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Una autobiografía intelectual entrevista con Salomón Kalmanovitz Economía Este material fue creado en el año 2005 y ha sido autorizada su publicación por el Comité Editorial de la revista Apuntes del CENES, en el Banco de Objetos Institucional de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia. Carlos Alfonso Delgado Gomez

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Una autobiografía intelectual entrevista con Salomón Kalmanovitz

Economía

Este material fue creado en el año 2005 y ha sido autorizada su publicación por el Comité Editorial de la revista Apuntes del CENES, en el Banco de Objetos Institucional de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de

Colombia.

Carlos Alfonso Delgado Gomez

wcuervo
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APUNTES DEL CENESI SEMESTRE DE 2007

ISSN 0120-3053

Apuntes del Apuntes del Apuntes del Apuntes del Apuntes del CENESCENESCENESCENESCENESVOLUMEN XXVII

Número 43I semestre de 2007

Publicación semestral del Centro de Estudios Económicos – CENESEscuela de Economía

Facultad de Ciencias Económicas y AdministrativasUniversidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia

Apuntes del CENES se encuentra inscrita en elULRICH’S INTERNATIONAL PERIODICALS DIRECTORY, USA

ADMITIDA EN EL INDICE NACIONAL DE PUBLICACIONESSERIADAS CIENTIFICAS Y TECONLOGICAS DE COLCIENCIAS - CATEGORÍA C

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CARLOS ALFONSO DELGADO GOMEZProfesor Escuela Economía. UPTC

__________* Agradezco la labor de edición de Mario Arrubla sobre este texto, no obstante las diferencias de criterios sobre

algunos aspectos de esta entrevista que pueden ser confrontados por el lector en Revista Al Margen, No 11, Bogotá,2005.

Fecha de recepción: 30 de abril de 2007Fecha de aprobación: 05 de junio de 2007

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APUNTES DEL CENESI SEMESTRE DE 2007

PresentaciónPresentaciónPresentaciónPresentaciónPresentación

Este documento está basado en una en-trevista con Salomón Kalmanovitz rea-lizada en el mes de noviembre del año2003 en su oficina del Banco de la Re-pública. El sentido y orientación de laentrevista se circunscribe a los criteriosde la investigación sobre El DesarrolloSocial del Pensamiento en Economía enColombia a partir de la fundación y con-solidación de las distintas Facultades deEconomía en el país.

De otro lado, el texto de la presente en-trevista fue publicado en la Revista Tri-mestral Al Margen1 en septiembre de2004, junto con un artículo de respuesta

“A propósito de Kalmanovitz” del Edi-tor Mario Arrubla.

Los criterios de la entrevista implicanun acercamiento a los distintos perio-dos de producción intelectual deSalomón Kalmanovitz, así como susrelaciones con otros académicos queinfluyeron en el devenir de su pensa-miento y obra.

Salomón Kalmanovitz fue entrevistadoen primer lugar por sus relaciones y con-secuentes aportes en el ámbito acadé-mico de la economía; en segundo lugar,por sus relaciones en el desempeño dela economía como profesión, en un con-texto en que toda acción y toda expe-

__________1 Al Margen. Revista Trimestral, No. 11, septiembre de 2004. Editor Mario Arrubla. Siglo del Hombre Editores, Bogotá.

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riencia investigativa son únicos y valio-sos para contribuir con los procesos dedesarrollo social de un pensamiento eneconomía que busca cada vez con másurgencia concepciones “más congruen-tes con la realidad”2.

En consecuencia, la búsqueda de la re-flexión kalmanovitziana puede contribuiren la comprensión de un desarrollo so-cial del pensamiento en economía ennuestro medio.

Igualmente, su comportamiento comoeconomista está imbuido de múltiples re-laciones con el poder y el conocimien-to, evidenciando así la existencia degrandes debates y controversias queimplican igualmente su propio desarro-llo como pensador.

Pero el objetivo de la entrevista superael logro de conocer sobre las reflexio-nes de Kalmanovitz como economista ocientífico social luego de una experien-cia acumulada como investigador. Tam-bién se trata de contribuir a la confor-mación de un fondo de conocimiento,sistematizando en una segunda etapa susobras completas en una perspectivainstitucional que permita investigar tan-to su estudio en contexto como las fuen-tes de su pensamiento3.

Aquí en este texto igualmente se mani-fiesta que el desarrollo social del pen-samiento en economía de muchos auto-res colombianos simplemente no se pue-de desligar de otros aspectos como susinterrelaciones e interdependencias enlos ámbitos del conocimiento y las rela-ciones de poder. Implica lo anterior, elreconocimiento del ámbito académicoen el cual se consolida un talento comoinvestigador y pensador, el contexto deelaboración de su obra escrita y susmotivaciones políticas, entre otras.

De manera que esta entrevista es la pri-mera de tres partes que involucran elestudio exhaustivo de la obra completay en la parte final los comentarios a laobra en contexto.

Además, muchas de las maneras depensar en economía están sincronizadascon la expresión de relaciones entre es-critores investigadores o entre autoresde la disciplina; entonces, Salomón semueve en un plano de discusión y deba-te en el que maneras de pensar cada vezmás congruentes con la realidad se con-traponen muchas veces a modos de pen-sar exclusivamente teóricos.

En consecuencia, un Fondo de Conoci-miento puede nacer del empeño por ana-

__________2 Concepto utilizado por Norbert Elías para demostrar cómo una explicación en su desarrollo por etapas es cada vez

más congruente con una realidad.3 Elías, Norbert. (1994) La Teoría del Símbolo. P. 204. “Hay una vinculación muy íntima entre procesos de conocimien-

to y formación del Estado”. “En América Latina los fondos de conocimiento son todavía muy escasos para promoverla integración de sus Estados o para contar con impulsos de integración en una era de mercados económicossupranacionales y tiempos de desplazamiento que se reducen constantemente”.

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lizar las relaciones existentes entre losautores, la sociedad, la economía, lahistoria y el Estado, y representar portanto, un intento de elaboración de mo-delos de pensamiento en los cuales noquede oscurecida la autonomía de lo in-vestigado por prejuicios de valor condi-cionados por la época.

Salomón decide iniciar el tema de laentrevista en la época en que ingresa ala Universidad Industrial de Santandera estudiar Ingeniería Química y luegodel abandono de dicha carrera describesu ingreso a la Universidad de NewHampshire en donde descubre que suvocación estaba del lado de las humani-dades y las ciencias sociales mucho másque en el ámbito de la ingeniería.

A su regreso a Colombia a mediados de1970 describe el proceso del debate so-bre el Problema Agrario y la Depen-dencia y el avance de sus trabajos deinvestigación representados en los libros“El desarrollo de la agricultura en Co-lombia” y “Ensayos sobre el desarrollocapitalista dependiente”.

Para Salomón “Economía y Nación”representó 15 años de trabajo y ademásle permitió abrir la puerta de ingreso algrupo de “los mejores historiadores co-lombianos”.

Su elaboración con mucho cuidado delos esquemas de reproducción amplia-da de Marx se convirtieron en la basedel libro “El desarrollo tardío del capi-talismo”. La frustración de consolidar

grupos estables de investigación y dedebate en la vida académica colombia-na es una constante, aunque destaca losintentos del grupo de estudio de autoresposkeynesianos con Fernando Tenjo quele sirvió a Kalmanovitz para introducirseen temas de teoría monetaria ymacroeconomía .

Cuando se le pidieron durante la entre-vista sugerencias para los estudiantes deeconomía agregó: “…es importante leery escribir mucho, no existen atajos; todolo que se lea es bueno. Leer literaturadesarrolla al individuo, le presta un vo-cabulario sin que él se dé cuenta, le daunas herramientas”.

Y en cuanto a los maestros de econo-mía afirmó: “…deberían hacerles gran-des exigencias de lectura y escritura alos estudiantes. Un muchacho que pasecuatro años por una universidad y nun-ca haya escrito un ensayo refleja un fra-caso del sistema”.

