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EDMUNDO CAMACHO Programa de Doctorado en Música (Musicología), Universidad Nacional Autónoma de México Tres nuevas producciones discográficas de música para el arpa de pedales: Leyendas, 3 Conciertos para arpa y Tres siglos de música mexicana para arpa A la memoria de mi querido amigo Manuel Jiménez Godoy (1960–2016), notable músico y arpista chileno. La aparición a finales de 2015 y comienzos de este 2016 de tres discos de arpa marca un hito en la historia de este instrumento en México, donde en un lapso tan corto jamás se había dado tal coincidencia, razón por la cual decidimos abordar estas tres grabaciones en una misma reseña. Desde su introducción en el México decimonónico y hasta la actualidad, el arpa de pedales ha sido vehículo expresivo de diferentes estéticas y estilos musicales. Como instrumento de salón o como integrante de las orquestas de las compañías de ópera italiana que durante el siglo XIX recorrieron profusamente la geografía americana, el arpa tuvo un papel destacado en la educación y el entretenimiento de mujeres pertenecientes a las clases privilegiadas de la época. No fue sino hasta la cuarta década del siglo XX, tras las primeras presentaciones que en 1936 hizo en México Nicanor Zabaleta,

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Edmundo CamaCho

Programa de Doctorado en Música (Musicología),Universidad Nacional Autónoma de México

Tres nuevas producciones discográficas de música para el arpa

de pedales: Leyendas, 3 Conciertos para arpa y Tres siglos de música mexicana

para arpa

A la memoria de mi querido amigo Manuel Jiménez Godoy (1960–2016),

notable músico y arpista chileno.

La aparición a finales de 2015 y comienzos de este 2016 de tres discos de arpa marca un hito en la historia de este instrumento en México, donde en un lapso tan corto jamás se había dado tal coincidencia, razón por la cual decidimos abordar estas tres grabaciones en una misma reseña.

Desde su introducción en el México decimonónico y hasta la actualidad, el arpa de pedales ha sido vehículo expresivo de diferentes estéticas y estilos musicales. Como instrumento de salón o como

integrante de las orquestas de las compañías de ópera italiana que durante el siglo XIX recorrieron profusamente la geografía americana, el arpa tuvo un papel destacado en la educación y el entretenimiento de mujeres pertenecientes a las clases privilegiadas de la época. No fue sino hasta la cuarta década del siglo XX, tras las primeras presentaciones que en 1936 hizo en México Nicanor Zabaleta,

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cuando en nuestro país se inició un proceso que poco a poco llevó a este cordófono de cuerda pulsada a adquirir el rango de instrumento solista que hoy tiene. Empero, hasta el último lustro de los años setenta del siglo pasado los arpistas mexicanos permanecieron ajenos a este proceso, abocados como estaban, fundamentalmente, a la actividad orquestal y, muy esporádicamente, a

la música de cámara. La incorporación de los intérpretes de arpa mexicanos al esfuerzo abanderado por el arpista vasco tuvo lugar hasta los primeros años de los ochenta, con la aparición de una nueva generación de intérpretes en la escena musical del país, quienes cambiaron cualitativamente su propuesta artística e iniciaron carreras como concertistas y recitalistas, a partir de lo cual el repertorio del instrumento se incrementó considerablemente.1

Señal de la dinámica actividad que tres arpistas mexicanos de diferentes generaciones llevan a cabo hoy en día, es la aparición en el transcurso del último año de tres nuevas producciones discográficas, dos de las cuales ofrecen obras para arpa sola y la tercera tres conciertos para una o dos arpas y orquesta. El repertorio representado en cada uno de estos discos revela la diversidad de las influencias musicales, derroteros, propuestas artísticas e intereses profesionales de los intérpretes de arpa de pedales en nuestro país.

El primero de estos discos, Leyendas, fue grabado en septiembre de 2014 por el arpista Ángel Padilla Crespo (1966) para el sello Quindecim (QP252). Tercera producción discográfica en la carrera de este músico de sólida trayectoria

1 Lidia Tamayo (Chiapas, 1954–) fue la primera arpista mexicana en trabajar estrechamente con varios compositores cuyas obras incluyó, junto a la Invention III (1967) de Chávez, en el primer disco con piezas para arpa sola grabado en México (1985). Lidia Tamayo, arpa, Colección hispano–mexicana de música contemporánea, 5, EMI LME-291. Notas de Aurelio Tello. Este LP incluyó Peiwoh (1984) de Arturo Márquez (1950), Luz de noche (ca. 1985) de Simón Tapia Colman (1906–1993), Alone (1984) de Juan Cuauhtémoc Herrejón (1943–1993); Palindroma (1984) de Manuel Enríquez (1926-1994), Complejos VI de José Luis Berenguer (1940–) y la obra de Chávez ya mencionada. L. Tamayo y E. Camacho (2000). Catálogo de obras para arpa de compositores mexicanos. En L. Tamayo y S. Tamayo (Coords.). El arpa de la modernidad en México: sus historias. México: uam–a, pp. 375, 376, 380, 384 y 396.

