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306
UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID FACULTAD DE MEDICINA DEPARTAMENTO DE MEDICINA TESIS DOCTORAL Disfunción tiroidea en pacientes ancianos hospitalizados en geriatría: prevalencia, etiología, morbi-mortalidad y seguimiento a corto y largo plazo MEMORIA PARA OPTAR AL GRADO DE DOCTORA PRESENTADA POR Angélica Muñoz Pascual Director José Manuel Ribera Casado Madrid, 2015 ©Angélica Muñoz Pascual, 2015

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UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID FACULTAD DE MEDICINA

DEPARTAMENTO DE MEDICINA

TESIS DOCTORAL

Disfunción tiroidea en pacientes ancianos hospitalizados en geriatría: prevalencia, etiología, morbi-mortalidad y seguimiento a corto y largo plazo

MEMORIA PARA OPTAR AL GRADO DE DOCTORA

PRESENTADA POR

Angélica Muñoz Pascual

Director

José Manuel Ribera Casado

Madrid, 2015 ©Angélica Muñoz Pascual, 2015

I

UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID

FACULTAD DE MEDICINA

DEPARTAMENTO DE MEDICINA

TESIS DOCTORAL:

DISFUNCIÓN TIROIDEA EN PACIENTES

ANCIANOS HOSPITALIZADOS EN GERIATRÍA:

PREVALENCIA, ETIOLOGÍA, MORBI-

MORTALIDAD Y SEGUIMIENTO A CORTO Y

LARGO PLAZO

Presentada por Angélica Muñoz Pascual para

optar al grado de

doctor por la Universidad Complutense de Madrid

Dirigida por:

José Manuel Ribera Casado

II

III

El que suscribe, Dr. D. José Manuel Ribera Casado, Catedrático Emérito de

Geriatría del Departamento de Medicina, de la Universidad Complutense de Madrid

certifica:

Que el presente trabajo para optar al título de Doctor, ha sido elaborado por

Dª Angélica Muñoz Pascual, cuyo título es “Disfunción tiroidea en pacientes ancianos

hospitalizados en Geriatría: prevalencia, etiología, morbi-mortalidad y seguimiento a

corto y largo plazo”, ha sido realizado bajo su dirección y supervisión, y reúne todos

los requisitos para su evaluación.

Madrid, a 17 de noviembre del 2014

FDO: Dr. José Manuel Ribera Casado

IV

V

“A mi gran familia, mis padres, hermanos, abuelos, tíos, primos y todos

mis amigos que han llenado y llenan mi vida de alegrías”

VI

VII

AGRADECIMIENTOS

VIII

IX

“Todo parece imposible hasta que se consigue”, esta frase me ha ido

acompañando en los últimos meses y al igual que todos los ánimos de mis familiares y

amigos más queridos, para no desistir en el empeño de finalizar este trabajo.

Quiero agradecer al Dr. Ribera, la persona que sin duda más admiro en el

mundo de la Geriatría. Sin su ayuda hubiera sido imposible presentar esta tesis,

gracias por confiar en mí, por todo el tiempo que me ha dedicado de forma

incondicional, y por su disponibilidad y cercanía.

Gracias al Dr. Iglesias, por sus grandes proyectos, por la oportunidad que me

brindó cuando llegué al Hospital de Segovia y por todo su empeño en encauzarnos en

la investigación.

Al Dr. Prado, mi jefe y mi gran maestro, por las lecciones que me da día a día,

por motivarme y escucharme en los momentos de debilidad.

A mis admirados compañeros, en especial a la Dra. Guerrero y al Dr. Heras,

símbolos de bondad, por todas sus sesiones psicológicas y estar siempre conmigo.

A todas las enfermeras de Geriatría, a las que están ahora y a las que nos han

dejado, pero que colaboraron en las extracciones y recogida de datos clínicos.

A mi secretaría y a su jefa, por facilitarme todos y cada uno de los artículos que

he necesitado para la revisión bibliográfica de esta tesis.

A todos mis amigos y compañeros que de un modo u otro me han ayudado en

los últimos años. En especial a mi segunda gran familia.

X

A mis padres, mis hermanos y mi abuela por todo el tiempo que les he robado

y les robo, desde que empecé con mi sueño de ser médico. A mi tía Esther por estar

siempre en los momentos más difíciles al pie del cañón y a mi tía Lola por darme

esperanza e ilusión.

Y a todos los pacientes y familias que han participado desinteresadamente,

haciendo posible este estudio.

XI

XII

ÍNDICE

1

ÍNDICE

ÍNDICE

2

ÍNDICE

3

ÍNDICE ..................................................................... 1

ABREVIATURAS .................................................... 11

INTRODUCCIÓN.................................................... 15

ACTUALIZACIÓN .................................................. 19

1. PREVALENCIA DE LA DISFUNCIÓN TIROIDEA EN LOS

ANCIANOS…………………………………………………………… 21

2. CAMBIOS FISIOLÓGICOS Y ESTRUCTURALES DE LA

GLÁNDULA TIROIDEA EN EL ANCIANO……………………….. 24

2.1. CAMBIOS FISIOLÓGICOS DEL TIROIDES RELACIONADOS CON EL

ENVEJECIMIENTO................................................................................................. 24

2.2. CAMBIOS ESTRUCTURALES DEL TIROIDES RELACIONADOS CON EL

ENVEJECIMIENTO................................................................................................. 27

3. TIPOS DE DISFUNCIÓN TIROIDEA ........................................28

3.1. HIPOTIROIDISMO FRANCO .......................................................................... 28

3.1.1. PREVALENCIA ......................................................................................... 28

3.1.2. ETIOLOGÍA .............................................................................................. 29

3.1.3. PRESENTACIÓN CLÍNICA ...................................................................... 31

3.1.4. DIAGNÓSTICO......................................................................................... 33

3.1.5. TRATAMIENTO Y DIFICULTADES .......................................................... 34

3.2. HIPOTIROIDISMO SUBCLÍNICO ................................................................... 37

3.2.1. PREVALENCIA ......................................................................................... 37

3.2.2. ETIOLOGÍA .............................................................................................. 37

3.2.3. PRESENTACIÓN CLÍNICA ...................................................................... 38

3.2.4. TRATAMIENTO Y DIFICULTADES .......................................................... 40

ÍNDICE

4

3.3. HIPERTIROIDISMO FRANCO ........................................................................ 40

3.3.1. PREVALENCIA ......................................................................................... 41

3.3.2. ETIOLOGÍA .............................................................................................. 41

3.3.3.PRESENTACIÓN CLÍNICA ....................................................................... 43

3.3.4. DIAGNÓSTICO......................................................................................... 45

3.3.5. TRATAMIENTO Y DIFICULTADES .......................................................... 46

3.4. HIPERTIROIDISMO SUBCLÍNICO ................................................................. 49

3.4.1. PREVALENCIA ......................................................................................... 49

3.4.2. ETIOLOGÍA .............................................................................................. 50

3.4.3. PRESENTACIÓN CLÍNICA ...................................................................... 51

3.4.4. TRATAMIENTO Y DIFICULTADES .......................................................... 51

3.5. SÍNDROME DEL ENFERMO EUTIROIDEO................................................... 52

3.5.1. PREVALENCIA ......................................................................................... 52

3.5.2. ETIOLOGÍA .............................................................................................. 53

3.5.3. PRESENTACIÓN CLÍNICA ...................................................................... 56

3.5.4. TRATAMIENTO Y DIFICULTADES .......................................................... 56

4. INTERVALOS DE REFERENCIA DE LA TSH ............................58

5. ANTICUERPOS ANTITIROIDEOS EN EL ANCIANO .................60

6. COMORBILIDAD ASOCIADA A LA DISFUNCIÓN

TIROIDEA…………………………………………………….…. ..........62

7. MORTALIDAD ASOCIADA A LA DISFUNCIÓN TIROIDEA ......66

8. CRIBAJE DE LA DISFUNCIÓN TIROIDEA EN LOS

ANCIANOS…………………………………………………….….. .......68

9. HISTORIA NATURAL DE LA DISFUNCIÓN TIROIDEA

SUBCLÍNICA EN EL ANCIANO.................................................... .70

ÍNDICE

5

APORTACIÓN PERSONAL…………………………75

HIPÓTESIS DE TRABAJO ..................................................... 77

OBJETIVOS ............................................................................ 81

PACIENTES Y MÉTODOS ...................................................... 85

1. SUJETOS DE ESTUDIO ...........................................................87

2. CÁLCULO DEL TAMAÑO MUESTRAL ...................................89

3. DISEÑO DEL ESTUDIO ............................................................90

4. VARIABLES ...............................................................................93

5. ANÁLISIS ESTADÍSTICO ..........................................................98

6. DIFICULTADES Y LIMITACIONES ...........................................99

7. ASPECTOS ÉTICOS .............................................................. 100

8. PLAN DE TRABAJO .............................................................. 101

RESULTADOS ...................................................................... 103

1. RESULTADOS DEL ESTUDIO TRANSVERSAL ........... 105

1.1. CARACTERÍSTICAS CLÍNICAS .................................................................. 105

1.2. CARACTERÍSTICAS ANALÍTICAS .............................................................. 112

1.3. PREVALENCIA DE LA DISFUNCIÓN TIROIDEA ........................................ 116

1.3.1. PREVALENCIA DE LA DISFUNCIÓN TIROIDEA PREVIA AL

INGRESO………………………………………………………….. ........................116

1.3.2. PREVALENCIA DE DISFUNCIÓN TIROIDEA DIAGNOSTICADA

DURANTE EL INGRESO……………………………………………………….. ...118

1.3.3. PREVALENCIA DE DISFUNCIÓN TIROIDEA DIAGNOSTICADA

DURANTE EL INGRESO INCLUIDO EL SEE……………………………… .. 120

ÍNDICE

6

1.3.4. PREVALENCIA DE LA DISFUNCIÓN TIROIDE TOTAL ....................... 122

1.3.5. PREVALENCIA DE LA AUTOINMUNIDAD TIROIDEA .......................... 124

1.4. ETIOLOGÍA DE LA DISFUNCIÓN TIROIDEA DE LA MUESTRA ............... 126

1.4.1. ETIOLOGÍA DEL HIPOTIROIDISMO PREVIO Y DIAGNOSTICADO AL

INGRESO……………………………………………………………… ................. 126

1.4.2. ETIOLOGÍA DEL HIPERTIROIDISMO PREVIO Y DIAGNOSTICADO AL

INGRESO.......................................................................................... .............. 127

1.5. COMORBILIDAD ASOCIADA A LA DISFUNCIÓN TIROIDEAENCONTRADA

EN LA MUESTRA…...……………………….………………………………………..128

1.5.1. COMORBILIDAD TOTAL DE LA MUESTRA ......................................... 128

1.5.2. COMORBILIDAD DE LA DISFUNCIÓN TIROIDEA EXCLUYENDO EL

SEE…………………………………………………………….. ............................. 139

1.5.3. COMORBILIDAD DEL HIPOTIROIDISMO ............................................ 140

1.5.4. COMORBILIDAD DEL HIPERTIROIDISMO .......................................... 141

1.5.5. COMORBILIDAD DEL SEE.................................................................... 143

1.5.6. VALORACIÓN FUNCIONAL-MENTAL-SOCIAL EN LA DISFUNCIÓN

TIROIDEA………………………………………………………………. ................ 146

1.5.7. ANÁLISIS DE REGRESIÓN LOGÍSTICA DE LA DISFUNCIÓN

TIROIDEA AL INGRESO………………………………………………. ............... 148

1.6.MORTALIDAD INTRAHOSPITALARIA ........................................................ 150

1.6.1. MORTALIDAD INTRAHOSPITALARIA Y DISFUNCIÓN TIROIDEA ..... 150

1.6.2. MORTALIDAD INTRAHOSPITALARIA Y VALORES DE LAS

HORMONAS TIROIDEAS ................................................................................ 153

1.6.3. ANÁLISIS DE REGRESIÓN LOGÍSTICA DE LA MORTALIDAD .......... 156

2. RESULTADOS DEL SEGUIMIENTO PROSPECTIVO ..... 159

2.1.COMPORTAMIENTO DE LA DISFUNCIÓN TIROIDEA AL

MES TRAS EL ALTA HOSPITALARIA ...................................... 159

2.1.1. CARACTERÍSTICAS CLÍNICAS DE LOS PACIENTES SEGUIDOS AL

MES……………………… ................................................................................. 159

2.1.2. CARACTERÍSTICAS ANALÍTICAS DE LOS PACIENTES SEGUIDOS AL

MES……………………………………………………………… .......................... 162

ÍNDICE

7

2.1.3. COMPARATIVA DE LAS HORMONAS TIROIDEAS AL INGRESO Y AL

MES DEL ALTA HOSPITALARIA……………………………………….. ............. 165

2.1.4. DISTRIBUCIÓN DE LA DISFUNCIÓN TIROIDEA AL MES................... 170

2.1.5. EVOLUCIÓN DE LA DISFUNCIÓN TIROIDEA AL MES ....................... 172

2.1.6. ANÁLISIS BIVARIANTE A CORTO PLAZO ........................................... 175

2.1.6.1. ANÁLISIS BIVARIANTE DE LAS CARACTERÍSTICAS

CLÍNICAS A CORTO PLAZO…………………………………………. .... 175

2.1.6.2. ANÁLISIS DE LAS CARACTERÍSTICAS ANALÍTICAS A

CORTO PLAZO………………… ........................................................... 177

2.1.7. ANÁLISIS DE REGRESIÓN LOGÍSTICA MÚLTIPLE AL

MES………………………………………………………………. ......................... 182

2.2. COMPORTAMIENTO DE LA DISFUNCIÓN TIROIDEA A

LOS 3, 6 Y 12 MESES TRAS EL ALTA

HOSPITALARIA…………………………………………………….184

2.2.1.COMPARACIÓN DE LAS HORMONAS TIROIDEAS AL INGRESO Y LOS

3, 6 Y 12 MESES DEL ALTA HOSPITALARIA ................................................ 185

2.2.2. ANÁLISIS DEL RESTO DE PARÁMETROS ANALÍTICOS A LOS 3, 6 Y

12 MESES DEL ALTA HOSPITALARIA………………………… ....................... 191

2.2.3. DISTRIBUCIÓN DE LA DISFUNCIÓN TIROIDEA A LOS 3, 6 Y 12

MESES DEL ALTA HOSPITALARIA……………………………………….. ........ 194

2.2.4. EVOLUCIÓN DE LA DISFUNCIÓN TIROIDEA A LOS 3, 6 Y 12

MESES………………………………………………………………………………196

2.2.5. ANÁLISIS BIVARIANTE A LARGO PLAZO .......................................... 199

2.2.5.1. ANÁLISIS BIVARIANTE DE LAS CARACTERÍSTICAS

CLÍNICAS A LARGO PLAZO…………. ................................................ 199

2.2.5.2. ANÁLISIS BIVARIANTE DE LAS CARACTERÍSTICAS

ANALÍTICAS A LARGO PLAZO ........................................................... 201

2.2.6. ANÁLISIS DE REGRESIÓN LOGÍSTICA MÚLTIPLE A LARGO PLAZO.

.......................................................................................................................... 203

ÍNDICE

8

DISCUSIÓN………………………………………….205

1. DISCUSIÓN DEL ESTUDIO TRANSVERSAL ...................... 207

1.1. PREVALENCIA DE LA DISFUNCIÓN TIROIDEA ......................................... 207

1.2. AUTOINMUNIDAD TIROIDEA ....................................................................... 210

1.3. ETIOLOGÍA DE LA DISFUNCIÓN TIROIDEA ................................................211

1.4. COMORBILIDAD DE LA DISFUNCIÓN TIROIDEA ...................................... 212

1.5. MORTALIDAD INTRAHOSPITALARIA DE LA DISFUNCIÓN

TIROIDEA………………………………………………………….. ........................... 216

2. DISCUSIÓN DEL ESTUDIO DE SEGUIMIENTO A CORTO

PLAZO ......................................................................................... 217

3. DISCUSIÓN DEL ESTUDIO DE SEGUIMIENTO A LARGO

PLAZO ......................................................................................... 220

CONCLUSIONES................................................. 223

1. ESTUDIO TRANSVERSAL .................................................... 225

2. ESTUDIO DE SEGUIMIENTO A CORTO PLAZO ................. 226

3. ESTUDIO DE SEGUIMIENTO A LARGO PLAZO ................. 226

BIBLIOGRAFÍA.................................................... 229

SUMMARY…..………………………………………259

ANEXOS .............................................................. 271

ANEXO I. FICHA DE RECOGIDA DE DATOS Y DISEÑO ................ 273

ANEXO II. TESTS Y ESCALAS UTILIZADAS .................................. 281

ANEXO III. ÍNDICE DE TABLAS ....................................................... 287

ANEXO IV. ÍNDICE DE FIGURAS ..................................................... 291

9

10

ABREVIATURAS

11

ABREVIATURAS

12

ABREVIATURAS

13

ABVD: Actividades Básicas de la Vida Diaria

ACV: Accidente cerebro-vascular

Anti-TG: Antitiroglobulina

Anti-TPO : Anticuerpos antiperoxidasa

APACHE: Acute Physiology and Chronic Health Evaluation

ARA II:Antagonista de los receptores de la angiotensina II

ATT: Adenoma tiroideo tóxico

BMN: Bocio multinodular normofuncionante

BMT: Bocio multinodular tóxico

CPK: Creatinfosfoquinasa

DL: Dislipemias

DM: Diabetes Mellitus

EPOC: Enfermedad pulmonar obstructiva crónica

FRCV: Factores de riesgo cardiovascular

Gl: Grados de libertad

GOT: Gamma-Glutamiltranspeptidasa

HTA: Hipertensión arterial

IAM: Infarto agudo de miocardio

IC95%: Intervalo de confianza del 95%

ICC: Insuficiencia cardíaca

IECAS: Inhibidores de la enzima convertidora de la angiotensina

IMC: Índice de masa corporal

LDL: Lipoproteínas de baja densidad

MM: Mini-Mental

NHANES III: National Health and Nutricion Examination Survey III

NYHA: New York Heart Association

ABREVIATURAS

14

pro-BNP: Péptido Natriurético Atrial

rT3 /rT3: T3 inversa

SEE: Síndrome del enfermo eutiroideo

T4 / T4: Tiroxina

T3 /T3: Triyodotironina

TAS: Tensión arterial sistólica

TAD: Tensión arterial diastólica

TBG: Tiroglobulina

TRH: Hormona estimulante de la TSH

TSH: Tirotropina

UCI: Unidad de Cuidados Intensivos

UGA: Unidad Geriátrica de Agudos

UME: Unidad de Media Estancia

INTRODUCCIÓN

15

INTRODUCCIÓN

16

INTRODUCCIÓN

17

INTRODUCCIÓN

Las mejoras sociales y sanitarias, junto con el descenso en la natalidad, han

contribuido a que estemos asistiendo a un aumento de la población anciana en los

países desarrollados, con un incremento progresivo en la esperanza de vida. En la

actualidad, en la Unión Europea los adultos de más de 60 años suponen el 21% de la

población y se estima que aumentarán al 33% en el año 2050. Esta situación tiene

como consecuencia un importante impacto social, económico y médico (Salgado et al,

2002 a).

Con la edad se producen cambios en el organismo y también en el sistema

endocrino, por lo que la disfunción tiroidea adquiere un especial interés en los

ancianos por razones epidemiológicas, fisiológicas y clínicas (Chiovato et al, 1997). Es

fundamental resaltar los siguientes puntos:

La disfunción tiroidea tiene una alta prevalencia en los ancianos.

Se puede confundir con síntomas y signos propios del proceso normal del

envejecimiento, fundamentalmente en los casos de hipofunción tiroidea.

Las manifestaciones clínicas son diferentes a las ocurridas en los jóvenes,

suelen ser más vagas, sutiles y estar enmascaradas por otras enfermedades

intercurrentes.

Es una entidad a tener siempre en cuenta cuando se realiza una valoración

geriátrica integral.

La interpretación de los test de función tiroidea en este grupo de edad en

ocasiones es complicado, por el diagnóstico diferencial que hay que realizar, no

sólo con los propios cambios del envejecimiento, también con las

enfermedades crónicas y agudas que puedan padecer y con la medicación

que consumen.

INTRODUCCIÓN

18

La alteración tiroidea puede agravar tanto síndromes geriátricos; aumento de la

fragilidad, incapacidad funcional, deterioro cognitivo, cuadros confusionales, etc

como otras enfermedades metabólicas; la diabetes mellitus (DM) y dislipemias,

enfermedades cardiovasculares; la enfermedad coronaria y la insuficiencia

cardíaca, la osteoporosis, enfermedades autoinmunes, enfermedades

neurológicas; los accidentes cerebro-vasculares y demencias, cuadros de

desnutrición etc.

La disfunción tiroidea no sólo se relaciona con la morbilidad en el anciano,

también lo hace con la mortalidad y en algunos casos incluso con el aumento

de la longevidad.

El tratamiento de la enfermedad tiroidea merece una especial atención en el

anciano porque puede mejorar la sintomatología, pero a su vez incrementar el

riesgo de complicaciones si no se realiza de manera adecuada (Díez, 1998 a;

Díez e Ibars, 2005 a).

Cualquier medida preventiva que se realice en pacientes ancianos tiene como objetivo

el retraso o reducción de la morbilidad para mantener la salud y lograr una óptima

calidad de vida. En lo que respecta a las disfunciones tiroideas, en especial al

hipotiroidismo, hoy en día se ha establecido que son trastornos que se comportan con

una importante morbilidad, su prevalencia no es despreciable, pueden detectarse en

periodo presintomático y tratarse de forma muy eficaz.

ACTUALIZACIÓN

19

ACTUALIZACIÓN

20

ACTUALIZACIÓN

21

ACTUALIZACIÓN

1. PREVALENCIA DE LA DISFUNCIÓN TIROIDEA EN

LOS ANCIANOS

La disfunción tiroidea, en sus diferentes formas de presentación, afecta a una

considerable proporción de la población general. En nuestra población la prevalencia

de disfunción tiroidea en ancianos se sitúa entre un 4-13%, dependiendo de las

diferentes características de los sujetos estudiados. En la comunidad de Madrid los

estudios realizados sobre personas sanas entre 60 y 84 años muestran una

prevalencia de disfunción tiroidea del 8,5% (Díez et al, 2003 b), para una población

mediterránea con media de edad de 44,8 ± 15,2 años se ha visto que es del

8,9%.(Lucas et al, 2010). En otros estudios sobre ancianos sanos en Cataluña la

detección de disfunción de forma ambulatoria asciende al 13% (Sender et al, 2004).

Esta misma detección en adultos demandantes de un centro de atención primaria en

dicha comunidad fue del 4% (Casas Rodríguez et al, 1990). Cuando se trata de

pacientes ancianos institucionalizados sin enfermedad aguda, discapacidad,

enfermedades crónicas graves, ni enfermedad tiroidea conocida, la prevalencia de

disfunción tiroidea se sitúa alrededor del 6% (Ayala et al, 2001). Por último, el estudio

de prevalencia de disfunción tiroidea en la población anciana hospitalizada en nuestro

país es similar a la encontrada en la población ambulatoria y se sitúa en 4,44% para

los pacientes agudos y en la Unidad de Media Estancia en un 5,69% (Betancor et al,

2004). Aunque en algunos estudios en otros países puede llegar hasta el 17%

(Helfand y Crapo, 1990; Gupta et al, 2001).

La prevalencia del hipotiroidismo en los estudios epidemiológicos realizados en

los últimos años oscila entre el 1 y el 7% (Tunbridge et al, 1977; Sawin et al, 1985 b;

Canaris et al, 2000; Hollowell et al, 2002). Sin embargo, la prevalencia de

ACTUALIZACIÓN

22

hipotiroidismo, tanto clínico como subclínico, en ancianos en el momento del ingreso

en una residencia aumentó al 8% (Anía et al, 2000). Todos los estudios coinciden en

encontrar una mayor prevalencia de hipotiroidismo en la población femenina. Más aún,

a medida que se incrementa la edad de los sujetos estudiados, estas cifras adquieren

una mayor relevancia (Sawin et al, 1979; Campbell et al, 1981; Meyers et al, 1986;

Díez, 1998 b). Fundamentalmente si se considera también el hipotiroidismo subclínico

(Cooper, 2001), llegando a alcanzar valores de hasta el 14% (Meyers et al, 1986) o

incluso del 18,2% (Luboshitzky et al, 1996). Un estudio descriptivo de una gran cohorte

de sujetos mostró una prevalencia de elevación de TSH del 16% en varones y del 21%

en mujeres de edad superior a los 74 años (Canaris et al, 2000).

En lo que se refiere a la hiperfunción tiroidea, las cifras de prevalencia han

oscilado entre el 0,5 y el 3% en los últimos estudios realizados en grandes grupos de

población (Tunbridge et al, 1977; Mariotti et al, 1995; Hollowell et al, 2002; Díez, 2002),

llegando a variar del 1 al 5% cuando se considera el hipertiroidismo subclínico (Parle

et al , 1991; Sundbeck et al, 1991; Aghini-Lombardi et al, 1999; Hollowell et al, 2002).

También en este caso las cifras de prevalencia son superiores en las mujeres y se

incrementan en la población anciana (Tunbridge et al, 1977; Campbell et al, 1981;

Brochman et al, 1988; Bagchi et al, 1990; Parle et al, 1991; Chuang et al, 1998;

Knudsen et al, 2000).

En relación al hipertiroidismo, la prevalencia de tirotoxicosis en la población

mayor de 60 años en nuestro país fue del 6,46% (Díez et al, 2003 b). Mientras que en

la población anciana institucionalizada la prevalencia del hipertiroidismo subclínico fue

del 0,82% (Ayala et al, 2001).

Las diferencias en las frecuencias de presentación encontradas en los distintos

estudios epidemiológicos se han atribuido fundamentalmente a factores relacionados

con el sexo y edad, factores geográficos, étnicos y a diferencias en la ingesta de yodo

en la dieta de la población estudiada (Lauberg et al, 1998).

ACTUALIZACIÓN

23

La alta prevalencia de disfunción tiroidea en el anciano junto con el aumento

creciente de esta población, ha hecho que se preste una mayor atención a este

problema, creciendo el interés por conocer la incidencia, prevalencia y repercusión

sanitaria de la disfunción tiroidea en las personas mayores. Asimismo, hay que tener

presente que esta disfunción tiroidea en el anciano puede pasar desapercibida debido

a sus escasas manifestaciones o a que muchas de éstas puedan ser confundidas con

el proceso normal del envejecimiento (Gambert y Escher, 1988; Levy, 1991). Además

las pruebas bioquímicas empleadas para el diagnóstico se afectan por enfermedades

no tiroideas y por el uso de diversos medicamentos, ambos hechos frecuentes en la

población mayor (Campbell et al, 1986). Por otro lado, tanto la hipofunción como la

hiperfunción pueden llegar a ser muy graves en sí, o pueden agravar problemas

geriátricos habituales (Díez, 1998 a; Díez, 1998 b; Díez, 2002; Real y Ascaso, 2002;

Díez et al, 2003 b). Todas estas consideraciones han propiciado la recomendación por

parte de muchos autores del cribado de la disfunción tiroidea en la población anciana

(Ladenson et al, 2000; Cooper, 2001; Ayala et al, 2001).

En el siguiente estudio se plantea averiguar la prevalencia de disfunción

tiroidea en un grupo amplio de pacientes ancianos hospitalizados por cualquier motivo

y conocer el comportamiento de esta disfunción tiroidea a corto y largo plazo.

ACTUALIZACIÓN

24

2. CAMBIOS FISIOLÓGICOS Y ESTRUCTURALES DE

LA GLÁNDULA TIROIDEA EN EL ANCIANO

2.1. CAMBIOS FISIOLÓGICOS DEL TIROIDES

RELACIONADOS CON EL ENVEJECIMIENTO

Con el envejecimiento se experimentan una serie de cambios en la anatomía y

fisiología del tiroides. Se reduce la captación de yodo, síntesis y secreción de

hormonas tiroideas para compensar el descenso del metabolismo basal. Asimismo,

disminuye la degradación periférica de tiroxina (T4). También se reduce la capacidad

fijadora de las proteínas transportadoras de T4 sin experimentar cambios en la

concentración de T4 libre. La concentración sérica de triyodotironina (T3), también

disminuye de forma gradual, como ocurre en pacientes con enfermedades agudas o

crónicas no tiroideas o en aquellos que reciben determinados fármacos. Este proceso

se conoce como síndrome del enfermo eutiroideo (SEE). Parece que la reducción de

la T3 es debida a un descenso en la conversión periférica de T4 a T3. Algunos autores

han demostrado en ancianos un incremento de la síntesis de T3 inversa (rT3) junto con

el descenso de la T3, esto iría a favor de la hipótesis de una reducción de la 5'-

desyodasa. Los niveles de tirotropina (TSH) en el anciano pueden variar. La respuesta

de la TSH al estímulo exógeno con la hormona estimulante de la TSH (TRH) también

es variable en los ancianos, aunque la tendencia es un descenso en la secreción a

medida que aumenta la edad en las personas sanas (Reed Larsen y Terry, 2004), en

otros estudios se ha visto que la TSH aumenta en los ancianos (Surks et al, 2007;

Atzmon et al, 2009 a; Atzmon et al, 2009 b; Boucai y Surks, 2009) (Tabla 1).

Con el envejecimiento se incrementa la aparición de anticuerpos tanto órgano-

específicos como no-órgano específicos. Esto también ocurre con la autoinmunidad

tiroidea, produciéndose anticuerpos contra la peroxidasa tiroidea, (anticuerpos

ACTUALIZACIÓN

25

antimicrosomales) y contra la tiroglobulina del coloide tiroideo. Estos anticuerpos

aumentan en los ancianos, en comparación a los jóvenes, y más aún en la población

femenina. La prevalencia de autoinmunidad positiva es muy variable oscilando entre el

5 y el 40% (Pinchera et al, 1995; Sundbeck et al, 1995). Esta prevalencia es mayor en

las zonas donde existe un aporte adecuado de yodo, que en las zonas donde el aporte

es deficitario.

Parece que el aumento de los anticuerpos tiroideos en el anciano se debe a

una disminución de la función de los linfocitos T supresores y de la actividad tímica

conforme aumenta la edad (Lewis et al, 1978; Gillis et al, 1981). Otros autores

postulan que este aumento de anticuerpos, es una consecuencia de otras

enfermedades asociadas a la edad (Pinchera et al, 1995). El aumento de estos

anticuerpos explicado por cualquiera de las dos hipótesis anteriores radica en el

incremento de la posibilidad que tienen estos pacientes de desarrollar una hipofunción

tiroidea subclínica o con probabilidad de expresarse clínicamente. Parece que la

positividad de los anticuerpos es más frecuente en mujeres que en varones y en raza

blanca con respecto a la raza negra (Hollowell et al, 2002). Aunque en los últimos

estudios realizados en centenarios no se observa el incremento de anticuerpos

antitiroideos en nonagenarios (Mariotti et al, 1992).

ACTUALIZACIÓN

26

Tabla 1: Cambios fisiológicos del tiroides relacionados con el

envejecimiento (Chiovato et al, 1997)

Aclaramiento renal de yodo

Aclaramiento tiroideo de yodo

Producción total de T4

Degradación de T4

Concentración de T4 en suero

=

Concentración de globulina fijadora de tiroxina en suero

=

Concentración de T3

Concentración de rT3 en suero

=

La respuesta de la TSH a la TRH

↓=↑

Variación diurna de TSH

ACTUALIZACIÓN

27

2.2. CAMBIOS ESTRUCTURALES DEL TIROIDES

RELACIONADOS CON EL ENVEJECIMIENTO

Estos cambios funcionales se asocian en el anciano a cambios morfológicos

en la glándula tiroidea como son un aumento del tejido conectivo y degeneración de

células epiteliales, un aumento de infiltración linfocitaria, aumento de la prevalencia de

bocio, mayor tendencia a la formación de nódulos y aumento en la incidencia de

oncogénesis (Díez, 1998 a; Boelaert, 2013). Aunque estos cambios son frecuentes en

la población anciana, no son característicos de todas las personas mayores. Lo más

importante es que no parece que a estos cambios morfológicos haya asociada una

disminución de la función tiroidea (Denham y Wills, 1980).

ACTUALIZACIÓN

28

3. TIPOS DE DISFUNCIÓN TIROIDEA

3.1. HIPOTIROIDISMO FRANCO

Es el síndrome caracterizado por una disminución de la acción de hormonas

tiroideas en sus tejidos diana.

La forma más frecuente es el hipotiroidismo primario. Por lo que analíticamente

aparece una elevación de la TSH con un descenso de la T4 libre. El hipotiroidismo

subclínico es una forma leve, se caracteriza por una TSH elevada junto con T4 libre

normal (Klee y Hay, 1997). El hipotiroidismo central es menos frecuente,

denominándose secundario si el problema está en la hipófisis o terciario si ocurre en el

hipotálamo. En estos casos tanto la TSH como la T4 libre están reducidas.

Es necesario hacer siempre una correcta interpretación de las pruebas

diagnósticas para evitar errores, por ello en ocasiones es imprescindible determinar la

T3 libre.

3.1.1. PREVALENCIA

La prevalencia del hipotiroidismo en el anciano oscila entre el 0,9% al 17,5%

dependiendo de los distintos estudios y de la población diana (Díez, 2002).

Es de 5 a 8 veces más frecuente en mujeres que en varones (Benseñor et al,

2011; Visser y Visser, 2013), en pacientes hospitalizados (Simons et al, 1990;

DeGroot y Mayor, 1992), en la raza blanca y varía según sea el aporte de yodo en la

dieta. En las zonas con yodo suficiente es del 7% para el hipotiroidismo franco y del

ACTUALIZACIÓN

29

14% para el subclínico, mientras que en las áreas deficientes desciende al 0,9% y

0,6% respectivamente (Mariotti et al, 1995; Robuschi et al, 1987).

En una Unidad de Geriátrica de Agudos en nuestro país la prevalencia fue del

0,48% (Betancor et al, 2004).

3.1.2. ETIOLOGÍA

La causa más frecuente de hipotiroidismo en el anciano es la tiroiditis

autoinmune, tanto la atrofia tiroidea primaria como la enfermedad de Hashimoto

(Benseñor et al, 2011). Se caracteriza por la pérdida de tejido tiroideo funcionante.

Histopatológicamente existe una infiltración linfocitaria del tiroides y fibrosis de la

glándula. En la mayoría de los pacientes se observa un elevado título de anticuerpos

tiroideos. Los anticuerpos antiperoxidasa (anti-TPO) son positivos en el 90% de los

casos y los antitiroglobulina (anti-TG) en el 60% (Roberts y Ladenson, 2004).

Existen dos formas: una bociosa, la enfermedad de Hashimoto y otra atrófica,

la tiroiditis crónica atrófica, la más frecuente en el paciente anciano.

La segunda causa en frecuencia es la radiación o ablación quirúrgica total o

parcial del tiroides. La hipofunción tiroidea se instaura de forma brusca con la cirugía

total del tiroides y pudiendo aparecer de forma tardía cuando se realiza cirugía parcial.

También puede desarrollarse por radiación de la zona cervical o bien después del

tratamiento del hipertiroidismo con radioyodo, siendo en este último caso la

instauración tardía de un hipotiroidismo permanente.

El hipotiroidismo secundario en los pacientes ancianos es aproximadamente

del 5% (Díez, 1998 b). El descenso de la TSH se debe fundamentalmente a tumores

del área hipofisaria o de la región paraselar.

ACTUALIZACIÓN

30

Los fármacos son otra causa frecuente de hipotiroidismo, entre ellos la

amiodarona, el litio, los antitiroideos, sulfonamidas, sulfonilureas, fenilbutazona,

agentes quimioterápicos, el interferón alfa etc (Chiovato et al, 1997; Díez, 2002;

Delemer et al, 2012).

Las enfermedades infiltrativas son causas infrecuentes, como la

hemocromatosis, amiloidosis, esclerodermia etc (Tabla 2).

Tabla 2: Etiología del hipotiroidismo

Tiroiditis autoinmune

Tiroiditis crónica atrófica

Enfermedad de Hashimoto

Hipotiroidismo postquirúrgico

Carcinoma tiroideo

Bocio multinodular

Nódulo solitario

Cirugía y radioterapia cervicales

Tratamiento del hipertiroidismo

Cirugía

Radioyodo

Fármacos antitiroideos

Hipotiroidismo secundario

Adenoma hipofisario

Tumores del área paraselar

Enfermedades infiltrativas

Metástasis

ACTUALIZACIÓN

31

Fármacos

Yodo (contrastes radiológicos, amiodarona)

Carbonato de litio

Otros: tionamidas, fenilbutazona, sulfonamidas

Tiroiditis

Subaguda

Silente

Otras causas

Deficiencia de yodo

Disgenesia tiroidea

Enfermedades infiltrativas tiroideas (hemocromatosis, amiloidosis)

Anomalías enzimáticas en la biosíntesis tiroidea

3.1.3. PRESENTACIÓN CLÍNICA

La presentación clínica del hipotiroidismo en el anciano, como la mayoría de las

enfermedades que padecen estos pacientes, suele ser atípica e insidiosa. Menos de

un tercio de los ancianos presentan signos y síntomas típicos de hipofunción tiroidea

(Bahemuka y Hodkinson, 1975), por lo que esta enfermedad se debe sospechar y es

necesario su despistaje. El carácter progresivo de la enfermedad y la menor necesidad

de hormonas tiroideas en el anciano pueden influir en la sintomatología. Es habitual la

presencia de formas oligosintomáticas, inespecíficas o relacionadas con un solo

aparato, con lo que se retrasa el diagnóstico. Como ejemplo ponemos el estudio

Framingham, donde no se sospechó en ninguno de los 95 pacientes con TSH elevada,

el diagnóstico de hipotiroidismo, con la realización únicamente de la anamnesis y la

exploración básica (Sawin et al, 1985 b).

ACTUALIZACIÓN

32

Entre las principales manifestaciones clínicas del hipotiroidismo en el anciano

se distinguen:

-Inespecíficas: las más comunes, donde pueden presentar cuadros

confusionales, somnolencia, anorexia, intolerancia al frío, aquinesia, apatía, ataxia

cerebelosa, hiporreflexia, estreñimiento, sequedad de piel, disminución de peso

(presente hasta en un 13% de los enfermos hipotiroideos) y pudiendo ser todas

atribuidas al proceso del envejecimiento. El hipotiroidismo se incluye en el diagnóstico

diferencial de las “demencias reversibles”; sin embargo rara vez los pacientes con

demencia diagnosticados de hipotiroidismo al ser tratados revierten o mejoran sus

síntomas cognitivos (Mokshagundam y Barzel, 1993).

-Cardiovasculares: bradicardia, insuficiencia cardíaca, cardiopatía isquémica

entre otros. Más del 50% manifiestan disnea y alrededor del 25% dolor torácico. La

mayoría presentan cardiomegalia en la radiografía de tórax, que puede estar causada

por derrame pericárdico, hipertrofia o dilatación miocárdica. El electrocardiograma

puede mostrar frecuencia cardíaca lenta, bajo voltaje y ondas T planas o invertidas. En

la analítica la GOT y la CPK suelen estar elevadas.

-Neurológicos: la sordera, los vahídos, vértigos y acúfenos son comunes. Más

del 50% presentan parestesias y síntomas característicos del túnel del carpo, debido a

la compresión del nervio mediano por el mixedema. El resultado final del hipotiroidismo

grave no tratado puede ser el coma mixedematoso, siendo más susceptibles estos

pacientes que los jóvenes (Chiovato et al, 1997). La hiporreflexia mencionada

anteriormente, pérdida de memoria, confusión mialgias etc.

-Gastrointestinales: anorexia, estreñimiento y la pérdida de peso son

frecuentes. La ascitis, el íleo, la impactación fecal, el megacolon y las alteraciones

enzimáticas hepáticas son menos frecuentes.

-Musculoesqueléticas: debilidad muscular, dolor, rigidez, calambres

musculares, derrame articular, miotonías etc

ACTUALIZACIÓN

33

-Hematológicas: presentan anemia benigna del 32% al 84% de los pacientes

hipotiroideos, macrocitosis, anomalías en la agregación plaquetaria y el tiempo de

hemorragia prolongado (Kunitake et al, 1992; Mokshagundam y Barzel, 1993).

-Psiquiátricas: depresión y paranoia (locura mixedematosa). La demencia y

psicosis orgánicas se asocian con frecuencia al hipotiroidismo en ancianos.

-Respiratorios: congestión nasal crónica, derrame pleural, SAOS.

-Otros: hiponatremia, asociación con otros fenómenos autoinmunes

caracterizados por la presencia de anticuerpos tanto órgano-específicos como no

órgano-específicos (Salvador et al, 1989; Díez, 1997; Díez, 1998 b; García et al, 2001

a).

Algunos estudios dicen que la fatiga y la debilidad son los síntomas más

frecuentemente encontrados en los ancianos (Boelaert, 2013).

3.1.4. DIAGNÓSTICO

-Hormonas tiroideas: la sospecha de la hipofunción tiroidea en un paciente

anciano debe ir seguida de una confirmación analítica. La cuantificación sérica de TSH

es el parámetro más fiable para el diagnóstico de hipotiroidismo. La TSH elevada con

una T4 libre disminuida nos confirma el diagnóstico de hipotiroidismo primario. La T3 es

normal en aproximadamente un tercio de los pacientes y no es necesaria su

determinación en estos casos pues con frecuencia se encuentra disminuida en

relación con enfermedades no tiroideas y en ancianos normales (Díez, 1998 b). La

TSH puede estar elevada en la fase de recuperación de una enfermedad tiroidea. Una

TSH elevada sin descenso de la T4 constituye lo que se denomina hipotiroidismo

subclínico. La estimulación con TRH rara vez es necesaria desde que se utilizan los

métodos de cuantificación de TSH de alta sensibilidad.

ACTUALIZACIÓN

34

En los pacientes hospitalizados o en aquellos que consultan tras haber

padecido una enfermedad grave no tiroidea, es difícil interpretar los valores de TSH, ya

que estas situaciones provocan un aumento de los niveles séricos de TSH por

aumento de la secreción hipofisaria. Generalmente los valores de TSH no superan los

20-25 μU/ml aunque pueden encontrarse valores más elevados en pacientes con

enfermedad no tiroidea grave. Ante la sospecha de esta alteración se debe realizar un

nuevo control pasadas al menos cuatro semanas tras la recuperación de la

enfermedad. La TSH no se eleva en el hipotiroidismo por enfermedad hipofisaria o

hipotalámica. En estos casos el diagnóstico viene dado por la reducción de la

concentración de T4 libre en presencia de una concentración de TSH normal o baja

que generalmente no se incrementa tras el estímulo con TRH (Attia et al, 1999).

Hay que tener en cuenta que determinados fármacos y otro tipo de situaciones

pueden aumentar o disminuir las concentraciones séricas de TSH.

-Anticuerpos antitiroideos: la presencia de positividad de anticuerpos anti-TPO

en un paciente con hipotiroidismo primario se considera criterio diagnóstico de tiroiditis

crónica autoinmune. La ausencia de bocio es indicativa de tiroiditis crónica atrófica,

mientras que si se evidencia bocio palpable puede diagnosticarse de tiroiditis crónica

bociógena (tiroiditis de Hashimoto). La valoración del título de anticuerpos antitiroideos

tiene interés etipopatogénico y es expresión en muchos casos, de un factor de riesgo,

pero no aporta evidencia confirmatoria del diagnóstico.

3.1.5. TRATAMIENTO Y DIFICULTADES

El objetivo es devolver al enfermo al estado eutiroideo. El tratamiento de

elección es la levotiroxina sódica. No se recomienda la utilización de preparados

farmacéuticos de tiroides desecado, ni de combinaciones de T4 y T3 sintéticas, debido

ACTUALIZACIÓN

35

a las grandes variaciones en las concentraciones de T3 a las que las personas

ancianas son muy sensibles.

La levotiroxina se absorbe hasta en un 80% tras su ingesta oral y se

recomienda tomarla en ayunas. Tiene una vida media de una semana y con una dosis

diaria se alcanzan concentraciones séricas de T4 bastante estables.

La dosis inicial de levotiroxina sódica dependerá de la edad, el peso y de las

enfermedades cardiovasculares que padezca el paciente (Somwaru et al, 2011). En los

ancianos los requerimientos son menores por la disminución del metabolismo de la

hormona tiroidea asociada al envejecimiento y porque la TSH precisa menos dosis

para su supresión (Visser y Visser, 2013). Se debe reducir la dosis entre un 25-50% de

la dosis correspondiente a un adulto joven. La dosis puede establecerse en torno a 0,5

μg/kg/día (Mandel et al, 1993; Chiovato et al, 1997). Con incrementos cada 4 a 6

semanas hasta que los niveles de TSH sean normales. En los ancianos que no tengan

enfermedad cardiovascular o mental quizás se pueda comenzar con dosis más

elevadas (Mitrou et al, 2011).

En los casos en los que el paciente es portador de cardiopatía isquémica el

tratamiento se inicia con dosis de 25 μg diarios o incluso con 12,5 μg, dosis más

elevadas pueden desencadenar angor, infarto de miocardio y arritmias. Porque las

hormonas tiroideas incrementan la demanda de oxígeno miocárdica. Es necesaria la

evaluación del trazado electrocardiográfico previo al inicio del tratamiento para valorar

posibles cambios (Mandel et al, 1993; Visser y Visser, 2013).

Si se mantiene la situación de hipotiroidismo, se incrementa la dosis diaria de

levotiroxina 12,5 ó 25 μg, consiguiéndose como objetivo una TSH en la mitad inferior

del rango normal. Los controles pueden hacerse cada seis o doce meses, a no ser que

se sospeche descompensación. No se ha demostrado que una corrección rápida de

TSH y T4 con dosis más elevadas de levotiroxina mejoren los síntomas del paciente

(Visser y Visser, 2013). Se debe hacer una monitorización de la TSH para ajustar el

tratamiento y no incrementar el riesgo de fibrilación auricular y de fracturas óseas en

ACTUALIZACIÓN

36

estos pacientes (Kahaly et al, 1998; Turner et al, 2011). La toma de colestiramina,

sucralfato, hidróxido de aluminio, sulfato ferroso y lovastatina disminuyen la absorción

de levotiroxina. Se puede evitar si se toman los fármacos separados por 3 - 4 horas.

Los controles de TSH se pueden hacer cada 4-8 semanas al empezar el

tratamiento o cuando se hacen cambios en la dosis de levotiroxina y cada 6-12 meses

una vez se haya llegado al estado eutiroideo (Garber et al, 2012).

La rifampicina, carbamazepina, fenitoina y sertralina aceleran el metabolismo y

provocan un aumento de la TSH en pacientes previamente bien controlados,

requiriendo un aumento de la dosis de levotiroxina (Salvador et al, 1989; Díez, 1997;

Díez, 1998 b; Baskin et al, 2002). En la tabla 3 se recogen algunas de las

recomendaciones esenciales para realizar un tratamiento sustitutivo en las personas

geriátricas.