Destaca Kalmanovitz durante la entre-vista el trabajo interdisciplinario del gru-po conformado por matemáticos y físi-cos que se organizó en la maestría defilosofía en los años ochenta, varios decuyos miembros conformaron luego elequipo asesor de Antanas Mockus du-rante su primera alcaldía.

Finalmente afirma: “…en fin, una épocade mucho cambio la que he vivido. …tengodetrás de mí una combinación de teoríasy escuelas y de conocimiento histórico queme prestan una capacidad de análisis y un

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sentido común de que carecen loseconomistas muy especializados, que aveces pecan de ingenuidad”.

Una autobiografía intelectualUna autobiografía intelectualUna autobiografía intelectualUna autobiografía intelectualUna autobiografía intelectual

EstudiosEstudiosEstudiosEstudiosEstudios

Llegué en 1960 a la Universidad Indus-trial de Santander, en Bucaramanga, yme enrolé en Ingeniería Química. Es-tudié allí algunos semestres en una álgi-da atmósfera de activismo estudiantil,que alcanzó a politizarme y atraerme,algo que no gustó a mis padres. Los su-cesivos cierres que hubo en la época losllevaron, por fin, a apoyar mi aspira-ción de estudiar en Estados Unidos,adonde fui en 1963. Entré a la Universi-dad de New Hampshire, donde conti-nué mis estudios de ingeniería duranteun semestre, al tiempo que tomaba otroscursos en humanidades y ciencias so-ciales, para confirmar que mi vocaciónestaba del lado de éstas.

En los Estados Unidos existe un sistemauniversitario que basa una de sus orien-taciones fundamentales en lo que llamanartes liberales. Entienden que el estu-diante es joven y no conoce su vocación,así que le prestan herramientas básicas,como el estudio de las matemáticas, labiología, la historia, la tradición cultu-ral de occidente, inglés y literatura yotro idioma, junto con la opción de to-mar cursos en diferentes áreas, para queencuentre lo que sea más ajustado a susintereses, de tal modo que cada cualconstruye su propio sistema de estudio

y aprendizaje. Esto se aplica a las artesy a las ciencias sociales, pasadas lascuales se pueden hacer posgrados en de-recho, economía, artes plásticas, actua-ción, etc., que es cuando el individuo seespecializa a fondo y emerge como unmaniático de su profesión.

Tomé cursos de historia y sociologíaque, conjuntamente con los de filosofíay economía, me fueron desarrollandocapacidades analíticas y de síntesis,más de las últimas que de las primeras,que después me sirvieron para pensarla sociedad colombiana y su historiaeconómica. En un curso de filosofía dela religión escribí un ensayo que el pro-fesor me indujo a leer en clase, lo cualcomenzó a revelarme que tenía algunacapacidad para la escritura, aunque notomé conciencia de ello hasta mucho mástarde. Me gradué en 1967 y me fui ahacer un posgrado en economía en elNew School de Nueva York.

El New School era una escuela conorientación social-demócrata pues, ensus orígenes, acogió a los emigrantesdesplazados por el fascismo europeo, deuna inclinación ideológica bastante in-usual en el contexto norteamericano.Contaba con una facultad que incluyó aClaude Levy Strauss y Adolph Lowe, acolegas fenomenólogos de Husserlcomo Hans Jonas, y más tarde a HannahArendt. En mi momento estaba allíLowe, quien había diseñado unos esque-mas de reproducción, basados en los deMarx, pero que incluían unas nocionesprecisas de ahorro e inversión y que in-

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troducían un sector Ia que era produc-tor de maquinaria pesada o máquinaspara hacer máquinas, seguido de uno Ibque producía maquinaría ligera y el tra-dicional departamento II de medios deconsumo. Fue a partir de este conoci-miento que pude criticar en forma con-tundente los esquemas de reproducciónde Arrubla que tanta aceptación habíanlogrado en el público lector de Ensayossobre el subdesarrollo colombiano.Tomé cursos con Robert Heilbroner,quien era un buen escritor y se hacíaentender por un público amplio, y creoque de él aprendí eso, aunque era uncrítico duro de todo lo que él escribía.

Me acuerdo de haber leído febrilmenteel libro de Arrubla en 1969 y haber es-crito las ecuaciones de la reproducciónsimple y ampliada con un sector Ia queintercambiaba exportaciones por maqui-naria liviana y otro Ib que elaborabamaterias primas, bienes intermedios ymaquinaria primitiva, de tal modo queel bloqueo arrubliano se despejaba conun nivel adecuado de exportaciones yaún había cierta producción nacional debienes de producción que permitían al-gún crecimiento. Tenía entonces 26 añosy fue esa quizás una de las pocas ideasoriginales que tuve y que apliqué másadelante para debatir a fondo contra lateoría de la dependencia y del desarro-llo del subdesarrollo.

El debate sobre el problema agrarioEl debate sobre el problema agrarioEl debate sobre el problema agrarioEl debate sobre el problema agrarioEl debate sobre el problema agrarioy la dependenciay la dependenciay la dependenciay la dependenciay la dependencia

A mediados de 1970 llegué a trabajar

con la editorial La Oveja Negra y comoprofesor de cátedra en la UniversidadNacional. En 1972 me destituyeron demi posición académica junto con otros50 profesores, incluyendo a AntonioGarcía. Trabajaba en el DANE desde1971 en el Seminario de ProblemasColombianos, SEPROCOL, junto conGabriel Misas, Alberto Corchuelo, So-ledad Ruiz, Jorge Villegas y CamiloGonzález Posso, bajo la dirección deBernardo García. Se realizaba allí untrabajo académico muy empírico sobreindustria, historia y sociedad. A mí mecorrespondió organizar todas las cifrasdisponibles sobre el sector agropecuariocon el fin de analizar su desempeño eco-nómico, lo que terminó siendo un traba-jo grande en el que duré tres años. Deahí salió el libro El desarrollo de la agri-cultura en Colombia, en un ambiente enel que el problema campesino ocupabatodas las energías de la izquierda.

Mi primer aporte a la discusión políticafue un artículo llamado “La teoría mar-xista de la renta del suelo”, que apare-ció en 1972, aunque había circuladoprofusamente en forma mimeografiadadesde 1970. Ese artículo sirvió de basepara la discusión sobre cuáles eran lasvías de desarrollo capitalista: la basadaen la pequeña propiedad, tipo granjeronorteamericano o la de la gran propie-dad, como había ocurrido con los aris-tócratas terratenientes alemanes, losjunquer, bajo una alianza con la burgue-sía. El trabajo que hice en el DANEestuvo organizado entonces por las va-riables que se derivan de la teoría mar-

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xista de la renta, de las formas de pro-ducción (arrendatarios serviles,aparceros, pequeños propietarios yarrendatarios capitalistas) y también fuiinfluido por el libro de Lenín El desa-rrollo del capitalismo en Rusia.

Leí mucha historia agrícola, como untrabajo del historiador inglés Habakkuk4

que hacía una comparación del desarro-llo tecnológico de EU e Inglaterra en elsiglo XIX. Mientras que en EstadosUnidos había una situación virtuosa ba-sada en un reparto democrático de latierra, con una consecuente escasez demano de obra, que incidió en que lossalarios fueran altos, y que la mecani-zación fuera intensa, en Inglaterra ha-bía un ejército de reserva grande, lossalarios eran bajos y menores los incen-tivos a introducir el cambio técnico, detal modo que inventos ingleses no se uti-lizaban en Inglaterra pero si resultabanrentables y se aplicaban en los EstadosUnidos. Era claro que en Colombia losbajos salarios no serían un factor quepresionaría el cambio tecnológico. Tam-bién leí a Esther Boserup5, para enten-der la relación entre demografía y de-sarrollo. Por lo demás, absorbí un tra-bajo neoclásico de Albert Berry6 –sutesis doctoral– que me sirvió como basecon sus series estadísticas entre 1950 y1965, series que luego conformé hastalos 70, pero descartando sus productivi-dades marginales y remplazándolas con

variables más realistas. Creo que mitrabajo le quitó espacio al de Berry quenunca fue publicado en español, aunqueél siguió haciendo trabajos muy impor-tantes en torno a la distribución del in-greso y al desarrollo industrial del país.Todas estas influencias le prestaron aeste trabajo un carácter ecléctico, abier-to, y lo salvaron de ser considerado untexto dogmático, lo que le ganó acepta-ción dentro de muchos sectores.

