tu obra 1

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1 Tu Ob r@ Página 2 La Crisis Jim Berg C ONSEJERÍA Página 4 La Iglesia Simple: El proceso de Dios para hacer discípulos. José Nuñez L IBROS Y PELIS Página 9 Debate : La americanización de la cristiandad Gene Edwards Pagina 5 Piper minimiza la doctrina de la seguridad. Phil Congdon D OCTRINA Pagina 7 Miguel Sattler Postales anabautistas H ISTORIA V ERSIÓN ON - LINE NOVIEMBRE 2010 Página 11 Editorial: La Gran Comisión, o la Gran Sugerencia, o la Gran Opinión José Nuñez

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Reivsta cristiana de edificación

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Page 1: Tu Obra 1

1

Tu Obr@

Página 2 La Cr i s i s

Jim Berg

CONSEJERÍA

Página 4 La Iglesia Simple:

El proceso de Dios para hacer discípulos.

José Nuñez

LIBROS Y PELIS

Página 9

Debate : La americanización

de la cristiandad

Gene Edwards

Pagina 5

Piper minimiza la doctrina de la seguridad.

Phi l Congdon

DOCTRINA

Pagina 7

Miguel Sattler Postales anabautistas

HISTORIA

VERSIÓN ON-LINE NOVIEMBRE 2010

P ág in a 1 1 Ed i tor i a l: La Gran Comisión, o la Gran Sugerencia,

o la Gran Opinión José Nuñez

Page 2: Tu Obra 1

L os símbolos que ud. ve en esta

página son los símbolos chinos que combi-nados forman la palabra “crisis”. El símbolo de arriba representa a la palabra “peligro”, y el de abajo representa a la palabra “oportunidad”. Juntos forman una palabra muy poderosa.

Cada crisis tiene los dos componentes: la posibilidad de un gran peligro y también la oportunidad de un cam-bio positivo. Nuestra meta en una crisis debe ser escapar al peligro y aprovechar las oportunidades.

Una realidad maravillosa sobre la vida bajo la mano de nuestro Creador Dios es que El puede rescatarnos de los peligros del enojo y la amargura, la desesperación y la desesperanza, el temor y la ansiedad. El puede trocar una situación en una oportunidad para nuestro bien y para Su gloria. Esto es lo que el apóstol Pablo estaba hablando cuando dijo,

No os ha sobrevenido ninguna tentación que

no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis resistir. 1 Corintios 10.13

La palabra “tentación” significa simple-

mente una prueba que Dios envía para expo-ner algo bueno o malo sobre el corazón de una persona. Cada prueba de la vida—cada crisis—tiene en sí misma un peligro del que no podemos “escapar” si respondemos erró-neamente y una oportunidad para mostrar cuán grande es Dios si respondemos correc-tamente.

Introducción a la crisis La Biblia está llena de instrucciones en

cómo manejar los tiempos difíciles. Presenta muchas historias de gente que sufrió. Como sabrán, el patriarca del Antiguo Testamento, Job, enfrentó muchos terribles problemas. En pocas horas perdió su finca—todo el ga-nado, y los sembrados. Además, todos sus hijos murie-ron cuando la casa en que estaban colapsó por efectos de una violenta tormenta. Perdió su salud, y su cuerpo se cubrió de forúnculos (Job 1.1-2.7).

La vida llegó a ser tan difícil que su esposa le urgió a

que “maldijera a Dios y se muriera” (Job 2.9). Sus ami-gos tampoco fueron de mucha ayuda. Trataron de con-vencerlo de que Dios estaba juzgándolo por algún pecado oculto. Los hechos, sin embargo, revelaron que Job fue más justo que cualquier otro hombre en la tierra. Cuan-do sus sufrimientos no terminaron, se desanimó mucho.

En una de las conversaciones que tuvo con sus ami-gos, Job dijo, “pero como las chispas se levantan para volar por el aire, así el hombre nace para la aflicción”. (Job 5.7). El se da cuenta que así como las chispas suben con el humo, así el hombre de seguro experimentará

Consejería problemas en la vida. Al fin del libro que lleva su nom-bre, Job aprendió a cómo manejar sus problemas con destreza y gozo. Muchos de los salmos que fueron escritos por David,

el rey de Israel, lo fueron en tiempos de dificultad. Los profetas en la Biblia enfrentaron mucha oposición de sus audiencias. Aún Jesucristo es llamado “varón de dolores, experimentado en quebranto...” (Isaías 53.3)

Los cristianos del Nuevo Testamento soportaron mucha persecución del mundo pagano. De hecho, dos libros del Nuevo Testamento—Santiago y 1 Pedro—fueron escritos específicamente a hermanos que sufrían.

Los muchos rostros de los problemas Piense conmigo en algunos de los problemas que

enfrentamos hoy. Los problemas tienen varios orígenes:

Un esposo es diagnosticado con cáncer Terminal. De pocos meses dejará a su esposa e hijos huérfanos.

Una joven no casada le dice a sus padres que está embarazada, y se va con su novio.

Un adolescente es arrestado por robar, y luego es expulsado de la escuela.

Una esposa le anuncia su marido que lo está dejando por otro hombre que conoció en su trabajo y con quien ha estado mante-niendo una relación.

Una esposa descubre que su marido ha estado involucrado con pornografía en In-ternet o que ha estado abusando de su hija de diez años.

Una pareja joven pierde a su hijo en una aborto. Un segundo hijo nace dos años des-pués con múltiples trastornos.

Un empresario advierte que su socio le ha engañado. La estafa es cubierta con un

oscuro lenguaje legal, pero sin embargo es ética-mente errado.

Un marido descubre la adicción al juego por parte de su esposa hasta tal punto que todos las tarjetas de crédito están al límite. Ella se rehúsa a admitir su problema e insiste que si él fuera un mejor esposo, las cuentas no serían un problema.

Por supuesto la lista podría continuar. De los escena-

rios arriba descritos podemos ver que los problemas vienen en varios “sabores”. Algunos de los problemas son temporarios; otros son permanentes. Algunos pro-blemas son causados por otros; algunos problemas son de nuestra factura.

Debemos darnos cuenta que cada uno de estos pro-

blemas están construidos sobre el peligro y la oportuni-dad de ver a Dios obrar y evidenciar Su grandeza a otros.

