trabajo mater et magistra
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1. Resumen del texto.
INTRODUCCIÓN (1-9)
La Iglesia católica fue fundada por Jesucristo, para que encontraran salvación y lograran
una vida plena los del seno de esta. La Iglesia tiene una doble misión, la cual confió en
ella su Fundador: engendrar hijos para sí, así como educarlos y dirigirlos.
La doctrina de Cristo une la tierra con el cielo, considerando al hombre completo.
La Iglesia se preocupa de las necesidades de la vida cotidiana de los hombres,
cumpliendo el mandato de Cristo y siguiendo su ejemplo, manteniendo viva la llama de
la Caridad, una de las principales cosas de la doctrina y la acción social de la Iglesia.
El mejor testimonio de esta doctrina y acción social es la encíclica Rerum novarum,
promulgada por León XIII, para definir los principios que resolverían el problema de la
situación de los trabajadores, en armonía con las normas de la doctrina cristiana. Se
conoce desde hace 70 años y su influencia permanece en nuestros días, presentando a
los hombres los criterios necesarios para que comprendan las proporciones concretas de
la cuestión social y para que asuman responsabilidades necesarias. Es la suma de la
doctrina católica en el campo económico y social.
I. ENSEÑANZAS DE LA ENCÍCLICA RERUM NOVARUM Y SU
DESARROLLO POSTERIOR EN EL MAGISTERIO DE PIO XI Y
PIO XII (10-50)
Aquellas enseñanzas de León XIII, se hacían más grandes cuanto peor eran los
momentos de aquella época, en temas económicos, políticos y sociales.
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Situación económica y social (11-14)
En aquella época se concebía el mundo económico a través de la leyes de la naturaleza,
dejando de lado la relación entre leyes morales y leyes económicas.
La actividad económica estaba centrada en beneficio individual. La libre e ilimitada
competencia era la única ley que regulaba las relaciones económicas entre los hombres.
La autoridad pública no podía intervenir en el campo económico.
En las relaciones comerciales sobrevivía el imperio del más fuerte, perturbando, así, el
orden económico.
De esta forma, las ricos eran la minoría de la población, mientras que la mayoría estaba
sometida a una miseria cada día más dura, caracterizada por salarios insuficientes,
condiciones de trabajo muy duras e inhumanas para niños y mujeres, hambre, paro...
La consecuencia de todo esto era que los trabajadores indignados se aliaban con los
revolucionarios, quienes proponían remedios peores que los males que había que
subsanar.
La Rerum novarum, suma de la doctrina social católica (15-26)
Cuando la situación llegó a este punto, León XIII publicó la Rerum novarum, conocida
como la Carta Magna de la instauración de nuevo orden económico y social. Su mensaje
social estaba fundado sobre la exigencias de los hombres, con aplicaciones para el
futuro e inspirado en los principios y el espíritu del Evangelio. Tal mensaje trajo ciertas
discrepancias, como es normal, pero obtuvo gran admiración y felicitación.
Tales principios, basados en un sano orden económico y social de la convivencia
humana, estaban encaminados, fundamentalmente, a que el trabajo no estuviese
considerado como una mercancía cualquiera. Por ello, su remuneración quedaría
determinada por las leyes de la justicia y de la equidad, bajo la supervisión del Estado.
Además, los hombres eran libres de tener bienes privados, sin que el Estado pudiera
prohibirlo. Esta propiedad privada iba unida a la función social de encaminar tales
bienes para el beneficio propio y la utilidad de los demás.
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En relación al Estado, este intervenía para que los ciudadanos contribuyeran a producir
la abundancia de los bienes materiales, así como para velar por sus derechos. Además,
siempre era responsabilidad del Estado el mejorar las condiciones de vida de los
trabajadores.
En esta línea surge el nacimiento del derecho laboral, apoyado sobre las bases
fundamentales de la convivencia humana, presentadas por la encíclica de León XIII.
También se afirma, por otro lado, que los trabajadores tenían el derecho natural a formar
asociaciones propias o mixtas de obreros y patronos, así como a moverse de forma
autónoma según sus intereses.
Por último, las relaciones entre trabajadores y empresarios estaban basadas en la
naturaleza humana y en la concepción cristiana de la vida.
La encíclica Quadragesimo anno (27-34)
Pío XI publica la encíclica Quadragesimo anno, donde pone de manifiesto el derecho y
el deber de la Iglesia para participar en la solución de problemas sociales; también,
corrobora los principios y criterios de la encíclica de León XIII, ajustándose a los
cambios de la época; además de aclarar ciertos puntos doctrinales y enseñar cómo se
debía aplicar la doctrina católica en el campo social.
Acerca de los temas de actualidad de la época, como eran la propiedad privada, la
retribución obligatoria de la mano de obra y la tendencia moderada del socialismo, Pio
XI insiste en la importancia de los dos primeros asuntos y en su atención primordial. En
cuanto al tercer aspecto, asegura que los católicos nunca podrían aprobar la doctrina del
socialismo moderado, ya que esta se caracteriza por reducir la vida social del hombre,
otorgando gran importancia a los bienes materiales, y reduciendo la libertad de los
individuos.
Cambio histórico (35-40)
Pío XI, tuvo en cuenta que desde la publicación de la encíclica de León XIII, hacia ya
40 años, la sociedad había cambiado. Uno de los ejemplos era la libre competencia, la
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cual acabo por poner los bienes económicos y las funciones públicas en las manos de
una minoría poderosa.
Para corregir esta caída de la vida pública, Pío XI opta por la reinserción de la realidad
económica en el orden moral y la imposición de los intereses generales del bien común
sobre los individuales y los de grupo.
Lo anterior conlleva la instauración de organismos intermedios autónomos; también,
demanda que las autoridades se encarguen del bien común de todos; y, por último,
reclama la colaboración mutua y la relaciones constante a nivel mundial en el campo
económico con el fin de garantizar el bienestar de los ciudadanos.
Los principios fundamentales de la encíclica de Pío XI pueden resumirse en dos:
- El primero, que se prohíba en el campo económico la valoración de los intereses
individuales y de grupo, la libre competencia ilimitada, el aprovechamiento de la
minoría económicamente poderosa, la codicia, la reputación de la nación, etc. Por el
contrario, todos los temas económicos quedarían bajo la justicia y la caridad como leyes
supremas del orden social.
- El segundo, dispone que se establezca un orden jurídico que permita a los individuos,
dedicados a la tareas económicas, ajustar sus intereses individuales con el bien común.
El radiomensaje "La Solennità" (41-45)
Pío XI envió un radiomensaje para glorificar y agradecer los 50 años de la encíclica de
León XIII, así como para explicar las enseñanzas de la Iglesia católica sobre tres pilares
fundamentales: el uso de los bienes materiales, el trabajo y la familia.
En cuanto al primer aspecto, todo hombre tenía el derecho a usar los bienes materiales
para su manutención, imponiéndose este por encima de cualquier otro derecho.
En relación a la segunda cuestión, el trabajo, es un derecho y un deber, y correspondía a
trabajadores y empresarios determinar sus relaciones de trabajo. Sólo en caso de que
estos no pudieran o no quisieran competería al Estado.
Por último, en el terreno de la familia, encontramos que familia y propiedad privada
estaban íntimamente relacionadas, fomentando y garantizando la vida familiar.
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Ulteriores cambios (46-49)
En estos últimos 20 años, se han producido numerosos cambios en el interior de los
países y en sus relaciones mutuas.
Las transformaciones más relevantes que se conocen en nuestros días son las siguientes:
- En el ámbito científico, técnico y económico: la energía atómica y sus aplicaciones;
las posibilidades de la química en el área de las producciones sintéticas; la difusión de la
automatización; la modernización de la agricultura; el acortamiento de distancias entre
pueblos; la velocidad de los transportes; y, por último, el conocimiento de los espacios
interplanetarios.
- En el contexto social: los seguros sociales; en algunas naciones, la previsión social
cubre todos los riesgos posibles de los ciudadanos; en los movimientos sindicales se
antepone la responsabilidad del obrero a los problemas económicos y sociales más
importantes.
Algunos datos significativos de estos cambios sociales en los individuos son, por
ejemplo, la disminución de las diferencias sociales y el nivel de vida.
- En el terreno de la política: todas las clases sociales tienen acceso a cargos públicos; se
incrementa la participación de los gobernantes en los temas económicos y sociales; la
independencia política de los pueblos afroasiáticos; el desarrollo de las relaciones
internacionales y el aumento de la interdependencia de los pueblos; la emersión de
organismos mundiales que atienden las necesidades económicas, políticas, sociales,
económicas y científicas de los pueblos.
