una reliquia demasiado arcaica: los verdiales malaguenos

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UNA RELIQUIA DEMASIADO ARCAICA: LOS VERDIALES - MALAGUENOS MIGUEL ROMERO E8TEO De mozo, solía ir yo el día 28 de diciembre al ventorrillo del Túnel, a la entrada de los montes de Málaga, a la salida de la mismísima Málaga hacia la comarca de sus malague- ños montes, y allí asistía a la anual fiesta de los verdiales. La organiza- ban las campesinas gentes de la tal comarca malagueña como un anual concurso entre sus diversas pandas campesinas de verdiales. Compe- tían ruidosamente las pandas por ver cuál de ellas finalmente se lleva- ba el premio. Había un jurado inter- villorios de ancianos varones que en su juventud habían sido miembro de pandas de verdiales en sus villorrios. y el acto de concursar consistía en un choque de pandas al modo más primitivo y prácticamente neolítico: la panda que en el frenético ritmo de la música armaba un mayor ruido por mitad del horrísono estruendo del sonar y competir simultáneamente todas las pandas -estoy sintetizan- do, el asunto era un ritual mucho más complicado- , pues era la que ganaba el premio. Al tiempo, y en mesas en torno al ventorrillo, o en manteles sobre la tierra y yerba del monte por allí mismo, mucho familiar trasiego campesino y montañés de comid as y vinos. De vinos de los montes como es lógico, o vinos del terreno si dicho a la vieja usanza castellana. De paso, y tras el con- curso al final de la mañana, y tras el almuerzo ritual muy a filo del medio- día, ya por la tarde las mozas y mozos de los cortijillos ocultos por mitad del laberinto de los tales mon- tes -que no son precisamente mon- tañas alpinas pero sí laberinto de cerros muy plantados de almendros hasta arriba del todo- y de sus mini- villorrios, pues por allí organizaban juegos del muy arcaico corro -al que eran muy aficionados los más o menos proto-andaluces tartesios prerromanos, y al respecto el geó- grafo griego Estrabón en tiempos del nacim iento de Cristo- en el que, cog idos de la mano , mozos y mozas, formaban la rueda y la ha- cían girar luego a toda velocidad, al tiempo que cantaban viejas cancio- nes campesinas más o menos ver- dialeras. De las cuales recuerdo una que parece tener una especie de hermosura brutal: Has comía cara- coles / has bebía vino blanco / has tumbaoa la Dolores / a la vera de un barranco / has comía caracoles. La brutal hermosura de esta can- ción del corro moceril concordaba muy bien con la no menos brutal hermosura de los grandes sombre- ros festivos de la fiesta de los ver- diales. Y no sólo de la fiesta sino que del ir las pandas con sus músi- cas, de cortijillo en cortijillo, a todo lo largo de las fiestas de la Navidad, en una paralela celebración pagana con respecto a la celebración cristia- na. Los sombreros -también llama- dos moñas según creo recordar- son cada uno una especie de gran explos ión barroca y dionis iaca de flores y frutas y espejitos, y orlados de largu ísimas cintas de colores -cada cinta su color- que cuelgan desde el florido borde del sombrero casi hasta el suelo. De ahí que los campesinos no se lo quieran poner en la veraniega celebración de los verdiales si es diurna porque -dicen- con el tal sombrero de gran fiesta sudan mucho, y con las calo- res del verano resulta muy molesto. En fin, en la tal fiesta del choque de verdiales los mozos de las pandas venían con su discreto traje ritual - largo pantalón negro, camisa blan- ca, y chalequillo negro, muy abierto por delante normalment e- y las mozas y mujeres que iban a interve- nir luego en el baile de verdiales venían también con su traje ritual y antiguo, un poco al estilo del que se ha venido usando en otras tierras españolas, y con un gran pañuelo de colores echado sobre los hombros y 51

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UNA RELIQUIADEMASIADO ARCAICA:LOS VERDIALES-MALAGUENOSMIGUEL ROMERO E8TEO

