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Una mirada sobre Ogún Luisa M. Martínez O'Farrill. Investigadora Auxiliar. David Morales Rodríguez. Investigador. Dirección de Cultura, Marianao. Ciudad de la Habana. Ogún es el centro de nuestro esfuerzo, pero como para poder hablar de un objeto antes hay que conocer su historia, consideramos oportuno recordar algunos aspectos medulares de la concepción del mundo de los yoruba. El concepto del Universo El orden para los yoruba representa la armonía, el equilibrio, la estabilidad, el movimiento, la existencia, evolución y desarrollo. 1. El Caos es el desorden, el obstáculo, la dificultad, la furia indomable, la violencia extrema, el momento de inercia, inexistencia, involución. 2. La Creación es la enseñanza del equilibrio a imitar en las acciones de la vida. 3. Entre los yoruba, por debajo del Dios Supremo, Olodumare u Olorun, se encuentran los gemelos Obatalá (el cielo) y Odudua (la tierra), los que personifican la época suprema de la creación. El momento del inicio de la sin forma en el cual los principios masculino y femenino se intercambiaban con facilidad, condición previa para la creación del mundo Aye o Aje. 4. Las divinidades ocupan tres grandes grupos: las relacionadas con fenómenos de la Naturaleza, por ejemplo la tierra (Orisha Okó), el cielo (Olofin), las tormentas (Oya), el agua (Yemayá, Oshún, Olokun). Las vinculadas a un lugar determinado, a una familia, a una ciudad, por ejemplo orishas patrones locales como Ogún. 5. Las introducidas desde el exterior, por ejemplo Alafia, orisha extranjero procedente del norte, considerado el dios de la Paz y de la Reconciliación, otorga 1

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Una mirada sobre Ogún

Luisa M. Martínez O'Farrill. Investigadora Auxiliar.

David Morales Rodríguez.

Investigador. Dirección de Cultura, Marianao. Ciudad de la Habana.

Ogún es el centro de nuestro esfuerzo, pero como para poder hablar de un objeto antes hay que conocer su historia, consideramos oportuno recordar algunos aspectos medulares de la concepción del mundo de los yoruba. El concepto del Universo El orden para los yoruba representa la armonía, el equilibrio, la estabilidad, el movimiento, la existencia, evolución y desarrollo. 1. El Caos es el desorden, el obstáculo, la dificultad, la furia indomable, la violencia extrema, el momento de inercia, inexistencia, involución. 2. La Creación es la enseñanza del equilibrio a imitar en las acciones de la vida. 3. Entre los yoruba, por debajo del Dios Supremo, Olodumare u Olorun, se encuentran los gemelos Obatalá (el cielo) y Odudua (la tierra), los que personifican la época suprema de la creación. El momento del inicio de la sin forma en el cual los principios masculino y femenino se intercambiaban con facilidad, condición previa para la creación del mundo Aye o Aje. 4. Las divinidades ocupan tres grandes grupos: las relacionadas con fenómenos de la Naturaleza, por ejemplo la tierra (Orisha Okó), el cielo (Olofin), las tormentas (Oya), el agua (Yemayá, Oshún, Olokun). Las vinculadas a un lugar determinado, a una familia, a una ciudad, por ejemplo orishas patrones locales como Ogún. 5. Las introducidas desde el exterior, por ejemplo Alafia, orisha extranjero procedente del norte, considerado el dios de la Paz y de la Reconciliación, otorga

