tst^^f^^^^ el deber de la mujer. - archivo digital del...

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tAV SEMANARIO LIBERAL. Tst^^f^^^^ AÑO 1. LOS ANGELES, CAL., JULIO 6 DE 1907. NÚM. 6. México así como en los Estados Unidos.'' r "", . \JJOHN J, RKIB\" Del periódico obrero " ¡Tie- rra! '* de la Habana, tomamos los siguientes p/urrafoa : v "Las huelgas casi Biempre son perdidas en México porque la Dictadura manda sus soldado» á- desbaratarlas a" sangre y fuego y á ' obligar 4 sus esclavos á que reanuden el trabajo. Haoe pocos meses' el mundo se conmovió con las atrocidades . cometida» por orden del asesino del pue» blo, Porfirio Díaz. Los obreros de las fábricas de hilados y teji- dos del Estado de Veracruz, se declararon en huelga. Foca cosa pedían: aumento do unos cuan- tos centavos de salario, k, jor- nada de ocho horas, la destitu- ción de ciertos odiosos capataces Y EL PERMISO DE, LEER PE- RIÓDICOS DEFENSORES DEL PUEBLO, cuya lectura está prohibida á lqs trabaja- dores." "El Dictador Porfirio Díaz en- vió tropas á los lugares en que se encuentran las fábricas y una hecatombe en la que pereoieron más de doscientos proletarios de las fábricas de Santa Rosa, No- gales y Río Blanco, puso fin á la hucilga.' Ancianos, mujercjs y niños perecieron á manos de los soldados"." EL DEBER DE LA MUJER. En el número 5 de REVOLU- CIÓN publicamos una excitativa firmada por varias señoritas resi- dentes en El Paso, Texas, por me- dio de la cual se señala á los hom- bres el camino del deber, esto es, el de la revoluoión, para derribar ese vergonzoso despotismo que pesa 1 sobre los mexicanos. Son las causas más bellas las que logran interesar á la mujer, Sacándola de ese quietismo ener 1 van te en que la tienen sumida, las preocupaciones heredadas y las en- señanzas torcidas de una educación hipócrita, que hpy por hoy, es el menguado pan'intelectual con que nutre los cerebros una sociedad re- gida por eunucos y por viles. La causa que persigue la Junta Organizadora del Partido Liberal tiene la virtud de interesar á todos los espíritus honrados, hombres y mujeres, porque es una causa hu- mana y civilizadora que quiere la felicidad, la fraternidad y la liber- tad de tedos los que viven en esa parte integrante del, mundo que se llama México. Por eso hay muchas mujeres entre los miembros del Partido Liberal, y por eso las seño- ritas mexicanas que residen en El Paso, Texas, excitan á los hombres á que no sean mansos, á que sean realmente hombres y á que tomen las armas para ganar la libertad. Nosotros, los emancipados, los que pensamos libremente, saluda- mos con entusiasmo á la mujer moderna, la compañera del hombre que ante la ciencia ha dejado de *er el animal inferior condenado á Ja esclavitud, y que, como el hom- 1 ve mismo, tiene su puesto en el < embate que la humariidad entera libra contra las fuerzas ciegas de la j íituraleza que hay que domar pava v. hacerlas útiles, y contra los errores «mltiseculares de los cuales va des- {rendiéndose lentamente, lenta-* i onte. La mujer no debe permanecer indiferente á ias k luchas de los Moni* bresj por el contrario, debe .intere- sarse vivamente por ellas, porque luí conquistas que se obtengan re- dundarán en. beneficio de todos, hombres y mujeres, y se obtendrán m 's pronto y más fácilmente, si la mu,ji< deja de ser, como en la gene- ralidad «te los casos, él freno que detiene nuestros más sinceros im- pulsos, el soplo helado que mar- chita nuestros entusiasmos calcu- lando y midiendo las dificultades de las grandes «¡mpresasi Pascal Duprat asegura,' y con yazón, que si las más generosas revoluciones no han producido todo el fruto que de ellas se esperaba y si nuestro progreso político avanza pulgadas en fez de avanzar palmos, eso se d«W á "que nuestras madres, núes tiras hermanas y. nuestras hijas, nuestras /Compañeras sobre todo, partioipan de los sentimientos y de 1M ideas que han provocad o esos grandes movimientos. He ahí la causa principal de tantos fracasos políticos: hemos dejado á la mujer en la superstición y en la ighoran- cia." La mujer, ese ser bello, tierno y adorable, que si uniera sus esfuer- zos á los esfuerzos del hombre, si sumara sus aspiraciones con las aspiraciones del hombre, daría un gran impulso al progreso, se ha convertido, al influjo de una educa- ción malsana, en obstáoulo que re- tarda la marcha del hombre hacia la libertad y el ideal. La mujer, en general, considera como impro- pio de Su sexo la ingerencia en los asuntos políticos. El fraile y una moral absurda la han enseñado á no fijar la atención en los graves problemas que se presentan en la lucha por la vida de las sociedades humanas, y de ahí que sólo el hom- bre luche por la libertad, deriván- dose también de ese hecho, que el hombre, dueño del campo, confec-, cione leyes que deprimen á la mu- jer, que la hacen esclava soei al- íñente y la alejan más y más del terreno de la lucha en que juntos, hombres y mujeres, deberían en- contrarse para allanar la senda de los destinos humanos. Siendo la mujer agena á la agi- tación política por defecto de edu- cación, natural es que sea la pri- mera en oponerse á que el hombre tome participación en los asuntos de interés general. Las madres aconsejan á sus hijos que no se mezclen en política; las hermanas riñen con el hermano que tiene idealeri y que quiere ser digno y- libre; las compañeras muestran al marido la prole como el' mejor argumento para hacer á un lado sueños de redención y de justicia. ¡Cuántos ¿mpulsos generosos, que dejados en libertad habrían llevado al linaje humano por senderos ex- peditos, se han marchitado y muer- to al calor de los besos, al contacto de ? las lágrimas y al rocé, de las caricias de una madre ó do una amante que so oponen á que el horhbre cumpla sus deberes de soli- daridad humanal ¡Cuántas veces la férrea voluntad del héroe, capaz de romper cadenas y de arrasar tronos y de derribar dioses, es im- potente para romper esa dulce ca- dena de jazmines y de rosas con qu« la mujer detiene al hombre al echarlo al cuello los brazos adora- bles! |La humanidad será grande el día en que los labios de la mujer al dar miel de amor, den aliento de combate! ' * ¡Madres, hermanas, amantes, no detengáis más á los hombres: de- jadlos luchar por el bienestar de todos, y si algunos* do ellos, por co- bardía ó por egoísmo se rehusan á tomar par-te activa en la lucha que se prepara, empujadlos á que cum- plan con su deber I ¡Madres : de vuestros hijos es el porvenir; que tengan un porvenir de hombres libres; empujadlos al c o m b a t e l ¡Hermanas: la suerte de vuestros hermanos es la vuestra; si ellos son libres y felices, Vosotras lo seréis también; empujadlos á la lucha! ¡Esposas : el deber del hombre es luchar por el bienestar de todos, con lo que se ohtiene el bienestar de cada uno; ante la revolución que va á estallar ningún hombre digno debe permanecer indiferente; empujad al esposo al combate que os hará felices, y si se resiste, no lo acariciéis más, renunciad á tener hijos de cobardes! ' i La función social de la mujer no está limitada por el radio estrecho de la maternidad: tiene horizontes más amplios, amplísimos, como los del hombre, y si bien jurídicamente se la considera inferior porque los que hacen las leyes han tenido siempre interés en que la mujer sea la esclava y no la compañera del hombre, la ciencia le conoede los mismos derechos, las mismas pre- rrogativas que asisten á éste para gozar de libertad y de bienestar; teniendo, por lo tanto, los mismos deberes que el hombre como parte integrante de la ¡especie /humana. La mujer es, pues, la campanera y no la esclava del hombre, y juntos tienen que luchar, come cualquiera especie biológica, contra todo lo que se oponga á la satisfacción de sus necesidades. ¡Y qtue de necesidades dejan de satisfacerse por la tiranía que im- pera en nuestro país! Hay, pue», que luchar contra el despotismo, y cada quien tiene que luchar según su sexo, y edad: los hombres fuertes, con el arma al brazo; las mujeres y los ancianos, animando á los bravos á que' mar- chen al campo de batalla. De ese modo la mujer dejará de ser un obstáculo para las grandes empresas; no encadenará con sus encantos á los espíritus altivos; no matará con su aliento dé ambrosía las grandes aspiraciones varoniles, ni morirán en sus labios, al calor de los besos, los propósitos genero- sos de 1 los hombree enérgicos.' Al contrario, todo lo que la mujer tiene" de subyugador y de adorable, todo lo que hace de ella la parte más tierna, más bella y más en- cantadora de la humanidad, será la fuerza propulsora que lance á los gladiadores del pueblo á la con- quista de la libertad. ECOS DE LA PRENSA. inin.i I»'» ( u REVOtufclON." Nos ha honrado con su visita este valeroso paladín de la De- mocracia y la Libertad. i Lo edita el Sr. D Modesto Díaz en Los Angeles, CWl, y viene re- bosante de entusiasmo y del más acendrado patriot* rao. N Durante algún lempo militi- mos casi solos en l estadio de la prensa liberal ó ir ©pendiente, á causa de la ten « persecución que sufrieron los órganos del Partido Liberal, «uya Soledad y aislamiento no dejaba de abatir nuestro ánimo; pnro ahora que vemos resurgir, au nque con dife- rente, nombre, á uestros caros compañeros de la éha, se robus- tece nuestro ánito o y se alienta fe. Vaya pues, paia 'nuestro sim- pático colega " Po^olución" un fuerte apretón do smanos, en tes- timonio de afect > y compañerís- mo.~[Tómado H *'El Liberal," Del Rio, Texas.] UN BANDIDO PREDICANDO A LOS HOMBRES HONRADOS En un disparatado discurso que pronunció Teodoro Dehesa, el Go- bernador de Veracruz, ante «los obreros de Río Blanco, hace pocos días, dijo estas palabras : " ¿Qué es el capital, y qué es el trabajo? El capital es el fruto bendito y sagrado del trabajo, y por tanto, debe seí considerado y respetado. El capi- tal, ¿cómo se adquiere? Por medio del trabajo." 4 ' [Pasa á la tercera plana.] «. , Por falta de espacio no repro- ducimos íntegros, ¡•«orno desearía- mos, los artículos que la, prensa extranjera está dedicando á los asuntos de México!, sin embargo, tomaremos siquiera sea parte de esos trabajos, insertaremos en nuestras columnas algunos frag- mentos de los artículos mencio- nados para que nuestros lectores se formen una idea de como es juzgada la tiranía de México por los periódicos honrados de otros- países. Traducimos de '''The Emanci- pator," revista de estudios socia- les que se publica $n San Fran- cisco, Cal.; "En Méjico, P- , i > Días$ es un usurpador, un jtraidor y un conspirador contra la'Constitu- ción mexicana; ól no tiene dere- cho de ocupar la silla presiden» cial." "En México no hay gobierno legal, el único que será legítimo y constitucional es el que tratan de establecer los revolucionarios mexicanos." < "La causa de las víctimas del Dictador' de México es muestra causa¡' ' ' s, ' '• . '•' .-.i > • > > • •' ' '' "Obreros unmnjstas y voso* tros hombres y mujeres honra- dos que oreéis en la grandeza dé 1QS< principios americanos deli- neados por nuestros antecesores, abrid vuestros corazones y pro- clamad el derecho de residencia para: los refugiados mexicanos, la/'libertad de los peones y en el triunfo de la Constitución en De "La Terra," periódico so- cialista que se publica en italiano en ytockton, Cal., traducimos los siguientes conceptos que forman parte dó un brillante editorial: v i "líe aquí cómo la situación de México es peor que la de Ru- sia: En Rusia, á pesar de lu auto- cracia, hay periódicos que pueden hablar algo en favor dol pueblo. En Móxico,/nada de eso hay. En Rusia pueden los obreros agru- parse y luchar con más menos dificultades contra el Capital. En México los fusilamientos en masa, las torburus á los huelguis- tas y los asesinatos de ancianos, mujeres y niños por los soldados de. la Dictadura, impiden, sofo- can brutalmente todo esfuerzo del proletariado en pro de su re- dención.'' \/ LECTOR. Sf acaso llega uno de nuestros ejemplares á sus manos, es para in* vitarle á que se suscriba. Si Vd. sim* patiza con nuestras^ideas y perid* dico, se ^agradeceremos infinito si nos toma una suscripción. Pero en caso de que no f uere|de su agrado, tendrá la bondad de devolvérnosle^ y así nos evitará grandes perjuicios*

