde Ambato a Píllaro y desde ahí a
Tunguipamba donde don Campaña, cabecilla del barrio, el 2 de enero del 2013, a las
nueve más o menos llegamos, nos recibió un día frío, de ese frío serrano que cala los
huesos, me preguntaba ¿cómo voy a soportar todo el día esto? Mas, al llegar a su casa,
la temperatura térmica del cuerpo era una, más el calor humano que emanaba de ese
lugar cambio todo. El ambiente de fiesta, los músicos en la entrada dan el recibimiento
cálido al son de sanjuanitos, albazos y pasacalles, el aroma de leña y fritada que sale
de los fogones, que de manera provisional los hacen de piedras y la leña, los que
abrigan con sus llamas las ollas y las pailas de bronce de las cuales despide ese aroma
delicioso de la fritada en cocción. Paisaje tan familiar para mí, que tuve el privilegio
de sentir esos aromas y sabores en la niñez, en tiempos de nuestros padres.
La gente empieza a llegar, alegre, empoderados de su personaje, especialmente el
Diablo, baila ufanándose de su ¡belleza diabólica!, se reúnen, conversan, ríen, la casa
se llena con el trascurso de la mañana en un ambiente de convivialidad, los niños
saltan, juegan, los jóvenes están reunidos, ultimando detalles de su traje, son los
Diablos que ensayan los pasos, los gritos. Por los pasillos de la casa se ve gran
movimiento, unos entran, otros salen. Don Campaña, está pendiente de los detalles,
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Autor: Carmen Landy Guamán [66]
tranquilo, pausado recorre toda su casa y el patio, conversando con todos, saluda al
que llega, invitándoles a que saboreen la fritada que ya se puede servir, a bailar, a que
se sientan cómodos, se nota que es un anfitrión con experiencia y sobre todo
espontáneo, pareciera que todo estuviera bajo control.
Por otro lado, cuando asisto en enero del 2017 a Guanguibana, barrio tradicional
que tiene como cabecilla Nelly Álvarez, quien ha heredada esta tradición según me
comenta de su padre.
Mi hermana María Magdalena y yo somos las cabecillas, antes organizaba
mi padre, pero él ya está cansado, entonces como a mí me gusta la música,
soy alegre, la locura, aquí estoy en el corre, corre, decidí seguir los pasos
de mi padre, llevo organizando unos 10 años…”. (comunicación personal,
5 de enero de 2017)
Siendo un barrio tradicional en la organización, el ambiente es diferente. Llegué a
la casa de la cabecilla casi al medio día, con un sol radiante, los músicos, poca gente
que asiste, el bullicio, la Fiesta se percibe de manera clara. Sin embargo, es otro
ambiente el que se vive, observo la presencia de fotógrafos, cámaras de televisión,
espectadores que quieren vivir la Fiesta desde la comunidad, se involucran, comparten.
Algo que me llama la atención es la presencia de un grupo político de CREO con
pancartas y banderas, haciendo proselitismo político en tiempos de elecciones,
presencia que ha sido permitida con la anuencia de las cabecillas. Miro que el Diablo
ya no baila para sí y su comunidad, ahora es él el espectáculo, es el exótico que vende
su imagen, noto la presencia de una guaricha que está sentada en un rincón de la casa
como espectadora, es un día muy caluroso, más el ambiente festivo un tanto frío,
protocolario, cumpliendo lo que dice la tradición.
Es importante resaltar el hecho de que una mujer esté como cabecilla, algo inusual,
nominación que en otra hora fue exclusiva de hombres. Nelly resalta su participación
desde la igualdad de género dice, ahora somos iguales, podemos hacer y cumplir las
actividades encomendadas igual que los hombres, además, acota que goza del respeto
y respaldo de la gente de su comunidad ante su gestión. Al mismo tiempo, indica que:
[…]en esta casa que es de mis padres nos reunimos todos, mis hermanos que
están en los Estados Unidos, Latacunga, es el momento donde la familia se reúne
y esto pasa en todos los barrios que organiza la Fiesta, al menos aquí en el campo.
(Álvarez, 2017)
Es cerca de la una, nos indican a todos los visitantes, que la banda con la partida va a
salir, en el 2013 desde Tunguipamba bajan bailando, uno 3 kilómetros más o menos,
la mayoría a pie, otros en carro. Aquí en Guanguibana, pregunto a un familiar de la
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Autor: Carmen Landy Guamán [67]
cabecilla ¿porque hay pocos participantes?, me indican que la gente espera abajo en el
Centro, en la esquina del Villacrés.
Fig.19. Partida de Tunguipamba bajando al centro de Píllaro Fuente: Carmen Landy, 2017
Las entradas de las partidas hoy se producen por seis puntos: los tradicionales, que
entran por San Bartolomé, el barrio Rocafuerte, y Tunguipamba; y las nuevas entradas
por la Av. Carlos Contreras, por la calle Bolívar y la calle Sucre, todos recorren el
circuito formando un rectángulo ente las calles Rocafuerte, Montalvo, Urbina y
Bolívar. Generando distancias más largas, aquí van apareciendo según el cronograma
acordado con el Municipio a la hora señalada. Cada día de Fiesta, se reparten unas 4 o
5 partidas, “no se tiene la tranquilidad de bailar como antes, que se hacía con más gusto
y tranquilidad, ahora se tiene que salir con el tiempo justo a saltos y brincos”, comenta
Don Luis Saquinga (2017) conocido en el barrio como el Zapatilla.
Con la pancarta de identificación del barrio o comunidad a la que pertenecen, las
partidas van tomando cuerpo al tiempo que se reúnen los que acompañan desde la casa
del cabecilla y los que se suman ese momento, son muchos, se toman su tiempo para
organizarse, se ve un movimiento de gente que se prepara, ultiman detalles en su traje,
practican el baile, se colocan el tiquete de identificación de su partida, hay un momento
de convergencia entre personajes, organizadores, músicos. Ahora cuando las partidas
salen, ya no se escucha la vos de la comunidad gritando ¡viva Tunguipamba!, Marcos
Espinel o Guanguibana, a cambio está una amplificación con un locutor que dice, ¡viva
el Alcalde y la organización de la Diablada! Comenta Ítalo Espín (2017). Frases que
se han superpuestos unas a otras a partir de la intervención del GAD del Municipio.
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Autor: Carmen Landy Guamán [68]
Fig. 20. Partida del Barrio San Vicente Fuente: Carmen Landy, 2017
Se da inicio al recorrido de la partida, acompañados la banda de música, empieza el
baile, las primeras cuadras del recorrido se ve un orden, las parejas de línea están
conformadas por gente adulta, pude notar por sus movimientos pausados, y la
fisonomía de sus brazos y cuerpos, van en el centro de la calle, bailan ordenados, se
paran en las esquinas y dan una muestra de su destreza y elegancia.
Los Diablos de Píllaro, jóvenes, en su mayoría hombres, van a los costados, con sus
trajes extraordinarios, monumentales algunos, bailan se abren paso, su baile es muy
sexual, el látigo o axial como símbolo fálico, lo llevan erguido a la altura de su pelvis
en señal de poder, ofreciendo el disfrute de la vida como una tentación, profano, su
cuerpo se desliza al son de la música, golpeando la calzada con movimientos fuertes,
parecería una marcha, al mismo tiempo desde sus bocas feroces, con colmillos emanan
sonidos guturales como salidos desde el infierno: ¡atatay!, ¡araray! ¡achachay! que dan
la sensación de alaridos infernales.
Es la oportunidad de disfrutar de los cuerpos, en un acto biopolitico, el Diablo deja
en evidencia manifestaciones que deben ser privadas, lo sexual por ejemplo como otro
acto de protesta. Cuando recreo esta escena, me salta una pregunta ¿por qué en palabras
qichwa? Tal vez, porque dentro de la antinomia cultura y raza, mente-cuerpos, se
fusionan, desde un determinismo biológico (Trouillot, 2003), e convierte en una
metáfora politizada, donde el Diablo se expresa en el idioma del despojado, del cual
desde tiempos de la conquista tomó su bandera, se comunica desde la vos del
insurgente, como un acto de rebeldía.
Por si fuera poco, se les percibe pendientes de una cámara fotográfica o de video y
paran sin reparo, posan, interrumpen el baile para una foto, “ahora, dicen, ya me están
viendo, como el Alcalde, ahora es, chuticas si bailan mal o están borrachos, ahora es
multa (Álvarez, 2017).
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Autor: Carmen Landy Guamán [69]
Porque ahora se miran, hombre y careta, son un todo corporal, que limita a la
palabra, porque la expresión es eterna y sabiendo esto en el Diablo cobra vida el gesto
de la careta, sus movimientos ponen de manifiesto los deseos intrínsecos del bailador.
A veces el diablo y el infierno son descritos como meros «espantapájaros» divertidos.
Pero en el burlesco romántico el diablo encarna el espanto (Bajtín, 2009), la tragedia,
lo prohibido, la risa infernal se vuelve sombría y maligna.
Fig. 21. Recorrido de la Partida por el centro de la ciudad Fuente: Carmen Landy, 2017
A medida que avanza el desfile, la multitud de gente se aglomera y el ambiente festivo
se desborda, el orden se hace inútil, tan inútil como pretender que no exista euforia. Al
llegar a las calles del recorrido principal, se observa a los Diablos, guarichas,
capariches; todos bailan, gritan saltan, momento liminal, donde todos son la Fiesta
incluyendo turistas, visitantes y vendedores ambulantes.
Desde el enfoque dramatúrgico de Goffman, es la escena en la cual se representa el
teatro de la vida (Caballero, 1998) el momento extraordinario, donde se produce la
más importante representación de las interrelaciones entre las autorrealizaciones, por
una parte, y el cumplimiento de las prescripciones de los roles sociales, por otra.
Una vez en la calle Bolívar, a un lado del Parque Central, se ubica un graderío, en
la otra orilla esta la iglesia, a un costado en la misma vereda en la esquina, frente al
Municipio se ha improvisado una tarima donde están altoparlantes y sillas ubicadas
por la institución, designadas para las autoridades y sus familiares, desde ahí se
escucha a un animador que anuncia la llegada de las partidas, pasa anuncios del GAD,
saluda a nombre del Alcalde, un espacio eminentemente político institucional.
Ubicada en la tarima, tengo el panorama completo de lo que ocurre. Observo una
masa multicolor de personajes, en la que sobresale los Diablos, por sus coronillas y
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Autor: Carmen Landy Guamán [70]
cornamenta, parecen que se mueven todos al mismo tiempo, siguiendo un ritmo, no el
de la música, más bien el movimiento del éxtasis, viviendo por un instante corto ese
momento liminal, liberador, del que tanto se ha hablado, un tiempo colectivo e
individual, cada uno tiene su propio ritmo, poseídos por el diablo todos, danzan, gritan,
se contornean, se ufanan de su personaje que en ese momento actúa a través de ellos.
Fig. 22. Pasada de la Partida frente a la Iglesia Fuente: Carmen Landy, 2017
Percibo que la Fiesta se identifica con las juventudes, hombres de diablos, mujeres
de guarichas, más hombres que mujeres que representan cierto personaje, en la realidad
eso ya no interesa, lo que importan es participar, ¡estar ahí! ser insurgente, irreverente,
tomaba sentido, ellos se apropian y lo hacen suya, tan colectiva y tan personal, los
desacuerdo que pudieron darse en la organización desaparecen, todos convergen en un
solo objetivo, razón, principio y fin de su accionar ¡vivir la Fiesta!
Así, d En esos instantes, la Fiesta libera diferencias entre clases sociales, edad,
género, todos son La Diablada, donde se conjugan diablos multicolor, unos con el
atuendo tradicional, otros espectaculares, monstruosos, entre la masa endiablada
resaltan banderas, coronillas, botellas de todo tipo con licor, se mueven, se embriagan,
se liberan. urante minutos interminables se apoderan de la calle, en un acto de profundo
simbolismo, frente a la Iglesia institución que lo creó, realizan el momento más
contestarío e irreverente, al son de la música, dan su mejor espectáculo.
La vos del animador de la tarima municipal al rato solicita que la partida continúe,
para dar paso a otra que está esperando llegar a la calle Bolívar para continuar y al
mismo tiempo empezar otro espectáculo que tendrá su propio sello que lo identifique,
porque es un barrio tradicional, o el cabecilla que lo organiza, o la banda que
acompaña, o como bailan los Diablos.
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Autor: Carmen Landy Guamán [71]
Después de esto, las partidas continúan el recorrido, bailando hasta llegar al
descanso. Ítalo Espín refiere que el GAD debe:
Hacer contacto con la Dirección de Educación para que las escuelas
aledañas al centro Cantón sirvan para los descansos de las Diabladas, hoy
en día las partidas están alquilando espacios muy alejados del centro para
el descanso, eso demora las salidas de la Diablada ya que existen hoy en
día algunas partidas que salen de diferentes lugares, entonces se necesita
organizar este espacio para que fluya de mejor manera el desfile. (2016)
El descanso en otra hora momento de convivialidad familiar, se ha transformado en
un espacio abierto, hacia toda la comunidad local, para los visitantes, convirtiéndose
en un buen momento para el negocio de la comida y bebida. Antes, nos comenta el
Zapatilla:
Las pailas regresaban a la comunidad con la mitad de fritada porque no se
vendía, hoy falta, la venta es buena, porque como hay mucha gente se
consume más y sobre todo en los descansos la comida es más barata que
en el centro o los restaurantes, incluso que, en las ferias. (2017)
Una vez, descansada y alimentada la partida, continúa el recorrido y concluye su
participación. Algunas partidas, especialmente de los sectores rurales, regresan a su
comunidad a vivir la Fiesta como es la tradición, otras, como las de los barrios urbanos
se juntan y se van a otras partidas, “se va perdiendo la costumbre de compartir, la
solidaridad que había antes, la organización en si a cambiando” manifiesta Diana
Masías (2017) con un aire de nostalgia.
El proceso oficial de un día de Fiesta termina, cada partida toma un rumbo, sea en
su comunidad o como en los sectores urbanos en el que se han creado tarimas,
contratado artistas y discomóvil en canchones, ahí las ventas ambulantes están
presentes, todos pueden acuden a este espacio, indistintamente de las partidas, un sitio
de encuentro para compartir experiencia, descansar del ajetreado día, bailar, compartir
como un baile popular, esto se extiende hasta la noche. Las partidas que se presentan
al día siguiente, se preparan, siguiendo el ritual sean comunidades o barrios urbanos,
ultiman detalles, la comida, los tickets, la banda, los trajes, todo debe estar a punto
para empezar un nuevo día de Fiesta de la Diablada Pillareña.
3.2. Identidad
El Diablo de Píllaro, desde una perspectiva literaria, permite comprender su función,
como un personaje de ficción narrativa o de expresión lírica, que demanda de un marco
teórico para entender categorías analíticas desde materias y esquemas conceptuales
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Autor: Carmen Landy Guamán [72]
diferentes, que pasan desde el discurso teológico y filosófico, recuentos históricos y
miradas antropológicas que permiten construir este personaje a través de la Fiesta en
la sociedad, como un mecanismo para buscar respuestas y problematizar conceptos
como el mal, la magia, lo prohibido, lo moral, lo sexual, lo ilegal, etc.
Así, la Diablada, con todos sus actos, rituales y simbolismos que lo representa,
como un operador de las relaciones de poder, irrumpen en la vida social y tienen como
fundamento el desahogo, que se desarrolla en un escenario donde lo personajes, actores
sociales y visitantes-turistas, producen la dramaturgia de la Fiesta, donde se ofrece una
visión de las penurias y riquezas de la comunidad (Goffman, 2006), así como de las
personas y sus relaciones humanas desiguales (Caballero, 1998). Es más, la Diablada
Pillareña, en este sentido, en su entramado de acciones y signos, va construyendo su
identidad local, la misma que vincula y transforma a los diablos, guarichas y
capariches hacia algo más grande: la comunidad, en su sentido profundo con un
contenido esencial, que expresa la forma como conciben el mundo (Bajtín, 2009). Ese
mundo performativo creado desde la ficción de sus personajes, que son los que
construyen el hilo conductor de los discursos (Muratorio, 2014) de clase y las
memorias de identidad.
Frente a esto, el diablo, siendo un personaje universal, en nuestra América mestiza
toca tierra y se transforma, muta, se enriquece, ya no es el maligno de la iglesia
católica, pasa a ser el acompañante y cómplice de los rebeldes colonizados, sus
maldades se convierten en una vos de protesta, un acto político, de poder, legitimado
por la comunidad.
De esta manera, la Diablada se crea y recrea como espacio referente de afirmación
y proyección de identidad cultural. No solo hace que Píllaro ponga en escena sus
emociones, sino que, al hacerlo, les permite a los lugareños apropiarse de su legado
cultural para convertirlo también en un mecanismo de desarrollo social. Si, por un
lado, los Diablos son el resultado encarnado de la reivindicación de la localidad que
anualmente revierte la colonización de cuerpos y conciencias él por otro, (Bonilla,
2013) los pillareños dinamizan la institucionalidad de su Fiesta al compartir con los
turistas y extenderles la mano con su tributo a la insurgencia de forma festiva.
Por ello, la identidad del pueblo de Píllaro, es una metáfora que busca un
ordenamiento farmacológico, tratando de encontrar aquello que es permanente en uno
y, por ende, les de seguridad (Provéndola, 2017). Así, el mito del Diablo, sirve para
dar sentido a esa artificialidad territorial, que se traduce en el orgullo de ser detentores
Universidad de Cuenca
Autor: Carmen Landy Guamán [73]
de la Fiesta Patrimonio Cultural del Estado, así sea esta una nomenclatura. Pero al
mismo tiempo y del otro lado, se tensa una deconstrucción de identidades que no solo
afecta a la comunidad, se vuelve holística, afectando a todo su entorno y sus relaciones:
sociales, culturales, económicas; cuerpo y mente nuevamente en conflicto, en diálogo,
creando, construyendo de manera permanente la identidad, creo yo como saldo
positivo del posmodernismo.
Es a través del Diablo y la Diablada, y en la construcción de la misma, que su
comunidad encuentra canales sensibles para comunicarse y existir de otra “manera”.