Escribí un primer capítulo histórico so-bre el siglo XX, en términos de los cam-bios más importantes que habían tenidolugar en la agricultura, en parte promo-vidos por los movimientos campesinosy sociales, en lo cual me resultó muyrevelador el trabajo de AlbertHirschman sobre reforma agraria enColombia: sobre cómo había sido el de-sarrollo a principios de siglo, cómo sehabía acelerado después de la SegundaGuerra Mundial, en fin, de cómo esta-ba cambiando todo, lo cual era una de-mostración que iba en contra de unacreencia muy extendida en ese momen-to, de que no había ni desarrollo ni cam-bio económico en el Tercer Mundo,creencia sostenida por la Teoría de laDependencia. Ésta informaba que Amé-rica Latina estaba estancada, que no te-nía futuro. Encontré que era una discu-sión similar a la que se había dado enRusia a principios del siglo XX, con losNarodnik (populistas) que creían que el

__________4 American and British Technology in the Nineteenth Century, Cambridge University Press, 1967.5 Las Condiciones para el Desarrollo Agrícola. Editorial Tecnos, Madrid, 1972.6 The Development of Colombian Agriculture, Yale University, 1973.

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capitalismo no podía desarrollarse enRusia y los Bolcheviques, que sí creíany eran testigos de que sí lo estaba ha-ciendo con mucha rapidez, lo cual meresultó bastante ilustrativo.

El debate en Colombia tuvo lugar en unaforma ortodoxa, basada más en los clá-sicos del marxismo que en los textosdependentistas, aunque el trabajo deArrubla había tenido un gran impacto ysu libro alcanzó a tener 16 reimpre-siones. Mi crítica a Arrubla aparecióen mimeógrafo en 1971, pero en Ideo-logía y Sociedad No. 10 sólo en 1975.La razón de la demora fue política: mi-litaba en el Bloque Socialista y éste con-sideraba a Arrubla como uno de sus pi-lares ideológicos, así que mi crítica fueconsiderada interna y constructiva. Peroen una publicación del Partido Comu-nista de 1973 apareció un trabajo deNicolás Buenaventura, “Polémica dehistoria contemporánea”, contraArrubla, que se basaba extensamente enmi trabajo, así que lo revisé y decidípublicarlo con una nota agresiva contraNicolás. El artículo originalmente im-presionó bastante pues era una críticasólida tanto desde el punto de vista teó-rico como empírico y destacaba lo queestaba sucediendo en la industria, laagricultura, las exportaciones y cómo,en general, Colombia había vivido undesarrollo capitalista muy intenso des-de la segunda posguerra. Creo que fueJorge Orlando Melo quien dijo que esafue una crítica eficiente porque debilitóel paradigma de la teoría de la depen-dencia en el país, y las ciencias socia-

les estuvieron menos trabadas por estaorientación que después se derrumbó pordoquier.

El grupo de discusión en el DANE fuemuy productivo pero era heterogéneo yse desintegró cuando en 1974 el péndulopolítico nacional se inclinó hacia la iz-quierda: algunos de sus integrantes sefueron a la Universidad del Valle, y yofui reintegrado a la Universidad Nacio-nal en 1975, ahora como profesor detiempo completo. Al DANE no le inte-resaba tanto la investigación que no fue-ra estadística y nosotros estábamos ha-ciendo trabajos que sólo interpretabanlos datos. Sin embargo, el trabajo sobrela agricultura estaba hecho, lo habíapublicado en cuatro entregas en la re-vista del DANE y más adelante en 1978lo reorganicé y publiqué en forma de li-bro con Carlos Valencia Editor, bajo eltítulo El desarrollo de la agricultura enColombia. Le escribí entonces un pró-logo radical que deterioró la seriedadinicial del libro.

En 1977 publiqué un libro con la editorialdel Partido Socialista de losTrabajadores (PST), Ensayos sobre eldesarrollo capitalista dependiente, quecontenía la crítica a Arrubla, un balancede las teorías sobre el imperialismo enColombia, una crítica desaforada contraLauchlin Currie, la cual hoy consideroinjusta y desenfocada, y una crítica aldirigente argentino del PST, NahuelMoreno, que preanunciaba mi abandonode la militancia con esa organizacióntrotskista. Había recibido una oferta de

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una editorial mexicana para sacar dospequeños libros con algunos de losensayos, pero la militancia me obligó aotorgarle los derechos a esta editorialpartidista. Lamentaba haber perdido migran oportunidad de ser publicado fueradel país, pero después tuve másoportunidades. El libro tuvo una re-impresión por la Editorial Oveja Negraen 1980, pero dejó de existirposteriormente.

La reforma académica en la Univer-La reforma académica en la Univer-La reforma académica en la Univer-La reforma académica en la Univer-La reforma académica en la Univer-sidad Nacionalsidad Nacionalsidad Nacionalsidad Nacionalsidad Nacional

En la Universidad Nacional iniciamosuna reforma académica que cambiabauna estructura curricular que era muyheterogénea, que pretendía formar uneconomista, abogado, contador y admi-nistrador de empresas, por lo que eramuy profusa, viéndose 9 o 10 materiaspor semestre. Pasamos a una estructu-ra más sencilla y concentrada en la eco-nomía, de 5 materias por semestre, contres vertientes teóricas: neoclásica,marxista y keynesiana. Se eliminó todolo redundante, pero se buscó que hubie-ra un par de historias económicas, quese propiciara algún conocimiento de lasotras ciencias sociales, y que se ofre-ciera una mejor formación matemáti-ca, pero en este último aspecto no huboun buen desarrollo. No había el inglésporque era el idioma del imperialismo.

Durante el debate de la reforma aca-démica en Economía había un grupo deprofesores que habían sido estudiantesde Currie. Éste había sido el verdadero

padre de la reforma académica, plan-teándola en su librito de 1965, La ense-ñanza de la economía en Colombia, perolos profesores mencionados no entendíanbien las concepciones académicas deeste pensador. Yo las entendía mejorporque Currie estaba tratando deimplementar lo que yo había vivido enmis estudios de artes liberales en Esta-dos Unidos, y porque me ayudaba elhecho de haber estudiado filosofía, his-toria, otras ciencias sociales y matemá-ticas, bajo una concepción abierta queincentivaba la curiosidad.

La concepción que había detrás de lareforma no era estrictamente liberalsino de izquierda, opuesta en ciertamedida al libre albedrío, y eraprofesionalista porque especializaba deuna vez a los estudiantes en Economía.Bajo esa reforma, los estudiantes no te-nían movilidad en los distintos camposdel saber, no contaban con facilidadesde construir su propio derrotero y con-firmar si su verdadera vocación era laeconomía; no había tampoco vasos co-municantes entre los distintos programasde ciencias humanas, pues se trata defeudos celosamente guardados. Trata-mos entonces de ofrecer esas materiasdentro del departamento de Economía,que no era la mejor idea. Los estudian-tes, en consecuencia, no tenían que en-frentar otras disciplinas distintas, que leshicieran pensar un poco más, a travésde la historia, de la ciencia política o dela filosofía, o que fortaleciera su capa-cidad de formalizar matemáticamentelos problemas económicos. La reforma

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terminó reafirmando el profesionalismopero cabe destacar que inició un labo-ratorio para los estudios de historia y deeconomía colombianas que todavía lo-gra despertar la curiosidad y el interésde los estudiantes..

