trabajo y perfeccion

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e f t

Trabajo y PerfeccinHacia una integral ontologa de la dinmica laboral

: Sine Labore Nihil

Alejandro Bentivegna Saenz

Laboris perfectio: Sine labore nihil(Del trabajo la perfeccin: sin trabajo, nada)

TRABAJO y PERFECCIN

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A San Jos Obrero y a todos a quienes amo en el Cielo y en la Tierra

JHS , , . Omnis ergo qui audit verba mea haec et facit ea, assimilabitur viro sapienti, qui aedificavit domum suam supra petram.(Mateo 7, 24)

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Auspicio de E F TEs cierta la sentencia del poeta Horacio,1 cuando dice que nada concede la vida a los mortales sin un gran trabajo, y que adorna aqu esta tesis de ontologa laboral, pues si bien es verdad que recibimos gratuitamente la propia existencia humana con sus muchos dones, hemos de esforzarnos, sin embargo, desde el momento mismo de nuestro nacimiento y durante toda nuestra vida, en la consecucin del bien arduo, mediante un amor inteligente y redoblado hacia nuestro bien perfectivo personal. El trabajo, entendido as, como automocin personal perfectiva, es sin lugar a dudas la clave de nuestro desarrollo personal y, tal como lo ha sealado nuestro muy querido Juan Pablo II, es tambin la clave de la problemtica social de las naciones en particular y de todo el orbe. Esta obra intelectual, por lo dems, es precisamente el producto de un gran trabajo de investigacin y me consta de modo directo-, el cual, entiendo, ha dado su buen fruto, principalmente en los mbitos de lo filosfico, teolgico y pedaggico, pero tambin de inters en el ms difundido de las ciencias sociales en general -poltica, derecho y economa-, y que ahora estamos en condiciones de aprovechar.

Adhesin del Dr. Rodolfo Capn Filas.Desde El Trabajo Humano, de Antonio Vzquez Vialard, jurista reconocido por su ortodoxia catlica, no he ledo otra obra que se le iguale e incluso la supere, como sta de Alejandro Eduardo Bentivegna Senz. Para quien ha sido educado en el tomismo de la Summa Theologiae , Gilson y Maritain (despus la realidad y el Viento me llevaron por los senderos de Teilhard de Chardin y de Lvinas, entre otros) ha sido un placer leer y reflexionar esta Ontologa, ya que, el rigor cientfico, la seriedad del planteamiento y la profundidad del anlisis van fundamentados en una fe religiosa que describe la casa de Nazaret como escuela de formacin en la oracin y en el trabajo del nio y del adolescente Jess, el Cristo, el muerto-Resucitado, quien supo ganarse el pan con el sudor de su frente. Hasta tal punto no entendemos el significado profundo del trabajo que si se presentara en nuestra casa un electricista y nos dijera ser el Mesas, no lo escucharamos, no tanto porque ya vino el Mesas, sino porque el electricista es un trabajador, morocho y de ojos marrones (tal vez si fuese rubio y de ojos azules, lo pensaramos un poco). El licenciado Bentivegna intuye el problema y lo plantea frontalmente: el trabajo constituye al hombre en su ser. La dimensin filial con el Eterno del "yo me siento sostenida" de Edith Stein (Ser finito y ser eterno, FCE, Mxico 2004, pg. 74) puede ser valorada en su dimensin fraternal con el trabajo, hasta tal punto que nunca en el Carmelo dej de realizar las tareas diarias que nadie en la comunidad le ahorraba. El Anexo de la obra es importante porque ayuda a comprender mejor la posicin del autor. Como libre pensador dentro del socialcristianismo, invito a leer esta importante obra.

Rodolfo Capn Filas

Cf. Horacio, Stiras, 1.9.59: "Nihil sine magno vita labore mortalibus dedit" -"Nada concede la vida a los mortales sin un gran trabajo"-.

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Recomendacin de la Dra. M. Celestina Donado Maggi de GandolfiLa tarea central en la vida del hombre consiste en trabajar por alcanzar el destino existencial conforme a su propia naturaleza, es decir, el pleno desarrollo perfectivo de todas sus potencialidades, en el contexto de relaciones recprocas y armnicas con los restantes individuos que constituyen el todo social. En verdad, conquistar su destino final es conquistar su propio bien, el cual es un bien comn a la humanidad toda. Sin embargo, el dictado de las solas tendencias naturales no es suficiente para el cumplimiento efectivo de tal empresa humana, debido a la falibilidad en el uso de la libertad, de ah que la moralidad viene a encauzar y reforzar aquel amor natural originario a su propia perfeccin. Ms an, esta tarea existencial del hombre puede ser elevada sobrenaturalmente, trascendiendo el proyecto en este mundo, como nos dice San Pablo, trabajad con temor y temblor por vuestra salvacin, pues Dios es quien obra en vosotros el querer y el obrar, como bien le parece2. Dentro de este marco de referencia, el autor analiza el trabajo con relacin a la automocin personal perfectiva, que es el transitar humano hacia su plenitud personal en que consiste su destino existencial. Por tal razn es que el anlisis del trabajo y en todas sus implicancias, ha sido impostado en una visin ontolgica y tica, tomando el concepto de trabajo en su sentido analgico, el cual encuentra en su analogado por eminencia la nocin ms integradora de trabajo, que viene a coincidir con la misma automocin personal perfectiva. Todo el desarrollo de esta obra ha sido organizado arquitectnicamente en torno a este sentido eminencial de trabajo, lo cual permite al autor rescatar, destacar y explorar la dignidad y la nobleza del trabajo, incluso asumiendo la nocin ms corriente, en su connotacin material y fsica, que implica esfuerzo y es instrumental y productiva. De este modo, el trabajo encierra una gradacin de valor, que atraviesa en sentido enriquecedor todas las esferas de la actividad humana, tanto naturales como sobrenaturales. Muy clarificadoras son las palabras de Juan Pablo II al decir que el trabajo no es slo un bien til o para disfrutar, sino un bien digno, es decir que corresponde a la dignidad del hombre, un bien que expresa esta dignidad y la aumenta. Queriendo precisar mejor el significado tico del trabajo, se debe tener presente ante todo esta verdad. El trabajo es un bien del hombre es un bien de la humanidad-, porque mediante el trabajo el hombre no slo transforma la naturaleza adaptndola a las propias necesidades, sino que se realiza a s mismo como hombre, es ms, en un cierto sentido se hace ms hombre3. Por todo ello, deseo que estas palabras sirvan de sincera adhesin y de auspicio a una labor que he tenido el agrado de dirigir y de compartir su elaboracin tras muchas horas de dilogo e intercambio de opiniones, lo cual siempre es altamente enriquecedor para ambos interlocutores. Esta obra, por lo dems, es precisamente el producto de un minucioso trabajo de investigacin, el cual, entiendo, ha dado su buen fruto, principalmente en los mbitos filosfico, teolgico y pedaggico, pero tambin de inters en el ms difundido de las ciencias sociales en general poltica, derecho y economa-, y que ahora estamos en condiciones de aprovechar.

Mara Celestina Donado Maggi de Gandolfi

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Carta a los Filipenses 2, 12-13. JUAN PABLO II, Laborem exercens, n. 9, 14.09.1981.

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Recomendacin del Dr. Jorge Rodrguez ManciniInvestigar sobre el trabajo, profundizar en su significado y ms an en su realidad, es iniciar el camino hacia el conocimiento de si mismo, porque el trabajo es propio de la persona humana, porque El trabajo es un bien del hombre es un bien de la humanidad porque mediante el trabajo el hombre no slo transforma la naturaleza adaptndola a las propias necesidades, sino que se realiza a s mismo como hombre, es ms, en un cierto sentido se hace ms hombre.4 Por eso esta tesis de Bentivegna constituye una va de acceso inteligente y rodeada de sabidura a la esencia misma de la persona que nos ayuda para nuestro mejor conocimiento de nosotros mismos. Y naturalmente cuanto mejor nos conocemos y descubrimos la esencia misma del ser humano, accederemos a un campo de ventajas innegables para que en nuestra tarea de jurista podamos dominar mejor de los instrumentos que el derecho del trabajo dispone para lograr su finalidad. Naturalmente si de lo que se trata es un concepto tan elemental y bsico para la vida humana como el trabajo, es innegable la necesidad de un enfoque tan profundo como lo requiere aquella calidad. Es decir intentar la bsqueda de su significado filosfico y an teolgico del cual podrn emanar conclusiones fundamentales para su estudio y sobre todo para su regulacin legal. De otro modo la prescindencia de tales referencias conducen a enfoques parciales y en todo caso y por el mismo motivo, insuficientes y errneos cuando no injustos. Desde este punto de vista es preciso tener en cuenta que la actividad laboral del hombre constituye en primer lugar un medio, no un fin, y un medio a la vez indispensable ya que constituye el medio para subsistir. Esta observacin tan obvia posee implicancias soberanas que se desarrollan a travs del anlisis de conceptos como el del salario justo y ms centralmente sobre el principio mismo protectorio toda vez que liga de manera inseparable el trabajo con la persona que lo produce de donde se extraen sus propiedades, las mismas de la persona: dignidad y libertad. Baste para comprender mejor lo afirmado que debido a su condicin de finitud que le es propia, el hombre requiere para subsistir de cosas materiales que debe proveerse mediante su esfuerzo fsico e intelectual. Esa actividad se distingue de otra dedicada al desarrollo de sus potencias espirituales en el campo religioso, cientfico o artstico; as como de las que destina a las relaciones con sus semejantes para el ordenamiento de la vida en comn. Tienen por lo tanto, un contenido y una jerarqua propias, puesto que se hallan orientadas, como se ha dicho, a servir para la subsistencia. En tal sentido reciben una ubicacin axiolgica de medio frente a los fines trascendentes que lo caracterizan, no obstante que su realizacin no puede separarse de la persona que lo realiza y de all, como se dijo, la participacin del trabajo de los atributos propios de aqulla. En la sociedad moderna, esa actividad no puede concebirse simplemente en el dominio de los recursos naturales primarios, sino de todo aquello que forma parte del mundo visible e invisible sobre el cual aplica sus energas fsicas e intelectuales para aprovechar los resultados en la satisfaccin de sus necesidades. Este proceso no se realiza aisladamente sino mediante una cooperacin voluntaria o impuesta por las caractersticas de los procesos de produccin modernos. Cada vez se comprueba de manera ms patente esta interdependencia para alcanzar los fines que les son comunes en este aspecto de su vida.4 Enc. Laborem Exercens, ob. cit. N 40. Como lo destaca Flavio FELICE Sobre una nueva filosofa de la praxis y del trabajo humano, Revista Valores en la Sociedad Industrial, diciembre 2005, N 64 p. 9, el gran aporte de Juan Pablo II en relacin con este tema ha sido el de haberlo elaborado en el marco de una original filosofa de la praxis o accin humana capaz de superar la filosofa de la praxis marxista. Mientras esta ltima slo propona una concepcin puramente externa y materialista de la praxis del trabajo reducida a la transformacin de la naturaleza, la cual, una vez modificada, determinaba desde afuera al hombre, para Juan Pablo II, la praxis laboral transforma en un nico y mismo acto al medio externo (dimensin objetiva) y al propio sujeto en su interioridad (dimensin subjetiva).