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fuerza y vida a través de las ofrendas que recibe. A este orisha entre los vudú corresponde el nombre de Tsambia. 6. Los orishas habitan en el espacio celeste; pero tienen la posibilidad de penetrar la bóveda terrestre e interactuar con los humanos a fin de transmitirles enseñanzas y experiencias. Poseen santuarios y sacerdotes que se dedican a mantener su culto. Obatalá el más importante de los orishas, considerado el más grande de los seres creados. Etimológicamente su nombre significa “El rey que es grande” o “El rey de la blancura o pureza”. Recibe otros nombres como Orishanlá (El gran orisha), Alomorere (El de la buena arcilla, porque creó de barro el cuerpo de los hombres), Alablasé (El que predice lo futuro), Orisha kpokpo (El orisha de las puertas). Es andrógino. Otros no menos importantes son Ogún, Dan u Osain, Legba o Elewa o Eshu, Oyá, Naná, por citar algunos. 7. Los espíritus ocupan un lugar especial en la influencia sobre toda forma de vida animada o inanimada. Se encuentran muy cercanos a los hombres con los que contactan voluntaria o involuntariamente. Hay espíritus protectores de la familia, del grupo, de la localidad, se ocupan del bienestar de sus protegidos. Otros son relacionados con fenómenos de la naturaleza, ríos, montañas y árboles. Espíritus malignos se consideran aquellos que obstaculizan el ritmo normal de la vida, sus influencias son negativas. 8. Antepasados divinizados: Shangó y Oduduwa. El culto a los muertos o antepasados es el núcleo de la concepción religiosa de los yorubas, quienes consideran que los muertos velan por la fertilidad de la tierra, por ende una buena atención a los muertos provocará prosperidad a la comunidad. En este sentido la tierra (el sustento), el agua (ya sea en forma de fuentes o ríos), el cielo de donde cae la lluvia y reino de Olodumare conforman un sistema de adoración y de relaciones sociales, punto de partida para la organización de la actividad laboral. 9. Los hombres agrupados en dos categorías fundamentales: Sabios aquellos que se han percatado de que la existencia es material y espiritual, que son parte del Universo, de que su lugar en la sociedad es el de contribuir a la armonía, desarrollar el amor a los orishas, el respeto social, cuidado de la familia, de la naturaleza, la elevación de las cualidades personales, premio para una larga vida. Ignorantes son los que viven sumergidos en el egoísmo, el irrespeto de las leyes universales de la naturaleza y la sociedad, desconocen a los orishas, se consideran centro y causa del Universo.

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Aparición de los orishas Cuentan las leyendas que en Dahomey, los vudú (dioses) fueron conocidos durante el reinado de Agaja, ocurrido entre los años 708 - 1732, época caracterizada por guerras y caos, al extremo que las mujeres parían cabras y las cabras seres humanos. El rey Agaja estaba casado con Nayi Adono; pero era infeliz en su matrimonio, pues a su mujer sólo le gustaba ocuparse de las compras y de los consabidos paseos que las mismas entrañaban, situación que se agudizaba con las preocupaciones por el caos reinante. Un día, al regresar de sus acostumbrados paseos al mercado contó al marido que había conocido a una mujer llamada Wandjele y que esta le había comentado que conocía la forma en que podría volver a restaurarse el orden en Abomey (Dahomey). Esto despertó de inmediato el interés del rey Agaja que sin demora hizo llamar a Wandjele para que compareciera ante él, en el Palacio Real. Cuando Wandjele llegó, el rey pudo advertir su serenidad y mirada profunda que auguraba contener una honda inteligencia; sin demora le expuso los comentarios que habían llegado a sus oídos y le pidió ayuda para solucionar tan desesperada situación. Wandjele escuchó pacientemente el relato del rey y meditó largo rato antes de ofrecer una respuesta: “En el país de donde vengo los seres humanos procrean seres humanos y los animales paren animales, no existe semejante caos”. Volvió a concentrarse en sus pensamientos antes de continuar. “No he visto dioses (vudú) entre ustedes, esta es la causa fundamental del caos, los vudú velan por el orden, la armonía y el equilibrio”. Agaja, que nunca había escuchado hablar de los vudú, le preguntó intrigado a qué se refería, y pacientemente Wandjele procedió a mostrarle su conocimiento acerca de los mismos, de forma tan amplia que cuando terminaron la conversación el rey dio las órdenes para la partida de Wandjele en busca de los vudú y del arreglo del palacio para recibirlos. La llegada de los vudú a Dahomey puso fin a largos años de caos y desórdenes. A partir de este momento comenzó el culto a los dioses, se instauró la veneración con los ritos, ofrendas y sacrificios necesarios. Con la llegada de Wandjele vinieron para Abomey (Dahomey) los vudú Mawu- Lisa, Sankpata, Hevieso, Ogún, Dan, Legba y muchos otros. La vida cambió por completo, las tierras recuperaron su fertilidad, la lluvia alejó