Tabla 3: Recomendaciones para realizar el tratamiento sustitutivo del

hipotiroidismo en ancianos

Utilizar siempre levotiroxina sódica

Comenzar el tratamiento con dosis bajas: 25 μg/día o incluso menos en

pacientes con cardiopatía isquémica

Utilizar incrementos de dosis pequeñas (25 μg cada día o cada 2 días)

No realizar cambios de dosis hasta transcurrido un mínimo de 4-6 semanas

desde la última modificación

Alcanzar la dosis sustitutiva plena (TSH normal, T4 libre normal)

Evitar siempre el sobretratamiento (tirotoxicosis yatrógena)

ACTUALIZACIÓN

37

3.2. HIPOTIROIDISMO SUBCLÍNICO

Se define como un trastorno que aparece en individuos en teoría asintomáticos

y se caracteriza por una TSH elevada con T4 y T3 dentro del rango normal. La

elevación de TSH es discreta y generalmente no suele exceder de 20 μU/ml.

3.2.1. PREVALENCIA

Es una situación de alta prevalencia en la población anciana, especialmente en

mujeres. La prevalencia oscila entre el 1-18% (Díez, 1997; Canaris et al, 2000;

Cooper, 2001; Díez et al, 2003 b; Corrales et al, 2007). Estas variaciones se deben a

factores como las distintas definiciones analíticas del hipotiroidismo subclínico, las

diferencias de edad, la distribución poblacional y el contenido de yodo en la dieta en

las poblaciones estudiadas.

En población anciana hospitalizada en una Unidad Geriátrica de agudos en

nuestro país la prevalencia encontrada fue de 1,39% (Betancor et al, 2004).

3.2.2. ETIOLOGÍA

Las causas del hipotiroidismo subclínico son las mismas que las del

hipotiroidismo primario. Algunos autores postulan que el tabaco puede exacerbar un

hipotiroidismo subclínico. La más frecuente es la tiroiditis crónica autoinmune, seguida

del tratamiento ablativo tiroideo y del tratamiento incorrecto con levotiroxina (Galofré,

1994).

ACTUALIZACIÓN

38

En el 36-76% de los individuos mayores de 55 años con hipotiroidismo

subclínico se encuentran anticuerpos anti-TPO positivos (Parle et al, 1991; Díez e

Ibars, 2005 a; Huber et al, 2002).

3.2.3. PRESENTACIÓN CLÍNICA

Estos pacientes suelen estar asintomáticos, aunque en ellos se han observado

una gran variedad de síntomas leves e inespecíficos, algunos presentan bocio,

astenia, sequedad de piel, caída del cabello, debilidad y calambres musculares, fatiga,

intolerancia al frío, estreñimiento, disfonía, elevaciones discretas de colesterol total y

colesterol ligado a lipoproteínas de baja densidad (LDL), sin modificarse el resto de los

parámetros lipídicos (Canaris et al, 2000), disminución de la contractilidad miocárdica

y alteraciones de la función cognitiva. Otros efectos son la elevación de la presión

intraocular reversible, urticaria refractaria crónica y anomalías en la conducta nerviosa

(Pedreira y Robles, 2003).

Algunos autores recomiendan explorar estos síntomas, como práctica para el

testado de la disfunción tiroidea (Danese et al, 1996).

Si se encuentra una elevación aislada de TSH sérica, primero debemos

confirmar que la causa de esta elevación es una alteración de la glándula tiroidea. Nos

podemos encontrar elevaciones de TSH en pacientes con dosis subóptimas de

tiroxina, consumo de fármacos, la insuficiencia renal crónica y durante la fase de

recuperación del SEE entre otros (Díez, 2002) (Tabla 4).

ACTUALIZACIÓN

39

Tabla 4: Etiología del hipotiroidismo subclínico

Administración inadecuada de l-tiroxina

Administración con fármacos que disminuyan su absorción:

- sucralfato - preparados a base de soja

- resinas - sulfato ferroso

- hidróxido de aluminio - colestiramina

Fase de recuperación del síndrome eutiroideo enfermo

Hipotiroidismo central

Pacientes con deterioro de la función renal

Déficit de glucocorticoides

La importancia de esta entidad radica en determinar en qué medida puede

derivar en un hipotiroidismo franco y si su tratamiento puede evitar esta evolución y

disminuir el riesgo cardiovascular asociado. Según los distintos estudios, el

hipotiroidismo subclínico tiende a resolverse del 0,43 al 6% cada año y progresa a

hipotiroidismo franco del 1,5 al 11,4% por año en los estudios más recientes

(Somwaru et al, 2012) y entre el 0 y el 18% en los estudios algo más antiguos, siendo

más probable en aquellos que tienen anticuerpos antitiroideos positivos (Gordin y

Lamberg, 1981; Turnbridge et al, 1981; Parle et al, 1991; Díez, 1998 b), valores de

TSH basales superiores a 20 μU/ml, antecedente de ablación con radioyodo por

enfermedad de Graves, radioterapia externa por otras causas tumorales no

relacionadas con el tiroides o el tratamiento crónico con litio (McDermott y Ridgway,

2001). Dos publicaciones recientes apoyan la hipótesis de que el hipotiroidismo

subclínico incrementa el riesgo de enfermedad coronaria y de insuficiencia cardíaca

ACTUALIZACIÓN

40

tanto sistólica como diastólica, especialmente en aquellos con TSH superior a 10

μU/ml (Rodondi et al, 2010; Gencer et al, 2012).

En otros estudios se ha asociado con el riesgo de fractura de cadera en

varones (Lee et al, 2010) y la aparición de la enfermedad de Alzheimer en mujeres.

3.2.4. TRATAMIENTO Y DIFICULTADES

Aunque éste es un tema controvertido, actualmente la mayoría de los autores

mantienen que si hay una TSH por encima de 10 μU/ml, si existe bocio, hay

anticuerpos positivos o síntomas de hipofunción tiroidea, debe iniciarse tratamiento

sustitutivo, siendo necesarias, en general, dosis inferiores a las utilizadas en el

hipotiroidismo franco y monitorizando la TSH para evitar el hipertiroidismo yatrógeno.

Parece existir beneficio en aquellos casos de insuficiencia cardíaca diastólica,

nunca debe suponer el tratamiento de estos pacientes un procedimiento rutinario,

puesto que los perjuicios superan a los beneficios (Klein, 2013).

Actualmente no se puede recomendar el tratamiento de rutina en los pacientes

con TSH entre 4,5 y 10 μU/ml, siendo la terapia alternativa a la sustitutiva, la seriación

de la TSH a los 6 y 12 meses (Corrales et al, 2007).

3.3. HIPERTIROIDISMO FRANCO

Es el conjunto de manifestaciones clínicas y bioquímicas en relación con un

aumento de exposición y respuesta de los tejidos a niveles excesivos de hormonas

tiroideas. Algunos autores diferencian entre tirotoxicosis y el hipertiroidismo,

refiriéndose con el primero a cualquier situación en que existe un aumento de

hormonas tiroideas circulantes y con el segundo a aquella en que la tirotoxicosis se

debe a la hiperproducción mantenida de hormonas tiroideas por la glándula tiroidea.

ACTUALIZACIÓN

41

3.3.1. PREVALENCIA

La prevalencia del hipertiroidismo en el anciano es muy variable y oscila entre

el 0,5% y el 6,6% (Tunbridge et al, 1977; Knudsen et al, 2000; Real y Ascaso, 2002;

Díez, 2003 b; Visser y Visser, 2013). Esta diferencia varía nuevamente en función de

la población estudiada, el área geográfica y los criterios de selección. Su prevalencia

también es mayor en las mujeres.

En población anciana hospitalizada la prevalencia de hipertiroidismo franco en

una Unidad Geriátrica de agudos de nuestro país, fue de 0,61% (Betancor et al, 2004).

3.3.2. ETIOLOGÍA

Las causas más habituales de hipertiroidismo espontáneo en el anciano son: el

bocio multinodular tóxico (BMT), la enfermedad de Graves (bocio tóxico difuso) y el

adenoma tiroideo tóxico (ATT) (Díez, 2003 a). En áreas bociógenas, con ingestión

baja de yodo, la causa más frecuente del hipertiroidismo es el BMT, mientras que la

enfermedad de Graves representa la principal causa en zonas con elevado consumo

de yodo. En las tres formas el hipertiroidismo es consecuencia de un aumento en la

producción de hormonas tiroideas por el tiroides.

La enfermedad de Graves: es un proceso autoinmune caracterizado por

la presencia de anticuerpos frente al receptor de TSH, los cuales estimulan la síntesis

y secreción de hormonas tiroideas y el crecimiento de la glándula. El bocio difuso

aparece en el 90% de los enfermos. La presencia de manifestaciones extratiroideas,

como la oftalmopatía de Graves o el mixedema pretibial (dermopatía infiltrativa

localizada), junto con la presencia de anticuerpos anteriormente mencionados,

diferencian esta entidad de otros bocios que cursan con hipertiroidismo.

ACTUALIZACIÓN

42

El BMT supone la fase final de la evolución en el tiempo de un bocio

simple o de un bocio multinodular normofuncionante (BMN). No está claro cuál es el

mecanismo por el que se pasa de un bocio no tóxico a uno que sí lo es, pero se piensa

que puede estar en relación con mutaciones celulares a nivel del receptor de TSH,

liderando estas células una expansión clonal con formación de nódulos funcionales

autónomos. Se caracteriza por la presencia de al menos dos nódulos tiroideos que

funcionan de forma autónoma y que producen un exceso de hormonas tiroideas.

También puede precipitarse una situación de hipertiroidismo en un paciente con BMN

por la administración de dosis altas de yodo.

El ATT se caracteriza por la presencia de un único nódulo tiroideo con

funcionamiento autónomo con una producción suficiente de hormonas tiroideas como

para inhibir la producción de TSH dando lugar a una supresión del lóbulo tiroideo

contralateral.

La tiroiditis, ya sea aguda como subaguda, puede dar lugar a

hipertiroidismo por liberación de hormonas durante el proceso de destrucción de los

folículos tiroideos, pero esta causa es mucho menos frecuente en ancianos que en

jóvenes.

Los tumores hipofisarios productores de TSH, así como la resistencia de

la hipófisis a la hormona tiroidea, son muy raras.

El hipertiroidismo yatrógeno es otra de las causas más frecuentes en los

ancianos (Trivalle et al, 1996; Díez, 2003 a): la amiodarona, puede producir

hipertiroidismo por aumento de producción de hormona tiroidea (tirotoxicosis inducida

por amiodarona tipo I) y por destrucción de la glándula (tirotoxicosis inducida por

amiodarona tipo II) (Iglesias, 2007). Otras causas son la administración de hormonas

tiroideas en cantidad excesiva para las necesidades del anciano, especialmente en

pacientes que presentan bocios uni o multinodulares, en los que el tratamiento con

levotiroxina tiene la finalidad de frenar el crecimiento tiroideo. La ingesta subrepticia de

hormona tiroidea origina la tirotoxicosis ficticia (Díez, 1998 a; Díez, 2003 a).

ACTUALIZACIÓN

43

El interferon alfa o la interleucina 2 pueden desencadenar tanto hipotiroidismo,

como hipertiroidismo como un patrón bifásico de tiroiditis silente (Real y Ascaso,

2002).

3.3.3. PRESENTACIÓN CLÍNICA

Las manifestaciones clínicas típicas del hipertiroidismo (diarrea, nerviosismo,

hipersudoración, intolerancia al calor, temblor etc) pueden estar ausentes en los

ancianos. Con frecuencia el cuadro es oligosintomático (Boelaert et al, 2010) o se

presenta con síntomas sutiles o inespecíficos (Trivalle et al, 1996). La taquicardia,

fatiga y pérdida de peso, es la triada que se encontró en el estudio de Trivalle en el

32% de los ancianos con hipertiroidismo (Trivalle et al, 1996; Rotman-Pikielny et al,

2008; Boelaert et al, 2010). Puede cursar con sintomatología referida a un solo

sistema. Con frecuencia existe ausencia de bocio palpable ya que puede ser

retroesternal.

Entre las principales manifestaciones clínicas del hipertiroidismo en el anciano

se encuentran:

-Cardiovasculares: son importantes en la población anciana, el exceso

de hormona tiroidea puede provocar diversos tipos de arritmia, como la taquicardia

sinusal, la fibrilación auricular, la taquicardia supraventricular y las extrasístoles. La

fibrilación auricular es muy frecuente en pacientes ancianos con hipertiroidismo en

torno al 20-35% (Sawin et al, 1994; Trivalle et al, 1996; Boelaert et al, 2010) y tiene

hasta un 40% de riesgo de tromboembolismo pulmonar (Jayme y Landerson, 1994;

Real y Ascaso, 2002). Hay que sospecharlo en casos de fibrilación auricular resistente

al tratamiento digitálico. También puede precipitar o agravar una insuficiencia cardíaca

o una cardiopatía isquémica previa. Por lo que en todos los casos de fibrilación

auricular se debe realizar un despistaje de hiperfunción tiroidea (Trivalle et al, 1996).

ACTUALIZACIÓN

44

-Neurológicas y osteomusculares: la depresión o manía, letargia,

apatía, agitación y ansiedad, demencia y confusión pueden ser las primeras

manifestaciones clínicas del hipertiroidismo en el anciano (Visser y Visser, 2013).

El temblor fino de las manos puede ser interpretado como temblor senil o el

inicio de un Parkinson.

La miopatía proximal origina una debilidad generalizada y la reducción de masa

ósea puede ocasionar caídas y fracturas.

La atrofia y debilidad muscular son frecuentes, incluso se ha llegado a describir

el llamado hipertiroidismo apático en el anciano, que se caracteriza por apatía,

indiferencia, caquexia, con gran atrofia muscular, llegándose a confundir con un

cuadro paraneoplásico.

La osteoporosis y las fracturas osteoporóticas se ven incrementadas

fundamentalmente en mujeres ancianas (Papaleontiou y Haymart, 2012).

-Digestivas: la pérdida de apetito es la manifestación más frecuente,

ocurre en aproximadamente un 30% de los pacientes (Rotman-Pikielny et al, 2008),

con la posible pérdida de peso secundaria presente en el 60,7% (Boelaert et al, 2010;

Visser y Visser, 2013). En la población anciana no suele haber hiperdefecación sino

una mejoría del estreñimiento crónico. Otros síntomas son dolor abdominal, náuseas y

vómitos.

En los casos de la enfermedad de Graves las manifestaciones y signos

oculares no suelen aparecer o ser inapreciables, sin embargo, cuando aparecen son

más graves y con peor evolución que en la población de mediana edad (Trivalle et al,

1996; Lin et al, 2008; Boelaert et al, 2010; Papaleontiou y Haymart, 2012). Cuando la

etiología es un bocio multinodular, puede haber extensión intratorácica y aparecer

síntomas compresivos como disfagia, disnea y disfonía (Real y Ascaso, 2002).

ACTUALIZACIÓN

45

3.3.4. DIAGNÓSTICO

El diagnóstico del hipertiroidismo en el anciano se basa en un alto índice de

sospecha y en el despistaje adecuado de la población. Se debe sospechar en todos

los pacientes con deterioro funcional, cognitivo, nutricional y psíquico que no tienen

una etiología clara o que no responden adecuadamente al tratamiento.

Determinaciones hormonales basales: el diagnóstico se establece ante la

presencia de concentraciones de T4 libre por encima del límite superior de la

normalidad, simultáneamente con concentraciones inhibidas de TSH. Esto nos permite

diferenciar dos grados:

-Una elevación manifiesta de T4 libre junto a una inhibición de TSH por

debajo del límite inferior de la normalidad constituyendo las características de la

tirotoxicosis franca.

-Una inhibición de la TSH acompañada de normalidad en las

concentraciones de T4 libre y T3 libre, lo que constituye el hipertiroidismo subclínico,

que cursa en la mayoría de los casos de forma asintomática.

En pacientes ancianos hospitalizados por enfermedad aguda pueden tener una

disminución de los niveles de TSH, sin llegar a ser un hipertiroidismo (Papaleontiou y

Haymart, 2012).

La determinación de anticuerpos anti-TPO y anti-TG no es necesaria en la

valoración inicial del hipertiroidismo. Su presencia orientará hacia el origen autoinmune

de la patología de base. A pesar de que los anticuerpos contra el receptor de la TSH

están presentes en más del 90% de los pacientes con enfermedad de Graves, no son

necesarios para el diagnóstico y su potencial utilidad quedaría restringida para

aquellos casos con dudas sobre el diagnóstico etiológico (Díez, 1998 a).

Las concentraciones plasmáticas de TSH y la respuesta al estímulo con TRH

pueden estar disminuidas, lo que dificulta el diagnóstico. La falta de reacción debe

ACTUALIZACIÓN

46

valorarse con prudencia, puede ser debida a dosis terapéuticas de aspirina, dosis

farmacológicas de corticoides o de dopamina. El hallazgo de una TSH suprimida

obliga a repetir la prueba para descartar falsos positivos. Dependiendo del tipo de

análisis utilizado para determinar la TSH, este descenso atribuible a enfermedades no

tiroideas o fármacos, será diferente. Con la utilización de ensayos más sensibles este

porcentaje desciende.

-Gammagrafía tiroidea: la captación de radioyodo está disminuida en el

anciano, lo que obliga a interpretar con cautela las pruebas gammagráficas, por la

posibilidad de falsos negativos. Queda reservada para aquellos casos con ausencia de

hallazgos clínicos orientativos respecto a la etiología.

Existen distintos patrones:

-BMT: varias áreas con diferente grado de captación del radiotrazador.

-Enfermedad de Graves: hipercaptación global.

-ATT: nódulo hipercaptante con o sin anulación del resto de la glándula.

-Hipertiroidismo por yodo: ausencia de captación.

-Tiroiditis subaguda y tiroiditis silente: ausencia o reducción de la captación del

radiotrazador.

-Tirotoxicosis yatrógena y tirotoxicosis facticia: ausencia o reducción de la

captación del radiotrazador.

3.3.5. TRATAMIENTO Y DIFICULTADES

El objetivo del tratamiento de la tirotoxicosis en el anciano pretende por un

lado, aliviar los síntomas y signos de la hiperfunción tiroidea así como evitar las

complicaciones metabólicas y cardiovasculares derivadas del exceso de hormona

tiroidea y por otro lado conseguir una curación definitiva de la enfermedad de modo

que se eviten las recaídas.

ACTUALIZACIÓN

47

-Radioyodo: es el tratamiento de elección en el anciano (Rehman et al,

2005; Boelaert et al, 2010). Debe ser precedido del tratamiento con fármacos

antitiroideos, especialmente en pacientes cardiópatas, con el fin de deplecionar los

depósitos del tiroides de hormonas tiroideas y evitar así una tormenta tirotóxica

desencadenada por radioyodo. El tratamiento se inicia unos dos o tres meses antes y

se espera a alcanzar niveles de T4 próximos a la normalidad. Se suspende el

tratamiento una semana antes del radioyodo y se reintroduce una semana después a

la espera de la normalización de la función tiroidea. El fármaco de elección es el

metimazol. En los casos de bocios muy voluminosos o múltiples a menudo se

necesitan dosis muy elevadas o repetidas hasta conseguir el eutiroidismo. El efecto

del radioyodo suele completarse a los 3-12 meses después de su administración.

Como efectos indeseables encontramos la persistencia del hipertiroidismo y el

desarrollo de un hipotiroidismo transitorio o permanente.

-Fármacos antitiroideos: se usan normalmente el metimazol y el

propiltiuracilo. Pueden ser una alternativa al yodo en pacientes con enfermedad de

Graves, o en aquellos pacientes con esperanza de vida limitada o que no se adhieran

al tratamiento anterior (Allahabadia et al, 2000; Chen et al, 2009).

En pacientes ancianos se recomiendan dosis iniciales relativamente elevadas

de 30 a 40 mg de metimazol o carbimazol. Se obtiene una mejoría clínica y analítica

en las dos primeras semanas de tratamiento y suele ser más evidente a las 4 ó 6

semanas. Una vez conseguida la situación eutiroidea, el tratamiento posterior

dependerá de la etiología de la hiperfunción tiroidea.

El tratamiento debe mantenerse durante 9 a 18 meses o bien mantener una

dosis fija de antitiroideos y añadir levotiroxina a dosis suficiente como para evitar un

hipotiroidismo yatrógeno.

Debe avisarse al paciente y familiares de los efectos secundarios como prurito,

erupciones, artralgias, alteraciones hepáticas, fiebre, caída o despigmentación del

ACTUALIZACIÓN

48

cabello, náuseas y cefalea. El efecto adverso más temido es la aparición de

agranulocitosis que se da más frecuentemente en la población anciana.

-Otros fármacos: los betabloqueantes como el propanolol pueden

asociarse a los antitiroideos. El propanolol alivia los síntomas de la tirotoxicosis e

inhibe la 5’-desyodasa reduciendo de esta forma la síntesis periférica de T3. En el

anciano se deben emplear con precaución por su efecto inotrópico negativo y la

posibilidad de desarrollar insuficiencia cardíaca.

El yodo inorgánico, a dosis de 5 a 10 mg al día, inhibe la secreción de

hormonas tiroideas por inhibición de la proteólisis de la tiroglobulina y por inhibición del

transporte, oxidación y organificación tiroidea del yoduro. El efecto antitiroideo dura

sólo 2 ó 3 semanas. Nunca debe administrarse como el único tratamiento. Se suele

usar para la preparación a la cirugía por su efecto reductor de la vascularización y en

el tratamiento de la crisis tirotóxica.

Los glucocorticoides a dosis altas también inhiben la síntesis extratiroidea de T3

y la secreción hormonal en pacientes con enfermedad de Graves, aunque no se

recomienda como terapia de rutina.

-Cirugía: su uso queda restringido en el anciano a pacientes con bocio

que presentan síntomas obstructivos o ante la sospecha de malignidad.

En el caso del ATT, además de la hemitiroidectomía, como tratamiento

alternativo al radioyodo, también puede emplearse la inyección intranodular

percutánea de etanol (Chiovato et al, 1997; Díez, 1998 a).

Generalmente con el eutiroidismo revierte la fibrilación auricular, pero habrá

que valorar la anticoagulación para evitar los eventos embólicos (Chiovato et al, 1997).

ACTUALIZACIÓN

49

3.4.HIPERTIROIDISMO SUBCLÍNICO

Se define por el hallazgo de una concentración de TSH baja con una T4 y T3

libre dentro del rango de referencia, en ausencia de alteración hipotálamo-hipofisaria o

de patología no tiroidea. Se distinguen en la práctica clínica dos grupos: uno con

alteración ligera con TSH entre 0,45 y 0,1 μU/mL y el severo con TSH< 0,1 μU/mL

(Surks et al, 2004; Galofré, 2007; Visser y Visser, 2013).

3.4.1. PREVALENCIA

La prevalencia varía en función de los distintos estudios, oscilando entre el 1 y

el 6% de la población (Robles et al, 2003), otros hablan del 3-8% (Papaleontiou y

Haymart, 2012) dependiendo de la sensibilidad de la técnica empleada para la

determinación de la TSH. También afecta más a ancianos y especialmente a las

mujeres. En poblaciones con suficiente yodo varía de 1% al 2,5% y aumenta al 9% en

zonas deficientes de yodo (Visser y Visser, 2013). En España la prevalencia de

hipertiroidismo en pacientes ancianos hospitalizados fue del 2,01% (Betancor et al,

2004) y en residencias del 0,82% (Ayala et al, 2001).

La importancia de esta entidad radica en conocer los pacientes que van a

evolucionar hacia un hipertiroidismo franco y la trascendencia clínica de éstos si se

mantiene la situación subclínica. En un estudio de la historia natural del hipertiroidismo

subclínico en mujeres mayores de 60 años se vio que evolucionaban a hipertiroidismo

franco con una frecuencia del 1% por año (Rosario, 2010). En otros estudios se ha

visto que los pacientes ancianos con hipertiroidismo subclínico que evolucionan a

hipertiroidismo franco se encuentran entre el 1 y el 5% por año (Parle et al, 1991;

Sundbeck et al, 1991; Visser y Visser, 2013). La progresión ocurre con más frecuencia

ACTUALIZACIÓN

50

en aquellos que tienen TSH< 0,1 μU/mL, en los que presentan Enfermedad de Graves,

nódulos con autonomía funcional o bocios nodulares.

3.4.2. ETIOLOGÍA

El hipertiroidismo subclínico está causado por las mismas alteraciones que

originan el hipertiroidismo franco. La causa más frecuente en los ancianos es un

exceso de dosis de levotiroxina, produciendo un hipertiroidismo subclínico exógeno.

Unas veces será intencional (por ejemplo, supresión de la TSH en los pacientes

con cáncer de tiroides) y otras veces será por sobretratamiento.

Del 20-40% de los pacientes mayores de 65 años en tratamiento con

levotiroxina tienen TSH baja (Somwaru et al, 2009).

Los requerimientos de T4 disminuyen con la edad. Pacientes ancianos

eutiroideos pueden tener de forma transitoria descensos en la TSH, porque la

secreción de TSH sigue un patrón pulsátil dentro de un ritmo circadiano, con semivida

muy breve, de unos 15 minutos.

ACTUALIZACIÓN

51

3.4.3. PRESENTACIÓN CLÍNICA

Las principales consecuencias del hipertiroidismo subclínico son las

alteraciones en el metabolismo óseo, en la función cardíaca e incremento de la

mortalidad. Algunos estudios han observado que los pacientes ancianos tienen más

riesgo de padecer fibrilación auricular (hasta tres veces más que las personas

eutiroideas), agravamiento del angor o insuficiencia cardíaca preexistente,

osteoporosis, disminución del tiempo de sueño, de la calidad de vida y de la cognición

que aquellos que presentan TSH normal (Real y Ascaso, 2002; Ceresini et al, 2011;

Cooper y Biondi, 2012; Collet et al, 2012).

Los agentes dopaminérgicos, antiserotoninérgicos o glucocorticoides reducen

la concentración de TSH. La aspirina o la furosemida interfieren la unión de las

hormonas tiroideas a la tiroglobulina. Todas estas situaciones se deben investigar

cuando nos encontramos con un descenso de TSH.

3.4.4. TRATAMIENTO Y DIFICULTADES

El tratamiento de estos pacientes no está exento de riesgos y debe

individualizarse. Dependerá fundamentalmente de los niveles de TSH (si tienen TSH<

0,1 μU/mL), de los factores de riesgo y su etiología. En el caso de que haya síntomas,

que aunque de forma dudosa estén en relación con este proceso, se puede intentar

tratamiento con dosis bajas de antitiroideos durante unos meses y si resulta eficaz

intentar tratamiento con radioyodo (Toft, 2001).

En los casos de hipertiroidismo por levotiroxina, será necesario el ajuste de la

dosis. Estos pacientes tendrán niveles de TSH suprimidos durante al menos 6-8

semanas. En el caso del cáncer de tiroides se aconseja mantener la TSH en rango

indetectable (Galofré, 2007).

ACTUALIZACIÓN

52

La observación periódica es una buena alternativa en pacientes ancianos con

hiperfunción subclínica endógena con TSH entre 0,1 y 0,45 μU/mL. Esto nos va a

ayudar a discernir los casos que van a requerir tratamiento con seguridad, de aquellos

en los que simplemente la vigilancia es suficiente para tener bajo control el trastorno

(García et al, 2001). Habrá que considerar la terapia con calcio y bifosfonatos en

aquellos que tengan densidad mineral ósea disminuida (Cooper, 2007; Cooper y

Biondi, 2012).

3.5. SÍNDROME DEL ENFERMO EUTIROIDEO

Se define como una TSH normal (o baja) con T4 y T3 disminuidas. Estos

patrones en ocasiones son difíciles de interpretar porque pueden suceder como

consecuencia de enfermedades no tiroideas (Boelaert, 2013).

3.5.1. PREVALENCIA

La prevalencia del SEE es elevada en los ancianos alcanzando el 32% en

pacientes críticos hospitalizados (Song et al, 1991; Chopra, 1997; Iervasi et al, 2003;

Tognini et al, 2010). Elevándose al 60-70% en pacientes ingresados en UCI

(Chopra,1997; Adler y Wartofsky, 2007; Mingote et al, 2012) y viéndose una

prevalencia en otros estudios del 65% en pacientes mayores de 60 años

hospitalizados (Simons et al, 1990).

ACTUALIZACIÓN

53

3.5.2. ETIOLOGÍA

En los pacientes graves a menudo existe una supresión en la liberación de

hormonas hipofisarias, que puede ser de carácter endógeno a causa de la ausencia de

impulsos aferentes al hipotálamo o bien empeorar con el uso de determinados

fármacos con efecto directo sobre la glándula tiroides (por ejemplo la amiodarona y el

litio), indirectamente afectando a las concentraciones de TSH (por ejemplo, los

agentes dopaminérgicos, somatostatina o los glucocorticoides que actúan inhibiendo la

TSH) (Economidou et al, 2011), fijando la tiroglobulina (TBG) (por ejemplo, la heparina)

o impidiendo la conversión de T4 a T3 (por ejemplo, el propanolol o la amiodarona)

(Mitrou et al, 2011; Kundra y Burman, 2012). Se debe hacer el diagnóstico diferencial

con el hipotiroidismo de causa central y el hipertiroidismo subclínico a través de la

clínica y los datos analíticos, puesto que el SEE es una disfunción transitoria que se

suele normalizar una vez resuelta la enfermedad de base (Boelaert, 2013).

Las alteraciones a corto o largo plazo de la nutrición afectan al metabolismo de

las hormonas tiroideas en la periferia. En las personas eutiroideas obesas o delgadas

y en estado de inanición, la T3 total y la T3 libre en el suero disminuyen por debajo de

lo normal. La concentración sérica de T4 no suele modificarse. A medida que

disminuyen las concentraciones séricas de T3 se observa un aumento recíproco de las

concentraciones de la rT3, habitualmente hasta valores el doble de lo normal, esto se

debe a un aumento de su aclaramiento. Disminuye la desyodasa tipo 1 (disminuyendo

la conversión de la T4 a T3) por inhibición renal y hepática. Por otra parte se

incrementa el aclaramiento de la desyodasa tipo 3 por el hígado y las células

inflamatorias, aumentando la rT3. Las concentraciones séricas de T3 y rT3 se

normalizan rápidamente tras la administración de pequeñas cantidades de hidratos de

carbono. Muchos autores consideran la disminución de la T3 como un mecanismo de

ACTUALIZACIÓN

54

adaptación para ahorrar energía y excretar nitrógeno (DeGroot, 2010; Economidou et

al, 2011; Farwell, 2013).

En las biopsias analizadas de los pacientes críticos minutos después de fallecer

en la UCI, se observa como en el hígado y en el músculo esquelético, existe una

reducción de la desyodasa tipo 1 y aumenta la desyodasa tipo 3 (Economidou et al,

2011).

Los cambios de la función tiroidea son continuos y las anomalías

progresivamente más graves a medida que empeora la situación clínica del paciente.

La disfunción tiroidea que se observa asociada a la enfermedad puede dividirse en

tres estadios (Reed y Terry, 2004) (Tabla 5).

Tabla 5: Estadios del SEE

T4 LIBRE T3 LIBRE rT3 TSH

Estadio 1

(leve)

Normal ↓ hasta 50% ↑ hasta el doble Normal

Estadio 2

(moderada)

Aumentada ↓ hasta 90% ↑ hasta varias

veces

Normal

Estadio 3

(grave)

Disminuida Indetectable Variable Disminuida

En el estadio 3 o grave, los pacientes están muy enfermos y puede constituir la

fase preagónica de la enfermedad, siendo en estos pacientes la mortalidad muy

elevada (Miguel Bayarri et al, 2001).

Además de los cambios en la regulación de la TSH y de las anomalías del

metabolismo hormonal periférico, los pacientes también pueden presentar anomalías

de la función tiroidea atribuibles a alteraciones de las proteínas de transporte

circulantes y, especialmente en los pacientes con sepsis, debidas a la intensa

ACTUALIZACIÓN

55

disminución de la afinidad de la TBG. La enfermedad y la cirugía disminuyen el pico

pulsátil de TSH, presumiblemente reduciendo la liberación de TRH. La neuronas

específicas de la TRH en el núcleo periventricular del hipotálamo son necesarias para

estimular la síntesis de la TSH hipofisaria y regular a su vez la síntesis de la hormonas

tiroideas (Fliers et al, 2001; Fliers et al, 2006). En las autopsias de los pacientes con

SEE también se ha observado pérdida de la expresión de los genes de la TRH (Fliers

et al, 1997).

En los pacientes gravemente enfermos se observa una reducción de las

concentraciones séricas de la TSH, durante la fase de recuperación esta hormona

estimuladora puede aumentar por encima del intervalo normal y manteniéndose esta

elevación de la concentración hasta la normalización de los niveles de la T3 y de la T4

libre. Si el aumento de la concentración de la TSH se asocia a unas concentraciones

aún bajas de T4 libre, este patrón puede prestarse a confusión, puesto que a

excepción del contexto clínico, estos pacientes cumplen los criterios diagnósticos

analíticos del hipotiroidismo primario. Por regla general durante su seguimiento se

observa una normalización de la TSH y de la T4 antes de 1 a 2 meses (Reed y Terry,

2004).

Como se ha mencionado previamente es preciso distinguir el SEE de los

pacientes con hipotiroidismo de origen central, éste último será de más difícil

diagnóstico, cuando se trata de pruebas de laboratorio rutinarias sobre pacientes

críticos hospitalizados que no tenemos constancia de que presenten patología sobre el

hipotálamo o la hipófisis (Bao et al, 2012). Por lo que tendremos que sospecharlo,

siendo el pronóstico, manejo y tratamiento diferente.

ACTUALIZACIÓN

56

3.5.3. PRESENTACIÓN CLÍNICA

Estas anormalidades en los parámetros analíticos de las hormonas tiroideas,

normalmente no se expresan clínicamente y se consideran una respuesta sistémica a

la enfermedad, tanto aguda como crónica (Farwell, 2013).

3.5.4. TRATAMIENTO Y DIFICULTADES

El tratamiento es controvertido, depende de si consideramos este síndrome

como un proceso fisiológico que se desencadena en respuesta a una enfermedad, por

lo que el uso de hormonas tiroideas empeoraría la situación, lo que tendríamos que

tratar sería la enfermedad de base, o bien si lo consideramos un cambio patológico

(Economidou et al, 2011; Farwell, 2013).

En los últimos estudios los niveles de T3 bajos, parecen ser un indicador de

mal pronóstico en los pacientes hospitalizados por problemas cardíacos e ICC

(Pingitore et al, 2005; Frey et al, 2013). También se ha visto esto en los pacientes con

enfermedad renal terminal en diálisis (Horacek et al, 2012). Por eso algunos autores

sugieren que se añada la determinación de los niveles de T3 en el APACHE de las

Unidades de Cuidados Intensivos (Wang et al, 2012). Existe la disyuntiva si se

debería considerar el tratamiento con hormonas tiroideas y cuáles (Kaptein et al,

2009). Aunque la mayoría de los estudios no consideran indicada la terapia (Farwell,

2008).

En la desnutrición que se produce tras las cirugías, se ha observado que una

intervención precoz con nutrición parenteral, previene el desarrollo del SEE (Bernal,

2005).

ACTUALIZACIÓN

57

En varios consensos de EE.UU y Canadá, recomiendan usar bolos de T3,

vasopresina, metilprednisolona e insulina en los donantes cardíacos cuya fracción de

eyección sea inferior al 45% (Zaroff et al, 2002; Ladenson, 2011).

Bernal en un estudio de 20 pacientes con clase III de la NYHA, vio que los

pacientes sometidos a infusión intravenosa de T3, presentaban una disminución en la

noradrenalina, del pro-BNP y de la aldosterona con un incremento en el volumen

telediastólico del ventrículo izquierdo (Bernal, 2005).

ACTUALIZACIÓN

58

4. INTERVALOS DE REFERENCIA DE LA TSH

En la última década existe un gran debate si se deberían aplicar los intervalos

de referencia de la TSH en las personas ancianas (Surks et al, 2010).

La TSH es la hormona más sensible en ausencia de disfunción del hipotálamo

y la hipófisis. Por lo que se están intentando determinar los límites de referencia de la

TSH, especialmente el límite superior (Surks et al, 2010).

En el estudio NHANES III (National Health and Nutricion Examination Survey

III) (Hollowel et al, 2002), realizado sobre población de los EE.UU, con un análisis

detallado de TSH, T4 y anticuerpos anti-tiroideos, se pudo observar como se

incrementaba la prevalencia de la TSH por encima de 4,5 μU/mL con la edad, más de

un 15% tenían más de 70 años sin enfermedad tiroidea o factores de riesgo para

enfermedad tiroidea. El 85% de esa población tenían una T4 normal, por lo tanto

diagnosticados de hipotiroidismo subclínico.

En el 2003, la American Association of Clinical Endocrinologists recomendó una

reducción en el límite superior de la TSH a 3,0 μU/mL (Baskin et al, 2002). Otros

expertos recomendaron disminuir el límite superior a 2,5 μU/mL (Stathatos y Wartofsky,

2002; Wartofsky y Dickey, 2005). Estas recomendaciones resultaron controvertidas

(Fatourechi et al, 2003; Surks et al, 2005). Si se admitía disminuir el intervalo superior

de la TSH se multiplicarían por cuatro los pacientes que presentaran hipotiroidismo.

En los últimos estudios se ha visto como la génetica influye tanto en las

concentraciones de TSH como en las hormonas tiroideas (Peeters et al, 2003; Atzmon,

2009 b).

Como la TSH varía dependiendo del género, edad y raza (Hollowell, et al.

2002; Surks y Boucai, 2010). En una revisión reciente, se exponen posibles razones

para las variaciones sufridas en la distribución Gaussiana de la TSH, en pacientes que

no tienen enfermedad tiroidea; debidas a una variación diurna exagerada, cambios en

ACTUALIZACIÓN

59

el ritmo circadiano de la TSH debido al trabajo, al ejercicio, a dormise demasiado

tarde, a mutaciones congénitas del receptor de la TSH o a la obesidad (Surks et al,

2005). Algún estudio añade la depresión como causa del incremento de la TSH (Orth

et al, 2001).

En varios estudios se ha observado como con la edad se incrementa la media

de la TSH, reflejando en esta población anciana de forma significativa un cambio en la

distribución de la TSH y apoyando el uso de unos límites específicos para las

referencias de esta hormona en la práctica clínica (Surks et al, 2007; Atzmon et al,

2009 a; Atzmon et al, 2009 b; Boucai y Surks, 2009).

ACTUALIZACIÓN

60

5. ANTICUERPOS ANTITIROIDEOS EN EL ANCIANO

Desde 1960 se conoce que con la edad se incrementan los anticuerpos,

incluyendo los antitiroideos, tanto anti-TG como anti-TPO (Hackett y Beech, 1960;

Hijmans et al, 1984). Estos hallazgos son evidentes fundamentalmente en mujeres

mayores de 60 años (Mariotti et al, 1992). No se sabe si es debido a la enfermedad

autoinmune propia del tiroides o como consecuencia de la edad sobre el sistema

inmune sin estar directamente implicada la glándula tiroidea (Mariotti et al, 1998).

Sin embargo, la prevalencia de la enfermedad tiroidea autoinmune no se

incrementa con la edad, salvo la asociada al hipotiroidismo. El pico de incidencia tanto

de la enfermedad de Graves como de la enfermedad de Hashimoto se da en la tercera

y cuarta década de la vida, el mixedema primario por encima de los 60 años (Mariotti

et al, 1992).

La prevalencia encontrada en algunos estudios como por ejemplo en Polonia,

hablan de autoinmunidad positiva para anti-TPO del 17,4%, con mayor frecuencia en

mujeres y sin encontrar diferencias significativas entre la población más joven y la

anciana (Bar-Andziak et al, 2012).

En pacientes ancianos hospitalizados la prevalencia ha sido 15,3% para los

anti-TPO y de 9,2% para los anti-TG, para ambos positivos del 19,3% (Szabolcs et al,

1995).

Se ha visto como en ancianos centenarios sanos no se incrementan los

anticuerpos tiroideos (Franceschi et al, 1995), mientras que en ancianos hospitalizados

si que aumentan (Szabolcs et al, 1995). Estos datos sugieren que el fenómeno de la

autoinmunidad tiroidea no es consecuencia de la edad en sí misma, más bien de la

expresión de la edad asociada a la enfermedad (Mariotti et al, 1998).

Parece que los anticuerpos detectados en el suero de los ancianos eutiroideos

tienen diferentes epítopos en la tiroglobulina, en comparación con los anticuerpos de la

ACTUALIZACIÓN

61

enfermedad tiroidea franca (Bouanani et al, 1993). Estos hallazgos no se confirman

para los anticuerpos anti-TPO (Aizawa et al, 1989).

Es común, observar en ancianos el hipotiroidismo primario autoinmune, con

una prevalencia del 0,5 al 6% en el franco y del 10-15% para el subclínico (Mariotti et

al, 1995; Chiovato et al, 1997). Asociándose el hipotiroidismo de forma significativa

con la positividad de los anticuerpos anti-TPO, pero no con los anti-TG (Hollowell et al,

2002).

En pacientes ancianos crónicos hospitalizados no se ha encontrado relación de

la positividad de los anticuerpos antitiroideos con la severidad de la enfermedad no

tiroidea, por lo que sólo recomiendan el cribaje de la autoinmunidad en aquellos casos

que tenga alteración de la TSH (Szabolcs et al, 1995).

ACTUALIZACIÓN

62

6. COMORBILIDAD ASOCIADA A LA DISFUNCIÓN

TIROIDEA

Existen diversas enfermedades asociadas a la disfunción tiroidea en los

ancianos, como las cardiovasculares, deterioro cognitivo y depresión, osteoporosis y el

deterioro funcional (Aggarwal y Razvi, 2013).

Los niveles elevados de TSH se asocian con un incremento en la mortalidad

debido a enfermedad coronaria en mujeres, pero no se ha encontrado asociación entre

la disfunción tiroidea y el riesgo de hospitalización por infarto agudo de miocardio

(Asvold et al, 2012).

El hipotiroidismo subclínico puede asociarse con alteraciones cardiovasculares

si la TSH es superior a 10 μU/mL, pero sin encontrar evidencia de que la población

con TSH inferior a 10 μU/mL las sufran (Biondi et al, 2002; Hyland et al, 2013). Otros

estudios demuestran que la TSH elevada está asociada con mayor riesgo

cardiovascular independientemente de la edad o la existencia de patología vascular

previamente conocida (Völzke et al, 2007).

El hipertiroidismo subclínico está asociado con un incremento en la incidencia

de insuficiencia cardíaca, cardiopatía isquémica, fibrilación auricular y mortalidad,

fundamentalmente cuando la TSH es inferior a 0,1 μU/mL (Collet et al, 2012). Otro

estudio de pacientes ancianos con elevado riesgo cardiovascular con hipertiroidismo

subclínico persistente observa como se incrementan el número de hospitalizaciones a

consecuencia de la insuficiencia cardíaca congestiva (Nanchen et al, 2012).

Existe controversia en los distintos estudios en la asociación del hipotiroidismo

subclínico y el deterioro cognitivo en los ancianos (Cook et al, 2002).

El hipertiroidismo subclínico se asocia con una elevada incidencia de deterioro

cognitivo, pero sin evidencia de que el uso de fármacos antitiroideos sirvan para

ACTUALIZACIÓN

63

mejorar la demencia (Gan y Pearce, 2012). En otro estudio en varones reclutados en

la comunidad, mayores de 70 años, se encontró que valores de T4 elevados al inicio

predecían la aparición de demencia durante una media de 5,9 años de seguimiento

(Yeap, et al, 2012).

Algunos estudios han visto asociación entre disfunción tiroidea y depresión

(Cook et al, 2002).

Pero otros observacionales no han demostrado la asociación de hipotiroidismo

subclínico con alteraciones metabólicas, deterioro cognitivo, depresión o

empeoramiento de la calidad de vida (Park et al, 2010).

Otros concluyen que los niveles elevados de TSH son significativamante más

elevados en ancianos centenarios (con edad media de 98 años), en comparación con

los casos controles (p<,001) (Atzmon et al, 2009 a). Esto quizás sea un mecanismo

adaptativo para prevenir el catabolismo en los ancianos (Van Den Beld et al, 2005;

Papaleontiou y Haymart, 2012). O debido a una predisposición génetica (Atzmon et al,

2009 a).

El hipotiroidismo subclínico está asociado con una mayor supervivencia en los

ancianos (Gussekloo et al, 2004). Mientras que el hipertiroidismo subclínico está

asociado a mayor mortalidad fundamentalmente cardiovascular (Parle et al, 2001).

Por lo que el hipotiroidismo subclínico no debería tratarse de forma rutinaria si

la TSH es inferior a 10 μU/mL y si el paciente está asintomático. En el hipertiroidismo

subclínico debería ser evaluado el riesgo cardiovascular y la comorbilidad, para tomar

la decisión de comenzar el tratamiento con antitiroideos, especialmente en aquellos

pacientes que tienen TSH inferior a 0,1 μU/mL (Aggarwal y Razvi, 2013).

Muchos estudios relacionan la disfunción tiroidea con el riesgo de fractura de

cadera especialmente en mujeres e incluso con el de la fractura vertebral, si

presentaban niveles de TSH ≤ 0,1 μU/mL (Bauer et al, 2001). Aunque en otros

estudios se ha observado que eran los hombres los que tenían más riesgo que las

mujeres de padecer fracturas de cadera (Schuit et al, 2004).

ACTUALIZACIÓN

64

Recientemente se han publicado dos estudios que ponen en relación el

hipotiroidismo subclínico con el síndrome metabólico en los ancianos (Waring et al,

2012; Heima et al, 2012).

La enfermedad tiroidea subclínica endógena se ha visto que no se relaciona

con las alteraciones físicas, función cognitiva, depresión y mortalidad en ancianos

(Jongh et al, 2011). Esto hace que no se puedan atribuir determinados síntomas a la

disfunción subclínica, cuestionando si su tratamiento tendría efectos beneficiosos.

En los últimos estudios no se ha encontrado evidencia entre la disfunción

tiroidea subclínica y que ésta produzca una reducción en la capacidad funcional de los

ancianos o disminuya las actividades básicas de la vida diaria (Virgini et al, 2013;

Formiga et al, 2013), aunque en este estudio de Virgini et al, se realizó un

seguimiento de los pacientes durante una media de 3,2 años, pero se excluían los

ancianos con MM <24/30 y en los que se detectaba un deterioro funcional. Sin

embargo otros concluyen que los ancianos con niveles bajos de TSH, pero dentro del

intervalo considerado normal, se asocian al deterioro cognitivo y la demencia (Moon et

al, 2014).

Respecto al SEE se ha relacionado con la tuberculosis, infartos de miocardio,

cirugía general, traumatológica y en operaciones con by-pass coronarios (Plikat et al,

2007).

La concentración de T3 baja, se ha visto que es un factor directamente

implicado en la evolución y mal pronóstico de los pacientes con enfermedad cardíaca

(Iervasi et al, 2003). Está asociado con peor recuperación funcional una vez dados de

alta los pacientes con infarto cerebral agudo (Alevizaki et al, 2007).

El SEE se asocia también con la enfermedad crónica, como la EPOC,

(Karadag et al, 2007).