De mozo, solía ir yo el día 28 dediciembre al ventorrillo del Túnel, ala entrada de los montes de Málaga,a la salida de la mismísima Málagahacia la comarca de sus malague­ños montes, y allí asistía a la anualfiesta de los verdiales. La organiza­ban las campesinas gentes de la talcomarca malagueña como un anualconcurso entre sus diversas pandascampesinas de verd iales . Compe­tían ruidosamente las pandas porver cuál de ellas finalmente se lleva­ba el premio. Había un jurado inter­villorios de ancianos varones que ensu juventud habían sido miembro depandas de verdiales en sus villorrios.y el acto de concursar consistía enun choque de pandas al modo másprimitivo y prácticamente neolítico: lapanda que en el frenético ritmo de lamúsica armaba un mayor ruido pormitad del horr ísono estruendo delsonar y competir simultáneamentetodas las pandas -estoy sintetizan­do, el asunto era un ritual muchomás complicado-, pues era la queganaba el premio. Al tiempo, y enmesas en torno al ventorrillo , o enmanteles sobre la tierra y yerba delmonte por allí mismo, mucho familiartrasiego campesino y montañés decomid as y vinos. De vinos de losmontes como es lógico, o vinos delterreno si dicho a la vieja usanzacastellana. De paso, y tras el con­curso al final de la mañana, y tras elalmuerzo ritual muy a filo del medio­día, ya por la tarde las mozas ymozos de los cort ijillos ocultos pormitad del laberinto de los tales mon­tes -que no son precisamente mon­tañas alpinas pero sí laberinto decerros muy plantados de almendroshasta arriba del todo- y de sus mini­villorrios, pues por allí organizabanjuegos del muy arcaico corro -al queeran muy aficionados los más omenos proto-andaluces tartesiosprerromanos, y al respecto el geó­grafo griego Estrabón en tiempos del

nacim iento de Cristo- en el que ,cog idos de la mano , mozos ymozas, formaban la rueda y la ha­cían girar luego a toda velocidad, altiempo que cantaban viejas cancio­nes campesinas más o menos ver­dialeras. De las cuales recuerdo unaque parece tener una especie dehermosura brutal: Has comía cara­coles / has bebía vino blanco / hastumbao a la Dolores / a la vera deun barranco / has comía caracoles.

La brutal hermosura de esta can­ción del corro moceril concordabamuy bien con la no menos bruta lhermosura de los grandes sombre­ros festivos de la fiesta de los ver­diales. Y no sólo de la fiesta sinoque del ir las pandas con sus músi­cas, de cortijillo en cortijillo, a todo lolargo de las fiestas de la Navidad, enuna para lela celebración paganacon respecto a la celebración cristia­na. Los sombreros -también llama­dos moñas según creo recordar­son cada uno una especie de granexplos ión barroca y dionis iaca deflores y frutas y espejitos, y orladosde largu ísimas cintas de colores-cada cinta su color- que cuelgandesde el florido borde del sombrerocasi hasta el suelo. De ahí que loscampesinos no se lo quieran poneren la veraniega celebración de losverd iales si es diurna porque-dicen- con el tal sombrero de granfiesta sudan mucho, y con las calo­res del verano resulta muy molesto.En fin, en la tal fiesta del choque deverdiales los mozos de las pandasvenían con su discreto traje ritua l- largo pantalón negro, camisa blan­ca, y chalequillo negro, muy abiertopor delante normalmente- y lasmozas y mujeres que iban a interve­nir luego en el baile de verdialesvenían también con su traje ritual yantiguo, un poco al estilo del que seha venido usando en otras tierrasespañolas, y con un gran pañuelo decolores echado sobre los hombros y

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cruzadas las puntas por encima delpecho, y un delantalito blanco sobrela amplia falda osc ura y co rta devuelo. Tanto detalle etnográf ico espara decir que luego, tras el concur­so , y previamente tambi én por lamañana antes del conc urso - lascampesinas gentes son de un des­pertar muy tempranero, poco menosque al canto del gallo en la madru­gada, y con lo cual pues a la diez dela mañana ya estaban allí cas itodos, o al menos bastantes- pueshabía ya bailes de verdiales, que sebailaban con pañueli tos blancos,uno en cada mano, y tanto el mozocomo la moza. Y al tiempo que lospies en la danza trenzaban y des­trenzaban pasos -así se dice en lajerga campesina del asunto- losblancos pañuelos aleteaban en elaire lo mismo que blancas palomasun poco demasiado a revuelo. Hayque decir que de la tal fiesta de ver­diales había sido en la llegada de las

/pandas eliminado ya el resoplar de. las grandes caracolas de la mar.