Motivos de esta nueva encíclica (50)
Un buena disciplina para la resolución de la cuestión social de la forma más acertada, en
relación a la época en la que vivimos, es la enseñanza de las encíclicas.
Por tanto, queda patente la importancia de la publicación de la encíclica que
comentamos, ya no sólo porque conmemore la Rerum novarum, sino porque saca a luz
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el pensamiento de la Iglesia sobre los problemas sociales que atañen a los individuos de
nuestros días.
II. PUNTUALIZACION Y DESARROLLO DE LAS ENSEÑANZAS
SOCIALES DE LOS PONTÍFICES ANTERIORES (51-121)
Iniciativa privada e intervención de los poderes públicos en el campo
económico (51-58)
La economía debía ser resultado de la iniciativa privada de los individuos, ya fuese de
forma individual o en asociaciones. Pero, siempre, bajo la presencia del Estado
(Principio de subsidiariedad, Pío XI, en Quadragesimo anno).
La acción de los gobernantes, en asuntos económicos, debía ser variada en cuanto a
amplitud y orden, prestando especial interés en el ajuste de las instituciones , los cargos
públicos, los medios y los métodos de actuación. Pero no interviniendo en las libres
decisiones de los ciudadanos, aunque sí velando por sus derechos. Al intervenir en las
libres decisiones aparecía la tiranía política, acompañada de un estancamiento en
determinados campos de la economía, entre otras cosas.
El desarrollo económico siempre va a estar ligado a las relaciones entre los ciudadanos
y la autoridad pública.
Cuando falla la intervención del Estado surge confusión en la sociedad y
aprovechamiento de los fuertes sobre los débiles.
La socialización (59-67)
Definición, naturaleza y causas (59 y 60)
En el ámbito social, factores como el progreso científico y técnico, el aumento de la
productividad económica y el apogeo del nivel de vida han contribuido favorablemente
al incremento de las relaciones sociales. Lo cual es indicio y causa de la intervención de
los poderes públicos. Aunque también es una propiedad inherente a ser humano, que es
social por naturaleza.
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Valoración (61-67)
Como todo, las relaciones sociales también han estado acompañadas de aspectos
positivos y de otros no tanto.
Las relaciones sociales, han hecho posible que se cumplan muchos derechos de la
persona, entre los que se encuentran los socio-económicos; también tienen mucho que
ver los medios de comunicación de masas, más conocidos como mass media, mediante
los que el hombre tiene información a nivel mundial de forma instantánea. No obstante,
todas estas estructuras sociales van acompañadas, cada vez más, de normas y ordenes
jurídicas que afectan, de un modo u otro, a la libertad de la persona.
Estos últimos aspectos negativos serán remediados comprobando el progreso de las
relaciones sociales con el fin de disfrutar de más ventajas en este campo. Para ello, los
gobernantes, organismos y asociaciones privadas deben encaminar la consecución del
bien común.
En el avance de las relaciones sociales, el orden integro del Estado se conseguirá
mediante la armonía de dos sectores: uno, el poder de los ciudadanos para actuar
autónomamente; y, otro, la función del Estado que regule y anime a la iniciativa
privada.
La remuneración del trabajo (68-81)
Situación actual (68-72)
Actualmente, en el mundo, todavía quedan lugares en los que la industrialización se está
asentando, lo que provoca, entre otras cosas, que los salarios de trabajadores de aquellos
países sean tan sumamente bajos y que veamos, casi a diario, imágenes tan crueles de
niños y familias enteras que mueren por el hambre. Tales imágenes se contraponen con
otras de excesivo lujo. Hay otras partes del mundo en las que se carga a la actual
generación con impuestos exagerados para aumentar la productividad de la economía
nacional. Por último, también hay otros países en los que gran parte de la renta nacional
va destinada a alimentar la reputación del país, por ejemplo.
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Además, en los países más desarrollados se aprecian grandes desigualdades en cuanto a
los salarios tan altos en servicios de relativa importancia y salarios tan bajos para
ciudadanos dignos. Es aquí donde deben aparecer las normas de justicia y equidad.
Necesidad de adaptación entre el desarrollo económico y el progreso social (73-77)
En la sociedad actual, debemos tener clara la siguiente idea: desarrollo económico y
progreso social son dos realidades íntimamente relacionadas, con el fin de que todos los
estamentos de la sociedad puedan obtener los beneficios del incremento de la riqueza
del país. Cuidando, a la vez, que no provoquen más desigualdades sociales.
La riqueza económica de un pueblo estará basada en el adecuado reparto de los bienes,
asegurando, así, la prosperidad de los ciudadanos.
Exigencias del bien común nacional e internacional (78-81)
Además, los salarios de los trabajadores y los beneficios de la empresa deberán estar en
consonancia con el bien común.
En relación a las exigencias del bien común nacional se han de tener en cuenta: la ayuda
en el trabajo al mayor número posible de obreros; evitar rangos sociales privilegiados en
el país o entre los propios trabajadores; mantener el equilibrio entre salarios y precios;
acercar al mayor número de ciudadanos los bienes materiales y los beneficios de la
cultura; reducir las desigualdades entre los sectores económicos; compensar el aumento
económico con el incremento de los servicios generales necesarios; amoldar las
estructuras de la producción a los progresos de la ciencia y de la técnica; perseguir y
alcanzar que el nivel de vida sirva a esta, nuestra generación, así como a las futuras.
En cuanto a las exigencias del bien común internacional, se han de impedir las
competencias deshonestas entre los países; fomentando, por el contrario, el consenso y
las relaciones amistosas entre las naciones; a la vez que, se colabora con el desarrollo
económico de los más desfavorecidos.
Estructuras económicas (82-103)
Deben ajustarse a la dignidad del hombre (82-84)
Los deberes de la justicia también estarán presentes en todo lo concerniente a las
condiciones labores en general, asimismo el trabajador será responsable y se
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perfeccionará a sí mismo. Se hablará de un sistema económico abusivo cuando éste
anule la dignidad del trabajador, reduzca el sentido de responsabilidad del mismo o su
libertad de iniciativa personal.
Gracias a Pío XII se pueden conocer las medidas necesarias para concretar en este
ámbito las estructuras más cercanas a la dignidad del hombre y al desarrollo de su
sentido de responsabilidad como trabajador, estas son: impulsar la pequeña y la mediana
propiedad en la agricultura, artesanado, comercio e industria; garantizar a estas
propiedades las ventajas de la gran empresa, gracias a las uniones cooperativas;
conseguir que el contrato de trabajo, en las grandes empresas, se armonice con algunos
elementos del contrato de sociedad.
La empresa artesana y la empresa cooperativa (85-90)
La empresa artesana y la empresa cooperativa deben organizarse bajo las directrices del
bien común y las oportunidades que ofrece el progreso técnico.
Estas empresas deberán adaptarse a los progresos en los campos de la ciencia y de la
técnica, así como a las exigencias de los consumidores.
Por ello, el Estado debe ofrecer una enseñanza y formación adecuadas en ambos
campos.
El estado está a favor del artesanado y del movimiento cooperativo porque reconoce que
ambos producen bienes y contribuyen eficazmente al progreso positivo de la cultura.
Presencia activa de los trabajadores en las empresas grandes y medianas (91-96)
No es fácil establecer un orden fijo para esta participación. No obstante, los empresarios
sí que debe de otorgar a los trabajadores esta participación cativa , de tal forma la
empresa se convertirá en una autentica comunidad humana.
Así pues, todas las relaciones dentro de la comunidad laboral estarán basadas en el
respeto, la estima, la comprensión, así como la colaboración y el interés de todos los
integrantes. De tal forma, los trabajadores se sentirán miembros de la empresa y libres
para aportar nuevas ideas.
Se ha de agradecer al progreso científico y técnico, el avance y el crecimiento en los
modernos sistemas de producción. De este modo, se hace cada vez más necesaria una
formación profesional más adecuada acorde a los nuevos tiempos.
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Presencia activa de los trabajadores en todos los niéveles (97-103)
Uno de los ejemplos más notables que muestran la presencia activa del trabajador han
sido las asociaciones de trabajadores, en las que estos disputan por sus derechos e
intereses frente a los empresarios.
Esto ocurre porque las empresas particulares están sujetas a la situación económica de la
nación, de la cual depende su desarrollo. No obstante, esta situación general es asunto
del Estado y de las instituciones pertenecientes a los sectores económicos.