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SEMANARIO LIBERAL. Tst^^f^^^^

• AÑO 1. LOS ANGELES, CAL., JULIO 6 DE 1907. NÚM. 6.

México así como en los Estados Unidos.''

r "", . \JJOHN J , RKIB\"

Del periódico obrero " ¡Tie­rra! '* de la Habana, tomamos los siguientes p/urrafoa :

v"Las huelgas casi Biempre son perdidas en México porque la Dictadura manda sus soldado» á-desbaratarlas a" sangre y fuego y á ' obligar 4 sus esclavos á que reanuden el trabajo. Haoe pocos meses' el mundo se conmovió con las atrocidades . cometida» por orden del asesino del pue» blo, Porfirio Díaz. Los obreros de las fábricas de hilados y teji­dos del Estado de Veracruz, se declararon en huelga. Foca cosa pedían: aumento do unos cuan­tos centavos de salario, k, jor­nada de ocho horas, la destitu­ción de ciertos odiosos capataces

Y EL PERMISO DE, LEER PE-RIÓDICOS D E F E N S O R E S DEL PUEBLO, cuya lectura está prohibida á lqs trabaja­dores."

"El Dictador Porfirio Díaz en­vió tropas á los lugares en que se encuentran las fábricas y una hecatombe en la que pereoieron más de doscientos proletarios de las fábricas de Santa Rosa, No­gales y Río Blanco, puso fin á la hucilga.' Ancianos, mujercjs y niños perecieron á manos de los soldados"."

EL DEBER DE LA MUJER. En el número 5 de REVOLU­

CIÓN publicamos una excitativa firmada por varias señoritas resi­dentes en El Paso, Texas, por me­dio de la cual se señala á los hom­bres el camino del deber, esto es, el de la revoluoión, para derribar ese vergonzoso despotismo que pesa1

sobre los mexicanos. Son las causas más bellas las

que logran interesar á la mujer, Sacándola de ese quietismo ener1

van te en que la tienen sumida, las preocupaciones heredadas y las en­señanzas torcidas de una educación hipócrita, que hpy por hoy, es el menguado pan'intelectual con que nutre los cerebros una sociedad re­gida por eunucos y por viles.

La causa que persigue la Junta Organizadora del Partido Liberal tiene la virtud de interesar á todos los espíritus honrados, hombres y mujeres, porque es una causa hu­mana y civilizadora que quiere la felicidad, la fraternidad y la liber­tad de tedos los que viven en esa parte integrante del, mundo que se llama México. Por eso hay muchas mujeres entre los miembros del Partido Liberal, y por eso las seño­ritas mexicanas que residen en El Paso, Texas, excitan á los hombres á que no sean mansos, á que sean realmente hombres y á que tomen las armas para ganar la libertad.

Nosotros, los emancipados, los que pensamos libremente, saluda­mos con entusiasmo á la mujer moderna, la compañera del hombre que ante la ciencia ha dejado de *er el animal inferior condenado á Ja esclavitud, y que, como el hom-1 ve mismo, tiene su puesto en el < embate que la humariidad entera libra contra las fuerzas ciegas de la j íituraleza que hay que domar pava

v. hacerlas útiles, y contra los errores «mltiseculares de los cuales va des-{rendiéndose lentamente, lenta-* i onte.