Esta “otra manera” se origina en un espacio -tiempo ocasionado por la “forma ritual”
o estructura festiva que adopta la Fiesta-. Este hecho, hace que cada uno de los
participantes en el evento se identifique con él, creándose un sentido de pertenencia
mediante su ritualidad y simbolismos, vinculando a todos los actores sociales que
intervienen, mediante una red de relaciones de poder.
3.3. Relaciones de poder en la comunidad
La Fiesta nace como un espacio donde múltiples personajes y actores se enlazan en
una compleja trama policromática: lo lúdico con lo sagrado, lo poético con lo
comercial, lo religioso con lo mítico, lo profano con cosmovisiones pretéritas (Portal,
2005). Esto ocasiona que La Fiesta sea un todo, con su ritualidad, significados
metafóricos, lo dramatúrgico, la economía, lo liminal, el trabajo y las relaciones de
poder. Así, el poder se desintegra en la Fiesta de un poder por otro, en el que ahora
hay nuevos protagonistas y por tanto nuevas formas de interactuar y pensar (Ávila,
2007) donde además se traman nuevas implicaciones y mecanismos de poder que
actúan en esta red de relaciones de poder.
Red formada a partir de la Fiesta que actúa como operador de poder: dentro de la
comunidad, fuera de ella y, con las instituciones. En este acápite, se analizará las
primeras relaciones. Dentro de la comunidad, los mecanismos de poder y sus
relaciones se dan a partir del cabecilla, desde su liderazgo y/o capacidad de gestión, es
la vos con autoridad que decide quiénes, cómo y cuándo se organiza la Fiesta, mediante
un “consenso” y convocatoria, con los miembros de su comunidad. Siendo el que
interactúa con las autoridades del GAD para gestionar los fondos que entrega, como
representante en las reuniones con las instituciones para tratar sobre la logística y
organización. Es a través de ellos que organizaciones e instituciones de otras
provincias y ciudades les invitan a participar con “su” partida.
Universidad de Cuenca
Autor: Carmen Landy Guamán [74]
Sí, nos vamos como representantes del Cantón nos llevaron a Ibarra, habían
conversado con el Alcalde y nos escogieron al barrio de Tunguipamba, gracias
a Dios nos fue bien, comenzó el desfile a las 4 de la tarde, nosotros salimos a
las 6 del punto de partida y llegamos a las 10 hasta el final del desfile, con un
aguacero fuerte, cumpliendo, eternamente agradecidos quedaron, nos
felicitaron y enviaron un oficio de la forma como tenemos organizado el
grupo. Fuimos a Quito por dos ocasiones por el mes de la cultura, en otra
ocasión nos llevó la Universidad Salesiana. (Campaña, 2016)
Las parejas de línea, son la representación de los chagras (campesinos de los andes
dedicado a la tarea ganadera, generalmente como vaquero o arriero) en Píllaro son los
hacendados, que ostentan el poder económico y social, El poder es fundador y es
garantía del orden sistémico (Foucault, 1999) por eso en las partidas van elegantes,
pulcros, ordenados, incólumes, ejerciendo el poder en todo el cuerpo social de la
comunidad, es la estructura colonizadora que se ha perpetuado y funciona a través del
imaginario en los procesos de construcción de su identidad.
El Diablo, el poder se posesiona en este personaje, en los cuerpos, gestos,
movimientos, en las representaciones, desde un discurso biopolitico, trastoca
irreverente, conceptos, credos y normas de manera irónica mediante los cuales operan
sus poderes y significados (Foucault, 1999) que son el fundamento de un proceso de
construcción de identidad, fundando una ética alternativa de la existencia.
La guaricha, personaje trazado desde el poder político, que ha permanecido
custodiado desde el discurso patriarcal de la feminidad. Es en este marco restringido
de la lógica dual, en el que se debate historicamente sobre cuestiones de género y
sexualidad, y donde se puede encontrar explicaciones adicionales sobre los cambios y
la resistencia al cambio dentro de las relaciones de masculinidad dominante (Fischer,
2003). La guaricha actualiza este discurso, haciendole actual, que a su vez, toma un
giro trascendental de significados sexopolítico, donde “se trata de revelar la verdad
oculta de la naturaleza, porque es necesario explicitar los procesos culturales, políticos,
[…]a través de los cuales el cuerpo como artefacto adquiere estatuto natural”
(Preciado, 2008, p. 33), así, las mujeres se toman el personaje para desde sus propios
cuerpos vivir y expresarse. De esta manera, son ellas las que se representan, dejando
de ser una caricatura, son auténticas, ¡bebiendo más que los Diablos! (Masías, 2017)
están más allá del bien y el mal.
Mientras que el capariche, el último eslabón de esta red, es el barrendero que, desde
la lógica colonialista estigmatizada, está representado por un indígena, desde este
personaje está funcionando el mito de la raza, que “es siempre el mito intolerante y
excluyente de una raza particular que no soporta la existencia de ningún otro relato y
Universidad de Cuenca
Autor: Carmen Landy Guamán [75]
bajo cuyo paraguas no puede sobrevivir el individuo libre” (Heller, 1995, p. 117). En
la Fiesta de la Diablada, continúa sometido al trabajo duro, menor, “limpiar” las calles,
no así el Diablo, quien sin dios ni raza es libre y liberador, a la vez le han otorgado el
poder de salvaguardar, proteger la estructura.
Por otro lado, están los comerciantes locales, que pugnan con los comerciantes
foráneos, en defensa de su espacio de comercialización en tiempos de Fiesta,
exacerbando sus emociones estimuladas por ésta, a lo que E.P. Thompson denomina
“la economía moral de la multitud”, que se resume en la existencia de una conciencia
popular respecto a lo que es legítimo (Boltvinik, 2018), porque en tiempos de Fiesta
la economía moral es convocada a existir como resistencia a la economía del “libre
mercado”: el alza de los precio puede equilibrar la oferta y la demanda (Boltvinik,
2018), obre lo que consumen tanto los turistas como la comunidad en tiempos
extraordinarios. Economía que se ve amenazada por el otro, que también e igual luchan
por su espacio informal en esta red de relaciones de poder económico.
Finalmente, dentro de esta red, se encuentra la comunidad, sus interrelaciones están
cruzadas por las personas que sí participan de la Fiesta y las que no lo hacen. Las que,
sí lo hace, como ya se ha manifestado, tienen sus propios intereses políticos, sociales,
económicos, así como las que no lo hacen, estos han construido su discurso político,
basado en la superioridad de clase, sienten que están por encima de estas
manifestaciones licenciosas mundanas en otra hora de indios, hoy del pueblo, pero si
bien no participan, lo ven, critican, lucran, viven la Fiesta de otra manera.
3.4. La patrimonialización de la Diablada de Píllaro
El Ministerio de Cultura, mediante Acuerdo Ministerial No. 147, del 29 de diciembre
del 2008, declara como bien perteneciente al Patrimonio Cultural Inmaterial del
Estado, a la “Diablada Pillareña”, dentro de un marco de conceptos y principios
internacionales emanados desde la Unesco y, un marco nacional desde la perspectiva
de un Estado, que busca la aprobación internacional a través de acatar sus
disposiciones y “coincidir con la tendencia mundial de su manejo y conceptos” (INPC,
2011, p. 7) sobre la salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial, bajo el discurso
de la reivindicación de la gestión cultural en el país.
Para observar este proceso de Declaratoria, se analizará las formas de abordar,
gestionar y salvaguardar el denominado PCI, partiendo del ámbito internacional, desde
dónde se han generado reflexiones, acuerdos y los discursos legales para las prácticas
Universidad de Cuenca
Autor: Carmen Landy Guamán [76]
de su salvaguardia, misión realizada desde la institución, gestionando el patrimonio
con las iniciativas sociales que se están dando en mayor o menor grado. Un análisis
crítico de esta producción nos permitirá comprender las geopolíticas pretéritas y
actuales de los procesos patrimoniales (Santamaría, 2013), así como, las motivaciones
que movieron para la Declaratoria de la Fiesta de la Diablada Pillareña como
Patrimonio Inmaterial del Estado.
3.4.1. Normativas y políticas internacionales para la salvaguardia del
patrimonio cultural inmaterial PCI
Como antecedente, la construcción de una legislación a nivel mundial para la
conservación del patrimonio, se da en la “Convención para la protección de los Bienes
Culturales en caso de conflicto armado” en 1954, realizado en La Haya-Holanda, como
consecuencia y efectos de la destrucción masiva del patrimonio cultural vividos en la
Segunda Guerra Mundial, siendo este el primer tratado internacional con vocación
mundial (UNESCO, 1954). Más tarde, en los años 80 y principio de los 90, por motivo
de conflictos armados en los que se destruyeron bienes culturales, se plantea la
necesidad de revisar nuevamente este tratado, el cual mostró vacíos sustanciales a la
hora de llevar a la práctica. En 1991, se inicia un proceso de análisis de la Convección,
el que se materializó en un Segundo Protocolo a la Convección de la Haya, en 1999.
A partir de esta histórica Convención, la Unesco a lo largo de décadas, se dedicó a
debates y la generación de políticas culturales, dirigidos hacia el patrimonio cultural
material monumental, adoptado en la Carta de Venecia en 1970. Desde una estrategia
geopolítica en la “Conferencia mundial sobre las Políticas Culturales”, realizada en
México en 1982, se plantea temas relacionados con la identidad cultural, la dimensión
cultural del desarrollo, la creación artística e intelectual y de educción artística. A
partir de éste hecho histórico para la institución, en la que la mirada eurocentrista toma
otra dirección, esta cumbre se organiza en Río de Janeiro (1984) y Túnez (1989).
Países que representan a otras regiones antes invisibilizado, que están pensando
diferente, tomando entre sus manos sus propios paradigmas sobre su historicidad como
constructo de identidad.
Así, la evolución de los discursos y políticas culturales mundiales, que
posteriormente se vieron plasmadas en políticas estatales en torno al concepto de
patrimonio inmaterial, como una forma de resistencia y resiliencia social y cultural
ante los efectos de la globalización, es en la “Convención para la salvaguardia del
Universidad de Cuenca
Autor: Carmen Landy Guamán [77]
Patrimonio Cultural Inmaterial” realizada por la Unesco en 2003, proceso que se vino
generando de manera lenta como enunciados, desde los orígenes de la institución, ésta
se mantuvo en perfil bajo, por cuanto las políticas y recomendaciones de protección
del patrimonio cultural estuvieron dirigidas hacia la supremacía del patrimonio
material e inmueble, generando la “Lista del Patrimonio Mundial” (UNESCO, 1972),
desde una visión eurocentrista, entrando en la dinámica del mundo global, donde el
individuo según el determinismo cultural de Kroeber desaparece en la cultura “la
persona o el individuo no tiene valor histórico, salvo como ilustración” (Marzal, 1997,
p. 218) haciendo de este modo, hincapié de cómo se generaron las políticas culturales
internacionales desde un relativismo cultural, negando la supremacía del ser humano,
que en tiempos de la modernidad, en su manera hostil habitual hacia el cuerpo “… hizo
el gran sacrificio, al menos de palabra, de volverse astigmático, […] no estuvieron
dispuestos a percibir los signos escritos en el Cuerpo que en otros tiempos habían
dividido de una forma natural las razas” (Heller, 1995, p. 111) posición política
estratégica sobre todo para los poderes colonizadores.
A partir de este contexto, Levi-Strauss, en el “Informe Mundial sobre la Cultura
2000-2001. Diversidad cultural, conflicto y pluralismo”, manifiesta que el patrimonio
mundial debería “reflejar la forma global, multidimensional y no simplificada de la
historia de la humanidad y por tanto sus dimensiones intelectuales, estéticas y
religiosas […] incluyendo las culturas vivas” (2001, p. 159). Dando a partir de este
concepto, un salto cualitativo y una entrada postmoderna a los principios de
conservación y salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial.
[…] donde todos los pueblos del mundo se aprestan a escribir una nueva
página de la historia, una historia incluyente, donde la comunicación, los
viajes y las redes han creado espacios inimaginables para experimentar e
inventar nuevas formas de convivencia. El mundo asiste a una magnífica
eclosión de posibilidades culturales (UNESCO, 2001).
Este discurso, proporcionado como respuesta a la problemática de la uniformización
de la cultura como producto de la globalización económica y financiera, la
homogeneización de los gustos y el consumo en masa a escala planetaria (Lézé, 2013),
al mismo tiempo que logra en esta arremetida global, sobrevivir las expresiones
culturales a este proceso mercantil, los organismos internacionales de manera lenta
fueron produciendo un instrumento legal para la salvaguardia del patrimonio cultural
inmaterial.
La Unesco, aprueba la “Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural
Inmaterial”, en Asamblea General, el 17 de octubre del 2003, la que entra en vigor en
Universidad de Cuenca
Autor: Carmen Landy Guamán [78]
abril de 2006, tras haber sido ratificada por 30 Estados. Actualmente, forman parte de
esta Convención 177 Estados de todo el mundo, notándose que el proceso de
ratificación de la Convención acelerado (UNESCO, 2003). En su elaboración, además
se generó varios instrumentos normativos como la “Recomendación para la
salvaguardia de la cultura tradicional popular” (1989), “La Declaración Universal de
la Unesco sobre la Diversidad Cultural” (2001), así como la “Declaración de
Estambul” (2002).
En la Convención, se establece las normas, principios y valores del PCI, siendo
relevante anotar la creación de un sistema de listas: “Lista representativa del
patrimonio cultural inmaterial” y la “Lista del patrimonio cultural inmaterial que
requiere medidas urgentes de salvaguardia”. De la misma manera, se estableció un
registro de “Buenas Prácticas de Salvaguardia y un instrumento de Asistencia
Internacional”, convirtiéndose la Lista Representativa, el instrumento más usado por
los Estados Parte.
La Lista, de esta manera, refleja una visión racionalista del patrimonio,
transformándose en uno de los puntos débiles de la Convención para el debate
antropológico, observando ésta, como una forma de simplificar la cultura y
tecnocratizarle (Díaz, 2015). La formación de estas Listas, ha tenido efectos políticos,
sociales y epistémicos, ya que esta abstracción de la realidad (bienes inscritos) una vez
legitimada por algún tipo de poder, se torna en una forma posible de manipulación
expuesta a diversos contextos políticos y sociales (Bortolotto, 2014) por la versatilidad
de intereses de los posibles receptores de estas Listas.
Al respecto, comenta Bartolotto, que se establece en la Convención un nuevo
termino el de salvaguardia, como medidas enfocadas a garantizar la viabilidad de
patrimonio cultural inmaterial reemplazando al termino protección, que generalmente
se utilizaba en los textos jurídicos pertenecientes al ámbito del patrimonio material
(2014), permitiendo de esta manera, desde la gramática buscar y dar un enfoque
diferente a las categorías del PCI en el término de salvaguardia, creando un discurso
que permita interpretarse, como el proceso contextual y recrear los elementos que
merecen una protección simbólica, basada en la investigación y la documentación,
operaciones que serán llevadas desde la institución como proceso sociales y políticos,
admitiendo a los grupos, reproducir sus prácticas desde y a partir de la salvaguardia de
su patrimonio materializado en una Declaratoria.
Universidad de Cuenca
Autor: Carmen Landy Guamán [79]
Por otro lado, se crea en 2006 el “Centro Regional para la Salvaguardia del PCI de
América Latina” (CRESPIAL), con el propósito de contribuir a la formulación de
políticas públicas en la Región, promoviendo y apoyando acciones de salvaguardia y
protección del vasto patrimonio cultural inmaterial de América Latina (INPC, 2011),
propósitos y principios que están en concordancia con el espíritu de la Convención y
cuenta con el auspicio de la Unesco.
3.4.2. Dinámicas institucionales y políticas locales
Siguiendo la dinámica internacional, cuando se producía transformaciones en las
políticas culturales, en nuestro país se crea el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural
INPC adscrita a la Casa de la Cultura Ecuatoriana, mediante Decreto Supremo 2600
del 9 de junio de 1978, momento histórico en el cual nuestro país salía de una dictadura
militar (1972-1979) hacia un régimen democrático (INPC, 2011). Es la institución
responsable de investigar, conservar, preservar, restaurar, exhibir y promocionar el
patrimonio cultural del país (Registro Oficial, 2016), desde este enfoque, se convierte
ésta institución en el instrumento del Estado, que produce efectos de cosificación del
memoria, ya que la puesta en valor del patrimonio cultural se ejecuta desde
repositorios: museos, archivos históricos, bibliotecas, así como en el espacio público
en los monumentos, por citar algunos ejemplos.
En este sentido, el Banco Central jugó un papel importante, creando una red de
museos nacionales (1970-1984), en especial de arqueología y arte religioso, así como
el rescate de monumentos arqueológicos e históricos, este proceso se produjo en
épocas en las cuales el Ecuador entro de lleno en la era petrolera, lo que permitió al
Banco, invertir ingentes recursos económicos en tal propósito, evento que se repetiría
al cabo de algunas décadas con el gobierno de la revolución ciudadana como lo
veremos más adelante.
Para dar operatividad al INPC, se crea la Ley y el Reglamento del Patrimonio
Cultural, expedido en junio de 1979, amparado en la Constitución Nacional de 1978,
la Ley hasta la actualidad está vigente, se abrieron tres oficinas regionales para su
funcionamiento. Han pasado doce reformas a la constitución desde el 1978 hasta 1997,
en las que no se incluyeron modificaciones para el ámbito de la cultural y el patrimonio
(INPC, 2011). Sin embargo, en la Constitución de 1998 se hace referencia explícita al
patrimonio inmaterial:
Universidad de Cuenca
Autor: Carmen Landy Guamán [80]
Artículo 62.- La cultura es patrimonio del pueblo y constituye elemento
esencial de su identidad. El Estado promoverá y estimulará la cultura, la
creación, la formación artística y la investigación científica. Establecerá
políticas permanentes para la conservación, restauración, protección y
respeto del patrimonio cultural tangible e intangible, de la riqueza artística,
histórica, lingüística y arqueológica de la nación, así como del conjunto de
valores y manifestaciones diversas que configuran la identidad nacional,
pluricultural y multiétnica. El Estado fomentará la interculturalidad,
inspirará sus políticas e integrará sus instituciones según los principios de
equidad e igualdad de las culturas. (Asamble Nacional, 1998)
Desde esta visión estatal, la cultura está vista como una estructura performativa, es
decir, “como un campo negociado que se construye de acuerdo con la movilidad de
los individuos, los intereses en juego y los modos hegemónicos vigentes” (Figueroa,
2012, p. 64). La categorización de interculturalidad dada desde una óptica paternalista
y tradicionalista, enfatiza la dimensión política de creación de las diferencias, los
exotisa construyendo al otro como otredad, creando diferencias excluyentes (Figueroa,
2012) , donde no permite que se dialogue sobre problemas que no son solo de ellos,
más bien, provoca exasperar los procesos identitarios, entrando en conflicto los grupos
denominados pluriculturales, identificar cuáles son los relevantes, cual es más
importante sobre otro, es que, en los medios de comunicación, instituciones públicas
y otros espacios, cuando se trata de referirse sobre la interculturalidad y
pluriculturalidad, en primera instancia se relaciona con un grupo humano, los quichwa
hablantes. En el Ecuador existen 14 idiomas y 18 grupos étnicos, esta clasificación
desde los grupos originarios. Sin embargo, me pregunto ¿qué pasa con los grupos
étnicos que se han formado en las ciudades? La ley así, se convierte en una política,
desde la cual segmenta y discrimina.