En el caso de los pacientes con insuficiencia renal aguda, la alteración tiroidea

más frecuentemente asociada es el SEE, recuperándose a medida que mejora la

función renal (Iglesias et al, 2013 a).

ACTUALIZACIÓN

65

En el estudio realizado en una UCI por Plikat et al, se vio como en cuanto al

SEE, los pacientes que tenían la T3 disminuida tenían menor superviviencia y peor

pronóstico de la enfermedad (Plikat et al, 2007).

ACTUALIZACIÓN

66

7. MORTALIDAD ASOCIADA A LA DISFUNCIÓN

TIROIDEA

No existen estudios concluyentes que demuestren que el hipotiroidismo

subclínico se asocie a una mayor mortalidad por cualquier causa (Imaizumi et al,

2004). Igualmente no existe una evidencia clara que demuestre que el tratamiento con

levotiroxina disminuya la mortalidad (Surks et al, 2004).

El hipertiroidismo franco y menos frecuentemente el hipertiroidismo subclínico

se asocian a cambios cardiovasculares como: elevación de la presión arterial,

intolerancia al ejercicio, aumento del riesgo de padecer fibrilación auricular e

incremento de la masa cardíaca, especialmente la hipertrofia ventricular izquierda en

el subclínico, con el consiguiente aumento de la mortalidad por esta causa (Dorr et al,

2005). Varios estudios han encontrado que los niveles bajos de TSH se asocian con un

incremento de la mortalidad cardiovascular en ancianos (Rodondi et al, 2008;

Papaleontiou y Haymart, 2012). Parle y colaboradores vieron como una sola medición

de TSH baja en personas mayores de 60 años estaba asociada con un aumento de la

mortalidad por todas las causas y en particular la mortalidad debida a enfermedades

circulatorias y cardiovasculares (Parle et al, 2001). Otros estudios sugieren que el

descenso de la TSH y el incremento de la T4 aumentan la mortalidad en pacientes

ancianos (Gussekloo et al, 2004; Singer, 2006; Gussekloo et al, 2006).

Los niveles bajos de T3 característicos del SEE son un potente predictor de

mortalidad en los pacientes con ICC (Moruzzi et al, 1996; Iervasi et al, 2003; Pingitore

et al, 2005; Frey et al, 2013) o en los pacientes tras un transplante de médula ósea

(Vexiau et al, 1993), en pacientes en hemodiálisis, con insuficiencia respiratoria aguda

(Koenig, 2008) y con infartos cerebrales agudos (Alevizaki et al, 2007).

ACTUALIZACIÓN

67

En otros estudios se ha observado también que la presencia del SEE está

asociado con un incremento en la mortalidad en pacientes críticos (Maldonado et al,

1992; Tognini et al, 2010). En un estudio realizado sobre enfermos ingresado en UCI

en España, de V. Miguel Bayarri et al, observaron como la patología isquémica aguda

presentaba menor prevalencia de SEE que el resto de las patologías y que aquellos

pacientes que desarrollaban el SEE tipo II descrito con anterioridad tenían mayor

mortalidad (Miguel Bayarri et al, 2001).

El síndrome de la T3 baja se ha confirmado como el factor pronóstico más

importante para la supervivencia a corto plazo en pacientes ancianos (Bossoni et al,

2002 a), observándose una correlación inversa de la mortalidad con los niveles de T3

(Tognini et al, 2010).

En los últimos estudios de pacientes muy ancianos se apoya que el síndrome

de T3 baja sea un factor pronóstico independiente de supervivencia a corto plazo, pero

no a largo plazo. En los pacientes ancianos eutiroideos, el aumento de los niveles de

T4 es un marcador débil de peor supervivencia a largo plazo (Alfieri et al, 2013). Se

ha visto que las alteraciones en los test de disfunción tiroidea durante la

hospitalización están asociados con la mortalidad a largo plazo en pacientes ancianos,

en particular los niveles de T3 baja que se relacionan con todas las causas de

mortalidad y las cardiovasculares (Iglesias et al, 2013 b).

En los pacientes de UCI, la T3 es el factor más potente para predecir

mortalidad, superior a la PCR y al NT-proBNP. Por lo que sus autores recomiendan

añadir los niveles de T3 al APACHE II, para predecir la mortalidad y gravedad en los

pacientes ingresados en UCI (Wang et al, 2012).

ACTUALIZACIÓN

68

8. CRIBAJE DE LA DISFUNCIÓN TIROIDEA EN LOS

ANCIANOS

La conveniencia de realizar un cribaje de disfunción tiroidea en los ancianos es

objeto de gran controversia. Hay autores que apoyan la determinación sistemática de

TSH a todos los ancianos, mientras que otros consideran que no está justificado

(Goldberg y Chavin, 1997; Attia et al, 1999).

En el caso de los pacientes ancianos hospitalizados Simons et al,

recomendaban en base a sus resultados el cribaje de estos pacientes, puesto que no

presentaban síntomas de enfermedad tiroidea al ingreso (Simons et al, 1990), años

más tarde Rotman-Pikielny et al, llegaban a la misma conclusión (Rotman-Pikielny et

al, 2008). Y es lo mismo que se concluía en el estudio de Trivalle, debido al curso

oligosintomático de estos pacientes (Trivalle et al, 1996). El estudio que hizo Canaris

et al, sobre población con intervalo de edad entre los 20-87 años, también sugería

que el cribaje sería efectivo, porque no existían diferencias en la prevalencia de los

síntomas que tenían los eutiroideos con respecto a los que se les diagnosticaba de

hipofunción tiroidea (Canaris et al, 2013).

Los expertos de la Asociación Americana del Tiroides recomiendan iniciar el

cribaje de disfunción tiroidea a todos las personas mayores de 35 años, realizando una

determinación de TSH cada 5 años (Ladenson et al, 2000). Otros lo recomiendan en

personas mayores especialmente en mujeres (Baskin et al, 2002).

Los siguientes puntos apoyarían el cribaje (Pedreira y Robles, 2003):

Determinar la TSH es una prueba sencilla y relativamente barata.

ACTUALIZACIÓN

69

Tanto el hipotiroidismo como el hipertiroidismo no conocido en ancianos

tienen una elevada prevalencia.

El hipotiroidismo subclínico puede progresar a hipotiroidismo franco y

asociarse con dislipemias y deterioro cognitivo.

El hipertiroidismo subclínico se asocia con una mayor incidencia de

fibrilación auricular, osteopenia y mayor mortalidad cardiovascular

(Parle et al, 1991).

Los síntomas de la disfunción tiroidea en ancianos se pueden confundir

con el envejecimiento normal.

En la población anciana sana institucionalizada un alto porcentaje de la

disfunción tiroidea pasa desapercibido sólo con la exploración clínica.

Existe un tratamiento fácil con efectos beneficiosos.

Por otra parte hay algunos autores que no recomiendan el cribaje de los

pacientes hospitalizados, puesto que si el resultado es un SEE, no se va a poder

ofrecer un tratamiento hormonal sustitutivo eficaz (Brent y Hershman, 1986), aunque

otros estudios apoyan la determinación no sólo de TSH, también de T4 y T3 porque se

ha comprobado que la T3 baja es el factor pronóstico más importante de supervivencia

en pacientes ancianos hospitalizados (Tognini et al, 2010).

ACTUALIZACIÓN

70

9. HISTORIA NATURAL DE LA DISFUNCIÓN TIROIDEA

SUBCLÍNICA EN EL ANCIANO

En los últimos años la disfunción tiroidea subclínica en los ancianos está

originando debate. Para algunos autores existen cambios familares, géneticos,

medioambientales que modifican la TSH (Lauberg et al, 2011) y por otra parte

contamos con un intervalo de referencia de la TSH no ajustado para la población

anciana, por lo que su diagnóstico podría estar sobreestimado (Andersen et al, 2002;

Boucai et al, 2009). Con la edad pueden aumentar los niveles de TSH, unos postulan

que es debido a cambios en la glicosilación de la TSH, con una consecuente

disminución de su actividad biológica, otros dicen que es debido a una disminución en

la sensibilidad del tiroides por la TSH (Tabatabaie y Surks, 2013), que podría ser por

la influencia no sólo de la edad, también de determinados medicamentos (Surks et al,

2007).

El hipotiroidismo subclínico normalmente es reversible en muchos casos,

especialmente cuando las concentraciones de TSH son inferiores a 10 μU/mL (Díez et

al, 2005 b). Si la TSH es superior a 10 μU/mL, el sexo es femenino y existe la

presencia de anticuerpos anti-TPO se asocia el riesgo de progresar a hipotiroidismo

franco. Otros autores a la positividad de los anticuerpos anti-TPO, añaden la ingesta

elevada de yodo como factores de riesgo para desarrollar hipotiroismo franco (Li et al,

2008). La TSH superior a 2,5 μU/mL y la presencia de anticuerpos antitiroideos eran

factores de riesgo a largo plazo para desarrollar hipotiroidismo en tres estudios

longitudinales (Vanderpump et al, 1995; Li et al, 2008; Walsh et al, 2010). El intervalo

anual de progresión a enfermedad franca era de aproximadamente el 4% en mujeres

con aumento de la TSH y anticuerpos antitiroideos positivos, del 2,4% de estos sólo

ACTUALIZACIÓN

71

con TSH elevada y del 1,3% con anticuerpos tiroideos positivos (Cooper y Biondi,

2012).

Un estudio de una gran población mostró que los pacientes con hipotiroidismo

subclínico volvían a tener la TSH en rango considerado normal aproximadamente en

un 60% en un intervalo de unos 5 años y únicamente el 2,9% de la población

progresaba a hipotiroidismo con TSH superior a 10 μU/mL (Meyerovitch et al, 2007).

Otro estudio en ancianos ha encontrado que sólo en el 56% de los

hipotiroidismos subclínicos sin tratamiento persistía la elevación de la TSH después de

4 años (Somwaru et al, 2012).

En algunos estudios longitudinales se concluye que la TSH entre 2,5 y 4,0

μU/mL combinada con la positividad de los anticuerpos tiroideos aumenta el riesgo de

desarrollar hipotiroidismo a largo plazo (Walsh et al, 2010).

En otro estudio sobre mujeres con hipotiroidismo subclínico se observó que

después de un periodo de seguimiento de 9,2 años el 28% de las pacientes

desarrollaban hipotiroidismo franco, el 68% continuaban con el hipotiroidismo

subclínico y sólo el 4% se normalizaban, ninguna desarrolló hipertiroidismo. Esta

evolución a hipotiroidismo franco depende fundamentalmente de los niveles iniciales

de TSH, como se ha visto en otros estudios (Vanderpump et al, 1995), de la reserva

tiroidea (incremento de la T3 después de la administración de la TRH) y de la

positividad de los anticuerpos anti-TPO (Huber et al, 2001).

En otro estudio realizado sobre 40 pacientes con hipotiroidismo subclínico

normalizaron su TSH con una media de seguimineto de 18 meses, 25 pacientes lo

hicieron en el primer año y 27 pacientes durante el segundo año, 10 pacientes al

cuarto o quinto año, sólo cuatro pacientes disminuyeron la TSH por debajo de 2

μU/mL. La normalización no se relacionaba con la autoinmunidad tiroidea ni con otros

factores clínicos (Díez et al, 2005 b). Pero sin existir relación entre la persistencia de

hipotiroidismo subclínico con los efectos adversos cardiovasculares (Hyland et al,

2013) o la mortalidad (De Jongh et al, 2011).

ACTUALIZACIÓN

72

Estos últimos estudios cuestionan si es preciso tratar el hipotiroidismo

subclínico, puesto que puede ser debido a una elevación transitoria de la TSH, el

beneficio del tratamiento es incierto y además se puede llevar a una sobredosificación

de levotiroxina en los ancianos (Tabatabaie y Surks, 2013).

Es importante conocer si los pacientes tienen verdaderamente hipotiroidismo

subclínico, qué factores de riesgo presentan y sin son subsidiarios de recibir o no

tratamiento sustitutivo.

El descenso persistente de la TSH en el hipertiroidismo subclínico, también se

ha estudiado recientemente. En una gran cohorte de población se vio como la TSH,

volvía al rango considerado normal en el 50% de la población a los 5 años

(Meyerovitch et al, 2007). En otro estudio se ha visto como los pacientes con TSH baja

volvían a la normalidad en un 17,2% a los 2 años y en un 35,6% a los 7 años.

(Vadiveloo et al, 2011). Otros autores concluyeron que el 41% de los pacientes con

TSH baja volvían a la normalidad aproximadamente en un intervalo de 2 años

(Fortinsky et al, 2012). Ambos estudios tienen hallazgos similares, menos del 10%

progresan a hipertiroidismo franco (Tabatabaie y Surks, 2013). Estos mismos estudios

han visto en el caso del primero para población general, la asociación del

hipertiroidismo subclínico con las enfermedades cardiovasculares no letales y con la

mortalidad (Vadiveloo et al, 2011) y en el caso del segundo como en pacientes

ancianos no existía asociación con la mortalidad cardiovascular (Fortinsky et al, 2012).

En otro estudio de Reino Unido, el 11,8% de los pacientes con hipertiroidismo

subclínico endógeno progresaban a hipertiroidismo franco, pero en mayor proporción

los que tenían TSH< 0,1 μU/mL con un 20,3%, en comparación con el 6,8% para

aquellos con TSH entre 0,1 - 0,39 μU/mL (Das et al, 2012).

73

74

APORTACIÓN PERSONAL

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APORTACIÓN PERSONAL

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HIPÓTESIS DE TRABAJO

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HIPÓTESIS DE TRABAJO

78

HIPÓTESIS DE TRABAJO

79

HIPÓTESIS DE TRABAJO

En el estudio transversal:

En los pacientes ancianos durante el ingreso hospitalario por

enfermedad aguda si se realiza el cribaje de función tiroidea aumentará

la detección de la disfunción tiroidea no conocida, permitiendo su

diagnóstico temprano y su tratamiento con eficacia incuestionable.

La identificación temprana de la disfunción tiroidea durante el ingreso

hospitalario nos permitirá la mejora de otros aspectos clínicos y

analíticos, que se encuentran relacionados con esta patología como

pueden ser, el perfil lipídico, la cardiopatía isquémica, fibrilación

auricular, osteoporosis, deterioro funcional y cognitivo, e incluso llegar

a predecir la gravedad y la mortalidad intrahospitalaria.

En el estudio de seguimiento:

En los pacientes ancianos con disfunción tiroidea subclínica o no

susceptible de tratamiento, el seguimiento de dicha disfunción a lo largo

de los meses nos mostrará como alcanzan el grado de eutiroidismo de

forma espontánea y la disminución de la expresión de los anticuerpos

anti-tiroideos, una vez resuelto el proceso agudo. Lo que hará

plantearnos la necesidad o no de tratamiento farmacológico en la

disfunción tiroidea asintomática.

80

OBJETIVOS

81

OBJETIVOS

82

OBJETIVOS

83

OBJETIVOS

Los objetivos principales del presente proyecto de investigación

son:

En el estudio transversal:

1. Determinar la prevalencia de disfunción tiroidea (hipotiroidismo clínico,

hipotiroidismo subclínico, hipertiroidismo franco, hipertiroidismo subclínico y

SEE) en pacientes ingresados en una Unidad Geriátrica de Agudos, por

cualquier motivo.

2. Cuantificar el título de anticuerpos antitiroideos para determinar la prevalencia

de enfermedad tiroidea autoinmune.

3. Conocer la etiología más frecuente de la disfunción tiroidea en pacientes

ingresados.

4. Demostrar la asociación de la disfunción tiroidea con los tratamientos de uso

más común en ancianos, la comorbilidad, el deterioro funcional y mental.

5. Demostrar la asociación de la disfunción tiroidea y la mortalidad

intrahospitalaria en una UGA.

En el estudio de seguimiento:

1. Valorar el comportamiento de la disfunción tiroidea asintomática diagnosticada

al ingreso a lo largo del tiempo.

2. Analizar las características clínicas, analíticas, funcionales y mentales que

predicen la normalización de la disfunción tiroidea asintomática, con el paso de

los meses.

OBJETIVOS

84

Los objetivos secundarios:

En el estudio transversal:

Conocer las características clínicas y analíticas de una población geriátrica

hospitalizada en una Unidad de Agudos.

Conocer los fármacos de uso más común en ancianos hospitalizados.

Conocer la morbilidad y la mortalidad durante el ingreso hospitalario.

En el estudio de seguimiento:

1. Conocer las características clínicas y analíticas de los pacientes con disfunción

tiroidea asintomática a lo largo de los meses.

PACIENTES Y MÉTODOS

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PACIENTES Y MÉTODOS

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PACIENTES Y MÉTODOS

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PACIENTES Y MÉTODOS

1. SUJETOS DE ESTUDIO

El estudio se realizó en pacientes mayores de 65 años ingresados en el

Servicio de Geriatría del Hospital General de Segovia, bien procedentes del Servicio

de Urgencias como consecuencia de un proceso agudo intercurrente, de las Consultas

Externas del Servicio de Geriatría o por ingreso programado para estudio desde

Atención Primaria. El periodo de inclusión fue desde el 1 de mayo del 2005 al 30 de

abril del 2006, con un periodo de seguimiento a su vez de 12 meses para los pacientes

con disfunción tiroidea no tratada.

Criterios de inclusión:

Se incluyeron en el estudio transversal todos aquellos pacientes que firmaron

el consentimiento informado bien ellos mismos o sus familiares en

representación.

PACIENTES Y MÉTODOS

88

Criterios de exclusión:

Todos los pacientes que no firmaron el consentimiento informado.

En el estudio transversal y longitudinal todos aquellos pacientes a los que no

se les pudo extraer la analítica completa para los test de función tiroidea (TSH,

T4 y T3), por cualquier motivo (cambio de residencia, imposibilidad de

seguimiento, mal procesamiento de la muestra, éxitus etc)

En el estudio de seguimiento aquellos pacientes que tenían normofunción

tiroidea al ingreso en la UGA o cuando iniciaban tratamiento específico para la

disfunción tiroidea.

PACIENTES Y MÉTODOS

89

2. CÁLCULO DEL TAMAÑO MUESTRAL

Uno de los objetivos ha sido estimar la prevalencia de disfunción tiroidea en la

población anciana hospitalizada. Se puede esperar encontrar por los datos extraídos

de la literatura una prevalencia entre el 6 y 15%. En función de un hipotético punto

medio de dicha prevalencia, el tamaño calculado de la muestra fue de 420 casos, con

una confianza del 95,5% y una precisión del ± 2,75%, a los que se debería añadir

alrededor de un 10% para prevenir las posibles pérdidas de datos.

La cuantificación en cada paciente participante de las concentraciones de TSH

y hormonas tiroideas nos permitirá establecer la proporción de individuos con las cinco

formas de disfunción tiroidea contempladas. A su vez subdividir el SEE en los 6 tipos

que presentaremos a continuación. Mediante la determinación de anticuerpos

antitiroideos se pretende averiguar la proporción de pacientes con enfermedad

tiroidea autoinmune asintomática y estimar la etiología en los casos de disfunción

tiroidea. Los datos obtenidos permitirán también el cálculo de las frecuencias de

presentación de las distintas formas y grados de la disfunción tiroidea en los pacientes

divididos por grupos de edad y género. También podremos examinar las asociaciones

entre las disfunciones tiroideas y las distintas variables clínicas y analíticas recogidas

en los formularios.

PACIENTES Y MÉTODOS

90

3. DISEÑO DEL ESTUDIO

El estudio se efectuó completando un formulario por paciente que incluía datos

de naturaleza clínica y datos analíticos. Los datos clínicos, que se detallarán más

adelante, se obtuvieron a través de la revisión de la historia clínica, anamnesis y

exploración física de los pacientes.

Tras el ingreso se procedía a la extracción analítica de una muestra de sangre

venosa antecubital. La extracción se realizaba de forma simultánea a la necesaria para

la evaluación analítica del paciente a las 8:00 horas de la primera mañana laboral,

siendo inmediatamente centrifugada y refrigerada a -20ºC hasta el análisis, por un

analizador de electroemiluminiscencia (Roche). Para los propósitos de este estudio se

determinarán las concentraciones séricas de TSH, T4 libre y T3 libre. La autoinmunidad

tiroidea mediante la cuantificación de los niveles de anticuerpos antitiroideos, es decir,

anti-TPO y anti-TG.

Los pacientes que fueron diagnosticados durante el ingreso de disfunción

tiroidea y que no recibían tratamiento específico para la misma fueron seguidos

durante un año. El estudio analítico (a excepción de los anticuerpos tiroideos) se

repitió al mes, tres y seis meses tras el alta hospitalaria. A los 12 meses se repitieron

también los anticuerpos antitiroideos junto con el resto de determinaciones.

Se registraron los siguientes datos (Anexo I y II):

Datos clínicos:

Datos de identificación y demográficos (edad, sexo).

Datos de exploración física: peso, talla, tensión arterial. Clasificando el bocio

según los diferentes estudios epidemiológicos en:

Estadio 0: bocio detectable sólo por la palpación y no visible, incluso

con el cuello extendido

Estadio I: bocio palpable y visible sólo con el cuello extendido

PACIENTES Y MÉTODOS

91

Estadio II: bocio visible con el cuello en posición normal

Estadio III: bocio de gran tamaño visible a considerable distancia

Datos del ingreso: con registro del motivo principal al alta.

Otros antecedentes patológicos: se recogieron mediante anamnesis detallada

todas las enfermedades padecidas por el paciente. Se tuvieron en cuenta

especialmente, por la relación con la disfunción tiroidea, las dislipemias,

cardiopatías y las enfermedades de origen autoinmune. Se distinguió

claramente entre la existencia de disfunción tiroidea previa realización del

estudio y la disfunción tiroidea detectada durante el estudio.

Fármacos de uso crónico: se registraron los fármacos utilizados para el

tratamiento de sus enfermedades. Especialmente aquellos que podían interferir

con la síntesis, secreción, transporte o metabolismo de las hormonas tiroideas,

tales como el litio, yoduros, amiodarona, bloqueantes beta-adrenérgicos,

anticomiciales, glucocorticoides. Se interrogó por la posible administración de

preparados que contuvieran hormonas tiroideas o fármacos antitiroideos.

Valoración funcional: La situación funcional al ingreso y al alta fue evaluada

mediante el Índice de Barthel y la Escala de incapacidad física del Servicio de

Geriatría del Hospital Central de la Cruz Roja de Madrid. El Ídice de Barthel en

su versión modificada de Shah, evalúa 10 actividades básicas de la vida diaria

con una puntuación que oscila entre 0 (máxima dependencia) a 100 (máxima

independencia) y se han establecido puntos de corte intermedios que ilustran el

grado de gravedad de la dependencia de otra persona para realizar dichas

actividades (0-20: total; 20-40: severa o ayuda continua de una persona fuerte

o entrenada; 40-60: moderada o ayuda frecuente de otra persona; 60-90: leve

o ayuda ocasional de una persona, y > 90: habitualmente independiente en

domicilio) (Dorevitch et al, 1992). La escala de la Cruz Roja Física divide al

paciente en 5 grados distintos del 0 donde el paciente tiene la máxima

PACIENTES Y MÉTODOS

92

independencia al 5 que corresponde con la máxima dependencia (Salgado et

al, 2002 b).

Valoración mental: se utilizó la Escala de incapacidad psíquica del Servicio de

Geriatría del Hospital Central de la Cruz Roja de Madrid. Esta escala divide al

paciente en 5 grados distintos del 0 donde se está totalmente normal al 5 que

corresponde con demencia muy evidente, con desconocimiento de los

familiares más cercanos, con vida vegetativa con o sin agresividad e

incontinencia total (Salgado et al, 2002 b).

Valoración social: se registró el lugar de residencia de los pacientes.

Datos analíticos:

Glucemia basal, creatinina, ácido úrico, proteínas totales y albúmina.

Perfil lipídico: colesterol, (HDL-colesterol, LDL-colesterol), triglicéridos.

Función tiroidea: TSH, T4 libre y T3 libre.

Autoinmunidad tiroidea: anti- TPO, anti-TG.

PACIENTES Y MÉTODOS

93

4. VARIABLES

Los datos obtenidos con las determinaciones de hormonas tiroideas y de TSH

se emplearon para clasificar a todos los participantes del estudio como eutiroideos o

bien como portadores de alguna disfunción tiroidea.

El diagnóstico de hipotiroidismo primario se considera cuando el paciente

presenta simultáneamente concentraciones de T4 libre por debajo del límite inferior de

la normalidad y concentraciones de TSH superiores al límite superior del intervalo de

referencia de esta hormona. Se consideran dos grados de hipofunción tiroidea:

hipotiroidismo franco, cuando se cumplen los dos criterios analíticos anteriores, e

hipotiroidismo subclínico, cuando el paciente presenta elevación de las

concentraciones de TSH en presencia de concentraciones normales de T4 libre.

El diagnóstico de hipertiroidismo franco queda establecido ante la presencia de

concentraciones de T4 libre o de T3 libre por encima del límite superior de la

normalidad, simultáneamente con concentraciones inhibidas de TSH. La presencia de

una concentración de TSH por debajo del límite inferior de la normalidad junto con

concentraciones normales de T4 libre y de T3 libre son diagnósticos de hipertiroidismo

subclínico.

PACIENTES Y MÉTODOS

94

La siguiente tabla 6 nos muestra las posibilidades diagnósticas finales:

Tabla 6: Posibilidades diagnósticas finales

Diagnóstico

TSH

Hormonas tiroideas

Función

tiroidea normal

Normal

Normales

Hipertiroidismo

franco

Baja

T4 libre o T3 libre elevada

Hipertiroidismo

subclínico

Baja

T4 libre y T3 normales

Hipotiroidismo

franco

Alta

T4 libre baja

Hipotiroidismo

subclínico

Alta

T4 libre normal

PACIENTES Y MÉTODOS

95

El diagnóstico de SEE se realiza cuando nos encontramos las siguientes

situaciones (Tabla 7):

Tabla 7: Posibilidades diagnósticas del SEE

TSH

T4 libre

T3 libre

Normal

Normal

Baja

Normal/baja*

Baja

Baja

Normal

Alta

Normal

*Esta situación podría corresponder a un hipotiroidismo de origen central

debiendo ser confirmado al mes del alta mediante la repetición de nuevas hormonas

tiroideas una vez controlada la situación aguda.

Los pacientes con SEE les clasificamos a su vez en 6 tipos según los niveles

de T4 y T3 libres: 4 de ellos con valores T3 baja y T4 normal o baja (tipo 1,TSH y T4

normal ; tipo 2, TSH baja y T4 normal; tipo 3, TSH y T4 bajas; y tipo 4,TSH normal y T4

baja) y 2 con T4 alta y T3 baja o normal (tipo 5, TSH y T3 normal; y tipo 6, TSH normal y

T3 baja). Quedando registrados en la siguiente tabla 8:

PACIENTES Y MÉTODOS

96

Tabla 8: Tipos de SEE

SEE

TSH

T4 libre

T3 libre

Tipo 1

Normal

Normal

Baja

Tipo 2

Baja

Normal

Baja

Tipo 3

Baja

Baja

Baja

Tipo 4

Normal

Baja

Baja

Tipo 5

Normal

Alta

Normal

Tipo 6

Normal

Alta

Baja

El hipotiroidismo secundario o central se diagnosticó cuando los niveles de T4

libre estaban bajos y cuando la TSH estaba normal o baja y asociada con lesión

hipotalámica-hipofisaria.

Según los resultados de las determinaciones de anticuerpos anti-TPO y anti-TG

los pacientes se clasificaron en grupos de autoinmunidad positiva, cuando el título de

alguno de estos anticuerpos era superior al intervalo de referencia, y autoinmunidad

negativa, cuando el título de ambos anticuerpos era normal.

Las determinaciones de hormonas tiroideas y de TSH se repitieron al mes, 3, 6

y 12 meses tras el alta hospitalaria. El resto de las exploraciones complementarias

relacionadas con el estudio de la patología tiroidea (ecografía tiroidea, anticuerpos

anti-receptor de TSH o TSI, etc) se realizaron en función de los hallazgos obtenidos

en la primera determinación y fueron encaminadas a realizar un diagnóstico etiológico

de la disfunción tiroidea.

PACIENTES Y MÉTODOS

97

Aquellos pacientes que iniciaron tratamiento para la disfunción tiroidea salieron

del estudio y tan sólo fueron seguidos durante el año previsto aquellos pacientes que

permanecieron sin tratamiento para el problema tiroideo. Obviamente los pacientes

que iniciaron el tratamiento fueron tenidos en cuenta a la hora de la evaluación

estadística y se contemplaron en el momento en el que iniciaron dicho tratamiento que

pudo ser al ingreso o en alguna de las evaluaciones realizadas tras el alta.

La cuantificación de TSH, T4 libre y T3 libre se realizó mediante un

inmunoensayo de electroquimioluminiscencia “ECLIA” en un analizador E170 (Roche

Diagnostics). La sensibilidad del ensayo para la TSH, T4 libre y T3 libre fue de 0,005

µU/ml, 0,3 pmol/l y 0,4 pmol/l, respectivamente. Los valores de referencia fueron: TSH

0,4 - 5,0 µU/ml; T4 libre 11 - 23 pmol/l; y T3 libre 3,95 - 6,8 pmol/l. El estado de

autoinmunidad tiroidea se evaluó mediante la determinación de anticuerpos anti-

peroxidasa y antitiroglobulina, mediante un ensayo inmunoabsorbente (ImmuLisa,

Immco Diagnostics, Inc, Buffalo, NY, USA). La positividad para los anticuerpos se

consideró cuando el título de anticuerpos fue de al menos 150 U/ml para los

anticuerpos antiperoxidas y de 50 U/ml para los antitiroglobulina.

PACIENTES Y MÉTODOS

98

5. ANÁLISIS ESTADÍSTICO

Los datos cuantitativos se han descrito como media ± desviación típica, en los

casos en que la distribución se ajustaba a una normal, y como mediana y recorrido

intercuartílico (Q1, Q3) en los casos en que no se cumplía esta condición. Los datos

cualitativos se han expresado como porcentajes o proporciones. Se han calculado

estimaciones puntuales y por intervalo de confianza del 95% para la prevalencia de

disfunción tiroidea total, así como la prevalencia de hipotiroidismo, hipertiroidismo,

SEE y enfermedad tiroidea autoinmune.

Para la comparación de medias de variables cuantitativas entre distintos grupos

de pacientes se ha empleado la prueba de la t de Student para datos no apareados en

casos de distribuciones normales y el test no paramétrico de Mann Whitney para datos

con grave desajuste sobre el modelo normal. Para la comparación de proporciones se

ha empleado la prueba de la Chi-cuadrado y la prueba exacta de Fisher cuando ha

sido necesaria. Se ha tomado como límite para la significación estadística el valor de

p < ,05.

PACIENTES Y MÉTODOS

99

6. DIFICULTADES Y LIMITACIONES

El objetivo de este estudio fue investigar la prevalencia de disfunción tiroidea y

autoinmunidad tiroidea en una gran cohorte de pacientes ancianos hospitalizados, con

un diseño de corte transversal, y sin interferir en ningún momento con la actividad

clínica habitual en las revisiones de los pacientes. La limitación mayor fue la que se

deriva de la recolección de los datos de un gran número de sujetos, así como el

realizar un adecuado seguimiento por parte de los especialistas del Servicio de

Geriatría durante un año tras el ingreso hospitalario.

PACIENTES Y MÉTODOS

100

7. ASPECTOS ÉTICOS

Este proyecto fue presentado y aprobado por la Comisión Ética y de

Investigación del Hospital General de Segovia.

Cada uno de los pacientes y/o sus familiares (en caso de incapacidad) que

entraron a formar parte del estudio fue informado verbalmente y a través de un

documento de información al paciente. Asimismo, el paciente o sus familiares firmaron

un documento de consentimiento informado.

PACIENTES Y MÉTODOS

101

8. PLAN DE TRABAJO

El estudio de prevalencia se realizó durante un periodo de 12 meses. Durante

este tiempo se hizo el reclutamiento y el seguimiento durante otros 12 meses de los

ancianos hospitalizados de forma consecutiva, según fueron ingresando en el hospital,

se fueron cumplimentando los protocolos, realizando las extracciones sanguíneas y las

determinaciones bioquímicas (Anexo I y II).

102

RESULTADOS

103

RESULTADOS

104

RESULTADOS

105

RESULTADOS

1. RESULTADOS DEL ESTUDIO TRANSVERSAL

1.1. CARACTERÍSTICAS CLÍNICAS

Durante los meses de mayo de 2005 hasta abril de 2006, ambos inclusive, se

analizaron finalmente 450 pacientes ingresados en la Unidad Geriátrica de Agudos,

62% (279) mujeres y 38% (171) varones, siendo las mujeres mayoría estadísticamente

significativa con p<,001 (Chi2=25,92; 1 gl; p=,000).

La edad media de la serie completa fue de 85,53 6,57 años (IC 95%: 84,92 –

86,14) dentro de un rango de 61-101 con mediana de 86. Las mujeres con una edad

media de 86,25 6,55 años (IC 95%: 85,48 – 87,02) mayor que la edad de los

varones 84,36 6,46 años (IC95%: 83,39 – 85,34) siendo la diferencia

estadísticamente significativa con p<,05 (T=2,98; 448 gl; p=,003).

Un 65,1% (293 de 450) vivían en su propio domicilio y el restante 34,9% (157)

en residencia, siendo la diferencia significativa con p<,001 (Chi2=41,10; 1 gl; p=,000).

Entre las mujeres vivían en domicilio un 63,1% (176) y entre los varones un 68,4%

(117), esta diferencia no alcanzaba significación con p>,05 (Chi2=1,22; 1 gl; p=,249).

Respecto al resto de variables clínicas (IMC, tensión arterial sistólica y

diastólica y Barthel al ingreso) no existían diferencias significativas en cuanto al

género. En el Barthel al alta aparecían diferencias casi significativas con p>,05 pero

<,10, con mayor dependencia funcional las mujeres que los varones (Tabla 9).

RESULTADOS

106

Tabla 9: Características de la muestra. Comparación por GÉNERO

Variables Media ± D.T. (IC 95%) Rango

Test de contraste (Student / Mann-Whitney)

IMC (N=52) 27,24 ± 5,17 (25,81 ; 28,68)

17,14 – 44,44

Varones (N=23)

27,30 ± 6,31 (24,90 ; 29,70)

17,14 – 44,44 T=0,10 ; 50 gl ; P=,927 NS

U=314,500; P=,726

NS Mujeres (N=29)

27,17 ± 3,35 (25,72 ; 28,61)

22,84 – 35,56

TAS (N=440) 131,38 ± 27,08 (128,85 ; 133,92)

65 – 220

Varones (N=169)

130,36 ± 28,08 (126,10 ; 134,62)

80 – 220 T=0,63; 438 gl; P=,532 NS

U=21577,500; P=,306

NS Mujeres (N=271)

132,02 ± 26,46 (128,86 ; 135,19)

65 – 210

TAD (N=439) 72,65 ± 14,89 (71,26 ; 74,05)

30 – 120

Varones (N=169)

72,32 ± 14,67 (70,09 ; 74,55)

40 – 120 T=0,60; 437 gl ; P=,549 NS

U=21754,0; P=,406

NS Mujeres (N=270)

73,86 ± 15,05(71,06 ; 74,67)

30 – 118

Barthel ingreso

(N=446)

42,35 ± 39,74 (38,66 ; 46,05)

0 – 100

Varones (N=170)

43,29 ± 39,80 (37,27 ; 49,32)

0 – 100 T=0,40; 444 gl; P=,696 NS

U=22513,0; P=,466

NS Mujeres (N=276)

41,78 ± 39,77 (37,06 ; 46,49)

0 – 100

Barthel alta

(N=397)

52,58 ± 39,10 (48,72 ; 56,44)

0 – 100

Varones (N=154)

57,06 ± 38,73 (50,90 ; 63,21)

0 – 100 T=1,82 ; 395 gl ; P=,070 NS

U=16871,500; P=,096

NS Mujeres (N=243)

49,75 ± 39,16 (44,81 ; 54,70)

0 – 100

NS = no significativo (p>,050) * Significativo al 5% ** Altamente Significativo al 1%

RESULTADOS

107

El tratamiento crónico más común eran los IECAS en un 21,8% de los

pacientes (98) siendo los porcentajes para varones y mujeres similares con p>,05. El

resto de tratamientos eran menos frecuentes con tasas menores al 10% y sin que

hubiera diferencias significativas entre géneros, con p>,05. Destacando el escaso

consumo de fármacos con acción directa sobre el tiroides (Tabla 10).

Tabla 10: Tratamiento crónico (N=450). Comparación por GÉNERO

Variables DESCRIPTIVOS Test de contraste

LITIO Sí: 0% (0 )

No: 100% (450) --

YODURO Sí: 0% (0)

No: 100% (450) --

AMIODARONA Sí: 1,1% (5)

No: 98,9%(445)

Varones (N=171) Si: 0,6% (1) No: 99,4% (170) Chi2=0,14 ; 1 gl;

P=,711 NS Mujeres (N=279) Sí: 1,4% (4) No: 98,6%(275)

B-BLOQUEANTES Sí: 7,3% (33)

NO: 92,7% (417)

Varones (N=171) Si: 8,8% (15) No: 91,2 (156) Chi2=0,84 ; 1 gl;

P=,359 NS Mujeres (N=279) Sí: 6,5% (18) No: 93,5%(261)

IECAS Sí: 21,8% (98)

No: 78,2% (352)

Varones (N=171) Sí: 18,1% (31) No: 81,9% (140) Chi2=2,16 ; 1 gl;

P=,142 NS Mujeres (N=279) Sí: 24,0% (67) No: 76,0% (212)

ARA II Sí: 6,9% (31)

No: 93,1% (419)

Varones (N=171) Sí: 3,5% (6) No: 96,5% (165) Chi2=4,91 ; 1 gl;

P=,027 * Mujeres (N=279) Sí: 9,0% (25) No: 91,0% (254)

FENITOÍNA Sí:1,8%(8)

No:98.2% (442)

Varones (N=171) Sí:3,5%(6) No:96,5% (165) Chi2=4,73 ; 1 gl;

P=,03 * Mujeres (N=279) Sí:0,7%(2) No:99,3% (277)

GLUCOCORTICOIDES

Sí: 4,7% (21)

No: 95,3% (429)

Varones (N=171) Sí: 7,0% (12) No: 93,0% (159) Chi2=3,43 ; 1 gl;

P=,064 NS Mujeres (N=279) Sí: 3,2% (9) No: 96,8% (270)

NS = no significativo (p>,050) * Significativo al 5% ** Altamente Significativo al 1%

RESULTADOS

108

Un 55,6% de los pacientes, estaban diagnosticados de hipertensión arterial y

un 26,2% eran diabéticos. La hipertensión estaba más presente en mujeres (62%) que

en varones (45%) diferencia altamente significativa con p<,001. Las tasas de diabetes

eran similares en mujeres (28,3%) y en varones (22,8%) con p>,05. La proporción de

fumadores era tan sólo del 2,2%; 10 casos; pero 9 correspondían a varones siendo la

diferencia significativa con p<,001 (Tabla 11).

Tabla 11: Enfermedades crónicas. FRCV (N=450). Comparación por

GÉNERO

Variables DESCRIPTIVOS Test de contraste

DIABETES Sí: 26,1% (118)

No: 73,8% (332)

Varones (N=171) Sí: 22,8% (39)No: 77,2% (132)

Chi2=1,66 ;1 gl ; P=,197

NS Mujeres (N=279) Sí: 28,3% (79)No: 71,7% (200)

HTA Sí: 55,6% (250)

No: 44,4% (94)

Varones (N=171) Sí: 45,0% (77)No: 55,0% (94) Chi

2=12,38 ; 1 gl ; P=,000**

Mujeres (N=279) Sí: 62,0% (173)No: 38,0% (106)

DISLIPEMIAS Sí:16,0%(72)

No:84,0% (378)

Varones (N=171) Sí:16,9%(29) No:83,1% (142)

Chi2=0,19; 1 gl ; P=,664

NS Mujeres (N=279) Sí: 15,4%(43) No:84,6% (236)

FUMADOR Sí: 2,2% (10)

No: 97,8% (440)

Varones (N=171) Sí: 5,3% (9) No: 94,7% (162)

Chi2=9,59 ; 1 gl ; P=,002**

Mujeres (N=279) Sí: 0,4% (1) No: 99,6% (278)

NS = no significativo (p>,050) * Significativo al 5% ** Altamente Significativo al 1% FRCV: Factores de riesgo cardiovascular

RESULTADOS

109

Las arritmias (tanto la fibrilación auricular como los bloqueos

auriculoventriculares sin implante de marcapaso) estaban presentes en el 34,4% de

los pacientes, con tasas semejantes entre géneros con p>,05. El 15,8% de los

pacientes habían presentado episodios de ICC, sin encontrar diferencias significativas

entre ambos géneros, al igual que ocurría con los episodios de angor (2,0%), la

proporción de pacientes con antecedente de IAM era de 7,1% afectando en mayor

porcentaje a varones que a mujeres de forma significativa con p<,01 (Tabla 12).

Tabla 12: Enfermedades crónicas cardiovasculares (N=450).

Comparación por GÉNERO

Variables DESCRIPTIVOS Test de contraste

ARRITMIAS Sí: 34,4% (155)

No: 65,6% (295)

Varones (N=171) Sí: 32,2% (55)No:67,8% (116) Chi

2=0,64 ;1 gl ;P=,425

NS Mujeres (N=279) Sí:35,8%(100)No: 64,2% (179)

ICC Sí:15,8%(71)

No: 84,2%(379)

Varones (N=171) Sí: 12,3%(21) No: 87,7% (150) Chi

2=2,54 ; 1 gl ;P=,111

NS Mujeres (N=279) Sí:17,9% (50) No: 82,1% (229)

ANGOR Sí:2,0% (9)

No: 98% (441)

Varones (N=171) Sí:1,2% (2) No: 98,8% (169) Chi

2=0,97 ; 1 gl ; P=,32

NS Mujeres (N=279) Sí: 2,5%(7) No:97,5%(272)

IAM Sí:7,1%(32)

No:92,8%(418)

Varones (N=171) Sí: 11,1%(19) No:88,9% (152) Chi

2=6,68 ; 1 gl ; P=,010*

Mujeres (N=279) Sí:4,6% (13) No: 95,4% (266)

NS = no significativo (p>,050) * Significativo al 5% ** Altamente Significativo al 1%

RESULTADOS

110

Los motivos más frecuentes de ingreso de estos pacientes en la UGA fueron la

ICC (22,0%), como causa más común, seguida de la agrupación de infecciones

respiratorias/neumonías (15,8%), donde se observa que los varones presentaban

mayor prevalencia de forma significativa que las mujeres con p<,001. La tercera causa

más frecuente fueron los ACV (15,1%), seguidas de la patología coronaria (6,2%) y las

hemorragias digestivas tanto del tracto alto como bajo (7,3%), sin encontrar diferencias

significativas en cuanto al género, p>,05. Las reagudizaciones de los pacientes EPOC

(5,8%), fueron más frecuentes en varones (8,8%) que en mujeres (3,9%), con p<,05.

Por patología tumoral y sepsis se encontró una frecuencia del 3,8% (Tabla 13).

Tabla 13: Diagnóstico al alta (N=450). Comparación por GÉNERO

Variables DESCRIPTIVOS Test de contraste

ICC Sí: 22,0% (99) No: 78,0% (351)

Varones (N=171) Sí: 19,3%(33) No: 80,7%(138) Chi

2=1,17 ; 1 gl ; P=,279

NS Mujeres (N=279) Sí: 23,7%(66) No: 76,3% (213)

ACV Sí:15,1%(68) No:84,9%(382)

Varones (N=171) Sí: 16,4%(28) No:83,6%(143)

Chi2=0,34 ; 1 gl ; P=,558

NS Mujeres (N=279) Sí: 14,3%(40) No: 85,7% (239)

EPOC reagudizado Sí: 5,8%(26) No: 94,2%(424)

Varones (N=171) Sí:8,8% (15) No:91,2%(156) Chi

2=4,54 ; 1 gl ; P=,033*

Mujeres (N=279) Sí:3,9%(11) No:96,1%(268)

Infección respiratoria/neumonía

Sí:15,8% (71) No:84,2%(379)

Varones (N=171) Sí: 22,8%(39) No:77,2%(132) Chi

2=10,25 ; 1 gl ; P=,001**

Mujeres (N=279) Sí:11,5% (32) No:88,5%(247)

RESULTADOS

111

Tabla 13 (continuación): Diagnóstico al alta (N=450). Comparación por

GÉNERO

IAM/Angor Sí:6,2% (28) No:93,8% (422)

Varones (N=171) Sí:6,4% (11) No: 93,6%(160) Chi

2=0,02 ; 1 gl ; P=,885

NS Mujeres (N=279) Sí:6,1% (17) No:93,9% (262)

Hemorragia digestiva Sí: 7,3%(33) No:92,7% (417)

Varones (N=171) Sí: 7,0%(12) No:93,0% (159) Chi

2=0,04 ; 1 gl ; P=,841

NS Mujeres (N=279) Sí:7,5%(21) No:92,5% (258)

Tumores Sí:3,8% (17) No:96,2%(433)

Varones (N=171) Sí:4,1% (7) No:95,9% (164) Chi

2=0,08 ; 1 gl ; P=,783

NS Mujeres (N=279) Sí:3,6% (10) No:96,4% (269)

Sepsis Sí:3,8% (17) No:96,2% (433)

Varones (N=171) Sí: 3,5%(6) No:96,5% (165) Chi

2=0,05 ; 1 gl ; P=,815

NS Mujeres (N=279) Sí:3,9% (11) No:96,1% (268)

NS = no significativo (p>,050) * Significativo al 5% ** Altamente Significativo al 1%

ICC: insuficiencia cardíaca congestiva

ACV: Accidente cerebrovascular.

EPOC: Enfermedad pulmonar obstructiva crónica

IAM: Infarto agudo de miocardio

RESULTADOS

112

1.2. CARACTERÍSTICAS ANALÍTICAS

Al analizar las distintas variables analíticas se observaba como las cifras

medias de glucosa en ayunas medida al ingreso eran superiores a las consideradas

dentro del intervalo de normalidad (131,24 ± 60,56 mg/dl), aunque sin existir

diferencias con respecto al género, con p>,05.

Los varones presentaban niveles significativamente menores con p<,05 en el

colesterol total, a expensas de la fracción del HDL colesterol en comparación con las

mujeres (41,15 ± 13,65 mg/dl vs 45,56 ± 16,13 mg/dl) (T= 2,53; 315 gl; P=,012). Sin

embargo no se encontraron diferencias significativas en cuanto al género con la

fracción de la LDL- Colesterol. Para el caso de los triglicéridos se encontraron

diferencias en cuanto al género, con p<,01, siendo la media superior en las mujeres en

comparación con los varones (103,04 ± 45,90 mg/dl vs 92,30 ± 41,00 mg/dl) (T= 2,40;

407 gl; P=,017) (Tabla 14).

RESULTADOS

113

Tabla 14: Características analíticas de riesgo cardiovascular (N=450).