La mujer no debe permanecer indiferente á iask luchas de los Moni* bresj por el contrario, debe .intere­sarse vivamente por ellas, porque luí conquistas que se obtengan re­dundarán en. beneficio de todos, hombres y mujeres, y se obtendrán m 's pronto y más fácilmente, si la mu,ji< deja de ser, como en la gene­ralidad «te los casos, él freno que detiene nuestros más sinceros im­pulsos, el soplo helado que mar­chita nuestros entusiasmos calcu­lando y midiendo las dificultades de las grandes «¡mpresasi Pascal Duprat asegura,' y con yazón, que si las más generosas revoluciones no han producido todo el fruto que de ellas se esperaba y si nuestro progreso político avanza pulgadas en fez de avanzar palmos, eso se d«W á "que nuestras madres, núes tiras hermanas y. nuestras hijas, nuestras /Compañeras sobre todo, M» partioipan de los sentimientos y de 1M ideas que han provocad o esos

grandes movimientos. He ahí la causa principal de tantos fracasos políticos: hemos dejado á la mujer en la superstición y en la ighoran-

cia." La mujer, ese ser bello, tierno y

adorable, que si uniera sus esfuer­zos á los esfuerzos del hombre, si sumara sus aspiraciones con las aspiraciones del hombre, daría un gran impulso al progreso, se ha convertido, al influjo de una educa­ción malsana, en obstáoulo que re­tarda la marcha del hombre hacia la libertad y el ideal. La mujer, en general, considera como impro­pio de Su sexo la ingerencia en los asuntos políticos. El fraile y una moral absurda la han enseñado á no fijar la atención en los graves problemas que se presentan en la lucha por la vida de las sociedades humanas, y de ahí que sólo el hom­bre luche por la libertad, deriván­dose también de ese hecho, que el hombre, dueño del campo, confec-, cione leyes que deprimen á la mu­jer, que la hacen esclava soei al­íñente y la alejan más y más del terreno de la lucha en que juntos, hombres y mujeres, deberían en­contrarse para allanar la senda de los destinos humanos.

Siendo la mujer agena á la agi­tación política por defecto de edu­cación, natural es que sea la pri­mera en oponerse á que el hombre tome participación en los asuntos de interés general. Las madres aconsejan á sus hijos que no se mezclen en política; las hermanas riñen con el hermano que tiene idealeri y que quiere ser digno y-libre; las compañeras muestran al marido la prole como el ' mejor argumento para hacer á un lado sueños de redención y de justicia. ¡Cuántos ¿mpulsos generosos, que dejados en libertad habrían llevado al linaje humano por senderos ex­peditos, se han marchitado y muer­to al calor de los besos, al contacto de? las lágrimas y al rocé, de las caricias de una madre ó do una amante que so oponen á que el horhbre cumpla sus deberes de soli­daridad humanal ¡Cuántas veces la férrea voluntad del héroe, capaz de romper cadenas y de arrasar tronos y de derribar dioses, es im­potente para romper esa dulce ca­dena de jazmines y de rosas con qu« la mujer detiene al hombre al echarlo al cuello los brazos adora­bles!

|La humanidad será grande el día en que los labios de la mujer al dar miel de amor, den aliento de combate! ' *

¡Madres, hermanas, amantes, no detengáis más á los hombres: de­jadlos luchar por el bienestar de todos, y si algunos* do ellos, por co­bardía ó por egoísmo se rehusan á tomar par-te activa en la lucha que se prepara, empujadlos á que cum­plan con su deber I ¡Madres : de vuestros hijos es el porvenir; que

tengan un porvenir de hombres libres; empujadlos al c o m b a t e l ¡Hermanas: la suerte de vuestros hermanos es la vuestra; si ellos son libres y felices, Vosotras lo seréis también; empujadlos á la lucha! ¡Esposas : el deber del hombre es luchar por el bienestar de todos, con lo que se ohtiene el bienestar de cada uno; ante la revolución que va á estallar ningún hombre digno debe permanecer indiferente; empujad al esposo al combate que os hará felices, y si se resiste, no lo acariciéis más, renunciad á tener hijos de cobardes! ' i La función social de la mujer no está limitada por el radio estrecho de la maternidad: tiene horizontes más amplios, amplísimos, como los del hombre, y si bien jurídicamente se la considera inferior porque los que hacen las leyes han tenido siempre interés en que la mujer sea la esclava y no la compañera del hombre, la ciencia le conoede los mismos derechos, las mismas pre­rrogativas que asisten á éste para gozar de libertad y de bienestar; teniendo, por lo tanto, los mismos deberes que el hombre como parte integrante de la ¡especie /humana. La mujer es, pues, la campanera y no la esclava del hombre, y juntos tienen que luchar, come cualquiera especie biológica, contra todo lo que se oponga á la satisfacción de sus necesidades.

¡Y qtue de necesidades dejan de satisfacerse por la tiranía que im­pera en nuestro país!

Hay, pue», que luchar contra el despotismo, y cada quien tiene que luchar según su sexo, y edad: los hombres fuertes, con el arma al brazo; las mujeres y los ancianos, animando á los bravos á que' mar­chen al campo de batalla.

De ese modo la mujer dejará de ser un obstáculo para las grandes empresas; no encadenará con sus encantos á los espíritus altivos; no matará con su aliento dé ambrosía las grandes aspiraciones varoniles, ni morirán en sus labios, al calor de los besos, los propósitos genero­sos de1 los hombree enérgicos.' Al contrario, todo lo que la mujer tiene" de subyugador y de adorable, todo lo que hace de ella la parte más tierna, más bella y más en­cantadora de la humanidad, será la fuerza propulsora que lance á los gladiadores del pueblo á la con­quista de la libertad.

ECOS DE LA PRENSA. i n in . i I» '» (

u REVOtufclON."

Nos ha honrado con su visita este valeroso paladín de la De­mocracia y la Libertad. i Lo edita el Sr. D Modesto Díaz

en Los Angeles, CWl, y viene re­bosante de entusiasmo y del más acendrado patriot* rao.N

Durante algún lempo militi-mos casi solos en l estadio de la prensa liberal ó ir ©pendiente, á causa de la ten « persecución que sufrieron los órganos del Partido Liberal, «uya Soledad y aislamiento no dejaba de abatir nuestro ánimo; pnro ahora que vemos resurgir, au nque con dife­rente, nombre, á r¡ uestros caros compañeros de la éha, se robus­tece nuestro ánito o y se alienta fe.

Vaya pues, paia 'nuestro sim­pático colega " Po^olución" un fuerte apretón do smanos, en tes­timonio de afect > y compañerís-mo.~[Tómado H *'El Liberal," Del Rio, Texas.]

UN BANDIDO PREDICANDO A LOS HOMBRES HONRADOS

En un disparatado discurso que pronunció Teodoro Dehesa, el Go­bernador de Veracruz, ante «los obreros de Río Blanco, hace pocos días, dijo estas palabras : " ¿Qué es el capital, y qué es el trabajo? El capital es el fruto bendito y sagrado del trabajo, y por tanto, debe seí considerado y respetado. El capi­tal, ¿cómo se adquiere? Por medio del trabajo." 4 '

[Pasa á la tercera plana.] «.

, Por falta de espacio no repro­ducimos íntegros, ¡•«orno desearía­mos, los artículos que la, prensa extranjera está dedicando á los asuntos de México!, sin embargo, tomaremos siquiera sea parte de esos trabajos, insertaremos en nuestras columnas algunos frag­mentos de los artículos mencio­nados para que nuestros lectores se formen una idea de como es juzgada la tiranía de México por los periódicos honrados de otros-países.

Traducimos de '''The Emanci-pator," revista de estudios socia­les que se publica $n San Fran­cisco, Cal.;

"En Méjico, P- , i > Días$ es un usurpador, un jtraidor y un conspirador contra la'Constitu­ción mexicana; ól no tiene dere­cho de ocupar la silla presiden» cial."

"En México no hay gobierno legal, el único que será legítimo y constitucional es el que tratan de establecer los revolucionarios mexicanos." <

"La causa de las víctimas del Dictador' de México es muestra causa¡ ' ' ' s, ' '• . '•'

. - . i > • > > • •' ' ' ' •

"Obreros unmnjstas y voso* tros hombres y mujeres honra­dos que oreéis en la grandeza dé 1QS< principios americanos deli­neados por nuestros antecesores, abrid vuestros corazones y pro-clamad el derecho de residencia para: los refugiados mexicanos, la/'libertad de los peones y en el triunfo de la Constitución en

De "La Terra," periódico so­cialista que se publica en italiano en ytockton, Cal., traducimos los siguientes conceptos que forman • parte dó un brillante editorial:

v i "l íe aquí cómo la situación

de México es peor que la de Ru­sia: En Rusia, á pesar de lu auto­cracia, hay periódicos que pueden hablar algo en favor dol pueblo. En Móxico,/nada de eso hay. En Rusia pueden los obreros agru­parse y luchar con más menos dificultades contra el Capital. En México los fusilamientos en masa, las torburus á los huelguis­tas y los asesinatos de ancianos, mujeres y niños por los soldados de. la Dictadura, impiden, sofo­can brutalmente todo esfuerzo del proletariado en pro de su re­dención.'' \ /

LECTOR. Sf acaso llega uno de nuestros

ejemplares á sus manos, es para in* vitarle á que se suscriba. Si Vd. sim* patiza con nuestras^ideas y perid* dico, se ^agradeceremos infinito si nos toma una suscripción. Pero en caso de que no f uere|de su agrado, tendrá la bondad de devolvérnosle^ y así nos evitará grandes perjuicios*

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En'la República Mexicana: Xtn año, moneda mexicana, % r>. 00 11 n semestre " ¡i. 00 Números sueltos 0. 10

Todo pagc debe ser p -eri samen le adelantado

Háganselas temesas de dinero, en Bill* tes de Banco, por giro pos­tal 6 por Express, dirigiéndolas én todo caso al Kldilor, 6(50 San Fér nando, St. Los Angeles, Cal tí. S.A

Editor y Propietario: MODESTO DÍAZ.