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el polvo e hizo florecer las plantas y árboles, los ríos y fuentes crecieron y mostraron su belleza, la felicidad y la alegría se instauraron en el reino. En este ambiente sosegado y luminoso el rey Agaja propuso a Wandjele que fuera su esposa. Ella aceptó gustosa al conocer que su matrimonio anterior se había disuelto y desde este momento la vida transcurrió por el buen camino. Ogún: primera imagen Es una de las divinidades que recibe el encargo de Olordumare de venir a poblar la Tierra, inmerso en esta tarea va a encontrar una fuente de inspiración y disputa por la posesión de Arugba, la única mujer sobre la Tierra en estos tiempos, lo que desencadenó la rivalidad entre las divinidades por su posesión. Lucharon por retenerla y pusieron al descubierto los mayores defectos: el egoísmo, la traición, la ira, el orgullo, la ambición, la crueldad. Los más feroces fueron los orishas Shangó, Ogún y Sankpana o Sakpata, quienes desataron una batalla tan feroz que se vieron en la necesidad de emplear todas las armas con que pudieron contar (aquí nació la idea de las armas como instrumentos de guerra). Como resultado reinó la confusión y la amargura se adueñó de ellos. Segunda imagen, Ogún, el segundo hijo Oddúa y Yembo complacidos con el nacimiento de Agallú y con el trabajo realizado por éste como parte de la obra creadora deciden tener otro hijo. Nace un varón y le llaman Ogún. El nacimiento de Ogún ocurre durante una erupción volcánica que tiene su causa en la desesperación y dolor de Agallú ante el sufrimiento de Bembo, durante su trabajo de parto, por esto el nombre que recibe el hijo que nace se identifica con la lava ardiente. Ogún significa la energía calórica contenida en la lava ardiente, en plena ebullición. Por esto se le representa con cuerpo de piedra y cabeza de hierro para brindar la idea de energía concentrada. Ogún es moreno, muy bien parecido, de personalidad atrayente y encantadora, es uno de los orishas de más alto rango. Desde tiempos inmemoriales tiene la tarea de convertir el mundo en un lugar habitable. Cuenta la tradición que durante la primera bajada a la tierra Ogún abrió con su machete el camino para que los orishas que participaron pudieran avanzar. Las habilidades de Ogún relacionadas con el hierro y su gran fuerza lo han

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convertido en el orisha de los cazadores, guerreros, herreros, orfebres, carniceros, barberos y soldados. Su campo de acción hoy día abarca la moderna tecnología, la seguridad del tráfico, todo lo relacionado con los metales, el peligro y el transporte, por lo tanto incluye bajo su acción a obreros calificados que utilizan herramientas de metal, choferes, mecánicos, peluqueros, constructores de puentes, caminos y pueblos. A las características físicas y campo de acción, une un carácter violento con tendencias a transformar los hechos en que se ve envuelto en verdaderas contiendas sangrientas, al no poder frenar su temperamento lo que sin lugar a dudas constituirá su mayor defecto. Estas características de Ogún lo convierten en el hijo que proporcionaría a sus padres los dolores de cabeza menos imaginados, los mayores disgustos, que de un modo u otro más adelante, atraparían al panteón orisha de conjunto. Su honestidad es inquebrantable, con ella vigila el cumplimiento de los acuerdos y los tratados. Ogún es la contradicción hecha deidad, donde convergen cualidades buenas y malas, por una parte en él encontramos el vicio y las guerras, males que desde este momento perturbarían la paz y armonía en el reino de Oddúa y Bembo, y que emanarían, tiempo más tarde, a la humanidad. Por otro lado, aporta la energía en forma de calor para la fundición de los metales, la elaboración de vasijas y objetos útiles para la vida, para la cocción de los alimentos, o sencillamente como fuente de calor para la protección del frío, y es que Ogún, como se dice, “tiene muchas caras”. La imagen terrena Ogún es un orisha que simboliza los comienzos, el principio, la mañana, la primavera, la autoridad de los jefes, el poder del mando, la fuerza, la violencia, el impulso, la virilidad, la osadía de la juventud, el peligro ocasionado por instrumentos u objetos de hierro, las armas, los accidentes. En consecuencia sus hijos reflejarán al orisha a partir de características de la personalidad que hemos agrupado en virtudes y defectos. 1. Virtudes: Personas emprendedoras, dinámicas, con iniciativas, llenas de energía, combativas, apasionadas, activas, audaces, originales y aventureras, con capacidad para las reacciones rápidas, seguras de si mismas, no se detienen ante los obstáculos, luchadores por excelencia y profundamente emotivos al punto de