Las asociaciones y profesiones más importantes aquí son las destinadas a la labor
humanitaria de los más desfavorecidos a nivel mundial, así como aquellas dedicadas a
las enseñanzas cristianas en diversos ámbitos.
En esta línea, también adquiere gran relevancia la Organización Mundial del Trabajo,
que implanta en todo el mundo una armonía económica y social erigida sobre los
principios de justicia y humanidad.
La propiedad (104-121)
Nuevos aspectos de la economía moderna (104-108)
Últimamente, en las empresas económicamente más importantes del país, ha ido
aumentando la barrera que separa las funciones de los propietarios de los bienes de las
responsabilidades de los directores de las empresas. De tal forma, las autoridades
estatales deben velar por el cumplimiento del bien común, ya sea en empresas públicas
o privadas.
En cuanto a los actuales seguros sociales y demás sistemas de seguridad, en nuestros
días se encaminan hacia el futuro.
Por último, el ciudadano de la sociedad actual se preocupa de tener el control de una
determinada profesión, así como los ingresos de esta. Tal preocupación coincide con el
aspecto natural del trabajo.
De esta forma, surgen preguntas en este ámbito de la economía moderna sobre si ha
perdido valor el principio de orden económico y social enseñado por nuestros
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predecesores, el que establece que los hombres tienen derecho natural a la propiedad
privada de los bienes, incluidos los de producción.
Reafirmación del carácter natural del derecho de propiedad (109-112)
Estas últimas cuestiones no tienen razón ninguna, pues el derecho de la propiedad
privada es inherente al hombre social y va estrechamente entrelazado a la libertad, al
tiempo que se hace necesaria la colaboración de ambos para mantener el orden social,
garantizar la libertad de la persona y actuar como elemento de tranquilidad y de
consolidación para la vida familiar.
Hasta movimientos políticos y sociales contrarios a la idea de la propiedad privada
acaban aceptándola positivamente.
Por otra parte, en los países donde los sistemas económicos crecen velozmente, a la vez
que producen bienes de manera más eficaz , la justicia y la equidad exigen que, al
mismo tiempo, que se mantiene el bien común, se incrementen los salarios, con el fin de
que los trabajadores puedan ahorrar y formarse un patrimonio.
La difusión de la propiedad privada es necesaria (113-115)
Se hace necesario sembrar este derecho natural del hombre a la propiedad privada en
todas las clases sociales, como bien afirmaba en su día Pío XII, sobre todo en aquellos
países en los que los sistemas económicos se están desarrollando rápidamente. Se
gozará de derecho a la propiedad privada en los siguientes bienes: bienes de consumo
duradero; vivienda; propiedad agraria; herramientas necesarias para la empresa artesana
y la agrícola familiar; acciones de empresas grandes o medianas.
Propiedad pública (116-118)
El derecho natural del hombre a la propiedad privada coexiste con la propiedad que
tienen el Estado y otras instituciones sobre los bienes de producción, con el fin de que
se mantenga el cumplimiento del bien común y no peligre la propiedad privada.
El Estado y las instituciones públicas confiarán sus empresas a aquellos ciudadanos que
sean técnicamente competentes y leales.
Función social de la propiedad (119-121)
El derecho de la propiedad privada, como ya afirmaba León XIII en Rerum novarum,
siempre va a acompañado de una función social.
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En esta línea, cabe destacar como la autoridad del Sagrado Evangelio condena la
propiedad privada de los bienes, pero, a la vez, Jesucristo ordena a los ricos que
cambien en vienen espirituales los bienes materiales que posean y los donen a los
necesitados.
III. LOS ASPECTOS RECIENTES MÁS IMPORTANTES DE LA
CUESTIÓN SOCIAL (122-211)
Relaciones entre los distintos sectores de la economía (123-135)
La agricultura, sector deprimido (123-126)
La población rural dedicada al sector agrícola protagoniza, cada vez más, el éxodo del
campo para dirigirse a poblaciones mayores o centros urbanos. La causa principal es
que se conoce como un sector deprimido, en cuanto a la productividad del trabajo y al
nivel de vida de las poblaciones rurales.
En contraste con esta decadencia de la situación agrícola aparece el progreso de la
industria y el sector servicios. Por ello, se hace necesario, en primer lugar, buscar las
formas para reducir estas desigualdades en los sectores mencionados; en segundo lugar,
se pretende equilibrar el nivel de vida de las poblaciones agrícolas con el de las
poblaciones de los sectores indicados; por último, conseguir que los trabajadores rurales
no se sientan inferiores respecto a los industriales y a los dedicados al sector servicios.
Desarrollo adecuado de los servicios públicos más fundamentales (127)
Las autoridades estatales son las encargadas, en primer lugar, de asegurar un nivel de
vida digno a los agricultores.
Desarrollo gradual y armónico de todo el sistema económico (128-130)
El desarrollo económico del estado debe ir en relación con el de todos los sectores de
producción. De tal forma que la agricultura pueda gozar, fundamentalmente, de los
últimos avances técnicos y pueda, así, ofrecer gran cantidad de productos con su
correspondiente calidad, para lo que se requiere una adecuada formación profesional.
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Así pues, se conseguirá: reducir el éxodo masivo del campo; ofrecer adecuada
formación profesional; y, por último, otorgar confianza a los trabajadores para su
integración en la sociedad.
Necesidad de una adecuada política económica agraria (131-143)
Las autoridades estatales deben establecer una política económica agrícola para
conseguir un desarrollo ajustado entre los sectores económicos. Esta política económica
se centrará en los siguientes aspectos:
1. Imposición fiscal (132 y 133)
Los impuesto se adaptarán a la capacidad económica de los ciudadanos. No obstante, el
bien común, requiere, que las autoridades no olviden que los ingresos en el sector
agrícola son más lentos y con mayores riesgos.
2. Capitales a conveniente interés (134)
Bajo las instrucciones del bien común se ofrece una política particular en este sector,
que garantizará la agricultura y creará instituciones de crédito que aseguren a los
agricultores capitales a un tipo de interés accesible.
3. Seguros sociales y seguridad social (135 y 136)
Se hace necesaria la implantación de dos sistemas de seguros: uno, a los productos
agrícolas y, el otro, a los agricultores y a sus familias. Además, estos dos sistemas serán
una manera de reducir desigualdades entre las categorías de los ciudadanos.
4. Tutela de los precios (137-140)
Los precios en los productos de la agricultura serán asequibles a todos los
consumidores, ya que van encaminados a satisfacer las necesidades humanas más
fundamentales .
5. Completar los ingresos de la familia agrícola (141)
Para que la familia agrícola pueda completar sus ingresos en su entorno, donde vive y
trabaja, se proporcionarán industrias, servicios relacionados con la conservación,
transformación y transporte de los productos agrícolas, así como zonas de creación de
actividades relacionadas otros sectores de la economía y de las profesiones.
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6. Reforma de la empresa agrícola (142 y 143)
Desde una concepción natural y cristiana de la dignidad del hombre y de la familia, se
considera que la empresa agrícola, y principalmente la familiar, se debe basar en
principios de la justicia y del espíritu cristiano.
La fortaleza de la empresa familiar depende, en gran medida, de la adecuada formación
profesional del agricultor en todos los aspectos de su ejercicio. Así, se obtendrá de la
empresa familiar el sustento necesario para mantener un nivel de vida digno.
Los agricultores deben ser los protagonistas de su elevación económica y social (144 y 145)
Los agricultores deben ser los creadores del desarrollo económico, de la elevación
cultural y del progreso social del campo, porque ellos saben mejor que nadie la nobleza
que envuelve su profesión.
Solidaridad y colaboración (146)
En el sector agrícola la solidaridad y la colaboración se derivan de la creación de
empresas cooperativas y asociaciones profesionales, resultando de ellas numerosas
ventajas, como la defensa de precios de sus productos.
Subordinación a las exigencias del bien común (147 y 148)
Los empresarios y trabajadores agrícolas, todos los demás sectores y las propias
autoridades estatales no pueden olvidar nunca trabajar bajo las directrices del bien
común, para disfrutar del debido nivel económico y de la justa dignidad social.
Nobleza del trabajo agrícola (149)
El trabajador agrícola alcanza con su tarea el perfeccionamiento de su propia dignidad.
De tal forma, deberá tener siempre presente que su trabajo es un mandato de Dios, así
como una excelente misión. Además, debe encomendar esta tarea a Dios. También, con
su trabajo debe conseguir la exaltación de sí mismo y de los demás.