A LOS REBELDES.

Inauditos esfuerzos está lia •iendo la Dictadura para des­membrar y reducir á la impo­tencia al Partido Liberal que, en Ja historia de sus luchas, más que,por otros méritos, se ha dis­

t inguido por la resistencia heroica que siempre supo oponer á los ataques del enemigo.

Pretenden? — como lo hace la Dictadura — acabar con «1 Par t«Uo Liberal, persiguiendo á sus miembros, es pretender un ab­surdo, es rebelarse Contra lat enseñanzas de la historia y des­conocer-que' al Partido Liberal, no lo constituyen meramente los hombres quo lo integran, sino el ideal que , imboliza : un hermoso ideal que no muere auuquo el oiganismo en que latía sea sacri jjcado por la tiranía, que no mi ere aunque la conciencia que í brillantalu y ennoblecía sea corrompida *> embotad1»' por h tiranía; un hemíono ideal impe­recedero y fecundo que se dos» I rende de los or^ani&mos muer­tos, de las conciencias degra­da las y va á ejercer nuevas y poieros as reacciones, á conmo­ver otrob organismos/a despertar citas conciencias $ti las que íu* sulla emulaciones do ÍUjeha, alien­to f¡ de rebelión.

El fallido Liberal os lndes-truotible porque lo es el ideal que simbolizt, ol icloM 4el pro­greso, el ideal que pugna contra las sombras del pasado, contra fus errores y despotismos que nos legaron otras edades, contra la injusticia," Contra ol mal; el eterno ideal que aspira al bien­estar de los pueblos; el eterno ideal de la humanidad batalla-Aera, do la humanidad q u e avanza.

El Partido Liberal no morirá a pesar de las crueldades, á pe­gar de los atentados de que lo' haga objeto la Dictadura,

Cierto es que atraviesa por una época de dolor y de marti­rio, ¿ o los tiempo» que corren,

para conquista tps, para a*egi

Diseminad i tensión de la dad es y aldea

ser liberal, equivale á merecer el malsano encono de los pode» fosos, á vivir expuesto al peligro de las venganzas oficiales. Las cárceles de México están conges­tionada» con el contingente de nuestros hermanbá que por cen­tonares, lian sido arrebatados del hogar, unos por simples sos­pechas y loa demás porque, de­masiado sinceros, no pudieron ocultar sus ¡anhelos de libertad que de alguna imanara exteriori­zaron. Mucho^ otros kan sido asesinados ó han perecido én las prisiones ú consecuencia del maltrato, tííu embargo, el Par­tido á que pertenecemos, ha au­mentado en lAmero, en entu­siasmo y en jer^a. ¿Porque? Porque hoy lo mis ruó que ayer, las persecución s contra las cau­sas buenas si en eficazmente para hacera t- ias propaganda,

>es nuevos adop-arlfs el triunfo. t»n ' la vasta ex-

epúblicá, en eiu-hay un número

inmenso de re olueionarios con­vencidos y ar lorosos que con ansia esperan el momento de implantar por medio de las armas el Prog taina del Partido Liberal, pronit Igado hace cerca de un año.

Les bastó informarse de ese Programa *~ eplfc es uflft garantía de, redención, i ara todos los opri­midos «*«« les % * apreciar las ref oí mas que f /seee, los derechos qae reconoce 'para enamorarse de él y formar se el propósito de defenderlo.

Desgraciadajmen te no es posi­ble, bajo las s actuales ckouns-tancias, unir todos esos elemen­tos, todos eso* luchadores que de poder obrar conjuntivamente, agrupados en legiones qué se movilizaran cbn precisión bajo un plan de antemano preparado, caminarían á la victoria sin grandes dificultades y salvarían á la Patria de una lupba prolon­gada y desastrosa,

Pero ya que eé punto meaos que impracticable llevar ¡l cabo semejantes trabajos" de organiza­ción que, d® abordarse, serían interrumpido* y quizá desbara tados par él ^ t e n i a de espionaje que» Ja P {" £ién# va^nid­eado en iodos) Jos l i t ados de la. República*» ya que la Junta de Su Louis, Mó. quo dirige el movi­miento revolucionario, no puede comunicarfee cotí todos los corre ligionarios ni mucho menos co-'municar y ielacionav á éstos en­tre sí, lo más conveniente es que los liberales qué estén resueltos á rebelarse contra el despotismo, hagan sus pr6p1os preparativos, proveyéndose de armas y par­qué, y organizando con los ami­gos de confianza, grupos ó gue­rrillas que obren cu un momento dado. Los que Seseen guardar absoluta resé* "a, no comunicar á nadie sus p? >pósitos, lo harán así. Lo esenje ¡d m que todos se armen y que W o a estén listos á secundar oport mámente el mo-vimioato re t ncionari» q n «

muy pronto van á inioiar loe grupos que mantienen comuni­cación directa con la Junta de St. Louis, Mo.

Para que los revolucionarios no sean asaltados por vacilacio­nes en los momentos de acción y sepan cómo normar su conducta durante la lucha que se avecina, copiamos en seguida las Instruc­ciones Generales que la Junta expidió para conocimiento de todos los rebeldes :

J.—Todos los miembros del Partido y simpatizadores de la causa liberal tienen la obligación de ayudar pecuniaria, moral y materialmente á destruir el des­potismo p'orrirista y hacer triun» far ci Programa del Partido ex­pedido por la Junta él día pri­mero de Julio de 1906.

II.-—Los liberales qiie estén dispuestos á empuñar las armas, deberán alistarse rápidamente y obrar sin pérdida de tiempo pro-nunciándose contra la tiranía de Porfirio Díaz, el día que se­ñale la jun ta .

III.—Los liberales que se le­vanten en armas expediráu Una Proclama -— si tienen oportuni­dad de hacerlo»— en la que cons­te que la revolución tiene por iin la imposición del .Programa del Partido Liberal promulgado por la Junta. En dicha Pro­clama se hará saber que los gru­pos revolucionarios no reconocen íník autoridad que la Junta Or­ganizadora del Partido Liberal y que sólo depondrán las armas al triunJio do la revolución.

\ tV.--Los grupos revoluciona­rios se harán de fondos y ele­mentos, en primer lugar, de los que huya en las Oficinas y depó­sitos del Gobierno y do sus favo­ritos, y en'Segundo, do los parti­culares — no siendo extranjeros •—dejando en todo caso recibo de las cantidades ó do cualquiera otra cosa quo se haya tomado, como Constancia que se tendrá en cuenta al triunfo de la revo­lución.

V.—Los ciudadanos que como soldados rasos sirvan en las filas libéralos ganarán un peso diario libre' do gastos. Las clases, ofi­cíalos y jefes ¿anarán¡ sueldos decentes' y superiores á los qtte 11 Dictadura da á sus militares.

VL-r-Ln Junta reconocerá los grados de los jefes revoluciona ríos y los que estos r cutieran á sus subalternos, recomendando que, siempre que sea posible, los grados de los jefes sean otorga dos por los correligionarios que formen los grupos que tienen que mandar.

VIL—Los revolucionarios res­petarán á los extranjeros que sean neutrales, juzgando sólo como enemigos á los que de al­gún modo se pongan 6 favor de la tiranía.

VIII,—En todas partes donde dominen las fuerzas liberales se procederá á procesar á los que fungiendo de autoridades han oprimido al pueblo, aplicándose­les la pena que por sus crímenes merezcan; se cenvo«ará al pueblo

- , _ * _ _ * ; , ^ ^ ^ ^ ^ á elecciones para que'elijan sus mandatarios, y, por lo pronto, mientras triunfa l i revolución y se legisla sobre el Trabajo, se destetará la jornada de ocho ho­ras y se obligará á los patronos á no pagar menos de un peso dia­rio de salario, suprimiéndose por lo demás las tiendas do raya.