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Es preciso marcar que la actividad laboral de la que nos ocupamos se distingue ciertamente de otras conductas que guardan sin embargo semejanza con la que realiza cuando trabaja. Porque se observa la misma actitud exterior cuando se cumple para obtener recursos econmicos que cuando se la efecta con otra finalidad placentera como sucede con el juego (cuando no adquiere la finalidad de medio a que se hizo referencia). Semejante distincin cabe respecto de otras actividades en las que igualmente pueden coincidir expresiones externas de una conducta, tanto manual como intelectual entre las cuales no cabe escisin posible sino en todo caso mayor intensidad y presencia de una o de otra y que no tiene, sin embargo, la finalidad meditica del trabajo, como sucede con el arte.5 El trabajo es pues expresin de la persona y posee sus virtualidades ya indicadas: libertad y dignidad. Pero es preciso aclarar que esta insistencia en tales cualidades no ignora, obviamente que la primera se relativiza si se considera que es obligatoria para la subsistencia, como se ha mencionado, siendo entonces el significado de tal libertad el de que no es admisible el trabajo obligatorio o forzado. Con relacin a la dignidad como atributo resulta claramente definitoria de las consecuencias que se siguen respecto de cmo el trabajo debe servir para completar la humanidad de la persona y no para degradarla por las condiciones a que es sometida su realizacin. Ambas conclusiones componen uno de los objetivos bsicos de nuestra disciplina y toda la poltica de empleo. Por eso la insistencia casi redundante de calificar el trabajo como humano, tal como se plantea en el ttulo de este comentario. Porque el trabajo es una conducta absoluta y exclusivamente del hombre y slo figuradamente puede hablarse de trabajo de la mquina o del animal, elementos en definitiva al servicio del sujeto laboral, instrumentos o medios de los que se sirve para el logro de su fin. Pero la redundancia anotada no es tal si se tiene presente que lo que se quiere significar es que trabajo slo es tal si es digno y libre, es decir humano porque es propio de la persona. El resultado de la actividad laboral integra ese espectacular mundo de las mquinas, los mecanismos, las instalaciones, etc. que representan trabajo no slo del hombre actual, sino de quienes lo precedieron, formando de esa manera una concepcin histrica del trabajo que no puede dejarse de considerar. Pero aunque todo eso es trabajo, en sentido objetivo del trmino, se observa fcilmente que cualquiera sea la complejidad de esos mecanismos y procesos tecnolgicos incorporados, an considerando como es tentador hacerlo, a las mquinas como pensantes o inteligentes, el sujeto propio del trabajo sigue siendo el hombre sin cuya inteligencia nada de eso existira. La inteligencia que ha pasado a ser el elemento esencial para el desarrollo pero as como la tcnica es un auxilio importante para el hombre, puede convertirse en su adversaria como cuando la mecanizacin del trabajo suplanta al hombre, quitndole toda satisfaccin personal y el estmulo a la creatividad y responsabilidad, cuando quita el puesto de trabajo a muchos trabajadores antes ocupados, o cuando mediante la exaltacin de la mquina reduce al hombre a ser su esclavo.6 Es ste el aspecto importante sobre el cual la ciencia del hombre pone su atencin;5 Estas reflexiones podran completarse con un desarrollo de la valoracin de la fiesta como expresin de apreciacin del trabajo a travs de su contrario, actitud humana que ha trascendido los tiempos y las civilizaciones y que llama a un pensamiento ms profundo acerca de la mediatizacin del trabajo frente a los fines trascendentes del hombre. No es este pensamiento alejado de la justificacin no meramente econmica con el nico propsito de la recuperacin de fuerzas que debe otorgarse a las normas en materia de descanso obligatorio. PIEPER en su ensayo sobre el ocio El ocio y su triple antagonismo (Antologa, Herder, Barcelona 1984, p. 161), recuerda una cita de Platn que responde al interrogante sobre si el gnero humano, aparentemente nacido para el trabajo y la fatiga, no dispondr de alguna pausa o respiro: Los dioses, apiadndose del gnero humano nacido para la pena y el esfuerzo, le han dado por reposo los das de fiesta dedicados al culto y repetidos peridicamente, y por compaeros de regocijo a Apolo y Dionysos al frente de las musas para que as los hombres, alimentndose en convivencia con los dioses, tuvieran figura recta y erguida. Pero, qu es la fiesta se pregunta PIEPER y con las palabras de NIETZSCHE, contesta lo difcil no es celebrar una fiesta, sino encontrar quienes se alegren con ella. Y ms adelante expresa Al igual que se separa del rebao una res para destinarla al sacrificio, se entresaca un espacio de tiempo disponible sustrayndolo a todo aprovechamiento. As este descanso, denota no slo cesacin del trabajo, sino tambin ofrenda de una parte de la productividad. 6 Laborem Exercens, ob. cit. N 19.

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es sobre l que se apunta con todos los datos del progreso de las ciencias sociales, entre las cuales se halla el derecho del trabajo y el de la seguridad social para lograr que cada da el trabajo sea ms humano. Sin duda que el trabajo de cualquier tipo desgasta, fatiga, porque implica un esfuerzo fsico o intelectual, una prdida de energas que pone en evidencia aquella finitud humana. De esto no se podr liberar totalmente ya que la continuidad y la permanencia del esfuerzo es condicin del crecimiento y an de la conservacin de la riqueza de la sociedad y ms elementalmente, de la satisfaccin de las necesidades mltiples y crecientes frente a los fines escasos que define la actividad econmica. En esa tarea creadora debe encontrarse la imagen del Ser Supremo creador y en ella debe hallarse el medio casi impuesto por las circunstancias ya anotadas de su perfeccin personal y de la cooperacin y la solidaridad entre sus semejantes. Por otra parte, el conjunto de los elementos que componen la tcnica (trabajo en sentido objetivo), debe ser la aliada del hombre para facilitarle la labor, para hacerla menos fatigosa, ms perfecta, ms rpida y multiplicada en sus resultados. Lo contrario de lo que muchas veces sucede cuando se exalta la mquina en desmedro del hombre. Otra vez aparece aqu el contenido tico del trabajo que es lo que exige su valoracin correcta y sin duda que este trabajo porque no es otra cosa lo que hizo el autor de esta tesis que presentamos nos aproxima ms y mejor a su conocimiento profundo.

Jorge Rodrguez Mancini15/12/06

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DISPOSICIN TEMTICAPREFACIO GENERAL

(pag. 10)

PRLOGO (DEL AUTOR) (pag. 15) Planteo del problema (pag. 17)I.- Una Ontologa del Trabajo

1.- Nociones preliminares (pag. 19) 2.- Algunos aspectos histricos del problema del trabajo: (pag. 20) 2.1- Retrospeccin econmico-poltica (pag. 20) 2.2.- Retrospeccin jurdico-poltica (pag. 23) 2.3.- Retrospeccin filosfica (pag. 24) 2.4.- Retrospeccin teolgica (pag. 28) 3.- Acerca del trmino y del concepto: "Trabajo" se dice de muchos modos (pag. 34) 4.- Sobre el sentido profundo de toda labor: La ordenacin del trabajo hacia el bien. (pag. 37) 4.1.- Acerca de aspectos metafsicos de la ordenacin al bien (pag. 38) 4.2.- Acerca de aspectos teolgicos de la ordenacin al bien (pag. 42) 4.3.- Acerca de aspectos filosficos y teolgicos de Dios como Sumo Bien y del mal (pag. 44) 5.- Implicancia del amor en el trabajo (pag. 50) 5.1.- Acerca del trmino y de los conceptos de amor (pag. 51) 5.2.- Acerca de ciertos aspectos filosficos fundamentales del amor (pag. 57) 5.3.- Acerca de ciertos aspectos teolgicos del amor (pag. 69) 6.- Hacia una definicin ontolgica del trabajo (pag. 77) 6.1. - Sobre la esencia del trabajo (pag. 85) 6.1.1.A.- Acerca de su causa final (pag. 87) 6.1.1.B.- La causa final desde el objeto formal teolgico (pag. 90) 6.1.2.A.- Acerca de su causa eficiente (pag. 91) 6.1.2.B.- La causa eficiente desde el objeto formal teolgico (pag. 94) 6.1.3.A.- Acerca de su causa formal (pag. 97) 6.1.3.B.- La causa formal desde el objeto formal teolgico (pag. 99) 6.1.4.A.- Acerca de su causa material (pag. 100) 6.1.4.B.- La causa material desde el objeto formal teolgico (pag. 102) 6.1.5.A.- Acerca de su causa ejemplar (pag. 103) 6.1.5.B.- La causa ejemplar desde el objeto formal teolgico (pag. 104) 6.2.- Definicin ontolgica del trabajo (pag. 104) 7.- Algunas reflexiones adicionales sobre el trabajo desde el objeto formal teolgico (pag. 111)1

II.-

Hacia Aspectos Tcnicos, Eticos y Morales del Trabajo

1.- Breve ubicacin temtica (pag. 116) 2.- Acerca del orden prctico (pag. 118) 2.1.- Del hacer y del trabajo (pag. 121) 2.1.1.- De la tcnica y del arte (pag. 122) 2.1.2.- Del hacer intelectivo (pag. 125) 2.2.- Del obrar y del trabajo (pag. 129) 2.2.1.- De la tica (pag. 130) 2.2.2.- Del obrar intelectivo (pag. 131) 2.2.3.- De la Moral desde la formalidad teolgica (pag. 134) 2.2.4.- Del obrar espiritual (pag. 138) 3.- Acerca de la produccin de la propia esencia personal (pag. 142)III.- Hacia Aspectos Polticos del Trabajo

1.- Acerca de la poltica y del trabajo (pag. 147) 1.1.- Del hacer y del obrar polticos (pag. 151) 2.- Del trabajo en los fines de la poltica (pag. 153) 2.1.- Del Bien comn temporal y La Ciudad Terrena (pag. 155) 2.2.- Del Bien comn trascendente y La Ciudad de Dios (pag. 162) 3.- Del trabajo y de las dos Ciudades: Alfa y Omega (pag. 167) REFERENCIA (pag. 173) BIBLIOGRAFA (pag. 174)