Relaciones entre las zonas de desigual desarrollo de un país (150-156)
Servicios públicos fundamentales y política económica adecuada (150)
La justicia y la equidad exigen a los gobernantes que hagan desaparecer las
desigualdades entre las clases sociales en un mismo país. Debidas, principalmente, a
que trabajan y viven en zonas de distinto desarrollo económico. En las zonas de menor
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desarrollo económico se asegurarán los servicios públicos fundamentales, así como una
política económica adecuada, basada en: contratación laboral, emigración interior,
salarios, impuestos, créditos e inversiones industriales destinadas al desarrollo de otras
actividades.
Iniciativa privada e intervención del Estado (151 y 152)
Las autoridades estatales se guiaran siempre bajo el bien común de los ciudadanos.
Además, controlarán el equilibrio en el desarrollo económico de los tres sectores. Y
procurarán que los ciudadanos se sientan protagonistas de sus propios ingresos, sobre
todo en las zonas menos desarrolladas.
Las autoridades, bajo el principio de subsidiariedad, deben fomentar la iniciativa
privada para que sea esta última la que continúe el desarrollo económico originado con
tal principio.
Eliminar o disminuir la desproporción entre tierra y población (153-156)
Hay naciones en las que hay abundancia de tierras laborables, pero escasa mano de
obra; por el contrario, hay otras en las que la mano de obra abunda, pero las tierras
cultivables escasean. También hay otras, en las que los sistemas de cultivo tan obsoletos
no permiten producir la cantidad de bienes necesarios para satisfacer las necesidades de
la población; en otros países, por el contrario, los sistemas son tan modernos que
provocan una superproducción con efectos negativos para las economías nacionales.
Es por ello que desde el sentimiento cristiano se pide que los pueblos se presten ayuda
permanente de intercambio de bienes, capitales y hombres.
También se agradece en este ámbito la excelente labor de la F.A.O.
Relaciones entre los países de desigualdad desarrollo económico (157-184)
Es el mayor problema de nuestros días (157-160)
Esta preocupación actual corresponde a la gran desigualdad que sufren los países menos
desarrollados frente a aquellas naciones económicamente desarrolladas. Una de las
soluciones para que esta cuestión vaya en descenso o, por lo menos, no siga
incrementando, es la solidaridad social entre los ciudadanos de las naciones,
especialmente los creyentes.
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Las ayudas de emergencia son obligatorias (161 y 162)
Aquellas naciones ricas, donde existe la sobreproducción de bienes, sobre todo
agrícolas, son las que deben ayudar a los más necesitados.
Pero es también necesaria la cooperación científica, técnica y financiera (163-165)
No obstante, esas ayudas deberán de ir acompañadas de elementos de enseñanza de las
técnicas en los ciudadanos, así como de posesión de capitales para que puedan activar
su propio desarrollo económico.
En los últimos años, ha ido incrementando el conocimiento y la preocupación por estos
países subdesarrollados. Por ello, cada vez hay más organizaciones dedicadas a
fomentar el progreso científico, técnico y económico de diversas formas y con
diferentes medios en tales naciones.
Hay que evitar los errores del pasado (166-168)
Los países en vías de desarrollo deberían tomar las siguientes indicaciones: la primera,
observar el recorrido de los países económicamente desarrollados; la segunda, conseguir
que el desarrollo económico y el desarrollo social progresen a la vez.
Respetar las características de cada pueblo (169 y 170)
Los países económicamente desarrollados, nunca impondrán sus estilos de vida, sino
que deberán respetar las costumbres, creencias y hábitos de esas naciones menos
desarrolladas al prestar la ayuda necesaria.
Ayudar sin incurrir en un nuevo colonialismo (171-174)
Cuando los Estados económicamente desarrollados presten su ayuda, además de, como
ya hemos expuesto, respetar sus estilos de vida, deberán no cometer ningún tipo de
dominio político. Por el contrario, se limitarán a apoyarlas, para que estas naciones con
escasez económica, puedan desarrollarse económica y socialmente ellas mismas.
Salvaguardar el sentido moral de los pueblos subdesarrollados (175-177)
En las naciones subdesarrolladas se mantiene la percepción de los bienes fundamentales
de la moral humana. Por ello, cuando los países desarrollados prestan su caridad a estas
naciones, deben respetar el sentido moral de las mismas, con el fin de que puedan
cultivarse y perfeccionarse como verdaderas civilizaciones.
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La aportación de la Iglesia (178-184)
Cuando la Iglesia obra la misión de Cristo en las naciones, en este caso en las menos
desarrolladas, no lo hace por imposición, ni los hombres se sienten coaccionados. Por el
contario, los sentimientos de estos hombres son de libertad perfecta, encaminándose a
Dios y consolidando, así, el bien moral.
Incremento demográfico y desarrollo económico (185-199)
Desnivel entre población y medios de subsistencia (185-187)
Con el aumento de población humana, cada vez surgen más dificultades a hora de
combinar los sistemas económicos con los medios de subsistencia, en países
desarrollados como en naciones subdesarrolladas.
Según estudios recientes, la humanidad, en un futuro, incrementará en cifras muy
elevadas, mientras que la económica avanzará lentamente. Así pues, si no bajan las
cifras de nacimientos humanos, aumentará notablemente la diferencia entre la población
y los medios de subsistencia, no mejorando el nivel de vida de países subdesarrollados o
empeorando.
Situación exacta del problema (188-192)
Sin embargo, si entorpecemos o detenemos, por un tiempo, la procreación humana,
estaremos infringiendo el orden moral establecido por Dios, el cual nos ha dotado de
infinita inteligencia para seguir progresando en la ciencia y en la técnica y poder, así,
satisfacer todas nuestras necesidades.
El remedio para este problema será mantener, en primer orden, la dignidad del hombre
y la vida del individuo. Además, se hace indispensable la colaboración mutua entre las
naciones y los pueblos.
El respeto a las leyes de la vida (193 y 194)
La vida humana se desarrolla por medio de la familia, unida en el matrimonio,
sacramento extraordinario para los cristianos, el cual no se puede disolver.
Se debe considerar la vida del hombre como algo supremo, creada por Dios. Quien
piense lo contrario estará afectando a nuestra majestad divina.
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Educación del sentido de la responsabilidad (195)
Las nuevas generaciones, además de estar educadas culturalmente y religiosamente,
también deberán hacerlo en la responsabilidad para su vida general. Gracias a la Iglesia
eso se puede hacer posible de forma mas fácil y efectiva.
Al servicio de la vida (196-199)
Dios, nuestro Creador, nos puso a nuestra disposición todos los bienes necesarios para
satisfacer nuestras necesidades primarias y para seguir progresando en la ciencia y en la
técnica. No obstante, el hombre, continuamente, ha perturbado los planes de nuestro
Creador, a lo largo de la historia, desviándose del camino al utilizar esos bienes contra
la razón humana o la naturaleza social de la misma.
Colaboración en el plano mundial (200-211)
Dimensión mundial de los problemas humanos más importantes (200-202)
Las relaciones entre los países son cada vez más estables debido a los progresos en la
ciencia y en la técnica en todos los aspectos de la vida humana. Por ello, los países que
no disfrutan de esta relación con los demás son los que más sufren a la hora de resolver
sus problemas por ellos mismos. De esta manera, queda patente la necesaria
colaboración y ayuda mutua entre todas las naciones.
Desconfianza recíproca (203 y 204)
Hay veces en las que esta ayuda y esta colaboración entre ciudadanos no se lleva cabo a
causa de la desconfianza, afectando a todos los ámbitos de la vida humana, desde esa
solidaridad entre vecinos hasta las repercusiones económicas.
Falta el reconcomiendo común de un orden moral objetivo (205 y 206)
Lo expuesto anteriormente suele tener su origen en las distintas formas de concebir la
vida de los hombres y, sobre todo, del Estado. De tal forma que, muchos niegan la
existencia de una ley moral objetiva, necesaria, universal e igual para todos.
El Dios verdadero, único fundamento del orden moral estable (207-210)
Para que desaparezca la desconfianza entre los países, sus leyes se deben basar en la
verdad y en la justicia. Pero no hay que olvidar que el fundamento único de las leyes
morales es Dios. Al negarse la idea de Dios, tales fundamentos desaparecen por
completo. Actualmente, espíritu y moral se anteponen a ciencia y técnica.