Por otro lado, dentro de la ley de Cultura en nuestro país, determina un solo
articulado sobre políticas culturales en el Capítulo 3:
Art. 8.- De la Política Cultural. Las entidades, organismos e instituciones
del Sistema Nacional de Cultura ejecutarán políticas que promuevan la
creación, la actividad artística y cultural, las expresiones de la cultura
popular, la formación, la investigación, el fomento y el fortalecimiento de
las expresiones culturales; el reconocimiento, mantenimiento,
conservación y difusión del patrimonio cultural y la memoria social y la
producción y desarrollo de industrias culturales y creativas. (eso es todo,
no hay mas) sigue el sistema integrado de información cultural (Registro
Oficial, 2016).
Cada institución deberá generar sus propias políticas, lo que deja ver que es inexistente
una articulación entre las instituciones estales sobre política pública que debería ir más
allá de planificar eventos de expresión cultural. Instituciones regionales fueron creadas
Universidad de Cuenca
Autor: Carmen Landy Guamán [81]
como empresas públicas municipales, para la conservación de centros históricos
consolidados, son los casos de Quito, Guayaquil y Cuenca, que durante algún tiempo
han generado disciplinas relacionadas a la conservación y restauración y salvaguardia
de su patrimonio local.
Una nueva etapa histórica se gesta, a raíz del robo en el Museo de las Madres
Conceptas en Riobamba, en el 2007, en la que substrajeron la custodia, objeto de arte
religioso que tenía una carga simbólica muy importante para ésta comunidad,
(Cabrera, 2011) por ser, no solo una representación del catolicismo, más bien un
testimonio material de la fuerza y la lucha de este pueblo que ha sabido sobrellevar
con altives los avatares de la naturaleza. Este hecho que conmocionó al país y fue
noticia mediática que aprovecho el Estado, trajo como resultado la “Declaratoria de
Emergencia del Patrimonio Cultural de la Nación”, ejecutado mediante Decreto
Ejecutivo No. 816 del 2007 (INPC, 2011).
En una acción sin precedentes, el gobierno nacional destinó una parte
considerable de su presupuesto estatal a tareas de inventario, salvaguardia,
intervención emergente, repatriación y seguridad de los bienes culturales
patrimoniales […] Si bien estas tareas se iniciaron como un conjunto de
esfuerzos emergentes […] los resultados del registro han provisto insumos
para producir políticas relacionadas con la salvaguardia y promoción del
patrimonio (Cabrera, 2011)
El Decreto de Emergencia, se materializó en acciones de política pública, con la
creación del Ministerio Coordinador de Patrimonio, y siete regionales del INPC, a las
cuales se incorporaron las áreas del patrimonio inmaterial, siendo estas más histórico-
artística y menos antropológico, “perdiendo la oportunidad de convertirlo en un
instrumento adaptado a su tiempo y a las nuevas construcciones sociales en torno al
patrimonio cultural” (Díaz, 2015, p. 203). Diseñaron medidas de protección de varias
acciones: la dotación de seguridad a los bienes culturales en riesgo; la creación de un
Sistema Nacional de Gestión de Bienes Culturales; y campañas de concienciación
ciudadana para valorar el patrimonio (INPC, 2011) medidas aunque aisladas, marcaron
el inicio de una gestión del PCI, con resultados positivos pero cortos, a veces
inconclusos e insuficientes, percibiendo que al cabo de pocos años, nuevamente a
quedado rezagados los proceso de conservación del patrimonio cultural, en especial
los de salvaguardia del PCI.
Por último, en la Constitución del 2008, se reconoce al PCI como objeto de
salvaguardia del Estado y se identifica los
Universidad de Cuenca
Autor: Carmen Landy Guamán [82]
elementos que forman parte de este patrimonio. Se ejecutaron planes y proyectos, que
respondieron a los objetivos institucionales, enmarcados en metas estratégicas,
indicadores y acciones para el patrimonio inmaterial de la “Agenda del Consejo
Sectorial de Política de Patrimonio 2009-2010” (INPC, 2011). Conformándose mesas
de trabajo interinstitucionales para discutir y analizar el rol del Estado y la pertinencia
de las declaratoria de PCI, reconsideradas como categorías y apostando a la creación
de Listas Representativas, como se denomina en la Convención.
Entre el 2001 y el 2009 el INPC canalizó trece declaratorias nacionales de
Patrimonio Inmaterial en base al art. 7 de la Ley de Patrimonio Cultural:
Las Fiestas de las Octavas de Corpus Chisti (2001); Las Marimbas y sus
constituyentes (2002); El Carnaval de Guaranda (2002); La producción
literaria del escritor José de la Cuadra (2003); La Mama Negra (2005); La
Fiesta de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo (2007); La Fiesta de los
Inocentes y Fin de Año de Atuntaqui (2007); Pensamiento y Obra de
Monseñor Leónidas Proaño (2008); Pase del Niño Viajero (2008); La
Diablada de Píllaro (2008); El Himno Nacional del Ecuador (2008);
Pensamiento y Obra de Eugenio Espejo (2009) y La Fiesta de las Flores y
las Frutas(2009). (INPC, 2010, p. 1)
Declaratorias que constituyeron un trabajo institucional eficiente ante la
demanda de las dinámicas globales en su articulación local, produciendo
elementos en torno a la cultura, que aportan en la construcción de referentes, que
más allá de ser identitarios, son producciones encaminadas a actividades
relacionadas con el turismo, convirtiendo a las declaratorias en actores de sus
propias manifestaciones.
3.4. La declaratoria como Patrimonio Inmaterial del Estado a la Diablada
Pillareña
Dentro de la Legislación Nacional, en el Código Orgánico de Organizaciones
Territoriales, Autonomía y Descentralización, establece las competencias exclusivas
del gobierno autónomo descentralizado municipal (GAD), las cuales tendrán las
competencias exclusivas de preservar, mantener y difundir el patrimonio
arquitectónico, cultural y natural del cantón y construir los espacios públicos para esos
fines. Para tal efecto, el patrimonio en referencia será considerado en todas sus
expresiones tangibles e intangibles (Registro Oficial, 2010) La representación oficial
de los GAD, está asignada a la Asociación de Municipalidades Ecuatorianas AME.
En mayo del 2016, para dar cumplimiento a la Ley de Patrimonio, desde el Estado
hacia los GAD, se transfiere las competencias de conservar y salvaguardar el
Universidad de Cuenca
Autor: Carmen Landy Guamán [83]
patrimonio cultural, en momentos extraordinarios por los que pasaba el país. El
gobierno se encentraba en decadencia política, los escándalos de corrupción a la orden
del día, inestabilidad económica relacionada entre otras cosas por la caída del precio
del petróleo, momento electoral, la salida de un gobierno controversial y la llegada de
otro sin un viso alentador de cambio. Así, el Estado en acefalia, el INPC sin recursos,
se realiza un proceso de transferencia de competencias hacia los GAD, las
capacitaciones ejecutadas para dicha transferencia, se realizan a personal asignado al
área de turismo, estableciendo la competencia, desde la perspectiva de turistificar su
patrimonio cultural, con énfasis en sus fiestas tradicionales-religiosas, a las cuales
todos pretenden patrimonializar.
3.4.1. Motivaciones
La Fiesta de la Diablada, se ha venido ejecutando a lo largo de décadas, como ya se ha
expuesto, esto significa que, como una manifestación, ha tenido sus puntos de quiebre
en su ejecución y permanencia. Durante los años que le antecede a la Declaratoria
como Patrimonio (2008), la Fiesta se venía haciendo de manera desordenada, e iba
disminuyendo la participación de la comunidad, comenta el arquitecto José Espín, ex
alcalde de Píllaro, al tiempo que para el año 2001, en la Alcaldía de Edwin Cortés se
crea el Departamento de Cultura, desde donde, en el 2005 nace la iniciativa para
declarar la Fiesta como Patrimonio Cultural, con el fin de revitalizar las tradiciones
culturales del Cantón y darle un empuje turístico. (comunicación personal, 5 marzo de
2018)
Planteada la inquietud, con el apoyo político de la primera autoridad, desde la
Dirección de Cultura del GAD del municipio de Píllaro, se ejecutan las acciones
administrativas para lograr el objetivo. El INPC es un actor clave en este proceso, son
los técnicos de esta institución quienes determinan las directrices y el asesoramiento
para conseguir esta anhelada distinción de la Fiesta, establecen los requisitos que debe
cumplirse, para la formación de un expediente que justifique y evidencie la
trascendencia e importancia de esta manifestación festiva, que justifique elevar a la
manifestación a la categoría de patrimonio inmaterial del Estado. Expediente que
deberá estar conformado por estudios de carácter histórico, antropológico, registro
fotográfico y audiovisual, la creación de un marco legal que certifique la trascendencia
local.
Universidad de Cuenca
Autor: Carmen Landy Guamán [84]
Los miembros del Concejo Cantonal, fueron actores político-administrativos clave
en este proceso, aprobaron el presupuesto para los estudios y establecieron la
normativa en, el “Reglamento para la Pervivencia de la Festividad Diablada Pillareña”,
y la ordenanza que eleva a la categoría local como “Patrimonio Cultural Inmaterial del
Catón Santiago de Píllaro la Fiesta de la Diablada”, (GAD del Municipio de Píllaro,
2008).
Los estudios fueron ejecutados por parte del INPC con presupuesto de la
municipalidad por un valor de 7.000 dólares americanos, los cuales tuvieron una
duración de un año. Todo el proceso desde el cabildeo con los Concejales del GAD
para motivar al apoyo de este proyecto, la aprobación en Concejo de la normativa, la
definición y puesta en presupuesto de los recursos para financiar los estudios (Espín,
2018), se considera que pasaron alrededor de cuatro años, tiempo en el cual el Alcalde
Cortés de manera permanente asistía al INPC en Quito, para dar seguimiento al
proceso
En esta Declaratoria, se produce un proceso de patrimonialización vertical-
desintegrado (Díaz, 2015) en el cual no participa la comunidad, se da a partir de una
decisión institucional por parte del GAD de Píllaro, desde arriba, quienes se erigen
como representantes, posiblemente movidos por el INPC, que para esa época estaban
motivados por las acciones y nuevas políticas públicas sobre el PCI que fueron
socializadas a nivel nacional. Políticas y acciones estatales, que están centradas en el
aprovechamiento de elementos culturales, convertidos en recursos económicos
relacionados con procesos de turistificación bajo el discurso de mejorar la calidad de
vida de sus habitantes.
Así, en el 2008, se aprueban las ordenanzas, se hace entrega de los estudios, los
mismos que deben pasar por el escrutinio de una comisión para que abalice los estudios
y justifique la Declaratoria, conformada por técnicos del INPC. Mediante Acuerdo
Ministerial el 29 de diciembre de ese mismo año, se “Declara como Bien Perteneciente
al Patrimonio Cultural Inmaterial del Estado a la Diablada Pillareña” (Ministerio de
Cultura, 2008). En la que indica que es la comunidad la responsable de la conservación
y preservación de la Fiesta y, posee la obligación de promover su salvaguardia.
Finalmente, el 4 de enero del 2009, el Ministro de Cultura en acto público, hace
la entrega de la Declaratoria, Ítalo comenta el hecho:
La Declaratoria es entregada al Municipio en representación de la
comunidad, en acto público se da lectura. Como fue entregada a la
institución, ellos interpretan que son los que tienen que organizar, pero no
Universidad de Cuenca
Autor: Carmen Landy Guamán [85]
es así, ellos tienen que velar [por] que se salvaguarde en su real expresión,
eso dice textualmente la declaratoria […] No se ha pretendido desde estas
acciones políticas y legales, con las ordenanzas y la declaratoria intervenir
o institucionalizar la organización real de la Fiesta. (Espín, 2017)
Desde esta lógica de la institución del Estado, marcada por su dedicación a legislar,
regular y administrar (Cruces, 1998), la Fiesta se convierte en un eje fundamental que
pone en juego esta dinámica de relaciones institucionales (INPC- GAD de Píllaro)
ligadas a esa tendencia del Estado a conservar, mientras el mercado de bienes
culturales moderniza, transforma y renueva (Canclini, 1993). Desde este punto de
vista, las instituciones públicas pueden verse como tradicionalistas, siendo una de sus
funciones, legitimar las manifestaciones culturales en un doble sentido: al asociarlas
públicamente con representaciones de gran valor simbólico, y al ofrecer formas de
participación social que exceden los mecanismos ordinarios de la delegación política.
Visualizados para el caso, en el exceso de participación se puede evidenciar de
manera notable por parte del INPC, al parecer convirtiéndose en juez y parte. Esta
interacción se basa, en el poder que se atribuye la capacidad de determinar qué
manifestaciones culturales deben o pueden ser declaradas como patrimonio, entrando
así en el campo de la política, que “no asegura el bienestar ni da sentido a las cosas:
crea o rechaza las condiciones de posibilidad. La política prohibe o permite, lo hace
posible o imposible” (Certau, 2000, p. 174). En definitiva, debemos asumir que la
declaración de bien patrimonial es una cuestión política, que el Estado desarrolla
especificamente en polícas culturales. Por tanto, los argumentos y aspiraciones que
justifican los procesos de patrimonialización son susceptibles de un análisis de corte
crítico.
3.4.2. Análisis del expediente
Los estudios encargados, por parte del GAD del Municipio de Píllaro al INPC y
ejecutada por técnicos de ésta institución, como parte del expediente que justifique la
trascendencia de la Fiesta, fueron de historia, “La Ciudad de Píllaro. Acercamiento a
su Historia” y de antropología, “Conceptualización del Diablo en América y la
Festividad de la Diablada”. El análisis de estos documentos permitirá conocer la
argumentación central para la Declaratoria.
Universidad de Cuenca
Autor: Carmen Landy Guamán [86]
Estudio Histórico
En el estudio, titulado “La Ciudad de Píllaro, Acercamiento a su Memoria Histórica”,
referencia su ubicación espacial, hace un recorrido histórico desde los habitantes
prehispánicos y sus asentamientos, pasa a la época colonial cuando se produjo la
conquista española, así como su fundación y la advocación al apóstol Santiago. Más
adelante detalla sobre la población durante el siglo XVIII, sus relaciones entre los
cacicazgos de las dinastías aborígenes y los colonizadores, así como sus interrelaciones
sociales y políticas, estrategias para mantener el poder por un lado y ganar por el otro,
la creación de las mitas y obrajes, los abusos y sus consecuentes insurrecciones.
Por otro lado, describe las catástrofes naturales y el terremoto de 1949, el cual
devasto a poblaciones como Pelileo, Píllaro, Baños y Ambato. El proceso de
reconstrucción de la zona, hechos que marcaron a la población, convirtiéndose estos
hechos en un referente para la construcción de la identidad pillareña. En la
conformación del Estado, señala el período republicano y cómo, los acontecimientos
producidos a nivel nacional, afectan la vida local de Píllaro, la participación e
intervención de patriotas de Píllaro en las gestas libertadoras.
Uno de los últimos acontecimientos políticos de gran magnitud, resalta el estudio,
fue el ocurrido en el marco de la celebración de los 500 años de resistencia en 1998,
cuando las Constituyente se reúne y reconoce al Ecuador como un país multicultural
y pluriétnico, en Píllaro se produjeron manifestaciones de gran magnitud en esos días,
como la toma del municipio y la suspensión del comercio. Por último, hace una
descripción de los símbolos cívicos de Píllaro y de sus bienes naturales: lagunas, lagos,
cerros, los Llanganates (sistema montañoso ubicado en la cordillera oriental), las
plantas medicinales y las manifestaciones culturales.
Si bien, es imprescindible hurgar en la memoria, el estudio realizado por el INPC
lo hace desde una historia estructural, concebida como un proceso de acumulación de
datos de una época, no donde la historia y la memoria interactúan desde una relación
problemática y se convierte en el complemento de la subjetividad, se humanice y
entregue una historia que se muestre de forma amplia en el ideal colectivo presente.
(Labastie, 2012). Walter Benjamín vincula su idea de “rememoración” como una
construcción del presente desde el pasado que no implica una restauración, sino una
recreación presente con materiales del pasado. Un pasado vinculado a la memoria,
pasado ausente de presente que se vuelve objeto del presente y de la memoria
Universidad de Cuenca
Autor: Carmen Landy Guamán [87]
(Labastie, 2012), el trabajo del historiador, desde la perspectiva de Benjamín, es
encontrar lo muerto en las huellas de la vida.
Estudio Antropológico
El estudio antropológico, documento de 43 páginas, empieza referenciando la
historia del demonio en las culturas occidentales, a partir de la conquista española y la
reconceptualización del demonio europeo, así como del pensamiento del conquistador
y de la iglesia y como percibían la cosmovisión y creencias indígenas juzgadas como
producción del Diablo y como al llegar al territorio americano los evangelizadores
católicos españoles, ignoraban completamente el significado de la vida y la
cosmovisión indígena, desconociendo las estructuras de la lógica y del sistema de
pensamiento indígena. El estudio, está basado ampliamente en referencias de
historiadores como Cieza de León, José de Acosta, Fray Pedro Simón, entre otros,
quienes es sus crónicas describen, cómo los indios supersticiosos en épocas de la
colonia, conciben y describen la pertinencia del diablo como agente del mal, autor de
costumbres y supersticiones que marcan la vida y la muerte de los pobladores de las
Américas Indias, así como la influencia de la iglesia en los procesos colonizadores que
marcaron los procesos rituales y festivos, además del aprovechamiento de la
expresiones artísticas para divulgar su doctrina.