Comparación por GÉNERO

Variables Media ± D.T. (IC 95%) Rango

Test de contraste (Student / Mann-Whitney)

GLUCOSA (mg/dl)(N=450)

131,24 ± 60,56 (125,63 ; 136,85)

24 – 819

Varones (N=171) 126,16 ± 51,06 (118,45 ; 133,87)

52 – 394 T= 1,40 448 gl P=,164 NS

U=21719,5 P=,111

NS Mujeres (N=279)

134,35 ± 65,60 (126,62 ; 142,08)

24 – 819

COLESTEROL TOTAL(mg/dl) (N=410)

151,87 ± 40,35 (147,95 ; 155,78)

42 – 274

Varones (N=160) 147,40 ± 39,16 (141,28 ; 153,51)

42 – 266 T= 1,80 408 gl P=,073 NS

U= 17534 P=,035 *

Mujeres (N=250) 154,72 ± 40,91 (149,63 ; 159,82)

46 – 274

HDL-Colesterol (mg/dl) (N=317)

43,78 ± 15,31 (42,09 ; 45,47)

3 – 96

Varones (N=128) 41,15 ± 13,65 (38,77 ; 43,54)

14 – 77 T= 2,53 315 gl P=,012 * U= 9985 P=,008**

Mujeres (N=189) 45,56 ± 16,13 (43,24 ; 47,87)

3 – 96

LDL-Colesterol (mg/dl) (N=317)

90,20 ± 46,09 (85,11 ; 95,29)

11 – 632

Varones (N=128) 87,44 ± 36,00 (81,14 ; 93,74)

11 – 199 T= 0,88 315 gl P=381 NS

U= 11312,5 P=,328

NS Mujeres (N=189)

92,07 ± 51,83 (84,63 ; 99,50)

11 – 632

TRIGLICÉRIDOS (mg/dl)(N=409)

98,86 ± 44,32 (94,56 ; 103,17)

32 – 451

Varones(N=159) 92,30 ± 41,00 (85,87 ; 98,72)

32 – 245 T= 2,40 407 gl P=,017* U= 16502 P=,004**

Mujeres (N=250) 103,04 ± 45,90 (97,32 ; 108,74)

40 – 451

NS = no significativo (p>,050) * Significativo al 5% ** Altamente Significativo al 1%

RESULTADOS

114

Los varones tenían valores de creatinina (1,59 ± 1,55 mg/dl) significativamente

más elevados con p<,01 (tabla 15) que las mujeres (1,25 ± 0,64 mg/dl), al igual que

ocurría con los niveles de ácido úrico con cifras de 6,89 ± 2,58 mg/dl vs 6,44 ± 2,89

mg/dl, p<,05.

Tabla 15: Características analíticas básicas (N=450). Comparación por

GÉNERO

Variables Media ± D.T. (IC 95%) Rango

Test de contraste (Student / Mann-Whitney)

CREATININA (mg/dl) (N=450)

1,38 ± 1,09 (1,28 ; 1,48)

0,50 – 19,00

Varones (N=171) 1,59 ± 1,55 (1,36 ; 1,83)

0,50 – 19,00 T= 3,30 448 gl P=,001** U= 17520 P=,000**

Mujeres (N=279) 1,25 ± 0,64 (1,17 ; 1,32)

0,50 – 7,20

PROTEÍNAS (g/dl)

(N=449)

6,16 ± 0,76 (6,09 ; 6,23)

3,6 - 10,1

Varones (N=170) 6,17 ± 0,76 (6,04 ; 6,27)

4,0 – 8,2 T=0,141 447 gl P=,888

NS

U= 23677,0 P=,977

NS

Mujeres (N=279) 6,17 ± 0,76 (6,07 ; 6,25)

3,6 – 10,1

ALBÚMINA (g/dl)

(N=447)

3,24± 0,56 (3,19 ; 3,29)

1,8 – 6,8

Varones (N=170) 3,26 ± 0,59 (3,23 ; 3,38)

1,8 – 4,4 T=0,744 445gl P=,458 NS

U= 23358,5 P=,888

NS

Mujeres (N=277) 3,26 ± 0,59 (3,19 ; 3,33)

1,8 – 6,8

ÁCIDO ÚRICO

(mg/dl) (N=449)

6,61 ± 2,78 (6,33 ; 6,89)

1,4 – 16,4

Varones (N=171) 6,89 ± 2,58 (6,52 ; 7,24)

1,6 – 16,1 T=1,675 447gl P=,095 NS

U= 20483 P=,014*

Mujeres (N=278) 6,44 ± 2,89 (6,13 ; 6,81)

1,4 – 16,4

NS = no significativo (p>,050) * Significativo al 5% ** Altamente Significativo al 1%

RESULTADOS

115

Finalmente las concentraciones de T4 libre en los varones (16,38 ± 3,81 pmol/l)

tenían valores significativamente menores con p<,01 que las mujeres (17,50 ± 4,01

pmol/l). En el resto de las variables no se encontraron diferencias significativas entre

ambos géneros con p>,05 (Tabla 16).

Tabla 16: Características analíticas tiroideas (N=450). Comparación por

GÉNERO

Variables Media ± D.T. (IC 95%) Rango Test de contraste (Student / Mann-

Whitney)

TSH (μU/ml) (N=450)

2,32 ± 3,74 (1,98 ; 2,71) 0,01 – 48,00

Varones (N=171) 2,06 ± 2,53 (1,68 ; 2,46) 0,07 – 21,41 T= 1,17 448 gl P=,243 NS

U= 22769 P=,454

NS Mujeres (N=279) 2,50 ± 4,31 (2,04 ; 3,10) 0,01 – 48,00

T4 LIBRE (pmol/l) (N=450)

17,07 ± 3,97 (16,73 ; 17,48) 2,80 – 44,00

Varones (N=171) 16,37 ± 3,81 (15,77 ; 16,94) 5,33 – 36,40 T= 2,98 448 gl P=,003** U= 19452,5 P=,001** Mujeres (N=279) 17,50 ± 4,01 (17,08 ; 18,03) 2,80 – 44,00

T3 LIBRE (pmol/l) (N=444)

3,58 ± 0,94 (3,49 ; 3,67) 1,28 – 9,10

Varones (N=170) 3,53 ± 0,92 (3,39 ; 3,67) 1,34 – 6,03 T= 0,930 442 gl P=,353 NS

U= 22587 P=,593

NS Mujeres (N=273) 3,61 ± 0,94 (3,50 ; 3,73) 1,28 – 9,10

ANTI-TPO (N=430)

12,85 ± 80,90 (6,09 ; 21,07) 0 - 1078

Varones (N=162) 11,25 ± 88,82 (1,07 ; 26,39) 0 - 1078 T= 0,536 428 gl P=,749 NS

U= 21529 P=,680

NS Mujeres (N=268) 13,82 ± 75,86 (6,24 ; 24,07) 0 – 695

ANTI-TG (N=430) 28,81 ± 244,97 (8,79 ; 57,00) 0 – 3000

Varones (N=162) 21,99 ±239,53 (0,00 ; 53,88) 0 – 3000 T= 0,450 428 gl P=,653 NS

U= 21170,5 P=131 NS Mujeres (N=268) 32,93 ±246,97 (6,98 ; 68,90) 0 – 3000

NS = no significativo (p>,050) * Significativo al 5% ** Altamente Significativo al 1%

RESULTADOS

116

1.3. PREVALENCIA DE LA DISFUNCIÓN TIROIDEA

1.3.1. PREVALENCIA DE LA DISFUNCIÓN TIROIDEA

PREVIA AL INGRESO

La prevalencia de la disfunción tiroidea conocida previa al ingreso fue del 4,9%,

22 pacientes del total de la muestra, con un IC95%: 2,9% - 6,9%, siendo

significativamente mayor con p<,01 en mujeres (7,2%, 20 mujeres, IC95%: 4,1% -

10,2%) que en varones (1,2%, 2 varores, IC95%: 0,0% - 2,8%) (Tabla 17).

La disfunción tiroidea analizada previa excluía al SEE, puesto que eran

pacientes que se desconocía por nuestra parte la determinación de las tres hormonas

tiroideas anteriores al ingreso en la UGA.

No se encontró ningún varón de los que analizamos con hipotiroidismo

conocido.

La enfermedad tiroidea franca previamente conocida fue más frecuente que la

disfunción tiroidea subclínica 1,8% (IC95%: 0,6% - 3,0%) vs 0,7% (IC95%: 0,0% -

1,4%) para el hipotiroidismo y 2,0% (IC95%: 0,7% - 3,3%) vs 0,4% (IC95%: 0,0% -

1,1%) para el hipertiroidismo.

Tampoco encontramos ningún varón diagnosticado de hipertiroidismo

subclínico previo al ingreso (Tabla 17).

RESULTADOS

117

Tabla 17: Disfunción tiroidea previamente conocida (N=450). Comparación

por GÉNERO

Variables PREVALENCIAS Test de contraste

DISF. TIROIDEA PREVIA (N=450)

4,9% (22) ( 2,9% - 6,9% )

Varones (N=171) 1,2% (2) ( 0,0% - 2,8% ) Chi2=8,20 ; 1 gl ; P=,004** Mujeres (N=279) 7,2% (20) ( 4,1% - 10,2% )

HIPOTIROIDISMO (N=450)

2,4% (11) ( 1,0% - 3,9% )

Varones (N=171) (-) ( - ) --

Mujeres (N=279) 3,9% (11) ( 1,6% - 6,2% )

Hipot. FRANCO (N=450) 1,8% (8) ( 0,6% - 3,0% )

Varones (N=171) (-) ( - ) --

Mujeres (N=279) 2,9% (8) ( 0,9% - 4,8% )

Hipot. SUBCLÍNICO (N=450)

0,7% (3) ( 0,0% - 1,4% )

Varones (N=171) (-) ( - ) --

Mujeres (N=279) 1,1% (3) ( 0,00 - 2,3% )

HIPERTIROIDISMO (N=450)

2,4% (11) ( 1,0% - 3,9% )

Varones (N=171) 1,2% (2) ( 0,0% - 2,8% ) Chi2=1,12 ; 1 gl ; P=,291 NS Mujeres (N=279) 3,2% (9) ( 1,1% - 5,3% )

Hiper. FRANCO (N=450) 2,0% (9) ( 0,7% - 3,3% )

Varones (N=171) 1,2% (2) ( 0,0% - 2,8% ) Chi2=0,41 ; 1 gl ; P=,523 NS Mujeres (N=279) 2,5% (7) ( 0,7% - 4,4% )

Hiper. SUBCLÍNICO (N=450)

0,4% (2) ( 0,0% - 1,1% )

Varones (N=171) (-) ( - ) --

Mujeres (N=279) 0,7% (2) (0,3% - 1,7%)

NS = no significativo (p>,050) * Significativo al 5% ** Altamente Significativo al 1%

DISF. TIROIDEA PREVIA: Disfunción tiroidea previa

Hipot. FRANCO: Hipotiroidismo franco

Hipot. SUBCLÍNICO: Hipotiroidismo subclínico

Hiper. FRANCO: Hipertiroidismo franco

Hiper. SUBCLÍNICO: Hipertiroidismo subclínico

RESULTADOS

118

1.3.2. PREVALENCIA DE DISFUNCIÓN TIROIDEA

DIAGNOSTICADA DURANTE EL INGRESO

La prevalencia de la disfunción tiroidea diagnosticada durante el ingreso fue del

11,7%, 53 pacientes del total de la muestra estudiada (IC95%: 8,8% - 14,8%),

excluyendo la posibilidad del SEE (Tabla 18).

Estos pacientes correspondían a aquellos que presentaban alteraciones

tiroideas que se podían clasificar dentro del hiper o el hipotiroidismo durante el

ingreso, existiendo la posibilidad de que fueran alteraciones tiroideas previas que con

tratamiento o sin él, persistieran o hubieran evolucionado a una nueva disfunción

tiroidea.

Se encontró mayor prevalencia de hipotiroidismo en la muestra con un 7,5%

(IC95%: 5,1% - 10,0%) con respecto al hipertiroidismo con un 4,2% (IC95%: 2,4% -

6,1%).

Siendo más frecuente para el caso del hipotiroidismo la disfunción subclínica

que la franca con el 6,2% (IC95%: 4,1% - 8,4%) y el 1,3% (IC95%: 0,4% - 2,4%),

respectivamente.

En el hipertiroidismo estaba más presente el franco que el subclínico, con una

prevalencia del 2,4% (IC95%:1,1% - 4,2%) y del 1,7% (IC95%: 0,7% - 3,3%),

respectivamente (Tabla 18).

Aunque en todos los casos de disfunción tiroidea la prevalencia fue superior en

las mujeres con respecto a los varones, no se encontraron diferencias significativas

con respecto al género en ninguna de las modalidades de afectación tiroidea, p>,05.

RESULTADOS

119

Tabla 18: Disfunción tiroidea diagnosticada durante el ingreso (N=450).

Comparación por GÉNERO

Variables PREVALENCIAS Test de contraste

DISF. TIROIDEA DIAGNOSTICADA DURANTE EL INGRESO, excluyendo el SEE (N=450)

11,7% (53) (8,8% - 14,8%)

Varones (N=171) 9,3% (16) ( 4,9% - 13,8% ) Chi2=1,556 ; 1 gl ; P=,212NS Mujeres (N=279) 13,4% (37)( 9,3% -17,3 % )

HIPOTIROIDISMO

(N=450) 7,5% (34) (5,1% - 10,0% )

Varones (N=171) 5,8%(10) (2,3% - 9,4%) Chi2=1,151 ; 1 gl ; P=,283NS Mujeres (N=279) 8,6% (24) ( 5,3% -11,9 % )

Hipot. FRANCO (N=450) 1,3% (6) (0,3% - 2,4%)

Varones (N=171) 1,2%(2) ( 0,4%-2,8% ) Chi2=0,056 ; 1 gl ; P=,813NS Mujeres (N=279) 1,4% (4) ( 0,3% -2,8 % )

Hipot. SUBCLÍNICO (N=450)

6,2% (28) (4,0% - 8,5%)

Varones (N=171) 4,7%(8) (1,5%- 7,9%) Chi2=0,127 ; 1 gl ; P=,288NS Mujeres (N=279) 7,2% (20) ( 4,1% - 10,2% )

HIPERTIROIDISMO (N=450)

4,2% (19) (2,4% - 6,1%)

Varones (N=171) 3,5% (6) ( 0,7% - 6,3% ) Chi2=0,347 ; 1 gl ; P=,556 NS Mujeres (N=279) 4,6% (13) ( 2,1% - 7,1% )

Hiper. FRANCO (N=450) 2,4% (11) (1,0% - 3,9% )

Varones (N=171) 2,3% (4) ( 0,5% - 4,6% ) Chi2=0,056 ; 1 gl ; P=,813 NS Mujeres (N=279) 2,5% (7) ( 0,6% - 4,4% )

Hiper. SUBCLÍNICO (N=450)

1,7% (8) ( 0,7% -3,3% )

Varones (N=171) 1,2%(2) (0,5% - 2,8%) Chi2=0,584 ; 1 gl ; P=,445 NS Mujeres (N=279) 2,2% (6) (0,4% -3,9%)

NS = no significativo (p>,050) * Significativo al 5% ** Altamente Significativo al 1%

DISF. TIROIDEA PREVIA: Disfunción tiroidea previa

Hipot. FRANCO: Hipotiroidismo franco

Hipot. SUBCLÍNICO: Hipotiroidismo subclínico

Hiper. FRANCO: Hipertiroidismo franco

Hiper. SUBCLÍNICO: Hipertiroidismo subclínico

RESULTADOS

120

1.3.3. PREVALENCIA DE DISFUNCIÓN TIROIDEA

DIAGNOSTICADA DURANTE EL INGRESO INCLUIDO EL

SEE

Durante el ingreso la prevalencia de disfunción tiroidea incluyendo el SEE fue

del 74,4% (n=335, IC95%: 70,0% - 78,0%).

El SEE era el más frecuente dentro de las disfunciones tiroideas encontradas,

con una prevalencia del 62,7%, 282 pacientes del total de la muestra (IC95%: 58,2% -

67,2%).

No se encontraron diferencias significativas en ninguno de los tipos con

respecto al género, p>,05.

El SEE tipo 1 fue el más habitual 53,3% (IC95%:48,7% -58,0%). El SEE tipo 2

casi alcanzó significación estadística aunque con p<,10, teniendo más presencia en

los varones que en las mujeres (7,0% vs 3,2%). No se encontró ninguna mujer con el

SEE tipo 3 (Tabla 19).

RESULTADOS

121

Tabla 19: Síndrome eutiroideo enfermo durante el ingreso (N=450).

Comparación por GÉNERO

Variables PREVALENCIAS Test de contraste

DISF. TIROIDEA DIAGNOSTICADA DURANTE EL INGRESO, incluyendo el SEE (N=450)

74,4% (335)( 70,0% - 78,0% )

Varones (N=171) 73,7% (126) (67,0% - 80,0%) Chi2=0,084; 1 gl; P=,772NS Mujeres (N=279) 74,9% (209) (70,0% -80,0% )

SEE TOTAL (N=450) 62,7% (282) (58,2% -67,2% )

Varones (N=171) 64,3% (110) (57,1% - 72,6% ) Chi2=0,325; 1 gl; P=,569 NS Mujeres (N=279) 61,6% (172)( 55,9% - 67,4% )

SEE tipo 1 (N=450) 53,3% (240) (48,7% -58,0%)

Varones (N=171) 52,6% (90) (45,1%-60,2%) Chi2=0,055 ; 1 gl ; P=,815 NS Mujeres (N=279) 53,8% (150) ( 47,9% -59,7 % )

SEE tipo 2 (N=450) 4,7% (21) (2,7% - 6,6%)

Varones (N=171) 7,0% (12) (3,2% -10,9%) Chi2=3,426 ; 1 gl ; P=,064 NS Mujeres (N=279) 3,2% (9) ( 1,1% - 5,3% )

SEE tipo 3 (N=450) 0,2% (1) (0,2% - 0,7%)

Varones (N=171) 0,6% (1) (0,6% - 1,7%) --

Mujeres (N=279) (-) (-)

SEE tipo 4 (N=450) 1,5% (7) (0,4% - 2,7%)

Varones (N=171) 2,3% (4) ( 0,5% - 4,6% ) Chi2=1,106 ; 1 gl ; P=,293 NS Mujeres (N=279) 1,1% (3) (0,1% - 2,3% )

SEE tipo 5 (N=450) 1,5% (7) (0,4% - 2,7%)

Varones (N=171) 1,2% (2) ( 0,5% - 2,8% ) Chi2=0,268; 1 gl ; P=,604 NS Mujeres (N=279) 1,8% (5) ( 0,2% - 3,4% )

SEE tipo 6 (N=450) 1,3% (6) (0,3% - 2,4%)

Varones (N=171) 0,6% (1) (0,6%- 1,7%) Chi2=1,175; 1 gl ; P=,278 NS Mujeres (N=279) 1,8% (5) (0,2% - 3,4%)

NS = no significativo (p>,050) * Significativo al 5% ** Altamente Significativo al 1%

RESULTADOS

122

1.3.4. PREVALENCIA DE LA DISFUNCIÓN TIROIDEA

TOTAL

La prevalencia de disfunción tiroidea total, incluyendo la disfunción previamente

conocida y excluyendo el SEE, fue del 14,4% (IC95%: 11,2% - 17,7%) (Tabla 20).

Siendo más frecuentes las disfunciones tiroideas, de forma significativa con

p<,05, entre las mujeres que en los varones. Sin encontrarse diferencias significativas

en ninguna de las modalidades de disfunción con respecto al género, p>,05.

La disfunción tiroidea total más presente era el hipotiroidismo 8,9%, 40

pacientes del total de la muestra, (IC95%: 6,3% - 11,5%) en relación al 5,5%, 25

pacientes (IC95%: 3,4% - 7,7%) del hipertiroidismo.

Dentro del hipotiroidismo era más habitual la forma subclínica que la franca,

6% (IC95%: 3,8% - 8,2%) vs 2,9% (IC95%:1,3% - 4,4%).

En el caso del hipertiroidismo era más frecuente la disfunción franca que la

subclínica, 3,8% (IC95%: 2,0% - 5,6%) vs 1,8% (IC95%:0,5% - 3,0%) (Tabla 20).

RESULTADOS

123

Tabla 20: Disfunción tiroidea TOTAL (N=450). Comparación por GÉNERO

Variables PREVALENCIAS Test de contraste

DISF. TIROIDEA TOTAL (N=450)

14,4% (65) (11,2% - 17,7%)

Varones (N=171) 9,9% (17) (5,4% -14,5%) Chi2=4,525 ; 1 gl ;

P=,033* Mujeres (N=279) 17,2% (48) (12,7% - 21,7%)

HIPOTIROIDISMO (N=450) 8,9% (40) (6,3% - 11,5%)

Varones (N=171) 5,8% (10) (2,3%-9,4%) Chi2=3,149 ; 1 gl ;

P=,076 NS Mujeres (N=279) 10,7% (30) (7,1% - 14,4%)

Hipot. FRANCO (N=450) 2,9% (13) (1,3% - 4,4% )

Varones (N=171) 1,2% (2) (0,5% - 2,8%) Chi2=2,906 ; 1 gl ;

P=,088 NS Mujeres (N=279) 3,9% (11) (1,6% - 6,2%)

Hipot. SUBCLÍNICO (N=450)

6% (27) (3,8% - 8,2%)

Varones (N=171) 4,7% (8) (1,5% - 7,9%) Chi2=0,854 ; 1 gl ;

P=,355 NS Mujeres (N=279) 6,8% (19) (3,8% - 9,8%)

HIPERTIROIDISMO

(N=450) 5,5% (25) (3,4% -7,7%)

Varones (N=171) 4,1% (7) (1,1% -7,1%) Chi2=1,124 ; 1 gl ;

P=,289 NS Mujeres (N=279) 6,4% (18) (3,5% - 9,3%)

Hiper. FRANCO (N=450) 3,8% (17) (2,0% - 5,6%)

Varones (N=171) 2,9% (5) (0,4% - 5,5%) Chi2=0,553 ; 1 gl ;

P=,457 NS Mujeres (N=279) 4,3% (12) (1,9% - 6,7%)

Hiper. SUBCLÍNICO (N=450)

1,8% (8) (0,5% - 3,0%)

Varones (N=171) 1,2% (2) (0,5%- 2,8%) Chi2=0,584 ; 1 gl ;

P=,445 NS Mujeres (N=279) 2,1% (6) (0,4% - 3,9%)

NS = no significativo (p>,050) * Significativo al 5% ** Altamente Significativo al 1%

DISF. TIROIDEA PREVIA: Disfunción tiroidea previa

Hipot. FRANCO: Hipotiroidismo franco

Hipot. SUBCLÍNICO: Hipotiroidismo subclínico

Hiper. FRANCO: Hipertiroidismo franco

Hiper. SUBCLÍNICO: Hipertiroidismo subclínico

RESULTADOS

124

1.3.5. PREVALENCIA DE LA AUTOINMUNIDAD

TIROIDEA

La autoinmunidad tiroidea se midió en 430 pacientes, el 95,5% de la muestra.

Los anticuerpos anti- TPO fueron positivos en el 4,2% y los anti-TG en el 2,8%.

La autoinmunidad tiroidea era más frecuente en el hipotiroidismo que en el

hipertiroidismo de forma significativa (p<,05).

No existía relación de la autoimnunidad con respecto al género (p>,05).

Sólo una minoría de pacientes tenía ambos anticuerpos positivos (0,7%).

La autoinmunidad tiroidea positiva se relacionaba con la presencia de

disfunción tiroidea de forma significativa con p<,001 (Chi2=21,590; 1 gl; P=,000) y

entre sus formas con el hipotiroidismo (Chi2=31,529; 1gl; P=,000) tanto franco como

subclínico, en ambas formas con p<,001 (Tabla 21).

No se encontraron diferencias significativas entre la positividad de la

autoinmunidad tiroidea con respecto a la edad de los pacientes, p>,05 (T=0,195; 429

gl; P=,846 {IC95%:2,4-2,94}; U=5069,500; P=,993). Al igual que no existían diferencias

significativas de la edad con las cifras de anticuerpos antitiroideos, p>,05 (P=,404 para

los anticuerpos anti-TPO y P=,78 para los anti-TG).

RESULTADOS

125

Tabla 21: Disfunción tiroidea y autoinmunidad tiroidea (N=431)

Variables PREVALENCIAS Test de contraste

DISF. TIROIDEA DIAGNOSTICADA DURANTE EL INGRESO

74,9% (323)

(70% - 78%)

Autoinmunidad + (N=25) 100% (25) Chi2=8,874; 1 gl ; P=,003 ** Autoinmunidad - (N=406)

73,4% (298)

(69% -78%)

HIPOTIROIDISMO 7,4% (32)

(5,1% - 10,0% )

Autoinmunidad + (N=25) 36,0%(9)

(15,8% - 56,2%) Chi2=31,529; 1 gl ; P=,000 **

Autoinmunidad - (N=406) 5,7% (23)

(3,4% - 7,9%)

HIPERTIROIDISMO 3,9% (17)

(2,4% - 6,1%)

Autoinmunidad + (N=25) 4,0% (1)

(4,3% - 12,3%) Chi2=0,000 ; 1 gl ; P=,988 NS

Autoinmunidad - (N=406) 3,9% (16)

(2,0% - 5,8%)

SEE 63,5% (274)

(58,2% - 67,1%)

Autoinmunidad + (N=25) 60,0% (15)

(39,4% - 80,6%) Chi2=0,146 ; 1 gl ; P=,702 NS

Autoinmunidad - (N=406) 63,7% (259)

(59,1% -68,5%)

EUTIROIDISMO 25,0% (108)

(21,5% -29,6%)

Autoinmunidad + (N=25) (0) (-) (-)

--- Autoinmunidad - (N=406)

26,6% (108)

(22,3% -30,9%)

NS = no significativo (p>,050) * Significativo al 5% ** Altamente Significativo al 1%

RESULTADOS

126

1.4. ETIOLOGÍA DE LA DISFUNCIÓN TIROIDEA DE

LA MUESTRA

1.4.1. ETIOLOGÍA DEL HIPOTIROIDISMO PREVIO Y

DIAGNOSTICADO AL INGRESO

La tiroiditis autoinmune estaba presente en 10 pacientes (25,0%) con

hipotiroidismo (tanto franco como subclínico), dos de los cuales tenían bocio. La

tiroiditis subaguda o silente fue la segunda en frecuencia, con 5 pacientes (12,5%), 1

paciente con hipotiroidismo postquirúrgico (2,5%) y otro con hipotiroidismo secundario

o central (2,5%). El 57,5% restante presentaban hipotiroidismo no autoinmune y sin

bocio, muy probablemente debido a tiroiditis crónica atrófica. No se encontraron

diferencias significativas de la etiología en relación al género, p>,05 (Tabla 22).

Tabla 22: Etiología del hipotiroidismo (N=450). Comparación por GÉNERO

Variables PREVALENCIAS Test de contraste

HIPOTIROIDISMO TOTAL (N=450)

8,9% (40) (6,2% - 11,5%)

Varones (N=171) 5,8% (10) (2,3%-9,4%) Chi2=4,525 ; 1 gl ;

P=,033* Mujeres (N=279) 10,7% (30) (7,1% - 14,4%)

HIPOTIROIDISMO AUTOINMUNE (N=450)

2,2% (10) (0,9% - 3,6%)

Varones (N=171) 1,2% (2) (0,5%-2,8%) Chi2=1,406 ; 1 gl ;

P=,236 NS Mujeres (N=279) 2,9% (8) ( 0,9% - 4,8% )

TIROIDITIS SUBAGUDA O SILENTE (N=450)

1,1% (5) (0,1% - 2,1%)

Varones (N=171) 1,2% (2) (0,5% - 2,8%) Chi2=0,009 ; 1 gl ;

P=,926 NS Mujeres (N=279) 1,1% (3) (0,1 % - 2,3%)

HIPOTIROIDISMO POST-QUIRÚRGICO (N=450)

0,2% (1) (0,0% - 0,7%)

Varones (N=171) (-) (-)

---- Mujeres (N=279) 0,3% (1) (0,3%-0,1%)

HIPOTIROIDISMO SECUNDARIO (N=450)

0,2% (1) (0,2% - 0,7%)

Varones (N=171) 0,6% (1) (0,6% - 1,7%)

---- Mujeres (N=279) (-) (-)

NS = no significativo (p>,050) * Significativo al 5% ** Altamente Significativo al 1%

RESULTADOS

127

1.4.2. ETIOLOGÍA DEL HIPERTIROIDISMO PREVIO Y

DIAGNOSTICADO AL INGRESO

En cuanto al hipertiroidismo, el bocio tóxico multinodular se encontró en 6

pacientes (24%), siendo la etiología más frecuente, la Enfermedad de Graves 4

pacientes (16%), 1 paciente con adenoma tiroideo tóxico (4%). En 14 pacientes con

hipertiroidismo (56%), no se pudo concretar la etiología. No se encontraron diferencias

significativas de la etiología del hipertiroidismo con relación al género, p>,05 (Tabla

23).

Tabla 23: Etiología del hipertiroidismo (N=450). Comparación por GÉNERO

Variables PREVALENCIAS Test de contraste

HIPERTIROIDISMO TOTAL (N=450)

5,5% (25) (3,4% - 7,7%)

Varones (N=171) 4,1% (7) (1,1% - 7,1%) Chi2=1,124 ; 1 gl ; P=,289 NS Mujeres (N=279) 6,4% (18) (3,5% - 9,3%)

ENFERMEDAD DE GRAVES (N=450)

0,9% (4) (0,2% -1,8%)

Varones (N=171) 0,6% (1) (0,6 %-1,7%) Chi2=0,290 ; 1 gl ; P=,591 NS Mujeres (N=279) 1,1% (3) (0,1% -2,3%)

BMH (N=450) 1,3% (6) (0,3% -2,4%)

Varones (N=171) 1,2% (2) (0,5% -2,8%) Chi2=0,056 ; 1 gl ; P=,813 NS Mujeres (N=279) 1,4% (4) (0,3% - 2,8%)

NAH (N=450) 0,2% (1) ( 0,2% - 0,7% )

Varones (N=171) (-) (-) ----

Mujeres (N=279) 0,3% (1) (0,3%-1,0%)

NS = no significativo (p>,050) * Significativo al 5% ** Altamente Significativo al 1%

RESULTADOS

128

1.5. COMORBILIDAD ASOCIADA A LA DISFUNCIÓN

TIROIDEA ENCONTRADA EN LA MUESTRA

1.5.1. COMORBILIDAD TOTAL DE LA MUESTRA

La presencia de disfunción tiroidea estaba asociada de forma positiva con la

edad de los pacientes, de manera que a mayor edad mayor probabilidad de presentar

disfunción tiroidea, p<,001 (T=4,085; 448gl; P=,000 {IC95%; 4,32 - 1,51}; U=14503,00;

P=,000) (Tabla 24) (Figura 1).

Los pacientes con disfunción tiroidea tenían mayor edad que los ancianos que

no presentaban alteraciones tiroideas (86,28 ± 6,38 años vs 83,36 ± 6,67 años,

p<,001). Existiendo una correlación negativa entre la edad y la T3 libre (r=-0,212,

p<,001) (Figura 2).

Los pacientes con disfunción tiroidea durante el ingreso tenían cifras de

glucemia basal mayores que los eutiroideos (135,43 ± 65,77 mg/dl vs 119,02 ± 39,59

mg/dl), al igual que ocurría con la creatinina donde tenían cifras más elevadas que los

normotiroideos (1,46 ± 1,23 mg/dl vs 1,14 ± 0,38 mg/dl) y con las cifras de ácido úrico

también superiores a los eutiroideos (6,80 ± 2,89 mg/dl vs 6,08 ± 2,39mg/dl), con

significación estadística, p<,01.

Se observaba relación de la disfunción tiroidea detectada durante el ingreso

con menores cifras de colesterol con respecto a los normofuncionantes (148,42 ±

41,95 mg/dl vs 161,88 ± 33,48 mg/dl) y concretamente con las cifras de LDL-

colesterol (86,93 ± 50,21 mg/dl vs 94,27 ± 30,45 mg/dl), con p<,01. Al igual que se

asociaba la disfunción con menones cifras de albúmina 3,18 ± 0,59 g/dl vs 3,41 ±

0,47g/dl de los eutiroideos, p<,01 (Tabla 24).

RESULTADOS

129

Tabla 24: Análisis de las características ANALÍTICAS, en función de la

presencia o no de disfunción tiroidea durante el ingreso

DISFUNCIÓN TIROIDEA INGRESO

(N=335)

NORMOFUNCIÓN TIROIDEA (N=115)

Variables

Media ± D.T.

(IC 95%)

Rango

Media ±D.T.

(IC 95%)

Rango

Test de contraste (Student / Mann-

Whitney)

EDAD (años)

86,28 ± 6,38

(85,71 ; 87,33)

65 – 100

83,36 ± 6,67

(81,79 ; 84,67)

62 – 95

T= 4,085 448 gl P=,000** U=14503,0 P=,000**

GLUCOSA

(mg/dl)

135,43 ± 65,77

(128,47 ; 142,67)

64 – 394

119,02± 39,59

(18,66 ; 125,60)

77 – 282

T= 3,187 448 gl P=,002** U=16133,0 P=,009**

CREATININA (mg/dl)

1,46 ± 1,23

(1,33 ; 1,61)

0,50 – 19,0

1,14 ± 0,38

(1,08 ; 1,23)

0,50 – 3,60

T= 4,183 448 gl P=,000** U=14945,0 P=,000**

COLESTEROL TOTAL(mg/dl)

148,42 ± 41,95

(144,77 ; 154,67)

42 – 273

161,88 ± 33,48

(156,82 ; 171,37)

67 – 284

T= 3,318 408 gl P=,001** U=12598,500 P=,001**

HDL-Colesterol

(mg/dl)

43,45 ± 16,08

(41,38 ; 45,59)

3 – 96

50,64 ± 57,17

(38,23 ; 63,05)

9 – 74

T= 1,137 315 gl P=,082

NS

U=8979,0 P=,262

NS

LDL-Colesterol

(mg/dl)

86,93 ± 50,21

(80,61; 93,72)

10,80 – 632

94,27 ± 30,45

(89,44 ; 111,26)

29,80 – 174,40

T= 2,639 315 gl P=,009** U=7137,0 P=,000 **

TRIGLICÉRIDOS (mg/dl)

98,12 ± 46,59

(92,86 ; 103,38)

32 – 451

101,01 ± 37,09

(93,83 ; 108,19)

38 – 221

T= 0,576 407 gl P=,565

NS

U=1275,0 P=,894 NS

PROTEÍNAS

(g/dl)

6,13 ± 0,79

(6,04 ; 6,25)

3,60 – 10,10

6,26 ± 0,65

(6,17 ; 6,47)

4,10 – 7,50

T= 1,606 447 gl P=,078

NS

U=17002,50 P=,066

NS

ALBÚMINA (g/dl)

3,18 ± 0,59

(3,11 ; 3,26)

1,80 – 6,30

3,41 ± 0,47

(3,33 ; 3,55)

1,80 – 4,50

T= 3,962 445 gl P=,000** U=14040,50 P=,000**

ÁCIDO ÚRICO (mg/dl)

6,80 ± 2,89

(6,59 ; 7,31)

1,40 – 14,70

6,08 ± 2,39

(5,83 ; 6,92)

2,40 – 15,40

T= 2,630 447 gl P=,009** U=16427,50 P=,021*

NS = no significativo (p>,050) * Significativo al 5% ** Altamente Significativo al 1%

RESULTADOS

130

Figura 1: Relación entre la edad y presentar o no disfunción tiroidea. En

el diagrama de cajas se observa como la mediana (Percentil 50, línea negra)

estaba más elevada en el caso de la disfunción, por tanto aquellos que

presentaban disfunción tiroidea diagnosticada al ingreso en la UGA, tenían

mayor edad que los que resultaron ser eutiroideos, con p<0,001.

RESULTADOS

131

Figura 2: Correlación entre la edad y las concentraciones de T3 libre. Se

observa como a medida que aumentaba la edad de los pacientes ingresados en

la UGA, disminuía la concentración de T3 libre medida durante el ingreso.

RESULTADOS

132

Cuando se analizaron los parámetros analíticos anteriormente expuestos en

función del tipo de disfunción tiroidea, se observaba que tanto el hipotiroidismo como

el hipertiroidismo no se relacionaban con ninguna de las determinaciones

mencionadas, p>,05.

Sin embargo, sí que se encontró que los pacientes con hipotiroidismo

subclínico al ingreso presentaban mayores cifras de HDL-colesterol que el resto (53,53

± 12,53 mg/dl vs 44,89 ± 33,26 mg/dl) y de proteínas (6,47 ± 0,68 g/dl vs 6,14 ± 0,76

g/dl), con p<,05 (Tabla 25).

Tabla 25: Análisis de las características ANALÍTICAS, en función de la

presencia o no de hipotiroidismo subclínico durante el ingreso

HIPOTIROIDISMO SUBCLÍNICO INGRESO (N=28)

NO HIPOTIROIDISMO SUBCLÍNICO

(N=422)

Variables

Media ± D.T.

(IC 95%)

Rango

Media ± D.T.

(IC 95%)

Rango

Test de contraste

(Student / Mann-Whitney)

HDL-Colesterol

(mg/dl)

53,53 ± 12,53

(47,09 ; 49,97)

36 – 70

44,89 ±33,26

(41,11 ; 48,67)

3 – 96

T= 2,403 315 gl P=,022* U=1493,0 P=,004 **

PROTEÍNAS

(g/dl)

6,47 ± 0,68

(6,03 ; 6,77)

4,80 – 7,40

6,14 ± 0,76

(6,09 ; 6,28)

3,60 – 10,10

T= 2,394 447 gl P=,023*

U=4130,50 P=,008**

NS = no significativo (p>,050) * Significativo al 5% ** Altamente Significativo al 1%

RESULTADOS

133

Al realizar el mismo análisis en función de la presencia o no de SEE, se

observó, que los pacientes con SEE al ingreso en la UGA tenían mayor edad que el

resto, 86,25 ± 6,27 años vs 84,33 ± 6,90 años, tenían mayor creatinina y mayores

cifras de ácido úrico con p<,01 (Tabla 26). Sin embargo, menores cifras de albúmina,

que los que no tenían SEE al ingreso por la relación existente entre la T3 y la

albúmina.

Tabla 26: Análisis de las características ANALÍTICAS, en función de la

presencia o no de SEE durante el ingreso

SEE INGRESO (N=282) NO SEE INGRESO

(N=168)

Variables

Media ± D.T.

(IC 95%)

Rango

Media ±D.T.

(IC 95%)

Rango

Test de contraste (Student / Mann-

Whitney)

EDAD (años)

86,25 ± 6,27

(85,47 ; 86,98)

61 – 99

84,33 ± 6,90

(83,31 ; 85,51)

62 – 100

T= 2,959 448 gl P=,003** U=19934,0 P=,005**

CREATININA (mg/dl)

1,49 ± 1,32

(1,33 ; 1,67)

0,50 – 19,0

1,20 ± 0,45

(1,13 ; 1,28)

0,50 – 3,60

T= 4,183 448 gl P=,000** U=14945,0 P=,000**

ALBÚMINA

(g/dl)

3,19 ± 0,58

(3,12 ; 3,25)

1,80 – 6,30

3,34 ± 0,54

(3,26 ; 3,44)

1,80 – 4,50

T= 2,892 445 gl P=,004** U=18589,0 P=,000**

ÁCIDO ÚRICO (mg/dl)

6,93 ± 2,84

(6,67 ; 7,37)

1,60 – 16,40

6,09 ± 2,60

(5,69 ; 6,51)

1,40 – 15,40

T= 3,211 447 gl P=,001** U=19260,50 P=,001**

NS = no significativo (p>,050) * Significativo al 5% ** Altamente Significativo al 1%

RESULTADOS

134

Los resultados anteriores a excepción de la asociación con la creatinina se

obtenían cuando se realiza el análisis con el SEE tipo 1. Observándose media de edad

superior en el tipo 1 con respecto al resto de la muestra (86,33 ± 6,24 años vs 84,62 ±

6,83 años), p<,05. Valores medios de albúmina inferiores al resto (3,19 ± 0,54 g/dl vs

3,30 ± 0,60 g/dl), p<,01. Por último valores medios superiores de ácido úrico en el tipo

1 con respecto al resto (6,90 ± 2,87 mg/dl vs 6,29 ± 2,64 mg/dl), p<,05. (Tabla 27).

Tabla 27: Análisis de las características ANALÍTICAS, en función de la

presencia o no de SEE tipo 1 durante el ingreso

SEE INGRESO tipo1 (N=240)

NO SEE INGRESO tipo 1 (N=210)

Variables

Media ± D.T.

(IC 95%)

Rango

Media ± D.T.

(IC 95%)

Rango

Test de contraste (Student / Mann-

Whitney)

EDAD (años)

86,33 ± 6,24

(85,58 ; 87,17)

61 – 101

84,62 ± 6,83

(83,68 ; 85,54)

62 – 100

T= 2,750 448 gl P=,006** U=21709,0 P=,011*

ALBÚMINA

(g/dl)

3,19 ± 0,54

(3,12 ; 3,26)

1,80 – 6,80

3,30 ± 0,60

(3,22 ; 3,38)

1,80 – 6,30

T= 2,042 445 gl P=,042* U=21160,0 P=,006**

ÁCIDO ÚRICO (mg/dl)

6,90 ± 2,87

(6,55 ; 7,29)

1,60 – 16,40

6,29 ± 2,64

(5,93 ; 6,65)

1,40 – 15,40

T= 2,341 447 gl P=,020* U=22023,50 P=,026*

NS = no significativo (p>,050) * Significativo al 5% ** Altamente Significativo al 1%

RESULTADOS

135

No se encontró ninguna asociación entre la disfunción tiroidea y el sexo de los

pacientes (Chi2=0,084; 1gl; P=,772), ni con la presencia de HTA, diabetes,

hiperlipemias o patología cardio-cerebrovascular, p>,05 (Tabla 28).

Tabla 28: Comorbilidad de la disfunción tiroidea (FACTORES DE RIESGO

CARDIOVASCULAR Y ENFERMEDADES CARDIO/CEREBROVASCULARES)

(N=450)

Variables DESCRIPTIVOS Test de contraste

HTA Sí: 55,5% (250) No: 44,5% (200)

Disfunción tiroidea (N=335) Sí: 57,3% (192) No: 42,7% (143) Chi2=1,641 ; 1 gl ; P=,200 NS

Eutiroideos (N=115) Sí: 28,3% (58) No: 71,7% (57)

DIABETES Sí: 26,2% (118) No: 73,8% (332)

Disfunción tiroidea (N=335) Sí: 26,3% (88) No: 73,3% (247) Chi2=0,001 ; 1 gl ; P=,970 NS

Eutiroideos (N=115) Sí: 26,1% (30) No: 73,9% (85)

DISLIPEMIAS Sí:16,0%(72) No:84,0% (378)

Disfunción tiroidea (N=335) Sí:15,8%(53) No:84,2% (282) Chi2=0,031 ; 1 gl ; P=,86 NS

Eutiroideos (N=115) Sí: 16,5%(19) No:83,4% (96)

CARDIOPATÍA Sí: 32,8% (148) No: 67,1% (302)

Disfunción tiroidea (N=335) Sí: 32,5% (109) No: 67,5% (226) Chi2=0,073 ; 1 gl ; P=,786 NS

Eutiroideos (N=115) Sí: 40,0% (39) No: 60,0% (76)

ICC Sí:15,8%(71) No: 84,2%(379)

Disfunción tiroidea (N=335) Sí: 15,2%(52) No: 84,8% (283) Chi2=0,064 ; 1 gl ; P=,800 NS

Eutiroideos (N=115) Sí:16,5% (19) No: 83,5% (96)

ANGOR Sí:2,0% (9) No: 98% (441)

Disfunción tiroidea (N=335) Sí:1,8% (6) No: 98,2% (329) Chi2=0,292 ; 1 gl ; P=,589 NS

Eutiroideos (N=115) Sí: 2,6%(3) No:97,4%(112)

IAM Sí:7,1%(32) No:92,8%(418)

Disfunción tiroidea (N=335) Sí: 7,2%(24) No:92,8% (311) Chi2=0,006 ; 1 gl ; P=,940 NS

Eutiroideos (N=115) Sí:7,0% (8) No: 93,0% (107)

ARRITMIAS Sí: 34,4% (155) No: 65,6% (295)

Disfunción tiroidea (N=335) Sí: 35,5% (119) No: 64,5% (216) Chi2=0,675 ; 1 gl ; P=,411 NS

Eutiroideos (N=115) Sí: 31,3% (36) No: 68,7% (79)

ENFERMEDAD CEREBROVASCULAR Sí: 20,2% (91) No: 79,8% (359)

Disfunción tiroidea (N=335) Sí: 18,8% (63) No: 81,2% (272) Chi2=1,630 ; 1 gl ; P=,202 NS

Eutiroideos (N=115) Sí: 24,3% (28) No: 75,7% (87)

ENFERMEDAD VASCULAR PERIFÉRICA Sí: 6,7% (30) No: 93,3% (420)

Disfunción tiroidea (N=335) Sí: 5,7% (19) No: 94,3% (316) Chi2=2,086 ; 1 gl ; P=,149 NS

Eutiroideos (N=115) Sí: 9,6% (11) No: 90,4% (104)

NS = no significativo (p>,050) * Significativo al 5% ** Altamente Significativo al 1%

RESULTADOS

136

Tampoco se encontró relación entre la presencia de disfunción tiroidea con

otras patologías no vasculares, como tumorales, enfermedades autoinmunes,

digestivas, respiratorias, renales, psiquiátricas, neurológicas y osteoporosis

previamente conocidas, p>,05 (Tabla 29).