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Síntomas esperanzadores (211)
Hoy día, los hombres comienzan a conocer sus limitaciones naturales, acompañadas de
la búsqueda del espíritu con mayor ansia que hace unos años, lo que se espera que
provoque entre los países convenios más firmes, duraderos, solidarios y marcados por la
confianza.
IV. LA RECONSTRUCCION DE LAS RELACIONES DE
CONVIVENCIA EN LA VERDAD, EN LA JUSTICIA Y EN EL
AMOR (212-264)
Ideologías defectuosas y erróneas (212 y 213)
La ciencia y la técnica intervienen constantemente en las relaciones sociales, por ello,
cada vez más, se hace necesario que estas estén basadas en el individuo.
Así pues, a lo largo de la historia, se han elaborado distintas ideologías con este
propósito, las cuales han fracaso, en su mayoría, por no asentarse íntegramente sobre lo
humano.
El sentido religioso, natural en el hombre (214-217)
Esta actual preferencia de los hombres hacia la religión es lo que da muestra de que el
hombre ha sido creado por Dios. Así, siendo conscientes de la dignidad que poseen por
esta creación divina, alcanzarán la justicia y la paz. El hombre al estar unido a Dios
gozará de su fuente de paz, justicia y amor.
Perenne eficacia de la doctrina social de la Iglesia (218-221)
En la doctrina social y humana que expone la Iglesia católica aparece un principio
esencial: el hombre es fundamento, causa y fin de todas las instituciones sociales.
Basándose en tal principio, la Iglesia católica elabora una doctrina atendiendo a todos
los aspectos de la humanidad en relación con la época en la que vivimos. Pero, ahora, el
propósito es que además de ser estudiada, seamos capaces de llevarla a la práctica.
Instrucción social católica (222-225)
La doctrina social de la Iglesia católica siempre irá unida a la doctrina que ésta hace
sobre la vida humana.
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La divulgación de esta doctrina se hace necesaria en colegios, parroquias,
asociaciones... y también de manos de los católicos seglares.
Educación social católica (226-230)
Como ya hemos expuesto, además de conocer y estudiar la doctrina social, debemos
llevarla a la práctica. Así, los cristianos, siguiendo esta línea, ajustaremos nuestras
actividades económicas y sociales a la doctrina de la Iglesia.
Intervención de las asociaciones del apostolado seglar en esta educación (231-
235)
Hay que actuar honradamente en el ámbito económico y social si se desea seguir la
doctrina de la Iglesia católica. En esta formación práctica en la doctrina se otorgará gran
parte a las asociaciones consagradas del apostolado seglar.
Necesidad de la acción social católica (239-239)
Hay tres etapas para llevar a cabo la doctrina social: la primera, es la revisión del Estado
de la situación; la segunda, la evaluación de esa situación según los principios; y, la
tercera, es la decisión de aplicar los principios según el tiempo y el lugar. Estas tres
etapas se concretan en: ver, juzgar y obrar.
El católico siempre deberá tener muy clara y presente su postura y su libre concepción
de la vida, a la vez que comprenderá y respetará las diferentes opiniones de otros.
Responsabilidad de los seglares en el campo de la acción social (240 y 241)
Los seglares se ocuparán de vigilar la educación que comentamos en la vida diaria, lo
harán bajo los principios y las normar morales de la Iglesia.
Un grave peligro: el olvido del hombre (242-244)
Actualmente, el hombre se suele ocupar más de su mundo exterior y de su entorno que
de sí mismo, llegando a extremos de olvido de sí e, incluso, disminución de su firmeza
espiritual y corporal.
Este hecho ya lo predijo Pio XI, en Quadragesimo anno. A la vez que Pio XII,
afirmaba y añadía, el gran desajuste entre el crecimiento de la ciencia y la técnica frente
a la disminución de la dignidad del hombre.
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Reconocimiento y respeto de la jerarquía de los valores (245-247)
La Iglesia apoya el progreso de la ciencia y de la técnica, y por consiguiente, sus bienes
producidos y disfrutados por los hombres. Pero ésta también expone que no hay que
olvidar que el hombre debe alcanzar su perfeccionamiento personal.
Santificación de las fiestas (248-253)
La Iglesia también defiende, bajo el mandato de Dios, el descanso de los días festivos.
Esto es, el culto divino un día a la semana, para que el hombre pueda liberar su espíritu
de las tensiones diarias y también para que pueda desconectar de la jornada de trabajo.
La perfección cristiana y el dinamismo temporal son compatibles (254-256)
El cometido de los cristianos, sobre todo los seglares, como ya hemos expuesto, debe
efectuarse con mayor interés día a día. A la vez que colaborarán en el empeño actual de
la Iglesia, que es el de ajustar los tiempos que corren con las normas de la cultura
humana y del espíritu evangélico.
Es necesaria una mayor eficacia en las actividades temporales (257)
Se conseguirán eficazmente los fines que atienden a la naturaleza propia del hombre de
manos de la colaboración de actividades e instituciones humanas de la vida presente.
También, hay que añadir, que al estar con Cristo, el hombre siente más humanas sus
relaciones con los demás, lo cual hace que se sienta mejor consigo mismo.
Miembros vivos del Cuerpo místico de Cristo (258-264)
Debemos ser consciente de la gran nobleza y dignidad de la que nos hace participes
Cristo al ser miembros vivos de su Cuerpo místico.
Si todos colaboramos en la educación y puesta en práctica de la doctrina de la Iglesia
católica, ayudaremos al establecimiento del Reino de Dios en la tierra: Reino de Paz,
Justicia y Amor.
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2. Responde a cada una de las siguientes cuestiones:
2.1. ¿Cómo explica el documento que la Iglesia católica, siguiendo el mandato de Cristo, ha mantenido constantemente en alto la antorcha de la Caridad?
6. "Nada, pues, tiene de extraño que la Iglesia católica, siguiendo el ejemplo y
cumpliendo el mandato de Cristo, haya mantenido constantemente en alto la antorcha de
la caridad durante dos milenios, es decir, desde la institución del antiguo diaconado
hasta nuestros días, así con la enseñanza de sus preceptos como con sus ejemplos
innumerables; caridad que, uniendo armoniosamente las enseñanzas y la práctica del
mutuo amor, realiza de modo admirable el mandato de ese doble dar que compendia por
entero la doctrina y la acción social de la Iglesia".
50. "Nos, por tanto, a la vista de lo anteriormente expuesto, sentimos el deber de
mantener encendida la antorcha levantada por nuestros grandes predecesores y de
exhortar a todos a que acepten como luz y estímulo las enseñanzas de sus encíclicas, si
quieren resolver la cuestión social por los caminos más ajustados a las circunstancias de
nuestro tiempo".
2.2. ¿A qué encíclica social se hace especial mención y referencia en los primeros números de Mater et Magistra? Expón algunos de los comentarios más sobresalientes.
En los primeros párrafos de Mater et Magistra se presta especial interés a la encíclica
Rerum Novarum, de León XIII.
7. "Ahora bien, el testimonio más insigne de esta doctrina y acción social, desarrolladas
por la Iglesia a lo largo de los siglos, ha sido y es, sin duda, la luminosa encíclica Rerum
novarum, promulgada hace setenta años por nuestro predecesor de inmortal memoria
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León XIII para definir los principios que habían de resolver el problema de la situación
de los trabajadores en armonía con las normas de la doctrina cristiana (Acta Leonis XIII,
XI, 1891, pp. 97-144)".
15. "Llegada la situación a este punto, publicó León XIII, con la Rerum novarum, su
mensaje social fundado en las exigencias de la propia naturaleza humana e inspirado en
los principios y en el espíritu del Evangelio, mensaje que, si bien suscitó, como es
frecuente, algunas discrepancias, obtuvo, sin embargo, universal admiración y general
aplauso".
"En realidad, no era la primera vez que la Sede Apostólica, en lo relativo a intereses
temporales, acudía a la defensa de los necesitados. Otros documentos de nuestro
predecesor León XIII, de feliz memoria, habían ya abierto camino al que acabamos de
mencionar".
"Fue, sin embargo, la encíclica Rerum novarum, la que formuló, pro primera vez, una
construcción sistemática de los principios y una perspectiva de aplicaciones para el
futuro. Por lo cual, con toda razón juzgamos que hay que considerarla como verdadera
suma de la doctrina católica en el campo económico y social".
21. "Además, constituye una obligación del Estado vigilar que los contratos de trabajo
se regulen de acuerdo con la justicia y la equidad, y que, al mismo tiempo, en los
ambientes laborales no sufra mengua, ni en el cuerpo ni en el espíritu, la dignidad de la
persona humana".