O sea, cuando en su muy arcaicay verdialera fiesta pagana paralela ala cristiana semana de las fiestas dela Navidad iba cada panda de cortiji­110 en cortijillo -de una campes inacasita perdida en mitad de los mon­tes a otra campesina cas ita nomenos perdida en mitad de los mon­tes: la comarca de los montes deMálaga es una zona de muchominúsculo caser ío disperso , y quelos etnólogos averigüen el porqué-,pues por delante de cada panda ibaun mozo de mucho fuelle en los pul­mones y resoplándole a la caracola .Que, con el caracolil y marinoestruendo, avisando iba de que ya lapanda se les acercaba, así que enel cortij illo las mozas se pusieranguapas y prepararan los pestiños deharina y miel y las copitas del anís, ylos chorizos y las morcillas, y la can­dela a la puerta, una gran candela, yque ya rápidamente por allí llegabala panda con sus músicas, y la fiesta

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iba a comenzar. Y que prepararan elagu inaldo poco o mucho, para lacaja de la panda. Y que, aparte depara una comida de hermandad, ibatambién a servir luego para renova­ción de los atavíos y de los instru­mentos musicales, si es que ello eranecesario. Y no sé si hasta inclusopara mercarse otra caracola, si esque la anterior se les había cascadoa mitad de algún barranco, que al finy al cabo las caminatas de la fiestade los verdiales se hacían de noche,y allí hay barrancos por todas par­tes.

Explayando un poco más el asun­to, hay que decir que cada panda deverdiales es como una sagrada her­mandad de música y baile en la quehay un jefe, el alcalde, que es comouna especie de director de orquesta,con su batuta cor respond iente. Omás bien que batuta, una larga varade olivo o de avellano, y oficia de labatuta. Y que la autoridad del alcaI­de es máxima y que la obediencia alalcalde es total. De hecho, y comoinstitución, la panda de verdiales esuna orquesta de tipo muy arcaico, yresidual de muy arcanos tiempos alo que parece. O si se quiere, unaorquestina muy primitiva si en com­paración con las grandes y actualesorquestas sinfónicas. En concreto ,en la panda de verd iales entrancomo componentes una guitarra -oa veces dos- y un viol ín, un granpandero enorme y un minúscu locímba lo o mini-plat illos de bronce ,que aqu í se llaman chinchines. Ycomo parte de las muy primitivas omuy arca icas sinfon ías de los ver­diales entra también de componentebásica la voz humana, el canto delmacho. Con los fandangos de ver­diales , como es lógico. Aparte deque, en mitad de la noche y junto alas candelas de los cort ijillos , mesupongo que también a veces entra­ba a modo de basso ostinato lacaracola de la mar, y que los mozosla resoplaban con mucho fuelle. Laverdad es que hasta mitad o finalesdel siglo XIX no había violín en lapanda-orques tina sino que un muyprimitivo rabel de tres cuerdas. Yque, tras morirse en el pueblecito deCasabermeja el anciano instrumen­tista artesano que fabr icaba losrabeles y no querer su hijo asumir elnoble oficio, y al ir sucumbiendo losrabeles -que al trepidante ritmo fre­nético y su estruendo se cascan losinstrumentos musicales con bastan­te facilidad, y sucumben y hay que irreponiéndolos buenamente- puesse los fue sustituyendo con violines.A los que se les viene tocando lógi­came nte como si fueran un rabel:sólo se les hace sonar las tres cuer-