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Prefacio general ALGUNOS RASGOS DE UNA ONTOLOGA LABORAL INTEGRALDesde una perspectiva laboral genricamente calificable como "productiva" y, ms particularmente, inherente a nociones econmico-polticas, as como jurdico-sociolgicas, por trabajo cabe significar la aplicacin de fuerzas intelectuales y fsicas del hombre a los objetos exteriores para comunicarles utilidad y valor, a fin de que puedan servir para satisfacer necesidades relativas al hombre. As, a partir de un enfoque econmico-poltico, es decir, segn el conjunto de actividades de una colectividad humana organizada, jurdicamente constituida, puede observarse que, con relacin a la produccin y consumo de riquezas, ha tenido el trabajo varios sistemas de implementacin a lo largo de la historia. En estrecha vinculacin con el discurso histrico, poltico y econmico, referido al trabajo, se encuentran los diversos problemas jurdicos concomitantemente suscitados, entre los que halla particular relevancia su regulacin legal. Y en aqulla perspectiva, cabe hoy advertir en pugna dos nociones prcticas sobre el trabajo, de por s objeto de su especfica normativa. En tal sentido, pues, por un lado, una que tiende a considerarlo como una mercanca ms, sometida a las mismas leyes econmicas que regulan los factores no humanos de la produccin, verbigracia, tierra y capital; la otra, que adhiere a una concepcin del trabajo como dimensin antropolgica esencial del hombre, en cuanto ser que se autorrealiza en colaboracin con sus semejantes. El trabajo (labor) supone, pues, en tal sentido, un esfuerzo humano, una especie de comunicacin inteligente del hombre a las cosas, que imprime en stas como un sello representativo de algn aspecto personal del "trabajador", quien aplica siempre en ellas no slo su fuerza fsica, sino tambin, segn modo y medida, la intelectual, pues, an el mero operario manual realiza su obra de una manera -lato sensu- "inteligente", procediendo con algn conocimiento del fin que se propone. En esta nocin laboral puede advertirse y asimismo afirmarse que el trabajo no crea, sino que modifica, produce. Sin embargo, cabe preguntarse seriamente no ya si es sta la nica nocin plausible del trmino, sino, an, admitida la analoga, si es la principal del mismo, puesto que se ha hablado a menudo, y con razn, del trabajo intelectual y del trabajo que enaltece al hombre y hasta del trabajo que santifica. Se trata de una confusin conceptual, de un mero lenguaje metafrico o bien cabe advertir autnticas tales nociones a partir de diversos objetos formales epistmicos?... A semejanza de la semilla y la vid, o cual un campo que, an pobre en minerales y humus, pero abonado y bien cultivado, es decir, bien trabajado, puede llegar a superar en produccin a otro originariamente ms propicio, pero inculto, de anlogo modo ocurre con el hombre, de suerte que la actividad laboral importa el desarrollo autntico de los talentos recibidos; tanto que sin ella nada produciran, tornndose as en una perfeccin inalcanzable sin el trabajo, es decir -al modo latino-, sine labore nihil. En tal sentido, puede afirmarse con razn que el arduo trabajo virtuoso proporciona al hombre como una segunda naturaleza, cualificando perfectivamente a modo de accidentes estables la suya propia, mediante la actualizacin de sus potencias particulares, espirituales y corporales, acrecentando toda su naturaleza personal, en beneficio individual y asimismo comunitario, mediante la consecucin ardua pero certera del bien personal de cada uno de sus integrantes, segn la razn de su propio ser personal, lo cual puede ser expresado con este criterio: Concete a t mismo, y s lo que eres!..., S en acto lo que eres en potencia! , tanto que trabajar o no trabajar es

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la cuestin perfectiva personal, individual y social. Mas no se trata de un mero quehacer subalterno y servil, sino que se refiere a un concepto laboral ms rico. Y es por ello que cabe recabar en su integral dinmica, procurando una adecuada semblanza de su desarrollo, es decir, del despliegue perfectivo esencial, o ( piesis ) de la propia ( idos ) humana. Produccin de la esencia (" " - idos piesis-), no porque no se hallare sta, en cuanto modo de ser, completa ya en el sujeto activo, sino en cuanto resultare desarrollada conforme a la propia y dinmica direccin ontolgica, por su labor y por la informacin de tal movimiento a las dems mociones, conformando las virtudes y desplegando paulatinamente su segunda naturaleza, mediante el crecimiento de los buenos hbitos, cual recta ratio del obrar y del hacer. Y, desde esta perspectiva podremos llamar trabajo no slo a la nocin clsica de operacin transente, o an a la contempornea, de medio de produccin econmica, sino tambin a toda automocin perfectiva de la propia naturaleza humana individual, as como del medio cultural y natural, en tanto no se trata de significados unvocos o equvocos, sino anlogos, pues, como el ser, "trabajo" tambin se dice de muchos modos. En tal entendimiento, siendo el trabajo, en verdad, un acto que por estar en movimiento es al cabo un acto imperfecto, un acto in fieri, de por s perfectible, el conocimiento del mismo tampoco habr de ser, a la postre, un conocimiento acabado. Pero ello no implica absoluta imposibilidad de fijar su nocin esencial, sino que, en razn de ser un cierto acto aunque imperfecto-, es posible un acercamiento cognoscitivo satisfactorio, mas sin perder de vista que, en la perspectiva de todo concepto siempre se halla la inagotabilidad inteligible del ser, o bien, desde la formalidad teolgica, del misterio mismo, como exceso de luminosidad inteligible, subsistente a todo cuanto de algn modo es. En consecuencia, se deja ver la pertinencia de fijar una tpica adecuada al objeto en anlisis, en tanto a fin de arribar a conclusiones ciertas conviene, an en materia necesaria, transitar una progresiva clarificacin semntica a partir del uso conceptual mejor consolidado del trmino en tratamiento, esto es, del "trabajo". De tal suerte, determinada la tpica ms adecuada al objeto en anlisis -la dinmica laboral misma- y tanto ms esclarecida su ontologa perfectiva humana, se advierte del anlisis un razonamiento que, desarrollado ms acabadamente una vez recorrida la temtica prctica, es decir, del obrar y del hacer, puede traducirse as: El trabajo es impulso libre al bien ordenado; el bien ordenado es perfectivo personal; por tanto, el trabajo es perfectivo personal. Y, en sintona, cabe advertir, adems, que a mayor perfeccin intelectivo-volitiva, a la vez, se predispone mejor la persona operante respecto de las sucesivas mociones laborales, de tal modo que, en la perspectiva dialogal humana, recorrida asimismo la temtica sobre poltica laboral, y comprendido el bien como acto perfecto y perfectivo de otro a modo de fin, puede tambin expresarse el siguiente discurso lgico: El bien es de por s difusivo; la perfeccin personal es un bien; por tanto, la perfeccin personal es de por s difusiva. De tal suerte, se esclarece tanto ms que el trabajo individual redunda por comunicacin en beneficio del todo social prctico en su integral finalidad, en tanto los hombres virtuosos, con su justo actuar, coadyuvan a la paz social, bien comn y causa fin del Estado. Adems y con el propsito de traer a consideracin a modo de sntesis algunas de las ideas relevantes en la materia y hablando histricamente, cabe aqu destacar que la nocin del trabajo y la actitud ante l han venido evolucionando a tenor del pensamiento filosfico y teolgico en general, as como de su particular posicin en la escala de valores sociales. En esta direccin de anlisis, una notable distincin, aportada por Su Santidad Juan Pablo II, permite advertir, en el discurso temporal de la nocin laboral, que su exaltacin moderna se fundament tan slo en sus aspectos

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objetivos, esto es, en su poder transformador de la materia -y an del hombre, en cuanto ser material-, soslayando, sin embargo, sus componentes subjetivos, su valor perfectivo personal. Y aqu, pues, conviene al respecto dejar en claro que el trabajo, como as tambin la libertad, en verdad, slo se perfecciona autnticamente hacia el bien, en tanto el mal no puede ser causa perfectiva, sino slo causa defectiva de aquellos potenciales actos -libres y laborales-; de suerte que existe en este aspecto una cierta analoga entre libertad y trabajo, dada la real participacin de una en el otro, sustentada en la mocin amorosa hacia el bien particular, ordenado al Bien por si mismo subsistente. Conviene, tambin, destacar el carcter itinerario y humanizador del trabajo, que no slo humaniza al hombre, sino a la naturaleza entera, civilizando este globalizado planeta Tierra, pues, en esta direccin de anlisis, el trabajo no se reduce a la mera produccin, ni puede ser identificado con el simple esfuerzo penoso y obligado, en la medida que su tipo pleno es el orientado hacia valores personales, pues gravita en l una tendencia u ordenacin al bien, tanto que la misma labor fsica no escapa a esta regla, aunque pueda hallarse, a veces, muy distante del modo pleno, ya que, sin tendencia alguna al bien pertinente, sera un dinamismo carente de autntico sentido eidtico. Advertida, entonces, desde distintos objetos formales, la profunda ordenacin del trabajo hacia el bien-trascendental del ente finito y participado del Bien absoluto-, se exhibe de apropiada consideracin el problema de lo divino y sus implicancias en lo pertinente, pues, en tanto Sumo Bien, Acto puro, perfecto y perfectivo de toda creatura segn su modo de ser, a propsito del hombre, racional y libre laboral-, se presenta ante l como fin ltimo de su itinerario perfectivo, y no deja de ponerle los medios para que as acierte a caminarlo. Adems, adentrados ya, desde distinto punto de vista, en una antropologa profunda e integral, se advierte, desde la raz motora del ser humano su potencia volitiva-, el amor como tendencia primigenia y principal al bien, accedido por diversas formas o especies que inhieren en l y entre las que destaca el trabajo; perspectiva en la cual resplandece la eminente prelacin operativa del amor teologal. As, el amor personal y humano, dirigido al bien autnticamente perfectivo, se halla, por su universal e informante virtualidad operativa, necesariamente implicado en el "trabajo", en tanto, por ser primer motor tendencial, segn la informacin inicial del bien, sale de s y tiende a transformarse en lo amado, logrando por ese movimiento una unin ntima y real; es, entonces, raz de toda tendencia y, precisamente por esta razn, es que la mocin laboral o fuerza hacia el bien resulta prelativa a la distincin entre el obrar y el hacer, de suerte que, sin obstarla, se halla implicada en ambas y viene a justificar que, importando conductas ticamente buenas, conlleve la "piesis" de la naturaleza segunda, o dignidad operativa. Ciertamente, la dignidad primera del trabajo deriva no del valor del producto de la actividad transente, sino del valor del ser personal del agente, es decir, de la dignidad esencial humana, de modo que es digno en tanto proviene de un ser digno; mas slo puede considerarse actualizada dicha dignidad operativa cuando la mocin personal es autnticamente perfectiva, porque impulsada libertad actuada- al bien pertinente perfectivo personal-, es decir, cuando se trata de autntico trabajo. Desde este enfoque, la mocin laboral se destaca como acto in fieri, proveniente del acto de ser personal, aqul mismo que da unidad ntica operativa al ser humano. Es, adems, una actividad en cierto sentido genrica, puesto que precede a toda otra mocin perfectiva especfica, sin perjuicio de que se la llame tambin trabajo, y lo sea, en efecto, en cuanto participe de ella sin defeccin esencial, si bien con algn modificador operativo subordinado, tal como cabe mentar respecto del trabajo intelectual o del manual. Y resulta asimismo conveniente considerar, bajo otro aspecto esencial, que la mocin laboral, por no ser en s, sino referida -desde su causalidad