"A este respecto, en la encíclica de León XIII se exponen las bases fundamentales del
orden justo y verdadero de la convivencia humana, que han servido para estructura, de
una u otra manera, la legislación social de los Estados en la época contemporánea, bases
que, como ya observaba Pío XI, nuestro predecesor de inmortal memoria, en la encíclica
Quadragesimo anno, han contribuido no poco al nacimiento y desarrollo de una nueva
disciplina jurídica, el llamado derecho laboral".
28." En este documento, el Sumo Pontífice confirma, ante todo, el derecho y el deber de
la Iglesia católica de contribuir primordialmente a la adecuada solución de los
gravísimos problemas sociales que tanto angustian a la humanidad; corrobora después
los principios y criterios prácticos de la encíclica de León XIII, inculcando normas
ajustadas a los nuevos tiempos; y aprovecha, en fin, la ocasión para aclarar ciertos
23
puntos doctrinales sobre los qué dudaban incluso algunos católicos y para enseñar cómo
había de aplicarse la doctrina católica en el campo social, en consonancia con los
cambios de la época".
41. "También ha contribuido no poco nuestro predecesor de inmortal memoria Pío XI a
esta labor de definir los derechos y obligaciones de la vida social. El 1 de junio de 1941,
en la fiesta de Pentecostés, dirigió un radiomensaje al orbe entero «para llamar la
atención del mundo católico sobre un acontecimiento digno de ser esculpido con
caracteres de oro en los fastos de la Iglesia; el quincuagésimo aniversario de la
publicación de la trascendental encíclica "Rerum novarum", de León XIII» (cf Acta
Apostolicae Sedis 33 (1941) p. 196); y para rendir humildes gracias a Dios omnipotente
por el don que, hace cincuenta años, ofrendó a la Iglesia con aquella encíclica de su
Vicario en la tierra, y para alabarle por el aliento del Espíritu renovador que por ella,
desde entonces en manera siempre creciente, derramó sobre todo el género humano
(Ibíd., p. 197)".
119. "Pero neutros predecesores han enseñado también de modo constante el principio
de que al derecho de propiedad privada le es intrínsecamente inherente una función
social. En realidad, dentro del plan de Dios Creador, todos los bienes de la tierra están
destinados, en primer lugar, al decoroso sustento de todos los hombres, como
sabiamente enseña nuestro predecesor de feliz memoria León XIII en la encíclica Rerum
novarum: «Los que han recibido de Dios mayor abundancia de bienes, ya sean
corporales o externos, ya internos y espirituales, los han recibido para que con ellos
atiendan a su propia perfección y, al mismo tiempo, como ministros de la divina
Providencia, al provecho de los demás. "Por lo tanto, el que tenga aliento, cuide de no
callar; el que abunde en bienes, cuide de no ser demasiado duro en el ejercicio de la
misericordia; quien posee un oficio de qué vivir, afánese por compartir su uso y utilidad
con el prójimo"»".
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2.3. ¿Cuáles son los principios fundamentales que caracterizan a la también referida encíclica Quadragesimo anno?
33. "Es asimismo de suma importancia doctrinal y práctica la afirmación de Pío XI de
que el trabajo no se puede valorar justamente ni retribuir con equidad si no se tiene en
cuanto su doble naturaleza, social e individual (Ibíd., p. 200). Por consiguiente, al
determinar la remuneración del trabajo, la justicia exige que se consideren las
necesidades de los propios trabajadores y de sus respectivas familias, pero también la
situación real de la empresa en que trabajan y las exigencias del bien común económico
(Ibíd., p.201)".
38. "Mas los principios fundamentales que caracterizan la encíclica de Pío XI pueden
reducirse a dos. Primer principio: prohibición absoluta de que en materia económica se
establezca como ley suprema el interés individual o de grupo, o la libre competencia
ilimitada, o el predominio abusivo de los económicamente poderosos, o el prestigio de
la nación, o el afán de dominio, u otros criterios similares".
39."Por el contrario, en materia económica es indispensable que toda actividad sea
regida por la justicia y la caridad como leyes supremas del orden social".
40. "El segundo principio de la encíclica de Pío XI manda que se establezca un orden
jurídico, tanto nacional como internacional, qué, bajo en influjo rector de la justicia
social y por medio de un cuadro de instituciones públicas y privadas, permita a los
hombres dedicados a las tareas económicas armonizar adecuadamente su propio interés
particular con el bien común".
53. "Esta acción del Estado, que fomenta, estimula, ordena, suple y completa, está
fundamentada en el principio de la función subsidiaria (cf. Acta Apostolicae Sedis 23
(1931) p. 203), formulado por Pío XI en la encíclica Quadragesimo anno: «Sigue en pie
en la filosofía social un gravísimo principio, inamovible e inmutable: así como no es
lícito quitar a los individuos y traspasar a la comunidad lo que ellos pueden realizar con
su propio esfuerzo e iniciativa, así tampoco es justo, porque daña y perturba gravemente
el recto orden social, quitar a las comunidades menores e inferiores lo que ellas pueden
realizar y ofrecer por sí mismas, y atribuirlo a una comunidad mayor y más elevada, ya
25
que toda acción de la sociedad, en virtud de su propia naturaleza, debe prestar ayuda a
los miembros del cuerpo social, pero nunca destruirlos ni absorberlos» (Ibíd., p. 203)".
2.4. ¿Cuáles son los motivos que justifican la publicación de esta encíclica, Mater et Magistra?
50. "Nos, por tanto, a la vista de lo anteriormente expuesto, sentimos el deber de
mantener encendida la antorcha levantada por nuestros grandes predecesores y de
exhortar a todos a que acepten como luz y estímulo las enseñanzas de sus encíclicas, si
quieren resolver la cuestión social por los caminos más ajustados a las circunstancias de
nuestro tiempo".
"Juzgamos, por tanto, necesaria la publicación de esta nuestra encíclica, no ya sólo para
conmemorar justamente la Rerum novarum, sino también para que, de acuerdo con los
cambios de la época, subrayemos y aclaremos con mayor detalle, por una parte, las
enseñanzas de nuestros predecesores, y por otra, expongamos con claridad el
pensamiento de la Iglesia sobre los nuevos y más importantes problemas del momento".
2.5. Expón la doctrina que se presenta respecto de un tema tan importante como es la remuneración del trabajo.
33." Es asimismo de suma importancia doctrinal y práctica la afirmación de Pío XI de
que el trabajo no se puede valorar justamente ni retribuir con equidad si no se tiene en
cuanto su doble naturaleza, social e individual (Ibíd., p. 200). Por consiguiente, al
determinar la remuneración del trabajo, la justicia exige que se consideren las
necesidades de los propios trabajadores y de sus respectivas familias, pero también la
situación real de la empresa en que trabajan y las exigencias del bien común económico
(Ibíd., p.201)".
68. "Una profunda amargura embarga nuestro espíritu ante el espectáculo inmensamente
doloroso de innumerables trabajadores de muchas naciones y de continentes enteros a
26
los que se remunera con salario tan bajo, que quedan sometidos ellos y sus familias a
condiciones de vida totalmente infrahumana. Hay que atribuir esta lamentable situación
al hecho de que, en aquellas naciones y en aquellos continentes, el proceso de la
industrialización está en sus comienzos o se halla todavía en fase no suficientemente
desarrollada".
70. "Hay que añadir a esto que en las naciones económicas más desarrolladas no raras
veces se observa el contraste de que mientras se fijan retribuciones altas, e incluso
altísimas, por prestaciones de poca importancia o de valor discutible, al trabajo, en
cambio, asiduo y provechoso de categorías enteras de ciudadanos honrados y diligentes
se le retribuye con salarios demasiado bajos, insuficientes para las necesidades de la
vida, o, en todo caso, inferiores a lo que la justicia exige, si se tienen en la debida cuenta
su contribución al bien de la comunidad, a las ganancias de la empresa en que trabajan y
a la renta total del país".
71. "En esta materia, juzgamos deber nuestro advertir una vez más que, así como no es
lícito abandonar completamente la determinación del salario a la libre competencia del
mercado, así tampoco es lícito que su fijación quede al arbitrio de los poderosos, sino
que en esta materia deben guardarse a toda costa las normas de la justicia y de la
equidad".