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das más agudas. Que al fin y al cabono hay por qué hacerles sonar lascuerdas bajas, que ya el bajo lleva lamúsica de la guitarra , y no hay porqué ofrecerlo reduplicativamente. Oen suma, un gran estruendo musicalen el que por enc ima del oscuroretumbar del pandero, y por encimadel grueso y bronco danzón que mar­cando va la guitarra, y por encima dela aguda percusión de los chinchi­nes, y por encima de los chillonasflorituras melódicas frenéticas quesalen de las tres cuerdas agudas delviolín, vuela majestuosamente la vozhumana en lo más alto de la tesituravocal del varón . Majestuosamentepero a toda velocidad, y con diseñomelódico en cascada de notas quedesde lo más alto de la tesitura vocaldel varón descienden hasta lo másbajo, y en un tour de force vocálicono sólo a toda velocidad sino quetambién a todo volumen. Y al respec­to, valga una típ ica y tópica coplafamosa de los verdiales: adiósMálaga la bella / tierra en la que yonací / para todos fuiste madre / ymadrastra para mí. Y que se la can­taban mucho cuando los mozoscampesinos de los verdiales se ibana trabajar de obreros a Alemania.

Con respecto al nombre de verdia­les pues hay que decir que provienedel distrito y villorrio de Verdiales enla comarca de los montes de Málaga,comarca que no tiene existencialegal en ningún mapa pero sí y tradi­cionalmente en la tal zona y sus alre­dedores. En concreto, la comarca esel amplio y abrupto macizo montaño­so -mucho barranco pero de nomucha alt itud las cumbres de loscerros- que, con su enredo de cami­nos terrizos, y sus mini-villorrios, quea veces son unas cuantas casas y nomás en cualquier cruce de caminos,se había venido quedando un poco atrasmano de los sucesivos progresoscivilizatorios malagueños. Y con loscampesinos ceceando todos y finali­zando en -u las castellanas palabras,al estilo Pericu ha traíu el chotu yque era motivo de gruesos chistespara los urbanitas de Málaga-ciudad.y que finalmente ha ido desapare­ciendo el tal dialectismo fonéticodemasiado arcaico. Aparte el distritode Verdiales -que terminó dándolenombre a la arcaica fiesta y susmúsicas- está también el distrito delBarranco del Sol , de muy sonoronombre, y otra serie de montesinosdistr itos con sus mini-villorrios. Unpoco o un mucho la cabeza de todala comarca era la aldea de Almogía,finalmente ya un pueblecito , y encuyo térm ino municipal queda lamayor parte de la coma rca de losmontes de Málaga, así a primer ojeo.

Hay que anotar que las gentes deAlmogía se han venido autodenomi­nando moriscos y no precisamentealmogienses o almogineros. Lo quenos pone sobre la pista de cómo unritmo tan demasiado arcaico como elde los verdiales haya podido venirsobreviviendo en la muy cerradacomarca de los Montes de Málaga-que inmediatamente a la espaldade la ciudad de Málaga- y desdemuy remotos tiempos. Especial­mente si tenemos en cuenta que ,según historiadores del tema , lafamosa rebelión de los moriscos casia finales del siglo XVI -que estabanya castellanizados de lengua y nom­bres y apellidos, y al menos nominal­mente de religión, o no tan nominal­mente en bastantes casos , o sea ,eran unos cristianos nuevos yesoes lo que significa el morisco: cristia­nos amoriscados- se realizó en granparte del muy amplio ámbito mala­gueñosos y sus macizos montañasun plan de rebelión bastante singu­lar: en los pueblecitos y aldeas loscristianos viejos -la emigración cas­tellana , pobre o rica- asaltaron lascasas de los cristianos nuevos omoriscos, y les robaron todo lo quepudieron. Al respecto, los muy deta­llados historiadores del asunto . Osea, que en la tal rebelión el caso demacizos montañosos malagueños-zonas de mini-villorrios, a los quehabía que llegar por veredas o cami­nos de mulas- no es exactamente elmismo que el de los macizos monta­ñosos de Granada y Almería, en losque había grandes aldeas y caminoscarreteros. Y en los que la subleva­ción de la ya castellan izada pobla­ción previamente islámica fue gene­ral. Y generales también luego la .expulsión, el despoblamiento y elrepoblamiento en base a gentes cris­tiano-viejas llegadas de diversaszonas pobres del norte peninsular.