Tabla 29: Comorbilidad de la disfunción tiroidea. OTRAS PATOLOGÍAS

(N=450)

Variables DESCRIPTIVOS Test de contraste

ENFERMEDAD TUMORAL Sí:13,1%(59) No:86,9% (391)

Disfunción tiroidea (N=335) Sí13,4%(45) No:86,6% (290) Chi2=0,119 ; 1 gl ; P=,730 NS

Eutiroideos (N=115) Sí: 12,2%(14) No:87,8% (101)

ENFERMEDADES AUTOINMUNES

Sí: 1,1% (5) No:98,8% (445)

Disfunción tiroidea (N=335) Sí: 0,9% (3) No: 99,1% (332) Chi2=0,555 ; 1 gl ; P=,456 NS

Eutiroideos (N=115) Sí: 1,7% (2) No: 98,3% (113)

PATOLOGÍA DIGESTIVA Sí:20,9%(94) No:79,1% (356)

Disfunción tiroidea (N=335) Sí:22,7%(76) No:77,3% (259) Chi2=2,563 ; 1 gl ; P=,109 NS

Eutiroideos (N=115) Sí: 15,6%(18) No:84,5% (97)

PATOLOGÍA RESPIRATORIA

Sí: 24,9% (112) No: 75,1% (338)

Disfunción tiroidea (N=335) Sí: 26,6% (89) No: 73,4% (246) Chi2=1,975 ; 1 gl ; P=,160 NS

Eutiroideos (N=115) Sí: 20,0% (23) No: 80,0% (92)

PATOLOGÍA RENAL Sí:12,4%(56) No: 87,6%(394)

Disfunción tiroidea (N=335) Sí: 14,0%(47) No: 86,0% (288) Chi2=3,024 ; 1 gl ; P=,082 NS

Eutiroideos (N=115) Sí: 7,8% (9) No: 92,2% (106)

ENFERMEDAD PSIQUIÁTRICA

Sí:16,7% (75) No: 83,3% (375)

Disfunción tiroidea (N=335) Sí:17,3% (58) No: 82,7% (277) Chi2=0,395 ; 1 gl ; P=,530 NS

Eutiroideos (N=115) Sí: 14,8%(17) No:85,2%(98)

ENFERMEDAD NEUROLÓGICA

Sí:19,1%(86) No:80,9%(364)

Disfunción tiroidea (N=335) Sí: 20,6%(69) No:79,4% (266) Chi2=1,872 ; 1 gl ; P=,171 NS

Eutiroideos (N=115) Sí:14,8% (17) No: 85,2% (98)

OSTEOPOROSIS Sí: 5,8% (26) No: 94,2% (424)

Disfunción tiroidea (N=335) Sí: 4,8% (16) No: 95,2% (319) Chi2=2,416 ; 1 gl ; P=,120 NS

Eutiroideos (N=115) Sí: 8,7% (10) No: 91,3% (105)

NS = no significativo (p>,050) * Significativo al 5% ** Altamente Significativo al 1%

RESULTADOS

137

Si que existía relación entre la presencia de disfunción tiroidea y el uso de

diuréticos (p<,001). No se encontró relación con el resto de los fármacos, tanto

antihipertensivos, anticomiciales, anticoagulantes, antiagregantes, amiodarona,

estatinas, glucocorticoides, ni con los antidiabéticos e insulinas (Tabla 30).

Tabla 30: Comorbilidad de la disfunción tiroidea. FÁRMACOS DE USO

COMÚN EN ANCIANOS (N=450)

Variables DESCRIPTIVOS Test de contraste

IECAS Sí: 21,8% (98) No: 78,2% (352)

Disfunción tiroidea (N=335)

Sí: 22,4% (75) No: 77,6% (260)

Chi2=0,287 ; 1 gl ; P=,592

NS Eutiroideos (N=115) Sí: 20% (23) No: 80% (92)

ARA II Sí: 6,9% (31) No: 93,1% (419)

Disfunción tiroidea (N=335)

Sí: 7,2% (24) No: 92,8% (311)

Chi2=0,155 ; 1 gl ; P=,694

NS Eutiroideos (N=115) Sí: 6,1% (7) No: 93,9% (108)

ANTAGONISTAS DEL CALCIO

Sí:13,1%(59) No:86,9% (391)

Disfunción tiroidea (N=335)

Sí:13,7%(46) No:86,3% (289) Chi

2=0,443 ; 1 gl ; P=,506

NS Eutiroideos (N=115) Sí: 11,3%(13) No:88,7% (103)

B-BLOQUEANTES Sí: 7,3% (33) No: 92,7% (417)

Disfunción tiroidea (N=335)

Sí: 6,3% (21) No:93,7% (314)

Chi2=2,187 ; 1 gl ; P=,139

NS Eutiroideos (N=115) Sí:10,4% (12) No:89,6% (103)

DIURÉTICOS Sí:44,2%(199) No:55,8%(251)

Disfunción tiroidea (N=335)

Sí: 48,7%(163) No: 51,3% (172) Chi

2=10,451 ; 1 gl ; P=,001**

Eutiroideos (N=115) Sí:31,3% (36) No: 68,7% (79)

α-BLOQUEANTES Sí:1,3 (6) No: 98,7% (444)

Disfunción tiroidea (N=335)

Sí:1,5% (5) No: 98,5% (330)

Chi2=0,253 ; 1 gl ; P=,615

NS Eutiroideos (N=115) Sí: 0,9%(1) No:99,1%(115)

AMIODARONA Sí:1,1%(5) No:98,9%(445)

Disfunción tiroidea (N=335)

Sí: 1,5%(5) No:98,5% (330)

Chi2=1,736 ; 1 gl ; P=,188

NS Eutiroideos (N=115) Sí:0,0% (0) No:100% (115)

DIGITÁLICOS Sí: 13,3% (60) No: 86,7% (390)

Disfunción tiroidea (N=335)

Sí: 12,8% (43) No: 87,2% (292)

Chi2=0,281 ; 1 gl ; P=,596

NS Eutiroideos (N=115) Sí: 14,8% (17) No: 85,2% (98)

RESULTADOS

138

Tabla 30 (continuación): Comorbilidad de la disfunción tiroidea. FÁRMACOS

DE USO COMÚN EN ANCIANOS (N=450)

Variables DESCRIPTIVOS Test de contraste ANTICOAGULANTES ORALES

Sí: 15,1% (68) No: 84,9% (382)

Disfunción tiroidea (N=335)

Sí: 15,2% (51) No: 84,7% (284)

Chi2=0,013 ; 1 gl ; P=,909

NS Eutiroideos (N=115) Sí: 14,8% (17) No: 85,2% (98)

ANTIAGREGANTES Sí: 25,3% (114)No: 74,7% (336)

Disfunción tiroidea (N=335)

Sí: 29,8% (100)No: 70,2% (235)

Chi2=0,055 ; 1 gl ; P=,815

NS Eutiroideos (N=115) Sí: 12,2% (14) No: 87,8% (101)

ESTATINAS Sí: 6,9% (31) No: 93,1% (419)

Disfunción tiroidea (N=335)

Sí: 6,3% (21) No: 93,7% (314)

Chi2=0,786 ; 1 gl ; P=,375

NS Eutiroideos (N=115) Sí: 8,7% (10) No: 91,3% (105)

FIBRATOS Sí: 0,7% (3) No: 99,3% (447)

Disfunción tiroidea (N=335)

Sí: 0,9% (3) No: 99,1% (332)

Chi2=1,037 ; 1 gl ; P=,309

NS Eutiroideos (N=115) Sí: 0,0% (0) No: 100% (115)

PSICOTROPOS Sí: 27,5% (124) No: 72,5% (326)

Disfunción tiroidea (N=335)

Sí: 27,5% (92) No: 72,5% (243) Chi

2=0,006 ; 1 gl ; P=,940

NS Eutiroideos (N=115) Sí: 27,8% (32) No: 72,2% (83)

GLUCOCORTICOIDES Sí: 4,7% (21) No: 95,3% (429)

Disfunción tiroidea (N=335)

Sí: 5,4% (18) No: 94,6% (317) Chi

2=1,471 ; 1 gl ; P=,225

NS Eutiroideos (N=115) Sí: 2,6% (3) No: 97,4% (112)

FENITOÍNA Sí: 1,8% (8) No: 98,2% (442)

Disfunción tiroidea (N=335)

Sí: 1,8% (6) No: 98,2% (329) Chi

2=0,001 ; 1 gl ; P=,971

NS Eutiroideos (N=115) Sí: 1,7% (2) No: 98,3% (113)

ANTIDIABÉTICOS ORALES

Sí: 8,9% (40) No: 91,1% (410)

Disfunción tiroidea (N=335)

Sí: 7,8% (26) No: 92,2% (309)

Chi2=2,056 ; 1 gl ; P=,151

NS Eutiroideos (N=115) Sí: 12,2% (14) No: 87,8% (101)

INSULINA Sí: 7,8% (35) No: 92,2% (415)

Disfunción tiroidea (N=335)

Sí: 8,6% (29) No: 91,4% (306)

Chi2=1,412 ; 1 gl ; P=,235

NS Eutiroideos (N=115) Sí: 5,2% (6) No: 94,8% (109)

NS = no significativo (p>,050) * Significativo al 5% ** Altamente Significativo al 1%

RESULTADOS

139

1.5.2. COMORBILIDAD DE LA DISFUNCIÓN

TIROIDEA EXCLUYENDO EL SEE

Se detectó relación significativa entre la disfunción tiroidea (excluyendo el

SEE) con la amiodarona, siendo más frecuente su consumo dentro de los pacientes

con alteración tiroidea diagnosticada al ingreso que aquellos que estaban eutiroideos,

p<,05. Los fármacos antitiroideos también se consumían más en aquellos que

persistían con la disfunción tiroidea al ingreso, lo que hacía suponer que los pacientes

con tratamiento antitiroideo no alcanzaban el grado total de normofunción (p<,01),

cuando excluíamos el SEE (Tabla 31).

Tabla 31: Comorbilidad de la disfunción tiroidea excluyendo el SEE (N=450).

Datos estadísticamente significativos

Variables DESCRIPTIVOS Test de contraste

AMIODARONA Sí:1,1% (5)

No:98,9%(445)

Disfunción tiroidea (N=53)

Sí: 3,8% (2)

No:96,2% (51) Chi2=3,876 ; 1 gl ; P=,049 * Eutiroideos más SEE

(N=397)

Sí: 0,8% (3)

No:99,2% (394)

ANTITIROIDEOS Sí: 0,7% (3)

No:99,3% (447)

Disfunción tiroidea (N=53)

Sí: 3,8% (2)

No: 96,2% (51) Chi2=8,757 ; 1 gl ; P=,003** Eutiroideos más SEE

(N=397)

Sí: 0,3% (1)

No:99,7% (396)

NS = no significativo (p>,050) * Significativo al 5% ** Altamente Significativo al 1%

RESULTADOS

140

1.5.3. COMORBILIDAD DEL HIPOTIROIDISMO

La relación entre la amiodarona y el hipotiroidismo, concretamente el

hipotiroidismo subclínico tenía una significación estadística con p<,01, siendo más

frecuente su consumo en el caso de los hipotiroideos diagnosticados al ingreso al

compararlos con el resto de los pacientes (Tabla 32).

Tabla 32: Comorbilidad del hipotiroidismo (N=450). Datos estadísticamente

significativos

Variables DESCRIPTIVOS Test de contraste

HIPOTIROIDISMO

AMIODARONA Sí:1,1% (5)

No:98,9%(445)

HIPOTIROIDISMO (N=34)

Sí: 5,9% (2)

No:94,1% (32) Chi2=7,620 ; 1 gl ; P=,006 ** NO HIPOTIROIDEOS

(N=416)

Sí: 0,7% (3)

No: 99,3% (413)

HIPOTIROIDISMO SUBCLÍNICO

AMIODARONA Sí: 0,7% (3)

No: 99,3% (447)

HIPOTIROIDISMO SUBCLÍNICO (N=28)

Sí: 7,1% (2)

No: 92,9% (26) Chi2=9,886 ; 1 gl ; P=,002** NO HIPOTIROIDISMO

SUBCLÍNICO (N=422)

Sí: 0,7% (3)

No: 99,2% (419)

NS = no significativo (p>,050) * Significativo al 5% ** Altamente Significativo al 1%

RESULTADOS

141

1.5.4. COMORBILIDAD DEL HIPERTIROIDISMO

Respecto al hipertiroidismo diagnosticado al ingreso en la UGA, cuando lo

relacionábamos con los fármacos de uso más común, encontramos que estos

pacientes estaban más anticoagulados que el resto de pacientes, con p<,05.

Consumían más fibratos, p<,05.

Si se analizaba el hipertiroidismo franco, se observaba que presentan más

arritmias, con p<,05 y estaban más anticoagulados con una significación de p<,01,

también estos pacientes se relacionaban con la insuficiencia renal crónica, con p<,05.

Los que tenían hipertiroidismo subclínico consumían más ARA II y fibratos de

forma significativa, p<,01 (Tabla 33).

RESULTADOS

142

Tabla 33: Comorbilidad del hipertiroidismo (N=450). Datos estadísticamente

significativos

Variables DESCRIPTIVOS Test de contraste

HIPERTIROIDISMO

ANTICOAGULANTES ORALES

Sí:15,1% (68) No:84,9%(382)

HIPERTIROIDISMO (N=19)

Sí: 31,6% (6) No:68,4% (13)

Chi2=4,194 ; 1 gl ; P=,041*

NO HIPERTIROIDEOS (N=431)

Sí: 14,4% (62) No: 85,6% (369)

FIBRATOS Sí: 0,7% (3) No: 99,3% (447)

HIPERTIROIDISMO (N=19)

Sí: 5,3% (1) No: 94,7% (18)

Chi2=6,329 ; 1 gl ; P=,012*

NO HIPERTIROIDEOS (N=431)

Sí: 0,5% (2) No: 99,5% (429)

HIPERTIROIDISMO FRANCO

ARRITMIAS Sí: 34,4% (155)No: 65,5% (295)

HIPERTIROIDISMO FRANCO (N=11)

Sí: 63,6% (7) No: 36,4% (4)

Chi2=4,225 ; 1 gl ; P=,039*

NO HIPERTIROIDEOS FRANCO(N=439)

Sí: 33,7% (148) No: 66,3% (291)

INSUFICIENCIA RENAL CRÓNICA

Sí: 12,4% (56) No: 87,6% (394)

HIPERTIROIDISMO FRANCO (N=11)

Sí: 36,4% (4) No: 63,6% (7)

Chi2=5,921 ; 1 gl ; P=,015*

NO HIPERTIROIDEOS FRANCO(N=439)

Sí: 11,8% (52) No: 88,2% (387)

ANTICOAGULANTES ORALES

Sí: 15,1% (68) No: 84,9% (382)

HIPERTIROIDISMO FRANCO (N=11)

Sí: 45,4% (5) No: 54,6% (6)

Chi2=5,921 ; 1 gl ; P=,004**

NO HIPERTIROIDEOS FRANCO(N=439)

Sí: 14,3% (63) No: 85,7% (376)

HIPERTIROIDISMO SUBCLÍNICO

ARA II Sí: 6,9% (31) No: 93,1% (419)

HIPERTIROIDISMO SUBCLÍNICO (N=8)

Sí: 37,5% (3) No: 62,5% (5)

Chi2=11,898 ; 1 gl ; P=,001**

NO HIPERTIROIDEOS SUBCLÍNICO(N=442)

Sí: 6,3% (28) No: 93,7% (414)

FIBRATOS Sí: 0,7% (3) No: 99,3% (447)

HIPERTIROIDISMO SUBCLÍNICO (N=8)

Sí: 12,5% (1) No: 87,5% (7)

Chi2=17,222 ; 1 gl ; P=,000**

NO HIPERTIROIDEOS SUBCLÍNICO(N=442)

Sí: 0,5% (2) No: 99,5% (440)

NS = no significativo (p>,050) * Significativo al 5% ** Altamente Significativo al 1%

RESULTADOS

143

1.5.5. COMORBILIDAD DEL SEE

Al analizar el SEE diagnosticado al ingreso, podemos destacar que

presentaban menos frecuencia de osteoporosis, con p<,05, y también consumían más

diuréticos con p<,01, en concreto en el SEE tipo 1, con mayor utilización de salicilatos,

p<,05, con respecto al resto de la muestra.

En el SEE tipo 2 observamos como presentaban menos arritmias y por lo tanto

menos anticoagulación oral, p<,05, aunque con mayor consumo de glucocorticoides,

p<,01.

El SEE tipo 3 se relacionaba con la ICC y con las enfermedades neurológicas

en especial la demencia, con p<,05.

Con respecto al SEE tipo 4 se relacionaba con la presencia de tumores

malignos con p<0,1 y con la patología digestiva por cualquier causa, p<,05.

El SEE tipo 5 se asociaba con la ICC aguda, con p<,05, con mayor consumo

de diuréticos (p<,05), IECAS (p<,01) y B-bloqueantes (p<,05).

El SEE tipo 6 fue el único que se relacionó con el consumo de amiodarona con

p<,01 (Tabla 34).

RESULTADOS

144

Tabla 34: Comorbilidad del SEE (N=450). Datos estadísticamente significativos

Variables DESCRIPTIVOS Test de contraste

SEE

OSTEOPOROSIS Sí:5,8% (26) No:94,2%(424)

SEE (N=282) Sí: 3,9% (11) No:96,1% (271) Chi

2=4,889 ; 1 gl ; P=,027*

NO SEE (N=168) Sí: 8,9% (15) No: 91,1% (153)

DIURÉTICOS Sí: 44,2% (199) No: 55,8% (251)

SEE (N=282) Sí: 50,7% (143) No: 49,3% (139) Chi

2=12,887 ; 1 gl ; P=,000**

NO SEE (N=168) Sí: 33,3% (56) No: 66,7% (112)

SEE TIPO 1

DIURÉTICOS Sí: 44,2% (199) No: 55,8% (251)

SEE TIPO 1(N=240) Sí: 48,9% (117) No: 51,1% (123) Chi

2=4,274 ; 1 gl ; P=,039*

NO SEE TIPO 1 (N=210) Sí: 38,8% (82) No: 61,2% (129)

SALICILATOS Sí: 3,8% (17) No: 96,2% (433)

SEE TIPO 1(N=240) Sí: 5,4% (13) No: 94,6% (226) Chi

2=3,871 ; 1 gl ; P=,049*

NO SEE TIPO 1 (N=210) Sí: 1,9% (4) No: 98,1% (207)

SEE TIPO 2

ARRITMIAS Sí: 34,4% (155) No: 65,6% (295)

SEE TIPO 2 (N=21) Sí: 9,5% (2) No: 90,4% (19) Chi

2=6,058 ; 1 gl ; P=,014*

NO SEE TIPO 2 (N=429) Sí: 35,7% (153) No: 64,3% (276)

ANTICOAGULANTES ORALES

Sí: 15,1% (68) No: 84,9% (382)

SEE TIPO 2 (N=21) Sí: 0,0% (0) No: 100% (21) Chi

2=3,921 ; 1 gl ; P=,048*

NO SEE TIPO 2 (N=429) Sí: 15,8% (68) No: 84,2% (361)

GLUCOCORTICOIDES Sí: 4,7% (21) No: 95,3% (429)

SEE TIPO 2 (N=21) Sí: 19,0% (4) No: 81,0% (17) Chi

2=10,240 ; 1 gl ; P=,001**

NO SEE TIPO 2 (N=429) Sí: 4,0% (17) No: 96% (412)

SEE TIPO 3

ICC Sí: 15,8% (71) No: 84,2% (379)

SEE TIPO 3 (N=1) Sí: 100% (1) No: 0% (0) Chi

2=5,350 ; 1 gl ; P=,021*

NO SEE TIPO 3 (N=449) Sí: 15,6% (70) No: 84,4% (379)

ENFERMEDAD NEUROLÓGICA

Sí: 19,1% (86) No: 80,9% (364)

SEE TIPO 3 (N=1) Sí: 100% (1) No: 0% (0) Chi

2=4,242 ; 1 gl ; P=,039*

NO SEE TIPO 3 (N=449) Sí: 19,1% (85) No: 80,9% (364)

ANTICOAGULANTES ORALES

Sí: 15,1% (68) No: 84,9,2% (382)

SEE TIPO 3 (N=1) Sí: 100% (1) No: 0% (0) Chi

2=5,630 ; 1 gl ; P=,018*

NO SEE TIPO 3 (N=449) Sí: 15,1% (67) No: 84,9% (382)

RESULTADOS

145

Tabla 34 (continuación): Comorbilidad del SEE (N=450). Datos estadísticamente

significativos

Variables DESCRIPTIVOS Test de contraste ANTIDIABÉTICOS ORALES

Sí: 8,9% (40) No: 91,1% (410)

SEE TIPO 3 (N=1) Sí: 100% (1) No: 0% (0) Chi

2=5,630 ; 1 gl ; P=,001**

NO SEE TIPO 3 (N=449) Sí: 8,7% (39) No: 81,3% (410)

SEE TIPO 4

TUMORES MALIGNOS Sí: 13,1% (59) No: 86,9% (391)

SEE TIPO 4 (N=7) Sí: 71,4% (5) No: 28,6% (2) Chi

2=21,228 ; 1 gl ; P=,000**

NO SEE TIPO 4 (N=443) Sí: 12,2% (54) No: 87,8% (389)

PATOLOGÍA DIGESTIVA Sí: 20,9% (94) No: 79,1% (356)

SEE TIPO 4 (N=7) Sí: 57,1% (4) No: 42,9% (3) Chi

2=5,655 ; 1 gl ; P=,017*

NO SEE TIPO 4 (N=443) Sí: 20,3% (90) No: 79,7% (353)

FENITOINA Sí: 1,8% (8) No: 98,2% (442)

SEE TIPO 4 (N=7) Sí: 14,3% (1) No: 85,7% (6) Chi

2=6,371 ; 1 gl ; P=,012*

NO SEE TIPO 4 (N=443) Sí: 1,6% (7) No: 98,4% (436)

SEE TIPO 5

IC AGUDA Sí: 22,0% (99) No: 78,0% (351)

SEE TIPO 5 (N=7) Sí: 57,1% (4) No: 42,9% (3) Chi

2=5,118 ; 1 gl ; P=,024*

NO SEE TIPO 5 (N=443) Sí: 21,4% (95) No: 78,5% (348)

IECAS Sí: 21,8% (98) No: 78,2% (352)

SEE TIPO 5 (N=7) Sí: 71,4% (5) No: 28,6% (2) Chi

2=10,290 ; 1 gl ; P=,001**

NO SEE TIPO 5 (N=443) Sí: 21,0% (93) No: 79,0% (350)

B-BLOQUEANTES Sí: 7,3% (33) No: 92,7% (417)

SEE TIPO 5 (N=7) Sí: 28,6% (2) No: 71,4% (5) Chi

2=4,720 ; 1 gl ; P=,030*

NO SEE TIPO 5 (N=443) Sí: 7,0% (31) No: 93,0% (412)

DIURÉTICOS Sí: 44,2% (199) No: 55,8% (251)

SEE TIPO 5 (N=7) Sí: 85,7% (6) No: 14,3% (1) Chi

2=4,963 ; 1 gl ; P=,026*

NO SEE TIPO 5 (N=443) Sí: 43,6% (193) No: 56,4% (250)

SEE TIPO 6

AMIODARONA Sí: 1,1% (5) No: 98,9% (445)

SEE TIPO 5 (N=6) Sí: 16,7% (1) No: 83,4% (5) Chi

2=13,392 ; 1 gl ; P=,000**

NO SEE TIPO 5 (N=444) Sí: 0,9% (4) No: 99,1% (440)

NS = no significativo (p>,050) * Significativo al 5% ** Altamente Significativo al 1%

RESULTADOS

146

1.5.6. VALORACIÓN FUNCIONAL-MENTAL-SOCIAL

EN LA DISFUNCIÓN TIROIDEA

En cuanto a la valoración geriátrica integral de estos pacientes se puede

destacar que se encontró relación entre la disfunción tiroidea y el estado funcional del

paciente tanto al ingreso como al alta. Los pacientes con disfunción tiroidea

presentaban mayor deterioro funcional al ingreso que los eutiroideos con p<,05, al

igual que ocurría al alta, tenían mayor dependencia funcional los pacientes con

disfunción tiroidea con p<,001.

Los casos con disfunción tiroidea tenían mayor deterioro cognitivo que los

normotiroideos de forma estadísticamente significativa con p<,001. Vivían más en

residencias que los eutiroideos, con significación estadística con p<,05 (Tabla 35).

Había mayor número de pacientes con disfunción tiroidea y dependencia total al alta

en relación a los eutiroideos (32,3% versus 21,4%, p<,05).

El porcentaje de pacientes con dependencia funcional total o severa al ingreso

era más elevada en los casos con SEE que en el hipotiroidismo, hipertiroidismo o los

eutiroideos (44,6%, 38,2%, 26,3% y 33%, respectivamente, p<,05). Lo mismo ocurría

con la dependencia total o severa al alta, se observaba una mayor frecuencia en los

pacientes con SEE que en el resto de sujetos (33% versus 23,6%, p<,05),

fundamentalmente asociado al SEE tipo 1, (p<,01).

No se observó ninguna relación tanto del hipotiroidismo como del

hipertiroidismo, ni en ninguna de sus formas, con el índice de Barthel al ingreso y al

alta, ni con el estado cognitivo del paciente al ingreso, p>,05 (Tabla 35).

RESULTADOS

147

Tabla 35: Valoración funcional-mental-social de la disfunción tiroidea

Variables Media ± D.T. (IC 95%) Rango

Test de contraste

BARTHEL AL INGRESO

(N=446)

42,35 ± 39,70 (41,02 ; 48,27)

0 – 100 (Student / Mann-Whitney)

Disfunción tiroidea (N=331)

39,84 ± 39,2 (35,75 ; 43,66)

0 -100 T= 2,234 444 gl P=,027* U=1653,5 P=,022* Eutiroideos

(N=115)

49,56 ± 40,5 (42,21 ; 56,80)

0 – 100

BARTHEL AL ALTA (N=397)

52,53 ± 39,13 (41,02 ; 48,27)

0 – 100 (Student / Mann-Whitney)

Disfunción tiroidea (N=285)

48,19 ± 38,64 (37,23 ; 46,59)

0 – 100 T= 3,642 395 gl P=,000** U= 12373,5 P=,000** Eutiroideos

(N=112)

63,75 ± 38,17 (43,16 ; 57,77)

0 – 100

ECR MENTAL INGRESO (N=412)

1,41 ± 1,75 (1,24 ; 1,58)

0 – 5 (Student / Mann-Whitney)

Disfunción tiroidea (N=307)

1,53 ± 1,8 (1,31 ; 1,72)

0 – 5 T= 2,601 410 gl P=,015* U= 13671,0 P=,012* Eutiroideos

(N=105)

1,05 ± 1,57 (0,75 ; 1,34)

0 – 5

DOMICILIO/RESIDENCIA (N=293/157)

65,1% / 34,9%

Disfunción tiroidea (N=335)

Domicilio: N=208 (62,1%) /Residencia: N=127 (37,9%)

Chi

2=5,268 ; 1 gl ; P=,022*

Eutiroideos (N=115)

Domicilio: N=85 (73,9%) /Residencia: N=30 (26,1%)

DEPENDENCIA FUNCIONAL TOTAL AL ALTA

Sí: 29,2% (116)

No: 70,8% (281)

Disfunción tiroidea (N=285)

Sí: 32,3% (92)

No: 67,7% (193) Chi

2=4,578 ; 1 gl ; P=,032*

Eutiroideos (N=112)

Sí: 21,4% (24)

No: 78,6% (88)

NS = no significativo (p>,050) * Significativo al 5% ** Altamente Significativo al 1%

RESULTADOS

148

1.5.7. ANÁLISIS DE REGRESIÓN LOGÍSTICA DE LA

DISFUNCIÓN TIROIDEA AL INGRESO

En el análisis de regresión logística de las diferentes variables en relación a la

disfunción tiroidea durante la hospitalización, incluyendo datos clínicos (la edad, el

estado funcional al ingreso y al alta y el estado mental al ingreso) y analíticos (niveles

de glucosa, colesterol, LDL-colesterol, creatinina, ácido úrico y albúmina), se observó

que existía significación en los contrastes de medias con; edad, creatinina, Barthel al

alta. Sin encontrarse para el resto de parámetros significación.

Apareciendo como predictores significativos en el modelo de regresión logística

múltiple: edad (p<,01), creatinina (p<,01) y Barthel al alta (p<,01). El valor negativo del

coeficiente B y la OR<1 del Barthel al alta indican que se trata de factores de

protección, por lo tanto tenían disfunción tiroidea los de menor índice de Barthel al alta,

es decir los pacientes con peor deterioro funcional. Mientras que para la creatinina y

la edad, tenían disfución los que tenían más elevada la creatinina o más años.

El modelo era significativo con buen ajuste entre el estado real y el predicho

con una tasa de acierto total en el pronóstico del 72,50%. En la tabla 36 se muestra el

resumen del modelo.

RESULTADOS

149

Tabla 36: Modelo de regresión logística múltiple para LA DISFUNCION

TIROIDEA DURANTE EL INGRESO

Variables

Introducidas

Coeficie

nte B E.T.(B) OR

IC 95% de

OR Wald gl p-sig

EDAD 0,06 0,02 1,0

6

1,02 –

1,10 9,86 1 ,002**

CREATININA 0,86 0,38 2,3

6

1,36 –

4,12 9,23 1 ,002**

BARTHEL AL ALTA -0,01 0 0,9

9

0,98 –

0,99 10,33 1 ,001**

Variables

Excluidas Wald gl p-sig Resumen del modelo

Glucosa 3,7 1 ,055NS

Resumen del

modelo Resumen del modelo

Albúmina 2,7 1 ,100NS

Test

Ómnibus

signif.

modelo

Chi2=38,757; 5 gl;

p=,000**

Ácido úrico 0 1 ,973 NS

Test Hosmer-

Lemeshow

Chi2= 4,35; 8 gl;

p=,824 NS

Colesterol 0,01 1 ,977 NS

Ajuste R2

Nagelkerke 0,13

LDL- colesterol 0,03 1 ,865 NS

Porcentaje total

clasificación

correcta

72,50%

Barthel al ingreso 2,07 1 ,150 NS

ECRM 2,07 1 ,151 NS

NS = no significativo (p>,050) * Significativo al 5% ** Altamente Significativo a 1%

RESULTADOS

150

1.6. MORTALIDAD INTRAHOSPITALARIA

1.6.1. MORTALIDAD INTRAHOSPITALARIA Y

DISFUNCIÓN TIROIDEA

Durante la hospitalización fallecieron 69 pacientes (15,3%).

Se observó en el análisis estadístico como la disfunción tiroidea diagnosticada

durante el ingreso estaba asociada con la mortalidad intrahospitalaria (p<,001),

mientras que la normofunción tiroidea se asociaba estadísticamente con mayor

probabilidad de alta hospitalaria, p<,001 (Tabla 37).

Esta asociación de la disfunción tiroidea con la mortalidad estaba relacionada

con la presencia del SEE, p<,001 (Tabla 37).

El 20,2% de los pacientes con SEE fallecían durante la hospitalización vs

10,5%, 8,8% y 6,1% del hipertiroidismo, hipotiroidismo y los eutiroideos,

respectivamente.

RESULTADOS

151

Tabla 37: Mortalidad intrahospitalaria en la disfunción tiroidea

Variables PREVALENCIAS Test de contraste

DISF. TIROIDEA DIAGNOSTICADA DURANTE EL INGRESO (N=450)

74,4% (335) ( 70,0% -78,0 % )

Éxitus (N=69) 89,8% (62) ( 83,0% - 97,0% ) Chi2=10,173 ; 1 gl;

P=,001** Altas (N=381) 71,6% (273) (67% - 76%)

HIPOTIROIDISMO (N=450) 7,5% (34) (5,1% - 10,0% )

Éxitus (N=69) 4,3%(3) (0,6% - 9,3%) Chi2=1,201 ; 1 gl ;

P=,273NS Altas (N=381) 8,1% (31) (5,4% - 10,9%)

Hipot. FRANCO (N=450) 1,3% (6) (0,3% - 2,4%)

Éxitus (N=69) 0%(0) ( - )

-- Altas (N=381) 1,6% (6) (0,3% - 2,8%)

Hipot. SUBCLÍNICO (N=450) 6,2% (28) (4,0% - 8,5%)

Éxitus (N=69) 4,3%(3) (0,6 %- 9,3%) Chi2=0,491 ; 1 gl ;

P=,484NS Altas (N=381) 6,6% (25) (4,1% - 9,1%)

HIPERTIROIDISMO (N=450) 4,2% (19) (2,4% - 6,1%)

Éxitus (N=69) 2,9% (2) (1,2% -7,0%) Chi2=0,353 ; 1 gl ;

P=,552 NS Altas (N=381) 4,5% (17) (2,4% - 6,5%)

Hiper. FRANCO (N=450) 2,4% (11) (1,0% - 3,9% )

Éxitus (N=69) 1,4% (1) (1,4% - 4,3%) Chi2=0,338 ; 1 gl ;

P=,561NS Altas (N=381) 2,6% (10) (1,0% - 4,2%)

Hiper. SUBCLÍNICO (N=450) 1,7% (8) ( 0,5% -3,0% )

Éxitus (N=69) 1,4%(1) (1,4% - 4,3%) Chi2=0,050 ; 1 gl ;

P=,822NS Altas (N=381) 1,8% (7) (0,5% - 3,2%)

SEE TOTAL (N=450) 62,7% (282)( 58,2% -67,1% )

Éxitus (N=69) 82,6% (57) (73,4% - 91,8%) Chi2=13,843 ; 1 gl ;

P=,000** Altas (N=381) 59,0% (225) (54,1% -64% )

EUTIROIDEOS (N=450) 25,5% (115) (21,5% -29,6% )

Éxitus (N=69) 10,1% (7) (2,8% - 17,4% ) Chi2=10,173 ; 1 gl ;

P=,000** Altas (N=381) 28,3% (108) (23,8% -32,9% )

NS = no significativo (p>,050) * Significativo al 5% ** Altamente Significativo al 1%

DISF. TIROIDEA PREVIA: Disfunción tiroidea previa

Hipot. FRANCO: Hipotiroidismo franco

Hipot. SUBCLÍNICO: Hipotiroidismo subclínico

Hiper. FRANCO: Hipertiroidismo franco

Hiper. SUBCLÍNICO: Hipertiroidismo subclínico

RESULTADOS

152

Los porcentajes de mortalidad en cuanto al tipo de SEE eran de 20,1%, 23,8%,

100%, 28,5%, 0%, 16,7%, para los tipos 1, 2, 3, 4, 5 y 6, respectivamente.

Encontrándose asociación estadísticamente significativa con respecto a la mortalidad

intrahospitalaria en el SEE tipo 1, con p<,01. En el tipo 3 fallecía el único paciente de

la muestra y en el tipo 5 ninguno (Tabla 38).

Tabla 38: Mortalidad intrahospitalaria en el SEE

Variables PREVALENCIAS Test de contraste

SEE TOTAL 62,7% (282)

( 58,2% -67,1% )

Éxitus (N=69) 82,6% (57)

( 73,4% - 91,8% ) Chi2=13,843 ; 1 gl ;

P=,000** Altas (N=381)

59,0% (225)

( 54,1% -64,0 % )

SEE tipo 1 53,3% (240)

(48,7% -58,0%)

Éxitus (N=69) 69,5% (48)

(58,4%-80,7%) Chi2=8,860 ; 1 gl ;

P=,003** Altas (N=381)

50,3% (192)

( 45,3% - 55,4% )

SEE tipo 2 4,7% (21) (2,7% - 6,6%)

Éxitus (N=69) 7,2% (5) (1,0% - 13,5%) Chi2=1,219 ; 1 gl ;

P=,270 NS Altas (N=381) 4,2% (16) (2,2% - 6,2%)

SEE tipo 3 0,2% (1) (0,2% - 0,7%)

Éxitus (N=69) 1,5% (1) (1,4% - 4,3%)

-- Altas (N=381) (-) (-)

SEE tipo 4 1,5% (7) (0,4% - 2,9%)

Éxitus (N=69) 7,2% (5) (1,2% - 7,0%) Chi2=0,960 ; 1 gl ;

P=,327 NS Altas (N=381) 0,5% (2) (0,2% - 2,5%)

SEE tipo 5 1,5% (7) (0,4% - 2,7%)

Éxitus (N=69) (-) (-)

-- Altas (N=381) 1,8% (7) (0,5% - 3,2%)

SEE tipo 6 1,3% (6) (0,3% - 2,4%)

Éxitus (N=69) 1,4% (1) (1,4%- 4,3%) Chi2=0,008 ; 1 gl ;

P=,927 NS Altas (N=381) 1,3% (5) (0,2% - 2,5%)

NS = no significativo (p>,050) * Significativo al 5% ** Altamente Significativo al 1%

RESULTADOS

153

1.6.2. MORTALIDAD INTRAHOSPITALARIA Y VALORES

DE LAS HORMONAS TIROIDEAS

Cuando se analizó la relación existente entre la mortalidad hospitalaria y los

distintos rangos de TSH y hormonas tiroideas, se realizó la siguiente clasificación: TSH

baja < 0,4 μU/ml, TSH normal 0,4 – 5,0 μU/ml, TSH alta > 5,0 μU/ml, T4 libre baja <11

pmol/l, T4 libre normal 11 – 23 pmol/l, T4 libre alta > 23 pmol/l, T3 libre baja < 3,95

pmol/l, T3 normal 3,95 – 6,8 pmol/l y T3 libre alta > 6,8 pmol/l.

En la muestra se observaba como los pacientes con niveles de T3 inferiores al

intervalo admitido como normal se relacionaban estadísticamente con la mortalidad

intrahospitalaria, falleciendo el 88%, con p<,001. Mientras que los pacientes con

valores de T3 dentro del intervalo considerado normal, se les daba de alta a su lugar

de residencia en un 36%, con una significación de p<,001. Para el resto de intervalos

tanto de TSH como de T4 libre no se observó relación estadísticamente significativa,

p>,05 (Tabla 39).

RESULTADOS

154

Tabla 39: Mortalidad intrahospitalaria y valores de las hormonas tiroideas

Variables PREVALENCIAS Test de contraste

TSH BAJA (N=450) SI: 9,1% (41) NO: 90,9% (409)

Éxitus (N=69) SI: 11,6%(8) NO:88,4% (61) Chi2=0,607 ; 1 gl ;

P=,436 NS Altas (N=381) SI:8,7% (33) NO:91,3% (348)

TSH NORMAL (N=450) SI: 83,3% (375)NO:16,7% (75)

Éxitus (N=69) SI: 84,0%(58) NO:16,0% (11) Chi2=0,031 ; 1 gl ;

P=,861 NS Altas (N=381) SI:83,2% (317) NO:16,8% (64)

TSH ALTA (N=450) SI: 7,6% (34) NO: 92,4% (416)

Éxitus (N=69) SI: 4,3%(3) NO:95,6% (66) Chi2=1,201 ; 1 gl ;

P=,273 NS Altas (N=381) SI:8,1% (31) NO:91,9% (350)

T4 BAJA (N=450) SI: 3,6% (16) NO: 96,4% (434)

Éxitus (N=69) SI: 5,8%(4) NO:94,2% (65) Chi2=1,194 ; 1 gl ;

P=,275 NS Altas (N=381) SI:3,1% (12) NO:96,9% (369)

T4 NORMAL (N=450) SI: 91,1% (410) NO: 8,9% (40)

Éxitus (N=69) SI: 91,3%(63) NO:8,7% (6) Chi2=0,004 ; 1 gl ;

P=,951 NS Altas (N=381) SI:91,1% (347) NO:8,9% (34)

T4 ALTA (N=450) SI: 5,3% (24) NO: 94,7% (426)

Éxitus (N=69) SI: 2,9%(2) NO:97,1% (67) Chi2=0,957 ; 1 gl ;

P=,328 NS Altas (N=381) SI:5,8% (22) NO:94,2% (359)

T3 BAJA (N=444) SI: 67,5%(300) NO:32,5% (144)

Éxitus (N=67) SI: 88,0%(59) NO:12,0% (8) Chi

2=15,121 ; 1 gl ;

P=,000 ** Altas (N=377) SI:63,9% (241) NO:36,1% (136)

T3 NORMAL (N=444) SI: 32,4% (143) NO: 67,6% (301)

Éxitus (N=67) SI: 12,0%(8) NO:88,0% (59) Chi

2=14,844 ; 1 gl ;

P=,000 ** Altas (N=377) SI:36,0% (135) NO:64,0% (242)

T3 ALTA (N=444) SI: 0,2% (1) NO: 99,8% (443)

Éxitus (N=67) SI: 0%(0) NO:100% (67) Chi2=0,178 ; 1 gl ;

P=,673 NS Altas (N=377) SI:0,3% (1) NO:99,7% (376)

NS = no significativo (p>,050) * Significativo al 5% ** Altamente Significativo al 1%

RESULTADOS

155

La mortalidad intrahospitalaria se relacionaba con los valores de T3, con p<,01

(T=5,021; 442 gl; P=,000 {IC95%; 0,33-0,76}; U=8078; P=,000), con media de T3 para

los que fallecían de 3,12 ± 0,80 pmol/l (IC95%; 2,92 - 3,31) y para los que se iban de

alta hospitalaria de 3,66 ± 0,93pmol/l (IC95%:3,57-3,76) (Figura 3).

Figura 3: Relación de los valores de T3 libre en función del fallecimiento

o no durante el ingreso. Se observa como la mediana de las concentraciones

de T3 libre era inferior en los que fallecían durante el ingreso hospitalario, con

p<,01.

RESULTADOS

156

1.6.3. ANÁLISIS DE REGRESIÓN LOGÍSTICA DE LA

MORTALIDAD

En el análisis de regresión logística de las diferentes variables en relación a la

mortalidad durante la hospitalización, incluyendo datos clínicos (la edad, el sexo, el

estado funcional y mental al ingreso, la disfunción tiroidea previamente conocida,

diabetes, hipertensión, hiperlipidemia y cardiopatía) y analíticos (niveles de colesterol,

ácido úrico, proteínas totales, albúmina, TSH, T4 y T3 libres), se observó que no

existía significación de la mortalidad con ninguno de los datos clínicos anteriormente

expuestos, con p>,05.

En los contrastes de medias, previos, se encontró significación para las;

proteínas, albúmina, Barthel y T3 libre. No se detectó significación estadística en el

resto de parámetros. Ahora bien, al considerar el valor de P en 1 cola sí que fueron

significativas: edad, ácido úrico y TSH.

Aparecían como predictores significativos en el modelo de regresión logística

múltiple: albúmina (p<,05) y T3 libre (p<,01). Los valores negativos de sus coeficientes

B y la OR<1 indicaban que se trataba de factores de protección, siendo buenos

predictores de las condiciones para evitar el fallecimiento durante el ingreso. El modelo

fue significativo con buen ajuste entre el estado real y el predicho con una tasa de

acierto total en el pronóstico del 85%, acertando en el pronóstico del alta hospitalaria

en 374 casos de 375. En la tabla 40 se muestra el resumen del modelo.

RESULTADOS

157

Tabla 40: Modelo de regresión logística múltiple para MORTALIDAD

Variables

Introducidas

Coeficien

te B E.T.(B) OR

IC 95% de

OR Wald gl p-sig

T3 libre -0,561 0,180 0,5

70

0,401 –

0,811 9,75 1 ,002**

Albúmina -0,643 0,273

0,5

25

0,308 –

0,897 5,66 1 ,018 *

Variables

Excluidas

Wal

d gl p-sig Resumen del modelo

TSH 3,55 1 ,060 NS

Test

Ómnibus

signif.

modelo

Chi2=28,40; 2 gl;

p=,000**

Ácido úrico 2,76 1 ,097 NS

Test Hosmer-

Lemeshow

Chi2= 6,58; 8 gl; p=,583

NS

Barthel 0,88 1 ,348 NS

Ajuste R

2

Nagelkerke 0,103

Edad 0,37 1 ,543 NS

Porcentaje total

clasificación

correcta

85%

Proteínas

0,05 1 ,822 NS

Colesterol

0,02 1 ,888 NS

NS = no significativo (p>,050) * Significativo al 5% ** Altamente Significativo a 1%

RESULTADOS

158

En el diagrama de dispersión que sigue, se puede ver como los niveles de T3

libre y de albúmina, estaban relacionados lineal y significativamente en el análisis de

regresión simple (r=,351, P=,000); de manera que a menores concentraciones de

albúmina, menores niveles de T3 libre (Figura 4).

Figura 4: Correlación entre las concentraciones de albúmina y los valores

de T3 al ingreso hospitalario. Se observa como si las concentraciones de

albúmina disminuían también lo hacían las concentraciones de T3 libre, de

forma estadísticamente significativa, p<,001.

RESULTADOS

159

2. RESULTADOS DEL SEGUIMIENTO PROSPECTIVO

2.1. COMPORTAMIENTO DE LA DISFUNCIÓN

TIROIDEA AL MES TRAS EL ALTA HOSPITALARIA

A los pacientes de la muestra que presentaban disfución tiroidea subclínica o

bien SEE durante el ingreso se les siguió al mes del alta hospitalaria. Del total de 318

pacientes (70,1%), fallecieron 61 pacientes (18,9%) durante el ingreso hospitalario y

de los 257 pacientes que deberían haber sido estudiados, sólo pudimos realizar el

seguimiento sobre 152 pacientes.

2.1.1. CARACTERÍSTICAS CLÍNICAS DE LOS PACIENTES

SEGUIDOS AL MES

De los 152 pacientes seguidos en consultas externas de Geriatría al mes del

alta hospitalaria, 56,6% (86) eran mujeres y 43,4% (66) fueron varones. La edad media

de la muestra fue de 85,92 6,14 años (IC 95%: 84,92 – 86,87) dentro de un rango

de 65 - 99 años, con mediana de 87. Las mujeres con una edad media de 86,63

5,93 años (IC 95%: 85,35 – 87,89) y los varones de 84,93 6,18 años (IC95%:

83,42 – 86,46), sin existir diferencias significativas entre ambas, con p>,05 (T=1,698;

150 gl; p=,092).

Respecto a las variables clínicas se observaron diferencias estadísticamente

significativas en la TAS y TAD, siendo superiores en las mujeres que en los varones

con p<,05 (Tabla 41).

No existían diferencias significativas en función del género en cuanto a la

valoración funcional, mental y el lugar de residencia, con p>,05 (Tabla 41).

RESULTADOS

160

Tabla 41: Características clínicas (N=152). Comparación por GÉNERO

Variables Media ± D.T. (IC 95%) Rango

Test de contraste

EDAD (N=152) 85,92 6,14 (84,92; 86,87)

65 - 99 (Student / Mann-Whitney)

Varones

(N=66)

84,93 6,18 (83,42; 86,46)

65 - 97 T=1,698; 150 gl; p=,092

NS

U=2424,00; P=,123NS Mujeres

(N=86)

86,63 5,93 (85,35; 87,89)

69 - 99

IMC (N=15) 26,22 ± 4,78 (23,64 ; 28,59) 17,14 – 35,56

Varones (N=4) 27,22 ± 4,44 (23,10 ; 31,33)

22,84 – 35,56 T=0,694 ; 16 gl ; P=,497

NS

U=33,00; P=0,618NS Mujeres

(N=11) 25,59 ± 5,08 (25,17 ; 29,00)

17,14 – 31,79

TAS (N=149) 129,93 ± 25,35 (125,75 ; 134,10) 80 – 200

Varones

(N=65)

125,13 ± 26,33 (118,49 ; 131,76) 80 – 190

T=2,333 ; 147 gl ; P=,021 * U=2084,500; P=,013 * Mujeres

(N=84)

133,67 ± 24,06 (128,35 ; 138,99) 90 – 200

TAD (N=149) 70,86 ± 13,20 (68,68 ; 73,03) 40 – 120

Varones

(N=65)

68,92 ± 13,02 (65,64 ; 72,20) 40 – 120

T=2,113 ; 147 gl ; P=,036 * U=2212,500; P=,044 * Mujeres

(N=84)

72,37 ± 13,22 (69,45 ; 75,29) 40 – 100

BARTHEL AL ALTA(N=147)

52,95 ± 38,09 (46,68 ; 59,22) 0 – 100

Varones

(N=64)

51,58 ± 38,78 (41,82 ; 61,35) 0 – 100

T=0,218; 145 gl ; P=,828 NS

U=2588,0; P=,789

NS Mujeres

(N=83)

54,01 ± 37,75 (45,66 ; 62,36) 0 – 100

ECR MENTAL

(N=146) 1,29 ± 1,65 (1,02 ; 1,56)

0 – 5

Varones

(N=63)

1,56 ± 1,80 (1,10 ; 2,01) 0 – 5

T=1,718; 144 gl ; P=,088 NS

U=2301,0; P=,181

NS Mujeres

(N=83)

1,08 ± 1,51 (0,76 ; 1,41)

0 – 5

NS = no significativo (p>,050) * Significativo al 5% ** Altamente Significativo al 1%

RESULTADOS

161

Si se analizaban el resto de antecedentes personales, sólo se observaban

diferencias significativas con respecto a los pacientes hipertensos, siendo mayoritarias

las mujeres 68,6% con respecto al 47% de los varones, con p<,01 (Tabla 42).