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eficiente- a la substancia, ms concreta y principalmente, a una potencia substancial activa, se trata del accidente accin; el cual, radicado en una sustancia viva, es un suceso automvil, conforme a partes organizadas por un principio formal de movimiento; el cual, siendo de naturaleza racional, no puede sino cualificarla como personal, de modo que se trata de una accin relacional no slo hacia sino tambin ante el bien, es decir, no meramente espontnea, sino arbitrada, cualificada por la deliberacin. Finalmente y en cuanto libremente dirigida al bien ordenado, es perfectiva, es decir, es trabajo, segn su expresin analgica principal. Pues bien, hasta aqu, un enfoque del despliegue categorial de la estructura ontolgica del trabajo, donde el gnero, por no descuidar una definicin esencial, es toda automocin personal, y la especie, su misma razn de perfectividad personal. Adems, desde un enfoque centrado en las causas del ser, puede visualizarse que este paso del ente acto-potencial al acto de asimilacin perfectiva del bien dado, reconoce dependencia extrnseca, a saber, como causa final, al mismo bien ordenado, esto es, el que ser autnticamente perfectivo de la sustancia individual racional humana, no slo cual ltimo fin, sino tambin como concretos bienes-medios perfectivos en esa direccin; la cual, por tratarse de bienes apetecibles por una sustancia inteligente, admitir asimismo al bien bajo razn de modelo, es decir, cual causa ejemplar. Por lo dems, el encuadre extrnseco causal, se completa por la potencia activa, inmediatamente eficiente del trabajo, la misma voluntad libre, tomando al alma encarnada o al ser humano todo, por su causa eficiente mediata. En cuanto a las causas intrnsecas del trabajo, hallamos que la vital y libre accin relacional al bien, esto es, la llamada automocin personal humana, es su causa material, mientras dicha accin relacional al bien, pero en tanto bien ordenado y, de tal suerte implicado de perfectividad, nos pone finalmente en presencia de la causa formal, aquella misma que hace del trabajo perfeccin personal y, por comunicacin inter-personal, tambin social. Recapitulando, pues, la ontologa expuesta y acerca de la proyeccin laboral en el orden de los hbitos, tambin se advierte que aqul los engendra en el hacer y en el obrar -as inmanente personal como, en continuo despliegue ad extra, tambin transente-, resultando ms ntida ya la idea de la produccin de la propia esencia personal, sin que pueda obviarse que el libre impulso amoroso al bien ordenado procura suplir las carencias particulares, ensanchando as el horizonte personal para proporcionarle, a su vez, un ms basto y profundo amor, en vistas de una siempre creciente perfeccin personal a imagen y semejanza del mismo Ser Subsistente. Por fin, la proyeccin perfectiva personal no se agota en el mbito individual, sino que, por su comunicacin mediante las relaciones intersubjetivas en las sociedades naturales primeras, como familias y vecindarios y, asimismo, en los centros culturales educativos y religiosos, corporaciones, empresas e instituciones sociales todas, se proyecta progresivamente hacia el todo social prctico general jurdicamente organizado, o "Estado", en tanto implica el mismo una unin de hombres para hacer algo uno en comn; unin y realizacin en las cuales el trabajo tiene ciertamente indispensable y preponderante participacin. En verdad, tal realizacin se trata del fruto de una labor conjunta y coherente, mediante acciones interrelacionadas segn la intencionalidad de los individuos, que resultando sus integrantes configuran su causa material, en miras del orden social general, el cual, autntica causa formal del todo social prctico, reconduce por ejemplaridad el libre actuar general, de mayor o menor cohesin, hacia algo integrado en vista de una causa fin comn perfectiva, es decir, del Bien comn del Estado. En definitiva, si el bien del hombre no puede ser recluido en la esfera personal -en tanto el bien es de por s difusivo-, debe, entonces, si es autntico bien ordenado, rebasar de lo individual hacia lo social, y as gravitar, a partir del trabajo, generador de virtudes, en los diversos rdenes

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socio-polticos y hacia la efectivizacin de logros cientficos y tcnicos -tiles y bellos-, subordinados a la concreta bsqueda de la justicia social, sin perder de vista en tal sentido y cual causa ejemplar laboral -individual y social- que de la justicia de cada uno cierta y efectivamente nace la paz para todos, aquella misma paz en la que consiste el mentado bien comn de la sociedad polticamente organizada. En tal inteligencia, tambin el Bien comn trascendente comienza a ser participado ya desde la ciudad terrena. Sin embargo, la compenetracin de la Ciudad terrestre con la Ciudad celeste slo es perceptible por la fe y, en tal sentido, todo el bien que el pueblo de Dios, durante su peregrinacin terrena, puede procurar con su trabajo a la familia humana procede de ser la Iglesia sacramento universal de salvacin, que manifiesta y actualiza, al mismo tiempo, el misterio de un Dios que trabaja para el hombre, segn las propias palabras de Nuestro Seor Jesucristo: "Mi Padre trabaja hasta ahora, y Yo tambin trabajo". Mas, no obstante la fatigosa peregrinacin terrestre, la dimensin histrica admite un instante de participada eternidad, comunicada por el sacramento eucarstico, el cual, ciertamente, hace a la Iglesia, en tanto es Cristo en pan y vino que sigue trabajando por ella y por la salvacin del mundo, informando incesantemente la vida y actuar de sus amigos, sarmientos de la Vid; de modo que la tensin escatolgica suscitada por la Eucarista expresa y consolida la comunin con la Iglesia celestial, tanto que es verdaderamente un resquicio del cielo que se abre sobre la tierra, un rayo de gloria de la Jerusaln celestial, que penetra en las nubes de nuestra historia y proyecta luz sobre nuestro camino. En la direccin del Maestro, los cristianos procuran seguir su ejemplar accin, y trabajar, no por el alimento perecedero, sino por el alimento que permanece para la vida eterna, pues ante la posesin de Dios, todo lo dems pasa a subordinrsele en este mundo cuya figura pasa, de modo que slo vale, en verdad, lo que une al Seor sin impedimentos; solo vale el trabajo autntico, eminente, el libre impulso amoroso al bien ordenado segn la mocin de la gracia y en el cauce y la informacin de la caridad, para as ser perfectos como el Padre, teniendo presente que el mismo Seor ha dicho: Mira, llego enseguida y traigo conmigo mi salario; yo dar a cada uno segn sus obras. Yo soy el alfa y la omega, el primero y el ltimo, el principio y el fin.

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Prlogo (del autor)La presente exposicin no aventura una confrontacin temtica de sistemas divergentes, sino que procura francamente alcanzar, en cuanto nos resultara posible, una adecuada semblanza del desarrollo perfectivo personal humano, es decir, del despliegue perfectivo esencial, o (produccin) de la propia (esencia) humana individual y personal. Produccin de la esencia ( ), no porque sta no se hallare, en cuanto esencia, perfecta en el sujeto activo, sino en cuanto resultara desarrollada por su auto mocin personal y perfectiva que, sea por eminencia, por el movimiento del corazn hacia el bien7, esto es, por el amor, sea secundariamente, por la informacin de este movimiento a las dems virtudes, despliega, poco a poco, su segunda naturaleza, efectundola, "producindola" mediante el crecimiento de los buenos hbitos, cual recta ratio agibilium-factibilium, en tanto dirigida hacia su propio bien, causa final de su modo de ser individual, personal y, segn la humana disposicin dialogal, tambin comunitario. En tal sentido, la actividad laboral -considerada aqu como automocin personal perfectivaimporta el desarrollo autntico de las riquezas subjetivas; actividad sin la cual, ciertamente, los talentos recibidos, esto es, aquellas notas esenciales de cada ser humano, nada produciran de s. Se trata, pues, de una perfeccin inalcanzable sin el trabajo (sine labore nihil)8. Ello as, tan slo en el decurso de una vida habituada a una armnica e integral tendencia humana (no de mero instinto) perfectiva, puesta de manifiesto con esplendor eminente en la vida del autntico y cabal hombre justo, dignificado y embellecido ya por la actualizacin de los hbitos virtuosos, ordenados a una justicia que, cual constante y perpetua voluntad de dar a cada uno lo suyo9, a Dios y a los hombres, se halle sublimada, a la vez, por la informacin de la caridad, o amor sobrenatural. En cuanto al discurso que nos ocupa, se procura desplegar progresivamente la idea central propuesta, siempre a partir de una ptica realista reflexiva, mayormente acotada, en principio, a la filosofa prctica, con proyeccin hacia la filosofa social (como comprensiva, entre otras, de nociones polticas, ticas, jurdicas y econmicas) y supuestas consecuentes nociones metafsicas y antropolgicas. Al respecto, no se omite el oportuno recurso a la teologa dogmtica, como tampoco a las Sagradas Escrituras, en una aspiracin explicativa integral que, sin incurrir en confusin de los distintos objetos formales, procura a veces enfatizar lo filosfico, y otras, lo teolgico, en el entendimiento de su servicio conjunto e integral a la Verdad de los temas enfocados. Acerca del desarrollo temtico emprendido, cabe tambin advertir que la exposicin se ha dispuesto, para una mayor claridad dialctica, en secciones fundamentales que la acompasan, proponiendo, en primer trmino, la consideracin del trabajo en s mismo, a continuacin, su incidencia en el orden de las virtudes, individualmente apreciadas y, en ltima instancia, de tal incidencia virtuosa en su apertura creciente en el todo social, polticamente organizado. Cada seccin, dispuesta segn sus respectivos acpites y cuestiones internas, con espectros temticos diversos, que inducen ciertamente a re-pensar la trama subyacente, y el hilo conductor -o argumento central- en los nuevos matices de la realidad tratada. As, el desarrollo temtico de laAs define el amor San Francisco de Sales, en el inicio del captulo I, del Libro Quinto de su Tratado del Amor a Dios, traduccin de Francisco Javier Ysart, 2da. edicin, Balmes, Barcelona, 1962. 8 Cfr. Horacio, Stiras, 1.9.59: "Nihil sine magno vita labore mortalibus dedit" -"Nada concede la vida a los mortales sin un gran trabajo"-. 9 Segn Platn, Rep. 331 e; y asimismo, Ulpiano, conforme a Inst. 1.1. pr., donde se la define como constans et perpetua voluntas ius suum cuique tribuendi.7