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musical y proyección internacional, reúne versiones con arpa de obras españolas originalmente escritas para el piano a finales del siglo XIX y en las primeras dos décadas del XX, por el compositor gallego Juan Montes (1840–1899), los catalanes Isaac Albéniz (1860–1909) y Enrique Granados (1867–1916), y el valenciano Eduardo López–Chávarri (1871–1970). La excepción la constituye la Sonata en re del padre Antonio Soler (1729–1783), compuesta para el clavicémbalo en la segunda mitad del siglo XVIII.

En sus sobrias y maduras versiones de Torre Bermeja y Malagueña de Albéniz, en la Danza oriental y en los Valses poéticos de Granados, el arpista mexicano utiliza las transcripciones hechas por Nicanor Zabaleta, de quien fue discípulo. El resto fueron hechas por S. Mildonian (Sonata en re de Soler), M. Grandjany (El viejo castillo moro de López–Chávarri), S. McDonald–Woods (Epílogo de Granados) y el propio Ángel Padilla (Unha noite na eira do trigo de Montes). En Asturias, Granada y Rumores de la caleta de Albéniz, el arpista se apega a las versiones originales para piano. Calidad de sonido, amplio rango de matices, sutiles dinámicas y respeto por las ideas del compositor hacen de las versiones de Padilla un referente en la interpretación de la música española en el arpa.

La segunda de las novedades discográficas, 3 Conciertos para arpas (INBA/Quindecim, QP247), ofrece las primeras grabaciones de sendos conciertos de los compositores Manuel Moreno–Buendía, Samuel Zyman y Pierre Thilloy. Este disco es fruto del trabajo y la colaboración artística desarrollados durante la última década por Baltazar Juárez, arpista principal de la Orquesta Sinfónica Nacional, con los arpistas franceses Isabelle Perrin y Nicolás Tulliez, así como de la cercana labor que Juárez viene desarrollando desde hace varios años con la Orquesta de Cámara de Bellas Artes y su director, José Luis Castillo. En este fonograma se incluyen las grabaciones que en 2012 la mancuerna conformada por Baltazar Juárez (1974) y Nicolás Tulliez (1970), arpista de la Orquesta Filarmónica de Radio–France, realizaron de un par de conciertos para dos

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arpas y orquesta, el primero de ellos escrito por el español Manuel Moreno–Buendía (1932), y el segundo compuesto por el galo Pierre Thilloy (2012), así como la versión de B. Juárez del Concierto para arpa (1994) de Samuel Zyman.2 El manejo y conocimiento de las posibilidades técnicas y sonoras del arpa es un denominador común entre estas tres obras, cuyos autores cuentan en sus respectivos catálogos con otras obras escritas para este cordófono.3

El Concierto neoclásico para dos arpas y cuerdas (2007) en tres movimientos del malagueño Moreno–Buendía es una adaptación que el propio compositor hizo de su Concierto neoclásico para arpa, marimba y cuerdas (1994),4 obra que fue concebida por su autor “como un homenaje a los compositores del Renacimiento español”.5 Obra tonal de textura “serena y diáfana”, como la describió la musicóloga y crítica Belén Pérez,6 en la versión con dos arpas y orquesta su compositor empleó una amplia gama de técnicas de ejecución del instrumento, como son, por mencionar sólo algunos, el rasgueo de las cuerdas, la percusión de la caja de resonancia y el uso de sonidos armónicos. El delicado segundo movimiento (Calmo), con las cuerdas introduciendo los diálogos entre las arpas y el violín, es de una notable belleza.

De atmósferas lúgubres, La caída del ángel (La chute de l’ange) de Thilloy (1970), que en algunos momentos evoca a Berlioz y su Sinfonía Fantástica, comienza con un primer movimiento (Lontano e misteriorso–Allegro diabólico) en el que la tensión, lograda gracias a la incorporación paulatina de instrumentos y un prolongado crescendo, desemboca en una estruendosa explosión sonora.

2 La obra está dedicada a Mercedes Gómez, quien la estrenó en agosto de 1994 con la Orquesta Sinfónica de Minería, dirigida por Luis Herrera de la Fuente (Ibíd., p. 403).

3 En 1958 Moreno–Buendía escribió su Suite concertante para arpa y orquesta, obra considerada por la crítica “una de sus obras más importantes” y que no fue estrenada sino hasta 1974 por Marisa Robles y la Orquesta de la Radio Televisión Española dirigida por Luis de Cobos. Posteriormente, en 1988, hizo una adaptación de esta obra para arpa sola, a cual tituló Melos Harp. B. Pérez Castillo (2000). Moreno–Buendía Manuel, en E. Casares Rodicio (Dir.), Diccionario de la Música Española e Hispanoamericana, t. 7. Madrid: SGAE/ ICCMU, 811–814 (Catálogo de obras de Manuel Moreno-Buendía. Recuperado el 10 de abril de 2016 de http://digital.march.es/clamor/es/fedora/repository/atm%3A1080). Por su parte, Thilloy escribió el concierto para arpa, orquesta de cuerdas y percusión titulado Les anges déchus (Los ángeles caídos) (Catálogo de obras de Pierre Thilloy. Recuperado el 12 de abril de 2016, de http://www.pierrethilloy.com/catalogue-2/); Zyman escribió en 2001 su Concierto para arpa, flauta y orquesta y, en 2008, un segundo Concierto para arpa, flauta y orquesta (L. Tamayo y E. Camacho, op. cit., 403; M. MacMasters, La Jornada, 26/11/2013, p. 8).