Tabla 42: Características clínicas (N=152). Comparación por GÉNERO

Variables DESCRIPTIVOS Test de contraste

DIABETES Sí: 28,9% (44)

No: 71,1% (108)

Varones (N=66) Sí: 27,3% (18)

No: 72,3% (48) Chi

2=0,159 ; 1 gl ; P=,690

NS

Mujeres (N=86) Sí: 30,2% (26)

No: 69,8% (60)

HTA Sí: 59,2% (90)

No: 40,8% (62)

Varones (N=66) Sí: 47,0% (31)

No: 53% (35) Chi

2=7,237 ; 1 gl ; P=,007**

Mujeres (N=86) Sí: 68,6% (59)

No: 31,4% (27)

DISLIPEMIAS Sí:17,1%(26)

No:82,9% (126)

Varones (N=66) Sí:16,7%(11)

No:83,3% (55) Chi

2=0,016 ; 1 gl ; P=,900

NS

Mujeres (N=86) Sí: 17,4%(15)

No:82,6% (71)

DOMICILIO/

RESIDENCIA 58,5% (89) / 41,5% (63)

Varones (N=66) Domicilio: 56,0% (37)

/Residencia : 44,0%(29) Chi

2=0,299 ; 1 gl ; P=,585

NS

Mujeres (N=86) Domicilio: 60,5%(52)

/Residencia : 39,5%(34)

NS = no significativo (p>,050) * Significativo al 5% ** Altamente Significativo al 1%

RESULTADOS

162

2.1.2. CARACTERÍSTICAS ANALÍTICAS DE LOS

PACIENTES SEGUIDOS AL MES

Con relación a los datos analíticos de la muestra analizada al mes (36,47 ±

0,56 días; IC95%: 36,46 - 36,48) se podía ver como los valores de colesterol eran más

elevados en las mujeres que en los varones (181,51 ± 50,63 mg/dl vs 155,59 ± 40,36

mg/dl, respectivamente), con p<,01. Estos valores dependían de la LDL-colesterol,

con cifras superiores en las mujeres (107,62 ± 33,62 mg/dl) que en los varones (90,57

± 33,15 mg/dl), con p<,01.

Los valores de T4 libre eran mayores en las mujeres con respecto a los

varones (16,98 ± 3,14 pmol/l vs 15,90 ± 2,98 pmol/l), al igual que ocurría con las

cifras de T3 libre (3,94 ± 1,05 pmol/l vs 3,58 ± 0,97 pmol/l), con significación

estadística de p<,05. No existían diferencias estadísticamente significativas de los

valores de TSH con respecto al género, p>,05.

Para el resto de parámetros analíticos no existía relación estadísticamente

significativa con respecto al género, p>,05 (Tabla 43).

RESULTADOS

163

Tabla 43: Características analíticas (N=152). Comparación por GÉNERO

Variables Media ± D.T. (IC 95%) Rango

Test de contraste (Student / Mann-Whitney)

GLUCOSA

(mg/dl)(N=147)

109,92 ± 47,67 (98,87 ; 120,96)

61 – 401

Varones (N=65) 114,66 ± 63,19 (89,67 ; 139,66)

65 – 401 T= 0,462 145 gl P=,645

NS

U=2630,0 P=,891

NS Mujeres (N=82) 107,19 ± 36,45 (96,49 ; 117,89)

61 – 286

CREATININA

(mg/dl) (N=148)

1,23 ± 0,55 (1,10 ; 1,35)

0,40 – 4,20

Varones (N=65) 1,27 ± 0,43 (1,10 ; 1,43)

0,60 – 2,50 T= 1,492 146 gl P=,138

NS

U=2136,0 P=,029* Mujeres (N=83)

1,20 ± 0,61 (1,02 ; 1,38)

0,40 – 4,20

COLESTEROL TOTAL(mg/dl) (N=108)

172,05 ± 48,51 (160,81 ; 183,29)

81 – 361

Varones (N=42) 155,59 ± 40,36 (139,63 ; 171,56)

81 – 242 T= 3,280 106 gl P=,001** U= 909,0 P=,003 ** Mujeres (N=66)

181,51 ± 50,63 (166,64 ; 196,37)

82 – 361

HDL-Colesterol (mg/dl) (N=77)

48,72 ± 15,33 (45,16 ; 52,27)

11 – 101

Varones (N=27) 45,70 ± 14,66 (39,90 ; 51,50)

20 – 83 T= 1,396 75 gl P=,167

NS

U= 531,0 P=,124

NS Mujeres (N=50) 50,45 ± 15,59 (45,87 ; 55,02)

11 – 101

LDL-Colesterol (mg/dl) (N=77)

101,40 ± 36,12 (93,03 ; 109,77)

29,80 – 196,60

Varones (N=27) 90,57 ± 33,15 (77,46 ; 103,68)

29,80 – 155,40 T= 2,335 75 gl P=,023* U= 486,0 P=,044* Mujeres (N=50)

107,62 ± 33,62 (96,87 ; 118,38) 45 – 196,60

TRIGLICÉRIDOS (mg/dl)(N=108)

109,49 ± 63,13 (94,86 ; 124,11)

26 – 492

Varones (N=42) 95,59 ± 40,41 (79,61 ; 11,58)

26 – 178 T= 1,648 106 gl P=,102 NS

U=1160,5 P=,155

NS Mujeres (N=66) 117,46 ± 72,27 (96,24 ; 138,69)

43 – 492

PROTEÍNAS (g/dl) (N=147)

6,52 ± 0,82 (6,38 ; 6,65) 4,4 – 8,30

Varones (N=65) 6,41 ± 0,81 (6,21 ; 6,61) 4,9 – 8,20

T= 1,258 145 gl P=,210 NS

U=2382,0 P=,269

NS Mujeres (N=82) 6,60 ± 0,84 (6,41 ; 6,79) 4,4 – 8,30

RESULTADOS

164

Tabla 43 (continuación): Características analíticas (N=152). Comparación por

GÉNERO

Variables Media ± D.T. (IC 95%) Rango

Test de contraste (Student / Mann-Whitney)

ALBÚMINA (g/dl) (N=143)

3,48 ± 0,62 (3,38 ; 3,58) 2,10 – 5,80

Varones (N=64) 3,39 ± 0,57 (3,25 ; 3,53) 2,10 – 4,200

T= 1,632 141 gl P=,105 NS

U=2150,50 P=,125

NS Mujeres (N=79) 3,56 ± 0,65 (3,41 ; 3,70) 2,20 – 5,80

ÁCIDO ÚRICO (mg/dl) (N=146)

6,73 ± 2,63 (6,30 ; 7,17) 1,30 – 17,30

Varones (N=64) 6,54 ± 2,40 (5,94 ; 7,14) 1,30 – 13,00

T= 0,606 144 gl P=,545 NS

U=2598,0 P=,920

NS Mujeres (N=82) 6,89 ± 2,80 (6,26 ; 7,52) 1,30 – 17,30

TSH (μU/ml) (N=152)

2,57 ± 2,19 (2,07 ; 3,08) 0,02 – 12,45

Varones (N=66) 2,61 ± 2,23 (1,73 ; 3,50)

0,36 – 12,45 T= 0,352 150 gl P=,725

NS

U= 2711,0 P=,637

NS Mujeres (N=86) 2,55 ± 2,20 (1,91 ; 3,20)

0,02 – 10,95

T4 LIBRE (pmol/l) (N=152)

16,54 ± 3,24 (15,79 ; 17,29) 8,88 – 23,35

Varones (N=66) 15,90 ± 2,98 (15,16 ; 17,67)

8,51 – 22,70 T= 2,215 150 gl P=,028* U= 2299,0 P=,045* Mujeres (N=86)

16,98 ± 3,14 (16,29 ; 17,67) 11,28 – 23,96

T3 LIBRE (pmol/l) (N=147)

3,78 ± 1,03 (3,62 ; 3,95) 1,47 – 6,88

Varones (N=65) 3,58 ± 0,97 (3,34 ; 3,82)

1,49 – 6,03 T= 2,176 145 gl P=,031* U= 2214,0 P=,079

NS Mujeres (N=82) 3,94 ± 1,05 (3,71 ; 4,17)

1,47 – 6,88

NS = no significativo (p>,050) * Significativo al 5% ** Altamente Significativo al 1%

RESULTADOS

165

2.1.3. COMPARATIVA DE LAS HORMONAS TIROIDEAS

AL INGRESO Y AL MES DEL ALTA HOSPITALARIA

Cuando se comparaban los valores de TSH, T4 y T3 libre al ingreso en la UGA

y al mes del alta hospitalaria se observaba como los valores medios aumentaban al

mes con significación estadística con p<,05 para la TSH (Figura 5), la media de T4

permanecía similar al valor obtenido en la primera determinación (Figura 6) y

aumentaban al mes con p<,001 para la T3 libre (Figura 7).

La media al mes de la TSH y de la T4 libre se encontraba dentro del intervalo

de referencia considerado normal, mientras que la media de la T3 libre aunque al mes

había aumentado con respecto a la del ingreso, se encontraba por debajo del intervalo

de referencia normal.

Si se analizaba por género se observaba como la media aumentaba al mes

tanto en varones como en mujeres para la TSH y la T3 libre con significación

estadística, p<,01. Mientras que la media de T4 disminuía al mes en ambos géneros.

Cuando se comparaban los valores de las hormonas tiroideas en relación al

género, se veía que la media de T3 tanto al ingreso (Figura 8) como al mes del alta

(Figura 9) era superior en mujeres que en varones con p<,05 (T=2,453, 148 gl P=,015

para el ingreso y T=2,176, 145 gl P=,031 al mes del alta). En el caso de la T4 al mes

también se observaban medias superiores en mujeres que en varones con p<,05

(T=2,215, 150gl P=,028) (Tabla 44) (Figura 10).

RESULTADOS

166

Tabla 44: Determinaciones de hormonas tiroideas al ingreso y al mes del alta

hospitalaria (N=152)

AL INGRESO AL MES DEL ALTA ESTADÍSTICO

(Student)

TSH (μU/ml) (N=152)

2,21 ± 2,56 (1,80 ; 2,62)

0,01 – 18,59

2,57 ± 2,19 (2,07 ; 3,08)

0,02 – 12,45

T= 2,077 151 gl P=,040*

Varones (N=66)

1,91 ± 2,51 (1,29 ; 2,53)

0,07 – 18,59

2,45 ± 2,39 (1,86 ; 3,05)

0,10 – 14,00

T= 2,157 65 gl P=,035*

Mujeres (N=86)

2,45 ± 2,59 (1,89 ; 3,01)

0,01 – 18,03

2,54 ± 2,07 (2,08 ; 3,00)

0,02 – 10,00

T= 0,920 85 gl P=,360

NS

T4 LIBRE

(pmol/l) (N=152)

16,74 ± 3,78 (16,13 ; 17,35)

2,80 – 27,70

16,54 ± 3,24 (15,79 ; 17,29)

8,88 – 23,35

T= 0,730 151 gl P=,466

NS

Varones (N=66)

16,28 ± 3,72 (15,36 ; 17,20)

7,70 – 27,50

15,89 ± 2,98 (15,16 ; 16,64)

8,51 – 22,70

T= 0,720 65 gl P=,474

NS

Mujeres (N=86)

17,10 ± 3,72 (16,28 ; 17,92)

2,80 – 27,70

16,98 ± 3,14 (16,29 ; 17,67)

11,28 – 23,96

T= 0,306 85 gl P=,760

NS

T3 LIBRE

(pmol/l) (N=147)

3,34 ± 0,70 (3,22 ; 3,45)

1,54 – 6,37

3,78 ± 1,03 (3,62 ; 3,95)

1,47 – 6,88

T= 5,262 145 gl P=,000**

Varones (N=64)

3,18 ± 0,70 (3,01 ; 3,35)

1,54 – 5,34

3,58 ± 0,97 (3,34 ; 3,82)

1,49 – 6,03

T= 3,137 63 gl P=,003**

Mujeres (N=82)

3,46 ± 0,68 (3,31 ; 3,60)

2,09 – 6,37

3,94 ± 1,05 (3,71 ; 4,17)

1,47 – 6,88

T= 4,223 81 gl P=,000**

NS = no significativo (p>,050) * Significativo al 5% ** Altamente Significativo al 1%

RESULTADOS

167

Figura 5: Relación entre los valores de TSH al ingreso y al mes del alta

hospitalaria. Se observa como la mediana era superior al mes con respecto al

ingreso, con p<,05. En ambos casos con valores extremos fuera de los

máximos.

Figura 6: Relación entre los valores de T4 libre al ingreso y al mes del alta

hospitalaria. Se observa como la mediana de ambas concentraciones era

similar.

RESULTADOS

168

Figura 7: Relación entre los valores de T3 libre al ingreso y al mes del alta

hospitalaria. Se observa como la mediana de T3 libre al mes era superior a la

T3 del ingreso, con p<,001. Con mayor dispersión de los valores para las

concentraciones de T3 al mes.

Figura 8: Comparación de los valores de T3 libre al ingreso en la UGA de

la muestra seguida al mes en función del género. Se observa como la

mediana de la T3 era superior en mujeres que en varones, con p<,05.

RESULTADOS

169

Figura 9: Comparación de los valores de T3 libre al mes del alta en

función del género. La mediana de la T3 era superior en mujeres que en

varones, con p<,05.

Figura 10: Comparación de los valores de T4 libre al mes del alta en

función del género. La mediana de la T4 era superior en mujeres que en

varones, con p<,05.

RESULTADOS

170

2.1.4. DISTRIBUCIÓN DE LA DISFUNCIÓN TIROIDEA AL

MES

La mayoría de los pacientes que se siguieron al mes presentaban SEE 130

pacientes (85,52%) y solamente 22 (14,47%) presentaban hipotiroidismo o

hipertiroidismo.

Al mes del alta hospitalaria, se encontraron 54 pacientes con normofunción

tiroidea (35,52%) y 78 pacientes con SEE (51,31%), con significación estadística

p<,001 (Chi2=88,282; 1 gl; P=,000), siendo más frecuente la persistencia del SEE al

mes que la normalización de la disfunción tiroidea, aunque con normalización superior

a un tercio de la muestra en un corto espacio de tiempo (Tabla 45).

Al mes la presencia de SEE tipo 1 era la más frecuente, con respecto a los

otros tipos, como se puede observar en la siguiente tabla, aunque disminuyendo su

proporción con significación estadística, p<,05, al normalizar su disfunción. Los SEE

tipos 2 y 3 también reducían sus frecuencias al mes con significación p<,001.

La proporción de los pacientes hipotiroideos disminuía al mes a expensas del

subclínico, puesto que los pacientes con hipotiroidismo franco con tratamiento no se

siguieron, con p<,001.

Las prevalencias de hipertiroideos no se modificaron al mes del alta hospitalaria

(Tabla 45).

RESULTADOS

171

Tabla 45: Distribución de la disfunción tiroidea al ingreso y al mes del alta

hospitalaria (N=152)

DISTRIBUCIÓN AL INGRESO EN

LA UGA

DISTRIBUCIÓN AL MES DEL

ALTA HOSPITALARIA

Test de contraste

EUTIROIDEOS 0 (-) (-) 35,52% (54)

(27,83%-43,22%)

--

SEE 85,52% (130)

(79,87%-91,18%)

51,31% (78) (43,28%-59,35%)

Chi2=3,914 ; 1 gl ;

P=,048*

TIPO 1 73,68% (112)

(66,60%-80,76%)

46,0% (70) (38,04%-54,07%)

Chi2=5,631 ; 1 gl ;

P=,018*

TIPO 2 5,26% (8)

(1,67%-8,85%) 2,63% (4)

(0,06%-5,21%)

Chi2=16,484 ; 1 gl ;

P=,000**

TIPO 3 0 (-) (-) 0,66% (1) (-) --

TIPO 4 2,63% (4)

(0,06%-5,21%) 1,31% (2)

(0,52%-3,15%)

Chi2=17,747 ; 1 gl ;

P=,000**

TIPO 5 1,31% (2)

(0,52%-3,15%) 0,65% (1) (-)

Chi2=0,013 ; 1 gl ;

P=,908NS

TIPO 6 2,63% (4)

(0,06%-0,52%) 0 (-) (-)

HIPOTIROIDISMO 11,18% (17)

(6,12%-16,25%) 9,87% (15)

(5,07%-14,66%)

Chi2=39,924 ; 1 gl ;

P=,000**

Hipotiroidismo franco 0 (-) (-) 0,65% (1) (-) --

Hipotiroidismo subclínico 11,18% (17)

(6,12%-16,25%) 9,21% (14)

(4,56%-13,86%)

Chi2=32,789 ; 1 gl ;

P=,000**

HIPERTIROIDISMO 3,29% (5)

(0,42%-6,16%) 3,29% (5)

(0,42%-6,16%)

Chi2=95,633 ; 1 gl ;

P=,000**

Hipertiroidismo franco 1,31% (2)

(0,52%-3,15%) 0,65% (1) (-)

Chi2=0,013 ; 1 gl ;

P=,908NS

Hipertiroidismo subclínico 1,97% (3)

(0,26%-4,21%) 2,63% (4)

(0,06%-5,24%)

Chi2=48,642 ; 1 gl ;

P=,000**

NS = no significativo (p>,050) * Significativo al 5% ** Altamente Significativo al 1%

RESULTADOS

172

2.1.5. EVOLUCIÓN DE LA DISFUNCIÓN TIROIDEA AL

MES

De los 130 pacientes con SEE, normalizaron los test de función tiroidea 52

pacientes (40,0%), 71 pacientes (54,61%) persistieron con el SEE al mes del alta, 6

pacientes (4,61%) evolucionaron a hipotiroidismo subclínico y 1 paciente (0,77%) a

hipertiroidismo franco. Encontrando significación estadística en todos ellos (Tabla 46).

Tabla 46: Evolución del SEE al mes del alta hospitalaria (N=130)

SE

E a

l in

gre

so

(N

=1

30

)

PREVALENCIA AL MES

DEL ALTA HOSPITALARIA Test de contraste

EUTIROIDEOS 40,0% (52) (31,47%-

48,53%) Chi

2=7,848 ; 1 gl ;

P=,005 *

SEE 54,61% (71) (45,93%-

63,29%)

Chi2=3,914 ; 1 gl ;

P=,048 *

TIPO 1 48,46% (63) (39,76%-

57,17%)

Chi2=2,098 ; 1 gl ;

P=,148 NS

TIPO 2 3,08% (4) (0,07%-6,09%) Chi

2=0,695 ; 1 gl ;

P=,404 NS

TIPO 3 0,77% (1) (-) Chi

2=0,170 ; 1 gl ;

P=,680 NS

TIPO 4 1,54% (2) (0,61%-3,68%) Chi

2=0,343 ; 1 gl ;

P=,558 NS

TIPO 5 0,77% (1)(-) Chi

2=0,170 ; 1 gl ;

P=,680NS

TIPO 6 0 (-) (-) --

HIPOTIROIDISMO 4,61% (6) (0,96%-8,27%) Chi

2=27,865 ; 1 gl ;

P=,000**

Hipotiroidismo franco 0 (-) (-) --

Hipotiroidismo subclínico 4,61% (6) (0,96%-8,27%) Chi

2=22,680 ; 1 gl ;

P=,000**

HIPERTIROIDISMO 0,77% (1) (0,75%-2,29%) Chi

2=17,933 ; 1 gl ;

P=,000**

Hipertiroidismo franco 0,77% (1) (0,75%-2,29%) Chi

2=0,170 ; 1 gl ;

P=,680NS

Hipertiroidismo subclínico 0 (-) (-) --

NS = no significativo (p>,050) * Significativo al 5% ** Altamente Significativo al 1%

RESULTADOS

173

De los 17 pacientes que se siguieron con hipotiroidismo subclínico, 2 (11,76%)

pacientes normalizaron sus valores de hormonas tiroideas, 6 (35,29%) pacientes

evolucionaron al SEE tipo 1 y persistieron con hipotiroidismo 9 (52,94%) pacientes (1

con hipotiroidismo franco y 8 con hipotiroidismo subclínico). Encontrando significación

estadística para la normofunción y para el hipotiroidismo (Tabla 47).

Tabla 47: Evolución del HIPOTIROIDISMO al mes del alta hospitalaria (N=17)

HIP

OT

IRO

IDIS

MO

al in

gre

so

(N

=1

7)

PREVALENCIA AL

MES DEL ALTA HOSPITALARIA

Test de contraste

EUTIROIDEOS 11,76% (2) (5,31%-

28,84%) Chi2=4,718 ; 1 gl ; P=,030 *

SEE 35,29% (6) (9,97%-

60,62%)

Chi2=1,967 ; 1 gl ; P=,161NS

TIPO 1 35,29% (6) (9,97%-

60,62%)

Chi2=0,892 ; 1 gl ; P=,345 NS

HIPOTIROIDISMO 52,94% (9) (26,49%-

79,39%)

Chi2=39,924 ; 1 gl ; P=,000**

Hipotiroidismo franco 5,88% (1) (-) Chi2=7,994 ; 1 gl ; P=,005**

Hipotiroidismo subclínico

47,06% (8) (20,61%-73,51%)

Chi2=32,789 ; 1 gl ; P=,000**

HIPERTIROIDISMO 0 (-) (-) --

NS = no significativo (p>,050) * Significativo al 5% ** Altamente Significativo al 1%

RESULTADOS

174

De los 5 pacientes analizados al mes con hipertiroidismo, no se normalizó

ninguno, 1 (20,0%) evolucionó a SEE tipo 1 y 4 (80,0%) pacientes persistieron como

hipertiroidismo subclínico, con p<,001 (Tabla 48).

Tabla 48: Evolución del HIPERTIROIDISMO al mes del alta hospitalaria (N=5)

HIP

ER

TIR

OID

ISM

O a

l in

gre

so

(N

=5

)

PREVALENCIA AL MES DEL ALTA

HOSPITALARIA Test de contraste

EUTIROIDEOS 0 (-) (-) --

SEE 20,0% (1) (-) Chi2=2,029 ; 1 gl ; P=,154NS

TIPO 1 20,0% (1) (-) Chi2=1,412 ; 1 gl ; P=,255 NS

HIPOTIROIDISMO 0 (-) (-) --

HIPERTIROIDISMO 80,0% (4) (-) Chi2=95,633 ; 1 gl ; P=,000**

Hipertiroidismo franco 0 (-) (-) --

Hipertiroidismo subclínico

80,0% (4) (-) Chi2=119,978 ; 1 gl ; P=,000**

NS = no significativo (p>,050) * Significativo al 5% ** Altamente Significativo al 1%

RESULTADOS

175

2.1.6. ANÁLISIS BIVARIANTE A CORTO PLAZO

2.1.6.1. ANÁLISIS BIVARIANTE DE LAS

CARACTERÍSTICAS CLÍNICAS A CORTO PLAZO

Cuando comparábamos las características clínicas de los pacientes con

disfunción tiroidea que se normalizaban al mes de seguimiento (N=54) con los que

persistían con las alteraciones tiroideas (N=98), se observaba que al mes era más

frecuente la persistencia de disfunción que la normalización tiroidea, p<,001.

No existían diferencias en cuanto a la presencia de diabetes, HTA o

dislipemias en ambos grupos, p>,05.

Se veían diferencias significativas en cuanto al estado funcional, con mayor

Barthel aquellos que normalizaban su disfunción tiroidea, con p<,01 (Tabla 49).

Normalizaban sus hormonas tiroideas aquellos que tenían un mejor estado funcional

cuando se les daba de alta hospitalaria.

RESULTADOS

176

Tabla 49: Características CLÍNICAS, según la normalización o persistencia de la

disfunción tiroidea al mes

NORMOFUNCIÓN AL MES

PERSISTENCIA DISFUNCIÓN TIROIDEA AL MES

ESTADÍSTICO

Variables Media ± D.T. (IC 95%) Rango

Media ± D.T. (IC 95%) Rango

Test de contraste

NÚMERO DE PACIENTES

35,50% (54) (27,83%; 43,22%)

64,50% (98) (56,78%; 72,17%)

Chi2=152 ; 1 gl ;

P=,000**

SEXO(MUJERES/VARON

ES) 59,25% (32)/ 40,74% (22) 55,10% (54) / 44,90% (44)

Chi2=0,245 ; 1 gl ;

P=,621NS

EDAD (AÑOS)

84,14 ± 5,30

(79,23 ; 89,05)

75 – 90

87,40 ± 5,00

(83,83 ; 90,97)

79 – 98

T= 0,181 150 gl P=,240

NS

U=2248,50 P=,125

NS

DIABETES 24,07%(13) (12%; 36%) 31,63%(31) (22%; 71%) Chi

2=0,967 ; 1 gl ;

P=,325 NS

HIPERTENSIÓN

62,96%(34) (50%; 76%) 57,14%(56) (47%; 67%) Chi

2=0,488 ; 1 gl ;

P=,485 NS

DISLIPEMIA 9,26%(5) (1%; 17%) 21,42%(21) (13%; 30%) Chi

2=3,636 ; 1 gl ;

P=,057 NS

IMC (Kg/m2)

27,16 ± 4,20

(23,27 ; 31,04)

21,43 – 31,79

25,48 ± 5,48

(21,56 ; 29,40)

17,14 – 35,56

T= 0,653 16 gl P=,523

NS

U=30 P=,441 NS

TAS mmHg

140,09 ± 32,03

(118,37 ; 177,63)

95 – 190

149,50 ± 21,40

(134,19 ; 164,81)

120 – 180

T= 0,101 147 gl P=,920

NS

U=2468,50 P=,830

NS

TAD mmHg

81,14 ± 22,30

(60,52 ; 101,76)

50 – 120

76,00 ± 13,70

(66,20 ; 85,80)

50 – 100

T= 0,582 141 gl P=,561

NS

U=2346,0 P=,476NS

BARTHEL

64,71 ± 36,68

(54,50 ; 74,92)

0 – 100

44,84 ± 37,67

(37,00 ; 52,88)

0 – 100

T= 3,164 145 gl P=,000 ** U=1729,50 P=,002 **

ECRM 1,02 ± 1,51 (0,60 ; 1,44)

0 – 5

1,51 ± 1,73 (1,14 ; 1,87)

0 – 5

T= 1,466 144 gl P=,145

NS

U=2160,0 P=,209

NS

NS = no significativo (p>,050) * Significativo al 5% ** Altamente Significativo al 1%

RESULTADOS

177

2.1.6.2. ANÁLISIS DE LAS CARACTERÍSTICAS

ANALÍTICAS A CORTO PLAZO

Las cifras de proteínas y albúmina eran superiores en los pacientes que

normalizaban su disfunción tiroidea al mes, que en aquellos en los que persistía algún

tipo de alteración en los test de función tiroidea, con p<,001 (Figura 11 y 12).

Para el resto de parámetros analíticos no existían diferencias significativas

entre los eutiroideos y los que continuaban con disfunción tiroidea al mes, a excepción

de las hormonas tiroideas, como se verá a continuación.

Si que se observaba que los valores de TSH eran menores en los eutiroideos

2,12 ± 1,11 μU/ml (IC95%:1,80 - 2,44) que en los que persistía la disfunción tiroidea

2,70 ± 2,52 μU/ml (IC95%: 2,18 – 3,23), con p<,01.

Para los valores de T4 libre también se veía como eran superiores en los

pacientes eutiroideos 17,41 ± 2,83 pmol/l (IC95%:16,90 - 18,23) a los que se

encontraban con disfunción tiroidea al mes 16,02 ± 3,26 pmol/l (IC95%:15,35 -

16,70), con p<,01.

Para la T3 también era más elevada en los normotiroideos 3,68 ± 0,59 pmol/l

(IC95%:4,51 - 4,84) que en los que persistía la disfunción 3,26 ± 0,87 pmol/l (IC95%:

3,07 – 3,43), con p<,001 (Tabla 50).

RESULTADOS

178

Tabla 50: Características ANALÍTICAS, según la normalización o persistencia de

la disfunción tiroidea al mes

NORMOFUNCIÓN AL MES (N=54)

PERSISTENCIA DISFUNCIÓN TIROIDEA AL MES (N=98)

Variables

Media ± D.T.

(IC 95%)

Rango

Media ± D.T.

(IC 95%)

Rango

Test de contraste (Student / Mann-

Whitney)

GLUCOSA (mg/dl)

105,70 ± 31,28

(92,17 ; 119,22)

61 – 188

113,83 ± 56,65

(97,20 ; 130,46)

65 – 401

T= 0,571 145 gl P=,569

NS

U=2343,0 P=,550

NS

CREATININA (mg/dl)

1,18 ± 0,35

(1,03 ; 1,33)

0,80 – 2,50

1,29 ± 0,64

(1,10 ; 1,48)

0,40 – 4,20

T= 1,169 146 gl P=,244

NS

U=2308,0 P=,401 NS

COLESTEROL TOTAL(mg/dl)

177,52 ± 52,30

(154,90 ; 200,14)

87 – 361

169,70 ± 47,43

(155,77 ; 183,63)

81 – 264

T= 1,580 106 gl P=,117

NS

U=1050,0 P=,109 NS

HDL-Colesterol (mg/dl)

51,13 ± 14,12

(45,02 ; 52,23)

33 – 83

47,15 ± 16,54

(42,24 ; 52,06)

11 – 101

T= 1,129 75 gl P=,263

NS

U=545,0 P=,203 NS

LDL-Colesterol (mg/dl)

104,10 ± 34,56

(89,16 ; 119,05)

31,80 – 196,60

100,35 ± 37,14

(89,44 ; 111,26) 29,80 – 174,40

T= 0,747 75 gl P=,457

NS

U=564,0 P=,286 NS

TRIGLICÉRIDOS (mg/dl)

110,09 ± 89,93

(71,20 ; 148,98)

26 – 492

110,67 ± 49,23

(96,05 ; 125,29)

43 – 262

T= 0,308 106 gl P=,759

NS

U=1275,0 P=,894 NS

PROTEÍNAS (g/dl)

6,71 ± 0,79

(6,37 ; 7,05)

5 – 8,30

6,28 ± 0,78

(6,05 ; 6,52)

4,60 – 7,80

T= 4,062 145 gl P=,000** U=1556,0 P=,000**

ALBÚMINA (g/dl)

3,62 ± 0,55

(3,38 ; 3,86)

2,40 – 4,20

3,33 ± 0,57

(3,16 ; 3,50)

2,10 – 4,40

T= 4,560 141 gl P=,000** U=1351,0 P=,000**

ÁCIDO ÚRICO (mg/dl)

6,61 ± 1,98

(6,04 ; 7,18)

3,70 – 12,30

6,74 ± 2,94

(6,13 ; 7,35)

1,30 – 17,30

T= 0,399 144 gl P=,691

NS

U=2390,0 P=,967 NS

RESULTADOS

179

Tabla 50 (continuación): Características ANALÍTICAS, según la normalización o

persistencia de la disfunción tiroidea al mes

NORMOFUNCIÓN AL MES (N=54)

PERSISTENCIA DISFUNCIÓN TIROIDEA AL MES (N=98)

Variables

Media ± D.T.

(IC 95%)

Rango

Media ± D.T.

(IC 95%)

Rango

Test de contraste (Student / Mann-

Whitney)

TSH (μU/ml)

2,12 ± 1,11

(1,80 ; 2,44)

0,45 – 4,99

2,70 ± 2,52

(2,18 ; 3,23)

0,02 – 14,0

T= 2,616 150 gl P=,010** U=2410,50 P=,365

NS

T4 LIBRE (pmol/l)

17,41 ± 2,83

(16,90 ; 18,23)

11,41 – 22,55

16,02 ± 3,26

(15,35 ; 16,70)

8,51 – 23,96

T= 2,864 150 gl P=,005** U=1945,0 P=,007**

T3 LIBRE (pmol/l)

3,68 ± 0,59

(4,51 ; 4,84)

3,95 – 6,51

3,26 ± 0,87

(3,07 ; 3,43)

1,47 – 6,88

T= 11,432 145 gl P=,000** U=305,50 P=,000**

ANTI-TPO

2,61± 19,19

(-2,60 ; 7,8)

0 – 141

20,86 ± 88,33

(2,97 ; 38,76)

0 – 676

T= 1,945 148 gl P=,054

NS

U=2423,0 P=,108

NS

ANTI-TG

3,11 ± 22,86

(-3,12 ;9,35)

0 – 168

50,82 ± 327,14

(-15,46 ;117,10)

0 – 3000

T= 1,423 148 gl P=,287

NS

U=2530,0 P=,435

NS

NS = no significativo (p>,050) * Significativo al 5% ** Altamente Significativo al 1%

RESULTADOS

180

Figura 11: Comparación entre los valores de proteínas de los pacientes

con normofunción y con disfunción tiroidea al mes. Se observa como la

mediana de las concentraciones de proteínas era superior en los pacientes

eutiroideos que en los pacientes con persistencia de la disfunción tiroidea al

mes, con p<,001.

RESULTADOS

181

Figura 12: Comparación entre los valores de albúmina de los pacientes

con normofunción y con disfunción tiroidea al mes. Se observa como la

mediana de las concentraciones de albúmina era superior en los pacientes

eutiroideos que en los pacientes con persistencia de la disfunción tiroidea al

mes, con p<,001.

RESULTADOS

182

2.1.7. ANÁLISIS DE REGRESIÓN LOGÍSTICA MÚLTIPLE

AL MES

Los análisis bivariados mostraron que la normalización de la disfunción tiroidea

al mes del alta hospitalaria se relacionaba de forma significativa: con los niveles de

TSH al ingreso del paciente (T=3,067; 150 gl; P=,003), las concentraciones al mes de

albúmina (T=4,55; 141 gl; P=,000) y de proteínas (T=3,83; 145 gl; P=,000) y el índice

de Barthel al alta (T=3,14; 145 gl; P=,002). Estos predictores se introdujeron en un

modelo de regresión logística múltiple, cuyo resultado descartó al Índice de Barthel y a

las proteínas al ingreso (p>,05), confirmando como predictores significativos a los

niveles de TSH al ingreso y de albúmina al mes (p<,01). Se reajustaron los

coeficientes sólo con ambas variables y los resultados del modelo final se presentan

en la tabla 51. El valor de B negativo y OR<1 indican relación inversa, es decir se

normalizaban los pacientes con la TSH menor al ingreso, mientras que con respecto a

la albúmina normalizaban la disfunción tiroidea aquellos que tenían concentraciones

de mayor valor.

RESULTADOS

183

Tabla 51: Modelo de regresión logística múltiple para la NORMALIZACIÓN AL

MES

Variables

Introducidas

Coeficiente

B E.T.(B) OR

IC 95% de

OR Wald gl p-sig

Albúmina al

mes 1,591 0,376 4,91 2,35 – 10,26 17,88 1 ,000**

TSH (ingreso) -0,360 0,135 0,70 0,54 – 0,91 7,15 1 ,007**

Variables

Excluidas Wald gl p-sig Resumen del modelo

Barthel 0,00 1 ,959 NS

Test Ómnibus signif.

modelo

Chi2= 33,86; 2 gl;

p=,000 **

Proteínas 0,02 1 ,423 NS

Test Hosmer-

Lemeshow

Chi2= 6,99; 8 gl; p=,537

NS

Ajuste R2 Nagelkerke 0,37

Porcentaje total clasificación

correcta 73,4%

NS = no significativo (p>,050) * Significativo al 5% ** Altamente Significativo a 1%

Figura 13: Comparación de las concentraciones de TSH al ingreso con

respecto a la normalización o persistencia de disfunción al mes del alta.

Se observa como la mediana de las concentraciones de TSH determinadas al

ingreso en los pacientes que persistían con disfunción tiroidea era superior a

los que se normalizan al mes de seguimiento.

RESULTADOS

184

2.2. COMPORTAMIENTO DE LA DISFUNCIÓN

TIROIDEA A LOS 3, 6 Y 12 MESES TRAS EL ALTA

HOSPITALARIA

De los 152 pacientes seguidos al mes del alta, 54 pacientes normalizaron su

disfunción tiroidea, de los 98 restantes, sólo fue posible recoger la analítica completa

de las hormonas tiroideas, en algún momento de los 3, 6 y 12 meses tras el alta

hospitalaria en 48 pacientes.

Se analizaron 30 (62,5%) mujeres y 18 (37,5%) varones. Con edad media para

la mujeres de 87,40 ± 6,30 años (IC95%: 85,04 - 89,75) y para los varones de 83,55

± 7,78 años (IC95%: 79,68 - 87,43), sin diferencia estadísticamente significativa, con

p>,05 (T=1,875; 46gl; P=,068).

El 60,4% (29) (IC95%:46% - 75%) de la muestra eran hipertensos, en mayor

proporción las mujeres de forma significativa, p<,01 (Chi2=5,581; 1gl; P=,018).

El 25% (12) (IC95%: 12% - 38%) eran diabéticos y el 25% (12) (IC95%: 12% -

38%) eran dislipémicos.

Tenían un índice de Barthel medio de 56,20 ± 37,84 (IC95%: 44,27 - 68,16).

Una media en la ECR mental de 1,27 ± 1,47 (IC95%: 0,81 - 1,73), con menor deterioro

cognitivo las mujeres con respecto a los varones, p<,05 (0,79 ± 1,05 vs 1,88 ± 1,78)

(T=2,223; 43gl; P=,03).

RESULTADOS

185

2.2.1. COMPARACIÓN DE LAS HORMONAS TIROIDEAS

AL INGRESO Y LOS 3, 6 Y 12 MESES DEL ALTA

HOSPITALARIA

Cuando se analizaba la evolución de la TSH durante los 3, 6 y 12 meses

siguientes al alta hospitalaria, aunque se observaba que la media de las

concentraciones aumentaban con el paso de los meses, no se obtenía significación

estadística, p>,05. A los 6 meses se veía como la media de TSH estaba por encima del

intervalo considerado normal (Tabla 52).

Tabla 52: Comparación de la TSH al ingreso con la TSH a los 3, 6 y 12 meses

del alta hospitalaria (N=48)

TSH INGRESO TSH 3 MESES ESTADÍSTICO

(Student)

TSH (μU/ml) (N=34)

2,91 ± 3,27 3,39 ± 2,77 T= 1,085 33 gl P=,286 NS

TSH INGRESO TSH 6 MESES

TSH (μU/ml) (N=15)

3,39 ± 4,34 6,11 ± 7,99 T= 1,244 14 gl P=,234 NS

TSH INGRESO TSH 12 MESES

TSH (μU/ml) (N=26)

3,00 ± 3,65 4,72 ± 7,63 T= 2,010 25 gl P=,055 NS

NS = no significativo (p>,050) * Significativo al 5% ** Altamente Significativo al 1%

RESULTADOS

186

Figura 14: Comparación de las concentraciones de TSH al ingreso, 3, 6 y

12 meses tras el alta. Se observa como la mediana de las concentraciones de

TSH aunque aumentaba con el paso de los meses, no era estadísticamente

significativa, p>, 05.

RESULTADOS

187

Al analizar la T4 libre con el paso de los meses tras el alta hospitalaria, se

observaba que los valores medios de las concentraciones eran similares, excepto a los

3 meses donde disminuían de forma estadísticamente significativa, p<,05 (Tabla 53)

(Figura 15).

Tabla 53: Comparación de la T4 libre al ingreso con la T4 libre a los 3, 6 y 12

meses del alta hospitalaria (N=48)

T4 LIBRE INGRESO T4 LIBRE 3 MESES ESTADÍSTICO (Student)

T4 LIBRE

(pmol/l) (N=32)

17,20 ± 3,27 16,02 ± 2,93 T= 2,573 31 gl P=,015*

T4 LIBRE INGRESO T4 LIBRE 6 MESES

T4 LIBRE

(pmol/l) (N=15)

16,08 ± 3,60 16,89 ± 6,05 T= 0,518 14 gl P=,612 NS

T4 LIBRE INGRESO T4 LIBRE 12 MESES

T4 LIBRE

(pmol/l) (N=24)

16,56 ± 3,40 15,65 ± 3,00 T= 1,217 23 gl P=,236 NS

NS = no significativo (p>,050) * Significativo al 5% ** Altamente Significativo al 1%

RESULTADOS

188

Figura 15: Comparación de las concentraciones de T4 libre al ingreso, 3,

6 y 12 meses tras el alta. Se observa como la mediana de las concentraciones

de T4 libre sólo disminuían de forma estadísticamente significativa a los 3

meses, con p<,05. Para el resto de los meses prácticamente no existían

diferencias. Con valores extremos al ingreso, primer mes y los 6 meses de

seguimiento.

RESULTADOS

189

Al analizar la evolución de la T3 se podía ver como a los 3 y 6 meses

aumentaban las concentraciones medias con respecto al ingreso, sólo de forma

significativa a los 3 meses, p<,01. Observándose como a los 12 meses las

concentraciones medias de T3 disminuían con respecto al ingreso, sin ser el descenso

significativo estadísticamente (Tabla 54) (Figura 16).

Tabla 54: Comparación de la T3 libre al ingreso con la T3 libre a los 3, 6 y 12

meses del alta hospitalaria (N=48)

T3 LIBRE INGRESO T3 LIBRE 3 MESES ESTADÍSTICO (Student )

T3 LIBRE (pmol/l) (N=28)

3,43 ± 0,60 3,97 ± 0,68 T= 3,084 27 gl P=,005 **

T3 LIBRE INGRESO T3 LIBRE 6 MESES

T3 LIBRE (pmol/l) (N=11)

3,43 ± 0,76 3,89 ± 0,83 T= 1,973 11 gl P=,077 NS

T3 LIBRE INGRESO T3 LIBRE 12 MESES

T3 LIBRE (pmol/l) (N=19)

3,56 ± 0,72 3,46 ± 0,93 T= 0,429 19 gl P=,673 NS

NS = no significativo (p>,050) * Significativo al 5% ** Altamente Significativo al 1%

RESULTADOS

190

Figura 16: Comparación de las concentraciones de T3 libre al ingreso con

la T3 libre a los 3, 6 y 12 meses. Se observa como la mediana aumentaba a

los 3 meses situándose en el extremo superior de la caja.

RESULTADOS

191

2.2.2. ANÁLISIS DEL RESTO DE PARÁMETROS

ANALÍTICOS A LOS 3, 6 Y 12 MESES DEL ALTA

HOSPITALARIA

Al analizar el resto de los parámetros analíticos medidos a los 3 meses,

resaltaba como la media de las concentraciones de glucosa disminuían de forma

significativa con p<,05, por el contrario las concentraciones medias de colesterol

aumentaban con p<,05. El resto de parámetros como por ejemplo las proteínas o la

albúmina aunque veían incrementados sus valores a los 3 meses no lo hacían de

forma significativa, p>,05 (Tabla 55).

Tabla 55: Análisis de los parámetros analíticos al ingreso y a los 3 meses del

alta hospitalaria (N=48)

INGRESO 3 MESES ESTADÍSTICO (Student)

GLUCOSA (mg/dl)(N=31)

126,16 ± 49,83 110,87 ± 57,30 T= 2,193 30 gl P=,036 *

CREATININA (mg/dl) (N=31)

1,47 ± 0,60 1,33 ± 0,58 T= 1,268 30 gl P=,215

NS

COLESTEROL TOTAL(mg/dl) (N=21)

158,48 ± 43,62 178,71 ± 41,79 T= 2,181 20 gl P=,041*

HDL-Colesterol (mg/dl) (N=12)

39,17 ± 9,21 49,50 ± 15,80 T= 1,952 11 gl P=,077

NS

LDL-Colesterol (mg/dl) (N=12)

94,48 ± 29,77 111,12 ± 41,07 T= 1,903 11 gl P=,084

NS

TRIGLICÉRIDOS (mg/dl)(N=21)

106,10 ± 46,25 91,28 ± 26,96 T= 1,253 20 gl P=,225

NS

PROTEÍNAS (mg/dl) (N=27)

6,32 ± 0,67 6,48 ± 0,79 T= 0,889 26 gl P=,382

NS

ALBÚMINA (mg/dl)(N=25)

3,42 ± 0,38 3,54 ± 0,61 T= 1,063 24 gl P=,298

NS

ÁCIDO ÚRICO (mg/dl) (N=27)

7,32 ± 2,89 6,95 ± 2,90 T= 0,637 26 gl P=,530

NS

NS = no significativo (p>,050) * Significativo al 5% ** Altamente Significativo al 1%

RESULTADOS

192

Al hacer el mismo análisis a los 6 meses se observaba como las

concentraciones medias de glucemia basal también disminuían de forma significativa

con respecto al ingreso, p<,05. Los valores medios de colesterol y LDL-colesterol

aumentaban a los 6 meses de forma significativa con p>,05 y p<,01, respectivamente.

Y las concentraciones de albúmina también se incrementaban a los 6 meses, con

p<,05. Para el resto de parámetros analíticos no se observaba significación estadística

(Tabla 56).

Tabla 56: Análisis de los parámetros analíticos al ingreso y a los 6 meses del

alta hospitalaria (N=48)

INGRESO 6 MESES ESTADÍSTICO (Student)

GLUCOSA

(mg/dl)(N=14) 162,14 ± 89,96 112,78 ± 29,65

T= 2,433 13 gl P=,030 *

CREATININA (mg/dl) (N=14)

1,53 ± 0,64 1,31 ± 0,47 T= 1,724 14 gl P=,108

NS

COLESTEROL

TOTAL(mg/dl) (N=7)

136,57 ± 49,16 176,0 ± 48,10 T= 5,409 6 gl P=,002 **

HDL-Colesterol

(mg/dl) (N=6) 36,17 ± 7,93 51,83 ± 13,66

T= 2,187 5 gl P=,080

NS

LDL-Colesterol (mg/dl) (N=6)

86,60 ± 46,76 113,07 ± 44,94 T= 3,610 5 gl P=,015 *

TRIGLICÉRIDOS

(mg/dl)(N=6) 94,33 ± 20,37 108,0 ± 29,93

T= 1,554 5 gl P=,181

NS

PROTEÍNAS (mg/dl)(N=13)

6,35 ± 0,5 6,65 ± 0,76 T= 1,402 12 gl P=,186

NS

ALBÚMINA

(mg/dl) (N=12) 3,33 ± 0,36 3,67 ± 0,62

T= 2,390 11 gl P=,036 *

ÁCIDO ÚRICO (mg/dl)(N=13)

7,13 ± 2,09 6,75 ± 2,28 T= 0,637 26 gl P=,530

NS

NS = no significativo (p>,050) * Significativo al 5% ** Altamente Significativo al 1%

RESULTADOS

193

Por último cuando comparábamos la evolución a los 12 meses, observábamos

también como las concentraciones de glucemia basal disminuían con respecto al

ingreso, con p<,01. Se incrementaban las concentraciones de HDL- colesterol con

p<,05. El resto de parámetros analíticos aumentaban todos, excepto la LDL- colesterol,

con respecto al ingreso, pero sin encontrar significación estadística, p>,05.