IX.—Los grupos revoluciona­rios enviarán fondos á la Junta para que ósta pueda fomentar la revolución.

Tales son las instrucciones á que deberán sujetarse los quo deseen ayudar á la causa eman­cipadora.

Resta' sólo que los quo van á enfrentarse á la Dictadura, ha­gan acopio de previsión, com­pren sus armas deede luego y se alistan por completo para quo no los coja de sorpresa la revolu­ción; para que en el momento supremo no vacilen ni se con­fundan y lee sea dable marchar' serenos al cumplimiento d e l deber..

LOS INQUIETOS.

Los hombres "serios," los "sed-satos," los "juiciosos," todos esos hombres de alma Usa é incolora que como los ciegos no dan un paso sin haber antes tocado el camino; no toman una resolu­ción sin.habeile dado mil vuel­tas e,n sus espesos cerebro»; no dan una opinión sin haber antes conocido la opinión del hombre quo creen mas autorizado; esos hombres de "orden" que amol­dan sus movimientos a los mo* vimienlos de la mayoría, que se d e s c u b r e n respetuosamente cuando pasa tm bandido do es­pada al cinto y cruces on el pe cho y he ruborizan < uando al guien murmura de los represen­tantes! de la autoridad; eoos seres cenicientos, sin relieves, quo pa­san pdr la vida sin dejar más rastro que ol quo dejaría un gu­sano sobre 1* tuena de un jardín; esos hombrea "serios," "sensa­tos" y "juiciosos" que se t.daptan al medio, cualquiera quo sea, ven con desdén, cuando i<o con coraje, á esos otros hombres mo­vedizos, activos, indisciplinables, que abominan del medio am­bienta ,l que no se detienen á Co­piar las actitudes de floj demás para imitarlas' ni so inclinan ante lo» bandidos do espada al cinto y condecoraciones en <-l pocho. Los "sensatos" llaman á estos últimos: agitadores, dís­colos, revoltosos, y piden paia ellos la hoguera ó el manicomio.

La autoridad, por su parto, aliada fiel de los hombres "se­rios" y de,"orden," tiene listos sus esbirros para lanzarlos como perros de presa sobre los agita» dores, á quienes se considera como criminales enemigos del genero humano y cuyo contacto con las masas es tenido por pe. ligroso. El agitador es para la autoridad, lo que la mamsana podrida p&ra el frutero; vehículo de corrupción que hay que ex»

tirpar. Y sin embargo, (cuánto debe

.la humar idad á oso» agitadoie á esos inquietos á quienes persigue y hace pedazos comn» o, canes hidrófobos! • La civilización moderna m el producto del trabajo de los in­quietos de todos los siglos. Uo veríamos los campos crufados por ferrocarriles, ni los marea salpicados de barcos d© vapor, ni el pensainiento caminaría como el rayo á tiavéfe de los continen­tes por medio del telégrafo, ni quedaría fijado mi millones de libros y de periódicos, ni las <s»s tuiabres se ht Dieran BU» vi/a lo, ni en el pecho del hombre vme ra la esperanza de unti or* de mayor justicia y de verdadera fraternidad, si los inquieto» tu hubieran existido, ni apa) euiera* aquí y allá en este planeta, como floceciHas que rompen la mono­tonía de los prados.

¿íócratesj Jesús, Galileo, Da«* te, Cervantes, Goethe, Durtmim, son altos ejemplos do inquietos sublimes, que en el cielo do la humanidad son como estrellas de primera magnitud á las «jue acompañan estrellas menores y otras más pequeñas aun, pe*'> vividas, que revolucionaron en el arte y en las ciencias y en las sociedades, contribuyendo torfua desde las más grandes hasta las más p'querías, al agrandeci-miento del hon bre.

Sin inquietos, grandes y pe-qviBiios, no habría progieso. Sin la acción de los inquietos, la hu­manidad parecería un enorme barco sin máquina en medio d 1 oc< ano. Son los inquiete i U , que ponen en inovimionta <». < barco; ellos quienes lo dirigen-ellos quienes lo salvm do lo es­collos, lo hacen salir avant1 do la tiranía de laüj olas y lo en ,a minan hacia el puerto «oguro que sólo pueden ver lo¡» espíritus fuertes y las almas generosas

Los pueblos perderían toda esp(rai\?a de redención, sí no produjeran inquietos oapac< y d ¿ rebelarse:

Descaminados andan lo hom bres "serios1* al pedir el extav minio do los inquietos, de Ir agitadores, de esos hombros aot vos 4ne iricotiíormc*. con ul, c í-men triunfante, ahogándose <m ©lambiente de mentii a que co­rrompe á los hombres, trabajan s'n cesar ontie las masas sonino-liontus dando la luz á los ciegos del espíritu haciendo andar á los paralíticos á quienes los per» juicios imposibilitaban de todo movimiento, devolviendo ol ha­bla á los tímidos á quienes el miedo había dejado mudos.

¡Exterminar á los inquietos, es castrar á los pueblos! •

Sin inquietos, la hximanilaí sería un ganado presa de eaoa loboB voraces que sé llaman tiranos.

La raza mexicana aloa»*aró grandes alturas por la aocióa. &« sus inquietos. J

&

VvstsJO \i JLL c rJsol hn EXALTACIÓN

MERITORIA. 11 Fue r t e como es en número y

•rganización y convencido como | éStá el Par t ido Liberal de la im­

posibilidad de obtener por me­dios pacíficos la emancipación <tal país, hay *in embargó entre

. loa*mieinbros del Part ido, ent re k>s que están dispuestos á empu-ftar las armas en defensa de la libertad, diversidad de opiniones y propósitos con respecto á la elección del momento en que de­berán ellos de lanzarse 4 la con­

t i e n d a que está l lamada á decidir si los mexicanos hemos ¿e con­tinuar sujetos á la serv idumbre ó ei hemos de constituir en lo f u-IUPO una colectividad de hom­bres verdaderamente autónomos, verdaderamente libres.

Los liberales h a n llegado a l a conclusión de que sólo mediante la guerra eivil será posible im­plantar los principio» proclama dios. por el P rograma , que en

. - Ju l io del año próximo pasado expidió la J u n t a Organizadora *k»l Par t ido Libera l Mexicano únicamente convienen en la ne eesidad de la revolución, pero no

_ h a n considerado se r iamente la impor tanc ia de que haya preci gidn y uniformidad en el rao vi-miento ; de que en un momento dado, en u n a hora opor tuna , acudan todos los combat ientes á prestar su esfuerzo que en tales condiciones sería decisivo para el triunfo de la causa que defen demos.

No todos quieren iniciar la lucha, no todos quieren ser los pr imeros en arrojar el guante al enemigo.

Alguno.--, los que pertenecen pOr completo á la eaufea, y son valerosos hasta la temeridad, con ansia esperan ,el toque <lo lia

, mada que loa convoque á empu-J la r . e l pendón revolucionario No temen al fracaso, esa, pesa­dilla que obsesiona y depr ime á

,Íog espíritus, mediocres. Como son guiados por convicciones y por altruismo, la idea de una posible dorrota es la que men'os los preocupa. Tampoco son ofus­cados por ensueños do triunfo La pasión por el éxito y el terror al fracaso, son manifestaciones de egoísmo, y ellos, los caracte­res fuertes, los que se han con­sagrado á la causa por completo, jamás serán per turbados por el influjo de mezquinos sent imien. tos. Como quiera lucharán con­t ra el enemigo, porque el ene­migo es ©1 Mal. Si desean el t r iunfo y por 'el triunfo se .es­fuerzan, no es por satisfacer ín­t imas vanidades, sino porque el -triunfo pondrá té rmino al sufri­mien to de muchos seres infortu­nados ; porque el t r iunfo será el balsamo de m u c h a s desespera­ciones; porque el t r iunfo será •ar ic ia de amor que embargue de felicidad á muchos des ven tu-w»4os; será ósculo de esperanza "patft las mul t i tudes azotadas por

* la inc lemencia y h a n hambre y

sed d© justicia,, los in t imidar ía , saría infinita traería consigo

La der ro ta no pero sí les cau-tristeza porque la cont inuación

de un despotismo inicuo y afren­toso. H o m b r e s de esos, a lmas superiores, hacen abs t racción de sí mismos para servir al ideal. La abnegación los guía, la abne­gación los empuja al combate y no t i tubearían ante el cumpl i ­miento del deber : serán los ini­ciadores, loe que pr imero ento? non el h imno de rebelión con las p r imeras descargas que rompan el silencio de t umbas de esta época de enervadora t r anqu i l i ­dad; const i tui rán la vanguardia aguerrida predest inada á segar los pr imeros fosos ó á señir los pr imeros laureles; poro de un modo ú otro, sacrificados ó ven­cedores, merecerán la admira­ción y vivirán en el recuerdo de las generaciones que los sucedan, como un símbolo de noble coraje y de bellas virtudes.