"Esto exige que los trabajadores cobren un salario cuyo importe les permita mantener un
nivel de vida verdaderamente humano y hacer frente con dignidad a sus obligaciones
familiares. Pero es necesario, además, que al determinar la remuneración justa del
trabajo se tengan en cuenta los siguientes puntos: primero, la efectiva aportación de
cada trabajador a la producción económica; segundo, la situación financiera de la
empresa en que se trabaja; tercero, las exigencias del bien común de la respectiva
comunidad política, principalmente en orden a obtener el máximo empleo de la mano de
obra en toda la nación; y, por último, las exigencias del bien común universal, o sea de
las comunidades internacionales, diferentes entre sí en cuanto a su extensión y a los
recursos naturales de que disponen".
139. "Por esto observa con razón nuestro predecesor de feliz memoria Pío XI, en la
encíclica Quadragesimo anno, que a la realización del bien de la comunidad
«contribuye en gran manera la justa proporción entre los salarios»; pero añade a renglón
27
seguido: »Con ello se relaciona a su vez estrechamente la justa proporción de los
precios de venta de los productos obtenidos por los distintos sectores de la economía,
cuales son la agricultura, la industria y otros semejantes»".
2.6. Localiza en este texto objeto de estudio, y comenta la siguiente frase: “una concepción de la empresa que quiere salvaguardar la dignidad humana debe, sin duda alguna, garantizar la necesaria unidad de una dirección eficiente”.
92. "Esto exige que las relaciones mutuas entre empresarios y dirigentes, por una parte,
y los trabajadores por otra, lleven el sello del respeto mutuo, de la estima, de la
comprensión y, además, de la leal y activa colaboración e interés de todos en la obra
común; y que el trabajo, además de ser concebido como fuente de ingresos personales,
lo realicen también todos los miembros de la empresa como cumplimiento de un deber y
prestación de un servicio para la utilidad general".
"Todo ello implica la conveniencia de que los obreros puedan hacer oír su voz y aporten
su colaboración para el eficiente funcionamiento y desarrollo de la empresa. Observaba
nuestro predecesor, de feliz memoria, Pío XII que «la función económica y social que
todo hombre aspira a cumplir exige que no esté sometido totalmente a una voluntad
ajena el despliegue de la iniciativa individual» (Alocución del 8 de oct. de 1956; cf Acta
Apostolicae Sedis 48 (1956) p. 799-800)".
"Una concepción de la empresa que quiere salvaguardar la dignidad humana debe, sin
duda alguna, garantizar la necesaria unidad de una dirección eficiente; pero de aquí no
se sigue que pueda reducir a sus colaboradores diarios a la condición de meros
ejecutores silenciosos, sin posibilidad alguna de hacer valer su experiencia, y
enteramente pasivos en cuanto afecta a las decisiones que contratan y regulan su
trabajo".
Una empresa beneficiosa, será aquella en la que sus relaciones internas entre
trabajadores y empresarios sean cordiales y estén en armonía. Para lograrlo, se deberá
dotar a los trabajadores de confianza. El resultado será la participación activa de los
trabajadores en la empresa, con lo que podrán aportar ideas y tendrán libre iniciativa; la
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estimulación de su sentido de responsabilidad; y, por último, pero no menos importante,
el logro de su dignidad personal.
2.7. ¿Qué significa que el derecho a la propiedad tiene un carácter natural?
109. "Esta duda carece en absoluto de fundamento. Porque el derecho de propiedad
privada, aún en lo tocante a bienes de producción, tiene un valor permanente, ya que es
un derecho contenido en la misma naturaleza, la cual nos enseña la prioridad del
hombre individual sobre la sociedad civil, y, por consiguiente, la necesaria
subordinación teológica de la sociedad civil al hombre. Por otra parte, en vano se
reconocería al ciudadano el derecho de actuar con libertad en el campo económico si no
le fuese dada al mismo tiempo la facultad de elegir y emplear libremente las cosas
indispensables para el ejercicio de dicho derecho. Además, la historia y la experiencia
demuestran que en los regímenes políticos que no reconocen a los particulares la
propiedad, incluida la de los bienes de producción, se viola o suprime totalmente el
ejercicio de la libertad humana en las cosas más fundamentales, lo cual demuestra con
evidencia que el ejercicio de la libertad tiene su garantía y al mismo tiempo su estímulo
en el derecho de propiedad".
110. "Esto es lo que explica el hecho de que ciertos movimientos políticos y sociales que
quieren conciliar la libertad con la justicia, y que eran, hasta ahora, contrarios al derecho
de propiedad privada de los bienes de producción, hoy, aleccionados más ampliamente
por la evolución social, han rectificado algo sus propias opiniones y mantienen respecto
de aquel derecho una actitud positiva".
111. "Nos es grato, por tanto, repetir las observaciones que en esta materia hizo nuestro
predecesor, de feliz memoria, Pío XII: «Al defender la Iglesia el principio de la
propiedad privada, persigue un alto fin ético-social. No pretende sostener pura y
simplemente el actual estado de cosas, como si viera en él la expresión de la voluntad
divina; ni proteger por principio al rico y al plutócrata contra el pobre e indigente. Todo
lo contrario: La Iglesia mira sobre todo a lograr que la institución de la propiedad
privada sea lo que debe ser, de acuerdo con los designios de la divina Sabiduría y con lo
dispuesto por la naturaleza» (Radiomensaje del 1 de sept. de 1944; cf Acta Apostolicae
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Sedis 36 (1944) p. 253). Es decir, la propiedad privada debe asegurar los derechos que
la libertad concede a la persona humana y, al mismo tiempo, prestar su necesaria
colaboración para restablecer elrecto orden de la sociedad".
112. "Como ya hemos dicho, en no pocas naciones los sistemas económicos más
recientes progresan con rapidez y consiguen una producción de bienes cada día más
eficaz. En tal situación, la justicia y la equidad exigen que, manteniendo a salvo el bien
común, se incremente también la retribución del trabajo, lo cual permitirá a los
trabajadores ahorrar con mayor facilidad y formarse así un patrimonio. Resulta, por
tanto, extraña la negación que algunos hacen del carácter natural del derecho de
propiedad, que halla en la fecundidad del trabajo la fuente perpetua de la eficacia;
constituye, además, un medio eficiente para garantizar la dignidad de la persona humana
y el ejercicio libre de la propia misión en todos los campos de la actividad económica; y
es, finalmente, un elemento de tranquilidad y de consolidación para la vida familiar, con
el consiguiente aumento de paz y prosperidad en el Estado".
113. "No basta, sin embargo, afirmar que el hombre tiene un derecho natural a la
propiedad privada, de los bienes, incluidos los de producción, si, al mismo tiempo, no se
procura, con toda energía, que se extienda a todas las clases sociales el ejercicio de este
derecho".
2.8. ¿Qué significa que la propiedad tiene una función social?
19. "A lo dicho ha de añadirse que el derecho de poseer privadamente bienes, incluidos
los de carácter instrumental, lo confiere a cada hombre la naturaleza, y el Estado no es
dueño en modo alguno de abolirlo.
Y como la propiedad privada lleva naturalmente intrínseca una función social, por eso
quien disfruta de tal derecho debe necesariamente ejercitarlo para beneficio propio y
utilidad de los demás".
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119. "Pero neutros predecesores han enseñado también de modo constante el principio
de que al derecho de propiedad privada le es intrínsecamente inherente una función
social. En realidad, dentro del plan de Dios Creador, todos los bienes de la tierra están
destinados, en primer lugar, al decoroso sustento de todos los hombres, como
sabiamente enseña nuestro predecesor de feliz memoria León XIII en la encíclica Rerum
novarum: «Los que han recibido de Dios mayor abundancia de bienes, ya sean
corporales o externos, ya internos y espirituales, los han recibido para que con ellos
atiendan a su propia perfección y, al mismo tiempo, como ministros de la divina
Providencia, al provecho de los demás. "Por lo tanto, el que tenga aliento, cuide de no
callar; el que abunde en bienes, cuide de no ser demasiado duro en el ejercicio de la
misericordia; quien posee un oficio de qué vivir, afánese por compartir su uso y utilidad
con el prójimo"»".
120. "Aunque, en nuestro tiempo, tanto el Estado como las instituciones públicas han
extendido y siguen extendiendo el campo de su intervención, no se debe concluir en
modo alguno que ha desaparecido, como algunos erróneamente opinan, la función
social de la propiedad privada, ya que esta función toma su fuerza del propio derecho de
propiedad. Añádase a esto el hecho complementario de que hay siempre una amplia
gama de situaciones angustiosas, de necesidades ocultas y al mismo tiempo graves, a las
cuales no llegan las múltiples formas de la acción del Estado, y para cuyo remedio se
halla ésta totalmente incapacitada; por lo cual, siempre quedará abierto un vasto campo
para el ejercicio de la misericordia y de la caridad cristiana por parte de los particulares.
