traducción literaria en argentina

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artigo sobre a tradução literária no contexto argentino

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  • Transfer VIII: 1-2 (mayo 2013), pp. 1-15. ISSN: 1886-5542

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    TRADUCCIN LITERARIA EN ARGENTINA. TRADICIN, MATRICES CULTURALES Y TRA-DICCIONES EN PERSPECTIVA COMPARADA Adriana Crolla, Universidad Nacional del Litoral Aunque la traduccin es una actividad que acompaa al hombre desde sus orgenes, desde el punto de vista terico es el advenimiento de la aldea global y los procesos acaecidos durante la segunda mitad del siglo XX los que han provocado un auge notable de estudios y una redefinicin de su funcin como prctica social e indicador de tradiciones de lecturas. Por otra parte, un incontestable corpus de teoras han cambiado nuestra forma de verla haciendo que, de subalterna e invisible actividad interlingstica haya pasado a ser reconocida como el paradigma de toda prctica de intermediacin lingstica, semitica y cultural.

    Todo lo cual ha llevado a la re-visin de: 1) el papel del traductor en las operaciones de escritura y re-escritura en el entramado cultural; 2) el anlisis de la compleja relacin que se establece entre textos y versiones, 3) la incidencia de la traduccin en la conformacin o redefinicin de una tradicin o sistema literario y 4) el papel que juegan los marcos culturales de partida y de llegada en la determinacin de su validacin.

    Un campo importante de estudios y reflexiones, no exento de controversias, es el de los estudios comparados en su intento por revisar sus profundas interrelaciones. En mbito francs la traduccin se considera su preliminar ms fructfero, porque contiene su epistemologa y metodologa. Y en Latinoamrica se asoci la traduccin a las tensiones entre centralismo y periferia en la defensa de la tradicin local. La idea de una necesaria antropofagia de lo forneo sustenta los conceptos de recreacin y transcreacin desarrollados en mbito brasileo por Haroldo de Campos (1992),1 o de su versin Transblanco de la obra de Octavio

    1 De Campos, Haroldo (1992). Da traduo como criao e como crtica en Metalenguagem & outras metas, Brasil: Ed. Perspectiva, (4 ed.). Artculo publicado originalmente en la revista Tempo Brasileiro, n 4-5, jun.-set.,

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    Paz (1990), as como la revolucionaria propuesta borgeana de la traduccin como operacin de borramiento de tradiciones previas, anacronismo deliberado y apropiaciones apcrifas que justifican la interminablemente heroica empresa de reinventar a partir de una reescritura siempre palimpsstica e inaugural (cfr. Pierre Mnard, autor del Quijote). Finalmente, Pascale Casanova con su reclamo de revisin de la constitucin de lo literario en el mercadeo de la Repblica mundial de las Letras, habla de contiendas y guerras que reposicionan al traductor no como inter-mediario sino como agente central, remitiendo a la Weltliteratur goethiana:

    [] cada traductor es un mediador que se esfuerza en promover este intercambio espiritual universal y que se asigna como tarea el hacer progresar ese comercio generalizado. Se diga lo que se diga de la insuficiencia de la traduccin, esta actividad no deja de ser una de las tareas ms esenciales y estimables del mercado de intercambio mundial universal (Goethe en Casanova, 2001: 27).

    Adhiriendo a estos planteos, el arte de la traduccin literaria se manifiesta hoy ms que nunca como una declaracin sobre el valor de la propia literatura en contacto con la otredad y por ende, como una operacin infinita de lectura comparada.

    Nuestros vecinos hablan y piensan de un modo distinto al nuestro. En un extremo el mundo se nos presenta como una coleccin de heterogeneidades; en el otro, como una superposicin de textos, cada uno ligeramente distinto al anterior: traducciones de traducciones de traducciones. Cada texto es nico y simultneamente, es la traduccin de otro texto. Ningn texto es enteramente original porque el lenguaje mismo en su esencia, es ya una traduccin; primero del mundo no verbal y despus, porque cada signo y cada frase es la traduccin de otro signo y de otra frase. Pero ese razonamiento puede invertirse sin perder validez: todos los

    1963). La traduccin nos pertenece. Citado en: Crolla, Adriana (2005). Memorias de tra-dicciones creadoras. La traduccin literaria en la Argentina, en: Camps, Assumpta (comp.). Traduccin, (sub)versin, transcreacin. Barcelona: PPU, pp. 91-113.