Los estudiantes de Economía tienen queestudiar historia económica, desarrollarsu curiosidad y estar tomando decisionesde elección de temas, pero eso no sepudo cambiar; ese esquema no funcionani en la Universidad de los Andes quetrata de seguir el modelo anglosajón yno lo logra; esto último, creo yo, porquela cultura local es todavía antiliberal.

De “Economía y nación” al “El de-De “Economía y nación” al “El de-De “Economía y nación” al “El de-De “Economía y nación” al “El de-De “Economía y nación” al “El de-sarrollo tardío del capitalismo”sarrollo tardío del capitalismo”sarrollo tardío del capitalismo”sarrollo tardío del capitalismo”sarrollo tardío del capitalismo”

La pretensión de hacer una historia eco-nómica del país la habían emprendidovarios intelectuales a finales de los años60, dentro de un esfuerzo importante decomunicar el país con la cultura occi-dental; hubo un esfuerzo por MarioArrubla y Estanislao Zuleta, de cuyosborradores surgió la que escribió ÁlvaroTirado, Introducción a la historia eco-nómica de Colombia, pero ellos mismosno la emprendieron. Yo era vecino deJorge Orlando Melo en 1970, había en-trado a trabajar en la Editorial OvejaNegra con su hermano Moisés Melo, yéste me cedió su apartamento en la Can-delaria. Con Jorge Orlando conversa-mos muchas veces y con base en laspocas lecturas de historia que había he-cho elaboré unas hipótesis de trabajosobre la Colonia, se las mostré y él me

hizo muchas correcciones, me facilitóbibliografía, y a partir de ese esquemaempecé a trabajar lentamente sobre elrégimen agrario durante la Colonia. Eraalgo que hacía simultáneamente con miinvestigación en el DANE sobre el de-sarrollo agrícola contemporáneo, asíque contaba con un punto de llegada, yfui llenando poco a poco los vacíos querestaban en el proceso de elaborar unahistoria agraria de Colombia.

Economía y Nación me tomó 15 añosde trabajo pues su fecha de publicaciónes 1985. De alguna manera, todo lo quehice en este periodo traté de relacionar-lo con este proyecto, que me ocupómuchos fines de semana; asimismo,aprovechaba los cierres frecuentes dela Universidad Nacional para adelantar-lo. El régimen agrario durante la colo-nia lo publiqué en 1973, también en Ideo-logía y Sociedad, creo que fue la No.13, que también traía un ensayo de Jor-ge Orlando Melo y que marcó un ré-cord para una revista de ciencias socia-les, pues se tiraron 5.000 ejemplares yse vendieron todos. Mario Arrubla,obrando con una gran generosidad paraquien lo había criticado, me pidió unartículo para Colombia Hoy, en 1977,en el que pude elaborar con más cuida-do la evolución agraria durante el sigloXX. Ese libro también se convirtió enuno de los más vendidos en el tema delas ciencias sociales en el país. JaimeJaramillo Uribe me invitó a que hicierala parte correspondiente al régimenagrario durante el siglo XIX para elManual de Historia de Colombia, lo cual

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acabó colándome entre los mejores his-toriadores colombianos. Me quedabanvacíos como el de la independencia deEspaña o el periodo de 1900 a 1925, va-cíos que llené en los ochenta en elCINEP, apoyado por una media beca deCOLCIENCIAS. En la UniversidadNacional no había herramientas parainvestigar, pero en el CINEP pude con-seguir algunos recursos que me falta-ban para completar Economía y nación,el cual me llevó otros cuatro años deredacción.

Cuando estaba a punto de terminar laredacción, me di cuenta que lo realizadoera más que una historia agraria deColombia y que, incluyéndole eldesarrollo de la artesanía, el desarrolloindustrial y el de la minería, conformabauna historia económica de Colombia. Enel subtítulo puse “una breve historia deColombia”, cosa que algunos celebrabancomo un chiste en un libro que tenía másde 500 páginas. Precisaba, sin embargo,que era un trabajo basado en fuentessecundarias, excepto para el siglo XX, yque era una síntesis de historia.

En 1979 y 1980 fui invitado a la Univer-sidad de Sussex en Inglaterra, y allí puderefinar mis críticas a la teoría de la de-pendencia. Pretendí generalizar el de-bate de la teoría de la dependencia perocon su mayor exponente, André GunderFrank; también había leído sobre lasideas de la protección en la escuela his-tórica alemana y en Friedrich List; leíla crítica de Marx a List, y pude elabo-rar con mayor cuidado los esquemas de

reproducción ampliados que ya tenía lis-tos en 1970. En 1983 ese trabajo fuepublicado por Siglo Veintiuno Editorescomo El desarrollo tardío del capitalis-mo, en un sentido diferente al señaladopor un autor trotskista, Ernest Mandel,para quien el capitalismo tardío era elcontemporáneo, en decadencia. Para mísignificaba simplemente el haber llega-do tarde al desarrollo capitalista. En estetrabajo no hay una visión nueva, sino unasistematización de todo lo que había pen-sado sobre los debates del desarrollocapitalista, el desarrollo agrícola y lahistoria económica; sobre cuándo podríahaber crisis del desarrollo o si esas cri-sis eran permanentes o cíclicas.

Mientras el debate teórico se mantuvomuy cercano a la política, hubo una au-diencia de miles de jóvenes que se tor-naron en ávidos lectores e intelectualesen los años setenta, dentro de una pola-rización muy fuerte. En la medida enque fui dando más argumentos teóricos,filosóficos y haciendo más compleja laformalización matemática de los esque-mas, que no iban más allá del álgebra,fui perdiendo audiencia. Experimenté loque llaman “la soledad del corredor delarga distancia”, cuando no hay espec-tadores a la redonda. Al libro se le hi-cieron algunas críticas en América La-tina, pero en lo interno hubo pocas re-acciones, porque el sistema académicoy el nivel de debate eran simples, esta-ban ideologizados y ya en un terreno demayor complejidad teórica no existíaninterlocutores para el debate. Recorda-ba que cuando saqué la crítica a Mario

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Arrubla cayó como una bomba, explotóen medio del debate ideológico, y la gen-te veía en esa crítica algo muy comple-to, coherente, y la devoraba. Pero cuan-do hice una elaboración más detallada yanalítica, ahí se acabó la posibilidad deavanzar en el debate público.

Tuve la experiencia de que en Europaestaba muy en boga la teoría de la de-pendencia, lo que me hizo sentir muyaislado, porque el grupo que la sosteníase sentía misionero y se creía dotado dela verdad sobre el subdesarrollo delTercer Mundo. Encontré sin embargogente interesante en Inglaterra con po-siciones similares a las mías, como BillWarren, algunos otros de la revista NewLeft Review que no compraban la teo-ría de la dependencia por lo simple queera, también porque era poco marxis-ta, y nos entendimos bien en el debate;pero ellos eran una minoría.

No hemos podido desarrollar muchosgrupos de debate en la vida académicacolombiana, aunque su formación esposible en la Universidad Nacional, don-de los profesores tienen pocas opcionesde trascendencia y hacen estudios en lospropios posgrados de la Universidad,como fuera el grupo de matemáticos yfísicos que se congregó en la maestríade filosofía en los años ochenta(Mockus, Charum, Chaparro, Granés).En 1987 armamos un grupo con Fernan-do Tenjo, donde estudiamos autoresposkeynesianos como Hyman Minsky,Alfred Eichner, Paul Davidson y Vic-toria Chick. Un profesor de Harvard me

decía sarcásticamente que el objetivo delos poskeynesianos era discernir lo queverdaderamente había dicho Keynes yno se preocupaban por desarrollar laciencia económica ni de analizar la rea-lidad. Ese grupo de debates sirvió paraintroducirme más en temas de teoríamonetaria y macroeconomía, quizás mepreparó un poco para entrar al Bancode la República, pero de ahí no salió tam-poco un trabajo grande e importante,sólo un ensayo con Fernando Tenjo so-bre la crisis financiera de 1985 en unaperspectiva mynskiana que era innova-dor. El seminario, sin embargo, fue fun-damental para el grupo de estudiantesde la maestría que participó en él, comoJorge Armando Rodríguez y MarioAranguren, entre otros.