Durante los siglos posteriores a la llegada de los españoles, aún se encontraba
vigente la tarea de extirpación de los comportamientos idolátricos: la poligamia, el
canibalismo, las relaciones prematrimoniales, la adoración de sus múltiples dioses,
siendo el trabajo de la iglesia, no solo exterminar estas prácticas, sino evangelizar a
través del temor, al castigo y no solo divino. Al respecto en el estudio se hace un
extenso levantamiento de testimonios de acusaciones de idolatría, hechicería de
carácter diabólico, prácticas que no solo realizaban indígenas, los mismos que constan
en expedientes históricos recopilados según indica la bibliografía por María Teresa
Carranco, en el “Ensayo sobre ritos paganos de ayer y de hoy”, documento inédito. A
continuación, de manera sucinta, referencia la diablada, como una expresión folclórica
en Latinoamérica, como una manifestación interesante que se da a nivel continental.
El desarrollo de estos temas ocupa el 80% del estudio.
Sobre la Diablada de Píllaro, le dedica siete párrafos, donde hace referencia a la
raíz del origen del Diablo durante la conquista española, “donde las órdenes de
Universidad de Cuenca
Autor: Carmen Landy Guamán [88]
resistencia se daban en contra de los blancos, la predicación de los misioneros o contra
los mismos indios” (INPC, 2008). Se le atribuye a la figura del diablo el significante
de “resistencia”, coincidiendo en esto, con el resultado del trabajo etnográfico
realizado para la tesis, es un término que permanentemente se repite en todos y cada
uno a los cuales he entrevistado.
Cuando trata sobre el origen de la Festividad Pillareña, desarrolla el tema en 5
párrafos, dentro de los cuales afirma que:
[…] es una lástima que se haya perdido la memoria colectiva de esta
festividad mestiza, que ahora se ve relegada a la temporada de Reyes.
Además, esa recreación de la lucha entre el bien y el mal, representada por
ángeles y demonios, que podemos encontrar en otras diabladas, no se llega
a recrear en ésta. En nuestra fiesta el personaje central es el diablo que
actualmente relegó a las parejas de línea. (INPC, 2008)
Al afirmar sobre la perdida de la memoria colectiva de la Fiesta, se estaría negando el
proceso de transmisión del conocimiento en momentos estelares, como son los
repasos, por ejemplo, en donde la comunidad reactiva de manera permanente su
memoria, entrega su interpretación y vivencia de la Fiesta
Articular el pasado históricamente no significa reconocerlo tal y como
propiamente ha sido, significa apoderarse de un recuerdo que relampaguea
en el instante de un peligro. Al materialismo histórico le toca retener una
imagen del pasado como la que imprevistamente se presenta al sujeto
histórico en el instante mismo del peligro. (Benjamín, 1989, p. 307)
La memoria oral colectiva en la comunidad sobre la Fiesta está presente aquí y en otros
espacios y momentos que se dan a lo largo de la organización y desarrollo de la Fiesta.
Más adelante, se pone de manifiesta dos relatos sobre el origen, explicaciones todas
que no tienen un sustento histórico, según sus propias palabras, “…a pesar del gran
esfuerzo realizado para intentar recuperar documentos históricos…” (INPC, 2008),
concluye. Sin embargo, determina y define:
[…] claramente tres etapas cronológicas por las que ha pasado la festividad
hasta llegar a ser lo que ahora es: Partidas de Disfraces (1910 hasta la
década de 1970 aprox.); La Diablada (1980-1995) y La Diablada
respaldada y organizada por el Municipio (1995-2008). (INPC,
Conceptualización del Diablo en América y la Festividad de la Diablada,
2008)
¿Cómo llegan a esta conclusión? En el texto no desarrollan esta aseveración. Al
analizar la primera etapa, y entender su contenido, he tenido que revisar los anexos,
donde se encuentra los textos de los entrevistados, que coinciden con los datos y
comentarios expuestos en mi trabajo. Proporcionan fechas aproximadas, comentan que
desde que eran pequeños están en la Fiesta, toman de referencia a sus tíos y abuelos,
Universidad de Cuenca
Autor: Carmen Landy Guamán [89]
datos que dan una idea de su origen, como ya se ha manifestado en el desarrollo de la
tesis, siendo desde mi punto de vista, un poco aventurado establecer etapas
cronológicas, lo cual resulta forzado, por el afán de buscar un origen desde la historia
estructural.
Sobre la segunda etapa, manifiesta que ésta, sufrió un proceso de transformación,
unos personajes se fueron perdiendo, los Diablos fueron tomándose la Fiesta, no existe
un hecho que determine una ruptura o corte temporal que permita concretar un período
histórico.
Finalmente, la tercera etapa, la Diablada organizada por el municipio, tampoco
coincide, Desde la información de Ítalo Espín, funcionario del GAD y actor clave que
llevó el proceso de patrimonialización de la Fiesta, ésta interviene oficialmente a partir
del Reglamento de Pervivencia de la Fiesta, en la que se determina la entrega de un
aporte económico a los cabecillas de las partidas, este Reglamento está aprobado con
fecha agosto del 2008, antes de esto el alcalde y luego los concejales de manera
personal entregaba un apoyo, el mismo que no significaba una intervención
institucional o compromisos, más aun que organice el Municipio en este período, que
si lo hicieron, a partir de la aprobación del reglamento para la Conformación de un
Comité de Apoyo, como veremos.
A continuación, el estudio expone sobre los antecedentes del uso de disfraces en el
Cantón Píllaro, sobre el cual reza una ordenanza que regulaba el otorgamiento de
licencias para el uso de fuegos pirotécnicos y de máscaras o disfraces, a los danzantes,
zahumeriantes y yumbos, siendo los que más aportaban, no se menciona otros
disfraces, razón por la cual desechan la idea que haya otros disfraces. Un enlace de
este texto con relación a la Diablada no se muestra.
Partidas y disfraces, en esta parte del estudio, desarrollada en dos páginas, se
describe a las parejas de línea y los Diablos, sus vestimentas, el cabecilla es nombrado
como el personaje que dirige las partidas y el cobro que hacen por su participación.
No se menciona a personajes como las guarichas o capariches.
Por último, el estudio describe la labor desempeñada por el Municipio para
asumir la organización de la fiesta de la Diablada, subtema desarrollado en página y
media, está explicado parecería para justificar la etapa respaldada y organizada por el
Municipio. Se basan en el trabajo de archivo encontrado en oficios realizador por parte
Universidad de Cuenca
Autor: Carmen Landy Guamán [90]
del Alcalde Cortés, solicitando al cabecilla de algunas partidas, que mejoren su
presentación, vayan bien vestidos, sin animales y que no susciten actos de violencia y
robo. Otro hecho que se revela, es el apoyo del Alcalde y el artista Timoteo Chasi,
organizador de los tradicionales disfraces, aclarando que el evento sirve para proceder
al rescate y adelanto de la cultura Pillareña.
De la lectura realizada al documento, de manera intencional, he recalcado sobre el
espacio en páginas, en el cual desarrolla cada tema, con el afán de visualizar la
estructura y contenido del estudio. Se puede anotar que: los antecedentes registrados
en el documento como son los origínese e historia del diablo, lo desarrolla de manera
extensa de un importante e ilustrada información, mas, los contenidos relacionados a,
la Diablada, el Diablo de Píllaro, personajes y estructura, si bien estos datos coinciden
con lo información levantada para la tesis, resulta una descripción e información
demasiado escueta.
El estudio del INPC, permite de ésta manera, hacer un análisis comparativo de
datos con el trabajo realizado para la tesis. Queda, desde mi punto vista, el producto
entregado con deuda con la Fiesta, si bien el objetivo primario se cumplió, no es menos
cierto que falta profundidad en el trabajo, son superficiales los datos entregados, que
llama la atención, que, desde estos, se haya justificado la trascendencia e importancia
de la Fiesta para que se declare Patrimonio Cultural Inmaterial del Estado a la Fiesta
de la Diablada de Píllaro. Por otro, en el estudio no se analiza sobre los simbolismos
y ritualidades que dan significados a la Fiesta, así como sobre la construcción de la
identidad, como puntos básicos.
En este punto, es necesario traer a colación, a cerca de interrogantes que van más
allá y que pretenden profundizar en las motivaciones e intereses que existen detrás de
estos procesos estatales y es ¿Quiénes están en condiciones de dar cuenta del conjunto
de valores que proporciona sentido a la vida de personas de una comunidad? ¿Al INPC
le corresponde establecer qué bienes culturales están en condiciones de ser patrimonio
cultural y otorgarle una declaratoria?, ¿Son sus técnicos los expertos/os que clasifica/n
y determina estos valores? ¿Cuáles son los impactos de una declaratoria patrimonial
en las formas y los contenidos de la propia Fiesta?
Al respecto la Unesco, que es el ojo experto a nivel internacional, el cual delega
esta experticia a los Estados, estos a sus instituciones creadas para el fin, son las que
Universidad de Cuenca
Autor: Carmen Landy Guamán [91]
han generado definiciones y la consecuente clasificación de PCI, a través de
convenciones, acuerdos y leyes han provocado dos efectos según (Cabrera, 2011):
La patrimonialización exclusiva de algunas manifestaciones culturales
inmateriales: aquellas que, si bien a lo largo del tiempo desplazan su
horizonte de significado dentro de una colectividad –dejan de ser una cosa
para convertirse en otra, con arreglo a modificaciones en sus usos, prácticas
y formas de apropiación a lo largo del tiempo- pueden, sin embargo,
inscribirse claramente en algunos de los cinco ámbitos, dejando por fuera
aquellas expresiones que por su consistencia son, según los criterios de la
Unesco, inclasificables. (UNESCO, 2003, p. 2)
En esta dirección y bajo estos preceptos de la Unesco, lo patrimonial estaría
determinado por la mirada experta de quien señala qué manifestaciones merecen ser
promovidas y cuáles no, “hecho que coloca al problema en el trazo de linderos entre
la alta cultura –patrimonial- y la cultura popular –estas últimas que sería las
manifestaciones culturales inmaterial” (Cabrera, 2011, p. 114) que no clasifica según
el ojo experto para ser patrimonializadas.
La declaratoria de todas las formas de producción de significado de una
colectividad, incluidas aquellas inscritas dentro de la vida cotidiana o que
pueden encontrarse, con algunas variantes, en otros contextos culturales
(mitos y leyendas, técnicas artesanales, canciones y poemas…) en la
medida en que todas las formas de producción de sentido – material e
inmaterial- pueden ser, simultáneamente y sin excluirse […] es decir,
incorporar todos los ámbitos a la vez. (UNESCO, 2003, p. 2)
Desde esta perspectiva, “si todo es patrimonio, se coloca el problema en el terreno de
la banalización, puesto que si todo es patrimonio, entonces ya nada es” (Cabrera, 2011,
p. 115) trasladando el enfoque del experto hacia la comunidad detentora de la
manifestación cultural inmaterial, la cual decide de acuerdo a sus intereses lo que es
patrimonial o no, esto sumado a que los procesos de patrimonialización están
encaminados hacia un interés económico y la entrega de recursos para su promoción
y preservación, lo que desemboca en un sinnúmero de propuestas y peticiones por
parte de los gobiernos locales y comunidades, las de pertenecer, hoy denominada por
parte del INPC, a lista representativa de manifestaciones inmateriales.
Existe entonces un sentido comercial y de poder actuando en estas prácticas de
identidad colectiva –bajo la forma de producción de bienes culturales de valor
patrimonial (Acevedo, 2011, p. 143) debiendo admitir lo que Le Goff (1991)
manifiesta “la memoria no es sólo una conquista: es también un instrumento y una
mirada de poder” (p.131). Hay que recalcar, que el deseo de salvaguardar las culturas
y su patrimonio tangible e intangible, no debería generar un conservadurismo cultural
capaz de dar origen a aquellas “nuevas tiranías” de las que habla Appiah (1996), sobre
Universidad de Cuenca
Autor: Carmen Landy Guamán [92]
todo, capaz de limitar la creatividad. Este autor señala que, en la mirada de este imperio
de identidad, es importante recordar que somos diversos, siendo inadmisible que
nuestras identidades raciales nos sujeten a nuevas tiranías.
Hay que resaltar, que existieron acciones concretas que no fueron posibles
ejecutarlas, en torno a festividades declaradas patrimonio cultural de la nación, en el
período entre 2009-2012, pues internamente en el INPC, se decidió que el proceso de
resoluciones ministeriales para acceder a declaratorias, no era el correcto, porque se
visibilizó la manipulación de las instancias políticas a nivel nacional y local. Ante lo
cual, se resolvió trabajar por primera vez la “Guía Metodológica de Gestión de
Patrimonio Inmaterial”, instrumento para la investigación y salvaguardia patrimonial,
la que además conjuntamente con la Resolución Ministerial 159, re-definía el camino
para las declaratorias en el Ecuador, manifiesta Elizabeth Solano (2017), ex
funcionaria del INPC Regional 3.
4.3. Problemas, efectos y mecanismos de la patrimonialización de la Diablada
La patrimonialización de la Fiesta trae como cola consecuencias, transformadas en
problemas y/o efectos, que tanto la comunidad de Píllaro como sus autoridades están
viviendo. Veremos como la intervención de las instituciones a partir de la Declaratoria
transforma la Fiesta y las relaciones de poder político. El arribo de visitantes y turistas
provocan cambios sustancias en la manifestación.
Un fenómeno que interviene en las sociedades contemporáneas, es la articulación
de los procesos característicos de la globalización política y económica en las
sociedades locales y territoriales. Evitar la idea de deslocalización presente en los
discursos tópicos acerca de la globalización y reorientar el debate hacia la
reterritorialización (Beck, 1998) son dos enfoques que se analizará a partir de la Fiesta
y su patrimonialización.
De otra manera, la Declaratoria entonada durante cuatro años desde la institución,
no ha tenido en la comunidad efecto positivo, en las entrevistas realizadas a los
diferentes actores de la sociedad, salvo los institucionales, manifiestan, que no
conocen, no les interesa, tienen una idea distorsionada del tema, no saben que es
patrimonio, ni que significa la Declaratoria, piensan que, con la Declaratoria, el Estado
debía entregar los recursos para las obras que necesita el Cantón.
Universidad de Cuenca
Autor: Carmen Landy Guamán [93]
4.3.1. Institucionales
Con la Declaratoria de la Fiesta como Patrimonio, se legaliza el nombre de la Diablada
Pillareña, se incrementa gradualmente la participación de los diablos, motivados
desde el GAD, nombre que convoca, este llama la atención, comenta Ítalo, cuyos
efectos primarios de la Declaratoria fueron:
En primera instancia era como un logro, que se le reconozca al cantón […]
a esta Fiesta, de este pueblo pequeño como algo patrimonial a nivel del
Ecuador. Pero las repercusiones que […] se sienten […] por la promoción
mediática que afloro con el tema de la Declaratoria, […] se convirtió en
tema de Estado, del Ministerio de Cultura, de Turismo, que empezaron a
poner en sus programas para que se difunda a nivel nacional. La Diablada
se empezó a mencionar y sonar a nivel nacional, los medios de
comunicación empezaron a llegar, lo que ha provocado que hoy se tenga
esta concurrencia masiva. (Espín, 2017)
Si bien se considera el aporte Estatal a esta Declaratoria, financiar las campañas
publicitarias a nivel nacional, que construyen un imaginario de espectacularización de
este patrimonio, ofrecido en todos los medios de comunicación, jugando un papel
importante la tecnología, que plantea nuevos desafíos. El eco provocado por estas
campañas, no midió consecuencias, turistas y comerciantes, que cada año se
incrementan, para lo que las instituciones locales, ni la comunidad están preparadas
para enfrentar. Es así, que encaramos un problema de masificación de las sociedades
contemporáneas, que reubica a las manifestaciones culturales patrimoniales como un
suvenir (Canclini, 1993), personas que apenas se enteraron de esta Fiesta Patrimonio
del Estado cuyo nombre convoca e ínsita la curiosidad, asisten ávidos por consumir.
En los años venideros, el GAD asume de manera paulatina un mayor protagonismo,
con el afán de organizar de la mejor manera la Fiesta, se crea una comisión
interinstitucional. Esta intervención, se ve normado en el “Reglamento para la
conformación del Comité de Apoyo a la Fiesta”, aprobado en noviembre del 2013,
bajo las consideraciones constitucionales, de su responsabilidad de la pervivencia de
la Fiesta, su promoción y difusión, así como, de coordinar y convocar a los actores
sociales e institucionales para la ejecución de la misma.
Paralelo a estas acciones, los representantes de la comunidad para la Fiesta, que son
los cabecillas, se reúnen con funcionarios del GAD y firman un “acta de compromiso
para la presentación de la Diablada”, en la se comprometen a: realizar 2 ensayos, la
formación de 6 parejas de línea, dos capariches, guarichas propias de la Diablada,
identificar Diablos con la indumentaria acorde a la tradición, contratación de la banda
Universidad de Cuenca
Autor: Carmen Landy Guamán [94]
de músicos con un mínimo de 12 integrantes, el cabecilla deberá garantizar el ingreso
de su partida al centro cantonal entre las 12h00 y 14h00 y su retorno a las 17h00,
ingresar por los lugares tradicionales, controlar a los participantes que estén ebrios y
las partidas deberán estar debidamente identificadas con una pancarta (Acta de
compromiso 2014). El cumplimiento de estos requisitos, les hace acreedores del apoyo
económico, siempre y cuando hayan cumplido con lo acordado.