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    textos son originales porque cada traduccin es distinta. Cada traduccin es, hasta cierto punto, una invencin y as constituye un texto nico (Paz, 1990: 13).

    El paradigma que se nos impone y que en otras sede llamamos bablico (Crolla, 2008) ha consolidado la universalidad de la traduccin. Todo es pensado como una infinita y perpetua accin de traduccin.

    Desde los parmetros de los estudios comparados y en respuesta a una tarea tica que insistentemente se reclama, proponemos partir de lo propio para determinar el modo cmo an en la traduccin intralingstica se hacen visibles fenmenos de interferencia y de intraducibilidad que pueden solo ser explicados en funcin del contexto y de las matrices culturales que dan marco de referencia. Por tanto, cuando en la presente propuesta apelamos al trmino diccin para jugar homofni-camente con traduccin y tradicin, lo entendemos en la doble acepcin de elemento verbal portador de una idea y la forma concreta y operativa de usarlo para ir ms all del dictum. Para enfatizar en la idea de que leemos traduciendo, traducimos para leer y traducimos para vernos leer traduciendo. Revisaremos entonces algunos casos de tra-dicciones situadas para analizar la incidencia de las matrices culturales europeas en la conformacin idiosincrtica argentina y ver como inter-fiere la lectura. Traducir es trans-decir: En relacin a la diccin y la traduccin, Octavio Paz seala:

    Aprender a hablar es aprender a traducir; cuando el nio pregunta a su madre por el significado de sta o aqulla palabra, lo que realmente le pide es que traduzca a su lenguaje el trmino desconocido. La traduccin dentro de una lengua no es, en este sentido esencialmente distinta a la traduccin entre dos lenguas y la historia de todos los pueblos repite la experiencia infantil [....] (Paz, 1990: 9).

    Traducir es trans-ducere, llevar ms all, convertir una cosa en otra, tratar de responder, al decir de H. A. Murena, a la abismal mudez de la lengua (Murena, 2010: 82). Y si traducir es un sino

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    insoslayable en la vida humana, el recordado escritor y traductor argentino se pregunta qu hacer ante la obra de arte para la que no alcanzan ni la literalidad ni la parfrasis. Porque la obra de arte es el intento, imposible, de traducir lo intraducible en tanto lleva en s la cifra de su propia condicin insuperable y distancia. Por ello, dice Murena, el arte es esencialmente traduccin, Meta-fero (metfora) (sinnimo griego del latino transducere) que cambia de contexto los elementos del mundo a fin de que, rotas las asociaciones vulgares, resplandezca oculta su verdad Y ante lo cual, sin embargo, siempre se fracasa. Por ello aconseja disponernos a considerar el arte y practicar la vida (que es en su esencia una traduccin incesante) como el arte de fracasar frtilmente. Trans-decir una distancia Si la traduccin postula una distancia imposible entre su lugar originario y el nuevo espacio de la nueva lengua, del nuevo contexto, siguiendo a Murena se debera fracasar frtilmente trans-diciendo la distancia que todo objeto postula. Y para ejemplificar traemos a colacin un caso que Ricardo Piglia analiza en la traduccin argentina del Ulises de Joyce realizada por Salas Subirat. A pesar de ensalzarlo como el primero y ms joyceano de sus traductores, pues es el que mejor transmite los tonos de su prosa (Piglia, 2010: 180), no deja de reconocer el problema de interferencia que provoc la distancia contextual en su traduccin. Salas Subirat, al que Piglia le reconoce que tiende a no suprimir la palabra que no entiende (sino que) la lee siempre en otro contexto (Piglia, 2010: 181) o que a lo sumo invierte el orden de la secuencia, lleg sin embargo a no entender por qu Bloom lleva consigo una papa. E interpret que la referencia de tocarse el bolsillo y decirse: Potato I have, remita en realidad a un olvido de la llave de su casa. Y por tanto traduce por contigidad: Soy un zanahoria (en argentino, un estpido). El problema, afirma Piglia, es que para entender el sentido de la papa en el Ulises hay que leer todo el texto y reponer todas las conexiones internas, las que slo se saturan cuando se relee y se completa la cartografa del texto.