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tesis propuesta se dispone, pues, en tres partes vinculadas estrechamente, a saber: En primer lugar, una seccin ontolgica sobre el trabajo (Seccin I: Iter Laboris, Itinerarium in bonum El camino del trabajo, el camino hacia el bien-), es decir, un desarrollo sobre su naturaleza, abordada con enfoque y fundamentacin filosficos, sin perjuicio de acudir, en lo pertinente, a recursos teolgicos, a fin de alcanzar una ponderacin ms acabada del problema, tratando al respecto de explicitar cmo la llamada eidos piesis humana, supuesta la naturaleza, depende en su autntico desarrollo del trabajo personal. Trabajo concebido, en sumo analogado, cual automocin personal perfectiva, mas sin menoscabo de los dems conceptos de trabajo, acuados en diversas pocas y rdenes sociales, que sern considerados, si no fueren degradantes o inhumanos, es decir, contra la naturaleza humana, como secundarios del ya sealado sumo concepto analogado. A continuacin, en una segunda seccin, se procura proporcionar una semblanza de un enfoque prctico -del hacer y del obrar- acerca del trabajo (Seccin II: Iter virtutis, Itinerarium in bonum El camino de la virtud, el camino hacia el bien-) y, a partir de lo expuesto en la primera seccin, demostrar que tal automocin personal perfectiva, mediante reiteracin, activa tanto las virtudes intelectuales, como las morales, ya en el orden natural como, coparticipadamente -por la gracia-, en el sobrenatural; y sin perjuicio de las convenientes distinciones inherentes a lo filosfico y a lo teolgico. Ello as, sin menoscabo de la clsica distincin entre praxis y piesis, referidas respectivamente a la recta ratio agibilium y a la recta ratio factibilium, en tanto el enfoque prementado apuntar fundamentalmente a la nocin propuesta de automocin personal perfectiva, como dnamis-energeia -"movimiento-activo, o perfectivo"- de las potencias humanas -superiores y subordinadas-, habida con prelacin de toda otra distincin prctica. Finalmente, una tercera seccin, se dedica, sin perder de vista aquellas dos ciudades de San Agustn de Hipona, la terrena y la de Dios, a proporcionar una semblanza de un enfoque prcticopoltico del trabajo, es decir, de su incidencia en el principal todo prctico social natural, o Estado, as como tambin, en la Iglesia (Seccin III: Christus, Itinerarium in bonum Cristo, el camino hacia el bien-). Al efecto, se denota la proyeccin o continuidad de las secciones temticas previas en esta ltima, destinada as al desarrollo social pleno, eminentemente significado, con terminologa procedente del objeto formal teolgico -que implica al filosfico-, por el Cuerpo mstico de Cristo10, que ciertamente es tambin un todo prctico. Destcase as la incidencia de la automocin personal perfectiva (operativa virtuosa individual) en la consecuente perfeccin del complejo todo social (Estado-Iglesia), al coadyuvar al bien comn, ya temporal, ya trascendente, recurriendo para un mayor esclarecimiento, con las debidas distinciones, a los enfoques filosficos y teolgicos del caso. Cabra consignar, por ltimo, para acabar con esta introduccin que, a fin de facilitar el acceso del lector -an, en su caso, del lego- a una mejor interpretacin, como tambin a una mayor indagatoria, pertinente al postulado sentido de "trabajo", se proporciona -a modo discrecionalsuficiente acopio de citas y notas explicativas paralelas al desarrollo temtico troncal, as como una tpica alternativa auxiliar, consistente en seis anexos -integrados en un solo cuerpo, aparte del principal- sobre la voz trabajo -o bien, labor, si del latn se trata-, tomados respectivamente de: I.Sagradas Escrituras; II.- Opera Omnia de Santo Toms de Aquino; III.- Concilio Vaticano II; IV.Ciertas Cartas Encclicas, Apostlicas y Exhortaciones Postsinodales de Su Santidad Juan Pablo II; V.- Cdigo de Derecho Cannico; y VI.- Catecismo de la Iglesia Catlica.10

Cfr. Efesios, 4,1-16.

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Glorifica al Seor con un corazn generoso, ofrece sin regatear los primeros frutos de tu trabajo.(Eclesistico, 35,7) 11

Planteo del problemaAs como un campo, pobre en minerales y humus, pero abonado y bien trabajado, es decir, bien cultivado, puede llegar efectivamente a superar en produccin con creces a otro originariamente ms propicio, pero inculto, de anlogo modo ocurre tambin con el hombre. En este sentido, si bien es acertada la prevencin del dicho popular: Lo que la naturaleza no da Salamanca no lo presta, no menos cierto resulta que el arduo trabajo virtuoso, sin duda, proporciona al hombre como una segunda naturaleza o, mejor dicho an, perfecciona -cualifica- la suya propia, mediante la actualizacin de sus potencias particulares, tanto espirituales como fsicas, acrecentando, a modo de accidentes estables, toda su naturaleza personal, en beneficio individual y, tambin, comunitario. Es grato tenerlo presente con estas palabras: "... No tengas miedo. Hoy es as, maana no lo ser. El hombre es cultivado como la tierra y donde antes haba espinas, ahora brotan rosas. ..." 12. No en vano las sociedades concientes de su responsabilidad ante el futuro de su humanidad, persiguen, encarecidamente, la educacin de su gente. Mas no se trata aqu de mera tcnica, en el sentido de conocimiento para la accin productiva o, an tampoco, de metodologa alguna para obtener resultados rpidos, si bien aparentes e insustanciales, sino, por el contrario, de la consecucin ardua pero certera del bien personal, segn la razn del propio ser personal. En efecto, ser segn la razn es ser conforme a la razn del propio ser personal; y ello no es un mero juego de palabras, sino que, cual dijera con reminiscencia socrtica cierto maestro en la materia, consiste en esto: Concete a t mismo, y s lo que eres!..., es decir: S en acto lo que eres en potencia! 13 Trabajar o no trabajar, es cuestin de perfeccin; pues, de no ser as, cmo actualizar las potencias personales? esas mismas que constituyen los talentos recibidos. Sin trabajo, sin duda, nada produciran No debiera el hombre, entonces, enterrarlos, desvirtuando as su finalidad perfectiva personal y social. Mas ha de entenderse que no se trata en esto de un mero trabajo subalterno y servil, contrapuesto a un ocio intelectivamente "productivo", sino de un concepto ms rico y comprensivo an, que asimila toda automocin perfectiva personal y, por aadidura, social en la nocin laboral. Desde esta perspectiva, podremos, pues, llamar trabajo no slo a aqulla nocin clsica, o an a la contempornea, de trabajo como medio especficamente humano- de produccin

econmica, sino tambin a toda automocin perfectiva de la propia naturaleza humana personal, as como del medio cultural y natural. Y ello, sin perjuicio de las anteriores nociones autnticas referidas al trabajo, en tanto no se trata de significados equvocos sino anlogos, pues ciertamente como el "ser", trabajo tambin se dice de muchos modos Se propicia as, como tesis demostrable, la siguiente proposicin -cuya clave hermenutica no es unvoca ni equvoca, sino analgica-, que postula cual principal analogado de trabajo la automocin autnticamente perfectiva, al expresar que: El trabajo personal es causa (eficiente) perfectiva de la propia esencia humana y del todo social. Ciertamente, el ser se dice de muchos modos, tal como predicara adecuadamente el mismo11 12

Cf. versin de La Biblia Latinoamericana, (en CD ROM), San Pablo, Buenos Aires, 1995.

Cf. Mara Valtorta, Il poema dell' Uomo Dio, volumen 1, pgina 344; traduccin espaola de Juan Escobar -11 volmenes-, Centro Editoriale Valtortiano S.R.L., Isola del Liri, F.R. Italia, 1989. 13 Dr. Emilio Komar, coetneo e ilustre ex profesor de Filosofa de la Pontificia Universidad Catlica Argentina, Santa Mara de los Buenos Aires.

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Aristteles al sortear la aparente apora surgida entre el ser es y el no-ser, no es -de Parmnides- y el todo fluye -de Herclito-, tanto mediante su teora hilemrfica y causal, como por la concepcin estructural acto-potencial de los entes. As, tambin el ser humano, individual y socialmente considerado, con sus fines y acciones, es concebido y dicho, ya por diversas posturas ideolgicas, ya por una autntica teora, de muchos modos... Sin embargo, de lo que aqu modestamente se trata es de exponer, tan coherentemente como fuere posible, desde la ptica mentada, un haz de la realidad que nos atae en lo ms ntimo de nuestro ser y de nuestra praxis: Trabajar o no trabajar, esta es la cuestin perfectiva.

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I.- UNA ONTOLOGA DEL TRABAJO Iter Laboris, Itinerarium in bonum(El camino del trabajo, el camino hacia el bien)

Los que siembran con lgrimas, cosechan entre cnticos. Al ir, va llorando, llevando la semilla; al volver, vuelve cantando, trayendo sus gavillas(Sal 126,5-6)

1.- Nociones preliminaresDesde una perspectiva laboral genricamente calificable como "productiva" y, ms particularmente, inherente a nociones econmico-polticas, as como jurdico-sociolgicas14, por trabajo cabe significar la aplicacin de fuerzas intelectuales y fsicas del hombre a los objetos exteriores para comunicarles utilidad y valor -en general-, a fin de que puedan servir para satisfacer necesidades relativas al hombre. El trabajo (labor) supone, pues, en tal sentido, un esfuerzo humano, una especie de comunicacin inteligente del hombre a las cosas, que imprime en stas como un sello representativo de algn aspecto personal del "trabajador", quien aplica siempre en ellas no slo su fuerza fsica, sino tambin, segn modo y medida, la intelectual, pues, an el mero operario manual realiza su obra de una manera -lato sensu- "inteligente", procediendo con algn conocimiento del fin que se propone15. En esta nocin laboral puede advertirse y asimismo afirmarse que el trabajo no crea, sino que modifica, produce. Sin embargo, cabe preguntarse seriamente no ya si es sta la nica nocin plausible del trmino, sino, an, admitida la analoga, si es la principal del mismo, puesto que se ha hablado a menudo, y con razn, del trabajo intelectual y del trabajo que enaltece al hombre y hasta del trabajo que santifica. Se trata de una confusin conceptual, de un mero lenguaje metafrico o bien cabe advertir autnticas tales nociones a partir de diversos objetos formales epistmicos?... Iniciados, pues, en esta senda y en vistas de una, aunque lejana, tambin autntica realidad ontolgica, se fijarn a modo de gua metdica ciertos topica, a fin de aplicar una sana dialctica en aquellas materias no necesarias, pero congruentes.

14 Cfr. Enciclopedia Vniversal Ilvstrada Evropeo-Americana, con Etimologas, Snscrito, Hebreo, Griego, Latn, rabe, Lenguas indgenas americanas, etc., y versiones de la mayora de las voces en Francs, Italiano, Ingls, Alemn, Portugus, Cataln, Esperanto, Tomo LXIII, Espasa Calpe S.A., Madrid, 1928, voz "trabajo". 15 Razn por la cual, nicamente en sentido impropio podra hablarse del "trabajo" efectuado por animales o mquinas.

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2.- Algunos aspectos histricos del problema del trabajoPara comprender mejor lo que se pretende tratar aqu con propiedad, ser menester recabar desde ya los principales lugares de entre los diversos pertinentes al trmino "trabajo", as como sus implicancias, conforme con su peculiar evolucin y tradicin histrico-cultural. Ello as, segn los mbitos ms destacados del pensamiento, que importaren relevancia al efecto propuesto, desde las acepciones ms divulgadas, es decir, de los mbitos econmico, poltico y jurdico, hacia las nociones en rigor ms filosficas y an teolgicas, en vistas a una paulatina convergencia en una acepcin anloga principal del concepto en tratamiento16. En tal direccin de anlisis conviene, pues, avocarse en principio a considerar algunos de los circunstanciales problemas inherentes a la realidad laboral a travs del mentado discurso histrico, segn sus diversos aspectos.