Por una parte, es bueno […] porque nos obligan a salir organizados, […]
pero como le dije a la señorita Diana, ustedes deben mandar una gente que
vean la participación, no lo que diga el compadre. Algunas que no se
organizan, les descuentan lo mismo que a nosotros que hemos tenido
alguna fallita mínima, nos descuentan con el 30 o 40 por ciento […] yo no
di los nombres de las partidas que incumplieron, pero este año si, para que
ellos tengan los nombres de los que incumplen para que ellos tengan
precaución y vea. Ellos ofrecen 1250 pero con el descuento el año anterior
cogí 710. Este año fue 1000 dólares y cogí 960. (Zapatilla, 2017)
La intervención del GAD, tiene dividida la opinión de la comunidad. Los que están de
acuerdo por el apoyo económico, sometiendo su participación de su Fiesta, al
escrutinio institucional, advirtiendo la presencia de esas nuevas tiranías creadas por el
afán de salvaguardar desde una lógica reduccionista. “Nosotros no queremos afectar
en la forma de organización que tiene la comunidad en relación a los repasos y
preparativos, pero como institución también vendemos una imagen, apoyamos a la
parte cultural, al turismo del Cantón” (Masías, 2017). Pero también, desde la tiranía
de esta parte de la comunidad, que ve en la Fiesta, solo una oportunidad de bienestar
económico.
La paradoja, en términos de Cruces (1998), reside en el hecho de que la
intervención institucional, de ser el organismo mediador que gestiona, administra el
patrimonio local, se abroga funciones y pasa hacer el detentor de la manifestación, se
pierde en su cometido, dejando de lado a la comunidad y sus individuos, fijando un
objetivo, convertir la Fiesta en elemento de consumo, como proyecto político.
Para potenciar este objetivo, el GAD ha visto la necesidad de contratar un técnico
para que apoye al área de comunicación, “gracias a ese apoyo, estamos canalizando
otras estrategias para la difusión en redes sociales, se está definiendo el formato, en el
cual se va a difundir los personajes y también la información verás…” (Masías, 2017).
Se podría decir, que los agentes institucionales, se han extraviado en la pretensión de
salvaguardar la manifestación. En estas decisiones institucionales, sobre la Fiesta, son
ejecutadas al margen de la comunidad.
Universidad de Cuenca
Autor: Carmen Landy Guamán [95]
A su vez, los que no están de acuerdo, ven en esta intervención, ya no solo
institucional, sino del Alcalde, al utilizar la Fiesta con fines políticos partidistas y
personales. Se manifiestan opositores a las acciones que están rompiendo las
estructuras de la Fiesta, con la imposición de reglas, coartando su participación con
acuerdos que deben ser firmados por los cabecillas, para la entrega de dadivas
innecesarias, porque la Fiesta se ha organizado sin ella, considerada una manera de
usurpación del espacio simbólico de la manifestación para propósitos políticos. La
comunidad tiene, independientemente de cualquier mediación institucional, la facultad
de tomarse como objeto, en la Fiesta y su ritual, en el discurso cotidiano, en la acción
práctica (Cruces, 1998), en los medios de comunicación, en la acción política y las
relaciones con la autoridad.
La suerte de la gestión del patrimonio cultural en nuestro país, en la actualidad
nuevamente está en proceso reverso, a la cola del interés institucional, en un momento
en que las políticas de Estados miran hacia la economía y las obras de infraestructura,
un tema nada nuevo para quienes trabajamos en ésta área. Si un paso se dio para
generar proyectos de salvaguardia del PCI, con errores y aciertos, no es menos ciertos
que más de uno se están dado para atrás.
Los municipios medianos y pequeños, reciben una transferencia de competencias,
sin conocimiento de la responsabilidad que acarrea la conservación y salvaguardia de
su patrimonio cultural, sin personal capacitado y sin recursos. Sin embargo, el INPC,
ejecuta gestiones de capacitación para los GAD para que puedan acceder a recursos
que el Estado pudiera entregarles de fondos provenientes de la recuperación del IVA,
dicho de lado, son fondos que les corresponde por ley. Para burocratizar el proceso, se
realiza un convenio entre el Ministerio de Finanzas, la Asociación de Municipalidades
del Ecuador AME y el Banco del Estado, bajo este convenio los municipios deben
entregar los proyectos previa autorización del INPC al Banco del Estado, a esta entidad
les corresponde transferir los fondos.
En la región centro del país, que corresponde las provincias de Chimborazo,
Tungurahua y Cotopaxi, estos proceso son desconocido por la mayoría de los GAD
municipales, la otra parte que llega a saber, no está al corriente de cómo plantear
proyectos en esta área, algunos no les interesa el tema, otros que han puesto interés, lo
hacen con miras a ejecuten proyectos de investigación para las fiestas de sus patronos,
todos tienen la idea, de que, se eleve a patrimonio su manifestación, o ven como una
buena oportunidad para ganar votos en próximas elecciones seccionales.
Universidad de Cuenca
Autor: Carmen Landy Guamán [96]
4.3.2. De infraestructura
El análisis de los riesgos y valores, relacionados con la Fiesta, se vinculan con el
aprovechamiento de recursos humanos y económicos, esto dependen de algunas
dinámicas que posibilitan su continuidad, parte de estas posibilidades están
relacionadas con los actores sociales, colectivos e instituciones, que alrededor de la
Fiesta, activan diversas formas de patrimonialización. Sus limitantes están dadas desde
las acciones e instrumentalizaciones políticas y económicas (Díaz, 2015) que se
ejecutan alrededor a la manifestación festiva y a los territorios en los que se desarrolla.
En este contexto, la instrumentalización política y económica del GAD como
actores institucionales, juega un papel importante, la conexión está dada, en el objetivo
primordial de promover la Fiesta desde el turismo, en una Comisión interinstitucional
que propicie y ejecute las acciones necesarias de logística e infraestructura para
cumplir este objetivo. Son parte de esta Comisión los representante: del Concejo
Cantonal, Ministerio de Turismo Provincial y Cantonal, Ministerio Provincial de
Cultura, INPC Regional 3, Dirección Provincial de Educación, Policía, Bomberos y
dos representantes de la comunidad que participan en las partidas de Diablos (GAD
Municipal de Píllaro, 2013). Las instituciones acuerdan sus compromisos relacionados a
seguridad ciudadana, difusión y promoción, permisos y dotación de infraestructura,
limpieza de la ciudad, logística para tratar de cubrir las necesidades con la llegada de
los turistas, visitantes y comerciantes.
Así, las políticas generadas desde el GAD, se encaminan a esta instrumentalización
del patrimonio desde las instituciones, que, a partir de la creación de la Comisión, se
ha observado que cada año se permiten más atribuciones e intervenciones en la
organización de la Fiesta, ya no sólo con relación a los temas de logística.
Los actores de la sociedad, también forman parte de este proceso, han visto una
oportunidad de inversión para recibir a los turistas, visitantes y comerciantes, los que
requieren de servicios de hospedaje, alimentación, transporte, arriendos de espacios
temporales, etc. Para satisfacer estas necesidades, se han construido, por ejemplo,
infraestructura hoteles y hosterías, restaurantes, las líneas de buses han incrementado.
Con relación con la instrumentalización del PCI, se ha podido comprobar este uso
de manera más o menos explícita. Últimamente, los objetivos con respecto a la
actividad cultural, están cada día más cercanos a los interese del mercado y la
Universidad de Cuenca
Autor: Carmen Landy Guamán [97]
utilización del patrimonio como promoción turística. Tanto es así, que una vez
publicado la promoción de la Fiesta, en los medios de comunicación y ahora en redes
sociales, esta noticia se transforma en una estrategia de reclamo turístico para el año
nuevo.
Finalmente, a partir de estas puntualizaciones, se ha hecho una análisis de la Fiesta
desde las tensiones y relaciones de poder institucional vinculados a ella a partir de una
mirada Foucaultiana, es decir, desde las distintas formas de dominación y a los
retornos del saber, que son los que permiten que los contenidos históricos que
normalmente son guardados, sepultados o enmarcados en los discursos, se develen en
lo que él define como la insurrección de los saberes sometidos (Ávila, 2007) que en
la Fiesta de la Diablada, son las que han motivado y movido a las instituciones desde
su propio interés, generando políticas culturales como las declaratorias, para construir
a partir de esta legislación, nuevos referentes culturales, en un contexto socio cultural
en el que las narrativas nacionales y sus referentes, deben negociar sus posibilidades
significativas con elementos frágiles y de consumo proveniente de los contextos
globales y la sociedad de masa (Cabrera, 2011). Desde esta apreciación, en cuanto
instrumento institucional enmarcada en políticas culturales, la Declaratoria de esta
Fiesta como Patrimonio, ha producido efectos, positivos y/o negativos que pretendo
escudriñar en el siguiente capítulo de mí trabajo.
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Autor: Carmen Landy Guamán [98]
CAPITULO IV
Impactos de la Declaratoria sobre la Fiesta como Patrimonio
La intervención del Estado en los procesos de patrimonialización, como ya se ha visto,
tienden a normalizar las expresiones culturales, introduciéndoles en una nueva
relación, ya no solo culturales, sino meta cultural que antaño se daban por sentado
(Bortolotto, 2014). Esta cosificación e instrumentalización del patrimonio que
acompaña a la incorporación de la cultura oficial, implica efectos que están
relacionados con las dinámicas organizacionales, los nuevos significados y el sentido
de la Fiesta, así como de los impactos en la economía y sus relaciones socio culturales
e institucional.
4.1. Sobre lo económico
Las condiciones del capitalismo de producción, es decir las relaciones de producción
basadas socialmente en la existencia de los trabajadores y sus interrelaciones, no se
perpetúan únicamente gracias a las producciones del capital, sino también en todas las
acciones de trabajo que se puedan vender. Para ello, no basta el poder del Estado y de
sus aparatos para que estas relaciones sociales del capital se produzcan, es necesario
el ejercicio de poderes que se ejercen por todo el cuerpo social a través de los canales,
formas e instituciones más diversas.
Max Weber señaló acertadamente algo que Marx y los marxistas no
parecían haber tenido suficientemente en consideración: que el capitalismo
requiere capitalistas, es decir, sujetos movidos por un fundamentalismo
ético que los impulsa a un permanente cálculo y a una tensión vital
incesante con el objeto de obtener beneficios económicos. (Foucault, 1999,
p. 16)
Al respecto Foucault (1999) manifiesta, que en nuestra existencia, el sistema
capitalista invade mucho más. Este régimen, tal y como se instauró en el siglo XIX, ha
creado un conjunto de técnicas políticas y de poder, por mediación de las cuales, el ser
humano se encuentra ligado a una realidad como la del trabajo,
“…estas técnicas constituyen un conjunto que hace que los cuerpos y los
tiempos de los [seres humanos] se conviertan en tiempos de trabajo y en
fuerza de trabajo de tal forma que puedan ser efectivamente utilizados para
ser transformados en su beneficio…”. (p. 17)
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Autor: Carmen Landy Guamán [99]
Los procesos de patrimonialización en torno al PCI, se producen con el objetivo de
introducir nuevas mercancías en el mercado, terminando por turistizar, museificar,
espectaculizar y mercantilizar las manifestaciones culturales que se pretendía
salvaguardar, donde los sujetos pasan a ser objetos expuestos interpretándose a sí
mismos (Pacheco, 2012). Quienes ven en el patrimonio una ocasión para valorizar
económicamente el espacio social o un simple obstáculo al progreso económico que
sustenta una concepción mercantista (Canclini, 1993, p. 23). Este rumbo mercantil,
guiará los criterios empleados en las acciones que estén encaminadas a justificar los
gastos que realicen, los mismos que se convierten de ganancia a mercado del
comercio, turismo, alimentacion, hospedaje entre otros.
El patrimonio cultural como producto turístico, esta sujeto a una valoración
económica de este espacio social, sustentan así, una concepción mercatilísta de los
bienes culturales, los cuales pretenden que se conviertan en elementos de consumo.
Este destino mercantíl, es el que guía un importante aspecto de la Fiesta de la Diablada
Pillareña, consecuencia desde su Declaratoria como Patrimonio Inmaterial. En este
sentido, el impacto económico que se produce en Píllaro tiene un antes y un después
de su Declaratoria.
La Fiesta siendo desde sus orígenes, una manifestación festiva de carácter local y
comunitaria, donde las relaciones socio-económicas estaban dadas desde una
perspectiva territorial, las dinámicas provocadas en torno a su Fiesta, se producían a
partir de un conjunto de transacciones comerciales de alimentos y diversos productos
en tiempo de fiesta, a partir de los principios de una economía moral, en que la
reflexión epistemológica de consumo, decanta y explicita la oferta y la demanda bajo
un conceso popular (Thompson, 1971).
“…que alude justamente a esos mecanismos específicos y a esas fuerzas
profundas que regulan y determinan, en general, las acciones de protesta
de las clases populares, en esos momentos de ruptura del equilibrio social
que constituyen a las distintas formas y variantes de esa misma
insubordinación abierta y activa de los subalternos. (Aguirre, 2010, p. 7)
Que en nuestra comunidades andinas ecuatorianas, están estratificadas por sectores
que viven su economía moral desde la austeridad, sin embargo, en tiempos de Fiesta,
a pesar o más allá de su forma de vida, rompen con lo cotidiano, como es la Fiesta
misma, momento liminal que libera desde las formas de articular su economía.
Así, la economía en tiempos de Fiesta, se dinamizaba, desde lo local hacia su
comunidad, donde los trajes de los personajes y caretas, eran confeccionados por
artesanos y manos pillareñas, como negocios familiares, cuyos saberes han sido
Universidad de Cuenca
Autor: Carmen Landy Guamán [100]
transmitidos de generación a generación. La comida, preparada desde las manos de
mujeres, con productos de la zona. Estos productos y alimentos eran consumidos en
tiempos de Fiesta por la comunidad, que participaban en las partidas y los que llegaban
al centro de Píllaro para vivir de otra manera.
Los cabecillas, como dinamizadores de la economía local, lo hacen, a través del
cobro de la participación de los personajes en sus partidas, además son los que
contrátan a los músicos, la comida y la bebida. La economía moral en tiempos de
Fiesta, es convocada a existir como resistencia a la economía de libre mercado, donde
los grupos de familia, amigos y colectivos están sujetos a la oferta y la demanda y al
alza de los precios en tiempos extraordinarios.
La Fiesta post declaratoria, toma otro giro, al dejar de ser una manifestación
comunitaria, para transformarse en una Fiesta, de local a nacional, de una celebración
al espectáculo, de una economía moral a la de libre mercado, donde la
instrumentalización de la manifestación se traduce a cuotas de mercado intercaladas y
superpuestas con valoraciones –autenticidades- (Canclini, 1993), “estaríamos ante un
patrimonio material más que inmaterial por volumen de negocio y gestión cultural”
(Santamaría, 2013, p. 270), ya que los pretendidos límites entre el patrimonio material
e inmateril se diluye, llevándonos a interpelar ¿Puede ser la Diablada Pillareña, solo
patrimonio inmaterial, en cuanto a su carga simbólica y ritualidad, elementos que son
parte de un constructo de identidad y ser poseedor de materialidad en cuanto a los
elementos que lo representan? La pregunta nos hace reflexionar sobre los criterios
eurocentristas con que la Lista Representativa, que la Unesco determina y jerarquiza
desde una cartografía político-cultural (Santamaría, 2013) valorizando ciertos
instrumentos: religiosos cristianos, monumentales, occidentales e históricos.
Estas fallas conceptuales sobre el patrimonio inmaterial, se evidencian cuando del
valor económico de la Fiesta se trata, en donde se estimúlan mercados como el turismo,
el comercio y el empresarial, generando infraestructura y beneficios económicos para
Píllaro.
Para nosotros como pillareños es bueno, uno se ha promocionado por
cuestión de la tradición, y otro que es beneficioso tanto para nosotros como
confeccionistas y para los negocios como salones, hoteles, todo, genera
mucho dinero, casi es más rentable que la Fiesta de Píllaro, para nosotros
es más rentable […]. Nosotros tenemos una partida de Diablos que se
alquila y van a otras ciudades y cantones, a la costa al oriente. (Velasteguí,
2017)
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Autor: Carmen Landy Guamán [101]
No en vano, se ha desarrollado una muy importante campaña de difusión y promoción
desde los Ministerios de Turismo y Cultura y el GAD del Municipio de Píllaro, a partir
de su Declaratoria, para favorecer la llegada de turistas durante los seis días de Fiesta,
una campaña que hoy ha sobrepasado la institución y son los colectivos culturales,
empresas y negocios quienes difunden, especialmente en redes sociales.
A todo esto, se suma la nueva economía de mercado que se ejerce en la Fiesta, en
el que las formas de comerciar, se transforman en espacios de lucha de poder
geopolítico entre los comerciantes locales versus los informales. Las ventas se han
transformado en transacciones online, especialmente de caretas, diseñadas y
elaboradas por artistas y colectivos culturales, quienes promocionan su producto, para
ser adquiridas con la debida anticipación, antes que se agoten, son en número limitado,
con certificación IEPI (Instituto Ecuatoriano de Propiedad Intelectual), iniciativas que
se han transformado en emprendimientos, que se convierten en la verdadera materia
prima del proceso productivo actual, que dinamizando la capacidad de transformación
y adaptación, así como la comprensión de las interrelaciones que se dan, entre las
actividades económicas y la Fiesta, coexistiendo ésta adaptación tal vez un mecanismo
para su salvaguardia.
De este modo, las complejas formas de producción capitalistas, en la actualidad se
combinan en una producción de; información, símbolos y lenguaje, así como una
producción de afectos (Preciado, 2008) que califican al trabajo como relaciones de
comunicación e intercambio de saberes.
4.2. Impactos socio-culturales
A lo largo del trabajo, me he encontrado de manera permanente en las entrevistas y
conversaciones con dos ideas que merecen ser comentadas. La primera, la vinculación
entre la Fiesta como patrimonio etnográfico y cultura tradicional, segundo la
interrelación de patrimonio etnográfico a una comunidad.
El concepto de tradición o tradicional, con él que se identifica a los rituales y los
elementos simbólicos de la Fiesta, que “según la Unesco significa, no inscrito, sin
firma […], pudiendo ser objeto de usurpación por particulares o extraños” (García,
2017, p. 13), se mueve en el angosto camino que ha trazado una práctica de estudios
populares que surgieron en un momento histórico, en el que los estudios de las
tradiciones de los pueblos, que se han mantenido desde la transmisión oralidad del
conocimiento, estaban motivadas por intereses políticos, por no estar documentada
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Autor: Carmen Landy Guamán [102]
dentro de los parámetros institucionales del saber científico. Por otro lado, la tendencia
patrimonialista nacida desde la institución, que normaliza y cosificar las expresiones
y manifestación de la cultura, que además de excluyentes pronto se utilizaría, en
beneficio de ideas populistas (García, 2017), como conocimiento local, ha
permanecido latente en el imaginario de la comunidad de Píllaro, que para conceptuar
su Fiesta, lo hace desde la tradición, lo tradicional, cuando quieren expresar que es
suyo, de la comunidad, que no debe cambiar, que debe ser así y no de otra manera.