Por último, es evidente que para el fomento y estímulo de los valores del espíritu resulta
más fecunda la iniciativa de los particulares o de los grupos privados que la acción de
los poderes públicos".
121. "En ésta ocasión oportuna para recordar, finalmente, cómo la autoridad del sagrado
Evangelio sanciona, sin duda, el derecho de propiedad privada de los bienes, pero , al
mismo tiempo, presenta, con frecuencia, a Jesucristo ordenando a los ricos que cambien
en bienes espirituales los bienes materiales que poseen y los den a los necesitados: «No
alleguéis tesoros en la tierra, donde la polilla y el
orín los corroen y donde los ladrones horadan y roban. Atesorad tesoros en el cielo,
donde ni la polilla ni el orín corroen y donde los ladrones no horadan ni roban» (Mt 6,
31
19-20). Y el Divino Maestro declara que considera como hecha o negada a sí mismo la
caridad hecha o negada a los necesitados: «Cuantas veces hicisteis eso a uno de estos
mis hermanos menores, a mí me lo hicisteis» (Mt 25, 40)".
2.9. Menciona las referencias más significativas que se hacen en el texto respecto de un tema tan importante como es el Bien Común.
20. "Por lo que toca al Estado, cuyo fin es proveer al bien común en el orden temporal,
no puede en modo alguno permanecer al margen de las actividades económicas de los
ciudadanos, sino que, por el contrario, la de intervenir a tiempo, primero, para que
aquéllos contribuyan a producir la abundancia de bienes materiales, «cuyo uso es
necesario para el ejercicio de la virtud» (Santo Tomás de Aquino, De regimine
principum, I, 15), y, segundo, para tutelar los derechos de todos los ciudadanos, sobre
todo de los más débiles, cuales son los trabajadores, las mujeres y los niños".
33. "Es asimismo de suma importancia doctrinal y práctica la afirmación de Pío XI de
que “el trabajo no se puede valorar justamente ni retribuir con equidad si no se tiene en
cuanto su doble naturaleza, social e individual” (Ibíd., p. 200). Por consiguiente, al
determinar la remuneración del trabajo, la justicia exige que se consideren las
necesidades de los propios trabajadores y de sus respectivas familias, pero también la
situación real de la empresa en que trabajan y las exigencias del bien común económico
(Ibíd., p.201)".
37. "Para remediar de modo eficaz esta decadencia de la vida pública, el Sumo Pontífice
señala como criterios prácticos fundamentales la reinserción del mundo económico en el
orden moral y la subordinación plena de los intereses individuales y de grupo a los
generales del bien común".
"Esto exige, en primer lugar, según las enseñanzas de nuestro predecesor, la
reconstrucción del orden social mediante la creación de organismos intermedios de
carácter económico y profesional, no impuestos por el poder del Estado, sino
autónomos; exige, además, que las autoridades, restableciendo su función, atiendan
32
cuidadosamente al bien común de todos, y exige, por último, en el plano mundial, la
colaboración mutua y el intercambio frecuente entre las diversas comunidades políticas
para garantizar el bienestar de los pueblos en el campo económico".
117. "Nuestra época registra una progresiva ampliación de la propiedad del Estado y de
las demás instituciones públicas. La causa de esta ampliación hay que buscarla en que el
bien común exige hoy de la autoridad pública el cumplimiento de una serie creciente de
funciones".
"Sin embargo, también en esta materia ha de observarse íntegramente el principio de la
función subsidiaria, ya antes mencionado, según el cual la ampliación de la propiedad
del Estado y de las demás instituciones públicas sólo es lícita cuando la exige una
manifiesta y objetiva necesidad del bien común y se excluye el peligro de que la
propiedad privada se reduzca en exceso, o, lo que sería aún peor, se la suprima
completamente".
147. "Con todo, los trabajadores agrícolas, de la misma manera que los de los restantes
sectores de la producción, al hacer sentir todo el peso de su importancia económica
deben proceder necesariamente sin quebranto alguno del orden moral y del derecho
establecido, procurando armonizar sus derechos y sus intereses con los derechos y los
intereses de las demás categorías económicas profesionales, y subordinar los unos y los
otros a las exigencias del bien común".
"Más aún, los agricultores que viven consagrados a elevar la riqueza del campo, pueden
pedir con todo derecho que los gobernantes ayuden y completen sus esfuerzos, con tal
que ellos, por su parte, se muestren sensibles a las exigencias del bien común y
contribuyan a su realización efectiva".
148. "Por esta razón, nos es grato expresar nuestra complacencia a aquellos hijos
nuestros que, en diversas partes del mundo, se esfuerzan por crear y consolidar
empresas cooperativas y asociaciones profesionales para que todos los que cultivan la
tierra, al igual que los demás ciudadanos, disfruten del debido nivel de vida económico
y de una justa dignidad social".
33
2.10. Cómo argumenta el texto la perenne eficacia e la Doctrina social de la Iglesia?
218. "La Iglesia católica enseña y proclama una doctrina de la sociedad y de la
convivencia humana que posee indudablemente una perenne eficacia".
219. "El principio capital, sin duda alguna, de esta doctrina afirma que el hombre en
necesariamente fundamento, causa y fin de todas las instituciones sociales; el hombre,
repetimos, en cuanto es sociable por naturaleza y ha sido elevado a un orden
sobrenatural".
220. "De este trascendental principio, que afirma y defiende la sagrada dignidad de la
persona, la santa Iglesia, con la colaboración de sacerdotes y seglares competentes, ha
deducido, principalmente en el último siglo, una luminosa doctrina social para ordenar
las mutuas relaciones humanas de acuerdo con los criterios generales, que responden
tanto a las exigencias de la naturaleza y a las distintas condiciones de la convivencia
humana como el carácter específico de la época actual, criterios que precisamente por
esto pueden ser aceptados por todos".
221. "Sin embargo, hoy más que nunca, es necesario que esta doctrina social sea no
solamente conocida y estudiada, sino además llevada a la práctica en la forma y en la
medida que las circunstancias de tiempo y de lugar permitan o reclamen. Misión
ciertamente ardua, pero excelsa, a cuyo cumplimiento exhortamos no sólo a nuestros
hermanos e hijos de todo el mundo, sino también a todos los hombres sensatos".
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3. Valoración crítica.
Esta carta encíclica fue promulgada por el Papa Juan XXIII, el 15 de mayo de 1961. Su
contenido trata "sobre el reciente desarrollo de la cuestión social a la luz de la doctrina
cristina", a la vez que revisa los puntos más importantes de las encíclicas anteriores:
Rerum novarum de León XIII (1891) y Quadragesimo anno de Pío XI (1931), como
son: todo lo concerniente al trabajo y las desigualdades en las clases sociales (Rerum
novarum); y, la restauración del orden social (Quadragesimo anno).
Su nombre, Mater et Magistra, procede del latín, y significa "madre y maestra". Esta
encíclica presenta de esa forma a la Iglesia, como Madre y Maestra dentro de la doctrina
cristiana.
Bajo mi punto de vista, los aspectos más relevantes que he encontrado en esta encíclica
son los siguientes:
Los aspectos más importante que trata Juan XXIII en esta encíclica
se basan en:
Promover la iniciativa privada en la producción
La función subsidiaria del Estado
Cumplimiento del orden del bien común
Implicación activa del obrero en las empresas
Requisitos para la justa remuneración
El desarrollo de la empresa agrícola.
La preocupación por el crecimiento demográfico.
Aunque, sinceramente, los que más han llamado mi atención son los que nombro a
continuación:
La necesidad de mantener las relaciones internacionales y la
colaboración mutua y permanente entre los pueblos.
La preocupación por actuar con justicia y solidaridad frente a los
más desprotegidos.
La puesta en la práctica las enseñanzas de la doctrina social de la
Iglesia católica.
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Por otra parte, tambien veo razonable a quien va dirigida la encíclica: al arzobispado,
obispos, sacerdotes, fieles, es decir, a todos aquellos que formamos la comunidad
cristiana en general.
En cuanto a la elaboración del trabajo, me ha parecido de lectura algo compleja y muy
laborioso. Pese a esto, la información obtenida ha sido bastante atrayente e interesante.
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