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    Despus de aquella mencin, la papa vuelve a aparecer a las dos de la tarde, pero Salas Subirat vuelve a hacer referencia a la zanahoria, manteniendo el sentido primero. Y reaparece en el captulo del hospital asociada al reuma. Aunque aqu el trmino del argot irlands, spud, establece una distancia mayor, entorpe-ciendo an ms la comprensin del traductor.

    Como la tcnica de Joyce es el punto de fuga y el sobreentendido, hay que recorrer, ratifica Piglia, todo el libro y llegar al final, a la escena cuando en el prostbulo la prostituta palpa la papa que Bloom lleva en el bolsillo y quiere apropirsela. All Bloom le explica lo que significa para l, y entonces el traductor lo traslada correctamente.

    El problema es que el hilo que entrama las diferentes escenas debe ser ledo en trminos de relacin filial, ya que es la madre de Bloom la que le ha transmitido la tradicin irlandesa del poder curativo de la papa asociada al reuma. Pero tambin en sentido biogrfico, porque segn cuenta Brenda Maddox en la biografa Nora, fue un to de Joyce, Healy, quien haba aconsejado al escritor, casi ciego por el reuma, de protegerse llevando siempre consigo una papa. Y por otra parte, el sentido debe ser repuesto en clave histrico-cultural, que por supuesto el traductor desconoce o desestima, y no es otra que la tradicin que consagra el amor de los irlandeses por la papa, base de la alimentacin de las clases populares desde 1588, ao del intento infructuoso de la Armada Invencible de Felipe II para destronar a Isabel de Inglaterra. En aquel frustrado intento de conquista, al dispersarse los barcos espaoles a causa de la tormenta y llevados por los vientos a naufragar cerca de las costas irlandesas, el preciado tubrculo, recientemente descubierto en Amrica, fue depositado en sus costas. Y su apropiacin por parte de los irlandeses dio origen a una era de prosperidad y bienestar. Tres siglos despus, una gravsima peste en su cultivo provoc la hambruna y el xodo masivo de irlandeses catlicos en EEUU.

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    Trans-decir una tradicin En el sistema literario argentino segn Borges, hay un caso donde traduccin y tra-diccin se conjugan para inaugurar una nueva tradicin de lecturas, y en donde las fronteras entre teora y ficcin son muy porosas. Siguiendo a Even Zohar podramos decir que en el polisistema argentino la tradicin espaola se present como un sistema aparentemente naturalizado impuesto desde la norma culta, y en particular desde la institucin escolar, cuando en realidad, para una gran parte del pblico funcionaba como un subsistema perifrico con repertorios conservadores y, en muchos casos, anacrnicos. El voluntario distanciamiento de Espaa (y por ende del espaol) a partir de la incorporacin, en traducciones locales, de otros sistemas literarios europeos, hizo que sirvieran de intermediarios en la conformacin y preservacin del gusto tradicional. La literatura extranjera importada a travs de traduc-ciones instaur una fuerte red de relaciones, integrndose de tal manera en el sistema central que pas a ser un subsistema fundamental en la generacin de fuerzas innovadoras, colabo-rando con la constitucin de nuevos cnones y creando fuertes filiaciones con la tradicin literaria argentina, entendida en su conjunto.

    En los orgenes de esta aduana incesante est Sarmiento y su voluntad de aprender lenguas para traducir, pues para el sanjuanino aprender a leer es aprender a leer otro idioma, en soledad, autodidcticamente y en titnico esfuerzo. Nos dice que aprendi lenguas extranjeras sobre todo para traducir. Por tanto, leer para Sarmiento es traducir, y ste traduce mientras aprende la otra lengua. En su autobiografa, Recuerdos de provincia, se presenta como un titn de la lectura ya que a los 5 aos, afirma, saba leer correctamente en voz alta. Pero el modo cmo dice que aprendi las lenguas extranjeras tiene ribetes casi mgicos. En 1832, al mes y once das de haber comenzado a estudiar el francs con un diccionario y una gramtica, ya haba traducido (ledo) dice, doce volmenes. En Pars, me encerr quince das con una gramtica y un diccionario y traduje seis pginas del alemn y en 1833, mientras viva en Valparaso, despus de un mes y medio

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    de lecciones de ingls traduje a volumen por da los sesenta de la coleccin completa de Walter Scott (Sarmiento, 2001, p. 145).