Hubo deportación mas iva demoriscos malagueños a la zona delos montes de Huelva . Y acaso de

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ahí el origen de los fandanguillos deHuelva , que en cuanto al modomelódico -no al estilo del cante- esel mismo que en los fandangosmalagueños , el muy arcaico mododorio o la escala diatónica y naturalde la nota Mi, que en cuanto queescala ascendente va con las notasFa y Sol subidas en un semitono, osea, con un sostenido Si dicho enjuerga musiquera. Y que, eliminadasen la escala descendente las talessubidas semitonales, pues resulta lafamosa cadenza andaluza tan propiadel cante flamenco. Cuyos inicialescantes o cante jundo son diversostipos de fandangos malagueños deRonda, de nombres varios. Y fan­dangos en cuanto que en el ámbitomalagueño todos los viejos cantescampes inos de varones -Ios solosdel varón- eran fandangos en elsentido más general de tal palabra,en el sentido de viejos cantes cam­pesinos precisamente. Y la polémicade si al origen del cante flamencoestán o no están los fandangos deMálaga - inclu idos los fandangosserranos de la malagueña Ronda­viene de lejos e irá lejos. En concre­to, rastreando el origen de los fan­dangos de verdiales y sus montesi­nas fiestas y músicas no hay másremedio que apuntar que, del mismomodo que la aculturación cristiana ycastellana de los macizos montaño­sos malagueños no fue total e impla­cable -se salvaron las comidas, lasmúsicas, la agricultura especializadaen hosticultura, pero su-cumbieronlos miles de moreras para el gusanode seda y los malagueños tejidos deseda , famosos en toda la EdadMedia europea, y sucumbió también

Sombreros de Verdiales

la famosa loza dorada malagueña,que hacia el final de la Edad Mediase exportaba ya a medio mundo­pues así también la aculturaciónislámica tampoco fue total e impla­cable. Y valga de ejemplo que de talaculturación islámica sobre la previay malagueña población cristiana ymozárabe -que le dio mucha guerraal califa de Abderramán 111 y su cali­fato de Córdoba- y que fue acultura­ción muy tardía, de hacia finales delsiglo XII , pues en contra de los pre­ceptos corán icos se salvaron losmontesinos viñedos malagueños ysus vinos, con muchos sabor a mos­to de uvas. Y que tal cual han perdu­rado hasta hoy, vinos naturales denatural agricultura biológica que losecologistas debieran proteger. Ycurioso que los malagueños viñedoshayan venido desde antiguo planta­dos en lo más alto de los cerros,costeros o no costeros, para que asílas cepas agarren mucho el sol.

Tengo la idea de que, con respec­to a los abruptos y laberínticos maci­zos montañosos malagueños -enlos que todavía subsisten muyamplias zonas despobladas, una alas espaldas de Marbella, la otra alas espaldas de Nerja- y en cuantoque era zona más bien paupérrimapara las sucesivas oleadas de inva­sores, pues sus correspondientes yno menos sucesivas aculturaciones-cartaginesa, romana, cristiana, visi­gótica, islámica, y luego otra vez larecristian izac ión- siempre fuerontardías y muy lentas, y no demasia­do profundas. Con respecto a la tar­día y no muy profunda aculturaciónromano-latina, valga el dato de quegran parte de toda la toponimíamalagueña sigue teniendo raícesprerromanas, e incluso sorprenden­temente de lengua vasca al menordescu ido. Valga el dato de que elmalaqueño pueblo de Arriate , amitad de la serranía de Ronda, esde la misma muy arcaica familiaonomástica que los topónimos vas­cos Arriaga, Arrigorriaga, Arrizabala,Arrizabaleta, etcétera. O en otraspalabras, que como también enotros muchos lugares de este plane­ta los macizos montañosos laberínti­cos y abruptos siempre vinieron que­dando más o menos a salvo de lassucesivas aculturaciones invasoras.y al respecto, que en el siglo IX unilustre escritor viajero yemení, muyislámico y arábigo , oyera por lasnoches en la ciudad de Málaga unaestruendosa orquestina de muchosinstrumentos musicales en simultá­neo y en el verano -y todo apuntahacia que el comienzo del verano, lafiesta arcaica del solsticio veraniego,la famosa noche de San Juan en