El libro de Historia de Colombia Grado9 lo escribí con Sylvia Duzán en 1986 yfue una propuesta que me hicieraSamuel Díaz, en ese entonces de Edito-rial El Cid, para llevar al bachilleratouna versión simplificada de Economíay nación. Los historiadores tendían asacarle el cuerpo a la aplicación ele-mental de sus trabajos, y yo lo entendícomo un desafío muy interesante y ade-más rentable. Al día de hoy no conozcosu impacto y resultados pedagógicos.Me he encontrado jóvenes que me di-cen que les ayudó a entender al país.Pero no estoy seguro de si fue muy com-plejo para los maestros, y nunca hice laexperiencia de tener un grupo de jóve-nes de 14 años que lo estudiara para re-cibir su retroalimentación. Después, elministerio cambió el programa de cien-

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cias sociales en bachillerato dividiéndolopor etapas históricas, así que el textofue desmembrado por grados y quedóhecho un “masacote”. Hoy lo conside-ro sesgado porque no daba buena infor-mación. Por eso he tratado de reparar-lo y reescribí la parte que cubre el sigloXX para Libros y Libros que es la edi-torial que hoy conduce Samuel Díaz.

Cuando apareció el texto escolar men-cionado en 1986, se produjo una intensacontroversia. La Academia de Historiadictaminó que no debía ser utilizado enlos colegios, según una vieja atribuciónque tenía de velar por los contenidos delos textos de historia en el sistema edu-cativo. El Siglo editorializó en el senti-do de que una persona con sangre judía,apátrida en su esencia, no podía escri-bir la historia patria de Colombia. Yorepliqué que no había escrito una histo-ria para exaltar a los mártires y diri-gentes patrióticos sino una historia eco-nómica. Lo cierto es que la publicidadpropulsó las ventas y el libro fue cono-cido por más maestros, que lo adopta-ron como texto para sus cursos. Tam-bién escribí un par de ensayos sobre lanueva y la vieja historia, que aparecie-ron en «Lecturas Dominicales» de ElEspectador, donde hacía el balancehistoriográfico de la academia y el delos profesores universitarios.

Avanzo por estos días en un proyecto deintroducción a la historia económica queestoy por terminar en la forma de fascí-culos que serán publicados por el perió-dico de negocios Portafolio en 2007. Se

trata de una historia interpretada desdeun enfoque institucional y con mucha in-formación estadística, de economía po-lítica y de historia constitucional que vaa tener un ámbito amplio de circulación,incluyendo estudiantes de bachillerato.

La Encrucijada de la Sin Razón apare-ció en 1989; recopilaba artículos perio-dísticos, publicados en revistas litera-rias, sobre temas más coyunturales. Ellibro está dividido en tres partes: unasobre violencia, otra sobre historia y unaque llamé esotería, temas vedados a losespecialistas. Hacía unas reflexionessobre la economía de la violencia quehoy me parecen exageradas, sugirien-do que la política económica causabaviolencia, sin entender que la violenciaera un proceso mucho más político, quepoco tiene que ver con medidas econó-micas, y más porque la oposición ar-mada tiende a surgir cuando las formasde oposición legal están cerradas. Laviolencia de los cincuenta era del go-bierno conservador excluyendo a los li-berales del poder, mientras que el M-19 se formó porque las elecciones del19 de abril de 1970 las consideraron unfraude. La violencia no surgió precisa-mente por las políticas del gobierno entorno a salarios o por la política econó-mica, sino por el hecho de que la oposi-ción no pudiera hacer política sin sufrirtrampas o exponerse a la muerte.

Tenía un entusiasmo de tiempo atrás porel cantante Bob Dylan, quien fuera elprofeta de los sesenta en Estados Uni-dos, cuando estuvo muy inclinado a la

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política. Él tenía una visión desolada delmodo de vida norteamericano y expre-só el rechazo de la juventud a ir a pe-lear y morir en Vietnam. Dylan comen-zó dentro de una corriente folclórica,pero se pasó al rock. Los del «MagazínDominical» de El Espectador me habíanpedido un artículo sobre el tema, así queme puse a escuchar mi discografía yescribí un artículo sobre el rock colom-biano y sus problemas. Eso también sur-gió de mi relación con Sylvia Duzán,que era una rockera entusiasta, lo queme revitalizó pues empecé a desarro-llar actividades por fuera de la econo-mía, como escribir de música o hacertextos para jóvenes de 14 años.

También escribí algo sobre AntonioGarcía, en que lo relacionaba con losorganicistas alemanes, List ySchmoller, quienes le dieron bases teó-ricas al proteccionismo. Un amigo psi-quiatra, Simón Brainsky, me invitó a lasociedad de psicoanálisis para que di-sertara sobre Keynes y sus supuestospsicológicos. En el círculo deBlumsbery, al que asistía asiduamenteKeynes, John Strachey estaba traducien-do las obras completas de SigmundFreud, y los manuscritos eran leídos porKeynes. Éste acogió varias de las cate-gorías freudianas, entre ellas la nociónde “espíritus animales”, desligándosede la psicología hedonista que domina-ba la profesión en ese entonces.

Sobre la escrituraSobre la escrituraSobre la escrituraSobre la escrituraSobre la escritura

Siempre tuve muchos problemas para

hablar; hacía largas pausas, silencios;de ahí creo que me viene la necesidadde escribir, de expresarme y tambiénhacerlo en la mejor forma posible y creoque he logrado forjarme un estilo. Siem-pre me pareció que la profesión de edu-cador era muy agradecida pues los es-tudiantes lo recuerdan a uno como unafigura importante en sus vidas. Y tratode que ellos también escriban y leanmucho. Una de las razones por las cua-les he podido tener una buena carreraes quizás la habilidad de poderme ex-presar claramente y hasta con ciertoritmo que facilita la lectura. A vecescreo que esa comunicación es una neu-rosis que establece vínculos con los quetienen un problema similar.

Tuve conciencia de esa habilidad de es-cribir cuando llegué a Colombia, aun-que tenía problemas. Una vez MarioArrubla me dijo “Usted estructura susfrases con la gramática inglesa», y meseñaló varios errores que cometíasistemáticamente. Entonces me pregun-té: ¿cómo escribo yo? ¿cómo me venlos demás? Comencé a tratar de absor-ber la literatura española, leí el Quijo-te, viendo cómo era la estructura de lasfrases, observando que éstas eran mu-cho más largas que en la literaturaanglosajona. Conservé, sin embargo, elestilo directo. Aprendí mucho del pe-riodismo radical que hice en EstadosUnidos y después aquí, en Colombia.Para que a uno lo lean, la primera frasees fundamental, debe ser contundente,y es necesario hacer algo similar con elensayo: lo que voy a plantear trato de

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hacerlo muy escuetamente y de formaatractiva, invitanto al lector a que siga,que va a estar muy interesante y que vaaprender algo nuevo.

Inconscientemente la lectura enrique-ce el vocabulario, da un ritmo, y sola-mente se puede conectar el ritmo a laredacción cuando ya se ha redactadomucho, cuando se está en la tercera ocuarta versión, aunque a veces ello noes posible porque hay que presentar ci-fras; en la cuarta redacción el trabajoadquiere una cadencia, se puede intro-ducir una catarsis, un desenlace; hayherramientas de la literatura que des-pués de escribir asiduamente se hacenmás accesibles.

Para los estudiantes es importante leery escribir mucho, ante lo cual no exis-ten atajos; todo lo que se lea es bueno.Leer literatura desarrolla al individuo,le presta un vocabulario sin que él se décuenta, le da unas herramientas. Encuanto a los maestros, éstos deberíanhacerles grandes exigencias de lecturay escritura a los estudiantes. Un mucha-cho que pase cuatro años por una uni-versidad y nunca haya escrito un ensa-yo refleja un fracaso del sistema.