Debemos comprender que si respondemos errónea-mente a estas crisis, la situación se complica aún más. Los problemas financieros pueden incrementarse aún

La Crisis Por Dr. Jim Berg

Page 3: Tu Obra 1

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más si tomamos malas decisiones. Las relaciones ago-biantes pueden ser más dañinas si las partes reaccionan en forma egoísta. Los amigos y familiares con enferme-dades riesgosas pueden complicarse si estos rehúsan cooperara con los doctores.

Entonces es importante que diagnostiquemos nues-tro problemas y responsamos correctamente. En Su gra-cia Dios nos ha dado ayuda para tratar de al mejor ma-nera.

La prueba del gozo

Como mencioné antes, las cartas de Santiago y 1 Pedro fueron escritas para personas que sufren. Una cosa que vemos en ambos libros es que es posible tener gozo en el medio de la prueba. Fíjese en estos pasajes. “Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que se-gún su grande misericordia nos hizo renacer para una espe-ranza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos... [Es en esta esperanza] En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas” 1 Pedro 1. 3, 6 Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produ-ce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna. Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y es echada de una parte a otra”. Santiago 1.2-4

El gozo y regocijo del que hablan estos pasajes no es

hacer frivolidades en medio de la tragedia. Tampoco es tener una visión positiva de la vida. El gozo de la Escritu-ra es un deleite que viene de una profunda intimidad con Dios mismo en el medio del dolor y los problemas. Es un resultado directo de una creciente comunión con Dios. Es llamado “el fruto de Espíritu” porque es producido dentro nuestro en forma supranatural por el Espíritu de Dios (Gálatas 5.22-23). No es algo que podamos generar por nosotros mismos.

La presencia o ausencia de este gozo nos evidencia si estamos manejando la prueba efectivamente. Nuestro ejemplo es Jesu-cristo, quien experimentó el gran deleite de hacer la voluntad de su Padre, aún cuando estaba sien-do torturado por la cruci-fixión. Las Escrituras dicen,

“Por tanto, nosotros

también, teniendo en derre-dor nuestro tan grande nube de testigos, despoje-mos de todo peso y del peca-do que nos asedia, y corra-mos con paciencia la carre-ra que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la

fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menos-preciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios”. Hebreos 12.1-2

Avizoró el gozo que tenía por delante al estar en la “casa” del Padre aguardando la unión con su novia, la iglesia, por quien estaba muriendo para redimirla. Ese futuro día era “la bendita esperanza”, para El tanto como para nosotros (Tito 2.13).

Debido a que Cristo soportó todas esas agonías de

vivir en este mundo caído, puede ser nuestro Consolador cuando venga la prueba. No solo siente las aflicciones que experimentamos, sino que también está presto a ayudarnos en tiempo de necesidad. La Biblia dice,

“Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda

compádrese de nuestras debilidades, sino uno que fue tenta-do en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acer-quémonos, pues, confiadamente al trono de gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno so-corro”. Hebreos 4.15-16

Estos versículos significan que debido a que Cristo

experimentó cada problema que nosotros enfrentamos, es sensible a las dificultades que experimentamos. Y de-bido a que es un Dios amante, usará Su poder para venir en nuestra ayuda en momentos de necesidad. No prome-te liberarnos de nuestras circunstancias negativas, sino que promete liberarnos de nuestra respuestas erróneas—los peligros—que destruirán nuestro gozo y oscurecerán Su propia gloria (1 Corintios 10.13)

Tomado de Berg J, Cuando llegan los

problemas, Greenville, BJU Press, 2002. pag 1-10

El Dr. Berg se ha desempeñado como Decano de los estudiantes en los últimos 29 años en la Universidad Bob Jones.

Tu Obra

Editor: José Nuñez

Edicion on line T u O b r @ pídala a

[email protected]

Cel.: 15—3323—3997 No nos hacemos responsables por la opinión de cada uno de los autores.

Martínez, noviembre de 2010

Page 4: Tu Obra 1

4

L a solapa del libro comienza diciendo: “Relájese, este no es otro libro sobre un mode-lo de iglesia”….

¿Seguuuuuuro? La Iglesia Simple es otro modelo de hacer la iglesia. Pero no es del todo malo.

Antes de comenzar déjeme decir que comenzamos a

leer este libro en una reunión semanal de pastores. Cuan-do lo vi pensé que me enfrentaba a otro modelito de cómo hacer crecer la iglesia, de esos que vienen de Estados Unidos, y siempre le dicen a uno que si quiere que su iglesia crezca, entre otras cosas, tiene ud. que hacer un estacionamiento más grande. Se puede ver que los edito-res hacen un trabajo de poca con-textualización y que los libros son un negocio puro y duro.

No era el caso. El libro comien-za hablando de la “revolución simple”: una revolución que los autores Tom Rainer y Eric Geiger afirman trasva-sa a toda la sociedad. Ejemplos como Google, Apple, etc. Estas empresas son propuestas de “simplicidad”. Los autores nos dicen que por supuesto, Jesús sabía esto.

Puedo decir mucho del libro, pero me atendré a lo simple, siguiendo el espíritu del libro. Primero quiero explicar el proyecto de los autores. Hacer una crítica bá-sica y por último, llegar al corazón del libro: una sugeren-cia bien intencionada que creo, que si se usa bien, puede ser muy beneficiosa.

Primero el proyecto: Rainer y Geiger visitaron

cientos de iglesias para descifrar qué era lo que las man-tenía saludables. ¿Qué era una iglesia saludable? Una iglesia que crecía el 5 % por tres años seguidos. Para mí es una definición problemática. No es una definición de una iglesia saludable, como mucho es una definición de una iglesia creciente. Hay un puntillo de diferencia. El crecimiento es parte de la salud, pero no es el todo de la salud, ni su parte más relevante. Como contrapartida los autores también estudiaron iglesias no saludables. Otra vez, esas iglesias fueron seleccionadas por su grado de crecimiento. En las encuestas realizadas a ambos grupos las preguntas versaban sobre las estructuras de sus mi-nisterios, sus declaraciones de misión, cómo interactuaba el equipo pastoral, y cómo se captaba a los líderes. Por supuesto, las encuestas marcaban diferencias significati-vas en cómo los dos grupos llegaban a los resultados. Rainer y Geiger nos muestran exactamente cuáles son las diferencias y cómo llegar a ser “saludable”.