    Titanismo voraz que hace visible su necesidad de apropiacin de la cultura europea para enarbolar alcurnia intelectual y destino civilizador enunciando ostentosamente lecturas y traducciones. Accin francamente manipuladora que se denuncia en la famosa cita del epgrafe del Facundo: On ne tue point les ides. Cita que Sarmiento traduce despus como: A los hombres se degella, a las ideas no, y que escolarmente se populariz como: Brbaros, las ideas no se matan.

    Sin embargo no es posible considerarlo un error de traduccin atribuible al desconocimiento de Sarmiento del francs ya que en un artculo publicado en 1844 incluye esta versin casi literal: No se fusilan ni degellan las ideas. Por ende es posible pensar que cuando atribuye la cita a Fortoul, y no a Diderot, verdadero autor de On ne tire pas des coups de fusil aux ides, comete un error voluntario. Que esconde, segn nuestro parecer, el gesto de fundar una tradicin local resignificando a voluntad las tradiciones centrales en una operacin traductora antropo-fgica y transformadora. De este modo, un siglo antes que Borges, Sarmiento inaugura una tradicin tpicamente argentina basada en el juego de las falsas atribuciones, inexistentes autoras y pardicas remisiones que niegan el peso del original. Procedi-miento ste de las falsas traducciones que Borges recupera e instala, y que caracteriza el borramiento de lmites entre ficcin e intermediacin. Un universo de creacin-traducciones, de traduc-cin de traducciones, de palimpsestos de pseudo-fabulaciones conjeturales, que encuentra en la escritura borgeana su ms notoria consagracin.

    Trans-decir una traduccin Volviendo a la traduccin argentina del Ulises realizada por Salas Subirat, Juan Jos Saer recordaba que, cuando en 1967 Borges visit Santa Fe, mencion divertido un intento de traduccin colectiva del Ulises encarado a principios de los 40 por un grupo de escritores. Intento abortado por la sorpresiva publicacin en 1945 de la traduccin de Salas Zubirat, publicada por Editorial

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    Rueda de Buenos Aires. Borges calific de mala esta traduccin lo que provoc una reaccin airada entre sus jvenes oyentes, ya que si era mala, dijeron, entonces Salas Subirat deba ser considerado el ms grande escritor de lengua espaola.

    Saer parte de este hecho para subrayar la importancia que la traduccin ocupaba en la cultura literaria de los jvenes escritores argentinos durante los aos cincuenta y sesenta, y su articulacin con lo mejor de la Espaa exiliada en Argentina. Por ese entonces, Rueda tambin haba publicado en Buenos Aires El Retrato del artista adolescente en traduccin de Alfonso Donado (pseudnimo de Dmaso Alonso). Y en su catlogo figuraban mu-chos otros nombres excepcionales, como Faulkner, Dos Passos, Svevo, Proust, Nietzsche y las obras completas de Freud en diecio-cho volmenes, presentadas por Ortega y Gasset.

    En cuanto al Ulises, los hallazgos verbales del traductor argentino eran celebrados y repetidos de memoria por cualquier joven lector de Santa Fe, Paran, Rosario o Buenos Aires y, segn Saer, fue la lectura de esta traduccin y el aprendizaje de sus tcnicas narrativas y recursos, lo que marc a muchos escritores de su generacin, ya que:

    [] el ro turbulento de la prosa joyceana, al ser traducido al castellano por un hombre de Buenos Aires, arrastraba consigo la materia viviente del habla que ningn otro autor aparte quiz de Roberto Arlt haba sido capaz de utilizar con tanta inventiva, exactitud y libertad. La leccin de ese trabajo es clarsima: la lengua de todos los das era la fuente de energa que fecundaba la ms universal de las literaturas (Saer, 2004, versin on line).

    Es que si las traducciones en otras lenguas europeas provocaban el beneplcito de los lectores argentinos no se deba solo al papel que muchas de ellas (en especial el francs en trminos de alta cultura, y el italiano por imposicin de las matrices importadas por la inmigracin) tuvieron en la construccin del Estado y en el diseo de sus polticas culturales y educativas, sino tambin por el rechazo que se haba ido experimentando a las traducciones que Espaa exportaba desde finales del siglo XIX. Traducciones que tenan como meta desnacionalizar y unificar culturalmente a