Es desde estas definiciones, que la comunidad de Píllaro, declaran pertenecer a la
Fiesta tradicional de la Diablada, la nomenclatura Fiesta Patrimonio Cultural no les
identifica, en su imaginario y recreación de su manifestación, todavía hoy lo hacen
desde la oralidad, los textos, estudios y expedientes, son ejercicios desde la institución
y la academia, a los cuales no tienen acceso, lo que sí les ha alcanzado son los
impactos, problemas y efectos de las decisiones tomadas por y desde las instituciones.
La cultura al igual que la economía es una manera de ver la sociedad, en la medida
que la “cultura se volvió una cosa a semejanza de otras entidades cosificadas como el
mercado, la economía, el Estado y la sociedad” (Trouillot, 2003, p. 184), cada una de
estas tres palabras, han transformado sus relaciones y acciones culturales, así, la
cultura en términos de Trouillot ha pasado de ser una herramienta conceptual
descriptiva a un concepto explicativo.
Por otro lado, la cultura siempre es un discurso tanto como una acción, el uso de la
cultura ha significado una herramienta para delinear unidades de análisis como la
Diablada, que como estudio de caso y desde una mirada de la antropología
contemporánea se ha configurado en un discurso fuertemente narrativo (Alvarado,
2001) permitiéndome desde la etnografía conocer y analizar la Fiesta y sus
interrelaciones y dinámicas socio-culturales, así como sus simbolismos y ritualidades.
La Diablada y su patrimonialización como instrumento de estudio, ha dejado
percibir sobre problemas e impactos que se han producido en la Fiesta luego de su
Declaratoria, como el económico desde la materialidad, sin embargo, la narrativa de
la Fiesta va más allá. Los impactos pueden ser evidenciados, si nos remitimos a la
Fiesta antes y después de su Declaratoria, punto de quiebre sobre el cual se ha
levantado la información etnográfica y de investigación, sobre la que se puede
identificar uno de sus aspectos, el impacto socio-culturales. A partir de la comparación
realizado en el gráfico No.1, se evidencia las relaciones de los actores de la sociedad
antes y post Declaratoria.
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Autor: Carmen Landy Guamán [103]
Tabla 1
Actores de la Sociedad
Nota. Relaciones de los actores de la sociedad antes y post Declaratoria.
Sin duda, los impactos sobre la Fiesta a partir de la patrimonialización analizados
desde los actores sociales, tanto positivos como negativos, evidencian importantes
Actores Antes de la Declaratoria Post Declaratoria
Caretas antropomórficas con
cornamenta de venado, nariz
aguileña, colmillos cruzados,
pómulos predominantes
Toma formas zoomorfas,
espectaculares, monstruosas. Se
hacen personalizadas, de acuerdo al
cliente.
Técnica papel engomado.La técnica es la misma, los elementos
van cambiando.
Confección artesanal en un número
limitado.
Han ido en aumento, hoy son artistas y
colectivos culturales que los producen.
Su comercialización es local.Su comercialización se ha extendido
online. Propiedad intelectual
En los días de Fiesta, las partidas
eran acompañadas por bandas de
pueblo.
Las partidas son acompañadas por
bandas de pueblo por las partidas
rurales y orquestas por las urbanas.
La preparación de la comida se lo
hacía con elementos propios de la
zona y de cierta manera específica,
no ha cambiado tras hacerlo cada
año.
El número de visitantes supera la
producción tradicional. El consumo se
diversifica.
Se prepara con anticipación, desde
la crianza de los animales y la
cocha de sus propios productos.
Este proceso se da de manera mínima.
Se produce la economía moral. Se produce una economía de mercado.
Generando normativas para la
patrimonialización.
Incentivó a la comunidad para que
su presentación sea mejor, toda
vez que ellos están trabajando para
que sea Patrimonio su Fiesta.
Los comerciantes
La economía se dinamiza de
manera local.
Los comerciantes informales se toman
la ciudad. La economía local se ha
reactivado. Se generan conflictos por el
espacio.
El GAD del Municipio de PíllaroEs el ente, organizador, regulador,
promotor y financiero.
Interviene cinco años antes,
mediante la entrega de un aporte
voluntario por parte del Alcalde y
Concejales.
Artesanos que confeccionan las
caretas
músicos
Con ellos se empezaba en los
repasos, el acompañamiento era
un violín y una guitarra.
Se continúa con esta tradición.
Comunidad que prepara la
comida
Fritada, caldo de gallina,
empanadas, tamales.
Esta tradición culinaria continúa, sin
embargo, la venta de los informales
supera en número y cantidad.
Diversifican la oferta.
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Autor: Carmen Landy Guamán [104]
cambios, desde una perspectiva comparada, en la producción de las caretas ejecutada
desde lo artesanal que luego toma forma de arte, esto nos acerca a dos aspectos
diferentes en medio de sus semejanzas. El de los artesanos que asumen la confección
de las caretas de los Diablos, que lo usan cada Fiesta año tras año, fieles a técnicas
tradicionales y los orígenes del poder pastoral.
Yo empecé a confeccionar las caretas donde don Cristino no se el apellido,
en la Plaza San Juan desde el año 1965, él me decía que le ayude a hacer,
tenía 5 moldes, cuando él ya se murió yo seguí trabajando en esto […].
Tengo un molde de cera, de cascajo, de cemento un molde de 30 años y 40
años. (comunicación personal a Segundo Chicaiza, 15 de julio de 2017)
Resulta importante resaltar, cómo en medio de esta actividad artesanal se producen y
recrean saberes, la transmisión de conocimiento de técnicas artesanales que se
transmite de generación a generación, lo que permite apreciar mejor como se perciben
el ser artesanos.
Los que optan por su creación libre utilizando sus recursos plásticos, desde donde
expresan su propio discurso político y social, crean imágenes móviles desde su
imaginario dando nuevas formas y conceptos a sus obras, transformando las caretas
desde la individualidad y el inconsciente colectivo, los que en la búsqueda de nuevas
formas, materiales, texturas y colores crean y recrean el imaginario colectivo,
transitando de una aparente repetición de los legados para confeccionar caretas
siempre iguales y siempre distintas, construcción permanente y viva como es la Fiesta.
Ahora, hay grupos de jóvenes que dictan talleres, que se ve en las redes
sociales, un montón de gente, están con grupos, ahora lo hacen por
famosidad que por cultura. Por ejemplo el monster7 tiene su grupo que se
llama pucañahui8, hay otro grupo de por acá que se llama los piqueteros
(Núñez, 2017).
Se trata de un mundo en transformación, donde en el curso de pocos años, bajo la
salvaguardia de las políticas culturales, ellos desbordan las expectativas buscando
legitimar sus obras, bajo el amparo de la propiedad intelectual, caso inédito en nuestro
país donde se aplica esta medida como protección al patrimonio inmaterial.
La ritualidad en los repasos, la música y la comida relacionan a la comunidad
alrededor de la Fiesta, de esta última podemos decir que su preparación y confección
marcaron la percepción de la manifestación dentro de la comunidad de Píllaro, creando
una cultura alimenticia propia, mecanismo complejo que confirma la identidad de la
7 Monster, es como se le conoce a Fabián Ramírez del Barrio San Antonio, joven muy popular en la comunidad. 8 Palabra quichwa que significa cara roja o colorada.
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Autor: Carmen Landy Guamán [105]
Fiesta y de Píllaro a través de la comida, sus formas y elementos. La cocina ha crea
símbolos y rituales, la vinculación entre la Fiesta, el calendario festivo-productivo es
importante en la medida, que gracias a este vínculo se garantiza su continuidad de esta
manifestación simbólica y sociales que actualmente ha sido enmarcada dentro de lo
que construye la identidad pillareña.
4.3. En la estructura y la dinámica organizacional
La Fiesta nace como un espacio de resistencia, a la vez de reencuentro, liminal, además
de múltiples aristas que se entrecruzan en una compleja trama “policromática: lo lúdico
con lo sagrado, lo poético con lo comercial, lo religioso con lo mítico, lo profano con
cosmovisiones pretéritas” (Sevilla, 2005, p. 341) provocando que la Fiesta y su
ritualidad sean un todo, la comida, los preparativos, el baile, los trajes, la economía,
las relaciones de poder y el trabajo.
La Fiesta con su calendario festivo, es organizada anualmente en el que las familias,
colectivos, comunidad e instituciones, coordinan y afinan detalles con el propósito de
entregar a la comunidad y visitantes sus mejores esfuerzos, los mismos que a pesar de
los acuerdos y desacuerdos salen adelante. La manifestación festiva, tiene su propia
dinámica y estructura, desarrollada en un escenario desde la teatralidad, considerando
el modo como lo individuos, en determinado escenario, se presentan a sí mismos y su
actividad a los demás, las formas como se muestran y controlan, las impresiones que
quieren dar (Caballero, 1998) y el tipo de cosas que hace o deja de hacer mientras
realiza su representación delante del otro, en el escenario.
Para que esta forma de ver la realidad actúe en la Fiesta, crean su propio escenario
y se organizan de determinada manera, los mismos que han sufrido cambio,
mutaciones, significativas y significantes.
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Autor: Carmen Landy Guamán [106]
Tabla 2
Escenario y Organización de la Fiesta antes y post Declaratoria
Nota. Estructura y dinámica de la Fiesta antes y post declaratoria
La capacidad para producir expresiones, implica dos tipos de actividades
absolutamente opuestas. La primera, sobre los símbolos verbales en el sentido
tradicional y, la segunda, es una extensa sucesión de acciones (Caballero, 1998)
ejecutadas por un grupo de personas y/o comunidad que transmiten intencionalmente
Actividades Ante de la Declaratoria Post Declaratoria
Fiesta convocada y asumida por la comunidad. Fiesta asumida por el GAD y la comunidad.
Fiesta de origen rural que se toma el espacio
urbano.
Fiesta urbana con participación del sector rural
y abierta a todos los turistas y visitantes.
Determinación del cabecilla, un líder de la
comunidad, hombre que evidencia un prestigio
social.
El cabecilla una persona de la comunidad
hombre o mujer, dispuesta a asumir gastos y
beneficios económicos que genera la Fiesta.
Convocatoria del cabecilla a la comunidad
mediante invitación directa para que participen.
Invitación del cabecilla a la comunidad y público
mediante propaganda y perifoneo.
Invitación a los personajes, miembros de la
comunidad. Pagaban al cabecilla por su
participación
Invitación abierta, para que representen a los
personajes. Pagan al cabecilla por su
participación.
Invitación especial personal a participar a las
parejas de línea. Su aceptación es un
compromiso formal.
Invitación especial, algunas veces tienen que
pagar para que participen. Se ha perdido la
formalidad de este compromiso.
Los repasos, reuniones convenidas en las que
se transmite los conocimientos.
Proceso a cumplir para el informe del GAD,
previa entrega de su apoyo económico.
Contratación a los músicos y banda de pueblo
en las que se entona música tradicional
ecuatoriana
Contratación de músicos y orquestas, en la
que se entona música nacional e internacional.
Concentración de todos los participantes en la
casa del cabecilla.
Concentración de algunos participantes en la
casa del cabecilla. Existe la presencia de
medios de comunicación y turistas.
Las salidas, espacio donde toda la comunidad
que participa baja al centro, bailando y
bebiendo, acompañados de la banda de
músicos.
Las salidas, algunos de los participantes bajan
al centro, en compañía de los medios de
comunicación y visitantes
Llegada al sitio cuatro esquinas, de todos los
participantes, previo pago o acuerdos con el
cabecilla.
Llegada al sitio cuatro esquinas donde recién
se produce el pago al cabecilla por parte de
algunas personas para su participación.
Los descansos, momento de compartir con los
amigos y familia
Los descansos, espacio donde se aprovecha
la venta además a los visitantes y turistas.
Retorno a la comunidadEn algunos casos ya no se da el retorno. Se
quedan en los bailes populares.
Fiesta en la comunidad con los participantes,
esta reunión es más íntima y familiar.
Las Fiestas en la comunidad está
desapareciendo.
Fiesta de los Santos Inocentes o Fiesta de la
DiabladaFiesta de la Diablada de Píllaro
Preparación de alimentos y bebidas, para la
comunidad y los participantes
La preparación de los alimentos para los
participantes. Los comerciantes informales se
toman el espacio de ventas a los visitantes y la
comunidad.
Preparativos para la
Fiesta
Los días de Fiesta
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Autor: Carmen Landy Guamán [107]
una información para dar determinado mensaje, así es como ha funcionado la
organización de la Fiesta, tomando como teatro, la ciudad y sus actores la comunidad.
Un tercer escenario se produce, el determinado por la Declaratoria de la Fiesta como
Patrimonio Cultural, este último es el que en definitiva producen los cambios e
impactos.
Desde el escenario de símbolos verbales, la Fiesta se mantiene, las reuniones para
su organización, los oficios ejecutados por los cabecillas, los repasos en donde
interactúa la comunidad entre sí, las salidas, los retornos, etc. Los cambios sustanciales
se producen en las expresiones rituales, transformando y afectando el sentido
comunitario de la Fiesta, a partir de las formas de relacionarse en las actividades que
se ejecutan para su organización: los cabecillas, ya no son necesariamente líderes de
la comunidad, los espacios de convivialidad familiar y comunitaria se han reducido,
dando paso a un proceso de libre mercado a los momentos de las salidas, los repasos,
los descansos, el retorno de las partidas a sus comunidades.
Ahora la gente que no ha bailado nunca, están participando porque el
Alcalde les dice, les vamos a dar el apoyo, entonces dicen los otros
sectores, yo también voy hacer, así ahora salen gente que no sabe nada de
la Fiesta, solo por el apoyo. (Álvarez, 2017)
De esta manera, se puede ver que la Diablada y su ritualidad festiva, como una fase
específica de los procesos sociales, por lo que este grupo humano llega a ajustarse a
sus cambios internos (Turner, 1999). La Fiesta se está abriendo de lo comunitario a lo
global, a nuevas formas de interrelaciones sociales, institucionales, culturales, pasando
así al discurso global de la diferencia (Santamaría, 2013) donde los cambios impactan
en el seno de la comunidad, que son importantes porque la Fiesta “ya dejó de ser tema
de los pillareños hacer la promoción, de compartir, de conversar sobre la Fiesta”
(Entrevista a Ítalo Espín, enero del 2007).
El tercer escenario, la patrimonialización de la Fiesta, una nomenclatura como
afirman algunos entrevistados, es el hecho que, como ya se lo ha demostrado
ampliamente, el que ha impactado de una manera muy significativa a la Fiesta y a la
comunidad detentora.
Si he escuchado, yo he querido entrar en eso, pero el señor del Municipio
me dijo que ya era muy viejo, de la tercera edad, que debo heredar a un
hijo, hija o nieto, nieta para que le respalden a usted, bueno yo tengo a mija
le dije, entonces por eso ella está ahora al frente como cabecilla. (Álvarez,
2017)
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Autor: Carmen Landy Guamán [108]
Es la institución la que determina, quién, y cuando se debe transferir o heredar la
Fiesta, se está siguiendo un camino trazado y normado desde la institución, desde sus
intereses, se apropian de manera consiente algunos, inconsciente otros, los hacen suyo
y transforman su ritualidad simbólica. La misma que se materializa, al convertirle a la
ciudad un negocio y espectáculo, mediático, como un spot publicitario. En este sentido,
el turismo cultural, no es otra cosa más que una colosal maquinaria de tematizar, que
convierte la ciudad en una especie de parque de atracciones, en torno a ciertas
manifestaciones culturales que se consideran potentes (Delgado, 2006), las que son
visitadas y admiradas desde la mirada cosificadora que desde la institución se ha
creado, a la cual le han despojado de su historicidad.
4.4. Sobre el sentido y los significados de la Fiesta
Toda realidad supone una construcción social por lo tanto simbólica, es decir toda
manifestación está construida por un entramado de significados, que se superponen
desde su historia y se recrean y renuevan de manera constante. La producción social
de la Fiesta de la Diablada de Píllaro, desde el punto de vista foucaultiano, tiene tres
formas, las del saber, que pertenecen a la ritualidad simbólica a través de las cuales se
ha dado sentido y se construye la manifestación, las del poder, que están dadas sobre
las relaciones sociales e institucionales y, de subjetividad, relativo a la interiorización
de los personajes y actores sociales como dinamizadores de procesos culturales. A
partir de esta última forma, la Diablada no muestra tanto lo que el Diablo quiere
expresar, sino lo que los espectadores interpretan, el espectáculo, lo exótico, la
fascinación, la curiosidad.
Sin embargo, no solo de ésta forma subjetiva externa está compuesta la
manifestación, existen otros componentes que lo enriquecen, como es la temporalidad,
marcada por un hecho histórico institucional trascendental, la patrimonialización, la
que ha producido giros profundos en la organización, los escenarios, actores sociales
y los personajes que participan, que dan forma y vida a la Fiesta.
Esta temporalidad, nos da la posibilidad de entender al patrimonio cultural dentro
de otros modos de reflexividad cultural, que implica un diálogo también del otro, otras
presencias, voces e identidades, donde los seres humanos tenemos independientemente
de cualquier mediación institucional, la facultad de tomarnos a nosotros mismo como
objetos en la Fiesta y su ritual (Cruces, 1998) y a la vez examinar y hurgar sobre los
Universidad de Cuenca
Autor: Carmen Landy Guamán [109]
impactos producidos desde los personajes que han transitado dentro de una
historicidad local, fragmentada, sin un origen cierto, que sin embargo es un elemento
de construcción de su identidad, fuerte como su personaje principal el Diablo.
Tabla 3
Los personajes de la Diablada
Nota. Cambios, e impactos que la Declaratoria ha producido en los personajes
Personajes Antes de la Declaratoria Post Declaratoria
Personaje representado por un
miembro de la comunidad.
Personajes representados por miembros de la
comunidad. En la actualidad puede también ser los
visitantes y turistas.
En sus orígenes, expresión insurgente
en contra del orden político y religiosoPersonaje insurgente, contra el sistema establecido.
Su participación es un número
reducido, luego aumenta su
participación.