Hacia el nuevo institucionalismoHacia el nuevo institucionalismoHacia el nuevo institucionalismoHacia el nuevo institucionalismoHacia el nuevo institucionalismo

Antes de llegar al Banco de la Repúbli-ca, entre 1990 y 1993, no hay nada: estáel duelo prolongado por Sylvia, una es-pecie de limbo, en la que no sabía siquedarme en el país o marcharme. Fi-nalmente acepté ser decano de la Fa-

cultad, y ésta me dio un propósito deconsolidar las reformas que hicimos en1975. En esta fase sólo escribí algunosartículos sobre narcotráfico; no hay en-tonces un trabajo destacable.

Entré al Emisor en 1993. El presidenteGaviria me debió leer como estudianteen la Universidad de los Andes y RudyHommes simpatizaba con mi trabajo,así que me nombraron para remplazara Carlos Ossa que tuvo que renunciarpor un cacho. Vivía muy tenso con laenorme responsabilidad constitucionalde reducir el nivel de inflación y de bus-car la estabilidad macro-económica, yeso me conservatizó bastante, fuera deque había economistas muy buenos tra-bajando en investigaciones económicaso eran codirectores, lo que representópara mí un gran desafío. Ello me per-mitió distinguir la teoría que tenía apli-cación y la que era especulativa. Des-carté entonces a varios de losposkeynesianos, excepto Minsky, quesiguió siendo relevante.

Si no hubiera entrado al Banco no ha-bría dado este viraje. Me siento muyprivilegiado por ser exigido para enten-der de política monetaria y cambiaria,tomar decisiones sobre la base de docu-mentos técnicos bien elaborados, cono-cer investigadores que han pasado pordoctorados muy exigentes, que desarro-llan al máximo las habilidades analíti-cas, matemáticas y estadísticas o de in-geniería y teoría financiera. Antes meconfortaba dentro de la arrogancia inte-lectual de la izquierda que descalifica a

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esos investigadores por neoliberalesequivocados, pero llegué a entender queel Banco Central hace muchas cosas queson complejas y de buena calidad. Es-tos profesionales hacen trabajos que tie-nen que ver con la realidad, tienen quehacer operaciones económicas y finan-cieras, calcular las expectativas de losmercados, y si lo hacen mal se pierdemucha plata; y lo cierto es que no fallanla mayor parte de las veces.

En 1995 alguien me envió desde Cúcutauna revista venezolana en la que apare-cía un artículo de Douglass North sobreel atraso latinoamericano que captó miatención. La lectura de North me llevóa encontrar un nuevo equilibrio ideoló-gico: podía mantener lo que había he-cho y darle una nueva dirección, dejaratrás los planteamientos marxistas peroinsistiendo en mis antiguos temas deeconomía política, reforma agraria,tributación, democracia y representa-ción. Fue una revelación ya que me lle-vó a absorber lo que se había hecho enlas ciencias sociales en los últimos 20años. La teoría de juegos había forma-lizado situaciones que no requerían delos supuestos de la competencia, al in-cluir agentes que tenían comportamien-tos estratégicos y enfrentaban a otrosagentes con sus propios designios; ha-bía además quejas sobre los supuestosdel agente racional que después ampliéleyendo el trabajo de Jon Elster. Y ha-bía surgido una teoría de la informaciónimperfecta, temas como los de agente-principal, acción colectiva y el proble-ma del oportunista. Los viejos

institucionalistas plantearon que la con-ducta de las personas surge de las cos-tumbres y los hábitos, y menos de suracionalidad individual, lo cual fue re-cogido por North para impulsar el nue-vo institucionalismo. Haber insistido enMarx y estar en un país con poco desa-rrollo científico me había cerrado losojos a estas importantes novedades enlas ciencias sociales.

Descubrí que se habían modificado pro-fundamente los paradigmas de las cien-cias sociales y había retomado impor-tancia e influencia la teoría darvinistasobre ellas, algo que no tuvo muy encuenta la teoría ortodoxa, pero queresurgió con fuerza con elneoinstitucionalismo. Los agentes seadaptan al medio institucional que ope-ra de manera similar al medio ambien-te en la biología. Los comportamientosde los agentes se basan de alguna ma-nera en la defensa de sus territorios yde sus crías, pero además está el com-portamiento estratégico que puede lle-gar a ser oportunista. Eso genera equi-librios inestables entre los agentes y haceque algunos renieguen de sus compro-misos, fenómeno que es extremadamen-te útil para pensar el desarrollo econó-mico del Tercer Mundo. Ha surgidopues un nuevo institucionalismo apoya-do por la teoría de la información im-perfecta, la teoría de los contratos, te-niendo en cuenta los costos de transac-ción e integrando la economía con elderecho y con otras ciencias sociales.

El libro Las Instituciones y el Desarro-

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llo Económico en Colombia refleja es-tos nuevos intereses. Los primeros dosensayos fueron unas conferencias quedicté en la Universidad Nacional, re-flexiones sobre la teoría institucional ysu concepción de la historia. Tengo quedecir que las facilidades en el Bancopara un investigador son muy genero-sas pues existe el acceso a la bibliotecay a las revistas especializadas; además,hay buenos grupos de discusión, que es-tán avanzando en direcciones que me-joran el trabajo que uno esté elaboran-do. El banco me permitió absorber estanueva bibliografía institucional que apli-qué, entre otras cosas, para enfrentarel desafío a su independencia por partede la primera Corte Constitucional y dealgunos presidentes; pude reflexionarsobre el sistema legal y su efecto sobreel comportamiento económico. Perotambién elaboré nuevos trabajos sobrelas instituciones en la historia colombia-na, sobre la ausencia de liberalismo enesa historia y sobre la economía políti-ca de la fiscalidad.

El libro Ensayos sobre Banca Centralen Colombia publicado en 2003, conti-núa el camino abierto por el libro ante-rior sobre las instituciones. Hay en élmás aplicaciones a temas como la inde-pendencia del Banco, en lo que está in-fluido por el artículo de Douglass Northy Barry Weingast sobre constitucionesy compromisos7. La independencia de

la justicia, y la del banco central, juntocon la inmunidad del Congreso de la Re-pública, son los pilares de las institucio-nes democrático-liberales. Esa separa-ción de poderes no era evidente en lacarta de 1886, asomó en las reformasde 1910, pero sí se introdujo con másénfasis en la de 1991. El ejecutivo re-sultó debilitado, pero todavía es notorioel poder de la Presidencia en la tradi-ción centralista colombiana y en la prác-tica política. Aunque la injerencia deotros poderes está limitada y el ejecuti-vo no puede abusar ni de la emisiónmonetaria ni del crédito público, hayfrecuentes incursiones de algunos con-gresistas y del mismo Presidente en losinstrumentos del BANCO DE LA RE-PÚBLICA. La nueva carta fortaleciómucho a la Corte Constitucional, lo cuales muy positivo para limitar abusos dela presidencia y el legislativo pero tam-bién ha limitado seriamente la indepen-dencia del banco central colombiano,interviniéndolo en los detalles de la re-gulación del crédito hipotecario, con undesconocimiento abismal del mercadofinanciero de vivienda, que ha sido bas-tante atrofiado.

El banco central debe ser entendidocomo uno de los poderes que limita losposibles abusos del ejecutivo para finan-ciar inflacionariamente sus gastos. Loseconomistas no lo entienden como unproblema político sino como de ínter

__________7 North, Douglass, Barry Weinsgat (1996). “Constitutions and Commitment: the Evolution of Institutions Governing

Public Choice in Seventeen Century England”, en Lee J. Alston, Thráinn Eggertsson, Douglass C. North, EmpiricalStudies in Institutional Change, Cambridge University Press, Cambridge.