A la legión de luchadores incon­dicionales, perfectamente resueltos á enfrentarse al tirano y que se muestran impacientes por romper las hostilidades, siguen los preca* bidos, los que necesitan de guías para avanzar al peligro, los que profesan un supersticioso respeto á lo desconocido, los que jamás se hubieran lanzado con Colón en1

busca de un mundo que podría ser uiia quimera, ni «on Hidalgo en pos d« una gloria que podría ser una tumba.

Los precabidos, faltos de audacia y de inquebrantable decisión y *del desprecio al peligro que caracteriza á loa grandes luchado/es, á los 'que van á iniciar la revolución que se avecina, á lee que van á apuntar antes que nadie sobre el poéer del donpotismo; los precabidos, deci­mos, se conforman con secundar porque así piensan exponerse me-' nos, seguirán senderos hallados; invitarán actos que á otros glorifi­carán y ceñirán laureles que pri­mero acariciarán otras frentes más altas y más bellas.

Vienen después los "juiciosos," hombres serios, muy serios, parti­darios de las empresas seguras, no quieren exponerse á sufrir descala­bros que los arrojarían al ridículo; ayudarán, el; aman la causa aun­que no con los tempestuosos entu­siasmos de los jóvenes imprudentes y cuando venga la "de* veras," Cuando la «osa sea "formal;" esto, os, cuando debido al arrojo de los "imprudentes" el movimiento haya incendiado á toda la República, cuando las huestes rebeldes hayan obtenido socaladas victorias, cuan­do el pánico principie á apoderarse del onemigo y ol triunfo definitivo del Partido Liberal sea cuestión de poco esfuerzo y poco tiempo; enton­ces y sola entonces se dejarán ver en el campo de batalla los distin­guidos "juiciosos" que completarán, la obra iniciada, y tal vez, tal voz, la suerte les reserve honores ajenos y.glorificaciones que á' otros mere­cen. . '

Es de lamentarse que no en to­dos los que profesan nuestras ideas, haya la misma resolución de áni­mo, la misma abnegación; digámos­lo de una vez, que vigoriza y enno­blece á los que sacudidos por la impaciencia, aguardan la señal para dar el primer grito bélico,

para encender la chispa que provo­que el incendio.

Los temerarios, los exaltados, los que constituirán la vanguardia aguerrida predestinada á segar los primeros fosos ó á señir los prime­ros laureles, pertenecen sin duda alguna á la clase de luchadores qué más falta hacen en esta época en que la cobardía se oculta cuida­dosamente bajo el antifaz de la prudencia ó la sensatez.

Los precabidos y los juiciosos que quieren tener precursores en la lucha, debían de comprender que si se pronuncian de común acuer­do y al mismo tiempo que los que están comprometidos á iniciar el movimiento; si de secundadores se convierten en iniciadores, su acción será más meritoria y más útil á la causa.. Con su contingente se mul­tiplicarán los focos revolucionarios que han de estallar simultánea­mente y la Dictadura tendrá qué subdividir hasta reducir á la impo­tencia sus fuerzas, para ofrecer re­sistencia á los cuerpos insurgentes.

En tales condiciones, fácil será someter á la Dictadura y evitar las consecuencias de una guerra pro­longada y desastrosa. Por el con­trario, si dejamos que primero se pronuncien algunos grupos, luego otros y después los demás, el ene­migo los batirá en detalle y serán más remotas nuestras probabilida­des de éxito.

El deber exige que los precabir «tos* ahoguen sus indecisiones y los juiciosos su egoísmo y opten por seguir el ejemplo de los exaltados. Que no haya vacilaciones ni temo­res, que todos los soldados de la libertad se lancen á la íirena del combate á un tiempo mismo, á la señal convenida,y el Ejército de la tiranía, cojido de sorpresa, se des­moralizará á los primeros ataques y se rendirá después. . Seamos -arrojados y venceremos.

Le los audaoes es el mundo.

fábricas son en nuestro desventu­rado país lugares de tortura, verda­deros presidios donde los obreros trabajan como forzados y no como hombres libres.

Dehesa recomienda después á los obreros que no se declaren en huel­ga, que cierren sus oídos á todo mal consejo, y, en suma, que amen álos patronos como si fueran sus pa­dres . . . . , . , . .

Afortunadamente los obreros van comprendiendo que los patronos no son tales padres, sino hombres que se aprovechan de su posición para oprimir y explotar á sus se­mejantes. • Por otra parte, los hom­bres honrados comprendan que es inicuo que ün. vulgar bandolero, como Dehesa, se meta á dar corlee-jos á hombres verdaderamente ho­norables, como los trabajadores que no tienen millones porque no se han manchado las manos de sangre ni á nadie han robado.

REVOLUCIÓN.

Un Bandido Predicando a los Hombres Honradlos.

t [Viene de la p r imera p lana . ]

Teodoro Dehesa es un millonario, esto es, tiene capital. ¿Adquirió ese capital por medio del trabajo? Los millones que tiene, ¿son fruto ben­dito y sagrado del trabajo? Que muestre sus manos el bandido: gdónd© están los callos reveladoreé de una vida dedicada al 'trabajo honesto y .noble.? ¿Es siquiera un intelectual? ¿Dónde están las pro­ducciones do su cerebro?

Sí, que macetre sus manos el bandido: no tionon las huellas del trabajo y su capitel se debe al robo y al asesinato. En lugar de cayos, tiene en las manos la sangre del Sr. Cerdán á quien mandó asesinar para apropiarse su capital. !Y á eso llama el tirano, fruto bendito y sagrado del trabajo al que hay que respetar y considerar!

Al hablar de las fábricas do hila­dos y tejidos, dice Dehesa: " ¿ Y estas grandes negociaciones por quién deben estar amparadas y protegidas? Por vosotros los pri­meros. , "

Quiere Dehesa que los esclavos amen la ergástula y la amparen y *a protejan. ¿Quién se ha atrevido "as ta ahora á recomendar á<los Pasioneros que protejan y amparen

Presidio que los priva de su li-W r t a <i? ¡Qué cruel ironía! Las

Con este número entra REVO­LUCIÓN al segundo mes de su vida. En un mes mucho se ha alcanzado: ciudadanos valientes se disponen, á sostener el Programa del Partido Liberal.

No nos envanecemos de los bue­nos resultados que para la causa está dando REVOLUCIÓN. Bien sabemos que el terreno estaba pre­parado y que es campo fértil donde sembramos la semilla fecuuda de la rebeldía; pero sí nos sentimos

EL SUPLICIO DE LOS REVOLU­CIONARIOS.

No solamente la prensa sedi» ciosa — como se califica á p e r i ó ­dicos como el nnostro en l a s esferas oficiales — sino hasta p u ­blicaciones amigas de la paz y el orden, se mues t r an ind ignadas-con motivo de las to r turas que el Gobierno de Díaz hace sufrir A los mexicanos acusados do rebe­lión.

So necesita llevar dent ro de s í ' un espír i tu degradado hasta la. insensibi l idad para no c o n m o ­verse cuando la infamia se exar-cerba y hiere despiadada a n u o s - , t ros semejantes; se. necesita no* tener en t r añas , ó tonerlas eti ju- , tas por la abyección y muer t a s al sent imiento , para mi ra r con indiferencia lo que está aconte ­ciendo en las lúgubres galera? de San J u a n de Ulúa.

Verdad es y muy amarga que la prensa de México no tiene p a ­ralelo en «tianto á servilismo;, verdad es que las redacción os de periódicos—especialmente do pe­riódicos grandes—están conges­t ionadas de impúdicos cortesanos^ que reverencian al Poder , a u n ­que óste sea. el puño maldi to que< es t rangula un pueblo; pero á p e ­sar de t an t a miseria moral , á po ­sar de osa relajación que cas t r a lo,s vigores del periodismo n a ­cional, se rcifii-lrai) ¡i veces en orgullosos al poner nuestra dosi»

de eefuerto .en ti <-sfuorzo,gonural | nuestro país hechos tan excfoK^ que hacen todos* los luchadores para derribar el despotismo inve­recundo fie Porfirio Díaz.