Su participación es masiva.
Representado por hombres, las
mujeres y los niños no intervenían.Algunas mujeres participan, niños en poco.
Hace unos cincuenta años, el Diablo
vestía camisa de mujer, pantalón de
tela, pañuelo y usaba careta. Hace
uno 25 años empezaron a vestirse de
rojo, con telas de satín, medias de
mujer y zapatos de goma. Poco a
poco se fueron uniformando
Su vestimenta es de randa, con flecos, modelos
diversos, incluso con chaquetas; ahora bailan con
coronillas, peluca, casi similar a la Diablada de
Oruro. Se ha espectacularizado.
Predomina el rojo y el negro.
El rojo y negro ya no es predominante, la utilización
de otros colores según el personaje que
caracterizan.
Las mujeres se ataviaban con vestido
colorido, careta de malla de plástico
similar a la de los hombres, pañuelo
de satín en la cabeza, medias nylon y
zapatos a su gusto, en las manos un
pañuelo que agitan a lo largo del
recorrido.
Un hombre vestido de mujer,
representaba, además de “liviana” y
“hombruna”, era “mujer de militar
Es el personaje que rompe con los esquemas,
siendo mujeres disfrazadas de mujeres, asumen un
discurso biopolitico.
Bestia camisón, medias de color
carne, zapatos de goma, careta de
malla de plástico, llevaba en sus
maños una botella de aguardiente o
un bebe de juguete.
en vez de camisón usan vestidos, con cintas, más
elaborado, un pañuelo en los hombros, se ha visto
algunos como careta utilizar una máscara de
oxígeno, esto de manera esporádica
Remedo de un barrendero municipal. Remedo de un barrendero municipal.
Vestía, poncho indígena, sombrero,
careta de malla de plástico, pantalón
gris y alpargatas. Llevaba una escoba
hecha de ramas de árbol.
Capariche
Formadas por un hombre y una
mujer, eran en el número de ocho
parejas
Los hombres vestía traje formal,
pantalón oscuro, camisa blanca,
pañuelo de satín en los hombros,
careta de malla de plástico y sobrero
de paño.
Diablo
Pareja de línea
Personaje que no ha sufrido cambios importantes,
su número según el GAD deber ser el mismo, ni
más ni menos.
Guarichas
Universidad de Cuenca
Autor: Carmen Landy Guamán [110]
Los actores sociales, son los que protagonizan la Fiesta a través de sus personajes, los
cuales expresan sentimientos individuales y colectivos. En éstas manifestaciones
colectivas, más allá de las formas subjetivas, ideológicas de insurgencia, se observan
las funciones latentes de sus múltiples significados relacionados con las tensiones
sociales, su identidad, la rivalidad entre partidas y desacuerdos entre comerciantes, así
como la diversidad de género, de clases y territoriales.
La Fiesta de la Diablada, ha sido tratada desde algunas perspectivas, que van desde
la teatralidad, la tradición, actores sociales, hasta la cosificación como elemento de
consumo y objeto de atención del turismo cultural. Sin embargo, hay un eje transversal
que cruza esa línea invisible, que son los significados que buscan las fronteras
interiores singulares (Valcuende, 2009), esos múltiples sentimientos generados en un
tránsito en el que la frontera como la realidad física concreta a como realidad simbólica
de carácter abstracto aparece como telón de fondo.
La patrimonialización, punto de quiebre, como ya lo he manifestado, a partir de los
personajes, el sentido y significados, siguen intactos, la voz insurgente principio de la
Fiesta se mantiene, es actual, más allá de que si los Diablos están representados por
miembros de la comunidad o no, las fronteras se abren ya no le definen. Su espacio
territorializado se ha modificado, a partir de generar sus propios y renovados
significados desde una realidad simbólica, que progresivamente va superando la
noción de territorio como realidad física concreta (Valcuende, 2009). Si es rojo, blanco
o amarillo, es intrascendente, los Diablos mutan, se adaptan al momento actual, se
globalizan, sus sentidos están claramente influenciados por nociones políticas.
En el fenómeno que está ocurriendo con las guarichas, se encuentra un discurso de
género que según Viteri “es una categoría de desigualdad que actúa simultáneamente
con otras variables, como edad, raza, etnicidad nacionalidad, entre otras, para generar
unas condiciones estructurales” (2017, p. 13), lo femenino se construye en desigualdad
y representa vulnerabilidad. Las guarichas, hoy mujeres disfrazadas de mujeres, ya no
necesitan de una figura masculina para que lo representen, lo que “parece algo más
peligroso que la violencia en sí” (Ziga, 2009, p. 69), porque son los hombres (el
Diablo) y el Estado, quienes ostentan el monopolio de la violencia legítima. La
feminidad espectacular e insurgentes desde las guarichas, se ha convertido en una
frontera identitaria donde se diluyen las alianzas biopoliticas del sistema patriarcal,
una feminidad impostora que es otra forma de resistencia anticapitalista.
Universidad de Cuenca
Autor: Carmen Landy Guamán [111]
La imagen de la mujer vendida por este sistema, es la de la víctima, la madre
abnegada, la mujer piadosa, construcción social occidental como la nuestra, en la que
se crean grandes expectativas sobre los roles que han de desempeñar mujeres y
hombres de todas las edades y condiciones sobre unos valores sociales, culturales y
étnicos determinados (Platero, 2014), desde esta apreciación, las guarichas de la
Diablada de Píllaro, son vistas como blancos de la crítica de toda la comunidad,
especialmente de las mismas mujeres, “por eso se veta la exposición voluntaria de
nuestros cuerpos y se nos manda callar, incluso cuando hablan de nosotras” (Ziga,
2009, p. 117), desde esta construcción social, dual patriarcal estigmatizan a su propio
género, cosa que no sucede con los hombres, porque ellos siempre se alían entre ellos.
Esta relación de desigualdad y dominación masculina patriarcal, que historicamente
esta dada desde los comienzos de la sociedad, a través de la diferenciacion visible y
biológica de los cuerpos (Fischer, 2003), donde la construcción de geénero biene dada
desde la lógica dicotómica, binaria que situa a la mujer como seres pasivos (Ziga,
2009), un sistema patriarcal muy común en nuestro país. Ahora ser guaricha es una
moda, no es ya una representación de cultura o por el gusto mismo. Es una moda,
porque viene gente de muchos lados, alquilan la ropa y bailan. (Entrevista a Andrés
Núñez, septiembre del 2017). A partir de ésta lógica, se mueve todas las relaciones,
inclusive las del Diablo de Píllaro, encarnado en un ser masculino, al que la religión y
el sistema le permite ser el insurgente.
Las interacciones se han desarrollado desde la lógica binaria patriarcal, que ha sido
vistas como no problemático, donde la reflexión política en materia de construcción y
equidad de género biene dada desde la lógica dicotómica, que sitúa a las mujeres como
“seres pasivos y negativos, incluso en los ambientes menos normativos y en colectivos
femeninos” (Ziga, 2009, p. 51) “donde se exalta los valores familiares y la maternidad
doméstica” (Preciado, 2008, p. 27), sin cuestionar la raíz heteroxesual, naturalizada
en todos los ambitos del quehacer social, cultural, político, entre otros. Es importante
anotar que cuando se trata de hablar de género, se asume como un asunto de mujeres
y de mujeres feministas, es decir de aquellas que tienen una posición y un discurso
biopolítico.
La participación de las guarichas, hoy calificada de moda, subestima su posición
biopolitica insurgente. Para Diana Masias, con esta forma de participar la Fiesta se
distorsiona, puede llegar a ser una ¡guarichada! ya no los hombres diablos insurgentes,
ahora mujeres vestidas de mujeres emborrachándose, más que los diablos, ¡qué horror!
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Autor: Carmen Landy Guamán [112]
Así, a las guarichas del siglo XXI, pertenecientes a este mundo global, al parecer
nada les hace más felices, que estar conectadas con otros seres perversos, sacrificando
con entusiasmo sus propios cuerpos, en días de Fiesta, “eso me parece tan subversivo”
(Ziga, 2009, p. 90) que exhiban su felicidad, haciendo de sus cuerpos uno de los objetos
pop de la sociedad de consumo (Preciado, 2008, p. 28). Esto última muestra, cómo
nuevas y renovadas fuerzas simbólica de este rito festivo y de sus componentes
socialmente marginales, son una condición esencial para el acceso al nuevo estatus del
patrimonio: la transformación de los detentores de Fiesta de la Diablada, que tenían
reputación de borrachos y peleadores, corresponde a la normalización de los aspectos
insurgentes de la comunidad.
4.5. Políticas de salvaguardia en el PCI
Si bien, el reconocimiento del INPC plasmado en la patrimonialización de la Fiesta,
ha marcado el paso definitivo de la celebración al espectáculo, la metamorfosis
metacultural (Bortolotto, 2014) de la Diablada, no es sólo una consecuencia del
etiquetado del INPC, sino su presuposición. Los actores sociales e institucionales de
la comunidad, han tomado las riendas de los acontecimientos que se han dado a partir
de la Declaratoria, no han esperado de la intervención del INPC, para que les otorgue
la conciencia patrimonial, es decir de una visión alejada y cosificante de sus
expresiones culturales (Bortolotto, 2014), la Diablada, en ese sentido es un buen
ejemplo de una patrimonialización cada vez más influenciada por la agencia social,
que transforman las tradiciones en recurso de identidad, económico o turístico.
En el 2008 la Declaratoria de la Fiesta como Patrimonio Cultural Inmaterial del
Estado cambio los sentidos y significados de la Fiesta, al respecto, Elizabeth Solano,
ex funcionaria del INPC Regional 3, quien participó en este proceso, comenta:
Ahora lo importante es saber, cómo esta Declaratoria ha sido gestionada
en el tiempo, no sé si desde el GAD Municipal de Píllaro o desde el INPC
se ha pensado o generado ya, un plan de acciones a favor de la Diablada de
Píllaro, a manera de un plan de salvaguardia, instrumento metodológico
que tendría como finalidad definir participativamente acciones concretas a
favor de manifestaciones culturales, es decir, colaborar en que éstas, para
y desde la gente, sigan vigentes, practicadas y pertinentes. (comunicación
personal, 5 de septiembre del 2017)
En efecto, en el 2012, el GAD del Municipio de Píllaro, ejecuta los estudios “Para la
Recuperación y Fortalecimiento de Patrimonio Material e Inmaterial de Píllaro”, en el
cual se determina con relación a la Fiesta, dos productos: Uno, niveles de acción en
Universidad de Cuenca
Autor: Carmen Landy Guamán [113]
los que se determina la propuesta de salvaguardia de su patrimonio cultural,
identificando espacios para la construcción y creación de un centro cultural, en el que
funcione un museo temático de la Fiesta. Dos, el diseño de líneas de acción para la
salvaguardia de la manifestación, a partir del impacto turístico y cómo potenciarlo
económicamente, la institución cómo debe actuar, para custodiar y salvaguardar la
manifestación y su deber con la difusión, promoción y capacitación a nivel educativo
formal y no formal. La formación de un archivo, mingas de limpieza, creación de
proyectos productivos, entre otras acciones ( GAD del Municipio de Píllaro, 2012). De
lo manifestado, se puede evidenciar que el documento está regido por los principios
de la Unesco, institución que determinan que la salvaguardia puede definirse:
Como las medidas encaminadas a garantizar la viabilidad del patrimonio
cultural inmaterial, comprendidas la identificación, documentación,
investigación, preservación, protección, promoción, valorización,
transformación básicamente a través de la enseñanza formal y no formal y
revitalización de este patrimonio en sus distintos aspectos (2003, art. 2,
num. 3).
En el Ecuador, la salvaguardia del patrimonio inmaterial se basa en los mandatos
constitucionales, que señalan como deber del Estado y como responsabilidad de los
ecuatorianos la protección y conservación del patrimonio cultural natural del país, su
responsabilidad radica en la importancia que éste reviste para el fortalecimiento de
sentimiento de identidad de los colectivos y de sus propios portadores.
Sin embargo, esta parte de ecuatorianos en el planteamiento de políticas públicas,
se ve restringido en el “deber” del Estado desde sus distintos niveles: estado central,
gobiernos autónomos descentralizados provinciales, cantonales y parroquiales, que
son a los que les corresponde crear los mecanismos idóneos para lograr la salvaguardia
del PCI.
Aquí cabe preguntar ¿Es que las comunidades detentoras no están en la capacidad
de hacerlo? ¿Cómo las manifestaciones culturales declaradas patrimonio han
sobrevivido sin el amparo de las instituciones? ¿Dónde queda la comunidad al
momento de generar políticas públicas para la salvaguardia del PCI? ¿Es que se
ejecutan desde el escritorio de las instituciones, de la Unesco?
La reflexión en torno a construir una política pública para el patrimonio inmaterial,
se base en el reconocimiento de la importancia del patrimonio inmaterial y en
establecer claramente los roles del Estado frente a la salvaguardia, en base al mandato
constitucional y legal vigente, sin dejar de apuntar hacia la efectiva participación de
los grupos y comunidades involucradas desde la identificación de su patrimonio hasta
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Autor: Carmen Landy Guamán [114]
la definición de las acciones de salvaguardia. Estos elementos deberían formar parte
de los “principios” que guíen las políticas públicas.
El proceso de transformación de ésta construcción social, la del patrimonio y su
salvaguardia, se debería ver reflejada en la propia gestión y composición de los
profesionales de las instituciones culturales, que se dedican al patrimonio, como es el
caso del INPC, que, si bien ha sido fundamental su participación en estos procesos, no
es menos cierto que desde esta institución y la visión de sus funcionarios se ha
cosificado e instrumentalizado más que nunca, haciendo de su participación una fuente
de reproducción de la historia estructural y de las instancias de poder.
Por otro lado, la Fiesta con su producción de significados y significantes, que se
producen y reproducen a lo largo del tiempo, se transforman, pudiendo ser éste un
mecanismo para su salvaguardia, mostrando su capacidad de adaptación y resiliencia
al momento social e histórico que vive. Se han dado cambios e impactos como se ha
demostrado, pero a la final del camino, nos damos cuenta que están en la dinámica del
tiempo y la Fiesta, pero continúa siendo significativa para la comunidad de Píllaro que
lo recrea periódicamente.
Así, la salvaguardia de la Fiesta, se debería basar en cuidar y activar estos procesos
de transmisión entre las generaciones o lo grupos por parte de los detentores que lo
producen, siempre que continúe siendo importante para ellos, siendo este colectivo el
principal responsable de la salvaguardia. En este sentido, desde la institución, se debe
tomar especial cuidado al momento de documentar o normar la manifestación y
atender especialmente a las fórmulas de transmisión de estas actividades y saberes, así
como de las continuidades y funcionalidad actual de la Fiesta, su viabilidad y las
formas como superan los problemas que dan como resultado la continuidad.
Siendo importante desde esta dinámica tomar en consideración, la importancia de
identificar los sistemas que garantizan la continuidad y transmisión de la Fiesta,
aunque esto signifique aceptar que se transforma. Analizar las situaciones de
vulnerabilidad en los procesos de transmisión de saberes, debido a causas exógenas a
sus detentores o protagonistas y documentar la esencia y su ritualidad simbólica, que
lo hacen único y de los cuales dependan la continuidad y la supervivencia de la Fiesta,
no sólo en sus sentidos y significados, sino además en el impacto económicos que está
a adquirido.
En definitiva, como ya he expresado, los artífices de la salvaguardia de la Diablada,
son los actores sociales, que, de manera dinámica, mediante la celebración o el
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Autor: Carmen Landy Guamán [115]
espectáculo, producción y transmisión de manera permanente se activa. Pudiendo ser
el ejercicio del presente trabajo de tesis, un buen ejemplo para generar una herramienta
metodológica para crear procesos de salvaguardia, en las políticas públicas,
relacionadas al PCI en sus diferentes ámbitos. Permitiendo identificar los actores
sociales e individuales que intervienen y describir sus roles, los procesos organizativos
y desarrollo de sus rituales y actos de convivialidad; los procesos artesanales
productivos de su oficio, saberes y comercialización; la descripción de las formas de
actuar de los agentes sociales y los roles que desempeñan, atendiendo a variables
socioeconómicas, de género y de edad; así como la identificación de dificultades que
se ha detectado para la continuidad.
Conocimiento que permitiría tener una idea clara de la manifestación y su dinámica,
permitiendo la comprensión de las interrelaciones existentes entre las actividades
económicas, sociales y culturales que alrededor se crean, vitales para su salvaguardia.
De modo que las políticas y acciones que se planteen alrededor del PCI en especial de
las Fiestas, en sus formas de intervención administrativas, desde cualquier sector,
debería ser consecuente con este carácter sistémico y holístico de la cultura (Díaz,
2015) y tener claro que si se afecta a una de las partes se afecta a todo el sistema de
relaciones que lo sustenta.
Finalmente, es importante que las declaratorias generen proyectos integrales a favor
de la conservación que:
Si bien son un reconocimiento legítimo, que nace en el interés de varios
actores comunitarios e institucionales, éstas no deben ser el objetivo final,
sino que deben ser el primer paso para generar procesos más sostenidos, a
mediano y largo plazo, de intervención, de investigación, con la
consolidación de proyectos comunitarios que coadyuven a generar mejor
calidad de vida de la gente, como ejemplos de restitución cultural,
respuestas o caminos alternativos que cuestionan discursos
monumentalistas, sacralizadores y normalizadores que hacen ver al
patrimonio cultural como algo intocable. (Solano, 2017)
Es decir, las políticas públicas, deben ir más allá de planificar la acción y eventos
artísticos culturales, se debe asegurar que los componentes y los recursos culturales
estén presentes en todos los espacios de la planificación y procesos de las políticas
públicas. Si bien las iniciativas de las instituciones y GAD Municipales están
encaminadas a políticas públicas de difusión en aras de un impacto social-económico
a través del turismo, el reto de los detentores de las manifestaciones del PCI, es no
ceder a la comercialización masiva de la identidad (Léon, 2003). Estar de manera
permanente conectados con su historicidad, su origen, la cosmovisión y mantener la
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Autor: Carmen Landy Guamán [116]
memoria viva, permitirá que su reapropiación y transformación no se aleje del espíritu
de los elementos identitarios.