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    Latinoamrica bajo el rtulo de universo de la lengua espaola. Realizadas en un espaol petrificado, rudo y degradado, que no slo deploraban los letrados argentinos (Alberdi, Sarmiento) sino tambin espaoles de la talla de Miguel de Unamuno y Antonio Machado (Gargatagli, 2012: 28). Es que cuando Calpe (que fue la primera editorial espaola que se instal en Buenos Aires en 1922), y luego tantas ms escapando del franquismo, cruzan el charco, empieza a consolidarse en Argentina un campo editorial de notable imanto, generando una importante triangulacin tambin con Mjico. Y para esa poca Argentina haba casi erradicado el analfabetismo gracias a la colosal empresa educativa diseada por la Generacin de 1880. La escuela y la lectura haban provocado la emergencia de un registro argentino escrito ya maduro, homogneo, convencional y ampliamente consolidado. Trans-decir una lengua Nada ms lejano, afirma Gargatagli, de las traducciones peninsulares que las encaradas por las filiales argentinas de Espasa Calpe, Labor, Aguilar, Juventud, Sopena, y las de capital argentino como Losada, Emec y Sudamericana, muchas de las cuales ocuparon un primado en el universo del espaol durante casi cuatro dcadas, editando, traduciendo y exportando por Amrica Latina y Espaa, casi toda la literatura relevante del siglo XX. Y en un registro del espaol que sent las bases de un perfil lingstico accesible y de gran plasticidad en un vasto territorio del universo hisponfono. Pero, a pesar de esta experiencia traduc-tora, la industria editorial espaola de hoy volvi a hacer visibles las diferencias sustanciales entre los modelos verbales y lexicales que separan a la pennsula del horizonte lingstico de los lectores y escritores latinoamericanos, lo que produce serias dificultades de comprensin a la hora de trabajar con la literatura traducida en versiones peninsulares.

    Los docentes de literatura traducidas muchas veces nos topamos con traducciones que se realizaron en Argentina antes de 1976 (momento en que se trasladan a Espaa los catlogos enteros de las empresas argentinas, vendidas a conglomerados transna-cionales con sede en ese pas) reexpatriadas desde Espaa. Y se

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    nos hace infelizmente visible que aquellas traducciones primeras realizadas en Argentina aparecen modificadas, plagiadas y reedi-tadas con correcciones que llegan a desargentinizarlas; unas traducciones que vuelven a la Argentina en textos de bajo costo o para integrar las colecciones que cada tanto ofrecen los peridicos a sus lectores. Y por ser las ms baratas y accesibles, son las versiones que en general compran los alumnos.

    En otros casos pueden llegar a aparecer en colecciones de libros de bolsillo editados por dudosas editoriales. Y sin que se consigne el nombre de aquel primer traductor. Y, si aparece, porque es afamado y de este modo sirve para certificar el valor de su contenido, cuando nos detenemos a comparar ambas versiones (las publicadas en Argentina y las ahora manipuladas en Espaa) se detectan diferencias sustanciales que no slo bastardean la versin original, sino que adems denigran las otrora destacadas empresas traductoras encaradas en mi pas.

    Ya lo reconoce Saer en el caso de Salas Subirat:

    Aunque el hecho de haber sido el primero en algo no debe darle a la hazaa realizada ms mrito del que posee intrnsecamente, es cierto que quien la lleva a cabo se expone a dos peligros que a menudo son las caras de la misma moneda: la crtica prejuiciosa y el saqueo (Saer, 2004, versin on line).

    Este saqueo parece ser la nota sobresaliente de vulgares ope-raciones comerciales hoy presentes en muchas ofertas en el mercado editorial argentino.

    Un caso que detectamos hace poco tiempo y que proponemos para la reflexin es una versin expurgada de la Odisea homrica que pretende corresponder a la Biblioteca Clsica y Contempornea de Losada, publicada en argentina en 1938. Dicha versin, que utilizramos en nuestra poca de estudiante, incluye, previa autorizacin, la traduccin del insigne helenista cataln Luis Segal i Estalella realizada en Barcelona en 1911, con un prlogo de Pedro Enrquez Urea, fechado en Buenos Aires en ese mismo ao, el cual nos informa de dicha operacin y la ensalza entusiastamente.

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    En Argentina circula hoy, y por su bajo costo es una de las ms compradas, una edicin econmica con ISBN de 2011, que afirma contener esta misma traduccin. Pero al comparar ambos textos es posible detectar serias deformaciones, expurgaciones y prdida de la exquisita resolucin alcanzada por el traductor.