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temporalidad: el gobierno tiende a abu-sar de la emisión porque sólo piensa enel corto plazo, mientras que el banque-ro central está ahí para hacer políticade largo plazo. Otros economistas de-baten si la inflación es exclusivamenteun problema de excesos monetarios.Pero el banco central está inmerso enrelaciones políticas. Así, lashiperinflaciones latinoamericanas hansido resultado del financiamiento de losdéficit fiscales desbordados, y detrásestá el conflicto entre industriales,exportadores y trabajadores. En la co-lección tengo un artículo sobre el BancoNacional entre 1880 y 1900 que fue unbanco muy abusivo, opuesto al sentidodemocrático liberal que tiene el bancocentral: ser banco de bancos, respon-der frente a una crisis financiera (serprestamista de última instancia) y pro-veer una liquidez adecuada a la econo-mía. El invento de Caro, el Banco Na-cional, fue para financiar al gobierno ysus guerras contra los liberales, a costade los intereses de la sociedad. Sin em-bargo, algunos consideran a Caro comoun antecesor de Keynes y otros justifi-can su intervencionismo tan abusivocomo parte del estado de bienestar.

También hay en este libro un ensayoescrito con Mauricio Avella sobre elBanco de la República desde sufundación. Entre los temas tratados, estála otra gran reforma financieraconservadora de 1951 que reprimió denuevo al mercado financiero e impidióla conformación de mercados de capitalprofundos, al obligar al Emisor a

prestarles directamente y con tasassubsidiadas a ciertos grupos y empresascon influencia política. North dice algointeresante al respecto: lo que diferenciaa un país desarrollado de otro atrasadoes la incapacidad del segundo paradesarrollar y regular adecuadamentemercados complejos, como elfinanciero. Pero aquí hay campañasconservadora-socialistas que buscanmaniatar al sector financiero, facilitarque los deudores no paguen, al tiempoque acusan a los banqueros de usurerosy pretenden pasarlos a los tribunales dela nueva inquisición.

Los dos libros fueron editados por Moi-sés Melo que trabajaba ahora para Edi-torial Norma. Él me había ofrecido uncontrato en 1969 cuando estaba en Nue-va York para venir a trabajar con laEditorial la Oveja Negra. Treinta añosmás tarde tuvimos la satisfacción de tra-bajar juntos de nuevo.

Reflexiones políticasReflexiones políticasReflexiones políticasReflexiones políticasReflexiones políticas

A veces la gente me pregunta por qué hecambiado tanto y me acusan de mostraruna evolución incoherente del marxismoal liberalismo. Hay ciertos temas en losque he mantenido una posición consistenteen más de 30 años de vida pública: sobrela propiedad agraria en el país y sobre elsistema tributario; mantengo asimismola voluntad de adelantar la democracia.Antes se trataba para mí de hacerlo demanera revolucionaria y despótica, aho-ra se trata de lograrlo en formaconsensuada. Sigo pensando que la de-

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mocracia que tenemos es limitada, muyprecaria, basada en un sistema de gran-des apropiaciones individuales de tierraspúblicas que fueron injustas y generaronmuchas ineficiencias económicas, y quese reflejan en un sistema fiscal pequeño,mezquino, donde la política continúamontada sobre el clientelismo. Esas ideasque antes estaban en un esquema radicalcontinúan, pero dentro de una estructuramás liberal. Entonces, me encuentro tra-tando de construir una política sobre lasbases del esquema democrático, lo queimplica una tributación más alta y la igua-lación de oportunidades.

En la Universidad Nacional inicié unalarga relación con Antanas Mockus en1987, cuando él era vicerrector acadé-mico y me integró a un Comité Asesor,un grupo de trabajo en donde participa-ban, entre otros, Rubén Jaramillo, JoséGranés, Guillermo Páramo y José LuisVillaveces. Las discusiones fueron so-bre la relación universidad y mercado,universidad y sociedad. Habíamos teni-do la experiencia en la Facultad, bajo ladecanatura de Juan José Echavarría ycon el montaje del Centro de Investiga-ciones para el Desarrollo, de la cualderivaba que había que tener una rela-ción con el mercado, porque el merca-do expresaba mal que bien necesidadessociales. Los centros de investigación,las consultorías, los cursos de educacióncontinuada, los posgrados eran serviciosa la comunidad que le reportaban ingre-sos a las facultades. Eso era muy malvisto en la Universidad donde el auto-financiamiento era acusado de neoliberal

y se afirmaba que había que luchar has-ta la muerte por el presupuesto público:raponear los recursos públicos y mal-gastarlos. Comenzamos a cuestionarentonces esa visión del mercado comouna perversión y de la universidad ais-lada de la sociedad, pero en realidadordeñándola. Había profesores que sesabían incompetentes para atender lasfunciones públicas en las que se supo-nían eran expertos y por eso querían ungueto académico donde pudieran repro-ducirse sin hacer mucho. Se trataba deuna relación malsana con la sociedad,que pagaba los impuestos que nos soste-nían, pero nos rehusábamos a retornar-le servicios tecnológicos y científicos.De ahí creo que Antanas sacó su lema,“recursos públicos, recursos sagrados”Pero, agregábamos, ¿qué tal que elmercado emitiera buenas señales? Es-taba el ejemplo de los grupos de femi-nistas que hacían publicaciones, confe-rencias y seminarios, cobraban y se lesinscribían muchas mujeres. Concluímosque había un mercado para unas ideolo-gías feministas que era progresivo so-cialmente, por contribuir a la igualdadde oportunidades. ¿Por qué se dice queel mercado es siempre malo? Se trata-ba de una equivocación elemental.

Las reformas con Antanas de rector seorientaron a fortalecer la universidadcon base en sus propios ingresos, ya fue-ra por investigación o consultoría, ha-ciendo que los estudiantes de clase me-dia pagaran matrículas acordes con susingresos. Al contrario de lo que prede-cían los radicales, el gobierno le entre-

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gó más plata a la institución cuando en-tendió que ella complementaba el pre-supuesto público de manera importantey le prestaba más servicios útiles a lasociedad. Era también un debilitamien-to del centralismo que caracterizaba ala UN, entregándoles más iniciativas alas facultades y departamentos. Hubo apartir de entonces un florecimiento, porlo menos presupuestal, de la Universi-dad Nacional que pudo dotarse de equi-pos, revivir sus bibliotecas, mientrasque el gobierno financió la construcciónde nuevos edificios. Fue notable que lasreformas mencionadas fueran auto-sostenibles, en el sentido de que admi-nistraciones de izquierda que vinierondespués entendieron que su fortaleza yaceptación dependían de seguir impul-sando el auto-financiamiento y el servi-cio a las comunidades aunque ellas pro-piciaron el sobre-empleo sobre todo dealtos directivos.

Cuando Antanas Mockus llegó a la Al-caldía tenía en su equipo a varios delgrupo asesor, y puso a Fabio Chaparro,profesor de Física de la UN, a cargo dela Empresa de Energía. Él fue una delas personas con quienes compartí laslecturas de Douglass North, que creo leayudaron a concebir un esquema origi-nal de capitalización para tal empresa,que le reportó a Bogotá una nueva capa-cidad de inversión equivalente a US2.500millones. Pero a diferencia de lasprivatizaciones a ultranza, la mitad dela empresa es todavía del Distrito, apor-tándole a éste una renta anual de US150

millones. El activo se valorizó, y hoy esuna empresa muy eficiente y rentable,que incluso puede ser utilizada comogarantía para el endeudamiento del Dis-trito. Chaparro murió desgraciadamenteen un accidente de aviación.

