un hermoso día de primavera, arturo y clementina
TRANSCRIPT
Un hermoso día de primavera, Arturo y Clementina se conocieron al borde de un estanque y descubrieron que se habían enamorado.
-Viajaremos y
conoceremos otros
lugares
maravillosos…-
decía Clementina.
- Sí, sí…, -
contestaba Arturo
sin mucho ánimo.
Los días transcurrían iguales al borde del estanque…
Arturo había decidido ir
a pescar él solo.
-Me he aburrido mucho
esperándote.- Decía
Clementina.
-¡Sólo se aburren los
tontos!- Contestaba
Arturo.
A Clementina le daba
vergüenza ser tonta.
-Me gustaría tener una flauta. Me inventaría
canciones y así no me aburriría.
- ¡Qué tontería! ¡Tú no serías capaz de aprender a
tocarla!
Arturo trajo un
gran tocadiscos y
lo ató al caparazón
de Clementina.
- Así no lo
perderás. ¡Eres tan
distraída…!
-A veces veo unas flores tan bonitas… Me gustaría
tener una caja de acuarelas y poder pintarlas…
- Ja, ja, ja…¡Qué idea tan ridícula! ¿Es que te crees
una artista?- Contestó Arturo.
Clementina pensó
que Arturo se
cansaría de tener
una mujer tan
estúpida.
- Como te gusta la pintura, te he traído este
cuadro. Átatelo para que no lo pierdas.
¡Eres tan descuidada!
Otro día, Arturo trajo a Clementina un
jarrón de Murano.
Y en otra ocasión, una colección de
pipas austriacas.
Y en otra ocasión, le trajo una
enciclopedia.
La carga de
Clementina
aumentaba más
y más…
Pero seguía
aburrida…
Y cada vez
estaba más
cansada…
¿Para qué quería
ella tantos
objetos atados a
su caparazón?
Su casa cada vez
era más alta y
más pesada.
¡Parecía un
rascacielos!
Estoy muy cansada… No puedo seguir así…
Una mañana Clementina salió sigilosamente de su caparazón y se fue a dar un paseo. Fue muy hermoso,
pero muy corto: debía volver a casa antes de que llegara Arturo, a la hora de comer.
Arturo no sabía nada de los paseos de Clementina,
pero la notaba diferente…
-¿Qué te pasa? ¿Por qué
sonríes? ¡Pareces tonta!
Pero a Clementina ya no le
importaban sus insultos…
Un día, Arturo encontró la casa vacía.
Se enfadó muchísimo y no entendía por qué
Clementina había abandonado todos los bonitos
objetos que
tenía su casa.
Clementina sigue viajando libre y feliz por el mundo.
Es posible que toque la flauta y que haga hermosas
acuarelas de flores.
Si un día ves una tortuga sin caparazón, llámala
¡Clementina! ¡Clementina!
FIN