Segundo, mi crítica: Rainer y Geiger son sociólo-gos cristianos. De los que no abundan en el mundo cris-tiano sudamericano. No tenemos problema con eso. Pero debemos ser cautos cuando veamos a un sociólogo

hablando de teología. Lo que nos ofrecen estos autores es una crítica sobre “lo que funciona” sociológicamente. Lo que no nos ofrecen es algo de tesitura y calibre teológico.

Tercero, una sugerencia bien intencionada: Ellos sugieren que las iglesias saludables son: 1) guiadas por una clara declaración de visión; y 2) que son guiadas por un claro proceso que mueve a la gente de un estadio espiritual a otro. A pesar de algunas fallas, creo que son valiosas. Pocas iglesias tienen hermanos que le pueden decir a ud. cuál es el propósito de su congregación. Mu-chas iglesias están llenas de gente que han sido captura-

das por un ministerio en particular o un nicho de la iglesia. El pastor no hace nada para conven-cerlos que cada uno de esos nichos trabajan jun-tos de cara a una misión. Las iglesias son comuni-dades que se reúnen te-niendo una meta común. La segunda parte de esta sugerencia también pue-

de ser valiosa: crear un proceso de discipulado claro, a través del cual todos se puedan mover. Para el recién llegado muchas iglesias parecen un campo minado de tiendas de campaña, siendo cada tienda una especie de puestito en el que cada tendero tratará de convencerte que vayas a recalar tus huesos a su tiendita, o sea, su mi-nisterio. Al menos este libro puso en orden en mi mente, que no es poco, la importancia de tener una estrategia de discipulado.

Me atrevo a decir que no habrá pastores a los que ud consulte que no le digan que en su iglesia ellos tienen claro qué pasos se deben dar para ir de “punto A” a “punto B”. Y no lo dude un momento. Pero son los her-manos los que no lo tienen claro. El problema de esta estrategia llevada al extremo es que la iglesia se parezca mucho a un McDonald. Y no precisamente porque sirvan un exquisito café. Hay un peligro al acecho. La iglesia no tiene que ser un McDonald. El discipulado es algo muy personalizado y el sobre simplificar la iglesia puede hacerla crecer, pero los discípulos serán zombis.

La Iglesia Simple puede llegar a ser otro éxito de los gurúes evangélicos del Norte.

Haciendo un paralelo con el capitalismo a nivel mun-dial. Existen en ese ámbito dos capitalismos: “el capita-lismo con rostro humano” y el “capitalismo salva-je”. El primero busca la maximización de las empresas, pero sin olvidar que existe el ser humano y sus necesida-des. El segundo busca la maximización de las empresas a costa de la vida de los empleados. La persona de carne y hueso no importa. Ese ha sido el capitalismo que explotó en los últimos años en el mundo. Las iglesias ancladas en programas, sin mirar al ser humano y su circunstancia, no hacen otra cosa que ser máquinas picadoras de carne. La carne de los hermanos, ni más ni menos. A su modo también es “Simple”

Libros y Pelis

La Iglesia Simple : el proceso de Dios para

hacer discípulos.

Una Reseña

Por José Nuñez

Page 5: Tu Obra 1

5

Piper identifica la seguridad de salvación como un proble-

ma espiritual en su iglesia

P iper ha identificado el tema de la segu-ridad como un problema mayúsculo

entre su membresía. Ha declarado en su pre-sentación en la Sociedad Teológica Evangélica (STE) en 2007:

Lidio con esto, probablemente, más que

con cualquier otro problema de los hermanos. Temores, y dudas, no sobre cosas objetivas como “¿se levantó Cristo de los muertos?”—poca gente tiene duda de eso—sino “¿soy sal-vo?”. Ese es un tema muy común. 1

La solución de Pi-

per al problema de la duda

La solución de Piper a

esta falta epidémica de seguridad de salvación dentro de su congrega-ción es señalar la imputación de la justicia de Cristo—la forma práctica en que la justicia de Cristo obra en nuestras vidas diarias. Declara que:

...hay deficiencias—defectos—en el alma

humana que deben ser remediados por el lo-gro de la imputación de la justicia de Cristo a los creyentes. Cristo no realizó esta obra para nada. Había una necesidad. Cuando se niega ese logro, esa necesidad languidece sin reme-

dio, y se supone que debe ser reme-diada por otro logro de Cristo, co-mo ser el perdón de todos nuestros pecados. 2 Es una declaración sorprendente. Piper sugiere que un creyente que basa su seguridad en el hecho de que todos sus pecados han sido perdonados va “languidecer” por

una falta de seguridad, mientras que Piper no ofrece una explicación lógica o bíblica del por qué debería ser así. En cambio, nos advierte simplemente diciendo, No trates de ser más sabio que Dios.

Teniendo en cuanta que Piper ve esto como

un problema espiritual en su iglesia, asumi-

mos que él considera el no tener seguridad de salvación como una cosa mala. Los lectores de Grace in Focus concuerdan con esta preocu-pación. Pero si el objetivo es que los cristianos tengan esa seguridad, es difícil comprender cómo puede uno basarse en que nuestras obras de justicia alcanzarán esa meta. Ade-más, basándose en las declaraciones de Piper nos haría suponer que su teología no nos lleva a solucionar el problema de la falta de seguri-dad. Entre aquellos que escuchan sus ense-ñanzas semanalmente, es “muy común” que ellos estén luchando con la falta de seguridad.

Piper admite que él personalmente lidia con esta falta de seguridad. Además de eso, Piper mismo también se enfrenta a esta falta de seguridad. En respuesta a una pregunta hecha en una conferencia del STE en 2008

dijo, “…¿Por qué pe-co contra mi esposa ahora que tengo se-senta y dos años de la misma manera que lo hacía cuando tenía cuarenta y dos? A veces me pro-voca dudar de mi salvación”3

¡A no ser que haya sido una hipérbole dicha

para provocar un efecto en la concurrencia, no podemos sino concluir que él mismo, por de-bilidades morales, ocasionalmente tiene du-das! Algunos tomarán ese comentario como una muestra de santa humildad, otros queda-rán intranquilos con la idea de que un pastor y líder cristiano como Piper tenga inseguridades de su destino eterno.