2.1.- Retrospeccin econmico-poltica Al respecto y desde un enfoque econmico-poltico17, es decir, segn el conjunto de actividades de una colectividad humana organizada, jurdicamente constituida, puede observarse que, con relacin a la produccin y consumo de riquezas18, ha tenido el trabajo varios sistemas de implementacin a lo largo de la historia. As observamos -con particular consideracin, en Occidente-, que fue predominante en la Antigedad clsica el sistema de la esclavitud (condicin en la que un hombre era considerado propiedad de otro y se hallaba obligado a hacerlo todo en beneficio ajeno)19, aplicado como norma general hasta la aparicin del Cristianismo. La servidumbre fue, en efecto, conocida por los pueblos de la Antigedad, como encauzada en una ley de trabajo servil; as, tanto la India, Egipto, Asiria, Babilonia, Persia, Grecia y Roma20, como los pueblos hebreos, germanos, galos, sajones y eslavos, practicaron la esclavitud, sometiendo, a veces, a hombres de su mismo color y raza. Parece haber sido, entonces, practicada por casi todos los pueblos en sus orgenes, cual derivada del propio desarrollo social, estructurado segn diferencias de trato, con ocasin de desigualdades naturalmente accidentales y circunstanciales entre los hombres, significando, en casos tales como el relativo al derecho romano, que el seor tuviera, al menos de ttulo, sobre la persona del esclavo, tanto el jus utendi et fruendi, como tambin, el jus abutendi21, como los poseyera en relacin con el suelo, los animales y las herramientas. Otros sistemas, como el colonato, el vasallaje y la mano muerta representaron ya una transicin de la esclavitud al trabajo libre. El colonato era formado por una clase de hombres libres, pero sometidos a los impuestos y al servicio militar del dueo; el vasallaje, derivacin del colonato, se aplic durante toda la Edad Media, especialmente por los conquistadores brbaros. La mano muerta22, en fin, era un sistema mejor que los dos anteriores, aunque el trabajador estaba todava

16 En tal direccin de investigacin y sin perjuicio alguno de las referencias que habrn de tratarse a continuacin en los diversos acpites del cuerpo principal del discurso que nos ocupa, al lector se le presenta asimismo y en los diversos anexos - en compilacin adjunta- mentados en el Prlogo, una amplia y abierta referencia de autorizados "lugares" donde se ha empleado con diversos sentidos el trmino trabajo, a fin de proporcionarle un pronto acceso, a modo de via invetionis, a la semntica analgica que se propone desde el inicio. 17 Cfr. Diccionario Enciclopdico ESPASA, ESPASA CALPE, S.A., ISBN 84-239-7513-4 (Obra Completa), Madrid, 1992/1994. Voz trabajo. 18 Cfr. Enciclopedia Multimedia Durvan, en CDROM, Durvan S.A. de Ediciones, realizacin de Micronet S.A., 1995, voz "economa". 19 Cfr. Diccionario Jurdico -tres tomos- de Abeledo Perrot, El Derecho en CD ROM, versin 1999, Editorial El Derecho, Buenos Aires, 1999, voz "esclavitud". 20 En Amrica, tal sistema era, por ejemplo, empleado orgnicamente en Mxico, a la llegada de los espaoles. 21 Se trataba de una concepcin absolutista de las facultades jurdicas, en el caso, las de usar y gozar -de los frutos- y la de abusar, esto es, usar contra la naturaleza de la cosa, hasta su destruccin; situacin esta ltima que, en la prctica, no sola acaecer, en tanto el esclavo sola ser considerado, lato sensu, integrante del grupo familiar. 22 En lxico jurdico, mano muerta dcese respecto de poseedores de una finca, en quienes se perpeta el dominio por no poder enajenarla; y de esta clase son las comunidades y el mayorazgo.

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bajo la dependencia del seor, si bien slo en determinados puntos y extendidas las cargas u obligaciones jurdicas, no sobre su persona, sino sobre sus bienes. Notable es que, en Occidente y a partir del siglo VII, luego de una generalizada depresin, la vida econmica resurgi gracias a los esfuerzos de la Iglesia, apoyada a la vez por los reyes brbaros convertidos al Cristianismo23, resultando los monasterios los que dieran ejemplo de trabajo, al considerarlo una obligacin de la propia Divinidad, debindose a ellos la explotacin de grandes extensiones de tierras, de suerte que su obra fuera luego secundada por los grandes y pequeos propietarios y por los labriegos libres, dedicndose as la tierra abandonada a toda clase de cultivos. Otro factor a tener en cuenta durante la Edad media, fue el surgir de una clase social, la llamada burguesa24, incipiente clase media, comerciante y artesanal, que viviera en el burgo, por oposicin a la nobleza y los siervos de la gleba y que, despus y con el advenimiento de la Revolucin industrial y la Revolucin francesa, tras desplazar en influencia social a la aristocracia, se convertira en la clase econmicamente dominante25. El rgimen laboral corporativo, por su parte, auque se haba utilizado ya en el Imperio romano, slo se generaliz a partir de la Edad Media. En lo referido, adems, al sistema del salario, empez al finalizar sta, extendindose incluso en toda la Edad Moderna y, si no tuvo la importancia del rgimen corporativo, pas a ser, en cambio, de aplicacin general hacia fines del s. XVIII, al derogarse los privilegios de las corporaciones y organizarse las grandes manufacturas; predominando desde entonces y hasta nuestros tiempos. Se sucedieron, por entonces, bajo el nombre de revolucin industrial26, ciertos cambios econmicos que transformaron las sociedades europeas (siglos XVIII y XIX) y cuyo suceso central fuera la implantacin de una nueva tcnica basada en la triloga del carbn, del hierro y del vapor. As, pues, comenzada a mediados del s. XVIII en Inglaterra, en el lapso de siete u ocho dcadas, no slo la torn de un pas netamente agricultor, en una nacin industrial, con gran exportacin de artculos manufacturados, sino que tambin se extendi luego por Francia, Blgica, Alemania y Estados Unidos. Al respecto, uno de sus factores econmicos primarios, esto es, la notable expansin del comercio europeo ultramarino, durante los siglos XVII y XVIII, con la consiguiente apertura de nuevos mercados en Asia y Amrica -de relevante intercambio comercial con Europa-, import asimismo una mayor divisin del trabajo, con ocasin de las ya mentadas invenciones mecnicas; no slo las sucedidas en el seno de la industria textil, sino principalmente el invento realmente revolucionario de la mquina de vapor. Tales invenciones, modificando la organizacin industrial occidental y su estructura econmica, provocaron consecuencias sociales en adelante muy significativas, como llegara a constituir el progresivo desarrollo del capitalismo industrial. El sistema de la cooperacin o colaboracin, comenzando a fines del s. XIX, tuvo luego una modalidad especial, la participacin de los trabajadores en los beneficios, concedida por algunos patronos. La colaboracin ha llegado a implantarse en los ltimos tiempos, incluyendo, con la mentada participacin en los beneficios, una intervencin o participacin de los trabajadores en la direccin de las empresas, si bien, por cierto, muy limitada.

Cfr. Enciclopedia Vniversal Ilvstrada Evropeo-Americana, Ibd.. Cfr. Diccionario Jurdico -tres tomos- de Abeledo Perrot, Ibd.. voz "burguesa". 25 Para la doctrina comunista, la burguesa representa la clase propietaria de los factores de la produccin, que merced al trabajo del proletariado, obtiene un beneficio o "plus vala" a costa de ste ltimo, situacin que provoca el enfrentamiento o lucha de clases; y en consecuencia, para redimir a la clase expoliada de las injusticias que padece, propone la dictadura del proletariado. 26 Cfr. Diccionario Jurdico -tres tomos- de Abeledo Perrot, Ibd.. voz "revolucin industrial"24

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Del corporativismo27, por su parte, cabe destacar que no es un rgimen poltico, sino un elemento de una tcnica de poder al servicio de ciertas ideologas28 y consiste en la organizacin obrera y patronal segn profesiones, para buscar colaboracin entre el capital y el trabajo. Pero no es revolucionaria, en tanto niega la lucha de clases y mantiene esencialmente la forma de explotacin capitalista; resultando calificable, pues, en su aspecto poltico, como un medio para someter las fuerzas del trabajo al dominio econmico de la clase media en los regmenes totalitarios de derecha. El sistema de trabajo colectivo ha sido promovido por el socialismo y por el sindicalismo revolucionario, aunque de tal modo que, mientras el primero persiguiera del Estado que se apoderara de los medios de produccin, el segundo, fundamentalmente anti-estatal, pretende que son los trabajadores los que han de encargarse de la explotacin de las empresas, pero sosteniendo uno y otro, en fin, que el trabajador ha de percibir el producto ntegro de su trabajo. En cuanto a la socializacin de la produccin con predominio estatal, implantada en la U.R.S.S. -despus de la revolucin de 1917- en cierto aspecto con pureza doctrinal hasta 1921, hubo de admitir concesiones, tales como algn derecho a la propiedad y al beneficio personal, as como a la autorizacin del comercio privado; concesiones conocidas con el nombre de N.E.P. o Nueva Poltica Econmica, y sustituidas, aos despus, por los llamados planes quinquenales, luego seguidos por otras naciones. Es de notar al respecto que los trabajadores, en la U.R.S.S., como en los restantes pases, pese a todo, seguan siendo asalariados, en tanto el Estado no haba hecho en lo puntual ms que sustituir al patrono. En cuanto al sindicalismo revolucionario, pretende, con su negacin del Estado, que los sindicatos, y no aqul, se hagan cargo del trabajo, y ello segn moldes socialistas. Pero el sindicalismo primitivo fue tomando, no obstante sus originarias tendencias, distintas caractersticas de acuerdo con la idiosincrasia de cada pas. As, por ejemplo, ha sido derechista y corporativo en Italia, impregnado de ideas libertarias y socialistas en la Espaa monrquica y republicana y de carcter estrictamente gremial en los pases sajones y escandinavos. En vista de este esbozo retrospectivo y retornando un tanto a considerar la honda transformacin econmico-social ocasionada por la Revolucin industrial, ante la relevante mecanizacin de los instrumentos sociales (el perfeccionamiento de la mquina de vapor y las innovaciones habidas en siderurgia, entre otras), conviene insistir en consecuencias tales como la concentracin de la mano de obra en las fbricas, el crecimiento de los centros industriales, la ms acentuada divisin del trabajo y la aparicin del capitalismo. Dicho impulso socio-cultural no se detuvo all, sino que produjo, entre los ss. XIX y XX, nuevas revoluciones industriales, tales como la era de la energa elctrica, o las aplicaciones prcticas de la qumica -con la utilizacin de fertilizantes, plsticos, celulosa, etc.- y, posteriormente, tambin de la fsica -particularmente de la nuclear-, con aparicin, asimismo y hacia la segunda mitad del s. XX, de una nueva tcnica, conocida como informtica, mediante el uso de ordenadores electrnicos y de la cada vez ms compleja y sorprendente robotizacin, con claras incidencias de autnticas revoluciones, no slo de la industria o de la economa, sino del hombre, de sus sociedades y sus culturas.