REVOLUCIÓN es, por lo mismo, útil á la causa de la libertad; por eso nos sacrificamos sosteniéndolo. Som«s, como ya lo liemos dicho, un grupo de trabajadores los que sos­tenemos este periódico. Nuestros salarios son exiguos y de ellos res­tamos Jo qvfo se necesita para la impresión del semanario.

Pobres corno somos, no podremos por mucho tiempo sostener la pu­blicación do REVOLUCIÓN, y es po<r eso por lo que suplicamos á todos nuestros hermanos do credo que nos ayudei), tjue no dejen so­bre nuestros hombros todo el peso de los gastos del periódico, y nos envíen á la mayor brevedad su óbolo para que REVOLUCIÓN no muera y continúe exaltando los ánimos y preparando los espíritus, para el movimiehtó que muy pron-. to estallará en-cou* ia extensión de la República, contra el despotismo más vil y más vergonzoso que á los mexicanos nos ha tocado Sopor­tar.

Si nuestros hermanos en ideales nos ayudan convenientemente, au-' compaüoros. mentaremos el tiro de REVOLU­CIÓN, y hasta podremos regalarlo, para que circule profusamente y vaya inflamando los corazones de los hombres que no han perdido la vergüenza. Así, pues, todos aque­llos que puedan desprenderse de alguna cantidad aparte de lo que les corresponda pagar por su subs­crición, deben hacerlo. Nunca ha­brán gastado mejor su dinero que cuando contribuyan por sostener este periódico.

Esperamos que todes los hom­bres honrado» «os ayudarán de la mejor toluntad*

blos, atentados t.'U inoslvuosos., que son capaces de inspirar un i rasgo de vergüenza hasta á seres degenerados, de hacer que la protesta surja hasta de p lumas • acos tumbradas á empaparse en la lisonja y la adulación. ,

Con motivo del t ra tamiento * inquis i tor ia l que por orden de Porfirio Díaz se cía á los revolu­cionarios reales ó supuestos, COJI-íinfícrKs en la niortííira pr i s ión , de San J u a n de Ulúa, más de u n / escritor de esos que con su ba~-jeza y sumisión han contr ibuido; á que sea posible la actual t i ra­nía quo rige en Móxico, ha fin­gido a la rmarse y ha pub l icad» algo, pálidas semblanzas de los sombríos, de los espeluznantes d r amas de dolor que se desarro­llan en Ulúa, en la Fortaleza do negra his tor ia , donde fué sacri­ficado el /Lie . Verdad, p recursor de Hidalgo , donde más tardo se> guardó pr is ionero á Juárez y donde hoy se mart i r iza á J u a n Sarabia y á sus infor tunados

P a r a que nuestros lectores se formen una idea, aunque sea vaga, de la si tuación que guar ­dan nuest ros compatr io tas acu­sados de revolucionarios, publ i ­camos el s iguiente relato de u n periódico gobiernis ta que se edita, en la ciudad de Veraoruz .

"Las condiciones ant ih ig iéni ­cas del presidio de Ulúa han se­gado la existencia de muchos de los presuntos culpables, d ichas condiciones , se "agudizan'. ' en ios veranos; y así ¿á quó extra­ñ a r que du ran te estas semana»-

acaezcan fallecimientos casi á «iliario? h& sucesión do ka de­funciones ha sido ton Horpmn-«donte que la Secretana de GUB rra ordenó á la Comandancia Militar do este puerto,se hiciera «n reconocimiento escrupuloso <i<9 las situaciones de salud de JIOSrevolucionario» 1-.1 lunes 27 •*ic mayo al patio do Ulúa fueron 'externados» todos los acusados de ^rebollón, y la {¡.rau explanada semejó una macabra feria de do-Jientes. Caras empalidecidas por ffcodas laq miseria., cuerpos mar» tildados por quién >ftb< ouantab jjxiwdumbí ",, Ciiniww mordidas ~pór )>r*ifutití»(*. ti*i-tt*/„i8

E) Tunuitv Cu-niel del Ou«r-tpo M/dico Mu.(tu Dr. Arcadio 'T. Qje lo, íu.'DHip \I\MU> dtd Mé­j ico d<ol Prohijo, KCIOI b<»biuo Oazauu, í'iíimini'i mvi á uno al centonar y medio de presos. Ig lloramos» los conceptos del i«« íorme que a la Superioridad liaya rendido; pero razones pesa­bas hay para so¡> peo liar que fin él no d«be campear el color de

ffOBtt. * "

Se noí dice que la genenlídad de los procesados, visiblemente «ttfermos, Se registeu á ser tras* Jadadoa al Hospital del Fuerte, j)ienriendo morir <«a la galera á i r A ocupar un lecho de la cn-feímeria Numerosos indígenas iban sido extraídos dtd fondo de las galeras, agoni/a/ido.

$1 Dr. Ojcda hi/.o una separa--don de los uue con notoriedad fequieren auxilios médicos, y -ordenó fueran altas «n ol Hospi­tal.

May entro los acusados quince •indígenas del pueblo de Ixha-iiuatlán, do los que el que menor puede contal 70 anos. E&te grupo de ar eiunos recuerda 1 quella, "Visión de Hambre" de -que habló en mu clónica Córnea Ortrillo, con sus semblantes ate­naceados' y los jirones de sus ha» .rapos. Se desprendió de la có-jumna á estos quince procesados, y desde el lunes se pasan las ho­ras del día tendidos en el patio <íle la Fortaleza asoleando sus «nnioheCidas carneé.

Ninguna doais imaginativa Ibay en, estos rolatos. Ños ate­nemos y nos adherimos única* mente á lo? informes qufe á nues­tra Redacción llegan.-No quere­mos hacet escándalo de infor'ma-eión con narraciones de pesa* •Silla. Tratamos de salvar la vida de centena** y medio de compatriotas acribillados en Ulna por la humedad y la obs­curidad."

A lo* euscriptore» de "El Popular."

A todos los suscriptoree de "El Topular" que tengan pagada su «uscfipoión los onviarembs "Itoyo-

%H&6n¡" lo» que la deban no serán servidos hasta no pagarla.

^'La Pefensa de. Juan Sarabia" está de venta en esta redacción. Precio: 10 centavos. Los pedi­dos por correo deberá» venir a-«ompañados de una estampilla de í 2 contaros.

ES GGNSTIlTOONAt Et DERECHO DE KEPEUON.

Lo confesamos i- no somos pre­cisamente los rebeldes unos res­petuosos da l a ley. En nuestros espíritus no faenen asiento esas reverencias cuasi místicas á la ley, por absurda que <$sfca s e a ¡ s* una ley es mala, no hi respeta­mos» no nos ^metemos á ella, antes mejor, nos rebelamos con­tra ella y pedimoé su anulación Por eso- •& dice siempre <!«« e l r e

beldé está fuera áe la ley.

Sin embargo, en el caí»0 con. creto de nuestra rebelión contra la Dictadura pópfirístfj', aunque rebeldes, aunque irrespetuosos contra el Gobierno, estamos den tro de la iey» obramos absoluta-mente de acuerdo con #Ha, y»"-4* asómbrense los tímidos,—somos nosotros los respetuosos de la ley y son Porfirio Días* y*»«8 9t)" tíuaces los qué están fuera de ella.

Expliquémonos. La Constitución, Política de

1857 ampara la libertad indivi­dual, reconoce la soberanía de los Estados de Ja Federación Mexicana, présoribei la indepen­dencia do los Poderes de la Na-ción, señala los cargos cíe elec­ción popular y confiere al pueblo el derecho de elegir para el desempeño de dichos cargos, á las personas que sean de su agrado.

Las instituciones de la Repú­blica garantizan, <po.es, la líber-tad d© los ciudadanos, y México sería un país libre, si dichas ins­tituciones no fueran cínicamente burJadas precisamente por los que á sí mismos* se dan el título de guardianes dé ordon y man­tenedores de la paz. De todas las libertades que la Constitu­ción prescribe, «ninguna puede ser ejercitada éhi atraerse las iras de los gobernantes,el que tal cosa preferida.