Conclusión: Mirar nuestra obras

deteriora nuestra seguridad El hecho es que depender de nuestras

obras para asegurar nuestra salvación inevi-tablemente mina la seguridad eterna. Aún el mejor de nosotros no llega a “la perfecta obe-diencia de Cristo”. Por lo tanto, si miramos nuestra obras como sugiere Piper, siempre nos quedaremos en diferentes niveles de inseguri-dad eterna. Esta clase de enseñanza se ha dise-minado por el evangelicalismo, resultando en una pandemia en cuanto a la falta de seguri-dad eterna 4. Esto no hace sino empequeñecer la doctrina de la seguridad que “solamente por gracia, a través de solamente la fe en Cristo” una persona está justificada, teniendo vida eterna, y con seguridad de salvación.

Doctrina

Piper minimiza

la doctrina de la seguridad

Phil Congdon

Page 6: Tu Obra 1

6

Notas. 1. Ver “Justificación y la disminución de la obra

de Cristo”. En w w w . d e s i r i n g g o d . o r g 2. Ibid. 3. Ver John Piper, “¿Por qué Dios no es un me-

galomaníaco al pedir que lo adoremos”? La reunión número 60 de la STE. Grabación en Conferencia ACTS. EV08487

4. Gary M. Burge, Comentario de Aplicación NIV, Cartas de Juan. (Grand Rapids, Zonder-van, 1996), 155, escribe, “Estoy francamente sorprendido de las veces que he tenido que explicar a alumnos avanzados el amor inmere-cido que Dios tiene por nosotros...y cómo en el curso de la explicación muchos de ellos, prove-nientes de sólidas iglesias evangélicas han prorrumpido en llanto señalan la inseguridad de salvación como un tema que han aprendido en sus iglesias. “Si no me siento hijo de Dios, tal vez no lo sea”. “Si no puedo actuar como un hijo de Dios, tal vez nunca lo he sido”. Mi ofi-cina, casa semestre, ha sido testigo de tales decla-raciones de jóvenes pro-venientes de nuestros

hogares evangélicos Phil Congdon es pastor de la Iglesia Bíblica de New Braunsfels, Texas. El y su esposa Jenny son padres de ocho hijos entre los 6 y los 23 años. www.newbraunfelsbible.org Artículo aparecido en Grace in Focus. Nov./Dic 2010

La Excelencia. Colosenses 1.9-12 La oración.

Su Petición: “pedir que seáis llenos del co-

nocimiento”. (v.9)

El Propósito de esa petición: “para que an-

déis como es digno del Señor” (v.10ª)

El Producto de esa oración contestada:

“llevando fruto; creciendo; fortalecidos;

con gozo dando gracias (v.10-12)

El origen de la excelencia: la Petición (v.9)

La esencia de la excelencia: el Propósito de

Dios (v.10a).

La evidencia de la excelencia (v.11-12)

Productividad, v.10 “llevando…”

Progreso, v.10 “creciendo…”

Poder, v.11 “fortalecidos…”

Placer, v.12 “con gozo…”

Predicado en la Iglesia Bautistas Independiente,

Martínez, 09/05/2010

Pregunta: "¿Puede un cristiano ser poseído por demonios?"

Respuesta: La Biblia no establece explícitamente si un cristiano puede o no ser poseído por un demonio. Sin embargo, puesto que un cristiano es habitado por Espíritu Santo (Romanos 8:9-11; 1 Corintios 3:16;

6:19), parecería improbable que el Espíritu Santo permitiera que un demonio poseyera a la misma persona en la que Él habita. Definitivamente reconocemos que este es un punto controversial. Sin embargo, sostene-mos fuertemente la creencia de que un cristiano no puede ser poseído por un demonio. Creemos que hay

una gran diferencia entre ser poseído por un demonio, y ser oprimido / influenciado por un demonio. La po-sesión demoníaca involucra a un demonio teniendo el control directo sobre los pensamientos y/o acciones de una persona (Lucas 4:33-35; 8:27-33; Mateo 17:14-18). La opresión / influencia demoníaca implica que un demonio o demonios atacan a una persona espiritualmente, animándola a una conducta pecaminosa (1 Pedro 5:8-9; Santiago 4:7). Notarán que en todos los pasajes del Nuevo Testamento que tratan con la gue-rra espiritual, nunca se nos dice que sacaran demonios de un creyente (Efesios 6:10-18). Se nos dice que

resistamos al diablo (1 Pedro 5:8-9; Santiago 4:7), no que lo saquemos.

Es impensable para mí que Dios permitiera que a uno de Sus hijos, a quien ÉL compró con la sangre de Cris-to (1 Pedro 1:18-19) y lo hizo una nueva criatura (2 Corintios 5:17) – sea poseído y controlado por un de-

monio. Si, como creyentes libramos batallas con Satanás y sus demonios, pero de dentro de nosotros. 1 Juan 4:4 declara, “Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vo-sotros, que el que está en el mundo.” ¿Quién es EL que está en nosotros? El Espíritu Santo. ¿Quién es el que

está en el mundo? Satanás y sus demonios

P R E G U N T A

Page 7: Tu Obra 1

7

Miguel Sattler

La persecución en su contra les llevó a reunirse para concordar los puntos esenciales de su fe. Los núcleos anabautistas de Suiza y el sureste de Alemania, bajo el liderazgo de Miguel Sattler, se reúnen en Schleitheim, que actualmente se localiza en la frontera suizo-germana, al noroeste de Schaffhausen.