Cfr. Diccionario Jurdico -tres tomos- de Abeledo Perrot, Ibd.. voz "corporativismo". Tericamente, segn el grado de su intervencin en la legislacin, se lo ha clasificado en: 1) corporativismo subordinado; 2) corporativismo; y, 3) corporativismo puro.28

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2.2.- Retrospeccin jurdico29-poltica En estrecha vinculacin con el discurso histrico, poltico y econmico, referido al trabajo, se encuentran los diversos problemas jurdicos concomitantemente suscitados, entre los que halla particular relevancia su regulacin legal. Y en vista de aqulla perspectiva, cabe hoy advertir en pugna dos nociones prcticas sobre el trabajo, de por s objeto de su especfica normativa. En tal sentido, pues, por un lado, una que tiende a considerarlo como una mercanca ms, sometida a las mismas leyes econmicas que regulan los factores no humanos de la produccin, verbigracia, tierra y capital; la otra, que adhiere a una concepcin del trabajo como dimensin antropolgica esencial del hombre, en cuanto ser que se autorrealiza en colaboracin con sus semejantes. En tal sentido, pues, cabe aqu acotar que, si bien se considera la rama denominada Derecho laboral30 como un derecho nuevo, no ha de entenderse con ello que en la Antigedad, en el Medioevo o, an, en la poca moderna y hasta el siglo XIX, el derecho haya sido ajeno a los problemas laborales, pues, por cierto, el trabajo ha constituido siempre un hecho necesario para la subsistencia de la humanidad desde los albores de su existencia, de tal modo que ha creado relaciones individuales y sociales que el derecho necesariamente ha debido regular. Sin embargo, no cabra referirse a la existencia de un derecho claramente especfico del trabajo en aquellas pocas de la historia, como podemos hacerlo hoy, ya que las relaciones laborales se desarrollaban en condiciones muy diferentes de las actuales, de suerte que su regulacin jurdica se concretara mediante normas positivas cuya finalidad y fundamento fueran ciertamente distintos de los que hoy reconoce dicha disciplina31. Al respecto, puede aceptarse, por tanto, que existan en el derecho comn normas referentes al trabajo, si bien su objeto de regulacin y su fin, no consideraban la personalidad del trabajador en cuanto tal, sino en contadas situaciones y an as, su propsito no era ciertamente el de tutelar o proteger aquellas personas o sus intereses, sino que, por el contrario, el derecho antiguo y el medieval prevean, ante todo, la defensa del inters del seor o del patrn, y de su patrimonio, porque -se reitera- las condiciones en que se desenvolviera la economa y la industria resultaban muy diversas de las actuales, tanto como peculiares, tambin, resultaran las organizaciones sociopolticas pasadas. Por ello es que, si bien cabe aludir a las condiciones jurdicas o a los regmenes del trabajo anteriores al siglo XIX, no as, en cambio, respecto de la existencia de un derecho especfico del trabajo, tal cual hoy es concebido por la doctrina jurdica en general, segn contenido propio, diferenciado del pertinente a las dems ramas del derecho32.Aqu, el trmino jurdico se expresa en sentido lato, es decir que, sin perjuicio del principal analogado de ius, cual ipsa res iusta, por comn extensin, se profesa, tambin, de las dems participaciones de dicha realidad, sea en las normas generales o tambin en las sentencias, sea en el ttulo acreedor, aptitud o poder de reclamar lo justo. 30 Al hablar aqu de derecho se lo hace analgicamente, en su acepcin normativa, y sin perjuicio del sumo analogado jus, cual ipsa res iusta, pues, tambin el derecho se dice de muchos modos. 31 Al respecto puede confrontarse, entre otros tratadistas del Derecho laboral, Juan D. Pozzo, Derecho del Trabajo, Ediar S.A. de Editores, Buenos Aires, 1948, Tomo I, captulo I: Historia de los regmenes del Trabajo. 32 Tal doctrina fue recibida en nuestra legislacin nacional, concibindose al trabajo no slo desde lo productivo econmico, sino tambin, desde la dignidad del trabajador. Y en ese sentido se ha plasmado en el art. 4 de la vigente Ley de Contrato de Trabajo Argentina: "Art. 4.- Concepto de trabajo. Constituye trabajo, a los fines de esta ley, toda actividad lcita que se preste en favor de quien tiene la facultad de dirigirla, mediante una remuneracin. ()", nocin sta que no apunta tanto a la actividad en s misma considerada, sino en su aspecto de relacin, es decir, se trata de un trabajo dependiente, en una vinculacin subjetiva bilateral que importa una subordinacin econmica y jurdica en beneficio del sujeto empleador, que, a cambio de la retribucin, en tiempo y modo, tiene potestad de aprovechar el producto del trabajo proporcionado por el empleado, mas sin perjuicio alguno de su persona, conforme lo tiene dicho la Corte Suprema de Justicia de la Nacin (CSJN, 3/5/84, Gutierrez c/YPF, JA, 1984-III-680), pues, la dignidad de la persona humana no es susceptible de ser subsumida en las exigencias del mercado. Y en tal sentido contina la norma citada: "El contrato de trabajo tiene como principal objeto la actividad productiva y creadora del hombre en s. Slo despus ha de entenderse que media entre las partes una relacin de intercambio y un fin econmico en cuanto se disciplina por esta ley. La nocin legal de trabajo se relaciona en el sistema de la Ley de Contrato de Trabajo principalmente con las de contrato de trabajo art. 21-, relacin de trabajo art.22-, trabajador art.25-, empleador art.26-, salario art. 103-, empresa empresario art.5- y establecimiento art.6-, entre otras.29

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Si hasta entonces, pues, en ciertas leyes se supona que la contratacin del trabajo era, entrada ya la etapa de la codificacin, el fruto del acuerdo de voluntades entre patronos y obreros, realizado en condiciones de libertad y de igualdad, se era el triunfo del "principio de la autonoma de la voluntad" dentro de la letra de los cdigos, pero no, por cierto, la realidad social general, en tanto la desigualdad econmica de los contratantes, produca, consecuentemente, su desigualdad jurdica, social y poltica. De tal modo, pues, del as llamado "principio protectorio"33 del trabajador, fundado en la necesidad de justicia que tales situaciones desproporcionadas provocaran, resultara la especificidad propia de la rama jurdica pertinente al trabajo, esto es, del llamado Derecho laboral, respecto de las restantes del ordenamiento legal estatal dado. 2.3.- Retrospeccin filosfica 34 Trabajo, como esfuerzo humano aplicado a la produccin de bienes35, suele usarse a menudo, al hablar, en contraposicin de capital, pero la nocin y la actitud hacia el trabajo, no obstante, han venido evolucionando a lo largo de la historia a tenor del pensamiento filosfico y teolgico en general, as como, segn lo visto, de la particular posicin del trabajo en la escala de valores sociales de cada lugar y momento histricos. As, segn la resea precedente, advertimos un sistema esclavista en la Antigedad, menospreciador del trabajo; un feudalismo agrario en la Edad media, con siervos sujetos a la gleba, en situacin intermedia entre el rgimen del trabajo libre y el del esclavo; un sistema de trabajo del artesano, aparecido en Europa a partir del s. XIII e integrado por trabajadores independientes; un sistema de trabajo concebido como factor de produccin fundamental, de conformidad con los economistas liberales clsicos, esto es, de Adam Smith, de Ricardo y de John Stuart Mill; y an, segn el materialismo dialctico de Marx, un sistema definido por la exclusividad del trabajo como creador de plusvalas36. Por lo dems, la libertad econmica individual y la confianza en el mercado -como principal mecanismo de control econmico-, propias del liberalismo, propiciaron, en su oportunidad, la inhibicin del Estado en las relaciones laborales, de suerte que, desde los comienzos mismos de la Revolucin Industrial, se ocasionaron abusos de los patronos a la hora de fijar salarios y condiciones de trabajo en general; extremos que aparejaron la consecuente agudizacin de diversas luchas de clases, que obligaran a los Estados, a la vez, a intervenir fijando normas especficas.

33 Este principio es considerado por toda la doctrina juslaboralista como "primer principio" del ordenamiento especfico laboral -sobre el trabajo en relacin subordinada o dependiente-, e informante de los sistemas normativos positivos sustantivo -o de fondo-, y adjetivo -procesal o de forma-. 34 Emplease aqu el trmino filosofa en sentido lato, sin perjuicio del norte de nuestro pensamiento, que la tiene por amor a la Sabidura. 35 Cfr. Enciclopedia Multimedia Durvan, en CDROM, Durvan S.A. de Ediciones, realizacin de Micronet S.A., 1995, voces "trabajo" y "revolucin industrial". 36 Es a partir de la obra de Adam Smith, La riqueza de las naciones (1776), cuando se considera la economa una ciencia desarrollada. A esa obra siguen las de Thomas R. Malthus, David Ricardo y John Stuart Mill. Para los economistas clsicos, como para los fisicratas, la economa se basa en la libertad individual y el propio inters econmico, considerado como una ley natural. A esta concepcin se opusieron los tcnicos de la escuela histrica y, sobre todo, Karl Marx, fundador de la economa socialista. En la dcada de 1870 surgen los tericos de la utilidad marginal, que insistieron en la valoracin subjetiva de los artculos de comercio y consideraron el precio como resultante del valor de uso (utilidad) de la ltima unidad (marginal) de los artculos disponibles. A raz de la depresin de 1929, la escuela de Keynes se centr en torno del examen de las variaciones de la renta nacional, del consumo y de las inversiones. Frente a la postura keynesiana, favorable a la intervencin gubernamental y partidaria de la poltica fiscal, surgi una teora neoliberal, partidaria de la poltica monetaria y en radical oposicin al crecimiento de las actividades financieras del gobierno, cuyo principal artfice fue Milton Friedman. La mayora de los pases occidentales utilizan hoy en da modelos de economa social de mercado, en los que el Estado interviene para corregir supuestas diferencias sobre la base de hipotticas situaciones de conflicto con los intereses sociales colectivos. Cfr. al respecto, Enciclopedia Multimedia Durvan, Ibd. , Voz "economa".