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amar y odiar con la misma intensidad. A la vez son autodisciplinados, amantes del desafío que presupone toda acción, con tendencia a la heroicidad. 2. Defectos: La impaciencia, de carácter dominante, autoritarios, imprudentes, irritables, intolerantes y violentos, carentes de constancia, irreflexivos, bruscos, imprudentes, directos al punto de ser carentes de tacto o diplomacia, agresivos. Otra característica notoria que puede advertirse de forma general entre sus hijos es la falta de elegancia en el vestuario y ademanes, aún cuando usan las ropas más costosas y sean personas instruidas con altos niveles de escolarización y profesionalidad. Dan la impresión de ser personas algo desaliñadas, alejadas de la labor que en realidad ejecutan, semejando ser trabajadores manuales. Cuenta la mitología que Ogún fue iniciado en los secretos y sacramentos de Ifá, por petición que le hiciera a Orula ante su necesidad de ofrecer un cambio de su imagen y vida; pero al considerar que no había sido reconocido como sacerdote con los honores que creyó eran los convenientes, devolvió Ifá a Orula y regresó para oficiar en las Reglas vinculadas a la Naturaleza por el contacto y comunicación física con la tierra y los elementos afines, como son los casos del Palo Monte y el Vodú. Son atributos de Ogún todos los instrumentos y objetos que llevan hierro: machetes, palas, picos, martillos, mandarrias, yunques, guatacas, rastrillos, barretas, guadañas, serruchos, clavos, cuchillos, lanzas, pistolas, ametralladoras, bombas, cañones, etc. Sus herramientas son por lo general siete y una otá (piedra) y aunque por norma se monta y entrega un Ogún standar, no es lo correcto ya que debe hacerse una investigación y tomar una decisión en consecuencia. Existen varios tipos de juegos de herramientas según el tipo de Ogún, por ejemplo: Ogún de Monte, Ogún de Guerra, Ogún de Muelle, Ogún Chiviriqui, etc., cada uno de los tipòs de Ogún son determinados conforme a la investigación tomando en cuenta las necesidades y características del aleyo (religioso no iniciado). Esta opinión, puede encontrar disensiones en otras familias religiosas, tomando como punto de partida las costumbres de la casa a que pertenecen. Recomendamos que Ogún nunca sea separado de Oshosi, aún cuando vaya a realizarse algún trabajo en específico, porque la unión de estos poderosos guerreros representa la fraternidad humana, la necesidad de la ayuda y el apoyo para el alcance de fines duraderos. El collar que lo identifica es de cuentas alternas verdes y negras, sus ropas

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llevan el detalle de piel de tigre con adornos de caracoles, en uno de los hombros. Su color es el morado, el gorro aplastado o achatado al centro de la cabeza, donde se coloca un largo festón de fibras de palma. La comida de Ogún es variada, chivas, gallos, palomas, guineos, jutías, cerdos, perros negros, toros (en ocasiones), majá. Sus preferencias son el ñame asado, nueces de kola, fufú de plátano verde y judías blancas. La bebida que le gusta es el aguardiente de caña. La danza de Ogún tiene dos representaciones: 1. La belicosa: Es una danza de combate, se ejecuta marchando y blandiendo un machete. Se danza agachado, avanzando un pie mientras arrastra el otro, brindando la imagen de estar intentando librarse de un machetazo involuntario. 2. La laboriosa: Es una danza de trabajo, puede interpretarse como una danza agrícola en la que se va cortando la hierba con el machete. Puede hacerse al estilo del herrero, golpeando con el martillo a un imaginario yunque. Conclusiones El trabajo ha pretendido rendir honores a este orisha y a la cultura yoruba de modo general, y en ella a la mitología como expresión de la concepción filosófica del mundo, inseparable del acto de creación cultural con una variedad en su riqueza de historias y refranes, que resulta para el que la escucha agradable, aleccionadora y muy interesante. BIBLIOGRAFIA Fuentes orales, entrevistadas para la ocasión. Martínez O’Farrill, Luisa: Entre historias y refranes, Libro inédito, 2003.

ANEXOS 1. Plantas de Ogún: Guamá de Río, Peregún, Frailecillo, Aroma, Campana Morada, Roble, Romero de la costa, Zarza, Cardo santo, Siguaraya, Guako, Palo tengue, Mano poderosa, Palo malambo, Salvadera, Ewe Tete, Prodigiosa, Añil, Ceibadera, Huevo de toro, Hierba fina, Palo tocino, Frescura, Sargazo, Atipoanlá, Vencedor, Yaya, Mamoncillo, Rabo de zorra, Rompezaragüey, Anamú, Para mí, Lengua de vaca.

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