L a reunión fue citada y desarrollada secretamente. Se conoció de su realización mediante comunicaciones verbales, ya que los convocantes sabían que sus perse-

guidores andaban tras ellos. Pocas semanas antes había tenido lugar la ejecución, por aho-gamiento, de uno de los primeros líderes de los “Hermanos suizos”, Félix Manz. Por lo tanto

había que andarse con cuidado y dar pasos sigilosos para asistir a la reunión en la que se discutiría el rumbo del movimiento. Antes de referirnos a la reunión de Schleitheim, y la Confesión resultante en ella, debemos ocuparnos del personaje que encabezó los esfuerzos por darle identidad y cohesión a las células anabautistas. Se trata de Miguel Sattler, nacido alrededor de 1490, en Stauffen,

cerca de Friburgo, en Alemania. Estudia en la Universidad de Friburgo, y después alcanza el puesto de prior en el monasterio benedictino de San Pedro, en el Bosque Negro al noroeste de Friburgo. Dominaba el latín, hebreo y griego. Su estudio de las epístolas paulinas le

lleva a comparar la fe neotestamentaria con la realidad decadente de la vida monacal. A lo anterior debemos agregar que Sattler, con seguridad, tenía algún conocimiento de la convulsión teológica y social desatada por el enfrentamiento de Martín Lutero con la Iglesia católica. No se tienen datos de su “camino hacia la fe evangélica”, como dice John

Howard Yoder. Pero sí conocemos que abandona el monasterio el 12 de mayo de 1525, el mismo día que la revuelta desatada por los campesinos toma el lugar. Se refugia en casa de un campesino anabautista de Ober-glatt (poblado cercano a la frontera suiza), donde aprende el oficio de te-jedor. Después de abandonar el monasterio, sin que podamos precisar

fecha alguna, contrae matrimonio con Margaretha, ex beguina. Las begui-nas eran mujeres piadosas que llevaban vida en común, para cultivarse espiritualmente y servir a los enfermos. Es muy probable que Miguel Sattler haya sido bautizado por Wilhelm Reublin, integrante del núcleo de Zurich liderado por Conrado Grebel y Félix Manz. Hay evidencias de que Reu-

blin, como pastor en Wytikon (cerca de Zurich), fue el primero en predicar contra el bautis-mo de infantes, lo hizo tiempo antes de los bautizos del 21 de enero de 1525 efectuados en casa de Manz. Contribuye en la formación anabautista de Sattler que tuvo contacto cercano con Grebel, Manz y Blaurock.

Historia Los Anabautistas

Page 8: Tu Obra 1

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Ya de lleno comprometido con la causa anabautista encontramos a Sattler enseñando y predicando en el verano de 1526, en los mismos poblados suizos donde antes los campesinos se habían alzado en ar-

mas. Se traslada a Estrasburgo, y en la cercana ciudad de Lahr ejerce la enseñanza y bautiza a los creyentes. Tiene conversaciones con los teólogos y líderes de la Reforma de Estrasburgo, Martín Bucero y Wof-gang Capito, y solicita que sean liberados los anabautistas presos. En carta dirigida a Bucero y Capito, Sattler defiende la idea de los dos re-inos, por un lado el del señorío de Cristo (al que están sujetos quienes

le siguen como Salvador y Señor); y por el otro el del dominio de Sa-tán, el mundo que sigue valores distintos a los del Cordero (texto de la misiva en John Howard Yoder, The Legacy of Michael Sattler). Miguel Sattler por propia voluntad sale de Estrasburgo y, por invita-

ción de Wilhelm Reublin, se dedica a ministrar al norte de Rottenbur-go, en Horb, Alemania. Además de predicar, organizar las células ana-bautistas en casas; Sattler invierte tiempo en escribir materiales para la edificación e instrucción de los nuevos creyentes e integrantes que deben continuar reuniéndose en hogares, campos lejanos de los pobla-dos, caminos y otros sitios libres de la vigilancia de las autoridades

religiosas y políticas. Tras el asesinato de Félix Manz en los primeros días de 1527, es claro que los perseguidos deben hacer algo para darle cierta seguridad a la continuidad de su movimiento. Es en-tonces cuando Sattler anima a la organización de una asam-

blea en Schleitheim, a la que llegan enviados de distintos cír-culos anabautistas suizos y del sur de Alemania. La reunión tiene lugar y resulta en un documento fechado el 24 de fe-brero, conocido después como la Confesión de Schleitheim.

La misma, así lo establece John H. Yoder, “debe reconocerse como el momento cuando esta hermandad visible y diferente alcanzó la mayo-ría de edad y asumió una responsabilidad de largo alcance en cuanto a su orden y fe”. No es un documento acabado en cuanto a teología y doctrina se refiere, sino un “punto de cristalización” (como sostiene Arnold Snyder, en Anabaptist History and Theology. An Introduc-

tion) acerca de las comunidades de fe y su diferenciación del mundo También, como escribe J. Denny Weaver (Becoming Anabaptist. The Origin and Significance of Sixteenth-Century Anabaptism), los siete artículos de la Confesión representan “la primera articulación de la

Iglesia libre, la idea de una Iglesia de creyentes independiente de la Iglesia establecida y de las autoridades civiles”.

Carlos Martínez García es sociólogo, escritor, e investi-gador del Centro de Estudios del Protestantismo Mexi-cano.

La Conf es ión de Sc hl e it h ei m

Esta Confesión tiene siete artículos.

El Bautismo. El bautismo se debe admi-nistrar a aquellos que se han arrepentido conscientemente y creído que Cristo murió por sus pecados. Por lo tanto, los infantes no deben de ser bautizados.

La Excomunión. Un cristiano debe de vivir con disciplina y caminar en caminos de rectitud. Los deslices son aceptables, pero las ofensas continuas deben de reme-diarse con advertencias y la excomunión como el último recurso.

Comunión. Sólo aquellos que han sido bautizados pueden tomar parte en la co-munión.

Separación del Mal. La comunidad de los cristianos no debe tener asociación con aquellos que se mantienen descarriados en desobediencia y con un espíritu de rebe-lión contra Dios. Esto incluye al Papa y a todos sus perversos y santurrones subalter-nos.

Pastores en la Iglesia. Los pastores debe-rían de ser hombres de buena reputación. Algunas de las responsabilidades que ellos deben de llevar a cabo fielmente son ense-ñar, disciplinar, la excomunión, y los sa-cramentos.

La Espada. No se debe de ejercer la vio-lencia bajo ninguna circunstancia. El ca-mino de la no-violencia está ejemplifica por Cristo el cual nunca fue beligerante al enfrentar persecución o al castigar el peca-do.

El Juramento. No se deben de hacer nunca juramentos, puesto de Jesús prohi-bió el tomar juramentos.

Pliego original de la Confesión.

Page 9: Tu Obra 1

9

T enía diecinueve años cuando me ente-ré de esto. Era estudiante de semina-

rio en Europa. Un misionero me confesó este se-creto. Desde entonces lo he vuelto a oír cientos de veces.