La búsqueda de un espacio de diálogo y construcción con los actores sociales, en
el diseño y realización de acciones de salvaguardia del PCI, es ineludible, siendo
prioridad uno, que estas acciones se ejecuten, y que exista un órgano con la facultad
de llevar adelante procesos de seguimiento, que permita medir, si los impactos de éstas
acciones están realmente beneficiando a las comunidades y no solamente a los
empresarios que ven en el PCI, una posibilidad de generar otros nichos de mercado.
De este modo se construirían políticas públicas culturales que lleven beneficios reales
a las comunidades y no sólo al sector turístico.
4.6. Conclusiones y Reflexiones Finales. Efectos de la Patrimonialización de la
Fiesta de la Diablada de Píllaro
Han pasado unos largos siete años, desde que me involucre en la Fiesta de la Diablada
de Píllaro, desde ese entonces he conocido gente y afectos de amistades que me han
quedado con sabor a fiesta, he asistido a encuentros de la comunidad donde he visto
de cerca esa convivialidad que se dan en los repasos, así como en las discusiones y los
momentos tensos donde las relaciones de poder entre los actores sociales y
funcionarios del GAD del Municipio de Píllaro pugnaban por ganar espacios políticos,
de poder, pero intuía y con el paso del tiempo entendí, que entre esos discurso
soslayados había algo importante por conocer: una comunidad que tiene su manera
diferente y a la vez tan universal de entender la vida a partir de su Fiesta.
En un plano más pragmático, en medio de la Fiesta, he podido enriquecerme desde
presupuestos conceptuales como patrimonio, cultura, patrimonialización, para
entender que la dimensión festiva se teje y se tensa con la cotidianidad, las relaciones
sociales y de poder, las que se ven reflejadas en manifestaciones culturales que
ostentan múltiples aristas que se entrelazan en una compleja trama: “lo lúdico con lo
sagrado, lo poético con lo comercial, lo religioso con lo mítico, lo profano con
cosmovisiones pretéritas” (Sevilla, 2005, p. 341), provocando que en la Fiesta se
diluya en un todo, la ritualidad, simbolismos, sentidos, identidad, creando un ambiente
liminal, el tiempo de desahogo.
He intentado aclarar este panorama, llegando a la comprensión de que patrimonio
cultural, en sentido estricto, es una invención que responde a fenómenos históricos,
jurídicos y sociales de la modernidad y que informa más acerca de las representaciones
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Autor: Carmen Landy Guamán [117]
sobre cultura que de cuanto pretende enseñar. En este conocimiento, se asientan
algunas dicotomías que separan a lo material de lo inmaterial, lo tradicional y lo
moderno, lo local y lo global, es decir, establece una visión desintegrada de la cultura,
que muchas veces hace una división disciplinar en patrimonios con competencias y
lenguajes parcelados, entonces, siempre hay la posibilidad de deconstruir conceptos,
visiones y gestión.
Así, la cultura como un lente legítimo de observación, vinculado a un dominio
distinguible de la actividad humana, trata sobre la manera de ver las poblaciones, de
la misma manera que la economía (Trouillot, 2003). Por lo tanto, el término cultura
me ha permido pensar en el carácter contruido y relativo de las reglas culturales; del
rol de los individuos en su producción que nos permite relacionarnos con la realidad
inmediata (naturaleza/sociedad), produciéndose una gran diversidad de respuestas
culturales, pese a la influencia homegenizadora de la lógica global dominante sobre
construcciones sociales como el patrimonio cultural.
En este sentido, si la cultura es la capacidad intrínseca al ser humano como ser
social, que genera significados, organiza las prácticas sociales y se transmite entre una
generación y otra, el patrimonio cultural es una construcción social producida en un
determinado contexto cultural (Ariño, 2002), y desde este principio, cualquier
elemento cultural es susceptible de patrimonialización, siempre que su reconocimiento
sea institucional. Entonces, se puede hablar de procesos de patrimonialización, como
resultado de una conjunción de atribuciones, realizada en este marco cultural, por
actores sociales heterogéneos que, en el contexto de las dinámicas globales y locales,
seleccionan, valoran y actúan sobre determinados elementos culturales (Ramiréz,
2003), siendo los que actúan en manifestaciones culturales conocidas como PCI, que
se expresan en diversas formas, de ritualidad, oralidad, saberes y manifestaciones
festivas.
Mi planteamiento inicial partía desde el análisis de la Fiesta sobre las tensiones y
relaciones de poder entre los distintos actores vinculados a ella, su patrimonialización
y los efectos e impactos que ésta ha producido en la manifestación. En este sentido, el
trabajo realizado a partir de la etnografía, las entrevistas, la investigación documental
y bibliográfica, me ha permitido valorar los impactos y efectos que la Declaratoria ha
dejado su huella, misma que ha sido analizado ampliamente en este capítulo. Sin
embargo, no deja de sorprender, como la Fiesta y a partir de su patrimonialización, ha
sido impactada por diversos cambio y efectos trastocando su ritualidad y simbolismo,
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Autor: Carmen Landy Guamán [118]
transformado y evidenciadas en las interacciones y relaciones sociales, económicas y
culturales, que posiblemente transcendieron las expectativas institucionales. Pero más
allá de todas las consideraciones, la Fiesta para la comunidad de Píllaro continúa
siendo un referente de identidad, significados y una fuente de desarrollo económico.
La Diablada de Píllaro, bajo este complejo entramado, se convierte en un referente
para el análisis de las fiestas no vinculadas a las prácticas religiosas, debiendo
circunscribirla a la lista de los asuntos relevantes para la comprensión de la comunidad,
sus particularidades, pudiendo proponer, que su estudio es una clave importante para
entender las distintas lógicas y sus complejas relaciones que dan sentido a la vida de
los pueblos.
Se convierte en una prioridad para las instituciones del Estado, pensar una
patrimonialización alternativa, diferente, hacia el respeto a la comunidad, mayor
participación en las decisiones y los procesos inherentes a su manifestación,
generando sus propias dinámicas, que permitan medidas más comprometidas
que impliquen la coordinación interseccional entre las instituciones públicas y
sus políticas y la sociedad detentora, en las cuales las decisiones sean
participativas, que impliquen modificaciones profundas en los formas de
gestionar su patrimonio. Debiendo ser los actores sociales o los individuos, que
a través de prácticas, celebraciones, producción y transmisión y que, de manera
dinámica y legítima, sean los que conduzcan mediante dinámicas propias,
consensuadas, la salvaguardia de sus manifestaciones, situando así la comunidad
o individuo el centro del interés.
Finalmente, la reflexión sobre la continuidad del pasado, forma parte del discurso
fundador de la antropología desde sus orígenes evolucionistas, sigue siendo el eje
central, en el paso del estudio de las supervivencias al de los fenómenos de
aculturación, hasta los trabajos antropológicos más recientes sobre la memoria o las
neotradiciones. (Bortolotto, 2014). El interés, en que se instaure el PCI, extiende hoy
en día ese camino del investigador. De esta manera, los actores sociales han hecho
suya la reflexión sobre continuidad y utilizan desde un discurso sencillo y a la vez
politizado, las categorías y los conceptos teóricos que desde la antropología se han
forjaron para delimitar la permanencia del pasado.
La pervivencia de la Fiesta tradicional como es la Diablada, es una muestra más,
de que la esfera de lo económico no puede entenderse al margen de los sistemas de
valores y percepciones de los contextos sociales en los que nos ubicamos. No podemos
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Autor: Carmen Landy Guamán [119]
caer en el tradicionalismo sustancialista, juzgando la manifestación festiva únicamente
por el alto valor que tiene en sí mismo, y desde ahí conciben su conservación
independientemente del uso actual (Canclini, 1993). La continuidad de la
manifestación festiva, y de cualquier otro saber capaz de convivir en el marco de la
globalización mercantilista, no debe ser entendida como error, más bien su vigencia
simbólica y práctica está más que demostrada, la idoneidad de sus continuidades es
una garantía para el desarrollo social y territorial. En un mundo donde se imponen
visiones hegemónicas y globalizadas basadas en una racionalidad político-económico
omnipresente y univoca, es necesario resaltar y reconocer las prácticas culturales y
conocimientos locales que permiten demostrar que hay lógicas, marginales, pero
practicables y posibles que se producen en el marco de aquellas.
Universidad de Cuenca
Autor: Carmen Landy Guamán [120]
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ENTREVISTAS
- José Espín, 5 marzo del 2018 - Ítalo Espín, 20 enero de 2017 - Alberto Álvarez, 5 enero 2017 - Nelly Álvarez, 5 enero de 2017 - Luis Gonzalo Saquinga Ortiz (popular zapatilla), 2 septiembre de 2017
- Andrés Núñez, 06 septiembre de2017 - Paulina López, 5 enero de 2017
- Ángel Velasco, 20 de julio de 2017 - Mario Velasteguí, 20 agosto 2017
- Ángel Velasco, 20 de julio del 2017
- Segundo Chicaiza, 15 de Julio de 2017 - Elizabeth Solano, 5 septiembre de 2017
- Aurelio Guanín, 29 de septiembre de 2016 - Gilberto Campaña, 30 de agosto de 2016
- Miriam Calero, 11 de septiembre de 2016
- Alicia Arias, 30 de agosto del 2016
- Diana Masías, 2 de septiembre del 2017
- José Castañeda, 11 de septiembre de 2013
- Néstor Bonilla, 15 de septiembre de 2013
Universidad de Cuenca
Autor: Carmen Landy Guamán [128]
ANEXO 1
Anexo. Contactos Clave
Lugar: Barrio Tunguipamba
Fecha: 20 enero 2017 - 2016
Hora: 10h00
Participantes:
Entrevista: Carmen Landy
Entrevistado: Ítalo Espín, Edad: 35. Gestor
Cultural Independiente del grupo Minga. Ex
funcionario del GAD de Píllaro. Líder de la
comunidad y artista plástico
Información de la entrevista
Entrega un análisis político de la Fiesta.
Sobre los impactos económicos, la historia.
Construcción de la Fiesta desde su
estructura, personajes, Historia y desarrollo
del proceso de patrimonialización de la
Fiesta. Trabaja hasta la actualidad en talleres
para niños en la transmisión del
conocimiento en la confección de caretas.
Lugar: Restaurante
Fecha: 15 de septiembre del 2013
Hora: 16h30
Participantes:
Consultora: Carmen Landy
Entrevistado: Néstor Bonilla
Edad: 23 años. Estudiante de Antropología
de la U. Politécnica Salesiana
Información de la entrevista
Análisis sobre la Fiesta desde su perspectiva
de joven y participante como Diablo y pareja
de línea. Entrega información desde la
tradición, tiene una idea conservadora de su
manifestación. Efectos e impactos de la
Fiesta con la declaratoria.
Lugar: Barrio Tunguipamba
Fecha: 30 de agosto del 2016
Hora: 10h00
Participantes:
Consultora: Carmen Landy
Entrevistado: Gilberto Campaña, líder y
cabecilla de la comunidad de Tunguipamba.
Información de la entrevista
Recopilación de información sobre la
tradición de la Fiesta. Los personajes, su
historia, leyendas, cambios ocasionados con
la declaratoria
Contactos: construcción de la memoria histórica
Lugar: Barrio Guanguibana
Fecha: 5 enero 2017
Hora: 12h00
Edad: 80 años
Participantes:
Consultora: Carmen Landy
Entrevistado: Alberto Álvarez, ex cabecilla
del barrio
Información de la entrevista
Sobre la tradición de la Fiesta. Como se han
creado desacuerdos entre las partidas a partir
del apoyo económico institucional.
Lugar: Barrio Marcos Espinel
Fecha: 29 de septiembre del 2016
Hora: 10h00
Entrevista: Carmen Landy
Entrevistado: Aurelio Guanín
Edad: 67 años
Información de la entrevista
Como se bailaba y eran los Diablos en
Marcos Espinel. Su participación desde la
infancia.
Universidad de Cuenca
Autor: Carmen Landy Guamán [129]
Lugar: Centro de Píllaro
Fecha: 11 de septiembre del 2013
Hora: 9h30
Participantes:
Consultora: Carmen Landy
Entrevistado: José Castañeda
Edad: 90 años
Información de la entrevista
Historia de la Diablada. Que es la
declaratoria para él. Descripción de
personajes.
Contactos: cambios de la Fiesta
Lugar: Barrio Guanguibana
Fecha: 5 enero 2017
Hora: 12h30
Edad: 36 años
Participantes:
Consultora: Carmen Landy
Entrevistado: Nelly Álvarez, cabecilla
Información de la entrevista
Su punto de vista sobre lo que la
patrimonialización de la Fiesta. La Fiesta
como elemento de convivialidad entre la
comunidad y la familia. Sobre la
intervención del GAD.
Lugar: Barrio San Vicente
Fecha: 2 septiembre 2017
Hora: 16h00
Edad: 55 años
Participantes:
Entrevista: Carmen Landy
Entrevistado: Luis Gonzalo Saquinga Ortiz
(popular zapatilla), cabecilla
Información de la entrevista
Sobre 10 años de organización en su barrio
de la Fiesta. Motivaciones para ser cabecilla.
Sobre la patrimonialización de la Fiesta.
Detalle de la organización, ritualidad y
simbolismos. La Fiesta en los descansos y la
comunidad. Efectos económicos.
Lugar: Barrio San Marcos
Fecha: 06-sep-2017
Hora: 14h00
Participantes:
Consultora: Carmen Landy
Entrevistado: Andrés Núñez
Edad: 25 años
Información de la entrevista
Describe cómo viven la Fiesta la juventud.
Significados de la Fiesta. La participación
de las guarichas. Su participación como
Diablo. Descripción de la Fiesta en la
actualidad. La declaratoria como elemento
positivo para la comunidad.
Contactos: descripción de personajes
Lugar: Barrio Guanguibana
Fecha: 5 enero 2017
Hora: 13h00
Edad: 28 años
Participantes:
Consultora: Carmen Landy
Entrevistado: Paulina López -Guaricha
Información de la entrevista
Punto de vista sobre la dinámica económica.
La intervención institucional. La fiesta
desde la tradición y el gusto de hacerlo. La
fiesta y sus cambios en la estructura y la
organización. La intervención del GAD,
como algo negativo y de los comerciantes de
otros lugares.
Universidad de Cuenca
Autor: Carmen Landy Guamán [130]
Lugar: Barrio de Tunguipamba
Fecha: 11 de septiembre del 2016
Hora: 9h30
Participantes:
Consultora: Carmen Landy
Entrevistado: Miriam Calero
Edad: 56 años
Información de la entrevista
Que es la Diablada, como ha participado,
cómo ve la Diablada hoy. Recuperación de
la memoria histórica. Descripción de
personajes, diablo. Significados de la fiesta.
Descripción de su participación como
personaje en la pareja de línea.
Contactos: confección de caretas
Lugar: Sector La Tranquilla
Fecha: 20 de julio del 2017
Hora: 10h30
Entrevista: Carmen Landy
Entrevistado: Ángel Velasco
Edad: 57
Información de la entrevista
Confecciona las caretas desde hace 32 años.
Describe la técnica, historia de cómo se
hacían las caretas, costo, significados,
fuentes de inspiración para su elaboración.
Lugar: Barrio Marcos Espinel
Fecha: 15 de Julio del 2017
Hora: 10h00
Entrevista: Carmen Landy
Entrevistado: Segundo Chicaiza
Edad: 55 años
Información de la entrevista
Conoce como confeccionar las caretas.
Historia de quienes usaban y como las
caretas. Historia de personajes, el diablo. Su
afición por bailar como diablo y sus
significados. Técnicas de elaboración.
Contacto: confección de trajes
Lugar: Centro de Píllaro
Fecha: 20 agosto 2017
Hora: 11h00
Participantes:
Consultora: Carmen Landy
Entrevistado: Mario Velasteguí
Edad: 60 años
Información de la entrevista
Como y porque confecciona los trajes para
la Diablada. Lo hace desde la tradición, sus
hermanos, abuelos, primos, tía vienen
realizando la confección. Evolución del traje
de diablo desde la historia. Perspectiva de
intervención del GAD como negativa.
Impactos económicos de la Fiesta
Contacto: Preparación de alimentos
Lugar: Barrio Tunguipamba
Fecha: 30 de agosto del 2016
Hora: 11h00
Participantes:
Consultora: Carmen Landy
Entrevistado: Alicia Arias
Información de la entrevista
Información sobre la fiesta desde la historia.
La elaboración de las empanadas.
Significado de personajes.
Contacto: funcionarios
Universidad de Cuenca
Autor: Carmen Landy Guamán [131]
Lugar: GAD del Municipio de Píllaro
Fecha: 2 de septiembre del 2017
Hora: 12h00
Participantes:
Entrevista: Carmen Landy
Entrevistado: Diana Masías
Edad: 26. Jefe de sección de Cultura del
GAD del Municipio de Píllaro
Información de la entrevista
El GAD como interviene en la Fiesta,
normativas, políticas, relaciones de poder.
Intervención institucional desde la
perspectiva turística. El patrimonio y la
patrimonialización como protección de su
identidad y la tradición. Impactos
económicos. La difusión en redes sociales.
Descripción de personajes. La intervención
de las mujeres en el personaje de la guaricha.
Lugar: INPC Riobamba
Fecha: septiembre del 2017
Hora: 10h00
Participantes:
Entrevista: Carmen Landy
Entrevistado: Elizabeth Solano
Edad: 32. Ex funcionaria del INPC. Jefe de
la Unidad de Patrimonio Inmaterial, estuvo
en funciones cuando se realizó los estudios
del Plan de Salvaguardia de la Diablada
Información de la entrevista
Descripción de la participación del INPC en
el proceso de la Declaratoria. La puesta en
valor de la Fiesta desde las políticas
públicas. Actores institucionales que
participan. Como y que gestión ha realizado
las instituciones para la salvaguardia del PCI
y la Fiesta.
Lugar: Mocha
Fecha: 5 marzo del 2018
Hora: 10h00
Participantes:
Entrevista: Carmen Landy
Entrevistado: Arq. José Espín
Edad: 58 años. Ex Alcalde y Director de
Planificación del GAD de Píllaro
Información de la entrevista
Recuperación de la memoria histórica del
proceso de patrimonialización de la Fiesta.
Intereses políticos y partidistas. Intervención
del GAD en la Fiesta como algo positivo y
negativo. Cambios de la Fiesta desde la
Declaratoria.