4 La versión para arpa, marimba y cuerdas de esta obra fue un encargo del Festival Internacional de Arpa del País de Gales y está dedicada a la arpista española Marisa Robles. Fue estrenada en Cardiff por el arpista inglés Ieuan Jones y la percusionista Evelyn Glennie como solistas de la Academy of Saint Martin in the Fields dirigida por Iona Brow (B. Pérez Castillo, op. cit., p. 813).

5 La versión para dos arpas fue estrenada en México en 2008 por B. Juárez e Isabelle Perrin y la Orquesta Filarmónica de Jalisco, bajo la batuta de Enrique Barrios. Juan Arturo Brennan, libreto CD 3 Conciertos para arpas, p. 3.

6 Belén Pérez Castillo, op. cit., p. 814.

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En el segundo movimiento (Largo oscuro), Thilloy alterna secciones donde los solos de las arpas en su registro agudo van de la mano con las percusiones y los metales, con otras donde los solistas, en el registro medio de sus instrumentos, dialogan con los contrabajos. El tercer movimiento (Allegro estroso. Fantasque) es una danza de ritmos penetrantes y disonancias sugestivas.

Con secciones rítmicas incisivas inspiradas en la música veracruzana y de escrupulosa orquestación, el Concierto para arpa de S. Zyman (1956), compositor mexicano avecindado en Nueva York, es uno de los pocos conciertos para este instrumento y orquesta escritos por mexicanos.7 En éste, que es el segundo registro sonoro que se hace de la obra,8 el oyente puede disfrutar de la alta calidad interpretativa del solista y del preciso y expresivo trabajo realizado por Castillo y la OCBA.

El tercer disco, Tres siglos de música mexicana para arpa (Tempus/Jacobs School of Music, 10119), es la primera producción discográfica de Emmanuel Padilla Holguín (1993). Fruto de su participación en el concurso “Latin American Music Recording Competition”, organizado por la Jacobs School of Music de la Universidad de Indiana, el cual ganó en febrero de 2015, este joven arpista reúne en este disco compacto las primeras grabaciones de seis obras originales para arpa escritas por compositores mexicanos activos en los siglos XIX, XX y XXI, entre las que se incluye el Jarabe Nacional (1872) de Tomás de León (1826–1893), primera obra mexicana para arpa sola que se ha documentado.9 Los otros trabajos incluidos en este disco compacto son el Tour de vals (1909) de Julio Morales (1863–1945) y Sylvia (1975) de Mario Ruiz Armengol (1914–2002),10 así como Cielo rojo (1985) de Gerardo Tamez (1948),11 Danza de alebrijes (2013) de José Enrique Guzmán (1913) y Harptrolysis para arpa y sonidos electrónicos (2012) de Francisco Cortés Álvarez (1983). Finalmente, el arpista incluyó su propio y afortunado arreglo para arpa del popular Danzón núm. 2 de Arturo Márquez, para cuya realización pudo trabajar con el compositor sonorense.

7 Hasta ahora se tiene documentado que el Concierto en C menor para arpa, cuerdas y continuo (1974), de José Luis Aguayo, fue el primer concierto para arpa y orquesta escrito por un compositor mexicano. Otros compositores de México que en las dos últimas décadas han escrito conciertos para el arpa son Arturo Márquez (1950), Eduardo Angulo (1954) y Armando Luna (1964–2015) (L. Tamayo y E. Camacho, op. cit., pp. 385 y 372).

8 La primera grabación fue realizada por la arpista Mercedes Gómez y la Orquesta de la Américas dirigida por Benjamín Juárez Echenique. Samuel Zyman. Conciertos, URTEXT #JBCC 225.

9 Inspirada en la arpista italiana Rosalinda Sacconi (Ibíd., pp. 382–383; K. Bellinghausen, El suspiro musical de las arpas y arpistas del siglo XIX, en L. Tamayo y S. Tamayo (Coords.), op. cit., p. 40).

10 Esta obra fue dedicada por Ruiz Armengol a su hermana (Ibíd., p. 394).11 Dedicada a Lidia Tamayo, quien la estrenó en el VII Foro Internacional de Música Nueva

(Ibíd., p. 396).

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Ventanas que permiten asomarse a algunas de las propuestas artísticas de los intérpretes de arpa en la actualidad, seguramente estas tres grabaciones encontrarán una buena acogida no sólo entre el público conocedor, sino también entre aquellos interesados en acercarse a las sonoridades y repertorio del instrumento, conocer el resultado sonoro de los puentes tendidos por estos músicos con compositores y arpistas de otras latitudes, y estar al tanto de los avances de la escuela de arpa mexicana.