    Ya el nombre de la editorial: Centro Editor de Cultura, induce a engao por su similitud con el nombre del legendario Centro Editor de Amrica Latina, destruido por el Proceso Militar de los 70. Colosal empresa editorial argentina que sign un modo de leer y una tradicin al llevar al gran pblico, a travs de traducciones de altsimo nivel, obras antes inalcanzables. Y que constituyera la ltima de vala en la traduccin y difusin masiva de la literatura universal.

    Cuando ponemos a fronte ambas versiones saltan a cada paso errores tipogrficos (lo que demuestra el poco cuidado en la edicin) como lata por plata, uncidios por uncidlos (Canto III); intiles complicaciones semnticas: llegaron de la nave simtrica (2011, 43), cuando en la versin original dice clara-mente: llegaron de la rpida y bien proporcionada nave (1970: 56); prdida de riqueza metafrica e intencionalidad expresiva en: qu palabras dejaste escapar de entre tus dientes? (2011: 67), en vez de Qu palabras se te escaparon del cerco de los dientes! (Canto V: 79). O, como veremos en este ltimo ejemplo, degra-dacin estilstica para satisfacer a un pblico menos exigente, provocando la prdida de lo que Enrquez Urea destacaba como valioso en la traduccin del cataln, es decir, la laboriosa fidelidad con el texto homrico. Dice la versin original:

    Amigo! No temo que en lo sucesivo seas cobarde ni dbil, ya que de tan joven te acompaan y guan los propios dioses. Pues esa deidad no es otra, de las que poseen olmpicas moradas, que la hija de Zeus, la gloriossima Tritogenia, que tambin honraba a tu padre entre todos los argivos (1970: 54).

    Lo que en la versin rebajada se transforma en:

    -Oh amigo! No debes ser ni dbil ni cobarde, ya que, aun siendo tan joven, los propios Dioses te acompaan. Esa no es otra que una de las Diosas que habitan las olmpicas moradas: es la hija de

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    Zeus, la devastadora Tritogenia, que tanto honraba a tu padre, el ms preclaro de todos los argivos (2011: 42).

    Trans-decir una literatura Finalmente, quisiera volver al valor agregado que aport la industria traductora argentina durante aquellas dcadas de esplendor, porque ya hacia 1930 el universo de lectores se haba diversificado, la industria editorial era autosuficiente y tena la capacidad de atender demandas que iban desde la ms alta cultura hasta revistas instructivas como la por dcadas muy solicitada Mecnica popular. Segn Gargatagli esas versiones no sobre-vivieron por su calidad o porque la revista Sur las difundiera masivamente, sino porque estaban haciendo algo que no se haba hecho antes: se hallaban bajo la absoluta conviccin lectura intensa de que en las literaturas extranjeras haba un nuevo

    modo de escribir (35) y se haca imperioso saber cmo se lograba aquello. Y para eso haba que traducir esos libros, por lo que los escritores se propusieron traducir no un contenido, sino sobre todo los recursos formales que revolucionaban la literatura del siglo XX. Gargatagli ejemplifica con el experimento de Borges de traducir la ltima pgina del Ulises, la del monlogo in fieri de Molly, con su sintaxis catica y bullente.

    La calidad de este notable universo de traducciones demos-tr que traducir era leer dejndose influir, hacer de la traduccin el modo ms atento e intenso de leer (como ya lo haba demostrado Sarmiento). Y, por ende, tambin de traducir. Este modo de traducir influy tambin en el desarrollo de un espaol con cierta impersonalidad flaubertiana, economa verbal y rigor conceptual, que provocaba efectos literarios y el mismo goce de la ms alta literatura. Una lengua que no pretenda ocultar que se estaba leyendo una traduccin, pero perfectamente comprensible en cualquier lugar porque careca de nfasis nacionales. El carcter intemporal y fronterizo de aquel idioma estaba ntimamente vinculado al doble origen de sus traductores en busca de un mismo final: ilustrados espaoles exiliados en Argentina, frecuentemente furiosos con su pas, y latinoamericanos que vivan entonces en Europa (36).

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    Pero hoy da, el problema es otro. La irrupcin de traduc-ciones hechas en Espaa con marcas demasiado localistas, hace que sea necesario llamar la atencin, como hace Florencia Garramuo en su ensayo, sobre la necesidad de la traduccin de abrir un espacio en el idioma propio para su otro, para escuchar al otro, esa otra lengua que la habita. De all su pregunta, que nosotros tambin nos hacemos: a qu lengua debemos traducir los argentinos para resistir al imperialismo del espaol penin-sular? Cmo traducir al argentino sin que el texto parezca escrito en argentino?