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Pues bien, sin desatender la precedente y esquemtica resea histrico-econmica del trabajo, al adentrar la mirada retrospectivamente an ms en la dinmica social laboral, aunque tornando un tanto el enfoque de anlisis, esto es, procurando recabar una nocin laboral meta-productiva, cabe advertir que, asimismo, la historia exhibe cierto reparo ante la nocin de lo que podramos llamar un trabajo "virtuoso". Resultaba en tal sentido comn, entonces, contraponer la primigenia nocin filosfica del trabajo37, sustentada en parte durante la Antigedad clsica y tambin durante la Edad Media, con la que fuera predominando luego en la Modernidad. As, mientras muchos antiguos y medievales consideraban el trabajo, en el sentido del trabajo manual , o ars mecnica-, como algo degradante para el hombre, e inferior tanto a la vida contemplativa - u otium-, como a otras actividades, verbigracia, la actividad militar, los modernos llegaron, por el contrario, hasta una cierta idolatra del mismo, que se expresara, en algunas sociedades, como una verdadera mana de trabajar por trabajar, sin adecuada consideracin de los fines. En tal sentido corresponde, no obstante, salvar ciertas excepciones, como por ejemplo la nocin que, desde remota antigedad, ya tuviera Hesodo38 (s. VIII a. J.C.), segn lo manifestara en su obra Los Trabajos y los das -'Erga kai hemerai'-39, donde desarrollara, evocando a tal fin una serie de mitos40, temas referidos al trabajo y a la justicia. De tal suerte, se admitiera respecto del trabajo algo ms que una mera produccin objetiva externa, al vincularlo a la justicia, la cual era, segn la idiosincrasia representada por este autor, tanto virtud eminente, como correspondencia del hombre con los dioses, entre quienes 'Dik', hija de 'Zeus', ocupara ya desde la legendaria Edad de Oro41 un destacado lugar42. Sin embargo, la mentada contraposicin tambin apareca, en el orden de las actividades humanas, en manifestaciones de notables filsofos y escritores antiguos, tal el caso de Aristteles, cuando declaraba que el trabajo manual es actividad innoble43, o bien, muy posteriormente, asimismo en textos medievales, donde ars mechanica (tcnica mecnica) se presentaba cual ars inferior (tcnica inferior). Se admita al respecto, como razones del menosprecio del trabajo manual -en particular del instrumental-, el hecho de que, durante ciertas pocas, su uso conllevara deformaciones somticas y psquicas en los trabajadores, tales como manos grandes y callosas o estatura encorvada, entre muchas otras. As el caso, segn pertinentemente observara Platn44, del mecnico, especialmente del herrero-, que deviniera calvo y enano y, de modo semejante, variados trabajadores manuales, operarios y mecnicos que, entre otros, tornbanse en seres deformes. En tal sentido, durante pasados siglos -aunque con ms reciente data-, una causa importante de enajenacin personal consista en el hecho de que el hombre prestara su individualidad a la organizacin productiva, casi exclusivamente, como portador de utensilios, de suerte que los grupos tcnicos no podan sino constituirse incorporndolo como un especfico portador de instrumental laboral. Pese a todo, no correspondera extralimitar la contraposicin entre la antigua filosofa del trabajo y la valoracin actual del mismo, en tanto cabra, en esta direccin argumental, observar alCfr. Jos Ferrater Mora, Diccionario de Filosofa; Alianza Editorial S.A., Madrid 1979, 1980; Voz: "Trabajo". Cfr. Enciclopedia Multimedia Espasa, ESPASA, 1998, en disco compacto. 39 Poema didctico de 826 versos dedicado a su hermano Perses (quien se haba arruinado despus de quedarse con la mayor parte de la herencia paterna), en el cual intentara demostrarle que la fortuna mal adquirida no aprovecha. 40 Vg., Las dos rides, Prometeo, y Las cinco edades de la humanidad. 41 Cfr. Pierre Grimal, Diccionario de Mitologa Griega y Romana, Edicin Espaola de Pedro Pericay, Piados, Buenos Aires, 1997. 42 Cfr. Werner Jaeger, Alabanza de la ley; Los orgenes de la Filosofa del Derecho y los Griegos, traduccin de A. Truyol y Serra, Coleccin Civitas, Instituto de Estudios Polticos, Madrid, 1953. 43 Cfr. Pol., 1328 b38 37

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respecto que, ya entre los mentados griegos45 y particularmente, en el propio Aristteles, adems del indicado desprecio, a la vez haba una clara percepcin de que no slo las labores serviles, sino todas las artes requieren instrumentos, de modo que no resultara legtimo reputar desplazadas las actividades manuales y mecnicas del conjunto de las actividades humanas. Mas ello as, claro est, sin perjuicio de su adecuada subordinacin respecto de la actividad contemplativa, en tanto el ejecutor manual ha de guiarse, ciertamente, por pautas arquitectnicas, que suponen la contemplacin. Adems, en tal sentido, existen otros textos, como un fragmento de Anaxgoras y un escrito hipocrtico, en los cuales se sostuviera tambin la importancia de la actividad manual, la posicin preeminente de la mano y la revelacin que la actividad mecnica proporciona, cual imitacin consciente de los procesos de la Naturaleza46. Es probable, entonces, que la razn de la subvaloracin laboral referida pudiera hallarse, tambin, en la gran dimensin del mercado de esclavos, en torno del cual giraba gran parte de la economa antigua, haciendo de ellos casi los nicos operadores manuales y, consecuentemente, el objeto de menosprecio por parte de los crculos dirigentes de la sociedad, sin que obstaran, a dicho desprestigio, las salvedades anteriormente expuestas, ni, an tampoco, el frecuente respeto mostrado por Scrates y otros socrticos hacia los oficios manuales, o bien, la incidencia creciente del Cristianismo en la forma mental de los pueblos romanizados. En cuanto a la Edad Media47, la posicin ocupada por el trabajo manual estuvo generalmente regida por la divisin tripartita de los estados, en oradores (eclesisticos), defensores (guerreros) y labradores (agricultores). Dicha frmula de los tres estados puede hallarse en las Partidas48 y su condicin subordinada ha de entenderse en funcin de los labradores ms bien que de los

artesanos. Ello as, pues aunque estos ltimos pudieran no ocupar un puesto social relevante en comparacin con los oradores o los defensores, su creciente importancia productiva y el hecho de que, en muchas comunidades monsticas, cada uno de los miembros estuviera encargado de un trabajo manual, fue tornando este tipo laboral, en general, ms respetable que en la Antigedad, hasta llegar paulatinamente a entenderse, como toda actividad lcita, en un medio de mrito y santificacin. Ahora bien, sin perder de vista las salvedades sustanciales expuestas, podra asimismo atenderse que, particularmente a partir de la poca moderna, se dio un generalizado inters por las artes mecnicas y por el trabajo en general y en sus diversas manifestaciones especficas, en tanto surgieron filosofas del trabajo, llamativamente abundantes, a medida que el concepto de trabajo fuera ganando cada vez mayor dedicacin en la literatura filosfica. Ello no obstante, los significados que ha tenido se exhiben por dems diversos y, de no encuadrarse su nocin en una adecuada ontologa analgica, parecera casi imposible reducirlos a un denominador comn. Se inicia as -segn se dijo-, con el advenimiento de la Modernidad49, un cambio de perspectiva que conducir a la inversin del planteamiento clsico, es decir, importar una exaltacin del trabajo y una minusvaloracin inversamente proporcional del ocio, del cual se pierde desde entonces y en tal corriente de pensamiento su autntica nocin originaria, hasta tenerlo por entretenimiento o mera y vacua diversin. Y no es de extraar que semejante giro conceptual en concreto, acerca de la actividad contemplativa-, se deba al menospreciado conocimiento de las cosas elevadas, sea de Dios o de los aspectos sublimes de lo creado, en pro de un conocimientoCfr. Gilbert Simondon, Du mode dexistence des objets techniques, 1958, Pgs., 103 y SS. Cfr. Rodolfo Mondolfo, La comprensin del sujeto humano en la cultura antigua (1955). 46 Cfr. Rodolfo Mondolfo, Ibd. 47 Cfr. Jos Ferrater Mora, Diccionario de Filosofa, Alianza Editorial, Madrid, 1979/1980; Voz "trabajo". 48 Cfr. Partidas II, 21 49 Cfr.Toms Melendo, La dignidad del trabajo, (Elementos configurativos de la actual valoracin del trabajo: La exaltacin moderna de la capacidad transformadora del trabajo); Ediciones Rialp, S.A., Madrid, 199245 44

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matemtico y "preciso", aunque de cosas menos importantes o de meros aspectos extensos del universo. Se pasa, pues, de una ciencia para comprender (relacionada con la teora y la contemplacin), a una suerte de tecnocracia o ciencia para manipular (vinculada con lo que los griegos clsicos, en general, entendieran por trabajo), si bien con pretensin de conocimiento cientfico y, en general, de nico conocimiento vlido. As, quedara trazada una lnea conceptual vinculante entre Bacon, Descartes, Leibnitz, Hume y Marx. Al respecto, en dicha direccin de pensamiento, sostendra F. Bacon que saber y poder son lo mismo, en tanto el sentido de todo saber fuera dotar a la vida humana de nuevos inventos y recursos. Por su parte, K. Marx, siglos ms tarde, sin reparar en su antecesor, afirmaba -en la undcima tesis sobre Feuerbach- que hasta l la filosofa haba considerado que su tarea era interpretar el mundo, si bien lo importante era modificarlo. La Modernidad importaba, de acuerdo con tales "razones", varias consecuencias revolucionarias en torno de la concepcin del trabajo y, de modo relevante para el problema en tratamiento, la aspiracin a construir un mtodo de labor, cual tcnica apta para dominar el mundo. As propugnada, como heredera de la tchne aristotlica, dirigida a transformar la naturaleza mediante el trabajo, se reviste, al influjo del pensamiento cartesiano, de cientificidad y de la excelencia del ocio de los griegos, constituida como la ms noble tarea de un ciudadano libre, aunque sin distar mucho, en paradjica verdad, de lo que los ciudadanos griegos pedan al trabajo de los esclavos, esto es, subvenir a las necesidades materiales humanas. Quedaba as "sustituida" la filosofa especulativa por un pensamiento pragmtico50, con prescindencia de la actividad terica o contemplativa (metafsica o de natural teologa), vulnerando la comprensin del cosmos y del sentido propio de la humanidad, as empequeecida frente a una tcnica desproporcionada, que la involucrara cual mero homo faver. Pese a todo, se impone admitir, en este perodo, la existencia de una mayor conciencia del dominio humano alcanzado sobre los entes materiales, precisamente, mediante el trabajo, cuya virtud transformadora es reconsiderada, de suerte tal que condujera a su positiva valoracin, al menos, en ese aspecto transente de su dinmica entidad. Por otra parte y sin menoscabo de ello, tambin se advierte que la inercia de tal actitud pragmtica condujera a la postre a tornarlo en mercanca, es decir, en elemento del mercado, proporcionado por las cuantiosas agrupaciones de trabajadores, engranados en la Revolucin industrial. Desencadenadas, as, grandes luchas sociales de diversos matices ideolgicos-, se acabara por postular una posicin de mrito al trabajo; valoracin que cabe advertir todava en las actuales sociedades, complejamente entretejidas de labores, tanto ms diversas y complementarias que las de la Modernidad. La revalorizacin del trabajo en sus diversas manifestaciones reconoce, pues, diversos tributarios, entre los que no podran negarse ni los sedimentos culturales de la triloga revolucionaria francesa -libertad, igualdad, fraternidad-, ni la incidencia crtica del marxismo, pese a que sus presupuestos materialistas postularan tericamente la degradacin del trabajador, dialcticamente identificado con la naturaleza material por l transformada. Por fin, corresponde sobre todo reconocer, entre los aportes doctrinales que han revalorizado el trabajo, la indispensable gravitacin de la nocin enaltecedora de la dignidad personal esclarecida por el Cristianismo, que acabara por admitir la dignidad de los actos humanos en cuanto tales, es decir, en cuanto actos de un ser personal, de suerte que, en la concepcin cristiana del trabajo, ste es "digno" porque procede de un ser personal, sin perjuicio alguno de que, a la vez, en50

Es de hacer notar que en verdad no es el pensamiento prctico el que prescinde de la teora, sino la postura pragmtica, que importa una jerarqua desordenada de los conocimientos, al subordinar indebidamente la teora a la praxis, resultando sta, a menudo, de intenso matiz utilitarista.

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cuanto "acto" o mocin ya perfeccionada, difunde su bien y deja su huella en quien lo realiza, conducindolo, de ese modo, hacia diversos grados de perfeccin sensible, da notica y tica en cuanto ser personal concreto.51 En la perspectiva histrica, la elevacin teortica del trabajo puede, por todo lo expuesto, considerarse en cierto sentido sostenida y proyectada por la Revolucin industrial as como por las sucesivas revoluciones tcnicas, que han influido directamente en la marcha progresivamente ascendente del papel asignado al trabajo; marcha cuya inercia alcanzara hasta nuestros das, en los cuales se adunan para su contemporneo prestigio tanto la exaltacin ideal de su capacidad transformadora, cuanto su efectiva comprobacin en el progresivo dominio de las fuerzas naturales. Los f