En tanto los misioneros y empleados de las igle-sias altruistas inundan Europa, alistando pastores y obreros para nuestras instituciones altruistas pletóricas de dólares americanos, instruyéndoles en nuestras misiones y métodos altruistas, en nuestro estilo americano, cose-chando la mentalidad americana… en el fondo de nuestro corazón, ¡los americanos no estamos orgu-llosos de nuestra fe cristiana! No puede decirse que estemos mucho más orgullosos de nuestras igle-sias. Muchos misioneros que están en tu país se avergüenzan de las iglesias americanas. Sí, en efecto, ¡somos la fe cristiana americana! Y resulta que el cristianismo ameri-cano que dejamos allá en América no es algo de lo que pueda uno lucirse. Pero entonces, ¿Por qué te lo estamos exportando?

Muchos misioneros acuden al campo misionero porque están convencidos de que el cristianismo en América ha sido un rotundo fracaso. Los misioneros y los obreros de las iglesias altruistas que trabajan en las misiones han dejado a América por imposible. Para ellos la iglesia en América es un fracaso absoluto. Así pues, acuden a ti—al campo misionero—con la esperanza de hacerlo mejor en tu país. Un tremendo porcentaje de los misioneros y los empleados de las iglesias altruistas cruzan el océano porque ven a la iglesia americana como un fracaso y quieren probar de nuevo en tu país por ver si esta vez pueden des-

Debate

hacer el entuerto. Pregúntales. Esta es la ironía. Te estamos ofreciendo un cris-

tianismo frustrado. Te estamos ofreciendo en tu propia tierra una fotocopia del cristianismo que ha fracasado en América.

Si te preguntas por qué lo estamos haciendo, puede que recibas esta respuesta de boca de los obreros cristianos norteamericanos que sirven en tu país.

“El cristianismo no funciona en América por culpa de los americanos. Somos demasiado ricos.

Pero el cristianismo americano fun-cionará en Rumania o Albania donde el pueblo es pobre”. Pues bien, la versión norteamericana del cristianismo y de la iglesia es paté-tica. Sus formas y rituales, el evange-lio, la visión, la iglesia y el evangelis-mo de papel no van a funcionar mejor en un país pobre que un país rico. Queridos amigos americanos, si esa es la única razón que podéis esgrimir para cruzar el océano, y si el cristia-nismo americano, aderezado con las últimas tendencias del sector, es todo cuanto tiene que ofrecer… haced el favor de volver a casa. Mientras es-téis fuera de casa sois una constante

amenaza. Párate un momento y mira lo que estás haciendo. Te encuentras con un obrero cristiano local y lo atraes a tu organización con dinero ame-ricano. Le conviertes en un molde exacto de tu obra, de tu ministerio, de tu organización, de ti mismo, y de América. Seas del este o del oeste, un salvaje o un estudiante de universidad, de la jungla o de la ciudad, usas el mismo manual, escrito en América., repleto de métodos americanos y de mentalidad americana. Usas el mismo manual en cada nación, en cada tribu, cultura, lengua, da igual dónde vayas. ¿No te das cuenta de que tu obra es americana? Poco te importa que la gente

LA AMERICANIZACIÓN DE LA CRISTIANDAD Gene Edwards.

Pastor bautista norteamericano. El pastor Edwards dejó un fructífero ministerio de evangelis-mo siendo muy joven para dedicarse a fundar iglesias. Hoy vive en Florida y cuenta con 87 años.

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tenga una cultura muy diferente a la americana, sigues guiándote por los métodos del manual con que te enseñaron. (El primer paso podría ser tirar ese manual. A lo mejor el segundo sería volver a casa y poner en práctica una forma nueva y radical de ver la vida de la iglesia y el evangelismo en América… aquí, en tu propia tierra).

Te empeñas en hacer de la propaganda de la cultura popular americana tu principal medio de evangelismo… aunque esto signifique la destruc-ción de otra cultura, y lo que es peor, aunque se trate de empujar a tus conversos a una iglesia al estilo americano, un estilo de iglesia que tu mismo consideras muerto.

Nada importa las costumbres y la cultura de un país; no te desvías ni un ápice del manual. La fór-mula es precisa. Sabes exactamente lo que vas a crear. Y escribes a casa cartas estremecedoras des-cribiendo las grandes cosas que estás llevando a cabo.

Con un estilo similar al de las organizaciones altruistas, los misioneros norteamericanos hacen copias al carbón de las iglesias americanas. No obstante, ambos sabéis que el estilo de iglesia se está muriendo, es aburrido, o ya está muerto. Y además es irrelevante para la vida. Señor, mío, ¡no fuiste llamado por Dios para expandir la cultura americana! Pero a eso te dedicas. Las veinticuatro horas del día.

Está violando a escala mundial las culturas de este planeta, y estás destruyendo toda esperanza de que surja una ekklesia experimentada de una forma orgánica.

¡Estás ahogando el último rayo de esperanza de

que en esta tierra aparezca una expresión pura y verdadera de la iglesia!

Todo lo que sea cristiano pronto se verá igual

por todo el planeta. Es lo que hicieron los católicos durante la Edad Media… una expresión universal de la iglesia que sacrificaba toda lengua, raza, cul-tura, tribu o situación geográfica. Cualquier desvia-ción de esa única expresión era herejía. El castigo por ser diferente: ¡la persecución! Bien hecho ca-ballero, ¡estás creando una nueva Edad Media!

La ekklesía se está convirtiendo a marchas for-zadas en un sabor, un color, una nota, una dimen-sión. Los cristianos de todo el planeta se parecen unos a otros como copias de CD, haciendo exacta-mente lo mismo que el resto de los cristianos hacen. Tan predecibles, tan encapsulados, taaan…aburridos. Tan americanos.

La posibilidad de la expresión misma de Cristo, con sus diferencias y sus variedades, está a punto de esfumarse de la tierra.

Se hace caso omiso a la Novia de Cristo; es olvi-dada y es desconocida. El obrero indígena, la igle-sia indígena y la expresión orgánica de la vida de la iglesia nunca pasaron por tu imaginación. No deja-rás un solo metro cuadrado de este planeta en el que la vida de la iglesia nativa haya llegado antes que llegara el cristianismo americano. ¡Contigo por delante las probabilidades de supervivencia de la expresión orgánica de la iglesia son nulas!