Bien sabido es» para que in­sistamos en demostrarlo, que cualquieía que psa, denunciar los molos actos de nuestros arbi­trarios gobernantes, es • perse guído ferozmente y tratado como el uiás peligroso de los crimina­les, No puede W d i e reunirse para tratar a$ant^o^ d$ interés públicüy ni, rtádlfe puede elogiR á las personas fyua coiüaidera aptas para desempeñar tos cargos de elección popuiáíf. Los ciu;d«da> nos no puedan tphasarse á ¡preis-itaj sus ee'rVicíoií gratuitamente al cacique, i ji^sai? de que la Constituoión ófrdeixa que Üadí^ puede ser obligado; 4 prestar sen-vicios sin la debida retribución. Los jueóesf jtt,z;^an ^in o i r á los reos; los <taudore« son encarcela­dos, ó mandados al ¡E/éroito. El Poder Legislativa, además de es­tar formado por individuos que el pueblo íió ha ólegido^ no pue­de delibera* ni tomar wsoiución alguna si» el ¿consentimiento de Porfirio Díaz. M Poder Judi­cial quo, como eí Legislativo, está formado po Jf individuos á quienes el pueblo no ha dado su

voto, depende absolutamente d e

Porfirio Píaz, quion es el jwez que resuelvo, todos «los asuntos, siendo los jueces y los magistra­dos meros lacayos sin voluntad, sin iniciativa y sin honor.

Porfirio Día» está fuera de la ley y no los revolucionarios, quienes, precisamente, quieren su observancia y por eso toman las armas, para defenderla.

El artículo 35 de la Constitu­ción concede á los ciudadanos mexicanos el derecho de tomar las armas en defensa de la Re­pública y de sus instituciones, y en tal virtud, obrarnos dentro de la ley al rebelarnos, respetamos los preceptos de la Carta Magua al hacer armas contra un despo­tismo que no solamente no res­peta las instituciones, sino que las ha herido de muerte al susti­tuir con la espada sua precepto» libérrimos.

Sépanlo, de una vez por todas, aquellos que rinden culto fervo­roso á la loy: los revolucionarios mexicanos, en el presente caso, obrarnos dentro de la ley, y son precisamente nuestros verdugos los que están fuera de ella. Es constitucional el derecho de re­belión*

FRACASAN LAS PERSECUCIONES DE U DICTADURA.

REYES, CRER, TORRES.

Por cuenta de la Dictadura han sido impresos y distribuidos profusamente ent"e los círculos policiacos de Estados Unidos, unos retratos en que aparecen de frente y do perfil, los miembros de la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano.

Al pié de los retratos está ins­crito en inglés que el Gobierjno de Díaz se compromete á pagar una magnífica recompensa a quien proporcione datos precisos que tiendan á la aprehensión de loa citados Señores,

No obstante l a s tentadoras promesas y los medios de que se vale Porfirio Díaz para perseguir á sus adversarios políticos, éstos han escapado hasta la focha y siguen sosteniendo la lucha á qué se han consagrado por com­pleto.

Con excepción dol virtuoso lu­chador Juan Sarabia que cayó prisionero á consecuencia de la traición, la Junta de St. Louis Missouri, se conserva íntegra: sus miembros han logrado bur­lar las acechanzas de los que tienen interés en aprehenderlos. Se los busca asiduamente en Los Angeles, St, Louis, Mo., San An­tonio, El Paso, Chicago, New Yoiík; todos los Cónsules mexi­canos en Estados Unidos se afa­nan por seguirles la pista y cuen­tan para efecto con policía espe­cial; las Compañías de detectives Pinkerton y Dunn tienen á su cargo la misma comisión y sin embargo, l o s perseguidos no caen y lo que es más desespe. rante para la Dictadura, tampoco se están quietos.

Continúan en su labor de agi­tación, continúan excitando al pueblo á rebelarse; están en

' El rapaz norte-americano En­rique C. Creel, el verdugo de los yaquis Luis E. Torres, y el ase­sino profesional Bernardo Reyes, han resultado electos (?) durante las últimas semanas, para opri­mir por espacio de cuatro 'ifios, con el carácter de Gobernadores, los Estados de Chihuahua, So­nora y Nuevo León respectiva­mente.

Si en México subsistiera el su­fragio, si en nuestro infortunado país los ciudadanos tuvieran de­recho á elegir los funcionarios públicos, Reyes, Torres y Creel ni siquiera hubieran osado pre­sentarse como candidatos para los puestos que les ha conferido la Dictadura. Su dei-.[»rest,ígio, la odiosidad popular que se han grangeado con sus actos de van­dalismo, los mantendría alejados de los puestos oficiales, lo mismo que de. toda participación en la vida pública.

Pero como lps mexicanos no hemos sido lo suficientemente valerosos y enérgicos para fun­dar una República en qqe se respete la libérrima Constitución quo nos legaron el esfuerzo y la abnegación de nuestros mayores; como hemos permitido que se nos arrebaten nuestros derechos - - el del voto inclusive, — bien merecemos que se nos ultrajo imponiéndonos como gobernan­tes á reconocidos bandoleros.

Es el castigo de nuestia culpa, la expiación de nuestra cubar* día

Y Díaz se muestra implacable en su afán de humillarnos : es­coge precisamente para gober­nantes á los individuos m¡¿» re­pulsivos.

Con segvndad que Reyes es el hombre más odiado en Nuevo León, lo mismo quo Creel en Chihuahua y Torres en Sonora, y á esa <'ircuustancin, á su im-populainlud, a BU desprestigio, deben 'su encumbramiento.

Díaz oonsidera á los mejicanos como esclavos, y por eso, en vez de gobernantes justos, les pone capataces brutales.

En nuestra época sólo on Mé-

constante comunicación con sus simpatizadores y recorren en es-curciones de propaganda los pueblos del sur de los listados Unidos lo mismo que diversas regiones del territorio mexicano. Centenares de leales correligio­narios los entrevistan, les estro­chan sus manos, escuchan sus palabras de entusiasmo y de combate y los obultan á la saga­cidad de los esbirros. Viven los miembros de la Junta do St. Louis, Mo.,'por la discreción de los que están en contacto con ellos, los liberales convencidos que saben despreciar las dádivas d« la Dictadura y ser fieles á su causa y á su honor.

Cuantiosas sumas del dinero robado a.1 pueblo, ha derrochado Porfirio Díaz en la persecución de los leaders del Partido Libe-

xioo y en el Congo hay esclavos Los negros de los Justados CTni dos ha mucho se obolaron y conquistaron su libertad; los mujik, los vasallos msos esUu ahora on plena lucha tontra eu« amos

¿Nosotros seguiremos sopor­tando la ignonitna, higuiremos demostrando con nuestra man­sedumbre q le somos los hombre* más dogradados do la tío *ra?

PRISIÓN INJUSTA Í)E UN Gi'j-

En "La Voz de Juawa" veruoH una carta subscripta, por un señor Gabriel Rubio, an la cual «o queja de estar preso en la cárc«l de Harmosillo por Oreórsele revo­lucionario. El yeftor Rubio, por lo que »e ve en su carta, es uno de tantos ciudadanos que están suíriendo injustamente vejacio­nes en 1 \á cárceles, porque nues­tras cobardda autoiidades se han entregado ¿aprehenderá cuanto» colindaran sospechosos de aar libarales y do estar en conexión con la Junta de St. Louis Mis souri. .

¡Cuantos inocentes como ol Sr Rubio sufren una prisión injusta y son por aiíadidtua tratado» con crueldad y aun acotados!

Todas e»as injusticias van col­mando el vaso pióximo á deira-mar el líquido que contiene. Ra,-zón y de sobia tenemos los revo­lucionario» al asegurar que es Poríirio Díaz el pi'mor enemigo de la paz, porque las injusticias ao hacen más quo precipitar Ja i evolución,

¡Que aprieto el tirano; éí será el primer arrepentido!

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' EN FAVOR DE ESPINOSA. Coloreado luu>ta el 30 do Ju­

mo. CoUctudo des e ti

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ral, y éstos, á medida que se multiplican los peligros de qué so ven rodeados, crecen en arro­gancia, en energía y tenacidad

Razón t-.oiie Porfirio Día# en preocuparse seriamonte por lo» que se le enfrentan como una implacable amena/a; pues com­prende que esta lucha es, lo mismo para él que para sus opo­nentes, cuestión, de vida ó de muerte. El espíritu de propia conservación, el egoísmo y ol miedo, un miedo cerval, animan al tirano en las iniouas persecu­ciones á que $e ha dedicado.

Esperamos que no obtenga éxito para que BU caída no so re­tarde, para que pronto príuoipia la revolución que lo va á derribar y á hacer de la Patria uno Repó* blioa de hombres em acipados y felices.

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