    Garramuo postula la idea de una traduccin a partir de un lenguaje comprensible, sin ripios ni incorrecciones, que no borre la diferencia entre el texto y sus lectores para que la traduccin favorezca la comunicacin de singularidades y contrarreste la ola homogeneizadora de la globalizacin.

    Hace diez aos, hacamos las mismas consideraciones al traducir poesa hecha por mujeres en Italia; poesas que antologizamos en La piel desnuda, poetas italianas entre milenios (2001). En esa ocasin ratificbamos la conviccin de que toda traduccin es primeramente un leer interpretativo y que, por ende, toda lectura, es operacin traductora: leer un texto, interpretar un discurso, traducir, supone situarse entre el saber y la verdad de un decir que adquiere sentido para el sujeto en tanto produce en l un efecto y es en esa interseccin donde se sita ese fragmento de conocimiento que se llama la traduccin de un texto. Y por ello, traducir poesa hecha por mujeres vivientes constitua, por ser un rea de vacancia en lengua espaola, un gesto que asumamos como relevante, pues brindaba la posibilidad de inaugurar un dilogo (verbal y escriturario) y proponer elecciones lingsticas consideradas vlidas y necesarias. Una de ellas, la visin de las variantes idiolectales rioplatenses, vistas por muchos poetas como carencia o escollo, y tratando de potencializarlas como variantes electivas que colocan a los argentinos en una situacin de privilegio en relacin con nuestros hermanos hispanfonos.

    Se sabe que el registro rioplatense manifiesta dos particu-laridades que lo identifican: el voseo y la alternancia de los pretritos perfecto simple y compuesto, con una clara preferencia por el primero para la enunciacin del pasado. En la creacin y la

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    traduccin potica, se ha optado tradicionalmente en nuestro medio por el t en desmedro del vos por considerarlo ms potico. Si bien con respecto a la segunda persona plural en contadas ocasiones se privilegia el vosotros en lugar del ustedes, ya que resulta absolutamente artificial a nuestro odos.

    Pero, si bien se privilegia en lo morfolgico el t, las elecciones lexicales que realiza cada traductor responden sin embargo a nuestra idiosincrasia y a nuestra particular operacin semntica de nombrar la realidad (y no a la de Espaa o de cualquier otro contexto), por lo que se genera en cierta medida una incongruencia cuando traducimos entre lo que somos y cmo hablamos.

    Es por ello que en aquella ocasin decidimos no privilegiar uno sino utilizar el vos all donde la inmediatez de lo coloquial o la fuerza de la imagen ertica lo requera, mientras que en aquellos poemas ms cercanos a la tradicin en tema o estilo, utilizar el t que se presta mejor para generar en el lector local un efecto de cultismo y lejana. Lo mismo vali para los dos pretritos.

    Esa intencin de iniciar versiones poticas traducidas que no temieran la alternancia y la pluralidad, y que dieran una forma ms justa a las voces poticas de mujeres que luchan por encontrar el merecido lugar en el espacio literario de la Italia de hoy, as como de intentar cubrir, traducindolas, un rea de vacancia en nuestro medio, no ha sido modificada. Los aos transcurridos consolidaron la intencin y concepcin inicial. Seguimos, por tanto, en la tarea de pensar la traduccin traduciendo desde las arenas y las potencialidades que ella misma posibilita y consolida.

    Referencias bibliogrficas CROLLA, Adriana (2008). La traduccin en la constitucin de los

    paradigmas literarios del s. XX. Indagaciones desde el paradigma borgeano y W. Gombrowicz en La straduzione de

    Laura Pariani. En: CAMPS, Assumpta & ZYBATOW, Lew (eds.) La traduccin Literaria en la poca contempornea.

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    Viena: Peter Lang Interna-tionaler Verlag der Wissenscheffen, pp. 137-152.

    ___. (2001). (traductora y edit.) La piel desnuda. Poetas italianas entre milenios. Rosario: Ed. Laborde.

    HOMERO (2011). La Odisea, 1 ed., Buenos Aires: Centro editor de Cultura [trad. Luis Segal y Estalella].

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