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vers ión residual cristiana- y enmanos de malagueños indígenasmozárabes. Finalmente al ilustreescritor yemen í arábigo un señormalagueño de estirpe árabe se lo lle­vó a su palacete en las afueras deMálaga, y el ilustrado viajero yemeníescribe que allí por primera vez con­siguió oír música árabe e islámica entierras malagueñas, y que por prime­ra vez consiguió dormir en las mala­gueñas tierras. Ni que decir tiene queel tal estruendo musical de musica­les instrumentos varios en mitad dela noche en manos de los indígenasmozárabes remite en directo haciaque la malagueña y arcaica orquesti­na musical de los verdiales es resi­dual del tal mozárabe y cristianoasunto indígena.

y retrotrayendo más hacia atrásesta somera indagación sobre el ori­gen de la malagueña celebración ymúsica de los verd iales , saltamosahora hacia tiempos de la mitad delfamoso Imperio Romano. Tiemposen los que en un colorinesco e impe­rial mosaico romano de no sé exac­tamente qué época - la noticia aso­mó en la prensa malagueña, yesoes lo que yo sé del tal asunto- aso­ma un indígena o indígenas con eltal sombrero ubérrimo malagueño yverdia lero de frutos y flores , y conborrosos instrumentos musicales enlas manos, según creo recordar .Evidentemente, la tal iconografíapuede remitir en general a presuntasy borrosas usanzas dionisiacas exis­tentes a todo lo largo del Mediterrá­neo, y más o menos residuales entiempos del Imperio Romano. Yesoes lo que en general suele hacersecon arcaicos datos etnográficoslocalizados en talo cual punto medi­terráneo, que se los generaliza atodo el Mediterráneo en base a unapresunta civilizac ión arcaica pan­mediterránea, o cosa similar. Pero elhecho de que el tal asunto de losubérrimos sombreros de flores sobrelas cabezas de los varones hayasólo sobrevivido -y con sus larguísi­mas cintas de colores- en el ámbitode los macizos montañosos mala­gueños, al menos significa que enel ámbito malagueño la tal celebra­ción de los solsticios del sol estabamuy arraigada y en forma bastantepeculiar. Y que en la misma peculiarforma lo estuviera también a todo lolargo del Mediterráneo, sea homogé­neamente o sea en forma dispersaun poco por aquí y por allá, pues nopasa de ser una mera inferenciamás o menos presunta, si es que noobviamente ideológica. En el ideoló­gico sentido de que en tiempos pre­cartag ineses y prerromanos lapoblación ibero-peninsular era pre-

" Panda» de Verd iales.

suntamente una especie de paupé­rrima plasta indígena, un poco anivel del Paleolítico y de las selváti­cas gentes del americano ríoAmazonas. Y que luego de la manode los fantasmales fenicios y de losno tan fantasmales griegos y roma­nos -que más bien bastante fantas­mones, dicho sea de paso, ya queno exactamente fantasmales- nosfue llegando gradualmente la culturay la civilización, incluidos los verdia­les con sus larguísimas cintas decolores, y con su gran caracola dela mar. Dicho sea también de paso,hasta todavía no hace mucho, enlas huertas del malagueño ríoGuadalhorce, a los varones o hem­bras que andaba n trabajando enmitad de los campos , a golpe deresoplar la caracola se les avisabaal mediodía que el almuerzo yaestaba prepa rado en la hortelanacasa. Así en las huertas de Álora,por ejemp lo. En fin, en figuritascerámicas que se presentabancomo exvotos en prerromanos san­tuarios tartesios o ibero-tartesios, enlas lindes de las ahora tierras anda­luzas concretamente , asoman aveces larguísimas cintillas que cuel­gan de la cabeza y fluyen a lo largode las espa ldas de la figurill a debarro, y que debían colgar de uncapacete encasquetado en la cabe­za, o sombrerete, por más que a losexpertos de tal detalle arqueológicoel asunto más bien les resulta untanto enigmático. Así en las ruinasde algún prerromano santuario en elfamoso desfiladero de Despeña­perros, que milenariamente ha veni­do siendo la puerta de entrada para,desde las llanura s de la Mancha ,pasar a las tierras del río Gua­dalquivir. De algún modo, las taleslarguísimas cintillas -con el corres­pondiente sombrerete apeado de lacabeza de la figurilla cerámica, a loque parece- remiten a su continua­ción residual en el milenariamente