Lo que se hizo en la alcaldía estuvoorientado en algunas ocasiones por lavisión institucional, otras por la idea decapital social o por la teoría de las emo-ciones de Jon Elster. Antanas planteó labúsqueda de una Bogotá eficiente y co-queta, de reducir los costos de transac-ción de las empresas y del comercio;además, había que buscarle solucionespropias al problema del transporte, yaque la ciudad estaba atascada. Antanases una persona que comprende la utili-dad de la teoría y de la filosofía, y logróuna integración interesante entre ellasy la práctica. El tema de la seguridad yel de la resistencia civil los pensó muycuidadosamente, con resultados alenta-dores. Hay un rigor grande en él parapensar teóricamente un problema, plan-tear los pasos que hay que avanzar ensu solución e ir obteniendo resultados.Es un político que se plantea el largoplazo, que no se deja seducir por lasencuestas y entiende que la sociedadcolombiana requiere de un gobierno ro-busto financieramente, y que esto im-plica una tributación suficiente y progre-siva que tiene que romper con las nor-mas oportunistas que gobiernan la con-ducta de muchos ciudadanos y de lamayor parte de los políticos.

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Ha sido, en fin, una época de muchocambio la que he vivido. Me alegro dehaber tenido la oportunidad de cambiare involucrarme en este universo delBanco Central, que es mucho más gran-de y complejo del que se percibe desdela academia colombiana. He intentadohacerlo conocer con mis publicacionesy también dictando clases en la Univer-sidad Nacional y en la Universidad delos Andes y hoy desde la decanatura deCiencias Económico Administrativos dela Universidad Jorge Tadeo Lozano.

En el Banco hay una absorción del esta-do del arte de la teoría monetaria y yaes muy tarde como para que yo meapropie de todo el aparato técnico, paraponerme a la par con los profesionalesdel Banco que son muy proficientes enla formalización matemática y en lostemas econométricos. Pero tengo detrásde mí una combinación de teorías y es-cuelas y de conocimiento histórico queme presta una capacidad de análisis yun sentido común de que carecen loseconomistas muy especializados, que aveces pecan de ingenuidad.

He escrito con Enrique López La agri-cultura colombiana en el siglo XX, pu-blicada por el Fondo de Cultura Econó-mica y el Banco de la República. Escomo volver a mis principios y ojalá queno sea un círculo vicioso. Se trata de unanálisis sistemático del desarrollo eco-nómico del campo colombiano basadoen una teoría de las instituciones y en lateoría del crecimiento endógeno. El li-bro sobre el desarrollo de la agricultura

dejó de ser reeditado porque llegabahasta el año 1975, aunque en algún mo-mento hice una revisión y expandí lasseries estadísticas hasta 1980, pero noera posible salvarlo como tal. Digamosque trato de revivirlo, remozarlo, des-menuzarlo, de hacerlo de forma muydistinta a como lo hice originalmente,con unas teorías más complejas y conmétodos estadísticos más sofisticados,cubriendo un periodo de tiempo más lar-go. Ya por fuera del banco he reescritola historia económica para el bachille-rato que escribiera con Silvia hace másde veinte años. Pareciera que estoy enuna lucha permanente por resucitar mislibros muertos.

Obras de Salomón KalmanovitzObras de Salomón KalmanovitzObras de Salomón KalmanovitzObras de Salomón KalmanovitzObras de Salomón Kalmanovitz

- Ensayos sobre el desarrollo capita-lista dependiente. Editorial Pluma,1977

- El desarrollo de la agricultura enColombia. Carlos Valencia Editor,1978.

- El desarrollo tardío del capitalismo.Siglo Veintiuno Editores, 1983.

- Economía y Nación. Una breve his-toria de Colombia. Siglo VeintiunoEditores 1985.

- Historia de Colombia, noveno gra-do. Editorial El Cid, 1986. Con SylviaDuzán.

- La encrucijada de la Sin Razón yotros ensayos. Tercer Mundo Edito-res, 1989.

- Las instituciones y el desarrollo eco-nómico en Colombia. Editorial Nor-ma, Cali, 2001.

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APUNTES DEL CENESI SEMESTRE DE 2007

- Ensayos sobre banca central en Co-lombia. Comportamiento, indepen-dencia e historia. Editorial Norma,Cali 2003.

- Con Enrique López Enciso, La agri-cultura colombiana en el siglo XX,

Fondo de Cultura Económica, Ban-co de la República. Bogotá, 2006.

- Con Edwin López, Carlos Brando yJosé Vidal Castaño, Introducción ala historia económica de Colombia,Periódico Portafolio, Bogotá, 2007.

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A los colaboradoresA los colaboradoresA los colaboradoresA los colaboradoresA los colaboradores

La revista Apuntes del CENES es la publicación institucional del Centro de EstudiosEconómicos de la Escuela de Economía de la Universidad Pedagógica y Tecnológica deColombia, UPTC. En sus páginas se da curso a los escritos de todas aquellas personas ogrupos de investigación que presentando sus artículos, ensayos o documentos, cumplancon los requisitos de calidad y exposición que el Comité Editorial ha determinado, loscuales son evaluados, además, por los árbitros internos y externos de la revista. Lostemas que se publican en cada número corresponden a los siguientes temas: TeoríaEconómica; Política Económica; Economía Regional (nacional o internacional); yEconomía, Educación y Universidad. Otros temas podrán ser publicados con laautorización del Comité Editorial y/o el Editor, teniendo en cuenta su relación ypertinencia interdisciplinar con la disciplina económica. Los trabajos que no se publicanson archivados, bien porque podrán ser presentados en números posteriores o porquehan sido rechazados. Tanto para estos artículos o ensayos como para los que son editadosen los números correspondientes de la revista, la confidencialidad es completa. Cuandoun artículo o ensayo es catalogado como “publicable con ajustes”, el o los conceptosque lo sustentan son puestos a consideración del autor. Él resuelve acerca de si aceptao no las reformas propuestas. Igualmente, a solicitud de su autor, los conceptos de losartículos rechazados pueden hacérsele conocer. De ser re-escrito y presentadonuevamente el artículo respectivo, el Comité Editorial procederá como si el artículofuera presentado a su consideración por vez primera.

Los artículos o ensayos deben ser presentados en medio magnético y/o en diseño Word,a espacio sencillo, en letra Times New Roman Universal, tamaño 12. Así mismo, deberánir acompañados de los respectivos Resúmenes (Abstracts) en español e inglés, los queno superarán los 5-6 renglones, así como de las Palabras Clave, también en español einglés, no pasando de 8 palabras. La extensión del escrito no habrá de exceder las 25páginas a espacio y medio.

Todo trabajo ha de presentar la introducción, la metodología si es trabajo deinvestigación, los contenidos, las conclusiones, las recomendaciones en el caso artículosde investigación, y la bibliografía o referencias bibliográficas. La numeración ysubnumeración se hará en números arábigos y abarcará la introducción, la metodologíay los contenidos. Se excluyen de esta exigencia las conclusiones.

Los pies de página recogerán la bibliografía citada en la página respectiva, así comolas notas aclaratorias o explicativas.

Las pautas de citación son las siguientes:

Para artículos o capítulos:

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APUNTES DEL CENESI SEMESTRE DE 2007

SALA-I-MARTIN, Xavier (1999), “Modelos de crecimiento con I+D”, capítulo 9, enApuntes de crecimiento económico, quinta edición, Antoni Bosch Editor, 78-99,Barcelona.

STREETEN, Paul (2007), “Qué está mal en la economía contemporánea?” en Revista deEconomía Institucional, Universidad Externado de Colombia, volumen 9, número 16,primer semestre, 35-62, Bogotá.

Para libros:

CASTELL, Manuel (2005), La era de la información, volumen 3, cuarta edición, AlianzaEditorial, Madrid.

En el caso de entidades o instituciones nacionales o internacionales, bastará citar conmayúsculas el nombre de la identidad y proceder de acuerdo al formato de artículos olibros, según se cite parcial o totalmente.

Los artículos o ensayos pueden ser enviados vía servicios de correo nacional o aéreo a:Revista Apuntes del CENES, Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, UPTC,Carretera Central del Norte, Tunja, Boyacá, Colombia. En este caso, anexando mediomagnético. O por Internet, Correo Electrónico a: [email protected]