A los 12 meses como se dijo al principio del estudio, se volvió a solicitar la

autoinmunidad tiroidea, sin observarse cambios significativos en el seguimiento al año,

p>,05 (Tabla 57).

Tabla 57: Análisis de los parámetros analíticos al ingreso y a los 12 meses del alta hospitalaria (N=48)

INGRESO 12 MESES ESTADÍSTICO (Student )

GLUCOSA

(mg/dl)

(N=25)

143,56 ± 73,14 106,96 ± 30,20 T= 3,884 24 gl P=,001 **

CREATININA (mg/dl) (N=25)

1,35 ± 0,59 1,58 ± 1,40 T= 0,683 24 gl P=,501

NS

COLESTEROL TOTAL(mg/dl) (N=15)

158,53 ± 59,79 163,13 ± 39,60 T= 0,450 14 gl P=,654

NS

HDL-Colesterol

(mg/dl) (N=11) 44,00 ± 17,12 55,63 ± 16,05

T= 2,463 10 gl P=,033 *

LDL-Colesterol

(mg/dl) (N=11) 108,42 ± 52,18 95,05 ± 40,88

T= 1,534 10 gl P=,156

NS

TRIGLICÉRIDOS (mg/dl)(N=14)

101,00 ± 49,65 106,64 ± 45,31 T= 0,736 13 gl P=,475

NS

PROTEÍNAS

(mg/dl) (N=18) 6,19 ± 0,84 6,53 ± 0,65

T= 1,640 17 gl P=,119

NS

ALBÚMINA

(mg/dl) (N=16) 3,33 ± 0,45 3,59 ± 0,51

T= 1,947 15 gl P=,071

NS

ÁCIDO ÚRICO

(mg/dl) (N=18) 6,62 ± 2,35 7,21 ± 2,30

T= 0,886 17 gl P=,388

NS

ANTI-TPO

(N=16) 20,06 ± 59,10 9,80 ± 39,25

T= 1,425 15 gl P=,175

NS

ANTI-TG

(N=16) 187,5 ± 750,0 150,87 ± 603,50

T= 1,00 15 gl P=,333

NS

NS = no significativo (p>,050) * Significativo al 5% ** Altamente Significativo al 1%

RESULTADOS

194

2.2.3. DISTRIBUCIÓN DE LA DISFUNCIÓN TIROIDEA A

LOS 3, 6 Y 12 MESES DEL ALTA HOSPITALARIA

De los 48 pacientes ingresados que se siguieron en algún momento de los 3, 6

y 12 meses tras el alta hospitalaria y que no se habían normalizado al mes, se

observaba que normalizan su disfunción en mayor proporción a los tres meses con

respecto a los 6 y 12 meses. El grupo más predominante continuaba siendo el SEE,

especialmente el tipo 1, aunque a medida que pasaban los meses aumentaba la

frecuencia del hipotiroidismo, en concreto del hipotiroidismo subclínico (Tabla 58).

RESULTADOS

195

Tabla 58: Distribución de la disfunción tiroidea al ingreso, a los 3, 6 y 12 meses

del alta hospitalaria (N=48)

DISTRIBUCIÓN AL

INGRESO EN LA UGA

DISTRIBUCIÓN A LOS 3

MESES

Test de contraste

DISTRIBUCIÓN A LOS 6

MESES

Test de contraste

DISTRIBUCIÓN A LOS 12 MESES

Test de contraste

EUTIROIDEOS

0 (-) (-)

33,33% (11)

(16,36%-50,31%)

--- 7,14% (1) (-) ---

20,83% (5)

(3,32%-38,35%)

---

SEE

77,11% (37)

(64,75%-89,42%)

42,42% (20)

(24,63%-60,22%)

Chi2=0,

001 ; 1 gl ; P=,979

N

S

42,86% (6) (13,21%-72,51%)

Chi2=2,8

64 ; 1 gl ; P=,091

NS

50,0% (12)

(28,43%-71,57%)

Chi2=3,55

6 ; 1 gl ; P=,059

NS

TIPO 1

77,11% (37)

(64,75%-89,42%)

42,42% (20)

(24,63%-60,22%)

Chi2=0,0

01 ; 1 gl ; P=,979

N

S

42,86% (6) (13,21%-72,51%)

Chi2=2,8

64 ; 1 gl ; P=,091

NS

50,0% (12)

(28,43%-71,57%

Chi2=3,55

6 ; 1 gl ; P=,059

NS

TIPO 2-6

0 (-) (-) 0 (-) (-) --- 0 (-) (-) --- 0 (-) (-) ---

HIPOTIROIDISMO

18,75% (9)

(7,30%-30,20%)

21,21% (6)

(5,07%-14,66%)

Chi2=3,

636 ; 1 gl ; P=,057

N

S

35,71% (5) (7,00%-64,42%)

Chi2=0,2

07 ; 1 gl ; P=,649

NS

25,0% (6)

(6,32%-43,68%

Chi2=1,60

0 ; 1 gl ; P=,206

NS

Hipotiroidismo franco

0 (-) (-) 3,03% (1)

(-) --- 7,14% (1) (-) ---

4,17% (1)

(-) ---

Hipotiroidismo

subclínico

18,75% (9)

(7,30%-30,20%)

18,18% (6)

(4,29%-32,07%)

Chi2=4,9

91 ; 1 gl ; P=,025*

28,57% (4) (15,0%-55,64%)

Chi2=0,5

25 ; 1 gl ; P=,469

NS

20,83% (5)

(3,32%-38,35%)

Chi2=0,05

1 ; 1 gl ; P=,822

NS

HIPERTIROIDISMO

4,17% (2) (1,70%-6,30%)

3,03% (1) (-)

Chi2=33

,00 ; 1 gl ; P=,000**

14,28% (2) (6,68%-32,25%)

Chi2=6,

462 ; 1 gl ; P=,011*

4,17% (1)

(-)

Chi2=11,4

78 ; 1 gl ; P=,001**

Hipertiroidismo franco

2,08% (1) (-)

0 (-) (-) --- 7,14% (1)

(-)

Chi2=0,0

83 ; 1 gl ; P=,773

N

S

0 (-) (-)

----

Hipertiroidismo

subclínico

2,08% (1) (-)

3,03% (1) (-)

Chi2=33,

00 ; 1 gl ; P=,000**

7,14% (1)

(-) ---

4,17% (1)

(-)

Chi2=0,04

5 ; 1 gl ; P=,831

NS

NS = no significativo (p>,050) * Significativo al 5% ** Altamente Significativo al 1%

RESULTADOS

196

2.2.4. EVOLUCIÓN DE LA DISFUNCIÓN TIROIDEA A LOS

3, 6 Y 12 MESES

Con respecto al SEE al ingreso y los 3 meses: 11 (42,30%) de los pacientes

seguidos se normalizaban, siendo estadísticamente significativa, p<,05 (Chi2=4,442; 1

gl; P=,035), 11 (42,30%) persistían como SEE tipo 1 (Chi2=0,001; 1 gl; P=,979) y 4

(15,38%) evolucionaban a hipotiroidismo (3 subclínico y 1 franco) (Chi2=2,491; 1 gl;

P=,115).

El SEE al ingreso y a los 6 meses: 1 (9,01%) paciente se normalizaba

(Chi2=0,294; 1 gl; P=,588), 6 pacientes (54,54%) persistían como SEE tipo 1

(Chi2=2,864; 1 gl; P=,091) y 4 (36,36%) evolucionaban a hipotiroidismo (3 subclínico y

1 franco) (Chi2=0,009; 1 gl; P=,923).

La evolución del SEE al ingreso y respecto a los 12 meses: 3 (16,67%)

pacientes se normalizaban (Chi2=0,757; 1 gl; P=,384), 11 (61,11%) persistían como

SEE tipo 1(Chi2=3,556; 1 gl; P=,059) y 4 (22,22%) evolucionaban a hipotiroidismo

subclínico (Chi2=0,296; 1 gl; P=,586).

La evolución del hipotiroidismo al ingreso con respecto a los 3 meses: 3 (50%)

pacientes evolucionaban a SEE (Chi2=0,172; 1 gl; P=,678) y 3 (50%) persistían como

hipotiroidismo subclínico, siendo significativo con p<,05 (Chi2=4,991; 1 gl; P=,025).

El hipotiroidismo al ingreso cuando se seguía a los 6 meses se observaba: 1

(50%) paciente persistía como hipotiroidismo subclínico (Chi2=0,525; 1 gl; P=,469) y

otro (50%) se convertía en hipertiroideo franco, con significación estadística, p<,05

(Chi2=6,462; 1 gl; P=,011).

Al realizar el seguimiento del hipotiroidismo al ingreso y a los 12 meses: 2

(50%) se normalizaban (Chi2=2,476; 1 gl; P=,116) y 2 (50%) persistían como

hipotiroidismo (1 franco y 1 subclínico) (Chi2=1,600; 1 gl; P=,206).

RESULTADOS

197

Por último cuando analizábamos el comportamiento del hipertiroidismo al

ingreso y a los 3 meses el paciente que se siguió persistió como hipertiroidismo

subclínico (Chi2=33,000; 1 gl; P=,000).

Cuando seguimos a los 6 meses al hipertiroideo franco pasó a ser hipertiroideo

subclínico (Chi2=14,000; 1 gl; P=,000).

A los 12 meses 1 hipertiroideo cambió a SEE y el otro persistió como

hipertiroidismo subclínico (Chi2=11,478; 1 gl; P=,001).

Al realizar el estudio de la TSH a lo largo de los meses en aquellos pacientes

que presentaban hipotiroidismo subclínico nos encontrábamos con las siguientes

medias, TSH al ingreso de 8,86 ± 5,42 μU/ml (IC95%: 4,69 - 13,03), TSH al mes 7,25

± 2,28 μU/ml (IC95%: 5,34 - 9,15), TSH a los 3 meses 7,63 ± 1,80 μU/ml (IC95%:

5,74 - 9,52), TSH a los 6 meses 8,82 ± 2,53 μU/ml (IC95%: 4,80 - 12,85) y TSH a los

12 meses 7,69 ± 1,41 μU/ml (IC95%: 5,93 - 9,44), representadas en la siguiente

figura 17.

RESULTADOS

198

Figura 17: Comparación de las concentraciones de TSH en el

hipotiroidismo subclínico a lo largo de los meses. Observamos que la

mediana de los pacientes con hipotiroidismo subclínico no superaba los 10

μU/ml a lo largo del seguimiento. Observando como la TSH menor se

encontraba al ingreso, incrementándose al mes, 3 y 6 meses, para volver a

disminuir a los 12 meses.

RESULTADOS

199

2.2.5. ANÁLISIS BIVARIANTE A LARGO PLAZO

2.2.5.1. ANÁLISIS BIVARIANTE DE LAS

CARACTERÍSTICAS CLÍNICAS A LARGO PLAZO

Al realizar el análisis bivariado de las diferentes características clínicas de los

pacientes con los que se normalizan a los 3, 6 ó 12 meses, no se observó significación

estadística ni con los hipertensos, ni los hipercolesterolémicos, ni con los diabéticos, ni

con los que habían ingresado por episodio de sepsis, ni de ACV ni de IAM, p>,05.

Se observó significación estadística en relación a la edad (T=1,978; 46 gl;

P=,056; U=167,500 P=,038) con media de edad para los que normalizaban sus

hormonas tiroideas de 83,35 ± 6,62 años (IC95%:79,95 - 86,76) y para los que

continuaban con la disfunción tiroidea durante el seguimiento de 87,38 ± 7,00 años

(IC95%: 84,51 - 90,44), con p<,05.

En el caso de la asociación entre la normalización durante el seguimiento y el

estado cognitivo del paciente, no se observaba relación estadística significativa

(T=1,257; 43 gl; P=,215). Si lo relacionábamos con el estado funcional del paciente,

los que normalizaban sus hormonas tiroideas a largo plazo tenían una media del

índice de Barthel de 69,70 ± 34,57 (IC95%: 51,93 - 87,48) y los que persistían con la

disfunción tiroidea de 48,52 ± 37,67 (IC95%: 33,62 - 63,42) (T=1,912; 42 gl; P=,064;

U=151,0 P=,057), casi con significación estadística con p<,10 aunque p>,05 (Tabla

59).

RESULTADOS

200

Tabla 59: Características CLÍNICAS, según la normalización o persistencia de la

disfunción tiroidea a los 3, 6 ó 12 meses (N=48)

NORMOFUNCIÓN PERSISTENCIA DISFUNCIÓN TIROIDEA

Variables Media ± D.T. (IC 95%) Rango

Media ± D.T. (IC 95%) Rango

Test de contraste

NÚMERO DE PACIENTES

35,40% (17) (21,38%; 43,22%)

64,60% (31) (50,55%; 78,62%)

Chi2=48 ; 1 gl ;

P=,000**

SEXO(MUJERES/VARONES)

70,59%(12)/29,41%(5) 58,06%(18)/41,94%(13) Chi

2=0,735 ; 1 gl ;

P=,391NS

EDAD (AÑOS)

83,35 ± 6,62

(79,95 ; 86,76)

69 – 93

87,38 ± 7,00

(84,51 ; 90,44)

65 – 99

T= 1,978; 46 gl; P=,056

NS

U=167,500 P=,038*

DIABETES 23,53%(4) (1%; 46%) 25,81%(8) (9%; 42%) Chi

2=0,030 ; 1 gl ;

P=,862 NS

HIPERTENSIÓN 58,82%(10) (33%; 85%) 61,29%(19) (43%; 79%) Chi

2=0,028 ; 1 gl ;

P=,867 NS

DISLIPEMIA 29,41%(5) (3%; 38%) 67,74%(21) (12%; 46%) Chi

2=0,759; 1 gl ;

P=,384 NS

BARTHEL

69,70 ± 34,57

(51,93 ; 87,48)

0 – 100

44,52 ± 37,67

(33,62 ; 63,42)

0 – 100

T= 1,912; 42 gl; P=,064

NS

U=151 P=,057

NS

ECRM

0,80 ± 1,01

(0,24 ; 1,36)

0 – 5

1,37 ± 1,59

(0,77 ; 1,96)

0 – 5

T= 1,257 ; 43 gl ; P=,215

NS

U=187,0 P=,327

NS

NS = no significativo (p>,050) * Significativo al 5% ** Altamente Significativo al 1%

RESULTADOS

201

2.2.5.2. ANÁLISIS BIVARIANTE DE LAS

CARACTERÍSTICAS ANALÍTICAS A LARGO PLAZO

Cuando se analizaron las variables analíticas que intervenían en la

normalización de las disfunción tiroidea a largo plazo o la persistencia de la misma,

encontramos como datos significativos fundamentalmente las concentraciones previas

de T4 libre al mes del ingreso hospitalario siendo éstas superiores en los que se

normalizaban que en los que mantenían una disfunción tiroidea con los meses (17,88

± 3,06 pmol/l (IC95%: 15,50 - 18,65) vs 15,13 ± 3,34 pmol/l (IC95%: 14,24 – 16,02),

con p<,05.

Los valores encontrados en los pacientes que se normalizaban a largo plazo se

relacionaban con significación estadística con concentraciones de TSH a los 3 meses

más bajas 2,41 ± 1,26 μU/ml (IC95%: 1,65 – 3,17) que los que persistían con

disfunción tiroidea 3,14 ± 2,96 μU/ml (IC95%: 1,50 – 3,53), p<,05 y con

concentraciones más elevadas de T4 (17,50 ± 1,35 pmol/l (IC95%: 16,69 – 18,32) vs

15,51 ± 3,31 pmol/l (IC95%: 13,68 - 17,35), normofunción y disfunción

respectivamente), con p<,01 y de T3 libre a los 3 meses (4,30 ± 0,72 pmol/l (IC95%:

3,86 – 4,74) vs (3,68 ± 0,52 pmol/l (IC95%: 3,40 – 3,97), respectivamente), p<,05.

Se observaba como las concentraciones de T3 libre a los 12 meses eran

superiores en los eutiroideos a los que persistían con disfunción tiroidea 4,12 ± 0,02

pmol/l (IC95%: 3,93 – 4,31) vs 3,38 ± 0,95 pmol/l (IC95%: 2,89 – 3,87), pero sin

comprobarse la significación por el estadístico de Mann-Whitney (Tabla 60).

No se encontró relación estadísticamente significativa para ninguna de las

concentraciones de TSH, T4 libre y T3 libre al ingreso ni a los 6 meses de

seguimiento, p>,05.

RESULTADOS

202

Tabla 60: Características ANALÍTICAS, según la normalización o persistencia de la disfunción tiroidea a los 3, 6 ó 12 meses

NORMOFUNCIÓN PERSISTENCIA

DISFUNCIÓN TIROIDEA

ESTADÍSTICO (Student / Mann-

Whitney)

Variables

Media ± D.T.

(IC 95%)

Rango

Media ± D.T.

(IC 95%)

Rango

Test de contraste

ALBÚMINA AL MES(g/dl)

3,67 ± 0,51

(3,48 ; 4,01)

2,70 – 4,40

3,43 ± 0,50

(3,24 ; 3,62)

2,60 – 4,30

T= 2,014 44 gl P=,052

NS

U=162,500 P=,055

NS

TSH AL MES

(μU/ml)

2,78 ± 1,93

(1,79 ; 3,77)

0,06 – 7,18

3,39 ± 3,14

(2,20 ; 4,59)

0,25 – 14,0

T= 0,825 150 gl P=,414

NS

U=250,0 P=,771

NS

T4 LIBRE AL MES(pmol/l)

17,88 ± 3,06

(15,50 ; 18,65)

13,40 – 22,96

15,13 ± 3,34

(14,24 ; 16,02)

11,28 – 21,22

T= 2,246 46 gl P=,033* U=164,500 P=,033*

T3 LIBRE AL MES (pmol/l)

3,50 ±0,77

(3,12 ; 3,90)

2,45 – 5,47

3,32 ± 0,55

(3,11 ; 3,53)

1,92 – 4,27

T= 0,494 46 gl P=,624

NS

U=260 P=,940

NS

TSH A LOS 3 MESES (μU/ml)

2,41 ± 1,26

(1,65 ; 3,17)

0,59 – 5,16

3,14 ± 2,96

(1,50 ; 3,53)

1,92 – 4,27

T= 2,110 32gl P=,045*

U=117,0 P=,421

NS

T4 LIBRE A LOS 3 MESES

(pmol/l)

17,50 ± 1,35

(16,69 ; 18,32)

14,75 – 19,15

15,51 ±3,31

(13,68 ; 17,35)

11,55 – 23,74

T= 2,961 30 gl P=,007** U=51,0 P=,005**

T3 LIBRE A LOS 3 MESES

(pmol/l)

4,30 ± 0,72

(3,86 ; 4,74)

3,19 – 5,59

3,68 ± 0,52

(3,40 ; 3,97)

2,65 – 4,37

T= 2,557 26 gl P=,018* U=47 P=,020*

TSH A LOS 12 MESES

(μU/ml)

2,78 ± 0,56

(2,23 ; 7,80)

2,39 – 3,28

5,07 ± 9,29

(0,29 ; 9,85)

0,14 – 40,11

T= 0,548 24 gl P=,589

NS

U=50,0 P=,871

NS

T4 LIBRE A LOS 12 MESES (pmol/l)

17,37 ± 0,05

(16,93 ; 17,82)

17,34 – 17,41

15,21 ± 3,12

(13,60 ; 16,82)

5,76 – 20,36

T= 1,589 22 gl P=,126

NS

U=15,0 P=,053

NS

T3 LIBRE A LOS 12 MESES

(pmol/l)

4,12 ±0,02

(3,93 ; 4,31)

4,11 – 4,14

3,38 ± 0,95

(2,89 ; 3,87)

1,52 – 4,98

T= 11,432 17 gl P=,005** U=8 P=,232

NS

NS = no significativo (p>,050) * Significativo al 5% ** Altamente Significativo al 1%

RESULTADOS

203

2.2.6. ANÁLISIS DE REGRESIÓN LOGÍSTICA MÚLTIPLE

A LARGO PLAZO

En el análisis bivariado, la normofunción a largo plazo se asociaba

significativamente con: T4 libre al mes (T=2,25; 46 gl; P=,018), TSH a los 3 meses

(T=2,11; 32 gl; P=,045) y T4 libre a los 3 meses (T=2,58; 30 gl; P=,015). Introducidas

todas ellas en un análisis de regresión logística multivariante, se encontró que

solamente la T4 libre al mes mantenía la significación (p<,05). Reajustado el modelo

solo con este predictor, los coeficientes resultantes se muestran en la tabla 61 (Figura

18).

Tabla 61: Modelo de regresión logística múltiple para la NORMALIZACIÓN A

LARGO PLAZO

Variables

Introducidas

Coeficiente

B E.T.(B) OR

IC 95% de

OR Wald gl p-sig

T4 libre (al mes) 0,29 0,133 1,33 1,03 – 1,73 4,66 1 ,031*

Variables

Excluidas Wald gl p-sig Resumen del modelo

T4 libre (3

meses) 3,00 1 ,083

NS

Test Ómnibus

signif. modelo Chi

2= 5,66; 1 gl; p=,017**

TSH (3 meses) 1,17 1 ,279 NS

Test Hosmer-

Lemeshow Chi

2= 7,51; 8 gl; p=,483

NS

Ajuste R2 Nagelkerke 0,15

Porcentaje total

clasificación correcta 68,8%

NS = no significativo (p>,050) * Significativo al 5% ** Altamente Significativo a 1%

RESULTADOS

204

Figura 18: Comparación entre los valores de T4 libre al mes y la

normalización a largo plazo. Se observa como la mediana de las

concentraciones de T4 libre al mes era superior en el caso de los que se

normalizan a largo plazo, p<,05.

DISCUSIÓN

205

DISCUSIÓN

206

DISCUSIÓN

207

DISCUSIÓN

1. DISCUSIÓN DEL ESTUDIO TRANSVERSAL

1.1. PREVALENCIA DE LA DISFUNCIÓN TIROIDEA

Nuestros resultados muestran que la prevalencia de disfunción tiroidea

previamente conocida en la población anciana que requería hospitalización era

relativamente baja, en torno al 5%. La prevalencia de hipertiroidismo e hipotiroidismo

conocido fue similar, y la proporción de pacientes con disfunción subclínica previa fue

muy baja. En nuestro cribaje de disfución tiroidea al ingreso hospitalario mostró

alteraciones en las pruebas tiroideas en aproximadamente el 75% de nuestros

pacientes, similar al publicado en otros estudios (Simons et al, 1990). Esta elevada

prevalencia de disfunción tiroidea, posiblemente se deba al hecho de que nuestra

población de estudio fueron pacientes hospitalizados e ingresados por proceso agudo.

En un estudio realizado en España en ancianos mayores de 75 años ingresados en

UCI, se observó una prevalencia de SEE del 67,3% de los pacientes (Miguel Bayarri et

al, 2001). Otro estudio publicado recientemente por Tognini et al, (2010) excluyendo a

los pacientes que requerían cuidados intensivos, de los 301 pacientes ancianos

hospitalizados encontraron una prevalencia de SEE del 31,9%, inferior a la encontrada

en la nuestra. En el estudio de Kaplan et al, (1982) se analizaron 98 pacientes agudos

encontrando una prevalencia del 42% de SEE con T3 baja. Sin embargo existen otros

estudios en pacientes ancianos hospitalizados como el de Bossoni et al, (2002a) que

estudiaron a 282 pacientes de 79 ± 7,38 años ingresados en una Unidad de Geriatría

donde se observó únicamente una prevalencia de T3 baja del 8%. Posiblemente

debidas estas diferencias a la patología aguda de nuestra muestra, sin poder descartar

alteraciones intrínsecas a las determinaciones analíticas, realizadas posiblemente con

distintos aparatos de medida.

DISCUSIÓN

208

El SEE y en especial el que cursa con T3 baja únicamente, fue el más común,

en nuestra muestra.

Después de excluir el SEE, el porcentaje de disfunción tiroidea fue del 14,4%,

con más frecuencia para el hipotiroidismo que para el hipertiroidismo. Aunque se

observó mayor porcentaje de enfermedad subclínica en el hipotiroidismo, ésto no se

vio para el hipertiroidismo.

La prevalencia de disfunción encontrada en nuestro estudio fue similar a la

publicada en otros estudios de población anciana en nuestro país, con intervalos que

iban del 4 al 13% (Casas Rodríguez et al, 1990; Ayala et al, 2001; Díez et al, 2003 b;

Sender Palacios et al, 2004; Betancor et al, 2004). Aunque generalmente la

prevalencia de disfunción tiroidea en ancianos hospitalizados e institucionalizados es

más elevada que en la población general (Livingston et al, 1987; Simons et al, 1990;

Bagchi et al, 1990; Díez, 2002). Éstos hallazgos no han sido confirmados en nuestra

población ni en nuestra área, por ejemplo en el estudio de Betancor et al, realizado en

ancianos hospitalizaods en una UGA de Madrid, la prevalencia obtenida fue del 4,44%

(Betancor et al, 2004). La prevalencia total de disfunción tiroidea en adultos mayores

de 60 años sin enfermedad tiroidea previamente conocida de una comunidad urbana

fue del 8,5% (Díez et al, 2003 b). Y la encontrada en ancianos en centros de Atención

Primaria tenía un intervalo del 4% al 13%, en el estudio de Sender Palacios et al,

(2004) y de Casas Rodríguez et al, (1990). En sujetos institucionalizados en

residencias, sin enfermedad aguda, discapacidad, enfermedad crónica severa o

enfermedad tiroidea conocida, la prevalencia de disfunción tiroidea fue del 6% (Ayala

et al, 2001). En nuestra área, la prevalencia de disfunción tiroidea en población

anciana hospitalizada sin disfunción tiroidea previa conocida fue muy similar al

encontrado en la población geriátrica ambulatoria (4,44% y 3,23%, respectivamente)

(Betancor et al, 2004). Tenemos que señalar que la prevalencia de disfunción

tiroidea encontrada en la población española es inferior a la observada en la población

americana. En el estudio de Colorado se encontraron valores elevados de TSH en el

DISCUSIÓN

209

16% de los varones y en el 21% de las mujeres (Canaris et al, 2000). Esta diferencia

con respecto a España se puede deber a factores genéticos, edad, raza, a las

diferentes formas de medir la TSH y al consumo de yodo en la dieta (Atzmon et al,

2009 a; Klein, 2013). Un estudio alemán publicado recientemente argumenta que se

deberían de modificar los intervalos de referencia de los test de disfunción tiroidea en

función de si el área es deficiente en yodo, puesto que las referencias admitidas son

para zonas con suficiente yodo (Völzke et al, 2005).

En nuestro estudio hemos encontrado que la prevalencia del hipertiroidismo era

aproximadamente la mitad a la del hipotiroidismo, con porcentajes similares tanto para

el franco como para el subclínico. En el estudio de Laurberg et al, (1998), que comparó

a la población anciana de un área rica en yodo con otra deficitaria de este mineral,

observó que en el área con suficiente yodo el hipotiroidismo era más frecuente que el

hipertiroidismo, mientras que en la zona deficitaria ocurría lo contrario.

Aunque en nuestro trabajo no estaba contemplado dentro del protocolo la

determinación de yodo en orina, de los que se obtuvo, se observó que las yodurias se

encontraban dentro del intervalo considerado normal. En otros estudios como el

realizado en Grecia, se observa que a pesar de ser una zona con suficiente aporte de

yodo en la dieta, es más prevalente en ancianos el hipertiroidismo que el

hipotiroidismo (Legakis et al, 2013), al contrario de lo encontrado en nuestra población

objeto de estudio.

DISCUSIÓN

210

1.2. AUTOINMUNIDAD TIROIDEA

Los anticuerpos tiroideos positivos son más elevados en las mujeres y con

tendencia a ser más altos a medida que avanza la edad, sin embargo se ha descrito

en algunos estudios un descenso en la prevalencia de la autoinunidad tiroidea a partir

de los 70 años (Mariotti et al, 1992). En un estudio reciente realizado en Polonia no se

ha observado relación de la edad con la autoinmunidad tiroidea (Bar-Andziak et al,

2012). Nuestro estudio apoya estas dos publicaciones al no encontrase diferencias de

la positividad de los anticuerpos en relación a la edad ni con las cifras de los mismos.

En una serie de 249 pacientes hospitalizados, los pacientes geriátricos crónicos

tenían anticuerpos positivos anti-TPO de 15,3% y anti-TG de 9,2% (Szabolcs et al,

1995). En nuestro estudio estas prevalencias eran relativamente bajas, de 4,2% para

los anti-TPO y 2,8% para la anti-TG y estaban asociadas al hipotiroidismo con mayor

frecuencia. Esta prevalencia relativamente baja podría ser el reflejo de la edad

avanzada de nuestra muestra y de la normal o baja ingesta de yodo en nuestra

población. Aunque a partir de 1983 se publicó el Real Decreto 1424/1983 (BOE núm

130/193) que aprobaba la reglamentación técnico-sanitaria para la obtención,

circulación y venta de sal yodada en España, como su consumo es voluntario es

esencial realizar campañas de prevención. En el último informe de la OMS del año

2007 España aparece como país con una óptima nutrición de yodo (Vila, 2008).

Existen estudios como el de Lucas et al, realizado en Cataluña donde concluyen que

nos encontramos en una región con suficiente aporte de yodo en la dieta (Lucas et al,

2010). Por lo que podemos aceptar la posibilidad de que existe una predisposición

genética, que junto con otros factores extrínsecos, como puede ser la dieta, inducen

el desarrollo de la enfermedades tiroideas autoinmunes (Tomer y Davies, 2003).

DISCUSIÓN

211

1.3. ETIOLOGÍA DE LA DISFUNCIÓN TIROIDEA

La tiroiditis autoinmune es la causa más frecuente de alteración tiroidea en la

población anciana (Díez, 2002). En nuestros pacientes la primera causa de disfunción

tiroidea era posiblemente la tiroiditis crónica atrófica, siendo la segunda causa la

anterior etiología mencionada. Es posible que un número considerable de pacientes

pertenecieran al grupo de la tiroiditis autoinmune y no hayan sido detectados los

anticuerpos en el momento del diagnóstico (Sawin et al, 1985 a).

El bocio tóxico multinodular se considera la causa más frecuente de

hipertiroidismo en los ancianos, como ocurre en otros estudios españoles (Díez, 2003

a), al contrario de los pacientes jóvenes que la causa más frecuente es la enfermedad

de Graves (Trivalle et al,1996), aunque en este último en ancianos la enfermedad de

Graves superaba al BTM. En nuestros pacientes sólo se encontró en

aproximadamente un 25% la afección por hipertiroidismo.

En nuestra muestra tenemos que destacar los escasos fármacos que

consumían los pacientes con acción directa sobre las hormonas tiroideas, y por tanto

que pudieran contribuir al diagnóstico de disfunción tiroidea producida de forma

farmacológica.

La etiología de la disfunción tiroidea no se pudo determinar con certeza, porque

muchos de ellos fallecieron sin que se les pudieran realizar las pruebas

complementarias pertinentes para su diagnóstico.

DISCUSIÓN

212

1.4. COMORBILIDAD DE LA DISFUNCIÓN TIROIDEA

Existen varios factores que pueden influir en las concentraciones de TSH y en

las hormonas tiroideas en los ancianos. Se observa un descenso en la concentración

de T3 debido a una reducción de la actividad de la desyodasa. La T4 normalmente no

cambia, mientras que las concentraciones de TSH se pueden encontrar normales,

altas o bajas (Díez, 1998 b). La enfermedad aguda y crónica quizás se acompaña de

cambios en los test de disfunción tiroidea. La alteración más frecuente es la

disminución de T3, siendo el descenso de T4 infrecuente (Van Den Beld et al, 2005),

aunque la disminución tanto de la T4 y de la T3 en el SEE se asocia con un

incremento en la mortalidad (Zargar et al, 2004). Muchos fármacos intervienen en la

síntesis y liberación de la TSH y también en la biosíntesis, transporte y metabolismo de

las hormonas tiroideas.

Varios autores han investigado la relación que existe entre la disfunción tiroidea

y la comorbilidad en los ancianos (Simons et al, 1990; Bossoni et al, 2002 b;

Gussekloo et al, 2004; Somwaru et al, 2011; Virgini et al, 2014). Algunos estudios

sugieren que el descenso de TSH y el incremento de T4 están asociados con mayor

mortalidad. Por el contrario niveles de TSH ligeramente elevados (Gussekloo et al,

2004) o una reducción de T4 pueden llegar a ser beneficiosos para aumentar la

supervivencia en ancianos de forma ambulatoria (Van den Beld et al, 2005). Aunque

en otro estudio realizado recientemente sobre pacientes ancianos hospitalizados se ha

observado que niveles de T4 libre bajos y TSH alta están asociados con peor

pronóstico intrahospitalario y con un aumento de la morbimortalidad (Mingote et al,

2012).

Se ha publicado la correlación de niveles bajos de T3 con enfermedad severa

en pacientes ancianos hospitalizados (Simons et al, 1990). También se ha visto una

correlación negativa entre la T3 y la edad en estos pacientes. En un estudio reciente

DISCUSIÓN

213

de 282 ancianos hospitalizados se ha podido ver como los niveles bajos de T3 se

asociaban fuertemente con un mal pronóstico nutricional, con bajas puntuaciones en el

Mini-Mental y con mayor riesgo de institucionalización y de fallecimiento durante el

ingreso (Bossoni et al, 2002 a). Otros autores han encontrado relación entre el

síndrome de T3 baja y deterioro de la función cognitiva en ancianos varones de forma

ambulatoria, aunque sin existir asociación con un mayor riesgo de fallecer a los cuatro

años con respecto a los eutiroideos (Van den Beld et al, 2005). En el estudio de Alfieri

et al, (2013), se confirma como el síndrome de T3 baja se asocía con un peor

pronóstico a corto plazo de morbimortalidad en pacientes muy ancianos

hospitalizados, severamente enfermos, pero no confirma la mortalidad a largo plazo,

como se concluye en el estudio realizado por nosotros a largo plazo con estos mismos

pacientes (Iglesias et al, 2013 b).

No hemos encontrado relación entre la disfunción tiroidea y la comorbilidad o

las enfermedades severas concomitantes. Cuando realizamos el análisis por tipos de

disfunción tiroidea sí que encontramos relación del hipertiroidismo con las arritmias

cardíacas (Parle et al, 2001; Cappola et al, 2006; Collet et al, 2012), y por tanto con la

anticoagulación como se observa en otros estudios. También se observó relación del

hipertiroidismo con la insuficiencia renal crónica. Y del SEE en especial el tipo1,

detectado durante la enfermedad aguda con valores medios de creatinina más

elevados, apoyando así otros estudios donde se ve como la insuficiencia renal aguda

fundamentalmente se relaciona con el SEE (Iglesias et al, 2013 a). Se encontró una

relación negativa entre la T3 y la edad posiblemente por la disminución de la actividad

de la T3 asociada al proceso del envejecimiento.

El porcentaje de pacientes con SEE hallado en nuestro estudio fue muy alto

entorno al 60%, pero similar al encontrado en otros estudios (66%) de pacientes

ancianos hospitalizados (Simons et al, 1990), aunque en otros como el de Tognini et

al, (2010) tiene prevalencia del 31,9%, inferior al obtenido en nuestra población, con

una muestra de similares características. El SEE también está asociado con un peor

DISCUSIÓN

214

pronóstico. Los pacientes con dependencia más severa tanto al ingreso como al alta,

con mayor deterioro cognitivo y los que más vivían en residencias se asociaban a la

disfunción tiroidea. Siendo más frecuente la dependencia total en el SEE que en los

diagnosticados de hiper o hipotiroidismo. Sin encontrar relación del deterioro cognitivo

o funcional ni con el hipertiroidismo ni con el hipotiroidismo.

Dando muestra del conflicto que existe en los ancianos cuando se analizan los

diferentes resultados publicados, algunos como el de Cook et al, (2002), observaron

que los pacientes con hipotiroidismo subclínico tenían peor recuerdo verbal y menos

puntuaciones en el MM, otros relacionan el aumento de la TSH con la depresión, pero

no con el deterioro cognitivo (Manciet et al, 1995). Recientemente se ha publicado una

revisión de la asociacion entre el hipertiroidismo subclínico con la demencia (Gan y

Pearce, 2012) y de los niveles basales de TSH bajos, pero dentro del intervalo

considerado normal y el deterioro cognitivo (Moon et al, 2014). Existen otros estudios

que no asocian la pérdida de ABVD con el hipotiroidismo subclínico (Park et al, 2010),

en el estudio de Leiden tampoco se observó relación entre la disfuncion tiroidea y la

incapacidad física de los pacientes mayores de 85 años (Gussekloo et al, 2006). Se ha

visto como en ancianos se relaciona el síndrome confusional y la afectación cognitiva

durante el postoperatorio de cirugías mayores con el SEE, probablemente debido al

descenso en la conversión de T4 a T3 por las drogas utilizadas durante la anestesia

(Mafrica et al, 2008).

En nuestro análisis la disfunción se asociaba con niveles elevados de glucosa

basal en sangre, de creatinina y ácido úrico y de cifras de albúmina y colesterol

disminuidas. Todo lo anteriormente expuesto puede ser consecuencia de la respuesta

inflamatoria que se produce ante una enfermedad aguda, haciendo que se acelere la

gluconeogénesis hepática, el catabolismo y la lipolisis, posiblemente las causantes de

estas alteraciones (Iglesias et al, 2011).

Los predictores para presentar disfunción tiroidea durante el ingreso en

nuestro estudio fueron: la edad, la creatinina y el índice de Barthel con el que los

DISCUSIÓN

215

pacientes eran dados de alta. Siendo la creatinina y la edad predictores positivos de

disfunción tiroidea, a mayores cifras de creatinina y mayor edad de los pacientes de la

muestra mayor posibilidad de presentar disfunción tiroidea durante el ingreso.

Encontrando el índice de Barthel al alta como predictor negativo, a menor índice

mayor posibilidad de presentar disfunción tiroidea, por lo tanto a mayor deterioro

funcional del paciente mayor posibilidad de disfunción tiroidea.

DISCUSIÓN

216

1.5. MORTALIDAD INTRAHOSPITALARIA DE LA

DISFUNCIÓN TIROIDEA

Nuestros resultados mostraron la relación entre la disfunción tiroidea y la

mortalidad durante el ingreso. Algunos estudios sugieren que el descenso de TSH y el

incremento de T4 se asocian con mayor mortalidad en pacientes ancianos (Parle et al,

2001; Gussekloo et al, 2006; Waring et al, 2012). No se ha observado relación

significativa con ninguno de los intervalos de TSH ni de T4 en este estudio.

El porcentaje de pacientes que murieron con SEE durante la hospitalización fue

casi seis veces superior que en los eutiroideos, asociándose fundamentalmente a la

mortalidad el SEE tipo 1. Por lo tanto nuestros resultados al igual que otros como el

estudio de Iervasi et al, (2003) y Tognini et al, (2010), confirman que la T3 baja es un

predictor negativo de supervivencia a corto plazo. Y se podría plantear la inclusión de

las determinaciones de T3 en las herramientas utilizadas para calcular el pronóstico de

superviviencia o de gravedad a corto plazo en los pacientes geriátricos hospitalizados,

al igual que se plantean en otros lugares como la UCI (Plikat et al, 2007; Wang et al,

2012).

La albúmina es un factor predictivo de mortalidad en los ancianos (Volpato et

al, 2001; Walter et al, 2001; Pilotto et al, 2008; Levine et al, 2007). Nuestro estudio

confirma la predicción de muerte durante la hospitalización en pacientes con

enfermedad aguda y la relación existente entre la albúmina y la T3 (Iglesias et al,

2009).

Los dos parámetros anteriores eran el mejor predictor independiente de

mortalidad intrahospitalaria en estos pacientes.

DISCUSIÓN

217

2. DISCUSIÓN DEL ESTUDIO DE SEGUIMIENTO A

CORTO PLAZO

En el seguimiento al mes de los pacientes que presentaban disfunción tiroidea

al ingreso, mostró que la normalización de las hormonas tiroideas era un evento

frecuente a corto plazo. El número de pacientes que se normalizaban era de

aproximadamente el 35%, principalmente debido a la corrección del SEE. Las

concentraciones medias de TSH y T4 aumentaban de forma significativa después del

alta hospitalaria, aunque la media de la T3 se situaba en el límite inferior del rango

considerado normal. Los niveles de TSH al ingreso, las concentraciones de albúmina

al mes, eran las únicas variables relacionadas con la normalización al mes del alta

hospitalaria, según el modelo de regresión múltiple.

Los test de función de hormonas tiroideas normalmente se ven alterados en el

seno de las enfermedades agudas, principalmente las concentraciones de T3 baja, en

ausencia de enfermedad del eje hipotálamo-hipófisis-tiroides, con concentraciones

normales de TSH y T4 (Docter et al, 1993; Koening, 2008). Como se dijo en el estudio

transversal existe una correlación negativa entre la T3 y la edad de los pacientes

ingresados por enfermedad aguda. Las cifras bajas tanto de T3 como de albúmina, se

correlacionaban también de forma negativa con la superviviencia durante el ingreso,

por lo que ambos parámetros eran los predictores más importantes de mortalidad en

nuestros pacientes durante la hospitalización.

Al mes del alta los pacientes que principalmente fueron seguidos y por lo tanto

habían sobrevivido eran en su mayoría SEE diagnosticados al ingreso (~85%), lo que

sugiere que la presencia de concentraciones de T3 baja durante la hospitalización no

necesariamente determinan un peor pronóstico de supervivencia al alta hospitalaria,

como concluye el estudio de Alfieri et al, (2013), donde se observó que las

concentraciones de T3 al ingreso no eran predictores de mal pronóstico a largo plazo.

DISCUSIÓN

218

En nuestros pacientes del análisis de seguimiento al mes, las concentraciones

medias de T4 y TSH al ingreso hospitalario se situaban dentro del intervalo

considerado normal. A su vez encontrábamos concentraciones de T3 más altas en las

mujeres que en los varones tanto al ingreso en la UGA como al alta de forma

significativa. Esto se observa en otros estudios que publican un descenso en los

niveles serológicos de T3 en los hombres eutiroideos y un incremento de la T3 en las

mujeres eutiroideas conforme avanza la edad (Seck et al, 1998). La T3 se

incrementaba en ambos sexos al mes del alta hospitalaria. La TSH y la T4 suelen ser

normales en el SEE, aunque pueden existir casos de TSH baja y casos de T4 baja o

normal en los distintos subtipos de SEE, con enfermedad aguda severa. De hecho en

algunas ocasiones se pueden ver elevaciones transitorias de TSH sobre el rango de

referencia hasta con niveles normales de T3 y T4 (Docter et al, 1993; Adler y

Wartofsky, 2007; Koening, 2008).

Éste es uno de los primeros estudios que analiza la evolución espontánea de

la disfunción tiroidea en ancianos hospitalizados en un corto espacio de tiempo tras el

alta. En pacientes adultos, los niveles de TSH y T4 se incrementan después del alta

hospitalaria.

La normalización de la T3 no ocurría en todos nuestro pacientes, lo que sugiere

que 1 mes quizás sea un espacio demasiado corto para que ver como los ancianos

recuperan la normalidad de las hormonas tiroideas tras una enfermedad aguda severa.

Posiblemente la edad, la comorbilidad y la afectación a nivel funcional

asociada, contribuyan a que no se normalice la T3 en estos pacientes.

Nuestros resultados muestran como la mayoría de los que se normalizaban al

mes eran pacientes que tenían SEE al ingreso en la UGA, aproximadamente se

normalizaban el 40%, el hipotiroidismo se normalizaba en un 11,7% y los hipertiroideos

no se normalizaban ninguno. Esto se debe normalmente, a que los pacientes ancianos

con enfermedad aguda presentan bajos niveles circulantes de T3 y un incremento en

la rT3. Cuando la enfermedad se alarga en el tiempo o es severa, la secreción pulsátil

DISCUSIÓN

219

de TSH y los niveles de T4 circulantes también bajan. Haciendo que en el SEE existan

cambios a nivel periférico y central del eje tiroideo (Mebis et al, 2006). Por lo que se ha

visto que una deficiencia de TRH contribuye a que exista una TSH inapropiadamente

“normal” o baja en pacientes con SEE, posiblemente al activarse citoquinas

inflamatorias que actúan sobre el hipotálamo (Koening, 2008). En nuestro estudio se

ve como los pacientes durante el ingreso por enfermedad severa tenían niveles

“normales” de TSH en el rango inferior, al igual que la T3 y que ambas se

incrementaban al mes. Probablemente porque desaparece el efecto inflamatorio sobre

estas hormonas al mejorar la enfermedad que les hizo ingresar, también porque al

aumentar la TSH se incrementan las concentraciones de T3 y otro de los factores que

contribuye a la normalización al mes es el incremento de los valores basales de

albúmina, al recuperarse el estado de malnutrición y catabolismo elevado al que están

sometidos los pacientes al ingreso.

Este estudio queda limitado porque tras el alta hospitalaria al mes no se

revisaron las medicinas ni la comorbilidad asociada, no se recogió la mortalidad

posterior al ingreso, ni tampoco se determinaron las concentraciones de rT3 al repetir

la analítica.

DISCUSIÓN

220

3. DISCUSIÓN DEL ESTUDIO DE SEGUIMIENTO A

LARGO PLAZO

En el seguimiento a largo plazo de los pacientes que persistían con alteración

de los test de función tiroidea tras el mes del alta hospitalaria, continuamos viendo

como la disfunción que más se normalizaba era el SEE llegando aproximadamente a

un 42% a los 3 meses, aunque se observa como aumentaba el hipotiroidismo

subclínico en una proporción considerable a lo largo de los meses de seguimiento.

Esto probablemente se deba a que como hemos dicho anteriormente con el paso del

tiempo y la resolución del proceso agudo se ven incrementadas las concentraciones

de TSH, no sólo como consecuencia de la edad, sino porque el eje hipotálamo-

hipófisis-tiroides se recupera tras el proceso agudo y la T3 vuelve a valores normales

(Warner y Beckett, 2010). Muchos autores han publicado como los pacientes con

enfermedad aguda y SEE tienen la media de las concentraciones de TSH disminuidas

y una mayor tasa de supresión de la misma, por lo que tras la fase aguda ocurre un

incremento transitorio de TSH. Esta elevación de TSH sugiere que los pacientes con

SEE se encontraban en un estado de hipotiroidismo a nivel del organismo, durante el

cual la capacidad de la hipófisis para responder estaba inhibida (DeGroot, 2010). No

todos los pacientes con SEE responden igual al estímulo de la TRH sobre la hipófisis

(Vierhapper et al, 1982; Faber et al, 1987). Las neuronas específicas de la TRH

situadas en el núcleo periventricular del hipotálamo se requieren para estimular la

síntesis de TSH por la hipófisis y regular la síntesis de hormonas periféricas (Fliers et

al, 2001; Fliers et al, 2006). Pero se ha visto la pérdida de expresión de estos genes

en las autopsias de los afectos por el SEE (Fliers et al, 1997).