Estás a punto de crear una versión actualizada de la Iglesia Católica Romana. Hace quinientos años era la expresión global del cristianismo, solo que esta vez va a ser un cristianismo americaniza-do mundial y universal. Será tan omnipresente y tan rígido como lo fue el catolicismo en la época más intransigente de su historia.

Dentro de mil años, ¿escribirán los historiado-res acerca de la iglesia universal americana, una iglesia mundial protestante americana hasta la médula en su expresión? ¿Y escribirán que esta iglesia católica americana perseguirá a todos aquellos que trataron de experimentar una expre-sión orgánica la iglesia? ¿Igual que en cierta oca-sión la Iglesia Católica Romana persiguió a todos aquellos que trataron de llevar una vida que no era Católica Romana?

Lo que ha sucedido en Nepal, lo que está suce-diendo en Europa del Este, y lo que ahora estáis haciendo en Albania, es la prueba viviente de que estos tiempos han llegado.

Desaparece de este mundo la posibilidad de un escenario virgen para la manifestación de la vida orgánica de la iglesia.

Os ruego en Cristo que paréis. Cambiad. Cam-biad de una forma radical; y sino sois capaces de ellos, por favor, volved a casa.

Si creéis que el cristianismo americano está en baja forma, dejad de exportarlo, volved a casa y estableced una expresión orgánica americana de la iglesia.

Y a ti que está siendo invadido, occidentalizado, colonizado, imperializado y americanizado…¡ya sabes lo que tienes que hacer!; y si crees que no puedes hacerlo mucho mejor que los americanos...

Este es un extracto del librito publicado por el

pastor Edwards titulado, La Americanización de la cristiandad.

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del Hijo, y del Espíritu Santo; en-señándoles que guarden todas las co-

sas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén”. Últimamente estuve viendo algunos blogs de igle-sias caseras que sigo, donde tampoco todo es color de rosas. Que lo sepan. Lo que decía allí alegre-mente es que la Gran Comisión tal como reza arri-ba en Mateo 28.18-20 fue dada solamente a los Apóstoles. No es algo que nos ate a nosotros. Ese el Chevy ´57 del que les hablaba.

Esa es la clase de controversia que un buen perro debe seguir y vender cara su piel. Se ignoran hechos disponibles a través de técnicas exegéticas básicas. Pero mi primer respuesta, que es más filo-sófica que exegética, es el reductio ad adsurdum de esta posición: cada or-den y exhortación en la Biblia fue dada a otras personas que no somos nosotros. Todos ellos están muertos. Recuerden ese versículo del Antiguo Testamento de amar a tu vecino (Levíticos 19.18). Todos ellos ya están muertos. Y la orden dada en el Nuevo Testamento de amar a tu vecino co-

mo a ti mismo (Mateo 22.39), adolece del mismo pro-blema. Todos ellos ya están muertos. Más aún. Fue da-da a Fariseos y abogados. Si no sos abogado judío y Fariseo estás libre de amar a tu vecino (¡lo que significa que no tenés por qué devolverle el libro que te prestó!).

Antes que explote tu cabeza y me acuses de ser fac-cioso, dejáme recordarte que estoy amenazando un principio exegético en aras de probar un principio filo-sófico llamado “reductio ad adsurdum”—refutar un principio reduciéndolo a una conclusión absurda. La conclusión absurda es que debido a que todo lo habla-do en la Biblia fue dado a otros y no a nosotros, no se aplica a nosotros. Esto incluye la Gran Comisión.

Pero hay una forma de probar la validez de una in-

terpretación exegética: Ver si funciona en otras partes en similares circunstancias. Lo que necesitamos es ver

S i no leíste o nunca viste una copia del libro de Rick Warren, “Una vida con propósito” es que

estuviste viviendo en Marte o en algún lugar alejado de la realidad, como ser la Casa de Gobierno. Treinta millo-nes de copias después de ese best-seller la comunidad cristiana (que compra la mayoría de los libros y consu-me la mayoría de los sermones) finalmente descubrió que Dios tiene un propósito para nuestras vidas. Este libro da testimonio de una realidad perturbadora: millo-nes de cristianos profesantes, carecen de un propósito en sus vidas; antes y después de editado el libro. La Iglesia está en medio de una “crisis existencial” de pro-porciones bíblicas. No sabemos quiénes somos y para qué estamos aquí.

Nuestra cultura posmoderna imbuida de esa crisis existencial hizo sentir su presencia en la Igle-sia. Si el mantra de la Edad Moder-na (desde la caída de la Bastilla—1789—hasta al caída del Muro de Berlín—1989) era “Pienso, por lo tanto, existo”, ahora el mantra de la Edad Posmoderna y sus vástagos existenciales es, “Dudo, por lo tan-to, existo”. Aún la Iglesia se ha sumado a este jolgorio del “Duda-fest” con declaracio-nes de “cuestionar todo” y “todo debe cambiar”.

Trato de ignorar estas “regurgitaciones intelectua-les”.

Cuando ciertas cosas levantan su cabeza en la iglesia donde Dios nos ha llamado a ministrar uno no puede resistir la tentación de ladrar como el perro que persi-gue al Chevy ´57 que cruza su cuadra. Como esos pe-rros, parece que nunca lo alcanzamos y no estamos seguros que haríamos si lo alcanzáramos. Pero aún hay cierto mérito en la cacería (Hacéme saber si esto tiene sentido para vos)

El Chevy en mi barrio

“... Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y

La Gran Comisión, o la Gran Sugerencia, o la Gran Opinión

E d i t o r i a l

José Nuñez Diéguez

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otra circunstancia en donde Jesús directamente se dirija a los Apóstoles con una orden o promesa (Mateo 28 contiene ambas—una orden a los discípulos y la prome-sa que estaría con ellos). Afortunadamente tenemos una en el libro de los Hechos capítulo 1. Primero, el versículo 2 nos dice que la audiencia eran “los apósto-les que había escogido”. Segundo, la orden (v.4) de que fueran a Jerusalén y esperen al Espíritu Santo. Tercero, una promesa de doble cumplimiento (v.8): que recibi-rán poder Y serían Sus testigos (a Judea, Samaria y has-ta lo último de la tierra). Recordá: ¿A quién se dio la orden de esperar Y la promesa del Espíritu Santo? A los apóstoles. ¿Sí? El mismo principio de Mateo 28 y la Gran Comisión.