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muy aislado ámbito interior de losmacizos montañosos malagueños.

Finalmente , que las dos celebra­ciones ritualmente tradicionales delos verdiales malagueños hayanvenido milenariamente vinculadas alos solsticios, tanto al de inviernocomo al del verano -y milenariamen­te, teniendo en cuenta las noches deestruendo verdialero que el muy cut­to e ilustrado Ahmad ibn Muhamad alYamení se tuvo que chupar enMálaga y sin dormir en el siglo IX acomienzos del verano-, remite elasunto a la más bien proto-tartesiacivilizac ión ciclópea habida en elámbito malagueño hacia el año 2000antes del nacimiento de Cristo, conel colosal templo-dolmen antequera­no denominado la cueva de Menga.y en el que hay una gruesa losa deunas tresc ientas setenta toneladasque implica mayor esfuerzo quecualquiera de los habidos para cons­truir las pirámides famosas deEgipto. Y que no hay forma humanade saber cómo la tal gran losa dema­siado colosal, desde la cantera de unmonte cercano, situada en lo másalto del monte pudo ser traída con unbarranco de por medio. El tal dol­men-templo, y templo en cuanto queorientada su puerta de entrada haciala salida del sol, estaba enlucido deyesería por dentro, y se supone quecon pinturas los enlucidos muros delyeso, o al menos los arqueó logoshan encontrado residuos del talasunto. Y se da por hecho que lamuy redonda colina artificial quecubre el tal dolmen-templo de muyaltos techos - a los arqueólogos mástradicionales no les gusta la idea deldolmen-templo, tampoco les gusta laidea de que en algún momento el solpenetrara por el pasadizo-boca de laentrada e iluminara el inter ior deltemplo- tenía alrededor el círculo devert icales estelas de piedra , cada

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una con su respectiva hendidura, decuyo efecto de sol y sombra se ibacalculando a meses el año solar ycon bastante exactitud. Por otra par­te, el asunto parece tener relacióncon la gran ciudad- isla excavadarecientemente en la desembocaduradel malagueño río Guadalhorce-que viene de Antequera y de lostales dólmenes capitalinos precisa­mente- y que remite hacia el año1300 antes del nacimiento de Cristo--como mínimo- y que con sus apro­ximadamente cien mil habitantes-dicen- era una especie de la capi­tal de todo el Mediterráneo occiden­tal, al menos para tal época. O nomenos relación con la monstruosaplanta urbanística -de una ciudad devarios cientos de miles de habitan­tes, o al menos ésa es la hipótesis­hacia la que o apunta o pareceapuntar una reciente prospecc ióngeo-eléctrica del inmediato subsueloen la malagueña costa de Almayate.y cuyas implicaciones tienen unpoco asustados a los arqueólogos.En el sentido de que para la tal épo­ca sería prácticamente la oculta grancapital de todo el Mediterráneo. Locual es demasiado. O en suma, todoesto es lo que parece haber al tras­fondo de los malagueños verdialescomo muy arcaica reliquia de losremotos tiempos. Y al asunto yo letengo dedicado un libro tituladoHistoria y musicología de los verdia­les del que este artículo viene a seruna especie de resumen. Con todoesto pues resulta bastante lógicoque hace un par de años , en elFestival Folklórico Inter-nacional deSayona , en Francia, los verdialesmalagueños fueran presentadoscomo el plato fuerte del folkloreeuropeo : el probab lemente másarcaico folklore existente en Europa,y curio samente vivo, demasiadovivo.