En el estudio de Zargar et al, (2004) donde se siguieron a los pacientes

ancianos hospitalizados a las tres semanas del alta y a los 6 meses, se observó como

DISCUSIÓN

221

un gran número persistían con la disfunción tras el seguimiento. En nuestro estudio

era al mes y a los 3 meses donde observábamos las mayores frecuencias de

normalización de los SEE.

El que persista aproximadamente el 23% de la muestra seguida a los 12 meses

con SEE, posiblemente sea debido a la asociación de este síndrome con la patología

crónica (Zargar et al, 2004), por la pérdida mantenida de expresión de las neuronas

hipotalámicas específicas de la secreción de TRH por condiciones subóptimas de

alimentación (Morley, 2012) o por el bajo o normal aporte de yodo en la dieta.

A lo largo del seguimiento sólo 4 pacientes desarrollaron enfermedad tiroidea

franca, dentro de éstos un paciente hipotiroideo pasó a ser hipertiroideo. En el estudio

de Parle et al, (1991) realizado en el Reino Unido sobre pacientes con TSH elevada

seguidos a un año, recomiendan su seguimiento por el riesgo de progresión a

disfuncion tiroidea franca, al igual que otros autores como Vanderpump et al, (1995),

tras realizar el seguimiento de la disfunción tiroidea a 20 años, Díez et al, (2005b),

concluyen con la misma recomendación tras su análisis del hipotiroidismo subclínico y

seguimiento entre los 12 y 72 meses.

No se observaron en nuestro estudio cambios en la autoinmunidad tiroidea,

aunque partiamos en el estudio transversal al ingreso de una prevalencia baja.

Posiblemente la autoinmunidad tiroidea no sólo se deba a la edad por sí misma, más

bien sea la expresión de la edad asociada a la enfermedad, como concluye el artículo

de Mariotti et al, (1998), ya que se conoce como los anticuerpos antitiroideos

aumentan en los pacientes ancianos hospitalizados (Szabolcs et al, 1995).

Los valores de glucosa basal en sangre en nuestro estudio disminuían con

respecto al ingreso con el paso de los meses, igual que se observaba en el análisis al

mes, con aumento del colesterol, de la HDL y de la LDL y de las proteínas,

marcadores de recuperación de la malnutrición a la que suelen estar sometidos los

pacientes por el hecho de estar ingresados y por la enfermedad aguda.

DISCUSIÓN

222

En el 21% de la muestra se detectó hipotiroidismo subclínico en algún

momento, al analizar los valores de TSH observamos como la mediana y la media en

todos los casos se encontraba por debajo de 10 μU/ml. Esto nos hace reflexionar,

puesto que son pacientes ambulantes sin sintomatología, que no estaban recibiendo

tratamiento específico para su disfunción tiroidea, ni se les iniciaban suplementos de

hormona tiroidea. Realmente no podemos saber si estamos ante una disfunción

tiroidea o porque presenten una TSH por encima del rango considerado normal, tanto

para ancianos como para jóvenes, podamos estar ante el caso de un sobrediagnóstico

del hipotiroidismo subclínico, o como hemos dicho anteriormente porque estemos

viendo la fase de recuperación del SEE. Boucai y Surks (2009), insisten en la

necesidad de ajustar los límites de referencia de la TSH tanto por raza como por edad,

para minimizar el diagnóstico de los pacientes con disfunción tiroidea.

Los pacientes que más se normalizaban a largo plazo, como en el estudio de

seguimiento al mes, eran aquellos más jóvenes, en este caso obteniéndose

significación estadística, los que tenían un mejor índice de Barthel, es decir menor

deterioro funcional y los que tenían media de T4 libre al mes más elevada. Esta última

determinación encontrándose como el único factor de normalización a largo plazo.

Esto se puede explicar porque la mayoría de los pacientes seguidos presentaban SEE

y precisaban de un aumento de la conversión de T4 a T3 para su normalización.

CONCLUSIONES

223

CONCLUSIONES

224

CONCLUSIONES

225

CONCLUSIONES

CONCLUSIONES GENERALES:

El interés de determinar las hormonas tiroideas al ingreso hospitalario para

la detección de alteraciones ocultas clínicas o subclínicas con posibilidad de

actuar sobre ellas

La importancia del seguimiento de la disfunción tiroidea no susceptible de

tratamiento tras el alta hospitalaria

CONCLUSIONES ESPECÍFICAS:

1. ESTUDIO TRANSVERSAL

Tres cuartas partes de los pacientes ingresados en nuestra Unidad Geriátrica

de Agudos presentaban disfunción tiroidea, a expensas fundamentalmente del

SEE y en concreto del tipo 1

La prevalencia total de disfunción tiroidea tras excluir el SEE fue de 14,4%

La forma más frecuente de disfunción tiroidea fue el hipotiroidismo subclínico

con un 7,5%, seguido del hipertiroidismo franco, el hipotiroidismo franco y por

último el hipertiroidismo subclínico

La autoinmunidad tiroidea era baja y más frecuentemente observada en los

pacientes hipotiroideos

La disfunción tiroidea está asociada con la edad, con la creatinina, con el

deterioro funcional al alta y con la mortalidad

Valores bajos de T3, encontrados en casi dos tercios de los pacientes, es un

potente predictor de mortalidad en los pacientes ancianos hospitalizados, al

igual que lo es el descenso de álbumina

CONCLUSIONES

226

2. ESTUDIO DE SEGUIMIENTO A CORTO PLAZO

Aproximadamente el 35% de los pacientes ancianos hospitalizados por

enfermedad aguda normalizan su función tiroidea al mes del alta

La normalización es a expensas del SEE

Los niveles de TSH al ingreso se correlacionan de forma negativa con la

normalización de la disfunción tiroidea al mes del alta

Los niveles de albúmina al mes se correlacionan de forma positiva con la

normalización de la disfunción tiroidea al mes del alta

3. ESTUDIO DE SEGUIMIENTO A LARGO PLAZO

Aproximadamente el 40% de los pacientes con SEE al ingreso normalizan su

función tiroidea a los 3 meses del alta hospitalaria

Normalizan más su función tiroidea a lo largo del tiempo aquellos que tienen

menor edad

La media de T4 libre elevada al mes del alta hospitalaria es el único factor que

predice la normalización a largo plazo de la muestra

227

228

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258

SUMMARY

259

SUMMARY

260

SUMMARY

261

INTRODUCTION

Thyroid dysfunction affects a significant portion of the general population

(Canaris et al, 2000; Hollowell et al, 2002). Epidemiological studies performed in the

last years have shown that the prevalence of hypothyroidism ranges between 1 and 7%

(Tunbridge et al, 1977; Sawin et al, 1985b; Canaris et al, 2000; Hollowell et al, 2002).

Most studies have also found a higher prevalence of hypothyroidism in women,

increasing with age. Prevalence of hyperthyroidism has been found to range 0,5-3,0%

(Tunbridge et al, 1977; Mariotti et al, 1995; Hollowell et al, 2002; Díez, 2002). This

prevalence is higher than 5% when considering the subclinical hyperthyroidism (Aghini-

Lombardi et al, 1999). Also in this case the prevalence is more elevated in women and

increases in elderly population (Knudsen et al, 1999; Chuang et al, 1998).

Thyroid disorders in the elderly are associated with significant morbidity if they

are not treated (Rehman et al, 2005). Several studies have related thyroid status with

morbidity and mortality in old age (Bossoni et al, 2002 b; Bossoni et al, 2002 a;

Gussekloo et al, 2004). An abnormally low levels of thyrotropin (TSH), low levels of free

thriiodothyronine (FT3) or elevated levels of free thyroxine (FT4) were associated with

increased mortality rate; and, on the contrary, a higher TSH level was associated with a

lower mortality (Gussekloo et al, 2006; Gusseklo et al, 2004).

Natural evolution of thyroid dysfunction associated to hospitalization in aged

patients who survive after discharge for acute illness is not known.

We performed a cross-sectional descriptive study in a large cohort of elderly

patients admitted to our hospital for an acute disease. The aim has been to assess the

prevalence (previously known and unknown) and the aetiology of thyroid dysfunction in

this population, as well as to study the relationship between the presence of thyroid

dysfunction and mortality during hospitalization in these patients. The other aim has

been to assess the short and long term spontaneous evolution of alterations in thyroid

function tests after discharge in aged hospitalized patients and establish whether there

is any clinical or analytical parameter that could be related to the normalization of

thyroid function in these patients.

SUMMARY

262

OBJETIVES

To determine the prevalence of thyroid dysfunction, autoimmunity and etiology in

patients admitted in Geriatric unit

To demonstrate the association of thyroid dysfunction with morbidity and mortality

To assess the thyroid dysfunction at admission, the short and long term

PATIENTS AND METHODS

Patients

A descriptive, observational, cross-sectional study including all patients older than 65

years that were hospitalized during 2005 was carried out. After that a prospective study

including all patients with alterations in thyroid function tests without any specific

treatment ensured was carried out to follow-up 1, 3, 6, 12 months after discharge. All

admitted patients in our geriatric unit were included in the study regardless of the cause

of hospitalization. A detailed clinical history, review of the previous case record, and

complete physical examination were performed in every patient. Functional status at

entry and at discharge was evaluated by using the modified version of Barthel index.

This index evaluates 10 basic activities of everyday life with a score that ranges from 0

(maximal dependence) to 100 (maximal independence). Mental status was evaluated

by using the Scale of Cruz Roja Mental, with a score from 0 (normal cognitive function)

to 5 (severe cognitive impairment). All deaths during hospitalization were registered.

This study was approved by our local ethical committee and informed consent was

signed by subjects prior to participation in the study.

Assessment of thyroid function

Thyroid dysfunction was assessed by measuring serum concentrations of thyrotropin

(TSH), free thyroxine (FT4), and free thriiodothyronine (FT3). Thyroid autoimmune

status was evaluated through thyroid peroxidase (TPO) and thyroglobulin (Tg)

antibodies (Ab) quantification. Patients were classified according to the type and

severity of thyroid dysfunction in clinical hyperthyroidism, subclinical hyperthyroidism,

clinical hypothyroidism, subclinical hypothyroidism, and euthyroid sick syndrome

SUMMARY

263

(ESS). We evaluated the total prevalence of thyroid dysfunction (previously known and

newly diagnosed) and that detected by this study (newly diagnosed).

Hormone assays

TSH, FT4, and FT3 serum concentrations were measured in all patients. Fasting

samples of venous blood were obtained from an antecubital vein between 08:30 and

09:00 hours. Blood samples were centrifuged immediately and the serum was stored at

–20º C until assayed. Serum TSH, FT4, and FT3 were measured by an

electrochemiluminescence immunoassay (ECLIA) by using an E170 analyzer (Roche

Diagnostics). The sensitivity of the TSH, FT4 and FT3 assays was 0,005 µU/ml, 0,3

pmol/l, and 0,4 pmol/l, respectively. Values of reference were: TSH 0,4-5,0 µU/ml; FT4

11-23 pmol/l, and FT3 3,9-6,8 pmol/l. Thyroid autoimmune status was studied by the

measurement of serum levels of TPOAb and TGAb using an enzyme linked

immunosorbent assay (ImmuLisa, Immco Diagnostics). Positivity for TPOAb and TGAb

was considered when the title of these autoantibodies was at least 150 U/mL and 50

U/mL, respectively.

Criteria for diagnosis

Overt hypothyroidism was diagnosed when patients showed simultaneously low serum

concentrations of FT4 and high TSH levels. Subclinical hypothyroidism was considered

in the presence of high TSH levels with normal FT4. Overt hyperthyroidism was

diagnosed when patients showed high FT4 and/or FT3 levels with suppressed TSH

serum concentrations (<0.4 µU/ml). Subclinical hyperthyroidism was diagnosed in the

presence of low TSH levels with normal FT4 and FT3 levels. ESS patients were

classified in 6 types according to their FT4 and FT3 values: 4 of them with low FT3 and

low or normal FT4 levels (type 1, normal TSH and FT4; type 2, low TSH and normal

FT4; type 3, low TSH and low FT4; and type 4, normal TSH and low T4) and 2 with

high FT4, and low or normal FT3 (type 5, normal TSH and FT3; and type 6, normal

TSH and low FT3). Secondary or central hypothyroidism was diagnosed when low FT4

levels and low or normal-low TSH levels were associated with a hypothalamic-

hypophyseal lesion. The aetiology of hypothyroidism and hyperthyroidism in every

patient was determined taking into account the clinical, analytical, and morphological

data at the time of diagnosis.

SUMMARY

264

Statistical analysis

For quantitative variables, results are expressed as mean ± SD for normally distributed

data, and as median (range) for nonparametric data. Adjustment to normal distribution

was tested by the Kolmogorov test. Categorical variables are described as

percentages. For comparisons of means between two groups of subjects the Student t-

test was used for normally distributed data, and the Mann-Whitney test was employed

for nonparametric data. For ratio comparisons the chi-square test was used.

Correlations between quantitative variables were assessed using Pearson’s correlation

analysis. Models of logistic regression analysis were used to assess thyroid

dysfunction and mortality during hospitalization and normalization of thyroid function

after discharge as a function of several quantitative and qualitative variables.

Differences were considered significant when p<,05.

RESULTS

Clinical features and analytical data

A group of 450 patients [279 women (62%), mean age ± SD 86,25 ± 6,55 years, and

171 men (38%), 84,36 ± 6,46 years] admitted to our geriatric unit from May 2005 to

April 2006 were studied. 26,1% of them were diabetic and 55,6% were hypertensive.

The percentage of smokers was minimal (2,2%). The prevalence of hypertension

(p<,001) and smoking (p<,01) was higher in men than in women (table 11). In this

population women were older (p<,05) than men. Male patients showed higher levels of

serum creatinine concentrations (p<,001) (table 15) and lower levels of HDL cholesterol

(p<,05), triglycerides (p<,01) (table 14), and FT4 (p<,01) (table 16) than females.

Prevalence of thyroid dysfunction

Twenty two patients (4,9%, 20 women) showed previously known thyroid dysfunction

(table 17). Known overt thyroid dysfunction was more prevalent than known subclinical

thyroid dysfunction (1,8% vs 0,7% in hypothyroidism and 2,0% vs 0,4% in

hyperthyroidism). Thyroid dysfunction was clearly more frequent in females than in

males (7,2% vs 1,2%, p<,01). We did not find any male patient with known

hypothyroidism (table 17).

SUMMARY

265

The total prevalence of thyroid dysfunction, including the ESS, was 74,4% (n=335).

ESS was the type of thyroid dysfunction more frequently observed (n=282, 62,7%). Of

those, type 1 ESS was the most common (n= 240, 85,1%) followed by type 2 (n=21,

7,4%), type 3 (n=1, 0,4%), type 4 (n=7, 2,5%), type 5 (n=7, 2,5%), type 6 (n=6, 2,1%)

(table 19). After excluding patients with ESS, 65 patients (14,4%) showed thyroid

dysfunction (table 20). Subclinical thyroid dysfunction was more frequently seen than

overt thyroid dysfunction only in hypothyroidism (6% vs 2,9% in thyroid hypofunction

and 3,8% vs 1,8% in thyroid hyperfunction). The prevalence of thyroid dysfunction was

higher between women than men (17,2% vs 9,9%, p<,05).

Thyroid autoimmunity

Thyroid autoimmunity was measured in 431 patients (95,8%). TPOAb and TGAb were

positive in 4,2% and 2,8% of patients, respectively. Thyroid autoimmunity was more

frequently observed in hypo- than hyperthyroid patients (p<,001). No significant

differences in autoimmunity according to sex were found. Only a minority of the

patients (0,7%) were positive for both autoantibodies (table 21).

Aetiology of thyroid dysfunction

Autoimmune thyroiditis was the aetiology of hypothyroidism (subclinical and overt) in 10

patients (25,0%). Eight out of 10 patients showed no goitre, whereas 2 patients

exhibited the goitrous form of autoimmune thyroiditis. Silent thyroiditis was the

aetiology in 5 patients (12,5%), 1 patient showed post thyroidectomy hypothyroidism

and 1 patient showed central hypothyroidism (2,5%). 57,5% of the patients showed a

nonautoimmune hypothyroidism, without goitre, probably due to a chronic atrophic

thyroiditis (table 22). Toxic multinodular goitre (n=6, 24%) was the most common

aetiology in patients with hyperthyroidism, followed by Graves’ disease (n=4, 16%) and

1 patient with toxic thyroid adenoma (n=1, 4%). In 14 hyperthyroid patients (56%) the

aetiology could not be determined (table 23).

Thyroid dysfunction and associated diseases

The presence of thyroid dysfunction was positively associated with the age of the

patients (T=4,085; 448gl [CI 95%; 4,32-1,51], p<,001) (figure 1). Patients with thyroid

SUMMARY

266

dysfunction were significantly older than subjects without thyroid dysfunction (86,3 ±

6,4 yr vs 83,4 ± 6,7 yr, p<,001) and a negative correlation between age and FT3

(r= -0,212, p<,001) was found (figure 2). However, we could not find any association

between thyroid dysfunction and the presence of hypertension, diabetes,

hyperlipidemia, and vascular, tumoral, and autoimmune disease. There was a

relationship between the presence of thyroid dysfunction (mainly ESS) and the use of

diuretics (p<,001), hypothyrodism and use of amiodarone (p<,01), hyperthyroidism and

use of anticoagulants (p<,05).

There was a relationship between thyroid dysfunction and the seriousness of the illness

assessed by Barthel index at admission (p<,05) and at discharge (p<,001), and

cognitive impairment (p<,001). A higher number of patients with total or high

dependency at discharge was observed in the group with thyroid dysfunction compared

with euthyroid group (p<,05). The percentage of patients with total or high dependency

at discharge was significantly more elevated in ESS patients than in hypothyroid,

hyperthyroid, and euthyroid groups (44,6%, 38,2%, 26,3%, and 33%, respectively,

p<,05). Patients with thyroid dysfunction lived more in nursing homes (p<,05) (table

35).

A logistic regression analysis was performed to study the influence of several

covariates with the presence of thyroid dysfunction during hospitalization. The model

included clinical (age, sex, Barthel index at admission and discharge and cognitive

state at admission) and analytical (serum levels of glucose, cholesterol, creatinine, uric

acid, total proteins, albumin) data. This model showed that age, serum levels of

creatinine and Barthel index at admission, were independent predictors of thyroid

dysfunction during hospitalization in our population (table 36).

Thyroid dysfunction and mortality

Sixty nine patients (15,3%) dead during hospitalization. Thyroid dysfunction was

associated to mortality during hospital stay (p<,001). This association was essentially

related to the presence of ESS (p<,001). In fact, 20,2% of the ESS patients dead

during hospitalisation versus 10,5%, 8,8%, and 6,1% of the hyperthyroid, hypothyroid,

and euthyroid patients, respectively. Percentages of fatal outcomes in ESS type 1, 2, 3,

SUMMARY

267

4, 5 and 6 were 20,1%, 23,8%, 100%, 28,5%,0% and 16,7%, respectively. There was a

significant relationship between mortality and the type 1 of ESS (p<,01) (table 38).

Patients who died showed lower values of FT3 than patients who survived to hospital

discharge (figure 3).

A logistic regression analysis was performed to study the influence of several

covariates on fatal outcome during hospitalization. The model included clinical (age,

sex, Barthel index at admission, cognitive state, previously known thyroid dysfunction,

diabetes, hypertension, hyperlipidemia, and cardiopathy) and analytical (serum levels

of cholesterol, uric acid, total proteins, albumin, TSH, FT4 and FT3) data. This model

showed that serum levels of FT3 and albumin, were independent predictors of mortality

in our population (table 40). Serum levels of FT3 and albumin were significantly related

in simple regression analysis (r=,351, P<,001) (figure 4).

Thyroid function tests at admission 1 month after discharge

One month after discharge both serum TSH [2,21 µU/ml (1,80-2,62) vs 2,57 µU/ml

(2,07-3,08), p<,05], FT3 [3,34 pmol/l (3,22-3,45) vs 3,78 pmol/l (3,62-3,95), p<,001]

concentrations increased significantly in the whole sample of elderly patients, whereas

FT4 values remained unchanged [16,74 pmol/l (16,13-17,35) vs 16,54 pmol/l (15,79-

17,29), p>,05] (table 44). FT4 levels did not change in men or women, FT3 rose both in

men and women, whereas TSH increased significantly only in men.

Thyroid dysfunction at admission and 1 month after discharge

Most patients initially assessed showed ESS (n=130, 85,52%), only 22 patients

showed hyperthyroidism or hypothyroidism (n=22, 14,48%). One month after

discharge, there were 54 subjects (35,52%) with normal thyroid function and 78

(51,31%) with the ESS (p<,001) (table 45).

SUMMARY

268

Spontaneous recovery of thyroid function tests

Of the 130 ESS patients, 52 (40%) normalized their thyroid function, 6 (4,61%)

developed subclinical hypothyroidism and 1 (0,77%) patient developed overt

hyperthyroidism (table 46). Of the 17 patients initially diagnosed subclinical

hypothyroidism, 9 (52,94%) remained with subclinical hypothyroidism, 6 (35,29%)

developed ESS, 2 (11,76%) normalized their thyroid function and only 1 patient

(5,88%) developed overt hypothyroidism (table 47). Of the 5 hyperthyroid patients, 1

developed ESS and 4 remained with diagnosis of subclinical thyroid hyperfunction.

We compared patients who normalized their thyroid function (n=54) with those who did

not (n=98), significantly higher Barthel index was found in the group of patients who

normalized their thyroid dysfunction (p<,01).

Logistic regression analysis showed that serum levels of TSH at admission and levels

albumin 1 month after discharge were significantly related to normalization of thyroid

function 1 month after discharge. Patients with lower values of TSH (at admission) and

more elevated albumin (1 month) had higher probability of normalizing their thyroid

function 1 month after discharge.

Thyroid function tests at admission 3, 6 and 12 months after discharge

Increase in mean TSH concentrations over the months was observed, but no

significant p>,05. FT4 levels did not change, except at 3 months after discharge, which

decreased significantly (p<,05). FT3 concentrations increase over the months, but only

significant at 3 months after discharge, p<,01.

Thyroid dysfunction at admission and 3, 6 and 12 months after discharge

48 patients with the following diagnoses at admission were analyzed: 37 (77,11%)

patients with ESS (type 1), 9 (18,75%) with subclinical hypothyroidism, 1 (2,08%) with

overt hyperthyroidism and 1 (2,08%) with subclinical hyperthyroidism. The ESS

patients normalized their thyroid function at a higher rate (table 58).

SUMMARY

269

Logistic regression analysis showed that serum levels of FT4 at 1 month after

discharge was the only variable significantly related to normalization of thyroid function

in the long term after discharge. Patients with FT4 (at 1 month) had higher probability

of normalizing their thyroid function to follow up after discharge.

CONCLUSIONS

In conclusion, about three quarters of patients admitted to our geriatric unit

exhibited thyroid dysfunction, mainly the ESS (low T3 syndrome). The total prevalence

of thyroid dysfunction, after excluding ESS, was 14,4%. The commonest form of thyroid

dysfunction was subclinical hypothyroidism (7,5%), followed by overt hyperthyroidism,

overt hypothyroidism, and subclinical hyperthyroidism. Thyroid autoimmunity was

uncommon and more frequently seen in hypothyroid patients. Thyroid dysfunction was

associated with the age of patients and mortality. The reductions of FT3 values and of

albumin, found in about two thirds of the patients, were powerful predictors for mortality

during hospitalization in elderly patients. About 35% of aged patients hospitalized for

acute illness spontaneously normalized their thyroid function test 1 month after

discharge, mainly at the expense of ESS group. Serum TSH levels at admission seem

to be the only variable negatively related to the short-term normalization of thyroid

function whereas albumin levels after 1 month discharge was the only variable

positively related it. About 40% patients with ESS at admission normalized their thyroid

function test 3 months after discharge. The people who normalized the thyroid function

long-term were younger. Serum FT4 levels after 1 month seem to be the only variable

positively related to the long-term normalization of thyroid function.

270

ANEXOS

271

ANEXOS

272

ANEXOS

273

ANEXO I. FICHA DE RECOGIDA DE DATOS Y DISEÑO Identificación

Nombre y apellidos (iniciales): Número de historia:

varón mujer Número de paciente:

Sexo

Edad (años): Fecha de la extracción:

domicilio residencia

Lugar residencia

No Sí

Exploración Peso (kg) TAS (mmHg) Bocio

Talla (cm) TAD (mmHg) grado bocio: OB, I, II, III

Indice de Barthel............al ingreso:........ al alta:....... No Sí

Escala de la Cruz Roja Mental …..al ingreso:……al alta:…..

Disfunción tiroidea conocida antes de realizar este estudio

En caso afirmativo: Diagnóstico: Hipertiroidismo franco

Hipertiroidismo subclínico

Hipotiroidismo franco

Hipotiroidismo subclínico

Tiempo de evolución (años):

Tratamiento actual:

Negativa Positiva

Autoinmunidad inicial del paciente:

Datos del ingreso

Diagnóstico principal al alta:

ANEXOS

274

Otras enfermedades

Hipertensión arterial Patología digestiva

Diabetes mellitus Patología respiratoria

Hiperlipemia Enfermedad psiquiátrica

Cardiopatía IC/Angor/IAM Enfermedad neurológica

Arritmias Osteoporosis

Enfermedad cerebrovascular AIT/ACV Fumador

Tumores malignos Bebedor

Especificar: Enfermedad vascular periférica

Enfermedades autoinmunes - isquemia arterial/trombosis venosa

Especificar:

Fármacos de uso crónico

(señalar el que proceda)

IECAs Salicilatos

Ara II Psicotropos

Antagonistas del calcio Litio

Beta-bloqueantes Estrógenos

Diuréticos Andrógenos

Alfa-bloqueantes Glucocorticoides

Amiodarona Difenilhidantoína

Digitálicos Fenobarbital

Anticoagulantes orales Yoduro

Estatinas Antiagregantes

Fibratos Antidiabéticos orales

Insulina Antitiroideos

Levotiroxina Otros

ANEXOS

275

Datos analíticos

Valor Unidades Valor Unidades

Glucosa TSH

Colesterol T4 libre

HDL-

colesterol

T3 libre

LDL-

colesterol

Triglicéridos Anti-peroxidasa

Creatinina Anti-

tiroglobulina

Diagnóstico final

Función tiroidea Autoinmunidad

Normal Positiva

Hipertiroidismo franco Negativa

Hipertiroidismo subclínico

Hipotiroidismo franco

Hipotiroidismo subclínico

Síndrome eutiroideo enfermo

Exploraciones complementarias (sólo en los casos en que sean necesarias)

Normal bocio difuso BM nódulo tiroideo solitario

Ecografía tiroidea

ANEXOS

276

Normal bocio difuso BM nódulo tiroideo autónomo

Gammagrafía tiroidea

Normal elevado

TSI

Normal adenoma hipofisario silla turca vacía otras

Resonancia cerebral

Diagnóstico etiológico

Hipertiroidismo Hiportiroidismo

Enf. Graves Autoinmune

Bocio multinodular hiperfuncionante Postquirúrgico

Nódulo autónomo hiperfuncionante Postradioyodo

Tir. Subaguda Postradioterapia

Tir. Silente Tiroiditis subaguda o silente

Tirotoxicosis yatrógena Hipotiroidismo sercundario

Tirotoxicosis facticia Exceso de yodo

Tirotoxicosis inducida por yodo Etiología no filiada

TSH-oma Otra etiología

Etiología no filiada

Otra etiología

ANEXOS

277

Si No

Entra en estudio longitudinal

Motivo

- Inicia tto

- Exitus

- Cambio de residencia

- Otros

Hoja de seguimiento

1er mes tras el alta: fecha:

Tratamiento actual:

Datos analíticos

Valor Unidades Valor Unidades

Glucosa TSH

Colesterol T4 libre

HDL-

colesterol

T3 libre

LDL-

colesterol

Triglicéridos

Creatinina

ANEXOS

278

3er mes: fecha:

Tratamiento actual: Abandono: si no Motivo:

Datos analíticos

Valor Unidades Valor Unidades

Glucosa TSH

Colesterol T4 libre

HDL-

colesterol

T3 libre

LDL-

colesterol

Triglicéridos

Creatinina

6º mes: fecha:

Tratamiento actual: Abandono: si no Motivo:

Datos analíticos

Valor Unidades Valor Unidades

Glucosa TSH

Colesterol T4 libre

HDL-

colesterol

T3 libre

LDL-

colesterol

Triglicéridos

Creatinina

ANEXOS

279

12º mes: fecha:

Tratamiento actual: Abandono: si no Motivo:

Datos analíticos

Valor Unidades Valor Unidades

Glucosa TSH

Colesterol T4 libre

HDL-colesterol T3 libre

LDL-colesterol

Triglicéridos Anti-peroxidasa

Creatinina Anti-

tiroglobulina

ANEXOS

280

DISEÑO

Ingreso 1er

mes 3er

mes 6º mes 12º mes

tras el alta tras el alta tras el alta tras el alta

A+B A A A A+B

Analítica (A)= TSH, T4 libre y T3 libre; Analítica (B)=anti-TPO y anti TG

Posibilidades diagnósticas:

α. Normofunción tiroidea…………………………………..no entra en el estudio longitudinal

β.Disfunción tiroidea……………………………………….entra en el estudio longitudinal sólo si sigue sin tratamiento para la disfunción tiroidea. Una vez inicie

tratamiento para la disfunción tiroidea el paciente saldrá del estudio longitudinal

1. hipotiroidismo franco

a. iniciar tratamiento hormonal sustitutivo: 25 µg/día L-T4 x 1 mes, con incrementos de 25 µg/día cada mes (sale del estudio)

2. hipotiroidismo subclínico a. iniciar tratamiento hormonal sustitutivo: 25 µg/día L-T4 x 1 mes, con incrementos de 25 µg/día cada mes sólo si TSH >10 µU/ml, en ese momento saldría del

estudio

3. hipertiroidismo franco a. pedir ecografía tiroidea, gammagrafía tiroidea y TSI

b. iniciar tratamiento con antitiroideos en caso de enfermedad de Graves, bocio multinodular hiperfuncionante y adenoma tiroideo tóxico y remitir a

Endocrinología

4. hipertiroidismo subclínico a. pedir ecografía tiroidea, gammagrafía tiroidea y TSI

b. iniciar tratamiento con antitiroideos en caso de enfermedad de Graves, bocio multinodular hiperfuncionante y adenoma tiroideo tóxico en caso de TSH < 0,1

µUI/ml, saliendo del estudio. Si la TSH se encuentra entre 0,1-0,4 µU/ml realizar seguimiento.

c. planterase tratamiento definitivo del hipertiroidismo según el caso (osteoporosis, arritmias, etc)

5. síndrome del enfermo eutiroideo a. observación clínica con repetición de estudio completo al mes del alta y en caso de persistencia ponerse en contacto con Endocrinología

ANEXOS

281

ANEXO II. TESTS Y ESCALAS UTILIZADAS

ÍNDICE DE BARTHEL (ACTIVIDADES BÁSICAS DE LA VIDA DIARIA)

ALIMENTACIÓN

10 Independiente. Capaz de utilizar cualquier instrumento necesario; come en un tiempo

razonable; capaz de desmenuzar la comida, usar condiemntos, extender la mantequilla,

etc., por sí solo.

5 Ayuda. Para cortar, extender la mantequilla etc.

0 Dependiente. Necesita ser alimentado.

LAVADO

5 Independiente. Se lava completo en ducha o baño. Entra y sale del baño sin una persona

presente

0 Dependiente.

VESTIDO

10 Independiente. Se viste, se desnuda y ajusta la ropa. Se ata los zapatos. Se pone braguero

o corsé, si lo precisa

5 Ayuda. Necesita ayuda, pero al menos la mitad de las tareas las realiza en un tiempo

razonable

0 Dependiente

ASEO PERSONAL

10 Independiente. Se lava cara, manos y dientes. Se afeita y maneja el enchufe si usa

máquina eléctrica

0 Dependiente

DEPOSICIÓN

10 Contiente. No presenta episodios de incontinencia. Si necesitas enemas o supositorios se

arregla sólo

5 Incontinencia ocasional. Episodios ocasionales o necesita ayuda para usar enemas o

supositorios

0 Incontinente

ANEXOS

282

ÍNDICE DE BARTHEL (continuación) (ACTIVIDADES BÁSICAS DE LA VIDA DIARIA)

MICCIÓN

10 Continente. No presenta episodios de incontinencia. Si necesita sonda o colector,

atiende solo a su cuidado

5 Incontinencia ocasional. Episodios ocasionales. Necesita ayuda en el uso de sonda o

colector

0 Incontinente

USO DEL RETRETE

10 Independiente. Usa el retrete o cuña. Se sientea, se levanta solo o con barras. Se limpia

y se pone la ropa solo

5 Ayuda. Necesita ayuda para mantener el equilibrio, limpiarse o ponerse y quitarse la

ropa

0 Dependiente

TRASLADO SILLÓN-CAMA

15 Independiente. No necesita ninguna ayuda. Si usa silla de ruedas lo hace

independientemente

10 Mínima ayuda. Necesita una mínima ayuda o supervisión

5 Gran ayuda. Es capaz de sentarse, pero necesita mucha asistencia para el traslado

0 Dependiente

DEAMBULACIÓN

15 Independiente. Camina al menos 50 m independiente o con ayudas (bastón, andador,

etc )

10 Ayuda. Puede caminar al menos 50 m, pero necesita ayuda o supervisión

5 Independiente silla de ruedas. Propulsa su silla de ruedas al menos 50 m

0 Dependiente

ANEXOS

283

ÍNDICE DE BARTHEL (continuación) (ACTIVIDADES BÁSICAS DE LA VIDA DIARIA)

ESCALERAS

10 Independiente. Sube o baja escaleras sin supervisión, aunque use barandilla o

instrumentos de apoyo

5 Ayuda. Necesita ayuda física o supervisión para subir o bajar escaleras

0 Dependiente

0-20: dependencia total; 20-40: dependencia severa o ayuda continua de una persona fuerte o

entrenada; 40-60: dependencia moderada o ayuda frecuente de otra persona; 60-90: dependencia

leve o ayuda ocasional de una persona, y > 90: habitualmente independiente en domicilio

Evalua las actividades básicas de la vida diaria, necesarias para la

independencia y el autocuidado, su deterioro implica la necesidad de otra

persona. Permite evaluar situaciones de ayuda intermedia. La versión original:

Mahoney FI, Barthel DW. Functional evaluation: Barthel Index. Md State J 1965;

14:61-65.

ESCALA DE INCAPACIDAD FÍSICA DEL SERVICIO DE GERIATRÍA DEL

HOSPITAL CENTRAL DE LA CRUZ ROJA DE MADRID

GRADOS DE INCAPACIDAD FÍSICA

0 Se vale totalmente por sí mismo. Anda con normalidad.

1 Realiza suficientemente los actos de la vida diaria. Deambula con alguna

dificultad. Continente total.

2 Tiene alguna dificultad en los actos diarios, por lo que, en ocasiones, necesita

ayuda. Deambula con ayuda de bastón o similar. Contiente total o rara

incontinencia.

3 Grave dificultad en bastantes actos de la vida diaria. Deambula difícilmente,

ayudado al menos por una persona. Incontinente ocasional.

4 Necesita ayuda para casi todos los actos. Deambula ayudado con extrema

dificultad (2 personas). Incontinencia habitual.

5 Inmovilizado en cama o sillón. Incontinencia total. Necesidad de cuidados

continuos de enfermería.

Tomado de la versión de Salgado A, Guillén F, Ruipérez I. Demografía del

envejecimiento. Valoración funcional. Manual de Geriatría. 3ª edición. Barcelona.

Editorial Masson 2002; 3-15: 237-247

ANEXOS

284

ESCALA DE INCAPACIDAD MENTAL DEL SERVICIO DE GERIATRÍA DEL

HOSPITAL CENTRAL DE LA CRUZ ROJA DE MADRID

GRADOS DE INCAPACIDAD FÍSICA

0 Totalmente normal.

1 Ligeros trastornos de desorientación en el tiempo. Mantiene

correctamente una conversación.

2 Desorientación en el tiempo. La conversación es posible, pero no

perfecta. Conoce bien a las personas, aunque a veces olvide alguna

cosa. Trastornos de carácter. Incontiencia ocasional.

3 Desorientación. Imposible mantener una conversación lógica, confunde

las personas. Claros trastornos del humor. Frecuente incontiencia.

4 Desorientación. Claras alteraciones mentales. Incontinencia habitual o

total.

5 Demencia muy evidente, con desconocimiento de las personas, etc.

Vida vegetativa con o sin agresividad. Incontinencia total.

Tomado de la versión de Salgado A, Guillén F, Ruipérez I. Demografía del

envejecimiento. Valoración mental. Manual de Geriatría. 3ª edición. Barcelona.

Editorial Masson 2002: 3-15 : 247-256

285

286

ANEXOS

287

ANEXO III. ÍNDICE DE TABLAS

Tabla 1: Cambios fisiológicos del tiroides relacionados con el envejecimiento

(Chiovato et al, 1997)..................................................................................................... 26

Tabla 2: Etiología del hipotiroidismo .......................................................................... 30

Tabla 3: Recomendaciones para realizar el tratamiento sustitutivo del

hipotiroidismo en ancianos.......................................................................................... 36

Tabla 4: Etiología del hipotiroidismo subclínico ....................................................... 39

Tabla 5: Estadios del SEE ............................................................................................. 54

Tabla 6: Posibilidades diagnósticas finales ............................................................... 94

Tabla 7: Posibilidades diagnósticas del SEE ............................................................. 95

Tabla 8: Tipos de SEE ................................................................................................... 96

Tabla 9: Características de la muestra. Comparación por GÉNERO .................... 106

Tabla 10: Tratamiento crónico (N=450). Comparación por GÉNERO .................... 107

Tabla 11: Enfermedades crónicas. FRCV (N=450). Comparación por GÉNERO .. 108

Tabla 12: Enfermedades crónicas cardiovasculares (N=450). Comparación por

GÉNERO ....................................................................................................................... 109

Tabla 13: Diagnóstico al alta (N=450). Comparación por GÉNERO ....................... 110

Tabla 14: Características analíticas de riesgo cardiovascular (N=450).

Comparación por GÉNERO ........................................................................................ 113

Tabla 15: Características analíticas básicas (N=450). Comparación por GÉNERO

....................................................................................................................................... 114

Tabla 16: Características analíticas tiroideas (N=450). Comparación por GÉNERO

....................................................................................................................................... 115

Tabla 17: Disfunción tiroidea previamente conocida (N=450). Comparación por

GÉNERO ....................................................................................................................... 117

Tabla 18: Disfunción tiroidea diagnosticada durante el ingreso (N=450).

Comparación por GÉNERO ........................................................................................ 119

Tabla 19: Síndrome eutiroideo enfermo durante el ingreso (N=450). Comparación

por GÉNERO ................................................................................................................ 121

Tabla 20: Disfunción tiroidea TOTAL (N=450). Comparación por GÉNERO ......... 123

ANEXOS

288

Tabla 21: Disfunción tiroidea y autoinmunidad tiroidea (N=431) ......................... 125

Tabla 22: Etiología del hipotiroidismo (N=450). Comparación por GÉNERO ....... 126

Tabla 23: Etiología del hipertiroidismo (N=450). Comparación por GÉNERO...... 127

Tabla 24: Análisis de las características ANALÍTICAS, en función de la presencia

o no de disfunción tiroidea durante el ingreso ........................................................ 129

Tabla 25: Análisis de las características ANALÍTICAS, en función de la presencia

o no de hipotiroidismo subclínico durante el ingreso ............................................ 132

Tabla 26: Análisis de las características ANALÍTICAS, en función de la presencia

o no de SEE durante el ingreso ................................................................................. 133

Tabla 27: Análisis de las características ANALÍTICAS, en función de la presencia

o no de SEE tipo 1 durante el ingreso ...................................................................... 134

Tabla 28: Comorbilidad de la disfunción tiroidea (FACTORES DE RIESGO

CARDIOVASCULAR Y ENFERMEDADES CARDIO/CEREBROVASCULARES)

(N=450) .......................................................................................................................... 135

Tabla 29: Comorbilidad de la disfunción tiroidea. OTRAS PATOLOGÍAS (N=450)

....................................................................................................................................... 136

Tabla 30: Comorbilidad de la disfunción tiroidea. FÁRMACOS DE USO COMÚN

EN ANCIANOS (N=450) ............................................................................................... 137

Tabla 31: Comorbilidad de la disfunción tiroidea excluyendo el SEE (N=450).

Datos estadísticamente significativos ...................................................................... 139

Tabla 32: Comorbilidad del hipotiroidismo (N=450). Datos estadísticamente

significativos ................................................................................................................ 140

Tabla 33: Comorbilidad del hipertiroidismo (N=450). Datos estadísticamente

significativos ................................................................................................................ 142

Tabla 34: Comorbilidad del SEE (N=450). Datos estadísticamente significativos

....................................................................................................................................... 144

Tabla 35: Valoración funcional-mental-social de la disfunción tiroidea .............. 147

Tabla 36: Modelo de regresión logística múltiple para LA DISFUNCION TIROIDEA

DURANTE EL INGRESO .............................................................................................. 149

Tabla 37: Mortalidad intrahospitalaria en la disfunción tiroidea .......................... 151

Tabla 38: Mortalidad intrahospitalaria en el SEE ..................................................... 152

Tabla 39: Mortalidad intrahospitalaria y valores de las hormonas tiroideas ....... 154

ANEXOS

289

Tabla 40: Modelo de regresión logística múltiple para MORTALIDAD ................. 157

Tabla 41: Características clínicas (N=152). Comparación por GÉNERO .............. 160

Tabla 42: Características clínicas (N=152). Comparación por GÉNERO .............. 161

Tabla 43: Características analíticas (N=152). Comparación por GÉNERO ........... 163

Tabla 44: Determinaciones de hormonas tiroideas al ingreso y al mes del alta

hospitalaria (N=152) .................................................................................................... 166

Tabla 45: Distribución de la disfunción tiroidea al ingreso y al mes del alta

hospitalaria (N=152) .................................................................................................... 171

Tabla 46: Evolución del SEE al mes del alta hospitalaria (N=130)......................... 172

Tabla 47: Evolución del HIPOTIROIDISMO al mes del alta hospitalaria (N=17) ... 173

Tabla 48: Evolución del HIPERTIROIDISMO al mes del alta hospitalaria (N=5) ... 174

Tabla 49: Características CLÍNICAS, según la normalización o persistencia de la

disfunción tiroidea al mes .......................................................................................... 176

Tabla 50: Características ANALÍTICAS, según la normalización o persistencia de

la disfunción tiroidea al mes ...................................................................................... 178

Tabla 51: Modelo de regresión logística múltiple para la NORMALIZACIÓN AL

MES ............................................................................................................................... 183

Tabla 52: Comparación de la TSH al ingreso con la TSH a los 3, 6 y 12 meses del

alta hospitalaria (N=48) ............................................................................................... 185

Tabla 53: Comparación de la T4 libre al ingreso con la T4 libre a los 3, 6 y 12

meses del alta hospitalaria (N=48) ............................................................................ 187

Tabla 54: Comparación de la T3 libre al ingreso con la T3 libre a los 3, 6 y 12

meses del alta hospitalaria (N=48) ............................................................................ 189

Tabla 55: Análisis de los parámetros analíticos al ingreso y a los 3 meses del

alta hospitalaria (N=48) ............................................................................................... 191

Tabla 56: Análisis de los parámetros analíticos al ingreso y a los 6 meses del

alta hospitalaria (N=48) ............................................................................................... 192

Tabla 57: Análisis de los parámetros analíticos al ingreso y a los 12 meses del

alta hospitalaria (N=48) ............................................................................................... 193

Tabla 58: Distribución de la disfunción tiroidea al ingreso, a los 3, 6 y 12 meses

del alta hospitalaria (N=48) ......................................................................................... 195

ANEXOS

290

Tabla 59: Características CLÍNICAS, según la normalización o persistencia de la

disfunción tiroidea a los 3, 6 ó 12 meses (N=48) ..................................................... 200

Tabla 60: Características ANALÍTICAS, según la normalización o persistencia de

la disfunción tiroidea a los 3, 6 ó 12 meses ............................................................. 202

Tabla 61: Modelo de regresión logística múltiple para la NORMALIZACIÓN A

LARGO PLAZO............................................................................................................. 203

ANEXOS

291

ANEXO IV. ÍNDICE DE FIGURAS

Figura 1: Relación entre la edad y presentar o no disfunción tiroidea................ 130

Figura 2: Correlación entre la edad y las concentraciones de T3 libre. .............. 131

Figura 3: Relación de los valores de T3 libre en función del fallecimiento o no

durante el ingreso. ...................................................................................................... 155

Figura 4: Correlación entre las concentraciones de albúmina y los valores de T3

al ingreso hospitalario. ............................................................................................... 158

Figura 5: Relación entre los valores de TSH al ingreso y al mes del alta

hospitalaria. .................................................................................................................. 167

Figura 6: Relación entre los valores de T4 libre al ingreso y al mes del alta

hospitalaria. .................................................................................................................. 167

Figura 7: Relación entre los valores de T3 libre al ingreso y al mes del alta

hospitalaria. .................................................................................................................. 168

Figura 8: Comparación de los valores de T3 libre al ingreso en la UGA de la

muestra seguida al mes en función del género.. .................................................... 168

Figura 9: Comparación de los valores de T3 libre al mes del alta en función del

género. .......................................................................................................................... 169

Figura 10: Comparación de los valores de T4 libre al mes del alta en función del

género.. ......................................................................................................................... 169

Figura 11: Comparación entre los valores de proteínas de los pacientes con

normofunción y con disfunción tiroidea al mes. ..................................................... 180

Figura 12: Comparación entre los valores de albúmina de los pacientes con

normofunción y con disfunción tiroidea al mes. ..................................................... 181

Figura 13: Comparación de las concentraciones de TSH al ingreso con respecto

a la normalización o persistencia de disfunción al mes del alta. .......................... 183

Figura 14: Comparación de las concentraciones de TSH al ingreso, 3, 6 y 12

meses tras el alta.. ....................................................................................................... 186

Figura 15: Comparación de las concentraciones de T4 libre al ingreso, 3, 6 y 12

meses tras el alta. ........................................................................................................ 188

Figura 16: Comparación de las concentraciones de T3 libre al ingreso con la T3

libre a los 3, 6 y 12 meses. ......................................................................................... 190

ANEXOS

292

Figura 17: Comparación de las concentraciones de TSH en el hipotiroidismo

subclínico a lo largo de los meses.. .......................................................................... 198

Figura 18: Comparación entre los valores de T4 libre al mes y la normalización a

largo plazo. ................................................................................................................... 204

293