¡Jerusalén, tenemos un problema! No eran solamen-te 12 (ups!! 11) muchachos obedeciendo la orden de esperar en el Aposento Alto. ¡¡De acuerdo al v.15 había 120!! ¿Por qué estaban ahí si la orden no se aplicaba a ellos? Si respondemos diciendo, “Bueno, estaban pre-sentes con los apóstoles cuando se dio la orden”, viola-mos el texto pues no lo dice. Dice que la orden fue dada a los apóstoles (vea v.2 y siguientes). Además, ese argu-mento abre la puerta para que en el momento en que fue dado Mateo 28 haya habido otras personas. Las espadas exegéticas cortan de ambos lados.

Después, tenemos “el problema de la promesa”. Una interpretación estrecha de Hechos 1, como la que se sugirió en Mateo 28, apunta a que la promesa del poder dado por el Espíritu Santo también fue dado a los apóstoles, no al resto de la iglesia. Pero lo expuesto por el cumplimento de la promesa hecha en Hechos 2 nos muestra a las claras que todos los presentes en el Apo-sento Alto experimentaron lo que tuvo lugar, (Hch 2.4) “y fueron todos llenos del Espíritu Santo”. La orden11, la promesa y el cumplimiento fueron dados por Jesús a toda la iglesia, no a un grupo selecto.

El perro que atrapó al auto. El problema con los argumentos y la pruebas en este

mundo posmoderno (incluyendo a la iglesia) es que la gente no se deja impresionar por la lógica y la exégesis.

Hemos comenzado este artículos con la observación: “La Iglesia está en medio de una crisis existencial de proporciones bíblicas. No sabemos quién y para qué estamos aquí”.

¿Sabés quién sos y para qué estás acá? Dejáme ayu-darte a clarificar. Sos un discípulo de Jesús de Nazaret. Quien ascendió y te dejó una comisión que cumplir y una promesa que disfrutar: Hacer discípulos y que esta-ría con vos hasta el fin de los tiempos. ¿Qué más nece-sitás para alcanzar a tu generación? No se trata de fun-dar iglesias, eso lo hace cualquiera que tiene dinero para alquilar un salón y poner un cartel. Sino que se trata de hacer discípulos. Vos sabrás si es fácil o difícil

CUANDO SE TE CORTA LA CADENA Estábamos disfrutando junto mi esposa de dar

la vuelta completa a la laguna de Chascomús en bicicleta (15 Km) cuando de repente la cadena de mi bicicleta se cortó. Ya estábamos a mitad de camino y no tenía sentido volver sin recorrerla pero eso mo-dificó el paseo. No era lo mismo realizarlo con bicicleta que caminan-do, hacer la mitad del recorrido de la laguna caminando no era la idea, quedar a pie nos obligó a pasar gran parte del trayecto bajo el sol del mediodía. En un segundo todo cambió y aquello que nos aseguraba el buen momento desapareció. Había que decidir con qué actitud seguía-mos. La primera opción era quejarnos y enojarnos. La segunda opción era disfrutar de las circunstancias actuales ya que lo esencial se mante-nía, estábamos juntos paseando y disfrutando del día. Cuando caminamos en el ministerio hay aspectos que muchas veces ocupan el lugar de la cadena de mi bicicleta. Puede ser una motiva-ción, puede ser un lugar físico que nos dan para trabajar, puede ser una herramienta que nos facilita el trabajo, puede ser una persona que nos ayuda seguir adelante, puede ser una función determinada en el reino, puede ser un espacio en una organización, puede ser un sentimiento que se instala en nuestro ser, puede ser un clima de trabajo determina-do o un sostén económico que recibimos. Lo importante es detectarlo y entender que ese aspecto en el presente nos ayuda a lograr lo que que-remos de una manera que pensamos y soñamos como ideal. Pero mu-chas veces Dios permite que eso se corte. Siguiendo con nuestros ejemplos la motivación desaparece, no puedes seguir trabajando en el mismo lugar físico, la herramienta que nos facilitaba el trabajo se pierde, la persona que nos ayuda seguir adelante se muda, la función que teníamos en el reino ahora por las circunstan-cias es imposible de concretar, el espacio en la organización se te quita, el sentimiento se desvanece, el clima de trabajo cambia y el sostén económico se suspende. En resumen, la cadena se cortó. Solo quiero compartirte tres cosas que aprendí aquel día junto a mi esposa y que tal vez te ayuden el día que se corte tu cadena. Si Dios permitió que la cadena se corte es porque El quiere trabajar algún área de tu vida por medio de esa circunstancia. Así que abrazála y aceptála como algo de Dios para tu vida. Recuerdo que ese día mi esposa y yo aprendimos mucho sobre ser pacientes y aprender a disfrutar en cual-quier circunstancia. Si Dios permitió que se corte la cadena es porque El cree que vos podés hacer lo mismo o algo mejor de otra manera. Recuerdo que aprendí a lanzar la bicicleta en velocidad, a usar las bajadas, a reírme de intentar cosas raras, a tener que detenerme seguido para recuperar fuerzas. Lo hicimos, pero de otra forma a lo que habíamos pensado. Ahora siempre recordamos ese episodio con alegría. En un tiempo futuro eso no será importante. Cuando tenemos ciertas cosas a veces nos hacemos dependientes de ellas. Dios se encarga de demostrarnos que solo El es irremplazable y no quiere que dependas de nada que no sea El. Con el tiempo te das cuenta que perderlas fue un acto sabio de Dios para que no te aferres a ellas. El te quiere libre de dependencias y listo para avanzar aun cuando se te corte la cadena. ¿Se cortó tu cadena? confía, disfruta, camina de otra forma, seguí adelante, no te detengas.

Tomado de Boletín “Crecer” nro. 223 Tito Robert M i n i s t e r i o C r e c e r Email: [email protected] Teléfono: 4652 1515 MSN: [email protected] Celular: 15 - 5936 - 9297 SKYPE: titorobert2008

" Si A equivale a éxito, entonces la fórmula es: A = X + Y + Z. X es trabajo, Y es jugar, Z es callarse la boca”. Albert Einstein

La Columna de Tito Pastor Tito Robert